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San Mateo manifiesta claramente un contexto judío. Mateo conoce y menciona muchas
costumbres de los judíos pero no se preocupa de explicarlas, como vemos, por ejemplo, en San
Marcos. El autor simplemente presume que se van a entender. También el autor muestra una
gran familiaridad y sutileza con el Antiguo Testamento y supone que sus lectores lo entienden.
San Mateo usa frases como “Reino de los Cielos” como un circunloquio evitando decir “Reino de
Dios” como lo tiene Marcos, Lucas, y Juan. Todo esto y mucho más demuestra que San Mateo
escribió para una audiencia judía. Considerando esto y la larga tradición histórica de que el
evangelio tuvo sus orígenes en arameo (aún si no estamos de acuerdo con la suposición en sí)
sugiere que fue escrito probablemente en Palestina o en Siria donde había mayor concentración
de judíos de hablar y cultura hebraico-aramaica.
1.1 Esquemas y Estructura
El Evangelio de San Mateo ha sido analizado según varios diferentes esquemas. Algunos han
sido de más ayuda que otros, pero cada uno que vamos a mencionar tiene algo que enseñarnos
sobre la interpretación del Evangelio. Consideremos, entonces, los más importantes esquemas
interpretativos:
Cronológico-biográfico. El esquema más básico para entender el evangelio es simplemente el
histórico-narrativo o biográfico. Muchos consideran que el evangelio comparte características de
las biografías greco-romanas como Plutarco o Suetonio. Hay debate sobre el punto pero nadie
niega que San Mateo está narrando la vida y ministerio de Jesús. Es biográfico hasta un punto,
pero la mayor parte de su vida pasa sin consideración. La gran preocupación de Mateo está en lo
que sucedió en los últimos años e incluso en la última semana de su vida terrenal. Las
herramientas de análisis biográfico tienen su uso pero pronto nos dejan atascados en pequeños
detalles y perdimos el bosque por los árboles. Si optamos en decir simplemente que contiene
aspectos biográfico-narrativos y combinamos esta observación con otras consideraciones
literarias, históricas, y teológicas entonces así puede ser de ayuda.
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Esta manera de analizar el Evangelio nos da una buena vista panorámica de una gran parte del
libro. Nos ayuda a ver las montañas más altas de la serranía mateana y ubicarnos en el desarrollo
básico de la narrativa. Tal vez nos permite ver un cordillero principal de toda su serranía, pero
hay otros cordilleros importantes, además de muchos valles, ríos, escarpas, llanos, y más aún que
son muy importantes. Requiere investigación y análisis adicional para apreciar estos.
Retórico-didáctico. Los diferentes comentaristas desde Papías han notado que San Mateo,
aunque está copiando mucho de la estructura narrativa de San Marcos, también cambia el orden
de varios puntos para dar mayor énfasis a la enseñanza de Jesús. Él agrupa sus enseñanzas en
cinco discursos principales, cada uno terminando con la frase “cuando Jesús terminó estas
palabras” o su equivalente. Los podemos ver así:
Este esquema también tiene sus fortalezas y sus debilidades. Como esquema general es menos
comprensivo que el cronológico-histórico. Deja a lado todas las acciones de Jesús y mucha de su
enseñanza que se encuentra incrustada en los eventos y actividades de Jesús. Pero no se puede
negar que San Mateo es un evangelio de grandes e importantes discursos, ni que San Mateo ha
estructurado estos discursos a propósito para hacer híncapie en puntos claves que interpretan el
personaje de Jesús y de su Reino.
Varios autores han sugerido que parte de la importancia de los cinco discursos es más que sólo
sus contenidos. Además de esto el mismo número de cinco sugiere que San Mateo está imitando
la división quinta-partida del Pentateuco. Varios libros del AT reflejan esta preocupación: son
cinco libros de los Salmos; cinco secciones de Lamentaciones, y algunos interpretan a Proverbios
y Eclesiastés según tal esquema también. La idea de que San Mateo quiere relacionarlo con el
Pentateuco por lo menos coincide con la tipología que presentamos líneas abajo de Jesucristo
como un nuevo y mayor Moisés.
Literario-estructural. Hay por lo menos dos esquemas de interpretación literaria común hoy en
día. El primero que llamaremos literario-estructural tiene que ver con la relación entre temas dentro
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de la estructura o que forman la estructura del libro. Dispositivos literarios como la repetición de
palabras o ideas un cierto número de veces, o el inclusio y el quiasmo son mecanismos literarios para
señalar énfasis temático o teológico.
Tal vez el capítulo más famoso en toda la Biblia por su uso de repetición y otros tales dispositivos es Génesis 1. La
narración de la creación habla de siete días, el primer versículo es de siete palabras en Hebreo. El segundo es de
catorce (7 x 2). La última oración del relato en Hebreo es de 35 palabras (7 x 5). La palabra “Dios” ocurre 35 veces
(7 x 5), “tierra” 21 veces (7 x 3), “cielo/firmamento” 21 veces, y mucho más.1
Un análisis literario-estructural de San Mateo tomará en cuenta varios de estos elementos para
entender mejor los énfasis, la agenda, y las preocupaciones centrales del libro. Por ejemplo,
pensando en las repeticiones de palabras claves, San Mateo narra siete “ayes” de juicio en el
capítulo 23 donde Jesús se presenta como Fiscal del Pacto dando a Israel su sentencia según el
Pacto que ella tuvo con Dios.2 Otro ejemplo se ve en la genealogía que San Mateo presenta de
Jesús. Mateo ajusta lo que podemos ver en las genealogías del AT según un esquema numérico
de catorce generaciones desde Abraham a David, catorce generaciones desde David al exilio a
Babilonia, y catorce generaciones desde el exilio hasta Jesús. San Mateo sabe que no son
exactamente catorce, e intencionalmente está dejando de su lista varios nombres.3 Otro ejemplo
del uso de esquemas numéricos, está en el número de cinco discursos principales (mencionado
antes), tal vez enfatizando que Jesús es un Nuevo Moisés dirigiendo un Nuevo Éxodo y
estableciendo un Nuevo Pacto. Otros ejemplos son los siguientes: “Hijo de Hombre” ocurre 21
veces (7 x 3) haciendo hincapié en el hecho de que Jesús es un Nuevo Adán. “Reino del Cielo”
ocurre 24 veces (12 x 2), “Israel” 12 veces, “juicio” 12 veces, etc. Algunos de estos puntos
pueden ser coincidencias tal vez, y los análisis literarios se prestan a veces a especulación. Pero
muchas veces son muy importantes para poder discernir dónde el autor está marcando énfasis.
En San Mateo algunos ejemplos de inclusios serían los siguientes: Herodes trata de impedir el
anuncio de las nuevas del nacimiento de Jesús (capítulo 2) y los sacerdotes conspiran para
sobornar a Pilato impidiendo el anuncio de las nuevas de la resurrección (capítulo 28). La Madre
del Señor es mencionado varias veces al inicio (1-2) y al final (27-28) del libro pero no figura en
1
El comentario de Umberto Cassuto era el pionero en este análisis en A Commentary on the Book of Genesis, Pt 1: From
Adam to Noah, Magna Press, Hebrew University of Jerusalem 1989 [Hebrew 1944]. Otro comentario importante en
esta línea es de Gordon Wenham, Genesis (Word Biblical Commentary) 2 vols. Thomas Nelson Publishers: Nashville,
TN 1987. Es importante no confundir este método con el cabalismo. Uno es un análisis literario a nivel de palabras
y temas que trata de relacionar el uso de palabras con temas en la trama narrativa o didáctica de la obra, mientras que
el otro es análisis esotérico a nivel de letras que trata de ver un simbolismo místico en la relación entre números,
letras, y temas no necesariamente pegado a la trama literaria.
2
El versículo 14 no ocurre en los mejores y más antiguos manuscritos, por lo tanto la palabra “aye” en este versículo
no debe contarse en el número total del pasaje. Ver Bruce Meztger, A Textual Commentary on the Greek New Testament
p. 60. El versículo no está incluido en las ediciones críticas de UBS ni de Nestle-Aland.
3
Por ejemplo, en el versículo ocho San Mateo salta de Joram a Uzías y no menciona Ocozías, Joás, y Amasías. Esa
práctica era común entre los judíos como podemos ver al comparar 1 Crónicas 6.7-9 con Esdras 7.3 donde Esdras
intencionalmente deja a lado seis generaciones.
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otra parte salvo brevemente en los capítulos 12-13. El asesino de los inocentes al inicio (2) del
libro es análogo a la crucifixión del Señor al final (27). El discurso del monte (5-7) corresponde al
discurso en el Monte de los Olivos (24). Las bienaventuranzas (5) corresponden con los “ayes del
pacto” (23). Cuando se notan varios inclusios en una obra en forma concéntrica, esto indica otro
tipo de dispositivo literario que se llama quiasmo.
Quiasmo, para repetir, consiste en varios inclusios dentro de inclusios y normalmente lo que
queda en el centro del quiasmo, o a veces en el exterior, es el punto más importante del pasaje.
Un ejemplo simple de quiasmo en Mateo se encuentra en Mateo 6:24:
Literario-intertextual. Otra forma de análisis literario se preocupa menos de las estructuras del
libro y ponen énfasis en lo que Richard Hays llama la interpretación intertextual figurativo. En ciertos
aspectos los comentaristas de esta postura se alinean con el esquema histórico-político que veremos
en detalle después. Particularmente autores pioneros como Richard Longnecker en su libro El
Exégesis Bíblico en el Periodo Apostólico o Robert Gundry en su comentario Mateo: un Comentario en su
arte literario y teológico, o incluso la obra redactada por Gregory Beale, Comentario del Uso del Antiguo
Testamento en el Nuevo. El libro más importante en este rumbo es él de Richard Hays, Los Ecos de la
Escritura en los Evangelios. Hays ha dedicado su vida a investigar el aspecto literario intertextual del
Nuevo Testamento.
Para Hays y otros el gran desafío del intérprete es entender cómo el autor Bíblico entendió el
testimonio a Jesús del Antiguo Testamento en los textos citados o aludidos en el Nuevo
Testamento. Esto requiere, en primer lugar, identificar las citas y alusiones del AT en el NT, pero
también interpretarlos en su contexto en el AT, y luego preguntarse, ¿Qué tiene que ver esto con
4
Para ver un analisis literario de todo el libro vea:
http://www.bible.literarystructure.info/bible/40_Matthew_pericope_e.html.
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Cristo, su reino, su iglesia, etc.? Los Evangelistas Mateo, Marcos, Lucas y Juan están elaborando
su texto con la plena convicción de que Jesús no sólo cumple las profecías del AT en un sentido
directo, sino también que Jesús cumple patrones literarios establecidos por los eventos y
personas en el AT. Al ver, por ejemplo que San Mateo presenta a Jesús como “Hijo de David”
hay que preguntar ¿Qué está diciendo San Mateo acerca de Jesús cuando le llama “Hijo de
David”. O cuando el Señor Jesús se llama “Hijo de Dios” o “Hijo de Hombre” no es adecuado
presumir que ya sabemos lo que significa “hombre” y “Dios” y por lo tanto ya fácilmente
interpretamos estos títulos. Más bien uno tiene que buscar dónde este patrón o tipo de lenguaje
se usa en el AT, cómo se entiende allí, y qué relación figurativa o tipológica está aplicando el
autor (o el mismo Señor Jesús) a Jesucristo. Básicamente es asunto de ver las relaciones
tipológicas sugeridas en la cita o la alusión.
Ejemplos de esto que veremos en más detalle líneas abajo son los siguientes: En Mateo 2.15
cuando dice “de Egipto llamé a mi Hijo” quiere decir que Jesucristo está identificado en alguna
manera con la nación de Israel y está cumpliendo algo parecido a un éxodo. Cuando Herodes, en
Mateo 2.16, mata a los varoncitos de dos años o menos, Mateo está implícitamente haciendo una
comparación entre Herodes y Faraón cuando Faraón mató a los pequeñitos de Israel. Cuando
Jesús se bautiza en el Río Jordán Mateo sugiere que está cumpliendo el mismo patrón de Israel
en salir de Egipto y cruzar el Mar Rojo (Mat 3). Cuando está tentado cuarenta días en el desierto
por Satanás (Mateo 4), la figura es de Israel en el desierto después de cruzar el mar y antes de
llegar a Sinaí. Cuando Jesús sube al monte para dar su famoso sermón, la figura es del momento
en Sinaí cuando Israel recibe la ley (Mateo 5-7). Cuando Jesús dice en Mateo 26 que la copa es
“mi sangre del nuevo pacto” Él está usando lenguaje del Pacto en Sinaí en Éxodo 24, y de la
famosa profecía de Jeremías (Jeremías 31) del “Nuevo Pacto”. Mateo quiere que nosotros
escuchemos estos ecos del AT para ver en Jesús el cumplemiento del mismo.
San Mateo y los otros evangelios están llenos de este tipo de “interpretación intertextual
figurativa” y será imposible interpretar adecuadamente el libro sin tomar en cuenta este esquema
interpretativa.
Una debilidad de este esquema, por lo menos en algunos intérpretes, es que tiende a subestimar
la importancia de la historia. A veces los intérpretes hablan como si fuera irrelevante si Jesucristo
realmente dijo o hizo tales cosas, o incluso si Él pensaba de esta manera acerca de su vocación y
su ministerio. Más importante para algunos de estos autores es lo que Mateo, Marcos, Lucas, y
Juan querían decir. Para algunos es casi como si no importara si todo era una obra de ficción,
salvo que debemos notar que es una muy bonita ficción. No todos estos autores, ni la mayoría,
son escépticos de la historia. Sólo digo que es un peligro a que el método puede prestarse.
Histórico-político. Otro esquema que se usa en nuestro día para interpretar los evangelios es un
esquema histórico-político. Esta perspectiva insiste en hacer preguntas históricas sobre lo que
Jesús de Nazaret realmente hacía, decía, pensaba, deseaba, e intentaba. ¿Qué metas tenía Jesús?
¿Qué pretensiones tenía? ¿Qué expectativas tuvo de los resultados de su carrera? ¿Cómo se
chocaban sus pretensiones y metas con las de los judíos del primer siglo? ¿O con Roma?
pretensiones, etc., que Él tuvo, entonces éstas cosas nos ayudan a entender los evangelios porque
explican la reacción que Él recibió y que recibieron sus seguidores después de su ascensión.
Cuando hacemos preguntas así de las intenciones de Jesús y de sus metas, y tomamos en serio su
cosmovisión, su postura ética y política, y todo lo que Él demandaba de sus seguidores en su contexto
histórico-político, entonces la interpretación resulta en implicaciones radicales. Pero la reacción de
los judíos a Él y a su mensaje, y la reacción de judíos y romanos a la Iglesia en los primeros siglos
de hecho requieren una explicación radical. Sólo un método histórico-político puede explicar la
crucifixión y luego la historia subsecuente de su movimiento. Al no tomar en serio el contexto
histórico-político quedamos con varias teologías gnósticas, pietistas, o místicas, y estas nos dejan
sin base para explicar el desarrollo subsecuente de la Iglesia en el mundo greco-romano. ¿Por qué
creció tan rápido la iglesia primitiva? ¿Cómo pudo el movimiento cristiano desalojar
completamente de la mente de casi todo el mundo antiguo--¡y en muy poco tiempo!--la idea de
sacrificio sangriento? ¿Qué hubo del mensaje de Jesús y de la fe cristiana que puede explicar el
cambio radical de la percepción de los pobres en el mundo antiguo en tan poco tiempo? ¿Cómo
pudo el mensaje de Jesús destruir el politeísmo en tan poco tiempo? ¿Por qué los líderes en
Jerusalén mataron a los cristianos con tanto furor? ¿Por qué Roma mató a los cristianos con
tanto furor y con tanta crueldad? Estas y muchas más son preguntas históricas que sólo
encuentran respuestas adecuadas en la carrera de Jesús considerada históricamente en todo su
complejidad social y político.
Wright y otros insisten que la iglesia a través de los siglos ha ido domándose con muchas
hermenéuticas no históricas hasta que ahora no se nota cuán radical era el mensaje de Jesús. Tal
vez el mejor símbolo de lo que ha pasado es que la cruz, que era un escándalo que ni se
mencionaba en compañía educada, se ha convertido en un artículo de joyería elegante. Igual
como ha cambiado el significado del símbolo central de la fe cristiana, así también ha ido
cambiándose el carácter radical de su mensaje.
Si tomamos en serio los cuatro evangelios como documentos históricos entonces no podemos
escapar de la necesidad de responder a lo que Jesús pretendía y a lo que los Apóstoles
anunciaban. Anunciaban que Jesús el carpintero y luego profeta de Nazaret, después de levantar
un escándalo en Judea bajo el régimen de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto, y sepultado. El
tercer día resucitó físicamente de la tumba. Él pretendió ser Hijo de Dios y heredero del antiguo
trono de David. Él insistió que era el verdadero sacerdote de Dios y su cuerpo físico y místico,
era el verdadero templo. Insistió que el pueblo que se reunía alrededor de Él era el nuevo y
verdadero Israel, pero que ahora incluye judíos y gentiles. Insistió que su soberanía estuvo por
encima de la de César. Él era Señor del mundo porque también era Creador del mismo. Jesús
demandó de todos arrepentimiento, fe, y lealtad implícita. Si estos documentos son fidedignos en
lo que dicen de la persona de Jesús, entonces hay implicancias enormes para individuos, familias,
empresas, universidades, ciudades, y naciones. Hay implicancias para nuestra manera de concebir
y practicar la educación, la política, y los negocios. Hay implicancias grandes en cómo
concebimos el derecho, la economía, el matrimonio, la persona humana, la sexualidad, los dos
géneros, la guerra y la violencia, el cuidado del medioambiente, la obra social, y la caridad.
