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Deepwater Horizon fue una de las plataformas petrolíferas sumergibles, para perforación en aguas profundas, de diseño

más avanzada del mundo, situada en el golfo de México y perteneciente a la empresa con sede en Suiza, Transocean
Ltd, extraía petróleo para la British Petroleum (BP). La profundidad del agua, hasta la cual podía operar, era 10.000 pies
(3048 m) (Velasco, 2010)

En el 2010 Estados Unidos estaba en una década moratoria y el entonces presidente, Barack Obama, anuncio el
propósito de iniciar actividades de perforación petrolífera en alta mar a lo largo de la costa este de EEUU y en la zona
oriental del golfo de México. Tres semanas después de este anuncio, Deepwater Horizon se encontraba operando en el
pozo Macondo de BP (descubridor de un yacimiento cuyas reservas se estimaban en 100.000 millones de barriles de
petroleo), desafortunadamente perdió el control del pozo, explotó y se incendió, provocando la muerte de 11 operarios y
una oleada de petróleo de 87 días. Dos días más tarde la plataforma se hundió causando la rotura de la tubería de
elevación de la boca del pozo (Beltra, 2011). Macondo tenía una profundidad final programada de 5976 m, pero debió ser
cortado a los 5598 m a raíz de una pérdida de circulación que se presentó al atravesar la primera de las formaciones
productivas. Al momento del descontrol, el pozo Macondo tenía un retraso de 43 días respecto del programa. Este hecho
seguramente fijó el contexto en que el operador tomó sus decisiones los días anteriores al descontrol del pozo. Pareciera
que este atraso generó presiones que llevaron a adoptar atajos tendientes a apurar su finalización. Como consecuencia,
se redujeron los costos y se ahorró tiempo a costa de violar los lineamientos de la industria, a pesar de las advertencias
del personal del propio operador y de los contratistas acerca del peligro de tener una falla catastrófica en el pozo
(Velasco, 2010).

Después de algunos meses varios científicos estudiaron el golfo de oeste a este y se encontraron resultados
preocupantes como: manchas naranjas en muestras de larvas, lo que indicaba una entrada de contaminantes en la
cadena alimentaria, por otro lado, el aumento de inmortalidad de cachalotes en las proximidades de la plataforma,
deficiencia de oxigeno debido a que las bacterias devoradoras de hidrocarburos estaban aún disipando el petróleo
presente en el agua, se detectó presencia de petróleo en profundidades del mar (1300 m), se descubrieron una
comunidad de corales con muchas colonias muertas y otras afectadas. Hasta noviembre de 2010 se habían recogido
6.814 animales muertos, incluidos más de 6.000 aves, casi 700 tortugas marinas y 101 delfines, marsopas y ballenas.
Pero muchas otras víctimas pueden haber pasado desapercibidas, como las aves y otras criaturas que podrían haberse
internado en las marismas al intentar escapar del petróleo en tierra. Otros tiburones ballena que se alimentan por
filtración, se encontraron nadando en aguas contaminadas con petróleo poco después de que se hundiera la plataforma
Deepwater Horizon (Beltra, 2011).

En marzo de 2011, en un artículo de la revista Conservation Biology se llegó a la conclusión de que la mortalidad total de
delfines y ballenas como resultado del vertido puede haber sido 50 veces superior a la estimación original y que podrían
haber perecido unas 5.050 sin ser detectadas (Williams; et al, 2011) Por otra parte, los impactos sobre la fauna del golfo
pueden continuar casi doce meses después del accidente. En marzo, 39 tortugas marinas muertas fueron arrastradas por
las corrientes hacia las islas y la zona continental del Estrecho de Mississippi, la mayor parte de ellas tortugas Lora, una
especie en peligro de extinción. Durante los tres primeros meses del año se avistaron 139 cetáceos muertos llevados por
las olas en la costa del golfo de México; de 2002 a 2009 el promedio aproximado era de 31 ejemplares. Mientras, el
equipo de la USF que informó de un aumento de petróleo en los sedimentos de los fondos marinos, mostró también su
sorpresa al descubrir en enero un engrudo o “chapapote negro” en los sedimentos cercanos a la costa de Alabama que
parecía crudo, pero olía a azufre, no a petróleo. Un análisis en laboratorio reveló que dicha sustancia estaba compuesta
por plancton muerto y otros organismos que habían quedado adheridos entre sí. Según uno de los equipos de
investigación, el agua de estos lodos era “tóxica a más no poder”. Según David Hollander, del UFS, es seguro que “esos
sedimentos tan especiales se han acumulado durante al año pasado y su origen coincide con el momento del desastre y
el uso de dispersantes” (Klein, 2011) Actualmente estudios afirman que la contaminación continúa debido a que, en los
esfuerzos de limpieza, los agentes dispersantes resultan tóxicos para las diferentes formas de vida.

Bibliografía
Velaszo G. 2010. Posibles causas del accidente de la plataforma Deepwater Horizon. Petrotecnia, revista del instituto
argentino del petróleo y el gas. 36-46
Broder, John. 2010. Obama abrirá áreas de alta mar a la perforación petrolera por primera vez.
http://www.nytimes.com/2010/03/31/science/earth/31energy.html
Beltrá D. 2011.Deepwater Horizon un año después. Greeneace.
http://ibdigital.uib.es/greenstone/collect/cd2/index/assoc/gp0091.dir/gp0091.pdf

Williams R, Gero S, Bejder L, Calambokidis J, Scott D, Lusseau A, Robbins J. 2011.Subestimando los daños: cómo
interpretar los restos de cetáceos en el contexto del incidente de la Deepwater Horizon/BP.
http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1755-263X.2011.00168.x/full

Klein N. 2011. The Mystery of the Black Goo. The Nation Company. https://www.thenation.com/article/mystery-black-goo-
2/

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