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INDICE
Introducción..................................................................................................................................... 2
Bibliografía..................................................................................................................................... 54
Comentario .................................................................................................................................... 55
1
INTRODUCCIÓN
Todos los embarazos implican algunos riesgos, pero hay más peligro para la salud
de la madre y la del feto en un embarazo de alto riesgo. En él tanto la madre como
el feto y/o el neonato tienen una mayor probabilidad de enfermar, morir o padecer
secuelas antes o después del parto.
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en que vive la mayor parte de sus poblaciones y de las deficiencias estructurales
en la prestación de los servicios de salud. Para el caso de la población de mujeres
en edad reproductiva, su perfil epidemiológico se caracteriza por presentar
enfermedades y muertes ligadas especialmente a eventos obstétricos.
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CONTROL PRENATAL
El control prenatal debe ser eficaz y eficiente. Esto significa que la cobertura deber
ser máxima (sobre el 90% de la población obstétrica) y que el equipo de salud
entienda la importancia de su labor.
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IDENTIFICACIÓN DE FACTORES DE RIESGO
Desde el punto de vista perinatal los problemas que con mayor frecuencia se
asocian a morbimortalidad son la prematurez, la asfixia perinatal, las
malformaciones congénitas y las infecciones. De ahí que las estrategias del control
prenatal están orientadas a la prevención, diagnóstico oportuno y tratamiento de
las patologías que condicionan los problemas anteriormente enunciados.
Se han diseñado múltiples listados con factores de riesgo a los cuales se les asigna
un puntaje, los que sumados, indicarían la necesidad de que esa gestación se
controle en el nivel primario (policlínico general), secundario (policlínico de
especialidad) o terciario (intrahospitalario) de atención prenatal.
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EMBARAZO DE RIESGO
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SITUACIONES DE RIESGO PARA LA GESTACIÓN E
Edad
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partos difíciles. Tienen mayor riesgo de abandono de los estudios y de depresión,
así como un elevado índice de recurrencia en las siguientes generaciones (las hijas
de madre adolescente tienden a serlo también).
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La edad extrema constituye por tanto un factor de riesgo a considerar en la
evaluación del riesgo obstétrico; sin embargo, habrá que individualizar cada caso
en función de la existencia o no de otros factores de riesgo, y sobre todo de la
ausencia o no de un buen control prenatal y una captación en fases tempranas de
embarazo.
Peso
La alteración del peso en la mujer embarazada, tanto por defecto como por exceso,
se asocia a peores resultados perinatales. Especialmente, las gestantes con
obesidad presentan un riesgo aumentado de trastornos hipertensivos del
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embarazo, diabetes, patología biliar, infecciones del tracto urinario, hemorragia
posparto, enfermedad tromboembólica del embarazo, parto pretérmino, aborto,
muerte perinatal y una mayor tasa de cesáreas.
Hábitos tóxicos
En general, los hábitos tóxicos durante el embarazo se asocian con bajo peso al
nacer. En cuanto al tabaquismo materno (más de 10 cigarrillos al día), se sabe que
los recién nacidos tienen menor puntuación en el test de apgar y una mayor
morbilidad neurológica.
Riesgo laboral
Agentes físicos:
o Vibraciones, relacionado con aumento de abortos, parto prematuro y bajo
peso al nacer.
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o Ruido: riesgo de bajo peso al nacer, daño auditivo irreversible por exposición
aguda, aumento de la tensión arterial.
o Radiaciones ionizantes: daños cutáneos fetales, enfermedad radiante,
cáncer, alteración genética.
o Temperatura extrema: el calor excesivo se relaciona con desmayos y
problemas vasculares, pudiendo comprometer la oxigenación fetal.
o Atmósfera de sobrepresión elevada: la embarazada puede sufrir la
enfermedad de descompresión, cuya terapia es fetotóxica
Agentes biológicos
Exposición a virus de la hepatitis, VIH, tuberculosis, sífilis. Riesgo de contraer
la infección.
