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INFECCIONES VIRALES.

a.- DEFINICIÓN: Una enfermedad viral (o infección viral) ocurre cuando un


organismo es invadido por virus patógenos y/o partículas virales contagiosas (viriones) que
pueden adherirse a la superficie y/o penetrar las células susceptibles. Un gran número de
virus pueden causar enfermedades contagiosas.

b.- FISIOPATOLOGÍA: Normalmente las infecciones virales entran al organismo


por las vías respiratorias y por la boca pero también hay otras puertas de entrada como la
picadura de un mosquito portador (vector), la piel, la sangre y las mucosas. Una vez en el
organismo el virus se adhiere a la superficie de la célula huésped para atravesar su
membrana exterior y penetrar en ella donde se multiplica utilizando la proteína de la célula
huésped. Los nuevos virus buscan nuevas células huésped para repetir el proceso que se
reproduce hasta que el cuerpo crea anticuerpos y otras defensas para combatirlos. Las
causas de las infecciones virales pueden ser las siguientes:

Bacterias. Estos organismos unicelulares causan enfermedades como la


amigdalitis estreptocócica, las infecciones de las vías urinarias y la tuberculosis.

Virus. Los virus son aún más pequeños que las bacterias, pero pueden causar
numerosas enfermedades: desde el resfriado común hasta el SIDA.

Hongos. Muchas enfermedades de la piel, como la tiña y el pie de atleta, se


producen a causa de los hongos. Hay otros tipos de hongos que pueden infectar los
pulmones o el sistema nervioso.

Parásitos. La malaria se produce a causa de un parásito diminuto que se transmite


a través de las picaduras de mosquitos. Existen otros parásitos que se pueden transmitir a
los seres humanos a través de las heces de los animales.

c.- TIPOS DE INFECCIONES VIRALES: Las infecciones virales (víricas) más


frecuentes son:

Infecciones respiratorias: infecciones de la nariz, garganta, vías respiratorias altas y


pulmones. Las infecciones respiratorias más habituales son las infecciones de las vías
respiratorias altas, que incluyen el dolor de garganta, la sinusitis y el resfriado común.

Otras infecciones respiratorias víricas son la gripe y la neumonía.

En los niños pequeños, los virus también causan frecuentemente crup (la
inflamación de las vías respiratorias altas y bajas, denominada también
laringotraqueobronquitis) o de las vías respiratorias bajas (bronquiolitis, ver Bronquiolitis).
Las infecciones respiratorias suelen provocar síntomas graves con mayor frecuencia
en los lactantes, las personas de edad avanzada y las que tienen algún trastorno pulmonar o
cardíaco.

Otros virus infectan otras partes específicas del organismo:

Tubo digestivo: las infecciones del tubo digestivo, como la gastroenteritis, están
causadas habitualmente por virus, como el norovirus y el rotavirus.

Hígado: estas infecciones dan lugar a hepatitis.

Sistema nervioso: algunos virus, como el virus de la rabia y el virus del oeste del
Nilo infectan el encéfalo, causando encefalitis. Otros infectan las capas de tejido que
cubren el encéfalo y la médula espinal (meninges) y causan meningitis o polio.

Piel: infecciones virales que solo afectan a la piel y pueden provocar verrugas u
otras alteraciones cutáneas. Muchos virus que afectan otras partes del organismo, como el
virus de la varicela, también provocan una erupción.

Algunos virus suelen afectar muchos sistemas y aparatos del organismo. Entre estos
virus se encuentran los enterovirus (como el virus de Coxsackie y el ecovirus) y los
citomegalovirus.

d.- DIAGNÓSTICO:

Evaluación médica

En las infecciones que se propagan de modo epidémico, la presencia de otros


casos similares.

Para algunas infecciones, análisis de sangre y cultivos

Las infecciones virales comunes (como el sarampión, la rubéola o la varicela)


pueden diagnosticarse en función de los síntomas.

En las infecciones que se propagan de modo epidémico (como la gripe), la presencia


de otros casos similares ayuda a los médicos a identificar una infección en particular.

Para otras infecciones pueden realizarse análisis de sangre y cultivos (que consisten
en hacer crecer en el laboratorio los microorganismos obtenidos de muestras de sangre,
fluidos corporales u otro material tomado de un área infectada). Los análisis de sangre
incluyen pruebas de detección de anticuerpos contra los virus y de antígenos (proteínas de
la superficie o del interior de los virus que estimulan las defensas del organismo). La
técnica de reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés) puede
utilizarse para hacer muchas copias del material genético del virus, lo que permite
identificarlo de forma rápida y exacta. En ocasiones las pruebas se realizan rápido, por
ejemplo si la infección representa una grave amenaza para la salud pública o cuando los
síntomas son graves.

