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BIBLIOTECA UNIVERSITARIA GREDOS I, ENSAYOS, 23 ORONZO GIORDANO RELIGIOSIDAD POPULAR EN LA ALTA EDAD MEDIA PILAR GARCIA MOUTON VALENTIN GARCIA YEBRA & EDITORIAL GREDOS MADRID Captruto 11 1,“ ReLiGr6x Y wAcia. EL cINDICULUS suPERSTITIONUND, FOLCLORE POPULAR. Macos v aDIViNos, TIEMPO LITURGICO Y TMBMPO corrtANo. EL RIT ExoRCISTICO. ORDALIAS Y syorctos pe Dios En el dmbito etnolégico se ha debatide mucho el problema de las relaciones ‘entre ‘entendidas, segin la clésica dgfinicién de J. G, Frazer, Ja_primera'como creencia en fuerzas superioses imper sonales, I, segunds como ereencia en fuerzas_5 rei dotadas de personalidad y de volutad; por consi guieate, la edad de la_magia Habria precedido a Ja de Ja religién. Se ha observado, no obstante, que, en las religiones naturales, religién y magia son dos actitudes paralelas del espirity humano, cuya cgexistencia, en Momienos de menor control de la razon Tefleja ¥ de mayor predominio de las. aspiraciones instintivas, es- Pecialmente frente a grandes nevesidades oa grandes emociones, experimenta cada uno en sf mismo, tra tando de utilizar una y otra para Ta consecucién del mismo fin’. Las religiones y las mitologias populares, las verda- deras 7 tenaces formas de paganismo. ganiarum aide a las actas del sinodo eelebrads en Teptines el afio 743: probablemente eran los resime- | nes de otros tantos articulos que se han perdido, en los cuales se cataloga toda una serie de pricticas y © FM. lindo, Aspects du mythe, Pars, 1963, pég. 75; of. A Varagnac, Civilisation traditonnelle et genres de vie, Pats, 198 124 Religiosidad popular en a Edad Media creencias ampliamente difundidas entre los crlstiinos det siglo vi, Se tata ~escrbe G. Kurth: de tn vec dadezo Syllabus de ls errore religosos de os Seis del siglo vit, 0 por lo menos de los que a la Iglesia te parectan Toe inde peligrosos y condenables, Por él Veutos cémo las pobaciones cislana sogula, x Gn Parte, sobre todo en el campo, bajo el influjo de las fat ideas mitoloicas, Ya no ofetalmente HOItaS, ‘pertenecian a Ta comunién catdlica gracias al bautismo Yl cilto, pero todas sus précticns ¢ ideas = apoyaban fn um fonds ges dal te np ean osc NE. ‘mas ext ‘que esta —si se puede lamar asi— doble taistenca, que asocaba a Jesueristo con Wotan el ‘eneracion de aquellos cristanos. La vida religioes de Jos francos estaba completamente fascinada ‘por los viejs mites y por el viejo culo. Atraldos por el horror Iisterioso de los banquctessagrados, corvan secrete mente, con frecuencia al salir de Ia mesa eucarstca, 2 ofrecer gactificios a celzbrar Sestag sobre lot dot tenes, al ple de es Arboles, al borde de la fuente cantabat is Hiroe tradclnales# patialpaban cn Banguetes donde se comia ia carne de los caballos Sloe diay cat Tolecea ease os revo en la atmdsfera‘de un pasado que conservabe tantor atractivor para amas semialvafes,Incluso lot que no legaban hasta fal punto. en ie infdlldad a Dios det Evangslio lenaban su vida de pricticas ine plradas en os errores payanos. Ayunaban lo jueves en honor de Thor, ereian en dias predesiinadon coral ‘aban BoF8scopos, Iglan el porvenir en el yuclo de las aves, en el relincho de los caballos y & f se cargaban de amuletos, inmolaban a Sus ene ‘migos, encendian fuegos sagrados en fechas fijadas por 1a tradiGién y se entregaban frenéticamente alas obsce Religién y magia ws nas y bérbares diversiones que la primitiva tradicion les habia dejado En este Indiculus vemos como, junte cias de usos y ritos romanos y a la pe diciones religiosas romanizadas, aparecen nuevos elementos que no es di- fil descubrir en el folclore tipico de Tas regiones miénicas, irlandesas, eslavas, sarméifcas, y de Tas ek temas regiones del nordeste curopeo. Las superstitiones ‘paganias catalogadas “a0 $e Fefieren sélo al si- glo vit, o a la Galia o a Turingia: 1a documentacién literaria, desde la patristica a Jos cénones sinodales, desde los capitulares carolingios a los libros. penite ciales, a la vez que explica y complementa el sintético Indiculus, nos hace entrever wa infinidad de creen- cias y de pricticas antiguas que abarcan un arco erono- Yégco mis vastoy al mismo tiempo se exienden por reas geogréficas més amplias que las meramente fran- cogerminicas. Para cl historiador do ln religiosidad popular, el Indiculus puede ser una guia indicativa, un inventario de creencias ativicas de procedencia diversa y, a la ver, puede indicarnos de algrin modo las etapas y los momentos particulares de la.dinémica misionera durante la alta Edad Media y las consecuencias del cchoque de la evangelizacién con los cultos locales, con Jae divinidades auttonas y con las tradelones cle rales diferentes, Las autoridades eclesiésticas, secun- dadas y apoyadas por el poder ptblico, denunciaban, condenaban y ridiculizaban tantas creencias inttiles, tantas pricticas supersticiosas que los fieles no con- 3G. Kurth, Les orgies de 1a civilisation moderne, Pars, 1098, «Tl, pe. 10, citado