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La concepción del otro; la mujer

“Mujeres protagonistas de la historia y mujeres borradas de ella; mujeres que sueñan y mujeres
castigadas por soñar; mujeres que sobreviven y mujeres que nos ayudan a sobrevivir.”

Eduardo Galeano

Desde una concepción histórica, social y cultural, la importancia del rol social
de la mujer recae primero en una postura donde se la muestra en el interior de una
sociedad patriarcal donde se encontraba o se encuentra sometida a la voluntad de
sus padres o marido, destinada a cuidar del hogar y de sus hijos.

Sin embargo, las mujeres fueron avanzando en el tiempo junto a sus ideas de
lucha y reivindicación social. Progresivamente la mujer fue asumiendo otros roles en
el ámbito público tras las reivindicaciones llevadas a cabo para conseguir progresar
en las conquistas que el otro género, los hombres, iban adquiriendo de acuerdo con
la propia evolución del mundo.El rol de la mujer en cada una de las sociedades
depende de muchos factores que condicionan su vida, como son la cultura, las
tradiciones, y la religión, entre otros.

Las viejas concepciones históricas que la ubican como el sexo débil, dieron
lugar a profundos debates al considerar su rol de suma importancia en la construcción
de sociedades. Debido a esto, durante el siglo XX surgieron los primeros movimientos
feministas que reclamaban que la mujer pudiera votar en el ámbito político, educarse
y guiar de forma autónoma su propia vida.

Un hecho a todas luces es que la situación de las mujeres ha experimentado


cambios considerables en los últimos años. Ellas debían asumir su “destino natural”,
como esposas y como madres, era un elemento clave para esos fines. En la historia
ya se había demostrado que cuando las mujeres se ponen de pie, los movimientos
de lucha se fortalecen enormemente. En los inicios de la última dictadura en Argentina
ya señalaban, con un importante protagonismo de jóvenes y trabajadoras, la
potencialidad de esa alianza. Para fortalecer la valoración del mundo privado-
femenino, de las tareas del hogar, el cuidado y la crianza, la dictadura condenó con
particular ensañamiento a las que cuestionaban con su práctica esos mandatos y
roles.

En el ámbito de las letras, muchas de las escritoras de las generaciones


anteriores debieron recurrir a la transgresión para provocar conciencia de la
perspectiva de género en la literatura y a partir de la Nueva Narrativa Argentina

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apareció el desarrollo interno del personaje femenino. Nos encontramos ante una
realidad femenina que se distancia de lo que pudo ser en el pasado.

Cada mujer es un mundo, con sus singularidades y peculiaridades, con una


personalidad definida y unas circunstancias concretas. Se trata de descubrir las
tendencias culturales que están marcando el movimiento social, del proceso
femenino, de tal forma que puedan ser utilizadas como referente aclaratorio de lo que
está pasando con las mujeres y con las relaciones con el sexo opuesto. La Nueva
Narrativa Argentina se ve atravesada por el cambio social del rol de la mujer y
empieza a plasmar en sus narraciones y poemas matices de ese nuevo rol

El modelo dicotómico que valora a las mujeres como “vírgenes o prostitutas”,


como si estos fueran sinónimos de “buenas” o “malas” mujeres, sirvió para sostener
su teoría de “la subversiva” como aquella que transgrede la supuesta esencia
femenina. ….+

Sin embargo, desde la historia de la creación la mujer ha sido un ser rebelde y


desafiante; si nos remitimos a la Biblia, en sus páginas del génesis se relata como
Eva, la primera mujer en el mundo, se revela a su creador comiendo de la fruta
prohibida lo cual lleva a la humanidad a ser expulsada del paraíso. Por lo tanto las
mujeres han sido rebeldes desde su creación al igual que las damas del siglo XIX o
las feministas de hoy creen estar encendiendo una luz de una fogata que nunca se
extinguió.

