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campesinas y
Comunidades
nativas
RONDAS CAMPESINAS Y COMUNIDADES NATIVAS
UNIVERSIDAD ANDINA
“NESTOR CACERES VELASQUES”
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
E.P “DERECHO”
TEMA:
Participación ciudadana
DOCENTE:
PRESENTADO POR:
JULIACA- PERÚ
RONDAS CAMPESINAS Y COMUNIDADES NATIVAS
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ....................................................................................................... 3
RONDAS CAMPESINAS ........................................................................................ 6
1. Antecedentes de las rondas campesinas en el Perú ........................................ 6
2. TIPOS DE RONDAS CAMPESINAS .............................................................. 7
3. OBJETIVOS ................................................................................................... 7
4. CARACTERISTICAS ....................................................................................... 8
La corrupción de la justicia .................................................................................... 9
5. Bases legales de las rondas campesinas ....................................................... 10
5.1 Deberes y derechos de las rondas campesinas ........................................... 14
5.2 Comunidades campesinas y Estado nacional ............................................. 15
6. ORGANISMO PRINCIPAL DE LAS RONDAS CANPESINAS EN EL PERU
........................................................................................................................... 16
6.1 RONDAS CAMPESINAS Y CUNARC ...................................................... 16
7. EL CASO DE LAS RONDAS CAMPESINAS EN EL NORTE DEL PERU ................... 22
8. EL PENSAMIENTO RECIENTE SOBRE RONDAS CAMPESIONAS ....................... 31
COMUNIDADES NATIVAS ....................................................................................... 37
1. Contexto Histórico ....................................................................................... 38
2. Proceso político, contexto y desafíos. .......................................................... 39
3. RECONOCIMIENTO DE UNA COMUNIDAD NATIVA ...................................... 50
4. PUEBLOS INDIGENAS EN EL PERU ............................................................... 50
4.1 POBLACION .................................................................................................. 50
5. Organización Socio-Económica y Política ..................................................... 50
5.1 Organización Económica ............................................................................ 50
5.2 Organización Política ................................................................................. 54
5.3 Organización Social .................................................................................... 55
6. Aspectos Legales ......................................................................................... 57
7. El problema de la propiedad de las comunidades nativas y su territorio ....... 59
8. COMUNIDADES NATIVAS EN LA AMAZONÍA DEL PERÚ ...............................60
9. Situación Actual ........................................................................................... 62
CONCLUSION:..................................................................................................... 64
RONDAS CAMPESINAS Y COMUNIDADES NATIVAS
DEDICATORIA
Principalmente dedico este trabajo a nuestros padres puesto que nos brindaron apoyo y
fortaleza en el desarrollo y transcurso de este, ayudándonos a concluir satisfactoriamente
nuestro proyecto.
Dedicamos a Dios puesto que nos brinda sabiduría, amor y paciencia, nos ayuda en los
momentos más difíciles brindándonos valores que nos fortalezcan no solo como trabajo
de grupo, sino como personas.
Agradecemos a dios por habernos guiado, y dedicamos este trabajo a nuestros padres,
compañeros por darnos las pautas necesarias y por sus sabias cátedras que nos brinda.
RONDAS CAMPESINAS Y COMUNIDADES NATIVAS
AGRADECIMIENTO
INTRODUCCIÓN
Este trabajo trata sobre las rondas campesinas. Ellas representan uno de los movimientos
rurales más grandes y duraderos de las postrimerías del siglo XX en América Latina.
Comités de ronda operan actualmente en alrededor de 3,435 caseríos en una zona de más
de 150,000 km2. Sin embargo, el movimiento no ha concitado la atención suficiente de
periodistas y académicos. Fuera del Perú las rondas siguen siendo casi desconocidas.
Dentro, abundan las concepciones erróneas. Algunos piensan que las rondas no son más
que ''vigilantes" violentos. Otros las confunden con patrullas campesinas, también
llamadas "rondas", organizadas por las FF .AA. en la sierra sur-central para enfrentar a
las guerrillas de Sendero Luminoso. No pretendo hablar por los campesinos norteños,
pero mi trabajo trata de contribuir a una mayor comprensión de los logros y limitaciones
de su organización.
Las rondas campesinas nacieron en Cajamarca en los años 1970 y se extendieron al sur
del país en las dos décadas siguientes, hasta lograr consolidarse como una de las
organizaciones más representativas del campesinado en el sur del país. En el Cusco, la
mayoría de las rondas campesinas se originan en las alturas de las provincias Espinar,
Sicuani y Chumbivilcas. Sin embargo, en el sur del país en surgimientos de las rondas se
dio en un contexto político muy distinto, puesto que en los años 1980 y 1990, el país
estaba envuelto en la violencia política desatada por el partido comunista del Perú-
Sendero Luminoso.
Asimismo, en varias ocasiones pude estar presente en las reuniones que organizaba las
rondas campesinas, contemplando los mecanismos de la justicia campesina, aplicada a
los abigeos que habían sido capturados y sentenciado en la plenaria de rondas campesinas
por su participación en algún hecho delictuoso. En este sentido, el presente trabajo
constituye un análisis y profundización de un hecho social y político que he podido
observar personalmente.
A continuación vamos a ver como las organizaciones sociales y los agentes externos,
como las ONGs y la parroquia colaboraron en el surgimiento de las rondas campesinas.
Para ese entonces, las rondas campesinas fueron organizaciones de las comunidades y
fueron más allá de sus límites, puesto que su organización no solo es comunal, sino inter-
comunal, inclusive distrital, provincial y hasta nacional, habiéndose conformado la
CUNAR, central única de rondas campesinas del Perú. Así, se trata de una organización
campesina supra comunal, deteniéndonos en su capacidad de convocatoria, en la
legitimidad de sus actos, en la efectividad de sus acciones, y en sus conflictos con los
representantes locales del Estado nacional.
RONDAS CAMPESINAS
1. Antecedentes de las rondas campesinas en el Perú
Las rondas campesinas se fundaron en el caserío de Cuyumalca Chota-Cajamarca a
mediados de los años 1970. Sin embrago las ronda campesinas tiene antecedentes en las
llamadas rondas de hacienda, que según la obra de José Pérez Mundaca, habrían tenido
su aparición en los años 1920 y habrían subsistido hasta la desaparición de la haciendas.
Pérez Mundaca revisa dos puntos de vista contra puestos. Por un lado, la Federación de
Campesinos de Chota sostiene que las rondas de hacienda eran una institución para
defender el poder económico y político de los hacendados; mientras que la investigadora
Nora Bonifaz plantea que las rondas de hacienda servían para controlar el robo de
animales brindándole seguridad a la explotación agropecuaria. Un tercer punto de vista
se halla en una tesis de la Universidad de Cajamarca, en la cual sus autores argumentan
que la función de las rondas de hacienda era solo el cuidado del ganado, por lo tanto la
ronda de hacienda es desarrollada exclusivamente en jalcas y potreros.
RONDAS CAMPESINAS Y COMUNIDADES NATIVAS
Otros antecedentes, de las actuales rondas campesinas son las rondas de caserío
organizadas en estancias afines de los años 1950, en un periodo que aumentaba
dramáticamente la intranquilidad en el campo, puesto que se había iniciado una gran
oleada de tomas de tierras e invasiones contra las haciendas tradicionales. Asimismo, se
encuentra los guardias volantes, igualmente se organizaron en la fase final de los
cincuenta y comienzos de los años sesenta. Estas guardias volantes habrían sido
constituidas por la policía y rondaban de noche zonas infectadas de abigeos.
“Un primer tipo de rondas campesinas son aquellas surgidas sobre la base de los caseríos,
donde no han existido comunidades campesinas, como en el caso de Cajamarca, San
Martín y Amazonas fundamentalmente.
El segundo tipo, “las que han surgido dentro de las comunidades campesinas, como es el
caso de las de Piura, Áncash, La Libertad y del sur andino (casi todas las rondas
campesinas de Carabaya en Puno y de las provincias de Espinar y Canas y del distrito de
Quispicanchis en Cusco?, que cumplen el papel de órgano auxiliar de las comunidades y
dependen de éstas”.
El tercer tipo, “las rondas campesinas de comunidades nativas de la selva peruana”, donde
en muchos casos han tenido que coexistir con el narcotráfico y otras actividades ilícitas
que existen debido a la casi total ausencia del estado y de sus representantes.
3. OBJETIVOS
Las rondas campesinas tienen como objetivos:
4. CARACTERISTICAS
Las características principales de las rondas campesinas es la independencia y su
autonomía, la democracia, la autoprotección, el patriotismo, el frente único, la
solidaridad, la moralidad, el auto-sostenimiento económico y la autogestión.
Las rondas campesinas es patrimonio del pueblo, surgido por su necesidad y libre
determinación de las masas. No son dependientes de ninguna institución estatal,
mantienen sus relaciones con entidades políticas, religiosas y culturales del campo
popular en términos de fraternidad e igualdad, de respeto, de solidaridad y beneficio
mutuo. Garantizan el orden interno, la armonía y cautela la seguridad en su jurisdicción.
Las rondas campesinas aspira y lucha por una patria nueva, soberana, justa y próspera,
por eso, en el seno de las Rondas Campesinas se agrupan sin distinción de filiación
política, de factores religiosos, raciales o culturales. Todos son libres de actuar y de
opinar, siempre y cuando no afecten los intereses da las mayorías y de la Patria.
Reforma agraria
Al producirse la reforma agraria, la estructura jerárquica y el manejo vertical del poder
dieron paso a una vida independiente del campesino. La retirada de los hacendados dejo
un vacío en el campo en lo que se refiere a la seguridad y el resguardo de la propiedad.
Ese vacío fue llenado por organizaciones delincuenciales que dieron curso a una etapa
de intenso abigeato.
La delincuencia aumentó tanto entre aldeanos mismos como por parte de bandas
organizadas, que se incrementaron sustancialmente en los años 1970. Este periodo
experimentó una fuerte crisis económica que aumentó la pobreza y las necesidades en
medio rurales. Ese clima de angustia económica contribuyó también a redoblar la ola
delincuencial en el campo. Los abigeos se volvieron más audaces, desarrollando una
compleja red para transportar el ganado hacia la costa, que brindaba un mercado con
mucha demanda para la carne.
Como vemos, el debilitamiento del control social que antes ejercía el hacendado provocó
una ola delincuencial que siguió a su desaparición. Asimismo, la liquidación de los
terratenientes fue seguida por una crisis económica que provocó nuevos estímulos para el
abigeato. Así, durante los años 1970 la inseguridad se multiplicó considerablemente en
medios rurales.
RONDAS CAMPESINAS Y COMUNIDADES NATIVAS
La corrupción de la justicia
La corrupción, es un tema difícil de abordar porque resulta complicado recoger datos
fiables y de manera sistemática sobre actividades ilegales. Lo que conocemos de la
corrupción suelen provenir de los escándalos publicitados por los medios de
comunicación y experiencias personales, pero acá tocamos este tema como parte de la
administración de justicia. Como veremos más adelante las declaraciones de los
protagonistas siempre incluyen el cuestionamiento a la administración de justicia por
parte de los jueces de paz de los distritos rurales. Este cuestionamiento incluye los jueces
y además a la Policía Nacional, Gubernaturas y prefecturas. De acuerdo a todos los
testimonios, la desconfianza hacia la administración de la justicia habría sido la causa
principal del surgimiento de la ronda campesina en Chota – Cajamarca.
Asimismo, otro gran factor del surgimiento de las rondas campesinas fue la lejanía de las
zonas rurales con respecto al Estado y a los servicios públicos asociados a la modernidad.
Buena parte de las comunidades campesinas se halla alejada a varias horas e incluso a
días de camino de la capital del distrito. Por lo tanto en la vida cotidiana de la comunidad
apenas se aparece una tenue presencia del Estado nacional.
Así, las rondas surgieron en el norte del país en un contexto de auge delictivo y
desconfianza hacia la justicia oficial. Adicionalmente, hubo un clima favorable en el
espacio político para la organización campesina de base local, puesto que la reforma
agraria promulgada por el general Velasco había dado un golpe de gracia a las haciendas.
Los terratenientes fueron desplazados y los campesinos tuvieron mayores oportunidades
para ejercer parte del poder local. El proceso de Velasco significó la quiebra del Estado
oligárquico a nivel provincial, los terratenientes desaparecieron del paisaje agrario, que
pasó a estar exclusivamente poblado de parcelarios libres. El mismo autor atribuye
también a la crisis económica el surgimiento de la ronda en Cajamarca, lo que se traduce
en la influencia de los primeros paquetazos de Francisco Morales Bermúdez como
estímulo para la delincuencia y motivo para el surgimiento de la ronda.
A los 26 días se produce el famoso saqueo en la escuela (muebles, libros, ropa, servicios
de cocina, etc.). Se denunció el caso ante el juez instructor, quien ordenó allanamientos
domiciliarios “con la presencia de 4 guardias civiles ordenados por su superior de
Chota,… reunidos todos los padres de familia se comenzó a organizar comisiones por
grupos para ir a la búsqueda de las casas de los vecinos… no se encontró nada”.
