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En la Conferencia de Río

I. Primeras entrevistas. ¿Protocolo preliminar o arreglo


definitivo?

Este capítulo es, sin duda, el más difícil y delicado del


presente libro. La relación que he hecho de los sucesos ha sido
sometida al examen de algunos de los Sres. Delegados que fueron
conmigo a Río. Se basa, no sólo en recuerdos personales, sino,
sobre todo, en buen número de documentos escritos: entre ellos
enumeraré la exposición que hice en el Congreso extraordinario de
febrero de 1942, la síntesis que envié a las Legaciones ecuatorianas
el 2 de marzo siguiente, las actas de las sesiones de la Delegación en
Río, tornadas con la mayor fidelidad posible dentro del vertigi noso
atropellamiento de los sucesos, por el Sr. Dr. D. En rique Arroyo
Delgado, los cablegramas dirigidos desde esa Capital al Gobierno
ecuatoriano y los que éste remitió a Río, los proyectos de protocolo,
y los informes que algunos de los Delegados escribieron a raíz de su
retorno al país o que presentaron a consideración de la Asamblea
Constituyente en 1944. Sin embargo, pudiera ser que algún detalle
cronológico estuviese equivocado o que faltara tal o cual hecho de
carácter secundario.
Como es natural, he tenido que suprimir algunas esce nas, que
habrían dado realce extraordinario y vivido movimiento al relato y
pintado patéticamente nuestra situación; pero que no es tiempo de
que salgan a la luz pública, porque los personajes que en ellos
intervinieron actúan aún en la vida pública de otros países.
Durante aquellos días acerbos, en que fué menester trabajar
casi siempre 1 5 y 18 horas; en que el torbellino de los
acontecimientos nos llevaba a menudo en direcciones
inesperadas, y en que la amargura fué el único pan de nues tro
espíritu, nos olvidamos de nosotros mismos y no pensa mos en
preparar de antemano la defensa de nuestro nom bre. El soldado en
la batalla no puede llevar noticia minuciosa y cabal de cada uno de
sus actos. El mero hecho de apuntarlos prolijamente, revelaría que
pensó más en sí propio que en la patria, a cuyo ser vicio peleaba.
La misma rapidez de los acaecimientos y el sobresalto con que
en ellos participamos, no eran propicias circunstan cias para que
dejaran profundo recuerdo en nuestra memo ria.
Me concretaré a referir aquí lo que hizo la Delegación
ecuatoriana en orden al problema limítrofe. Sus demás labores se
detallan en el Capítulo que, por especial pedido y deferencia de mi
muy distinguido sucesor en la Cancillería, escribí para la Memoria
de 1941-42. Esas labores merecieron el aplauso de sabios
internacionalistas, como el Profesor 0 Charles Fenwick.

Estudio del plan de Llegados a Río en la tarde del 12 de


acción enero, el Ministro doctor Arroyo Delgado
nos manifestó que había convenido con el señor
Aranha en que nos recibiría a la mañana siguiente. En la noche del
propio día se congregó la Delegación y, después de cuidadoso
estudio del plan diplomático que debíamos desarrollar, acordó: I o ,
valerse de un personaje eminente de la misma Reunión para que en
conversación—que debía aparecer, en lo posible, como casual y sin
intención predeterminada— diese a comprender al señor Welles que
la Delegación pensaba no asistir a las sesiones, si la Media ción no
alcanzaba algún arbitrio que permitiese al Ecuador intervenir en la
Conferencia en condiciones satisfac torias para la dignidad
nacional; y, 2 o , encaminar todos los esfuerzos a la suscripción de un
protocolo, en que se fijasen bases para la negociación, de
conformidad con las sugestiones que los Mediadores habían hecho
el 27 de diciembre. Lo primero tendía a estimular la acción de los
mismos Mediadores y, especialmente de Estados Unidos que, como
era natural, trataba a todo trance de asegurar la unidad espiritual de
las Repúblicas americanas frente a la agresión de las Potencias
totalitarias.
Se convino luego en el personaje que había de dar la
noticia al sefíor Welles. Consultado aquel, no tuvo incon veniente en
ofrecer que nos harfa, con la celeridad que imponían las
circunstancias, ese valiosísimo servicio.

Primera visita al En la mañana del día 13, todos los Canciller Aranha
miembros presentes de la Delegación visitamos al esclarecido
Canciller doctor Aranha, quien expresó su deseo de que, durante la
Reunión, se arreglase el problema de límites que, por más de un
siglo, nos había agobiado.
Quejóse de que el Ecuador no había querido entregarle
oportunamente su línea confidencial, que le habría permiti do
trabajar con mayor desahogo en pro de la solución de la antigua
controversia; e insistió en que se le comunicase esa línea, la cual
debería formularse tomando en cuenta las realidades actuales y la
necesidad para el Ecuador de ter minar el litigio.
Le manifestamos que en Washington se nos habían entregado
dos fórmulas: la del Embajador Moraes Barros y la del Canciller
Argentino, que implicaban injustificable refrendación de la
conquista violenta de nuestro territorio hecha por el Perú, con
menoscabo de las instituciones con tinentales que prohiben toda
adquisición territorial por medio de la fuerza. El señor Aranha,
refiriéndose de manera especial a la fórmula Argentina, manifestó
que no teníamos por qué preocuparnos de ella, pues era allí donde
iba a buscarse la forma de un arreglo,
Reconoció el Canciller brasileño que la Mediación no había
tenido la eficacia debida; que él tuvo que proseguirla, porque el
Brasil había entrado ya en esa vía; pero que, con todo, se hallaba
resuelto a hacer cuanto estuviese en su mano para la solución de la
diferencia.

Inoportunidad del Le replicamos que no era procedente arreglo


definitivo aún tratar de un arreglo definitivo, porque dada la
ocupación de territorios ecuatorianos, ni siquiera disputados por el
Perú, el pacto adolecería de nulidad. El Ecuador se acoge hoy cómo
ayer, le dijimos, al pensamiento de los Mediadores, quienes, cou
sabio y estricto criterio jurídico, en el Memorándum de 4 de
octubre, exigieron ante todo al Perú la desocupación de
los terrenos invadidos y luego la reunión de los Delegados de los dos
Países y de los Mediadores para procurar el arre glo definitivo. Ese
documento quedó sin respuesta. Después, el 27 de diciembre
último, los Mediadores propusieron, con criterio conciliador, que
los dos países retiraran sus fuerzas a quince kilómetros de las
posiciones del s t a t u q u o de 1936, que se tomaran estas mismas
posiciones como base de la negociación, y que se constituyeran las
delegaciones para tratar, en lugar neutral, de la línea fronteriza. El
Perú ha dejado sin respuesta esta proposición. El Ecua dor —le
repetimos— se atiene al propio criterio de los Mediadores y así cree
que lo pertinente y justo esprocuraf, previamente, la realización de
lo propuesto el 27 de diciembre, l^odo lo demás equivale a servir los
intereses de la fuerza.
Al terrrtinar, se le entregó un ejemplar de los dictáme nes
jurídicos emitidos por eminentes internacionalistas del C ontinente*
en que demostraban la improcedencia de todo arreglo mientras
estuviese el territorio ecuatoriano bajo la tenencia deí^invasor.
En la tarde, visité nuevamente, acompañado del señor doctor
Arroyo Delgado, al Canciller brasileño, de confor midad con el
pedido que éste me hizo.

El Dr. Aranha El señor Aranha, después de deteni-


das consideraciones acerca de los suce- del
manifiesta la necesidad
arreglo definitivo sos julio, de la marcha lenta de la Mediación
y de te. actitud intransigente del Perú, manifestó que el Echador
debía hacer cualquier sacrificio, a trueque de resolver
d e f i n i t i v a m e n t e el problema.
Indicó lo molesto que resultaba para los Mediadores este agrio
problema que, una vez terminada la conferencia, no podía ser
atendido debidamente a causa de las, graves cuestiones a que van a
dedicar su atención, tanto Estados Unidos, como el Brasil,
quedando entonces el Ecuador a merced, más que del Gobierno civil
de Lima y del mismo Ureta, del general que era jefe en el Oriente.
Le replicamos que nuestra patria confiaba en que la Mediación
mantendría el criterio único que correspondía a la conciencia
americana, o sea el de que debe repararse, de ■mediato, el dafío
causado al orden jurfdico con la invasión del territorio ecuatoriano.
Si bien los mismos Mediadores han cejado en los propósitos
contenidos en el Memo-láidam del 4 de octubre, es preciso exigir, a
lo menos, la aceptación de la fórmula de 27 de diciembre, fórmula
emi-■cntemente transaccional, a cuyo cumplimiento está dispuesto
el Ecuador, no obstante el sacrificio que ella supone, pmes al
acogerla ha convenido en lo que siempre rechazó, o sea en tomar
corno base las posiciones del s t a t u q u o , que constituían también
consagración de la violencia.

asistimos en la En consecuencia, le manifestamos que


camaieicia de on lo natural y lógico era suscribir un proto anerdt
preliminar co l 0 p r e l i m i n a r , en que podría pactarse la desocupación
previa de los territorios ecuatorianos y aceptarse los demás puntos
de la indicada fórmula. Este convenio pondría a las Partes en
condición de igualdad jurídica para tratar de lo fundamental y salva -
rla las instituciones continentales, que niegan todo valor a las
adquisiciones por la'fuerza y a los trata dos de paz he cfaos bajo su
imperio.
B Pera rechaza todo Expuso entonces el señor Aranha que acierdo previo la
proposición" del 27 de diciembre había sido rechazada
d e f i n i t i v a m e n t e por el Perú y que, en su deseo de conseguir un
arreglo, instruyó a su Embajador en Lima para que procurara la
mejora de la línea; que con lo obtenido por medio del señor Moraes
Barros se había logrado fijar límite a las pretensiones del Perú; y
que ahora estaba tratando de modificar la línea y, sobre todo, de
obtener la retrocesión de lo concedido a Colombia en el Sucumbíos.
Replicárnosle que si la línea del 36 era poco satisfactoria para
el Ecuador, con mayor razón la que había alcan zado el señor Moraes
Barros.

Ultima oportunidad No es posible desatender realidades, para


contestó el Canciller Aranha; y esta es una
solución pacífica
oportunidad UNICA, TAL VEZ LA ULTIMA, QUE A USTEDES
SE LES PRESENTA PARA SOLUCIONAR PACIFICAMENTE
EL PRO-
BLEMA. Un país no puede vivir sin fronteras y le es pre ferible ser
más pequeño, pero saber a ciencia cierta lo que le pertenece. El
tiempo ha sido el peor enemigo de uste des y, si ahora no concluyen
el litigio, la situación de ustedes seguirá empeorando.
Además, ustedes han tenido y tienen graves circunstancias en
contrario. Han estado indefensos y no podrán por algún tiempo
resolver este asunto por medio de las ar mas, (i)
Tengan piel, añadió. Un pafs que no posee fronteras, es lo
mismo que un hombre sin piel. Ustedes necesitan paz antes que
tierras.
Paz y tierras, le contesté con viva angustia patriótica. Esas
tierras han sido fecundadas con nuestros sacrificios seculares. La
Presidencia de Quito realizó una epopeya misionera sin parangón
en América. El Perú funda su pretensión sobre esos territorios en un
papel eclesiástico, que destruyó la obra civilizadora y tricentenaria
de nuestra Audiencia.
Sí, pero si ustedes no se arreglan ahora, el Perú prosi gue la
invasión. No se puede conseguir la suscripción del Protocolo
preliminar. Por consiguiente hay que ir al arre glo. Es preferible un
sacrificio, aunque sea la pérdida de un miembro, a trueque de salvar
el resto y vigorizarlo luego.
Pidió, en fin, que se hiciera hoy lo que no se había querido
cumplir antes, o sea entregarle una línea confiden cial generosa que
se adecuara a las circunstancias reales; y agregó que él procuraría
servir al Ecuador de la mejor manera, para que este asunto se
arreglara antes de terminar la Reunión.
En la mañana del 14 conferencié con el Embajador Mauricio
Nabuco, Secretario General del Ministerio y mi amigo personal
desde la Reunión Consultiva de La Haba na. Estuvo conforme con
nuestro pensamiento de que debfa buscarse un acuerdo preliminar
sobre las bases de la proposición del 27 de diciembre, único modo
de hermanar la solución del litigio con las instituciones pacificas
del Continente.

(1) Lot Mediadores tenían conocimiento cabal de la titilación militar del


Ecuador por los informet de lot Obtertadoret Neutrales, informet que, a la tazón,
no conocía huettra Cancillería.
— 37i —

EntrerisU coa el Pro- Simultáneamente conferenciaban lidente de la


Delegación mis compañeros, los doctores Albornoz Norteamericana y
Ponce Borja, con el Subsecretario de Estado y Presidente de la
Delegación Americana, señor Welles.
Este, que babfa recibido ya la visita del personaje a quien
nos referimos al comenzar este capítulo, preguntó a mis
compañeros, como habíamos previsto, si era cierto que la
Delegación del Ecuador había resuelto abstenerse de concurrir a
las sesiones de la Reunión de Cancilleres.
Con el propósito de que la duda sirviese de estímulo a la
acción de los señores Aranha y Welles, vivamente em peñados en
que reinase absoluta unidad y armonía en la Conferencia, los
miembros de la Delegación recordaron al señor Welles que hacía
algunos días el Canciller ecuatoria no, en cable confidencial
dirigido al amigo, más que al ilustre funcionario del
Departamento de Estado, le expresó sus inquietud es respecto de
la situación ecuatoriana frente a la próxima Reunión. De asistir a
ella, decía el cable, el Ecuador tendría que hacer oír su protesta,
con el riesgo de turbar el ambiente de la Conferencia. Expresaba
también el mensaje, como posible alternativa, la de no concurrir a
la Reunión. El señor Welles conoce que los fundamentos de esta
alternativa no han variado.
El doctor Albornoz, para arrancar una indicación o consejo
categóricos, le preguntó: «Qué haría usted, señor Welles, en estas
circunstancias?:»:
El señor Welles contestó:
«Me permito expresarles con absoluta sinceridad la siguiente
sugestión para que la mediten y resuelvan:
— 7 —
«La Delegación del Ecuador debería concurrir a la sesión inaugural,
porque en ella hablarán el señor Presidente de la República y el
Canciller del Brasil. La inasistencia naturalmente les disgustaría, como
anfitriones que son. Después, el Canciller del Ecuador podría
abstenerse de concurrir hasta que se arreglase el asunto de ustedes,
como tienen perfecto derecho.
El Dr. Albornoz vuelve a preguntar:
«Esta inasistencia deberá comunicarse por medio de una nota?»
«Sí, naturalmente, contestó el señor Welles, en una nota explicativa».
La Delegación observó que el Canciller ecuatoriano se vería
en la necesidad de exponer el caso del Ecuador ante la Reunión
de Cancilleres, para lo cual había de esco ger la oportunidad. El
señor Welles respondió que podría hablar en una de las últimas
sesiones plenarias.
Luego expresó que se hallaba vivamente empeñado en
trabajar en pro del Ecuador; y que en ese momento se esforzaba en
obtener en la línea del s t a t u q u o del 36 ventajas para nuestro país.

lflsístese en Ianecesi- La
Delegación agradeció al señor Sub- dad de salvar
las secretario de Estado; pero le manifestó instituciones con- q U e un
arreglo definitivo no era posible
tinentales mientras el Ecuador tuviese sus territorios invadidos. Ese
arreglo vendría en mengua de las instituciones jurídicas de
América, que declaran nulo todo pacto hecho bajo la presión de la
fuerza. Lo procedente era conseguir la aceptación del Perú a la
proposición que los Mediadores hicieron el 27 de diciembre,
propuesta acogida por el Ecuador, y que el Perú, con ofensa de
aquéllos, ha dejado sin respuesta, como dejó asimismo el
Memorándum de 4 de octubre.
Tienen razón, dijo el señor Welles; pero el Perú no cumplirá
un arreglo provisional. Además, el procedimiento mejor sería que
las Partes aceptaran una línea adoptada por los Mediadores.
La Delegación observó que este procedimiento no evi taría la
nulidad, porque el consentimiento del Ecuador para adoptar esa
línea sería dado bajo la presión de la fuerza, mientras no se
desocupasen los territorios invadidos.

