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E IMAGINARIOS
Concepciones, desarrollo
y mapas de la ciudadanía en el Perú
Sinesio López Jiménez
CIUDADANÍA/INDICADORES DE CIUDADANÍA/MODERNIZACIÓN/DEMOCRATIZACIÓN/
POBREZA/TEORÍA POLITICA/PERSPECTIVAS COMPARADAS/ PERÚ
Esta publicación ha sido posible gracias al apoyo de la Fundación Ford y del Comité Catholique contre la
Faim et pour le Développement (CCFD)
tual puede haber libertad negativa para un ella se constituye. En filosofía ^e dice que eso
sujeto colectivo (la liberación nacional) y la li sucede cuando es producto del yo racional,
bertad positiva puede referirse a un individuo, profundo, y no del yo instintivc^ y superficial, y
aunque sea en sentido moral más que político. en teoría política se dice que esojsucede cuando
La libertad negativa tiene un momento nega es producto de la voluntad colebtiva o general,
tivo (libertad respecto de) y otro positivo (liber- por contraposición a la voluntad individual o
/ tad de opinión, libertad de movimiento, etc.). de cada ciudadano singular. La libertad positiva
Estos momentos no deben ser confundidos con es obediencia a las leyes en cuanto éstas se supo
la libertad negativa y la libertad positiva. Los nen hechas por uno mismo o por representantes
primeros, como momentos de la libertad negati que uno ha elegido o aceptado, ^a dificultad en
va, califican la acción, mientras la libertad posi precisar la libertad positiva es política, no con
tiva califica la voluntad. Los momentos de la ceptual, y el hecho de que sea ¡un ideal-límite
libertad negativa se implican mutuamente, mien no impide que se la proponga continuamente
tras los dos tipos de libertad no se implican. como meta a conseguir.
Las libertades civiles son la condición nece Llevadas hasta el límite, las dos formas de
saria para la libertad política y ésta es la condi libertad han dado lugar a dos tipos de sociedad
ción necesaria para la consecución primero y ideales: la sociedad como rein<[> de la libertad
para la conservación luego de las libertades ci negativa o la sociedad como reiijio de la libertad
viles. Se trata de la relación entre liberalismo y positiva. Un ejem plo clásico de la primera es la
democracia. En la historia política ha habido comunidad libre internacional de Kant. Distinta
autores como Constant y Tocqueville que sepa es la sociedad libre ideal libertaria, basada en la
raban las libertades liberales de las democráti libertad positiva, defendida por Rousseau, los
cas, a las que desvalorizaban (Constant) o te anarquistas o la mayor parte d^ ellos y el mar
mían porque implicaban nivelación (Tocquevi xismo en su vertiente utópica:
lle), y otros (Rousseau, Mazzini) que valoraban /
las libertades políticas (democráticas) dejando «La libertad de la tradición liberal es indivi
de lado las libertades civiles. A lo largo del siglo dualista y encuentra su realización en la re
XIX ambas discurren paralelas y a veces chocan. ducción al mínimo del poder colectivo per
/ 1 Hoy, en cambio, tienden a integrarse porque no sonificado en el Estado. En cambio, la liber
son incompatibles, más bien se refuerzan mu tad de la tradición libertaria) es comunitaria
tuamente. y se realiza sólo en la distribución mayor
La no diferenciación de la libertad negativa posible del poder social, de ijnodo que todos
como libertad de acción y de la libertad positiva participen en igual medida. La sociedad ideal
como libertad de la voluntad conduce a la bús de los primeros es una comunidad de indi
queda de la libertad verdadera que se hace sobre viduos libres, la de los segundos es una co
la base de confusión de planos. Algunos libera m unidad libre de individuos asociados»
les no aceptan la libertad positiva porque puede (Bobbio, 1993: 70-71).
implicar constricción, lo que va contra la liber
tad negativa, que es la verdadera libertad. No
hay libertad donde hay constricción, según al 4 . L O S DEBATES ACTUALES: LA CIUDADANÍA
gunos liberales. Estos revelan una confusión ACTIVA Y LAS CIUDADANÍAS DIFERENCIADAS
entre libertad de acción y libertad de la volun
tad. Para que una acción sea libre basta con el Después de los ochenta se ha (desarrollado un
hecho negativo de que no se la impida o cons interés explosivo sobre el tema <jie la ciudadanía
triña, para que la voluntad sea libre es necesario entre los teóricos de la política. El tema y el con
no ya el hecho negativo de que no se determine cepto de ciudadanía se transformaron en una
(lo que es imposible), sino el hecho positivo de especie de moda entre los pensadores políticos.
