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CONFLICTO EDUCATIVO

Y CULTURA POLÍTICA
EN COLOMBIA

Martha Cecilia Herrera*


Alexis Pinilla Díaz**
Raúl Infante Acevedo***

La intensidad y crecimiento de las manifestaciones de la The intensity and growth of manifestations of violence
violencia en Colombia parecen señalar que la edificación de in Colombia appear to signal that the construction of a
un proyecto colectivo debe estar mediado por la creación de collective project should be mediated by the creation of an
un orden institucional que sea capaz de saldar la gran deu- institutional order that is able to come to terms with the
da social existente en el país y que, a su vez, proporcione high social debt in the country and that at the same time,
mecanismos eficaces para resolver las disputas sociales sin can provide effective mechanisms for solving social dispu-
recurrir al aniquilamiento individual o colectivo como fór- tes way of regulation of social life. Likewise, in this context
mula válida y legítima de regulación de la vida social. Así we a discussion is put forward about the role that education
mismo, en este contexto se ha puesto en discusión el papel can play in the creation and establishment of a cultural
que la educación puede jugar en la creación y afianzamien- democratic project. In this perspective, we approach three
to de un proyecto cultural democrático. En esta perspecti- specific points in this article. First, to show some essential
va, nos interesa abordar tres puntos específicos en el presente characteristics of conflict in Colombian political culture.
artículo. Primero, mostrar algunas características esenciales Second, to sketch the outline of the state of the discussion
del conflicto en la cultura política colombiana. Segundo se- around theories of conflict and to observe the relationship
ñalar a manera de esbozo el estado de la discusión en torno that exists between the solution of conflicts and the
a las teorías del conflicto y observar la relación que existe construction of democratic culture. Third, to consider the
entre la solución de los conflictos y la construcción de cultu- paper that education can play in the process of construction
ra democrática. Tercero, considerar el papel que puede ju- of a democratic cultural project.
gar la educación en el proceso de construcción de un proyecto
cultural democrático.

* Doctora en Filosofía e Historia de la Educación. Profesora-Investigadora Universidad


Pedagógica Nacional de Colombia. Coordinadora Grupo de Investigación en Educa-
ción y Cultura Política. E-mail: acuaria2001@hotmail.com
** Magíster en Historia de la Educación. Investigador Universidad Pedagógica Nacional
de Colombia. Miembro Grupo de Investigación en Educación y Cultura Política. E-
mail: alepinilla@hotmail.com
*** Licenciado en Ciencias Sociales con estudios de Maestría en Educación Comunitaria.
Profesor y Coordinador Universidad Pedagógica Nacional de Colombia. Licenciatura
en Educación Básica con énfasis en Ciencias Sociales. Miembro Grupo de Investiga-
ción en Educación y Cultura Política. E-mail: rainfa@hotmail.com