Si tomamos en serio estos documentos como documentos históricos entonces jamás caímos en
el gnosticismo de pensar que el cristianismo es sólo asunto de cómo sentimos o de una eternidad
no física en el cielo en vez de una esperanza robusta de resurrección, de nueva creación, de una
eternidad que ya empezó a invadir a nuestro mundo caído para ir cambiándolo poco a poco por
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medio de la Palabra, el Espíritu, y la Iglesia. Un esquema histórico-político de la interpretación de los
evangelios afecta nuestra espiritualidad y más aún nuestra perspectiva de misión en el mundo.
Pero aquí también debemos tener cuidado. Este no es un esquema adecuado en sí. Para ser útil,
éste debe apoyarse en varios de los otros esquemas ya considerados, especialmente el
literario-estructural y el literario-figurativo. Análisis histórico-político entra en todo nivel de
interpretación, pero su valor principal está en la aplicación a nivel teológico y misional del texto
como testigo a la mente de Jesús. Si bien es cierto que la tarea interpretativa es un proceso con
epiciclos, y cada avance nos ayuda a retroceder y mejorar el análisis ya hecho, también tenemos
que afirmar que este esquema se ubica más allá en el proceso que los otros que hemos
considerados. Analizamos primero lo que quiso decir San Mateo acerca de Jesús, luego
comparando esto con lo que los otros autores querían decir de Jesús, así podemos sacar
conclusiones de lo que Jesús mismo quiso decir.
Otra advertencia también es necesario: el reconocer que el mensaje y las pretensiones históricas
de Jesús eran radicales se presta fácilmente a interpretaciones radicales torcidas que se apoyan en
filosofías como el marxismo, el feminismo, o cualquier otro -ismo que está de moda. Pero el
remedio de este problema es el mismo método histórico. Sólo cuando conocemos el verdadero
Jesús de la historia encontraremos sus verdaderas intenciones, pretensiones, y metas.
Interpretación canónico-histórica
El esquema que yo propongo es un intento de combinar las fortalezas de cada esquema que
hemos considerado, pero que naturalmente trata de evitar las debilidades de cada uno. Lo llamo
canónico porque quiero insistir en tomar en serio la forma canónica del texto como una obra
literaria elaborado por San Mateo. San Mateo es el autor que está dándonos su testimonio de la
vida y el ministerio de Jesús. Tenemos que respetar la forma en que él lo escribió y empezar con
sus intenciones literarias y lo que él como autor consideró importante contarnos.5 Tenemos que
preguntar de sus recuerdos de Jesús, de los recuerdos de otros que Mateo nos transmite, y de la
interpretación que Mateo nos da de la persona y obra de Jesús filtrado por los patrones, figuras, y
tipos del AT que Mateo también está interpretando. Lo llamo histórico porque estas conclusiones
canónicas y literarias tienen que relacionarse con las intenciones, pretensiones, metas, y
expectativas del Jesús histórico en su contexto histórico.
5
Mi perspectiva de la naturaleza de la Biblia es análoga con la doctrina ortodoxa de la persona de Cristo. Según la
Fórmula de Constantinopla, Cristo es una sola persona (hipostasis) con doble naturaleza (fusis), es decir es una persona
divina (el Logos) quien asumió una naturaleza humana, y desde allí es plenamente divino y humano a la vez. Su
naturaleza divina es hipostática (personal) y su naturaleza humana es en-hipostática (tiene su personalidad en la persona
pre-existente del Logos. La comparación con la Biblia es que el libro es Palabra de Dios. Como revelación de la
mente de Dios es plenamente divino. A la vez la Biblia es la revelación de la mente de Dios manifestada en lenguaje
humano, con todas las características verdaderas de la literatura humana. Como Cristo en su naturaleza humana es la
suprema revelación personal de Dios (San Juan 1.18) también la Biblia en su naturaleza humana como literatura
plenamente humana, es la suprema revelación escrita de la mente de Dios. Por eso la Biblia se interpreta según las
reglas generales de la literatura humana. Es así en su humanidad literaria que encontramos la verdadera revelación
divina.
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Incluso esta conclusión canónico-histórica con respecto a San Mateo debe quedar como
provisional hasta que hayamos seguido el mismo proceso con los cuatro Evangelios. Así
combinando el testimonio de los cuatro podemos sacar conclusiones sólidas de las intenciones,
pretensiones, metas, y expectativas históricas del Señor Jesús, y de allí aplicarlas a la tarea
teológica y misional de la iglesia en nuestro día.
En este último paso de aplicación teológica y misional, estamos implícitamente rechazando la
idea, supuestamente “científica”, de una interpretación objetiva e imparcial que no implica
ningún compromiso personal a Jesús y su misión, como si fuera posible lograr un verdadero
conocimiento de Jesús y su Evangelio y su Misión sin una fe real en Él. En otras palabras, estamos
diciendo que la verdadera interpretación de los Evangelios no está completo sin su aplicación
teológica, moral, y misional. San Agustín es famoso por su dicho, credo ut intellegam (creo para que
pueda entender). Un ateo puede estudiar los evangelios y entender mucho acerca de la vida y
ministerio de Jesús, pero no tendrá un entendimiento pleno y verdadero sin convertirse y adorar
a Jesús como la plena y verdadera revelación del único Dios Viviente.
Entonces, ¿cómo podemos acercarnos a los cuatro Evangelios para entender la persona y la
mente de Jesús? Algunos autores dudan de la posibilidad de encontrar un esquema o estructura
única para la interpretación de San Mateo que se extienda a todo el libro y que, a la vez, sea
comprensiva y de ayuda para la interpretación de los detalles. El esquema biográfico, por ejemplo, se
extiende a todo el libro pero no ayuda con los detalles de las citas, los ecos, y las alusiones del
AT. El literario-figurativo tal vez es el más poderoso en el análisis minucioso, pero no nos ayuda en
ordenar la riqueza de detalles en una unidad entendible.
Pero Dale Allison ha hecho uno de los intentos más valiosos para darnos un esquema que sea
extensivo y detallado, y que se enfoca principalmente en la tipología literaria entre Jesús y Moisés.
En su libro El Nuevo Moisés: una tipología Mateana6 Allison expone, en los primeros varios capítulos
de San Mateo, la tipología del éxodo que San Mateo destaca, y propone que para Mateo Jesús se
presenta como un nuevo Moisés. Las alusiones del éxodo en estos capítulos de verdad son tan
obvias que sería difícil negarlas. Pero no es obvio que Allison las ha entendido correctamente.
Consideremos los siguientes paralelos que parecen seguros, y luego veremos qué ajustes
podemos hacer a su teoría en combinación con el esquema de Bacon. Allison propone que las
personas y eventos en el lado izquierdo corresponden al patrón de las personas y eventos del
lado derecho:
La tipología es impresionante. Igualmente impresionante es la inversión de varios elementos de la
historia del éxodo. En la versión de Mateo el rey que mata a los varoncitos es el rey de los judíos;
no es un rey pagano. También, cuando Jesús se escapa de este rey, su viaje no es de Egipto a
Canaán, sino está al revés. Se escapa de Canaán a Egipto. El rey y la tierra de los judíos se
encuentran en el lugar de Faraón y Egipto, mientras que Egipto está en lugar de Sinaí/Canaan.
Esta inversión de la narrativa, prefigura la carrera de Jesús como profeta al estilo de Moisés que
condena, en este caso, a Israel en vez de Egipto.
6
Fortress: Minneapolis, MN 1993.
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Pero ciertos elementos del paralelismo no encuadran exactamente como Allison está pensando.
La similitud entre Jesús y Moisés se podría ver en la matanza de los varoncitos, y tal vez en la
escapada de Moisés después de que él mata al egipcio y antes de su encuentro con Dios en Sinaí,
y también en la subida de Jesús al monte para dar su discurso. Pero otros elementos sugieren que
San Mateo tiene en mente una comparación con Israel en un sentido más general y no tanto una
comparación con Moisés en sí. La cita de Oseas “de Egipto he llamado a mi Hijo” se aplica a
Israel en general y no a Moisés. El cruzar del Mar Rojo también se aplica a Israel en general, igual
como la tentación en el desierto (varios autores han notado similitudes entre las tentaciones de
Jesús y las fallas de Israel en el desierto). Parece obvio que en dar el Sermón del Monte San
Mateo compara a Jesús y Moisés, pero cuando leemos las veces que Jesús parece contradecir la
Ley de Moisés, y después, a final del sermón que la gente quedan asombrada de la autoridad con
que Jesús enseña, no como los escribas, esto nos deja con la sospecha de que el paralelismo es
ligera entre Jesús y Moisés, y que tal vez San Mateo está cogiendo otro tema anunciado antes, de
una comparación entre Jesús y Jehová mismo. Esto sería una extensión del Principio del
“Emanuel” mencionado al inicio del libro (1.23).
La teoría de Allison de que San Mateo presenta a Jesús como un nuevo Moisés, no puede
extenderse en todo el Evangelio. El mismo Allison lo reconoce. La interpretación de Leithart
tiene la virtud de ser extensivo y también mucho más comprensivo. También tiene la virtud de
notar que los cinco discursos figuran como señales de distintas épocas en la historia de Israel. La
presentamos aquí en resumen y luego examinemos los puntos en más detalle. Los capítulos que
narran eventos y acciones de Jesús, y que corresponden al discurso indicado, lo preceden en
paréntesis:
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Yo propongo un pequeño ajuste al esquema de Leithart que parece solucionar el dilema.
Gráficamente se ve así:
Bajo este esquema, el primer capítulo no se considere como parte de la narrativa del primer
bloque literario del cuerpo del evangelio, sino que sirve como una introducción a esta “historia de
Israel” contado en cinco partes. Formalmente la historia nacional de Israel comienza con el
Libro de Éxodo cuando Dios lo rescata de Egipto, lo lleva al Monte de Sinaí y entra en un pacto
especial con la nación que se presenta ahí como su esposa. Así que, igual como el Libro de
Génesis figura como una introducción a la historia de Israel también San Mateo 1 sirve como
una introducción a la historia de Jesús el verdadero Israel.
En la misma manera, la narrativa de la muerte y resurrección de Jesús en los capítulos del 26-28,
que no termina con discurso, debería tomarse no como el inicio de una nueva sección literaria
paralela a las previas cinco secciones. Más bien es distinto porque representa la conclusión del
evangelio y también la conclusión de toda la historia del verdadero Israel. En la crucifixión de
Jesús la maldición de la ley (vea Gálatas 3.13) cae sobre Aquel a quien ahora reconocemos como
el verdadero Israel. El Israel histórico “murió” como pueblo de Dios justamente en el exilio (vea
Ezequiel 37.1-14) pero murió con la promesa de una resurrección nacional en el momento
indicado por Dios. En este sentido la muerte de Jesús corresponde literáriamente y
teológicamente con el exilio de Israel.
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Pero si es así, ¿cómo interpretamos el capítulo 28 y la resurrección de Jesús? En la exposición
veremos que, hasta cierto punto su resurrección corresponde al retorno de Israel de Babilonia a
Israel, por orden de Ciro, y la Gran Comisión corresponde a la orden de reconstruir a Jerusalén y
el templo (2 Crónicas 36.22-23). Pero como ese retorno era un muy pobre cumplemiento de lo
que se esperaba, San Mateo tiene en mente algo mucho más grande. Capítulo 28 forma un
inclusio con la introducción en el capítulo 1 con sus ecos de Génesis. La muerte y la resurrección
de Jesús, más que un impacto nacional, tiene un impacto cósmico. Su muerte paga la cuenta del
fracaso de Adán y de toda la raza humana. Su resurrección y la Gran Comisión, entonces,
corresponden a una Nueva Creación y un nuevo Mandato de Dominio (Gen 1.26-28). Nuestra
propuesta entonces es que el Evangelio según San Mateo tiene una introducción que
corresponde a Génesis y la creación del mundo, seguida por cinco secciones de
narrativa-discurso que corresponden a cinco etapas de la historia de Israel, y luego viene una
conclusión que corresponde a la “muerte” de Israel en exilio, y un nuevo comienzo--una Nueva
Creación--en la resurrección de Jesús. Veamos ahora entonces si este análisis realmente puede
cumplir con todo lo que promete.
Gen 2.4: ἡ βίβλος γενέσεως οὐρανοῦ καὶ γῆς (“el libro de la generaciones de los
cielos y de la tierra”) LXX
Gen 5.1: ἡ βίβλος γενέσεως ἀνθρώπων (“el libro de las generaciones de Adán”)
LXX (las otras ocuriencias se encuentran en: Génesis 6:9; 10:1; 11:10;
11:27; 25.12, 19; 36:1, 9; 37.2)
Al empezar con esta frase Mateo está aludiendo al primer libro del Pentateuco. Está diciendo que
la historia de Jesús de Nazaret marca un nuevo comienzo, o tal vez una nueva creación. El
Evangelio es como un nuevo Génesis. Esta suposición se fortalece más cuando comparamos
este inicio con la alusión a Adán y el Mandato de Dominio en 28.18-20. Se puede ver como un
inclusio del inicio y el final del libro. Más adelante veremos en 28.18-20 un eco también de Ciro
al final de 2 de Crónicas, pero la alusión a Génesis en ambos pasajes parece clara: la obra de Jesús
de Nazaret es como un nuevo Génesis y una nueva creación.
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La explicación del nombre Jesús (Jehová salva) diciendo que él salvará a su pueblo de sus
pecados está relacionado al pecado principal y clave de Israel que resultó en su expulsión de la
Tierra Prometida en el exilio babilónico. Israel esperaba el perdón de pecados para que Jehová
vuela a vivir entre su pueblo y que las naciones no sigan dominando a ella.
San Mateo insiste que el nacimiento milagroso es el cumplimiento de la profecía de Emanuel,
“Dios con Nosotros” en Isaías 7. Este principio de que el Dios de Israel se hace presente en la
persona de Jesús se desarrolla sutilmente a través del evangelio, pero a la vez es un tema muy
importante en casi cada momento.
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(2:13-18) Herodes mata a los niños: Éxodo 1-2 Faraón mata a los niños
La matanza de los varoncitos inocentes de Israel en Egipto por Faraón está en paralelo con la
matanza de los niños en Israel por Herodes. Herodes, el Rey de los Judíos, es una figura invertida
de Faraón. Esta señala el inicio de un tema que veremos en casi todo el libro y que llega a su
colmo en el capítulo 23-24 de la infidelidad de Israel y del juicio que viene contra ella.
(2:14) Jesús rescatado, huye: Éxodo 2 Moisés rescatado, huye; Israel huye “de noche”
Jesús es rescatado de Herodes y escapa como Moisés de Faraón. En su niñez Moisés fue salvado
de Faraón en una arquilla y fue criado en la casa del mismo rey, pero también Moisés huyó de
Egipto a Canaán después de matar al Egipcio, y escapó de Faraón. Cuando San Mateo menciona
el escape de Jesús “de noche” a Egipto (Mat 2.14) parece que también quiere aludir a Israel
escapando de Faraón “de noche” (Ex 12.30-32) en camino a Canaan. El paralelismo es una
inversión del Éxodo en que Herodes figura como Faraón e Israel figura como Egipto. Todo esto
presagia el juicio que Jesús profetizará sobre Israel.
Ex 4.19-20 εἶπεν δὲ κύριος πρὸς Μωυσῆν ἐν Μαδιαμ Βάδιζε ἄπελθε εἰς
Αἴγυπτον· τεθνήκασιν γὰρ πάντες οἱ ζητοῦντές σου τὴν ψυχήν.
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Mat 2.19-20 ἄγγελος κυρίου φαίνεται κατ᾿ ὄναρ τῷ Ἰωσὴφ ἐν Αἰγύπτῳ 20
λέγων· ἐγερθεὶς παράλαβε τὸ παιδίον καὶ τὴν μητέρα αὐτοῦ καὶ πορεύου εἰς
γῆν Ἰσραήλ· τεθνήκασιν γὰρ οἱ ζητοῦντες τὴν ψυχὴν τοῦ παιδίου.
(3:1-12) Juan anuncia juicio sobre Israel: Éxodo 5-12 Moisés y Aarón traen juicio sobre Egipto
Juan, quien prepara el camino para Jesús, anuncia juicio contra Israel igual como Aaron, vocero
de Moisés (Ex 4.14) anunció juicio contra Egipto en las diez plagas.
(3:13-17) Jesús pasa por las aguas: Éxodo 15 Israel pasa por el Mar Rojo
En su bautismo, Jesús pasa por las aguas, igual como Israel fue bautizado en el Mar Rojo (vea 1
Corintios 10.1-13). Pero parece que la presencia del Espíritu como paloma, está evocando dos
otros pasajes del Pentateuco: primero nos hace pensar en el Espíritu moviéndose sobre las aguas
en la creación en Génesis 1.2, el cual también está relacionado con la paloma de Noé que se
movía sobre las aguas en el diluvio. Ambos pasajes evocan la idea de creación o nueva creación.
La conección con el cruzar del Mar Rojo se ve también en la manera en que Moisés enfatiza la
separación de las aguas para que parezca la tierra seca. Éxodo 14 evoca la creación original
cuando Dios separó las aguas de arriba de las aguas de abajo e hizo aparecer la tierra seca. Vemos
algo de este tropo en el Diluvio de Noé cuando la obra de creación se deshace y las aguas de
arriba y las de abajo vuelven a cubrir la tierra el mundo vuelve a su estado en Génesis 1.1-10. En
el evento del Mar Rojo Moisés quiso marcar el Éxodo de Egipto como una nueva creación, y
ahora San Mateo está hilando todas estas ideas en el bautismo del Señor. Su bautismo marca un
nuevo Éxodo, un nuevo Diluvio de Noé, y también una nueva creación.