Puede examinarse una muestra de sangre u otros tejidos con un microscopio


electrónico, que proporciona un gran aumento con una alta resolución.

e.- SÍNTOMAS:

La fiebre es uno de los primeros signos de que tu cuerpo ha sido invadido por una
infección viral. La fiebre se produce como resultado del sistema de defensa del propio
cuerpo. La temperatura corporal se eleva en un intento de librar al cuerpo de la infección.
La fiebre por sí sola no puede ser usada para identificar una infección viral, ya que una
fiebre también puede ocurrir con una infección bacteriana por lo que es importante
identificar otros síntomas también.

Diarrea y/o vómitos están presentes. Estos son síntomas típicos de una infección
viral que ha invadido el tracto gastrointestinal. Es importante reponer los líquidos cuando la
diarrea y/o vómitos están presentes para evitar la deshidratación.

La tos está presente y si hay congestión. Estos son síntomas que suelen acompañar a
una infección viral, pero la determinación de la presencia de una infección viral no debe
basarse en estos signos solo ya que a menudo acompañan a otras infecciones también

Goteo nasal o dolor e irritación de garganta están presentes. Puede haber una
secreción espesa nasal y glándulas inflamadas en el cuello que a menudo acompañan el
dolor de garganta.

Dolores de cabeza y/o el malestar corporal generalizado también son síntomas


alertadores. Dolores musculares así como el dolor de cabeza a menudo acompañan a una
infección viral, aunque estas molestias pueden ocurrir también con otras condiciones
inflamadas en el cuello que a menudo acompañan el dolor de garganta.

Ten en cuenta que uno de estos síntomas por sí solo no significa necesariamente la
presencia de una infección viral. También es importante señalar que una infección viral
puede producir una variedad de síntomas diversos. Una combinación de los síntomas
mencionados es más probable que sea indicio de una infección viral.

A veces puede ser difícil incluso para un médico diferenciar entre una infección
viral y bacteriana. Las pruebas de laboratorio pueden ser necesarias para confirmar un
diagnóstico adecuado, por lo que si experimentas alguno de los síntomas mencionados
anteriormente deberás acudir a tu médico con urgencia para saber cuál es la causa exacta.

f.- TRATAMIENTO:
Tratamiento de los síntomas

A veces, medicamentos antivirales (antivíricos)

Tratamiento de los síntomas

Muchos virus no tienen un tratamiento específico. No obstante, pueden hacerse


muchas cosas para ayudar a aliviar ciertos síntomas, como por ejemplo:

Deshidratación: líquidos en gran cantidad, en ocasiones administrados por vía


intravenosa.

Diarrea: a veces loperamida

Fiebre y dolores: paracetamol (acetaminofeno) o antiinflamatorios no esteroideos


(AINE).

Náuseas y vómitos: una dieta exclusivamente líquida y, a veces, un fármaco


antiemético (contra las náuseas), como el ondansetrón

Erupción (algunas): cremas calmantes o hidratantes y, a veces, un antihistamínico


para el prurito

Rinitis: a veces descongestionantes nasales, como la fenilefrina o la


fenilpropanolamina

Dolor de garganta: a veces, pastillas para la garganta con anestésico que


contengan benzocaína o diclonina

No todas las personas que presentan síntomas necesitan tratamiento. Si los síntomas
son leves, puede ser mejor esperar a que remitan por sí solos. Algunos tratamientos pueden
no ser apropiados para los lactantes y los niños pequeños.

g.- MEDICAMENTOS ANTIVIRALES

Los fármacos que combaten las infecciones virales reciben el nombre de fármacos
antivirales (o antivíricos). No existen medicamentos antivirales efectivos para muchas de
las posibles infecciones virales existentes. Sin embargo, existen diversos fármacos para la
gripe (ver Gripe: Tratamiento), muchos fármacos para la infección por uno o más virus del
herpes (ver Algunos fármacos antivíricos para infecciones por virus del herpes), y muchos
fármacos antivíricos de nueva generación para el tratamiento de las infecciones por el virus
del VIH (ver Fármacos para la infección por VIH) y de la hepatitis C (ver Hepatitis crónica:
Tratamiento).

