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Congreso de la República

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Elecciones 2006. El Parlamento su imagen y conformación


En el imaginario social persiste una actitud negativa hacia el Parlamento. Ésta ha sido
reforzada por expresiones y comportamientos de algunos representantes y en la
generalización que sobre esa base han formulado algunos medios de comunicación a
lo largo de los años.

Las elecciones generales del 9 de abril próximo, es la oportunidad para que los
ciudadanos puedan expresarse abierta y libremente sobre el papel de sus
representantes, ratificándoles el mandato o eligiendo a otros. La conformación del
Parlamento, su legitimidad y representatividad, depende en mucho de la decisión que
tomen los electores en las ánforas.

Candidatos y electores deberían discutir sobre planes y programas y sobre esa base
hacer la mejor elección. La realidad es que el voto se decide por aspectos
emocionales, por empatías o antipatías, por prejuicios y estereotipos. Muy pocas
personas se detienen a analizar las consecuencias probables de su voto, el contexto
nacional e internacional en que se realizan las elecciones, las funciones que
competen al Parlamento y a los congresistas, por ejemplo.

La actitud negativa hacia el Parlamento se construye y refuerza por la interacción de


los ciudadanos, los políticos y los medios de comunicación. Cada uno tiene
responsabilidad en el proceso. Así los ciudadanos muchas veces esperan soluciones
mágicas a los problemas nacionales, piden que solucionen problemas de
infraestructura (carreteras, postas, hospitales, agua, desagüe), que se den leyes sobre
diversos aspectos de la realidad nacional o regional. Y, claro, algunos candidatos, en
la vorágine de competir por el voto ciudadano, hacen promesas que, muchas veces,
van más allá de las verdaderas posibilidades o atribuciones que tendrían en caso de
ejercer el cargo parlamentario.

Los congresistas no tienen iniciativa en el gasto, por lo tanto, no tienen la capacidad


de decidir directamente sobre la asignación de los recursos para las obras de
infraestructura. Las decisiones que se toman en el Parlamento SON COLECTIVAS, por lo
tanto, un solo congresista no puede “sacar” las leyes que promete. La política y el
ejercicio del gobierno son mucho más complejos de lo que piensa o imagina el
ciudadano promedio.

Si a esta realidad se añade que algunos representantes transgreden los


comportamientos esperados de las autoridades elegidas o se toman decisiones que
son desaprobadas por la mayoría de la ciudadanía, es la institución parlamentaria la
que sufre los estragos de este proceso; ya que los medios de comunicación, por el
afán de comunicar de manera simplificada, califican al Parlamento sobre la base de
estos comportamientos. No se separa la paja del trigo.

Es fácil la generalización, “¡el Parlamento es un desastre!” Cuando ciudadanos,


periodistas y políticos saben que no todos los congresistas son iguales. Cómo en
cualquier grupo humano, hay buenos, regulares y malos. ¿Se puede juzgar a una
institución sólo sobre la base de los comportamientos negativos de algunos de sus
miembros?

Si un niño se queda dormido en su colegio, no se puede afirmar que todos los niños de
ese colegio son dormilones. O si un estudiante universitario es detenido por robo, no se
puede afirmar que los estudiantes de dicha universidad son delincuentes.

1
Informativo Participación Ciudadana Nº 128
Lima, viernes, 27 de enero de 2006

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