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ELABORADO POR:
Astrid Méndez.
TUTOR:
Cova José
ÍNDICE
1
Pág.
Introducción……………………………..…………………………………… 1-2
CAPÍTULO I
LOS BOSQUES.................................................................................... 3-6
CAPÍTULO II
MANEJO SUSTENTABLE DEL BOSQUES …………………………………… 7-12
Conclusión…………………………………………………………………... 13
REFERENCIAS.................................................................................... 14-16
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INTRODUCCIÓN
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económicos y sociales involucrados en el aprovechamiento de los bosques.
La reflexión que la hace posible y que se desarrolla profusamente luego del
planteamiento inicial estableció una nueva base de manejo científico
orientada a realizar diagnósticos y pronósticos más fidedignos y
responsables de los ecosistemas y de su aprovechamiento. A pesar de que
la sustentabilidad es un cliché de uso frecuente en la opinión pública y en las
leyes, el paradigma del desarrollo sustentable no ha sido puesto en práctica
en la agenda política de los países tropicales, por considerarse no prioritario.
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CAPITULO I
1. LOS BOSQUES
Los bosques son de vital importancia para la vida del planeta. Estos
proveen oxígeno, madera, alimentos, medicinas y medios de recreación; y
además cumplen con funciones de habitad, fuente de biodiversidad, captura
de dióxido de carbono, protección de los suelos y conservación de los ríos
(BOLFOR, 1996, pp. 29-34).
El uso de los recursos del bosque natural es uno de los aspectos
principales de esta problemática ambiental. Es más, la ordenación racional y
sustentable del patrimonio mundial de los bosques constituye uno de los
desafíos más graves que afronta actualmente la humanidad. Casi la mitad de
Venezuela está cubierta por bosques, situados en su mayor parte en la
Guayana venezolana. Aproximadamente entre 20-30% de los bosques del
país está protegido por figuras legales, la mayor parte de ellas localizadas
también al sur del Orinoco. Esta región, cubierta por un mosaico de diversos
tipos de bosques en su mayoría aún en estado prístino, forma parte de la
frontera de bosques tropicales más grande del mundo. 1
Por ende dispone de una magnífica oportunidad para su conservación y
uso sustentable a largo plazo. Asimismo constituye el ámbito espacial para el
desarrollo de gran parte de la diversidad biológica nacional y además posee
altos niveles de endemismo. Nuestro país se sitúa entre los primeros países
megadiversos del mundo. Los bosques de esta región cumplen importantes
funciones como generadores de bienes y servicios tangibles e intangibles
Paradójicamente, los reportes de organismos e instituciones que
estudian la situación de los bosques a nivel mundial, alertan sobre la perdida
indetenible de los mismos, ya que las tasas de explotación son mayores a las
de recuperación (OIMT, 2011, p.1). El 80% de los bosques que originalmente
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poblaron la tierra, han sido fragmentados o degradados (WRI, 2013). De
persistir las tasas de explotación forestal estimadas desde 1980 por la FAO,
los bosques tropicales podrían desaparecer entre 30 y 100 años (Meadows,
et. al., 1993, pp. 92-93).
Hasta el momento, no hay referencia de alguna tecnología, capital
invertido ó Gobierno, que haya podido lograr la reposición de un bosque
natural intervenido en los tiempos estimados inicialmente para su
recuperación. Tampoco existen índices de desarrollo ambiental que permitan
contrastar o contravenir las estimaciones antes mencionadas. Los datos que
se consiguen son de desempeño ambiental y/o sostenibilidad ambiental,
sustentabilidad ambiental, desarrollo humano sostenible y desarrollo
sustentable.
En relación a lo antes referenciado, es razonable pensar que los
bosques naturales del planeta están amenazados y con ello la supervivencia
del mismo. A pesar que esta es una posición fuertemente replicada desde
los años 70, actualmente, ya no parece ser tan fácilmente refutable con
argumentos de abundancia, resilencia natural y del hombre como ser
superior autosustentable.
A priori, parece ser que la función de producción ha prevalecido sobre la
de conservación en virtud de favorecer al “hombre”. Ejemplo de ello es la tala
de bosques, fomentada principalmente para obtener madera y en el peor de
los casos, espacios agrícolas que serán convertidos posteriormente en
tierras de pastoreo.
El cambio de uso del bosque se repite constantemente, debido al
agotamiento de los suelos por la falta de implementación de prácticas
orgánicas de mantenimiento y recuperación, ya que estas son descartadas
por ser consideradas desventajosas desde el punto de vista economicista y
cortoplacista.
Erróneamente se prefiere tumbar bosques para obtener tierras vírgenes
antes que optimizar los espacios agrícolas y pecuarios preexistentes. Las
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pérdidas anuales de bosques tropicales por este concepto están estimadas
entre 15 y 20 millones de hectáreas (Hernández, Castellanos y Plonczak,
2005, p. 179). Entonces, cabría preguntar por qué ésta práctica de
producción persiste, sí la resultados la convierten en una actividad no
sustentable.