que se autodetermine. La dificultad de precisar Hay muchas razones para este renovado in
la libertad positiva se refiere al momento en que terés por la ciudadanía en la década de los
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La p e r s p e c tiv a t e ó r i c a
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/ Mientras Marshall argumentó que los dere- Esta visión de la Nueva Derecha sobre la
/ chos sociales permiten a los excluidos entrar en ciudadanía ha recibido sus crítica^. Una de ellas
1 la corriente de la sociedad y ejercer efectiva sostiene que la tesis de la derecha^ según la cual
mente sus derechos civiles y políticos, la Nueva el incremento de una clase baja desempleada,
Derecha sostiene que el Estado de bienestar asistida socialmente, se debe a la disponibilidad
social ha promovido la pasividad entre los po de la asistencia social, ignora el impacto de la
bres, sin mejorar realmente sus oportunidades reestructuración económica global y expresa la
de vida, y ha creado una cultura de dependen incomodidad de la derecha con ej hecho de que
cia. Lejos de ser la solución, el Estado de bien muchos de los más vigorosos Estados de bienes
estar ha perpetuado el problema reduciendo a tar han disfrutado tradicionalmente de las más
los ciudadanos a dependientes pasivos que se bajas tasas de desempleo. Otras ¿firm an que es
colocan bajo un tutelaje burocrático. De acuer difícil encontrar alguna evidencia de que las
do con Norman Barry, no hay evidencia de que reformas de la Nueva Derecha de los años ochen
los programas de asistencia social hayan promo ta hayan promovido una ciudadanía responsa
vido realmente una ciudadanía más activa (Barry ble. Esas reformas aspiraron a extender el alcan
1990:43-53). ce de los mercados a la vida de(las personas a
La Nueva Derecha cree que el modelo de través del libre comercio, de la no regulación,
ciudadanía pasiva ha subestimado el cumpli de recortes de los impuestos, del debilitamiento
miento de ciertas obligaciones como una con de las uniones comerciales y del ajuste de los
dición previa para ser aceptado como un miem beneficios del desempleo, con la finalidad de
bro completo de la sociedad. Fracasando en el enseñar a la gente las virtudes de la iniciativa,
señalamiento de la obligación de m antenerse a la independencia y la autosuficiencia (Mulgan
sí mismos, los desempleados, a largo plazo, son 1991: 43). Las políticas neoliberales han exacer
una fuente de vergüenza para la sociedad, así bado las desigualdades de clase, han expandido
como también para sí mismos (Mead 1986: 240). el c o n tin g e n te de las clases b a ja s y los
Ese fracaso es tanto un obstáculo para lograr la desempleados han sido efectivamente impedi
ciudadanía com pleta como la fuente de la ca dos de emanciparse y se han mostrado incapa
rencia de derechos equitativos. En estas cir ces de participar en la nueva [economía de la
cunstancias, «obligar al dependiente com o Nueva Derecha. Para muchos críticos, el progra
otros son obligados es esencial para la igual- ma de la Nueva Derecha es más plausible verlo
r dad, no opuesto a ella. Una efectiva política de no como una propuesta alternativa sobre la ciu
asistencia social debe incluir a los receptores de dadanía, sino como un asalto al mejor principio
la misma en las obligaciones comunes de los de la misma: la autonomía. Como Plant sostiene,
' ciudadanos en lugar de excluirlos» (Mead 1986: en vez de aceptar la ciudadanía como un status
12-13). político y social, los conservadores modernos
De acuerdo con la Nueva Derecha, la inte buscan reafirmar el papel del mércado y rechazan f
gración social y cultural del pobre debe ir «más la idea de que la ciudadanía coñfiere un status de I
allá del derecho» para centrarse más bien en la independencia económica (Plant 1991: 52).