por HefeleLeclareq, Histolra des con: celles, IIR, pags, 836 y sigs, Vid. leeturas, pag. 26, Para el texto 4el jndicutus, vid: M. G. HL, Leges, seco Ti, ti, Hannoverae, 481, pdg. 22; Mansi, XII, 37576 126 Religiosidad popular en la Edad Media seguian olvidar o abandonar 0, lo que parecia peor, ‘con sacrilega commixtione las asociaban tranquilamen- tea las ceremonias y a las devociones practicadas en Ia iglesia‘. Contra las enfermedades, los infortunios, el mal de ojo ¥ 16s sorlilegios se hacia regularmente el la Gruzy se ataban abrazo 0 se colgaban del atos Yes de. santos y tiocitos de mbar 0. palvos’ misteiosos. {as domingo se asistia mien y lugo se fb a llevar elas, bendecidas ¢ los arboles Saprados, alt iujeres, santigiabaat € Invocaban «Min los jueves ea honor de Je nacido moria inmediataments despuds dal bautismo, se Je ponia en ln mano derecha tna patena de cera con culogias 0 panccilos sagrados, 7 en la iequierda un ill, también ce cers, con vino; st estaria bien tran Gull en su fume os fenémenos naturales, como la Iva, el granizo, las tompertades, Jor eclipses de luna las carestia los epltodios de In vida social y las vicistudes de la vida doméstice, el trabajo, el matrimonio, la fecundidad Ia esterildad de las mojeres, el nacimiento y la muerte, todo se desarollaba sein un ceremonial aotiquisim, Sepin una peraliturgla precisa, que nadie habia ense: Sado y que todos conocian por tuna especie de sprendh zaje expontineo. Fn una sdciedad atormentada or Ia dstencal,rodead W enesiigs ¥ pellGs no siempre previsibles, obsesionada por la oscuridad de las largas noches, junto al paisaje real hecho de 4 Vid Tecturas, pags. 263 sles 5 Burcardo, PL 140, 575. sb = 121 hombres y de animales, de bosques y de campos, de ca baiias y de aldeas, de rios y de caminos, lega a perf Iarse, invisible y amenazador, un paisaje fantéstico, poblado por espiritus malignos, por monstruos horri bles y por una infinidad de fuerzas ocultas, que enti quecen la historia de la miiologla populst, de las vie Slones oniricas y de innumerables tabies. Clertos as- pectos y ciertas funciones del pensamiento mitico som constitatives del ser humano, para el que la. distincién cate mucha y reign, ents supeatiin © soe We ssero ge 10 profano, es cextrafia a Jas cate peisamlento mle sour an jizaciones conceptuales y de esquematismos convencionales. Mediadores e intercesores entre los dos paisajes, clase privilegiada entre los dos mundos son los magos y.los adivinos, sacerdotes, menores de una sul ‘due no conoce barreras geogrificas ni confesionales. Pucblan los espacios ilimitados de la credulidad y de Ja imnata necesidad de lo arcano y de lo sagrado que se agita en el hombre. Temidos y buscados, perseguidos y remunerados, son los consoladores generosos, los cr randeros eficaces, los profetas infalibles. Aunque pre- feriblemente y segiin los tiempos y las circunstancias factan a escondidas, por lo cual parecen inhallables, estén siempre al alcance de la mano: callejean por cludades y aldeas, entran en las casas, se detienen en las ferias y en los mercados, se sitian en los cruces de Jos caminos y a la entrada de las iglesias, siempre dispuestos a ofrecer todos sus remedios, a formular sus predicciones, a realizar sus prodigios. La teratura’ medieval nos proporciona largas lis- tas de ese itinerante sacerdocio de Ia religiosidad_po- lar, cuyas actividades y especializaciones eran in- finfias: magos, adivinos, encantadores, artispices, ago- 128 Religiosidad popular en la Edad Media eros, augures, astrélogos, geneliacos, matemétices, {brumétics, tempestarios, prestdietadores, hechicess, nigromantes, hidromaates, brujos, hordscopos, phan. tit, dianaic, phitonet, cash todos con el correspon. diente colega femenino: brujs, pitonisss,arilae, ven fwilocuas, herbariae, geneciales, tempestariae, maschee, solatieae*. Con el tiempo, estos profesionales de la ma, fin se multiplican se ramifean en muchas subespecia: lizaciones, asumpiendo nombres nuevos o diversos:. in cantatores, physi, vltvoli, immaginari, coniectores, «i, tanta ne me hee coolant oa st serena oer eo i eo oe Score | Se geocte ns it. sone att Sedat eens ae ae mr ee amends me ee fee eee oes i fils ce Ses ins sco re rome een ops i Sn Serres gy emer es soniee seen sd oo oh ee Stan ere rel ie mee © ot a Fa, Sete Rte 2 cis ae egal Seen ea eee er ae ee rary ol, sre tes pots sci cue ae cas aie ae ies gs ci So Ge Sor eas “pat mtn So Be Seen toi mas tare on Soe «Cane, ERE ee le, a ere i retry, cnn ete Berge iia ba Ss Oo tn an net le ws a oy Bae Sere Sean eae ee ee ee eee ee BE Be ctee eS ee omen ome eee tea ses te ee eae ct ae Sones aes Religion y magia a) chiromantci, specular, salisstores, te-7. Quizh no ‘siempre era facil distinguirlos de aquella multitud de pordioseros, embaucadores y. charlatanes que vagaban Festldce erttatamente 0 blea medio demu, deear Inadoso armades. Con frecuencia, su denominscién et de LdentiGcncon dif: se hab de errones, de sagate, de mangones et cotiones, de