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a) Reflexione sobre la importancia de tener emociones positivas a nivel individual y

como incide en el éxito laboral.

en el mundo actual se vuelve esencial la forma en que nos relacionamos en la diferencia y


dónde nos encontramos para ponernos de acuerdo. Muchos conflictos se resuelven sólo
por entender que es más provechoso tener una buena calidad de vida que el tener la
razón.

En conclusión, las habilidades emocionales y sociales afectan positivamente las


habilidades laborales, encontrando que aspectos como el reconocimiento de emociones,
el trabajo en equipo, la comunicación, la orientación al logro, la percepción y la
negociación son características del individuo que favorecen la formación de habilidades
que afectan el desempeño laboral.
b) Como inciden en la dinámica de los equipos de trabajo cuando el líder tiene
presente que es necesario hacerse cargo de las emociones de los integrantes.

Una empresa que trata bien a sus clientes, pero exprime a sus proveedores o
trabajadores, es ciega al entendimiento de que vivimos en mundos sistémicos y que al
final del día todos formamos parte de una misma cadena de valor relacional.

Para lograr una verdadera negociación relacional, donde las partes se sientan
“legitimadas”, tiene que haber de parte del líder, necesariamente una preocupación por la
persona (negociador), más que por lo negociado. Toda negociación depende siempre de la
voluntad de las partes. Cuando los negociadores quieren llegar a un acuerdo, lo harán. Al
contrario, si quieren imponer un acuerdo, nada asegura que lo lograrán.

Por ello, poco importan los argumentos, las posiciones y las verdades en los procesos de
generación de confianza en una negociación, ya que son las conductas de las partes las
que realmente cumplen la función de generar confianza. Cuando un negociador pone en
jaque al otro, se genera una barrera; si por el contrario, ambos se encuentran en un
propósito común, se construye paso a paso el acuerdo.

Si un proveedor sólo se interesa en vender y le da lo mismo la satisfacción del cliente, lo


más probable es que la negociación se remita exclusivamente al precio. Así, los
negociadores desaparecen y surge lo negociado. Esto ocurre porque una de las partes
quiere vender al mejor valor y la otra comprar al mejor precio posible. La relación no les
interesa.

Sin embargo, más que cobrar un mayor valor u ofrecer menos, se trata de pagar lo justo
para ambos. Pero la justicia es siempre una percepción (en las siguientes clases la
llamaremos “emoción”) que se genera de acuerdo a cómo se sientan las partes en la
relación. La negociación no tiene que ver con lo negociado, sino con los negociadores. Por
eso nuestro modelo se basa en las relaciones. Si el vendedor se centra en la relación, la
negociación pasa a ser una conversación para lograr un acuerdo.

La economía mundial se mueve a través del servicio y éste se entrega a través de las
personas. Por eso, la relación es tan importante. Más que hablar de la calidad de atención,
nos referimos a la calidad de relación. El acto negociador es más que el momento en que
se discute el precio, se constituye a través de todo el proceso, el espacio total de tiempo
en que dos personas están relacionándose.

Pongamos un ejemplo más concreto. En la relación empleador-trabajador, este último se


legitima por sus resultados. Si logra lo que se le pide, es buen empleado. Si no lo consigue,
es malo. Parece obvio, sin embargo, esta interpretación oculta algo elemental: el buen o
mal trabajador no está determinado a priori por lo que va a lograr. Es más, todas las
personas somos potencialmente capaces de hacer cualquier cosa. Sólo se requiere la
condición adecuada o el ambiente apropiado para que eso suceda.

Si en una organización las personas valen por el resultado, se terminan transformando en


un recurso más. Y en este contexto, algunos individuos funcionan y otros no. Pero si la
mirada está puesta en producir el espacio y ambiente de bienestar emocional, es muy
probable que todas las personas terminen consiguiendo lo que se les pide, pero en
bienestar.

Está muy claro; es tiempo de dejar atrás el sistema jerárquico piramidal reinante y
reorganizarse bajo la “organización de relaciones”, aquella en la cual el éxito de la
empresa está dado por el tipo de experiencia que vive el cliente en el encuentro con la
persona que entrega el servicio.

c) A partir del punto anterior reflexione como las emociones positivas inciden en la
consecución de los objetivos de una organización
emociones positivas amplían nuestra capacidad de ver el todo y, por lo tanto, construyen
recursos psicológicos de largo plazo, tales como la creatividad, la atención, la flexibilidad y
los repertorios de pensamiento-acción. La construcción de estos recursos nos lleva al
bienestar y a la felicidad, lo que vuelve a incrementar las emociones positivas.
Esto es clave para el desempeño laboral y, en empleados que mantienen relaciones con
clientes, por ejemplo, un factor clave considerado por el cliente. Experimentar reacciones
afectivas positivas (emociones de felicidad y bienestar en el trabajo, y estados de ánimo
positivos y activados, por ejemplo) incide en la formación de una evaluación claramente
positiva hacia la organización, lo que conocemos como estar satisfechos laboralmente.

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