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Trayectoria política, económica y social del siglo XIX UNTREF VIRTUAL 2019

Seminario de Historia Económica y Social II


Prof: Lionel Barbagallo
Marina Inés Bonini
A partir de la desintegración del sistema colonial que se produce a finales del siglo
XVIII, el espacio social rioplatense entra en lo que Waldo Ansaldi1, denomina crisis
orgánica del sistema hegemónico, y se desatan una serie de cambios que darán nacimiento
a la burguesía argentina.

El presente trabajo tiene como objetivo estudiar el proceso de formación de la


burguesía nacional, para lo que se hará una división cronológica dividiéndolo en cinco
etapas:
-1806-1812, de las invasiones inglesas a la caída del Primer Triunvirato.
-1812-1820, hasta la anarquía del año 20, comienzo de las autonomías
provinciales.
-1820-1852, etapa de dominio de los caudillos provinciales.
-1852-1862, etapa de la Confederación Argentina y la secesión de Buenos Aires.
-1862-1880, período de Organización nacional

El espacio rioplatense encierra en sí un conjunto de diferencias económicas, de


composición social, de distribución étnica y del rol que ocupa cada región en el proceso
productivo que se ven acrecentadas con la conformación del virreinato, y cuya
complejidad y contradicción, definen la lógica interna de esta región que a lo largo de su
historia tiende más a la separación que a la unidad nacional lo cual se acrecienta partir de
la guerra de Independencia.

Entre 1806 y 1812, nace el conflicto central de la sociedad rioplatense, la disputa


entre comerciantes monopolistas y comerciantes librecambistas, que derivará en la
cuestión de libre importación, la cual servirá para promover la cría de ganado vacuno para
mayor aprovechamiento de todos sus derivados y de ganado ovino, a la vez que permitirá,
en un futuro cercano, el desarrollo de establecimientos manufactureros e industriales para
elaborar otros productos: saladeros, fábricas de sebo y jabón (Ansaldi, 1985)
.
Es importante destacar que no existía en este espacio una clase dominante
homogénea, sino más bien sectores unidos por intereses en común, de los cuales
comienzan a tomar conciencia a partir de la necesidad de participación política y

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(Ansaldi, 1985)
administrativa de algunos comerciantes españoles y criollos que termina con la creación
del Consulado en 1794 (Harari, 2013).
Esta disputa produce el quiebre de una cierta coincidencia de intereses dentro de
la clase dominante, ante la presión de grupos de comerciantes interesados en introducir
mercancías a bajo precio y que por lo tanto presionan a las autoridades virreinales por una
apertura al comercio angloamericano, en sociedad con los productores de cuero, que
necesitan expandirse hacia el mercado externo, puesto que es el único donde pueden
vender su producción.
En el interior y en el litoral fluvial, los comerciantes dependen de sus pares
porteños, y los ganaderos, tienen menor importancia, puesto que están poco vinculados
con el mercado mundial.
Paraguay posee una clase de productores rurales de yerba y tabaco principalmente,
que dependen del poder de Buenos Aires, en tanto capital virreinal, en su doble carácter
de cabeza del comercio portuario y tomadora de decisiones de la política impositiva,
quienes encabezarán el proceso de separación de Asunción respecto a Buenos Aires.
La Banda Oriental, por su parte, posee un grupo de comerciantes importadores y
exportadores, negreros, saladeristas y navieros que concentra capital con la combinación
de relaciones familiares, abierto a cierta diversificación económica como el contrabando
y la usura, cuya actividad ganadera2 se ve favorecida cuando en 1767 se produce la
expulsión de los jesuitas.
Existen marcadas diferencias con Salta y Jujuy, cuyas sociedades son más rígidas
y están jerárquicamente organizadas y estratificadas, con fuertes diferencias étnicas y de
sangre, estructuradas en torno a grandes propiedades señoriales, con fuerte presencia de
indígenas y mestizos, que conforman la clase subalterna de trabajadores rurales sometidos
a través de formas tributarias de producción (Ansaldi, 1985).
Tucumán, en cambio, posee una sociedad menos rígida que sus vecinas del norte,
caracterizada por la existencia de una clase comerciante que aprovecha su posición en el
camino entre el Alto Perú y Buenos Aires, y la presencia de una producción artesanal

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Los ganaderos del litoral, explica Ansaldi (1985) surgen como producto de las necesidades del
mercado internacional y las reformas borbónicas, puesto que son la consecuencia de la demanda externa de
cueros, en reemplazo de la cría de mulas en Alto Perú, Córdoba y Salta lo cual provoca un decisivo proceso
de apropiación privada del ganado de la cual surge la estancia como unidad de producción con mano de
obra asalariada que combina ganadería con agricultura cerealera.
autóctona, lo cual permite el desarrollo de un mercado regional que resiste hasta la llegada
del ferrocarril en 1876.