La acción de los fármacos antivíricos consiste en: Interferir en la replicación de los


virus. Reforzar la respuesta inmunitaria frente a la infección por virus
Muchos de ellos funcionan interfiriendo en la replicación del virus. La mayoría de
los empleados en el tratamiento del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH, ver
Infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH): Tratamiento) actúan de este
modo. Puesto que los virus son pequeños y se replican en el interior de las células
utilizando las rutas metabólicas de estas, el número de funciones metabólicas que los
fármacos antivirales pueden bloquear es limitado. Por el contrario, las bacterias son
microorganismos relativamente grandes, suelen reproducirse por sí mismas fuera de las
células y realizan muchas funciones metabólicas contra las que pueden actuar los fármacos
antibacterianos (antibióticos). Por lo tanto, los antivirales son mucho más difíciles de
elaborar que los antibióticos. Además, a diferencia de los antibióticos, que suelen ser
eficaces contra muchas especies diferentes de bacterias, la mayoría de los fármacos
antivíricos (antivirales) son generalmente eficaces contra un único (o muy pocos) virus.

Además, los antivirales pueden ser tóxicos para las células humanas, y los virus
pueden desarrollar resistencias frente a ellos.

Otros fármacos antivirales refuerzan la respuesta inmunitaria frente a la infección


por virus. Dichos fármacos incluyen varios tipos de interferones, inmunoglobulinas y
vacunas:

Los fármacos basados en interferones son réplicas de sustancias que se producen


de forma natural en células del organismo y retrasan o detienen la replicación del virus.

Los concentrados de inmunoglobulinas son una solución esterilizada de


anticuerpos (también conocidos como inmunoglobulinas) extraídos de un grupo de
personas.

Las vacunas son sustancias que ayudan a evitar la infección mediante la


estimulación de los mecanismos naturales de defensa del cuerpo (ver Inmunización).

Muchos concentrados de inmunoglobulinas y vacunas se administran antes de la


exposición a un virus para evitar la infección. Algunas inmunoglobulinas y vacunas, como
las de la rabia y la hepatitis B, también se utilizan después de la exposición al virus para
ayudar a evitar el desarrollo de la infección o reducir su gravedad. El concentrado de
inmunoglobulinas también puede ayudar a tratar algunas infecciones.

La mayoría de los antivirales pueden administrarse por vía oral; algunos también
pueden administrarse por vía intravenosa o intramuscular, y otros se aplican en forma de
pomadas, cremas o gotas para los ojos, o mediante inhalación en forma de polvo.

Los antibióticos no son eficaces contra las infecciones virales, pero si una persona
tiene una infección mixta por bacterias y virus suele ser necesario administrar un
antibiótico.
h.- PREVENCIÓN:

Lavarse las manos correctamente es la forma más eficaz para prevenir que la
propagación ocurra. Si es un paciente, no tema recordarles a sus amigos, familiares y
profesionales de la salud que se laven las manos antes de acercarse a usted.

Otras medidas que los profesionales de la salud pueden tomar incluyen:

Cubrirse la boca al toser o estornudar

Mantener sus vacunas al día

Usar guantes, mascarillas y ropas protectoras

Tener a mano pañuelos desechables y limpiadores de manos

Seguir las normas del hospital cuando se lidie con sangre o artículos
contaminantes.

i.- INFECCIONES VIRALES IMPORTANTES:

1.- Infecciones por Rotavirus:

Definición: es un virus común y muy contagioso que causa vómitos y diarrea. El


rotavirus es una infección vírica del tubo digestivo que puede causar deshidratación grave.
Los síntomas típicos incluyen fiebre, vómitos y diarrea acuosa.

Fisiopatología: El rotavirus es un virus común y muy contagioso que causa vómitos


y diarrea.

El rotavirus es una infección vírica del tubo digestivo que puede causar
deshidratación grave.

Los síntomas típicos incluyen fiebre, vómitos y diarrea acuosa.

El diagnóstico se basa en los síntomas.

La vacunación sistemática contribuye a evitar la infección por rotavirus.

La mayoría de los niños mejoran al descansar y beber líquidos, pero a algunos se


les administran líquidos por vía intravenosa.

El rotavirus es la causa más frecuente de diarrea deshidratante grave en niños


pequeños de entre 3 y 15 meses. Es uno de los virus que causa la gastroenteritis. En Estados
Unidos, por ejemplo, anualmente son hospitalizados unos 50 000 niños por diarrea causada
por rotavirus. Aunque la muerte infantil por rotavirus es muy poco frecuente en los países
desarrollados, este virus causa a nivel mundial más de 500 000 muertes al año,
principalmente en los países en vías de desarrollo.

El virus se transmite de persona a persona, especialmente si la persona con diarrea


no se lava las manos minuciosamente después de cada deposición. La infección también
puede producirse si una persona se lleva la mano a la boca después de tocar un objeto
(como un pañal o un juguete) contaminado por heces infectadas. Todos estos tipos de
transmisión en que intervienen heces infectadas se denominan transmisión fecal-oral. Las
personas también pueden infectarse si comen alimentos o beben agua que está contaminada
con el virus. Los adultos pueden infectarse si están en contacto cercano con un niño
infectado, pero el desarrollo de una forma grave de la enfermedad es poco frecuente.

