Sunteți pe pagina 1din 27

INTERVENCIÓN DEL PROF.

HENRY MONTILLA P, VICERRECTOR DEL NURR


1983-1987 EN LA CONMEMORACIÓN DEL XXV ANIVERSARIO DE LA
ENTREGA Y OCUPACIÓN DE LA VILLA UNIVERSITARIA (29-11-2011).

Hoy estamos conmemorando 25 años de la entrega y ocupación de la Villa


Universitaria Rafael Rangel para el NURR. Acerca de la significación de este
hecho para nuestra vida institucional y ocurrido ese 29 de Noviembre de 1986,
unas semanas después, el día lunes 12 de Enero de 1987, cuando iniciamos las
actividades académicas y administrativas en este nuevo espacio, en un mensaje
que dirigimos a la Comunidad Universitaria, quisimos simbolizar nuestra presencia
en estas edificaciones, diciendo que se nos ensanchaba el Horizonte, aquel hacia
el cual iban a dirigirse las Utopías y los Sueños. Expresamos en esa oportunidad,
y con la venia de ustedes voy a autocitarme en lo siguiente: “un breve paréntesis
para la reflexión se impone… Se trata del pensar sobre nosotros mismos como
Comunidad Universitaria. No para hacerlo sobre las limitaciones que toda
institución en crecimiento tiene, sino para referirnos y corresponde hacerlo hoy, a
la indiscutible realidad que representamos como la Universidad en el Estado
Trujillo. Una realidad que es también de potencialidades. Hacerlas coincidir con el
destino de la región de la cual formamos parte aumentará la credibilidad que
tenemos. El NURR es la Universidad de Trujillo. Una afirmación como esta no se
refiere a una consigna sino a la simbolización de un proceso de afianzamiento
institucional de casi 15 años. Este proceso es lógico que sea enjuiciado de
diversas maneras –en lo interno y desde fuera- pero el juicio que más se acerca a
la verdad señala que el NURR por su existencia, impide cualquier pretensión de
Universidad paralela en el Estado Trujillo…”; “…La ocupación de la Villa
Universitaria nos afianza definitivamente hacia una etapa que no dejará dudas
sobre lo que significa esa afirmación de ser la Universidad en Trujillo.
Representamos el verdadero desarrollo universitario. Aquel vinculado a la
Universidad Autónoma y Democrática en Venezuela”.
En ese mensaje a la Comunidad Universitaria se reconocía que la entrega y
ocupación de la obra Villa Universitaria Rafael Rangel para el NURR era un
ejemplo de continuidad administrativa de los diversos gobiernos que participaron
en su ejecución, ya que efectivamente su diseño y construcción fueron realizados
en el lapso de tres períodos constitucionales en lo nacional y regional. Un
Convenio tripartito MINDUR-Gobernación de Trujillo-Universidad de los Andes,
coordinó las distintas etapas en la ejecución de esta planta física. Se sostuvo en
ese mensaje que la incorporación de la Villa Universitaria demostraba la existencia
de una conducta racional en la asignación de recursos financieros para programas
prioritarios en Educación Superior en el país, porque se trataba de un recurso
(planta física) que ya en esa coyuntura pasaba a tener un carácter de recurso
escaso y costoso, ya que los problemas financieros del país se argumentaba,
afectaban de manera evidente el funcionamiento de las Universidades Nacionales;
cuestión que se convirtió y hasta el presente en un hecho rutinario. En aquel
momento, hace 25 años, afirmamos que no parecía probable a corto plazo que a
las Universidades del país se les incorporara edificaciones parecidas en su tipo de
construcción y en sus costos como las de la Villa Universitaria. Esto, y lo
señalamos, imponía un reto de conciencia para el colectivo del NURR, porque
ubicarnos en esta planta física no sólo traía como consecuencia la ampliación de
nuestra cobertura física-urbana, contribuyendo a acentuar el proceso de
integración social en la llamada conurbación Valera-Trujillo, sino también que ese
privilegio de poseer unas edificaciones con tales características, exigía un uso
racional que debía expresarse en un comportamiento donde se resolviera de
manera inteligente su conservación y su futuro desarrollo.

En 1986, esa incorporación de las edificaciones de la Villa


Universitaria contribuyó a crear una situación más adecuada en materia de
espacio físico, lo que permitió para el NURR empezar a cumplir sus objetivos
institucionales con la existencia de mejores alternativas para sus planes de
desarrollo institucional y dándole un mejor rango a una parte de su espacio físico,
como lo fue el caso del edificio de Carmona, destinado desde ese momento para
la ubicación del Postgrado, la Investigación y los programas de Extensión y
Cultura. Un ejemplo de esa ocupación diversificada para el espacio universitario lo
fue la decisión de ubicar al Museo Salvador Valero en Carmona.

Surgió por consenso del colectivo el convencimiento, que la garantía de


funcionar de manera similar al de una Universidad, exigían una política de
planificación del uso del espacio físico, que siendo integral (Carmona, Módulos y
Villa) se tradujera en una especialización racional del mismo. Sin embargo, hay
que reconocer que este consenso se logró con discrepancias. Éstas se
presentaron no sólo en el seno de la Comunidad Universitaria, hecho
absolutamente natural en la Universidad, sino igualmente tuvo repercusión en la
ciudad de Trujillo, cuando algunos voceros de opinión no entendieron hasta ese
momento que la expansión de nuestra cobertura física-urbana con la incorporación
de la Villa Universitaria, ampliaba la economía de bienes y servicios en al área de
influencia de la ciudad y en el propio casco urbano; porque únicamente
visualizaban ventajas en la localización del NURR en su sede tradicional de
Carmona. Ahora, refiriéndonos a las discrepancias internas, es importante afirmar
que las autoridades del NURR en esa coyuntura, interpretaron que la
incorporación de esta planta física iba a redefinir algunos patrones de conducta de
la Comunidad Universitaria con relación a la variable espacio. No había dudas
sobre la generación de cambios en la percepción de todos los universitarios sin
excepción, acerca del uso habitual del espacio de trabajo. Acostumbrados al
reducido ámbito de una vieja y noble edificación, la realidad impuesta por la Villa
Universitaria condujo a decisiones que en su momento y ahora veinte y cinco años
después reivindicamos. Como esa realidad significaba que el NURR contaba ya
con una sede principal, y más allá del impacto psicológico que esto produjo, se
presentaron como cuestiones polémicas la oportunidad de la mudanza y el destino
del edificio de Carmona. Sobre esto último parecía previsible esperar alguna
discrepancia, porque voceros de opinión recordaron que ese edificio, adquirido por
la Gobernación del Estado Trujillo en 1971 para el funcionamiento del Núcleo
Universitario de Trujillo, podía permitir la ubicación de otros Organismos públicos.
Sin embargo, la argumentación presentada desde el NURR acerca del patrimonio
que la institución universitaria había producido sobre el mismo y la convincente
justificación que se dio referida a la continuación de su uso como una etapa del
desarrollo institucional, encontraron pleno acuerdo de la Gobernación,
representada en ese momento por el Profesor Eleazar González. Se reconoció,
sin dudas, la existencia de un patrimonio universitario. Sobre la mudanza,
asumimos que entregadas las instalaciones por el Gobierno Nacional y teniendo
presente la necesidad institucional de nueva planta física, la ocupación la
entendimos como una obligación de Ley. A pesar de las deficiencias que podían
existir para esa ocupación desde el momento de su entrega ese 29 de Noviembre
de 1986, la vigilancia y el mantenimiento eran responsabilidad de la Universidad y
del Vicerrector del NURR directamente. Lo contrario, no ocuparla hasta que todas
las condiciones estuvieran dadas (mobiliario, dotación, pleno mantenimiento)
significaba una estrategia ciertamente costosa e irresponsable. Reivindicamos en
ese momento y ahora la decisión de autoridad para ocuparla.