La crisis de poder que se origina en el Río de La Plata, a raíz de las invasiones


inglesas, deviene en revolución anticolonial, al producirse en 1810 la destitución de la
autoridad virreinal y la conformación de la Primera Junta de Gobierno. Si bien en un
principio se hace en nombre de Fernando VII, es el primer intento de reemplazar al
sistema colonial, y consolidar la presencia de una clase capaz de dominar la sociedad
rioplatense y comenzar a construir un estado nacional (Ansaldi, 1985).

A partir de 1810, comienzan a producirse crecimientos diferentes en las distintas


regiones, algunas provincias incluso se estancan en su desarrollo económico.
Gelman (2008) sostiene que hay cuatro elementos claves para explicar la distancia
existente en materia de desarrollo económico, entre Buenos Aires y el interior.

El primero, la dotación de factores en un momento de cambio de paradigma


económico, es decir la demanda atlántica promueve la exportación de algunas materias
primas y alimentos a cambio de la producción de bienes manufacturados. Este cambio
favorece a la región pampeana y el litoral que se dedica a producir ganado vacuno de
manera extensiva.

El segundo elemento, es la ubicación geográfica de esas regiones que les permite


aprovechar la demanda del mercado atlántico, lo cual genera que los costos de fletes
terrestres además del transporte marítimo se vuelvan insostenibles para las economías del
interior y el norte.

El tercer elemento, es la influencia de la guerra que perjudicará más al interior,


puesto que será el escenario de la misma y las que más aportes realizarán en cuanto a
hombres y pertrechos, frente a la posición privilegiada de Buenos Aires durante el período
de guerra de Independencia y guerras civiles.

El cuarto elemento, es el inmenso poder que tiene Buenos Aires como


consecuencia del manejo de la Aduana que concentra casi todo el comercio exterior por
el Atlántico, además de otorgarle el beneficio de controlar la recaudación fiscal del
mismo.
En esta etapa, se profundiza la crisis del sistema colonial, los sectores que
formarán la burguesía argentina, fracciones de los comerciantes librecambistas y los
ganaderos bonaerenses, superan la etapa de solidaridad corporativa y comienzan a tratar
de imponer sus intereses políticos y económicos, a los demás grupos subalternos, lo que
conlleva al enfrentamiento de las ideologías, devenidas en partidos.

Se concreta el agotamiento del grupo social dominante y se produce la


consecuente desintegración del bloque ideológico que formaban, comienza a manifestarse
de alguna manera el poder burgués criollo.

Después de la caída de la autoridad central representada por el Directorio, en 1820,


la guerra de independencia se convierte en guerra civil, y la burguesía porteña profundiza
sus intentos para imponer su predominio tratando de subordinar a las provincias a sus
intereses políticos y económicos, en este período se ahondan las diferencias entre Buenos
Aires y el resto del espacio rioplatense, heterogéneo, sin coherencia ideológica y sin una
estrategia definida (Ansaldi, 1985).

Es la etapa en que se destacan los caudillos provinciales, cada uno respondiendo


a los intereses de las clases dominantes de sus respectivas regiones, en el caso de Buenos
Aires es la época en que impera Juan Manuel de Rosas, al frente de la burguesía
terrateniente porteña.

Los principales conflictos de ésta etapa se dan fundamentalmente en el plano


económico, en relación a la cuestión de la administración y reparto de los ingresos de la
aduana, respecto al manejo del comercio exterior, y sobre el control del mercado interno,
por lo que podemos decir que es un enfrentamiento entre dos modos de producción, el del
interior, precapitalista, sobreviviente del sistema colonial, y Buenos aires y el Litoral, en
pleno desarrollo capitalista, que intentarán imponer al resto del país.

Se debe destacar que entre 1820 y 1850 se produce un proceso de consolidación


en el litoral de una economía pecuaria vinculada principalmente con la exportación del
vacuno y sus derivados. Además, hacia el final de este período comienza a crecer con
fuerza la explotación del ganado ovino, que provocará entre 1860 y 1870 el boom
económico de la Argentina en base a la exportación lanar (Miguez, 2001).
Entramos en la primera fase de integración al mercado mundial resultante de la
segunda Revolución Industrial, a través de la ganadería ovina. El predominio de los
cueros va quedando atrás, pero la exportación de carnes congeladas no se dará hasta 1880,
y la explotación agrícola no crecerá sino luego de la crisis de 1890 (Barbagallo L. , 2018).

Tras la caída de Rosas, 1852, se produce el punto más alto del enfrentamiento
entre la burguesía terrateniente bonaerense y sus pares del litoral fluvial, al concretarse la
secesión de Buenos aires de la Confederación Argentina.

A nivel externo, se inicia la segunda Revoluciona Industrial a partir del invento


de medios de transporte, como el vapor, y los ferrocarriles, que abaratan los costos de
transporte marítimo y terrestre, lo cual permitirá exportar productos a menor costo. Por
su parte, Gran Bretaña empieza a tener una cantidad de capitales interesados en
inversiones en otros espacios económicos (Barbagallo L. , 2018).