Existen evidencias de como la humanidad, partiendo de una concepción
antropocéntrica (el hombre centro del universo) orientada hacia el logro de
un desarrollo económico que permita mayor calidad de vida y bienestar
social, ha desarrollado líneas de pensamientos, alternativas tecnológicas,
teorías y modelos políticos-económicos-sociales para satisfacer sus
necesidades existenciales, en donde el mejoramiento ambiental queda
relegado a un segundo plano y es dependiente del desempeño humano para
tal fin (Saavedra, 1996, p.139-143).
El ser humano en su afán por la supremacía económica, ha
desarrollado un modelo anti natura e insostenible, cuyos esquemas de
crecimiento con bajos niveles de resilencia de la naturaleza han creando un
escenario de necesidades crecientes por el agotamiento acelerado de los
recursos. En consecuencia, el hombre está obligado en primer lugar a
redefinirse y reconciliarse con la naturaleza, proponiendo medidas de
mitigación, recuperación y conservación del ambiente para viabilizar inclusive
su propia existencia; y en segundo lugar debe permitir la equidad y el
empoderamiento social de los medios de producción (Ojeda y Covarrubias,
2011, pp. 161-166).
A partir del siglo XX se han realizado esfuerzos para revertir el enfoque
antropocéntrico y economicista responsable de la crisis planetaria, cuyos
medios de producción y enfoques de rentabilidad empresarial promueven el
sobre consumo y la teoría de dominio del mercado, porque conciben el
ambiente… “como una fuente de recursos y un vertedero de residuos y no
como un entorno dinámico, patrimonio de todos los habitantes del planeta”.
Este enfoque ha generado una deuda ambiental y social; saldarla implica
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repensar los patrones de producción, consumo, desarrollo y comportamiento
de la humanidad (Yánez y Zavarce, 2009, p. 73-75).
La contradicción y fracaso del modelo desarrollista fundamentado en la
satisfacción de necesidades humanas acosta del sacrificio ambiental, no solo
se debe a la concepción utópica de lograr un crecimiento sostenido con
recursos naturales finitos (Bustillos y Martínez, ob. cit., p. 389) sino también a
lo incierto que ha resultado la misma suficiencia humana para el control de
las cadenas de cambios negativos o procesos inestables e inesperados que
se generan por perturbar la naturaleza. Evolutivamente, el abordaje de
solución para minimizar los impactos ambientales negativos de dichas
perturbaciones y lograr maximizar los beneficios económicos y sociales
provenientes de la naturaleza, ha sido por el enfoque causa-efecto.
En este sentido, partiendo de los respectivos análisis causales, el
concepto Sustentabilidad surge como un criterio normativo para regular… “la
relación entre el mundo social y el mundo natural” (Velasco, Leff, Gudynas y
Escalona, 2000, p. 1). De acuerdo a la Real Academia Española (2007, p.
942 y 952 ) algo Sustentable, es algo razonable que se puede sostener,
mantener, proveer, sustentar o defender para hacer que se conserve en
determinado estado sin ayuda externa. El término sustentabilidad
relacionado con el ámbito forestal, sugiere la existencia de razones
suficientes y satisfacientes desde las perspectivas ambientales, sociales y
económicas, las cuales hacen factible la viabilidad y prosecución en el
tiempo de actividades de aprovechamiento del bosque en igual de
condiciones tanto para la generación actual como las futuras.
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CAPITULO II
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indebidamente sus valores inherentes, ni su productividad futura y sin causar
ningún efecto indeseable en el entorno físico y social”.
Hay muchos aspectos que resolver entre países, tales como la equidad
comercial-económica y la corresponsabilidad ambiental y social, en función
de vencer la pobreza. Lamentablemente los países desarrollados no han
certificado su compromiso para con el reto en cuestión. Por ejemplo en 1992,
en la Conferencia Mundial de Río, los países industrializados se negaron a
poner a disposición instrumentos financieros especiales para desarrollar
economías forestales sostenibles en países subdesarrollados (Burger y
Meyer, 2003, p. 15).
Afortunadamente, Méndez (2000, p. 521) citando a Prigogine (1994,
p.15) afirma que al menos ha emergido una nueva racionalidad en la ciencia,
la cual vence la separación con la naturaleza. Este autor menciona que
desde el punto de vista filosófico… “se empieza a rescatar al ser, al hombre
humano, que vive con la naturaleza, con sus semejantes y con sus
circunstancias”. Esto puede permitir el estímulo de la siguiente percepción: El
hombre como parte del Todo y su búsqueda armoniosa de convivencia dentro
del Universo.
