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En efecto, esta es nuestra condición ante todas las figuras que, como
la de Pilatos, forman parte de los fundamentos de nuestra civilización, y
de la concepción que tenemos de nosotros mismos y de nuestra vida. Ellas
se prestan a ser caricaturizadas y, a veces, las sobrecargamos de significa-
dos, convirtiéndose con el tiempo en fuentes inagotables de nuevos sím-
bolos puestos a disposición de quien los sepa interrogar y descifrar. Las
artes figurativas y la dramaturgia literaria
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y musical, han
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tomado el pro-
ceso y la muerte de Jesús como objeto de sus propias representaciones.
Las doctrinas políticas la han hecho materia.de.reflexión y.Ias han tratado
como motivos para avanzar y justificar imágenes de alcance general, en
las que podemos miramos para reconocemos, tomar medidas y, si es el
caso, guardar las distancias necesarias. En una palabra, hacerlos conoce-
dores de nosotros mismos.
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Hilberg, de otra forma no habría podido tomar las proporciones que aho-
ra conocemos. Se evoca, por ejemplo, la imagen de Chaim Rumkowski,
jefe del Consejo de Lodz, que recitaba la trágica y grotesca parte del rey,
mientras, para hacer el bien, es decir, para salvar lo salvable, cuidaba la
ordenada administración del transporte en los campos de exterminio, es-
tableciendo una relación de coherencia y continuidad con las palabras de
Caifás, las mismas que condenaban a Jesús en el interés de todos. Se ter-
mina, de ese modo, por valorar una cínica inclinación de los judíos a sacri-
ficar inocentes, en la esperanza de su propia salvación, y también para
explicar la sorprendente docilidad demostrada (con excepciones) ante el
aniquilamiento de su propio pueblo. Esta actitud de los Consejeros judíos
viene.. así, guiada por una narración evangélica sobre la base de un pre-
sunto "carácter esencial" del pueblo judío que encuentra allí su raíz. Sin
embargo, paralelamente, en la dirección contraria, del presente al pasado,
el pasaje evangélico -de cuya atención sobre el plano histórico se ha du-
dado, a la luz de su posición estratégica en la narración de Juan sobre la
pasión, y por el intento excesivamente programático de cargar sobre los
judíos toda responsabilidad por la muerte de Jesús, absolviendo a Pilatos-
viene revalorado por los acontecimientos de dos milenios sucesivos, co-
locados, a su vez, a la luz de la narración antigua.
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rna de las relaciones entre los cuatro Evangelios, que se complica por las
siempre nuevas hipótesis acerca de su origen temporal y, por tanto, acerca
del posible ligamen de los unos con los otros, así corno la existencia de
tradiciones independientes. No es esto sorprendente, pues los Evangelios
no fueron escritos corno relatos con fines historiográficos, sino corno do-
cumentos vivos de un grupo de personas que buscaban alimento para la
fe. La muerte y la resurrección son temas de importancia crucial en el
mensaje cristiano. Cualquier cosa relacionada a estos puntos, debió ser
meditada con el ánimo de los creyentes, dicha y repetida mil veces, y siem-
pre enriquecida por la fe, desde tiempos remotos. Nuevos significados
debieron ser atribuidos a los eventos y estos nuevos significados debie-
ron, a su vez, dar lugar a progresivas reformulaciones de la historia origi-
naria, ya que, sobre todo en los momentos decisivos, faltaban los testimo-
nios directos. Y el mismo proceso de enriquecimiento y transformación
continúa también hoy, no a través de la modificación de los textos, ya hace
mucho tiempo fijados, sino a través de nuevas interpretaciones, más ca-
paces de innovar que las verdaderas y propias reformulaciones.
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mundo antiguo, para decimos que el rechazo de Jesús por parte del mun-
do fue universal. Sin embargo, desde el punto de vista de las enseñanzas
políticas, allí podemos buscar las razones para comprender cómo el
dogmatismo de una oligarquía, aliada con el escepticismo oportunista de
un autócrata, puede conducir a una tragedia "democrática".
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Estos son pasos destinados a hundir la política como fuerza directriz
y dimensión independiente de la vida colectiva, y ello adviene en el mo-
mento en el cual -contrariarnente a las previsiones sobre la muerte de la
política en la época actual- los recursos del Gobierno aparecen indispen-
sables de frente al caos que enviste a las sociedades humanas, en una di-
mensión, por lo demás, mundial. Y, en cambio, tal hundimiento se con-
vierta en una perspectiva coherentemente perseguida y teorizada, a favor
de la espontaneidad de las fuerzas económicas y sociales que al hombre
político le piden simplemente seguirlas o a lo mucho, acompañarlas, y en
caso de crisis, intervenir solamente utilizando el instrumento diabólico de
la fuerza armada. No siendo posible llegar a abolirla, la política deviene
una función sumisa. Los hombres políticos, en cuanto halagados y respe-
tados exteriormente, son objeto de íntimo desprecio a causa de aquello
que se puede llamar la continua "disponibilidad".
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bres políticos. Los méritos y los defectos de éstos -como enseñaban los
clásicos que teorizaban las formas de gobierno y sus degeneraciones- se
convierten directamente en la conciencia colectiva, en valores y defectos
de aquéllas. El descrédito que alcanza a los primeros corroe a los segun-
dos, tomándose difícil que en base a abstractos discursos, se pueda defen-
der la democracia de los riesgos que corre, el mayor de los cuales no está
representado por los detractores que la combaten abiertamente (hemos
dicho que hoy no hay quien no le ofrezca homenaje) sino de la apatía, el
cansancio, el desinterés y el desentendimiento que le quitan contenido
desde adentro. La democracia está viva y fuerte cuanto más viva y fuerte
está la política que ella produce.