En climas templados, la mayoría de los casos de diarrea que se producen durante el


invierno y que son lo bastante graves para justificar la hospitalización de bebés y niños
pequeños son causados por rotavirus. Antes de la implantación de la vacuna por rotavirus
en el año 2006, en Estados Unidos se producía una oleada de casos de gastroenteritis por
rotavirus que empezaba en el sudoeste en noviembre y acababa en el nordeste en marzo. En
la actualidad la enfermedad se presenta de forma menos predecible y puede ocurrir durante
todo el año.

Diagnostico: Evaluación médica: Los médicos no suelen realizar pruebas para


detectar el rotavirus a menos que estén tratando de identificar un brote. En caso necesario,
se envían al laboratorio muestras fecales para realizar una prueba rápida de antígenos.

Tratamiento: Reposo en cama y líquidos: No hay tratamiento específico para el


rotavirus. La mayoría de los niños mejoran con el reposo en cama y con el consumo de una
cantidad adecuada de líquidos. Los niños gravemente enfermos requieren la administración
de líquidos por vía intravenosa.

2.- Virus de Herpes Simple

Definición: Virus que provoca llagas contagiosas, generalmente alrededor de la


boca o en los genitales. Los VHS mas comunes son: a.- Herpes genital: Infección de
transmisión sexual frecuente caracterizada por dolor y llagas en los genitales. b.- Herpes
labial: Infección provocada por el virus del herpes simple en la comisura de los labios.

Fisiopatología: El virus del herpes simple es un agente infeccioso común de piel,


genitales y la mucosa oral y faríngea en humanos. Puede causar úlcera corneales y
queratitis. Ocasionalmente, en eventos de inmunosupresión terapéutica (grupo de
medicamentos administrados para regular la respuesta inmunológica y así evitar el rechazo
del órgano transplantado), cáncer, alcoholismo, grandes quemaduras, entre otros, puede
causar infecciones más peligrosas como neumonía. La infección con herpes simple por lo
general ocurre por reactivación del virus endógeno del nervio vago o trigémino del
hospedador. El virus hace contacto con células de la piel por intermedio de receptores y
ligandos específicos, tal como las células parabasales e intermedias genitales de la vagina y
cérvix causando inflamación localizada. La inflamación se caracteriza histológicamente por
células gigantes y multinucleadas, notable degeneración por englobamiento, edema y
presencia de inclusiones eosinofílicas intranucleares denominadas Cowdry tipo A. Por ser
un virus citolítico, las células infectadas son destruidas produciendo como resultado
pústulas y costras en la mucosa infectada. El virus tiene la capacidad de migrar a los
ganglios de las raíces dorsales y posteriores pudiendo causar latencia.

Diagnostico: Evaluación clínica. A veces, confirmación con pruebas de laboratorio.


PCR del líquido cefalorraquídeo (LCR) y resonancia magnética (RM) en caso de encefalitis
por HSV.

El diagnóstico suele ser clínico y basarse en el hallazgo de las lesiones


características.

La confirmación con pruebas de laboratorio puede ser útil, en especial si la


infección es grave, el paciente presenta una inmunodeficiencia o está embarazada o si las
lesiones son atípicas. La prueba de Tzanck (raspado superficial de la base de una vesícula
recién rota teñida con coloración de Wright-Giemsa) a menudo revela células gigantes
multinucleadas en la infección por HSV o por el virus varicela-zóster.

El diagnóstico de certeza requiere cultivo, seroconversión con los serotipos


apropiados (en las infecciones primarias), PCR y detección de antígenos. Debe obtenerse
líquido y material para cultivo de la base de una vesícula o de una úlcera reciente. A veces,
el HSV puede identificarse con inmunofluorescencia directa del material raspado de las
lesiones. Se puede pedir una PCR del LCR y una RM para confirmar la encefalitis por
HSV.

El HSV debe diferenciarse del herpes zóster, que rara vez recidiva y suele causar
más dolor y grupos grandes de lesiones distribuidas a lo largo de un dermatoma.

Los grupos de vesículas o úlceras sobre una base eritematosa son inusuales en las
úlceras genitales provocadas por virus diferentes del HSV.

Si la infección por herpes recidiva en forma frecuente, no resuelve o no responde a


los antivirales de la manera esperada, debe sospecharse una inmunodeficiencia que puede
deberse a una infección por HIV.

