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BOLIVIA

EL PROMETEO DE LOS ANDES

Raúl Ruiz Gonzáles

Obra suministrada por la Universidad Mayor San Andrés, Bolivia


COLECCIÓN PROBLEMAS DE AMERICA

VOLUMEN II

BOLIVIA

El Promoteo de los Andes

1
RAUL RUIZ GONZALES

BOLIVIA

El Prometeo de los Andes

EDITORIAL PLATINA

BUENOS AIRES

2
Libro de Edición Argentina

C by Editorial Platina

Santa Fe 2970-Buenos Aires

Queda hecho el depósito que

Marca la ley 11.723

3
A la esforzada y combativa clase

Obrera de mi país.

A mi digna y sacrificada madre.

A Guille, mi compañera infatigable,

Cuyo espíritu es la protesta

Encendida contra la injusticia social.

A ella que, como educadora, conoce

El drama que viven la mujer y el

Niño del pueblo boliviano.

4
I. PAISAJE

País mediterráneo, Bolivia limita con varios países: al norte y al este con el Brasil, al sud
con la Argentina y el Paraguay y al oeste con el Perú y Chile. Su territorio se extiende al
occidente del centro geográfico del Continente Sudamericano, con una superficie de
1.098.581 kilómetros cuadrados.

El macizo central de los Andes o Promontorio de América (1), denominado con razón por
el escritor Jaime Mendoza, Macizo Boliviano, constituye en toda su diversidad
geográfica, el variadísimo escenario en el que vive y se desarrolla un pueblo de ricas
tradiciones históricas. “El macizo boliviano —escribe Fernando Diez de Medina— da
contextura fundamental al país, coherencia a la síntesis cósmica de sus paisajes,
fusiona los pueblos que lo habitan y se proyecta al continente.”(2)

A una altura media de 3.700 metros sobre el nivel del mar, el gigantesco Altiplano es, en
realidad, la configuración de dos cordilleras que se desatan de los nudos de
Apolobamba y Vilcanota y se extienden como sus bordes hacia el sud, enlazándose
nuevamente en el nudo de Lípez.

La Cordillera Occidental o de la Costa, sale de Bolivia por el sud hasta las riberas del
Pacífico, formando “un laberinto de sierras y macizos sobre la “puna” de Atacama”(3).
La Cordillera Oriental o interior que atraviesa el territorio boliviano, comprende dos
macizos: el septentrional o de yungas, que en rápida sucesión de valles profundos y
estrechos, desciende hasta las llanuras de la hoya amazónica; y el meridional o de
Charcas, que atravesado de norte a sud por planicies elevadas y valles amplios y
templados, desciende lentamente hasta los llanos de la hoya platense. Diríase mejor. El
macizo boliviano se alza por su flanco marítimo en vertiginosas pendientes, en tanto que
por su flanco oriental se alza desde los llanos que forman su base, lentamente, por
mesetas escalonadas hasta las planicies altas conocidas con el nombre de punas, a
modo de gigantesca gradería.

Las tierras ribereñas del Pacífico constituyen, de esta manera, la plataforma desde
donde se yergue la Cordillera Occidental del macizo boliviano, del mismo modo que “las
tierras bajas de la cuenca del Madera integran, en lo orográfico y en la hidrográfico, el

5
macizo de los yungas; y ]as planicies de la hoya platense, entre el Paraguay y el
Pilcomayo, pertenecen por los mismos conceptos, al macizo de Charcas”.(4)

“Geográficamente —dice Jaime Mendoza—, Bolivia es un país mixto, de tierras altas y


bajas, que se complementan mutuamente... está constituida por dos partes al parecer
divergentes, pero que con su misma oposición están llamadas a formar una maravillosa
unidad.” Comprende en general tres grandes regiones fundamentales, claramente
diferenciadas por su altitud, su topografía, su clima y su fauna y flora.

La región altiplánica, fría y árida, azotada por los vientos, pero soberbia por su
inmensidad, su cielo profundamente azul y sus montañas siempre coronadas de nieve,
comprende parte de los Departamentos de La Paz, Oruro y Potosí y el lado occidental
de Cocha-bamba. Abarca un catorce por ciento del territorio. Los yungas y los valles, de
clima cálido y templado respectivamente, dotados de tierras fecundas para todos los
frutos, se extienden en los Departamentos de La Paz, Cochabamba, Chuquisaca, Tarija
y aun Potosí y representan el diez por ciento del territorio. Las tierras bajas, de clima
tórrido, de montes, bosques, llanuras y pampas y de una fertilidad realmente asombrosa,
comprenden el Departamento de La Paz, la parte oriental de Cochabamba, Chuquisaca
y Tarija y en toda su extensión los Departamentos de Pando, Beni y Santa Cruz,
constituyendo el sesenta por ciento del territorio.

Cada una de estas grandes regiones geográficas tiene sus características propias; y sin
embargo, es necesario destacar el hecho de que en la región de los valles, situada entre
el Altiplano y los llanos, los del macizo septentrional son estrechos y profundos, yungas
de clima cálido y húmedo; y los del macizo meridional son amplios y más altos, de clima
templado y menos húmedo. Asimismo, en la región de las tierras bajas, se distinguen las
selvas del norte en la cuenca del Madera, las llanuras de Chiquitos y las pampas y
arenales del Chaco en la hoya del Plata, lo que tipifica un clima y paisaje variados, si
bien toda esta región tiene, en general, un clima tórrido.

Este es el panorama geográfico que ofrece Bolivia. Es, como dijera su autor, “la síntesis
geográfica de América”. Tiene selvas y montes, llanuras y valles profundos y templados,
Altiplano y montañas de eternas nieves: Illampu, Sajama, Illimani, Parinacota, Huayna
Potosí, Mururata, Chacaltaya y otras; lagos como el Titicaca, el más alto del mundo, a
3.810 metros del nivel del mar y cuyo dominio se comparte con la vecina República del
Perú. En las zonas de influencia de este lago se desarrolló una de las culturas más
antiguas de América, y es célebre, porque una de sus islas, la Isla de Coati (Isla de la
Luna), convertida en penal para delincuentes comunes durante la República es, hasta la
insurrección de abril de 1952, el lugar de confinamiento de los políticos opositores. Tiene
otros lagos como el Poopó, unido al anterior por el río Desaguadero; salares como los de
Coipasa, Uyuni y otros; ríos grandes y caudalosos, navegables muchos de ellos y que
por su sistema hacen de Bolivia el centro hidrográfico del Continente.

Bolivia que, sin lugar a dudas, por su misma posición geográfica, “como clave del
pasado histórico y centro de equilibrio del hemisferio”(5) desempeña un destacado papel
en la historia de América Latina, encierra un potencial de riqueza asombrosa. “Mesa de

6
plata, asentada sobre bases de oro”, como dice Humboldt, el macizo andino es,
ciertamente, de enormes riquezas naturales.

En las cumbres de sus montañas anidan el águila y el cóndor. Este último es símbolo del
escudo patrio.

En las entrañas de sus cerros y en las cuencas de sus ríos, palpitan casi todos los
minerales conocidos, desde el oro y la plata, el estaño y el plomo, el cobre, el cinc, el
antimonio, el wolfram, la fluorita, el hierro, el manganeso, asbesto y muchos otros, hasta
minerales radioactivos.

Sus bosques guardan la quina y el tanino, la castaña, la goma, el cacao, la vainilla, etc. y
una ingente riqueza forestal aún explotada. Es realmente sorprendente la variedad de
maderas que poseen los bosques de la región oriental del país. En ellos anidan aves de
los mas variados plumajes, desde el loro y el papagayo bulliciosos, hasta la elegante
garza que planea sobre las altas y cimbreantes palmeras de las tierras de Mojos; moran
el tapir y fieras como el tigre americano, junto al asustadizo mono.

En los lagos, lagunas y ríos existen peces y caimanes.

Sus valles profundos y templados y sus llanuras orientales, son fecundos para todos los
productos: caña de azúcar, yuca, café, arroz, maní, trigo, maíz, coca, patatas,
legumbres, etc. y frutas de todas clases.

En sus pampas y llanos se crían el ganado vacuno, caballar, ovillo, caprino y otros. Las
llanuras orientales, particularmente en el Departamento del Beni, se hallan expuestas
periódicamente a las inundaciones de los grandes ríos de la cuenca amazónica.

En la aridez del Altiplano, azotado por los vientos fríos que silban en los pajonales, se
siembra la papa, la cañahua, la oca, la quina y la cebada; y por la vastedad
impresionante de estas tierras que se alzan a los 4.000 metros, recorren el guanaco y la
vicuña ariscos, y la llama, como símbolo telúrico que acompaña al indio.

“¡La llama! Adorable bestia que no requiere domadores ni arrieros que le den de
latigazos, ni de ronzales, ni de jáquimas, ni de herrajes, ni de caronas, albardas y
sudaderos. Animal providencial que manumitió a los chullpas y collas de la condición de
bestias cargueras a que estaban reducidos hasta la domesticación de este camélido. Es
el rumiante de los viajes dilatados. Es el portador milenario de la sal común, mercadería
mágica de los collaymarás, desde salares de Coipasa y Uyuni hasta los jocundos valles
y vallejuelos de Cochabamba, Chuquisaca y Tarija.”(6)

La zona estañífera situada en la Cordillera de los Andes a una altura entre los 3.500 y
los 5.000 metros, tiene yacimientos dispersos de condiciones naturales muy diversas La
riqueza de sus vetas es muy variada. Las famosas minas de Llallagua, de la empresa
Catavi, en el Departamento de Potosí son, sin duda, las más ricas. “Hay tres clases de
yacimientos estañíferos, según la clasificación de los geólogos: unas sin plata, otras con
ella y la tercera la de Potosí.” “Naturalmente hay aluviones en varios lugares, que pro-
ducen la tonelada fina a muy bajo costo: Ocurí, Huanuni, Aroifilla son los más

7
importantes... si bien estos aluviones bolivianos son mucho más ricos en estaño que los
de Malaya, pero tienen una masa de mineral mucho menor.” (7)

Durante más de un siglo, en la época de la Colonia, Bolivia, entonces el Alto Perú, figuró
como el primer productor de plata en el mundo. “Bolivia es un país esencialmente
estañífero —dice Raúl Canedo Reyes— más propiamente un país argento-estañífero”;
sin embargo, “la zona cuprífera se extiende desde la frontera con la Argentina, a lo largo
del límite del Altiplano con la Cordillera Occidental hasta la frontera con el Perú... en una
faja de más de 600 kilómetros de longitud”. Los principales yacimientos son Corocoro,
Turco y Chacarilla. ‘La zona de plomo y antimonio se extiende a lo largo de toda la faja
estañífera, en un ancho considerablemente mayor al ocupado por los depósitos de
estaño, es decir, a lo largo de una faja de más de 1.200 kms.” La existencia de wolfram
es también importante y se han descubierto grandes yacimientos de hierro y manganeso
como los de Mutún, cerca de la frontera con el Brasil; hay asimismo asbesto y una gran
variedad de minerales.

Los filones de cuarzo aurífero como en Yani y Amayapampa, los “filones auríferos de
minerales complejos como en la Joya y varios otros tipos de filones metalíferos con oro,
son importantes; pero, las grandes reservas de este metal precioso se encuentran en los
yacimientos aluviales, “en las morrenas glaciares, los depósitos fluvio-glaciares y en las
gravas fluviales.., distribuidos a lo largo de las cordilleras y en las estribaciones de la
Cordillera de Chiquitos”. “La parte más impoitante de los yacimientos aluviales... se
encuentra en los depósitos relativamente modernos y que constituyen las playas a veces
boscosas de los ríos, especialmente el río Kaka, Mapiri, Tipuani, Challana y Zongo.”(8)

La verdad es que Bolivia constituye la zona argento-estañífera más rica del mundo y
además, de acuerdo con Raúl Canedo Reyes, “la zona mineralizada que más tiempo ha
estado en manos de los mineros.

Pero el territorio boliviano posee también petróleo. Según el autorizado dictamen de


geólogos e ingenieros, dos terceras partes se hallan cubiertas de ricos mantos
petrolíferos. “En el flanco este de las últimas estribaciones andinas, existe en Bolivia una
de las más extensas regiones de posibilidades petroleras del Hemisferio Oeste. Se trata,
en primer término, de una faja de territorio que comienza en la frontera con el Perú.
cruza. Bolivia en sentido casi diagonal y llega hasta el límite con la Argentina. Además
de esta zona subandina, toda la región de los llanos hasta el contacto con los basaltos,
cerca de la frontera con el Brasil, ofrece muy serias posibilidades de grandes
acumulaciones de petróleo, según lo hacen presumir los estudios que se llevan a
cabo.”(9)

Sobre esta tierra de grandes recursos naturales, que encierra casi todos los minerales
conocidos, que ofrece los más marcados con-trastes geográficos, con una flora y una
fauna variadísimas, vive, sufre y crea una población de tres millones y medio de
habitantes. La mayoría, el sesenta por ciento, la constituyen los aymará y los quechuas,
descendientes de tiahuanacotas, collas e incas. El treinta por ciento son mestizos,
nacidos de la mezcla de españoles y aborígenes, en un proceso de misogenación que
arranca desde la brutal dominación de los indios por los primeros conquistadores

8
hispanos, hasta nuestros días. El diez por ciento son blancos y salvajes. Estos últimos
habitan las selvas orientales y las pampas del sudeste, en diversas tribus: guarayos,
yuracarés, baures, mojos, movimas, chiquitanos, zamucos, tobas, sirionós, matacos y
muchas otras.

Es típico el vestido del indio, como lo es el del camba y el del mestizo o cholo, y son
distintos los idiomas y dialectos que se hablan, que acentúa diferencias irritantes y
arraiga prejuicios sociales y un raciales, extendidos particularmente entre las diversas
capas de pequeña burguesía.

Desde tiempos remotos, la población de Bolivia se encuentra concentrada en las


regiones altiplánica y de los valles, mientras gran parte de las tierras orientales continúa
virgen y en completo abandono por los poderes públicos.

9
II. SINTESIS RETROSPECTIVA. EL KOLLASUYU

Nuestro propósito no alcanza el extremo ambicioso de examinar la vida de los primeros


pobladores del territorio boliviano, ni menos las diferentes teorías sobre el origen del
hombre americano; pero no podemos menos que adherirnos a las conclusiones de
estudio e investigación, por los cuales se establece que los primeros habitantes de
América vinieron del viejo mundo, en sucesivas migraciones de diferentes culturas.(10)

Sólo el hecho de que a través del tiempo perviva el ayllu. colla, con las naturales
modificaciones impuestas por la dominación incaica, por la conquista y la colonización y
por las trasformaciones operadas durante la República, nos induce a referirnos,
brevemente por cierto, al Collao y al Imperio Incaico.

Esta pervivencia del ayllu adquiere para nosotros singular importancia, puesto que
tipifica una de las peculiaridades nacionales más características de Bolivia; y por eso
mismo, para comprender en sus raíces más profundas la realidad boliviana, el drama del
pueblo boliviano, se hace indispensable, cuando menos, un examen panorámico de la
cultura preincaica, que nos legara el portentoso Tiahuanacu, como prueba de la pujanza
y de la capacidad creadora de las poblaciones nativas.

País de indios, como se dice, Bolivia alienta en el corazón mismo del Continente, lo más
hondo y típicamente americano. Como “símbolo y esencia de lo nativo”, como “puente
inevitable, núcleo originario, fuerza centrípeta equidistante entre el Pacífico, el Amazo-
nas y el Plata” —al decir de Fernando Diez de Medina— Bolivia muestra al mundo
particularidades inconfundibles por su misma composición demográfica y especialmente
por su mayoritaria población aborigen, sometida y explotada durante cerca de tres
siglos, como colonia de la monarquía feudal decadente de España y oprimida durante la
República, sobre la base heredada de ese feudalismo, por el capitalismo monopolista
británico y norteamericano sucesivamente.