Las mujeres independentistas no eran ni débiles ni aliteradas, ellas eran


educadas, analfabetas y literatas además de organizar las tareas domésticas,
organizar eventos y eran perfectas espías enmascaradas bajo su belleza y simulada
impotencia.

Las mujeres eran expertas espías en grandes festines y establos poblados de


soldados ya que escuchaban las conversaciones de los hombres y las compartían
entre ellas en su círculo y luego a los hombres de batalla.

Y más allá “del espacio” que fueron ganando a través del tiempo, debieron
librar muchas batallas, entre otras aquellas que, de una manera u otra destruyeron su
subjetividad.

Un ejemplo es Alfonsina Storni, cuando hace años, antes de la dictadura, llegó


a Buenos Aires, traía sólo su pobreza y en el vientre un hijo. En esta ciudad trabajó
en lo que hubiera; y en formularios del telégrafo escribía sus tristezas.

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Mientras pulía las palabras, noche a noche, repasaba sus palabras que
anunciaban viajes, herencias y amores, aunque nada le regaló la suerte. Pero
peleando a brazo partido Alfonsina ha sido capaz de abrirse paso en mundo
masculino. Su cara nunca falta en las fotos que congregan a los escritores argentinos
más ilustres. Toda su obra refleja dramatismo, lucha y una audacia inusual para la
época. Su temática es, sobre todo, amorosa, feminista y profunda, en donde se refleja
un carácter singular.

La dictadura militar trajo la represión de grandes sectores de la sociedad a la


vez que impuso una lógica discursiva perteneciente al autoritarismo. Se trataba de
reducir las actividades interpretativas del pueblo a un eco de la palabra oficial; a pesar
del silencio impuesto por el gobierno militar, surgió una serie de resistencias abiertas
frente a la dictadura.

Una de las resistencias más duraderas era la presencia de las Madres de Plaza
de Mayo, quienes imponen una nueva voz en la esfera pública durante un período
histórico cuando pocos se atrevían a hablar, pudiendo sortear en cierta manera, la
deshumanización de las que eran víctimas, y al hacerlo proponen una nueva
subjetividad dentro del espacio público,

Durante la última dictadura la representación que se hizo de las mujeres


militantes, sindicales, políticas, de organizaciones armadas, fue la de sexualmente
libres y activas, malas madres, malas esposas y malas amas de casa. Este modelo
se enfrenta a otro modelo conservador sostenido desde la moral católica, que
sustenta un tipo de mujer cuyo mandato quedaba reducido a la vida privada y a
funciones de cuidado y reproducción, sometida a la autoridad masculina.

Entonces, el principal objetivo era poder “restaurar el orden natural (de


género), restableciendo una imagen de mujer como guardiana del orden social (Jelín
2002).

Cristina Zurutuza, coautora del libro “Grietas en el silencio”, sostiene que


“había una dosis de machismo, y de violencia machista, por dos caminos. Uno, contra
las mujeres en general, y otro, contra las mujeres que se habían atrevido a desafiar
el estereotipo, el modelo de mujer (...) el de una mujer sumisa, una mujer en su hogar,
en su casa cuidando de sus niños, que se habían atrevido a desafiar el orden social”.
Somos cuerpos sexuados, afirma Cristina Zurutuza, por lo tanto la identidad
humana se constituye alrededor de un cuerpo cuya subjetividad interacciona
sexuadamente con el medio y tiñe todos los vínculos que va construyendo a lo largo
de una vida. Así, la sexualidad, siempre glosando a la misma autora, no es un asunto
biológico, sino una construcción social, histórica y culturalmente situada, construida y
reconstruida durante toda una vida. Por eso es que las amenazas a la sexualidad
dada la integridad de cada ser humano, atacan el núcleo de la identidad.

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Muchas de esas mujeres que desafiaron el estereotipo que se esperaba de
ellas, debían exiliarse para que no las mataran, aunque de alguna manera
continuaron con su protesta desde otro lugar.