Agentes químicos
Exposición a sustancias cancerígenas y mutágenas, mercurio (puede frenar el
crecimiento fetal), citotóxicos, monóxido de carbono (anoxia, abortos,
malformaciones congénitas, bajo peso, parto prematuro), plomo (abortos,
muerte fetal, alteración del desarrollo neurológico y hematológico).
Agentes psicosociales
Trabajo a turnos, trabajo nocturno, alta tensión emocional.
Factores de riesgo ergonómicos
Trabajar de pie, inmovilidad prolongada (riesgo de enfermedad tromboembólica
del embarazo), manipulación de cargas, desplazamientos.
Otros:
Ausencia de zona de descanso, alimentación inadecuada, riesgo de infección.
ANTECEDENTES MÉDICOS
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especialista responsable de su enfermedad en colaboración con el obstetra
responsable del control del embarazo.
Otras patologías médicas que pueden suponer un riesgo para la gestación o verse
perjudicadas por la misma son algunas cardiopatías, enfermedades renales,
respiratorias, la epilepsia, trombofilias, patología tiroidea, etc. Detallaremos este
apartado en el siguiente punto del tema.
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ANTECEDENTES GINECOLÓGICOS Y OBSTÉTRICOS
Entre los antecedentes obstétricos que son importantes conocer de cara a una
nueva gestación, destacan los partos prematuros y el retraso del crecimiento
intrauterino (ya que el riesgo de recurrencia es muy elevado); muerte fetal o
perinatal, sobre todo si existió una causa conocida y evitable; abortos de repetición,
alteraciones congénitas, etc7.
GESTACIÓN
Así, la clasificación tradicional del riesgo distinguía 4 niveles que podemos ver en
la tabla adjunta:
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TENDENCIAS ACTUALES EN LA CLASIFICACIÓN DEL RIESGO
OBSTÉTRICO
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PLANIFICACIÓN DE LOS CUIDADOS OBSTÉTRICO-
Este segundo nivel consiste en determinar, de entre todas las gestantes con uno
o más factores de riesgo, cuáles son las que realmente suponen un riesgo
elevado de resultados maternofetales adversos, y que pasaran a formar parte
del grupo de alto riesgo obstétrico.
Tercer nivel asistencial: constituido por las consultas de alto riesgo obstétrico,
consulta de fisiopatología fetal, unidad de diagnóstico prenatal y genética,
servicio de urgencias del hospital de referencia, servicios de hospitalización, etc.
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las gestaciones sin complicaciones sean proporcionados por las matronas y el
médico de familia, con el apoyo de la unidad obstétrica correspondiente y el
apoyo del resto de profesionales sanitarios del equipo de atención primaria.
De todas esas visitas, como mínimo tres de ellas serán en la consulta del médico
especialista en obstetricia y ginecología, con el objetivo además de realizar una
exploración ecográfica. Se recomienda la realización de una primera ecografía
entre las semanas 11 y 13+6, una segunda ecografía entre las semanas 18 a
21+6 y una tercera ecografía entre las semanas 34 y 36+6. El resto de consultas
prenatales pueden ser atendidas por la matrona del equipo encargada del control
del embarazo.
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controles periódicos a la gestante de alto riesgo en colaboración con el resto del
equipo.
En las mujeres con algún factor de riesgo detectado pero que no se consideró
inicialmente como de alto riesgo potencial para la gestación, es importante que
en cada visita prenatal, se actualice la clasificación del riesgo obstétrico en
función de las necesidades de la mujer, y derivar, si fuera necesario, a niveles
especializados de asistencia prenatal.
PATOLOGÍA CARDIOVASCULAR
Estos cambios suelen ser bien tolerados por la mayoría de gestantes; sin
embargo, en una mujer con una enfermedad cardiovascular de base, puede
dificultarse esta adaptación fisiológica del embarazo y pueden surgir
complicaciones y derivar en un resultado perinatal adverso.
