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Los escritos de la Edad Mcdi• reflejan con más frecuen-
cia la imagen de la mujer que ha elaborado el imaginario mas- La mujer
culino, antes que la realidad de las acth~dades, las preocupaciones •

y l~s inspiraciones femeninas. Las representaciones plásticas en


pintura y escultura también asumen los estereotipos de 1a mujer
en las imáge nes,
santa o pecadora; sin embargo, en Jos últimos siglos de la Edad
Media, las escenas profanas más frecuentes, y a veces también --¡' la mujer imagi nada
los temas religiosos muestran a burgueses, o inCluso a campe-
sinos, en el marco y los gestos de su vida cotidiana. Los datos
i Chiara Frugoni
1
arqueológico s, fuentes completamen te involuntarias , y por
ello no deform~das por los prejuicios del escritor o del arcis- 1
13, restituren concretamente muchos aspectOs de estaS realidades:
volúmenes y calidad del espacio habir:uJo, disposiciones del hogar, 1
• El punto de vista de la I glesia
1
objetos tanto más preciosos cuanto que son pocos en número
y a menudo cos tosos en relación con los medios financieros de En el Gintsis, la maldi¿ión de procrear golpeó a Eva y sólo
su u~uaria. y;, s~a que se los utilice todos los rlías o que estén ! ' <1 Eva: la convirtió en protagonista culpable de la unión carnal;
••
reservados a las grandes ocasiones, su ornamentación est:í llena y marcó pe~adamence su destino -y el de sus &scendiente s-
1
de significaciones: simbólicas, afectivas, profilácticas ... En los de esposa y de madre . El sudor de la frente de Ad:ín, en cambio,
objetos, o en el suelo, las huellas ele utilización hablan talllbién •
1
puede convenirse en alegría, como se dice_en el versícuJo 3, 13
ele ran!•S banales, repetitivas, que ningún texto soñaría en de Ederiastis: "si el hombre come y bebe y extrae alegría dt m
registrar, pero que re 11resentan lo esencial de vidas femeninas .1 trabajo, esro también es don dt Di,s" y medio para volver a abrir
tan discretas como su eco en la escritura o en las imágenes. la puerca cerrada del paraíso.
''
---l

' La bodá, como subraya san Jerónimo ' en sus obras va


.
wüda a la cond ición humana posterior al pecado: la virginidad
per~encce al est~do para9isíaco del cual gozaron nuestros pro-
_, gerutores y que el cristipno, y sobre todo la cristiana, deben,
con todas sus'.fueri.:is, trinar de reconquistar. A Eva, tan activa
e~ el pecar, se contrapo~e la VIrgen, de quien se exalta la past·
VJdad con que acept:a el p_apel de intern1ediaria de la redención
el Avt del ángel de la·An~ciación, como se explica en un canto
anónimo que pertenece, probablemente, al siglo L'C, ¡es la inver-
1
- .' sa de Eva! l!fa6~ •.q~e. pare sin perder la virginidad, y que puede
ser exaltada a la materni~ad únicamente con su sexo, precisa-
mente porq ue ~1 cuerpo no conoce la unión del matrimonio,
• constituye el modelo que todn mujer debe tratar de imitar,
• • según una propuesta que niega ante todo el cuerpo femenino
y_s~ ~nciones. Es ~arural que de lo~ tres estados en que la Igle-
Sla diVIde a b humarudad -<as:~dos, vmdos, vírgenes-, esros úh:i-
mos ocupen siempre el primer pue.sto. San Ambrosio aplicó a
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las vírgen es {ciento por uno) 13 parábo la evangélica de la semi-


'
lla que, si cae en tierra fértil, produc e el ciento, el sesenta o el
treinta por uno (Mat, Xlll, 4-9), m ienLras'que san Je rónimo ,
con una compa ración que gozó de gran fornma , la aplicó a los
rres estados ; el rendim iento r.tenor corresp onde a los casados.
En el siglo XII, un poema ti rulado Sptmltrm virgimtm anali-
za minuci osamen te esta padbol a, para compo ner un cuadro
riquísim o de ejemplos, bíblicos y profanos, en que los 1res esta-
dos están dispues tos según on grado crecien te de perfección.
La elecció n que la Iglesia occide ntal hizo de la castida d
para su clero se traduce, sobre la base de las palabras de s;tn Pablo
{I CO'r; 7, 6-9), en una visión negativa del matrim onio, a tal puntO
que san Agustí n tiene que tranqu ilizar a los fie les dici6nd oles
que no han de temer la conden ación por eso. Tambi én es diñ-
cil enconr rar un modelo con autorid ad que ofre¡o;ca una alter-
nativa. M3ría es hija ele pr9gen itores muy viejos, y lo mismo
Juan Bautista. NI Ana yJoaquí n, ni Isabel y Zacarías, scr:ln nunca
modelo s de parej~ fundad ora de descen dencia en la boda. Su 1 el ro Magn o-de Olimpi~ y la seipien re-mag o- qurtla indicad o
unión será "despla zada", visualm ente, a escena s que 1~ son en la posición de Fiüpo, que vuelve decidid amente la espald~ a la
simból icamen te equh:a lentes. el encuen tro en la PutrtJ Aurta, mujer: así lo muestr a un mosaic o de p:1vimento del siglo IV d. C.
el encuen tro de Marla e Isabel. No forman una .famili• que se que se ha conservado en el Museo Baalbek de Jlein• t. 1.a posición
conStit uye según e) ritmO de la vida human a, sino a Lravés de de José no es irrever ente: recoge la iconografía antig-wt ilcl des-
un aconte cimien to indepe ndient e, extraño , tardio. conoci miento de la paterni dad y deja, con discreción , que sea el
En cambio , en la Antigü edad clásica era frecuente repre- Espírit u Santo quien ilmnirte al niño divino.
sentar la boda en Jos sarcófagos, parn conserv ar memor ia de un Hasta el siglo Xl, son rarísimas las represe mac•on es de la
momen to esencial de la biografía del diftmto, junto con la victo, boda de José y Maria. F.n una miniatu ra extraíd a de un Leccio
ria sobre el enemig o, el perdón al vencido y el sacrificio i los dio- nario de aproxi madam ente el aí\o 1100 (fig. pág. sig.), el sacer-
ses, dado que eslis cuatro acciones simboli1.aban las cha-o vir- dote posa la mano sobre la dcj\.faría como para anticipar la unión
rudes cse::Jciales para el buen ciudad ano romano: conrqrJia, virrus, de los esposo s.•\lerece la pena observ ar que ambos están sin
dmunt ia, pitta•. Tambi én la pa reja imperi al se mostra ba, por nimbo; no ocurre lo mismo en la escena inferio r, que represe nta
ejemplo, en las monedas, en el gesw de la dtxtrammfunaio Qa unión el nacimi ento de Cristo . L a iconogn1fía del matrim onio tiene
de las manos); la concor dia de su estabilid~d en la esfen priVada por sí misma un valor tan inmedi atamen te nega1ivo, qHc con
·· se ccmvertía en garaatí a de concor dia en la públi~. _por el cdn- toda nan•ralidacl se la puede emplea r en uoa escena de tcnra-
lr.lno, la Iglesia tiene difu:ulucl para enluar positivamente el matri- t:ión diabóli c• , como muestr a un capitel de la iglesi• de l•
monio: bastl\ pensar cuán pocos son los santos casados. ¡\-fadeleine en Vé¿clay (fig. (a) pág. 435) del siglo XII; se ha susti-
Más eviden te ~~m es el malestar que mu.estra_JaJgfésia 'ante tuido el sacerdote por el diablo, que, con idéntico gesto, pt esenra
José y i\faría: el es¡x-.;o es obligat oriame nte viejo; efi· fas escenas una mujer a san Benedicro. El ..matrirnonio" que el diablo sugie-
de la Navidad, casi .;ic:npre se lo represe nn dormig~ 9 de. e~pal­ re es un matnm onio infernal. La victoria de.l monje queda indica-
da por el libro sagrado que aquéllevantll como un escudo para
das • .En época anti~l r:udía, el nacimiento fabuloso ile Alejan- .
1

434 • LA MU)U EN LAS JM..(c:r_'l!S, LA Ml}JJ'.Jt L'd.\CIS~ 435

protegerse el pecli , pero,


en d re!ato de G, egorio
Magn"o, Benedic tiene
que rodar sobre spinos
para curarse de 1 heridas
de la mente. No o stante,
los escritos que id pti6can
tos tres personaj dicen:
Sanmu BrmdictuS, ~iabolus
y de nuevo diabo/ ·~·el dia-
blo y la mujer son , erfec-
tamenre imerc1\Jll iables,
la figura con su ~fmbolo
(a) La tmraríón dt Jan Bmíto; (b) L::s sirma¡; ti mairimomo,
(Gregorio Magnl! siem- capitel (conúcnzos dd siglo Xll).
capitel (siglo lCD). Vtulay
pre a6rniaba: "62ué se (Francia), S•intc M•dclcinc. Ci""ux (Francia), Saintc:s Gcrvaísc
debe entender por [mujer', CESCNI, Poiticn. er Proai.<e. CFSCM, Poitiers.
sino la volunta j de la
1
carne?"). Muy s· 1\.Íbr al
Bcd:I dr.';fntú (ea. 1100). Utrcchr, significado que s indica t:td de los esposos -esto~. de la esposa- , de delimitar los p:¡do.~
A:¡ruhisschoppelijk, rm 1053, en el capitel de 1 Made- de consanguinidad, de sancionar la indisolubilidad de la relación,
Ú<ritm!JTiO, f. 7 V.
leine de Vézeby i el que sino también, y sobre todo, de acrecentar la dignidad del contrato
sugiere el capitel d l]a igle- jurídico, acompañándolo de bendiciones especiales hasu elevar-
1
sia de Civaux (Viennc) (fig. (b) pág. sig.), a comienzos del lo XII: lo, como se ha dicho, a la categoría de sacramento (aun cu:1ndo
aquí se mueso·a el matrimonio como una pcl igrosísima pitu- quede imacra la doctrina de la boda como "mal menor" respec-
lación ame la tentación. La pareja, un ida en b dc.~trancm mt:tio, to de la elección, privilegiada por lo de¡nás, de la virginidad y de
se halht junto a b sirena, símbolo tradicional de luju a y de la castidad). . .
seducción, que htl:e que el hombre caiga de b barca a l:J las dd De un estudio exhaustivo dellntk:x: ofChristinn Arr, de Prin-
mar. El significado es evidente: aquellos que, sin la fuer: $1Jft- ccton, resulta que, mientras que hasta el.siglo X! sólo hay tres
ciem¡; r.omo para resistir a las pasiones, se han visro obii¡ dos a miniaturas con el tema d~ la boda deJ~séy MarÍ3, en los siglos
recurrir al matrimonio, se encaminan a la perdición. En un texto xm y XIV, en cambio, los ejemplos se multiplican extnordina-
que en d pasado se atribuyó a san Bernardo, éste compa[pre- riamenre, señal de una propuesta conséienre de reflexión sobre
cisamence una mujer c.-asada con una sirena.. _ el valor del nuevo sacramento. Eco de esta revalori?.ación del
Sin cmb:trgo, al cuadro que hemos tr.t<Jlc!o h= aquí, colo- matrimonio es el grupo escultóri~o d~ mad~ra que representa
l'eS r;m neros y contrapuestos, es menester agregar zonas m !s difu- casi con seguridad al conde Hugo I de Vaudémonr y a su espo-
minad;ts. A p.1rtir del siglo XII, la Iglesia, al proclamar el sa ll!lento sa Ana, si bien, como escultórico, es bastante excepcional pan
dd rnamrnonio, se reserva la facultad para reglament>trlo. ~í cul- la época en que fue realizado . Hugo, que se había marchado a
fe
r:una ~·n proceso que .había dur.ado.siglo_s, con la fi nal!dad espi- la Cru7.•cla en 11 47 y volvió, muchos años después, en c.a hdad
ntuulo~.ar la couc<.:pCLÓn de la msuruc¡on mammom:t l. sólo, de pobre peregri no, murió al poco áempo de su.regreso a 1"
por ejemp lo, trata de prohibir toda forma de violencia ala olun- patria, entre 1161 y L163. ·
'
LA Ml'Jt K r~-.: LAS U(ÁG¡.;-.'ES, U. Mti.JEI L\iACIN/IU.\
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En este abrazo, cuyo protagonista es la espost, termina la de las emociones-y expulsa con el bastón a la falsa peregrúu, tnicn
avenrura de un cruzado, experiencia religiC?sa y mi~itar indivi- ':':as un dem~n!o, afrentado, observa la escena desde lo alto, prc
dual, finalmente compartida en un gesto que expl'esa la fuer- ctSarnente enctma de la gruta. El obserndor debe deducir que la
za de un afecto duradero y rcdproco. presencia del demonio es continua: hasta un gesro de cmdad pue-
de convertirse en ocasión de pecado, pero 13 victoria está asegu-
En ttrmplliiía átl áiablo rad~ si se ;nan~ene una vida ascética, evitando cualquier encuen-
El travestismo del diablo en una muchacha q e, en la bio- tro con bs muJeres.
gra[ía de un santo, se aparece en cierto momento para ¡oncr a prue- Igualmente habitual en la biografía de un santo es el acto
ba, a dura prueba, la virtud del p rotagonista, es un ópico en el de exorcismo. La presencia harto más numcro~a de poseídas,
cual no me detendré: ¡ne limitaré a un úrúco cjetop , un detalle ames que de poseídos, se explica mediante In conocida relación
d el fresco de L11 Tebaiáe, atribuid a a Buffalmacco e el Campo- mujer-diablo, que con tanta frecuencia lle vaba al espectador a
santo de P isa , alrededor de 1343 . Narra el dominico acepo P as- considera,· perfectamente na tur al el h e cho t!e que el babi tácu·
savanti que el maligno adoptó un día el aspecto tic na peregri- lo preferido del d emonio fuese el género fe m en ino. "Del lado
na, la cu:U, con su llanto, consiguió corunovcra un mo 'e (¡la noche 1 de lns mujeres ", la lar ga teoría de poseídas podría descifrarse
ero oscura y estaba llena de bestias feroces!). Una ve en la casa, 1
• como un síntoma de alienación e insatisfacción por el papel que
comienza la obra de seducción, en la que el eremita o cae por- la sociedad les había asignado. El momento ele la posesión dia-
1 ~ólica señala la posibilidad mágica de una liberación, aunque
que reconoce e~ngaño. En el fresco vemos los dOl¡ momentos 1