Otro punto importante, es el lenguaje del anuncio del Padre de que Jesús es “mi Hijo amado en
quien tengo complacencia”. Está repitiendo la idea ya citado de Oseas 11.1 (citado en 2.15) de
que Israel es el “Hijo de Dios”. En Éxodo 4.22-23 Jehová insiste que Faraón debe liberar a su
“hijo” Israel, su primogénito, o si no, el hijo de Faraón, su primogénito será matado. San Mateo
aquí no está usando el título “Hijo de Dios” para referirse a la divinidad de Jesús, sino a su
estatus especial como Israel, el primogénito y por tanto el real sacerdocio de Dios. Se escucha
aquí también un eco de Salmo 2.7 en que el Rey Davídico es ungido y reconocido como
primogénito en la familia de Dios. Hay que considerar también una ligera alusión a Adán que
también era “Hijo de Dios” (San Lucas 3.38).
(4:12-22) Jesús comienza su ministerio y llama a sus discípulos: Éxodo 18 Moisés organiza y
da un gobierno a las tribus
El comienzo del ministerio del Señor Jesús era el comienzo de un alumbramiento en la oscuridad
igual como la publicación de la Ley por Moisés alumbraba. Jesús llama a sus discípulos para que
compartan su ministerio. Aunque aquí no menciona el número (doce) se dice que serán
pescadores de hombres con él. Jesús está compartiendo su autoridad con ellos para que le ayuden
en la misión. Más adelante (cap 10) en otra sección, se especifica que son doce en total. Leithart
sugiere que en el contexto justo antes del Sermón del Monte, se lee como una ligera alusión a
Moisés cuando nombra a los ancianos de Israel, inmediatamente antes del Pacto en Sinaí, para
ayudarle en gobernar a Israel en Éxodo 18.
(Capítulos. 5-7) Primer Discurso: el Sermón del Monte: Exodo 19-40 Sinaí y Torá
Jesús da su Sermón del Monte para guiar al Israel reconstituido y para que sepa dirigir su vida
como pueblo de Dios. Este evento de instrucción en un monte corresponde a la revelación de la
Ley de Moisés en Sinaí. Parece que Jesús figura aquí como un nuevo Moisés, pero también como
alguien mayor que Moisés porque se atreva a contradecir a los que han estado en la silla de
Moisés. El habla con autoridad y la gente se asombra preguntándose ¿quién será esta persona que
habla con tanta autoridad (7.28-29)? Tal vez San Mateo está dándonos una pista de que Jesús no
sólo es Israel, sino que sería “Emanuel” también (San Mateo 1.23), es decir, no sólo es un
Moisés, mediador de la ley, sino que también es Jehová, el Dador de la ley.
7
Para leer más de este tema, vea Crispin Fletcher-Louis, “Jesus, the Temple and the dissolution of Heaven and
Earth” en Apocalyptic in History and Tradition (2002) 117-141; también “The Destruction of the Temple and the
Revitalization of the Old Covenant: Mark 13:31 and Matthew 5:18”, en Eschatology in Bible and Theology, (eds. K. E.
Brower and M. W. Elliott; Leicester: Apollos, 1997), pp.145-169.
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enseñó sobre la construcción del tabernáculo y la vida de Israel en la Tierra Prometida. Alude a la
destrucción del templo antiguo y la vida antigua, para señalar a un nuevo templo y nueva vida.
En toda esta primera sección del Evangelio, así como notó Allison, San Mateo está evocando
muchas veces la imagen de Moisés el líder del pueblo de Israel. Pero muchas veces no es la
imagen de Moisés que se está señalando, sino la de Israel en general. Jesús es la personificación
de la nación. Cuando la alusión es a Moisés, lo hace porque Moisés tipifica a Israel en general.
La teoría que estamos probando es que las cinco secciones del Evangelio corresponden a
diferentes etapas en la historia de Israel. Si es así, entonces, se supondría que los capítulos del
8-10 deberían corresponder al tiempo después del tiempo en Sinaí y después del levantamiento
del Tabernáculo y la salida al desierto. Las alusiones y la tipología de esta sección son más ligeras
y menos obvias que las de 1-7, pero algunas son contundentes y nos animan a buscar otras
posibilidades que sean menos obvias. La lectura que damos (siguiendo a Leithart) al inicio de la
sección se confirma en forma más contundente en la última parte.
(8.1) La salida del Monte: Dirigiendo a Israel como un rebaño
El versículo 8.1 menciona que Jesús bajó del monte y le seguía “una gran multitud”. Leithart
sugiere que en esto vemos la figura de Israel saliendo de Sinaí en pos de la columna de nube y
fuego, en camino a la tierra prometida, después de que Moisés entrega la ley, levanta el
tabernáculo, y establece el sacerdocio y los sacrificios (Éxodo 20-40; Levítico). Básicamente, se
trata del tiempo narrado en el libro de Números y Deuteronomio y justo antes de la conquista
narrada en Josué. Números 9.15-23 explica la rutina de cómo sabía Israel cuándo salir y cuándo
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quedar en su lugar: todo dependía del movimiento de la nube de gloria. Cuando se levantaba la
nube, la multitud de Israel salía. Cuando quedó la nube, Israel quedó en su lugar. La figura es de
una gran multitud en el desierto moviéndose en pos de la teofanía de Jehová. Si aceptamos esta
sugerencia (y el argumento se verá en seguido en su conexión con lo que viene) lo que
tendríamos sería no tanto la figura de Jesús como Israel sino otra vez la figura de Emanuel, Dios
con nosotros, dirigiendo su rebaño en el desierto.
Pero hay otra consideración a notar. Varias veces el AT habla de Israel siendo dirigido en el
desierto como un rebaño.
Salmo 77.20 Condujiste a tu pueblo como ovejas por mano de Moisés y de Aarón.
Salmo 78.52 Hizo salir a su pueblo como ovejas, y los llevó por el desierto como un
rebaño.
Salmo 80.1 Oh Pastor de Israel, escucha; Tú que pastoreas como a ovejas a José, que
estás entre querubines, resplandece.
Este tema del pueblo como rebaño de Jehová se presente explícitamente en 9.36 cuando dice que
Jesús tuvo compasión del pueblo porque eran como ovejas sin pastor. Si San Mateo tiene en
mente una alusión a Israel siendo dirigido en el desierto como rebaño, esto también nos dejaría
con la misma ambigüedad visto antes, de ¿quién es este Jesús que dirige el rebaño? Salmo 77 dice
que Jehová dirigió al pueblo por medio de Moisés y Aarón. La ambigüedad es el mismo juego de
antes entre Jesús como (en este caso) Moisés, o Jesús como Jehová. Son dos hilos que vemos
corriendo a lo largo del evangelio.
(8.2-9.33) Diez señales de salvación y de juicio: Las 10 tentaciones y diez señales en el desierto
La sección del 8.2-9.33 narra y hace hincapié en diez milagros o señales que hizo el Señor Jesús.
Es interesante que esta gran concentración de señales no es la única vez que Mateo muestra este
tipo de señales en su Evangelio, pero las otras veces parece que la señal sólo sirve detalles
específicas en la narrativa, mientras que aquí al presentar tantos señales juntos, y haciendo
hincapié en el número diez, nos hace pensar que San Mateo está señalando la actividad en sí de
hacer diez milagros. Es decir, parece que es el número diez que funciona como una parte clave
de la narración. Puede haber conexiones literarias o temáticas entre los milagros específicos, o
conexiones con otras partes del contexto, pero lo principal es que veamos la conexión entre
estos diez milagros y el propósito general de esta sección.
Ahora la pregunta es ¿qué conexión puede haber entre estos 10 señales y la época que estamos
considerando en la historia de Israel, después de Sinaí y terminando con la conquista?
Hay que notar que en el Pentateuco, un tema importante es el de las diez rebeliones en el
desierto que fueron acompañado de diez señales o milagros. Números 14.22 dice que Israel tentó
a Dios 10 veces en el desierto. Es difícil entender como Moisés estuvo contando para llegar a ese
número, y muchos autores piensan que diez es simplemente un número convencional, una forma
de decir muchas veces. Por lo menos podemos decir que el número de diez plagas en Egipto, diez
mandamientos, y luego diez rebeliones en el desierto (con sus correspondientes milagros) es un
patrón de Moisés en su narración. Bacon cita un pasaje del Talmud Pirqe Abot que dice “Diez
milagros se hicieron para nuestros padres en Egipto, y diez a lado del mar . . . Diez milagros se
hicieron en el Santuario”.8
Merece mucho más estudio para contar y clasificar las rebeliones y sus correspondientes
milagros, y considerar conexiones entre ellas y estos milagros del Señor. Pero lo principal ahora
es notar la posible conexión entre la narración en San Mateo y la historia de Israel en Números y
Deuteronomio. Hasta el momento las posibles conexiones son:
En el capítulo nueve San Mateo introduce, en medio de las señales, el tema de la oposición de los
fariseos y escribas. Al inicio su oposición consiste en quejas y murmuraciones: “¿Por qué come
vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?” (9.11). Incluso personas supuestamente de
apoyo a Él, los discípulos de Juan, muestran sus dudas: “¿Por qué nosotros y los fariseos
ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?” (9.14). Pero luego las dudas y quejas
vuelven en oposición decisiva. Los fariseos le acusan de estar en liga con Satanás: “Por el
príncipe de los demonios echa fuera los demonios”. Estas pruebas, dudas, y desafíos tanto de
amigos, como particularmente de enemigos, es muy parecido a lo que vemos en el libro de
Números. Los mismos hermanos de Moisés, Aarón y María, dudan de su autoridad y le desafían
(Números 12.1-15) y María queda leprosa hasta que Moisés le sana. Tal vez no es coincidencia
que el primer milagro que el Señor hace cuando baja y sale del monte es sanar a un leproso
(8.2-4). También, Números cuenta de otras rebeliones más fuertes como la rebelión de Coré,
Datán, y Abiram cuando “abrió la tierra su boca y los tragó a ellos, a sus casas, a todos los
hombres de Coré, y a todos sus bienes” (Números 16.32). Igual como las 10 señales en el
desierto tienen que ver con 10 desafíos (de amigos y enemigos), también en San Mateo 8-9 las 10
señales de Jesús vienen en medio de los desafíos presentados por primero amigos y luego por
fuertes enemigos.
(9.35-38) Ovejas sin Pastor: preparación de los espías y de un sucesor de Moisés
Una indicación de que estamos en el camino correcto con esta interpretación es lo que es casi
una cita directa de Números en Mateo 9.36. Los versículos del 9.35-38 sirven como un prólogo
del discurso en el siguiente capítulo. San Mateo resume el ministerio de Jesús, tanto de sus
prédicas como también de sus grandes señales con que Él fundaba el reino de Dios. El
Evangelista explica lo que motivaba al Señor a hacer tales cosas. Dice que “al ver las multitudes,
8
Citado en Leithart, 17.
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tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen
pastor” (9.36). Ésta frase ocurre en tres lugares claves en el AT.
Primero, la encontramos en Números 27.15-18. Allí Dios dice a Moisés que suba al monte
Abarim para ver la Tierra Prometida desde lejos. Moisés no pudo entrar a causa de su pecado en
Meribah, pero Dios le permitió verla desde lejos. Considerando que Moisés está pronto a morir,
la preocupación es de ¿quién podría ser su sucesor? Israel está mirando al final de su peregrinaje
y al momento cuando entrará en la Tierra Prometida. Dios instruye a Moisés que designe a Josué
como su sucesor y dice que esto es para que Israel “no sea como ovejas sin pastor”.
La misma frase ocurre más adelante en 1 Reyes 22.17 en un momento de crisis en el reino del
Norte. El Rey Acab y su reina Jezabel se habían dedicado a servir al dios Baal y perseguían a los
siervos de Jehová como Elías y Eliseo. En un momento cuando Acab quiere enfrentar una fuerte
amenaza de los sirios con la ayuda de Josafat, Rey de Judá, Josafat dice que quiere escuchar
primero de un profeta de Jehová. Acab responde que sólo hay uno, el profeta Micaías, pero que
nunca le profetiza cosas buenas. Y de hecho, la profecía que Micaías proclama al Rey Acab es
que había visto una visión de Israel “disperso sobre los montes como ovejas sin pastor” y que
por estar sin quien le guíe y proteja, entonces el ejército de Israel iba a ser derrotado por los
sirios. Esto es un juicio contra Acab por no estar pastoreando las ovejas de Israel. Explica cómo
él pierde su trono pero también cómo Israel sufre a manos de los sirios. El autor está tomando la
frase de Números 27 para decir que Acab y su reino son fracasos. Acab no es un líder fiel y
bueno como Josué y por lo tanto todo Israel tiene que sufrir. 1 Reyes 22 nos da un ejemplo de
interpretación intertextual dentro del mismo AT. En fin, la frase se usa para pronunciar juicio
contra Acab, y tristemente contra el pueblo de Israel.
En parte, San Mateo está comparando a los líderes actuales de Israel--los sacerdotes, Herodes, y
el Sanhedrín--a Acab o a los del tiempo de Ezequiel y advirtiendoles que serán juzgados y
quitados de su reino, como sucedió con Acab o Sedequías, a menos que se arrepientan. Pero la
fuente de toda esta tradición intertextual es Números 27 y ahora veremos como la referencia
conecta lo que precede en los capítulos 8-9 con lo que viene después en el capítulo 10 donde
Jesús manda a los 12 discípulos a ir sólo “a las ovejas perdidas de la casa de Israel” (10.6).
(10.1-11.1) Segundo Discurso: la Misión de los doce discípulos (12 espías enviados a
Canaán)
En San Mateo capítulo diez vemos que Jesús envía a los doce apóstoles para que pasen por toda
la tierra de Israel predicando y haciendo una cosecha preliminar de lo que vendrá después. El
hecho de que son doce lleva una conexión obvia con los doce patriarcas y las doce tribus. En el
9
Encontramos un eco del pasaje también en Jeremías 50.6-7 que describe la calamidad del exilio en términos de
Números 27.15-18. Israel es un rebaño de “ovejas perdidas [cuyos] pastores las hicieron errar, por los montes las
descarriaron; anduvieron de monte en collado . . . Todos los que los hallaban, los devoraban”. También Zacarías
10.2 da un eco de Números 27 donde la misma idea se aplica a un tiempo después de que Israel vuelve de Babilonia.
Parece una profecía del tiempo del Mesías, y la triste condición del pueblo cuando él viene. Es probable que Mateo
tiene en mente este pasaje también.
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pasaje paralelo en San Lucas, parece que esto es su preocupación principal, porque luego nos
cuenta de la otra misión de los setenta, dando la idea de que San Lucas quiere enfatizar la
reconstitución del pueblo de Israel bajo un nuevo Patriarcado y un nuevo Sanhedrín. No
tenemos que descartar esta idea aquí, pero el contexto en San Mateo sugiere que otra conexión es
más importante para él en el contexto.
Otro momento clave en el AT cuando la figura de 12 se pone en alto relieve es cuando Moisés
envía a los doce espías a ver la tierra y traer algún fruto de ella antes de la cosecha definitiva de la
conquista. Diez del número trajeron un informe malo y desanimaron a Israel. Sólo Caleb y Josué
trajeron un buen reporte. La misión que Jesús da a los nuevos 12 se describe como una
operación cuasi-militar. Leithart nota que serán como “ovejas entre lobos” (10.16) y que van a
experimentar persecución (10.17, 23).10 Es una misión que requiere valentía y fe en Dios
(10.28-29). Jesús anuncia que trae una espada y no paz (10.34). Requiere compromiso total y por
esto deben estar listos para morir (10.37-38). Cuando les dice “no temáis” (10.28) está dando eco
de un refrán repetido varias veces por Moisés y Josué a Israel antes de entrar en la tierra
(Números 14.9; 21.34; Deut 1.21; 3.2, 22; 31.8; Jos 1.6, 9; 8.1; 10.8;, 25). El Señor prevé que
algunas ciudades y personas los recibirán y tendrán su recompensa (10.40-42) como Racab.
Finalmente, se nota que Jesús, como Moisés, no los acompañó en su campaña (11.1).
La sugerencia que estamos considerando es que esta sección de San Mateo corresponde
tipológicamente al periodo después de Sinaí y hasta la transición de Moisés al liderazgo de Josué.
La primera parte de la sección, cuando Jesús baja del Monte y se le sigue la gran multitud, y luego
los 10 milagros o señales y la oposición de amigos y enemigos parecen alusiones ligeras a la
historia de Israel en Éxodo, Números, y Deuteronomio. Cuando vemos, sin embargo, la cita
precisa de Números 27.17 de que Israel estuvo como “ovejas sin pastor” (9.36), y luego que él
envía a sus 12 discípulos a “las ovejas perdidas de Israel” (10.6), las cosas se ponen más claras.
Este tema de Israel como el rebaño del Señor viene en primera instancia del cántico de Moisés
en Éxodo 15.13 que dice: “Condujiste en tu misericordia a este pueblo que redimiste; lo llevaste
con tu poder a tu santo redil”.11 Esto sugiere una ligera alusión antes cuando la multitud seguía a
Jesús del monte como el rebaño del Señor en el desierto (cf. Isa 63.11). También explica la
situación de Israel bajo líderes corruptos como Herodes, los sacerdotes, y los fariseos. Estos
líderes debían ser pastores como Josué, aunque la realidad es que eran más como Acab o
Sedequías. Esto encaja bien con lo que vemos en el sermón del capítulo 10.
10
P. 13. Las observaciones en este párrafo vienen directo de Leithart.
11
La palabra “naweh” frecuentemente significa “redil” (cf., 2 Sam 7.8; Isa 65.10).
12
Algunos comentaristas han notado también como el trabajo de Moisés en el desierto como pastor de ovejas en Ex
3.1 presagia su trabajo con el rebaño de Jehová después de su salida de Egipto. Vea U. Cassuto, Exodus p. 30.
La Interpretación de los Cuatro Evangelios
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● Jesús ve a Israel como “ovejas sin pastor” (9.36): Dios no quiso que Israel quede como
ovejas sin pastor. El desastre de esto se ve en Acab o en Sedequías.
● Jesús da autoridad a los discípulos (10.1): En Números 27.18-24 Moisés da autoridad a
Josué.
