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La importancia de las Habilidades Sociales

La relación con el otro es una parte esencial en nuestras vidas. Desde el


nacimiento, incluso antes, las personas necesitamos de la relación con los
demás para convertirnos en miembros de una
colectividad con la que compartimos una serie de valores, normas y
expectativas.

Los contextos sociales en los que interactuamos (familia,


trabajo, escuela…) y los agentes sociales que los forman
(amistades, padres, hermanos, compañeros, etc) nos ayudan a interiorizar
estas normas y valores. De aquí también surgen las demandas y restricciones
que debemos interpretar en cada caso para responder de manera adecuada.

Para que esta continua interacción sea provechosa, es necesario adquirir y


aprender una serie de habilidades que procuren y faciliten el encuentro con las
demás personas, el intercambio de ideas y pensamientos, de sentimientos,
emociones y afectos.

Tener dificultades en esta faceta es un elemento importante de frustración e


inadaptación. La falta de relaciones o la dificultad para entablarlas (la carencia
de habilidades sociales), influye negativamente en la autoestima y puede
predisponer a manifestar comportamientos agresivos y a padecer
enfermedades como ansiedad, estrés o depresión.

Las habilidades sociales se aprenden a lo largo de la vida, mediante la


combinación del desarrollo de la persona y el proceso de aprendizaje.
Este proceso de aprendizaje nos permite adaptarnos de manera constante a las
diferentes situaciones de interrelación en las que continuamente nos
encontramos. Las respuestas que las personas damos en una situación de
relación interpersonal dependen de lo aprendido en nuestras interacciones
anteriores con el medio social.

Debemos partir por señalar que la principal habilidad socioemocional es


saber relacionarme bien conmigo mismo; y que el primer indicador de que
me relaciono mal conmigo mismo es el autorrechazo -que yo me rechace a
mi mismo-. Lo sorprendente es que no rechazarnos es una de las más
escasas habilidades. Lo normal, lo absolutamente normal entre las
personas, es autorrechazarnos.

Eduardo Yentzen P.

Dicta diplomados, cursos y talleres de desarrollo personal. Es autor de los


libros “Desarrollo Personal Creativo”, “Diccionario de Emociones” y “Hacia
una democracia creativa”. Dirigió la revista La Bicicleta y El Utopista
Pragmático. Fundó el Día de la Creatividad en Chile.

eyentzen@ubolivariana.

De lo anterior se deduce que saber no-rechazarnos entra en el campo de la


educación, que tenemos que aprender a no autorrechazarnos. El campo
educacional del desarrollo personal es el que enseña las múltiples
habilidades socioemocionales, y entre ellas la de aprender a no
autorrechazarnos.
El mundo de las habilidades socioemocionales surgió con la aparición de la
ciencia de la psicología. Pero en sus orígenes ésta definió que la gran
mayoría de las personas éramos normales, y que había unos pocos
neuróticos o enfermos mentales, quienes debían adquirir aprendizajes
socioemocionales para sanarse.

Pero hoy la corriente más avanzada de esta disciplina, la psicología


transpersonal, postula que la gran, gran mayoría somos anormales, es
decir, para efectos estadísticos, somos todos neuróticos. La neurosis
universal es el modo moderno de hablar del mito del pecado original.

Si todos somos neuróticos, entonces el aprendizaje de habilidades


socioemocionales, es decir, el aprendizaje para dejar de ser neuróticos,
tiene que salir del campo de la medicina e ingresar al campo de la
educación.

¿Qué significa que seamos todos neuróticos? Voy a resumirlo en una sola
idea. Nuestra formación como personas, la formación de nuestra
personalidad, se realiza a través de mecanismos de manipulación. Los
adultos manipulamos a los niños para generar las conductas deseadas, y
estas conductas así adquiridas quedan grabadas y se siguen repitiendo para
siempre.
Guion

Introducción

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