esenciales: primero, el gesto afccruoso del monje, que coge la ouno 1 sm consecuencias: todo exceso es atribuido al demonio y el exor-
de la viandante, particularmenle bella y de mirada i~ttensa (pero
¡ cis.ta reparador asegura el final feliz. Por un instante la mujer
cu'yas pezuñas negras d~nuncian su verdadera n alun,leza) mien- !' e~ unponante, protagonista de un advenimiento t>enciol, mien-
1
tras se dispone a hacerla pasaralinterior de l.a gruta, donde, impru-
1
i
tras que al instante siguiente es una vida olvidada.
dentemente, se ha quitado el cerrojo a la puerta. L ego sigue la J!
derror.a del maligno: el cretri.ita.se asoma a un saliente1 de roca que Ln conárooáa y Slt casa
en parte lo protege - también el pa1saje a a mutación La misoginia que itispira la composición del gran ]uirio
... ~ . ..sc adecua 1
Univmal del ómpano de la iglesia de San J.-ázaro en Autun (siglo xn)
1
se destaca incluso por un beche cuantitativo: entre los elc"i·
-. dos hay dos mujores, mientras que entre los coodeuados ¡¡;,_
ran cuatro.
Únicamente mujeres alimentanEJlnfitrno, um clc.sm~'""""
cabeza de lobo de aftladísimos dientes, que las lleva en sus fau-
ces, mienrra~ diablos :umados de tridentes pinchan a las con.de-
• nadas en la insaciable garganta (fresco ele San m Mnria ,\bggio-
··- --
-Buffdm•cco, _...)._ re en ·!osea na (Viterbo], a cotnienws del siglo XIV). F.l pintor ha
sabido aprovechar el escaso espacio del pináculo del arco triun-
La~'tlúlt, dou!Jo: fal, colocando •·ertícalmente la cabeza del monstrUo, que de esta
Ej di 116 disfrazado
Jr ognna manera resulta más fiero y agresivo. Particularmente destacados
(ca~ !JI~3); r · · están los gestos de desesperación de las mujeres, cuyo velo blan-
· Pis•, t~•mpo<anto co denu ncia su calidad de monjas. Se lace rar:ín las mejillas e n un
mon ent•l. i ntencionndo llam amiento a la emotividad del observador, c¡ue lus
'Fntn ~ Jin"r::·o..- -
4)9
438 •

donante, Constanza, como la abadesa del monasterio benedicti-
no de Santa M•ria in Campo Mlrúo, Roma; se la ve (Constantia
nbatissn) junto a Do{(m)n]a Btnedictilla ancilla D(c)i ante la muraHa
de jerusalé n Celeste, donde, no por casualidad, aparece la Vugen
circundada por dos santas. En cambao, a punto de entr:lr encade-

nado en el Infierno, arrastrado de los pelos por el ángel, esci q(ui)l
pntnl v(t}/1 marrtl maledil xic; ya dentro, empujados por Jos tri·
dentes que otros ángeles sostienen, se ve a los pn-iulror, hllmild-
dns, mulier 1 qui i11 [t}ldesia 1/oc(u)t(a), mer·eltrid- talvelata.
M1enrras las largas inscripciones que comentan las diversas
escenas del panel están en correcto latín, algunas c:n versos leo-
rúnos, el latín de las inscripciones infernales es ron sólo aproxi-
auativo, afín al iroli:wo. Me parece oír aquí las voces de los comi-
El ]11itio Uniwnal, det~lle: Ellnfil!'lno (•c¡¡uuda milali del sig!Ó Xl}. tentes que se preocupan por el destino de la.~ mujeres, en primer
Ciudod del Vaticano, Pinacoteca Vatkona, rabia, inv. N. 526. lu!f3r en sus correligionarias: en efecto, el r egistro lingüísti co se
ha hecho más vulgar (condicionado por el impacto con la reali-
dad: el futuro de horror representado, espejo de una conducta de
~

