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Notas en torno al estatuto de la interfaz conceptual- intencional en el Minimalismo

Biolingüístico.

Mgter. Marcela Bassano


marcelabassano@hotmail.com
Facultad de Humanidades y Artes (UNR) – Facultad de Psicología (UNR)
Rosario – Argentina

Resumen
Dentro del acercamiento Minimalista, específicamente del Biolingüismo, una tópica medular
de discusión es la que gira en torno a las relaciones entre lenguaje y pensamiento en la que
está involucrada como cuestión central la discusión sobre el estatuto de la interfaz
conceptual – intencional (CI) que amerita la siguiente cuestión: ¿Es el sistema conceptual-
intencional una parte intrínseca del lenguaje? (i.e de la facultad de lenguaje en sentido
estrecho según Chomsky).
Esta pregunta es la que funcionará como hilo conductor para analizar en este trabajo las
distintas concepciones en relación a este tema, lo que nos llevará también a indagar el rol de
la interfaz CI en la determinación del significado lingüístico y sus modos de codificación.
La temática mencionada se relevará, por un lado, a través de la lectura y análisis de las
discusiones en torno a los aspectos evolutivos del lenguaje y, por el otro, las posturas en
relación al estatuto de la interfaz CI en cuanto a si tiene como propiedad privativa la de ser
lingüística o no.
Sostenemos a modo de conclusiones que la interfaz conceptual-intencional es lingüística en
tanto y en cuanto creemos que no es posible pensar fuera del lenguaje. En tal sentido
sostenemos, basándonos en las postulaciones de Hinzen (2007), que el lenguaje no expresa
el pensamiento, sino que le da forma, y sostiene, en particular, que no existe pensamiento
proposicional con independencia del lenguaje. Es la sintaxis la que origina los pensamientos
de manera tal que los pensamientos humanos dependen de lo que la sintaxis hace, es decir,
de los formatos sintácticos específicos que están disponibles en las interfaces.

Introducción
En la literatura generativa, los sistemas de interfaz (AP y CI), desde su formulación en los
años noventa, han cobrado una relevancia por sobre la Facultad de Lenguaje en el sentido de
que se plantea la dependencia de esta respecto de ellos. A pesar de que se ha escrito mucho
en torno, fundamentalmente, a la interfaz conceptual-intencional (CI) no es tanto lo que ha
dicho concretamente el Biolingüismo sobre qué es y qué contiene, razón por la cual, la
determinación del estatuto de CI desde siempre se ha tornado, al menos, un tanto vaga e
imprecisa. Así, qué es lo que realmente tenemos en la cabeza a nivel conceptual pareciera ser
que constituye un misterio dado que no surge del mismo Chomsky una caracterización
precisa en términos sistemáticos. Muy por el contrario, expresa consideraciones a nuestro
juicio, fuertemente conflictivas hacia el propio término “interfaz conceptual intencional” o
“sistema conceptual intencional”. Esta conflictividad se refiere a algunas cuestiones que
consideramos centrales y que encuentran, al menos en parte, tratamientos alternativos que le
otorgan un contenido más sustantivo, y quizá algunas respuestas, en otros autores que
detallaremos más adelante. En este trabajo propondremos entonces algunas notas a partir de
las cuales reflexionar sobre esas zonas conflictivas que vamos a resumir en tres
interrogantes principales:
1. ¿Es el sistema o interfaz CI una parte intrínseca del lenguaje? Esto es, ¿es lingüística
o constituye un sistema de pensamiento independiente del lenguaje?

2. ¿Qué contenido tiene CI?

3. Indagar en torno 2 nos lleva a determinar la dirección en la codificación del


significado (SEM)

La cuestión 1: Chomsky (2002 y 2005 et al y 2007), Hinzen (2007 y 2009), Corballis


