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Inconmensurables Objeciones:

1
Una pálida historia de leyes con ‘perspectiva’ de géneros

“Hay que tener una fuerza de predilección


para las cuestiones que ahora espantan a todos;
poseer el valor de las cosas prohibidas:
es preciso estar predestinado al laberinto.
De esas soledades hay que hacer una experiencia.
Tener nuevos oídos para una nueva música;
nuevos ojos para las cosas más lejanas:
nueva conciencia para verdades hasta ahora mudas.”
Friedrich Nietzsche

1
Maura Rivero | Marzo 2015
Más vale ley en mano que cien volando
“Extrañamente, las palabras habladas son ofrendas corporales:
pueden ser indecisas o convincentes,
seductoras o retraídas
o ambas cosas a la vez.”
Judith Butler

Analizar el grueso de las políticas públicas en materia de géneros y sexualidades de


manera breve y concisa me parece, como mínimo, una utópica pretensión. Pero vamos a
hacer el intento con sobrada voluntad de examinar los avances y retrocesos que Argentina
ha desarrollado respecto a estas cuestiones.
Es innegable que en estos últimos 10 años ha habido cambios importantes respecto
a las leyes que respaldan a las mujeres y sus derechos más básicos: se legislaron desde
Derechos Sexuales y de Reproducción (Ley 26.862) hasta de Lactancia Materna (Ley
26.873), pasando por leyes como la de Matrimonio Igualitario (Ley 26.618) y aquella que
reconoce Derechos para las Trabajadoras de las Casas (Ley 26.844). Sin embargo, estas
leyes no han cambiado la situación que, de hecho, vivimos todos los días las mujeres que
habitamos este país. Empiezo a escribir este análisis cuando las noticias refrendan una y
otra vez el titular más triste y recalcitrante: Daiana García, que estuvo desaparecida las
últimas 48 horas, fue encontrada muerta dentro de una bolsa en Lavallol. Otra joven que se
hallaba con paradero desconocido y que días después apareció asesinada.
Se hace cuesta arriba analizar los avances legislativos que protegen a las mujeres
cuando se repiten este tipo de historias que involucran a chicas jóvenes que han sido
abusadas, mientras periodistas y foristas dejan caer, livianos, un ‘así vestida, ¿qué
querés?’ o un ‘se lo buscó’ como quien no quiere la cosa. Esto no deja más que un halo de
hipocresía que se hace aún más presente al festejar -en un sentido político amplio- la Ley
26.485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las
mujeres en los ámbitos en los que se desarrollen sus relaciones interpersonales, ya que
ésta ley no se aplica de manera integral y a las pruebas me remito: en nuestro país hay un
femicidio cada 30 horas2. No solo no se está aplicando esta ley que data del 2010, sino
que, también, se hace visible la reproducción del estereotipo clásico de mujer como
víctima, estúpida y oprimida (Justo, Spataro: 2013), sumisa, callada y devota. Si usted,
mujer del Siglo XXI, no porta estas características, entonces aténgase a las consecuencias
porque no hay ley que la proteja.

2
Consultado el 30/03/2015: http://lacasadelencuentro.org/femicidios.html
Cronología Legislativa:
Un paso adelante, otros tantos atrás

"La náusea llegó pronto porque hace eco en otras arcadas,


la memoria del cuerpo se tensa antes incluso que las palabras."
3
Marta Dillon, ¡Basta!, 2015