El doctor Ponce insistió en preguntar viable el


El Sr. Welles no juzga
arreglo si juzgaba viable un arreglo preliminar preparatorio q Ue
fijase las bases para el definitivo. La
respuesta fué negativa. Al despedirse los Delegados ecuatorianos
entregaron al señor Welles dos de los proyectos formulados por la
Delegación del Ecuador para la Reunión de Cancilleres. Como el
doctor Albornoz le manifestó que en uno de ellos se
declaraba como norma jurídica positiva del Derecho Inter -
nacional americano la «política del Buen Vecino>, el se ñor
WeHes agradeció vivamente emocionado. El doctor Ponce, no sin
intención, le dijo entonces: «Ojalá tenga mos oportunidad para
presentarlos».
El señor Welles insistió en que pidiéramos plenos poderes
para un arreglo.

Los días 14 y 1 5 los empleamos en personajes de la


Conferencias con los
largas conferencias con los principales Conferencia personajes de la
Reunión, especialmente con los señores Rossetti, Ruiz Guiñazú,
Padilla, Parra Pérez, Turbay, Fernández Concheso, etc. * El
primero, más emotivo y espontáneo, se impresió hon damente de
nuestras circunstancias y de la necesidad de salvar el crédito de
las instituciones continentales, tan ne cesario como el de la
defensa de América contra la agresión exterior. El doctor
Escudero y yo logramos ilustrarle en todos los detalles del
problema peculiar que entonces nos preocupaba; y compartió con
nosotros la idea de un acuerdo previo que sentara las bases de la
negociación futura. Le manifestamos que no era posible que
puestos como Andoas y Rocafuerte, vinculados aún por sus
nombres a lo más hondo del sentimiento ecuatoriano, pudiesen
quedar en poder del Perú con violación de todos los principios del
derecho americano. Su corazón parecía vi brar al unísono con el
nuestro. Por desgracia, el señor Rossetti (quizás más que el
Canciller Argentino), tenía situación delicada en la Asamblea:
después de haber sugerido la Reunión Consultiva, aparecía en
pleno disentimiento con Estados Unidos y Brasil respecto del
principal problema que a éstos preocupaba: la ruptura de
relaciones con el Eje. Esa falta de armonía en tan delicados mo-
mentos nos perjudicó sobremanera. La Mediación no te nía un
solo criterio, ni igual espíritu.

El mismo día 1 5 tuvimos nueva con- del acuerdo


Recálcase la esterilidad
preliminar ferencia con los señores Aranha y Welles. Ambos
reiteraron la necesidad de ir valientemente al arreglo definitivo,
porque el preliminar no sería aceptado por el Perú. Sin
embargo, volvimos a
insistir,con el corazón desolado por la amargura patriótica, en la
idea del protocolo previo, en que se establec ieran las bases
fundamentales tendientes al arreglo, y se pusieran a salvo.para
decoro de América y beneficio nuestro, los prin cipios capitales
del Derecho continental.
— 9 —
Mañana, nos dijo el señor Aranha, hablaré con el Canciller
peruano.
Le expusimos que, en nuestro concepto, no había tiempo
para ningún arreglo sobre lo principal. El señor Welles replicó que
sí habría y que él permanecería en Río el número de días
necesario.

La Mediación no Ambos declararon con redoblada ener-


pnede continuar gía que la Mediación no puede continuar.
Varias veces hemos pensado en dejarla, añaden sucesivamente,
causándonos honda perplejidad.
La Delegación estudió luego el informe que los doctores
Albornoz y Ponce Borja emitieron acerca de su con ferencia con el
señor Welles; y acordó seguir el plan esbozado en ella y, en
consecuencia, asistir solamente, por entonces, a la sesión
preliminar del mismo día y a la inaugural en que hablaron elSr.
Presidente Vargas,el Canciller Rossetti, el señor Welles y los
Cancilleres de México, Uruguay y Brasil. Ninguno de ellos hizo
alusión a la existencia de un caso de agresión en América:
únicamente discurrieron acerca del ataque del Japón a Estados
Unidos, considerándolo en términos de justa vehemencia. Bien se
veía que la Reunión no quería menoscabar su brillo con una sola
referencia a nuestra situación, a pesar de que ella, precisamente,
ponía a prueba la sinceridad y efectividad de las instituciones
continentales.
Por la mañana del 16 se reunió nuevamente la Delegación;
conoció del enérgico anteproyecto de nota al se ñor Aranha que,
había redactado el doctor Escudero; y discutió en definitiva la
actitud que se debía adoptar.
Se resuelve oo isistir Después de larga deliberación, en que
a las reuniones y se estudiaron diversos matices: si debía
explicar nuestra s er I a nota simplemente confidencial al

conducta al Canciller s eñor Aranha, o pública, a la Secretaría


Aranha General; y el tono de ella, a fin de que
causara el efecto buscado y no otro, se
resolvió optar por la primera forma, la confidencial, y que el
proyecto de nota la redactáramos el señor doctor Escudero y el
que ésto escribe.
Aprobado el texto, se convino en que el señor Minis tro
Arroyo Delgado la entregara personalmente al Canci ller Dr.
Aranha.
La nota decía así:
«Río de Janeiro, enero 16 de 1942.—Señor Presidente de la Tercera
Reunión de Consulta de los Cancilleres Ame ricanos.—Ciudad.— Señor
Presidente:
«Cumplo con el deber de participar a Vuestra Excelencia, la decisión
de abstenerme, por ahora, de seguir concurriendo a las sesiones que la
Tercera Reunión de Consulta celebra en esta Capital.
«Congregada la magna Asamblea que, con tanta sabiduría y acierto,
preside Vuestra Excelencia, para arbitrar los medios orgánicos de la
solidaridad continental, ante una guerra que afecta a Estados
Americanos, como resultado de una agresión no americana, mi
presencia en ese augusto recinto no se justificaría si no se diese a esa
solidaridad imperio universal, para todos los casos que reclaman su
aplicación.
«La solidaridad americana es una e indivisible; y por lo mismo es
menester que los Cancilleres Americanos excogiten los medios de
salvarla, ya ante la agresión extraña, ya ante cualquier hecho
intracontinental que pueda menoscabarla.
«El Gobierno y el Pueblo de mi País, profundamente penetrados de
sus obligaciones internacionales y de su decisión sagrada por la
mancomunidad histórica de los Estados del Nuevo Mundo, han
concurrido a las sesiones preparatoria e inaugural de ésta reunión de
consulta. Al hacerlo así, han rendido a las Repúblicas de América el
tributo que su hora suprema exigía, para vincular esfuerzos y voluntades
contra la agresión de fuera, que las afecta indiscutiblemente.
«Para coordinar nuestro deber ante nuestro propio país con el deber
para con América, nos ha sido grato también elaborar algunos
proyectos, que revelan el auhelo de contribuir a los trabajos de la
Asamblea. Pero participar en ella en otra forma, mientras no quede
restablecido nuestro derecho soberano, conculcado por la invasión
violenta y la ocupación armada de nuestro territorio, sería faltar a
imperiosas exigencias de nuestra conciencia de ciudadanos del Ecuador
y de ciudadanos de América.
«Vuestra Excelencia, como uno de los ilustres representantes de la Mediación
organizada en mayo de 1941, sabe positivamente que cuando estaba pendiente
una proposición transaccional hech« por ella, el Ecuador fué atacado por fuerzas
superiores a las que él poseía; pues, confiado en la eficacia de los resortes
jurídicos para la solución de las controversias interamericanas, nunca había
querido aumentar los elementos militares propios de las necesidades de la paz.
«Sabe también Vuestra Excelencia que las Partes aceptaron las suspensiones
de hostilidades propuestas por los Gobiernos oferentes de sus amistosos
servicios; y que, con infracción de ellas, se prosiguió en grande escala la invasión
de nuestro territorio, así en regiones nunca disputadas, como en las que son
materia del litigio territorial.
«Por último, conoce Vuestra Excelencia que se dejó sin respuesta al
trascendental memorándum de 4 de octubre, presentado por los Gobiernos
Mediadores; y que aun no se ha atendido a la proposición del 27 de diciembre,
que el Ecuador se apresuró a aceptar, no obstante que constituía, en una sus
partes, grave sacrificio de su derecho.
— 11 —
«Mi patria sufre inmerecidamente en el momento actual, a más del despojo de
gran parte de su haber territorial, obtenido a través de seculares sacrificios, el
éxodo de veinte mil refugiados,errantes por otras regiones de su propio país, con
nostalgia de hogar y con hambre de justicia, presentando en nuestra América, por
vez primera, el cuadro trágico de refugiados americanos en América.
«Sin embargo, mi Gobierno y mi País tienen fe en el derecho americano,
confianza en la eficacia de la mediación y en la conciencia de América; y, sobre
todo, en que el Continente reunido en esta memorable oportunidad, no sacrifica-
rá, en perjuicio de un país pequeño, la lógica de sus principios, la integridad de su
doctrina, la consecuencia de su conducta.
«Las instituciones continentales están a prueba. América será digna de sí
misma, de su porvenir, de su predestinación pacíficf.
«Me permitirá Vuestra Excelencia que reitere la convicción de mi Gobierno
en una América una y solidaria, regida por el orden jurídico; ¿n la nobilísima
labor de sus eminentes Estados Mediadores, cuya solicitud y perseverancia les
enaltece; y en su creencia en que, como Estado ameri-ricano, tiene el Ecuador
derecho a su existencia, a un territorio delimitado por medios justicieros, y a la
paz internacional.
«Oportunamente pondré en manos de Vuestra Excelencia y de los
demás ilustres miembros de la Tercera Reunión Consultiva, las
opiniones que, concordes con el sabio criterio de las Cancillerías
Mediadoras, preclaros internacionalistas y hombres de Estado han
emitido acerca de la ilegalidad de la ocupación de una parte inestimable
del suelo ecuatoriano, y acerca de la necesidad de repararla por los
medios que han constituido el prestigio de las instituciones
americanas».
«Permítame Vuestra Excelencia hacer reserva de la facultad de
intervenir en la Reunión cuando lo juzgue conveniente y de publicar
esta nota reservada, cuando mi Gobierno crea oportuno, pues su
propósito no es turbar la armonía continental, sino estrecharla
definitivamente, para la defensa de los derechos y necesidades
comunes.
«La ausencia del Ecuador representará solamente el rechazo a la
posibilidad de que uno de los Estados Americanos participe en esta
Reunión Internacional, mientras esté disminuido en la integridad de su
patrimonio territorial, menoscabada su igualdad jurídica, ocupado su
territorio por ejércitos extranjeros, lleno de fugitivos las regiones
devastadas y, sobre todo, mientras su derecho se halle conculcado por
otra República americana.
«Que8a en manos de los Mediadores, en manos de América, una
solución que salve el imperio de su acervo jurídico y el prestigio de su
economía de paz.
f Reitero a Vuestra Excelencia, honra y prez de esta Tercera
Reunión Consultiva, mi más alta y distinguid* consideración».—Julio
Tobar Donoso, Ministro de RR. EE. del Ecuador».

Impuesto el doctor Ahanha de las pri- Canciller


Efecto de la oota en el
meras líneas, tuvo violenta reacción de disgusto y
brasileño
manifestó al seúor Ministro Arroyo Delgado que inmediatamente
la iba a dar curso;pero que,como Canciller del Brasil, abandonaba
en ese instante la Mediación y que convocaría de seguida a los
demás Representantes deAquella, con la seguridad de que la deja-
— 37S -

rían también. Ratificó en esta circunstancia que él había estado


deseoso, desde antes, de salir de la Mediación y que lá actitud
presente del Ecuador le daba oportunidad.
El señor doctor Arroyo Delgado, sorprendido por tan
extrema reacción, expuso al esclarecido Jefe de la Cancille ría
brasileña que el espíritu del Ecuador no era el de pro mover
estridencias, ni estorbar las deliberaciones de la Reunión
Consultiva, sino el de salvar su dignidad, adop tando una posición
que, precisamente, permitiese a los Mediadores, por lo mismo
que éstos se hallaban interesados en excogitar una solución para
el problema, presionar con un recurso efectivo, el cual, por otra
parte, había sido aprobado por el señor Welle s.
El doctor Aranha no pudo menos de comprender, con esta
referencia a su egregio amigo y colega, el señor We lles, que la
actitud del Ecuador no era precipitada, oi menos encaminada a
perturbar el desenvolvimiento de la Reunión.