(2011) y Jackendoff (1996 y 2002)
En dos momentos Chomsky responde a 1 y no del mismo modo, como es habitual en sus
escritos. Uno es en los artículos publicados con Hauser y Fitch en los años 2002 y 2005 y
otro, ya no en colaboración, en el 2007. En los primeros, la interfaz CI se ubica en la
Facultad de Lenguaje en sentido amplio (FLA). Recordemos lo que dice Chomsky (2002et
al): la (FLA) contiene a la facultad del lenguaje en sentido estricto (FLE) e incluye además
los mecanismos de los sistemas de actuación conceptual-intencional y articulatorio-
perceptual internos al cerebro e implicados en el pensamiento y el uso del lenguaje, que en su
mayor parte (quizás en su totalidad) se encuentran en otros dominios cognitivos y de los que
hacen uso otras especies, con diferencias de grado. La FLA, por lo tanto, involucra todas las
capacidades que participan en el lenguaje, con independencia de que sean específicas de este
dominio cognitivo o exclusivamente humanas. La (FLE) es un subcomponente de la FLA y
sólo está compuesta, en cambio, por propiedades específicas del lenguaje y específicas de la
especie. Es el sistema computacional lingüístico abstracto solo, independiente de los otros
sistemas con el cual interactúa y entra en interfaz. El componente medular de la FLE, como
ya sabemos, es el mecanismo computacional de la recursividad.
Chomsky (2007) sostiene que el pensamiento es el ámbito natural y el punto de partida
evolutivo del sistema de computación del que se beneficia el lenguaje, y con el objetivo de
dar preeminencia a la operación Ensamble (recordemos, en el marco de una GU
infraespecificada y de sostener que es la recursividad, a través de Ensamble, la que
caracteriza a FLE) parece inclinarse por la idea de que el sistema en que se basa la
combinatoria lingüística (es decir, Ensamble) no es otro que el que han evolucionado y
propiciado los sistemas de pensamiento, planteando de este modo una asimetría, y esto es lo
que nos interesa resaltar, entre los sistemas de interfaz en tanto AP y CI no se relacionan del
mismo modo con la facultad de lenguaje. La interfaz CI se encontraría inherentemente
implicada en la Facultad de lenguaje (el lenguaje sería entonces una forma del pensamiento)
y AP tendría un valor instrumental en tanto existe sólo a los efectos de la exteriorización.
La tesis del 2007 básicamente afirma que la Facultad del Lenguaje consistiría en dos estratos
diferenciables por la antigüedad que cabe conceder a cada uno de ellos como rasgo de
especie humano. El componente ancestral de la Facultad del Lenguaje sería un sistema de
representación conceptual estrictamente interno, con una alta capacidad computacional de
relativa antigüedad. Sería útil a los efectos de la planificación individual del
comportamiento. De acuerdo con Chomsky, este sistema de representación ya contendría el
elemento formal mínimamente requerido para poder categorizarlo como una Facultad del
Lenguaje en sentido estricto: es decir, la infinitud discreta: un procedimiento combinatorio
aplicable de manera reiterativa e ilimitada sobre primitivos conceptuales finitos. En palabras
del propio Chomsky (2007: 14-5):

Si la primacía de la interfaz semántica es correcta, entonces la generación de


expresiones para satisfacerla produce un “lenguaje de pensamiento”. Si el
supuesto de la asimetría es correcto, el estadio más temprano del lenguaje
podría haber sido sólo esto: un lenguaje del pensamiento usado internamente.
Estas consideraciones proveen una tesis muy simple sobre una parte nuclear de
la evolución del lenguaje. Alguna reprogramación cerebral, presumiblemente
una mutación pequeña, proveyó Ensamble y rasgos arista no delibles (Ensamble
ilimitado) produciendo un infinito rango de expresiones constituidas por ítems
léxicos (quizá disponibles como átomos conceptuales de sistemas C-I) que
permitió un crecimiento explosivo de las capacidades de pensamiento,
previamente restringidos a esquemas elementales pero ahora abiertos a una
elaboración sin límites: quizá esquemas que permiten la interpretación de
eventos en términos de categorización a través de alguna propiedad (la
predicación una vez que Ensamble está disponible), esquemas actor-acción y
unos poco más que podrían haber tenido los orígenes de los primates. Tales
cambios tienen lugar no grupalmente sino en los individuos. El individuo así
dotado tiene la habilidad para pensar, planificar, interpretar, y demás,
transmitidas a toda su descendencia. En la medida en que operen las
condiciones del tercer factor, la GU se optimizará en relación a la interface C-
I. y las proyecciones a la interfaz SM serán el modo “mejor posible” de
satisfacer las condiciones de externalización. […]
La proyección a la interfaz C-I es común a todas las lenguas, aparte de las
elecciones paramétricas y léxicas; mientras que la fonología y la morfología y
todo aquello involucrado en la externalización podría ser variable y compleja.1

Así, en el 2007 Chomsky le otorga otro estatuto a CI, ya no forma más parte de las interfaces
en tanto nos invita a considerar al lenguaje, en sentido estricto, como un sistema de
representación interna de pensamiento, ampliado en tiempos relativamente recientes a través
de una interfaz que lo conecta con sistemas sensoriomotores hábiles para la exteriorización,
intercambio e interiorización de aquellas representaciones. Tal punto de vista choca con el
desarrollado en sus artículos en colaboración con Hauser y Fitch, de acuerdo con el cual el

