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voz de UNEARTE siglo XXI

NÚMERO I, enero 2019

InSURgentes

-entrevista-
Busco el arte como conmoción /
Alejandrina Reyes

-ideas-
Palabras para Reina Y Felipe, el
recuerdo que no cesa / José Vicente
Rangel
Bolívar insurgente / José Gregorio
Linares
Conspiración contra la OPEP / Rosalía
Villegas
Imperativos para un presente aturdidor
/ Duilio Medero
-reportaje-
El Negrero, comuna de signo racial y
alternativo / Brunilde Palacios y Antonio
José Guevara

-escritura-
Maraña/Luis Britto García
Acercamiento a la lectura de La conjura
sin tregua / María Eugenia Inojosa
Credo / Alí Rojas Olaya
Poesía de William Osuna
Nochebuena negra y los tiempos de la
existencia / Nelson Guzmán
El presente Informe / Carlos Enrique
Rojas
-dossier-
Dossier Ezequiel Zamora

-unearte-
Invitación a profesores y estudiantes a
escribir en Insurgentes
UNEARTE: visión y misión / oportunidades
de estudios / requisitos de Ingreso
-------------------------------------------------------------------------

DIRECTORIOS
Ministerio del Poder Popular para la Cultura

Ministro: Ernesto Villegas

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, Ciencia y


Tecnología

Ministro: Hugbel Rafael Roa Carucí


-----
Universidad de las Artes / UNEARTE

Rectora: Alejandrina Reyes

Vicerrector Académico

Luis Felipe Pellicer

Vicerrectora del Poder Popular: Betty Mendoza


Vicerrectora de Desarrollo Territorial: Lisbeth Villalba
-------
InsurGENtes

Director: Gerónimo Pérez Rescaniere


Asistente de dirección: Lourdes Manrique
Director editorial de UNEARTE: Maurice Philipe Brunner
-------------------------------------------------------------------------

Editorial
El primer número de una publicación siempre
contiene una exposición de su línea temática y sus énfasis,
fieles a esa costumbre señalemos que inSURgentes se
propone ser la caja de resonancia de los discursos emitidos
por los docentes y cursantes de UNEARTE sin limitaciones
de ninguna clase.

También traerá a la institución experimentos que están


sonando afuera. Estamos abiertos a todos los temas y
ópticas expositivas. En las primeras páginas insertamos la
declaración programática de la rectora Alejandrina Reyes,
seguida de una reclamante e intemporal semblanza del
luchador social Felipe Malaver, redactada por José Vicente
Rangel, y tres narraciones de Maraña, el más reciente libro
de Luis Britto García. Está igualmente el análisis de María
Eugenia Inojoza de la novela La Conjura sin tregua con uso
de un aparato crítico muy actualizado, y a continuación el
Dossier dedicado a Ezequiel Zamora, que hemos caracterizado
por la inclusión de textos producidos por admiradores del
héroe al tiempo que reproducimos algunos escritos de
antizamoranos. El mes de enero motiva este homenaje pues el
10 de enero se asesinó a Zamora y el 1 de febrero se cumple el
aniversario de su nacimiento.

Se inserta igualmente el proyecto legal del grupo étnico El


Negrero y en la sección de poesía el Credo, de Alí Rojas Olaya,
donde el también educador expone su sensación de
Venezuela en clave intensamente subjetiva, sigue un grupo
de poemas de William Osuna, acaso la dicción más afinada de
la caraqueñidad. Del libro Bolívar insurgente, de José
Gregorio Linares, va un texto que es a la vez índice y llamado
y aplicación de la idea de que cada generación revisa la
historia para encontrar su puesto en el mundo. Se
insertan igualmente el análisis de la novela Nochebuena
negra, por Nelson Guzmán y páginas inéditas del muy
documentado libro Conspiración contra la OPEP, de
Rosalía Villegas, e Imperativos para un presente aturdidor,
documento donde Duilio Medero analiza las disyunciones
filosóficas del presente. La narración El presente informe, de
Carlos Enrique Rojas muestra un registro renovador de la
narrativa venezolana.

Facilitador, participante, estás invitado a insertar


textos y/o gráficos en esta publicación.
Secciones básicas:
-Actividad cultural sucedida fuera de UNEARTE.
-Actividad cultural sucedida dentro de UNEARTE.
-Obras de Artes plásticas de artistas venezolanos,
latinoamericanos y caribeños como fondo en la portada
de la revista.
-Artículos de tema artístico, intelectual y/o teórico.
-Vida de UNEARTE
Temas sugeridos: Artetendencias – Arte y comuna –
Decolonialidad – Postmodernismo – Expresión popular como
hervidero viviente de la cultura - Cosmovisión – Arte de
los pueblos originarios – China en arte – Arte norteamericano
– Signos latinoamericanos – Marxismo – Capitalismo –
Neoliberalismo – Arte puro – Arte comprometido – Arte y
educación – Narrativa – Poesía – Ensayo – Teatro – Cine
– Ecología – Pueblos originarios – Historia - Fascism o –
Negritud - Sexo diverso – Machismo – Feminismo –
Parto humanizado - Tradición – Gastronomía –
Imaginarios – Práctica artística – Artesanía – Pintura –
Grabado – Música – Fractal – Secretos – Bolero – Ópera –
Cante hondo - Enrique Dussel (trasmodernidad,
postmodernidad) – Educación – Andragogía.
Cualesquiera otros contenidos son bienvenidos.

geronimoperescaniere@gmail.com
lourdesmanrique108@gmail.com
-Alejandrina Reyes-

-entrevista-
Busco el arte como conmoción /
Alejandrina Reyes

Vivencia del arte como acto igualmente


colectivo e individual, de la pedagogía como
episodio movido en diversas y divergentes
dimensiones, vocación de escuchar las voces
estudiantiles y profesorales sin distingos ni
exclusiones son algunas de las ideas expuestas por
Alejandrina Reyes al inaugurar su gestión rectoral
en UNEARTE.

También se postulan la producción como


exigencia e igualmente la vocación popular y
socialista. El dato central de este diálogo es la
aplicación de la concepción expuesta por el
presidente Chávez al declarar fundada esta casa de
estudios artísticos

ALEJANDRINA REYES/ No se trata de aplicar


lineamientos nuevos, se trata de aplicar los que sentó el
comandante Chávez al inaugurar a UNEARTE como una
universidad que diera respuesta a la fragmentación que
caracterizaba a la gestión pedagógica del estado
venezolano. ¿Recuerdas? Cada instituto iba por su lado. El
diseño por aquí, la música por allá. Una estructuración que
adeudaba, además de a respetables deseos pedagógicos,
al conuquismo. Buscamos la unificación de los
esfuerzos y se buscó y se busca acentuar la relación con lo
social comprometido, no con un partido, sino con lo que yo
definiría como la conmoción, como un arte catalizador, un
arte como vivencia de la sublimidad. Hablo de la
creación como liberación, creación que potencia al hombre
porque aunque hay por supuesto arte sin socialismo, lo
que no puede haber es socialismo sin arte. Un arte para
dominar no es arte, replica formas, sus ejecutantes son
copistas.
Alejandrina Reyes es delgada, de pelo negro
rizado. Sonríe fácilmente, con espontaneidad, pero ha sido
mujer de pelea, de lucha más exactamente.

Se inició en eso a los quince años más o menos, en grupos


culturales de Antímano, que cantaban las canciones de
Alí Primera, de Violeta Parra y montaban las obras de
César Rengifo, el instrumental en síntesis de la izquierda que
buscaba un camino después de la derrota de la guerrilla.
Los adecos eran amos de los cerros hasta
Macarao, y más allá, la policía buscaba a los izquierdosos
y los llevaba presos, a los pocos días los soltaban y volvían a
las andadas. Estudió música en la Prudencio Esáa y en otras
escuelas: guitarra clásica, bandola, zarango, es coralista de
años, soprano específicamente. Lleva treinta años en la
música popular y estudió sociología en la UCV. Ha sido
secretaria y rectora de la Universidad Simón Rodríguez,
viceministra de educación universitaria. Fue Ministra de
cultura del presidente Maduro y se le percibe el entusiasmo
por la rectoría de UNEARTE.
El pueblo artista
ALEJANDRINA REYES/ Yo entendí el mandato del
presidente Chávez de invitar la aparición del pueblo artista,
durante muchos años si eras pueblo no podías ser
artista, tenías que elitizarte, ingresar al círculo de los
exquisitos. Eso es la antítesis de la
socialización que postula la Revolución bolivariana. Y eso
tiene su segundo lado social, por así decirlo, su lado laboral.
Tu recuerdas la expresión de que se hacía algo “por amor
al arte”, vale decir el trabajo, la subsistencia, es una cosa y la
creación algo distinto.

¿Y quiénes tienen tiempo para hacer cosas por amor al arte?


Los consentidos de la vida. El concepto de pueblo cultor es
otra cosa.
GERÓNIMO PÉREZ RESCANIERE/ Permíteme colocar el
concepto de que lo que se expresa se imprime, contrario a
la visión básica de la comunicación, que implica que alguien
emite el mensaje y otro lo recibe y aprende. Por supuesto
que emitimos mensajes y otros los reciben pero en esto del
pueblo cultor está implícito una desarrollo al revés, pues
aquel que elabora un mensaje lo piensa intensamente,
lo internaliza, lo discute consigo mismo. El que teje una cesta
sabe más de cestería que el que guarda cosas dentro de ella.
ALEJANDRINA REYES/ Si, es lo que yo llamaría el
contenido subversivo de la cultura popular, o, para darle
un tono menos conflictivo, el contenido igualitario,
socialista, de la creación cultural. Un sentido que es
inverso al de llevarle la cultura al pueblo, porque no es
que tú sabes y el otro no, sino que ambos saben diferente,
tú me das tu versión y yo te doy la mía.
LOURDES MANRIQUE/ Esta es la idea motora de los
Programas de acreditación del tipo Bárbaro Rivas…
ALEJANDRINA REYES/ Exacto. Y es una línea
programática que desarrollaremos a fondo. Implica una
intensificación de las relaciones con las comunidades,
con las comunas, pero déjame decirte que, más allá de los
postulados teóricos, ello es algo que está profundamente en
mí, por eso poseo una amplia experiencia en la gestión de
cultura desde abajo. Resumiendo, los diseños
curriculares de UNEARTE se revisan una vez al año y ese
énfasis estará en la próxima revisión. Eso toca
necesariamente lo temático, porque los programas
tradicionales a veces se quedan anclados en una visión
eurocéntrica
La idea es vincular la expresión y la formación para lo
creativo a la pertinencia social, a las exigencias del país,
que son de origen y substancia múltiple, dicho de otra
forma, vincularlas a lo que le espera a Venezuela de aquí al
2025.
Se han hecho planes pensando en las prioridades
venezolanas, por ejemplo están los 16 motores y dentro
de ellos el Motor textil, que es vital
económicamente y a la vez está relacionado al diseño,
a la estética, incluso a los patrones de consumo.

Hasta ahora hemos aceptado lo extranjero, con la tela


importada vienen visiones de otros países, modas de
verano, de invierno.
UNEARTE tiene mucho que decir en cómo lucirá en las calles
la Venezuela potencia.

Saludarte Venezuela
ALEJANDRINA REYES/ Otra cosa que implementaremos será
Saludarte. Vale decir, ir a la salud a través del arte. Se
trata de prevención, de desarrollar la dinámica de expresión
que conduce a ser saludable. Porque la autoexpresión
deja salir nuestras pulsiones, una obra que muestra
violencia puede resultar preventiva. El deporte y la cultura son
vehículos hacia la salud porque le dan salida a cosas.

Te enfermas menos substituyendo las inquietudes con su


expresión.

GERÓNIMO PÉREZ RESCANIERE/ Buscar la salud por medio


de la expresión se emparenta con la función salutífera que
tuvo el teatro griego por medio de la
catarsis, que no por casualidad reapareció en el
psicoanálisis con sus categorías de complejo de Edipo,
complejo de Electra.
LOURDES MANRIQUE/ ¿Alguna experiencia en ese sentido?
ALEJANDRINA REYES/ No en el sentido de catarsis pero si
en el de emoción, tengo el recuerdo de una escena en
Antimano que me gusta evocar. Me tocó ir
a cantar a un fuerte militar en un evento de la Canción
necesaria, venía gente de Uruguay, de otras partes,
estábamos ante unos dos mil soldados. Canto mis canciones,
las que yo compongo, por eso no soy cantante soy
cantautora, y empiezan los muchachos
a hacer unos movimientos, se para un mayor, los pone
firmes y les da permiso para relajarse, y empiezan a
corear la canción. Oír aquellas dos mil voces es algo que
todavía existe, que todavía me estremece. Viví la unión
cívico militar, fue así de simple.
GERÓNIMO PÉREZ RESCANIERE/ ¿Otra experiencia de la
vida artística?
Bueno, sí, sucedió durante un homenaje a los médicos
cubanos en el Teresa Carreño. Canté la pieza Lala que
narra como una médica atiende a los niños en Lídice. Ellos
tenían muy poco equipo, estaban llegando a iniciar la
misión Barrio adentro, no había consultorios, nada de lo que
tenemos hoy. Se iban a atender a la gente en los cerros,
igual de día que a media noche, con sus remedios que ahí
mismo los entregaban. Interpreté Lala y me hicieron
repetirla.
Yo creo que lo que les gustó fue el decir en voz alta lo que
estaban latiendo, lo solidario que hay en dejar los hijos y
venirse lejos a cuidar los de otros.
Nunca he hecho el arte por el arte ni podría hacerlo,
hago arte sobre lo que me golpea, me increpa. También
sobre lo que me interpela. Y lo digo aquí porque no
podría movilizar una UNEARTE inerte ante las pulsiones
que mueven el mundo, pulsiones trágicas frecuentemente,
aunque también las hay entusiasmantes, nosotrossomos
entusiasmantes. Pienso en Víctor Valera Mora, en Amanecí
de bala, en Ali primera, en Claudio Cedeño, él era coherente
con su historicidad, no buscaba exposiciones al precio que
fuera.

LOURDES MANRIQUE/ Estás hablando de figuras


modélicas en arte, pero vayamos a la pedagogía. ¿Cuál
es tu modelo de institución formativa en artes?
ALEJANDRINA REYES/ No tengo modelo en ese campo,
debemos estar abiertos en esta construcción colectiva en
ebullición. Una universidad para las artes tiene que ser
como las artes mismas, tiene que poner el oído en lo que
está estallando. Lo que no significa que yo esté como
una veleta, tengo parámetros, una base normativa y
legal en la Constitución, en el preámbulo de la
Constitución, que es una obra poética, nuestra Constitución es
por eso única en el mundo. Nos compete el artículo 99,
tenemos el plan Armando Reverón del Ministerio del Poder
Popular para la cultura. Y el Plan de la patria, de donde
dimana la exigencia de lo productivo.
Producir conocimiento pero también lo material.
Apelo a los maestros, los trabajadores, docentes,
estudiantes. Yo invito a todos los integrantes de
UNEARTE a activarse en ese salto. Y por supuesto a los
directivos, cuya labor es clave. El estado invierte para que se
formen profesionales de la creatividad, los 30 millones de
habitantes de Venezuela financian esto y tiene derecho a
esperar.
GERÓNIMO PÉREZ RESCANIERE/ Hay una expresión que
vertiste en un encuentro con el cuerpo de profesores:
“Cambiar los cauchos sin dejar de recorrer la carretera”,
¿Cómo se expresará eso en la dinámica de UNEARTE?
ALEJANDRINA REYES/ Hay otra frase que define la actitud
con que se debe actuar en Venezuela hoy, la dice Carlos
Lanz: “hay que estar contingenciado”. Es
un frase troquel porque estamos marcados por la
contingencia de la Guerra económica pero también de otras
variables que son todas urgentes, de modo que tenemos que
actuar con ellas, encima de ellas, pero sin olvidar los
objetivos a largo plazo porque sin eso nos extraviamos. Yo
cumplo con las tres R de Chávez: Revisión, rectificación y
reimpulso y le añado una cuarta R, rápido. La añado y en
eso actúo contingenciadamente. El Plan económico que
está adelantando el presidente Maduro implica revisión
de unas líneas fundamentalísimas, de alto peligro, también
rectificación, también reimpulso, y lo estamos haciendo
muy rápido.
LOURDES MANRIQUE/ Las universidades no se han
renovado al ritmo que lo ha hecho el pueblo, es un hecho
ostensible, la gente vive el socialismo, habla de escuálidos,
de guerra económica, vive el Petro, en cambio las
universidades funcionan como molinos, siempre encajando
las muelas en los mismos alveolos, siempre.
ALEJANDRINA REYES/ Por eso hacía énfasis en el sentido
de ser pueblo, el molino, como lo llamas tu, te va separando,
mete su estructura dentro de ti. Es el proceso de elitización,
la aspiración de mirar por encima del hombro, pasándole el
título por la cara a
la gente. El regalo que da la Universidad tiene que ser otro,
hay que reencantarnos con la universidad, como pedía Hugo
Hassman. Es un asunto de vivencia de plenitud, reencantarse
es cosa muy específica de las artes.
GERÓNIMO PÉREZ RESCANIERE / ¿Tu mensaje a la
comunidad de UNEARTE?
ALEJANDRINA REYES/ UNEARTE debe expandirse en el
territorio nacional, es necesaria una expansión progresiva
y pertinente. Los programas de acreditación son una
punta de lanza y los vamos a fortalecer en vínculo con las
comunidades. Quiero hacer una gestión de puertas
abiertas, hemos
hablado con los estados bajo la idea de que Caracas no es
Venezuela, es parte de Venezuela.
Es importante el dialogo con los estudiantes, estamos
estableciendo un espacio de acercamiento, reuniones con
trabajadores, docentes y estudiantes,
vamos a crear una sala situacional de estilo nuevo,
intensamente dialógico, donde podamos aplicar las tres
Eres con el añadido de la cuarta: Rápido.
Y en general poner en práctica el respeto a la
integridad de la gente y de las ideas, identificando al otro en
su potencialidad, sus cualidades y disposición. Y
esperanza, esperanza en que vamos a salir adelante, en
que van a venir momentos de prosperidad para el país. Si
estamos unidos vamos a tener esos momentos. De mi
parte hay toda la disposición a que UNEARTE sea una
referencia nacional e internacional.

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-ideas-
Palabras para Reina Y Felipe, el
recuerdo que no
cesa / José Vicente Rangel
Con el presente texto, prologal del libro
Felipe Malaver: un combate por la vida, José
Vicente Rangel, figura muy eminente de la
Revolución bolivariana, periodista atendido
por todos, ex candidato presidencial,
denunciador valiente, recupera la anécdota y el
clima de la época terrible con las armas de la
prosa lacónica y sensible
Felipe Malaver, dirigente sindical, trabajador del
sector bancario, miembro destacado del Partido Comunista
de Venezuela (PCV), forma parte de los Aproximadamente
t re s m i l mi l i t a n t e s revolucionarios desaparecidos
durante las décadas 60 y 70 del siglo XX, en tiempos de la
democracia del Pacto de Punto Fijo, cuando Venezuela
era modelo de exportación de "respeto a los derechos
h u m a n o s y e x a l t a c i ó n d e l o s v a l o re s d e l a
democracia". En varias oportunidades me he referido
a la inmensa contradicción que existía para entonces
entre el modelo democrático que apuntalaron en más de
cuatro décadas los partidos Acción Democrática
(socialdemocracia) y Copei (democraciacristiana),
con apoyo de grupos económicos, mediáticos, Iglesia
católica, y la utilización de la Fuerza Armada Nacional
como soporte. La siniestra figura del desaparecido cuyo
saldo en Venezuela es desolador por la forma como el
sistema la usó y disimuló fue, al mismo tiempo,
premonitoria de lo que en años posteriores se
extendería por toda la región.
La precisión del origen del fenómeno hay que hacerla
por razones históricas. A la Venezuela puntofijista le
tocó el ominoso privilegio de abrir las puertas a las
formas represivas cruentas y sofisticadas. Nuestro
territorio sirvió para instalar el laboratorio rcpresivo
concebido en la Escuela de las Américas, que luego
ejecutaron los instructores norteamericanos en el país.
El privilegio nos correspondió a nosotros por muchas
razones, entre otras, la fortaleza del movimiento
revolucionario, la disposición a la sumisión de la clase
dirigente, incluidos jefes de partidos, sectores económicos y
el carácter desnacionalizado de la FAN para ese
momento.

Entre los centenares de desaparecidos hay


dirigentes políticos y obreros, profesionalcs, médicos,
abogados, ingenieros, profesores universitarios,
estudiantes de educación media y superior, campesinos,
integrantes de las FAN con posiciones críticas. Todo lo
cual se consumó en el marco de una democracia
formalmente impecable, que se proyectaba al exterior como
ideal en cuanto a defensa de los derechos humanos, en
contraste con las dictaduras que abundaban en la
región latinoamericana. En Venezuela funcionaba,
teóricamente, el Estado de Derecho; había elecciones;
separación de poderes, e instituciones que, de acuerdo
con lo establecido en la Constitución Nacional,
garantizaban la preservación de los derechos ciudadanos.
No había pena de muerte, se consideraba delito la tortura,
los presos no podían ser incomunicados y se
consagraba el debido proceso y el principio de ser
juzgado por los jueces naturales. Pero en
lapráctica nada de eso funcionó. Cuando uno
contacta los hechos que pasaron en la Cuarta
República, se encuentra con la mayor burla de la cual
pueden ser víctimas un pueblo y la opinión internacional.
Porque una cosa era la imagen tersa del país, proyectada
hacia afuera, otra la imagen real, brutalmente sórdida.
Felipe Malaver fue detenido el 12 de octubre de 1966
cuando viajaba hacia Mérida junto a Andrés Pasquier,
también destacado militante revolucionario -cuyo
hermano, Ramón, igualmente fue desaparecido- en una
alcabala de la Guardia Nacional, entregado luego a
efectivos del Servicio de Información de la Fuerza
Armada, S1FA, que para la fecha funcionaba en las
dependencias de la Guardia Presidencial, frente al
Palacio de Miraflores, es decir, en el mismo lugar donde
meses antes había sido asesinado el líder fundador de la
Junta Patriótica, organismo que dirigió la lucha final
contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. A partir de
ese momento a los dos detenidos se los tragó la tierra. O
mejor dicho, descartando el conocido lugar común, se
los tragó el siniestro aparato represor montado en el país.
Posteriormente se supo que ambos prisioneros
estuvieron, efectivamente, en el SIFA en Caracas, y después
los trasladaron al Teatro de Operaciones
N° 3, (TO-3), ubicado en el Cuartel Corpahuiaco,
en la ciudad de El Tocuyo, estado Lara. Como
ocurrió con casi todos los prisioneros de la época,
allí fueron torturados salvajemente y, según
testimonios provenientes de campesinos de la
región, finalmente fusilados. Hay una versión
confirmatoria de la estadía en el TO-3de Malaver y
Pasquier, la del trabajador Efraín Labana Cordero
-en quien se ensañarían los torturadores-, que
afirma haberlos visto allí y cuyo testimonio sirvió
para la elaboración de un libro que puso al
descubierto el mundo del terror concentracionario
de esos enclaves represivos, titulado TO-3, Campo
Antiguerrillero.
Pero a la hora de asumir el drama de la
desaparición forzada en Venezuela y lo que ocurrió
con Felipe Malaver y Andrés Pasquier, hay que
considerar tres aspectos que conviene destacar, que
los recoge en detalle el material de este libro. Los
cito especialmente:

a) Lo que sucedió en Venezuela no tiene


comparación con lo que ocurría en otras
dictaduras, en las cuales no había instituciones ni se
proclamaban gobiernos democráticos. Por el
contrario, se trataba de un país ejemplo de
democracia y de respeto a los derechos humanos.
Sin embargo, cuando el lector acceda a este
material se encontrará con un Presidente que la
historiografía oficial del puntofijismo considera
como el más amplio, respetuoso de la ley, dechado
de demócrata, Raúl Leoni, quien nunca se dignó
siquiera responder los constantes remitidos, cartas,
declaraciones a medios de dos valientes mujeres
venezolanas: Reina de Malaver, esposa de Felipe; y
Ana Suárez de Pasquier, madre de Andrés. El
gobernante fue incapaz de darles a estas dos
mujeres una audiencia, de enviarles alguna
correspondencia de respuesta, de tomar interés por
su inmenso sufrimiento. Igual fue la actitud, en
estos dos casos y muchos otros, de los Fiscales
Generales de la República. Cuando se produce la
desaparición de Malaver y de Pasquier, la máxima
autoridad del Ministerio Público, garante de la
legalidad democrática y del Estado de derecho, era
el inefable Antonio José Lozada, encubridor del
asesinato de Fabricio Ojeda, quien prometió a las
peticionarias por escrito una investigación que
nunca hizo. Tampoco funcionó la instancia par-
lamentaria, ante la cual se hizo la denuncia,
quedando ésta atrapada en la complicidad
burocrática del organismo. En síntesis: se demostró
hasta la saciedad que el Estado de Derecho no
funcionaba o que lo hacía a favor de los represores
y asesinos.
b) El otro aspecto que destaca en el tema de los
desaparecidos y en los casos al que se refiere este
libro testimonial, es la actitud heroica, noble, digna,
de Reina de Malaver y Ana Suárez de Pasquier. Él
recoge el epistolario amoroso entre Reina y Felipe
durante las cuatro veces en que él estuvo detenido
por asuntos políticos y gremiales -en la quinta no
hay comunicación alguna: había ingresado al túnel
del sacrificio final-, allí se desbordó su inmensa
condición humana. Son mensajes cruzados entre
dos seres singulares que hay que leer para calar el
ideal no solo político que los inspiraba y la
solidaridad de pareja de estas personas. En lo que
escribe Reina de Malaver hay un recuerdo
estremecedor. Cuando ella lo despide para nunca
más volverlo a ver: aquel trágico 12 de octubre de
1966, ella consigna esta hermosa frase:
“Después de que salieron de la casa, la última
visión que guardo de ellos [de Felipe y de Andrés],
desde la ventana de la cocina que daba al Colegio
Teresiano, es la de Felipe montándose en el Renault
color naranja; a Andrés, que iba manejando, le vi
parte del brazo izquierdo y del sombrerito. Allí
había una redoma para bajar a lo que hoy es la
Universidad Santa María, y Felipe sacó el brazo
para despedirse de mí cuando le estaban dando la
vuelta. Sostuvo el saludo hasta que perdí de vista el
carro. Hoy por hoy, a casi 50 años de esa visión,
recuerdo ese día como si lo acabara de vivir”.
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Bolívar insurgente / José Gregorio


Linares
En este texto José Gregorio
Linares, historiador y docente de
UNEARTE y de otras
universidades, presenta,
desglosado, a Bolívar
insurgente. Si, como dijo algún
pensador, cada generación
revisa la historia para encontrar
su puesto en el mundo, este es
un libro que estaba pidiendo la
Venezuela bolivariana con
extensión al resto de América
Latina, de África, de Asia, tal vez
de Europa y los Estados Unidos
porque contiene honestidades y
verdades que hacía falta
conocer, describe el real tamaño
de las ilusiones de Bolívar,
detalla la conversión del héroe
en muñeco de bronce que
realizó el pasado con objetivos
calculados
A Bolívar habría que cantarle
con la garganta de los vientos
y el pecho del mar.
1
Juana de Ibarbourou

Bolívar estaba secuestrado por las


oligarquías que lo convirtieron en una figura
de bronce inalcanzable. Ese Bolívar
desprovisto de humanidad era como un astro
celeste que no se ocupaba de los humanos,
menos aún de los humildes. En la mayoría
produjo una especie de distanciamiento.
Bolívar estaba en los cielos y nosotros en la
tierra, con los problemas propios de la vida.
Él era un semidiós del pasado y nosotros
vivíamos en el presente, donde los
pensamientos que de él se citaban servían de
poco.

Su doctrina y su obra fueron


tergiversadas u ocultadas por la oligarquía
dominante. Las convirtieron en fetiches
hechos a la medida de sus intereses
antinacionales y antipopulares. El Libertador
estaba ausente de la Patria desde que fue
desterrado por orden de las oligarquías. En
1842 trajeron sus restos mortales y junto con
él enterraron su doctrina. Le construyeron
bustos y estatuas, y allí aprisionado entre el
duro material encerraron su espíritu.
Extrajeron de su rico pensamiento algunas
frases sueltas; con ellas hicieron un
catecismo de citas y así ocultaron el
verdadero ideario del Libertador. Gobiernos e
instituciones le rindieron honores a un
Bolívar distorsionado, plasmado a imagen y
semejanza de la traición y el oportunismo que
practicaban. Le suprimieron su condición de
ser humano y lo convirtieron en un héroe con
intereses distintos a los del pueblo del cual
forma parte. Todo esto pasó en los tiempos
de la desmemoria.

