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MIGRANTES COLOMBIANAS

Y LA NEGOCIACIÓN DE
IDENTIDADES RACIALES
EN CHILE

POR
ANTONIA
MARDONES
MARSHALL
El Estado chileno ha cons- trevistas a mujeres colom-
truido históricamente un bianas en Santiago, este
relato de nación en torno artículo indagará en cómo
a la homogeneidad racial/ éstas dan sentido a su se-
cultural. La inequidad ha xualización en Chile, para
sido así usualmente leída analizar como raza, géne-
en clave de clase social. ro y nacionalidad conflu-
Pero la reciente llegada de yen en la construcción de
inmigrantes afrodescen- discursos identitarios que
dientes ha evidenciado la les permiten escapar de
relevancia de los cuerpos roles victimizantes y posi-
para comprender patrones cionarse como sujetos con
de integración social en el agencia.
país. A partir de diez en-

1
Kuriche 3 Migrante
Abril 2019 Número 3a
ISSN: 0719-6024

Comite revisor-editor: Lorena Ardito,


Nicole Chavez, José Rojas
Apoyo: Francisca Casas-Cordero, Consuelo
Cerda, Andrea Torres-Viedma, Paulina Torres
Diseño: Ángel Manriquez
Coordinador: José Rojas.
Web: kuriche.cl
mail: kuriches@gmail.com

Kuriche: curi=negro; che=gente

Kuriche es el camino inverso desde la ofensa de


decir “negro curiche” al niño más moreno del
grupo en el Chile de antes, aminorado por su sim-
ple condición de color, hasta el origen de la pala-
bra en el asistente de la machimapuche, presente
con su poder y habilidad en los nguillatunes y
palines. De lamisma manera, Kuriche intenta dar
visibilidad y poner en valor practicas afrodes-
cendientes que independiente de la condición
fenotípica de sus ejecutantes y protagonistas,
podemos identificar como afro y que en su mayo-
ría se ubican en ciertosmárgenes de los estudios
e investigaciones en el país.

