Se denomina Derecho Internacional al conjunto de reglas que determinan la conducta del cuerpo general de los estados civilizados en sus relaciones reciprocas. Existe aún mucha discusión sobre la naturaleza del derecho internacional, sus métodos, sus límites y su relación con la ciencia de la Ética. Todos los esfuerzos para definirlo están subordinados a las vistas que con relación a estas materias tienen los individuos que intentan dar una definición. La que hemos adoptado procede de la consideración de que los estudiantes de derecho internacional, deben conocer principalmente las reglas actualmente observadas por los estados en sus relaciones mutuas, y su clasificación y concordancia con referencia a los principios fundamentales en que están basadas dichas reglas. Debemos notar a este respecto que ellas se refieren a: Reglas que son generalmente observadas y no reglas que, en opinión de quienes las proponen, deberían ser generalmente observadas. Sean moralmente exacta una regla o sea ella moralmente errónea, forma parte del derecho internacional, si es generalmente aceptada y observada. Reglas que son generalmente observadas por los estados civilizados, y no reglas que son generalmente observadas por los estados cristianos solamente. El derecho internacional moderno nació de un grupo de estados cristianos y fue muy influenciado por las reglas de la moral cristiana; pero como ahora es aceptado por varios estados no cristianos, como el Japón y Turquía, no podemos hablar de él considerándolos peculiar solamente a las naciones cristianas. Es, sin embargo, peculiar a los pueblos civilizados; pero el grado de civilización necesario no puede encerrarse dentro de términos definidos. Aunque las tribus bárbaras no se han sometido de lleno a sus reglas, la conducta de los estados civilizados con respectos a ellas debe regularse por los principios de justicia y de clemencia. Reglas que son generalmente observadas por los estados civilizados en su trato con individuos pertenecientes a otros estados y así mismo reglas generalmente observadas por los estados civilizados en su trato con otros estados. Cada estado en sus comunicaciones con extranjeros se rige en parte por reglas que libremente pueden establecer para sí de acuerdo con su voluntad, y en parte por reglas que son determinadas por el consenso general de las potencias civilizadas. Las primeras no pertenecen al derecho internacional. Las últimas sí. En muchos casos de presas marítimas, por ejemplo, los estados se comunican directamente con personas privadas que pertenecen a naciones extranjeras, de acuerdo con reglas que han recibido el consentimiento expreso o tácito de todas las potencias civilizadas. La denominación derecho internacional es relativamente moderna. Hasta el siglo pasado esta ciencia se llamaba derecho de gentes o derecho natural. Pero el nombre moderno es mejor porque evita el peligro de confundirlo con el Jus Gentiun romano, u porque alude de una manera inconfundible a su carácter de sistema de reglas observadas por los estados en sus mutuas relaciones. (Lawrence, 1902) 1.2. DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO Podemos definir esta rama del Derecho, como el conjunto de normas jurídicas que regulan las relaciones que se establecen entre aquellos sujetos que cuentan con personalidad jurídica internacional. Tenemos entonces, como sujetos que cuentan con dicha personalidad jurídica internacional: a los Estados soberanos y a los Organismos Internacionales principalmente, sin embargo, existen otro tipo de sujetos como la Santa Sede, los movimientos de liberación nacional, los insurrectos, la Cruz Roja Internacional y los propios individuos (las personas físicas), entre otros, a los que el Derecho Internacional Público por excepción y bajo ciertas circunstancias, les reconoce derechos frente a los Estados soberanos y que, por consiguiente, gozan de personalidad jurídica internacional, como más adelante veremos al referirnos específicamente a ellos. Ahora bien, para comprender las relaciones que se dan entre sujetos con personalidad jurídica internacional y que son reguladas por el Derecho Internacional Público, vamos a tomar como ejemplo las relaciones comerciales entre México, Estados Unidos y Canadá. En ese orden de ideas, cabe recordar que después de la Segunda Guerra Mundial, estos Estados mantenían relaciones comerciales a niveles mínimos de intercambio, sin embargo, al pretender incrementar su comercio exterior, tuvieron