Durante el 2014 se distribuyeron desde Presidencia de la Nación unos folletos de


divulgación explicitando las políticas públicas que se han realizado en cuanto a géneros y
sexualidades desde 2003 hasta la actualidad. La pieza propagandística es muy informativa
pues explica que se ha avanzado sin pausa en derechos ‘feministas’, incluso en su tapa
reza la frase “Década ganada en políticas de género”. Hete aquí que cualquier/a lector/a
poco informadx de las reales condiciones de las mujeres (y más aún de las mujeres en
situación de vulnerabilidad social) podría tragarse el discurso del folleto, sin masticarlo
siquiera y, así, considerar que la mujer, luego de diez años de medidas y leyes
direccionadas, ya no está en una situación desigual respecto al varón: que la mujer cobra
el mismo salario que el varón por hacer la misma tarea, que la mujer puede decidir sobre
su cuerpo y su maternidad, que la mujer está protegida por el Estado, que la mujer está
representada en los medios masivos de comunicación de forma verosímil y empoderada,
que la mujer ya no es violentada en la vía pública o asesinada por usar un short muy corto.
Pero siguen desapareciendo Daianas, Melinas, Maritas, Ángeles y sus historias se
presentan como si no hubieran responsables. Los medios titulan sus noticias sin adjudicar
responsabilidades, tal publicó Clarín, “El horror de Daiana, otra chica que aparece
muerta”4. Nótese la utilización del ‘aparece’ como si hubieran sido los duendes del bosque
los que metieron el cuerpo de Daiana simpáticamente en una bolsa de basura -como si
éste fuera, justamente, un pedazo de carne descompuesta -; en tanto recurso narrativo, el
sujeto tácito le sienta mucho mejor a la literatura.
Por supuesto, en el recuento de las políticas públicas de este folleto aparece que,
en el 2008, se aprobó la Ley 26.364 de Prevención y sanción de la trata de personas y
asistencia a sus víctimas que fue, posteriormente, reforzada por la Ley 26.842 que le
otorga aún más derechos a las víctimas del delito de trata. Ambas importantísimas
medidas con el objetivo de erradicar la trata de personas en el territorio nacional. Sin

3
Consultado el 21/03/2015: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-9586-2015-03-22.html
4
Consultado el 21/03/2015:
http://www.clarin.com/policiales/horror-daiana-chica-aparece-muerta_0_1322267833.html
embargo, el Estado aplaza el dar sentencias firmes a los responsables del secuestro, la
trata y el posterior asesinato de Marita Verón5. Otro golpe al estómago para Susana
Trimarco quien, pareciera, se tendría que dar por satisfecha con que se hayan declarado
culpables a estos sujetos luego que en 2013 fueran absueltos por la justicia tucumana 6. La
persistencia de esta madre buscando justicia para su hija y su nieta consiguió llegar más
lejos que el mismo sistema judicial que reproduce la estructura patriarcal y misógina en sus
acciones. No queremos palabras muertas que son meros adornos de folletos, queremos
letras bailando al son de cambios palpables, de sentencias firmes y precedentes concretos.
Pero, ¿qué podemos esperar de un Estado que se jacta ampliamente de sus
políticas en derechos humanos y, especialmente, con perspectiva de géneros, pero les
niega a las mujeres su derecho a decidir sobre su cuerpo propio y la interrupción del
embarazo? Triste es que nada de esto nos sorprenda, porque en el devenir de nuestra
cultura todavía no se discute sobre el cuerpo femenino como autónomo y responsable. Ahí
mismo radica el quid de la cuestión cuando de aborto legal, seguro y gratuito se habla:
¿Qué debate dará un Estado que, año a año, ha cajoneado los proyectos que diversas
organizaciones feministas han presentado? ¿No sería hora de empezar a pensar no sólo
en un Estado que legitime prácticas que ya se presentan como cotidianas -y en muchos
casos fatales-, sino que también discuta la emancipación y el derecho a la decisión de
esos cuerpos propios? Lo que sabemos con certidumbre es que de este Estado se puede
esperar, entonces, una amplia sanción y promulgación de leyes que da apariencia a
“Década ganada” pero que se esfuma al primer análisis, ya que no resiste ningún archivo
ni comprobación de trabajo de campo.

Tal vez el error sea más profundo y radique en considerar a los géneros y las
sexualidades como una ‘perspectiva’, como si le pusiéramos una lente a los
acontecimientos cotidianos y entendiéramos ahora -permítaseme la ironía- que el gobierno
tiene una ‘perspectiva de género’, es decir, se dio cuenta que la mujer es también un sujeto
de derecho. “¡Eureka!” nos da ganas de gritar, aunque explicamos a quien guste
escucharnos que los géneros y las sexualidades son una suerte de matriz que nos
atraviesa desde que llegamos a este mundo. Asimilable a un horizonte de expectativas que
crea las posibilidades de inteligibilidad que nos permiten relacionarnos en sociedad. Esta
matriz nos precede y será posterior a nuestro devenir, sólo en el aquí y ahora podemos