Cardiopatías y valvulopatías
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Esta diferenciación es a menudo complicada, ya que durante el embarazo, la
disnea, la fatiga, la ortopnea, el síncope, las palpitaciones o el edema son
síntomas muy frecuentes. Debe sospecharse de la existencia de una patología
subyacente si los síntomas son progresivos, si ocurren en reposo o si limitan de
forma importante la vida diaria de la mujer. Si esto ocurre, debemos derivar a la
mujer a un cardiólogo para estudio.
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En cuanto a las valvulopatías adquiridas, la más común en la embarazada es la
estenosis mitral de origen reumático, y de las valvulopatías congénitas la más
frecuente es la estenosis aórtica. No se contraindica el parto vaginal en estas
mujeres, pero en ocasiones puede ser necesaria la monitorización
hemodinámica hasta después del parto.
Las cardiopatías que suponen un mayor riesgo materno son aquellas en las que
exista una resistencia física al aumento del volumen sanguíneo. En general, las
clases funcionales I y II suelen tolerarse bien durante la gestación, las
insuficiencias valvulares también, así como las cardiopatías congénitas
corregidas. Por el contrario, las estenosis valvulares, las cardiopatías congénitas
cianosantes y las clases funcionales III y IV entre otros pueden agravarse con la
gestación, e influir negativamente sobre esta.
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Síndrome de Marfan: alteración del tejido conectivo con herencia
autosómica dominante que se manifiesta a nivel muscular, cardiovascular,
ocular, etc.
Hipertensión pulmonar y síndrome de Eisenmenger.
Infarto de miocardio.
Miocardiopatía dilatada: afectación primaria del miocardio. Puede producir
un fallo cardiaco grave al final de la gestación o en los seis meses
posteriores a esta, conocida entonces como miocardiopatía periparto.
Estenosis aórtica y mitral: estrechamiento valvular.
Coartación de aorta.
Valvulopatías en clase funcional III o IV o en fibrilación auricular.
Portadoras de prótesis mecánicas con necesidad de anticoagulación.
Las cardiopatías que se asocian a un mayor riesgo fetal y neonatal son las que
repercuten en la circulación uteroplacentaria, y por tanto en la oxigenación fetal.
Las cardiopatías se asocian a un aumento de la tasa de partos prematuros,
mortalidad perinatal, retraso del crecimiento intrauterino y riesgo de recurrencia
fetal en las cardiopatías congénitas. Además, existe riesgo de malformaciones y
de muerte perinatal relacionadas con los fármacos utilizados.
Los periodos de mayor riesgo en una gestante cardiópata son las semanas
intermedias de la gestación (28-32), el parto y el puerperio.
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En cuanto al parto, la elección siempre que sea posible será la vía vaginal, por
asociarse a un cambio menos brusco del volumen sanguíneo y a menos
complicaciones maternofetales. La analgesia de elección es la epidural, ya que
el dolor puede contribuir a la descompensación hemodinámica. Debe
mantenerse a la mujer en posición semifowler ladeada o en decúbito lateral.
Síndromes varicosos
Además, el útero grávido ejerce una compresión cada vez mayor sobre la vena
cava, lo cual dificulta aún más el retorno venoso. Esto hace a la mujer gestante
más vulnerable a sufrir fenómenos de insuficiencia venosa que pueden dar lugar
a síndromes varicosos y en los casos más graves a enfermedad tromboembólica.
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varices son vasos dilatados y tortuosos, normalmente venosos, que suelen
aparecer en las partes declives del cuerpo. Afectan a casi la mitad de las
gestantes, siendo las venas implicadas con mayor frecuencia son las vulvares,
perineales, rectales, pélvicas y de los miembros inferiores. Si la mujer ya
presentaba con anterioridad al embarazo un síndrome varicoso, este tiende a
empeorar durante la gestación.
La forma más leve del síndrome varicoso son las telangiectasias, angiomas o
arañas vasculares: pequeñas dilataciones de arteriolas y sus ramificaciones, que
suelen aparecer en el segundo trimestre del embarazo e ir aumentando de
tamaño. Son más frecuentes en raza blanca. No suelen dar clínica ni producir
complicaciones.