responsabilidad de ganarse la vida. Ya que el
Estado de bienestar dasalienta la independencia La respuesta de la izquierda
de la gente, la red de seguridad debería cortarse y de las fem in istas
y cualquier beneficio de asistencia social sobrante
debería tener obligaciones atadas a él. Esta es la Dadas las inconsistencias dé la crítica de la
idea que está detrás de una de las principales Nueva Derecha, la mayoría d^ los intelectuales
reformas del sistema de asistencia social en los de izquierda continúa defendiendo el principio
años ochenta: programas de «asistencia de tra de que una ciudadanía completa requiere dere
bajo» que requieren receptores que trabajen por chos sociales. Para la izquierda, el argumento de
sus beneficios, para reforzar la idea de que los Marshall de que las personas pueden ser miem
ciudadanos deberían ser autosuficientes. bros completos y partícipes eft la vida común de
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la sociedad sólo si sus necesidades básicas se nes. Esto refuerza, antes que elimina, las barre
encuentran satisfechas fue y es un argumento ras que impiden una participación completa de
sólido. Sin embargo, muchos en la izquierda las m ujeres en la sociedad. La dependencia de
aceptan que las instituciones existentes del Esta las m ujeres con respecto a los hombres es tan
do de bienestar no son populares, en parte por dañina como la dependencia de los hombres
que parecen promover pasividad y dependen con respecto a las políticas de asistencia social
cia y porque «facilitan una retirada privatista de (Okin 1989:128-129).
la ciudadanía y una particular «clientalización» Según las feministas, la responsabilidad tien
del papel del ciudadano» (Habermas 1992: 10). de a caer desigualmente sobre las mujeres. Esto
Pero la crítica de la derecha ha llevado a la las lleva a compartir la visión de la izquierda de
izquierda a la necesidad de plantearse el proble que los derechos de participar tienen que pre
ma de cómo el Estado puede combinar la de ceder, en un cierto sentido, a las responsabilida
pendencia y la responsabilidad personal. La des. En efecto, las feministas desean expandir la
izquierda ha respondido de manera ambivalen lista de los derechos sociales con la finalidad de I!r,/y/
(7
te a este problema. Por un lado, algunos sostie superar las barreras estructurales que limitan la j ' j
nen que el principio de responsabilidad perso participación completa de las mujeres como ciu-
nal y de obligación social siempre ha estado en dadanas, barreras que el Estado de bienestar so- f
el corazón del socialismo (Mulgan: 1991: 39). cial frecuentem ente ignora o incluso exacerba,
Por otro lado, la mayoría de la gente de la iz como la distribución desigual de responsabili
quierda se siente incómoda con obligaciones dades domésticas (Phillips 1991a, 1991b). Dada
impuestas como un asunto de política pública. la dificultad de combinar responsabilidades fa
Ellos creen que la dependencia de los ciudada miliares y públicas, la igual ciudadanía para
nos del Estado no sería necesaria si la sociedad mujeres es imposible si las expectativas de traba
ofreciera oportunidades reales a la gente. Por jo y de profesión no se modifican para permitir
eso, más que imponer una obligación al Estado, más espacio para las responsabilidades familia- /-J
la izquierda trataría de lograr un pleno empleo res y si los hombres no aceptan su participación ■
a través de, por ejemplo, programas de entrena en las responsabilidades domésticas (Okin, 1989:
miento a trabajadores. La izquierda acepta el 175-77).
principio general de que ciudadanía implica Según Kymlicka, si los derechos deben pre
tanto derechos como responsabilidades, pero ceder a las responsabilidades, entonces se retro
sostiene que el derecho de participar tiene que cede a la antigua visión de ciudadanía pasiva.
preceder a las responsabilidades: sólo es apro Hasta ahora, tanto la izquierda como la derecha, ,
piado demandar el cumplimiento de las respon aceptan la necesidad de cambio. La propuesta j
sabilidades después de que los derechos de más com ún es descentralizar y democratizar el [v
participar están asegurados. Estado de bienestar, dando a las agencias locales
Un similar rechazo de la visión de ciudada de asistencia social más poder y haciéndolas res
nía de la Nueva Derecha puede hallarse en las ponsables con respecto a sus clientes. Por eso, es
recientes discusiones feministas sobre ciudada común sostener que los receptores de asistencia
nía. Muchas feministas aceptan la importancia social deben complementar los derechos de bien
de balancear derechos y responsabilidades, pero estar social con los deberes de participación d e - , j
las feministas tienen serias dudas de la retórica mocrática en la administración de los progra
de la Nueva Derecha sobre la autosuficiencia mas de derechos sociales (Kymlicka, 1994).