comempla con horror, tr:ispasadas y torturadas por los ttidentes


ornnapresemes. Ocupan el lugar más profundo, porque han crai-
' vida errónea, es vivido en el presente por q\tien observa la pin
ciorwclo su opción de vida y el castigo es proporcional a la enor- rura). Estas mujeres, q11e han escogiclo una vida t:>~Sta, en el silen-
midad ele la tr:l!Jsgresión. Habían creído poder hacer una elección cio y en la pleg~ria, deben tetHer má~ que nadie los pecados con-
<::rdU>I\1:1 y ngurOS2, clifc.renciándose de<.idicl:uuenre de quienes habían trarios alas virtudes que están lbmadas a poner en práctica. Por
preferido el matrimorúo; peco al haber pecado, 4eben ser asrigadas eso se carga con tanta insistencia el acento en los pecados de la
con dureza, casi corno ángeles rebeldes, pues su derrota arrasara lengua, en el uso perverso o incontrolado de la palabra; ¡ay de quien
consigo la validez del modelo propuesto: w1 comportarnienro blasfema!, ¡ay de la mujer que habla en la iglesia! (aqui la IDirada
particuh umcme virtuoso en el cumplimiento de una serie de de la abadesa se ha desplazado para contemplar a las monjas reu -
regl~s ascéticas y cle renuncias. Se traca de 1111 fresco djrigido a un _. nidas para las funcione~ litúrgicas). lñcluso desde el punLo de vis
público de fiefcs, de laicos sobre rodo, de hombres y;(le mujeres. ta de la composición, la representación del Infierno es excepcio-
La presencia de bs mon¡as en lo m:í.s profundo del infierno nos nal por la preponderancia absoluro, ,.¡sible, del compon ente
habl3 de la presión ejercida sobre los destinatarios del programa, feruerúno: en lo alto, el perjuro y el homicida~ Luego, en la zona
incir:aclos a la rrúsoginia, si eran varones (las mujeres, incluso bs inferior, en primer plano, dos grupos distintos que los escritos espe-
de más santa apariencia, fuagen y mienten), o bien, 9i eran muje- cifican exclusivamente (emerúnos. Ala izquierda, el conjunto com-
res, a la aceptación de una imagen neg"3tiva de sí misnaas (n~_obs- pacto de las meretrices, desnudas entre las llamas, una de ellas mor-
tanre, la que rehusa el macrimonio y escoge la vía de la peniten- dida por Wla serpiente;: h prostiruta que vende su cuerpo es el
~ cía está SC(,'llra de alconzar el paraíso). reverso e:rncro de la monja que ha renunciado por completo al mis
·lomemos en c~mbio la solicirud de las mujeres respecto de mo; a la derecha, juntó a la m11lin- charl:nana, una joven de br·
Ócr"sntujt:res, ml como se expresa -cos:a rari~ima- desde el pun- ¡;os cabellos y un hábito oscuro hacé 1m gesto de dolor llevándo-
to de vista femenino, en un detalle de la gran rabia corl F./ ]1:icio se una mano a la cabeza (en el fondo, w1qs hombre s la rnir~n
Univt~-ral que se conserva en el Vaticano, de daración incierta, tal 1 fijamente). La inscripción !lresenta lagunas: .. .salvtl~ttn~ En b pri-
ve1: tic la segunda mirnd del siglo XI. Se ha idenófic:~do a la • men carta a los Corintios, en un pasaje en el que se refuérza eC
someti miento de la mujer al hombr e (14, 34-36) , san Pablo ltabía l~n:S superi<?r.es, se hunden en c~utbio att~d~s ¡ f r el poder d<
ordena do que aquélla callüse en las asambl eas: wrpt ut enrm d1ner'?, elgese o d e un lecho mullido y, por úl a m , porta ex<:esi ·
muiJcri lcqui in tcdtfi,¡ (en la inscrip ción, junto ah mujer que habla, vu solicirud en la atenció n del buerrec illo. Únicar ente wta dor:
se encuen tra un eco de este versículo); poco ~ntes ( 11, 5-6) la mis- cella merece recibir la corona de vida eterna que h mano de Dio
ma carta había prl;scrito que la mujer esruviese cubiert a por un le ofrece, pero, iay1, es una figura simbólic:t: rep esenu en reali
velo mienttas oraba, pues en C3SO cono-ar io debfa corrars e el pelo: dad la vi.rturl. de la caridad . No sólo las mujere s fupanl os esca-
?IÚÍ velarurmulitr, t011deatur. m pintor, para aclarar el significado
lones mas ba¡os ele la escalera y, por J;íln ro -sugter jl Icrr-Je l-, son
de la mujer de larga caballera, habrá record ado esre último ver- las p resas m:is fáciles del demon io, sino que, aderr1ás, encam an l
sículo paulino , dad:tla proxim idad del versícu lo preced ente, y lo tentación. De los seis motivos de caída, cres se debclll a la presenC!
hnbr:á acoplado a un significado distinto . Por tanto, tal vez la pala- femeni na: la ocasión del pec;¡do es siempr e de la misma clase, L
bralac unar pueda comple tarse así: imonsn ve/ata. Esto es, q ue la q ne se vale de la debili dad de la carne. En el Ap nlip~is, la ten-
monja que llcv-.a velo debe corurs e el pelo y tener la cabe~ siem- ración más peligrosa es "obviam ente" el cuerpo í ¡nenioo que "la
pre cubierra. En este caso, la conden ada, que en vida no había que• gran prostir uta" ofrece montad a sobre el dragón ,'' mo muesrraP
rido sacrific ar la cabellera, la exhibe como signo de su vanid:td y las múltipl es miniaruras del Apocalipsi.s. En la lit1~ratura reli~oio
Sa mascuh na, sobre todo Cn la I~IOO:lSOCa, la IDUJ r es elespop da
1 d<!;u pecado, a la vez que ocasión ele pecado incluso para los hom-
bres que p'or ella se sienten acraídos. de toda h umanid ad, de roda riquezü psicológica: r o es o tra cosa
.... qu.e la proyec ción del deseo (culpable) del homhJ¡e. Üna prueba
El rotrpo seducrur , evtden te es la represe ntación de la serpien te tenu(io ra que, en J.
escena del pecado de Adán y Eva, puede mos e con una be!L
En la Scala dtllt Virril, una miniar ura exttaíd a del Horws
delitiartmt de Herra<j d _e Landsb erg (siglo XII), muestr a una cabeza de muchacha. El artist~ habrá querido Explicar cómo
escaler a a la que los cristian os, represe ntados según su opción habría hecho w1a bestia pam susurrar las palabras ~e In tentación,
de vida, tta tait desesp eradam ente dé subir, y de la que 12 pare- record ando por ello las sirenas seducto ras de ' Antigü edad,
ja casada es prccisa meme la primer a en precipi tarse. Veamo s mitad mujere s y mirad pájaro, que con su canto h~ cíao naufragar
en detalle esta compo sición que las inscrip ciones comple tan. a los marinos. Se ttata ele una convención que fue IJ!cogida y man .
En la parte inferio r están dibujarlos los bienes materiales, es decir, te1!ida po.r el teatto religioso 111edieval, ~onde, evi~~ntemenre, era
to do lo que reviste poder de seducc ión: ropas lujosas, una mesa m as senc11lo poner en escena y hacer ha l.> lar a un s¡~~ human o dis-
bien servida , objetos precios os, armas, una hermo sa ci~dad. Al .• frAzado de serpien te (nos han llegado didascalias l~ue estable cen
pie de la escalera~un dragón con las fauces abierta s a techa el que el reptil tenía incluso pecho de mujer}. Una Jc las miniat u-
ascens o. Del escalón infe rior caen inmedi atamen te la laica y ras que.conStJt\1yen una stlcrte de prefacio a un salre~io inglés (1270-
el1nilu y la didascalia explica : "este caballe ro y su mujer (/aira 1280), mueso-a, eo una ún ica secuenciü, la tenta t ón y la caída.
mt•lier) represe ntan a todos los laicos privados de fe, que, aman- La serpien te está anttopomorfi¡oada casi por ente o. De la moda
tes de las variada s delicias del mundo , aficionados a la,fom'it:a- de las mujere s de la época ha extraído la hermosa ·ofia con cue-
a
ción, avaros y soberbios, se veo atraídoS la tic m y muy raramenle llo; extiend e con gesto insinua nte el fruto prohibi ~lo a F.va, quien
se elevan a contemplar la recomp ensa celeste (coronam vitae)". lo pasa a su compa ñero. Un ciclo de miniatu ras co f 10 ~stas podía
Del cravesa ño superio r se precipi ta el cl6rigo, atraido por su emplearse con una finalidad educativa; los salrnos se í:tn a los n.lli os
amiga (amaica clrrici). una mujer elegan te que ló ll:ilm desde la para aprend er latin y para constru ir frases que lu go se adapta-
·c1udad. El mismo de;::no corresp onde a la monj~.' ~~s.ibl:~ los ban para expone r el contenido mismo de las núniaru¡ras: as!, la peli-
ofrecim ientos de oro y :noned as del sacerdotese(iuc_tOr. El mon- grosidad del sexo femenino >e aprendía junto con ·primer os rud,-
~ . ca- mem os de la lcnuua.
¡.,. fl'lt!l'rlm:nv Pl fl'rmif"'ñ(l Oll C Ocunan , se2'ÚJl esteOidéñ.. l
"--- -
1
'
-142 '
JIU~.UAS 1: 11\\ÁCF..N'ES DF t.~ .1•1\IJFJU.S
143

última, la cortesana arrepentida, lleva, na ruralmente, una br-
guísima cabellera y expía su borrascoso pasado con la peniten-
cia y la soledad. En un capi"el del siglo XII (fig. pág. ant.),
proveniente del claustro de San Esteban en Toulouse, se ~st~te
a la m~tlmorfosis de la mujer. E.n el detalle reproducido, toda-
vía vestida con los lujosos vestidos de pecadora, recibe, a la
derecha, de un desconocido enviado de Dios, tres denarios para
comprar el pan necesario parad viaje por el dc.<icrro, y, a la izquier-
da, se Sllelta el pelo, que llega a los pies, en las aguas del Jor-
J:in, pl'Ímer pasn en el camino de la purificación. Del otro lado
del capitel estún representados el encuentro con el abad Zosima
La Magdal.-na pnuu-tru, y la extraordimria sepultura, para lo cual un l eón excava la fosa.
deulle (siglo :m). Toulousc, Según el relato de Domenico Cava lea, la primera vez que
Museo, copitel procedente la santa se aparccró a Zosima en el dcsicno, éste ni siquiera había
del claustro de San Esteban. comprendido que se tratara de una mujer, pue~ la había con-
.1 fundido con "un gran santo Padre antiguo{ ... ) una persona de.~~
... t , nuda con el cuerpo negro y seco por el sol y con canas blancas
Él haber atribuido un rostro de mujer a la serpiente ten-
tadora puede ser un índice claro del modo en qtre se vivía el peca· como lana, no largas, sino hasta el cuello. Los cabellos, sin ser
do desde un pumo de vista exquisitamente masculino y cómo ya un índice inequívoco de lujuria, cambiailos por los de un hom-
se lo representaba de acuerdo con ese enfoque, incluso a ries- bre, se convierten en conos y bla ncos, aunque en otras varían·
ao de incurrir en incoherencia. En efecto, para Eva, sin duda, res de la historia son largos, pero con la única finalidad de
habrí:t sido más atractivo el rostro de un bello joven que el de cubrir, como la piel de una oveja, el sexo de l:t mujer.
.
una mu¡er. . .El mensaje que la lglesia transmite a los fieles y qt•e alimenta
Eva no supo hacer uso correcto del don d~l_lcngua¡c, y fue su imagin:uio -ala vez que, dialéctic-Amcntc, influye sobre lo mas-
la primera en responder a la serpiente¡ esra_dcbrbdad se prol<:n· culino respecto de la mujer y sobre lo (emenino en la imagen que la
!S" en sus clescendientes, qne, incluso en la tgle5ta, do~dc dcbte- _, mujer 1iene de sí rnisma-, es un mensaje de profunda diversidad en
ran dediclf rodi'pJlabra a Dios, sueltan vanas charla,, azuzarlas el tr.ll;tmiento de los varones y de las mujeres: los primeros son pe-
por d nuligno; este es el significado de una vidriera colo~eada y cadores debido al uso ex~esivo de sus capacidades e inidativas o por-
caída de la iglesia parroquial de Scanford (Northamptonshire) , d~ que son incapaces de controlar impulsos y sentimientos; en cam-
alrededor de 1325-1340: un grupito de rres mu¡~res -la que ~ta bio, las últimas no~eben.esforzarseen ñada, porque su cuerpo mis-
en primer plano o~tent:l el rosario inu~zacl~ nene, como'l~es- .. mo las empuja inexorablemente a la l:r:li1Sgresión, no .ron rmsu¡cto pe-
tra cornucopia, dos jubilosos demoruos. . . cador, sino rm modo de pcctir¡ ofrecido al bomlm.
Los largos cabellos son un símbolo rrad•~ronal ele la seduc- Eva se ha dej~do seducir por el demonio y con él entra en
ción femenina y señal del peligro que las mu¡ercs repres~nun. ' el mundo el pecado original, la muerte, la condenación eter-
Las sirenas-ondina5 siempre tienen cabellos largos (la srrcna- na. Su fatal debilidad la .-uelve parcicularmentc vulnerable ;-cul-
pez es un invenro medieval), y larguísima es la_cabdlera de la pable -¡ella es el origen de tantos males!- y asf serán todas las
:V[agdalcna al pie Je la cruz, otro in,.ento medtcval, d~do que mujeres, con excepción de la VIrgen. Cuartdo, hacia !340, se
su vida conden~a 1~ de las diversas Marías del Evangelto, y, en ·rc prescntll por primera vez a la Muerte, como concepto alos-
ü.l gunos de sus rasgos, también la de María Er,.;pcí~c:r. Esta n·acto, sfmbolo de la co nd ició n humana q ue dom ina el tlcsti-
---------- ------~----------~~----
"¡~----
·,.

engendr ado este monstru o que podría dclin1r la etern:


no del individuo (kllvfuerre, no ti muerto), la luórida figura tiene los sufrimie ntos infernal es. · ·
el aspecto de una horrend a vieja coa manos y pies en forma de
• En el fresco de Sama Maria dei Ghirl1, en Campíor·e
garras y alas de murciéla go. En los rasgos que _rnra elb se ha
lr-JÜa, Lnmbar día, de Franco y Filippol o Jc Veris c.n 1 fOO
tomado presudo s de la iconogra fía del demoniO, se deumes · 1
bien vista es una mujer que es~angula un niño, esto es, una ir F.m:
tra la relación tristeme nte privileg iada con el mundo infernal
1 ticida. La asf!x.ia, como mtdio de control demográ fico, er una
y sus habimm es; en los de mujer devastada por la edad, la peca-
práctica bas~n,te extendida, aun cuando, naturalr neme, lo •gle-
rninosa voluntad de seducció n, estigma tizada por la derrota de
s¡a no la admma. Lo sabemos por las fuentes texruale s, o" ;í lo
los años. (Muy lenta será la marcha de la iconogra fía de ~a
proclarn~ esta pinrura; en efecto, i:l car:ícter ejcmpli ficatkr de
muerte hacia h imagen de un esquelet o ase:ruado.) Esta aCII·
toda condena remite a la tipología de los pecados más difun-
rud wental relativa a la mujer se expresa de modo aruculad o
didos. La mujer, por eso, es ocasión de seducció n para el C•)nt·
en el fresco posterior de la iglesía parroquial de S:U\ ,\Jigucl_ Arcán_
pañero y, en la única actividad que se le concede, la procre·u .ón,
gel, en Paganic o, Siena, pintado en 1368 por Barro lo di F~ed1.
encuent ra otro incentiv o para aumenta r ~us propias culpas,
El Infierno es tUl paisaje despojado, rocoso, lleno de espma~. cuando reh usa ct'lar a la prole: no sale por ell o del círculo que
donde una única pecador a, atrayent cmente desnuda , con las
la pertenenci~ al género femenin q_cierra a Sil alrededor.
manos atadas detrás de la espalda, se encam ina hacia el antro.
A primt·ra vista poclrfa parecer que la vida de la. Vir5cn
negro de una gruta, de la _que acaba de salir un horrible ser alado. ·
El largo cu'lrpo es esquelét ico; el rosrro, diabó,lico; en las 1 se ofrecier a a la meditac ión de los fieles y de las fieles c• mo
1 moclelo alternati \.'o . .El cuerpo de .Marh, sin emb:ugo . no
manos lleva una cadena que en otro tiempo dcb1a de fi¡ar a
stgu~ las reglas de un cuerpo hunpno : semejan te exceprí6 n
las roanos de la condena da, dos senos fláccidos y resecos, unos
tcrm1na por reforzar los juicios misógin os tradicio nales La
cuantos pelos blancos y largos, subrayan la repugna nte femin.i·
vida ~eh Yirgen, fuera· ~e la asunció n al cielo, es festej 1da,
dad qu.e el rollo ilustra: "Soy enemiga mortal de todo bi~n, sier:
en la limr~a, por adverum•cnros que, en su totalidad han"" ar·
va del diablo, mujer del infierno, madre de dolor semp1temo.
dado alguna rebción con la procreac ión, muchos de ell~ 1 en
La muerte del cuerpo, la muerte cspirirual, el mal, el diablo, han
clara oposició n al destino ele Eva. La Inmacul ada Concep ríón
• establec e que Maria sería el único ser exento del estigma del
pecado original, aun cuando esta idea sea oi>jcto de apa in-
•• nadas debates a lo largo de toda la Edad Media. La Anun · iJ·
~ón. y _la Visitaci ón subraya n la concepc ión. espiritu al, el
l'<ac1nuemo de Cristo, el manteni miento del estado virai nal
la Purifica ción del Templo , la humild• d rle la Virgen: a ~e sa;
de la impurez a que toda mqjer contrae con el parto, Marh se
Ílmolo'ili Fredi, somete al rita. N o hace falta deteners e, pues salta a la vi .ta,
Injimto (1368). en el hecho de que,-al ser la Virgen represen tada siempre , en
Pagan.ico calidad de imagen devocio nal, junco con el Niño, perviv en
i.
(Siena), iglesi•
de San Miguel ..
1 el corazón ele los fieles como la madre por e~celencia, en un
' Ar<:-l;gel, p1red
• binomio inescindible, y que, en la actitud ml!!ancólica y re· ig-
·~~r't.~h"a; r~giscro ' nada, presag•c el futuro suplicio del hijo. Así, pues, el ..v·n
• · inferi'&r.-Foto saje de la im•¡¡en niega su cont~nido en el mismo moment o
Supedrir~¿enci~ en que lo afirma, pues María es una propues ta inimita hk
BAS, Siena.
447
• Una imagen femenina puede ilustr:u un conc~ p!O, una ins·
La miljn- ciWUJ sfmholo
La eterna lucha entre el bi~n y el mal se fot'Il1aliz.a en un géne· tirución, las Ants Lib"alu, las Ams JlfttánirflJ, lug-.m:l; geográficos,
ro literano preciso, La Batalla dt Jos viciosy lasvirrudts. En dos pági· ctudades, o, como hemos. recordado 2ntes, los 1 :ios y las Vir·
n:•s distintas de u n manuscrit o de finales del siglo XI, que ilustra t11des.
preci.~amente La Bata//t, dt los viciosy lar vin udu, de Ambrosio A ut· Un binomio que conoció una gran fortuna 1 ¡nel Medie·
perta , vemos cómo se contrapone¡¡, por parejas, un vicio y la vir· vo fue el de Ecdtsia/Sinagoga, la r eligión cristiana, la religión
rud correspondieme. En la primera, Avariti.z, un hombr~ está absor· de los hebreos; de imagen de dos mundos vecinos con oca~ión
ro Vlci~odo una bolsa de dinero en una jofaina; con un pie 2pla.sta de la llegada de Cristo se ttans.forma, a lo largo d¡: los siglos y
junto con la afil'II1ación de un decidido en la com-
~un camp~ino (nutit11.r) que, encorvado, rrahaja con la zapa. Un
pobre, en actitud de súplica, los pies desnudos, con una ~estiment"a paración/enfrentrun.ienlo de ambas religiones, con el éxito
definitivo de una victorin aplastante y una da derrota.
corósima, .tratll de encontrar la mirada de Avnritirl, que lo pasa por
alto, obsesiona do como está por la cascada de oro. Le vuelve b En lln detalle del alur
espalda Mistricordia, con una palma en la mano, quien se dispo- portátil en esmal te
ne a socorrer y vestir a un hombre enteramen te desnudo. En la cbamplevi de Suvelot
~cgunda página, vemos a Luxuria, ~.mujer bdlísimarneme ves· (Bélgica), debido al
rida, a la que1lll,cliablo corona. Su pedestal c.s Wl monstruo ele dos taller de Godofreelo
cabezas que le tiene bien cogido el pie con una tenaza, al tiempo de Claire (ll55- 1160),
1
que, h boc:a abiert~ el e rar en par, la zahiere con sus l lamas. La Sillflgoga todavío está
mujer, con las manos sobre el cinturón, que se afanan en soltar, sola, sin su rival. Sin
mira intensamente a un hombre. con la ropa lúbricamente levan· embargo, tiene los
rnda. También Castiras, que da la espalda a Lu.ruria, tiene p~r pedes· ojos obstinadam ente
cal un demonio; pero complet:lmcnte vencido. En las manos sos· cerrados, por no haber
tiene una palmeta. querido reconocer al
El que se hubiera elegido un hombre para simbolizar la Mesías; ostenta teme-
ava ,·icia excluye el condicion amiento de Jos vici.os por el géne· rariamente lo~ signos LaSir.ag~ga, d~ulle del altar .ll,~ó,.;l
ro gramatica l de la palabra que los designa; para estas ai>~trac­ de la crucifixión ele de S mveloe, caller de de Claire
cioncs, el poderde inercia·qu e ejerce el género gra~atica l se Cristo, la esponja, la (1155-1160). Bruselas, Roy.aux
termina cuando se somete al súnbolo una realidad vigorosa¡ lam.a, la corona ele espi- d'Art et d'Histo~re. Foto Brusela.s.

entonces, se pierde la cooe.Jtión o-adicional: Avaritia, repito, es nas; a ellos, es decir, a
efectivam ente un hombre. L:i caridad y la castidad son virru· los hebreos de los que es símbolo, s~ ha cargado co la re>pon~­
des de las que puede jactarse una mujer; por otr~ par~e, la-!uju· bilidad, que continúa con el tiempo, de la muerte 1 Redentor.
ría sólo puede ser re presen t ada 11or .u na m ujer, p~~s es En carnbiQ, en una 111iniatura de .comientQS del si¡,1 ~o Xll, sacada
provocaci ón continuad a al pecado, na ruralmente , del hombre. d.el Liber Floridus de Larnbert d.e Sainr Omer, Sinagllga (fig. p:í~
En cambio, all í donde b actividad y la iniciativa, incluso cuan- 1 stg.), se la ve en la representa ción destinada a con¡¡ertirs e en la
1
do deformad as por la mera prefijada, pueden producir rique- icooograña más habirual, vencida por la Iglesia; sólo falta b venda
l que la deja ciega. La Iglesia, junto a una gran pi la bautismal,
:r.a y ganancia, vernos en acción una figura masculina. ,\fientra'
que, en general, para la reprcsenra ción de los vicios se necesi· se acerca a Cristo con el estandarte elesplegado, y de: Cristo rect·
ta tm •ltributo caracte risrico, pan la de lo Lujuria bast•• con el be la corona, al tiempo que en un dliz recoge !al sangre pre-
cuerpo de la mujer, en sí tu.ismo ya toda una nlegoría._ CJOsa que mana de su pecho. Del on·o lado se enc\•t:ntta Sinagoga,
~ ---------- ------ --~r~~~
1
~ tA ~'Jt.l t::'ó U.S Q.II,\(""..V.."I.S.l..\ .\CUJU:: LY.•iii:<W'
448 tnm l.A$!: I.\IÁGJ;.""'JS 0[ w •lt!JD D
l

i• La m ~jer en la vid a pr.i vad a y ti dia na

. .
1
1
-
.. :."
Ln muje r m la pareja
l
Hos ta la B3j3 Edad Med ia, d arte es casi cxc11fíh-ame.otc eCle-
Larubert de Saint siástico; las imág enes que nos han llega do de esi'IJ ~po·ca. son
has-
Omer, Liber de vista dt
Fkrriáus: la lglaia ta cíeii o punt o disto rsion adas , pues r eflejan el
y la Sin.:gog~ la Iglesia. Aun cuan do 12
(comien~os del enca rgar a un ]ai,o , éste
siglo XD). Gante, apar ece siem pre en rela-
Bibliothequc de ción con b instirorión reli-
Rí)ksuniversitcit, r,oiosa, pues se crar:ar;í de un
m. 92 f. 253 r.
B.ildan:hlv bene facto r o de un fun-
i\>larburgo. dado r. E n una pare ja, el
mari d o es quie n o rden a
la repr esen taci ón; sin
- emb argo , mien tras que el
apla stad a po r el Red ento r: la coro na cae a tierr a y el esta ndar a tene r o tros
te'está roto ; el Infi erno la espe ra con la boc~ abie rta de par en 1 h oa nbre pocli
tirulos para hacer que se le
pir. La did~calia conf irma : "1• Sinago¡;a, al neg ara Cris to, Hijo
reco rdar a -es decir que
de' Dios , no ha creíd o en los prof etas; al alej~rse de Dios , pierd
e
a el pod ría hace rse repr esen -
su coro na, rom pe la b:ind era y se prec ipira al abis mo haci
Infie rno" . · . = solo --, la mujer, y sólo
cuan do tuviera un rang o
'-,= La muj er, sin emb argo , siquiera se~ com o pers oni fiCác ióo social elevad~, podía pedir
de la Iglesia man tien e intac ta la posirividad de su símb olo, dado que se cons erva ra mem o-
que a part ir del siglu lCl1I ya está muy difu ndid a la leye nda
de
el ria de elb gracias a ~u vin-
la papi saJu ana que, disfr azad a de hom bre, habr ía ocup ado
cula ción con 1a del hom -
solio pont ifici o en 855. H abrí a sido desc ubie rta grac ~as a
que, •,
- bre. Por eso resulo l>asCIDte
dura nte una pro't:es ión que se dirig ía a San Gio'-'llnn l in Late Evangelio de la CoaJde:j¡. judit h de
extra ña b miniarora de los
rano , la asaltac~hlos dolo res de part o. De ahí el· rito imag
i- Flandes, Crucif ixirhr del siglo Xi).
ía Evan gelio s que Judi dt de Nue'la York, Pierpont Lbr. uy,
nari o de veri fica r la viril id1d del papa cada vez que se eleg r a
Flan des man dó hace ms. 709, f. 1 v.
uno.
rnediados del siglo XI y que
Lo q ue más nie inte resa obse rvar en la leye nda de'G io-
ria regaló ala abadía de Wein -
vann a (ley enda en su núcl eo orig inal, pero auté ntica hisrd
lo g:u-ten. en dond e se b ve (de
en su uciliz,ación ) es la pers iste ncia de u na obsesión , el mi~c en el lugar
Lodas maneras, uJU condesa} abrazad:• a los pies de
de que la muj er pued a ejerc er las prer roga tiva s masc u linas la Ecdaío que
po de la M agdalena. Ademi~, segú n una u;onografía
- y de ahí que Juan a sea sacr íleg a-, el mie do aMi'! un cuer V~r­
se va :úirm~ndo precisamente en este periodo, se re~ 'enr:a a la
c uya perv ersa sedu cció n se terne , y de ahí que Juan,;i :se~d ese
n-
-
'· · , . ;.'¡"~;. '·~· ge.n, al i¡ra:d que • ~an Juan, con ru1li bro en la m:lll~1 utributo u-adi
masc3Cada por el fruto de su culp a. ......-¡t.. --:e- cionalmente. masculino.
450 • 4i1