Es evidente que los “indios de Bolivia” no constituyen una “raza inferior”, retardataria,
holgazana, viciosa e inútil, como frecuentemente afirman historiadores y sociólogos
nacionales y extranjeros, influidos por absurdas teorías racistas.(11)

10
En realidad, para esa refutación basta TIAHUANACU, que los llamamos cultura
Tupuraya. De ellos se forma más tarde aún la cultura Mojocoya... Hacia tiempos de la
Era llega a Bolivia una corriente cultural proveniente de Nazca en la Costa peruana, por
lo cual llamamos cultura Nazcoide... trae la organización del Estado, con reyes, la vida
en ciudades y el conocimiento del bronce. Al pasar por Tiahuanacu los Nazcoides dieron
origen a la civilización del Tiahuanacu clásico” Edgar Ibarra Grasso: De Antes de
Tiahuanacu en Cochabamba. Publicación especial de El Mundo, del 30 de agosto de
1959. Cochabamba).

A través de sus monumentos y sus relieves, muestra el estilo propio de aquellos


aymaras de la gran Metrópoli Andina y traduce su hondo sentido de la vida, su fina
sensibilidad estética, su vigorosa concepción política y su gran fuerza de dominio. “Este
estilo definidor de la fisonomía y del carácter preapolíneo de Tiahuanacu —según
expresión de Gustavo Adolfo Otero— dramatiza en forma insuperable los pensamientos,
las aspiraciones, la energía viva, en fin, todo el complejo filosófico y social del existir de
aquel pueblo, que en un momento cumbre de su historia, llegó a una posición cenital.”
(12)“...Cultura de glifos y símbolos aún no descifrados —esa maravillosa Puerta del Sol,
ese enigmático signo escalonado, esos monolitos esfíngicos, esa arquitectura
ortogonal— son todo el pasado aprisionado en teoremas de piedra”.(13)

Las ruinas de Tiahuanacu son, ciertamente, la mejor prueba de la grandiosidad a que


llega una de las más viejas culturas de América, y a cuya decadencia y destrucción
sigue el Imperio del Collao, al que nos referiremos a grandes rasgos, sin pretender hacer
la historia de nuestros antepasados y, únicamente, porque los collas ejercen evidente
influencia en las múltiples manifestaciones de la vida del Imperio Incaico, sometido y
dominado a su vez por los conquistadores españoles.

EL IMPERIO DEL COLLAO

Es admirable cómo el Imperio del Collao extiende su dominio a un vasto territorio que,
según algunos, llega hasta Colombia al norte y al sur hasta Chile y Argentina.

Los collas o aymarás, cuyos descendientes forman hoy una nacionalidad mayoritaria y
oprimida, habitan las zonas de influencia del lago Titicaca, lago sagrado, y constituyen
un imperio, sometiendo a numerosas tribus del Altiplano y los valles: ayaviris, pacajes,
larecajas, omasuyus, lupaces, charcas, pacasas, carangas, quillacas, aullagas, urus,
chichas y varias otras. Mas no es del caso examinar la jurisdicción del Collao ni es
imprescindible determinar todos los pueblos que lo forman. Conquistado en el siglo XIV,
después de cruentas batallas, es incorporado al Imperio Incaico con el nombre de
Kollasuyu, integrando así el Tahuantinsuyu.

El nombre de colla que aún hoy se da a los habitantes del Altiplano y de los valles,
deriva de kallana, nombre de tribus de habla aymara.

Lo que nos interesa para el objeto que nos hemos propuesto, es saber que el ayllu como
forma de organización social, la chunca, la minca y la mita como sistema y régimen de

11
trabajo, y la estructura política fundada en el gobierno de los mallcus, jilakatas, kallas y
amautas, son adaptados por los incas y aprovechados por los españoles para sus fines
de colonización.

El ayllu colla como sistema de vida en común, todavía conserva esos vestigios, Ligados
sus miembros por vínculos de sangre, económicos, religiosos y políticos, constituyen la
comunidad establecida sobre un área de territorio denominada marca. Sobre esa cir-
cunscripción geográfica en la que vive y se desarrolla la comunidad indígena (el ayllu),
tiene lugar a través dc un largo proceso de aglutinamiento y como consecuencia
inevitable del desarrollo productivo, la formación y desenvolvimiento de las poblaciones
collas llamadas llajtas.

La agricultura, base de la economía de los collas, se funda en la propiedad colectiva de


la tierra, periódicamente distribuida en parcelas denominadas ccatus. La parte destinada
a la vivienda, conocida con el nombre de sayaña(14), se otorga simplemente en
usufructo. El reparto de la tierra (lihua), ejecutado anualmente por el mallcu-jilakata,
beneficia sin excepción a todas las familias.

Las relaciones sociales consiguientes, como expresión de una forma esencialmente


colectiva de trabajo, incluyen en él a mujeres y niños desde cierta edad.

El huysu, denominado ttajlla entre los incas (arado), la chonta y la lampa(15)


sumamente rudimentarios, de piedra y de cobre, son sus principales instrumentos de
trabajo.

Los collas no saben escribir y no obstante, la invención del sistema de nudos en hilos de
colores (kipus), se atribuye a uno de sus mallcus (Quipuilla). Conocen la alfarería y el
tejido en los que reproducen las expresiones más vivas del arte decorativo tiahuanacota,
lo que quiere decir que son continuadores de esa civilización.

Para el trabajo se organizan en grupos de diez personas en un comienzo y después,


congo consecuencia del propio desarrollo del ayllu y de la necesidad de aumentar la
productividad social del trabajo, posiblemente en grupos de mayor número, adoptando
asimismo, una forma de división del trabajo, que emerge exclusivamente de ese
desarrollo y de las necesidades consiguientes.

Las tierras cultivadas y las piaras de llamas requieren, en efecto, del cuidado celoso del
ayllu, lo que naturalmente, exige el turno para las faenas agrícolas propiamente dichas y
para la vigilancia y cuidado de sus sembradíos y del ganado.(16)

Esta organización del trabajo en tropas, significa trabajo colectivo en la sayaña y en la


marca y se denomina chunca. De esa forma de división del trabajo por turnos, nace la
mita, que justamente quiere decir turno obligatorio, aunque su implantación obedece con
mayor frecuencia a la necesidad de realizar obras públicas: construcción de caminos y
templos, laboreo de minas y otros trabajos.

Los incas conservan el sistema de la mita casi dentro de sus propios marcos; pero los
españoles lo utilizan como forma de esclavizamiento, para saquear el metal precioso de
las entrañas de los cerros, con la desesperada avidez de acumular cuanto antes una for-

12
tuna e irse de retorno a España, dejando en los socavones de las minas enterrados
cientos de miles, millones de mitayos.

La mincca, que hoy mismo se practica en las labores agrícolas, consiste en el trabajo
voluntario a cambio de productos alimenticios. Casi siempre se recurre a este sistema en
ausencia de los varones, viéndose la mujer obligada a utilizar el servicio de la mincca. El
ayni, también practicado en nuestros días por los campesinos quechuas y aymarás
como forma de ayuda, de prestación recíproca de servicios, -expresa la más amplia
solidaridad nacida de los múltiples vínculos del ayllu, que el tiempo no ha podido borrar.

El ayllu, equiparable según Engels a la gens griega, celta, romana o germana, nace de
la familia pulalúa. (17).Los vínculos religiosos se expresan en totems y tabús, que en
resumen son las huacas.(18) Los collas creen en varios diosas. El principal es
Wiracocha y también la madre tierra. Momifican sus muertos y los guardan en tumbas
con el nombre de chullpas, junto con sus ropas y alimentos, sus objetos de uso: de oro,
plata, etc., lo que prueba su creencia en la otra vida.

La autoridad del gobierno se halla en manos de los mallcus, elegibles cada año de entre
los miembros más destacados de la comunidad. El mallcu dcl ayllu es el jilakata. Junto a
éste funciona un Consejo de ancianos o auquis, denominado Amauta.(19)

Parece que la decadencia del Collao se debiera a las luchas intestinas de los jefes de
distintos suyus o regiones, como en el caso de los kan y los Zapana. Sea lo que fuere, lo
evidente es, como dice Rigoberto Paredes, que el “Imperio Incaico no fue sino la conti-
nuación y desarrollo del gobierno de los antiguos kollana. Los incas fueron los
restauradores felices de aquella civilización indígena, que se extinguía”.

EL IMPERIO INCAICO

Según la tradición, la conquista del Collao por Pachacuti Inca Yupanqui, el décimo del
Imperio Quechua, es el resultado de grandes luchas y el aplastamiento de sucesivas
rebeliones. Jamás los aymarás se sometieron fácilmente; y desde la iniciación de la con-
quista con Pachacuti Inca Yupanqui, pasan los reinados de dos incas más hasta su
consolidación. Tupaj Amaru Yupanqui fracasa en la lucha contra cl Collao, como fracasa
en la conquista de los Purumancas de lo que es hoy el territorio chileno y fracasa
asimismo en sus expediciones contra los Mojos y los Chiniguanos, cuyos descendientes
habitan hoy el oriente boliviano. Es Tupaj Yupanqui el que recién después de
sangrientas y sucesivas batallas somete al Collao; y desde entonces dos lenguas
mayoritarias se hablan en estas tierras que forman el territorio boliviano: el QUECHUA y
el AYMARA.

Bautista Saavedra dice a propósito: “El quechua fue idioma que representando una
extensa civilización no hizo sino cubrir muy por encima una más honda que ella: la
aymará, sin haber podido borrarla. Raspando un poco el barniz quechua queda como
roca firme el ayunará y su civilización.” (20)

13
El Imperio Incaico se extiende en un territorio de casi cuatro millones de kilómetros
cuadrados, con una población de doce a quince millones de habitantes.(21) Desde el río
Ancasmayu hasta el Maule, comprende parte del Ecuador, los territorios del Perú y
Bolivia y las regiones norteñas de Argentina y Chile. El Tahuantinsuyu significa las
cuatro partes del mundo: Chinchasuyu al norte, Kollasuyu al sur, Antisuyu al este y
Cuntisuyu al oeste. De Cuzco, capital del Imperio, parten grandes rutas a cada uno de
los suyus.

El allyu sufre trasformaciones importantes. Se debilitan los vínculos consanguíneos y


religiosos y se amplían y fortalecen los vínculos económicos y políticos, en beneficio del
Estado centralizado de los Incas, permitiendo la aceptación de allegados (miembros de
otros ayllus) ; y por el sistema de los mitimaes o trasplante de poblaciones, un mayor
aglutinamient0 que impulsa el desarrollo y la trasformación de los sistemas de
organización social y política del ayllu calla. Por eso, no es desacertado afirmar que el
Imperio Incaico constituye un factor de descomposición del ayllu primitivo; si bien es
evidente que en el primer período de dominación quechua algunos ayllus preincásicos
se unen formando aldeas llajtas, con un poder fuertemente centralizado en manos de los
maitcus, jilakatas y amautas, cuyas luchas determinan en definitiva la dominación del
Kollasuyu por los incas.

La actividad fundamental de los incas es también la agricultura, sobre la base de la


propiedad colectiva de la tierra, de los bosques, de las aguas, de los pastos. Como dice
César Antonio Ugarte, los rasgos característicos de la economía incaica son: la “pro-
piedad colectiva de la tierra cultivable por el ayllu o conjunto de familias emparentadas,
aunque dividida en toles individuales intrasferibles; la propiedad colectiva de las aguas,
tierras de pasto y bosques por la Marca o tribu, o sea la federación de ayllus estable-
cidos alrededor de una misma aldea; la cooperación común en el trabajo y la apropiación
individual de las cosechas y frutos”.(22)

En realidad, lo que da fisonomía peculiar a la forma de propiedad de la tierra, es el


reparto que de ella se hace en tres partes: para el culto, el inca y el pueblo. Esta última
distribuida a su vez en lotes individuales intrasferibles, denominados tupus, otorgados en
usufructo.(23)

Minas, cocales, ganado y tierras conquistadas pertenecen al inca. Los jatun-runas o


pueblo, trabajan las tierras del inca y del Sol, cuyas cosechas sirven para atender las
necesidades de la nobleza y del clero, de los funcionarios del Estado, del Ejército y de
las vestales, afilas o vírgenes del Sol. Los enfermos, ancianos, viudas e inválidos no
quedan al margen de los beneficios de la cosecha; pero tampoco son mantenidos en la
ociosidad. (24) En efecto, realizan tareas compatibles con su estado de salud y edad.

En las tierras de comunidad el trabajo se basa en los sistemas de la chunca y la minca.


En las del Sol y del inca, como en las minas, cocales, construcción de caminos, puentes,
templos y otras obras de orden público, rige cl sistema de la mita. El ayni sigue siendo
una forma de ayuda entre los miembros de la comunidad.

La técnica productiva, muy rudimentaria, no llega al uso del hierro y la rueda. Los
instrumentos de trabajo se hacen de piedra, cobre y madera. Los incas conocen el

14
bronce y explotan el oro y la plata con fines suntuarios únicamente. No disponen de
cereales panificables y carecen de animales de carga pesada. Por eso, tiene razón Louis
Baudín al afirmar que el maíz y la llama, constituyen la base de la economía peruana.

Eximios ceramistas y hábiles tejedores, los súbditos del Imperio son explotados en los
obrajes que los españoles instituyen sobre la base de la encomienda.

Para cultivar en las sierras y regiones montañosas de los Andes, utilizan el ingenioso a
la vez que admirable sistema de los andenes y terrazas, que aún hoy se ven. Tienen
acueductos para la irrigación y son buenos constructores de puentes y caminos; mas no
los superan a los collas del Tiahuanacu, en la construcción de templos y monumentos,
pues el arte arquitectónico se halla en un plano mAs elevado en la civilización de
Tiahuanacu que en la civilización incaica.

Campesinos por excelencia, los incas tienen como actividad fundamental la agricultura y
la ganadería. Las artes y los oficios expresan apenas un carácter doméstico y rural. “Los
trabajos públicos, las obras colectivas más admirables del Tahuantinsuyu —dice José
Carlos Martategui— tuvieron un objetivo militar, religioso o agrícola. Los canales de
irrigación de la Sierra y de la Costa, los andenes y terrazas de cultivo de los Andes
quedan como los mejores testimonios del grado de organización económica alcanzado
por el Perú Incaico. Su civilización se caracteriza en sus rasgos dominantes, como una
civilización agraria.”

La tierra constituye la principal fuente de riqueza; y al igual que sus antecesores, la


consideran como a la madre común que da a sus hijos todos sus frutos. Por eso es
objeto de culto. En cierto sentido, hoy mismo tiene ese significado para las poblaciones
campesinas quechuas y aymaras, tradicionalmente liadas a ella. De ahí que su
reivindicación como nacionalidades oprimidas, está íntimamente vinculada a la
reivindicación de la tierra.

