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Sociales
Resumen
En ese sentido, por medio del presente artículo, basado en una metodología de
revisión bibliográfica y encuesta aplicada a un técnico y diez docentes de las áreas
antes mencionada, se podrá constatar los problemas que surgen para su instrucción
en las aulas, pero a la vez se proporciona una serie de alternativas a considerar
para enriquecer la práctica educativa.
Today the teaching of history and social sciences has led to the search for
identification of the difficulties, then devise strategies to help students can get a
meaningful learning of the content taught. To do this, they must be accompanied by
strategies, means and materials that motivate and energize the process of teaching
and learning, thus enabling better instruction of the areas mentioned.
Introducción
Hay que entender que la educación es algo complejo, enseñar implica provocar
dinámicas y situaciones en las que pueda darse el proceso de aprender en los
alumnos (González, V. 2003, p.200). Esto conlleva a que el docente implemente
estrategias para lograr en ellos un aprendizaje significativo. Para ello, según
Guzmán de Camacho, A. y Concepción, M. (2004, p.74), aprender
significativamente es relacionar los nuevos conocimientos con los conceptos y
proposiciones relevantes que ya el alumno conoce. Esto significa que el material
aprendido se ha incorporado a la estructura cognoscitiva y se tiene disponible para,
en un momento determinado, reproducirlo, relacionarlo con otro aprendizaje o
solucionar un problema.
Ahora bien, cuáles son las dificultades que presenta la enseñanza de la Historia
y las Ciencias Sociales, hay que iniciar por reconocer que una de ella es la falta de
la investigación-acción. La desconexión entre la investigación de tales áreas del
saber y su didáctica. Así lo expresó Aranguren, C. (2005) en uno de sus estudios
sobre la teoría y praxis de la historia. Pagés, J. (2009, p.3) lo llama de otra manera,
“el divorcio existente entre la investigación social especializada en el ámbito
disciplinario (riguroso) y la enseñanza de la historia o las ciencias sociales”. No hay
un campo dedicado exclusivamente a la investigación especializada en ambas
áreas del conocimiento enfocada a la instrucción.
Otro de los problemas es que se debe educar para la ciudadanía, no para las
empresas e intereses particulares, institucionales o empresariales (Pagés, J. 2009).
Así también lo expresó Peter Mc Laren (2012), uno de los representantes de la
pedagogía crítica al decir que: “estamos educando para el consumismo, no para la
ciudadanía”. Hoy día son muchos los jóvenes que cuando salen del Nivel
Secundario eligen una carrera universitaria pensando en el beneficio económico, en
lo que ganarán al terminarla, no en su beneficio social.
Cultura escolar
Quizás esta problemática no se da del todo, pero sí hay que admitir que la
instrucción de la Historia y las Ciencias Sociales se fundamenta en las voces
presentes, dejando de lado las voces ausentes. Ello influye de alguna manera en
otra de las dificultades, que es el alejamiento de los contenidos con los problemas
sociales. Pues generalmente los docentes se centran en cumplir unos contenidos
que se les exigen, sin tener presente el tocar los problemas que acontecen en el
diario vivir del alumno. En la instrucción hay que unir el puente entre la realidad
social y los contenidos a impartir.
Ahora bien, otra de las grandes problemática para una buena enseñanza de las
áreas antes mencionadas, es la agenda del docente. Esta se centra en la toma de
notas o calificaciones claras y ordenadas, responsabilidad en la entrega de notas y
tareas, cumplimiento de normas y requisitos curriculares, reuniones políticas, entre
otras. A tales aspectos Ornelas, C. (2009) en su libro: el sistema educativo
mexicano: la transición de fin de siglo, llama “el currículo oculto”, donde hay muchos
docentes, generalmente en el Nivel Primario y Secundario, que son cuidadores de
niños y jóvenes, supervisores de su conducta dentro y fuera del aula, quienes se
ocupan de la inscripción de los estudiantes (en algunos casos), de la distribución de
las fracciones alimenticias, de organización de eventos culturales, deportivos,
comunitarios, entre otras funciones que no son pagadas ni tomadas en cuenta por
las autoridades educativas, pero que tampoco nadie o pocos docentes reclaman.
