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Problemas y alternativas para la enseñanza de la Historia y las Ciencias

Sociales

Educación Mención Enseñanza de la Historia

Efraín Cruz Diloné M. A.


efraincruz@f.uapa.edu.do

Resumen

Hoy en día la enseñanza de la Historia y las Ciencias Sociales ha conllevado a


la búsqueda de identificación de las dificultades que presenta, para luego diseñar
estrategias que contribuyan a que los alumnos puedan obtener un aprendizaje con
significado de los contenidos que se les enseña. Para ello, los mismos deben ir
acompañado de unas estrategias, medios y materiales didácticos que motiven y
dinamicen el proceso de enseñanza y aprendizaje, posibilitando así una mejor
instrucción de las áreas mencionadas.

En ese sentido, por medio del presente artículo, basado en una metodología de
revisión bibliográfica y encuesta aplicada a un técnico y diez docentes de las áreas
antes mencionada, se podrá constatar los problemas que surgen para su instrucción
en las aulas, pero a la vez se proporciona una serie de alternativas a considerar
para enriquecer la práctica educativa.

Palabras claves: Historia, Ciencias Sociales, enseñanza y aprendizaje


significativo.
Abstract

Today the teaching of history and social sciences has led to the search for
identification of the difficulties, then devise strategies to help students can get a
meaningful learning of the content taught. To do this, they must be accompanied by
strategies, means and materials that motivate and energize the process of teaching
and learning, thus enabling better instruction of the areas mentioned.

In that sense, by means of this article, based on a methodology of literature review


and survey of technical and ten teachers in the aforementioned areas, may
determine the problems that arise for classroom instruction, but at the same time It
provides a number of alternatives to consider to enrich the educational practice.

Keywords: history, social science, teaching and meaningful learning.

Introducción

En este artículo se trabajan los problemas que presentan la enseñanza de la


Historia y las Ciencias Sociales en los centros educativos de la República
Dominicana. Para ello se toma en cuenta las aportaciones de un técnico y diez
docentes de tales áreas, las cuales emergieron de un cuestionario aplicado, así
como también de las investigaciones de diversos autores que se han interesado en
aportar conocimientos de las dificultades de dichas áreas en los distintos niveles
educativos, pero más en el secundario y universitario.

Tales dificultades son abordadas desde dos aspectos fundamentales. El primero


referido a los problemas que presenta la enseñanza de la Historia y las Ciencias
Sociales actualmente desde un enfoque deductivo; y segundo, qué se recomienda
para la enseñanza de ambas áreas del conocimiento.
Dificultades en la enseñanza de la Historia y las Ciencias Sociales

La Historia, entendida como una “ciencia de los hombres en el tiempo” (Bloch, M.


(2000, p.3), o como un proceso continuo de interacción entre la historia y sus
hechos, un diálogo que no tiene fin entre el pasado y el presente, del cual se podrá
proyectar una concepción del futuro (Edward, C. 2010, p.167), presenta ciertas
dificultades en la enseñanza. En ese sentido, las Ciencias Sociales como un
conjunto de disciplinas para el estudio del ser humano en sociedad, no queda
exenta.

Hay que entender que la educación es algo complejo, enseñar implica provocar
dinámicas y situaciones en las que pueda darse el proceso de aprender en los
alumnos (González, V. 2003, p.200). Esto conlleva a que el docente implemente
estrategias para lograr en ellos un aprendizaje significativo. Para ello, según
Guzmán de Camacho, A. y Concepción, M. (2004, p.74), aprender
significativamente es relacionar los nuevos conocimientos con los conceptos y
proposiciones relevantes que ya el alumno conoce. Esto significa que el material
aprendido se ha incorporado a la estructura cognoscitiva y se tiene disponible para,
en un momento determinado, reproducirlo, relacionarlo con otro aprendizaje o
solucionar un problema.