Pero somos el pueblo de Bolívar. No más


tiempo podíamos vivir sin reivindicar su
auténtico legado y continuar sus luchas.
Entre algunos hombres y mujeres del pueblo
resurgió un Bolívar de los oprimidos. En los
cuarteles unos dignos oficiales comenzaron a
estudiar la obra del Libertador directamente
desde la fuente primigenia. En liceos y
universidades algunos cimarrones
intelectuales reivindicaron el carácter
subversivo de la doctrina de Bolívar.
Cantores, poetas, dramaturgos, artistas
plásticos y promotores culturales recrearon al
Bolívar de carne y hueso comprometido con
las luchas anticoloniales, al líder de los
combates al frente de los desposeídos, al
alfarero de repúblicas fundadas en nobles
principios, al soñador de un nuevo orden
mundial basado en el equilibrio del universo.
Dejaron al Bolívar de bronce y mármoles y
salieron al encuentro del Bolívar vivo. La
tempestad no puede ser tallada.

Descubrieron que su verbo, desde el


pasado, increpa a los traidores que entregan
la Patria a los imperios, explotan a los
oprimidos, se oponen a la integración de
Nuestra América y hacen del tesoro público
su arca de caudales particular. Su ideario se
convirtió así en acusación contra los
regímenes opresores, en bandera de la
insurgencia, en canto por la unidad, en
programa para la lucha, en el referente
principal del socialismo bolivariano y en base
fundamental del plan del gobierno
revolucionario.

El mensaje de Bolívar comenzó a andar


libre entre el pueblo, que lo reconoció como
suyo. De este modo se restituyó el carácter
revolucionario de la doctrina del Libertador
como fundamento de la revolución
bolivariana que emprendimos: son sus
principios los que guían nuestra acción, su
pasión la que excita nuestros corazones, su
obra la que estamos llamados a continuar.
Así lo ha expresado el principal líder de
esta revolución y el mejor intérprete del
Libertador, Hugo Chávez, quien dijo: “Es
Bolívar el principal portaestandarte de las
fórmulas salvadoras; es Bolívar el baquiano
mayor que se ha colocado de nuevo en
vanguardia doscientos años después.
Nacimos al calor de las doctrinas libertadoras
y humanistas de Simón Bolívar”.

Por eso esta revolución socialista se ha


planteado la revaloración del más grande de
sus líderes cuya obra es, repetimos, la
principal fuente de enseñanzas para nuestros
líderes. Por este motivo se denomina
“bolivariano” este proyecto político; por eso
el pueblo se planteó refundar la patria y
denominarla República Bolivariana de
Venezuela y promulgar la Constitución de la
República Bolivariana, cuyos principios y
postulados se rigen por el espíritu de la
doctrina del Libertador.

Así, cuando enfrentamos a los imperios y


a los oligarcas, lo hacemos desde el Bolívar
vivo sembrador de conciencias, ese que
cuando apenas tenía 22 años (agosto de 1805)
hizo un juramento que cumplió cabalmente:
“no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi
alma, hasta que haya roto las cadenas que
nos oprimen por voluntad del poder español”.

Y si sufrimos algún revés acumulamos


bríos para seguir luchando. Nos inspiramos
en el Bolívar vivo sembrador de conciencias,
ese que cuando estaba en Jamaica y muchos
creían fracasado instó a todos los americanos
a incorporarse a la lucha por alcanzar la
independencia, “contienda, que por su
esencia es la más justa, y por sus resultados
la más bella e importante de cuantas se han
suscitado en los siglos antiguos y
modernos”.

Asimismo, cuando emprendemos la


crítica constructiva a los errores que como
gobierno y como pueblo cometemos, lo
hacemos desde el ideal bolivariano. En fin,
Bolívar es el guía y el examinador de esta
revolución porque, como lo dijo Miguel Ángel
Asturias en diálogo imaginario con Bolívar:
“creemos en la resurrección de los héroes y
en la vida perdurable de los que como Tú,
Libertador, no mueren, cierran los ojos y se
quedan velando”.
Puntualizando, los temas que abordo en
este libro son esenciales para comprender la
vigencia del ideario del Libertador y justifican
el título de esta obra: En el capítulo 1 se
demuestra que Bolívar fue el vocero máximo
de la americanidad militante, concepción que
reivindica la grandeza de América y los
americanos, y la necesidad histórica de la
independencia anticolonial; y que enfrenta en
el plano político el discurso eurocéntrico en
boga para la época el cual partía del
desprecio por el nuevo continente y sus
pobladores, desprecio bajo cuyo ropaje
pretendidamente científico subyace el afán de
consolidar la supremacía colonialista. En el
capítulo 2 se destacan su enfrentamiento a la
oligarquía y sus medidas estructurales a favor
de los más explotados (los esclavizados, los
indígenas y el pueblo sin propiedades),
medidas que daban paso a la fundación de
una sociedad basada en mayores niveles de
justicia e igualdad social. En el capítulo 3 se
destaca su lucha por lograr que el Estado
asuma el papel rector de la economía para
impulsar desde allí la agricultura, la ganadería
y la explotación de los recursos del subsuelo
desde un proyecto de nación que se plantea
promover la soberanía nacional, la
prosperidad nacional, la protección de la
naturaleza y el bien común. En el capítulo 4
subrayo su denuncia a los vicios del Estado
postcolonial (indolencia, burocratismo,
corrupción, difamación e injusticia) rémoras
que dificultan la consolidación de un sistema
de gobierno popular, moderno y sólido que
propicie “mayor suma de felicidad posible,
mayor suma de seguridad social y mayor
suma de estabilidad política"; y se exponen
sus propuestas alternativas para superar las
anomalías de dicho aparato estatal. En el
capítulo 5 se recalca su lucha por impulsar la
integración suramericana mediante el impulso
de plataformas supranacionales como el
Congreso anfictiónico de Panamá, el cual
antevió en la Carta de Jamaica, viene
organizando desde 1824, y se concreta y
frustra en 1826, aunado a la creación, como
primer paso de un proyecto integracionista
mayor, de una nación suramericana
poderosa, la República de Colombia (1819-
1830) fruto de la unión de Venezuela, Nueva
Granada y Quito. Tal creación bolivariana
constituiría en lo interno el factor clave para
la consolidación de la paz y el bienestar
nacional, y en lo internacional, sentaría
sólidas bases para garantizar el “equilibrio
del universo”, condición fundamental para
evitar que “un nuevo coloniaje” sea “el
patrimonio que leguemos a la posteridad”. En
el capítulo 6 se describe su acción
internacionalista al frente de una pléyade de
otros internacionalistas, que recorrieron
buena parte del territorio de Suramérica
enarbolando el pendón de la independencia
sin caer en la tentación del sometimiento y la
conquista de otros pueblos y naciones. En el
capítulo 7 explico su enfrentamiento al
imperialismo representado por la Santa
alianza, federación de potencias europeas
que se plantea restablecer el dominio de las
metrópolis más conservadoras de Europa en
Suramérica, sus choques con el naciente
imperialismo estadounidense que se opone
una veces en forma abierta y otras
veladamente a los patriotas independentistas,
y su relación de tensión dialéctica con la Gran
Bretaña con quien el Libertador busca una
alianza estratégica para garantizar la
definitiva derrota de España y finalmente la
instauración de naciones republicanas libres
del acoso de otras grandes potencias. La
búsqueda del Libertador es allí la alineación
táctica con un polo internacional mientras
acumulamos fuerzas para el desarrollo de una
independencia plena que nos facilite la
asunción de nuestro rol geopolítico en
América y el mundo. En el capítulo 8 explico
que precisamente por levantar estas
banderas, entre otras, se fue creando
alrededor de Bolívar un cerco de infamias,
calumnias y traiciones llevadas a cabo
fundamentalmente por la oligarquía, los
imperios y sus alabarderos, cuyos intereses
se veían afectados por la obra y proyectos del
Libertador.

Finalmente, como lo repetiré más


adelante, este texto aspira a ser didáctico,
consistente y comprometido con el reto de
fraguar la Patria pues, para decirlo con Martí,
estamos ante un ineludible mandato: “Quien
tenga Patria, que la honre y quien no tenga
Patria, que la conquiste: ésos son los únicos
homenajes dignos de Bolívar".
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Conspiración contra la OPEP / Rosalía


Villegas
Este texto, capítulo del
único estudio existente
enVenezuela dedicado al tema
de la comunicación sobre la
Organización de Países
Exportadores de Petróleo,
presenta una historia secreta
de la gestación de la OPEP,
con óptica mundial, al
tiempo que disecciona la
guerra mediática que ha
acompañado a la
Organización desde sus
inicios y que hoy se
intensifica. Un libro brillante
y útil
Ya Harry S. Truman había impulsado la
«Détente», una política de incremento de presencia
de los Estados Unidos en el Medio Oriente. No
bastaba sacar de aquel petróleo a los británicos, o
mediatizarlos como había sucedido en Irán y Arabia
Saudita, hay que parar también a los soviéticos.
Exige a las compañías petroleras norteamericanas
instalarse en el Medio Oriente, formalmente. Debían
meter allí dinero. El destino de los Estados Unidos en
el resto del siglo obligaba a la contención de la Unión
Soviética, sobre todo porque los comunistas —no en
tanto comunistas sino como herederos de la madre
Rusia, según la explicación milenarista— tenían por
destino extenderse por el Medio Oriente. Ése era su
destino manifiesto y a los Estados Unidos le tocaba
detener eso.
El general Eisenhower mantenía la Détente en
1956, reforzada. Le ofrece a la Standard Oil, a la
Mobil, todo el apoyo diplomático y militar para que
se instalen allá. Siempre se ve a los Estados Unidos y
a sus grandes compañías como lo mismo y eso es
verdad muchas veces, pero no lo era en 1957,
cuando se estaba en un momento de ascenso del
Estado americano por encima de las empresas pri-
vadas y el Estado imponía políticas a las compañías.
Pero las corporaciones no parecían
entusiasmadas con la Détente. Estaban asustadas
por el grueso dedo que mantenía Nasser sobre el
gatillo del nacionalismo árabe. ¿Qué hace Pérez
Jiménez? Ofrece a las petroleras un estable paraíso
en Venezuela. En realidad, venía ofreciéndolo antes
de que hubiese crisis en el canal egipcio pero ahora
da concesiones, cobra bajos impuestos que las mul-
tinacionales aceptan contentísimas. Tras firmar los
contratos en el salón presidido por la pintura
ecuestre de Bolívar, la Shell, la Exxon y nuevas
empresas como la Arco, la Pantepec, etcétera,
sonrieron, con los hocicos untados en pasta negra y
barata. Y el general, lleno de dinero, se dio a hacer
esas grandes carreteras, represas y ciudades obreras
que eran su obsesión. Contra lo que una visión
general del imperialismo aconseja creer, el Estado
norteamericano no estaba complacido; no podía
estarlo, pues necesitaba en Caracas todo lo
contrario, necesitaba un diablito que pinchara a los
mamuts del petróleo, obligándolos a cruzar en
manada el Atlántico y el Mediterráneo para ir a
echarse sobre las arenas medio-orientales. Es
factible que esos mamuts rebeldes a sus
instrucciones sean parte del «complejo militar
industrial» que Dwight Eisenhower denunciará en su
mensaje de despedida de la presidencia —
transmitido por televisión— calificándolo de fuerza
que gobierna en la Unión norteamericana a
contrapelo de lo que diga el presidente elegido por
la mayoría ciudadana. A partir de 1956, Pérez
Jiménez está bien con las compañías petroleras pero
mal con el Estado norteamericano. Y esto no es
ajeno a su caída, se combinará con las
maquinaciones de la dictadura para recuperar la
Guayana Esequiba.
Derrocado Pérez, Rómulo Betancourt coloca a
Juan Pablo Pérez Alfonzo en el Ministerio de Minas e
Hidrocarburos y éste revierte la buena acogida
perezjimenista a los mamuths petroleros y se da a
implementar la política de pinchazos. Son pinchazos
de dinero, impuestos, que en verdad Edgard
Sanabria, el doctor colocado de Presidente mientras
Larrazábal era candidato, se había adelantado a
aplicar, elevando la tributación al 60%. Pérez Alfonzo
alza los impuestos y desarrolla la política de no
concesiones. Objetivamente, Venezuela gana más
por el barril de petróleo, que sube en la cotización
internacional, y cuando la OPEP corone su proceso,
también los países árabes ganarán más. No muy
contentas pero bien protegidas por la Sexta Flota
norteamericana, las compañías van a echarse a las
arenas medioorientales, creando en las próximas
décadas la gran industria petrolera estadounidense-
británica existente hoy allá, que funcionó, efecti-
vamente, en las siguientes décadas, como eficaz
freno a la expansión rusa en aquella zona.
Bien pagado fue el freno porque la OPEP, con el
desarrollo de las situaciones mundiales en las
décadas posteriores a su fundación, produjo
enormes entradas económicas a los países
productores de petróleo, principalmente a los árabes
y a Venezuela. La mayor parte de ese pago quedó en manos
de las compañías petroleras, pero una bonita
porción vino a irrigar las economías productoras y
ello es un grande aporte positivo a Venezuela. La
OPEP resulta el principal poder tercermundista.

Hechos, fechas y cifras


Después del nacimiento de la agencia Havas
(AFP) aparecen grandes y fuertes competidores. En
1848 surge en New York una cooperativa
denominada Harbourg New Association que en 1857
se fusiona con otra, la Telegraphic and General New
Association, creada en 1850. A esta nueva
cooperativa se le dio el nombre de New York
AssociatedPress y contaba con el respaldo de siete
periódicos. Luego, esta asociación sufrió
modificaciones y separaciones hasta que en 1892
adoptó el nombre de Associated Press (AP). Esta
agencia se ha convertido en una organización con
144 oficinas en Estados Unidos y 93 en otros 71
países. Fuera de las fronteras de su país de origen,
distribuye noticias impresas e imágenes para un
total de 8.500 abonados (suscriptores) en 112 paísesy sirve a
más de 15.000 empresas de información en
todo el mundo. Es prácticamente la heredera de los
mercados de la UPI que en América Latina eran muy
amplios. En la actualidad controla el mayor número
de informaciones que entra y sale de Venezuela.
Este poderío se afianza de una manera más
sólida a raíz de la Segunda Guerra Mundial, en 1948,
cuando los representantes de las agencias
norteamericanas, con el apoyo de su gobierno y en
el seno de la ONU, logran imponer el principio de
“libre flujo de información” en el mundo. Con la
adopción de este principio, las agencias obtienen
plena libertad para informar a su antojo, sin ningún
control y sin ninguna responsabilidad social, ni legal
de sus errores y distorsiones, logrando así poner
toda su capacidad al servicio de la estructura
trasnacional de poder. De esta forma se les
legitimiza su derecho a actuar en función exclusiva
de sus propios intereses, transmitiendo su particular
visión de los hechos de acuerdo con las
determinantes políticas y económicas del sistema
trasnacional del cual forman parte.
La distorsión, como lo señala Juan Somavía, no
consiste solamente en la falsa presentación de los
hechos, sino también en la selección y valoración
intencionada de la realidad. Esta acción se facilita en
la medida en que las noticias recabadas por las
filiales son enviadas a la casa matriz, donde las
informaciones sufren un proceso de valoración y
selección y, una vez procesadas, son retransmitidas a
las diferentes dependencias mundiales para que
sean dadas a conocer a la opinión pública.
El poder de las trasnacionales de la información
reside no en su poderío económico, puesto que en lo
que a ello respecta son relativamente pequeñas,
sino en la manipulación de que hacen objeto la
información que entra y sale del Tercer Mundo. Es
hora de que se contrarreste la perniciosa dictadura
de los medios imperiales, objetivo que solo puede
lograrse con la unión de esfuerzos de los gobiernos
progresistas de los países latinoamericanos y de
todo el Tercer Mundo. ¿Qué tan difícil resultará una
alianza para crear sólidos medios de información o
agencias internacionales de noticias que expresen
los intereses de la OPEP?
********************************

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Imperativos para un presente aturdidor


/ Duilio
Medero

La filosofía del arte y la praxis del


artista son analizadas por Duilio
Medero en este ensayo de honda
actualidad y particular pertinencia
para el lectorado de esta publicación.
Estamos ante una crisis que toca, o
más exactamente, golpea, en un plano
sistémico, que anula la capacidad de
generar salidas liberadoras del arte.
Ninguna frase resume mejor lo aquí
contenido que la que inserta el autor a
propósito de las capacidades de
distorsión del presente: “He allí el
llamado de un toque de alarma, toda
una disposición casi continua para la
conciencia en el arte, la literatura, la
ciencia y la ética, lo cual constituye
tanto un ingrediente connatural para
el estudio de estos campos, como
para el cultivo de las disposiciones
cognoscitivas y estéticas, y por sobre
cualquier cosa: la dignidad de la
vida”.
A comienzos del decenio de 1970, la
Cinemateca Nacional de Venezuela exhibió el
selecto programa de la serie televisiva inglesa
Civilisation, del historiador y crítico de arte
2
Kenneth Clark. Era año coincidente con el
lanzamiento por Monte Ávila Editoresdel libro

2
La serie cinematográfica, en trece capítulos, fue escrita, producida y presentada por él para la
BBC. Se estrenó en 1969 y honra a la Cinemateca Nacional la prontitud con que se exhibió en
Venezuela. Véase la obra original de Kenneth Clark: Civilisation, A personal view, BBC Books,
London, 1969.

Mnemosina, paralelo entre la Literatura y las


3
Artes Visuales, de Mario Praz.

A los ojos de los estudiantes


universitarios y de la Escuela de Arte
«Cristóbal Rojas» impresionaba la expresión
de Kenneth Clark, tan desbordante y a la vez
conciso en aquel caudal de filosofía del arte,
historia, estética, erudición… Se sentía la
necesidad de situar, de definir a un autor, en
aquellos tiempos en los que gravitaba el peso
de las definiciones ideológicas en el mundo
intelectual, afán acelerado desde el Mayo
francés de 1968, y con sus propias
resonancias también en el ambiente
venezolano, donde, con ímpetu, iban
abriéndose paso procesos creativos y de
3
Mario Praz: Mnemosina, paralelo entre la Literatura y las Artes Visuales, Monte Ávila Editores,
C.A., Caracas, 1976.

investigación estéticos y literarios muy


fecundos: Jesús Soto, Adriano González
León, Carlos Cruz Diez, Luis Britto García… y
toda una pléyade de nombres que a fuerza de
innovación dejarían huella en diversos
órdenes de la cultura.

El paralelismo formulado por Praz,


exploraba por su parte, con acierto, la
dimensión de las interconexiones que se dan
entre todas las artes en un determinado
momento histórico, algo sobre lo cual la
ciencia siempre tendrá mucho que revelar. En
Civilisation, su autor se afianzaba en un
postulado de John Ruskin: «Las grandes
naciones escriben sus autobiografías en tres
manuscritos —el libro de sus hazañas, el libro
de sus palabras y el libro de su arte. Ninguno
de estos libros puede ser entendido a menos
que leamos los otros dos, pero de los tres el
único confiable es el último».

Hoy ese despliegue interactivo lo vemos


agigantado a todos los niveles, tanto en la
metodología como en el hecho de haberse
convertido en verdad cotidiana el tremendo
problema de las implicaciones: la civilización
a la cual dedica su exploración Clark es la
Occidental, de asombrosa capacidad de
destrucción; entre las sociedades de tan
sonoras hazañas en el enunciado de Ruskin
se hallan las que asolan a naciones y pueblos
para someterlos a sus designios, sin contar el
colonialismo que protagonizaron. Las
complejidades allí implicadas hacen oscilar la
conciencia entre la perplejidad y el
aturdimiento, muy especialmente por el hecho
de que están comprometidas las fuerzasvitales
de una civilización, ésta en cuyo curso
hoy vamos tambaleantes y que nos asedia de
imágenes e impresiones, seducción y ruidos,
tanto como de interrogaciones y peligros.

Conciencia crítica y sensibilidad


Rupturas y rebeliones marcaron siempre
con increíble fuerza el desarrollo de
corrientes artísticas y literarias; síntesis y
recuperaciones; aunque menos llamativas y
estruendosas estas últimas, van dando
estructura a la vida, y por supuesto, a las
civilizaciones, un proceso en el que
precisamente Kenneth Clark ahondó con
claridad meridiana, dándole al arte una
preeminencia que nos brindó una perspectiva
serena y bien dotada para entender en algo la
historia. No obstante, la percepción del
proceso civilizatorio nos obliga, como
agentes que hoy lo vivimos, a ser muy
conscientes de varios fenómenos. La
explosión tecnológica ¿a dónde nos está
llevando la inmersión ya abrumadora de su
producción de imágenes? ¿Es la visualidad
exacerbada, ésta que se apoderó de las redes
sociales y la publicidad, la impuesta por la
cibernética y sus lógicas binarias, lo que se
avizoraba y saludaba en las mentes de los
grandes investigadores del siglo XX,
entusiastas del futuro?En cierto modo, hoy
nos parece ingenuo y morboso el afiebrado
entusiasmo con el que Marinetti celebraba en
su «Manifiesto Futurista» de 1909, su ímpetu
destructivo hacia bibliotecas, academias y
museos, la adoración del vehículo a motor, la
cultura de la «eterna velocidad
omnipresente», todo en aras de la rebeliónpoética.
No es posible vivir permanentemente
en el frenesí de la destrucción de formas, ni
hacer de ese llamado de Marinetti sobre la
velocidad, una manera cotidiana de vivir, de la
cual están excluidos la calma y el sosiego —
so pena de neurosis o esquizofrenia—. El
vértigo de tal velocidad —concretada en el
automóvil celebrado por los futuristas como
símbolo por excelencia de los nuevos
tiempos—, convertida en proclama estética
tiene claros límites, tanto conceptuales como
prácticos. Así, por ejemplo, un
cuestionamiento de la velocidad vendría de
Marx Tobey (del expresionismo abstracto),
quien condenaba la superindustrialización, el
impersonalismo consiguiente: «...adoramos al
rey de la muerte: el automóvil».
La rebelión contra la máquina cuenta con
un prolongado registro, así como sus
entusiastas, entre quienes figuró Alexander
Calder. En el Aula Magna de la UCV, donde
desde 1953 se halla su obra «Techo
Acústico», en alguna ocasión cavilamos
sobre estos tópicos en la pausa de algún
espectáculo. Una vieja preocupación de
entonces y de hoy: la formación y estímulo de
la sensibilidad. Para ello, aun los mejores
métodos no son suficientes si faltan las
disposiciones y las adecuadas condiciones
en los marcos sociales receptores, y aquí,
precisamente, reside el quid y el desborde de
las interrogaciones: ¿está amenazada la
sensibilidad requerida por el arte? Ya no
sabemos si hemos entrado en una era de
vasta integración social o de disociación
insalvable.
Esta forma de cundir la información, o
muchas veces desinformación, entre el
gregarismo sígnico, debemos proyectarla
hacia una realidad altamente sensible: genera
energías en la subjetividad para moverse ante
la difícil relación entre interpretación y
realidad, ¿pero qué hacer ante una
inactivación de todas las escalas de valores, y
cuando la ilusión y hasta alucinación se
instalan con derecho propio para las
necesidades interpretativas? No hay que
perder de vista que está aconteciendo un
incremento de lo incierto,pues la veracidad de
la información que se sucede velozmente no
es comprobable. Esto nos remite a lo
planteado por Antoni Tàpies, acerca de la
libertad del artista para crear y la del público
para sentir e interpretar, y la acción social
4
para la calidad de tal interpretación. Se
requiere reflexionar sobre los impactos que
estos temas han de tener en la estética, en
sociedades sumidas en una explosión de
imágenes que no da tiempo a asimilar. En el
trasfondo cultural, nutrido de rumores,
indigesto de información mediatizada, lleno
ahora del aberrante síndrome de las
postverdades, ¿qué nos aguarda? ¿La
parálisis por cansancio o el aturdimiento por
saturación? El impacto de las redes
electrónico-mediáticas impondrá en nuestras
facultades cerebrales un caos como el
mostrado magistralmente por Salvador Dalí,
lo que ejemplificaremos con su óleo «Cisnes
reflejando elefantes», un anticipo de 1937 con
apremiante fuerza crítica para nuestra
percepción del siglo XXI. Para el caso muchos
4
Antoni Tàpies: La práctica del Arte, Ediciones Ariel, Barcelona, 1971.

de los cuadros de los surrealistas ilustran


angustiosamente esta grave situación.
En los fundamentos vivenciales de la
subjetividad se hallan los contenidos
mediante los cuales se da la capacidad de
acercarse y entender a los pueblos y culturas;
allí está la génesis de la visión del mundo, lo
que el intelecto puede aprehender. Pero allí,
de igual modo vibra una humanidad siempre
castigada de la que no podemos escapar y a
la que se debe acudir para en última instancia
validar los criterios de toda significación, que
es dable poner a prueba en la siempre
esquiva realidad.

«Cisnes reflejando elefantes». Si colapsara la


capacidad de filtrado ante el diluvio
mediático, la percepción no necesitaría
estados de conciencia alterada para ver el
mundo como esta creación de Salvador Dalí
nos muestra en un óleo de 1937.Se convertirá
así en ilusión la tan pregonada sociedad del
conocimiento y mentís a la racionalidad
invocada por Occidente.
No faltan historiadores para quienes el
concepto de civilización es frágil, que
preconizan que nos hallamos en una
permanente vulnerabilidad. Esto llevó a Eric
Hobsbawm a afirmar, hacia 1999, que
marchamos hacia una nueva barbarie. No hay
allí tremendismo alguno, sino una
constatación de realidades que en gran parte
las sufrimos hoy en las devastaciones a las
que ha conducido el industrialismo
contaminador, la sobreexplotación, el vértigo
convertido en cotidianidad, el hegemonismo,
la exacerbación capitalista cabalgante
precisamente sobre el motor, no sólo de
gasolina sino cibernético. Y esto lo proclama
la destrucción de la misma Europa en dos
guerras mundiales, la pesadilla del hongo
nuclear pendiendo sobre el planeta, la
destrucción en Oriente Medio de ciudades
para luego sus mismos depredadores
negociar su reconstrucción. El saqueo de la
biblioteca de Bagdad en 2003 nunca podría
verse como metáfora de nada, como tampoco
el incendio por fanatismo de ninguna de las
tantas bibliotecas desde la antigüedad.
Sorprende que en un presente así lo sensible
pueda cultivarse y aflorar en medio del
estruendo, en la oscilación permanente de
hallarse en la cuerda floja.

En los últimos veinte años ha ocurrido


una explosión, producto sin duda de un logro
indiscutible de la civilización tecnológica, en
cuya raíz se hallaba el consabido potencial de
desarrollo evolutivo para la humanidad —y,
por ende, para las artes— pero que llevaba en
sus entrañas insospechadas capacidades de
distorsión de toda índole. He allí el llamado de
un toque de alarma, toda una disposición casi
continua para la conciencia en el arte, la
literatura, la ciencia y la ética, lo cual
constituye tanto un ingrediente connatural
para el estudio de estos campos, como para
el cultivo de las disposiciones cognoscitivas
y estéticas, y por sobre cualquier cosa: la
dignidad de la vida.

El fuerte énfasis puesto sobre la


«sensibilidad» como un núcleo central, capaz
de vitalizar las artes y marcar el rumbo de sus
búsquedas, siempre ha sido una constante
vital, pero de igual modo, emana de ella la
perenne capacidad para invocar la luz. Así,
Ezra Pound, en 1918, en su libro Pavannes
and Divisions, en su descripción sobre la
música de Arnold Dolmetsch y el
desconocimiento del mismo en Inglaterra,
mostraba su desagrado por un hecho «que
muestra una tendencia que ya he remarcado
en una civilización que descansa sobre el
periodismo, y que tiene tan sólo una
5
esporádica preocupación por las artes».
Mueve a perplejidad que nos hallemos en el
epicentro donde se amplía aquella denuncia,
con la urgencia de ser hoy conocedores de
todo lo que opera tras los imperios
comunicacionales, su manipulación colectiva
y estandarización de pautas de conducta y
preferencias políticas y culturales.

Denunciar la banalidad y frivolidades de la


sociedad del espectáculo, agigantada ésta
mediante la creciente informatización social,
le impone a la conciencia imperativos que
5
Ezra Pound: Pavannes and Divisions, Alfred A. Knopf. New York, 1918, p.145. De sumo provecho
resulta el Apéndice I, «TheSeriousArtist», pp. 219-242, lleno de apreciaciones de Pound sobre
arte, ética y civilización. Allí se pronuncia sobre el delicado tema de lo que es el buen o mal artista,
algo de lo que nuestras perspectivas se beneficiarían si lo volviéramos a meditar.
apuntan al resguardo de valores cardinales
para la civilización misma, pero entendiendo
que hay reservas y desconfianzas extremas
tratándose de una tan destructiva y
desfigurada como la nuestra, la cual, en
última instancia, no deja valores sin
desvirtuar —trátese de democracia, lealtad,
libertad, belleza o lo que sea. Por ello, si esta
civilización aún no ha llegado a la barbarie, al
paso que vamos ya sólo está a la vuelta de la
esquina que eso ocurra.

