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RAYMOND-LEOPOLD BRUCKBERGER

EL VALOR HUMANO
DE LO SANTO

Prologo de
MIGUEL SIGUÀN

QUINTA EDICION

ED1C10NES RIALP, S. A.
MADRID - 1964
Titulo del original francés :

La valeur humaine du saint


(«Les Cahiers du Rhône». Editions de la Baconniére,
Neuchatel, 1946 )

Primera edicion espanola : Septiembre de 1949


Segunda ediciôn espanola: Marzo de Î952
Tercera edicién espanola: Septiembre de 1953
Cuarta edicion espanola: Febrero de 1957
Quinta edicion espanola: Marzo de 1964

NOTA EDITORIAL

La primera edicion espanola de esta obra del


P. Bruckfaerger incluia un apéndice de J. Urteaga
Loidi, titulado E L VALOR DIVINO DE LO HUMANO. El
interés con que el pûblico acogiô dicho estudio nos
incita a publicarlo separadamente, y asi, refundido
y considerablemente ampliado, forma hoy el volu-
men VI de la Colecciôn P A T M O S ; libro que no du-
damos en recomendar como el mejor complemento
del que el lector tiene en sus manos.

TODOS L O S DERECHOS RESERVADOS PARA TODOS


L O S P A I S E S D E H A B L A C A S T E L L A N A P O R
EDICIONES RIALP, S. A . — PRECIADOS, 44. — M A D R I D

Deposito l é g a l : M. 2.271.—-1964. N û m . de registre : 2415*64

Talleres Grâficos de Huecolor, Jaspe, 42.—Madrid


P R O L O G O

L A EJEMPLARIDAD DE LOS SANTOS.

El culto de los Santos tiene en el Catolicis-


mo una especifica juncion de ejemplaridad.
No solo son intermediarios cerca de Dios y
participan como miembros de la Iglesia triun-
fante en la economia del cuerpo mistico de
Cristo, que a todos nos engloba, sino que su
figura se nos propone como ejemplo e idéal
de vida. Por esto, no solo se invoca su inter-
cesiôn, sino que se reproduce su efigie, se
cantan sus triunjos y se escriben sus biogra-
ftas.
Pero con esta ejemplaridad nos sucede
algo curioso. A fuerza de llamarles Santos
tendemos a olvidarnos de que son verdade-
ros hombres, como si su solo calijicativo les
estableciese por naturaleza en otra especie.
No nos extranan sus historias extraordinarias,
precisamente por que eran Santos, olvidando
14 MIGUEL S1GUAN

que estamos rigurosamente en el mismo pia-


no que ellos: como nosotros, nacieron hom-
bres llamados a la santidad.
Una hagiografia precipitadamente edifi-
cante por acopio de maravillas es, en buena
parte, culpable de ello; el resto corresponde,
naturalmente, a la inveterada pereza huma-
na. Pero adviértase como la leyenda hagio-
grâfica no trabaja forzosamente en esta di-
rection deshumanizadora. El Santo patron
de una aldea campesina puede haber perdi-
do, envuelto en la leyenda, todo el perfil au-
téntico de su personalidad histôrica, pero ha
adquirido otro no menos humano y perjecta-
mente comûn con la gente que le Venera. In-
terviene en sus quehaceres y sus iragedias,
responde de la Uuvia y del granizo y tiene
una jurisdiccion perfectamente delimitada y
a escala humana. No sorprenderia demasiado
a sus feligreses Verle andar un dia entre los
campos, con su cayado y su auréola, echan-
do una mano en la brilla o acudiendo solicito
a rescatar una oveja extraviada.
jQué lejanos, en cambio, parecen los San-
tos de nuestro mundo moderno! <f Nos ima-
ginamos a cualquiera de los habitantes de la
Corte Celestial mezclados en el barullo del

\
PKOLOGO 15

Métro u ordenando las papeles de una ofici-


na dél Estado? Tenemos demasiado sentido
critico para imaginarlo, desde luego; pero
<f no sera, en el fondo, la razôn que lo que no
logramos es imaginât un viajero del Métro o
un burôcrata elevado a las cimas de la san~
tidad? Porque este es el problema. El Santo,
ayer como hoy, tiene un contexto humano ri-
gurosamente concreto y determinado: el
mundo en que vive y a través del cual se
santifica. Sus pies se asientan sobre un sue-
lo, y su amor se vierte en unos hombres: sus
prôjimos, sus hermanos, los hombres de su
contorno en el espacio y en el tiempo. Nin-
gûn Santo es utépico ni ucronico; ninguno ha
vivido en un paisaje de carton pintado, po-
blado por personajes simbâlicos. La fidelidad
a la propia Herra y a los problemas del p r o -
pio tiempo y nos aparece asi como la primera
caracteristica de la Santidad, como lo es, en
gênerai, del hombre auténtico.

FIDELIDAD A LA TIERRA.

Hemos discutido tanto en torno al patrio-


tismo, que sentimos un instintivo recelo a lia-
mar patriotas a los Santos, temiendo que en
16 MIGUEL SIGUÀN

seguida se les haga mercancia politica y ban-


dera de resentimientos nationales. Justamen-
te, el Catolicismo de la Iglesia —y de sus
Santos— nos parece hoy el mas saludable
antidoto contra las miopias nationales, ç Es
que los Santos del pais vecino no son tam-
bién hijos de Dios? ç" Es que el patrimonio
de la Sangre de Cristo y el testimonio de su
Verdad jué dado en prenda a una ciudad o
un Estado? <f Queremos aûn distinguir ante
los ojos de Dios el judio y el gentil, el roma-
no y el bârbaro?
Dejemos a un lado este patriotismo orgu-
Uoso apoyado en una idea de la nation o de
la raza como entidades estancas y suficien-
tes, geométricamente delimitadas e incapaces
de integrarse en un espacio superior, patrio-
tismo aprendido antes en los libros y los dis-
cursos que en la contemplation del paisaje y
la convivencia con los vecinos. El auténtico
patriotismo, el de los Santos, empieza con la
fidelidad a la tierra en que nacieron y vivie-
ron, tierra mas o menos amplia —aldea, ré-
gion, nation o continente— segûn el ritmo
de su andar y el horizonte de sus preocupa-
ciones, pero siempre tierra real y concreta,
tierra pisada y conocida y amada.
PRÔLOGO 17

Santos hay de incansable deambular que


ignoraron fronteras y jurisdicciones, auténti-
cos ciudadanos del mundo, a los que séria
inûtil fijar una patria politica. En ningûn lu-
gar se sintieron desterrados parque en cada
recodo del camino encontraron su propia casa
y sus propios hermanos. Santos hay, por el
contrario, que jamâs traspasaron los limites
de su aldea o su monasterio, que nunca pisa-
ron mas alla de lo que puede alcanzarse en
una jornada de camino. Santos de un solo
paisaje, de unas montanas y un rio que a tra-
vés de sus ojos recobraron la inocencia del
paraiso y en ellos vivirân eternamente ante el
Sehor.
C Cuâl fué, sino Europa, la patria de San
Anselmo, que naciô en Aosta, fué prior en
Normandia y muriô arzobispo de Cantorbe-
ry? (f Y que otra patria tuvieron San Bernar-
do de Claraval o Santo Tornas de Aquino?
Bien poco se movio, en cambio, Santa Cata-
lina Tomâs, la entranable santita mallorqui-
na; tan poco se movio, que nunca perdiô de
vista el fino perfil de las montanas natales,
las que en Valldemosa cerraban el valle don-
de guardaba ganado, las que, quizâ, divisa-
ba por la ventana de la cocina cuando con el
18 MIGUEL SIGUAN

atizador golpeaba la cabeza del diabliUo que


asomaba por el sumidero mientras lavaba los
cacharros, las que perjumaban el aire del re-
coleto claustro monjil de su juventud. Tan
poco se movio, que el recuerdo de Catalina
esté tan ligado a la imagen de Mallorca como
sus olivos centenarios o el azul de sus cale-
tas, y tan Vivo en la tradicion, que parece i m -
posible que un dia existieran ninos en Mallor­
ca que no cantaron las copias a la beata To-
maseta. Elias ayudan a los hijos de la isla de
la calma a descubrir uno de los aspectos mas
intimos de su tierra, hecha de paz y de ino-
cencia cotidiana transfigurada en Santidad.
Pero no era menos mallorquin fray Junipero
Serra, que en su juventud dejô la isla y la or-
denada vida de novicio para arribar a Méjico
y anos después remontar la desconocida Cos­
ta de California, plantando un rosario de mi-
siones que culminé en la dedicada a San
Francisco. Fray Junipero, al que la florida
California recordaba la tierra de su juventud
y ensenaba a los indios, sus hijos adoptivos,
a trabajar la tierra al uso de los labradores de
su pais natal, el que nunca mas debia Volver
a ver la bahia de Palma, pero que cuanto mas
anciano, con mayor nostalgia recordaba la
PRÔLOGO 19

primavera mallorquina, que creia adivinar en


el azul del cielo californiano recortado entre
los ârboles.
Ni era menos mallorquin Ramôn Llull, el
viajero alucinado de la barba jlorida que re-
corriô Europa tan sin descanso, que aun en
nuestro siglo apresurado sus itinerarios pro-
ducen vértigo; el loco por Cristo que fué de-
clarado oficialmente démente en escritura de
escribano para que no dilapidara los bienes
de su mujer y sus hijos, que nunca olvidô su
empeno de erigir un gran colegio para la en-
senanza de predicadores en tierras de infieles
—auténtico precursor de la moderna Propa-
g a n d a F i d e i — , colegio que debia erigirse,
precisamente, en Miramar porque creia que
el paisaje que desde alli se divisaba ayudaria
a los juturos misioneros a inflamarse en amor
de Dios. Maravilloso Ramôn Llull, que al
descrïbir los ojicios de un monasterio idéal,
previene la existencia de un monje extâtico
sin otra misiôn que recorrer los caminos, ma-
ravillândose por lo que Ve y dando Voces de
alabanza a Dios por haber creado tanta be-
lleza.
Es harto sabido que muchas veces necesi-
tamos de los escritores y los pintores para
20 MIGUEL SIGUAN

descubrir el aima de un paisaje. No hace fal-


ta repetir que nuestra vision de Castilla la
hemos recibido, en parte, de los escritores
del 98. Pero / cuânto mas debemos a los San-
tos nuestra familiaridad con un pais! Santos
de todas las regiones espanolas y de todos
sus caminos, Santos de aldeas en la monta-
fia, negros e hirsutos, y Santos marineros in-
genuos como exvotos; Santos labriegos que
aûn parecen andar entre la huerta y el sem-
brado, y Santos constructores de iglesias y
monasterios, que aûn dominan el Valle que un
dia fué desierto. Santos guerreros que galopa-
ron por el llano, y Santos ermitanos que nos
ensenan el secreto de la soledad en el silencio
de las cumbres. Santos de todos los paisajes
de Europa y de todos los caminos del mundo.
De ellos aprendemos que toda tierra es p a -
tria, no tierra en gênerai, no tierra abstracta de
geômetra y tratado de paz, sino tierra huma-
nizada, âspera y amarga a veces, a veces
blanda y ubérrima, pero siempre entranable-
mente amada y en el amor vuelta a crear.
Si fué en el Sahara donde el Padre Fou-
cault descubriô su vocacion de vida interior
y caridad heroica, vocacion que ha resonado
como un aldabonazo en el corazon de tantos
PRÔLOGO 21

contemporâneos, n o es m e n o s cierto que el


desierto africano encontre su aima en el Pa-
dre Foucault. La tierra dura y estéril estallô
para él en la belleza de sus incendios vesper-
tinos y sus noches purisimas. Porque también
la naturaleza ha de ser salvada del mal que
el pecado introdujo en el mundo, y su salva-
ciôn no es otra que la mirada clara del San-
to que la restituya la inocencia original y la
guarde para siempre en sus pupilas en la pre-
sencia de Dios. A través del hombre, cûspi-
de de la creaciôn, puede la naturaleza Volver
a Dios. Y acongoja pensar en tantas bellezas
pasajeras, holladas solo un momento por
hombres atropellados, que se hunden en la
nada, faltas de una mirada amorosa que las
restituya a Dios.

FlDELIDAD A LOS HOMBRES.

Pero una tierra humana no es solo un con-


junto de accidentes geogrâficos, sino la habi-
taciôn de unos hombres. El Padre Foucault
no amaba el desierto, sino la tierra de los tua-
regs, y fué este amor el que le atô a los hori-
zontes inflamados del Sahara. Fray Junipero
22 MIGUEL SIGUAN

n o evocaba los Vallès natales preso de arreba-


tos poéticos, sino esforzândose por recordar
como trabajaban el campo la gente de su tie-
rra. Lo que he llamado el patriotismo de los
Santos esta hecho de fidelidad a una tierra,
su tierra y la de sus prôjimos, hombres de
carne y hueso con su carga de pesares y de
angustias; hombres que tropiezan y que caen,
que lloran y que esperan.
Nada mas lejos de la actividad del Santo
que el patriotismo que vive de glorias pasa-
das y teje triunjos futuros, que se escabulle
del présente en torno, refugiândose en el pa-
sado o fantaseando en el porvenir. jCuântos
Santos no supieron nada de los blasones de
su nation o de las gestas de sus antepasados,
cuântos habrian sido incapaces de represen-
tar a su aldea o a su Estado entre los grandes
de la tierra, o de trazar directrices de su futu-
ro politico! Pero ninguno juê infiel a su gen-
te y a su génération, ninguno rehusô com-
partir afanes y dolores.
Y no es honrado imaginar a los Santos
como habitantes de una sociedad idilica don-
de la compasiôn era cômoda y la caridad fâ-
cil. En este sentido, ninguna sociedad ni nin-
guna êpoca esta mas lejos de Cristo que otra;
PRÔLOGO 23

y si alguna esta mas cerca de la Cruz es aque-


lla en que el dolor clama mas alto. Pocas vo-
caciones a la caridad heroica podemos imagi-
nar en la meliflua Arcadia. Ni cabe pensar
que al Santo le es mas jâcïl la abnegaciôn que
al comûn de los mortales, cual si fuese un
psicopata de rara especie perseguidor de pla-
ceres masoquistas en el sujrimiento por los
demâs. Cristo, con ser Dios, por ser hombre
sudô sangre en la noche de Getsemani, y
solo por ser fiel a la voluntad del Padre do-
mino la angustia de la carne y apura el Câliz
hasta las heces. Séria ingenuo créer que a sus
discipulos se les ha dado alguna Vez trato de
favor, y que en otras épocas, mas que en la
nuestra, ha sido jâcil la santidad.
San Pedro Claver dudo bastante antes de
abrazar su vocaciôn; primero, creia no tener-
la; luego, penso si no séria mejor la vida en
un monasterio; finalmente, sintiô escrûpulos
de ordenarse, y asi, a contrapelo del miedo.
llegô a jesuita projeso y se encontre un dia en
Cartagena de Indias entre los esclavos negros.
l'Cuântas formas de patriotismo y de soli-
daridad humana no cabian en la America es-
panola del siglo X V I I ! Periodicamente lie-
gaba el galeon de la Peninsula con persona-
24 MIGUEL SIGUÀN

jes importantes, ordenanzas y noticias que


agitaban y alimentaban la vida pûblica de la
colonia. Incluso el problema de la esclavitud
pcdia y debia plantearse en las altas esferas,
%
si no se queria gastar polvora en salvas, 6 me-
for aûn, discutirlo concienzudamente a la luz
de la moral y el derecho en libros que luego
leerian los consejeros del reino. Pero Pedro
Claver no tiene tiempo para acudir a recibir
a los oficiales ni a los doctores porque ha vis-
to a Cristo doliente en otros barcos y en otros
hombres.
Mil quinientos anos después de la muerte
de Cristo, el comercio de esclavos se hacia
—por hombres que se llamaban cristianos—
en condiciones poco agradables de describir.
Manejados a latigazos, prensados en las ho-
degas, hambrientos, aterrorizados y roidos
por las enfermedades, la carga de marfil n e -
gro atravesaba el Océano. Normalmente, una
tercera parte moria en el camino —aun con
toi merma el negocio era rentable—; el resto
se apretujaba como una masa doliente en los
almacenes, a la espéra de la subasta o de los
compradores al menudo.
Alix comparecia Pedro Claver a la llegada
de un nuevo barco, alli lavaba, curaba, renia,
PRÔLOGO 25

ponia orden o consolaba, alli hacia todos los


oficios imaginables. Si era preciso reprimia
sus orgias misérables o cortaba sus rebeliones
desesperadas. Con el tiempo llegô a montar
una organizaciôn ejiciente en toda la colonia
para cuidar de los esclavos en lo posible. Y
no se trataba, ciertamente, de delicuescencia
sentimental o de inclinaciôn morbosa. El co-
razôn se le encogia y le flaqueaban las pier-
nas cada vez que sabia de la llegada de un
nuevo barco; pero iba, a pesar de todo, al
encuentro de sus hermanos en Cristo y vol-
via a empezar una y otra vez. Y asi durante
treinta y ocho arios.
Un ano de calor sofocante y lluvias torren-
ciales alcanzô la epidemia a Venezuela. El
Santo cayo visitando hospitales y cârceles. Se
desmayaba con jrecuencia. Finalmente, hubo
que encerrarle en una celda. Los padres de
la residencia tenian demasiado trabajo con los
apestados para ocuparse de él, y Pedro Cla-
ver paso prâcticamente solo los ûltimos me-
ses de su vida. El novicio que habia querido
projesar en un monasterio para dedicarse con
calma a la contemplacion, disponia, final-
mente, de un rato de soledad.
Hasta que un dia el rumor de su prôxima
26 MIGUEL SIGUÂN

muerte se extendiô pot la ciudad. Entonces


llegô la hora de la muchedumbre. Los jesui-
tas atrancaron, inûtilmente, las puertas de la
residencia, una multitud de blancos y negros
de todas clases y edades invadio la casa, gri-
tando: "queremos ver al Santo", y horas
antes de su muerte no déjà una brizna de
paja como reliquia. Treinta y ocho aiios le ha~
bian tenido a su lado y habria podido darles
trabajo a todos, meses y meses habia yacido
en el lecho casi abandonado y todos podrian
haberle acompanado a su placer. Decidida-
mente el Santo es mas cômodo muerto que
vivo. Pero no seamos demasiado duros con
ellos, porque continuamos siendo iguales.
Pedro Claver podia morir satisfecho si uno
solo entre sus visitantes recogiô la leccion de
su ejemplo, aprendiendo a Ver a Cristo en su
prôjimo, tanto mas parecido cuando mas lia-
gado y cubierto de oprobio.
Cierto que hay misticos en la comunidad
santa, hombres que renunciaron a todo para
encerrarse en Dios, pero casi no hace falta re-
cordar cuân lejos esta la mistica cristiana del
quietismo oriental en este aspecto. Santa Te-
resa de Jésus y San Bernardo de ClaraVal son
dos astros de primera magnitud en la historia
PRÔLOGO 27

de nuestra mistica, pero no es fâcil olvidar


que Santa Teresa fué una fémina inquiéta y
andariega, que se pasô la vida fundando con-
ventos y ocupândose de sus monjas, y que
San Bernardo es, quizâ, la figura mas repre-
sentativa del siglo XII europeo, porque no hay
encrucijada en la que no se le encuentre, ni
conflicto en el que no se requiera su interven-
ciôn. Caballero en su mulo recorre el Occi-
dente una y otra vez de punta a punta, predi-
cando cruzadas, deshaciendo cismas, comba-
tiendo herejias, reconciliando reyes, exigien-
do justicia, y siempre suspirando por regresar
a la paz de Claraval y al interrumpido Co-
mentario al Cantar d e los C a n t a r e s .
Cierto que hay solitarios en la iglesia de
los Santos, y el mas famoso entre ellos San
Antonio de Egipto. Pero /que casta de soli­
tarios! San Antqnio, a los dieciocho anos, re­
partie a los pobres la fortuna que heredara de
sus padres y abandono la Alejandria natal,
la ciudad mas corrupta de un mundo corrup-
to, para retirarse a las grandes soledades del
Nilo, viviendo del pan que recibia cada seis
meses y de los dâtiles deAas palmeras Veci-
nas. Pero a su alrededor, el desierto se poblo
de monjes solitarios que se alimentaban de
28 MIGUEL SIGUÂN

sus consejos y se région por la régla que com-


puso. Y cuando en Alejandria estallo la per-
sécution, Antonio dejô la soledad y su figura
se hizo popular en las buhardillas de la urbe
y en las canteras del Sudân, donde gemian
los deportados. Pasaron los siglos, y San An-
tonio se convirtio en el patriarca del mona-
quismo oriental, el ejemplo vivo para milla-
res y millares de hombres que habitaron los
monasterios de su régla, y aun hoy subsiste
y reza la comunidad, cabe a su pena solitaria
frente al mar Rojo. A si, Antonio, el hombre
que huyô de su ciudad buscando a Dios, ha
ttegado a ser un représentante de su tiempo
y de su pueblo y ha dejado una huella social
mucho mas intensa que los politicos, sus con-
temporâneos, que intrigaban y adulaban en
los palacios del César. Tal es el sentido del
patriotismo de los Santos.
La fidelidad a la tierra y al tiempo marca
asi una constante comûn en todos los que al-
canzaron la santidad, pero / que asombrosa
variedad entre sus filas! Obsérvese como las
citadas caracteristicas no definen ningûn tipo
especial de seres humanos; definen, simple-
mente, al hombre, y los Santos fueron todos,
plenamente, intensamente, hombres; fieles a
PRÔLOGO 29

la forma concreta en que en ellos se plasma-


ba la imagen de Dios, y solo por ello, jieles
a su tierra y a su gente, como natural conse-
cuencia.