Ahora bien, cuáles son las dificultades que presenta la enseñanza de la Historia
y las Ciencias Sociales, hay que iniciar por reconocer que una de ella es la falta de
la investigación-acción. La desconexión entre la investigación de tales áreas del
saber y su didáctica. Así lo expresó Aranguren, C. (2005) en uno de sus estudios
sobre la teoría y praxis de la historia. Pagés, J. (2009, p.3) lo llama de otra manera,
“el divorcio existente entre la investigación social especializada en el ámbito
disciplinario (riguroso) y la enseñanza de la historia o las ciencias sociales”. No hay
un campo dedicado exclusivamente a la investigación especializada en ambas
áreas del conocimiento enfocada a la instrucción.
Otro de los problemas es que se debe educar para la ciudadanía, no para las
empresas e intereses particulares, institucionales o empresariales (Pagés, J. 2009).
Así también lo expresó Peter Mc Laren (2012), uno de los representantes de la
pedagogía crítica al decir que: “estamos educando para el consumismo, no para la
ciudadanía”. Hoy día son muchos los jóvenes que cuando salen del Nivel
Secundario eligen una carrera universitaria pensando en el beneficio económico, en
lo que ganarán al terminarla, no en su beneficio social.

También está el predominio de métodos de enseñanza transmisivos y pocos


participativos, o como lo expresó Valencia, C. (2004, p.91) “el método transmisión-
recepción convierte a los estudiantes en consumidores acríticos del conocimiento”.
Uno de los propósitos del currículo del Nivel Secundario es formar personas críticas,
pensantes, analíticas, sin embargo, mientras predomine en la enseñanza de la
Historia y las Ciencias Sociales el método de transmisión-recepción no se logrará
formar personas críticas. Este mismo método no queda exento de ser utilizado por
muchos docentes en el Nivel Universitario, pues hay educadores que se sienten una
fuente de conocimiento y que, por lo tanto, deben transmitírselos a sus estudiantes.

Continuando con las dificultades, no se debe dejar de lado el hecho de que el


proceso de enseñanza y aprendizaje de la Historia y las Ciencias Sociales se centre
en lo que Torres, J. (2008, p.92) llama: “voces presentes”, omitiéndose las “voces
ausentes”, cuáles son estas:

Cultura escolar

Voces presentes Voces ausentes

Mundo masculino Mundo femenino

Personas adultas Infancia, juventud y tercera edad

Personas sanas Personas minusválida física y/o


psíquica
Personas heterosexuales Culturas gay, lesbianas y
transexuales

Profesiones de prestigio Clase trabajadora y la pobreza

Mundo urbano Mundo rural y marinero

Estados y naciones poderosas Naciones sin Estados

Raza blanca Etnias minoritarias y sin poder

Primer mundo occidental Países orientales y tercer mundo

Religión católica Otras religiones, agnosticismo y


ateísmo

Fuente: Torres, Jurjo. (2008). Diversidad cultural y contenidos escolares.

Quizás esta problemática no se da del todo, pero sí hay que admitir que la
instrucción de la Historia y las Ciencias Sociales se fundamenta en las voces
presentes, dejando de lado las voces ausentes. Ello influye de alguna manera en
otra de las dificultades, que es el alejamiento de los contenidos con los problemas
sociales. Pues generalmente los docentes se centran en cumplir unos contenidos
que se les exigen, sin tener presente el tocar los problemas que acontecen en el
diario vivir del alumno. En la instrucción hay que unir el puente entre la realidad
social y los contenidos a impartir.