Si DO se arreglaHizo entonces largas consideraciones el problema


sobre la necesidad de que el Ecuador Reanión,quedará el
en la
efectuase un esfuerzo máximo para faci- Ecdador a merced litar el
entendimiento; y abundó en su anterior argumento de que, si el
problema no se finiquitaba en esta Reunión, el Ecuador quedaría
solo y a merced de la voluntad peruana. Añadió que uno de los
Mediadores dudaba del derecho del Ecuador, lo que hacía aun
más grave su situación.
En consecuencia, convínose entre el doctor Aranha y nuest ro
Ministro en que guardaría la nota de la Delegación £n reserva
l^asta la conferencia que al día siguiente tendría conmigo.
El señor Aranha entregó al doctor Arroyo esta breve misiva
para mí, que la traduzco del portugués:

«Mi querido colega: —Recibí de las manos de nuestro común


colega y amigo, el Ministro Arroyo su nota. Me tomo la libertad de
decirle que la conservaré en reserva hasta nuestra conversación de
mañana, después de la que, según el resultado, daré entrada oficial en
la Secretaría General.
«Confío, mi colega, en su sabiduría y de sus compañeros y espero de
sus manos una solución por la cual hacemos es-
fuerzos y preces todos los americanos—Devino, colega. — Oswaldo
Aranha».
~ 13 —
Nueva conferencia Al día siguiente, en efec to, nos reci-con el
Canciller bió el señor Aranha a los doctores Albor -
Dr. Aranha noz Ponce Borja, Arroyo Delgado y a mí. Dominaba el
ardiente Canciller su disgusto de la víspera, que, visiblemente, lo
conservaba latente aún. Tardó más de media hora p ara entrar en
la materia principal déla entrevista, conversando, entre tan -
to,sobre múltiples e indiferentes asuntos, que contrastaban con
su nerviosidad interior, empeñosamente disimulada.
Comenzó por decirnos que nuestra nota constituía una
acusación contra los Mediadores, pues los demás Cancilleres
nada tenían que ver con la situación creada. Es toy listo, añadió, a
dar curso a la nota; pero al mismo tiempo comunicaré que el
Brasil se separa de la Mediación.
Le manifesté entonces que ni nuestra ausen cia de la
Reunión había sido definitiva, ni habíamos dejado de participar
en ella en diversas formas; que teníamos pre sentados 14 proyectos
a la docta Asamblea; pero que no era posible presenciar
impasibles que nada se dijese sobre la agresión de un país
americano a otro, y que una rica provincia de nuestra patria
continuase bajo la bota del invasor.

La Mediación única El señor Aranha insistió largamente defensa


del Ecuador en demostrar la conveniencia, para nuestros
propios intereses, de que continuáramos asistiendo a la Reunión,
porque la existencia de la Mediación constituía la única
salvaguardia para nuestra Patria indefensa.
Eran tan graves y decisivas las razones que enunció el
Canciller y estaba tan erizado de peligros el retiro del Brasil de la
Mediación, que no pude menos de manifestarle que
reingresaríamos a la Reunión Consultiva, en la espe ranza de que
él pondría todo su empeño para salvar la ardua situación del
Ecuador y la crisis que ella acarreaba a las intituciones
continentales.
Noestros derechos Le expusimos luego que las pretensio- amazónicos
nes del Perú eran verdaderamente extravagantes; que la unidad
geográfica de la hoya amazónica, muchos de cuyos ríos nacen en
las vertientes de nuestra cordillera,imponía el acceso de Ecuador
al Amazonas. Como se tocara el problema del Santiago, expuse
que nunca se incluyó ese río en la cédula de 1802, pues Mainas
sólo comenzaba en el Pongo de Manseriche y el Marañón no era
navegable sino desde allí.
~ 14 —
Volvió a reclamar el señor Aranha qu e se le diera una línea
confidencial,que le sirviese de base para sus ges tiones. Se quejó
una vez más de que no se le hubiera en tregado antes, porque su
labor habría podido desarrollarse en forma diferente y eficaz.

Anteproyecto A continuación presenté al Dr. Aranha


de protocolo un anteproyecto de protocolo, que con sistía en
lo siguiente:

«Se firmará un protocolo con asistencia de los Gobiernos


Mediadores, en que se declarará:
a) que el Perú retirará sus fuerzas atrás de las posiciones del s t a t u
q u o de 1936, en el plazo de quince días de firmado el Acuerdo;
b) Los Observadores neutrales vigilarán la ejecución del retiro.
Cualquiera dificultad que ocurriere, será resuelta por los Mediadores;
c) El Ecuador, si lo quisieren los Mediadores, se comprometerá
hasta la fijación de la línea, a mantener sus tropas en los lugares
designados por el Acuerdo de Talara, conservando la jurisdicción
civil y sus autoridades policiales en la zona comprendida entre las
posiciones del s t a t u q u o y la línea ecuatoriana del susodicho
acuerdo. En la zona oriental se compromete a mantenerlas en los
lugares actuales.
d) Las Partes convendrán en que los Mediadores fijen una línea
definitiva de arreglo del problema territorial, tomando como base las
posiciones que tenían las Partes el 6 de julio de 1936.
Si hubiere desacuerdo entre las Partes acerca de esas posiciones,los
Mediadores lo resolverán libremente.
e) Las Partes convienen en que los Mediadores puedan unir los
puntos de posición al 6 de julio de 1936 por medio de líneas
naturales y lógicas, tomando como base los acci-
dentes geográficos y prescindiendo en lo posible de líneas imaginarias.
f) Facultan asimismo a los Gobiernos Mediadores para hacer
compensaciones, a fin de regularizar la línea fronteriza.
g) Se establecerá el derecho de libre navegación de los ríos orientales.
Los puertos peruanos no cobrarán derechos por las mercaderías que
llegaren en tránsito para el Ecuador o por las que se enviaren a ellos desde
lugares ecuatorianos.
h) el arreglo quedará bajo la garantía de los Mediadores.
i) todas las dificultades concernientes a la ejecución del
convenio serán resueltas por decisión arbitral de los Media-
dores.

Los problemas Al Canciller Aranha complacieron so - *


atinentes al bremanera estas bases, que ofreció tener -STATU
QUO las en cuenta. También le presenté el siguiente
- 38i -

Memorándum acerca de los problemas del s t a t u q u o , a que se refería


la letra e) del referido ante-proyecto.

«MEMORANDUM.—Los problemas que suscita el s t a t u q u o de


1936 son muy graves, aun en la sección occidental de la frontera. En efecto:
a) Con posterioridad al 31 de Julio de 1941, fueron ocupadas por el
Perú algunas islas del Archipiélago de Jam-belí, a título de que estaban
comprendidas en la l í n e a peruana de s t a t u q u o . Mas, si bien en algunas
de esas islas el Ecuador no tenía en dicha fecha autoridades militares, ha
conservado tradicionalmente jurisdicción civil sobre todas ellas;
b) El Perú alega que hay una zona en que el río Zaru-milla ha
cambiado de cauce. Mas, como lo ha demostrado el Ecuador, con prueba
geológica e histórica, nunca existió otro cauce que el actual, el que,
por-tanto, debe ser la línea divisoria. A partir de la quebrada Faical, la línea
debe seguir la cúspide de la Cordillera, llamada sucesivamente del Caucho,
Cocha de Palo Negro, El Barco, etc. hasta la quebrada de Pilares. Entre la
cordillera y la quebrada de Cazaderos hay una sección que ha sido
tradicionalmente ecuatoriana.
c) En la sección del Zamora, ninguna de las partes tenía ocupación
militar el 6 de julio de 1936. El Ecuador que posee sobre esa zona títulos
indiscutibles desde la erección de la Real Audiencia de Quito, conserva allí
innumerables mineros. La guarnición peruana está en Chávez Valdivia, en
el río Numpatacaime, afluente del Marañón.
La mejor prueba del dominio y de la posesión ecuatorianos sobre esa
zona es la erección del Vicariato Apostólico del Zamora en 1894, pues la
Santa Sede se atuvo a la posesión de las Partes, como único medio de
vencer la resistencia del Perú.
En la sección oriental debe considerarse:
a) Que se han suscitado también graves divergencias entre las Partes
sobre las verdaderas posiciones de cada una al 6 de julio de 1936; y que,
por ende, conviene que los mismos Gobiernos Mediadores diriman
cualquier disputa que se presentare si se toman como base aquellas
posiciones para el arreglo definitivo.
b) Que es absurdo unir con líneas rectas imaginarias las posiciones al
6 de julio de 1936, porque daría por resultado una frontera enteramente
irregular, caprichosa, antinatural, ya que cortaría numerosos ríos».

Discrepancias entre Algunos de mis ilustres y abnegados los Delegados


respecto compañeros—a quienes rindo el pleito ho- del retorno á la
menaje de respeto y admiración a que se Reanión hicieron
acreedores por su sacrificio en acompañarme en aquellas horas dé
crucifixión y por la sabiduría de sus consejos, inspirados en amor
vehemente al suelo natal, hollado por el agresor —algunos de mis
compañeros, digo, que no habían concurrido a la entrevista con el
Sr. Aranha, discreparon de mi resolución de retornar a la
Conferencia después de la ardua en trevista con el Canciller
brasileño. Juzgaron, en efecto, que habr ía convenido llevar hasta el
- 38i -

fin aquella medida y que la nota debió ser enérgica y pública, si


fuese posible «incen-diaria> ante ese simulacro de solidaridad
continental.
En la nota pasada al Canciller Aranha me había reser vado la
facultad de intervenir en la Reunión cuando creyere conveniente;
pues el propósito del Ecuador no era turbar la armonía continental,
sino antes bien estrecharla eficiente y.lealmente. Podía y debía yo,
por tanto, como jefe de la Delegación, escoger aquel momento de
acuerdo con las conveniencias nacionales.

Gravísimos peligros fio Mantener la actitud habría sido causar


habría originado el irreparable daño a nuestra patria, cuyo
maatenimieato do único antemural era la Mediación. He-
niestra acritid rido el Brasil, habría, sin lugar a duda,
arrastrado a los demás Mediadores a abandonar los amisto sos
servicios, que ellos mismos declaraban haber estado, varias veces, a
punto de dejar, por sus ingentes dificultades y compejidad.
No sólo habrían padecido menoscabo nuestras relacio nes con
los Mediadores, que consideraban aquella Reunión como la ú l t i m a
o p o r t u n i d a d que se nos presentaba para un arreglo pacifico.
También hubieran manifestado profundo enojo los demás países,
empeñados en patentizar ante el mundo la hermandad que nos uní a
ante el peligro común. Si en Panamá, con la sola referencia que hice
en mi discurso al problema limítrofe, referencia que no pudo ser más
cordial y amistosa, se habló de ruptura de la solidari dad continental,
¿qué se habría dicho allí, en Río, donde és ta se hallaba en el vértice
de la sobreexcitación sentimental? No puedo recordar sin una
especie de calofrío el frenesí de las barras durante la sesión en que se
acordó reco mendar la ruptura de relaciones con el Eje. En aquella
atmósfera de pasión, ¿cómo se habría acogido la nota del Ecuador?
¿No se la hubiera mirado como «olvido de lo general, en aras de lo
particular?>
¿Y cuáles habrían sido las consecuencias de nuestra conducta
en lo atinente al Perú? ¿No habría éste logrado esa libertad de acción
que venía exigiendo y en cuya busca llegó a presentar a los
Mediadores la fórmula de 1 5 de setiembre, en que intentó que se le
permitiese buscar a solas con el Ecuador una línea de frontera,
dentro de la zona comprendida entre lo que el Perú llamaba el límit e
de su derecho (nuestra cordillera oriental) y las n u e v a s posiciones?
Sin poner en riesgo intereses trascendentales no podfa yo
correr ese albur, por mantener una carta cuyo éxito desconocía, o,
mejor dicho, que me constaba que, en suma y síntesis, depend ía de
la voluntad del Perú. El hombre de Estado no puede sacrificar un
- 38i -

medio c i e r t o de defensa de su país, por correr en pos de otro dudoso


y perseguir una ilusión.
Por lo demás, como lo advertimos de inmediato, aque lla nota
cumplió su objeto, estimulando poderosamente al Brasil—que era la
primera figura, la figura central de la
Mediación, por voluntad de los mismos Estados Unidos
América—, para cooperar al arreglo final.

Otras disidencias Esta relación es historia fid edigna de nuestra


labor, no su defensa y, menos aun, su apología. Por tal razón, no
he vacilado en referir la discrepancia que hubo entre los
miembros de la Delegación acerca del retorno a la Conferencia,
discrepancia a la que se añadieron luego
otras,vehementes,ardorosamente patrióticas, llenas de profundo
anhelo de acierto, inspiradas en el noble afán de salvar la
situación nacional. Esas divergencias son el testimonio de que
los delegados rivalizaron en celo por la defensa de los intereses
fundamentales de la República, en solicitud para buscar fórmulas
que conjuraran los ingentes problemas y peligros que se nos
presentaban. Si no hubiese habido ese deseo ferventísimo de
acertar, la Delegación habría marchado en completa unidad de
propósitos, pero unidad afeminada y muelle. Nuestra actitud, en
cambio, fué viril eco de la herman dad de convicciones patrióticas
que nos mancomunaba y de la asfixia originada por una situación
incomparablemente dolorosa.
El Sr. Dr. LuisBossano, ex-Canciller, ha escrito en su
informe a la Constituyente:
«Si hubo discrepancias de puntos de vista o del cálculo parcial de
probabilidades en torno a recursos planteados, como no podía dejar
de haberlas, a lo largo de una tarea tan ardua, compleja y perentoria,
aquéllas no obedecieron a otro móvil que, precisamente, a la común
vehemencia de los anhelos por servir mejor a los intereses de la
Patria».

Se estudia la En la Junta de 18 de enero, la De-


conveniencia de legación estudió la conveniencia de pre-
presentar la línea sentar la línea reclamada, con carácter
pedida por Sres. confidencial, por el Canciller del Bra-
Aranha y Welles' sil.

Después de muy larga discusión se acordó entregar al


doctor Aranha la siguiente línea que, por las conversacio nes
tenidas con él, nos pareció tener probabilidades de aceptación: -
3«5 -

«Conservando el s t a t u q u o de 1936 en el Occidente hasta el


río San Francisco en el Chinchipe, iría por el curso de éste al vértice
de las cordilleras de San Francisco, del Cóndor y de Candinama, de
donde una recta llevaría a la boca del Santiago en el Marañón, seguiría
por éste hasta la boca del Cangasa, luego por el curso de este río hasta
sus orígenes, de donde iría una recta hacia el Occidente a encontrar el
curso del Santiago y por éste aguas arriba hasta hallar el Yaupi, por cuyo
curso iría hasta sus orígenes, yendo de allí la línea a encontrar la
confluencia de los ríos Mangosisa y Cangaime y luego por éste último
hasta una altura de la que, en línea recta, iría a la Unión de los ríos
Bobonaza y Pastaza; de allí a la boca del Conambo en el Tigre, de allí a
la boca del Cononaco en ej Curaray, por * éste aguas abajo hasta la boca
del Nashino, de donde una recta ¡ría a encontrar el río Yasuni,por cuyo
curso seguiría al Ñapo; siguiendo el curso del Ñapo hasta la boca del
Aguari-co, subiría por éste hasta la desembocadura del Lagartoco-cha o
Zancudo y por éste hasta sus orígenes que se unirían con una recta a la
línea del «divortium aquarum» entre los ríos Ñapo v Putumayo».