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1. El conflicto en la la educación, dentro de un pano- bianos y en sus percepciones sobre
cultura política rama al que no se le encuentran el conflicto, hecho que debe ser ana-
colombiana salidas claras e inmediatas? Es ver- lizado debidamente por parte de
dad que las respuestas a varios de quienes se ocupan de diseñar políti-
En las últimas décadas los co- estos interrogantes permanecen en cas educativas y culturales y de
lombianos hemos asistido al recru- buena parte en la oscuridad. No pensar estrategias de formación
decimiento de la violencia y al obstante, de lo que sí estamos se- ciudadana. (C. Martín, 1999). Si-
resurgimiento del uso de las vías de guros es que mientras más tardemos tuaciones relacionadas con el
hecho para resolver los diferentes en comprender lo apremiante de la desplazamiento, las masacres colec-
conflictos políticos y sociales que situación (D. Pécaut, 2001), en em- tivas, los secuestros, los combates
tienen lugar en nuestro contexto. prender acciones urgentes desde permanentes, las negociaciones con
Ante nuestros ojos atónitos cada diferentes escenarios y diversos la guerrilla, las normas instauradas
día crece más la ignominia, la actores sociales, estaremos aplazan- por la guerrilla en la zona de despe-
desigualdad, la intolerancia políti- do la perspectiva de construir sa- je y en los territorios bajo su influen-
ca y cultural, y la desinstitucio- lidas al conflicto o maneras de cia, la paulatina polarización de la
nalización, acompañadas del sabor transformarlo en términos de me- sociedad civil, han sido vividas por
amargo de la impotencia y la indig- casi todos los colombianos: cada
nación de buena parte de la socie- quien tiene una experiencia diferen-
dad. Lo anterior en medio de te, unos más directa, otros más
una confrontación armada y intensa, para algunos pocos,
una disputa territorial sin tangencial. No obstante, en
precedentes en la his- todos los casos la ex-
toria del siglo XX, periencia ha sido
tanto en lo con- profundamente sig-
cerniente a la nificativa, llegando
dimensión geo- a erosionar las an-
gráfica, como a tiguas representa-
la multiplici- ciones sobre las
dad de actores posibilidades de pro-
involucrados y yectos personales, so-
a la diversidad bre el presente y el futuro,
de intereses sobre la estabilidad, situando en
que sobrepasan su lugar la incertidumbre, la sensa-
los políticos, para ción de desarraigo, y el cuestio-
entremezclarse confu- namiento de las identidades sociales
samente con los intereses e individuales (D. Pécaut, 2001).
privados, el narcotráfico, la corrup- diana y larga duración, ya que éste Aspectos que si bien son comunes a
ción y la delincuencia común, en- tiene múltiples facetas y buena par- buena parte de las sociedades con-
tre otros (D. Pécaut, 2001). te de ellas afectan los espacios de temporáneas (A. Giddens, 1999; R.
lo microsocial y de las subjetivida- Sennet, 2000), adquieren caracte-
En medio de esta coyuntura his- des, espacios que es necesario rísticas particularmente agudas a la
tórica, el ciudadano común, los in- redimensionar desde el punto de luz del conflicto político colombia-
telectuales, los educadores, nos vista de lo político. no de las últimas décadas (G.
hacemos miles de preguntas desde Sánchez, 2001) y merecerían, por lo
diferentes perspectivas: ¿se avizora Podría decirse que en los años tanto, un tratamiento particular. No
una salida al conflicto político co- recientes, una serie de acontecimien- en vano se han trazado diferentes ini-
lombiano? ¿cuánto tiempo tardará? tos ha proporcionado elementos sin- ciativas tendientes a consolidar un
¿qué dimensiones abarca? ¿qué pa- gulares que están interviniendo en la proyecto político democrático que
pel ha cumplido y/o podrá cumplir socialización política de los colom- propicie, a través de diferentes prác-

