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¿Pero qué pasa cuando estamos hablando de un término tan importante y conocido en
nuestro idioma pedagógico como es la “Evaluación” ?, y aún más de la ética al momento de
evaluar?
Pareciera que es aún un tabú hablar de la ética docente al momento de evaluar, en muchos
casos se ha olvidado lo que Moreno, T (2011) nos dice y es que “lo que el docente haga o deje
de hacer en la escuela, dependerá, en buena medida, las oportunidades que les brinde a sus
estudiantes para adquirir los saberes y desarrollar las capacidades que les permitan construir su
proyecto de vida”. Hoy a pesar de todas esas palabras bellas que existen alrededor de la
aprendizaje. Los docentes, los padres de familia y las instituciones se desvelan por los números
calificativos que obtienen los estudiantes, sin profundizar en la calidad del proceso, por si
realmente los estudiantes están no solamente aprendiendo de memoria los temas expuestos, si
no también comprendiendo de forma realística los mismos y preparándose para la vida en todos
y cada uno de los contextos sociales. Al usar la ética evaluativa el docente evita clasificar,
etiquetar y excluir a sus estudiantes a través de calificaciones absurdas que en muchos casos lo
que realmente está indicando son las múltiples fallas del papel que el mismo está ejerciendo en
el aula de clases. La ética evaluativa permite al docente sopesar el enorme impacto que tiene
una determinada calificación en la vida de un estudiante y de su familia, y tener claro que parte
del éxito o de las falencias que el proceso de aprendizaje tenga, es su responsabilidad. “Sí uno
tiene en la conciencia que parte del aprendizaje depende de la forma en que se ha enseñado, así
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mismo mantendrá la misma visión y humildad de reconocer como suyo parte del fracaso de los
House (1993) mencionado por Moreno T (2011) decía que tres principios pueden ser útiles
para guiar la deliberación ética para la evaluación educativa. En primer lugar, el respeto mutuo
se refiere a una preocupación por los objetivos de los demás, los intereses y puntos de vista, lo
que implica que éstos tendrían que ser descubiertos y examinados por los que participan en el
proceso de evaluación.
estudiantes con tal de que estos participen y le puedan ofrecer un resultado calificativo. La
participación en la evaluación educativa, sin embargo, rara vez es una opción. La institución
escolar y sus profesores están en una posición de poder, lo que parece automáticamente
los riesgos implicados, y es que realmente muy escazas veces se le da la opción al estudiante
de participar, de ser parte activa del proceso de aprendizaje. Pero no toda la culpa se la debe
llevar el docente ya que este es también un mediador entre las instituciones gubernamentales y
(2011).
imposible que un programa pueda ser evaluado a la perfección y que a la vez éste exento de
(1968) cuando afirmaba que “los evaluadores tienen la obligación profesional de que las
metaevaluación”.
de los servicios evaluativos, ayuda a evitar o enfrentarse a practicas ilegales o a los servicios
promover una mayor comprensión de la empresa evaluativa. A su vez permite ver al docente
hasta que punto la evaluación utilizada ha ampliado sus objetivos y hasta que punto se ha
cumplido la misión que se le había encomendado y hasta que punto los instrumentos utilizados
enseñanza, de que la única forma para que la evaluación sea útil a la sociedad y para que
produzca una mejora permanente es que, en primer lugar, colaboren en ella todas las personas
y ayuda para la mejora de los evaluados. De igual forma hay que tener presente que no
solamente es evaluar a las personas, sino de evaluar los procesos en que ellas están implicadas,
es decir de los responsables. En otras palabras, no se evalúa, únicamente, para rendir cuentas,
sino que el valor ético y social más importante de la evaluación sea la capacidad para
vislumbrar el estado de las cosas, valorarlo, juzgarlo, diagnosticarlo en busca de decisiones que
ayuden a la mejora del tema objeto de evaluación. Todo esto conduce a tomar conciencia de la
importancia que asume los profesionales de la evaluación, o de aquellas personas que deseen
BIBLIOGRAFIA.
Santos, M. (2003). Dime cómo evalúas y te diré qué tipo de profesional y de persona eres.
Revista enfoques educacionales, 5 (1), 69-80. Recuperado de:
http://www.facso.uchile.cl/publicaciones/enfoques/07/Santos_DimeComoEvaluas.pdf
http://journals.sfu.ca/jmde/index.php/jmde_1/article/download/220/215/