HOMBRES LLAMADOS A LA SANTIDAD.

Ninguna tipologia de caractères o tempera-


mentos, ninguna clasificaciôn de oficios o de
clases sociales puede encerrar a los Santos en
una de sus casillas. Hay tantas clases de San-
tos como clases de hombres, los hay para to-
dos los gustos y todas las edades. Los hay
reyes y mendigos, sabios e ignorantes, mon-
jes y guerreros. Los hay violentamente apa-
sionados y los hay de tranquilidad impertur-
bable. Unos vivieron asomados a las candile-
jas del gran teatro del mundo y otros se des-
lizaron en la penumbra demasiado discrètes
para atraer la atenciôn. Seguramente no hay
tipo ni variedad humana, como las que tan
prolijamente estudian los psicologos moder-
nos, que no tenga un représentante en las
filas de la santidad. Santo Tornas de Aqui-
no, con toda su ciencia, se codea en el mar-
tirologio con San José de Cupertino, que ja-
mâs aprendiô a leer, a pesar de sus esjuerzos,
30 MIGUEL SIGUÂN

ni consiguiô tocar un plato sin romperlo.


(f Q u e mayor contraste humano puede îma-
ginarse que el que se da entre Santa Teresa
y Santa Teresita con pertenecer a la misma
Orden, o entre San Juan de la Cruz y San
Ignacio de Loyola, o entre el fogoso San B e r -
nardo de Claraval y su dulce amigo Guiller-
mo de Saint Thierry? Ninguno de ellos des-
mintio su carâcter y sus posihilidades ; las
caracteristicas personales que Dios le hahia
dado y a través de las cuales se santificô.
Cada uno hizo fructificar sus talentos, los su-
yos y no los del vecino, o los que no ténia,
y como el siervo fiel, pudo decir a su Senor:
Esto hice con lo que me diste.
Pero, quizâ, mejor que ningûn comentario
sobre las posibilidades de santidad inscritas
en el corazon de todo hombre es el ejemplo
de Germân el Lisiado, ejemplo minimo y
asombroso en su nimiedad. Germân naciô a
comienzos del siglo XI, en una de las épocas
mas oscuras y tristes de la historia de Europa,
de una familia noble de Suavia, familia de
cruzados y prelados, de ninguno de los cua-
les ha quedado recuerdo y si de su poco agra-
ciado retono. Porque Germân bien puede de-
cir se que recibiô escasos dones, y aun los que
PRÔLOGO 31

recibiô no eran visibles al tiempo de su naci-


miento. Era terriblemente déforme y sufriô
durante toda su vida de espantosas convulsio-
nes. No podia mantenerse de pie, ni caminar
solo y apenas si podia se.ntarse en la silla es-
pecial que construyeron para su uso. Sus de-
dos eran demasiado débiles y nudosos para es-
cribir; incluso su boca y su paladar estaban
mal formados y con dificultad se entendian
sus palabras. No era Germon ornato muy agra-
dable para un castillo, por lo que sus padres,
encomendândole a Dios, lo enviaron a un mo-
nasterio, y lo que seguramente no habrian
conseguido en nuestros dias una escuela acti­
va o una clinica infantil lo consiguio el retiro
del claustro. Germân encontre la paz y flore-
ciô como una planta al sol.
El monasterio de Reichenau estaba situado
en una pequeha isla del lago de Constanza,
donde el Rhin se précipita con fuerza hacia
sus cataratas. Su fundacion era anterior al
tiempo de Carlomagno y contaba, asi, con mas
de doscientos anos de existencia. Por su cami-
no iban y venian viajeros italianos y griegos,
irlandeses y franceses. Entre sus muros alber-
gaba, no solo una rica biblioteca y alumnos
famosos, sino una escuela de pintura propia,
32 MIGUEL SIGUÀN

alimentada por monjes que tenian el aima, si


no la mano, de Fray Angélico. Alli creciô el
nino que apenas podia hablar y al que una
tradicional psicoterapia religiosa iba desarro-
llando la mente. En toda su vida no pudo sen-
tarse cômodamente, y , sin embargo, su bio-
grajia latina nos cuenta que era agradable y
amistoso, fâcil de conversât y siempre alegre
y divertido, resultando que todos le querian.
Y el joven, que nunca estaba bien, ni sentado
en su silla, ni recostado en la cama, aprendiô
Matemâticas, Latin, Arabe, Astronomia y Mv-
sica. En una obra que escribiô sobre los astro-
labios, dice en el prefacio: aGermân, el me-
nor de los pobres en Cristo y entre los aficio-
nados a la filosofia, mas torpe que un asno
y mas lento que un caracol..., ha sido persua-
dido por algunos amigos a componer este tra-
tado cientifico después de mil industrias por
evitarlo y de presentar toda clase de excusas,
siendo la causa, en el fondo, su estûpida flo-
jedad; pero, finalmente, después de mucho,
costase lo que costase, ofreciô al amigo a quien
esta dedicado este pequeno libro, la teoria de
este asunto, diciéndole que si le agradaba se
lo detallaria prâcticamente.))
Y, por extraordinario que parezca, aquellos
PRÔLOGO 33

dedos torpes jabricaron astrolabios y relojes e


instrumentas de mûsica. Y el lisiado compuso
himnos e incluso se le atribuye la S a l v e R e g i n a
con su melodia de canto llano. Y escribio una
cronica universal y un tratado de mûsica. Y
asi, finalmente, llegô su ûltima hora; Bertol-
do, su intimo amigo, que escribio el resumen
de su vida, cuenta como estando gravemente
enfermo de la pleura, le visité, después de la
misa, y estuvo platicando con él sobre la juti-
lidad de la vida temporal y el valor de la eter-
na, y asi conversando, después de recomendar
a su amigo que también él se preparase para
seguir un dia el mismo camino, entregô su
aima a Dios en paz consigo mismo y rodeado
del carino de sus hermanos el que, segûn las
previsiones del mundo, debia ser un desgra-
ciado y un resentido.
Hay Santos de todas las razas y todos los
temples, de todas las edades y todos los ca-
ractères. Pero todos tienen en ûltima instan-
cia algo en comûn, que les permite compartir
el calijicativo de Santos: su fidelidad a la
mas intima esencia del hombre.
De tan simple, casi lo tenemos olvidado. El
hombre —nos dice el Génesis— ha sido crea-
do a imagen de Dios. Muchos predicados pue-
34 MIGUEL SIGUÂN

den afirmarse de Dios, pero el primer o que


nos ensena San Juan es que Dios es Amor.
Imagen de Dios, la esencia del hombre sera
un reflejo del amor primero, una tendencia al
bien. Pero la caida déforma la imagen, con
lo que el amor, de recto, se hizo curvo, se re-
flejo sobre si mismo, se convirtio en egoismo.
La reforma del hombre consiste asi en la
progresiva rectification del amor, el aprendi-
zaje de la caridad, la récupération de la se-
mejanza original. Cuando esto se cumple —y
solo se cumple ejercitando el amor—, el hom-
bre vuelve a ser clara imagen de Dios, con lo
que, paradojicamente, perdiéndose a si mis-
mo se gana. Pierde lo que aparentemente le
es mas propio: el amor de si mismo, el yo
que le enfrenta al resto de la realidad. Pero
gana el ûltimo fundamento de su existencia,
aquello para lo que fué creado: la participa-
tion en el Ser de Dios y en la Vida divina.
En la medida en que esto sucede, el hom-
bre ya no conoce a Dios por imâgenes ni por
conceptos, sino que lo sirve en su propia aima,
hecha imagen transparente de la Divinidad.
Tal es la Vida de la gracia; tal es, con pleni-
tud de medida, la vision beatifica. Y a no ama
a Dios respondiendo a un amor con otro, sino
PRÔLOGO 35

injertado en su mismo amor, la caridad, don


divino dijundido en nuestros corazones, por
el que volvemos a Êl y participamos en la
propia vida trinitaria. A si puede decirse, con
plenitud de sentido, que en la gracia y por la
gracia el hombre se hace uno con Dios. Y,
al mismo tiempo que entonces, es cuando es
el hombre mas fiel a su propia y mas intima
vocaciôn.
No se objete que esto es pura teoria misti-
ca, adecuada solo para monjes contemplati-
vos. Para todo cristiano es estrictamente el
esquema fundamental en que se juega su des-
tino. No todos estamos llamados a la vida
mistica en la soledad y la contemplaciôn, pero
si lo estamos todos a la union con Dios en el
amor. Y si a esto quiere llamârsele vida uni-
tiva, hay que reconocer que todo cristiano esta
llamado a la vida unitiva, como todo cristiano
esta llamado personalmente a la santidad.
Sin olvidar que por las condiciones de nues-
tra existencia terrestre, en que nuestros cono-
cimientos y nuestros sentimientos empiezan
con la vista y con el tacto, el amor al projimo
es el comienzo, la medida y el resultado del
amor a Dios. Si no amamos a nuestros her-
manos, a quienes vemos, <f como amaremos a
36 MIGUEL SIGUAN

Dios, a quien no vemos? La sociedad de los


Santos, el reino de Dios, que cotidianamen-
te invocamos, es esencialmente la comunidad
del amor.

D E L EGOÎSMO AL AMOR.

Y ( como pasa el hombre del egoîsmo a la


caridad? Aunque sea un proceso inacabable a
lo largo de la vida, con injinitos peldahos, en
cada uno de sus momentos, podemos distin-
gua très dimensiones. La convivencia con los
demâs, con sus alegrias y sus dolores, nos
ofrece, evidentemente, la posibilidad de rom-
per la coraza del egoîsmo. Dios mismo con su
ayuda nos da la juerza para hacerlo; final-
mente, nuestra voluntad ha de poner el si.
Sin objetos —personas— a los que aplicar
nuestra voluntad o sin el concurso y la gracia
divina que le dé la fuerza de hacerlo, no ha-
bria, indiscutiblemente, amor; pero ni todas
las exigencias del mundo que nos rodea, ni
la misma omnipdtencia divina, que nos ha
querido hombres libres y responsables, pue-
den suplir el consentimiento de la lïbertad.
Y en las très vertientes, nuestro punto de re-
PRÔLOGO 37

ferencia como cristianos es Cristo. Clavado en


la Cruz por nosotros, el primero de nuestros
hermanos es estimulo por antonomasia para el
amor. Cristo-Dios redentor es el manantial y
la puerta de toda gracia. Y Cristo, el verda-
dero hombre, hecho obediente hasta la muer-
te, es el ejemplo arquetipico del si de la liber -
tad humana a la voluntad divina.
El hombre jué creado a imagen de Dios.
Cristo, verdadero hombre y Verdadero Dios,
es a la vez imagen divina y realidad divina,
cifra y compendio de la destination humana.
Es el modelo a la medida de nuestras juerzas
y el objetivo a la medida de nuestra esperan-
za. Imitarle es conformarse con Dios, vivir
en Êl, ser deificado.
Al principio de estas paginas se decia que
los Santos tienen en el Catolicismo una pecu-
liar funcion de ejemplaridad, por la que se
les propone como ejemplo de vida cristiana
Frente a esto, la conocida frase de que los
Santos mas son para admirados que para imi-
tados acostumbra a no indicar mas que pru-
dencia reservona. Los Santos no deben ni
pueden ser imitados en el contenido concreto
de sus vidas, por la sencïlla razon de que
cada uno es un patron individual y ûnico, co-
38 MIGUEL SIGUÂN

rrespondiente a su propia personalidad indi-


vidual. La santidad, como toda categoria de
la vida humana, es una auténtica création,
desarrollada a lo largo de una vida humana.
Mas que modelos, son ejemplares tipicos de
como puede realizarse una vida cristiana en
un carâcter y unas circunstancias détermina-
das. No son, por tanto, sus actos concrètes ni
su estilo Personal lo que dehemos imitar, sino
la forma de su vida.
Fidelidad a la tierra y al tiempo, fidelidad
al propio carâcter, fidelidad a la mas intima
esencia de la naturaleza humana y, por tan-
to, fidelidad al amor y al llamamiento divi-
nos, son los caractères que sucesivamente he-
mos visto que definen esta forma. Y como es-
tes caractères definen, en primer lugar, al
hombre, podemos anadir que el Santo es el
hombre plenamente realizado. Frente a la
tendencia a escindir radicalmente los Santos
de los hombres hay que recordar que la Vo-
cation a la santidad es propiamente menester
de hombres. Y, al mismo tiempo, menester
divino.
Cristo, el primogénito, no es solo el mode-
lo ejemplar para toda criatura humana; es
también el camino y el término de la santifi-
PRÔLOGO 39

cacion. Todo el peregrinar del cristiano, todo


el camino del egoismo a la caridad, se ali-
menta de la imitaciôn de Cristo y culmina en
la vida en Cristo, que es la vida en Dios. "Y a
no soy yo quien vive, sino Cristo quien vive
en mi", decia el Apôstol, definiendo a la Vez
la vida cristiana y la santidad, y su afirmacion
podia ser repetida por cada uno de los bien-
aventurados. La fidelidad Personal a Cristo es
asi el compendio y la ûltima raiz de la ejem-
plaridad de los Santos, y en este aspecto no
nos es licito solo admirarlos, sino que estamos
Uamados rigurosamente a imitarlos, de tal
modo, que se cumpla la palabra de Cristo:
"Pero no ruego solo por éstos, sino por cuan-
tos crean en Mi por su palabra, para que to-
dos sean uno, como Tu, Padre, estas en Mi
y Yo en Ti" (lo., xvii, 2 0 - 2 1 . )

MIGUEL SIGUÂN
I . - L O S A N T O

L l a m a m o s santo a a q u e l l o q u e e x i s t e para
Dios. L a s a n t i d a d d i c e e s e n c i a l m e n t e r e l a c i o n
d e dependencia respecto a Dios, bien sea en
el o r d e n d e l a c o n s a g r a c i o n , b i e n e n el d e l a
obligacion moral.
S e h a b l a d e l Santo S u d a r i o d e T u r i n o d e
l o s Santos L u g a r e s p o r s u r e l a c i o n c o n l a p e r -
sona del H o m b r e - D i o s , no p a s a n d o esto d e
ser u n a atribucion extrînseca a la c o s a m i s -
m a . Q u e un câliz esté c o n s a g r a d o , en n a d a
modifica su naturaleza, sino tan solo su des-
tino. L o q u e c a m b i a e s n u e s t r a a c t i t u d c o n
r e s p e c t o a e s t e v a s o : r e s e r v a m o s el c â l i z p a r a
el c u l t o d e D i o s .
S i n e m b a r g o , c u a n d o s e t r u e c a el d e s t i n o
d e l h o m b r e , el h o m b r e e n t e r o a p a r e c e m u d a -
do. El h o m b r e y su destino son inséparables.
M u d a r s u v o c a c i o n e s m u d a r l e a él m i s m o
C u a n d o u n h o m b r e s e d e d i c a al servicio d e
42 R.-L. BRUCKBERGER

