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Universidade de Brasília

Secretaria de Pós-Graduação - IL
Programa de Pós-Graduação em Estudos da Tradução
Enfoques de Pesquisa em Tradução - Gleiton Malta
Aluna: Alice Lopes
Trabalho: Resumo de “La traducción como actividad cognitiva”

La teórica Hurtado Albir, en el capítulo La traducción como actividad cognitiva: proceso


traductor y competencia traductora, presenta algunas concepciones acerca de la traducción
que, entre otros, es: i) acto de traducción; ii) operación textual; y iii)una actividad de un sujeto.
Sobre este, es importante que analisemos el proceso mental y las capacidades requeridas en
ese momento.

1 Proceso mental

La autora entiende esta fase como un proceso cognitivo, pero otros teóricos la entienden como
el propio acto comunicativo o como las operaciones realizadas. Algunos se centran en los
elementos del acto traductor (emisor, receptor, etc.) y otros en las fases por las cuales el
traductor sigue en su acto (preparación, revisión, etc.). Sin embargo, para Hurtado Albir, eses
procedimientos no explican el proceso, sino las soluciones o resultados traductorios.

1.1 Teorías

En esa búsqueda de conocer mejor el proceso mental, desde finales de los años sesenta teóricos
han desarrollado modelos representativos acerca del tema y algunos son presentados en el
capítulo:

1.1.1 Modelo interpretativo

Según la teoría interpretativa, fundamentada a partir de 1968 por Seleskovitch y Lederer en la


ESIT/Paris, el traductor (o intérprete, al que se refiere más) reproduce el sentido, movimiento
que supone una interpretación, no la lengua, esta como un instrumento de trabajo para la
comunicación. Para eses teóricos, la interpretación, la memoria y la comprensión son
indisociables, así, el proceso traductor de la interpretación sucede en tres fases: i) audición, en
el ámbito de la lengua, y comprensión, en el ámbito del pensamiento; ii) olvido inmediato y
voluntario del significante; y iii) producción de un nuevo significante.

Esta teoría rechaza análisis meramente lingüísticos, reflejando sobre el funcionamiento del
lenguaje – ideas y palabras construyen una relación. La traducción como una actividad
discursiva lleva a la diferenciación entre lengua (sistema abstracto), habla (lengua fuera de
contexto comunicativo) y discurso (lengua como comunicación). Para Seleskovitch y Lederer,
hay a existencia de un pensamiento no verbal antes de la expresión del emisor y después de la
comprensión del receptor.
El modelo interpretativo reconoce tres fases en el proceso traductor: comprensión,
desverbalización y reexpresión. En la primera se capta el sentido y defiende tanto la necesidad
de los complementos cognitivos (bagaje y contexto) como la división de memoria (inmediata
y cognitiva). Esa comprensión se construye por la relación entre conocimientos lingüísticos y
extralingüísticos, así, hay que interpretar para traducir. En un discurso, en que emisor y receptor
comparten conocimientos, las informaciones pueden ficar implícitas sin perjuicio de
comprensión por las partes. Sin embargo, las lenguas son estructuradas de diferentes maneras,
así, hay que adaptar el discurso según el conocimiento de los lectores – si no, la traducción
puede perder cualidad.

La segunda fase, desverbalización, es el resultado de la comprensión y el comienzo de la


reexpresión. La reformulación del intérprete se produce por el sentido comprendido y no por
las palabras pronunciadas. La disociación de la forma y del sentido es el mecanismo esencial
de lengua y comunicación. La tercera, reexpresión, es el movimiento no lineal desde un nivel
no verbal (la desverbalización) a la verbalización. El traductor busca el “querer decir” del
emisor para reexpresarlo con los medios de otra lengua. Delisle (1980) añade más una fase: la
verificación. La define como una “doble traducción”, en que el profesional verifica la exactitud
de la solución y se hay equivalencia con el contenido emisor.