mudi homnes; holgazanes Jrgabindos gus las aban de mages, pero ein dada Zan tami cxpertoe en trmpes Y norton” ‘Una infinidad de temore, de prejucios y de ncer tidumbres transforma a cada individuo eo mage y brujo que, digimosio as trabajeba por sa cocnta ¥ tm provecho propio, para protoer a ea fala y #8 proploe blenes orpara cawer dato & ls bienet ¥ ala Rina do un enemio. i Ta rnovacin anual del cislo productive dela ee turaleza estaba ligada a ros antiqusimos, conan Is diversas areas eligosss Vie esis Vie ore is cue afompatiaban Tos varios tabs agricola, In arada, In sEnBe Ie lege y Ia venliiay los cielos mlsmos dela vegetaign natural y do la reproduccin de Tos ant males, tenfan como ministros y protagonists a los Eiesidos mismos: por eso habla pricticasindividuales Y colectivas, ritos domésticos y ceremonias piiblicas, Yoo te mammalian do genereclan ox goers. 7 Juan de Salisbury, Polyeatious, de nugis curiatum et ves. tips philesophoriom: PL 19, 408461, y especialmente el cap. 8 4e histrionibus of mimis et prasetigiaroribus, el eap. 10: qul nt ‘magi, y el cap. 12: gut sint incantatores, eltem ut Ssti'mengones et cotlones qui sine omal lege vegsbundi vadunt per istem ferram, non sinantur vagare et Aeceptiones hominibus agere, nec isi ud cum ferro, qul dleunt fe data sibi poonitenta ire vagantes» (M. G. H., Capitularia repum francorum, I, n. 22 (admonito generals}, . 7, pags. 60 Y sas. of & 3, pag. 1, ¥ © 4, ple. 104), 1 recs. —S 130 Religiosidad popular en la Edad Media uisimas habian en- ‘paganism romano, y cada afio se celebraban las feriae messis después de a cosecha de los cereales, las feriae vindemiales en septiembre, después de Ia vendimia, y las feriae semen- HWyae_en diciembre, durante 1a siembra. De vez ei cuando, los pontifices establecian Ins fechas’ en que debian celebrarse las feriae. Es facil imaginar la ane Ciertas festividades rurales, pplia participacin popular en estas celebraciones ru- feracidad aseguraba | rales, fiestas de la naturaleza, cu Ja existencia del honibre; ‘Fempo, acciéa de gracias que tenian por objeto atraer sobre los frutos de la tlerra las bendiciones del cielo. Todo el mundo campesino estaba directamente intere- ‘ado ¢ Tmplicado en este tipo de rites propiciaiorios, YF nlagina Fetiedién doctrinal, ninguna norma legisis- {iva habria tealdo fuerza para modificarlos y mucho ‘menos para abolirlos por completo. Ceremonias-anélogas se_desarrollaron muy pronto también en el Giistianismor las Rogativas y las Cuatro ‘Témporas”Hetien ‘origen_y_explicacion ea _un_muido fcolappasforl 7, @ pesar’del renovado espirita que fas anima, enlazan con los precedentes rituales del mundo romano. Acerca del origen de la disciplina pe- Tex Tos liturgistas han formulado varias hipétesis e intentado explicaciones di- versas, La més acreditada sigue siendo la de Morin, segén la cual el papa Calixto, como refiere el Liber Pontificalis, las habria iastituido én sustitucién de and Togas festividades paganas. En vez. campesinos de las fiestas méSsis, vindemiales y semen- ablecié un ayuid con las ~P Gietes, que debla observatse el SAbado Tres veces al allo: Religién y magia BL ‘Wie. consttult ieunium dle sabathi ter in anno Gert, ‘rumen, inl et lel secundum prophetiam Luego, para completar el ciclo anual del ayuno es tacional, se afiadié el cuarto perfodo de las Témporas de primavera. A través de la psicologia de la peniten- cia y de la préctica del ayuno se trataba de interiorizar y revestir de devocién y compostura un rito que de- imasiado fécilmente habria reclamado la festiva,tumul- tuosidad de las feriae vindemiales de los ambarvatia romanos. Una sociedad agricola halla en Ja naturaleza misma tos f Jos animaales y hasta Tos hombres tienen dias de quietud, de reposo, de fest igo del_ tiempo cotidiano, de Ja fiesta se torna sagrado, litir- jones positivas, el ‘eiclico: un_retorno, un re- Hane wy alesse coutiaad, Y" pert ies mia chas hay siempre los misnios ritos, los mismos gestos cultuales, las mismas férmulas sagradas, que marcan los momentos cotidianos y entran ya como componen- tes naturales en la alternancia del tiempo cotidiano y del tiempo litirgico, La religiosidad popular, qué re- viste y determina con interés inmediato el presente, que vive, por decirlo ast, Ia cotidianidad de la existe cia, es ajena a visiones escatolégicas, a felicidades y recompensas sujetas a dilacién en el tiempo. La_esca- FG, Morin, «Morigine des Quatretempss, en Revue Bénddic. tine, 091, pig. 387; ef. M. Righett,o. c, Tl, igs. 30 sigs, ¥ la bibliogratia all itada 132 Religiosided popular en la Edad Media Religion y magia 1 {ologia cristina, orientada hacia un futuro inasible; |, ejercida con afin de Iuero, ino una ceremonia dell {enia que romper aguell cireulaidady | berada y oficial, no prima de copectacularidad, que “ar Hetipo lineal, infaito, ireversible: las Abia exci enormemente Ia Taginacion popular Gon expectacionesmilensiistas, efi efecto, sélo se hacen ims vehementes cuando fenémenos extraordinaride