Dios, toda su actividad y su m i s m a persona


adquieren calidades verdaderamente divinas.
Si la entrega es firme, toda la v i d a d e este
h o m b r e s e c o n f o r m a c o n el s e r d e D i o s . S e r a
u n santo d e cuerpo entero. L a entrega es en
e s t e c a s o u n a p r o f u n d a c o n f o r m i d a d q u e tien-
d e — s e g u n S a n J u a n d e la C r u z — a la union
en u n solo espîritu d e las d o s naturalezas, di-
vina y h u m a n a .
Y u n a a d e c u a c i o n tal c o n el s e r d i v i n o e s
posible en cuanto se logra por los medios de
nuestra naturaleza, s u b l i m a d a por la gracia.
L a e l e c c i o n d e n u e s t r a o f r e n d a a D i o s e s Per-
sonal y libre. T r a t â n d o s e d e u n ser inteligen-
te, s u entrega no sera a b s o l u t a y real sino
c u a n d o s e a consciente y libre. N o es santo
quien no es libre ; no sabrîa ser susceptible
d e esta s a n t i d a d d e q u e h a b l a m o s quien re-
s e r v a s e a D i o s l a d i s p o s i c i o n i n t é g r a d e l ser
espiritual. E l santo no destruye su libertad ;
la logra en Dios d e m a n e r a a d m i r a b l e . Quie-
r e l o q u e D i o s q u i e r e , o d i a lo q u e D i o s o d i a .
Y d e e s t a m a n e r a s e e n c a u z a h a c i a D i o s lo
m a s precioso d e s u ser, lo m a s p r e c i o s o : la
libertad. E j e m p l o d e u n a s a n t i d a d m a s alta
a û n t e n e m o s e n el l a z o q u e u n e a C r i s t o c o n
D î o s . E n É l l a s a n t i d a d p a s a d e l o r d e n del
EL VALOR HUMANO DE LO SANTO 43

obrar y d e la existencia al orden del ser. Cris-


to e s s a n t o e n s u p e r s o n a , y s u s a n t i d a d e s
sustancial. E l vinculo q u e le u n e a D i o s es
vînculo natural — c o m o Hijo que es, respec-
ta d e l P a d r e — e n l a i d e n t i d a d d e l a D i v i n i -
d a d . N i s a c r i l e g i o ni p e c a d o a l g u n o p o d r â n
romper esta union, como se quiebra un câliz ;
harîa falta destruir la m i s m a T r i n i d a d . H e
aquî la razon por la q u e Cristo es para nos-
otros la inocencia m i s m a ; t o d a s s u s acciones
y p a l a b r a s son s a n t a s , y esto no solo p o r q u e
se encaminan a Dios, sino porque proceden
d e Dios c o m o d e su autor inmediato y ûnico.
N o ha tenido necesidad d e consagracion es-
p e c i a l q u e lo d e s t i n e a l s e r v i c i o d e D i o s , ni
h a sido menester la eleccion para dirigirse a
D i o s . L a c o n s a g r a c i o n y o r d e n a c i o n total d e
J é s u s a s u P a d r e t u v o l u g a r e n el i n s t a n t e
m i s m o en q u e la c h i s p a m i l a g r o s a q u e la hizo
M a d r é d e Dios se encendio en las entranas
de una virgen.
E n É l fué restaurada la h u m a n a naturaleza
total y e x t r a o r d i n a r i a m e n t e , e n r a z o n d e s u
consagracion a Dios.
D e s d e que Dios asumio la naturaleza hu-
m a n a en la Encarnacion, la santidad se nos
h a h e c h o m a s a c c e s i b l e , m a s f â c i l , m a s cier-
44 R.-L. BRUCKBERGER

ta. Si i m i t a m o s los p a s o s del H o m b r e - D i o s ,


seguimos sus ejemplos, obedecemos sus pré­
ceptes y consejos y nos conformamos con Él,
h a b r e m o s a s e g u r a d o el c u m p l i m i e n t o de
n u e s t r o fin d i v i n o ; l a s a n t i d a d s e h a h e c h o
cristiana. L a imitacion d e Cristo produce san­
tos, c o m o m a n z a n a s un m a n z a n o . E l proble-
m a d e nuestro destino sobrenatural se concre-
ta e n el p u e s t o q u e C r i s t o o c u p a e n n u e s t r a
v i d a . J e s u c r i s t o e s q u i e n p u e d e d a r n o s el s e n -
tido d e la M a j e s t a d d e D i o s . C u a n t o s h o m b r e s
y m u j e r e s h a c a n o n i z a d o la Iglesia tienen d e
c o m u n — c u a l q u i e r a q u e f u e s e s u e s t a d o — el
haber c o n s a g r a d o su vida entera al seguimien-
to d e C r i s t o e n el s e r v i c i o d e D i o s . E l l o s s e
han reconocido a sî m i s m o s c o m o humildes
m i e m b r o s d e Jesucristo, siervos inutiles del
Dios a q u e servîan. Por este motivo son todos
santos. Por esto también la Iglesia Catolica
los venera y los p r o p o n e a nuestro culto y a
nuestra imitacion.
E n e f e c t o , el c u l t o d e l o s S a n t o s n o e s , e n
m o d o a l g u n o , absoluto, sino relativo. D e s p u é s
de las confusiones del rigorismo protestante,
n o s v e m o s o b l i g a d o s a r e p e t i r c o s a s t a n tri­
viales como esta.
E s ocioso decir q u e solo D i o s m e r e c e u n
EL VALOR HUMANO DE LO SANTO 45

c u l t o total e n S i m i s m o y p o r S i m i s m o : el
q u e los teologos l l a m a n culto d e latria. L a
Santïsima V i r g e n y los Santos son venerados
en virtud d e s u union con D i o s y con Cristo,
por su s e m e j a n z a con Dios — a l g o asi c o m o
h o n r a m o s los retratos del r e y — , y a q u e la
santidad es una confirmacion tan solo. Y , sin
duda, las cosas son todavia m a s sencillas:
Dios a m a a sus S a n t o s . E n la gran familia
cristiana, ellos son s u s hijos preferidos. S u
corazon generoso goza haciéndonos participes
d e l a a m i s t a d q u e s i e n t e p o r e l l o s y d e l a ter-
nura q u e tiene p a r a con s u M a d r é . U n m i s m o
a m o r d e r r a m a D i o s sobre la Iglesia triunfante
y sobre los q u e luchamos aquî abajo ; una
idéntica herencia — l a a m i s t a d d e D i o s — es
la q u e los S a n t o s p o s e e n en la clara vision d e
la g l o r i a y l a q u e p o s e e m o s n o s o t r o s e n l o s
e n i g m a s d e la g r a c i a . S o m o s nosotros, sin e m -
b a r g o , hijos d e los Santos por la s a n g r e m ï s -
tica q u e d e s u s a i m a s s e v i e r t e e n n u e s t r o s
corazones. Santo T o m â s de Aquino habîa
sido alumno de S a n Alberto M a g n o . C u a n d o
murio, joven aun, Alberto M a g n o m a r c h é a
Paris para defender en la S o r b o n a la m e m o -
ria y l a d o c t r i n a , v i o l e n t a m e n t e a t a c a d a s , d e
su antiguo discîpulo. S u b i o a la câtedra d e
46 R.-L. BRUCKBERGER

T e o l o g i a d e la primera Universidad del m u n -


d o y d i j o : « ^ Q u é gloria significa p a r a u n vivo
ser a l a b a d o por los m u e r t o s ? » L o s corazones
d e l o s S a n t o s v i v e n e t e r n a m e n t e e n el c i e l o .
j Q u e error m a s g r a n d e s u p o n e créer q u e a l
a p r o x i m a r s e l o s S a n t o s a D i o s s e a i ej a n d e
nosotros, o q u e los favores recibidos d e s u s
manos nos apartarian de Dios ! Sin d u d a , ha­
b r î a m o s a m a d o a los S a n t o s en este m u n d o ,
habrîamos admirado su heroismo, habrîamos
d e s e a d o q u e nos a y u d a s e n , q u e r o g a s e n por
nosotros al D i o s a quien servîan tan fielmen-*
te y n o s i n t r o d u j e s e n e n s u f a v o r . j Q u e d i c h a
c o n o c e r y tratar a S a n P a b l o , a S a n t o D o m i n ­
go, a Santa Juana de Arco, contemplar sus
rostros, besar s u s m a n o s , encomendarnos a su
caridad y hasta conseguir su amistad bienhe-
chora ! P u e s bien ; esta a m i s t a d esta atesora-
d a p a r a n o s o t r o s e n el c o r a z o n d e J é s u s , r e y
y c e n t r o d e t o d o s l o s c o r a z o n e s , a b r a s a d o en
la h o g u e r a ardiente del a m o r , accesible a
nuestras plegarias y a nuestra buena volun-
tad. Q u e por encima del a b i s m o d e nuestra
vida y d e nuestra muerte terrenas, los Santos
n o s t i e n d e n l a m a n o p a r a g u i a r n o s e n el c a -
m i n o d e nuestra vida d e hijos d e Dios.
I L — E L HOMBRE ANTE LOS SANTOS

H a b r î a m o s a m a d o a los S a n t o s . . . ; ellos nos


habrîan a m a d o d e seguro, siendo su caridad
c o m o era d e una delicadeza universal cuando
se trataba d e escoger. S a n Francisco de A s î s
a m o m u c h o a los animales, a los q u e dirigia
la p a l a b r a en m e d i o d e su atencion. Y nos-
o t r o s , £ h u b i é r a m o s e s c u c h a d o ? <[Se p u e d e d e -
cir c o n s e g u r i d a d q u e h u b i é s e m o s a m a d o a l o s
S a n t o s ? L o s S a n t o s n o s o l o n o s a y u d a n a in-
corporarnos a Dios, sino que también nos ha-
c e n reflexionar s o b r e l a o r i e n t a c i o n e x a c t a d e
nuestra v i d a , y ser conscientes del sentido,
cristiano o no, d e nuestra existencia concreta.
H a n sido ellos m i e m b r o s dolientes d e J é s u s
antes d e ser participes d e s u gloria. L a s mil
circunstancias d e su vida y de su muerte plan-
tean u n sinfîn d e p r o b l e m a s , q u e i r r u m p e n d e
i m p r o v i s o en n u e s t r a c o n c i e n c i a y q u e n o p o -
d e m o s eludir ; los S a n t o s h a n sido los m i e m -
48 R.-L. BRUCKBERGER

b r o s dolientes d e J é s u s ; h a n p r o l o n g a d o , en
medio de les hombres, la Pasion de Cristo,
p a r a q u e c a d a u n o d e e l l o s c o n s i d è r e si e n s u
v i d a s e coloca al l a d o d e J u d a s o al d e P e d r o
en su c o b a r d e negacion, al l a d o d e Pilato o d e
los fariseos, o bien al del b u e n ladron cruci-
ficado c o n J é s u s . U n a p r e g u n t a n o s p r o p o n e n
los S a n t o s , m a s e m b a r a z o s a d e lo q u e p a r e c e :
r i e s hubiéramos demostrado nuestra admira-
cion, d e haber convivido con ellos? ; p o r q u e ,
e n fin d e c u e n t a s , l o s j u e c e s d e J u a n a d e A r c o
no eran unos monstruos, sino h o m b r e s religio-
s o s y d o c t o s , m u y r e s p e t u o s o s c o n l a ley y
c o n el o r d e n e s t a b l e c i d o . E l l o s m i s m o s e s c r i -
bieron al P a p a en estos t é r m i n o s : « S i h e m o s
l l e g a d o a tal e x t r e m o q u e l a s a d i v i n a s q u e p r o -
fetizan f a l s a m e n t e en n o m b r e d e Dios, c o m o
cierta j o v e n z u e l a , c o g i d a e n l o s l i m i t e s d e l a
d i o c e s i s d e B e a uv a i s , s o n m e j o r a c o g i d a s p o r
la ligereza popular q u e los pastores y docto-
res, es un hecho q u e la religion v a a perecer,
la fe se d e r r u m b a r â , la Iglesia sera p i s o t e a d a ,
la iniquidad d e S a t a n â s d o m i n a r â al m u n d o . »
N o p o d e m o s afirmar q u e no h u b i é r a m o s esta-
d o , con los j u e c e s d e J u a n a d e A r c o , contra la
ligereza popular, o, a l m e n o s , c o n C a r l o s V I I ,
quien, a pesar d e todo, la a b a n d o n o . L o s S a n -
EL VALOR HUMANO DE LO SANTO 49

t o s n o s e n s e n a n c u â n dificil e s r e c o n o c e r s e a
s i m i s m o d e l a n t e d e D i o s c o m o partidario de
la verdad.
Maravillosa psicologia la d e la Iglesia, q u e
diariamente nos despierta clavândonos una es-
pina en la conciencia: la espina d e un S a n t o
q u e se instala en nuestro dïa c o m o en a l g o pro-
p i o . A p r o p o s i t o d e e s t o c o n t a b a PÉGUY u n a
h i s t o r i a d e s u i n v e n c i o n , d e l a q u e h e m o s teni-
d o noticia n o h a c e m u c h o : « H a b î a u n a v e z u n
hombre q u e se aburria tanto, tanto, q u e j a m â s
p o d r î a m o s i m a g i n a r la m a g n i t u d d e s e m e j a n -
te a b u r r i m i e n t o . S u v i d a era t a n g r i s , fria y
t a c i t u r n a , q u e a t o d o lo l a r g o d e l d î a , e s t e
h o m b r e , que se aburria por la mariana y se
aburria por la t a r d e , e s t a b a p e r s u a d i d o q u e
p a r a s a l i r d e tal h a s t i o n o t é n i a m a s q u e c o -
meter un gran p e c a d o , un énorme, gigantesco
p e c a d o . U n p e c a d o q u e le libraria p a r a s i e m -
p r e d e aquel tedio. U n a falta sin i g u a l .
» Y e s t a f a l t a e r a d e tal n a t u r a l e z a q u e ,
para cometerla de una vez para siempre, b a s -
t a b a c o n escribir u n a c a r t a , u n a c a r ta s i n i m -
portancia. T o m a r una hoja de papel, ponerla
s o b r e la m e s a d e l a n t e d e s i , m o j a r l a p l u m a
e n el tintero, e s c r i b i r , l a c r a r , s e l l a r , e c h a r l a al
correo. E s t o era todo. D e una vez p a r a siem-
4
50 R.-L. BRUCKBERGER

pre. U n a vez hecho esto tendria ocupacion


para toda su vida. Muchas veces habîa dicho:
" N o , e s d e m a s i a d o tonterîa, m e a b u r r o d e -
m a s i a d o . " Pero siempre se habîa detenido a
tiempo.
» S i n e m b a r g o , un dîa en que la vida d e
este pobre h o m b r e era a û n m a s monotona q u e
d e o r d i n a r i o , n o p u d o resistir m a s . " V a -
m o s . . . " , se dijo a sî m i s m o , y tomo u n a cuar-
tilla. H e d e a d v e r t i r o s q u e e s t e h o m b r e a b u -
r i d o t e n î a u n a m a n i a . U n a m a n i a q u e le a s a l -
taba al escribir: no podîa mirar la fecha sin
a l m i s m o t i e m p o m i r a r el S a n t o d e l d î a . " V a -
m o s " , d i j o , y d e s c u e l g a el c a l e n d a r i o : " S â -
bado 2 1 , domingo 22, lunes 23, martes 24,
miércoles 2 5 . A q u î esta, S a n L u i s " .
» S a n L u i s . . . ; cuântos recuerdos encerraba
este n o m b r e . S a n L u i s . S e a t u s a b a los bigotes.
S a n L u i s . . . J a m â s tendrîa valor p a r a c o m e -
ter s u g r a n p e c a d o el d î a d e S a n L u i s . N o e r a
p o s i b l e . N i a u n s o n a r lo ; figuraos : S a n L u i s
y t o d o l o q u e él r e p r e s e n t a b a . B l a n c a d e C a s -
tilla, S a n L u i s a d m i n i s t r a n d o j u s t i c i a , S a n
L u i s y las C r u z a d a s , S a n L u i s en C a r t a g o y la
e s p a d a y el c e t r o y el l e c h o d e c e n i z a s . S a n
L u i s , rey d e Francia, modelo, ejemplo y p a -
tron d e los reyes d e F r a n c i a . L a vieja F r a n c i a .
EL VALOR HUMANO DE LO SANTO 51

Protector d e F r a n c i a y d e los f r a n c e s e s , con


s u p r e c i o s o t r a j e a z u l s a l p i c a d o d e flores d e
lis, el c e t r o e n l a m a n o c o m o e n el c u a d r o d e l
padre L a u r e n s . Imposible seguir adelante. J a -
m â s permitirîa hacer semejante accion.
» P o d é i s observar la delicadeza d e aquel
hombre. L a idea tan solo, la sola evocacion,
el s i m p l e r e c u e r d o d e S a n L u i s , b a s t o p a r a
detenerlo. Porque los Santos franceses, y es-
pecialmente ' S a n L u i s , son S a n t o s q u e eclip-
1
san a los d e m â s . S a n L u i s .
» P e r o esto no podîa quedar asî. El h o m b r e
q u e s e a b u r r î a d e j o el a l m a n a q u e e n s u s i t i o ,
diciéndose q u e esto no era m a s q u e u n a p l a -
zamiento. E s t a b a decidido. Crecîa su aburri-
m i e n t o c o n el correr d e l t i e m p o . S e h a c î a n e -
cesario acabar de una vez. S a n Luis.
» L a U u v i a , el v i e n t o , el s o l , l a s p e r s o n a s
q u e e n c o n t r a b a , s u m u j e r , s u s a m i g o s , el d î a ,

1
S e sobreentiende q u e santidad s e e m p l e a en estas p a -
ginas en sentido a m p l i o , c o m o plenitud d e la v i d a cristiana
propuesta a todo h o m b r e . L o s e j e m p î o s a d u c i d o s d e existen-
cias h u m a n a s concretas tienen solo funcion d e e j e m p î o s
respecto a las i d e a s e x p u e s t a s y no p r e j u z g a n d e ningûn
m o d o el criterio d e la Iglesia s o b r e la efectiva s a n t i d a d d e
los p e r s o n a j e s a l u d i d o s y su pûblico reconocimiento en l a
canonizacion.
52 R.-L. BRUCKBERGER

la n o c h e , lo q u e h a c i a , lo q u e p o d î a h a b e r h e -
c h o , t o d o le f a s t i d i a b a . j P e r o . . . S a n L u i s !
»A1 dîa siguiente, nuestro hombre vuelve a
abrir la caja del p a p e l d e escribir, coloca con
c u i d a d o u n a h o j a s o b r e la m e s a y m o j a l a p l u ­
m a e n el t i n t e r o . " ^ Q u é f e c h a e s h o y ? ; m i é r -
coles..., jueves 26, S a n Ceferino. ^ S a n Cefe­
r i n o ? Bien. E s t a b i e n . " Y e m p i e z a a escribir.
))Pero h e t e a q u i q u e u n h o m b r e c i l l o b o n d a -
d o s o s e l e c o l o c a a n t e l a s n a r i c e s , c o m o trai-
d o p o r u n v e n d a v a l ; s a b é i s lo f o r m i d a b l e q u e
e s el v i e n t o , l l a m a d o e n g r i e g o C é f i r o \ Un
hombrecillo encolerizado, rojo d e colera, que
le d i c e : " ^ P e r o q u e e s e s t o ? N o te a t r e v i s t e
a y e r a c o m e t e r tu g r a n p e c a d o p o r q u e e r a el
dîa d e S a n L u i s , y h o y te a r r i e s g a s a c o m e t e r -
lo p o r s e r d î a d e S a n C e f e r i n o . N a d a m a s q u e
S a n C e f e r i n o . S i te v e o v e n i r . S i e s t a b i e n .
N o te h a s a t r e v i d o . Q u i s i e r a s Hevarlo a c a b o ,
p e r o n o te h a s a t r e v i d o . N o h a s q u e r i d o m e d i r
tus fuerzas con S a n L u i s , p o r q u e S a n L u i s es
u n r e y , el m a s g r a n d e d e t o d o s l o s r e y e s . Y
hoy, sin e m b a r g o , p o r q u e se trata d e m î , por­
q u e soy un conato de S a n t o , un Santo insig-

-' Juego de p a l a b r a s entre Zéphyr y Zéphirin.