Por otro lado csdn los valores que imporun, 13 fuena, el


poder, la lealtad de la relación feudal, cuando la violencia, la
gtterra y la cropelía constituyen d modo de acruar dominante.
Er. e! IJ13trimonto, unión fundad• principalf!lente en elinter~s,
variable de acuerdo con los cambios de circunscancias, la mu;cr
es d o"bjeco s1lencioso de wt d..,n o de nn intercambio rntrc el
padre y d pretendiente.
Es posible que, a veces, en la transmisión de la imagen de
la pareja -e.~ decir, para lo que ahora nos interesa, también
qe la mujer- haya influido la solicirud por un hijo importante.
Esre es el caso de los · ·
padres ele Ecuerto, ar-Lo-
uispu de 'lréveris, que,
orgullosos, lo recuerdan,
jumo a sus propios nom-
bres-la esposa es men-
cionada de un modo .. - 1
subordinado-, en el plie-
go de dedicatorias del
evangelio que Egmont Ev:mg•eliario1 !1e S:únt l\lichel, Wtrntr y lrmmgcrda ofmt?l
donó al monasterio entre riE":mg•rlim"!a (a. 1040). Lillc, Biblioth~que Centnl, f. 2SJ v.
940 y 970: el conde DirkiT
de Holandn y la conde- •.
sa !Ji lde~•rcla se hicieron dudr un completamente irreal, a fin de fijar la escena en
representar en el mismo ..,. .. . una visión tiempo, que trascienda la historicidad de la pare-
pliego. Los cónyuges ,El cunde Dirk Il de Hol~nda y fll mu;er
ocupan un pulseo bajo Hildcgarda ofmm el mamlSm!J al
- ja. Otra
b dona
de·uJi.ededorde 1040, muestra una vez más
de un manuscrito; el dcstiaat~rio es directamente
los dos grandes' arcos de monasurio de Egmur.t (~ncre 940 y 970). Cristo en junto a quien está san t\-liguel Arc:S.ngel, a
T.a Hoya, ""Koninklijk Bibliotheek,
la iglesia del monaste- ms. 16 T 1, f. 214 v. · qmen se la pareja de \Verner e I rmengarcb. La compo-
rio, uno frente a otro, y sición re pi exacr:amcnte la del empeudor, vigilado por el dig-
mantienen abierto el ' ' natario cuando da audiencia a sus súbditos: Irmeogarda,
manuscrito donado. La ofrenda es el centro de la .composiCión. . semiescondJ da detrás de la espalda del cónyuge, expresa muy bien
El evanaeliario
o • sobre el fondo .del rico altar que recuerda un su doble c~pdición de súbdita, del marido y de la divinidad: se
• torno, ha sustituido al soberano, y a él ambos condes se decla- une en el g¡lsto de la ofrenda, apoyando tómidamente la mano
r an sus fieles acólitos. La tnolestia de represenrar personas rea- en el bt~J.O de \:Verner, quien levanta el manuscrito par~ que se
les en d gesto de un momento preciso se pone de manifiesto en vea bien.
el plano abstracto en que ambos personajes posa.n los pies, una En el ~f:eclievo, la mujer no tiene una fisonomía propia, a no
superficie onduluute y agi tada. Se sintió la nece~t?ad, a la.lta de ser que rc!11' e el matrimonio y se consagre al esposo celeste, ya viu-
ángeles o de perso11ajes sagrndos o clin:cramentc dr111110S, de mero- da o, r.n cua uicr c~so, sola.
-
'152
• es f:íc
(da da la altí sim a mort~lidad infan til y pue rpe ral
ons Jbi
f.1uantar, tura r
ati- com pre \ dcr cóm o ant e el dol or se end ilga se la resp
El tem or a que la mu jer pud iera as\•mir las pre rrog lida d <lef dec eso a qui en se hab ía ocu pad o del niñ
o }' de b
a sed uc-
vas mas culi nas , el mie do de un cue rpo cuy a pen ·ers mad re).
pre sen tes
ció n se Leme: dos aspectos, no los únicos, por cierto, 'En tod as las escenas de la Ntuiv1dt1d de ;V}orí,, o de
Cri s
an que ma-
en la obs esió n de la bru ja (no es casual que se hay ro enc o cramos siem pre en el lug ar del parco,
com o es obvio
se va con s-
do mu cha s m5s bnt jas que bru jos) , otro mit o que mu jere ~ sólo muj eres . Su pre sen cia era tan natu
ral que eL
Bcrnardino
trUyendo len tam ent e en la Eda d Me dia, al que san un eva nge lio apó crif o (pro toe van gel io de San tiag
o, cap s.
uer a una
de Sie na dará imp ulso (1380-1444), enviando a la hog XIX-Xii;) se sin nó la necesidad de con stru ir una peq
ueñ 2
flistoria~l aus ente en los Evangelios can óni cos , lu~go mu
y divul-
btlcna ·can tida d de des ven tura dos y con stru yen do r
ezcendic!la por el teat ro medieval y la Legmda Aur~a
gan do, a trav és de las del domi-
prédicas, muc hos de sus uico]ac~~o da Var nze . La comadrona Salomé, obstinadamente
h1b itos más car acte rís- ente 12 vir-
incrédula, tras hab er querido com pro bar per son alm
ticos . Pre cisa men te en que , pro ·
giniciad de Mar ía, tuvo el bra zo par aliz ado hasra
lo 'igl esia de San Bcr - fun dam ent e ure pcm tida , rec upe ró su uso .
nardino en Tri ora (Impe- Uq mae stro anó nim o pin tó hac ia 1372, en una rep re-
ria), un fresco de finales · scnl:3ci d bas tant e insó lita , una Marí~ que se deja
imaginat
del_sigl o XV n}uescra wí. fuera del lech o de
1 com plet men te des nud a: saca med io bus to
gru po de bru jas en el. parturi~lnta (incluso en su desesperada luch a con tra las pul-
hor no infernal. Las con - te de~nu
g:~s y t~Jo otro tipo de insectos, dor mía ent era mencam bio, el
denadas, que reciben los da y de ~ba la ropa en otra hab itac ión ). Aquí, en
pin cha zos ,t!e hor ca -de pin tor fa colocado las largas rnedias y el vestiilo bie
n plega-
Jos dem oru os y el cali - se había
do al ÍOJ~do, a los pies de la virgen, para ind icar que
ficativo de fonKI:{'it (hechi- -. despoja l¡:o de ellos ex pro feso con mo tivo tic] nac imi
ento . La
ceras) de la inscripción, V~.Tgen ~ e ocupa tier nam ente de Crisr_o reci
én nacido, que Oota
tien.:n una mit ra en la El infierno, fresco, detalle: bañ o. Jgs é
en la ti~ a que se halla jun to al lecho, en su prim er
cabeza, sobre la cual lle- ú:s br-Jjar (finales del siglo X\?. da la e~. ald:\, pro fun dam ente dor mid o, mie ntra s
la par tera ,
Bemut!Jno,
van pin tad o un dia blo Triora (lmperia). San . • .
acu rru rda soh re una ban que ta baja, coge un jarr
o con agu~
derecho de h• nave
negro diablo i:~a ayuda muro
l de Mnría
cali ente jlara ayudar a lavar al nicio. El aspecto virginal
han inv oca do en vid a, que da abra>·ado en su apariencia de· <tiña y en su larg
a ca he-
se insi ste .
sím bol o de su fe cieg a. En la bio gra fía de la bru ja llera, n 1cub iert a po r velo alguno¡ por el con trar io,
en el velo
onio (que
par ticu larm ente en las rda cio nes sexuales con el dem que le e vuelve la cabeza y en el cue llo, así com o
en su apa-
o, de'v ieja
deg ene ran en org ías) , o bie n el ~specto obs cen riencia jre mujer madura, la comadrona demuestra ser
una mujer
que desea
rcp ugn ame ,- exp resi ón de una esci sión masculina }f
casada da pru eba de 1a exp erie ncia de su eda d.
los ni1ios
y rechaza la belleza femenina, su encarnizamiento con . L~ acusación de fabricar ung üen tos mágicos y m•l
eficio,;
la sangre,
rec ién nac ido s, cuy a mu erte pr ovoca beb iénd oles t •
rem ite l conocimiento, a menudo celos~mente tran
smi tido de
s dos
la capacidad para fabricar úng üen tos: -En la r ealidad, esto madr~ Q. hija, de las hierbas y de sus pro pied
ades, pre cisa men -
)e,r~s con
últi mo s asp ecto s rem iten a la farni]¡aridacl d~ l.~~.!ñ,.~ Le por q e las mujeres, encerradas en la casa y des tina
das a cria r
oh ptc sta·
la asis tenc ia en los par tos y con la inte rve ndó li'c los hijo:, y cuid ar de la familia, estaban "fun cion alm
ente " ohl i-
cion cs de tipo méd ico par a muchas enf erm eda des
femeninas
. "
~

...¡
454 "
• ' .
L .. M'UJt.R e:,:.: LAS L....-.Ac;Ef'.•ts, L.\ MYJI.lt L\iACD 1!. 455