Don. Régulo narra que aprovechó la presencia y apoyo de los guardias para insistir con
su propuesta: “llamé a dos guardias civiles a un lado de la reunión en secreto,… para
recomendarles que después de la búsqueda … lo dijeran a todos los padres de familia,
que se comprometan a formar unos grupos de rondas nocturnas, y así poder evitar los
continuos robos… propusieron el anuncio… haciéndoles entender que la idea del teniente
gobernador es muy buena y que deben apoyar, que mientras unos cuidan sus intereses y
otros duermen tranquilos, y así la mayoría se comprometieron…”
Con ello se dio a la actividad rondera: “el mismo miércoles 29 en la noche yo con 9
ciudadanos salimos a rondar… al día siguiente por la tarde, a partir de 7 a 8 de la noche,
notificados los ciudadanos que tenían que presentarse a mi casa de 8 a 10 personas por
cada sector, para que firmen en el cuaderno de empadronamiento, al mismo tiempo de
firmar se le nombra en cada grupo un jefe y un sub-jefe, los que se hicieron responsables
del turno de su personal de patrulla, esa fecha fui organizando en 16 días, los 11
sectores…”.”
En este párrafo que acabamos de ver, la autora detalla con bastante claridad la parte
organizativa que se habría dado después de aprobarse en una asamblea la acción de ronda
nocturna en el caserío de Chota a causa del robo que habría sufrido la escuelita.
emitida una primara norma que constaba de un artículo único en el año 1986. Esta norma
a la letra dice:
Dado en la casa de gobierno, en Lima, a los seis días del mes de noviembre de mil
novecientos ochenta y seis.” De este modo, a partir de 1986 el Estado peruano reconoce
esta iniciativa que venía funcionando en medios locales del norte del país desde los años
1970. A continuación, en 1989 la organización internacional del trabajo aprobó el
convenio 169 sobre pueblo indígenas y tribales en países independientes.
Por su parte, la OIT (Organización Internacional del Trabajo) había sido fundada después
de la primera guerra mundial y se convirtió en la primera agencia de las Naciones Unidas
en 1946. Es una institución mundial cuya misión es la elaboración y supervisión de las
normas internacionales del trabajo. Es la única agencia de las Naciones Unidas de carácter
tripartito, ya que representantes de gobiernos, empleadores y trabajadores participan en
conjunto en la elaboración de sus políticas. El convenio 169 fue aprobado el siete de junio
de 1989, en su reunión número 76.
En el artículo 4 inciso 1, este convenio señala que deben adoptarse medidas especiales
que se precisan para salvaguardar las personas, instituciones, bienes, trabajo, cultura y el
medio ambiente de los pueblos interesados.
En el artículo 9 inciso 1 señala que en la medida en que ello se compatible con el sistema
jurídico nacional y con los derechos internacionalmente reconocidos, deberán respetarse
los métodos a los que los pueblos interesados recurren tradicionalmente para la represión
de los delitos cometidos por sus miembros.
En el artículo 10 inciso 1, aclara también sobre las sanciones que puedan merecer,
diciendo: “cuando se imponga sanciones penales previstas por la legislación general a
miembros de dichos pueblos deberán tenerse en cuenta sus características económicas,
RONDAS CAMPESINAS Y COMUNIDADES NATIVAS
Por otro lado, la norma más controvertida fue promulgada en 1993, a través de un decreto
supremo del Ministerio de Defensa disponiendo que las rondas campesinas adecuen su
organización y funciones a los comités de autodefensa, los cuales están sujetos a las
órdenes y dependen del ejército peruano. Este decreto buscaba controlar a las rondas que
había surgido en forma autónoma y su argumentación era la necesidad de desarrollar una
sola política en el enfrentamiento contra Sendero. Este decreto supremo tiene dos
artículos y fue promulgado por el presidente Fujimori el 15 d enero de 1993.
LEY Nº 27908
Artículo 1.- Personalidad jurídica
Las Rondas Campesinas están integradas por personas naturales denominadas Ronderos
y Ronderas, que se encuentren debidamente acreditadas. Tienen los derechos y deberes
que la presente Ley y demás normas establezcan.
propias. Los dirigentes de las Rondas pueden solicitar el apoyo de la fuerza pública y
demás autoridades del Estado.
DERECHOS:
La constitución del 1993, actualmente vigente, establece un punto de quiebre con relación
al concepto mono-cultural de Estado nación que estuvo vigente desde la fundación de la
república. Este nuevo punto de partida reconoce que el Estado peruano tiene una
composición multicultural y multiétnica. Textualmente el artículo 219 de la constitución
dice: (toda persona tiene derecho a su identidad étnica y cultural, el estado reconoce y
protege la pluralidad étnica y cultural de la nación).
Las rondas son organizaciones de autoprotección del campo y de las ciudades, son
democráticas, patrióticas, justicieras, moralizadoras que se guían por su criterio y su
práctica.
Así como las rondas tras la buena conducción y dirección a partir de Chota se desarrolla
rápidamente en Cajamarca y en otros departamentos del Perú.
Los mártires y personalidades más destacadas en el desarrollo de las rondas entre otros
son: los Ronderos de Santa Clara – Chalamarca, asesinados en el año 1986.
En la actualidad por causas políticas, ideológicas se han dividido en dos grupos que son:
Federación de Rondas Campesinas y Comité Central de Rondas, siendo el presidente
del primer grupo: William Sánchez Rubio y del Segundo grupo: Noe Rafael Campos
La Junta Directiva de la CUNARC se dirige a las bases ronderas de todo el país y sus
correspondientes niveles de dirección, así como a la opinión pública en general, para
manifestar lo siguiente:
1. Por mandato de nuestro Primer Congreso Nacional de Rondas Campesinas del Perú
hemos asumido la gran responsabilidad de orientarlas, dirigirlas y representarlas en un
periodo donde, de un lado, aún no se han iniciado los cambios fundamentales que
reclama la mayoría de habitantes de nuestro país y, de otro lado, el vacío de unidad
política del campo popular no se resuelve debido al divisionismo y predominio de los
intereses mezquinos de quienes pretenden ser "alternativa" al sistema del neoliberalismo
o capitalismo salvaje. En estas condiciones, pese a la discriminación política, social y
cultural en contra del campesinado y pueblos indígenas, las Rondas Campesinas
constituyen el movimiento más dinámico no sólo para la defensa de los derechos
ronderos, sino también para la construcción de un Estado Pluricultural, democrático,
RONDAS CAMPESINAS Y COMUNIDADES NATIVAS
Y APOYO en todos los niveles (nacional, regional, provincial, distrital y base). Los
primeros con funciones de consulta, capacitación y representación; los segundos con
funciones de asesoramiento técnico, capacitación y apoyo específico. Iniciamos esta
tarea unitaria incorporando por unanimidad al compañero GARY LOPEZ DE LA
CRUZ como miembro del Consejo Consultivo Nacional y a las hermanas SORAYA y
RAQUEL YRIGOYEN FAJARDO como integrantes del Equipo Nacional de
Asesoramiento y Apoyo. Hasta diciembre del año en curso realizaremos 4 asambleas
descentralizadas de Junta Directiva Nacional y la Primera Asamblea Nacional de
Delegados Ronderos, programada para los días 28 y 29 de junio 2007 en la ciudad de
Moyabamba – San Martín.
8. Coordinar con los miembros del Consejo Consultivo Nacional y con el Equipo
Nacional de Asesoramiento y Apoyo para el diseño, elaboración, impresión, trámites
legales y publicación del Libro titulado "INFORME, CONCLUSIONES, ACUERDOS
Y RESOLUCIONES DEL I CONGRESO NACIONAL DE LAS RONDAS
CAMPESINAS DEL PERÚ". La presentación debe realizarse en la Segunda Asamblea
Descentralizada de la Junta Directiva de la CUNARC.
defendernos no viene de los ronderos, sino de quienes utilizan el poder para garantizar
los privilegios y grandes ganancias de una minoría dominante.
MISIÓN
La Misión de las Rondas Campesinas es el servicio que asumimos en forma consciente y
voluntaria conforme a los objetivos, metas y tareas que corresponden a la situación
concreta y a la tendencia de organización, desarrollo y consolidación. Por ejemplo,
tenemos la gran misión de defender la historia rondera, las conquistas, beneficios y
derechos como resultado o fruto de nuestras orientaciones y acuerdos tomados en
asambleas, encuentros o congresos. También implica que seamos conscientes de los
riesgos, dificultades y limitaciones; pues no siempre los deseos concuerdan con la
realidad. Para no desviarnos es necesario conocer, practicar y defender el Pluralismo
Cultural – Jurídico y no apartarnos del objetivo central: el desarrollo humano.
Tanto el pluralismo cultural como la identidad cultural están relacionados con la ciencia
(el saber sobre el hombre y la naturaleza), la técnica (producir más y mejor con menor
esfuerzo) y con la ética (conducta humana guiada por principios y valores para hacer el
bien). Lo contrario a ello es el monismo cultural (pensamiento y actitud de la minoría
dominante) que no respeta el derecho a la diferencia, tampoco permite la coordinación e
integración. Lo constatamos en la injusta distribución de la riqueza y del Presupuesto de
la República, así como en la exclusión o discriminación política y social de la minoría
dominante en contra de las mayorías; pero a la vez en la reproducción de lo negativo en
los mismos afectados. Es decir, somos mayoría, pero estamos desarticulados, divididos y
enfrentados. Esto favorece al triunfo de los de arriba para turnarse en el gobierno del
Estado.
El capitalismo salvaje (neoliberalismo) está en su mayor crisis. Sus frutos son la injusticia
social contra la mayoría de habitantes del mundo. Los responsables de la tragedia son los
que se han turnado en el poder estatal en los diversos países. El pueblo peruano y sus
mejores hijos todavía no han gobernado. Por consiguiente, no es delito luchar contra el
alza del costo de vida, las privatizaciones, la corrupción, la contaminación ambiental, el
saqueo de nuestros recursos naturales, la criminalización de la justicia rondera o
comunitaria, así como de las protestas legítimas de la población. No es delito ser
progresista, nacionalista, socialista o comunista. De derecha, tampoco. Delincuentes son
los que usan y abusan del poder estatal cuando se parcializan con los grandes grupos de
poder económico y aplican una política hambreadora, entreguista y represiva en contra
del pueblo. Siempre hay que tener presente que "los derechos humamos se violan no sólo
por el terrorismo, la represión, los asesinatos, sino también por la existencia de
condiciones de extrema pobreza y de estructuras económicas injustas que originan
grandes desigualdades (Vicaría de Solidaridad de Sicuani – Cusco).
Las grandes empresas mineras obtienen cada año grandes ganancias por encima de los
20,000 millones de soles. Por eso pagan a sus gerentes sueldos de 120,000 soles
mensuales. Es decir, un gerente gana más de lo que ganan 200 obreros con sueldo mínimo
vital y más de 400 pequeños agricultores cuando sus cosechas son regulares. Esta es la
gran injusticia económica que los medios de comunicación allegados al gobierno de turno
RONDAS CAMPESINAS Y COMUNIDADES NATIVAS
VISIÓN
La Visión de las Rondas Campesinas es el sentido, percepción o conocimiento básico de
nuestra realidad concreta en tanto existimos como parte de la realidad económica,
política, social y cultural de la Nación; caracterizada por ser más amplia y compleja, con
viejas y nuevas ataduras que nos impiden desarrollarnos como país digno, justo, solidario
y soberano. En consecuencia, es la unidad de criterios sobre la identidad rondera que
sintetiza la condición de productores agropecuarios, su organización de Frente Único y el
RONDAS CAMPESINAS Y COMUNIDADES NATIVAS
Los ronderos del Perú, organizados en la Central Única Nacional de Rondas Campesinas
del Perú - CUNARC, nos reafirmamos que fieles a los principios de autonomía,
democracia participativa y autoprotección frente a cualquier agresión, así como la
práctica de valores como son: honradez, trabajo, unión, respeto, solidaridad, reciprocidad,
entre otros; nos autodefinimos y autodeterminamos como herederos de los AYLLUS del
pueblo inca y por lo tanto somos parte de los pueblos indígenas o pueblos originarios
(amazónicos, andinos y afroperuanos). Además, debido al trabajo permanente y colectivo
de las bases ronderas y sus dirigentes, hoy las Rondas Campesinas son el sector más
dinámico del movimiento campesino e indígena del Perú. Ello nos fortalece y nos
compromete a trabajar con mayor voluntad y consciencia por la unidad más amplia de las
Rondas Campesinas y del pueblo peruano. No somos ajenos a la exigencia y compromiso
de contribuir al proceso de transformación social.
Quisiera regresar ahora a las abruptas y verdes serranías del norte del Perú y al asombroso
caso de las rondas campesinas. En el espíritu modernista de la literatura sobre protestas
campesinas, quiero comenzar especificando las fuerzas que impulsaron a los campesinos
a establecer su sistema alternativo de justicia. ¿Por qué los campesinos decidieron
patrullar regularmente por turnos durante las frías noches serranas contra lo que ellos
llaman el enemigo (ladrones, abigeos, violadores, brujos, asaltantes)? ¿Cómo llegaron a
celebrar animadas asambleas que pueden durar hasta el canto del gallo para encontrar
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solución esa disputas? ¿Por qué se han enraizado las rondas en tantas comunidades
desperdigadas por la escarpada sierra norteña del Perú?
Los robos fueron el factor más inmediato. El hurto era un antiguo problema en los Andes.
Sin embargo, según todas las informaciones el robo de animales se incrementó con el
inicio de la crisis económica a mediados de los años 70, tanto entre aldeanos como por
parte de bandas organizadas. La necesidad impulsaba a muchos de los ladrones,
campesinos que no podían sobrevivir con sus parcelas de ladera y sus pocos animales.
Otros convirtieron el abigeato en una profesión y desarrollaron elaboradas redes para
transportar el ganado robado hacia la costa, donde ciudades en rápido crecimiento como
Piura, Trujillo y Chiclayo ofrecían un mercado en expansión para la carne.