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La incompetencia venosa pélvica es a menudo diagnosticada durante el
embarazo, en mujeres con factores de riesgo para los síndromes varicosos. Se
produce por varios factores: por un lado el flujo plasmático que llega a los vasos
pélvicos es mucho mayor que en mujeres no embarazadas, para asegurar el
aporte sanguíneo adecuado al útero; y por otro lado se debe a los cambios
fisiológicos propios del embarazo mencionados anteriormente13 (disminución
del retorno venoso y relajación del músculo liso de los vasos por acción de la
progesterona). La vena que con mayor frecuencia suele estar afectada es la vena
ovárica izquierda.
Las varices pélvicas cursan con dolor pélvico que empeora a lo largo del día y al
permanecer sentada y de pie, además de dispareunia e irritabilidad vesical en
función de las venas afectadas. El dolor suele mejorar cuando la mujer se tumba.
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El tratamiento de las varices vulvares durante la gestación se basa en medidas
conservadoras, como el descanso en decúbito supino o lateral, la aplicación de
frio local y puede ser útil el uso de un cinturón pélvico para descongestionar
parcialmente los vasos de la zona perineal y conseguir un alivio de las molestias.
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En una mujer sin patología respiratoria, estos cambios suelen ser bien tolerados
y no comportan mayores riesgos. Sin embargo, en la mujer con una enfermedad
pulmonar subyacente, puede ser necesaria una vigilancia más estrecha de su
función pulmonar.
Asma bronquial
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Las embarazadas que presentan un asma leve, con frecuencia no suelen sufrir
empeoramiento de su enfermedad, incluso en algunas mujeres los síntomas
pueden mejorar al comienzo de la gestación.
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Infección de las vías respiratorias altas
Neumonía
Entre los factores de riesgo para presentar una neumonía durante la gestación
están las enfermedades respiratorias crónicas como el asma, las infecciones de
vías respiratorias altas y el tabaquismo.
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rash cutáneo. Requiere la hospitalización de la gestante y tratamiento antivírico
intravenoso.
Es por ello por lo que ante una tuberculosis pulmonar activa, se recomienda
administrar tratamiento antibiótico similar a la población general, ya que
exceptuando la estreptomicina, el resto de fármacos no tiene efectos
teratógenos. Ante una sospecha de tuberculosis en la embarazada, está
indicada realizar la prueba de la tuberculina, considerada válida y segura.
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Es posible que se produzca una infección fetal intraútero o en el momento del
parto por contacto con la bacteria en el canal del parto, produciéndose una
tuberculosis congénita. Es una entidad clínica rara, que no suele producir
malformaciones fetales, aunque si se produce en etapas tempranas del
embarazo puede producir abortos. La tuberculosis congénita puede cursar con
hepatoespenomegalia, dificultad respiratoria y linfadenopatía en el recién nacido.
Alteraciones bucodentales
Épulis
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Imagen: Épulis Fuente: Sciencedirect
Enfermedad periodontal
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El manejo se basa en evitar aquellos alimentos que producen malestar como son
el café, los picantes, el chocolate, etc., evitar el tabaco, comer frecuentemente y
en raciones pequeñas, y adoptar posturas de semisentada al dormir, elevando
el cabecero de la cama unos 15 cm.
Úlcera gastroduodenal
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activa o brote. Previo al embarazo, se recomienda que la mujer lleve al menos 3
meses en remisión para recomendar la concepción, ya que si no es así existen
riesgos de complicaciones durante la gestación, especialmente en el caso de
enfermedad de Crohn.
Por último, señalar que existe riesgo de que los hijos padezcan la enfermedad,
siendo del 7% en el caso de la enfermedad de Crohn y algo menor en la colitis
ulcerosa.
Apendicitis aguda
33
Imagen: Localización del apéndice durante la gestación
Es por ello por lo que ante cualquier dolor en el lado derecho del abdomen y si
existen signos de defensa, debe realizarse un diagnóstico diferencial precoz para
descartar esta urgencia quirúrgica.