En esta etapa de la transición en la formación de la burguesía argentina, continua


la convivencia de varios modos de producción en las distintas regiones, a la vez que en
cada una de ellas se van dirimiendo diferencias económicas, sociales y políticas.

Ansaldi, considera que conviven dos ejes articulados entre sí, por un lado, el sector
externo, vinculado al comercio a distancia orientado al mercado atlántico, y por otro el
sector rural ganadero del litoral.

Buenos Aires, por un lado, y el Interior, por otro, no forman bloques homogéneos,
si bien el primero, posee elementos unificadores que nos permiten empezar a definirlo
como productor capitalista rural ganadero, el otro bloque, es mucho más heterogéneo, y
posee dificultades económicas para adaptarse a los modos de producción capitalista.
No obstante, vale decir, que, a partir de la sanción de la Constitución Argentina en 1853,
comienzan a desarrollarse obras de infraestructura que inician la expansión capitalista en
el interior del país.
Tras producirse en 1861 la incorporación de Buenos Aires a la Confederación, se
producen una serie de conflictos de orden externo e interno3 que llevarán a los primeros
presidentes a tratar de sofocar todo tipo de amenazas a la autoridad estatal, y procurarán
sentar las bases de la nueva nación.

El despegue económico producido en el Litoral, entre los años 50 y 60 del siglo


XIX, producen una serie de transformaciones a nivel productivo que posibilitan el
enriquecimiento de la burguesía del río de la Plata. Los primeros tendidos de líneas de
ferrocarril que comienzan en esta década, permiten la expansión de las relaciones de
producción capitalista, y contribuyen a la formación de un mercado interno nacional, a
partir de la llegada al puerto atlántico de productos regionales como los vinos de
Mendoza, el azúcar de Tucumán y productos ganaderos de Córdoba (Gerchunoff & Llach,
1998).
Las concesiones que Buenos Aires realiza para dar protección a algunos
productos, lleva a estas provincias, a acompañar las decisiones políticas de la burguesía
porteña, de modo tal que comienzan a entretejerse redes de poder político entre ellas y la
clase hegemónica bonaerense, motivada por intereses comunes, destinadas a consolidar
la existencia de un estado nacional.

Una vez aniquiladas las distintas formas de oposición (gauchos, montoneras,


indios, Paraguay) comienza una etapa de construcción de un estado capitalista a través de
la puesta en práctica de políticas de estado esenciales para su constitución, como son el
fomento a la inmigración, las políticas de tierras, las de formación de mercado de trabajo
libre, la sanción de los códigos civil y penal, la política ferroviaria, y el establecimiento
de relaciones políticas con las clases dominantes de las otras regiones (Gerchunoff &
Llach, 1998).
En consecuencia, entre 1870 y 1880, se forma el Partido Autonomista Nacional
(P.A.N), el primer partido con representación nacional de la burguesía argentina, y se
organiza la Liga de Gobernadores.

En conclusión, el proceso de formación del estado argentino se da en simultáneo


con el de su clase dominante, puesto que al momento de su nacimiento como estado

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En esta etapa se producen las montoneras de Vicente “Chacho” Peñaloza y Felipe Varela (1861-1869);
la guerra del Paraguay (1864-1870), la revuelta de López Jordán (1870-1876).
independiente, no existían aun las condiciones económicas ni políticas como para su
desarrollo, este proceso se desarrolla como consecuencia de múltiples factores, pero cuyo
elemento fundamental es la importancia de la renta diferencial del suelo, puesto que es
posible el desarrollo económico gracias a la existencia de tierras aptas y fértiles, en un
primer momento utilizadas para la producción ganadera, lo cual permitió aprovechar de
mejor manera las ventajas que el litoral poseía sobre el resto del país, y su posesión de un
puerto estratégicamente ubicado respecto del nuevo mercado mundial capitalista
orientado al Atlántico (Sartelli, 2005).
Bibliografía
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Barbagallo, L. (2018). Clases 4-5-6. U. VIRTUAL.
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Gelman, J. (2008). La Gran Divergencia. Las economías regionales en Argentina después
de la Independencia. IX Congreso de la AEHE. Sesión: “El crecimiento
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Gerchunoff, P., & Llach, L. (1998). La Generación del Progreso (1880-1914). En EL
CICLO DE LA ILUSION Y EL DESENCANTO. Un siglo de políticas económicas
argentinas (págs. 13-59). Buenos Aires: Ariel.
Harari, F. (2013, 10 11). Revolución de mayo. Retrieved from SUTEBA Matanza II clase:
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Miguez, E. (2001). La gran expansión agraria. In A. N. Historia, Nueva Historia de la
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Romero, J. L. (2004). Breve Historia de la Argentina (5ta edición ed.). México, D.F:
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Santilli, D. (2013). ¿Perjudiciales o beneficiosas? La discusión sobre el impacto
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http://www.redalyc.org.
Sartelli, E. (2005). Génesis, desarrollo y descomposición de un sistema social. Razón y
Revolución.

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