La línea habría debido, eo esta parte, ser cerrada por los


Mediadores, procurando la retrocesión de la mayor parte posible de
territorios vecinos al Putumayo.
Nuevas meditaciones nos inclinaron, sin embargo, al día
siguiente a esperar instrucciones de Quito. No presentamos,
pues, la expresada línea.

II. Resolución de acometer el arreglo definitivo

Primer anuncio a Quito


El día 17 habíamos enviado a Quito de la
el siguiente cablegrama, que debió llenar la
gravedad de
situación de angustia a todos los espíritus
genui-namente patriotas que lo leyeron:

«N° 15.—Enero 17.-Recibido 17/942.—Para Presidente de la


República.—Sesión inaugural varios discursos sin alusión directa al
problema de la República. Canciller Aranhay Sr. Welleshan dado
impresión que debemos arreglar ahora definitivamente, pues los meros
compromisos preliminares que suscriba el Perú no los cumplirá y la
solución dificulta rase. Nuestra impresión es que los Mediadores
hallan tenaz resistencia en el Perú. El Dr. Aranha dice que el Dr. Solf es
hombre de granito y que no cede nada. Ayer dejamos de concurrir á la
Conferencia,entregando una nota explicativa de las razones que
incapacitan al Ecuador para seguir concurriendo a las sesiones, si la
agresión va a seguir siendo desconocida por América. El paso dado por
el Ecuador ha causado preocupación a los Mediadores, que
buscáronme, con insistencia; pero estamos resueltos a mantener nuestra
actitud a fin de presionar sobre fuerzas que actúan en favor del arreglo y
en virtud de la necesidad que tienen de salvar el éxito de la Conferencia
de Cancilleres,afectada grandemente por nuestra ausencia. Canciller
Aranha insiste en convenir los puntos que quedarán definitivamente
para uno u otro país, de manera que la labor posterior sería solamente de
determinación de la línea que unirá los varios puntos ya fijados. Puntos
conocemos acepta el Perú son extremos y necesitaremos una tenaz
labor a fin de lograr que los Mediadores presionen al Perú a aceptar
puntos menos exigentes. Hoy presentaré a Ministro Aranha puntos
vitales nuestros, que serán materia del arreglo definitivo o provisional,
según nosotros decidamos; pero el consejo de los Mediadores es que el
arreglo provisional convendrános sólo en el caso de que estemos
seguros de que nuestro progreso nos permitiría imponer más tarde al
Perú mejor línea; pero están seguros que el Perú no respetará nada y
empeorará cada vez nuestra posición. Además ayer díjome
categóricamente Dr. Aranha en presencia de Sr. Welles que la guerra
mundial absorberáles por completo, incapacitando a los Mediadores
para dedicar atención a nuestro problema. Vistos la gravedad de las
circunstancia y la dificultad de obtener del Perú apreciables renuncias, el
peligro de debilidad de la acción mediadora y el pronto término de la
Reunión, sin obtener algo concreto, rogamos orientarnos con su
criterio, autorizando expresamente caso debamos entrar en la
negociación de fondo, que aparece el único camino de llegar a una
solución.—Tobar».

Ese mensaje originó natural reacción de disgusto y de


desengaño, ante el franco divorcio existente entre el pensamiento
y la vida jurídica de América. La contestación se limitó, pues, a
reflejar ese desencanto:

«N° 25.— «Convocada Consultiva.—Nuestra primera impresión es


que negociar a fondo aceptando la imposición de puntos extremos por
el Perú, significaría aceptar que América reunida para defenderse de
agresión extracortinental tra-
forme a su clarísimo derecho, es país amazónico, como lo
proclaman diariamente sus estaciones radiodifusoras, que, de no
reconocerlo, nos expondríamos a arar en el mar, por el rechazo
del pueblo ecuatoriano.
El señor Welles nos manifestó que sería inamistoso
ocultarnos la imposibilidad de prescindir de las realidades. Allí,
como en Washington, dentro de sus delicadas formas, se refería
al hecho sombrío y lúgubre de la ocupación peruana y de nuestro
iníortüjiio militar.
Nos pidió, como el señor Aranha, que se le presentara la
línea en que podría convenir el Ecuador.
Nueva consulta al A consecuencia de esta entrevista di-
Gobierno rigí al Sr. Presidente el siguiente cable-
grama:

«N° 20.— Enero 18. Recib. 19/942.—Para Presidente. Hoy


conferencié con el señor Welles. Le insté nuevamente a ayudarnos en la
solución del problema a base del s t a t u q u o . Preguntó si queríamos
solución preliminar, que no respetaría Perú, o definitiva. Manifestó que
sería inamistoso ocultarnos la imposibiidad de prescindir de las
realidades. Pidiónos presentarle de modo estrictamente confidencial la
línea de última concesión del Ecuador, a fin trabajar sobre Perú. Ma-
nifestó su pesimismo sobre la Reunión, pues Chile y Argentina no
deciden su actitud por la incertidumbre de su política. Después de la
conferencia recibí su 25 y resolvimos suspender la presentación de la
línea materia de nuestro 17 hasta recibir instrucciones definitivas de
usted para resolver si proponemos únicamente un convenio preliminar,
no obstante que los Mediadores aseguran no respetarálo Perú y declaran
que no podrán continuar eficazmente su labor,o si buscamos solución
radical aunque signifique inmenso sacrificio, pero que impedirá el
mayor de pérdida nacionalidad,porque continuará la ocupación, pues el
Perú no desocupará sino previo el acuerdo definitivo. Así podemos
prever la desintegración nacional o cuando menos la pérdida definitiva
del territorio ocupado y consagración en convenio de paz de pretensión
máxima Perú. Caso de que mantengamos la Mediación parece difícil su
eficacia por la guerra y discordias entre los Gobiernos integrantes.
Encarecemos urgentemente su dictamen sobre nuestra conducta
respecto de la solución del problema y frente a la Conferencia, pues el
retiro, sobre malquistarnos con los Mediadores, mejorará más sí cabe
posición peruana. Tobar» .

Autorización para A media noche del 20 recibimos, por


negociar un arreglo fio, después de angustias indescriptibles
definitivo — e i Canciller peruano se comunicaba por
teléfono con su Gobierno, mientras nosotros teníamos casi
siempre que esperar tres días mor tales para recibir cables sobre
consultas importantes —, el siguiente mensaje de los Sres.
Presidente de la República y Canciller Interino:

«N° 30.—Enero 20/942.—Ayer lunes de once a tres de


la tarde sesionó Consultiva ampliada con asistencia del Mi-
nistro de Defensa, del Sr. Luis Vernaza, de los Directores
de los Diarios de Quito y Guayaquil y del Jefe de Estado
Mayor Coronel Astudillo. Consideró la situación presentada
en sus cables números 15, 17 y 20 que indican caso no lle-
guemos a un arreglo de fondo en Río dejaremos de contar
con la cooperacióu internacional quedando solos a merced del
Perú. Detallada exposición del Ministro de Defensa indicó
que el Ecuador no tiene ejército para oponer al peruano, en-
contrándose en inminente peligro de una total derrota en caso
de una nueva y definitiva agresión del Perú. Ante esta gra-
vísima situación real y considerando aun el peligro para la exis-
tencia misma de la nación como Estado independiente y la
posible imposición posterior por Perú de más exigentes condi-
ciones, reunión angustiada y forzada tales circunstancias del
momento aprobó por unanimidad con voto indi-
Opiniones de las vidual razonado en siguiente moción del doctor
Juntas Consultiva y Trujillo: «Que se autorice al Canciller a nego-
Patriótica ciar a fondo el arreglo definitivo sobre la base
de la línea presentada por Aranha, pero procu-
rando mejorarla en cuanto fuere posible». Reunión ratificó
confianza en usted y asesores sabrán defender con firmeza los
intereses del Ecuador. De cinco a diez de la noche sesionó
la Junta Patriótica. Sesión agitada. Durante mayor tiempo
opinión adversa a la negociación de fondo, consideradas ina-
ceptables líneas hasta hoy sugeridas. Primó al comienzo cri-
terio que la Delegación fué para pflantear problema ante
ka Conferencia en pleno no debiendo negociar con sólo Me-
diadores. En sesión que la Junta Patriótica ha-
Instrucciooes a la bía tenido por la mañana con conocimiento del
Delegación cable de usted número 15 había redactado acuer-
- 39o -

do oponiéndose a negociación de fondo en Río. Al fin» a


diez de la noche se autorizó unánimemente negociar a fe
aprobando la siguiente moción del Sr. Julio Moreno: «Qee
el Perú no aceptara dentro necesaria oportunidad los puntos *
tales que la Delegación ecuatoriana proponga como base ~
arreglo total definitivo de la cuestión fronteriza,no le queda
nuestra Delegación sino formalizar ante la Conferencia de Can-
cilleres protesta por la ocupación Perú del territorio ecuatoria-
no» . Discusión manifestóse plena confianza en puntos vital**
presentaría usted. De once a una de la madrugada reunió**
Consejo de Ministros. Informóse actuación de las Jui
Consultiva y Patriótica. Todas tres entidades coincidie
opinión no sería justo arreglo sólo a costa Ecuador y
sagrando invasión Perú. Gobierno, considerada gravísima si-
tuación presentada cables usted y atento al fundamental de-
ber prevenir nueva definitiva agresión peruana, q u e c o m p r ó '
m e t e r í a e x i s t e n c i a m i s m a p a í s , y frente al inminente peligro
de que pasada Conferencia Río no contemos con cooperación
Mediadores ni con ninguna asistencia internacional, según las
categóricas declaraciones de los señores Welles y Aranha, y
habida cuenta que de no llegarse a arreglo final posiblemente
perderíanse territorios últimamente invadidos,inclusive la pro-
vincia de El Oro, acordó dar a usted las siguien-
Instrucciones a la tes instrucciones: Primera. Ustedes se hallan au-
DelegaciÓD torizados para negociar a fondo y definitivo. Se-
gunda. Para atender intereses país y calmar algo
ansiedad pública la líneaAranha, transmitida su 17, necesitaría siguientes
modificaciones. Primero. De boca Santiago seguir curso Marañón hasta
la desembocadura del Morona,éste aguas arriba hasta Vargas Guerra.
Así tendríamos salida propia al Marañón, condominio Morona,facilidad
navegación y límite natural. Segundo. De Andoas a González Suárez, en
confluencia San Antonio con el Tigre, de allí a Tarqui. Así salvaríamos
en parte el grave renunciamiento de posesiones efectivas que hemos
mantenido Tigre y Corrientes. Tercero. De Rocafuerte o por lo menos,
de Lagarto—Cocha a la desembocadura del Yuvineto en el Putumayo.
Así aseguraríamos el condominio con Colombia en el Putumayo, que
no parece difícil chte erdadr«s las repetidas declaraciones oficiales del
Perú de que Revolverá al Ecuador parte de lo obtenido de Colombia.
Tercera. De las tres reformas indicadas, si las circunstancias exigen
pueden «ustedes ceder en la segunda. Si fuere indispensable cederán en
la tercera,pero procurando agotar esfuerzos para salvar la primera, que
es en la que más se empeña Gobierno y opinión. Como Sres. Welles y
Aranha — 39i —

se comunicarán entre sí las líneas que reciban, creemos que ustedes con
anteriores indicaciones y después de discutir con Sr. Aranha, pueden
formar la línea confidencial para el Sr. Welles a que refiérese su 20.
Además de intereses del país deseamos salvar prestigio
panamericanismo, evitando quiebra éste con tremenda imposición a
país débil y agredido.—Presidente de la República.—Mexterior».

Como se ve, las instrucciones recomendaban una línea


■las exigente que la que habíamos decidido presentar, tomando
sobre nuestros hombros la responsabilidad.

IIIMIII i h Deegación sin embargo, era preciso hacer un é a

presentar la línea esfuerzo más para descargar nuestra am


algunas variantes conciencia del escrúpulo de no haber agotado
los medios, a fin de obtener lo que el país, en su exceso de
optimismo, creía asequible aán. En esta virtud propuse a mis
compañeros, después de largo y prolijo cambio de ideas, que no
siendo posible presentar sucesivamente tres líneas, para lo cual
no había tiempo, se formara una nueva con los elementos
siguientes:
a) en su primera parte, o sea en Occidente, se segui rán las
instrucciones de Quito;
b) en la sección de los ríos Santiago y Morona, se adoptará
el criterio del señor Presidente de la República combinándolo con
el de la Delegación;
c) en el nororiente, se mantendrá la línea de máxima
concesión que había estudiado la Delegación, sin pretender el
Yuvineto, que no tiene probabilidades de ser concedido.

Retalle déla línea En consecuencia, el 21 de enero por la mañana,


entregamos a los señores Welles y Aranha, trazada en el mapa del
Servicio Geográfico Militar, la siguiente línea:

«Desde la desembocadura del río Zarumilla, dejando la isla Capón


del Archipiélago de Jambelí para el Perú, la línea sería la del s t a í u q u o
de 1936, hasta los orígenes del río Chanchis. Seguiría por el curso de
este río hasta su desembocadura en el Chinchipe. Luego, el San
Francisco, desde su desembocadura en la margen izquierda del
Chinchipe hasta sus orígenes. De éstos una línea que vaya al vértice que
une las
Cordilleras del Cóndor, de San Francisco y de Candinama. De este
vértice, una recta hasta la desembocadura del Santiago en el Marañón.
Sigue por el Marañón hasta la desembocadura del Morona. Sube por la
margen derecha del Morona hasta Vargas Guerra. Sube luego por el
Cangaime hasta los orígenes del río Pinchis. Sigue por el curso de este
río hasta su desembocadura en el Pastaza. De allí una recta a la
confluencia del Cononaco en el Curaray. Sigue por el Cura-ray aguas
abajo hasta la confluencia del Nashino. De esta confluencia una línea
recta a la desembocadura del Yasuni en el Ñapo. Sigue por el curso de
este río hasta su confluencia con el Aguarico. De la desembocadura del
Aguarico aguas arriba hasta la boca del río Zancudo o Lagartococha.
Sigue el curso de este río aguas arriba hasta sus orígenes que, se
prolongarán en línea recta hasta encontrar la del d i v o r - t i u m
a q u a r u m entre los ríos Ñapo y Putumayo»-

Preguntónos el doctor Aranha qué preferíamos: si la salida


al Marañón o al Putumayo. Le expusimos que lo primero y que,
por eso, dejábamos a su juicio el cerrar o nó la línea e n el
nor-oriente.