Como se ha señalado la Nueva Narrativa Argentina, a través de las letras, la


música, entre otras formas de expresión, ha podido plasmar el nuevo rol de las
mismas.

El año 1976 Rodolfo Jorge Walsh sufrió la pérdida de su hija Victoria, que tenía
el nombre de guerra «Hilda», y «Vicki» para los familiares y amigos, oficial 2.º de
Montoneros, murió en un enfrentamiento con el Ejército, un día después de cumplir
26 años. Al verse rodeada y sin posibilidad de escape en la terraza, ella y Alberto
Molina, el último sobreviviente, levantaron los brazos y tras un breve discurso que
finalizó con la frase: «Ustedes no nos matan, nosotros elegimos morir», se dispararon
en la sien.

En diciembre, Walsh publicó un mensaje, en el que relata las circunstancias


del hecho, y refleja la valentía, la garra y fortaleza de la mujer que se resiste y lucha
ante las injusticias de esa época llamado Carta a mis amigos y en la que reflexiona
sobre la crueldad de una época, sobre la muerte de su hija y la de todos los que
murieron como ella, y de otro camino posible. Su corazón grita su nombre para que
la conozcan. Habla de Victoria y de los caminos que pudo elegir que eran distintos
sin ser deshonrosos, pero el que eligió era el más justo, el más generoso, el más
razonado.

Según sus propias palabras su muerte es una síntesis de su corta, hermosa


vida. Plantea que no vivió para ella, vivió para otros, para todos. Habla de la muerte,
la muerte de su hija, de cómo ésta muerte fue solo suya, y llena de valor su memoria,
se muestra orgulloso asegurando que será quien renace de ella

Como lo hizo Luisa Valenzuela, en su obra Cambio de armas, publicado en


1982, en el que se narra la desmemoria de una mujer víctima de torturas en el periodo
de la dictadura militar argentina (1976-1983). El cual corresponde, según la propia
autora, “a la época inicial de la dictadura de Videla, cuando en el aire ya latía la
necesidad de cambiar las armas”, que se sumerge en el olvido y busca encontrar
respuestas, bajo la tutela de un enigmático y supuesto marido militar. Nos transmite
esa realidad desarticulada, fragmentada, que va descubriendo la protagonista, donde
alusiones a la anulación del ser y a la posterior modelación:

(…)Una ella borrada es lo que él quiere, un ser maleable para armarlo a su


antojo.(…) (pág.138).

Además, la supuesta relación de amor, el matrimonio entre torturada y


torturador, como la foto de la mesita es otro elemento más de la incertidumbre y la

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desconexión del mundo. Él quiere someterla, los gestos de cariño están todos
pensados al milímetro utilizados como arma de sometimiento

(…) “ya te iba yo a obligar a quererme, a depender de mí como una recién


nacida, yo también tengo mis armas (…)”, pág.144).

Laura no reconoce al que debe ser su marido, ni tan siquiera sabe lo que
siente, ya no diferencia ni tan siquiera los sentimientos:

(…)Por momentos ella sospecha que podría tratarse del llamado amor.
Sentimiento por demás indefinido que le va creciendo como un calor interno
de poca duración y que en sublimes oportunidades enciende en llamaradas
(…) (pág.125).

Ella se aferra a él porque es lo único que en su mundo nebuloso, en algún


momento, le hace sentir persona y cree que le puede proteger de los demás, claro
ejemplo de pérdida de identidad.

(…)O no: una pantalla para poder esconderse de los otros, desaparecer para
siempre tras o bajo otro cuerpo(..). (pág.136).

Se observa el vacío biográfico, como que la violencia y el miedo hubieran


producido, una alteración en su historia, desapropiación de su propio cuerpo, pero si
él tan solo le interesaba regar esa plantita.

En el fragmento de Los espejos, se puede observar ella vacía de identidad,


cuando estaba a punto del placer él le dice:

(…)“Abrí los ojos, puta!”(…) (pág.123)

Demostrando que con las torturas la ha dibujado a su antojo, esto si hacemos


una retrospección siempre ha sucedido con la mujer, vista como ángel y demonio por
un mundo machista.