aso furat su realizacion ininediat, En la a Iglesia debid absorber 6 poco de st stribmigio, tan Songenia ‘a las ext ee ere tmpliamente pagancbérbars, en un sistema socal for mado esencinlmente por belicosos guereros y por sier You de lea 3 loos, tmpic las cress llgosas podinn dejer-de reflejer” sus exigencas, a Tewaidad Ue Itong lu prctca do devecén cx presaban el tiempo y la sociedad a los que estaben Gestinadas: los juicis de Dios, las ordalias, los exor- Clemo, las Rogatvas, la Misa, la administracion de los diversos sacramentos y hasta Ia misma préctica peal fencial Henen un ritual ofa en el que se indlean con predisién los protagonists, los ministros, las formulas J todo el ceremonial penitente. Si, por una parte, nos Fatlamos frente a manuales de disciplina eclesiésticn y de normas Hetegleas, por otra tenemos la documen {acién y la confirmacion de connto hemos dicho hasta “Tr a de bre El itp exorcist no earecin de ggstos cai ienigy "San Agibtin ecomendabe la exsufflari Greg. de Tours, De mirac. s. Tullant, 1, 4% Seript, rer. merov, tT, pars Il, pig. 132). 3 Greg. de Tours, De mirac, & Martini, TV, 36 (M. G. HE, Script, rer. merov, 1, pars I, pigs. 208 ¥ 205). Incluso para OG. H, wae Religiosidad popular en la Edad Media ‘Tampoco en este caso mejora la enferma; sélo sanaré ‘cuando le unjan los labios con aceite sacado de la Idmpara que ardia sobre el sepulero de san Martin. Los tempestarios, en cambio, pertenecian a Ja fami- icos, Se creia que con des y_huracan 5 naturalmente, despu de una compensacién adecuada, en perjuicio de alguien a § devastaban, En una sociedad en que Ia Seguridad econémica y casi todos los recursos para la supervivencia se, basaban en las cosechas agricolas y fen los frutos de'la tierra en general, es facil imaginar el terror que se tenia 2 estos. tampestarios, a quienes, especialmente cuando se aproximaba la siega del trigo y de los otros cereales, se, hacian. generosos, donativos. Colonos-y sefores ruralas se apresiraban a estipular algo asi como una péliza de seguros, obligandose a agar anualmente 1ncanon en especie o en dinero (canonicii) a los. tempestarios para que mantuviesen lejos de los campos Tg, fluvia y-el granizo, La leyenda que devastados, aterrizaban’ cargaban reales, ‘uyo precio pagaban 9 los tempestarios, y partian de ‘nuevo por el aize hacia su patria, Agobardo cuenta Ia aventura de tno dé estos ovwas medievales, del que desembarcan cuatro astronautas, tres hombres y una mujer, que todos, naturalmente, aseguran haber visto. las imprevistas mnifesiaiones de locura, que en general considerate posesones abil, se lamba a la aioe 1 Jos hechceros: Greg. de Tours, De mirac.s. Martin, 1,269 (ML GOL, Seript. rer. merov, tI, pare I, pdg- 181). Nee Bl hombre y la naturateca 143 i oblepo de Lida se burla de Ia ingennidad de tantos Be sabstas niles ef ignables, urban et rustic senes Pelee, qe in fallbu ex parte magnan spem habent Sic suat, guast per tlos vivant; ies reprocha pera: iste el ser més" generoson con los tempestatios que Birin glesat pagan. gustosamente el canonicun ietanes que 2o"aenen ningin poder sobre lor ele fettoe naturales, 9 luego recolonean tanto park pagar [nr dlermos presetos 0 para leva ns primicas de sus Ghechas al sacerdote, que puede rerat por ellos. De {Sls modo, Agobardo adaite que puede haber hom: tren como los profetas, que con sus plogirias pueden Conseputr la luv o hacer que eaiga fuego o granizo™. Tir la Kturgla fetal se habia establecido muy pronto ta cavfumbre de encargar misas o para obtener luvia 2 calamidades natayale? qué podian = Soop de la pra etania de todos los santos, es reciteros Dendectan tres clio y los clocaban Junto altar, estaba destindos a mantener Isjos las ful fumaciones os rayon y las demés ealamidades mate fice En fos amblentes rurales, para obterer Id Tuvia en sieapo oporiuno se recur a una préctca més bien Comlcadn y bastante expectaclar cr que lat mujeres eran protagonitas exclsivas™ Vid, lecturas, pag, 277s, Las leyes esttales fueron muy so- veras con los tempestaros. ealefel vl inmlssores tempestatra, ‘gui quibuodem incentationtbus srandines in vinels messibusaue {nmitiere perfbentur...ubicumaue...repperti fuerint vel detest, Alucentenis flaglis publice verberentar ct dacalvat! deormiter ‘decem convicinss possessiones eireure cogantur inviti, ut eorum fl corriantur exomplise (Lex Visigoth, VI, 2, 4: M. G. HL, Tepes, ect. 1, tL Bis. 259). “SE, Marténe, 0. c, TIL, 415 CD. 3 Vid lectures, pag. 268, m2 38, 144 “Todas estas usanzas y tanta ingenuldad en la gente, que participaba en estos ritos, 0 acudia confiada a consultar a magos, adivinos, arfolos y encantadores, no podian dejar de parecer @ los ojos del clero superviven- ‘jas del_paganismo, formas persistentes de_idolatria, tle es rendidos al diablo, instigador o pro- nista invisible de fodos estos sacriicios, que pros- peraban tranguilamente en las cindades y en el campo J con frecuencia se desarrollaban incluso en las cer Eanias de las iglesias, Los