El hígado graso agudo del embarazo es una enfermedad con una baja
prevalencia en la gestación pero potencialmente muy grave si se produce, dada
la alta mortalidad maternofetal. Se caracteriza por un fracaso hepático
fulminante, que es precedido de un cuadro de náuseas, vómitos y dolor
epigástrico.
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Es más frecuente en primigestas, en estados hipertensivos del embarazo, en
fetos masculinos y en las gestaciones múltiples. Mayor incidencia en el tercer
trimestre de la gestación y en el puerperio inmediato.
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Hepatitis
Hepatitis A
Hepatitis B
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replicativas, siendo más bajo en los casos de madres portadoras sin enfermedad
activa.
Hepatitis C
Hepatopatías crónicas
Colelitiasis y colecistitis
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Puede cursar asintomática, pero también puede producir en la gestante un
cuadro de cólico biliar, con dolor intenso en el epigastrio e hipocondrio derecho
irradiado hacia la zona derecha del cuerpo (escápula, hombro, brazo o cuello).
Cuando aparece en el primer trimestre de la gestación es muy frecuente la
recurrencia durante el resto de embarazo, así como las complicaciones.
PATOLOGÍA HEMATOLÓGICA
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correspondiente a “Atención a la mujer con complicaciones durante el
embarazo”.
Coagulopatías congénitas
Hemofilia
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Del mismo modo que en la enfermedad de Von Willebrand, se prefiere el parto
vaginal a la cesárea, y se deben evitar maniobras agresivas durante el parto,
como la instrumentación obstétrica, para minimizar el riesgo de hemorragia, así
como la vía intramuscular.
Trombofilias
Trombofilias hereditarias
Trombofilias adquiridas
Provoca las mismas complicaciones que se han descrito para las trombofilias
hereditarias, siendo la más característica de este síndrome la pérdida
gestacional tardía en el segundo o tercer trimestre, relacionada con una
insuficiencia uteroplacentaria.
Suele tratarse con ácido acetilsalicílico a bajas dosis o con heparina de bajo peso
molecular. La gestación será considerada de alto riesgo obstétrico, existiendo
indicación de contraindicar el embarazo si la mujer ha sufrido episodios repetidos
de trombosis a pesar del tratamiento, en hipertensión pulmonar o arterial no
controlada y en antecedentes de trombosis en los 6 meses previos.
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Púrpura trombocitopénica inmune
Entre sus causas encontramos la embolia del líquido amniótico, la muerte fetal
intrauterina, el síndrome de HELLP, la preeclampsia, el desprendimiento de
placenta, placenta previa, aborto séptico e hígado graso agudo del embarazo.
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INTERVENCIÓN Y VALORACIÓN DE LA GESTANTE CON
Espondilitis y espondilolistesis
Las mujeres con dolor en la cintura pélvica pueden tener dificultad para caminar
y para determinados movimientos de la cadera, como la rotación externa y la
abducción de la pierna.
Escoliosis
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puede dar lugar en casos graves a alteración de la función pulmonar, provocando
disminución de los volúmenes pulmonares y dando lugar a un aumento en el
riesgo de infección pulmonar. También puede producirse en casos graves una
insuficiencia cardiaca derecha, con un descenso del gasto cardíaco.
Estatura baja
La talla baja o enanismo puede definirse como una estatura menor de 148 cm.
Existen muchas causas de estatura baja, siendo el trastorno más común la
acondroplasia.
La altura media de las mujeres con acondroplasia es de 123 cm. Presentan una
tasa de fecundidad disminuida. Entre las complicaciones que pueden aparecer
durante la gestación está un riesgo elevado de desproporción pélvico-cefálica
(aunque es posible en algunos casos el parto vaginal), la compresión aortocava
y aparición de compromiso cardiorrespiratorio materno que dé lugar a parto
pretérmino y a la aparición de complicaciones graves. Existe además un mayor
riesgo de aspiración en caso de precisar anestesia general.