1.1.2 Modelo lingüístico y psicolingüístico

Bell (1991), en su libro Translation and Translating, tiene un doble objetivo: describir
conocimientos y habilidades del traductor, y transformar esa descripción en un modelo del
proceso traductor. Divide su estudio en tres partes: modelo, sentido y memoria. En la primera,
define traducción, traductor, la teoría de la traducción y propone su modelo, describiendo los
componentes. En la segunda, trata sobre el significado de palabra y oraciones, aspectos
semánticos y comunicativos, mecanismos de textualidad y aspectos de la variación discursiva.
La tercera, son analizados los funcionamientos de la memoria y del conocimiento, así como el
almacenamiento y recuperación de información.

El autor considera el proceso traductor como no lineal y diferencia dos fases: análisis y síntesis,
las dos en relación a las operaciones sintácticas, semánticas y pragmáticas. En análisis: i)
sintáctico – requiere un sistema visual de reconocimiento de palabras; ii) semántico – en que
se analiza el contenido de una frase, recuperando conceptos y representaciones; y iii)
pragmático – en que es necesarios aislar la estructura gramatical y efectuar un análisis del
registro. Como un resultado del análisis, tenemos la representación semántica, un conjunto de
conceptos y relaciones abstractos universales que representan las ideas de una frase. En síntesis:
i) pragmático – reflete acerca de la intención, estructura y estilo del enunciado; ii) semántico –
crea estructuras que transmiten el contenido; y iii) sintáctico – explora el almacenamiento del
léxico y de las estructuras para elegir el adecuado.

1.1.3 Modelo sociológico y psicolingüístico


Kiraly (1995) analiza la traducción escrita de dos maneras – como actividad
comunicativa/social y como actividad cognitiva – y propone un modelo para cada, com el
objetivo de vincular teoría y didáctica de la traducción, formando traductores más seguros y
competentes. El primer modelo es basado en las teorías lingüísticas de Firth y relaciona tres
contextos de la traducción: i) texto original; ii) la situación de llegada; y iii) la situación de la
traducción. El primero relaciona autor y lector, material lingüístico, a lo que se refiere el texto
y el efecto producido por el texto. El segundo contexto se refiere al conocimiento que el
traductor tiene del destinatario, de la situación del texto y del encargo de traducción. El tercer
contexto se sitúa entre los dos, son los componentes internos y mentales del traductor, que lo
guían en su producción – Kiraly acredita que hay la autoconcepción del traductor, en que el
propio reflete sobre su imagen, valor y responsabilidad.

El segundo modelo, la actividad cognitiva, se divide en: i) fuentes de información (memoria,


informaciones proporcionadas por el texto, recursos externos); ii) espacio de trabajo intuitivo
(inconsciente y no controlado; y iii) centro de procesamiento controlado. El primer componente
contiene los conocimientos acerca del mundo, de las estructuras morfosintácticas de la lengua,
sobre la traducción y estrategias aprendidas, más información proporcionada por el texto – en
el caso de la traducción escrita, en que se puede releer los trechos, etc. El segundo componente
nos ayuda a comprender el texto como una estructura de interacción social – más que una
secuencia lineal de signos – y al relacionar todos los recursos de información de manera
inconsciente percibimos los problemas de traducción y llegamos a una traducción provisional.
El tercer componente es basado en estudios de caso realizados por Kiraly, donde se observó
las actividades que el traductor efectúa durante el proceso traductor. A pesar de ser un proceso
controlado, los resultados resultaron en una lista de indicadores del proceso traductor, lo que
permite comprender un poco más acerca de su funcionamiento.

1.1.4 Comportamiento cognitivo y toma de decisiones

Wilss (1988; 1996) no propone un modelo como los demás, pero analiza la traducción bajo el
pensamiento cognitivo y presenta dos aspectos que, para él, son pilares del procesamiento de
información: conocimiento y destreza. No piensa la traducción sólo como reproducción de
lenguas, siendo esta una de las operaciones, es la capacidad de dirigir la actividad traductora
según el “qué” y el “cómo”.