Tratamiento: Realmente no existe ningún tratamiento que elimine por completo


del organismo la infección por VHS, ya que una vez que el virus entra en un organismo,
permanecerá siempre en éste de forma inactiva con recidivas ocasionales. El uso de
medicamentos antivirales es lo más utilizado durante los primeros episodios de la infección
para acelerar la curación de las lesiones así como para acortar y prevenir la frecuencia y
severidad de las posibles reapariciones durante el tratamiento. Algunos casos son
relativamente leves y pueden no requerir tratamiento

3.- Virus de Hepatitis (A, B, C, D, E)

Definición: es una infección que causa inflamación y daño al hígado. La


inflamación es una hinchazón que ocurre cuando los tejidos del cuerpo se lesionan o se
infectan. La inflamación puede dañar los órganos. Los investigadores han descubierto
diferentes tipos de virus que causan hepatitis, incluyendo hepatitis A, B, C, D y E.

Fisiopatología: La hepatitis A y la hepatitis E generalmente se transmiten a través


del contacto con alimentos o agua que ha sido contaminada por las heces de una persona
infectada. Las personas también pueden contraer hepatitis E comiendo carne poco cocida
de cerdo, venado o mariscos.

La hepatitis B, la hepatitis C y la hepatitis D se trasmiten a través del contacto con


la sangre de una persona infectada. Las hepatitis B y D también se pueden transmitir a
través del contacto con otros líquidos corporales. Este contacto puede ocurrir de muchas
maneras, incluso al compartir agujas para administrarse drogas o al tener relaciones
sexuales sin protección.

Los virus de las hepatitis A y E generalmente causan infecciones agudas, es decir,


de corta duración. En una infección aguda, el cuerpo puede combatir la infección y el virus
desaparece.

Los virus de las hepatitis B, C y D pueden causar infecciones agudas o crónicas, es


decir, de larga duración. La hepatitis crónica ocurre cuando el cuerpo no puede combatir el
virus de la hepatitis y el virus no desaparece. La hepatitis crónica puede provocar
complicaciones como cirrosis, insuficiencia hepática y cáncer de hígado. El diagnóstico y el
tratamiento temprano de la hepatitis crónica pueden prevenir o reducir sus probabilidades
de tener estas complicaciones.

Cuando los doctores no pueden encontrar la causa de la hepatitis, pueden llamarla


hepatitis no A-E o hepatitis X. Los expertos creen que hay virus desconocidos y distintos
de los de las hepatitis A, B, C, D y E que pueden causar algunos casos de hepatitis. Los
investigadores están trabajando para identificar estos virus.

Aunque la hepatitis no A-E suele ser aguda, puede volverse crónica.

Diagnostico: El médico sospecha la existencia de una hepatitis vírica basándose en


los síntomas que presenta la persona. Durante la exploración física, el médico palpa la parte
del abdomen situada sobre el hígado, el cual está dolorido y algo aumentado de tamaño en
aproximadamente la mitad de las personas con hepatitis vírica aguda.
Se realizan análisis de sangre para evaluar cómo está funcionando el hígado y si está
dañado (pruebas de función hepática). Estos análisis pueden indicar si el hígado está
inflamado y con frecuencia, ayudan al médico a distinguir una hepatitis derivada del abuso
de alcohol de otra causada por un virus. Se realizan análisis de sangre para ayudar a los
médicos a identificar cuál es el virus de la hepatitis causante de la infección. Estos análisis
pueden detectar partes del virus o anticuerpos específicos producidos por el organismo para
combatir el virus.

En algunos casos, si el diagnóstico no está claro, se realiza una biopsia: se extrae


una muestra de tejido hepático con una aguja y se examina.

Si la hepatitis parece probable, se intenta identificar la causa en lo posible. Con esta


finalidad, el médico se ayuda de preguntas a los pacientes sobre las actividades que pueden
aumentar el riesgo de contraer una hepatitis vírica. Asimismo, el médico también puede
preguntar al paciente si toma medicamentos que pueden causar hepatitis (como la
isoniazida, utilizada para tratar la tuberculosis) y la cantidad de alcohol que bebe, para
decidir si la causa puede ser no vírica.

Tratamiento: En la mayoría de las personas no es necesario ningún tratamiento


especial, aunque las que padecen una hepatitis aguda excepcionalmente grave requieren
hospitalización. Después de los primeros días, la persona suele recuperar el apetito y ya no
tiene que permanecer en cama. No se requieren restricciones importantes en la dieta, en las
actividades que la persona desarrolla habitualmente ni son necesarios los suplementos
vitamínicos. La mayoría de las personas pueden volver a trabajar sin peligro después de
remitir la ictericia, aun cuando los resultados de las pruebas de la función hepática no sean
completamente normales.