EL VALOR HUMANO DE L O SANTO 53

n i f i c a n t e . . . ^ Q u i é n e s S a n C e f e r i n o ? C o n él
p u e d e uno permitirselo todo. Y , p o r q u e no soy
m a s q u e y o , v a s tu a p r e c i p i t a r t e e n el infier-
n o . T o d o s a l e c o n f a c i l i d a d . c P e r o tu c r é e s
q u e e s t o v a a ocurrir a s î c o m o a s î ? S a n C e -
f e r i n o . N u n c a , j a m â s . " E n fin ; le d i j o t a n t a s
c o s a s , q u e l a h o j a d e p a p e l v o l v i o a e n t r a r en
la c a j a .
» A p e s a r d e t o d o , el h o m b r e a b u r r i d o e s t a -
b a m a s d e c i d i d o c a d a d î a a escribir la carta.
E s t a b a obsesionado. A l dia siguiente abrio de
n u e v o la c a j a y volvio con la m i s m a cancion :
p a p e l , t i n t a , p l u m a , f e c h a , c a l e n d a r i o . j A h !.
S a n D a m i â n . S a n D a m i â n n o le d e c î a n a d a
en absoluto. E c h o una mirada a su alrededor,
s e fijo e n l o s r i n c o n e s c u i d a d o s a m e n t e , s e a g a -
cho d o s o très v e c e s p a r a rebuscar en torno
s u y o , pero no vio n a d a . M o j o la p l u m a en la
tinta. Y d e p r o n t o . . . j C a t a p û m ! H e a q u î a
S a n D a m i â n q u e se aparece. Y a d e m â s no
e s t a b a solo ; le a c o m p a n a b a su h e r m a n o S a n
C o s m e . L a union hace la fuerza. D o s g r a n d e s
Santos. D o s grandes Santos, pero nuestro
h o m b r e no s a b î a n a d a . T r a î a n consigo los ins-
trumentes d e s u martirio : Estas d e c i d i d o e n -
t o n c e s ? , dijo tristemente S a n D a m i â n . H a c e
d o s dîas retrocediste ante S a n L u i s y ayer d e -
34 R.-L. BRUCKBERGER

lante d e S a n Ceferino. H o y , q u e es mi dîa,


<jte a t r e v e s a o f e n d e r m e d e tal m o d o ? c Q u é
v a n a d e c i r d e m î e n el P a r a î s o ? c Q u é d i r a
S a n P e d r o ? Y a le e s t o y o y e n d o d e c i r : " j V a -
y a ! B i e n h a s c u m p l i d o tu d î a d e g u a r d i a . H a s
permitido q u e e s e imbécil cometiese s u énor­
m e p e c a d o . j S e te p u e d e confiar l a v i g i l a n c i a
del m u n d o durante veinticuatro horas ! j L a
desempenas maravillosamente ! No tengo m a s
que decirte." V a m o s , amigo, un rasgo noble ;
d e j a e n m i s m a n o s e s o y r u e g a a tu s a n t o p a -
t r o n o , m i c o m p a n e r o , q u e te l i b r e d e l m a l . "
» Y asî ocurrio u n dîa tras otro. E l h o m b r e
aburrido no c e j a b a en su e m p e n o , p e r o los
S a n t o s s e o b s t i n a b a n t a m b i é n . U n o s le per-
suadîan con argumentos s u a v e s : "Mira, un
Santo pequenito como yo, no p u e d e s querer.
j V a m o s , d i m e q u e n o v a s a q u e r e r !", y él
se d e j a b a ablandar. Otros, c o m o les doctores,
los teologos, los sabios, los escolâsticos y neo-
escolâsticos, exponîan sus razones en barbara
y e n baralipton y le d e m o s t r a b a n q u e estaba
e q u i v o c a d o al e m p r e n d e r s e m e j a n t e a v e n t u r a .
Y él s e d e j a b a c o n v e n c e r . O t r o s , l o s guerre-
ros, le trataban con d u r e z a : S a n J o r g e , S a n
M c . r t î n , S a n C a r l o m a g n o . S u o b s e s i o n n o 11e-
v a b a t r a z a s d e d u r a r m u c h o . D e s d e el d î a en
EL VALOR HUMANO DE LO SANTO 55

q u e el r e y d e F r a n c i a , s e g u i d o p o r d o s d e s u s
fieles, t a l c o m o a p a r e c e e n l a e s t a t u a s i t a e n la
plaza d e Paris-Nôtre-Dame, irrumpio en la
habitaciôn, d e s o r d e n â n d o l o todo, y s e llevo
l a c a j a , la p l u m a y l a t i n t a , n u e s t r o h o m b r e ,
en d o s d î a s , no s e atrevio a intentar la p r u e -
b a ; j t a n t o l e h a b î a i n t i m i d a d o el S a n t o m i -
litar !
»Por todas partes se encontraba acosado.
P e r o él, n o o b s t a n t e , s e e m p e n a b a e n s a l i r c o n
la s u y a . S e l e o c u r r i o e n t o n c e s q u e p a r a c o -
meter s u g r a n p e c a d o le favorecerîa estar a u -
s e n t e d e P a r i s ; en el c a m p o p a s a r î a m a s f â -
c i l m e n t e i n a d v e r t i d o . S u s i t u a c i ô n c a m b i o , en
v e r d a d . A h o r a n o e r a el S a n t o d e l d î a q u i e n
le a t a c a b a ; eran los p a t r o n o s d e l a s parro-
q u i a s q u i e n e s le e s p e r a b a n a l a e n t r a d a d e s u s
d o m i n i o s . S a n t o s r u d o s y t o s c o s q u e n o figu-
r a b a n e n el c a l e n d a r i o d e l a s c i u d a d e s . S a n ­
tos c a m p e s i n o s q u e v e l a b a n por los lenadores
y por los nidos. S a n t o s q u e c u i d a b a n d e las
flores r e c i é n n a c i d a s y l a s p r o t e g î a n d e l a s h e -
l a d a s , l a s l l u v i a s y l a s t o r m e n t a s . U n o t r a s otro
l o s i b a e n c o n t r a n d o e n l a s e n c r u c i j a d a s d e los
caminos o a la entrada d e las iglesias. E r a n
S a n t o s g a l l a r d o s q u e m i r a b a n p o r el b i e n d e
sus ovejas, grandes senores que habîan dejado
56 R.-L. BRUCKBERGER

el m u n d o y e s t a b a n c o n t e n t o s d e c u m p l i r la
felicidad d e los p a s t o r e s ; sencillos y h o n r a d o s
Santos que, una vez extinguido su dîa, abo-
rrecîan l a s m o l e s t i a s .
» T o t a l , q u e le f u é i m p o s i b l e c o m e t e r s u
gran pecado.
» O s habréis d a d o cuenta d e mi intencion.
T o d o esto lo h e dicho, entendedlo, p a r a h a c e -
r o s v e r q u e a s i c o m o n o h a y l u g a r e n l a tierra
donde no se crucen un paralelo y un meridia-
no, no h a y t a m p o c o en la v i d a d e un cristiano
ni u n s o l o p u n t o d e l e s p a c i o ni u n s o l o m i n u t o
d e l t i e m p o q u e n o s e a o b j e t o , p o r parte de los
3
S a n t o s , d e una proteccion e s p e c i a l . » .
M e p a r e c e q u e e s t e c u e n t o d e PÉGUY n o s
ensena maravillosamente con q u e espîritu he-
m o s d e abordar la tradicion hagîogrâfica d e la
Iglesia. Tradicion que, m a s bien q u e aportar
documentos, nos transmîte una presencia sen­
sible, la presencia d e aquella nube d e testigos
celestiales d e q u e h a b l a S a n P a b l o y ante la
cual vivimos y morimos. L a tradicion nos d a .
si s e q u i e r e , l a fisonomîa d e l o s S a n t o s c o m o
u n b u e n p i n t o r d e c u a d r o s si s e c o m p a r a c o n

C i t a d o por RENÉ JOHANNET


HX V A L O R HUMANO DE LO SANTO 57

un fotografo. A l g u n o s detalles son p u r a m e n -


te l e g e n d a r i o s . S i n e m b a r g o , e s o s m i s m o s d e -
talles t i e n e n u n a p r o f u n d i d a d r e l i g i o s a i n c o m -
p a r a b l e , p u e s n o s o n o t r a c o s a q u e el t r a s l a d o
d e v e r d a d e s sobrenaturales reaies en relatos
simbolicos. L a l e y e n d a es s e m e j a n t e al cine-
matografo, con la vision superpuesta d e diver-
sos p i a n o s y la ingenua supercherîa del dibujo
a n i m a d o , d e la c â m a r a lenta o r â p i d a . L a le-
y e n d a es u n a a c u m u l a c i o n d e v e r d a d e s d e 6r-
denes diferentes. S u resultado es altamente
sugestivo, y son estas sugerencias las que nos
hacen ver la g r a c i a d e Dios a través del es-
plendor d e los S a n t o s . Por otra p a r t e , serîa
impertinente créer q u e en la tradicion todo e s
f a l s o , s e g û n el j u i c i o crîtico d e l a h i s t o r i a .
Q u i e r o decir q u e , a u n en este c a s o , los m a t e -
riales estân reunidos no con vistas a un efecto
didâctico, sino m a s bien dispuestos p a r a con-
s e g u i r u n h e c h i z o p o é t i c o , e n q u e el c o r a z o n ,
m e j o r q u e el e n t e n d i m i e n t o , s e e n c u e n t r a s e -
d u c i d o p o r el l a z o d e u n i n m e n s o e n c a n t o s o -
b r e n a t u r a l . E n esto consiste la accion bien-
hechora d e los S a n t o s . N o necesitamos saber
m u c h a s c o s a s acerca d e s u v i d a ; lo i m p o r -
tante es seguirlos, asirnos a la m a n o q u e nos
tienden y dejarnos arrastrar hacia las oscuras
56 R.-L. BRUCKBERGER

r e g i o n e s d e l a v i d a d i v i n a , d e l a q u e ellos
h a n sido los adelantados.
((] N u e s t r a I g l e s i a e s l a I g l e s i a d e l o s S a n -
tos ! Por llegar a ser S a n t o , £ q u é o b i s p o no
daria anillo, mitra y pectoral ; q u e cardenal
n o d a r î a s u p u r p u r a ; q u e pontîfice s u v e s t i -
dura blanca, sus camareros, sus suizos y toda
s u p o m p a t e r r e n a ? < j Q u i é n n o d e s e a r i a tener
l a f u e r z a n e c e s a r i a p a r a vivir t a n a d m i r a b l e
a v e n t u r a ? Porque la Santidad es una aventu-
ra, y aun podiamos afirmar que la ûnica aven-
tura. Q u i e n l o h a y a e n t e n d i d o a s î h a p e n e t r a -
d o e n el c o r a z o n d e l a f e c a t ô l i c a , h a s e n t i d o
en s u s entranas d e h o m b r e u n estremecimien-
to b i e n d i s t i n t o d e l q u e p r o d u c e l a m u e r t e *
el t e m b l a r d e u n a e s p e r a n z a s o b r e h u m a n a .
Nuestra Iglesia es la Iglesia d e los S a n t o s .
Pero dquién se preocupa d e los S a n t o s ? Q u e -
rriamos q u e fuesen ancianos Uenos d e e x p e -
riencia y d e polîtica, y la m a y o r p a r t e d e ellos
son ninos. Y la infancia se encuentra sola con-
tra t o d o s ; l o s m a l i c i o s o s s e e n c o g e n d e h o m -
bros y sonrîen. c Q u é S a n t o tuvo en m u c h o
ser a l a b a d o por los h o m b r e s d e la I g l e s i a ?
P e r o <ja q u e v i e n e n a q u î l o s h o m b r e s d e l a
I g l e s i a ? D i o s no h a h e c h o la Iglesia p a r a b e -
neficio d e l o s S a n t o s , s i n o p a r a q u e t r a n s m i t a
EL VALOR HUMANO DE LO SANTO 59

la m e m o r i a d e ellos, p a r a q u e no s e p i e r d a ,
c o n el m i l a g r o d i v i n o , u n t o r r e n t e d e g l o r i a y
poesîa. c Q u é otra Iglesia m u e s t r a s u s S a n t o s ?
j L a Iglesia d e los Santos es la nuestra !
I Q u i e n h a b r î a d e g u a r d a r si n o e s t a l é g i o n d e
â n g e l e s ? L a historia, con su método sumario
y su realismo estrecho y seco, los hubiera d e s -
trozado. Nuestra tradicion catolica los incorpo-
ra, sin herirlos, a »u ritmo universal. S a n B e -
nito, con s u cuervo ; S a n F r a n c i s c o , con su
laûd y s u s versos provenzales ; J u a n a , con su
e s p a d a ; Vicente, con su sotana raîda, y la
recién U e g a d a , T e r e s a del N i n o J é s u s , tan sin-
g u l a r , t a n o c u l t a , c o n s u i n c o m p r e n s i b l e y eter-
na sonrisa, mil veces m a l t r a t a d a por d e s a p r e n -
sivos comerciantes d e imâgenes. ^Deseana-
m o s a c a s o q u e , ya en v i d a , hubiesen sido co-
l o c a d o s en u n relicario, c o l m a d o s d e epîtetos
a m p u l o s o s , s a l u d a d o s d e rodillas, rodeados
d e i n c i e n s o ? T a i e s finezas b u e n a s s o n p a r a
c a n o n i g o s : los S a n t o s vivieron y sufrieron
como nosotros. T o m a r o n su cruz, y aun algu-
no, sin a b a h d o n a r l a , s e tendio s o b r e ella p a r a
morir. Quîen no se atreva a imitar la parte
s o b r e n a t u r a l , la p a r t e d i v i n a d e s u e j e m p l o ,
al m e n o s e n c o n t r a r â e n l o s S a n t o s u n a l e c c i o n
d e h e r o î s m o y d e h o n o r . <;No e s , s i n e m b a r -
60 R.-L. BRUCKBERGER

g o , p a r a enrojecer d e vergiienza, detenerse tan


pronto y permitir q u e continûen solos por s u
camino sublime? £ Quien es capaz de gastar
s u v i d a e n r u m i a r el p r o b l e m a d e l m a l , e n v e z
d e lanzarse kacia adelante? £ Quien dira que
r e h u s a poner m a n o en la tarea d e salvar al
4
mundo?» .

BERNANOS: Jeanne, relapse et Sainte, pâgs. 61-66.


I I I . — S A N T O S , H E R O E S ,

B E A T O S Y C R I M I N A L E S

C u a n d o los teologos tratan d e examinar


m a s d e cerca la union con D i o s , q u e es la s a n -
tidad, senalan c o m o s u s d o s caracteristicas
m a s i m p o r t a n t e s l a pureza y l a firmeza. Si se
trata d e u n objeto material del culto, e s t a s
c u a l i d a d e s son efectivamente précisas p a r a la
santidad del objeto, d e manera absolutamen-
te j u r i d i c a . H a c e f a l t a q u e el interior d e u n
c â l i z s e a d o r a d o , y a q u e el o r o s e c o n s i d é r a
c o m o u n m é t a l p u r o y p r e c i o s o . D e i g u a l for­
m a — y a u n q u e el c r i s t a l s e a u n a m a t e r i a p u r a
y p r e c i o s a — no s e podrîa permitir un câliz
d e c r i s t a l , p o r n o tener suficiente s o l i d e z .
S i nos e l e v a m o s al orden d e la s a n t i d a d es-
piritual y p r o p i a m e n t e h u m a n a , s e n o s m u e s -
tran estas d o s cualidades c o m o espirituales
e interiores, b r o t a n d o d e la s a n t i d a d a la m a ­
nera d e propiedades.
62 R.-L. BRUCKBERGER

La santidad consiste en la dedicaciôn del


ser a Dios. P u e s b i e n ; e s i m p o s i b l e q u e u n
a i m a se acerque a Dios sin purificarse. Dios es
A c t o p u r o , d i c e n l o s filosofos, e s d e c i r , q u e
esta exento de toda mancha y pasividad. L a
infinitud e s u n a p l e n i t u d d e i n t e n s i d a d r e a l .
E s fuego q u e dévora, dice S a n Pablo. E s im-
posible q u e u n a i m a pénètre en Dios sin q u e
s u f r a el e f e c t o d e i n c a n d e s c e n c i a . ((El c o r a z o n
d e l o s S a n t o s e s l ï q u i d o » , d e c î a el c u r a d e
A r s , l ï q u i d o n o c o m o el a g u a s u c i a p o r t a d o r a
d e m i l i m p u r e z a s , s i n o c o n l a fluidez d e l o s
m â s d u r o s m e t a l e s f u n d i d o s b a j o el a r c o e l é c -
trico. N o h a y c o r a z o n t a n d u r o q u e n o p u e d a
ser purificado d e toda mixtificacion por D i o s .
E s t e e s , s i n d u d a , el s e c r e t o d e l p u r g a t o r i o y
el s e c r e t o d e t o d a s a n t i d a d e n l a t i e r r a . D i o s
no p u e d e dispensarnos del purgatorio, porque
el p u r g a t o r i o n o e s s i n o u n a r d i e n t e a p r o x i -
m a r s e a D i o s . C u a n t o arites, p u e s , t e n g a lu-
g a r e s t e a c e r c a m i e n t o , m e j o r . T a l e s l a lec-
cion d e los S a n t o s .
A l actuar este m a g n e t i s m o d e Dios sobre
u n a i m a p o n e en orden todos s u s d e s e o s : la
tranquiliza, la h a c e p r o g r e s a r , la i l u m i n a , la
c o l m a d e belleza y esplendor. L a s a i m a s son
t a n t o m â s b e l l a s c u a n t o m â s fiel e s l a i m a g e n
EL VALOR HUMANO DE LO SANTO 63

d e D i o s , q u e s e refleja e n e l l a s c o m o e n u n
e s p e j o , y , el e s p e j o , m a s s e p u r i f i c a c u a n t o
m a s a v a n z a hacia la faz luminosa del Senor.
L a santidad n o réside tanto en los d e s e o s d e
perfeccionarse como en las grandes ansias de
Dios, d e su reino y s u justicia. L o restante s e
nos d a por a n a d i d u r a , esto es, la pureza, q u e
es la belleza viva del a i m a . L a p u r e z a sobre-
viene entonces como algo positivo: como re-
sultado d e penetrar en A q u e l que es puro y la
cima d e toda pureza: Dios. L a pureza y a no
es u n a m e r a condicion — c o m o ocurrîa en la
santidad d e los objetos destinados al c u l t o — ,
sino efecto m i s m o d e la santidad.
D i o s e s el c e n t r o i n m u t a b l e d e t o d o . E n l a
gravitacion universal d e los espîritus, las ai-
m a s viven inquiétas mientras no logran des-
c a n s a r e n É l . E l a m o r d e D i o s e s el a p l o m o
del ser espiritual. C u a n t o m a s obedece a este
a m o r , m a s s e hinca y se afianza. Sin e m b a r g o ,
u n g r a n c u i d a d o s e r e q u i è r e p a r a q u e e s t e afir-
m a r s e no se detenga en su curso. N u n c a esta-
r â el a i m a s e g u r a d e n o a p a r t a r s e d e D i o s , s i n o
e n el c i e l o , c u a n d o e s t é u n i d a a s u c e n t r o d e
g r a v e d a d . E n l a t i e r r a , l a firmeza d e l a i m a
santa consiste en orientarse hacia Dios, m a s
précisa y fuertemente c a d a vez. C o m o una
64 R.-L. BRUCKBERGER

p i e d r a q u e c a y e s e d e m u y a l t o iria a u m e n t a n -
d o por s e g u n d o s su velocidad, su d e n s i d a d
dinâmica y su aproximacion al centro d e la
tierra. L a r e c i e d u m b r e del a i m a s e manifiesta
en un continuo adelanto, q u e paulatinamente
crece en intensidad. Y e s otro efecto d e la
santidad, d e esa gravitacion del a i m a hacia
Dios. L I e g a d o s a este punto, séria interesan-
te c o m p a r a r el s a n t o c o n el h é r o e . E n l a a n t i -
g u a m i t o l o g i a , el n a c i m i e n t o d e l h é r o e s i e m -
pre era debido a la union d e un dios con u n a
m u j e r , o u n a d i o s a c o n u n h o m b r e . C o m o el
S a n t o , el h é r o e d e l a a n t i g i i e d a d e s t a , d e u n a
m a n e r a primitiva, en l a s fronteras d e lo divi-
n o y d e lo h u m a n o . L a significacion d e s u s
d o s actitudfes e s , s i n e m b a r g o , m u y d i v e r s a .
P o r s u o r i g e n , el h é r o e e s t a p o r e n c i m a d e l
h o m b r e . E s u n superhombre, q u e lleva a c a b o
actos sublimes, propios d e la dignidad d e su
p r o c e d e n c i a . P e r o l o q u e e n él h a y d e h u m a ­
no es un tanto décadente, d e g e n e r a d o , secue-
la del maridaje i n a d e c u a d o d e su p a d r e y d e
su madré.
C r i s t o n o e s u n a m e z c l a d e lo d i v i n o y lo
h u m a n o . E n la u n i d a d d e s u p e r s o n a trascen-
d e n t e e infinita, l a n a t u r a l e z a h u m a n a y l a d i -
vina se armonizan en una integridad perfecta.
EL VALOR HUMANO D E L O SANTO 65