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ticas sociales, los principios de la tica nacional. En forma paralela a otro, evidencia la debilidad del Es-
convivencia, el pluralismo y la jus- estos fenómenos, a lo largo del si- tado al afrontar los procesos de paz.
ticia social, como fundamentos de glo XX, algunos movimientos socia- Desde esta perspectiva debemos
una cultura política democrática. les y fracciones políticas de resaltar que la dinámica de la vida
izquierda han aportado hacia la política nacional ha girado en las
Pero, ¿qué es lo que los estudio- redefinición de la cultura política, dos últimas décadas en torno a las
sos han precisado acerca de las ca- a partir de tres elementos sustan- políticas de diálogo y negociación
racterísticas de la cultura política ciales: recuperación de la democra- con la guerrilla. Adicionalmente,
colombiana? ¿de qué manera inci- cia como un ideal estratégico, según Marco Palacios, la cultura
den estas características en la forma mayor aproximación a las realida- política de las guerrillas, identifica-
como los colombianos afrontamos des nacionales y secularización de da como una mezcla de “tradicio-
los conflictos? Puede decirse que la la visión dogmática de la política, nes clientelistas propias de la
configuración de la cultura políti- característica de la vieja cultura política rural colombiana” y de
ca colombiana ha estado marcada política de izquierda (F. López de diferentes apropiaciones de la tra-
por el autoritarismo, la violencia y la Roche, 1994). dición jacobina, ha incidido nota-
la guerra como recursos más usua- blemente en la dificultad de
les para hacer política (G. Sánchez, Además de estas tendencias de encontrar una solución negociada
1991). En la historia nacional ha larga duración, según algunos auto- del conflicto. (M. Palacios, 2001).
existido una larga tradición de ven- res las últimas décadas del siglo XX
cedores y vencidos, en la que los se caracterizaron por una severa Para Daniel Pécaut (2001), las
primeros imponen un sistema acor- crisis política marcada por el arrai- perspectivas del conflicto armado
de con sus intereses desconocien- go del individualismo en la socie- deben tomar en consideración as-
do al derrotado. Otros aspectos de dad (R. Sánchez, 1993), la escasa pectos relacionados no sólo con el
la cultura política colombiana, que unidad simbólica de la nación (D. corto plazo, sino también con fac-
han dificultado la resolución demo- Pécaut, 2001), la ineficiencia de los tores de mediana y larga duración.
crática de los conflictos a lo largo partidos políticos para responder a Para él, “el hecho de que cincuen-
de nuestra historia, son el biparti- las demandas sociales y políticas de ta años después muchos colombia-
dismo tradicional que ha fortaleci- finales del siglo (P. Ghilodés, 1993) nos consideren que la violencia
do la polarización política de las y la apropiación privada del Esta- actual es la continuación de La Vio-
diferentes facciones de clase bajo la do, que ha dado origen a una clase lencia [de los años 50] muestra que,
impronta del liberalismo o del política que se ha vuelto experta tanto en las representaciones como
conservatismo, con la exclusión de en el manejo burocrático y admi- en ciertas consecuencias concre-
fuerzas diferentes y la conformación nistrativo del mismo y en la con- tas, tales catástrofes no se solucio-
de dos subculturas políticas; la mar- formación de clientelas políticas nan con meros acuerdos políticos”
cada desconfianza en las clases po- que facilitan este tipo de apropia- (p. 307). Según nuestro punto de
pulares a las que se ha considerado ción del aparato estatal. Según vista, lo anterior implica que otras
como menores de edad y, por ende, Guillermo Hoyos (2001) la progre- posibles salidas al conflicto colom-
incapaces de crear proyectos de siva apropiación privada del Esta- biano se encuentran en la consoli-
nación; el sectarismo en la forma do ha conllevado a una creciente dación de movimientos sociales y
de hacer política ocasionado, en ilegitimidad del mismo y, por ende, culturales que, de forma paralela a
buena parte, por el hecho de que al incremento de las tensiones y los las negociaciones políticas de los
la “religión se convirtiese desde conflictos sociales y políticos. diferentes actores en conflicto, for-
mediados del siglo XIX en la fron- talezcan la sociedad civil y aumen-
tera divisoria entre los partidos li- Sumado a lo anterior, desde la ten su capacidad de decisión en
beral y conservador” (F. López de década del ochenta hemos presen- torno a la reconstrucción de un pro-
la Roche, 1993: p. 106); y, el clien- ciado una expansión del conflicto yecto político nacional.
telismo político, evidenciado en el armado colombiano que expresa,
fuerte control que ejercen las elites por un lado, el alto grado de frag- De manera general podría de-
partidistas sobre la dinámica polí- mentación de la sociedad y, por cirse que los desarrollos históricos