Las personas con hepatitis no deben consumir alcohol hasta estar totalmente
recuperadas. A veces es necesario que el médico interrumpa la administración de un
fármaco o reduzca su dosis, cuando este, debido a la incapacidad del hígado infectado para
procesarlo (metabolizarlo), se acumula en el organismo con riesgo de alcanzar
concentraciones tóxicas (como ocurre con la warfarina o la teofilina). Por lo tanto, la
persona debe informar al médico de todos los fármacos que está tomando (tanto los que
necesitan prescripción médica como los que se adquieren libremente, incluidas las plantas
medicinales), para que este realice los ajustes de dosis que sean necesarios.

Si la hepatitis B provoca una hepatitis muy grave (fulminante), los fármacos


antivíricos pueden ser de ayuda. Sin embargo, el trasplante de hígado es el tratamiento más
eficaz y posiblemente, la única esperanza de supervivencia, sobre todo en adultos.

4.- Virus de Papiloma Humano


Definición: Tipo de virus que causa la formación de tejido anormal (por ejemplo,
verrugas) y otros cambios en las células, es el nombre que se le da a un grupo de virus que
incluye más de 100 cepas diferentes, de las cuales algunas infectarán la piel y otras las
mucosas, incluidas las mucosas genitales de hombre y mujeres. Su infección tiene lugar por
contacto.

Fisiopatología: El virus del papiloma humano (VPH) representa una de las


infecciones de transmisión sexual más comunes, aunque todavía poco conocida. Pertenece
a la familia de los Papiloma Viridae. Los géneros que afectan a la especie humana son el
Alphapapilomavirus, Betapapilomavirus, Gammapapilomavirus, Mupapilomavirus,
Nupapilomavirus. Se han secuenciado 170 tipos virales, quedan 200 más por secuenciar,
que en relación a su patogenia oncológica, se clasifican en tipos de alto y de bajo riesgo
oncológico.

Diagnostico: Quizás lo más importante a tener en cuenta de la infección por HPV


es la infección por este virus en la mujer. La infección persistente por HPV de alto riesgo
en la mujer se ha relacionado directamente con la aparición de cáncer de cérvix uterino. La
prueba de Papanicolaou puede detectar células precancerosas y cancerosas del cuello
uterino. La realización de pruebas periódicas de test de Papanicolaou así como un
seguimiento médico cuidadoso, con tratamiento si es necesario, puede ayudar a asegurar
que los cambios precancerosos en el cuello uterino causados por la infección por HPV no
se conviertan en un cáncer cervical que pueda ser mortal.

Tratamiento: No hay cura para la infección del HPV, aunque en la mayoría de los
casos las infecciones desaparecen espontáneamente. La mayoría de los tratamientos van
dirigidos a la eliminación de las verrugas tanto en piel como en genitales. Pueden ser
eliminadas con un medicamento en crema aplicado por el propio paciente o mediante
técnicas quirúrgicas realizadas en la consulta del dermatólogo como la crioterapia o cirugía
laser.

5.- VIH

Definición: El VIH o Virus de la Inmunodeficiencia Humana es un retrovirus que


ataca al sistema inmunitario de la persona infectada. El sistema inmunitario es la defensa
natural de nuestro cuerpo frente a los microorganismos infecciosos, como las bacterias,
virus y hongos capaces de invadir nuestro organismo.

En concreto, el VIH ataca y destruye los linfocitos CD4, que son un tipo de células
que forman parte del sistema inmune y que se encargan de la fabricación de anticuerpos
para combatir las infecciones causadas por estos agentes externos.
Fisiopatología: El VIH mata o daña las células del sistema inmunitario del
organismo. Este daño destruye progresivamente la capacidad del organismo para combatir
las infecciones y ciertos tipos de cáncer.

Las etapas más avanzadas de la infección por el VIH se conocen como SIDA. Las
personas con SIDA corren más riesgo de enfermarse de gravedad debido a enfermedades
que no suelen afectar a las personas sanas. Estas incluyen infecciones virales que provocan
tumores en la piel y neumonía, infecciones por hongos en la boca, los pulmones y los
genitales y ciertos tipos de cáncer. El primer caso de SIDA se diagnosticó en los Estados
Unidos en 1981; hoy en día se reconoce que el VIH es una gran epidemia mundial.

El VIH destruye células vitales del sistema inmunitario llamadas células T CD4+.
Cuando se destruyen suficientes de estas células, se considera que la persona tiene el SIDA.
Esto significa que el sistema inmunitario de la persona se ha debilitado considerablemente.

Una persona saludable tiene entre 800 y 1200 células T CD4+ en un milímetro
cúbico (aproximadamente 1/50.000 de una cucharadita) de sangre. El SIDA ocurre cuando
hay menos de 200 células T CD4+ por milímetro cúbico.