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-reportaje-

El Negrero, comuna de signo racial y


alternativo
/ Brunilde Palacios y Antonio José
Guevara

A través del resumen de las opiniones de


Brunilde Palacios y Antonio José Guevara ,

directivos de El Negrero, se presentan los

postulados muy contestatarios respecto a la

política de la revolución Bolivariana, de esta

activa organización popular. También se

transcribe el Proyecto de Ley del área que

presentan a la opinión nacional

PALACIOS- El enorme poder de prestigio y amor del

Comandante Chávez nos hace olvidar que sufrió

discriminación por su color moreno y ello no es

solamente pasado, está en el discurso subyacente

dela oposición pero también en la expresión

“afrodescendiente” utilizada por la Revolución, de

ahí el nombre de nuestra organización, que

voceamos muy en alto, El negrero. El término

“afrodescendiente” nació con un contenido

endorracista, que tiene su partida de nacimiento en

el 2001, en la Declaración y Programa de Acción de

Durban(Conferencia Mundial contra el Racismo, la

Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas

Conexas de Intolerancia Asociadas), Sudáfrica,

donde los Estados que participaron, aceptaron su

imposición cuando en verdad se buscó desligar el

término negro y negra de la historia real. El


término “afro descendiente” niega la

venezolanidad, americanidad, caribeñidad que se

encuentra enraizada en quienes nos caracterizamos

por poseer una piel negra.

GUEVARA- Lo que se buscó en Durban fue seguir


oscureciendo la participación de los negreros

africanos en la Trata Negrera para crear la matriz

de que los negreros europeos fueron los único que

participaron en tales delitos de lesa humanidad,

falacia notoria y evidente, ocultadora de que hubo

negros que capturaban negros y los entregaban

aherrojados a a los portugueses, españoles,

ingleses que los conducían a los puertos

americanos para su venta. Sin esa colaboración

negra, tan afrodescendiente como la de los

capturados, era imposible que un continente,

poseedor de una fauna, flora, y complejo

culturalmente, hubiese sido colonizado fácilmente.

UNEARTE- La discriminación como base del


etnocentrismo es un proceso relacional, dinámico y

mutable en el que influye la asunción por los

excluidos de los estereotipos de quienes han

asumido el poder en Venezuela y esto se debe a

contratos comportamentales aceptados.

PALACIOS- Exacto, pero llegó el momento de


empezar a movernos al interior de nuestro
contexto específico, tenemos que recordar nuestro

compromiso histórico con el legado que nos

dejaron los negros y negras libertarios, internalizar

que poseemos una serie desvalores que nos hacen

débiles, que son un especie de enemigo interior,

debemos empoderarnos de procesos de

concienciación y pelear internamente contra esa

formas que nos han impuesto, que nos hacen auto-

percibimos de forma negativa.

UNEARTE- Los negros y morenos son el 54 por

ciento de la venezolanidad, de un país que está

haciendo cambios profundos pero según tu decir

hay una medida, una instancia más exactamente,

en la cual esa revolución política, económica y,

focalizándonos temáticamente, de consciencias, no

los ha tocado. ¿Cuáles serían esos huecos de

consciencia?

GUEVARA- Tenemos imagen de ser buenos tirones

en la cama, bailadores, tocadores de tambor y

buenos para leer las cartas y los caracoles.

UNEARTE- Ser buen tirón expresa un diálogo con el

cuerpo que la cultura en el sentido temporal más

extenso, de siglos, de milenios, ha machacado…


PALACIOS- Si y no. Confiere seguridad, es un

prestigio y expresa el diálogo que dices pero a la


vez junto con la percusión de signo boscoso nos

limita, es un discurso que se recibe desde la

infancia, limita y nos pone en desventaja,

colocándose en el inconsciente como una especie

de dispositivo que si prepondera neuróticamente,

se reactiva cada vez que queremos desprendernos

o deslastrarnos de tiranías sociales.

UNEARTE- “Somos nuestra memoria, somos


ese quimérico museo de formas inconstantes,
ese montón de espejos rotos”, escribió Jorge
Luis Borges.

GUEVARA- Ahora soy yo quien digo exacto.

No se nos ha visibilizado en el

ordenamiento jurídico

Un área donde el negrero ha afincado su acción es


lo jurídico. Tras clamar “Véanse las Salas que

Integran el TSJ, donde no hay un magistrado

negro o indígena”, presentan un detallado

Proyecto de ley del que transcribimos una parte.

Proyecto de ley los pueblos

y comunidades venezolanos

que poseen un piel negra u


oscura

 El Estado Venezolano debe

reconocer la existencia de los

pueblos y comunidades

venezolanos que poseen un piel

negra u oscura, su particular

organización social, política,

económica, sus culturas, usos,

diferentes formas de

producción, costumbres

religiosas, prácticas medicinales

tradicionales, así como sus

entornos geográficos, así como

sus derechos originarios sobre

las tierra adquiridas y que

tradicionalmente ocupan,

necesarias para garantizar y

desarrollar sus formas de vida.

Corresponderá al Ejecutivo

Nacional, en consenso con sus


pisatarios, demarcar y garantizar

el derecho a la propiedad

colectiva de sus tierras, las

cuales serán inalienables e

intransferibles y no podrán ser

vendidas.

El Estado venezolano debe

respetar la interculturalidad

bajo el principio de igualdad de

las culturas, así como el aporte

hecho por la cultura negra a la

venezolanidad, en las diferentes

leyes que el estado venezolano

cree”.

El Estado venezolano debe

incluir los aportes morales,

políticos, culturales,

deportivos, ambientales,

económicos, productivos

organizativos, cosmogónicos,

científicos y sociales de los

estratos negros venezolanos en


las diferentes niveles y

modalidades que conforman el

ordenamiento jurídico vigente,

como su difusión a través de la

producción de libros de texto,

que conlleven a la transparencia

de enfoques que permita eliminar

la xenofobia, la negrofobia,

aporofobia u otras formas

conexas de discriminación, con el

propósito de seguir

desarrollando su identidad,

saberes y testimonios históricos

que permitan la recuperación y

construcción colectiva su

 sentido de pertinencia cultural.

Los pueblos venezolanos que

poseen una piel negra u oscura,

tienen derechos a mantener y

desarrollar su identidad

cultural, sentido de pertinencia,

cosmovisión, éticas, valores,

espiritualidad y lugares

sagrados de culto. El estado



fomentará la valoración y

difusión de sus manifestaciones

culturales, las cuales deben ser

incluidas dentro de un régimen

educativo de carácter

intercultural y multicultural,

atendiendo a sus

particularidades

socioculturales, valores,

cosmovisiones y tradiciones.

El aprovechamiento de los

recursos naturales por parte

del estado se hará en las zonas

donde habitan los venezolanos

que poseen un piel negra u

oscura, sin lesionar su

integridad cultural, social y

económica, igualmente serán

sujetos de previa información,

consulta y participación en los

proyectos y planes a realizar

para la extracción.

El Estado democrático y social

de Derecho y de Justicia que

impera en Venezuela, debe


reconocer y garantizar a las

diferentes comunidades negras

establecida en el país, el derecho

a un proceso educativo acorde

con sus necesidades y

aspiraciones etnoculturales y

por ello la autoridad

competente debe adoptar las

medidas necesarias para que en

cada uno de los niveles

educativos los currículos se



adapten a esta disposición.

El Estado sancionará y evitará

todo acto de intimidación,

segregación, discriminación o

racismo o cualquier conducta

negrofóbica, xenofóbica,

aporofóbicao otras formas

conexas de discriminación

contra las comunidades negras

en los distintos espacios

sociales que son parte de la

administración pública y en

especial en los medios masivos de

comunicación, en base al

princi comunidades negras u oscuras
venezolanas deberá tomar en
pios
cuenta, el medio ambiente, las
de
maneras como se desarrollan
iguald sus procesos productivos,

ad y diferentes formas de

organización social, de
respet
producción y cultivos. En
o
consecuencia, los programas
de la
curriculares deben asegurar y
divers
reflejar el respeto y el fomento
idad
de su patrimonio o legado, sus
étnica
valores artísticos, sus medios de
y
expresión, aporte cientifico y sus
cultur
creencias religiosas.
al

La

educa Los programas y los servicios de

ción educación destinados por el

para Estado a las comunidades negras


deben desarrollarse y aplicarse
las
en cooperación con ellas, a fin

de responder a sus necesidades

particulares y deben abarcar su



historia, sus conocimientos y

técnicas, sus sistemas de

valores, sus formas lingüísticas

y dialectales y todas sus demás

aspiraciones sociales,

económicas, religiosas,

científicas, deportivas y

culturales. Igualmente debe

garantizar su autonomía para

crear sus propias instituciones

de educación, científicas y de

comunicación.

El Estado debe adoptar medidas

que permitan a las comunidades

negras venezolanas conocer sus

derechos y obligaciones,

especialmente en lo que atañe al

trabajo, a la educación, cultura,

deporte, a formas elementales de

la vida religiosa, salud, aporte

científico y para ello deben

disponer de medios de formación

en condiciones de igualdad con


el resto de los venezolanos.

Estos programas especiales de

formación deberán tomar en

cuenta el entorno geográfico y

condiciones sociales y

culturales así como las

necesidades concretas del

desarrollo del imaginario

venezolano que se caracteriza

por poseer una piel negra. Todo

estudio en estas áreas deberá

realizarse en cooperación y

consenso con dichas

comunidades, que deberán ser

consultadas.

El Estado velará para que en el

sistema nacional educativo sea

incluido el conocimiento

heredado, las prácticas

culturales propias de las

comunidades negras y sus

aportes a la historia, a la

cultura venezolana, formas de

producción, cosmovisiones
religiosas, a fin de que se hagan

visibles, con el propósito de

garantizar mayores

oportunidades de acceso a los

diferentes niveles que integran

la educación. Asimismo diseñará

mecanismos de fomento para la

capacitación técnica,

tecnológica y superior, con

destino a las comunidades

negras en los distintos niveles

de capacitación. Para este

efecto, se creará un fondo

especial de becas para educación

superior, postgrado,

postdoctorado, destinados a
 estudiantes de escasos recursos
 que se destaquen por su buen y

avanzado desempeño académico.

Las autoridades legitimas de los

pueblos venezolanos que se

caracterizan por poseer una piel

negra y oscura podrán

desarrollar en sus diferentes

habitats, instancias de justicia en


base a sus organizaciones

tradicionales que solo afecten a

sus integrantes, según sus

propias normas y procedimientos,

siempre que no sean contrarios

al ordenamiento constitucional,

la ley y el orden público. La Ley

debe determinar la forma de

coordinación de esta

jurisdicción especial con el

sistema judicial nacional.

El Estado Venezolano apoyará

mediante la destinación de los

recursos necesarios, los

procesos organizativos de las

comunidades venezolanas que se

caracterizan por poseer una piel

negra u oscura, con el fin de

recuperar, preservar y

desarrollar su identidad

cultural, formas de

organización, formas de

sancionar, y fortalecer sus

instituciones jurídicas de

acuerdo a sus diferentes

realidades.

El estado venezolano debe

impulsa a crear los consejos de

sanciónamiento dentro de las

jurisdicciones especiales,

distintos a los órganos que se

encuentran establecidos en el

Código Penal o en el Código

Orgánico Procesal Penal

(COPP), dirigidos por un consejo

de adultos mayores y un equipo

multidisciplinario que se

caractericen por poseer una piel

negra, los cuales deben

determinar y sancionar el delito

de acuerdo a su experiencia y la

Constitución de la República

Bolivariana de Venezuela, con

miras a acabar con toda

discriminación, negrofobia y

aporofobia.

El Estado Venezolano debe

fortalecer las instituciones

jurídicas sancionatorias,

autóctonas y originarias de los


pueblos venezolanos que poseen

piel negra, creando

jurisdicciones especiales,

espacios especiales para su


 reclusión y procedimientos
 especiales de acuerdo a sus

necesidades e idiosincrasias, las

cuales deben de gozar de

autonomía financiera.

Los pueblos venezolanos que se

caracterizan por poseer una piel

negra u oscura deben gozar de

una representación

proporcional de acuerdo a los

resultados de los Censos

Nacionales, en la Asamblea

Nacional, Comisiones Delegadas,

Comisiones Permanentes,

Tribunal Supremo de Justicia,

Órganos del Poder Judicial,

Poder Ciudadano, Procuraduría

General de la República,

Ministerio Publico, Ministerios

Públicos, Organismos de la

Administración Pública Nacional,


Poder Electoral, tribunales

Municipales y Ordinarios, así

como en la organización y
 funcionamiento del Consejo de

Ministros y otras instituciones

públicas.

Los pueblos venezolanos que se

caracterizan por poseer una piel

negra deben generar e

incorporar, a partir de las

fortalezas provenientes de su

ámbito geográfico, la creación e

incorporación de Proyectos

Socio Productivos, así como

Empresas de Producción Social

que sean eficientes, eficaces, que

generen las condiciones para su

autofinanciamiento y que

permitan recuperar la ética en la

producción, consumo y

distribución justa del producto

proveniente del trabajo

comunitario consensuado, que

propicien el desarrollo de los

Núcleos de Producción Familiar,

para que las mismas se


conviertan en el canal

fundamental para cambiar en el

imaginario colectivo el viejo


 modelo productivo, por uno que
 otorgue una participación más

activa.

Los pueblos venezolanos que

poseen un piel negra u oscura,

tienen derecho a mantener sus

prácticas económicas, basadas

en la reciprocidad, solidaridad,

ética, eficiencia, intercambio, así

como a mantener y renovar sus

actividades de productividad

tradicionales, su participación en
 la economía nacional y a definir
 sus prioridades de acuerdo a su

idiosincrasia y formas de vida.

Los pueblos venezolanos que

poseen una piel negra u oscura

tienen derecho a la participación

política, por lo tanto, el estado

venezolano debe garantizarle su

representación en todas las



instancias que conforman los
poder derecho a la comunicación libre,

es autónoma y plural de los

públic pueblos venezolanos que poseen

os, un piel negra u oscura, a través

confor de la promoción, fortalecimiento

me a de sus espacios, socialización del

la acceso y sustentabilidad de los

CRBV. medios y procesos de la


Comunicación, mediante
El
mecanismos de participación y
estad articulación de sus actores, con

el propósito de fomentar y
o
consolidar su organización, la
venez difusión de sus contenidos,

formación, equipamiento y
olano
funcionamiento.
debe
Los pueblos venezolanos que
garant
poseen una piel negra u oscura
izar y
tienen derecho a una salud
poten
integral que considere sus
ciar el

prácticas y culturas. El estado

reconoce sus medicinas

tradiciones y las terapias

complementarias, con sujeción a

principios bioéticos.
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-escritura-
Maraña/Luis Britto García
Luis Britto García es narrador, ensayista,
periodista de opinión, guionista de películas de
gran actualidad y, en síntesis, el
intelectual más connotado de la Venezuela
actual. De su más reciente libro, Maraña,
insertamos tres narraciones. Uno es El joven
Mozart que define a aquel genio a partir de
cicatrices que no serán abultamientos de
carne sino de alma, de música, enfamiliadas
con la manera absolutamente excepcional
en que nacían las piezas mozartianas,
completas, acabadas, como una catedral,
como un potrillo que segundos después de
ser parido, húmedo todavía en el líquido
amniótico, se alza sobre sus patas e inspira
el aire. Es un cuento magistral sobre el tema
del Arte. Otro es El recogedor de Paraísos,
donde la realidad se autointerpela y se
responde ensorprendente hallazgo
paradojal porque “Añicos de
Paraíso son las estrellas que juntamos en el
saco de la memoria” , el tercero, Tigri, es la
aventura de un gato en unas quintas donde
por igual araña vidrios, monologa
interiormente, se deja querer y muere

El joven Mozart
1

El niño Mozart a los cuatro años escarba


con sus deditos el blanco teclado del clave y
los mineros de Salzburgo escarban con
picos las blancas minas de sal. El niño
Mozart hace una pausa, cansado, pero para
los mineros no hay pausa, escarban y
escarban en busca de la tisis y de la sal que
paga sueldos de capataces y soldadas de
soldados y tributos de emperadores y
dietas de príncipes arzobispos y la paga de
su padre Leopold Mozart quien abofetea al
niño para que siga escarbando en la blancura
del teclado donde la gota de sangre de la
naricita herida extiende el frío olor a sal que
asfixia el pequeño Salzburgo y sofoca al niño
Mozart.

2
El niño Mozart aprende de su padre las notas
con palmeta y el pentagrama con palmeta y la
armonía con palmeta y la composición con
palmeta. Más tarde los melómanos escuchan
la voz de Dios en su armonía, sus notas, su
pentagrama sus composiciones que para
Mozart no son ya más que variaciones
innumerables de la laceración de la
palmeta.
3
El niño Mozart descubre que cada nota abre
una herida y las restantes sólo sirven para curarla.
Sólo se sana al mundo de la
infección de las notas musicales de la misma
manera que algunas enfermedades se
combaten con otras: la lira de Orfeo disfraza
la voz de los infiernos: la felicidad de la obra
maestra miente que todo su horror ha sido
enmascarado.
4
El niño Mozart huye del dolor incluyendo en
sus composiciones la nota misteriosa que es
imposible oír. Maravillosamente bien maneja
las discontinuidades. La música es, le parece,
pausas en el tumulto del ruido. Nadie
entenderá que su verdadera obra es inaudible
obertura ejecutada con silencios: su triunfo
advendrá con la cesación de ruidos de la
sinfonía eterna de la muerte.
5
El niño Mozart dirige en Milán su motete
Exultate-Iubilate para los devoradores de
seres humanos que sólo interrumpen su
cháchara sobre robos y negociados y
rebatiñas para mirarlo y reírse de la miserable
suerte que le espera cuando cumpla dieciséis años y
ya no pueda venderse como niño
prodigio. El joven Mozart exulta invulnerable
contra el desdén de los devoradores porque
ha decidido lo que a éstos les está vedado
que es el júbilo de seguir siendo eternamente
niño.
6
El niño Mozart huye por ciudades heladas y
palacios hostiles de todos los que lo olvidan
tras aplaudirlo: el príncipe-arzobispo
Hyeronimus von Colloredo-Mansfield, que lo
echa de su cargo en Salzburgo; la
Pompadour, que no lo abraza en París por no
desarreglarse el vestido; Aloyza Weber, que
lo rechaza en Viena; la princesa de
Wurttemberg, que le niega el cargo de
maestro de música para dárselo a Salieri; el
emperador Joseph II, que opina que su
música tiene demasiadas notas: todos los
que hoy sólo son recordados porque alguna
vez olvidaron a Mozart.
7
El joven Mozart es asaltado cada vez más por
las composiciones que se le vienen a la mente
completas como una catedral
terminada, y cuyas notas él escucha todas al
mismo tiempo como quien abarca una
multitud de una mirada. Querría el joven
Mozart irlas armando acorde por acorde
o silencio por silencio como el albañil que en
cada bloque deja su alma, pero se acerca en
cambio a su propia obra como el peregrino
que descubre la catedral terminada.
Empezada o concluida por quién, lo
ignora: si por Dios, por una oscuridad que lo
rechaza; si por él mismo, por un misterio que
lo excluye. Mientras más perfectamente
armadas arriban las composiciones a su
mente más se siente como el pregonero
miserable que por las calles grita decretos de
un poder que no entiende: tampoco los
comprende quizá nadie: los débiles humanos
son palomas que aletean en el vacío
llevando mensajes de nadie dirigidos a
ninguno.
8
El joven Mozart declara no saber qué hace a
sus piezas mozartianas: afirma que nunca se propuso
componer piezas mozartianas: la
perfección misma no puede tener la limitante
de un estilo y mucho menos de un
nombre; desde que empieza la manía por lo
mozartiano se siente perdido Amadeus: se ha
desviado de la vasta impersonalidad del
universo: del agobiante todo con el que quiso
siempre confundirse para escapar de su
tormento.
9
El joven Mozart da en las calles de Praga con
el loco que sólo percibe sus sinfonías como
colores y en la LinkeWienzelle de Viena con el
desquiciado que sólo escucha sus óperas
como construcciones geométricas. Por el
contrario da el joven Mozart en percibir como
sonatas los cuadros de Canaletto y como
concertigrossi las tartas de la repostería
vienesa. Pasa frente a la catedral de
Alexanderplatz y rompe en llanto: a nadie
puede explicar lo que escucha en la
barahúnda de las formas: la más hermosa
música del mundo es inaudible: la
humanidad está condenada, y no lo sabe.

10
El joven Mozart confía en que la música sea
un medio de conocimiento, que por ella se
saque el compositor, por éste el universo y
por el universo el vacío. No hay forma de
perpetrar una nota sin despertar
movimientos, emociones, ideas. El joven
Mozart intuye una fábrica del mundo que
transcurre invisible y de la cual la música
expresa apenas un eco remoto. El joven
Mozart ase apenas uno de los hilos de
la trama, quien siguiera ese hilo hasta el
tejido se haría Dios, pero es un hilo que
desteje a quien lo toca.
11
El joven Mozart en la medianoche después
que se apaga la última vela borronea a
oscuras sobre el pentagrama las notas que
resuelven el misterio de todo y en el hambre
de la madrugada divisa apenas una
confusión ilegible que le revela que no hay tal
misterio. En el cuarto de al lado su esposa
Constanza acaba de parir un hijo muerto. Lo
único es la belleza, y no basta.

12
El joven Mozart corre hacia el estreno de su
Don Giovanni por el puente de las estatuas de
Praga, donde una doble fila de convidados de
piedra lo invita a cenar esa noche en el
infierno del triunfo. Al regreso lo esperan
cerrándole el paso: tener éxito con la creación
es desafiar al Creador y tenerlo con las
mujeres sobrepasarlo. En la otra vida asegura
la envidia de Dios y en ésta la de millares de
enemigos que le expedirán el pasaporte a la
otra. -¡Pentite! ¡Arrepiéntete!, truenan a coro
las estatuas. “No”, ríe el joven Mozart. Su
mala suerte está echada. Desde entonces
camina entre estatuas de piedra que le
desean o anuncian la muerte sin saber que es
lo único que codicia para librarse del
tormento de la perfección.
13
La Muerte comunica al joven Mozart que no
puede segarlo porque nadie es capaz de
componer un réquiem digno de conmemorar
la muerte de Mozart. -¿Apuestas?- dice
Mozart.
14
El joven Mozart termina de dirigir el estreno
de La flauta mágica y distingue entre el
público el rostro del compositor Salieri
petrificado por la envidia. El joven Mozart se
desploma en el banco de un parque y susurra
a Constanza que alguien lo ha envenenado.
El enlutado heraldo del conde Walsseg toca
día y noche a la puerta exigiéndole la entrega
de un réquiem. Salieri entra, con un frasco de
veneno. El moribundo Mozart le confiesa:
Dios me ha engañado dándome a la vez la
facultad de intuir la armonía y la incapacidad
de expresarla: así como me odias por la
mezquindad de tus composiciones ante la
perfección que sospechas en las mías, me
desprecio yo por mi indignidad ante el
objetivo que concibo: sólo erijo torres
derruidas en el intento de alcanzar un astro
inaccesible: no he escrito una nota que valga
la pena. Salieri comprende que el enfermo
desea la muerte para evitar la tentación de
repetirse; huye y en la accidentada escalera
traga el veneno que reservaba para Mozart.
Cada escalón sufre una arcada, y tras
hundirse en un abismo despierta en un
charco de vómito. El boticario lo ha
engañado.
14
El joven Mozart expira mientras Salieri,
inclinado sobre un montón de partituras
borroneadas, compone un Réquiem que
entrega al enlutado mensajero del conde de
Walsseg afirmando que lo ha compuesto
Mozart. O el genio es sólo dolor de la propia
miseria, o el prestigio del genio ilumina
cualquier miseria que toque: no sabe Salieri
cuál de las dos hipótesis es más atroz
mientras enloquece ante el espectáculo de su
única obra no firmada que se encamina hacia
la eternidad mientras él avanza hacia el
olvido.
15
Allá van a la carrera los convidados de piedra,
allá acarrean el cadáver del joven Mozart en el
carretón de los pobretones, allá lo arrojan
apenas envuelto en una sábana en la fosa
común con todos los que jamás fueron
convidados al banquete de la armonía de las
esferas: allá cae el joven Mozart liberado por
siempre del tormento de oírla; acá quedamos
los convidados de piedra librados al eterno
martirio de jamás haberla escuchado.

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El recogedor de Paraísos

De niños nos meten miedo con el viejo que


va por las calles con un saco recogiendo
niños. En verdad junta trozos de Paraíso. El
Edén quedó roto después de la caída y
fijándose bien se pueden encontrar pedazos.
Un trozo de vidrio que corta la luz en colores
viene del Paraíso. Un colibrí es residuo de la
Gloria. Un escalón corroído por
el agua quizá haya sido peldaño de una
cascada de ángeles. Hay Paraíso en la mirada
de alguna muchacha y en el olor del níspero.
Añicos de Paraíso son las estrellas que
juntamos en el saco de la memoria. El peor
insecto que sale del lodo testimonia
bienaventuranza. Desde que sabemos que es
finito, cada instante es Paraíso. Lo terrible
sería juntar el rompecabezas, porque ya no
cabría esperar nada. Estos fragmentos brillan
porque los rodea la degradación de todo. Si
se juntaran, sería tanto su fulgor que no se
distinguiría ninguno. Por eso hubo que
destruir el Paraíso. Por eso todas las noches
en el basurero el viejo vacía su saco lleno de
estrellas, de vidrios y de niños.

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Tigri

Con el sol de enero ambos dos gatitos llegan


trotando por el tope de la pared medianera de
las quintas y ya al presentarse quedan
bautizados: Nube, por enteramente blanca, y
Tigrito por su rayado azafrán.

Cuán quejumbrosamente maúllan


relamiéndose con sus lengüitas en lo que
yo digo que es hambre y Milena considera
amor.
Tigri se lanza pared abajo como una lagartija
mientras Nube se queda siempre sobre el
cobertizo de las herramientas mirando con su
intensa cara de luna.

Tigri irrumpe en la cocina maullando, se le


enreda a Milena en los pies, se abalanza
cuando abre la nevera, desmesuradamente
come y se relame.

Atento como un niño con bigotes escruta


Tigri los rumores de la lavadora y los de la
nevera, sabiendo que si vive bastante llegará
a comprender el secreto del mundo.

No soporta Tigri que nadie coma o converse


sin recordar a maullidos su presencia.

Su sed de Ser no sabe lo que quiere pero lo


quiere de inmediato.

En su determinación de no ser ignorado salta


Tigri sobre la mesa y escapa ante el
escándalo.
Tras cada travesura se esconde Tigri bajo los
gabinetes de la cocina y asoma sólo la
cabecita para averiguar si la situación vuelve
a la calma.

Cuando Milena lo carga Tigri se apacigua, y


dobla hacia arriba la punta de su rabito como
una pequeña J.

En cualquier sitio de la casa se encuentra a


Milena cantándole Tigrito eres mi sol Tigrito
eres mi bebé.

Al rato se cansa Tigri de tanto mimo y


empieza a bañarse con la lengüita.

Tigri se sabe galán y cuando escapa para la


sala se tira de espaldas sobre la alfombra
para permitir que le acaricien la barriga.

El paroxismo de Tigri ocurre cuando entra


una mariposa en la cocina, se esconde sobre
la lámpara y a Tigri hay que elevarlo para que
entienda que hay cosas fuera de su alcance.
Como consuelo Tigri salta y se traga de un
solo bocado un congorocho.

En el tendedero del patio cuelgo un gabán


para asolearlo y Tigri se columpia prendido
de él como un monito.

Sobre las enredaderas del muro medianero


sestea Tigri en las tardes como una pequeña
Esfinge naranja.

Nube y Tigri juegan en el jardín a la pelea, se


acosan, se derriban, corretean tras una
culebra asustadiza.

En una cesta de mimbre duerme Tigri


esparciendo felicidad con la antena de sus
bigotes.

Por momentos entreabre la boca como un


bebé y por ella asoma curiosa la puntita de su
lengua.

A veces sueña Tigri, patalea dormido sin


plantearse el enigma de los sueños.
Mecido y arrullado Tigri, en un sueño brota la
espina encarnada de su virilidad.

Amanece Tigri cariacontecido y nos cuenta


una vecina que se lió en una reyerta con otro
gato cuatro veces más grande, quizá su padre
por lo atigrado.

Muy dócilmente se deja Tigri radiografiar


donde la veterinaria y examinar en el pecho el
costurón de un dedo de largo.

Le receta la doctora antibióticos y Traumell y


le digo a Milena que el Traumell debe tomarlo
ella para sobrevivir a la angustia.

Por su intemperancia es desde entonces


apodado Tigri el Buscapleitos o Tigri el
Pendenciero.
Cerca de medianoche los instintos encienden
en Tigri un desasosiego que lo llama tras la
casa hacia las espesuras del monte que da a
todas las noches del mundo.
Allá va el pequeñito Tigri pensándose cazador
de lunas extraviadas.

Trasnocha Milena mustiándose ante la


pantalla de la computadora y Tigri le araña el
ventanal del jardín como apareciendo en la
gran pantalla de la noche.

Por las calles de la urbanización se arrastra el


Matagatos dejando dosis de veneno para
rabipelados, perros, niños, gatos.

Los jardineros van sacando de las espesuras


seis cadáveres de rabipelados, con sus colas
plebeyas que las señoras empiringotadas
detestan.

Salgo para el mal viaje y me despide Milena


con Tigri en los brazos.