5
http://www.telam.com.ar/notas/201503/97564-susana-trimarco-marita-veron-busqueda-justicia.html
6
Consultado el 27/03/2015:
http://www.lanacion.com.ar/1536071-conmocion-sin-culpables-en-el-juicio-por-marita-veron
hacer algo para modificar aquello que nos exacerba los cuerpos. Aprobar leyes no es
suficiente, sí necesario, pero no alcanza para reflexionar con el fin de modificar una
estructura tan cimentada como es la del patriarcado.
Haciendo una analogía fácil entre el planteo que E. P. Thompson desarrolla
respecto a las clases sociales y la noción de “lucha de clases”, donde explicita que “las
clases no existen como entidades separadas, que miran en derredor, encuentran una clase
enemiga y empiezan luego a luchar” (Thompson, 1981: 37), podemos decir que lo mismo
sucede con la autopercepción del género, la orientación sexual y su lucha por vivirlas tanto
libre como fraternalmente. Agrega Thompson respecto a la lucha de clases: “las gentes se
encuentran en una sociedad estructurada en modos determinados […], experimentan la
explotación […], identifican puntos de interés antagónico, comienzan a luchar por estas
cuestiones y en el proceso de lucha se descubren como clase, y llegan a conocer este
descubrimiento como conciencia de clase” (Thompson, 1981: 37), entonces, el género y la
conciencia sobre el lugar que éste ocupa en la urdimbre de relaciones sociales y
patriarcales en la que estamos inscriptos, es la última fase del proceso real histórico. No
hay mejor momento para analizarlo y pujar por una estructura contraadiestrada que aquí y
ahora.
No estamos buscando cambios que sólo vean las futuras generaciones porque,
sencillamente, esto significaría que nosotrxs, lxs del presente, no importamos, que las
mujeres del siglo XXI podemos seguir desapareciendo sin más consecuencias que fugaces
titulares amarillistas. Porque, tal como explica Judith Butler, analizar el lugar que ocupa
cada género -sea varón, mujer, trans, bi, queer, entre otras categorías- en nuestra
sociedad actual, es lo que permite hablar del proceso que atraviesa el sujeto en su devenir,
“el género no siempre se establece de manera coherente o consistente en contextos
históricos distintos, porque se intersecta con modalidades raciales, de clase, étnicas,
sexuales y regionales de identidades discursivamente constituidas.” (Butler, 2001: 35)
Esta última reflexión es la que permite pensar al género como una categoría de
análisis más amplia, es la que nos abre el camino para pensar en la mutabilidad de los
géneros en su relación dialógica con la coyuntura. Más específicamente, nos permite
analizar los cambios en las estructuras que nos estructuran. Entonces, se hace necesario y
urgente hacer hincapié en la educación sexual integral de cada agente, ya que es la
escuela en tanto institución, la que contribuye a reproducir la estructura del espacio social
(Bourdieu, 2003: 95) y es, a la vez, pura potencia para conseguir ese contraadiestramiento,
la metamorfosis del habitus, de las prácticas y sus representaciones. En este último
sentido, se torna fundamental aplicar consecuentemente la Ley 26.150 de Educación
Sexual Integral que establece en el artículo 1º que todos los educandos tienen derecho a
recibir Educación Sexual Integral en todos los niveles educativos y en todas las
modalidades del sistema educativo público de gestión estatal y privada. A sabiendas que
esto se está cumpliendo de manera fragmentada y no integralmente 7, el pesimismo acerca
de la efectiva aplicación de estas políticas públicas es mayor que el optimismo de la
voluntad de quienes ponemos nuestros cuerpos en la llaga.
Que mis palabras no sean malinterpretadas. Todas las leyes que se han aprobado
en estos últimos 10 años marcan una voluntad política de discutir cuestiones inherentes a
la sociedad en su conjunto y, especialmente, a las mujeres. Pero no han sido sólo producto
de esa voluntad política sino, y sobre todo, de una persistente militancia y compromiso de
personas que luchan -desde hace varias décadas- por la liberación femenina. Ya sea
desde escritorios de diferentes organismos (gubernamentales y no gubernamentales),
desde aulas de diferentes niveles educativos, desde casas con bibliotecas envidiables y/o
desde movimientos sociales más o menos espontáneos, todos y cada uno han dado una
lucha interminable que encontró, en estos últimos años, un Estado dispuesto a dialogar
con algunas de esas reivindicaciones.
Silvana Palermo explica en referencia a la legislación del voto femenino, instaurado
allá por 1947, que “la ausencia de derechos políticos no debe ser confundida con la
ausencia de actividad política” (Palermo, 2011: 48). Pienso que, hoy por hoy, por más que
no contemos con la estructura que necesitamos urgente y tajantemente para construir
otras maneras de relacionarnos, no desistimos de luchar, sino que sostenemos esta
actividad política quienes prefiguramos un mundo donde ya no sea necesario hablar de
géneros ni de derechos ampliados, donde haya naturalidad ante la disidencia y la
diversidad.