1
La traducción es mía.
lenguaje, en sentido estricto, es un sistema de computación que se amplía conectándose, de
modo simétrico, con ciertos sistemas de pensamiento y ciertos sistemas sensomotrices,
sirviendo así para la manipulación de los símbolos propios de cada uno de estos.
De este modo, en el 2007, la interfaz CI se ubica dentro de la FLE, conjuntamente con el
Léxico y el Sistema Computacional puesto que el lenguaje es primariamente pensamiento
manipulado y representado internamente, esencialmente uniforme para toda la especie y,
secundariamente, exteriorización de ese pensamiento. Con lo cual, tendría un estatuto
lingüístico. Mientras que la interfaz AP se ubicaría en la FLA.
Una postura más extrema con respecto al estatuto de la interfaz CI es la de Hinzen (2007,
2009). Según este autor, la sintaxis no está trivialmente determinada por las condiciones
semánticas impuestas sobre ella una vez que se ha añadido Ensamble. Fuera del sistema
lingüístico, fuera de las derivaciones sintácticas, no hay nada como un sistema de
pensamiento separado de lo que produce la derivación. El pensamiento no existe por sí solo a
modo de un sistema CI sino que se construye en la derivación sintáctica. Al respecto
Hinzen(2007:126) expresa: Esto es, no podemos pensar (construir representaciones de)
ciertos contenidos de pensamiento antes de que las estructuras que los expresan hayan
alcanzado una cierta complejidad emparejada2.

Lo anterior implica que los pensamientos no pueden concebirse independientemente de la


sintaxis que los origina. Hinzen también argumenta que solo las oraciones pueden expresar
pensamientos proposicionales, y dado que son objetos sintácticos obtenidos en el curso de la
derivación y no pueden pensarse aparte o independientemente del lenguaje, no es plausible
proponer un sistema de pensamiento anterior al lenguaje. Así, los pensamientos humanos
dependen de lo que la sintaxis hace, es decir, de los formatos sintácticos específicos que
están disponibles en las interfaces.
De este modo, los significados proposicionales se derivan de un proceso computacional. Son
los procesos mentales los que explican los significados de las estructuras que los codifican.
Desde un punto de vista internalista el significado es un mecanismo de selección léxica que
junto con Ensamble produce el pensamiento. La hipótesis central de Hinzen es que la mente
es una suerte de ingenio generativo que produce creativamente pensamientos con
determinadas estructuras, y las propiedades intencionales que tienen esas estructuras se
deben enteramente a ellas. Así, las propiedades empíricas de los contenidos de pensamiento
derivan de las estructuras que la F.L genera (i.e los objetos sintácticos obtenidos en el curso
de la derivación, que le dan forma a estos pensamientos).

Lo que Hinzen propone es que las propiedades empíricas de los contenidos de pensamiento
deriven de las estructuras que la F.L genera (i.e los objetos sintácticos obtenidos en el curso
de la derivación), que le da forma a estos pensamientos. Esto conduce a pensar que el
lenguaje es productivo pero que sus producciones no son meramente una respuesta expresiva
a la satisfacción de las condiciones impuestas por la interfaz C.I desde afuera.
Si bien Chomsky (2007:16) reconoce esto, no se inclina aún por eliminar totalmente las
condiciones C.I porque:

2
La traducción es mía.
La primacia de CI se reduce, si bien la satisfacción de las condiciones CI no
puede ser enteramente eliminada: CI debe tener algún rango de recursos que
puedan explitar las propiedades de las expresiones generadas, junto con todo lo
que esté involucrado en el uso del lenguaje para razonar, referir, buscar
comunicarse y otros actos mentales.s.La TMF y el concepto de explicación
fundamentada en principios podrían, correspondientemente, simplificarse.3
Sin embargo lo que Hinzen (2007:47) propone es al menos, reconceptualizar la noción de
interfaz del siguiente modo:
No veo a priori razón para asumir, como lo hace Chomsky, que la elección
preferida de la dirección explicativa (de los sistemas externos a la organización
interna del sistema computacional) sea de alguna manera primaria. Parece
enteramente posible en este estadio, que tengamos que reconceptualizar hoy la
vision sostenida comúnmente sobre las interfaces e imponer una demanda más
débil sobre la arquitectura del sistema: no que sus expresiones generadas deban
encontrar demandas semánticas pre-dadas ni que encuentren condiciones de
sistemas externos ricamente estructurados, sino que, más modestamente, sean
parcialmente usables. Esto es bueno para una “teoría del uso del significado”
Lo conceptualmente necesario es que el lenguaje es “usado”, no que exista una
‘interfaz’ del tipo que la corriente principal del Minimalismo impone sobre el
sistema linguistico.4
Es así cómo el rol de las condiciones de interfaz no consiste en imponer condiciones
expresivas sobre el sistema computacional del lenguaje, sino solamente restringir su poder
generativo. Esto es, el sistema C.I no explica la maquinaria de la sintaxis puesto que la
sintaxis no puede estar motivada por las condiciones de la interfaz semántica sino que solo
puede estar restringida por ella. Si la sintaxis crea algo nuevo son sintagmas, a través de
Ensamble, si son ítems tomados del léxico, hablamos de ‘Ensamble Externo’; si vienen del
marcador de frase generado, hablamos de “Ensamble Interno”. Lo correcto, según Hinzen, es
estudiar el lenguaje por sí mismo y no verlo como una expresión directa del ‘pensamiento’ y
leer la interpretación semántica estrictamente a partir de las estructuras que la sintaxis
provee.

En sus escritos posteriores, Hinzen (2009) es aún más extremo; sostiene que si los sistemas
de interfaz existieran deberían ser lo suficientemente ricos para poder usar la información
contenida en las representaciones que la sintaxis construye. Es por esto que se inclina por
una opción más radical: postular que la interfaz CI no existe. Esta arquitectura es muy
diferente a la propuesta por Chomsky; en palabras del mismo Hinzen (2009:128):
[…]ahora no existe un componente semántico, no existe un sistema generativo
independiente de ‘pensamiento’, no existe una ‘proyección’ de la sintaxis a tal
sistema dado que no existe una ‘interfaz’ semántica. Existe un sistema
computacional (la sintaxis) que construye derivaciones, luego, periódicamente,
después de cada ‘fase’ de una computación la estructura generada se envía al

3
La traducción es mía.
4
La traducción es mía.
sistema sensoriomotor de modo tal que no hay representaciones semánticas
estructuradas más allá de las que la sintaxis está inherentemente diseñada para
construir.5
En suma, para Hinzen el origen de la propiedad de la recursividad está en el lenguaje, no en
el pensamiento. En su opinión, las representaciones semánticas estructuradas se conforman,
en concreto, como resultado de la aplicación de la operación sintáctica de ensamble a
unidades con significado y de la creación por medio de procedimientos también gramaticales
de la ontología universal del lenguaje, “el conjunto distintivo de categorías básicas en cuyos
términos pensamos, como las de objeto, evento, estado, cada una de las cuales se
corresponde con raíces léxicas insertas en determinadas configuraciones sintácticas”
(Hinzen, 2011: 513).
La conclusión a la que llega Hinzen (2009: 130) es, por tanto que, “fuera de las formas
posibles que provee el sistema computacional lingüístico, no existen pensamientos que uno
pueda pensar”. Si está en lo cierto entonces, ninguna propiedad del sistema cognitivo
lingüístico podría explicarse a partir de su interacción con el sistema del pensamiento. Se
debilitaría así, en parte, la Tesis Minimista Fuerte y habría que suponer que la FLE (la GU)
tiene más contenido del que el PM quisiera atribuirle. Y además, Ensamble aparecería, de
hecho, como una operación mucho más enriquecida.
Una propuesta contraria es la de Michael Corballis (2011) quien sostiene, contrariamente a
Chomsky y Hinzen, que los modos de pensamiento que hacen posible al lenguaje son no
lingüísticos pero que sí tienen propiedades recursivas a las que el lenguaje se adapta.
Mientras que Chomsky y Hinzen ven al pensamiento a través de la lente del lenguaje,
Corballis ve al lenguaje a través de la lente del pensamiento y hará foco en dos modos de
pensamiento que son recursivos y probablemente distintivamente humanos:

1. El viaje mental a través del tiempo, esto es, la habilidad para rememorar episodios
pasados y para imaginar episodios futuros. Esta es una operación recursiva en la
medida en que los episodios imaginados pueden ser insertados en la conciencia
presente y en otros episodios imaginados. El viaje mental también se mezcla con la
ficción dado que podemos imaginar eventos que nunca han ocurrido o no son
necesariamente planeados por el futuro. Así, los eventos imaginados pueden tener
toda la complejidad y variabilidad del lenguaje humano. Al respecto Corballis sugiere
que el lenguaje emergió precisamente para expresar esta complejidad de modo que
podamos compartir nuestras memorias, planes y ficciones.