A tal dificultad le sigue la enseñanza de la Historia y las Ciencias Sociales a través


del libro de texto único. El cual, según Carretero, M. y Montanero, M. (2008, p.91)
“no suelen exponer dudas o interpretaciones divergentes (opuesto) sobre un mismo
fenómeno histórico, sino que tienden a presentar los contenidos de forma cerrada y
con tratamiento de certeza”. Ello sumerge al docente en el tradicionalismo y
monotonía didáctica. Pero también hace del alumno una persona pasiva, acrítica,
conformista y que tiende a interpretar el mundo desde un punto de vista.
Claro está, cada una de las dificultades tienen que ver con otra, en lo que
coincidieron varios docentes entrevistados es en la formación de los docentes de
Historia o de Ciencias Sociales. Que no consiste solamente “asignar al futuro
maestro o profesional de la educación una consciencia especializada”. (Rodríguez
de Moreno, E. 2010, p.22). O hacer que los docentes se “apropien de las gramáticas
básicas de un campo del saber y se preparen en los rituales para su producción”.
(Alba, A. 2004, p.60). Engloba todo un conjunto de capacitación en función de unos
conocimientos de los contenidos del área a impartir, metodologías, estrategias,
recursos que faciliten la instrucción, uso de herramientas tecnológicas, formación
en valores, entre otros elementos que enriquecen la preparación académica del
docente. Todo ello conlleva a la actualización docente, la cual hace posible una
mejor formación del mismo.

En ese sentido, un técnico encuestado del área de Ciencias Sociales, expresaba


que otra de las dificultades es la preparación del docente en Geografía, Cartografía
y Antropología, así como de la metodología para su buena instrucción.
Predominando en varios centros educativos una enseñanza conductista, repetitiva
y memorística.

Ahora bien, otra de las grandes problemática para una buena enseñanza de las
áreas antes mencionadas, es la agenda del docente. Esta se centra en la toma de
notas o calificaciones claras y ordenadas, responsabilidad en la entrega de notas y
tareas, cumplimiento de normas y requisitos curriculares, reuniones políticas, entre
otras. A tales aspectos Ornelas, C. (2009) en su libro: el sistema educativo
mexicano: la transición de fin de siglo, llama “el currículo oculto”, donde hay muchos
docentes, generalmente en el Nivel Primario y Secundario, que son cuidadores de
niños y jóvenes, supervisores de su conducta dentro y fuera del aula, quienes se
ocupan de la inscripción de los estudiantes (en algunos casos), de la distribución de
las fracciones alimenticias, de organización de eventos culturales, deportivos,
comunitarios, entre otras funciones que no son pagadas ni tomadas en cuenta por
las autoridades educativas, pero que tampoco nadie o pocos docentes reclaman.
Cada uno de estos aspectos puede poner en duda u oscurecer una mejor
enseñanza.

Otros de los problemas, y que giran en torno a ciertas interrogantes planteadas


por Aranguren, C. (s.f.) en otro de sus estudios titulado: ¿qué es la enseñanza de la
Historia? ¿Qué Historia enseñar? ¿Para qué, cómo y a quién enseñarla? Cada una
de estas preguntas conlleva a reflexionar respecto a ¿qué historia enseñar?, por
ejemplo: debemos enseñar ¿la historia de los dominadores o la de los dominados?
¿La historia del pasado a la del presente? ¿La historia de hechos o la de procesos?
¿La historia nacional o la regional?

Tales interrogantes hacen posible el cuestionar la propia práctica del docente en


función de ¿qué es lo que se debe enseñar de historia? ¿Qué es lo que quieren,
deben aprender o esperan los estudiantes de la enseñanza de la Historia?

Entre las problemáticas en la instrucción de la Historia y las Ciencias Sociales


cabe mencionar el centralismo en una enseñanza de fechas, héroes, historia patria,
entre otros, y no de una historia de procesos, de cambios, rupturas y continuidades,
de participación social y colectiva que influyen en el presente. Esto último es a lo
que Carretero, M. y Montanero, M. (2008, p.135) llama, en la enseñanza de la
Historia, aprender a “pensar históricamente”. Pues a ello le sigue el que los jóvenes
mayormente viven en el presente, están desvinculados con los lazos unificantes del
pasado para comprender su presente. Por tal motivo, la enseñanza de la historia
debe ir acorde a los nuevos tiempos, relacionarla con aquellas cosas que le interesa
hoy día a los alumnos, no tanto al docente. (Gutiérrez, C. 2005).

