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M4068
£^^Santiago
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García Q J j m-
E L C A T E C I S M O
DEL
D E LA DOCTRINA CRISTIANA
DEL
APLICADA
O í » r a p u b l i c a d a , con l i c e n c i a de l a a u t o r i d a d e c l e s i á s t i c a ,
jiot A - 'WLiwtn,
/ - . r i f ^ !-,.;:
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n f p L . V ^
PROLOGO.
. - . f e o .
LA doctrina cristiana es la eosa mas excelsa y subli-
me, y al mismo tiempo la mas humilde que puede con-
o6ra es propiedad de Mariano Galvan Ri-
templarse: excelsa en sí, y de una dignidad incompa-
vera, y nadie la podrá reimprimir sin su permiso.
rable: humilde respecto de nosotros, por la dignación
con que se abate hasta la especie humana caida por la
culpa, la busca, la solicita, y quiere hallar en ella al-
mas que la abracen y le den acogida. Su origen, ó
la fuente de que procede, 110 es otra que el mismo
Dios: su Sabiduría increada, su-Verbo humanado, la
ha anunciado á los hombres, la ha difundido por to-
dos los ángulos de la tierra, y ha disipado con ella
toda sombra de error y de ignorancia. Ella, como
luz de conocimiento divino y como soplo de vida, se
ha enseñoreado de los corazones y de las inteligen-
MEGICO.—1852. cias, y las almas son el trono de magestad en que se
sienta. A su soberanía están sujetas todas las potes-
I M P R E N T A D E LA VOZ DE LA RELIGION,
calle de San Juan d-e Letran núm. 3. tades, y sobre los tronos de los reyes se alza el solio
de su grandeza; mas al mismo tiempo, como cazador
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PROLOGO.
. - . f e o .
LA doctrina cristiana es la eosa mas excelsa y subli-
me, y al mismo tiempo la mas humilde que puede con-
o6ra es propiedad de Mariano Galvan Ri-
templarse: excelsa en sí, y de una dignidad incompa-
vera, y nadie la podrá reimprimir sin su permiso.
rable: humilde respecto de nosotros, por la dignación
con que se abate hasta la especie humana caida por la
culpa, la busca, la solicita, y quiere hallar en ella al-
mas que la abracen y le den acogida. Su origen, ó
la fuente de que procede, 110 es otra que el mismo
Dios: su Sabiduría increada, su-Verbo humanado, la
ha anunciado á los hombres, la ha difundido por to-
dos los ángulos de la tierra, y ha disipado con ella
toda sombra de error y de ignorancia. Ella, como
luz de conocimiento divino y como soplo de vida, se
ha enseñoreado de los corazones y de las inteligen-
MEGICO.—1852. cias, y las almas son el trono de magestad en que se
sienta. A su soberanía están sujetas todas las potes-
I M P R E N T A D E LA VOZ DE LA RELIGION,
calle de San Juan d-e Letran núm. 3. tades, y sobre los tronos de los reyes se alza el solio
de su grandeza; mas al mismo tiempo, como cazador
destinados á fertilizar los campos de la Iglesia. ¿Qué
diligente y astuto, ó bien como pastor que sigue á la
puede en ellas tener sér, qué puede vivir, qué puede
oveja descarriada, ella anda en pos de las almas, las
mejorarse sin la guia y la operacion de la doctrina cris-
busca, las sigue, y á ninguna excluye de su solicitud
tiana? Ella iluminó al orbe como antorcha llevada á
maternal: el niño y el anciano, el noble y el plebeyo,
todas partes por la mano apostólica; ella produjo la
el rico y el pobre, el hombre de la corte y el rústico
única verdadera y máxima regeneración.
pastor, el nacido entre cristianos y el gentil que no
E n vano habian esparcido los filósofos sus doctri-
conoce á Dios, el judío, el mahometano, todos oyen
nas; en vano habian pretendido ser los regeneradores
su voz, á todos llama, y de todos quiere ser oida y
del mundo en el órden moral; nada podia dar vida á
admitida. Ella, en obras clásicas, se comunica al
esta masa llena de tinieblas y de corrupción; ¿y por
sabio; en sumas corre por las escuelas; en prontua- qué? Porque aquellas doctrinas estaban plagadas de
rios y compendios anda en manos de todos, y á to- errores y de inmoralidad, y solo presentaban uno que
dos instruye, en todos fomenta la piedad, para todos # otro principio luminoso, incapaz de reformar al hom-
da realas de bien obrar, y á todos abre el camino del bre caido en la culpa y la infidelidad. ¿Y por qué
cielo. mas? P o r q u e tales doctrinas no procedían de Dios,
Si se atiende á la parte dogmática, ella nos descu- de quien únicamente pueden venirnos la revelación
bre los misterios mas altos de la divinidad, y nos in- de las verdades eternas, y las reglas del bienobrar.
tima las verdades mas luminosas y mas saludables. Unas y otras solo se encuentran en la doctrina cris-
Si se considera la parte moral, ella enseña al hombre tiana; y tanto, que á ella debe el mundo su regene-
sus deberes, arregla sus costumbres, le provee de ar- ración, no solo en el órden moral, sino también, por
mas contra sus pasiones, y le conduce á la perfección. consecuencia de ella, su civilización y todos los bie-
L a digna recepción de los sacramentos; el manejo de nes del órden social.
aquella llave de oro que abre los cielos para que des-
H e aquí, benévolo lector, una breve idea de lo
ciendan á nosotros las gracias y misericordias del Se-
mucho que es y vale la joya preciosísima que te ofre-
ñor, y otras mil instrucciones y advertencias saluda-
cemos en el siguiente Catecismo explicado, ó sea apli-
bilísimas, manan de la doctrina cristiana, como rios
VI VII
DOCTRINA CRISTIANA
DEL PADRE GARCIA MAZO,
EXPLICACION.
¡Terrible reserva!
que deben santificarse, vamos á presentar en com- vivido los cuarenta años que anduvieron por el de-
pendio su historia, para que los fieles puedan formar sierto, y otras que refieren los libros santos.
una verdadera idea de los dias de fiesta. ti« * de ,0S israelitas
' por ser figura-
E n seis dias crió Dios el universo, y en el sétimo Ce r m 133 d e m a 3 uras
descansó y lo santificó. Desde entonces cada siete b a s de t ? f M° ° % ceremo-
dias formaron lo que llamamos semana, quedando nias de la ley de Moisés, y que en efecto cesaron
destinado el sétimo para dia de santificación ó de fies- cuando se rasgó el velo del templo en la muerte del
ta. No sabemos (porque nada dice la Escritura) si Redentor sucedieron las de los cristianos figuradas
A ,a
en el discurso de mas de dos mil y quinientos años S S ¿al rtb.do, que guardaban los
e n m emo ria
que se cuentan desde la creación del mundo hasta la S í I > reposo del Criador despues
Gl m U n d
ley de Moisés, tuvieron los hombres mas dias de fies- cedió h daTa° e l d n g
° d e l a b i s m o d e , a " a t l a *u-
f,l,e
on r ° j a r n o s los cristianos
ta que el sétimo de la semana, aunque es de creer en memoria del reposo del Redentor despues de ha-
que no dejasen de celebrar con fiestas particulares la v í genCr
° h u m a n ° d e l abismo del pecado,
memoria de los grandes sucesos de aquella dilatada £ " C n i n e m < f ' a de haber principiado en dol
época; lo que sabemos es, que Moisés luego que en- S i ? 0 0 " del mundo, y de haber bajado al
tró en el desierto, recordó á los israelitas la santifica- tole- 1 m r , n g ° 6 F S p Í r ¡ t U S a n t 0 sobre loí após-
ción del dia sétimo con el nombre de Sábado, que morabfp n ,T d o , m n
« 6 3 u n d i a aun mas me-
significa descanso; y que el Señor no solo se los es-
cribió en las tablas de la ley para que le guardasen, T l a s ó ra U fi , a T ? ^ á ha suced¡d
o.
Wen o0 t l d/ e T o s d e ° S 1 S r a e , Í t a s h a n s u c e d i d o tam-
sino que mandó ademas, que celebrasen otras varias :' a 2., cristianos, y las han excedido, co-
fiestas para conservar la memoria de los grandes su- 8
cesos de esta nación privilegiada. T a l e s fueron la imáien o l f * ° m b r V e l « P e t a d o á la
re resenta
de la pascua, instituida para recordar la memoria de \o de T ) 1 P - L a encarnación del H i -
TWa santís' ? n a C l m i e n t 0 ^ d e m a s misterios de su
aquella noche, en que el ángel del Señor pasó qui-
c on a , ' SU f a S ' 0 n y 311 m u e r t e ' s u " s u r r e e -
tando la vida á todos los primogénitos de Egipto, sin Z 7 o Z Z 1 0 n
' 1 0 3 C Í e I ° 3 ' e 3 t 0 3 a d o r a b l e 3 miste-
tocar á los de Israel que vivian con ellos: la de pen- ras d e ía 1 ^ r e P r e s e n t a d o s en las fiestas y figu-
tecostes que se celebraba en memoria de la ley dada ras de la ley ant.gua, se han realizado y se celebran
por Dios á Moisés sobre el monte Sinai, á los cin-
« y su número se ha
cuenta dias de la salida de Egipto. L a de los taber- 35 qUe d6diCa k l lesia á la
náculos, ordenada á que no se olvidasen los israelitas r S , S Santísi-
ma v irgen, a los angeles y á los santos. Tal es en
de los pabellones, tiendas y cabanas en que habian
s«acacion n h i r n en
s s f sse manda a de ios dias de
este precepto.
fiesta
''w
Sales, es la obra principal que ha mandado la Iglesia
P. Sobre el tercer mandamiento os preguntor
para santificar el día de fiesta.
¿Quién es el <¡ve santifica las fiestas? . Precepto de oir misa. T o d o s los cristianos que
R. Quien oye misa entera en ellas y se emplea en tienen uso de razón, están obligados á oir misa ente-
santas obras. ra todos los dias de fiesta, y el que no la oye ó falta
E l sacrificio del altar que llamamos misa, es el¡ á parte grave de ella, como desde el principio hasta
mismo sacrificio del calvario, es aquel inmenso sacri- el evangelio; ó á parte principal, como á la consa-
ficio en que el Hijo de Dios, hecho hombre, se ofre- gración, peca mortahnente; pero si solo falta á parte
ció á su Eterno Padre por la redención de los hom- leve, como hasia la gloria, y aun hasta la epístola, pe-
bres. U n o y mismo es, dice el concilio de T r e n t o , c a vemalmente; mas siempre peca cuando voluntaria-
el que se ofrece ahora por ministerio de los sacerdo- mente 110 la oye entera. Están excusados de oiría
tes, que el que se ofreció entonces por sí mismo en < los que verdaderamente están impedidos, como los
la cruz, sin otra diferencia que en el modo y motivo- encarcelados, los enfermos, los ocupados en la asis-
de ofrecerse; porque en la cruz se ofreció muriendo, tencia precisa de los enfermos ó de los niños, ó en el
y en el altar se ofrece representando su muerte. A U r cuidado necesario de ganados. Cuando se duda si
fué una víctima cubierta de sangre avista de los hom- la excusa es suficiente, se ha de consultar al párro-
bres, v aquí es una víctima cubierta de gloria á vista- c o ó al facultativo, según sea la clase de excusa, j
de los* ándeles. Allí murió realmente, separándose- en defecto de éstos á personas instruidas y timora-
tas. L a misa se ha de oir con atención, porque no
su santísima alma de su santísimo cuerpo, y aquí m u e -
solo es una acción racional, sino también relio-iosa y
re místicamente, presentándose separados su cuer-
d e las primeras de la religión. L a atención puedo
po y su sangre, en virtud de la consagración del pan
dirigirse a las palabras y acciones del celebrante, y
y del vino; allí se ofreció por redimirnos, y aquí se
esto basta; ó al sentido y misterios significados p o r
ofrece para a r i c a r n o s el precio de su redención. Allí
jas palabras y acciones del celebrante, y esto es me-
nos mereció este precio infinito, y aquí nos le entre- jor. También se ha de asistir á ella con una com-
ga; y esto es lo que llama el santo concilio diferencia? postura religiosa, y ésta debe manifestarse en el ves-
en el modo y motivo de ofrecerse; porque en cuanto- tido, en el semblante, en la vista, en el paso, y en to-
á la esencia, el sacrificio del altar es el mismo de la dos los movimientos, acciones y posturas, porque to-
cruz. E n ambos es uno mismo el sacerdote y la do debe hacer ver en el que oye misa, un verdadero
víctima, el sacrificante y el sacrificado, el que ofrece cristiano que asiste al acto mas augusto y tremendo
y el que es ofrecido, porque en ambos lo es todo J e - de su religión.
sucristo. P u e s la asistencia á este santísimo y sobe-
ranísimo sacrificio, como le llama San Francisco de^
A u n q u e no hay obligación de oir misa mas que en gos, para nuestros prójimos; y lejos de desconfiar d e
los dias de fiesta, es m u y laudable y p r o v e c h o s o oir- conseguir tantos beneficios á un tiempo, nos parece
ía todos los dias que s e a posible, sin faltar á sus obli- que aun pedimos poco, y solo tememos olender á la
gaciones, lo cual pocas veces deja de ser posible á soberana víctima q u e ofrecemos, pidiendo infinita-
la mayor parte de los cristianos-, c u a n d o tienen un mente menos de lo que ella vale.
verdadero deseo de oiría; porque asistir á este divi- Alma cristiana, p r o c u r a asistir todos los dias á es-
no sacrificio es hacer u n a pfofesion pública de cris- te divino sacrificio, que encierra el abismo de la ca-
tiano. D i o s es mas h o n r a d o con una sola misa, que ridad de D i o s en el pecho d e Jesucristo. Aprové-
con todas las alabanzas de los hombres y d e los án- chate diariamente d e este tesoro diario. O f r e c e el
geles, porque en la m i s a quien honra á D i o s es D i o s . inmenso sacrificio del H i j o del E t e r n o P a d r e , á su
Nada hay en el m u n d o mas agradable al E t e r n o P a - P a d r e E t e r n o , no solamente por tí, sino por toda la
dre, que el sacrificio d e la misa, p o r q u e en él se le Iglesia. P i d e , en pago de la divina prenda que ofre-
ofrece á su santísimo H i j o . L o s á n g e l e s no tienen ces, la conservación, aumento y progresos d e la fé;
en el cielo cosa mas g r a n d e que ofrecerle, que la que la reforma, pureza y santidad de las costumbres; la
nosotros le o f r e c e m o s en el altar. C u a n d o decimos reducción de los h e r e g e s y cismáticos al gremio de
ú oimos misa, c u a n d o ofrecemos, ó c o m o ministros ó la Iglesia católica; la conversión de los paganos y j u -
como asistentes, este divino sacrificio, nosotros pode- díos; la paz, unión y santo celo d e los príncipes cris-
mos decir al E t e r n o P a d r e : S e ñ o r , ved ahí vuestro tianos; los triunfos d e la religión, y la exaltación y
querido H i j o sacrificado sobre ese altar por nosotros. gloria de la Iglesia. P i d e el vencimiento de tus p a -
V e d ahí el precio con q u e os pagamos los inmensos siones, el perdón de tus pecados, y las gracias y vir-
beneficios que nos hacéis, y los innumerables peca- tudes que necesitas para vivir como un justo. Pide
dos que nos p e r d o n á i s . E s e cuerpo adorable, esa y no ceses de pedir el reino de los cielos. P i d e to-
sangre divina, ese H i j o soberano, en quien teneis vues- da tu vida este bien sumo, que bien merece la peti-
tras complacencias, e s lo que os o f r e c e m o s en este ción de toda tu vida. P í d e l e con ansia, con e m p e ñ o ,
sacrificio, y no d u d a m o s que con esta divina ofrenda con porfía, y no dudes que. si no lo impide tu perver-
os daréis por satisfecho. V e d ahí, S e ñ o r , la p r e n d a sidad, el P a d r e celestial te le concederá por los m é -
p o r la que nos atrevemos á pediros, no solo gracias ritos infinitos de su santísimo H i j o .
y misericordias, sino g r a n d e s gracias y grandes mise- P . Será pecado trabajar en pocas cosas ó nece-
ricordias, y no solo p a r a nosotros, sino para nuestros sarias?
padres, hermanos y parientes, para nuestros bienhe-
R. No será; mas en duda de si lo son, bien es pre-
chores y amigos, p a r a nuestros contrarío« y enemi-
guntar á quien mas sabe.
P a r a proceder con claridad en este punto, es ne-
Acerca de las causas para trabajar en los dias de
cesario distinguir tres clases de obras; liberales, ser-
fiesta, regularmente se señalan tres, que son: dispen-
viles y comunes. Llámense liberales, las que pertene-
sa, costumbre y necesidad. Dispensa. Aunque dar
cen al entendimiento, como leer, estudiar, disputar
culto a Dios es un deber natural del hombre, la de-
y otras semejantes, las cuales se ejercen regula! men-
s t i l a c i ó n de días de fiesta para dar este culto, y el
te por amos y señores. SercUes, l a , que , L e n e c e n
precepto de oir misa y no trabajar en ellas, son de-
C
d»r ° 7 arar' C3Var' < >< ¡er, bor- terminaciones de la Iglesia; por consiguiente, la Igle-
dai, en la s cuales se ocupan regularmente los criados sia puede dispensar en ellas. El sumo Pontífice pue-
y siervos. 1 comunes, las corporales que se practi- de dispensar absolutamente en toda la Iglesia; los
can indistintamente por amos v criados, s e ñ o r , s y obispos temporalmente en sus obispados, y los pár-
siervos como cazar, pescar, caminar, y otras á este rocos en sus parroquias, cuando hay causa legítima y
modo. D e estas tres clases de obras, Jas .serviles es- no se puede ocurrir al superior. Costumbre. H a y
tan prohibidas generalmente en dias de fiesta T a m - ciertas obras verdaderamente serviles, que se permi-
bién 1«. están en lo particular los actos judiciales co- ten en dia de fiesta por costumbre del pueblo cristia-
mo juramentar, examinar testigos, formar procesos, no, dice Santo T o m á s , como cocer los alimentos y
sentenciar causas, y mucho mas, imponer mulfas ó otras semejantes; mas siendo tan varias las costum-
castigos corporales, y sobre todo, la pena de muerte, bres en los reinos y aun en los pueblos, es necesario
porque todos estos actos repugnan y se oponen á la para obrar con buena conciencia, atenerse en esto al
veneración y dulzura del dia de fiesta. Este precep- porte de las personas timoratas é instruidas, y sobre
to es grave como el de oír misa, pero admite también todo, al dictamen del párroco, para no exponerse á
parvedad de materia. T r a b a j a r en dia de fiesta me- tomar la corruptela por costumbre, y la codicia por
nos de una hora, convienen los moralistas en n l i e es excusa. Necesidad. P o r esta causa se excusa de
materia leve, y por consiguiente pecado venial. T r a - culpa á los pobres, que no bastando su jornal ó sala-
bajar mas de dos horas, también convienen en que rio para sustentarse ó sustentar su familia, trabajan
es materia grave, y por consiguiente pecado mortal, en dia de fiesta; pero deben procurar ocuparse, en
ümtre estos oos extremos varían mucho, y no es fá- cuanto les sea posible, en trabajos secretos, evitando
cil fijar materia grave ó leve. Sin e m b a l o , para los públicos para no dar escándalo; á los que se em-
graduaría, deberá atenderse á la calidad d e f t r a b a j o , plean en recoger los granos ó frutos cuando estos pe-
pues no hay duda que en igual tiempo se peca nías ligran; á los que no pueden interrumpir sus obras
arando o cavando, que cosiendo ó hilando porque principiadas en dias de trabajo, como los horneros de
aquellas son obras mas grandes ó graves, y mas ser- cal, vidrio, ladrillo, los navegantes, arrieros, carrua-
viles, y distraen mas de las obras espirituales.
geros, y otros semejantes; pero no pueden principiar
las obras, embarques ó viages en dia de fiesta, á no sacion del trabajo, al paso que santifica el dia de fies-
ser que para esto haya también necesidad. E n su- ta de un modo, por decirlo así, pasivo, proporciona
ma, se excusa de culpa á todos los que trabajan con tiempo para santificarle de un modo activo, esto es,
verdadera necesidad y sin escándalo. con obras de culto, de piedad y de virtud, que es el
Fmcs de la cesación del trabajo. Dos principal- fin principal que se ha propuesto la Iglesia.
mente se ha propuesto la Iglesia al imponer este pre- Santificación de las jiestas. Santos son los dias
cepto. Uno, honrar el dia de fiesta y celebrarle con de fiesta, y santamente deben emplearse. Nuestra
la cesación del trabajo. Otro, proporcionar tiempo madre la Iglesia desea que sus hijos los sautifiquen
con esta cesación para ocuparse en obras espirituales. con buenas obras, pero no ha mandado mas que una,
Aunque la cesación del trabajo es una cosa indiferen- que es oir misa entera, dejando á su elección y pie-
te en sí misma, y aun mala, c u a n d o es dictada por la dad las demás con que han de santificarlos. E n los
desidia ú holgazanería, si es por veneración al dia hermosos dias del cristianismo, los fieles llenaban
santo, esta cesación, ó llámese descanso religioso, es cumplidamente los deseos de esta piadosa madre,
un verdadero obsequio con que se honra y celebra el porque sus dias de fiesta estaban llenos de virtudes
día de fiesta, así como se honra el dia del pariente, y de buenas obras. Asistian al divino sacrificio (que
amigo ó vecino, cesando en parte ó en todo, del tra- duraba algunas veces horas enteras) con una puntua-
bajo en su obsequio. Esta cesación ó descanso, to- lidad, una reverencia y un fervor, que apenas se pue-
mado en memoria del descanso del Señor, despues de contemplar sin derramar lágrimas. Comulgaban
de concluida la creación del universo, era parte de en él todos los presentes, y los diáconos llevaban la
la santificación del sábado de los judíos, y esta mis- comunion á los ausentes legítimamente impedidos.
ma cesación ó descanso, tomado en memoria de J e - Asistian á las catequesis ó explicaciones de doctrina
sucristo despues de concluida la redención del mun- cristiana, que se hacian muy cumplidas. Tenían
do, es también parte de la santificación del domingo lecturas espirituales, oracion y otros ejercicios pia-
de los cristianos. También era este descanso parte dosos. E n el dia de fiesta se recogían las limosnas
de la santificación en las demás festividades de I03 que cada uno habia preparado en la semana, y se re-
judíos, y lo es en las demás de los cristianos; de don- partían por los diáconos á los huérfanos, viudas, y
de se sigue, que la cesación del trabajo en los dias demás necesitados; se visitaba y socorria á los enfer-
de fiesta, no es una pérdida de tiempo, como han di- mos y encarcelados; sobre todo, cuando lo estaban
cho los impíos que blasfeman de las cosas que igno- por la fé, y se les animaba al martirio. En fin, aque-
ran, sino uno de los medios de celebrarlos. Esta°ce- llos fervorosos cristianos practicaban cuantas obras
de virtud y de piedad les dictaba su fervor y ardiente
c e l o e n aquellos días verdaderamente santos y deli-
Doloroso es decirlo, pero conviene- llamar la aten-
ciosos, como los llamaba Isaías. Tal es la pintura
ción de los cristianos hácia el lastimoso empleo de
que los apologistas de la religión nos hacen de la
los dias de fiesta. Estos días, destinados á ¡¡i santi-
santificación de las fiestas en aquellos felices tiem-
pos, y tal es también el fin que se propone la Iglesia dad v á las virtudes, han venido á convertirse en dias
prohibiendo él trabajo en día de fiesta. Esto es lo de corrupción y de vicios. Si fuera dado á los hom-
que desea, aunque no lo manda, y esto es también lo " bres ver junto lo que pasa, hallarían que los delitos
que procuran practicar mas ó menos, se<run sus cir- que se cometen en dias de fiesta, exceden mucho en
cunstancias y posibilidades, las almas verdaderamen- número y gravedad á los que se cometen en los de-
te piadosas y fervorosas. mas dias. E l lujo con su vanidad y soberbia, los
bailes con sus provocaciones y delitos, los teatros con
Obras (¡ue se oponen directamente á la santificación sus atractivos seductores y sus crímenes, los paseos
de las fiestas. Estas obras son los pecados. En- de ostentación y de orguKosa competencia con sus
tre las obras serviles, la mas servil incomparablemen- críticas, sus envidias y mútuos desprecios. . . . todas
te e s el pecado, porque las demás hacen al hombre estas pompas del diablo, á las que el cristiano renun-
esclavo, siervo ó criado de otro hombre, pero el pe- ció solemnemente en su sagrado bautismo, son ca-
cado hace al hombre esclavo del diablo. El que ha- balmente á las que se entrega en dia de fiesta. L o s
ce el pecado, del diablo es, dice San J u a n . L o s brutales excesos de una mesa ó de un banquete, las
pecados, estas obras servilmente serviles, como las embriagueces, las blasfemias que se vomitan con el
llaman los teólogos,, están prohibidas en todos los vino; las pendencias, las quimeras, los juegos ruino-
días y en todas las horas y momentos; pero lo es- sos, las palabras y conversaciones obscenas, las tor-
tán particularmente en día de fiesta, porque profanan pezas. la perpetración de todo género de peca-
su santidad, y se oponen directamente á su santifi- dos, parece que se han reservado para los días de
cación. D e aquí han querido inferir varios autores, fiesta; y estos dias consagrados á Dios, puede decir-
que el que peca en el día de fiesta, por ejemplo, el se. que se han convertido en dias consagrados al dia-
que se embriaga, comete dos pecados mortales, uno blo. Esta pintura es muy lastimosa, pero por des-
contra la templanza, y otro contra la santidad «leí día gracia es demasiado verdadera.
de fiesta, y lo mismo el que blasfema, ó comete otro
¿Y qué dirémos de las fiestas de los santos patro-
cualquier delito; y aunque la opinion común no se ha
nos en muchos pueblos, hermitas y santuarios, de
determinado á tanto, sin embargo, ha convenido en
esas grandes funciones que se celebran con misa,
que el pecado cometido en dia de fiesta se reviste de
sermón, procesion, bailes, comilonas, embriagueces
una circunstancia que aumenta su gravedad.
y excesos de todas clases? ¿De esas funciones que
se celebran con juegos de gallos, entremeses, c o m e - tes, el tamboril y el baile hagan parte de las funcio-
dias y toros? ¡Qué insulto, celebrar las fiestas d e l nes religiosas, es un error contra el culto, es una he-
Dios de la santidad y de sus santos con delitos! regía, y ejecutar este paganismo, es una blasfemia
¡Qué fatuidad, creer que se puede obsequiar al Dios práctica. No me ofrezcáis mas sacrificios en vano, de-
de la pureza y de la magestad, con las liviandades cía el Señor en otro tiempo á los israelitas. Vues-
de una comedia, 6 las bufonadas de un saineteí tro incienso es abominación para mí Yo arro-
¡Qué brutalidad, querer agradar al Dios de la man- jaré sobre vuestra cara el estiercol de vuestras festivi-
sedumbre con la barbarie de una corrida de torosí dades. ¿Qué dirá ahora de las nuestras? ¿Con qué
¡Con un espectáculo en el que se despedaza la carne ojos mirará nuestras profanaciones? Huyamos, cris-
viva de unos animales inocentes, se hace saltar á bor- tianos, de semejantes abominaciones, y celebremos
botones su sangre por todas partes, y se les ve correr con santidad los dias santos. Hagamos que los
y bramar lastimosamente cargados de heridas! ¡Con días de fiesta lo sean de virtud en la tierra, para que
un espectáculo en el que se ve muchas veces mez- merezcamos una eternidad de gloria en el cielo.
clada la sangre de los hombres con la de los brutos! P. Quién otro peca contra este mandamiento?
Q u e se corran toros en dias de trabajo: que haya R . El que al templo se desacata ó á las censuras
plazas que conserven entre nosotros esa ferocidad de la Iglesia.
africana; que tengamos teatros elegantes donde pe- Así como es un deber que impone la religión ve-
rezca entre rosas la inocencia, y se aprenda en regla nerar la santidad del domingo y de las demás fiestas
la malicia, porque un filosofismo anticristiano los lla- establecidas por la Iglesia, así 1 0 es acatar y respe-
me necesarios para derramar las luces y el buen gus- tar la santidad del templo consagrado á Dios, y no
to (aunque lo primero será siempre brutal, lo segun- hacer cosa alguna que pueda profanarlo; esto es, vio-
do escandaloso, y uno y otro opuesto á la dulzura y lar el lugar santo en que se tributa al Señor un culto
santidad del cristianismo) acaso podría disimularse solemne y religioso, y en que habita el mismo Dios
por evitar mayores males; pero que se vea una plaza humanado. P e r o por desgracia podemos repetir, que
de toros al lado de un santuario; que se conserven asi como se viola la santidad del domingo con los pe-
I03 vestidos de los cómicos en su sacristía, esperan- cados y escándalos que hemos deplorado antes, así
do de año en año el día de la función, para celebrar- se profana el lugar santo con los mayores desacatos
la con entremeses y comedias; esto es lo que no pue- de los que hoy llevan el nombre de cristianos; pero
de tolerar un cristiano que conoce los principios de que por sus obras de impiedad y torpeza pudieran
la religión santa que profesa. Desengañémonos, ca- ser tenidos por paganos. No hay que dudarlo: el
tólicos, creer que los toros, las comedias, los saine- templo de Dios vivo no es para los mundanos, sino
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nn local oportuno en que se reúnen á verificar sil^ tno debe decirse del que viola el entredicho local ó
citas, á darse en espectáculo de profanidad y desen- personal general, celebrando ó recibiendo los sacra-
voltura, á recrearse con la vista de las que son objeto mentos que por él se han prohibido, fuera de los diaa
de sus amores, á hacer nuevas conquistas de seduc- exceptuados en el edicto que se haya publicado al
ción infame, no de otro modo que pudieran hacer?© efecto. Finalmente, siempre que se verifique un des-
en los teatros y casas de recreo. Y ¿qué diréirtos precio prai tico ó atentado cualquiera contra la censu-
de las conversaciones indecentes y escandalosas que ra eclesiástica, se peca contra el tercer mandamiento.
van á tener en ellos, y en que no pocas veces vienen
palabras de blasfemia, de heregía y de impiedad"/ ¿qué
diremos de las maneras fie verdadero insulto v es- P R E Á M B U L O A LOS OTROS S I E T E MANDAMIENTOS.
carnio con que momentáneamente hincan una rodilla
con semblante de soberbia, ó de risa, o de sonrojo,
y se vuelven luego á sus acostumbradas pláticas, ó E n los tres preceptos que hemos explicado, se nos
revistas de la concurrencia? Y aun no es esto todo; manda amar á Dios, y en los siete que vamos á ex-
¡Cuántas veces se traban en las iglesias riñas y pen- pl c:ir, se nos manda amar á nuestros prójimos; mas
dencias, en que aun llega á derramarse sangre! ¡cuán- antes es necesario saber: Primero, quiénes son nues-
tas veces la soldadesca desalmada hace en ellas su tros pr j nios. Segundo, la naturaleza de este pre-
vivac, ó las convierte sin necesidad en puntos de ata- cepto. T rcero, su importancia. Cuarto, su exten-
que, ó las saquea, ó las viola del modo mas sacrilego sión; y quinto, la regla de este amor.
y mas torpe! Pero quitemos de la vista tan horro- 1? A /¿estro* prójimos no sido son nuestros pa-
roso cuadro, que aun en una sola pincelada y dejan- dres, hermanos, parientes, amigos, vecinos, paisanos
do mucho que decir, nos hace estremecer. y conocidos, sino también nuestros enemigos, extra-
Acerca del desacato á las censuras de la Iglesia, ños y desconos-idos. No solo son los cristianos ca-
dirémos con brevedad, que peca gravísimamente e! tólicos romanos, sino también los cismáticos y here-
que estando excomulgado, se atreve á recibir la sa- d e s , los judíos y gentiles; en suma, todos los hom-
grada comunion ó á participar de las cosas sagradas bres. Prójimo quiere (leeir cercano, y todos los hom-
que le están prohibidas, y aun de las que no son sa- bres son nuestros cercanos, y en rigor nuestros pa-
gradas, fuera de los casos de necesidad; y mucho rientes, porque todos descendemos de unos mismos
mas, si la excomunión es pública, y la contradice ó padres, Adán y Eva, y nuestros semejantes, porque
quebranta públicamente, y tal vez con insulto ó des- todos somos imágenes de Dios, criados á su seme-
precio del juez eclesiástico q u e la impuso. L o m i s - janza.
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nn local oportuno en que se reúnen á verificar sus- tno debe decirse del que viola el entredicho local ó
citas, á darse en espectáculo de profanidad y desen- personal general, celebrando ó recibiendo los sacra-
voltura, á recrearse con la vista de las que son objeto mentos que por él se han prohibido, fuera de los dias
de sus amores, á hacer nuevas conquistas de seduc- exceptuados en el edicto que se haya publicado al
ción infame, no de otro modo que pudieran hacer?© efecto. Finalmente, siempre que se verifique un des-
en los teatros y casas de recreo. Y ¿qué dirémfos precio prat tico ó atentado cualquiera contra la censu-
de las conversaciones indecentes y escandalosas que ra eclesiástica, se peca contra el tercer mandamiento.
van á tener en ellos, y en que no pocas veces vienen
palabras de blasfemia, de heregín y de impiedad? ¿qué
diremos de las maneras «le verdadero insulto v es- P R E Á M B U L O A LOS OTROS S I E T E MANDAMIENTOS.
carnio con que momentáneamente hincan una rodilla
con semblante de soberbia, ó de risa, o de sonrojo,
y se vuelven luego á sus acostumbradas pláticas, ó E n los tres preceptos que hemos explicado, se nos
revistas de la concurrencia? Y aun' no es esto todo; man-ia amar á Dios, y en los siete que vamos á ex-
¡Cuántas veces se traban en tas iglesias riñas y pen- pl c:ir, se nos manda amar á nuestros prójimos; mas
dencias, en que aun llega á derramarse sangre! ¡cuán- antes es necesario saber: Primero, quiénes son nues-
tas veces la soldadesca desalmada hace en ellas su tros pr j nios. Segundo, la naturaleza de este pre-
vivac, ó las convierte sin necesidad en puntos de ata- cepto. T rcero, su importancia. Cuarto, su exten-
que, ó las saquea, ó las viola del modo mas sacrilego sión; y quinto, la regla de este amor.
y mas torpe! Pero quitemos de la vista tan horro- i ? Atiestroi prójimos no solo son nuestros pa-
roso cuadro, que aun en una sola pincelada y dejan- dres, hermanos, parientes, amigos, vecinos, paisanos
do mucho que decir, nos hace estremecer. y conocidos, sino también nuestros enemigos, extra-
Acerca del desacato á las censuras de la Iglesia, ños y desconocidos. No solo son los cristianos ca-
dirémos con brevedad, que peca gravísimamente e! tólicos romanos, sino también los cismáticos y here-
que estando excomulgado, se atreve á recibir la sa- d e s , los judíos y gentiles; en suma, todos los hom-
grada comunion ó á participar de las cosas sagradas bres. Prójimo quiere (leeir cercano, y todos los hom-
que le están prohibidas, y aun de las que no son sa- bres son nuestros cercanos, y en rigor nuestros pa-
gradas, fuera de los casos de necesidad; y mucho rientes, porque todos descendemos de unos misinos
inas, si la excomunión es pública, y la contradice ó padres, Adán y Eva, y núes*ros semejantes, porque
quebranta públicamente, y tal vez con insulto ó des- todos somos imágenes de Dios, criados á su seme-
precio del juez eclesiástico q u e la impuso. L o m i s - janza.
2? La naturaleza ele este -precepto es de la misma peramos vivir juntos en el cielo, vernos, tratarnos y
especie que la del precepto de amar á Dios, porque amarnos en él eternamente con el amor mas tierno y
el amor es uno, que es el amor de Dios; pero con la e n t r a ñ a b l e . . . . ¡cuán justo es, repito, que nos ame-
diferencia de que á Dios se lia de amar en sí mismo mos acá en la tierra! E s el mas interesante, porque
y por sí mismo, y al prójimo en Dios y por Dios. cuando Dios nos manda amar á nuestros prójimos,
E l primero y mayor precepto de la ley nos manda manda también á nuestros prójimos que nos amen á
amar á Dios en sí mismo y por sí mismo, y el segun- nosotros, y es lo mismo que mandar á todos los hom-
do, que es semejante al primero, nos manda amar al bres que nos amen, puesto que todos los hombres
prójimo en Dios y por Dios; de donde se sigue, que son nuestros prójimos. ¡Hay cosa mas interesante
no se puede cumplir el uno de estos preceptos sin al hombre, que ser amado de todos los hombres!
cumplir también el otro. P o r eso nos advierten los ¡Ah! ¡Con qué seguridad andaríamos todos los hom-
libros santos, que si creemos que amamos á Di«s bres por todas partes y á todas horas, si todos nos
sin amar también al prójimo, nos engañamos, y es amásemos! Nuestra vida, nuestra fama, nuestros bie-
vana nuestra religión. nes y cuanto nos pertenece en el mundo, todo esta-
Se engañan, pues, mucho aquellas almas que creen ría seguro. No necesitaríamos ni llaves, ni cerrojos,
amar á Dios, aunque no amen á su prójimo, y mucho ni rejas, ni otras defensas para conservarlos, porque
mas todavía aquellas que, poseidas de un odio disi- el amor del prójimo seria una llave general que lo
mulado contra su prójimo, se contristan de sus pros- guardaría todo. ¡Qué paz, qué tranquilidad, qué so-
peridades, ó se complacen de sus desgracias; oyen siego no habría en el mundo, si cada uno de los hom-
con gusto las detracciones que Ies infaman, ó con bres cumpliésemos fielmente este mandamiento!
sentimiento las alabanzas que les honran. ¡Y cuán- 4? La extensión de este precepto llega hasta obli-
to hay de esto en el inundo! garnos á amar á los enemigos. Mas para proceder
3? La importancia de este precepto consiste en sin equivocación en orden á esta obligación á que
que es el mas justo y el mas interesante. E s el mas tanto se resiste el corazon humano, es necesario dis-
justo, porque ¿qué cosa es mas justa que vivir amán- tinguir en el enemigo dos cosas. E l hombre y la
donos eternamente en el cielo? ¡Oh! cuán justo e s enemistad. También e s necesario distinguir dos cla-
que los hombres que tenemos una misma naturaleza, ses de amor: uno común, que consiste en amar á to-
un mismo Criador y un mismo P a d r e ; que estamos dos nuestros prójimos en general, y otro singular, que
redimidos con la sangre de un mismo Redentor; q u e consiste en amar á alguno ó algunos en particular.
somos compañeros en un mismo viage; que llevamos Debemos, pues, amar al hombre y aborrecer la ene-
el mismo camino y vamo3 al mismo término; que es- mistad. Debemos amar, pues, á nuestros enemigos,
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no como enemigos, sino como prójimos; ni con amor
hombres ni los tiempos. L a s leyes de Dios, graba-
particular, sino con aquel amor común con que estamos
das primero en el corazon humano, y despues en
obligados á amar á todos los hombres; pero a! mis-
piedras, jamas serán confundidas, ni por olvido, ni
mo tiempo debemos estar dispuestos á amarles en
particular y favorecerles, si circunstancias particula- por desprecio. L o s tiempos y las costumbres podrán
res lo exigen. L a prueba de la obligación que tene- borrar las leyes de los hombres, pero las de Dios sub-
mos de amar á nuestros enemigos, es muy sencilla. sistirán clamando siempre coutra los que las que-
Acabamos de ver que debemos amar á todos nuestros brantan.
prójimos, y como nuestros enemigos no dejan de ser No nos dejemos deslumhrar: Dios no manda im-
prójimos, por ser enemigos, es claro que debemos posibles, y Dios es quien nos manda amar á nuestros
amarles. Si después de esta prueba incontestable enemigos. No confundamos la enemistad con el hom-
quisiéramos valemos d e las que nos presentan las bre, y cesará nuestra resistencia; porque amar al ene-
Sagradas Escrituras, apenas hallaríamos otro precep- migo, no como enemigo, sino como hombre, solo
to mas expreso. Si tuviere hambre tu enemigo, da- puede resistirse á una alma rencorosa. El hombie
le de córner, escribía Salomón en su palacio Amad siempre es amable por mas enemigo que sea; pues
á vuestros enemigos, predicaba J e s u c r i s t o sobre el amemos al hombre y aborrezcamos la enemistad. El
mont hombre siempre es imagen de Dios, por mas oscure-
cida y manchada que esté; pues amemos la imágen,
E s verdad que nuestra corrompida naturaleza se
y aborrezcamos las manchas. Siempre es nuestro
resiste mucho á este amor. L o s gentiles creian que
compañero de destierro, por mas que se descamine;
esto era imposible. L o s judíos, en vez de mandar
pues amemos al compañero y aborrezcamos sus ex-
amar á sus enemigos, mandaban aborrecerlos; y aun
travíos. Siempre es nuestro hermano en Jesucristo,
hubo cristianos que juzgaron que bastaba no aborre-
rociado como nosotros con su divina sangre, y com-
cer á los enemigos, y q u e mandar amarlos era que-
prado á costa de su vida; ¿podremos dejar de amar-
rer mas de lo que podia sufrir la condicion humana;
le? Desengañémonos. A m a r á nuestro prójimo es
y en efecto, este precepto de amar á los enemigos
un deber, es una ley natural y divina, que solo se
lia sido siempre tan repugnante á los hombres, que
resiste á nuestro corazon maleado. Tengamos si-
si las leyes naturales y divinas pudieran abolirse, ha-
quiera una chispa de caridad, y luego amarémos á
bría ya muchos siglos q u e se hubiera borrado de to-
todos nuestros prójimos, sean amigos ó enemigos.
dos los corazones; pero los mandamientos de Dios,
5? Regla del amor del prójimo. El amor orde-
dice un Profeta, están confirmados en los siglos d e
nado de noso'ros mismos, debe ser la regla del amor
los siglos, y no pueden prevalecer contra ellos ni los
de nuestro prójimo: digo ordenado, porque el desor-
denado no es amor sino vicio. P o r esta regla debe-
mos querer para nuestro prójimo, lo que querríamos Obediencia. L á autoridad de los padres trae su
para nosotros si nos hallásemos en su lugar y circuns- ¿rigen de la autoridad del P a d r e celestial. T o d a p a -
tancias, y no quergr para él lo que en tal caso no ternidad procede del P a d r e de nuestro Sefior J e s u -
querríamos para nosotros. Esta es una regla tan ge- cristo, dice San P a b l o . P o r consiguiente, la obliga-
neral y tan profundamente grabada en el corazon hu- ción de los hijos es obedecer á los padres, en cierto
mano, que no ha existido nación que no la haya ob- modo, como al P a d r e celestial, cuya paternidad re-
servado. Amarás á tu prójimo como á tí mismo, di- presentan, y cuya autoridad ejercen. Esta obliga-
j o Jesucristo al Doctor de la ley; y predicando sobre ción de los hijos nace con ellos y dura siempre, por-
el monte, haced, decía á las turbas que le escucha- que viene impresa en la naturaleza. L a autoridad
ban, haced con los hombres todas las cosas que que- de los padres es la mas antigua del mundo, y la obli-
reis que ellos hagan con vosotros, porque esto es la gación de respetarla es de todos los hijos, en todas
ley y los profetas. Amemos, pues, á nuestros pró- las edades y en todos los estados en que se hallen. L o s
j i m o s como a nosotros mismos. Esta es la regla del patriarcas guardaban á sus padres un respeto y obe-
amor que Ies debemos; y si queremos salir de ella, diencia que admiran. Isaac, en lo mas fuerte de su
amémosle mas que á nosotros mismos: para esto nos edad, obedece á su anciano padre hasta el extremo
autoriza el ejemplo de Jesucristo, que muriendo por- de dejarse atar de piés y manos para ser sacrificado.
que nosotros viviésemos, nos amó mas que á sí mis- L o s recabitas se abstuvieron perpetuamente del vino,
mo. P e r o en el amor de nuestros prójimos, deben en obsequio y por respeto á su padre Jonadab, que
ocupar el primer lugar nuestros padres, porque son así lo habia deseado. P e r o sobre todo, el ejemplo
nuestros primeros ó mas cercanos prójimos. P o r eso de Jesucristo, viviendo obediente á sus padres tem-
el primero de los siete preceptos acerca del amor del porales, y padeciendo hasta la muerte de cruz por
prójimo, nos manda honrar á nuestros padres. obediencia á su E t e r n o P a d r e , nada deja que respon-
der á los hijos cristianos. Sin embargo, como la obli-
gación de obedecer á los padres, nace de la obliga-
CUARTO MANDAMIETO. ción de obedecer á Dios, debe ser arreglada por es-
ta, y así, no están obligados ni pueden los hijos obe-
decer á los padres cuando les mandan alguna cosa
P. Sobre el cuarto mandamiento os pregunto: quiéi contraria á los mandamientos de Dios, como hurtar
es el que honra á sus padres? ó quebrantar alguno otro de sus preceptos, porque
R. El que los obedece, socorre y reverencia. primero se ha de obedecer á Dios que á los hombres,
aunque sean padres. T a m p o c o están obligados, des-
denado no es amor sino vicio. P o r esta regla debe-
mos querer para nuestro prójimo, lo que quemamos Obediencia. L á autoridad de los padres trae su
para nosotros si nos hallásemos en su lugar y circuns- ¿rigen de la autoridad del P a d r e celestial. T o d a p a -
tancias, y no quergr para él lo que en tal caso no ternidad procede del P a d r e de nuestro Sefior J e s u -
querríamos para nosotros. Esta es una regla tan ge- cristo, dice San P a b l o . P o r consiguiente, la obliga-
neral y tan profundamente grabada en el corazon hu- ción de los hijos es obedecer á los padres, en cierto
mano, que no ha existido nación que no la haya ob- modo, como al P a d r e celestial, cuya paternidad re-
servado. Amarás á tu prójimo como á tí mismo, di- presentan, y cuya autoridad ejercen. Esta obliga-
j o Jesucristo al Doctor de la ley; y predicando sobre ción de los hijos nace con ellos y dura siempre, por-
el monte, haced, decía á las turbas que le escucha- que viene impresa en la naturaleza. L a autoridad
ban, haced con los hombres todas las cosas que que- de los padres es la mas antigua del mundo, y la obli-
reis que ellos hagan con vosotros, porque esto es la gación de respetarla es de todos los hijos, en todas
ley y los profetas. Amemos, pues, á nuestros pró- las edades y en todos los estados en que se hallen. L o s
j i m o s como a nosotros mismos. Esta es la regla del patriarcas guardaban á sus padres un respeto y obe-
amor que Ies debemos; y si queremos salir de ella, diencia que admiran. Isaac, en lo mas fuerte de su
amémosle mas que á nosotros mismos: para esto nos edad, obedece á su anciano padre hasta el extremo
autoriza el ejemplo de Jesucristo, que muriendo por- de dejarse atar de piés y manos para ser sacrificado.
que nosotros viviésemos, nos amó mas que á sí mis- L o s recabitas se abstuvieron perpetuamente del vino,
mo. P e r o en el amor de nuestros prójimos, deben en obsequio y por respeto á su padre Jonadab, que
ocupar el primer lugar nuestros padres, porque son así lo habia deseado. P e r o sobre todo, el ejemplo
nuestros primeros ó mas cercanos prójimos. P o r eso de Jesucristo, viviendo obediente á sus padres tem-
el primero de los siete preceptos acerca del amor del porales, y padeciendo hasta la muerte de cruz por
prójimo, nos manda honrar á nuestros padres. obediencia á su E t e r n o P a d r e , nada deja que respon-
der á los hijos cristianos. Sin embargo, como la obli-
gación de obedecer á los padres, nace de la obliga-
CUARTO MANDAMIETO. ción de obedecer á Dios, debe ser arreglada por es-
ta, y así, no están obligados ni pueden los hijos obe-
decer á los padres cuando les mandan alguna cosa
P. Sobre el cuarto mandamiento os pregunto: quiép contraria á los mandamientos de Dios, como hurtar
es el que honra á sus padres? ó quebrantar alguno otro de sus preceptos, porque
R. El que los obedece, socorre y reverencia. primero se ha de obedecer á Dios que á los hombres,
aunque sean padres. T a m p o c o están obligados, des-
pues que han salido de la patria potestad, á o b e d e - f o n nuestros primeros prójimos? Esta es una obli-
cer á sus padres en las cosas que son contra los d e - gación muy sagrada y muy amable, y los hijos debe-
beres en que se han constituido; pero sí en las que rán creerse felices en poder tributarles parte de lo
no tocan en ellos; porque la obligación de obedecer mucho que han recibido de ellos; pues por grande
á sus padres impresa en la naturaleza, dura tanto co- que sea su esmero, nunca harán tanto con sus padres
mo ella. Fuera de estos casos y el de la elección de como sus padres han hecho con ellos. P e r o si en
estado, del que hablaremos despues, los hijos están todos tiempos deben !os hijos asistir y socorrer á sus
obligados á obedecer en todo á sus padres, sea que padres necesitados, nunca con mayor motivo que en
Ies n,anden cosas temporales, como trabajar en la ca- la vejez, y cuando se hallan enfermos. E n la vejez,
sa paterna ó fuera de ella, aplicarse al oficio, arte <5 porque esta edad padecs mas necesidades y exige
carrera que han emprendido, ú ocuparse de otros ne- mas socorros; y en la enfermedad, por lo que ella
gocios; sea que Ies manden cosas espirituales, como misma demanda de cuidado y asistencia, especial-
aprender la doctrina cristiana, asistir á los sermones, mente si es de peligro. Deben, pues, procurar los
pláticas y explicaciones doctrinales para entenderla, hijos, no solamente que se les administren á sus pa-
frecuentar los sacramentos, ó practicar otras obras de dres los alimentos, medicinas y demás que pide se-
piedad y de virtud; sea que les prohiban cosas peli- mejante estado, sino también, y principalmente, que
grosas, como juntarse con malas compañías, andar d e reciban á tiempo los santos sacramentos; que decla-
noche fuera de casa, ó salir de ella sin su consenti- ren con entera libertad y cabal juicio sus últimas vo-
miento. . . E n una palabra, están obligados á no ha- luntades, con expresión de las deudas contra sí ó en
cer nada de lo malo que les prohiban, y á hacer todo BU favor, y que en aquellos preciosos momentos Ies
lo bueno que les manden, y á hacerlo pronto y bien, visiten personas timoratas y prudentes, í maá de sus
sin mortificar á sus padres con réplicas importuna?, párrocos, para que les exhorten y animen á confor-
mal semblante ó modales de enfado; al contrario, de- marse con las disposiciones del cielo, y á entregar su
ben obedecerles con humildad, con sencillez, con alma con entera resignación en las manos de su Cria-
amor, como buenos hijos d e Dios, que obedecen á dor. Aun deben ir mas adelante los oficios de su
Dios en las personas de sus padres. piedad filial. D e s p u e s de cerrar, como otro J o s é ,
Socorro. L o s hijos están obligados á socorrer á los ojos de sus queridos padres, deben, procurar que
sus padres en la pobreza, en la vejez y en la enfer- se les dé honrosa sepultura; que se celebren su3 fu-
medad. E n la pobreza, porque si estamos obligados nerales; que se apliquen por sus almas sacrificios, y su-
á socorrer á nuestros prójimos necesitados, ¿cuánto fragios; que se cumplan puntualmente las disposicio-
mas lo estaremos á socorrer á nuestros padres, que nes de su testamento, imitando el ejemplo de aquel
P. Qué deben hacer los padres naturales con sus
s a n t o p a t r i a r c a q u e t r a s p o r t ó d e s d e el r e i n o d e E g i p - hijos?
to al d e C ^ n á n e l c u e r p o d e s u p a d r e J a c o b , p o r q u e E. Sustentarlos, doctrinarlos y darla estado no
é s t e al m o r i r lo h a b i a d e j a d o así d i s p u e s t o . contrario á su voluntad.
Beverencia. U n r e s p e t o i n v i o l a b l e á s u s p a d r e s , L o s p a d r e s están e n c a r g a d o s p o r D i o s d e la crian-
es el c a r á c t e r d e u n hijo bien n a c i d o y bien c r i a d o , z a de sus hijos; por eso les h a inspirado un a m o r tan
así c o m o l a falta d e e s t e r e s p e t o lo es d e u n h i j o d e s - e n t r a ñ a b l e para c o n ellos, y ha dispuesto q u e luego
naturalizado y perverso. L o s hijos deben mirar á q u e nace e l niño, a c u d a á los p e c h o s d e l a m a d r e
s u s p a d r e s c o m o d i o s e s v i s i b l e s q u e el D i o s i n v i s i b l e a q u e l m i s m o alimento que le sustentaba en su seno.
h a p u e s t o á s u vista p a r a q u e le r e p r e s e n t e n . D e - ¡Disposición admirable! M a d r e s de familia, n o tras-
ben tratarles con tanta veneración, que se confunda tornéis esta disposición del cielo; n o negueis á vues-
en cierto m o d o con l aadoracion; deben levantarse á t r o s hijos la l e c h e q u e le p r e s e n t a n v u e s t r o s p e c h o s ;
su llegada y cederles e l primer lugar, honrarles e n n o expongáis vuestra salud, y acaso vuestra vida, por
sus conversaciones, y defender su estimación c u a n d o d e t e n e r e l c u r s o d e la n a t u r a l e z a ; n o arriesguéis l a
a l g u n o q u i e r a h e r i r l a . E n fin, d e b e n d a r l e s , t a n t o e n d e v u e s t r o s q u e r i d o s hijos c o n la m u d a n z a d e m a d r e ;
sus acciones c o m o en sus modales, todas las señales n o entregueis á vuestros queridos hijos e n manos ex-
y p r u e b a s d e la m a y o r r e v e r e n c i a . N a d a p u e d e dis- trañas: ¡pero ! ¿á q u i é n e x h o r t o ? ¡ A la t e r n u r a
pensar á los hijos del respeto debido á sus p a d r e s d e las m a d r e s para q u e den l aleche de sus pechos á
n o d i g a m o s l a m o d a ó l aniñez, p e r o ni l a anciani- sus h i j o s ! ¡ E n q u é t i e m p o n o s h a l l a m o s ! ¡ O h c o s -
d a d , ni l o s p u e s t o s m a s e l e v a d o s , ni el t r o n o m i s m o ! tumbres! L a s madres señoras, ó que se tratan de
Bien sabido e s e l s u m o respeto con que trataron á Jales, sea p o r vanidad ú orgullo, sea por insufrimien-
N o é sus hijos S e m y Jafet, que tenían y a cien años^ to ó molicie, ó bien por imitación necia é insensata,
José, siendo laprimera persona de Egipto despues lian llegado á n e g a r á sus hijos lo q u e j a m a s n e g a r o n
del rey, recibió á su padre, que era pastor, con l a l a s fieras á s u s h i j o s . L e s h a n n e g a d o l a l e c h e d e
m a y o r veneración; y e l rey Salomon s e levantó del sus p e c h o s , y h a n h e c h o p u n t o d e g r a n d e z a y d e p o -
t r o n o al v e r v e n i r á s u m a d r e , l a f u é al e n c u e n t o , l a der, esta conducta filicida.
saludó con elmas profundo respeto, y lahizo sentar L u e g o que nace e l corderillo, se incorpora, sacu-
en otro trono á su derecha. P e r o si es tan sagrada d e s u c a b e z a , y c o n p a s o s vacilantes se dirige á la te-
y estrecha l aobligación q u e tienen los hijos d e o b e - ta de su m a d r e . N o bien h a salido del cascaron e l
decer, s o c o r r e r y r e v e r e n c i a r á sus p a d r e s , n o lo e s jpollo d e la p e r d i z , c u a n d o y a c o r r e tras d e l a s u y a ;
m e n o s l a que tienen los padres de criar, educar y dar p e r o e l n i ñ o n a c e t a n m e r c e n a r i o , q u e sin el a u x i l i o
destino y estado á sus hijos.
ageno infaliblemente pereciera á poco de haber n a - ruinosos. P o r el extremo contrario, faltan á este de«
cido; y no solo ésto, sino que su miseria va tan ade- iber aquellos padres que crian á sus hijos en el rega-
lante, que en sus primeros dias solo sabe llorar; pasa lo, el lujo y la molicie, y que consumen sus biene3
un año y apenas acierta á andar; pasan dos y aun no en contentar los antojos de una niñez mimada, y la
puede correr; llega á tres, y aun no es para desnu- vanidad de una juventud caprichosa; aquellos padres
darse ni vestirse; tiene cuatro, y no hace mas que tra- que por satisfacer sus propias pasiones, gastan en ha-
vesear é inquietarse; casi lo mismo sucede en el quin- bitaciones lujosas, mesas regaladas, ricos vestidos,
to, sexto y sétimo, y regularmente hasta el octavo no- concurrencias dispendiosas, teatros, cafés, partidas
principia á adquirir alguna parte de su alimento. E n de juego, sumiendo en estos abismos bienes que bas-
suma, hasta los diez años necesita de mano agena pa- tarían, y aun sobrarían para criar á sus hijos con de-
ra sostener su vida, y esta es la causa porque los pa- cencia, y dejarles con que vivir honradamente. E s -
dres están obligados á cuidar de ellos, no solo en sus tas tres clases d e padres y cualesquiera otras que se
primeros dias, sino hasta q j e puedan hacerlo por sí le parezcan, no solo no cumplen con lo que deben á
mismos. sus hijos, sino que ni aun merecen el venerable nom-
•bre de padres.
Contra este sagrado derecho de los hijos van aque-
llos padres que, llegando á serlo por el camino del Educación. Si los hijos no tuviesen mas destino
delito, despues de separarlos de si en el momento que vivir en este mundo, bastaria que les enseñasen
que nacen, y de exponerlos á la compasión pública á ser humanos, corteses, pacíficos, amables en su tra-
en una casa de misericordia, los abandonan para siem- to, fieles en sus promesas, veraces en sus palabras,
pre, como si no fueran sus hijos. Tengan entendido es- exactos en el cumplimiento de sus deberes, y justos
tos desapiadados padres, que siempre pesa sobre ellos •en todo su porte; en suma, bastaria que les impusiesen
la obligación de cuidar de sus hijos, en cuanto lo per- en aquellas virtudes que la sociedad de los hombres
mita el secreto; de volverlos á su seno tari luego co- exige de cada uno de los individuos que la compo-
mo lo sufra su honor; y de satisfacer los gastos de la nen; pero su destino va mas adelante. Su destino es
casa, según sus facultades. También faltan á este e l reino de los cielos, y el gran negocio de los padres,
deber aquellos padres que, sin separar de sí á sus hi- es educarlos de modo que consigan este reino. D e
jos, les crian en un estado de miseria, medio desnu- aquí nace la suma obligación que tienen los padres
dos, ateridos de frió, hambrientos, no tanto por falta- de educar cristianamente á sus hijos. Esta educa-
de medios, cuanto por sobra de vicios, por inaplica- ción se debe principiar casi desde la cuna, no en
ción al trabajo y aplicación al ócio, á la bebida, ah cuanto la instrucción, sino en cuanto á la corrsccion,
juego, y tal vez á otros excesos mas deplorables y porque desde entonces la necesitan. E n un niño de
No des libertad á ta hijo en su juventud, añade el
oecho ya se advierte á la vez la impaciencia, la envi- Eclesiástico, ni eches en poco sus modos de pensar.
dia, la venganza y otras pasioncillas, que desde lue- Dobla su cerviz en la infancia y castígale cuando es
go deben reprimirse. niño, no sea que se endurezca, no haga caso de tí, y
6
C u a n d o una persona jugueteando con un n i ñ o , J e venga á ser un motivo de dolor para tu alma. Estas
ofende en algo, ó hace ademan de pegarle el nmo divinas máximas deben tener presentes aquellos pa-
se echa á llorar, y si la madre entonces se enfada con dres á quienes un amor desmedido hace disimular
aquella persona, la riñe, le pega y aun j o m a la mano los defectos de su3 hijos, y omitir el castigo de sus
del niño y la da con ella, al momento deja de llorar, extravíos. E l primer agente de la educación, debe
muda de semblante, se alegra, se r í e . . . ¿y por qué? ser el amor, y ¡ojalá que él solo bastara! mas no es
porque se ha vengado. E s t o hace ver que las pas.o- suficiente, y necesita que lo acompañe el temor.
nes desde muy al principio viven en los niños, y que P e r o el deber mas sagrado, el deber sobre todos
los" padres deben comenzar su educación por sujetar- los deberes de los padres, es trasmitir á sus hijos
las en el modo que esto puede hacerse con niños; por- la divina religión, este don del cielo que ellos reci-
que si los dejan ir obrando libremente, a pretexto d e bieron de los suyos. E n ella solo les dejarán una
que aun no son pecaminosas, crecerán en ellos; se ro- herencia incomparablemente mayor que si les dejaran
bustecerán, y cuando quieran contenerlas ó-no lo el imperio del mundo. Esta parte de la educación
conseguirán, ó será con mucho trabajo suyo, y mu- es el fundamento en que han de estribar las demás
cha mortificación de los ninos. que la componen, y la que deben imprimir profunda-
Tamas lo* padres amarán demasiado a sus hijos, si mente en el entendimiento y corazon de los hijos.
los aman para Dios; pero conviene que no les mani- Y a se dijo que la memoria en los niños se adelanta
fiesten toda la ternura con que les aman, para no e x - mucho á la razón, y que éstos, aunque pueden enten-
poner su autoridad. E s sin duda necesario que los der poco hasta los siete años, sin embargo, pueden
hijos estén persuadidos que les aman sus padres; pe- aprender mucho. L o s padres deben aprovechar
ro también lo es que lo estén de que este amor esta estos primeros años, haciendo que en ellos aprendan
acompañado de una autoridad, para que se manten- sus hijos de memoria el catecismo. Sobre esta pri-
í a n en respeto y obediencia. P o r eso se ha dicho mera enseñanza debe fundarse la segunda, que es la
siempre que los padres que solo saben amar a sus h - explicación de ese mismo catecismo que han apren-
Z no saben educarlos. Deben, pues mezclar la dido de memoria; y esta segunda enseñanza es la mas
autoridad con el amor, y el castigo con el carino. E l difícil, porque pide conocimientos de la religión, que
nadre que no usa la vara, dice Salomen, aborrece a no se tienen comunmente. P o c o s maestros de pri-
L p * e * el que le ama, le corrige con firmeza. 22
los padres á sus hijos, que enseñarles el arte de leer,
mera educación se hallan con la instrucción necesa-
este arte prodigioso que algunos han llamado divino!
ria para hacer esta explicación, á menos que no se
P e r o este arte tan admirable en sí mismo, seria in-
expongan á enseñar e r r o r e s si tratan de empeñarse
útil ó nocivo sin la elección de buenos libros. Y aquí
en ella. No pudiendo apenas contar con estos maes-
vuelvo á llamar la atención de los padres de familia.
tros públicos de la doctrina para su explicación, ni
Sepan estos defensores de la inocencia, que ninguna
tampoco con los padres d e familia, si se exceptúa uno
precaución será excesiva para impedir que sus hijos
que otro, que no p u e d e hacer regla, es preciso acu-
lean malos libros. E n este punto deben ser inexo-
dir á los eclesiásticos, á quienes incumbe la obliga-
rables, porque un solo libro malo bastaria para des-
ción de estudiar la religión y enseñarla á los fieles, y
truir la mejor educación y perder á sus hijos. Si se
sobre todo, á los párrocos, á cuyo ministerio corres-
exceptúa a! demonio, no hay en el mundo cosa mas
ponde atender de continuo á la administración de la
funesta para la salvación, que los malos libros, así co-
doctrina, como se dice en los hechos apostólicos.
mo apenas la hay mas provechosa, que los buenos.
