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Grado en Psicología
1
Excepto alumnos de Doble Titulación
2
En caso de que no autorice la publicación total o parcial de su trabajo de Fin de Grado para uso didáctico y académico, indíquelo por
escrito en este pie de página.
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Aproximaciones al concepto de grupo, una revisión
bibliográfica.
RESUMEN
El estudio del grupo ha sido una de las áreas de investigación más importantes de la psicología social, en este
trabajo se realiza una revisión teórica focalizada en el grupo social, su definición, características y atributos
comunes, sus funciones y tipología, así como el acercamiento teórico a la intervención grupal, especialmente
la que tiene que ver con el campo comunitario que implica a colectivos en riesgo de exclusión, marginación y
pobreza. Este trabajo teórico está enmarcado en un proyecto colaborativo entre la universidad católica de
Valencia y la universidad CES de Medellín, que tiene también como objetivo formar parte de un manual teórico-
práctico más amplio, enfocado en la intervención social en un contexto de complejidad donde los profesionales
de las ciencias de la salud, humanas y/o sociales se ven enfrentados a las continuas demandas institucionales
que le llaman a estructurar propuestas de intervención que trasciendan los modelos clínicos individuales
aludiendo a la importancia de fomentar procesos de promoción y prevención de la salud, desarrollo social y
gestión comunitaria.
ABSTRACT
The study of the group has been one of the most important research areas of social psychology, in this work a
theoretical review focused on the social group, definition, characteristics and common attributes, its functions
and typology, as well as the approach theoretical to the group intervention, especially the one that has to do
with the community field that involves groups at risk of exclusion, marginalization and poverty. This
theoretical work is framed in a collaborative project between the Catholic University of Valencia and the CES
University of Medellín, with the aim of being part of a broader theoretical-practical manual, focused on social
intervention in a context of complexity where professionals of the health, human and / or social sciences are
faced with the continuous institutional demands that call it to structure intervention proposals that go beyond
the individual clinical models alluding to the importance of promoting processes of health promotion and
prevention, development social and community management.
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1. Introducción.
Así, debe entenderse el presente TFG como un capítulo del inminente manual que
será publicado conjuntamente. En concreto, este capítulo se constituye como una revisión
teórica focalizada en el grupo social, su definición, sus funciones y tipología, para
fundamentar teóricamente las posteriores intervenciones sobre colectivos en riesgo y
entornos comunitarios. De este modo se pretende dotar al profesional de un repertorio de
herramientas teóricas y modelos que le permitan su desempeño profesional generando
impactos positivos en los distintos escenarios colectivos, comunitarios y sociales. Para la
realización del capítulo se ha llevado a cabo una revisión bibliográfíca en la literatura
psicológica, pero también incluyendo las aportaciones de otras disciplinas vecinas como la
sociología, el trabajo social y las ciencias de la educación.
2. Objetivos
El objetivo general del presente trabajo es fijar una síntesis teórica que ofrezca una
visión general de los consensos alcanzados por la investigación. Para organizar la
información se ha optado por dividir el material en cinco grandes apartados. Concepto y
definiciones de grupo, características y atributos compartidos por los grupos, tipologías
grupales, funciones que desempeña el grupo y finalizando, se introduce el concepto de
intervención grupal.
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3. Metodología
4. Marco teórico
4.1 Concepto de grupo
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Concepción colectivista
Sobre los primeros estudios realizados, se encuentran aquellos que proponían al grupo
como algo que configura una realidad propia, con capacidad de trascender el individuo
ejerciendo poder y control sobre él.
Por otro lado Emile Durkheim acuñó el concepto de “conciencia colectiva” con el
que trataba de sostener que fenómenos como la religión, las costumbres, el lenguaje, entre
otros, son hechos sociales que están por fuera del sujeto y cumplen la función de limitarle y
ofrecerle los patrones de conducta social (Díaz, 2009).
Una forma de recoger el postulado central de los estudios realizados por estos autores
podría ser, a juicio de Morales (1994), que los grupos se caracterizan por una psicología
distintiva, imposible de reducir a la psicología individual, pero igualmente real. Postulaban
alguna versión de la idea según la cual, en los contextos grupales o colectivos, los individuos
eran poseídos por una mente de grupo que transformaba de forma cualitativa su psicología y
conducta.
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Sin embargo, el punto en común de estos autores es visible cuando Mc Dougall
(1920), citado por Apodaka (2004), defiende la idea de que “los grupos, grandes y pequeños,
son algo tan real como lo son las personas y tienen vida independientemente de las personas
que los constituyen” (p.11).