Esto conlleva a que el docente debe buscar estrategias que motiven el


aprendizaje de los alumnos, su interés por la historia, como lo planteaban varios
docentes encuestados. Pues expresaban que los alumnos no tienen hábito de
lectura, lo que dificulta su capacidad analítica, crítica y reflexiva de los hechos
históricos. Pero además, las aulas no están equipadas acorde a las exigencias de
los nuevos tiempos. Decían algunos “tenemos estudiantes del siglo XXI en aulas
del siglo XIX y XX”. Sumado a que los centros no cuentan con diversos recursos
tecnológicos para ser incorporados en la enseñanza, dejándole toda la
responsabilidad a los docentes.

Por último es preciso decir que una de las grandes dificultades es que, tanto la
Historia como las Ciencias Sociales no proporcionan verdades absoluta, a
diferencia de otras ciencias como por ejemplo, las matemáticas, medicina, física,
entre otras. Lo que hace cuestionar la veracidad de los hechos o acontecimientos
históricos.

En tal sentido, cada una de estas y otras dificultades mencionadas que presenta
la enseñanza de la Historia y las Ciencias Sociales proporcionan algunas
interrogantes claves, ¿qué historia enseñar? ¿Cómo y para qué enseñar Historia o
Ciencias Sociales? En lo referente a estas interrogantes, podría decir que la
respuesta definitiva a las mismas, aún no ha tenido su contestación exacta, pues
como se planteó anteriormente, en ambas áreas no existe una verdad exacta o
absoluta.

Sin embargo, esto no quiere decir que todo está perdido, varios docentes
encuestados, así como diversos autores, han proporcionado una serie de
investigaciones que dan luz para mejorar la práctica docente, y que son el resultado
de la búsqueda o el dar respuesta a cada uno de los problemas que presenta la
enseñanza de la Historia y las Ciencias Sociales.

A modo de conclusión, se dará respuesta a la segunda interrogante plantea a


principio del desarrollo de este artículo: ¿qué se recomienda para la enseñanza de
la Historia y las Ciencias Sociales? Tales respuestas pueden ser enriquecidas si se
profundiza más en investigaciones de campo en función de cada una de las
problemáticas señaladas. Es preciso decir que se harán posibles recomendaciones
acorde al orden en que fueron planteadas las dificultades. De modo que sirva de luz
para mejorar la práctica educativa y con ello la enseñanza de ambas áreas en los
diferentes niveles educativos del país.
Posibles alternativas para la enseñanza de la Historia o las Ciencias
Sociales

La investigación en Historia y las Ciencias Sociales debe conectarse con su


didáctica (investigación-acción), debe empezarse a realizar investigaciones que
refuercen el campo de la enseñanza de ambas áreas, tanto en las universidades
como en las escuelas de Nivel Primario y Secundario, ya que en los niveles
educativos iniciales de formación es que se empieza a tener conocimiento de la
Historia y las Ciencias Sociales de manera más formal.

Por otro lado, cabe mencionar que Fernando Savater en su libro: el valor de
educar, deja de manera explícita un concepto englobador y al cual debe girar, no
solo la educación, sino la enseñanza de la Historia y de las Ciencias Sociales, que
es la “humanización”. Hay que educar para ser más humano, para los demás, no
para convertir al alumno en un sujeto capacitado que responda a los intereses
comerciales, sino más bien sociales. Educar ciudadanos comprometidos con los
demás para construir un mundo más justo, más solidario y mucho más igualitario
que el que se tiene actualmente.