● Jesús nombra a 12 “espías” para una “pre-cosecha” de la tierra a reclamar
En las historias de David y Salomón en 1-2 Samuel y 1-2 Crónicas, un tema clave que se resalta
es el de la conquista de la tierra que quedó incompleta en el tiempo de Josué y los Jueces y el
establecimiento de la verdadera adoración a Dios en un templo permanente. Dios dijo en
Deuteronomio capítulo 12, que iba a venir el momento en que Dios les daría “reposo” de sus
enemigos en la tierra de “reposo” y lo repitió a David (2 Samuel 7.1, 11 ), y que esto incluiría no
sólo reposo de los enemigos, sino que también reposo para Dios en un santuario único (Salmo
132.8, 14; 1 Crónicas 6.31). Los libros de Josué y Jueces tratan del tema del reposo en la Tierra
Prometida que quedó frustrado cuando no lograron a destruir o desalojar a las naciones paganas
que ocupaban la tierra. El libro de Josué en particular presenta a la conquista bajo la figura del
ritual de limpieza del día de la propiciación (Lev 16), dando la idea de que la tierra es santa, es la
morada de Dios, y es el santuario de Dios.13 Israel siendo la nación sacerdotal tenía que entrar y
quitar la gente inmunda de allí y aplicar el ritual de limpieza. Esta idea de “reposo” une las ideas
de “tiempo sagrado” y “espacio sagrado”. Como Dios reposó el séptimo día después de los seis
días de la creación, también Dios reposa en su santuario. Salmo 95 habla de la primera
generación que por su rebeldía no pudo entrar en el “reposo” de Dios que en contexto era la
tierra prometida como santuario de Dios. Los libros de Samuel y de Crónicas enfatizan que
David no sólo conquistó la tierra prometida sino que también hizo las preparaciones de
establecer el glorioso culto de Jehová en Jerusalén.
13
Vea mi capítulo sobre el tema en “La Adoración Cristiana”.
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(11.2-19, 25-30) El reposo verdadero que da Jesús: David quien conquista la tierra y da reposo
Cuando los discípulos de Juan visitan a Jesús después de que Juan fue encarcelado le preguntan si
Él es el esperado Mesías (Hijo de David) o si deberían esperar a otro. El responde con la
evidencia:
Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis. Los ciegos ven, los cojos andan, los
leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es
anunciado el evangelio; y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí (11.4-6).
¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las
cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es
que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que
cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? Entonces nacerá tu
luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la
gloria de Jehová será tu retaguardia. Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá
él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar
vanidad; y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá
tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía. . . .
Parece que el Señor tuvo en mente precisamente este pasaje en su respuesta a los discípulos de
Juan. Luego, al final del capítulo en los versículos del 28-30 el Señor lo dice así:
(11.7-24) La violencia del Reino y el juicio sobre las ciudades que rechazan a su Mesías
Los versículos del 4-6 forman un inclusio con los del 28-30, y enfatizan la naturaleza del verdadero
reposo que da el Mesías, el Hijo de David. En medio de este inclusio, Jesús habla de Juan y de la
violencia que sufre el reino de los cielos (12-15). El Reino “sufre violencia y es arrebatido por los
violentos”. Atacan a Juan (y a Jesús) porque no predican lo que la gente (los violentos)
imaginaron (16-19). Pero los que rechazan este reino sólo recibirán el juicio de Dios.
En los vv. 20-24 el Señor reprende a las ciudades de Israel que rechazaron su mensaje. Igual
como David conquistó a los enemigos de Dios en las ciudades de Canaán y trajo el juicio de
Dios sobre ellos, también estas ciudades experimentarán el mismo juicio. Muchos aceptan el
mensaje de Juan y Jesús, pero lamentablemente algunas los rechazan. Y ellos serán rechazadas.
La historia de Juan queda en el centro del inclusio porque es central al mensaje del capítulo: el
verdadero descanso consiste en la compasión, la misericordia, el levantar a los caídos, el sanar a
los enfermos, etc. Las ciudades de Israel no pudieron entender el mensaje de Juan, ni el de Jesús
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y se les oponen con violencia. El verdadero David es aquel que muestra esta compasión a los
débiles pero también es aquel que traerá la justicia como David contra los que le rechazan.
(12.38-42) Deseo de ver señal: alguien mayor que Salomón está aquí
(12.43-45) El demonio echado volverá: la monarquía de David y Salomón fracasó cuando volvió la
idolatría más fuerte que nunca
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Jesús habla del espíritu que fue echado fuera pero que luego vuelve más fuerte que nunca
trayendo siete otros demonios peores que el primero. Eso es lo que pasó después de Salomón
cuando el reino fue dividido y Jeroboam estableció nuevamente la idolatría, más fuerte que
nunca. Así que Jesús viene echando fuera a Satanás, y sanando temporalmente una parte de
Israel, pero luego de su ascensión los demonios vuelvan e Israel vuelve se muestra más diabólica
que nunca, listo para la destrucción.
(13.1-58) El Tercer Discurso: Las Parábolas del Reino (el Rey mayor que Salomón da sus
parábolas)
● παραβολή
Prov. 1:6 Para entender proverbio y declaración, palabras de sabios, y sus dichos
profundos.
Eccl. 1:17 (LXX) Y dediqué mi corazón a conocer la sabiduría y la ciencia, a entender
las parábolas y las artes; porque seguramente todo esto también es la inclinación del
espíritu.
Eccl. 1:17 (LXX) καὶ ἔδωκα καρδίαν μου τοῦ γνῶναι σοφίαν καὶ γνῶσιν,
παραβολὰς καὶ ἐπιστήμην ἔγνων, ὅτι καί γε τοῦτ᾿ ἔστιν προαίρεσις πνεύματος·
El capítulo 13 de San Mateo es el capítulo clave de parábolas. Se conoce como “las parábolas del
Reino”. Hay otras parábolas que vienen más adelante en el Evangelio, pero igual como vimos en
el caso de los 10 milagros en capítulos 8-9 que señalaba la idea en general de hacer señales, aquí
también el capítulo está haciendo hincapié en la idea general de usar parábolas y el hecho que son
parábolas del Reino. La palabra “parábola” ocurre acá 12 veces y el número de parábolas es siete:
1. El sembrador (13.3-23)
2. El trigo y la cizaña (13.24-30, 36-43)
3. Grano de mostaza (13.31-32)
4. La levadura (13.33)
5. El tesoro escondido (13.44)
6. La perla preciosa (13.45-46)
7. La red (13.47-50)
“¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero?”
(13.54-55).
San Mateo pone en alto relieve que Jesús, como Salomón, es un profeta con bastante sabiduría y
que su sabiduría se manifiesta en sus parábolas.
En toda esta tercera sección San Mateo insiste que Jesús es el verdadero David o el “Hijo de
David” quien da el verdadero “reposo” y es el verdadero Salomón, lleno de sabiduría, cuya
sabiduría tiene que ser una luz a los gentiles, pero que su ministerio resultará en gran juicio sobre
las ciudades diabólicas que le rechazan.
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2.2.4 Monarquía dividida, el paganismo renacido, y la preparación del remanente (14-18)
En el comienzo del Evangelio Herodes Magno figuraba como un nuevo Faraón. En el capítulo
14 su hijo, Herodes Antipas se presenta ahora como un nuevo Rey Acab. Los dos se presentan
como reyes corruptos e inicuos que son perseguidores del pueblo de Dios, y en este caso
específico, perseguidores de los profetas de Dios.
Al comparar estas historias, Herodes, incitado por su malévola esposa, parece un nuevo Rey
Acab y Juan figura como Elías (o Nabot). Mateo ya ha señalado varias veces que Juan está en el
rol de Elías. Le mostró a Juan en 3.4 vestido como Elías. En 11.14 Jesús le identifica con Elías. Y
luego después de la transfiguración, Jesús otra vez le identifica explícitamente como Elías
(17.9-13). Con tanta énfasis en el rol Juan como Elías es difícil evitar la conclusión que Mateo
intencionalmente pone a Antipas en el rol de Acab.
(14.13-15.39) Multiplicación de comida y ministerio a los gentiles
Aunque sería una pequeña mezcla de roles, tal vez el hecho de que Jesús se retira de la zona
después del asesinato de Juan (14.13) se puede ver como un paralelo con Elías cuando se
escondió para evitar el rey durante una parte de su ministerio (1 Reyes 17.1-7). En general la
tipología compara a Elías con Juan y Eliseo con Jesús, pero de hecho San Mateo mezcla los roles.
Veremos que los milagros y la enseñanza de Jesús que vienen, tienen una fuerte conexión a veces
con Elías y a veces con Eliseo.
Esta sección incluye dos milagros de multiplicar comida. En 14.13-21 Jesús multiplica cinco
panes y dos peces en comida para cinco mil hombres. En 15.32-39 el Señor multiplica siete panes
y unos pocos peces en comida para cuatro mil. En medio de estas dos historias (14.22-15.31)
Jesús camina sobre el mar, sana a muchos gentiles, incluyendo a una viuda del distrito de Tiro y
Sidón, y discuta sobre las leyes de la purificación ritual.
Varios de los milagros de Elías y Eliseo tienen que ver con comida: Elías multiplica harina y
aceite en 1 Reyes 17.8-16 en la historia de la viuda de Sarepta. Eliseo sana las aguas de Jericó (2
Reyes 2.19-22), multiplica el aceite para la viuda de uno de los “hijos de los profetas” (2 Reyes
4.1-7), purifica el potaje de los hijos de los profetas en Gilgal (2 Reyes 4.38-41), multiplica panes
para dar de comer a una multitud (2 Reyes 4.42-44), y da pan a los soldados arameos (2 Reyes
6.20-23). Muchos comentaristas han notado las correspondencias entre estos milagros y la
multiplicación de panes y peces en San Mateo 14.13-21 y 15.32-39. Tal vez el ejemplo más
cercano es el de la multiplicación de los panes por Eliseo (2 Reyes 4.42-44). En la protesta del
siervo de Eliseo, Giezi, que la comida no alcanza para todos y luego cuando se menciona que
todos comieron y sobró comida vemos una correspondencia de lenguaje muy cercana con el de
los dos milagros del Señor Jesús. De esto y de las multiplicaciones de harina y aceite tenemos
fuertes ecos en las dos señales de multiplicación de Jesús.
Cuando se acercó el tiempo para que Elías se retire y deje a Eliseo como su sucesor, Elías hizo
una señal que nos recuerda de la conquista cuando Josué separó las aguas del Jordán para que
Israel pase en tierra seca. La diferencia entre Elías y Josué es que Elías cruza del oeste al este, es
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decir, al revés de lo que hizo Josué. Elías estaba prefigurando el exilio de Israel, mostrando que
Israel tenía que ser expulsado de su tierra.
A la luz de esta historia, y en un contexto que tiene a Elías y Eliseo en alto relieve, parece que
San Mateo nuevamente quiere señalar una conexión entre el Señor y los dos profetas. Cuando
Jesús cruce el mar, de la tierra de Israel hasta la tierra de los gentiles, parece que está dando la
misma figura. Como Elías prefiguró el exilio a Babilonia parece que Jesús también señala la
destrucción venidera en el primer siglo. Además, el Señor llama a Pedro para que camine sobre el
agua también, lo cual Pedro hace, hasta que por sus dudas y miedo comienza a hundirse. Si la
figura de Jesús caminando en el agua corresponde a Elías dividiendo el río, parece que la
caminata de Pedro corresponde a Eliseo dividiendo las aguas después de la salida de Elías. En
parte, por lo menos, la enseñanza sería de Pedro y los apóstoles como sucesores de Jesucristo.
Pero también parece que Mateo quiere conectar el evento con su tema omnipresente del juicio de
Israel. Ya que la anti-conquista de Elías señala el exilio y juicio por venir, también Mateo
nuevamente está volviendo a este tema para el Israel del primer siglo.
Lo que escandalizó a muchos en Israel en los días de Elías y Eliseo era que los profetas
proclamaron el comienzo del Oikumene,14 es decir, el tiempo cuando los gentiles iban a dominar a
Israel (ver 1 Reyes 17.1-7; compara el ministerio de Jonás quien era de la zona del norte y no
quería aceptar este mensaje del Oikumene). Primero en 14.34-36 y luego en 15.21-28, vemos al
Señor Jesús sanando a gentiles como la gente de Genesaret (14.34-36) y luego la viuda de la
región de Tiro y Sidón (15.21-28). San Mateo hace hincapié en el mismo punto que hace San
Lucas cuando en Lucas 4.16-30 Jesús explica a la gente en la sinagoga de Nazaret por qué su
ministerio se había concentrado tanto en los gentiles y que no hacía muchas señales en su propia
tierra. Lo explica por medio de una comparación con Elías (San Lucas 4.25-26) diciendo que él
es como Elías ministrando sólo a la viuda de Sarepta de Sidón aún cuando habían muchas viudas
en necesidad en Israel en aquel momento. Sanar a gentiles en vez de judíos era una señal de juicio
sobre Israel. Al escuchar esto la gente se ofendieron tanto que le querían matar. Aquí vemos el
mismo énfasis.
Las discusiones de la pureza ritual, entonces, en medio de estas sanaciones de gentiles (15.1-20)
constituyen precisamente una discusión de la separación de Israel y su elección entre las
naciones. El Señor está relativizando las leyes que tenía que ver precisamente con el privilegio y
14
Vea la exposición de este tema en los estudios anteriores de “La Teología y la cosmovisión veterotestamentaria”.
La Interpretación de los Cuatro Evangelios
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la elección de Israel (compara San Marcos 7.19 y Hechos 10). Purificar las comidas inmundas
señala la purificación de los Gentiles y por lo tanto está quitando de Israel su privilegio.
15
Vea la exposición de esta idea del “Hijo de Dios” en los estudios anteriores de “La Teología y la cosmovisión
veterotestamentaria”. El título no habla en sí de la divinidad de Jesús, sino de su realeza; compara Salmo 2.7.
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Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino
mi Padre que está en los cielos (16.17).
Al usar su apellido “Hijo de Jonás” Jesús señala nuevamente la conexión con el ministerio del
famoso profeta. Igual como Jonás, sin querer, queriendo era el gran profeta a los gentiles. En esta
manera Pedro, el apóstol a veces torpe y confundido, pero lleno de entusiasmo y confianza se
hará aquel quien abre la puerta a los gentiles. San Juan entendió este rol de Pedro también
cuando usa su apellido en San Juan 21.15-19 en el contexto de una señal del futuro ministerio a
los gentiles (San Juan 21.9-14).
Hablar de esta manera de formar su iglesia parece llevar otra conexión con el ministerio de la
Monarquía dividida. En los tiempos de Elías y Eliseo, Acab y Jezabel se dedicaron al servicio de
Baal y su consorte Asera (1 Reyes 16.33; 18.1-40, especialmente v. 19), y casi todo el pueblo
corrió tras estos dioses paganos. En medio de esta gran apostasía, Dios preservó 7000 que no
doblaron la rodilla a Baal. Elías y Eliseo se dedicaron a pastorear estos grupos de fieles, llamados
los “Hijos de los profetas” que se formaron en Gilgal, Betel, Jericó, y el monte de Efraín (2
Reyes 2.3, 15; 4.38; 5.22) entre otros lugares. Formaron una Israel fiel dentro de Israel apóstata y
condenada a sufrir el juicio de Dios. En este sentido Jesús viene desde el inicio de su ministerio
profetizando del juicio y de la destrucción que caerá sobre Israel, y a la vez juntando un
remanente fiel que servirá al Señor en medio de la apostasía venidera, ya mencionado en el
capítulo 5.10-12, en 10.16-25 y que veremos otra vez en 24.9-13. Ahora el Señor habla de formar
su Iglesia, una verdadera Israel dentro de Israel. Este Nuevo Israel, la iglesia, será fundada sobre
la Roca, y por lo tanto las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
La mención de las puertas del Hades que no prevalecerán contra la Iglesia lleva otra conexión
más con la Monarquía dividida. Toda esta zona de Cesarea de Filipo y el norte extremo de Israel
era el centro de la adoración de Baal y Asera desde el tiempo de la conquista y probablemente
mucho antes. La zona de Cesarea de Filipo era el mismo lugar de Bashan, tierra de Og el gigante
(Deut 3.11) y su monte más alto, Hermón, fue conocido como Baal-hermón (Jueces 3.3). Este es
el monte mencionado en Salmo 68.15-16 que tenía envidia y odio de Sión. Eusebio en su libro
Onomastico menciona que era un santuario pagano famoso hasta su día.
Aunque la adoración de Baal en varias formas existía entre los fenicios y en todo el norte desde
muy temprano, encontramos el nombre Baalzebú o Beelzebú sólo en 2 Reyes 1.2-3, 6, y 16 en otra
historia de Elías. Después de la muerte de Acab, su hijo Ocozías fue ungido rey y luego tuvo un
accidente cuando cayó por la ventana de su casa. Él mandó consultar a Baalzebú dios de Ecrón,
para ver si sobreviviría de la caída. Pero los mensajeros de Ocozías no llegaron a Ecrón porque
Jehová mandó a Elías con otro mensaje para el rey, diciendo que seguramente muere. El nombre
Baalzebú sólo ocurre acá en todo el Antiguo Testamento.
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A la luz de esto, cuando el Señor Jesús usa este nombre tres veces en este evangelio (San Mateo
10.25; 12.24, 27) como un nombre general de Satanás parece seguro que Él tiene en mente esta
asociación con Elías. Y ahora cuando Él habla del Hades como la fortaleza del Maligno cuyas
puertas no prevalecerán contra la Iglesia parece que tiene en mente todo el conflicto en el tiempo
de Elías. La Iglesia destruirá esta fortaleza de Beelzebú igual como Elías ganó la victoria sobre
Baal tantos años atrás.
(16.21-28, 17.22-23) La profecía de su muerte y el patrón del verdadero discipulado
En 16.21-28 el Señor profetiza su crucifixión, a causa de la conspiración de los ancianos, los
principales sacerdotes y de los escribas, y también su resurrección al tercer día. Al escuchar esto
Pedro lo tomó aparte y comenzó a reconvenirle, insistiendo que jamás podría pasar eso. Esta
profecía forma un inclusio con 17.22-23 cuando otra vez dice lo mismo y todos los discípulos
“se entristecieron en gran manera”.