Hago vuelos desventurados, con trasbordos a


medianoche en aeropuertos distintos con
hoteles por horas de ciudades hostiles, y
cuando dormito en los cielos pienso que si
Tigri muriera habría que enterrarlo en el jardín
de sus favoritas mariposas.
Pero Tigri no ha muerto, protesto haciendo un
esfuerzo para sobrevolar las nubes del sueño.

Al regreso Milena me acoge seca, trata de


ayudarme a destapar unos drenajes tupidos y
al final me dice Tigri murió.

La mañana del viernes lo encuentran como si


estuviera dormido, ojos dorados abiertos, el
cuerpo estirado hacia el Paraíso de la cocina.

A Tigri lo entierran al pie del poste del fanal


que alumbra las noches del jardín.

En la cocina quedan una escudilla con carne


y un plato con leche que nadie vacía.

En la hojarasca del patio descansa una pelota


inmóvil.

Bienaventurado aquél que no sobrevive a su


infancia.

“¡Tigri, te amo!” grita Milena cuando


oscurecen la luz del fanal los aguaceros que
Tigri tanto detesta.

********************

Acercamiento a la lectura de La conjura


sin
tregua / María Eugenia Inojosa

En el presente ensayo
María
Eugenia Inojosa realiza un
lúcido
análisis de la novela
de Lourdes
Manrique La conjurasin
tregua
(Ediciones Casa de Bello)
enfatizando
su técnica de construcción
fractal y otros aspectos, tanto
formales como de su deliciosa
anécdota, que sigue a una
mujer venezolana en su
frecuentación
obsesiva, poética, barroca del
fusilamiento del zar Nicolás
segundo, la
emperatriz y los hijos de
ambos en la
“casa del fin especial” todavía
existente
en Ekaterimburgo, Rusia.

La historia de la familia Romanov sirve de


backing, de apoyo o caja de resonancia al relato de
La Conjura sin tregua, entretejiéndose con las vidas
de otros personajes que en diferentes momentos de
la contemporaneidad de Venezuela, de alguna
manera comparten la decadencia de un tiempo, la
insatisfacción o la frustración de sus vidas, los
sueños no alcanzados. Sueños
grandilocuentes,manifestados en los deseos de disfrute
de las
veleidades del poder, quedándose en un limbo de
placer, como es la rememoración que hace Natasha
del tiempo perdido, recordando las reuniones en la
casa del Viejo Reno, que obsequiaba generosamente
a los invitados con toda suerte de exquisiteces,
incluyendo las prohibidas, entregados a un tiempo
dispendioso y elongado en su hedonismo.
Avanzamos en la lectura de La Conjura sin tregua y
nos vemos descifrando historias que emergen de
dentro de otra historia, Matrioska literaria, que a
partir de la historia madre, la de la familia Romanov,
vamos leyendo y sacando de otras historias de
distinto espesor y contrastes. Ejemplo de esta
estructura es la anécdota donde La Perica ve el libro
La Conjura sin Tregua, que Balzac extrae del bolsillo
de su descuidada chaqueta altiempo que piensa
sobre la lectura de ese libro, que es a su vez la
novela que estamos leyendo. La tenemos ante
nuestros ojos, sin embargo el personaje lamenta
haber perdido el libro, alguien lo sacó del chifonier -
especie de sistema de cajas- de La Perica. Balzac lo
busca preocupado, al decir de un intelectual, los libros se
convierten en fetiches con los cuales a cada
tanto su poseedor-lector se reinventa, reelaborando
su tiempo.
El desagrado de Balzac por haber perdido el libro
recorre la novela, el libro, su libro, es una especie de
códice, que ya había sido descifrado por él, “el libro
estaba lleno de sus anotaciones”, acota la narración,
y le sirve también a un invasor-conspirador para
descifrar la realidad, para hacer el develamiento de
la verdadera identidad de madame Lily Von Dale,
personaje pura figura, pura imagen de la
conspiración que llevan adelante los Altamiranos en
contra del líder del pueblo. Ejemplos de esta
estructura de caja están en otras páginas: “...Balzac
hacía ahora anotaciones desordenadas en los
márgenes del libro La conjura sin tregua, libro igual a
aquel sustraído por alguien del chifonier de la Perica,
días después de que fuera convertida la plaza de los
Altamiranos en territorio liberado. Ayer había ido
hasta el matorral donde vivía el flaquito a buscar
este ejemplar, en el que descubría que había sido
una falacia lo dicho en el Celarg por el anciano con
cara de pithecanthropuserectus.” Asunto de
interpelaciones delirantes al pasado trágico, a la
evaporada sangre de los Romanov. Leyó de nuevo lo
que afirmaba el Juez Sergeieve: “No creo que todos,
el zar, su familia y los que estaban con ellos, fueran
fusilados allí”. “Allí” era indudablemente la Casa del
fin especial. Algo más leyó que ponía en duda
aquella escena. “El 17 de julio, un tren con las
cortinillas corridas, salió de Ekaterimburgo con
destino desconocido y se cree que en él viajaban los
miembros supervivientes de la familia imperial”.
Esa estructura de caja que podemos llamar
también fractal y que nos imaginamos como una
estructura de cajas circulares, le sirve a la autora
como recurso retórico para mostrar las sinuosidades
de las conspiraciones que a lo largo de la historia
hemos padecido. Imposible no contrastar la lectura
de este relato con la historia política de Venezuela.
La traición aparece en la ambigüedad de personajes
que se mueven con facilidad de un extremo a otro,
amparados en la ductilidad de nuestras relaciones,
quizá como derivación de nuestra condición de país
petrolero. “Venezuela ha sido siempre un acertijo. El
poder ejerce su encanto, la turbulencia de las
pasiones negativas se convierte en lisonjas. El
cinismo es capaz de todo, no tiene rostro.”(N.
Guzmán, 2017).
En La Conjura sin Tregua aparece una serie de
personajes que nos remiten a ese crisol de nuestra
identidad, Gaby, Somalia, Ramirito, Ángeles María,
entre otros, que muestran como “somos raigalmente
igualitarios, quizá por herencia indígena y africana.
No creemos en abolengo, jerarquía ni casta. El único
rango que respetamos es el de la destreza personal
demostrada.” (Britto, 2010). Se consolidan afectos,
se fraguan apoyos fraternales profundos, desde la
consciencia de un sujeto que se asume en su
angustia diletante.
La madame Lily Von Dale, mujer que ha
sobrevivido a guerras y exilios, ha vivido la orfandad,
las carencias y precariedades del desarraigo. Sus
manías, convertidas en costumbre, la sostienen
lúcida y coherente, aferrada al presente, a pesar del
“esplendor perdido”, a pesar de la raída existencia, y
su mustia esperanza, confortada en las lecturas de
los periódicos que le traen noticias de su lejana
Rusia, parecieran crearle una coherencia vital que se
imbrica en la conspiración contra “los rojos”.
La descripción de los personajes que a ratos los
hace tragicómicos y detenidos en el tiempo de sus
añoranzas y sus hábitos cotidianos, actúan como un
sello que los define e identifica. Es así como el “traje
azul de seda de Brussa” de la madame es una
especie de envoltorio, reminiscencia de un tiempo
que ya no es y que la distingue, la hace sentir
especial, gracias a ese atavío ella se manifiesta y
ejerce su condición de dilecta hija del imperio ruso
que añora los viejos tiempos en que ejercía el
sacrosanto derecho a disfrutar de los placeres de la
vida a través del Poder ejercido por otros.
El fantasmal miedo al comunismo recorre la
novela, la madame, Natasha, y los personajes
herederos de la Rusia blanca, “Blancas Alondras”,
conspiran reviviendo su antigua confabulación en
favor del Zar.
Natasha Von Dale personifica la reinversión del
tiempo de Lily. Hija de una generación que se
concibe centro y razón de la historia, su
individualismo se enseñorea sobre la realidad
porque son inimaginables para ella la igualdad, la
inclusión, la democratización social. El líder del
proyecto redentor del pueblo se vuelve su obsesión:
“...Recordó la lección de Maquiavelo que había
estudiado en la Escuela de Sociología: el fin justifica
los medios. Pilú y ese cuchitril eran unos simples
medios, más allá de ellos había algo importante: la
Misión y el Poder central...”. Su rememorada lectura
de La Divina Comedia nos lleva a hacer un
paralelismo del personaje “con el viaje del ser, desde
su extravío humano hasta el encuentro con la
divinidad” (Bravo, 1994),
El personaje del intelectual, que es la gran
conciencia despierta de la novela, está unido a la
suerte de los libros que aparecen en ésta: La Conjura
sin Tregua, que se pierde y que estamos leyendo y es
ejemplo de caja china, La Canción de Eva, que
Somalia dejó caer en la pecera, el libro La Pasión de
Nicolai, suerte de Biblia de los rusos blancos,
guardado celosamente en la arqueta de Madame
Lily: “...También repararon en que el libro La Pasión
de Nicolai reposaba cubierto por su paño de satén
morado lila bordado con flores, sobresalía en el ángulo
izquierdo del cojín que estaba hacia el
extremo derecho del sofá...”. Imposible no recordar
en este punto el poema en el que Miyó Vestrini,
ironiza sobre esta angustia y preocupación de los
intelectuales y militantes de la izquierda, (El Invierno
próximo, 1975).
Balzac y La Perica son inquilinos de una
habitación que se convierte en una especie de
mundo en el que la pasión amorosa vive su propio
tiempo, el televisor encendido pero sin sonido es
especie de ojo abierto y voz de la realidad censurada
por el rígido orden de la madame sobre sus predios,
representación del rígido orden del conservadurismo
sobre la realidad, las almohadas de las duquesas, en
las cuales se presume llevaban las joyas del imperio,
la arqueta de madame Lily, la caja en forma de
carroza, la caja que la marioneta hace abrir y cerrar
al tirón de su lazo y donde la madame guarda la
perla negra, el baúl de Natasha, el chifonier de la
Perica, el cuarto de los sigilosos amantes, nos
muestran una intrincada simbología de receptáculos,
fractal. Otra cosa es que el libro aparece como símbolo
que refleja no sóloel interés y disfrute de la
autora por la lectura, por el conocimiento, sino la
valoración de loslibros como poderosa herramienta
de liberación humana y espiritual.

Patética es Ángeles María, sobreviviente de una


trágica historia desde niña, gracias a las ambiciones
de su mamá, empeñada en que ella tuviese el
destino de una mujer de mundo, para ello la férrea
disciplina de los estudios de piano, la educación
religiosa, imagen de ese tiempo decadente en
esencia. Ángeles Maríasucumbe a lo más bajo al
quererse salir, limpiar, diferenciar del lodazal de la
corrupción del poder político y financiero de la
época. Alguien se dice: “¿Qué era la cúpula del poder
central? No lo sabía, nadie lo sabía. La estructura
estaba pensada de manera tal que unos pocos
llegaban a controlar a muchos. Esto no era tan difícil,
pues el asunto era tener a la gente adecuada en los
lugares adecuados. Simplemente, se resumía en la
figura de una pirámide dentro de otra pirámide. Los
poderosos, ubicados en la cúspide, controlaban a los
demás. Y a medida que descendías tenían más y más gente y
éstos cada vez sabían menos de lo que se
pensaba en la cúspide y de lo que quería realmente
la organización. Entendía que la cúpula del Poder
central predicaba el maltusianismo. En todo el globo
terráqueo existían más pobres que desarrollo
económico, los pobres se reproducían como moscas,
es decir geométricamente, y el desarrollo económico
de forma aritmética. El crecimiento demográfico era
el mayor obstáculo para el desarrollo económico y
para el mantenimiento de la estabilidad política del
mundo...”.
Evoquemos por último al personaje de la mujer-
niña, traviesa, ocurrente y observadora, la cómplice
de la narradora, y a Lily Von Dale, rusa, anciana, con
una regadera de plástico verde rociando las plantas
del balcón, imagen que se nos ocurre emerge del
vasto mundo psicoanalítico de la novela, quizá
logremos en ella hallazgos frente a las grandes
interrogantes del devenir humano.

Bibliografía:
• Guzmán, Nelson. Ezequiel Zamora. La Fuerza Revolucionaria de la
historia. pp.138 Inédito

• Bravo, Victor. Ensayos desde la Pasión. Fundarte. 1994. p.153 •


Britto García, Luis. Pagina web:
eliascisneros.wordpress.com/2010/10/25/la-identidad-
delvenezolano-por-luis-britto-garcia/

• Vestrini, Miyo. Antología Poética. Monte Ávila Editores


Latinoamericana. 2008. p.65
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Credo / Alí Rojas Olaya

En el poema Credo, Alí Rojas Olaya,


exrector de UNEARTE, teórico de la
educación, autor de los libros Currículo de
la indignación y la ley del desagravio;
Letras para la conciencia; Matemática y
realidad y Estrategias para docentes de
Educación Básica, transita por las calles de
una venezolanidad honda y nostálgica, tan
sentida que alcanza a ser fe y sistema de
creencias

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Creo en nuestro padre Simón Bolívar,
Libertador del Mediodía de América,
creador de nuestro cielo. Creo en la
filantropía, la ciencia y la pedagogía
erigidas en el corazón del hombre más
extraordinario del mundo. Creo en el
amarillo, azul y rojo de Francisco de
Miranda. Creo en la Silva a la
agricultura de Andrés Bello. Creo en el
alzamiento de José Leonardo Chirino y
en el movimiento emancipador de
Rodríguez, Gual, España, Picornell y
Joaquina Sánchez.

Creo en la libertad nacida en


Angostura. Creo en la grandeza del vivir
bien de nuestros pueblos ancestrales
aferrada a profundos lazos primigenios.

Creo en la identidad nacional que


narra Julio Garmendia en Manzanita.
Creo en los dulces criollos y en las
cotufas nacidas en la eternidad de
nuestros paladares.

Creo en el papelón con limón, en el


casabe y en las empanadas de cazón.

Creo en tu nombre y el mío envueltos


en un corazón atravesado por una flecha
grabados en la última página de algún
cuaderno de nuestra infancia.

Creo en la manera sencilla de vivir


mejor sintetizada en el Herbolario
Tropical de KeshavaBhat. Creo en el
tesón de frescura que Henry Martínez le
pone a la voz de Cecilia Todd.

Creo en la paraulata llanera que


canta María Teresa Chacín.

Creo en dos Alí: el de la canción


necesaria y el de los Cuñaos.
Creo en el Retablo de Maravillas de
Manuel Rodríguez Cárdenas.

Creo en el amanecer tuyero de


Pancho Prim y en la revuelta de
Fulgencio Aquino.

Creo en la venezolanidad que brota en


un vals tocado por Evencio Castellanos.

Creo en el arte de la declamación de


Balbino Blanco Sánchez, Luis Edgardo
Ramírez, Víctor Morillo y Oscar
Martínez.

Creo en el humor de Leo y Job Pim.

Creo en el PopuleMeus de José Ángel


Lamas en la voz de Carmen Liendo.

Creo en la agitación del corazón


cuando oímos el Joropo de Moisés
Moleiro.

Creo en la poesía sabrosa de Andrés


Eloy Blanco y en Miguel Vicente
Patacaliente de Orlando Araujo.

Creo en el plectro mágico de Beto


Valderrama.

Creo en la cuereta, cuatro, bandola,


mandolina,
armónica, caja y maracas convertidos en
alegría en las manos y labios de Mónico
Márquez.

Creo en Hernán Marín cantando y


bailando joropo.

Creo en el Saladillo y su gaita infinita.

Creo en la arquitectura de Juan Félix


Sánchez, Carlos Raúl Villanueva y Fruto
Vivas.

Creo en el pincel de luz de Armando


Reverón.

Creo en el niño que dribla y dribla


hasta meter un gol en un arco imaginario
entre dos laticas vacías.

Creo en los aguinaldos del siglo XIX


de Rafael Isaza, Rogelio Caraballo y
Ricardo Pérez, recopilados por el
maestro Vicente Emilio Sojo.

Creo en la voz plural más


conmovedora de la Universidad Central
de Venezuela.

Creo en la bella del tamunangue


escondiendo una puerca en el campo
florido mientras oye el pájaro tilín en las
voces del Quinteto Contrapunto.

Creo en la medicina de José Gregorio


Hernández y Gilberto Rodríguez Ochoa.

Creo en el guayoyo con el que


encendemos los motores, en la redondez
de una arepa sobre un budare y en el
sancocho que nos convoca.

Creo en el cuatro afinado con el cam-


bur-pin-tón con el que rasgueamos
alguna vez el Compadre Pancho de
Lorenzo Herrera.

Creo en el azabache que les ponemos


a nuestros hijos para repeler el maldiojo.

Creo en la cercanía de dos cuerpos


que bailan puliendo hebilla.

Creo en la mamadera de gallo.


Creo en la pelota e’ goma de las
calles de nuestros barrios.

Creo en las diversiones de María


Rodríguez; en los chimbangles de Juan de
Dios Martínez; en la poesía de
Canchunchú de Luis Mariano Rivera en
la voz de Gualberto Ibarreto.

Creo en la oda enraizada de Otilio


Galíndez cantada por Lilia Vera.

Creo en los pueblos iluminados de


Luis Zambrano; en el Calipso de Isidora
y Clotilde; en la barca de oro de
Alejandro Vargas; en las muñecas de
trapo de Zobeyda Jiménez; en la Navidad
de Sarría con Jesús, María y José; en el
llano de José Romero Bello; en las Voces
Risueñas de Carayaca; en la canción
ineludible y precisa de Leonor Fuguet; en
Panchito Mandefuá; en la Geohistoria del
maestro Ramón Tovar; en el avión
construido por Vicente Zambrano y en la
cultura que sigue defendiendo César
Rengifo.

Creo en la fe inquebrantable del pueblo.

Creo en la policromía y en la rica


variedad de olores de nuestros campos.
Creo en el Caribe que baña
nuestra identidad.

Creo en los trompos alados de


Ibrahím López García y en la pedagogía
de Luis Antonio Bigott.

Creo en la construcción colectiva de


la sociedad que trazó Kléber Ramírez
Rojas donde produzcamos alimentos,
ciencia y dignidad.
Creo en la teta de Hipólita.

Creo en Florentino porque le gana al


Diablo y en Jesús Rosas Marcano porque
con sus enemigos parte el pan y con sus
amigos el dolor, nunca guarda odios en
su corazón y alegra al que sufre con una
canción

Creo en la paz porque creo en la


espiritualidad forjada en la comunión de
los poderes creadores en los que sigue
creyendo Aquiles Nazoa porque son el
hábito de todos los pliegues y colores en
el que mujeres y hombres enseñamos de
palabra y de obra y
cantamos el catecismo social con los
pueblos.

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Poesía de William Osuna
William Osuna es Caracas, es melena blanca y crespa y risa de pana. Para mi es el
cine América al lado del Nuevo Circo con las series del Alcón negro, es la chaqueta
Mac Gregor y el blue jean, que en nuestra juventud se llamaba overall,. Él guardó en
alguna gaveta inmaterial la cartulinita que repartían con la lista de las películas que
iban a pasar de lunes a domingo. No creo que los zapatos que usara fuesen Pepito,
más cerca estaba de los Super. Bajaba de una calle de El cementerio donde vivía
también Roberto Santoyo, casas todas igualitas, de Pérez Jiménez, creo. Lo imagino
tiracoñazos aunque nunca lo vi en eso. A lo mejor nunca fue al cine América, las
cartulinitas serán entonces del Arauca, el Rivera, que era de malandros y escupitazos,
o del Reforma, que era más aparente, más de ir el domingo con Rosita y la camisa
blanca, cuello planchado y corbata con pisacorbatas que no era de oro pero si dorado.
Y las yuntas, no podían faltarle las yuntas a aquellos quince años que iban para
dieciocho. No tengo dato pero te imagino en las misas de aguinaldo, con los patines
Winchester o los Kingston, que eran mejores, comiendo las arepitas dulces con anís.
A lo mejor no hubo nada de eso. La mamá de Rosita decía “por un tris” y Rosita
también. Y la fama que quedó fue que la gozó un sábado que la señora salió a
comprar creuela. Después supe que era poeta y que lo escondían y perseguían los
montunos de la cultura, después lo encontré, mejor dicho, entonces fue que to conocí
cerca del cine América, que sigue pasando películas aunque no se ven. Andaba con
melena, sin corbata, sin cuello duro, con el oído atento a la ciudad y a mantener la
transparencia, como diría Guillermo Sucre, para que la ciudad llegue, no mediocre
pero si verdadera, equilibrio difícil. Lo logró. La bonhomía la mantiene y de eso,
creo, se felicita, también del talento que no usa libro de contabilidad ni analiza quien
es el cuentadante.

Estos poemas fueron dichos en Medellin hace bastantes años, se puede sentir
en ellos la butría completa, invitan a un análisis comparativo del proceso de una
retórica hasta hoy. Aparecen en internet bajo el logo de Prometeo, Revista
latinoamericana de poesía número 81-85. El autor bajaba de una calle de casas
igualitas de El cementerio, de las hechas por Pérez Jiménez.

Salmo
Entren los imperios en decadencia
Y declinen ciudades.
No irán junto a mí
Los terribles espejos que me contemplaron.
No se consagrarán los cuerpos en ruinas,
Ni cuanto supe de ancianos vencidos.
Sea mi estandarte en medio de tanta alabanza
Gloria y fama para los que guardaron distancia
En la razón.
La suerte y todos mis sueños bajo insólita ley.
Una devoción desnuda vuelve a confirmarnos.
Piedra sobre piedra, boca sobre boca
Y todo requiere ayuda en estos lugares ferrosos.

Profecías

Voy a destapar todas las alcantarillas,


Después te retiraré los garfios
Y el viento quejumbroso de tu bancarrota.

Oh tú, casa fugitiva, loba de los suburbios;


Antes te haré asomar por mortecinos laberintos,
Donde mandan los escudos más distantes.

(Mi cruel y bendita ciudad


4 son las heridas de tu frente
Y el mundo de abajo sostiene tu mano..

No hay mito que te confirme, contigo al instante


Del barranco, a la mano, y al empujón)

Voy a despertarme en un diluvio


De rígidos caminos.
De altos hornos, hermosos y extensos
como la cola de un packard viejo.

***

MI PENSAMIENTO una araña que teje su campo de béisbol


Las gradas donde infante corrí las bases del triunfo

Mi pensamiento un perro que gira y busca morder


Su propia cola

Por oficinas bares y avenidas


Mentando madres y a veces sobre los escombros
de esta nación
Anda en llamaradas.

Ni el tigrito del monte ni la florecilla escarlata


Ni el ave de dos picos lo merecen:
De cemento y no de cedro libanés son sus puertas.

Entre vuelcos y revuelcos golpeado como un


Cadillac del 40

Se da sus aires.

Por él hablan los bebedores de caña la Dama de las cartas


El As y el Oro dándole poker a los ilusos.

Toda grieta es un grafito iluminado


Crónicas romanzas y panfletos a un mundo ido.
Mi pensamiento es este lienzo de nubes ilusorias
Con el nombre de mi sangre firma y así es mi origen:
Musicalmente ríe Dramatiza retiradas.

Sobre salvajes

A usted maestro

Los malandros de la gran Santa Rosalía


llaman a los desprevenidos venacátúpárateypégatecontralapared
que significa hilillo de sangre; a las lágrimas
cachazo en la frente que quiere decir cabeza vendada
y si te vi diles que fue con un pizarrón de escuela;
y al corazón bobo igual que al reloj. Los malandros
de la gran Santa Rosalía también dicen Mejokojí
(acentuado en la í) verbo pretérito
sin escritura posible en la lírica venezolana
(estopa) para nombrar el alma.
Para decir amigo dicen convive: sol y noche
Gustavo o algo así.
Y para decir olvidar másnunca
que quiere decir depende

Los muy rufianes saben lo que dicen


para decir tierra dicen cancha
para decir madre dicen torre o me dieron en la
para decir ternura dicen navaja.

Oración del tigre


Tigre
de los colmillos mellados
Tigre
anciano sin rayas
Te pareces a esta geografía
que viene hacia mí
Donde se curvan los pensamientos
Y yo merodeo con los pájaros
De la expulsión ahora y en la hora
de nuestra muerte
Tigre muerto sordo
como un país de ladrones (perdón
pero así se dice)
Tu sangre corre
Tu sangre salta como la cólera de un potro loco
Así brilla tu honor
Y es más bello tu paso

Nosotros los perdedores

te bendecimos.

Carta de un joven portugués desde


Caña Clara Street 27-2-89

Queridos hermanos renuncio al abasto flor de coimbra


que como bien saben le puse ese nombre
en homenaje a nuestra apreciada madre
joao murió ayer defendiendo latas de atún
rollos de papel tualé viejas chuletas de cerdo
una multitud hambrienta lo colgó
en el garfio de una grúa
amarrado a una tira de longaniza josé
quedó empotrado en la despensa de los licores
mordiendo un corcho el cuerpo envuelto en papel de aluminio
como un panetone de navidad
el faraón de caña clara street envió al día
siguiente una corona de crisantemos agosthino
mi único hijo que ahora tiene 19 años y
estudia en la universidad lo acusa del brete
no entiendo las flores se fueron en el primer
camión de basura y a eso él lo llamó orgullo
queridos tíos duermo con un hacha
de madrugada oigo como el hambre se sube a los
techos
del barrio y se mete en las casas a dormir
en las despensas vacías a veces se para en 3 patas
conversa en las plazas
o se arroja a las vías del metro
a toda hora nos toca la santamaría
queridos primos yo sueño que un buitre monta
a su buitra en las mesas del congreso
tengo miedo por el peine que sostiene en el pico
no les digo lo que pienso
oh leche que botarán al lago de Maracaibo
para mantener el nivel de las aguas
oh trigo que se pudrirá en este invierno
y es más alto el precio del pan
caballito blanco de Simón Bolívar
como un gobierno que va a la esquina
a falar sus sandeces y en pleno vuelo
de palabras se da cuenta que no existe
y que su único interlocutor es un gorila
de felpa
que pide tragos en bares a la cuenta
de su señor así va el mundo
p.d. querida madre joao y josé se llevaron
mis dos corbatas negras
envíame una
los recuerda felipe
tu hijo.
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-dossier-
Dossier Ezequiel Zamora
Hugo Rafael Chávez Frías
Nicolás Maduro

Federico Brito Figueroa


Rómulo Gallegos
César Rengifo
Juan Vicente González
Lisandro Alvarado
José Gil Fortoul
Arturo Uslar Pietri
Gerónimo Pérez Rescaniere
J.A. Calzadilla Arreaza
Nelson Guzmán
Pedro Calzadilla
Kelly J. Pottella G.
Freddy Gantheaume
José León Tapia
El mes de enero se puede calificar de mes Ezequiel Zamora en cuanto las fechas
de su muerte y nacimiento se cumplen en él, la muerte el 10, el nacimiento el 1 de
febrero. Hemos estimado que es el momento de hacer llegar al lectorado de
Insurgentes una selección de textos sobre el héroe de la Guerra Federal que tiene por
característica el incluir, al lado de discursos admirativos e indudablemente justicieros,
otros adversos, lo que aspira a conferirle un útil tono dialéctico al análisis.