2. La teoría de la mente, esto es, la habilidad para compartir lo que está pasando en la
mente de otros que también tiene la propiedad de la recursividad.

La hipótesis de Corballis, contraria a la de Chomsky, es que la recursividad se origina en el


pensamiento más que en el lenguaje, es decir, es una propiedad del pensamiento. Así, al
recordar episodios del pasado lo que hacemos es insertar secuencias de la conciencia pasada
en la conciencia presente; o en nuestra interacción con otras personas podemos insertar lo
que están pensando las otras personas sobre nuestro propio pensamientos. En síntesis,
5
La traducción es mía.
sostiene que hay aspectos del pensamiento humano que están regidos por principios similares
siendo uno de ellos la recursividad, quizás el más importante. La recursividad subyace a
nuestra habilidad no sólo para reflejar nuestras propias mentes sino para estimular la mente
de otros. Nos permite viajar mentalmente en el tiempo insertando la conciencia del pasado o
del futuro en la conciencia presente.
Así, el lenguaje, depende de la naturaleza recursiva del pensamiento no lingüístico; el
lenguaje según Corballis es un ingrediente central del pensamiento humano producto de una
adaptación a los modos sociales de pensamiento que han evolucionado independientemente.
Para demostrarlo presenta la lengua Piraha, lengua sin cláusulas, sin incrustaciones al igual
que la lengua Iatmul de Nueva Guinea.
Y vuelve a afirmar que el lenguaje debiera ser visto a través de la lente del pensamiento.
Esto, afirma, puede tener un efecto liberador sobre nuestra comprensión del lenguaje y su
evolución. Primero porque puede ser entendido como que evolucionó gradualmente y no por
exaptación. Segundo, porque los principios universales que subyacen al lenguaje pueden ser
considerados como principios del pensamiento humano y no específicos del lenguaje. La
emergencia del lenguaje en nuestra especie probablemente dependa de la evolución de
sistemas intencionales de pensamiento y de la adaptabilidad para compartir nuestros
pensamientos.
Es más, Corballis señala que la generatividad, es decir, el poder generativo del lenguaje, se
deriva de la estructura combinatoria de los episodios, y las palabras proveen el acceso a los
componentes de episodios. En realidad, es la combinación más que los elementos
individuales que hacen a los episodios individuales distintos.
También el orden de una lengua está determinado por el viaje mental en el tiempo en tanto y
en cuanto la manera en la que las palabras describen los episodios depende de las
convenciones que construyen las gramáticas. Una de tales convenciones tiene que ver con el
orden de palabras. Los episodios más básicos son los que involucran objetos y acciones, es
por eso que probablemente las primeras ‘palabras’ fueran nombres y verbos, y es por eso que
el orden SVO es el más canónico.
Con respecto a la Teoría de la Mente, Corballis señala que otro ingrediente del pensamiento
humano es la habilidad para comprender o inferir lo que está en la mente de otra persona.
Esto también es recursivo dado que no solo se puede inferir lo que otro está pensando sino
también inferir lo que el otro infiere que yo estoy pensando. El lenguaje depende de la teoría
de la mente; es él mismo el mecanismo por el cual leemos la mente de los otros. Así, el
lenguaje no es tanto una facultad biológica independiente sino más bien parte de una
capacidad cognitiva más general, en este caso, la capacidad de compartir nuestros
pensamientos y emociones.

La cuestión 2: Chomsky (2000b y c, 2007) y Jackendoff (1996, 2010)