“La tierra en la tradición regnícola —dice Luis E. Varcárcel— es la madre común; de sus
entrañas no sólo salen los frutos alimenticios, sino el hombre mismo. La tierra depara
todos los bienes. El culto de la Pacha Mama es par de la heliolatría y como el Sol que no
es de nadie en particular, tampoco el planeta lo es. Hermanados los dos conceptos en la
ideología aborigen, nació el agrarismo, que es propiedad comunitaria dc los campos y
religión universal del astro del día.”.(25)

La siembra en las tierras del Sol, del inca y de la comunidad, se hace en medio de
grandes festividades, para las que los indios se atavían con sus mejores trajes. El hecho
mismo de la siembra con toda una serie de rituales y ceremonias, es ya en sí un acto de
culto a la Pacha Mama. Y ahora mismo, las grandes labores agrícolas se festejan con
kaima (chicha tierna) y se challa (brinda) a la Pacha Mama, para que rinda sus frutos
más jugosos y sazonados, permitiendo una buena cosecha.

Las relaciones en el Imperio Incaico traducen clases sociales claramente


diferenciadas(26): la aristocracia dominante y opresora, representada por los llamados
orejones; los jatun-runas o pueblo, clase productora, explotada y oprimida por la nobleza

15
incaica; y finalmente, los yanakuna, una clase reducida a los servicios domésticos y,
según algunos a la esclavitud.

En la nobleza incaica se distinguen categorías: los grandes señores o Capaj-apo y


Auqui-conas de origen imperial, que después de la rebelión de José Gabriel
Condorcanqui (Tupaj Amaru), son liquidados por los colonizadores españoles. Los
señores de comarcas antiguas incorporadas al Imperio, denominados Apoconas o Cura-
conas, que desempeñan un papel importante en la política colonizadora, bajo la
institución del Cacicazgo. Y los señores por nombramiento en premio de eminentes
servicios prestados al Estado: Allicaj-camachisca o Camachicoj-conas.(27) Entre las
mujeres hay también categorías: a la reina se la llama ckoya.

La aristocracia incaica, como clase dominante, ejerce un inmenso poder sobre todas las
demás del Imperio, y la religión constituye su mejor instrumento de dominación y
sometimiento del pueblo. Las funciones de gobierno se hallan en sus manos: la dirección
del ejército, la administración de justicia y del culto le está reservada. Depositaria de
todos los conocimientos y secretos de la ciencia, goza del privilegio de la educación, de
indudable orientación clasista.

El inca se elige en un comienzo por los sinches o jefes guerreros, y desde Wiracocha la
corona es hereditaria con la formación de una dinastía. Así, la antigua federación de
tribus es sustituida por su unidad en el Imperio, cuya aristocracia se convierte en un
círculo cerrado, dando origen a conflictos como aquél entre Quito y Cuzco que, en último
análisis, es ya la señal inequívoca de una situación de decadencia.

La aristocracia incaica guarda para sí el privilegio de ciertas satisfacciones, como el uso


de joyas, vestidos finos de vicuña; el consumo de chicha y coca; la práctica de la
poligamia, en forma Irrestricta por el inca; la momificación, etc. ‘‘Signos de la suprema
autoridad eran la borla roja sobre la frente (mascaipacha), la diadema dc oro (llautu), el
cetro (sunlurpaucar) y el pájaro sagrado o mdi, signos que se asemejan a los
correspondientes a los faraones.” (28)

Los jatun-runas constituyen la clase oprimida y tienen la obligación de todos los trabajos
de la agricultura, la ganadería, las artes y los oficios, el laboreo de las minas, las
construcciones de puentes, caminos, acueductos, andenes, templos y fortalezas. Tienen
además, la obligación del servicio militar y del postillonaje o Chasquis, el servicio de
mitimaes o ‘trasplante a las poblaciones conquistadas para su asimilación, etc.

El Imperio absorbe la vida de sus súbditos en casi todos sus aspectos. Los jatun-ruuas
dan al inca y a los curacas, sus hijos para que les sirvan y sus hijas para sus
concubinas, para el celibato forzoso e incluso para el sacrificio en honor de la Pacha-
Mama. Constituyen la clase tributaria, sometida y explotada por la nobleza y el clero.
Viven una sobriedad extrema y una sumisión inaudita. La obediencia al inca es ciega.
Como dice Georges Rouma siguiendo a Cieza de Leon: El inca estaba rodeado dc un
profundo respeto. Nadie, cualquiera que fuese su rango, podía aproximársele por pri-
mera vez si no era con los pies descalzos y con una carga al hombro, en signo de
sumisión y de obediencia.” (29)

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Se le considera hijo del Sol. No puede mirársele de frente. El P. Bernabé Cobo dice al
respecto: “El yugo que sobre sus services tenían estos miserables indios era tan pesado,
que no dudo que si todos los hombres del mundo se juntasen a inventar un género de
sujeción y tiranía tan grande como en la que ellos vivían, no creo que podrían inventar
más de lo que habían alcanzado estos incas para tenerlos sujetos.”(30)

Los yanakuna, sometidos a los trabajos de servidumbre doméstica, son reclutados en


los pueblos dominados por la conquista.

No obstante la centralización del poder, la hábil política incaica permite utilizar las formas
organizativas de las tribus y pueblos conquistados, incorporándolas al mecanismo
estatal del Imperio. La organización colla tiene en esto como en la religión y el sistema
de abajo, una grande influencia.

El sistema de gobierno decimal que comienza con el Chunca-camayoj, a la cabeza de


diez familias en cada ayllu, permite una serie de jerarquías de funcionarios hasta llegar a
la cúspide con el inca.

Es indudable que en la sociedad incaica hay clases sociales bien definidas. Y


justamente por esas diferencias de clases sociales, que ya traducen desigualdades
económicas, sociales y políticas, la propiedad privada de la tierra tiende a establecerse
en el Imperio, cuyo desarrollo productivo es considerable. Prueba de esta afirmación
son: la admirable fortaleza del Cuzco, el crecimiento y la expansión del Imperio, con el
consiguiente ahondamiento de las contradicciones que surgen en el seno de la nobleza
incaica, debido a la supremacía absoluta ejercida por la nobleza del Cuzco. La nobleza
quiteña, a la que se suman los descontentos del bajo Cuzco y los nobles de los pueblos
conquistados, disputa esa supremacía. Esta es la razón por la cual se supone que las
luchas entre Huáscar y Atahualpa (heredero legítimo aquél y éste hermano de Huáscar,
sólo de padre, no obedecen a meras disensiones personales, sino más bien, a pro-
fundas contradicciones sociales y políticas, que acaso habrían sido solucionadas con
una seria trasformación de la sociedad incaica.

De todos modos, sea cualquiera el rumbo que hubiese tomado el Imperio, lo cierto es
que la conquista corta en redondo todo ulterior desarrollo autónomo de esa sociedad
nativa, rompiendo la perspectiva histórica de quechuas y aymarás, que alcanzan a
formar un imperio tan grande y poderoso como el Imperio Incaico, el más avanzado de
los imperios prehispánicos de América.

17
III. CONQUISTA Y COLONIAJE.
HOJEADA HISTORICA (Nueva Toledo - Alto Perú)

El Tahuantinsuyu corresponde, según Engels, al estadio medio de la barbarie. Los incas


desconocen la existencia de otras civilizaciones, de otras tierras, de otros mundos más
allá de sus ámbitos. Su horizonte geográfico es limitado e incluso sus relaciones con los
Mayas, Chibbhas, Aztecas y otros, que se desarrollan en el mismo Continente, son
enteramente ocasionales; de ahí que Louis Baudín afirma que los “pueblos de América...
no se ignoraban del todo(31) entre sí. El Imperio de los Incas era conocido en el Darién,
donde los españoles oyeron hablar de él. A su vez los peruanos conocían los países de
América Central”.(32)

De todos modos, dado el grado de cultura de los incas, la aparición de hombres blancos
y barbudos, vestidos con malla de hierro, armados de sables y arcabuces, montados a
caballo —animal que los incas no conocen— la aparición de hombres que hablaban un
idioma incomprensible para los nativos de América, constituye un choque brutal; el
choque de dos mundos, de dos civilizaciones distintas, de dos culturas completamente
diferentes. La consecuencia ineludible de este choque no puede ser otra que la
imposición de una de ellas. La cultura de los conquistadores 4iispanos avasalla la cultura
inferior de los peruanos, mas no la elimina. “A pesar del alud conquistador —dice Luis
Alberto Sánchez— los pobladores genuinos mantuvieron su poderosa influencia en los
conglomerados sociales dc que formaban parte. El arcabuz, el perro, el caballo y la
espada lograron doblegar, pero no exterminar ni destruir la estructura fundamental de
colectividades tan secularmente constituidas.”

Los incas practican un activo trueque entre el Altiplano y los valles próximos, pero no
alcanzan una producción mercantilista, una economía monetaria. Desconocen la
moneda metálica y por tanto el y dinero, los préstamos, el interés, la usura y el trabajo
esclavista.

Las condiciones materiales y espirituales en que se desenvuelve el Imperio a tiempo de


la conquista, muestran apenas el comienzo de un período de transiciones hacia el
esclavismo.

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La situación de absoluto sometimiento de la mujer al hombre, que en el matrimonio
“representa al inca, al señor, mientras la mujer y los hijos al pueblo”; el hecho dc que la
mujer “cumple su doble función económica en la familia al reproducirse en. los hijos y
producir para la sustentación”, bajo “la patria potestad despótica, tiránica y egocéntrica”
del hombre, como aun “puede identificarse a través de la atmósfera de las costumbres
tradicionales de los indios”(33); la abyecta sumisión de los jatun-runas al inca, la
existencia misma de los yanakuna y las luchas en que se hallan empeñados Huáscar y
Atahualpa, son indicios inobjetables de ese período de transiciones a que nos referimos.

Mientras ese es el grado de desarrollo dcl Imperio Incaico, la vieja sociedad feudal del
occidente europeo, en ese mismo tiempo, en el siglo XV, gesta en su entraña una
sociedad nueva: el capitalismo.

El desarrollo de una economía mercantil, con el uso generalizado del dinero y la


expansión sin límites del comercio, que ya entonces establece el mercado mundial,
señalan una trasformación evidente de las relaciones feudales en relaciones capitalistas.
el tributo en especie es sustituido por el tributo en dinero. El dinero ya a fines del siglo
XV corrompe todas las relaciones feudales. Sin dinero ya nadie puede hacer nada. El
dinero es el objeto de toda la actividad humana. La violenta expropiación arroja a los
campesinos, aprendices, oficiales y artesanos, como a simples vendedores de fuerza de
trabajo a los talleres manufactureros El despojo de tierras sigue al movimiento de
cercenamiento La explotación de los pobres por los ricos, la depauperación y la
proletarización traen consigo un nuevo tipo de relaciones de producción, una nueva
forma de sociedad gestada en la entraña de la vieja sociedad feudal.

Lenin explica este proceso del siguiente modo: “Un Sistema económico destinado ya a
los usos dcl mercado ha dado señales de cambio. La adopción de la economía mercantil
constituye la riqueza de una economía individual que depende del mercado. Las fluctua-
ciones de éste originan y agudizan la desigualdad económica, concentrando el dinero
libre en las manos de unos cuantos y causando, al mismo tiempo, la ruina dc otros. El
dinero se emplea naturalmente en la explotación del pobre y se convierte en capital. La
ruina llega a tal grado cuando el campesino se ve obligado a dejar por completo su
tierra, pues ya no puede vender el producto neto de su trabajo; ahora sólo puede vender
su fuerza de trabajo.”

Se operan cambios importantes en la esfera del comercio exterior. Si aún antes del siglo
XV, es el Mar Mediterráneo la principal ruta del tráfico mercantil, hegemonizado en cierto
modo por los mercaderes italianos, cuyas manufacturas alcanzan bastante desarrollo,
particularmente en la ciudad de Florencia, la conquista de Constantinopla, capital del
Imperio Bizantino, y la conquista del Mar Negro por los turcos, ya posesionados del Asia
Menor, asesta un rudo golpe a los mercaderes de Europa y a la economía europea al
aislarla del Cercano Oriente.

A mediados del siglo XV, los árabes, que dominan por mucho tiempo la Península
Ibérica, son expulsados de ella por los españoles. “Desde el 711 duraba la guerra contra
el invasor musulmán —dice Luis Alberto Sánchez—. Después de ocho siglos de lucha
sin tregua, los Reyes Católicos eliminaron de la Península, mediante la toma de

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Granada, al último rey extranjero, Boabdil, llamado el rey chico, quien al ver derrotados
sus ejércitos, desde las sierras de su ciudad perdida, «lloró como mujer lo que no supo
defender como hombre», según la frase atribuida a su acerada madre.”

Las ligas de comerciantes germanos (hansas), organizado ya en los siglos XII y XIV,
constituyen la Gran Liga Hanseática Germana, que en el siglo XV alcanza un formidable
poder económico y político, poniendo de relieve la importancia cada vez mayor de la
nueva clase que surge impetuosa: la burguesía Pero, el cambio de mayor significación
se opera a raíz de la conquista de Constantinopla por los turcos, que cierra el paso de
Europa hacia Oriente por la ruta del Asia Menor y de Siria, ya que los sultanes de Egipto
tienen en sus manos el control del comercio con Oriente por el Mar Rojo. Por eso, “en
todas partes —dice Rostovski— pero particularmente en las ciudades portuarias, los
mercaderes, los sabios, los nobles venidos a menos, los emprendedores sacerdotes
católicos, soñaban con países ultramarinos, ricos en oro, en especias, en telas y
perfumes”; y mientras la nobleza se halla postrada, “los vecinos y los artesanos’’ se
hallan ‘‘por lo menos en movimiento”(34) contra las trabas feudales que impiden su
liberación. En realidad, hacia fines del siglo xv, el feudalismo se muestra en pleno
proceso de descomposición y decadencia.

A su vez, la leyenda sobre la fabulosa riqueza dc las Indias Orientales, que inspirara Las
Mil y Una Noches, incita la ansiedad de oro y el espíritu de aventura, junto a la idea de
encontrar nuevas rutas hacia ellas, señaladas como la fuente capaz de saciar la sed de
riquezas, desencadenada por las trasformaciones operadas en las relaciones feudales;
pero entonces un viaje a la India constituye una travesía peligrosa y dura años enteros,
condicionando precios elevados de las telas, perfumes, especias, etc., en los mercados
europeos; por eso se buscan rutas nuevas, más cortas y menos peligrosas. De esta
manera, la necesidad de surcar los mares y hallar nuevos mundos permite el desarrollo
de condiciones, con el progreso de la ciencia geográfica, la astronomía, el arte militar y
la construcción naval. Tal progreso y la invención de la brújula, crean las posibilidades
dc prolongadas y lejanas expediciones. Esas mismas posibilidades y las guerras en que
se hallan empeñados los reyes, exigen cada vez más dinero, que las monarquías feudal-
absolutistas, recientemente constituidas en Estados centralizados, buscan, igualmente,
en el Lejano Oriente.

España también se convierte en monarquía feudal-absolutista centralizada. “A través de


la cruenta batalla por la emancipación y la unidad hispánicas —dice L. A. Sánchez— se
fueron agrupando los diversos principados y reinos, hasta culminar con. la alianza ma-
trimonial de Fernando e Isabel, los Reyes Católicos, personeros de los más poderosos
Estados, síntesis de la hispanidad: Castilla por ella y Aragón por él.” La famosa
infantería española, conocida en los siglos xv y xvi como el “azote de Europa”, se forja
en esa lucha y en la seguida contra los piratas de Argel, Marruecos y Túnez, asimilando
de los árabes e italianos, las tácticas de construcción naval de guerra y de combate.