También se puede acudir á los buenos libros, que
P o r eso los padres, al paso que deben cuidar con una
ayudarán á esta explicación, y á la vez suplirán por
vigilancia incansable que ningún libro malo llegue á
ella: ¿pero de qué sirven los libros á quien no sabe
manos de sus hijos, deben también procurar poner
leer? Yo llamo aquí encarecidamente la atención de
en ellas, no solamente los libros buenos, sino los me-
los padres, para que se persuadan que uno de los ma-
jores, en cuanto les sea posible. P a r a esto, los que
yores beneficios que pueden hacer á sus hijos, es en-
no puedan elegir por sí mismos, deberán consultar á
señarlos á leer. E l que sabe leer, está en disposi-
sugetos instruidos y piadosos, principalmente á los
ción de ver todo el m u n d o , sin andarle; de conocer
párrocos, que como pastores del rebaño, procurarán
los hombres notables de todos los tiempos, sin haber-
escoger para sus ovejas los pastos mas saludables.
los visto; de saber los grandes sucesos de todos los
Una vez elegidos los buenos libros, resta que los pa-
siglos, sin haberlos presenciado; de estudiar todas las
dres hagan que sus hijos los lean, y tomen de ellos
artes que otros han inventado, y todas las ciencias
la inteligencia de la doctrina cristiana, que aprendie-
que otros han enseñado; y sobre todo, de instruirse
ron de memoria en el catecismo. D e este modo los
con solidez en los misterios de la divina religión que
libros ayudarán grandemente á las explicaciones que
profesa; de entender con claridad sus mandamientos,
bagan los eclesiásticos y párrocos, y suplirán mu-
para cumplirlos; de conocer las verdaderas virtudes,
chas veces por ellas.
para practicarlas; y en fin, de poder dirigirse con
acierto por el camino estrecho del cielo á ver a Dios Falta hablar de una parte muy precisa de la edu-
y gozarle. ¡Qué dote mejor pueden proporcionar cación, que es la conservación de la inocencia. E l
mayor b i é i que los padres pueden hacer á sus hijos adorable autor de su ser y de su vida, y un saluda-
es procurar conservársela. E s t e debe ser su empe- ble temor á su divina justicia, y valiéndose de estas
ño; pero ¡qué empeño tan difícil! S e ha discur- grandes verdades para reprimir las pasiones que se
rido, se ha dicho y se ha escrito mucho sobre los me- vayan descubriendo en ellos. Quinto. Hablar de la
dios de conservar la inocencia, particularmente entre virtud en su presencia, con grande aprecio, y del vi-
las ignorancias de la niñez y las pasiones y peligros cio, con grande detestación, haciéndoles entender que
de la juventud; pero se ha adelantado poco. Mas es- la virtud es el mas precioso adorno del hombre, y el
to no es motivo para que se desanimen los padres, vicio su mayor ignominia; inspirarles candor y since-
sino para hacerlos mas activos y empeñosos. H a y ridad contra la duplicidad y la mentira, presentándo-
medios que la conservan mucho tiempo y tal vez siem- les un aspecto sério y aun severo, cuando se les en-
pre, que retardan su pérdida, ó que al menos dejan cuentre en alguna falta; tratándoles con clemencia
en el alma impresiones favorables para repararla. T a - cuando la confiesen y prometan la enmienda, y casti-
les son, entre otros, los siguientes: Primero. P r o c u - gándoles si fuere necesario, cuando se obstinen en
rar que sus hijos desde que abren por primera vez negarla y no reconocer su culpa. Sexto. Apartar
los ojos, no vean sino virtud en rededor de sí, ni crez- de ellos todo lo que pueda extraviar su entendimien-
can sino ejercitándose en ella. E s t e es el principal to ó corromper su corazon; y para esto nada hay mas
conservador de la inocencia. Segundo. H a c e r que eficaz que no perderles de vista en cuanto sea posi-
su lengua no se desate sino invocando el santo nom- ble. Se ha dicho, y con razón, que el hijo debe cre-
bre de°Dios, el de Jesucristo su divino H i j o , el de cer al lado de su padre, y la hija sin desprenderse
María su Santísima Madre.... Tercero. Acostumbrar- de su madre, porque sin estos centinelas de vista,
los desde luego á un lenguaje p u r o , decente, cristia- es como imposible que no perezca su inocencia. Fi-
no y virtuoso, sin dejar jamas de corregir ó castigar nalmente, como la ociosidad es por lo común su pri-
cualquiera palabra indecente ó mal sonante, y siendo mer enemigo, los padres procurarán dar á sus hijos
siempre el lenguaje cristiano y virtuoso de los padres ocupaciones proporcionadas á su edad, pero sin per-
modelo del de sus hijos. Cuarto. Hacerles conce- derles de vista en lo posible, presenciando sus diver-
bir un sumo respeto á Dios, enseñándoles: que está siones, sus juegos, y hasta su sueño, cuidando de
en todas partes; que está allí con ellos mismos y en que duerman cubiertos honestamente. L a cama no
ellos mismos; que todo lo ve, que todo lo oye, todo debe servir á los niños para juguetear en ella, sino pa-
lo sabe, todo lo puede y todo lo premia ó castiga; ra dormir, y los padres no harán una cosa mejor aca-
mostrándoles el cielo donde tiene el trono de su glo- so de lo que ellos piensen, en procurar que sus hijos
ria; inspirándoles un tierno y agradecido amor á este se acuesten y levanten, cayéndose de sueño.
intereses del mundo, si pierden su alma. Segunda:
T a l e s son los principales medios para conservar la
que nada sabrán, aunque aprendan todas las ciencias,
inocencia de sus hijos en la primera edad; pero esta
si no saben salvarse. Conviene asimismo quedar á
se adelanta, y llega al fin un tiempo en que es preci-
la vista y observación de la conducta de sus amos y
so, 6 perderlos mucho de vista, ó separarlos de sí en-
maestros, para variar cuando sea necesario. Si la
teramente. U n o s tienen que entrar en el cuidado ó
distancia no permitiere ejercer esta vigilancia, será
cultivo de los bienes paternos; otros se ven necesita-
bien encargarla á algún pariente, amigo ó conocido,
dos á ganar un jornal ó servir á un amo; éstos se en-
y principalmente al párroco. Sobre todo, procurar
tregan á un maestro para aprender un arte ú oficio;
á sus hijos un confesor sábio y celoso, que sostenga
aquellos emprenden la carrera de las ciencias ó de
BU buena educación, sujete sus pasiones, fomente sus
las armas; todos salen mas 6 menos del alcance de
virtudes, y cuide de que frecuenten los sacramentos,
la vista de sus padres; y aquí es donde se aumenta
que son el medio mas eficaz para conseguirlo todo.
la dificultad de conservar la inocencia. Presentados
E l confesor será como otro ángel de Israel, que les
en un mundo corrompido, sin la protección y defen-
guiará por el peligroso desierto de este mundo, á la
sa de sus padres, ¿á cuántos peligros no van expues-
patria prometida de la gloria. P o r último, al sepa-
tos? L a s malas compañías, los malos ejemplos, las
rarlos de su lado, deben proveerles del catecismo y
malas ocasiones, los malos consejos todo se con-
su explicación, y de libros de misa y ejercicios d e -
jura contra su inocencia, y todo conspira para cor-
votos con que puedan disponerse para la confesión y
romperla. P o r eso vemos con frecuencia y con do-
comunion, y para tener oracion, todo de autores ca-
lor destruirse lastimosamente las virtudes de la niñez,
tólicos y acreditados, encargándoles su frecuente lec-
y desvanecerse las esperanzas de la mas cristiana
tura con todo el interés que inspira el cariño de pa-
educación. ¿Y qué harán unos padres que ven cor-
dres. Estos libros serán para ellos unos maestros
rer tantos riesgos á aquella inocencia que ellos han
que estarán prontos á enseñarles; que siempre les di-
procurado conservar con tanto empeño? Aquí ya no
rán la verdad; que se opondrán á sus pasiones; que
hay mas arbitrio que trasladar en lo posible los pa-
les exhortarán con dulzura á la v i r t u d . . . .en una pa-
dres sus cuidados á manos extrañas: escoger amos y
labra, dirigirán constantemente su razón, su corazon
maestros temerosos de Dios, y suplicarles con el mas
y sus pasos por el camino del cielo. ¡Oh cuán inte-
tierno encarecimiento, que cuiden de la inocencia de
resante es que los padres pongan en todo tiempo al
aquellos sus amados hijos: repetir á estos muchas ve-
lado de sus hijos estos preciosos maestros, y procu-
ces antes de separarles de su lado estas dos divinas
ren que se entiendan con ellos, sea que vivan en su
máximas. Primera: que nada les aprovechará apren-
compañía, sea que vivan fuera de ella.
der artes ú oficios que les hagan dueños de todos los
Estado. D e s p u e s d e l a b u e n a c r i a n z a y e d u c a - debe s e g u i r s e u n a e l e c c i ó n d e e s t a d o l l e n a d e m a d u "
ción, resta ponerles en estado. El cumplimiento de rez y p r u d e n c i a . E s t a e l e c c i ó n h a d e s e r á v o l u n t a d
esta obligación debe prepararse desde l a juventud, de sus hijos que son los q u e l o h a n d e tomar y des-
y a u n d e s d e l a m i s m a n i ñ e z . S e a c u a l f u e r e el esta- e m p e ñ a r ; p e r o c o n n o t i c i a , c o n s u l t a y c o n s e j o d e sus
d o que deban abrazar los hijos, conviene s o b r e m a n e - padres: lo primero, p o r q u e c o m o autores d e su ser y
ra criarles sin d e l i c a d e z a , a c o s t u m b r á n d o l e s d e s d e de s u v i d a , t i e n e n u n d e r e c h o i n d i s p u t a b l e e n l a elec-
luego á c o m i d a s sencillas y frugales, y á toda clase ción; y lo s e g u n d o , p o r q u e c o m o m a s e x p e r i m e n t a -
d e alimentos, sin p e r m i t i r q u e se h a g a n m e l i n d r o s o s d o s y m e n o s a p a s i o n a d o s , d e b e n a c e r t a r m e j o r . Los
ni antojadizos, y o c u p a r l e s en ejercicios corporales d i v e r s o s e s t a d o s n o s o n s i n o d i v e r s o s s e n d e r o s para
m o d e r a d o s que, evitando tanto l a delicadeza como c a m i n a r por ellos a l reino d e los cielos; p e r o d e és-
la violencia, formen u n a naturaleza robusta y capaz tos, u n o s son m a s llanos y otros m a s escabrosos; unos
d e s u f r i r el frió, e l c a l o r , l a s e d , el h a m b r e , el t r a b a - m a s peligrosos y otros de menos riesgos; unos que
j o y l a fatiga. E l p r e t e x t o d e la s a l u d y e l d e m a - convienen á unas almas, y otros que convienen á
siado cariño hacen que m u c h o s padres crien á sus otras; y por eso l aelección de estado pide tanta pru-
hijos delicados y m i m a d o s , y esto es perderlos. D e - dencia, tanto detenimiento, tanta meditación y conse-
b e n q u e r e r á s u s hijos c o m o á las telas d e s u cora- jo, y sobre todo, recta intención y m u c h a oracion pa-
zon y á las niñas de sus ojos; pero no ha d e ser un ra alcanzar de D i o s e l acierto, particularmente cuan-
querer d e instinto, sino u n querer racional q u e pro- d o el e s t a d o h a d e s e r d e p o r v i d a , c o m o s u c e d e r e -
c u r e s i e m p r e el b i e n d e s u s h i j o s . C o n e l s u d o r d e g u l a r m e n t e e n el m a t r i m o n i a l , y s i e m p r e e n el s a c e r -
tu rostro c o m e r á s e l p a n , dijo D i o s a l inobediente dotal y religioso. Si en l aelección de estado no se
A d á n , y e n é l á t o d o s l o s h o m b r e s . E s , p u e s , d e la tiene p o r n o r t e la salvación, la elección es m u y a v e n -
primera necesidad que los padres procuren que sus turada. Si para hacerla no se cuenta en primer lu-
hijos cumplan, desde q u e les sea posible, esta senten- g a r con los bienes eternos, l a elección va perdida, y
cia del Altísimo, h a c i e n d o que, sin p e r d e r t i e m p o , se s e r á u n p r o d i g i o d e l agracia q u e n o c o n d u z c a al in-
d e d i q u e n al t r a b a j o , a p r e n d a n a l g ú n oficio ú a r t e , si- fierno. Si una pasión carnal solamente, y no un de-
g a n a l g u n a c a r r e r a ó t o m e n a l g ú n m o d o d e ir v i v i e n - seo de aumentar l a familia de D i o s sobre l a tierra,
d o á costa d e s u s u d o r ; y el m e j o r destino, h a b l a n d o l l e v a al m a t r i m o n i o , e l q u e l e t o m a a b u s a d e l s a c r a -
g e n e r a l m e n t e , s e r i a el d e s u s p a d r e s , p o r l a m a y o r m e n t o . S i la h o n r a ó la h a c i e n d a s o n l a s p r i n c i p a l e s
facilidad y m e n o r gasto c o n que u n hijo p u e d e apren- m a n o s q u e a n u d a n e s t e i n d i s o l u b l e l a z o , n o s e r á ex-
d e r y e j e r c i t a r el oficio, a r t e ó f a c u l t a d d e s u p a d r e . traño q u e u n o s se a h o r q u e n c o n él, y otros l e r o m -
A esta crianza y e d u c a c i ó n cristiana y laboriosa, pan con divorcios escandalosos. S is e entra en l a
iglesia de Dios con miras terrenas; si el sacerdote no H e c h a la elección de estado con aquel pulso y
se propone cooperar á la obra de la redención de Je- prudencia que se ha dicho, falta que los padres colo-
sucristo, cuyo ministro va á ser; si no entra en la fa- quen en él á sus hijos. P a r a cumplir con esta obli-
milia sagrada para cultivar la viña del Señor, y para gación, deben haber preparado, con proporcion á sus
cuidar como buen pastor, del rebaño de J e s u c r i s t o . . . . facultades y circunstancias, los medios de establecer-
Si el religioso no profesa un estado de perfección pa- los y de proveer á su subsistencia, particularmente
ra aspirar á ella, y ayudar, en cuanto se lo permitan en los principios. L o s padres que por desidia ú ol-
ú ordenen sus estatutos, á la obra de la salvación de gazaneria, ó por falta de economía ú orden en los gas-
las almas. — S i la religiosa no entra en el claustro tos, ó lo que es peor, por excesos, dejen de poner
con el fin de separarse enteramente del mundo, da en estado á sus hijos, ó los coloquen miserablemen-
huir sus lazos, conservar su pureza, vivir solo para te, ó en estado que no corresponda á sus circunstan-
Dios, y levantar sus manos puras al cielo, pidiendo cias estos padres son reos de estado con respec-
p o r los que caminan entre los peligros del m u n d o . . . . to á sus hijos. Esto no quiere decir que los padres
Si no son estos los fines principales que llevan al hom- sean avarientos, á pretexto de dar y dejar muchos
bre al santuario, y á la muger á los claustros, ¿qué bienes á sus hijos, ni que hayan de padecer por esta
ha de resultar de la elección de estos santos estados? causa los pobres y los afligidos; sino que procuren
Si el que se propone vivir soltero ó viudo, no elige adquirir los bienes con una diligencia prudente y por
este estado como mas perfecto que el matrimonio, y medios justos, y que los conserven con vigilancia, y
mas á propósito para salvarse en él; si (lo que parece los distribuyan y gasten con orden y caridad. Sean
increíble en un cristiano que no haya perdido la fé); los padres buenos cristianos, temerosos de Dios, y
se propone por el contrario una soltería ó viudez de- hombres de virtud, y se verá que sin tocar en los ex-
lincuente, ¿qué ha de resultar de tan detestable elec- tremos de la desidia ó del afan, de la avaricia ó la
ción, sino la corrupción de las vírgenes, la perdición profusion, viven prevenidos para poner en estado á
de las viudas, la infidelidad de las casadas, los tras- sus hijos, y los colocan con la decencia propia de su
tornos de los matrimonios, las suplantaciones de las clase y circunstancias.
familias, las usurpaciones de los derechos filiales, la P . Quiénes otros son entendidos por padres á mas
confusion de la sociedad?. — ¡ Q u é cúmulo de mal- de los naturales?
dades!!! E n todos los tiempos, en todos los paises, II. Los mayores en edad, saler y gobierno.
se ha mirado esta clase de solteros y viudos viciosos, P o r mayores en edad se entienden principalmente los
como unos hombres en extremo funestos á la so- hermanos mayores y los ancianos; y en cuanto á los
ciedad. hermanos, conviene demasiado que los menores vi-
van subordinados á los mayores. C a d a familia es un P o r mayores en dignidad se entienden comunmen-
pueblo. L a autoridad suprema reside en los padres, te las personas consagradas á Dios, principalmente
y va descendiendo por los hijos mayores, como por los sacerdotes, cuya dignidad es incomparable, por-
autoridades subalternas. Si los mayores se exceden, que procede del carácter sagrado que reciben en su
6 los menores se resisten, el orden se turba, y de ordenación; pero de esta dignidad hablarémos en la
aquí nacen las discordias entre los hermanos, las mor- explicación del sacramento del orden; aquí solo tra-
tificaciones de los padres, y las inquietudes de la ca- tarémos de los mayores en gobierno. Si el hombre no
sa. A los padres toca remediarlas, haciendo que los hubiera pecado, no hubiera tenido necesidad de supe-
menores no se vuelvan contra los mayores, y que és- riores que le gobernasen; pero pecó-, y la naturaleza
tos no opriman á los menores; pero el remedio radi- recibió entonces un golpe mortal que la desordenó y
cal está en darles una educación verdaderamente sacó de su armonía y equilibrio. Perdida por el pe-
cristiana. C u a n d o los hermanos se aman no solo por cado esta armonía, desenfrenados los apetitos, rebe-
serlo, sino también, y principalmente, porque así lo lada la carne contra el espíritu, y las pasiones contra
manda Dios, ni los mayores molestan á los menores, la razón, ya nada bastó para contener al hombre en
ni éstos se vuelven contra los mayores; y entonces es el orden. D e aquí ha nacido la necesidad de un go-
cuando se verifica esta exclamación del profeta: ¡Qué bierno que la ordene; mas como el hombre consta de
bueno es vivir unidos los hermanos! C o n respecto dos partes esencialmente distintas, que son cuerpo y
á los casados y demás personas maj r ores, bastará tra- alma, necesita también de dos gobiernos esencialmen-
tarlas con atención y guardar con ellas las considera- te distintos, que son, el de su alma, que toca á los
ciones de buena crianza; mas en cuanto á los ancia- ministros de la religion, y se llama espiritual, y el de
nos, hay una mayor obligación á respetarles, porque su cuerpo, que corresponde á las potestades del si-
así lo pide su e d a d , así lo quiere el Señor, y así lo glo, y se llama secular.
tiene manifestado en repetidos lugares de los libros Gobierno espiritual. Jesucristo en toda propiedad
santos. Levántate delante de la cabeza encanecida es el pastor y el obispo de nuestras almas: es el que
y honra la persona del anciano, dice el Levítico. Co- nos alimenta con su propia carne y sangre; quien nos
rona de dignidad es la vejez, añade en los Proverbios; alumbra con la luz de su celestial doctrina, y quien
y dignidad de los ancianos sus canas. L a grande nos sostiene y conforta con el poderío de su gracia.
honra que dispensó el pueblo de Dios al joven Da- L o s sacerdotes, obispos y demás dignidades que ha
niel por la defensa de la casta Susana, fué mandarle establecido en la Iglesia para instruirnos y gobernar-
que se sentase entre los ancianos, porque Dios, le di- nos, no son sino sus ministros, ni obran sino como
jeron, te ha concedido el honor de la ancianidad. delegados suyos. Jesucristo es quien nos habla, nos
23
instruye, amonesta, exhorta y gobierna por medio de potestad, nada m a s á propósito que trasladar á este
ellos. L o s s a c r a m e n t o s q u e nos d i s p e n s a n son los lugar los siete p r i m e r o s versos del capítulo trece d e
sacramentos de Jesucristo, y laautoridad de que se la carta q u e escribió S a n P a b l o á los r o m a n o s . " T o -
hallan revestidos, lareciben de Jesucristo. Jesucris- " d a alma, dice, e s t á sujeta á las potestades s u p e r i o -
to es, pues, á quien d e b e m o s mirar y obedecer en "res, p o r q u e n o h a y potestad sino de Dios, p u e s las
sus ministros; d e d o n d e se sigue, q u e estamos obli- " q u e h a y , p o r D i o s son d i s p u e s t a s ; y así, e l q u e re-
g a d o s á m i r a r c o m o p a d r e s y p a s t o r e s d e nuestras al- a s i s t e á la p o t e s t a d , resiste á l adisposición d e D i o s ;
mas, á estos ministros, y que debemos obedecerles " y los q u e resisten, ellos m i s m o s se atraen su c o n d e -
en las cosas q u e p e r t e n e c e n á nuestra salvación, p u e s "nacion; p o r q u e los príncipes no atemorizan á los
p a r a esta o b r a h a n sido establecidos p o r Jesucristo. " q u e o b r a n bien, sino á los q u e obran mal.
Q u i e n á vosotros oye, á mí m e oye, decia este divi-
"¿Quieres tú no temer á lapotestad? P u e s obra
no Maestro á los setenta y dos discípulos; y quien á
"bien y t ealabará, porque ministro es de Dios para
vosotros desprecia, á m í m e desprecia. Merecen,
"tu bien; pero s iobrares mal, teme, porque no e n
ademas, nuestra obediencia y sumisión, porque son
" v a n o l l e v a la e s p a d a , p u e s e s u n m i n i s t r o d e D i o s ,
los encargados de velar sobre nuestra salvación. O b e -
" y un v e n g a d o r d e su ira contra e l que obra m a l '
d e c e d á vuestros s u p e r i o r e s y sujetaos a ellos, dice
" P o r tanto, es necesario que l e esteis sometidos, n o
S a n Pablo, porque ellos velan sobre vosotros, c o m o
" s o l o p o r t e m o r d e l castigo, sino t a m b i é n p o r la c o n -
que han de dar cuenta de vuestras almas; y portaos
c i e n c i a ; p o r c-so, p u e s , p a g a i s t a m b i é n l o s t r i b u t o s .
así, p a r a que h a g a n esto con gozo y n o gimiendo,
" A laverdad, ellos son ministros de Dios, que l e
p o r q u e esto no es provechoso.
"sirven en esto mismo. P a g a d , pues, á todos todo
Gobierno secular. E s t e r e s i d e , c o m o e n s u c e n - " l o q u e les es debido: á quien tributo, tributo; á quien
tro, en la p o t e s t a d q u e l l a m a m o s s u p r e m a ó s o b e r a - "alcabala, alcabala; á quien temor, temor; y á quien
na, sea que se halle c o n c e n t r a d a en una sola perso- "honor, honor." N a d a mas claro y terminante que
na, c o m o s u c e d e en los gobiernos monárquicos, sea esta doctrina del Apóstol en orden alhonor y temor
que se halle dividida entre dos, tres, cuatro ó m a s q u e les d e b e m o s á los q u e n o s g o b i e r n a n ; á la obli-
personas, c o m o s u c e d e en los d e m á s gobiernos; y es- g a c i ó n d e s u j e t a r n o s á s u a u t o r i d a d , y á la d e p a ^ a r
ta potestad, de cualquier m o d o que se halle estable- los tributos y alcabalas, ó contribuciones. Ellos°se
cida, siempre viene de Dios, R e y de reyes, y S e ñ o r o c u p a n y e m p l e a n en m a n t e n e r la p a z y tranquilidad
d e los s e ñ o r e s , y á q u i e n p e r t e n e c e el h o n o r y el i m - de la sociedad; en protegerla contra todo ataque e x -
perio de los cielos y la tierra. P a r a hacer ver las trangero; en c o n s e r v a r su i n d e p e n d e n c i a ; en "cuidar
obligaciones que todos tenemos con respecto á esta d e la s e g u n d a d d e l a vida, d e l ah o n r a y d e l a h a -
cienda d e t o d o s y c a d a u n o d e los individuos q u e l a de aquel, no hay d u d a en q u e los casos que entre am-
c o m p o n e n ; e n a d m i n i s t r a r j u s t i c i a , y finalmente, e n b o s d e b e n ofrecerse, h a n d e s e r i a n t o s y tan variados,
procurar el bien c o m ú n del q u e penden todos los bie- q u e b i e n s e h a m e n e s t e r el e j e r c i c i o d e m u c h a s v i r t u -
n e s particulares: j u s t o es, p u e s , q u e nosotros los h o n - des, sobre u n estado permanente de gracia, para po-
remos, obedezcamos y contribuyamos con nuestros d e r llevar una vida v e r d a d e r a m e n t e cristiana que san-
b i e n e s p a r a el d e s e m p e ñ o d e t a n t o s y t a n g r a n d e s c a r - tifique á los esposos. A s í es en realidad, y d e otro
g o s . T a m b i é n d e b e m o s o r a r p o r e l l o s , á fin d e q u e m o d o n o s e c o n s i g u e e l fin d e l m a t r i m o n i o , s e g ú n q u e
el S e ñ o r l e s d é a c i e r t o e n e l d e s e m p e ñ o d e s u g o - lo ha instituido J e s u c r i s t o e n su Iglesia, e l e v á n d o l o
bierno, del q u e p e n d e n u e s t r o bienestar. A s í lo e n - 6 la r a z ó n d e s a c r a m e n t o * p a r a la s a n t i f i c a c i ó n d e l o s
c a r g a el m i s m o apóstol en s u p r i m e r a carta á T i m o - casados. ¿ M a s q u é s e infiere d e aquí? S e infiere
teo. " T e ruego ante todas cosas, l e dice, q u e se ha- . q u e á los c a s a d o s n o se les p u e d e n d a r m e n o s reglas
" g a n súplicas, oraciones, peticiones y acciones d e q u e las d e toda la m o r a l cristiana; lo q u e d e b e n te-
" g r a c i a s por todos los h o m b r e s , p o r los r e y e s y por ner presente para que procuren instruirse y darse de-
"todos aquellos que están constituidos en dignidad, v e r a s al e j e r c i c i o y p r á c t i c a d e las v i r t u d e s .
" p a r a que pasemos u n a vida quieta y tranquila en to- S e r i a , p u e s , n e c e s a r i o escribir u n prontuario, si h u -
"da paz y honestidad. b i é s e m o s d e d a r r e g l a s p a r a t o d o l o q u e p i d e el e s t a -
P. Los casados con sus mugcres, cómo deben ha- d o y la v i d a d e c a s a d o s . M a s c o m o e s t o n o e s d a b l e
bersel e n los cortos artículos d e u n catecismo, s á b i a m e n t e
R. Amorosa y cuerdamente, como Cristo con la las c o m p e n d i ó y r e d u j o nuestro autor á dos grandes
Iglesia. reglas, q u e s o n e l a m o r y la c o r d u r a , e s t o es, la c a -
P. Y las mugeres con sus maridos, cómol ridad y l aprudencia, cuando habla del marido; ye l
R. Con amor y reverencia, como la Iglesia con m i s m o a m o r y l a r e v e r e n c i a , c u a n d o h a b l a d e la m u -
Cristo. ger.
E l matrimonio representa l a unión d e Jesucristo B i e n se c o m p r e n d e que este amor de qne aquí s e
con su esposa la Iglesia, y p o r eso l a p o n e nuestro habla, n o h a de s e r el carnal y vicioso q u e s e d u c e y
catecismo c o m o tipo ó e j e m p l a r de l a conducta que c o r r o m p e á los q u e d e s g r a c i a d a m e n t e c a e n en sus la-
d e b e n l l e v a r el m a r i d o c o n s u m u g e r , y l a m u g e r c o n Kos, sino u n a m o r c u e r d o y h o n e s t o , c u a l e s el c o n -
s u m a r i d o . M a s c o m o es t a n í n t i m a la u n i ó n m a t r i - yugal, cuya base sea e l a m o r de caridad, que- enno-
m o n i a l , tan d e t o d o s los d i a s y d e t o d a la v i d a , y tan blezca y rectifique a l a m o r h u m a n o que e s preciso
uniforme la costumbre de vida, que laque tenga e l haya entre los casados. C o m o este a m o r es bien or-
m a r i d o h a d e t e n e r la m u g e r , y la d e é s t a h a d e s e r la d e n a d o , n o c o r r o m p e á los c a s a d o s ni los h a c e p r o -
p e n d e r al v i c i o ; a n t e s b i e n l o s i n d u c e á l l e v a r u n a vi- indulgencia: ella arregla el ejercicio d e todas las d e -
da cristiana y virtuosa, s i e m p r e q u e p r o c u r e n lo q u e m a s virtudes; da dictámenes y máximas que forman
debe procurar todo h o m b r e de cualquier estado que el c o r a z o n d e l h o m b r e ; y p o r último, s u consejo e i
sea, esto es, observar l asanta ley d e D i o s , c u m p l i r i n d i s p e n s a b l e p a r a l o g r a r el a c i e r t o e n las d e l i b e r a -
sus obligaciones, frecuentar los sacramentos, y con- ciones.
servarse en estado de gracia. Poseidos, pues, de es- R e s p e c t o d e l a reverencia que lam u g e r d e b e te-
te amor recto y bien o r d e n a d o , no hay d u d a e n que ner á su marido, no hay mas que considerar que es-
ambos consortes procurarán, ante todas cosas, su bien t á d i s p u e s t a p o r e l m i s m o D i o s , q u e l a p u s o bajo la
espiritual, y s u b o r d i n a d o á éste su bien temporal; y potestad del marido, d e c l a r á n d o l o a s í e x p r e s a m e n t e e n
q u e en u n o y otro s e p o d r á n conservar por largos la s e n t e n c i a q u e f u l m i n ó c o n t r a ella: c o n f o r m e á lo
años, puesto q u e l asustancia d e su a m o r es l a cari- cual l a Iglesia nuestra madre intima á lam u g e r su
dad, y esta es paciente y benigna, c o m o escribe e l dependencia del marido, en e l acto mismo d e con-
apóstol; n o e s a m b i c i o s a , n o b u s c a lo q u e e s s u y o , n o t r a e r el m a t r i m o n i o : l u e g o e s fuera d et o d a d u d a ,
s e irrita, n o p i e n s a l o m a l o ; t o d o l o sufre, t o d o l o q u e d e b e á este t o d a la r e v e r e n c i a q u e c o r r e s p o n d e
c r e e , t o d o lo e s p e r a ; m u c h o m a s s i se a g r e g a á e s t e al q u e es c a b e z a e n e l m a t r i m o n i o . E s v e r d a d q u e
a m o r a q u e l l a c e l e s t i a l prudencia q u e i n d i c a n u e s t r o éste es u n a sociedad del varón y la m u g e r que exige
a u t o r e n l a cordura q u e e x i g e á l o s c a s a d o s . i n d i v i d u a c o s t u m b r e d e v i d a , y e n u n a u n i ó n tal, q u e
C o r d u r a no es otra cosa que buen juicio, y buen si e l a m o r l a h i z o , e l a m o r l a c o n s e r v a y e l a m o r l a
juicio ¿qué e s sino prudencia? A d o r n a d o s de ella perpetúa; pero esto no quiere decir que pueda darse
los consortes, e s p e c i a l m e n t e e l marido, c o m o c a b e z a insubordinación en la m u g e r respecto del marido, si-
q u e es en el m a t r i m o n i o , n o h a y d u d a q u e evitarán n o q u e se l ap r e s t e gustosa y a m i g a b l e m e n t e , sin d a r
los males q u e n a c e n d e l aprecipitación y d e l a in- motivo á querellas, que en u n a unión tan íntima co-
consideración, c o m o s o n las violencias del genio, las m o la del m a t r i m o n i o y v i d a c o n y u g a l , serian y s o n
altercaciones, las d e s a v e n e n c i a s , las riñas y otros, q u e en efecto, la m a y o r fatalidad, porque suponen una
t u r b a n la p a z y b u e n a a r m o n í a en q u e d e b e n vivir los subversión del órden que D i o s h a establecido en es-
desposados; corregirán los gastos excesivos, evitarán te e s t a d o . E s t á , p u e s , o b l i g a d a la m u g e r á r e v e r e n -
el lujo, y los d i s p e n d i o s d e la m e s a y d e l j u e g o ; y ciar y o b e d e c e r a l marido, y éste á tratar á aquella
o c u r r i r á n al r e m e d i o d e o t r o s mil m a l e s y c a s o s c o m - con lacordura y prudencia que hemos ya observado;
p r o m e t i d o s e n q u e s o l o p u e d e d a r c o r t e la p r u d e n c i a ; y a m b o s á a m a r s e c o n u n a m o r t a n s ó l i d o , t a n firme
p u e s su oficio es p o n e r m e d i o en los e x t r e m o s . E l l a y t a n d i s c r e t o , c u a l c o n v i e n e á la c o n s e r v a c i ó n d e e s -
corrige los del r i g o r y los d e la d e m a s i a d a libertad é ta u n i ó n i n d i s o l u b l e . |
poral, deben alimentarles c o m o á hombres que traba-
jan e n adquirir ó proporcionar el alimento d e sus
s e c o n s i d e r a , n o h a y g r a n d e z a e n s e r el amos, y pagarles sus sueldos y salarios, cuidando m u -
c o m o n o h a y bajeza en servir, y so- c h o d e q u e n o se esperen por ellos. S ienferman, l a
l a m e n t e n u e s t r o orgullo p u e d e h a c e r v a n i d a d d e ello; caridad c l a m a en s ufavor c o n preferencia á los e x -
p o r q u e , ó el sefvicio es n e c e s a r i o , y esto p r u e b a nues- traños, y si los a m o s p u e d e n sobrellevar su asisten-
t r a flaqueza, q u e n e c e s i t a d e b r a z o s á g e n o s ; ó n o l o cia curativa, es un género de inhumanidad permitir
es, y esto n o p r u e b a g r a n d e z a , sino v a n i d a d y orgu- q u e g a s t e n e n c u r a r s e lo p o c o q u e g a n a n c o n s u s e r -
llo. S i t u v i é r a m o s p r e s e n t e q u e h e m o s n a c i d o p a r a vicio, ó que tengan que acogerse á un hospital, ó á
trabajar, c o m o el ave p a r a volar, y q u e n o h a y u n la c o m p a s i o n pública. L a ancianidad es también u n a
solo descendiente de A d á n que no haya sido conde- e n f e r m e d a d y m e r e c e las m i s m a s atenciones. E n e l
n a d o con este padre pecador á c o m e r e l pan con e l estado de sanos, deben suavizar del m o d o posible su
sudor de su rostro, conoceriamos que ' p e n o s o destino, haciéndoles llevaderos sus trabajos.
b e n servir para ayudar á sus amos, m a s no San Pablo empleó una de sus cartas en recomendar
á F i l e m o n á su criado Onésimo, que el Apóstol ha-
p o r c i o n a r l e s la o c i o s i d a d y f o m e n t a r s u s o b e r b i a
bía convertido á Jesucristo; y entre otras cosas, l e
patriarcas tenian g r a n d e s riquezas y gran n ú m e r o de
decia: que no l emirase ya c o m o siervo, sino c o m o
criados, m a s no por e s o dejaban de trabajar ellos co-
h e r m a n o carísimo. P o r q u e e n efecto, los criados
m o los primeros. A b r a h a m y S a r a s u e s p o s a , aun-
cristianos tienen igualmente que sus amos, la cuali-
que tenian mas de trescientos criados, prepararon y
dad de hijos de D i o s y hermanos de Jesucristo. ¡ Q u é
s i r v i e r o n p o r sí m i s m o s l a c o m i d a d e s u s h u é s p e d e s .
m a l s e c o m p o n e esto c o n la c o n d u c t a d e a l g u n o s se-
Casi lo mismo sucede en e l dia con los labradores
ñores y señoras, que miran á sus domésticos c o m o
ricos y aplicados, que solo tienen criados y criadas
p e r s o n a s d e otra e s p e c i e ; q u e los tratan c o n u n a al-
para que los a y u d e n e nsus trabajos. S i se excep-
tanería insoportable, y que apenas aciertan á repren-
t ú a n a l g u n o s casos, s o l o d e b e n t o m a r s e los criados
derles sino con términos injuriosos! ¡Qué proceder
n e c e s a r i o s p a r a el s e r v i c i o , sin d e j a r s e . l l e v a r d e l a
tan o p u e s t o á los sentimientos que inspira la religión
v a n i d a d , p o r q u e n o h a y cosa m a s v a n a á los ojos de
d e l Hombre Dios, q u e s e h i z o v í c t i m a d e p r o p i c i a -
la s a n a r a z ó n , q u e t e n e r c r i a d o s s u p e r f l u o s .
ción por redimir á estos mismos señores y señorai
M a s suponiendo q u e los criados sean necesarios,
de l aesclavitud del pecado!
v e a m o s cuáles son p a r a c o n ellos las obligaciones de
P o r lo q u e t o c a á s u bien espiritual, d e b e n los a m o í
s u s a m o s . D e e s t a s , u n a s p e r t e n e c e n al b i e n c o r p o -
y s e ñ a r e s m i r a r s e c a d a u n o , s e g ú n l a b e l l a i d e a de
ral, y otras a lespiritual. P o r lo q u e t o c a al bien cor-
S a n A g u s t i n , c o m o u n o b i s p o , y trabajar c o n la soli- v e c h a r p a r a la g r a n d e o b r a d e su salvación las p e n a -
citud de un p a s t o r c e l o s o e n c o n d u c i r á D i o s sus hi- lidades de su servicio. D e b e n consolarse y animar-
jos y domésticos; por consiguiente, deben procurar se, s a b i e n d o q u e el c a m i n o d e l cielo, h a b l a n d o g e n e -
su instrucción e n l a d o c t r i n a cristiana, e n s e ñ á n d o s e - ralmente, está a u n m a s franco y fácil para ellos q u e
la y explicándosela con e l m o d o q u e alcancen, par- para sus amos, porque su estado de sirvientes condu-
t i c u l a r m e n t e e n l o s d i a s d e fiesta, e n l a s n o c h e s , e n c e á la h u m i l d a d , q u e es el c a m i n o m a s s e g u r o , y e l
la c u a r e s m a y en o t r o s t i e m p o s d e s o c u p a d o s ; p u e s en d e a m o s y s e ñ o r e s i n d u c e á la s o b e r b i a , q u e e s e l
n a d a p o d r á n o c u p a r l o s , n i m a s a g r a d a b l e á D i o s , ni m a s arriesgado. P e n e t r a d o s los criados de estas ver-
m a s p r o v e c h o s o á su familia. N o d e b e n permitir, en d a d e s , c u m p l i r á n fielmente s u s d e b e r e s , p o r q u e e n s u
c u a n t o les s e a p o s i b l e , q u e d e j e n d e asistir á los ser- d e s e m p e ñ o n o m i r a r á n tanto el servicio d e sus s e ñ o -
m o n e s y explicaciones d e la doctrina cristiana, q u e se res temporales, c o m o e l d e su S e ñ o r E t e r n o . U n
hagan, especialmente en s uparroquia, D e b e n cui- criado, u n a criada, u n doméstico poseído de estos
dar de q u e c u m p l a n c o n exactitud los mandamientos p r i n c i p i o s , s e r á fiel e n t o d o l o q u e m a n e j e , y e x a c t o
d e la ley d e D i o s y d e la s a n t a m a d r e Iglesia, e x h o r - e n el c u m p l i m i e n t o d e todos s u s c a r g o s .
tándoles á l a práctioa de l a piedad y las virtudes, P r o c u r a r á con diligencia, l a conservación y au-
d á n d o l e s e l l o s e l e j e m p l o . E n fin, d e b e n v e l a r s o - m e n t o d e los bienes puestos á s u cuidado, ó entrega-
bre su conducta con m u c h a solicitud, teniendo pre- d o s á su cultivo, y los c u s t o d i a r á c o m o si f u e r a n p r o -
sentes estas terribles palabras del Apóstol: Si alguno pios. T r a t a r á á sus a m o s c o n respeto, y les honra-
no cuida d e los suyos, y m a y o r m e n t e de los domésti- rá en su presencia y ausencia. Sufrirá con pacien-
c o s , h a n e g a d o l a ~fé, y e s p e o r q u e u n i n f i e l . cia s u c o n d i c i o n a u n q u e sea recia, ó se d e s p e d i r á sin
P. Y los criados con los amos cómo? desazón ni resentimiento, si no pudiere ó no quisiere
R. Como quien sirve á Dios en ellos. sufrirla. T a l será e l porte d e un sirviente que t e m a
A s í c o m o los a m o s y s e ñ o r e s tienen d e b e r e s q u e á D i o s y trate d e salvarse en s u estado. P o r eso es
c u m p l i r c o n r e s p e c t o á s u s criados y d o m é s t i c o s , así tan interesante á los amos y señores tomar criados
también los tienen éstos con respecto á sus a m o s y t e m e r o s o s de D i o s , y conservarlos e n este santo te-
s e ñ o r e s ; y si los c r i a d o s a y u d a n á vivir á los a m o s m o r c o n su b u e n a doctrina y e j e m p l o . Y n o se crea
c o n su trabajo y s u d o r , t a m b i é n los a m o s a y u d a n á que exigimos d e m a s i a d o á los criados en cuanto de-
vivir á los c r i a d o s c o n e l s u s t e n t o y el dinero. L o s j a m o s dicho, p o r q u e S a n P a b l o les m a n d a , en suma,
criados, pues, para cumplir sus obligaciones, no solo lo m i s m o . O b e d e c e d , les dice, á vuestros s e ñ o r e s
b i e n s i n o c o n m é r i t o , d e b e n p r o p o n e r s e e n el s e r v i - temporales, con temor, con respeto, y con sencillez
c i o d e s u s a m o s el s e r v i c i o d e s u D i o s . D e b e n a p r o - d e c o r a z o n , c o m o si f u e s e á J e s u c r i s t o . . . . y servid-
les con b u e n a voluntad, c o m o que servís á D i o s y n o P. Quién peca contra eso?
á los hombres. R. El que hiere, amenaza, injuria, ó á su ofensor
C o n c l u i r e m o s esta explicación l l a m a n d o l a aten- no perdona.
ción d e los padres, a m o s y s e ñ o r e s , á q u e c o n s i d e - E n este m a n d a m i e n t o no se prohibe matar anima-
ren que de ellos p e n d e n m u y particularmente las bue- les, c o m o e n s e ñ a b a n los h e r e g e s m a n i q u e o s , sino
n a s c o s t u m b r e s de las familias, d e los p u e b l o s y d e h o m b r e s . D i o s , q u e e s el ú n i c o a u t o r d e t o d a s las
los reinos. C u i d e cada u n o de su p e q u e ñ o r e b a ñ o ; vidas, n o s h a d a d o facultad p a r a quitarlas á los ani-
alumbre su entendimiento con la luz d e l a doctrina m a l e s , m a s n o á l o s h o m b r e s ; y así el q u e quita la vi-
cristiana; dirija su c o r a z o n por el c a m i n o d e l bien, c o n da á un h o m b r e , u s u r p a á D i o s su d e r e c h o , y c o m e -
la p e r s u a s i ó n y el b u e n e j e m p l o ; e n s e ñ e y p e r s u a d a t e u n g r a n d e l i t o q u e l l a m a m o s homicidio. S i n e m -
la virtud c o n s u s v i r t u d e s ; r e f r e n e s u s p a s i o n e s c o a b a r g o , l o s e n c a r g a d o s d e la c o n s e r v a c i ó n y el o r d e n
s u a u t o r i d a d ; corrija s u s e x t r a v í o s c o n el a m o r ó e l d e la s o c i e d a d , c o m o l o s e m p e r a d o r e s , r e y e s , p r í n c i -
castigo, y tendremos familias d e buenas costumbres; p e s y c u a l e s q u i e r a o t r o s q u e e j e r z a n e n ella la a u t o -
y c o m o de estas se f o r m a n los pueblos y los reinos, ridad s u p r e m a , p u e d e n , con arreglo á las leyes q u a
tendremos pueblos y reinos de buenas costumbres. la g o b i e r n a n , q u i t a r la v i d a á l o s q u e t u r b a n la t r a n -
E s t o q u e n o e s t á al a l c a n c e d e l o s q u e g o b i e r n a n l a quilidad, n o p o r q u e h a y a h o m b r e e n el m u n d o q u e
m u l t i t u d , l o e s t á al d e l o s p a d r e s , amos" y s e ñ o r e s , y tenga autoridad sobre la vida de otro hombre, sino
es su deber esencial. ¡Oh padres de familia, a m o s p o r q u e D i o s , q u e es el d u e ñ o , se las c o n c e d e en fa-
y señores! ¡Cuánto bien y cuánto mal podréis ha- v o r d e la s o c i e d a d , c u y a c o n s e r v a c i ó n l e s e s t á e n c a r -
c e r á los h o m b r e s , á los p u e b l o s y á los r e i n o s ! ¡ Q u é gada. E s t a autoridad no solo consta d e repetidos
p r e m i o tan c o l m a d o os espera, s i c u m p l í s bien c o n t e x t o s y p a s a g e s d e la S a g r a d a E s c r i t u r a , s i n o q u e l a
tan preciosos deberes! ¡Pero q u é castigos tan terri- d i c t a la m i s m a r a z ó n n a t u r a l ; p o r q u e s i s e c o r t a u n
b l e s si n o c u m p l í s c o n e l l o s ! m i e m b r o del cuerpo, una pierna, un brazo, por con-
s e r v a r el c u e r p o , c o n m a y o r r a z ó n d e b e c o r t a r s e u n
m i e m b r o d e la s o c i e d a d p o r c o n s e r v a r la s o c i e d a d .
QUINTO MANDAMIENTO. A s í v e m o s que t o d a s las n a c i o n e s del m u n d o h a n usa-
d o d e l a a u t o r i d a d d e p r i v a r d e l a v i d a al p a r t i c u l a r ,
p o r c o n s e r v a r la s o c i e d a d , q u e s e c o m p o n e d e multi-
P. Sobre el quinto mandamiento os pregunto: Qué tud d e particulares. D e a q u í es q u e los soldados,
veda a mas del no matar? como defensores de lasociedad, pueden, en guerra
R. No hacer á nadie mal en hecho, ni en dicho, ni justa, quitar la v i d a al e n e m i g o sin s e r culpables; p e -
aun en deseo. 24
les con b u e n a voluntad, c o m o que servís á D i o s y n o P. Quién peca contra eso?
á los hombres. R. El que hiere, amenaza, injuria, ó á su ofensor
C o n c l u i r e m o s esta explicación l l a m a n d o l a aten- no perdona.
ción d e los padres, a m o s y s e ñ o r e s , á q u e c o n s i d e - E n este m a n d a m i e n t o no se prohibe matar anima-
ren que de ellos p e n d e n m u y particularmente las bue- les, c o m o e n s e ñ a b a n los h e r e g e s m a n i q u e o s , sino
n a s c o s t u m b r e s de las familias, d e los p u e b l o s y d e h o m b r e s . D i o s , q u e e s el ú n i c o a u t o r d e t o d a s las
los reinos. C u i d e cada u n o de su p e q u e ñ o r e b a ñ o ; vidas, n o s h a d a d o facultad p a r a quitarlas á los ani-
alumbre su entendimiento con la luz d e l a doctrina m a l e s , m a s n o á l o s h o m b r e s ; y así el q u e quita la vi-
cristiana; dirija su c o r a z o n por el c a m i n o d e l bien, c o n da á un h o m b r e , u s u r p a á D i o s su d e r e c h o , y c o m e -
la p e r s u a s i ó n y el b u e n e j e m p l o ; e n s e ñ e y p e r s u a d a t e u n g r a n d e l i t o q u e l l a m a m o s homicidio. S i n e m -
la virtud c o n s u s v i r t u d e s ; r e f r e n e s u s p a s i o n e s c o n b a r g o , l o s e n c a r g a d o s d e l a c o n s e r v a c i ó n y el o r d e n
su autoridad; corrija sus extravíos con e l a m o r ó e l de lasociedad, c o m o los emperadores, reyes, prínci-
castigo, y tendremos familias d e buenas costumbres; p e s y cualesquiera otros q u e ejerzan e n ella l a auto-
y c o m o de estas se f o r m a n los pueblos y los reinos, ridad s u p r e m a , p u e d e n , con arreglo á las leyes q u e
tendremos pueblos y reinos de buenas costumbres. la g o b i e r n a n , q u i t a r l av i d a á los q u e t u r b a n l a tran-
E s t o q u e n o e s t á al a l c a n c e d e l o s q u e g o b i e r n a n l a quilidad, no porque haya hombre en e l mundo que
m u l t i t u d , l o e s t á al d e l o s p a d r e s , amos" y s e ñ o r e s , y tenga autoridad sobre la vida de otro hombre, sino
es su deber esencial. ¡Oh padres de familia, a m o s p o r q u e D i o s , q u e es e l d u e ñ o , s elas c o n c e d e en fa-
y señores! ¡Cuánto bien y cuánto mal podréis ha- vor de lasociedad, cuya conservación les está encar-
c e r á los h o m b r e s , á los p u e b l o s y á los r e i n o s ! ¡ Q u é gada. Esta autoridad no solo consta d e repetidos
p r e m i o tan c o l m a d o os espera, s i c u m p l í s bien c o n textos y pasages d e laSagrada Escritura, sino q u e l a
tan preciosos deberes! ¡Pero q u é castigos tan terri- dicta la misma razón natural; p o r q u e s ise corta u n
b l e s si n o c u m p l í s c o n e l l o s ! m i e m b r o del cuerpo, una pierna, un brazo, por con-
s e r v a r el c u e r p o , c o n m a y o r r a z ó n d e b e c o r t a r s e u n
miembro de lasociedad por conservar la sociedad.
QUINTO MANDAMIENTO. A s í v e m o s que t o d a s las n a c i o n e s del m u n d o h a n usa-
d o d e l a a u t o r i d a d d e p r i v a r d e l a v i d a al p a r t i c u l a r ,
p o r c o n s e r v a r la s o c i e d a d , q u e s e c o m p o n e d e multi-
P. Sobre el quinto mandamiento os pregunto: Q w á tud d e particulares. D e aquí es q u e los soldados,
veda á mas del no matar? como defensores de lasociedad, pueden, en guerra
R. No hacer á nadie mal en hecho, ni en dicho, ni justa, quitar la v i d a al e n e m i g o sin s e r culpables; p e -
aun en deseo. 24
ro se hacen reos de homicidio, si se la quitan por ne manos violentas en otro, ó le hiere, ó le da una
otra cualquiera causa que no sea el cumplimiento de bofetada, como Maleo á Jesucristo, le hace una inju-
su deber militar. T a m b i é n pueden quitar la vida al ria mayor ó menor, en proporcion, no solo á la ma-
que ha sido sentenciado por el tribunal de guerra a yor ó menor herida ó golpe, sino también á la perso-
ser pasado por las armas, así como los ejecutores de na que lo da y á la que lo recibe; porque es induda-
la iusticia pueden ahorcar ó dar garrote a los que ble que un joven que da un golpe á un anciano, un
han =ido condenados por el tribunal de justicia a es- hijo que amaga á su padre, hace mayor injuria que si
tos géneros de muerte; pero unos y otros deben pro- fuera á otras personas de menos consideración. E l
curar que sea lo menos trabajosa posible. Finalmen- que da golpes que pueden ser de muerte, como pa-
te puede un particular quitar la vida á otro particu- los, pedradas, puñaladas ú otros semejantes, cuyas
lar en defensa justa de la vida propia, mas esto ha heridas no pueden ir medidas, es reo de homicidio
de ser cuando no baya otro medio de conservarla; delante de Dios, aunque no se siga la muerte, por el
porque si basta huir, detener el golpe ó herir, esto se peligro de matar en que se pone. L o s que apuestan
ha de hacer, y nada mas. ^ . á comer ó beber, á levantar ó llevar mayor peso; los
que se entregan á excesos que estragan su naturale-
Suicidio. Quitarse el hombre la vida a si mismo,
za; los que la hacen enfermiza con sus golocinas y
es un crimen mayor que quitarla á otro; porque sobre
desarreglo, todos estos y otros á este modo quebran-
destruir una vida que no es suya, obra contra la can-
tan este^ precepto, que manda conservar la salud y la
dad propia, que pide conservarla con preferencia a la vida. También le quebrantan los que desafian y los
del prójimo, á quien puede matar por defenderla. E s - que aceptan el desafio; pero este punto pide alguna
te crimen se llama suicidio ó muerte de sí mismo, y es explicación.
el último y mas horrible hijo de la desesperación. E s
un monstruo que devora al mismo que lo engendra. Desafio. P o r desafio no entendemos aquí cual-
E l suicidio es un crimen espantoso que estremece a quiera incitación á probar las fuerzas, el valor ó la
todo hombre que le contempla detenidamente. E s destreza, porque esto regularmente no es pecado: en-
un crimen que á la atrocidad de la muerte, une los tendemos una provocacion á golpearse, herirse ó ma-
tormentos del infierno, porque el suicida muere per- tarse; y á la contienda ó pelea que resulta de esta
petrando este crimen. P o r eso la Iglesia trata a los provocacion, llamamos duelo. Tanto el desafio co-
suicidas como reprobos, y les mega la sepultura. mo el duelo, están prohibidos en este precepto. Cuan-
Herida y <rolpe. E n este mandamiento esta pro- do el duelo se sigue inmediatamente al desafio, se
hibido, no solo matar á otros ó á sí mismo, sino tam- llama comunmente riña; pero cuando no se sigue in-
bién herir á otros ó á sí mismo. Un hombre que po- mediatamente, sino que se designa dia, hora y sitio
para él, se llama duelo de aplazamiento: este duelo aun suponiendo que padeciese su honor, que sin du-
bárbaro, que aprendió la Europa de las »aciones del da no padece, e s una verdad sin disputa que no se
Norte, es el que ha obligado á los príncipes y a la puede quitar la vida agena ni perder la propia por
Iglesia á dictar severas penas para desterrarle. Jim causa del honor, que es menor bien que la vida; y
E s p a ñ a , cuyas leyes sobre desafios están vigentes en- en segundo lugar, es necesario no dejarse deslum-
tre nosotros, el que desafia ó provoca el duelo, el que hrar de las palabras. No hay cosa mas común que
lo admite y los que intervienen en él, quedan mla- protestar honor donde realmente no lo hay. E l ver-
mes de hecho y sujetos á perder sus bienes; y los dadero honor consiste esencialmente en la virtud, y
que se pelean y se baten, sean militares ó paisanos, donde no hay virtud, no hay honor. ¿Y podrá ha-
incurren en pena de muerte. Suplicaron á Gustavo ber virtud en el duelo? ¿Podrá ser una acción vir-
Adolfo dos de sus generales que les permitiese un tuosa exponerse á perder la vida, ó privar de ella á
d e s a f i o sobre sus mutuas querellas. E l rey aparen- su prójimo, sin autoridad de Dios, dueño único de
tó convenir en ello; pero hizo llamar al verdugo, y todas las vidas? ¿Quién dirá que es una acción vir-
cuando ya tenian desenvainadas las espadas, Jes di- tuosa privar por autoridad propia á los hijos de su pa-
io- Batios, mas sabed que al momento que uno cai- dre, á los padres de su hijo, á la esposa de su espo-
ca muerto, este verdugo cortará en mi presencia la so, á la patria de un ciudadano, y á la sociedad de
cabeza al que quede vivo. H e aquí lo que merece un miembro? ¿Quién tendrá por virtuosa una ac-
el duelo, y á lo que no quisieron exponerse los dos ción reprobada por todos los sábios, castigada por
valientes que lo pedian. L a Iglesia por su parte lia todos los gobiernos que no son bárbaros, y detesta-
decretado en muchos concilios penas ternbles contra da de mil modos por la Iglesia? Desengáñense los
los duelistas; y últimamente en el de T r e n t o exco- cristianos, especialmente los caballeros militares. E l
mulga y maldice, no solo á los que se baten, sino verdadero honor no consiste en la estimación de los
también á los que cooperan al duelo, mandando, acón- necios, S Í D O en el aprecio de los prudentes y sábios,
seiando ó consintiendo en él; á los que conceden el y es bien cierto que ninguno de éstos dejará de ala-
sitio para el duelo, y á los que lo presencian. bar al que rehusa el dasafio, y vituperar y mirar co-
mo un criminal al que lo acepta. A un cristiano, por
A pesar de tan rigurosas penas, un falso pundo-
mas pundonoroso que sea, le basta contestar, cuando
nor ha querido sostener la licitud de los duelos, es-
Bea retado ó provocado: Yo no acepto el desafio, por-
pecialmente entre la tropa. Si un militar, dicen, re-
que soy cristiano, fiel hijo de la Iglesia, ciudadano
husa el desafio, y aun si no desafia en ciertos casos,
obediente y sometido á las leyes de la patria, y so-
quedará infamado, pasará por un cobarde y sera ei
bre todo, á las de Dios; y Dios, la Iglesia y la patria
desprecio de sus camaradas. P e r o en primer lugar,
me l o p r o h i b e n . E l v e r d a d e r o v a l o r n o c o n s i s t e en i n d i r e c t o ; y e s t e e r a el q u e c o m e t i a n los h i j o s d e H e -
v e n c e r á los h o m b r e s , sino en v e n c e r s e á s í mismo. 15, d a n d o m o t i v o a l p u e b l o d e I s r a e l c o n s u s m a l o s
D a v i d n o m o s t r ó t a n t o v a l o r c u a n d o d e r r i b ó a l gi- d i c h o s y h e c h o s , p a r a q u e d e j a s e n d e c u m p l i r la l e y
gante Goliad, c o m o cuando dejó seguir durmiendo á d e los sacrificios.
S a ú l s u p e r s e g u i d o r , t e n i é n d o l e b a j o e l filo d e s u e s - E l e s c á n d a l o e s u n p e c a d o m u y g e n e r a l , p o r q u e si
pada. Desafiar es d e h o m b r e s soberbios y faltos de es cierto q u e hay muchos que no escandalizan direc-
razones; aceptar es de cobardes que no s e vencen á t a m e n t e incitando á pecar, también lo es q u e h a y p o -
sí m i s m o s ; y e n t r a r e n el d u e l o es d e b á r b a r o s . R e c - cos que no escandalicen indirectamente d a n d o moti-
tifiqúense las ideas del v e r d a d e r o honor y valor, y vo á pecar. P a r a convencernos d e esta verdad, bas-
caerán los desafios y los duelos. tará saber que elescándalo e s como inseparable de
P. Hay ademas de esto otras maneras de matar? todo p e c a d o q u e s emanifiesta. L a razón es, por-
R. Sí hay, escandalizando, ó no ayudando al gra- q u e p i n t á n d o s e e l p e c a d o en la i m a g i n a c i ó n del q u e
vemente necesitado. le v e , o y e ó a d v i e r t e , d i s p o n e s u c o r a z o n á c o m e t e r -
L a p a l a b r a escándalo, s i g n i f i c a tropiezo, y e f e c t i v a - le, y a p o r l ainclinación que t e n e m o s á imitar, y y a
m e n t e lo es; p o r q u e así c o m o las p i e d r a s e n los ca- por nuestra propensión á pecar. D e aquí s e sigue
minos del mundo, exponen al cuerpo á tropezar y q u e no solo e s c a n d a l i z a n los q u e incitan á pecar, p o r
c a e r e n t i e r r a , a s í e l e s c á n d a l o e n el c a m i n o d e l c i e - e j e m p l o , á h a c e r un h u r t o , á j u r a r falso, á j u g a r c o n
lo, e x p o n e al a l m a á t r o p e z a r y c a e r e n p e c a d o . E s - exceso, á embriagarse, á cometer una deshonestidad,
t o e s el e s c á n d a l o e n c u a n t o al h o m b r e , p e r o e n c u a n - á tomar una venganza, ó á cualquiera otro pecado;
to á su esencia, es u n dicho ó u n h e c h o q u e d a a l s m o t a m b i é n los q u e , sin incitar á p e c a r , d a n con sus
prójimo ocasion para que caiga en pecado. L o s pen- p e c a d o s motivo para pecar, c o m o los maldicientes,
samientos y deseos no pueden dar escándalo, porque juradores, blasfemos, deshonestos y cualquiera otros,
n o p u e d e n v e r s e ni oirse. E l e s c á n d a l o p u e d e ser que con sus malos ejemplos enseñan ó mueven á pe-
directo ó indirecto. I n c i t a r a l p r ó j i m o á p e c a r , s e a car; y no solamente éstos, sino también aquellos que
invitándole, ó r o g á n d o l e , ó persuadiéndole, ó de otro con su omision y descuido dan motivo para pecar, s
c u a l q u i e r a m o d o , e s u n e s c á n d a l o d i r e c t o . T a l fué. por decirlo mejor, dan facultad para pecar, c o m o los
el q u e c o m e t i ó e l i n c e s t u o s o A m n o n , r o g a n d o , p e r - padres, párrocos, autoridades y demás superiores que
suadiendo y oprimiendo á la desgraciada Tamar. no velan, c o m o deben, sobre su familia, rebaño, pue-
D a r motivo alprójimo para pecar con algún dicho ó blo é imperio; que n o instruyen, exhortan, corrigen
hecho malo, ó que tenga apariencia d e malo, pero y castigan c o m o están obligados.
sin incitarle, rogarle n i p e r s u a d i r l e , es un e s c á n d a l o E l e s c á n d a l o n o es solo un p e c a d o general, del que
" l o s ; pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el
ge libran pocos, sino también un segundo pecado ori- "escándalo! Mas le valdría que le ajustasen al c u e -
ginal, que propagándose de generación en genera- "11o una piedra de molino, y le arrojasen al mar, que
ción y de siglo en siglo, perpetúa en el mundo iaa "escandalizar al menor de los que creen en mí. Si
malas costumbres. ¿Quién enseñó á maldecir, ju- "tu mano ó tu pié te escandaliza, córtale y arrójale
rar, blasfemar y hablar deshonestamente á la genera- " d e tí, porque mas te valdrá entrar en la vida eterna
ción presente? L a generación pasada. ¿Quién en- " m a n c o ó cojo, que teniendo dos piés ó dos mano3,
señará á la generación venidera? L a generación pre- " s e r arrojado al fuego eterno; y si tu ojo te escanda-
sente. ¿Quién enseña en el dia un lenguaje torpe, l i z a , arráncale y arrójale de tí, porque te será me-
asqueroso é infame á la inocente niñez? ¿Quién e x - •'jor entrar en la vida eterna con solo un ojo, que te-
travia y corrompe la preciosa juventud que va a po- j i e n d o dos, ser arrojado al infierno.
blar el universo? L o s escandalosos que ahora le pue-
E l escándalo es muy difícil de remediar, y á ve-
blan. E l escándalo 110 se acaba con la muerte del
ces irremediable. E l que enseñó á pecar á un niño,
escandaloso; es como la peste, que no cesa con la
á un joven, á una doncella, ¿cómo borrará esta lec-
muerte del apestado. M u c h o s siglos van pasados
ción funesta? E l que blasfemó ó habló torpe ó im-
despues que murieron Simón Mago, Focio, L u t e r o y
píamente, ¿cómo borrará la mala impresión que cau-
Calvino, y aun duran las simonías, los cismas y las
só eiTel ánimo de los oyentes? E l que compuso un
h e r e j í a s , á las que ellos dieron principio, y de las
cantar, una tonada, una comedia, un entremes, un
que fueron las cabezas detestables. D e aquí infieren
sainete, unas coplas, unas p o e s í a s . . . equívocas, pi-
varios autores, que seguirán aumentándose los tor-
cantes, obscenas, impías. . . todos estos ¿cómo po-
mentos de los escandalosos en el infierno, todo el
drán contener los escándalos que causarán por todas
tiempo que sus escándalos sigan aumentando los pe-
partes? P o d r á y deberá el que enseñó á pecar, de-
cados sobre la tierra. testar su culpa, verse con la persona ó personas á
E l escándalo, cuando i n d u c e á pecado mortal, no quienes escandalizó, y suplicarlas que perdonen su
se puede dudar que es un pecado muy grande, por- mal ejemplo y no le sigan, ¿y cuánto no le costará
que mata el alma. ¿Y qué cosa mas cruel y crimi- dar estos pasos? P e r o ¿bastarán ellos para reparar
nal que hacer el oficio del diablo, á quien la Sagra- el escándalo? P o d r á y deberá el que incitó, acon-
da Escritura llama matador de las almas? 1 or esto sejó ó mandó cometer el pecado, procurar que no se
no es de admirar que el R e d e n t o r de las almas se ex- cometa ó que no se repita, ¿pero esto será suficiente?
plicase tan sentido é indignado contra los escándalos P o d r á y deberá el que dió al público un mal escrito
y los escandalosos. " ¡ A y d e l m u n d o P o r l o s e * c a n ü í i m ó un mal libro, quemar los ejemplares que no se ha-
«los! exclamaba. Necesario es que vengan escanda-
t
y a n d e r r a m a d o ; p e r o ¿ c ó m o r e c o g e r á los que han gestos, risas C u a n d o laburla se dirige á corre-
entrado en circulación? P o d r á ( ó acaso no podrá) gir a l g ú n defecto, n o es p e c a d o si s e usa c o n p r u d e n -
p u b l i c a r otro escrito en que deteste las m a l a s doctri- cia, p o r q u e el ridículo c o n s i g u e m u c h a s v e c e s lo q u e
nas del p r i m e r o ; p e r o ¿llegará á las m i s m a s m a n o s ? n o l o g r a n las r a z o n e s . T a m p o c o lo es c u a n d o s e
Y aun cuando llegase, que es como imposible, ¿ s e usa por recreación entre amigos ó personas á quie-
o l v i d a r á p o r e s o lo m a l o q u e s e a p r e n d i ó , s i e n d o n u e s - n e s se trata c o n satisfacción, y e n estos casos, la b u r -
tra m e m o r i a tan p r o p e n s a á a p r e n d e r lo m a l o , y tan l a s e l l a m a chanza y p e r t e n e c e á l a d i v e r s i ó n ; p e r o
t e n a z en retenerlo? D e s e n g a ñ é m o n o s , cristianos, el
advierten los moralistas q u e este m o d o de divertirse
escándalo apenas e s remediable. Sin embargo, el
escandaloso, d e s p u e s de aplicar los remedios parti- es peligroso, p o r q u e s u c e d e c o n f r e c u e n c i a que las
culares, tiene para su consuelo u n remedio general c h a n z a s p a s a n á ser veras, y si h a y m u c h a s p e r s o n a s
c o n q u e suplir lo q u e aquellos no alcanzan á r e m e - que gustan de burlarse, hay pocas que gusten de ser
diar. b u r l a d a s . C u a n d o la b u r l a r e c a e s o b r e d e f e c t o s l e -
ves, es p e c a d o venial, pero si recae sobre defectos
E s t e remedio e s una vida virtuosa. C o n la pie- graves, es pecado mortal, tanto mas grave, cuanto sea
d a d r e p a r a r á s u s i m p i e d a d e s , c o n la religión s u s blas- m a y o r la veneración y respeto que se d e b e á la per-
f e m i a s , c o n la m o d e s t i a s u s d e s e n v o l t u r a s , c o n la cas- s o n a burlada. P o r consiguiente, burlarse d e los p a -
t i d a d s u s i m p u r e z a s , c o n el l e n g u a j e l i m p i o y h o n e s - dres, ancianos, autoridades y personas constituidas
to s u l e n g u a j e s u c i o y t o r p e , c o n la m o d e r a c i ó n cris- en dignidad ó consagradas á Dios, es un gran peca-
tiana su lujo p a g a n o ; en s u m á , su virtud r e p a r a r á sus do, c o m o l o p r u e b a n los pasages de Noé* Elíseo, y
escándalos tanto mejor, cuanto s e practique en los otros m u c h o s . L o es m u y g r a n d e b u r l a r s e d e la m a -
p u e b l o s e n q u e se causaron. A s í lo hicieron u n D a - g e s t a d h u m a n a , c o m o lo f u é el d e S e m e í , q u e s e b u r -
vid en Israel, una Magdalena e n Jerusalen, un P e - ló d e l r e y D a v i d ; y lo e s g r a n d í s i m o b u r l a r s e d e l a
d r o en el pretorio, y u n P a b l o e n la Iglesia. A s í lo m a g e s t a d divina, c o m o l o f u é e l d e los j u d í o s , q u e
han h e c h o todas las almas q u e han d e s e a d o de veras s e b u r l a r o n d e la m a g e s t a d d e J e s u c r i s t o .