Es importante recordar algunos hechos que nos dan explicaciones sobre el


origen de la Villa Universitaria. El primer antecedente donde se menciona la
posibilidad de construcciones en los terrenos de la hacienda El Prado, aparece en
el documento NUCLEO UNIVERSITARIO DEL ESTADO TRUJILLO, de mayo de
1972 y aprobado por el Consejo Nacional de Universidades el 23 de Junio de ese
año, cuando se decidió la creación del Núcleo. Se indicaba sobre la existencia de
terrenos adecuados para las construcciones universitarias en las cercanías de La
Concepción, agregándose que para la completa realización del proyecto del
Núcleo, entre otras necesidades a satisfacer para alcanzarlo, se solicitaba la
colaboración de los Organismos públicos de la Entidad, con el fin de apoyar al
Concejo Municipal del Distrito Trujillo, para que éste pudiera adquirir las haciendas
El Prado y La Muralla, y así sirvieran para la sede principal del Núcleo. Sobre esta
cuestión de los terrenos, el periodista Daniel Barreto Faure, fallecido
recientemente, en un Trabajo publicado por el Diario EL TIEMPO el 23 de octubre
de 2002, titulado Así se construyó Trujillo: EL NUCLEO UNIVERSITARIO-LA
VILLA UNIVERSITARIA, afirmó: “Tres años después, en 1975, durante la gestión
de otro gobernador de la Democracia, Jesús Muchacho Bertoni, fueron adquiridos
los terrenos de la Hacienda El Prado para destinarlos a la construcción de la futura
Villa o Ciudad Universitaria”. El periodista Barreto incluyó en este Trabajo de
prensa, parte de las palabras pronunciadas por el Dr. Luis Herrera Campins, como
Orador en el Acto donde se decretó por la ULA al Núcleo Universitario de Trujillo el
24 de Julio de 1972, comentando que el Dr. Herrera lo hizo en términos
premonitorios cuando afirmó: “… con la construcción de sus edificaciones propias
en La Concepción, el sitio se convertirá en el lugar de convergencia de todas las
juventudes del Estado y zonas vecinas, pues la Universidad irá con sus
muchachos al encuentro de Valera, y Valera vendrá a esperarlos en La
Concepción”. Igualmente, sobre los orígenes del desarrollo universitario en la
Hacienda El Prado, el Consejo del NURR, en un Comunicado al Pueblo Trujillano
del 28 de Septiembre de 2004, donde se informaba sobre aspectos relacionados
con la Universidad y los terrenos donde se asientan sus instalaciones, y a
propósito de un problema de invasiones sobre los mismos, se recordaba sobre la
adquisición realizada por el Gobierno Regional, confirmando que eran para el
desarrollo y consolidación de la Universidad en Trujillo. Una parte del Comunicado
señalaba: “Fue por estas razones que en el año 1975 el gobierno Regional de ese
entonces, comprometido con el desarrollo del Estado, adquirió los terrenos de la
Hacienda El Prado”. El Consejo del NURR se apoyó para esta argumentación en
el propio documento de compra-venta del inmueble denominado “El Prado”,
citando las expresiones siguientes: “… será destinado, en todo o en parte, a la
construcción del complejo de edificaciones, instalaciones y demás anexidades que
convengan en el futuro al integral desarrollo universitario del Estado Trujillo, sin
perjuicio de que previas las condiciones y estipulaciones que se establezcan y
acepten bilateralmente, sea destinado en la misma proporción al desarrollo,
funcionamiento y fines de la Universidad de los Andes en el Estado Trujillo”. Y
precisamente esos propósitos de un integral desarrollo universitario para esos
terrenos, que menciona ese documento de compra-venta, empezaron a encontrar
el inicio de una factibilidad, cuando el 19 de Diciembre de 1976, en el Salón
Elíptico del Palacio de Gobierno del Estado Trujillo, una delegación de la ULA
encabezada por el Rector se reunió con el Ministro de Obras Públicas, el
Gobernador del Estado, el Vicerrector del NURR y un grupo de personalidades de
la Comunidad trujillana, para escuchar una exposición detallada sobre el modelo
arquitectónico para la Ciudad Universitaria de El Prado, por parte de un grupo de
trabajo de la Facultad de Arquitectura, representado por los arquitectos Graciela
Flores y Augusto Canelón, quienes fueron coordinados en esa tarea por el Dr.
Armando Núñez del Prado. Esa exposición describió las etapas que era necesario
completar y las alternativas de costo para la obra.

Otro antecedente que debe mencionarse como significativo para referir la


etapa inicial del funcionamiento académico del NURR en los terrenos de la
Hacienda El Prado, fue la entrega al NURR de los llamados Módulos de El Prado
en Septiembre de 1979, por parte de la Gobernación del Estado Trujillo y
ocupando el Vicerrectorado el Dr. Isidro Rodríguez Ortiz. Esta obra se tradujo
como un anticipo de la Villa Universitaria, y se incorporó por las necesidades de
mayor espacio físico, junto al edificio de Carmona, a la programación de las
actividades regulares del NURR. El periodista Barreto Faure en el Trabajo
anteriormente mencionado lo refirió de la siguiente manera: “La construcción se
adelantó conforme al proyecto original… pero ante la urgencia del caso Dora
Maldonado de Falcón, para la fecha Gobernadora del Estado, decretó la
construcción por administración directa de una primera etapa consistente en seis
módulos: 3 para aulas y 3 para laboratorios…”. A este antecedente debe
agregarse otro que se tradujo como ciertamente trascendente para la vida
institucional del NURR desde ese momento, nos referimos al inicio en Febrero de
1981, y bajo los parámetros de un Convenio ULA-Gobernación-MINDUR, de la
primera etapa de construcciones de la obra “Villa Universitaria Rafael Rangel” y
cuya conclusión llevó a su entrega hace hoy 25 años.