Es bastante difícil en los textos de Chomsky encontrar demasiadas precisiones acerca del
estatuto y el contenido de CI. Serían innumerables las citas en las que señala simplemente, a
la hora de determinar qué es CI, la dificultad en saber qué contiene. Es un misterio lo que
tenemos en nuestra cabeza, dirá Chomsky, y dado además que cuando miramos el sistema
conceptual-intencional estamos mirando la acción humana, lo torna un tópico de estudio
mucho más complicado. De la cita que hemos leído de Chomsky (2007) podemos extraer
sólo algunas caracterizaciones como por ejemplo, que los ítems léxicos producidos por
Ensamble podrían haber estado disponibles como átomos conceptuales de sistemas CI y que
los sistemas CI tal vez hayan sido esquemas elementales que quizás permitan la
interpretación de eventos categorizables a través de alguna propiedad, como por ejemplo, la
predicación.
Lo más explícito que encontramos es una cita en Chomsky (2000b:8-9) en donde señala que
“intencional” es el término filosófico tradicional para caracterizar la “misteriosa” relación de
ser “acerca de” otra cosa, puesto que las cosas son sobre algo y en este sentido el sistema
conceptual-intencional es el que accede a ciertos aspectos de las expresiones que nos
permiten hacer las cosas que se hacen con el lenguaje: expresar pensamientos o hablar sobre
el mundo. No dice nada acerca del término “conceptual” pero siguiendo en la línea de la
filosofía de la mente (del cual saca la definición de “intencional”) podríamos apuntar que lo
“conceptual” está dado por la representación categorizada de la experiencia.
Esto es todo lo que podemos encontrar en los escritos de Chomsky acerca de la
caracterización de CI.

Es Jackendoff (1996, 2010) quien desarrolla un enfoque internalista sistemático al dotar de


contenido a la Semántica Conceptualista que propone (i.e internalista en términos
chomskianos) y por ende, donde podemos buscar respuestas sobre cuál es el contenido y
cómo funciona la interfaz CI a través de los desarrollos precisos de lo que denomina, como
todos sabemos, la Estructura Conceptual (de aquí en más EC).
Acuerda con Chomsky en que la interfaz CI es independiente del lenguaje; el pensamiento
no se realiza “desde la lengua” sino que la forma lingüística proporciona un medio para que
el pensamiento se ponga a disposición de la conciencia (Jackendoff 2010:280).
Los desarrollos en torno a la EC se enmarcan en la arquitectura paralela de funcionamiento
del lenguaje. Uno de los componentes es la arquitectura paralela es justamente la estructura
semántico-conceptual (los otros son la estructura fonológica, la estructura sintáctica, y la
estructura espacial)
En este marco, la EC es entendida, no como parte del la lengua per se sino como parte del
pensamiento, como el sitio para la comprensión de las expresiones lingüísticas en contexto,
donde se incorporan consideraciones pragmáticas y conocimiento “enciclopédico” del
mundo, la estructura cognitiva donde se lleva adelante el razonamiento y la planeación. Así,
le imprime a la EC el contenido del que carece CI. La toma como un nivel de representación
cognitivo central que interactúa con otras capacidades cognitivas.
Las unidades de las estructuras conceptuales son entidades tales como objetos físicos
contextualizados, eventos, propiedades, tiempo, cantidades e intenciones. De este modo la
EC es teóricamente el significado; es la codificación del significado. Es además, como
dijimos antes, independiente del lenguaje en tanto este no es necesario para su uso ya que es
posible imaginarnos organismos no lingüísticos tales como monos o bebés que usan
estructuras conceptuales como parte de la codificación de su comprensión del mundo. Lo que
sí existe si hay lenguaje son las reglas de correspondencia entre las estructuras sintácticas y
las estructuras conceptuales. Así, estas reglas sí son parte del lenguaje puesto que si no hay
lenguaje estas reglas no tendrían razón de ser.
Jackendoff desarrolla también las organizaciones de la conceptualización que pueden
agruparse en una sola palabra o en la frase. Nosotros no lo vamos a trabajar aquí. Sólo
diremos que en esa dirección trabaja la organización de los conceptos léxicos que forman el
componente de los elementos léxicos de la EC. Los conceptos léxicos se almacenan en la
memoria a largo plazo, son composicionales y constituyen una organización jerárquica que
se construye a partir de rasgos y codifican aspectos de la comprensión como por ejemplo, la
membresía a una categoría. Desde esta perspectiva trata la codificación en la EC de colores,
verbos, categorías con límites graduados, la descomposición del significado de los verbos, la
semántica conceptual de los sustantivos a partir de la estructura de los qualia y objetos punto,
propuesta por Pustejovsky (1995).
En suma, entre las diferencias con Chomsky en la determinación del estatuto y contenido de
la interfaz CI que la hacen una propuesta más explícita es que, por un lado, Jackendoff no
trabaja la interfaz sino los componentes de la interfaz, cuáles son, cómo se estructuran y qué
papel desempeñan en la determinación de las expresiones lingüísticas. Esto lleva a trabajar
las reglas de la interfaz que son cualitativamente diferentes a las reglas generativas de la
derivación. Como consecuencia de esto, otra diferencia es que el léxico se trabaja como parte
esencial de los componentes de interfaz, específicamente el tratamiento de los elementos
léxicos como reglas de interfaz. Así, un elemento léxico como gato, no es un conjunto de
rasgos fonológicos, sintácticos y semánticos que se insertan en la sintaxis y se llevan de un
lado a otro en el proceso de derivación. Más bien es una regla de interfaz que ayuda a
correlacionar las estructuras paralelas. Así, el tipo de descomposición léxica requerida no
consiste en una simple lista de rasgos necesaria y suficiente sino que más bien es un sistema
con una textura muy rica que se divide en componentes de estructura conceptual y de
estructura espacial (nota: la EE trabaja la codificación espacial del mundo físico que no solo
se vincula con el sistema visual sino también con el tacto en tanto recibe e integra estímulos
del tacto. También con la localización auditiva y el sistema somato-sensorial.)

