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1 lo~~~ c•unm•mor• lhll d•l 1e1&11 centenarlu de ••te nc·ontt~clmiento dio lugar a
un c·un¡u11C• lnt.•tnllnl•nal In Uulu tYilllt cluyu• trahaJu• ..I.An en prt~nu.
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178 POBRES Y MENDIGOS DE UNA PRUEBA A LA OTRA 179
la primera murieron más del pueblo y en ésta más ricos y nobles." Así como el régimen alimenticio, los preceptos profilácticos de la
cofrade Simón de Couvin que participó en las consultas dadas por tncultad se hallaban fuera del alcance de los pobres. Pomposamente
Facultad de Medicina de París, con motivo de la Peste manifestó formulados no eran sin embargo sino consejos de higiene, tan inadap-
bastante rara perspicacia, con una punta de psicología social: tudos coro~ banales e ineficaces en su mayoría. Para habitar una pieza,
escribe, que estaba mal nutrido con alimentos poco sustanciosos, •••c:a y caliente, había que tener los medios para ello. Pero~ cuando ~e
lesionado al menor soplo de la enfermedad. El hombre del vulgo, .,. "hiladora" de lana, por el estilo presentado en el Hog~reno de P~~ts,
pobre (paupeTTima turba), acepta con agrado la muerte porque para no se dispone más que de un cuarto estrecho, oscuro y sm c!ll~faccwn_,
vivir es morir. Pero la Parca cruel respetó a los príncipes, los "' un pisó de esas elevadas casas, con las que el brote demograf1co poblo
y los jueces; de éstos pocos sucumbieron porque una vida suave 111 ribera derecha del Sena o bien, se habita a ras del suelo, en un sote-
había sido otorgada en este mundo." ¿Tema literario? La Fontaine hudo. Desgraciadamente la sequía y el calor son las condiciones soñadas
de ella La muerte y el leñador. Pero en plena peste, ¿quién se ulra la proliferación del vector de la peste, la rata negra (Ra_ttus rattu~).
a los juegos de la mente? Sin duda el Decamerón salió de las frases \ n humedad y el frío habrían podido ahorrar a los pobres d1cha promlS-
huidas a Boccacio, dirigidas a jóvenes aristócratas preocupados por uidad; la rata, en efecto, no se aleja a más de doscientos metros de las
biar ideas y olvidar la pe~te. Pero un doctor médico no podía, para hnhitaciones, pero los materiales que constituían las cas~ y los techos,
anotar la angustia del pobre cuya vida es una agonía. Cada quien 111 madera y la paja, ofrecían a la rata su estancia prefenda, com_o las
según es (lo que hay en el corazón a los labios sale). untas de los barcos que le prestaron el pasaje. En el campo, el ambiente
Que un soplo baste para abatir al .pobre, el médico del siglo xzv lo ''' más sano pero que se construyan con piedra en Dracy (Borgoña), o
maba al pie de la letra. Se pensaba entonces que la inhalación, aun 1111 Rougiers' (en Provenza), cuyas excavaciones arqueológicas r~stituye
simple mirada, podía transmitir la infección bajo su doble forma ron las casas ya fuesen de madera o de argamaza de barro y paJa como
nica y pulmonar. La aparición de las placas gangrenosas y negruzcas, 11 NormandÍa, en Flandes o en Inglaterra, la proximidad del granero o
le valieron su nombre a la epidemia, fue seguida de "bodoques" ( 1h•l establo la concentración de la familia en derredor de un solo fogón,
sos) en la ingle o en la axila, acompañadas de fuerte fiebre (hasta 42• nnparaban' a las ratas un asilo selecto. Servía de poco -y las epidemias
de delirio y hemorragias; la evolución es tanto más rápida en la medida
que el sujeto es receptivo; la septicemia puede llevárselo en dos o tres d
l " probaron- demoler y reconstruir las casas en cada generación, según
IMt·ostumbre inglesa.