económica. Sostener que el género es neutral
sobre la «independencia» es frecuentemente un La cu estión de las virtu des cívicas
código para la opinión según la cual los hom
bres deberían mantener económicamente a la Los liberales clásicos creyeron que una demo
familia, mientras las mujeres deberían ocuparse cracia liberal se aseguraba creando controles y
del mantenimiento del hogar, del cuidado de balances, aunque no existiera una ciudadanía
los mayores, de los enfermos y de los más jóve virtuosa. Bastaban dispositivos institucionales y
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tienen que ni el mercado ni la participación des cívicas han sido hechos por liberales como
política son suficientes para enseñar estas virtu Amy G utm ann, Stephen Macedo y William
al des, sino que es necesario apelar a las organiza- Galston. Según Galston, las virtudes requeridas
1 ciones voluntarias de la sociedad civil -iglesias, para una ciudadanía responsable pueden ser
familias, uniones, asociaciones étnicas, coopera divididas en cuatro grupos: a) virtudes genera
tivas, grupos ecologistas, asociaciones vecinales, les: coraje, observancia de la ley, lealtad; b) vir
grupos de apoyo a mujeres y centro de caridad- tudes sociales: independencia, apertura; c) vir
, a través de los cuales nosotros aprendem os tudes económ icas: ética laboral, capacidad de
las virtudes de la responsabilidad personal y postergar la propia satisfacción, adaptabilidad
las de la obligación m utua. Como señala al cam bio económ ico y tecnológico; y d) vir
Walzer, «la civilidad que hace posible dem o tudes políticas: capacidad para discernir y
cracias políticas solam ente puede ser ap ren respetar los derechos de los demás, voluntad
dida en las redes de asociaciones» de la socie de dem andar sólo lo que puede ser pagado,
dad civil (Walzer 1992: 104). Reconociendo habilidad para evaluar el desempeño de quie
que no todas las asociaciones son un dechado nes detentan cargos públicos, voluntad para
de virtudes, Walzer es partidario de un aso- involucrarse en la discusión pública (Galston,
ciacionismo crítico, a través del cual las asocia 1991:221-24).
ciones de la sociedad civil puedan ser reforma Son estas últimas dos virtudes -la habilidad!
das a la luz de los principios de la ciudadanía para cuestionar la autoridad y la voluntad de J
(Walzer, 1992:106-107). involucrarse en la discusión pública- los com
Según Kymlicka, los teóricos de la sociedad ponentes más característicos de la teoría de la
civil demandan mucho de estas asociaciones vo virtud liberal. Una responsabilidad importante
luntarias al esperar que ellas sean la escuela prin de los ciudadanos es hacer un seguimiento a
cipal de la ciudadanía democrática. En efecto, estos representantes y juzgar su conducta. La
estas asociaciones puedan enseñar las virtudes necesidad de involucrarse en la discusión pú
cívicas, pero ésta no es su razón de ser. La razón blica surge del hecho de que las decisiones del
por la cual la gente se une y forma iglesias, gobierno en una democracia deberían ser toma
familias u organizaciones étnicas no es para das públicam ente, a través de la discusión libre,
aprender la virtud cívica. Es, sobre todo, para abierta y publicitada. Pero, como señala Galston,
honrar ciertos valores y disfrutar ciertos bienes la virtud de la discusión pública no es sólo el
humanos, y estos motivos pueden tener poco deseo de participar en política o dar a conocer
que ver con la promoción de la ciudadanía el propio punto de vista. Más bien «incluye la
(Kymlicka, 1994). voluntad de escuchar seriamente una serie de
Los liberales han intervenido también en este puntos de vista que, dada la diversidad de las
debate sobre las virtudes cívicas, pese a que con sociedades liberales, incluirá ideas que segura
frecuencia se les responsabiliza, no sin razón, mente se encontrarán extrañas e incluso odiosas.
por el actual desequilibrio entre derechos y res La virtud de la discusión política incluye tam
ponsabilidades. Los teóricos liberales de los se bién la voluntad de exponer los propios puntos
tenta y ochenta se centraron casi exclusivamente de vista de manera inteligible, como base de una
en la defensa de los derechos y de las institucio política de persuasión y no de manipulación o
nes que los garantizan, sin ocuparse de las res coerción» (Galston 1991: 227).
ponsabilidades de los ciudadanos. Según algu Macedo llama «la racionalidad pública» a esta
nos críticos, los liberales son incapaces de corre virtud de la discusión política. Los ciudadanos
gir este desequilibrio, ya que su compromiso liberales deben fundamentar sus demandas po
con la libertad o la individualidad hace que el líticas, no sólo plantear sus preferencias o ame
concepto de virtud cívica no tenga sentido nazas. Más aún, estas razones deben ser «públi
(Mouffe, 1992a). cas», en el sentido de que buscan persuadir a las
Kymlicka piensa, sin em bargo, que algunos personas de diferentes credos y nacionalidades
de los trabajos m ás interesantes sobre las virtu (Macedo, 1990).