que hacer uso de un instrumento jurídico de Derecho Internacional Público, por lo que a principios de los años noventa, celebraron el Tratado de Libre Comercio para América del Norte, el cual entraría en vigor a partir del 1º de enero de 1994 y que, dicho sea de paso, hasta la fecha sigue vigente. Cada uno de los Estados, facultado por su ordenamiento jurídico interno, estableció las negociaciones del referido pacto comercial, determinando las ventajas comerciales de su economía, por lo que tuvieron como fin último el resguardo de los intereses nacionales de cada uno. Luego entonces, el acuerdo trilateral fue establecido por voluntad propia de esos Estados, en él manifestaron su consentimiento con el objeto de disminuir y eliminar barreras al comercio exterior de cada uno de ellos, se otorgaron facultades recíprocamente para exportar e importar mercancías, desde y hacia sus territorios, con mayor facilidad que antes y, así, poder incrementar sus flujos de comercio. Cabe señalar que los signatarios de tal acuerdo comercial además de actuar con las potestades otorgadas por su derecho interno, lo hicieron con derechos reconocidos por el Derecho Internacional Público, acordaron una nueva relación comercial bajo una coordinación de normas nacionales e internacionales. El pacto de libre comercio significó, asimismo, la prescripción de obligaciones internacionales, que se traducen en la creación de normas dispositivas de Derecho, ya que éstas las pueden crear, modificar o extinguir, quienes las acuerdan y se obligan a sí mismos a su cumplimiento, debido a que cuentan con facultades para realizarlo, tanto por su ordenamiento jurídico interno como por el Derecho Internacional Público. Finalmente, cabe agregar, que todas esas actividades comerciales se sujetaron al multicitado convenio comercial y éste, a su vez, fue negociado de forma estricta en el marco de la Convención de Viena Sobre el Derecho de los Tratados de 1969, o sea, que la validez del acuerdo comercial entre México, Canadá y Estados Unidos está dada al invocar normas de Derecho Internacional Público, reconocidas por los Estados firmantes y porque éstos están obligados a su cumplimiento, de igual forma los demás Estados soberanos pertenecientes a la Comunidad Internacional están obligados a respetar dicha relación comercial. (Arellano, 2010)
1.3. DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO
El Derecho Internacional Privado (en adelante DIPr) es el sector del ordenamiento jurídico de cada Estado que se ocupa de la regulación jurídica de las situaciones privadas internacionales. La existencia de esta rama jurídica encuentra su justificación en dos presupuestos de la realidad social: a) la división del mundo en Estados: cada uno de los cuales posee su propio ordenamiento jurídico. No existe un Derecho global en ningún área del Derecho privado, ni ningún tipo de jurisdicción universal a la que los particulares puedan acudir para reclamar sus derechos. Si bien existen convenios internacionales unificadores del Derecho, al final, estos acaban incorporándose a los ordenamientos internos de cada país y, para reclamar sus derechos, los sujetos privados deben acudir a las jurisdicciones nacionales. b) la vocación transfronteriza de las relaciones humanas: el hecho de que las relaciones humanas tiendan a superar las fronteras político-jurídicas de un país y queden, por tanto, conectadas con más de un sistema jurídico. El carácter internacional de las relaciones humanas ha pasado de ser la excepción a ser la regla general. Esto es debido a los siguientes fenómenos que caracterizan nuestra actual sociedad: I) los movimientos migratorios por motivos económicos y laborales (globalización social). II) la nueva sociedad del ocio y el auge del turismo, en la que resulta habitual que las personas se desplacen de un país a otro. III) la globalización mundial de la economía reflejada en procesos de integración como la Unión Europea y la apertura de los mercados nacionales impulsada por la Organización Mundial del Comercio (OMC). Con ello, se potencia la libre circulación de mercancías, servicios, capitales, trabajadores y personas en general, circunstancia que fomenta la aparición de situaciones privadas internacionales. IV) los avances tecnológicos en la informática y las comunicaciones (como Internet), gracias a los cuales las distancias pierden sentido y se facilita la internacionalización de las relaciones humanas. Estos dos presupuestos provocan