(17.1-13) El Monte de la transfiguración: Moisés, Elías, y Jesús.
En medio del inclusio de las dos profecías de su muerte (16.21-28 y 17.22-23) encontramos la
historia de la transfiguración (1-13) y el poder de la fe para remover montes (14-21). Primero la
de la transfiguración.
Jesús lleva a Pedro, Juan, y Jacobo a un monte alto. George Caird (Saint Luke p. 131) argumenta
que este tiene que ser el Monte de Hermón. San Mateo ya dijo en la confesión de Pedro en el
capítulo anterior que que estaban en la región de Cesarea de Filipo, y ahora señalar precisamente
el lapso de tiempo desde la confesión hasta la transfiguración (“después de seis días”) implica
una conexión importante entre los dos eventos. El monte alto de la región es Hermón como
mencionamos líneas arriba.
Las figuras de Moisés y Elías, con Jesús, en primer lugar, sirven para dividir la historia de Israel
en tres capítulos básicos: primero, el tiempo del reino abortado iniciado por Moisés; segundo, el
tiempo del oikumene iniciado por Elías; y tercero, el tiempo del Reino Eterno iniciado por Jesús.
El monte, la nube, la voz del Cielo, y las personas de Moisés y Elías sugieren la figura de Sinaí y
el pacto entre Dios y su pueblo. La revelación que Elías experimentó en el mismo monte (1
Reyes 19) sugiere una transición o tal vez deshacer del antiguo pacto y pone al pueblo de Dios en
una experiencia de espera. Ahora Jesús viene y cumple todo, inaugurando el Nuevo Pacto. El
hecho de que la transfiguración sucede en la región o el mismo monte del castillo de Beelzebú
sugiere el fin del reino de Beelzebú (compara la tentación del Señor en el capítulo cuatro y la
oferta de Satanás de dar dominio a Jesús si es que le adore a él).
La voz identifica a Jesús como el verdadero Hijo amado de Dios. Igual como se hizo en el
bautismo, el Padre confirma la identidad de Jesús. Esto nos prepara para las disputas que viene
después con los líderes de los judíos cuando ellos insisten que les diga de donde viene su
autoridad. Jesús responde preguntándoles del bautismo de Juan. El bautismo de Juan confirmó
su identidad igual como ahora la voz en la transfiguración. Si creyeron en el ministerio de Juan
entonces sabrán quién es Jesús y de dónde es su autoridad.
El hecho de que la transfiguración y la lección del poder de la fe ocurren juntos en el centro del
inclusio de las dos profecías de la muerte y resurrección del Señor indica que San Mateo quiere
que encontremos una conexión temática entre las dos historias.
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(17.14-21) el demonio difícil de echar fuera
Al bajar del monte, un hombre se acercó al Señor que tenía un hijo lunático con un demonio que
le tiraba al fuego o al agua “muchas veces”. Los discípulos que quedaron atrás y no subieron al
monte intentaron pero no pudieron sanarlo. Jesús sin embargo lo hace y lo toma como
oportunidad para dar una lección importante:
¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque
de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte:
Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. Pero este género no sale sino
con oración y ayuno (19b-21).
El dicho del monte echado en el mar ocurre otra vez en 21.21. Allí viene en el contexto de la
maldición de la higuera y el cerrar o la limpieza del templo. La frase ocurre también en San
Marcos 11.23 en el mismo contexto. También ocurre en un contexto parecido en Apoc 8.8. En
cada uno de los otros casos habla de la oración de la Iglesia contra sus perseguidores que han
hecho del templo una cueva de “lestes” (que en Josefo significa “terroristas”, “revolucionarios”,
o “sicarios”). Pero aquí cuando el Señor dice “diréis a este monte: ¡Pásate de aquí allá! Y se
pasaría, y nada os sería imposible”, está señalando no a Sión sino a Hermón, el monte de
Beelzebú. Por lo menos está hablando de la victoria que él dará a su iglesia sobre Satanás y “las
puertas del Hades”. Pero por el uso del mismo lenguaje y figura parece que Jesús está
comparando el monte de Sión en Jerusalén con Hermón el monte de Baal, o de Beelzebú. Así
estaría presagiando otra vez las profecías que vienen de la destrucción de Jerusalén y su templo.
Pero señalar una identificación de los dos montes sería otra inversión literaria como vimos antes
en la historia de Herodes y Faraón. Sión en Jerusalén, que se ha hecho cueva de lestes, parece
identificarse con Hermón, el castillo del Hades.
Pero aquí cuando el cobrador de este impuesto pregunta a Pedro si él y su Maestro pagan el
impuesto Pedro se confunde y dice con confusión “uh . . . si”. El Señor luego le explica que no
deberían pagarlo, pero para no causar ofensa lo harán. Su razón de no pagarlo es que no son los
hijos de un reino a quiénes un rey cobra impuestos sino a los extraños. “Los hijos” dijo el Señor,
“están exentos”. La respuesta implica que el verdadero pueblo de Dios no pagan este impuesto al
templo sino los paganos. El hecho de que todos los varones judíos lo pagan les identifica como
extraños.
El Señor ya viene desafiando el templo y su sacerdocio en todo el evangelio. Aquí otra vez más
lo hace. Él tiene el verdadero sacerdocio. El es el verdadero templo de Dios. ¿Por qué Jesús
pagaría el medio siclo para al templo que Él está reemplazando? El impuesto vendrá de la boca
del pez. La señal de la moneda en la boca del pez sugiere también que el pago para el templo
viene de los gentiles.
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El capítulo 19 comienza la última sección del cuerpo del Evangelio. Es la sección que
corresponde al tiempo de Jeremías, Ezequiel, y “los profetas de ayes”. Este periodo en el
Antiguo Testamento incluye los últimos días de Israel antes de la destrucción de la ciudad de
Jerusalén y el Templo de Salomón, y termina con el comienzo del exilio a Babilonia. Profetas
como Ezequiel vieron al exilio como la muerte del Pueblo de Dios y su retorno y restauración
como una resurrección (Ezequiel 37). Se ha proclamado desde el inicio del evangelio un nuevo
juicio que venía sobre Israel y su liderazgo actual. En esta sección Jesús trae a su clímax este tema
en el discurso de los Olivos, pero se nota en la conclusión del Evangelio (26-28) que Jesucristo
toma sobre sí en la crucifixión la maldición del pacto para aquellos que creen en él. Su muerte
figura como un sacrificio que quita la ira de Dios de los que creen en él, y su resurrección señala
la restauración de Israel en una nueva forma que ahora incluye gentiles de todas las naciones.
Esta sección comienza con una pregunta del divorcio y si hubiera algo que podría justificar que
un hombre repudie a su esposa. Luego vienen varias historias que tienen que ver con la humildad
del verdadero hijo del reino, el no aferrarse a la riqueza, no ser envidioso de los gentiles que
tienen que entrar ahora en el Reino de Dios, el no aferrarse al poder carnal, y luego los ciegos
que le reconocen aún cuando los líderes que supuestamente ven no le reconocen. Todo es para
crear un contraste con los líderes con quienes Cristo se enfrenta. La sección sigue con la entrada
triunfante del humilde Rey, y los debates y pruebas en el templo. La sección termina con el
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discurso de los Olivos que corre del 23-25 e incluye los “Ayes del Pacto” en el capítulo 23, la
profecía de la destrucción de Jerusalén y el templo en el capítulo 24, y las parábolas de juicio en el
25. Consideremos en seguida cada uno de estos puntos en su relación con los últimos días de
Israel antes de su exilio.
(19.1-12) El Divorcio
El divorcio era uno de los temas disputados entre los rabinos del primer siglo y cualquiera que
pretende ser rabí como Jesús debía anunciar su perspectiva. Los dos rabinos famosos de la época
eran Shammai e Hillel. Shammai insistió que sólo en casos graves era lícito repudiar a una esposa,
mientras que Hillel lo permitía por casi cualquier ofensa incluso hasta quemar una comida.16 En
el superficie del diálogo parece que Jesús se alinea más con Shammai. El Señor insiste que la
intención de Dios en el principio era que el matrimonio sea de por vida. Un varón no debe ser
tan fluctuante y voluble que repudie a su mujer por cualquier pretexto.
Además, la Biblia presenta el matrimonio desde el Huerto de Edén como una imagen de la
relación entre Dios y su pueblo. La doctrina práctica del matrimonio tiene mucho que ver con la
teología propia (doctrina de Dios) y la eclesiología (doctrina del pueblo de Dios). Nuestra
doctrina de la relación entre Dios y su esposa afecta nuestra doctrina del matrimonio humano, y
vice versa. Esta idea se ve a lo largo del Antiguo Testamento. Como hemos notado en otro
contexto, el pacto en Sinaí se presenta como un matrimonio entre Dios y su pueblo. Después de
la apostasía con el becerro de oro, Dios obligó a Israel a someterse al rito del “Esposo Celoso”
(compara Éxodo 32.20 con Números 5.11-31) mostrando que la ceremonia del pacto se entendía
bajo el concepto de un matrimonio entre Dios y su pueblo. Luego, en muchos otros contextos la
relación entre Dios y su pueblo se presenta igual, como un matrimonio (Jeremías 2-3; Ezequiel
16.1-63; Oseas 1-3, Cantar de Cantares, etc.). El matrimonio, dice el Señor, es una unión
establecida por Dios en la creación. Así como la relación entre Dios y su pueblo debe ser
intachable y de por siempre, también eso es lo que Dios quiere ver entre los seres humanos.
Moisés sólo permitió el divorcio entre esposo y esposa como una concesión a la dureza de los
corazones de los varones judíos, pero no era el deseo o la intención de Dios desde el inicio. El
divorcio, proclama Jesús, es ilícito, salvo en el caso de porneia (fornicación).
Obviamente esta es una enseñanza con mucha importancia práctica en la iglesia. Debido a la
corrupción que queda aún en el corazón de los hijos de Dios, el tema del matrimonio y el
divorcio tendrá que enfrentarse hasta que venga el Señor en gloria. Satanás siempre busca
nuestros puntos débiles y los resquicios en nuestra armadura para hurtar y matar y destruir. Él
sabe que la mejor manera de dañar a la iglesia y desviarla de su misión es destruir a matrimonios
y familias. Él lo seguirá haciendo hasta la consumación de todas las cosas, y es por eso que este
pasaje siempre tendrá un lugar importante en nuestra reflexión teológica y moral con respecto a
la doctrina del matrimonio.
Por tan importante que sea esta enseñanza en sí como base de la ética matrimonial, cuando
consideramos el contexto en que se presenta, tenemos que hacernos la pregunta si tal vez hay
más aquí de lo que se ve a primera vista. En los capítulos anteriores San Mateo describe a Israel
actual como idolatra, dirigida por líderes como Herodes, el Nuevo Acab, matando a profetas
como Juan, incluso casi identificando a Sión con el Monte Hermón, el Monte de Belzebú.
Constantemente el Señor señala la condenación que viene sobre Israel en esta generación (San
Mateo 10.23; 12.45; 16.28) por su rebelión. Los sacerdotes y líderes de los judíos entendieron
16
Talmud Bavli, tratado Gittin, 90a.
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perfectamente que Él ha estado proclamando su juicio y su destrucción. El Señor dirá cuando
llega a Jerusalén en la parábola del los labradores que el Reino les será quitado de ellos y dado a
otra nación que le dará a Dios los frutos del mismo. Parece que los líderes quieren escuchar no
sólo si es lícito que un hombre repudie a su mujer, sino a la luz de toda su enseñanza de la
condenación de Israel la pregunta es si Dios realmente podría repudiar (o tal vez ya hubiera
repudiado) a su esposa Israel.
¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? 4 El, respondiendo, les dijo:
¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, 5 y dijo: Por
esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola
carne? 6 Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no
lo separe el hombre. 7 Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio
[biblíon apostasíou], y repudiarla? 8 El les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os
permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así. 9 Y yo os digo que
cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación [porneia], y se casa con
otra, adultera (19.3-9).
De hecho, Jeremías, antes de predicar su sermón de la destrucción de Jerusalén y el Templo por
Nabucodonosor usó el mismo lenguaje y figura para explicar por qué Dios estuvo a punto de
divorciarse de Judá. El matrimonio entre Dios e Israel era la figura más prominente en los
capítulos del 2-6 antes de su “Sermón del Templo”. Capítulo 2.2 describe el hermoso y feliz
matrimonio entre Dios e Israel antes que ella empezó a prostituirse (2.20) con los otros dioses.
Casi todo el tercer capítulo se dedica al tema del divorcio entre ellos y la carta de divorcio que
Jehová le da a ella. Nota los ecos del siguiente pasaje en la respuesta que Jesús da a los líderes de
Israel:
1 Si alguno dejare a su mujer, y yéndose ésta de él se juntare a otro hombre, ¿volverá a
ella más? ¿No será tal tierra del todo amancillada? Tú, pues, has fornicado [exeporneusas]
con muchos amigos; mas ¡vuélvete a mí! dice Jehová. 2 Alza tus ojos a las alturas, y ve en
qué lugar no te hayas prostituido. Junto a los caminos te sentabas para ellos como árabe
en el desierto, y con tus fornicaciones y con tu maldad has contaminado la tierra. . .
[Judá] vio que por haber fornicado la rebelde [hermana] Israel, yo la había despedido y
dado carta de repudio [biblíon apostasíou]; pero no tuvo temor la rebelde Judá su hermana,
sino que también fue ella y fornicó [eporneusen] (Jeremías 3.1-8).
(19.13-15) El carácter humilde del Reino de Jesús: dejad a los niños venir a mi
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Los líderes de los judíos menospreciaban y maltrataban a los pequeñitos y débiles (vea San Mateo
23.4; San Marcos 12.40; San Lucas 20.47), pero el Señor insiste que sólo los humildes entrarán en
el Reino de Dios.
(19.16-30) El carácter generoso y no codicioso del Reino de Dios: no se aferran al dinero:
El Joven Rico
No como los líderes de los judíos que eran avaros (San Lucas 16.14), los que entran en el Reino
de Dios sueltan su dinero y lo dan a los pobres.
(20.1-16) Los judíos deberían recibir a la gente sencilla y a los gentiles en el Reino sin
invidia
La parábola de los labradores en la viña que llegan tarde al trabajo, casi al final del día, pero que
reciben el mismo pago, subraya la envidia que las prédicas de Jesús estaban generando entre los
líderes de los judíos, especialmente al anunciar la inclusión de gente inmunda y gentil en el reino
de Dios igual como el judio. Esto va en contra del orgullo nacionalista de los judíos que no
querían dejar su privilegio único en el mundo y en relación con Dios. Dios recibe a judíos
pobres, humildes, e ritualmente inmundos, y también a los gentiles que llegan al final del día, y les
da el mismo pago como si hubiera estado desde el inicio.
El pasaje también sugiere que el día de pago se acerca pronto. Con tales parábolas Mateo está
preparándonos para entender el juicio pactual que Jesús estará realizando en Jerusalén.
(20.17-19) Tercera profecía de la crucifixión
El Señor advierte que la olla se calienta. Por todas estas cosas explosivas que Él está diciendo y
anunciando, y por la envidia que Él está generando, no le van a dejar escapar. Es como decir,
“Chicos, ponganse los pantalones, porque las cosas están a punto de volver bravas. Asegúrense
que realmente quieren estar conmigo. Asegúrense que me quieren acompañar. Llegamos pronto
al punto de donde no pueden volver”.
(20.20-28) El carácter invertido del Reino: El que quiere ser grande será siervo de todos
Mientras más el Señor aclare el carácter de su Reino, los valores de su Reino, y el sacrificio que
les espera a todos que quieren tomar parte con Él en su Reino, los discípulos no lo entienden. La
madre de los hijos de Zebedeo pide que Juan y Jacobo ocupen los mejores puestos en el Reino
que viene. Los demás se enojan con ellos, pero no se enojan porque han entendido y son más
comprometido con la ética invertida del Reino, sino porque ellos estaban pensando en ocupar los
mismos asientos.
(20.29-34) Los ciegos le reconocen
Jesús sigue acercándose a Jerusalén. Llega a Jericó, de donde volteará al oeste y subirá rápido
desde una altura bajo nivel del mar a una altura de más de 750 metros en sólo una distancia de 25
kilómetros. En Jericó encontramos a dos ciegos que hacen un gran contraste con los líderes de
los judíos que supuestamente tienen buenos ojos y ven, pero no entienden realmente quién es
Jesús. Los ciegos claman “¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!”. Decir “Hijo de
David” muestra que ellos le reconocen como el Mesías. Esto es algo que los líderes de los judíos,
que supuestamente tienen buenos ojos, no pueden ver.
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(21.1-11) Entrada Mesiánica y el Retorno de Jehová a Sión
San Mateo muestra a Jesús como el cumplimiento de múltiples profecías del AT del retorno de
Jehová a Sión. Así como Jehová salió de Sión antes de la destrucción de Jerusalén por los
babilonios (Ezequiel 8-11), también hubo la expectativa de que Jehová en su momento volvería.
Varios profetas hablan precisamente de esto. Ver Isaías 24.23; 25.9-10; 35.3-6, 10; 40.3-5, 9-11;
52.7-9; 59.15-17, 19-21; 60.1-3; 62.10-11; 63.1, 3, 5, 9; 64.1; 66.12, 14-16, 18-19; Ezequiel 43.1-7;
Hageo 2.7, 9; Zac 8.2-3; 14.1-5, 9, 16; Mal 3.1-4.
Por ejemplo, compara Isaías 40.3 y Malaquías 3.1-4 con San Mateo 3.3:
Los dos profetas muestran certeza de que Jehová no se olvida de su pueblo y de las antiguas
promesas. Jehová volverá a Sión a reclamar a su pueblo. Él viene a inspeccionarlo y pedirles
cuentas. El problema es que, cuando el Dios de Israel viene en la persona de Jesús, Israel no le
reconoce. O mejor dicho, sólo los pobres y marginados le reconocen.