b o r r a r s u s e s c á n d a l o s , y así lo d e b e n h a c e r t o d o s los Maldición. E s u n d i c h o q u e m a n i f i e s t a d e s e o d e
escandalosos q u e quieran remediar los suyos. mal á s ímismo, c o m o maldecir su propia alma; óa l
Irrisión, N o e s o t r a c o s a q u e u n a burla q u e s e p r ó j i m o , c o m o maldecirle con ira; y está prohibida
hace del prójimo para avergonzarle, y está prohibida en este mandamiento, porque se dirige principalmen-
en este m a n d a m i e n t o , p o r q u e ofende directamente á te c o n t r a las p e r s o n a s . L a maldición es p e c a d o m o r -
las p e r s o n a s . P u e d e h a c e r s e con palabras, c o n chis- tal p o r s u n a t u r a l e z a , y p o d r á s e r venial, ó p o r falta
tes satíricos, dichos irónicos ó con obras, como d e deliberación, ó p o r ser leve el m a l q u e s e d e s e a
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6 porque no se dice con ánimo de que le venga. En la
las viñas, los sembrados, con deseo de que no lleven
ley antigua tenian pena de muerte los que maldecían á
frutos, porque es desear mal á los dueños.
sus padres; y en la nueva, no solo éstos, sino todos los
P a r a escarmiento de los maldicientes, especial-
que maldicen gravemente, están excluidos del reino
mente de los padres que maldicen á sus hijos, y da
de los cielos. No osengañeis, dice San Pablo, ni los
los hijos que provocan la ira de sus padres, referiré
fornicarios, ni los idólatras, ni los afeminados, ni los
en compendio lo que escribe San Agustin en su tra-
sodomistas, ni los borrachos, ni los ladrones, ni los mal-
tado de la ciudad de Dios, y en el sermón trescien-
dicientes, ni los rateros poseerán el reino de Dios; y
tos veintidós. Dice el Santo: que en la ciudad de
adviértase de paso la lista de pecadores en que inclu-
Cesarea de Capadocia, hubo una viuda de clase prin-
y e el apóstol á los maldicientes. L a maldición es
cipal, que tenia siete hijos y tres hijas. Irritada un
tanto mas grave, cuanto es mayor el mal ó número
dia contra ellos, porque habiéndola injuriado el ma-
d e males que se desean, y cuanto son mas las perso-
yor, no la habian dpfendido los demás, maldijo á to-
nas á quienes se desean, ó mas dignas de respeto.
dos, y todos desde aquel momento quedaron trému-
P o r eso en la confesion no solo se ha de declarar el
l o s / a p o d e r á n d o s e de todos sus miembros un temblor
número de las maldiciones graves, sino también el
tan espantoso, que no pudiendo sufrir su inquietud
número y clase de personas maldecidas, y de los ma-
ni su oprobio en una ciudad donde eran tan conoci-
les deseados. ¡Qué laberinto para los maldicientes
dos, se huyeron de ella, y vagaron errantes por todo
de costumbre! L a maldición, cuando se dirige á las
el imperio romano, sin hallar momento de reposo.
criaturas irracionales, no es pecado, porque éstas no
Paulo y Paladia pasaron al Africa, y fueron á parar
son capaces de perjuicio ni de injuria. J o b maldijo
á. la ciudad de Hypona, donde era obispo el mismo
el día de su nacimiento y la noche de su concepción,
San Agustin, que lo escribe. El los vió y conoció
por la culpa original y las innumerables miserias que
trémulos; presenció con todo su pueblo el prodigio
contrajo; y David maldijo los montes de Gelboe, por
de su curación, por la intercesión del protomártir
haber perecido en ellos el rey Saúl, su amigo J o n a -
San Estéban; los trató despues de sano?, y nos refie-
tas y los mas esclarecidos de Israel; sin embargo, lo
re esta maravillosa curación* extensa y circunstancia-
será si contribuye á formar ó sostener la costumbre
damente en el libro citado, d o n d e ninguno podrá leer-
de maldecir, ó si causa escándalo; y si se maldice á
la sin sentirse enternecido y ocupado de las alaban-
las criaturas irracionales, como obras de las manos
zas de Dios. Ignoramos el paradero d e j o s demás
del S e ñ o r , es una blasfemia. También será una cul-
hermanos, pero sabemos que la maldiciente y des-
pa si se maldicen por deseo de que no sean útiles ¿
venturada madre, al ver los terribles efectos que su
su dueño, como maldecir los ganados, los árboles,
maldición habia c a u s a d o en todos sus hijos, ce entre- no: J e s ú s , D i o s m í o , D i o s e t e r n o , s a n t o s c i e l o s , J e -
gó á l a d e s e s p e r a c i ó n y s e a h o r c ó . sús M a r í a y J o s é , D i o s m e a y u d e , D i o s m e a m p a r e ,
T i e m b l e n los p a d r e s de familia y t o d o s los maldi- Dios m e dé paciencia, ángel mió, santo mió y si
cientes, a lver e n este s u c e s o los terribles efectos da á pesar de estas cristianas expresiones ú otras seme-
las maldiciones; destiérrense para s i e m p r e las maldi- jantes, se e s c a p a s e a l g u n a m a l d i c i ó n , e n t o n c e s la li-
c i o n e s d e s u s l a b i o s y s u s c a s a s . N o s e fien e n e s a m o s n a de un real, y a u n d e un cuarto por cada mal-
e x c u s a c o m ú n d e q u e n o las e c h a n c o n intención, por- dición, será acaso e l r e m e d i o mas eficaz, a u n q u e n o
q u e la ira e m b r i a g a c o m o el v i n o , y e n s e m e j a n t e es- tan noble ni tan cristiano. L a s palabras d e J o b e n
t a d o , ni ellos m i s m o s s a b e n si l a s e c h a n c o n i n t e n c i ó n . su e x t r e m a c a l a m i d a d , d e b e n s e r u n e s p e j o e n q u e s e
m i r e n los maldicientes. P e r d i d o s t o d o s sus bienes
T a m p o c o d e b e n fiarse e n q u e d e s p u e s d e h a b e r m a l -
e n un m o m e n t o , y m u e r t o s en otro sus siete hijos y
decido no quieren que c o m p r e n d a su maldición, por-
t r e s h i j a s b a j o e l p e s o d e la c a s a e n q u e e s t a b a n r e -
que acaso querian c u a n d o maldijeron, y n o es lo mis-
unidos, cuando recibió amontonadas estas noticias
m o maldecir con mal deseo, que perseverar en e l terribles, se postró e n tierra, adoró a l S e ñ o r , y dijo:
deseo malo. Ni se excusen con l acostumbre, por- desnudo salí del SCÍLO de mi madre, y desnudo vol-
q u e n o h a y e x c u s a m a s falsa. D e c i r q u e n o p u e d e n veré allá. El Señor me lo dió, él me lo quitó; como
dejar de ser maldicientes por l a costumbre, es una agradó al Señor así se ha hecho; sea el nombre de
falsedad que desmienten s u corazon y sus hechos. Dios bendito. P e r o s o b r e t o d o , d e b e n t e n e r p r e s e n -
L a s personas mas maldicientes han vencido su mala te que Jesucristo j a m a s maldijo á los q u e l e malde-
costumbre y cesado enteramente de sus maldiciones, c í a n ; q u e p i d i ó p o r los m i s m o s q u e le c r u c i f i c a b a n , y
luego que han m u d a d o de vida y se han entregado á q u e nos encargó q u e b e n d i g a m o s aun á los q u e n o i
la virtud. Q u i e r a n d e veras n o maldecir, y lo conse- maldicen.
g u i r á n ; f o r m e n r e s o l u c i o n e s v i v a s y firrr.es; s u s t i t u y a n
l a p a l a b r a d e bendito á l a d e maldito, p u e s t o q u e c o n s -
tan d e fas m i s m a s letras y se tarda e l m i s m o t i e m p o
e n pronunciarlas; t o m e n en sus labios los d u l c e s n o m - SEXTO MANDAMIENTO.
b r e s d e Jesús y d e María, e n v e z d e l o s a m a r g o s d e
diablo y d e demonio; t r a b a j e n e n s u j e t a r s u c ó l e r a y
r e f r e n a r su ira; p i d a n á D i o s paciencia y gracia para P. Sobre el sexto mandamiento, os pregunto: quién
vencerse á sí mismos; procuren no hablar mientras es el que le guarda enteramente?
q u e h i e r v e la s a n g r e ; y s i h a y q u e d a r a l g ú n d e s a h o - R. El que es casto en palabras, obras y pensa-
g o a lcorazon, he a q u í e l que es p r o p i o d e u n cristia- mientos.
jfcfc» .
maldición habia causado en todos sus hijos, ce entre- no: J e s ú s , Dios mío, Dios eterno, santo3 cielos, J e -
gó á la desesperación y se ahorcó. sús María y J o s é , D i o s me ayude, Dios me ampare,
Tiemblen los padres de familia y todos los maldi- Dios me dé paciencia, ángel mió, santo mió y si
cientes, al ver en este suceso los terribles efectos da á pesar de estas cristianas expresiones ú otras seme-
las maldiciones; destiérrense para siempre las maldi- jantes, se escapase alguna maldición, entonces la li-
ciones de sus labios y sus casas. No se fien en esa mosna de un real, y aun de un cuarto por cada mal-
excusa común de que no las echan con intención, por- dición, será acaso e l remedio mas eficaz, aunque no
que la ira embriaga como el vino, y en semejante es- tan noble ni tan cristiano. L a s palabras de J o b en
su extrema calamidad, deben ser un espejo en que se
tado, ni ellos mismos saben si las echan con intención.
miren los maldicientes. Perdidos todos sus bienes
T a m p o c o deben fiarse en que despues de haber mal-
en un momento, y muertos en otro sus siete hijos y
decido no quieren que comprenda su maldición, por-
tres hijas bajo el peso de la casa en que estaban re-
que acaso querian cuando maldijeron, y no es lo mis-
unidos, cuando recibió amontonadas estas noticias
m o maldecir con mal deseo, que perseverar en el
terribles, se postró en tierra, adoró al S e ñ o r , y dijo:
deseo malo. Ni se excusen con la costumbre, por- desnudo salí del SCÍLO de mi madre, y desnudo vol-
que no hay excusa mas falsa. Decir que no pueden veré allá. El Señor me lo dió, él me lo quitó; como
dejar de ser maldicientes por la costumbre, es una agradó al Señor así se ha hecho; sea el nombre de
falsedad que desmienten su corazon y sus hechos. Dios bendito. P e r o sobre todo, deben tener presen-
L a s personas mas maldicientes han vencido su mala te que Jesucristo j a m a s maldijo á los que le malde-
costumbre y cesado enteramente de sus maldiciones, cían; que pidió por los mismos que le crucificaban, y
luego que han m u d a d o de vida y se han entregado á que nos encargó que bendigamos aun á los que noi
la virtud. Quieran d e veras no maldecir, y lo conse- maldicen.
guirán; formen resoluciones vivas y firmes; sustituyan
la palabra de bendito á la de maldito, puesto que cons-
tan de fas mismas letras y se tarda el mismo tiempo
en pronunciarlas; tomen en sus labios los dulces nom- SEXTO MANDAMIENTO.
bres de Jesús y de María, en vez de los amargos de
diablo y de demonio; trabajen en sujetar su cólera y
refrenar su ira; pidan á Dios paciencia y gracia para P. Sobre el sexto mandamiento, os pregunto: quién
vencerse á sí mismos; procuren no hablar mientras es el que le guarda enteramente?
que hierve la sangre; y si hay que dar algún desaho- R. El que es casto en palabras, obras y pensa-
go al corazon, he aquí el que es propio de un cristia- mientos.
jfcfc» .
L a cantidad consiste en el propósito de abstenerse damiento, al cual d e b e entenderse que asociamos el
perpetuamente de toda delectación impura, y se cum- noveno, para la exposición, con la diferencia de que
ple con lo efectivo de esta abstinencia en obras, pa- en éste entienden los teólogos, que se vedan los pe-
labras y pensamientos; para cuyo logro es indispen- cados de pensamientos, deseos y delectaciones pura-
sable que la acompañen el pudor, el recato, la mo- mente internas; y los de obra y palabra en el sexto.
destia y guarda de sentidos; pues sin estas defensas, Los gentiles, n o contando con otra felicidad que
es como imposible libertarse enteramente del veneno la de esta vida, n a d a se prohibian en materia de im-
de la impureza. La castidad es una virtud excelen- pureza; ni obras, ni palabras, ni pensamientos, ni de-
tísima; procede de la máxima y cardinal virtud de la seos. Los judíos, siguiendo la letra que mata, co-
templanza, y podemos decir que es su bija predilecta. mo dice San Pablo, se prohibian las obras y palabras
Nadie puede dudar que la castidad, y el divino deshonestas; pero se permitían los pensamientos y
mandamiento que nos obliga á guardarla, han sido deseos.
d e todos los tiempos y obligado á todos los hombres, Mas los cristianos, guiados por el espíritu que vi-
aunque en diversos grados, pues distinguiéndose en vifica, como dice el mismo San Pablo, se prohiben,
conyugal, vidual y virginal, necesariamente ha de ser no solo las palabras y obras deshonestas, sino tam-
el un grado de mayor austeridad y perfección que el bién los pensamientos y deseós; ya porque así lo pi-
otro; pero sin embargo, podemos decir que es la vir- de la ley natural, y ya porque así lo exige la ley evan-
tud propia del cristianismo, ya porque en él toda la gélica, que es espiritual y manda en los pensamien-
moral se tiene y observa con mucha mayor perfec- tos y deseos del espíritu. Así lo declaró el mismo
ción que en la ley natural y en la escrita, ya porque Jesucristo en varias ocasiones. Habéis oido, predi-
con respecto á la virginidad guardada por estado y caba en una de ellas, que se dijo á los antiguos: No
consagrada á Dios, ciertamente es la presea, el es- cometerás adulterio. Pues yo os digo, que todo aquel
malte y la gala de la ley nueva. Siendo esto así, co- que mirare á una muger con nial deseo, ya adulteró en
mo realmente lo es, no hay que admirar en que, so- su corazon.
b r e la delioadeza que de suyo tiene la castidad para Este mandamiento es m u y delicado, porque es el
guardarse de modo que no se peque, la tenga mucho custodio de la pureza, y ésta no puede tocarse sin
mayor en la ley de gracia para guardarse con tal es- quedar manchada. E s decir, que este mandamiento
mero, que no sufra ni un leve aliento que la empañe; es tal, que no admite parvedad de materia; que todo3
quiere decir, que no se demerite ni desdiga de los pecados que se cometen contra él, son de suyo
la perfección propia de aquella divina ley. Pero mortales, y que solo p u e d e n ser veniales, ó por falta
contraigámonos ya á la explicación de este man- de advertencia suficiente d e parte del entendimiento, 6
p o r falta d e c o n s e n t i m i e n t o d e l i b e r a d o d e p a r t e d e la P a r a l a moral resulta d e aquí una ventaja d e gran
v o l u n t a d . L a i m p u r e z a n o solo se o p o n e á la r a z ó n na- t a m a ñ o ; p u e s a u n q u e la m e m o r i a traiga r e c u e r d o s d e
t u r a l , s i n o t a m b i é n , y m u y p a r t i c u l a r m e n t e , á la c u a - objetos p e c a m i n o s o s , y e l entendimiento los perciba
lidad de cristiano, con cuya vocacion es incompati- y f o r m e d e e l l o s i d e a s y c o n c e p t o s , n o p o r e s o la v o -
b l e . N o o s h a l l a m a d o D i o s p a r a la i n m u n d i c i a , d e - luntad es forzada á abrazarlos; y puede negar su com-
c í a S a n P a b l o á l o s p r i m e r o s c r i s t i a n o s , s i n o p a r a la p l a c e n c i a y c o n s e n t i m i e n t o , c o n lo q u e se evita el p e -
santificación. L a voluntad de D i o s es q u e seáis pu- c a d o ; p o r q u e é s t e s i e m p r e e s o b r a d e la v o l u n t a d , y
r o s , q u e o s a b s t e n g á i s d e l a fornicación, y q u e c a d a no prestándose lavoluntad, no hay pecado. P o r eso
u n o de vosotros posea su cuerpo en honor y santidad, p u e d e suceder q u e a u n q u e en lamente haya tenta-
y n o en pasión d e ignominia, c o m o los gentiles, que ciones y malos p e n s a m i e n t o s , n o se peque, s i e m p r e
n o conocen á Dios. ¿Ignoráis acaso que sois tem- q u e la v o l u n t a d l o s r e s i s t a y p r o c u r e d e s e c h a r l o s . Y
p l o d e D i o s , y q u e el E s p í r i t u S a n t o h a b i t a e n v o s o - no solo no pecará, sino que aun merecerá delante de
t r o s ? S i a l g u n o , p u e s , m a n c h a r e el t e m p l o d e D i o s , D i o s , el q u e , á m a s d e d e s e c h a r el p e n s a m i e n t o m a -
D i o s l edestruirá, p o r q u e el t e m p l o d e D i o s , q u e sois lo, quita la o c a s i o n d e t e n e r l o ó d e cometer e l p e c a -
vosotros, es santo. do; p o r q u e e n t o n c e s s e ve u n a voluntad tan d e c i d i d a
P. Peca en los malos pensamientos quien procura á conservarse e n gracia y caridad de Dios, que qui-
desecharlos? ta a u n las p r i m e r a s c a u s a s ó principios d e la tenta-
R. No, antes merece, si junto con esto quita las ción. E s verdad q u e no es obligación bajo pecado gra-
ocasiones. ve quitar, m a s q u e las ocasiones próximas, y que el
C o m o el a l m a del h o m b r e es u n a i m a g e n d e la di- quitar las r e m o t a s e n m a s ó m e n o s n ú m e r o , m a s ó
vinidad, se ven e n ella perfecciones q u e encantan. m e n o s grado, es voluntario; pero puntualmente en eso
U n a d e e l l a s e s la s o b e r a n í a d e s u s p o t e n c i a s , las q u a e s t á el m é r i t o , p u e s e s t o n o s e c o n s i g n e s i n o d á n d o -
e m i t e n sus actos c o n tal libertad é i n d e p e n d e n c i a , que s e m a s á la m o d e s t i a , á l a m o r t i f i c a c i ó n d e l o s s e n t i -
n o p u e d e n ser coactadas por potencia alguna criada. dos, al retiro, al silencio, á l a oracion & c . P o r
A u n entre sím i s m a s las potencias del alma se en- ocasion próxima, s e entiende aquella en que puesto
c u e n t r a n tan e x p e d i t a s , q u e n o se i m p i d e n ni e m b a - el h o m b r e , c a e c o n f r e c u e n c i a ó las m a s v e c e s . P o r
razan en sus respectivos ejercicios; y a u n q u e no pue- ocasion r e m o t a , se e n t i e n d e aquella en que p u e s t o el
d e faltar entre ellas aquella r e c i p r o c i d a d q u e necesa- h o m b r e , cae raras v e c e s , y las m a s se sostiene y no
riamente ha de haber por launidad de su esencia, y c a e . A m e d i d a q u e l a s c a i d a s en el p e c a d o v a y a n
p o r el ejercicio de etlas mismas, esto es d e un m o d o a u m e n t a n d o , va d e j a n d o d e ser esta ocasion remota,
tan suave y natural, q u e d e facto, no s e coactan una y p a s a n d o á s e r p r ó x i m a . T a m b i é n se hace la ocasion
á otra.
t ' ' ' *
p r ó x i m a , p o r !a f a c i l i d a d q u e p r e s t e e l l u g a r p a r a r e - plir e l mal p e n s a m i e n t o ó d e s e o torpe; p u e s ya en so-
incidir en laculpa, c o m o sucede cuando s e amistan lo esto s e a b r a z a l a malicia d e la a c c i ó n , y s e da e l
m a l a m e n t e d o s q u e viven en una m i s m a casa, ó tra- acto de la voluntad, que pervirtiéndose, resuelve ar-
bajan e n un m i s m o taller, &c. L a fuga d e la oca- rojarse al o b j e t o d e su d e s o r d e n a d o a p e t i t o .
sion es i n d i s p e n s a b l e p a r a los q u e l l e v a m o s esta fatal P. Qué cosas nos ayudan á ser castos?
concupiscencia que heredamos de Adán. R. La oración y sacramentos, ocupaciones y bue-
P. Pues quién es el que peca en los malos pensa- nas compañías.
mientos? C o m o el h o m b r e e n e s t a m a t e r i a e s t á t a n e x p u e s -
R. Quien propone cumplirlos, ó de su voluntad se to, n o solo á los pecados, sino también á las tentacio-
deleita en ellos. nes, es menester que use algunos medios para evi-
S i e m p r e q u e la v o l u n t a d consienta e n u n m a l p e n s a - tarlas, y para vencerlas c u a n d o n o p u e d e n evitarse.
Medios para evitarlas. Primero. H u i r la o c i o s i d a d ,
m i e n t o , p e c a ; ni e s m e n e s t e r q u e s e p o n g a p o r o b r a
lo q u e e n v u e l v e y c o n t i e n e el mal p e n s a m i e n t o , para el regalo, las c o n v e r s a c i o n e s libres, las familiarida-
des peligrosas, y todas aquellas cosas que, como he-
q u e s e p e q u e en él. T a m p o c o se necesita q u é h a y a
m o s d i c h o a n t e s , f o m e n t a n l a l u j u r i a . Segundo. F r e -
un propósito d e ponerlo por obra, para contraer l a c u e n t a r l a o r a c i o n , p a r a a l c a n z a r d e D i o s el d o n d a
culpa; basta l a delectación morosa que se tenga del la p u r e z a , y los s a n t o s s a c r a m e n t o s , p a r a s u j e t a r la
tal p e n s a m i e n t o , p a r a q u e éste sea p e c a d o mortal. p a s i ó n d e l a i m p u r e z a . Tercero. L l e v a r u n a v i d a
C o m o la m a t e r i a en este p a r t i c u l a r es indivisible,.bas- séria, modesta, sobria, timorata y continuamente ocu-
ta para p e c a d o mortal la delectación voluntaria en un p a d a en e l cumplimiento d e los d e b e r e s espirituales
solo pensamiento, porque abraza toda la malicia que y c o r p o r a l e s . Cuarto. V a l e r s e d e l a y u n o y d e o t r a s
p u e d e h a b e r e n él. A s í e s q u e n o se d a e n esto p a r - mortificaciones proporcionadas a l estado y circuns-
v e d a d de materia, y solo p u e d e hacerse venial e l pe- tancias d e c a d a u n o , p a r a c o n t e n e r así las d e m a s í a s
c á d o , p o r falta d e a d v e r t e n c i a ó deliberación. S i l a d e l acarne. ¡ O h asnillo! decia S a n H i l a r i ó n á su
v o l u n t a d resiste á la t e n t a c i ó n , y h a c e t o d o c u a n t o es- cuerpo cuando advertia en é lalgún movimiento im-
fuerzo puede para desecharla, n o comete pecado, p u r o , ¡oh asnillo! Y o h a r é q u e n o c o c é e s : n o te sus-
aunque, por otra parte, sienta toda lavehemencia d e tentaré con cebada sino con paja; t e enflaqueceré
la d e l e c t a c i ó n ; p u e s é s t a , p a r a ser p e c a m i n o s a , n e c e - con hambre y sed; t e echaré carga pesada y t e haré
sita ser voluntaria. caminar por ardores y por hielos para que no pienses
P o r el contrario, a u n q u e d é p r e s e n t e n o se p e r c i - e n !a l u j u r i a , s i n o e n e l d e s c a n s o y a l i m e n t o .
b a deleite del pensamiento malo, será pecado, y p e -
Medios para vencerlas. Primero. No hacerlas
cado grave, siempre que se tenga propósito de cura-
frente, sino volverlas la espalda. L a ira se vence su-
jetando el corazon, la envidia sujetándola dentro del nominiosa, antes que pecar en la presencia del S e ñ o r .
pecho; pero la lujuria no se vence así, sino huyendo Cuarto. Parar de repente la máquina del entendi-
de ella. E s tan sucia esta pasión, que mancha cuan- miento como se para la péndula de un relox; no pen-
to toca; y para que no nos manche, es necesario que sar en nada y hacerse como jumento delante del S e -
no nos toque. U n sano que se viese acometido de un ñor; pero e s t o s e consigue pocas veces, porque nues-
apestado, es seguro que no le haria cara ni se deten- tro pensamiento ni aun cuando dormimos duerme; y
dría á luchar, ni aun á hablar con él, sino que le vol- no lográndolo, es necesario recurrir al quinto, que es
vería la espalda y se entregaría á la fuga para que no ocuparle de objetos que le distraigan, como de algún
le pegase la peste. P u e s esto mismo debemos hacer negocio sério, de alguna conversación inocente, ó d e
nosotros cuando nos hallamos acometidos de las ten- otras cosas buenas ó indiferentes, que proporcionen
taciones de la impureza, y este es acaso el mejor me- á cada uno la situación y circunstancias en que se
dio de vencerlas. Segundo. Espantarlas; y nada encuentre. Sexto. Obrar con prontitud y resolución,
las espantará mas que la memoria de nuestras postri- porque cuando la tentación es violenta, pide para ven-
merías, muerte, juicio, infierno y gloria. A c u é r d a t e cerla una resolución también violenta. San Benito
d e tus postrimerías, dice el Espíritu Santo, y j a m a s 6e arrojó desnudo en las zarzas, San Francisco en la
pecarás. Tercero. Representarnos con viveza al nieve, y San Bernardo se entró en un estanque helado.
Señor, que está con nosotros viendo y presenciando P o r último, es necesario siempre que nos hallemos
cuanto pasa en nosotros y por nosotros, sin que se tentados de esta peligrosa pasión, levantar el corazon
oculte á sus divinos ojos ni el pensamiento mas lige- á Dios y pedirle que nos socorra y ayude; invocar
ro, ni el deseo mas escondido. los dulcísimos nombres de J e s ú s , María y J o s é , y
hacer la señal de la cruz, particularmente sobre e!
Esta divina presencia pondrá en respeto cuantas corazon, porque del corazon salen, dice Jesucristo,
tentaciones impuras vengan á acometernos. Ella es los malos pensamientos, los adulterios y las fornica-
Ja que ha sostenido á los justos en sus peleas contra dones. Vive, cristiano, muy alerta contra esta fu-
todas las pasiones, pero particularmente contra esta nesta pasión; sabe que, según el sentir de los santos
pasión de ignominia. Perseguido el casto J o s é por padres, es la que condena mayor número de almas;
su lasciva dueña, levantó los ojos al cielo, y excla- pide mucho al S e ñ o r que te conceda un corazon lim-
mó: ¿Cómo puedo y o consentir en esta maldad y pe- pio, un entendimiento puro, una imaginación casta,
car contra mi Dios en su presencia? Viéndose la una voluntad firme y constante contra todo género de
casta Susana en la dura alternativa de consentir en impurezas; pídele el hermoso don de la castidad que
una torpeza ó morir apedreada, eligió esta muerte ig- tanto le agrada, y al que honra de un modo tan par-
ticular en el reino de los cielos.
P. Cuáles nos ¿lañan? rán precauciones demasiadas para librar á su hijos de
XI. La destemplanza, las vistas y conversaciones m a l a s c o m p a ñ í a s . J a m a s los hijos se e x c e d e r á n d e
ocasionadas. precaverse d e los malos compañeros. J a m a s una
E n este mandamiento no solo se prohiben las pa- alma timorata u s a r á d e sobradas reservas para librar-
labras, las obras, los p e n s a m i e n t o s y los d e s e o s im- s e d e las c o n v e r s a c i o n e s i m p u r a s . N o os e n g a ñ e i s ,
p u r o s , sino t a m b i é n las cosas que provocan & la i m - e s c r i b í a S a n P a b l o a r d i e n d o e n c e l o p o r la s a l v a c i ó n
pureza. T a l e s s o n las miradas libres. Una d e és- d e las almas: n o os engañeis, las malas conversacio-
tas h i z o q u e el p r í n c i p e d e S i q u e n r o b a s e la hija d e n e s c o r r o m p e n l a s b u e n a s c o s t u m b r e s . Las palabra*
J a c o b , y que nadase su corte en sangre: otra derribó deshonestas. N o s o n m e n o r e s l o s e s t r a g o s q u e p u e -
la santidad d e D a v i d , y l econvirtió e n a d ú l t e r o y d e n c a u s a r las palabras deshonestas, dichas d e l a n t e
h o m i c i d a ; y el f u e g o i m p u r o q u e s e a p o d e r ó d e l c o - de cualquiera, especialmente de niños ó niñas, jóve-
r a z o n d e los viejos de Babilonia, no tuvo otro origen, nes ó doncellas, y sobre todo, si se profieren en voz
que contemplar á Susana cuando se paseaba en su alta y en p ú b l i c o ; p o r q u e ¿ q u i é n p o d r á n u m e r a r log
jardín. Los adornos excesivos. Hablando con los e s c á n d a l o s q u e c a u s a n y la c o r r u p c i ó n q u e i n t r o d u -
h o m b r e s el Eclesiástico, les advierte: q u e aparten sus cen? D e s e a n d o e l m i s m o apóstol evitar tan g r a v e s
ojos de l a muger compuesta, y que.no miren en der- m a l e s , p r e v i e n e á los cristianos: q u e la i m p u r e z a n o
redor del adorno ageno, porque son muchos, dice, s o l a m e n t e n o s e c o m e t a , s i n o q u e ni a u n s e n o m b r e
Ips q u e se han p e r d i d o p o r el a d o r n o d e la m u g e r ; y e n t r e ellos, p o r q u e así lo e x i g e la p u r e z a del cristia-
S a n P a b l o , dirigiéndose á las m u g e r e s , las previe- n i s m o : ni t a m p o c o se oigan p a l a b r a s t o r p e s ni c h a n -
n e : q u e u s e n d e t r a g e s honestos; q u e n o e n r i c e n zas obscenas, porque deben tener entendido que na-
s u s cabellos, ni gasten vestidos lujosos; sino q u e v i s - d a i m p u r o e n t r a r á en el r e i n o d e D i o s . Ultimamen-
t a n como corresponde á mugeres que profesan la p i e - te, se prohiben en este m a n d a m i e n t o c o m o incentivos
d a d cristiana. Las conversaciones torpes. E s increí- d e la t o r p e z a , las c a n c i o n e s y p o e s í a s lascivas ó e q u í -
ble el estrago q u e hacen estas conversaciones e n e i t v o c a s , J a s cartas y billetes amatorios, los libros obs-
corazon humano, sobre todo, en el tierno corazon d e . c e n o s , las c o m e d i a s y saínetes i m p u r o s , las pinturas
l a niñez y de la j u v e n t u d . E l i a s son, por lo común, y figuras o b s c e n a s , y o t r a s m i l y m i l c o s a s q u e n o e s
el primer aliento maligno que e m p a ñ a su inocencia, fácil n i conveniente expresar aquí, bastando decir
y el primer v e n e n o que la emponzoña. E l natural q u e la p a s i ó n d e l a l u j u r i a , , q u e e s á l a q u e n u e s t r a
m a s bello, la educación mas cristiana y la concien- c o r r o m p i d a naturaleza se halla m a s inclinada, y con-
c i a mas delicada y ajustada, desaparecen al soplo de tra laque se deben tomar m a y o r e s precauciones^es
u n a conversación impura. J a m a s los padres toina- p r e c i s a m e n t e á la q u e se d a n m a s o c a s i o n e s y m o í i -
26
VOS p a r a q u e s e d e s e n f r e n e y n o s p r e c i p i t e e n s u a s - d e tus dominios! ¡ Q u é será s ise repite elbaile e n
queroso cieno. tu presencia! D a r á s otra mitad, y quedarás mendi-
L a impureza, sobre ser de suyo pecado mortal, y g o . Quinta. E s t r a g a e l a l m a , y e s t e m a l e s s i n c o m -
o p o n e r s e t a n d i r e c t a m e n t e al c a r á c t e r y v o c a c i o n d e l paración mas funesto que cuantos van expresados. E l
cristiano, lleva consigo las m a s funestas c o n s e c u e n - e n t e n d i m i e n t o m a s claro, el c o r a z ó n m a s n o b l e , el g e -
c i a s . Primera. P r o f a n a e l c u e r p o d e l d e s h o n e s t o . nio mas apacible, e l h o m b r e mas atento, m a s racio-
H u i d d e la f o r n i c a c i ó n , d i c e el m i s m o a p ó s t o l , p o r - n a l y d e m e j o r t e m p l e , s i se d e j a d o m i n a r d e la l u j u -
q u e todo otro pecado que cometiere el hombre, e s ria, l u e g o b a s t a r d e a , m u d a d e aire, d e m o d a l e s , d e
f u e r a d e s u c u e r p o , p e r o el q u e c o m e t e f o r n i c a c i ó n , lenguaje, d e máximas, y aun de principios, porque
c o n t r a s u c u e r p o p e c a . Segunda. M a n c h a l a h o n - e s t r a g a d o el c o r a z ó n p o r la l u j u r i a , f á c i l m e n t e s e a p o -
ra y l aestimación. H a y algunos vicios que se cu- d e r a d e l e n t e n d i m i e n t o el error, y s e t r a s t o r n a la ra-
bren con cierta apariencia de grandeza, c o m o l a a m - z ó n . N o h a y p a s i ó n q u e s u m e r j a al h o m b r e e n m a s
b i c i ó n y v a n a g l o r i a ; p e r o la t o r p e z a n o s e c u b r e s i n o p r o f u n d a s , tinieblas n i q u e l eprecipite en m a y o r e s
con l a ignominia. Ella se ha apropiado el n o m b r e d e s o r d e n e s . L o s tristes e j e m p l o s q u e p r u e b a n estas
d e p e c a d o feo, y lo es tanto, q u e las almas puras ape- v e r d a d e s , s e a m o n t o n a n e n la historia d e t o d o s l o s
nas se atreven á nombrarlo, p o r q u e no las salgan los t i e m p o s y d e todas las naciones, y n o bastarían g r u e -
c o l o r e s á la c a r a . E l real p r o f e t a d i c e y r e p i t e q u e s o s y m u l t i p l i c a d o s v o l ú m e n e s p a r a r e f e r i r l o s . Yo
el h o m b r e , e s t a n d o e n h o n o r , n o lo c o n s i d e r o ; q u e s e solo apuntaré uno, tanto mas imponente, cuanto era
c o m p a r ó ( p o r la t o r p e z a ) á los e s t ú p i d o s j u m e n t o s , y m a s virtuoso el hombre que nos dejó este escarmien-
s e h i z o s e m e j a n t e á e l l o s . Tercera. D i s m i n u y e l a to. H a b l o de D a v i d .
r o b u s t e z y las fuerzas, y m u c h a s v e c e s llega a d e s - Este hombre, escogido por el mismo Dios para
t r u i r la s a l u d y a b r e v i a r la v i d a . D e esta triste v e r - r e y d e Israel, y e l e v a d o del e s t a d o d e p a s t o r al d e
d a d n o s e necesita otra p r u e b a q u e la e x p e r i e n c i a d e m o n a r c a , s u b i ó al t r o n o c o n t o d a s las p r e n d a s q u e
t o d o s l o s s i g l o s . Cuarta. C o n s u m e l a h a c i e n d a . forman a un héroe; su li-ereza y sus fuerzas eran ex-
P o s e í d o H e r o d e s d e u n a m o r d e s o r d e n a d o a la p r o - traordinarias. Siendo a ú n pastorcillo, alcanzaba en
fana H e r o d í a s , m a n d a bailar á la hija d e ésta delante su carrera a los osos y leones c u a n d o le arrebataban
d e su corte, reunida en su palacio, y en premio del s u s c a r n e r o s , les q u i t a b a la p r e s a , y si s e v o l v i a n c o n -
baile, la o f r e c e c o n j u r a m e n t o c u a n t o le pula, a u n q u e tra el, los asía d e las q u i j a d a s y los d e s q u i j a r a b a . T o -
s e a la mitad d e su reino. ¡ D e s v e n t u r a d o ! e x c l a m a davía era un joven c u a n d o derribó de una pedrada y
aoui S a n Crisòstomo. ¡Así destruyes t u hacien- c o r t o la c a b e z a al g i g a n t e G o l i a t , q u e t e n i a a t e m o r i -
d a * q u e p o r u n a s vueltas e n el aire p r o m e t e s la m i t a d z a d o a t o d o e l e j é r c i t o d e S a ú l . A I p a s o d e s u It-
cereza y sus f u e r a s , eran s u caridad y mansedum- _ P e r o s i s o n t e r r i b l e s l a s c o n s e c u e n c i a s d e la l u j u *
bre D o s veces tuvo e n sus manos á su e n e m i g o ria, n o lo s o n m e n o s s u s castigos. N o h a b l o a h o r a
Saúl, c u a n d o este rey injusto le persegma de muerta d e l o s d e l i n f i e r n o , á d o n d e la i m p u r e z a a r r a s t r a i n d e -
L ' ejército, y n o s o l a m e n t e n o atento en c a s o al- f e c t i b l e m e n t e a l i m p u r o , si n o h a c e v e r d a d e r a p e n i -
r„no coít s u p e r s o n a , sino q u e ni le d e s p e r t ó , m tencia; hablo d e los d e este m u n d o , y d e ellos n o ci-
p e r m i t i ó á sus s o l d a d o s q u e le d e s p e r t a s e n Y para taré los q u e llenan las historias h u m a n a s , e n c u y a s
E rnas a d e l a n t e e n s u s h a z a f l a s , b a s t a r M e c . r q u e páginas se encuentran á cada paso pinturas terribles
David tenia un corazon según elcorazon de Dios, y d e las calamidades y trastornos que han sufrido e n
un e n t e n d i m i e n t o d e p r o f e t a . P u e s e s t e h o m b r e t a n todos t i e m p o s las familias, los p u e b l o s , y los reinos
valiente, tan h u m a n o , tan usto, tan ilustrado, se de- p o r c a u s a d e la l u j u r i a . M e l i m i t a r é á citar a l g u n o s
la a r r a s t r a r p o r u n a s o l a m i r a d a á l a t o r p e z a y l u e g o d e los m u c h o s q u e nos refieren los libros santos.
cambia enteramente de temple. Desde aquel m o m e n - A u n no contaba el m u n d o diez y seis siglos, c u a n d o
to D a v i d e s y a u n a f e m i n a d o , q u e v , v e e n t r e g a d o á u n diluvio universal lo s e p u l t ó e n s u s a b i s m o s , y l a
U s d e t i a s d e palacio, en vez de estar c o m o ant c a u s a d e este e s p a n t o s o castigo fué la lujuria. T o -
al frente d e su ejército. E s u n m s e n s a t o q u e a la d a c a r n e , d i c e el s a g r a d o t e x t o , h a b i a c o r r o m p i d o s u
c a m i n o , esto es, t o d o el m u n d o , h o m b r e s y m u g e r e s ,
jóvenes y ancianos, se habían entregado á este infame
vicio. Solo N o é fué hallado justo y reservado con
su familia de este universal castigo. Apacienta C a a n
s u s ojos en l a impureza, y luego es castigado con l a
maldición de toda su descendancia, que á vuelta d a
ria ha pervertido su corazon y oscurecido s u enten a l g u n o s a ñ o s e s e n t r e g a d a al c u c h i l l o y al e x t e r m i n i o .
r í a te pene m ü r m u r a , y hasta las na- Las ciudades d e Sodoma, Gomorra, Adama, y Se-
b o í n , s o n a b r a s a d a s e n u n m o m e n t o p o r el f u e g o y
a z u f r e q u e e lS e ñ o r hizo llover s o b r e ellas. L a lu-
pStSSSSSR j u r i a , q u e h a b i a l l e g a d o a l h o r r o r d e p e r v e r t i r el o r -
d e n d e la n a t u r a l e z a , f u é la c a u s a d e e s t e e s p a n t o s o
castigo. O n a n , por no tener hijos, se entregó á u n
d e l i t o q u e la S a g r a d a E s c r i t u r a l l a m a d e t e s t a b l e , y
MS^sar-^
D i o s le h i e r e d e m u e r t e . P e c a el p u e b l o d e I s r a e l
c o n las hijas d e M o a b , y el S e ñ o r irritado m a n d a á
Bion q u e o b r a en el c o r a z o n !
M o i s é s q u e p r e n d a á t o d o s los caudillos y los ahor- hurto oscurece la buena fama. Hurtar es tomar lo
q u e delante del sol, esto es, á vista d e todos, p a r a a g e n o c o n t r a la v o l u n t a d d e s u d u e ñ o , l oc u a l p u e d a
aplacar su furor. M e haria interminable si quisiese suceder de dos modos; ó tomándolo á escondidas de
citar todos los castigos q u e nos refieren los libros s u d u e ñ o , y e s t o s e l l a m a puro hurto, ó t o m á n d o l o á
santos; pero no p u e d o dejar de hacer mención del q u e s u v i s t a , y e s t o s e l l a m a rapiña, y e s u n p e c a d o d i s -
ejecutó S a n P a b l o e n el incestuoso de Corinto. T o - tinto y m a y o r que elsimple hurto; porque éste se co-
d o s saben lagran caridad de este apóstol, que desea- m e t e á escondidas d e su d u e ñ o , en lo que se mani-
b a morir, s i era necesario, p o r la salvación d e t o d o s fiesta u n c i e r t o r e s p e t o á s u p e r s o n a , y u n m i r a m i e n -
y cada u n o de los h o m b r e s ; p u e s á pesar de esta ca- to á s u d o m i n i o ; p e r o la r a p i ñ a s e c o m e t e á vista d e
ridad sin límites, n o p u d o sufrir á u n deshonesto, y su dueño, haciendo violencia á su persona y despre-
le castigó d e un m o d o que estremece; porque n o solo ciando su dominio.
l e s e p a r ó d e l a c o m u n i o n y c o m u n i c a c i ó n d e l o s fie- P o r esto en e lhurto no hay sino un solo mal, q u e
les, sino que lo entregó á Satanás para q u e se apo- es l a pérdida d e l o hurtado; pero en l arapiña hay
derase de su cuerpo y l e atormentase. ¡Castigo es- d o s , q u e s o n l a p é r d i d a d e lo h u r t a d o y la o f e n s a
p a n t o s o , q u e t o d a la p a c i e n c i a d e u n J o b n o p o d i a p e r s o n a l del d u e ñ o ; y así e l q u e c o m e t i ó este delito,
s o b r e l l e v a r , y q u e le h a c i a p r e f e r i r la m u e r t e á s e m e - h a d e c o n f e s a r el h u r t o y la o f e n s a h e c h a a l d u e ñ o , y
jante tormento. h a d e restituir lo h u r t a d o y p e d i r p e r d ó n al o f e n d i d o ,
si n o se p r e s u m e q u e se da p o r satisfecho c o n la res-
titución.
SETIMO MANDAMIENTO. L a r a p i ñ a se c o m e t e c o n m a s f r e c u e n c i a d e lo q u e
8e piensa, porque no solamente son reos de este de-
lito los q u e asaltan á los viageros en los caminos, y
P. Sobre el sétimo mandamiento os pregunto: quién los q u e roban á los pacíficos habitantes en sus casas,
le cumple?
sino también los q u e sin usar d e estas violencias pú*
blicas y manifiestas, se valen de violencias paliadas.
B. Quien no toma., ni tiene, ni quiere lo ageno con
T a l e s s o n los u s u r e r o s y logreros, los t r a m p o s o s y e n -
tra la voluntad de su dueño.
redadores, q u e con pleitos injustos despojan a l due-
P. Quién le quebranta?
fio l e g í t i m o d e s u s b i e n e s ; l o s q u e o p r i m e n a l p o b r e ,
R. Quien á otro hace alguna manera de daño in-
al h u é r f a n o ó á la v i u d a c o n e x a c c i o n e s injustas; los
justo, ó es causa, de que otro lo haga. q u e a b u s a n d e la autoridad en perjuicio d e intereses
L a p a l a b r a hurto s i g n i f i c a oscuro, s e a p o r q u e r e g u - de aquellos sobre quienes l aejercen; los que v e n d e n
l a r m e n t e s e h u r t a e n la o s c u r i d a d , ó s e a p o r q u e e l
Moisés que prenda á todos los caudillos y los ahor- hurto oscurece la buena fama. H u r t a r es tomar lo
que delante del sol, esto es, á vista de todos, para ageno contra la voluntad de su dueño, lo cual pueda
aplacar su furor. Me haria interminable si quisiese suceder de dos modos; ó tomándolo á escondidas d e
citar todos los castigos que nos refieren los libros su dueño, y esto se llama puro hurto, ó tomándolo á
santos; pero no puedo dejar de hacer mención del que su vista, y esto se llama rapiña, y es un pecado dis-
ejecutó San Pablo en el incestuoso de Corinto. T o - tinto y mayor que el simple hurto; porque éste se co-
d o s saben la gran caridad de este apóstol, que desea- mete á escondidas de su dueño, en lo que se mani-
b a morir, si era necesario, por la salvación de todos fiesta un cierto respeto á su persona, y un miramien-
y cada uno de los hombres; pues á pesar de esta ca- to á su dominio; pero la rapiña se comete á vista d e
ridad sin límites, no pudo sufrir á un deshonesto, y BU dueño, haciendo violencia á su persona y despre-
l e castigó de un modo que estremece; porque no s o l o ciando su dominio.
l e separó de la comunion y comunicación de los fie- P o r esto en el hurto no hay sino un solo mal, que
l e s , sino que lo entregó á Satanás para que se apo- es la pérdida de lo hurtado; pero en la rapiña hay
derase de su cuerpo y le atormentase. ¡Castigo es- dos, que son la pérdida de lo hurtado y la ofensa
pantoso, que toda la paciencia de un J o b no podia personal del dueño; y así el que cometió este delito,
sobrellevar, y que le hacia preferir la muerte á s e m e - ha de confesar el hurto y la ofensa hecha al dueño, y
j a n t e tormento. h a de restituir lo hurtado y pedir perdón al ofendido,
gi no se presume que se da por satisfecho con la res-
titución.
SETIMO MANDAMIENTO. L a rapiña se comete con mas frecuencia de lo que
8e piensa, porque no solamente son reos de este de-
lito los que asaltan á los viageros en los caminos, y
P. Sobre el sétimo mandamiento os pregunto: quién los que roban á los pacíficos habitantes en sus casas,
sino también los que sin usar de estas violencias pú*
le cumple?
blicas y manifiestas, se valen de violencias paliadas.
R . Quien no toma., ni tiene, ni quiere lo ageno con
T a l e s son los usureros y logreros, los tramposos y en-
tra la voluntad de su dueño.
redadores, que con pleitos injustos despojan al due-
P . Quién le quebranta?
fio legítimo de sus bienes; los que oprimen al pobre,
R . Quien á otro hace alguna manera de daño in-
al huérfano ó á la viuda con exacciones injustas; los
justo, ó es causa de que otro lo haga. que abusan de la autoridad en perjuicio de intereses
L a palabra hurto significa oscuro, sea porque regu- de aquellos sobre quienes la ejercen; los que venden
larmente se hurta en la oscuridad, ó sea porque e l
la justicia p o r respetos h u m a n o s , e m p e ñ o s , r e g a l o s daderos; y los criados, jornaleros
parentesco 6 dinero; los que exigen m a s d e r i b ! llenan enteramente sus serv.c.os, ' ^ e m b a .
q u e los debidos o causan m a s costas q u e las necesa- b r a n sus salarios y sueldos por entero, 1 0
rias. . x0 Ü 0 S é s t o s y o t r o s s e m e j a n t e s cometen pe-
c a d o d e r a p i ñ a , p o r q u e a r r e b a t a n ó retienen lo a g e -
no a vista y con violencia de su d u e ñ o .
P e r o si la r a p i ñ a s e c o m e t e p o r t a n t a s c l a s e s y c o n
anta f r e c u e n c i a , e l h u r t o se c o m e t e sin c e s a r y d e ta-
les maneras, q u e no es posible numerarlas. Sin e m -
b a r g o , fijaremos a l g u n a s r e g l a s p a r a c o n o c e r e n e s t a
p a t e n a las i n g e n u i d a d e s del c o r a z o n h u m a n o , q u e
es e l centro de d o n d e brotan los hurtos, c o m o nos nue habiendo comprado, heredado ü d 4
io e n s e n a e lm i s m o Jesucristo. b u e n a fé a l g u n a c o s a h u r t a d a , n o la v u e l v e n a s u d u e
A t r e s p u e d e n r e d u c i r s e Jos m o d o s d e h u r t a r . P r i - no luego u e
m e r o , tomando i o s b i e n e s á g e n o s . S e g u n d o , retenun- adquirida injustamente Utoffg«* - b i e n e 3 d e l
1 c e r o
f f , ' asando perjuicios e n e l l o s . Hur- lando perjuicio, a q u e l l o s q u e , s i n o
t a n ¡amantoos b i e n e s á g e n o s , a q u e l l o s q u e , e n t r a n - p r ó j i m o ni retenerlos, le privan de^ello,, sea qi
d o en heredades ó casas agenas, roban á escondidas dolé su casa, matándole sus ganados, cortándole sus
verduras, legumbres, frutas, granos, alhajas, dinero ó árboles, destruyéndole sus máquinas, quebrando.sus
c o s a s q u e l o valgan; los q u e roban los g a n a d o s q u e vy i dd rni ee rr aa ss , o6 mm ii nn oo r á n d o_l e d e ?c u a l q u i e r o t r o m o dgou l amr --
re
p a s t a n en los c a m p o s , los i n s t r u m e n t o s d e a p i c u l t u -
ra y artes, u otros utensilios q u e se dejan en ellos ba-
j o l asalvaguardia pública, cuyo hurto castigan m a s
s e v e r a m e n t e las l e y e s , p a r a c o n t e n e r c o n la m a y o r p e -
na, la m a y o r facilidad d e robarlos; los q u e c o m p r a n
StSfcTsssrá®^
sulta, sino por hacer e ld a a o . .
O venden con pesos ó medidas desiguales, ó no dan E hurto es n n p e c a d o c o n t r a la y.<tud feta^
el peso ó m e d i d a cabal; los que p a g a n c o n m o n e d a cia, l a cual consiste en dar ó conserva.-a c , d » u n o
laisa; los que c o m p r a n c o n c o n o c i m i e n t o ó sospecha d a lo ue es s u y o S e r á norial
q u e la c o s a s e a r o b a d a ; l o s q u e v e n d e n lo m a l o p o r b u e - grave, y venial s i e s c o s a leve. N o s e p u e a .
n o , o c o m p r a n lo b u e n o p o r m a l o ; los q u e s a c a n c o n p o - r e g l a fi a p a r a c o n o c e r e n t o d o s l o s c a s o , s t e l h u r t o
es grave ó leve, porque esto pende » ¿ » ^
b r e z a fingida l i m o s n a s , d e q u e p r i v a n á l o s p o b r e s v e r -
las circunstancias; pero no se ha de atender solo
cosa hurtada, sino también á la persona á quien se
hurta, á los daños que causa el hurto, y á otras m u - rar el daño causado, pues aquel á quien se le causó,
chas circunstancias que aumentan ó disminuyen su tiene de menos, y este menos debe repararle el cau-
culpabilidad. Sin embargo, los autores enseñan co- cante del daño. P a r a el dueño es indiferente que el
munmente, que hurtar valor de cuatro reales es pe- ladrón disfrute ó queme los bienes q u e le roba pues
cado mortal; pero que podrá no llegar á serlo, cuan- que en ambos casos queda igualmente privado d e
do se hace el hurto á un poderoso; y al contrario, que
podrá serlo menor cantidad, cuando se hace á un po- ^ y ' i s t a la obligación de restituir, resta saber quién
b r e . L o que no admite duda es, que los hurtos pe- ha de restituir, á quién y cuánto. D e b e restituir el
queños, cuando llegan á componer materia grave, son que tiene lo hurtado, el que lo hurto y los que coope-
pecado mortal, á lo menos por la retención de cosa raron al hurto, mandando, ayudando, aconsejando
grave; y así es que pecan mortalmente los criados y 6 d e cualquiera otro modo. E l que debe restituir es
criadas, los taberneros y panaderos y otros abastece- el que tiene lo hurtado; pero si este no lo hace, re-
dores públicos, cuando sus hurtos pequeños llegan á cae la obligación sobre todos los demás, en propor-
componer materia grave, aunque en estos casos, la cion á su cooperacion al hurto, porque e» todo caso
cantidad regularmente debe ser mayor, porque el da- se ha de pagar el daño por entero. L a obligación de
fio comunmente es mas pequeño. restituir se entraña, por decirlo asi en los bienes de
P. í al que hurtó ó dañó, le bastará confesar su los que hurtaron ó cooperare« al hurto, y pasa con
pecado? ellos á los herederos ú otros cualesquiera que entren
R . No, si 110 paga lo que debe, ó àio menos la par- á poseerlos. Se ha de restituir al dueño de lo hur-
te que pueda. tado, y si ha muerto, á s u s acreedores o herederos.
P. Y el que no pueda, qué liará? Cuando se ignora el dueño, deben practicarse las di-
R . Procurar como pueda, cuanto en si fuere» ligencias conducentes á descubrirle, y si no se con-
E l hurto lleva tras sí la obligación de restituir, y e » q u e , debe invertirse la restitución en limosnas u
uno de aquellos pecados que ílaman de consecuen- obras piadosas, porque esto es lo que se presume que
cias. Nada hay mas claro que esta obligación. Ef querrá el dueño, ya que no se le puede restituir d e
que roba tiene mas de lo que es suyo, y el robado tie- otro modo. Ultimamente, debe r e s t i t u i r s e la misma
ne menos; luego es necesario para venir á lo justo, cosa que se hurtó, y en el caso de »o existir, ó de ha- .
que el que robó vuelva lo que tiene de mas al roba- ber en esto un inconveniente razonable, debe resti-
do que lo tiene de menos, y esto es lo que se llama tuirse equivalente, con mas los intereses que baya
restituir. L a misma razón hay con respecto á repa- perdido el dueño y los daños que haya sufrido por
causa del hurto: cuando no se puede restituir lo hur-
l a d o , 6 r e p a r a r el daflo c a u s a d o , s e h a d e t e n e r v o -
de hacerlo en cualquier tiempo que se pueda, y e n c u e n t r a s c i e n t o , t o m a s c i e n t o p o r u n o ? ¡Bello
porque este deber reclan,a en todo tiempo su c u m p l í c o m e r c i o ! ¿Y q u é t i e n e q u e v e r l o h a l l a d o c o n lo
miento. L n esta materia d e h u r t o y ' r e s t i t u y e , perdido? Si perdieses un bolsillo d e dinero, ¿quer-
o c u r r e n c a s o s d,fíe les, y se d e b e c o n s u l t a r á h o m ! rías q u e e l q u e l o h a l l a s e n o t e l o v o l v i e s e , y s e q u e -
d a s e con él, por solo el título de haberlo hallado? Y
s i al p e d í r s e l o t e r e s p o n d i e s e : m e q u e d o c o n é l p o r
Sin embargo, hay una regla que permite pocas du- lo q u e p i e r d o , ¿ q u é le diríais? S e ñ o r m i ó , d e m e us-
das y es ponerse el d e u d o r en lugar de su acreedor, ted mi dinero, y b u s q u e lo suyo. Si y o restituyo, di-
y h a c e r lo q u e en este c a s o querría q u e hiciesen c o n cen m u c h o s , n o p u e d o vivir s e g ú n m i estado; p e r o si
esta causa fuera suficiente para n o restituir, l o seria
g es f4cil y d e c,ara a
Í L H « P|icac¡»; ™ también para hurtar, pues todo aquel que no tuviera
p e a r d e ella, se a m o n t o n a n las « c u s a s para n o res- lo bastante para sostener su estado, podría hurtar pa-
tituir. E s un rico á quien robé, dice uno, y „ „ l o ra sostenerle y vivir s e g ú n su estado. R e d u c i o s p o r
necesita; ¿pero e ln e o deja d e ser d u e ñ o de sus bie^ obligación á vivir en aquel estado, en q u e otros, tan
« e s p o r q u e n o los necesite? ¿ N o e s tan d u e ñ o d ¡ honrados como vosotros, viven por devocion, y ten-
e los c o m o el p o b r e d e los s u y o s ? ¿ L o s b i e n e s n o dréis para restituir. E s v e r d a d q u e s í restituís n o
Claman siempre por su dueño, sea pobre 6 sea rico? tendreis para continuar sosteniendo vuestras vanida-
Y o he robado, dice otro, pero ha sido e n p e q u e ñ a ! des y fomentar vuestra molicie. N o podréis concur-
cantidades y á tantos dueños, que apenas nada T a rir al j u e g o , al café, a l teatro; n o t e n d r e i s p a r a g a s -
bran padecido m padecerán por mis hurtos. Mas esas tar un trage elegante, n iun mueblage lujoso; mas e s
p e q u e ñ a s cantidades no son tuyas, y debes volver a precisamente l o que os conviene y"lo q u e e l S e ñ o r
a s u s d u e ñ o s d e m e j o r m o d o que p u e d a s , e m p l e a n quiere d e vosotros, n e g á n d o o s la a b u n d a n c i a . Pero
d o para restituirlas, lam i s m a 6 m a y o r ^ a c i d a d s i n u e s t r o honor, replicáis, n o n o s permite vivir d e otro
f u e r e n e c e s a r i a , que e m p l e a s t e p a r a h u m r í s Y o m o d o . E s o lo d e c í s v o s o t r o s , m a s t o d o el m u n d o di-
n o hurté, dice e l t e r c e r o , y s o l o r e e i M ) o ce l ocontrario. T o d o s están escandalizados al ver .
tt>as ya se dijo que lo hurtado siempre clama por su vuestro lujo y saber vuestras deudas, y dicen públi-
camente que vuestros vestidos y trages están regados
re I w f o 6 I P ° d e í dCE l ' a d ™ h6u r^t é n i cualquie- c o n el s u d o r del a r t e s a n o , del c o m e r c i a n t e y d e los
Sdo Yn m S , T°' I»hur-
tado. \ o me encontré lo que otro habia perdido y acreedores, y que seríais mas honrados, s i pagaseis
ne quedo con lo que encuentro por lo que p ¡ r ^ vuestras deudas. Y o no soy una persona que perte-
.Bella compensación! ¿Con que' s i p i é i s Z r e Z nezca á estas clases, dicen otros. S o y un h o m b r e d e
27
medianía que me sostengo con mi trabajo y mi indus- en algunas naciones todo robo considerable se casti-
tria en este apreciable estado, y si restituyo m e arrui- g a c o n esta m i s m a p e n a . E s aborrecible, p o r la n e -
n o , y q u e d a r é r e d u c i d o á l a c l a s e d e l o s p o b r e s . ¿Y cedad que incluye. ¿ Q u é cosa mas necia que hurtar
el d u e ñ o n o e s t á r e d u c i d o á e s t a c l a s e p o r t u u s u r - c o n u n a m a n o p a r a restituir c o n la otra? P u e s n o
pación? ¿Será justo que tú continúes viviendo con h a y medio, ó restitución ó condenación. N i se diga
BUS b i e n e s e n l a m e d i a n í a , y q u e é l v i v a d e s p o j a d o que e l l a d r ó n s a c a l a u t i l i d a d d e d i s f r u t a r l a c o s a h u r -
d e ellos? ¿ N o s e r á m a s j u s t o q u e tú p a s e s á la cla- tada mientras está en su poder, p o r q u e no solo ha d a
s e d e p o b r e , r e s t i t u y e n d o , y q u e él e n t r e e n el e s t a - restituir lo h u r t a d o , s i n o t a m b i é n la utilidad q u e h a -
do de medianía, recobrando sus bienes? Pero pres- b r í a s a c a d o el d u e ñ o , y a d e m a s le h a d e r e s a r c i r d e
cindiendo d e este caso, y o p r e g u n t o : ¿puede alguno todos los perjuicios q u e s u h u r t o le h a y a o c a s i o n a d o .
sostener su estado sobre bienes hurtados? ¿ D e b e el £ s aborrecible, p o r los riesgos á q u e s e e x p o n e .
d u e ñ o c a r e c e r d e s u s bienes, p a r a q u e el u s u r p a d o r ¡Uuantos pehgros de ser sorprendido hurtando, ó co-
sostenga u n estado q u e n o le c o r r e s p o n d e ? ¿Y q u é g i é n d o l e el h u r t o e n t r e las m a n o s ! ¡ Q u é t e m o r e s t a n
inconveniente bay en que éste pase del estado de m e - c o n t i n u o s d e v e r s e d e s c u b i e r t o el dia m e n o s p e n s a -
d i a n í a , q u e n o le p e r t e n e c e p o r falta d e b i e n e s p r o - do, conducido á un calabozo y condenado á una
p i o s , al d e p o b r e z a , q u e e s el s u y o ? ¿ H a y e n e s t o afrenta publica! E s aborrecible P o r las contradiccio-
alguna deshonra? ¿ P u e s q u é el estado de pobreza nes a que se sujeta. D e s p u e s de haber ofendido á
n o es un estado apreciable en la sociedad cristiana? Di o s h u r t a n d o , y d e h a b e r c o r r i d o t a n t o s r i e s g o s p a -
; N o viven mas de una décima parte de los hombres ra Hurtar, es preciso arrepentirse d e h a b e r hurtado;
del m u n d o á costa de su trabajo y sudor, ó a expen- s u l n r la c o n f u s í o n d e c o n f e s a r su h u r t o ; h a c e r p e n i -
s a s d e la c a r i d a d ? E n v a n o , p u e s , se a l e g a n e x c u - tencia d e él; restituir lo h u r t a d o y sus utilidades; re-
s a s q u e la r a z ó n n o c o n s i e n t e . . sarcí- los d a ñ o s y perjuicios, y correr los m i s m o s 6
E l hurto, sobre llevar tras sí el p e s o d e restituir, p o c o m e n o r e s peligros para restituir, q u e los q u e cor-
es un pecado aborrecible de cualquiera m o d o que se n o para robar. E s aborrecible, por los p e c a d o s q u e
le considere y p o r cualquiera parte q u e se le mire. muchas veces motiva. C u a n d o sucede un hurto en
E s a b o r r e c i b l e , p o r l a i g n o m i n i a d e q u e c u b r e al q u e u n p u e b l o y se ignora el l a d r ó n , ¿ c u á n t o s juicios te-
lo c o m e t e . L a s leyes d e c l a r a n i n f a m e al l a d r ó n , y m e r a n o s no se forman? ¿ C u á n t a s desconfianzas in-
así le m i r a n los h o m b r e s . S i e s a p r e h e n d i d o , s u f r e justas? ¿Cuantas murmuraciones y calumnias? ;Cuán-
c a s t i g o s a f r e n t o s o s , y q u e d a s e ñ a l a d o c o n una n o t a d e tos odios y rencores? ¿ Y c u á n t a s veces no llega á
deshonra, que se extiende r e g u l a r m e n t e a su familia. v e r s e d e s h o n r a d a , p e r s e g u i d a y o p r i m i d a la i n o c e n -
E l robo sacrilego se castiga c o n p e n a d e m u e i t e , y cia/ h s a b o r r e c i b l e , p o r la resistencia á restituir; p o r -
q u e s i e l q u e h u r t ó n o t u v o b a s t a n t e v a l o r p a r a n o to- p r e n d i m i e n t o , que t o m a r los bienes á g e n o s c o n o f e n -
m a r l o s b i e n e s á g e n o s , ¿ l e t e n d r á p a r a v o l v e r l o s ? Si sa de Dios, aquel que tiene una obligación rigurosa
n o s e c o n t u v o e n r o b a r ¿ s e a c o m o d a r á á r e s t i t u i r ? No d e p e r d e r los propios antes q u e ofenderle? A d e m a s ,
es creible; porque ¿quién puede dudar que e s mas los cristianos d e b e m o s ser, por nuestra vocacion,
fácil n o t r a e r á c a s a lo a g e n o , q u e s a c a r l o d e ella? h o m b r e s d e p e n d i e n t e s d e l a P r o v i d e n c i a . No anda*
F i n a l m e n t e , e s aborrecible, por los a p u r o s en q u e á ajanados, n o s d i c e J e s u c r i s t o , por la comida y el ves-
l a v e z c o n s t i t u y e . S i l l e g a el c a s o d e q u e s e f o r m e tido, ¿pues qué, no es mas el alma, que la comida, y el
c a u s a á un inocente y se le c o n d e n e p o r ladrón, ¿quó cuerpo, que el vestido? Mirad las aves del ciclo que ni
h a r á el v e r d a d e r o l a d r ó n ? ¿ T e n d r á v a l o r p a r a v e r l e siembran ni siegan, ni almacenan en trojes, y vuestro
despojado d e sus bienes, sumido e n u n calabozo, 1 adre celestial lis mantiene. Por ventura, ¿¡no sois vos-
cargado de cadenas y condenado á u n presidio ó á otros mejores que ella si ¿ Y por qué ardáis acongojados
muerte? ¿ L e tendrá para decir, yo soy el culpado, por el vestido? Mirad cómo crecen los lirios del campo.
