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- Diferencias y similitudes entre "Antígona" y "Antígona Vélez" -

SIMILITUDES:
 En las dos obras Antígona entierra a su hermano por honor hacia él.
 En las dos uno de los hermanos muere por traicionar a su patria y el otro por defenderla.
 Las posiciones de las mujeres es la misma.
 El poder de quien está al mando.
 Algunos de los hechos son bastante parecidos en las dos obras.
DIFERENCIAS:
 La muerte de Antígona y su prometido es diferente.
 La manera de como entierra a su hermano.
 Los nombres de los personajes.
 La forma narrativa.
 El lenguaje y el espacio.

Antígona Velez de Leopoldo Marechal Reescritura griega que refleja aspectos históricos y
políticos de la dictadura de una época

Antígona Vélez, del argentino Leopoldo Marechal es una tragedia que se estrenó en 1951 y recibió
el Primer Premio Nacional de Teatro. Siguiendo la Antígona de Sófocles, la Antígona de Marechal
está constituida básicamente por tres personajes, de los cuales sólo Antígona continúa con el
nombre de la tragedia homónima, mientras Don Facundo equivale a Creonte, y su hijo, Lisandro
Galván, al amado de la Antígona sofoclea, Hemón.
En Antígona Vélez, se hace evidente lo que Gerard Genette en su obra considera como
intertextualidad o transtextualidad que viene a ser la copresencia entre dos o más textos en una
obra literaria. De manera que el texto clásico de Sófocles, Antígona, vendría a ser el hipotexto que
sirve de referencia al hipertexto, la reescritura hispanoamericana, en este caso Antígona Vélez,
que remite a situaciones particulares de dicho texto, en la cual sus relaciones son numerosas y en
ocasiones decisivas, como veremos más adelante.
Al igual que en la tragedia clásica, en Antígona Vélez, Marechal utiliza un coro formado, de un
lado, por hombres, trabajadores de la hacienda La Postrera y, por otro, de mujeres, entre ellas de
la servidumbre y de familias del difunto. Además, existe un coro de brujas. El coro nos informa
acerca de la muerte de los dos hermanos, Martín e Ignacio, quienes se enfrentan en una guerra
entre bandos opuestos. Por un lado, Martín defiende los intereses de los blancos, y, por otro,
Ignacio se ha pasado al bando de la barbarie, constituido por los indios. Ambos hermanos mueren
al enfrentarse en esa batalla. En la hacienda La Postrera, se lleva a cabo el velorio de Martín Vélez.
Por otro lado, vemos cómo en el hipertexto de Marechal aparece un enfrentamiento: la
civilización humana, blanca, en oposición a la barbarie del medio al cual se asimilan las culturas
indígenas de los argentinos. Marechal presenta una visión de lo que ha ocurrido en la historia de
Argentina, seguido por un pensamiento liberal que sentó las bases de su conocimiento, la visión
de la “Conquista del desierto”, la cual no es más que la lucha reñida y sangrienta de la barbarie.
Al igual que Creonte en el hipotexto sofocleano, en Antígona Vélez se produce un enfrentamiento
entre Antígona y don Facundo, un desafío entre dos lógicas de acción, dos leyes de distinto orden,
lo humano y lo divino. Don Facundo Galván prohíbe el entierro de Ignacio Vélez, a quien se le
considera un traidor, mientras que a Martín se le llora y se le reza en la casa. Antígona pide a Don
Facundo que le permita enterrar a Ignacio, a lo cual él se niega rotundamente.
Antígona Vélez, al igual que en el hipotexto de Sófocles, desobedece las órdenes de Facundo y
entierra a su hermano, asumiendo las consecuencias. Al amanecer, llegan los peones con la noticia
de que alguien ha enterrado a Ignacio. Facundo investiga quién es el responsable y encuentran
tierra en la ropa que usó Antígona durante la madrugada. La llevan frente a Don Facundo, quien la
interroga e intimida. Antígona responde sin miedo alguno, aceptando con dignidad su destino. En
Antígona Vélez, Marechal le da un giro diferente al texto en cuanto a la muerte de Antígona,
colocándola en un caballo que correrá hacia el Sur donde con seguridad encontrará la muerte al
enfrentarse a los indios. Por otro lado, Lisandro, el enamorado de Antígona, hijo de Don Facundo,
trata de evitar esa muerte, pero la misma Antígona no se lo permite y pide a los peones que lo
sujeten mientras ella se aleja en el caballo. Lisandro, desesperado, corre en un caballo tras
Antígona para acompañarla en la muerte, ya que él no desea vivir sin ella. Al amanecer, los peones
le llevan a Facundo los cadáveres de Antígona y Lisandro, que habían quedado atravesados por
una misma lanza.