Cristo tiene u n a inteligencia, u n a v o l u n t a d y


u n a libertad h u m a n a s . L a divinidad, en este
caso, no es un elemento q u e desorbite la na­
t u r a l e z a h u m a n a , s i n o q u e , p o r el c o n t r a r i o ,
l a r e s t a u r a e n u n e q u i l i b r i o m a r a v i l l o s o . Cris­
to no es un superhombre. E s un hombre de
igual naturaleza que cualquiera d e nosotros,
c o n u n a g r a c i a e s p e c i a l q u e p e r f e c c i o n a e n él
todos los dones d e esta naturaleza. A l m i s m o
t i e m p o , Cristo es D i o s en p e r s o n a , sin detri-
mento alguno d e su condicion divina. D e j a n -
d o a un l a d o los m i l a g r o s , q u e no son debidos
al heroîsmo, sino a la omnipotencia divina, d e
q u e J é s u s poseîa la plenitud, Cristo no llevo
a cabo acciones s o b r e h u m a n a s : vivio y murio
con vida y muerte m u y h u m a n a s . Pero hasta
el m a s p e q u e n o d e s u s actos era perfecto, per-
f e c t a m e n t e l i b r e , l l e n o d e u n v a l o r infinito y
d i r i g i d o a D i o s , p o r q u e e r a el H i j o d e D i o s
quien obraba dentro d e la h u m a n a naturale­
z a , sin d e f r a u d a r l a en n i n g u n a d e s u s propie-
dades.
A i m i t a c i o n d e J é s u s , el S a n t o n o e s u n s u ­
p e r h o m b r e . S u h e r o î s m o e s h u m a n o , c o m o el
d e C r i s t o . A p a r t i r d e C r i s t o , el h e r o î s m o s e
h a bifurcado en estoicismo y cristianismo ;
n a d a m a s c o n t r a r i o a l c r i s t i a n i s m o q u e el e s -

5
66 R.-L. BRUCKBERGER

toicismo del espîritu y del corazon. E l S a n t o


es un hombre como vosotros, como yo, en
quien obra la gracia d e Dios, no a la m a n e r a
de quien m u e v e las marionetas, que solo hace
tirar d e l o s h i l o s , s i n o p e n e t r a n d o e n l a inti-
m i d a d del a i m a y d e s u s facultades, reforzan-
d o el l i b r e j u e g o d e l o s m i s m o s . E l S a n t o n o
es un automata d e Dios. E s su a m i g o , su hijo.
Actûa como hombre, pero todos sus actos son
i n s p i r a d o s p o r el a m o r d e D i o s . Y a u n e n el
cielo, los S a n t o s siguen siendo h o m b r e s a u n -
q u e llenos d e la gloria d e D i o s .
E l héroe estoico esculpe su propia estatua.
E s D i o s m i s m o q u i e n t r a b a j a e n el interior d e l
Santo, respetando al m i s m o tiempo la humil-
d e materia h u m a n a q u e Él ha creado, que
conoce y que a m a . Porque Dios a m a a los
hombres v d e s e a su bien. É l m i s m o quiere
constituirse en su alegrîa h u m a n a al conce-
derles, con su i m a g e n inefable, la c a p a c i d a d
d e l infinito.
El héroe antiguo es consciente d e su origen
s o b r e h u m a n o . Y q u i e r e h a c e r h o n o r a s u li-
naje llevando a la prâctica acciones q u e estân
por encima d e las fuerzas del h o m b r e . El S a n -
to s a b e q u e e s h e r m a n o d e J e s u c r i s t o y q u e el
reino del heroismo réside también dentro d e
EL VALOR HUMANO DE LO SANTO 67

si m i s m o . D e s e a , por tanto, q u e s u v i d a s e a
copia d e la vida h u m a n a d e su Senor.
E l honor estoico s e encierra en s u p r o p i a
n o b l e z a . E l S a n t o n o tiene m a s h o n o r q u e el
de Dios. Pero esta persuadido d e q u e este ho-
nor l e p e r t e n e c e , p o r q u e e s h i j o d e D i o s s e -
g û n l a g r a c i a . S a b e , a s i m i s m o , q u e él e m p e -
n a el h o n o r d i v i n o e n l a m a s p e q u e n a t a r e a
h u m a n a . S a b e q u e la g u a r d a d e esta honra
ha sido encomendada a nuestras manos carna-
les y q u e p a d e c e en cierta f o r m a l a s vicisitu-
d e s d e nuestra fidelidad cristiana. S i es ver-
d a d que p o d e m o s honrar a Dios, de la m i s m a
m a n e r a le p o d e m o s ofender.
E l h o n o r d e l h é r o e , c o m o el d e l S a n t o , e s t a
hecho d e pureza y d e fortaleza. E l héroe cui-
d a d e no cometer accion indigna d e su n o m -
b r e , r e c h a z a lo q u e es s o r d i d o , lo q u e m a n -
charîa su gloria. E l Santo se s a b e indigno d e
D i o s . P e r o c o n o c e t a m b i é n el m a n d a m i e n t o
d e Cristo: « S e d perfectos como vuestro P a -
dre celestial es perfecto» ; s a b e q u e D i o s nos
a m a y q u e este a m o r purifica y t r a n s f o r m a .
E l h é r o e o b r a p a r a s î , el S a n t o o b r a p a r a D i o s ,
y este i m p u l s o sobrenatural descubre recursos
h e r o i c o s q u e l a a n t i g u e d a d n o s u p o n î a e n el
h o m b r e . L a firmeza d e l h é r o e e s u n a d u r a o b -
68 R.-L. BRUCKBERGER

servancia. L a fortaleza del S a n t o es u n lazo


d e a m o r . E l estoico h a d e acudir a v e c e s a la
far s a , p a r a m a n t e n e r s e a u n a a l t u r a p r o p i a .
E l S a n t o s a b e q u e Dios a m a a los pecadores
y q u e sin césar les ofrece su gracia p a r a que
s e a r r e p i e n t a n . P u e d e el r o s t r o d e l o s S a n t o s
m o s t r a r s e triste, a n g u s t i a d o q u i z â . Molesto,
nunca. Séria una pena que un concepto de-
m a s i a d o ascético d e la santidad crease jove-
nes cristianos (segûn Epicteto y Plutarco), ser-
moneadores y âsperos como la justicia, en vez
d e simpâticos y atrayentes c o m o la caridad.
A p a r t é d e q u e un tipo d e v i d a heroica b a -
s a d a û n i c a m e n t e e n l a m o r a l i d a d , e s difîcil
d e mantener en el seno del cristianismo. E x i s -
te u n h e r o i s m o c r i s t i a n o , p e r o s u f u e n t e e s
teologal. N o es la inquietud d e la excelencia
P e r s o n a l lo q u e a n i m a e s t e h e r o i s m o , s i n o el
sentimiento d e la m a j e s t a d d e Dios. E l herois-
m o d e l S a n t o e s t r i b a , n o e n el a b s o l u t o d o m i -
n i o d e s i m i s m o , s i n o e n el a b a n d o n o e n l a s
m a n o s d e Dios. E s horrible, dice S a n P a b l o ,
caer en las m a n o s d e Dios vivo. Q u e miren a
los S a n t o s aquellos q u e a c u s a n a la v i d a cris-
tiana d e ser n e g a c i o n . Y v e r â n c o m o le c u e s t a
a l h o m b r e d a r c a b i d a J e a l m e n t e e n s u interior
a la exigencia d e la a m i s t a d divina.
EL VALOR HUMANO DE LO SANTO 69

N o s o n S a n t o s t o d o s l o s c r i s t i a n o s , ni t o d o s
s e p r o p o n e n llegar a serlo. S e p u e d e aceptar
el riesgo d e l a c e l o s a c o m p a n î a d e D i o s , p e r o
se puede también soslayar ese riesgo. Enfon-
5
c e s p u l u l a a n t e n u e s t r o s o j o s el b e a t o , e s t a
planta a m b i g u a . c Q u é es un b e a t o ? Ni que
decir tiene q u e no t o m o la p a l a b r a en s u a c e p -
cion teologica m u y noble, acepcion q u e a p a -
rece todavîa en S a n Francisco d e S a l e s . L a
t o m o e n el s e n t i d o c o r r i e n t e y v u l g a r e n el
francés contemporâneo, que es francamente
peyorativo.
E l b e a t o es u n h o m b r e q u e quiere ser S a n -
t o . P e r o m i e n t r a s el S a n t o t i e n e d e s e o s d e
D i o s , el b e a t o c i f r a s u s a n s i a s e n l a s a n t i d a d .
El beato corre detrâs d e la s a n t i d a d , y tiene
d e ella u n concepto estâtico y m a t e r i a l . S e
imagina, consciente o inconscientemente, q u e
un hombre se hace Santo por una consagra-
cion exterior, c o m o s e c o n s a g r a u n câliz o u n a
c a s u l l a , p o r m e d i o s d e ritos o f o r m a l i d a d e s ,
sin participacion d e la libertad h u m a n a , sin
u n r e n a c e r î n t i m o y s i n u n a o r i e n t a c i o n total

5
T r a d u c i m o s la p a l a b r a dévot por beato. U n o y otro
términos s e c o r e s p o n d e n . R é s u l t a en este caso intraducible
la a l u s i é n q u e el autor h a c e a la Vida deûota del santo obis-
p o d e G i n e b r a . — N o t a del traductor.
70 R.-L. BPUCKBERGER

de nuestra naturaleza hacia Dios. Santo T o -


m â s d e A q u i n o explica m u y bien que la su-
persticion p u e d e penetrar en la religion cris-
tiana cuando se atiende ûnicamente a las ob-
s e r v a n c i a s y c e r e m o n i a s , y s e e x c l u y e el c u l t o
interior, q u e c o n s i s t e e n l a F e , l a E s p e r a n z a
y la C a r i d a d . E l beato tiende a esta supersti-
cion. L a idea q u e s e h a f o r m a d o d e la s a l v a -
cion cristiana es d e m a s i a d o material y no lo
suficiente h u m a n a . N o h a c e d e m a s i a d o c a s o
d e l rationahile obsequium, d e la libre s u m i -
s i o n filial q u e e n s e f i a S a n P a b l o . L a p r e o c u -
p a c i o n por la honra divina purifica y fortale-
ce al S a n t o . E l beato p o n e m â s interés en su
pureza y seguridad que en la gloria d e Dios.
Y e s q u e e n el f o n d o v i v e b a j o el s i g n o d e l
t e m o r . T i e n e m i e d o d e l infierno, d e l a s r e -
nuncias q u e trae consigo la vocacion cristia-
n a , d e l o s sacrificios d e l h o n o r h u m a n o , y t r a -
ta d e p a s a r p o r el m e d i o d e e s t o s r i e s g o s s i n
caer en ellos, c o m o u n a p i r a g u a a través d e
l o s r â p i d o s d e u n rîo a f r i c a n o . S e h a d i c h o d e l
b e a t o q u e esta s i e m p r e d i s p u e s t o a t r a d u c i r l a
s e n t e n c i a c r i s t i a n a : Es necesario salvarse, por
a q u e l l a o t r a : Sâlvese quien pueda, q u e ni e s
c r i s t i a n a ni s i q u i e r a h u m a n a . E l t e m o r d e l p e -
l i g r o e n g e n d r a l a a v a r i c i a . Y m i e n t r a s el S a n -
E L VALOR HUMANO D E L O SANTO 71

to s e e n t r e g a a l o s d e m â s y n o s e d e t i e n e h a s -
t a h a b e r o f r e n d a d o t o d a s u v i d a a l S e n o r , el
b e a t o e s c a l c u l a d o r , e s t u d i a l a m a n e r a d e ser
lo m e n o s p r o d i g o p o s i b l e y p r o c u r a soslayar
los sufrimientos d e este m u n d o y del otro. C o -
loca s u s fondos en la santidad — s u s j u g a d a s
son siempre m o d e s t a s — c o m o los j u g a do r e s
d e s a p a s i o n a d o s q u e d e d i c a n a la ruleta cien
francos cada domingo, pero que se considéra -
rian m i s é r a b l e s si a l g û n dîa s e v i e s e n a r r a s -
trados a la ruina por la pasion del j u e g o . E l
b e a t o n o r o m p e d e u n a v e z c o n el p e c a d o . N o
quexna j a m â s s u s n a v e s . E l sacrarhento d e la
penitencia s e le présenta c o m o u n m e d i o co-
m o d o d e l i q u i d a r s u s c u e n t a s y c e r r a r el l i b r o
a c e r o , si s u c o n t a b i l i d a d r e s p e c t o d e D i o s , n o
fuese demasiado clara.
E l beato es extraordinariamente hâbil. S e
vale por u n a parte d e los privilegios d e la vida
sobrenatural para dispensarse de las obliga-
ciones c o m o h o m b r e social y, por otra, s e ré-
fugia en s u s deberes d e estado temporales
frente al rigor del espîritu e v a n g é l i c o . T r a b a -
j a c o n el i n g e n i o d e l c a s t o r q u e c o n s t r u y e s u
casa sobre estacas, preservada d e los peligros
d e l a tierra y d e l a g u a . Y a h o r a n o s p r e g u n -
t a m o s : £ c a b e , en su vida, la cruz d e Cristo?
72 R.-L. BRUCKBERGER

E l S a n t o , p o r el c o n t r a r i o , s e h u n d e i n c o n -
dicionalmente en la voluntad d e Dios, a u n
c u a n d o la divina v o l u n t a d lo d e s p o s e a d e todo
y lo crucifique. Por lo q u e toca a s u destino
eterno, s e p o n e en las m a n o s d e Dios. Y asï,
S a n P a b l o y otros S a n t o s , aun c u a n d o p a r e z -
ca contradictorio, estaban dispuestos a a c e p -
tar l a c o n d e n a c i o n si t a l f u e s e l a v o l u n t a d d e l
Senor.
C o m o consecuencia d e todo esto, la activi-
d a d del beato s u p o n e u n a pérdida aterradora
d e la condicion h u m a n a . E s fâcil d e c o m p t e n -
d e r si c o n s i d e r a m o s q u e el b e a t o n o s e c o m -
promete h u m a n a m e n t e en n a d a , y la naturale*
z a d e l h o m b r e n o fructifica si n o m u e r e c o m o
el g r a n o e n l a t i e r r a . E s t e e s el r e c t o s e n t i d o
d e la p a r â b o l a d e los talentos. E l beato pre-
fiere u s a r d e s u l i b e r t a d l o m e n o s p o s i b l e , p o r
t e m o r d e p e r d e r l a . ((En v e r d a d — d i c e J e s u -
c r i s t o — , el q u e c o n m i g o n o r p c o g e , d e s p a -
rrama.»
E l S a n t o encuentra en la prâctica del a m o r
d e D i o s un sentido exquisito d e la cortesîa y
d e l a s o b l i g a c i o n e s s o c i a l e s ; D i o s m i s m o ac6-
g e a estas a i m a s q u e s e a b a n d o n a n , y entre-
g â n d o s e a s u v e z , l a s llena d e u n g o z o s o -
berano.
EL VALOR HUMANO DE LO SANTO 73

E l c r i m i n a l p l a n t e a d e d i s t i n t a f o r m a el
p r o b l e m a del h o m b r e . E n t e n d e m o s por crimi-
n a l , n o a l h o m b r e q u e c o m è t e u n c r i m e n uti-
litario o b a j o l o s e f e c t o s d e la i r a , s i n o a l
c r i m i n a l c o n s c i e n t e y d i s p u e s t o a l c r i m e n , tal
c o m o n o s lo d e s c r i b e D o S T O Ï E V S K Y , p o r
ejemplo :
« . . . h e q u e r i d o , S o n i a , m a t a r sin casuîsti-
ca, para mî, para mî solamente... Y he m a -
tado con toda sencillez, h e m a t a d o p a r a m î ,
tan solo p a r a m î , . . M e he p r e g u n t a d o enton-
c e s : ^ p o d r é s a l v a r el o b s t â c u l o , o n o m e a t r e -
v e r é q u i z â ? . . . <jPero e s q u e s o y u n a c r i a t u r a
p u s i l â n i m e , o b i e n , p o r el c o n t r a r i o , tengo de-
recho?... Escucha: cuando m e encaminé a
c a s a d e l a v i e j a n o i n t e n t a b a m a s q u e hacer
una prueba...»
E l c r i m i n a l , a s î d e f i n i d o , u s u r p a el oficio
d e D i o s . P a r a él, la ley eterna no es m a s q u e
u n a b a r r e r a q u e h a y q u e s u p e r a r , y a s î cons-
tituirse él mismo en ley eterna.
Q u e su acto no s e a controlado sino por su
propia voluntad d e darle vida. D e esta forma
lo é r i g e e n a c t o a b s o l u t o : tal a c t o l l e v a e n s î
m i s m o la justificacion. E l término es d u r o :
s e p o n e f u e r a d e l a l e y , al m a r g e n d e t o d a
ley, y s u acto q u e d a constituîdo ley universal.
74 R.-L. BRUCKBERGER

T o d o e s d e s p r e c i o y o r g u l l o . « . . . a h o r a corn-
p r e n d o , S o n i a , q u e a q u e l q u e p o s é e la fuerza
d e l a i n t e l i g e n c i a y d e l e s p î r i t u e s el s e n ô r d e
l o s h o m b r e s . E l a u d a z , el q u e s e a t r e v e a m u -
c h o , e s quien tiene r a z o n entre ellos. Q u i e n
s e b u r l a d e los h u m a n o s s e i m p o n e c o m o le-
g i s l a d o r , y el m â s d e s c a r a d o d i c e l a û l t i m a
palabra. A s î ha sido siempre y asî sera. Ciego
6
h a y q u e ser p a r a no v e r l o . » .
S i c o m p a r a m o s el c r i m i n a l y el S a n t o e s
p o r q u e u n o y otro c a l a n h a s t a l o m â s h o n d o
los p e n s a m i e n t o s d e un corazon y los impul-
s a n h a c i a s u r e a l i z a c i ô n . N i u n o ni o t r o s o n
s o n a d o r e s . E l S a n t o s e e m p e n a e n el a m o r
c o n l a m i s m a p a s i ô n q u e el c r i m i n a l s e e m p e -
n a e n el o d i o . P e r o el a m o r e s f e c u n d o ; el
o d i o , p o r el c o n t r a r i o , m a t a . E l c r i m i n a l n o
d e b e r î a ni a c e p t a r l a o b l i g a c i o n d e s u p r o p i a
existencia. Deberîa suicidarse para demostrar
q u e él d i s p o n e h a s t a d e s u s e r .
G r a n misterio e s q u e la ley — t o d a l e y —
s e enfrente con la libertad h u m a n a . L a ley se
n o s m u e s t r a c o m o c o n t r a d i c c i o n d e e s t a liber-
t a d . E l S a n t o c r é e y d e m u e s t r a q u e , p o r el

Crimen y castigo, lib. II, IV, 5.