Se buscaba romper con ese tejido social con la violencia e instaurar unos
ideales políticos diferentes, los suyos. Para lograr su meta ven como única salida el
sometimiento de la población mediante la tortura, anulando así su individualidad,
haciendo absoluta la diferencia y erradicando la heterogeneidad del pensamiento.

La literatura siempre fue una clase de guía para los intelectuales o las personas
que tienen acceso a ella, y los que a partir de la lectura y la reflexión formaban su
cosmovisión del mundo y de la sociedad,Ducrot hoy no juzga a esa civilización y
barbarie, la trata de entender en una nación que emerge y usa la literatura para
fundamentar hechos.

Elsa Ducrot en su discurso menciona el estrecho vínculo entre clase y género,


siendo las mujeres de las clases sociales bajas las más desfavorecidas, y viceversa.

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Esto hace surgir una pregunta, porqué esto es así? Parece que al ser las mujeres los
integrantes de una sociedad con valor en la producción de sujetos, en la preparación
de generaciones nuevas para el mundo del trabajo, está en ellas ocuparse del
problema de las desigualdades de géneros y clases, pero resulta que es una tarea
bastante difícil de cumplir, ya que las clases pobres son oprimidas del sistema y
excluidos por el capitalismo.

La movida de autoras argentinas que surgió luego de la dictadura militar, es un


ejemplo de que las mujeres también tienen voces, que tenemos algo que decir y que
es preciso escucharnos.

Como se ha señalado, las distintas asociaciones de mujeres, fueron creadas


para denunciar públicamente y dar contención a la angustiosa situación de víctimas y
familiares de detenidos y desaparecidos del terrorismo de estado

Las escritoras abordadas construyen una memoria como fundamento de una


identidad genérica y subjetiva plasmada en la literatura de un período conflictivo de
la Argentina, cuyas circunstancias cercanas les obligaron a esconder, guardar,
preservar sus textos de la censura y exponerse a prohibiciones. Sus memorias
narrativas si bien trabajan sobre el pasado, se constituyen en modos de pensar hacia
el futuro porque, en su versión tanto individual como en su repercusión colectiva,
constituyen el fundamento de la identidad de un pueblo y una nación

Cinco mujeres valientes sobrevivientes de la ESMA, escribieron “Ese Infierno”


(2001), cuentan sus vivencias, y como era su vida cotidiana dentro de la ESMA, la
feminidad, la convivencia con los secuestradores, las salidas impuestas, los trabajos
asignados, el contacto con familiares, los bebes apropiados, la libertad vigilada y el
exilio.

Estas mujeres cuentan con dolor como cambio el rol de la mujer dentro de la
ESMA para poder sobrevivir, como dijo una “ser mujer dentro de la ESMA significó
ser el deseo sexual de sus secuestradores y resistirse a ello era estar expuesta a la
muerte”, empezaron a idear estrategias que oscilaron la simulación de agrado hacia
los represores o la disimulación de la feminidad. Como dijo Elsa: cada uno se cuidaba
como podía, yo tenía miedo a exponerme, de mostrar mi feminidad. No mi belleza, mi
feminidad, la tenía oculta, no existía.

A pesar de disimular en esa época tan dolorosa que ha tocado vivir en este
país, cuando fueron liberadas, por el solo hecho de haber sobrevivido las habían
convertido en sospechosas. El romper el silencio y contar sus estrategias como mujer
del cómo lograron sobrevivir en los centros clandestinos de detención y exterminio,
supuso para ellas enfrentarse a sus traumas del pasado, como así también a las
nuevas acusaciones por el solo hecho de estar vivas. Y lo único que hicieron para
sobrevivir cambiar estratégicamente su rol de mujer dentro de la ESMA.