Cada uno de estos aspectos puede poner en duda u oscurecer una mejor
enseñanza.
Por último es preciso decir que una de las grandes dificultades es que, tanto la
Historia como las Ciencias Sociales no proporcionan verdades absoluta, a
diferencia de otras ciencias como por ejemplo, las matemáticas, medicina, física,
entre otras. Lo que hace cuestionar la veracidad de los hechos o acontecimientos
históricos.
En tal sentido, cada una de estas y otras dificultades mencionadas que presenta
la enseñanza de la Historia y las Ciencias Sociales proporcionan algunas
interrogantes claves, ¿qué historia enseñar? ¿Cómo y para qué enseñar Historia o
Ciencias Sociales? En lo referente a estas interrogantes, podría decir que la
respuesta definitiva a las mismas, aún no ha tenido su contestación exacta, pues
como se planteó anteriormente, en ambas áreas no existe una verdad exacta o
absoluta.
Sin embargo, esto no quiere decir que todo está perdido, varios docentes
encuestados, así como diversos autores, han proporcionado una serie de
investigaciones que dan luz para mejorar la práctica docente, y que son el resultado
de la búsqueda o el dar respuesta a cada uno de los problemas que presenta la
enseñanza de la Historia y las Ciencias Sociales.
Por otro lado, cabe mencionar que Fernando Savater en su libro: el valor de
educar, deja de manera explícita un concepto englobador y al cual debe girar, no
solo la educación, sino la enseñanza de la Historia y de las Ciencias Sociales, que
es la “humanización”. Hay que educar para ser más humano, para los demás, no
para convertir al alumno en un sujeto capacitado que responda a los intereses
comerciales, sino más bien sociales. Educar ciudadanos comprometidos con los
demás para construir un mundo más justo, más solidario y mucho más igualitario
que el que se tiene actualmente.
Bajo todo este panorama, hay que considerar que la formación y capacitación de
los docentes juega un papel primordial para una buena instrucción de la Historia y
las Ciencias Sociales como expresaron los docentes encuestados. Algo que se deja
de lado en su formación académica de licenciatura, es que no lo capacitan para el
manejo e instrucción de mapas, la cartografía y otras herramientas geográficas.
Pero también sobre el uso de la Tecnología de la Información y la Comunicación
(TIC), no se les proporcionan pequeños cursos o talleres para incorporarlas en la
enseñanza. No los capacitan para mejorar la comunicación e interacción con los
demás, en pocas palabras, no se les enseña oratoria. En tal sentido, estos son
algunos aspectos que deben superar fuera de las universidades. Por tanto, como
no haber carencia en la enseñanza de la Historia y las Ciencias Sociales.
En los niveles que anteceden al Superior hay un currículo que establece los
contenidos a enseñar, en tanto que en el Superior hay un programa a seguir, de
modos que los docentes tienen claro qué, a este qué le sigue un cómo, el cual
conlleva a la metodología o estrategias a implementar, así como los recursos
didácticos y posibles actividades para la enseñanza. En tanto que el para qué
permite tener claro los objetivos o competencias a lograr por medio de los
contenidos.
Más en estos tiempos contemporáneos donde los jóvenes viven más el presente
olvidándose de su pasado histórico. Es decir, los alumnos, a pesar de los grandes
avances tecnológicos, están más desvinculados de los lazos unificantes del pasado
para comprender su presente. Por lo tanto, la enseñanza de la Historia y las
Ciencias Sociales debe ir acorde a los cambios de los nuevos tiempos, a lo que les
interesa a los jóvenes, las películas, canciones, uso de nuevas tecnologías, entre
otros. A pesar de que muchas aulas de las escuelas públicas, así como de
universidades del país, carecen de un proyector o data show y un televisor para
presentar a los alumnos un video o documental histórico. Si se pretende modernizar
la educación hay que iniciar por lo básico, por los niveles educativos más bajos,
hasta llegar a las universidades.