El incremento del robo resultó devastador. Más del 80% de las familias rurales de la sierra
norte poseen menos de cinco hectáreas. Pocas ganan más de US$ 2 mil al año. La abrupta
pérdida de un puerco, una mula, un caballo, una oveja o un vacuno significaba un duro
golpe. Algunas familias comenzaron a encerrar a sus animales en sus dormitorios durante
la noche; otros maneaban su ganado con trabas de fierro y luego dormían cerca de ellos
en sus chacras. Sin embargo, de acuerdo a la mayoría de campesinos, los ladrones se
volvían simplemente más audaces. Algunos pasaron del abigeato al robo con fractura, los
asaltos y, a veces, las violaciones.
castigo al inocente,
Esta cita viene de un grupo de documentos reunidos por Jan Mannel, Departamento
Español y Portugués, Stanford University.
coima ha sido siempre un recurso común de policías y jueces para incrementar sus
ingresos, dados sus modestos salarios. Conforme la hiperinflación reducía más y más su
capacidad adquisitiva, muchas autoridades gubernamentales recurrieron todavía con más
frecuencia a medios ilícitos. La corrupción cobró el impulso propio que tiene hasta el
presente. Los titulares de la prensa se estremecían con casos de coimas, "refiles" y
extorsión. "Banda de Guardias Republicanos realizó seis secuestros" "El padrino escoge
jueces" "Jefe policial acusado de robo de cheques"
En el campo, la policía era escasa y corrupta. Más aún: debido a pagos ilícitos y malos
procedimientos judiciales, el porcentaje de absoluciones era muy alto entre los pocos
ladrones que resultaban arrestados. Sólo 10% de los casos criminales juzgados por el
Juzgado de Primera Instancia de Chota entre 1970 y 1976 terminaron en condenas.
Muchos campesinos consideraban que las autoridades actuaban en complicidad con los
ladrones5.
Las rondas surgieron, por tanto, en un contexto de auge delictivo y completa desconfianza
hacia la justicia oficial. Existió también un cierto espacio político para la organización
local. Velasco había dado el golpe de gracia a las haciendas, que en la mayor parte de
Cajamarca se habían fraccionado incluso antes de la reforma agraria. La mayoría de
aldeas norteñas carecía de las instituciones de autogobierno todavía comunes en las zonas
quechuas de la sierra sur del Perú. Por su parte, el gobierno central mantenía apenas un
débil control de las aldeas serranas a través de algún campesino local que era nombrado
teniente gobernador. En síntesis, existía un parcial vacío de autoridad, momento propicio
para el desarrollo de nuevas organizaciones comunales.
Hubo también razones locales específicas para el surgimiento de las rondas. En Chota, su
lugar de origen, un puñado de activistas del Partido Comunista del Perú "Patria Roja", de
tendencia maoísta, tuvieron temprana y activa participación en la conformación de las
nuevas organizaciones. Cuatro eran maestros y abogados, y uno acababa de dejar sus
estudios en una universidad costeña. El frente político formado por Patria Roja, llamado
Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria (UNIR), entró a formar parte de la alianza
Izquierda Unida (IU) en 1980. A través de su participación en las rondas, los maoístas
RONDAS CAMPESINAS Y COMUNIDADES NATIVAS
esperaban ganar apoyo electoral y sustento para su proyecto socialista. En los primeros
años imprimieron panfletos, organizaron encuentros regionales y difundieron la novedad
de las rondas.
Con la transición a un gobierno civil en 1980, emergió como figura pública. En las
elecciones de 1985 aprovechó su popularidad en el campo para negar al Parlamento,
convirtiéndose en uno de los primeros diputados de origen campesino.
En la sierra del extremo norte del Perú, en Piura, el legado de la reforma agraria era vital.
A diferencia de la mayor parte de Cajamarca, hasta entrada la década de 1960 más de la
mitad de la sierra piurana permanecía en manos de hacendados. Muchos campesinos
piuranos hablan de la época de las haciendas como "el tiempo de la esclavitud". Ellos
recuerdan a Velasco, hijo de una humilde familia de Piura, como un gran liberador. De
acuerdo a muchos, sin embargo, la abrupta abolición de las haciendas, frecuentemente
autoritarias, exacerbó al mismo tiempo el abigeato, en tanto los ladrones ya no tenían que
temer las latigueras o el cepo de los hacendados. El súbito desmontaje del sistema señorial
también hizo tanto más urgente la necesidad de una organización comunal alternativa.
Las terribles inundaciones causadas por el fenómeno del Niño en 1983 catalizaron la
formación de rondas en Piura. Lluvias torrenciales destruyeron puentes y caminos,
paralizando el comercio; las cosechas se podrían. La respuesta del gobierno fue lenta e
infestada de corrupción. El hambre se expandió por el campo; comenzaron los robos.
RONDAS CAMPESINAS Y COMUNIDADES NATIVAS
Finalmente, siete años después de que 300 kilómetros más al sur, en Chota, se fundara la
primera ronda, los campesinos piuranos constituyeron rondas a través de las provincias
serranas de Ayabaca, Huancabamba y Morropón.
Durante la década de 1980, en todo el norte las rondas dieron el salto crucial de la
vigilancia nocturna a la solución de conflictos. El descontento frente a la justicia oficial
fue una vez más un factor clave. Formular acusaciones en el sistema judicial peruano era
un proceso caro, largo y generalmente inútil. Muchos casos tenían que pasar por más de
una docena de oficinas para llegar de la Prefectura a la fiscalía. La sentencia promedio
tomaba más de tres años, y se condenaba apenas un 25% de los acusados. Mantener un
juicio significaba pagar abogados, así como coimas al juez, al fiscal y/o a la policía.
Además de todo lo anterior, tratar con el sistema implicaba ejercer humillantes
deferencias. Se suponía que al ingresar a las oficinas gubernamentales los campesinos
debían quitarse el sombrero, evitar mirar directamente a los ojos y hablar utilizando títulos
como "doctor", "jefe" o "taitita".
Desde fecha tan temprana como fines de 1978, en varias estancias de Chota las rondas
tuvieron que tratar casos ocasionales de disputas por tierras y pleitos familiares. Sin
embargo, no fue sino hasta mediados de la década de 1980 que comenzaron a arbitrar una
gran cantidad de disputas. Esto fue parcialmente resultado del éxito de las rondas contra
el abigeato. La virtual eliminación de los robos permitió a los campesinos orientar sus
organizaciones hacia la resolución de conflictos; dio también a las rondas un aura de
prestigio y eficiencia que las volvió un lugar atractivo donde ventilar los problemas. Hacia
finales de la década muchas rondas estaban procesando una tremenda cantidad de casos.
Entre julio de 1986 y agosto de 1987 el comité de Canal, en Piura, arbitró 138 conflictos
en 14 diferentes asambleas comunales . En Chota, en la aldea precursora de Cuyumalca,
la ronda celebró por lo menos una reunión semanal durante 1990. Los campesinos
presentaron más de cien casos mensuales para arbitraje. En todo el norte los campesinos
expresaban mucho más confianza en las rondas que en la justicia oficial. En una encuesta
aplicada en 1989, los campesinos del distrito de Frías, en la provincia piurana de Ayabaca,
afirmaron que confiaban más en las rondas que en las autoridades para tratar muchos tipos
de disputas locales por un margen de más de 8 a 1. Los campesinos llegaron a identificar
a las rondas con un nuevo espíritu de cooperación local y autonomía. En algunas
comunidades los casos arbitrados por el Comité Central de Rondas Campesinas de Canal,
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Nota: Muchos de estos casos podrían entrar simultáneamente en varias categorías (por
ejemplo, un hombre acusado de asalto acusa a su acusador de difamación). Pero he
clasificado cada caso por la primera queja asentada en la ronda. Debería notar también
que el robo es muy infrecuente en Canal (véase cuadro 2) a pesar del número
relativamente alto de casos que aparecen en el cuadro. Sólo ocho de los casos de robo que
se arbitró ocurrían en Canal. Todos los otros eran quejas de campesinos de otros caseríos
que pedían ayuda en la investigación de sus pérdidas al Comité Central.
rondas comenzaron no sólo a patrullar y resolver disputas, sino también a hacerse cargo
de pequeñas obras públicas como la construcción de locales comunales, postas médicas,
canales de irrigación y el arreglo de caminos. La ronda aseguraba que cada familia
contribuyera con su cuota de trabajo, multando a aquellas que no cumplían con sus
obligaciones. Las patrullas continuaban en muchas aldeas, aun cuando más
esporádicamente que al principio. Pero la organización de trabajos y especialmente la
resolución de disputas se había convertido en el verdadero meollo de la actividad rondera.
Animalitos y chacras
***
Si en el camino lo pierdo
Como decían muchos campesinos, las rondas ya no eran sólo "cuidavacas", sino que
habían evolucionado hasta convertirse en un significativo intento campesino por alcanzar
más poder sobre los asuntos locales.
Hasta aquí he proporcionado una sintética introducción a las rondas y las razones para su
surgimiento. Sin embargo, como dije anteriormente, no basta identificar las condiciones
históricas que dan lugar a un movimiento campesino. La organización rural debe ser
entendida también como la elaboración de nuevos modos de identidad y cultura política.
En el caso de las rondas, este proceso de construcción ha sido muy rico. Nuevos huainos
detallan las hazañas de las organizaciones:
Los escolares recitan largos poemas a las ron-das en fiestas patrias y otras efemérides.
Las señoras campesinas tejen alforjas y tapices con escenas de confrontaciones contra
abigeos y policías. Muchos caseríos celebran la fecha de la fundación de su ronda con
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grandes fiestas en las que hay desfiles, parodias, discursos, comida, bebida y música.
Decenas de miles de habitantes rurales han llegado a considerarse no sólo campesinos y
peruanos, sino también ronderos.
¿Qué significan estas nuevas formas de hacer política de las rondas y cómo se han
desarrollado? Debemos apreciar, en primer lugar, que los campesinos del norte peruano
han estado inmerso desde hace largo tiempo en estructuras muy amplias de poder y
significado. Carreteras, radios, educación, campañas políticas, comercio, evangelización,
servicio militar y migración han estrechado los lazos entre la sierra peruana y el resto del
mundo durante este siglo. Los pobladores rurales no viven en un "mundo andino"
separado. Habitan más bien en uno de los nudos de un activo circuito que conecta ciudad
y campo, Lima y provincias, costa, sierra y selva a través de un flujo constante de bienes,
ideas y personas
Pero las rondas no simplemente reprodujeron las estructuras de la hacienda o del ejército.
Más bien, absorbieron las prácticas de estas dos instituciones opresivas dentro de un
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sistema original más democrático. En contraste con el ejército y las haciendas, las rondas
operaron desde un inicio bajo la autoridad colectiva de la comunidad. Comités de
coordinación eran elegidos en concurridas asambleas y generalmente rotaban cada dos
años. Como una muestra del carácter y el sabor campesino de sus nuevas organizaciones,
la mayoría de ronderos conservaron en su vestimenta los dos elementos que más
identifican a los campesinos norteños: el poncho y el sombrero de paja. Patrullar para la
hacienda o el ejército había sido una obligación molestosa; hacerlo con la ronda era
motivo de orgullo. "Tú te vas a tu cama". Dice una canción; "yo me voy a rondar" .
El mismo tipo de apropiación y reformulación tuvo lugar cuando las rondas incursionaron
en el arbitraje de conflictos. Aquí los campesinos tomaron bastante del protocolo de la
burocracia estatal. Una mesa tosca en la parte delantera del salón de asambleas, que por
lo general tiene el suelo sucio, se convierte en una imitación del estrado del juez.
Mugrientos estatutos legales, papeles dispersos y a veces una Biblia yacen con frecuencia
sobre la mesa, añadiéndole un toque adicional de autoridad oficial. La mayoría de rondas
compra también un libro de actas y lo hace legalizar con un notario o juez de paz. Un
secretario designado toma luego dificultosamente las actas de cada asamblea en un estilo
que sigue el formato bizantino de los documentos oficiales, incluidas las huellas digitales
de los testigos claves. Los testimonios de los sospechosos se convierten en
"declaraciones"; viajes a otras aldeas en "comisiones"; cartas en "documentos". A la
manera de los funcionarios urbanos, los dirigentes ronderos ponen sellos en todos los
papeles.
Sin embargo, debe enfatizarse que las rondas toman del Estado no sólo rebuscadas
nociones de jerarquía y burocracia, sino que se alimentan de conceptos de democracia
participativa que están por lo menos formalmente instituidos en el sistema político
peruano. La expansión de la actividad de las rondas hacia la solución de disputas coincidió
con la reinstauración en el Perú de elecciones para la presidencia de la república y las
cámaras legislativas, después de doce años de dictadura militar. Muchos procedimientos
parlamentarios se han introducido en la nueva justicia campesina. El préstamo más obvio
se encuentra en la estructura de los comités directivos: presidente, vicepresidente,
secretario y delegados elegidos. Algunos comités, como las federaciones-provinciales de
Cutervo y Huancabamba, recurren incluso a la votación secreta para elegir sus dirigentes.
Dentro de las propias asambleas, el principio del respeto a la mayoría tiene gran
importancia. En muchas rondas se ha hecho costumbre que luego de un largo período de
debate, el presidente pregunte: "¿qué dice la asamblea?, ¿qué dice la mayoría?" La
decisión final depende entonces de la evaluación que hace el presidente de la respuesta,
o a veces de la votación a mano alzada. Un dirigente que no respete la opinión de la
mayoría puede ser destituido rápidamente.