Insistencia en Le manifestamos, una vez más, en tér - nnestra


amazoniaminos vehementes y firmes nuestro dere cho sobre el
Marañón; y el señor Aranha dijo que había que pedir ambas
cosas.
Después de esta entrevista dirigimos a Quito el siguiente
cable:

«Numero 26.—Enero 21 Recibido 22/942.—Conferenciamos
una hora con Sr. Aranha sobre cuestión fondo, presentándole la línea
confidencial dentro instrucciones*, expresándole ser el máximo
sacrificio. Manifestó que su deseo de apoyarnos tropieza con la
persistencia del Perú de negarnos salida al Marañón; pero prometió
todo esfuerzo. En seguida reunió una hora Sres. Welles y Rossetti. Sr.
Welles nos recibirá hoy. Canciller Aranha espera obtener respuesta
peruana dentro de 24 horas. Averiguó detalladamente pormenores
navegabilidad Cangasa y Santiago, hácenos presumir tiene en mientes
una de esos ríos como única salida Marañón. Rogamos estudiar po-
sibilidad modificación línea autorizada. Como respuesta debería darse
en término perentorio, necesitamos extrema urgencia instrucciones
para el caso de que ofrezcan salida Cangasa o únicamente Santiago o
sólo s t a t u q u o 1936 esa parte. Necesitamos instrucciones
determinadas sobre la actitud que «debemos asumir en cada uno de esos
casos. La demora de nuestra respuesta permitiría al Perú eludir la
presión de los Cancilleres, partiendo apenas terminasen las sesiones.
Igualmente deseamos opinión acerca de la actitud en la Conferencia,si la
línea no satisficiese, o no hubiese respuesta peruana o faltase tiempo
para convenir teniendo cuenta repercusión tendría actitud y
probabilidades renuévese la invasión. Comprendemos circunstancias
del momento deberán determinar actitud; pero juzgamos d e s e a b l e su
expresa autorización.—Tobar».

Nuevas instrucciones Ré ( , esta de Quito.

ante angustiosas i r«
expectativas

«Enero 22/942.—Su 26. Opinión pública fuertemente ansiosa salida


al Marañen. Dada existencia Manseriche, salida Santiago casi teórica.
Cangasa apenas es navegable en invierno por canoas. La Junta
consultiva,que ha sesionado de tres a ocho de la noche,opinó que si por
no aceptar la línea Aranha indicada en su 17 pudiera fracasar una
negociación de cuya efectividad no hubiera duda,se podría sacrificar
nuestra justa aspiración al condominio Morona que revestiría al arreglo
de relativa conformidad por parte de la opinión pública. Así pues,la
Junta Consultiva opinó último término aceptación línea tal como
sugirió Aranha según su 17;pero no aceptó Santiago ni s t a t u q u o
1936. En consejo de Ministros, visto el dictamen de la Consultiva,
acabamos de resolver instruir a ustedes en el sentido deque puedan
admitir la línea del Sr. Aranha (I) que nos da salida al Marañon por el
Cangasa, siempre que con este inmenso sacrificio se asegurara la
efectividad de la negociación. Pérdida del condominio del Morona es
golpe gravísimo para el país y tenemos la seguridad de que ustedes con
sus reconocidos interés y fervor patrióticos se esforzarán en trasmitir
esta impresión a los Mediadores. Notoria injusticia quiera aplicarse
s t a t u q u o de 1936 solamente en parte meridional de la línea y más
arriba apartarse de aquel para privarnos de posiciones avanzadas en
Tigre y Corrientes. No hay que olvidar posibilidad línea extrema
produzca conmoción en el país. Respecto a las preguntas de usted sobre
posible aceptación

( 1 ) No hubo propiamente una línea Aranha, sino estudios de posibilidades hechos


con él por la Delegación.
únicamente Santiago o sólo s t a t u q u o , después de larga deliberación
el Consejo de Ministros acordó aplazar por el momento la resolución
para continuar deliberando; pero con esperanza de recibir de
ustedes,entre tanto, alguna información relativa sobre todo a la
contestación haya dado el Perú. Sugerimos lo siguiente: Primero.
Comuniquen a los Mediadores el fundado temor de que el Perú use
dilatorias hasta conseguir la conclusión de la Conferencia sin arreglos o
trate sólo de sondear hasta dónde cederemos, lo que nos traería des-
prestigiada situación exterior y graves e inminentes complicaciones
internas. Segundo. Protestar ante la Conferencia por las ocupaciones
peruanas,especialmente de la provincia de El Oro, advirtiendo
previamente a los Mediadores. Tercero. Conseguir en la Conferencia,
en la forma más tinosa, por iniciativa otros Gobiernos o acción de los
mismos Mediadores,invista estos últimos déla representación del
Continente para proseguir la gestión que conduzca a la desocupación y
arreglos. Cuarto. Obtener de la Conferencia invite a los Cancilleres del
Ecuador y el Perú prorroguen su permanencia en Río hasta obtener,
por lo menos,bases definitivas para el arreglo. Uso. de estas
sugerencias queda a juicio de ustedes.—Presidente de la República.
Exterior».

Incertidumbre ante Esperábamos que los Mediadores, es -el


silencio del Perú tudiada nuesrra línea y la del Perú —la cual
barruntábamos sería, más o menos, la obtenida por el Embajador
del Brasil en Lima,decidirían una tercera línea para proponerla a
las Partes. Aun más,confiábamos, según lo dejó entrever el
Embajador de Colombia doctor Turbay, que esa tercera línea
pudiese ser acó gida por la Reunión y presentada al Ecuador y
Perú con la autoridad moral que dicha forma le daría.
Sin embargo, transcurrieron los días 22 y 23 sin que nada se
revelase ostensiblemente a ese respecto, en tanto que la atención
de la Conferencia se concretaba al problema que el proyecto de
ruptura de relaciones con el Eje había suscitado, problema que
aun podía, según se susurraba, poner brusco término a la
Reunión antes del 26.
La Delegación se preparaba, conforme a las instrucciones
de Quito, a abandonar la Reunión sin suscribir el acta final y a
protestar, previamente, en un discurso que pronunciaría el que
ésto escribe en la sesión plenaria anterior a la de .clausura.
Inquietad por el temor Al dar mi voto afirmativo a la resolu- de que
desentonara ción de ruptura de relaciones con los nuestra Delegación
países del Eje, manifesté que me reser vaba el derecho de exponer
oportunamente las circunstancias en que nuestra patria
concurría a aquel acto de solidaridad continental.
Tanta preocupación había en la Conferencia de que el
Ecuador fuese a desentonar con estridencia que, en la junta en
que se acordó la indicada ruptura y en que cada Jefe de Delegación
razonó su voto, la Secretaría General me envió un papel
rogándome «no disminuir el valor del acuerdo» al emitir mi
paracer.

III. Nuevos esfuerzos en pro de la solución

Aunque, como acaso de decir, ningún Mediadores


Labor secreta de los
resultado del trabajo de la Mediación apareciese en los días 22, 23 y 24
de enero, es indudable que, durante ese lapso, aquella se dedicó a
vencer la resistencia del Perú a sacrificar cosa alguna en la línea que
había obtenido el señor Embajador Mo-raes Barros.
El 24 recibimos el siguiente cable de Quito:

Sugestiones de nuestro «N° 36.—Enero 24/942. —Consultiva en


Gobierno ante sesiones de hoy, después de ratificar la errplia inminencia de
clausura confianza depositada desde el primer momento de Reunión Consultiva
en la Delegación ecuatoriana para la defensa de los derechos y decoro del país de
acuerdo exigencia de lascircunstancias, y de manifestar temor y angustia de que
salgamos de Río sin protesta ni arreglo,sugirió visto cable de usted 30
procurar arreglo provisional que contemple: I.—Desocupación de los territorios
invadidos, regresando al s t a t u q u o de 1936. 2.—Compromiso reunión en
Buenos Aires conforme a la proposición de los Mediadores hecha el 27 de
diciembre. 3 —Pacto de no agresión por cinco años. 4.—Establecimiento
Modus Vivendi, todo con participación de los Mediadores. Caso de tratarse
sólo de un arreglo provisional,hacemos nuestras las sugerencias que anteceden,
insistiendo principalmente en la desocupación. Gobierno participa del temor
de que salgamos de Río sin protesta ni arreglo. Con referencia a Pacto de No
Agresión podrían consultarse
«Pacto Amistad no Agresión» Perú-Bolivia de 14 de setiembre de
1936, «Pacto no agresión» Peru—Chile, 8 de febrero de 1941 y
«Tratado de no agresión y Conciliación» entre Colambia—Venezuela
de 17 de diciembre de 1939. Las sugerencias de este cable tal vez
podrían combinarse con la sugerencia tercera de nuestro cable
34. —Presidente de la República. Mexterior»,
La instrucción nos aconsejaba, como se ve, que volviéramos
a gestionar un acuerdo preliminar, acuerdo que el Perú había
declarado imposible y que los Mediadores juzgaban, unánime,
no sería respetado por esa Nación. ¿Había, por ventura, el Perú
recurrido a la agresión con el solo objeto de exhibir su poder
militar? ¿Envainaría la espada antes de sacar todo el fruto
apetecido de la ocupación de nuestros territorios?

El 25 presenta el Perú
El 25 propuso el Perú su línea, sobre sn línea un
mapa reciente, en que figuraban ya como suyos los
territorios invadidos.
La línea exigía que quedasen para esa nación las islas del
Archipliélago de Jambelí, el supuesto cauce antiguo del río
Zarumilla y la quebrada Balsamal, que de allí se tomase un
meridiano hacia la quebrada de Cazaderos; que fuera peruana la
zona comprendida entre la quebrada y la Cordillera; así como la
población de Zapotillo en la provincia de Loja, etc.
En el Oriente la línea era, más o menos, la del señor Moraes
Barros. Se nos privaba de la boca del Aguarico y se negaba la
retrocesión del trapecio del Sucumbíos. El desacuerdo pareció
insalvable y definitivo.

Propongo nueva fórmula Con el propósito de conjurarlo, pro -


para salvar el puse que el protocola formulado de con-
desacuerdo formidad con mi anteproyecto antes
referido, p r o t o c o l o que tenía el carácter
de instrumento preliminar de arreglo (y por esto se le ha -
bía denominado así), se modificara de manera de estable -
cer, no una línea, sino dos, las del Perú y el Ecuador, co -
mo bases para la futura negociación.
Los artículos 8 y 10 del proyecto se habían concebido hasta
entonces de este modo:
«Art. 8o. Los Gobiernos del Ecuador y del. Perú designarán, dentro
de treinta días a contar de esta fecha, plenipotenciarios para tratar de la
solución amigable de la controversia y de la ejecución de este protocolo,
los cuales se reunirán dentro de otros treinta días en Buenos Aires».
«Art. 10°. En esta conferencia s e r v i r á d e d a s e p a r a ¿ a s
negociaciones, la línea de frontera que a continuación se
d e s c r i b e ) y sobre esa base las Partes litigantes, con auxilio de los
representantes de Estados Unidos, Argentina. Brasil y Chile procurarán
una fórmula de conciliación de las aspiraciones de ambos países. Dicha
línea es. . . .».
En consecuencia, el Art. io° se habría modificado en é la
siguiente forma.*

«Art. 10° En la conferencia servirán de base para las negociaciones


las dos líneas de frontera que a continuación se describen, dentro de
cuyos límites las partes litigantes, etc.»

Rechazo del Perú Mas, el Perú rechazó la fórmula, a pesar de


que los Mediadores la habían acogido con satisfacción.
El señor Welles dijo expresamente: «Este es el pro -
cedimiento que debe seguirse>.
Tratóse largamente acerca de la inflexible renuencia del Perú
a sacrificar punto alguno de sus pretensiones. A propósito del río
Santiago, el doctor Ponce expuso que, siendo el s t a t u q u o la
posesión de facto de territorios controvertidos, la primera
condición para que una zona se comprendiera en él, era que fuese
realmente disputada. Mas, conforme a la opinión del do ctor
Arturo García, el Perú jamás ha tenido posesión en ese río, ni
pretendido derecho alguno.
Como el señor Aranha observó que el Perú alegaba que
las provincias objeto del litigio se adhirieron a él des de los
orígenes de la independencia, el doctor Ponce le expresó que
este punto había sido resuelto ya por el propio Canciller en su
brillante conferencia sobre límites del Brasil, en la que
recuerda cómo el Emperador rechazó el principio de la libre
determinación en que se apoya el Perú. Su Excelencia narra,
continuó el doctor Ponce, que la provincia boliviana de
Chiquitos resolvió incorporarse al Brasil, lo que fue aceptado
por el Gobernador de Matto Grosso. Mas, el Emperador en
r 8 2 5 declaró nula la anexión, por contraria a los principios
del Derecho Públi co, reconocidos por todas las naciones
civilizadas.

Nueva propuesta del A fin de resolver, siquiera momentá-


Ecuador neamente, la nueva dificultad, propuse
en nuevo arranque de audacia, que se
definiese la línea en la parte occidental y en diversas sec ciones de
oriente; y que se dejara la determinación del resto para la
conferencia proyectada en el referido artículo 10°. —En tal virtud,
se lo redactó así:

«En esta conferencia servirá de base para las negociaciones la línea


de frontera que luego se describe, dentro de cuyos límites las Partes
litigantes, con auxilio de los Mediadores, procurarán una fórmula de
conciliación de las aspiraciones de ambas naciones:

I. —En la región occidental, desde el Océano Pacífico hasta la


quebrada de San Francisco (confluencia de los ríos San Francisco y
Chinchipe) la frontera seguirá la línea tradicional señalada como de
s t a t u q u o de 1936, con las rectificaciones que las Partes quieran
mutuamente hacerse.
II. —En la región orienta), desde la confluencia del Bobo-naza y del
Pastaza hasta la del Ñapo con el Aguarico, la frontera seguirá por los
puntos que establecieren las Partes.
III. —En la parte extrema del oriente, desde Ta desembocadura del
Aguarico hasta la del Zancudo y por éste hasta sus orígenes y de allí por
una línea recta hasta la boca del Gíiepi y de ahí al Putumayo hasta la
frontera entre Colombia y Ecuador.
IV. —Toda conexión entre los puntos de esta línea, si
surgiere duda eptre las Partes, será decidida por las mismas
con el concurso de los Ministros de ios Estados Unidos, Argentina,
Brasil y Chile.