2
INTRO control migratorio y a la
expulsión de aquellos co-
lombianos y colombianas
que habrían traído drogas,

DUC criminalidad y prostitu-


ción a Antofagasta (Co-
rrea, 2013). A los pocos
días, el entonces goberna-
ANTONIA
MARDONES
CIÓN dor de Antofagasta, Waldo
Mora, declaró en prensa
que las mujeres colom-
bianas serían las respon-
MARSHALL sables de romper familias
chilenas (Cooperativa.cl,
Antonia Mardones estu- 2013), agregando al año
dió Antropología Social siguiente que éstas mu-
en la Escuela Nacional El 11 de octubre de 2013, jeres habrían causado un
de Antropología e His- las selecciones de fútbol incremento de las enfer-
toria (ENAH), México y de Chile y Colombia em- medades de transmisión
un Master en Antropolo- pataron en un partido sexual en el norte chileno
gía Sociocultural en Co- clasificatorio para la copa (Cooperativa.cl, 2014).
lumbia University, Nue- mundial de Brasil del
va York. Actualmente se 2014. Durante esa misma Estos incidentes aconte-
encuentra realizando un noche, un grupo de chile- cidos en 2013 en Anto-
doctorado en sociolo- nos y migrantes colombia- fagasta representan hitos
gía en la Universidad de nos se enfrentaron en una que ilustran la creciente
California, Berkeley. Su pelea en las calles de An- hostilidad con que la po-
investigación doctoral tofagasta, hecho que fue blación chilena ha reac-
se enfoca en procesos de registrado y difundido a cionado ante la llegada de
construcción de identida- través de redes sociales. La migrantes al país. Los y las
des nacionales y etno-ra- semana siguiente, empe- migrantes de Colombia,
ciales entre poblaciones zaron a circular panfletos en particular, han sido re-
migrantes y nacionales llamando a una marcha presentados una y otra vez
afrodescendientes, en la en contra de la población en los medios de comuni-
frontera norte de Chile. Es colombiana en Antofagas- cación como una amenaza
co-autora del libro “Hagan ta, los cuales retrataban a a los valores locales y al
un Trencito: Siguiendo dichos migrantes como orden social (Ambiado y
los pasos de la memoria personas armadas de tez Fernández, 2010; Stang y
cumbianchera en Chile oscura irrumpiendo la paz Solano, 2017). No solo en
(1949-1989)”, además de y tranquilidad de unos Antofagasta. A lo largo y
otros artículos enfocados chilenos de tez muy blan- ancho de Chile se han lle-
en música y culturas po- ca. Estos panfletos fueron vado a cabo agitados de-
pulares, migración inter- difundidos a través de las bates en la prensa, redes
nacional y construcciones redes junto a consignas sociales y espacios institu-
identitarias. que llamaban a un mayor cionales sobre el lugar que
3
fronteras simbólicas que sis, por tanto, está puesto
les permiten distanciarse en las formas en que la
de los chilenos y negociar población migrante desa-
sus identidades en un país fía estereotipos estigma-
en el que son percibidas de tizantes y victimizantes,
los migrantes debiesen te- maneras que no siempre a través de narrativas que
ner en la sociedad chilena, corresponden a sus for- les permiten reafirmarse
debates generalmente car- mas más preponderantes como sujetos que merecen
gados de referencias racia- de identificarse antes de un lugar en la sociedad
les. Desde una perspectiva migrar. chilena.
sociológica, estos incidentes
abren profundos interro- Para alcanzar la profun- Durante enero del
gantes en torno al rol que didad y densidad que re-
juegan el origen nacional, quiere comprender proce- 2015 realicé diez
la clase social, el género, la sos subjetivos tales como entrevistas
sexualidad y, en particular, la generación de fronteras
las percepciones raciales, en simbólicas entre grupos, Durante enero del 2015,
la demarcación de fronteras la metodología utilizada realicé diez entrevistas a
simbólicas y sociales entre fue de carácter cualitativo. mujeres colombianas que
migrantes y sociedades Mi aproximación, además, en ese momento trabaja-
receptoras. ban y vivían en Santiago.
fue inductiva, por lo que Las participantes en este
Este artículo en lugar de intentar testear estudio tenían entre 25
teorías o hipótesis estable-
busca centrarse cidas a priori, busqué que
y 56 años, con una edad
promedio de 40 años, y
en la perspectiva fueran las mismas mujeres vivían en Chile entre hace
de los y las colombianas quienes me un y nueve años. Nueve de
migrantes proveyeran de las varia- las diez habían nacido o
bles más importantes en fueron criadas en el Valle
Este artículo busca cen- sus procesos de construc- del Cauca, en el sudoes-
trarse en la perspectiva de ción identitaria. Así, el te colombiano, siete eran
los y las migrantes, para foco estuvo en cómo estas solteras, una divorciada,
analizar cómo respon- mujeres negocian catego- y pordos casadas, y nueve
den a su estigmatización rías identitarias y fronte- tenían hijos, aunque solo
en Chile. En particular, ras simbólicas en diferen- cuatro vivían con al menos
me interesa identificar tes contextos, tratando el uno de ellos. En cuanto a
el como mujeres colom- grado de importancia que su nivel educativo, cinco
bianas viviendo en San- le otorgan a distinciones tenían un título técnico,
tiago dan cuenta de los de carácter etno-racial cuatro tenían enseñan-
procesos de racialización o estado-nacional como za media completa y una
y sexualización a los que una pregunta empírica. tenía enseñanza media
se encuentran expuestas. Analizo de esta forma los incompleta. Todas eran
Inspirándome en investi- diversos procesos de aco- trabajadoras asalariadas
gaciones que entienden la modo identitario en que pero algunas combina-
identidad fundamental- se involucran para res- ban su trabajo formal con
mente como un proceso de ponder a los rótulos que otros más esporádicos, ta-
diferenciación (Lamont y les son impuestos en Chile les como el comercio in-
Molnár, 2002; Alba, 2005; y construir así explicacio- formal. Todas trabajaban
Tilly, 2005; Wimmer, nes coherentes y empode- en el área de servicios y la
2008), indago en cómo rantes sobre su lugar en la mayoría ganaba alrededor
estas mujeres construyen sociedad chilena. Mi énfa- del salario mínimo chileno.
4
Para comprender cómo Mis hallazgos
las mujeres colombianas
responden a procesos de sugieren que las
racialización y sexuali- migrantes
zación, fue importante colombianas traen
entrevistar a mujeres con
diferentes características
consigo a Chile
fenotípicas, para así con- formas de
trastar sus experiencias y comprender las
sus procesos de construc-
ción de fronteras simbó-
diferencias
licas. Ya que la raza es un etno-raciales
constructo social y las Mis hallazgos sugieren que esta misma idea de excep-
categorías raciales tienen las migrantes colombia- cionalidad ha promovido
diferentes significados nas traen consigo a Chile un esquema racial (Roth,
y jerarquías dependien- formas de comprender 2012) en que los cuerpos
do del contexto, les pedí las diferencias etno-racia- extranjeros son fácilmen-
que contestaran un cues- les y de identificarse a sí te racializados como “ne-
tionario que incluía una mismas y a otros/as que gros”. Se ha construido así
pregunta por su identifi- difieren de los rótulos ra- un sistema binario de ca-
cación etno-racial, en la ciales que les son impues- tegorización racial en tor-
que tenían que elegir entre tos cuando llegan al país. no a la negritud en el que
las siguientes categorías: Debido a circunstancias cualquier persona (ex-
negra, afrodescendiente, históricas particulares, tranjera) con un mínimo
mulata, morena, mestiza y en Chile se ha elaborado de ascendencia africana
blanca. Tres de las mujeres una narrativa hegemóni- “fenotípicamente visible”,
entrevistadas se identifi- ca en torno a lo nacional es clasificada como “ne-
caron como afrodescen- en la que sus ciudadanos gro/a”. Esto contrasta con
1
En este artículo, uso dientes, una como mulata son representados como Colombia y otros países
las categorías con y seis como mestizas. Sin racialmente homogéneos de la región en donde se
que las entrevistas embargo, desde mi pers- y excepcionalmente más usan múltiples categorías
escogieron identificar- pectiva de mujer chilena
se pero indico cuando “blancos” que otros la- “intermedias” - tales como
que ha vivido la mayor tinoamericanos, y en el “moreno”, “preto”, “tri-
estas difieren de mi
percepción de cómo parte de su vida en Santia- que la negritud ha sido gueño” o “mulato”-, para
serían categorizadas go, considero que al me- constantemente excluida clasificar a personas que
en Chile. Para ase- nos seis de estas mujeres de los márgenes de lo que tienen rasgos fenotípicos
gurar su protección, son percibidas en Santiago
todos los nombres que constituye el Estado-na- asociados a África pero
como negras.1 cional (Cussen, 2006; Ti- también a orígenes fue-
uso son seudónimos.
joux y Díaz, 2014). El ró- ra de dicho continente.2
tulo “negro/a”, por tanto, En este contexto, muchos
no se encuentra entre las migrantes que no se iden-
categorías a partir de los tificaban o eran identifica-
cuales chilenas y chilenos dos por otros en su país de
tienden a identificarse et- origen como “negros”, sí lo
no-racialmente a sí mis- son por primera vez cuan-
mos y al resto de sus com- do llegan a Chile.
patriotas. Sin embargo,

5
Las mujeres colombianas
que son racializadas como
“negras” en Chile están
concientes de las impli-
cancias negativas de dicho Estas fronteras simbóli-
2 rótulo en el imaginario cas, sin embargo, no están
De acuerdo a Edward chileno, y responden a su exentas de connotaciones
Telles (2014), mientras estigmatización a partir raciales, a partir de las
que en los Estados cuales se refuerzan nocio-
Unidos ha predomi-
de diversas estrategias que
nado históricamente les permite distanciarse de nes esencialistas y estereo-
la “regla de una gota” la posición de víctimas y típicas de la negritud, a la
(one-drop rule), a construir discursos em- vez que se ligan grupos
partir de la cual un poderantes sobre sí mis- raciales a nacionalidades,
mínimo de ascendencia dándole sustento a la no-
africana clasifica a una
mas. Por una parte, estas
persona como “negra”, mujeres hacen uso tan- ción de que los chilenos
el énfasis en el color to de esquemas raciales son excepcionalmente
de piel y fenotipo en aprendidos en su Colom- blancos. No obstante, di-
Latinoamérica ha pro- bia natal como en Chile, chos discursos son valio-
movido la proliferación sos para estas mujeres en
de categorías raciales
apropiándose y alejándose
intermedias, generando de la categoría de “negra” tanto les permite afirmar
un sistema de clasifi- dependiendo del contexto su valor propio y el de su
cación menos binario y en el que se encuentran. comunidad en un contex-
más “pigmentocrático”. Por otra, construyen fron- to muchas veces hostil. A
En este artículo sugiero partir de la construcción
que por razones histó-
teras simbólicas de tipo
ricas muy diferentes a nacional, destacando las de una identificación pro-
las de EEUU, en Chile diferencias valóricas en- funda con su nación (que
también ha emergido tre chilenos y colombia- no necesariamente existía
un sistema de catego- nos: identifican el racis- previa a su experiencia
rización en torno a la migratoria), estas mujeres
negritud que tiende al
mo como un problema en
binarismo, en parti- Chile pero no en Colom- desenfatizan diferencia-
cular en relación al bia, afirman que no esta- ciones al interior de la co-
cuerpo migrante. rían quitando trabajo a la munidad colombiana, ta-
población local sino que les como aquellas basadas
son contratadas porque en región de origen, cla-
son mejores trabajadoras, se y raza, creando así un
y explican su sexualiza- imaginario común empo-
ción argumentando que derante en torno a lo que
las mujeres colombianas significa ser colombiano/a
son más atractivas y cari- y a cuál es el lugar de las
ñosas que las mujeres chi- migrantes colombianas en
lenas. la sociedad chilena.