Corresponde preguntar ahora, luego del recuento anterior, cómo se ha


venido incorporando nueva planta física a la Villa desde 1986, bajo qué
condiciones y cuánto estaría previsto incorporarse para aspirar a aproximarnos a
la imagen de una Ciudad Universitaria relativamente ideal. Al respecto, a pesar de
reconocerse en el momento de su entrega que la Villa Universitaria representaba,
tanto por su tipo de construcción como por sus costos, un recurso
comparativamente privilegiado para el NURR, con referencia a lo existente para un
número importante de Instituciones de Educación Superior en el país, debe
igualmente reconocerse que el total de metros cuadrados construidos y sus
elementos componentes, distaban de la cantidad de ambientes requeridos para
cumplir con el conjunto de las funciones universitarias. Los 40.000 m²
incorporados como planta física, constituidos ciertamente para el NURR en una
adquisición que contribuyó a crear una realidad bastante favorable para la
planificación del uso del espacio académico, no incluyeron para ese momento
obras básicas como un auditorio, comedores, edificio para cubículos, áreas
deportivas, etc, lo cual le determinó a las Autoridades Universitarias, la
formulación de anteproyectos para su posible ejecución a corto y mediano plazo.
Sobre esta circunstancia tan particular, dada por la presencia de un déficit que
debió comenzar a resolverse sin mayores dilaciones, es importante señalar que no
se dieron respuestas ni se tomaron decisiones para organizar una estrategia que
comprendiera, o la emulación del Convenio ULA-Gobernación de Trujillo-Gobierno
Nacional de 1981, o el intento para que éstos Entes volvieran a mancomunarse de
algún modo y se reiniciara otra etapa de construcciones para la Villa Universitaria.
La ausencia entonces de acuerdos para acciones concertadas entre Entes del
Gobierno Nacional, el Ejecutivo Regional y la Universidad a partir de 1986,
determinó que las ampliaciones y el mantenimiento del espacio físico en la Villa
Universitaria, se hayan logrado de manera fortuita, bajo acciones reactivas y con
una participación desigual de las Entidades nombradas. Esto explica porque la
Universidad de los Andes no incluyó en la década de los noventa a la Villa
Universitaria en la programación de construcciones, con los recursos provenientes
de la Ley de Planta Física para las Universidades Nacionales, en aquel tiempo aún
vigente. También explica la forma como se dio en 1996 la primera ampliación de
planta física, con la construcción de edificaciones deportivas y un comedor para
atletas, para la realización de los Juegos Nacionales Juveniles (JUDENATRU).
Esas obras se realizaron a solicitud de Organismos nacionales y del Ejecutivo
Regional, y aportando éstos los recursos necesarios. Las construcciones se
lograron, y es preciso reconocerlo, de un modo repentino y sobrevenido, porque
se ubicaron en áreas con una relativa aproximación a lo contemplado en el Plan
Maestro original de la Villa Universitaria, pero sin romper los criterios de uso
previamente señalados en el mismo. Es justo reconocer que para establecer esa
decisión tan equilibrada, se dieron el criterio y la iniciativa en conjunto del Rector
Profesor Miguel Rodríguez Villenave y del Vicerrector del NURR Profesor Juan
Carlos Delgado.

Otros ejemplos, también sobrevenidos de manera favorable para la


ampliación de la planta física de la Villa Universitaria, lo representan las obras
actualmente en construcción para la Biblioteca “Aquiles Nazoa” y para la
ampliación del comedor universitario. La primera se empezó a concretar por
iniciativa razonada del Vicerrector Académico de la ULA Profesor Humberto Ruíz,
el 26 de Febrero de 2005, ante el Gobernador del Estado Dr. Gilmer Viloria.
Acerca del avance de la construcción el Vicerrector Profesor Ruíz declaró el 21 de
Julio de 2007 lo siguiente: “… las dimensiones de la Biblioteca son realmente
importantes… Es un proyecto que se hizo con todas las exigencias técnicas de las
bibliotecas modernas del mundo… se convertirá en la más grande e importante de
la Entidad”. En esta declaración reiteró el agradecimiento y receptividad del
Gobernador al aprobar la asignación de la mitad de los recursos presupuestados
para la ejecución de la obra, y correspondiéndole la otra parte a la Universidad.
Sobre la ampliación del comedor, es pertinente citar las declaraciones del Prof.
Eric Brown, Vicerrector del NURR, publicadas por EL DIARIO DE LOS ANDES el
día 2 de Diciembre de 2010; tenemos: “En fecha once de Febrero de 2008, se dio
inicio a las labores de ampliación del Comedor Universitario del NURR, gracias a
las gestiones previas de las autoridades de turno y del Centro de Estudiantes.
Sinergia, que ha servido mucho para el bienestar estudiantil de nuestra casa de
estudios. Sin embargo… Dificultades administrativas, incomprensiones y falta de
entendimiento retardaron tanto el inicio, como la culminación de la obra. Dos años
y nueve meses después, aún seguimos esperando por su culminación. A decir
verdad, sería irresponsable de mi parte, o de cualquiera, atreverse a lanzar
acusaciones tendenciosas por la no conclusión de la obra… El pasado 27-10-
2010, tuvimos la visita de la Arquitecta Yelitza Rosales, en representación de la
OPSU a los fines de verificar el estado de la obra, demostrándose con esta visita
los avances y dificultades de la empresa Hidropetrol Construcciones, C.A., que
motivaron la averiguación por parte de la OPSU, y los avances llevados a cabo por
la nueva empresa contratada para la segunda fase de la obra, Inversiones SIGA,
C.A. Ambos contratos en un todo de acuerdo con la Ley vigente de contrataciones,
llevadas a cabo en la sede central de Mérida… Lo positivo de todo esto, es que
ahora sí parece claro y así quedó expresado en el informe enviado a la OPSU,
que al ellos aportar los recursos faltantes se procedería a culminar los trabajos
iniciados, lo cual permitiría de una vez por todas, concluir la inversión de
infraestructura y pasar a la dotación del mobiliario necesario para la puesta en
marcha de la nueva línea de servicio del Comedor Universitario del NURR”. En
otra declaración del 07-01-2011 en EL DIARIO DE LOS ANDES, el Vicerrector
Profesor Eric Brown señala que entre otros proyectos a consolidar en 2011 están
contemplados la finalización de la ampliación del Comedor y posterior dotación del
mismo; como también se refirió a la construcción de la Biblioteca, indicando que
están adelantadas las gestiones para la asignación de recursos que permitan
continuarla.

Esta descripción sobre la incorporación de planta física desde 1986 para la


Villa, si bien es cierto revela la ausencia de una estrategia por lo menos
equivalente a la derivada del Convenio ULA-Gobernación de Trujillo y Gobierno
Nacional, no es menos cierto que la explicación de los matices ya referidos, entre
otros, la presencia reactiva de los Entes involucrados y su participación desigual
en el proceso, etc., debe reconocerse la existencia en estos últimos 25 años de un
contexto que ha impuesto restricciones para el logro de los objetivos (incluyendo
planta física) en las Universidades Venezolanas, principalmente para las
Autónomas. Nos referimos a la aprobación reiterada, sobre todo en los últimos 10
años, de presupuestos deficitarios; a la centralización por la OPSU (Oficina de
Planificación del Sector Universitario) y por el Ministerio de Educación
Universitaria, de atribuciones señaladas expresamente para las Universidades
Nacionales; a la propia centralización administrativa presente en las
Universidades, incluyendo a la ULA, manifestándose en este caso con la ausencia
de una desconcentración de competencias y de recursos para el NURR, y cuya
propuesta se hizo en 2005 sin resultados concretos. Y también es pertinente
agregar que no se ha dado una verdadera desconcentración de trámites
administrativos para esta Institución. Las variables mencionadas, unas de carácter
general y otras muy particulares de la Universidad de los Andes, han incidido sin
ninguna duda para que la toma de decisiones y las acciones correspondientes, no
hayan posibilitado el ritmo y la regularidad en aquellos aspectos que comprometen
a la sede central para este proceso de incorporación de obras, y así aumentar la
planta física en la Villa Universitaria. Todo eso ha contribuido a retardar la
aproximación a esa imagen relativamente ideal de una verdadera Ciudad
Universitaria.

