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Introducción
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La Liga Argentina de Higiene Mental y la Sociedad de Neurología y
Psiquiatría
Lo que interesa para nuestro análisis, de todos modos, es que los viajes que
destacados alienistas argentinos habían realizado a Francia y Estados Unidos, les
permitieron conocer de primera mano las características más salientes del
movimiento. De tal manera, el primer intento de constituir una organización
destinada exclusivamente a la higiene mental dentro de la Sociedad de
Neurología y Psiquiatría, tuvo lugar tan sólo un año después de constituida tal
Sociedad, en 1922, cuando después de un viaje del Dr. Arturo Mó a París, se creó
una comisión para estudiar la participación de una representación argentina en el
Comité Organizador del Comité Internacional de Higiene Mental. El segundo
intento del que exista registro, tuvo lugar en 1924, luego de un viaje de Gonzalo
Bosch a los Estados Unidos, durante el cual había tomado contacto con Clifford
Beers, quien propusiera lo siguiente:
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contemplados y resueltos con criterio y alcance netamente argentinos (Bosch,
1924).
Cuadro 2
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argentinos participaban de esa identidad del cuerpo médico, fuertemente
tamizada por la función de reformadores del sujeto social, para lo cual su
intervención en el Estado resultaba decisiva. Ese sobreinvestimiento político de
su papel técnico (Vezzetti, 1983, p. 29), atravesaría toda la historia de la
medicina argentina, y se acentuaría en el caso de la higiene mental, favorecido
por la multiplicidad de campos, desde la locura hasta el delito, desde la
educación al trabajo, que requerían la atención del higienista.
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ejercitarlas, en relación con las demás funciones orgánicas, resulta
indiscutiblemente en beneficio de la persona, de la familia,
colectividades, pueblos, y de cada nación en particular; los
principios de la higiene mental no solamente se aplican a los
normales, sino también a los predispuestos, desviados de la norma
en la criminalidad, vagabundaje, toxicomanías y hasta a los
afectados de diferentes clases de psicosis, etc." (Gorriti, 1928, p.
1378).
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impulsada por Esquirol, y que también inspiraba la legislación argentina. Según
ella, la internación del alienado en el asilo o manicomio exigía doble certificado
médico, diagnóstico de insanía y demás requisitos legales que de tal declaración
emanan (Sierra, 1930, p. 19). En cambio la noción francesa de pequeños
psicópatas (Barrancos, 1938; Bosch, 1931b y 193ld), de formas ligeras
transitorias (Belbey, 1927), de locura con conciencia (Marie, 1922), disolvían la
necesidad de internación en el asilo y del certificado de insanía.
Desde el momento en que, jurídicamente, el enfermo mental –en sus formas
leves– recuperaba su libertad y sus derechos civiles, posibilitaría su pasaje a un
campo dominado enteramente por la lógica médica, al menos en los aspectos
asistenciales y de profilaxis. El renacimiento de la psiquiatría (Bosch, 1930 y
1931c; Krapf, 1939) volvería a insistir en que el loco había dejado de ser
culpable para convertirse en enfermo. Esto permitía colocar el campo de la
enfermedad mental en el mismo plano que el de otros problemas médicos,
estableciendo una analogía entre el campo de la higiene mental y el de otros
movimientos de la medicina social, como los organizados en torno a la lucha
contra la sífilis, la lepra, el paludismo y, fundamentalmente, la tuberculosis
(Bermann, 1931; Bosch, 1931c; Bosch y Mó, 1929: González, 1941; Gorriti,
1928; Marie. 1922; Williams, 1922).
Y junto a nuevas consideraciones teóricas y jurídicas, el movimiento de la
higiene mental posibilitaría la emergencia de nuevas instancias tecnológicas para
el tratamiento de la enfermedad mental. Las consecuencias que podían derivarse
de la noción de formas leves de la locura eran varias. En primer término, surgió
la necesidad del tratamiento precoz (Bermann, 1931; Bosch, 193,1b, 193ld;
Marie, 1922; Thenon, 1937) como instrumento apto para impedir la mayor
cristalización de un cuadro sintomático. Tratamiento precoz tanto para las formas
inaugurales de la enfermedad mental, como para los grupos evolutivos en riesgo,
niños y adolescentes. Según estadísticas locales, el tratamiento, precoz permitía
disminuir la internación en un 80 6 90% de casos, y, cuando ello no resultara
posible, reducir la internación a sólo seis u ocho semanas (Bosch, 1931c). Y
según datos de Weygantd, el 42% de los enfermos mentales asistidos en el primer
mes de declarada su enfermedad curaban; si eran asistidos a partir del segundo o
tercer mes, el porcentaje de curados se reducía al 32%; y luego del primer año
sólo curaban el 2% (Sierra, 1930, p. 18).
Y correlativamente al tratamiento precoz, aparecería una renovada organización
institucional, que planteaba la superación del asilo. Esta corriente
extramanicomial descansaba sobre el principio de la asistencia abierta y se
desplegaba en diversas figuras: dispensarios, servicios sociales anexos, hospitales
psiquiátricos, hospitalización temporaria en servicios abiertos, consultorios
externos. Tal vez haya constituido lo más característico de la higiene mental y lo
que más renombre le otorgara al movimiento.
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"Los dispensarios están destinados a la asistencia libre de los
psicópatas frustros, de los predispuestos, desequilibrados y
anormales, a los afectados de diversas enfermedades
neuropsiquiátricas, que se presentan espontáneamente o traídos
por sus parientes, así como a la profilaxis de semejantes estados"
(Bermann, 1931, p. 842).
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a los más grandes hospicios del país, el Hospicio de las Mercedes y el Hospital
Nacional de Alienadas, el Asilo Colonia de Oliva (Córdoba) y la Colonia
Domingo Cabred (Bosch, 1930; 1931b; Cabeza, 1928; Esteves y D'Oliveira
Esteves, 1927), podía ser contrapuesto a los modelos institucionales siempre
citados: el Hospital Henri Roussel en dependencias del Asilo Sainte Anne de
París (Belbey, 1927; Thenon, 1937) y, localmente, el Hospital dependiente del
Instituto Psiquiátrico de la Facultad de Medicina de Rosario, inaugurado en 1927
(Bosch, 193ld; Bosch y Mó 1929; Ciampi, 1927, 1929 y 1965).
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propias del tratamiento precoz, obligaban a la formación del médico general en
los principios de la higiene mental. Por último, la nueva organización
institucional de la enfermedad mental, generaría nuevos auxiliares: la enfermera
psiquiátrica y la visitadora o asistente social. En Francia, en el Hospital "Henri
Roussel", el Dr. Toulouse organizaba hacia 1927 una Escuela de Profilaxis
Mental para la formación de las visitadoras sociales. Similar experiencia se
llevaría a cabo en el Hospicio de las Mercedes, en 1932, a instancias de la Liga
Argentina de Higiene Mental, presidida por Gonzalo Bosch, lo cual constituyó,
en su momento, todo un acontecimiento político-institucional n
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