Entre el hipotexto de Sófocles y el hipertexto de Marechal existe un parecido en la rivalidad que
éste presenta entre los dos hermanos, Martín e Ignacio Vélez, y el mismo antagonismo presentado
por Sófocles entre Etéocles y Polinices, con una diferencia entre los personajes de Marechal, ya
que éste los desarrolla en la pampa, que como ya hemos referido se constituye en un espacio
sumamente importante en la Argentina de los años cincuenta. Allí se resolvían los conflictos entre
los indios, la “barbarie”, y la “civilización”. No es coincidencia que Don Facundo Galván refleje el
poder absoluto en la hacienda La Porteña. Así vemos cómo este personaje nos remite al personaje
de Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888), el caudillo riojano Facundo Quiroga, en la obra
Facundo (1845), en la cual se presenta la disputa entre los federales y los unitarios, entre lo
urbano y lo rural, producto de los conflictos que se produjeron en Argentina inmediatamente
después de la Independencia en 1816.
La obra de Marechal presenta un caudillo que defiende la supuesta civilización que impera en
Argentina y lo lleva adelante, actuando contra sus oponentes con todo el peso de la ley. Don
Facundo Galván representa, además, al déspota ilustrado que con un supuesto noble objetivo,
cuyo fin es el de crear orden y terror, se vale de la fuerza bruta para lograr respeto.
El Facundo Galván de Marechal difiere del Creonte de Sófocles, porque en él no hay
arrepentimiento. Está absolutamente convencido de que ha obrado bien, conforme a su forma de
pensar. Al igual que en la obra de Sófocles, Facundo Galván impide a las mujeres traer a la
hacienda a Ignacio, llorarlo, rezarle y darle sepultura.
La Antígona de Marechal ofrece unos rasgos firmes, semejantes a los de la Antígona griega.
Admite la muerte de su hermano, pero no que lo dejen a la intemperie sin sepultarlo como los
dioses mandan. No asiste al velorio de Martín, tampoco llora su muerte. Desafía a su tío Facundo,
cuya voluntad es absoluta en la pampa. Sólo le queda enterrar a su hermano, aceptar su destino, y
esperar tranquila y serena a que se desencadene su destino. Por otro lado, observamos cómo en
el hipertexto de Marechal, éste, le da a Lisandro el mismo tratamiento que en el hipotexto
Sófocles se le da a Hemón, al no abandonar a su amada. Antígona Vélez, contrario a la
protagonista de Sófocles, no tiene oportunidad de escapar de la muerte, ya que ha sido
condenada sin ninguna esperanza. Sin embargo, la Antígona de Sófocles es condenada a vivir
alejada de todos en una cueva y allí morir. Ante tal situación, se suicida. No obstante, Creonte,
unos días después, va a la cueva con intención de perdonarla y la encuentra muerta. La Antígona
de Marechal no tiene ninguna posibilidad de vivir, pues ella sabe y acepta su destino, yendo al Sur
donde le espera la muerte al enfrentarse a los indios. Ir al Sur implica la condena a la barbarie, una
forma de destierro para ella. Lisandro quiere protegerla, pero ella sabe que si no son los indios
quienes la matan, es el mismo Facundo Galván quien ha decretado su muerte y los perseguirá a
ambos.
Según Pablo Martínez, en Antígona Vélez el coro es uno de los elementos principales y más
complejos de la obra, ya que está formado por varios coros: uno de hombres, uno de mujeres, uno
de peones (corifeo), uno de mozas, y otro de brujas, los cuales cumplen el papel de expresar la
tristeza colectiva. Por otro lado, señala que el lenguaje de ésta tiene gran fuerza expresiva y en ella
hay relatos líricos como en el coro griego (104). Refiriéndose al caso de las brujas, señala que éstas
constituyen una aportación original de Marechal al viejo mito griego. Las brujas, no obstante, son
modernas. Considera, además, que su diálogo es grotesco, pero, al enjuiciar a Antígona, adquiere
unos tonos graves y sombríos. Sus enigmas sólo tienen por objeto anticipar la acción que sucederá
posteriormente, como le corresponde al oráculo o a Tiresias en muchas de las historias trágicas.
Ellas vaticinan la heroica acción de Antígona (105). Martínez refiere que la lucha por la conquista
del espacio de la pampa es el marco general de la obra. Todo se resume a una ley sencillamente
repetida por Facundo Galván, el Creonte de esta pequeña Tebas, la hacienda La Postrera, donde la
tierra es o no es del ser humano que la habita. Allí, la lucha es permanente con el medio, el cual
nutre la población indígena, siguiendo la tradición de la literatura de frontera, de manera que los
indios constituyen un peligro, así como la falta de agua o alimento en la pampa. Es en esa lucha
permanente que Don Facundo Galván aparece tan tirano como el Creonte de Sófocles (43).
Por otro lado, sigue afirmando Martínez, en esta obra aparece otro enfrentamiento. Se trata de la
civilización humana blanca, europea, contra la barbarie del medio al cual absorben las culturas
indígenas. Podemos ver cómo Marechal ofrece una visión del desenvolvimiento histórico de la
pampa argentina, siguiendo el pensamiento liberal que sentó las bases de la visión de la conquista
del desierto. Es la lucha encarnizada de los argentinos por civilizar un medio bárbaro. La
civilización y la lucha contra el medio geográfico adverso es representada en símbolos recurrentes
en esta obra: el arado y el sable, el llanto de las mujeres y la sangre de los hombres (45).