La situación de la Villa Universitaria en estos 25 años también aparece


asociada a su dotación, al mantenimiento y a la incorporación de obras civiles
menores o complementarias. En el cumplimiento de tales responsabilidades y en
la búsqueda de soluciones para estas cuestiones, el papel de la Universidad de
los Andes ha sido permanente. Igualmente el Ejecutivo Regional y especialmente
el Gobierno Nacional. Así, intentando refrescar la memoria es importante recordar
que los primeros 2 millones de bolívares para la dotación de la Villa Universitaria
fueron otorgados por el propio Presidente Jaime Lusinchi, al Vicerrector del
NURR, luego de consultar a dos ministros que lo acompañaban ese día 29 de
Noviembre de 1986, cuando entregó estas instalaciones. Es necesario seguir
recordando que esto coincidió en el tiempo con la aprobación para 1987 y durante
algunos años sucesivos, de una partida para dotación de la Villa Universitaria, que
fue incluida en el Presupuesto de la ULA por la Comisión de Finanzas del
Congreso Nacional, y cuya obtención se dio, y con esto quiero ser consecuente
con la verdad, por una argumentación convincente del Dr. Iván Lobo Quintero,
profesor de la Extensión de Medicina en Valera y Senador por el Estado Trujillo en
esos años; en otras palabras, que su opinión fue decisiva para el otorgamiento de
esos recursos extraordinarios para el NURR.
La situación que ha venido presentando la Villa Universitaria en las
cuestiones mencionadas, puede ser ilustrada con lo expresado por dos
Coordinadores Administrativos del NURR en 2002, es decir, casi 15 años después
de su entrega y ocupación. El profesor Miguel Manzanilla, en un artículo publicado
por el Diario EL TIEMPO el 26 de Febrero de 2002 expresó lo siguiente: “… se
gestionó todo lo referente a la elaboración y presentación ante el Ministerio de
Infraestructura, de los proyectos para la remodelación de la Villa y los Módulos por
un monto de un mil trescientos millones de bolívares… que no solo se aprobaron a
nivel central en el referido Ministerio, sino que los trabajos se están desarrollando
a la vista de todos. Recordamos la incredulidad de algunos… cuando informamos
al Consejo del Núcleo sobre el particular… Estos hechos nos demuestran que
cuando nos proponemos… podemos conseguir una respuesta favorable y sentir
que no estamos solos…”.

El profesor Fabricio Paredes, quien ocupaba la Coordinación Administrativa


el 29 de Noviembre de 1986, en declaraciones dadas al periodista Andrés Miliani
de EL DIARIO DE LOS ANDES, el 01-07-2002, mencionó el problema del
deterioro presentado por las edificaciones y las alternativas de solución que se
dieron. Señaló que el Ejecutivo Nacional, a través del Ministerio de Infraestructura,
había venido dotando al NURR de recursos por 1.3 millardos de bolívares que han
permitido rescatar algunos espacios que se encontraban en condiciones
deplorables, entre otros, el acondicionamiento de las áreas sanitarias. Agregó que
se construyeron caminerías, se mejoraron oficinas administrativas y de servicios
estudiantiles y el inicio de la construcción de un campo de beisbol. Asimismo, el
Prof. Paredes señaló: “… el Ejecutivo Nacional tiene previsto la aprobación de
cinco millardos, para acometer importantes obras en la Villa Universitaria. Como
todos sabemos, cuando fue entregada esta sede en el Gobierno del Presidente
Lusinchi, estas edificaciones fueron otorgadas en forma incompleta y con grandes
fallas de equipamiento… También se está hablando de cambiarle la fachada a la
Villa Universitaria, acondicionando todas sus áreas verdes, la construcción del
Auditorio, y otro edificio de aulas, debido al crecimiento matricular…”.
Ahora bien, lo más significativo de ambas declaraciones, estaría en la
demostración por parte del Ejecutivo Nacional, de una conducta racional en la
asignación de importantes recursos financieros para la remodelación de áreas
académicas, el acondicionamiento de otras y para obras complementarias; todo lo
cual contribuyó para garantizar un razonable mantenimiento de la Villa
Universitaria desde ese año 2002. No obstante, también deja en evidencia la
última declaración, que algunas ofertas de recursos no llegaron a concretarse,
fundamentalmente para ejecutar proyectos de planta física, como el Auditorio y el
edificio de aulas, que siguen pendientes como proyectos. Este relativo
incumplimiento por parte del Ejecutivo Nacional no lo mencionamos para
desmerecer lo realizado; por el contrario, es importante admitir que a pesar de la
existencia de descontinuidades en la asignación de recursos, se considera que lo
fundamental consiste en continuar justificando con argumentos, las necesidades
de la Institución en materia de mantenimiento y de obras complementarias; y acá
cito lo expresado por el Prof. Manzanilla en el artículo ya mencionado cuando
afirma: “… que cuando nos proponemos… podemos conseguir una respuesta
favorable… pero para lograr esto se requiere manejar lo que yo denomino la
comunicación efectiva con todas las instancias que deben y/o pueden apoyarnos”.
Ejemplos recientes que pueden ilustrar estas afirmaciones del Prof. Manzanilla los
tenemos en lo actuado por la Gobernación del Estado y por el Servicio Trujillano
del Deporte (SATRUD) a propósito de la culminación en Enero de 2009 de la obra
“Asfaltado e Iluminación de la Vía Redoma El Prado-La Concepción” y de la
refacción de dos canchas en el Complejo Deportivo de la Villa Universitaria en
Abril de 2011. Ambas, según declaraciones del Vicerrector Profesor Eric Brown,
contribuyen respectivamente con el funcionamiento de la vialidad externa del
NURR y con el equipamiento para disciplinas de competencia.

Esas referencias en materias de mantenimiento y remodelación, y


concretamente para la Villa Universitaria, no pueden obviar las responsabilidades
y funciones que la Universidad de los Andes tiene, y concretamente sus
Direcciones de Ingeniería y Mantenimiento y de Servicios Generales. Sobre la
actuación de estas dependencias, deben reconocerse los resultados positivos
para el NURR, que la programación desde el Vicerrectorado Administrativo en
estos últimos tres años emprendió, principalmente a través de efectivos
Operativos de Mantenimiento. Esto demuestra el propósito de descentralizar
recursos para contribuir a superar los déficits acumulados en materia de servicios
en el NURR.

En lo que resta de esta intervención, vamos a referirnos, lo más


resumidamente posible, a tres aspectos estrechamente vinculados e implícitos en
lo ya abordado. Estos son: 1)-Las nuevas formas en el ejercicio de Autoridad en El
Prado como ejemplos de la experimentalidad autonómica que nos caracteriza; 2)-
La existencia de una realidad patrimonial propia del NURR y 3)-El tema del NURR
como Universidad Autónoma.

La presencia del NURR en la Hacienda El Prado desde 1979, con la


entrega de los Módulos y luego con la ocupación de la Villa Universitaria en 1986,
le determinaron a la Institución empezar a coexistir y compartir con un área de 400
hectáreas de terrenos y con una población aledaña integrada por Comunidades de
relativa concentración urbana, como La Concepción, Pampanito, Mucuche,
Pámpán, Flor de Patria y Tabor, y otras Comunidades de crecimiento urbano no
regulado como La Peñita y Mirabelito, contando estas últimas con permisologías y
asistencia de servicios públicos por parte de la Gobernación del Estado y
Organismo nacionales. Además de esta ambientación humana para el NURR, esa
ubicación lo colocó compartiendo con terrenos que conforman un rico acuífero,
con numerosos pozos que no sólo abastecen a la Villa Universitaria, sino
igualmente a más de sesenta mil habitantes de las comunidades nombradas. Esto
determinó que ya desde 1983 por Ley de Ordenamiento Territorial se declarara
Zona Protectora, donde se destinaban esos terrenos para un Jardín Botánico, y
protegidos por las leyes Forestal de Suelos y Aguas y Penal del Ambiente.

