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POSTRIMERÍAS

Podemos elegir lo que más nos guste, el infierno, la muerte, el juicio, cualquiera de los
novísimos, es decir, lo más nuevo, lo último, lo más fresco, el postre de la vida. El gran
pensamiento de la eternidad, la gran olvidada de nuestros tiempos. Pero la Escritura nos amonesta:
Memorare novissima tua, et non peccaberis.

San Ignacio nos lo recuerda a cada paso: nos habla de salvar el alma(en el P y F); en 3
Pecados, quántas veces yo merescia ser condenado para siempre por mis tantos pecados! En
Pecados Propios, “ya la tierra cómo no se ha abierto para sorberme, criando nuevos infiernos para
siempre penar en ellos”. “Para siempre; para siempre”

Y la liturgia nos lo recuerda, a cada paso: “pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación”.
“Cuéntanos entre tus elegidos, líbranos de la condenación eterna”. Por eso le tienen bronca los
progresistas a la Plegaria I.

San Ignacio nos dice que pidamos “interno conocimiento de las penas que padescen los
dañados, para que si del amor del Señor eterno me olvidare por mis faltas, a los menos el temor de
las penas me ayude para no venir en pecado”[65]

Pero muchos, niegan la realidad del infierno, o dicen que está vacío. El infierno está lleno de
personas que decían que no existía. Escuchemos el relato de Santa Faustina Kowalska.(leer).

El único modo de ordenar la vida es con el pensamiento de la eternidad. Todo debe ser
ordenado según la eternidad; el tiempo según la eternidad!

Un afecto desordenado es algo pasajero, qué es en comparación con la eternidad que me


estoy jugando? Por eso el pecador tiene que revestir de eternidad su pecado, porque pone la
felicidad en él, y la felicidad se pone sobre cosas eternas. Por eso mismo, el castigo eterno es justo,
porque el pecador peca en su eternidad subjetiva.

Todo hombre tiene ansias de eternidad, y lo expresa de distintas maneras, aunque su


anhelo de eternidad sea en esta vida, como los que pretenden un paraíso terrenal. Gabriel García
Márquez, que tiene cáncer linfático, escribió una suerte de carta de despedida: “Se despide un
genio”.

Nosotros los cristianos debemos pensar siempre en ese “peso incalculable de gloria” que
nos espera en el cielo. El justo vive de la fe, por eso debemos vivir con el pensamiento de la vida
eterna, y juzgar todo “sub especie aeternitatis”. Vanidad, todo es vanidad....; los cielos y la tierra
pasarán, pero mis palabras no pasarán, porque sólo Cristo tiene palabras de vida eterna.

Veamos el texto de una anámnesis de la Anáfora siríaca de S. J. P.

…Iterum etiam adventum tuum secundum commemoramus,

La Misa es memorial de la pasión, muerte, resurrección y ascensión de Cristo, como rezamos enel
Canon Romano. Las anáforas orientales incluyen las postrimerías, el elemento escatológico:

1
terribilem illum, plenumque tremore & terrore, quando in gloria exoriens terribiliter apparebis;
(el Dies Irae, dies illa). Quién podrá mantenerse en pié cuando venga?

[Juicio]

quando Angeli a judicio tuo contremiscent, & Archangeli pariter trement:

quando omnes homines in luctu & dolore consistent, & ad judicium formidandum & severum se
praeparebunt:

quando sedebis super thronum flammeum, & stabunt coram te mille Angelorum myriades, &
millies mille Archangeli:

quando solia Apostolis collocabuntur, & judicabis cum aequitate bonos & malos, unumquamque
secundum merita.

[Infierno]

Quando carbones cum strepitu ardebunt, & flamma quae non extinguetur:
quando intercessiones non jam suscipientur, & deprecationes repelluntur:
quando cruciatus absque(sin) misericordia statuetur adversus malos:
quando ipsis gemitus & dolor erit:
quando justi voluptatem(el deleite) haereditabunt,
& impii in gehenna torquebuntur: (Mt 25, 31)

quando occulta revelabuntur, & opera examinabuntur, atque omnes homines in timore & tremore
magno consistent.(estar parado, conservarse en ese estado)

In hac hora terribili Domine plene misericordia,


ne avertas faciem tuam a nobis:
non intres in judicium nobiscum, non ad examen adducas nos,
ne confusionem inconsolabilem nobis incutias-lanzar, arrojar- (non confundar in aeternum)
ne rejicias nos ex numero servorum tuorum:
ne repellas nos ab thalami tui: ne dicas nobis, nescio vos:
ne numeres nos inter crucifixores:
ne cruciemur cum illis qui te non noverunt,
neque perdas nos cum illis qui te non dilexerunt.
Ne tradas nos supplicis timendis, non in stridore dentium simus:
non abneges nos neque dicas nobis, quia non novi vos.

[...] [distintos nombres del infierno] Salva nos a verme illo qui non moritur: libera nos a mari
metuendo ignis: eripe nos a morte secunda:...

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