Concepción individualista
Este giro trae como consecuencia el rechazo a la tesis de la mente grupal, potenciado
por el Behaviorismo, e incluso llega a desaparecer el concepto de grupo de la psicología, al
entenderlo como el producto de las actividades que realizaban los miembros en sus
relaciones. La psicología del individuo pasa a dominar el campo de interés de la psicología
social y la tarea va a centrarse, desde ese momento, en cómo los procesos mentales del sujeto
constituyen los fenómenos grupales. Lo que había perdido valor, regresa como el punto
culmen de la investigación: el individuo.
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Concepción interaccionista
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Desde la aparición del concepto de interdependencia dentro de la psicología de los
grupos este se ha vuelto transversal a los desarrollos teóricos, al punto que Shaw (1981),
citado por Canto (1998), propone que las definiciones más precisas son las que se basan en
la interdependencia o interacción. Un grupo se definiría como “dos o más personas que
interactúan mutuamente de tal modo que cada persona influye en todas las demás y es influida
por ellas” (p.25) la razón es que el concepto de interacción se constituye como la bisagra que
logra articular posturas individualistas y colectivistas en una misma realidad. Así, para
Apodaka (2004) “el grupo es una realidad en la medida en que existen interacciones entre las
personas, una vida afectiva en común, unos objetivos comunes, participación de todas ellas”
(p.11). Según este autor un conjunto de personas se convierte en grupo en el momento en que
surgen una serie de lazos entre ellas, dándoles una unidad en su estar y ser colectivo.
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Al respecto Fischer (1990) define al grupo como “un número restringido de
individuos en el interior del cual éstos establecen unos lazos recíprocos y desempeñan unos
roles conforme a unas normas de conducta y valores comunes en la persecución de sus
objetivos” (Moscosio y de Sevilla, 2012, p. 251).
Diegoli (2003) menciona que “otro factor básico para la definición de “grupo” es el
hecho de que los miembros tengan conciencia de pertenecer al grupo” (p.87). Brown, 1988;
Turner, 1990; Bar-Tal, 1990 y Munné, 1995c, citados por Diegoli (2003), según estos
autores, la aceptación consciente por parte de los integrantes es fundamental para la
formación del grupo, aquí entraría el concepto de voluntad que proviene de una racionalidad
consciente de pertenecer y aceptar estar en ese lugar.
Finalmente, para Tajfel (1978) la existencia del grupo requiere reconocimiento tanto
externo, reconociendo al grupo como tal desde la mirada de los otros, como interno, el que
proviene de uno mismo. En dicho reconocimiento interno hay tres componentes
imprescindibles: el cognitivo (yo me reconozco parte del grupo), el evaluativo (valoro
pertenecer a ese grupo de forma positiva o negativa) y el emocional (tengo emociones tanto
hacia el endogrupo como hacía el exogrupo).
Posteriormente a Tajfel, Turner (1990) propone que existen criterios que dan validez
a la existencia del grupo. Los criterios utilizados son tres: el de identidad (conciencia
colectiva como entidad diferenciada), el de estructura social (sistema de roles, estatus,
normas y valores compartidos) y el de interdependencia (más allá de la unidad mental de
Lewin se trata de una perspectiva motivacional)
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4.2 Características de los grupos.
Desde el origen de los tiempos se tienen registros de que los individuos se insertaban
en grupos precisamente porque el grupo suponía protección frente a los peligros del entorno,
así una de las características principales y quizás más importantes, a la vez que primitivas, es
la de seguridad y la de su contribución a la supervivencia.
2- Estructura y los roles: cualquier grupo, cuando comienza a funcionar como tal,
establece una distinción de roles (Romero, 1992). “Así, cada uno de sus miembros cumple
determinadas funciones (roles funcionales) que son necesarias para el desarrollo de una
tarea” (Guiñazú, 2004, p. 5) Como apunta Ayestarán (1993):
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El grupo es una construcción socio-cognitiva de sus miembros que se traduce en una
estructura y una dinámica determinadas (construcción de significados y
construcción de roles), pero esa construcción socio-cognitiva no se realiza en el
vacío social y cultural, sino que es una reconstrucción de la realidad social y cultural
en la que se forma el grupo (p.210).
3- Cultura del grupo: así como las creencias y valores que emergen del mismo. Se
trata de un conjunto de esquemas que definen el mundo en el que vive el grupo y son posibles
porque el individuo dentro del mismo deja su “yo” personal para participar de un “yo”
colectivo, la psicología del grupo depende de este “yo colectivo”, sus creencias, posibilidades
y limitaciones perceptivas (Diegoli, 2003). Como consecuencia, dentro de los grupos emerge
una especie de control social, que en la búsqueda del cumplimiento de los objetivos
colectivos, da lugar a los límites y normatividades, así el grupo actuaría como un
reorganizador de lo social en lo grupal, propiciando una reinstitucionalización del sujeto
(Andrade, 2011). La cultura de lo grupal según Sánchez (2002, p. 292), citado por Andrade
(2011), se traduciría entonces en “un sistema general de normas que gobiernan los
significados en los grupos, es un esquema representativo históricamente desarrollado y
socialmente mantenido” (p.207).