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Los teóricos liberales sostienen que las virtu Estas demandas de «ciudadanía diferencia
des liberales se aprenden en el sistema educati da» plantean un desafío serio a ja concepción
vo. Las escuelas deben enseñar a los niños y prevalente de ciudadanía. Muchas personas con
niñas la forma como involucrarse en el tipo de sideran la idea de ciudadanía diferenciada por
razonamiento crítico y perspectiva moral que grupos como una contradicción dé términos. En
define la racionalidad pública. la visión ortodoxa, la ciudadanía ¡es, por defini
Kymlicka concluye en forma pesimista el ba ción, el tratar a las personas como individuos
lance de las diversas teorías sobre la virtud cí con iguales derechos ante la ley. Esto es lo que
vica, afirmando que «no está claro cómo debe distingue la ciudadanía democrática de la vi
ríamos promover la buena ciudadanía y qué tan sión feudal o de otras visiones prepodernas que
urgente es hacerlo» (Kymlicka, 1994). determinaban el status político d|e las personas
por su pertenencia religiosa, étnica o de clase.
La idea de ciudadanía diferenciada, por lo tan
Las ciu dadanías d iferen ciad as to, es un desarrollo radical en }a teoría de la
ciudadanía (Kymlicka, 1995).
La ciudadanía no es sólo un status determinado, Una de las teóricas más influyentes del plu
definido por un conjunto de derechos y res ralismo cultural es Iris Marión Yojung. De acuer
ponsabilidades, es también una identidad, una do con ella, el intento de crear uña concepción
expresión de la propia pertenencia a una comu universal de ciudadanía que trasciende las dife
nidad política. Marshall consideró la ciudada rencias de grupo es fundamentalmente injusta,
nía como una identidad compartida que inte porque oprime a los grupos históricamente ex
graría grupos previamente excluidos de la socie cluidos. Young ofrece dos razones bor las cuales la
dad británica y proporcionaría una fuente de igualdad genuina requiere afirmar más que igno
unidad nacional. Estaba particularmente preocu rar las diferencias de grupo. En primer lugar, los
pado por integrar a las clases trabajadoras, cuya grupos culturalmente excluidos efetán en desven
falta de educación y recursos económicos las taja en el proceso político, y «la Polución está en
excluían de la «cultura común», que debía ser parte en proporcionar medidas institucionales para
una «posesión y herencia común» (Marshall, el reconocimiento y representación explícitos de
1964). La ciudadanía cumple, pues, una función los grupos oprimidos» (Young 1^89: 259). En se
integradora. gundo lugar, los grupos culturalrhente excluidos i
Es evidente, sin embargo, que muchos gru a menudo tienen necesidades datas que pueden
pos-negros, m ujeres, pueblos aborígenes, mi ser enfrentadas sólo mediante pblíticas diferen- j
norías étnicas y religiosas, homosexuales y les ciadas por grupo. Estas incluyan derechos de
bianas- todavía se sienten excluidos de la «cul idioma para los hispanos, derephos a la tierra
tura común», a pesar de poseer los derechos para los grupos aborígenes y derechos repro
comunes de la ciudadanía. Los integrantes de ductivos para las mujeres (Yourjg 1990:175-83).
estos grupos se sienten excluidos no sólo de Los críticos se preocupan de ¡que la ciudada
bido a su status socioeconóm ico, sino tam bién nía diferenciada pueda crear úna «política de
por su identidad sociocultural: su «diferen queja». Si sólo los grupos opriijnidos pudieran
cia». acceder a la ciudadanía diferemciada, esto po
Estos grupos sólo pueden ser integrados a la dría alentar a los líderes del grqpo a dedicar su
cultura común si adoptamos lo que Iris Marión energía política a establecer unp percepción de
Young llama una concepción de la «ciudadanía desventaja -m ás que a trabajar ^>ara superarla-
diferenciada» (Young 1989; 1990). En esta pers para asegurar de ese modo su demanda a los
pectiva, los miembros de ciertos grupos serían derechos de grupo. Eso, sin embargo, no puede
incorporados a la comunidad política no sólo negar la necesidad de «una política de recono
como individuos sino a través de sus respecti cimiento» (Taylor, 1993).