La cuestión 3: Jackendoff - Chomsky – Hinzen.

La dirección en la codificación del significado, en Chomsky en unidireccional, esto es, de la


sintaxis a la semántica en tanto es la sintaxis la que determina el significado: las relaciones
de significado no son semánticas sino sintácticas. Desde un punto de vista internalista existe
una interfaz semántica SEM a la que se llega o accede a través de la derivación mediante
principios de eficiencia computacional. Lo que los significados son es una consecuencia de
los trabajos puros y de la arquitectura del sistema. Esto apunta a ubicar al significado dentro
de la sintaxis y, consecuentemente, a entender los modos de codificación como modos de
codificación sintácticos.
Para la perspectiva minimalista, entonces, un significado es leído de la sintaxis puesto que es
algo computado en una derivación, de modo tal que la interpretación semántica se concibe
como una parte inherente del procedimiento dinámico de la derivación a través de Ensamble
y Rasgos.

En Jackendoff (2010), a diferencia del “sintactocentrismo” chomskiano, en la relación


sintaxis-semántica es la semántica la que determina a la sintaxis. Dentro de la organización
de la arquitectura paralela la sintaxis es solo uno de los componentes generativos siendo cada
uno de ellos ciego con respecto a los otros en tanto cada uno tiene sus primitivos y su
combinatoria que le son propios. Por lo tanto, es erróneo decir que “el procesador sintáctico
se manda a la semántica”. El significado tiene su propia estructura combinatoria de modo tal
que en la interfaz sintáxis-semántica, la sintaxis no debe determinar por sí sola a la
semántica. “No ser ‘limpias’ es parte del carácter de las interfaces” (Jackendoff 2010:566).
En Hinzen (2007,2009) quien acuerda con Chomsky en que las relaciones semánticas deben
rastrearse en el curso de la derivación con lo cual la dirección es de la sintaxis a la semántica,
encontramos, como hemos desarrollado más arriba, una postura más extrema de la hipótesis
de la unidireccionalidad en la codificación del significado. Lo que Hinzen propone es que las
propiedades empíricas de los contenidos de pensamiento deriven de las estructuras que la
facultad del lenguaje genera (i.e los objetos sintácticos obtenidos en el curso de la
derivación), que le da forma a estos pensamientos. Esto conduce a pensar que el lenguaje es
productivo pero que sus producciones no son meramente una respuesta expresiva a la
satisfacción de las condiciones impuestas por la interfaz C.I desde afuera.

Conclusiones

En primera instancia nos inclinamos a pensar con respecto a la cuestión 1 que la interfaz CI
es dependiente del lenguaje. Nos resulta difícil pensarla fuera del lenguaje, sin contenido
lingüístico o “prelingüística”. Lingüistas como Benveniste (1982:63), por ejemplo, han
sostenido tanto desde el aparato formal de la enunciación como de su célebre artículo acerca
de las categorías de pensamiento y las categorías de lengua que el pensamiento es
dependiente del lenguaje, que no podemos pensar en tanto sujetos lingüísticos, fuera de la
lengua que además, nos constituye como tales:

[…]por abstractas o particulares que sean las operaciones del pensamiento,


reciben expresión en la lengua.[…]
Ciertamente, el lenguaje, en tanto que es hablado, es empleado para transportar
‘lo que queremos decir’. Pero lo que así llamamos ‘lo que queremos decir’ o ‘lo
que tenemos en mientes’ o ‘nuestro pensamiento’, o como queramos que se
designe, es un contenido de pensamiento harto difícil de definir en sí, como no
sea por caracteres de intencionalidad o de estructura psíquica, etc. Este
contenido recibe forma cuando es enunciado, y solo así. Recibe forma de la
lengua y en la lengua, que es el molde de toda expresión posible, no puede
disociarse de ella ni transcenderla.