Respecto al método de transmisión-recepción, hay que decir que este conlleva


en su germen un mal, y es que generalmente el docente, y muchos alumnos hoy
día, han sido educados en la pasividad, en el método transmisión-recepción y así
mismo se está educando, en algunos casos. La enseñanza de la Historia y las
Ciencias Sociales deben ser motores de un nuevo cambio educativo. De educar
para la ciudadanía, para ser democráticos y participativos, más críticos y reflexivos.
La enseñanza en las escuelas y universidades debe tener significado social en los
alumnos, en esta instituciones ellos deben encontrar una chispa motivadora que los
impulse a romper con su pasividad, problemas sociales o ataduras políticas e
institucionales que les afectan y que no les permiten ser personas de y para la
sociedad, no de sí misma solamente; personas íntegras y transformadoras de su
entorno social.
En lo que tiene que ver con la enseñanza de las Ciencias Sociales y la Historia
sustentada en las voces presente, diría que esto es algo que no ha de extrañarnos,
siempre ha sido, en su generalidad, como lo plateó Jurjo T. Sin embargo, debemos
de buscar formas investigativas que complementen estos vacíos, que muestren una
mayor incorporación de las voces ausentes en la historia, para ello debemos recurrir
a los recursos disponibles que tenemos, por ejemplo, periódicos, películas, videos
o documentales, darle vida al cine como un instrumento didáctico para la enseñanza
de la historia como lo planteó Sánchez, Ma. (1999) en su estudio: el cine,
instrumento para el estudio y la enseñanza de la historia. Implementar estrategias
que muestren la participación de las voces ausentes, no tanto olvidadas en el
pasado histórico, sino hoy, en el diario vivir.

Retomando las ideas de Sánchez, respecto al cine como un recurso para la


enseñanza de la Historia o las Ciencias Sociales, es bueno tener presente sus
sugerencias de uso. Ella propone que los docentes deben elaborar un listado o
recopilar una serie de películas en relación a los contenidos a impartir para
enriquecer su práctica educativa. Es decir, si se va a impartir Historia o Ciencias
Sociales y se tiene conocimiento de cuáles son los contenidos curriculares y
propósitos a lograr, antes de impartirlo se debe considerar las películas que se
adaptan a ellos. De esta manera se crean nuevos espacios de discusión, no sólo en
las aulas, sino también en los auditorios existentes, pues muchos de estos carecen
de conferencias y debates en relación a la enseñanza de las áreas antes
mencionadas.

Además, otra estrategia enriquecedora para darle vida y mayor participación a


las voces ausentes es la puesta en práctica, según Pelegrín, J. (2010) de la historia
alternativa como recurso que facilita el poder trabajar la historia por medio de su
interrogante ¿qué hubiera pasado si…? y de esta manera incorporarlas. Este tipo
de actividad ayuda a unir el puente entre las voces presentes y ausentes.

Dentro de todo este contexto, el docente es quien tiene la responsabilidad de


implementar estrategias que unifiquen o relacionen las voces distanciadas, tanto en
la Historia como en las Ciencias Sociales. Es el responsable de propiciar una
instrucción desde enfoque más generales y no particulares, es decir, no sustentado
en acontecimientos y personajes únicos, sino en la relación de éstos con otros.

Cuando el docente no mira desde diferentes perspectivas los contenidos a


enseñar de las áreas académicas antes mencionadas, es síntoma de una
enseñanza a través del libro de texto único. Pero también, esto puede conllevar a
limitar los conocimientos que puedan adquirir los alumnos en los distintos niveles
de educación: primario, secundario y hasta universitario.

Esta es una problemática notoria en los niveles que anteceden al universitario.


En la mayoría de los casos los docentes no salen del libro de texto que le facilita el
ministerio de educación, ni les proporcionan a los alumnos nuevas fuentes que
puedan consultar para ampliar sus conocimientos. Esto no quiere decir que en las
universidades no se dé la misma situación. Pues algunos docentes elaboran un libro
de texto referente a la materia que imparte y se limita al libro, todo sale de ahí, los
ejercicios, las exposiciones, los exámenes, entre otros. Hay que superar esta
cultura, darle vida a las bibliotecas, incentivar la lectura y deseo por el conocimiento
de lo que se enseña.