En esta sección, por fin, San Mateo descubre y manifiesta claramente el significado del tema
“Emanuel”. El Señor Jesús, Jehová encarnado, llega a Sión ahora, para recibir a su pueblo y su
trono, pero Él llega manso y humilde cabalgando en el asno (Zacarías 9.9). No llega como el
guerrero bravo que muchos esperaban para matar y destruir a los gentiles.
Al inicio de la semana, igual como los ciegos en Jericó, las multitudes en Jerusalén le reconocen.
La gente marginada, humilde, y los niños le reconocen claramente, y cantan “¡Hosanna al Hijo de
David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!”. Cuando los
sacerdotes y escribas quejan, el Señor cita el Salmo 8.2 diciendo que “de la boca de los niños y de
los que maman perfeccionaste la alabanza” (21.16). El Señor afirma que los pobres y los niños
están alabando a Jehová ya vuelto a su templo después de tanto tiempo de estar lejos. Lo que
sigue hasta el capítulo 23 y la proclamación de “los ayes del pacto” es un serie de debates y
pruebas en las cortes del templo, con el resultado de que los líderes rechazan a Jesús
definitivamente y conspiran entre sí y con Herodes y los Romanos a matarle.
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(21.12-17) Profecía dramatizada del Templo
Lo que el Señor hace en el templo es mucho más que una simple limpieza. Más bien lo que hace
el Señor es una profecía dramatizada al estilo de Isaías, Jeremías, Ezequiel o otros (ver a Isaías
20, Óseas 1-3, Jeremías 27-28, y Ezequiel 4-5). Sus acciones son símbolos de lo que vendrá. Las
acciones de Jesús impiden que alguien ofrezca sacrificios. Jesús está haciendo un drama profético
que proclama que el templo ya llega a su fin. En forma simbólica está poniendo un letrero que
dice “Negocio Cerrado”.
8 He aquí, vosotros confiáis en palabras de mentira, que no aprovechan. 9 Hurtando,
matando, adulterando, jurando en falso, e incensando a Baal, y andando tras dioses
extraños que no conocisteis, 10 ¿vendréis y os pondréis delante de mí en esta casa sobre
la cual es invocado mi nombre, y diréis: Librados somos; para seguir haciendo todas estas
abominaciones? 11 ¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta casa sobre
la cual es invocado mi nombre? He aquí que también yo lo veo, dice Jehová. 12 Andad
ahora a mi lugar en Silo, donde hice morar mi nombre al principio, y ved lo que le hice
por la maldad de mi pueblo Israel. 13 Ahora, pues, por cuanto vosotros habéis hecho
todas estas obras, dice Jehová, y aunque os hablé desde temprano y sin cesar, no oísteis, y
os llamé, y no respondisteis; 14 haré también a esta casa sobre la cual es invocado mi
nombre, en la que vosotros confiáis, y a este lugar que di a vosotros y a vuestros padres,
como hice a Silo. 15 Os echaré de mi presencia, como eché a todos vuestros hermanos, a
toda la generación de Efraín (Jeremías 7.8-15).
San Mateo cita las palabras de la LXX. Y la palabra que nuestras versiones traducen como
“ladrones” significa mucho más que un simple ladrón. Puede ser que la idea de ladrón se sugiere
de la tendencia de los líderes de maltratar a los pobres, pero es importante notar que es
precisamente esta palabra que Josefu usa constantemente para hablar del los revolucionarios o
terroristas. Eran nacionalistas que querían botar a los extranjeros con violencia. Jesús está
señalando que el Templo se había convertido en un símbolo de privilegio nacional y de
resistencia violenta a los paganos.
Después de cerrar el negocio de los sacrificios Él recibe a personas humildes y con enfermedades
como ciegos, cojos, y niños y los sanó. Ellos le venían y le aclamaban en el templo. El cita Salmo
8.2 y lo aplica a sí mismo. Es decir, el Señor pretende que la alabanza que le dan él como “Hijo
de David” es la misma alabanza que Salmo 8.2 dice que tiene que hacerse a Jehová. Aquí
tenemos otro momento cuando el tema de Emanuel surge. Él es el mismo Jehová que acaba de
llegar a su ciudad y su templo que ahora recibe la adoración de los niños aun cuando los
sacerdotes y escribas no se la dan.
La Interpretación de los Cuatro Evangelios
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(21.18-22) La Profecía de la Higuera
Está interpretación del evento en el templo es confirmado en la siguiente sección de la maldición
de la higuera cuando San Mateo presenta a Jesús bajo la figura de Jeremías 8.13. Allí Jehová dice
que vino a buscar fruto en la higuera de Israel y no lo encontró. Eso es importante en dos
sentidos. Primero es otro enlace más con el sermón de Jeremías de la destrucción del primer
templo. Pero también es importante porque muestra a Jesús como Jehová quien viene a Sión
buscando fruto en Israel y no lo encuentra. La traducción de la reina valera oscurece el sentido
del pasaje. La de la NVI y la Biblia de Jerusalén capta mejor el sentido del hebreo.
Cuando yo hubiera cosechado, dice Jehová. No quedan uvas en la vid, ni higos en la
higuera, y aún sus hojas se marchitan; y lo que les he dado pasará de ellos” (Jeremías 8.11,
NVI, Biblia de Jerusalén)
Aquí también, el dicho del monte que se echará en el mar en respuesta a las oraciones de los
discípulos tiene que ver en el contexto específicamente con la destrucción del templo y está
relacionado con la profecía del capítulo 24 y las múltiples maneras en que Él había dicho lo
mismo en momentos anteriores de su ministerio. Notamos la conexión en el capítulo 17.20 con
este pasaje y como el Señor ve juntos el monte de Belzebú y Sión. Está diciendo que los dos son
básicamente iguales y tendrán el mismo fin: Dios destruirá al paganismo gentil pero también
destruirá el paganismo judío en Jerusalén. Es importante notar que este dicho del Señor fue tan
conocido e importante en la Iglesia primitiva que se repetía como algo bien conocido en
contextos como 1 Corintio 13.2 y Apoc 8.8. No es una promesa general de la manera cómo Dios
responde a nuestras oraciones. Está hablando especificamente de la manera en que Dios
responderá a su hijos cuando los ve sufriendo bajo la persecución de los judíos (comparar 1
Tesalonicenses 2.13-16; Galatas 4.21-31).
(21.23-22.46) El drama en la corte:
La primera parte de esta sección de alto drama comienza (21.23-27) y termina (22.41-46) con la
pregunta de la autoridad de Jesús. Entre las dos secciones que tratan de su autoridad, hay ocho
preguntas, debates, o pruebas específicas en que quieren atrapar a Jesús o en que Él les
confunde. Después de este enfrentamiento, el Señor proclama el veredicto del Fiscal del Pacto,
anunciando siete “ayes” sobre Israel y la sentencia (23.36-39), lo cual prepara para su profecía en
privado con los discípulos en los capítulos 24-25.
(21.23-27) Pregunta de autoridad de los sacerdotes y ancianos
● Cuando le preguntan de dónde viene su autoridad él apela a Juan. Juan Bautista señaló a
Jesús como el Mesías.
La Interpretación de los Cuatro Evangelios
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● Jesús: Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?
Líderes: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores,
que le paguen el fruto a su tiempo.
Jesús: El reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los
frutos de él.
● Dios quitará el privilegio nacionalista de los Judíos (comp Efesios 2.11-22; Fil 3.2-3; Gal
3.1-29; Apoc 2.9; 3.9 (cp. Isa 60.14).
(22.1-14) Parábola de la fiesta de Bodas (punto de debate 3)
Los judíos anhelaban y esperaban las “Bodas del Cordero”. El banquete era el símbolo por
excelencia del Reino de Dios. Pero como en todo su ministerio Jesús iba comiendo y bebiendo
con la gente equivocada (prostitutas, publicanos, marginados) se dio a entender que su Reino
excluía a los elites. El Padre les invitó pero no querían venir. Al rechazar ir a la boda ellos,
entonces el Padre invita a otra gente común y corriente. Pero incluso allí encontró a alguien no
vestido con vestimenta de justicia, y mandó que se eche fuera de la boda. Está vestimenta de
boda consistía en la virtudes de humildad, mansedumbre, y amor, especialmente con los pobres y
marginados (compara Isaías 61.10).
(22.15-22) Impuestos a César (punto de debate 4)
Los fariseos buscaba cómo sorprenderle en una palabra. Le dan elogio falso diciéndole:
Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de
Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres. Dinos,
pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no?
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Parecía que ellos estaban preocupados de la idolatría del uso de la moneda de César, porque en
ella hubo la imagen del Emperador con la proclamación de que era “divino” e “hijo de los
dioses”. Pero en verdad, ellos pensaban que le habían atrapado en una dilema. Si dice que está
bien pagar el impuesto entonces la gente iba a verlo como alguien comprometido con Roma, es
decir, alguien que no era fiel ni a Jehová, por permitir usar una imagen idólatra, ni al pueblo de
Jehová, por no estar preocupado de la opresión romana. Pero si al contrario Él dijera “No lo
paga” entonces le podrían denunciar a Roma por ser rebelde o revolucionario.
Jesús pide ver la moneda, revelando que hipócritamente ellos ya usaban esta moneda. Y no sólo
lo usaban, sino que como eran avaros y no querían soltar el dinero y pagar el tributo, se
mostraban que precisamente este dinero era el ídolo a que ellos se aferraban.
El Señor les pregunta, “¿De quién es esta imágen?” Al producir la moneda y reconocer la
imágen, se supone que alguien preocupado de la idolatría no tendría problema en devolver a
César su imágen. Así manda el Señor y demuestra que está en contra de la idolatría. A la vez, les
convence a ellos de ambas cosas que ellos le acusaban a Él: tanto la idolatría como el
compromiso con Roma.
(22.23-33) Pregunta de la Resurrección (punto de debate 5)
La doctrina de la resurrección fue un punto de debate fuerte entre los judíos. Los saduceos la
negaban mientras que los fariseos la afirmaron. El punto es que la doctrina como se presenta en
el AT es mucho más que una doctrina de que los muertos volverán a vivir. Era una doctrina
política que enfatiza que la nación de Israel iba a ser restaurado después del exilio y que sus
opresores iban a ser humillados y sometidos a Israel. Los saduceos eran mayormente los ricos
que estaban comprometidos con Roma. Tenían sus privilegios y beneficios del hecho de que
Roma dominaba a Israel. Los otros judíos, especialmente los fariseos anhelaba la liberación de
Roma y tenía la tendencia de fomentar revolución. Anunciar que uno cree en una futura
resurrección le identificaba como alguien con tendencias revolucionarias.
● El Principio de Emanuel. David le llama al Mesías “Señor”, aunque es su hijo, porque el
Mesías es más que su hijo. Es Emanuel, Dios con nosotros.
(capítulos 23-25) El Quinto Discurso: Jesús el Fiscal del Pacto (nuevo Jeremías, cp.,
Jeremías 7-10)
(23.1-39) El Fiscal del Pacto y los Ayes
En los versículos del 1-12 el Señor da introducción a su sentencia explicando de que los líderes
de los judíos son hipócritas porque no viven según lo que enseñan (2-3). Opriman a la gente con
cargas pesadas (4). También son vanagloriosos en aferrarse a vestimenta especial (5), los mejores
asientos (6), y títulos como Rabí, Padre, y Maestro (7-12).
Del los versículos del 13-33 el Señor los condena de ser “hipócritas”. La sección contiene siete
de tales proclamaciones en 13, 15, 16, 23, 25, 27, 29 (versículo 14 no se encuentran en los
manuscritos más antiguos). El número es simbólico como una sentencia final.
Es importante notar que Jesús les acusa de hipocresía. La hipocresía es la proyección de una
imagen de uno mismo que es falso, pero que uno adora, proteja, y proyecta a todo costo. Es
importante notar cómo el Señor identifica la hipocresía ahora casi al final del evangelio como el
pecado principal de los líderes de Israel. Ellos supuestamente se preocupen de la idolatría, pero a
final de todo se condenan por el peor tipo de idolatría: la hipocresía religiosa. Los líderes toman
su vocación sacerdotal, que es una vocación de servir a los demás (gentiles, pobres, oprimidos,
gente marginada) y lo convierten en un privilegio personal o una forma de exaltación personal.
Cuando Jehová Emanuel, el Creador encarnado, el Fiscal del Pacto, termina la declaración formal
de su acusación de idolatría y la convicción de la misma, él proclama:
La sentencia está declarado. No hay nada más que decir. No habrá más argumentos. No hay
cómo volver atrás. Es aquí donde el Señor muestra su gran tristeza por lo que ha pasado y lo que
ahora vendrá.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados!
¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las
alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta (37-38).
La palabra “desierta” es mejor traducida acá como “desolada” o “destruida” y la verdad es que
eso es precisamente lo que el Señor describe en gran detalle en respuesta a sus discípulos cuando
ahora salen del templo y crucen el arroyo cedrón, subiendo el Monte de los Olivos (hacia la casa
de María, Marta, y Lázaro en Betania donde está hospedado). Al salir del templo los discípulos
quedan maravillados de sus palabras. ¿Cómo puede ser que esta casa queda “desolada” o
“destruida”. Parafraseando, le dicen, “¡Mira estas piedras enormes! No hay otro edificio en el
mundo como la casa de Jehová en Jerusalén. ¿Desolada? ¿Destruida?”. El Señor responde “Sí”.
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“¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea
derribada” (24.2). Desde el monte de los Olivos los explica todo en gran detalle.
Excursus: ¿Qué hacer con la Profecía de los Olivos?
Capítulo 24 de San Mateo es tal vez el pasaje menos entendido de todo su evangelio. Malos entendidos del
pasaje han generado un sin fin de problemas doctrinales y prácticos en la Iglesia. Pero debido a la frecuencia
con que los paradigmas falsos se repiten es difícil que uno se libere de ellos para ver con claridad lo que el Señor
realmente está diciendo. Lo que insisto, es que debemos leer el pasaje EN CONTEXTO, recordando el tema
que el Señor ha ido desarrollando. En este excursus procuramos limpiar el terreno para que sientan el peso y
momentum del argumento de todo el Evangelio hasta ahora, y que luego la exposición se entienda con menos
dificultad.
Sin embargo, aunque Cristo no habló directamente de su venida final en este capítulo, es completamente
legítimo que uno aplique el pasaje al tema de la venida y juicio final de Jesucristo en la consumación de todas las
cosas. Déjame explicar.
Al exponer y predicar cualquier pasaje Bíblico tenemos que aclarar tres pasos de interpretación que fácilmente
se confunden, pero que en realidad son niveles de análisis muy distintos:
Tema Exegético: Jeremías enseñó que Israel debió arrepentirse de su idolatría para evitar la
destrucción de su templo por los babilonios.
2. El segundo paso, a la luz de la investigación exegética, es el de discernir el tema
cristológico-escatológico del pasaje. En este paso, con la convicción fundamental de que Cristo y su
Reino es el tema central de toda la Biblia, y que toda la Biblia en alguna manera o otra apunta a él y a su
Reino, entonces nos preguntamos ¿Qué tiene que ver este tema histórico con Cristo y su Reino? ¿Cómo
es que el evento identificado en el tema exegético apunta a Cristo o algún aspecto de su Reino.
Tomamos “la melodía” del evento histórico y la traducimos a un “tono” cristológico-escatológico. El
ritmo y la melodía sigue igual, pero su tono es diferente. Usando nuestro ejemplo de Jeremías entonces,
diríamos algo más o menos como lo siguiente:
Tema Cristológico-escatológico: Cristo proclama el fin del antiguo pacto, templo, y sacerdocio,
y llama al mundo a abrazar su nuevo pacto, templo, y sacerdocio por medio del arrepentimiento y
la fe.
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Nota bien que todo está en tiempo presente y en forma general o universal, para todo el mundo.
También está en voz indicativa, es decir, es una afirmación de algo, pero esta vez en tiempo presente,
para decir que ahora el mensaje no está restringido sólo al contexto histórico, sino que se hace universal
y enfocado en Cristo. Este paso es más importante en el AT. Cuando predicamos del NT a veces (¡pero
no siempre!) el tema exegético y el tema cristológico-escatológico casi se unan en uno sólo.
3. El tercer paso entonces, a la luz de los análisis exegético y cristológico, es el de discernir el tema
homilético del pasaje. Aquí tomamos el significado cristológico-escatológico (en tiempo presente y voz
indicativa) y empezamos a preguntarnos de cómo se aplica ahora en nuestro contexto histórico y social
ese tema cristológico-escatológico. Esto requiere un análisis de la cosmovisión, los anhelos, y los
prejuicios, junto con las pruebas, las preocupaciones, y las luchas de nuestros oidores. Si no hacemos
primero el duro trabajo exegético para entender lo que significó el pasaje y también qué tiene que decir
esto al mundo universal acerca de Cristo y su Reino, entonces lo que predicamos en la aplicación no
tendrá fundamento. Será sólo nuestras propias ideas y no la Palabra de Dios para tal momento. Y si no
hacemos el duro trabajo teológico para entender su proyección cristológico-escatológica entonces el
sermón no subirá más arriba que el moralismo de una prédica mormona, judía, o muselman. Tomando
nuevamente nuestro ejemplo de Jeremías podríamos explicarlo así:
Tema Homilético: Jesús, rey y sacerdote del nuevo pacto y del eterno templo, te llama a
arrepentirte y creer el evangelio, para que no seas juzgado en su venida.
Nota que el tema homilético se expresa en forma imperativa (o en el equivalente de una imperativa), en
tiempo presente, y en una oración completa. La aplicación en el presente está en base de que cómo
Jeremías advirtió a Israel de la destrucción del primer templo por los babilonios, interpretado
cristológicamente con relación tipológica a Él y su Reino, pero ahora aplicado a nuestra realidad en el
siglo 21. El evento histórico es típico de, o presagia, no sólo el juicio contra Jerusalén en el primer siglo,
sino que también se completa en el juicio que viene sobre todo la raza humana Adánica en el futuro.
