La aplicación de los derechos en el ámbito laboral, ha sido el resultado de un modelo de Democracia, en cumplimiento de los acuerdos y consensos logrados por la comunidad internacional que buscó armonizar las relaciones en el trabajo. En el mundo sindical, se ha recorrido un largo camino para conocer la vigencia y los alcances de las Normas Internacionales del Trabajo. Ha sido y es una tarea básica y prioritaria del sindicalismo internacional y nacional, difundir los derechos fundamentales que contienen estos Convenios y Recomendaciones de la O.I.T. Fue necesario propagar en todos los lugares y espacios del trabajo, los estudios e investigaciones que adelantaron los expertos y técnicos en los foros y seminarios en torno a la complejidad en las relaciones laborales, lo cual resultó enriquecedor para los sindicatos y sus dirigentes. De aquí surge el Dialogo Social, el cual emerge como uno de los medios o instrumentos de comunicación y controversia, con propósitos de lograr acuerdos constructivos que den salida, a los conflictos colectivos en el mundo del trabajo. Existen Convenios fundamentales, que mencionan los principales elementos y características para garantizar la libertad sindical, la protección de los derechos en el trabajo de asociación, contratación y huelga; Dichos convenios son: Convenios 87: Libertad sindical y protección del derecho de sindicación; el Convenio 98 -Derecho de sindicación y negociación colectiva. En cuanto a los trabajadores, se remarcan los convenios más trascendentes que son:, Convenios 138, Convenio 182 y La Convención de las Naciones Unidas. La discriminación de gozar de un trabajo digno y decente, es uno de los temas presentes en el seno del movimiento sindical, agravado por el modelo económico y de producción neoliberal. El mencionado convenio, identifica las condiciones en que se configura la discriminación y por ser norma ratificada por el Estado obliga a su cumplimiento. La influencia de las Normas Internacionales del Trabajo, han sido fuente y referente para los trabajadores en sus luchas por lograr unas condiciones decentes y dignas en el trabajo, “Los principios de la Organización Internacional del trabajo indican el horizonte desde su fundación y particularmente los siguientes aspectos: El trabajo no es una mercancía. La libertad de expresión y de asociación es esencial para el progreso constante, la pobreza, en cualquier lugar, constituye un peligro para la prosperidad de todos y por último, la lucha contra la necesidad debe proseguirse con incesante energía dentro de cada nación y mediante un esfuerzo internacional, continuo y concertado, en el cual los representantes de los trabajadores y de los empleadores, colaborando con los representantes de los gobiernos que participen de discusiones libres y en decisiones de carácter democrático, a fin de promover el bienestar común” . Agregando, el convenio 98, el cual es complemento del citado documento 87, también se orienta a asentar normas sobre la discriminación relacionadas con el empleo u ocupación que impidan a los trabajadores ejercer el derecho de afiliación a un sindicato prohibiendo al empleador, despedir al trabajador por causa de sus actividades sindicales fuera de las horas de trabajo o con el consentimiento de aquel en horas laborables. Se acota que el movimiento sindical internacional presentó en los distintos foros de los continentes, la iniciativa para comprometer a cada uno de los países y sus gobiernos a que garanticen los derechos fundamentales en el trabajo, expresando en forma más clara el derecho y la necesidad del respeto a libertad sindical de los trabajadores.