7
Pertenezco al equipo de talleristas de la ONG SexSalud, una de las cinco ONGs que componen el convenio
que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ha subcontratado para dar talleres en las escuelas públicas,
una ‘nueva forma’ de tercerización de políticas públicas.
Reflexiones finales: Las Otras

"No es fácil ser libre: huir de la peste, organizar encuentros,


aumentar la capacidad de actuación, afectarse de alegría,
multiplicar los afectos que expresan
o desarrollan
un máximo de afirmación."
Gilles Deleuze

Nosotras lloramos sin vergüenza -con rabia y tristeza- cada femicidio que se torna
de público conocimiento, mientras sabemos que otros tantos siguen sucediendo en
oscuras esferas privadas. Deseamos que las potentes leyes que existen se cumplan con
todo el peso de la justicia, pero esa balanza se sigue inclinando hacia el lado de ‘lxs
opresorxs de siempre’ mientras el equilibrio se desdibuja de la existencia. Si no criticamos
aquello que ya no queremos, ni para nosotras ni para las que vendrán, ¿cómo alcanzar
aquello que sí queremos? Si bien las leyes analizadas no han logrado su máximo alcance,
han dado un paso al frente para poner ‘manos a la obra’ en materias que la sociedad tenía
postergadas o silenciadas. Pero la historia nos demuestra que aún faltan manos para las
tantísimas obras incompletas.
Nos-Otras, muchas Otras, que tenemos en las manos la punta del ovillo, las que no
estamos en la bolsa de basura todavía, las otras que somos también amazonas,
luchadoras galácticas, guerrilleras con furia en las manos, gritamos ¡Basta! Hay cadáveres,
pues esto no hace más que alimentar este coraje que permite alzar, al unísono, un mismo
grito de hastío que sale de todos los cuerpos propios, cuerpos más revolucionarios o
maltrechos, cuerpos orgásmicos o disruptivos -o todo a la vez-, que cuestionan, que
duelen, que desean, cuerpos que transforman, que desobedecen, que se manifiestan,
cuerpos, al fin y al cabo, que importan.

Bibliografía
Butler, Judith (2001) “Sujetos de sexo/género/deseo” en El género en disputa. México:
Paidós.
Bourdieu, Pierre (2003). “El nuevo capital. Introducción a una lectura japonesa de La
Nobleza de Estado” en Capital cultural, escuela y espacio social. Buenos Aires: Siglo XXI
Editores.

Justo von Lurzer, Carolina y Spataro, Carolina (2013): “Tontas y víctimas. Paradojas de
ciertas posiciones analíticas sobre la cultura de masas”, en Revista La trama de la
Comunicación. Anuario del Dpto. de Ciencias de la Comunicación. Escuela de
Comunicación Social. Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales.
Universidad Nacional de Rosario. ISSN 2314-2634, en prensa.

Palermo, Silvana (2011). “Género y ciudadanía política: algunos aportes en la agenda de


investigación” en PolHis Boletín Bibliográfico Electrónico del Programa Buenos Aires de
Historia Política Año 4. Número 7, UNdMO. Primer semestre de 2011
http://historiapolitica.com/datos/boletin/PolHis_7.pdf

Thompson, Edward (1981): “Lucha de clases sin clases”, en Tradición, revuelta y


conciencia de clase, Barcelona: Cámotedra.

Leyes

Ley N° 26150. “Ley de Educación Sexual Integral” Boletín Oficial de Argentina, 23 de


octubre del 2006.
Ley Nº 26.364 “Prevención y sanción de la trata de personas y asistencia a sus
víctimas” Boletín Oficial de Argentina, 29 de abril del 2008.

Ley N° 26485 “Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la


violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones
interpersonales”. Boletín Oficial de Argentina, 1 de abril del 2009.

Ley N° 26.618 “Matrimonio Igualitario”. Boletín Oficial de Argentina, 21 de julio del 2010.

Ley Nº 26.842 “Prevención y sanción de la trata de personas y asistencia a sus


víctimas”. Boletín Oficial de Argentina, 26 de diciembre del 2012.

Ley Nº 26.844 “Régimen Especial de Contrato de Trabajo para el Personal de Casas


Particulares” Boletín Oficial de Argentina, 03 de abril del 2013.
Ley Nº 26.862 “Reproducción médicamente asistida”. Boletín Oficial de Argentina, 25
de junio del 2013.

Ley N° 26.873 “Lactancia Materna. Promoción y Concientización Pública.”


Boletín Oficial de Argentina, 5 de agosto del 2013.

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