Rómulo E. Pianacci propone en su libro Antígona: una tragedia latinoamericana un estudio sobre la
presencia de Antígona en el teatro hispanoamericano. Pianacci comienza su estudio con los
orígenes del mito, dando paso al desarrollo del tema de Antígona en reescrituras europeas
durante el siglo XX. A través de numerosas versiones latinoamericanas, incluyendo varios textos
inéditos, muestra la presencia del hipotexto clásico, la funcionalidad del mito y su re-significación
en las distintas circunstancias y contextos. Afirma que en el caso de algunos dramaturgos
argentinos el referente principal aún sigue siendo Europa, sobre todo expresa esa afirmación
refiriéndose a la reescritura de Leopoldo Marechal en quien percibe un echevarriano romántico
tardío o neocriollismo (9). Señala que la obra del dramaturgo puede observarse en su totalidad
como una poética que incluye la poesía, el teatro, el ensayo y la novela (84). Pianacci propone que
en Antígona Vélez, la protagonista sale al área inculta que rodea el espacio civilizado y patentiza la
invasión de la mujer del espacio privativo del varón (86). Apunta, además, que Marechal conduce
a Antígona a la muerte valiéndose de un resignado travestismo reactualizando las conductas de la
princesa sofóclea, poco adecuadas al modelo genérico de la época (86). Afirma que tanto el
lenguaje, como la estructura y el tema de esta versión de Antígona se encuentran profundamente
anclados en el pensamiento político militante de su autor y refleja la ideología oficial
predominante en la sociedad argentina de la época. Su paralelismo con la realidad de entonces
valoriza, en cierto punto, más sus calidades como circunstancia de documento que como discurso
de contemporaneidad (87).
María Margarita Doncel señala que la transgresión de Antígona se convierte en Hispanoamérica en
símbolo de los ideales humanos de paz y libertad en contraposición a la opresión política. Afirma
que Antígona Vélez se desarrolla en el último cuarto del siglo XIX. Esta época se conoce como “La
conquista del Desierto”, que tiene como objetivo el exterminio de los indios de la pampa (3).
Antonio García del Toro, en su trabajo sobre Antígona Vélez y La pasión según Antígona Pérez”. En
ella, se traza la evolución de la tragedia de Sófocles desde la Antigüedad, observando las
Antígonas europeas (alemanas, inglesas y francesas), para concluir con las Antígonas
hispanoamericanas. El autor sólo analiza ampliamente la Antígona Vélez, de Leopoldo Marechal en
Argentina, y La pasión según Antígona Pérez, de Luis Rafael Sánchez en Puerto Rico.
Los planteamientos fundamentales de García del Toro son los siguientes. Señala que en Antígona
Vélez la tierra y las leyes que el hombre impone ante la naturaleza simbolizan esa fuerza inhumana
que da fin a la protagonista (54). Entiende que en la obra de Marechal hay una reestructura del
mito tebano, colocándose junto a la temática sofóclea temas que manifiestan la realidad del
hombre hispanoamericano en su lucha por conservar el suelo patrio (57). En ese sentido, Antígona
Vélez podría leerse como una mimesis del sistema político argentino.
Por su parte, Migdalia González Pérez escribe una tesis doctoral para el mismo Departamento de
Estudios Hispánicos que se titula “La pasión según Antígona Pérez y la tradición antigoniana en el
teatro europeo e hispanoamericano”. En ella trata de establecer hasta qué punto los dramaturgos
se sirven del mito sofocleo y hasta qué punto se distancian de él. Discute, además, cómo La pasión
de Antígona Pérez representa una aportación dentro del desarrollo del mencionado mito en el
ámbito específico del teatro europeo e hispanoamericano actual. No obstante, la autora sólo
trata, al igual que Del Toro, la Antígona Vélez, de Leopoldo Marechal en Argentina, y La pasión
según Antígona Pérez, de Rafael Sánchez en Puerto Rico.
Los planteamientos fundamentales de González Pérez son los siguientes. Señala que el desvío
respecto a la tragedia de Sófocles no puede ser más evidente en la obra de Marechal, porque su
drama es histórico. Refiere que el dramaturgo ha convertido el conflicto político religioso en otro
esencialmente telúrico y familiar, en el cual desaparecen tanto el “fatum” sofocleo como el
heroísmo cívico (136). Opina que don Facundo no es político, sino agricultor; ni Antígona es
disidente desde el punto de vista ideológico, sino que reconoce el mérito de las intenciones de
Facundo. La hija de Edipo quebrantará la prohibición que éste le da y sepultará a su hermano
desertor. Bien es cierto que se trata de una sepultura cristiana, ya que se coloca una cruz sobre su
tumba. Es una tumba que todos respetan y representa una nueva divergencia en comparación con
la obra original (136).

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