“Y aun el mismo desastre de la caída de Constantinopla en poder de los turcos —dice


Volodia Teitelboim— redundó en mayor brillo para el renacer europeo, pues la huida de
los eruditos del crepúsculo bizantino, enriqueció la cultura de Occidente con un caudal
inestimable.”(35) Pero, lo esencial, lo más importante como consecuencia del monopolio

20
de los sultanes de Egipto y de Siria y de los emires de Turquía, es la necesidad
inaplazable de buscar nuevas rutas a las Indias Orientales, es la búsqueda misma a que
se ven obligados mercaderes, sabios, navegantes y aventureros.

Los requerimientos nuevos de los Estados nacionales, exigen oro y más oro, y, como
todos, los monarcas ven su fuente inagotable en el Asia, en las “benditas” tierras de las
especias, sedas y perfumes. Así nace la necesidad de revisar los conocimientos de las
ciencias, aun a despecho de la Iglesia y la Teología, porque si bien el oscurantismo
medieval regula y mide el pensamiento filosófico y científico, con los cánones de la fe y
bajo la amenaza de la inquisición, en cambio, las trasformaciones materiales y
espirituales operadas, derrumbando las barreras feudales y teológicas, que limitan el
vuelo del pensamiento humano, abren nuevos horizontes al conocimiento humano. Y
justamente con el ascenso de una burguesía media se produce el florecimiento en la
ciencia. “Y la burguesía, por el desarrollo de su propia producción industrial —dice
Engels— requería una ciencia que descubriera las propiedades físicas de los objetos
naturales y los modos de acción de las fuerzas de la Naturaleza. Hasta ahora la ciencia
había sido la humilde doncella de la Iglesia, a la que no se le permitía sobrepasar los
límites impuestos por la fe, y por esta razón la ciencia no era en absoluto ciencia. La
ciencia se rebeló contra la Iglesia; la burguesía no podía desarrollarse sin la ciencia y,
por tanto, tenía que sumarse a la rebelión”.(36)

La burguesía requiere un mundo más ancho, mercados nuevos, minas y veneros de oro
y plata, requiere un mundo que le abra sus entrañas sin reservas para darle sus
riquezas, que le muestre sus confines “con remotos continentes y pueblos extraños”. Por
eso, el viejo concepto ptolomeico, el “mundo plano” de la concepción teológica, con sus
“orillas” que se precipitan en los abismos insondables e ignorados, es sustituido por el
mundo esférico de Galileo, girando en su propia órbita y en torno del Sol. Esta nueva
concepción abre la perspectivas de conocer otras tierras y descubrir continentes nuevos;
y Colón, un alucinado lector de Marco Polo, un navegante audaz de Génova, descubre
un Continente nuevo el 12 de Octubre de 1492. “Y así fue como, en un año crucial —
dice Luis Alberto Sánchez— España» se dio de pronto cuenta de que, al par que
alcanzaba su íntima unidad política, territorial, religiosa e idiomática, su poder se
proyectaba sobre los mares, avanzando hacia lo ignoto, cirniéndose sobre un mundo del
cual no sólo vendrían especias lujuriosas como de Oriente, sino oro, plata y minerales
preciosos para cimentar más ambiciosas empresas en el propio continente europeo.”

Historiadores soviéticos sostienen que Colón no descubrió América, porque ya conocía


de su existencia a través de los relatos de otros marineros que habían estado antes que
él. A este respecto, Fray Antonio de la Calancha, en Crónica Moralizada, dada a la
publicidad por primera vez en Barcelona en 1638, dice: “...o finalmente sea (y es lo más
cierto) que lo supo (según dicen) Colombo, de un gran marinero llamado Ruifalero,
portugués: huyendo de la India Oriental... y llegando a Sevilla murió en casa de Colón y
le dio la noticia”.

El viaje de Colón habría sido de estudio de las posibilidades de colonización,


encontrándose con una tierra salvaje. De ahí que al arribar a la Isla de Guanahaní, en el
archipiélago de las Lucayas, y al aproximársele algunos nativos, escribiera: “me pareció

21
que era gente muy pobre de todo. Ellos andaban todos desnudos como su madre los
parió, y también las mujeres, aunque no vide más dc una harto moza y todos los que yo
vi eran mancebos...”(37)

Según los historiadores soviéticos, las autoridades españolas hicieron circular la versión
de que Colón descubrió una fabulosa riqueza, a fin de interesar en la empresa
colonizadora, y declararon que las nuevas tierras eran las “benditas” de Asia. Afirman si-
mismo, haber encontrado una carta secreta de Colón a los reyes Fernando e Isabel la
Católica, en la que deja en claro, no sólo conocer la posición de las Antillas, sino cómo
podían los españoles usar esas tierras. Sostienen, por último, que Colón habría alterado
el contenido de sus diarios.

En todo caso, la fecha oficial del descubrimiento de América, que Leonardo Da Vinci
llama Nuevo Mundo(38), es el 12 de Octubre de 1492, descubrimiento que influye
decisivamente en el Viejo Mundo. En efecto; el Manifiesto Comunista dice: “El
descubrimiento de América y la circunnavegación de Africa ofrecieron a la burguesía en
ascenso, un nuevo campo de actividad. Los mercados de las Indias y de China, la
colonización de América, el intercambio con las colonias, la multiplicación de los medios
de cambio y de las mercaderías en general impusieron al comercio, a la navegación y a
la industria un impulso hasta entonces desconocido, y aceleraron con ello el desarrollo
del elemento revolucionario de la sociedad feudal en descomposición”.

CONQUISTA

En realidad, en 1527 recién empieza la conquista del Perú y no termina con el


desembarco de Pizarro ni con la tragedia de Cajamarca. Esos acontecimientos, cuyo
escenario son el Alto y el Bajo Perú, se hallan forzosamente ligados en el pasado al
largo proceso histórico de cambios fundamentales en la estructura económica y social
de Europa occidental, y se prolongan hasta el virreynato de Toledo, en que recién se
afianza la conquista y comienza la verdadera colonización.

Mas, al llegar a este punto, nos asaltan las dudas de si para comprender la realidad
boliviana, es necesario todo este examen de antecedentes. Al propio tiempo, creemos
sinceramente, que el plasma nacional boliviano se halla en todas esas fuerzas y
procesos que arrancan desde el kollasuyu, la conquista y la Colonia, configurando un
pueblo que se yergue vibrante en la “encrespada geografía” de su territorio, en el
corazón mismo de América Latina. Por eso, no es fácil renunciar al análisis de las luchas
de resistencia de los indios, de los conquistadores entre sí y de la monarquía contra los
conquistadores rebeldes.

Si bien Atahualpa es prácticamente sorprendido, hecho rehén, y finalmente asesinado


en Cajamamca, en nombre de Dios, de la Santa Biblia y del Rey; si bien por esta
sorpresa se produce la matanza de los indios, que en protección de su soberano el inca,
oponen ingenuamente sus pechos descubiertos a la bala y al acero de los con-
quistadores; si bien esta hecatombe hace que los incas crean en un poder sobrenatural
de los conquistadores, desorganizándolos aún más de lo que están a raíz de las luchas

22
entre Huáscar y Atahualpa; en cambio, todo eso es pasajero, una vez que repuestos de
ese golpe fulminante y mortífero, comienzan la lucha de resistencia; comienzan la
“época de leyendas y prodigios”, como dice Luis Alberto Sánchez. “Los indígenas
combatían con clavos y dardos contra los arcabuces, sables, lanzas, caballos y
culebrinas de los españoles. Sin embargo, la guerra crecía.”

Cuando Pizarro y Almagro se dividen el Imperio, tomando para sí el primero, como


gobernador, el reino del Perú con el nombre de Nueva Castilla; y como adelantado,
Almagro, la Nueva Toledo que comprende el Alto Perú, empiezan las contradicciones.
Almagro se siente defraudado. Y comienzan las luchas, sordas y calculadoras en un
principio, rudas y crueles después.

“Almagro había desdeñado —dice Jaime Mendoza— su propia concesión colmada de


riquezas, para ir a la otra, que era sólo una tierra miserable. Había desamparado la
Sierra de la plata para ir al “páramo maldito, sin una mata de hierba y sin una gota de
agua”, que no otra cosa era el gran desierto de Atacama.”(39). Con gran número de
españoles e indios conducidos por Paullu Tupaj, hermano de Huáscar(40), llevándose
consigo a Huillajhuma (Gran Sacerdote), Almagro va a descubrir Chile por el Kollasuyu.
La primera población fundada en el Alto Perú es Paria (1535), cerca de Oruro. Y cuando
Almagro se halla de paso, “no faltaron quienes le sugirieron —escribe J. Mendoza—
dirigirse más bien a los Charcas. Pero, ya se sabe la respuesta del concesionario de
Nueva Toledo... ¡ Es poca cosa para tanta gente honrada! ...”(41)

Divididas de este modo las fuerzas de los conquistadores, Manco se rebela y


Huillajhuma se fuga para combatir junto a su hermano. Todo el país se alza en armas.
Los españoles caen bajo la piedra y la flecha de los incas. La ciudad de los reyes (Lima)
es sitiada. La situación de los conquistadores en el Cuzco es difícil. Pero, al fracasar en
su empresa, decepcionado, Almagro retorna al Perú y a tiempo refuerza, pese a sus
diferencias con Pizarro, las fuerzas de éste para dominar la rebelión incaica. Por su
parte, los incas, comprendiendo la necesidad de cuidar al mismo tiempo la guerra y las
cosechas, a fin de evitar hambre a su pueblo; por atender ambas cosas debilitan sus
fuerzas, ya débiles frente a la enorme superioridad de las armas españolas. La lucha se
torna desigual, y Cahuide, el General indio, al verse “copado” en Saxahuamán, según L.
A. Sánchez, “se subió al más alto parapeto, se envolvió la cabeza en su poncho y se
lanzó al abismo”. “Manco II asistió a su derrota pero no cejó. Con sus más fieles tropas
se retiró a la montaña de Vilcabamba, resuelto a no rendirse, a volver mañana, si ello
fuera posible. El capítulo parece interrumpido, no cerrado. En verdad no volverá a
abrirse antes de dos siglos.”

Las remesas de metales preciosos en gran escala, se inician con el rescate de


Atahualpa, avaluado por Prescott en más de 3.000.000 de libras esterlinas(42), de un
poder adquisitivo superior al actual.

El oro y la plata del Perú, de México, Nueva Grana y Chile, confieren a España, grande
influencia política en Europa hasta fines del siglo xvii, causando al propio tiempo, la
decadencia de sus manufacturas. Esta es la razón por la cual España adoptar una

23
política de protección monopolista, siguiendo las ideas del mercantilismo, que entonces
constituían la teoría y la política económica del capitalismo mercantil.

No olvidemos que el descubrimiento y la conquista son el fruto de la actividad de la


burguesía europea naciente, cuyo talismán son el oro y la plata. Por eso hay diferencia
entre los conquistadores y los colonizadores. Mientras aquellos representan la avanzada
de la burguesía europea; mientras aquellos, hombres ávidos de riqueza, aventureros
audaces, representan una clase nueva, capaz de vencer obstáculos y reducir
resistencias-; éstos, los encomenderos, los colonizadores, son los portavoces y
exponentes de la feudalidad decadente; mientras aquellos son los exponentes de un
mercantilismo que avisora un porvenir despojado de toda vestidura de mojigatería, pro-
veniente de las “relaciones feudales, patriarcales, idílicas”; éstos, son los conservadores.

No olvidemos que el oro “es la palabra mágica que empuja a los españoles por el
Atlántico; cl oro: he aquí lo que ante todo reclama el blanco apenas pone su pie en la
nueva playa descubierta”, conquistadores y adelantados buscan, en efecto, metales
preciosos en grandes cantidades. De ahí que en la Española no escatimen medio alguno
para arrancar de los nativos, si no el oro y la plata que buscan, el “secreto” que les
atribuyen de saber dónde hallar esos metales preciosos. Y como los indios no pueden
darles ni una ni otra cosa, son vejados, torturados, diezmados. Los indios huyen de la
voracidad salvaje de los españoles; huyen de la esclavitud y la muerte.

Para comprender la crueldad de los conquistadores con los nativos de América, y la


actitud de Bartolomé de las Casas en defensa de los indios, baste oír lo que dice José
Martí: ..... pero aquellos conquistadores asesinos debían venir del infierno, no de
España! Español era él también, y su padre y su madre; pero él no salía por las islas
Lucayas a robarse a los indios libres; él no los iba cazando con perros hambrientos, para
matarlos a trabajos en las minas; él no les quemaba las manos y los pies cuando se
sentaban porque no podían andar, o se les caía el pico porque no tenían fuerzas; él no
los azotaba hasta verlos desmayar, porque no sabían decirle a su amo dónde había más
oro; él no se gozaba con sus amigos en la hora de comer, porque el indio de la mesa no
pudo con la carga que traía de la mina, y le mandó cortar en castigo las orejas; él no se
ponía el jubón de lujo, y aquellas capa que llamaban ferreruelo, para ir muy galán a la
plaza, a las doce a ver la quema que mandaba hacer la justicia del Gobernador, la
quema de los cinco indios. El los vio quemar, los vio mirar con desprecio de la hoguera a
sus verdugos; y ya nunca se puso más que el jubón negro, ni cargó caña de oro, como
los otros licenciados ricos y regordetes, sino que se fue a consolar a los indios por el
monte sin más ayuda que su bastón de rama de árbol”.(43)

La escasez de minas en La Española determina la implantación de la encomienda. El


intento de la trata de esclavos fracasa en América, no porque se haya impuesto el
humanitarismo ni porque el Obispo. Las Casas defendiera a los indios, sino porque su
trabajo es necesario en las minas; de ahí que cuando “las condiciones económicas
haden nuevamente beneficiosa la explotación de esclavos, cuando los indios son
diezmados por los españoles, se instituye a pedido de las autoridades católicas la «trata
de negros», que restablece la esclavitud: el edicto de Su Majestad Católica, Carlos 1 de

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España del futuro Carlos V, es obtenido por demanda del más respetado de los prelados
de España, el Obispo Las Casas”.(44)

En la búsqueda de metales preciosos es que los españoles concentran su atención en el


Alto Perú. “La fama del Macizo Andino que hiciera irrumpir a los bárbaros del Brasil y del
Paraguay, antes del descubrimiento.., apenas realizado éste, llega también a los oídos
civilizados, provocando a poco lluevas corrientes humanas que siguen los dos mares, el
Pacífico y el Atlántico.”(45)

Gonzalo Pizarro, Diego Centeno y Juan de Villarroel hallan la mina de Porco, ya


trabajada por los incas. Con esa mina de plata, crece el poderío y el partido dé Gonzalo
Pizarro en su lucha contra los almagristas y contra el mismo poder real, surgiendo de
parte de encomenderos alineados en las filas de Pizarro, aspiraciones incluso
autonomistas.

Las disputas entre conquistadores, por la posesión de riquezas y la explotación de


indios, alcanza contornos realmente crueles; y cuando la Corona desconoce las
pretensiones de Gonzalo de gobernar Nueva Castilla, a titulo de heredero de su
hermano Francisco, y quiere asimismo poner atajo a los abusos de los encomenderos,
entonces se agranda el partido de Pizarro, que ya venciera a Almagro, y vence también
al Virrey en Añaquito. En esas circunstancias, el Demonio de los Andes, Carvajal, insta a
la escisión del Perú para formar un reino independiente. Estos intentos y el rechazo de
Pizarro a todo enviado del Rey, a toda oposición a explotar minas e indios, constituyen,
sin duda, el primero y más serio intento autonomista de América. Entonces no había
más de dos mil colonizadores y cualquier determinación autonomista habría fracasado
por su mismo aislamiento del resto del mundo y porque esos dos mil extranjeros habrían
sido absorbidos por la población nativa. “...hubiera sido pueril, quimérico, iniciar siquiera
la explotación de las riquezas de América mediante la constitución de un Estado inde-
pendiente... Todas las materias extraíbles del Nuevo Mundo —dice Lincoln Machado
Ribas —valían sobre todo por su cotización cuantiosa en Europa, y desconectada de
ésta, mezquino hubiera sido su aprovechamiento”.(46)

La Gasca sabe aprovechar las contradicciones entre Pizarro y Centeno por la mina de
Porco y entre Centeno y Villarroel por la ‘de Potosí; divide a los pizarristas, los debilita y
finalmente los derrota.