Desde octubre de 1348 la Facultad de Medicina de París, en un Para apartar a la pulga, verdadero vector de la peste, pues vive en
lemne Compendium de epidemia, denuncia la debilidad junto con 11tn biosis con la rata, habría sido también necesaria una cierta hígiene
miedo y la obesidad, como la predisposición principal a la enJEent!t..!!~ vestido y de la piel. Únicamente los ricos podían ofrecerse a las
Pero Simón de Couvin tenía razón al acusar, sobre todo, la mala novedades de la moda hacia los años 1340. ¿Cuándo campesinos y
ción. El régimen alimentario de los indigentes en Florencia por ejem Allnlariados de las ciudades llevaban una camisa de tela -y sobre todo
deja aparecer graves carencias energéticas y vitamínicas: carencia runbiaban- bajo los gruesos vestidos de lana, comprados a veces con
proteínas y lípidos, de calcio y vitaminas antiescorbúticas (A y C 1 ropavejero; o de zaleas corrientes (conejo, gato, zorro o borrego) más
antirraquíticas (D). En los años 1340-1347, un artesano apenas ~ más extendidas en el siglo XIV ? La cost':lm.bre de lleva~ l_as zaleas, c~m
unir el pan negro hecho esencialmente de cebada y álaga, bastante h1• pelos hacia afuera, no bastaba para elimmar los paras1tos. Ademas,
ne, queso, leche y legumbres. Toda una población urbana afront6 "" ucostumbraban lavarse, y los consejos médicos de no bañarse eran
peste en un estado de deficiencia grave. El caso de Florencia no lllpf'rfluos para muchos; a lo más, desaconsejando la frecuentación a las
estar aislado y fue compartido con la vecina Orvieto; los índices Nhtfas, podrían evitarse ocasiones de contagio; pero los aldeanos ?o ibat?
dos en otras ciudades de Occidente no desmienten esos datos. allf. De las demás mdicaciones de la Facultad, los pobres no sab1an que
campo, la mala nutrición era superior a la subalimentación, con hP''"r; trabajar menos, conformarse con un ejercicio moderado, dormir
pobres, una proporción de salazones excesivas relacionada con la e "" 11~ cabeza levantada, bajo sábanas "buenas y olorosas", usar desin-
fresca, féculas ( chícharos, habas, caldos) con pésimo vino o agua '''''1 nn Los aromáticos costosos, incienso, mirra, áloe de Socotora, regar
sana. Se estaba lejos, sobre todo entre los pobres, del rbgimen s IR luthit,ución con a~uu dt• rosas.
prescrito por la Facultad para escapar a la pesw: pan clt• buen trigo, ¡F1•1iz desconocimu.mto dt• los pobres, que dejando actuar a la natu-
nes blancas, borregos de un año, pocas lcgumhrr•• t•valnrulo los poru11, rnh 1.11, 1mlv6 quizá• u mtiC'hnK eh• t'llos! Seamos justos sin embargo; unos
cebollas y los nabos (que engendran ¡trnrHit1J VI 111 • t!ildtuiPs), c•n HU tn tllc'nK loa ut.endlnron, y n vet't'K no pudo impedirse a algunos de entre
alimentos "sutiles y ligeros". Dt> t'!IP moch• loli 11Uj• 11111 flm•oM y !IP llull Ir t'Oil loll h~rm mu• m• nur••ll donde• A<' encontraban los apestados y
r<.'sistirían mt•jor lo11 aRaltoH ciPln Pnf~ntu 111ul conl~uur el mnl ul nt nclarln11 le II•DJII (Jic•mi'llll' VI rt•dutú vurios m~cli<'os
lfiO PORIUCI Y MliNDII. . PIUJIUIA A 1 A O ritA uu
para,cuidar ~ratuitamonto u los tndll(tm~a da Avll\hu J•!u Vttnocia tndnN hiN nac ton a 111 u ndn11 por ••l rumor púhlku 11 inculpudo11 de
fra~ta espeetal fue fund~da paru inhumur n lo• poht''"· J<~n lf 1 "••t•huclo ttll hui 111(111114, luH t·rulttH, las iglesias y los víveres, con el
teme~do en cuenta su numero, ¿los ponnlH pul(nro 11 u lu p<•stt• do ti•• nwt.arlo11", pot'llllll's ••n polvo recibidas de desconocidos que les
un . tnb~to proporcionalmente más pesado qu<• las demás e· u on cl~tdo dinoro; 11\II'V<' de esos desdichados ya habían sido descuar-
soctales · L~ fuerte mortandad de los asalariados urbanos pu~dt• lllnrt. A Calta de pobres, la venganza popular se atacó sobre todo a los
la perspectiva. No se pueden negar tampoco_los estragos de la (ort l'n Cataluña y en el valle del Rin. A través de ellos se atacaba a ·
el campo, Y 1~ ald~as desiertas atestiguan la extensión, a veces, pmRtamistas, los usureros y los ricos.