6
Durante nuestras
vidas, aprende-
mos diferentes
CONSTRUC reglas que nos
C I O NE S permiten deter-
minar qué signi-
RACIALES Y fican las catego-
rías raciales
FRONTERAS Durante nuestras vidas,
SIMBÓLICAS aprendemos diferentes re-
glas que nos permiten de-
terminar qué significan las
categorías raciales, cómo
se ordenan y cómo se apli-
can a uno mismo y el res-
Aunque en la actualidad Como argumentara Ste- to, dando pie a nuestros
existe consenso en los cír- pan (1991), las distincio- “esquemas raciales” (Roth,
culos académicos y cientí- nes raciales no son atem- 2012). Cómo construimos
ficos en que no existen las porales pero han sido y movilizamos dichos es-
razas humanas en térmi- constantemente renego- quemas depende, en gene-
nos biológicos (Roth, 2012; ciadas y experienciadas ral, de los diferentes acto-
Stepan, 1991; Wade, 2010), de diversas maneras en res presentes en el espacio
la mayoría de las personas diferentes periodos his- social, es decir, de aquellos
siguen percibiendo la raza tóricos. Como se definen con quienes construimos
como una propiedad inhe- las razas en diferentes fronteras simbólicas para
rente a los seres humanos, momentos y contextos es diferenciarnos. En parti-
clasificando y jerarqui- un fenómeno político, ya cular, nuevas interaccio-
zando a individuos y gru- que el significado de la nes incentivan la trans-
pos según sus diferencias raza es constantemente formación de las fronteras
fenotípicas y culturales transformado por luchas simbólicas a los que les
(Thayer et. al. 2013). Di- sociales y políticas y las damos mayor importan-
chas percepciones raciales fronteras raciales son en cia, y por tanto, también la
–en tanto construcciones sí mismas “artefactos de transformación de nues-
históricas y categorías so- lucha histórica sobre el tros esquemas raciales.
ciales– siguen teniendo así significado de diferen-
poderosos efectos en las cias físicas y culturales” Ya que la experiencia mi-
vidas de las personas (Te- (Loveman, 2014:32). gratoria provee a los in-
lles, 2014). Esto da cuenta Omi y Winant (1994) dividuos de interacciones
de una estructura social ra- usan el concepto de “for- diferentes a las que solían
cializada que nos provee de mación racial” para dar tener en sus lugares de
un “sentido común” para cuenta del proceso socio- origen, esta va a afectar
explicar y participar en un histórico a través del cual las formas en que se com-
mundo social en que dife- categorías raciales son prenden a sí mismos y se
rencias construidas social- creadas, vividas, trans- diferencian de otros, in-
mente son tomadas como formadas y destruidas. centivando la adopción de
naturales. nuevos esquemas raciales.
7
LA MIGRACIÓN El primer grupo migrante
que ganó notoriedad en
nos considerados focos de
migración y al porcentaje
los años noventas fueron de inmigración promedio
COLOMBIANA los peruanos, particular-
mente en la ciudad de San-
en países desarrollados,
calculado en 11% (DAES
HACIA CHILE tiago, donde su presencia
en la Plaza de Armas y
y OCDE, 2013). No obs-
tante, la creciente llegada

EN CONTEXTO sus alrededores genera-


ron acaloradas reacciones
de migrantes latinoame-
ricanos ha producido una
por parte de la población serie de ansiedades en la
local, no exentas de tin- población chilena. En di-
tes xenofóbicos y racistas ferentes medidas, estos
(Garcés, 2014; Mardones han sido asociados a cri-
y Olivares, 2012). A partir minalidad, pobreza, han
Desde el regreso de la del nuevo milenio, la po- sido acusados de invadir
democracia en Chile en blación migrante no solo el país, robar el trabajo de
1990, se ha observado un siguió creciendo pero se los chilenos, y amenazar la
creciente incremento de fue diversificando, para cultura y los valores nacio-
la llegada de migrantes incluir a cada vez más bo- nales (Ambiado y Fernán-
latinoamericanos al país. livianos, ecuatorianos, co- dez, 2012; Thayer et al.,
Este flujo migratorio se lombianos, venezolanos, 2013). Durante la última
puede explicar por varios cubanos, dominicanos década, han sido los mi-
factores, incluyendo una y haitianos, entre otros. grantes afrodescendientes
percepción generalizada Aunque la proporción –fuertemente asociados
de estabilidad política y de migrantes en el país en el imaginario colecti-
económica en Chile, la ha crecido considerable- vo a Colombia y, más re-
demanda local de trabaja- mente desde el regreso cientemente, a Haití– los
dores de baja calificación, de la democracia en Chi- que mayores controversias
salarios relativamente más le –pasando de un 0,81% y debates han generado,
altos que en otros países en 1992, por un 1,27% siendo en muchos casos
de la región, cercanía geo- en 2002, para llegar a un caracterizados como in-
gráfica, y la carencia –has- 4,25% en el 2017 (INE, deseables e incapaces de
ta hace poco- de requeri- 2018)– es importante acla- adaptarse a la sociedad
mientos de visas o cartas rar que dichos números chilena.
de invitación para entrar aún son pequeños en com-
al país (OIM, 2013). paración con otros desti-