Boltad al i n o c e n t e ? ¡ O h ! ¡en c u á n t o s a p r i e t o s n o p o - No trabajan, ni hilan, y no obstante, ni Salomón en su
n e el h u r t o ! ¡ E n c u á n t a s a n g u s t i a s n o s u m e r g e ! mayor gloria se vistió como uno de ellos. Pues si las
P o r otra parte, elhurto es un p e c a d o o p u e s t o d i - flores del campo que hoy son y miñona se secan y se
r e c t a m e n t e al e s p í r i t u d e l c r i s t i a n i s m o , q u e es u n e s - echan al fuego, viste Dios de esta manera, ¿cuánto me-
p í r i t u d e d e s p r e n d i m i e n t o d e las c o s a s t e r r e n a s . E l jor lo hará con vosotros, hombres de pocaféi No que-
q u e no renuncia todas las cosas que posee, dice J e - ráis vivir acongojados, diciendo: ¿qué comeremos, ó que
sucristo, no p u e d e ser mi discípulo; esto es, no pue- beberemos, ó con qué nos cubriremos^ porque por estas
d e ser cristiano. E s t a renuncia es d e dos m o d o s ; ó cosas se afanan los gen'iles. Ya sabe vuestro Padre
d e hecho ó de afecto. L o s p r i m e r o s c r i s t i a n o s r e n u n - que necesitáis de todas ellas. Buscad, pues, primera-
c i a b a n d e hecho t o d o s s u s b i e n e s , p o n i é n d o l o s á l o s mente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas
p i é s d e los a p ó s t o l e s , y lo m i s m o h a n h e c h o e n t o d o s se os doran por añadidura. A s í c o n c l u y e J e s u c r i s -
l o s s i g l o s m u l t i t u d d e a l m a s f e r v o r o s a s , p o n i e n d o los to su a d m i r a b l e d o c t r i n a a c e r c a d e la P r o v i d e n c i a , sin
Buyos e n m a n o s d e l a I g l e s i a ó d e l o s p o b r e s . E s t a dejar nada que responder á nuestra desconfianza.
r e n u n c i a d e h e c h o e s la m a s c o n f o r m e a l e s p í r i t u d e l M a s no se crea por esto que autoriza l a holgazane-
cristianismo, pero es solo d e consejo; m a s la renun- r í a , l a i n a p l i c a c i ó n , ó l a d e s i d i a . N o p o r c i e r t o . Lo
c i a d e afecto, q u e c o n s i s t e e n l a d i s p o s i c i ó n d e u n a q u e q u i e r e e s , q u e s e a m o s c u i d a d o s o s s i n a f a n ; que
voluntad d e s p r e n d i d a y pronta á perderlo todo antes t r a b a j e m o s , c o m o si t o d o p e n d i e r a d e n u e s t r a d i l i g e n -
que o f e n d e r á D i o s , e s d e r i g u r o s o p r e c e p t o . ¿Y qué c i a , y l o e s p e r e m o s t o d o d e s u d i v i n a b o n d a d , como
cosa debe s e r m a s d i r e c t a m e n t e o p u e s t a á e s t e des- q u e t o d o p e n d e d e e l l a ; q u e p o n g a m o s l o s m e d i o s de
adquirir, dejando á su cuidado el concedernos I03 te que mil tesoros. Esta breve noticia de las senten-
bienes que nos convengan, y que vivamos seguros de cias de la Sagrada Escritura, nos manifiesta en cuán-
que, donde no alcance nuestro trabajo y solicitud, su- to debemos apreciar la fama. E s también de mucha
plirá su divina Providencia. Vivamos, pues, gober- extensión, porque en él se prohiben el juicio temera-
nados por esta celestial doctrina. Si el Señor tuvie- rio, el falso testimonio, la mentira, la hipocresía, la
se á bien concedernos los bienes de la tierra, haga- adulación, la murmuración, la contumelia y la susur-
mos buen uso de ellos, y compremos con ellos el cie- ración, cuyas explicaciones vamos á hacer.
lo: si nos los negare, s e ñ a l es de que no nos convie- Juicio temerario. E n éste se comprenden general-
nen. E n tal caso, lejos de querer adquirirlos por el mente la sospecha y la duda, aunque en realidad son
hurto ú otros medios injustos, adoremos resignados cosas distintas. Cuando sin motivos suficientes juz-
au divina Providencia, y esperemos recibirlos infini- gamos mal del prójimo, hacemos un juicio temerario:
tos en el reino de los cielos. cuando nos inclinamos á pensar mal sin decidirnos,
formamos una sospecha; y cuando, sin inclinarnos,
estamos como perplejos, resulta una duda. Figuré-
OCTAVO MANDAMIENTO. monos un peso: éste puede estar en el fiel, inclinado
6 enteramente caído. E n el fiel representa la duda,
inclinado la sospecha, y caido el juicio. E s t e es de
P. Sobre el octavo mandamiento, os pregunto: quién suyo pecado mortal, porque injuria gravemente al
prójimo, teniéndolo por malo, sin motivo suGciente
le cumple?
para pensarlo así. E l juicio temerario, para serlo, ha
R. El que no juzga males ágenos ligeramente, ni
de tener estas cuatro condiciones. Primera: que el
los dice, ni los oye sin fines buenos.
juicio recaiga sobre persona determinada, y io crea
P . Quién le quebranta?
tanto el que lo forma, que si se le preguntase, si era
R. Quien infama contra justicia, descubre secreto asi aquello que juzgaba, respondiese que lo tenia por
ó miente. Cieno. Segunda: que no haya motivos suficientes pa-
E s t e mandamiento es de mucha consideración, ra fundar una certeza moral. Tercera: que el juicio
porque defiende la fama, que es un bien muy apre- sea de cosa mala grave. Cuarta: que haya adverten-
ciable. Mejor es el buen nombre que mucha rique- cia perfecta de parte del entendimiento, y consenti-
za, dice Salomon en los Proverbios, y en el Eclesias- miento perfecto de parte de la voluntad. Faltando
tés añade: mejor es el buen nombre que los bálsamos alguna de estas condiciones, el juicio temerario será
preciosos. T e n cuidado del buen nombre, dice el pecado venial.
Eclesiástico, porque éste será para tí mas permanen-
adquirir, dejando á su cuidado el concedernos I03 te que mil tesoros. Esta breve noticia de las senten-
bienes que nos convengan, y que vivarnos seguros de cias de la Sagrada Escritura, nos manifiesta en cuán-
que, donde no alcance nuestro trabajo y solicitud, su- to debemos apreciar la fama. E s también de mucha
plirá su divina Providencia. Vivamos, pues, gober- extensión, porque en él se prohiben el juicio temera-
nados por esta celestial doctrina. Si el Señor tuvie- rio, el falso testimonio, la mentira, la hipocresía, la
se á bien concedernos los bienes de la tierra, haga- adulación, la murmuración, la contumelia y la susur-
mos buen uso de ellos, y compremos con ellos el cie- ración, cuyas explicaciones vamos á hacer.
lo: si nos los negare, s e ñ a l es de que no nos convie- Juicio temerario. E n éste se comprenden general-
nen. E n tal caso, lejos de querer adquirirlos por el mente la sospecha y la duda, aunque en realidad son
hurto ú otros medios injustos, adoremos resignados cosas distintas. Cuando sin motivos suficientes juz-
su divina Providencia, y esperemos recibirlos infini- gamos mal del prójimo, hacemos un juicio temerario:
tos en el reino de los cielos. cuando nos inclinamos á pensar mal sin decidirnos,
formamos una sospecha; y cuando, sin inclinarnos,
estamos como perplejos, resulta una duda. Figuré-
OCTAVO MANDAMIENTO. monos un peso: éste puede estar en el fiel, ¡«diñado
6 enteramente caido. E n el fiel representa la duda,
inclinado la sospecha, y caido el juicio. Este es de
P. Sobre el octavo mandamiento, os pregunto: quién suyo pecado mortal, porque injuria gravemente al
prójimo, teniéndolo por malo, sin motivo suGciente
le cumple?
para pensarlo así. E l juicio temerario, para serlo, ha
R. El que no juzga males ágenos ligeramente, ni
de tener estas cuatro condiciones. Primera: que el
los dice, ni los oye sin fines buenos.
juicio recaiga sobre persona determinada, y lo crea
P . Quién le quebranta?
tanto el que lo forma, que si se le preguntase, si era
R . Quien infama contra justicia, descubre secreto asi aquello que juzgaba, respondiese que lo tenia por
ó miente. Cieno. Segunda: que no haya motivos suficientes pa-
E s t e mandamiento es de mucha consideración, ra fundar una certeza moral. Tercera: que el juicio
porque defiende la fama, que es un bien muy apre- sea de cosa mala grave. Cuarta: que haya adverten-
ciable. Mejor es el buen nombre que mucha rique- cia perfecta de parte del entendimiento, y consenti-
za, dice Salomon en los Proverbios, y en el Eclesias- miento perfecto de parte de la voluntad. Faltando
tés añade: mejor es el buen nombre que los bálsamos alguna de estas condiciones, el juicio temerario será
preciosos. T e n cuidado del buen nombre, dice el pecado venial.
Eclesiástico, porque éste será para tí mas permanen-
L a s sospechas y díalas t e m e r a r i a s , s o n d e s u y o s p e - hizo J e s u c r i s t o r e p r e n s i o n e s m a s s e v e r a s , q u e á los
cados veniales, a u n q u e p o d r á n llegar á ser mortales, t e m e r a r i o s . No queráis juzgar, l e s d e c í a , si no que-
si e l m a l q u e s e s o s p e c h a , ó d e q u e s e d u d a , e s m u y reis ser juzgados; porque con el juicio (pie juzgáreis,
grave, ó de persona de mucha dignidad, ó de singu- sereis juzgados, y con la rara que midiereis, sereis
lar virtud, M e n o r e s indicios se necesitan para d u d a r , medidos. ¿Por que, pues, temerario, ves la mota en
q u e para s o s p e c h a r , y m e n o r e s para sospechar, qu® el ojo de tu hermano, y no ves la viga en el tuyol
p a r a j u z g a r ; por consiguiente, los indicios q u e bastan ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y enton-
para dudar, no bastan para sospechar; y los que bas- ces verás para sacar la mota del ojo de tu hermano.
tan para sospechar, no bastan para juzgar. T a n t o los Tal e r a l a v e h e m e n c i a c o n q u e e l D i v i n o M a e s t r o r e -
juicios temerarios, c o m o las s o s p e c h a s y las d u d a s , p r e n d í a y c o n f u n d í a á l o s t e m e r a r i o s . N o n o s juz-
llevan consigo la obligación d e restituir; p e r o esta g u e m o s , cristianos, los u n o s á los otros. C u a n d o u n a
restitución la hace e l temerario dentro de sí m i s m o , causa j u s t a n o n o s o b l i g a á v e l a r s o b r e l a c o n d u c t a
d e p o n i e n d o e l mal juicio, s o s p e c h a ó d u d a q u e for- de nuestro prójimo, no queramos saberla; y si á pe-
m ó del prójimo, volviéndole á tener en buen c o n c e p - sar de esto, nuestra desgraciada propensión á juzgar
to. L a s d u d a s , s o s p e c h a s y juicios t e m e r a r i o s p r o - Hial v i n i e s e á t e n t a r n o s , d i g a m o s á n o s o t r o s m i s m o s :
v i e n e n g e n e r a l m e n t e d e c u a t r o c o s a s . Primera: D a y yo ¿qué tengo con laconducta agena? Y á mí ¿qué
la m a l i g n i d a d d e l q u e j u z g a ; p o r q u e c o m o d i c e S a l o - me. va e n eso? C a d a u n o d a r á c u e n t a á D i o s d e s i
m o n , e l necio á todos j u z g a necios, y esta causa au- mismo; y Dios dará á cada uno según s u merecido.
m e n t a l a c u l p a . Segunda: d e m a l q u e r e r á l a p e r s o - No h a y m e d i o m a s e f i c a z p a r a r e b a t i r l o s j u i c i o s t e -
na d e quien se j u z g a ; p o r q u e se cree c o n facilidad lo merarios y librarnos de sus importunidades, que des-
m a l o de la persona á quien se quiere mal; y esta cau- preciarlos.
s a t a m b i é n a u m e n t a l a c u l p a . Tercera: d e u n a l a r g a Falso testimonio. E s t e e slo m i s m o q u e impostura;
experiencia; porque los m u c h o s a ñ o s presentan m u - y l e v a n t a r falso t e s t i m o n i o e s lo m i s m o q u e i m p u t a r
c h o s l a n c e s d e d e s c o n f i a n z a ; y esta c a u s a , p o r el c o n - al p r ó j i m o u n a c o s a m a l a q u e n o h a h e c h o . D e c i r d e
t r a r i o , d i s m i n u y e l a c u l p a . Cuarta: e n fin, d e l a m a - una persona que ha robado, insultado ó escandaliza-
la inclinación d e n u e s t r a c o r r o m p i d a naturaleza, p r o n - do, d o s , t r e s , ó m a s v e c e s , n o h a b i e n d o s i d o s i n o u n a ,
t a s i e m p r e á j u z g a r m a l ; y é s t a ni a u m e n t a n i d i s m i - es levantar falso testimonio en todo l oque se a ñ a d e .
n u y e la c u l p a ; t o d o lo cual s e d e b e t e n e r p r e s e n t e L e v a n t a r falso testimonio fuera del tribunal de justi-
para c o n o c e r l a m a y o r ó m e n o r c u l p a b i l i d a d d e n u e s - c i a , e s m a l o y p e r n i c i o s o ; p e r o l o e s m u c h o m a s en
tros juicios, sospechas y dudas temerarias, y reme- el t r i b u n a l . E s m u c h o m a s m a l o , p o r q u e p r e c e d i e n -
diar las c a u s a s q u e l ap r o d u c e n . A p o c o s p e c a d o r e s do a l l í e l j u r a m e n t o d e c o s t u m b r e , s e i n j u r i a á Dios
e n o r m e m e n t e , p o n i é n d o l e por testigo d e u n falso tes- a m o e n cuatro, lo q u e h a c o s t a d o tres, ó c o m o el j ó -
timonio. E s también m u c h o mas pernicioso, porque v e n q u e d i c e q u e h a i d o al c o l e g i o , y s e ha e s t a d o
la a u t o r i d a d d e l t r i b u n a l a f i a n z a m a s el f a l s o t e s t i m o - p a s e a n d o . L a s mentiras p u r a m e n t e j o c o s a s y oficio-
nio, y le h a c e m a s irremediable. L o s testigos del sas son de suyo pecados veniales, pero l a perniciosa
falso testimonio q u e otro ha levantado, y c o n m u c h a e s p e c a d o m o r t a l p o r sí, t a n t o m a s g r a v e , c u a n t o s e a
m a s razón e l que l e levantó y atestigua, son declara- m a y o r el d a ñ o q u e c a u s e ; p e r o s e r á v e n i a l si el d a ñ o
d o s i n f a m e s e n el d e r e c h o , é i n c a p a c e s d e v o l v e r á e s l e v e , ó si f a l t a l a a d v e r t e n c i a s u f i c i e n t e . T o d a m e n -
ser testigos, y quedan sujetos á otras m u c h a s penas tira, s e a l aq u e f u e r e , es p e c a d o , p o r q u e toda m e n t i -
que ya se apuntaron en l a explicación del segundo ra es mala por s u naturaleza, y l oq u e es m a l o p o r
mandamiento, hablando del perjurio. su naturaleza, n o p u e d e dejar de ser malo mientras
Mentira. A s í c o m o l a v e r d a d c o n s i s t e e n d e c i r l o q u e 110 p i e r d a s u n a t u r a l e z a . P o r c o n s i g u i e n t e , l a
m i s m o q u e se siente, así t a m b i é n la m e n t i r a consiste mentira no p u e d e dejar de ser mala, mientras que ne
e n n o d e c i r lo m i s m o q u e s e siente. E l q u e m i e n t e d e j e d e ser mentira. L a s palabras han sido institui-
n o habla lo q u e siente, dice e l proverbio. D e aquí das, dice S a n A g u s t i n , p a r a c o m u n i c a r s e los h o m b r e s
s e sigue, q u e n o m i e n t e el q u e d i c e lo q u e siente, p o r ellas sus p e n s a m i e n t o s . Servirse, p u e s , d e las
a u n q u e sea falso; y q u e miente e l q u e n o dice lo q u e palabras para comunicar engaños y falsedades, e s
siente, a u n q u e sea verdadero. P e d r o dice que m a - siempre una cosa mala. F u n d a d o Santo T o m á s en
ñ a n a es d o m i n g o , c r e y e n d o q u e lo es; p u e s no m i e n - el m i s m o p r i n c i p i o , d i c e : q u e s i e n d o las p a l a b r a s p o r
t e , a u n q u e s e a l u n e s , p o r q u e d i c e l o q u e s i e n t e . Al su naturaleza, signos de los pensamientos, es contra
contrario, J u a n dice q u e m a ñ a n a es lunes, y lo es, la n a t u r a l e z a d e las p a l a b r a s significar c o n ellas p e n -
p e r o él c r e e q u e es d o m i n g o ; p u e s m i e n t e p o r q u e n o s a m i e n t o s q u e n o hay. D e lo dicho se sigue, q u e si
d i c e l o q u e s i e n t e . L a m e n t i r a p u e d e s e r jocosa, ofi' el m u n d o entero s e hubiera de salvar por una sola
ciosa ó perniciosa. Jocosa e s l a q u e s e d i c e p o r d o - mentira, esta mentira no dejaria de ser pecado, aun-
n a i r e ó g r a c e j o , p o r d a r c h i s t e al c u e n t o ó h a c e r reir, q u e el m u n d o se salvase p o r ella.
lo q u e s u c e d e c o n f r e c u e n c i a á l o s q u e s e p r e c i a n A pesar de esta verdad incontestable, se multipli-
p o r g r a c i o s o s . Oficiosa e s l a q u e s e d i c e p o r u t i l i - can las excusas d e la mentira. S e dice que n o p u e -
d a d p r o p i a ó a g e n a , c o m o el a r t e s a n o q u e m i e n t e p o r d e ser malo mentir en algunos casos, c o m o para con-
no p e r d e r e l m a r c h a n t e , ó e l a m i g o q u e m i e n t e por s e r v a r l a p a z d e u n a f a m i l i a , la f a m a d e u n a p e r s o n a ,
e x c u s a r u n s e n t i m i e n t o á s u a m i g o . Perniciosa es 6 c o s a s e m e j a n t e ; p e r o ni la p a z d e las f a m i l i a s , ni la
la q u e s e d i c e e n d a ñ o d e l p r ó j i m o ó d e l m i s m o que fama de las personas, n iotro cualquiera bien, p u e d e
m i e n t e , c o m o e l c r i a d o q u e p o n e á la c u e n t a d e su h a c e r q u e sea b u e n o lo q u e por naturaleza es malo.
como lo es la mentira. L o que puede hacerse cuan- si lo piden los intereses. E n efecto, I03 que com-
do hay inconveniente en decir la verdad, es procurar pran y venden con mentiras, no tardan mucho en com-
ocultarla, porque, como enseña el mismo San Agus- prar y vender con juramentos. S e dice que no es
tín, una cosa es decir la mentira, y otra ocultar l a gran cosa mentir por diversión y jocosidad. Confie-
verdad. P u e d e evitarse la respuesta, variando l a so que estas mentiras son las menos malas de todas,
conversación, llamando la atención del que pregunta pero al fin son malas, porque son mentiras, y si has-
hacia otras cosas, contestando un despropósito ó n o ta d e una palabra ociosa hemos de d i r cuenta en el
contestando; y con esto q u e d a r á oculta la verdad y dia del juicio, á buena fé que no quedarán olvidadas
mortificada la curiosidad. S e dice que la naturaleza las mentiras. T o d a s estas y otras muchas excusas
humana es muy flaca, y la lengua está muy pronta á se alegan en favor de las mentiras, pero ellas ningu-
deslizarse en la mentira; p e r o esto quiere decir que na admiten, porque son malas por su naturaleza.
debemos pedir mucho á D i o s que sostenga nuestra Hipocresía. Así como la mentira consiste en la
flaqueza, y nos ayude á sujetar nuestra lengua; mas falsedad de las palabras, así la hipocresía consiste en
no que sea licito mentir á pretexto de nuestra flaque- la falsedad de las acciones. El mentiroso dice lo que
za, y de la prontitud de nuestra lengua. Se dice que no siente, y el hipócrita aparenta lo que no es. Q u e -
adquirida una vez la costumbre de mentir, es como rer engañar con acciones que no pertenecen ¿ la pie-
imposible desarraigarla. ¿Y quién tiene la culpa d e dad, es una hipocresía impropia, que llaman simula-
que se haya adquirido? E s verdad que es difícil de ción; mas querer engañar con acciones piadosas, es lo
desarraigar, pero esta dificultad no hace que la men- que se llama propiamente hipocresía. D e aquí se si-
tira no sea pecado, ni tampoco lo disminuye, ante3 gue que, el que sin ser piadoso, hace las obras de
lo aumenta, porque siempre e s mas malo pecar por piedad porque le tengan por piadoso, es un hipócrita,
costumbre que sin ella. E l remedio para destruir l a y el que siendo piadoso las hace también porque le
costumbre de mentir, es hacerse á decir siempre ver- vean los hombres, pierde su mérito. Mirad, nos di-
dad, porque una mala costumbre se destruye con una ce Jesucristo, que no hagáis vuestras obras delante
buena. Se dice que sin mentir, no se podrá com- de los hombres, porque no recibiréis recompensa de
prar ni vender con utilidad. P u e s qué, ¿por la uti- vuestro Padre, que está en los cielos. Mas no se
lidad se puede ofender á Dios? Si estamos obliga- crea que reprueba aquí Jesucristo las buenas obr¡s
dos á perder todos los bienes antes que ofenderle, públicas, que alaba en otras partes. E s necesario
¿podrémos ofenderle por adquirir algunos bienes? distinguir de buenas obras. H a y unas que son de
Ademas, los que se abandonan á mentir por los inte- suyo secretas, como las limosnas y oracion privada,
reses, cerca están de caer en otros pecados mayores, el ayuno y otras penitencias y mortificaciones, y de'
2b'
estas habla en este l u g a ,
y o p ú b l i c a s , c o m o la ó r a c u 9 u e , P u e d e h a c e r s e c u a n j tras buenas obras públicas por miramientos á un m u n -
santo sacrificio d e la misa, la r e c 7 e r ? a ( * » ProJantos d o q u e n o las a g r a d e c e : t a m p o c o d e j e m o s d e h a c e r -
sacramentos, y otros m u c h o s actos t ! £ j ? J l f f y de re- las p o r atenciones á u n m u n d o q u e las desprecia.
ligión, y d e éstas habla c u a n d o dice e n otra parte: H a g á m o s l a s por agradar y dar gloria á D i o s y b u e n
Vean los hombres vuestras buenas obras, para que glo- e j e m p l o á los h o m b r e s . H u y a m o s d e las falsas vir-
rifiquen á vuestro Padre, que está en los cielos. L a s tudes, y no s e r e m o s hipócritas. N o dejemos de prac-
obras secretas s e han de hacer por agradar á Dios, ticar las v e r d a d e r a s , y n o s e r é m o s impíos. E n el dia
p e r o las públicas se h a n d e h a c e r p o r a g r a d a r y h o n - apenas encontrarémos hipócritas; pero en cambio, nos
r a r á D i o s , y dai' b u e n e j e m p l o á los h o m b r e s . L a s hallamos c e r c a d o s de impíos; p o r q u e en el dia, par-
obras secretas agradan m u c h o á D i o s ; las públicas ticularmente e n t r e las g e n t e s del g r a n m u n d o , s e tie-
honran ademas mucho á Dios, y aprovechan mucho ne vergüenza de ser piadosos, y se hace gala de ser
á los h o m b r e s . ¡ Q u é seria d e l m u n d o , si faltaran las impíos. M a s teman semejantes cristianos esta terri-
b u e n a s o b r a s p ú b l i c a s ! R e i n a r i a el vicio solo, y n o b l e s e n t e n c i a d e J e s u c r i s t o : El que me negare delan-
se verían sino oprobios para D i o s y ejemplos de cor- te de los hombres, yo también le negaré delante de mi
rupción para los hombres; p e r o en esto d e obras b u e - Padre, que está en los cielos.
nas públicas, es necesario huir dos e x t r e m o s igual- Adulación. E s t a c o n s i s t e e n a l a b a n z a s , ó f a l s a s 6
m e n t e viciosos, q u e s o n : e l m u c h o y el p o c o m i r a - intempestivas delante del adulado. L a adulación es
miento; p o r q u e e l m u c h o lleva á l a impiedad, ye l perjudicial al adulador, p o r q u e , ó alaba las virtudes
p o c o á la h i p o c r e s í a . ¡ C u á n t a s o b r a s d e p i e d a d y d e l a p e r s o n a , q u e n o l a s t i e n e , y e s t o e s u n a mentira,
d e v i r t u d n o d e j a n d e p r a c t i c a r s e p o r el m u c h o m i r a - ó alaba i n t e m p e s t i v a m e n t e las q u e tiene, y esta es u n a
miento! ¡Cuántas inspiraciones d e l a gracia no se lisonja, q u e p o c a s v e c e s c a r e c e d e m i r a s i n t e r e s a d a s .
desatienden é inutilizan por los respetos h u m a n o s ! E s t a m b i é n p e r j u d i c i a l al a d u l a d o , p o r q u e , ó e s a l a -
¡Cuántas conversiones no se desgracian por el qué b a d o d e virtudes que no tiene, y esto es un género
dirán! ¡Cuánto bueno no deja de hacerse por una d e burla, ó d e v i r t u d e s q u e t i e n e , y e s t o e s u n a con-
impía vergüenza! A lcontrario, ¡cuántas obras d e fusión p a r a l a p e r s o n a , u n p e l i g r o p a r a s u h u m i l d a d ,
piedad y de virtud no s e practican con poco mira- y un estímulo de orgullo. E s verdad que hay casos
miento! ¡ C u á n t a s sin aquel decoro, h u m i l d a d y sen- e n q u e las alabanzas s o n j u s t a s y debidas; p e r o ha-
cillez q u e p i d e la v i r t u d ! ¡ E n c u á n t a s n o se e n t r o - blando generalmente, las alabanzas m a s justas y m a s
m e t e la r i d i c u l e z y e s t r a v a g a n c i a c o n p e r j u i c i o d e l a bien merecidas, no dejan d e ser peligrosas para e l
sólida piedad! Ñ o hagamos, pues, católicos, núes- q u e las recibe. L a gran e n f e r m e d a d del h o m b r e es
el o r g u l l o , y n o s e p u e d e d u d a r q u e las a l a b a n z a s s o n
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f 323
m u y á propósito para aumentarle. P o r otra partei
el h o m b r e q u e u n a v e z s e d e j ó e m b r i a g a r d e l a dul- y vuestra descendencia á pavesa. H u y a m o s , pues,
z u r a d e las alabanzas, y a no es d u e ñ o d e s í misino. cristianos, de ser aduladores y también de ser adula-
L o s a d u l a d o r e s l e l l e v a r á n p o r d o n d e q u i e r a n , y le d o s . T o d o e s f a t a l p a r a el h o m b r e . D e s e e m o s c o -
h a r á n c a e r en l o s m a y o r e s e x c e s o s . Y si e s t o s u c e - m o D a v i d , q u e nos r e p r e n d a n los justos, a u n q u e nos
d e á l o s h o m b r e s , c u y o d i s t i n t i v o e s la f o r t a l e z a , ¿ q u é mortifiquen, p o r q u e n o l o hacen sino por corre-rir
s u c e d e r á á las m u g e r e ? , que son e l e j e m p l a r de la nuestros extravíos. N o queramos que unjan nues-
flaqueza? N a t u r a l m e n t e v a n a s y a n s i o s a s d e s e r es- t r a s c a b e z a s los a d u l a d o r e s c o n el a c e i t e d e s u s lison-
timadas, están casi perdidas d e s d e e l instante que jas, aunque nos complazcan, porque esto no servirá
p e r m i t e n ser aduladas. S u p u d o r y su d e c o r o resis- sino para hacernos orgullosos y perdernos.
tirán violentas solicitaciones, y se rendirán al encan- Murmuración. E s u n a i n j u s t a m a n c h a c o n q u e s e
to d e una lisonja. P e r o sobre todo, l a adulación a f e a y o s c u r e c e la f a m a d e l p r ó j i m o . M a s c l a r o . E s
q u e llega al e x t r e m o d e a l a b a r el v i c i o y v i t u p e r a r una injusta conversación ó expresión que perjudica á
l a v i r t u d , e s la m a s d e t e s t a b l e y d e m a s f u n e s t a s c o n - la f a m a del p r ó j i m o . H a y m u r m u r a c i o n e s q u e s o n
s e c u e n c i a s . ¡ C u á n t a s a n j r r e n o d e r r a m ó e n la c a s a contra caridad, y murmuraciones que son contra jus-
d e D a v i d Ja a d u l a c i ó n d e J o n a d a b , p r i m o d e A m n o n ! ticia.^ C u a n d o s e dice del prójimo algún delito q u e
¡Cuántas desgracias n o atrajo sobre todo Israel l a es público, ó almenos sabido de lapersona ó perso-
adulación de los consejeros j ó v e n e s de R o b o a m ! ¡ Y n a s á q u i e n e s s e d i c e , n o s e falta á la j u s t i c i a , p o r q u e
c u á n t o s males n o c a u s a n t o d o s los dias e s o s adula- n o s e q u i t a l a f a m a ; p e r o s e f a l t a á la c a r i d a d , p o r q u e
d o r e s q u e a p l a u d e n las injusticias, a p r u e b a n las mal- se habla mal del prójimo; mas c u a n d o s e dice a l -
dades, y dan motivo á continuarlas con sus adulacio- g ú n delito oculto á persona ó personas que l o igno-
nes! A p e n a s hay cosa tan mala en elmundo, que r a n , s e falta á la j u s t i c i a , p o r q u e s e q u i t a l a fanTa, y
n o e n c u e n t r e a l g ú n a d u l a d o r q u e la d é p o r b u e n a , la h a y obligación d e restituirla. L a s m u r m u r a c i o n e s
apruebe y alabe al perverso que l a ejecuta. P e - contra c a n d a d , son por l o c o m ú n pecados leves, y
r o . — ¡ A y d e vosotros, e x c l a m a r é y o con Isaías! s e r á n g r a v e s en algún caso no c o m ú n ; p e r o las m u r -
¡ A y d e vosotros los q u e llamais b u e n o á l o malo, muraciones contra justicia, son de suyo pecados gra-
y m a l o á l o b u e n o ! L o s q u e d a i s el n o m b r e d e luz ves, y solo p o d r á n s e r leves p o r falta d e m a t e r i a g r a -
á las tinieblas, y d e tinieblas á la luz! L o s que ve o oe advertencia y consentimiento. E n l a m u r -
v e n d e i s p o r d u l c e lo a m a r g o , y p o r a m a r g o lo dul- muración s e incurre d e muchos modos. Primero.
c e ! P o r q u e a s í c o m o e l f u e g o a b r a s a la p a j a y la r e - I m p u t a n d o al p r ó j i m o a l g ú n d e l i t o q u e n o ha c o m e t i -
d u c e á c e n i z a , a s í v o s o t r o s s e r e i s r e d u c i d o s á polvo d o , y e s t o s e l l a m a calumnia. Segundo. A u m e n -
t a n d o ó e x a g e r a n d o el d e l i t o q u e h a c o m e t i d o , y e s -
t o t a m b i é n e s c a l u m n i a e n la p a r t e q u e s e a u m e n t a .
1 ercero. D e s c u b r i e n d o s i n n e c e s i d a d e l d e l i t o o c u l - una persona infama á otra d e un delito que no ha co-
t o . Cuarto. I n t e r p r e t a n d o m a l l a s b u e n a s a c c i o n e s metido. Si esto lo h a c e delante d e u n a p e r s o n a so-
d e l p r ó j i m o , quinto. D i s m i n u y e n d o ó n e g a n d o l o l a m e n t e y é s t a lo calla, l a r e s t i t u c i ó n e s p e n o s a , p o r -
b u e n o q u e h a h e c h o . Sexto. G u a r d a n d o u n s i l e n - q u e es preciso desdecirse, p e r o no es difícil, p u e s e l
cio afectado y misterioso c u a n d o se o y e decir bien de d a ñ o q u e d a r e p a r a d o c o n decir q u e n o lo crea, q u e
él, p a r a q u e no se crea y se le t e n g a en m e n o s . fué u n a ligereza de su lengua, una mentira, y asegu-
rándoselo de m o d o que no quede en duda, aunque sea
L a m u r m u r a c i ó n e s u n p e c a d o d e consecuencias necesario valerse del j u r a m e n t o c o m o preciso en este
muy malas y m u y d i f í c i l e s d e r e p a r a r , y n o o b s t a n t e , caso; p e r o s i la i n f a m ó d e l a n t e d e dos, tres ó m a s
m u y c o m ú n y m u y frecuente. E n primer lugar, e s personas; siéstas, c o m o sucede frecuentemente, l o
d e consecuencias m u y m a l a s . T o d o s los dias nos es- han dicho á otras, y éstas á otras ¿cómo se des-
tá e n s e ñ a n d o u n a d e s g r a c i a d a e x p e r i e n c i a , los g r a n - hace esta calumnia? ¿ C ó m o se restituye esta fama?
d e s m a l e s q u e c a u s a n l a s m u r m u r a c i o n e s e n la f a m a , P u e s h a g a m o s otra suposición. C o n c e d a m o s q u e el
en los intereses, en l a p a z d e las familias y a u n d e los delito e s verdadero, pero que está oculto. E n este
p u e b l o s . ^ L a p u r e z a d e u n a d o n c e l l a , l a fidelidad d e c a s o , q u i e n l e d e s c u b r e e s e quita la fama, p o r q u e é s -
u n a c a s a d a , la p i e d a d d e u n a v i u d a , la e s t i m a c i ó n d e ta n u n c a s e pierde por delitos ocultos, y por consi-
u n h o m b r e d e b i e n , el h o n o r d e u n s a c e r d o t e , la p a z d e guiente, q u e d a obligado á restituirla; y aquí crecen
un matrimonio todo se trastorna ó arruina por una las dificultades, p o r q u e siendo e l delito verdadero,
murmuración. U n chisme, una calumnia, un cuento, n o p u e d e d e c i r q u e n o es v e r d a d ó q u e faltó á la v e r -
i n t r o d u c e n la d i v i s i ó n e n l a s c a s a s , e n l o s p u e b l o s , h a s - dad, n i asegurar que eldelito no e s cierto, y m e -
ta e n los r e i n o s , y tal v e z l l e g a n á e x p o n e r n a c i o n e s e n - nos con juramento, como puede hacerlo cuando el
teras á su total ruina, c o m o se vió e n e l r e i n a d o d e delito no es verdadero. ¿ P u e s que hará? L o s m a s
A s u e r o , e n el q u e , p o r l o s c h i s m e s y c a l u m n i a s d e l profundos teólogos apenas hallan respuesta á esta pre-
m a l i g n o A m a n , h a b r í a p e r e c i d o e n u n s o l o d í a t o d a la gunta, m salida á esta dificultad ¡ T a n difícil es d e
n a c i ó n d e I s r a e l , si D i o s n o la h u b i e r a p r o t e g i d o m i l a - reparar l a fama e n estos casos!
g r o s a m e n t e . E n s e g u n d o l u g a r , e s d q c o n s e c u e n c i a s muy S i n e m b a r g o , y á p e s a r d e las m a l a s y difíciles con-
difíciles de reparar. N a d i e p u e d e d u d a r q u e e l q u e s e c u e n c i a s d e la m u r m u r a c i ó n , este p e c a d o es m u y c o -
q u i t a la f a m a t i e n e la o b l i g a c i ó n d e r e s t i t u i r l a , c o m o el m ú n y m u y f r e c u e n t e . Es muy común. E l v e c i n o m u r -
q u e q u i t a el d i n e r o , y m a y o r ; p o r q u e la f a m a e s m a y o r m u r a d e l v e c i n o , el a r t e s a n o d e l d e s u oficio, l o s c r i a d o s
bien q u e el dinero; p e r o ¿cómo se hace esto? A q u í y criadas de sus amos y amas, y éstos de sus criados y
son los a p u r e s y las dificultades. S u p o n g a m o s q u e ' criadas, los s u b d i t o s d e los superiores, y éstos d e sus
subdito?, hasta los amigos murmuran muchas vecea la murmuración, porque, como dice Salomon en los
de sus amigos, y los padres de sus hijos, los hijos de Proverbios, el cierzo disipa las nubes, y la cara tris-
sus padres, los casados uno de otro; pudiendo decir- te contiene la lengua murmuradora. ¿Luego nunca
se que el mundo entero es una murmuración conti- será permitido oir ni decir mal del prójimo? Respon-
nua. Es también muy frecuente. Parece que no do con el catecismo, que en este precepto se manda
hay conversación de gusto sin la peste de la murmu- no oir ni decir males ágenos sin fines buenos. Son,
ración. Pocas veces se sostiene una reunión ó una pues, sus excepciones cuando una cosa mala es cier-
tertulia sin caer, tarde ó temprano, en la murmura- ta y pública, se puede hablar y oir de ella, suponien-
ción; y no solo esto, basta que se junten dos perso- do que haya alguna necesidad ó utilidad, y que no se
nas para murmurar; y aun entonces la murmuración hable por odio ó malignidad.
suele ser mas honda y mas grave, á pretexto de se-
_ Contumelia y susurración. Explicada la murmura-
creto y confianza, como si no se faltara al secreto
cvm, poco resta que decir de estas dos clases de pe-
cuando se descubre el delito á una sola persona, y
cados, porque son del mismo género, y bastará aña-
como si pudieran usarse confianzas con perjuicio de
dir, que así corno la murmuración es una mancha fea
la fama del prójimo. P e r o no solo es muy común y
que oscurece la fama, así la contumelia es una man-
muy frecuente la murmuración, sino que son también
cha con que se afea y oscurece el honor, y la susur-
muchos los que participan de ella. Siendo muchos
ración una mancha con que se afea y oscurece la amis-
los murmuradores, necesariamente han de ser mu-
tad; de donde resulta que estos pecados solo se dis-
chos los que participan de ella. Tales son los que
tinguen por los bienes de que privan. L a murmura-
con preguntas y respuestas provocan á murmurar.
ción quita la fama, la contumelia el honor, y la susur-
P a r a libramos de tener parte en las murmuracio- ración rompe y deshace la amistad. Pidamos á Dios
nes que con tanta frecuencia se suscitan en nuestra con el profeta, que para librarnos de estos pecados,
presencia, pondremos los medios siguientes: Prime- ponga una guarda á nuestra boca, y una puerta de
ro. Defender al ausente, cuidando de que nu estro circunspección á nuestros labios, para que nuestro co-
defensa no aumente la murmuración. Segundo. Cor- razon no se ladee hácia las palabras de malicia.
regir al murmurador si la murmuración es grave, por- P . Qué vedan el nono y décimo mandamiento?
que rara vez conviene la corrección cuando es leve. R . Las codicias sensuales y de hacienda.
Tercero. Extraviar la conversación oportuna ó im- E s t o s dos mandamientos son un testimonio solem-
portunamente. Cuarto. Separarse de la reunión, ne del imperio ilimitado de la ley divina, cuya auto-
salirse con cualquier pretexto. Quinto. E n tregar- ridad se extiende á mandar, no solo sobre las pala-
se al silencio, y manifestar un semblante afligido de bras y obras, sino también sobre los pensamientos y
deseos; no solo sobre los cuerpos, sino también sobre
que otro, sin embargo, no es esta especie de emula-
l o s espíritus; y esta autoridad que ejerce sobre l o s
ción lo que directamente corrige y prohibe el d é c i m o
espíritus, es la que la hace tan superior á todas las
mandamiento, sino aquella codicia injusta y desorde-
leyes humanas, que solo pueden ejercerla sobre l o s
nada d e los mismos bienes del prójimo, que pueda
cuerpos. D e aquí se sigue una verdad d e suma im-
inducir al hombre á su hurto, ó á cualquiera otro g é -
portancia, y es: que sin esta ley divina que ordena y
nero de usurpación ó retensíon. No es menester que
sujeta los espíritus, no p u e d e haber sociedad huma-
lo primeros deseos de la codicia se dirijan precisa-
na, á no ser que no queramos dar este nombre á una
m e n t e a los bienes de tal ó cual persona, para que
reunión de fieras; p o r q u e ¿qué viene á ser un hom-
sean prohibidos por este mandamiento; p u e s lo son,
b r e sin f r e n o en su espíritu, sin ley interior, sin con-
ciencia? U n a fiera. Si me quitan el freno de la con- 2 1 r ta,es c0dicias sean In ustas
j y desorde-
ciencia, decia un joven cristiano, y o seré un mons- nadas; basta esto para que la codicia ya no evite me-
truo, á pesar de todas las leyes del mundo. P o r eso
nada deben p r o c u r a r con mayor e m p e ñ o los que go- r Z r l n F l n C , i S0, h3ya a ,etecido en
s,nr ° i común,
biernan, que sostener este poderoso y saludable fre-
n o de la conciencia. E l soberano legislador, des- ^iXSÜT* fijarse en cosa ni
p -
p u e s de haber impuesto á los hombres ocho manda- Mas como n o solo el hurto y la rapiña sirven para
mientos, dirigidos principalmente á o r d e n a r y sujetar hacerse d e los bienes ágenos, sino que hay o t r o s m u -
sus acciones exteriores, les impone también estos dos, chos medios con que hacerlos venir el codicioso á su
ordenados particularmente á dirigir y sujetar sus ac- p o d e r deben tenerse p o r prohibidos en este manda-
tos interiores, completando así esta soberana ley que miento los pensamientos y deseos de tales medios d e
todo lo ordena, dirige y manda en el hombre, desde adquisición injusta y desordenada, como son, p o r
la mas p e q u e ñ a acción de su cuerpo, hasta el deseo ejemplo, los del monopolio de objetos de p r i m e a
mas ligero de su espíritu. necesidad, y aun otros que no son de puro l u i d l o s
P. Es pecado desear tener mas que otro por via los nobres v T ° ' ^ ^ A se tiene con
os pobies, y el en que no se da peligro de la suerte-
justa? os de contratos que envuelven usura, como el c o n !
R. No, que solo se vedan las codicias injustas y trato trino, esto es, compuesto de tres contratos y
desordenadas. otros de injusta adquisición ó ganancia. ' 7
A u n q u e no es digno d e aprobación el deseo de te- Í0T
f e . s e "ed?n con especial mandamiento las
ner mas que otro en bienes terrenos, aunque sea por codicias deshonestas y de hacienda?
via justa, s i e m p r e que se fije la mira en el tener mas l or ser mas
importunas y peligrosas.
Nada hay que explicar en una respuesta tan clara
y cierta; y si faltaran razones, la experiencia de to- la Iglesia tiene cuidado de que pongamos el medio ne-
dos los dias nos lo persuadiría; pues el incentivo que cesario para ello, cual es el de la confesion sacramen-
tienen los objetos que excitan la concupiscencia car- tal y la sagrada comunion. E l mismo mandamiento
nal, y los que despiertan la codicia de bienes terre- abraza la virt«d de la religión, y la Iglesia dispone
nos, se sobrepone á cualesquiera otro que excite otras el medio de mantener el culto, mandando pagar los
pasiones ó apetitos. Guardémonos de todo objeto diezmos y primicias. En el tercero se nos manda
que tenga atractivo al pecado de impureza y codicia; santificar las fiestas, y la Iglesia ordena que oigamos
morti6quemos nuestros sentidos, y tengamos á raya misa en ellas. Finalmente, en el sexto y el noveno
nuestros pensamientos y deseos, si queremos ser feli- se nos manda abstenernos de lo que puede excitar ó
ces en el tiempo y en la eternidad. fomentar la concupiscencia de la carne, y la Iglesia
ordena un medio poderoso para ello, cual es el del
ayuno, en el cual también se desempeña una obra de
DECLARACION D E LOS M A N D A M I E N T O S religion.de las mas exceleutes.
DE LA I G L E S I A . P . Qué cosa es Iglesia?
R . La congregación de los fieles, regida por Cristo
y el Papa su vicario.
P. Decid los mandamientos de la sania madre Tgle Ya hemos dado en las primpras pá<rinas de este
sia? catecismo, una explicación detenida de lo que forma
R. Los mandamientos de la santa madre Iglesia ) constituye á la Iglesia, y de sus cargos sublimes de
son cinco, éfc. maestra de la verdad, depositaría é intérprete de las
Sagradas Escrituras; mas ahora la presentamos inves-
P . Para qué son los mandamientos de la Iglesia?
tida de la facultad de legislar, que le viene del sobe-
R . Para mas explicar los de la- ley de Dios.
rano Legislador Jesucristo.
C o n una comparación que se viene á los ojos, se
nos hará mas perceptible esta respuesta, y es la de Como este Rey y Legislador supremo es la cabeza
algunas leyes que dicta el poder legislativo, y á las cua- de su Iglesia, y la rige y gobierna invisiblemente por sí
les el ejecutivo añade un reglamento, que tiene por ob- mismo, y visiblemente por su vicario el Papa, no pue-
jeto el explicar mas algunos de sus artículos, y deter- de caber duda alguna acerca de la potestad de la H e -
minar el modo de cumplirlos. Así vemos que el pri- sia para poner leyes aun universalisímas, y obligar á
mer mandamiento nos ordena amar á Dio.-, para cuya sus hijos á su exacto cumplimiento. Estas leve° ya
observancia debemos procurar nuestra justificación, y sean emanadas de la misma Iglesia reunida én con-
cilio general, ya sean dictadas solamente por su ca-
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Nada hay que explicar en una respuesta tan clara
y cierta; y si faltaran razones, la experiencia de to- la Iglesia tiene cuidado de que pongamos el medio ne-
dos los dias nos lo persuadiría; pues el incentivo que cesario para ello, cual es el de la confesion sacramen-
tienen los objetos que excitan la concupiscencia car- tal y la sagrada comunion. E l mismo mandamiento
nal, y los que despiertan la codicia de bienes terre- abraza la virt«d de la religión, y la Iglesia dispone
nos, se sobrepone á cualesquiera otro que excite otras el medio d e mantener el culto, mandando pagar los
pasiones ó apetitos. G u a r d é m o n o s de todo objeto diezmos y primicias. E n el tercero se nos manda
que tenga atractivo al pecado de impureza y codicia; santificar las fiestas, y la Iglesia ordena que oigamos
morti6quemos nuestros sentidos, y tengamos á raya misa en ellas. Finalmente, en el sexto y el noveno
nuestros pensamientos y deseos, si queremos ser feli- se nos manda abstenernos de lo que puede excitar ó
ces en el tiempo y en la eternidad. fomentar la concupiscencia de la carne, y la Iglesia
ordena un medio poderoso para ello, cual es el del
ayuno, en el cual también se desempeña una obra de
DECLARACION DE LOS MANDAMIENTOS religion.de las mas exceleutes.
DE LA IGLESIA. P. Qué cosa es Iglesia?
R . La congregación de los fieles, regida por Cristo
y el Papa su vicario.
P. Decid los mandamientos de la sania madre Igle Y a hemos d a d o en las primpras pá<rinas de este
sia? catecismo, una explicación detenida de lo que forma
R. Los mandamientos de la santa madre Iglesia ) constituye á la Iglesia, y de sus cargos sublimes d e
son cinco, éfc. maestra de la verdad, depositaría é intérprete de las
Sagradas Escrituras; mas ahora la presentamos inves-
P . Para qué son los mandamientos de la Iglesia?
tida de la facultad de legislar, que le viene del sobe-
R . Para mas explicar los de la- ley de Dios.
r a n o Legislador J e s u c r i s t o .
C o n una comparación que se viene á los ojos, se
nos h a r á mas perceptible esta respuesta, y es la de C o m o este R e y y Legislador supremo es la cabeza
algunas leyes que dicta el p o d e r legislativo, y á las cua- de su Iglesia, y la rige y gobierna invisiblemente por sí
les el ejecutivo a ñ a d e un reglamento, que tiene por ob- mismo, y visiblemente por su vicario el P a p a , no pue-
j e t o el explicar mas algunos de sus artículos, y deter- d e caber duda alguna acerca de la potestad de la H e -
minar el modo de cumplirlos. Así vemos que el pri- sia p a r a poner leyes aun universalisímas, y obligar á
m e r mandamiento nos ordena amar á Dio.-, para cuya sus hijos á su exacto cumplimiento. E s t a s leve° ya
observancia d e b e m o s procurar nuestra justificación, y sean emanadas de la misma Iglesia reunida én con-
cilio general, ya sean dictadas solamente por su ca-
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b e z a visible, el r o m a n o Pontífice, tienen c u a n t a a u t o -
r i d a d , firmeza y e s t a b i l i d a d p u e d e c a b e r e n l e y , p a r a d r a Z V Z u ^ T w el/rÍmad°' y fué constituido^.
6Str b 3 r t 0 d
obligar en conciencia del m o d o mas poderoso á todos S s i a n u e ¿ i 1 \ ° 6 1 e d i f i c ¡ 0 ^ la
y c a d a u n o d e sus subditos, y p a r a q u e ' e n el r é g i m e n iglesia, que fue hecho príncipe d e sus mismos her-
exterior y judicial se exija y compela á su observan- m a n o s ; á q u i e n s e d i ó la p o t e s t a d d e las iTav^s v c o n
cia, a u n con penas y castigos rnuy graves. e la el r é g i m e n y g o b i e r n o d e coda la I g l e s a u n i v e r -
sa J ? u e estableció su cátedra soberana&cn l a captad
N o s u c e d e lo m i s m o á aquellas miserables porcio- d e l i m p e r i o r o m a n o á la c u a l hizo capital del m Z
nes de esta Iglesia, que desgraciadamente caen en l a d o , y c u y a silla n o falta ni faltará, a u n q u e e l P o n t í -
h e r e g í a ó en el cisma, p o r q u e s e p a r á n d o s e d e s u ca- SU
b e z a visible é invisible, y del verdadero y noble c u e r - con H u T '' - - r a m°or
g m a r t , n o asase
p o de la Iglesia católica, pierden la potestad d e le- T J L ' yP & gozar de Dios
e n e l e m p í r e o , p o r q u e l a o c u p a y h a o c u p a d o y ocu-
gislar, y sus constituciones y decretos no tienen fuer-
z a a l g u n a p a r a o b l i g a r ni e n el f u e r o e x t e r n o ni e n e l Pontífice* 1 estp^ * ^ « e ^ f t romano
d e l a c o n c i e n c i a . N o o l v i d e m o s q u e el que con Cristo s i l l a e s t e r i t Sr UU s, , o rh o S U e sC tá e, e de rm a » e s t e s e s i e " t a e n s u
I I , > p n ñ a su cetro, y P e -
y su vicario no recoge, dispersa. d r o n o falta: e n e l cielo está esta piedra n r ¡ m e r a v
P. Quién es el Papa?
R. El romano Pontífice, á quien debemos entera
obediencia.
Preguntando Jesucristo á s u sapóstoles quién
creian q u e él fuese, t o m ó l avoz S a n P e d r o y l e res-
p o n d i ó : Tú eres Cristo, Hijo de Dios vivo. Enton-
c e s e l S e ñ o r l e d i j o : Bienaventurado eres, Simón, hi- P 3 7 1 0 m i s
jo de Juan, porque la carne y sangre no te reveló esto, bb ll ee Lq ue e° d dP e bb e m o°s ' e n t "e r a o b e d i e n c i a . ™ « ¡ndndl
sino mi Padre, que está en los cielos; y yo te digo que a l l r m Í m d e
tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. E llTlr / ? d m : ** C ° S a
Un mcn
H e aquí e lorigen y fundamento del papado. T o d o s fi™ ?f ^ hace de Cristo, y una re-
l o s d o c e d i s c í p u l o s q u e el S e ñ o r e l e v ó al a p o s t o l a d o , presentación de su vida y de su muerte.
recibieron en efecto esta misión divina, todos fueron E l sacrificio e s u n a oblacíon q u e se h a c e á D i o s
d e u n a c o s a q u e s e i n m u t a , e s t o e s , s e a l t e r a , s e mác
destinados al mismo orden sagrado, y recibieron l a ta, s e d e s t r u y e e n p r o t e s t a c i ó n d e l supremo d o m i n i o
plenitud del sacerdocio, que es lo q u e constituye e l 3 k SC SaS d e
obispado; pero entre todos fué distinguido y sublima- dumbíe
d u m b r e . f E 'n 1 l a l e y a n t . g u a° s e ' h ayc i a e s t e s a c r i f i cW
io,
Santo, sino porque el P a d r e E t e r n o es el principio
ofreciendo al S e ñ o r corderos, toros y o t r o s animales fin principio de la T r i n i d a d , su primera persona. P a -
que se mataban, y cuya sangre se v e r - a p m b o n o , dre del H i j o ; aunque no por esto es mayor ni mas
d e Dios, por ta protestación que con ello se b a m de excelente que el H i j o y el Espíritu Santo. A d e m a s ,
nue su Magestad soberana es el dueño y S e ñ o r d e en Jesucristo, que es la víctima del sacrificio del al-
t L o el universo, y que se le debe el sacrifico y a tar, hay divinidad y humanidad, es decir, que es Dios
oblación de todas sus criaturas Mas en £ h o m b r e : en cuanto D i o s es igual al P a d r e ; pero en
va, que es una ley de grac.a y de perfecc.on en q u e cuanto hombre, que es como se sacrifica, es menor
ios tesoros inagotables de la bondad y grandeza d e que el P a d r e . E l P a d r e es mayor que yo, dijo el
D o se prodigan en beneficio de los hombres, la mismo J e s u c r i s t o .
L a exposición de los fines porque se hace este di-
vino sacrificio, acabará de convencernos; porque se
o f r e c e , lo primero, para hacerle gracias; ¿y de quó
v e r d a d e r o , »aerificado u n a v e , en ®
r e d y física efusión de su sangre p r e e u w s : r a » . 7 « le hacemos gracias? D e cuanto somos y de cuanto
c r i J a d o de nuevo todos los d.as y ¿ nos ha dado. ¿Y cuál es el don mas g r a n d e y de in-
comprensible excelencia que hemos recibido de su
amor y de su bondad infinita? ¿Cuál? S u mismo
H i j o divino. A s í lo dijo el Salvador: Tanto amó
Dios al mundo, que dió á su Hijo unigénito para que
nos hace una mística r e p r e s e n t a r o n d e la vida y todo aquel que en él creyere, no perezca, sino que
la muerte de nuestro S e ñ o r J ^ u c m t o . tenga la vida eterna. Y bien, ¿qué hacemos nos-
p . A quién se le hace este damo sacrificio. otros para retribuir á D i o s todo lo que nos ha dado?
O f r e c e r l e á éste su muy amado H i j o , y sacrificarlo en
R. Al Eterno Padre.
su honor y alabanza y acción de gracias, todos los
P
R Z A n e s : para hacerle gracias, satisfa- dias sobre nuestros altares. C o n tal fin se nos da á
cerle y pedirle beneficios sí mismo J e s u c r i s t o nuestro S e ñ o r , para que hecho
nhlac;on
todo nuestro, se lo demos al P a d r e celestial, y con
este don de infinito valor, le recompensemos todo lo
que de él hemos recibido. Mas también 6e lo ofre-
cemos para satisfacerle.
ñera, que ^ a n d o nuestro es
L a satisfacción ó paga d e b e hacerse de los bienes
sacrificio del altar se hace al E t e iritB
porque excluya las personas del H . j o y del r , P
propios del deudor, y si esta satisfacción ha de con- que exhala el sacrificio, y nos bendice y nos hace
sistir en penitencia ó sacrificio, ha de ser el deudor abundar en toda clase de bienes.
mismo el que la sufra. E n esta gran causa, el deu- P . A quién aprovechan las misas?
dor es el linage humano; pero sus bienes son ningu- R . A los vivos y á los difuntos del purgatorio.
nos, y su sacrificio es tan desproporcionado, que no Fácil es de comprender el efecto de una obra, co-
basta á satisfacer ni por un solo pecado. Ve Dios nocido el fin porque se hace. Hemos dicho que el
ésto, y su amor inmenso hácia los hombres, no le sacrificio de la misa se ofrece con tres fines, que son:
permite dejar de socorrerlos en tal necesidad. Por dar á Dios gracias, satisfacerle y pedirle beneficios:
eso se hace hombre, para que el hombre sea el que luego sus efectos han de ser que quede hecha la re-
pague la deuda. La paga en el Calvario, y redime muneración, que quede satisfecha y desarmada la j u s -
al mundo; la paga sobre nuestros altares, y nos apli- ticia divina, y que alcancemos los bienes que pedi-
ca todo el fruto del sacrificio de la C r u z . Ya tene- mos; según cuyos tres efectos, el sacrificio es y se llama
mos con que satisfacer á Dios: ofrezcámoselo, y toda eucarístico, expiatorio é impetratorio. Agrégase á
nuestra deuda quedará pagada. estos fines, el ser la obra de latría mas excelente que
puede haber, según lo cual se llama también latréu-
P o r último, se lo ofrecemos para pedirle benefi-
tico, porque por él se rinde á Dios la adoracion que
cios. E s propio de los padres bendecir á sus hijos;
mas le honra, y se le tributa el culto que mas le agra-
Abraham bendijo á Isaac, éste á J a c o b , y J a c o b á sus
da. Finalmente, es meritorio, como obra la mas ex-
hijos y á sus nietos. C o n esta bendición les venian
celente de cuantas puede hacer el hombre para me-
grandes prosperidades, y le vienen á todo buen hijo
recer. E s indudable que todos estos efectos son de
que merece la bendición de su padre, porque Dios
sumo provecho y beneficio para los hombres viado-
la confirma y la hace valedera. P e r o ¿cuál mayor
res; luego á éstos, es decir, á los vivos es á quienes
que la bendición de Dios P a d r e , de quien viene y
aprovechan las misas. Merecen, porque se les apli-
desciende toda paternidad? E n efecto, el P a d r e ce-
ca el fruto de un sacrificio en que la víctima divina
lestial nos ama,como nos declaró Jesucristo: El Padre
se ofrece para incremento de gracia, santidad y vir-
os ama; y en Dios el amar es difundir el bien; y el di-
tudes en los fieles devotos. Llenan el principal de-
fundir el bien ¿qué es sino colmarnos el Señor de
ber de la religión, con la adoracion y el culto. Sa-
beneficios, y darnos aquella bendición larga y sobre-
tisfacen, porque ofrecen al Señor en su H i j o divino
abundante, que fué figurada en la de aquellos patriar-
la víctima de expiación sola capaz de borrar el pe-
cas? P a r a obtener esta bendición, ofrecemos al P a -
cado y los pecados todos del mundo. Remuneran á
dre celestial á su mismo Unigénito, y el P a d r e reci-
Dios, porque le ofrecen y sacrifican el Don mismo
be la oblacion, se complace con el olor de suavidad
de infinita excelencia que recibieron de su amor; y
cuanto el sacrificio es infinito, no se hacen sino bajp
por él impetran Ion bienes del orden de la gra-
la condición y protesta de que no sea en algo detrae- ^
cia y del órden de la naturaleza, porque por la viva
dado de su fruto el que da la limosna ó extipendio.
• I a , r i e v o c , o n a r d ¡ e n t e , la esperanza alentada, y la
E n tercer lugar entran los que oyen la misa, ya
piedad llena de celo y de religión, se ponen en ópti-
por su asistencia personal con la intención, atención
ma disposición para que Dios, que de suyo propen-
y devocion debidas, y ya porque el ministro ora es-
de a perdonar y tener misericordia, les conceda be-
pecialmente por todos los circunstantes, cuya fe y de-
nignamente aquellos bienes que propende á conce-
vocion son patentes á Dios. Respecto de los ausen-
der, a los que solo servia de obstáculo la falta de
tes, por quienes ora el sacerdote en los mementos,
disposición en el sugeto.
tienen de menos que los presentes, el medio y méri-
Respecto de las almas del purgatorio, no hay du-
to de la asistencia que no han prestado; pero en cuan-
da que las misas Ies aprovechan en la parte satisfac-
toria, que es en la que tienen su interés, para pagar to al memento, están en igualdad con los circunstan-
a Dios con celeridad lo que le deben, é ir á g o z a r d e tes, supuesto que por todos ora el celebrante, y para
la visión beatifica, y de este modo aprovechan las mi- Dios la ausencia no es obstáculo, con tal de que haya
sas á los vivos y á los difuntos del purgatorio. en ellos fé, piedad, devocion ú otras disposiciones,
P. Y de éstos, éi cuáles principalmente' como la docilidad, la atrición, el deseo de convertir-
R . A aquellos por quienes se dicen, se oyen y ofre- se, que den cabida á los auxilios de la gracia con que
cen. el Señor quiera favorecerlos.
También aprovecha la misa especialmente á aque-
E l primero á quien aprovecha la misa, es al sacer-
llos por quienes la ofrecen los que la oyen, aunque
dote que la celebra, el cual tiene de ella un fruto es-
en mucho menor grado que el en que puedan apro-
pecialísimo, únicamente suyo; basta que ío sea para
vecharles la aplicación del sacerdote que celebra;
que le aproveche; pero esto no quita el que pueda
pues aunque también los fieles son oferentes, no co-
aplicarlo á objeto mas particular y determinado, co-
mo el sacerdote celebrante, que es un ministro publi-
mo la satisfacción sacramental, la petición de las lá-
co, que con divina potestad hace el sacrificio, y que
grimas, la gracia de la devocion, la de bien morir, &c.
en medio de esta acción sacratísima ora por el pue-
E l segundo á quien aprovecha la misa, es al que blo, fungiendo las veces del mismo Jesucristo, sobe-
da el extipendio, esto es, la limosna de ella, para au- rano mediador y Pontífice eterno.
mento del culto y sustento de los ministros del altar:
A las almas del purgatorio, ¿quién puede ignorar
á éste se le aplica todo el fruto del sacrificio, tan en-
lo que les aprovecha la misa? Ya sea por sí solo el
teramente, que aun al hacer otras aplicaciones, por
sacrificio, que es de infinito valor, ya agregándose las
te debe cumplirse. No se exige precisamente que
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la intención sea explícita; basta la implícita en el he-
B i o s p „ r i o d a l a eternidad 7 Sa e
' " * ^
= cho de ir á oir misa sabiendo que es dia de fiesta;
pues la intención no es otra cosa que el querer ha-
cer una cosa con conocimiento del fin porque se ha-
ce. Tampoco es necesaria la intención aetual que
peridadef se de y be e i de esta y sus P L se esté formando en el acto, aunque es la mejor; pe-
1
tamisa. celebracion diaria de la san- ro basta la virtual, que es aquella que subsiste y se
está conservando sin retractarse, provenida de la vo-
P- ^ ç u m p k con el jrecepo de oir mim ^
luntad que se tuvo, ó la intención que se hizo antes.
L a habitual no basta, pues esta se encuentra aun en
un dormido.
Acerca de la atención, el distraerse involuntaria-
mente, no anula el cumplimiento del precepto; pues
el ensgenamiento de la mente se tiene como una co-
sa que fuera puramente material, y de ningún modo
formal. E n lo formal subsiste la atención, porque
subsiste la voluntad de tenerla. L a distracción vo-
luntaria sí anula el cumplimiento del precepto, si du-
cor a ; " e
T',COnSiderarse c o
™ parte ra toda la misa, ó la mayor parte de ella, ó parte con-
siderable, ya por su extensión, y ya por la importan-
El d e h r u ' l ! C mUm0n hecha
° ' h a s t a e I fin- cia del paso ó acción que se desatendió, como si de-
p a r t e S n o , a s dos
do al nnp f m ^ ' > « permiti- jó de atender á la consagración, ó desde ella hecha
0 hasta la comunion. U n a distracción corta ó breve
te s f «
en paite no muy esencial de la misa, no anula el cum-
r a
r ^ r Q U ° l r ^ ^ requiere presencîa plimiento del precepto.
« s ca, que consiste en estar realmente en el temnlo
P. Quién está desobligado de oiría?
sia c ? n r , e " q d U e S e C e , e b r a ' h a c i e n d 0 cuerpoVe X R . El que con verdadera causa está impedido.
consiste en ? 3 S a S I S t e n t e S Î ^ P r e s e n c i a quî L o s preceptos negativos de la ley natural y divina,
n T C ° n a t e 5 C Î O n d 6 V 0 t a é ' n t e n c ' o n de obligan siempre y á toda hora; de modo, que en cual-
ia mu», pues es acto de religion, y religiosamen- quiera momento que se cometa un acto positivo con-
t r a e l l o s s e p e c a c o m o e s , p o r e j e m p l o , el d e n o le- cuidando sus haberes, y éstos corran riesgo evidente
v a n t a r falso t e s t i m o n i o , el d e n o m e n t i r , & c . Pern d e p e r d e r s e p o r lo i n s e g u r o d e l sitio e n q u e e s t é n ,
o s p r e c e p t o s p o s i t i v o s , n o o b l i g a n s i n o e n el t i e m p o ó p o r la a b u n d a n c i a d e l a d r o n e s ; s i e n d o d e advertir,
« o c a s i ó n e n q u e s e m a n d a p o n e r ¡a o b r a p o s i t i v 7 y que no solo e l m i s m o mal excusa, sino también e l
lo c T a Í T r r 0 C ° n S Í S , e 6 0 ° m Í t Í r ^ olrl; riesgo ó peligro v e r d a d e r o d e caer en él.
lo cual, s . s e h a c e sin causa bastante, no h a r d u d a T a m b i é n h a r é m o s reflexión á que exige que l a
se p e c a c o n p e c a d o d e o m i s i o n ; p e r o si h a y c a u - c a u s a s e a verdadera; p u e s l a q u e s e a d e p o c a e n t i -
sa b a s t a n t e q u e e x c u s e , c o m o lo e ^ u n a L p o U , . dad ó falsa, sugerida por la d e m a s i a d a delicadeza ó
d a d f i s l c a o m o r a l q u e i m p i d a el p o n e r a q u e l l a o b a por la tibieza é indevoción, no e x c u s a de la obliga-
positiva, no se peca; quiere decir. q u e son s i s e entibies ción del precepto, q u e es grave; en términos, d e q u e
de excusa, de causa que excuse. -^puoies el q u e sin c a u s a ó c o n p o c o m o t i v o deja de oir m i s a
H a y o t r a d i f e r e n c i a t o d a v í a , y e s e n t r e la l e y n a t u - e n d í a d e fiesta, p e c a m o r t a l m e n t e .
r a l y d ^ i n a , y la l e y e c l e s i á s t i c a . E n a q u e l l a s s e d a n P. Por qué decís confesar y comulgar á lo menoi
p r e c e p t o s q u e « b h g a n a u n c o n p é r d i d a d e la v i d a - e n una vez.
ésta, los p r e c e p t o s n o obligan c u a n d o h a y notable R. Porque no es mas de precepto.
trunento en vida, honra ó hacienda. E lp r e c e m o I P. T de consejo cuántas1.
s a n t i f i c a r l a s fiestas, e s n a t u r a l y d i v i n o ; ^ T n t R. Las que aconseja el discreto confesor bien in>-
gativo, sino positivo, que admite excusa, V o m o suce- formado.
d e c o n e l p o b r e q u e n o t i e n e que. c o m e r si n o t r a b a - L a Iglesia nuestra madre, con l asabiduría y pru-
j a e n d í a d e fiesta, l e e s l í c i t o t r a b a j a r p a r a t e n e r o s dencia con q u e dicta todas sus disposiciones, ordenó
c o m e r . E l p r e c e p t o d e o i r m i s a e l d f a d e fieSt? s la c o n f e s i o n y c o m u n i o n a n u a l ; p o r q u e c o m o l a esta-
positivo eclesiástico, q u e no obliga con detrimento blecía para todos los siglos y para todos los pueblos,
notable en vida, honra o hacienda. P o r eso admite e r a p r e c i s o q u e c a l c u l a r a la d i s p o s i c i ó n d e é s t o s e n
n u e s t r o c a t e c i s m o causa q u e e x c u s e d e o i r í a , d i c i e n - los últimos siglos del m u n d o , y no dictara un precep-
d o q u e e s t á desobligado d e o i r m i s a e l q u e c o n v e r - to p r o p o r c i o n a d o a l fervor de los p r i m e r o s tiempos
d a d e r a causa e s t á i m p e d i d o ; c o m o s u c e d e c o n l o s e n - d e la Iglesia, y d e s p r o p o r c i o n a d o á los ú l t i m o s , p o r
l e r m o s q u e y a tienen un mal grave, ó q i l e e l Q u e tie- el resfrio de l ad e v o c i o n e n e l m u n d o . T a l se c o n o -
n e n p u e d e h a c e r s e g r a v e s i s a l e n á o i r la m i s a : y c o n c e q u e f u é la p r u d e n c i a y d i s c r e c i ó n d e l a I g l e s i a a l
la q u e e s t a en b u e n a f a m a d e doncella, y s e l e d a ordenar una sola confesion y una sola comunion, en
c o n o c e r q u e y a n o l o e s s i s e presentad p i b b c o el dilatado p e r i o d o d e un a ñ o . .