Diagnostico: Las pruebas más comunes analizan una muestra de sangre para buscar
evidencia de que el organismo de una persona está combatiendo el VIH. Estas pruebas
detectan los anticuerpos contra el VIH, sustancias que el organismo produce en respuesta a
la infección.

Sin embargo, durante las primeras semanas luego de contraer el virus, estas pruebas
podrían no revelar la infección. Esto se debe a que lleva cierto tiempo para que el sistema
inmunitario produzca suficientes anticuerpos para que la prueba los detecten. Durante este
período, es muy fácil para una persona con el virus contagiar a otra. El 97% de las personas
desarrollará anticuerpos detectables en los primeros 3 meses posteriores a la infección, pero
un pequeño porcentaje de personas puede tardar más tiempo. En estos casos, pueden
realizarse diferentes pruebas para buscar partes del material genético del virus en la sangre.

Tratamiento: En la actualidad hay más de 30 medicamentos aprobados para


combatir el VIH. Sin embargo, estos medicamentos: No curan el VIH o el SIDA. No evitan
que el virus se transmita de una persona a otra, si bien hacen que la transmisión sea menos
probable. La prevención es la mejor opción.

Los medicamentos contra el VIH evitan que el virus se multiplique en el organismo.


Esto ayuda a evitar que las personas infectadas con el VIH desarrollen el SIDA y las ayuda
a tener vidas más largas y saludables. Sin embargo, aún es posible transmitir el virus a otros
y las personas deben continuar tomando los medicamentos antirretrovirales para
mantenerse sanas.
Las personas con el SIDA o un VIH avanzado con frecuencia contraen otras
enfermedades debido a que sus sistemas inmunitarios están debilitados. Hay tratamientos
disponibles para muchas de estas otras enfermedades.

6.- Sífilis

Definición: es una infección bacteriana que suele transmitirse por contacto sexual.
La enfermedad comienza como una inflamación sin dolor, generalmente en los genitales, el
recto o la boca. La sífilis se transmite de una persona a otra mediante el contacto de la piel
o las membranas mucosas con estas inflamaciones.

Fisiopatología: La causa de la sífilis es una bacteria llamada Treponema pallidum.


La ruta más frecuente de transmisión es a través del contacto con la llaga de una persona
infectada durante la actividad sexual. La bacteria ingresa a tu cuerpo a través de pequeños
cortes o abrasiones en la piel o las membranas mucosas. La sífilis es contagiosa durante su
estadios primario y secundario, y a veces al principio del período de latencia.

Con menos frecuencia, la sífilis se puede propagar a través de un contacto cercano y


directo sin protección con una lesión activa (como durante un beso) o a través de una madre
infectada a su bebé durante el embarazo o el nacimiento (sífilis congénita).

La sífilis no se puede contagiar utilizando el mismo inodoro, bañera, ropas o


utensilios para comer, o por las perillas de las puertas, piscinas o jacuzzi.

Una vez curada, la sífilis no reaparece por sí sola. Sin embargo, te puedes reinfectar
si tienes contacto con las llagas de sífilis de otra persona.

Diagnostico: El especialista realizará los siguientes exámenes para confirmar que el


paciente tiene sífilis:

Examen del líquido de la úlcera.

Ecocardiografía (prueba que utiliza ondas sonoras para crear imágenes del
corazón), angiografía aórtica (procedimiento en el que se usa un tinte especial y rayos X
para ver cómo fluye la sangre a través de la aorta) y cateterismo cardiaco (procedimiento
que consiste en pasar una sonda delgada y flexible denominado catéter hasta el lado
derecho o izquierdo del corazón.

Punción raquídea y un análisis del líquido cefalorraquídeo.

Exámenes de sangre para buscar la bacteria de la sífilis.

Tratamiento: La sífilis puede tratarse con antibióticos. La duración del tratamiento


dependerá de la magnitud de la enfermedad y de otros factores relacionados con la salud
general del paciente.
Para tratar la enfermedad durante el embarazo, se suele administrar penicilina y en
el caso de ser alérgico, se procede a desensibilizar al paciente y posteriormente tratarlo con
este fármaco.

Horas después de haber recibido el tratamiento en las etapas iniciales de la


enfermedad, el paciente puede experimentar una reacción denominada de Jarisch
Herxheimer, ésta causa los siguientes síntomas: Escalofríos. Dolores musculares y de
cabeza. Fiebre. Sensación de indisposición general o malestar. Dolores articulares.
Náuseas. Sarpullido: área en la piel que está irritada o inflamada.