Bajo todo este panorama, hay que considerar que la formación y capacitación de
los docentes juega un papel primordial para una buena instrucción de la Historia y
las Ciencias Sociales como expresaron los docentes encuestados. Algo que se deja
de lado en su formación académica de licenciatura, es que no lo capacitan para el
manejo e instrucción de mapas, la cartografía y otras herramientas geográficas.
Pero también sobre el uso de la Tecnología de la Información y la Comunicación
(TIC), no se les proporcionan pequeños cursos o talleres para incorporarlas en la
enseñanza. No los capacitan para mejorar la comunicación e interacción con los
demás, en pocas palabras, no se les enseña oratoria. En tal sentido, estos son
algunos aspectos que deben superar fuera de las universidades. Por tanto, como
no haber carencia en la enseñanza de la Historia y las Ciencias Sociales.

Por encima de estas dificultades que anteceden al ejercicio docente, seguida a


las que se le suman al formar parte de una institución educativa (llamadas “currículo
oculto”), éste debe de romper con sus limitaciones, no olvidar que también en sus
manos se ha depositado el futuro ciudadano del país. De quien la sociedad espera
una actitud humanizadora, una persona que no piensa en sí misma, sino que se
entrega al servicio y bienestar de la colectividad.

En otro ámbito, se planteó anteriormente que una de las problemáticas de la


Historia es ¿qué historia enseñar? interrogante establecida por Carmen Aranguren
en su estudio, la cual conlleva a todo docente del área a reflexionar, y no sólo en
función de dicha interrogante, sino también sobre ¿qué debemos enseñar de
historia? ¿Qué es lo que quieren, deben aprender o esperan los estudiantes de la
enseñanza de la historia? Sin embargo, sobre qué historia enseñar no presenta
tanto inconveniente si se orienta a contenidos a impartir, pues estos les vienen dado,
tanto al docente del Nivel Primario, como del Nivel Secundario y Superior.

En los niveles que anteceden al Superior hay un currículo que establece los
contenidos a enseñar, en tanto que en el Superior hay un programa a seguir, de
modos que los docentes tienen claro qué, a este qué le sigue un cómo, el cual
conlleva a la metodología o estrategias a implementar, así como los recursos
didácticos y posibles actividades para la enseñanza. En tanto que el para qué
permite tener claro los objetivos o competencias a lograr por medio de los
contenidos.

Ahora bien, ¿qué o cuáles recursos didácticos utilizar para la enseñanza de la


Historia, y que pueden ser implementados en el área de Ciencias Sociales? Existe
una gran diversidad de recursos, los mismos deben ser usados en función de las
posibilidades del docente y los medios que posee en el entorno o el centro educativo
en el que se encuentre, por ejemplo: libros, revistas, videos, documentales,
películas, imágenes, pinturas, museos, murales, esculturas, lugares históricos,
mapas, laminas, periódicos, entre otros. Hay una gran variedad de recursos o
medios didácticos disponibles, de los que muchas veces no se le da utilidad a la
hora de enseñar, quizás por dejadez del docente o porque no están a disposición o
al alcance del mismo.
Por otro lado, el que el docente se base en una enseñanza centrada en héroes,
fechas, historia patria, entre otros, deja claro que en educación no hay una
instrucción que dé muestra de cambio, ruptura y continuidades en la historia y su
didáctica. Hay que romper el modelo centralista de la enseñanza de la Historia y las
Ciencias Sociales. Enseñarle a los alumnos que ellos son protagonistas de la
historia, que pueden ser héroe a semejanza de los que contribuyeron a forjar la
patria del país, que los héroes no son un mito, que sus logros y aportes ellos lo
pueden hacer, y aun mejor. El hecho de estar estudiando los convierte en héroes,
no todos ingresan a una institución educativa por diversos factores (carencia de
recursos económicos, problemas familiares, de salud, entre otros. Además muchos
héroes de la historia no alcanzaron un alto nivel educativo o universitario como el
de muchos jóvenes hoy día. Por tanto, hace falta una historia más realista, que
toque a los alumnos.