Así que cualquier sermón cristiano debe tener estos tres aspectos (aunque en el Nuevo Testamento
muchas veces el exegético y el cristológico son casi idénticos). Debe incluir exégesis histórico, lingüístico,
literario, geográfico, y social, y también análisis cristológico-tipológico que reconoce la presencia de Jesús en
toda la Biblia, y también una aplicación de todo esto a nuestro contexto histórico, social, y personal en el
día de hoy.
En segundo lugar, antes de entrar en la exposición en sí debemos mantener en mente el flujo de argumento de
todo el Evangelio que venimos exponiendo. San Mateo, desde el principio hasta el fin está narrando la vida y el
ministerio de Jesús como una fuerte crítica de la nación judía del primer siglo bajo el liderazgo corrupto de los
sacerdotes, el Sanhedrín, y Herodes. Al mantener en mente este flujo de argumento será más fácil entender el
Discurso de los Olivos. Revisemos los puntos claves de este flujo de narrativo y argumento:
pueblo--en la persona de Emanuel Jesús. Luego cuando vemos la inversión de los roles de Faraón y
Herodes, Mateo enfatiza que Israel se había convertido en un Egipto y su rey Herodes en un Faraón. Se
supone que el mismo juicio y destrucción que cayó sobre Egipto antes, tiene que caer ahora sobre Israel.
En el capítulo 3 en las prédicas de Juan el Bautista la misma nota de juicio está aún más prominente. El
hacha está a la raíz del árbol y el árbol será cortado y echado en el fuego. Su bautismo de la comunidad en
el desierto en el Río Jordán, sugiere que esta nueva comunidad que él está preparando para el Mesías (un
Nuevo Josué) está listo para entrar la tierra como en una nueva conquista. Los líderes en Jerusalén figuran
entonces como cananeos bajo maldición de Dios.
2. En los capítulos del 5-7, el Sermón del Monte forma un inclusio con el discurso del Monte de los Olivos.
Las bienaventuranzas son las “bendiciones del pacto” y tienen su contraparte en los “ayes del pacto” en el
capítulo 23. También, el Señor muestra su autoridad sobre los intérpretes comunes de la ley, e incluso se
presenta como si tuviera autoridad mayor que la misma ley. Al final del Sermón, el inclusio que se forma
con el Discurso de los Olivos se aclara aún más cuando el Señor habla de la casa que caerá por no ser
fundada sobre la roca de su palabra. El cielo y la tierra pasarán más su palabra no pasará. “Cielo y tierra”
parece una circunlocución para hablar del templo (vea los estudios anteriores de la cosmovisión
veterotestamentaria). El templo se consideraba un microcosmo del cielo y tierra, y el cielo y tierra se vieron
como macrocosmo del templo. Así que aún en el Sermón del Monte el Señor Jesús hablaba de la
destrucción del Templo.
3. En los capítulos 8-10 la crítica sigue. En 8.10-12 después de que el Señor sana al siervo del centurión y se
maravilla de la fe del gentil, él proclama la destrucción venidera y el hecho de que los gentiles vendrán a
participar en el Reino mientras que los judíos “serán echados fuera”:
De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Y os digo que vendrán muchos del
oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; mas
los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes
(8.10-12).
En 9.36 cuando Mateo menciona que el Señor tenía misericordia de la gente pobre, enferma, y marginada
dice que lo hacía porque eran como “ovejas sin pastor”. Esta cita de Números, 1 de Reyes, y Ezequiel
muestra que Jesús consideraba a los líderes de Israel como Acab y los líderes corruptos de Israel en sus
peores momentos de su historia.
En el capítulo 10 el Señor envía a sus discípulos a predicar en las ciudades de Israel en una
“reorganización” o reconstitución” de Israel así como la conquista en tiempo de Josué. Muestra que Él
consideró a muchos de las ciudades condenadas como si no fueron de Israel. También en versículo 23 él
proclama que
Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de
recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre.
Aquí cuando el Señor habla de la “venida del Hijo del Hombre” no está hablando de su venida final al fin
del mundo. Está diciendo que los doce no terminará el trabajo de reorganizar y reconstituir a Israel en
todos las ciudades de Palestina después, antes de que Él venga a acabar con el antiguo Israel en el juicio de
la guerra con Roma. Está hablando de una “venida del Hijo del Hombre” en 70 d.C.
4. En capítulo 11.20-24 el Señor compara la destrucción venidera de las ciudades que le rechazaron a ciudades
notorias en el AT por haber sido destruidas por Dios. Esto explica por qué en capítulo 24 el Señor usa
lenguaje figurativa del AT que describe la destrucción de Babilonia pero ahora lo aplica a Jerusalén. Así
veremos también de que este lenguaje cósmico no se tomaba literalmente en el AT y así tampoco debemos
tomarlo así ahora.
7. En capítulo 13 Israel es como el campo que no produjo fruto. Al final del capítulo Jesús explica por qué
Israel le rechaza. El profeta no está sin honor sino en su propia tierra.
8. En los capítulos 14-18 Herodes es como un nuevo Acab. Juan y Jesús son como nuevos Elias y Eliseo. Se
enfatiza la apostasía de Israel actual y el hecho de que los gentiles de Tiro y Sidón le aceptan. En 16.1-4 las
señales del tiempo presagia juicio (16.1-4). En 16.13-20 proclama en la región de Monte Basán (Monte de
Baal) que las puertas del Hades no prevalecerán contra su iglesia, hablando de la conquista de Hades. En
16.27-28 habla de la “venida del Hijo del Hombre” e insiste que
9. En capítulo 19 cuando habla del divorcio el tema realmente es si Dios puede divorciarse de su esposa Israel
o no. El Señor dice que en caso de pornea (infidelidad), si se puede divorciarse de su esposa.
10. En las parábolas de los trabajadores en la viña (20.1-16) es una crítica de los líderes de los judíos que no
quieren aceptar a los gentiles y a los marginados que llegan a trabajar en la viña en la última hora. En
20.29-34 los ciegos le reconocen mientras que los líderes de los judíos no le reconocen.
12. Los debates y pruebas del 21.23-22.46 dejan a los líderes condenados y sin argumentos.
13. Capítulo 23 tiene los “Ayes del Pacto” dirigidos a los líderes de su día y proclama que toda la sangre justa
derramada desde Abel “vendrá sobre esta generación” (35-36) y luego proclama que su “casa” el templo,
les queda “destruida” (38).
En tercer lugar, hay que recordar cómo San Mateo presenta este discurso bajo la figura de Jeremías en su
sermón de Jeremías 7-10, que tenía que ver con la destrucción del primer templo por los babilonios. Aquí
también es evidente que el Señor no está hablando de un juicio general, sino un juicio específico contra
Jerusalén y sus líderes. Está hablando de la destrucción del templo y sacerdocio del antiguo pacto que deja lugar
a que Él levante el nuevo y eterno pacto, sacerdocio, y templo. Su propio cuerpo, tanto físico como místico, es
el nuevo templo y sacerdocio para el nuevo y eterno pacto (San Juan 2.18-22; Efesios 2.19-22; 1 Pedro 2.4-10; 1
Corintios 3.10-17; ver las acusaciones 26.61; 27.40; Hechos 6.14). Es lo que Hebreos menciona en 8.13: “Al
decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a
desaparecer”, o también en Hebreos 12.25-29:
Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los
amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos. La
voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y
conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción
de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles. Así que, recibiendo
nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con
temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor.
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El conmover del cielo y tierra, y el remover de “cosas movibles” para que “quedan las cosas inmovibles” se
refiere al templo en Jerusalén y el sacerdocio Aarónico que estuvo en proceso de ser reemplazado por el nuevo
templo eterno y el sacerdocio de Cristo.
En cuarto lugar, al leer el capítulo 24, hay que mantener en mente el elemento de tiempo que el Señor indicó
en 24.34, y las únicas tres opciones realistas para interpretarlo. Cuando el Señor dice “De cierto os digo, que no
pasará esta generación hasta que todo esto acontezca” las opciones son:
1. La oración “no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca” se refiere a la generación que vivió
en aquel día, y que tenía que durar hasta la “venida del Hijo del Hombre” y las señales cósmicas. Sin
embargo, Jesús se equivocó porque todo esto no aconteció en la vida de aquella generación. Esa es la
perspectiva liberal que no acepta la infalibilidad de Jesús y de la Biblia.
2. “Esta generación” no puede referirse a la que vivió en aquel momento cuando habló el Señor porque no ha
sucedido todavía, ni la venida física de Jesús ni las señales cósmicas. Esta es la perspectiva más común en el
día de hoy entre evangélicos.
3. “Esta generación” sí habla de la generación que vivió en el primer siglo, pero tanto la frase “venida del Hijo
del Hombre” como también el lenguaje cósmico no se toman en forma literal. Por lo tanto, Jesús sí predijo
que “todas estas cosas” iban a suceder en aquella generación, y también su predicción se cumplió en el año
70 d.C. Esta es la perspectiva de autores como los puritanos ingleses John Owen (1616-1683), Thomas
Hayne (1582-1645), Henry Hammond (1605-1660, nominado miembro de la Asamblea de Westminster), y
John Lightfoot (1602-1675, miembro de la Asamblea de Westminster) o más adelante los comentaristas
como Moses Stuart (1780-1852, reformado congregacionalista), David Brown (1803-1897, presbiteriano
escocés), Philip Schaff (1819-1893, reformado alemán), R.C. Sproul (reformado), R.T. France (1938-2012,
anglicano), N.T. Wright (1948-, anglicano).
Ningún cristiano puede afirmar la primera opción. ¿Pero qué de las otras dos? Cualquier respuesta que damos
debe explicar el sentido de “esta generación”, “la venida del Hijo del Hombre”, y el sentido bíblico del lenguaje
cósmico. Esto veremos líneas abajo.
El Discurso de los Olivos complementa y forma un inclusio con el discurso que conocemos
como “el Sermón del Monte”. El prefacio del “Sermón del Monte” proclamó “las
bienaventuranzas”. El prefacio del “Discurso de los Olivos”, es decir, el capítulo 23, proclama
“las maldiciones”. Es muy parecido a la proclamación de las sanciones del pacto en Levítico 26 y
Deuteronomio 28. Allí Moisés proclama las bendiciones y las maldiciones que esperan a los hijos
de Israel dependiendo cómo desarrollan su fe y vida en la tierra prometida. Aquí Jesús, el Fiscal
del Pacto, como un nuevo Jeremías, está dando su veredicto final. Bienaventuranza por los
pobres de Espíritu, los que lloran, los mansos, los que tienen hambre y sed de justicia, los
misericordiosos, los limpios de corazón, y los pacificadores y perseguidos (San Mateo 5.1-10). El
capítulo 23 proclama las malas noticias para “los hipócritas” que convierten su servicio a Dios en
el privilegio nacionalista mientras que maltratan a los mansos, humildes, etc. Jesús dio su
veredicto.
Es importante ver la conexión entre los capítulos 23 y 24. Los dos se presentan en la estructura
de San Mateo como un solo discurso interrumpido sólo para que se trasladan al otro lado del
valle Cedrón y se sienten en el Monte de los Olivos para ver el gran panorama del templo con la
ciudad en el trasfondo del mismo.
A la luz de las palabras tristes y abrumadoras que acaban de escuchar de la boca del Señor
cuando pronunció sentencia contra el templo y su sacerdocio, y al salir de las cortes del templo
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los discípulos le muestran la arquitectura única y hermosa como para decir “¿En serio? ¿Todo
esto tiene que ser destruido?”. El Señor les responde que sí; me escucharon bien. Todo quedará
en nada.
1 Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los
edificios del templo. 2 Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que
no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada (San Mateo 24.1-2).
Este maravilloso templo y ciudad, en que Herodes Magno y sus descendientes habían gastado
tanto dinero y tanto tiempo y de que Plinio el escritor romano había declarado “la más famosa
ciudad del oriente”, según Jesús tenía que ser destruida. ¿Pero cuándo y cómo exactamente
vendrá esta maldición (v. 3)? Todo el capítulo 24 responde a estas preguntas en cuatro secciones.
Sección 1 (vv. 4-14): Señales antes del fin
Primero el Señor dice que habrá, falsos cristos (4-5) que vendrán y engañarán a muchos. Habrán
guerras y rumores de guerra (6), pestes, hambres, y terremotos en diferentes lugares (7). Todo
esto será sólo el inicio de los dolores de parto (8). Los discípulos pasarán tribulación, serán
matados y aborrecidos por el nombre de Cristo (9). Habrá gran apostasía por traición y miedo a
la persecución, por dejarse engañar por falsos profetas, y por la decadencia que resulta en que el
amor de muchos se enfríe (10-12). Sólo los que perseveran hasta el fin será salvo (13). Estos
temas llegaron a ser grandes preocupaciones en Hebreos, Santiago, 1-2 Pedro, 1-3 Juan, Judas, y
Apocalipsis, y también en Pablo en 1-2 Tesalonicenses, Gálatas, Efesios, Colosenses y más.
Pablo dice a los ancianos de Éfeso en Hechos 20, por ejemplo, que vendrán sobre ellos una
fuerte persecución y apostasía (Hechos 20).
V. 7 Cuando menciona que “se levantará nación contra nación, y reino contra reino” está usando
una frase convencional de pasajes como:
Levantaré egipcios contra egipcios, y cada uno peleará contra su hermano, cada uno
contra su prójimo; ciudad contra ciudad, y reino contra reino (Isaías 19.2)
Y una gente destruía a otra, y una ciudad a otra ciudad (2 Crónicas 15.6)
El primer pasaje es el trasfondo inmediato y se refirió a Egipto siendo destruidos por los
babilonios en el séptimo y sexto siglo a.C.
V. 8 “principio de dolores” habla de los dolores de parto de una mujer dando a luz. La fase se
coje de Oseas 13.13:
Dolores de mujer que da a luz le vendrán; es un hijo no sabio, porque ya hace tiempo que
no debiera detenerse al punto mismo de nacer.
V. 14 dice “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas
las naciones; y entonces vendrá el fin”. La traducción “mundo” no es la más adecuada. En griego
es la palabra oikumene, que ya hemos mencionado varias veces. Esto no es “mundo” en el sentido
de toda el planeta. Más bien tiene que ver con la economía (viene de la misma palabra en griego) o
el orden político del mundo clásico establecido por Dios después del Profeta Elías. Es la economía
visto en Daniel 2 en los imperios de Babilonia, Persia, Macedonia, y Roma que tiene que
reemplazarse por el imperio de Jesús. El Señor dice que su evangelio tiene que ser predicado
como testimonio a todo el oikumene antes de que venga la destrucción de esta ciudad y templo.
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No debemos pensar que esto está hablando de toda el planeta. Está hablando del testimonio en
todo el oikumene que Dios estableció en el tiempo del exilio de Israel hasta que el Mesías viene y
establece su Imperio. Hay ejemplos de este uso de la palabra en San Lucas 2.1 cuando se
menciona un censo de “todo el oikumene”. También vemos esto en Hechos 11.28 cuando Lucas
habla de un hambruno que vino sobre “todo el oikumene”, o en Hechos 17.6 cuando se dice de
Pablo y Silo que habían “trastornado el oikumene”.
Excursus 2: la preocupación en el NT del juicio que venía pronto sobre los judíos
Hebreos: carta a cristianos judíos que están a punto de volver al judaísmo.
1.2 “en estos postreros días [es decir, en el primer siglo] nos ha hablado por el Hijo”
2.1 “es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos
deslicemos”
3.12 “Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para
apartarse del Dios vivo”
4.1 “Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno
de vosotros parezca no haberlo alcanzado”
5.11 “tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír”
8.13 “Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está
próximo a desaparecer”
12.25-29 “Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon
al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta
desde los cielos. La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo:
Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. Y esta frase: Aún una
vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las
inconmovibles. Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y
mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego
consumidor.”
Santiago
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5.1-7 ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas
están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos;
y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis
acumulado tesoros para los días postreros. He aquí, clama el jornal de los obreros que han
cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores
de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en
deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de
matanza. Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia. Por tanto, hermanos, tened
paciencia hasta la venida del Señor.
1 Juan
2:18 Hijitos, ya es el último tiempo [literalmente “hora”]; y según vosotros oísteis que el anticristo viene,
así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo [“hora”].
2:22 ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre
y al Hijo.
4:3 y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el
espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.
Galatas
4.22-31 está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre. Pero el de
la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa. Lo cual es una alegoría, pues
estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud;
éste es Agar. Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues
ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud. Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos
nosotros, es libre. . . . Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa. Pero
como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también
ahora. Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la
esclava con el hijo de la libre. De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.
1 Tesalonicenses
2.14-16 Porque vosotros, hermanos, vinisteis a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo
Jesús que están en Judea; pues habéis padecido de los de vuestra propia nación las mismas cosas
que ellas padecieron de los judíos, los cuales mataron al Señor Jesús y a sus propios profetas, y a nosotros nos
expulsaron; y no agradan a Dios, y se oponen a todos los hombres, impidiéndonos hablar a los gentiles
para que éstos se salven; así colman ellos siempre la medida de sus pecados, pues vino sobre ellos la
ira hasta el extremo.
2 Tesalonicenses
2.1-12 Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos,
hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por
espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor
está cerca. Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se
manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o
es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios. ¿No os
acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto? Y ahora vosotros sabéis lo
que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste. Porque ya está en acción el misterio de la
iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio.
Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y
destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con
gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se
pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un
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poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no
creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.
Apocalipsis
2:9 Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los
que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás.
3:9 He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino
que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he
amado (cp. Isa 45.14; 49.23; 60.14).
11.8 Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama
Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado.
Josefo, en su libro La Guerra de los Judíos, en lib II.13, relata la historia de varios falsos profetas
que surgieron antes del sitiado de la ciudad.