Estos síntomas generalmente suelen desaparecer al cabo de 24 horas y el


especialista deberá hacer exámenes sanguíneos de control a los 3, 6, 12 y 24 meses.

7.- Gonorrea

Definición: es una infección de transmisión sexual muy común que afecta


especialmente a adolescentes y personas de entre 20 y 30 años. La gonorrea también es
conocida como blenorragia. Esta infección se propaga mediante el sexo vaginal, anal y oral.

Fisiopatología: La gonorrea es la enfermedad producida por la infección por la


bacteria Neisseria gonorrhoeae Infecta típicamente los epitelios de la uretra, el cuello
uterino, el recto, la faringe o las conjuntivas y causa irritación o dolor y secreción
purulenta. La diseminación a la piel y las articulaciones, que es inusual, causa úlceras en la
piel, fiebre y poliartritis migratoria o artritis séptica pauciarticular.

La Neisseria gonorrhoeae es un diplococo gramnegativo que se encuentra solamente


en los seres humanos y casi siempre se transmite por contacto sexual. Las infecciones
uretrales y cervicales son más frecuentes, pero a menudo aparecen infecciones en la faringe
o el recto después de una relación sexual oral o anal o conjuntivitis tras la contaminación
del ojo.

Durante un episodio de coito vaginal, la probabilidad de transmisión de la mujer al


hombre se aproxima al 20%, aunque puede ser más elevada del hombre a la mujer. Los
recién nacidos pueden contagiarse la infección conjuntival durante el pasaje a través del
canal del parto (ver Conjuntivitis neonatal: Etiología) y los niños pueden contagiarse una
gonorrea como resultado de un abuso sexual.

En el 10 al 20% de las mujeres, la infección cervical asciende a través del


endometrio hasta las trompas uterinas (salpingitis) y el peritoneo pélvico y provoca una
enfermedad pelviana inflamatoria (EPI). Las clamidias o las bacterias intestinales también
pueden producir una EPI. La cervicitis gonocócica suele manifestarse con disuria o
inflamación de los conductos de las glándulas de Skene y de Bartholin. En una pequeña
proporción de hombres, la uretritis ascendente progresa en una epididimitis.
En 1% de los casos, sobre todo en mujeres, aparece una infección gonocócica
generalizada provocada por la diseminación hematógena de la enfermedad. Este cuadro
afecta típicamente la piel, las vainas tendinosas y las articulaciones. Rara vez se aparecen
pericarditis, endocarditis, meningitis y perihepatitis.

En el 15 al 25% de los hombres heterosexuales infectados y en el 35 al 50% de las


mujeres se detecta una coinfección con Chlamydia trachomatis.

Diagnostico: La gonorrea puede diagnosticarse, generalmente de forma efectiva, a


través del examen de una muestra de tejido o secreción. Esta prueba se denomina tinción de
Gram. Normalmente, puede detectarse teniendo síntomas o no.

Anteriormente, para detectar la enfermedad, se realizaban cultivos (células que se


generan en un plato en un laboratorio) que probaban la existencia o no de gonorrea, aunque
hoy en día ese método no es muy usual.

Actualmente, los exámenes de ADN son la vía más fiable para detectar la
enfermedad. A través de pruebas, como la de reacción en cadena de la polimerasa, se
obtienen resultados de forma más rápida y concluyente. Estos exámenes pueden realizarse
con una simple muestra de orina del paciente y es más fácil de obtener que las muestras
genitales (cuello uterino, vagina, uretra, ano y garganta).

En casos muy reducidos se toma una muestra de líquido articular o sangre pero,
independientemente del examen que se realice, el diagnóstico está disponible en 72 horas.

Tratamiento: Los antibióticos son el mejor tratamiento para tratar la gonorrea


aunque, a veces, algunas infecciones resultan ser resistentes a este tipo de medicamentos,
por lo que en algunos casos es más frecuente recetar más de un antibiótico. Para el
tratamiento en mujeres embarazadas, algunos antibióticos pueden ser contraproducentes
para la salud del bebé, por lo que se les suele recetar otro medicamento.

Los antibióticos pueden administrarse por vía oral o por una inyección en el
hospital, aunque en este último caso el paciente deberá seguir con el tratamiento en casa.

Los casos más graves, donde se produzca enfermedad pélvica pueden requerir
hospitalización y que el especialista le administre los antibióticos por vía intravenosa.

Después de ser tratado, el paciente necesitará una consulta de control 7 días después
si sus síntomas incluyen dolor articular, un sarpullido en la piel o dolor pélvico o
abdominal.

Por último, es importante que los compañeros sexuales de las personas infectadas se
examinen también y, en caso de que sea necesario, cumplan el tratamiento.

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