Más en estos tiempos contemporáneos donde los jóvenes viven más el presente
olvidándose de su pasado histórico. Es decir, los alumnos, a pesar de los grandes
avances tecnológicos, están más desvinculados de los lazos unificantes del pasado
para comprender su presente. Por lo tanto, la enseñanza de la Historia y las
Ciencias Sociales debe ir acorde a los cambios de los nuevos tiempos, a lo que les
interesa a los jóvenes, las películas, canciones, uso de nuevas tecnologías, entre
otros. A pesar de que muchas aulas de las escuelas públicas, así como de
universidades del país, carecen de un proyector o data show y un televisor para
presentar a los alumnos un video o documental histórico. Si se pretende modernizar
la educación hay que iniciar por lo básico, por los niveles educativos más bajos,
hasta llegar a las universidades.

En otro sentido, se llegó a mencionar que la Historia y las Ciencias Sociales por
ser ciencias que no proporcionan verdades absolutas de un acontecimiento pueden
ser cuestionadas en su cientificidad y veracidad, lo cual puede afectar la enseñanza
de los contenidos históricos. Sin embargo, esto no quiere decir que sea una
problemática que no tenga solución, pues la capacidad investigativa y la consulta
de diversas fuentes bibliográficas de lo que se enseña proporciona cercanía a las
verdades de los hechos. Permitiendo también un mayor análisis y criticidad de los
mismos.

Conclusión

A continuación se ofrecen algunas reflexiones, las cuales ayudan a comprender


mejor las complejidades de la enseñanza de la Historia y las Ciencias Sociales. A
la vez que motivan a la investigación y búsqueda de una mejor instrucción de tales
áreas, dada su importancia para el bienestar social.

En la actualidad, los docentes se han olvidado de una de las finalidades de la


enseñanza de tales ciencias, que es, de acuerdo a Pagés, J. (2009, p.8), desarrollar
el pensamiento o conciencia histórica en los alumnos. La cual consiste en
convertirlos en pensadores reflexivos y críticos, capaces de intervenir con
conocimiento de causa en la construcción de su mundo. También les permite
concebir la realidad como una síntesis compleja y problemática, contextualizando la
información que reciben en sus múltiples dimensiones y comprendiendo su propia
inserción en dicha realidad desde una perspectiva crítica y participativa.

Esto supone ampliar los horizontes del docente y los alumnos en cuanto a la
interpretación de los contenidos históricos vinculados a la realidad social en que
viven. Hay que evaluar evidencias e interpretaciones, analizar el cambio a lo largo
del tiempo, razonar causalmente, interpretar críticamente las fuentes de información
histórica; pero sobre todo contextualizar los hechos, algo que también pocos
docentes y alumnos hacen, algunos quizás sí, pero en su mayoría no contextualizan
qué pasaba a nivel regional, nacional o mundial respecto a un hecho histórico, lo
que permite ampliar los horizontes de análisis, comprensión e interpretación de la
Historia o las Ciencias Sociales que se enseña. (Ver a Carretero, M. y Montanero,
M. 2008).

Lo planteado anteriormente hace recordar a algunos docentes que cuando


ponían a exponer a sus alumnos, estos generalmente relataban un hecho, pues lo
leían todo, y cuando se le pedía que interpreten lo dicho, o qué entendían, no sabían
nada, solo reproducían lo que leían, no eran críticos o analíticos. Eso mismo se
sigue repitiendo en todos los niveles educativos, por lo tanto hay que trabajar esa
parte como docente y superar esas debilidades existentes desde antaño. Lo cual ha
permitido que los alumnos consideren la Historia y las Ciencias Sociales como
materias que no necesitan ser comprendidas sino memorizadas. (Ver a Prat, J.
2001).