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sociales, sobre todo en lo que respecta a grupos disfuncionales donde el papel de las normas
tiene un peso importante.
Como bien afirma la misma autora, la cohesión es una característica fundamental que
aporta al grupo mayores ventajas, pues permite alcanzar las metas más rápidamente,
desarrollar el sentido de pertenencia de los miembros y generar fuerte atracción hacía el
grupo y dentro del grupo.
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7- Clima o atmósfera grupal: la importancia de esta característica la vemos con la
afirmación de Barreiro (2000) :
Esta misma autora afirma que una de las condiciones para que sea posible el buen
clima es que todos los miembros sean confirmados como parte del grupo, sin sentirse
descalificados de forma sistemática. Si aparecen sentimientos de malestar en algún miembro
de forma prolongada, el clima se habría viciado y no estaríamos hablando de un grupo sano.
Una de las cosas que propicia un grupo sano es la apertura de los miembros al grupo, “el
abandono de las "máscaras" y las actitudes defensivas que obstaculizan la comunicación,
posibilita el encuentro y la producción grupal, en suma, los aspectos más constructivos de
los miembros del grupo” (Barreiro, 2000, p. 100). La misma autora dice que aunque el grupo
esté inmerso en un sistema de valores o ideología dominante, sería “un error concebir al
grupo como una entidad pasiva, enquistada en un medio, que se limita a sufrir la influencia
de este entorno” (p. 105). Remarcamos el hecho de que el entorno del grupo no es
determinante para señalar el clima al interior del grupo, ya que el grupo puede incidir en el
propio entorno, entrar en una cierta dialéctica con él (Barreiro, 2000).
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9- Comunicación: tanto en el interior del grupo, como con el exterior. Diegoli (2003)
citando a Bales (1965) al respecto habla de un sistema de comunicación dentro del grupo que
funciona en dos niveles, uno consciente y abierto y el otro inconsciente y oculto, el primero
es explícito y observable, el segundo haría referencia a todo aquello que causa malestar pero
que no se puede expresar abiertamente:
En la revisión realizada encontramos que Gil y Alcover (2003) proponen una síntesis
de las clasificaciones más habituales, con cinco criterios clave: 1) tamaño 2) carácter
temporal 3) tipo y origen de pertenencia, 4) nivel de formalidad y 5) carácter del origen de la
formación. El resto de la literatura referenciada recoge también todos estos criterios de
clasificación de grupos que a continuación detallamos brevemente.
Tamaño: sabemos que hay grupos pequeños y grupos grandes, aún así no hay
clasificación específica sobre un número que diferencie pequeño de grande, ya que en la
literatura no hay un criterio fijo y definitivo. Por ejemplo, Ibáñez (1979), citado por Diegoli
(2003), propone que el número mínimo de integrantes de un grupo pequeño sea de cuatro
elementos de forma que llegue a montarse un número mínimo de interrelaciones que permita
la emergencia de propiedades grupales. Otro dato interesante es que el número de miembros
de un grupo puede implicar la aparición de atributos nuevos. Munné (1995), citado por
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Diegoli (2003), menciona que “con el paso de dos a tres miembros y por lo tanto con las
interacciones a tres bandas, surgen fenómenos radicalmente nuevos, de gran relevancia
psicológica y social, como son los celos y las coaliciones” (p.88).
Origen y pertenencia: dos de las clasificaciones más usadas en las ciencias sociales,
se tratan de, por una parte, grupos primarios y grupos secundarios (origen) y por otra, grupos
de pertenencia y grupos de referencia (pertenencia).
El origen del término “primario” viene de Cooley (1909), citado por Huici et al.
(2011), quien caracteriza a estos grupos por la asociación cara a cara, la fusión de las
individualidades en un todo colectivo, la identificación con la vida y los objetivos del grupo
y fundamentalmente por el sentimiento de nosotros que implica simpatía e identificación.
Por otro lado, Macionis y Plummer (2012) añaden en su definición la asociación cara a cara,
la no especialización, relativa duración, reducido número de miembros y relativa intimidad
entre ellos, pasan juntos gran parte de su tiempo, ocupados en un conjunto amplio de
actividades comunes y sienten que se conocen entre sí bastante.