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del proceso colombiano han esta- firmara un nuevo pacto social en el fuerzos e iniciativas de toda índole
do marcados por la fragmentación país. Este nuevo pacto deberá en- por escapar a la guerra y por tratar
social y por la debilidad del Esta- frentar el reto de “construir una de- de construir, a pesar de la violen-
do, fenómenos que han incidido en mocracia avanzada que se refleje no cia, formas nuevas de solidaridad y
las dificultades para construir un simplemente en los códigos, sino de participación ciudadana” (D.
imaginario nacional que cohesione a que intervenga en el proceso de cre- Pécaut, 2001: p. 20).
los distintos sectores que integran cientes desigualdades económicas y
la sociedad y ha repercutido de sociales” (P. Santana, 1988: p. 19), En este sentido, la educación
manera directa en la constitución consolidando un proyecto político tiene un papel destacado en la me-
de determinadas pautas culturales capaz de incluir a la totalidad de dida en que a través de ella buena
en torno a lo político en las que se los colombianos desde la perspec- parte de la población colombiana
perciben profundas dicotomías. tiva de la justicia social y la moral es socializada e interioriza normas,
Según Pécaut “desde la Indepen- pública (F. Escalante, 1999). valores y pautas de acción respec-
dencia, los colombianos no saben to a las instituciones; en otras pala-
que orden y violencia están unidos, En esta vía, durante las últi- bras, elementos relacionados con la
como el revés y el derecho de la mas tres décadas se han venido ha- estructuración del orden social y
misma realidad, a falta de un prin- ciendo múltiples con la conformación de culturas
cipio de unidad nacional”, acrecen- políticas. Las culturas políticas tien-
tando al mismo tiempo que, “desde den a constituirse en pautas de lar-
hace varias décadas, Colombia ga duración, pues en buena
oscila permanentemente parte son la cristalización
entre dos tendencias: de tradiciones seculares
por una parte la de- que tomaron cuerpo en
mocratización de la referentes normativos y
sociedad y la conso- actitudinales respecto
lidación de una al orden social, con
cultura de la tole- repercusión en las ac-
rancia; por otra, la tuaciones de los indi-
fragmentación de viduos y grupos sociales.
los intereses, el re- Empero, las catástrofes inespera-
chazo de toda forma das, ciertas coyunturas históricas, la
de regulación institu- dinámica institucional, los movi-
cional y la violencia. mientos sociales, los proyectos po-
Esta dicotomía no ha Sevilla, 1933. Henri Cartier - Bresson líticos específicos, los fenómenos
desaparecido” (D. Pécaut, culturales, y las guerras entre otros,
2001, p. 115; p. 20). esfuerzos por generar prácticas de- pueden contribuir a propiciar rup-
mocráticas y difundir postulados turas rápidas y readecuaciones de
A lo largo de las décadas del propios de una cultura política de- las culturas políticas (N. Lechner,
setenta y ochenta se produjo una mocrática dentro de los diferentes 1987; O. Landi, 1988).
fuerte presión por parte de diferen- escenarios de la sociedad colombia-
tes movimientos sociales (estudian- na, esfuerzos que tienen como reto
tes, obreros, campesinos, maestros, transformar las tradiciones de la 2. Hacia una
e indígenas, entre otros) que pro- cultura política autoritaria. Lo an- concepción
pendieron por la ampliación de la terior muestra que no es posible ca- democrática del
participación política como ele- racterizar la cultura política conflicto
mento central del ordenamiento colombiana solamente desde el fe-
democrático. Este fenómeno moti- nómeno de la violencia, ya que, in- En primer lugar es necesario
vó, en buena parte, que para ini- cluso en las zonas de conflicto precisar qué entendemos por con-
cios de la década del noventa se armado, es posible encontrar “es- flicto y en segundo término señalar