Una vez más, sin embargo, los campesinos no imitan. Más bien reelaboran las prácticas
oficiales dentro de su propia forma particular de justicia. Por supuesto, el comité directivo
preside, pero la asamblea de ronderos tiene un ritmo diferente al de cualquier corte o
parlamento. Para comenzar, las asambleas se realizan con frecuencia al aire libre, en lo
que los campesinos llaman "el lugar de los hechos". Este puede ser la chacra cuya
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Junto con las rondas nocturnas y las asambleas, se ha desarrollado toda una manera de
pensar y hablar sobre las rondas. Ser rondero se asocia con eficiencia y honestidad. Los
agricultores hablan de una atmósfera de reforma en la cual los abigeos pueden convertirse
en dirigentes ronderos. Dando un nuevo giro al nacionalismo machacado en las cabezas
de todos los peruanos a través de la escuela, los medios de comunicación y el calendario
cívico, los campesinos presentan a las rondas como verdaderas campeonas de patriotismo
frente a la espiral de crimen y corrupción gubernamental. "Ronderos de gran virtud", dice
la letra de un yaraví, "luchamos por nuestra patria, nuestro querido Perú" no pueden ser
definidas a través de un conjunto único de atributos esenciales. Más bien la identidad
personal comprende múltiples capas de subjetividad. En el contexto de la política
campesina, esto significa darse cuenta que la identificación como rondero, productor de
maíz, colono o cortador de caña constituye sólo un identificador parcial, más o menos
prominente dependiendo de las circunstancias. También demanda tener conciencia que la
aplicación demasiado fácil de términos como ejidatario, comunero o, para tal caso,
campesino, puede ocultar intereses y valores muy diferenciados por género, edad,
orientación sexual, religión, ingresos y etnicidad.
Un punto final tiene que ver con la producción misma de la subjetividad. Si decimos que
es necesario investigar la construcción social de la política en el campo, entonces lo
mismo debería decirse de otras dimensiones de la identidad rural. Esto se torna
especialmente importante en conexión con el que aparece como el más ele-mental de los
identificadores: "campesino". Aunque los científicos sociales han gastado galones de tinta
tratando de definir un "campesino", hemos pasado por alto casi completamente que en el
campo la calificación "campesino" no se restringe simplemente a criterios objetivos.
También depende de procesos políticamente cargados y cambiantes de negociación,
elección e imposición. Muchos latinoamericanos que parecerían cumplir los más estrictos
requisitos, no se consideran ellos mismos campesinos. Por ejemplo, gran cantidad de
mayas que cultivan maíz en el sur de México y en Guatemala. Lo contrario sucede con
muchos que obtienen su principal ingreso de fuentes no agrícolas; por ejemplo,
comerciantes aldeanos del Ecuador, quienes también trabajan un pedazo de tierra. Desde
arriba, las agencias de desarrollo, los partidos políticos y las instituciones
gubernamentales pueden resultar claves en la definición de la identidad. En Bolivia, por
ejemplo, el reemplazo abrupto de "indio" por "campesino" en la denominación oficial
durante el régimen revolucionario del MNR, influyó de manera significativa para que
muchos habitantes rurales adoptaran la nueva denominación. Desde abajo, los pobres del
campo pueden aferrarse a la identidad "campesina" como un aglutinador. En el Perú, el
RONDAS CAMPESINAS Y COMUNIDADES NATIVAS
gobierno militar de Juan Velasco Alvarado dio amplia circulación al término "campesino"
y lo asoció con un sentido de injusticia y explotación. Para cuando Velasco fue derrocado,
el término, cargado de significado, se había adherido a muchos peruanos rurales. La
organización campesina se convirtió en una espina en el costado de los sucesivos
gobiernos peruanos.
Aún más frecuentes son los movimientos rurales menores, vinculados a problemas
inmediatos de supervivencia. Las causas de las protestas han comprendido desde la
defensa de los derechos humanos hasta la demanda por mayores subsidios para los
préstamos agrarios o el combate contra la corrupción gubernamental. Pero el acceso a la
tierra y la lucha por mejores precios para los productos agrícolas representan los más
frecuentes aglutinadores. En Brasil Colombia, Perú, México, Bolivia y Ecuador las
invasiones campesinas de grandes propiedades siguen siendo comunes. También lo son
las marchas de protesta, piquetes, bloqueos de carreteras y otras tácticas para forzar la
mejora en los precios oficiales de los productos agrícolas.
RONDAS CAMPESINAS Y COMUNIDADES NATIVAS
Pero si la de 1970 fue una década de gran interés académico por las protestas agrarias, los
80 trajeron una nueva prudencia respecto a las protestas de los pobres del campo. Al
principio de la década, un influyente artículo de balance de Theda Skocpol (1982:373)
concluía: "un enfoque demasiado cercano sobre los propios campesinos (...) no nos
permite entender las revoluciones de base campesina". Skocpol enfatizaba la necesidad
de investigar el papel de "los Estados, estructuras de clases y relaciones transnacionales
económicas y militares". Citando Los orígenes sociales de la dictadura y la democracia,
de Barrington Moore (1966), Skocpol afamaba que "antes de mirar al campesinado es
necesario mirar la sociedad global".
En vez de abandonar una visión de los campesinos como actores políticos, muchas
investigaciones se orientaron al estudio de lo que James Scott (1985) denominó
"resistencia cotidiana". Esta línea de trabajo enfatizaba que las luchas políticas de los
agricultores pobres no se desarrollaban sólo en los escenarios dramáticos de la rebelión,
la revuelta y la revolución, sino también a través de medios más solapados como el
chisme, el trabajo lento, la falsa deferencia, la evasión, los pequeños robos. En su
inteligente e influyente Weapons of the Weak (1985), Scott argumenta que los
campesinos recurren a estas estrategias encubiertas porque reconocen los altos costos de
la protesta abierta: la pérdida del patronazgo de las elites locales, la sangrienta represión
de las autoridades. Las tácticas de la resistencia cotidiana representan parcialmente lo que
el poeta Czeslaw Milosz llama la "gloria de los esclavos", acciones que cambian poco las
estructuras globales de desigualdad y dominación. Al mismo tiempo, sin embargo, la
existencia de estrategias de oposición en pequeña escala revela que los campesinos no
son nunca pasivos, incluso en períodos de aparente calma.
Así como sus primos urbanos, todos los pobladores rurales viven dentro del mundo
densamente interconectado en los umbrales del siglo XXI. Mundo de alta movilidad,
tráfico intercultural entreverado y economía política transnacional rápidamente
cambiante.
De la misma manera, se debería poder explorar la política de la identidad rural sin perder
de vista asuntos con frecuencia tan elementales como la escasez y la necesidad de
supervivencia, que inducen a las personas a la acción.
RONDAS CAMPESINAS Y COMUNIDADES NATIVAS
Tampoco tienen por qué dejarse de lado asuntos de estrategia. Hace varios años, Jean
Coben (1985) advirtió una división en la literatura sobre nuevos movimientos sociales,
entre trabajos preocupados por "la estrategia" y trabajos preocupados por "la identidad".
Los primeros se centran en los objetivos, los recursos y la estructura organizativa; los
segundos exploran la formulación de subjetividades políticas. El flemático empirismo del
grueso de las ciencias sociales angloamericanas las condujo a preocuparse principalmente
por la estrategia. Por contraste, el posestructuralismo europeo de alto vuelo se mostró
dispuesto a concentrarse en la identidad. Sin embargo, no existen razones intrínsecas para
esta división del trabajo intelectual. Tal como ahora enfatizan muchos científicos sociales,
la investigación sobre estrategias debe ir de la mano con la investigación sobre
identidades. Los estudios acerca de los campesinos necesitan ser más sensibles a los
perfiles de significado. Pero esto debe acompañar, no reemplazar, el estudio de tácticas,
intereses y organización.
Es claro que se necesita ponderar la condición del nuevo activismo político en relación a
estructuras de dominación. Obviamente, algunos movimientos también tienen mayor
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potencial radical y transformador que otros. Al mismo tiempo, sin embargo, la mayor
parte de iniciativas desafía la categorización neta como "hegemónicas" o "contra
hegemónicas". En ellas se entretejen resistencia y adaptación, innovación y continuidad,
perpetuación y subversión de los modos ortodoxos de pensamiento. Tal como insiste
Donna Haraway (1985:91), el buen análisis: "no requiere clasificar la conciencia en
categorías de 'crítica esclarecida que sienta las bases para una sólida epistemología
política' versus 'falsa conciencia manipulada'; requiere más bien la comprensión sutil de
placeres, experiencias y poderes emergentes, con serio potencial para cambiar las reglas
de juego" .
Más que preestablecer que un movimiento bien será puramente opositor o estará al
servicio del poder, resulta de mayor utilidad aproximarse a cada nuevo movimiento como
singular y dinámico, con implicaciones polivalentes para las relaciones de poder y
desigualdad.
Una tercera advertencia se centra alrededor del tema de la parcialidad. Una de las
contribuciones fundamentales de la teoría posestructuralista es el cuestionamiento del
concepto del sujeto unificado. Tal como lo han advertido pensadores desde Foucault hasta
Haraway, las personas
COMUNIDADES NATIVAS
Las Comunidades Nativas tienen origen en los grupos tribales de la selva y ceja de selva
y están constituidas por conjuntos de familias vinculadas por los siguientes elementos
principales: idioma o dialecto; características culturales y sociales; y tenencia y usufructo
común y permanente de un mismo territorio con asentamiento nucleado o disperso
RONDAS CAMPESINAS Y COMUNIDADES NATIVAS
1. Contexto Histórico
En 1531 el Imperio Inca sufrió la llegada de Francisco Pizarro, fundador de la ciudad de
Lima, que se convertiría en la capital del Virreinato del Perú, donde durante la Colonia,
millones de indígenas fueron explotados, especialmente en las Minas de Plata. Como hito
de la resistencia indígena, la esclavitud provocó el levantamiento de miles de indígenas
contra la corona española, conducidos por Tupac Amaru en 1780.
Durante el primer mandato del presidente Alan García (1985-1989), la guerra civil contra
Sendero Luminoso, causó la muerte de miles de indígenas.
Luego, el gobierno Alberto Fujimori (1990-2000) significó grandes perjuicios para los
indígenas; en especial cuando la Constitución de 1993 anuló el derecho a que las tierras
indígenas sean inalienables e inembargables; y la sanción de la Ley de Tierras en 1995
(Ley Nº 26.505) que instaba a descartar el modelo asociativo ancestral de las
comunidades, para considerarlas como sociedades de personas o empresas, dentro de las
cuales sus miembros, individualmente, podían vender, alquilar o hipotecar sus tierras.
Más recientemente, el presidente Alan García ha desarrollado una política contraria a los
derechos de los Pueblos Indígenas del Perú. Basada en su Discurso del Perro del
Hortelano (link a sección), sancionó en 2007 una serie de Decretos Legislativos
conteniendo disposiciones como las siguientes:
“todos los bosques son del Estado salvo los bosques de producción, que ya no son
patrimonio del Estado, con lo cual ser permite el cambio de uso” (pudiendo
cambiar a uso agrícola) (Art. 6 Decreto 1090).
Los decretos facilitaban la concesión del 74% de la Amazonía para explotaciones
petroleras. AIDESEP y sus organizaciones regionales constituyeron una
“Comisión Multipartidaria encargada de estudiar y recomendar la Solución a la
problemática de los Pueblos Indígenas”. La Comisión analizó los decretos
promulgados por Alan García, concluyendo que todos vulneraban preceptos
constitucionales relativos a comunidades campesinas y nativas de conformidad
con el Convenio 169 de la OIT; y especialmente respecto al derecho a la Consulta
Previa y Participación.
La amenaza a los derechos y a los territorios y gobernanza indígenas, plasmada
en esos decretos, condujo al levantamiento indígena amazónico del año 2009, que
culminó en el enfrentamiento conocido como la “Masacre de Bagua” en la que
murieron indígenas y policías. Durante su gobierno, no se ha titulado ninguna
comunidad.
En pocos lugares del mundo los pueblos pueden decir: “hemos estado en estas tierras
miles de años”. En pocos lugares del mundo, por ejemplo en Medio Oriente,
Mesoamérica, La India, el Norte del África, China, se formaron altas culturas, altas
civilizaciones en la antigüedad. Uno de esos lugares es el nuestro: los Andes. Son pocos
los espacios del mundo en los cuales existen sociedades que muestran un proceso
milenario de existencia, de lucha por sobrevivencia y diálogo con la naturaleza para esa
sobrevivencia. Y ello en condiciones que no fueron ni son las mejores. Ejemplo pleno de
ello es lo ocurrido en estas tierras, en los Andes, un espacio natural donde hay poca agua,
donde la tierra para la agricultura es muy escasa, donde hay alturas excesivas en las cuales
la gente está obligada a sobrevivir. En pocos lugares las montañas son tan anchas y tan
altas, por lo cual no permiten condiciones propicias para la agricultura, donde el frío es
extremo y no permite que puedan cultivarse las mismas plantas a 1,500 metros, a 2,500 o
a 3,500 metros de altura. Ustedes saben esto muy bien, mejor que yo. Pero en esas
condiciones los pueblos andinos, durante miles de años, lograron relacionarse con el
territorio, lograron administrar dicho territorio, mediante formas de cooperación, formas
de organización colectiva muy fuertes, que han permitido que los pueblos sigan
existiendo. La muestra principal de esa existencia, en este momento, es la presencia –
todavía, a pesar de todo de muchas comunidades. Y junto a esas comunidades, la
identidad colectiva, el sentimiento profundo de ser todavía parte de nuestros pueblos.
En el Perú se dice mucho que no hay identidades indígenas, que no existen indígenas.
