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CASO

FABRICA DE CHUPETES “LA NORTEÑA


Antonio Chunga comenzó vendiendo los helados que hacia su tía Juana en una
caleta de pescadores, al norte de Piura. Con el esfuerzo de muchos años,
Antonio ha logrado establecer una próspera industria en su tierra natal ‘La
Norteña” produce todo tipo de helados, en cuya fabricación intervienen cuarenta
personas. Ricardo Chunga, su hermano, se encarga de la comercialización de
los helados a través de 100 carretillas ambulantes. Antonio y Ricardo se llevan
bien, pero discuten muy a menudo acerca de cómo manejar la empresa.

Antonio es un hombre emprendedor, pero sin formación universitaria. ldeó el


negocio y es quien lo mantiene hasta ahora. Ha trabajado en él desde los 15
años hasta los 45 años. En ese período sólo ha salido de vacaciones por tres
semanas, cuando tuvo que viajar a Italia a renovar la maquinaria. En cambio,
Ricardo es una persona más dedicada al estudio pero con menores ambiciones.
Se graduó de Contador en Lima, y después de diez años regresó a Piura para
poner un estudio Contable. Al fallar los socios, habló con Antonio para que le
diera una oportunidad. Comenzaron a trabajar juntos.

Antonio sostiene firmemente que el cliente siempre tiene la razón . El acostumbra


salir una vez al mes en carretilla para conversar con los clientes y averiguar si
están a gusto con los helados. En uno de esos viajes recogió la sugerencia de
vender helado de algarrobina con mango, producto que es el que más se vende
desde hace dos años. Cuando Antonio está en la fábrica conversa con los
obreros para hablarles de la importancia de mantener productos uniformes.
Dialoga con los supervisores para que ellos traten bien a los obreros. Y converse
con su gerente de planta para que mantenga un estricto control de los planes de
producción.

Ricardo se encarga de supervisar al contador Fermín Seminario, que es de


absoluta confianza, y de organizar la labor de los carretilleros. Él les asigna
determinadas zonas de trabajo, y al final del día controla las ventas realizadas
por ellos. Ocasionalmente ha despedido a algunos que vendían los helados a
mayor precio para quedarse con la diferencia. Ricardo es una persona muy
organizada, pero le disgusta tratar con sus carretilleros. Cree que tarde o
temprano dejarán el negocio para irse a trabajar a otra parte.

Antonio piensa que a Ricardo no le gusta trabajar con obreros porque se siente
superior. Admira su capacidad de organización y su habilidad para no dejarse
engañar, lo que atribuye a sus estudios de contabilidad. Ricardo considera que
Antonio es una persona afortunada que ha hecho dinero de la nada y que todo
se lo debe a su querida tía Juana, quien le enseñó Los secretos para la
preparación de los helados. Cuando discuten, Ricardo argumenta que los
carretilleros no tienen capacidad para entender bien las indicaciones que se les
dan. Antonio le dice que la única manera de enseñarles es salir en carretilla con
cada uno y mostrarles cómo hacer las cosas. Ricardo lo refuta diciendo que no
ha ido a la universidad para andar en carretilla y que a él sólo le corresponde
organizar el trabajo y pedir cuentas.
Más de una vez Antonio ha deseado pedirle a su hermano que pase a trabajar a
la fábrica para él hacerse cargo de la comercialización. No lo ha hecho porque
cree que si le deja la fábrica el gerente de planta se sentirá muy controlado y los
obreros perderán el espíritu de equipo que ahora tienen.

1. Cómo se perciben ambos, Antonio a Ricardo y a la inversa? Explique a que


se deben sus percepciones

2. ¿Cómo perciben Antonio y Ricardo a los carretilleros? ¿cómo ven a los


clientes? ¿qué factores explican su percepciones?

3. Cuáles serían sus recomendaciones?

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