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las diferencias existentes entre vio- necesariamente el conflicto deriva lado o suprimido (R. Uprimny,
lencia, guerra y conflicto, las cua- en guerras o violencias. 2001) 1 . No existen percepciones
les ocasionan con frecuencia unilaterales o hegemónicas con res-
confusiones interpretativas dada su Así, un balance inicial del esta- pecto al conflicto y, por el contra-
simultaneidad en la realidad colom- do de la discusión en torno a las rio, en los grupos sociales su
biana. Una definición amplia del concepciones sobre el conflicto in- presencia ha sido valorada en dis-
conflicto indica que éste se presen- dica dos grandes tendencias: en pri- tintas formas. El caso colombiano
ta “cuando uno o varios actores mer lugar, las visiones positivas del ha estado influido por una visión
manifiestan pretensiones encontra- conflicto, es decir, aquellas que negativa del conflicto que se ha
das sobre determinados recursos, lo consideran que las disputas socia- visto extremada por la crudeza de
cual, en principio, obstaculiza la co- les son el motor para la dinami- nuestros enfrentamientos bélicos,
operación social. Un aunque estos siempre
conflicto surge, enton- han encontrado múl-
ces, cuando determi- tiples justificacio-
nados sujetos desean nes 2 . Sólo hasta la
realizar acciones que promulgación de la
son mutuamente in- Constitución Política
compatibles, por lo de 1991 se diseñaron
cual la posición del herramientas destina-
uno es vista por el otro das a ampliar el radio
como un obstáculo a de participación de
la realización de su de- los ciudadanos en la
seo” (R. Uprimny, administración de jus-
2001: p. 23); en sínte- ticia en un intento por
sis, el conflicto indica fortalecer los disposi-
una incompatibilidad tivos institucionales
de pretensiones entre de participación, de
dos o más actores. Aho- los cuales el que ha
ra bien, la guerra es contado con mayor
“una forma determina- fortuna ha sido la Ac-
da de regular los con- ción de Tutela.
flictos, caracterizada
por hacerlo mediante La resolución de
el uso de la violencia a conflictos en la teoría
gran escala. La guerra y la praxis nos indica,
es por tanto una op- en gran parte, el basa-
ción, pero no un recur- mento en el que des-
so inevitable, puesto cansa una propuesta
que el conflicto podría democrática: debe su-
ser tratado mediante perar el monismo ju-
otros medios” (V. Fisas, rídico que intenta
1998, p. 238). En el “Donde vive el capital / La paz no puede sobrevivir”, 1932. John Heartfield proteger una visión
caso de la violencia hegemónica de la cul-
hacemos mención a los aspectos de zación de las sociedades pues tura política, pues el pluralismo es
la cultura que legitimizan la utili- optimizan las estructuras de convi- una forma de aceptar otras cosmo-
zación de instrumentos violentos vencia social. En segundo lugar, las visiones en el seno de la sociedad,
como pauta básica del actuar so- visiones negativas para las cuales el debe estipular un andamiaje insti-
cial. Por lo tanto, puede darse con- conflicto es elemento perturbador tucional fuerte que sea capaz de ha-
flicto sin violencia, pues no de la vida social y debe ser contro- cer frente a los vicios heredados tras

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décadas de debilidad estatal y debe esencial de formación de culturas de- vidual. En este sentido, pensamos
incentivar una visión positiva del mocráticas. Analicemos los puntos que su comprensión y utilización
conflicto y crear formas eficaces para centrales de este debate que, en puede resultar interesante para las
transformarlo positivamente pues el gran parte, ha sido liderado por or- comunidades que confluyen en el
conflicto es un hecho permanente ganizaciones internacionales como escenario educativo. Para Fisas
que surge de las propias luchas so- la UNESCO y que tiene como uno (1998), “el abordaje transfor-
ciales. En segundo lugar, debe pro- de sus autores más representativos a mativo de los conflictos supone,
curar un marco amplio que permita Vicenc Fisas.3 por tanto, concienciar [sic] y capa-
múltiples formas de resolución. Por citar a las personas que están im-
último, y éste es el punto nodal de La Transformación de Conflic- plicadas en la búsqueda de salidas,
la discusión, debe apuntalar prácti- tos es un campo de análisis recien- a través del reforzamiento de su
cas culturales que permitan te que apela no sólo a las acciones confianza y en la práctica del diá-
vivenciar el proceso logo” (p. 238). En esta
democrático; este as- perspectiva, la TC
pecto señala el verda- apunta a un tipo de so-
dero aporte que la ciedad que resuelve sus
educación realiza a la diferencias recurriendo
construcción de un or- a medios que no ponen
den democrático, como en grave riesgo su des-
herramienta esencial tino como nación.
para la estructuración
de un conjunto de va- La TC pretende
lores mínimos centra- abordar las disputas so-
dos en el respeto a la ciales de forma que las
dignidad humana, la personas o los grupos
justicia social y la mo- sociales adquieran ple-
ral pública. no conocimiento de las
causas que originan sus
No obstante, estas diferencias y, sobre
directrices reflejan sola- todo, que comprendan
mente el papel que jue- cuáles han sido las ru-
gan los estados en la tas que han emprendi-
definición y concep- do para solucionarlas.
ción de los conflictos. Únicamente este tipo
Urge, por consiguiente, de análisis permite en-
explorar conceptualiza- tender los complejos
ciones del conflicto que círculos de violencia o
permitan evidenciar su las guerras intestinas
impacto en las esferas que se convierten en
individuales y que con- sino trágico de las per-
templen a su vez, la sonas y pueblos. En las
posibilidad de su supe- instituciones educati-
ración efectiva median- vas, por ejemplo, se
te el concurso activo de John Heartfield (1891 - 1968) asume que los fenóme-
los sujetos de un grupo nos que influyen en el
social. Siguiendo esta línea de pen- políticas a nivel macro, sino que espacio escolar, como la violencia
samiento diversos autores vienen ha- además se centra en los rasgos juvenil, las pandillas, los maltra-
blando de la Transformación de ontológicos de los grupos sociales tos familiares, los choques genera-
Conflictos –TC– como elemento y de las personas en el plano indi- cionales y otros son irresolubles.