1 procede por visiones y, por tanto, fundamentalm~mte por imá-


genes.' imágen~s q~e a su vez suministran las ~~alahras pa~a
1 descnbtr expenenctas que, de otra manera, eran imrraduciblcs.
1
l L• figura y su descr-ipción es, por ello, un leng_tj~je, un vehí-
culo lingüístico común a la "biografía" de una u~~pca (es decir,
el modelo de vida propuesto por el amanuense d~t la Vida) y el
público al que está destinada. Por una·parte, tod~ una serie de
a~~alizaciones iconog~á6cas se tta~smite habitua~ meJlte en las
Jean Bondol, vtstones de hs descnpctones (por ejemplo, los da os de la cruz
Histoirt nndemze ju.rqu'li se reducen de cuatro a tres, siguiendo la evolución cronológica
Cisar. Mujer qru realiza paralela de la imagen de la cruz); por otra parte, J imenudo, las
rm parto máreo (1375). visiones de las místicas fnndan iconografí>lS djvcrs~f: me refiew,
Spikkestad Coll.
Martín Schogcn, por ejemplo, a cómo se representa todavía ho~ el Pesebre,
vol. 2, f. 199, dec1lle. sobre la base de la visión de santa Erigida. -~
. 1
Este papel fundamental de la imagen e1\ la cxp11riencia claus-
.... tral y mística es h razón que lleva a las cornpañer1ls de Clara a;
gadas a conocer remedios y pociones. En la pcrsecnción de la cre'er que la n::ecáfora que emplea la santa pudic~r, concretal·-
bruja confluye camhién el resentinuenco de la medicina doct<l 1 se en su corazon .. En el rela~o, lleno de.concra~tco~ones, de las
y masculina respecto tJc otra, popular, femenina y rival.
-• hermanas llamadas a atesnguar 1~ bttgosa bus~feda, t•ntas
En una extraordinaria miniatura tomada de la obra de]can veces reemprcndida, el corazón, e11 una secuencia tejrporalmente
Bondol, Hittoíre ancimne jusqu'tí Cisa1; de J 375, vemos a tres bastante cx:rendida, entregó las pruebas que previam~bte se habían
nmjeres ocupadas en un parto con cesárea. Una cirujaml y dos supuesto, no obstante la valiente y apasionada d kmcntida de
asistente..~ extraen de la madre una criatura de largos cabellos Tomasso da Foligno. Como en un bargueño de ¡o s posti~ros,
rubios: la escena es extn10r.d inariamence sere~a y compuesta; '
. ~
se fuerori encontrando;. de un lado, la cruz, los ~~es clavos, la
-
únicameme los dedo.s de l~s manos de la parrurient<t, ccispados lanza, la esponja y la caña; dd otro l~do, la colua¡Ea, el látigo
sobre la sábana señalan el dolor de h operaci6n (esto es lo que .. , de cinco cuerdas y la corona. La explosiva multiplic ·ón de mila-
sugiere la imagen, aun cuando sabemos que, en la {blidad, la gros y el co.!i,curso d'e pueblo y peregrinos fueron inmedinos.
operación se ejecutaba sie'mpre en la mujer muerta). ... Las imágenes que nos muestr.m a la mujer -la Hrjer que no
.. fhsta en los procesos de canonización enc;ontramos noti-. es religiosa ni "sola", a menudo por viudedad- en al . as ocupa-
cias sobre la habilidad de las monjas en el manejo de instrumentos ci?~es, la cogen c~i sie[Ilpre en actividades conexas¡~ ámbito fa-
quirúrgicos : son precisamente las hermanas 'c ompañeras de miliar: puede ser directamente la Virgen que dad b ~en ejemplo,
Clara de Montefalco (1268-1308) qu ienes se encargan 9e en'con- que cejel_a n:talla (fig. pág:sig.). Las virtudes domésridbse transfie-
Lrar en su corazón 1~ cruz y los instrumentos de la Pasión de ren también a una dim'ensión p{tblica, cuando el dci;~~gue urbano
• Cristo que su abadesa había dicho siemp re que llevaba ence- hace intcnsa la actividad tomerciat. A menudo la mu~·[r del merca-
rrados en el pecho .. .der tiene que lleV'lr ad.elante la economía familiar y rgir los ne-
· Aquí quisiera abrir un ¡'equeño parénces.is sobre l• s rela- gocios mier:tras el m~rido se haJla lejos. Un e jemplo ~f estas virtu~
ciones e influencias recíprocas de visiones e im~genes, cuya fre- des se refle¡a en la csttedta correspondencia de Mac >anta Danru
cuentación, estimulada por la medicación previa, forma paree con su marido Francisco(l335 -1410).)~1 fervor que a F aJasciu-
de la experieucia cotidiana de la mística .. La a~ce_sis .rn!sti¡;a ~ .. düdes ttahan's de flllales de! sJg!o Xlii se refle¡a en elti¡abnjo que se
' "-.,;. ,1 .
ff '
lA MVJE.R ENL\S e&I.GD--"ES, LA MltJElllMA.t":rNAOA

. Si. el saber, la capacirla_d pora competir en una act:ivid;d ma


culio~. no tiene como garantía un rnouclo de acr:ividad ejercida Cll
f el convento o no est:í en conexión con los ~uidados familiares <!t: 1,
J vida doméstica, se corwienc en un valor arri.biguo: o bien se dtsliz1.
j en represemaciones de 11na actividad inú!il, ocasión de pecadn y d e!

l;1 perdición; o bien se vuelve purarepresentación alegórica, en el gru-


podelasmuchacha~quc
tocan y dan?:au en el
'
fresco d~ E1 Bz•en G~
biemo, deAmbrosioLo-
Meister Be=, renzetti, de 1317-1339,
Buxtelntder Altar, en el Palado Público de
detálle, Mma
bacimdo ia ?n.1l/a •r Si coa. La profesión de
(ca. 1400). la juglaresa, la bailarina
Hamburger Kunsr.halle. o la música giró~raga
Foto Elke WaJJord. (decrásdela cual serras-
..... luce también la peligró-
especializa y se diversüica, pero rambié~ en el "derecho a la ima- - 1
• / sa figurad e Salorné, con
gen''_que la mujec se gana, y que es una auténtica novedad: quiero sus danzas encantado-
decir, la presencia ~i~ la 111ujer, no ya exclusivamente las de elevado .. ras, capaz. ele conse¡,'1.tir Nicola y Giovaiu:li Pisano, Fonrana
'
ni.vel social, en la F~rnilia o en el monasterio, o santa. Podemos ver .- que el remiso Herodes l.1aggiore. Ma1 o: el cabal/n-a y la mujer
eñ.tonces CJ:\ las miniaturas de un Taminum saniunis, de 13 SS, mu~ < le concediera la cabeza de cacma, con el bak6n (1278}. Perugia.
jeres que venden pescado, pan; o bien, en la miniaron de ocro --r¡ del Bautista). F"1 un ca- ·~

~1
Ttmúmmt, siempre del siglo xrv, mujeres que se dedican a coser · pite! de la iglesia de Thines (Arrlcche), del siglo xa, un demonio ala-
vestidos, como apreud ices, junto a compaí'íeros de.crabajo varones, do acornpaila con un inscrumento de a~co la exhibición que realiza
- '
en la rienda de un sascre; son innumerables las ~epresencaciones en un acróbara de larguísima cabeUera: como el cazador que caza va-
las que se mu~tra a la ~ujer en un ho~pital-hospicio, djspuesca a •' :
j üéndose de ún pajarico amaescrado que sostiene con una cuerda , ,
llevar aüvio i 11Js enJermos haciéndoles la cama, ayhdándoles con la red y que, cancindo y inovi'endo las alas, da· la in1presión tiL
a al imcntarse o Clirbdolos. '· estar en libertad, así_también el diablo ~eva a la uanza a una jngla
Incluso en el ?~!soje agrícola, ~1 m:ís ~onservador, podemos resaque conoz.ca canciones, para que arrastre a otros "consigo"~ se
regiscrar novedades 3; :·.us crasladamos a la p;tlpitante vida de una .•." .
•:: afirrria en un manuscrito del sigl? XIU.
ciudad del siglo xi!!.l:: '-''-'ier aparece como 11Xoren el eiclo'ele los :;.J'
Meses -e!' donde 1 ~-., i:!::~do estaba proh.i]jida=- en la Fonfuna
Maggiore de P erug;,, :, : : ~Z), obra de Nicola y Giovaruú Pisano
-·.1!
1

La mujer sabe leer


(fig. pág. sig.). El com¡:.:~jü ¡~.:ograma expresa el senriEo d~ la uti- _1
lidad social del esfn•rzo, eu J ~ inter?ccióo de la ciu<!~d y el cam- De la mano de una miniarura (1470) perteneciente al
po; el campesino r,. · ~ r~·:ordar él sufriniit;p,íQ):!~l:r.~s:_a9o de cuarto volumen de h Hi>tot·ia escolástica de Juan d~ Ríes pene-
Ad:í~, y sobre la mujer _ re.:le lúulpa de.E~a,:,!']f~~;:g~ede tramos en una casa fhmenca (fig. pág. sig} Un anciano enfer -
ded1carse, con su consone, ~ bs ocupaciones agncohs. ·· · ' .. : ~·-- mo-duerme-en una especie de diván-caja de madera ..La criada,
'
458 '
• 459
que tiene en hs m~nos. uJla gran escudil la de peltre se despla- En una serie de imágenes cuyo objeto es el tema tradicio- ·
za hacia la patron a para recibir la poción recién pr~ parada . La na] de la madre podem os aprehender, adem:ís, su Función ~e
mujer del enferm o está sentad a junto a la clillne ea, en un "prime ra maestr a'' en la alfabetización de la prole. En una tabla
bJnco bajo, y se ha levanta do la túnica para sentir m ~or el calor del siglo XV que se ha cor.senrado e;1 la iglesia de S~nta i\.faria en
del fuego. Sobre las lla"'as V! va ces y chispo rrotean ·tes, un cal- 1 C:1praia di Sillico, en Pieve F osciana, Lucca, atribuida, no sin dudas,
dero colgad o de una vara. Con una cuchar a,la muje~ vierte una a Pi erro da "!alada, la Virgen ha apmad o la vista del misal que
>UStanci~ medica mentos a. del caldero en un rccipie te coloca -
do ¡unto al fuego (de la. misma forma que los que us a la maga 'i tiene cr1 la mano abierto en !u página del Magniftcat (las palabras
1 con que acepta la divina maternidad), para observ ar al pequeño
Circe), mientr as con la mano libre sostien e ~obre el reguo un 1 Jesús, que está sentad o en su regazo y tiene en la mano tina pale-
lib1 o donde figura la receta a cuyas instrucciones se ati ene. Pues- ta confor ma de tabla de cocina, enyesada, sobre la cual están escri-
m que el nüniatu rista ha querid o sin dudo reprej entnr a la taS las letras del alfa be ro y ~aab•s formada.~ por •ma sola !cera repetida
mujer del enferm o, cabe des lacar que se tr:ltn de u a laica, es y a.~ociada con cada una de las vocales: detalle interes arne por-
ver:dad que de una clase acomo dada, pero siempr e d ; una laica, que nos muestr a un método preciso de enseña nu¡ el pequeñ ín
en condic iones de utiliza r la palabra escrita . las va deletre ando miencras pasa el rledo sobre ellas, para no per-
Es probab le que el saber leer esruvierll más di . uHiirlo de 1 derse. En cambio , en un panel con escenas de la vida. de la Vir-
lo que gener{ lmeme se ha admiti do. gen, de alreded or de 1335, es ella la que aprend e, de pie y y<l.
adolescente, a leer en un salterio (colección de salmos), apoyado
1
sobre un atril airo, mienrn s la madre, Ana, de espaldas, le mues-
tr:!la línea a deletrear, que es el versículo, bien elegido, del salmo
44, 11-12, en el que se invita a acepcar la volunta d divina . .María,
al aprend er a leer, aprend e al mismo ciernpo su destino; en este
caso, la escritu ra riene la función de amplia r la imagen sugirien-
do al lector la voz del :íngel de la Anunciación. En efecto, c.n el
salterio se lee: "oye, hija, mir<l, inclina tu ofdo fy olvida Lunación
y la casa de tu padre] y el rey re ahraza_d por tu hermos ura [pues
él es tu Dios y tu Señor] " (audi,Ji!ia, u vide, et indina aurf71t mam
,+ {tt obliuiian p,opulum mum tt domum p!Itris tuj) er anuupisetrer du~
rtm rzmm {quoniam ipse t[f Dominus Deus t!msj).