En otro sentido, se llegó a mencionar que la Historia y las Ciencias Sociales por
ser ciencias que no proporcionan verdades absolutas de un acontecimiento pueden
ser cuestionadas en su cientificidad y veracidad, lo cual puede afectar la enseñanza
de los contenidos históricos. Sin embargo, esto no quiere decir que sea una
problemática que no tenga solución, pues la capacidad investigativa y la consulta
de diversas fuentes bibliográficas de lo que se enseña proporciona cercanía a las
verdades de los hechos. Permitiendo también un mayor análisis y criticidad de los
mismos.
Conclusión
Esto supone ampliar los horizontes del docente y los alumnos en cuanto a la
interpretación de los contenidos históricos vinculados a la realidad social en que
viven. Hay que evaluar evidencias e interpretaciones, analizar el cambio a lo largo
del tiempo, razonar causalmente, interpretar críticamente las fuentes de información
histórica; pero sobre todo contextualizar los hechos, algo que también pocos
docentes y alumnos hacen, algunos quizás sí, pero en su mayoría no contextualizan
qué pasaba a nivel regional, nacional o mundial respecto a un hecho histórico, lo
que permite ampliar los horizontes de análisis, comprensión e interpretación de la
Historia o las Ciencias Sociales que se enseña. (Ver a Carretero, M. y Montanero,
M. 2008).
Por lo tanto, hay que buscar nuevas estrategias para la enseñanza de tales áreas.
Mostrarles a los alumnos que la Historia y las Ciencias Sociales forman parte de su
vida diaria, pues ambas, más la Historia, son temas de películas y concursos
televisivos, motivo de celebraciones y festejos públicos, objeto de campañas
institucionales, y forma parte del enorme legado cultural que se trasmite en libros
de texto y a través de la tradición oral. Por lo que el alumnado, sin ser consciente,
está configurando una visión de lo histórico en su vida como integrante de la
sociedad que, muchas veces, no coincide con la historia escolar o la historia
contenida en los libros de texto.
Esto último puede hacer que los alumnos consideren la Historia o las Ciencias
Sociales como aburrida, poco atractiva y de interés para ellos. Sin embargo
docentes, no se pueden confundir, esto no significa que la Historia o las Ciencias
Sociales no sean interesantes, es que ustedes no han encendido la chispa
motivadora y vivificante de tales ciencias. Hay que enseñarle al alumno que la
historia no solo es pasado o presente, la historia son ellos mismos, somos todos,
ella se construye cada día, ahora mismo. La sociedad es fruto de todo un proceso
histórico. Por ejemplo, si actualmente hay males que aquejan a la nación
dominicana no son el resultado de un mal gobierno, sino de continuidades de ciertas
prácticas históricas como: corrupción estatal, la falta de transparencia en la
administración de los fondos públicos, el individualismo y búsqueda de beneficios
propios y no colectivos, la falta de inversión económica en diversos sectores
sociales, entre otros.
Cada uno de estos aspectos es el resultado de todo un proceso histórico y de
ciertas prácticas no superadas aun. La historia, si nos enfocamos en algunas de
estas cosas, podríamos decir que estamos olvidando parte de ella, se está
enseñando una historia que no ha servido para solucionar males más que para
repetirlos. Sin embargo, esto conlleva a tener presente la importancia de la misma,
y como docente, procurar una enseñanza, de interés para los alumnos, cambiante,
innovadora y transformadora.
Para ello hay que basarse en distintas estrategias, las cuales deben ir
acompañada de recursos didácticos, ya que son los que hacen llegar los contenidos
a los alumnos, teniendo en cuenta aquellos que más se adecúen a lo que se
pretende enseñar. Pues existe una gran diversidad de recursos que están a
disposición del docente de Historia o Ciencias Sociales como: la radio, la tv, el video,
las películas que ayudan a debatir temas por medio de un cine club, los museos,
monumentos o centros históricos, casas antiguas, testimonios de personas de la
comunidad a la que pertenece el alumno respecto a un tema tal, las imágenes,
periódicos, revistas, construcción de recursos didácticos en base a objetos o
materiales reciclable, plataformas de discusión en la web, entre otros.
Prat, J. (2001). Enseñar historia: notas para una didáctica renovadora. Junta de
Extremadura, Consejería de Educación, Ciencia y Tecnología. Dirección
General de Ordenación, Renovación y Centros. Mérida, España.