testimonios que tenemos nos dicen que aquellos taumacurgos 0 charlatanes no vivian relegados y escondidos en lugares. secretos: Hegado el aso, los hemos visto siempre dispuestos, siempre al flcance de la mano, Tampoco eran, como’ podria pen- Ssarse, forzosamente paganos los que se dedicaban a estas artes mégicas. Cuando Juan Criséstomo reprendia, sus ficles por levar eligaduras y filacterias © por ecurrir con tanta facilidad a los encantamientos, aqué- Ilos se asombraban y no comprendian el motivo del reproche, Seguros de excusarse con una buena razén, hhacian observar al obispo: Christiana est mulier haee ex cantans, et nihil aliud loquitur, quam nomen Dei*. Los fieles se colgaban al cuello,o se ataban a los brazos y a Jas plernas toda clase de escapularios y amuletos, y los Tevaban con mayor confianza'y devoeién cuando se los compraban a los sacerdotes, que les tranquilizaban ase: gurdndoles que se trataba de res sancia y que conte- lan lectiones divinae. Bs diffe decir sf todos los curanderos_y maléfios de que tenemos noticia eran s6lo,Jalcos 0. de algiin modo, al ordo clericorw_o. monacho mos a uno de éstos, Desiderio, que anda por las calles fe Tours Mevando cucullam 2c tunicam in pilis ca Religiosidad popular en la Edad Media 1 Tuan Criséstomo, Cathech. I, 5: PG 49, 240. 1 | ' eo El hombre y la naturaleza 44s ‘pratum; ayuna, hace prodigios y goza de amplio crédito popular, a pesar de que los resultados de sus interven- Giones y los efectos de sus terapias eran en general ‘desastrosos. Sin embargo, la rusticitas populi multa se * ‘pifiaba junto a él para ponerle ante los pies a ciegos, {isiados y enfermos en tal cantidad que Desiderio habia tenido que recurrir a Ia colaboracion de ayudantes, junto con los cuales sometia a los desdichados enfer- mos a tales encantamientos, tracciones y manipulacio- nes dolorosas, que més bien servian para acelerar su muerte, Pero el prestigio del taumaturgo mo mem ‘Quizd podames hacernos una idea de estos curan- eros itinerantes si tenemos presente un fenémeno de Ia iglesia etiope de nuestros dias. Aqui los sacerdotes y los monjes son numerosisimos; pero los primeros tienen poca importancia, ya que, siendo el sacerdocio hereditario, cargos y privilegios se transmiten por des- cendencia directa, Su influencia religiosa o cultural sobre el pueblo es escasisima. En su lugar, esté muy extendida una categoria de personas, las lamadas dab- tara, que no son ni Iaicos, ni eclesiasticos, ni sacerdotes, ri digconos, y no encajan, por tanto, en la verdadera jerarquia. Los dabtara son los ficles guardianes de la tradicién eclesidstica, y por su actividad y su figura recuerdan. mucho al’ Desidetio de Tours mencionado antes: todos sus conocimientos y capacidades estén ‘dedicados a la construccién de talismanes, de amuletos y de filacterias de todo tipo y para cualquier circuns- tancia, El pueblo recurre gustoso a los consejos y a los, remedios que los dabtara ofrecen a cambio de una imosnt; especialmente para todo lo relacionado con Greg, de Tours, Hist, frane. 1%, & M. G. HL, Seript. rer. rmerov, ti, pars I fase. 1, ps. 417 46 Religiosidad popular en ta Edad Media _Bt hombre y la nacuralece ui Ihlerbas medicinales y encantamientos diversos, exon cismos y conjuros, que se confian con frecuencia a % rollitos de piel en que estén escritas formulas mégicas, que son retabilas de frases sin conexién légica, gene. _ ralmente en lengua geez. En consecuencia, estén difun- didisimas entre los cristianos de Etiopia las précticas paganas juntamente con muchas usanzas hebraicas he | redadas de sus antepasados, gracias a la actividad po- pular de los dabtara. En lo que respecta a los ritos y al culto del eristianismo etiope, sorprende, en efecto, si estrecha relacién con pricticas andlogas de tradicién Judaica: el sacerdote, al administrar el bautismo a los hifos, practica también la circuncisién; se celebra el domingo, pero también el sibado; esté prohibido comer carne de cerdo; finalmente, al poner nombre a los recién nacidos se suele recurrir a la onoméstica biblica™. ‘mas fisicos eran la ocasién cotidiana que impulsaba a eeadas por una voluntad ajena al individuo: Ia Hiologia deuun al 6 afeceln cunlquera no resdia en el érgano en la parte del cuerpo afectada, y el diagnéstico estaba totalmente en usa o el agente extemno que habia intr - o.el_mal. Por Gensigulens, i terapia consistira en combatir, lejar 0 ‘exorcizar este agent 1. —ya fuera objeto o per sona—. Ei médico mis serio y escrupuloso no podia, al prescribir lociones y medicamentos varios, dejar de re- MT, Leroy, Le chiese orientli non ortodosse, on H. Ch. Puech, Storia dell religion! Laterza, Batt, 1977, vol. 1, pgs. 14 Y sles, y la bibllograta ctada en Ia pe. ‘comendar también la aplicacién de amuletos’y lige duras, que él mismo fabricaba, o de recitar formulas migicas. La prictica de la medicina y la farmacopea de In epoca estaban muy influidas por la magia. Liamar ‘aun médi¢o, a wn'mago oa un sacerdote, durante una