El m-ipto•·ium familiar
' En una ciudad univer~itaria con un mercad o del libro en
' ebullic ión, como es la Boloni3 de los siglos XIli y XIV, ~e ha ras-
J. de Ries,
Qwm ve/u trea4o , en los recibos de pago o eñ contrai:os, -el nombr e de
tlt I'Histoi mucha s miniaturistas y calígrafos que, muchas veces pnra apren-
Mujn-prep der, trabaja n junto al marido o al padre, de quiene s aprend e-
unP nce.ta. n ti libro rán el oficio. Veomos una lisra: Donell a miniatrix, esposa de W1
¡, 17'.anll 1470}.
(71
Londres, Be •ósh miniar urista, es recorda da en llil porla venta.de una casa; ea
127 L-1272 la calígrafa Montan aria, mujer de Onesto , recibe el
Library, ms.
Roy:¡l 15 q ··
1, f. 18. · trabajo de manos del bibliotecario florenr ino Benciv enne; en
460

1275, en cambio, es un padre, Rodolfo Gandolfo, quien se a!red dor ~~ 13 cual se despliegan, discretas,l~s letra~ de su no,
preocupa por hacer copiar a su hija Anto11;ia; en 1279, Allcgra, bre, spsteniendo la mar:uia de ramajes enrrcla7ados.
e:>posa de Iván, promete a un carmelita copiar una Bibli:1 ente - .~.nur.~lmente, no puedo pasar por aleo a Chrisñnc de Piz• :t,
ra; y además se puede recordar, siempre en Rolonia, a Flandina la máif conocida de las esc:itoras laicas del medievo, autora de
di Tebaldino, oligr.úa, activa en 1268; en 1289, a Uliana di Ben- i1 mue as obra~ espléndidamente iluminadas, y elh misrna t·opi.-
venuto da Faenu, calígrafa; en !329, al matrimonio formado ra, q e logró, una vez viuda, mantenerse y m:u1tener con su acti-
por Branca y Anastasia, qui focitmt arum scribtndi. El fenóme- v:ida " su numerosa familia: sus clicnces er:L, mlembro~ de 'a
no de la colaboración familiar no se limita a Italia: a t:índo de casa cal o, en cualquier caso, personajes que se movían en el
e jemplo recuerdo, en Colonia, en el siglo xm, a la viuda Tu la ámbi de la corte. En muchas miniaturas se la ve trabajando
rubeatrix; en el siglo J([V, .Hilda o H i lla, mujer del n •iniaturis- IJlien as escribe y compone. Ya unos cuar enta nños >Hiles el Dt
taJoh:um, pin tora¡ y, en París, a fin<~lcs del siglo xm, UM pi n- d nrir frulieribu.r de Boccaccio (escrito en tre 1360 y 1362) había
tora, qtte colabora con su marido, Richard de Verdun, en la o fre9 o -con sus ciento cuatro biograñas de mujeres f>~tnos·•s
escucb de miniaturas fundada por el padr e Maestro Honoré; a par r de Eva-un amplio material para ilustrar todo un a!Ja-
e incluso la miniaturista T homasse que en 1292 vivía, seguimos nico ~¡e cualidades femeninas. La obra, traducida rápidamen-
en París, en la rue de Foin; y la miniaturista Boorgot, que, te a d versas lenguas vulgares1 nos ha llegado en manuscrit< s
junto a su padre, Jean le };oír, L"3lllbién él miniaturista, vivía, ricam·~•nte iluminados: no obstante h vena misógina que inlpre¡;-
alrededor de 1'3 58, en la rue Troussevache, en una casa que les na la e bra, que elogia ciertaS heroínas t:an sólo como excepciones
había sido otorgada por el rey.
- 1 1 que e nfinnan la regla, ellecror se familiariza con imágenes pos.-
\llás acabado recuerdo de sí misma nos ha dejado la minia-
1 civas le mujere5 activas y creadoras. J unto a escenas tradicio-
ntrist~ Clarici~, que se ha representado con su firma eu un sal- nales pe nna reina en el telar ayudada por criadas que tejen ,
terio de alrededor del año 1200, en el cual su sutil figura de hilan, podemos admirar a una bella dama ocupada en trazar el
jovencita de larga cabellera suelta y hermoso vescido con mangas dibuj 'preparatorio de un fresco (fig. pág. ant.), una esculton
arnplias, forma parte, con gran· elegancia, de una Q i niCial, de que e,¡~á poniendo fin a la losa funeraria de un a bella mucha·
la que constiruye la vir lr!}i lla; iltcl ina graciosamente In cabeza cha <911!"· p:íg. >ig), otra que pinta.al caballete un icono de In Vir-
gen, 1] ·entras tul ayudante (¡hombre!) le prepara los colores (lit,·
.. .
pág. ~ 3). ¿Son estas dos últimas imágenes una si mple ilustra- ·
ción 1texto? ¿O guardan algtma correspondencia con la re~­
+
l lidad. Creo que la duda se.puedereso1ver i!lclln:ínclose por 1<
segun pa solución, dado que la miniarura del Taroinum sanitJ:-
q"·r
tis, reproduce una escena de la vida cotidiana por cieno n•)
condi1•ionada por modelo icoJ!?gráfico alguno, muestra la pre-
, sencia simulránea de hombres y.mujeres en el trabajo. Por oln
1
paree, una gran cruz procesional de plata, española, de comien -
zos d 1siglo xn, con figuras en relieve, nos brinda un te)timoniJ
Muj.r f"' p;,rw al fresco
. (siglo xv). de la ~ccividad de orfebre y escultora de una mujer. .En efect<J,
Giova.nni Boccaccio, Sanci~ Guiáitalvi ha esparcido las letras que la proclaman auto-
Lt litn du rltm u nah/t1 ro u n~~yor gloria del Salvador, como un deücado racimo en esp•·
¡!m'!11't.r: ..
. , P2n!l i · • ··. •.'
Biblloteca'~:iciba61¡ ms.
Ji
rnl a largo de toda la cruz, que retiene l:.rg"mcnce la atcnció••
del o ei"V\ldor. : . . l·
fr. 599, f. 53 v. . '·,;.. ..
;,:.~ .
~-·~-.. - '
463
1

HUI::l.L\$ ¡ L\1ÁCENJ:.$ DE lA.~ ,\1U


]Ul. S
462 • ndo.
cad a con el lib ro de los $al mO S abierto, can1:2ud u ora
ro, Wl :t
es cas ual idad que In inm en sa ma yo ría de hs muje ~f.'S de persa
No
u6 de Rade!:l nda, inspi-
nalidad sobresaliente sean monjas: de sp
ora , arr ug ay co mi ten :e de Ve na nú o Fo rtnmto, pod mos meu-
rad
siglo~· a Ros ptha, qwen
cJonar, todavía en la primera mitad del
tambtén croniSta e histo-
no sólo conocía a Terencio, sino que era
do ra de su épo ca. En efe cto , ~c rib ió ~os Pnmordia qr. ':"ob1 Gan
ria
ts. Luego, en el stglo lCII, la
dmbmrmsis y el Ctmnrn dt gm u Oddtm
nja alsaci ana He rra d, aba des a de Ho henburg, fi\U eJ¡ ta en 1195,
mo tlt!icianrm,
da obra H
Mu jtr qut umlp• de quíel\ya he recordado su bien conoci
(siglo XV). da a las henmanas de su
una suerte de enciclopedia religiosa dedica
Giov:ul.D.i BocC1tccio, transcripción 1~ ilustración
ú li::rt da clt ns tt r.cb!ts orden (que, por cierro colaboraron en la
aturas y las dij ascalias es-
fmrmes, Parls, Biblioteca del manuscrito), en que el te.rt?, las.mioi
Nacional, ms. fr 599, f. 58. relaci on ada s co n un nex o me s= dib le. Del nuso~p modo que
tán
de Bingen lil098-ll 79 )
Clara de M on tefu.lco, Id gran Hildegarda
los ocho años); monjal.r.:-.
La s esp o ~as de C ri st o había enerado muy pronto al con~=to (a
licación rell~osa, sobre
nedicóna, escribió, además de obras de edi
1 car t:l5 y un a utobiob'ra-
Una babitati6n propia medicina y ciencias naturales, multirud de
tópico de los es- fía, qu e n'o ha llegado
Es frecuente en la literatura hagiográfi~ el vivir C2S tamen- fr~gmentari !llcme. ¡\fu-
J>O!>OS vír gen es o el de l2 esp
osa que se esfuerza por ' ;
Radeguoda, rnujcrde Clo- ches manus~:riros de S1l5
te incluso contra la voluntad del marido. libros más fal~osos, el D-
(49 7- 56 !) _.:_el rey le hab ía im pu esto el ~a miento después de
rario
rin gia -, abandon ó el le- htrst:i-~ias (rri 'l'ias lw:is, co-
exterminar a la familia en la masacre de Tu noce bs vías l:!e la luz) es·
h2Sta qu e logró hW: de su
cho marital para pasar la noche rezando •. r:ín adorn:tllos co n es-
co ns on e y aiu.nfar. Funda po r sí misrna
un convento, a parnr de lo
da a los pobres, a los tra· pléndidas y ~~omplicadas
cual inicia su vida pública de sanca, dedica • miniat\lraS. Jtn una de las
má s hu mi ~e s y a Jos mi lag ros . De ello n~s en tc9 mo s por la ~ ·
bajos muchas m~ni · nur.LS de Otr .l
ato, qme~ tomó c?mo r~o­
biograña que escnbió Venanzio Fomm obra suy lmbién rica-
delo la de san Martín, biograña, esta últ
ima, desuoada a e¡ercer rn-
mente il ' &11da, la. Re-
fluencia durante muchos siglos. vtlacüm~. Hi!fdeg:¡rda,con
en·palabr:s de_Vtrgi-
El lugnr donde, po r Jin,.una mujer cien e, el estilo en lalbanoyelros-
\.V ool f, "u0 3 hab ilació n p~p ia" , es ht celda del convento.l\me-
oia
juegos y de caricias mater- cro di rigi~ al cielo,...{fe
nudo se entraba allí oiña~ún· descosa de donde ex la inspid!-
los mu ros qu e 13 sep ara n de la sociedad humana, Y
nales. De ntr o de
mujer se les un e en la cul t~ra de- ción, tradu f. en palabras
· en primee lugar de los hombres, la la visión de Dios que da
b ora ció n y la rnedit.aci ón, p= lo cual es ne.;esano.le~,
clj<:án dos c a
d se muestra, en una mmta- PintDra con ay11dJznu bombrt (siglo KV)
.
cuerpJl al · ·verso y lue·
escribir, estudiar, meditar: en esu acritu Giov.Ullli Bocc:tccio, L, lir.r. dtt dm s go a la tierra, 1ya poblad:1 de
tor nad a del "Sa lte rio de Enrique V1", a una doble Biu liorec•
rur o del sig lo ;...v <t nobles fnnmes, París; iglesias}' citfdades.
li la de cla risas (fig. pág. 464), disciplin
ada mente reunidas en el co- 1'\•cional, rru. fr. 12'120, f. 86.
:ínimo posible; te deseo que c~tés bien, amén). La prescnc¡~ 1
culina.h3Ce que las palabras no sC3Jl suficientt:s para invertir el¡~ f
rradicronal que coloca a la monja en la siruación de hum •Jdt
don:>nte; en efecto, Tsidoro, quien esci senu do en un srllóo 3 to,
ofrece el libro a Florentina, osi de rodillas ante él y no!Jiblemcnte
m:ís pequerh que el hennano.
Cuando se piensa en un códice miniado, es casi autoh1 ti-
co aso<:iarlo a una mano masculina en el silencio del monaste io.
En cambio, tendremos que abrir p:!So a otea imagen rnental: h de
gen e raciou es y ge ne!"lciones de monjas silenciosas, consagradas
a copiar, comparar, mini•r, componer. A ellas puede aplicársdes
la descripción del biógr~fo <.leida vonLeuwn, una copi.~ra del siglo:.ru:
"con todas sus facultades dedicadas siempre a escribir, a copiar, on
~tención los libros de la Iglesia, a corregir un libro no pequc'io,
que ha de usarse en los días laborables, en los que se lej:n ks 1 c-
ciones de los Matutinos, dejó su nombre en muchísimos on os
maniL~Crito~. copiados con extremada· diligencia".
En esta multitud olvidada se encuenrran, sin embargo, al¡;u-
nos nombres.
Salterio de Enrique VI, MrmjJS m ti crrro (siglo xv). ·ril'll. A la gcni~liclarl de una nnrjcr de finales del siglo x, muy p•o-
Londros, Briñsh Libr-.uy Board, ms. Cot[. Dom. A ~ bablemcntc una ¡nonja, la miniaturista Ende, debemos LIS insóli'..JS
composiciones Ue briJlmtCS colores Ue las miniaturas t.¡Ue iluso 1U
un manuscrito <k Ce- ·
En el converuo, la hermana puede ser autónoma rona, de 975, con el
y como r:U quiere ser representada, en primera en un papel Apocalipsis del J.leato ue
muy distimo del de la sometida figura de esposa, dej~ al mari- Liéba.na. El te.'Cto fue co-
do el papel principal y la iniciativa del encargo. el Evangelia-... piado por el rnonj~ Eme-
rio (comiem:t>s del siglo x:t), Hitd.a abatis!a, de que -. Itrius, pero la mujer qui-
la dedicatori3, se destaca en un escenario vacío comparte tan ' sofirmarStt p~rtc de tr:l-
sólo con la sama fundadora, -sancta V!lalburga, a ofrece el bajo: Entit pimrix tt Dti
m:muscrito. Lo mismo puede repetirse respecto de Ott:l minia- a(ti)illrrix. (Ende pinto-
ruca comernporine2, en que la abadesa Uta de ~f¡;dennünster, ra y sien-a de Dios.) El
en calidad de donante y de comitente·, se arrodilb, a los pies de la tema del manu$crito, el
Vrrgen. La monja se conviene en destinataria de lila obra, como fin del mundo, P"~rticu­
en una miniarura de alrededor del 800, en la ~ual Isidoro de larmeme presente en el
Se,·illa ofrece stllibro ContraJudaeos a la hermana Florentina, mon· ! siglo X, atrajo la viva
ja. La dedicatoria es afeccnosa: rororm<a Flormti n naipt cod~enn imaginación de la pin- Homilia mp!r Evmrgilia. AutoTT'ttTatlJ dtf,,
tora que llenó los folios mm:ja Guda (seg. •ndJ nu~·cl t.ld siglo
lUI).
qmmtibi compomi foiicrter, amen (hermana lll;Í~ • .1: o!er-tina, reci- Fra.n.kfurt. Stadt-Wld Univcrsit!icshihlroth k,
be este códice que compuse para ti con lii';¡lejqr ¡lispq,sición de de terribl. t.lr-.1gonc~. tns.lac 13601, f. 2 r.
.'
' 4ó6 J.lUil..l.AS !IMÁC!:NtS Dr. LAS MUJütES
1
d<monios y escenas awtró6ca s, pero también de santos y ángeles 1¡
compuestos y estilizados, con vivísimos colores sobre fondo ho-
mogéneo, según aproximaciones fantasiosa~, a tal punto que este
códice, que puede aún 9dmirarse en el archivo de la catedral de Ge-
rona, constiruye una obra maestra que ·se cita en todo manual de
lustotia del arte.
En un homiliario (colección de prédias) provenien te de un
monasteri o renano de la segunda mitad del siglo xu, dentro de la
inicial D(ominus ), vemos pintada una figura con velo (fig. pág.
ant.), acompaña da de la inscripción: Guda, ptcealri:rmttlier, scrip-
sit tt piw:il hunc lib,.um (Guda, mujer pecadora, escribió y pintó
este übro). Una mano coge las volutas de la lclia mientras la otra .·''
se al La en el gesto de quien presta testimonio para confirmar la
veracidad de !a afirmación. ~osotros, observadores modernos, nos
detenemo s en estos dedos, despropor cionada mente grandes, de
•~"erdo con u¡ta convenció n de la época, que se muestran con ran-
ra confianza como para recordar el prolongad o esfuerzo. Es uno Picrro Loreozetci: Scorit del/o B<ata Umilta:
de los III>ÍS antiguos testimonios de un retrato de arústa finnado,
1 Clmiltli lrymdo rn ti reftrtorio y r.hniltá dictando 11 la rmmja (siglo XIV).
Florencia, Uffizi. Foto Alimri.
y sin duda, el más antiguo de una artista mujer.