en ~ues~ros dtas. St~ e~bargo, a despecho de la mala nutrición,
al atre hbre "!:( el aleJamtento .de las concentraciones humanas
P!eservc:x: a ctertos .cantones, sobre todo a los más aislados de 2. ~ANAS DE CALAMIDADES : TREGUA Y RECAÍDA
ctrculacwn. La resistencia física de los montañeses de la alta
queda ate~ti~ada en ab~ de 1348, en plena peste, mediante una Unu vez enterrados los muertos de la peste, Europa conoció un periodo
de un c~omgo n~erlandes. Una vez que los apestados au.a.u,.~v,J~a<u•o• rt••l "hombre raro". La pandemia había resuelto brutalmente el proble-
sus familtas perec:an, se hacía un llamado, nos dice, a "sólidos cam ftlll demográfico mediante la supresión del excedente de bocas que nutrir.
nos de las montañas de Provenza, pobres y miserables de fuerte Lns gentes no pedían sino vivir mejor, los pobres como los demás. Matteo
ramento, a los _que llamamos 'gavots' (compañeros 'de libertad) Vtllani trazó en una página memorable las secuelas sociales y morales
enterrarlos ~edtante una 'fuerte remuneración' ". Después, lo 1111 In peste.
asomb_rado: Y hasta esos miserables 'gavots' (que por otra parte ''El pequeño pueblo, escribe, hombres y mujeres, en razón de la
de ruft.anes) mueren también al cabo de poco tiempo, infectados ""c·esiva abundancia de las cosas, ya no quería ejercer los oficios habi-
contag¡o Y tan a~lastados por la miseria, como murieron también tuules; exigían alimento, el más caro y el más delicado ... Se presumía
Idos pob~es de la Pignotte, que tienen por costumbre asegurar las exeq tfiiC habría abundancia de todos los productos de la tierra y al contra-
e los neos." tlo, a causa de la ingratitud de los hombres, hubo penuria de todas las
" Sala~?s aparte~ ¿cuáles e:an los sentimientos de esos An lt.Prr<at11n,.. e I)Sas. . . La mayoría de las cosas valían el doble o más de su precio
_g~vo~ , de~prectados ~ero utiles? No se sabrá jamás. Así como no n<'Ostumbrado antes de la peste. La mano de obra y los productos de
fa?il d1scermr l~ :eac?wnes propias de los pobres ante la peste. •·••da arte y oficio subían de manera desordenada . .. Quejas, litigios,
mtedo no. fu~ m mas m :ffie~ws grande que el de las gentes acomo Impugnaciones y riñas surgían por todos lados a causa de las herencias
au~que . ~1mo_n de Couvm mteligentemente haya percibido una v las sucesiones."
restgnacwn, Sl no es que un fatalismo en las poblaciones, viviendo en
u~bral _de 1~ muerte po~ causa_d~l hambre. Alternativamente, la La herencia de los apestados no procuró ningún bienestar a los sobrevi-
g1a, la _htur~ta, las practicas rehgwsas y la haltioerafía· comoonen vientes pobres. Una sábana, una cama, algunos trapos, una hucha, una .
de testrm~mws acerca _de los comportamientos populares: p~Ú~ ••abra; he aquí lo que un indigenie habría podido. dejar a otro indigente.
en procesiOnes excepcwnales en Florencia, Orvieto Barcelona Bath l1as ventajas de la concentración de herencias no aprovecharon más que
1~48 Y 1349; a las misas por el tiempo de la peste,' según el ritual 11 las gentes afortunadas. Como lo escribió Yves Renouard, "La mortan-
cnto por Clemente VI en 1348· ofrenda de exvoto· de ·, dad hacía más ricos a los rico? y dejaba a los pobres tan pobres como
santos il" . . ' , vocwn a
. , aux tares, pnnctpalmente San Antonio, San Adrián y San untes."