Esas formas de coexistencia del NURR con un área de tales características


en lo ambiental y humano, le impuso a sus Autoridades (al Gobierno y al
Cogobierno) enfrentarse a una problemática preexistente, representada por
pisatarios e invasores, algunos con actividades de explotación agropecuaria,
ocupando viviendas improvisadas y en algunos casos con pequeñas explotaciones
comerciales. Las acciones o respuestas frente a estas circunstancias se han
estructurado, no sólo para vigilar los espacios estrictamente ocupados por las
edificaciones, porque se tiene la responsabilidad directa para protegerlos, sino
para todo el conjunto que representa la Hacienda El Prado. Las mismas se han
organizado, en principio bajo las figuras de guarda y custodia de los recursos
naturales (suelos y aguas), pero igualmente esas acciones o respuestas han
conformado una agrupación de responsabilidades y atribuciones sobrevenidas e
inéditas en el ejercicio de Autoridad del NURR, fundamentalmente en estas
últimas dos décadas, y cuya orientación general debe ser comprendida como
actuaciones sin estrictos tutelajes que en lo formal se establezcan desde la sede
central de la Universidad, pero descartando que éstas tengan un carácter
discrecional.

Los ejemplos que pueden citarse de estas actuaciones en el ejercicio de la


Autoridad institucional en la Hacienda El Prado conforman una variedad, que va
desde los cercados parciales de los terrenos; las solicitudes de levantamientos
topográficos; la decisión en su momento de organizar una Guardería Ambiental, y
cuya Coordinación se le encomendó al Profesor Rafael Urosa, con formación
profesional y demostrada vocación y dedicación en el cumplimiento de sus
funciones, incluso con riesgos para su integridad física; igualmente las decisiones
para organizar la distribución racional del recurso agua, y aquellas que
corresponden a la defensa de los derechos del NURR como ocupante beneficiario
de los terrenos desde su adquisición en 1975.

Expliquemos resumidamente los hechos que se han vinculado a dos de


esos ejemplos. El primero es referido por el Vicerrector Profesor Ramón Pachano
en un artículo publicado en el DIARIO DE LOS ANDES del 10-01-2007 bajo el
nombre de LOS TERRENOS DE LA VILLA, donde afirma: “Por allá en 1991,
cuando ejercimos el Vicerrectorado, acordamos con la Alcaldía de Pampán y el
INOS, los trabajos para dar agua al Gran Pampán (incluyendo Flor de Patria y
Tabor) y las zonas por donde pasase el acueducto (Mucuche). Fue expresamente
establecido que podían utilizar toda el agua que necesitasen, previa satisfacción
de las necesidades presentes y futuras del NURR”. Al respecto, si ratificamos lo ya
expresado sobre estas formas de responsabilidades, es fundamental
comprenderlas como actuaciones de Autoridad con plena legitimidad, tanto por su
origen, porque se estaría representando de manera formal a una Institución, como
por los propósitos que contienen de previsión y resolución de problemáticas
particulares.

El segundo refiere la defensa de los derechos del NURR sobre los terrenos
de la Hacienda El Prado, frente al problema de las invasiones, que se había
agudizado desde la década de los noventa. Esta defensa se puso de manifiesto en
términos organizativos desde 2004, con las denuncias presentadas inicialmente
por el NURR ante los Organismos con competencia en la materia (Gobernación,
Consejo Legislativo y Ministerio del Ambiente). Acá es importante citar la
información dada por la Oficina de prensa del NURR el 08-11-2004, donde se
señala que la Profesora Gladys Gutiérrez, Vicerrectora del NURR, ante la falta de
respuestas de los Organismos competentes en el Estado Trujillo se trasladó en
compañía de la Asesora Jurídica del NURR a la Fiscalía General de la República
en Caracas, para dar a conocer la situación, lográndose la asignación de una
Fiscal, a quien se le entregó un Informe detallado sobre las gestiones
emprendidas por las distintas autoridades del Núcleo Universitario “Rafael Rangel”
y las denuncias formuladas en defensa de las zonas de captación de agua de los
terrenos de la Villa Universitaria. Es justo reconocer que esta gestión o diligencia
vicerrectoral llevó a la actuación del Poder Judicial, a través del Juez de Control N°
1, a solicitud de la Fiscalía Segunda de defensa ambiental a nivel nacional, lo cual
condujo a que ese Tribunal Penal de Control se pronunciara dictando Medidas
precautelares Ambientales para los terrenos del NURR en Diciembre de 2007.
Sobre este dictamen son ilustrativas las declaraciones del Profesor Rafael Urosa
en EL DIARIO DE LOS ANDES el día 15-12-2007, cuando afirmó: “… por primera
vez se dicta una medida precautelar de protección ambiental en los terrenos del
NURR, específicamente en la Hacienda EL PRADO, en la cual se prohíbe
cualquier tipo de actividad que degrade el ambiente, ya sea de desarrollo
urbanístico o de desarrollo agrícola. La Guardería Ambiental seguirá vigilando los
terrenos y notificando a la Guardia Nacional cualquier tipo de alteración, a fin de
que proceda de inmediato, de acuerdo a lo dictaminado…”.

Esas formas de ejercicio de la Autoridad en el ámbito de la Hacienda EL


PRADO, más allá de entenderse como decisiones sobrevenidas e inéditas, deben
ser interpretadas, desde nuestro punto de vista, como ensayos de Autonomía,
porque se realizan sin responder a lineamientos e instrucciones de Autoridades
Centrales por una parte, y por otra se organizan expresamente en nombre del
NURR en un campo de actuación propiamente autonómico. Además porque están
fundamentadas como reafirmaciones de la posesión efectiva de unos terrenos
asignados, y cuya tendencia predominante está expresada en la defensa de un
patrimonio que le correspondería a la Institución. Esto nos conduce a una segunda
parte, referida a la realidad patrimonial propia del NURR.

Sobre esto es posible sostener para el NURR, como una cuestión de


principio, que su presencia como Institución Universitaria en el Estado Trujillo, se
ha vinculado a un conjunto de actos o eventos, que le han confirmado
históricamente una condición específica, en su carácter de Ente primario y directo
de la Universidad de los Andes en esta Entidad Federal. Así, la adquisición por el
Ejecutivo Regional del edificio del antiguo Colegio Santa Ana en 1971 para el
inicio de las actividades del Núcleo Universitario en 1972; las remodelaciones
realizadas a esta edificación desde 1973 por iniciativa universitaria; la compra de
los terrenos de la Hacienda El Prado en 1975 para dedicarlos a fines
universitarios, con la edificación sobre éstos de los Módulos y su entrega al NURR
en 1979; las etapas en la construcción de la Villa Universitaria, con su terminación
y entrega el 29 de Noviembre de 1986, se constituyeron en actos, que ejecutados
por los gobiernos Regional y Nacional, se concretaron para el uso del Núcleo
Universitario de la ULA (antes NUT y después NURR) de manera exclusiva,
expresa y sin plazos determinados o precisiones de devolución, es decir, en
ninguno de los casos mencionados se recurrió a la figura del Comodato. Al
respecto, ese conjunto de hechos, con plena legalidad, han determinado en cada
caso la existencia de un derecho de posesión por parte del NURR, debido al
reconocimiento que ha tenido como un componente significativo en el conjunto
interinstitucional del Estado Trujillo. Por lo tanto, haber actuado como su posesor
efectivo, hace posible que a esos actos institucionales se les pueda atribuir estar
involucrados con evidente certidumbre, en un proceso creciente de legitimidad.
Tales actos han conformado una situación basada en expectativas de derecho,
pasando a ser equivalentes a la definición de un patrimonio propio. Esto último
aparece como independiente del aspecto formal que significa estar integrado
como componente de la Universidad de los Andes. Una demostración de esta
legitimidad de patrimonio quedó claramente establecida el 29 de Noviembre de
1986, cuando el NURR recibió expresamente del Gobierno Nacional las
edificaciones de la Villa Universitaria, tal como lo señala el Acta de Entrega, entre
otros, en los términos siguientes: “… se procedió a la entrega y ocupación de la
obra Villa Universitaria “Rafael Rangel” para el Núcleo Universitario de la ULA en
el Estado Trujillo”.