Tiene razón Luis Peñaloza en su Historia Económica de Bolivia, decir que la conquista
hizo del Alto Perú, denominado por las reales capitulaciones Nueva Toledo, apenas un
campamento minero; y que durante la Colonia es un cuerpo político con asiento en las
ciudades, pero siempre condicionado a la explotación de dos riquezas: las del subsuelo,
las minas, y las humanas, los indios encomendados y sometidos a servidumbre, bajo
diversas formas.

La búsqueda y explotación de minas determina la fundación de casi todas las ciudades


bolivianas: Chuquisaca, es decir, Charcas, hoy Sucre, en 1538; Potosí en 1545, La Paz
en 1548, Cochabamba en 1574, Tarija el mismo año, Santa Cruz en 1595, Oruro en
1604 y, en 1599 se instruye el gobierno colonial con el nombre de Real Audiencia de
Charcas, dependiente del Virreynato de Lima primero y después del de Buenos Aires.

25
“Desde entonces —dice José María Camacho— Charcas ocupa entre los grandes
distritos coloniales del Continente, su posición de cuerpo nacional aparte e
inconfundible, lo cual llegaría a servir de base y fundamento para la constitución de la
República de Bolivia.”(47)

EL COLONIAJE

Hay quienes pretenden hallar las raíces de la Nación Andina, en la guerra de la


independencia. Niegan de ese modo, tácitamente, el pasado de su propia formación: el
Kollasuyu y la colonización. Es indiscutible la influencia de la colonización en la
configuración de las características nacionales y regionales de Bolivia; como es
inobjetable que el Kollasuyu constituye su legítimo pasado que se proyecta con sus
grandes contingentes nativos: aymaras y quechuas, perfilando la personalidad boliviana
en sus rasgos más típicamente americanos. Es erróneo disminuir la influencia de la
Colonia en la formación nacional, como es erróneo admitir que la colonización diera fin
con das formas de organización indígena. Desconocer el pasado y desdeñar las fuerzas
vivas de la Nación, como son los indios, es sugerir un “nacionalismo” anquilosado, sin
orígenes, sin ralees y sin perspectivas ni porvenir.

“Queramos o no —dice L. A. Sánchez— sería un absurdo negar que la colonización


española imprimió carácter a nuestras colectividades nacionales y hasta provinciales;
como sería igualmente necio pretender que el virreynato logró borrar totalmente los
restos de organización indígena y callar la voz de la sangre nativa.”

Por eso es necesario el análisis, aunque sea panorámico, del coloniaje, a fin de
comprender la realidad republicana. No es posible desconocer esas fuerzas que con sus
procesos de desarrollo y sus contradicciones, constituyen el pasado innegable de
Bolivia, el plasma que nutriera su carácter personalísimo que exhibe ante el mundo.

¿ Acaso no es un hecho social vivo, el mestizaje que nace de esas fuerzas en un


proceso de misogenación a lo largo de tres siglos?

¿ Acaso ese elemento social no es fruto de ese pasado que vertebra la historia de
Bolivia, acusando peculiaridades nacionales propias?

Pues bien, descubierto el Nuevo Mundo, conquistados y vencidos los nativos, los
españoles se apoderan de América. La bula del Papa Alejandro VI, “padre de Lucrecia y
de César Borgia, el virtuoso del crimen” (48)“legaliza” el 4 de mayo de 1494, el despojo
de todo un continente: tierras, minas, mano de obra y mujeres, son el botín de los
conquistadores. Estos. “no se ocuparon sino de distribuirse y disputarse el pingüe botín
de guerra -dice J. C. Mariátegui—. Despojaron los templos y los palacios de los tesoros
que guardaban; se repartieron las tierras y los hombres

Todo esto corresponde al proceso de acumulación primitiva del capital. “Sabido es que
en la historia real desempeña un gran papel la conquista, el esclavizamiento, el robo y el
asesinato, la violencia en una palabra... En realidad, los métodos de la acumulación ori-
ginaria fueron cualquier cosa menos idílicos.” (49)

26
Ya Colón inicia el reparto de tierras y de indios en La Española, instituyendo el sistema
de repartimiento y encomiendas. Así se dan las bases para la implantación del régimen
feudal en América, a semejanza del vigente en España, sobre la base de un régimen
agrario colectivista, dislocado por la fuerza y la violencia. Y esto se funda en la religión
católica, lo que no es extraño, porque “la Iglesia Católica Romana —dice Engels— era el
gran centro internacional del feudalismo... Coronaba las instituciones feudales con la
aureola de una consagración divina”(50)

La base teórica de la encomienda es, pues, la religión.

Los nativos, considerados incapaces de gobernarse por sí mismos, son “encomendados”


a españoles que por su audacia se hacen acreedores de la merced real, para inculcarles
la fe y cristianizarlos, 1 aprovechar su trabajo y enriquecerse a costa suya. El indio se
convierte en un siervo. “En teoría, dista de la esclavitud —escribe L. A. Sánchez—,
porque el esclavo se compra y carece de toda libertad; mientras que el indio dispone de
alguna, mas no de valerse de sus medios ni del fruto de su trabajo, ni de la tierra
heredada.”

Bien se dice que los españoles colonizaron América con la cruz y la espada. La cruz y la
espada son los símbolos de dos clases en pugna. La espada representa la burguesía, la
conquista, el triunfo de una clase que aún no había vencido totalmente. La cruz repre-
senta el feudalismo, a los señores feudales, a todo un sistema que aún no había perdido
completamente. Por eso, la colonización de América y por tanto del Alto Perú, tiene ese
doble carácter.

La distribución y la “composición de tierras”, que tiene por objeto redistribuir y


readjudicar grandes extensiones favoreciendo la formación del latifundio, y permitiendo a
los reyes de España vender al aytlu sus propias tierras, constituyen la causa de las
luchas sociales y políticas a lo largo de la historia colonial y republicana de Bolivia.
Cierto es que los colonizadores no tienen interés por la tierra ni ella vale nada sin los
indios. Ellos vienen desde España atraídos por el oro y la plata altoperuanos, a adquirir
riqueza y poder; vienen atraídos por la entraña millonaria del gran Potosí, a hacer “su
América”. Pero, no todos pueden disponer de minas, y entonces se apoderan de tierras
e indios; sin embargo, hay españoles sin encomienda. Peñaloza anota que en 1570, la
Plata, hoy Sucre, tiene 32 encomenderos y 300 vecinos sin encomienda o moradores, y
Potosí 800 españoles casi todos mineros. Esta distribución tiene importancia. De esa
distinción depende la composición del Cabildo.

La encomienda en el Alto Perú significa la asignación de miles de indios. Confiere


riqueza y poder al encomendero. Mas no todas las tierras son distribuidas ni todos los
indios encomendados. Por eso, junto a la propiedad realenga instituida por derecho de
conquista, junto a la propiedad privada de los colonizadores, adjudicada a titulo de
“recompensa”, junto a la propiedad eclesiástica o de “manos muertas”, proveniente de
diezmos, primicias, sínodos, espolios, herencias, donaciones, capellanías y también
despojos, subsiste la propiedad indígena. Junto a la propiedad feudal impuesta por la
Colonia, se mantiene en cierta medida, “la propiedad comunaria de los indios. El ayllu

27
subsiste como una “unidad territorial económica”, con las modificaciones traídas por la
colonización.

Los repartimientos y encomiendas dc los primeros años causan verdadero pánico entre
los indios. Muchos huyen de la triste condición de encomendados, aun abandonando
sus tierras, por verse libre de las exacciones tributarias y dc la explotación de los
encomenderos. Esto significa pérdida para la Corona, pérdida en cuanto al tributo y en
cuanto a la mano de obra; de manera que, a fin de “asegurar la mano de obra para los
trabajos mineros y agrícolas, facilitar el cobro de tributos y, en suma, sistematizar la
explotación del trabajo indígena”(51) , se concentran las poblaciones nativas en las lla-
madas “reducciones”, que generalmente se fundan sobre la base de’ un ayllu.

La Leyes de Indias, favorables en muchos aspectos a los nativos, no se cumplen ni


pueden cumplirse en las condiciones históricas. de la colonización, que en el fondo
representa la lucha de fuerzas contradictorias en la explotación de nativos y en el
saqueo de riquezas del Alto Perú: de un lado la feudalidad decadente; del otro, la joven
burguesía voraz e insaciable. Ambas le imponen a la propia España, la prueba de
trasformarse o quedarse rezagada. En la lucha resiste el feudalismo y España se atrasa
en la historia, arrastrando su agonía a su inmensa colonia. Quizás por esta
circunstancia, las comunidades supervivientes, asentadas en la marca, gozando del
úsufructo de sus parcelas, del aprovechamiento común de aguas, pastos y montes, son
respetadas como tradiciones nativas. Para ellas no hay más que el tributo en señal de
sumisión al soberano. Pero debido a las condiciones sociales impuestas por la Colonia,
la distribución de tierras de comunidad se hace cada vez mas desigual. “Los originarios
—dice Arturo Urquidi— ocupan una situación privilegiada con respecto a los agregados;
y ambas categorías gozan de mayores preeminencias que los utaguagua, cuya
condición es de simples acogidos. Por término medio, los originarios poseen «más o
menos el doble» de tierra que los agregados, mientras que los acogidos suelen carecer
de ella.” En cuanto al tributo, los originarios pagan una tasa menor. El usufructo de la
parcela se convierte en propiedad individual. Pero, así y todo, no es menos cierto que la
comunidad indígena conserva aún fuerte vínculos territoriales y económicos, que hace
justamente una relación de propiedad típica, que debe considerarse para una adecuada
reforma agraria en Bolivia.

Además de los repartimientos, encomiendas y “tercios de corona”, se desarrolla como


institución “agraria-tributaria”, el yanaconago, que junto con los sistemas de explotación
denominados jamenes, postillones, chacras, tambos, cocales, etc., constituye una forma
“reagravada de esclavitud y servidumbre para los desgraciados vasallos del imperio del
Sol”, según expresión de Julio Paz.(52)

Es cierto que la colonización aporta algunos elementos de progreso para la agricultura:


el arado de hierro, la hoz, el machete y el rastrillo; vegetales: arroz, cebada, trigo,
centeno, caña de azúcar, naranjo, etc.; animales: caballo, asno, buey, cabra, oveja,
cerdo y otros; pero, es también evidente que el colonizador hace abandono de la
actividad agrícola, para dedicar toda su atención a la milena. “La agricultura no creó —
escribe G. A. Otero— en el Alto Perú las mismas fortunas que la minería. Era más bien
una fuente de riqueza para aquellos españoles que hacían vida sedentaria, ociosa y de

28
simple parasitismo... “. Por otra parte, como dice Julio Paz, se prohíben los cultivos
como el olivo y la vid, que hacen competencia a los aceites y vinos de España. “Un
corregidor —agrega— hizo arrancar de Mizque, ciudad floreciente con más de 20.000
habitantes, todas las viñas y sólo permitió el cultivo del ají.”

El núcleo feudal de la sociedad altoperuana se halla constituido por los encomenderos y


los encomendados, por los hacendados y los yanakonas, y, por la Iglesia, la gran
latifundista, cuyas rentas compiten con las de la Corona. En 1896, las rentas reales
alcanzan a 1.255.760 pesos y las del clero a 1.239.000 pesos, menos la pequeña
diferencia de 16.760 pesos.(53) “En torno de los obispados, canonjías, curatos,
conventos, giraba —anota O. A. Otero— toda una. enorme organización feudal... La
clerecía altoperuana alimentaba sus finanzas a expensas de los cholos y de los indios.
Así, la religión de Cristo era una industria de las más saneadas después de la minería.”

La manufactura industrial, cuyo germen se halla en los obrajes, instituidos sobre la base
de la encomienda para la fabricación de tejidos, sombreros y otros artículos, adquiere
alguna importancia en los obrajes de Cochabamba, Mojos y Chiquitos; pero, debido a la
política de monopolio cerrado ejercida por la Metrópoli, es relegada e incluso destruida,
a fin de inducir a los habitantes a comprar esas mercancías de España e impedir la
competencia a la manufactura metropolitana.

Los obrajes, establecimientos prácticamente de explotación esclavista, semejan, según


Humboldt, oscuras cárceles constantemente cerradas, de donde no se permite a los
trabajadores salir a su casa. La mitad de lo que se paga al obrajero pasa a manos del
corregidor a cuenta del tributo y la otra mitad para su manutención; de modo que en los
hechos, no recibe nada. Por eso, y por los castigos y torturas que implican, los obrajes
son temidos y odiados por los indios.

Las misiones, son vastos campos agrícolas y centros de manufactura y artesanía.


Empujados por la leyenda del Gran Paititi o el Dorado, los conquistadores realizan
sucesivas expediciones por el Nordeste, Oriente y Sudeste bolivianos. Acaso como una
ironía a la voracidad de los españoles, los indios se imaginan una serie de ciudades
mitológicas, maravillosas; son el espejismo que presentan a los conquistadores,
“situando siempre cada vez más lejos aquellas poblaciones aladinescas, alma de las
exploraciones coloniales”. Sin embargo, son los religiosos los que internándose por los
bosques del norte, los llanos de Chiquitos al centro y las pampas del sudeste, los que
navegando los grandes ríos afluentes del Amazonas, del Plata y del Paraguay, fundan
misiones. Desde Mojos hasta Chiquitos los jesuitas, por los llanos de Manzo y
Apolobamba los franciscanos y por la región de los ríos Quetato y Manique, desde
Ayopaya, Chapare e Inquisive hasta el norte, los dominicanos?(54)

En 1661, las misiones jesuitas alcanzan a reducir 15.000 neófitos. En 1773, más de
30.000. Se expulsa a los jesuitas a fines del siglo xvii. En 1796, la renta de
Cochabamba, Mojos y Chiquitos, alcanza a 72.600 pesos de un total de 1.853.990 de
renta real del Alto Perú. En 1800, la renta de Mojos es de 44.000 pesos y la de Chiquitos
28.400, de un total de renta real de $ 2.252.100 para todo el Alto Perú.(55) “Cuando
éramos colonos —escribe Peñaloza— comprábamos los efectos de la industria europea

29
a precios altos, que recibíamos de cuarta, sexta u octava mano, en virtud del monopolio
que se ejercía desde Cádiz”, no obstante de que en esa misma época, sólo
Cochabamba llega a producir un millón de varas de tocuyo, fuera de muchos otros
tejidos. Los obrajes de La Paz, Potosi y Oruro, también aportan con su producción,
aunque mucho más Mojos y Chiquitos. “El año 1796 —según el informe del Visitador
Viedma—, Santa Cruz exporta 10.600 arrobas de azúcar y 500 odres de miel” y cada
año a las provincias limítrofes del Alto Perú y Buenos Aires, 1.600 arrobás, de acuerdo
con los datos recogidos por Gustavo Adolfo Otero.