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Hugo Rafael Chávez Frías


Discurso pronunciado por el Presidente Chávez frente al sarcófago del
general Ezequiel Zamora en el Panteón Nacional el 1 de febrero de 2001
En este texto el jefe de la Revolución bolivariana evoca la figura de nuestro
máximo héroe social e imagina su biografía ideológica a partir de la
comparación de su cronología con la de la historia venezolana. Habla
desde el poder, en ejecución detallada de las hazañas administrativas que
Zamora no pudo realizar
Estamos ante uno de los hombres que más impactó la historia venezolana
del siglo XIX y cuya obra y genio trataron de sepultar las clases dominantes
que se adueñaron del país, de sus recursos y traicionaron el sueño
bolivariano. ¿Por qué Zamora? Decía algún buen historiador que los
hombres realmente hacen la historia, pero no en las circunstancias que ellos
deciden. Los hombres hacen la historia marcados por las circunstancias que
los rodean en un momento determinado, en el transcurso del tiempo y en
un espacio determinado. ¿Por qué Zamora? ¿Por qué hemos venido hoy a
rendirle tributo a Ezequiel Zamora? Es conveniente recordar, compatriotas,
que Zamora nació un día como hoy en 1817, muy cerca de aquí, en Cúa, en
los Valles del Tuy. Zamora, nació en plena guerra de independencia, en plena
efervescencia revolucionaria. Y nació en las calles del pueblo y con el pueblo,
en cuna humilde, sus padres eran campesinos luchadores; nació Zamora el
año en que se consolidaba la liberación de oriente, por ejemplo. Nació
Zamora en un territorio que estaba dominado –el centro del país– por el
gobierno español, pero el oriente y Cúa estaban allí en un punto estratégico
de unión con los llanos del Guárico, con los Valles del Tuy y por allí avanzó la
libertad hacia oriente y hacia el centro del país. El oriente estaba en manos
de los patriotas, allí había conducido Bolívar y habían conducido los
libertadores de oriente: Mariño, los hermanos Bermúdez, Sucre, Piar la
Campaña de Oriente y la liberación de oriente. En Cúa nació Zamora, en ese
espacio geográfico en los Valles del Tuy que era paso obligado de tropas, de
pueblos, de viajeros y de noticias movidas desde el centro del país hacia
oriente y hacia los llanos del centro. Tenía Zamora apenas dos años cuando
Bolívar lanza el Discurso de Angostura y cuando nace la Tercera República.
Tenía Zamora cuatro años cuando en Carabobo se concentra el ejército y el
pueblo al mando del genio Libertador en 1821 y le da al pueblo la gran
victoria de la revolución definitiva para echar de Venezuela al imperio
español.Creció Zamora oyendo, sin duda, las noticias del triunfo de la
revolución. Tenía trece años recién cumplidos cuando seguramente se
enteró de que habían asesinado al Mariscal Sucre en Berruecos y estaba a
punto de cumplir catorce años cuando seguramente se enteró, como el
pueblo venezolano y los jóvenes venezolanos, de la muerte de Bolívar en
Santa Marta y de la traición a la revolución de independencia.
Aquel niño creció entre los pobres, entre el pueblo, entre los
campesinos que esperaban justicia. Aquel niño sintió seguramente, al calor
de su hogar, de sus contemporáneos, de su pueblo del Tuy y de los pueblos
del centro del país y seguramente fue invadido por la esperanza. La
esperanza que tenía el pueblo en 1819, 1821, 1824, por el triunfo de
Ayacucho, pero seguro que aquel niño también fue invadido por la
desesperanza como invadió la desesperanza al pueblo venezolano después
de la muerte de Sucre y de Bolívar y después de la fractura del sueño
unitario de la Gran Colombia (...) Así que no es difícil entender, tomando en
cuenta estos antecedentes y este marco histórico ¿por qué Zamora? En los
últimos años de la década del 40 ya andaba dirigiendo rebeliones
campesinas por el centro del país: 1848 cuando tenía apenas 31 años
andaba ya liderizando rebeliones campesinas y fue apresado, condenado a
muerte. Se fugó de la cárcel en Villa de Cura y luego, con los cambios que da
la historia, se hizo oficial del Ejército regular. Luego, en 1858, al lado de Juan
Crisóstomo Falcón y otros patriotas, condujo la Revolución Federal, la Guerra
Federal, como lo recordábamos hace apenas 20 días en San Carlos de
Cojedes. Zamora muere en plena revolución, como lo recordábamos
también en diciembre, allá en Santa Inés de Barinas, lugar de la gran victoria
de Zamora. Sin duda era un genio militar. Nosotros como soldados debemos
rendirle tributo a un gran soldado. Zamora, en resumen, representa, un
ejemplo a seguir por nosotros, por nuestros jóvenes, por nuestros niños, por
nuestros hombres, por nuestras mujeres, por nuestros soldados. Darlo todo
por el pueblo, por la justicia social. Zamora, cuando se levanta en armas y
cuando dirige la Revolución Federal, proclama de nuevo los sueños de
Bolívar. Claro que la historiografía oficial ha maltratado mucho a Zamora y
eso hay que repetirlo para que lo sepamos todos con mucha claridad. La
historia generalmente presenta diferencias respecto a lo que ocurrió y
generalmente la historia la escriben los vencedores, la historia oficial la
escriben los vencedores. Los perdedores no escriben la historia oficial.
Entonces viene impregnada de la visión de quién la escribe y a Zamora, por
supuesto, lo maltrató la oligarquía, los diarios de Caracas de aquel momento
estaban en manos de la oligarquía, con alguna excepción. No había radio, no
había televisión, pero sí diarios, periódicos en 1860 . Busquen ustedes los
escritos de los meses de enero, febrero, marzo de 1860, incluso mucho
antes, 1859, a Zamora lo llamaban, entre otras cosas, el monstruo salido del
Averno, así llamaba la oligarquía caraqueña a Ezequiel Zamora: la amenaza
del infierno y hacían toda una relación de hechos que no ocurrían en la
realidad pero aparecían en los periódicos. Yo hoy, 1° de febrero, aprovecho
este evento popular militar, este homenaje a Zamora, a su idea y su ejemplo,
para seguir llamando a todos los venezolanos a la unión, pero la unión
requiere que todos nos desprendamos de nuestros privilegios, que todos
nos desprendamos de algunos de nuestros intereses y que miremos y
privilegiemos el interés de la mayoría, el interés del colectivo, que es
sagrado cuando se compara con el interés individual. El interés del pueblo
está por encima del interés de las individualidades o de los pequeños grupos
pudientes del país. En Zamora, hombres y mujeres, pueblo y soldados,
tenemos el ejemplo de un gran luchador que no es, por supuesto, ni fue
nunca ni será, la bestia venida del Averno, no, fue un luchador social, un
luchador que emprendió el mismo camino bolivariano y dio su vida en ese
camino, un hombre con una idea clara, hay que leer sus proclamas, sus
escritos, hay que mirar sus acciones, para concluir en la gran figura que fue
Zamora, en el gran ejemplo que es para todos nosotros hoy. Tierras libres,
decía, hombres libres, libertad, igualdad, viejos lemas y viejos sueños de la
humanidad entera y del pueblo venezolano entero. ¡Qué viva Ezequiel
Zamora! Hoy más que nunca anda con nosotros en las banderas amarillas y
en las banderas tricolores del pueblo bolivariano de Venezuela. ¡Qué viva
Ezequiel Zamora, general del Pueblo Soberano, Ezequiel Zamora para
siempre! Muchas gracias, queridos amigos y queridas amigas.

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Nicolás Maduro

Desde su alta investidura el presidente de la República Bolivariana de


Venezuela, Nicolás Maduro, comunicó con motivo del 158 aniversario del
asesinato del héroe a través de su cuenta en la red social Twitter @NicolasMaduro
e el siguiente mensaje, corto y ardiente

“158 años se cumplen hoy del vil asesinato a traición del General del Pueblo
Soberano, Ezequiel Zamora. Traición oligárquica que sigue rondando hoy en contra de
quienes luchamos por reivindicar al Pueblo humilde. ¡No podrán! Los hijos e hijas de
Chávez estamos destinados a Vencer”.

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Federico Brito Figueroa


A partir del presente fragmento del tomo uno de la Historia económica
y social de Venezuela, contentivo de una descripción panorámica del
régimen de posesión de la tierra vigente en el país a mediados del siglo
diecinueve, Federico Brito Figueroa desarrolla la más documentada y
descarnada pintura de nuestra máxima confrontación social. El historiador
derivó su centramiento en la temática federal de una audiencia con el
teniente coronel Carlos Delgado Chalbaud, Presidente de la Junta militar de
gobierno en 1950, durante la cual éste le comentó un corto texto de Brito
dedicado al tema, que había leído por casualidad, incitándole a
profundizarlo. Narró esa vez Delgado que accedió a conocimientos del área
por exigencias de un profesor de la Escuela politécnica de Francia que había
leído la creación por un revolucionario venezolano del sistema de trincheras
empleado por los franceses durante la Primera guerra mundial, entonces
reciente. “Ese va a ser su sujeto de tesis”, le dijo, estableciendo un hilo que,
vía Brito Figueroa, llegaría casi un siglo después al joven estudiante de Artes
y ciencias militares Hugo Rafael Chávez Frías

El orden político instaurado en 1830 es calificado por muchos historiadores


nacionales como “… la edad de oro de Venezuela, el ensayo feliz de la República
democrática y liberal que surge del caos y se ilumina en las manos de sus
creadores”. Sin embargo, para la masa general de la población, en general para
los campesinos y esclavos, la República no podía ser de ninguna manera
democrática, y si estaba iluminada de algo, sería a lo sumo de sangre y terror,
porque no a otra conclusión, en estricto sentido histórico, conduce el estudio de la
base material y de la superestructura de la sociedad venezolana en las décadas
posteriores a la guerra de Independencia. No estimándola, ni sintiéndola,
precisamente, como democrática sino como oligárquica, es la razón por la cual la
masa popular venezolana se alza con tanto encono en contra de los cuadros de la
República desde los mismos días de su instauración, apelando al único
instrumento de la lucha que conocía y era posible utilizar en función del atraso y
desarrollo social del país: la guerra de guerrillas.
Los llanos, valles centrales y orientales, las costas y serranías devienen en
el escenario geográfico de una honda conmoción social que invade los centros
urbanos reclamando el cumplimiento de la “ley de repartos” y la abolición de las
contribuciones, para terror dela burocracia militar, de los ideólogos de la oligarquía
y de los “honestos y pacíficos comerciantes”, recatados propietarios, devotos
prestamistas al veinte por ciento, quienes, apoyados en las instituciones de un
Estado que expresaba sus intereses de privilegiados de la tortura, reprimen
brutalmente las justas aspiraciones de la masa rural, favoreciendo el desarrollo de
la guerra de guerrillas.
Las requisitorias y sentencias publicadas en la Gaceta de Venezuela, órgano
oficial del gobierno, demuestran que no hubo un día de paz en el país, permitiendo
asimismo estimar las razones económico-sociales que impulsaban a la masa rural
a asaltar las haciendas, hatos y poblaciones como en los tiempos coloniales. Las
guerrillas las integraban no solamente “bandoleros”, “gente sin ley”, sino
fundamentalmente “mulatos, zambos, artesanos, agricultores arruinados y multitud
de esclavos y manumisos que huían del dominio de sus amos, a los cuales
querían someterlos de nuevo jueces y autoridades que, sobre todo en las
provincias llaneras, violaban constantemente la ley de manumisión en favor de los
propietarios.

La estructura social
La masa popular venezolana siente que la lucha en la que participa tiene que
llegar hasta objetivos más importantes que el simple cambio político. Para los
peones y jornaleros, para los libertos y esclavos el programa “hombres nuevos,
alternabilidad republicana”, carece de sentido. El programa de lucha para los
“eternos miserables”, confusamente expresado y a tono con el desarrollo social
venezolano, no era otro que “la igualación de clases”, o, en términos más exactos,
la eliminación de la estructura económica afianzada en la explotación del trabajo
humano. Juan Vicente González intuye el mar de fondo de aquella lucha a la que
califica de “movimiento anarquista”. Y Ezequiel Zamora, el caudillo popular del
movimiento revolucionario de 1858-1863 expresa en sus proclamas los verdaderos
objetivos de la lucha: “no habrá pobres ni ricos, ni esclavos, ni dueños, ni
poderosos, ni desdeñados, sino hermanos que sin descender la frente se tratan vis
a vis, de quien a quien”.

Ezequiel Zamora y el movimiento liberal venezolano


Ezequiel Zamora no participa en la manifestación del nueve de febrero de
1844; los acontecimientos lo sorprenden aparentemente dedicado a sus
actividades profesionales de modesto pulpero y comerciante en ganado en Villa de
Cura. Pero en realidad Zamora, desde 1840, participa directamente en la lucha
contra la “odiada oligarquía de tenderos enriquecidos con actitudes y personajes” y
difundiendo los principios “tierras y hombres libres”, entre los explotados del
campo.
En este sentido, Zamora está al tanto de cuanto ocurre en Caracas: desde el
siete de febrero, en muchos caseríos, ranchos y centros de trabajo, los peones
“pasan la noche en vela”, dispuestos a marchar sobre Caracas para rescatar a
Antonio Leocadio Guzmán (a quien suponen el intérprete de sus aspiraciones), en
caso de que la sentencia no sea absolutoria. Cuando “un posta llega a Villa de
Cura” trayendo noticias sobre los resultados del juicio, ocurren manifestaciones
similares a las de Caracas y, por primera vez, la masa campesina pronuncia una
frase que hiela la sangre de los notables: ¡Oligarcas temblad!
¿Cuál ha sido la labor de Ezequiel Zamora desde el 14 de agosto de 1840
hasta el 9 de febrero de 1844 para que surja, como azar, del anonimato al primer
plano de las luchas políticas: respetado y querido por gente de baja condición,
execrado por plumas ultramontanas, odiado y temido por las clases sociales que
monopolizan la República como cerrado coto familiar?. En 1840, cuando comienza
a circular El Venezolano, Ezequiel Zamora apenas tiene 23 años de edad, pero,
como millares de hombres del pueblo, está en busca de tierra y libertad y atraído
por la demagogia social guzmancista, se identifica y se asocia al movimiento
liberal amarillo. Desde entonces, con mengua de su bienestar personal, sin
aspiraciones materiales para su persona, combina sus actividades de modesto
comerciante en Villa de Cura con las de agitador y organizador de las luchas
democráticas de la masa rural de los valles de Aragua y llanos de Guárico. En
estas regiones, especialmente en San Francisco de Cara, San José de Tiznados y
los caseríos adyacentes y asociado con el licenciado Juan Martínez, inicia una
intensa propaganda democrática, oral y escrita, mediante cartas personales, que
rápidamente se extiende, como el fuego sobre la llanura, por los latifundios y
centros de trabajo, transformando aquellas regiones en las más poderosas del
movimiento antifeudal en el período de 1840-1846.
Las condiciones económico-sociales que imperaban en las zonas rurales y
suburbanas del centro de la República, y las características subjetivas de la
población campesina oprimida que en ellas habitaba, favorecen la expansión de la
propaganda democrática iniciada por Zamora. Desde la época colonial, los
terratenientes habían cimentado en los Valles de Aragua una próspera agricultura
de plantación sobre la base de la apropiación latifundista de la tierra. La población
indígena fue destruida en lo fundamental, y la sobreviviente sometida a la
servidumbre e incorporada al proceso de producción conjuntamente con la mano
de obra de los esclavos negros que, permutados por mulas, sebo o cueros de res,
multiplicaron con su trabajo el valor natural de aquellos fértiles valles.
Los descendientes de los encomenderos monopolizaron las mejores tierras:
la familia Bolívar era propietaria de las vegas de San Mateo, a la par que de los
más ricos hatos de San Luis de Cura; Antonio Fernández de León, el marqués de
Casa León, era amo absoluto de las tierras de Maracay, en su hacienda La
Trinidad se cultivaba el mejor tabaco y en Tapatapa se concentraban miles de
cabezas de ganado; en jurisdicción de El Mamón, el conde Tovar y los Mier y Terán
poseían tierras que se alargaban hasta el mar, otorgadas, según documentos de
donación, con límites que se extendían hasta donde llegaba la “vista y la
imaginación”, en La Victoria, las tierras pertenecientes a las comunidades
indígenas: Tucua, Tiquire, Guacamaya, La Curía y la Cumaca y las denominadas
“tierras de realengo”, arrebatadas a sus legítimos cultivadores, estaban
monopolizadas por la aristocracia terrateniente, en las márgenes del lago de
Valencia, los marqueses del Toro habían campeado como verdaderos señores
feudales; todavía en 1806 litigaban por expropiar a las comunidades indígenas de
Mariara y Guacara, defendidas en aquella ocasión por Juan Germán Roscio en
Güigüe, Cabrera y Yuma, Ángel Quintero es uno de los más opulentos
propietarios.
La independencia no modifica la estructura de la propiedad territorial en los
Valles de Aragua; los caudillos militares comparten el monopolio de la tierra con
sus antiguos amos, y, entre aquellos, José Antonio Páez deviene en uno de los
más ricos terratenientes de la región, adquiriendo mediante la especulación con
los “haberes de guerra” las propiedades del marqués de Casa León, codiciadas
por el mantuanaje caraqueño por la fertilidad del suelo y por las facilidades de
riego. Sin embargo, la independencia y el enriquecimiento de algunos caudillos
militares de origen popular no transforman la naturaleza íntima del régimen
económico imperante en los campos, y cuando Ezequiel Zamora inicia la
explicación oral y escrita de los principios democráticos, los terratenientes de
Aragua, a tono con la estirpe de clase, forman una categoría social que explota a
la masa rural en las mismas condiciones que en la sociedad colonial.
Las características subjetivas y psicológicas del campesinado de los Valles
de Aragua son propicias para la asimilación de la demagogia social y de la
propaganda democrática que desde los primeros instantes imprime Ezequiel
Zamora a las tímidas reivindicaciones planteadas por el movimiento liberal
amarillo.
El campesinado de los Valles de Aragua es una vasta categoría social
sometida a la explotación latifundista, pero en permanente contacto con todo
cuanto ocurre en los centros urbanos de mayor desarrollo.
(…) Con respecto a la disciplina militar y a la moral revolucionaria de sus
tropas, Zamora fue intransigente hasta el momento de su muerte. En Barinas
no vaciló en someter a un consejo de guerra y condenar a muerte al coronel
Martín Espinoza, a pesar de que sabía que con esta sentencia perdía un
valeroso y prestigioso soldado de la revolución, que en cuestión de horas
reclutaba miles de indios y peones para las tropas federales (…) pero Espinoza
cuando se embriagaba no guardaba la moral de un oficial revolucionario y hacía
venganzas personales. Para mantener esa moral revolucionaria, Zamora no
dudó jamás en castigar a los hombres de tropa que llegaron a lesionar los
bienes de la gente de pueblo, a la par que pronunciaba sentencias como las
siguientes: “la propiedad del pueblo se respeta, es sagrada, lo que debe
secuestrarse son los bienes de los ricos porque con ellos hacen la guerra al
pueblo, hay que dejarlos en camisa"

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Zamora masón
Zamora entre 1848 y 1855 amplió sus horizontes intelectuales,
estudia los problemas militares desde el punto de vista teórico,
comprende la fundamentación política del programa de tierras y
hombres libres- y lo más importante a nuestro juicio- descubre los
nexos existentes entre ese programa y el programa de los insurrectos
de junio de 1848, en París…/…con el círculo de amigos de Caracas y
cuando viene a esta ciudad con ellos se reúne para discutir sobre la
situación política nacional y para comentar las informaciones y
periódicos que llegan de Europa (…) Los insurrectos de junio de 1848
residentes en Caracas participan en estas reuniones y cooperan con
sus ideas y experiencias. En el círculo de amigos Ezequiel Zamora
(que se diferencia de las otras fracciones liberales por su radicalismo)
surge la iniciativa de formar progresivamente un “partido dentro del
Partido liberal” para difundir el credo igualitario, ganar posiciones y
hacer la revolución, porque nuevamente la sierpe goda se está
apoderando mañosamente de la República, con guante seda,
habiendo fracasado en los campos batalla y hay liberales que
transigen”. Hay preocupación por la abolición de la esclavitud con
indemnización. Se discuten planes de trabajo y se decide que
Zamora se inscriba en la masonería, en tanto que otros de Caracas
se dediquen a la organización de los artesanos en gremios por
oficios…/…En efecto, el 18 de mayo de 1855 Ezequiel Zamora fue
recibido como miembro de la Organización Francmasónica, en
Ciudad Bolívar, por la Logia Estrella del Orbe…/…La Disertación de
orden pronunciada por Zamora versó sobre “La Libertad e Igualdad
entre los Hombres”, y fue editada posteriormente en la Imprenta El
Edén, de La Victoria". Federico Brito Figueroa.
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Rómulo Gallegos
En el presente fragmento de su novela Pobre negro, más que la
anécdota de los hombres públicos, el gran narrador retrata de la gran
conflagración un momento mínimo con todos sus signos de patetismo,
indefensión, locura.

A una legua escasa de la desembocadura del Unare, por donde el río en


pleno caudal — reinaban las lluvias torrenciales de la despedida del invierno
— cortaba un camino, había un paso de balsa.
Sobre la margen izquierda, por allí barrancosa, estaba la casa del
balsero y ya anochecía, con grandes nubarrones que anunciaban tormenta,
cuando llegaron a ella unos diez hombres de tropa, de los restos dispersos de
un batallón del gobierno recién derrotado por los federales.
Iban rotos, desmoralizados, dos de ellos con ensangrentadas vendas de
sucios trapos ceñidos a la cabeza y los conducía un sargento que, a grandes
voces, entre obscenidades preguntó:
—¿Dónde está ese balsero que no ocupa su puesto? Que salga
inmediatamente a pasarnos pa el otro lao, si no quiere que le peguemos
candela al rancho.
Se asomó a la puerta de éste una mujer a cuyas faldas se agarraban dos
muchachitas greñudas y vestidas de harapos y con voz temblorosa
respondió:,
—¡Ay, señor! El balsero era mi marido y se lo llevaron los malditos
federales, trasantier no más. Yo estoy aquí sola con estas criaturitas.
—Pues venga usté con nosotros, si es que no quiere que le dejemos la
balsa en la otra orilla.
—¡Ay, señor! — gimió la mujer—. Yo no puedo goberná esa balsa. Y
de allá paca menos, porque el río está muy correntoso y me trambucaría.
Llévensela ustedes y déjenmela amarra en la otra orilla.
—No estamos nosotros pa amarra balsa ajena. Se la dejaremos a mercé
de la corriente y asina no podrá utilizarla el enemigo, si cae por aquí
siguiéndonos el rastro.
Pero entretanto uno de los soldados se había metido en el rancho y
desde allí le gritaba al sargento:
—Aquí están los balseros escondíos. Dos por mengua de uno.
Y a los aludidos:
—¡Salgan pa juera, sirvergüenzas! ¡Federales deben de sé estos
gallinas!
Y a golpes de culata que les daba el soldado, salieron de su escondite
dos muchachos ya hombrecitos, que en realidad eran los balseros.
—¡Conque esas tenemos! — exclamó el sargento.
Mientras la mujer gemía:
—¡Ay¡ señor! ¡Perdóneme! Le conté una mentira porque estos dos
muchachos son mis hijos y tenía miedo de que me los fueran a reclutá. ¡Ellos
no tienen la culpa! Fui yo quien los hice escondese. No me les vaya a hace
na. ¡Por vía suyita!
—Ya veremos en la otra orilla — repuso el sargento—. Ahora que
busquen las palancas pa que nos pasen pa el otro lao, lo más pronto posible.
—¡Sí, señor! ¡Cómo no! Anden, mis hijos, pasen a los señores. ¿Usté no
me les va a hace na malo, verdá, señor sargento? ¡Este que digo, señor
Capitán! Déjeme dir con ustedes pa ayudá a los muchachos, porque ya le
digo, el río está muy correntoso pa remóntalo de allá paca.
—¡Cómo no, señora! — repuso el sargento—. ¡No fartaba más!
Embárquese también, si esa es su voluntá. Y tráigase consigo a las
rnuchachitas, si no quiere dejar rabos por detrás. Asina se ayudarán entre
todos, unos con otros, en el viaje de regreso, que será de remonta, según sus
propias palabras.
—¡Ay, señor! — exclamó la atribulada madre—. ¡Qué bueno es usté!
¡Dios me lo ayude y me lo libre de mal y peligro! ¡Vamos, mis hijitos, vamos
todos juntos a pasá a los señores! No tengan miedo. Son gente buena, como
toa la del gobierno.
Atravesaron él río, ya anochecido, la madre ayudando a los hijos en
cuyas temblorosas manos vacilaban las palancas, mientras el sargento se
cruzaba miradas siniestras con sus torvos soldados, éstos guiñándoles el ojo a
las muchachitas. Y ya atracaban en la orilla opuesta cuando a un gesto de
aquél, preguntó uno de los subalternos:
—¿Todos, mi sargento? ¿Las pollitas también';' ¿No nos servirán pa
otra cosa?
—¡Todos! Pa que no haiga quien eche el cuento.
Pero en seguida:
—Todos no. Que se quede la vieja zorra, pa que siga diciendo embustes.
—¡Por Dios! — suplicó la madre, ya comprendiendo.
Y a bayonetazos vio que le mataban los hijos.
Saltaron a tierra, los asesinos y el Sargento gritó, entre las risotadas de
sus soldados:
—¡Bueno, pues, vieja zorra! ¡Que Dios la ayude a palanqueá la balsa de
aquí pallá!
Se alejaron las carcajadas, se perdieron en el silencio de la noche, ya
tinieblas espesas. Se incorporó la madre que se había inclinado sobre los
cuerpos yacentes, con la sangre de todos sus hijos, fría, en las manos
sarmentosas... Pero ya había perdido la razón y el uso de la palabra, que para
nada le serviría en la soledad en que la había dejado la guerra y empuñando
una de las palancas, retiró de la orilla la balsa trágica donde chapoteaba el
negro río, con un rumor de lengua que estuviese lamiendo algo.
La corriente se la fue llevando, poco a poco. Grandes nubarrones,
cubrían todo el cielo y relámpagos inmensos aleteaban sobre el agua
tenebrosa...
De pie en la balsa, entre sus hijos muertos, la madre muda y trágica
hundía de cuando en cuando la palanca, cual si buscase un rumbo.

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César Rengifo
César Rengifo es el dramaturgo al que la historia vino a buscar, armada de la revolución
bolivariana. Tres de sus obras, fue natural, recrearon la guerra federal con presencia intensa de
Zamora, presencia que está en cada vida, en cada fragmento de vida voceada desde el escenario.
De tal multiplicidad transcribimos el siguiente parlamento donde se escucha al más agónico
personaje de Lo que dejó la tempestad
Brusca- Yo los vi…eran mis cuatro hombres…Jacinto tenía el chopo apretado contra el pecho y
sonreía…Carmelo estiraba los brazos hacia adelante y su penacho amarillo estaba tinto de
sangre…Juancito cayó boca abajo abrazando la tierra…!Cómo quería la tierra…! Bonifacio en las
empalizadas trataba de buscarse las piernas que la metralla le había llevado…yo los vi…y arriba
volaban los zamuros…ja,ja,ja…
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Juan Vicente González


Si Ezequiel Zamora revisó la historia del Imperio romano en busca
de lecciones de rebelión antiimperial, Juan Vicente González encuentra
en esas mismas páginas lecciones de horror a la conmoción social. Este
es uno de los signos, basal, de la pasión de palabras del tremendo
polemista, que se demostrará policía eficaz para extraer a Antonio
Leocadio Guzmán de un escondite de carbón. Del millón de palabras
brillantes que escribió, incorporamos a este dossier las ocho que
publicó el 31 de enero de 1860 en El Heraldo, celebrando, oficiante
del romanticismo, fiel a sí mismo, el asesinato del héroe de Santa Inés.

“Bala afortunada: Bendita la mano que la dirigió”.


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Juan Vicente González


Si Ezequiel Zamora revisó la historia del Imperio romano en busca
de lecciones de rebelión antiimperial, Juan Vicente González encuentra
en esas mismas páginas lecciones de horror a la conmoción social. Este
es uno de los signos, basal, de la pasión de palabras del tremendo
polemista, que se demostrará policía eficaz para extraer a Antonio
Leocadio Guzmán de un escondite de carbón. Del millón de palabras
brillantes que escribió, incorporamos a este dossier las ocho que
publicó el 31 de enero de 1860 en El Heraldo, celebrando, oficiante
del romanticismo, fiel a sí mismo, el asesinato del héroe de Santa Inés.

“Bala afortunada: Bendita la mano que la dirigió”.


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Lisandro Alvarado

En un tono cerebral y técnico, casi brechtiano, también pedagógico, que adeuda indudablemente a su
condición de científico, Lisandro Alvarado, revisa la batalla de Santa Inés en las páginas que transcribimos
a continuación. Son capítulo de Ezequiel Zamora y a revolución, libro que escribió en una vida itinerante
que recorrió a Venezuela en lomo de burro, en canoas y a pie, dentro de la que recogió paisajes,
detalles de la vegetación, la fauna, las costumbres y tradiciones populares, la vida de los pueblos
indígenas y extensamente la anécdota de su biografiado

Desde el momento de su confección y preparación, efectuada por el General Ezequiel Zamora, la


construcción de los teatros de operaciones (trincheras) hasta el desenvolvimiento en el campo de batalla
(donde se libró una verdadera hazaña militar llevada a cabo por campesinos de escasa preparación en las artes
de la guerra contra un ejército bien equipado) tenía como objetivo generar un gran desgaste a las fuerzas de la
oligarquía en sólo casi tres días de enfrentamientos ininterrumpidos. El plan de la Batalla de Santa Inés consistía
en un movimiento retrogrado clásico en donde se atrae al enemigo hasta el lugar deseado para aniquilarlo.
Dicho plan sería ejecutado por medio de avanzadas y contraataques. Las avanzadas además de canalizar las
fuerzas del atacante, cumplían con el objeto de causar el mayor desgaste posible por medio del enfrentamiento
con el ejercito zamorano situado en tres puntos medianamente distantes, el caserío La Palma, el Trapiche y la
Encrucijada; posiciones defensivas atrincheradas. Luego de esta primera resistencia, las fuerzas federales
abandonarían las posiciones iniciales para replegarse a las próximas haciendo creer al enemigo que iban de
retirada. En la última posición (Santa Inés) era en donde los atacantes recibirían la descarga del máximo poder
de combate de la reserva e incrementada por las fuerzas que se habían replegado hasta dicha posición. Santa
Inés era un teatro colosal. Contó con la posibilidad, dada la distribución de sus espacios, de la construcción de
trincheras, las cuales tenían, justamente para proveer de mejores resultados al ataque, con una estructura
específica: “...con trincheras de tan gran número, de fuegos tan ingeniosamente combinados, y construidas con
tal arte y tal solidez, que parecía ocultos e infranqueables bastiones, de donde caían sobre apiñadas e
indefensas columnas del enemigo (...) Cada una de las excavaciones tenía forma de trapecio y así los soldados
podían disparar por los cuatro lados, de acuerdo a los movimientos...” El elemento geográfico en la Guerra
Federal y su influencia decisiva en la contienda de Santa Inés, es una prueba contundente de la significación del
elemento geográfico en la historia, que unido a la acción de hombre y mujeres identificados con una causa justa
y libertaria hicieron uso táctico y estratégico de una sabiduría oriunda para vencer al enemigo, aún cuando las
armas, las municiones y los alimentos escaseaban.