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Gallego (2011) por su parte resalta la importancia de estos grupos, ya que su
desaparición o destrucción puede tener un impacto muy negativo en el individuo, al nacer en
el seno de grupos primarios nuestra identidad se fragua en ellos así como nuestra evolución
y desarrollo, la importancia de ellos deriva del grupo primario por excelencia que es la
familia. Bezanilla y Miranda (2013) definen la familia como ese grupo humano que se
diferencia de los otros por los vínculos de sangre o adopción y la coloca en un lugar único
frente al resto de grupos, ya que la persona desde que nace se encuentra inmersa en él y es
donde adquiere las habilidades y las experiencias que le servirán para su posterior desarrollo
en la vida en los distintos ámbitos.
Otra característica que aporta Gallego (2011) es que dentro de un grupo primario cada
individuo percibe y siente que ocupa un lugar determinado, por lo que otra persona no podría
substitirle lo que lo convierte en un miembro imprescindible para el grupo.
Respecto al grupo secundario, Macionis y Plummer (2012) lo definen así: “un grupo
social grande e impersonal cuyos miembros persiguen un interés o actividad específica…las
relaciones secundarias involucran lazos emocionales débiles y un escaso conocimiento
mutuo” (p.148). En contraposición a los primarios, Gallego (2011) complementa el hecho de
que las personas no nacen dentro de estos grupos, o eliges o eres elegido como miembro, las
relaciones suelen ser poco profundas, frías y con metas establecidas, así las interacciones
sería más en el órden de lo funcional, son grupos más extensos y numerosos, más abiertos,
cambiantes, versátiles y volubles que los primarios, de ahí que los vínculos que se generan
no sean fuertes y estables.
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Tabla 1: Grupos primarios y secundarios: un resumen.
Calidad de las
Orientación hacia las personas Orientación hacia las metas
relaciones
Duración de las
Normalmente a largo plazo Variable; a menudo a corto plazo
relaciones
Amplitud de las Amplias: normalmente Estrechas: normalmente involucran pocas
relaciones involucran muchas actividades actividades
Percepción
subjetiva de las Un fin en sí mismas Un medio para alcanzar unos fines
relaciones
Compañeros de trabajo; organizaciones
Ejemplos típicos Familias; círculos de amigos
políticas
Fuente: Macionis y Plummer (2012, p. 150).
Respecto a la segunda tipología de grupo, la que tiene que ver con la pertenencia,
Marín y Medina (1997), citado por Moscosio y de Sevilla (2012, p. 262), distinguen entre
grupos de pertenencia y de referencia. Los grupos a los que pertenece o quiere pertenecer el
sujeto serían los llamados de pertenencia. Cuando el sujeto puede elegir entre ciertas normas
de otros grupos, éstos para el sujeto serán los grupos de referencia.
Macionis y Plummer (2012) definen el grupo de referencia como “un grupo social
que nos sirve como un punto de referencia a la hora de hacer evaluaciones o tomar decisiones,
los grupos de referencia pueden ser primarios o secundarios” (p.152). Canto (1998) añade
que pertenecer a un grupo no implica obligatoriamente la identificación con el mismo, ya que
puede identificarse con otro de referencia alternativo. Es precisamente en este tipo de
situaciones donde en mayor medida se revaloriza el grupo de referencia, ya que sitúa al
individuo en un contexto intergrupal, superando la hipótesis de que los miembros
obligatoriamente tienen que seguir las normas del grupo de pertenencia. Entran en escena los
conceptos de comparación y autoevaluación que aparecen en el sujeto frente a los grupos de
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referencia, ya que estos grupos originan objetivos y aspiraciones en las expectativas de la
persona.
Otra característica que puede añadirse a la propuesta de Gil y Alcover (2003) es que
los grupos pueden ser homogéneos o heterogéneos. Los grupos son homogéneos cuando sus
miembros tienen necesidades, motivos, conocimientos y personalidades muy similares; los
heterogéneos no presentan estas similitudes (Gómez y Acosta, 2003).
Las personas se unen a grupos principalmente de forma voluntaria, en este punto entra
en cuestionamiento la función de dicha afiliación ¿para qué sirven los grupos? Existen
distintos posicionamientos para hablar de las funciones de los grupos, por ejemplo, para Huici
et al. (2011) hay tres tipos de circunstancias o funciones que tienen los grupos: 1) lograr algún
objetivo que no sería alcanzable individualmente, 2) obtener algunas satisfacciones de
necesidades que de manera aislada tampoco se podrían conseguir, es en esta función con la
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que mayor número de autores coinciden, la tabla 2 resume las principales necesidades que
pueden satisfacer los grupos:
Y 3) la de identidad social, Huici et al (2011) señalan que hay personas que pasan a
formar parte de un grupo porque otros los reconocen como parte de ese grupo, por algún tipo
de característica compartida, las funciones serían la de “simplificar la realidad social para los
de fuera y las de adquirir una identidad social para los de dentro” (p.221).