8
del mercado laboral y a
condiciones históricas de
conflicto armado relacio-
nadas con la industria de
la droga, situaciones que
3
se intensificaron en la dé-
Buenaventura es, según
Taylor (2014) y Stang y cada de los noventa. Esto
ha provocado altos niveles 4
Stefoni (2016), junto a
En Chile, hasta la fecha
Cali, una de las dos ciu- de desplazamiento e inse- no hay preguntas en es-
dades de donde provie- guridad, lo cual se ha vuel- tadísticas oficiales que
nen la mayor parte de
los migrantes colombia-
En términos to particularmente crítico den cuenta de la pobla-
nos que residen en el concretos, en áreas predominante- ción afrodescendiente.
mente afrocolombianas, En el año 2001 surgió
norte chileno. Según un
informe del PNUD-Co- la migración como la costa Pacífica de
por primera vez en la
ciudad de Arica una or-
lombia del 2008 (Ama-
dor, 2011), 80,6% de los
colombiana a Buenaventura 3 (Acos- ganización demandando
ta, 2010; Liberona, 2015; el reconocimiento de la
habitantes de Buena- Chile ha expe- Martínez, 2011; Polloni y población afrochilena
ventura viven debajo
de la línea de pobreza rimentado un Matus 2011). Es por dicha en el país. Su princi-
pal demanda ha sido
y 43,5% en indigencia.
Adicionalmente, el importante incre- razón que los colombia-
nos se han convertido en
la inclusión de una
pregunta o categoría
22,5% de los despla-
zados en Colombia son
mento en la la última década en uno sobre afrodescendencia
afrodescendientes, de última década de los principales grupos en el Censo Nacional
solicitantes de asilo o re- de Población y Vivien-
los cuales un 60% son
da. Desde entonces, el
mujeres (Amador, 2011; En términos concretos, la fugio en Chile (Amador, movimiento afrochileno
Liberona, 2015). migración colombiana a 2011; Cáceres, 2009; Silva ha crecido y ganado
Chile ha experimentado y Lufín, 2013). considerable visibilidad,
un importante incremen- pero la población afro-
descendiente aún no
to en la última década: de Para los intereses de esta
ha sido reconocida de
representar un 2% de la investigación, el caso co- manera oficial ni se han
población migrante en el lombiano es particular- implementado estadís-
año 2002, los colombianos mente interesante por ticas para identificar su
pasaron a ser el segun- tratarse de una población magnitud y caracterís-
ticas a lo largo del país.
do grupo más numeroso migrante que incluye una
Sin embargo, es impor-
del país para el Censo de proporción importante de tante mencionar que en
2017, representando un individuos que se identifi- 2013 se llevó a cabo la
14,2% del total de migran- can/son identificados por Primera Encuesta de la
tes (INE, 2018). El éxodo otros como afrodescen- Población Afrodescen-
diente en la Región de
colombiano hacia diferen- dientes, pero también, a
Arica y Parinacota (EN-
tes países intra y extra-re- diferencia de los migran- CAFRO), según el cual
gionales aparece en la lite- tes haitianos, a otros que un 4,7% de la población
ratura relacionado tanto se identifican/son perci- de Arica y Parinacota se
a motivos económicos bidos como “blancos” o identificaba en el 2013
como afrodescendiente.
vinculados al deterioro “mestizos”. 4
9
Los colombianos en Chile (Amador, 2011; Aravena
han sido fuertemente ra- y Alt, 2012; Tijoux y Palo-
cializados, además de aso- minos, 2016; Pavez, 2016a
ciados a estereotipos ne- y 2016b).
gativos en torno a su país
de origen, vinculados a la La presencia de estos mi-
violencia y la inseguridad. grantes, por otra parte,
Su concentración en po- permite la reafirmación
cas ciudades, combinado de un ideal nacional ho-
a su rápido crecimiento, mogeneizante, a través de
sus rasgos fenotípicos y la permanente extranjeri-
su estigmatización en los zación de lo negro que si-
medios locales, ha hecho túa al afro-migrante como
a este grupo particular- incompatible con la chile-
mente visible en el imagi- nidad. La llegada de mi-
nario colectivo nacional. grantes afrodescendientes,
Colombia tiende a apare- ha naturalizado así per-
cer en el discurso público cepciones de diferencias
como un país violento y etno-raciales entre chile-
peligroso, y mientras que nos y extranjeros, permi-
los hombres colombianos tiendo la reafirmación de
son tildados de delincuen- Chile como un bastión eu-
tes y narcotráficantes, las ropeo en la región. Estos
mujeres colombianas son migrantes se encuentran
fuertemente asociadas por lo tanto sujetos a una
a la prostitución (Acos- condición paradójica de
ta, 2010; Stang y Stefo- visibilización en los espa-
ni, 2016; Stang y Solano, cios cotidianos y de invi-
2017; Valenzuela et al., sibilización histórica en
2014). Dichos estereoti- la narrativa nacional. Esta
pos no sólo se relacionan paradoja complica sus
con su país de origen, pero posibilidades de integra-
también con percepciones ción en la sociedad chi-
raciales que conectan la lena, porque su negritud
negritud con un cuerpo refuerza la concepción de
a la vez exótico y amena- una nación homogénea a
zante, asociado a la crimi- las cual se les niega la po-
nalidad y a la pobreza a la sibilidad de pertenecer.
vez que hipersexualizado

10
11
ESQUEMAS
RACIALES
Las mujeres colombianas
que participaron en mi in- EN DISPUTA
vestigación estaban muy
concientes del rol crucial
que juega su color de piel en
sus procesos de integración
en Chile. Varias de ellas
asociaron la posibilidad de
ser denegado su ingreso
al país, una vez en la fron- Asímismo, las mujeres en- movilizaron categorías ra- Al distanciarse de la ca-
tera, con discriminación trevistadas estaban cons- ciales intermedias –de uso tegoría “negra”, Martha
racial, argumentado que cientes de que algunas común en Colombia - para puede imaginar y proyec-
las personas negras son re- categorías raciales tienen diferenciarse de personas a tarse a sí misma como un
currentemente rechazadas connotaciones diferentes las que consideraban “real- cuerpo que no es rotulado
por los oficiales fronterizos. en Chile y Colombia, y la mente negras”. Martha, por y, por tanto, no es discri-
Esto se condice con estu- mayoría de ellas tuvieron ejemplo, quién se identificó minado en Chile. Sin em-
dios previos que dan cuenta dificultades para identifi- en mi cuestionario como bargo, al final de la cita ella
del uso que hace la policía carse en términos etno-ra- afrodescendiente, utilizó indica que el racismo ha-
de frontera de su poder de ciales. Mostraron una ten- la categoría “morena” para cia los migrantes negros es
discrecionalidad para dene- dencia, sin embargo, a usar distanciarse de la catego- algo que también “le dicen
gar acceso a los migrantes más frecuentemente esque- ría “negra”, la cual si usaba a uno” y que “igual uno lo
afrodescendientes, en par- mas raciales de sus lugares para referirse a su marido siente”, dando a entender
ticular, a los afrocolombia- de orígen, lo que puede haitiano quien, a su juicio, que en cierta medida se
nos (Liberona, 2015: Rojas deberse al carácter reciente es mucho más oscuro que siente identificada con los
y Silva, 2016; Silva y Lufin, de su proceso migratorio. ella. Ante la pregunta por migrantes que están sien-
2013). El reconocimiento Cuando conversamos so- racismo en Chile, Martha do discriminados. La cate-
de un racismo latente in- bre racismo, varias de ellas respondió: goría de “moreno” reveló
terviniendo en los criterios ser especialmente fluida
en torno a quién puede in- en las narrativas de estas
gresar al país, permite a las No me ha tocado a mí, pero sí a veces estoy al mujeres, algunas usándo-
migrantes colombianas fa- lado de una persona y dicen “ese negro tanto, la para dar cuenta de una
miliarizarse con los esque- esa negra tanta”. Porque aquí habemos per- categoría “intermedia” en-
mas raciales locales. Dicho sonas que somos morenas y otras personas tre blanco y negro, otras
reconocimiento tiene un que son súper negras, hablándolo así. Pero sí usándolo como sinónimo
impacto en cómo estas mu- he visto harto. Hace como una semana está- de negro intercambian-
jeres perciben Chile y a su bamos en el metro y había un niño haitiano do ambos conceptos en
gente, afectando el cómo y un señor le dice “este negro no se qué, por el discurso, y otras como
construyen fronteras sim- qué no se devuelve a su país”, lo que le dicen un eufemismo para evitar
bólicas para diferenciarse a uno e igual uno lo siente. describir a alguien como
de otros en el país. “negro”, término visto por