La dominación colonial española tiene en verdad mucha semejanza con la dominación


imperialista de nuestros días. Como aquélla, tiene la misión de matar en sus orígenes el
proceso de industrialización del Alto Perú, y mantener a este país como simple
proveedor dc metales preciosos; el imperialismo norteamericano impide por todos los
medios la industrialización de Bolivia, imponiendo a los gobernantes de este país, la
política que le permita mantenerlo como simple productor de materias primas.

Las misiones que se fundan con la finalidad de “libertar” a los indios, se convierten en
centros de inicua explotación en. nombre de “Dios” y la “Santa Biblia”, bajo el pretexto de
la minoridad atribuida a los nativos.

Como se tiene dicho, a los colonizadores no les interesa la agricultura ni la ganadería ni


la manufactura. Buscan ante todo oro y plata. Por eso, la actividad fundamental del Alto
Perú es la minería.

Muchas minas y veneros de oro, plata, cobre, etc., ya trabajados por los incas, los
“descubren” los españoles. Las minas de plata de Porco y Tupiza y los lavaderos de oro
del Chuquiañu donde se funda La Paz, son los primeros. “Chuquiapu, que
corruptamente llamamos Chuquiabo, quiere decir en lengua general de aquesta tierra,
Chacra o Heredad de oro”(56), etc. Cada “descubrimiento” inmola cientos de vidas de
indios que se resisten, por temor a sus “dioses”, a revelar las minas y veneros por ellos
conocidos; mas la fiebre de metales preciosos conduce a los españoles a conocer casi
todos los veneros, minas y lavaderos de oro, plata, cobre, estaño, etc., que hoy se
conocen y que son muchísimos.

El descubrimiento del cerro de Potosí en 1545, constituye el acontecimiento más notable


de la Colonia. Fabuloso cerro, perforado y vaciado al punto de quedar como un
cascarón, si cabe la hipérbole, su fama abarca el ámbito mundial. Según Barba es la
riqueza descubierta más fabulosa del mundo. El crecimiento de la población de la Gran
Villa Imperial de Potosí, hasta 160.000 habitantes en 1650, da una idea de la atracción
ejercida por la riqueza del portentoso cerro. Peñaloza afirma que Potosí es la fuente
principal de ingresos de la Corona, de la economía española y europea, desde su
descubrimiento hasta principios del siglo xviii.

A base de datos de varios autores, Omiste, citado por Peñaloza, anota que la plata
producida en Potosí desde 1545 hasta 1834, alcanza a la suma de 3.897.215.288, y los
derechos de la Corona a 779.444.857 pesos, con un promedio anual de producción de
pesos

30
813.484.174. Estas cifras prueban con elocuencia la enorme riqueza del Potosí, y, en
verdad, casi toda la plata enviada a España como procedente de Buenos Aires, es del
Alto Perú.

Potosí no solo vacía sus entrañas para la monarquía española, ayuda también, con el
nombre de situado, a la Capitanía General de Chile y a Buenos Aires. Según el mismo
Peñaloza, un 85 % de las rentas de Buenos Aires en 1770, es de Potosí.

Como las tierras, las minas pertenecen a la monarquía por derecho de conquista. Para
las concesiones existe una minuciosa legislación que preserva los derechos de los reyes
de España.

El sistema de trabajo es la mita, que no sólo quiere decir turno, sino también, trabajo
gratuito, a pesar de las Leyes de Indias, que no se cumplen. Hoy mismo se dice mita o
punta al turno de una jornada de las tres que rigen durante las 24 horas del día en las
minas, bajo él régimen del salario. En tiempos de la Colonia, la jornada en Potosí era de
36 hs. sin salir de la misa; y de 18 pesos anuales que se paga al mitayo, 8 se restan a
cuenta de la capitación o tributo, 21/4 para su vestido, y los restantes 73/4 para su
alimentación y el pago de diezmos eclesiásticos(57). Los mitayos siempre resultan
deudores y no se les acepta el pago en dinero, se les cobra en trabajo. Así, los hijos y
los nietos se hallan reatados a las deudas de sus padres. “Los desgraciados indios
arrastrados para la mita. —dice J. Paz— se despedían para siempre de sus ayllus,
porque perecían en las minas o quedaban inutilizados por la violenta faena.”

Los indios de 150 leguas a la redonda se reclutan para las minas de Potosí y
frecuentemente se roban indios de las comunidades y haciendas, provocando pleitos
entre encomenderos y colectores de mitayos (herederos de éstos en la República son
los enganchadores, que contratan obreros por cuenta del patrono, en regiones distantes
del trabajo). A los aborígenes arrancados de su tierra, se les conduce como esclavos,
encadenados, a las minas.

La mita es, en realidad, un trabajo forzado y gratuito, “una forma cruel de esclavitud” y
de exterminio. “La mita minera —escribe Otero— fue una máquina trituradora de
hombres igual que la mita de los obrajes y la coca. Se calcula en 8.000.000 de indios
muertos en la mina del cerro de Potosí en un siglo y medio”, o sea, 53 mii personas por
año, cerca de 150 por día. Ochenta mil mitayos por año se emplean en esas minas. De
cinco mil que entran a los socavones —según tI. Paz— apenas salen 400 por término
medio.

También se emplea, aunque en pequeña escala, el trabajo de los mincados y


aventureros, que gozan. de mejores condiciones de vida que los mitayos. Estos son, en
realidad, los precursores de los trabajadores mineros, asalariados de la República.

Debido a la baratura y abundancia de mano de obra, 110 progresan las técnicas de


producción en las minas, la agricultura, la manufactura obrajera, la artesanía, ni la
técnica de los trasportes que se hacen en recuas de mulas y manadas de llamas, por las
mismas sendas y los mismos caminos trazados por los incas; no obstante, sólo de

31
Potosí se extrae tanta riqueza que según “la frase ya consagrada, bastaba el quinto del
Rey para construir un puente de plata de Potosí al Palacio de Madrid”.

La Casa de la Moneda de Potosí, uno de los pocos monumentos coloniales dejados por
los españoles, y el Banco de San Carlos, con sus funciones de estanco, están ligados
íntimamente a la minería, base de la economía altoperuana.

Según el censo de 1556, la población del Alto Perú alcanza a 370 mii habitantes, “de los
cuales 8.000 son españoles de nacimiento”. El censo de 1796 arroja la cifra de 552.700
y, al iniciarse la República llega a los 500.000. Los españoles de nacimiento y los
nacidos en América, los criollos, que constituyen la minoría de la población, tienen en
sus manos la autoridad civil, militar y eclesiástica, delegada por el Rey. Ellos son los
funcionarios de la Rea Audiencia de Charcas. Ellos, los terratenientes, son los dueños
de minas, de obrajes, del comercio, mientras los mestizos, los indios y los negros, la
gran mayoría de la población, sin acceso a las funciones públicas y sin derecho a poseer
mina sin encomiendas ni obrajes, son los explotados y oprimidos. Los mestizos se
ocupan más en la artesanía, en el pequeño comercio y en el trasporte: son los arrieros
de recuas de mulas que llevan las piñas de plata hasta los puertos de embarque a
España, y también los indios con sus piaras de llamas; pero los indios son ante todo los
encomendados y yanakonas, los pongas y mitanís de la República, los mitayos y los
máncados de las minas, en suma, los que producen. Finalmente los negros, muy pocos,
son los esclavos que trabajan en la Casa de la Moneda, los sirvientes de por ‘vida de las
familias ricas de españoles y criollos. Por eso, tiene razón Gustavo Adolfo Otero, cuando
dice qu~ el indio es el principal actor de la tragedia agraria del coloniaje. “La agricultura
estuvo en poder de la familia indígena, principalmente de la mujer y los niños. Los
hombres que no fueran ancianos, casi en su totalidad estaban ausentes de la
agricultura. Eran llevados a la batalla de la plata, a las líneas de fuego de la mita, de
donde se salvaban fugazmente para rendir el cuerpo cuando no había quedado
sepultado por las ayzas, junto a la tierra madre alumbrada por el Sol.”

Como los racistas del fascismo alemán “sostenían que Alemania, es decir, la burguesía
alemana, estaba destinada por obra de la naturaleza a ser dueña y señora del mundo
entero”; como los racistas anglosajones de hoy (de los EE. UU. e Inglaterra), entienden
que “es la burguesía de las naciones de habla inglesa la llamada a dominar sobre todos
los pueblos”(58), así también los españoles que alcanzan a dominar y a someter por
espacio de tres siglos al Alto Perú, se consideran a sí mismos exponentes de una ‘‘raza
superior”. Es que las potencias comerciales. de ayer, como el imperialismo de hoy,
colonialistas ambos, tratan de justificar la dominación de unos pueblos por otros, como
una consecuencia legítima de esa supuesta superioridad de tinas razas con respecto a
otras.

Políticamente, el Rey de España sustituye al inca y gobierna a través del Consejo de


Indias y la Casa de Contratación desde la. Metrópoli, y a través de la Audiencia de
Charcas aquí mismo, en estrecho madrinaje con la Iglesia, que “es —escribe Otero— el
Proteo que se trasforma en todas las modalidades de la vida social, esencia viva,
sustantivo y base de la historia del Alto Perú en los siglos xvi, xvii, xviii y aun el siglo xix,
prolongados hasta hoy”. Y, ciertamente, prolongándose hasta hoy, porque en los últimos

32
tiempos se presenta una verdadera invasión de monjas, frailes y curas de España,
portavoces del falangismo de Franco; del Canadá y Norteamérica, voceros del
imperialismo yanqui; alemanes, etc., en proporciones tan grandes, que no es exagerado
decir que como en la Colonia están “copando” la vida en los campos, minas y ciudades.

“El hombre de la Colonia —dice Otero— vivía encadenado por la sensación mística, y la
religión católica lo había convertido en un autómata por la vigilancia del confesionario.”
Parece que se quisiera retrotraer esas épocas ya muertas y revivir el pasado. En
realidad, son manifestaciones postreras de un régimen social que está en aguda crisis,
en trance de muerte. El colonialismo se desmorona. El capitalismo cede su campo al
socialismo y está en vías de ser totalmente sustituido.

Una de las instituciones más típicas de la explotación colonial es el Corregimiento, que


se compra para. adquirir el derecho de explotar sin tasa ni medida a los nativos. Los
corregidores tienen la facultad de repartir” entre los indios, obligándoles a pagar precios
elevados, mercancías que éstos no necesitan ni les sirve de nada; de esa manera
amasan fortunas en poco tiempo con el dolor y la miseria de los nativos de América. Son
los funcionarios más temidos y odiados de la Colonia y por eso, debido a los levanta-
mientos indígenas, se instituyen las intendencias, como órganos reguladores de los
corregimientos.

La Monarquía sabe aprovechar algunas instituciones propias del Incario. Establece, en


efecto, como gobierno de enlace entre las masas aborígenes y las autoridades, el
cacicazgo, a semejanza del curacazgo; pero, es evidente que los caciques no son
siempre indios, pues hay también caciques mestizos.

Dada la organización feudal de la sociedad altoperuana, todos los órganos


administrativos, religiosos y militares, se mueven en función del tributo al Soberano. Por
eso el régimen fiscal pesa sobre las espaldas de indios y mestizos. Las rentas como el
quinto del Rey, los estancos, espolios, temporalidades, etc.; las tasas o contribuciones
como el tributo de lo indios, el derecho de Cobos, las medias annatas, censos y
contribuciones de mayorazgos, prestaciones personales corno la mita, el tercio dc
Corona, etc. y los impuestos como los diezmos, primicias, veintenas, huasiveintenas,
alcábalas, almojarifazgos, derechos de aduana, etc., pesan, en último análisis, sobre los
indios y mestizos, que constituyen la masa sujeta en la sumisión y la servidumbre.

Trasunto de una mentalidad aprisionada en los férreos dogmas de la fe, la cultura


colonial, feudal-católica, es en verdad la expresión de una inteligencia tullida. La
educación tiene un sentido esencialmente de clase y poco o ninguna significación.
Ligada como todas las instituciones a la Iglesia, constituye función privativa de los
religiosos al servicio de los hijos de “caballeros”. Las palabras del Virrey de Esquilache al
fundar el Colegio de San Cristóbal de Charcas en 1621, para “criar en letras y en virtud a
los hijos de los caballeros”, definen con exactitud el sentido clasista de la educación
colonial. A base de ese Colegio se funda la Universidad de San Francisco Javier, como
“un símbolo de la filosofía escolástica y de los prejuicios realistas”. “Culturalmente el Alto
Perú es uno de los sectores más atrasados de la dominación hispana. Es verdad que la
Academia Carolina, fundada en esa Universidad, estaría destinada a ser vivero de la

33
insurrección... incuba a los precursores, no sólo de la independencia altoperuana, sino
también... de algunas repúblicas vecinas.”(59)

La imprenta no llega a progresar durante la Colonia a causa del inquisitorialismo


reinante, porque en todo escrito se ve el peligro de la emancipación ideológica. Pero, la
vida colonial no se desarrolla plácidamente, no es una “siesta colonial’’, “un período de
mansedumbre servil de los criollos, que habrían vivido resigne.-dos a un despotismo
extranjero e irresponsable, y aun sin conciencia lúcida como para discernir su situación
de sometimiento.”(60) Al contrario, es vida hondamente agitada por movimientos
sociales y políticos de indios, mestizos y criollos hasta llegar a la independencia.

34
IV. INDEPENDENCIA DEL ALTO PERU.
FUNDACION DE LA REPUBLICA

La protesta, el tumulto y la rebelión constituyen un fenómeno común a todas las colonias


de España en el Nuevo Mundo. No hay ninguna región de la dominación española que
esté libre de agitaciones y conflictos. Y ya se ha visto cómo, apenas pasada la sorpresa,
“familiarizados con las armas de fuego y perdido el terror supersticioso que les inspiran
las detonaciones, el caballo y hasta el aspecto de los hombres blancos”(61), los indios
inician las luchas de resistencia y de liberación del dominio español. De esa naturaleza
es la rebelión del joven inca Manco II; y si bien la superioridad de las armas españolas
permite someter a los rebeldes, no es menos evidente que la resistencia no cede y
alcanza brotes de terrible violencia en distintos períodos de la larga dominación colonial.
Pero, no sólo los indios se rebelan contra la explotación feudal, sino también los negros
allí donde su número es mayor que en el .Alto Perú, y los mestizos y los criollos. Sin
embargo, debe quedar claro que los jatun-runas del Imperio Incaico, los indios,
constituyen la clase explotada por excelencia. Ellos son los encomendados, los
yanakona, los matayos, los trabajadores, en suma, los productores de la economía
altoperuana. Los mestizos son pequeños comerciantes, transportistas y artesanos, y los
negros, esclavos.

Las luchas de los conquistadores entre sí y de éstos contra el poder real, también
cuentan en los movimientos sociales y políticos operados a lo largo de tres siglos
coloniales. Uno de ellos es el liderizado por Gonzalo Pizarro. Se trata de imponer el
régimen de la encomienda y el derecho a explotar tierra e indios; y es innegable que la
Corona transa con éstos, reconociendo su derecho ‘a explotar minas y hombres de
América y enriquecerse a costa del trabajo, del dolor y la vida misma de éstos, a cambio
del derecho de disponer de sus colonias y de una participación jugosa en las fortunas
amasadas con la sangre de mitayos y encomendados. En verdad, ése es el sentido, la
esencia de la vida colonial; y por eso también, únicamente los españoles pueden ejercer
las altas funciones políticas, administrativas, militares y eclesiásticas. “Sólo ellos y los
criollos, sus hijos, podían ser dueños de tierras, de obrajes. Jamás un español era peón;

35
comerciante sí. Jamás egidatario ni peón de minas; capataz sí. Desde luego, de manera
alguna caía en la esclavitud. Ni siquiera en la servidumbre.”(62)

Los españoles traen con su voracidad de riqueza un exaltado fanatismo religioso. Se


agrupan en torno de su cofradía bajo el palio y docel de un “santo” cualquiera; y lo que
en un comienzo parece simple asociación de fe religiosa, se convierte en irreductible
antagonismo político. Ese es el caso de las luchas cruentas e interminables de los
vascongados y vicuñas en el siglo XVII.