Para Shaw (1994) las personas se unen a grupos porque estos satisfacen alguna
necesidad individual que abarcaría como mínimo 1) atracción hacía los miembros del grupo
2) la atracción hacia las actividades del grupo 3) atracción hacía los objetivos del grupo y 4)
la pertenencia misma a un grupo. Para que sea posible la atracción por los miembros del
grupo deben darse ciertas variables que a la vez posibilitan que el resto se den, primero la
proximidad, contacto e interacción; segundo la atracción física y tercero la semejanza.
Para Moscosio y de Sevilla (2012) las funciones propias del grupo serían dos
fundamentalmente: la normativa, que se refiere al establecimiento de normas que se toman
como referencia para el comportamiento dentro del grupo y la de comparación, que traslada
la imagen del sujeto en relación con el grupo en el que se encuentra insertado, de manera que
se evalúa a sí mismo en relación con sus compañeros.
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Blanco, Caballero y de la Corte (2005) por su parte afirman que los grupos cumplen
una doble función, una sería la de satisfacer necesidades emocionales y la otra, una función
orientada a la tarea para alcanzar los objetivos. Introducen también la dimensión emocional
como característica de la mayoría de los grupos, relacionado a las necesidades afectivas que
son imprescindibles para el equilibrio psicológico de las personas. Asuntos como “el
sentimiento de pertenencia, necesidad de tener unas raíces, el calor y el apoyo emocional, el
reconocimiento…quedan garantizadas normalmente a través de los grupos” (p.33) sobre todo
se da en grupos pequeños.
Por otra parte Apodaka (2004) hace referencia a la importancia que tiene la influencia
de los grupos sobre la socialización de las personas, ya que “estos interfieren en la
personalidad de sus miembros potenciando o inhibiendo capacidades y características,
transmitiendo, reforzando y reproduciendo estereotipos y roles sociales, homogeneizando en
cuanto a las normas, etc” (p.4). Cantos y Álvaro (2015) redondean muy bien la idea de la
influencia del grupo, proponen que el individuo desde el nacimiento está inmerso en grupos,
el más notable como bien mencionamos en apartados anteriores, es el grupo primario, por lo
que los grupos contribuyen notablemente al desarrollo de la personalidad así como la
conformación de las creencias que tenemos todas las personas sobre el mundo que nos rodea
y las actitudes que conforman nuestra identidad.
Otros autores hablan también sobre objetivos o metas grupales, que al hilo del tema
aquí tratado amplían los datos sobre funcionalidad de los grupos. Ramírez (2005) refiere dos
tipos de objetivos: por un lado los explícitos, que serían aquellos definidos y conocidos por
todos los miembros y por otro lado los implícitos, serían los que no están explícitamente
indicados ni conscientemente conocidos. Dentro de este grupo se citan algunos como: la
necesidad de compañía, buscar reducir la ansiedad, mejorar el autoconcepto y la autoestima,
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recibir apoyo para enfrentar asuntos externos al grupo, poner a prueba ideas y capacidades
propias, reducir sentimientos de inseguridad e indefensión, búsqueda de entretenimiento
evitando el aburrimiento, desarrollo de necesidades de poder, entre otros.
Por su parte Barranquero (2016), citando a Gaviria y Morales (2013), describe tres
metas principales que se encuentran en los grupos: 1) utilitaria: son los resultados tangibles,
lo observable 2) conocimiento: dependencia de información con el fin de reducir la
incertidumbre, el grupo contribuye al acceso de conocimiento a la vez que define la realidad
social 3) identidad: conocerse mejor a uno mismo (autoconcepto) a la vez que aumenta la
autoestima, ya que el grupo tiende a las comparaciones favorables (respecto al exogrupo). El
mismo autor, citando a Stangor (2004), también realiza una clasificación de ocho beneficios
que se obtienen de formar parte de un grupo, identifica los siguientes:
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4.5 Intervención grupal.
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planeadores-especialistas” (Rentería, 2004, p. 47) en este sentido, los miembros y el grupo
en sí mismo son protagonistas de la intervención.
Con el fin de que los objetivos puedan llevarse a cabo y tenga lugar la transformación o
cambio esperado en cualquier intervención, diversos autores han advertido de la importancia
que tienen ciertos ingredientes que el grupo necesita adquirir y desarrollar para que los
objetivos propuestos en la intervención puedan alcanzarse. A continuación, se mencionan
algunos de ellos:
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inseparable de la liberación, así la liberación que implica la concientización promueve una
mirada lo más crítica posible de la realidad, desvelándola para conocerla y de esa forma sacar
a la luz aquellos mitos que engañan y que ayudan a mantener la estructura dominante que
somete (Chesney, 2008).