NÓMADAS 45
Como se deduce cia se ha prefigurado como herra-
de lo anterior, existe mienta legítima para la regulación
un complejo espec- de las relaciones escolares y socia-
tro en el cual se de- les. A pesar de estas circunstancias,
sarrolla el conflicto en la escuela encontramos múltiples
escolar que abarca y variadas formas para resolver los
desde las relaciones conflictos y por ende, la percepción
afectivas e interper- que tenemos de ellos.
sonales hasta los re-
Paracaidistas checos. Max Scheler querimientos que la En primer lugar, existe una so-
sociedad le formula a lución por las vías de hecho que ge-
De esta manera se legitima el au-
la educación para que contribuya neralmente apela al autoritarismo
toritarismo ciego como paradigma a una comprensión propositiva de como mecanismo expedito para la
válido de regulación social. De allí
la realidad. En este sentido, la ins- resolución de las confrontaciones.
que cuando se habla de la concien- titución educativa debe resolver los Son múltiples los estudios que han
cia sobre el conflicto se está alu- antagonismos generados en sus es- relacionado la institución educati-
diendo a la tarea y, a la vez, a la
pacios culturales y, a su vez, com- va con los espacios carcelarios
capacidad que tiene la educación prometerse con la transformación donde priman sistemas de micro
para intervenir en su superación
de esas tensiones en criterios míni- penalidad estrictamente sanciona-
equitativa. (M. González y R. In- mos para la construcción de una torios que pretenden corregir me-
fante, 2000). cultura política democrática. Po- diante la imposición de castigos4 .
dríamos afirmar en consecuencia, La cotidianidad escolar en este sen-
que los mecanismos existentes para tido, es una fuente inagotable de
3. Cultura escolar y dirimir las desavenencias se consti- conflictos de carácter académico,
conflicto: apuestas tuyen en indicadores claros de los disciplinario y formativo, entre mu-
por un orden alcances y dificultades democráticas chos otros. Profesores y directivos
democrático que presentan los grupos sociales. docentes deciden frecuentemente
Así las cosas, en las instituciones cuáles deben ser las conductas a se-
La educación es el elemento educativas han predominado el au- guir e incluso a suprimir. “Por des-
esencial para lograr una superación toritarismo y el abuso de poder para gracia el uso inadecuado de esta
satisfactoria de los conflictos e ins-
dirimir las diferencias expresadas en autoridad se convierte en factor de
taurar bases sólidas para construir
su interior, es decir, que la violen- nuevos conflictos, de inconformi-
una cultura política alejada de for-
dad, de rebeldía, de
mas de resolución ancladas en la
violencia, el autoritarismo y la in- violencia y de rechazo
tolerancia. Algunos autores han a la autoridad” (F.
mencionado los diferentes conflic- Cajiao, 1995: p.133)
tos en los que se ve inmersa la es-
cuela en la actualidad, y destacan Ahora bien, desde
tres principalmente: los conflictos la década del noventa el
que tienen lugar dentro de la ins- conflicto ha tendido re-
titución educativa, aquellos con- solverse a partir de su
flictos generados por la relación judicialización. Este he-
entre la institución escolar y la co- cho hizo irrupción en el
munidad en la cual ésta se inserta, espacio educativo con
y, finalmente, el conflicto que tie- la promulgación de la
ne la escuela dentro del ordena- Carta Política de 1991
miento de las relaciones de (R. Uprimny; G. Bo-
dominación legalmente definidas nilla; J. Gómez, 1998).
(A. Borrero, 1989). Soldados ingleses. Otto S. Nöcker Hablamos aquí de la uti-