1.1.5 Teoría de la pertinencia

Gutt (1991) entiende el traductor como un comunicador y la traducción como una parte de la
comunicación. En su perspectiva de esta teoría (partiendo de la propuesta por Sperber y
Wilson), propone un modelo interactivo basado en cooperación, en que son importantes el
entorno cognitivo (conocimiento del contexto), el efecto contextual (implicaciones y
contradicciones) y el esfuerzo que se requiere en el proceso comunicativo. Gutt trabaja com la
noción de semejanza interpretativa, en que define traducción como un texto en lengua de
llegada que se asemeja interpretativamente al original.
1.1.6 Modelos de esfuerzos

En su modelo, Gile (1995) parte de las dificultades del proceso de la interpretación para
modelizar los aspectos que pueden explicar los problemas recurrentes. Las operaciones
mentales del humano son automática o no automáticas – la primera exige consumo de
capacidad y la segunda no. Divide el proceso en tres grupos: i) escucha y análisis; ii)
producción del discurso; y iii) esfuerzo de memoria a corto plazo. El primero es el conjunto de
operaciones mentales activas entre la percepción del sonido y la producción de un sentido. El
segundo ocurre entre la decisión del intérprete de transmitir una información y la
materialización del enunciado. El tercero trata del conjunto de operaciones ligadas a memoria
de segmentos y discursos oídos hasta su restitución en la lengua de llegada, proceso no
automático.

1.1.7 Proceso de comprensión

Dancette (1995) estudia el proceso de comprensión en la traducción escrita para comprender la


captación del sentido original y el nivel necesario para expresarlo en otra lengua. Afirma que
la comprensión es función de los conocimientos lingüísticos y que traducción es función de la
comprensión. Llama de doble hélice las operaciones de base de la comprensión y muestra la
influencia que esta ejerce. Las curvas no se interceptan y tienen una superficie común, lo que
permite establecer una ligación entre comprensión y producción de equivalencias, hasta el
momento que se alcanza un grado satisfactorio. El autor también divide el proceso en cuatro:
perspectivos (no se puede garantizar la perfección de un enunciado), específicos (el traductor
tiene exigencias de comprensión distintas de un lector normal), interactivos (descodificación
lingüística por lógica, sensibilidad retórica, etc.) y integradores (representación unificada del
sentido).

1.3 Características del proceso

Los procesos básicos son comunes a lectores y traductores, pero este tiene sus peculiaridades.
Al mismo tiempo, es un receptor (no es el destinatario natural y realiza una lectura más atenta)
y un emisor especial (bajo un determinado encargo y no necesariamente un especialista en el
tema del texto). Bell (1998) señala tres características del proceso traductor: la propia tarea, el
texto original y el propio traductor.

Las actividades mentales del traductor, que no son directamente observables, y la complejidad
del proceso dificultan los estudios empíricos. Así, son utilizadas estrategias como la deducción
lógica, las diferencias entre los textos que pueden indicar los procesos mentales empleados, las
investigaciones con el auxilio de la tecnología, la utilización de diarios y cuestionarios, etc.
Los estudios así efectuados tienen una serie de limitaciones, pero producen dados y
percepciones que son importantes para la comprensión del proceso traductor, como los
problemas léxicos y sintácticos, la atención consciente, la creatividad, la influencia de los
conocimientos del traductor, etc.
Las complejidades de ese proceso son muchas, pero hay algunos elementos que auxilian en el
proceso, por exemplo: i) procesos básicos (comprensión, reexpresión y reformulación del
sentido); ii) la memoria (saber lingüístico y extralingüístico); iii) el carácter interactivo y no
linear (la interactividad de los procesos básicos, la interacción de todos los elementos); iv)
existencia de procesos controlados y no controlados (dos centros de procesamiento y la
relatividad cuanto al esfuerzo); v) la resolución de problemas (aplicación de estrategias internas
y externas, pero tomadas sin un proceso lineal o cronológico); y vi) características propias de
cada modalidad (procesos básicos son comunes a todas, pero la fase de verificación, por
ejemplo, puede no existir, así como la competencia traductora que será distinta según la
modalidad).

HURTADO ALBIR, A.; ALVES, F. Translation as a cognitive activity. In: MUNDAY, J.


(Org.). The routledge companion to translations studies. Londres: Routledge, 2009.

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