Empoderamiento: encontramos referencias a este concepto desde los años 60, con el
conocido movimiento afroamericano y con la teoría de la conciencia crítica de Paolo Freire.
El empoderamiento implica adquirir poder sobre los recursos y las decisiones que afectan a
la propia vida, lo que sin lugar a dudas facilita cualquier proceso que implique movilización
social orientada a una meta. A nivel individual se toma conciencia sobre la fortaleza personal
y a nivel colectivo se entra en un proceso en que la relación entre los miembros con un
objetivo común adquiere una dimensión mucho más trascendente (Pineda, 2014).
Perspectiva Ecológica
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interrelacionados. Se llama ecológica porque el término deriva de la biología, al referirse a
un intercambio entre el animal y su ambiente que permite comprender los comportamientos,
sobre todo en el territorio y en las relaciones que se dan entre ellos. Si es posible leer el
sistema de relaciones de la conducta animal con su entorno, esta teoría propone aplicarlo de
la misma manera al contexto en que se mueven las personas. Así el pensamiento ecológico
se encarga de “analizar los sistemas sociales, su estructura, los procesos y las múltiples
interrelaciones que se producen entre diferentes sistemas sociales” (Herrero, 2004, p. 55) con
el objetivo de intervenir en los contextos en los que se desarrollan las personas.
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Tener en cuenta los sistemas y subsistemas sociales favorece que el profesional pueda
moverse en interacción dentro de esos sistemas en los que se mueven los individuos para que
juntos logren compartir ese mismo universo simbólico. En palabras de Capra (1996): “un
grupo representado como sistema no solo es capaz de producir nuevos elementos sino que
puede aprender de ellos, las propiedades esenciales de un grupo son propiedades del todo que
ninguna de las partes posee, emergen de las interacciones y relaciones entre las partes” Queda
claro que el grupo-sistema posee el potencial creador desde donde pueden emerger nuevos
estados, nuevas formas de comportamiento (Diegoli, 2003).
Nivel 4
Figura 1: Niveles de análisis y de intervención.
MACROSOCIAL
Sociedad (ciudad, país, mundo)
Nivel 3
MESOSOCIAL
(vecindad, escuela, servicios básicos)
Nivel 2
MICROSOCIAL
(familia, grupos primarios)
Nivel 1
INDIVIDUAL
(personal)
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Investigación acción participativa
Desde esta perspectiva, se plantea una posición crítica al “status quo” presente en la
sociedad actual al que culpabiliza por las desigualdades, los procesos de exclusión, el elitismo
político y económico. La IAP emerge como una vía, entre otras, de liberación social (Ioe,
1993, p. 65) que invita a la participación activa de las personas en su propia vida rompiendo
con la explotación y sumisión binaria sujeto vs objeto para llegar a una relación simétrica
sujeto vs sujeto. Desde esta corriente de pensamiento, la intervención tradicional sería puesta
en entredicho por su limitada visión de la realidad al contemplar a los individuos como
entidades autónomas, sin tener en cuenta todos los niveles del sistema social y por basarse
en una pirámide de necesidades desde la óptica de los sistemas de poder, con lo que de esa
forma estarían manteniendo la relación de dependencia “necesitados” vs “instituciones
estatales” (Montenegro, 2004).
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En España nace una variante de la IAP latinoamericana, es la propuesta por Tomás
Villasante la cual plantea las redes sociales como la base de la investigación, aunque
mantiene el espíritu de cambio social y de participación de las personas afectadas propuesto
por Fals Borda. Para este autor más que las mismas identidades de los grupos, lo que interesa
son las redes de relaciones entre grupos que son las que estarían condicionando sus
conductas, ideologías y estilos de hacer (Montenegro, 2004). En las propias palabras de
Villasante (1993) sería un error quedarse encerrados en grupos que sólo autoafirmen nuestras
propias ideas, la IAP debería buscar otra cosa, salirse de las redes sociales preestablecidas e
incorporarse a otras o juntarse para crear unas nuevas, de esta forma se estaría fabricando la
disposición para la transformación. Pero si solo se da vueltas a la ideología personal sería
difícil salir de los círculos de ideas de la propia investigación, hay que investigar con otros,
ampliando la visión del contexto. Así Villasante va más allá de esa “necesidad sentida” e
introduce la idea de interpretaciones contradictorias que provocan distintas pasiones e
imaginarios en unas y otros. La realidad no engendra una sola posibilidad, sino varias y son
esas en las que la IAP debe descubrir en su análisis social.