PATOLOGÍA NEUROLÓGICA
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Otras entidades por el contrario pueden dar la cara por primera vez en el
embarazo, y es importante conocer bien los síntomas para no confundirlos con
los propios de la gestación.
Cefaleas
Migraña
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alimentos o el tabaco). En casos graves puede ser necesaria la terapia
intravenosa con antieméticos y narcóticos suaves.
Cefaleas tensionales
Epilepsia
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La falta de sueño que acontece en algunas mujeres durante el embarazo
aumenta el riesgo de episodios convulsivos, al igual que el estrés. Por último,
muchas mujeres no cumplen el tratamiento adecuadamente por el miedo a
producir teratogenicidad sobre el feto.
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Barbitúricos: síndrome de abstinencia neonatal si se administran
en el 3º trimestre
Síndrome anticonvulsivo fetal: patrón variable de alteraciones en el
crecimiento y en el rendimiento (microcefalia, rasgos dismórficos
faciales, hipoplasia de falanges distales, CIR y deficiencia mental
Malformaciones congénitas mayores: DTN, labio leporino, paladar
hendido, cardiopatías congénitas y anomalías urogenitales
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profiláctico a la mujer con vitamina K oral en las últimas semanas de gestación.
La lactancia materna no está contraindicada en la mujer con epilepsia.
Neuropatías periféricas
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Se diagnostica mediante el signo de Tinel: la percusión en el ligamento anular
en la cara anterior de la muñeca produce una sensación de descarga eléctrica
en el segundo y tercer dedo de la mano. Son factores predisponentes el aumento
excesivo de peso en el embarazo y la retención de líquidos. El tratamiento se
basa en colocar una férula de descarga en la muñeca.
Parálisis de Bell
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Imagen: Parálisis de Bell
Miastenia gravis
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El tratamiento durante la gestación incluye el reposo, evitar la fatiga, ingerir
alimentos ricos en potasio y fármacos anticolinesterásicos. El tratamiento
farmacológico debe mantenerse durante el parto, siendo frecuente la necesidad
de instrumentación obstétrica por agotamiento materno. La lactancia materna no
está contraindicada.
Esclerosis múltiple
Lesión medular
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Imagen: Tipos de lesión medular
Aunque las mujeres puede que no perciban dolor durante el parto, se aconseja
la analgesia epidural para prevenir la disrreflexia autónoma durante el parto.
52
La lactancia materna debe recomendarse en mujeres con lesión medular, dada
la mayor tasa de depresión posparto que se produce en este grupo.
53
BIBLIOGRAFÍA
1. http://publicacionesmedicina.uc.cl/AltoRiesgo/control_prenatal.html
2. http://www.scielo.org.co/pdf/sun/v32n3/v32n3a09.pdf
3. https://amirsalud.instructure.com/courses/107/pages/canvas-unit-
content-pag-53994?module_item_id=41224
4. Guía de Riesgo Obstétrico de la Comunidad Valenciana (España)
5. JM. Aranda, L. de la Revilla, J. de D Luna. Obstetric risk: evaluation of
existing indices and criteria. Disponible en: https://www.elsevier.es/es-
revista-atencion-primaria-27-articulo-riesgo-obstetrico-evaluacion-
indices-criterios-14890
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COMENTARIO
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Por tanto, el conocimiento de la validez de las predicciones de un índice sobre
la población gestante en la que se pretende usar es indispensable para
analizar si su aplicación tiene un cociente coste/beneficio favorable.
Riesgo bajo ó 0
Riesgo medio ó 1
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Condiciones socioeconómicas desfavorables.
Patología psicosocial.
Control insuficiente de la gestación: menos de 4 visitas prenatales o
1a visita después de la semana 20.
Edad extrema: menores de 15 años o mayores de 35.
Embarazo no deseado.
Esterilidad previa de 2 o más años.
Fumadora habitual.