la aparición de lo que llamamos situaciones privadas internacionales, es decir, situaciones o relaciones jurídicas en las que sus elementos están conectados con al menos dos ordenamientos (también llamadas relaciones internacionales o heterogéneas). Estas situaciones se diferencian de las situaciones privadas meramente internas, en las que, en estas últimas, todos sus elementos están conectados con un ordenamiento (relaciones domésticas o internas). El hecho de que en las situaciones meramente internas solo esté involucrado un sistema jurídico implica que las partes de la relación y el aplicador del derecho no tienen dudas acerca de la competencia de los tribunales o autoridades de ese Estado, de la aplicabilidad del derecho interno y de los efectos que va a desplegar la resolución en todo el territorio de ese Estado. En cambio, en las situaciones privadas internacionales, la conexión con más de un ordenamiento jurídico genera inseguridad jurídica y discontinuidad. Inseguridad acerca de los tribunales o autoridades que pueden conocer de un hipotético litigio que surja en relación con la situación, y acerca de la regulación jurídica que va a recibir por cuanto los distintos ordenamientos jurídicos pueden ofrecer regulaciones diferentes de la situación. Como consecuencia, nunca se puede saber con seguridad cuál es el régimen jurídico de las relaciones privadas internacionales: dependerá del ordenamiento desde el que se analiza (el foro desde el que se analiza). Así, por ejemplo, los derechos que poseemos en una determinada situación jurídica en atención al Derecho español pueden ser completamente distintos a los que nos corresponden según el Derecho francés. La discontinuidad de las relaciones jurídicas significa que, como consecuencia de la división del mundo en Estados, no podemos estar seguros de que los derechos que tenemos en una determinada situación jurídica, en un Estado, los vayamos a seguir teniendo si nos desplazamos a otro país. La función del DIPr consiste en otorgar una solución a cada relación jurídica, procurando garantizar la continuidad de la misma más allá de las fronteras de un sistema jurídico, y aporte la seguridad jurídica que exigen los operadores jurídicos en sus relaciones internacionales. (Martínez, 2015)
1.4. CARTA DE LAS NACIONES UNIDAS
Los niveles de violencia y las barbaries ocurridas durante la Segunda Guerra Mundial fueron un gran incentivo para que los miembros fundadores de la Organización de las Naciones Unidas se sentaran a negociar la manera en cómo se iba a construir una paz duradera que alejara a las generaciones futuras del flagelo de la guerra. De esta manera, los derechos humanos se convirtieron en piedra angular de los objetivos de aquella reciente organización. La Carta de las Naciones Unidas, que se firmó en la ciudad de San Francisco, California, el 26 de junio de 1945. Como su nombre lo indica, es el tratado Internacional que da sustento a la propia ONU y que hace las veces de su Constitución Interna. En ella se establece que el principal objetivo de la nueva organización, es "preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra" y "reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre", cuyas metas están establecidas en su artículo 1, al señalar como propósitos: • Mantener la paz y la seguridad internacionales. • Provocar entre las naciones, relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y a la libre determinación de los pueblos. • Promover la cooperación internacional, en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión. • Servir de centro que armonice los esfuerzos de las naciones por alcanzar estos propósitos comunes. Cabe resaltar que los Estados miembros de la ONU están obligados a cumplir de buena fe el contenido de la Carta de esta organización. Se debe entender que este documento es un tratado internacional que al ser firmado y ratificado por los Estados se convierte en un documento vinculante. Éstos tratados se rigen bajo el principio pacta sunt servanda (lo pactado obliga), por lo tanto, los Estados que conforman la organización, su deber será velar por la consecución de sus propósitos y en ese sentido defender y promover los derechos humanos. Es importante mencionar, que el artículo 68 de la citada Carta, al facultar al Consejo Económico y Social para establecer las comisiones para la promoción de los derechos humanos, derivó en el desarrollo del Sistema Universal de protección de los derechos humanos. (Humanos, 2003)