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Grupos en la educación
Según Roca y Martínez (1999, p. 201) las funciones de los grupos de intervención
educativa son cuatro:
a) Función mediadora: el grupo es usado como medio para alcanzar los objetivos
educativos.
b) Función instrumental: la actividad grupal es usada como instrumento y método de
producción.
c) Como objeto de aprendizaje: los conocimientos acerca de los grupos se convierten en
contenido de formación y estudio
d) Función nula: el conjunto es considerado como individualidades, el grupo es
ignorado.
Respecto a los lugares de intervención del trabajo educativo en grupo y con el grupo,
se aplica a los diversos ámbitos sociales de educación, tanto en la educación no reglada como
en la formal: en la enseñanza infantil, primaria, secundaria y superior así como en la
formación profesional continuada y la de adultos (Roca y Martínez, 1999).
Grupos en la clínica
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dependerá de si las finalidades son terapéuticas formativas o reivindicativas o bien, podrían
usarse también como contextos de apoyo social o refuerzo de actitudes y conductas (Villegas,
1999) Según Villegas (1999), citado por Gil y Alcover (2003, p.394), se pueden reconocer
en la psicoterapia de grupo tres modalidades:
1. Terapia en grupo: cuando cada miembro de forma alterna presenta como foco
de atención su propio problema
2. Terapia de grupo: cuando el foco es la interacción entre los miembros. La
riqueza de estos grupos es la presencia de pares implicados y comprometidos
en un proceso de cambio terapéutico.
3. Coterapia grupal: todos los miembros asumen en cierto modo el papel de
terapeutas, el profesional sería un facilitador o una figura prescindible en los
grupos de autoayuda.
Actualmente estamos inmersos en sociedades donde cada vez más hay mayor
conciencia de la necesidad de alcanzar óptimos recursos para el bienestar y la calidad de vida
de las personas que las conforman. Así, unos de los objetivos sociales que priman son el de
la promoción social y el de la mejora sistemática de la vida de los ciudadanos. Esto sería
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posible gracias a unos mínimos básicos, lo que daría respuesta a lo que se conoce como
Estado del Bienestar con dominios como la vivienda, la educación, el trabajo o el medio
ambiente (Martínez y Palacín, 1999).
Es en este contexto que el grupo o la comunidad como tal ofrece una serie de ventajas,
que se convierten en los motivos para su utilización en las intervenciones, con el fin de
obtener resultados en la satisfacción vital de los individuos. Así la práctica grupal estaría
enfocada a tres dimensiones diferenciadas: prevención de la pérdida del bienestar psicosocial,
intervención concreta ante la pérdida de este bienestar y mantenimiento del bienestar del
grupo o grupos que se hayan intervenido (Martínez y Palacín, 1999).
5. Conclusiones y Discusión.
Entre los años 80 y 90 del siglo pasado Medellín encabezaba las listas de las ciudades
más peligrosas del mundo, uno de los principales motivos de esto fueron los conflictos
armados llevados a cabo por diversos actores colectivos, tanto políticos como criminales. Y
es que Colombia se ha mantenido en una guerra permanente entre varios poderes de fuerzas,
por un lado los contraestatales (guerrilla y algunas milicias urbanas), por otro lado los
paraestatales (autodefensas y paramilitares) y a estos dos bandos enfrentados se añade la
delincuencia organizada (carteles de la droga, de los precursores químicos, del lavado de
dólares, del tráfico de armas, etc.).
Después de más de 50 años de guerra civil, en el año 2012 se inicia uno de los
acontecimientos políticos más relevantes en la historia reciente de Colombia, favorecido por
la mediación cubana (proceso de negociaciones de La Habana). Con el gobierno de Juan
Manuel Santos se instaura un proceso conocido como Proceso de paz, que es posible gracias
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a las conversaciones entre el Estado y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia (FARC). Es en 2016 cuando este proceso llega a su culminación al oficializarse
un acuerdo de paz entre ambas partes. Es en este punto que inicia una nueva era para el país
(Jurado y Cortés, 2018).
Al realizar la revisión teórica hemos hallado que cada disciplina (psicología, salud
mental, sociología, trabajo social, educación) se aproximan al concepto de grupo y de
intervención desde su propia posición paradigmática, lo que nos limita en cuánto a la
especificidad del término como concepto psicológico. Esta limitación se ha constituido en
una oportunidad ya que nos ha permitido adoptar una posición más amplia sobre el campo
de la vida grupal.
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genera la sensación de que el campo teórico se va desarrollando y evolucionando, cuando en
realidad encontramos un ciclo cerrado en el que unos se nutren y a la vez alimentan
endogámicamente la producción teórica.
Así, se ha intentado romper este círculo ampliando las perspectivas de debate con
autores de otras latitudes (geográficas y académicas), especialmente en la parte de
intervención. Encontrando formas distintas de leer la realidad desde países con diferentes
contextos sociales que requieren otras formas de enfrentar las problemáticas grupales.