enfermedad, era indiferente; la eleccién se decidia, a 10 suuno, por experiencias anteriores o por la fama del cu andero al que se mandala lamar. ‘Tambid | eristianismo, lag enfermedades del cuerpo eran en general 0 el castigo. de pecados cdmeti- os, 0 signo y manifestaciones de la accion del diablo sobre ima persona, ejercida directamente mediante Is posesién —y casi todas las afecciones neufovegeiativas © histéricas eran consideradas como posesiones diabé- jicas— 0 mediante los maleficios los encantamientos de otra persona En esto, clero y pueblo estaban total- mente de acuerdo Las formulas exorefsticns entraban ‘en los_esquemes de Ta magia terapéutica. Los infnitos Gilagios aaitades for tanta Wteratura haglogrica so refieren siempre a curaciones de enfermedades graves, ‘enderezamientos de deformaciones fisicas congénitas, liberaciones ‘de peligros naturales. Recientemente, el anilisis comparado de la literatura hagiografica y de la manualistica médica ha permitido a una estudiosa fran- cesa comprobar cémo la técnica de muchas curaciones milagrosas corresponde a las practicas terapéuticas co- munes a los médicos de aquella época. La_mecani digimoslo asf, de los millagros realizados sobre el Cuerpo, por los modos y los momentos eit ue se realizan, tiene ‘gran analogia con los sistemas terapéuticos de los raecantatorés, ciranderos y médicos profesionale “PCE A. Rousscle, «Du Sonctuaire au ‘Thaumaturge: le fueison’en Gaule au IV sieles, en Annales, E. 8. C,, 31 (196), ina 1085-108, a8 Religiosidad popular en ta Edad Media ‘Las leyes del Estado, al conceder frecuentes priv , legios y exenciones fiscales a profesores y médicos por: que eaquellos velan por nuestros estudios y éstos por nuestra salud», habjan excluido siempre de este bene- ficio a los impostores, a los charlatanes y a los diversos exorcistas, Pero estaba el funcionario estatal capaci- tado para trazar una Iinea de demarcacién neta entre farmacopea y magia, entre Ia profesionalidad seria y las celebradas capacidades terapéuticas de embauca- dores de profesién? También Ia disciplina eclesiéstica y las normas candnicas se movian, a este respecto, en tun terreno dificil e irregular: las condenas més bien abstractas y genéricas de sinodos y concilios contra divinos, incantatores, somniatores, praecantatores, de- bbian de ser, en Ia prictica; bastante inoperantes: por ‘una parte, el ceremonial sacramentalista de los rituales de las diversas iglesias y, por otra, el comportamiento | de ciertos taumaturgos se mueven en una area indeter- minada, siguen una paraliturgia muy afin a las préc- ticas tetrgicas *. 3, Leith CONTRA LAS «PAGANIAE®, EL DIABLO Y SUS [NTERMEDTARIOS La lucha contra el paganismo, tanto el oficial como el de Ja mitologia popular, era empresa no sélo de las, autoridades eclesissticas, sino también de las politicas. Pero cuando en las fuentes nos encontramos con los términos de superstitiones, paganiae, idotolatria y otros Con frecuencia los santos, al hacer el milagro, se compor tan casi como los ariolos y los epraccantatoresy; San Céstulo pide! «Permitte me el praccantare, et forsitan recipiet sanits tems (Acta mortyrits. Casta, Vid.’ G. Let, Mlracoll © supers lon, en Miracolt dati, 3904, vo. TD. ‘Lucha contra las «paganiac» 9 semejantes, su significado y su contenido no siempre fstin claros; el mismo término superstitio cse refiere {todas aquellas pricticas magicas y semimagicas entre- tejidas tanto en Ia vida péblica como en Ia privada, 0 tiene més bien el significado de persistencia, de super- ‘yivencia, de un continuo reaflorar de las antiguas creen- Gias?®. ZQué sentido tiene esta misma palabra en los ‘eeretos de Constantino, en los capitulares carolingios yen los sermones de san Agustin o de Cesareo de Aries, Zn los escritos de Rabano Mauro, de Agobardo © de ‘Atén de Verceli y en las colecciones canénicas? Los primeros emperadores cristianos habian tenido ‘que legislar en una materia desconocidal para sus pre- Aecesores: el Estado romano s6lo esporiidicamente habia intervenido cn_cuestiones religiosas, y no habia, mnasbide la conciencia individual como esfera de su Jurisdiccign que debiera respelaro_regiamentar” oh Alda Ieeidativas. El principio de la Uberiad reli ino habia tenido-expresién en Ja jurisprudencia ess Be Hota mclllas que” conocéuios contra la Palctics de determinados cultos 0 algunas sectas reli Bosas habfan sido dictadas por motives de orden pi blico y de seguridad del Estado. Pero, aun vigilando y menudo reglamentando tal préctica con medidas ord- fuarlas de policfa, Roma y el occidente romano se po- blaron de religiones y de ritos orientales, que modifi- caron profundamente la ruda religiosidad latina. ‘Son de Constantino las primeras leves que tenemos en materia religiosa, naturalmente a favor de la mueva feligion eritiana y de sus sacerdoes,y, poF conse Vid. sobre esto las observaciones de E. Dupré Theselder fen gu dlacurso de elausura de la semana de estudio del Centro iamno ai Studi self Alto