La herejía de los nasoreanos existe en Berea en la región de Coele en Siria y en el
Decapolis en la región de Pela y en Basanitis, en el llamado Kokaba. De allí tuvo su inicio
después del éxodo de Jerusalén cuando todos los cristianos fueron a vivir en Pela porque
Cristo les mandó que salgan de Jerusalén y vivan afuera ya que Jerusalén iba a ser sitiada.
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Debido a este consejo ellos vivieron en Perea después de mudarse de aquel lugar, como
ya expliqué (Epifanio, Panarion 29,7,7-8).
Después de que todos aquellos que creyeron en Cristo salieron a vivir en Perea, en una
ciudad llamada Pela del Decapolis, de que está escrito en el Evangelio que está situada en
la región de Batanea y Basanitis. Las prédicas de Ebio se originó allí después de que ellos
se mudaron y vivieron allí (Epifanio, Panarion 30, 2, 7).
Pues Aquila, cuando estuvo en Jerusalén, también conoció a los discípulos de los
discípulos de los apóstoles, floreciendo en su fe y haciendo grandes señales, sanidades, y
otros milagros. Porque ellos eran aquellos que regresaron de Pela a Jerusalén y vivían allí
y enseñaban. Porque cuando la ciudad estuvo a punto de ser tomada y destruida por los
romanos, les fue revelado de antemano a todos los discípulos por un ángel de Dios que
ellos debían salir de la ciudad, ya que estuvo a punto de ser completamente destruida.
Ellos vivían como peregrinos y emigrantes en Pela, la ciudad ya mencionada en
transjordania. Y se dice que esta ciudad es del Decapolis (Epifanio, De Pesos y Medidas 15).
Sección 3 (vv. 29-35): Cuadro Apocalíptico del Fin
El Señor ahora nos explica el significado cósmico del evento. Él usa lenguaje que hemos
considerado en otros momentos de los planetas, estrellas, y sol y luna cayendo. Dice que los
poderes serán conmovidos (29). Menciona que el “Hijo de Hombre vendrá en las nubes”, y que
sus mensajeros (“ángeles”) llamarán a sus elegidos de todo el mundo (31). Para muchos, es
precisamente esta sección que establece que la profecía es del “fin del mundo” y que no puede
ser simplemente el fin de Jerusalén y el Templo. Pero consideremos los siguientes puntos:
Primero, el lenguaje cósmico. Muchos se acercan al discurso de los Olivos y lo leen como si
fuera un pasaje literaria del siglo 21 y lamentablemente llevan consigo suposiciones y prejuicios
que son extraños del mundo social y literario de la Biblia. La cosmovisión común de muchos
cristianos en nuestro día es más parecido a la de Platón y los gnósticos que la Biblia. Eso es
cierto en la área de la escatología más que casi cualquier otra. Para entender el significado de esta
enseñanza debemos considerar las raíces literarias y proféticas de lo que dice el Señor. Eso es el
mundo en que vivía Jesús y sus interlocutores. Así que consideremos los varios textos en los
profetas que usan precisamente estas figuras cósmicas:
Isaías 13.10 es parte de un oráculo de Isaías contra Babilonia (Isa 13.1). El pasaje está
describiendo la invasión de Babilonia por Ciro en el siglo 5 a.C. (“despierto contra ellos a
los medos” v. 17). Isaías menciona la invasión otra vez en 21.2 y luego menciona a su
líder Ciro por nombre como “mi pastor” (44.28) y luego en el capítulo 45.1 como su
“ungido” o “mesías”. Así que sabemos exactamente a qué se refiere la profecía en 13.10 y
cuando se cumplió. Ahora nota cuán parecido es el lenguaje a lo que escuchamos en
Mateo 24:
Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se
oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor.
Isaías 24.17-23 es una profecía contra la ciudad de Tiro cuando fue tomado por Ciro:
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. . . de lo alto se abrirán ventanas, y temblarán los cimientos de la tierra. 19 Será
quebrantada del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran
manera será la tierra conmovida. 20 Temblará la tierra como un ebrio, y será
removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca
más se levantará. Acontecerá en aquel día, que Jehová castigará al ejército de los
cielos en lo alto, y a los reyes de la tierra sobre la tierra. 22 Y serán amontonados
como se amontona a los encarcelados en mazmorra, y en prisión quedarán
encerrados, y serán castigados después de muchos días. 23 La luna se
avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el
monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso.
Isaías 34.4-5 es una profecía contra Edom del mismo tiempo:
Y todo el ejército de los cielos se disolverá, y se enrollarán los cielos como un
libro; y caerá todo su ejército, como se cae la hoja de la parra, y como se cae la de
la higuera. Porque en los cielos se embriagará mi espada; he aquí que descenderá
sobre Edom en juicio, y sobre el pueblo de mi anatema.
Ezequiel 32.7 profetizó contra Egipto hablando de su destrucción por los babilonios en
el 6to siglo:
Consideran también los siguientes textos: Joel 2.10, 30-31; 3.15 citado en Hechos 2 como
cumplido en el primer siglo. Amos 5.20; 8.9 habla contra Asiria en el octavo siglo a.C.; Sofanías
1.15 habló contra Jerusalén en el sexto siglo antes de Cristo.
Segundo, “la venida del Hijo del Hombre en las nubes”. Muchos toman esta frase en el
versículo 30 como si su significado estuviera obvio. Sin embargo, igual como el lenguaje
cósmico, debemos analizar la frase en su contexto histórico y literario y no sólo presumir que ya
la entendemos. Primero vamos a considerar el concepto teológico de la “venida de Cristo” en el
Nuevo Testamento, y luego haremos un análisis minucioso de la frase como se usa en San
Mateo.
verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria
Este lenguaje viene de Daniel 7.13-14. Allí Daniel proclama que vio en su visión
Hemos visto anteriormente que la frase “Hijo de Hombre” debe entenderse como “Hijo de
Adán” que desde el inicio tuvo el trabajo de “sojuzgar la tierra”. Debía servir como imagen y
virrey de Dios en la tierra. La figura en Daniel 7 es la del Hijo de Adán y se presenta como el
opuesto de Adán en el Huerto cuando daba nombres a las bestias todos siendo mansos y
claramente bajo su dominio. En Daniel 7, sin embargo, el “Hijo de Adán” está rodeado de
bestias salvajes quienes sólo querían devorarlo. Pero la visión es del Hijo de Adán siendo
reivindicado y exaltado.
Es importante también notar que en Daniel 7 “el Hijo de Adán” no es simplemente Jesús. Se
explica que el “Hijo de Adán” es “los santos del Altísimo” (18, 21, 22, 25, 27). El reino es el
reino que ellos reciben siendo reivindicado por el Altísimo. Sin duda, Jesús aplica el título a si
mismo. Pero la figura es del “Hijo de Adán” como el totus Christus, es decir, cabeza y cuerpo (1
Corintios 12.12-27; Efesios 1.22; 4.15; 5.23; Colosenses 1.18; 2.19). En otras palabras “la venida
del Hijo del Hombre” no es simplemente la venida física de Jesús, más bien es el momento de su
vindicación y exaltación al trono de Dios y los cristianos con él (Efesios 2.6)
La idea de venir en las nubes es una imagen común en el AT. Consideran estos pasajes:
He aquí que Jehová monta sobre una ligera nube, y entrará en Egipto; y los ídolos de
Egipto temblarán delante de él, y desfallecerá el corazón de los egipcios dentro de ellos
(Isaías 19.1).
La tierra fue conmovida y tembló; Se conmovieron los cimientos de los montes, Y se
estremecieron, porque se indignó él. Humo subió de su nariz, Y de su boca fuego
consumidor; Carbones fueron por él encendidos. Inclinó los cielos, y descendió; Y había
densas tinieblas debajo de sus pies. Cabalgó sobre un querubín, y voló; Voló sobre las
alas del viento. Puso tinieblas por su escondedero, por cortina suya alrededor de sí;
Oscuridad de aguas, nubes de los cielos. Por el resplandor de su presencia, sus nubes
pasaron; Granizo y carbones ardientes. Tronó en los cielos Jehová, Y el Altísimo dio su
voz; Granizo y carbones de fuego. Envió sus saetas, y los dispersó; Lanzó relámpagos, y
los estruyó. Entonces aparecieron los abismos de las aguas, Y quedaron al descubierto los
cimientos del mundo, A tu reprensión, oh Jehová, Por el soplo del aliento de tu nariz.
Envió desde lo alto; me tomó, Me sacó de las muchas aguas. Me libró de mi poderoso
enemigo, Y de los que me aborrecían; pues eran más fuertes que yo. Me asaltaron en el
día de mi quebranto, Mas Jehová fue mi apoyo. Me sacó a lugar espacioso; Me libró,
porque se agradó de mí (Salmo 18.7-19).
Daniel está usando ese lenguaje para hablar del momento cuando el “Hijo de Adán” asume su
trono o cuando su trono se establece. Está describiendo el entronamiento de Jesús y de todos su
discípulos con Él.
Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios,
y a Jesús que estaba a la diestra de Dios (Hechos 7.55).
fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección
de entre los muertos (Rom 1.4).
La venida del “Hijo del Hombre” marca el momento cuando Jesús y todos su discípulos
comenzaron a reinar, el cual, sin duda tiene un aspecto futuro que aún no ha sido consumado.
Pero es de suma importancia notar el énfasis que el Nuevo Testamento pone sobre el
entronamiento de Jesús y el comienzo de su reino en el primer siglo.
De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y
la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
La idea de que “no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca” la hemos visto
anteriormente en San Mateo. Revisamos primero el uso de la frase “esta generación”. Ocurre seis
veces en San Mateo, con tres otras frases parecidos:
11.16 Mas ¿a qué compararé esta generación? Es semejante a los muchachos que se
sientan en las plazas, y dan voces a sus compañeros,
12.39 Él respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no
le será dada, sino la señal del profeta Jonás.
12.41-42 Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la
condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que
Jonás en este lugar. La reina del Sur se levantará en el juicio con esta generación, y la
condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he
aquí más que Salomón en este lugar.
16.4 La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la
señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue.
17.17 Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he
de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá.
23.36 De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación.
24.34 De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.
La frase en cuestión en todas las otras veces que ocurre claramente está hablando de la
generación en el momento que Jesús habló. La ocurrencia tal vez más relevante es la del capítulo
23.36. Si hubiera duda de su significado en 24.34 deberíamos comparar otros pasajes que no usan
la misma frase pero contienen la misma idea.:
16.27-28 Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y
entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. De cierto os digo que hay algunos de los
que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo
en su reino.
26.64 Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del
Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.
Sección 4 (vv. 36-44) El tiempo preciso de la venida del Hijo del Hombre
El Señor insiste que la hora precisa de su venida nadie sabe, ni los ángeles, ni el Hijo, sino sólo el
Padre. Pero habrá gran tentación de descuidarnos y volver perezosos. Como en los días de Noé
los hombres no prestarán atención a las señales. No vivirán vigilados. Su venida será como un
ladrón en la noche cuando menos esperamos.
Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido
injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del
olivo, 18 no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino
la raíz a ti. 19 Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado. 20 Bien;
por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te
ensoberbezcas, sino teme. 21 Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti
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tampoco te perdonará. 22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad
ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa
bondad; pues de otra manera tú también serás cortado (11.17-22).
Es la Iglesia ahora que tiene este sacerdocio y esta mayordomía (1 Pedro 2.4-5, 9-10). ¿Cómo lo
usamos? ¿Egoístamente? ¿Con soberbia? ¿Con timidez, pereza, o descuidado? ¿O con buenos
mayordomos y siervos para el bien del mundo?
26.1-30 Pascua, Última Cena, y el Banquete del Nuevo Pacto
(1-2) Versículo 26.1 es el vínculo entre el quinto discurso y la conclusión de la historia de Jesús.
Después de terminar todo lo que tenía que decir, el Señor menciona a sus discípulos que la fecha
clave, la Pascua, ya está a la mano. Es clave porque es la fecha cuando Él tiene que ser
crucificado.
De las tres principales festivales anuales de Israel, era la Pascua que siempre atraía más
peregrinos de todas partes del mundo, no sólo de judíos sino también de gentiles. Josefo dice que
en la Pascua del año 70, antes de la destrucción de la ciudad y templo por los romanos, los
sacerdotes (Josefo mismo era sacerdote) contaron corderos sacrificados suficientes para un
millón de personas. El número de peregrinos nos dice algo de la importancia del evento para los
judíos. Pero el evento tenía tanta importancia para ellos porque celebraba la victoria de Jehová
sobre Faraón y los dioses de Egipto y el tiempo cuando Jehová redimió a Israel y lo estableció
como su pueblo oficialmente. Entre todas las más grandes obras de salvación que Jehová había
hecho por Israel en su historia ninguna era mayor o más importante que el Éxodo de Egipto.
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Ahora vemos a nuestro Señor Jesús con una determinación implacable. Profetizaba varias veces
de su muerte en Jerusalén. Señalaba también que su muerte vendría por medio de crucifixión.
Jesús escandalizó de manera imperdonable a los sacerdotes y ancianos en el templo. Por acción
profética, parábola, y profecía directa el Señor insistía que el decreto de destrucción ya se dio. La
viña se quita de la nación judía y se da a otra nación que le rendirá el fruto de ella. El templo
tiene que ser reemplazado por su propio cuerpo, físico y místico. El sacerdocio aarónico es
reemplazado por otro más antiguo y universal, según el orden de Melquisedec. Para los judíos
eso era blasfemia. Para Jesús, el momento ha llegado. Desde aquí los eventos se desarrollan
rápido.
Jesús no tomó esta fecha al azar como el clímax de su ministerio. Él explicaba en muchas
maneras que su ministerio tenía como meta el reconstituir a Israel en una nueva forma universal.
¿Pero qué fecha mejor que Pascua para marcar el inicio del nuevo pacto, nuevo pueblo, y nuevo
sacerdocio?
Los líderes de los judíos se juntan y conspiran contra Jesús para matarlo. Sin darse cuenta ellos
están cumpliendo el Salmo 2.1-2: “¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas
vanas? Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra
su ungido”. Más allá veremos que Herodes y Pilato se juntan con esta conspiración. Evidente
San Mateo ve a estos judíos y Herodes iguales como los gentiles en el salmo. Esta figura de una
conspiración o complot tiene un trasfondo más allá que sólo el Salmo 2. Daniel 7, que era pasaje
tan importante para el Señor en explicar su ministerio y vocación muestra a Israel el “Hijo de
Adán” rodeado de bestias salvajes que le quieren devorar. En Génesis 15, el gran capítulo de la
“justificación por la fe” muestra a Abram desilusionado después de las batallas con los reyes en el
capítulo 14. Se da cuenta que está rodeado de naciones bravas que le quieren devorar, y esto
después de las grandes promesas de Dios que le iba a dar a un hijo y también la tierra de Canaán.
Pero Abram ya está viejo, su cuerpo “ya casi muerto”, y no tiene ni hijo ni tierra propia. Y peor
aún es que los paganos le pueden atacar en cualquier momento. Su “justificación” es una
vindicación proléptica. Dios hace un pacto para asegurarle de la promesa y para darle esperanza
hasta el momento del pleno cumplimiento de la promesa. Génesis 15, Salmo 2, y Daniel 7 son
sólo tres ejemplos de un tema o patrón muy importante en la Biblia, que tiene su origen en la
figura de Adán con los animales en Génesis 2, pero su cumplimiento pleno se verá en la
resurrección de Jesús. Sirve también como el fundamento de todo lo que Pablo tiene que decir
sobre la justificación del cristiano.
Además, en el rito de ordenación del sacerdote, esto ocurre junto con el ungir del tabernáculo
con el mismo aceite. Si esta es la idea que San Mateo quiere comunicar, entonces Jesús es ungido
para su sepultura, y a la vez ungido como el nuevo templo y sacerdote del Nuevo Pacto.
También, aunque San Mateo no señala esto con una dispositiva literaria como San Marcos (es
decir, el inclusio), el mensaje parece ser igual que la de San Marcos.
(17-19) el local
Jesús manda a sus discípulos que vayan y conversan con un hombre para que prepare el aposento
alto donde celebrarán juntos la Pascua. Se nota tanto en el asno como también en el uso del
aposento que Jesús tuvo discípulos en la ciudad. Esto con la amistad con Lázaro y sus hermanas
en Betania son pistas de que la cronología de San Juan no es una creación de Juan, sino que
indica que el Señor sí había pasado tiempo varias veces en Jerusalén y tuvo allí discípulos.
“Memorial del Pacto” ver Gen 9; Exodo 12; Lev 2; Josué 4. Un “memorial” o “señal” del
pacto es principalmente “anabatico” y no sólo “katabático”. Tiene que ver con recordar a
Dios de sus promesas en el Pacto.
26.36-46 Oración en el Huerto: preparación para la última y decisiva batalla
26.47-56 Traición de Judas y la Cobardía de Pedro
26.57-68 El juicio ante el Sumo Sacerdote y el Sanhedrín
Las autoridades buscaron “testigos falsos”. Muchos se presentaron pero sus testimonios no
estuvieron de acuerdo. Luego dos se presentan:
al fin vinieron dos testigos falsos, 61 que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de
Dios, y en tres días reedificarlo. 62 Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No
respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti? 63 Mas Jesús callaba. Entonces el sumo
sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el
Hijo de Dios.
(64) Jesús le dice que él mismo le verá venir en las nubes y sentandose a la diestra de Dios con
gran poder. La profecía coincide con lo que vimos en el capítulo 24. El sacerdote lo considera
“blasfemia” porque es una profecía contra él y su gobierno corrupto.
La conspiración se expande. No tenían autoridad bajo los romanos para ejecutar a nadie,
entonces ellos buscan pretextos para convencer a Pilato a crucificarle.
(46) citado de Salmo 22. Desamparado por Dios porque llevaba los pecados del mundo.
● Génesis 1.26-28
● Josués 1.1-9
● 2 Cronicas 36.23