basttan (en espera de San Roque, contemporáneo de la Peste N La suerte de los patanes y de los asalariados fue la necesidad y la
cuya e~tatua, a~ribillada de flechas, se expone a la veneración de rarestía de los servicios del "hombre raro" (escaso). Testimonios con-
Y a quten un Gllles Le Muisit dedicó dos oraciones muy populares. temporáneos compensan el silencio de los archivos. Así pues Juan dé
ro~ega, una leyenda que, ~ata del Siglo XIV, hace remontar un lin Venette anotó: "Cuando la peste cesó, fue como un vacío en numerosas
fos il.YP~ con el apodo (pajaro salvaje) dado a la supervivencia de aglomeraciones rurales y urbanas". Y por su lado, Gille's Le Muisit, todo
am ta di~z~ada por la peste y refugiada en un bosque cerca de Bergan. nostálgico del tiempo pasado, llevó más adelante·un análisis lúcido: "La
El sentimiento popular traspuso a su vez las sospechas de las cuale
los pobres eran objeto. &:! había reprochado no hacía mucho a los 1:
brosos, el haber ,envene~~do l<:>s pozos. Esta vez, acusaron a los pobres.
mortalidad universal de 1349 hizo perecer a ~ntos cultivadores de viñe-
dos y de tierras, tantos obreros de todos los oficios ... que hubo una
gran carencia de ellos ... todos los obreros y sus familias exigían salarios
n. reporte del 'veguer -~anttguo magistrado) de Narbona, del 17 de excesivos." Se habrá notado una connotación nueva en el término: exi-
abx:ll de 1348, hace mencwn de las confesiones de "pobres y mendigo» gencia. Como para comentarlo, un hombre de Siena, Agnolo di Tura,
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1t tln d nr1o di' lo ohn•ros tlbut il' •n ln~lu
h~ •ía •o u Mt t.l.t>o VIII mi: " 1>1 Jlll 1 1 p1 t l• twlu
pasado, cada quien vivía s gún su <·u pril• h , " ~u~~-tmae~~·tl·.lJ~·~I.u..u1_nos 20% después. de la peste; la remu-
E_::-a er:-t onces una especie de gran dl !l~f"">u==l=u=r==,=r=.=r=c=¡,=;;
1 lts "'"''" 'v·"•·•· rn ·ión d< un < 1 1 rn 11 ti · la stuvo estimada, para 1340-1360, ~.35
hablan s1do levantadas por falta de brazos. Alln, lo ('llll:lp sinoll VI I'!'S sup rior u In d1• pr n •ipios de siglo. Alzas at?-álogaj> s.on p~rceptlbles
abandonado sus tenencias por t ierras mejores; si r:v ¡¡ habían a 1• pués de 1350, t.nuLo n Navarra como en el Tu ol Y Craco~a. .
do la confusión reinante para escapar a su dependencia. La l.;! ~IU MIIIil Para aq~ellos que no se beneficiaron del ~za de los salar1<~s, es decir
atraía con la perspectiva de los altos salarios obtenid os por los lo n cesitados, pobres vergonzantes, los harapientos; algo P?d~a llegarles
nos. La ley de la oferta y la demanda jugaba en el mercado del d1•l acrecentamiento de la cantidad qe legados.~ La prox~midad de la
Matteo Villani lo ~a?ía percibi~o. Sin embargo, la penuria de la tllll rte record aba a las conciencias las injusticias cometidas Y preci-
de obra no fue qmzas la causa unica del alza de los salarios. La 1it.nba a las gentes ante el notario, así , como a11:te el sacerdote. Los
ción nrral en la ciudad había precedido a la peste y el aflujo de !. ¡.(udos n o ten ían la importancia de aquellos del sigl_o preceden~e, per.o
cién_l~egados en el mercado ~abría podido hacer bajar el costo d 1 número de testamentos, cuyo reparto correspoD:dia a la cammata de
serviCIOs, por lo menos respecto a las manobreros y los asalariad In peste, permitía descul;:>rir la generosidad de las h~osnas reparadoras.