EL VALOR HUMANO DE LO SANTO 75

c o n t r a r i o , l a l e y p u e d e ser a f i r m a c i o n d e l a
l i b e r t a d . E l a m o r t i e n e , e f e c t i v a m e n t e , el p o -
d e r d e identificar d o s v o l u n t a d e s d e u n a m a -
nera viva y libre. A l a m a r a Dios d e todo co-
r a z o n , el S a n t o , d â n d o l e c u m p l i m i e n t o , s o b r e -
p a s a la ley. T a l es la afirmacion d e Jesucristo :
« N o he v e n i d o a destruir la ley, sino a darle
c u m p l i m i e n t o » , a c o n s u m a r l a , a introducir en
ella l a m a d u r e z p o s t r e r a q u e e s el a m o r , a e m -
p u j a r l a h a c i a el p u n t o s u p r e m o q u e e s l a li­
b e r t a d . L a ley no s e présenta a los ojos del
S a n t o c o m o u n a b a r r e r a , s i n o c o m o el m e d i o
eficaz q u e s e h a p u e s t o a l a l c a n c e d e s u m a n o
p a r a q u e d é p r u e b a s d e s u a m o r . « A h o r a , ,el
a i m a se encuentra a sus anchas ; h a tomado
la llave d e los c a m p o s . H a f r a n q u e a d o la puer-
t a . P o d r â e n t r a r y salir a s u g u s t o y h a l l a r â
el a n s i a d o l u g a r d e l o s d u l c e s p a s t o s . » N o
q u i e r e d e c i r e s t o q u e el s e n d e r o s e h a y a e n -
s a n c h a d o ; l o e x a c t o e s q u e el c a m i n o e s t r e c h o
d e s e m b o c a e n l a a m p l i t u d infinita d e l a liber­
tad espiritual. « N o hay m a s caminos. Porque
7
p a r a el j u s t o l a l e y n o e x i s t e y a » . E s q u e el
S a n t o , por estar en Dios, no esta s u b o r d i n a d o

MARITAIN: Distinguer pour unir. «Todo y nada».


76 R.-L. BRUCKBERGER

a la ley. Y a u n c u a n d o a b a n d o n a la contem-
placion, s e m u e v e dentro d e la ley con s i n g u -
lar s o l t u r a , q u e n o e s s i n o l a m a n i f e s t a c i o n d e
s u p r o p i a v i d a , y a q u e e n él n o h a y m a s v i d a
q u e el a m o r d e D i o s . C u a n d o s e a m a n o s e
tiene otra voluntad q u e los d e s e o s d e la p e r s o -
n a a m a d a . ((La p l e n i t u d d e l a l e y e s el a m o r » ,
d i c e S a n P a b l o . S e p u e d e invertir l a e x p r e s i d n
y d e c i r q u e l a l e y e s p a r a el S a n t o l a p l e n i t u d
d e su libre a m o r d e Dios. Maravillosamente
lo a f i r m a S a n t o T o m â s : « C u a n d o el E s p ï r i t u
S a n t o — d i c e — inclina por m e d i o del a m o r
n u e s t r a v o l u n t a d a l v e r d a d e r o b i e n , h a c i a el
q u e ella e s t a o r i e n t a d a , n a t u r a l m e n t e , n o s li-
bra d e la s e r v i d u m b r e , s e g û n la cual o b r a m o s
c o n t r a el o r d e n m i s m o d e l a v o l u n t a d , u n a v e z
h e c h o s e s c l a v o s d e la p a s i o n y del p e c a d o Y
también nos libra d e aquella s e g u n d a servi-
d u m b r e , s e g û n l a c u a l o b r a m o s c o n t r a l a rno-
cion propia d e la voluntad divina, ya q u e no
s o m o s a u n s u s a m i g o s , sino tan solo los es
c l a v o s d e s u ley.)) C o n f o r m e a lo q u e d i c e S a n
P a b l o : ( ( D o n d e e s t a el e s p ï r i t u d e l S e n o r , allî
e s t a l a l i b e r t a d » y « S i s o i s c o n d u c i d o s p o r el
Espïritu, no estais bajo la l e y » .
L l e g a d o s a este punto d e s a n t i d a d , la co-
munion d e vida con Dios tiene su expresion
EL VALOR HUMANO DE LO SANTO 77

e n u n a c o m u n i d a d d e b i e n e s : el S a n t o c o m -
parte con D i o s la soberanîa del uni verso, d e
la naturaleza y d e la g r a c i a . L a s a n t i d a d es
l a m e t a d e t o d a l e y , y u n a v e z r e c o r r i d o el
camino nos d a m o s cuenta de que todo h a sido
querido y creado por Dios p e n s a n d o en s u s
e l e g i d o s . « M î o s s o n l o s c i e l o s y m î a e s l a tie­
rra, m î o s los h o m b r e s , los justos y los p e c a -
dores. L o s ângeles son mîos, m î a la M a d r é
d e Dios y todas las cosas. Y Dios m i s m o es
mîo y para mî. Porque Cristo es mîo y por
entero p a r a m î . E n t o n c e s , c q u é p i d e s o q u e
b u s c a s , a i m a m î a ? T o d o esto es tuyo y todo
8
p a r a ti» .

SAN JUAN DE LA CRUZ.


IV. — LAS DIFERENCIAS HUMANAS

E N T R E L O S S A N T O S

I n s i s t i e n d o s o b r e el v a l o r h u m a n o d e l S a n -
to, t e m a q u e especialmente h e m o s d e tratar,
quisiéramos abordar ahora un aspecto com-
plejo d e la cuestion. N o s referimos al proble-
m a d e las diferencias q u e v a n d e Santo a S a n -
to p o r lo q u e s e refiere a e s t e v a l o r h u m a n o .
R e c o m i e n d a el l i b r o d e l a Imitaciôn no inves-
t i g a r s o b r e q u e S a n t o s e a el m a y o r e n t r e l o s
S a n t o s . N o s e trata a q u î precisamente d e esto.
L o s S a n t o s s o n c a n o n i z a d o s por la Iglesia,
q u e s a l e fiadora d e s u g l o r i a s o b r e n a t u r a l .
Ella los p r o p o n e a nuestra imitaciôn, en cuan-
to q u e t o d o s r e f l e j a n l a s a n t i d a d û n i c a y s u s -
tancial d e nuestro Sefior J e s u c r i s t o , a u n q u e
de forma diversa cada uno. L o s Santos son
Santos por su parecido con Dios y con Cristo.
E s tan évidente esta conformidad, q u e no a d -
mite discusion.
Pero sî p o d e m o s elegir entre los Santos
c u a n d o se trata d e imitarlos. H e m o s insistido
80 R.-L. BRUCKBERGER

m u c h o s o b r e el c a r â c t e r c o n c r e t o d e l a h u m a -
nidad d e los Santos, oponiéndolo al super-
hombre. Nuestra vida es asimismo una vida
h u m a n a concreta, d e la que rendimos cuenta
a n t e el t r i b u n a l d e D i o s .
J e s u c r i s t o , c o n s u s a n g r e , r e s c a t o e s t a hu~
m i l d e v i d a , y los S a n t o s nos a y u d a n a pene-
t r a r l a d e g r a c i a . B a j o el t o r r e n t e q u e m a n a
d e l a C r u z h e m o s d e c o l o c a r n u e s t r a v i d a to­
tal, no un suefio d e s r e a l i z a d o y c o m o dotante
p o r e n c i m a d e e l l a . D e j a n d o a u n l a d o l a s vir-
t u d e s teologales d e los S a n t o s , v e m o s q u e to­
d o s ellos conservan su t e m p e r a m e n t o , su con-
d i c i o n d e v i d a , s u s a p t i t u d e s p e r s o n a l e s , el
tono propio d e s u espiritu y las emociones d e
s u c o r a z o n ; e s d e c i r , el S a n t o n o e s t a f u e r a
d e los imperativos d e tiempo y espacio. T o d a s
e s t a s c o n d i c i o n e s s e n s i b l e s d e s u s a n t i d a d lo
hacen m a s o menos proximo a nosotros, m a s
o m e n o s s i m p â t i c o incluso, y, por esto, m a s o
m e n o s util c u a n d o s e t r a t a d e i m i t a r l o . U n
ejemplo explicarâ m a s claramente las diferen-
cias de que hablo. S a n Alfonso de Ligorio
p e r t e n e c î a a l a n o b l e z a i t a l i a n a . V i v i o el S a n ­
to e n el s i g l o X V I I I . S i e n d o j o v e n e j e r c î a d e
a b o g a d o en su c i u d a d natal. S u carrera pro-
m e t î a s e r b r i l l a n t e , y s u p a d r e , d o n J o s é , le
EL V A L O R H U M A N O DE LO SANTO 81

preparaba un matrimonio ventajoso. Pero Al-


fonso se habîa entregado ya en m a n o s de Dios
y hasta habîa resuelto guardar castidad per-
p é t u a . S i n e m b a r g o , d e j o q u e su p a d r e arre-
g l a s e el c a s a m i e n t o , y h e a q u î c o m o n u e s t r o
S a n t o resolvio la cuestion. Cito textualmente
al p i a d o s o b i o g r a f o :
«Tratando siempre de buscar un matrimo-
nio d i g n o d e su familia, su p a d r e tramitaba
entonces la b o d a d e A l f o n s o con la hija del
duque de Presenzano.
» F u é aceptada la propuesta, y con este m o -
tivo se sucedieron las recepciones, présenta -
c i o n e s , v e l a d a s , d u r a n t e l a s c u a l e s el j o v e n
a b o g a d o tuvo que hacerse verdadera violen-
c i a p a r a n o irritar a s u p a d r e . . . S e l i m i t o a
mostrarse indiferente con la princesa.
)>Esta f r i a l d a d n o p a s a b a i n a d v e r t i d a a l a s
m i r a d a s inquisidoras del p a d r e , q u e e m p l e a -
ba toda su elocuencia en alabar la buena edu-
c a c i o n , el i n g e n i o , l a p i e d a d , l a s b u e n a s p r e n -
d a s d e la joven. S e n a l a b a la elevada posicion
d e s u s p a d r e s , l a s v e n t a j a s q u e p a r a él r e p r e -
s e n t a b a y otras m u c h a s r a z o n e s q u e contri-
b u î a n a reforzar la utilidad d e la union. Sin
rechazarlo categoricamente, alegaba Alfonso
l o d e l i c a d o d e s u s a l u d , q u e , s e g û n él, d e b î a
6
82 R.-L. BRUCKBERGER

hacerle desistir del matrimonio. D o n J o s é s e


encogîa d e h o m b r o s y continuaba yendo con
su hijo al palacio d e los Presenzano. A l f o n s o
le s e g u i a , a u n q u e a p e s a r s u y o , y m o s t r a b a
tal r é s e r v a y u n a i r e t a n c i r c u n s p e c t o , q u e
p e r d i a n el t i e m p o q u i e n e s t r a t a b a n d e g a n a r
su confianza o a m i s t a d . Situacion tan violen-
ta n o p o d î a d u r a r m u c h o .
» U n a tarde, c o m o la conversacion parecie-
s e l a n g u i d e c e r , h u b o q u e recurrir a l a m û s i c a
p a r a p a s a r el t i e m p o . T o d o s c o n o c i a n el ta-
l e n t o a r t î s t i c o d e A l f o n s o ; el d u q u e y l o s g e n -
t i l e s h o m b r e s l e i n v i t a r o n a t o c a r el c l a v e c i n ,
c o s a q u e él a c e p t o c o n g u s t o . D e s p u é s q u e i n -
terprété brillantemente a l g u n a s p i e z a s , su pro-
m e t i d a le pidio q u e la a c o m p a n a s e u n a ro-
m a n z a . S e coloco, p u e s , junto a Alfonso,
v u e l t o s l o s o j o s h a c i a él. A l f o n s o , a l t i e m p o
que tocaba, llevado por su modestia, volvio
la c a r a al l a d o contrario. Interpretando m a l la
causa d e este movimiento, la joven cambio d e
s i t i o , c o l o c â n d o s e a l otro l a d o ; p e r o d e n u e -
v o el a c o m p a n a n t e a p a r t o el r o s t r o , c o n l o q u e
la princesa p e r d i o la paciencia y a b a n d o n o la
s a l a , diciendo Uena d e d e s p e c h o : " M e p a r e c e
q u e el s e n o r a b o g a d o e s u n p o c o l u n â t i c o . "
D e s p u é s d e este s u c e s o fueron inutiles c u a n -
EL VALOR HUMANO DE LO SANTO 83

tos esfuerzos hicieron s u s p a d r e s p a r a con-


vencerla d e las excelentes cualidades del jo-
ven y d e las ventajas del matrimonio. N o qui-
9
s o oîr h a b l a r m â s d e e s t e a s u n t o » .
A l g o p a r e c i d o h a b î a tenido l u g a r cuatro si-
g l o s a n t e s , e n Italia t a m b i é n , e n T o s c a n a . L a
p r o t a g o n i s t a , u n a nifia d e d i e c i s é i s a n o s : C a -
t a l i n a d e S i e n a . E l s u c e s o esta l l e n o d e s a b o r
popular. L a m a d r é de Catalina propone a esta
sus b o d a s , y d e aquî surge la disputa, m â s
encendida cada vez.
— j Catalina se casarâ !
— j Catalina no se casarâ !
S u b e la m u c h a c h a a su habitacion, se afeita
la c a b e z a y s e p r é s e n t a a s u m a d r é .
— j Catalina no se casarâ !
Pero h a y en la vida d e la m i s m a Catalina
de Siena un impresionante episodio, que
muestra a u n mejor hasta d o n d e p u e d e n llegar
l a s d i v e r g e n c i a s h u m a n a s entre l o s S a n t o s .
P e d i m o s a l lector q u e t e n g a p r é s e n t e e n l a
imaginacion la escena d e A l f o n s o d e Ligorio
e n el c l a v e c i n y l a s a c t i t u d e s d e l o s p e r s o n a -
j e s p a r a q u e f o r m e u n d î p t i c o c o n el s i g u i e n t e

9
R. P. B E R T H E : S a i n t Alphonse de Ligouri.
84 R.-L. BRUCKBERGER

suceso relatado por la propia Catalina. U n jo-


v e n d e P e r u s a , d e v e i n t e a n o s d e e d a d , 11a-
m a d o Nicolas T u l d o , fué c o n d e n a d o a muer-
te p o r l o s g o b e r n a d o r e s d e S i e n a a c a u s a d e
u n a n i m i e d a d . F u e r a d e sî por tan injusta sen-
tencia, T u l d o d a b a vueltas en su calabozo,
c o m o u n a fiera e n j a u l a d a , i n j u r i a n d o a D i o s
y r e h u s a n d o recibir u n s a c e r d o t e . S e e n t e r o
C a t a l i n a . H e a q u î lo q u e escribio en a q u e l l a
ocasion al dominico R a i m u n d o d e C a p u a :
((He i d o a v i s i t a r a q u i e n s a b é i s . R e c i b i o
mi visita con tanto consuelo y alivio, q u e se
confeso y se preparo m u y bien a una buena
m u e r t e . M e h i z o p r o m e t e r , p o r el a m o r d e
D i o s , q u e e n el m o m e n t o d e l a e j e c u c i o n per~
m a n e c i e s e a su l a d o . L o prometî, y lo hice.
M u y d e m a n a n a , antes del toque d e oracion,
fui a v e r l e . M i v i s i t a f u é p a r a él u n g r a n c o n ­
s u e l o ; le h i c e a s i s t i r a l a M i s a ; r e c i b i o l a S a -
grada Comunion, a pesar de haberse negado
siempre a hacerlo. S u voluntad se habîa iden-
tificado y e s t a b a s u m i s a a l a v o l u n t a d d e D i o s .
T a n solo u n temor le a g i t a b a : q u e su valor
flaquease e n el m o m e n t o d e c i s i v o . P e r o l a in~
m e n s a b o n d a d d e Dios frustro estos temores,
colmândole de unos deseos tan g r a n d e s de
union con Dios y d e amor hacia su divina vo-
EL VALOR HUMANO DE LO SANTO 85

l u n t a d , q u e y a n o p o d i a vivir s i n É l . " Q u é d a t e
conmigo — m e d e c i a — , no m e a b a n d o n e s ;
porque contigo m e encontraré a gusto y mori-
ré contento." Entonces recosto su c a b e z a so-
b r e m i p e c h o . S e n t i l a a l e g r ï a y el p e r f u m e d e
s u s a n g r e ; p e r o t a m b i é n s e n t i el olor d e l a
m i a , q u e d e s e a b a derramar por J é s u s , mi dul-
ce e s p o s o .
» A 1 sentir q u e este d e s e o crecïa en m i a i m a ,
pero a d i v i n a n d o al t i e m p o s u temor, le d i j e :
"j  n i m o , h e r m a n o m i o ! , m u y pronto asisti-
r e m o s a l a s n u p c i a s . Y tu te p r e s e n t a r â s b a -
n a d o en la s a n g r e dulcîsima del Hijo d e D i o s ,
y e n l o s l a b i o s , el d u l c e n o m b r e d e J é s u s , q u e
n o p u e d e s o l v i d a r ni u n s o l o i n s t a n t e T e e s -
p e r o e n el l u g a r d e la j u s t i c i a . "
» S u corazon d e p u s o todo temor ; su rostro,
triste, s e lleno d e alegrïa. S a l t a n d o d e g o z o ,
m e d i j o : " ^ P o r que s e m e c o n c è d e t a n g r a n
f a v o r ? j Q u e la dulzura d e mi a i m a m e espè-
r e e n el s a n t o l u g a r d e l a j u s t i c i a !" Y a lo
v e i s : h a b î a a l c a n z a d o tal g r a d o d e l u z inte-
rior, q u e l l a m a b a santo al p a t î b u l o . A u n d e -
cîa m a s : " I r é , f u e r t e y g l o r i o s o ; p e r o m e d a
la impresion d e q u e h a n d e p a s a r mil a n o s
a n t e s d e q u e p u e d a e n c o n t r a r t e allî d o n d e m e
e s p é r a s . " Y h a b l a b a c o n t a n t a d u l z u r a d e la
R.-L. BRUCKBERGER

b o n d a d d e Dios, q u e harîa romper los corazo-


nes m a s duros.
» L e e s p é r é e n el l u g a r d e l s u p l i c i o . L e e s ­
péré mientras r o g a b a de continuo a S a n t a M a ­
ria y S a n t a C a t a l i n a , l a v i r g e n m â r t i r . Antes
d e q u e él l l e g a s e p u s e m i c a b e z a s o b r e el t a j o ,
m e recogî en m î m i s m a , y, e l e v a n d o a Dios
todas las fuerzas de mi a i m a , rogué, invoqué
el n o m b r e d e M a r i a p a r a q u e e n el momento
f a t a l n o l e f a l t a s e l a l u z ni l a p a z d e l cora-
zon, y su a i m a p u d i e s e retornar a s u princi-
pio. L a promesa que obtuve hizo desbordar a
mi a i m a ; entonces, en m e d i o de tanta mu-
c h e d u m b r e , no era c a p a z d e ver a n a d i e .
» L l e g 6 , al fin, p a c i e n t e c o m o u n c o r d e r i l l o .
E n cuanto m e vio, c o m e n z o a sonreîr. Quiso
q u e le h i c i e s e la senal de la cruz. U n a vez
hecha, le d i j e : "Inclina la c a b e z a , mira q u e
h a s l l e g a d o a l a s b o d a s , h e r m a n o m î o ; j que
pronto gustarâs de la vida q u e no acabarâ
n u n c a !" I n c l i n o su cuerpo mansamente. Yo
coloqué s u c u e l l o s o b r e el t a j o , me acerqué
m a s y l e t r a j e a l a m e m o r i a l a s a n g r e d e l cor-
dero. S u s labios no cesaron de murmurar:
"Jésus, Catalina." Mientras pronunciaba es­
t a s p a l a b r a s recibî s u c a b e z a e n m i s manos,
EL VALOR HUMANO DE LO SANTO 87