12
algunas como portador de tegorías que aluden a una A diferencia de Martha,
asociaciones negativas o ancestralidad africana, Ana María usa la categoría
incluso racista en sí mis- dependiendo del contexto “morena” como sinónimo
mo. Lo que es relevante es de nuestra conversación, de “negro”, lo que queda en
que para estas mujeres el dando cuenta de los múl- evidencia cuando dice “le
concepto “moreno” siem- tiples esquemas raciales ven el color de piel como,
pre alude a una ancestra- que usan para compren- pues algunas morenitas,
lidad africana, a diferen- der y explicar el mundo. negritas así…”. Durante
cia de Chile, donde se usa Ana María, por ejemplo, la entrevista, Ana María
para referirse a alguien de argumentó en varias oca- alterna entre distanciarse
pelo, ojos y en algunos ca- siones que otros eran más de la categoría “morena”
sos, piel más oscura, pero discriminados que ella por y aceptar ser identificada
no necesariamente con ser “morenos”, dando a en- como tal, dando cuenta
ancestralidad africana. tender que ella no lo sería, de los diversos esquemas
pero se apropió en otros raciales con los que los
Otras entrevistadas no se momentos de la catego- migrantes pueden operar
distanciaron completa- ría “morena”, como se ve en los nuevos contextos a
mente de la categoría “ne- reflejado en las siguentes los que llegan. Al momen-
gra”, pero alternaron entre dos citas. to de pedirle contestar el
identificarse o no con ca- cuestionario, por ejem-
plo, Ana María dudó por
unos minutos para termi-
nar identificándose como
mestiza, aunque en Chile
sería comúnmente rotu-
Tengo unos amigos que de pronto van en la calle y les lada como negra. Este re-
gritan que son negros culiaos, que vienen acá a dañar presenta sóolo un ejemplo
el país, que dañan la raza, cosas así. A varios amigos de cómo estas migrantes
les ha pasado, por lo menos a mi esposo y a un amigo, navegan los diferentes es-
como ellos son morenos, varias veces recién llegado quemas raciales que traen
les gritaban eso, y pues yo no, porque como te digo, yo de Colombia y aprenden
no, pero ellos si han tenido bastante discriminación. en Chile, para usarlos es-
tratégicamente: cuando
¿Y cuáles son las cosas que usted cree que a los la negritud es entendida
chilenos les gustan de los colombianos? como una marca de dis-
criminación, Ana María
Si, algunos dicen que bueno, de las mujeres, o sea ven se excluye del colectivo
a las mujeres y le ven el color de piel como, pues al- “negro” pero cuando es
gunas morenitas, negritas así, entonces les gusta (….) una marca de belleza, pasa
Yo paso y empiezan, ¡si, si Colombia, sí, sí! O me gritan a incluirse a si misma en
¡morenaza, ven! Cosas así. este grupo.

13
tulos negativos que les son
otorgados por chilenos,
y enfatizando diferencias
valóricas entre chilenos y
colombianos.
CONSTRUYENDO A partir de dichas cons-

FRONTERAS SIMBÓ trucciones, estas mujeres


logran generar un senti-
do de identificación más
LICAS COMO UN profundo con su país, mi-
nimizando formas de di-
MECANISMO DE ferenciación interna, tales
como las basadas en raza,

EMPODERAMIENTO clase y región de origen,


y creando así una idea de
comunidad nacional más
cohesionada. Este resulta-
do se condice con un es-
tudio previo que concluye
que son “los elementos de
carácter nacional, los que
Las mujeres colombianas conforman parte de la
entrevistadas reconocie- identidad de estos grupos
ron los prejuicios y estig- en el exterior, ya que ma-
mas que existen en Chile terializan el sentimiento
hacia los migrantes, en de pertenencia a un lugar
particular hacia los afro- y a un conjunto de perso-
descendientes. Una de las nas con los que se com-
principales estrategias que parten los mismos prin-
usaron para distanciarse cipios y valores” (Acosta,
de los rótulos que les son 2010:182-183). Así es
impuestos por los chile- como el cruce de fronteras
nos fue construir fron- geográficas muchas veces
teras simbólicas que les conlleva también trans-
permite explicar en térmi- formaciones en formas de
nos positivos por qué son diferenciación previas.
estigmatizadas en Chile.
Aunque algunas asociaron
estas imágenes negativas
a la llegada de compatrio-
tas de ciertas regiones de
Colombia –en particular,
del puerto de Buenaventu- “Los chilenos
ra– la mayoría construyó son los racistas”
discursos en que se iden-
tificaban fuertemente con
su país y compatriotas,
independiente de su lugar
de origen, negando los ró-