Sobre la conformación de ese patrimonio propio, es fundamental señalar


otra cuestión de principio. En ese proceso la existencia y actuaciones del NURR
en el Estado Trujillo se constituyeron en factores relevantes y tangibles, a
diferencia de la participación de la ULA, que aparece en tal proceso como una
Entidad estrictamente nominal. Afirmar esto nos obliga a exponer dos aclaratorias
conceptuales, porque lo planteado supone interpretación. Una, lo relevante y
tangible para el NURR lo asimilamos a un basamento teórico que es equivalente a
lo sustancial y real. Acudamos al Diccionario de la Real Academia Española (el
DRAE) para precisar sobre el uso filosófico del concepto, donde se señala a lo
sustancial como la Entidad a la que por su naturaleza compete existir en sí y no
otra cosa por inherencia. Y a lo real, aquello que tiene existencia verdadera y
efectiva. Ahora bien, en cuanto a la atribución para la ULA de estar como Entidad
estrictamente nominal, lo asimilaremos, y otra vez acudamos al DRAE, como
aquello que tiene nombre de una cosa y le falta la realidad de ella en todo o en
parte. Hagamos una traducción de esta manera: es al NURR al que le compete
por existir en sí, es decir, por su especificidad de origen, al que le han asignado
desde su creación el ser destinatario de los bienes otorgados, y es por esta
existencia verdadera, es decir, lo sustancial, que ha generado su propio patrimonio
como posesor efectivo. Si de este modo ha sido percibido el NURR, en el contexto
de las relaciones interinstitucionales de las cuales ha formado parte, se ha
convertido entonces en el beneficiario único de ese patrimonio. Si se acepta que
esto es lo real y verdadero, también hay una condición histórica muy concreta para
el NURR, un requisito previo, una predeterminación, en este caso, la expectativa
que lo ha venido proyectando permanentemente desde su creación, hacia una
imagen objetivo, que consiste en la posibilidad de verlo convertido en una
Universidad Autónoma. Este requisito previo no puede ser calificado como una
especulación, ya que es necesario reconocer la existencia de una tradición
autonomista, no escrita, que ha formado parte de lo que piensa el liderazgo social
y político del Estado Trujillo, desde el surgimiento del NURR y hasta hoy, donde se
señala que lo otorgado a esta Institución es para su patrimonio (con derecho de
posesión) y que su formalización como propiedad plena se establecería una vez
adquiera la Autonomía como Institución Universitaria. Esto no puede calificarse
como un simple condicionamiento, por el contrario, se trata de una expectativa de
naturaleza muy consistente. Hay variadas referencias sobre esta cuestión, pero
las limitaremos a una muy significativa, concretamente a la opinión expresada por
el Dr. Víctor Valera Martínez (1915-2008), jurista, historiador, poeta, periodista,
promotor del Núcleo Universitario en 1971 y destacada personalidad de la
Comunidad Trujillana. En una entrevista publicada en el Diario EL TIEMPO del 29
de Julio de 1997, y que el redactor de ese periódico tituló: TERRENOS DEL
NURR SON PATRIMONIO DE TRUJILLO, se agregó que el Dr. Valera Martínez
había mostrado gran preocupación por las palabras pronunciadas por el diputado
Miguel Gutiérrez, presidente del Parlamento Regional, en la sesión con motivo del
vigésimo quinto aniversario del NURR, donde expresó, según el redactor, que esta
Institución debería donarle a la Universidad de los Andes (Mérida) los terrenos de
la Villa Universitaria. Lo expresado textualmente por el Dr. Valera Martínez fue lo
siguiente: “Eso es del todo terrible, porque el joven Presidente del Parlamento, no
sabe lo que significa donación, o quiere que los trujillanos nos quedemos sin
Universidad, pues donar y regalar es lo mismo y sería un disparate porque no se
puede regalar a la ULA (Mérida) una Universidad que tiene serios problemas de
carácter financiero y se podría correr el riesgo de que el Alma Mater emeritense
pueda vender estos terrenos a personas o compañías que los adquirirían para
enriquecerse más. Nosotros queremos que el Núcleo Universitario Rafael Rangel
siga siendo parte de la Universidad de los Andes… queremos que se siga
fortaleciendo y tome más vida, para que se convierta en la Universidad que
aspiramos, toda vez que el NURR fue una conquista de todos los trujillanos… El
Núcleo como vemos es patrimonio de todos los trujillanos y si nosotros
cometemos el error de regalar a Mérida sus terrenos, estaríamos condenados
para siempre. Esos terrenos tienen que seguir siendo propiedad del NURR, pues
tenemos los recursos humanos para ponerlos a producir”. En estas declaraciones
del Dr. Valera Martínez, dadas hace unos 15 años, y más allá de algunos matices
expresivos que no compartimos necesariamente, en ellas hay una posición que
expresa lo esencial sobre el fondo de la materia, porque manifiesta lo fundamental
de esa tradición o doctrina autonómica sobre el patrimonio del NURR, que es
compartida por gran parte del liderazgo social y político trujillano; en otras
palabras, que lo otorgado a una Institución que pertenece al Estado Trujillo, debe
conservarse en esta Entidad Federal. Simbolizando tal punto de vista en una
persona, meritoriamente podemos estar hablando de la Doctrina Valera Martínez.