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-José Gil Fortoul

En una correspondencia despachada desde París, donde


ejercía funciones diplomáticas al tiempo que redactaba su Historia
Constitucional de Venezuela, José Gil Fortoul escribió a Lisandro
Alvarado su impresión sobre la autoría de la muerte de Ezequiel
Zamora. Es sólo una impresión, la transcribimos en atención a la
calidad del análisis históricio del emisor y a la experticia extrema
del receptor.

“la responsabilidad de la muerte de Zamora me parece


todavía un punto muy controvertible, a pesar de cuanto se ha
escrito. Que Guzmán, hombre previsor y de planes a largo plazo,
desease la muerte del caudillo, es cosa verosímil, o suposición
plausiva. Pero para creer que fue autor o cómplice, se necesitan
pruebas mejores que las alusivas hasta ahora. Respecto de los
restos llevados al panteón, puede ya afirmarse rotundamente que
son falsos”.
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Arturo Uslar Pietri
Arturo Uslar Pietri
En los párrafos que siguen, el talentoso intelectual de derecha lee la
Guerra Federal con ojos ciegos a la miseria que la creó, a la pudrición que
florecía en los cuerpos y los cerebros de los venezolanos pospuestos por la
república oligárquica, detenido sólo en sus componentes conductuales.
Ejecuta una transcripción del manifiesto que emitiera Juan Crisóstomo
Falcón, interesante en cuanto presenta combinados justicia social y
federalismo

Vino la Guerra Federal, necesariamente, como la trágica


desembocadura de las contradicciones y carencias de un pueblo al que sus
clases dirigentes no le ofrecían sino mirajes ideológicos irrealizables y no le
dejaban otro camino abierto que el de la violencia y la destrucción.
Sobre aquella hecatombe sangrienta, que llevó el país al borde de su
colapso y ruina final, lo que flotan como penachos de incendio, son
proclamaciones ideológicas. El pensamiento expresado por los dirigentes, no
parece venir de unos hombres que estaban metidos hasta el cuello en la
agobiante presión de la escasez, la miseria, la destrucción, la pérdida de todos
los hábitos de trabajo, de civilización y de orden, y para quienes ya no
quedaba visible otra forma efectiva de gobierno que la dictadura caudillista,
sino más bien como si proviniera de otro mundo, de otro plano, de otra
mente, que ningún contacto tuviera con aquel cuadro pavoroso.
Lee uno un manifiesto como el de Falcón, cuando se reincorpora a la
guerra federal en 1861, y le parece provenir de un sonámbulo que se mueve
sin oír y sin ver, absorbido en su mundo de sueño, por entre las pavorosas
circunstancias a las que hubieran correspondido otras acciones y otras
palabras.
A aquel espectáculo de destrucción y retroceso lo llama "lucha
maravillosa". Ante aquel enguerrillamiento ciego en el que todos parecían
lanzados contra todos, se mofa de los que aspiran a la paz: "En su desaliento
claman por la paz... pero el pueblo que puede siempre y lo puede todo y no se
cansa nunca, no acepta la paz sino con la Federación. No la Federación por
merced, establecida por éste o aquél, por grande que sea, sino establecida por
él que es más grande que todos y a quien toca hacernos a todos la gran
merced de plantear el sistema que le conviene". Ante aquel orden primario de
montonera y caudillo en el que las últimas trazas de vida civilizada han
desaparecido, exclama ciego: "Cansado el país de los sistemas medios, mitad
liberales, mitad represivos que ponen en antagonismo los principios de
libertad, busca ensayar un cambio radical por medio de la Federación en que
predomina la libertad sobre todo: o mejor busca un sistema por el cual sea el
pueblo el que piense, administre, ejecute y cumpla su propio pensamiento
(...). "A proporción que se arrebaten al enemigo los Estados, irán
entregándose a ellos mismos para que se organicen conforme a sus intereses,
a sus ideas, necesidades y aun caprichos". Y más adelante estampa la frase
terrible que es como el epítome de la ceguedad ante lo real y de la pasión
política desenfrenada: "Así, con tranquila conciencia, podemos destruir lo
que existe, porque hay algo mejor con que sustituirlo; y pues, que sentimos la
inspiración del porvenir, nada nos detenga".
Triunfó la Federación, pero el país quedó más pobre, más atrasado, más
desviado en el camino del progreso y de la civilización. Bajo las pomposas
proclamaciones de principios doctrinarios habían desaparecido todas las
formas de la vida civilizada, no había educación, no había trabajo, no
subsistía ningún otro orden que el precario y violento de la montonera
revestido de adjetivos constitucionales. Es el tiempo del caudillismo y de la
guerra civil endémica. Se llega a pensar en liquidar el país. En repartirlo en
pequeños feudos para que los jefes locales tengan su botín.
Hacíamos constituciones, pero no caminos; revoluciones, pero no
escuelas de trabajo; proclamas demagógicas, pero no producción. Estábamos
como entregados a las formas más externas y abstractas de la vida política
mientras las tareas fundamentales e inmediatas quedaban abandonadas.
Teníamos leguleyos, pero no empresarios; guerrilleros, pero no
colonizadores; retóricos, pero no maestros. Entregados al amor de las grandes
frases habíamos abandonado las tareas reales y parecíamos creer que la
civilización consistía en leer el último libro de París. Habíamos llegado casi a
ser un país en el que las doctrinas y las palabras importaban más que los
hombres y que los hechos.

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Gerónimo Pérez Rescaniere
El componente causal de la Guerra Federal venezolana constituido por la aplicación formal y
autoconsciente del liberalismo económico es abordado en este texto retomando lo que en tono de
arrepentimiento explicó Fermín Toro en su libro Reflexiones sobre la Ley de abril. También se revisa el
carácter absolutamente excepcional, específicamente zamorano, que tuvo el federalismo venezolano en
comparación con las revoluciones federales que se producían al mismo tiempo en varios países
latinoamericanos

A Santos Michelena, el ministro de Hacienda de Páez, debería suponérsele


conservador y lo era en cuanto a partido, pero estudiaba con entusiasmo las
teorías de David Ricardo y otros clásicos del liberalismo económico. Por
sugerencia de Michelena, Páez actualizó la economía venezolana de acuerdo
al modelo liberal inglés. Para ello, borró la ley española, que subsistía a pesar
de la Independencia y, basada en la condena cristiana de la usura, ponía un
tope de 6 por ciento a los intereses de préstamos y le garantizaba al deudor
una mora o plazo si podía probar que una fuerza mayor le impedía pagar el
préstamo en el plazo contratado. Michelena legalizó la usura al hacer
promulgar una ley según la cual el interés en los contratos es el que escribe
el prestamista y acepta quien recibe el préstamo. Si el endeudado aceptaba
regalar su vida ése era exclusivamente su problema, porque el Estado se ha
retirado del control de los negocios y reina la libertad. Así, el Partido
Conservador es el que impone el liberalismo económico en Venezuela en 1834
y ello contribuye a la confusión sobre el significado de la palabra federación y
a que el peso determinante de la Ley de abril en la gestación de la Guerra
federal sea poco conocido.
¿Qué pasó entonces? Vino una crisis de origen internacional en el precio del
café y los propietarios de haciendas que estaban endeudados no pudieron
pagar y fueron a la ejecución tribunalicia. Por este mecanismo liberal, las
haciendas pasaron a las manos de los bancos, propiedad de miembros del
Partido Conservador, pronto los hacendados arruinados hablaban de
revolución en las esquinas de los pueblos y ciudades. Fermín Toro,
participante en la instauración legal del liberalismo económico comentará,
arrepentido, las terribles consecuencias en su libro Reflexiones sobre la ley
de 10 de abril de 1834.
Al odio de los dueños arruinados se sumó el de los peones, ex-soldados y
esclavos. Son los «pata en el suelo», olorosa la piel a sudor y a alcohol barato,
frecuentemente ocupados en extraerse las niguas de los dedos de los pies con
una astilla de madera.
Las primeras proclamas de Ezequiel Zamora sólo hablan de
federalismo, luego comenzará a vocear consignas subversivas como «echar
por tierra a los oligarcas a hierro y plomo», llamando a la Guerra federal que
asociará la palabra federación con el concepto de justicia social. La Guerra
federal venezolana tuvo ese componente marcadísimo pero, atención.
estallaban al mismo tiempo guerras federales en Colombia, Brasil, Ecuador,
que se concretaron al significado literal de federación, vale decir debilitación
del estado central con correspondientes privilegios para las oligarquías
regionales.
Hoy la palabra federación ha recuperado su significado original en boca
del neoliberalismo globalizador con el nombre de Descentralización, que
coloca a las provincias en competencia ante las empresas privadas
depauperándolas y debilita al estado nación preparando su destrucción, un
genocidio. Zamora, con su enorme garra de líder social sacó de la federación
lo que originalmente ésta no contenía y ello habla de las posibles funciones
del líder en la historia.

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J.A. Calzadilla Arreaza


Poeta, animador cultural, historiador por encima de todas las cosas, Calzadilla
Arreaza pinta en su libro Ezequiel Zamora y la tierra de hombres libres la vida y gesta
de Zamora con una prosa que penetra en el monólogo interior del personaje,
intercalando lo que los historiadores anglosajones llaman “los años formativos.”. En el
presente capítulo procesa la genealogía del héroe al tiempo que la función y peso de
la geografía en la historia, valiéndose para esto último de su excelente vocación
descriptiva.
El poderoso pecho de la cordillera central que se alza justo al borde del profundo Mar Caribe parece
proteger al valle de los indios Caracas de las amenazas marítimas. Por muchos años fue imposible que los
españoles fundaran una ciudad en esas tierras verdes, fértiles, humedecidas por muchos ríos y por el rocío de
las nieblas que se desprenden del Waraira Repano. Sólo gracias a la perfidia y la traición pudieron someter a
aquellos pueblos dueños de Caracas por derecho de nacimiento. El asesinato de Guaicaipuro es un ejemplo.
Hicieron con trampas lo que no habían podido lograr en una lucha limpia y justa. Pero querer someter a un
pueblo, esclavizarlo y despojarlo de su tierra, no puede ser una causa limpia y justa. Así como murió
Guaicaipuro en una celada, moriría el mariscal Sucre luego de haber triunfado en la batalla. Así también moriría
Ezequiel Zamora, llamado por el pueblo el Valiente Ciudadano. Muy cerca de Caracas nació Ezequiel Zamora,
un 1º de febrero. En el año de 1817 no había terminado la guerra por la independencia. Estaba más bien en su
momento más duro. El ejército expedicionario de Pablo Morillo, compuesto de violentos y curtidos españoles,
dominaba el Centro de Venezuela, vigilante ante cualquier brote de patriotismo. En 1817 nació Zamora, en la
villa de Cúa, en los Valles del Tuy, que son como una continuación del valle de Caracas y comparten todavía su
paisaje. Cuando no era libre la tierra antigua de Guaicaipuro, nació Zamora en aquella tierra de hombres, y
mujeres, libres. Debió tener 4 años cuando su padre, un pequeño hacendado aragüeño llamado Alejandro
Zamora, murió como soldado de la causa patriota. En 1821, año de su fallecimiento, el general Bolívar ganaría
la gran batalla de Carabobo. Se dice que entonces Venezuela fue libertada. Pero no parecía así a la familia de
Zamora, que quedó al cuidado de la viuda Paula Correa. Después de 1821, cuando Bolívar partió a libertar
Ecuador, Perú y Bolivia, Venezuela quedó otra vez en manos ajenas. En manos que hicieron otra vez la tierra
ajena, sólo libre durante el instante justo después de la batalla. Todo el pueblo que vertió su sangre y dio su vida
en aquellas largas luchas se veía nuevamente en la esclavitud (* ). Sólo que ahora los amos de la República se
decían también venezolanos.

Los antiguos mantuanos, muchos de los cuales se habían escapado de la guerra yéndose fuera de
Venezuela, regresan a reclamar sus esclavos y sus haciendas. Regresan con su mismo desprecio por los
pardos, indios, negros, zambos y mulatos que nunca nada poseyeron, salvo su esperanza de llegar a ser libres.
Regresan con su misma soberbia de amos de los valles. La República ahora les pertenece. Las leyes que
dictan los favorecen y privilegian. En 1830, cuando Bolívar muere en Santa Marta, y con él el proyecto de
Colombia la grande, Venezuela queda en manos de los antiguos amos. No mandan ya los españoles, pero
continúan los dueños. El pueblo ve con indignación cómo muchos de estos nuevos propietarios de la patria
conquistada habían sido partidarios de la corona española, realistas, ellos mismos o sus hijos. Por eso llama a
toda esa nueva clase dominante los godos (* ), que era como los patriotas llamaban a los españoles durante la
guerra. Los godos, nuevamente, reinaban. Después de la muerte de su marido, Paula Correa se muda con sus
hijos a Caracas. Carlota, Genoveva, Gabriel, son los hermanos de Ezequiel Zamora. Son blancos de orilla, otra
de las calidades subalternas heredadas de la Colonia: blancos pero plebeyos, sin sangre de abolengo, sin
honor, sin riquezas ni heredades. Son también mirados con menosprecio por los godos, pues se confunden con
el pardaje. En fin, son pueblo, sirven como peones, mandaderos y criados, igual que los morenos. Ezequiel
tiene los ojos azules y el cabello claro, pero pasudo, muy ensortijado, casi como un africano. En ese blanco
pueden esconderse muchas razas. Años más tarde, por la época en que fue condenado a muerte por
encabezar la rebelión de 1846, un funcionario lo describe así en un expediente: Pelo rubio pasudo y bastante
poblado, color blanco y algo catire, frente pequeña, ojos azules y hundidos, nariz larga y perfilada, boca
pequeña y algo sumida, labios delgados, barba roja y escasa, estatura regular, cuerpo delgado, muy junto de
muslos, y piernas manetas. Tiene las manos largas, descarnadas y cubiertas por un vello áspero; los pies son
también largos y flacos; es de un andar resuelto En Caracas, Ezequiel asiste a la escuela de primeras letras en
la esquina de Las Mercedes. Serán las únicas aulas a las que tenga oportunidad de concurrir. Allí recibirá la
instrucción elemental que reciben los niños no privilegiados de su edad: lectura, escritura, nociones básicas de
gramática y aritmética, algo de educación religiosa. Por lo demás Zamora será un autodidacta apasionado,
como Bolívar, devorador de libros de historia, de política y de artes militares. Su hermana mayor Carlota se ha
casado con un inmigrante francés, Juan Caspers o Gaspers, llegado a Venezuela después de la caída de
Napoleón Bonaparte. Caspers viene huyendo de la terrible represión desatada en Francia contra todos los que
habían compartido el proyecto revolucionario escuchará con atención las emocionadas historias de la
Revolución francesa (* ), la toma de la Bastilla y el asalto a las Tullerías por un pueblo en armas exhausto de la
monarquía absoluta y del feudalismo (* ). Pero la fascinación mayor de Ezequiel Zamora, en sus sensibles años
de formación, la acapara la historia de la antigua Roma. No la del Imperio sino la de la República (* ), que
todavía existía en Italia en los siglos II y I antes de Cristo. Los hermanos Tiberio y Cayo Graco, aristócratas de
origen, asumen la defensa de los esclavos y los desfavorecidos de aquella poderosa civilización, luchando
contra un Senado conservador y una élite latifundista (* ) a favor de una repartición más justa de las tierras. Los
Gracos serán asesinados por bandas armadas de la oligarquía romana. Más tarde, treinta años antes del
surgimiento del Imperio, en el siglo I, el gladiador Espartaco se pone a la cabeza de una inmensa rebelión de
esclavos que reúne a más de hombres y mujeres dispuestos a conquistar una vida más digna y humana al
costo que fuera. Espartaco organiza un ejército que durante más de un año derrota a las invencibles legiones
romanas en su propio terreno, cambiando el curso de la historia europea. En la mente y en la emoción del
Zamora niño y adolescente, una rebelión y un ejército de los miserables son posibles, y quizás necesarios.
Zamora debe trabajar para vivir. Vuelve entonces a los fértiles Valles del Tuy y los Llanos Centrales. Gracias a
un préstamo de su cuñado Caspers monta una tienda de víveres, una pulpería, como se llamaba entonces, en
Villa de Cura, desde donde también se dedica al comercio de ganado, en 1838, cuando tiene 21 años.
Estupendo jinete y viajero, recorre al detalle las rutas montañosas que enlazan la capital del país con las
llanuras del Guárico

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ATENCIÓN DIAGRAMADORA, ESTO IRÁ EN UN CUADRITO
ESPECIAL DE COLOR, SIN NOTÍCULA

“Al cargo de un oficial y una escolta de 10 soldados…”


República de Venezuela. - Jefatura Política del Cantón. Número 82. -
Maracay, noviembre 22 de 1847. - 18° y 37°. - Señor Juez de la 1ª Instancia
del Cuarto Circuito. Contesto la comunicación de Us. fecha 18 de los
corrientes, número 649. en que me adjunta copia de la sentencia de S. E. la
Corte Suprema, y decreto de P. E. en la causa del reo Ezequiel Zamora y del
auto librado en consecuencia por ese Juzgado, en 18 de los corrientes.
Todo lo que Us. me previenen en su comunicación citada ha sido cumplido,
notificándose al reo por una diligencia que firmó conmigo al pie de dicho
testimonio el cual se puso dentro de su cubierta con el oficio que Us.
dirigen al señor Gobernador de Maracaibo. El referido reo será remitido
mañana, con toda la seguridad necesaria, al cargo de un oficial y una
escolta de 10 soldados, y con él se dirigirán comunicaciones de Us. para los
señores Gobernadores de Caracas y Maracaibo. Soy de Us. muy atento
obediente servidor. Salvador Michelena.
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Nelson Guzmán
El presente texto constituyó una conferencia dictada por el sociólogo y escritor Nelson Guzmán sobre
el tema zamorano donde describe la mecánica histórica de la Federación enfatizando sus contradicciones
internas y su llamante rol dentro de una Venezuela injusta

La Guerra Federal acontece en una Venezuela donde los derechos elementales del pueblo eran
pisoteados. Terminada la Guerra de independencia, la esclavitud no había desaparecido. Los campesinos en su
gran mayoría eran aparceros. La población se moría de hambre, de disentería, de tifus, de malaria, de
paludismo y de otras enfermedades tropicales. La oligarquía disolvió la Gran Colombia desoyendo a Bolívar.
Páez, hombre de grandes proezas, fue captado por esta clase social, llegó a ser el jefe político del latifundismo.
La época de su gran patriotismo, romanticismo y de servicio a los intereses del pueblo había quedado atrás. Su
esposa Dominga Ortiz fue cambiada por la bella Barbarita Nieves. Páez tenía dones naturales para el liderazgo.
Se dejó encalamucar la cabeza por Miguel Peña y decidió disolver la Gran Colombia. Muchos de los que habían
sido hombres de confianza lo traicionaron. Miguel Peña y otros con sus consejeros llegaron a establecer el
Congreso de la República en Valencia. Hasta allí llegó el poder de Peña, muchos no estaban de acuerdo con el
cambio de los poderes públicos a Carabobo. Posteriormente llegó Ángel Quintero y lo sustituyó como Ministro
del interior y asesor de confianza extraordinaria para Páez. Aquella Venezuela había impuesto un ritmo
económico que había hundido al país en la miseria. La ley de espera y quita que fue establecida desde 1934
legalizó aquella estafa.

Se había impuesto el capital bancario. Los intereses de los préstamos eran extenuantes. Los dueños de
tierras que pertenecían al Partido Liberal estaban opuestos a unas leyes que no hacían otra cosa que retrasar el
desarrollo. Se trabajaba para los prestamistas. Los conservadores latifundistas contaban con el apoyo del
Estado. Las cosas más insólitas ocurrirían durante el gobierno de Carlos Soublette, los diputados y senadores
conservadores rechazaron el proyecto Aranda, que planteó la creación de un Instituto de auxilio a los dueños
de tierras haciéndole préstamos con intereses a bajo tenor. Soublette y los representantes de la Asamblea goda
se opusieron diciendo que los campesinos no tenían tierras y que serían excluidos, pues se beneficiaría a unos
pocos. Se argüía que el asunto era otro, la construcción de caminos lo cual hiciera posible la comercialización
entre estados.

En la Venezuela de 1844 las tensiones y confrontaciones sociales eran enormes. La oligarquía pedía
encarcelar a Antonio Leocadio Guzmán por haber ofendido la moral del banquero Juan Pérez acusándolo de
estafador, de evasor de los impuestos sobre la rentas. El Relámpago mantenía una campaña de injurias contra
Pérez. Ese periodiquillo caraqueño estaba dirigido por un talabartero sin formación cultural, quien tenía su
negocio en Santa Rosalía. Como responsable de aquel periodiquillo fue citado por los tribunales, los jueces
dictaminaron que la figura que estaba detrás de toda esa patraña era Antonio Leocadio, pero cuando se le iba a
condenar el pueblo se agolpó enfrente de los tribunales reclamando los derechos ciudadanos de Guzmán. Los
jueces temblaron ante la acción del soberano y quienes estaban dispuestos a reprimirlo cedieron en sus
pretensiones. El Partido Liberal, a pesar de que se había desprendido del fanatismo católico de la época y de los
godos, invocaba en sus discursos el gran poder de Dios.

El lanzamiento de la candidatura de Antonio Leocadio Guzmán

Antonio Leocadio conjuntamente con Tomás Lander, Manuel María Echeandía, José Manuel García,
Felipe Larrazábal y otros dirigían el Partido Liberal. El venezolano era un periódico de combate que denunciaba
las vicisitudes en que estaba sumida Venezuela. En lo teórico defendían los derechos constitucionales de los
campesinos, el régimen político oligarca había conculcado el derecho al voto a los no propietarios de tierra, se
intentó vulnerar igualmente el derecho al voto de lo analfabetas, tampoco aquellos que tenían deudas podían
votar. El movimiento radical liberal, cuando Guzmán marchaba a realizar la entrevista con Páez en la Victoria, se
fracturó. Antonio Leocadio al darse cuenta de que el pueblo tomaba las propiedades de los oligarcas tembló, él
lo dijo, ese no era el tipo de proceso que quería. Aquella idea de reunirse con Páez había sido promovida por
Mariño para evitar una guerra, su indecisión llevó al disgusto de Zamora y de Echeandía. El primero marchó
hacia los Valles de Aragua donde soliviantó conjuntamente con José Francisco Espinoza (El Indio Espinoza) al
pueblo. El Federalismo zamorano era totalmente radical, se asaltaron haciendas, hubo enfrentamientos
guerrilleros, persecuciones contra Espinoza y Zamora.

Zamora fue acusado por la muerte de Andrés Fuentes, latifundista. En realidad la orden de muerte la
dio el Indio Rangel, de allí provino su condena de muerte. Tacasuruma fue un pueblo ejemplar sitio de
operaciones de Rangel, hoy día se llama Belén. La historiografía goda ha intentado satanizar a Zamora diciendo
que este vendió a sus compañeros, nada de eso es cierto, allí esta como testimonio el expediente de su
declaración. Allí empieza Zamora a madurar, su lucha fue antiesclavista y contra la propiedad latifundista. El
carisma de Zamora era extraordinario. Chávez se inspiró en las enseñanzas de este guerrero. Cuando la
situación se le torna complicada a José Tadeo Monagas y se da cuenta que puede ser depuesto por la godarria,
incorpora a Zamora a las milicias de la Patria, luego pasará a formar parte del ejército. Monagas pensaba que
era un hombre de un estupendo conocimiento de la geografía venezolana y de una mística extraordinaria para
la guerra.

Julián Castro en 1859 era Presidente de la República, la emprende contra el Partido Liberal, dicta
órdenes de expulsión contra las siguientes personas: General Juan Crisóstomo Falcón, General Zamora, Coronel
Wenceslao Casado, Coronel Carmelo Gil, Comandante Amador Armas, Doctor José Manuel García, Ramón
Suarez, Pedro Conde y otros .

La federación tuvo su himno, tomemos algunas estrofas

El cielo encapotado/ anuncia libertad,

Oligarcas temblad/ Viva la libertad,

La espada redentora/ del mariscal Falcón

confunde al enemigo/ de la revolución.


Julián Castro formó un gobierno de coalición con liberales amigos suyos y los conservadores.
Finalmente la oligarquía militar conservadora le da un golpe de Estado y se monta Manuel Felipe Tovar en la
Presidencia de la República.

Vivíamos en un país asediado por las potencias europeas, mientras el liberalismo y más aún el
federalismo, defendían la soberanía de la República, potencias como Holanda explotaban el guano, en la isla de
las Aves como les daba la gana, evadían los impuestos e imponían el precio.

Lo que le interesaba a Falcón no era la revolución. sino montarse en el poder. Era un hombre que tenía
mucha mala fama entre los soldados federales, sus golpes en las batallas contra la oligarquía no fueron
contundentes, las pocas batallas en que salió airoso nunca fueron rematadas, dejaba que el enemigo tomara
fuerzas, marchando hacia atrás, su punto neurálgico parecía ser Coro donde habitaba su esposa. El pacto de
Coche firmada en 1863 no fue otra cosa que la entrega de las reivindicaciones que había conquistado Ezequiel
Zamora. Muy poco tiempo después de la muerte de Zamora y del triunfo de la batalla de Santa Inés es
derrotado en Coplé, finalmente el federalismo logra imponerse con la guerra de guerrillas.

Zamora abogaba por la libertad de prensa, por la libre circulación en Venezuela. Sentía la extraña
presencia de lo que podría ser su ausencia, alertaba a su tropa diciéndole, tengan cuidado con Juan Crisóstomo
Falcón, los tratará muy mal si llego a morir. Las disputas entre estos dos hombres eran muy recias. La idea real
de Falcón era ejercer la Presidencia y no la Revolución. Zamora es el padre de la Revolución campesina en
Venezuela, fundador del Estado de Barinas, que anteriormente se llamaba Cantón Barinas. Posteriormente fue
Estado Zamora, entidad compuesta por Apure, Cojedes y Barinas, luego vuelve a ser Barinas, de nuevo estado
Zamora hasta Eleazar López Contreras.

Zamora fue un heredero de las ideas de Bolívar, tuvo una ideología antiesclavista, democrática, anti-
latifundista, fue un hombre de acción, que respetó profundamente al pueblo. La batalla de Santa Inés fue su
máxima batalla. Contó con el apoyo técnico e ideológico de su cuñado José Manuel García, esposo de
Genoveva, abogado brillante y catedrático de la Universidad de Caracas. Para Navarro un militar de confianza
de Zamora es quien señala a un tal G. Morón como asesino del General Zamora, desde la torre de la iglesia
Central de San Carlos, estado Cojedes, disparó contra Zamora. Morón era un espaldero de Juan Crisóstomo
Falcón. Sin embargo se dice que fue asesinado por un soldado quien fue contratado expresamente para estos
fines, cuando escuchó esta historia salida de sus labios, José Desiderio Trías lo manda a fusilar
inmediatamente.

Hay polémica sobre los restos de Zamora que Antonio Guzmán Blanco trasladó al Panteón Nacional, hay
quienes dicen que no es la osamenta de Ezequiel. Con Zamora ha pasado lo mismo que ocurrió con Boves,
mucho tiempo después es que se revela que fue Pedro Zamora su asesino. Lo cierto es que Antonio Guzmán
Blanco trató de ocultar la muerte de Zamora al ejército Federal, temía que el ejército se rebelara.