14
Al referirse a discrimina- Marina contrasta la ver-
ción racial, las mujeres güenza que sienten los
colombianas entrevistadas chilenos por sus ancestros
elaboraron discursos con- indígenas con el reconoci-
denando el racismo de los miento que los colombia-
chilenos y enalteciendo su nos hacen de su población
propia superioridad moral indígena como los dueños
al identificar a Colombia originales de sus tierras,
como un país exento de para sostener que en Co-
racismo. La mayoría de es- lombia se enorgullecen de
tas mujeres atribuyeron el su herencia étnica. Aun-
racismo que han percibi- que es posible que Mari-
do en Chile a una carencia na haya experimentado u
de valores entre los chile- observado menores nive-
nos, del cual se distancia- les de discriminación ra-
ron argumentando que en cial en Colombia que en
Colombia, los indígenas y Chile, es un hecho que en
negros son respetados. La Colombia existe racismo e
narrativa de Marina, una inequidad racial (Camar-
afrocolombiana naciada go, 2011; Wade, 2010). Sin
en Guapi, es representati- embargo, la mayoría de las
va de esta línea de razona- mujeres entrevistadas fue-
miento: ron enfáticas en sostener
que los colombianos no
son racistas, atribuyendo
su superioridad moral y
…en Colombia llamamos indígena a los que son due-
valórica a su diversidad
ños de América, porque en Colombia, los dueños de
racial, a su profundo mes-
América son los indígenas. A nosotros nos trajeron
tizaje y a sus numerosas
de esclavos de África, los españoles vinieron a Amé-
poblaciones afrodescen-
rica, pero en América habían indígenas, entonces
dientes. Los colombianos
ellos en Colombia son dueños de sus tierras. Aquí en
estarían acostumbrados a
Chile nadie, casi nadie, quiere ser indígena. Se aver-
interactuar con personas
güenzan de ser, de haber sido mezcla de español con
de diferentes razas, y por
indígena, siempre es los apellidos, los apellidos de
tanto, no serían racistas.
sangre azul, los apellidos europeos, esos sobresa-
Como ejemplo, Sandra,
len, pero sí es, no sé, díganme un apellido conocido
quién se identificó como
indígena, nunca lo dicen a voz alta, por lo menos en
mestiza, señaló lo siguiente:
Colombia los negros o son Cuero o son Inestroza
o son Perlaza o son… y todos con orgullo llevamos
nuestra raza, acá la gente no quiere ser…

15
¿En Colombia hay menos racismo que aquí?

Sí, menos, de pronto porque hay muchas loca-


lidades de Colombia que son de raza negra, la
costa es de negros, usted va a San Andrés, Ba-
rranquilla, Cartagena que son las costas donde
va la gente a pasear y usted no ve sino negros, el
Chocó es negrito, todos, todos. Entonces cuando
un mulato se casa con un negrito o un blanco se
casa con un negrito salen los hijos café chocola-
te, entonces uno no ve la diferencia, ya son como
todos iguales…

Sandra asocia la carencia identificación con otros lombianos. Así, reifican


de racismo en Colombia colombianos, aún si dicha nociones de nacionalidad
con la fuerte presencia identificación no era tal ligadas a grupos raciales,
negra en el país, lo que antes de migrar. alimentando el mito de un
habría producido una Adicionalmente, los dis- Chile excepcionalmente
mezcla racial en que todos cursos que resaltan las blanco.
son vistos como iguales. diferencias raciales entre
Pero un mayor contacto chilenos y colombianos y
entre grupos etno-racia- reconocen a los últimos
les no implica necesaria- como más diversos y, por
mente menores grados tanto, menos racista, re-
de tensión racial o mayor fuerzan la idea de una so-
integración; en ocasiones ciedad chilena racialmen-
“Los colombianos somos
mayores grados de inte- te homogénea. Aunque es más trabajadores que
racción entre grupos que innegable la existencia de
se reconocen como dife- jerarquías raciales en Chi- los chilenos”
rentes pueden volver las le, encontrándose las dife-
fronteras simbólicas en- rentes clases sociales fuer-
tre ellos más rígidas y fo- temente asociadas a rasgos
mentar la intolerancia. Sin fenotípicos particulares,
embargo, la construcción las mujeres colombianas
de una frontera simbóli- adoptan el discurso nacio-
ca que destaca el racismo nal imperante en Chile en
como algo chileno permi- torno a una homogenei-
te a estas mujeres resaltar dad racial para explicar
sus propias características por qué los chilenos son
positivas a través de la más racistas que los co-

16
Las mujeres entrevistadas
también usaron fronteras
simbólicas para explicar …ustedes dicen que nosotros los colombianos somos
por qué son escogidas rateros, que venimos a este país a robar, ¿ya me en-
para ciertos trabajos en tiendes? Pero no, nosotros venimos a buscar trabajo
Chile, elogiándose a si y la gente ha visto que todo colombiano en partes que
mismas como más traba- hemos llevado hojas de vida o repartido curriculums,
jadoras y en ocasiones, dicen que nosotros somos más entradores, somos
como más capacitadas más trabajadores, porque los chilenos aquí no son
que sus pares chilenas. cumplidos, nosotros sí, en ese transcurso de hora-
Varias de ellas se refirie- rio de trabajo, sí somos muy cumplidos, somos más
ron a sus carreras técnicas trabajadores, ¿ya me entiende? En cambio dicen que
–en su mayoría asociadas los chilenos son más flojos para el trabajo y ahí no sé
a la enfermería –como porque yo escucho lo que me han dicho…
un marcador identitario
poderoso que les otorga
cierto estatus, no obstante
ser en ocasiones maltrata-
das por sus empleadores y Su identidad como mu- alegres y más educados
co-trabajadores chilenos. jer trabajadora permite a que los chilenos. Los chi-
Su identidad como perso- Luz Dary diferenciarse de lenos fueron retratados
nas trabajadoras fue cons- los trabajadores chilenos por estas mujeres como
truida en oposición a los y explicar en términos extremadamente serios
chilenos, a quienes varias empoderantes por qué en y poco corteces, lo que
se refirieron como “flojos” ciertos rubros los emplea- los convierte no sólo en
y poco aptos para ciertos dores prefieren contratar a malos trabajadores, sino,
trabajos. Luz Dari, una trabajadores colombianos. a nivel personal, en per-
mujer de 30 años nacida Otras entrevistadas adju- sonas desagradables para
en Cali, quién se identifi- dicaron su superioridad interactuar. Esto coincide
có como mulata –aunque como trabajadoras a di- con un estudio realizado
sería a mi juicio rotulada ferencias de personalidad por Acosta (2010:122) en
de negra en Santiago– y entre chilenos y colombia- el que encontró que los
ha trabajado como vende- nos. Estos discursos sugie- colombianos considera-
dora y empleada domés- ren que los colombianos ban al chileno poco cor-
tica, contestó lo siguiente son mejores para ciertos dial en su trato con otras
cuando le pedí identificar tipos de trabajo, en parti- personas.
estereotipos que los chi- cular para aquellos en que
lenos tenían sobre los co- se requiere interactuar
lombianos: con clientes, por ser más