0Ir misa
'- y c o n e l no tiene á quien dejar S a b i d o e s q u e e l fin d e l a l e y n o c a e b a j o d e e l l a .
30
Así es, que aunque la Iglesia en su gobierno exterior P. Y el precepto de ayunar, á qué nos obliga?
no mande directamente el acto interno ó puramente R. A no comer manjares vedados, ni mas de una
espiritual, sí puede tenerlo por fin de su precepto, es vez aldia.
decir, que la justificación de las almas puede ser, y
Se pueden distinguir cuatro clases de ayunos. Na-
es en efecto, el fin de este precepto. ¿Y qué se in- tural, moral, espiritual y penal. E l natural consiste
fiere de aquí? Q u e no satisface á él quien hace con- en no comer ni beber absolutamente nada, y á esto
fesión nula y comunion sacrilega. ayuno están obligados los que han de comulgar. E l
También es sabido que aunque el tiempo asigna- moral, en no comer ni beber sino lo que la razón dic-
do para esta comunion, prévia la confesion, es la pas- ta ser conducente á conservar la buena disposición
cua florida, desde el domingo de ramos hasta el sába- del cuerpo y del espíritu, y á este lo están todos.
do in alvis (1), no con él espira la obligación de hacer- E l espiritual, en abstenerse de pecar, y á esto lo es-
la, sino que sigue corriendo por el resto del año; por tán aun mas absolutamente. E l penal, en abstener-
lo que, quien no puede comulgar en aquel periodo, se de cierta clase de alimentos para mortificar el ape-
debe hacerlo en el siguiente.; y tanto mas se grava, tito, ó en privarse de comer por cierto tiempo, ya pa-
cuanto mas lo difiere. Concluido el año, se consu- ra sujetar ó castigar las demasías de la carne, ó ya
mó el pecado de quien no hizo la confesion y comu- para tener desembarazado el espíritu para la oracion
nion, y no satisface con comulgar ó confesarse al año y demás ejercicios piadosos, y á este también lo es-
siguiente. tán todos en general, y principalmente aquellos que
se hallan combatidos por los apetitos desordenados
P o r último, debe considerarse que cada precepto
de la carne para contenerlos, ó que se han dejado
de éstos es de por sí; por lo que el que omite la con-
vencer de ellos para castigarlos. San Pablo castiga-
fesion y comunion, comete dos pecados mortales, uno
ba su cuerpo para sujetarle, y David le castigaba por
por no haberse confesado, y otro por no haber co-
no haberle s u j e t a d o » ?
mulgado.
Acerca de la frecuencia de confesarse y comulgar, E n los primeros ^siglos de la Iglesia se observa-
la Iglesia no impone precepto, y lo deja á la discre- ron tres clases de ayunos, medio, entero y doble.
ción de los confesores, que conforme á la disposición E l medio consistía en no comer hasta las tres de la
de cada alma, la ordenan ó la restringen, según con- tarde; el entero hasta ponerse el sol; y el doble hasta
viene. el dia siguiente. T o d a la Iglesia guardaba este ayu-
no doble en el sábado santo, no comiendo absoluta-
mente nada desde el viernes hasta el domingo; y ha-
(1) Entre nosotros se puede cumplir con este precepto,
bía muchos que no comían desde el jueves, varios
desde el miércoles de ceniza.
desde el miércoles, y algunos habia tan fervorosos y de los nuestros. L o que se ha de inferir es, que el
penitentes, que nada comian en toda la semana santa. curso de tantos siglos, cada vez por lo común menos
No es extraño. Aun les pareceria ver regadas las fervoroso, ha causado insensiblemente este lastimo-
calles de Jerusalen, el camino del Calvario, y sobre so cambio, que principiando por corruptela, ha veni-
todo el Calvario mismo, con la sangre que Jesucristo do á parar en costumbre; porque se ha de tener pre-
habia derramado por todos estos lugares en aquella sente que este ayuno penal, aunque sea de derecho
lastimosa semana. El ayuno entero se guardaba en la natural en su esencia, en cuanto al tiempo y modo de
cuaresma, como tiempo destinado especialmente á la cumplirle, es de precepto eclesiástico, y por consi-
penitencia, y el medio en los demás del año, y en los guiente, en esta parte está sujeto á variaciones.
que se practicaban por devocion, que, en aquellos si- Parvedad. Esta lia sido de todos los tiempos, por-
glos de fervor eran casi continuos. E n ninguno se que en todos ¡os tiempos ha habido causas pequeñas
comia carne, ni huevos, ni lacticinios. No se bebia para tomar entre dia algún pequeño alimento, que lla-
vino fuera de la comida, y en algunos tiempos ni aun mamos parvedad: mas como la mañana era la que mas
en ella; y era bastante común y frecuente, privarse distaba de la comida cuando ésta se hacia á las tres
también del pescado y hasta del aceite, y reducirse de la tarde ó al ponerse el sol, la causa para tomar
al solo alimento de pan y agua. parvedad^ ocurria con mas frecuencia por la maña-
E l ayuno en el dia se puede decir que no es si- na, y vino á formar una costumbre; de modo que en
no el rastro y reliquias de los ayunos antiguos, el dia, no se toma ya la parvedad por alguna causa
porque en el dia ya solo consisten, en no hacer mas que la motive, sino por una costumbre que la permi-
que una comida despues de medio dia, pero de cual- te. Así vemos que los sábios y los ignorantes, los
quier clase de alimentos, exceptuando algunas veces eclesiásticos y los seglares, los mas y los menos ti-
la carne, los huevos y los lacticinios; y en privarse moratos, todos generalmente toman parvedad. L a
de un almuerzo y una cena, pero pudiendo tomar en que se usa comunmente, es una onza de chocolate,
su lugar un desayuno, que llamamos parvedad, y una de pan ó de otro alimento que no sea carne, huevos,
cenilla que llamamos colacion; y es bien claro que es- leche, pescado ó cosa compuesta con esta clase de
tos ayunos no son otra cosa que una sombra de los alimentos. -
ayunos de los primeros siglos. P e r o no se ha de in- L o s alimentos prohibidos en la comida, son las car-
ferir de aquí que haya en esta variación una corrup- nes, y ademas los huevos y lacticinios, en cuaresma.
ción de disciplina, como quieren nuestros falsos re- Ya se dijo también que uno dé los fines del ayuno pe-
formadores, que siempre están gritando por los ayu- nal, era mortificar el apetito y sujetar ó castigar las
nos austeros de otros tiempos, sin guardar los suaves demasías de la carne. Nuestra madre la Iglesia, con
este objeto ha prohibido comer carne de los anima- Los dias de abstinencia de carne, lo mismo que los
les que viven sobre la tierra, no solo en los dias de de ayuno, se entienden por dias naturales de veinticua-
ayuno, sino también en los domingos de cuaresma, tro horas, es decir, que comienzan á un minuto despues
en los viernes del arlo, y en las abstinencias, porque de las doce de la noche, y acaban á las doce de la. siguien-
hablando generalmente, la dicha carne es el alimento te. También es de advertir que en una• sola comida no
que mas deleita el apetito y fomenta la concupiscen- se puede tomar carne y pescado á la vez, aun en los
cia, por ser el que mas sustenta y nutre. También dias que no son de abstinencia. JzF¡¡
ha prohibido comer aquellos alimentos que traen su
P . A qué hora debe comerse?
origen de la carne, como son huevos y leche, por ser
R . De medio dia en adelante, ó poco antes.
los que mas deleitan y sustentan despues de la car-
Otra circunstancia del ayuno es, que la comida se eje-
ne; y los ha prohibido particularmente en la cuares-
cute al medio dia. Antiguamente, como ya se ha dicho,
ma, por ser tiempo de mas penitencia, porque nos re-
habia precepto de no comer los dias de ayuno hasta las
cuerda los cuarenta dias que ayunó Jesucristo en el
tres de la tarde, el cual derogó la costumbre, y solo que-
desierto, y porque nos prepara á la celebración de los
damos en obligación de no comer hasta el medio dia,
dolorosísimos misterios de su pasión y muerte.
poco mas ó menos, que comunmente se entiende entre
Se ha conservado en el párrafo que antecede, la once y doce del dia. E l posponer la comida hasta la
explicación que hace el padre García Mazo, por conte- tarde ó noche, no solo no es contra el ayuno,- sino que
ner las reglas generales sobre la materia. Pero la cos- en ello se merece mucho; porque mientras mas se
tumbre de México es su excepción; pues es bien sabido mortifica y padece hambre el sugeto, mas se confor-
que en el tiempo del gobierno español había una bu- ma con el fin de este precepto. Y por esto en la ben-
la ó privilegio pontificio, que permitía, por las circuns- dición de la mesa, que usa la Iglesia en este tiempo,
tancias particulares del pais, el uso de huevos y lactici- llama cena á la comida, insinuándonos que ha de ser
nios en todo tiempo, y de la carne en toda la cuaresma, en tiempo que incline ya á ser cena. D e donde re-
excepto los viernes, miércoles de ceniza, miércoles, jue- sulta, que el anticipar notablemente la comida sin
ves, viernes y sábado de la semana santa-, y en todo ti causa legítima que lo pida, siempre es contra el ayu-
año, excepto las vigilias de pentecostes, de los Santos no; pero hacer colacion á medio dia y la comida á la
Apóstoles San Pedro y San Pablo, de la Asunción de noche, no se opone al ayuno; antes este modo es mas
Nuestra Señora y Natividad de Nuestro Señor Jesu- conveniente para afligir la carne. P e r o hacer cola-
cristo. Despues de la independencia, el gobierno ecle- cion por la mañana y cenar á la noche, sin causa, no
siástico ha declarado que continúa el mismo uso y pri- escusa de pecado, por ser contra el común estilo y
vilegio. práctica de los fieles, y no verificarse que está parte
del dia en ayunas; mas si tuviese causa urgente, planza, como he dicho, y no á este precepto, con
como haber de caminar, aquel dia, bien puede enton- todo eso, siendo, como son, de tanto sustento, el que
ces hacer la colacion por la mañana, y á la tarde ó los tomase y repitiese, tendrá sin duda menos méri-
noche cenar; pues habiendo causa razonable, le ex- to; y siempre debemos aconsejar lo que conduce á
cusa aun de pecado venial. L o seguro, en cuanto á mayor mérito.
la hora de comer, es conformarse con la costumbre, P . Cuánta debe ser la colacion de la noche?
recibida entre personas arregladas; pues tirando este R . Cuanta se usa comunmente entre gente de buena
precepto á que nos mortifiquemos, es muy justo pa- conciencia.
decer el estar en ayunas el mas tiempo que se pueda, L o s antiguos, como mas robustos, y mas fervoro-
P. Y se nos veda el beber el dia de ayuno? sos, guardaban exactamente el ayuno, comiendo so-
R . No, ni antes ni después de medio dia. lo una vez al dia; despues, atendiendo á la debilidad
E s t e precepto no veda la bebida: de suerte que el y flaqueza humana, y conservación de la salud d é l o s
beber á cualquiera hora del dia no quebranta el ayu- que ayunan, se permitió que se pudiese tomar algu-
no, sea la cantidad grande ó pequeña; solo se podrá na refección ligera para confortar el estómago, y dar
pecar bebiendo demasiado, contra la virtud de la vigor al cerebro para conciliar el sueño, y lograr
templanza, mas no contra el mandamiento del ayu- el descanso de la noche; para esto toleró la Igle-
no, con tal que la bebida sea de las que comunmente sia que sus hijos, al fin de la abstinencia, toma-
están recibidas por tales en el uso común, y estima- sen la colacion: por cuya razón siempre debe ser
ción humana, como son agua, vino, limonada, y otras moderada; y no se ha de tomar lo que es nece-
de este género, porque así lo tiene recibido la univer- sario para saciar el hambre, sino solo para que no
sal costumbre; pero si la bebida fuese de aquellas que dañe la bebida, y para los fines dichos. L a can-
sirven de alimento, no hay duda que quebranta el tidad comunmente recibida es á lo mas de ocho
ayuno: de esta calidad es la leche, el caldo, el atole, onzas; pues siendo el ayuno introducido para mor-
y otras á esta forma; pues todas estas bebidas por tificación, razón es que se padezcan sus comunes
su naturaleza se ordenan á nutrir y sustentar, mas efectos. E n esta cantidad debe entrar el pan con
que á mitigar la sed. Del chocolate, es materia con- que se come, y lo demás de la colacion: cuya ca-
trovertida entre los moralistas; la práctica común tie- lidad debe ser de yerbas, frutas secas ó verdes,
ne que siendo en corla cantidad no le quebranta; pe- ensalada, habas, sopa en vino, ú otras cosas se-
ro siempre debemos aconsejar que el que quisiere mejantes, que tiene aprobadas la costumbre de gen-
merecer, procure padecer algo; y aunque la dema- te timorata. No es licito hacer colacion con hue-
sía en el vino, y otros licores, solo se opone á la tem- vos, peces, queso, y otras cosas á este modo; pues
esto jamas lo usan personas doctas y temerosas, á cumplidos siete años: desde entonces en tales dias
cuya costumbre se debe estar, y no á lo que introdu- no pueden comer carne sin necesidad. Los que no
cen los que tienen puesto su cuidado solo en las de- han cumplido siete años, y los locos, bien pueden
licias del gusto. Solo se esceptúa de esta regla, en comer carne, leche y huevos, pues á estos no les
cuanto á la cantidad, la vigilia de Navidad,"en la obliga este precepto.
cual, también por común costumbre, se hace siempre P Quiénes otros?
mas larga colac-ion, y solo se atiende á guardar la R . Los que no pueden ayunar cómodamente, por
forma y calidad de los manjares. L a hora de hacer edad, enfermedad, ó necesidad de trabajar.
col ación es ordinariamente en la noche ó cerca de ella; Dejamos dicho que están excusados del ayuno los
y siempre debe pasar algún tiempo entre la comida que no han cumplido veintiún años. También de-
y colacion, para que se verifique que el tomar esta es bemos saber los que por otros motivos están excusa-
para componer el cuerpo, y conciliar el sueño. dos legítimamente, esto es, en cuanto á no hacer
P . Que personas están excusadas del precepto del mas de una comida, á la hora que hemos dicho, pero
ayuno? no en cuanto á los manjares, sino es que por otra ra-
R . Los que no tienen veintiún afios cumplidos. zón puedan lícitamente comer carne. L o primero,
T o d o s los fieles de uno y otro sexo que hubieren están excusados de ayunar, no solo los que no han
cumplido veintiún años, están obligados al ayuno; y cumplido los veintiún años, sino es también los que
solo que tuvieren causa legítima, se podrán excusar por exceso de edad, tienen ya impotencia moral; y
de este precepto. También están obligados al ayu- estos son los hombres de sesenta años, y las rnu-
no los que hicieron voto de ayunar, y los que reci- geres de cincuenta, porque ya en esta edad la salud
bieron penitencia del confesor, en que les mandó es incierta y peligrosa. E x c ú s a n s e también las mu-
ayunar; y en todos es la obligación del ayuno común geres preñadas, los enfermos, y los que padecen
y usual de la Iglesia, si no es que fuese otra la in- achaques habituales incompatibles con el ayuno; pe-
tención del que hizo el voto, ó el confesor que pu30 ro de estos, unos, aunque no pueden ayunar, pue-
la penitencia, expresase otra calidad: no habiendo es- den pasar sin comer carne, y á esto están obliga-
to, se debe estar al ayuno que observa la Iglesia en dos; otros no pueden pasar sin comer carne, y sien-
sus preceptos. Mas aunque los que no han cum- do legítima la causa, se les permite todo, menos el
plido veintiún años, están excusados del ayuno, no promiscuar, es decir, comer carne y pescado á un
lo están de abstenerse de carne en los dias que la tiempo.
prohibe la Iglesia, porque esto obliga á todos los También están excusados del ayuno los que tra-
cristianos desde que tienen uso de razón, que es bajan corporalmente, cuyo trabajo tiene incompati-
bilidad con el ayuno, como los herreros, carpinteros, habiendo cumplido veintiún años, pues en nada habla
cavadores, segadores y otros semejantes; pero no es- el precepto con ellos, con todo, es de consejo á los
tán excusados todos los ofic iales que trabajan corpo- jóvenes y doncellas que se acostumbren desde peque-
ralmente en la República, si su oficio no es trabajo ños á el ayuno, para que cuando llegue este precepto
notable, y se puede conformar con el ayuno, como á obligarles, no se les haga difícil. E s la repetición de
los sastres, pintores, fundidores, barberos, escribien- los actos la que engendra la virtud; y teniéndolos des-
tes, plateros, y otros á este modo, cuyo oficio no es de niños habituados á este santo ejercicio, en la edad
tan gravoso, que no puedan ayunar. Asimismo es- legítima que les obligue, no les causará novedad ni
tán excusados del ayuno los que caminan á pié todo sentimiento, ni buscarán excusas para cumplir con
el dia; mas no el que camina á caballo, si el viage este saludable precepto.
es de solo un dia, porque este debe ayunar, según Debemos todos alentarnos á esta virtud, por los
la declaración del Pontífice. Y para saber qué muchos provechos y utilidades que en ella logramos.
trabajo excuse del ayuno, se ha de atender á la cali- P o r la gula de nuestros primeros padres, fuimos des-
dad de la persona, y á la gravedad del trabajo, que terrados del paraíso; razón será que seamos restitui-
de su consideración nace el resolver cuando excusa, dos á él por ayunar. E l ayuno es el que da luz al
6 no del ayuno. Y débese tomar este trabajo con entendimiento para que camine entre las tinieblas de
causa racional; pues si se toma por excusarse del ayu- esta vida con seguridad. E s el que alcanza de Dios
no, es sin duda fraude contra él, y no puede librar soberana misericordia, como la lograron los r.inivi-
d e su cumplimiento. También se excusan del pre- tas, escapándose, por medio del ayuno, de la divina
cepto del ayuno los que se ejercitan en obras de pie- indignación. E l ayuno nos consigue la victoria que
dad, que son incompatibles con él, como los que necesitamos, de los apetitos de la carne. P o r el ayu-
asisten á enfermos de peligro todo el dia, y otros. no consiguió Judit la celebrada victoria de Holofer-
P u e d e n dispensar los ayunos, el Pontífice en to- nes. L a abstinencia de manjares prohibidos sacó li-
da la Iglesia, y los señores obispos, y los curas, con bres á los tres mancebos del horno de Babilonia. E l
sus feligreses, en este, ú otro dia, habiendo justa ayuno nos hace imitadores de Jesucristo: nos conser-
causa para ello, que siempre se debe examinar mucho. va aun la vida natural, dice San Gerónimo, y nos trae
un lleno de todas las virtudes, como lo canta la Igle-
P. Qué liará el que no tiene obligación de ayunar
sia, diciendo que por el ayuno se reprimen todos los
por no tener edad?
vicios, pues á todos hace guerra, porque siempre es-
R . Imponerse para cuando la tenga.
tá acompañado de otras virtudes. El ayuno hace que
Aunque dejamos asentado por indudable que no
seamos habitación del Espíritu Santo: que por eso
pecan mortal ni venialmente los que no ayunan no
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bajó sobre ios apóstoles cuando estaban prevenidos
con el ayuno. templos, a3Í como al mantenimiento de los ministros
C o n gran propiedad llamó San J u a n Crisóstomo empleados en el culto divino. E s t e mandamiento, con-
arado al ayuno; pupssi aquel arranca las malezas y es- siderado en cuanto á su sustancia, es de derecho natu-
pinas que arroja la tierra, éste arranca los vicios de ral; pues la razón natural dicta que á cada uno se le re-
nuestra alma; y si la tierra que no es arada ni labrada munere la ocupacion en que se emplea; así es que,
se llena üe malas yerbas y espinas, también el cristiano como refiere San Pablo, siendo los sacerdotes los
sin ayuno, se llena de pecados, resabios y costum- ministros que están ocupados y empleados por la sa-
bres malas. El ayuno es el fundamento de todas las lud y utilidad del pueblo, en las alabanzas divinas,
virtudes, sm el cual ninguna tiene Grmeza: en faltan- asistencia al sagrado culto, enseñanza de los fieles,
do el, todas faltan; y con él todas son firmes y cre- régimen espiritual suyo, y administración de los di-
cen: engendra castidad y enciende el alma en amor vinos sacramentos, medios por donde se conduce á la
divino, fcan Ambrosio dice: este precepto del ayu- gloria; es muy debido que á éstos, que nos dan y ad-
no fué el primero que puso Dios á los hombres: por ministran las cosas espirituales, les asistamos con los
ía.tar a él se perdieron, y el mundo se ane^ó. Y San socorros y subsidios temporales: con que en cuanto á
Gerónimo, finalmente, dice: pon los ojos en todos los su esencia, es de derecho natural la paga de estos diez-
siglos, y hallarás que en todos ellos no ha habido mos. E n cuanto á la cuota ó tasa de lo que se de-
santo que no haya sido hijo del ayuno: todos fueron ba pagar, en la ley escrita mandó Dio3 que todo el
abstinentes, todos mortificados, todos ayunaron y cre- pueblo, de todos sus frutos, pagase la décima parte
cieron en santidad al paso q u e crecieron en el ayuno. á los levitas, que eran los ministros y sacerdotes de-
P o r esto, pues, nuestra madre la Iglesia, deseando dicados al culto del Señor; y aunque este precepto
que nos libremos de culpas y penas, y que ejercíte- fué judicial, que no obliga en la ley evangélica, fué
nlo? las virtudes, nos manda que ayunemos. precepto divino, de donde dimanó el ponerlo des-
, Pernos y primicias. E n el cumplimiento de este pues la Iglesia.
ultimo precepto de la Iglesia, que es pagar diezmos y F u n d a d a , pues, nuestra madre la Iglesia en es-
primicias, se ejercita un acto d e religión, muy agrada- te precepto, determinó que todos los fieles pagasen
ble á Dios; con la acción de pagar los hombres este tri- la décima parte de sus frutos á sus ministros, á
buto, reconocen á su Magestad por universal Criador quienes según su disposición los tiene aplicados,
de todo, y protestan juntamente el grande y supremo para que puedan vivir descuidados de las cosas tem-
dominio que sobre todos tiene. E l producido de este porales, y vigilantes en las de su elevado minis-
pago, e3 aplicado á la conservación y decencia de loa terio, y así, en cuanto á esta cuota ó tasa, es so-
lo precepto eclesiástico, fundado en el divino y na-
tura!; pues si faltasen los fieles á pagar estos diez-
de todos los frutos que se cogiesen, en señal y reco-
mos y primicias, no habria ministros en la Iglesia,
nocimiento de los beneficios que de la mano del Se-
se acabaría el culto divino, el santo sacrificio de la
ñor habian todos recibido,}'también los pngamos noso-
misa, as horas canónicas, el esplendor de los tem-
tros, en agradecimiento á los mismos beneficios que
plos, las procesiones, rogativas, ornamentos sagra-
nos hace nuestro Criador. También determinó jus-
dos, dignidades episcopales, y las demás que com-
tamente esta cuota la Iglesia, para que se conociese que
ponen esta gerarquía eclesiástica, que es un diseño
no tributan menos los pueblos de la ley evangélica á los
de la celestial, que asiste en continuas alabanzas á la
ministros de Dios, que daban los de la lev antigua á los
1 rinidad adorable. Esta costumbre de pagar este tri-
suyos; cuando nosotros estamos obligados á mas, por
buto, empezó luego que hubo habitadores en el mun-
razón de los mayores beneficios que hemos recibido;
do; pues de la Escritura consta que Cain y Abel, que
siendo como son los ministros de la ley d e gracia, de
lueron los primeros hijos de Adán, le ofrecieron á
mayor dignidad que los de la ley antigua, como tes-
Dios parte de sus frutos, así de mieses como de ga-
tifica el apóstol.
nados, y de esta suerte fué continuando hasta la ley
E s t e precepto y mandamiento de la Iglesia indu-
escrita. D e Abrabam consta que ofreció diezmos al
ce jrrave obligación, y el quebrantarlo, es de suyo pe-
sacerdote Melchisedeeh; y Jacob hizo voto al Señor
cado mortal, si 110 le excusa la parvedad de la mate-
de pagarle puntualmente diezmos de todos sus fru-
ria; de suerte, que el que pagase primicias ó diez-
tos. E n la ley escrita consta de muchos lugares, don-
mos, faltando en ello en cosa grave, comete dos pe-
de mandó Dios esto mismo á su p u e b l o f y despues
cados mortales, ó uno con dos malicias distintas en
la Iglesia católica señaló la cuota ó tasa de la parte
especie, una contra justicia y otra contra religión: la
que se habia de diezmar ó contribuir para el culto de
primera, porque de justicia se le deben á la Iglesia
Dios, y sustento de sus ministros.
y á sus ministros, como estipendio que se les ha se-
También estamos obligados á pagar las primicias, ñalado por el ministerio espiritual que ejercen con
según lo establecido por la Iglesia y costumbre de los fieles; y la segunda, porque la Iglesia manda que
los obispados; ofreciéndole á Dios de lo primero se paguen dichos diezmos y primicias, en reconoci-
de los frutos que nos da; y como los sacerdotes miento del supremo dominio que tiene Dios sobre to-
son los que nos administran los sacramentos, y I03 das las cosas, y faltar á esto en cosa grave, es pecar
que ofrecen á Dios oraciones y sacrificios por el contra religión. D e suerte que cualquiera que pague
pueblo, por eso les es muy debido el que se las pa- diezmos, aunque sean muchos, no ha de juzgar que
guemos, dice Santo T o m á s . E n la ley escrita esta- da algo de gracia á la Iglesia ó á sus ministros, por-
ba mandado que se diesen al sacerdote las primicias que los diezmos no son suyos, pues los debe de jas-
ticia á la Iglesia, porque Dios nuestro Señor, cuyo ticada y asentada; de suerte, que de aquel género de
es todo, le dió liberal al cosechero las nueve partes, frutos, estamos obligados á pagar diezmos que en la
y reservó ta décima para sus ministros. parte donde vivimos se acostumbran cobrar y pedir
P . De cuáles/rulos debemos dar diezmos, y cuántos? por los que cuidan de las rentas decimales, y está en
R . Conforme á las costumbres recibidas en los obis- práctica pagarlos en aquel lugar. Esta costumbre
pados. ha de ser practicada y recibida en aquel lugar ú obis-
Para explicar esta respuesta, debemos tener en- pado, por mucho tiempo. Esto que hemos dicho
tendido que son tres ¡as diferencias de ñutos de que de los diezmos, debemos también decir de las pri-
hablan los autores. A unos llaman personales, y micias, que son las que se dan á Dios en acción
son aquellos que provienen de la industria de la de gracias por los frutos que nos ha dado, y se
persona, como del jornal ó sueldo, de la caza, pes- pagan á los párrocos, como que son los mediane-
ca, abogacía y mercancía. Otros se intitulan predia- ros entre Dios y el pueblo, y los que le adminis-
les, y son aquellos que produce la tierra, como vino, tran los sacramentos: y por lo que mira á éstas, así
aceite, trigo, legumbres, frutas, &c. L o s terceros se en cuanto á la cantidad y especies, como en cuanto
llaman mixtos, y son los que provienen, parte de los á los sugetos á quienes se deben pagar, se ha de es-
animales, y parte de la industria de los hombres, co- tar también á la costumbre de cada lugar, en la mis-
mo los corderos, que de las ovejas, con los pastos y ma forma que dejamos explicado de los diezmos.
cuidado do los pastores, se crian y logran. L o s También se debe estar á la costumbre en cuanto á
requesones, el queso y otros 4 este modo, como conducir los diezmos. Si la hay de ponerlos el coseche-
lana, miel y cera, y casi todo el fruto de los ani- ro en los graneros de la Iglesia, á esto está obligado: si
males es mixto; porque si la industria y cuidado del es de entregarlos en la hacienda, debe dar aviso á la
hombre no los beneficiara, no se lograran. D e estos, persona que cuida de cobrarlos, para que acuda á re-
pues, es necesario saber de cuáles se han de pagar cogerlos; y el que los deja desamparados sin dar este
diezmos. Antiguamente se pagaba diezmo de todo aviso, no cumple, quedando obligado á restituirlos, si
este género de frutos; hoy en muchos obispados y lu- por esto se pierden. Tampoco le es lícito al coseche-
gares, no se paga diezmo de los frutos personales, ni ro sacar del monton antes que le diezme, la porcion que
tampoco de las casas y molinos; en otras partes toda- sembró; y el decir lo contrario es un manifiesto error,
vía se paga de todo esto: debemos, pues, saber á lo que como tal se mandó expurgar y borrar en el libro
que estamos obligados. en que se enseñaba. Ni menos pueden los labrado-
Y para esto no se puede dar regla mas fija, que es res sacar los gastos que han hecho en la sementera
atender á la costumbre que hubiese introducida, prac- y cosecha hasta coger y limpiar ei trigo, ó recoger el
vino, aceituna ú otras e s p e c i e s ; y así d e b e n d i e z m a r de g a s e la c a n t i d a d q u e l e t o c a s e ; del trigo b u e n o s i n
ellos e n t e r a m e n t e , c o m o lo p r a c t i c a y e n s e ñ a la cos- apartar para sembrar, lo que le toca; del mediano
t u m b r e de laIglesia, p u e s no fuera justo que dándo- t a m b i é n , y lo m i s m o d e l inferior: y e s t o m i s m o s e h a
lo D i o s lodo, para e l u n o que l e d a n se pusieran á d e e n t e n d e r en los d e m á s frutos, c o m o lana d e car-
ajustar m e n u d a s cuentas con su Magestad: debemos, neros y ovejas, aceituna ó uva, que de todo se ha de
pues, íntegramente diezmarlo, c o m o está en e l tiem- p a g a r lo q u e le t o c a á c a d a e s p e c i e , sin r e s e r v a r nin-
p o q u e se acostumbra l a diezma, con toda integridad guna.
y fidelidad. P. Qué cosas nos ayudan á guardar los manda-
P. Y debemos dar al diezmo lo mejor? mientos?
R. A lo menos no lo peor, pues lo da Dios todo. R. La oracion,frecuencia de sacramentos, sermo-
Aunque e s m u y justo y conforme á razón, que á nes, libros devotos y buenas compañías.
D i o s l e tributemos lo m e j o r en r e c o n o c i m i e n t o d e su P. Qué cosas nos impiden la guarda de los man-
soberano y universal dominio, y en señal d e nuestro damientos?
agradecimiento á s u gran liberalidad; y a u n q u e es R. Las costumbres'y ocasiones malas, poca devo-
cierto q u e c o m o á tan s u p r e m o m o n a r c a l e es d e b i d o ción y sobrada confianza.
lo m a s p u r o , p e r f e c t o y p r e c i o s o , y q u e d e e s t o s e C o m o quiera q u e laoracion rectifica nuestro inte-
d a p o r servido, c o m o l o manifestó e n las o f r e n d a s d e rior, m u e v e nuestros afectos, y nos hace f o r m a r san-
C a i n y A b e l , q u e p o r s e r é s t a d e lo m e j o r d e s u s fru- tos propósitos; q u e l afrecuencia d e sacramentos au-
tos l a admitió gustoso el S e ñ o r , y n o a c e p t ó la de menta en nuestras almas lagracia, que l a robustece
Cain por ser de lopeor, mostrando su desagrado, y en l avirtud; y que los s e r m o n e s y libros d e v o t o s n o s
como volviéndole e lrostro y dándole en lacara con iluminan y nos proveen de saludables máximas y re-
su ofrenda, e n que bastantemente dejó enseñado á glas excelentes, n o h a y d u d a en q u e estas prácticas
t o d a la p o s t e r i d a d q u e l o q u e m a s le a g r a d a b a , y d e religiosas y d e v o t a s n o s a y u d a n á g u a r d a r los m a n -
lo q u e se d a b a p o r m a s satisfecho, era d e q u e los h o m - d a m i e n t o s ; así c o m o t a m p o c o la h a y en q u e n o s impi-
b r e s le tributasen lo m e j o r , y p o r esto m a n d a b a e n d e n su g u a r d a las c o s t u m b r e s d e p r a v a d a s , q u e cor-
el E x o d o q u e t o d o s l e p a g a s e n lo m a s a c e n d r a d o d e r o m p e n n u e s t r o c o r a z o n , y las o c a s i o n e s peligrosas
sus frutos y p r i m o g é n i t o s d e sus g a n a d o s : sin embar- q u e n o s i n d u c e n a l p e c a d o . A u n s o l o el e s t a d o d e
go, la s u a v i d a d d e n u e s t r a m a d r e la Iglesia, q u e pres- tibieza y de poca devocion, basta para e l abandono
cribió l acuota d e estos d i e z m o s , n o señaló ni e x c e p - e n q u e s e c a e a c e r c a d e la o b s e r v a n c i a d e l a l e y , p o r -
t u ó lo b u e n o , n i lo m a l o , n i o b l i g ó á q u e s e p a g a s e que induce relajación, y hace ver con menosprecio
d e lo m e j o r , s i n o s o l o á q u e d e c a d a g é n e r o s e pa- los m e d i o s q u e t e n e m o s n e c e s i d a d de p o n e r para evi-
causa su cumplimiento. Este hace felices á los hom-
tar s i p e c a d o y conserrar el estado de gracia; mucho-
bres y á la sociedad que ellos componen. Fnpri-
mas si á esto se agrega la falsa confianza que nos ha-
mer lugar, hace felices á los hombres, porque nada
ce dormir bajo la sombra de la muerte y al borde del
hay mas feliz en la tierra, que el justo, y nada for-
precipicio.
ma al justo, sino el cumplimiento de la ley. L a s Sa-
Concluirémos esta tercera parte presentando algu- gradas Escrituras llaman sin cesar á los que cumplen
nos de los muchos y poderosos motivos que tenemos con ella bienaventurados, y el mismo Jesucristo en
para cumplir la ley de Dios, no solo con fidelidad, sino las ocho bienaventuranzas llamó felices, no solo á
también con anhelo, como el Profeta. Primer motivo. los que cumplen con esta ley, sino también á los que
Su autor. D i o s es el autor de esta ley; Dios la ha padecen por su cumplimiento. En segundo lugar,
dictado y ordenado; Dios la ha impuesto á los hom- hace feliz ú la sociedad que ellos componen. L a ra-
bres, y Dios tiene derechos infinitos á exigir su cum- zón es claia, porque una sociedad compuesta de hom-
plimiento. ¡ P u e d e darse motivo mas poderoso! Si bres justos, de subditos obedientes, de superiores sin
hacemos con prontitud y con gusto lo que nos man- orgullo, de padres celosos y prudentes, de hijos dó-
dan aquellos á quienes amamos y veneramos, ¡con ciles y cariñosos, de hermanos que se aman mutua-
cuánta mas prontitud y mayor gusto no deberémos mente, de esposos fieles y santamente unidos
hacer lo que nos manda aquel á quien debemos to-
una sociedad semejante es la mas feliz que puede
do nuestro amor y veneración! Si los buenos ami-
darse en el mundo, y esta es la sociedad que ordena
gos se complacen en servir á sus amigos, los buenos
y manda esta ley, y la que formaría indefectiblemen-
hijos á sus padres, ¡cuánto mas deberémos compla-
te su cumplimiento. Y no se crea que una tal socie-
cernos en servir á nuestro amigo, á nuestro padre
dad es ideal y quimérica, porque ya se vió realizada
Dios! Si los cortesanos corren á cumplir las meno-
en los primeros cristianos, de quienes se dice en los
res insinuaciones de los soberanos de la tierra, ¡con
hechos apostólicos: que no tenían, sino un corazon
qué prontitud no deberémos nosotros cumplir con
y una alma; y si la relajación de los tiempos presen-
los preceptos del soberano del cielo! Segundo mo-
tes nos la hace mirar como imposible, es porque no
tivo. La excelencia de esta ley. Si estuviera dic-
separamos lo que se hace, de lo que se debe y pue-
tada por los hombres, tal vez podriamos desconfiar
de hacer; pero la ley de Dios siempre aspira á for-
de su bondad y justicia; pero estando dictada por
marla, y su fiel cumplimiento siempre llegará á con-
Dios, infinitamente sábio y justo, no puede ser, sino
seguirlo.
una ley la mejor, la mas sabia y la mas justa. ¡Oh,
Dios mío, ¡cuántos y cuan poderosos motivos te-
qué digna de ser venerada y obedecida una ley se-
nemos para amar y cumplir vuestra ley santa! ¡cuán
mejante! Tercer motivo. La felicidad temporal que
grande es el amor que nos habéis manifestado, dán-
donos esta preciosa ley, que ilumina nuestro enten-
dimiento en medio de las tinieblas que envuelven el
mundo; que dirige nuestros pasos por entre la multi-
tud de pretextos y tropiezos que ocurren en su su-
perficie; que pone freno á nuestras pasiones para que CUARTA PARTE
no nos d e s p e ñ e n por sus derrumbaderos, y que nos
guia y lleva, c o m o de la mano, por el camino de la
D B LA
virtud al reino de los cielos! ¡Dios de amor! Ya que
habéis tenido la bondad de darnos una ley por tantos
títulos interesante y amable, dadnos también los au-
xilios que necesitamos para guardarla y cumplirla to- doctrina cristiana,
dos los dias de nuestra vida, y merecer p o r su cum-
plimiento veros y gozaros eternamente en la gloria.
Amen. EN LA QUE SE DECLARA LOS SACRAMENTOS QUE SE
HAN DE RECIBIR.
mitirle momento de sosiego hasta salir de ella por me brenatural; esto e s , ha de tener por principio la gra-
dio de una verdadera penitencial cia que le excita, y por motivos la ofensa de Dios y
P . Qué partes tiene? los males sobrenaturales del alma. T o d o dolor que
R. Contrición, confesion y satisfacción. no tenga este principio y motivos, es inútil para el
E l sacramento de la penitencia fué instituido por perdón de los p e c a d o s ; y así, por grande que fuese
Jesucristo, para perdonar los pecados cometidos des- el dolor de una m u g e r que cometió una impure-
pués del bautismo; mas para que éstos se perdonen, za, al verse ciiMerta de vergüenza por haberse
son necesarias la contrición, la confesión y la satis- hecho público su p e c a d o , ó el de un hombre que hi-
facción; advirtiendo que en la contrición se incluye zo un hurto, al s e r conducido públicamente a l a cár-
el propósito de la enmienda, y la confesion exige que cel, nada valdria p a r a el sacramento d é l a penitencia,
anteceda el examen de la conciencia; de donde resul- porque no era d o l o r sobrenatural sino natural, causa-
ta que vienen á ser necesarias cinco co¿as, á saber: do por motivos n a t u r a l e s . T a l fué el de Saúl y An-
examen de conciencia, contrición de corazón, propó- tioeo al verse p r i v a d o s de sus reinos por sus delitos.
sito de la enmienda, confesion de boca, y satisfacción Tercera. H a d e s e r universal, esto es, se lia de ex-
de obra. tender á todos los pecados mortales sin excepción,
P . Qué cosa es contrición? porque lodos sin excepción son ofensas de Dios, y
R . Un pesar sobre todos los pesares de haber ofen- así, no basta, p o r ejemplo, que se arrepienta de diez
dido á Dios, con propósito firme de confesion pecados el que lia cometido once, porque el undéci-
mo, de que no so arrepiente, es ofensa de Dios co-
y enmienda.
mo los oíros d i e z . Cuarta. H a de ser sumo apre-
L a palabra contrición significa quebranto. L a sa-
ciativo, es decir, q u e este dolor ha de ser el mayor
grada Escritura la usa frecuentemente para manifes-
en cuanto al a p r e c i o , de manera que se aborrezca
tar un gran dolor que quebranta el corazon, y la Igle-
el pecado sobre los males todos. Véase lo que es
sia la ha destinado á explicar el dolor del pecador en
amor apreciativo e n la explicnnon del primer manda-
el sacramento de la penitencia. L a contrición en es-
miento, y se s a b r a lo que es dolor apreciativo. Quin-
ta última acepción es, como dice el concilio de 1 ren-
ta y última. H a d e incluir el amor inicial, esto es,
to, un dolor del alma y detestación del pecado c o m e -
algún principio cíe amor de Dios, no que justifique
tido, con propósito de no pecar mas.
fuera del s a c r a m e n t o , sino que prepare para la justi-
E s t e dolor ha de tener las cualidades siguientes:
ficación; c o m e n z a n d o el pecador á amar á Dio* co-
Primera. Ha de ser interior ó del alma, como dice
mo á fuente de t o d a justicia, dice el mismo concilio,
el concilio, v asi ningun dolor exterior ó -de cuerpo
pertenece á'la contrición. Segunda. H a de ser s¿-
y m o v i é n d o s e d e a q u í al o d i o y d e t e s t a c i ó n d e s u s contrición, y lo es m u c h o m a s ahora, p o r q u e no solo
pecados. dispone para lacontrición, sino que, juntándose con
E l d o l o r p u e d e s e r 'perfecto é imperfecto, ó menos el s a c r a m e n t o d e la p e n i t e n c i a , c a u s a la j u s t i f i c a c i ó n ,
perfecto. E l p e r f e c t o s e l l a m a contrición perfecta ó s o - y así s e dice c o n razón, q u e el q u e se confiesa c o n
l o contrición. L a c o n t r i c i ó n e s u n v e r d a d e r o p e s a r a t r i c i ó n , d e atrito p a s a á contrito. D e a q u í s e s i g u e ,
d e haber ofendido á D i o s por ser quien es, por ser que elpecador debe procurar lacontrición; pero s i
sumamente bueno é infinitamente amable, con propó- n o la c o n s i g u e , y s o l o l l e v a a t r i c i ó n á l a c o n f e s i o n ,
sito d e e n m e n d a r s e , c o n f e s a r s e y c u m p l i r la p e n i t e n - conseguirá la gracia por el sacramento d e la peni-
c i a . L a atrición e s u n v e r d a d e r o p e s a r d e h a b e r o f e n - tencia.
dido á Dios, ó por haber m a n c h a d o el alma con la T a n t o la contrición c o m o l a atrición, encierran
fealdad de la culpa, ó por t e m o r del infierno, ó p o r esencialmente elpropósito d e la enmienda, la cual
haber perdido la gracia y el derecho á la gloria, con n o e s o t r a c o s a q u e u n a firme r e s o l u c i ó n d e n o v o l -
propósito d e enmendarse, confesarse y cumplir la v e r á p e c a r , á l o m e n o s m o r t a l m e n t e . Vete y no vuel-
penitencia. L a contrición y la atrición se d i s t i n g u e n vas á pecar, d i j o J e s u c r i s t o á l a a d ú l t e r a q u e l e p r e -
m u y n o t a b l e m e n t e , t a n t o e n s u s motivos, c o m o e n s u s sentaron los escribas y fariseos. L o misnfo advirtió
efectos. E n s u s m o t i v o s , p o r q u e l a c o n t r i c i ó n t i e n e al paralítico q u e curó c e r c a d e l a piscina. E l p e c a -
p o r m o t i v o e l amor d e D i o s , y l a a t r i c i ó n e l temor. dor no p u e d e alcanzar d e D i o s perdón, si no tiene
L a c o n t r i c i ó n m i r a á D i o s c o m o amable, y l a a t r i c i ó n propósito de laenmienda; pero este propósito ha de
c o m o justiciero; L a c o n t r i c i ó n n a c e d e u n a m o r d e s e r firme, y n o s e h a d e e q u i v o c a r c o n l o s s u p e r f i c i a -
hijo, y l a a t r i c i ó n d e u n a m o r d e siervo. En sus efec- les y pasageros que s ehacen en el m o m e n t o de de-
tos, p o r q u e l a c o n t r i c i ó n b o r r a e l p e c a d o m o r t a l , c a u - j a r el p e c a d o p a r a h a c e r la confesion, y se q u e b r a n -
s a la g r a c i a s a n t i f i c a n t e , v u e l v e a l p e c a d o r á la a m i s - tan tal v e z en l a p r i m e r a o c a s i o n q u e v u e l v e á p r e -
tad de Dios, l erestituye los d o n e s y las virtudes, ha- sentarse. ¿Mas c ó m o ó por dónde conoceremos que
c e q u e r e v i v a n s u s m é r i t o s , y e n fin, l o r e s t a b l e c e e n nuestra conversión, nuestro arrepentimiento y nues-
la posesion de hijo adoptivo de D i o s , y en e l d e r e c h o tros propósitos han sido verdaderos? P a r a esto hay
al reino d e los cielos. T o d o esto h a c e la c o n t r i c i ó n , a l g u n a s s e ñ a l e s que, a u n q u e no s o n infalibles, d a n
y nada d e esto hace l a atrición. una seguridad de mucha esperanza y consuelo. La
L a contrición formó todos los verdaderos peniten- primera es, c u a n d o á n u e s t r o s p r o p ó s i t o s s e s i g u e
tes que se salvaron desde A d á n hasta Jesucristo, y u n a vida justa y penitente, q u e h u y e las ocasio-
la atrición no formó u n o solo. Sin e m b a r g o , l a atri- nes y peligros d e pecar, que trabaja en vencer l o s
c i ó n era m u y útil e n t o n c e s , p o r q u e disponía p a r a l a a p e t i t o s d e s o r d e n a d o s , y s e a f a n a e n d e s t r u i r el h o m -
b r e viejo de las pasiones, y vestirse del h o m b r e n u e - C o m o e n l a c o n f e s i o n s e h a n d e m a n i f e s t a r el n ú -
v o d e l a s v i r t u d e s . La segunda, c u a n d o n o s e n t r e - m e r o , especie y circunstancias notables de los peca-
g a m o s á la p r á c t i c a d e u n a p i e d a d v e r d a d e r a m e n t e d o s al m i n i s t r o d e J e s u c r i s t o , p a r a q u e p u e d a j u z g a r
c r i s t i a n a , c o n s a g r a n d o al s e r v i c i o d e D i o s lo q u e h a - con acierto y sentenciar con justicia, es indispensa-
b í a s e r v i d o a n t e s p a r a el s e r v i c i o del d i a b l o , c o m o l o b l e q u e e l p e n i t e n t e , a n t e s d e la c o n f e s i o n , e n t r e e n
hizo lapecadora del Evangelio, empleando sus ojos c u e n t a s con su conciencia, y los a v e r i g ü e para p o d e r
e n d e r r a m a r u n t o r r e n t e d e l á g r i m a s s o b r e los p i e s d e c o n f e s a r l o s . D e a q u í s e s i g u e q u e el e x a m e n d e l a
Jesucristo, sus cabellos en limpiarlos, sus labios en conciencia no es otra cosa que una averiguación del
b e s a r l o s , y s u s m a n o s e n u n g i r l o s . La tercera, c u a n - n ú m e r o , clase y c i r c u n s t a n c i a s n o t a b l e s d e los p e c a -
d o g u s t a m o s d e o i r la p a l a b r a d e D i o s , s e a e n e l t e m - dos. M a s c o m o u n o de los funestos efectos que cau-
plo ó f u e r a d e él, sea e n las e x p l i c a c i o n e s d o c t r i n a - s a e l p e c a d o e s la c e g u e d a d d e l e n t e n d i m i e n t o , a n t e s
les ó e n las c o n v e r s a c i o n e s particulares, sea l e y e n d o d e e n t r a r á registrar los i n t r i n c a d o s s e n o s d e la c o n -
ú o y e n d o l e e r l i b r o s p i a d o s o s q u e la c o n t i e n e n ; p o r - ciencia, se d e b e p e d i r al E s p í r i t u S a n t o su divina luz
q u e el q u e e s d e D i o s , ó y e l a s p a l a b r a s d e D i o s , d e - p a r a c o n o c e r las culpas, p o n i e n d o p o r intercesores á
cía J e s u c r i s t o á los j u d í o s ; y p o r eso v o s o t r o s no las la S a n t í s i m a V i r g e n , á n g e l d e su g u a r d a , santo d e s u
o í s , a n a d i a , p o r q u e n o s o i s d e D i o s . La cuarta y nombre y santos d e s u devocion, y practicando al
principal, c u a n d o e n l u g a r d e u n l e n g u a j e m u r m u r a - mismo tiempo algunas obras d e piedad y caridad.
d o r , m a l d i c i e n t e , j u r a d o r , i m p u r o , e s c a n d a l o s o y tal P r e p a r a d o así e l p e n i t e n t e , e n t r a r á en el e x a m e n d e
v e z blasfemo, s e pasa á usar un lenguaje caritativo, su conciencia, recorriendo los m a n d a m i e n t o s de l a
piadoso, timorato, aseado, puro, cristiano; c u a n d o en ley d e D i o s y d e l aIglesia, y los d e b e r e s d e su e s -
lugar de una vida disipada y mal entretenida, de una tado, n o t a n d o lo q u e h a y a faltado en cada uno d e los
vida de m u n d o y d e pasiones, se e m p r e n d e una v;da m a n d a m i e n t o s y deberes, para poder explicarse con
retirada y bien o c u p a d a , u n a vida cristiana y d e vir- claridad y con orden. Descubierto que sea algún
tudes. C u a n d o observamos con verdad en nosotros p e c a d o mortal, p a s a r á á l a everiguacion de las veces
estas señales, entonces debemos tener una consola- q u e l e ha cometido, y d e las circunstancias notables
dora esperanza d e que nuestra conversión, nuestro q n e l e h a n a c o m p a ñ a d o , y así s u c e s i v a m e n t e .
arrepentimiento y nuestros propósitos han sido ver- P a r a h a c e r bien el e x á m e n , es necesario d e s e m b a -
daderos. r a z a r s e lo p o s i b l e d e c u i d a d o s , y t e n e r s u s r a t o s d e
P. r el precepto de confesar los pecados, á qué nos soledad y recogimiento, tanto mas, cuanto haya sido
obliga? m a s largo e l t i e m p o q u e ha pasado d e s d e la última
R. A pensarlos primero, decirlos lodos, sin callar confesion bien hecha, m a y o r e s y mas complicados los
á sabiendas mortal alguno.
negocios que ha tratado, y cuando haya estado mas pecado mortalmente despues del bautismo. E l san-
abandonada la conciencia. El concilio de T r e n t o to concilio de T r e n t o se explica acerca de esta nece-
dice que el e x a m e n ha de ser diligente: los teólogos sidad, en los términos siguientes: " T o d a la Iglesia
convienen en que debe ser como el que se emplea "creyó siempre que la confesion de los pecados fué
en negocios de importancia, y los moralistas pasan á "instituida por el Señor, y que es necesaria de dere-
determinar ocho dias para confesion de un año, en " c h o divino á todos los que han pecado despues del
personas de mediana conciencia y negocios, emplean- "bautismo. P o r tanto, si alguno dijere que para la
do una hora cada dia. No hay un precepto que man- "remisión de los pecados, 110 es necesario de derecho
de hacer el examen por escrito; pero conviene mu- "divino, confesar en el sacramento de la penitencia,
cho cuando es larga y complicada la confesion, su- "todos y cada uno de los pecados mortales de que se
poniendo que sepa escribir el penitente. Tampoco "tenga memoria, despues de un debido y diligente
le hay de confesar ios pecados veniales, y por consi- , " e x a m e n de conciencia, aunque sean ocultísimos, y
guiente no hay necesidad de examinarse acerca de "las circunstancias que mudan de e s p e c i e . . . .sea ex-
ellos. Sin embargo, es muy conveniente y prove- comulgado." Demás seria despues de esta deci-
choso confesarlos con verdadero dolor y propósito de sión del concilio, traer aquí los textos de la Sagrada
la enmienda. Concluido el examen, debe humillar- Escritura, las autoridades de los Santos Padres, y las
se profundamente el pecador á la vista de sus culpas incontestables razones teológicas que prueban esta
reunidas, dolerse con un corazon contrito y humilla- verdad. L a Iglesia ha hablado, y todo está con-
do, como David, de todas ellas, y clamar como el cluido.
pübjicano: Señor, tened misericordia de mí, que soy Cualidades de la confesion. Las principales son
un pecador. cinco. Entera-, verdadera. propia, ¿olorosa y senci-
L a confesion es una manifestación que hace el pe- lla. Entera, es decir, de todos los pecados cometi-
nitente al confesor, de sus pecados, para que se le per- dos despues de la confesion última bien hecha, coa
donen por el sacramento de la penitencia. San Agus- todas las circunstancias que mudan de especie, y aun
tín dice, que la confesion es por la que se descubre las que los aumentan notablemente; y también de
la enfermedad oculta, con esperanza del perdón; y cualesquiera pecados mortales ó circunstancias gra-
San Gregorio añade, que la confesion es una detes- ves, que por inadvertencia, olvido natural ó ignoran-
tación de los pecados, porque en efecto, el pecador cia inculpable, se hayan quedado sin confesar en las
debe manifestarlos con un corazon que los acuse, los anteriores bien hechas, pues aunque quedaron per-
deteste y desee tomar venganza de ellos en sí mis- donados, no han sido juzgados ni castigados, porque
mo. L a confesion es necesaria á todos los que han no fueron confesados. Si se deja de confesar algún
pecado mortal ó circunstancia grave, por olvido vo- r a z ó n ; u n o q u e a b s u e l v e ó n i e g a la a b s o l u c i ó n , s e g ú n
luntario, por ignorancia culpable, por malicia ó por lo que resulta d e nuestra confesión, y otro que aprue-
vergüenza, la confesión n o e s entera, y por consi- b a ó d e s a p r u e b a e s t a s e n t e n c i a , s e g ú n las d i s p o s i c i o -
guiente es mala, y hay precisión de renovarla, añadien- nes que ve en nuestra hlma; uno que concluye nues-
do el pecado ó circunstancia grave que se ha calla- tra c a u s a e n e l c o n f e s o n a r i o , y o t r o q u e la g u a r d a p a -
do, y elsacrilegio que se ha cometido haciendo con- ra repasarla en el momento de nuestra muerte. ¿ Y
f e s i ó n v e r d a d e r a m e n t e m a l a . E l o l v i d o s e j u z g a vo- q u é cristiano, penetrado d e estas verdades, p o d r á
luntario, c u a n d o n o s e h a h e c h o e l d e b i d o y d i l i g e n - a c e r c a r s e al c o n f e s o n a r i o á m e n t i r e n a q u e l t r i b u n a l
t e e x á t i r e n d e c o n c i e n c i a , q u e d i c e el c o n c i l i o y q u e - sagrado? ¿ Q u é v e r g ü e n z a podrá ser suficiente para
d a e x p l i c a d o . L a i g n o r a n c i a es culpable, c u a n d o p r o - q u e calle a l confesor visible, l o q u e e s t á v i e n d o e l
c e d e d e n o s a b e r la d o c t r i n a c r i s t i a n a y las o b l i g a c i o - c o n f e s o r invisible? ¿ C ó m o p o d r á negar á los piés
nes del estado que se tiene ó del cargo que se ejer- d e J e s u c r i s t o lo q u e s a b e J e s u c r i s t o ? ¡ C ó m o es p o -
c e . L a malicia, a q u í , e s u n a iniquidad d e l p e n i t e n t e sible q u e d e j e d e decir allí, a u n q u e sea t e m b l a n d o ,
q u e se atreve á mentir á Jesucristo, que está viendo D i o s mió, yo soy un criminal, vos l o sabéis; yo he
s u c o r a z o n . L a vergüenza n o e s a q u e l l a justa con- cometido este delito; tratadme con piedad, usad d e
fusión q u e d e b e c a u s a r a l p e c a d o r s u p e c a d o , s i n o misericordia!
a q u e l miedo d e t e s t a b l e q u e l e h a c e c a l l a r s u p e c a d o . P o r otra parte, todo p e c a d o mortal m e r e c e u n a
Esta vergüenza, que deberia ser lamenor causa d e confusion y muerte eterna, y e lpecador que no lo
las malas confesiones, es acaso la m a s frecuente, p o r borra e n esta vida con la penitencia, sufrirá e n
el p o c o c o n o c i m i e n t o q u e s e t i e n e d e lo q u e es el tri- el infierno eternamente esta confusion y vergüenza.
bunal d e la penitencia, y esto pide una explicación A u n e n esta vida podria Dios obligar al pecador
mas extensa. á manifestar públicamente sus pecados ocultos, por
C u a n d o el s a c e r d o t e b a u t i z a , J e s u c r i s t o es q u i e n mas graves, vergonzosos y multiplicados que fue-
bautiza, dice San Agustin; y cuando consagra ó ab- sen, y pedir esta confesion pública c o m o condicion
suelve, Jesucristo es quien c o n s a g r a y quien absuel- para perdonarlos, y c o m o parte de su castigo tempo-
v e . C u a n d o n o s a r r o d i l l a m o s á los p i é s d e l c o n f e - ral; y e n efecto, así lo e j e c u t ó c o n D a v i d , h a c i e n d o
sor, h e m o s de considerar que nos arrodillamos delan- p a t e n t e s s u s d e l i t o s á t o d o I s r a e l . P e r o el S e ñ o r
te d e un tribunnl o c u p a d o por d o s j u e c e s , u n o visi- no h a tratado d e usar con nosotros este derecho.
b l e , q u e e s el s a c e r d o t e , y o t r o i n v i s i b l e q u e e s J e - S u imponderable misericordia h a querido evitar-
s u c r i s t o ; u n o q u e s o l o c o n o c e lo q u e m a n i f i e s t a n u e s - nos esta confusion, con t a lque, arrepentidos, l o s
tra lengua, y otro q u e ve lo q u e h a y en n u e s t r o c o - confesemos en secreto á sus ministros, á quienes es-
tá i m p u e s t o u n secreto absoluto, profundo, invio-
lable y eterno, p o r su ley divina y p o r todas las l e - s o . C u a n d o n o p u e d a fijar e l n ú m e r o , d e b e p r o c u -
y e s h u m a n a s , q u e d a n d o los confesores obligados á rar a c e r c a r s e á él l om a s posible, d i c i e n d o : tantos,
morir, como otro San J u a n Nepomuceno, antes que poco mas ó menos, huyendo siempre de disminuirlos
laitar e n n i n g ú n caso á este divino secreto. por miedo, ó de aumentarlos por seguridad, como ha-
A ñ á d a s e á todo lodicho, que elS e ñ o r no encar- cen aquellos que, al avanzar su número, ponen mas
gó este piadoso ministerio á los ángeles, c u y a o-ran- q u e los q u e les dicta s u conciencia, p o r q u e es m e j o r ,
d e z a y santidad habría a t e r r a d o y c o n f u n d i d o á los dicen ellos, echar d e m a s que de m e n o s ; pero esto
pobres pecadores, sino á los hombres, para que vién- e s u n e r r o r , e s u n a m e n t i r a , p o r q u e el n ú m e r o d e p e -
dose rodeados ellos m i s m o s d e iguales miserias, y cados se h a d e confesar c o m o dicta laconciencia; y
e x p u e s t o s á i g u a l e s flaquezas, s e c o m p a d e z c a n , d i c e d e c i r lo q u e n o siente, l o q u e no dicta l a c o n c i e n c i a ,
b a n i ablo, d e los q u e ignoran y yerran. Así que, es faltar á la v e r d a d , e s mentir.
Doloroso. L a c o n f e s i o n h a d e s e r doloroso, e s d e -
c u a n t o m a s c o n o z c a el c o n f e s o r á su penitente, c u a n -
to m a s grave sea, por desgracia, su delito, cuanto m a s cir, q u e e l penitente ha d e manifestar en e l exterior
arrepentido le vea, m a s admirará el poderío de l a su pesar y arrepentimiento interior, arrodillándose á
gracia que h a vencido laresistencia de aquel cora- los piés del confesor, c o m o l a p e c a d o r a á los piés d e
zón delincuente, y obligado al pecador á manifestar- Jesucristo, á quien aquel representa, dándose golpes
se y detestar su delito, tanto m a s a d o r a r á y bendeci- d e p e c h o c o m o e l p u b l i c a n o en el t e m p l o , y p i d i e n -
r á la m i s e r i c o r d i a d e l S e ñ o r , q u e n u n c a s e a c o r t a d o á I>ios, c o m o él, p e r d ó n y misericordia. L a c o n -
para e l arrepentido, y su consuelo será tan g r a n d e , fesion no ha de ser una relación seca, sino una acu-
que llegará á derramar lágrimas de alegría, y á m e z - sación d e sus culpas, acompañada de un verdadero
c l a r l a s c o n las d e s u p e n i t e n t e . ¿ H a y , p u e s , a l ^ u n p e s a r d e h a b e r l a s c o m e t i d o , y d e u n firme p r o p ó s i t o
m o t i v o ostensible p a r a callar el p e c a d o ? d e n o volverlas á cometer. E l penitente es un reo
que ha ofendido á l aMagestad divina, y viene á pe-
Verdadera. L a c o n f e s i o n n o s o l o h a d e s e r e n t e - dir m i s e r i c o r d i a á l a m i s m a M a g e s t a d á q u i e n h a
r a , s i n o t a m b i é n verdadera. E l p e n i t e n t e h a d e c o n - ofendido. ; C u á n humilde y dolorosa no deberá ser
fesar s u s p e c a d o s c o m o e s t é n en su m e m o r i a , des- su confesion!
p u e s d e u n diligente e x á m e n : ha d e confesar los cier-
Propia. L a c o n f e s i o n h a d e s e r d e pecados pro-
tos c o m o ciertos, y los d u d o s o s c o m o dudosos; d e
pios. E l p e n i t e n t e n o h a de descubrir pecados age-
m o d o que si está cierto de q u e cometió, p o r ejemplo,,
nos, á no ser que esto sea n e c e s a r i o p a r a d e c l a r a r los
cuatro pecados, y duda s i fueron cinco, debe confe-
propios, y entonces se ha de hacer ocultando lo po-
s a r l o s c u a t r o c o m o c i e r t o s , y el q u i n t o c o m o d u d o -
s i b l e al q u e los c o m e t i ó . E l penitente, así c o m o n o
h a d e confesar los p e c a d o s á g e n o s , t a m p o c o h a d e influyeron ó que cooperaron á su perpetración, para
e x c u s a r ¡os p r o p i o s . N o p e r m i t á i s , S e ñ o r , d e c i a á removerlas y aplicar remedios conducentes á preser-
D i o s el profeta, que mi corazon se ladeé hacia pala- var de l arecaida. E n una palabra, se deben huir las
bras engañosas para buscar excusas á mis pecados. c o n f e s i o n e s q u e n o d e j a n c o n o c e r el c o r a z o n , p o r q u e
Bien p o d r á el penitente, y aun d e b e v á e x p o n e r las n o hay corazon reservado para Jesucristo, y este di-
que disminuyan notablemente su culpa, como debe v i n o a u t o r d e la c o n f e s i o n , n o q u i e r e q u e l e h a y a p a -
c o n f e s a r las c i r c u n s t a n c i a s q u e la a u m e n t a n n o t a b l e - ra el ministro q u e lo representa, y q u e ha d e senten-
m e n t e , p a r a q u e el c o n f e s o r j u z g u e c o n a c i e r t o ; p e r o ciar en s u nombre.
debe hacerlo con mucha moderación, y temiendo P. Qué cosa es satisfacción?
siempre que su amor propio aumente sus excusas. It. Vagar con obras de penitencia la pena debida
Sencilla. L a c o n f e s i o n p i d e m u c h a sencillez. S a n - por la culpa.
ta T e r e s a d e J e s ú s d e c i a , q u e p r o c u r a b a c o n f e s a r - E s u n a v e r d a d d e fé, q u e p e r d o n a d o e l p e c a d o
se siempre con aquella ingenuidad y sencillez que l o mortal e n cuanto á l aculpa y pena eterna, queda
hacia c u a n d o era niña. L a confesion d e b e hacerse siempre, ó casi siempre, una pena temporal que pa-
s i n a d o r n o s , .sin r o d e o s , s i n d i s f r a c e s , s i n r e s e r v a s , gar á ladivina Justicia, m a y o r ó menor, en propor-
sin e x p l i c a c i o n e s v a g a s y g e n e r a l e s , q u e t o d o y na- c i o n a l m a y o r ó m e n o r n ú m e r o y g r a v e d a d d e las-
d a significan. D e b e h a c e r s e sin c o s a q u e e x t r a v i e c u l p a s , y a l a r r e p e n t i m i e n t o d e l p e n i t e n t e . L o s li-
d e ella, ó que decline en conversación m a s bien q u e b r o s santos están llenos d e los e j e m p l o s de u n D i o s
en acusación, y sin e x p r e s i o n e s q u e d e n a d a infor- q u e , p e r d o n a n d o p o r su misericordia l aculpa, se re-
m a n al confesor. Y o m e a c u s o , d i c e n a l g u n o s , si h e s e r v a p o r s u j u s t i c i a e l c a s t i g o t e m p o r a l d e la m i s m a
j u r a d o , s i h e m a l d e c i d o , si no h e e s t a d o e n m i s a c o n c u l p a q u e p e r d o n a . B a s t a r á c i t a r a q u í el e j e m p l o d e
atención, si h e mentido, si he m u r m u r a d o esto un David. P e c a este rey, se arrepiente; un profeta
n a d a significa, p o r q u e n a d a se confiesa d e t e r m i n a d a - le a s e g u r a q u e D i o s l e ha p e r d o n a d o ; sin e m b a r g o ,
m e n t e , y e l c o n f e s o r 110 p u e d e c o n o c e r s i h a y ó n o ¡qué castigos temporales no ejecuta en este peniten-
pecado. L a confesion d e b e ser clara, sencilla, par- te e l m i s m o D i o s q u e l e p e r d o n a ! P a g a c o n la m u e r -
ticular y determinada, manifestando los p e c a d o s co- te d e c u a t r o h i j o s la d e u n v a s a l l o , y c o n l a p r o f a n a -
m o están e n la c o n c i e n c i a , l a s c i r c u n s t a n c i a s n o t a b l e s c i ó n d e d i e z e s p o s a s l a d e u n a e s p o s a . ¿Y q u i é n n o
q u e los h a n a c o m p a ñ a d o , y a u n l o s m o t i v o s y m e d i o s ve en esto á D a v i d p a g a n d o la pena temporal d e s u
q u e se-tuvieron p a r a c o m e t e r l o s , á fin d e q u e c o n o z - pecado? P u e s esta paga d e l a pena temporal q u e
c a e l confesor l a f u e r z a d e l a p a s i ó n , l a d e b i l i d a d d e l q u e d a d e s p u é s d e p e r d o n a d a la c u l p a y p e n a e t e r n a ,
alma q u e s e dejó a r r a s t r a r de e l l o s , y l a s c a u s a s q u e e s lo m í e l l a m a m o s s a t i s f a c c i ó n d e o b r a .
