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Se ha vuelto un lugar común decir que la campaña electoral que se avecina será
histórica. Los colombianos viven un momento caracterizado por el pesimismo, la
polarización y la rabia, sentimientos que seguramente se reflejarán en las urnas el
año próximo. Los escándalos se han vuelto cosa de todos los días. Los últimos
surgieron a raíz de las capturas del fiscal anticorrupción Gustavo Moreno, los
carteles de jueces y fiscales a sueldo que han capturado este año, y del secretario
de Seguridad de Medellín, Gustavo Villegas, por supuestos vínculos con bandas
criminales. Sumado al destape del lamentable episodio de Odebrecht en las
campañas de 2010 y 2014, y de otros como el de Reficar, la percepción
generalizada es que la corrupción se salió de madre.
Hay otras razones para la incertidumbre. Los problemas en la ejecución del acuerdo
con las Farc, el temor de una metástasis de la crisis venezolana, la falta de claridad
sobre las candidaturas presidenciales. En un panorama así los colombianos han
perdido la confianza y hay síntomas de una crisis de legitimidad de las instituciones.
En las redes sociales hay una batalla verbal que se caracteriza por la falta de rigor,
la desinformación y la agresividad. Todo esto obliga a indagar cómo está el ánimo
colectivo, qué tan grave es la crisis –si la hay– y cómo impactará el proceso electoral
de 2018.
2. SEMANA: ¿Cuáles son los factores que han llevado al desborde de la corrupción?
RODRIGO UPRIMNY: Los medios han tenido un papel ambiguo. A veces han
destapado valerosamente casos o redes de corrupción, especialmente del sector
público, con lo cual han contribuido a su combate. Pero en otras ocasiones, por falta
de recursos para realizar mayor periodismo investigativo o por falta de
independencia frente a ciertos poderes, en especial el poder económico -pues
muchos medios dependen ahora de grupos económicos-, no han sido capaces de
revelar otras redes de corrupción, en especial en el ámbito privado.
ANA MARÍA IBÁÑEZ: Las redes sociales son un reto enorme. Pero no estamos
condenados a renunciar a la búsqueda de la verdad. Las redes tienen también
dimensiones positivas. Han contribuido a llamar la atención sobre problemas que
estaban ocultos, le han dado voz a poblaciones que antes no la tenían y han
contribuido a fortalecer causas que las elites políticas ignoraban. Ahora tenemos
que aprender a contener la mentira y la calumnia.
JORGE ORLANDO MELO: Por la falta de ética pública (la idea de que no está mal
robarle al Estado, la visión del Estado como un papá generoso al que se le pide
todo) y de instituciones apropiadas: partidos políticos, Justicia, un sistema tributario
mejor diseñado.
7. SEMANA: Sobre el proceso de paz con las Farc y su relación con la confianza
institucional, hay dos visiones. Una asegura que la reconciliación y el fin de la
violencia fortalecen al Estado. Otra considera que es un mal ejemplo que fomenta
comportamientos delictivos. ¿Cuál cree que es la interpretación correcta?
RODRIGO UPRIMNY: La paz negociada con las Farc, y ojalá también con el ELN,
permitirá un fortalecimiento democrático de Colombia, pues la superación del
conflicto armado político debería sacar la violencia de la política y le daría mayor
cohesión y legitimidad democrática al Estado, que podría entonces combatir más
eficazmente otras violencias y otros fenómenos ilegales como la corrupción. Y no
creo que estemos frente a una paz con impunidad, pues se adoptó un mecanismo
de justicia transicional, que son la JEP y la Comisión de la Verdad, que si funcionan
adecuadamente, permitirán más justicia que la que hoy existe, pues lograrán mucho
más de lo que hemos hecho hasta ahora: esclarecer las atrocidades cometidas en
esta guerra y que los principales responsables rindan cuentas. No creo pues que
este sistema de justicia transicional, si opera adecuadamente, sea un mecanismo
de impunidad que fomente comportamientos delictivos.
JORGE ORLANDO MELO: Será una oportunidad perdida y con peligros, pero no lo
serán tanto.
JORGE ORLANDO MELO: No creer que con más y más leyes se van a resolver
estos problemas: es preferible mejorar poco a poco, sin prisa, la justicia, el sistema
tributario y el orden político y de partidos.
RODRIGO UPRIMNY: Comparto con Mockus que debe ser una combinación de
estrategias y medidas complementarias, que logren una coherencia entre ley, moral
y cultura, para que estos distintos sistemas normativos se refuercen mutuamente.
Por ejemplo, debemos realizar campañas educativas para superar la cultura de la
viveza. Una posibilidad sería una campaña que tuviera como lema ‘papaya servida,
papaya devuelta’ para expresar que los colombianos renunciamos a aprovecharnos
ilícitamente de los errores de otras personas. Pero esa campaña cultural sirve muy
poco y no transforma el sistema cultural, ni la moral individual, ni los
comportamientos si no se acompaña de reformas institucionales y legales que
incentiven los comportamientos honestos y hagan difíciles y costosos los actos
corruptos, lo cual puede incluir reformas destinadas a incrementar la transparencia
de la gestión pública y la eficacia de las sanciones a quienes cometen actos
corruptos. Y hablo más de eficacia que de severidad de las sanciones, pues el
incremento de penas suele tener poca utilidad. Lo importante es aumentar la
probabilidad de que quien incurra en corrupción sea efectivamente sancionado.
ANA MARÍA IBÁÑEZ: Fortalecer las instituciones, hacer cumplir las leyes y las
reglas de convivencia, ejercer control ciudadano sin ánimos de figuración, y discutir
abiertamente este tema en todos los ámbitos de la sociedad.