Muchos analistas afirman que Perú no es como Bolivia o Ecuador, pues aquí solamente
hay campesinos. El propio presidente de la República, Ollanta Humala, ha dicho hace
poco en una entrevista que las comunidades campesinas en el Perú son comunidades
RONDAS CAMPESINAS Y COMUNIDADES NATIVAS
Las comunidades, además, son espacios territoriales y sociales en los cuales podemos
rastrear la vigencia de otros modos de sentir, de conocer y comprender la existencia
social. O sea, espacios que expresan plenamente la diversidad cultural que hace del Perú
un país tan rico y múltiple. Un ejemplo de ello resulta muy ilustrativo. A diferencia de
otros lugares del mundo como Europa, aquí la materia es considerada viva entre muchos
pueblos indígenas. Con la modernidad occidental, en Europa la materia pasó a ser
considerada una cosa inerte, un objeto sin vida. En los Andes no es así, pues la gente
piensa que la materia es animada, que posee el don de la vida. Mientras que en Occidente
se distingue muy claramente entre los seres vivos y la materia inerte, en muchas
comunidades y pueblos indígenas esa diferencia resulta imposible. Es que para los runas
la materia también tiene vida. En ese sentido, la idea de territorio colectivo implica sobre
todo la reivindicación de un espacio vivo. En comunidades del sur del país, en regiones
como Cuzco, se usa la palabra animu para describir el hecho de que todas las cosas y seres
que nos rodean tienen vida. El territorio que nos rodea, los cerros sagrados, las plantas,
los animales, el agua, los lagos, todo está dotado de animu. Todas las cosas que existen
poseen ese ánimu, que es don entregado por los apus, y hay que saber cuidarlo. Hay que
hacer un vínculo cotidiano con ese animu: cuidarlo, dialogar con él, compenetrarse. Hay
especialistas de esa dimensión sagrada que poseen el don de mirar el ánimu, o de hablar
y convocar a los apus para mantener el diálogo y el delicado equilibrio de la vida.
Cualquiera no puede hacer todo eso.
Entonces ocurre que los pueblos y comunidades, con sus respectivas formas de
organización y comprensión de la vida, todavía están presentes en el país, a pesar de que
gentes como el Presidente de la República no quieran verlos, o más bien prefieran no
RONDAS CAMPESINAS Y COMUNIDADES NATIVAS
ellas a lo largo del tiempo. En contra del discurso del actual gobierno, que como todos
sabemos dejó atrás su promesa electoral de una “gran transformación” y apenas se quedó
con la “inclusión social”, ocurre que no se trata solamente de un problema de inclusión.
La palabra queda corta para abarcar toda la expectativa de ser parte plena del país, de ser
iguales como personas, que se encuentra en la base de la presencia y las luchas indígenas.
No se trata solamente de un asunto de inclusión política, pues hace rato existen alcaldes
y regidores indígenas. Se trata más bien de una lucha por cambiar las reglas de juego y el
diseño de funcionamiento del Estado, de modo que en territorios con poblaciones
indígenas no exista un Estado en gran medida neocolonial, sino que incorpore
mecanismos, lógicas y modos de funcionamiento propios de las comunidades. Es decir:
otro Estado, otra forma de vida para todos.
Estas luchas han tenido resultados. Uno de esos resultados, muy importante, fue la
reforma agraria de 1969. Ahora se cumplen 44 años de esta conquista histórica que
transformó para siempre la sociedad peruana. La reforma agraria de ningún modo puede
verse –tal como pretenden ahora muchos de nuestros políticos e intelectuales neoliberales
y neoconservadores- como una imposición del gobierno militar. Fue más ben el resultado
de la presión de las luchas campesinas e indígenas ante un Estado que, bajo el control del
régimen militar velasquista, no tuvo más opción que eliminar los latifundios. Fue un
derecho arrancado al Estado por los runas de diversos lados del país movilizados desde
fines de la década de 1950. ¿Recuerdan la toma de tierras en Cerro de Pasco? ¿Recuerdan
la dignidad de los campesinos, comuneros y arrendados de la Convención y Lares del
Cuzco en su lucha con los hacendados? ¡Ellos le arrancaron la reforma agraria al Estado!
¡No fue ningún regalo hecho desde arriba por los militares!
La reforma agraria –con sus aciertos y errores de aplicación- devolvió el acceso directo
a la tierra a muchos campesinos indígenas de todo el país, pero no implicó que al tener
nuevamente la tierra dejó de ser discriminados. Permitió que se eliminen las bases
materiales de la exclusión, pero no el sustento cultural expresado en el racismo, el
desprecio, el ninguneo, tan fuertes hasta ahora a pesar de todo lo que hemos avanzado los
peruanos en vernos como iguales con nuestras diferencias. Palabras como las del
presidente Humala, que muestran justamente la continuidad de formas de exclusión y
discriminación de larga data, resultan completamente anacrónicas y desfasadas, en un
país que en las últimas décadas ha ido sacudiéndose por distintas vías de la desigualdad
tan fuerte, asentada en la falta de reconocimiento de las diferencias y de nuestra diversidad
étnica y cultural. Ya resultaba escandaloso que las diga alguien como Alan García, quien
siendo presidente fue autor del tristemente célebre discurso del “perro del hortelano”.
Pero las palabras del presidente Humala, muestran simplemente hasta qué punto algunas
personas pueden cambiar en relación al poder y a sus propias ambiciones, pues hace poco
tiempo él mismo hacía campaña electoral ofreciendo nada menos que una “gran
transformación” de la sociedad y el Estado. Por eso resulta indignante que ahora,
mediante una operación mafiosa revestida de aparente constitucionalidad, se esté
pensando en pagar los bonos de la reforma agraria que en realidad solamente beneficiarán
a grupos económicos especuladores. Como recordada hace poco Hugo Blanco en un
artículo sobre la experiencia de La Convención, la tierra fue siempre de los comuneros, y
RONDAS CAMPESINAS Y COMUNIDADES NATIVAS
Frente a esta situación de olvido, ninguneo y desprecio, los pueblos y comunidades han
seguido luchando. Resultado de eso ha sido, en un primer momento, la formación de
movimientos campesino-indígenas y la creación de organizaciones. Desde las primeras
organizaciones campesinas en el Perú, como la Confederación Campesina del Perú
(CCP), fundada en 1947, y la Confederación Nacional Agraria (CNA), constituida en
1972, ambas como resultado directo de las luchas de las comunidades por tierra,
educación y otros derechos fundamentales. Posteriormente, surgieron organizaciones que
comenzaron a decir: “somos indígenas y no solamente campesinos o nativos”, tales como
el Consejo Aguaruna-Huambisa, la Asociación Interétnica para el Desarrollo de la Selva
Peruana (AIDESEP), formada en 1980, y la Confederación de Nacionalidades
Amazónicas del Perú (CONAP), constituida en 1987. Paralelamente a la formación de
organizaciones amazónicas, se creó en los Andes el Consejo Indio de Sudamérica (CISA),
en 1980. Las organizaciones amazónicas introdujeron el tema de la identidad étnica y la
búsqueda de alternativas de desarrollo, en tanto que el CISA aportó con la reivindicación
de la cultura y religiosidad indígena, aunque a diferencia de las primeras no llegó a
arraigar fuertemente entre las comunidades, y posteriormente se disolvió en medio de
problemas internos vinculados al manejo del financiamiento y los recursos de la
cooperación.
La confluencia duró poco tiempo, pues la COPPIP acabó dividida, debido a problemas
internos entre las organizaciones y dirigentes, así como a la influencia de Eliane Karp,
quien durante el gobierno de Alejandro Toledo terminó afectando un proceso autónomo
de articulación organizativa campesino-indígena. La Comisión Nacional de Pueblos
Andinos, Amazónicos y Afroperuanos (CONAPA), creada el 2001, tuvo una triste y fugaz
existencia debido a la errática e ineficiente gestión de Eliane Karp, y fue reemplazada el
2004 por el Instituto Nacional de Desarrollo de Pueblos Andinos, Amazónicos y
Afroperuanos (INDEPA). Pero esta institución ya no tuvo condiciones ni tiempo para
despegar adecuadamente. Los recelos y distancias entre las organizaciones, ahondadas en
torno al vínculo con la CONAPA, así como el carácter indigenista y paternalista que le
dio el gobierno de Alejandro Toledo, nunca le permitieron convertirse en una auténtica
institución autónoma para el diseño y gestión de políticas indígenas, a pesar de que en un
momento logró alcanzar rango ministerial. Los intentos de establecer CONAPA y
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después INDEPA, ni siquiera alcanzaron el nivel que tuvo antes el viejo Instituto
Indigenista Peruano, creado en la década de 1940.
Pero volvamos al tema central que nos convoca: la situación actual de las comunidades
y pueblos en el país. Un aspecto importante tiene que ver con la dimensión organizativa.
Lo que podemos notar es que vivimos un momento de aparente buena salud, porque nunca
existieron tantas organizaciones como en la actualidad. Pero lo que ocurre, en realidad,
es que la crisis organizativa y del tejido social tan profunda que aún vive el país, se refleja
irónicamente en la multiplicación de organizaciones, las que se encuentran sumamente
débiles y con serios problemas de representatividad. Después de la creación de
CONACAMI se han conformado varias organizaciones más que intentan tener alcance y
representación nacional, aunque en realidad son muy limitadas. Resultan importantes por
colocar temas fundamentales, tales como las reivindicaciones de las mujeres indígenas,
pero aún se hallan lejos de ser organizaciones de alcance nacional y de tener verdaderas
bases comunitarias. De otro lado, podemos notar que aquellas organizaciones dirigidas a
la defensa de los derechos colectivos indígenas, han sido desbordadas por muchas otras
que representan a productores y empresarios agrarios, organizados ahora por ramas y
especialidades de producción. En el momento actual existen muchas más organizaciones
campesinas, agrarias e indígenas que en cualquier otro momento de la historia nacional.
Es un momento que planta, por ello, el reto de construir perspectivas reales de unidad y
articulación campesino-indígena. Existen muchas organizaciones justamente porque
estamos débiles. Hay que decir esto claramente. ¿Y por qué estamos débiles? Estamos
débiles porque hemos perdido la capacidad de saber mirar hacia adelante tomando en
cuenta situaciones, necesidades y expectativas concretas de la gente más humilde, y
pienso sobre todo en los campesinos indígenas de muchas comunidades andinas y
amazónicas. Es decir, en gran medida el mundo de las organizaciones, los liderazgos y la
representación indígena se halla desvinculado de sus bases comunitarias y territoriales.
China, que están desplazando rápidamente a los Estados Unidos y Europa. El modo de
funcionamiento de este capitalismo globalizado, se basa de un lado en la especulación
financiera, y de otro en el saqueo de materias primas existentes en todo el planeta. La
situación reciente de Perú y los países vecinos es parte de este escenario. En Perú, sin
embargo, tuvimos desde la década de 1990 un cambio muy fuerte, y es que el tipo de
economía, el modelo de acumulación, el modo de organización del país, el papel del
Estado, el tipo de relación entre Estado y sociedad cambiaron completamente desde esa
década, gracias a la imposición autoritaria de un nuevo orden neoliberal por parte del
régimen fujimorista.
En este contexto, los territorios de las comunidades, los recursos naturales de las
comunidades, como son el agua, la tierra, los bosques, los recursos del subsuelo, pero
también la propia identidad, el orgullo, el cariño por los recursos de todos, es lo que
comienza a ser agredido fuertemente. En todos lados, no solo en Perú, lo que hay es una
nueva etapa de agresión del capitalismo globalizado contra recursos colectivos, contra
recursos comunitarios. Pero lo que esto genera no es solamente un nuevo saqueo, sino
también un nuevo período de luchas en defensa de lo comunitario. Nuevamente en las
comunidades se comienza a decir: “estos recursos son de todos, gracias a ellos vivimos
todos, y todos vamos a defenderlos”. Por eso, lo que tenemos en Perú es un contexto en
el cual regresan luchas campesinas e indígenas, basadas en formas de acción comunal
colectiva para la defensa del territorio, las aguas, los bosques, los campos de cultivo, el
subsuelo, las montañas sagradas. Junto a estas luchas se recrean formas de identidad
indígena que algunos pensaban que estaban desaparecidas. Pero más que desaparecidas
ocurre que estaban simplemente allí, latentes, resistiendo. Estas identidades siempre han
sustentado un orgullo profundo, ¿no es cierto? Pues ahora vuelven a ser la base de luchas
por la sobrevivencia, por la resistencia frente a la avalancha de capitales transnacionales,
grandes obras públicas, empresas privadas y otros proyectos que no toman en cuenta la
presencia de las comunidades y pueblos en esos territorios.
Cuando uno va al campo encuentra un orgullo muy fuerte por ser parte de una
comunidad, por hablar su propio idioma, por mantener sus tradiciones, pero ocurre que
cuando la gente sale hacia las ciudades este orgullo se oculta, se hace poco visible. Son
tan fuertes la discriminación y el desprecio, que una estrategia para superarlas es ocultar
el orgullo por las propias raíces. Sin embargo, ahora eso se está acabando. En décadas
pasadas, parecía que la vergüenza o la renuncia a las propias raíces se había generalizado
en el Perú. El camino para acceder al progreso, el ascenso social y la igualdad parecía
consistir en dejar el campo (y por tanto dejar atrás el hecho de ser “indios”, pues esta
palabra siempre ha sido considerada un insulto muy fuerte). Cambios fundamentales,
tales como las migraciones campesinas a las ciudades que modificaron para siempre el
rostro del país, dejaron ver la fuerza de este camino de transformación. Sin embargo, no
ocurrió que la vida en las ciudades hizo de todos los migrantes y sus descendientes
ciudadanos modernos e iguales al resto. En las grandes ciudades, tampoco ocurre que la
vida urbana se traga completamente a la gente, incluyendo sus creencias, costumbres e
identidades más profundas. Ni las identidades permanecen intocadas, ni la gente se puede
despojar completamente de las formas de ser, pensar, sentir y vivir que conforman su
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Lo que pasa es que aún está planteado un conflicto muy fuerte entre formas de vida
indígenas, y el modelo de progreso y desarrollo hegemónico en el país. La expansión de
la cholificación, con todos sus cambios en estas décadas en que todo parece estar
acelerado en el país, no ha cancelado este dilema. Se trata de un conflicto que también
puede apreciarse en las ciudades, donde por cierto reside la mayor parte de la población
indígena. También ocurre en las propias comunidades rurales, en las cuales cada vez más
podemos apreciar que las viejas fronteras entre lo urbano y lo rural se van desdibujando
rápidamente.