vos grupos, y sus derechos dependerían, en Estas son preocupaciones serias. Al evaluar
parte, de su pertenencia a ellos. las, Kymlicka distingue tres tipbs diferentes de
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grupos y tres tipos diferentes de derechos de puesta a una forma de opresión que espera
grupo, que tanto Young como sus críticos tien mos que algún día sea eliminada. Los pueblos
den a obviar: a) derechos de representación aborígenes y otras minorías nacionales como
especiales (para grupos en desventaja); b) dere los quebecois o scots reclaman derechos perma
chos multiculturales (para inmigrantes y grupos nentes e inherentes, basados en un principio
religiosos); y c) derechos de autogobierno (para de autodeterminación. Estos grupos son «cul
minorías nacionales). Cada uno de ellos tiene turas», «pueblos» o «naciones» en el sentido
implicaciones muy diferentes para la identidad de ser comunidades históricas, más o menos
ciudadana (Kymlicka, 1995: 27-33). completas institucionalmente, que ocupan un
territorio y comparten un lenguaje e historia
a Derechos especiales de representación. Para mu diferentes. Estas naciones se encuentran den
chos de los grupos de la lista de Young, como tro de los límites de una comunidad política
los pobres, ancianos, afroamericanos y homo más amplia, pero reclaman el derecho a auto-
sexuales, la demanda por derechos de grupo gobernarse en algunos asuntos claves, para
toma la forma de representación especial den asegurar el libre y completo desarrollo de su
tro del proceso político de la sociedad mayor. cultura y el mejor interés de su gente. Lo que
En la medida en que Young considera que estas minorías nacionales quieren no es bási
estos derechos responden a condiciones de camente una mejor representación en el go
opresión, es razonable verlos como medidas bierno central, sino, más bien, la transferencia
temporales en el camino hacia una sociedad de poder y jurisdicción legislativa del gobier
donde la necesidad de representación espe no central a sus propias comunidades.
cial no exista. La sociedad debería buscar cómo
eliminar la opresión, eliminado de ese modo Obviamente, estos tres tipos de derechos pue
la necesidad de estos derechos. den superponerse, en el sentido de que algunos
b. Derechos multiculturales. El caso de los hispa grupos pueden demandar más de un tipo de
nos y otros grupos inmigrantes en Estados derecho de grupo.
Unidos es nuevamente diferente. Sus deman La m ayoría de pluralistas culturales deman
das incluyen el apoyo público a la educación dan un grado de diferenciación que no existe en
bilingüe y a los estudios étnicos en las escue casi ninguna democracia desarrollada. ¿Adop
las y la exoneración de las leyes que los ponen tar uno o más de estos derechos de grupo mina
en desventaja, dadas sus prácticas religiosas. ría la función integradora de la ciudadanía? Una
Estas medidas están orientadas a ayudar a los mirada más cercana a la distinción entre los tres
inmigrantes a expresar su particularidad y su tipos de derechos sugiere que tales temores es
orgullo cultural sin impedir su éxito en las tán a m enudo fuera de lugar. El hecho es que, 1
instituciones económicas y políticas de la hablando en general, la demanda por los dere
sociedad dominante. Como los derechos de chos de representación y por los derechos mul
autogobierno, estos derechos no necesitan ser ticulturales es una demanda de inclusión. Los
temporales, porque las diferencias culturales grupos que se sienten excluidos quieren ser
que promueven no son algo que esperamos incluidos en la sociedad mayor y buscan lograr
eliminar. Pero, a diferencia de los derechos de lo a través del reconocimiento y de un espacio
autogobierno, los derechos multiculturales para su «diferencia».
buscan promover la integración en la socie El impulso básico que subyace a los derechos
dad más amplia, no el autogobierno. de representación es, pues, la integración, no la
c. Derechos de autogobierno. En algunos de los separación. La mayoría de demandas multicul
ejemplos de Young, como el sistema de reser turales evidencian que los integrantes de gru
va de los indios americanos, la demanda por pos minoritarios quieren asimismo formar parte
derechos de grupo no se ve como medida de la corriente central de la sociedad.