Fecha de la última menstruación incierta.
Gestante con Rh negativo.
Gran multiparidad: 5 o más fetos de por lo menos 28 semanas.
Hemorragia del primer trimestre de embarazo.
Incompatibilidad Rh.
Incremento de peso menor de 5 Kg o superior a 15 Kg al final del
embarazo
Infección urinaria baja o bacteriuria asintomática (por urinocultivo)
Obesidad (IMC >30)
Período intergenésico inferior a 12 meses.
Riesgo alto ó 2
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Obesidad mórbida (IMC >40).
Preeclampsia leve (TAD ≥ 90 mmHg y/o TAS ≥ 140 mmHg)
Sospecha de malformación fetal.
Presentación viciosa constatada tras la semana 38 de gestación.
58
El índice ASMI en nuestra investigación tiene valores predictivos positivos
(VPP) para los problemas de baja prevalencia que no superan el 10%. Las
medidas de validez son distintas a las halladas en el estudio original
retrospectivo de Nesbitt y Aubry. Wall y Alexander, a partir de los datos
ofrecidos por los autores, calculan sensibilidades (40%) y especificidades
(70%) similares a los detectadas en Andalucía para el bajo peso al nacer y la
prematuridad, pero los valores predictivos positivos para los mismos
problemas son claramente inferiores en nuestro estudio (6,8 frente a 19,6%
en bajo peso y 7 frente a 10,2% en prematuridad). La baja potencia de este
instrumento en Andalucía es manifiesta, ya que la estimación del riesgo
según este índice se realizó con toda la información disponible de la gestante
al final del embarazo y no solamente con la que proporciona la primera visita,
como en el estudio de referencia.
Los distintos VPP para el bajo peso al nacer podrían atribuirse a la distinta
prevalencia estimada en las poblaciones estudiadas (13 frente a 5,3%),
explicación que no es válida para la prematuridad, que presenta cifras
similares en ambos estudios (6,5 frente a 5,6%).
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El índice de Coopland, en su definición original, es el único de los evaluados
que apuesta por la sensibilidad a costa de considerar de alto riesgo a más
del 60% de las embarazadas, porcentaje claramente incompatible con una
adecuada ordenación de los servicios, máxime cuando los VPP de este índice
no mejoran los de otros que consideran de alto riesgo a un porcentaje inferior
de las gestantes. La publicación original de Coopland et al no proporciona
información sobre la población de riesgo que define el punto de corte
sugerido, ni permite calcular los valores predictivos del índice en relación con
los problemas que quiere predecir. Lefevre et al realizaron un estudio
prospectivo de 635 embarazadas en el medio rural para validar el índice de
Coopland. Para estos autores el índice, en el punto de corte que indica
Coopland, califica de riesgo al 25% de las gestantes, presentando una
sensibilidad del 40%, una especificidad del 76% y un VPP del 12% para una
categoría de resultados adversos generales. Cualquier incremento de la
sensibilidad se realiza a expensas de una elevada tasa de falsos positivos.
Estos resultados les llevan a afirmar que este índice general no presenta
ventajas sobre el juicio clínico experimentado para la transferencia de casos
en su medio.
60
en el momento del parto, a pesar de que el 40% de los derivados tuvieron
una gestación y un parto normales. Su mal comportamiento se confirma al
observar los bajos valores predictivos que tiene frente a los problemas
estudiados.
El sistema propuesto por Bull para los médicos generales ingleses presenta
la novedad de definir el alto (12% de los embarazos) y el bajo riesgo (9% de
los embarazos) con elevada especificidad, creando una categoría de
vigilancia especial dentro del nivel primario que evita la sobrecarga del nivel
especializado y la medicalización innecesaria de embarazos de bajo riesgo.
Todo ello se realiza mejorando la potencia de los criterios de Málaga Oeste
para la predicción del alto riesgo e igualando la capacidad del ASMI para la
identificación del bajo.