Estas reflexiones también refutan las propuestas de Corballis (2011) en torno a la posibilidad
de sostener que tanto al viaje mental en el tiempo como la lectura de la mente de contenidos
ajenos puedan ser no lingüísticos.
Pensamos que otra punta que prueba la dependencia del pensamiento con respecto al
lenguaje reside en el hecho de que si el lenguaje tiene como carácter privativo el ser
sistemático y composicional, es lógico que si CI también tiene esas propiedades es porque las
hereda del lenguaje. Es decir, el pensamiento articulado y creativo propio de nosotros los
seres humanos tendría su origen en el lenguaje.
Desde la Filosofía del Lenguaje también, encontramos apoyo en esto que decimos. Davidson
(1984: 166) especula que si uno tiene creencias es porque puede emitir emisiones
verificables y por las prácticas que permiten verificarlas. No existe otra vía, afirma
Davidson, por la que una mente pueda incorporar la categoría de la creencia. Así, su tesis
principal es que “una creatura no puede tener pensamientos a menos que sea intérprete del
habla de otro”.
En cuanto a lo sostenido por Hinzen, creemos que la intención de eliminar CI sea quizás
demasiado fuerte, sí, nos parecería en todo caso pensar que su rol sea no imponer
condiciones expresivas sobre el sistema computacional del lenguaje, sino solamente
restringir su poder generativo.

Con respecto a la cuestión 2, ante la carencia explicativa de la interfaz CI en Chomsky,


quizás un modo de imprimirle un contenido más explícito y eficaz sobre qué tipo de objetos
(u ontología) les son propios sea posible recurrir a la teoría representacional de la mente
(Putnam 1995, Fodor 1985). Desde este marco podríamos pensar a C-I como un sistema
basado en representaciones simbólicas que categorizan la experiencia, registra estados de
cosas que pueden darse en ella y los interpreta como contenido de diferentes actitudes
proposicionales. Vayamos por partes e intentemos comprender toda esta serie de conceptos
propios del análisis representacional del pensamiento.
Las fórmulas de este “lenguaje del pensamiento” (Fodor 1985) incorporan en primer lugar
símbolos que están en lugar de los diferentes tipos de individuos (GATO, FELPUDO),
propiedades (VERDE, GORDO), estados (DORMIR, ENFERMO), situaciones (ESTAR
SOBRE, ESTAR OCULTO, TRAS) o acontecimientos (LEVANTARSE, ESCAPAR) con
los que el organismo puede entrar en contacto en el curso de su experiencia.
Asimismo, podríamos señalar dos propiedades que caracterizan a CI, ambas sí, esta vez,
señaladas aunque no desarrolladas por Chomsky: el ser sistemática y el ser composicional.
Sistemática, desarrolla Fodor (1985) en el sentido de que si tenemos la capacidad para
manejarnos con una fórmula bien formada en tal forma de pensamiento, esta nos dota
instantáneamente de la capacidad de manejarnos con cualquier otra que repliegue el mismo
modelo. Por ejemplo, si dispongo de conceptos individuales como MESA, PUERTA, GATO
O VERDE, y luego de conceptos situacionales como ESTAR SOBRE, ESTAR OCULTO O
TRAS y además sé componer la fórmula ESTAR SOBRE (GATO, MESA), entonces podrá
componer también: ESTAR OCULTO TRAS (PERRO, MESA).
De esto se sigue entonces la propiedad de composicionalidad: esto es, las formas en las que
se cifra el pensamiento pueden encajarse las unas en las otras.

Asimismo, en los desarrollos que hemos presentado de Jackendoff podemos leer un


contenido y un funcionamiento enriquecidos de la interfaz CI en relación a Chomsky.
Riqueza, creemos que la hace lo suficientemente fuerte como para poder interpretar lo que la
sintaxis estricta construye.

Finalmente, con respecto a la cuestión 3, nos inclinamos a pensar que la hipótesis de la


unidireccionalidad en la determinación del significado, de la sintaxis a la semántica, esto es,
que es la sintaxis la que determina el significado es quizás, la más plausible dado que
podríamos pensar que es Ensamble la operación básica computacional que se necesita para
tener un sistema con las propiedades del lenguaje dado que es, evidentemente, el que explica
las propiedades formales de las expresiones lingüísticas.

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