» E n t o n c e s , fija l a m i r a d a e n l a b o n d a d d i ­
1 0
vina, dije: Quiero.» <
Para nuestra mentalidad d e cristianos m o -
d e r n o s t o d a s e s t a s circunstancias resultan ex-
traordinarias ; m â s extraordinario, sin embar­
g o , es q u e h a y a n sido i m p o s i b l e s . P a r e c e ser
que sus contemporâneos no se extranaron de
ver a u n a m u c h a c h a c o n u n j o v e n d e v e i n t e
a n o s e n u n c a l a b o z o , y a l d î a s i g u i e n t e e n el
c a d a l s o , recibiendo su c a b e z a entre las m a n o s .
S a b e m o s que Catalina de Siena fué canoniza-
d a , y e n c o n t r a m o s m u y b i e n t o d o lo q u e ella
h i z o ; p e r o si n o s l a i m a g i n a m o s c o m o u n a
congregante d e cualquier feligresîa d e nues-
tros t i e m p o s , c o m p r e n d e m o s lo atrevido d e su
a c t i t u d . E n u n a p a l a b r a , l a E d a d M e d i a tenîa
u n a l i b e r t a d e n el o b r a r , u n a r e c t i t u d d e e s p î -
ritu y u n a s a l u d e s p i r i t u a l q u e s e h a b î a p e r -
dido y a en tiempos d e A l f o n s o d e Ligorio, y
q u e nosotros estamos m u y lejos d e recuperar.
N o es q u e h a y a disminuîdo la gracia, no es
q u e la v e r d a d r e v e l a d a s e h a y a e c l i p s a d o a
n u e s t r o s o j o s . E s q u e el c a r â c t e r d e l o s c r i s ­
tianos se ha debilitado.
C o n el c o n t r a s t e d e e s t a s d o s e s c e n a s he-

T r a d u c c i o n L . - P . CuiQUES. (N. A . )
88 R.-L. BRUCKBERGER

m o s q u e r i d o s i m p l e m e n t e h a c e r v e r a l lector
q u e n o h a d e c o n f u n d i r s e l a s a n t i d a d c o n tal
o cual actitud concreta q u e p u e d a variar d e
Santo a Santo, segûn su temperamento. E s
decir, las actitudes d e los S a n t o s no cortan en
m o d o a l g u n o el d i s c e r n i r p r o p i o d e l c r i s t i a n o .
A c a d a uno d e nosotros nos incumbe buscar,
entre caractères tan v a r i a d o s , l a s situaciones
y reacciones m a s en relacion con nuestra vo-
cacion personal. E n una época d e decadencia,
como es la nuestra, caracterizada por una
m e n g u a del vigor fisico y m o r a l , e s d e d e s e a r
q u e la j u v e n t u d rinda culto a S a n t o s recios,
viriles, sencillos ; S a n t o s q u e , u n a v e z cono-
cida la voluntad d e Dios, a v a n z a n con déci-
s i o n p o r el v e r d a d e r o c a m i n o . E s é v i d e n t e q u e
un m o n j e d e b e procurar la imitacion del F u n -
dador y d e los S a n t o s d e su O r d e n y dedicar-
s e al estudio d e s u s doctores y mîsticos. U n
s o l d a d o tendra m a s devocion a los S a n t o s
guerreros. U n a m a d r é d e familia s e inclinarâ
a la d e v o c i o n d e S a n t a M o n i c a y S a n t a I s a b e l
de Hungria. O sea, recurriremos siempre a
Santos q u e c o m p r e n d a n los p r o b l e m a s d e
nuestra vida porque los hayan vivido.
C o n s i d e r e m o s t a m b i é n el color y el t o n o
exacto d e las lecciones q u e nos d a n los S a n -
EL VALOR HUMANO DE LO SANTO 89

tos, los defectos y las b u e n a s cualidades d e


las p e r s o n a s a quienes se dirigian. Por ejem-
plo : S a n J u a n d e la C r u z se dirigîa a s u s mon-
jes y m o n j a s espanolas del siglo XVI ; p u e s
bien, este detalle es digno d e tenerse en cuen-
ta si h e m o s d e v a l o r a r l a p o s t u r a d e l S a n t o .
Nosotros, los franceses, tenemos m a s devo-
cion, conocemos m a s y preferimos a nuestros
1 1
S a n t o s franceses . E x i s t e u n orden en la ca-
r i d a d ; t a m b i é n e x i s t e e n el c u l t o d e l o s S a n -
tos. L o s S a n t o s d e nuestro p a i s h a n nacido en
nuestro m i s m o clima, son d e nuestra s a n g r e ,
se h a n m o v i d o en los m i s m o s parajes q u e nos-
otros, h a n h a b i t a d o en nuestra c a s a , o r a d o en
nuestras iglesias, c a m i n a d o por nuestros ca-
minos. H a n recibido nuestra propia educa-
cion. H a n tenido los m i s m o s defectos q u e nos-

1 1
Q u i z à s o r p r e n d a al lector espafîol la insistencia del
p a d r e B r u c k b e r g e r en los S a n t o s y la tradicion franceses.
L a u n i v e r s a l i d a d del catolicismo y d e s u s S a n t o s , c o m o he
intentado s u b r a y a r en el prologo, no consiste en s u a u s e n -
cia d e determinaciones e s p a c i a l e s y t e m p o r a l e s , sino preci-
s a m e n t e al contrario: en s u c a p a c i d a d d e fecundar las raî-
ces d e c a d a h o m b r e y d e c a d a p u e b l o , d e verterse en tra-
diciones infinitamente d i v e r s a s , a u n q u e coincidentes en su
c o m û n fidelidad al m e n s a j e d e Cristo. N o s e r a inûtil, por
tanto, recordar q u e el libro fué escrito originalmente p a r a
un p û b l i c o francés. M a s a û n : q u e fué escrito en horas d e
crisis colectiva —en el exilio y d u r a n t e la o c u p a c i o n ale-
m a n a — c o m o u n a l l a m a d a al o p t i m i s m o sobrenatural.
90 R.-L. BRUCKBERGER

otros y h a n s a b i d o enderezarlos sin perder por


ello l a g e n t i l e z a , l a v a l e n t i a y el p u d o r e n el
heroismo, cualidades tan d e nuestra raza. A n -
tes q u e nosotros h a n a m a d o a F r a n c i a . H a n
contribuîdo a edificarla. L o s S a n t o s y los hé-
r o e s c o n s t i t u y e n el a i m a d e u n p u e b l o . E s c u -
c h a m o s el c o n c i e r t o d e s u s l e j a n a s p e r o f a m i -
liares voces c u a n d o cerramos los ojos y pres-
t a m o s oîdo al canto d e la e s p e r a n z a y d e la
g r a n d e z a . <jPor que n o p o d e m o s n o s o t r o s h a -
cer l o q u e e l l o s h i c i e r o n c o n l a a y u d a d e D i o s ?
A d e m â s , su dulce presencia esta m u y cerca
d e nosotros. N a d a concreto s a b r î a m o s decir,
y, s i n e m b a r g o , l o s S a n t o s e s t â n a h î , s u b o n -
d a d nos tranquiliza, sus m i r a d a s nos animan
y nos empujan hacia adelante. S e g u i m o s sus
huellas, y tan solo c a m i n a n d o tras ellos p a -
cientemente — a veces con impaciencias t a m -
b i é n — , p o d e m o s estar s e g u r o s d e pisar terre-
n o firme. L o s S a n t o s d e D i o s j u z g a r â n l a s n a -
ciones. P e n s e m ô s d e vez en c u a n d o c o m o nos
mirarân S a n Luis, Santa J u a n a de Arco, cuan­
d o nos vean llegar. O j a l â nos encuentren bien
dispuestos. j Q u e nos ayuden, desde ahora, a
vivir u n a v i d a s e m e j a n t e a l a s u y a ! j Q u e , c o n
su a y u d a , p o d a m o s hacer d e F r a n c i a u n a cris-
tiandad !
V . — S A N T I D A D

C R I S T I A N D A D Y P A T R I A

U n a cristiandad es un pais que se esfuerza


por ser santo a la vez q u e Patria. E s u n p a i s
q u e en s u s instituciones y s u s c o s t u m b r e s si-
g u e los p a s o s d e Cristo, un p a i s q u e inspira
s u s l e y e s y s u s a c t o s p û b l i c o s e n el E v a n g e -
lio. E s t a s v e r d a d e s s e h a n b o r r a d o d e tal for-
m a en la conciencia d e los franceses, q u e
h a s t a p a r e c e r i d î c u l o t a n s o l o el e n u n c i a r l a s .
S i n e m b a r g o , C r i s t o e s el R e y d e l o s p u e b l o s
y d e l a s a i m a s . C r i s t o e s el R e y d e F r a n c i a y
es R e y q u e reina y q u e d e b e gobernar. Millo-
n e s d e f r a n c e s e s , h a c e t i e m p o , lo h a n c r e î d o
asî, han vivido bajo esta legitimidad sobrena-
tural, han muerto por esta soberanîa trascen-
dente. L a vieja Francia extraîa su m â s întima
fortaleza d e una mîstica temporal cristiana.
C r e e m o s que no hay confusion posible. H a -
92 R.-L. BRUCKBERGER

b l a m o s aquî de cristiandad y del destino tem­


poral d e nuestro p a i s . N o h a b l a m o s d e la Igle­
sia y d e la vida eterna. P a r a un catolico es
évidente q u e la Iglesia no h a d e ser j a m â s pre-
s a d e l a m u e r t e y q u e c u m p l i r â h a s t a el fin l a
m i s i o n q u e le h a s i d o confiada d e s a l v a g u a r -
d a r , s i n m i x t i f i c a c i o n e s ni t r a n s i g e n c i a s p o s i -
b l e s , el d e p o s i t o d e l a r e v e l a c i o n y d e l a l e g i -
timidad sacramental. Pero esta salvaguardia
n o n e c e s i t a ni v a s t o s e s p a c i o s ni g r a n c a n t i d a d
d e fieles. E n l a s c a t a c u m b a s s e a f i r m o c o n
fuerza, y poco importa q u e la Iglesia, consi-
derada en su esencia, tenga un poderoso asi-
dero visible. C o m o una inmensa pirâmide
i n v e r t i d a , p u e d e n o t o c a r l a tierra m a s q u e e n
s u v é r t i c e . C o n u n a c r i s t i a n d a d n o o c u r r e lo
m i s m o . U n a cristiandad es una empresa d e
renovacion y organizacion temporales, inspi-
rada en los principios evangélicos. E n este
caso, dichos principios son considerados no
como gérmenes de vida divina y sobrenatural,
fecundos p a r a la salud eterna d e las a i m a s ,
s i n o , s o b r e t o d o , c o m o n o r m a s e n l a edifica-
cion d e u n a c i u d a d d e los h o m b r e s , c o m o
i d e a s b a s e s en la polîtica d e los p u e b l o s ,
c o m o instrumento indispensable en la s a l v a -
c i o n i n m e d i a t a d e l a s n a c i o n e s , e n el o r d e n
EL VALOR HUMANO DE LO SANTO 93

m i s m o d e l s a b e r vivir t e r r e n o y e n r e l a c i o n
con las necesidades prâcticas d e la vida mor-
tal i n d i v i d u a l y c o l e c t i v a . E n e s t a r e n o v a c i o n
y organizacion temporales no son los sacer-
dotes los portadores d e la responsabilidad
— u n a c r i s t i a n d a d n o e s u n a f e o c r a c i a ; e s el
reinado temporal d e D i o s — ; la responsabili-
d a d p e s a sobre todos los hombres de buena
v o l u n t a d , c o m o quiera q u e ellos tienen u n a
mision temporal que cumplir. A l menos que
s e a u n s u e n o o u n p r o y e c t o s o b r e el p a p e l ,
c o m o l a Repûblica de Platon ; una cristiandad
e x i g e u n e s p a c i o social concreto o c u p a d o soli-
d a m e n t e por una mîstica cristiana, d e hondos
fundamentos h u m a n o s . U n a cristiandad no
vive en las c a t a c u m b a s ; vive a la luz del dîa,
e s u n â r b o l al a i r e l i b r e y d e e x t e n s a s r a î c e s ;
tiene n e c e s i d a d d e u n conjunto d e h o m b r e s
reaies, de carne y hueso, y de mûsculos tam-
bién, e m p a p a d o s del espïritu del E v a n g e l i o ,
d i s p u e s t o s , c u e s t e lo q u e c u e s t e , a c o n f o r m a r
con ese espïritu su conducta personal, los ne-
g o c i o s q u e t i e n e n b a j o s u c u i d a d o y el d e s t i n o
d e su paîs. H o m b r e s que pretenden empefiar
el h o n o r d e C r i s t o e n el c o m p o r t a m i e n t o p o -
lîtico d e s u P a t r i a . E v i d e n t e m e n t e , t o d o e s t o
es quimérico. Sin e m b a r g o , esta quimera ha
94 R.-L. BRUCKBERGER

existido y no es un monstruo, en v e r d a d . J a -
m â s nuestra nacion s e mostro m â s leal y esfor-
z a d a q u e b a j o S a n L u i s . ^ D o n d e encontrar
h u m a n i d a d m â s heroica y d u l c e ? E l E v a n -
g e l i o esta s i e m p r e a n u e s t r o a r b i t r i o , c o m o
l a s i m i e n t e q u e e s p é r a ser a r r o j a d a a l a tie-
rra. C u a n d o los jovenes cristianos franceses
s e p a n quererlo, estaremos en presencia d e
una nueva cristiandad. D e s p u é s d e todo, la
doctrina polîtica q u e actualmente o p r i m e a los
p u e b l o s e n s u c a r n e y s u s a n g r e , h a c e treinta
a n o s no ofrecîa m â s objetividad q u e un redu-
cido numéro d e iniciados famélicos y exalta-
d o s q u e h a c î a n el p a p e l d e u t o p i s t a s . E l m u n -
d o cède siempre ante la fuerza. T a r e a d e los
cristianos es luchar p a r a conseguir q u e la j u s -
ticia n o p i e r d a j a m â s s u f u e r z a , y d e e s t a m a -
nera p u e d a vencer al m u n d o . L a fuerza es
u n a n i m a l anfibio q u e vive con la m i s m a faci-
l i d a d e n el m a l q u e e n el b i e n . <*Y p o r q u e
h a n d e ser s i e m p r e los cînicos q u i e n e s d o m e s -
tiquen a este m a s t o d o n t e ? Sin d u d a escucharâ
las palabras de Francisco de Asîs : «Hermano
l o b o , e n el n o m b r e d e D i o s , te p r o h i b o . . . » , el
dîa en que una a u d a z juventud francesa se
d é c i d a a r o m p e r l a c a d e n a d e p e c a d o s d e omi~
s î o n q u e s u s p a d r e s le h a n d e j a d o en h e r e n c i a
EL VALOR HUMANO DE LO SANTO 95

y no permita q u e la empujen dulcemente ha-


cia las c a t a c u m b a s . P u e s u n a cristiandad ne-
cesita espacio y aire p u r o . E s u n a p i r â m i d e
que debe descansar sobre una ancha base hu­
m a n a y c u y o v é r t i c e t o q u e e n el c i e l o d e l a
revelacion evangélica.
Si falta la b a s e , todo s e d e r r u m b a . Y si
u n a c i v i l i z a c i o n cristiana" p u e d e m o r i r e s p r e -
cisamente por falta d e cuerpo. E s t a m o s bien
lejos d e comprender las repercusiones con-
cretas q u e acarreo consigo la revolucion q u e
los juristas del siglo X V I promovieron en pro
d e la restauracion del Derecho r o m a n o y que.
a lo l a r g o d e t o d a la E d a d M o d e r n a , s e h a
c o n s u m a d o con m e n g u a del espîritu d e la
Iglesia. Citaremos un documento que posée
la ironîa d e estar f e c h a d o en 1 7 9 1 . S e trata
d e u n a sencilla poliza d e s e g u r o s maritimos,
que comienza asî: « « E n nombre de Dios y
d e l a V i r g e n S a n t a . Q u e D i o s c o n d u z c a to­
d a s l a s c o s a s a s e g u r a s a l v a c i o n . » A l final s e
expresa en estos términos: « . . . S e acabarâ
e n t o n c e s el r i e s g o . Y q u i e r o q u e t o d o s l o s
q u e p a r t i c i p e n d e e s t e s e g u r o p a s e n c o m o él
p o r el m i s m o r i e s g o — d i v i n o y h u m a n o — d e
amigos, enemigos, conocidos y desconoci-
d o s , t o m a o detencion d e senorîas, y a ecle-
96 R.-L. BRUCKBERGER