temporal, y puede llevar a confusión el afir Algunas personas temen que los derechos
mar que los derechos de grupo son una res multiculturales impidan el proceso de integra-
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ción de los emigrantes, al crear un confuso es aún, parece no haber un frencf natural a las
pacio a mitad de camino entre su vieja nación demandas de aumentar el autogobierno. Si se
y la ciudadanía dentro de la nueva. Pero estas garantiza una limitada autonomía, esto puede
preocupaciones no parecen tener un fundamen sim plem ente en cen d er las am biciones de los
to. La experiencia en países con programas líderes n acionalistas, que no estarían satisfe
multiculturales extensivos, como Canadá y Aus chos si no cu en tan con su propio autogobier
tralia, sugieren que los inmigrantes de primera no. Los Estados multinacionale¡s democráticos
y segunda generación que m antienen el orgullo son, al parecer, inherentem ente inestables por
de su herencia están también entre los ciudada esta razón.
nos más patrióticos de su nuevo país. Más aún, Puede parecer tentador, por lo tanto, ignorar
la fuerte afiliación a su nuevo país parece estar las demandas de las minorías (nacionales, no
basada en gran medida en su voluntad, no sólo hacer referencia a grupos particulares en la Cons
de tolerar, sino también de dar la bienvenida a titución e insistir en que la ciudadanía es una
las diferencias culturales. identidad común compartida por todos los in
Los derechos de autogobierno, en cambio, dividuos sin im portar la pertenencia a un gru
generan profundos problemas a las nociones tra po. Esta se describe a menudo como la estrategia
dicionales de identidad ciudadana. Mientras que norteamericana para lidiar con el pluralismo
los derechos de representación y los multicultu cultural sin que Estados Unido^ sea un Estado
rales asumen la comunidad política más amplia multinacional. En realidad, hay muy pocos Es
y buscan una mayor inclusión en ella, las de tados multinacionales democráticos que siguen
mandas para el autogobierno reflejan un deseo la estrategia estricta de «ciudadanía común»: esto
¡ de debilitar los lazos con la comunidad mayor, no es sorprendente, porque rechjazar las deman
| e incluso la autodeterminación del grupo plan- das de los derechos de autogobierno puede sim
' tea la cuestión de quién es realmente «el pue plemente agravar la alienación entre estos gru
blo». Las minorías nacionales reclaman ser pue pos e increm entar el deseo de ^ecesión (Taylor
blos diferentes con derechos de autodetermina 1993).
ción a los que no renunciaron con su (a veces Las demandas de autogobierno plantean un
involuntaria) federación con otras naciones en problema para quienes proponen tanto la ciu
un país mayor. En realidad, a menudo se esta dadanía común como la ciudadanía diferencia
blece explícitamente que se mantendrán ciertos da. Entonces, ¿cuál es la fuente de unidad en un
poderes en los tratados o acuerdos constitucio país multinacional? Rawls plantea que la fuente
nales que especifican los términos de la federa de unión en las sociedades modernas es la no
ción. ción compartida de justicia:
Los derechos de autogobierno son, por lo
tanto, los casos más completos de ciudadanía «Aunque una sociedad bieiji ordenada está
diferenciada, ya que dividen al pueblo en «pue dividida y es pluralista... el acuerdo público
blos» separados, cada uno con sus derechos his en asuntos de justicia social y política susten
tóricos, sus territorios y poderes de autogobier ta los lazos de amistad cívijza y asegura los
no y, por lo tanto, con su propia comunidad lazos de asociación» (Rawls ¡1995).
política.
Parece improbable que la ciudadanía dife Pero el hecho de que dos gijupos nacionales
renciada tenga una función integradora en este compartan los mismos principios de justicia no
contexto. Si la ciudadanía es pertenencia a la les da necesariam ente una razdn poderosa para
comunidad política, al crear comunidades polí unirse o perm anecer juntos, en vez de seguir
ticas superpuestas los derechos de autogobierno siendo o convertirse en dos países separados. El
generan necesariamente una suerte de ciudada hecho de que las personas de Noruega y Suecia
nía-dual, a¿í cuiüó conflictos potenciales sobre compartan los mismos principios de justicia no
lk-e©iímnidad con la que los ciudadanos se iden impidió la secesión de Noruega en 1905 (Kymlic-
tifican más profundamente (Vernon 1988). Más ka, 1995).