En este escenario complejo, la novedad que hay es un orgullo fuerte por la identidad
compartida, entendida como una identidad “chola” e “indígena”. Se trata de una
sensibilidad y un orgullo que está emergiendo, haciéndose visible en diversos lados en el
país, comenzando por las comunidades pero también entre andinos y amazónicos de las
ciudades. En muchos lugares en los cuales anteriormente la identidad se ocultaba, ahora
se muestra con orgullo, y no solamente como producto comercial para los turistas. En
muchas comunidades en las cuales hasta hace poco tiempo los campesinos indígenas
runas y qaqis se ocultaban, ahora salen al escenario. Salen los comuneros y comuneras y
dicen: “aquí está mi idioma, aquí está mi traje, aquí están mis costumbres y mi memoria;
sirven para luchar por ser iguales, como queríamos desde siempre pero ahora sin esconder
lo que somos”. Ahora comienzan a hacerse visible esa presencia de forma más clara,
aunque ello no significa que hayan desaparecido las formas tan violentas de desprecio y
discriminación, ni tampoco la vergüenza.
La fuente de esto es una agresión muy concreta contra recursos colectivos, territorios e
inclusive derechos que ya se habían alcanzado, entre ellos el derecho a participar y a decir
por ejemplo: “así queremos que se hagan políticas de desarrollo en nuestros pueblos,
políticas públicas para salud, educación, para mejorar la producción y el comercio, y para
administrar los territorios de nuestras comunidades y pueblos”. La base real de este
surgimiento de una nueva conciencia comunitaria es una situación muy concreta: la
defensa de recursos colectivos, territorios y formas de existencia social vinculadas a ellos,
que pasan a ser motivo de orgullo y comienzan a reivindicarse públicamente. Hace unas
décadas un famoso libro jugaba con la imagen de que en el Perú se había pasado de ser
indios a campesinos. Ahora podría decirse que empieza lo contrario, pero además que
seguimos siendo “cholos” sin que ello signifique necesariamente renunciar al idioma, el
orgullo, la identidad.
identidades. ¿Seremos capaces de estar a la altura de los retos que la nueva situación
nacional y mundial nos impone? ¿Seremos capaces de convertirnos en actores con fuerza
para transformar las cosas de manera real en el país? Eso depende de lo que se haga en
los próximos años, y depende no solamente de mirarnos a nosotros mismos, sino también
de mirar y ubicar la situación de los pueblos y comunidades en el contexto actual del país
y del mundo.
Ante ese reto, situaciones de crisis, como la que está afectando actualmente a
CONACAMI, hay que entenderlas como resultado de momentos muy complejos de lucha
y posicionamiento en un contexto muchas veces adverso, pero también debemos decir
que muchas veces son consecuencia de errores e ineptitud política. Al mismo tiempo,
cabe recordar que los conflictos y divisiones son parte de la historia de muchas
organizaciones y pueblos. El conflicto en gran medida es parte de la lucha. Esto se sabe
muy bien en las comunidades: el conflicto y las dificultades internas pueden ser parte del
mirar hacia adelante. Todo depende del modo cómo se vayan resolviendo. Creo que este
Congreso tiene justamente el desafío de asumir el conflicto que está ocurriendo como
parte del proceso que nos permite seguir articulando hacia adelante. Tiene el reto de
ubicar los problemas en el escenario de país, y volver a vislumbrar la posibilidad de que
pueblos y comunidades tengan voz, tengan presencia en el país, y sean reconocidos como
un actor real e importante.
Hay muchas cosas que están cambiando en el Perú en estos años, para bien y para mal.
Los pueblos y comunidades siguen siendo vistos desde fuera como retrógrados, arcaicos
o anti modernos. Son entendidos como resultado o herencia de un pasado que ya no existe,
y vistos entonces como parte del pasado, como un lastre que impide el desarrollo. Y
quienes deciden apostar por la defensa de los fueros comunales, luchando en contra del
saqueo y la imposición, son tildados de anti desarrollistas, radicales o violentistas. Esta
es la lógica lamentable que subyace a discursos como el del “perro del hortelano” del ex
presidente Alan García, o a la idea del actual presidente Humala de que las comunidades
andinas son simplemente agrarias. Pero la realidad es siempre más compleja que los
discursos del poder. Felizmente todos los que conocemos desde dentro a las comunidades,
y sobre todo ustedes que viven en ellas, saben que las propias comunidades más bien
están empeñadas en buscar opciones de desarrollo muy concretas. Justamente aspiran a
que esos recursos colectivos que vienen siendo saqueados y agredidos sean la base para
alcanzar otro desarrollo, otra modernidad, otra ciudadanía de rostro indígena y cholo.
Ocurre que muchas comunidades son inclusive más modernas que tantos políticos e
intelectuales, pues construyen todos los días formas concretas de desarrollo y progreso,
buscando al mismo que sus recursos e identidades sean valoradas, pero no para ser
expuestas en el museo, sino como base concreta para dicho desarrollo y progreso. Tener
orgullo de ser indígenas o cholos, ya no se opone a la búsqueda del progreso, el desarrollo
y la modernidad.
Voy terminando estas reflexiones que espero sirvan de insumo útil para el debate en este
Congreso. Un aspecto clave a tomar en cuenta es que las amenazas que enfrentan
actualmente las comunidades tienen rostro y nombre propio: empresas extractivas
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En Perú, ha culminado entonces todo un ciclo de luchas para “abrir” un poco el Estado a
las demandas indígenas, en medio del escenario de hegemonía neoliberal. Se
consiguieron algunas normas, por ejemplo la Ley de Cuotas, pero no han servido para lo
que se esperaba a nivel de provincias y regiones en las cuales se encuentra restringida.
Continúa la ausencia de representación política indígena en las altas esferas del
funcionamiento del Estado. La Ley de Consulta representó una esperanza de cambio, pero
vemos ahora que el gobierno se encuentra empeñado en dar marcha atrás, disminuyendo
sus alcances al mínimo, a fin de dejar fuera a las comunidades andinas. En tal contexto,
los pueblos y comunidades enfrentarán en los próximos años un escenario de mayores
amenazas sobre sus recursos colectivos, sobre su presencia en sus territorios, que ya se
encuentran fuertemente afectados por industrias extractivas, grandes obras de desarrollo,
colonos y empresas de distinto tipo. Esta situación la comparten ahora tanto las
comunidades andinas como las amazónicas. Por ello, una parte importante de la lucha
consiste en la articulación, en asumir el reto de unificar demandas y luchas. Estar
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Creo que reuniones como este Congreso, justamente plantean el desafío de construir
horizontes comunes que nazcan de las propias luchas comunales, y aporten a esa agenda
de la forma más amplia posible. No se trata de que vengan otros y definan los términos
de esa agenda. No he buscado plantear, por eso, ninguna receta. Simplemente he querido
alcanzarles la idea de que estamos en el inicio, en el comienzo de un nuevo período de
luchas comunitarias e indígenas, que responden a la situación concreta del Perú y el
mundo de estos tiempos. Por eso es muy importante encontrarnos, valorar la posibilidad
de estar presentes aquí, a pesar de todos los problemas y dificultades. Culminado este
Congreso, muchos de ustedes volverán a sus pueblos y comunidades, donde finalmente
existen las luchas concretas, aquellas hechas desde la base, desde abajo. Es una presencia
muy importante, porque en el escenario que hemos descrito lo importante es que tenemos
que saber empezar nuevamente desde cero. En muchos sitios retorna desde cero la vieja
lucha por la solidaridad, por la defensa de lo colectivo y de lo comunitario, sobre todo en
un mundo que en gran medida resulta adverso, pero que también ofrece posibilidades
inéditas para articularnos y persistir. Incluso en países que en décadas previas mostraron
el surgimiento de influyentes movimientos indígenas, parece necesario retomar las luchas
desde cero. A pesar de que los movimientos indígenas cambiaron para siempre la historia
de países como Ecuador y Bolivia, ocurre que hay situaciones de flujo y reflujo, avances
y retrocesos que dependen de condiciones y correlaciones de fuerza que ahora parecen
arrinconar a los movimientos indígenas. Los obligan a recuperar ímpetu desde cero,
comenzando por trabajar nuevamente desde los niveles de base, comunitarios,
territoriales. Dada esa situación, resulta clave mantener el coraje para reconstituir
dimensiones de existencia social colectiva, junto a nuevas formas de acción y solidaridad
a todo nivel. Reconstituir supone recomponer identidades locales, no como piezas de
museo sino como presencias vivas y dinámicas. Supone recuperar el vínculo entre
organización política, territorialidad, pueblos y comunidades. Supone reencontrarnos con
las raíces, con la presencia milenaria que hemos recordado en todo este diálogo,
construyendo diariamente otras formas de ser, alternativas al capitalismo neoliberal
hegemónico. Muchas veces recordamos que los Estados existen solamente hace
doscientos años, pero los pueblos cuales caminan sobre sus tierras desde hace milenios.
Son la muestra viva de una presencia que se hunde en el tiempo y la memoria. Una
presencia que a pesar de todo resulta innegable, y que ahora se encuentra en el centro de
nuevas luchas y nuevas esperanzas. Ramón Pajuelo Teves es Investigador del Instituto de
Estudios Peruanos (IEP).
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a) Requisitos:
Designación de su representante
Acuerdo de asamblea de la Comunidad Nativa
Solicitud
b) Procedimiento:
4.1 POBLACION
La población nativa/indígena del área de estudio alcanza a 8.531 habitantes. De estos el
34.5% habitan en territorio peruano, y el 65.5% en territorio boliviano. Del total de la
población el 54% son varones y el 46% son mujeres.
La agricultura de la roza practicado por estos pueblos, es también llamada por los
habitantes de la región, como «agricultura de basurero», este tipo de agricultura se
implementa de acuerdo con los siguientes procedimientos, que van desde la apertura del
campo de cultivo hasta la cosecha de especies plantadas:
- En primer lugar, se cortan los árboles de mayor tamaño que existen en el terreno, el
árbol se prepara de forma que al caer arrastre consigo lo de menor tamaño, luego de la
tala se deja secar para ser quemados (las cenizas sirven de abono), entrando en el proceso
del basurero destinado a despejar el terreno, trasladar fuera del área de cultivo los árboles
que no se quemaron bien, para aprovechar el mayor espacio posible dentro del área talada.
Se realiza esta etapa en la época seca en los meses de julio, agosto, septiembre y octubre.
Caza.- La caza constituye para las sociedades nativas/indígenas una actividad constante,
es una de las maneras de obtener proteínas.
La actividad de la caza supone una serie de conocimientos, como por ejemplo, el tipo de
arma adecuado para cada clase de animal. Los hábitos de los animales a ser cazados, las
técnicas apropiadas para matarlos y utilización de trampas, etc.
La caza colectiva implica una incursión que llega a durar varios días. Los Yaminahuas,
por ejemplo, tienen la costumbre de organizar sus cazas colectivas obedeciendo a ciertas
normas rituales. Antes de partir a cazar, los nativos refriegan sus cuerpos y sus armas con
yerbas que consideran mágicas. Solo entonces podrán ser usadas en la cacería.
Durante todo el tiempo que el hombre o cazador está ausente; en la comunidad las mujeres
practican ritos de caza bailando, cantando canciones con contenidos que expresan sus
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deseos y ansias por alimentos. Después de algún tiempo cuando se obtiene una buena
cantidad y variedad de animales, los grupos regresan a la comunidad transportando con
ellos el producto de la caza y lo guardan en una cabaña especialmente construida para
dicho efecto. Al día siguiente toda la comunidad reunida festeja y consume la caza
obtenida.
Entre las armas tradicionales utilizadas para este propósito están los arcos y flechas,
lanzas, arpones, cerbatanas, etc.
Área de Caza. - El área esta subdividida en: áreas de caza de animales menores o
pequeños y caza mayor o de animales de mayor tamaño. Estas zonas de caza son usadas
todo el año sin distinguir una época específica.
Pesca. - La pesca representa una actividad muy importante junto a la caza para la
complementación de proteínas necesarias para su dieta alimentaria. Para la pesca poseen
un arsenal de equipamiento compuesto básicamente de canoas pequeñas, redes, diversos
tipos de flechas (flecha tridentada), riscadores, arpones, etc., conforme a la circunstancia
y en función al tipo de pesca a ser realizada, también varía el tipo de implementos a ser
utilizados.
Entre los peces preferidos tenemos las siguientes especies: boquichico, doncella, surubí,
yundia, dorado, capararí, pacú, cuyu, pinanambú, mandin, piraña, piraiva, sábalo y otras
especies.
Entre las especies vegetales a ser colectadas con finalidad comestibles están: el asaí cuyos
frutos son utilizados para la fabricación de una bebida; el babasú; la bacaba y los frutos
de jaguary, utilizados para la extracción de aceites comestibles. Los frutos de la castaña
son usados como importante complemento alimenticio; los frutos y la ceiba de burity
como alimento. De los frutos de yacú y copoasú se extrae la pulpa para bebida; los frutos
de guaraná son empleados para dar sabor a las bebidas; los frutos de tucumán utilizados
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para la fabricación de vino y alimento. Los frutos de pupuña se utilizan como alimento
después de ser cocidos. Las favas de cumarú sirven para dar sabor de vainilla a los
alimentos.