3ü
P. Pues las penas de Jesucristo nuestro Señor no
nos bastan? de imponer por e l confesor, p o r q u e es parte del s a -
R. Sí; mas quiere que satisfagamos con él nosotros. cramento. _ .
J e s u c r i s t o satisfizo s o b r e a b u n d a n t e m e n t e p o r t o d o s H a y varias clases d e penitencia; p e r o las p r i n c i p a -
los pecados del m u n d o , y esta és otra verdad de fé; l e s , y q u e n o d e b e n i g n o r a r l o s fieles, s o n d o s : medi-
pero es necesario que su satisfacción se nos aplique cinal y satisfactoria. Medicinal, e sl aq u e s e i m p o -
para que nos aproveche. Esta aplicación se hace se- n e para evitar larecaída en la culpa, y viene á s e r
g ú n el o r d e n e s t a b l e c i d o p o r D i o s , y e s t e ó r d e n es, c o m o u n p r e s e r v a t i v o q u e s e d a al p e n i t e n t e p a r a q u e
que en e l sacramento del bautismo s e nos aplique n o vuelva á p e c a r ; p o r e j e m p l o , la p r o h i b i c i ó n d e e n -
hasta c o n s e g u i r , n o s o l o la r e m i s i ó n d e la c u l p a y p e - t r a r e n tal c a s a , d e v e r s e c o n tal p e r s o n a ; e l m a n d a -
n a e t e r n a , s i n o t a m b i é n d e l a t e m p o r a l , y e n el d e l a to de confesar de tiempo en tiempo, de tener tanta ó
penitencia, solamente lade laculpa y pena eterna, c u a n t a o r a c i o n ; el d e d a r u n a l i m o s n a , a y u n a r u n dia,
m a s n o l a d e l a t e m p o r a l , la c u a l d e b e s a t i s f a c e r e l ó t o m a r o t r a m o r t i f i c a c i ó n p o r tal ó tal v e z q u e s e v u e l -
pecador, ó con penitencias en esta vida, ó con rigo- v a á c o m e t e r tal c u l p a todas estas son peniten-
rosos castigos e n el purgatorio. L a razón de esta c i a s m e d i c i n a l e s ; s e i m p o n e n , á fin d e q u e s i r v a n d e
d i f e r e n c i a d e e f e c t o s e n t r e l o s d o s s a c r a m e n t o s , la d a freno para que e lpenitente se detenga y no vuelva á
el c o n c i l i o d e T i e n t o , d i c i e n d o , q u e el ó r d e n e s t a b l e - caer en laculpa. N o hay penitencias que se deban
c i d o p o r la j u s t i c i a d i v i n a e x i g e , q u e d e u n a m a n e r a ' cumplir con m a s exactitud, porque se dirigen á evi-
s e a n r e c i b i d o s á la g r a c i a los q u e p e c a r o n p o r igno- tar un mal m a y o r q u e e l pecado, cual es la recaída.
r a n c i a antes del b a u t i s m o , y d e otra, los q u e d e s p u e s E s t a s p e n i t e n c i a s d e b e n fijarse b i e n e n l a m e m o r i a ,
d e h a b e r sido r e s c a t a d o s d e la s e r v i d u m b r e del p e c a - porque siendo medicinales, deben durar, no solo has-
do y del demonio, y recibido e l d o n del Espíritu t a la s i g u i e n t e c o n f e s i o n , s i n o h a s t a q u e c u r e n e n -
S a n t o , n o t e m i e r o n p r o f a n a r c o n a d v e r t e n c i a el t e m - teramente l a llaga á que se han aplicado, y el peni-
p l o d e D i o s (así l l a m a al a l m a e n g r a c i a ) , y e n t r i s t e - t e n t e h a d e c u i d a r d e h a c e r l a s p r e s e n t e s al c o n f e s o r ,
c e r al m i s m o E s p í r i t u S a n t o . P o r esta r a z ó n y otras c o m o principio de su confesion, para que reconozca
q u e alegan los S a n t o s P a d r e s , y p o r otras infinitas q u e el estado d e l a llaga y v e a si han sido bien aplicadas
solo á D i o s s o n c o n o c i d a s , la j u s t i c i a d i v i n a se ha r e - p o r u n fiel y e n t e r o c u m p l i m i e n t o ; s i h a n a p r o v e c h a -
servado en el sacramento de lapenitencia, u n a satis- do, y siconviene aumentarlas, disminuirlas, variarlas
facción temporal, q u e n o e x i g e en el b a u t i s m o . E s t a ó quitarlas en parte ó en todo.
s a t i s f a c c i ó n q u e t a m b i é n l l a m a m o s p e n i t e n c i a , s e ha P. Cuáles son las obras satisfactorias?
R. Oracion, limosna, ayuno y otras asperezas de
cuerpo; y los trabajos que Dios envia, lle-
vados por su amor en paciencia.
L a penitencia satisfactoria, es la que se impone
al infierno con grandes penitencias sin cumplir, ó mal
para satisfacer á la justicia divina, por la pena tem-
cumplidas. Adviertan aquí particularmente los gran-
poral que queda despues de perdonada la eterna, co-
des pecadores, que no deben reposar sobre las peni-
mo ayunos, limosnas, oraciones, meditaciones, lectu-
tencias que les imponen los confesores, siempre mo-
ras piadosas, asistencia al santísimo sacrificio de la
derados por temor de que no se las dé cumplimien-
misa, ú otros ejercicios ó mortificaciones que el con-
to, sino añadir otras por sí mismos, para librarse de
fesor estime proporcionadas á las culpas pasadas. La
ir á pagar sus descubiertos en los tormentos de un
penitencia satisfactoria debe cumplirse en el tiempo
terrible purgatorio.
que se señale, y si no se fija tiempo, debe cumplirse
Utilidades de la confesión. Primera. Nos facili-
desde luego, sin dilatarla de dia en dia, y en todo caso,
ta el camino de la salvación. Desde que pecó Adán
debe cumplir prontamente alguna parte de ella, para la
hasta que instituyó Jesucristo el sacramento de la pe-
integridad y perfección del sacramento; pues aunque
nitencia, esto es, en el espacio de cuatro mil años,
solo es parte esencial el ánimo de cumplirla, el cum-
no tuvieron los hombres que caian en el abismo del
plimiento efectivo, á lo menos de alguna parte, perte-
pecado mortal, otro medio para salir de él, que la
nece á s u integridad y perfección. La tibieza de los
contrición; pero desde que Jesucristo instituyó este
últimos siglos ha obligado á la Iglesia á mitigar el ri-
sacramento, tuvieron ya dos medios, que son, la con-
gor de las penitencias que imponia el fervor de los
trición y la confesion; y no solo tuvieron dos medios,
primeros, no porque la justicia divina haya variado
sino que el segundo es sin comparación mas fácil
ni en un ápice la tasa de las penas temporales que ha
que el primero, porque la confesion,' como se ha di-
de sufrir cada uno de los pecadores con proporcion
cho, no pide contrición para perdonar el pecado mor-
á sus culpas, pues lo que no se satisfaga en esta vi-
tal, sino atrición; y nadie duda que es sin compara-
da, se pagará en el purgatorio sin salir de allí, hasta
ción mas fácil tener atrición que contrición, y por
haber pagado el último maravedí; como dice el Evan-
consiguiente, que es sin comparación mas fácil salir
.gelio, sino que esta madre prudente ha preferido im-
del pecado mortal por la confesion, que por la contri-
poner á sus hijos penitencias que alcance á cumplir su
ción: esta mayor facilidad es un bien inestimable. Así
tibieza, aunque no basten á satisfacerla pena temporal,
es que, la confesion no solo es un segundo medio,
y tengan que acabarla de pagaren el purgatorio, á im-
sino un medio sin comparación mas fácil que la con-
poner penitencias que, por falta de cumplimiento Ies
trición, para conseguir el reino de los cielos. Segun-
expongan á caer en el infierno. Mejor es, enseñaba
da. Ld confesion es el freno general de todas las
ya en su tiempo San Agustín, enviar almas al purga-
pasiones. P a r a penetrarnos de esta verdad, no hay
torio con pequeñas penitencias bien cumplidas, que
sino suponer roto este freno. ¡Qué torrente p u e d e
c o m p a r a r s e a l que formarían las pasiones desenfre* n e l a u n i ó n d e l o s m a t r i m o n i o s , y s e d e f i e n d e l a fi-
nadas! ¡ Q u é virtudes no serian arrastradas por este d e l i d a d q u e ellos e x i g e n ; s e a h o g a n los r e n c o r e s , s e
furioso torrente! Sin l aconfesion ¡qué d e pecados h a c e n las reconciliaciones, se p r e p a r a l a p a z d e las
no abundarían en elcorazon humano! P o r q u e ¿quién p e r s o n a s , d e las familias, d e los p u e b l o s . en su-
s u j e t a , q u i é n o r d e n a al c o r a z o n e n s u c e n t r o , l u e r a m a , e n la c o n f e s i o n s e d e f i e n d e n ! o s d e r e c h o s d e D i o s
de laconfesion? P e r o ¿ á qué hacer suposiciones? y d e los h o m b r e s , y s e trabaja e n f o r m a r j u s t o s e n l a
¿ N o s e ha visto este l a m e n t a b l e r e s u l t a d o en los hijos tierra y b i e n a v e n t u r a d o s en e l cielo. N o es d e m e -
r e b e l d e s d e la I g l e s i a , q u e r o m p i e r o n e s t e d i v i n o f r e - n o s i n t e r é s p a r a e l b i e n d e l as o c i e d a d . E n la c o n -
no aboliendo laconfesion? ¿No se está viendo e n fesion todo conspira á hacer lafelicidad d e aquella,
l o s m i s m o s h i j o s fieles d e l a I g l e s i a q u e n o l e u s a n ? p u e s t o i]ue e n ella t o d o c o n s p i r a á f o r m a r j u s t o s . ¡ A h !
¿ Q u é h a c e n los q u e v i v e n d o m i n a d o s d e a l g u n a pa- U n a sociedad de justos en latierra, seria la i m á g e n
sión, ó entregados á algún vicio? ¿ L o s q u e llevan m a s propia de l a s o c i e d a d q u e f o r m a n los b i e n a v e n -
una vida criminal y no quieren enmendarla? ¿Qué t u r a d o s e n e l c i e l o . ¡ T a l e s la i m p o r t a n c i a d e la c o n -
hacen? huir de l a confesion, ó loque es incompara- fesion, y por eso no es una obra de consejo sino d e
b l e m e n t e p e o r , a t r e p e l l a r l a p r e s e n t á n d o s e á los p i é s precepto.
del ministro de Jesucristo, á insultar á Jesucristo con T o d o cristiano que se halla en pecado mortal, es-
u n s a c r i l e g i o . Tercera. A e l l a s e d e b e n p a r t i c u l a r - tá obligado á confesarse en peligro de muerte, y por
m e n t e la p i e d a d y v i r t u d e s q u e a u n s e c o n s e r v a n e a el este motivo lo están los q u e e n f e r m a n morlalmente,
c r i s t i a n i s m o . E n la c o n f e s i o n s e r e f r e n a n las p a s i o n e s , los que entran en acción de guerra, navegación peli-
se reprenden los vicios, y se i m p o n e n los castigos q u e g r o s a ú otra cualquiera e m p r e s a arriesgada; los q u e
se ordenan á satisfacer por ellos y á desterrarlos. E n preven que no podrán confesarse antes de su muer-
la c o n f e s i o n s e e x h o r t a á o b r a r s i e m p r e la j u s t i c i a , á te, ó p o r falta d e confesor, ó d e libertad para llamar-
practicar l a virtud, á c a m i n a r á l asantidad, y á lle- le, ó p o r a l g ú n o t r o m o t i v o , y las e m b a r a z a d a s r e g u -
var adelante con valor y constancia las peleas de l a larmente, á lo menos antes d e s u primer parto, y
salvación. E n una palabra, l aconfesion es e l m u r o s i e m p r e , si s u s partos s o n p e l i g r o s o s .
q u e d e f i e n d e á t o d a s las v i r t u d e s d e t o d o s los vicios, T a m b i é n se h a n d e confesar los que han d e a d m i -
y q u e f o r m a d e n t r o d e su r e c i n t o los j u s t o s . Cuarta. nistrar ó recibir algún sacramento, p o r q u e es m e n o s
L a c o n f e s i o n es el m a y o r b i e n p a r a el i n t e r é s d e los d i f í c i l p o n e r s e e n g r a c i a p o r la c o n f e s i o n , q u e p o r l a
particulares y d e las s o c i e d a d e s q u e éstos c o m p o n e n . contrición; y s o b r e todo, los q u e h a n de c o m u l g a r .
E n ella se sostiene l aa u t o r i d a d d e los padres, d e los A m a s de estas cosas, hay obligación d e confesarse
superiores, y de todos los que gobiernan; se mantie- d e t i e m p o en t i e m p o , c o m o la h a y d e t i e m p o en t i e m p o
c e confesion voluntariamente nula, no cumple con es-
de hacer actos de contrición, fé, esperanza y caridad; te precepto, como consta de la proposición catorce,
pero la frecuencia de estas confesiones no esta deter- condenada por el Papa Alejandro V I I .
minada, y queda á la discreción del confesor, quien Frecuencia de la confesión. Despues de la expli-
las dictará con arreglo á las necesidades y disposi- cación hecha de las utilidades de la confesion, nada
ciones del penitente. Sin embargo, como el estado mas, al parecer, deberíamos hacer aquí para animar á
de oecado mortal es tan terrible, han creído algunos los cristianos á que la frecuentasen, que remitirles,
autores que el desgraciado que cae en tan infeliz es- como lo hacemos, á leer; pero no basta que vean
tado, debe confesarse cuanto antes para salir de el; s u s utilidades, es necesario desvanecer también las
pues aunque esto se pueda conseguir por la contri- excusas que se alegan para no frecuentarla. Se dice
ción, á la que debe acudir sin perder tiempo, no obs- que la Iglesia, siendo una madre tan celosa del bien de
tante, se ha de añadir la confesion como medio mas s u s hijos, no manda confesar mas de una vez al año;
seguro. E n todas las ocasiones que van expresadas, pero si es tal su precepto, sin duda no es tal su deseo,
la obligación de confesarse es de precepto divino. porque no dice solamente que los fieles <-e confiesen
H a y también un precepto eclesiástico que obliga una vez en el año, sino que se confiesen una vez á lo
á confesar á lo menos una vez en el año. I o d o he!, menos. Bien querría esta piadosa madre que todos
dice el concilio cuarto de Letran, sean hombres o sus hijos frecuentasen la confesion; pero no se ha de-
mugeres, despues que hubieren llegado al uso de la terminado á mandarlo, por no exponer á los tibios y
razón, confiese solo y fielmente todos sus pecados, a empeorar á los sacrilegos. Pero ¡en qué tiempos nos
lo menos una vez al año. Esta confesion se hace hallamos! ¡Oh, Dios mió! ¡Cubramos con el velo del
comunmente en la cuaresma, ya porque es el tiempo silencio los horrores de nuestro siglo. Se dice que son
mas propio de la penitencia, y ya porque se ha d e tantos los negocios, que para nada dejan tiempo. ¡Vál-
comulgar en la pascua. E l concilio de I rento dice gate Dios por negocios, que ni para vivir preparados
que abraza y aprueba altamente esta costumbre, co- para morir cristianamente dejan tiempo! ¿Pero hay
mo piadosa y justamente digna de conservarse. El negocio en el mundo que pueda compararse con és-
que prevé que no podrá confesarse en la cuaresma, te? ¿El vivir siempre preparados para merecer en-
debe adelantar la confesion para cumplir este pre- trar en cualquier hora que Dios llame en el reino de
cepto; y el que no se confiesa en el año, a mas do la gloria, no es el negocio de los negocios? ¿No es
cometer un pecado mortal por no cumplir el precep- el sumo negocio á cuya vista desaparecen todos los
to, tiene siempre sobre sí esta obligación hasta que demás negocios? ¿Y 110 es la confesion frecuente la
se confiese, como el que no paga á tiempo debido, la que prepara mejor y adelanta mas este sumo negocio?
tiene hasta que pague: es de advertir que el que ha-
S e d i c e q u e falta la libertad p a r a c o n f e s a r s e c o n fre- «i e s mala, d e s d e q u e l at o m a m o s nos p o n e m o s e n
cuencia. S o y u n hijo, u n a hija d e familia, un cria- un gran peligro de perdernos para siempre. E s ade-
do, una criada, u ndependiente ¿Mas qué supe- « í a s d e la ú l t i m a c o n s e c u e n c i a , p o r q u e e s i n d u d a b l e
rior cristiano p u e d e impedir con razón á su inferior, q u e u n a gran parte d e los que, á p e s a r d e confesar-
q u e confiese t o d o s los m e s e s ? S a n F r a n c i s c o d e S a - se, viven mal y se p i e r d e n , es p o r falta d e un confe-
les dice á s u Filotea, q u e ni p a d r e , ni m a d r e , ni m u - s o r s á b i o y c e l o s o , q u e l e s a p a r t e c o n m a n o firme d e l
g e r , ni marido, n iotro alguno, p o d r á estorbar j u s t a - c a m i n o d e su perdición, y les dirija p o r e l d e su sal-
m e n t e e s t a r s e u n a m a ñ a n a c a d a m e s en la iglesia, p a - vación. O s exhortamos, decia San Gregorio en e l
r a c o n f e s a r s e y r e c i b i r el c u e r p o d e n u e s t r o S e ñ o r sétimo concilio de R o m a , o s exhortamos á que para
J e s u c r i s t o . P e r o n o es l a c a u s a la falta d e la liber- r e c i b i r la p e n i t e n c i a p o r v u e s t r o s p e c a d o s , n o a c u d a i s
t a d p a r a n o f r e c u e n t a r la c o n f e s i o n , es l a falta d e v o - á aquellos confesores que traen una vida poco regu-
luntad. C u a n d o hay ésta, todo se allana, todo se fa- lar y no poseen la ciencia necesaria para dirigiros, y
cilita, t o d o s e p r e p a r a , y rara v e z falta t i e m p o p a r a a s í , m a s c o n d u c e n l a s a l m a s á la p e r d i c i ó n q u e á la
confesar, no digamos cada mes, sino con m u c h a m a - s a l u d , s e g ú n e s t e o r á c u l o d e l a v e r d a d : Si un ciego
yor frecuencia, y esta es u n a verdad que nos enseña guia á otro ciego, ambos caen en el hoyo; s i n o q u e o s
la e x p e r i e n c i a d e t o d o s los dias. dirijáis á aquelios que, instruidos en l areligión y e n
Elección de confesor. P e r o n o b a s t a c o n f e s a r s e c o n las Escrituras, o s p u e d a n mostrar e l c a m i n o de l a
frecuencia, es necesario ademas, elegir un buen con- verdad y de la salud.
f e s o r , s á b i o , p r u d e n t e , c e l o s o , q u e t e n g a b a s t a n t e fir- P o r este motivo ó pasage del concilio, se ve cuán
meza para hacernos cumplir todos nuestros deberes, ¡necesario es buscar confesores instruidos y virtuosos
y mucha caridad, discreción y dulzura para hacér- •que n o s d i r i j a n p o r el c a m i n o e s t r e c h o d e l c i e l o , y n o
noslos amar. •entregarnos indiscreta é indistintamente en manos de
E s t a elección es d e la m a y o r c o n s i d e r a c i ó n , p o r q u e cualquier confesor que pueda extraviarnos y preci-
v a m o s á p o n e r e n s u s m a n o s lo m a s p r e c i o s o q u e te- p i t a r n o s e n la c a r r e r a del infierno; p o r q u e c u a n d o e l
n e m o s . V a m o s á depositar en s up e c h o los secre- •confesor n o e s lo q u e d e b e , n o s e a p l i c a á c o n o c e r
tos d e nuestro corazón, l o snegocios d e nuestra a l p e n i t e n t e , n i á h a c e r q u e e s t e s e c o n o z c a á sí m i s -
conciencia, los intereses eternos d e nuestra alma, mo, limpia solo según l ametáfora de Jesucristo, l o
n u e s t r a a l m a m i s m a . E s t a m b i é n d e la m a y o r i m p o r - -exterior d e l ac o p a del cáliz, d e j a n d o lo interior lle-
tancia, p o r q u e v a m o s á t o m a r un guia q u e nos diri- n o de inmundicia; esto es, se contenta con purificar
j a e n la difícil s e n d a d e l r e i n o d e l o s c i e l o s . E s t e g u i a la parte exterior y visible d e los p e c a d o s , sin t o m a r -
tiene una estrecha conexion con nuestra salvación, y s e el t r a b a j o d e p u r i f i c a r la p a r t e i n t e r i o r , a r r a n c a n d o
hasta sus raices para que no se reproduzcan; los v e do3 médicos, uno hábil, práctico, observador y cui-
repetidos en todas las c o n f e s i o n e s ; l o s mira sin tur- dadoso de restablecer en la salud á s u s enfermos, y
bación, y á p e s a r de e s t a s c o n t i n u a s r e c a í d a s , sigue otro ignorante, y descuidado de la de los suyos, es
d i s p e n s a n d o sus a b s o l u c i o n e s , y p r e p a r a n d o , si Dios claro que no elegiríais á éste sino á aquel. Desen-
n o l o r e m e d i a , u n a v i c t i m a p a r a e l i n f i e r n o , en v e z gañémonos, el confesarse con el primer con fesor que
de u n j u s t o p a r a e l c i e l o . ¡ P e l i g r o t e r r i b l e d e l a l m a se presenta, pudiendo elegir, prueba el poco cuidado
que cae en m a n o s de un mal confesor! ¡ \ quién n o que se tiene de la vida eterna. 1 en el caso de po-
se a d m i r a a l v e r l a s e r e n i d a d d e a q u e l l o s p e n i t e n t e s , der elegir, ¿cómo habremos de hacer la elección? por-
q u e se confiesan con el primero que se les presenta, que no es regular que andemos averiguando la con-
y con tanta m a y o r voluntad, cuanto es mas descono- ducta de los ministros de Jesucristo. ¡Ah! esto es
c i d o ! ¡ Q u i é n n o s e a s o m b r a al c o n t e m p l a r la c e g u e - demasiado fácil. L u e g o se sabe la mayor ó menor
d a d d e a q u e l l o s q u e b u s c a n y e l i g e n el c o n f e s o r m a s capacidad é instrucción de los confesores, sus estu-
b l a n d o , m a s a b r e v i a d o r , a c a s o el m a s i g n o r a n t e y m e - dios y su aplicación; también se sabe quiénes son los
nos regular en costumbres; u n o de los confesores q u e que se detienen en instruir, desengañar, convencer,
llamante m a n g a a n c h a , q u e t i e n e n m a n o f r a n c a , q u e corregir, animar, curar y mejorar á sus penitentes
echan c u a r e n t a ó c i n c u e n t a a b s o l u c i o n e s e n u n a ma- (porque todos estos oficios tiene que hacer á la vez el
ñana ó e nun par de horas, á penitentes regularmen- confesor), y quiénes los que en nada de esto reparan;
te d e u n a ñ o , y c u y o c o n f e s o n a r i o s e v e r o d e a d o de y en fin, se sabe y se ve su porte y su poca virtud, y
pecadores desgraciados, que no van á curar sus he- se conoce que no mejorará mucho la conducta agena
ridas, sino á aumentarlas con nuevos sacrilegios, y á quien no mejora la propia, ni adelantará á otros en la
q u i e n e s e s t o s c o n f e s o r e s h a c e n s e g ú n l a a l e g o r í a de* virtud quien no se adelanta á sí mismo. Y si no hay
profeta Ezequiel, almohadilla para poner sus cabezas donde elegir, porque no hay mas que un confesor, co-
y d o r m i r s o b r e s u s d e l i t o s e l s u e ñ o d e la m u e r t e ! mo sucede en los pueblos cortos, ¿qué haremos? E n -
M a s dirán muchos: nosotros no buscamos s e m e - tonces es necesario confesarse con el que hay. Si es
jantes confesores. E s verdad que nos confesamos bueno, ya teneis lo que necesitáis, si no, debeis acudir
con elprimero que hallamos; pero como todos esttn á Dios y pedirle que le haga cual vosotros lo necesitáis
aprobados, creernos que nos basta esto para obrar d e para que os ayude á salvaros, ó que os conceda otro
b u e n a fé. M a s se pregunta, ¿obrarías bien tomando- Begun su corazon; y debeis pedírselo tanto, dice San
d e b u e n a fé á un ciego p o r guia? ¿ N o caeríais d e Agustin, como debe ser pedida una cosa tan grande.
b u e n a fé en e l precipicio? S i se tratase d e \ l u s t r a E l Señor oirá nuestra súplica, porque tiene dicho: yo
vida ó muerte temporal, y tuvierais elección entre os daré pastores según mi corazon, que os apacienten en
ciencia y doctrina; y no permitirá que 03 falte un guia muerte sin haber salido de él, pasa inmediatamente
bueno y fiel, aun cuando fuera necesario, dice San fe ser un condenado en el infierno. ¿Y qué cosa mas
Francisco de Sales, enviar un ángel del cielo, como fácil que ser asaltado de la muerte? Nuestra vida
hizo con el joven Tobías. Nada es capaz de impe- pende de un hilo tan delicado, que se rompe con un
dir la salvación de las almas que la desean y buscan soplo y aun sin tocarle. Muertes desprevenidas,
de veras, porque, ó les conduee el Señor y guia por muertes inesperadas, muertes no creidas, muertes re-
sí mismo, supliendo con su luz las faltas de I03 con- pentinas, muertes sin saber por q u é . — n o hay cosa
fesores, ó I03 ilustra para ellas. Cuanto queda di- mas frecuente. ¿Y c ó m o puede vivir el que está en
cho se dirige al común de los fieles. pecado mortal en semejante peligro, sin ser el mayor
¿Y es menester siempre que uno cae en pecado enemigo d e sí mismo? L u e g o debe sin perder tiem-
mortal confesarse luego para que se le perdone? Bien p o , procurar salir del estado de pecado mortal en que
seria, pero no es necesario. ¿Pues que h a d e hacer? se encuentra. P e r o el pecador tiene dos medios ó
T e n e r verdadero dolor de sus pecados con propósito caminos para salir de su lastimoso estado, que son:
de enmendarse y confesarse cuanto antes sea posible. la perfecta contrición y la buena confesion. ¿Y cuál
Ya dijimos que no hay estado mas lastimoso qu© de los dos debe tomar? Bien seria, como dice el ca-
el de una alma en pecado mortal. P e r d i d a la gracia tecismo, tomar el de la confesion por ser el mas fá-
y amistad de Dios, desheredada del cielo, hecha es- cil, pero bastará el de la contrición, aunque mas di-
clava de Satanás y reo del infierno, se halla expues- fícil. P o r consiguiente, el alma que cae en pecado
ta en todo momento á caer en sus horrendas llamas, mortal, debe procurar desde luego hacer actos de per-
y quedar sepultado en ellas por toda la eternidad. ¿Y fecta contrición, y disponerse para su confesion, á fin
será permitido, será sufrible, vivir en tan lastimoso de asegurarse lo mas pronto posible de haber salido
estado? Algunos autores han sido de parecer, que del abismo en que le arrojó el pecado mortal.
ee comete un nuevo pecado mortal en no salir luego
de él, y aunque el común no siente así, todos convie- COMUNION.
nen en que se comete cuando se dilata considerable-
mente, y también convienen en que se ha de procu- P. Para qué vale el Santísimo Sacramento de la
rar salir de él sin perder tiempo. L a razón que dan comunión?
es evidente. E l que está en pecado mortal se halla R. Lo primero, para que nuestra alma sea apa-
en un estado de condenación, y en rigor es un con- centada de la gracia de Dios, y unida con
denado que anda sobre la tierra, aunque con medios él: lo segundo, -para no caer fácilmente en los
para librarse de su condenacionj pero si le toma la pecados; lo tercero, para alcanzar toda per-
fección.
ciencia y doctrina; y no permitirá que 03 falte un guia muerte sin haber salido de él, pasa inmediatamente
bueno y fiel, aun cuando fuera necesario, dice San fe ser un condenado en el infierno. ¿Y qué cosa mas
Francisco de Sales, enviar un ángel del cielo, como fácil que ser asaltado de la muerte? Nuestra vida
hizo con el joven Tobías. Nada es capaz de impe- pende de un hilo tan delicado, que se rompe con un
dir la salvación de las almas que la desean y buscan soplo y aun sin tocarle. Muertes desprevenidas,
de veras, porque, ó les conduee el Señor y guia por muertes inesperadas, muertes no creidas, muertes re-
sí mismo, supliendo con su luz las faltas de I03 con- pentinas, muertes sin saber por q u é . — n o hay cosa
fesores, ó I03 ilustra para ellas. Cuanto queda di- mas frecuente. ¿Y c ó m o puede vivir el que está en
cho se dirige al común de los fieles. pecado mortal en semejante peligro, sin ser el mayor
¿Y es menester siempre que uno cae en pecado enemigo d e sí mismo? L u e g o debe sin perder tiem-
mortal confesarse luego para que se le perdone? Bien p o , procurar salir del estado de pecado mortal en que
seria, pero no es necesario. ¿Pues que h a d e hacer? se encuentra. P e r o el pecador tiene dos medios ó
T e n e r verdadero dolor de sus pecados con propósito caminos para salir de su lastimoso estado, que son:
de enmendarse y confesarse cuanto antes sea posible. la perfecta contrición y la buena confesion. ¿Y cuál
Ya dijimos que no hay estado mas lastimoso qu© de los dos debe tomar? Bien seria, como dice el ca-
el de una alma en pecado mortal. P e r d i d a la gracia tecismo, tomar el de la confesion por ser el mas fá-
y amistad de Dios, desheredada del cielo, hecha es- cil, pero bastará el de la contrición, aunque mas di-
clava de Satanás y reo del infierno, se halla expues- fícil. P o r consiguiente, el alma que cae en pecado
ta en todo momento á caer en sus horrendas llamas, mortal, debe procurar desde luego hacer actos de per-
y quedar sepultado en ellas por toda la eternidad. ¿Y fecta contrición, y disponerse para su confesion, á fin
será permitido, será sufrible, vivir en tan lastimoso de asegurarse lo mas pronto posible de haber salido
estado? Algunos autores han sido de parecer, que del abismo en que le arrojó el pecado mortal.
ee comete un nuevo pecado mortal en no salir luego
de él, y aunque el común no siente así, todos convie- COMUNION.
nen en que se comete cuando se dilata considerable-
mente, y también convienen en que se ha de procu- P. Para qué vale el Santísimo Sacramento de la
rar salir de él sin perder tiempo. L a razón que dan comunión?
es evidente. E l que está en pecado mortal se halla R. Lo primero, para que nuestra alma sea apa-
en un estado de condenación, y en rigor es un con- centada de la gracia de Dios, y unida con
denado que anda sobre la tierra, aunque con medios él: lo segundo, -para no caer fácilmente en los
para librarse de su condenacionj pero si le toma la pecados; lo tercero, para alcanzar toda per-
fección.
E l Santísimo Sacramento de la cornunion es en ofrenda del sacerdote Melchisedech, eran como las
dignidad el primero de todos los sacramentos, por- primeras imágenes que bosquejaban este divino Sa-
que no solo contiene la gracia, sino al Autor mismo cramento. L a zarza del monte Oreb que ardia y no
de la gracia. E s el Sacramento por excelencia, y el se quemaba; el cordero de un año y sin mancilla, cu-
origen y centro de los demás sacramentos, por- ya sangre salpicada por los umbrales de los hebreos
que contiene á Jesucristo, Autor de ellos. Sus en Egipto, preservó á sus primogénitos de la espada
nombres son muchos y muy significativos. S e lla- exterminadora: el mana celestial, que cayendo dia-
ma Eucaristía, que significa acción de gracias, por- riamente al rededor de los campamentos de Israel, le
que es la mas agradable acción de gracias que po- sustentó cuarenta años en un desierto; aquel pan de
demos tributar á Dios. Santísimo, porque contiene I03 fuertes, en cuya virtud hizo el profeta Elias un
á Jesucristo, que es la misma santidad. Sacramen- viage de cuarenta dias sin comer; el panal misterioso
to del Altar, porque se consagra sobre el altar, y tie- de Sansón; el arca del testamento; el tabernáculo de
ne su trono sacramental en el sagrario del altar. Iíos- Silo; el templo de Salomon; el fuego perpetuo que
tiasagrada, porque Jesucristo contenido en él, es la ardia en él; los panes diarios de la p r o p o s i c i o n . . . .
sagrada hostia de propiciación que se ofrece todos T o d o era una viva y continuada representación de
los dias por la salud de todo el mundo. Pan de los e3te gran Sacramento. E l mismo Jesucristo tuvo por
hijos de Dios, porque alimenta á los fieles que son hi- conveniente no solo anunciarle mucho antes de ins-
jos de Dios. S e llama, en fin, Pan de los ángeles, tituirlo, sino también irle descubriendo como por gra-
Santa Mesa, Sagrado Viático, Cena del Señor, San- dos, para preparar su creencia. Primero predicó á
tísimo cuerpo de Jesucristo, y se le dan otros muchos los que le seguían: que buscasen el P a n del cielo. L u e -
nombres, que seria largo referir aquí. E n el princi- go añadió: que el Pan del cielo era su carne. L e s ase-
pio de la Iglesia se llamó también Fracción del Pan, guró en seguida: que su carne era verdadera comida,
Bendición Mística, Comida del Señor para ocul- y su sangre verdadera bebida; y por último les dijo:
tar á los perseguidores del cristianismo, bajo de es- que el que comiera su carne y bebiera su sangre, ten-
tos nombres misteriosos, lo mas santo y mas sagrado dría en sí la vida eterna. Sin embargo, este tiento
que tenian los cristianos. con que Jesucristo habia ido retirando el velo y des-
Son muchos los pasages del Antiguo Testamento, cubriendo el misterio, no bastó para que los judíos, y
que anuncian mas ó menos claramente este augustí- aun muchos de sus discipulos, no se escandalizasen
simo misterio. E l árbol de la vida, plantado en el y dijesen: dura es esta doctrina, ¿y quién la p u e d e
paraíso; el agradable sacrificio de Abel; el arca salu- sufrir? ¡Tan incomprensible era para los hombres
dable del diluvio; las víctimas pacíficas de N o é , y la
asombrados y anonadados, recibieron por primera vez
este sacratísimo misterio! M a s no por eso era meno»
el c u e r p o adorable y la sangre preciosísima de nues-
seguro su cumplimiento.
tro S e ñ o r Jesucristo, bajo las especies de pan y vi-
°Su institución. A vuelta de un año de este anun- no, ó lo que es lo mismo, recibieron á Jesucristo S a -
cio, llegó el tiempo de p a d e c e r y morir el H i j o E t e r - cramentado y oculto bajo las especies de pan y vino,
no d e D i o s por la salud d e los hombres, y en la no- de m a n o del mismo Jesucristo, descubierto y presen-
che, víspera del dia de su muerte, dispuso celebrar te á sus ojos. Y desde esta memorable noche, el
con sus discÍDulos su última pascua. M a n d o que se Santísimo Sacramento quedó instituido, los apósto-
le preparase una sala ó c e n á c u l o g r a n d e y adornado, les ordenados y autorizados para consagrarle, y loa
y en él cenó con sus apóstoles el C o r d e r o P a s c u a l ; fieles para recibirle. ¡Cuántos misterios! ¡cuántos
observando y cumpliendo las ceremonias legales. sacramentos! ¡cuántos excesos de amor!
Concluida la cena, y c u a n d o menos lo esperaban los E n cuanto á los efectos d e la gracia que se nos co-
apóstoles, se levanta de la mesa, se ciñe con una munica en este Sacramento, no es menester mas que
toalla, echa agua en una bacía, y comienza á lavar- considerar la cualidad d e cibadva que tiene, para com-
les los piés. L o s apóstoles se asombran y se resis- p r e n d e r con cuánta propiedad dice nuestro autor, que
ten, particularmente P e d r o ; mas á pesar de su resis- apacienta nuestras almas y las une con D i o s , porque
tencia, el divino Maestro lleva adelante su obra has- ella las alimenta y nutre espiritualmente, y aumentán-
ta lavárselos á todos. C o n tan asombroso ejemplo doles la vida sobrenatural, que está en la caridad, las
de humildad, quiso prepararles para recibir ei augus- u n e mas y mas á Dios, que es el principio de la vida
to y soberano S a c r a m e n t o que iba á instituir. En y la fuente del amor: esto mismo las preserva de caer
efecto, se desciñe, vuelve á sentarse á la mesa, toma fácilmente en el pecado, porque aumentando la vida,
en sus divinas manos un p a n ácimo ó sin levadura, aumenta la virtud ó fortaleza con que el alma resiste
del que solo se comia en los dias d e pascua; da gra- á la tentación, y reprime los ímpetus de las pasiones
cias al E t e r n o P a d r e por el p o d e r que le ha d a d o so- y apetitos que le hacen la guerra; y por último, le ha-
bre todas las cosas; bendice y divide el pan en pe- ce alcanzar toda perfección, porque ésta consiste en
dazos, y lo da á los d o c e apóstoles, diciendo: lo- la corrección de los propios defectos, en lo cual tra-
mad y comed: esto es mi cuerpo. E n seguida tomo un baja la virtud, y en el e s f u e r z o con que se avanza á
cáliz con vino, y d a n d o otra vez gracias a su E t e r n o las obras árduas y delicadas del espíritu, á lo cual la
P a d r e , lo bendijo y también dió á sus discípulos, di- impele y alienta la caridad; siendo todo efecto de
ciendo: Bebed todos de él, porque esta es W sangre. aquella abundancia de vida y de salud espiritual quo
Cuantas veces coméreis de este pan y bebiereis de esta comunica al alma este Sacramento.
sangre, hacedlo en memoria de irá. L o s apóstoles,
P. Quién está en el Santísimo Sacramento? P. Queda el pan en la hostia y el vino en el cáliz
R. Jesucristo nuestro Señor, en cuerpo y alma glo- después de haber dicho el sacerdote las pala-
rioso, así como está en el cielo, tanto está en bras de la consagración?
la hostia como en el cáliz y en cualquiera R. No, porque por virtud de las palabras que el
partícula. sacerdote dice, en persona de Cristo, el pan
Jesucristo está tan real y verdaderamente e n este se convierte en el cuerpo y el vino en la sanr
S a c r a m e n t o , c o m o e n el t r o n o d e s u g l o r i a . E s t a e s gre de nuestro Señor Jesucristo.
u n a v e r d a d d e f é q u e p e r t e n e c e al c e n t r o d e l a r e l i - Transustanciacion. S e l l a m a a s í l a c o n v e r s i ó n d e
gión, y q u e no p u e d e n e g a r s e sin destruirla e n s u toda lasustancia del pan y del vino e n cuerpo y
m i s m o centro. N a d a hay m a s claro ni terminante e n sangre d e nuestro S e ñ o r Jesucristo, sin q u e q u e d e
la S a g r a d a E s c r i t u r a q u e esta p r e s e n c i a real. E n to- d e l ° p a n y d e l v i n o m a s c ¡ u e l o s accidentes, q u e l l a -
d o s los c u a t r o E v a n g e l i o s n o s dice J e s u c r i s t o , q u e el m a m o s especies sacramentales. A s í e s t á d e f i n i d o
p a n c o n s a g r a d o e s su c u e r p o , y el v i n o s u s a n g r e : y por los concilios g e n e r a l e s L a t e r a n e n s e cuarto, C o n s -
puesto que Jesucristo, exclama San Cirilo Jerosoli- t a n c i e n s e , F l o r e n t i n o , y ú l t i m a m e n t e p o r el T r i d e n -
mitano, nos asegura que el pan consagrado e s s u tino en los términos siguientes: " H a b i e n d o dicho
cuerpo y e l vino su sangre, ¿quién se atreverá á du- " J e s u c r i s t o n u e s t r o R e d e n t o r , q u e lo q u e él ofrecía
darlo? E l q u e convirtió el a g u a en vino e n las b o - " b a j o la e s p e c i e d e p a n , era v e r d a d e r a m e n t e su c u e r -
das d e C a n á , á la m u g e r de L o t h en u n a estátua d e " p o , la I g l e s i a s i e m p r e lo c r e y ó así, y e l santo c o n -
sal en los c a m p o s d e S o d o m a , y e n s a n g r e los rios " c i l i o d e c l a r a d e n u e v o , d i c i e n d o : q u e p o r la c o n s a -
y f u e n t e s d e E g i p t o , ¿ n o p o d r á c o n v e r t i r el p a n y e l g r a c i ó n d«l p a n y del vino se c o n v i e r t e t o d a la s u s -
riño en su adorable c u e r p o y sangre? P o r otra par- t a n c i a del p a n en la s u s t a n c i a del c u e r p o d e J e s u -
te, l a fé y la tradición d e t o d o s los siglos, l a c r e e n - c r i s t o S e ñ o r n u e s t r o ; y t o d a la s u s t a n c i a d e v i n o e n
c i a y l a p r á c t i c a d e t o d o s l o s fieles, d e s d e e l n a c i - " l a s u s t a n c i a d e su s a n g r e , la c u a l c o n v e r s i ó n c o n v e -
m i e n t o d e la Iglesia, d e s d e la n o c h e m i s m a d e la c e - n i e n t e m e n t e y c o n p r o p i e d a d l l a m a transustancia-
(i
na, se r e ú n e n á testificar esta v e r d a d d e un m o d o in- cion l a s a n t a I g l e s i a c a t ó l i c a . "
contestable. C o n f e s a m o s , dicen los S a n t o s P a d r e s E n virtud d e esta c o n v e r s i ó n , el c u e r p o d e C r i s t o
d e l c o n c i l i o d e T r e n t o , q u e e n el a u g u s t o S a c r a m e n - n o solamente está en l ahostia, sino en toda la hostia,
to de l aEucaristía, despues de l a consagración del • y todo en cualquiera parte de la hostia; y del m i s m o
pan y d e l v i n o , e s t á c o n t e n i d o n u e s t r o S e ñ o r J e s u - m o d o la sangre, n o solamente está en e l cáliz, sino
cristo, v e r d a d e r a , real y sustancialmente, b a j o las es- t o d a en t o d o el cáliz; y toda e n c u a l q u i e r a gota del
p e c i e s d e a q u e l l a s c o s a s s e n s i b l e s , á s a b e r : el p a n y cáliz; p o r q u e e l pan y e l vino n o s e convierten e n
el vino.
aunque por la unión natural están con e l c u e r p o l a
versión, la , „ £ £ » « « - " d é : l a con- s a n g r e y el a l m a d e J e s u c r i s t o , y c o n l a s a n g r e e ]
el pan, y toda en cualquiera nar „ i • l ° d a e n t o d ° c u e r p o y el a l m a de J e s u c r i s t o ; y tanto en l a hostia
PaD h ms
tancia del vino, toda en todo ' ~ c o m o e n e l c á l i z e s t á la d i v i n i d a d u n i d a c o n u n i ó n
S y toda en
q ^ e r a gota del vino- ñor m °' ««* hipostática al c u e r p o y á la s a n g r e d e C r i s t o , est© es,
Íabía
del pan que no Zl'e S e r ? ' Parte á la h u m a n i d a d ; p o r u n i d a d d e esencia con e l H i j o ,
f u e no f u e s e v e r d J e r l ^ Z ^ 1 g
°lt e s t á n el P a d r e y el E s p í r i t u S a n t o ; y p o r i d e n t i d a d
pUeS d e !a con
versión, no hay parte de • " los atributos divinos. D e lo d i c h o se sigue, q u e l o
S a no
dero cuerpo de J e „ e l , " verda- m i s m o r e c i b e e l q u e c o m u l g a t o m a n d o t o d a la h o s t i a
"> f a verdaderjf sangre de 'críste? M " tc * ó m u c h a s hóstias, q u e el q u e c o m u l g a t o m a n d o u n a
M a s : el
de J e s u c r i s t o está e „ l , l , „ s , »«po sola hostia ó parte d e ella; y l o m i s m o e l que t o m a
! S t L 8 !m, 0blen
™ 3sa
0 COm t o d o el cáliz, c o m o el q u e t o m a u n a sola g o t a , y e l
« y porVo" fg t saa °
gre y su alma, porque „n El , " que toma hostia y cáliz, que e l que toma ó solo la
sangre y a l i ^ f e T ! Uman
' ° ™ hostia ó solo el cáliz, p o r q u e todo y entero, dice e l
£uraleza y persona divin» d m m d a d > e s t o es, l a n a . mismo concilio, existe Jesucristo bajo l a especie del
pan; y bajo de cualquiera parte de esta especie, y
es, de! cuerpo y d í l Z f l f humanidad;- esto t o d o t a m b i é n b a j o la e s p e c i e del vino, y d e cualquie-
la naturaleza humana " ^ eS B misn,
' °- d e ra parte de ella. »
h Encar
nación. E . J ^ X y ^ p " r " Accidejites. A s í l l a m a m o s a l color, olor, sabor,
S a m
«nidad de esencia e n t £ e s ° Por ia cualidad, cantidad, figura, acción, pasión y d e m á s , q u e
fin, están los divinos atr b„To s o " P ' T * « ? ea sin s e r la s u s t a n c i a d e l p a n n i d e l v i n o , e x i s t e n e n
«encia, la sabiduría LA H„„ I J ' 9 J S ° N ' IA O M N I P ° - e l l a , l a r o d e a n y o c u l t a n á n u e s t r a v i s t a . P o r la c o n -
bntos de Dios^ po ™ e e s ? f n 7 ' ° S d e m a s a í « - sagración se .convierte l a sustancia del p a n y del vi-
S
d e en e¡ c á l i z - ñ o ° 0 l a l „ f ' L° ffiisrao
no en cuerpo y sangre de. Jesucristo, pero no sus ac-
-cristo, ^ t e ^ « ' « T d« Je- cidentes; por consiguiente, despues de la consagra-
,a divini
M el P a d r e y el E s p í r t o S * " ción p e r m a n e c e n estos accidentes, á los q u e y a en-
« n o s ; de modo, nue a ú n L H ' 7 ' ? S • * > » < » • * . t o n c e s l l a m a m o s especies sacramentales. Y c o m o n u e s -
eDCIa q u e
tro la hostia y e I " T ^ tros sentidos n o alcanzan á percibir las sustancias de
d e la e o í í S , I T e
" ""ud d e !as
Pala" las cosas, sino s u s accidentes, nuestros ojos n o , v e n
antes d e la c o n s a g r a c i ó n la s u s t a n c i a del p a n y d e l
v i n o j s i n o s u s a c c i d e n t e s ; ni d a s p u e s d e la c o n s a g r a -
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cion la sustancia d e l c u e r p o y sangre de Jesucristo» P. Pues si este es el misterio inefable, que por mi-
en que se c o n v i r t i ó l a s u s t a n c i a d e l p a n y d e l vino, nisterio de solo los sacerdotes se celebra en la
s i n o l o s a c c i d e n t e s d e p a n y v i n o que n o se convir- misa, ¿qué debemos considerar? _
tieron y la r o d e a n . R. Que es una memoria y representación verdade-
V
D e c o n s i g u i e n t e , p o r la c o n s a g r a c i ó n n a d a se m u d a ra de la vida, pasión y muerte de nuestro Se-
á n u e s t r a vista. L a hostia p e r m a n e c e con e l m i s m o ñor Jesucristo.
c o l o r , o l o r , s a b o r y figura q u e t e n i a a n t e s ; c o n s e r v a l a P. Y juntamente es sacrificio?
m i s m a b l a n c u r a , la m i s m a e x t e n s i ó n , l a m i s m a r e d o n - R. Sí es, porque se ofrece al mismo Señor por les
d e z , l a m i s m a c a n t i d a d , el m i s m o p e s o ; p o r q u e t o d o s vivos y los muertos; y así, se debe asistir ii la
estos son sus accidentes ó especies sacramentales, misa con mucha atención y reverencia. _
q u e q u e d a r o n sin t o c a r c u a n d o s e convirtió la s u s t a n - E s i n n e g a b l e , q u e el m a s p e n e t r a n t e e n t e n d i m i e n t o
cia de pan en cuerpo d e Jesucristo; l o mismo que q u e d a f a t i g a d o y a g o t a d o d e f u e r z a s , en la explica-
h e m o s dicho de l ahostia, sucede con e l cáliz. L a s ción que acaba de hacerse, e n que parece que s e
especies sacramentales pueden ser movidas, llevadas ha dicho m u c h o y se ha explicado mucho, y nada se
d e una parte á otra, partidas, separadas; p u e d e n ser ha dicho y nada se ha explicado, y que es preciso ado-
m a s t i c a d a s ; p e r o no J e s u c r i s t o oculto bajo d e ellas. rar las profundidades de este sacramento, de este abis-
E n su vida mortal,-como venia á padecer, solo ocul- m o del'amor, y confesar con San Agustín, que Dios
taba su divinidad, permitiendo ser ultrajado y maltra- p u e d e h a c e r lo q u e n o s o t r o s n o p o d e m o s i n v e s t i g a r ,
tado e n s u humanidad; pero en e lSantísimo Sacra- y q u e e n e s t a s c o s a s , t o d a l a r a z ó n d e por qué y có-
mento, como ya no viene á padecer, oculta también mo se hacen, e s e l p o d e r d e q u i e n l a s h a c e . A l a
su humanidad y solo deja expuestas á padecimientos verdad este sacramento es u n arcano indecible, in-
las especies sacramentales en que se oculta. E n la concebible; m a s lo q u e n o p u e d e c o n c e b i r e l enten-
cruz, dice Santo T o m á s , ocultaba solamente la divi- dimiento, concíbalo lafé, créalo e lcorazon, confié-
n i d a d ; m a s en el S a c r a m e n t o o c u l t a t a m b i é n la h u m a - selo la b o c a , y a d ó r e l o el cristiano.
nidad. Y o , D i o s mió, uno y otro c r e o y confieso, co- N a d i e d u d a q u e el s a c e r d o t e q u e c o n s a g r a , h a d e
m o el A n g é l i c o doctor. N o registro, c o m o el D i s c í - c o m u l g a r bajo de las dos especies de pan y vino, por-
p u l o incrédulo, sino q u e pido c o m o e l b u e n ladrón, q u e así lo p i d e e s e n c i a l m e n t e el s a n t í s i m o sacrificio
q u e l l e g u e el dia feliz e n q u e m e s e a n r e t i r a d o s e s - q u e c e l e b r a ; p e r o ni los s a c e r d o t e s c u a n d o n o c o n s a -
tos velos, y os vea y goce eternamente e n vuestro g r a n , n i l o s fieles, p u e d e n c o m u l g a r s i n o b a j o d e u n a
reino. Amen. especie, que e s l a de pan. E s verdad que por m u -
c h o s a ñ o s c o m u l g a r o n l o s fieles b a j o d e l a s d o s e s p e -
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cíes, no todos, porque los niños antes del uso de a r a gracias que nos están preparadas en este Santísimo
zon, a quienes en varios lugares cristianos se daba Sacramento. T o d o s los demás son fuentes de la gra-
la comun.on, solo podian recibirla en la especie de cia, pero éste es el rio de la gracia, porque contiene
vino, y por el contrario, los enfermos solo la recibían el mar inmenso de la gracia. E n todos los demás
en la especie de pan, ni en todos tiempos, porque lo«, obran los méritos de Jesucristo, pero en este obra el
beles que en tiempo de paz comulgaban bajo de las mismo Jesucristo: en todos los demás se une J e s u -
dos especies, en ttempos de persecución solo comul- cristo con nosotros por medio de su gracia, pero en
gaban bajo de una, porque tomaban solo el pan con- este se une con nosotros por sí mismo. ¡Union ine-
sagrado, y colocado en cajas preciosas, ó envuelto fable! D e infinitos modos se pudiera unir con nos-
en lienzos muy limpios, le conservaban en sus ca- otros, porque su poder es infinito, pero quiso unirse,
sas y en ellas comulgaban, y también le llevaban dicen los Santos Padres, bajo las especies de pan y
consigo cuando huían á los desiertos, ó caminaban al vino, para darnos á entender que se une con nos-
martirio, para alimentarse y fortalecerse con el pan otros tan estrechamente, como la comida y bebida
de los fuertes. Aun fuera de los tiempos y casos re- con el cuerpo que la recibe, y que así como la comi-
lendos, hubo siempre dificultades en cuanto al uso da y bebida dan vida al cuerpo, así Jesucristo en es-
del cáliz, y sobre todo, había m u c h o peligro d e q u e te sacramento, da vida al alma; pero vida en cierto
se derramase el sangtiis ó vino consagrado, particu- modo divina; poique así como el P a d r e E t e r n o
armente cuando era muy numeroso el concurso de comunica en su generación eterna á su Eterno H i -
los fieles que se presentaban á comulgar; y aunque jo su vida divina, y su Eterno H i j o la comunicó
se tomaron muchas precauciones para evitar el peli- en su encarnación temporal á su preciosísima car-
gro de la profanación, no bastaron, y el uso del cáliz se ne y sangre, participamos en cierto modo de esta
fué perdiendo insensiblemente, hasta que en el conci- vida divina, y esta es una de las mas profundas y con-
lio constanciense, celebrado el a ñ o de 1415, se pro- soladoras verdades que nos enseñó Jesucristo cuan-
hibió enteramente á los sacerdotes no consagrantes, do dijo: así como me envió el Padre que vive y yo
y á todos los legos. Mas por esta prohibición, de vivo por el Padre, así también el que me come vivirá,
ninguna gracia se privó á los q u e solo comulgaban por mí. ¡Oh sacramento adorable! ¡Oh abismo de
bajo de la especie de psn, porque en ella se recibe la gracia! ¡Quién podrá explicar las riquezas que
todo entero á Jesucristo, autor y fuente de todas comunicas al alma que te recibe dignamente!
las gracias, como dice el concilio de Trento.
C o m o las obras de Dios en todo son llenas y per-
Efectos del Santísimo Sacramento de la comunion. fectas, y abundan en ellas los fines mas propios y dig-
iSo es posible explicar con palabras las riquezas de nos de su bondad y su misericordia, al mismo tiem-
p o que obra en este sacramento tantas maravillas, y guo. Tertuliano, que cscribia antes de mediar el
nos concede por su medio tantos dones y gracias, nos tercer siglo, decia ya: que el pan Eucarístico se habia
invita á su amor con el medio poderosísimo d e la me- de tomar antes de toda comida. Ha agradado al Es-
moria y representación de su vida, pasión y muerte píritu Santo, escribia San Agustin en el siglo cuarto,
que se nos hace en la Eucaristía, en la que no podemos que para honrar este sacramento, nada entre en la bo-
m e n o s de hallar, como reiteradas, la encarnación, el ca del cristiano antes que el cuerpo de Jesucristo. Es
»acimiento, la vida oculta, los milagros, la pasión y verdad que Jesucristo dió la comunion á s u s apósto-
m u e r t e d e Jesucristo, que todo en ella se representa les despues de la cena, pero hubo para éstos motivos
al vivo. particulares que cesaron en aquella noche. Primero.
Sobre todo, se reitera el sacrificio de la cruz en el F i j a r profundamente en el corazon de sus discípulos
del altar, por la mística separación del cuerpo y de al despedirse, la g r a r d e z a de esta prenda de su tier-
la sangre de Jesucristo, y por la oblacion que d e él no amor. Segundo. Concluir con la cena legal la
«e hace al E t e r n o P a d r e por los vivos y por los di- pascua antigua, y principiar con la cena eucarísti-
f u n t o s del purgatorio, como ya hemos explicado en ca, la pascua nueva. Tercero. U n i r esta memo-
otra parte. ria d e su pasión á su pasión misma. Estos motivos
P . Cómo se ha de disponer cada uno para llegar cesaron en aquella noche; y aunque los cristianos ce-
á comulgar? lebraron al principio las cenas que llamaban de cari-
II. Llegándose con devocion, sin conciencia de pe- dad, á las que aun se duda si acompañaba, antece-
cado mortal, confesándose antes, y en ayunas, día ó sucedía la comunion, estas cenas cesaron con
considerando que va á recibir á la Mages- el tiempo. Otra disposición de parte del cuerpo, á
tad eterna de nuestro gran Dios y Señor Je- mas del ayuno natura!, es el aseo y la limpieza. La
sucristo, y acordándose de su santísima pa- persona que ha de comulgar, debe ir á la sagrada me-
sión. sa, lavada, limpia y adornada según su clase, h u y e n -
D o s son las principales disposiciones, una de parte do igualmente los extremos del desaliño y del l u j o .
del cuerpo, y otra de parte del alma. D e parte del cuer- S u paso d e b e ser compuesto, su postura humilde, y
p o es el ayuno natural, que consiste en no haber toma- su reverencia suma. D e b e acercarse al altar con un
do despues de la media noche cosa alguna, ni por mo- recogimiento religioso y con un temor santo, consi-
d o d e comida ni de bebida, ni por medicina, sea adver- d e r a n d o que va á recibir sobre su lengua y á deposi-
tida 6 inadvertidamente, por olvido ó sin él, á no ser tar en su p e c h o al H i j o del E t e r n o P a d r e , oculto
que se reciba la comunion como viático. E s t e precepto bajo los velos de aquella sagrada hostia. ¡Oh cr¡3-
de no comulgar sino en ayuno natural, es muy anti-
tianos! E l recogimiento mas profundo, el pavor mis- de ésta; p e r o ertre todos los s a c r i l e g i o s , n i n g u n o hay
mo no será un exceso en acto tan tremendo. que p u e d a c o m p a r a r s e c o n e l q u e c o m e t e el q u e co-
De parte del alma, l a d i s p o s i c i ó n e s e n c i a l y absolu- m u l g a i n d i g n a m e n t e . E s , sin d u d a , u n g r a n sacrile-
tamente n e c e s a r i a , e s ir á c o m u l g a r en g r a c i a d e Dios, gio p r o f a n a r l o s t e m p l o s d e s t i n a d o s á s e r l o s p a l a c i o s
porque e s t e s a c r a m e n t o n o s o l a m e n t e e s de v i v o s y pi- de D i o s s o b r e l a t i e r r a ; l o e s m a y o r p r o f a n a r l o s va-
d e e s t a d o d e gracia, sino q u e es la vida m i s m a . P o r sos s a g r a d o s , e n q u e s e c o n s a g r a e l p r e c i o s í s i m o
c o n s i g u i e n t e , el q u e p o r s u d e s g r a c i a s e h a l l a e n p e c a - cuerpo y sangre d e Jesucristo; y todavía mayor pro-
do m o r t a l , d e n i n g ú n m o d o p u e d e l l e g a r s e á r e c i b i r l e , fanar los santos s a c r a m e n t o s , recibiéndolos e n p e c a -
sin p o n e r s e a n t e s e n g r a c i a p o r m e d i o d e u n a b u e n a do m o r t a l ; p e r o n i n g u n o d e e s t o s s a c r i l e g i o s e s c o m -
c o n f e s i o n ; y s e d i c e c o n f e s i o n , p o r q u e el a c t o d e c o n - p a r a b l e c o n e l q u e s e c o m e t e p r o f a n a n d o la s a c r a t í s i -
t r i c i ó n , a u n q u e d e b e p r o c u r a r s e y p r o c u r a r s e mu- ma E u c a r i s t í a . E n l o s d e m á s s a c r a m e n t o s s o l o s e
cho, i n c l u y e e l p r o p ó s i t o d e l a c o n f e s i o n A s í lo profanan los sacramentos; m a s en este se profana, no
tiene d e c l a r a d o e l s a n t o c o n c i l i o d e T r e n t o , f u n - s o l o e l s a c r a m e n t o , s i n o ( l o q u e e s s o b r e t o d o ) a l Au-
dado e n l a c o s t u m b r e d e l a I g l e s i a , y e n e s t a s p a l a - tor m i s m o d e l o s s a c r a m e n t o s . C o m o J e s u c r i s t o e s -
b r a s d e S a n P a b l o . Pruébese el hombre á sí mis- tá en elpan y vino consagrados tan real y verdadera-
mo, y así coma de aquel pan. A m a s d e e s t a r ó po- m e n t e c o m o e s t á e n e l c i e l o , e n c u a l q u i e r p e c h o que
n e r s e en gracia, d e b e p r o c u r a r a c e r c a r s e á la s a g r a - se d e p o s i t e e s t e p a n y v i n o c o n s a g r a d o s , a l l í e s t á J e -
d a m e s a c o n u n a fé v i v a , q u e d i s c i e r n a el c u e r p o d e l sucristo, pero con esta espantosa diferencia, que en
S e ñ o r , para adorar e n e laltar al que adoran los án- el p e c h o d e l j u s t o e s t á c o m o e n e l t r o n o d e s u s d e l i -
geles en elcielo, con una esperanza llena de consue- c i a s , d e r r a m a n d o l a s r i q u e z a s d e s u g r a c i a , y e n el
lo, p o r q u e v a á recibir la p r e n d a m a s s e g u r a d e l a d e l p e c a d o r s a c r i l e g o , e s t á c o m o e n e l t e a t r o " d e sus
g l o r i a , y c o n u n a n s i o s o d e s e o d e u n i r s e m a s y mas ignominias, q u e j á n d o s e á su E t e r n o P a d r e del cri-
c o n s u D i o s p o r m e d i o d e la c o m u n i o n . L a falta d e minal que leha arrojado en aquel lugar infame. San
e s t a s d i s p o s i c i o n e s e s p o r l o c o m ú n l a c a u s a d e que 1 ablo p r o n u n c i a d o s sentencias contra los q u e co-
la c o m u n i o n n o p r o d u z c a l o s c o p i o s í s i m o s f r u t o s q u e m u l g u e n i n d i g n a m e n t e . E n l a p r i m e r a d i c e , q u e el
la son propios. q u e c o m i e r e el p a n ó b e b i e r e el c á l i z d e l S e ñ o r i n d i a -
namente, será reo del cuerpo y iasangre del Señor;
Comunion indigna. E s t a e s l a q u e h a c e n l o s que
y en l a s e g u n d a , q u e e l q u e l o c o m e y b e b e i n d i a n a -
c o m u l g a n e n p e c a d o m o r t a l , y s e l l a m a t a m b i é n co-
mente, c o m e y bebe su propio juicio. Sentencias á
m u n i o n sacrilega. H e m o s hablado y a del sacrilegio
c u a l m a s t e m i b l e s , p o r q u e si e n l a p r i m e r a h a c e r e s -
y sus e s p e c i e s e n l a e x p l i c a c i ó n d e l p r i m e r m a n d a -
ponsable del cuerpo y sangre d e Jesucristo al que
m i e n t o , l a c u a l d e b e l e e r s e p a r a la m e j o r i n t e l i g e n c i a
cionee y circunstancias en que se encuentren, y so-
comulga i n d i g n a m e n t e e n ^ ^ J S E Í bre todo de su conducta. P o r esto no se puede dar
n a
q u e comulga ;" ; f a ^ í m S a e t ordenación, y la in- una regla general, y e3 preciso recurrir á la pruden-
sù misma sentencia, su como se incor- cia de los confesores, quienes penetrados de las dis-
corpora consigo l e recibe. Sen- posiciones de las almas que dirigen, aumentarán ó es-
casearán sus comuniones, teniendo por norte princi-
pal los frutos que producen en ellas. H a y almas de-
terminadas, á quienes convendrá tal vez contener, y
las hay tímidas, á quienes convendrá animar. E l res-
peto y el amor son dos motivos igualmente laudables.
E l centurión no se juzgó digno d e q u e entrase el Se-
de espaldas como . ^ ^ ¿ ^ ^ ^ d a foria: fior en su casa por el respeto que le causaba; y Z a -
pronuncia el ^ d e r o de Dios. queo le recibió gozoso en la suya por el amor que le
Ecce Agnus Dei. he aquí e comuniones
tenia.
Sin embargo, hablando generalmente, siempre se-
ni escasear las dignas. L a
indignas, ^ ^ ^ v i d e n c i a de estar en gracia rá preferible la frecuencia á la escasez; ya porque así
comunión no P l d e ° " a reg en
lo pide el fin de este sacramento, instituido en la ma-
de Dios, porque ™ t o Xi° e ° ^ r e v e ì a c 5 o n , con ia
teria de pan y vino, para significar que es sustento
6Sta V de nuestras almas; ya por los admirables frutos que
d ™ coniar sin temeridad. E l hombre
que no podemos conta ódiQ en la presen produce, y ya, en fin, por la gran necesidad que te-
n
c
° f 'tDios
, a de
oLT L a comunión p i d e no i r á c o m u l g a r á
L a co Y m o r t a l ) como hacen
nemos de ser alimentados con el sustento de los fuer-
tes, para hacer las fuertes peleas de nuestra salva-
ción. E l opimo fruto de las comuniones, debe ser
f i e n C \ a n d e " a c r í l e - B ni con duda fundada de estar
el aumento de las virtudes, el fervor, la perfección,
los grandes sacrilego- ' • p i d e ir con una con-
la obra de la santidad y su consumación; pero el or-
en él, como hacen los tóméranos ^ ^ resien.
ciencia buena, tranquita,que no 4 , ^ dinario es la conservación de la gracia, la perseve-
d9
t a de culpa ^ P i d e una conciencia rancia en la justicia, la obra de la salvación. ¡Ah!
m Í S una alma que sn sostiene en la gracia por las frecuen-
ñ : L T o e J t P a n c i a de Dios no será gra-
confiada de que en ia F j r ó menor tes comuniones, saca de ellas un fruto inapreciable,
saca el fruto de la vida eterna. Su perseverancia la
llevará á morir con la muerte del justo, y á entrar en
viandas sólidas y frecuentes. Diles que recibes el
la posesion de la gloria. P o r eso es de desear que
Santísimo Sacramento, por aprender á recibirle bien,
los cristianos comulguen con frecuencia. L a buena
porque es casi imposible hacer una acción bien he-
disposición les dispondría á comulgar dignamente, y
cha, no habiéndola ejecutado mucho. T a l e s son los
la comunión les sostendría en la gracia, v seria la pre-
consejos que San Francisco de Sales, uno de los
paración esencial para otra comunion. Seria de de-
hombres mas sabios que ha tenido la Iglesia en la
sear que volviesen los primeros tiempos del cristia-
gran ciencia de la dirección y salvación ele las almas,
nismo, en que la comunion era el pan diario de las
da acerca de la comunion frecuente.
almas, como el pan común lo es de los cuerpos; ó
Comunion espiritual. Bien podrá suceder que se
que volviesen al menos aquellas .épocas de fervor y
presenten muchas veces estorbos y embarazos para
de virtudes qn£ han multiplicado las comuniones, y
comulgar sacramentalrnente, pero no los debe haber
que no se han sostenido sino por la frecuencia de los
para comulgar espiritualmente; y el santo concilio de
sacramentos, y principalmente de el de la Eucaris-
Trento, á mas de suponer la práctica de comulgar,
tía.