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BIBLIOGRAFIA
Nota: Los números remiten a los párrafos en los que el trabajo se divide.
11 y 13
Las referencias a Sergio Quinzio en su Un comrnento alla Bibbia, 2da.
edición, Milano 1991, págs. 31 y 504, respectivamente.
16
Sobre el crimen lesae maiestatis, como fundamento de la condena ro-
mana de Jesús, véase el volumen citado en el n. 20, capítulo VI de la II
parte. Según K. Rosen, Roma e gli Ebrei nel processo a Gesú Cristo (intorno
al 30 d.c), en A. Demandt, K. Meyer, K. Rosen, H. Schutt, A. de Zayas,
Processare il nernico, Torino 1996, pág. 54 y sgtes., el motivo de la conde-
na sería sustancialmente la contumada, es decir, el silencio ante las acusa-
ciones que le dirigen. Se trata de una postura cuyo significado teológico
ha sido innumerables veces estudiado y que, en el plano penal, conlleva-
ba la pena de muerte, según el testimonio de Plinio, prefecto de Bitinia,
hacia el 112 d.C, extraída de su carta al emperador Trajano.
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Las observaciones finales del párrafo (la inutilidad de la represión de
un movimiento auténticamente inspirado por Dios) se basan en el discur-
so de Gamaliele al Sanedrín, reportado en Hechos, 5, 34.
20
El estudio de Chaim Cohn es Processo e morte di Gesú. Un punto de
vista ebraico (Torino 2000).
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La cobardía es uno de los filones conductores de la interpretación de
Pilatos -€1 Pilatos con las manos en el lavabo-, por ejemplo, en las ala-
banzas medievales (v. Jacapone da Todi, del Laudaría di Santa Merie
della Scala di Siena, en Antología della poesía italiana, dirigida por C.
Cases y C. Ossola, Vol. I, Torino 1997, pág. 330) hasta en la narrativa
contemporánea (por ejemplo, JI maestro e margherita, {Torino, 1967} de
M. Bulgakov). En cuanto a las artes figurativas, el lavado de las manos
como símbolo de la personalidad de Pilatos es, por lo demás, un lugar
común (por ejemplo, el hoyo de la derecha del sarcófago de María Mag-
dalena en la Basilique Roysle de Saint-A1aximin-la-Sainte-Baume). Las
varias Pasiones barrocas, pues, han contribuido generalmente a la mis-
ma interpretación.
24
Las palabras citadas y el contexto de la cita son extraídos de S.F.G.
Brandon, Jesus and the Zealots, Manchester 1967, pág. 261 y sgtes. A mi
juicio, la discusión, desde el punto de vista histórico-crítico, más profun-
do sobre el lavado de las manos es el trabajo de C. Cohn, Processo e morte
di Gesú, cit., págs. 307-321.
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Pilatos como "juez justo" es el título del volumen dirigido por C.
Bonvecchio y D. Caccopalmerio, Ponzio Pilato o del giusto giudice. Profili
di simbolica politico-giuridica, Padova 1998 (con contribuciones de G.
Ravasi, L. Martignoni, C. Risé, M. Miglietta, G.M. Chiodi, G.L. Cecchini,
G. Parotto y T. Tonchia).
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La reflexión de Hans Kelsen sobre el significado del proceso de Jesús
para la teoría democrática, la elección del pueblo entre Jesús y Barrabás y,
sobre todo, el diálogo sobre la verdad entre Jesús y Pilatos, citado por
Juan, está en un párrafo breve, bajo el título Jesús y la democracia, que
cierra uno de sus trabajos más importantes: Vorn Wesen und Wert der
Demokratie (Sobre la esencia y el valor de la democracia) (primera edi-
ción 1920), traducido al italiano en La democrazia, Bologna 1981, pág.143
y sgtes. Sobre el mismo tema, con algunas modificaciones, también se ha
referido el autor en el parágrafo final de Staatsforrn und Weltanschauung
(Forma de Estado y visión del mundo), de 1933, traducido al italiano en
11 primato del Parlamento, Milañó-1982, pág. 39 y sgtes., donde se en-
cuentra inserto un tratamiento general de las consecuencias político-cons-
titucionales de la contradicción entre "absolutismo" y "relativismo ético".
Ver también, Absolutism and Relavivism in Philosophy and Politics
(1948) y Foundations of Democracy (1955-1956), ambos traducidos en La
democrazia, citado, pág. 452 y sgtes. y 264 y sgtes.
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La politica come professione (o vocación) (Politik als Beruf) es el
título de una conferencia que Max Weber pronunció en 1919, como diag-
nóstico y prognosis de la condición política de Alemania después de su
derrota en la primera guerra mundial. Este texto famoso, conjuntamente
con uno similar, de 1919, dedicado a la ciencia como vocación ( Wissenschaft
als Berul), ha sido publicado en Italia en Max Weber, 11 lavoro intellettuale
come professione, Torino 1948, y vuelto a publicar bajo el doble título de
La scienza come professione. La politica como professione, Torino 2001
(Traducción castellana de Joaquín Abellán, La ciencia como profesión, la
política como profesión, Colección Austral. Madrid 1992).
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Un desarrollo de la noción de "democracia crítica", en el sentido del
texto, a partir precisamente del proceso a Jesús, en mi 11 "crucifige! e la
democrazia, Torino 1995 (Traducción castellana, de Atilio Pentimalli
Melacrino, La crucifixión y la democracia, EditorialAriel, Barcelona 1996).
El problema de las relaciones entre fe y democracia, nuevamente ha
sido propuesto en el debate por G. E. Rusconi, Come se Dio non ci fosse.
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