Ante pertinacia El Perú desechó esta propuesta, como


peruana, resuelve l as anteriores, protestarla Delegación gn la
mañana del 27, día señalado para la clausura de la conferencia, la
Delegación resolvió definitivamente que el Ministro de
Relaciones
Exteriores hiciera su exposición acerca del problema limítrofe y
anunciase que, no habiéndose llegado,como ha bíamos temido, a
ningún acuerdo, ni restaurádose el im perio de las instituciones
americanas, pasaría por la dolo-rosa precisión, tan contraria a los
sentimientos ecuatorianos de hermandad continental, de negarse
a suscribir el acta final, (i)

Se posterga la clausura El Sr. Presidente de la Asamblea me de la


Reunión llamó muy luego para inquirir si era ver dadera tal
determinación; y como le dijera que sí, resolvió que se postergara
la sesión de sión de clausura y que, entre tanto, se diesen con
redoblado afán nuevos pasos tendientes a procurar el arreglo.
Con sus acostumbrados desenfado y energía, el sefior Aranha
anunció que «por ahora no se indicarían motivos para el
diferimiento; pero que, a partir de mañana, si no se llegaba al
acuerdo,se diría que es por culpa del Perú>.
Todo el día, los Mediadores sostuvieron entrevistas
sucesivas con los Ministros de Relaciones de ambos países
contendientes.
El Canciller argentino sugirió una línea que del San
Francisco en el Chinchipe fuese al Potoche en el Santiago, con lo
que desaparecíala posibilidad de que el Ecuador tuviera acceso al
Marañóo, antes del Pongo; y ante el rechazo ecuatoriano, surgió
la esperanza de que la línea fuese del mismo San Francisco a la
boca del Santiago, sugestión ante la cual el Canciller peruano se
limitó a manifestar que la consultaría por teléfono a su Gobierno.
Con gran sorpresa de mi parte, en la noche se me acercó el
Excmo. Sr. Ruiz Guiñazú y me felicitó porque el Perú convenía
en suscribir el Protocolo, lo cual se haría

( 1 ) Durante los cuatro días inmediatamente anteriores a la clausura de la Conferencia,


la actividad de los Delegados ecuatorianos, múltiple siempre, se acrecentó sobre maneta.
Comisiones compuestas por dos delegados visitaban, en ocasiones, dos y tres veces al día, a
los Ministros de los Países Mediadores y a los Representantes de las otras Cancillerías para
lograr su apoyo a fin de conseguir un Protocolo razonable. No se escatimó ningún paso, ni se
dejó de hacer esfuerzo alguno, todo dentro de la urgencia y la amargura de esa especie de
crucifixión de un pueblo y sus representantes!
al dfa siguiente, a las I I , en el Palacio Presidencial de
Pe-trópolis. ¿Sobre qué bases? Nada me precisó.
Conjeturamos que la línea sería la que habíamos pro puesto,
ya que hasta entonces ninguna otra había sido aceptada por
nosotros.

La ligera brisa de optimismo que oreó la situación


Cambio inopinado de
mi espíritu con tal noticia, se desvaneció muy pronto. A las once
y media de la noche, el señor Ministro Arroyo Delgado vino a
comunicarme que en ese momento se escribía en Itamaraty un
convenio —con carácter, al parecer, definitivo— en que se había
alterado sustancialmente la redacción que creíamos aceptada y
que la línea difería de manera notable déla que debía servir de
base para la negociación. Nos trasladamos inmediatamente para
conferenciar con el Canciller, propósito que lo logramos cerca de
la una de la mañana en Itamaraty.
El señor Aranha nos expresó que el Perú habfa estu diado
atentamente el protocolo, que rechazaba el Art. 8°, o sea la
conferencia en Buenos Aires y que exig ía que se determinasen
definitivamente todos los puntos, de modo de dejar concluido el
asunto. Manifestárnosle nuestra ex -trañeza por lo ocurrido y
porque se estuviese escribiendo el protocolo, sin siquiera
habérsenos anunciado. En esta virtud, le expresam os que al dfa
siguiente haría mi declaración pública sobre* el problema. El
señor Aranha me prometió que a la mañana se darían nuevos
pasos para procurar la avenencia.

Protocolo sugerido El artículo 90 habfa sido redactado


por el Departamento por el Departamento Diplomático de
Diplomático de Itamaraty itamaraty en esta forma, a fin de facilitar el
Acuerdo:

«La línea de frontera que aceptan las partes de comú» acuerdo


pasará por los siguientes pantos:
— 40i —

A) En el Occidente:
1°—Estero de la salida natural del río Zarumilla; (1) 2o—Río
Zarumilla y meridiano al Río Puyango o Tumbes; 3o—Río Puyango
hasta la quebrada de Cazaderos; (2) 49—Quebrada de Cazaderos;
5?—Quebrada de Pilares hasta su desembocadura en el río Chira;
6?—Río Chira aguas arriba;
7o—Río Macará, Calvas y Espíndola, aguas arriba, hasta los orígenes
de este último en el Nudo de Sabanillas;
8o—La línea que pasando por las cumbres vaya a encontrar las
nacientes de la quebrada de Gramalotal;
9o—Quebrada de Gramalotal hasta su desembocadura en el río
Canchis;
10o—Río Canchis en todo su curso, aguas abajo;
11°—Río Chinchipe, aguas abajo hasta el punto en que recibe el río
San Francisco.

B) En el Oriente:
Io—De la quebrada de San Francisco al d i v o t t i u m a g u a - r u m
entre el río Zamora y el Santiago hasta la confluencia del río Santiago
con el Yaupi;
2°—Una línea hasta la boca del Bobonaza en el Pastaza. Confluencia
del Cunambo en el Pintoyacu en el río Tigre;
3o—Boca del Cononaco en el Curaray, aguas abajo hasta Bellavista;
4o—Una línea hasta la boca del Yasuni en el río Ñapo; por el Ñapo
aguas abajo hasta la boca del Aguarico;
5°—Por éste, aguas arriba, hasta la confluencia del río Lagartococha
o Zancudo con el Aguarico;
6°—El río Lagartococha o Zancudo, aguas arriba, hasta sus orígenes,
y de allí una recta que vaya a encontrar el río Güepi y por éste hasta su
desembocadura en el Putumayo.
El Art. 10 decía:

( 1 ) Aceptado en principio este punto, propusimos que se añadiese lo siguiente:


«quedando para el Ecuador las islas que quedan al oriente y para el Perú las que se hallan al
occidente».
(2) Acerca de este punto insistí en que había propiedades ecuatorianas al occidente de
la quebrada de Cazaderos; y entonces el Sr. Aranha propuso que se añadiesen las siguientes
palabras, aunque no satisfacían plenamente: «respetadas las propiedades particulares de
ecuatorianos».
«Queda entendido que ia línea anteriormente descrita es aceptada por
el Ecuador y el Perú como frontera definitiva entre los dos países. Sin
embargo, las Partes aceptan que, al procederse a su trazado sobre el
terreno, podrán otorgarse las concesiones recíprocas que se consideren
convenientes a fin de ajustarías a las exigencias de la realidad
geográfica. Dichas rectificaciones serán sólo de detalle y se efectuarán
con la intervención de Representantes de los Estados Unidos de
América, República Argentina, Brasil y Chile en el lugar que las partes
convengan».
El Perú declaró que no se apartaría un acerca
Actitnd reacia del Perú
de la reuniónpunto de lo que establecían estos dos en Buenos Aires
artículos; y que rechazaba, además, la parte final ilel lO°.
porque implicaba la aceptación de una Conferencia
internacional.
Por la mañana, el señor doctoi Eduardo Salazar, reco -
mendado por mí, pues me hallaba ocupado en dar los últi mos
toques a mi discurso, conferenció con el Canciller Aranha y supo
que el Perú presentaba ottas exigencias. La conferencia se
desarrolló con ia extrañeza propia del pa triotismo exasperado
por tan crueles imposiciones: al cambio del protocolo, se añadían
nuevas pretensiones, nuevas exageradísimas pretensiones del
país vecino.

En la misma mañana del 28 encontra- reunión de


Con?ocatoria de la
mos que se había convocado la sesión de clausura de la
clausura
Asamblea para las seis de la tarde del propio día; porque — según
me lo dijo el Embajador Dr. Turbay en el curso del viaje de
regreso — , el Perú amenazó con retirarse de la Reunión, si se la
postergaba otra vez, postergación que, según advirtió el Canciller
Aranha, debía anunciarse como proveniente de culpa del Perú.
Además, con estupefacción nuestra, se suprimió re
pentinamente la sesión plenaria que el señor Secretario General
de la Reunión aseguró al doctor Arroyo Delgado que habría,
indefectiblemente, a las 5 p. m. y para la cual se había inscrito con
la debida oportunidad el Ministro de Relaciones Exteriores del
Ecuador. Así se privó a éste de la última coyuntura adecuada
(habría sido temerario hacerlo en la sesión solemnísima de
clausura, porque habríamos provocado un incendio, al cual
hubiera seguido nuestro descrédito definitivo) para expresar ante
América su protesta, serena y mesurada, pero digna, por la
agresión peruana. El doctor Arroyo Delgado presentó, a nombre
mío, su reclamo por esta supresión y todos los miembros de la
Delegación lo hicieron, a su vez, ante varios Ministros de RR. EE. y
Delegados de otros países. Las protestas no tuvieron eco. La
atmósfera era de recelo, de temor, de evasiva. Muchos no querían
oír siquiera nada relativo al problema ecuatoriano -peruano, el más
americano de los que podían presentarse a la Conferencia.

A la. una de la tarde fué llamado por dores con


Conferencian los Media-
el Ministro los
Mediadores el Ministro doctor Arroyo * Dr. Arroyo Delgado
Delgado, a quien le expusieron los puntos a que habían llegado
después de in tensa lucha con el Perú.
Hé aquí como refiere la entrevista nuestro Represen tante:

«Presentes los Cancilleres de Argentina—que presidía la reunión por


ausencia del Ministro Aranha, que había marchado a Petrópolis a
conferenciar con el Presidente Vargas—, y de Chile, el señor Welles y el
Embajador del Brasil en la Argentina, Secretario General de la Reunión,
manifestó el señor Ruiz Guiñazú al Ministro Arroyo que la
determinación peruana era la de firmar ún acuerdo de línea definitiva,
dejando para la demarcación en el terreno, la posibilidad de hacerse
concesiones recíprocas».
«La línea que se tenía grafizada en un mapa peruano recorría la del
s t a t u q u o del 1936 interpretada por el Perú y en la parte del Santiago
subía por el d i v o r t i u m a q u a r u m entre este río y el Zamora, llegando
no ya a Yaupi, sino a un lugar más hacia el Occidente, denominado «28
de Julio». De la boca del Cononaco iba por el Curaray hasta la del
Nashino y de ésta iba a la boca del Yasuni en el Ñapo siguiendo de allí, en
línea recta, a la del Lagartococha en el Aguarico. Subía por este río hasta
sus orígenes y luego por el d i v o r t i u m a q u a r u m entre el Putumayo y
el Ñapo iba a encontrar los orígenes del Güepí de donde subía a
encontrar la línea de frontera con Colombia».
«Manifestaron los Mediadores que esa era la última palabra del Perú,
que ellos la transmitían al Ecuador para que la considerase y diese su
respuesta a las cuatro de la tarde».
«Manifestó el Ministro Arroyo que aparecía a primera vista cómo los
Mediadores acogían la pretensión peruana de alejar completamente al
Ecuador del Marañón; a lo que reposo el señor Ruiz Guiñazú que
ellos quedaban de garantes para obtener en la fijación definitiva las
compensaciones que estimaban justas en favor del Ecuador, siendo
Una de ellas, sin duda, la retrocesión de una parte de la región del
Putumayo».
«Observó también el Ministro Arroyo el absurdo geográfico de pretender
cortar con la línea los ríos Ñapo y Aguarico, desde la boca del Yasuni a la del
Zancudo, dejando la confluencia de estos dos ríos completamente alejada de
territorio ecuatoriano; lo cual destruía por completo la economía de la zona del
Aguarico, en la que numerosos ecuatorianos trabajaban las tierras y criaban
ganado manteniendo un activo comercio en dichos ríos».
«Añadió que, en resumen, comprendía que se ofrecían al Ecuador meras
expectativas a cambio de su renuncia al Marañón, lo cual, ppr mucho que tuviese
la garantía de los Mediadores, no ofrecía perspectiva alguna, ya que los
documentos que firma el Perú no son descontables en el comercio internacional
y que los garantes sólo podrían asegurar que agotarían sus esfuerzos ante un país,
ante el cual no surten efecto las influencias y el prestigio de esos mismos
garantes».
«El señor Welles dijo: «El Ministro del Ecuador tiene razón».
«Manifestó, entonces, el Canciller de Chile, que si el Ministro del Ecuador
creía que el Canciller ecuatoriano aceptaría la fórmula; a lo que contestó el
Ministro del Ecuador que él mismo se negaría a presentársela si desde ahora no
se convenía en dejar claramente establecido que la línea ha de bajar por el río
Ñapo hasta recibir el río Aguarico y subir luego por éste y por el Lagartococha
directamente a la boca del Güepí en el Putumayo».
«El señor Ruiz Guiñazú indicó que el Perú no cedería la desembocadura del
Güepí, pero que podría obtenerse el que la línea cortase este río ampliando en
favor del Ecuador la salida al Putumayo».
«Ante la insistencia del representante ecuatoriano, convinieron los
Mediadores en que quedaría definitivamente establecido en favor del Ecuador la
desembocadura del Aguarico en el Ñapo y la del Güepí en el Putumayo».
«Con esta seguridad manifestó el Ministro del Ecuador qae llevaría a su
Cancillejr la proposición de los Mediadores y que a tas cuatro de la tarde les sería
dada la respuesta ecuatoriana» .
Delibera la Delegación A las tres de la tarde reunióse la De sobre
trágica legación y deliberó, sin llegar a un acuer - alternativa
d°> sobre la trágica disyuntiva que se le planteaba: aceptar la
línea total y definitiva que los Mediadores le presentaban o
rechazarla, abandonar la Conferencia y quedar, en suma, a
merced del Perú, sin la acción mediadora.
Tomada votación acerca de si, en esas circunstancias, cabría
obtener del Perú una línea mejor, la Delegación se pronunció
UNÁNIMEMENTE por la negativa.