calificación. Por otra parte, el alza de his remune.racioiíes se acom 1,os legados están destil}ados sobre todo a los ho~pitales Y a las c?fra~
de ~na elevación del costo de la vida, cuyo origen tal vez tampoc t ns caritat ivas. Un d~talle da una idea de su volumen. En Florenci~, la
t•ompañía Or San Michele había recibido un legado de 350,000 flor~Qes
1
deb1do a la escasez de los productos alimenticios. Convendría, segú
economistas, tener en cuenta el desequilibrio económico resulta ra sus ob'r~, pero considerando que t:nuch_~s de ellos hab1an fallecido,
1111
una disminución de las reservas monetarias. · · de stinó una parte de dicha suma a la ejecucwn, enco_m endada ~ ~ndrea
~ --a d"1 -etablo de oma.'Ilentacion . ' comp1'1cad 1s1mu
' <> aun '11" h l <> "'"
....
1
Para los pobres era una ganga esa llamarada de salarios. v,,~,,. ~u=
Í 6
a:~t~ari~· ~ue servía de capiUa a la sociedad. Esta desviación
!' u .. ..., .. '""'
del desti- .
.........
ba, según alfWnos, hasta ell 00% en el campo y 150% en la' eiuda 1
arrancaban unos a otros la mano de obra. En Toulouse los m"'"'"+""•l 110
de las limosnas es significat iva de la forma en que los cofrades COJ?-Ce-
so~sacaban mutuamente a sus aprendices y lacayos o sirvientes. h an las situaciones de los pobres. A decir verdad, la pobreza labormsa
c~mpo, en Inglaterra principalmente, donde la perennidad de la 1 ra menos impecU:niosa. ._ . -
. dumbre del villanaje había sido particularmente pesada, una Sin generalizar la opinión de que los anos consecutivos a la pe~te
oferta al mejor postor trataba de retener a los patanes en las Inauguraron una "edad de oro ". para los asalariados, las circu~stanci~s
La situación evolucionó rá,pidamente;' después de la peste, la por lo menos en Florencia, parecen haberles ,reservado un decemo
de los feudos solariegos, explotados enteramente mediante jornadas milagro" entre 1350 y .1 360. , . . ,
regalías en dinero, comprendió 44 feudos en lugar de seis. Manum Los gobiernos de las .ciudades italianas en_ man~~ _de pat;I~Ios debtan .
reducción de los cargos, contratos a corto plazo fueron los más que los otros controlar los salarios, Orv1eto fiJO el maximo de m~
mientos más comúnmente utilizados, con l~ conce~ión de "aJ~a••v~L!:2J~ bastante estricta en 1350,.desde los albañiles ha:ta los_ de las n_~dn
dos a los jornaleros. ., s. Uno de los problemas eran las vent_ajas en especie -:-a:hmenta~wn Y
En la ciudad, el alza de las remuneraciones aprovechaba a los albergue- que podían mejorar sustancialmente Jos sal~n<?s nommales.
breros, tanto a los jóvenes obreros como a los compañeros · ll)n Florencia, la. Séñoría legisló en varias ocasiones, prmcipal~ente en
Los testimonios concuerdan, por ejemplo, en París y en Florenci , 1:355, acerca de los salarios y los precios cuyo valor concerma de tal
el primer caso, el salario de la jornada de los obrero.s de la e modo a los necesitados. . · . · .