á lo menos espiritualmente, en los que asisten al san-
Si los mundanos te preguntan, decia San Francis-
to sacrificio de la misa, nos asegura que por esta co-
co de Sales á su Filotea. por qué comulgas tan fre-
munion espiritual, se reciben en gran parte los fru-
cuentemente, respóndeles que por aprender á amar
tos y utilidades de la comunion sacramental. Pero
á Dios, por purificarte de tus imperfecciones, por
¿en qué consiste la comunion espiritual? Consiste
librarte de tus miserias, por consolarte en tus aflic-
en comulgar con el afecto. Consiste en unir el deseo
ciones, por fortificarte en tus flaquezas. Diles que
de nuestra voluntad, á la comunion que hace el sa-
dos suertes de gentes deben comulgar á menu-
cerdote. Consiste en llegarnos al altar con el espí-
do; los perfectos, porque estando bien dispuestos ha-
ritu, aunque nos mantengamos retirados con el cuer-
rían mal si no llegasen al manantial y fuente de la
po, diciendo como el centurión: Señor, yo no soy dig-
perfección; y los imperfectos, para poder justamante
no de que entres en mi morada. L o s que asisten á la
pretender la perfección; los fuertes para no venir á
misa en gracia de Dios, están en una disposición
ser flacos, y los flacos para hacerse fuertes; los en-
muy á propósito para la comunion sacramental, y
fermos para hacerse sanos, y los sanos para no estar
muy bella para la comunion espiritual, que les con-
enfermos Diles que los que no tienen muchos ne-
viene no perder para recoger sus frutos, y los que
gocios mundanos, deben comulgar á menudo, porque
por su desdicha asisten á la misa en pecado mortal,
tienen comodidad, y los que tratan negocios de la
deben deponer todo afecto al pecado, detestarle, re-
tierra, porque tienen necesidad; y que los que traba-
solver la enmienda, pedir á Dios misericordia por
jan mucho y están cargados de penas, deben comer
medio de su Santísimo Hijo, sacrificado alií sobre el les sucediesen, un precepto para obligarles á que co-
altar. mulgasen!
Comunionpascual. El precepto de la comunion pas- Cesando ias persecuciones y comenzando á enti-
cual, es acaso el que con mas sentimiento ba impues- biarse aquel fervor que causaba en el principio la
to nuestra madre la Iglesia á sus hijos, porque ¿qué ma- sangre de Jesucristo recien derramada, y que sostu-
yor dolor que verse obligada á mandarles que reci- vo despues por espacio de tres siglos la sangre de los
ban á su Dios? ¡Ah! si antes de la venida de J e s u - mártires que corría por todas partes, comenzó tam-
cristo, cuando el Señor se hacia llamar el Dios ven- bién á entibiarse y decaer la frecuencia de comulgar.
gador, el Dios fuerte, el Dios de los ejércitos; cuan- P e r o alejándose todavía mas los cristianos de los
do no se manifestaba á los patriarcas sino entre el tiempos del Redentor, al paso que se alejaban los si-
pavor y el espanto; cuando no hablaba á los profetas glos, y apagándose mas y mas la caridad por la
Bino entre relámpagos y con la voz de trueno; si se abundancia de la malicia, el cuarto concilio general
hubiese dicho entonces á estos hombres santos que de Letran, celebrado el año de 1215, tuvo que redu-
aquel Dios de poder y de terror, de magestad y de cir el precepto de la comunion á la pascua de re-
gloria, bnjaria algún dia sobre nuestros altares, á la surrección solamente, y este es el precepto que go-
voz de un sacerdote, se dejaría esponer en nuestros bierna en el dia, y que obliga á todos los fieles que
tabernáculos y encerrar en nuestros sagrarios; si se han llegado al uso de la razón.
les hubiera dicho que su amor le lievaria al extremo P . Qué debemos pensar antes de la comunion?
de hacerse nuestro alimento y reposar en nuestros R . Quién viene en el sacramento, á quién viene, có-
pechos cuantas veces quisiéramos darle entrada en mo y con q ué fines.
ellos, .¿habriau podido creerlo? P u e s otra cosa ha Viene el H i j o de Dios vivo, Dios de infinita gran-
sucedido, que les parecería aun mas increíble, y es, deza y magestad, hecho hombre en las purísimas en-
que bajándose Dios tan profundamente y entregán- trañas de María, lleno de santidad y de virtud, sacra-
dose á nosotros con toda su magestad y su gloria, mentado á impulso de su amor, al esfuerzo de su om-
haya almas que rehusen recibirle. L o s primeros cris- nipotencia, á costa de milagros y portentos. Viene
tianos, aquellos ardientes fieles que miraban la co- á un vil gusanillo de la tierra, á una criatura llena de
munion como su pan de vida y de cada dia, y para miserias, á una alma ingrata que muchas veces le ha
quienes no habia mayor desconsuelo que verse pri- sido rebelde, y que aun no perfecciona su conversión,
vados de ella, ¡pudieron creer que llegaría un tiem- por la afición á lo terreno y visible de esta vida: vie-
po en que seria preciso imponer á los cristianos que ne humillado á hacerse su alimento; oculto á darle
muestras de su amor; sacrificado y muerto, á hacerle
39
participar del fruto de su pasión: viene á recrearla, recibido el beneficio, se olvidan de la mano liberal y
viene á enriquecerla, viene á ennoblecerla y honrar- amorosa que se los prodigó? ¡Ah! ¿Quién es ca-
la, á nutrirla, á fomentarla, á darle vida, y dársela paz de considerar sin estremecerse el destino de los
en abundancia. ingratos á los beneficios divinos? E n la presencia
P . Para qué ordenó el Señor tan alto sacramento? d e Jesucristo no están: solo uno ha vuelto á rendirle
R. Pava honrarnos, obligarnos y enriquecernos. las muy debidas gracias; luego no están en su acep-
P o r la encarnación del Señor, hemos sido hechos tación, en su gracia, entre sus fieles almas. ¡Ah!
consanguíneos de la divinidad: él se ha hecho her- ¿Dónde están?
mano nuestro, H i j o del hombre, descendiente de No se haga esta pregunta de nosotros: seamos agra-
Adán: el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, se decidos; reconozcamos el beneficio y tomemos el pe-
ha hecho su nieto, su descendiente, Hijo de David, so á la obligación en que nos pone la recepción del
H i j o verdadero de María, concebido en su seno y da pan de vida y cáliz de la salud, que se nos da en la
su misma sustancia. P o r su pasión y muerte hemos sagrada Eucaristía.
sido hechos hijos de Dios, hermanos de Jesucristo,
herederos del reino de los cielos. Finalmente, por
la Eucaristía somos sublimados al incomparable ho- EXTREMAUNCION.
nor de sentarnos á su mesa, participar de su cena,
alimentarnos de su carne, refrigerarnos con su san-
gre; y por medio de esta vianda divina, enriquecer- P. Para qué es el sacramento de la Extremaun-
nos de gracia y virtudes, debiendo quedar por ello ción?
sumamente obligados á su amor, á su benignidad, á R. Para, quitar las manchas y rastros del pecado,
su bondad. fortalecer el alma contra las tentaciones, y
P . Qué debemos hacer despues de la comunionl dar salud al cuerpo si le conviene.
R . í)ar á Dios despacio gracias, y ofrecérnosle E l quinto sacramento, dice el concilio florentino,
como muy obliga/los á su servicio. es la extremaunción, cuya materia es el aceite de oli-
Nada desagrada mas al Señor que la ingratitud: va, bendito por el obispo. E s t e sacramento no se
bien nos lo hace conocer en aquella pregunta que hi- debe dar sino al enfermo cuya muerte se teme, el cual
zo al leproso samaritano que curó en consorcio de debe ser ungido en los ojos, oidos, narices, boca, ma-
los otros nueve del pueblo de J u d á : Y los nueve, nos y piés, diciendo al ungir los ojos: por esta santa
idónde están? E s decir, ¿qué se ha hecho de aque- unción y su piadosísima misericordia, te perdone el Se-
llos hombres sin sensibilidad ni agradecimiento, que ñor cuanto has pecado por la vista; y así en los demás
sentidos.
participar del fruto de su pasión: viene á recrearla, recibido el beneficio, se olvidan de la mano liberal y
viene á enriquecerla, viene á ennoblecerla y honrar- amorosa que se los prodigó? ¡Ah! ¿Quién es ca-
la, á nutrirla, á fomentarla, á darle vida, y dársela paz de considerar sin estremecerse el destino de los
en abundancia. ingratos á los beneficios divinos? E n la presencia
P . Para qué ordenó el Señor tan alto sacramento? d e Jesucristo no están: solo uno ha vuelto á rendirle
R . Pava honrarnos, obligarnos y enriquecernos. las muy debidas gracias; luego no están en su acep-
P o r la encarnación del Señor, hemos sido hechos tación, en su gracia, entre sus fieles almas. ¡Ah!
consanguíneos de la divinidad: él se ha hecho her- ¿Dónde están?
mano nuestro, H i j o del hombre, descendiente de No se haga esta pregunta de nosotros: seamos agra-
Adán: el Dios de Abraham, de Isaac y de J a c o b , se decidos; reconozcamos el beneficio y tomemos el pe-
ha hecho su nieto, su descendiente, H i j o de David, so á la obligación en que nos pone la recepción del
H i j o verdadero de María, concebido en su seno y de pan de vida y cáliz de la salud, que se nos da en la
su misma sustancia. P o r su pasión y muerte hemos sagrada Eucaristía.
sido hechos hijos de Dios, hermanos de Jesucristo,
herederos del reino de los cielos. Finalmente, por
la Eucaristía somos sublimados al incomparable ho- EXTREMAUNCION.
nor de sentarnos á su mesa, participar de su cena,
alimentarnos de su carne, refrigerarnos con su san-
gre; y por medio de esta vianda divina, enriquecer- P. Para qué es el sacramento de la Extremaun-
nos de gracia y virtudes, debiendo quedar por ello ción?
sumamente obligados á su amor, á su benignidad, á R. Para, quitar las manchas y rastros del pecado,
su bondad. fortalecer el alma contra las tentaciones, y
P . Qué debemos hacer despues de la comunionl dar salud al cuerpo si le conviene.
R . í)ar á Dios despacio gracias, y ofrecérnosle E l quinto sacramento, dice el concilio florentino,
como muy obliga/los á su servicio. es la extremaunción, cuya materia es el aceite de oli-
Nada desagrada mas al Señor que la ingratitud: va, bendito por el obispo. E s t e sacramento no se
bien nos lo hace conocer en aquella pregunta que hi- debe dar sino al enfermo cuya muerte se teme, el cual
zo al leproso samaritano que curó en consorcio de debe ser ungido en los ojos, oidos, narices, boca, ma-
los otros nueve del pueblo de J u d á : Y los nueve, nos y piés, diciendo al ungir los ojos: por esta santa
idónde están? E s deeir, ¿qué se ha hecho de aque- unción y su piadosísima misericordia, te perdone el Se-
llos hombres sin sensibilidad ni agradecimiento, que ñor cuanto has pecado por la vista; y así en los demás
sentidos.
Efectos de este sacramento. Primero. Aumentar
sob anera á
la gracia, porque debe estar en gracia el que le reci-
b e S Secundo: Quitar los rastros y reliquias de la
t^SSSSt T p-
mala vida pasada, esto es, aquella debilidad y flaque-
za que queda en el alma despues de la culpa, muy se-
m e j a n t e á la que queda en el cuerpo despues de la
enfermedad. Tercero. P e r d o n a r , no solo los peca- fepues dellaunsmoA r í h l S P„f
a),an P
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dos veniales, sino también los mortales si los hubie- son capaces d | S d t o W ® f e m
" ' d e
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le sa<5
re, como puede suceder, dice San Carlos Borromeo, consiguiente na ]„ „„ , » ' ™ n t a ; por
ó por ignorarlos el enfermo, ó por no haber podido Mutismo £ ano nr T han recibid
» *
confesarlos; de donde resulta que la extremaunción n lenido 1,40
zon, v ¡a, n„ - ** »•
viene á hacer en estos casos las veces de la peniten-
cia. Citano. Aliviar y fortalecer el alma del enfer-
enteramente feUfn , S 7
W ^ « » « «00«' 6
mo, infundiendo en ella, como dice el concilio de
T r e n t o , una gran confianza en la divina misericordia,
«o, f^rJsr^z
vegantes ai lo* sold-.H™ «»»poco k, son Jos na-
con la que animado el penitente, lleva con menos di-
ficultad las incomodidades y trabajos de la enferme- muerte, porque no < ¿ J e , t m o £ P '
dad. Quinto. D a r l e fuerzas, esto es, auxilios po- ™ sí io son los a n e i m n - I , P e l , g™- Pe-
derosos para resistir al demonio que, atento siempre l u e no apare/ca °nfe > °UJa V'da 36 t e m e '
á perder al hombre, redobla entonces sus esfuerzos es su e n L S r * r r ^
para hacerle caer en tentación. S e trata de la últi- peligroso, porque ¡a d l f i e u l S ""
ma batalla, y este implacable enemigo del género hu- una enfermedad- i „ . <f parto es también
mano, no deja arma que no emplee para salir con la
victoria. ¡Oh cristianos! ¡Cuán necesarios son en * * P o r e Ó 4 e H d ° S ^ PelÍ"
% a U
tan fuerte trance los socorros de este sacramento, pa- por maldad 6 violencia: i S ^Ue
ra resistir á un enemigo tan poderoso! Sexto. D a r cree que io desean- |„V1« aCC3ufcntados
> porque se
tiempo uso ¿ T S ^ ^ Z " " " " ^
salud al cuerpo si le conviene, ó como dice el mismo
dentados, y los niños £ I n e n t ^ " **
concilio, si conviniere á la salud del alma. P o r esto, zon para pecar a u ^ i O c í e n l e uso de ra-
si conviniere que continúen los padecimientos, ó que
la muerte ponga término al destierro, el sacramento
¿a del USO de su razo y T e t S * ' 0 ' 1 ' M d"'
no dará salud al cuerpo ni librará de la muerte; pero ' > u e e ° í 0 «euefi vivir muy
sobre aviso los padres, para advenir en tiempo á lo» do lugar para recibir este último refuerzo de esta gra-
párrocos, el peligro de sus hijos. cia sacramental. Contemplará con un consuelo cris-
Disposición -para recibirle. L a primera e s estar tiano que van á cesar los peligros de ofender mas á
en gracia de Dios, porque es sacramento de vivos, y Dios, las rebeldías de la carne, las seducciones de los
pide estado de gracia; y así, el enfermo que se halle sentidos y las tentaciones del demonio; que va á sa-
en pecado mortal, debe recoaciliarse antes de reci- lir de este mar borrascoso del mundo, donde tantas
birle, y si no pudiere, debe hacer un acto de contri- veces ha estado para anegarse, y á entrar en el puer-
ción; y en el caso de que algún accidente ó congoja to de la salvación, donde no habrá ya jamas ni peli-
le sorprenda y prive del conocimiento antes de po- gros ni temores; que va, en fin, á ganar, mediante la
nerse eu gracia por la confesion ó la contrición, en- pasión y muerte de Jesucristo, aquel pleito de so eter
tonces la extremaunción será para él un verdadero no mayorazgo que ha tenido pendiente, y en sumo
sacramento de penitencia, con tal que tenga atrición, riesgo, todo el tiempo de su vida. Avivará su fé,
y le concederá el perdón de sus pecados y el reino afianzará sus esperanzas en las promesas dei Señor,
de los cielos. Esta es la razón porque se debe ad- se entregará en los brazos de su infinita misericordia,
ministrar á los destituidos de los sentidos, mientras y recogerá todo su amor, para concluir amando con
se cree que conservan vida, como se hace con el de todo su corazon al dueño de; su Corazón, á quien va
la penitencia, y aun con mas razón, porque la extre- á alabar con los ángeles por toda la eternidad. Es-
maunción no pide como parte del sacramento, confe- tos cristianos sentimientos, inspirados y sostenidos
sión, dolor y satisfacion, como lo pide la penitencia. por la gracia del sacramento, y ayudados por las ex-
L a segunda disposición es una total sumisión á la vo- hortaciones del sacerdote ó persona que auxilie, le
luntad divina. Se preparará el enfermo á recibir es- prepararán admirablemente para morir con la muer-
te último sacramento, con una gran fé, renovará y te de los justos, y entrar en la patria eterna de loa
repetirá el dolor y detestación de todos los pecados santos.
de su vida; avivará este dolor y detestación mientras Tiempo Je administrarle. Se ha llamado extre-
le esté recibiendo, y unirá sus súplicas á las del sa- maunción este sacramento, no porque se haya de ad-
cerdote que le administra, esperando que serán oidaa ministrar precisamente en la última hora de la vida, si-
benignamente del Señor, en atención á los méritos no porque habiendo sido el cristiano ungido en el bau-
de Jesucristo, que obran en el sacramento. Dará tismo y en la confirmación, se le unge por última vez
despues muchas gracias á este piadosísimo Redentor, en este sacramento. Los griegos no le llaman extre-
por haber instituido un sacramento de tanto consue- maunción, sino santo óleo, y también los latinos le lla-
lo para un tiempo de tanta aflicción, y por haberle da- maron unción del tanto óleo. Entre nosotros se le lia-
ma de ambos modos, extremaunción ó sañtn óleo. El descendencia tan peligrosa para el pobre enfer-
apóstol Santiago solo dice, que el enfermo es el que mo! Este abuso terrible puede ser causa muchas
ha de recibir este sacramento, y aunque la Iglesia veces d e la perdición eterna de una alma, y siempre
siempre ha entendido que lo ha de estar de peligro, de grandes perjuicios. Ademas, con este proceder
también ha querido siempre que no se espere para irreligioso y mundano, parece que se quiere tentar á
administrarle, á que estén ya trastornados los senti- Dios pidiendo un milagro, porque estando este sacra-
dos, perturbado el juicio ó perdido el conocimiento mento instituido para dar salud también al cuerpo, si
y concluyendo la vida. E l catecismo de San Fio V, le conviene, esto se verifica socorriendo y ayudando
compuesto por decreto del santo concilio de Trento, el sacramento á las fuerzas naturales, para que no
para ios párrocos de todas las iglesias de! orbe cris- sucumban, sino que vuelvan á su vigor; pero cuando
tiano, dice, que pecan gravísimamente los que para éstas han desaparecido y el enfermo está en agonía,
ungir al enfermo suelen aguardar á aquel tiempo, en se quiere que consiga la salud, 110 por el sacramen-
que perdida ya toda esperanza de salud, empieza to, sino por un milagro.
también á perder los sentidos v J a vida; porque es Mas á todo esto se dice, que no se puede alterar
constante, añade, que para recibir mas copiosamente al enfermo con la noticia de que se prepare á recibir
la gracia del sacramento, importa muchísimo ungir al los sacramentos, sobre todo el de la santa unción. ¿Y
enfermo con el sagrado óleo, cuando está todavía en cuántos enfermos no mueren sin la santa unción, y
su entera razón yj u i c i o , y puede recibirle con una aun sin los demás sacramentos, por este fatal mira-
fé y volimtad mas devota. Su administración es miento? Se dice que es trastornar al enfermo y abre-
consecutivamente la confesion, el sagrado Viático y viarle la vida; pero esto es decir que el enfermo es
la extremaunción en las parroquias de nuestro pais, una alma sin fé, porque un verdadero cristiano jamas
todo lo cual prueba hasta la evidencia, que la santa se asustará porque se le advierta que se prepare para
unción se ha de administrar cuando el enfermo esté recibir los últimos socorros que dejó Jesucristo á sus
en su entera razón y juicio, como dice el citado ca- hijos para conseguir el reino de los cielos. ¿Cuán-
tecismo. Mas algunas personas, por delicadeza ó do hubo jamas un monarca que no quisiese que se le
por respetos humanos, esperan para administrar es- ayudase con socorros oportunos, para colocarse en el
te sacramento, á que esté sin conocimiento el en- trono de su reino temporal? ¡Y podrá haber algún
fermo, trastornados los sentidos, oscurecido el en- verdadero cristiano que no quiera que se le ayude
tendimiento, y que nada ó apenas perciba; en fin, con los últimos socorros para colocarle en el reino de
cuando no conozca que le recibe, por que no se su eterno P a d r e ! Este mal incalculable de dilatar ia
asuste. ¡Qué fatal condescendencia! ¡Qué con- recepción de los sacramentos, debe corregirse y re-
mediarse por todos ios medios posibles. Los facul- es el Sumo Pontífice; y solo para ordenar y consa-
tativos. las familias, los asistentes, todos deben reves- grar este elevado ministerio, instituyó un sacramen-
tirse de caridad para con el enfermo, y procurarle to, que es el del orden, el cual imprime en el hom-
sus intereses eternos. El mismo enfermo debe po- bre que le recibe, un carácter indeleble y sagrado,
ner remedio á este mal que le puede ser inmenso. que le autoriza para las cosas mas grandes; á saber,
D e b e prevenir en tiempo y suplicar que no se use para consagrar su santísimo Cuerpo y Sangre, y ali-
con él de una compasion funesta, que se le hable con mentar las almas con este manjar divino; para juzgar
franqueza, que se le avise con tiempo, y que no se las conciencias, y retener ó perdonar los pecados; pa-
guarden con él otras atenciones que las que dicte el ra enseñar y dirigir á los hombres por el camino del
celo de su salvación. Con esta prevención, todos cielo; en suma, para ser los salvadores visibles, en-
estarán prontos á darle sencillamente los avisos con- cargados de la salvación de las almas, por el Salva-
venientes, á fin de que se prepare con tiempo á reci- dor invisible á quien representan en su ministerio, y
bir los santos sacramentos, para disponerse á compa- en cuya virtud le ejercen y desempeñan. Ministerio
recer en el tribunal de Jesucristo, Autor de los sacra- sublime, exceIso : superior á cuantos hay bajo de las
mentos, y merecer por ellos que le mire con miseri- estrellas; ministerio augusto, incomparable, terrible
cordia y le conceda el reino de los cielos. aun para los mismos ángeles; ministerio, en fin, que
exigiría querubines para desempeñarle, si los hom-
bres fueran ángeles. N o entrarémos en la explica-
ORDEN. ción del sacramento que consagra este elevado minis-
terio, porque su administración corresponde exclusi-
vamente á los obispos, y la instrucción de los sugetos
P. Para qué es el sacramento del Orden? que le han de recibir, debe ir mucho mas adelante
R. Para consagrar y ordenar dignos ministros de que nuestras explicaciones; mas no dejaremos de dar
la Iglesia. á los fieles, aunque brevemente, la idea que deben
Aunque Jesucristo podia conducir á los hombres tener de la excelencia del sacerdocio, y de la multi-
al camino de la salvación por sí mismo ó por un mi- tud y grandeza de los bienes que se íes dispensan
nisterio invisible compuesto de ángeles, no quiso si- por su ministerio.
no darles un ministerio visible y acomodado á su na- Dignidad sacerdotal. L a dignidad del sacerdote
turaleza, que le gobernase y dirigiese. Este minis- es tal, que según la expresión de San Agustin, el H i -
terio es el sacerdotal, que se compone de ministros, jo de Dios encarna en sus manos como en el seno de
sacerdotes, obispos, y uu obispo de los obispos, que la Virgen. El sacerdote, haciendo que exista J e s n -
cristo sobre el altar, en virtud de las palabras d e la to, de quien es ministro, el remedio de sus necesida-
consagración, viene á ser corno su padre, y como el des y el buen despacho de sus peticiones; porque, no
nos engañemos, católicos, las súplicas de un sacer-
esposo de su Santísima Madre.
dote, no son como las de los demás fieles, que piden
E n poder del sacerdote ha puesto el H i j o .de Dios
solo en su propio nombre, sin título ni carácter p ú -
las llaves del cielo, y en sus manos ha depositado el
blico; son las súplicas de un ministro de la religión,
tesoro de la fé, y á su cuidado ha entregado el reDa-
establecido por Jesucristo en favor de los hombres
ñ o que compró "á costa de su vida. Todos los inte-
acerca d e Dios, que ruega por oficio, que habla en
reses espirituales y eternos del género humano, todo
nombre de toda la Iglesia, y que intercede como en-
el valor de la sangre de Jesucristo, toda la obra de
cargado del Hijo de Dios, cuya oracion siempre oyó
la santificación y salvación de los hombres, está al
su Eterno P a d r e . Son las súplicas de un ministro,
cuidado del sacerdote. E l mismo Jesucristo se ha
que por su carácter, es un mismo sacerdote, un mis-
puesto, por decirlo así, á su disposición. ¡Pásmen-
mo mediador, una misma voz con Jesucristo; de un
se los cielos, asómbrese la tierra, confúndase el in-
ministro que suplica en la presencia de Dios, reves-
fierno al contemplar la inmensa dignidad que Dios ha
tido de los derechos de su Santísimo Hijo. ¿Y qué
concedido ai sacerdote! ¡Ah, si íos ángeles fueran
no concederá el Señor á los ruegos de un sacerdote
rapaces de envidia, á nadie la tendrían sino á los sa-
que presenta las súplicas d e toda la Iglesia, y que pi-
cerdotes! ¡Oh dignidad sacerdotal! ¡De cuánta vene-
de como encargado de Jesucristo? Así e* qu A un
ración no sois dignos! L o s sacerdotes no solo son
un sacerdote, aun cuando no tuviese otro destino que
dignos de nuestra veneración por su carácter sagra-
orar como siinistro público, siempre contribuiria po-
do y encumbrada dignidad, sino también por la mul-
derosamente al bienestar y felicidad temporal y eter-
titud y grandeza de los bienes que nos dispensan.
na de los fieles.
Bienes que trae á los fieles el sacerdocio. U n sa-
cerdote, solo por estar señalado con este sagrado ca- P e r o el sacerdote no solo es un ministro de la re-
rácter, se halla encargado de los intereses del pueblo ligión, encargado de rogar á Dios por el pueblo, es
para con Dios; y viene á ser uno de aquellos ángeles también un sacrificador de la ley nueva, que ofrece
que subían y bajaban continuamente por la escala de todos los días sobre el altar la Victima del Calvario,
Jacob. Baja en cumplimiento de su ministerio de que representa allí á Jesucristo; que consagra con
mediador, á encargarse de las necesidades y peticio- sus mismas palabras, y que presenta á su°Eterno
nes de los fieles, y sube, por medio de la oracion pro- P a d r e la prenda d e la cruz, pidiendo en pago de es-
pia de su ministerio, á presentarlas á los piés del tro- ta soberana prenda, el perdón de los pecados de!
no divino, para alcanzar por los méritos de Jesucris- pueblo, la paz y prosperidad de la Iglesia, la extir-
4ü
pación del error y de la heregla, la unión y concor-
dia entre los principes cristianos, el celo y acierto de res no destruye? ¿Cuántos desastres no precave?
los que gobiernan, la tranquilidad del mundo, y la ¿Cuántos males no evita? E n aquel tribunal del
santificación de los hombres. ¡Ah! un sacerdote, por cielo, colocado sobre la tierra, ¿cuántos odios no
solo su carácter de sacerdote ó sacrificador, es en el extingue? ¿Cuántos matrimonios no pacifica? ¿cuán-
altar el ministro de todas las gracias, porque ofrece tos justos no sostiene en el camino do la vir-
la divina Víctima, de donde manan todas las gracias. tud? ¿Cuántos pecadores no aparta del camino
¡Qué recurso para los hombres tener sacerdotes que del vicio? ¿Cuántas almas no arrebata del poder
ofrezcan continuamente al Eterno Padre el inmenso de Satanás y restituye á Jesucristo? Si anuncia la
sacrificio de su Santísimo Hijo! ¡Ah! si cesasen los divina palabra, con su predicación conmueve las con-
sacerdotes del Señor de ofrecer este divino sacrificio, ciencias,. confunde á los impíos, fortalece á los j u s -
¿quién movería entonces los cielos á nuestro favor? tos, convence á los pecadores, conquista almas á J e -
¿Quién defendería nuestra causa? ¿Quién conten- sucristo, sostiene las conquistadas. Si instruye en
dría la ira divina? ¿Quién libraría al mundo de su la doctrina, alumbra el entendimiento con la autori-
última ruina? Porque si subsiste el mundo, es por dad de la fé, enseña sus misterios, explica los cultos
esta divina Víctima, y Dios, cuando quiera destruir- que agradan al Señor, los mandamientos que el S e -
le, hará que cese antes la hostia y el sacrificio. ñor impone, los sacramentos con que santifica. en
sama, es un doctor de los fieles, que les enseña la
Mas no pára aquí el bien que trae á los fieles el
ciencia de la salvación, para que gobernados por ella,
ministerio del sacerdote, porque no solo ofrece dia-
puedan llegar felizmente al puerto de la vida eterna.
riamente la Víctima de propiciación, sino q ue es tara-
E l cuerpo sacerdotal es el encargado por Jesucristo
bien el cooperador de Jesucristo en la salvación de
de suplir lo que falta á la gloria de su pasión, que es
las almas, ya por los sacramentos que las administra,
la aplicación de sus méritos á la salvación de las al-
ya por la predicación y explicación de la divina pa-
mas. Cada uno de los sacerdotes es un enviado pa-
labra que las dispensa, } a por las dc-mas funciones
ra cooporar á la obra de la redención sobre la tierra;
sacerdotales que ejerce para santificarlas. ¡Ah, de
para aumentar el número de los ciudadanos del cie-
cuántos bienes no es instrumento el sacerdote, en los
lo; para consumar la santificación de los justos.
diversos ministerios que Jesucristo ha puesto á su
¿Quién podrá ponderar el interés que tienen los fie-
cargo! Si recibe el secreto de las conciencias, ¿cuán-
les con respecto al sacerdocio, y la veneración que
tos pecadores no saca de la muerte de la culpa á la
se merece esta clase escogida para obras tan asom-
vida de la gracia? ¿Cuántas amistades no renueva?
brosas, y colocada en tanta altura sobre el resto de
¿Cuántas ignorancias no destierra? ¿Cuántos erro-
I03 hombres?
L^vnkinE]
Pero si !a conducta del sacerdote no corresponde
6 su estado, ¿tendrá aun entonces derecho á nuestra MATRIMONIO.
veneración? E n tan lamentable caso, deberémos com-
padecernos de su extravio y venerar su dignidad, por-
que ésta siempre es la misma. D e b e r é m o s conside-
P . Qué obra el sacramento del matrimonio?
rar que es hombre y que es sacerdote; compadecer-
R. Da gracia á los casados, para bien vivir en él.
nos de los extravíos del hombre, y venerar el carác-
Antes de entrar en la explicación de este sacra-
ter de sacerdote; deberémos apartarnos de su flaque-
mento, conviene hacerla de tres clases que hay de
za y respetar su ministerio. Deberémos gemir de-
castidad, y son, virginal, viudal y matrimonial. L a
lante de Dios, y afligirnos al ver colocado á nuestro
virginal consiste en una total y absoluta continencia
frente un mal sacerdote, y temer que seamos nosotros
de los placeres carnales, y es propia de las personas
mismos la causa de esta desgracia, porque I03 libros
que no toman ni quieren otro estado: la viudal escuna
santos nos enseñan que el mas terrible castigo que
absoluta continencia de los placeres carnales despues
envia el Señor sobre los pueblos, es darles malos sa-
del matrimonio, y e3 propia de la3 personas viudas;
cerdotes. C u a n d o su enojo no ha llegado á lo su-
y la matrimonial es una absoluta continencia de los
mo, se contenta con armar naciones contra naciones,
placeres carnales fuera del matrimonio, y de los ilíci-
con trastornar el órden de las estaciones, dejar esté-
tos en el matrimonio, y es propia de las personas ca-
riles los campos, y derramar el hambre, la desola-
fia¿aS#
ción y la muerte sobre la tierra; pero en el exceso de
Castidad virginal Esta es la mas perfecta. P u e -
BU ira, recurre al último de sus castigos. Saca del
de ser temporal, como la que se conserva hasta el
tesoro de su indignación ministros infieles, sacerdo-
matrimonio, ó perpetua, como la que se conserva has-
tes manchados, pastores escandalosos, y los pone so-
ta la muerte. L a perpetua puede conservarse sin pro-
bre su pueblo. Entonces se verifica que las abomi-
pósito, como sucede en las personas que no han to-
naciones del pueblo son la causa de los malos sacer-
mado la resolución de no casarse, y sin embargo, no
dotes, y que los malos sacerdotes son castigo de las
se casan; ó con propósito, como sucede en las perso-
abominaciones del pueblo.
nas que han tomado la resolución de no casarse. E s -
ta resolución puede sostenerse por un simple propó-
sito, ó por un voto; y el voto puede ser por cierto
tiempo ó por toda la vida. Finalmente, el voto da
por vida, pueda ser solemne, solemnizado ó »imple. So-
Pero si !a conducta del sacerdote no corresponde
6 su estado, ¿tendrá aun entonces derecho á nuestra MATRIMONIO.
veneración? E n tan lamentable caso, deberémos com-
padecernos de su extravio y venerar su dignidad, por-
que ésta siempre es la misma. D e b e r é m o s conside-
P . Qué obra el sacramento del matrimonio?
rar que es hombre y que es sacerdote; compadecer-
R. Da gracia á los casados, para bien vivir en él.
nos de los extravíos del hombre, y venerar el carác-
Antes de entrar en la explicación de este sacra-
ter de sacerdote; deberémos apartarnos de su flaque-
mento, conviene hacerla de tres clases que hay de
za y respetar su ministerio. Deberémos gemir de-
castidad, y son, virginal, viudal y matrimonial. L a
lante de Dios, y afligirnos al ver colocado á nuestro
virginal consiste en una total y absoluta continencia
frente un mal sacerdote, y temer que seamos nosotros
de los placeres carnales, y es propia de las personas
mismos la causa de esta desgracia, porque I03 libros
que no toman ni quieren otro estado: la viudal escuna
santos nos enseñan que el mas terrible castigo que
absoluta continencia de los placeres carnales despues
envia el Señor sobre los pueblos, es darles malos sa-
del matrimonio, y e3 propia de la3 personas viudas;
cerdotes. C u a n d o su enojo no ha llegado á lo su-
y la matrimonial es una absoluta continencia de los
mo, se contenta con armar naciones contra naciones,
placeres carnales fuera del matrimonio, y de los ilíci-
con trastornar el órden de las estaciones, dejar esté-
tos en el matrimonio, y es propia de las personas ca-
riles los campos, y derramar el hambre, la desola-
fia¿aS#
ción y la muerte sobre la tierra; pero en el exceso de
Castidad virginal Esta es la mas perfecta. P u e -
BU ira, recurre al último de sus castigos. Saca del
de ser temporal, como la que se conserva hasta el
tesoro de su indignación ministros infieles, sacerdo-
matrimonio, ó perpetua, como la que se conserva has-
tes manchados, pastores escandalosos, y los pone so-
ta la muerte. L a perpetua puede conservarse sin pro-
bre su pueblo. Entonces se verifica que las abomi-
pósito, como sucede en las personas que no han to-
naciones del pueblo son la causa de los malos sacer-
mado la resolución de 110 casarse, y sin embargo, no
dotes, y que los malos sacerdotes son castigo de las
se casan; ó con propósito, como sucede en las perso-
abominaciones del pueblo.
nas que han tomado la resolución de no casarse. E s -
ta resolución puede sostenerse por un simple propó-
sito, ó por un voto; y el voto puede ser por cierto
tiempo ó por toda la vida. Finalmente, el voto de
por vida, pueda ser solemne, solemnizado ó simple. So-
lemne es el que hacen los religiosos ó religiosas, y se miento, procuraban casar sus hijos, aspirando todos á
llama solemne monacal. Este voto y el de la pobre- la gloria de ser los progenitores del Redentor. Sin
za y obediencia reunidos, consagran á Dios toda la embargo, aun en aquellos tiempos hubo algunas al-
persona, y constituyen el estado religioso. Solemni- mas singularmente puras, como un J o s u é , un Elias,
zado es el que hacen los clérigos al recibir el subdia- un Elíseo, un Jeremías, una María profetisa, que
conado que le solemniza, y se llama solemne clerical. conservaron esta celestial virtud toda su vida.
Simple es el particular que hacen y han hecho desde Llegaron los tiempos del Redentor prometido, y
el principio de la Iglesia, multitud de almas, consa- aquí principiaron los triunfos de la virginidad. E l
grando á Dio3 SU virginidad, y conservándola sin H i j o E t e r n o del Eterno Padre baja del cielo, encar-
mancha entre los negocios y peligros del mundo. na y se hace el Redentor de los hombres; pero no to-
Aunque la virginidad es siempre muy apreciable, ma carne de una muger cualquiera, sino de una pu-
cuando se conserva por voto es mas perfecta, y toda- rísima Virgen. E s verdad que para esto fué nece-
vía mas si se conserva por voto solemne. Hecha» sario trastornar las leyes mas constantes de la natura-
estas distinciones y explicaciones para la buena inte- leza, y multiplicar los portentos; mas no importa: se
ligencia de esta materia, darémos á los fieles alguna trata de la virginidad, y el Dios de la pureza no quie-
idea de la excelencia de la virginidad, de la que han re encarnar sino en el seno de la pureza, ni vivir en-
escrito tratados y libros enteros los mas grandes pa- cerrado nueve meses sino en el santuario de la virgi-
dres de la Iglesia, como San Cipriano, San Geróni- nidad; no quiere tener una madre temporal, que no
mo, San Ambrosio, San Agustin y otros. sea virgen antes del parto, en el parto y despues del
Adán y Eva fueron vírgenes, no solo en el estado parto perpetuamente, ni un padre putativo que no
de la inocencia, sino aun despues de haberla perdi- conserve siempre la virginidad, ni un precursor que
do. Criados en edad perfecta, casados por la mano corra delante de él y le anuncie, que no esté adorna-
del mismo Dios, y viviendo juntos, conservaron la do de este don excelso, ni un discípulo á quien per-
virginidad hasta que fueron arrojados del paraíso. mita reclinar sobre su pecho, y á quien encargue al
¡Tan preciosa era para ellos esta virtud! E s verdad espirar el cuidado de su madre Virgen, que no sea
que recibida la promesa de un Redentor de su peca- virgen; y en fin, si ha de formar en el cielo un coro
do, y de que este Redentor habia de nacer de su des- privilegiado que le acompañe y siga por donde quie-
cendencia, les fué preciso pensar en tener sucesión, ra que vaya, se ha de componer de millares de vír-
en la que se cumpliese tan interesante y consoladora genes, que canten un cántico nuevo, que nadie mas
promesa. P o r esta misma causa sus descendiente», pueda cantar. ¡Oh virginidad! ¡Oh pura y santa vir-
en los cuatro mil años que mediaron hasta su curapli- ginidad! ¡Qué atenciones, cuánto aprecio no mere-
ces al Dios de la pureas!
E n vista d e l a p r e c i o q u e el S e ñ o r h a c e d e la vir- nos, l adoctrina q u e debian seguir en órden á l a vir-
ginidad, no es d e admirar que l a haya profesado u n g i n i d a d y al m a t r i m o n i o , d i c e e n s u p r i m e r a c a r t a á
n ú m e r o infinito d e almas, en e l d i s c u r s o d e diez y l o s fieles d e C o r n a t o : Quisiera que iodosfuerais como yo
o c h o siglos que han corrido d e s d e q u e comenzaron mismo ( S a n P a b l o n o f u é c a s a d o ) , pero cada uno tiene
s u s t i e m p o s d e u n m o d o tan glorioso, ni q u e los S a n - de Dios su propio don, el uno de una manera y el otro de
tos P a d r e s hayan apurado su elocuencia en alabarla. otra. También seria bueno que las personas solteras y
N o es de admirar que diga un S a n A m b r o s i o , q u e ñudas permaneciesen en su estado, como yo permanezco
la v i r g i n i d a d t r a j o d e l c i e l o l o q u e h a b í a d e i m i t a r e n en el mió; pero si no tienen don de continencia, cásense,
la t i e r r a , y q u e a t r a v e s a n d o l o s a i r e s , l a s n u b e s , l a s 'porque mejor es casarse que quemarse. En cuanto á las
estrellas, por entre los ángeles, halló a lV e r b o d e vírgenes, no tengo mandato del Señor; mas como minis-
D i o s en e l s e n o del P a d r e , y le concibió ansiosa en tro fiel por su misericordia, daré un consejo. Seria
s u s e n o . ¡ O h c u á n t a es, e x c l a m a , la g r a c i a d e la v i r - bueno que permaneciesen en su estado, para evitar las
ginidad, que mereció ser escogida para templo cor- inquietudes y tribulaciones que oprimen en el matrimo-
p o r a l d e D i o s , e n el q u e habitase l a p l e n i t u d d e la di- nio, y coactan la libertad de servir á Dios; mas si el
v i n i d a d ! La v i r g i n i d a d , d i c e e n o t r a p a r t e , e l e v á n - •virgen toma re esposa, no peca; y si la virgen se casare,
d o s e s o b r e l a c o n d i c i o n d e la n a t u r a l e z a h u m a n a , h a - no peca; pero les advierto que el tiempo es breve, y lo
ce á los h o m b r e s semejantes á tos ángeles. T a l e s que conviene es, que los que tienen mvgeres, sean como
la e x c e l e n c i a d é l a v i r g i n i d a d , d e e s t a c e l e s t i a l v i r t u d si no las tuviesen, y los que usan de este mundo, como si
tan p e r s e g u i d a del m u n d o , tan e s t i m a d a d e las a l m a s fio usasen, porque pasa la figura de este mundo. Quie-
puras, tan apreciada de laIglesia, tan admirada d e ro, pues, que viváis sin inquietud. El que no tiene mu-
los ángeles, tan a m a d a d e Jesucristo, y tan agrada- ger, está solícito de las cosas del Señor, de cómo ha de
ble á Dios. agradar á Dios; pero el que tiene muger, está solícito
Castidad viudal. E s t a e s m e n o s p e r f e c t a q u e l a de las cosas del mundo, de cómo ha de complacer á su
virginal, porque ha perdido aquel precioso don de la muger, y anda dividido. Del mismo modo la muger
integridad y pureza que recibimos con la naturaleza, no casada y la virgen, piensan en las cosas que son del
c o m o s e h a d i c h o ; p e r o e s m a s p e r f e c t a q u e la m a t r i - Señor, para ser santas en el cuerpo y en el espíritu; pe-
monial. A esta clase d e castidad pertenecen aque- ro la que está casada, piensa en las cosas del mundo,
llas p e r s o n a s solteras q u e , n o h a b i e n d o c o n s e r v a d o de cómo ha de complacer á su marido. En fin, yo m
por su desgracia lacastidad virginal, se convierten á digo ésto para tenderos un lazo, sino para que tengáis
D i o s y v i v e n d e s p u e s e n c a s t i d a d y p u r e z a . P a r a fi- libertad para orar á Dio» sin impedimento. Mas si
j a r S a n P a b l o en elc o r a z o n d e los p r i m e r o s cristia- alguno tuviere á menos que m virgen deje pasar la edad
•propia sin casarse, haga lo que quiera: Ella noj apeca
rá e l h o m b r e á su padre y á su madre, y s e unirá
si se casa. 1 así el que casa á su virgen, hace bien, y á su m u g e r , y s e r á n dos e n una carne. C o m o sa-
el que no la casa, hace mejor. La muger está ligada c r a m e n t o , f u é instituido c u a n d o J e s u c r i s t o asistió á
á la ley, mientras vive su marido; pero si muere, queda las b o d a s d e C a n á , no tanto para honrarlas, dicen los
libre. Cásese con quien quiera, con tal que sea en el Santos P a d r e s , cuanto para santificarlas con s u pre-
Señor;pero será mas bien aventurada sipermanece así, sencia, c o m o santificó las a g u a s c o n s u b a u t i s m o .
según mi consejo. C o m o contrato, se celebra en todas las naciones del
m u n d o ; c o m o s a c r a m e n t o solo se c e l e b r a en las na-
Castidad matrimonial. E s t a e s l a m e n o s p e r f e c t a ,
ciones cristianas. C o m o contrato no causa gracia;
c o m o a c a b a m o s de ver, pero la m a s interesante en su
c o m o sacramento causa gracia santificante. Como
extensión, porque pertenece al estado general, que
contrato es indisoluble por derecho natural; como sa-
e s el d e l m a t r i m o n i o , e l c u a l v a m o s á e x p l i c a r p a r a
cramento es indisoluble por derecho natural y divino.
q u e sepan los q u e traten d e casarse, e l estado que
C o m o contrato se celebra entre los contrayentes; co-
van á t o m a r , y los casados e l m o d o con q u e se han
m o s a c r a m e n t o n o p u e d e c e l e b r a r s e sino ante el p á r -
de conducir en él. P a r a proceder con claridad re-
r o c o q u e lo a d m i n i s t r e , y á lo m e n o s d o s t e s t i g o s q u e
d u c i r é m o s esta explicación á los puntos siguientes:
lo presencien. Finalmente, e l matrimonio entre los
Primero. Qué es el matrimonio y cuándo fué institui-
p a g a n o s , es solo u n contrato; entre los cristianos, e s
do. Segundo. Elección del matrimonio. Tercero.
j u n t a m e n t e un contrato y un sacramento, c u y a mate-
Elección de consorte. C u a r t o . Fines del matrimonio.
ria y s u g e t o son los contrayentes, c u y o ministro es el
Quinto. Disposiciones para contraerle. S e x t o . Des-
p á r r o c o , c u y a f o r m a s o n las palabras q u e éste p r o -
posorios. Sétimo. Deberes de los casados.
nuncia diciendo: y o o s uno, &c., y cuyo efecto e s
Matrimonio y su institución. E l m a t r i m o n i o p u e d e c a u s a r gracia santificante, y c a u s a r las d e m á s gracias
c o n s i d e r a r s e c o m o contrato y c o m o sacramento. C o - q u e son propias á los s a c r a m e n t o s de vivos. Este
m o c o n t r a t o e s u n a u n i ó n m a r i d a l d e h o m b r e y de s a c r a m e n t o es g r a n d e en C r i s t o y en la Iglesia, d i c e
m u g e r , q u e les obliga á vivir en una inseparable c o m - S a n P a b l o . Significa l au n i ó n d e C r i s t o c o n la I g l e -
p a ñ í a . C o m o sacramento, es este m i s m o contrato, sia, y a u n la u n i ó n del V e r b o divino c o n l a h u m a n i -
elevado p o r J e s u c r i s t o , á significar y c a u s a r gracia dad que tomó.
en los q u e le celebran. C o m o contrato c o m e n z ó e n
Elección del matrimonio. S i D i o s h u b i e r a q u e r i d o
el paraiso, c u a n d o v i e n d o A d á n á E v a f o r m a d a p o r
criar en un instante todos los h o m b r e s , c o m o crió to-
D i o s de su costado, dijo: esto ahora es h u e s o de mis
dos los ángeles, n o hubiera sido necesario el matri-
huesos, y carne de mi carne. Esta se llamará varo-
m o n i o ; p e r o h a b i e n d o d i s p u e s t o q u e el g é n e r o b u
n a , p o r q u e de v a r ó n h a s i d o t o m a d a , p o r l o c u a l de*
se y condicion, una esposa prudente casta, sobria,
mano se propagase y conservase por sucesión de pa- dócillaboriosa y aplicada al desempeño de sus obi*
dres á hijos, el matrimonio es absolutamente necesa- S n e s P e J s i es necesario al hombre hallar una
rio. E s también obligatorio á la generalidad de los fráena esposa, no lo es menos á la muger recibir un
hombres, pero no á lo particular de cada individuo. bu n e ^ s o , ni es menos desgracia s, encuentra con
Supuesto, pues, que las personas en lo particular son un marido inmoral, terco, destemplado, brutal, q«e
libres á tomar ó no el estado del matrimonio, veamos no Guarda regla ninguna en su conducta con e la y
cómo debe conducirse el cristiano en tan delicado que á titulo de hombre y superior, la oprane, y 1^tra-
asunto. Siendo el matrimonio estado de por vida, tacomo si fuera una esclava; con un mando holga-
al menos para uno de los dos consortes, sin que se zán y vicioso, que en vez de sostener con su a c t m -
pueda saber quién morirá en él, es necesario que am- dad trabajo y diligencia á su muger y famiha, y de
bos cuenten con salvarse en él; de donde se sigue, aumVntar ile un -nodo justo los bienes, destruye el
que en tanto debe tomarse ó no este estado, en cuan- matrimonio y deja perdida á su muger y sus lujos
to se conozca convenir á la salvación; y esta es regla Oh' ¡Cuánto deben mirarse las mugeres en esta
general para la elección de estado, cualquiera que elección, que las pone en un compromiso de por vida!
sea, y para el tenor de vida, y uso d e las criaturas.
X s L matrimonio. Tres son los motivos por
P o r eso la elección del estado de matrimonio pide
los que debe contraerse el matrimonio dice: el cate-
muchas y serias reflexiones y buenos consejos.
ci mo romano. Primero. L a compañía. del hom-
El que trata, pues, de tomar este estado, ba de ins- bre y la muger, apetecida por un genero de m.tm o,
truirse en los deberes que impone, de los peligros y elegida por una voluntad racional con el fin de auxi-
que tiene, y de los trabajos á que se sujeta. No se C y consolarse mutuamente, de ayudarse a llevar
fiará de sus discursos, sino que consultará con per- os trabajos de esta vida y las flaquezas de la vejez,
sonas prudentes, timoratas y experimentadas, sobre y con la esperanza de obrar en él su santificación, vi-
todo, con el confesor, que como conocedor de su in- viendo en paz y santo temor de Dios. Segundo. La
terior, podrá hablar con mas acierto. Ante todas co- l u c e s L , no tanto de herederos de sus honores y sus
sas debe pedir mucho á Dios el acierto, poniendo por i enes, cuanto de su fé y religión, no tanto para con-
intercesores á la Santísima Virgen y su santo esposo. to la sucesión de las familias, como para conti-
Si de todas estas diligencias resulta que conviene nuar la santidad de ellas, porque el matrimonio no se
el matrimonio, hay que hacer segunda elección, no ha de contraer por miras de carne y sangre, sino por
menos difícil que la primera, y es de la persona con fines de justicia y de virtud. Nosotros somos hijos
quien se ha de contraer. E s preciso buscar y elegir de santos, decia el jóven Tobías a su esposa Sara, y
una esposa igual lo mas posible, en edad, bienes» cla-
no podemos juntarnos como los gentiles, que no co- labra. Esta, en el caso de convenir, deberá hacer
nocen á Dios. S e ñ o r Dios de nuestros padres, de- lo mismo por su parte. Esto es de primera necesi-
cía este admirable joven, levantando su corazon al dad, tanto para proceder en razón y buena concien-
cielo, vos sabéis, S e ñ o r , que tomo á esta mi parienta cia, como para evitar los reclamos de engaño, que
por muger, no por causa de lujuria, sino por amor dan motivo despues á tantos disgustos y hacen infe-
á la prosperidad, en la que sea bendito vuestro nom- lices tantos matrimonios. Una vez convenidos, las
bre por los siglos de los siglos. Tercero. L a rebelión visitas deben ser muy medidas, muy decorosas, muy
de la carne que, desde el pecado de Adán lucha con- circunspectas, y siempre acompañadas de los padres
tra el espíritu y quiere seguir una ley contraria á la ley ó personas de respeto. Esto es también muy nece-
del entendimiento. P o r evitar la fornicación, escribió sario, porque la falta de estas precauciones, hace mas
San Pablo á los fieles de Corinto, cada uno tenga su de una vez culpables antes que casados. L o s con-
muger y cada una su marido. Aquellos, pues, dice certados ó novios se hallan tan obligados á ser hones-
San Agustin hablando sobre este delicado punto, que tos y no poder usar entre sí de la menor libertad, á
no pueden vivir en continencia, conviene que se casen, pretexto del convenio, como antes de celebrarlo.
según la sentencia del apóstol: " S i 110 pueden conte- Cuando se acerca el tiempo de contraer el matri-
nerse, cásense, porque mejor es casarse, que quemar- monio, es necesario que se disponga á recibirle, no
se." Mas aunque el matrimonio sea el remedio de solo con la preparación que pide el sacramento, sino
la flaqueza del hombre, según la expresión de San también con la que pide el nuevo estado. Si los que
Agustin, no se ha de buscar este remedio, sino prin- han de entrar en religión, donde la regla, la vigilan-
cipalmente por evitar el pecado, y conseguir con me- cia de los superiores, la oracion y tantos auxilios es-
nor esfuerzo, aunque con menor mérito, la salvación pirituales ayudan á la salvación, se preparan con un
eterna. año de noviciado, ¿cómo deberán prepararse los que
Disposiciones para recibirle. Elegido el matrimo- van á entrar en el matrimonio, en el que son tan fre-
nio y la persona con quien se quiere contraer, v e a - cuentes los tropiezos, y tantos los incentivos al pla-
mos cómo ha de conducirse un cristiano hasta entrar cer y á la licencia? ¿En el que es preciso vivir en
en él. Supuesto que ha de proceder con acuerdo el mundo, y no vivir como el mundo? L o s buenos
de sus padres, los primeros pasos se dirigirán á los cristianos, ya que no pueden prepararse con el esme-
de la que ha escogido y pretende para esposa. P r o - ro que los religiosos, procuran hacerlo del mejor mo-
pondrá con sencillez su pretensión, y ios motivos en do que les permiten su situación y circunstancias. Se
que la funda, y manifestará con claridad y sin doblez, disponen con una buena confesion, tal vez general,
lo que deba saber la pretendida antes de dar su pa- con tos ejercicios de San Ignacio, si pudiere ser, con
oraciones y otras prácticas espirituales, para alcan- moraías: h u y e n d o l a concurrencia excesiva, se diri-
zar del S e ñ o r que bendiga y santifique su entrada en gen m u y t e m p r a n o á laIglesia, sin m a s a c o m p a ñ a -
el m a t r i m o n i o , y t o m e s u n u e v o e s t a d o b a j o s u e s p e - miento que sus padres y hermanos, y acaso algún
cial protección. S e e n c o m i e n d a n á las o r a c i o n e s d e o t r o amiíro 6 pariente, y en ella se c e l e b r a el matri-
las b u e n a s almas, y e s p e r a n d o que e l S e ñ o r habrá monio con elsosiego, decoro y reverencia que pide
oido benignamente sus súplicas, pasan á contraer e l •un s a c r a m e n t o . S e v e l a n , o y e n m i s a , c o m u l g a n y r e -
m a t r i m o n i o en su santo t e m o r y para su honra y gloria. c i b e n e n ella las ú l t i m a s b e n d i c i o n e s de su m a t r i m o -
Desposorio. P a r a c o n o c e r q u e e l d i a d e l d e s p o s o - nio. Retíranse luego á celebrar sus desposorios m o -
rio ó b o d a d e b e ser u n dia santo para los q u e se ca- desta y juiciosamente. ¡Cuántos gastos, cuántas mo-
san, bastará saber que a d e m a s del sacramento del lestias, cuántas quejas, cuántos sonrojos, cuántas
matrimonio que en esa dia reciben para que los una p r o f a n a c i o n e s , c u á n t a s c u l p a s s e evitarian si se hicie-
santamente, han d e recibir, c u a n d o m e n o s la víspe- se general este m o d o de celebrar los matrimonios!
ra, e l d e l a penitencia, p a r a q u e los santifique; ye l Deberes de los casados. L a s o b l i g a c i o n e s q u e tie-
d e la c o m u n i o n p a r a q u e J e s u c r i s t o asista á la b o d a , nen los casados respecto á sus hijos y criados, que-
tan real y v e r d a d e r a m e n t e c o m o á las de C a n á , aun- d a n e x p l i c a d a s e n el c u a r t o m a n d a m i e n t o , á d o n d e
que de "un m o d o invisible. E n e l dia del des- remitimos a l lector para no repetirlas aquí. Ahora
posorio d e b e principiar la santidad de su n u e v o esta- e x p l i c a r é m o s l a s q u e t i e n e n e n t r e s í , y s o n : Primera.
d o , y n o c o n c l u i r s i n o c o n l a m u e r t e y el p r e m i o d e Amarse mutuamente. E s t o p i d e e s e n c i a l m e n t e e l m a -
ta v i d a e t e r n a . P e r o ¿ c ó m o p o d r á c o m p o n e r s e é s t o trimonio, que e s una sociedad ó compañía fundada
c o n l o q u e s u c e d e e n d í a s s e m e j a n t e s ? ¡ A h ! La en e l a m o r , y esto se m a n d a t a m b i é n en repetidos lu-
celebridad d e los d e s p o s o r i o s h a v e n i d o á convertir- gares de laSagrada Escritura. Maridos, dice San
se, p o r la c o r r u p c i ó n d e c o s t u m b r e s , en o c a s i o n d e P a b l o , a m a d á vuestras m u g e r e s , y no seáis desabri-
p e c a d o s . L a d e s t e m p l a n z a y las e m b r i a g u e c e s , las d o s c o n ellas. A m a d ' a s c o m o C r i s t o a m ó á la I g l e -
p e n d e n c i a s y l a s q u i m e r a s , l a s c o n c u r r e n c i a s y la« sia. E l m i s m o a p ó s t d quiere q u e se e n s e ñ e á las
reuniones d e una j u v e n t u d fogosa, las conversacio- casadas que sean prudentes, que amen á sus maridos
n e s libres, las expresiones sucias, los bailes desho- y quieran á sus hijos. L o s padres de Sara encarga-
nestos, todo ésto y m u c h o m a s sucede en los días de ban á su hija que honrase á sus suegros, amase á su
l a s b o d a s y c o n m o t i v o d e l a s b o d a s ; d e m o d o , que marido, rigiese á s u familia, gobernase s u casa y
las bodas de nuestros tiempos, han venido á ser co- g u a r d a s e u n a c o n d u c t a i r r e p r e n s i b l e . Segunda. Ayu-
m o unos espectáculos públicos, que conmueven t o - darse el uno al otro en las obligaciones que debe desem-
d a s l a s p a s i o n e s . N o a e p o r t a n aaí l a s p e r s o n a s t>- peñar cada uno, y que están señaladas par Dios desd4
el principio del mundo. E n l o s c a s t i g o s i m p u e s t o s p o r ajen 6 d o m i n e n , p o r q u e e l varón siempre h a d e ser
D i o s en e l primer m a t r i m o n i o del m u n d o , se ven las c a b e z a d e la m u g e r y s u p e r i o r d e l a c a s a . L a s m u -
o b l i g a c i o n e s q u e d e b e d e s e m p e ñ a r c a d a u n o , y l o s ofi- geres por su parte deben amar á sus maridos, respe-
cios con que deben a y u d a r s e . Al marido toca cultivar tarles y honrarles, obedecerles y estarles sujetas, so-
l a t i e r r a , á la m u g e r c u i d a r la c a s a y f a m i l i a ; al m a r i d o brellevarles con paciencia, y darles ejemplo y con-
adquirir los bienes, á la m u g e r distribuirlos; e n s u m a , suelo c o n s u conducta virtuosa. Así el marido
al m a r i d o c o r r e s p o n d e d e s e m p e ñ a r las o b l i g a c i o n e s c o m o la m u g e r d e b e n procurar agradarse en todas
q u e son propias de los h o m b r e s , y á l a m u g e r las q u e lo las c o s a s q u e no c o n t r a d i g a n á l a p i e d a d cristiana;
Bon d e las m u g e r e s ; y c u m p l i e n d o b i e n c a d a u n o p o r s u d e b e n soportar c o n resignación los trabajos del m a -
p a r t e , c u m p l i r á n la o b l i g a c i ó n q u e t i e n e n d e a y u d a r s e trimonio, considerando que son inseparables de s u
m ú t u a m e n l e . Tercera. Vivir en paz. E s t a e s l a m a s d i - estado, hacer d e ellos u n sacrificio á D i o s , y ani-
fícil d e c u m p l i r , p o r q u e a s í c o m o n o s e e n c u e n t r a n e n m a r s e u n o á o t r o á l l e v a r l o s c o n p a c i e n c i a . Quin-
el m u n d o d o s p e r s o n a s i g u a l e s , así t a m p o c o se e n c u e n - ta. Guardarse fidelidad. D e s d e e l m o m e n t o e n
tran jamas en elmatrimonio, dos genios enteramente que e l hombre y l a muger se unen en matrimonio,
iguales, y la p a z del m a t r i m o n i o s e r á t a n t o m a s difícil, forman una sociedad particular, y tan ceñida á s í
ouanto m a s se diferencien en los genios. E s también misma, como la d e A d á n y Eva. E l marido e s
la m a s necesaria, p o r q u e u n m a t r i m o n i o sin p a z , es u n otro A d á n , que n o cuenta e n el m u n d o con m a s
g é n e r o d e infierno. E s verdad que no todos los m a - m u g e r que su E v a , y l am u g e r es otra E v a , q u e tam-
t r i m o n i o s sin p a z llegan al e x t r e m o d e la d i s c o r d i a , p e - p o c o c u e n t a en el m u n d o c o n otro h o m b r e q u e s u
ro todos participan de e s t a desgracia: también es ver- A d á n . N i s u s palabras, ni sus obras, ni sus p e n s a -
d a d q u e todos los m a t r i m o n i o s tienen un r e m e d i o , por m i e n t o s , ni s u s d e s e o s p u e d e n salir d e e s t e s a g r a d o
mas opuestos que sean los genios. ¿Cuál? L a virtud. recinto. L a s miradas del marido se dirigen única-
E s t a , y solo ésta, i g u a l a los genios, a n i m a á los desi- m e n t e á s u m u g e r , y l a s d e é s t a á s u m a r i d o . Su
d i o s o s y b a j a á l o s s o b e r b i o s . Cuarta. Comportar- unión es patriarcal, y su objeto es formar una fami-
se bien. L o s m a r i d o s d e b e n t r a t a r c o n a m o r á s u s lia q u e a u m e n t e l o s h i j o s d e D i o s s o b r e la t i e r r a . T o -
mugeres, manifestándolas aprecio y cariño; comuni- d o lo q u e sale d e este círculo matrimonial, es contra
e a r c o n ellas s u s n e g o c i o s , c u a n d o lo p e r m i t a la p r u - ol m a t r i m o n i o . C o m p o n e r s e l a f a m i l i a d e u n s o l o
dencia y e l secreto; usar de condescendencias razo- m a t r i m o n i o , d e m a s d e u n p a d r e y u n a m a d r e , e s un
nables, atendiendo á su delicadeza; disimular sus pe- efecto y fruto d e un delito a m a r g o para los padres,
q u e ñ e c e s m u g e r i l e s , y d a r tal v e z t i e m p o á la i r a c o » para l o s h i j o s y p a r a l a s o c i e d a d : t e n e r á u n t i e m p o
e l d i s i m u l o v l a a u s e n c i a ; p e r o s i n p e r m i t i r q u e lee el m a r i d o m a s d e u n a m u g e r , ó la m u g e r m a s d e u n m a -
delicias de los padres y la felicidad de los hijos. E s
rido, es una monstruosidad, es un crimen que resiste la
nn manantial de injusticias, que produce hijos naci-
•naturaleza, que abominan los libros santos, y que cas-
dos del crimen, y que traslada los bienes de-los legí-
tiga Dios terriblemente. L a delicadeza de la mate-
timos á los espúreos. No es, pues, mucho que un
ria no permite sacar las consecuencias que se siguen
delito de tanto tamaño y trascendencia, se haya atrai-
d e estos antecedentes: los casados podrán d e d u -
do en todos los tiempos y en todas las naciones, la
cirlas, ó á lo menos, consultar en el secreto y sagra-
execración y los castigos de Dios y de los hombres.
do tribunal de la penitencia las dudas que hieran s u s
L o s libros santos están llenos de quejas y^amenazas
conciencias. Mas no me dispensaré de decir algo
contra los adúlteros* y el Señor mandó e i | j a ley de
«cerca del adulterio, porque la gravedad d e este d e -
Moisés, que muriesen apedreados, para quitar, dice
lito pide que se haga de él la odiosa pintura que le
el Sagrado T e x t o , este escándalo de Isráel. L a
caracteriza, á fin de infundir en el corazon de los ca-
Iglesia, por su espíritu de mansedumbre, til ordenó
tados, el údio y la execración con que deben mi-
sangre ni muerte contra los adúlteros, pero l o s suje-
rarle.
tó á quince y aun á treinta años de penitencia públi-
Adulterio. Este consiste en u n crimen, en el que ca, y hubo tiempos en que les negó la comunion has-
ira casado es de otra muger que la suya, ó una casa- ta en la muerte, juzgando que en un cuerpo que ha-
da es de otro hombre que el suyo. E s un enorme bia adulterado, no debia entrar la hostia consagrada
atentado contra el matrimonio. E s un robo, un la- P e r o estos castigos no son sino una pequeña -parte
trocinio, porque como dice el apóstol, celebrado el de la multitud que se han impuesto á los adúlteros
matrimonio, ni la muger ni el marido tienen señorío desde los primeros tiempos, y por ellos se conocerá
sobre su propio cuerpo, por lo que antiguamente los la enormidad de este delito, y la execración c o n q u e
adúlteros eran castigados con severísimas penas, y se ha mirado siempre.
ahora lo serán de Dios, que es el vengador de lo«
agravios y desacatos que se hacen á los sacramentos. ¡Oh vosotras, almas cristianas, que habéis abraza-
E l adulterio es la infidelidad mas infame, la mas ne- do el matrimonio, grande en la significación, porque
gra traición que puede hacerse á la amistad mas es- representa la unión de Jesucristo con la Iglesia, y
trecha que hay en el mundo. E s un delito funesto grande en la importancia y en la dignidad, porque es
que separa dos corazones que habia unido un lazo sa- el conservador del género humano, pero lleno de
cramental; que convierte en ódio el mas fino amor, obligaciones, de dificultades y de peligros! ¿quereis
y que tal vez enciende un terrible fuego, que no vivir en él sin crimen ni pecado? P u e s sed temero-
ge extingue sino con divorcios escandalosos, ó for- sas de Dios. Este santo temor será un muro impe-
ma un infierno de un matrimonio que debía ser las netrable 4 todos los enemigos de vuestra felicidad.