Un tiempo para prosar biógrafos. Raimundo de Capu~ y Tomás de Antonio de Siena, lo)
Una mbla del siglo XIV, que representa a la beata Umilta muer- "Caffarini u, subrayaro n h autenticid ad de la misión profética, la
ta en L3LO, junto con lústorias de su vida, ilustra muy bien la vitb gran doctrina de la sama y las analogías con Juan, que predicó la
de: un convento, escandida por la lectura, la enseñanza docta, la buena nueva y"la compendió en el E•=geho. Este reconocimiento,
cscriwra. Se ve a la beata, abadesa y fundadora de las hermanas la aureola de los doctores y los pred.icac)orcs, se c.~tiendc también
vaUombrosanas, rettatncla leyendo en su celda, luego en el refec- . en el plano texrual a la sanca homónima , Catalina de l>Jejandría,
torio mientra! lee a las hern1anas, desde el púlpito, ./JJ.libro edi- cuyo culto co{loció una imprevista difusión en Occidente gr~cias
ficante y, por ú!cimo, ocupada en dicrar sabias enseñanzas a dos a los contactos que los cruzados establecie ron con tierras de
de ellas que, en_ cuclilbs, escriben con diligencia (figs. pág. sig.). ultramar. Un rasgo que las imágenes nunca dejan de destacar e:;
Es digno de observar que en esta escena situada en el cenero de la capacidad dialéctica de la santa reina, la habilidad para predí -
b rabb, donde se representa a Umilta de pie con la pe,queiia corní- car y cottvencer, gracias a su cultura, a los filósofos paganos
tt!mc, ésta tenga en la mano un libro, lo cual, en los siglo>••mte- in~:rédulos con quienes sostiene una triunf~l disputa. Así la vemos,
riores, era un atribu ro habitualm ente masculino. en el fresco del s·iglo XV de Pizzocorn o, de la abadía de San
A Catalina de Siena (1347-1380) se atribuye incluso la. tri- AJbcrto de Bu trio, allende el Po paviano, segura de sí misma con
• pie aureola o coroM. Esta santa, relacionada con la orden domi- el libro en la mano y el gesto admoniror, enfrentars e ella sob al
.nit=:~, es imerlocoro ra de pontífices: además de v1rgcn y mártir (por rer y al grupo d_e filósofos que inútilmente agitan, derrorados, otros
los sufrimient os padecidos y las tentacione s vencidas), también libros (fig. pág. sig.). Catolina de Sien<~, como prueba de su com -
es "predicad ora", hacicnrlo caso omiso de la prolubició n pauli- promiso religioso, cli¡,¡ió ser hermana de l:i penitencia , en b
na, scgtul la cual la mujer debe guardar silencio en público. Sus orden tercera de los dominicos, orden que hobfa hecho de la cul-
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¡.¡opula hs proc lama como tales: incluso sama s locales, a vec :s
l¡ laicas, q e a menu do tiene n w1 culto limitado dent rn de las mur -
¡
II:LS de 1 ciud ad pero t¡ue conc emra n IJ segu ridad que otror a e
pedí as· ~·más a las simples muraUas, como santa Bona (mue rta <n
l ~ 208) ef Pisa, o santa F ina (mue rta en 1253) en San Gim ignan
;.
Estas -, nos enco ntram os ante un hech o nuev o--se conv iene.!
i en sí~~ lo cor1densado de concienciA cfvica.
11 • la tabla quep imóN icco loGc rinie n 1402 yque scco • -
¡ sc.r>'a e~ el Mus eo de San Gimi gnan o, se repr esen u a santa Fir a
en el ce~ltro con la repro ducc ión en pequ eño de la ciudad, en tal -
1 lO que a rvs lados se i!usa~n acon recim icnto s biogr áfico s y mib·
1 gros qu1: mues tran en qué medi da esraba J. san u involucrad~ , .,
1
1 la vida qe San Giru ignan o, del que se hace patro na rras minar IJ
• fama del¡p>Hrono anter ior, Gim ignano, que cal vez fuer:111n obi .-
PriJica d< Caialina 1 po, per~~ foráneo. Pero esta tabla no es un ejem plo aislado.
de Altpmdná (siglo XV). E~ los escu dos, las torre s, las band eras, la insig nia , ,
Pizzocomo, Ab~día de 1 Trev iso que flamea sobr e b torre m:ís alta, en la cons trucc ió11
San Alberto de llutrio, - l
frescos. Foto C.riplo. 1 d(, tuta i ~lesia todavía inacab~d~. en h gran ~~Up:llla que escan d•
!'

el trabajo, la ~raci.ón y las decisiones de la ciudJ d, se lee todo 1
l !
VIgor d la v1d~ Ciudadana. lnclu so un dens o grup o de ciud~.
dano s S I ~soma a la mura lla con actit ud supli cante . No se era· 1
rura el arma princ ipal para conv ence r y derr our a los herej es, y 1 tan sól~ de com itent es de una imag en de devo ción que ren¡;
en In cuoll~ sama enco ntró el espocio y la posibilidad de desarrollar
como t na a la santa prote ctora de la ciudad, ~ino que t:unbiü
sus grandes dores , en siutullia con la elección de la ot·de.n mi,m a.;
ellos haJp entra do en la pintu ra, fijan do para siem pre su propi 1
Lo difusión de la imag en de Ca calina de Siena cona ibuy ó a afirmar
conf ian¡ta y su prop io pedi do de prote cción . Sin emb argo , •
las prerr ogati vas de la sanca, que se acep tan a pesar de trarnrse de
itnag~¡e.xpresa tau1hién el n uevo conc epto Jc c.:iudad en · 1
\tna mujer. La o tra Cn\a lina, empe ñada en polémic~svictoriosas
• fortís imf nexo entre homb res y piedras, eno·e la activa prese ncil
cont ra los t:ultps - pero perd idos - filósofos paga nos.¡ efucr za en -
dt los 1abit'<~ntes y los edifi cios que la cons tituy en, pero tarr -
el imag inari o .coleccivo la idea de una muje r acciva ~n el cam [o
bién en ¡re la sant:• y la ciud ad a la que está llam ada a prote ge .
del saber y capa'z de afinn arse, no sólo medi :lllte el repliegue sobre
A ¡ti parecer, en esre s~gim.iento de ~~as fcme~asse pue-
sí mism a en 1.. humi llaci ón· y la obed ienci a.
de adve rar una lenta mutl crón de la coodtC!On de la mu¡er, que e·
· ' ' 1 la nuev1~·'época de los mercaderes" deseropeiia un papel más acri
~o y parj 'cipan.te en el pulso de la vida cc.>t1diana; por eso C~talü~:~,
Ln santa patrona
El desp egue de la era comu nal italiana tuvo como cons e-
mv~ o a Dros con gesto seguro, procl ama "suya" a Tr~viso.
cuen cia, entre ocras, el nacim iento de una religiosidad cívica, que
... ~Jspués de tanto s siglo s en los que el cami no pa~ecí,
llev" a los altar es san LOs nuevos a los que se reco noce un mayo r
• cerra d9 la muje r comi enzJ , en pleno medi evo, a cono cer, n'l
pode r par<! actua r e influir en la vida'de la ciudad y~ los que aho-
sólo en 1 ciclo sino tamb ién en la tierra , "la -...ia que lleva a h
• ra los fieles pued en invo car com o a comp~trious. Junco a santo s ciud ad• (F:dui:mis, 1O, 15).
(de sexo masc ubno ) se cano nizan much as saneas (de sexo feme -
nino), o, 3 falta de un verd adero proc eso cailónico; la devo ción

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