que tral;>ajaban en la obra del Hospital Saint-Jacques, aumentó, La coyuntura del empleo se había ,vuelto fl:l~orable Y los sa).anos, ·
1? 48 y 1353, ~n un 100% ,para los peones de albañil y ayudant 1 nun aquellos dE;:) oficios modestos, hab1an adqmndo entonces ~-na ten~
techador; en el mtervalo e} hectolitro de trigo, después de haber d ncia duradera hacia el alza; tal manobre_ro de la ~onstrucci_?n, que
cado pasajeramente en 1350, había vuelto a encontrar en 1352· .cunaba como térmipo medio dos ·sous ·y siete . denanos por d1a, entre
u~ nivel igual si no i~ferior al de 1349. En Florencia, el índice de 1340 y 1346, recibía nueve so.us y dos denariOs entre 1350 Y 1356 ,
miento de los salarios de cuatro categorías profesionales se calcu nueve sous y seis denarios entre 1363 y 1~69~ y a~n nue~e so~~ Y nue~e
200 como mínimo en 1350-1356, en relación con el periodo 1326· dt narios en la víspera qel tumulto de los Cwmpi. La s1tuac10n segu1a
(índice_ 100). ~1 alza más acentuada concernía a los manobreros y más difícil para las familias cargadas de hijos más_ que par~ los solteros
companeros . tejedores, categorías particularmente diezmadas po JI( ro en ese momento de mejor empleo, el trabajo fe~emno lleva?~ a
peste. Aquí como en París, el trigo, después de un alza hasta 13 53 l oH hogares de los humildes una ayuda nada de~p~ec1able. Los mnos ·
en una fase de precios bajos que duró cator.c e años. Quizás algo m ·idos en Flor n ia entre 1355 y 1360 se beneficiaron de una suerte
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dos y de los rnás pobres, el de los salitw ru < ' O IIl P il ~n l m a hace r h Ci(•rt mPtl!.<' no huy qtu· <'IH't' illznr a todos los o0ci<?s, ni extender
de él. Venecia tuvo así que hacer frente nLrc• 1:wo y 13 70 a un , todus las d u dndt•M l11 IH•I'ho. obs rvados en la panena Y en centros
gración de salineros hacia- otras salinas para escapar a la fiscalín y hl• 11 determin ad oll . , uiH•moil y volverem os a ver lo que, d entro de .los
contrar mejores condiciones de vida. · u11 mos cuadro¡¡ y <'11 l oH mismos lugares, fu e hech_o par~ alivio de l~
Fue no obstante en el medio urbano donde maduraban len 111 i¡.¡c>ria. Sin em bargo, los bataneros ganteses no podian olvidar la abusi-·
ciertos problemas. La. tendencia, propia del siglo xrv, a la separ ,, vu v nganza de los tejedoresen 1359; se les habia nega?o el -der~c~? de
profesional de las categorías sociales, junto con las dificultade 11 d l••n•r voz en el capítulo, la libertad de tehusar _el t:~ba]o, l~ p~sibihdad
recesión contribuyó a limitar el acceso a la maestría de los oficios el•• dejar el empleo; sus salarios vegetaban. La agrtacion contrm¡.o Y cuan-
hac erle imposibles las condiciones a los cqmpañeros pobres: en do una reorganización intervino en 1372, los bat~?eros fuer_on de nuevo
casos, la ejecució.n ?e una obra de arte bastante costosa, por lo m umntenidos aparte. Bruselas, por su lado, conociO dos motmes {1360 Y .
un examen y casi siempre con regalías de entrada. Los maestros ni 1:IG4 ), y el incendio estuvo a punto de de¡;¡truir la Gran Plaza; pero esta
beaban siquiera en multiplic:U el número de sus aprendices para dis VI'/. el patriarcado tuvo que ceder.
de una mano de obra economica; el preboste de París lo au En Florencia y en Siena la situación se deterioró a partir de 136~-
algunas, veces, por ejemplo, para los curtidores en 1371. La pañcr( 1:170· casi constantem ente, durante cerca de diez años, hubo caren~Ia
prestaba particul_ar~ente a los problemas sociales; la multiplicidu d•• e~pleos con su consecuencia normal, la e~igr!léión. ~n Florencia,
las operaciones tecmcas que la misma comporta, postulaba la e ••ll la construcción, el salario de un soltero flexwno q,e mas o menos un
ción de la gerertcia en la manufactura, en el financiamiento y ·==""-" o ~ntre 1370 y 1377 vqlviendo a u~ nivel anteri~; <:, 136~; par.~,un
esto, por vía. de consecuencia, c;Iaba lugar a la introducción de 11na J••l'o de familia, la caída pudo llegar a 40 y 45% . Los anos milagro se
quía de los desempeños y de los salarios. En e.l contexto del siglo x v•>lvían ya un nostálgico recuerdo. Los probl.emas se planteaban sobre
sobre todo en la segunda parte, los riesgos de oposición eran inevita todos los plan'os y a veces de manera ~guda. E~ istenci~s ?~_gra_nos ~a
tanto más cuanto que la dirección de los oficios y el gobierno df litan sido saqueadas en 1368 y el motm se saldo con dieciseis eJecucio-
ciudades estaban monopolizados por lo que Hans Van Werveke al ha IH'S. Mediante la huelga, dos años después, lo~ ti~toreros ha?ía~ _recla-
de Flandes, ·llamaba una " pandilla". Los pequeños nó tenía~ 'más mado mejores salarios y arrancado a la Senona 1~ autonzaci~m _de
obedec er . nHociarse. El éxodo de los desempleados, el endeudamiento, constitman .