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DIAGRAMADORA, ESTO VA EN CUADRITO SÓLO
«Pelo rubio pasudo y bastante poblado, color blanco y algo catire, frente
pequeña, ojos azules y hundidos, nariz larga perfilada, boca pequeña y
algo sumida, labios delgados, barba roja y escasa, estatura regular,
cuerpo delgado, muy junto de muslos, y piernas manetas. Tiene las
manos largas, descarnadas y cubiertas por un vello áspero; los pies son
también largos y flacos; es de un andar resuelto, y tendrá como treinta
años de edad».
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Pedro Calzadilla
Historiador, abordador de temas tan distantes como la Guerra
federal venezolana y la Revolución rusa, Pedro Calzadilla ha sido
ministro de la Cultura y tiene en el presente un rol múltiple y activo
como animador del actual renacer historiográfico venezolano desde
el Centro Nacional de historia, almácigo desde donde se emite el
más numeroso -y calificado- discurso sobre nuestro pasado. En el
presente texto, prologal a la edición de la obra que Lisandro
Alvarado dedicó a Zamora, describe y recapitula la acción del héroe
filiando el reflorecimiento de sus elementos con la revolución
bolivariana

Figura destacada de las luchas liberales radicales de mediados del siglo XIX, Ezequiel Zamora tuvo una
actuación primordial en la primera fase de la llamada Guerra Federal (1859-1863) Se ganó el respeto, la estima
y la adhesión del pueblo por sus ideas revolucionarias de igualdad y por sus dotes de carismático jefe militar. Al
grito de ¡Tierra y hombres libres! y ¡Horror a la oligarquía! Se convirtió en una verdadera pesadilla para las
élites vernáculas. Desde su muerte, el recuerdo de sus ideas y acciones constituye el símbolo más preciado de
los “pobres de la tierra” en su lucha por la igualdad y la justicia. El General del Pueblo Soberano, como lo llamó
el pueblo desposeído que lo siguió y admiró, nació en 1817 en el pueblo de Cúa, Estado Miranda, en plena
Guerra de Independencia, en el seno de una familia blanca de pocos bienes de fortuna. Su inclinación
revolucionaria tuvo antecedentes familiares: su madre Paula Correa y su padre Alejandro Zamora participaron
activamente en la causa independentista, este último había muerto luchando en las filas de los ejércitos
libertadores. Completa a duras penas los estudios en la escuela primaria, mas los pensamientos de su juventud,
valores y formación serán completados por los eventos e ideas revolucionarias que se discuten en América y
Europa, en especial las de los llamados utopistas, cuyas ideas y noticias intercambia con parientes y amigos.
Hacia 1840, instalado en Villa de Cura, ya es un respetado pulpero y comerciante de ganadería. Desde
entonces es entusiasta partidario de las ideas liberales y vigoroso publicista del periódico El Venezolano, órgano
de difusión del Partido Liberal; esta actividad que desempeña en favor de la pedagogía política del pueblo, lo
lleva en 1842 a engrosar las filas del partido y a convertirse en su dirigente principal en Villa de Cura y regiones
aledañas. Las ideas que vocea Antonio Leocadio Guzmán, en aquel célebre impreso, encuentran en el joven
Ezequiel Zamora un divulgador privilegiado. Desde su pulpería, el Valiente Ciudadano, traduce el catecismo
liberal en lecciones concretas y aplicadas a la realidad de los campesinos pobres, quienes de inmediato se
identifican con su prédica.
En 1846 se evidencian enormes contradicciones entre las élites políticas y económicas y el malestar de
las masas desposeídas que aguardan todavía las mejoras ofrecidas durante la independencia. El general
Zamora, acompañado de otros líderes locales, se pone al frente de diversos movimientos militares bajo las
consignas del liberalismo más radical de entonces. En Guambra, en septiembre de 1846, y bajo las consignas de
¡Respeto a los campesinos! ¡Desaparición de los godos!, lanza un llamado a las armas, obteniendo un
importante respaldo de los humildes. Este movimiento alcanzará éxitos militares importantes pero es derrotado
en breve y Zamora es hecho prisionero en marzo de 1847 e inmediatamente juzgado y sentenciado a muerte.
Se fugará de la cárcel y luego, producida la ruptura entre el presidente Monagas y el caudillo José
Antonio Páez, es indultado e incorporado al Ejército. Allí comienza una nueva etapa de su vida, que lo lleva a
desarrollar una ascendente y prestigiosa carrera como jefe político y militar, hasta alcanzar el grado de General
de Brigada en 1854. Desde entonces y hasta 1856 se desempeña en diversos cargos militares al frente de la
comandancia de distintas guarniciones. Ese mismo año contrae matrimonio y opta por la actividad económica
privada y la más tranquila vida familiar.
Poco durará este breve retiro, en 1858 se suma a un grupo de líderes liberales que conspiran para
derrocar al gobierno. Descubierto el complot son perseguidos y sus máximos dirigentes se ven obligados a
abandonar el país. Zamora se refugia en Curazao. En la ciudad de Coro, el 20 de febrero de 1859 comienza la
acción militar que luego se conocerá como La Guerra Federal, misma que marcará sin duda- el momento
cumbre de su carrera política y militar. Al frente de la revolución se encuentra el general Juan Crisóstomo
Falcón, importante líder federal del occidente del país y cuñado de Zamora. El General del Pueblo Soberano,
desembarca en La Vela de Coro el 23 de marzo del mismo año, y desde entonces, como jefe de las fuerzas
revolucionarias del occidente, conduce a los ejércitos insurgentes a una cadena de triunfos que le permiten
proclamar diversos estados federales. El 10 de diciembre de 1859 pone en evidencia su inteligencia militar al
consolidar el triunfo en la importante Batalla de Santa Inés, que lo confirma como un excelso estratega. La
firmeza de su ideario y postulado revolucionario, fundados en la eliminación de los godos y en el reparto de la
tierra, sus probadas condiciones de líder militar y el enorme prestigio y simpatía de que gozaba entre los
pobres, lo convirtieron en una figura sumamente peligrosa para el futuro y la estabilidad de las oligarquías de
todo cuño. No debe por tanto sorprender el balazo que le quita la vida el 10 de enero de 1860, a las puertas de
San Carlos, cuando preparaba el ataque a esa ciudad. Ese mismo balazo marchitó las esperanzas de las
mayorías populares en aquella revolución, que terminó traicionada en 1863 en un pacto entre las oligarquías
que mantuvo la injusticia como orden social. Los restos del general Zamora, sin duda el líder popular más
importante de la pos-independencia en Venezuela, reposan en El Panteón Nacional. El pueblo lo guarda en su
memoria y en un sitial afectivo de su esperanza. No por casualidad el célebre historiador venezolano Federico
Brito Figueroa considera al revolucionario como el símbolo mayor de la igualdad social y la rebeldía popular
contra las oligarquías. Zamora es una de las tres sólidas raíces ideológicas e históricas del luminoso Árbol de la
Revolución Bolivariana. Su gesta y el legado del comandante Chávez recorren hoy los pueblos, llanuras y
sabanas como anhelo de redención.

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Kelly J. Pottella G.
Ejecutando la glosa narrativa del libro de J.A. Calzadilla
Arreaza Ezequiel Zamora y la Tierra de Hombres Libres (Centro
Nacional de Historia, 2009) Kelly J.Potella describe con excelente
detalle los puntos salientes de nuestra máxima contienda de signo
social señalando su filiación ideológica con la Revolución
Bolivariana

Hugo Chávez Frías, padre de la Revolución Bolivariana, en su


obra para la posteridad titulada: “El Libro Azul”, deja por sentado
que cuando se inició la construcción del Movimiento Bolivariano, que
más adelante originó el 4 de febrero de 1992, en el debate de ideas
surgió lo que él llamo el Árbol de las tres raíces, nutrido del
pensamiento bolivariano, robinsoniano y zamorano.
En el caso de la tercera raíz, que es la zamorana y que completa la
trilogía ideológica de nuestro proyecto político encontramos las
consignas zamoranas: “Tierras y hombres Libres”, “Elección Popular”
y “Horror a la Oligarquía” que sin lugar a dudas aspiran a un
horizonte de justicia social, de lucha y conciencia de clase, amor hacia
la Patria, más que como algo territorial como una construcción
espiritual que nos conecta, concediéndole sentido a nuestra identidad.
En esta oportunidad citaré el trabajo de J. A. Calzadilla Arreaza,
titulado: Ezequiel Zamora y la Tierra de Hombres Libres, editado por
el Centro Nacional de Historia de la República Bolivariana del
Venezuela en el año 2009, dedicado a Federico Brito Figueroa y a los
campesinos caídos por la libertad. (…) Arreaza explica que Zamora
recibió formación elemental en gramática y aritmética, pero siempre
fue un autodidacta. Siempre se interesó en los relatos de su cuñado,
un inmigrante francés llamado Juan Gaspers, quien llegó a Venezuela
huyendo de la represión contra los revolucionarios desatada en su
país luego de la caída de Napoleón Bonaparte. Gaspers le cuenta a
Zamora sobre la Revolución Francesa, sobre los logros del pueblo
sobre la monarquía y el feudalismo del asalto a las Tullerias y la toma
de la Bastilla.
Zamora también se siente fascinado por la historia de Roma,
sobre todo durante la República, por la defensa que hacen los
aristócratas Tiberio y Cayo de los esclavos y otros grupos
desfavorecidos, y la defensa de la repartición justa de la tierra; admira
a Espartaco, quien se pone a la cabeza de la rebelión de esclavos que
derrotan a las invencibles legiones romanas en su propio terreno.
Cuando cumple 21 años monta una tienda de víveres en Villa de
Cura y, producto de sus recorridos, observa las injusticias del régimen
explotador que mantenía inmensos latifundios en manos de pocos;
tierras con incalculables riquezas en manos privilegiadas, donde los
campesinos libres disponían de poquísimas hectáreas, mientras que el
resto de la población, si no eran esclavos eran peones de haciendas a
quienes se les pagaba solo con víveres producidos en las mismas
haciendas donde eran explotados, donde les fiaban incluso a costa de
su trabajo futuro, perpetuando las relaciones feudales y esclavistas,
donde ni los hijos de esclavos liberados por ley tenían derecho a la
tierra, ni mucho menos los peones endeudados de por vida, que se
ven obligados a refugiarse en las “rochelas”, comunidades
clandestinas donde sobreviven gracias a la agricultura y al pillaje.
En este contexto le toca vivir a Zamora, una república al servicio de la
clase privilegiada, sustentada en la constitución de 1830, que
consagraba la exclusión política de los que no eran propietarios, el
latifundio y la esclavitud, donde ni las mujeres, ni los pobres, ni los
esclavos, ni los hijos de esclavos liberados por ley eran considerados
ciudadanos, donde los comerciantes a costa de préstamos impagables
que otorgaban a los terratenientes, terminaban despojándolos de sus
tierras. De este orden de cosas advino como reacción el nacimiento del
partido liberal en oposición a Páez y a la burguesía comerciante.
En 1840, Zamora se une al partido liberal desde Villa del Cura,
ante la promesa de cambio se multiplican las reuniones con peones y
esclavos, planificándose la organización y pensándose la distribución
equitativa de la tierra, la liberación de los esclavos y la aniquilación de
la oligarquía.
En 1846, Antonio Leocadio Guzmán es candidato a la presidencia, el
pueblo suspicaz ante la posibilidad de que los oligarcas o
conservadores se lo impidieran, realiza manifestaciones violentas,
Guzmán es culpado por los desordenes populares, apresado y
condenado a muerte. Por otra parte, José Tadeo Monagas, candidato
de Páez y de los godos resulta electo presidente. Arreaza relata que en
los primeros días de septiembre Zamora, apoyado por el “Indio
Rangel”, indignado por las maniobras de los colorados para evitar el
triunfo del liberalismo amarillo, se rebeló de la mano de unos 300
peones, apoderándose de Güigüe, propiedad del conservador Ángel
Quintero, lográndose la libertad a los esclavos e iniciándose así la
rebelión campesina.
Este alzamiento duró siete meses y debilitó a la oligarquía
conservadora, agotando al ejército comandado por Páez. Zamora,
para este momento, ya había organizado al ejército del pueblo
soberano, disciplinando y organizando a esclavos rebeldes y
campesinos, quienes sumaron unos mil combatientes. Sin embargo en
1847, durante el desastre del Parguito, Zamora es sorprendido por el
ejército de los godos aislándolos en la Loma de Cataure, donde cae el
Indio Rangel. Zamora logra escapar y junto a los campesinos
sobrevivientes se fuga a la sierra, pero es recapturado y lo llevan
prisionero a Villa del Cura. Muchos intelectuales, políticos y amigos
abogan por su vida, sin embargo, es sentenciado a la “pena del último
suplicio”. José Tadeo Monagas le conmuta la pena por diez años de
cárcel. Zamora logra escaparse, siendo esto considerado símbolo de
triunfo sobre la oligarquía.
Los godos se sentían defraudados por José Tadeo Monagas,
consideraban que el perdón a la vida de Antonio Leocadio Guzmán y
a Zamora era una traición y organizan una conspiración, así en 1848,
luego de los incidentes violentos del Congreso y del intento de golpe
de estado, Páez se alza en armas pero es derrotado y es precisamente
Zamora al que tanto había perseguido, quien lo trae prisionero a
Caracas para que lo juzgue el gobierno de Monagas.
Monagas se fue debilitando, hasta su renuncia en 1858. Ocurre la
llamada Revolución de Marzo comandada por Julián Castro, se
persigue a todo aquel que hubiera estado vinculado al liberalismo.
Todos los liberales al verse perseguidos, amenazados de muerte, se
reencuentran y asumen el programa de la Federación, encabezados
por Juan Crisóstomo Falcón, cuñado de Zamora, mientras que
Zamora se refugia en Curazao. Calzadilla Arreaza cuenta que la
Revolución Federal no esperó la orden de Falcón, así en febrero de
1859, cuarenta jóvenes rebeldes de la provincia de Coro, guiados por
Tirso Salverria, se apoderan de la guarnición y sale una comisión a
traer a Zamora de Curazao y declaran a Coro Estado Autónomo,
siendo el comienzo de la Guerra Federal.
En Asamblea popular se proclama un gobierno provisional,
Zamora es ascendido a general de División y nombrado jefe de
operaciones del ejército federal occidental. El proyecto político de
Coro se definió como defensor de sus recursos y de la independencia
administrativa, respeto a la forma federal bajo los principios de la
abolición a la pena de muerte, libertad de prensa, prohibición de la
esclavitud, inviolabilidad del domicilio, independencia del poder
electoral, elección universal, directa y secreta, libertad política,
individual y civil, administración de justicia, abolición de la prisión
por deuda, creación de la milicia nacional armada.
Zamora organiza el ejercito del pueblo en armas, convoca a los
guerrilleros alzados en todo el país a integrarse al ejército Federal, así
logra reagrupar 2.000 combatientes en 15 días, listos para dominar
occidente y marchar al centro. Diez meses dura la campaña de
Ezequiel Zamora. Al paso de Zamora se fundan Yaracuy, Portuguesa,
Apure, Barinas en Asambleas públicas donde se constituyen nuevas
instituciones bajo las consignas “Tierras y hombres libres”,
“Democracia y Federación”.
La oligarquía, empeñada en detener el avance de la Federación,
reúne 18.000 efectivos y avanza hacia Barinas y Guanare, pero el
ejército de Zamora es tan potente porque es el mismo pueblo en
armas, que moviliza en todo el país 20.000 combatientes sin contar a
los innumerables indígenas, mujeres y niños que sirven de apoyo
logístico y realizan sabotaje e inteligencia.
Ante el avance de los godos, Zamora concibe una estrategia
militar sin precedentes en nuestra historia, atrayendo a los godos al
campo de batalla preparado por él. La campaña durará tres meses, las
órdenes de Zamora son claras: en todas las plazas y frentes no se debe
avanzar contra el adversario, las tropas solo deben resistir débilmente
y retirarse, llegando a abandonar al enemigo el terreno conquistado,
así los godos mordieron el anzuelo, creyendo que los federales huían
del combate, temerosos del ejercito conservador, todas las fuerzas
federales se replegaron al Oeste y al Sur de Barinas. Los godos
marcharon hacia Cojedes, Guárico, Carabobo, Aragua, desde Trujillo
y Mérida se precipitaron a Barinas creyéndose triunfadores.
En Santa Inés, al sureste de la ciudad de Barinas, con la asesoría
de expertos ingenieros, se construyó una ciudadela, un laberinto de
trincheras con pasadizos y falsas rutas de escape, que significaron la
tumba para los que cayeron en la trampa, pues fueron fusilados
donde menos lo esperaban. Al final del laberinto, en la plaza y al Sur
del pueblo, estaba preparada la caballería llanera, con lanzas y
machetes además de una bandera amarilla con estrellas azules
símbolo de la libertad y democracia verdadera, lográndose así la
victoria decisiva el 10 de diciembre de 1859 sobre las fuerzas de la
oligarquía.
Luego Zamora pretende marchar a Caracas para sellar la victoria
definitiva, pero es asesinado por un francotirador el 10 de enero de
1860.

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Freddy Gantheaume Pantin

En el presente fragmento de La hidra vandálica, recreación novelada


de la Guerra federal escrita a finales del siglo veinte por Freddy
Gantheaume Pantin, descendiente de personajes de la oligarquía
conservadora y practicante de su óptica, se inserta el parte de la batalla de
Santa Inés producido por el jefe conservador Las Casas. Van ese trozo y la
reacción del Presidente de aquel momento, apellidado Tovar.

Hasta el Jefe del Estado llega el terrible relato de la batalla, suscrito por
el Coronel De las Casas:
«...El 8 de diciembre pernoctamos en San Lorenzo y nos preparamos para pasar
el río en canoas. El enemigo no se dejaba sentir, ni procuró embarazarnos el
paso. Avanzó Jelambi al pueblo de Las Palmas, donde había 100 enemigos de
observación y los hizo retirar a los primeros disparos. Pernoctamos el 9 en Las
Palmas, donde convocó el General una Junta de jefes para consultarles el plan de
ataque y si seguíamos el camino recto de la montaña que conduce a Santa Inés o
el de la sabana para atacar por el flanco y retaguardia. Todos opinamos que el
ataque se hiciera por el frente, lo que estaba además de acuerdo con las órdenes
que habíamos recibido. De Guanare salimos para Santa Inés con una fuerza que,
según los datos del Estado Mayor, no llega a 2.300 hombres para combatir a un
enemigo que, al parecer, huía, pero que en realidad obedecía a un plan de
concentración de todas sus fuerzas en una localidad estudiada por Zamora, a
quien Falcón había tenido que ceder el mando.
El Ejército no tenía objetivo fijo. Su misión era buscar el mayor número
de las tropas enemigas y cuando aquél salió de San Carlos, éstas se hallaban
divididas, parte en Barquisimeto, con Trías; parte en Carora, con Falcón y parte
en Guanare, con Zamora y Aranguren. El Ejército invertía mucho tiempo en la
conducción de la artillería, en cuya carga y descarga diaria empleábamos 20
mulas, por lo cual en caminos estrechos, el Ejército llenaba un espacio de una
legua o más.
En Santa Inés se encontraban los principales jefes de la Federación:
Falcón, Zamora, Trías, Zavarce, Aranguren, Casado, Colina, Petit, González,
Calderón, etc., y habían concentrado todas sus fuerzas en aquella posición
militar que defendida en sus flancos por el río y las sabanas y no teniendo más
que una entrada, tan larga como alevosa, constituye por obra de la naturaleza una
fortaleza casi inexpugnable, por lo demás, el General Zamora había sabido
aprovechar lo montuoso del terreno que hay entre Las Palmas y Santa Inés,
estableciendo a uno y otro lado parapetos a derecha e izquierda con veredas
cubiertas para la retirada de las guerrillas, emboscadas también éstas; de modo
que nuestra vanguardia sufría fuegos sin saber a quién contestar. Como a legua y
media se atrincheraros fuertemente en los edificios de un trapiche, y más allá,
por el lado de un cañón, pusieron otra fuerte trinchera.
Emprendimos la marcha en la mañana del 10, y aun no habíamos llegado
a Las Palmas, cuando rompimos el fuego con una columna que estaba
descubierta y sucesivamente con las guerrillas parapetadas. Avanzamos a pesar
del daño que recibíamos y habiendo querido el jefe de nuestra vanguardia hacer
uso de los cañones, se desmontaron sucesivamente tres y sus dotaciones
sufrieron innumerables bajas. Entonces, cerca ya del Trapiche, reclamó Jelambi
el cañón y le contesté que avanzara sobre la trinchera que se había mandado
flanquear, y fue tomado el Ingenio, no sin caer mortalmente herido el jefe de la
Vanguardia.
El Comandante Pérez Arroyo recibió orden de seguir sobre la segunda
trinchera; y en el momento de tomarla con su espada, recibió en la boca un
disparo que le derribó de la mula y le obligó a retroceder, dejando desmontado el
único cañón que nos quedaba. Poco más tarde, al saber que por el fondo del
Trapiche había un camino conducente al pueblo, di orden al jefe de una de las
brigadas de la División Rubín que penetrara por allí a practicar un
reconocimiento, lo que no fue ya posible porque ya cundía el desaliento en
nuestras filas.
Viendo el enemigo que se había suspendido el ataque, mandó por entre el
monte algunas guerrillas que dispararon contra nosotros sin consecuencias.
Pretendimos inútilmente atacar de flanco, y ya a la caída de la tarde se dio orden
de encender candelas para que creyese el enemigo que continuaríamos el ataque
el día siguiente. Pero yo tenía orden del General de hacer cargar el parque y
preparar hamacas para nuestros heridos, que eran bastantes. El enemigo no nos
inquietó y a hora muy avanzada de la noche emprendimos retirada con el parque,
tres cañones desmontados y más de 50 hamacas. El enemigo persistió en su
carga; y habiendo marchado tranquilamente durante la noche llegamos a Barinas
a la mañana siguiente con mucho parque y numerosos heridos. En la dura
marcha los extenuados soldados se tiraban a un lado del camino. Ya en Barinas,
nos ocupamos preferentemente de los heridos. Entre éstos, los muertos y los
dispersos, se disminuía la mitad de la fuerza; pero aun teníamos mil y tantos
hombres.
La carta del Coronel De las seguía así:
Marchamos toda la noche. A la mañana siguiente ocupamos el pueblo de
Curbatí en donde permanecimos algunas horas en espera de nuestra retaguardia.
Poco después se presentó el enemigo haciendo fuego desde lejos y tuvimos una
sensible pérdida, la del Comandante Camilo Prada. Desfilamos por la pica toda
la tarde, hasta el 25 en la noche, en que el General hizo alto en un punto donde
había algunos ranchos. El 26 proseguimos la marcha, sin temor de enemigos
gracias a los desfiladeros, cuando oí murmullo de voces y sonar de armas. Bajé
con otros por una ladera que daba a un río, y empezábamos a subir la cuesta
opuesta cuando vimos a Aranguren, al cual había dicho Zamora «que lo pasaría
con la daga que llevaba al cinto como me llevara vivo». La División Rubín cayó
prisionera; así que de los 1.000 hombres que salimos de Barinas, apenas llegaron
a Mérida doscientos y tantos. El General Ramos iba herido en una hamaca y el
Comandante Rubín, guiado por un indio, se internó en el monte.
Tovar leyó la narración una y otra vez. Finalmente ya algo más repuesto
del infortunio que tal Parte provocara en él, le comentó a Encarnación:
—Esta derrota no significa el fin, ni menos su comienzo. En Santa Inés
no nos hemos jugado todo, ya arbitraremos medios para restaurar al ejército.
Algo de esa actitud la expresó a su esposa:
—¡Cuánto siento la muerte de tantos venezolanos de uno u otro bando!
¡Los generales Ramos y Rubín tendrán que darme cuenta del por qué se
metieron en esa ratonera mortal! Desde aquí aprecio esa determinación como
una insensatez. En nuestra familia también ha tocado la desgracia, ¿¡Qué
habrá sido de Benigno?! La última noticia suya fue su carta desde Guanare
fechada el 26 de noviembre, en la cual decía que Zamora estaba en fuga hacia
Barinas, buscando internarse en las montañas. Me doy cuenta ahora que
Benigno tampoco interpretó el sagaz movimiento de Zamora.
Encamación palideció, la observación implicaba a Benigno en la culpa
de los generales. Sin embargo intentó mostrarse esperanzada.
Esa noche Tovar estuvo retrospectivo:
—La verdad es que yo me eduqué para la vida culta en sociedades
organizadas, reconozco que me ha faltado el coraje del tenaz dominador.
—¿Y qué vas a hacer?
—Pues mira mujer, ahora ante esta nueva situación tendré que hablar
con mis compañeros y perseguir a los enemigos. Hay que cerrar
definitivamente el capítulo de los perdones. ¡Indultos sólo correrán después
de la victoria y la pacificación completa del país, no antes!
Su esposa le tomólas manos y le imploró, arrodillándose frente a él:
—¡Renuncia Manuel, renuncia! Tu no tienes necesidad de vivir en la
política, vámonos para Europa y que esto lo compongan otros, como siempre
te dicen. ¡Vámonos, los sobrinos y todos nosotros!
l,a expresión de Tovar y el gesto de sus labio acompañaron a la rotunda
negación: ¡No, Encarnación! ¡No! en estos momentos yo estoy afrontado al
peligro en el cual está el Estado, soy el Presidente de Venezuela y tengo que
ponerme resueltamente cara a cara con la situación que vivimos, para triunfar
sobre los facciosos!

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José León Tapia


Varios han sido los abordajes novelados de la Guerra federal escritos
por los venezolanos, en Ezequiel Zamora a la espera del amanecer, José
León Tapia, médico y recopilador de la historia oral, fija y sitúa mediante el
contrapunto de acción exterior y monólogo interior del caudillo, la
memoria que encontró depositada en los viejos llaneros de Barinas
Marchaba la tropa de sombreros caídos sobre los ojos y ruana terciada
en el pecho, canana de balas en la cintura, fusilen bandolera. Tres mil
hombres con un jefe a caballo.
Ezequiel Zamora de quepis sobre el sombrero alón, bigote alborotado,
cara afilada y larga, guerrera azul de rojos alamares y charreteras doradas,
botas de cuero de becerro, espuelas plateadas. Al pasitrote la bestia rucia
entre las de las de sus oficiales, bandera amarilla tremolando al viento en
manos de un abanderado, mientras se acercaban al río Tirgua, barcinoy lento,
de caudal trozado por el verano.
Era un nueve de enero de 1860, justamente un mes después de la batalla
de Santa Inés, donde tronó el cañón y los acompañó la victoria.
Más allá de San Carlos los esperaba El Tinaco donde se reunirían las
tropas de Oriente y más tarde, Caracas y el poder del pueblo soberano. En la
ribera contraria del río, la ciudad de casas blancas y el cielo trasparente
opacándose por el atardecer, hasta que cayó la noche mientras acampaban en
el playón.
Desmontó del rucio el General, se apearon sus compañeros cansados y
alegres, se dispersaron los batallones luego de cruzar el cauce para comenzar
el sitio entre disparos, gritos de centinelas, galope de caballos en un círculo
de muerte.
Sin embargo, el General permaneció en la playa de arena reluciente,
siempre mirando fijamente las casas distantes, como si presintiera algo en el
hálito de aquella población, como si el paisaje lo obligara a meditar en el
silencio, al juntarse el silencio con la oscuridad.
Sus asistentes le tendieron un bayetón sobre el piso blando del arenal y
despojándose de su guerrera, se tendió bajo las estrellas que ya comenzaban a
nacer y entonces, repentinamente, como si fuera la última oportunidad para
rememorar su vida azarienta, se le escapó el pensamiento hacia los más
lejanos tiempos.
Ni siquiera el general Falcón, Presidente en Campaña, ni el coronel
Guzmán, su secretario y Auditor de Guerra, se atrevieron a perturbar su
inusitada quietud. Parecía soñar sumido en su mundo interior.
Y fue avanzando la noche al ritmo de sus recuerdos: Cúa, el pueblo de
su nacimiento, la visión borrosa de su padre, Alejandro Zamora, soldado de
Bolívar en la guerra independentista.
Ese era un hombre de verdad —se dijo con nostalgia— de él debo haber
heredado esta rebeldía que me embarga el pecho. Como también mi madre,
Paula Correa, era una mujer maravillosa que jamás me abandonó en mis
momentosmás tristes.
Altivo era él, de temperamento apasionado y valor probado en sus llanuras
guariqueñas. Dulce era ella, pero con la entereza de las mujeres de su época
donde no había espacio para lamentos.
En las calles de Cúa, largas y sinuosas, con nuestra casita sobre el lomo
de una cuesta, hasta que debimos abandonarla buscar el llano donde criar
rebaños de ganado manso.
Parece que el verdor de las sabanas me borrara la imagen de mi pueblo,
perdida en el pensamiento.
Así fui creciendo al lado de mis hermanos y hermanas de nombres
bíblicos, rodeado de pobreza porque a mi padre no le reconocieron sus
haberes militares, luego de tantos años de servicio. Puras promesas quedadas
en esperanzas.
Por eso, al ser un adolescente, me marché solitario en busca de otros
medios para ganarme la vida y ayudar a los míos en unos tiempos tan
difíciles. Bastante me protegió mi cuñado Juan Cáspers, ese alsaciano
fabuloso, contador de historias de las guerras de Europa y de las luchas
reivindicativas del pueblo francés.
El maestro Vicente Méndez me había enseñado a leer, escribir y
manejar las cuatro reglas, tan útiles en mi primer oficio de comprador de
ganado y pulpero en Villa de Cura, donde fue a terminar mí trashumancia. Y
hay que ver lo que para mi significó ese negocio, porque es mucho lo quese
aprende detrás de un mostrador. Se conocen las intimidades de la gente, las
penurias de los clientes, las inquinas de familia, los chismes del pueblo, los
buenos y malos pagadores, los maulas y los que no pagan porque les llegó
miseria.
—Esa es mi gente— me dije desde el comienzo, aquí está el verdadero
pueblo que algún día deberá redimirse por haber sido engañado siempre.
Desde entonces leí, cada vez con mayor interés, los periódicos de
Caracas y de todas partes de Venezuela que me traían, escondidos en sus
sombreros, mis propios clientes. El Venezolano de Antonio Leocadio
Guzmán. El Avispa, El Trabuco, Él Sin Camisa, pura rebeldía en sus páginas,
para comentarlos con los compañeros en la trastienda, donde nadie podía
escucharnos.
Leía además, libros de historia y táctica militar que me han obsesionado
siempre. La rebelión de los Gracos, los esclavos y la plebe en tiempos de
Espartaco y todo lo referente a la Revolución Francesa. Recordaba a cada
momento lo que me había contado sobre ella, mi cuñado Juan Caspers,
además de las lecciones de mi primo José Manuel García, tan radical como
siempre. Porque a mí me ha emocionado desde niño, todo lo que significa
libertad, las luchas por la igualdad, la protesta contra la injusticia, como si
llevara una candela por dentro que me brota en llamaradas, para hacer esta
guerra que continuaré hasta el final. Porque aquí sigue campeando la
injusticia, díganme esa vainade la Independencia, iniciada por los mantuanos
sin tomaren cuenta al pueblo, como si no hubiera existido otra gcnte para
ganar esa patria. Ni pardos, ni negros, ni indios, entraban en sus cuentas. Sólo
creían ser ellos los privilegiados para suplantar al Rey y su poder político,
ocupado sólo por peninsulares. Por eso las servidumbres no les hicieron caso
y se fueron con Bovcs quien en su nombre, les ofrecía los bienes de los
blancos.
Si no hubiera sido por Bolívar, esa independencia no se logra nunca
porque sólo después de muerto Boves en el peladal de Úrica, el pardaje se
unió a los patriotas atraídos por la labia de Páez y los caudillos orientales
para reclamar esa patria.
Patria en las prédicas del Libertador y en los decretos donde ofrecía
haberes militares, reparto de bienes confiscados a los realistas, igualdad ante
la ley y la liberación de los esclavos. Sin que nada de esto se cumpliera nunca
porque los congresos oligarcas jamás los confirmaron con fuerza de la ley de
la república. ¡Maldita sea, eso no puede ser!
Y al morir el general Bolívar, en su camastro de Santa Marta se esfumó
el sueño de la Gran Colombia, competidora por su grandeza con las naciones
poderosas del mundo y la esperanza de reivindicación de la plebe, que con su
sangre había logrado el triunfo.