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lización frecuente de mecanismos del 91 que reconoció jurisdicciones formal de la norma sin propiciar
constitucionales como la acción de especiales, como la indígena, y con- cambios sustantivos en la cultura
tutela que resuelven por la vía ju- sagró las figuras de los jueces de paz; de los sujetos escolares. La demo-
rídica los pleitos generados en el solo a manera de ejemplo, destaca- cratización de la cultura escolar ten-
mundo escolar. En este caso, el juez mos los siguientes: 1) la concilia- dría que ver, en esta perspectiva,
es un tercero que entra a la órbita ción, la cual ofrece como opción a tanto con la forma en que se resuel-
escolar y toma decisiones de acuer- las partes involucradas en una dis- ven los conflictos en la educación,
do con la interpretación de los prin- puta que busquen una solución con- como con las relaciones que se dan
cipios constitucionales –en especial sensual con la ayuda de un tercero entre maestros y estudiantes en tor-
con base en el respeto y protección calificado o conciliador; 2) la ami- no a los procesos de enseñanza–
efectiva de los derechos fundamen- gable composición, en ella las par- aprendizaje. (J. F. Aguilar, 1998;
tales–. Este tipo de solución tes facultan a terceros para que sean 2000).
cuenta con simpatizantes y ellos los que promuevan
detractores. Para sus sim- la resolución La escuela en consecuencia, es
patizantes resulta intere- del entendida como un espacio de ac-
sante porque a esta ción y formación ciudadana
discusión la subyace un que cuestiona permanen-
tipo de ideal de orga- temente el conflicto pre-
nización del poder po- sente en su cotidianidad y
lítico por construir, experimenta diversas formas
como es el Estado para su resolución. A su vez,
Social de Derecho. la educación debe contribuir
Para los detracto- a desentrañar la dinámica del
res, es imposible conflicto y a afianzar el com-
asumir con con- promiso político consistente en
fianza una pro- superar las hondas desigualdades
puesta de corte “M uj que padece la sociedad colombia-
e re s ”
. Je r u
institucional cuando la salé m
. Ste na, sin considerar per se que la vio-
f an M
realidad es una prueba irrefutable os e s lencia y la guerra son factores
del papel que juega la violencia conflicto endémicos de la cultura política
como instrumento primordial en la y establezcan la for- nacional.
resolución de los conflictos. ma como debe cumplirse la
misma; 3) la transacción o arreglo Así, la resolución democrática
En forma paralela con la deno- directo, en donde los actores diri- de los conflictos representa en es-
minada judicialización de los con- men sus diferencias directamente tos momentos difíciles de la reali-
flictos en la esfera educativa, han (Cámara de Comercio de Bogotá, dad colombiana, un sano ejercicio
ganado importancia los procesos de 2001). ciudadano mediante el cual inten-
informalización de la justicia que la tamos explorar nuevas formas de
Constitución también consagra. Por último, se ha abierto paso interacción social. Por esto, resulta
Hacemos alusión aquí, a los Méto- otra opción para la solución de los igualmente necesario fortalecer los
dos Alternativos de Solución de conflictos y es aquella que recoge mecanismos institucionales así
Conflictos (MASC), los cuales con- procesos anteriores a las mismas como fomentar la autonomía de las
sideran a las propias comunidades disposiciones legislativas: la de las comunidades para la resolución al-
como instancias aptas para resolver relaciones pedagógicas y la manera ternativa de sus disputas. Entende-
sus conflictos sin la intervención del de abordar el conocimiento, algu- mos por supuesto, que resultan más
poder judicial y en general del Es- nas de las cuales desafían, o mejor, atractivos, desde una perspectiva
tado. Los MASC han cobrado pueden constituir experiencias al- pedagógica, los métodos alternati-
inusitada importancia con la ternativas a prácticas pedagógicas vos, pero esta predilección no pue-
promulgación de la Carta Política que se quedaron en la aplicación de observar de soslayo la carencia