El uso · de la campana para llevar el ritmo de la jornada del t'll estiones domin;;tntes. La actitud de los minuti tomaba un cariz peli-
se propagó en el .curso del siglo xrv. Así se expresaba la preocu "roso. Su sostén; en 1367, ha oía asegurado el éxito del clan de los _Ricci
del rendimien,to, arreglado sobre la base de un tiempo seguro indi t•cmtra los nuevos ricos y los Güelfos. A partir de entonces, unasoci~dad
por el reloj, cuyo empleó se difundió durante la misma época . ' ~~;¡;¡¡ había sido formada por los partidarios de una política popular;
magnas urbanas Y los reglamentos de los oficios dan pruebas de nntre ellos se .encontraba Salvestro de Medicis, prometido a un papel
innovaciones, cUYO reparto geográfico se moldea en el mapa de los tdt.erior. ¿Cón qu~ finalidad: defender realm ente a los "pobres", o ex-
tros in.dustriales. Un episodio en. York, entr~ 1352 y 1370' toma un plotar su caus.a en provecho de un clan? . , . ,
simbólico; fueron instaladas dos campanas en la ·obra de 1~ catedral Florencia se contagió con el ejemplo de S1ena. Esta ultrma habla
tinadas ~ llaJ?ar, una a los fiele_s al oficio y la otra a los· compañer~s t'lmocido muchas agitaciones. En 1355, en 1368, los intereses d~ los
el trab~JO. Tiempo del rezo y tiempo del trabajo; el primero le pobres no habían ocupado gran lugar. Fue difetente en 137&. La situa·
ce a. f?ws, el ~egundo al meréader. Asimismo una campana fue puest !'!(m se había vuelto francamente mala. Los estatutos del arte de la lana
servrcw en Arre-sur-la-Lys en 1~55; 'otra en Gante en 1358, despu ' ll t•olocaban a los sottoposti en una dependencia estrecha. A su entrada
Therouanne en 1367. En Commas (1361), la ley preveía multas si 1 11 11 1 oficio a cambio de un adelanto en dinero, ellos debían jurar no
obreros se apoderaban de la campana para dar la señal de una revuel I'IIUSar dafi.o~, ni a la profesión ni a su amo; ·la palabra de este último era
Símbolo del tiempo alienado, se convertiría en el de la rebelión. privilegiada con t ra illavorante ínfimo. Mal pagados y sometidos, llegado
La ,tensión entre ri~os y pobres es perceptible en la mayoría d(• t• l momento a una tarifa rígurosa de multas, los Ciompi sieneses eran,
centros pañeros de Europa. En el Imperio, Augsburgo conoció u dleC:' la cróni~a d.e Donato de Neri "gente de la plebe, lá más despreci,a ?le".
subl~vación e~pectacular en 1368; en Praga los artesanos pobrnfl d l•ll precio de los alimentos había subido en 1370 como. consecuencia de
tex til se oponran a sus patrbn es. En Leyde los ba tan f•ros hicieron hu PI 11111t penuria y ln falta de empleo se volvía inquietante. En vista de obte-
en 13.72 y abandonaron provisionalme nte la ci ud ud Claro IH r m ·oreR Rn ln•·ioH, trescientos Ciompi constituyeron, ilegalmente en
Países Baj os e Italia, presen tan jemp loR rf'vc• 111 orc• dP 111 1 ·on d::i~c:o.:¡·~11111!!111= 1, 7 , a .Oftl/11111" cr ,¡,.¡ Rr11co, nom bre del sím bolo casi totémic o (bru co :
los artesan os po bres. p 111111 ) dc• 11 1tn11111 , ' 11 1\HII' (' h a s b r la S ñoría fracasó . "Si hicieron
192 POBRES Y MENDIGOS