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Marx: materialismo dialéctico

La filosofía de Karl Marx (1818-


1883) se desarrolló en una
relación crítica con la filosofía
de G.W.F. Hegel (1770-1831)
Marx VS Hegel

Hegel fue un filósofo


idealista alemán, creador
de la dialéctica: un
método de análisis que
intenta ser fiel al
movimiento del devenir
histórico, cuyo motor
sería la negación
Marx VS Hegel
Según Hegel, la historia es un
proceso estrictamente racional
cuyo fin último es la
realización del espíritu
absoluto, la autoconsciencia,
una forma de realidad
abstracta.

La dialéctica es la manera
como progresa la historia,
usando como motor la
negación, expresada en la
evolución crítica de las ideas
Marx VS Hegel

Marx conserva el método


dialéctico de Hegel, pero le da
un carácter materialista. La
negación que impulsa la historia
se da en el mundo material
humano; el mundo de las ideas
es un reflejo posterior de la
práctica material
Marx: materialismo dialéctico

Para Marx, el principio activo de


la historia seguirá siendo la
oposición dialéctica pero ya no
entre ideas sino entre los
hombres en su lucha para
producir su subsistencia en la
sociedad: el motor de la historia
es, según Marx, la lucha de
clases
Marx: materialismo dialéctico
El programa filosófico de Marx
está resumido en sus Tesis sobre
Feuerbach de 1845, donde
establece la primacia de la
práctica material por encima de
la contemplación filosófica:

Hasta ahora los filósofos se han


limitado a contemplar el mundo,
pero de lo que se trata es de
transformarlo
Marx: materialismo dialéctico
La dialéctica que impulsa la
historia se da entre clases
sociales que necesariamente se
establecen sobre la base de las
relaciones que establecen los
hombres para producir su vida
material.

Dichas relaciones constituyen la


base real y material de la
sociedad, su infraestructura
Marx: la infraestructura social

Las relaciones de producción


constituyen la infraestructura
económica de la sociedad, sobre
la cual se erige la superestructura
jurídica y política a la que
corresponden determinadas
formas de conciencia social
Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política (1857)
Marx: la superestructura social

El modo de producción de la
vida material condiciona el
proceso de vida social, político y
espiritual en general. No es la
conciencia de los hombres la que
determina su ser, sino, por el
contrario, el ser social es lo que
determina su conciencia
Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política (1857)
Marx: La revolución social como
proceso dialéctico
En cierta fase de su desarrollo, las
fuerzas productivas materiales de la
sociedad entran en contradicción
con las relaciones de producción
existentes, o bien, lo que no es más
que la expresión jurídica de esto,
con las relaciones de propiedad en el
seno de las cuales se han
desenvuelto hasta entonces. De
formas de desarrollo de las fuerzas
productivas, estas relaciones se
convierten en trabas suyas. Y se abre
así una época de revolución social.
Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política
(1857)
Marx: La revolución social como
proceso dialéctico
No se puede juzgar una época de
transformación por su conciencia; es
preciso explicar esta conciencia por las
contradicciones de la vida material, por el
conflicto existente entre las fuerzas
productivas sociales y las relaciones de
producción. Una formación social no
desaparece si antes no se desarrollan todas
sus fuerzas productivas, y jamás aparecen
relaciones de producción nuevas y
superiores si antes no han madurado, en el
seno de la propia sociedad antigua, las
condiciones materiales para su existencia
Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política (1857)
Arte en el marxismo

En los escritos de
filósofos marxistas, como
G. Lucáks, el arte es
considerado como parte
de la superestructura
social, como parte del
mundo de
representaciones a través
Jean François Millet:
Las Espigadoras (1891) de las cuales la sociedad
toma conciencia de sí
Arte en el marxismo: Lukács

Lukács (1885-1971), uno


de los principales
defensores de la estética
realista socialista,
planteará la teoría del arte
como reflejo de la
realidad, que
fundamentará su estética
realista y diversas formas
de realismo socialista
Arte en el marxismo

La teoría del reflejo será


cuestionada por varios
filósofos también
seguidores del
pensamiento de Marx,
como Gramsci y Adorno
Arte en el marxismo: Gramsci

En “Economía e Ideología”,
Gramsci (1891-1937) señala:
“La pretensión de presentar y
exponer toda fluctuación de la
política y de la ideología
como expresión inmediata de
la estructura tiene que ser
combatida en la teoría como
un infantilismo primitivo, y en
la práctica hay que combatirla
con el testimonio auténtico de
Marx”
Arte en el marxismo: T. W. Adorno

En pocas palabras, Adorno (1903-


1969), teórico de la dialéctica
negativa, señala que la teoría del
reflejo olvida que también las
relaciones entre el arte y la base
material de la sociedad son
dialécticas, es decir de crítica y
negación: el arte es un momento de
crítica y desacuerdo con el estado
de cosas en una sociedad inhumana
Arte en el marxismo: T. W. Adorno
Parafraseando a Marx podríamos
preguntarnos: ¿cómo hacer compatible
la Rebeca de Cien años de soledad y el
ángel de Las alas del deseo con los
aviones a reacción? De acuerdo con
Adorno tales manifestaciones del arte
moderno se explicarían como efecto de
la escisión del sujeto en el capitalismo
tardío. No es inverosímil pensar que la
imaginación es libre de toda
dependencia de las relaciones de
producción y de las llamadas fuerzas
productivas materiales.
Marx: Arte como necesidad

Sólo a través de la riqueza


objetivamente desarrollada del ser
humano es, en parte cultivada, en parte
creada, la riqueza de la sensibilidad
humana subjetiva, un oído musical, un
ojo para la belleza de la forma. En
resumen, sólo así se cultivan o se crean
sentidos capaces de goces humanos,
sentidos que se afirman como fuerzas
esenciales humanas.
(Carlos Marx: Manuscritos de 1844, Bogotá, Ed.
Génesis, p. 143.)
Marx: Arte como necesidad
el sentido humano, la humanidad de los
sentidos, se constituyen únicamente mediante
la existencia de su objeto, mediante la
naturaleza humanizada [...]. El sentido que es
presa de la grosera necesidad práctica tiene
sólo un sentido limitado. Para el hombre que
muere de hambre no existe la forma humana de
la comida, sino únicamente su existencia
abstracta de comida [...] El hombre necesitado,
cargado de preocupaciones, no tiene sentido
para el más bello espectáculo [...]. La
objetivación de la esencia humana, tanto en
sentido teórico como en sentido práctico, es,
pues, necesaria tanto para hacer humano el
sentido del hombre como para crear el sentido
humano correspondiente a la riqueza plena de
la esencia humana y natural.

(Carlos Marx: Manuscritos de 1844, Bogotá, Ed.


Génesis, p. 143.)

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