La otra aclaratoria conceptual que supone interpretación, estaría dada por


la aparente no congruencia, producida por la existencia de un patrimonio propio
del NURR y el no poseer éste Personalidad Jurídica. Preguntamos ¿Cómo puede
explicarse que el NURR ha venido conformando su patrimonio sin Personalidad
Jurídica? La explicación no puede darse acudiendo solamente al artículo 12 de la
Ley de Universidades, donde se dice: “Las Universidades Nacionales tienen
personalidad jurídica y patrimonio propio, distinto e independiente del Fisco
Nacional. Este patrimonio estará integrado por los bienes que les pertenezcan o
que puedan adquirir por cualquier título legal”. Lo que puede afirmarse de este
texto es que no expresa que exista incompatibilidad entre patrimonio propio y
Personalidad Jurídica, cuando pudiera darse sólo la presencia de uno de los
términos, es decir, no necesariamente deben estar ambos en concurrencia
absoluta. Por lo tanto, pueden existir en forma separada porque no hay una mutua
implicación. Para el NURR, el poseer uno de los términos y estar presente la
expectativa del otro, una Personalidad Jurídica futura, descartaría entonces que la
vinculación entre ambos pueda percibirse como una realidad permanentemente
inseparable. Esto último no permitiría que el NURR sea visualizado como una
Institución Universitaria con una especificidad de origen, aquella que precisamente
le ha permitido ser generadora de ese patrimonio propio. No admitirlo así para el
NURR, sería equivalente a entender que el asunto se puede reducir sólo a un
simple razonamiento de lógica formal (básicamente Aristotélico) expresado en
silogismos de premisas y conclusión. De este modo, y forzando bastante la
conceptualización, se puede comenzar afirmando que las donaciones para el
NURR conforman la premisa inicial, y luego razonar como segunda premisa que el
NURR es componente de la ULA, y se establecería entonces la inferencia como
conclusión, que luego ese patrimonio es de la ULA. Es obvio que no puede
concebirse la interpretación de lo planteado con afirmaciones estrictamente
deductivas, porque los hechos referidos al patrimonio del NURR, no deben ser
explicados solamente acudiendo a un esquema jurídico rígido; por el contrario,
deben buscarse salidas legales que le posibiliten soluciones razonables para
preservar al NURR en esa condición de Institución Universitaria específica. Esto lo
afirmamos a propósito de una solicitud nuevamente formulada al Ejecutivo
Regional por las autoridades del NURR, para lograr la donación de los terrenos de
la Hacienda El Prado y el Edificio de Carmona a la Universidad. La opinión que
tenemos es la siguiente: sería estratégico para el NURR comenzar por solicitarle a
ambos Actores (Gobernación y ULA) que recurran a todos los medios legales para
reconocerlo como Entidad originaria de ese patrimonio, así como también en la
condición de única beneficiaria. Por consiguiente, si aparece como inevitable,
formal y legalmente, que la ULA reciba tales bienes, atendiendo al principio de la
Personalidad Jurídica, tal hecho debería asumir un sentido de nominalidad, porque
la Institución al recibirlos tiene los basamentos legales para otorgarle
simultáneamente una autorización tipo Poder absoluto al NURR, en este caso sin
restricciones, para que actúe en tal convenimiento con cualidad de sujeto de
derecho. Esto se fundamenta en la vigente Ley de Universidades, cuando al
contemplar el Régimen Autonómico, se dispone del ámbito de la Autonomía
Organizativa, en virtud de la cual puede dictar sus propias normas internas. Esta
última atribución le permite al Rector, de acuerdo al artículo 37 de la Ley, como
representante legal de la Universidad, su actuación como un Poderdante. Y en ese
mismo sentido, en concordancia con el artículo 22 del Estatuto Orgánico de los
Núcleos vigente, donde se establece para el Vicerrector del Núcleo la condición de
representante legal de la Institución, le permitiría actuar como un Poderhabiente.
Con ese Poder o autorización plena, el NURR va disponer de un instrumento
jurídico que lo reafirmaría como poseedor efectivo, en una situación de habilitación
plena. De esta manera la Institución preservaría la doble condición de factor
originario de su patrimonio y único beneficiario del mismo. En nuestra opinión, una
habilitación en esos términos para el NURR, en la persona de su Vicerrector (o
Vicerrectores) tiene en última instancia un sentido de previsión. Esto significa que
se daría margen para iniciar un proceso de transitoriedad, porque adoptar ese
instrumento legal va a significar el ejercicio de un nivel de Personalidad Jurídica
particular, y en este caso, como un adelanto que se explicaría como parte de la
experimentalidad autonómica que nos caracteriza. Esto se traduciría como una
asimilación del NURR, con certidumbre hacia el modelo de la actual Universidad
Autónoma. Y precisamente, a continuación vamos abordar este tema de la
Universidad Autónoma, de manera muy resumida.

Comencemos por imaginarnos sobre la realización de un sondeo de


opinión, con un instrumento de medición tipo encuesta, con una muestra de
cobertura regional, donde a 60 personas de los 20 municipios del Estado Trujillo,
mayores de edad en 1972 y con un promedio ahora de 58 años, se les solicita que
respondan las 2 preguntas siguientes: 1)-¿Considera usted que el NURR fue
creado en 1972 para convertirse en la Universidad Autónoma del Estado Trujillo?,
y 2)-¿Considera usted que el NURR como parte actualmente de la ULA puede
convertirse en una Universidad Autónoma? Si intentamos un ejercicio de
simulación sobre las posibles respuestas, nos arriesgamos a afirmar que los
resultados pueden ser los siguientes: la primera pudiera ser respondida de este
modo: 85% que sí; 12% que no y un 3% ns/nr (no sabe o no responde). La
segunda pudiera ser respondida de este modo: 25% que sí; 30% que no; 35% no
saben y 10% no responden.

Esas respuestas, más allá de estar pensadas para un ejercicio de


simulación, pueden ser consideradas con una elevada probabilidad, como
coincidentes con lo ocurrido verdaderamente para esta temática en el transcurso
de estas últimas tres décadas. Las respuestas a la primera, tan contundentemente
afirmativas, reflejan la existencia de una coyuntura influenciada por dos hechos
muy manifiestos: uno, que la Comunidad Trujillana se había organizado y logró la
creación de un Núcleo que ya significaba la llegada de la Universidad, y esto se
tradujo como sentimiento y expectativa entre la población trujillana. El otro,
reforzador del anterior, se derivó de lo expresado por la propia Universidad de los
Andes en la documentación presentada para solicitar la aprobación del Núcleo, es
decir, la mención sobre la posible factibilidad de una Universidad más adelante. La
población trujillana entonces, y esta muestra sería representativa, fue receptora de
mensajes definidos, coherentes y favorables para la autodeterminación.

Sobre la interpretación de lo respondido a la segunda pregunta, atribuible


también a la población trujillana, representada en esa muestra así escogida,
permite afirmar que los integrantes de ésta última escucharon, leyeron y tuvieron
percepciones en las tres últimas décadas, sobre un conjunto de hechos y asuntos,
que sin pretender hacer ahora una cronología sobre los mismos, consideramos
que son los siguientes: en sus inicios, durante 1972 y 1973, escucharon que el
Núcleo Universitario luego de su consolidación iba a convertirse en la Universidad
Autónoma de Trujillo; oyeron también que se podía considerar al Núcleo con ese
status como la Universidad de Trujillo; recibieron informaciones sobre un proyecto
de Universidad Autónoma, presentado por las Autoridades del NURR en 1982,
que no encontró consenso y produjo una crisis institucional; se enteraron que un
proyecto de Universidad Experimental fue rechazado por el CNU en 1983, porque
la existencia del NURR le restó la factibilidad necesaria, empezaron a oír que el
NURR alguna vez en un futuro, y muy a largo plazo se convertiría en Universidad
(digresión: según el famoso economista británico Lord John Maynard Keynes, en
el largo plazo todos estaremos muertos!); oyeron que el NURR formaría parte
ahora de una Universidad Regional Andina como su status permanente;
escucharon y leyeron que el NURR era más que una Facultad; se enteraron
después de un proyecto donde se hablaba de integrar al NURR a una Universidad
Federada; oyeron y leyeron que el Vicerrector del Núcleo empezó a ser llamado
desde una determinada fecha Vicerrector-Decano o simplemente Decano,
seguramente con la duda en términos simbólicos, que podía tratarse de un
descenso jerárquico; igualmente leyeron y escucharon que otra Universidad de la
Entidad señala que es la primera Institución de Educación Superior propia del
Estado Trujillo; leyeron sobre el cambio del lema “El NURR es la Universidad de
Trujillo”, por otro donde se indicaba que la fuerza de la Universidad es su gente;
etc, etc; todo lo cual proyectó en estos últimos treinta años una realidad
entremezclada y contradictoria, que sí bien no llegó a conformar una especie de
pandemónium, si debe admitirse que hemos estado generando durante todo este
tiempo, mensajes propiciadores de confusión, perplejidad, desconcierto y un no
saber a qué atenerse con el destino del NURR. Por consiguiente, no puede
sorprendernos que interrogada la población trujillana, por intermedio de una
muestra representativa, sobre sí el NURR puede convertirse ahora en Universidad
Autónoma, las respuestas aparezcan sobrecargadas de escepticismo, con un
menor porcentaje de quienes pueden considerar ese propósito como posible; con
una cifra porcentual alta para quienes niegan esa posibilidad ahora, y matizada
seguramente de aquellos que expresan no conocer o no tener información del
asunto sobre el cual se les interroga.