Manejo de los Recursos Naturales.- El uso integral del bosque está basado en la
provisión de frutos silvestres, leña, plantas medicinales, materiales de construcción para
sus viviendas. La población está conciente de la importancia de conservar sus recursos
naturales, es así que han nacido iniciativas que son impulsadas por algunas instituciones
que trabajan en la zona para desarrollar un Plan de Manejo Forestal.
Poseen una gran diversidad de fauna, muchas de estas especies son utilizadas para la
provisión de proteínas animales. Algunas comunidades utilizan armas para cazar como
los «salones», el uso de flechas se ha reducido ya que antes contaban con una variedad y
diferentes puntas hechas de chonta, para la caza de distintos animales.
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Las comunidades se tienden a agrupar ya sea por tradición o por pertenecer a la misma
familia lingüística, existiendo un ¡efe de la justicia nativa que integra a un determinado
grupo de comunidades, asumiendo competencia sobre conflictos que no son resueltos al
interior de la comunidad, por ejemplo, en casos de homicidios, brujería o venganza.
Las contradicciones entre los sistemas culturales diferentes son considerables y originan
un proceso de adecuación lingüística incluso del propio derecho, debido a las constantes
inter-relaciones entre los diferentes grupos comprometidos.
Por ejemplo, el asentamiento tradicional Esse Ejja, parece haber consistido de grupos
familiares extendidos, con un patrón de asentamiento centrado alrededor del
aprovechamiento de los recursos silvestres, cuya distribución espacial y temporal
necesitaba de un desplazamiento constante. Dicho patrón de asentamiento estaba
relacionado a una dependencia sobre el plátano como cultivo principal. Los Esse Ejja
mantenían platanales a lo largo de casi todo el río Heath (los cuales se han mantenido
viables entre vegetación secundaria de las cabeceras), éstos eran visitados y utilizados
durante su desplazamiento por el río. En los últimos 50 años se ha venido dando un patrón
de asentamiento más centralizado con un líder o jefe, teniendo también a sistemas de
producción agrícola articulado a la economía de mercado.
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Otra característica importante tiene que ver con la matrilocalidad de las familias
nativas/indígenas, según la cual los hombres, al casarse, pasan a formar parte de la familia
de la mujer. Cuando esto sucede en la familia del hombre considera que ha sufrido una
pérdida que luego es compensada por la pareja cuando su primer hijo hombre es entregado
a los abuelos paternos como un nuevo hijo. Este tipo de familias, denominadas extensas,
conviven en una sola familia y constituyen la unidad básica de producción dentro de la
comunidad nativa/indígena.
Los Esse Ejja, son patrilineales y matrilocales. Frecuentemente se da el caso que dos
individuos están emparentados en más de una forma, y la categoría empleada en un
momento dado refleja el tipo de relación que éstos tienen o desean tener.
americana es: "yo soy tú, tú eres yo", que nos habla de que todos somos hermanos, hijos
del sol y de la tierra.
Esta filosofía de hermandad sólo fue posible en una sociedad en la que no existió
la propiedad privada. Por tanto, los hombres no sólo se trataban como hermanos, sino que
también lo eran, al no estar separados, ni diferenciados por riquezas materiales. Por lo
que respecta a sus conocimientos científicos sobre la agricultura, las matemáticas, las
fiestas, etc. las tenían fusionadas con su concepción filosófica acerca del origen de la vida,
tal como lo cuentan sus libros sagrados.
Toda filosofía es una moral. El propósito y la intención del sistema de creencias
construyen una moral. La filosofía indígena no afirma que "todo está vivo", "todo es
consciente" o "todo tiene un alma"; afirma que hay que actuar como si así fuera. O sea,
hay que anteponer el respeto, porque lo otro tiene el poder de dañarnos.
Tal vez se trate de una moral sencilla, pero muy efectiva, que no requiere de cárceles ni
de celadores. La filosofía indígena procede como si existiera una fuerza vital universal
que conecta a todos los seres vivos, a los accidentes del paisaje y a los fenómenos
naturales. También vincula a los vivos con los muertos. Son los chamanes quiénes poseen
el poder de mediadores entre estas fuerzas espirituales.
Sistema de creencias
La introducción de los restos del Cacique Guaicaipuro al Panteón Nacional diciembre de
2001 es ahora un hito de la inserción de nuestros pueblos indígenas en una sociedad que
paradójicamente desconoce sus tradiciones, lenguas y cosmovisión.
Tres familias lingüísticas dividen principalmente a los grupos étnicos:
- La Arauaca (Guajiro, Paraujano, Baniva, Curripaco, Yavitero, Piapoco, Guarequena,
Baré, Aruaco);
- La caribe (Cariña, Pemón, Maquiritare, Panare, Yabarana, Yucpa, Japreria, Acahuayo,
Mapoyo, Chaima) Y La Chibcha (Barí, Tunebo).
- La poca numerosa familia tupí-guaraní está representada a través de los indígenas
yeral, oriundos del Brasil; y las demás etnias (Yanomami, Guarao, Yaruro, Guajibo,
Piaroa, Puinabe, Joti, Sapé Y Arutaní) no tienen filiación precisa.
Aunque cada etnia tiene sus características específicas tienden a predominar las familias
extensas con algunos casos de organización en clanes, la poligamia está casi generalizada,
hay pluralidad de divinidades, son culturas de una gran coherencia interna por su
persistencia en el tiempo; y la artesanía, la música, los bailes y la literatura son
manifestaciones utilitarias y creativas a la vez. En lo económico, casi todas las etnias
combinan la recolección, caza y pesca con la agricultura itinerante.
La oralidad, transmisora de cultura: En la actualidad los miembros de las culturas
orales están su ingresos al mundo de la escritura, guiado por el principio de que en esta
época ya es imposible que las sociedades indígenas sigan permaneciendo aislados entre
si, autocráticas y autosuficiente.
En las sociedades indígenas el saber es transmitido de manera oral. La participación
del individuo en la producción cultural es distinta, en efecto son los individuos quienes
producen nuevos intentos técnicos, cantos, historia, etc., para ser integrados en la cultura
tienen que ser aprobados y aceptados por el grupo, por ejemplo: si una persona produce
un canto, este puede ser escuchado por otros y transmitido de boca, en boca, hasta que
todo el grupo lo cante: este canto se vuelve patrimonio del grupo.
Lenguas indígenas: Muchas de las lenguas indígenas de Venezuela se encuentran
amenazadas y/o en peligro de extinción. Las dos familias lingüísticas con el mayor
número de idiomas son la Arahuaca y el Caribe. Según datos disponibles del último censo
indígena (1992) y vivienda de 2001, en Venezuela se habla al menos 31 lenguas
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6. Aspectos Legales
En el Programa de Acción Integrado Boliviano-Peruano, las comunidades
nativas/indígenas están priorizadas. Hasta el presente no se les ha propuesto de la debida
atención. Varios de estos grupos han vivido relegados y apartados, sin los medios que les
permitan elevar su nivel de vida.
Existen disposiciones legales que reconocen, respetan y protegen los derechos sociales,
económicos y culturales de los pueblos nativos/indígenas, como el Art. 171° de la
Constitución Política del Estado de Bolivia, que dice:
Artículo 171
especialmente los relativos a sus tierras comunitarias de origen garantizando del uso y
aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, a su identidad, valores, lenguas y
costumbres e instituciones.
III. Las autoridades naturales de las comunidades indígenas y campesinas podrán ejercer
funciones de administración y aplicación de normas propias como solución alternativa de
conflictos, en conformidad a sus costumbres y procedimientos, siempre que no sean
contrarias a esta Constitución y las leyes. La Ley compatibilizará estas funciones con las
atribuciones de los poderes del Estado».
La Constitución vigente del Perú, en su Cap. VI, del Régimen Agrario y de las
Comunidades Campesinas y Nativas, afirma textualmente:
Artículo 89
Las comunidades campesinas y las nativas tienen existencia legal y son personas
jurídicas.
Asimismo, el Art. 149° determina que con respeto a los derechos humanos
fundamentales, las autoridades de estas comunidades administren justicia dentro de su
ámbito territorial de conformidad a sus costumbres. En materia de propiedad de las tierras
de comunidades, se dice que son imprescriptibles. Prescribir en este contexto significa
adquirir la propiedad de otro al haberla poseído como propietario por cierto tiempo (legal
o ilegalmente), cumpliendo ciertos requisitos adicionales. Desde 1920 las tierras de las
comunidades no podían ser transferidas a terceras personas ni al Estado. La Constitución
ha eliminado la garantía de integridad de la propiedad de las comunidades, además, se
establece que las tierras abandonadas de las comunidades pasaran a propiedad del Estado
(Art. 209°) lo que favorece la disposición de las tierras comunales. Es preciso que se
establezcan causales precisas que eviten la desaparición o disminución sustancial de la
capacidad económica de las comunidades.
cuenta con algunas reglas en materia de error (Art. 15° C.P. del Perú 1991); en el segundo
aspecto, la Constitución Política de 1993, ha levantado la prohibición de justicia paralela
o popular en ciertos casos.
a) De orden administrativo:
b) De orden económico:
Existen grupos o tribus como los jíbaros (otrora temibles reductores de cabezas), los
capanahuas, boras, yaguas, huitotos, ocainas, mayorunas, remiyacus, cocamas, entre
otros. Cada uno de estos grupos normalmente mantienen como zona de dominio o
influencia territorios que pertenecen a la cuenca de un determinado río. Algunas de las
zonas en que habitan están consideradas entre las áreas naturales protegidasdel Perú.
En los bosques cercanos a la ciudad de Iquitos habitan tribus selváticas como
Boras, Yaguas, Capanahuas, Huitotos y Cocamas, casi todos ellos incorporados a la
civilización por misioneros evangélicos. Algunas comunidades se han afincado en
pueblos como los Cocama Cocamilla en Santo Tomás y Padre Cocha.
Muchas de estas comunidades nativas reciben turistas en sus poblados, en donde hacen
una demostración de sus danzas y música, y venta de sus artesanías. Algunas están
ofreciendo el servicio de alojamiento y alimentación para aquellos visitantes que deseen
convivir con ellos y tener una experiencia de turismo vivencial.
Algunas comunidades están asentadas cerca de un lodge de selva, desde donde se realizan
visitas, así como alguno de los miembros de estas comunidades trabajan en los lodges
como guías, por su amplio y vasto conocimiento de la selva.
Boras de San Andrés
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Comunidad de nativos aborígenes de la etnia Bora, ubicada a orillas del río Momón. Los
ancestros de los pobladores fueron oriundos de la zona del Alto Putumayo, frontera con
Colombia, emigraron al lugar que actualmente ocupan atraídos por la explotación del
caucho. Conservan costumbres y tradiciones culturales. Sus fiestas y ceremonias están
asociadas a sus mitos y leyendas. Utilizan pintura corporal en las danzas, siendo el motivo
predilecto entre hombres y mujeres la serpiente estilizada. La “Fiesta del Pijuayo” y la
“Danza de la Viga” son las más importantes, donde emplean máscaras que representan
seres míticos y dramatizan episodios mitológicos sobre el origen del mundo, del hombre
y de la cultura Bora.
Algunas familias de nativos ofrecen su vivienda y alimentación a los visitantes para hacer
turismo vivencial y compartir la vida diaria de sus pobladores.
El transporte para las visitas a este comunidad se realizan en botes que zarpan desde el
embarcadero de Bellavista, a la llegada de los turistas realizan una demostración de sus
danzas y se debe pagar un aporte voluntario al jefe de la comunidad. Se puede adquirir
artesanía local.
Turismo Rural en la Reserva Nacional Pacaya Samiria Rumbo al
Dorado
Este es el nombre con que se ofrece un maravilloso producto para viajeros interesados en
la naturaleza, y que se desarrolla en una de las cuencas de la Reserva Nacional Pacaya
Samiria. Se trata de un emprendimiento surgido luego de años de trabajo entre diversas
entidades conservacionistas y tres comunidades de colonos (Yarina, Veinte de Enero y
Manco Cápac) afincadas en la cuenca del Yanayacu - Pucate. Un producto ideal para los
birdwatchers, investigadores, fotógrafos y amantes de la naturaleza.
El Consorcio Rumbo al Dorado es una empresa comunitaria, resultado de un proyecto de
desarrollo socioeconómico, orientado a promover el uso sostenible de la biodiversidad en
ecosistemas frágiles. A través del ecoturismo se propone una alternativa de ingresos
económicos y de capacitación permanente para las poblaciones locales, compartiendo la
administración del negocio.
Son socios del Consorcio: Green Life-Asociación civil para la Preservación y el
Desarrollo Sostenible de la Amazonia; Pro Naturaleza - Fundación Peruana para la
conservación de la Naturaleza; el Comité de Manejo de Palmeras de Veinte de Enero; la
Unidad de Pesca Comunitaria de Yarina; y la Unidad de Pesca Comunitaria Yacu Taita
(Padre del agua en quechua) de Manco Cápac.
La localidad Veinte de Enero se encuentra a 1h 30' de navegación desde el pueblo
de Nauta, que se comunica con la ciudad de Iquitos por carretera asfaltada.