El grupo no puede ser visto únicamente como “una colección de personas y nada más”
propia de la concepción individualista de Allport, como tampoco puede ser visto bajo la
propuesta colectivista de Le Bon como “una única unidad que funciona con la idea de mente
grupal” despojando así a los individuos de razonamiento crítico y sometidos a la lógica de
grupo. Nuestra posición, inspirados por Lewin, es que el grupo es resultado de una función
interactiva de ambas posturas.
El grupo es mucho más que la suma de sus partes. De la misma forma que el individuo
transforma al grupo, el grupo impacta al individuo y esto es gracias a la interacción que se
da entre ambos. En el campo de lo grupal no basta con asignar individuos, sino que tiene que
existir interacción y un sistema de interrelaciones donde todos colaboran con ese aprendizaje
de cada una de las individualidades que lo componen (Guiñazú, 2004). Por otra parte, con
Tajfel y Turner entendemos que los miembros del grupo deben sentirse como parte del propio
colectivo, a la vez que deben ser reconocidos por otros como parte de ese grupo.
Con esta propuesta florece el interés en analizar por qué las personas necesitan de los
grupos y cómo estos pueden transformar la vida del individuo, mediante la interacción entre
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grupo y componentes, se acaba generando impacto en el seno del propio grupo. Es por ahí
que surge la vía de transformación así como de cambio social y personal. De este modo
pensamos que el grupo trasciende mucho más allá de la tarea u objetivo de creación, ya que
ofrece un sentido de experiencia emocional, que no necesariamente se desvanece cuando los
miembros dejan de reunirse. Así, el grupo puede entenderse como un contenido mental que
pervive como una experiencia y como un referente para cada una de las personas
participantes. (Rosell, 1998)
Reconocemos así que el tema de grupo es muy relevante para las ciencias sociales y
humanas, todos los estudios demuestran que el grupo puede percibirse como una de las
herramientas que sin duda puede potenciar la participación ciudadana y la configuración
armónica de la sociedad civil, especialmente en procesos que buscan, mediante la
democracia, asegurar el bienestar y calidad de vida de las personas. De esta idea parte el
objetivo final del trabajo, abrir espacios de participación-acción ciudadana para que las
personas que conforman los diversos grupos del área de intervención en la ciudad de
Medellín puedan concientizarse de forma crítica de la necesidad del cambio social hacia
valores, actitudes y acciones más equitativas, más justas y menos violentas que faciliten la
paz en el país a la vez que el propio trabajo pueda ser extrapolado a otros contextos de
intervención.
Alineados con Fals Borda y con la dosis de realidad obsequiada por Villasante en lo
que tiene que ver con la IAP, asumimos que las investigaciones y cualquier intervención
tienen que ir de la mano de las personas que protagonizan esas realidades. Son los propios
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sujetos los que mejor conocen su experiencia de vida. Son ellos los que podrán arrojar luz
allá donde la teoría de libro no llega.
Sólo si como profesionales del campo de las ciencias sociales y humanas, somos
capaces de trascender la óptica intervencionista -más propia de la ciencia pura- pasando a
una lógica más horizontal, más simétrica, apostando siempre por procesos de abajo hacía
arriba (down-top), mediante investigaciones acordes con las necesidades reales de la
población y con el firme objetivo de emancipar, concientizar y empoderar a todos los
individuos menos favorecidos, sólo así podremos superar el reto de enfrentar parte de los
conflictos sociales de la humanidad.
El presente trabajo genera nuevos retos, nuevas cuestiones. En este contexto tan
positivo y optimista de las bondades de los grupos que aquí se expone, no puede dejarse de
lado la otra cara de la moneda, cuestiones como el efecto pernicioso de ciertos grupos,
aquellos que promueven la violencia, la mayoría de veces a causa de la ceguera de la propia
identidad fusionada con el grupo que acaba distorsionando la realidad. El estado emocional
que predomina en este tipo de grupos es tan irracional que queda invadido por sentimientos
que impiden reflexionar a los miembros que lo componen, provocando una fuerte intolerancia
hacia lo diferente, lo que se traduce en un caldo de cultivo del odio intergrupal, ya sea por
condición económica, raza, género, clase, etnia, cuestiones políticas o cualquier asunto de
esta índole. ¿Cómo superar desde la psicología social de los grupos dichas dificultades?
¿Cómo se podría generar más autoconciencia en el seno del propio grupo, sin que sus
radicalismos sean determinantes de las conductas individuales? ¿Realmente es posible que
las diferencias intergrupales dejen de ser vistas como amenazas para convertirse en riquezas
diversas compartidas entre los pueblos?
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