Más allá de expresarnos sobre esta temática o problemática, recurriendo a


una simulación de la misma o que se intente demostrarla bajo una investigación
formalizada, es fundamental reconocer que el propósito de convertir al NURR en
Universidad Autónoma se fue diluyendo en ese contexto tan matizado de
mensajes contradictorios. Así tenemos, que después de 1984, y luego del único
proyecto donde se afirmaba sobre la conversión del NURR en Universidad
Autónoma en 1982, por el Equipo Vicerrectoral, no se encuentran menciones
expresas en las propuestas de programas para los gobiernos rectorales y
vicerrectorales, como tampoco de quienes han tenido las representaciones
profesorales en los Órganos de Cogobierno, ni en los programas gremiales. El
asunto se redujo a algunas menciones tangenciales, estructuradas con
eufemismos y cayendo casi en la autocensura. Sin embargo, debe admitirse que
algunas de esas menciones continuaron indicando sobre el NURR como una
Universidad en el futuro, pero lamentablemente mezcladas con expresiones de la
jerga burocrática donde se vacía de contenido al proceso histórico del NURR, es
decir, lo referido a su especificidad de origen; un ejemplo de esto es la expresión
claramente tautológica donde se afirma que el NURR sólo es la Universidad de los
Andes en Trujillo.

A pesar del relativo disimulo que ha existido en la Comunidad Universitaria,


para referirse a esta temática, y por lo tanto reducida a su mínima expresión, casi
como un hecho marginal, ésta se ha asomado de vez en cuando a la superficie, y
puede afirmarse que ha permanecido latente entre la población trujillana. Con
cierta frecuencia se oyen y se leen interrogantes donde se pone de manifiesto el
posible destino del NURR como Universidad Autónoma. Un ejemplo de esto lo
representa la posición de un destacado miembro de las Comunidades Trujillana y
Universitaria, el Dr. Iván Lobo Quintero, Profesor de la Facultad de Medicina en
Valera, Miembro Permanente del Consejo Directivo del Instituto Witremundo
Torrealba desde su creación y con tan demostrada fidelidad con el NURR. Al
respecto, en un documento presentado en el Centro de Historia en Enero de 2010
y luego al Consejo del NURR en mayo de ese año, el Dr. Lobo expone el devenir
de la Institución, haciendo explicita su tradición autonómica y las etapas del
desarrollo experimentado como Institución Universitaria en Trujillo. Relaciona esos
aspectos con el proceso de desarrollo de la Educación Superior del país y de
nuestra Entidad desde 1958, para luego vincularlos a la realidad económica y
social del Estado Trujillo. Analiza los indicadores de nuestro crecimiento
institucional y expone su posición en los términos siguientes: “… se hace
necesario que una Comisión ad hoc, integrada por Autoridades Académicas y
civiles y las mejores vocaciones… que el Núcleo posee, se aboquen a allanar el
camino y con prudencia y sabiduría eviten los obstáculos para que en la cercana
fecha de cumplimiento de la Cuarta Década de la Institución en Junio de 2012,
pueda darse el salto definitivo de transformación del Núcleo Universitario “Rafael
Rangel” en la Universidad Nacional Autónoma Ambientalista “Rafael Rangel” de
Trujillo: UNAARR”. En esa posición o propuesta del Dr. Lobo se admite sobre la
factibilidad todavía del NURR como Universidad Autónoma, y considera que debe
orientarse hacia la preservación de los recursos hidráulicos, dentro de un marco
eminentemente ambientalista. Al respecto, consideramos que la propuesta puede
entenderse como una sugerencia organizada para estimular una discusión
razonable sobre la temática del NURR como Universidad Autónoma; sin embargo,
el destino de esta propuesta parece ya marcado por ese contexto donde toda
referencia sobre esa temática se desvanece o evapora, porque no existen
mecanismos establecidos para canalizar una iniciativa con estas características.

Nuestra opinión se resume en las siguientes afirmaciones hipotéticas, que


serán sólo indicadas y no desarrolladas. Tenemos:

1)-El NURR fue creado por la ULA como un modelo de Universidad Autónoma
Regional, de acuerdo al basamento conceptual incorporado en los documentos
aprobados por el CNU.

2)-Una Universidad Autónoma Regional como el NURR, debe evolucionar hacia el


modelo Autónomo Nacional, al asimilar en su estructura organizativa y de
Autoridad, el Régimen Autonómico de la Universidad matriz, establecido en el
Artículo 9 de la Ley de Universidades.

3)-El liderazgo fundador del NURR y los siguientes, fallaron en las últimas tres
décadas, en el proceso que podía estructurar ese régimen Autonómico, al
encaminar normativas que determinaron retrocesos y obstáculos para la evolución
hacia el modelo Autónomo Nacional.
4)-El proyecto de conversión del NURR en Universidad, presentado por sus
autoridades en 1982, contenía los requisitos para evolucionar desde el modelo
Autónomo Regional al Nacional.

5)-El proyecto de conversión de 1982 fue obstaculizado en sus posibilidades de


realización, por sectores profesorales del NURR y de la sede central, al
anteponerle un radicalismo autonomista.

6)-El radicalismo autonomista se constituyó en la opinión hegemónica para


considerar la temática del NURR como Universidad, al proporcionar los
lineamientos para las acciones y omisiones del liderazgo de la ULA y del NURR en
esta materia.

7)-La hegemonía del radicalismo autonomista influyó para estructurar las


opiniones sobre el NURR como componente permanente dentro de la ULA y para
las menciones de Universidad hacia un futuro indeterminado.

8)-La existencia del NURR con un esquema de Universidad Autónoma Regional,


sin la incorporación a su estructura organizativa y de Autoridad del Régimen
Autonómico previsto en la Ley de Universidades, sumado a la ausencia de
propuestas programáticas de parte del liderazgo central y del propio NURR, para
alcanzar un modelo similar a su Universidad matriz, le han determinado la
condición actual de Universidad Autónoma Inconclusa.

9)-La evolución de Universidad Autónoma Inconclusa hacia el modelo de las


Universidades Nacionales Autónomas, está condicionado solamente a la adopción
del Régimen Autonómico previsto en la Ley de Universidades vigente, en su
Artículo 9 y en concordancia con el Artículo 109 de la Constitución Bolivariana de
Venezuela de 1999.

Finalmente, en las condiciones actualmente dadas por un marco jurídico y


político que restringe el ejercicio de la Autonomía Universitaria, y como lo sostiene
el Profesor Eleazar Narváez de la UCV en un artículo publicado en el diario EL
NACIONAL el pasado 11 de Noviembre de 2011, que estamos en presencia de
una UNIVERSIDAD SITIADA; entonces, por ahora, de manera preferente, la
opción para el NURR es continuar como una Universidad Autónoma Inconclusa.
Porque, como dicen en la hermana República de Colombia, imitando al Premio
Nobel de la Comicidad, el mexicano Mario Moreno “Cantinflas” ¡Una cosa es una
cosa, y otra cosa es otra cosa!

S-ar putea să vă placă și