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Parece claro que necesitamos una teoría de la ciones que obligan a actuar de una manera no
ciudadanía, no sólo una teoría de la democracia deseada. Esta es una libertad de la acción,
o la justicia. ¿Cómo podemos construir una iden llamada también libertad negativa.
tidad común en un país donde las personas no b. La capacidad de decidir libremente y de par
sólo pertenecen a comunidades políticas separa ticipar activamente en los asuntos públicos.
das sino que pertenecen de diferentes maneras, Esta es una libertad de la voluntad, llamada
es decir, algunas son incorporadas como indivi también libertad positiva.
d u o s y otros mediante la pertenencia a un gru- c. La capacidad de participar en la riqueza y el
I po? Taylor llama a esto «profunda diversidad» e bienestar que produce una sociedad ha dado
insiste en que es «la única fórmula que permite lugar a los derechos sociales.
a un Estado multinacional permanecer unido
(Taylor, 1993). Sin embargo, admite que sigue A la primera capacidad, los filósofos la lla
■ siendo una pregunta abierta qué es lo que m an man, como ya hemos señalado, libertad negati
tiene unido a un país de este tipo. La gran va va; los juristas, derechos civiles, y los politólo-
riedad de situaciones históricas, culturales y gos, liberalización. Esta es definida en la teoría
políticas de los Estados multinacionales sugiere política como apertura al disenso, la oposición
que cualquier respuesta generalizada a esta pre y la competencia (Dahl, 1989). A la segunda
gunta sería exagerada. capacidad los filósofos la han llamado libertad
positiva; los juristas, derechos políticos, y los
politólogos, democratización o también inclu
5. U na d e f in ic ió n m ín im a sión o participación política. En la teoría polí
tica ésta es definida como participación en la
Más allá de las diversas concepciones de la ciu elección de los gobernantes y en la gestión de
dadanía moderna, ésta supone un conjunto de los asuntos públicos (Dahl, 1989).
elementos básicos que la definen. Esos elem en Existe otra manera de conceptualizar los de
tos son los siguientes: rechos. Los filósofos norteam ericanos Rawls
En primer lugar, el ciudadano es un indivi (1978) y Walzer (1993) han definido los derechos
duo -e n la tradición liberal- o un conjunto de como acceso a ciertos bienes primarios sin los cuales
individuos -e n la tradición com unitarista- que el individuo no podría existir. Rawls distingue los
no tiene relaciones de dependencia personal o bienes sociales primarios que tienen que ver con
que ha roto con ellas y que, por eso mismo, es las libertades básicas, que son absolutos y perma
relativament|_autónomo. No puede haber ciu nentes, de los bienes sociales primarios que tienen
dadanía en una socíectad de estamentos, de sier que ver con la riqueza y el poder, que tienen un
vos y de esclavos. La ciudadanía sólo puede sentido relativo y variable. Sobre esta base se afir
desarrollarse en una sociedad de individuos o ma comúnmente que los liberales defienden la J
de conjuntos de individuos. prioridad de los derechos sobre los bienes, mien-1
En segundo lugar, el ciudadano es un indivi tras que los comunitaristas defenderían la priori
duo o una comunidad de individuos con _dere- dad de los bienes sobre los derechos. Algunos^
chos que son enfatizados frente a las tradicio filósofos sostienen que esta oposición se levanta
nales responsabilidades que im ponían los Es sobre la confusión entre la definición de los inte- ¡
tados premodernos. ¿Qué son entonces los de reses fundamentales de las personas con los prin- J
rechos que definen al individuo como ciudada cipios de la distribución (Kymlicka, 1989).
no? Hay varias formas de definir los derechos. En tercer lugar, el ciudadano con derechos
Una de las más frecuentes es definirlos como implica una peculiar relación de la sociedad y
atribuciones de ciertas capacidades a los indi de los individuos con el Estado moderno, que
viduos. En la historia de la ciudadanía, éstas reconoce el claro predominio de los derechos
han sido: sobre las responsabilidades y ofrece una serie de ^
a. La capacidad de actuar libremente sin impe garantías con stitu cion ales, organizativas e ; ,
dimentos que bloquean la acción ni restric institucionales y recursos para concretarlos, a \ '
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L a s c iu d a d a n ía s im a g in a d a s