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Haciendo una consideración general respecto al ámbito religioso, podemos
decir que María Soledad Catoggio en parte de su narrativa, discute, por un lado, la
existencia de dos iglesias durante la dictadura, una popular y otra cómplice,
mostrando las variaciones de las prácticas de diferentes actores y la complejidad que
asumieron las disputas entre y al interior de las congregaciones.

Una entrevistada religiosa de la congregación Franciscanas Misioneras de


María, describe parte del período de la dictadura como una etapa itinerante,
declarando que ese nomadismo le permitió tener acceso a diversa información,
responsabilidad con la que accedió a proteger a otras y protegerse a sí misma.

Ella desempeña un papel masculino frente a sus pares, pero siempre


resguardada por una fugacidad propia del mundo anfibio de lo femenino (Segato
2003).

Fueron numerosos los testimonios de aquellas mujeres, algunas debieron


dejar de lado la exposición (por ejemplo trabajar en las villas) por orden del Obispo,
para “guardar gente en casa”. “Para mucha gente de Rosario... nosotras fuimos las
comunistas y quedamos con ese estigma” (Entrevista a religiosa).

También hubo mujeres consagradas que fueron cómplices de atrocidades


como el robo de bebés.

En un artículo Catoggio, señala que frente a situaciones límite como las que
proliferaron durante la última dictadura, la reversibilidad de la trama de significados
históricamente asignados a estas mujeres consagradas las sitúa en una posición de
ventajas comparativas respecto de sus pares varones para transitar mejor las
situaciones traumáticas desencadenadas por la represión.

A su vez, estas circunstancias dan un mayor protagonismo a las religiosas,


reposicionándolas en el mundo de la masculinidad como mujeres sujeto de habla, del
ámbito público y capaces de trocar signos y objetos.

Después de este recorrido a través de obras de diferentes autores sobre el


papel que las mujeres han jugado en su desarrollo, y al ir recogiendo datos que
muestran el avance respecto al reconocimiento histórico de las mujeres en los
distintos ámbitos, no podemos dejar de señalar que aún en la actualidad persiste una
amplia brecha, sobre todo teniendo en cuenta que esta refleja la desigualdad que
sigue presentándose desde edades tempranas, marcando las preferencias respecto
a diversos campos y que a pesar de las múltiples contribuciones realizadas por las
mujeres, que han venido silenciándose históricamente, aún en la actualidad, tienen
que enfrentarse a opiniones que ponen en duda sus capacidades.

En este sentido, teniendo en consideración que los problemas sociales


cambian en función del momento histórico, del sistema de valores y de la ideología
de la sociedad, los cuales se construyen de forma colectiva, fomentando algunos de

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los problemas asociados a las mujeres, como el aislamiento social y la brecha de
género, los que representan un importante problema social debido a que contribuye
a la individualización, favoreciendo interacciones impersonales y deteriorando las
relaciones con otros grupos sociales, como la familia y la comunidad.

De esta manera se pone de manifiesto, la necesidad de un empoderamiento


feminista, que forme parte de la agenda política mundial, y que, además de un acceso
igualitario en todos los ámbitos sociales, se traten los problemas de fondo que
perpetúan esta situación. Necesitamos reflexionar y repensar, cómo operan los
distintos estereotipos, construyendo las profesiones vinculadas a los cuidados como
propias de las mujeres, a través de promover proyectos orientados a solucionar la
actual brecha de género para que estos proyectos, pueden contribuir en la
disminución de prejuicios y conductas discriminatorias en torno a las mujeres.

No obstante, es necesario destacar que la mujer juega un gran rol en nuestra


sociedad, además es indudable que la lucha que ha llevado a cabo por una igualdad
de oportunidades y derechos le ha traído también beneficios pero que aún resultan
insuficientes, por lo que es necesario apropiarse de su cuerpo, de su identidad y de
su integridad. Las mujeres seguirán en su lucha intentando posicionarse como nuevos
referentes y lo que es más importante conformar redes de trabajo colaborativas para
potenciar el reclamo y ocupar su espacio en el mundo.

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