Medioevo de Spoleto, XIV, 197, 0.6, gina &54y sigs. 150 Religiosidad popular en ta Edad Media te, contra las viejas_précticas_paganas y_el_antiguo sscerdocio: Es del afo 319 el decreto que prohibe el ejercicio de la aruspicina, amenazando con la hoguera al arispice y Gon la confiscacién de sus bienes y la ‘eportacién a una isla a quien lo consulte ® Pero, frente a este inicial rigor, surgen pronto las contradicciones, las incertidumbres y las vacllaciones por parte. del le- gislador, que coincide con el imperial catecsimeno, con el nedfito que tarda en separarse de su pasado religioso. Sie ieee se ‘copira los arispices y los sacerdotes ‘Ethos colaborncotss His van por las casss y sub practextu amvicitice practican sus ritos, el emperador introduce distinciones en materia de pricticas mésicas, Sag @_en_privado y como en Ia westinidad, o bien Dublicamente y a la luz del sol; ste caso se permite incluso offecer sacrficos en {bg altanes yHeSuentar 1s temploss nec enim probe cia libera luce tracta- 718, También estin permitidas tales précticas cuando se stdn_dirigidas contra nadie, jel campo 9 para obtener Ia vara dates 7 pls ‘obras publicas:_ @ Cod. Theod. IX, 16, 1. 4 Cod. Theod. TX, 16, 2. © .,Nulis vero criminatonibus Implicanda sust remedia Inuinanis qusesits corporibus, aut J agrestis Tools, ne maturls vindemils metuerentur imbres aut ruentis grandis lapldstione ‘guaterentur, imnocenter adhibita suffragia, qufbus non culusque Salus aut exstimatio laederetur, sed. quorum profierent actus, ‘ne divina munera et Iabores hominum sternereatur» (Cod. Theod. 1%, 16,3. Lucha contra las «paganiaen 4st fen este €as0, no sélo se debe consultar a los anispices, sino que el emperador desea que le sea’ comunicada por escrito la respuesia®. En definitiva, Constantino, mientras expresa el deseo de que todos abandoiien «los templos del engafio» para entrar cen la casa radiante de la vida», como dice Eusebio, sigue convencido de la efcacia y de la necesidad de.los sacrficios a los dioses. ¥.de la validez del arte mizica: s6lo subsiste la prohibi- ‘nde lns_pricticas_domesticns, Torgue_escapan al contfol del Estado ¥ porque, en general, van diriidas ‘dprovosar dafios a los dems o son ocasién para come- ter actos inmorales * La ley misma, al establecer penas Severisimas contra magos y artspices y al asimilar la magia a la supersticién, admite que hay una_magi ‘buena, que puede favorecer tanto al individuo ebmo al Hstado, y_una magia mala, Cuando Constantino hizo eliminar de sus monedas la imagen del Sol, gue desde ‘Aureliang era del iimperio, se apresurd a con Sullar a wi go para que le leyese el horscopo && ia-mieva capital. Las autoridades eclesidsticas, por su parte, fueron mis coherentes y severas en la lucha contra todas las cticas supersticiosas, tes del paganismo ro- fhano 9 dal fudaiomo, ‘sbor lncuios a una misma condena. Pero, muis que poner.en duda eu eficacia, pocas “© «Si quld de palatio nostro aut do caoteris opertbus pu blicis degustatum fulgore esse constiterlt,retonto more veterls observantine, quis portendat, ab haruspletbus reqolretur, et dl- Tigentissime seriptura collect ad nostram scientiam referatur: ‘aoteris etiam usurpandae huis consuetudins Heentia trbuends, ummodo saccficis domestcis abstineant, quae speciliter prov ‘blea sunt» (Cod. Theod. XVI, 10,0. ‘s' sEorum est scientia puaienda et severissimis merito le ‘bus vindloanda, qui magics aribus aut contra hominum molt! Sslutem aut pudicos ad libidinem deflessse animos detegenture (Cod. Theod. TK, 16, 3). or 152 Religiosidad popular en la Edad Media Lucha contra las epaganiae» ass ‘ezes jugida, lng condenaben porque se creia que su, | euerpos cuando toman posesién-de-elos: necsr TSS TSE RS ES SOOTEDIE Soins y la maltiod |, elaciones semiales con las mujeres; Yuan Crisdstome) See pusblan cl uriversy oa Tos protgo | y Sunn Casiano tratan ampliamente sobre, cee histas en la historia de Ta veligiosidad medieval; 1a fe Jemoniaca y se preguntan si de tales acoplamientos ce 5 presen real end ban lenin pueden nacer hijos eclesidstica e invade toda la literatura doctrinal y ha- ‘Campo de accion preferido por Jos demonios son los cimoen’ Las ivnttas Vitas Param y obras como los eee eS se omaseris? spacoretas_y monfet Dialogi de Gregorio Magno para Occidente y el «Prado crpualonas 9 1 groans sus mein oo Beplrituals de Sofronio y"Juan Mosco para Oriente, Fer ia presencia casi corpérea dal diablo, con , son la crénica cotidiana de las empresas de los demo- el que chocan no s6lo_espiritual, sing, también. tiles ior ustos ag fallan en todas ports y son In fierm | Eni Olen To Tin visto nos ha dejado wma essiby Imotriz y las potenclas maléfcas” que perturban_ fos Cig gencralmente espantosn y Zepugnante. Algunos lo acontecimientos delos hombres y de Is navuralera, fin presentado con dimensiones gigantescas; otros han Ts Holos que adoraban los paganos 9, son_sino los Uiste 2 un horrible enano: «tenia pequefia estatura, demonios, que empujan a los cristianos al mal (idola Gusllo delgado, rostro demacrado, ojos negrisimos, fren- Gentian sunt daemonia)®. EL eristianismo, en el pene fe anragada y fruncida, nariz en punta, boca saliente, Samiento patristico, ¢3 la autffesis de Is idolamia, esto Iibloe hinchados, barbilla puntiaguda, barbas de chivo, es, del. demonio. om ‘rejas pleadas ¥ peludas, pelo hirsuto, dientes cantnos, Acerca de la realidad fisiea de Satands, san Agustin Graven en forma de pera, ventre inflado, joroba en Ia piensa como Apuleyo, y discute sobre la naturaleza ¥ 1a Slpulda, muslos lacios» ©, Més de una «Regia» reco- capacidad de los demonios #; pueden trastornar no sdlo Jnendaba a los religiosos desconfiar de las visitas de eT corazén y ig mente de Jos hombres, sino también sus Personas desconocidas e incluso familiares: siempre podia tratarse de wna visita del diablo transformado “© oil spivitus sub status atque imaginfbus consecrat! deli- en la persona de un pariente ® tescunt Haft su ram patos ingprat, exo Aras En ln fantasfa_popular habla también disblos_bue- ‘SShoant avlam volates gubernant, sorte Tegunt,oracula eft nos, alegres y enfedosos como los duendes y los gnomes | SU ies verls semper invelvant, nam ef fallentar et fallut, He ia ‘mitologia _germénica, siempre digpuestos Sitam furbant, somnor inguletant, irepentes etiam spirits is Comorious ovculte mentes terrent, membra distorquent, valet dinem frangunt, morbos Iacessunt, ut ad cultum sul cogant, ut, fidore altarium et rogis pecorum saginati, remissis quee con burlas ya las bro teste tipo de diablilios se poiifa llegar facilmente a buenos acuerdos y obtener Strnncrant curasse videantur» (Cipriano, De idoforum vanitate: “@ Toan Criséstomo, Hom. XXIT in Genasim: PG 53, 185%: DL 4, SH575; las convicelones de los excritores ecleséstios se Juan Castano, Collationes, VIIT, 1: PL 4, 75 y sigs. Mis tarde Convertirin en doctrina ofeial de Ja Tolesia, que durars toda la [eduction volverd. a ser tratade y disetida incluso por santo Edad Media y Ist épocas sucesivas. Fomus, que dard una solucién propia: vid. PL #®, 756, nota C. “. Largos pasajes de las obras de san Agustin relativos a Se- ma Gaiverto de Nogent, De vita sua, ete, 0. 6» Ag. ST tands extén recogides en Burcardo, PL 140, 844851, © Vid. letura XVI, pis. 294. 154 Retigiosidad popular en la Edad Mediq de ellos féciles ayudas. Pero con los radamente pervelsos y malvados, que buseaban Ja ruing fisiea y espiritual del hombre, no habla més_defensa que la proteccién de 1 a yemedio que. un. lego, Habfa. quien rela al dablo. haciendo, flbas-prowesat dispuesto a Tetractarse de todo o a reparar luego con tun oportuno arrepentinieato el sacrilege pactos ene cual el precio que sola pagarse era in perdicin dal alma, Pero et Engatador por excelenca sabia tomar tus precanciones para no dcjerse engaia, y no se fm. tba de los juramentos de Tos cristiano. Taemare de Reims animd y, ea cierto modo, dramatisesoénice tente estos pactoy con el diablo! tn erstano, con Is rmediacion de ua iaago, del que exhibe una carta de Fecomendacion, se presenta Setanés para, pede syuda a cambio de renegar desu propia fer El Maligno, Sempre dispucsto a husmear el engafo exge usa abju, ‘cin formal, debidamente tmada ta verdadero com frato escrito, que pueda exhibiree en easo de disp, pero eapeciaiinente para hacerlo valet & ta hore del Tuico os diablos Hegabun a ser asf los personajes indis: peniables de relatos extraordinaries, sbsurdos:y der foncertants, de los que nosotros, os, modern0s, no Somos ya capaces de comorencer la Fuerza de sugestin gue tenlan para oyentes ficilmenteincinados To ma. > Wid lector, pig 2,29 21 & Vid lecture Sv, oS Filacterias y talismanes re] Favilloso, La literatura homilética y hagiogréfica docu FReata el paso de lo maravilloso pagano a lo cristiano. ‘Toda esta produccién popular se distingue por Ja falta total dg pofundiznein.teogicn,y manifesta una aby ral, co, especialmente cuando, Par 6 para vencer los males fiscos Tnlesia_y a ous a je magos y adivi- s Satands, colaboradores ¢ intermediax os diablos, a hermenéutica saténica de las artes mdgicas en sus infinitas variaciones determiné y alimenté la lucha Incesante contra superstitiones y pagariae, en las que fr inelufan no solo los que practicaban cualquier arte Snigica 0 adivinatoria, sino también los objetos e ins trumentos relacionados con ella 0 utlizados para ejer ceria 4. FIActERIAS ¥ TALISMANES. Las RELIOUIAS. LAS «116% ‘uras», Escmiros MAGICOS A pesar de su rigido exclusivismo y no obstante el horror hacia todas las formas de idolatria, que abarca el uso de objetos y de representaciones rituales, tam- bién en el judaismo, especialmente entre la. masa, se hhabian desarrollado creencias y usanzas segin los di- versos ambientes religiosos®. Formulas de exorcismo, aque ce daban en el hebraismo esotrico, esanio, terapéutico, ¥ fn los amblentes Srficojudaicos, Cf. ademas: J. Trachtembere, Fevisk Magio ad Superstitions, New York, 1

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