Al empezar este siglo, cuando la plata de Potosí fluye a raudales a las bolsas de los
mineros, de los mercaderes, tahures, dueños de mesones, “hacendados”, “moradores”
de La Plata, a las Cájas Reales y “hasta a los piratas de Gran Bretaña y Holanda que
merodean las exportaciones hispánicas en el Mar de Balboa”; cuando “con la plata de
Potosí se adquieren en la Corte de la Villa del Oso y del Madroño, indistintamente,
armas y sedas, especias olorecientes y avituallamientos para. su ejército, libros latinos y
cristales venecianos, joyas y tejidos, barcas y armaduras, perfumes y pólvora”(63), los
vascos se agrupan en torno de la Iglesia de San Agustín y forman la “nación
vascongada”, con la finalidad de controlar económica y políticamente la Gran Villa
Imperial de Potosí; y la controlan, pues la mejor producción de plata es de ellos y las
autoridades surgen de sus recomendaciones. Pero, también los gallegos, castellanos,
extremeños y andaluces, organizan sus cofradías y constituyen grupos opositores a los
vascos.

Al finalizar el primer cuarto de dicho siglo, la pugna alcanza contornos por demás
violentos, arrastrando en sus luchas a criollos nativos, como “carne de cañón”.

“Hasta el rango social y emperifollado apuntaba por la golilla de estos nuevos señores --
dice Armando Alba—, los vascos, que veían por muy menos a extremeños, gallegos,
andaluces o castellanos, que derraban un ojo para ver a medias a criollos y nativos y
que cerraos ojos herméticamente para no ver a la morería trashumante a otra gente de
Europa.”(64) Entonces asoma en la conciencia de los criollos, la intuición de su mayor
derecho que el de los peninsulares, al goce y disfrute de las riquezas y del poder de la
tierra en que nacieron; y fundan el grupo de los vicuñas, cuyo exponente bravío, audaz y
rebelde es Alonso de Ibáñez. Es un grupo proscrito de toda garantía. A los vicuñas se
les declara al margen de la ley, como hoy se considera a los comunistas”, escribe Alba.

No se puede afirmar que los vicuñas adquieren de golpe y porrazo una conciencia clara
de la libertad. Pero es innegable que protagonizan un movimiento de sentido
nacionalista. Combatir a los españoles de España y exigir derechos en razón de ser
ellos españoles de América, tiene, ciertamente, ese sentido nacionalista que arde, casi
dos siglos después, sería el principio de la auto-y la independencia del Alto Perú.

Los vicuñas eran un bando corajudo —agrega Alba— que contendió con los foráneos
por la hegemonía de la Villa. Actitud muy justa nacida de una lógica reacción ante el
oprobio en que se les hacía vivir a los otros grupos... estallido del conflicto de la
desigualdad económica, que produjo el terrible lance a muerte; en último término
movimiento insurreccional impetuoso contra el sistema económico de ese tiempo, que

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entregaba toda la riqueza de las minas a un bando exclusivista y temerario. Esta es la
evidencia..

Entre las rebeliones de mestizos, una de las que alcanza características revolucionarias
es, sin duda, la encabezada por Alejo Calatayud en Cochabamba, el 30 de noviembre de
1730. Ante las exacciones tributarias, los abusos de la Aduana y los atropellos de los
funcionarios, el pueblo de Cochabamba se rebela dirigido por Calatayud, llegando al
extremo de deponer al Gobernador.

Poco antes de la sublevación de Tupaj Amaru, latiendo aún el recuerdo de la rebelión


popular de Calatayud, que acabara con la muerte a garrote de este valeroso caudillo, un
pasquín de Cochabamba muestra el espíritu de insurgencia, que ya entonces anima a
las clases sometidas y explotadas del Alto Perú: “Hasta cuándo han de durar las
violencias que sufrimos —dice— .. .mejor es que de una vez quitemos a estos indignos
la vida: y después que venga el más sangriento cuchillo que inventó la tiranía. Pues
sabremos resistirlo quitando la vida a cuantos se opusieren a impedirlo, que sea el
Gobernador, sean los Alcaldes, sean los vecinos, sean clérigos o frailes o patricios, que
nada han de reservarse, sino que de sangre tintos han de correr los Arroyos hasta que
quede extinguido y aniquilado en el todo el tiránico Dominio de tan malvados.. “(65)

En 1739, los vecinos de Oruro, dirigidos por Juan Vela de Córdova, también se alzan
contra el régimen y lanzan un Manifiesto de Agravios, que circula por varios
corregimientos. Mas, como la re.-helión de Cochabamba, es ahogada en sangre, lo
mismo la dirigida por Antonio Gallardo en La Paz. Bien dice José Maria Camacho, que
tanto Alonso de Ibáñez, como Juan Vela de Córdova, Mejo Calatayud, Antonio Gallardo
y “aun Antonio Geldres, pueden ser considerados como los precursores de la
independencia”.

En 1776, la Gobernación de Buenos Aires pasa. a la categoría de virreynato y


desde entonces, la Audiencia de Charcas depende de él. Es ese un período de agitación
febril, en realidad, un proceso de ebullición que pronto estallaría en grandes
sublevaciones en todo el Continente.

España, en guerra con Inglaterra hacia 1779, dispone elevar los impuestos en la
Colonia, crear otros nuevos, agravar la explotación de nativos y mestizos, en suma,
obtener de cualquier modo aportes nuevos para dicha contienda. Por eso, en toda la
Colonia hispana se producen movimientos de rebelión contra el orden establecido.

En el Alto Perú, los indios de Chayanta, cansados de la mita, los obrajes y los abusos de
corregidores y demás funcionarios, y no habiendo obtenido justicia en Potosí, ni en
Charcas, ni en Buenos Aires, se sublevan conducidos por Tomás Catan en 1780.
Secundan a Tomás sus hermanos Nicolás y Dámaso y la sublevación se propaga a los
pueblos de Charcas, La Paz, Oruro y Cochabamba, adquiriendo grandes proporciones;
pero los indios de Pocoata y de Aullagas traicionan a los Catan. Sin embargo, la
situación es ya insostenible

Y la rebelión brota en cada pueblo, en cada aldea, en cada ciudad. Tupaj Amaru
proclama el 4 de noviembre de 1780 la sublevación preparada desde años atrás y, sin

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duda alguna, es la más grande la América, que hace vacilar los cimientos coloniales. Su
propósito es instituir un reino independiente, proclamarse “Inca Rey del Perú”, suprimir la
mita, el obraje y devolver la tierra al indio. El caudillo altoperuano Nicolás Catan, expresa
en forma categórica esta reivindicación de la tierra.

Julián Apaza, llamado Tupaj Catan, de Ayo-Ayo (La Paz), su asesor Bonifacio
Chuquimamani y su mujer Bartolina Sisa, son los grandes líderes que llevan adelante el
plan de Tupaj Amaru. Valerosos y decididos sitian La Paz por dos veces. El primer sitio
dura 109 días, causando la muerte de diez mil españoles.(66) El segundo lo sostiene
Bartolina Sisa; pero, todos estos movimientos que conmocionan las colonias, fracasan
frente a la superioridad de las armas colonizadoras, si bien sus repercusiones perduran
largo tiempo, en realidad, hasta la guerra de la independencia.

Es interesante anotar que en la ciudad de Oruro, en la que a principios de 1781


aparecen pasquines incitando a la rebelión, todas las sublevaciones indígenas son
rápidamente secundadas por los criollos y los mestizos. Ese es el caso del
levantamiento del 10 de febrero de 1781, dirigido por el rico azoguero Jacinto Rodríguez
y agitado por el mestizo Sebastián Pagador. Rodríguez se viste incluso como indio y
expide una cédula en nombre del “Rey y Nuestro Señor Inca Tupaj Amaru”.(67)

INDEPENDENCIA Y FUNDACION DE LA REPUBLICA

A mediados del siglo xviii se opera una transformación significativa en la cultura y el


espíritu coloniales, trasformación acelerada, según L. A. Sánchez, con la expulsión de
los jesuitas y la fundación de nuevos centros de enseñanza, en los cuales se acogen
“los más recientes adelantos científicos y pedagógicos de Europa”.

La vía de ingreso de esas ideas nuevas que despiertan la inteligencia adormecida por el
dogmatismo religioso ya ayudan a formar una brillante pléyade de intelectuales y sabios
criollos, la. vía de infiltración dc las ideas enciclopedistas es el contrabando que siempre
burla el riguroso control de la Casa de Contratación. Y los mismos funcionarios reales,
inquietos por esas ideas, ya por snobismo, ya por convicción, hacen llegar a las colonias
los libros y escritos “prohibidos”.

Por entonces Inglaterra, en rápido ascenso industrial, no disimula su interés por estas
tierras. Fatiga constantemente a España, con guerras, piratería y contrabando,
contrabando no sólo de mercancías, sino también de libros devorados clandestinamente
por los estudiantes criollos, que desempeñan un papel dirigente en la revolución.

La Revolución Francesa ejerce también influencia en el movimiento emancipatorio de las


colonias españolas. Sus ideas se filtran a la Academia Carolina. Ricardo Caillet-Bois,
citado por L. A. Sánchez, dice al respecto: “No bien llegaron a estas playas las noticias
de lo que acaecía en Europa, numerosos criollos y peninsulares manifestaron su
satisfacción y adhesión a las ideas que los representantes reunidos en Constituyente,
sostenían en contra de la dinastía Capeta. En Buenos Aires como en el Alto Perú, en

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Bogotá, como en México, se notó con cuánta ansiedad observaban el dramático des-
arrollo de los sucesos.”

Parécenos acertada la clasificación de las causas de la independencia, en endógenas y


exógenas. Las primeras están descritas en las páginas relativas a la Conquista y al
Coloniaje: la explotación de las inmensas masas aborígenes y mestizas, la postergación
de los criollos en lo social y político, la conciencia creada en éstos de su derecho •a
gozar y disfrutar de la riqueza y del poder de la tierra donde nacieron, y el monopolio
comercial e industrial que mantiene a la Colonia como una plaza sitiada, sin ninguna
libertad ni posibilidad de desarrollar las fuerzas productivas, la cultura y las formas de
gobierno y, finalmente, la formación de una intelectualidad criolla que capta fácilmente
las ideas revolucionarias de la época.

Entre las causas exógenas están la independencia norteamericana, la Revolución


Francesa, e1 desarrollo industrial y los intentos de intervención de los ingleses, las
guerras napoleónicas y la situación crítica de España.

El mundo asiste a un cambio trascendental. “La colosal trasformación que importa —


decimos en una tesis universitaria— el establecimiento de la industria capitalista, afecta
a todos los órdenes de la vida y trasforma también la conciencia de los hombres. Una
nueva sicología define los caracteres de éstos. Mientras los comerciantes y usureros
convertidos en capitalistas industriales y banqueros, adquieren una «grave» importancia
social y reflejan la satisfacción de su triunfo, los asalariados que emergen de la derrota
de los campesinos y artesanos, reflejan una honda preocupación, «como alguién que ha
vendido su propia piel -dice Marx— y no espera sino ser degollado».

“En el orden político esta trasformación significa la instauración de la democracia


impuesta por la revolución burguesa. En Inglaterra esta revolución se opera de 1640 a
1688 y culmina en Francia en 1789 (este mismo sentido tiene la independencia
norteamericana), como una oposición a los privilegios de casta, como un resultado del
desarrollo económico de la sociedad en términos que implican la liquidación del
feudalismo, como una necesidad de la expansión económica y como un imperativo
histórico, en razón de que el control del poder político guarda necesariamente
correlación con el control del poder económico. Por lo demás, esta revolución, al romper
las trabas feudales y abolir los privilegios del absolutismo monárquico, inaugura un
nuevo mundo y decimos nuevo, no sólo porque arrasa con todas las barreras feudal-
absolutistas en el campo jurídico-político, sino porque las nuevas condiciones materiales
creadas a través de un largo proceso histórico, dan lugar a nuevas formas de relaciones
sociales. En efecto, una nueva clase, la burguesía, asume el control del poder estatal,
sustituyendo a la clase de los guerreros, terratenientes y eclesiásticos que habían hecho
del Estado una función de privilegio correlativamente al im erium y dominiurn territorial.

“En el campo jurídico-político, esta revolución provoca el cambio radical de los sistemas
feudales vigentes durante el absolutismo monárquico. La teoría de la soberanía como
noción concreta del poder sustituye a la vaga y abstracta idea del derecho divino. La
idea de la perfectibilidad humana y del progreso mediante la razón, echa en tierra el
principio fideísta de la conquista del «más allá», como meta de la felicidad humana. La

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religión, cuyos dogmas constituyen el criterio de validez universal, indiscutibles bajo todo
aspecto, es barrida lenta y sistemáticamente por la ciencia y la técnica. Una cultura
nueva, un modo nuevo de enfocar los problemas jurídicos y políticos y una nueva forma
de organización del Estado, es decir, el Estado Nacional, el Estado moderno, surgen
como una consecuencia de ese cambio trascendental”(68). Este acontecimiento influye
grandemente en el proceso de la independencia americana porque, al aflojar y debilitar
la monarquía española y crear una situación crítica con el cautiverio del Rey español,
abre la válvula dc escape a la contenida insurgencia del Alto Perú contra el poder co-
lonial.

La invasión napoleónica a la Península determina la organización de una Junta Central


en España, para coordinar la resistencia-en nombre del rey cautivo. Entre tanto, la
temperatura sube en las colonias hasta el punto de ebullición. Los cómodos funcionarios
coloniales opinan seguir obedeciendo como siempre al rey claudicante. La mayoría de
los criollos, admitiendo su fidelidad al rey, plantean. organizar a semejanza de la Junta
Central de España, convertida en Consejo de Regencia, juntas de gobierno. No faltan
quienes trabajan para entregar el gobierno de las colonias a la hermana de Fernando
VII, Carlota Joaquina, a la sazón en el Brasil. Estos son los menos. Triunfa la tesis
segunda, que corresponde a las necesidades de la situación convulsionada de las
colonias, en las que la conspiración se gesta desde tiempo atrás. Pero la conspiración
en el Alto Peru no llega a las masas campesinas, a los mitayos, obrajeros y artesanos.
Los doctores de la Universidad de Charcas, los criollos. en suma, en todas las ciudades,
son los conspiradores. Y surge la disyuntiva: Audiencia o Cabildo, es decir, absolutismo
autocrático o gobierno democrático. Quiérese reivindicar el contenido popular del
Cabildo. El Cabildo Abierto desempeña un papel decisivo en la revolución. En todas
partes se constituyen juntas revolucionarias La oposición “levantisca y atrevida en unas
partes, solapada y tímida en otras, fue murmuradora en todas” (69)“España ha
caducado, es la consigna”.

La Junta de Chuquisaca, implantada con el motín que apresa al presidente de la


Audiencia, el 25 dc mayo de 1809, bajo la dirección de los patriotas hermanos Zudánez,
Monteagudo, Lemoine y otros, es, en verdad, “la primera junta típicamente
autonomista”(70) de las colonias americanas; y la idea de insurrección concebida por
ella, es “una llamarada en La Paz, que ilumina todo el cuadro.