Evidencia de lo enunciado por Méndez, Saavedra (ob. cit.pp. 147-148)
explica el surgimiento de la corriente teórica economía ecológica: …“campo
interdisciplinario que establece relaciones entre los ecosistemas y el sistema
económico, la cual se sustenta en toda disertación teórica sobre lo humano y
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no humano”. A partir del informe Brundtland publicado en 1987 como
resultado de la Comisión Mundial del Ambiente y Desarrollo, convocada por
las Naciones Unidas en 1984, se han desarrollado múltiples definiciones,
tales como: …“sociedad sustentable, economía sustentable y
sustentabilidad, entendida esta como el objetivo del desarrollo sustentable en
el sentido de garantizar la subsistencia poblacional y su entorno en forma
permanente. Ello supone que requieren cambios o transformaciones en lo
económico, político y social para evitar el menoscabo del capital natural”.
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energía en igualdad de condiciones con la generación actual. La
sustentabilidad débil encuentra su justificación teórica la
economía ambiental, mientras que la sustentabilidad fuerte lo
hace en la economía ecológica… (Herzog, ob. cit., p. 44)
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Para cumplir con dichos objetivos, se diseña una Gestión Forestal
Sustentable basada en principios ambientales, sociales y económicos, los
cuales se centran en la aplicación de buenas prácticas operativas para el
respeto de:
Los ciclos de corte y reposición del bosque (tasas de explotación inferiores
a las tasas de regeneración y reforestación).
El diámetro mínimo de cortabilidad de los árboles.
El número y distribución de los arboles padres;
La biodiversidad de flora y fauna.
Los retiros a los ríos, zonas de apareamiento y alimentación de la fauna
silvestre.
La construcción de vías principales, secundarias y patios de
almacenamiento en función de minimizar la contaminación y las
superficies compactadas por el tránsito de maquinaria pesada.
Las zonas y actividades de subsistencia de las comunidades del bosque.
La participación comunitaria en las actividades de explotación forestal.
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prioritariamente el problema social, luego el económico y finalmente el
ambiental (Goñi y Goin, 2006, p. 194).
Todas estas situaciones generan escepticismo en cuanto al
cumplimiento de los preceptos de una sustentabilidad fuerte en este tipo de
actividad, no solo por los pocos avances a nivel mundial de los países que se
rigen por esquemas de Gestión Forestal Sustentable bajo las directrices
mencionadas anteriormente, sino también por la fragilidad ambiental de los
bosques tropicales y las crecientes demandas económicas de cada país.
El desarrollo de plantaciones intensivas con especies de rápido
crecimiento, ha sido una solución alterna basada en la promoción de buenas
prácticas operativas; aunque dicha solución tienen sus consecuencias
ambientales adversas y no suple a corto plazo los beneficios que
actualmente proveen los bosques tropicales.
Otras buenas prácticas operativas de enfoque causal, que se
implementan y que no demuestran científicamente, en lo inmediato, frenar la
destrucción de los bosques naturales, son: la certificación ambiental de los
procesos y productos, reciclaje, pago por servicios ambientales,
aprovechamiento comunitario del bosque, ecoindustria y la producción
orgánica.
Esto conlleva a interpretar que, la sustentabilidad de actividades
extractivas madereras no es un problema con solución lineal secuencial, que
parte de buenas prácticas operativas para disminuir el impacto ambiental,
conseguir disminución de costos y participación de la comunidad.
Por el contrario, es un problema de solución dinámica para el
establecimiento de condiciones de estabilidad ecológica, social y económica,
en donde los objetivos deseados no pueden optimizarse simultáneamente,
puesto que sus direccionalidades de mejoramiento son independientes y
opuestas.
CONCLUSIÓN
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El patrimonio de los bosques naturales y su importancia para el desarrollo
del país y la calidad de vida de sus pobladores no se corresponde con la
atención otorgada por los entes políticos y financieros.
REFERENCIAS
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Aragonéz, J., Izurieta, C. y Raposo, G. (2003). Revisando el concepto de
Desarrollo Sostenible en el discurso social. Psicothema, 15 (2) 221-226.
Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=72715211
14
Campaña, E., Díaz, R., y Mendoza, M. (2011). Desarrollo Sustentable. Una
oportunidad para la vida: Enfoque basado en competencias (2da
edición). México: McGraw Hill.
15
Hernández, L. (2001). Aprovechamiento maderero en concesiones de
bosques naturales de la Guayana Venezolana. [Ponencia presentada
en Simposio Medio Ambiente y Uso Sustentable de Recursos Naturales
en Latinoamérica. Desafíos para la Cooperación Interdisciplinaria.
Noviembre, 2001. Lima, Perú]. Universidad Nacional Experimental de
Guayana. Centro de Investigaciones Ecológicas de Guayana. Puerto
Ordaz, Venezuela.
Meadows, D., Meadows D. y Randers, J. (1993). Más allá de los límites del
crecimiento. 2da edición, editorial El País S.A/Aguilar S.A. de Ediciones.
Madrid, España.
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