siâsticas, y a temporales, represalias justas o


injustas, b a n d o o c o n t r a b a n d o , m a r c a o con-
tramarca ; riesgo d e viento, rayo, fuego, nau-
f r a g i o y o t r o s s i n i e s t r o s , p e l i g r o s y c a s o s for-
tuites q u e p u e d a n acontecer, poniéndose en
s u l u g a r , s i n q u e p u e d a n d e c i r , a l e g a r ni c a -
l u m n i a r c o s a a l g u n a e n c o n t r a r i o , si n o t i e n e n
previamente la m a n o provista d e s u m a s a s e -
g u r a d a s , respectivamente por ellos, s u m a s
q u e p r o m e t a n p a g a r très m e s e s d e s p u é s del
siniestro o p é r d i d a , q u e D i o s no permita, y
d e s p u é s d e ello p l e i t e a r si l o t i e n e n a b i e n . . .
D i o s los guîe y los conserve s a l v o s . A m é n . »
N o p r e t e n d e m o s decir q u e los senores Ni-
c o l a s y B o u r g u i g n o n , q u e firmaron e s t e a c t a .
f u e r a n s a n t o s . P e r o s î q u e e s t a f o r m u l a juri-
dica révéla en nuestros a n t e p a s a d o s u n sen-
t i d o v i v o d e la P r o v i d e n c i a d i v i n a , d e s u s o -
licitud y d e s u p r e s e n c i a t o d o p o d e r o s a en
todos los sucesos espirituales o temporales d e
n u e s t r a v i d a . N o s e j u z g a b a i m p r o p i o d e la
majestad d e Dios y d e la g r a n d e z a de N u e s -
tra S e f i o r a v e l a r p o r el c a r g a m e n t o d e u n b e r -
gantin. Y estas dos presencias, que penetran
h a s t a el f o n d o d e l a s c o n c i e n c i a s c r i s t i a n a s ,
valîan por la presencia del notario y del g e n -
d a r m e — s i n excluirlos, no o b s t a n t e — cuan-
EL VALOR HUMANO DE LO SANTO 97

d o s e trataba d e formalizar u n contrato entre


cristianos. Y la v a l i d e z d e estos contratos té-
nia c o m o f u n d a m e n t o la validez d e la fe cris-
tiana d e nuestros p a d r e s . Pero entonces era
l a m i s m a i n s t i t u c i ô n q u i e n g u a r d a b a el d e p o -
sito d e esta fe. L a s instituciones d e la vieja
Francia se orientaban hacia Dios, al m i s m o
tiempo q u e se a p o y a b a n en articulaciones j u -
diciales h u m a n a m e n t e a s e g u r a d a s ; y porque
tenian relacion con conciencias lealmente
cristianas, ellas m i s m a s lograban la p u r e z a y
la f o r t a l e z a v i v a s q u e d e f i n e n t o d a s a n t i d a d ,
y son caracterîsticas d e los destinos c o n s a g r a -
dos a Dios. Nuestros abuelos demostraban a
Cristo q u e le a m a b a n siendo b u e n o s y leales
franceses.
E s t a s a n t i d a d , m e t i d a e n el t u é t a n o d e l a s
instituciones y las c o s t u m b r e s , g r a n socorro
para las pobres gentes, y a que las alimentaba
d e espïritu cristiano, sin q u e s e diesen cuen-
ta, ha desaparecido de Francia. N o se puede
vivir i n d e f i n i d a m e n t e d e l a s a n t i g u a s m i e s e s .
Nuestra generacion encuentra vacios los gra-
neros. L a pequena provision d e q u e dispone-
m o s n o s e r a suficiente p a r a n o s o t r o s y p a r a
los q u e h a n d e venir d e s p u é s . L l e g a un m o -
m e n t o en q u e es necesario s e m b r a r p a r a no
7
98 R.-L. BRUCKBERGER

desfallecer d e h a m b r e . L a s restricciones no
solucionan n a d a . j H a c e tanto t i e m p o q u e esta
a d i e t a el e s p î r i t u c r i s t i a n o l S e m u y bien
q u e en este m u n d o descristianizado vivio una
S a n t a T e r e s a del Nino J é s u s y existen unos
c a r m e l o s e n l o s q u e florece l a s a n t i d a d c u a n -
d o , habiéndolo d e j a d o todo, s e b u s c a en ellos
el p r e m i o . P e r o n o s c o l o c a m o s f r e n t e a l a c i -
vilizacion cristiana, y a q u î la s a n t i d a d Perso-
nal p u e d e c o m p a r a r s e a un m e r c a d o negro
d e la mîstica, que no resuelve m â s q u e casos
l i m i t a d o s . L o q u e h a c e f a l t a a s e g u r a r e s el
abastecimiento gênerai d e los misérables q u e
no poseen los medios d e las g r a n d e s renun-
cias y q u e desearîan, con los m i s m o s recur-
s o s o r d i n a r i o s , vivir h o n r a d a m e n t e e n u n
m u n d o habitable y conseguir, a d e m â s , su sal-
vacion eterna.
E n esta gente pienso precisamente, en esta
gente que, burlonamente, llaman «la m a s a
d e l o s q u e a h o r r a n » , L a ruina d e e s t a m a s a d e
l o s que ahorran p a r a p o d e r vivir, a c o m p a n a ,
e n t o d o s l o s o r d e n e s , a l a ci v i l i z a c i o n m o d e r -
n a . E n el o r d e n e s p i r i t u a l , l o m i s m o q u e e n
el o r d e n financiero, l a s g r a n d e s q u i e b r a s r e -
caen, d e una manera especial, en la multitud
anonima, multitud que, a pesar d e todo,
EL VALOR HUMANO DE LO SANTO 99

constituye la réserva d e un p u e b l o y d e u n a
raza. U n a cristiandad es una sociedad en la
q u e Cristo convive con los pobres y les a y u d a
en s u s necesidades cotidianas.
En el interior d e l a r e l i g i o n cristiana, la
m i s m a d e s v i a c i o n p s i c o l o g i c a q u e s i g n i f i c a el
beato tiene s u correspondencia en lo social:
el Estado ortodoxo. El Estado beato concibe
la religion c o m o u n a s e g u r i d a d exterior, una
consagraciôn a Dios del orden establecido.
C o m o el b e a t o , v i v e b a j o l a b a n d e r a d e l t e -
mor ; es oprimido por la angustia d e la g r a n
n o c h e , c o m o el b e a t o p o r el infierno. P e r o e s
q u e p a r a evitar la revolucion, lo m i s m o que
el infierno, e s m a l c o n s e j e r o el t e m o r : l o û n i -
c o q u e f a l t a e s b u s c a r el r e i n o d e D i o s y s u
justicia ; en c u a n t o a lo d e m â s , D i o s p r o v e e -
râ. E l S a n t o s a b e q u e Dios a m a a la criatura.
L a cristiandad esta convencida d e ello t a m -
bién. P o d î a , p u e s , d e j a r s e llevar por e s t a o b e -
diencia r e n d i d a al espîritu evangélico, y todo
s u h e r o î s m o serîa u n fruto m a s d e la e s p e -
ranza cristiana. Pero ha d e quedar m u y claro
q u e no h a y orden cristiano q u e no gire alre-
dedor d e la Cruz. L a s sociedades cristianas
n o e s c a p a n a l s u f r i m i e n t o , e s m a s ; el s u f r i -
100 R.-L. BRUCKBERGER

m i e n t o c o n s t i t u y e l a ley m i s m a d e s u s a l u d
temporal y de su grandeza.
U n a cristiandad no es una sociedad que
politicamente pertenezca a los beatos y que
esté informada d e su espiritu. A f o r t u n a d a -
m e n t e , el E s t a d o ortodoxo n o d i c e m a s d e la
c r i s t i a n d a d d e lo q u e el b e a t o d i c e d e l a I g l e -
sia. A u n q u e uno y otro, tan a v a r o s d e a b n e -
gacion, tengan sed d e cristiandad y d e Igle-
sia, respectivamente. U n a cristiandad es una
sociedad que pertenece a Cristo, una patria
t e r r e n a e n la q u e C r i s t o h a b i t a .
L a santidad es una comunion d e D i o s con
el h o m b r e : a p a r t i r d e e s t a c o m u n i d a d , D i o s
y el h o m b r e a c t û a n j u n t o s . P a r a q u e F r a n c i a
l l e g u e a ser u n a c r i s t i a n d a d e s p r e c i s o , e n p r i -
mer lugar, q u e D i o s quiera entrar, por asï d e -
cirlo, e n c o m u n i o n c o n e l l a . E s p r e c i s o q u e
É l la a m e y l a e l e v e a s u a m i s t a d .
Ahora bien: Dios a m a a Francia. Entre
m u c h o s t e s t i m o n i o s , s o l o q u i e r o citar la m a s
reciente afirmacion d e Pîo X en su alocucion
d e l 2 9 d e n o v i e m b r e d e 1911 a l o s c a r d e n a -
les f r a n c e s e s : « ^ Q u é h e d e deciros, queridos
hijos mîos d e Francia, ahora q u e g e m î s bajo
el p e s o d e la p e r s e c u c i o n ? E l p u e b l o q u e h i z o
alîanza con D i o s en las fuentes b a u t i s m a l e s
EL VALOR HUMANO D E L O SANTO 101

d e R e i m s s e convertira y volverâ a s u primera


vocacion. L o s méritos d e tantos hijos suyos
q u e predican la v e r d a d del E v a n g e l i o en casi
t o d o el m u n d o , s e l l â n d o l a a v e c e s c o n s u s a n -
gre, la plegaria d e tantos S a n t o s q u e en la
gloria celestial reclaman vivamente la c o m -
p a n î a d e s u s h e r m a n o s q u e r i d o s . . . por enci-
m a d e todo, los g e m i d o s d e tantos ninos q u e
delante del Sagrario elevan su corazon con
p a l a b r a s q u e D i o s m i s m o p o n e en s u s labios,
atraerân sobre esta nacion la misericordia di-
vina. L o s p e c a d o s no q u e d a r â n sin castigo,
pero la hija d e tantos méritos, d e tantos sus-
piros y l â g r i m a s , no morirâ j a m â s .
))Llegarâ u n d î a — e s p e r a m o s q u e no tar-
d e — e n q u e F r a n c i a , c o m o S a u l o e n el c a m i -
no d e D a m a s c o , se encontrarâ r o d e a d a d e una
l u z d i v i n a , o i r â u n a v o z q u e le r e p e t i r â :
" H i j a m î a , c p o r que m e p e r s i g u e s ? " ; y a n t e
l a p r e g u n t a : **^Quién è r e s t u , S e n o r ? " , r e s -
p o n d e r â l a v o z : " Y o s o y J é s u s , a q u i e n tu
persigues. D u r a cosa es q u e d e s coces contra
el a g u i j o n , p o r q u e e n tu o b s t i n a c i o n te a r r u i -
n a s a ti m i s m a . " Y e l l a , t e m b l a n d o y a s o m -
brada, d i r a : "Senor, £ q u é queréis q u e h a g a ? "
Y É l : " L e v â n t a t e y l a v a l a s m i s e r i a s q u e te
h a n d e s f i g u r a d o ; d e s p i e r t a e n tu s e n o l o s s e n -
102 R.-L. BRUCKBERGER

t i m i e n t o s e s c o n d i d o s y el p a c t o d e n u e s t r a
alianza y v e , hija primogénita d e l a Iglesia,
nacion predestinada, v a s o d e eleccion, v e y
Ueva m i n o m b r e , c o m o h a c e s i g l o s , a t o d o s
l o s p u e b l o s y r e y e s d e l a tierra.))
N o c o m p r e n d e r tal e v e n t u a l i d a d c o m o p r o -
xima, no comprender q u e esta en s u s m a n o s
la e m p r e s a , s u p o n e u n a falta d e e s p e r a n z a y
una rara negligencia en los cristianos france-
ses. Recordemos las condiciones d e una san-
tidad h u m a n a — n a t u r a l e z a q u e la gracia e m -
p a p a s i n d i s m i n u i r l a — . Non minuit sed sa-
cravit. U n a s o c i e d a d n o s e p u e d e l l a m a r c r i s -
t i a n a c u a n d o e n ella o c u r r e u n a d i s m i n u c i ô n
d e n a t u r a l e z a o c u a l i d a d e s h u m a n a s . P o r el
c o n t r a r i o , l a l i b e r t a d d e s e m p e n a alli s u p a p e l ,
esencial en toda santidad, porque no h a y san-
tidad sin libertad, porque no h a y santidad sin
amor. U n a cristiandad es u n a sociedad q u e
î n t e g r a m e n t e , e n s u s ley e s , e n s u s institucio-
n e s y c o s t u m b r e s , r e s u e l t a m e n t e , c o n t o d a li-
bertad y lealtad s e orienta hacia Cristo. N o s
parece q u e cuanto S a n t o T o m â s escribio acer-
ca del bien c o m û n , q u e especifica la accion
polîtica, n o p u e d e e s c a p a r a la interpretacion
d e t o d a l a p a r t e m o r a l d e l a Suma a l decir
q u e h a d e lograr s u d e n s i d a d real en la cris-
EL VALOR HUMANO DE LO SANTO 103

tologia y hacer converger todos los l a z o s d e


la moralidad en la persona adorable del S a l -
v a d o r crucificado. N o s e p u e d e hablar d e bien
c o m û n en u n a cristiandad sin contar con Cris-
t o y c o n s u S a n t a v o l u n t a d . H e r o d e s el zorro,
n o e r a d e C r i s t o . E l r e a l i s m o polîtico n o p u e -
d e a s e g u r a r el b i e n c o m û n d e u n a c r i s t i a n d a d .
S a n L u i s no era un zorro, y nuestros politicos
m a s g r a n d e s , p o r q u e h a n s i d o zorros, traicio-
n a r o n l a c o m u n i o n c o n C r i s t o , q u e e s el v ï n c u -
lo v i v o d e la c r i s t i a n d a d f r a n c e s a . S i h e m o s
de procurar que Francia renazca como una
cristiandad, tendremos que romper con todo
l o q u e p u e d a c o r r o m p e r l a p u r e z a y l a flexibi-
lidad d e la conciencia, esenciales p a r a volver-
s e a D i o s , i n c l u s o e n el o r d e n p o l î t i c o .
Mauricio Barrés decîa que la Iglesia fran-
c e s a tiene n e c e s i d a d d e S a n t o s . S e p u e d e d e -
cir t a m b i é n q u e l o s S a n t o s d e F r a n c i a t i e n e n
necesidad de Francia. S e encuentran como
extranjeros en nuestro p a i s d e s d e q u e s e h a
d i s o c i a d o el n o m b r e d e C r i s t o d e t o d o s l o s e l e -
mentos vivientes d e la c o m u n i d a d nacional.
Habria que predicar una cruzada para q u e
h a s t a el û l t i m o rincon d e F r a n c i a t o d o s l o s
a s p e c t o s d e l a c u l t u r a , d e l o s oficios m a n u a l e s ,
l a s f a m i l i a s y la p o l î t i c a f u e s e n s i g n a d o s , c o m o
104 R.-L. BRUCKBERGER

n u e s t r a s v i e j a s e n c r u c i j a d a s , c o n l a sériai d e
la C r u z . Q u e D i o s p u e d a venir a habitar en
F r a n c i a c o m o e n el l u g a r d e s u s d e l i c i a s , p a r a
q u e l a s g e n t e s h o n o r a b l e s p u e d a n vivir. D e s -
p u é s d e t o d o , S a n L u i s vivio dentro d e la p o -
lîtica. S a n t a J u a n a , d e n t r o d e l a g u e r r a , y
otros m u c h o s S a n t o s , en las m a s d i v e r s a s con-
diciones del m u n d o .
Ninguno d e nosotros sabra nunca bastante
teologîa p a r a llegar a u n q u e solo sea a cano-
nigo ; n o s lo i m p i d e n l a s c a r g a s q u e h e m o s
d e l l e v a r e n c i m a : p a t r i a , oficio, f a m i l i a ; e s t a -
m o s c a n s a d o s , nuestros pobres rostros cruza-
d o s d e a r r u g a s q u e ocasiona la a n g u s t i a , nues-
tras m a n o s e n d u r e c i d a s , o p r i m i d a s por la p r e -
o c u p a c i o n d e g a n a r el p a n y m a n t e n e r el h o -
nor d e n u e s t r a f a m i l i a . N o s a b e m o s b a s t a n t e
teologîa p a r a ser canonigos. S i n e m b a r g o , s a -
b e m o s l a suficiente p a r a s e r s a n t o s . j Q u e o t r o s
g o b i e r n e n e n p a z el r e i n o d e D i o s ! N o s o t r o s
ya tenemos bastante con arrancar una a una
las horas del dîa, del interminable dîa, hasta
q u e llegue la hora tan e s p e r a d a , la hora ûnica
en q u e Dios s e d i g n e a p a g a r la luz d e su cria-
tura e x t e n u a d a . j O h , tierna m u e r t e ! J O h ,
ûnico despertar ! Y a h a b r â quienes se ocupen
d e lo e s p i r i t u a l . . . N o s o t r o s t e n e m o s lo t e m p o -
EL VALOR HUMANO DE L O SANTO 105

r a i e n n u e s t r a s m a n o s , t e n e m o s l a s m a n o s 11e-
n a s del reino temporal d e D i o s . T e n e m o s la
herencia d e los Santos.
c H a y a l g o en este m u n d o q u e nuestros
Santos hayan tenido q u e reprender, a l g o que
hubieran tenido q u e eludir c u a n d o D i o s m i s ­
m o n o s visita en p e r s o n a , c u a n d o al m i s m o
t i e m p o q u e no.sotros s e b e n d i j e r o n l a v i n a y el
t r i g o , l o s s i l l a r e s d e n u e s t r o s u m b r a l e s , el t e -
jado donde hacen su nido las p a l o m a s , nues­
t r o s l e c h o s c a r g a d o s d e s u e n o y d e h a s t î o , el
sendero d o n d e chirrîan los carros, nuestros
hijos d e risa d u r a y nuestras hijas q u e lloran
1 2
al b o r d e d e la f u e n t e ? .

B F . R N A N O S : Jeanne, relapse et Sainte, pâgs. 67-68.


I N D I C E

PAGS.

Prologo 13
1.—Lo santo 41
II.—El hombre ante los santos 47
111.—Santos, héroes, beatos y criminales ... 61
IV.—Las diferencias humanas entre los
santos 79
V . — S a n t i d a d , cristiandad y patria 91
NIHIL OBSTAT: DR. ENRIQUH VALCARCE.
MADRID, 10 DE FEBRERO DE 1957. JM-
PRIMASF, t JOSÉ MARIA, OBISPO AUXI-
I IAR Y VICARIO GENERAL.

ESTE L1BRO SI TERMINO DE 1MPR1MIR


EN LOS TALLERES GRAF1COS HUECOl OR
MADRID. EL DIA 9 DE MARZO DE 1964.

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