Durante una semana, el viajero que recale en el impactante mundo acuático de Pacaya
Samiria, podrá observar especies de flora y fauna únicas, además de paisajes que no se
aprecian en otras áreas de la Amazonía. Aquí, el guiado, la información y los servicios de
hospedaje y alimentación, son brindados por los comuneros, gente muy comprometida
con sus recursos naturales y seriamente empeñada en salir adelante mediante el uso
ecoturístico de los mismos. La Reserva está ubicada en una de las más grandes
depresiones de la Amazonía, por lo que está compuesta básicamente por humedales y
bosques inundables que albergan una fauna y flora variada: más de 500 especies de aves,
102 de mamíferos, 240 de reptiles, 58 de anfibios, 256 de peces y 1.024 de especies
vegetales silvestres y cultivadas. Aquí también se protegen especies amenazadas y en
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9. Situación Actual
Los pueblos indígenas que habitan territorio venezolano, desciende de los grupos que ya
se encontraban en el territorio del país en el momento del arribo de los colonizadores.
Una de las características de estos pueblos es, haberse mantenido relativamente
aislados, han preservado en mayor o menor medidas las costumbres y tradiciones de sus
antepasados. Cada pueblo indígena ocupa un territorio que, de acuerdo a sus creencias,
les fue otorgado por los Dioses. Son lugares sagrados a los que les deben cuidado y
respeto y en los que viven organizados en pequeñas comunidades o poblados. Estas
comunidades generalmente son independientes económica y políticamente unas de
otras, aunque mantienen entre sí estrechas relaciones sociales.
Los cabeza de familia o jefes de cada una de las familias de la comunidad, conforman
una especie de consejo reconocido como la máxima autoridad. Entre los miembros de
ese consejo se escoge uno de ellos para que los represente en sus relaciones con otras
comunidades. Estos jefes basan su poder en el prestigio que les proporciona su
conocimiento sobre la historia sagrada, rituales y ceremonias, técnicas de caza y
pesca, construcción de viviendas, comercio, etc. A su sabiduría deben agregarse la
ecuanimidad, la tolerancia y el buen juicio. Su liderazgo es reconocido por todos, pero
no pueden imponer su voluntad, ni ejercer su poder sobre los otros miembros de la
comunidad. En algunas etnias la autoridad se transmite de padres a hijos dentro de un
mismo grupo. Las decisiones que afectan a la comunidad son tomadas de forma
unánime en asambleas, luego de que cada uno de los miembros adultos ha dado su
opinión al respecto.
En general, las sociedades indígenas de ahora, como las de nuestros antepasados, son
sociedades profundamente democráticas en las que los alimentos, el trabajo y las
diferentes responsabilidades que garantizan el bienestar de la comunidad son
compartidas por todos sus miembros.
Las mujeres, por su parte, se ocupan de la preparación de los alimentos, del cuidado de
los niños y de garantizar la provisión diaria de agua y leña. También se ocupan del
hilado del algodón, tejen cestas y chinchorros, así como collares y otros adornos que
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utilizan en su atavío personal. Ellas son las responsables del conuco y del fuego del
hogar. Los ancianos son responsables de los ritos y las ceremonias, deben conocer a la
perfección la historia sagrada, y narrar sus enseñanzas a los más jóvenes para mantener
viva la tradición. La educación está basada en el ejemplo. Los niños y jóvenes colaboran
con sus padres y tíos en las distintas actividades que realizan, los adultos los orientan
siempre con mucha paciencia y tolerancia, sin recurrir jamás al castigo físico.
Los pueblos indígenas que viven en nuestro territorio han adoptado mucho de las
costumbres de la vida moderna al igual que ocurrió en los tiempos de la colonia, cuando
por ejemplo, fueron convencidos en creer en un solo Dios. Los indígenas que habitan en
lugares de difícil acceso, como las selvas, mantienen vivas sus costumbres ancestrales
mientras que la situación de otros es diferente; se le utiliza fines particulares en la
explotación de la tierra. Al igual que en el pasado, estas comunidades se ven afectadas
también por el impacto ambiental que generan las diferentes actividades económicas
que se realizan en los espacios donde habitan. En vista de esta situación se han
organizado en grupo de prisión siguiendo el ejemplo de otros países, donde gracias a sus
protestas y peticiones se le han reconocido sus derechos, entre los que se incluye el
respeto a su territorio, lenguas y costumbres.
En la actualidad, nuestra comunidad indígena participa de manera activa, a través de sus
representantes en la Asamblea Nacional, en las decisiones económicas, políticas,
sociales y culturales, conjuntamente con el resto de la población venezolana.
Es importante resaltar que la mayoría de las etnias, pueblos originarios, se han adaptado
a la convivencia a la población criolla, aunque aún mantienen su identidad étnica, el
idioma y los valores culturales, ancestrales, entre otras muy diferentes a aquellos
indígenas que han sido atraídos por ciudades como: Maracaibo, Tucupita, Puerto
Ayacucho y Caracas, en donde viven en esta ciudad algunos en condiciones deplorables
y constituyen parte de la población urbana marginal.
Los indígenas que habitan en Venezuela son descendientes de aquellos primeros
pobladores que llegaron a territorio venezolano hace miles de años, provenientes de
diferentes lugares de la tierra, en especial desde Asia. Y aunque todos los pueblos
presentan este origen común, cada uno de ellos ha desarrollado su manera de ser,
adecuándose a sus condiciones particulares de vida. En la actualidad sólo se
tiene registro de los pueblos más numerosos, pero existen otros que aún se deben
conocer y proteger.
En el caso boliviano, que existe en curso demandas de pueblos indígenas (Demanda TCO:
Esse Ejja, Tacana, Cavineño), que contabilizan a 40 terceros. Algunos de ellos hacen uso
de grandes extensiones de tierra ocupando hasta 60.000 has. Estas grandes propiedades
son barracas castañeras dedicadas a la recolección y comercialización de ese producto.
Las medianas propiedades van de 2.500 a 8.000 ha., y al igual que las anteriores se
dedican a la explotación de castaña. Las pequeñas propiedades que son las más
abundantes, son parcelas que corresponden a propietarios individuales en algunos casos,
y en otras, a comunidades campesinas. No se tiene datos respecto a la extensión que ocupa
la mayor parte de este tipo de propiedades.
Deben considerarse que los datos obtenidos sobre este aspecto son solo información
preliminar que requiere un mayor seguimiento. Ello se realizará en la segunda fase de esta
RONDAS CAMPESINAS Y COMUNIDADES NATIVAS
2. Crear las condiciones para que las comunidades puedan manejar y conservar los
recursos naturales, así como aprovecharlos de manera sustentable y ecológicamente
viable.
El proyecto en Bolivia, está dirigido a pueblos indígenas que habitan en la región del
Departamento del Beni.
CONCLUSION:
Empezamos este artículo planteando un doble problema: la actual debilidad de las rondas
y su continua fortaleza. Explicar su debilidad -y son débiles- es mucho más fácil. En parte,
su caída resulta del efecto acumulativo de una serie de presiones específicas a las rondas,
algunas que vienen desde hace mucho, otras más recientes, que han desgastado de manera
gradual la unidad y el espíritu de la organización: la hostilidad del Gobierno, las divisio-
nes partidarias, los problemas asociados a la «justicia campesina», las dificultades con los
proyectos de desarrollo, la naturaleza conflictiva de la sociedad rural, a veces un liderazgo
deficiente. También han sufrido por las mismas razones que han sufrido las
organizaciones de base en todo el Perú: la persistente crisis económica, el agotamiento de
la guerra con Sendero, el decaimiento de sus protectores políticos -la izquierda y la Iglesia
progresista- y el retiro del Estado.
con mayor legitimidad, sin embargo son fundamentalmente transitorias. Aunque hay una
gran dosis de verdad en esta posición, creemos que no es todo.
Las instituciones son modelos de interacción que adoptan una vida propia, estructuras que
debido a su historia pasada llegan a ser valoradas por sí mismas, independientemente de
las funciones que cumplen. Huntington sugiere que las organizaciones se vuelven
institucionalizadas conforme persisten a través del tiempo (medido en generaciones de
liderazgo más que en años), se vuelven complejas, y desarrollan múltiples y nuevas
funciones
Después de veinte años, las rondas cumplen con estos criterios más que la mayoría de
organizaciones del campo. En alguna, aunque limitada, medida, las rondas se han
institucionalizado. Pero las instituciones representan formas de comportamiento que se
han vuelto rutinarias, burocratizadas, que ya no se sustentan en el carisma, que se aceptan
de hecho sin evocar las pasiones del pasado. Esto también caracteriza a las rondas de hoy,
las cuales funcionan en un nivel más bajo de actividad, con menos unidad, disciplina y
espíritu que en los años anteriores.
Sin embargo, esto tampoco es suficiente. Aunque las rondas pueden haberse convertido
en una institución respetable en las áreas rurales de Cajamarca, es también verdad que
hoy día cumplen diferentes funciones que en el pasado y enfrentan serias presiones que
pueden todavía socavarlas. Las instituciones tienen fortalezas que van más allá de su
simple e inmediata utilidad, pero también pueden desaparecer.
Una rápida revisión de la literatura sobre rondas revela diferentes matices pero un
considerable consenso. Hace quince años, las rondas emergieron de un sentimiento de
necesidad, el de responder al abigeato, en un contexto en que el ganado era básico para la
economía campesina y el Estado no ofrecía protección. Cinco años después, cuando los
abigeos habían sido combatidos y la justicia campesina había evolucionado como la
principal actividad de las rondas, sostuvo que la función definitoria se había convertido
en el mantenimiento del orden social en el campo. Conforme las funciones de las rondas
se habían ampliado, también se habían orientado hacia adentro. A fines de los años
ochenta se observó otra dimensión. Al incursionar en la literatura sobre «nuevos
movimientos» en Europa, sostenía que las rondas también debían ser entendidas como
una organización que, a través de sus actividades y espíritu, estaba creando y a la vez
siendo formada por una nueva identidad rondera campesina.
Las tres fuentes tenían en común el considerar a las rondas esencialmente como un
movimento campesino, que emergió en respuesta a una necesidad sentida, que
confrontaba enemigos claramente definidos y que, a través de la confrontación con esos
enemigos, desarrolló unidad, organización y espíritu. Pero es precisamente en estos
aspectos de «movimiento» que hoy las rondas son más débiles, en gran medida debido a
su mismo éxito. Entonces, ¿qué es la ronda?
A lo largo de las dos últimas décadas las rondas han evolucionado gradualmente. Sin
dejar de ser nunca un movimiento campesino, la organización también ha asumido cada
RONDAS CAMPESINAS Y COMUNIDADES NATIVAS
vez más funciones que caracterizan más bien a un gobierno local, de cierta forma el
equivalente en la sierra norte de la «comunidad campesina» de los Andes centrales y de
las sureñas. Así, pues, se han convertido en el lugar propicio para la toma de decisiones
en la base, el punto donde convergen todas las demandas y problemas locales, tanto dentro
de la comunidad como desde fuera de ella. Es precisamente en esta función de cuasi-
gobierno local donde se encuentra la fortaleza de las rondas hoy en día. Es lo que les da
su vitalidad y centralidad, la razón por la cual todos -desde los campesinos más pobres
hasta las autoridades de provincia- las toman en cuenta. Es también en este sentido que
las rondas son profundamente democráticas. Les han dado a los campesinos una presencia
estructurada en la sociedad más amplia, una habilidad para ponerse de pie y ser tomados
en cuenta y de levantar cabeza, cosa que antes no tenían.
Al mismo tiempo, las rondas no han consolidado plenamente sus nuevas funciones, un
hecho que las hace vulnerables. La función de las rondas como gobierno es aún
«informal», turbiamente definida en las mentes de los ronderos mismos y no reconocida
por la ley. Tampoco son las rondas la única estructura para tomar decisiones en el nivel
local. Cuando se habla de justicia, las partes agredidas aún pueden apelar a los juzgados
de paz o al ministerio público, informalmente a los tenientes gobernadores o a la policía,
e inclusive a agentes pastorales. Las ONG pueden formar sus propios grupos o trabajar
con otras organizaciones campesinas. Así, pues, la ronda tiene rivales, por lo que debe
luchar para mantener su hegemonía; y no todos le desean éxito.
Como una institución que administra justicia, busca el desarrollo y mantiene el orden, las
rondas toman importantes decisiones distributivas, lo que las hace corruptibles. Hasta
ahora la corrupción no ha sido un problema significativo, pero el potencial está allí.
La mayoría de los ronderos están orgullosos del papel expansivo de las rondas. Están
menos conscientes, o al menos articulan menos, un entendimiento de sus implicaciones.
Hasta cierto punto, la crisis de la ronda es una crisis de percepciones, de identidad. Los
ronderos aún piensan en su organización como un movimiento, y sueñan con la unidad y
el entusiasmo de antaño.
Las rondas sí están amenazadas: por un Estado que no quiere que los campesinos se
constituyan en actor independiente; por un Poder Judicial celoso de la «justicia
campesina»; por la influencia corruptora de los proyectos de desarrollo; por sus propios
conflictos internos, y por su desmoralización y confusión concerniente a su identidad.
Continúan padeciendo de la debilidad legal de ser «informales». Pero siguen siendo
fuertes, porque han sido exitosas, porque cumplen funciones centrales en la vida de las
estancias, porque su presencia es en gran medida hegemónica, y porque son ya una
RONDAS CAMPESINAS Y COMUNIDADES NATIVAS
institución y tienen legitimidad -tal vez más legitimidad que el propio Estado-, En el
campo de Cajamarca, las rondas siguen siendo «la organización».
BIBLIOGRAFÍA
https://es.scribd.com/upload-
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http://www.monografias.com/trabajos81/rondas-campesinas-justicia-
comunal/rondas-campesinas-justicia-comunal.shtml
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