17
Las distinciones esbozadas
por estas mujeres ilustran
cómo la percepción de di-
ferencias culturales pue- “No, porque mire que los negros son más en-
de ser movilizadas para tradores, allá en Antofagasta estaba, te lo juro
re-elaborar la propia iden- que la parte del centro estaba llena de negros,
tidad; características tales peluquerías, de todo eso. Ya tenían negocios y
como el ser cortés, alegre y todo, y no les trabajaban a nadie, trabajaban
trabajadora se convierten ellos solos”.
en relevantes y son adscri-
tas a una nación completa,
a pesar de su obvia diver-
sidad interna. La creación Al destacar a los negros los empleadores las prefie-
de un imaginario en torno como buenos trabajado- ren. Estas distinciones son
a los colombianos como res, Luz Dary se incor- usadas para defenderse de
compartiendo estas cuali- pora a si misma y a sus acusaciones de promover
dades y de una narrativa compatriotas negros a un una competencia desleal
en torno a cómo es correc- imaginario en torno a la al aceptar salarios más ba-
to comportarse permite a afrocolombianidad que jos, y por tanto de quitar
las mujeres colombianas destaca valores universal- trabajos a la población lo-
imaginarse como parte de mente positivos (ser tra- cal, discurso arraigado en
una sociedad nacional co- bajador), contrarrestando muchos chilenos (Thayer
hesionada. discursos dominantes en et al, 2013).
la sociedad local que re-
Mientras que esta elabo- tratan a estos migrantes
ración de una identidad como ladrones, narcotra-
en términos nacionales no ficantes y prostitutas (el
es sorprendente en comu- epítome de un mal traba-
nidades migrantes, más jador). El identificar estas
interesante es el hecho de diferencias en términos de
varias de las entrevistadas nacionalidad les permite a
asociaron el ser buenas estas mujeres colombianas
trabajadoras y tener una confrontar la hostilidad
personalidad agradable con que son recibidas por
como algo particular de la sociedad chilena, cons-
las colombianas negras. truyendo fronteras sim-
Cuando le pregunté, por bólicas a partir de carac-
ejemplo, a Luz Dary, si a terísticas pensadas como
su juicio las afrocolombia- intrínsecas –tales como el
nas tenían más dificulta- ser alegre en lugar de se-
des que otras colombianas rio– para explicar por qué
en Chile, me respondió:

18
Las mujeres que entrevis-
“Los chilenos té confirmaron estas aso-
prefieren a la ciaciones; varias de ellas
admitieron haber sido
mujer colombiana” verbalmente acosadas y
tildadas de prostitutas,
mientras que otras seña-
laron que incluso habían
Por último, las mujeres sido incitadas a prosti- mujeres colombianas por
entrevistadas también tuirse. En efecto, no solo su color de piel mientras
usaron fronteras de tipo las afrocolombianas pero que otras fueron más allá
nacional para explicar sus también las que se iden- indicando que a los hom-
experiencias de sexuali- tificaron como mestizas bres chilenos les gustan
zación en Chile. Como se describieron experiencias las mujeres negras por sus
indicó anteriormente, los de sexualización, ya sea cuerpos, dando cuenta de
cuerpos de las afrocolom- personales u observadas la mencionada exotiza-
bianas se han convertido hacia otras mujeres co- ción del cuerpo negro en
en una fuente de ansiedad lombianas. Pero la mayo- Chile. Mariana, una mu-
para la sociedad chilena, al ría de estas mujeres expli- jer mestiza de 35 años de
ser asociados al mercado caron dichos procesos de edad indicó:
sexual y vistos como una sexualización en términos
amenaza libidinal. Inves- empoderantes, general-
tigaciones previas desa- mente enfatizando que el Yo he escuchado que las mujeres
rrolladas en ciudades del hombre chileno prefiere a negras acá, que les encantan a
norte de Chile han des- la mujer colombiana antes los chilenos. Sí, [risas], he escu-
tacado que los migrantes que a la chilena, inclina- chado no sé por qué, será porque
colombianos experimen- ción que se debería a que tienen las nalgas más, ¿cómo
tan procesos de integra- las mujeres colombianas dicen ustedes?El poto más gran-
ción racializados y sexua- son más atractivas. Mien- de y más parado, no sé, no sé en
lizados (Amador, 2011; tras que algunas de las que irá, como hay hombres que le
Pavez 2016a y 2016b). Los entrevistadas destacaron gustan las mujeres rubias, sólo
medios de comunicación los atributos físicos de la las rubias o las pelinegras, igual
han jugado un rol crucial mujer colombiana, otras yo creo que es lo mismo, que hay
en estos procesos de estig- se enfocaron en sus virtu- hombres que se sienten atraídos
matización, presentando des culturales y sicológi- por la mujer morena.
a los colombianos como cas. En todos los casos, sin
una amenaza a la seguri- embargo, estas mujeres se
dad local y a la coexisten- reconocieron como más
cia armoniosa (Ambiado deseables que las mujeres
y Fernandez, 2012; Stang chilenas, explicando su se-
y Solano, 2017; Stang y xualización a partir de un
Stefoni, 2016). Como se discurso empoderante en
mencionó en la introduc- lugar de victimizante.
ción de este artículo, las
mujeres colombianas han En cuanto a los atributos
sido adicionalmente acu- físicos de las colombianas,
sadas de traer enfermeda- algunas entrevistadas se-
des venéreas y de destruir ñalaron que a los hombres
familias. chilenos les gusta más las
19
Pero aunque algunas en- chilena. En esta cita, ade-
trevistadas asociaron di- más, podemos observar
cho atractivo particular- de nuevo la tendencia que
mente a las colombianas tienen los colombianos
negras, otras identifica- de diferenciarse de aque-
ron la belleza como algo llos que perciben como
característico de todas más oscuros, identificán-
las mujeres colombianas. dose con una categoría
Fronteras nacionales y intermedia, en este caso
raciales interactúan para trigueña, pero al mismo
oponer a las mujeres co- tiempo conservando la
lombianas y chilenas, las exoticidad y el atractivo
últimas descritas como adscrito al cuerpo negro.
poco atractivas e incapa- Por último, vemos cómo
ces de cuidar bien a sus Diana destaca característi-
hombres. Cuando le pre- cas que no son solo físicas
gunté a Diana, quién se pero también de persona-
identificó como mestiza, lidad, tales como la mane-
si los hombres chilenos ra de relacionarse con los
preferían a la mujer negra, hombres, construyendo a
ella combinó estos dos es- las mujeres colombianas
quemas para construir su como cariñosas y cálidas,
argumento: mientras que las chilenas
serían frías y descuidadas
con las necesidades de
los hombres. Describe el
Sí, sí, lo he notado, en eso sí, no solamente las mo- amor como un arte que las
renas porque uno, yo no soy pues morena, morena, mujeres deben aprender, y
soy de piel trigueña, pero sí son muy, o sea se sienten que las chilenas por algún
como, admiran mucho a la colombiana. Yo me he to- motivo no dominan. En
mado el atrevimiento y les he preguntado por qué, en- conclusión, esta narrativa
tonces dicen más bien porque tienen un físico bonito y en torno a la mujer colom-
como les dicen aquí, porque son ‘potudas’. …y que eso biana como naturalmente
hace mirarlas y bueno, yo le digo “normal” y dicen que más deseable permitió a
no, que no es lo normal, porque las colombianas so- las mujeres entrevistadas
mos más cariñosas, más afectivas, en cambio las chi- explicar en términos posi-
lenas, dicen ellos porque no sé, son más secas, o sea tivos el como son tratadas
más, o sea no demuestran, de pronto pueden querer, por los hombres chilenos,
pero no demuestran como nosotros que dominamos distanciándose de la iden-
como el amor. tidad de víctimas y, por el
contrario, empoderándo-
Las características físi- se como superiores a las
cas que hacen a la mujer mujeres locales.
negra más deseable, tal
como tener el “poto gran-
de”, son construidas como
algo propio de todas las
colombianas, indepen-
diente de su raza, pero
como carente en la mujer
20
CONCLU
SIONES La llegada reciente de en torno a sí mismas y
migrantes afrodescen- su lugar en la sociedad
dientes a Chile ha visibili- chilena.
zado la incomodidad con
que reacciona la sociedad Los resultados mues-
chilena cuando es con- tran cómo las migrantes
frontada a un “otro” que colombianas negocian las
contamina su narrativa categorías raciales que
en torno a la ausencia los chilenos les imponen.
de racismo y revela una Las categorías raciales
estructura social profun- son fluidas y dependen
damente racializada. Los de los contextos en que
colombianos en Chile son son usadas, por lo que el
periódicamente represen- “cómo” los colombianos
tados como criminales son racialmente catego-
peligrosos, narcotrafican- rizados en Chile muchas
tes y prostitutas que ame- veces no se ajusta a cómo
nazan la armonía social se identificaban antes de
(y sexual) de la sociedad migrar. La invisibilización
chilena. Las colombianas histórica de la diversi-
que participaron en mi dad etno-racial en Chile
investigación indicaron y la construcción de un
reconocer desde el mo- imaginario nacional en
mento en que llegaron que los chilenos se repre-
al país el rol que su color sentan a sí mismos como
de piel y origen nacional racialmente homogéneos
juega en cómo son carac- y excepcionalmente más
terizadas por la sociedad blancos que otros latinoa-
chilena. Estas mujeres, sin mericanos ha promovido
embargo, no se confor- en Chile un sistema de
man con los estereotipos categorización racial que
que les son asignados sino extranjeriza la negritud
que responden a ellos ne- y la construye de manera
gociando sus identidades más binaria que en otros
raciales y construyendo países de Latinoamérica,
fronteras simbólicas que incluyendo Colombia,
les permiten elaborar donde comúnmente se
narrativas empoderantes usan un mayor número
21
de categorías interme- racial y numerosas po-
dias para referirse a los blaciones negras. Estos
afrodescendientes. Esto discursos que enfatizan
hace que mujeres que no diferencias entre un Chile
se pensaban a si mismas homogéneo y una Co-
como negras antes de lombia diversa permiten a
migrar sean categorizadas estas mujeres darles sen-
de tal manera en Chile. tido a sus experiencias de
Estas mujeres responden discriminación en Chile,
usando los diferentes al posicionar el racismo
esquemas raciales apre- como algo chileno que no
hendidos en Colombia y tiene que ver con su pro-
en Chile para navegar su pio valor, escapando así al
identidad, apropiándose y estatus de víctimas.
alejándose de la categoría
“negra” según el contexto Segundo, las mujeres
en que se encuentran y los colombianas exaltan sus
interlocutores con los que propias cualidades como
interactúan. buenas trabajadoras,
mientras que los chilenos
El análisis de las entre- son representados como
vistas en profundidad “flojos”, lo que les permi-
también sugiere que las te explicar por qué son
migrantes colombianas escogidas para ciertos
responden a procesos de trabajos, evadiendo acu-
estigmatización constru- saciones en torno a estar
yendo fronteras simbó- compitiendo de manera
licas principalmente de injusta en el mercado
tipo nacional, destacando laboral y empoderándose
diferencias valóricas en como trabajadoras mere-
el carácter nacional de cedoras. Por último, estas
chilenos y colombianos, mujeres perciben que las
que tienden a la escencia- colombianas son preferi-
lización. Los tres ejemplos das por los hombres chile-
presentados dan cuenta nos y aunque reconocen
de cómo las mujeres experiencias de sexualiza-
colombianas constru- ción, explican éstas como
yen fronteras simbólicas resultado de sus propios
para distanciarse de los atributos positivos, las
chilenos. Primero, las cuales las hacen inevita-
entrevistadas explican blemente más atractivas y
el racismo como algo deseables que las chilenas,
chileno, generado por la nuevamente alejándose
falta de diversidad racial de estereotipos victimi-
y de poblaciones negras zantes.
en el país. Colombia, en
cambio, es representado Estas fronteras simbólicas
a través de las entrevistas de tipo estado-nacional,
como exento de racismo sin embargo, no están
gracias a su diversidad exentas de connotacio-

22
nes raciales, en que estas nos permite analizar
mujeres tienden a reforzar críticamente investiga-
nociones de raza asocia- ciones previas en torno
das a nacionalidades. No a la construcción de la
obstante, esta construc- raza y de la otredad, y
ción les permite construir entender como procesos
un sentido más profundo de diferenciación afectan
de identificación con su las estrategias que los y las
nación, minimizando migrantes movilizan en
otras formas de diferen- sus sociedades de acogi-
ciación al interior de la da. Finalmente, la noción
comunidad colombiana, de fronteras simbólicas
creando así una comuni- permite visualizar cómo
dad diaspórica más cohe- la inequidad es al mismo
sionada, que es valorada tiempo contruida y repro-
en términos positivos. La ducida de manera cogniti-
experiencia migratoria va y estructural.
permite así la emergencia
de una noción profunda
de identidad nacional,
adquiriendo la catego-
ría de nacionalidad un
significado más intenso.
Percepciones comunes de
racialización y estigmati-
zación estimulan más aún
la construcción de esta
comunidad diaspórica
imaginada, paradójica-
mente determinada por la
relación a un lugar que ha
sido dejado atrás. Adicio-
nalmente, estas fronteras
simbólicas les permite
construir una imagen de
si mismas que se aleja
de las representaciones
generadas sobre ellas por
los chilenos.

Estos resultados son


particularmente relevan-
tes hoy, ya que nos entre-
gan pistas sobre cómo la
movilización de fronteras
simbólicas puede afectar
la percepción que los y las
migrantes tienen sobre
sí mismos y sobre otros.
La noción de frontera

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