484 485
C a s a d o s y c a s a d a s , ¿ q u e r é i s s e r e x a c t o s en el c u m - gravitan sobre nosotros. T a l e s son los sacramentar
p l i m i e n t o d e t o d o s v u e s t r o s d e b e r e s , y c e l o s o s d e la les, las i n d u l g e n c i a s y los jubileos^
crianza d e vuestros hijos? ¿Quereis ser l a corona y E s verdad que el pecado v e n i a l ^ perdona y bor-
la g l o r i a d e vuestros" hijos, las delicias d e la s o c i e - r a p o r los m i s m o s m e d i o s c o n q u § * s e p e r d o n a el m o r -
dad', los j u s t o s d e l a tierra y los p o b l a d o r e s d e l cie- tal, e s t o es, p o r la c o n t r i c i ó n , la c o n f e s i o n y los d e m a a
lo? P u e s sed t e m e r o s o s d e D i o s . E s t e santo te- sacramentos; pero como no siempre podemos usar de
m o r lo h a r á todo e n vosotros; h a r á q u e o s sufráis estos g r a n d a s m e d i o s , y p o r otra parte, el p e c a d o v e -
c o n s t a n t e & e n t e el u n o al o t r o , q u e c e d á i s c o n facili- nial se c o m e t e , p o r nuestra miseria, c o n facilidad y
d a d d e ¿ e s t r o s p a r e c e r e s , y q u e p o r c o n s e r v a r la aun con frecuencia, quiso el Señor proveernos d e
p a z p e r d á i s d e v u e s t r o s d e r e c h o s , y á la v e z , d e v u e s - aquellos r e m e d i o s fáciles que los S a n t o s P a d r e s y teó-
tra autéSpad. Sujetará vuestras pasiones, arreglará logos llaman sacramentales, n o porque sean sacra-
vuestroafepetitos, igualará vuestros genios, y os lle- m e n t o s , sino p o r q u e así c o m o p o r los s a c r a m e n t o s del
v a r á p q p e l c u m p l i m i e n t o d e la l e y y el c a m i n o d e l a b a u t i s m o y d e la p e n i t e n c i a , y a u n d e los d e m á s e n
virtud, a l reino de los cielos. cierto caso, se p e r d o n a n los p e c a d o s mortales, a s í
P. Demás de los sacramentos, qué oíros socorros p o r los s a c r a m e n t a l e s se p e r d o n a n los p e c a d o s venia-
espirituales tenemos en la Iglesia? les, si b i e n la c o m p a r a c i ó n n o e s e x a c t a , esto es,
R. Los que llaman sacramentales, como el agua h a y identidad entre los s a c r a m e n t o s y los s a c r a m e n -
bendita, indulgencias y jubileos.
t a l e s , p u e s l o s s a c r a m e n t o s c o n f i e r e n l a g r a c i a ex ope-
P. Qué virtud tiene el agua bendita?
re opéralo, q u i e r e d e c i r , q u e l a p r o d u c e n c o m o i n s -
R. los pecados veniales, ahuyenta á los de-
trumentos que contienen sí virtud para este efec-
«i»* mofifós, y así, debemos usar de ella con mu-
to, y le o b r a n en los q u e n o ^ p o n e n ó b i c e ; p e r o los sa-
cha fé y devocion.
c r a m e n t a l e s solo b o r r a n los p e c a d o s veniales p o r las
E s t a n t a la b o n d a d d e D i o s y tal s u p r o v i d e n c i a , oraciones d e la Iglesia, q u e D i o s oye b e n i g n o , y p o r
que no contento con habernos dado e n abundancia l a s q u e c o n c e d e a r r e p e n t i m i e n t o al s u g e t o , y p e r d ó n
g r a n d e s r e m e d i o s p a r a el g r a n m a l del p e c a d o m o r - •de s u p e c a d o v e n i a l . L o s s a c r a m e n t a l e s s o n a q u e l l o s
tal, y p a r a las g r a v e s n e c e s i d a d e s q u e n o s a q u e j a n , n u e v e q u e r e s e ñ a el j a t e c i s m o , á s a b e r : el o i r m i s a
n o s s u r t e d e o t r o s m e d i o s s u m a m e n t e f á c i l e s y que c o n d e v o c i o n , e l c o m u f | a r d i g n a m e n t e , e l oir la p a -
se e n c u e n t r a n e n t r e n u e s t r a s m a n o s p a r a q u e n o s l i - labra d e Dios, el recibir W bendición episcopal, e l
b r e m o s y p u r i f i q u e m o s de l o s p e c a d o s v e n i a l e s , y n o s d e c i r el P a d r e n u e s t r o , el d e c i r la c o n f e s i o n g e n e r a ! ,
d e s c a r g u e m o s d e l a s d e u d a s d e p e n a t e m p o r a l que e s t o e s , l a f ó r m u l a q u e c o m i e n z a : Yo pcca.dormé con-
fieso á Dios, , e l a p l i c a r s e e l a g u a b e n d i t a , e l c<*-
4S6 487
mer el pan bendito, y el darse golpe de pecho, te- do el género humano; vertió, no obstante, un torrente,
niendo interiormente displicencia y pesar de su pe- y para que no se perdiese, formó de ella un tesoro y le
cado. entregó á la Iglesia. Ved aquí el tesoro inmenso de
El agua bendita^ á mas de perdonar el pecado ve- donde se sacan las indulgencias. A las satisfaccio-
nial, tiene virtud para a h u y e n t a r á ios demonios, por nes de Jesucristo se juntan las de la Santísima Vir-
los exorcismos con que se prepara, y la bendición gen y las superabundantes de todos los santos, no
que se le da. como necesarias para formar este inmenso tesoro, si-
I\ Qué cosas son indiligencias'? no como sobrantes de la Virgen y de los santos,_ y
R. Perdones de las penas debidas por nuestras procedentes en su origen de los méritos de Jesucris-
culpas. to. Cuarta. Q u e la Iglesia tiene facultad de apli-
P . En qué virtud se nos conceden? car á los fieles este tesoro. Quinta. Q u e el uso de
R . En las del tesoro de los méritos de Jesucristo las indulgencias es muy provechoso al pueblo cris-
nuestro Sefior, y de sus santos. tiano, como lo tiene declarado el santo concilio de
Indulgencias. Como las indulgencias son uno de Trento, condenando y excomulgando á los que dije-
los medios que nos dejó Jesucristo para satisfacer ren que son inútiles, ó que la Iglesia no tiene facul-
p o r la pena temporal á la justicia divina, es preciso tad para concederlas.
dar aquí á lo menos la idea que baste para que los Supuestas estas verdades, pasemos á explicar lo
fieles sepan y procuren aprovecharse de ellas. Mas que son estas indulgencias, de las que tanto habla el
antes de entrar en su explicación, es necesario supo- común de los fieles, y tan poco sabe. L a s indulgen-
ner cinco verdades, que son como los cimientos en cias son unos medios misericordiosos que usa la Igle-
que estriban las indulgencias. Primera. Q u e per- sia con el pecador á quien las conceda, pagando por
donado el pecado en cuanto la culpa y pena eterna, él á la justicia divina, de aquel tesoro, parte ó toda
puede, quedar, y regularmente queda, una pena tem- la pena temporal del que liabia de pagar, ó en esta
poral que pagar á la justicia divina, ó con peniten- vida con penitencias proporcionadas á sus culpas, ó
cias en esta vida, ó con penas en el pugatorio. Se- en la otra con las terribles penas del purgatorio. Mas
gunda. Q u e las obras b u e n ^ hechas en gracia, soa breve. Son unos pagos que hace la Iglesia por el
satisfactorias. Tercera. Q u e hay en la Iglesia un ecador á la justicia divina, del tesoro que les dejó
inmenso tesoro d e satisfacciones, iormado de las in- Í esucristo. L a s indulgencias pueden ser parciales
finitas de Jesucristo. Sacrificado en el ara de la Cruz ó plenarias. Parciales son aquellas que se conceden
el inocente Cordero, decia Clemente V I , con una so- con limitación, como cuarenta, ochenta, ciento ó mas
la gota de su preciosísima sangre habria redimido á to- dias de indulgencia; pero no se ha de creer que ca-
42
483
da dia de indulgencia libra al pecador de un dia d e
purgatorio, sino de aquel tiempo que le libra de él*
un dia de penitencia hecha, según el rigor de los an-
tiguos cánones. Plenarias son las que se conceden
sin limitación, y consisten en una remisión ó pago de APENDICE
toda la pena temporal debida por la culpa.
P . Cómo se han de ganar ¡as indulgencias?
R. Haciendo lo que se manda al pié de la letra, A LAS CUATRO PARTES PRINCIPALES,
en estado de gracia.
P a r a ganar indulgencias, es necesario estar en gra-
cia de Dios, y practicar las diligencias que manda el EN AOA SB E X P L I C A N LAS U L T I M A S DECLARACIONES.
que las concede. Estas suelen ser confesiones, co-
muniones, visitas de iglesias, de capillas, de altares,
asistencia á sermones, á doctrinas, á enfermos, li-
mosnas, ayunos y otras á este modo, y todas gene-
ralmente traen la condicion de rogar á Dios por la
paz entre los príncipes cristianos, estirpacion de las P. Decid las obras de misericordia.
heregías, tranquilidad y prosperidad de la Iglesia, y R. Las obras de misericordia son catorce, tyc.
aumento de la santa fé católica. Mas aquí conviene P. Las obras de misericordia, por qué se llaman
advertir á los que desean ganar indulgencias, que así?
tengan presente la célebre declaración de San Ci- R . Porque no se deben de justicia.
priano. Nosotros, decia este gran padre de la Igle- Aunque las obras de misericordia son tan agrada-
sia, no tenemos indulgencias para los flojos que duer- bles á la suprema magestad de Dios, por cuanto se
men en la pereza, sino para los diligentes que velan dirigen y enderezan al alivio de las miserias y cala-
en la penitencia. T a m p o c o las tenernos para los que midades de nuestros prójimos, sin embargo, no de-
viven en las delicias, sino para los que toman contra ben considerarse sino como obras de supererogación,
sí mismos las armas d e la mortificación. las mas á propósito para servir á Dios y satisfacer
por las culpas. L a misericordia, que en lo natural
es una compasion de! ánimo lastimado para socorrer
• s necesidades agenas, impeliendo á beneficiar y
eudir con lo que se puede al que padece, tiene tam-
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da dia de indulgencia libra al pecador de un dia da
purgatorio, sino de aquel tiempo que le libra de él*
un dia de penitencia hecha, según el rigor de los an-
tiguos cánones. Plenarias son las que se conceden
sin limitación, y consisten en una remisión ó pago de APENDICE
toda la pena temporal debida por la culpa.
P . Cómo se han de ganar ¡as indulgencias?
R. Haciendo lo que se manda al pié de la letra, A LAS CUATRO PARTES PRINCIPALES,
en estado de gracia.
P a r a ganar indulgencias, es necesario estar en gra-
cia de Dios, y practicar las diligencias que manda el EN a o a SB E X P L I C A N LAS D L T I X A S DECLARACIONES.
que las concede. Estas suelen ser confesiones, co-
muniones, visiías de iglesias, de capillas, de altares,
asistencia á sermones, á doctrinas, á enfermos, li-
mosnas, ayunos y otras á este modo, y todas gene-
ralmente traen la condicion de rogar á Dios por la
paz entre los principes cristianos, estirpacion de las P. Decid las obras de misericordia.
heregías, tranquilidad y prosperidad de la Iglesia, y R. Las obras de misericordia son catorce, tyc.
aumento de la santa fé católica. Mas aquí conviene P. Las obras de misericordia, por qué se llaman
advertir á los que desean ganar indulgencias, que así?
tengan presente la célebre declaración de San Ci- R . Porque no se deben de justicia.
priano. Nosotros, decia este gran padre de la Igle- Aunque las obras de misericordia son tan agrada-
sia, no tenemos indulgencias para los flojos que duer- bles á la suprema magestad de Dios, por cuanto se
men en la pereza, sino para los diligentes que velan dirigen y enderezan al alivio de las miserias y cala-
en la penitencia. Tampoco las tenernos para los que midades de nuestros prójimos, sin embargo, no de-
viven en las delicias, sino para los que toman contra ben considerarse sino como obras de supererogación,
sí mismos las armas de la mortificación. las mas á propósito para servir á Dios y satisfacer
por las culpas. La misericordia, que en lo natural
es una compasion del ánimo lastimado para socorrer
•s necesidades agenas, impeliendo á beneficiar y
eudir con lo que se puede al que padece, tiene tam-
bien otra circunstancia, que hace mas apreciabas sus no les den limosna, en otros encuentran el socorro y
actos, y es que pueden proceder de fines mas eleva- eompasion. La grave es cuando se halla el pobre
dos que solo el sentimiento natural. Tales son la muy fatigado del hambre por no tener que comer, 6
virtud de la religión, como un reconocimiento de gra- aunque lo tenga, le falta lo necesario para la conser-
titud por los beneficios que se han recibido del Señor, vación de su precisa decencia, viéndose obligado á
partiéndolos con los necesitados: de penitencia, sa- vivir en gran miseria ó con desdoro de su estado, co-
tisfaciendo á Dios sus deudas con aquella buena obra: mo por ejemplo, faltarle el vestido ó el calzado á un
de caridad, en Gn, que es la reina de las virtudes, hombre decente. L a extrema, en fin, es cuando de
cuando solamente proceden esos socorros de pura tal necesidad probablemente p u e d e seguirse la muer-
voluntad de agradar á Dios, que tanto nos recomien- te á alguno, ó ponerse en peligro de ella, como de
da la misericordia con nuestros propios hermanos. morir de hambre, sed, frió, ó á manos de algún ene-
migo, por faltarle quien le socorra ó ampare.
No obstante, y aunque para dar limosna hay pre-
P o r lo respectivo á los bienes que tiene el que ha
cepto natural y divino, éste no obliga en todas las
de hacer la limosna, también son de tres maneras.
ocasiones; y por consiguiente las obras de misericor-
Unos son necesarios para el sustento de la naturale-
dia unas veces son de obligación, y otras de puro
za, 6 forzosos para la conservación del propio indi-
consejo, como vamos á explicar, advirtiendo desde
viduo, ó para sustentar á su familia y demás perso-
ahora que aunque estas obras no son siempre y en
nas que están á su cargo y obligación. Otros indis-
todas las ocasiones de precepto, el usar de miseri-
pensables para portarse conforme al estado y calidad
cordia con los pobres en toda ocasion, es perfectísi-
que tienen que conservar en la sociedad, conformán-
mo consejo del Evangelio.
dose con los de su esfera, los que se llaman necesa-
P . Cuándo obligan de precepto'1.
rios por razón de estado. Otros, finalmente, son
R. En necesidad grave á juicio de hombres sabios.
y se llaman supérlluos, es decir aquellos que so-
P a r a explicarnos con la necesaria claridad con lo»
bran al sugeto despues de tener lo necesario para
hombres sabios que opinan ser de precepto las obras
el sustento de la vida propia, de su familia y de las
de misericordia en necesidad grave, debemos aten-
personas que tiene obligación, como igualmente pa-
der á dos principios: á la necesidad del que pide, y
ra mantener la decencia del estado social en que
á los bienes que le sobran al que ha de dar la limos-
ee halla. D e estos bienes supérfluos, no cabe
na. L a necesidad en el pobre, puede ser común,
duda que se encuentran en multitud de personas,
grave ó extrema. L a necesidad común es la qus
aunque no sean ricas, pues á muchos les sobran al-
ordinariamente padecen los pobres mendigos que
hajas y cosas de valor, que aunque se privaran de
piden de puerta en puerta, que aunque alguno»
ellas, podrían seguramente sostenerse con el porta ningún recurso, y que no haya otro que lo socorra.
correspondiente á su oficio, calidad y empleo, si no E n esto de calificar losupérfluo por necesario, ex-
ee dejasen dominar del fausto, vanidad y soberbia. cusándose con este pretexto de socorrer las graves
Entendida esta diferencia de necesidades y de bie- necesidades, es indispensable mucho tiento y no de-
nes, vamos á explicar la obligación de la limosna. jarse preocupar. ¿Cuántos tienen mucho para jue-
D e aquellos bienes que son necesarios para el sus- gos, diversiones y otros placeres costosos, y solo les
tento de la vida propia, de la familia ó personas que falta para el pobre? Estos tienen para lo que quie-
se está obligado á sustentar, no bay obligación de ren, pero no para lo que deben. Otro tanto decimos
dar limosna aunque la necesidad agena sea extrema, de los que entienden por decencia el fausto vano y
entre otras razones, porque la caridad bien ordena- supérfluo, y que si cercenaran algo de tanta vanidad y
da debe principiar por sí propio, y en igualdad de superfluidad, les sobraría para socorrer necesidades.
necesidades deben preferirse las nuestras á las extra- T é n g a s e caridad, y nunca faltará que dar: haya mi-
fias. No así en ios bienes que son necesarios para sericordia, y siempre en la duda de si hay ó no obli-
conservar el estado: bay obligación de darlos en do» gación de dar limosna, nos inclinaremos á darla, si-
casos, bajo de pecado mortal. U n o , cuando el po- guiendo el seguro parecer de los santos.
bre padece extrema necesidad: otro, cuando ocurre P . Cuáles de ellas son mas meritorias?
alguna grave de la república, y la razón es, porque R . Las espirituales, por el mayor bien (pie comiv-
en el primer caso debe estimarse mas la vida del pró- nican.
jimo que la decencia del estado; y en el segundo, por- Aunque todas las obras de misericordia son muy
que siempre debe preferirse el bien común al parti- aceptas al Señor, sin comparación son de mayor mé-
cular. D e los bienes supérfluos hay obligación de so- rito en su presencia las espirituales, tanto cuanto ha-
correr las necesidades graves ó particulares de loa ce mas crecidas ventajas el espíritu al cuerpo; pues
prójimos ó comunes de la R e p ú b l i c a , bajo de peca- como se lee en el libro de los Proverbios, no hay duda
do mortal, como lo juzgan los escritores de mas nom- que la pureza de un don espiritual, excede en mucho
bre; y de estos mismos bienes supérfluos al estado, & lo terrestre de un socorro corporal. Obligados esta-
grado y calidad, hay obligación de socorrer las ne- mos á socorrer primero al alma que á nuestro cuerpo,
cesidades comunes, pues si ninguno se creyese obli- y lo mismo debemos observar con nuestros prójimos,
gado á remediarlas, no hay duda que pasaran á ser pues en esto le conferimos mayor provecho. Siendo
extremas ó graves. No obstante, para inducir esta por consiguiente, mejor y mas noble obra auxiliar 6
obligación y que realmente se entienda de precepto, la alma, sustancia espiritual y pura, destinada á gozar
ae requiere que el que pide no tenga absolutamente eteraamente de Dios, que al cuerpo vil y terreno, que
solo participará de la gloria del espíritu que lo ani-
ma, claro es que á la obra de misericordia que se use
oon ella, le es debida mas crecido galardón. DECLARACION DE LOS ENEMIGOS DEL ALMA.
Sin embargo, debemos advertir que si hubiere
mayor necesidad de las obras corporales que de la«
espirituales, aquellas s e r á n mas obligatorias. Por P. Decid los enemigos del alma.
ejemplo, si alguno fuese llamado, en razón de su ofi- R. Los enemigos del alma son tres, tfc.
cio, ó solo por c a r i d a d , á un mismo tiempo á socor- P. Los enemigos del alma, por qué se llaman o sil
rer á uno que se está muriendo de hambre, ó á al-
Por ventura le pueden hacer fuerza a que
gún enfermo que m u e r e sin auxilio, ó á enseñar
peque?
la doctrina, ó á d a r un buen consejo, deben preferir-
se las primeras obras á las segundas, aunque éstas 11. No pueden, sino inclinarla con tentaciones.
sean mas meritorias. Igualmente, ocurriendo dos E s t o s poderosos combatientes, mundo, demomo y
juntas, ya de las espirituales ó ya de las corporales, carne, son llamados enemigos del alma, porque con-
siempre se ha de atender de preferencia á la mayor tra ella solo dirigen sus tiros: todo su e m p e ñ o es dar-
necesidad. le la muerte, quitándole la vida, que es la gracia.
P e r o estos enemigos, p o r mas que la persigan o ator-
P o r último, acerca de las espirituales, nos resta
menten, j a m a s p u e d e n forzarla á que peque, i ro-
otra advertencia. H a y unas que siempre nos obli-
curarán inclinarla al mal, por el divino permiso, con
gan, como p e r d o n a r las injurias y sufrir las flaque-
diversos deleites, ardides y astucias, que son las ten-
zas de nuestros prójimos: otras, conforme fuere la
taciones; pero d e j á n d o l e siempre la entera libertad
urgencia, como rogar á D i o s por vivos y muertos:
y conocimiento de lo b u e n o y de lo malo, p a r a que
respecto de las demás, según lo pida la necesidad y
se incline á la parte que quisiere. E n este pleno
lo reclame la obligación del oficio ó empleo. Esto
dominio de la voluntad; en esta completa libertad
es lo único que p u e d e decirse, pues no es fácil dar
de albedrío que el S e ñ o r nos ha concedido, esta
una regla fija en esta materia, que comprenda todos
todo el secreto de la victoria. Si nosotros mismos
los casos.
no q u e r e m o s , serémos invencibles, especialmente
desde que ellos tienen tan debilitadas las fuerzas,
despues que Cristo, con el triunfo de su pasión, que-
brantó la cabeza de la infernal serpiente. Pueden,
en consecuencia, estos tenaces adversarios acome-
ter furiosos de todas maneras al alma; pero si se quie-
solo participará de la gloria dei espíritu que lo ani-
ma, claro es que á la obra de misericordia que se use
oon ella, le es debida mas crecido galardón. DECLARACION DE LOS ENEMIGOS DEL ALMA.
Sin embargo, debemos advertir que si hubiere
mayor necesidad de las obras corporales que de la«
espirituales, aquellas s e r á n mas obligatorias. Por P. Decid los enemigos del alma.
ejemplo, si alguno fuese llamado, en razón de su ofi- R. Los enemigos del alma son tres, tfc.
cio, ó solo por c a r i d a d , á un mismo tiempo á socor- P. Los enemigos del alma, por qué se llaman así Y
rer á uno que se está muriendo de hambre, ó á al-
Por ventura le pueden hacer fuerza a que
gún enfermo que m u e r e sin auxilio, ó á enseñar
peque?
la doctrina, ó á d a r un buen consejo, deben preferir-
se las primeras obras á las segundas, aunque éstas 11. No pueden, sino inclinarla con tentaciones.
sean mas meritorias. Igualmente, ocurriendo dos E s t o s poderosos combatientes, mundo, demomo y
juntas, ya de las espirituales ó ya de las corporales, carne, son llamados enemigos del alma, porque con-
siempre se ha de atender de preferencia á la mayor tra ella solo dirigen sus tiros: todo su e m p e ñ o es dar-
necesidad. le la muerte, quitándole la vida, que es la gracia.
P e r o estos enemigos, p o r mas que la persigan o ator-
P o r último, acerca de las espirituales, nos resta
menten, j a m a s p u e d e n forzarla á que peque, i ro-
otra advertencia. H a y unas que siempre nos obli-
curarán inclinarla al mal, por el divino permiso, con
gan, como p e r d o n a r las injurias y sufrir las flaque-
diversos deleites, ardides y astucias, que son las ten-
zas de nuestros prójimos: otras, conforme fuere la
taciones; pero d e j á n d o l e siempre la entera libertad
urgencia, como rogar á D i o s por vivos y muertos:
y conocimiento de lo b u e n o y de lo malo, p a r a que
respecto de las demás, según lo pida la necesidad y
se incline á la parte que quisiere. E n este pleno
lo reclame la obligación del oficio ó empleo. Esto
dominio de la voluntad; en esta completa libertad
es lo único que p u e d e decirse, pues no es fácil dar
de albedrío que el S e ñ o r nos ha concedido, esta
una regla fija en esta materia, que comprenda todos
todo el secreto de la victoria. Si nosotros mismos
los casos.
no q u e r e m o s , serémos invencibles, especialmente
desde que ellos tienen tan debilitadas las fuerzas,
despues que Cristo, con el triunfo de su pasión, que-
brantó la cabeza de la infernal serpiente. Pueden,
en consecuencia, estos tenaces adversarios acome-
ter furiosos de todas maneras al alma; pero si se quie-
re resistir y valerse de las armas que nos ha dejado ber resistir á este porfiado enemigo de nuestra alma.
nuestro Redentor, aunque podrán inclinar con tenta- Siete son los principales medios de sus graves ten-
ciones, no podrán violentar al alma á que les dé con- taciones, que declaran sus varias astucias. Se lla-
sentimiento y peque. man: la primera, tentación importuna, porque inquie-
P . Para qué permite Dios las tentaciones'! ta gravemente el corazon: la segunda, dudosa, porque
R. Para nuestro ejercicio y mayor corona. sin fundamento hace temer á los no advertidos: la
Ya dijimos en la explicación del P a d r e nuestro, tercera, súbita, poique hace temblar al alma, si con-
los fines con que el S e ñ o r permite al demonio que sintió ó no: la cuarta, oculta, con la que llena de ti-
nos tiente. Así es que, solo agregaremos que con nieblas al espíritu: la quinta, violenta, pues tal parece
tal que nos mantengamos firmes en no dar consenti- que se consiente: la sexta, engañosa, porque acomete
miento á las tentaciones, éstas nos son útiles pade- con apariencias de bondad: la sétima, perpleja, pites
cerlas en esta vida, y muy glorioso haberlas sabido á un mismo tiempo propone mucha variedad de vi-
resistir, en la otra. En esta vida producen el ejerci- cios. P o r lo respectivo á los tropiezos que nos pone
cio de las virtudes, con los actos contrarios que ha- por afuera, estos lazos de tentaciones los lia esparci-
cemos en resistencia d e los vicios á que inclinan á do por todas partes, jugando en esta infernal guerra
nuestra alma los enemigos; y en la otra se llega á re- contra nosotros, de todo género de armas, y para to-
coger el fruto de tantas victorias, con una corona ri- do género de personas. E s necesario, para no per-
quísima. Esto debe alentarnos al combate, y tanto derse, estar siempre con vigilancia, porque ponién-
menos debemos temer las tentaciones que Dios per- donos constantemente el demonio malos pensamien-
mite para nuestro ejercicio y mayor corona, cuanto tos por dentro, todo lo ha sembrado de ocasiones de
que según nos enseña San Pablo, no permite el Se- caer, ó tropiezos por afuera.
ñor que seamos tentados sobre nuestras fuerzas. P . Qjic remedio hay contra los malos pensamien-
P . El demonio cómo nos tienta? tos?
R . Poniéndonos por dentro malos pensamientos y R . Los buenos, la cruz y el agua bendita.
tropiezos por afuera. Conocido el plan de ataque, cosa fácil es neu-
P a r a vencernos el demonio, se vale de diversas tralizarlo, ó repelerlo con otro opuesto. El de-
tentaciones que influyen en nuestro interior; y al mis- monio nos combate con los malos pensamientos;
mo tiempo poniéndonos por afuera tropiezos, facili- nosotros debemos expelerlos con los buenos que les
dades y coyunturas de que caigamos en el pecado, son contrarios. Resistir al mal pensamiento y ha-
procura hacer mas seguro su triunfo. Demos á co- cer actos contrarios, es librarse el alma de su mo-
nocer unos y otros de sus infernales medios, para sa- lestia y del daño en que podia caer. Sobre todo,
es necesaria la vigilancia aun en los buenos pensar general de todos los santos, especialmente contra la
mientos: deben examinarse-, porque hasta en estos se deshonestidad y la gula.
suele deslizar el e s p í r i t u del engaño. E l demonio P e r o como no siempre pueden huirse las ocasio-
no siempre se presenta con su natural fea dad: sabe nes, que están sembradas como otras tantas espinas
también disfrazarse en ángel de luz. A la vigilan- y abrojos en esta miserable tierra en que vivimos, el
cia debe añadirse la ocupacion: no estar ocioso, y único recurso que queda es estar prevenidos para no
con la oración, las buenas obras y pensamientos, pro- caer en el precipicio. E l primer medio y el mas efi-
curar que no se introduzcan las malas sugestiones. caz de esta prevención, e3 la humilde, fervorosa y
L a cruz es otro gran remedio, porque siendo el confiada oracion al Señor para que nos salve de tan-
siírno con que Jesucristo triunfó del demonio en su tos lazos; y para que esta oracion sea fructuosa, pro-
muerte, con él triunfaréraos también nosotros de los curemos siempre que el fruto que hayamos de sacar
malos pensamientos, por su virtud y por los infinitos de ella, sea la vigilancia, atención y diligencia nece-
méritos de nuestro Redentor. Pidamos humildemen- sarias para no caer en las tentaciones ó en las ocasio-
te al Señor sus auxilios, que él nos socorrerá piado- nes inevitables: c®n el mismo fin debemos recurrir á
so 1 abriguemos siempre buenos pensamientos, valga- las jaculatorias, ú oraciones breves, en que se pide á
monos de la cruz y usemos de la agua bendita, que Dios, á la Santísima Virgen y á los santos, auxilio 6
va sabemos que ahuyenta á los demonios, y no tema- protección, se ejerciten actos de virtudes interiores,
mos 'a importunidad de los malos pensamientos. &c. Este es medio muy fácil de hacer oracion.
P . Contra las malas ocasiones, que remedio." E l acertado consejo es también gran medio de pre-
venir las ocasiones, evitando con prudencia los ries-
R . El mejor de lodos es huirlas.
gos de estos lances. Y si agregamos también el re-
p. Y cuando ésto no se puede?
cato, es muy fácil precaver todos los daños. Cuando
R Prevenirlas con oración, consejo y recato.
dudemos, pues, de que la ocasion sea inevitable y
L a regla mas segura para salir victorioso de las
no puede enteramente huirse, consúltenlos para no
tentaciones, es huir de las ocasiones de consentir en
equivocarnos; y si se nos diere consejo para prevenir
ellas pues sabido es que quien ama el peligro caera
el riesgo, tomémoslo, y junto con la oracion y reca-
¿1 P e r o no basta pelear de esta manera, huyen-
to, prevengamos el peligro, y este será segurísimo
do v apartándose de los tropiezos; es necesario ade-
modo de resistir á las astucias del demonio.
mas desviar de las tentaciones la vista, la memoria y
P . El mundo cómo nos tienta?
l a c o n s i d e r a c i ó n ; pues no hay duda que mientras en
R . Trayéndonos los dichos y usos de los mundanos.
ella* mas se considera, atiende ó repara, mayor peli-
gro "inducen en nuestra flaqueza. Esta es doctrina E l mundo, esto es, la sociedad de los pecadores y
43
malos, de los amantes de esta vida transitoria, y de A los dichos falsos, seductores y engañosos de los
los que tienen puesta su afición en los aparentes bie- mundanos, no puede oponerse mejor remedio que la
nes terrenos, induciendo á su desordenado apetito á verdad, rectitud y santidad de la ley de Dios; esto
los demás, nos persigue y hace cruel guerra presen- es, de los preceptos, de los consejos y de las máxi-
tándonos tanto los dichos como los usos de sus ama- mas que el Señor nos ha prescrito ó enseñado en las
dores, que éstos son Jos mundanos. L a red de que Santas Escrituras. E n ellas encontrarémos las co-
se vale para coger á los incautos, no es otra que la sas con sus legítimos nombres: las virtudes como vir-
de trastornar con sus dichos los nombres, llamando, tudes, y los vicios como vicios. L a ley de Dios, por
virtud al vicio, y bautizando á éste con el de virtud. lo mismo, es la segura regla en cuanto á la doctrina;
D e esta manera, con el color de las virtudes disfra- y en cuanto á la práctica, las costumbres de los bue-
za los vicios; y por medio de esta confusion engaña nos para-conformarnos á ellas, y la vida de los san-
á los que le siguen, haciendo que cierren los oidos á tos para imitar sus virtudes. D e todos estos amigos
la palabra de Dios, y solo los abran-á la voz de la de Dios tenemos mil ejemplos á que conformarnos,
pasión, y al idioma de lo que se llama placer y feli- y con mucha especialidad de los que en esta vida tu-
cidad en este mundo. A los;dichos de los munda- vieron la misma edad, el mismo estado y la misma
nos agrega este cruel enemigo sus usos, pretendien- profesion que nosotros. ¿Se ha de hacer mérito de
do formar una regla de ellos, por mas que se opon- lo que dicen y usan los malos, y no de lo que ense-
gan á la ley de Dios. P o n e delante á los que quie- ñan y acostumbran los buenos, corno si no fueran de
re engañar, lo que otros acostumbran hacer, y los cie- nuestra misma naturaleza unos y otros?
ga con aquellos ejemplares: píntales las cosas con co- P . La carne cómo nos tienta?
lores mas halagüeños, les da opiniones para todo lo R . Con inclinaciones y -pasiones malas.
que pretenden y ansian: aparta de sus ojos todas las
E s t e tercer enemigo de nuestra alma, es el que
tristes consecuencias de los delitos; y despues de sa-
mas tenazmente nos persigue, como que se halla en
tisfechos todos sus d e s e o s y saciados todos sus anto-
nosotros mismos, y nos combate, digámoslo así, es-
jos, autorizándose en lo que dicen ó usan los mun-
pecialmente con nuestras propias fuerzas, con nues-
danos, se encuentran sin la gracia de Dios, con un
tros mismos apetitos. P a r a vencer á este enemigo,
formidable peso de pecados, un continuo infierno, y
es cuando con mas especialidad es necesario vencer-
un torcedor perpétuo de la vida,
se á sí mismo; y por otra parte es de tanta mayor ne-
P. Qué remedio? cesidad vencerlo, cuanto que contando el mundo y
R. La ley de Dios, las costumlrcs de los buenos,y el demonio con ese traidor doméstico, con su auxilio
la vida de los santos. nos domina enteramente.
E s e auxilio que le3 presta la carne, consiste en el
perior; pero despues se ha rebelado contra el espíri-
apetito de ella, y el amor á nuestro propio deleite ó
tu, y de aquí han nacido las pasiones que le hacen
interés, de donde nacen la3 desordenadas acciones.
mortal guerra, no consintiendo el apetito sensitivo
D e este amor á nosotros mismos nacen todas nues-
ninguna sujeción á la parte superior del alma. Es-
tras depravadas inclinaciones, y él es la causa de
tas pasiones son uno3 ímpetus ó turbaciones interio-
nuestras guerras, faltas, imperfecciones y pecados, y
res que desasosiegan el corazon con sus cuidados, lo
de ese interés con que vemos todo aquello que nos
derraman con sus apetitos, lo cautivan con sus afeo-
origina algún placer, nacen también esas inclinacio-
ciones, y lo ciegan con sus perturbaciones y movi-
nes con que incita la carne á nuestros sentidos y po-
mientos desordenados. L a turbación que su desór-
tencias, haciéndoles padecer mil engaños, con su no-
den produce es tal, que quien es dominado de ellas,
table afición y pasión. T o d o s los objetos, y este es
nada ve en su realidad, sino que todo se le represen-
un hecho, se ven como son en sí, cuando se consi-
ta como la pasión se lo hace aprehender; de manera,
deran atentamente y sin preocupación; pero al mo-
que sea su acción repentina ó constante, trastorna su
mento que se miran apasionadamente, se trastornan
vehemencia el mas firme discurso y convencimiento,
las ideas, lo bueno parece malo y lo malo bueno, las
pareciéndole al que está apasionado mucho mas 6
peores acciones se reputan dignas de alabanza, y las
menos de lo que la cosa realmente es; y como por
mejores parecen abominables. Estos efectos causan
otro lado, la parte superior del alma no deja de re-
en nosotros nuestro enemigo la carne y el amor pro-
clamar sus derechos, sigúese de su lucha una confu-
pio: hacen correr al espíritu por donde impelen con
sión interior difícil de explicar, por cuanto ni puede
sus lisonjas y atractivos el demonio y el mundo, y lo
carecerse de pasiones, ni tampoco ordenarlas, cuan-
arrastran por su parte con sus destempladas pasio-
do ellas se resisten y se niegan á regularizarse, se-
nes.
gún la norma que les señalan la recta razón y la ley
P . Qué cosan son pasiones? de Dios. Conozcamos bien estos ímpetus interiores
IL. Ímpetus ó turbaciones interiores que nos ciegan. 6 pasiones, para poder refrenarlas.
P a r a comprender bien lo que quiere decir pasio- P . Cuáles son?
nes, debe saberse que en nuestra alma, aunque una R. Las principales son cuatro: gozo, temor, espe-
é indivisible, hay dos partes ó porciones, una supe- ranza y dolor.
rior y la otra inferior: en la primera está la voluntad Estas cuatro pasiones son, en efecto, las que prin-
y el entendimiento, y en la segunda el apetito sensi- cipalmente por su predominio arrastran nuestra vo-
tivo y la imaginación. Antes de! pecado original, es- luntad, y logran mas fácilmente persuadir á la razón
ta p a n e inferior estaba perfectamente sujeta á la su- á que se rinda y entregue.
L a primera es el gozo, pasión de la parle concu- constante oracion. S e a ésta la principal ocupacion
piscible, que proviene de la apetecida perfección de de nuestra vida, y ella nos alcanzará la gracia de
algún objeto, según la interior aprehensión del enten- Dios, de que tanta necesidad tenemos para triunfar
dimiento, y la exterior de los sentidos, que represen- de nuestras pasiones. L a práctica de las virtudes es el
tándonos que en lograr aquella felicidad está la ma- otro gran remedio para vencer las pasiones, porque
yor alegría, nos ciega haciéndonos e n t r e g a r entera- ellas nos enseñan á dirigir la parte sensitiva y la ima-
mente á su pretensión ó á su consecución. L a se- ginación, de m a n e r a que esté subordinada á la por-
gunda es el temor, el cual h a c e que m u c h a s perso- cion superior del alma. L a hermosura y dulzura de
nas se aparten del camino de la virtud, por el afecto las cosas divinas, p r o d u c i r á n en nuestro corazon un
que tienen á las cosas temporales, pues por no per- gozo verdadero, que sofocarán el falso y engañoso de
derlas suelen consentir en graves culpas, y esta pa- las cosas terrenas: el temor de D i o s nos hará sobre-
sión de tal suerte arrebata el á n i m o , aprehendiendo p o n e r al temor d e los hombres: la verdadera esperan-
el mal que le amenaza, que le impide el proseguir ó za echará por tierra las vanas y mundanas con que
emprender las honestas acciones. L a tercera es la el enemigo nos liace la guerra: últimamente, con la
esperanza, con la que se apetece el bien que se re- virtud de la paciencia, separarémos los tiros punzan-
puta tal, amándole c o m o conveniente á nuestro de- tes de la pasión del dolor, si llegase á perturbarnos;
leite, aunque sea á r d u o y difícil d e conseguir. La y todas estas virtudes, rechazando las aprehensiones
cuarta y última pasión es el dolor, que es u n a aver- que nos p e r t u r b a n interiormente, nos harán gozar de
sión á los objetos contrarios al natural, que princi- una suave tranquilidad y deliciosa armonía que e x c e -
palmente se ejercita en el c u e r p o ; así como la triste- de á todos los gustos imaginables de esta vida, nos
za, que es pasión del apetito racional, llena el cora- sobreponga á todos los terrores y padecimientos, y
r a n humano de amarguras, con la privación d e los nos dé esperanzas f u n d a d a s de la eterna felicidad de
objetos amables, y representación de los enojosos. la otra.
Estas son las pasiones que ciegan m a s á los mortales,
y que vencidas, nos conseguirán el completo triunfo
sobre otras muchas que d e ellas se derivan. DECLARACION DE LOS PECADOS CAPITALES.
P. Qué remedio hay contra estas pasiones?
R . La gracia de Dios y las virtudes.
P. Cuántas maneras hay de pecados?
E n efecto, va hemos visto todo el p o d e r d e la gra-
R. Tres: original, venial y mortal.
cia para vencer estas pasiones, y lo que importa pa-
P. Qué cosa es pecado originall
ra adquirirla el recurso á la humilde, fervorosa y
L a primera es el gozo, pasión de la parle concu- constante oracion. S e a ésta la principal ocupacion
piscible, que proviene de la apetecida perfección de de nuestra vida, y ella nos alcanzará la gracia de
algún objeto, según la interior aprehensión del enten- Dios, de que tanta necesidad tenemos para triunfar
dimiento, y la exterior de los sentidos, que represen- de nuestras pasiones. L a práctica de las virtudes es el
tándonos que en lograr aquella felicidad está la ma- otro gran remedio para vencer las pasiones, porque
yor alegría, nos ciega haciéndonos e n t r e g a r entera- ellas nos enseñan á dirigir la parte sensitiva y la ima-
mente á su pretensión ó á su consecución. L a se- ginación, de m a n e r a que esté subordinada á la por-
gunda es el temor, el cual h a c e que m u c h a s perso- cion superior del alma. L a hermosura y dulzura de
nas se aparten del camino de la virtud, por el afecto las cosas divinas, p r o d u c i r á n en nuestro corazon un
que tienen á las cosas temporales, pues por no per- gozo verdadero, que sofocarán el falso y engañoso de
derlas suelen consentir en graves culpas, y esta pa- las cosas terrenas: el temor de D i o s nos hará sobre-
sión de tal suerte arrebata el á n i m o , aprehendiendo p o n e r al temor d e los hombres: la verdadera esperan-
el mal que le amenaza, que le impide el proseguir ó za echará por tierra las vanas y mundanas con que
emprender las honestas acciones. L a tercera es la el enemigo nos h a c e la guerra: últimamente, con la
esperanza, con la que se apetece el bien que se re- virtud de la paciencia, separarémos los tiros punzan-
puta tal, amándole c o m o conveniente á nuestro de- tes de la pasión del dolor, si llegase á perturbarnos;
leite, aunque sea a r d u o y difícil d e conseguir. La y todas estas virtudes, rechazando las aprehensiones
cuarta y última pasión es el dolor, que es u n a aver- que nos p e r t u r b a n interiormente, nos harán gozar de
sión á los objetos contrarios al natural, que princi- una suave tranquilidad y deliciosa armonía que e x c e -
palmente se ejercita en el c u e r p o ; así como la triste- de á todos los gustos imaginables de esta vida, nos
za, que es pasión del apetito racional, llena el cora- sobreponga á todos los terrores y padecimientos, y
r a n humano de amarguras, con la privación d e los nos dé esperanzas f u n d a d a s de la eterna felicidad de
objetos amables, y representación de los enojosos. la otra.
Estas son las pasiones que ciegan m a s á los mortales,
y que vencidas, nos conseguirán el completo triunfo
sobre otras muchas que d e ellas se derivan. DECLARACION DE LOS PECADOS CAPITALES.
P. Qué remedio hay contra estas pasiones?
R . La gracia de Dios y las virtudes.
P. Cuántas maneras hay de pecados?
E n efecto, va hemos visto todo el p o d e r d e la gra-
R. Tres: original, venial y mortal.
cia para vencer estas pasiones, y lo que importa pa-
P. Qué cosa es pecado originall
ra adquirirla el recurso á la humilde, fervorosa y
cados capitales, porque son cabeza, esto es, raices y
R. Aquel con que nacemos, heredado de nuestros origen de lo3 pecados, que todos nacen ó se origi-
primeros padres. nan de uno de estos siete vicios que nos persiguen.
P. Qué cosa es pecado mortal? Y la razón por donde se conoce que todas las espe-
11. Pensar, decir, hacer, ó faltar en algo contra cies que hay de pecado nacen de estas raices, es,
la ley de Dios. porque los bienes que apetece el hombre, se redu-
P . Qué daños hace en el alma el pecado mortal? cen á tres géneros: los bienes del ánimo, como cuan-
R . quítale la caridad, y á Dios que es vida suya, do se apetece la excelencia del honor ó la alaban-
la gracia y la gloria, y condénala al inñerno. za, en cuyo apetito, siendo desordenado, consiste el
P . Cuál es el remedio del pecado? pecado de soberbia ó vanagloria: los del cuerpo, pa-
R . La verdadera confesion y penitencia. ra conservarlo, que son la comida y la bebida, cuyo
P. Qué cosa es pecado venial'! afecto desenfrenado constituye la gula, ó la lujuria,
R . El que no mata el alma pero la enferma. cuando se apetece como bien el conservar la espe-
P . Cómo la enfermal cie sin sujetarse á las leyes del santo matrimonio: los
R . Porque la entibia y dispone para el pecado bienes exteriores, finalmente, como las riquezas y co-
modidades temporales, cuyo demasiado afecto es la
mortal.
avaricia. P o r otra parte, como el hombre desea evi-
P . Por qué se llama pecado veniall
tar todo trabajo, de aquí se origina la pereza; y la
R . Porque fácilmente se comete yfácümente se per-
sangrienta ira suele resultar, ya de verse abatido, ya
dona. por mirar sus proyectos contrariados, y ya también
P a r a la explicación de todas estas preguntas, pue- por la felicidad de otro ó la ofensa que se reputa ha-
d e ocurrirse á lo que hemos dicho en los sacramen- bérsele inferido. T a l e s son las raices ó cabezas de
tos del bautismo y de la penitencia. Asi es, que pa- los pecados, que algunos místicos han llamado los
ra llenar nuestro plan, continuarémos desde la pre- muros de la ciudad infernal.
gunta
P . siguiente.
Aquellos siete pecados-, por que se llaman ca- P . Son pecados mortales la soberbia, avaricia y los
pitalesl demás?
R Porque son cabeza de otros muchos. R . No todos, sino los que son contra la caridad do
C u a n d o se dice que los pecados capitales que lla- Dios, y del prójimo.
man mortales, son siete, no se l i a de entender que so- P. Y cuándo son contra la caridad?
lo son siete los pecados mortales en que p u e d e c a e r R . Cuando se quebranta por ellos algún manda-
el hombre, así como tampoco que todos los que c a e n miento de Dios ó de la Iglesia.
e n estos vicios pecan mortalmente. S e llaman p e -
Aunque todos los siete vicios capitales son de su de dignidades, títulos, honores y preeminencias. L a
género mortales, esto no quiere decir que todos los hipocresía, con que se finje una vida santa, teniendo
actos de soberbia, de avaricia, &c., son siempre pe- en lo oculto unas costumbres relajadas. L a pertina-
cados graves, pues también cabe en algunos de ellos cia, en el propio dictámen, consejo ó juicio, sin que-
la levedad de materia. P a r a conocer bien cuándo rer ceder ni aquietarse con mejores pareceres ó sen-
los pecados que nos hacen cometer estos vicios son tencias. L a discordia, por la que se menosprecia á
mortales, la regla segura es ver si son contra la ca- otros, y de la que se originan disensiones, tumultos
ridad, esto es, si por ellas se quebranta la ley de y escándalos. L a porfía, por la que ninguno quie-
Dios, los mandamientos de la Iglesia, ó los precep- re darse por vencido de otro, de que resultan riñas,
tos de nuestros superiores, cuando justa y debidamen- enemistades y pleitos. L a inobediencia, con la «jue
te nos los imponen. D e b e atenderse igualmente, á no quiere el hombre sujetarse á los mandatos de sus
si esta infracción ó quebrantamiento en aquellos pre- superiores, de la que se sigue despreciarlos, murmu-
ceptos que no admiten parvedad de materia, es en rarlos, injuriarlos y conspirar contra ellos. L a . in-
cosa grave, q u e ofenda á Dios ó al prójimo. Exa- gratitud, con la que se menosprecian ú olvidan los
minando de esta manera nuestros actos pecaminosos, beneficios recibidos, ya de parte de Dios, ya de los
recordando sobre lo que en el particular tenemos ex- hombres. L a arrogancia ó vana estimación de sí mis-
plicado en la tercera parte, conocerémos cuándo son mo, atribuyéndose con temeridad é insolencia, lo que
mortales, por ofender la caridad de Dios y del pró- no se tiene. E l menosprecio, en fin, de los otros, te-
jimo. niéndose los arrogantes por mas que todos. T a l e s
P . Qué cosa es soberbia? son, entre otras, las ramas del infernal vicio de la so-
R . Apetito desordenado de ser & otro preferido. berbia.
L a soberbia es un vicio que incita al hombre á pen- P . Qué cosa es humildad?
sar y presumir ser mas de lo que es, y á desear ser Ií. La debida inclinación al propio desprecio.
mas de lo que le conviene, apeteciendo, en conse- Al vicio de la soberbia, vicio de demonios, se opo-
cnencia, ser á otros preferido. ne la humildad, virtud de ángeles. P o r ésta, cono-
D e este infernal vicio se derivan naturalmente otros ciéndose el hombre á sí mismo y su propia fragili-
que lo reconocen por madre. L a vanagloria, que dad, se desprecia y tiene en poco, se abate hasta la
es un deseo inmoderado y desordenado de gloria, ala- misma tierra en su propio conocimiento. E s t a vir-
banza, fama ó mas estimación, magnificando sus he- tud que es el fundamento de todas las demás, pues
chos ó habilidades, y lo peor es, hasta los mismos no puede darse una sola á la que ella no acompañe
pecados y faltas. L a ambición, deseo inmoderado ó preceda, tiene diversos grados, que se oponen á
las especies é infernales hijas de la soberbia que he- q u e v i v e n l o s avarientos, sirviéndoles de e s p i n a s sus
mos mencionado, y por los que conviene subir para mismas riquezas, por el afan de conservarlas y a u -
conseguir la perfección. Algunos los han reducido mentarlas, y el temor de perderlas. El menosprecio
á tres, y son los siguientes: el primero, sujetarse á d e las cosas divinas, porque no se puede servir á dos
los mayores, y no querer aventajarse á los iguales; s e ñ o r e s ; y tanto cuanto afan hay por las cesas t e r r e -
el segundo, sujetarse á los iguales, y no querer aven- n a s , hay de descuido y abandono por las q u e n u n c a
tajarse á los menores; y el tercero, conocerse por tendrán fin. L a demasiada confianza que tienen l o s
menor que los menores, en que estriba la perfección r i c o s en sus riquezas, como si nunca les hubieran de
de la humildad. D e estas brillantes piedras se cons- faltar, ó su posesion los hubiera de librar de t o d a
truye el preciosísimo é importantísimo edificio de la clase de penas y trabajos. L a opresion á los pobres,
humildad. Quien llegare á fabricarlo en su interior, defraudándolos de sus sudores y trabajos, ó cuando
habrá destruido el pernicioso vicio de la soberbia. menos el des-precio con que se les mira, como si no
P . Qué rosa es avaricia? fuesen sus hermanos ó hijos de Dios. Tales son l o s
vicios á que arrastra el demonio á los avaros.
R. Apetito desordenado de hacienda.
E l vicio de la avaricia consiste en un inmoderado, P . Qué cosa es liberalidad?
hambriento y desordenado deseo de adquirir, tener y R . Inclinación á dar, cómo y cuando conviene.
poseer bienes temporales, aun por medios injustos, L a liberalidad es una virtud que modera el afeeto
no saciándose nunca con lo adquirido, antes vivien- humano en solicitar y conservar la3 riquezas, ó en
do siempre con anhelo y apetito de tener mas.^ L a darlas y distribuirlas, conforme á razón, y sin otro
avaricia se halla, en el afecto ó en el efecto; siendo motivo que el de la honestidad ó utilidad común, y
así contraria, del primer modo, á la liberalidad, y del sobre todo, el de la misericordia para con el pobre y
segundo, opuesta á la justicia. E s t e vicio, en fin, necesitado.
no" solo se encuentra en los ricos, sino que también P a r a que la liberalidad sea virtud y no pase á v i -
se apodera del corazon de los pobres, cuando aun- c i o por el extremo contrario de la prodigalidad, e s
que conocen que las cosas que intentan adquirir son necesario que la acción del dar vaya acompañada d e
supérfluas, las solicitan con desordenado afan, 6 re- discretas circunstancias. S e ha de mirar á quien s e
tienen con sobrada tenacidad aquello poco que tienen, d a , de qué manera se da, cuándo, en qué lugar, y
siendo, en consecuencia á veces mas avaros en el p o r qué razón se da. Si en todo esto hay honesti-
afecto, que los ricos en el efecto. dad, claro es que ya es virtud la liberalidad. T o d a -
v í a mas, se ha de considerar cuánto se da, y medir-
Cuatro frutos, sobre todo, muy amargos nacen de
l o c o n l a s propias obligaciones para no faltar á e l l a s .
esta venenosa raiz de la avaricia. L a inquietud en
44
S e ha de dar en secreto, así para seguir el consejo
de Cristo, como para huir de la vanagloria, y no aver- doTen6t"fl01"" raÍZ dentr
° del h0rabre
> J
gonzar al que se socorre. D e b e darse segan el ór- f j X ! i , , n c I l n a c i o n 7 propensión que tiene á l o s
deleites de la carne, es difícil triunfar de él, y m a s
den de caridad y piedad, al mas necesitado, y al que
tiene mas relaciones íntimas con nosotros, en razón onTaSreerneStiqcUe ' V ™ ^
con la repetición de sus torpes culpas. Adviértase
de los lazos de la sangre, de la amistad ó de la gra- v e
titud por antiguos beneficios. Se lia de dar en oca- Ze 5 H u i fS U H Ta
V e s
? n infern3i
DECLARACION DE LOS SENTIDOS CORPORALES. P. Para qué son necesarios los dones del Espíritu
Saiito.
R. Para hacernos obedientes á las divinas inspi-
P. Para qué nos dió Dios los sentidos corporales? raciones.
R. Para que con lodos le sirvamSs en todas las L o s dones del Espíritu Santo s o n u n a s s u p e r i o r e s
cosas. p e r f e c c i o n e s q u e i l u s t r a n al a l m a r a c i o n a l , c o n l a s c u a -
A s í c o m o e l S e ñ o r dotó á nuestra alma de tres les q u e d a e l h o m b r e bien dispuesto p a r a seguir el di-
n o b i l í s i m a s p o t e n c i a s p a r a q u e le c o n o c i é s e m o s , n o s v i n o i m p u l s o y el s o b e r a n o i n s t i n t o q u e l e l l a m a y
a c o r d á s e m o s d e él, y lo a m á r a m o s c o m o á nuestro c o n d u c e á u n fin ú l t i m o s o b r e n a t u r a l ; d e l o q u e s e s i -
ú l t i m o y ú n i c o fin; d e l a m i s m a m a n e r a d i ó á n u e s - g u e , q u e p a r a a q u e l l a s c o s a s y fines q u e n o a l c a n z a
tro cuerpo cinco perfectísimos sentidos, para que con el i n s t i n t o n a t u r a l , y q u e e s p r e c i s o e l d i v i n o , e s f o r -
ellos g o z á r a m o s t o d a s las bellezas d e l a naturaleza, zoso q u e s e a n n e c e s a r i o s l o s d o n e s q u e n o s h a c e n
y c o n o c i e n d o p o r ellas á su C r i a d o r , lo a m á s e m o s y obedientes á estas divinas inspiraciones. T a l es e l
sirviésemos. T a l fué elobjeto con que se nos die- fin c o n q u e e l S e ñ o r s e h a d i g n a d o c o n c e d e r e s t o s
ron los sentidos y m i e m b r o s todos d e nuestro cuer- dones á los justos; y a u n q u e se llaman y son del E s -
p o . E n t o d o s ellos r e s p l a n d e c e m a r a v i l l o s a m e n t e la píritu Santo, p o r q u e c o n ellos enriquece nuestras al-
sabiduría y altísimo consejo del que tan p e r f e c t a m e n - mas, d e b e m o s s a b e r q u e p o r e l l o s n o s o l o l e e s t a m o s
te los fabricó, g u a r n e c i ó y d i s p u s o p a r a I03 u s o s y
obligados á él, sino también al Padre y al H i j o , por- verdades, con el de sabiduría se nos concede arre-
que todas las tres divinas Personas igualmente nos glar por ellas todas nuestras acciones. E s t e don apar-
dan estos soberanos dones, aunque por ser dádiva de ta el humano corazon de las cosas caducas, despe-
amor, se atribuyen especialmente al Espíritu Santo, gándolo de los bienes temporales y terrenos, enca-
y por eso se llaman dones suyos. minándole y elevándole á la contemplación de las
P . De qué aprovecha el don de entendimiento? cosas divinas y celestiales, reposando gustosamente
R . De darnos á entender las verdades. en ella con suavidad y dulzura. Por este don el so-
P o r este don de entendimiento que nos da el Espí- berano Espíritu nos comunica auxilios y gracia para
ritu Santo, no debemos entender el natural, que~ es que j u z g u e m o s bien y rectamente de aquellas verda-
potencia de nuestra alma, sino que así como con es- des que el entendimiento nos ha declarado, asegu-
ta potencia nos diferenciamos de los brutos porque rándonos de que todo cuanto nos advierte, es infali-
conocemos las verdades que éstos no pueden alcan- ble y clara verdad. E s este don el cumplimiento de
zar, asi por esta particular luz y claridad que Dios toda la perfección, pues aquel que para con Dios es
nos concede por este don, para que conozcamos las sábio, conociéndole por primera causa, ordena por
divinas verdades, se nos descubre el verdadero r aquella inmutable regla todas sus acciones; lo cual
católico sentir de las cesas divinas, llegando el hom- no ejecutara fácilmente, si al don de entendimiento
bre por él á conocer á Dios como á fin sobrenatural, no se añadiera este don de sabiduría; pues si con
y a entender todos los misterios que nos tiene reve- aquel alcanza y conoce la primera causa, con éste
lados, venciendo con él la ignorancia, rudeza y os- que nace de la perfecta caridad, ordena y endereza
curidad en las cosas de la fé. Así es que mediante todas las cosas á ella, como á su último y apeteci-
este don, nos da Dios ilustraciones y claridades pa- do fin.
ra deshacer las tinieblas que causa nuestra ignoran- P. Y el de consejo?
cia: de suerte que este don viene á ser una particu- R . De consultar las cosas á Dios mas gratas.
lar luz que nos da el Espíritu Santo para que enten- P o r este celestial don de consejo, nos comunica el
damos y penetremos las cosas árduas y oscuras de Espíritu Santo un vivo desengaño de todas las cosas
nuestra fé, y de los lugares de la Escritura, dándo- que se oponen á la verdad, influyendo al entendi-
nos el verdadero sentido de ellas, y el perfecto co- miento para que entre sí consulte cuáles son aquellas
nocimiento de las cosas divinas. cosas que mas le agradan á Dios de las que su me-
P. Y el don de sabiduría.1 moria le representa; de suerte que este don viene á
R- De hacernos juzgar bien de ellas. ser una práctica luz que alumbra el entendimiento,
Si con el don anterior se nos dan á entender las para que sepa dirigir bien y con acierto las obras no
solo para sí, sino también para sus prójimos, presen- ya por las interiores disposiciones, nos hace saber,
tándoles claridad en aquellas cosas que la necesitan benigno, lo que necesitamos para nuestra salvación.
para todo lo concerniente á su salvación: de modo Para esto, pues, nos da y comunica este don de cien-
que por este don el soberano Espíritu nos enseña á cia, que es necesario no confundir con los anterio-
poner en ejecución aquellas cosas que, consultada la res, para lo que debe advertirse en los diversos ac-
razón y la luz interior, hallamos ser mas convenien- tos de ellas, porque si bien se ha comprendido, cada
tes para la gloria de Dios y bien de nuestra alma: uno es diferente. E n cualquier objeto que se pre-
siendo esto necesario mayormente en las cosas ár- sente para deliberar, el don de entendimiento aclara,
duas y dificultosas; pues el demonio cuando no nos el de sabiduría da su parecer, el de consejo propo-
puede vencer por fuerza, se vale de artificiosos en- ne, y el de ciencia determina y elige bien en lo con-
ganos, y muchas veces debajo de un color bueno y sultado.
virtuoso, hace caer al justo. P o r esto es necesario
P . El don de piedadf
el consejo, el cual debemos pedir al S e ñ o r , quien si
R . Concierta el alma con Dios.
humildes recurrimos á su misericordia, nos dará es-
C o n este sobrenatural don de piedad, somos ense-
te don, con el cual prevalezcamos contra las diabóli-
ñados á dar á Dios el verdadero y reverente culto,
cas astucias, y ademas, conoceréraos las cosas que le
para que como supremo Criador sea de todas las cria-
son mas gratas.
turas honrado y reverenciado; comunicándonos este
P. Y el de ciencia? don un fino amor á su Magestad, y un sumo agrade-
R . De elegir bien en lo consultado. cimiento á tan supremos beneficios como nos ha he-
E s t e gran don de la ciencia, es una luz que nos da cho, quedando con él obedientes á sus divinos man-
á conocer nuestros propios defectos, y nos avisa có- datos, y engendrando en nosotros una tierna compa-
mo saldremos bien de los presentes y podremos evi- sión de lo que nuestro Redentor padeció y toleró por
tar los futuros ó venideros. E s , pues, este don un nosotros: resultando de este dolor un amor cordial
conocimiento de las cesas humanas y naturales, se- con Dios, quedando el alma amiga de su Magestad
gún que las podemos dirigir á las sobrenaturales y y concertada en su servicio. Inclínanos el Espíritu
eternas, ayudándonos de este conocimiento para evi- Santo con este don suyo, á que con alegres afectos
tar nuestras faltas, solicitando pasar la mísera carre- y ardientes deseos, honremos pura y rectamente á
ra de esta vida sin manchas ni pecados: y así con es- nuestro Criador, y también á que amemos y pro-
ta ciencia pedimos á la divina Magestad que nos en- curemos hacer bien á nuestros prójimos, por solo el
sene sus santos mandamientos, y el S e ñ o r , ya por sus amor de Dios, que es único padre de todos; temien-
ministros y predicadores, ya por los libros devotos. do al mismo tiempo los castigos con que amenaza al
pecador. Para todo esto se nos infunde el don de
del Señor; concertándonos bien por uno y otro con
piedad, para que primero honremos y alabemos al Se-
nosotros mismos e n todos nuestras acciones.
ñor, y despues por él tengamos compasion y piedad
universal con todos. P . Pues no es éste oficio de las virtudes?
P . El de temor y fortaleza? R . Sí, mas las virtudes nos rinden á la razón y
R. Conciértanla bien consigo. ley divina, y los dones á la mocion del Esjn-
S e juntan aquí estos dones, porque así el de temor ritu Santo.
como el de fortaleza, miran á componer al sugeto A cualquiera p o d r á ocurrirle la duda sobre lo que
consigo mismo; porque por medio del de temor, se dejamos explicado respectivamente á los efectos que
nos da gracia para que, aterrados con los castigos estos dones causan en nuestras almas, porque siendo
que nos pueden venir de un Dios enojado, procure- los mismos que hemos explicado hablando de las vir-
mos guardar su santa ley, comunicándonos al mismo tudes, no parece que en nada difieren éstos de aque-
tiempo fortaleza para que podamos resistir los asal- llas. A esta duda satisface bien la respuesta que
tos y combates del enemigó, teniendo gozo en pade- acaba de leerse, diciendo: que las virtudes nos rinden
cer las cosas adversas por Dios, perseverando con él 6 la razón, y á la ley que debemos seguir, que en sus-
constantes y fuertes en la fé y santos ejercicios. El tancia es decir: las virtudes nos dicen lo que es bueno
don perfecto de temor nos infunde una reverencia fi- y conveniente á la ley de Dios, empero los dones
lial, con la cual tememos no desagradar á tan buen mueven al espíritu con la inspiración divina, hacien-
Dios, Señor y P a d r e ; digno sobre todo de ser ama- do que ejecute lo que le han propuesto las virtudes.
do: y este es temor propio de los hijos, temor casto Estas sirven para las operaciones comunes, según el
nacido de la caridad. P u e d e haber también otro que dictámen de la razón; los dones, empero, paralas ope-
se llama servil, y consiste en temer los castigos con raciones extraordinarias, grandes, heróicas, según la
que Dios nos amenaza si quebrantamos su ley, pero mocion del Espíritu Santo. L a s virtudes perfeccio-
aunque éste no es tan perfecto, de una y de otra for- nan al hombre, según que para los actos interiores y
ma es don de Dios; siendo siempre el fundamento exteriores se mueven por la razón; los dones son unas
de toda la perfección cristiana, y uno de los mas ri- altas perfecciones, según las cuales queda el hombre
gorosos castigos que Dios puede dar á una alma, es dispuesto para ejecutar lo que el Espíritu divino le
quitarle este temor, porque la deja sin freno para el inspira, quedando pronto para ejercitar los actos da
mal. Con este don, pues, de temor, nos apartamos mayor perfección. L a s virtudes solo inclinan á los
a e todo lo pecaminoso, así como por el de fortaleza actos, según la mocion 6 regla de la razón; los dones
atrontamos las cosas mas árduasy difíciles por amor mueven al alma con otra mocion superior, que es el
instinto é inspiración del Espíritu Santo, á que la su-
j e t a n . D e todo lo cual consta la diferencia que hay
d e las virtudes á ios dones»
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Qumto: diezmos y primicias .
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Bautismo i.*.".!!!."." ^67
Confirmación
Penitencia 389
Comunion 394
Extremaunción. ^^
453
Orden i ü "
Matrimonio
Obras de misericordia i^I
Declaración de los enemigos del alma, su e x p i a c i ó n . 495
De los pecados capitales ¡¡¡{¡¡
De las virtudes teologales
De las virtudes cardinales
De las potencias del a l m a . . . . . KQO
De los sentidos c o r p o r a l e s . . .
De los dones del Espíritu Santo. ^o? # .' %
• De los frutos del Espíritu S a n t o . . . . ¿¡1 g Hcd
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De las bienaventuranzas.. ¿TZ % García
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