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María, como era costumbre en aquella época, primero se comprometió y, más tarde, se casó, como todas las chicas
de entonces, con un joven de su pueblo: José, de oficio carpintero, pobre, pero lleno de sabiduría popular, pues era
de una familia muy antigua. Apenas comprometido oficialmente a contraer matrimonio, antes de haber vivido juntos,
María había quedado embarazada por obra del Espíritu Santo. Lo del embarazo no se lo aviso el ángel a José. Lo
que le dice el ángel es que no tema tomar a maría como esposa, señal de que ya lo sabía todo. José habia decidido
divorciarse discretamente de María, pues pensaba que ella es totalmente de Dios y él se sentía quizás como un
estorbo. Pero el ángel le ataja, aclarándole que no estorbaba, sino que por el contrario, Dios lo necesitaba para que
eduque como padre al niño que va a nacer. El ángel le ordena que le ponga nombre al niño, lo cual quiere decir que
se encargue de su educación como padre legal. (Mateo 1,18-25)
ÁNGEL: “José, descendiente de David, no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu casa; si bien esta
esperando un hijo, es obra del Espíritu Santo, tu eres el que pondrás el nombre al hijo que dará a luz. Y lo llamaras
Jesús, porque el salvara a su pueblo de sus pecados, el será grande”.
Cuando José se despertó, hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado y tomo consigo a su esposa.
JOSÉ: María, no dudo que el Señor actuó en ti, y estoy decidido a colaborar con la obra del Señor.
MARÍA: Gracias José.
EMPERADOR AUGUSTO: Se va a realizar un censo en todo el imperio. Todos tienen que ser registrados en su
ciudad natal.
JOSÉ: María, tenemos que ir a Belén para censarnos.
MARÍA: ¿Justo ahora, que ya estoy por dar a luz? Pero no nos preocupemos, porque Dios estará con nosotros.
JOSÉ: Preparemos todo para el viaje.
Canción “La peregrinación”
MARÍA: José, José, estoy por dar a luz, busquemos pronto un lugar para hospedarnos.
JOSÉ: Buen día, Señor, ¿tendrá alojamiento para mí y mi esposa que está por dar a luz?
POSADERO: No, Señor, no tengo…
JOSÉ: Buen día, Señor, mi esposa y yo hemos buscado alojamiento en todo Belén y no hemos encontrado nada, mi
esposa está por dar a luz y estamos en la calle. ¿Usted no tendrá un lugar para nosotros?
POSADERO: No tengo lugar, Señor, no queda ni una habitación. Mmm…si no se ofenden, sólo les puedo ofrecer un
lugar no muy cómodo. No sé si les gustará.
JOSÉ Y MARÍA: No importa, Señor, se lo vamos a agradecer.
POSADERO: Pero no es muy cómodo. Es una cueva donde están los animales, pero…es un lugar calentito, si no les
importa pueden ir allí.
JOSÉ Y MARÍA: Muchas gracias señor posadero.
MARÍA: José, José…llegó el momento
JOSÉ: Ven, María, ponte cómoda.
ÁNGEL: “No tengan miedo, pastorcitos, pues yo vengo a comunicarles una buena noticia, que será motivo de mucha
alegría para todo el pueblo. Hoy, en la ciudad de David, ha nacido para ustedes un Salvador, que es el Mesías y el
Señor. Miren cómo lo reconocerán: hallarán a un niño recién nacido, envuelto en pañales y acostado en un pesebre.”
De pronto una multitud de seres celestiales junto al ángel, alababan a Dios con estas palabras:
Canto del Gloria
PASTORES:“Vayamos, pues, hasta Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha dado a conocer”
Hallaron a María y a José con el recién nacido acostado en el pesebre.
PASTORES: Un ángel se nos apareció y nos contó de este gran acontecimiento. Nosotros sin perder tiempo hemos
venido a adorarlo. Permítannos adorarlo.
Adoración
- El Evangelio habla de unos “magos de oriente”. Se trata de astrólogos, que pretendían ver en las estrellas el
destino del mundo. Al decir que vienen de Oriente se quiere subrayar el hecho de que son extranjeros y por
consiguiente, paganos. Los habitantes de la capital, Jerusalén, no se dan cuenta del nacimiento del Salvador; los
paganos sí. La gente de herodes se asusta del anuncio del nacimiento de Jesús, los magos extranjeros se alegran. Los
de Jerusalén no ven la estrella; los magos sí. Herodes es un hipócrita malvado; los magos son sencillos y sinceros.
Por todo ello, los magos encuentran al niño con su madre, y Herodes nada. Los magos, representantes de los
hombres capaces de reconocer la acción de Dios en la historia, vienen a aceptar a Jesús como rey universal. Los
dones que le ofrecen, según las costumbres de entonces, oro, incienso y mirra, simbolizan sumisión y alianza. (Mateo
2, 1-12)
LOS MAGOS: “Dónde está el rey de los judíos recién nacido? Porque hemos visto su estrella en el oriente y venimos
a adorarlo”
PASTORES: Aquí está el Salvador, pasen y vengan a dorarlo.
LOS MAGOS: Le traemos unos regalos, le hemos traído oro, incienso y mirra.