Desde 1830, los mantuanos patriotas que quedaron vivos luego de las
matanzas del año catorce y los que por realistas habían emigrado, se unieron
en comandita. Los primeros para reconstruir su riqueza y los segundos, para
recuperar sus bienes confiscados. Y se apoderaron del poder civil, con Páez
de Presidente, para mantener el orden que le convenía a sus intereses.

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Nochebuena negra y los tiempos de la


existencia / Nelson Guzmán

Antropólogo
postgraduado en la
Universidad de La
Sorbona (París 8),
catedrático de la
Universidad Central de
Venezuela y de UNARTE,
novelista y ensayista,
Nelson Guzmán aborda
en el presente texto un
magma a un tiempo
negro, húmedo, vegetal y
peligroso, el del Curiepe
pintado por Juan Pablo
Sojo. Se trata de la
novela Nochebuena
negra, cuyos puntos
argumentales toca
Guzmán con los
instrumentos del análisis
y la intuición poética
Juan Pablo Sojo comprendió que Barlovento
era la lejanía; esa tierra geográficamente compleja
nos hace propietarios del río y del mar, allí yacen
enterrados lo amerindio, lo africano y lo español.
No sólo la memoria guarda y activa esos recuerdos,
sino que la tierra apiña lo que no se ha terminado
de rescatar de sus entrañas. El trabajo
arqueológico debe esclarecer lo que el tiempo
parece haber silenciado. Mudo tiempo de arreboles
profundos que expresan esas voces del mestizaje y
del dolor. Barlovento se ha ido hundiendo en la
noche de lenguajes espesos, taciturnos, donde la
brujería y la magia subyacen como subterfugio y
respuestas a la vida y a la cotidianidad.
Nochebuena negra es una novela -de embrujos,
de melancolías, de creencias en el poder- donde los
hombres se presentan dentro de su .propia
fenomenología, en donde la tradición va dictando
las pautas del trabajo. Los dominados siguen
siendo presas de sus propios miedos. Los hombres
eran valientes, enfrentaban el ataque de las
cuaimas, de los tigres, de los virus, del sarampión y
de la malaria, pero seguían allí encerrados bajo la
bota del general Gómez y de los presagios
arcaizantes de la sociedad colonial.
El mundo había desaparecido ante aquellos
hombres que dormían bajo el sopor de sus
creencias. Sus potencias no los abandonaban,
residían estables en el inconsciente, éste les dictaba
la plana sobre el amor, la fecundidad, sobre la
salud y sobre los siglos que debían pervivir, el
lenguaje era la creación del mundo. El lenguaje
anidaba las pasiones, llenaba a los seres humanos
de anhelos. En el sigilo de la noche joven, Salomé
saltó la tapia del coronel Aristimuño, allí lo
esperaba Pura con su pasión agazapada. Ocurriría
lo de siempre, aquel galán emergido de entre los
matorrales había sido sorprendido, las cosas debían
arreglarse a la vieja usanza, sólo el matrimonio
podía reparar la falta.
Juan Pablo Sojo retrata también un mundo
donde el mercado capitalista le jugó una celada
cruenta a los campesinos barloventeños. La
depreciación del cacao a nivel internacional
significaba su empobrecimiento y la baja del salario
de la mano de obra de los trabajadores de las
haciendas. La estructura agraria condenaba a los
hombres al hambre, los amos seguían viniendo de
otras pervivencias, la capital enviaba a sus
patiquines, a sus señoritos para la provincia; estos
debían mandar, tomar las nuevas decisiones. Los
trabajadores agrarios debían comprender el
marasmo del mercado, la suerte de la peonada
estaba ligada a la de los amos, el rasero del mundo
era la dominación. Es a partir de allí que explica
este novelista el mundo, sabe que su pueblo padece
la exclusión.
Nochebuena negra nos muestra la lucha entre
la barbarie y la civilización, los que se quedaron en
el pueblo cosecharon del acíbar de la sociedad
rupestre. El paludismo y las macaguas fracturaron
muchas vidas. La superstición pervive en un pueblo
que navega en su propio tiempo, allí hombres y
mujeres mueren en sus angustias, la mina resuena
espléndida curando las laceraciones. El poder
invisible sigue mostrando el ropaje de su
imaginario para decirnos que muy pocas cosas han
cambiado en el tiempo.
Juan Pablo Sojo escruta y supone los hondos
sentidos del negro de las plantaciones
barloventeñas, conocía la psicología de los dueños
de las plantaciones, nada de aquel universo le era
ajeno. Luchaban los hombres, las potencias
africanas y la civilidad española. El mundo era
plural, las conciencias yacían enfrentadas, un
universo silencioso preparaba su estrategia, nadie
mostraba sus cartas. Sojo exhibe en su novela una
gran penetración del alma humana* Como lo diría
Juan Liscano, no se está proponiendo un ideal de
paideia, sino describiendo una situación donde unas
conciencias luchan por el dominio y las otras
crepitan en la ignorancia.
Juan Pablo Sojo retrata el Curiepe profundo y a
sus hombres. La magia ocupa un nivel importante
en el psiquismo colectivo de aquel pueblo, se podían
torcer destinos, despertar en corazones que no
poseían esa pasión del amor para el momento, la
bruma de los caminos nos había dado la sapiencia
de todo aquello. Se trataba de poseer el poder y
conservarlo. Los hombres vivían en relación con las
fuerzas secretas que tenían injerencia sobre la vida
y la muerte.
Nochebuena negra reniega de la institución de
la recluta, ésta es expresión del abuso, pisotea los
derechos humanos. Los hombres son perseguidos
como presas de caza. La recluta vacía los pueblos,
arrasa a los hombres del campo, trae el hambre, las
plantaciones son dejadas solas. El poder
desintegrador de aquella vieja práctica pone
desolación en los suelos, cientos de familias pierden
al cabeza de casa. Pozo Frío era el espanto, el
tiempo percutía en la piel de aquellos seres
fantasmales que tenían un único destino: servir al
patrón; se nacía y se moría con el destino
claramente señalado. La voz de la injusticia los
había tatuado desde el comienzo.
La vida cotidiana estaba llena de presagios, el
Penitente desandaba sus pasos, cuando se ponía
intenso fastidiando a los vivos, era alejado con agua
bendita y con responsos. El más allá estaba muy
cerca de los hombres, su aparición creaba
presentimientos. Mágicas voces formaban el
marullo de aquella vida, todo podía ocurrir, la
muerte de Vivían Blanco había sido inesperada,
partió de la vida como había llegado, sin ninguna
excusa.

El baile
Nochebuena negra le permite a Sojo hacernos
conocer el psiquismo de aquellos seres montaraces.
Cada hombre es un enjambre de anhelos, de
deseos, de planes. Coínta espera a su amado Tereso,
intentaba domar las hormonas que le reclaman a su
cuerpo placer. Ella había nacido para entregársele
a ese hombre, allí estaban aposentados sus sueños.
El baile para ella poseía un límite, el usufructúo de
su sensualidad, pero lo dejaba hasta allí, antes de
Tereso nadie. Extraño amor de las distancias,
lenguaje perdido de quien ama una idea o a lo
inexistente. Tereso se había marchado lejos de
aquella geografía. Pozo Frío parecía ya no
representar nada para él. Los hombres de aquel
pueblo eran un recuerdo lejano.
La modernidad había atrapado a Tereso en el
Zulia, tenía nueva novia, aquella piel lo introdujo
en otros anhelos. Nochebuena negra nos pone al
frente el destino nuevo que estaban fraguando
aquellos hombres que habían emigrado de
Barlovento. Resignarse a quedar atrapado en un
destino de peón era espantoso tanto para Pedro
Marasma, como para Tereso, el mundo había
comenzado a cambiar. Se iniciaban otros tiempos,
los hombres debían saber las viejas historias.
Crisanto Marasma le revela a su hijo el origen de
las fortunas y qué ocultaban tras de sí cada uno de
esos hacendados, como siempre la historia no era
inocente, mucha sangre y defenestración había
detrás de aquellas riquezas.

La noche oscura
Cuando la oscurana apretaba las almas de los
hombres los nervios se templaban sobre todo si
cantaban los chaures y las yacaguas. Augurios de
desgracia anunciaban estos animales, los hombres
morían besando la tierra en Pozo Frío, en aquel
mundo todo era posible, las terciopelo podían dar
con la vida en un momento. La vida podía ver
alterados sus ritmos naturales por la mano
hechicera del brujo malo. El mal de ojo asaltaba a
los recién nacidos, no era fácil aquel mundo, se
celebraba el Mampulorio y se adornaban los
cuerpos de los niños muertos. El temor era hondo,
se temía a la Sayona, a los espíritus del bosque,
cuando se tenía que caminar en las noches
profundas de un pueblo a otro había que tomar sus
precauciones.
En las ensenadas se podía ser víctima de los
espantos, de las ánimas en pena. La voz predicaba
la vida y la muerte, cada quien en su momento
podía encarnar lo demoníaco o la pía verdad
cristiana, los hombres estaban obligados a buscar
la reconciliación. Nochebuena negra nos muestra
las pasiones del hombre, sus riñas, sus afanes de
superación, la tierra es grande todo puede suceder.

El fragor del deseo


En una noche de los tiempos Morocota rescató
a Coínta de la inexorable muerte, se había lanzado
al río Tuy, allí acechaban los caimanes, presa del
mal de amores tomó la determinación de ahogarse.
El azar la rescató de la muerte, el negro Morocota
la sacó de las aguas, friccionó su espalda para
vaciar los pulmones y bronquios henchidos de agua
y volverla a la vida. El ruido de la mina lo hundió
en los suprimidos anhelos, soñó con aquella carne
fresca y la hizo suya a la fuerza, finalmente su
primitivo instinto había triunfado. Pensaba aquel
desgraciado hombre: "mejor fuese mía que de los
caimanes".

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El presente Informe / Carlos Enrique


Rojas
Carlos Enrique Rojas Campos,
frecuentador de los talleres
literarios del Celarg, miembro del
grupo Ruta de letras caraqueñas,
actualmente profesor de Filosofía
del Instituto Pedagógico de
Miranda, desglosa y narra con
buena pericia la vida letrada de la
Universidad Central de Venezuela
en sus pliegues bohemios, a partir
de una máscara narrativa muy
particular
Conocimos a El Duque en la escuela de
letras, aunque nunca compartimos aula con él
porque nosotros éramos estudiantes de mitad
de carrera cuando ingresó en el año 1982
(aquí me deslindo de mis compañeros, los
otros dos redactores del presente Informe,
porque mi caso es contrario al suyo: yo
ingresé a Letras después que lo hiciera El
Duque y me identifico con el equipo narrador
sólo en el marco del presente estudio.
Hacemos, hacen ellos, una tesis, lo adelanto,
y yo funjo de asistente de investigación en
labores de corrector de pruebas. La
tesis es doctoral, y yo apenas soy un recién
graduado. En fin, la tesis es de ellos, no mía,
pero igual lo tratamos, ya que solía estar
invariablemente en el cafetín de Trabajo
Social después de almorzar en el comedor.
Allí conversaba con grupos nutridos de
estudiantes, en su mayoría varones. El Duque
sólo compartía de manera continua y visible
con las muchachas fuera del recinto
universitario, ya que tenía un temor enfermizo
a que lo vieran en andanzas deshonestas. Se
dice que fueron múltiples las veces que, a
poco de entrar en la Universidad, lo
descubrieron haciendo el amor por las
noches en los jardines de la Tierra de Nadie (a
los lectores europeos del presente Informe
les recordamos que la Tierra de Nadie es el
más famoso de los jardines abiertos de la
Ciudad Universitaria de Caracas, sede de los
edificios de la Universidad Central de
Venezuela y del Hospital Clínico
Universitario). Lo anterior provocó que las
autoridades le hicieran firmar un acta, en una
de cuyas cláusulas se comprometió a
terminar con las prácticas impúdicas.
El Duque era para ese momento asistente
del profesor Adriano León, que solía
encargarlo de la parte evaluativa del curso a
través de un procedimiento que a nosotros
siempre nos pareció desafortunado, pero que
se adecuaba al modo personalísimo de
impartir la docencia el novelista trujillano. En
efecto, para calificar hacía que los
estudiantes respondieran a varias preguntas
de desarrollo en torno a los contenidos de los
discursos emitidos por él, y que previamente
habían sido grabados y transcritos. Era su
hábito, cuando entraba al aula, el de hablar
desaforada y apasionadamente sobre los
grandes novelistas y poetas de la Literatura
Universal (todavía se cursa esa materia en
Letras), cuyas vidas y creaciones conocía al
dedillo. Daba
verdaderamente gusto escucharlo, y los
estudiantes desde que él entró a la escuela
como profesor en los años setenta, solían,
solíamos, no sólo escucharlo, sino tomarse,
tomarnos, muy seriamente lo que decía.Se
comenta que fue tanta la influencia que
ejerció en años anteriores, que en las familias
de los estudiantes se producían maldiciones,
llantos, peleas, deserciones y, en casos
extremos, hasta suicidios, como ocurrió
cuando narró lo del Wherther. Pero la
promoción que nos
pisaba los talones a nosotros en 1983
consiguió una vacuna para
evitarlo.
-Oigan, ¿a ustedes no les tocaba clase a
esta hora con el profesor Adriano?
La carcajada fue colectiva. El Duque de
inmediato se adelantó a dar la
explicación.
-Adriano es mi amigo personal, viejo, y yo
soy su preparador. Además,
en este momento, nuestros grabadores nos
sustituyen.
-¿Ustedes están chiflados o qué?
-El profesor León se entusiasma tanto en
su discurso que ignora lo que acontece en el
aula mientras habla. En más de una
oportunidad los pupitres permanecen vacíos
con lasola presencia de los grabadores y él
no se da cuenta. Uno entra y
sale y hasta echa chistes en el aula y él no se
da cuenta. Algunos
compañeros a los cuarenta y cinco minutos
van a cambiar los cassettes y de inmediato
salen y él no se da cuenta. Entonces, ¿para
qué estar allí si igual la
evaluación siempre será la misma y girará en
torno a lo que él diga,
ya que él es el único que sabe y lo que dice lo
único que cuenta? Es
más, la próxima vez que nos tomemos unos
tragos se lo participaré, y sé que me
entenderá, porque los únicos momentos
lúcidos de Adriano, acontecen cuando está
tomado: lo demás es pura enajenación
literaria, y aquí, mis queridos amigos, nos
formamos como críticos, no como lectores
comeflores, como repetidores ciegos de
pazguatadas ajenas. Y aprovecharé para
decirle que no venga más, y que en vez de
echar esos discursos en las aulas los grabe
en el jardín de su casa de las Mercedes y me
los dé a mí para multiplicarlos entre los
estudiantes y ejecutar la evaluación; y que el
tiempo que se ahorre así lo dedique a escribir
literatura creativa de la buena, que bastante
falta que le hace: ya hace un siglo que publicó
su única novela, su único libro digno hasta el
presente,
entre tantas sandeces que dice estar
escribiendo y ha escrito desde los años
sesenta. Su silencio novelístico nos hace un
ruido enorme a los que quisiéramos escribir y
publicar en el futuro una gran novela, ¿O es
que no es una meta de cualquiera de nosotros
convertirnos en un
García Márquez o Cortázar? Al parecer El
Duque ejecutó la solicitud, porque de un
tiempo en adelante al profesor Adriano casi
no se le vio más en la universidad, salvo
cuando venía a recoger las botellas de licor
casero que le
encargara a El Duque. Pero ahora queremos
relacionar la amistad de El Duque con Miguel
Uzcátegui, uno de los nuestros, quien en el
año 1983 tomó afición por el juego de ajedrez,
y de esa manera damos inicio a la saga
extrauniversitaria de El Duque:
Un sábado en la tarde Uzcátegui fue a la
universidad a consultar unos libros en la
Biblioteca Central, salió a las cuatro de la
tarde y se disponía marchar al Puente de las
Fuerzas Armadas (se trata de un puente
gigantesco que comunica la avenida Fuerzas
Armadas con la estación del metro de La
Hoyada y debajo del cual había, y todavía hay,
un ajedrez de café, como lo llaman los del
gremio,
distribuido en varias mesas con sus sillas,
frecuentado por pensionados, rufianes,
carteristas y algunos estudiantes. Su
ubicación estratégica en el centro de Caracas,
el equivalente del barrio La Candela de Nueva
York o de la Boca en Buenos Aires, rodeado
de burdeles, hoteluchos, posadas españolas,
pensiones y bares de mala muerte, entre los
cuales destacan el leyendario Hotel Cervantes
y el antro Giramundos, lo hacían atractivo a la
bohemia universitaria) a jugar ajedrez cuando
se tropezó con El Duque y le dijo que lo
acompañara. El Duque sabía jugar, pero lo
hacía deficientemente. Decía que no le
gustaba el silencio forzado en el que se
sumergían los
jugadores, que él era un ser linguistico, por
algo estudiaba letras, y que jugar ajedrez
consuetudinariamente significaría para él
traicionar su vocación literaria, que respetaba
a los que pensaban diferente y alegaban que
el ajedrez desarrollaba la capacidad de
abstracción, pero
que esa era tan sólo una vía entre otras para
formar una gran inteligencia. Él, que era
literato y carnal, como Whitman, jamás se
inutilizaría en esos juegos mentales. Aparte
que desarrollar una inteligencia lógico
matemática no es que estuviera mal, sino que
propendía a que el beneficiario tendiera a
reducir la realidad a códigos numéricos o
simbólicos, y de allí a quedarse mudo sólo
faltaría un paso, y si alguien lo dudaba que
echara mano de cualquier libro de ajedrez,
dotados de escasos textos sueltos entre
innumerables tableros virtuales. Así que
quien se propusiera tramar sueños, la razón
de ser de un escritor de ficción, jamás debería
tomar uno de esos libros en sus manos, so
pena de esterilización imaginaria.
Ante aquel aluvión verbal en que se convertía
El Duque cuando le tocaba defender una
posición, Uzcátegui no se rindió y le señaló el
carácter social del ajedrez que en el caso de
los jugadores del Puente se manifestaba en la
consumición de cervezas después de las
partidas, sobre todo en el bar del frente, El
Chico, en el que de paso
se podía jugar dominó en las mesas, con
piezas alquiladas por el dueño del local, un
portugués tan borracho o aún más que su
clientela, que permanentemente acosaba a
todos preguntándoles sobre su vida privada,
lugar de procedencia, características de la
pareja, sí la tenían, y la
razón por la cual iban a libar licor a su bar y
malgastar
miserablemente el tiempo. Eso le gustó a El
Duque, y durante muchos sábados acompañó
a Uzcátegui en las apuestas de dominó y en
las conversaciones con el dueño del negocio.
También solían ir a otro antro cercano, en el
callejón Manduca, conocido como
Giramundos: un bar artesanal de cuatro
mesas atendidas por cuatro putas, una
rockola que funcionaba con fichas, una barra
en la que el dueño se emborrachaba con sus
clientes y una pequeña pista para bailar, y
unos bombillos que casi no funcionaban
salvo el de la caja. En él El Duque desplegó
sus habilidades para trabar relaciones con el
dueño, seducir las mesoneras y no pagar
buena parte de lo que tomaban sus
compañeros. Con lo relatado por Uzcátegui
nos enteramos del lado oculto de El Duque,
de su vida rufianesca y subterránea, de la
disposición de grandes cantidades de dinero
que no podían tener origen que no
fuera ilícito, de su frecuentación fácil de
antros nocturnos y su vinculación más que
sexual con mujeres de la noche, en cuyas
habitaciones de pensión muchas veces
pernoctó gratuitamente, y cuyos
ingresos solía esquilmar a cambio de una
protección más ilusoria que real.
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Invitación a profesores y estudiantes a
escribir en Insurgentes
Facilitador, participante, estás invitado a insertar textos o gráficos en esta
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Secciones básicas

-Actividad cultural sucedida fuera de UNEARTE.

-Actividad cultural sucedida dentro de UNEARTE.

-Obras de Artes plásticas de artistas venezolanos, latinoamericanos y caribeños como


fondo en la portada de la revista.

-Artículos de tema artístico, intelectual y/o teórico, redactados por los facilitadores y los
participantes o expresivos de la creatividad de otros ambientes.
-Vida de UNEARTE. Título sugerido: de las cohortes) Contendrá noticias de cursos,
programas y actividades, promociones, nuevas cátedras, premios, nuevos profesores,
etc.

Temas - Artetendencias – Arte y comuna - De las cohortes - Decolonialidad -


Postmodernismo – Expresión popular como hervidero viviente de la cultura -
Cosmovisión – Arte de los pueblos originarios - China en arte – Arte norteamericano –
Signos latinoamericanos – Marxismo – Capitalismo – Neoliberalismo – Arte puro – Arte
comprometido – Arte y educación – Narrativa – Poesía – Ensayo – Teatro – Cine –
Ecología – Pueblos originarios – Historia - Fascismo – Negritud - Sexo diverso –
Machismo – Feminismo – Parto humanizado - Tradición – Gastronomía – Imaginarios –
Práctica artística – Artesanía – Pintura – Grabado – Música – Fractal – Secretos – Bolero
– Ópera – Cante hondo - Enrique Dussel (trasmodernidad, postmodernidad) – Educación
– Andragogía.

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Las colaboraciones deben venir acompañadas con los datos del autor, su función dentro
de UNEARTE y currículum vitae sucinto. Dirigirlos, al igual que gráficos, consultas y
sugerencias, a:

geronimoperescaniere@gmail.com
lourdesmanrique108@gmail.com

Gerónimo Pérez Rescaniere, director


Lourdes Manrique, miembro del Consejo directivo

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Universidad Nacional Experimentalde las Artes / UNEARTE

Visión

UNEARTE es un espacio de discusión y reflexión


permanente sobre la construcción, renovación y
desarrollo de las artes así como de las culturas
de nuestros pueblos. Es una universidad abierta
a todas las corrientes de pensamiento, así como
al legado y transmisión de las tradiciones
latinoamericanas, caribeñas y universales.
Reconocida por la formación integral de
humanistas con vocación, sensibilidad artística y
social, que considera la intuición y la emoción
como factores inseparables del artista capaz de
responder a los grandes cambios socio-históricos
y culturales del siglo XXI y de coadyuvar en la
construcción de una sociedad regida por los
principios de una democracia protagónica,
participativa, inclusiva, multiétnica y pluricultural.

Misión

UNEARTE, a partir de los valores de nuestra


cultura, está destinada a formar
profesionales en el campo artístico,
humanistas críticos, comprometidos con el
país, creativos, participativos y protagónicos,
sensibles ante los procesos de
transformación social, capaces de enfrentar,
desde el terreno artístico, los nuevos retos y
cambios históricos, a través de una
construcción colectiva, transdisciplinaria,
democrática y de diálogo de saberes que
involucre a la comunidad universitaria y a
todos los actores sociales, para hacer de la
educación y el arte hechos sociales
transformadores, con énfasis en la creación
intelectual y cultural, el poder popular y la
visión geoestratégica del desarrollo
territorial.
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-unearte-
UNEARTE: visión y misión / oportunidades
de
estudios / requisitos de Ingreso
Egresado Programa Nacional de Formación
Música
Técnico(a) Superior en Música
Licenciado(a) en Música
Licenciado(a) en Música Mención Ejecución
Instrumental
Licenciado(a) en Música Mención Composición
Licenciado(a) en Música Mención Producción
Musical
Licenciado(a) en Música Mención Dirección de
Orquesta
Licenciado(a) en Música Mención Dirección Coral
Licenciado(a) en Música Mención Dirección
Musicología
ücenciado(a) en Música Mención Canto
Licenciado(a) en Música Mención Tradición y
Contexto

Egresado Programa Nacional de


Formación Teatro

Técnico(a) Superior Universitario en Artes y


Oficios Teatrales
Técnico(a) Superior Universitario en
Producción de Campo de las Artes
Escénicas
Licenciado(a) en Teatro
Licenciado(a) en Teatro Mención Actuación
Licenciado(a) en Teatro Mención Diseño
Teatral
Licenciado(a) en Teatro Mención Dirección
Teatral
Licenciado(a) en Teatro Mención
Dramaturgia
Licenciado(a) en Teatro Mención Gerencia y
Producción Teatral
Egresado Programa Nacional de
Formación Artes Plásticas
Licenciado(a) en Artes Plásticas
Licenciado(a) en Artes Plásticas Mención Pintura
Licenciado(a) en Artes Plásticas Mención Medios
Mixtos
Licenciado(a) en Artes Plásticas Mención
Escultura
Licenciado(a) en Artes Plásticas Mención
Cerámica
Licenciado(a) en Artes Plásticas Mención
Fotografía
Licenciado(a) en Artes Plásticas Mención Artes
Gráficas
Licenciado(a) en Artes Plásticas Mención
Museología
Licenciado(a) en Artes Plásticas Mención Artes
del Diseño
Egresado Programa Nacional de Formación
Danza

Técnico(a) Superior Universitario en Danza


Licenciado(a) en Danza
Licenciado(a) en Danza Mención Intérprete de
Danza Contemporánea
Licenciado(a) en Danza Mención Intérprete de
Danzas Tradicionales
Licenciado(a) en Danza Mención Intérprete de
Danza Clásica
Licenciado(a) en Danza Mención Gestión y
Producción Cultural en Danza
Licenciado(a) en Danza Mención Coreografía

Egresado Programa Nacional en Artes


Audiovisuales

Técnico(a) Superior Universitario en Artes


Audiovisuales
Licenciado(a) en Artes Audiovisuales
Licenciado(a) en Artes Audiovisuales Mención
Dirección de Audiovisuales
Licenciado(a) en Artes Audiovisuales Mención
Producción de Audiovisuales
Licenciado(a) en Artes Audiovisuales Mención
Cinematografía
Licenciado(a) en Artes Audiovisuales Mención
Dirección de Arte
Licenciado(a) en Artes Audiovisuales Mención
Guión Audiovisual
Licenciado(a) en Artes Audiovisuales Mención
Diseño de Sonido
Licenciado(a) en Artes Audiovisuales Mención
Montaje y Postproducción

Egresado Programa Nacional en Educación


para las Artes

Licenciado(a) en Educación para las Artes


Mención Danza
Licenciado(a) en Educación para las Artes
Mención Música
Licenciado(a) en Educación para las Artes
Mención Teatro
Licenciado(a) en Educación para las Artes
Mención Artes Plásticas
Licenciado(a) en Educación para las Artes
Mención Danza Clásica
Licenciado(a) en Educación para las Artes
Mención Danza Contemporánea
Licenciado(a) en Educación para las Artes
Mención Danzas Tradicionales

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Requisitos de Ingreso

La asignación de plazas a través del Sistema


Nacional de Ingreso (SNI) se realizará aplicando
exclusivamente los criterios del CNU-OPSU. Una
vez aprobado el trayecto inicial se realiza
audición para los PNF en Música y Danza.
Certificado de participación en el Sistema
Nacional de Ingreso (SNI) del CNU-OPSU.

Requisitos de Inscripción

Original y copla de la Asignación de cupo del


Sistema Nacional de Ingreso a la Educación
Universitaria (SNI), vigente.
Copia Fondo Negro y copia simple del Título de
bachiller (debidamente sellado y firmado por las
autoridades de la Institución que lo expidió)
Copia Fondo negro y copia simple de las Notas
Certificadas de 1ro a 5to año (formato nuevo,
debidamente sellado y firmado por la institución
donde realizó los estudios de bachillerato).
Copia de cédula de identidad legible (ampliada).
Copia Partida de Nacimiento.
Una (1) foto reciente tamaño carnét.

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