Nueva reunión con los Como se acercaba la hora de nueva


Mediadores conferencia, fuimos a Itamaraty. Recibieron a la
Delegación ecuatoriana los cuatro Mediadores. El silencio era
solemne. El dolor y la angustia se dibujaban en los semblantes de
todos los delegados. La ansiedad y la expectación se pintaban en
el gesta de los Mediadores. Todos, con la respiración contenida,
esperaban la palabra decisoria del Ministro del Ecuador. El
doctor Albornoz, que, como asesor, gozaba de mayor libertad, por
no tener la palabra oficial, dijo valientemente:

«La delegación del Ecuador en pleno ha deliberado con el cuidado


que imponen la gravedad y trascendencia de la resolución, acerca de si
puede o nó aceptar el texto del protocolo entregado por los Mediadores
hace pocos momentos y como definitivo. La Delegación siente
manifestar que no puede firmar este convenio, por excesivamente duro
y, además, porque su principal cláusula consagra kuna falsedad mani-
fiesta» .

Hubo un momento en que el silencio pareció intensi ficarse


más. Los Señores Mediadores no pudieron menos de expresar en
su fisonomía cierta estupefacción. «Sí, una falsedad, continuó
diciendo el doctor Albornoz, porque la cláusula expresa que «La
línea de frontera... .pasará por los siguientes puntos... .>; y entre
punto y punto de los señalados hay tanta distancia que cabe un
continente. No se puede, pues, afirmar que sea una línea, y menos
línea continua que marque la frontera de dos pafses>.
— 4o6 —

Fórmala del Canciller Entonces, el Canciller argentino, se-


Argentino ñor Ruiz Guiñazú, expresó:

«Tiene razón el doctor Albornoz. Propongo que en vez de la


primera parte del artículo, se diga:
La línea de frontera será referida a los siguientes pun-
tos ........... ».

La proposición del señor Ruiz Guiñazú fué aceptada por los


demás Mediadores. En esta virtud, propuse que el Art. io° se
modificase, en la forma que a continuación se indica:

«Queda entendido que la línea anteriormente descrita será aceptada


por el Ecuador y el Perú para la fijación, por los técnicos, en el
terreno, de la frontera entre los dos países. Las Partes podrán, sin
embargo, hacerse las concesiones recíprocas que consideien
convenientes a fin de ajustar la línea a la realidad geográfica. Dichas
rectificaciones se efectuarán con la colaboración de representantes de
los Estados Unidos de América, República Argentina, Brasil y Chile».

Reábrese la disensión La proposición del Dr. Ruiz Guiñazú


sobre puntos de tuvo otro efecto: el de permitir que la
referencia Delegación ecuatoriana reabriese el de-
bate sobre los puntos mismos de referen cia y
probara una vez más la inconveniencia de determinar muchos de
éstos,a pesar de que el Perú los había declarado inamovibles.
La Delegación peruana estaba reunida en una pieza vecina
al salón de Río Branco, en que se desarrollaba es ta histórica y
tremenda escena; y el señor Aranha llevaba y traía las
proposiciones con el apremio que las circunstancias imprimían.
La Asamblea, entre tanto, esperaba impaciente para comenzar la
reunión de clausura...
Fué así cómo, a insinuación mía, se logró que se qui tasen
algunos de los puntos señalados en el Occidente; que en el
numeral 4 0 se pusiese en lugar de «Quebrada de Cazaderos»,
simplemente «Cazaderos», de modo que siguiera
perteneciéndonos la zona comprendida al occidente de la
quebrada, entre ella y la cordillera, donde había haciendas y
poblados ecuatorianos. La Delegación procuró que se
pusiese «la Cordillera» en vez de «Cazaderos»; pero el se ñor
Aranha juzgó que, para la defensa de nuestro derecho en esa
zona,bastaba que se suprimieran las palabras «Que brada de».

Los Mediadores insistieron una vez oportunidad


El Protocolo última
para más en que el protocolo era la última salvación del Ecuador
oportunidad que nos quedaba para l a salvación del Ecuador,
evitando, que el Perú avanzase en su invasión.
Manifesté entonces al señor Aranha que el convenio a que se
había llegado después de imponderables dificulta des no estaba
conforme con las instrucciones de Quito y
que,seguramente,traería el trastorno del orden público, (i)

( 1 ) Es preciso anotar que el señor Aranha creía que yo aparentaba no tener intrucciones,
a fin de exigir mayores concesiones del Perú. Estoy seguro de que alguno de los Agentes
Diplomáticos de los Gobiernos Mediadores transmitió de Quito la noticia de que se me habían
enviado u mplios poderes, cuando lo que se me habían remitido es fíenos poderes, o sea el
documento habilitante para la celebración del acuerdo. Las instrucciones, según se ha visto,
eran restringidas.
Entiendo también que el señor Aranha no temía la alteración del orden en el Ecuador
por la suscripción del tratado. A este propósito es menester manifestar que el día 1 8 de enero,
dirigí al Gobierno un mensaje que decía:
«Cablegrama de Río de Janeiro. Enero 18. Recibido 19/1942.-N0 2 1 . Para
Presidente. — Urge llamar Ministro Long y pedirle que como cosa suya transmita a Sr.
Welles detalles actitud opinión pública ecuatoriana írente a la Conferencia,
manifestando exige arreglo del problema durante actual reunión, tomando por base la
propuesta de los Mediadores de 27 de diciembre. Conviene también Long manifieste
peligro subversión orden público en caso exíjase a Ecuador convenio exagerado
favorable Perú, consagrando conquistas por la fuerza lo que acarrearía por desengañó
Panamericanismo. Sírvase procurar revisar cable fin transmisión no contenga ninguna
cosa inconveniente para nuestros intereses. —Tobar».

Días después, los Representantes de Estados Unidos y el Brasil en el Ecuador


transmitieron el siguiente cablegrama al señor Welles:

«Cablegrama para Welles y para Aranha.—Río de Janeiro.—Enero 26 de 1942.


—Después de conferenciar con mi colega deseamos los dos elevar a vuestro
conocimiento que el Gobierno del Ecuador está profundamente desengañado con las
noticias recibidas a las once de esta mañana de Rio de Janeiro, indicando que según
parece ayer el Perú rechazó aceptar un proyecto de Protocolo conteniendo las bases de
un arreglo referente a la liquidación de la cuestión de límites entre los dos países.
Nosotros tenemos conocimiento de fuente muy segura que si el Perú toma
formalmente el compromiso de retirar inmediatamente sus fuerzas de ocupación del
suelo ecuatoriano, el Ecuador aceptaría llegar a un arreglo en poco tiempo a contar de
la iniciación de la conferencia futura a base de la mediación; y si no se

Propongo diferir de laEn desesperado esfuerzo para evitar


suscripción del pacto esa decisión precipitada, tomada bajo hasta
consultar al Ia presión de las circunstancias y de se - Presidente del
Ecuador rías amenazas para la vida del país, pro puse al Canciller
Aranha que obtuviera del Excmo. señor Solf y Muro el
compromiso de suscribir el convenio, en los términos que se
habían alcanzado, si en el plazo de quince días era aceptado por
el Presidente del Ecuador.
El señor Aranha contestó: «no tengo inconveniente en
proponer eso a Solf y Muro; pero puede usted estar se guro de que,
pasada la Conferencia, el Perú mirará el acuerdo con una
sonrisa», es decir desdeñosamente, como una cosa ya anticuada,
en la que había consentido sólo en fuerza de las condiciones del
momento y con el mero designio de sortear los sinsabores que,
también para él, originaba la Reunión.
Cada uno de los Mediadores urgió a los delegados
ecuatorianos para que accedieran a la suscripción del con venio,
manifestándonos, en una u otra forma que, si no se lo aceptaba,
tenían certeza de que el Perú ocuparía Gua yaquil.
El señor Ruiz Guiñazú, por su parte, manifestó que el Perú
había renunciado ya bastante y que tocaba al Ecua dor ceder.

llegara a un arreglo definitivo entre Perú y Ecuador en esta conferencia en tiempo


perentorio, el Ecuador aceptaría una decesión arbitral de los paíse» mediadores.
Esta parte siguiente es estrictamente confidencial. Nuestro informante piensa que
en el caso de no llegar a un acuerdo sobre la retirada inmediata de las tropas peruanas
del territorio ocupado, tal hecho traería una fuerte conmoción interna en el
sentimiento ecuatoriano, que nosotros dos llegamos hasta a temer, en este evento, la
posibilidad de una revolución, que ve» dría a perturbarla cooperación americana. De
Long y de Mello Franco».

Ignoro si dichos diplomáticos consultaron al texto de su mensaje con la Cancillería de


Quito; pero es evidente que no se realizó en él lo que nosotros habíamos anhelado. Nada
decían de que era menester tomar como base del arreglo la propuesta hecha por los
Mediadores el 27 de diciembre; nada tampoco del peligro de que se verificase un convenio
reconociendo las conquistas de la fuerza. En cambio, insistían desmesuradamente en que
podría sobrevenir una conmoción interna n no se conseguía un acuerdo sobre retiro
inmediato de las tropas peruanas. Por eso se llegó a creer en Río que lo que importaba al
Gobierno ecuatoriano era sólo el retiro, cuando lo preeminente era conseguir que se
cumpliesen ¿ o d a s la» proposiciones de los Mediadores hechas en aquella fecha.
Anuncioionnal de la Como el doctor Ponce Borja insistiera
prosecución del hasta en los últimos momentos, en que
avance peruano e ] artículo respectivo del protocolo dijese:
«La línea de frontera q u e s e r v i r á d e b a s e p a r a e l a r r e g l o
d e f i n i t i v o , seiá referida a los siguientes puntos.. ..>, el
Canciller Aranha respondió: «Las pretensiones del Perú son
sin límites; después de cinco días les invaden>.
Esta misma frase repitió,solemnemente, a los Delegados
juntos, en el momento en que se despedía para presidir la sesión
de clausura, dejándonos solos a fin de que tomá semos la decisión
final.
El doctor Ponce le preguntó si juzgaba que para el ¿ evento
de la invasión existían sanciones en las instituciones jurídicas de
América. Contestó que el Brasil no podía hacerlo, porque tiene
múltiples y graves problemas que atender; y que eso dependía de
Estados Unidos.
El señor Aranha nos dijo al separarse: «Piensen uste des lo
que más les convenga. Resuélvase usted, doctor Tobar, y venga a
la sesión,donde tendré el placer de anunciar que el Ecuador y el
Perú han llegado a un acuerdo final y que esta noche se firmará el
protocolo».
LA DECISION En ese acerbo instante cesaba la res-
FINAL ponsabilidad de mis beneméritos Aseso-
res y, por contraste, se agigantaba la mía.
Todos habíamos cumplido leal y escrupulosamente, minuto a
minuto, nuestro deber. Nadie tenía derecho a exigirnos más. Sin
embargo, las circunstancias hacían indispensable una
inmolación, que no podía ser sino la del que, inmerecidamente,
representaba al Ecuador.
Consciente de lo que la gravedad del instante exigía de
mf, me desplomé, abrumado de dolor, en uno de los sillones
del gran salón donde se inmortalizó Río Branco. La parte
física de mi ser se negaba ya a sostener, después de tantos
días de inaudita tribulación, mi conturbado es píritu, hecho
pedazos por el flujo y reflujo de ideas y sen timientos
contrapuestos.
Por mi fantasía, aguzada—como dicen que sucede en la
agonía—, pasaban imágenes sagradas que, con la voz inefable de
lo eterno, parecían hablarme de la in-
— 4*o —

columidad de los derechos de la patria. El recuerdo de las gestas


gloriosas de la Presidencia de Quito y el nombre de grandes
conquistadores y excelsos religiosos que extendie ron la íama y
jurisdicción de nuestra Audiencia, me cla maban que no
consintiera en el detrimento de los intereses tradicionales de la
nacionalidad. ¿Cómo podía yo, que había sido llamado a
defenderlos, sacrificar las aspiraciones seculares del pueblo que
descubrió el gran Río, de ese mi Quito, que «fué como la ciudad
del sol», de donde «se comunicó la luz del Evangelio a las partes
más remotas y escondidas del gentilismo»? Preveía que se
erguiría airada la nación, cuyos ensueños ahogaba. Miraba
recortarse el mapa solariego, que había alimentado justos
anhelos de grandeza y en que se concretaban viejos y poderosos
títulos. ¿Había de ser yo el instrumento para tanta ruina?
Mas, cuando el sentimiento y la imaginación iban a
prorrumpir, en gesto indignado,el n o n p o s s u m u s , \ a reflexión
rígida, amarga y fría,me constreñía a contraria actitud. La cruda
realidad me presentaba al país invadido y hollado por el agresor,
en peligro de que se extendiera de un momento a otro la
ocupación, de que una risueña y bella provincia no volviera al
regazo nacional y de que la patria misma se de sintegrara y, tal
vez, desapareciese.
¿No circulaban ya rumores de que el militarismo pe ruano,
para impedir todo arreglo, se preparaba a protestar por el
supuesto «despilfarro de la victoria»? ¿No habían las cartas
geográficas del invasor estimulado desmedidos en sueños
nacionalistas, que era difícil sofocar? ¿No estaba aun vibrando,
con la intensidad del rayo, la frase admo-nitora del Sr. Aranha:
«Es la última oportunidad....»?
La razón me decía que el bien de la existencia, la li beración
del invasor, la prevención de aquellas amenazas, valían más en
ese instante que los ensueños legendarios. La Historia me añadía
que no era yo el que los sacrificaba, sino que el mismo país los
había apedazado en muchos lustros de negligencia y abandono
inconcebibles.
En medio de esa vaivén, en que mis facultades ensañadas
contra mí mismo, me hacían oscilar entre polos igualmente
trágicos, percibí claramente el grito del deber supremo que me
llamaba al holocausto.
. . . . Decidí firmar el acuerdo. . . .

Varios de los Delegados nos encami - Aranha el


Comunica el Canciller
acuerdonamos luego a la sesión, que estaba ya muy adelantada.
Comunicada la resolución al señor Aranha, pudo añadir al fin del
discurso de clausura, himno a la solidaridad americana, que
sentía C u n a de las más altas emociones de toda su vida, al anun -
ciar que los valerosos pueblos» del Ecuador y el Perú «se dieron
las manos para que América prosiga esa marcha que nadie jamás
detendrá».
El Canciller Padilla, a su vez, expresó que «para co ronar
esta gloriosa jornada, tuvimos la contribución pre ciosa de dos
pueblos, Ecuador y Perú, que sintieron la necesidad de demostrar
en este instante que la unión de América no es una palabra vacía
de sentido, que el hecho de haber firmado nuestros pactos de
unidad, de respeto y de fraternidad no representa falsificación
calculada de la diplomacia de antaño».