Por lo tanto, hay que buscar nuevas estrategias para la enseñanza de tales áreas.
Mostrarles a los alumnos que la Historia y las Ciencias Sociales forman parte de su
vida diaria, pues ambas, más la Historia, son temas de películas y concursos
televisivos, motivo de celebraciones y festejos públicos, objeto de campañas
institucionales, y forma parte del enorme legado cultural que se trasmite en libros
de texto y a través de la tradición oral. Por lo que el alumnado, sin ser consciente,
está configurando una visión de lo histórico en su vida como integrante de la
sociedad que, muchas veces, no coincide con la historia escolar o la historia
contenida en los libros de texto.

Esto último puede hacer que los alumnos consideren la Historia o las Ciencias
Sociales como aburrida, poco atractiva y de interés para ellos. Sin embargo
docentes, no se pueden confundir, esto no significa que la Historia o las Ciencias
Sociales no sean interesantes, es que ustedes no han encendido la chispa
motivadora y vivificante de tales ciencias. Hay que enseñarle al alumno que la
historia no solo es pasado o presente, la historia son ellos mismos, somos todos,
ella se construye cada día, ahora mismo. La sociedad es fruto de todo un proceso
histórico. Por ejemplo, si actualmente hay males que aquejan a la nación
dominicana no son el resultado de un mal gobierno, sino de continuidades de ciertas
prácticas históricas como: corrupción estatal, la falta de transparencia en la
administración de los fondos públicos, el individualismo y búsqueda de beneficios
propios y no colectivos, la falta de inversión económica en diversos sectores
sociales, entre otros.
Cada uno de estos aspectos es el resultado de todo un proceso histórico y de
ciertas prácticas no superadas aun. La historia, si nos enfocamos en algunas de
estas cosas, podríamos decir que estamos olvidando parte de ella, se está
enseñando una historia que no ha servido para solucionar males más que para
repetirlos. Sin embargo, esto conlleva a tener presente la importancia de la misma,
y como docente, procurar una enseñanza, de interés para los alumnos, cambiante,
innovadora y transformadora.

Para ello hay que basarse en distintas estrategias, las cuales deben ir
acompañada de recursos didácticos, ya que son los que hacen llegar los contenidos
a los alumnos, teniendo en cuenta aquellos que más se adecúen a lo que se
pretende enseñar. Pues existe una gran diversidad de recursos que están a
disposición del docente de Historia o Ciencias Sociales como: la radio, la tv, el video,
las películas que ayudan a debatir temas por medio de un cine club, los museos,
monumentos o centros históricos, casas antiguas, testimonios de personas de la
comunidad a la que pertenece el alumno respecto a un tema tal, las imágenes,
periódicos, revistas, construcción de recursos didácticos en base a objetos o
materiales reciclable, plataformas de discusión en la web, entre otros.

A pesar de lo expresado, hay que considerar que las estrategias y recursos en


sí, no proporcionan una mejor enseñanza. Todo dependerá de la forma en que sean
implementados por el docente, y del uso que le dé a cada uno de los recursos
mencionados, así como la forma en que el alumno se involucre o se relacione con
ellos.

Los recursos contribuyen a una mejor transmisión del conocimiento,


conocimiento que quedará vacío si carece de significado para el alumno. Por lo que
se debe tener presente lo dicho por Freire, P. (2004, p.22) “saber que enseñar no
es transferir conocimientos, sino crear las posibilidades para su propia producción
o construcción”. Que esta reflexión nos ayude a aclarar muchas lagunas sobre la
didáctica de la Historia o de las Ciencias Sociales, a la vez ilumine a buscar nuevas
formas para mejorar cada día la práctica docente.
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