NÓMADAS 47
de un orden institucional que debe como los sujetos resuelven sus gran medida, de la educación y
ser el epicentro de la unidad nacio- conflictos y contradicciones. La tardará las mismas generaciones,
nal. No en vano en el país durante creación de los gobiernos escola- o tal vez más, de las que necesitó
los últimos treinta años (décadas de res, de los proyectos educativos la violencia para convertirse en
permanente conflicto armado y vio- institucionales y de los manuales nuestro principal referente de re-
lencia en todos los órdenes de la de convivencia, ha propendido gulación social.
sociedad), 500 institucio-
nes –entre organizaciones
gubernamentales, institu-
ciones universitarias, orga- Citas
nizaciones gremiales y no
gubernamentales–, han tra- 1 Según Uprimny existen cuatro con-
bajado en distintas políti- cepciones generales sobre el conflicto:
el conflictualismo autoritario, en el cual
cas, programas y proyectos la única manera de salir de una situa-
de acción social en torno ción conflictiva sería mediante un pac-
a la Educación para la De- to social de sumisión en torno a un
poder absoluto que monopolice el ejer-
mocracia y la resolución de cicio de la fuerza y pacifique la socie-
conflictos, haciendo énfa- dad; el funcionalismo consensual, que
sis en aspectos como: peda- hace una valoración negativa del con-
flicto ya que éste es visto como factor
gogía constitucional, de desintegración social; los enfoques
educación para la paz, ne- liberales y pluralistas, que aunque con-
gociación de conflictos y sideran que las sociedades tienden a la
armonía al igual que el funcionalismo
reinserción social, campa- consensual, no excluyen la existencia
ñas de formación ciudada- de diferencia de intereses entre las per-
na, especializaciones sonas; y, finalmente, el conflictualismo
productivo, en el cual se considera que
universitarias en educa- la lucha y la supervivencia de los mejor
ción para la democracia, y adaptados es el motor de los procesos
educación para grupos de evolutivos.
edad, familia y género, 2 En el evento “Seminario de evalua-
principalmente (M. Mejía ción: 10 años de la Constitución Co-
lombiana”, Universidad Nacional, ju-
y G. Restrepo, 1997). nio 13 – 16 del 2001, el expresidente
de la Corte Constitucional, Carlos
De suerte que las ac- Gaviria Díaz, anotó que analistas como
Daniel Pécaut afirman que la situación
ciones de los movimientos colombiana se identifica más con una
sociales de los setenta y China. Rolf Gilhausen perspectiva de conflictualismo autorita-
ochenta, pueden ser en- rio, es decir, muy cercana al estado de
naturaleza hobbsiano, pero, a princi-
tendidas como uno de los antece- por cambiar las relaciones de po- pios de la década del noventa, se generó
dentes por excelencia de la der en las instituciones educati- una propuesta de carácter rousseauniano.
institucionalización de la educa- vas y, en general, por modificar En otras palabras, aunque la situación de
ción para la democracia en el país. las relaciones que se dan entre violencia generalizada que atraviesa la
nación colombiana hace presagiar una
En efecto, el reconocimiento educación y cultura política salida autoritaria a la crisis social, la apues-
constitucional de la educación (Herrera, Pinilla, 2001). Estos es- ta de la mayoría de los colombianos sigue
como derecho fundamental y su fuerzos son una prueba fehacien- siendo el consenso democrático cuya ex-
presión más fuerte ha sido la Constitu-
posterior reglamentación median- te del valor de la democracia para ción Política de 1991.
te la Ley General de Educación las sociedades contemporáneas,
3 Aunque Vicen Fisas es uno de los máxi-
(115 de 1994), ha incidido en la pero también indican en rigor que mos exponentes de la Cultura de paz, en
forma en que se organiza la vida la construcción de una cultura Colombia se han elaborado teorizaciones
política en las instituciones esco- política democrática es una tarea importantes por parte de autores como:
Antanas Mockus, Francisco Cajiao,
lares y, además, en la manera de largo aliento que depende, en Marco Raúl Mejía, Rosario Jaramillo,

48 NÓMADAS
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