Convocados para las diez de la noche, con el fin


Nuevas dificultades
de dar los últimos toques al protocolo y suscribirlo (los
Plenipotenciarios de las Partes se juntaron entonces por primera
vez), todavía se presentaron nuevas dificultades. El Perú no
quiso acceder al artículo VI, que daba al Ecuador las mismas
ventajas de que gozan el Brasil y Colombia en cuanto a la
navegación en los ríos orientales. Indignado expresé que, sin esa
cláusula, n o firmaría el convenio. El señor Subsecretario de
Estado Welles manifestó entonces que ese artículo había
constado e n el proyecto de protocolo desde el principio de la
negociación y que n o podía quitarse. Gracias a esa actitud s e
conservó tan importante y, por otra parte, elemen tal cláusula.
Luego se encontró que el texto mismo del Protocolo
presentaba sustanciales cambios, hechos, según parece, por
funcionarios secundarios, sin anuencia nuestra. Los dele gados
ecuatorianos tuvimos que intervenir enérgica y efi cazmente para
corregir tan audaces modificaciones, con las cuales s e había
creído sorprender a los Mediadores y al Ecuador.
Ceremonia de la Ai fin, a las dos de la madrugada del suscripción
29 de enero, se suscribió el acuerdo y el señor Ministro de
Relaciones Exteriores de Argentina pronunció elocuente pieza,
en que desentrañó el significado del acto.
El señor Ministro de Relaciones Exteriores del Perú dejó
constancia de que «gracias a la i n t e r v e n c i ó n a m i s t o s a de los
Gobiernos de Argentina, Brasil, Chile y Estados Unidos, junto a
los del Ecuador y el Perú, fué posible cele brar un acuerdo de paz
y amistad, tal como conviene a pueblos hermanos». ¿No había el
Perú rechazado, como norma de au política internacional, esa
intervención amistosa?
«Lo pasado pasó, añadió el Excmo. señor Solf y Muro.
Tócanos en el futuro vivir dentro de la unión y de la ar monía
estrecha, intensificando los vínculos y lazos que nos unen,
auxiliándonos recíprocamente y, en consecuencia, cada vez más
solidarios en este momento crucial para América».

Mis palabras Por mi parte, declaré entonces: (1)

«Acaba de firmarse un Protocolo de paz, amistad y límites entre


dos pueblos hermanos.
«Lo hago, con inmenso sacrificio, porque el acuerdo no satisface
los derechos y aspiraciones de mi país. Sin embargo, estoy seguró de
que hemos dado un paso más hacia la paz que debe reinar en el
Continente.
«Espera el Ecuador que, durante las negociaciones que seguirán a
este tratado, encontrará la debida correspondencia de gentileza en el
Gobierno del Perú, y que no le faltará tampoco el apoyo de los
Gobiernos Mediadores.
«Mi Gobierno rinde el homenaje de su admiración a la obra
perseverante y acertada de los ilustres Cancilleres de los cuatro países
tan dignamente representados aquí y aplaude sus gestiones durante la
negociación.
«En este momento, no puedo menos de presentar un tributo de
especial reconocimiento al Canciller interino de la República
Argentina que intervino con eficacia en la promoción

( 1 ) Lo que sigue no es reproducción literal, sino extracto hecho por los corresponsales
presentes en el acto.
de la Mediación. De manera especial expreso también mi gratitud al
Excelentísimo señor Ministro Oswaldo Aranha, sin cuya cooperación
no se habría realizado el acuerdo entre los dos países.
«Estoy cierto de que, bajo los auspicios de los Gobiernos
Mediadores y con la buena voluntad y espíritu de sacrificio del Ecuador
y del Perú, se obtendrá una solución satisfactoria y justa para los dos
países».

Estas breves palabras tuvieron triple palabras


Triple finalidad de mis
propósito: I o Dejar constancia de que el Ecuador no sol© hacía un
sacrificio de su derecho, sino un INMENSO SACRIFICIO,
porque el acuerdo no satisfacía, no podía satisfacer, los derechos
y aspiraciones nacionales; 2° Estimular los sentimientos de
hidalguía del Perú, a fin de que procediese en la ejecución del
tratado en forma correspondiente a la mancomunidad que liga a
los pueblos americanos; y 30 Patentizar, ante la faz del
Continente, que sólo bajv los auspicios de los Mediadores y con la
buena voluntad de los dos países, podía llegarse a una solución
SATISFACTORIA Y JUSTA para éstos. E l P r o t o c o l o , p u e s , n o
tenía, por sí solo, es -tos caracteres.
Se me ha censurado por no haber recalcado enérgica mente
que el pacto se verificaba bajo la presión de la fuerza, estando el
suelo patrio ocupado aun por las armas enemigas. Mas, esta
crítica carece de fundamento.

El tratado Al expresar que el tratado importaba


"delsacrificio" paca mi patria un i n m e n s o s a c r i f i c i o , aseveré de
modo implícito, en lenguaje discreto, pero sobre el cual ningún
hombre medianamente informado podía llamarse a engaño, que
lo suscribía en circunstancias de extremada gravedad, que
justificaban aquel serio menoscabo de los derechos nacionales.
Uno de los eminentes juristas, que sé dignaron de emitir su
parecer acerca de mi enjuiciamiento, el Dr. Levi Carneiro, dice a
este propósito con sobrada claridad:

«El propio Ministro del Ecuador consideró que el Protocolo


envolvía, para su país, un «sacrificio», y lo afirmó expresamente, al
suscribir el pacto. BIEN DEBIO SENTIR, por
— 43 —
— 4H —

tanto, EL IMPERIO DE LAS CIRCUNSTANCIAS A QUE TUVO


QUE CEDER, sin dejarse llevar únicamente por su propia voluntad y
decisión».

Si hubiera declarado con acritud que el tratado era fruto de


la violencia, no habría hecho otra cosa que herir abiertamente al
Perú y a los Mediadores, reducir el valor americano del acto,
privar a la patria de la gloria de un sacrificio por el bien del
Continente, al que éste se verá obligado a corresponder a su
debido tiempo y en la medida necesaria.
Otro de los insignes internacionalistas consultados por ^
mí, Raúl Fernandes, ha escrito a su vez:

«Esa elección entre derechos tenidos por firmes y el mantenimiento


de la paz continental en el momento más crítico de la historia
americana, no fué, pues, obra de negligencia o de maquinación
fraudulenta: fué, al contrario, una opción, tan consciente como
generosa, proclamada por el negociador, y q u e s ó l o p o d í a ^ h o n r a r
a su patria y granjear para ésta la gratitud de las
Repúblicas hermanas* .

Por su parte, el eximio estadista chileno Don Ernesto Barros


Jarna ha escrito estas notables palabras:

«...el Tratado aparece como una generosa disposición de!


Gobierno Ecuatoriano para alcanzar la solución del viejo conflicto; una
ofrenda, s a c r i f i c a d a y d o l o r o s a , a la paz de América; un aporte
noble y lleno de valor a la cordialidad de la familia continental.
«Todos hemos hecho algo en este sentido, en algún período de
nuestra historia».

La noticia a Quito El señor Ministro Arroyo Delgado ha bía


puesto la víspera un cable en que descorría una parte del velo de
nuestra crucifixión. Decía así:

De Río de Janeiro.— Enero 28. Recibido 29/942. N° 37.


Estrechado* cada vez más Canciller por exigencias y trágicos
pronósticos de Mediadores sobre inmediata ocupación e incorporación
de Guayaquil y dificultad de Mediadores para seguir actuando, acaban
de llamarlo y colocarlo en la 91 'guiente situación o acepta el acuerdo
definitivo que deja sólo posibilidad a comisiones de las Partes en terreno
definan puntos de desacuerdo de línea Occidente, pues en Oriente está
completa, precisa, o abandonan gestión y Perú invade a Guayaquil. £1
Canciller ha hecho esfuerzos imponderables para obtener un arreglo
provisional, pero a cada observación presentóse mayor exigencia del
Perú y presión de Mediadores. Llegado el momento de sesión de
clausura debió definirse el Canciller ante absurda y trágica posición y
resolvió asistir a la sesión de clausura, firmar el acta final, fin salvar
mediación. Después de la sesión volverán a la Cancillería los Mediadores
del Ecuador y Perú a fin de ver si llégase a un acuerdo, pues Ecuador
resístese firmar por falta de instrucciones. Línea es boca Capones
dejando las islas sur al Perú, Za-rumilla, Puyango, Cazaderos, Macará,
Sabanilla, Canchis, San Francisco divortium Zamora-Santiago, Yaupi,
Andoas, bocas Cononaco, Nashiño, Yasuni, Ñapo, Aguarico, Zancudo
hasta boca Güepi como he descrito en mi 35. Desocupación sería en
plazo de quince días y aprobación Congresos en 30 días. Creo urgente
estudien grave momento y comuniquen resolución de ustedes para que
Canciller pueda definir.— Arroyo».

Asomo toda Por mi parte, a las ocho de la mañana


responsabilidad del 29 envié el siguiente Mensaje al señor Presidente
doctor Arroyo del Río:

«De Río de Janeiro.—Enero 29.—Recibido 29/742. N<? 38.—Para


Presidente de la República.—Vista la gravedad de las circunstancias asumí
conscientemente ingrata responsabilidad de firmar un convenio preliminar que
reduciendo considerablemente nuestras aspiraciones no impide rectificaciones
necesarias. Allá explicaré las enormes razones que obligáronme a dar este paso.
Caso crea usted conveniente, fin salvar dificultades de primer momento,
autorizóle declarar que yo he procedido por propio arbitrio, imponiéndome
voluntariamente, sin aprobación de usted, esta grave carga. Listo a asumir
exclusiva responsabilidad con el fin de que caiga sobre mí todo el peso de la
opinión pública si encontrare que he procedido inconvenientemente.—Tobar».

El señor Presidente me contestó hidalgamente así:

«A Río de Janeiro.—Enero 29/942.—N° 48. -Para Tobar Donoso.


Agradezco su cablegrama. Mi fé en su patrio-
— 4*6 —

tísmo y decisión por defender los intereses nacionales es hoy la misma


de ayer y de siempre. Tengo seguridad que usted habrá agotado los
esfuerzos por servir la causa de nuestra Patria. Admiro una vez más su
generosidad de ánimo. No veo motivo para que usted quiera asumir
responsabilidad exclusiva. Ansio conocer línea convenida. Abrazo
cordialmente. Presidente de la República».

Por su parte, el Sr. Ministro Encargado de la Cartera nos


cablegrafío con igual,gentileza del modo siguiente:
— 45 —
«A Río de Janeiro.—Enero 29/942.—N° 49.—Del patriotismo
llevado a heroicidad de usted y delegación, no hay sombra de duda. De
la tremenda realidad que ha obligádonos a aceptar arreglo, tampoco
hay duda. Abrazóles emocionado ante la actitud *de ustedes, honróme
hacerme solidario en la mínima parte correspóndeme como Encargado
Relaciones.— Crespo».

El día 30, a las seis de la mañana, estuvimos en


La recomendación final
el campo de aviación para tomar la gigantesca nave aérea que
debía llevarnos a Panamá. El Canciller Aranha extremó sus
finezas con los. Delegados que partíamos y a uno de ellos, e l
doctor Ponce, le dijo:

«Vayan a su país, trabajen mucho, organícense y tengan fe en que la


injusticia no es permanente».

Al recordar esta amonestación, tuve a honra decir en el


Congreso Extraordinario de 1942:

Supremo anhelo: «En el curso de nuestra permanencia en Río,


Organización hemos oído al Canciller brasileño, Oswaldo Aranha, hombre
de fuego y de fascinación admirable, una recomendación insistente. Hasta el
momento de partir quiso repetir aquella insinuación, que muestra cuánto nos
han hecho daño nuestras rencillas domésticas, nuestra desorganización
política, nuestras locuras revolucionarias, nuestras revueltas militares:
«Organícense, sean país»; he aquí la amonestación, casi fatigosa, de aquel
insigne estadista.
«Organicémonos, seamos país: he allí lo que nos ha faltado, aquello
sin lo cual era inasequible un arreglo equitativo de límites, y elvmerecer la
consideración de América, el respeto del adversario, el reconocimiento
de nuestro derecho.
«Organicémonos, seamos país: sí, señores. Cesen ya para siempre nuestras
discordias civiles. Démonos el abrazo de paz todos los ecuatorianos, en derredor
del lábaro .sagrado. Si persisten nuestras sangrientas diferencias domésticas, la
definición del problema limítrofe será estéril, porque continuarán las causas que
han llevado al Ecuador a la gran catástrofe actual.

«Organicémonos. Termine para siempre el individualismo político, que ha


hecho del Ecuador agria demagogia y laberinto inextricable de intereses y de
pasiones. Hasta * ahora en el país no ha habido sino demagogos o anarquistas de
diversos colores: rojos, azules, etc. En la oposición, casi todos los ecuatorianos
han tenido un solo lema: la líber-1 tad anárquica; en el gobierno, casi todos han
tenido un solo ideal: el poder fuerte, para contener la licencia de las masas. Nó; ya
es tiempo de que hagamos el ajuste orgánico entre autoridad y libertad; que
demos al Poder lo que necesita para encauzar a la nación por la vía del orden y de
la paz, que respetemos las libertades legítimas de los ciudadanos y el juego de los
partidos, dentro del respeto de la ley y del bien común.
«Organicémonos: trabajemos para que las regiones se estrechen entre sí con
lazos de amor fraterno, profundo e ir rompible; para que vuelva a reinar la moral
en todos los órdenes de la vida nacional; para que los certámenes cívicos sean
dignos y mesurados, al amparo de la probidad y del desinterés; para que, en suma,
una vida nueva, de austero sentido del deber y del sacrificio, aliente a esta patria
desafortunada.
«Vigoricemos al país, introduciendo de nuevo en él fuerzas espirituales
verdaderamente eficaces. Por falta de ellas ha venido a menos, en los últimos
años, el concepto del deber patrio, el espíritu de abnegación, el vuelo de la
cultura. Por falta de ellas, todo se está corrompiendo y pudriendo en la nación.
Salvémosla, señores: éste es nuestro deber, éste nuestro lema, éste el gran grito de
orden en el actual momentj trágicovde nuestra vida republicana.

«Termino, señores, con esta plegaria, en que resumo y sintetizo mi


amonestación, autorizada por el sacrificio que acabo de hacer en servicio
de esta patria idolatrada. Salvemos al Ecuador, restituyámosle la fe en sí
mismo, en sus inmortales
— 47 —

destinos, en su vocación para el progreso. Hagamos del Ecuador lo que


fué en otro tiempo: una República modelo, pequeña materialmente,
pero grande por la unión de sus hijos, por la concordia con que, a porfía,
todos ellos se dediquen a laborar por su resurgimiento.

«Tenemos frontera. Hagamos sobre ella una patria digna de su


glorioso pasado».

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