Por último, podemos concluir del análisis que la validez de los sistemas
ideados para la predicción del «alto riesgo obstétrico» en general es baja en
problemas específicos, lo que es especialmente preocupante en situaciones
de baja prevalencia, como el CIR y la hipoxia del recién nacido. Quizás lo
61
más importante es comprobar la variabilidad de los valores predictivos
hallados para cada problema que es objeto de estudio, lo que sugiere
fuertemente la necesidad de construir índices específicos, apoyando las
conclusiones de Herman6.
Con este método, los resultados destacan a 3 índices por encima del resto.
Así, los de Coopland, Hobel e IROM de la Junta de Andalucía son los mejores
en la predicción del CIR y el bajo peso al nacer, con la gran ventaja del
primero de su simplicidad. Para la predicción del parto patológico, el mejor es
el IROM. La mejor predicción de la hipoxia del recién nacido y las estancias
hospitalarias prolongadas es compartida por el índice de Hobel y el IROM.
Los resultados son coincidentes con las valoraciones de los índices
efectuadas por otros autores.
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Distintas filosofías de atención obstétrica
Mientras que en los resultados observamos que los índices clásicos de Hobel,
Nesbit y Aubry, la adaptación de éste en Andalucía (IROM) y los criterios que
separan el riesgo medio del alto en el Distrito Málaga Oeste tienen
comportamientos similares a los descritos en la bibliografía, los que están
diseñados para ser usados como criterios de transferencia de casos entre los
niveles primario y especializado (Coopland, criterios del Distrito Málaga
Oeste) apuestan claramente por la sensibilidad en el corte que separa el bajo
riesgo del resto.
63
considerada de alto riesgo, claramente manifiesto en el comportamiento del
índice de Coopland en Andalucía.
Este índice es una modificación del de Godwin, que fue usado, por su
simplicidad, como criterio de transferencia de casos en clínicas rurales
australianas. En su definición original, en Andalucía, el índice clasificaría de
alto riesgo al 61,1% de las gestantes andaluzas (59,3% de alto riesgo y 1,8%
de extremo riesgo). Cabe preguntarse si los costes (no sólo los económicos)
de esta apuesta por la sensibilidad de los sistemas, cuando se usan como
criterios de transferencia de casos, no superarían a los beneficios.
Alguna luz sobre esta cuestión arroja el comportamiento del sistema ideado
por Bull para ser usado por los médicos generales ingleses, que responde a
otra filosofía de prestación de servicios y pretende ser específico en la
definición tanto del alto como del bajo riesgo. En este modelo la prevalencia
del bajo riesgo se reduce a un 8,7%. Bull considera de vigilancia especial
dentro del nivel primario al 79,2% y sólo deriva al nivel especializado al 12,2%
que califica de alto riesgo. Es decir, en la transferencia de casos sacrifica la
sensibilidad del sistema a costa de la especificidad (88-92% dependiendo de
los problemas) e introduce una categoría intermedia de cuidados primarios
no intervencionista más intensivos en cuanto a vigilancia de la presentación
de nuevos factores de riesgo.
Está claro que, si la opción sobre qué sistema escoger dependiese del valor
predictivo, los resultados del estudio desaconsejarían el uso de los criterios
de transferencia a la Unidad de Alto Riesgo del Hospital usados en el Distrito
Málaga Oeste. El valor predictivo positivo de este instrumento de detección
es inferior al usado para distinguir el bajo del riesgo medio.
64
Creemos que de estos hechos se desprenden algunas consideraciones
trascendentales a la hora de plantear el diseño de sistemas de este tipo.
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ha sido demostrado para muchos tests y evita intervenciones (con riesgo
conocido) sobre personas de riesgo indeterminado.
En todo caso recordar que cada mujer debe ser evaluada únicamente por
personal médico especializado y que la clasificación debe ser realizada por
un especialista en virtud de los pormenores que se presenten en el caso.
Además, la evaluación de riesgos es continua durante el embarazo: se puede
subir o bajar de riesgo durante todo el embarazo dependiendo de la salud de
la madre y el bebé.
66