Tanto la insurrección del 25 de Mayo, corno la de La Paz, dcl 16 de julio del mismo año,
son dominadas por las fuerzas de los virreynatos de Lima y de Buenos Aires. Todos los
dirigentes pa“triotas de la Revolución de Julio, son ejecutados. Murillo, presidente de la
Junta Tuitiva, habría dicho desde el cadalso: “La tea que dejo encendida nadie la podrá
apagar” y, ciertamente, ya nadie pudo apagarla. La Proclama de la Junta Tuitiva no deja
dudas sobre el carácter definidamente emancipatorio y revolucionario de la insurrección
de julio. Comienza diciendo: “Hasta aquí hemos tolerado una especie de destierro en el
seno mismo de nuestra Patria.” Y prosigue: “Ya es tiempo, pues, de sacudir yugo tan fu-
nesto a nuestra felicidad, como favorable al orgullo nacional español. Ya es tiempo de
organizar un sistema de gobierno, fundado en los intereses de nuestra Patria altamente
deprimida por la bastarda política de Madrid. Ya es tiempo en fin, de levantar el
estandarte de la libertad en estas desgraciadas colonias, adquiridas sin el menor título y

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conservadas con la mayor injusticia y tiranía.” La Proclama se dirige a “todo el Imperio
del Perú” y pide la unidad para triunfar. Como consecuencia de la revolución de Julio, la
vigilancia realista se hace temible; mas, un acontecimiento viene a mantener vivo el
fuego de la revolución, es el Cabildo Abierto que depone al Virrey de Buenos Aires, el 25
de Mayo de 1810.

Las autoridades coloniales, ante la noticia de la revolución de Buenos Aires, que


constituye la Junta Gubernativa con cl potosino Cornelio Saavedra corno presidente, se
apresuran a pedir al Virrey Abascal de Lima, su dependencia de ese Virreynato que, en
verdad, es la segunda metrópoli. En efecto, la aristocracia peruana participa de la
explotación colonial, con los comerciantes monopolistas y los funcionarios del Alto Perú,
especialmente de La Paz, proceden de Lima y de Arequipa y defienden el monopolio y la
servidumbre indígena. Por eso, la apertura del puerto de Buenos Aires constituye un
golpe para Lima.

Abascal, en bando de 3 de julio de 1810 expresa: “que los americanos eran unos
hombres destinados a vegetar en la oscuridad y abatimiento, y que mientras hubiese un
español nacido en Europa, a ése le correspondería el gobierno de América”.(71)

La simpatía del pueblo por la Junta de Buenos Aires constituye un factor que alienta a
los patriotas. Inclusive los indios de San Agustín de Toledo (Oruro), que tienen
reclamaciones ante la Audiencia a raíz de la forzada renuncia del cacique Manuel Victo-
riano Titichoca, sabedores del triunfo de la revolución de Buenos Aires, deciden resolver
sus problemas por la vía de los hechos y se sublevan el 6 y 7 de noviembre de 1810,
dirigidos por Titichoca, el canónico Jimenez Mancocapaj, el Dr. Rivera y los aborígenes
Carlos Colque y Santos Choque.(72) Pero, es un hecho que los indios participan unas
veces a favor de los colonialistas. Es el caso de Pumacahua y de Choquehuanca,
aunque después se adhieren a la causa de la independencia. Los revolucionarios de La
Paz —anota Peñaloza— prefieren en 1812 el ingreso del sanguinario general Benavente
a la colaboración de Irusta y sus indios. No se puede negar que los criollos y los
mestizos, que también explotan a los indios, temen de la participación de éstos en la
revolución. Sin embargo, los indios luchan heroicamente armados de palos y macanas,
como en los campos de Aroma, en las guerrillas y otras batallas gloriosas de nuestra
historia.

El Cabildo Abierto constituye la expresión de la soberanía popular. En todas partes


designa juntas revolucionarias deponiendo autoridades coloniales. Después de
Chuquisaca y La Paz, el 14 de setiembre de 1810 en Cochabamba, el 24 del mismo mes
en Santa Cruz, el 6 de octubre en Oruro, el 10 de noviembre en Potosí, en Mojos el 14
de marzo de 1811, etc. La revolución cunde en todo el Alto Perú; mas, los patriotas
luchan en forma desordenada y no obstante, desde un principio comprenden que
aislados no pueden vencer. Por eso, Chuquisaca envía representantes a La Paz,
Cochabamba y Potosi; Cochabamba a Santa Cruz y Oruro; y la Junta de Buenos Aires
destaca expediciones militares al Alto Perú. En cierto modo, la lucha de Bolívar y San
Martín, de Artigas y O ‘Higgins y las guerrillas del Alto Perú, debieron producirse al
mismo tiempo, a fin de garantizar el triunfo de la causa. La unidad en cada centro
colonial y la unidad de todas las colonias, garantizan el triunfo con las definitivas batallas

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de Junín y Ayacucho, dirigidas por Simón Bolívar y Antonio José de Sucre,
respectivamente.

Las mujeres desempeñan un descollante papel en la lucha por la independencia. Las


heroínas de Cochabamba (27 de mayo de 1812, son un ejemplo glorioso de nuestra
historia, y la guerrillera Juana Azurduy de Padilla. En realidad, cuando se trata de la
independencia de un pueblo, la mujer siempre asume una actitud heroica. Así en la
independencia norteamericana y en la toma de la Bastilla de la Revolución Francesa y
en la Gran Revolución Socialista de Octubre de 1917.

La batalla que da fin a la resistencia realista es la de Tumusla, el 2 de abril de 1825.


Pero ya el Decreto del Gran Mariscal de Ayacucho, del 9 de febrero del mismo año,
dispone la autodeterminación del Alto Perú; y aunque el Libertador Bolívar es contrario a
la fundación de una nueva república, dado su proyecto de Confederación Bolivariana, de
la que habría sido su presidente vitalicio, el pueblo del Alto Perú había hecho conciencia
de su derecho a decidir por sí mismo de su suerte.

En verdad, el Alto Perú, geográfica, social y económicamente definido y con


personalidad propia, si bien es parte del Imperio Incaico con el nombre de Kollasuyu, no
es menos cierto que conserva sus características propias. Con la conquista, las mismas
capitulaciones designan el Kollasuyu, como cuerpo independiente, con el nombre de
Nueva Toledo. Durante el Coloniaje, su nombre es Alto Perú y, constituida la República,
ganada la guerra de la independencia, se le da el nombre de Bolivia.

El Libertador quiere someter la voluntad del pueblo altoperuano a decisión de los


congresos argentino y peruano; pero el gobierno argentino, ya el 6 de febrero, expresa
su opinión de que las provincias altas dispongan de su suerte. Al respecto, el historiador
Rigoberto Paredes anota que en un artículo de Et Fénix de Lima, firmado por “un
boliviano”, atribuido al Dr. José María Serrano, se dice el 24 de julio de 1827, “que el año
1820, en la ciudad de Tucumán se formó una sociedad compuesta de los emigrados de
más influjo en Bolivia, cuyos miembros juraron hacer a su patria independiente de
Buenos Aires, que en Buenos Aires se conocía tan completa y perfectamente el exaltado
deseo de los bolivianos por hacer de su Patria un Estado independiente, y aun la justicia
de esa solicitud, que al sancionarse la constitución del año 19, y tratándose de la falta de
los diputados de La Paz, Cochabamba, etc., el venerado y sabio representante Dr.
Charoaría, dijo en Congreso Pleno: “Esta falta, señores, no hay corno remediarla, y la
naturaleza que tan visiblemente ha separado ci Alto Perú de Buenos Aires, nos ha dicho
que aun cuando hubiesen concurrido a este Congreso todos los diputados que
corresponden al Alto Perú, tan luego como éste se vea libre de españoles, dirá que lo es
también de nosotros; y lo será.”(73) Así es como la primera Asamblea Constituyente
proclama la Independencia, el 6 de agosto de 1825, expresando “que el Alto Perú ha
sido en el Continente de América, el ara donde vertió la primera sangre de los libres, y la
tierra donde existe la tumba del último de los tiranos”.

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V. LA NUEVA REPUBLICA Y LA
“SANTA ALIANZA”

Antes de que la nueva república naciera, la prensa de los años 20 del siglo xix, tanto en
Europa como en Norteamérica, difundía en forma insistente el rumor de que la “Santa
Alianza” intervenida en la América Latina, con el propósito de restituir el dominio colonial
en favor de Fernando VII. “A su difusión contribuyó —escribe N. Boljovítinov- la política
reaccionaria de la “Santa Alianza”, que interpretaba el papel de estrangulador del
movimiento revolucionario en Europa y, en particular, la intervención de Francia en
España, el año 1823.” (74)

Todavía hoy se cree, para justificar la llamada “Doctrina Monroe , que en 1823 la “Santa
Alianza” habría realmente intervenido contra los pueblos de América Latina, y que la
“Doctrina Monroe”, sintetizada en la sugestiva frase “América para los americanos” y
proclamada por el presidente Monroe en su mensaje al Congreso norteamericano el 2
de diciembre de 1823, como expresión de la supuesta necesidad de oponerse a dicha
amenaza de la “Santa Alianza “, habría sido la que salvaría a nuestros pueblos. Sin
embargo, las investigaciones cuidadosas realizadas por historiadores de varias na-
cionalidades, compulsadas por el soviético N. Boljovítinov, nos llevan a conclusiones que
permiten esclarecer este problema, nos llevan sobre todo a conocer el verdadero motivo
de la “Doctrina Monroe”, que más tarde se traducirla en el denominado
“Panamericanismo” y después en la Constitución de la “Organización de los Estados
Americanos” (OEA), en 1948. El conocimiento de la función que desempeña este
organismo internacional americano, tiene para nosotros, como para todas las naciones
de América Latina, particular importancia, pero veamos antes algunos datos objetivos
que desvirtúan los propósitos atribuidos a la “Santa Alianza”, con respecto a la
emancipación de las colonias españolas de América.

En primer término, si bien la “Santa Alianza” no se muestra totalmente ajena a la


intervención, debido a la naturaleza de sus propios “principios monárquicos
reaccionarios” ; en cambio, la impracticabilidad de una aventura semejante, cuando ya
casi todos los pueblos latinoamericanos habían conquistado su independencia del yugo
colonial español, y el poco entusiasmo para luchar por la gloria de Ferdinando VII en sus

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lejanas posesiones allende el Océano”, determinan que en concreto, ninguno de los
gobiernos de la “Santa Alianza” presente ni apruebe proyecto alguno de intervención ar-
mada contra los pueblos de América Latina. Esto lo saben perfectamente tanto los EE.
UU. como Inglaterra y los mismos políticos y estadistas latinoamericanos como Bolívar,
Rivadavia y otros.

En segundo término, el gobierno de los EE. UU. conoce también exactamente la


situación internacional de fines de 1823, así como la decidida Oposición de Gran
Bretaña a cualquier intento posible de ingerencia de la Santa Alianza en los pueblos
emancipados de España con la finalidad de restaurar el dominio peninsular Asimismo,
en el seno del gobierno norteamericano, triunfa la opinión del Secretario de Estado, Mr.
Adams, que el 15 de noviembre de 1823 dice: “Creo en que la Santa Alianza pueda
restaurar la dominación española en el continente americano, tanto como en la
Posibilidad de que el Chimborazo se hunda en el Océano.” Como consecuencia de esta
opinión y con fines distintos a los de la supuesta defensa de la emancipación de la
América Latina, se aprueba el proyecto de mensaje del presidente Monroe al Congreso
norteamericano, el 2 de diciembre de 1823.

En tercer término, por razones económicas y políticas, los gobiernos de Inglaterra y de


los EE.UU. se hallan interesados en propagar la especie de la amenaza inminente de la
“Santa Alianza” los pueblos latinoamericanos, a fin de poder presentarse a éstos como
sus “defensores”, capitalizar políticamente su simpatía, ‘‘reforzar sus posiciones y
extender su influencia a estos países. Esta aspiración —dice Boljovítinov—, se expresa
de manera singularmente brillante en la Doctrina Monroe. La tendencia de expansión y
reforzamiento de las posiciones de los EE. UU. en los países de América Latina,
plasmada en la Doctrina Monroe ya en el período de su proclamación, cobra más tarde
un múltiple desarrollo en la práctica política exterior norteamericana, que se fija como
objetivo principal instaurar el dominio monopolista de los EE. UU. de América en el
Hemisferio occidental. Como resultado de ello, la verdadera amenaza llega de un lado
completamente distinto, es decir, de los EE. UU. de América”. Para nosotros, para
Bolivia, esta afirmación se confirmaría más tarde, plenamente, como veremos más
adelante.

TEORIA DE LA EMANCIPACION

Liberados del yugo colonial de España, los pueblos latinoamericanos se constituyen en


repúblicas “soberanas” e “independientes”. Bolivia alcanza el 6 de agosto de este año
(1960), los 135 años de vida “independiente” y “soberana”. Este Prometeo de los Andes,
encadenado en sus propias montañas por espacio de 300 años coloniales, por haber
entregado el fruto de sus entrañas sin reserva ni medida, en realidad no ha roto sus
cadenas. Las ha cambiado simplemente.

El período comprendido entre la Declaración de la Independencia y la penetración del


imperialismo, es un período convulsivo y caótico en la historia de Bolivia. Señala el
proceso de consolidación y reforzamiento del poder de los terratenientes, de los
latifundistas que heredan toda su fuerza del feudalismo impuesto por la Colonia, en

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abierta contradicción con la teoría de la emancipación americana, teoría que,
ciertamente, no es original. La verdad es que en ningún país de América Latina el
pensamiento teórico en materia política es original. Sus fuentes siempre se encuentran
en el pensamiento universal, como no puede ser de otro modo, dada su propia infancia.

Las teorías que arman ideológicamente las luchas emancipatorias, no son originales; y
chocan entre los mismos dirigentes, como resultado de la contradicción de intereses que
representan. En tales luchas triunfan, como es sabido, los criollos que tienen en sus
manos el poder económico: tierras, minas, comercio y requieren el poder político para
resguardar sus privilegios heredados.; mientras las masas dc mitayos y obrajeros, de
yanakonas, artesanos y pequeños comerciantes, en suma, los indios y los mestizos, son
preferidos en sus intereses y derechos. En ese sentido, la emancipación americana, un
acontecimiento de trascendencia histórica mundial sumamente importante y progresista,
“producto de un cierto estado de conciencia que se gesta subrepticiamente durante la
era colonial y madura en los primeros años del siglo XIX”, no es sino una trasferencia del
poder político detentado por la decadente. monarquía feudal-absolutista de España, a
los criollos que ya tienen el poder económico. En efecto, ‘españoles peninsulares y
criollos —dice José Luis Romero— no eran, durante los últimos tiempos de la Colonia,
dos grupos separados solamente por el origen; y es significativo que el Obispo Lué se
atreviera a decir en el momento más crítico de la revolución, que el gobierno de las
colonias americanas sólo podía ir a manos de los hijos del país, cuando ya no hubiese
quedado un solo español en él”(75) Es también revelador el juicio de Cornelio Saavedra,
que tres años antes resume la situación espiritual creada con motivo de la defensa de
Buenos Aires contra los ingleses, en estos términos: “Me atrevo a felicitar a los
americanos, pues a las pruebas que siempre han dado de valor y lealtad, se ha añadido
esta última, que realzando el mérito de los que nacimos en Indias, convence a la
evidencia que sus espíritus no tienen hermandad con el abatimiento, que no son
inferiores a los europeos españoles, que en valor y lealtad a nadie ceden.”

La erección de repúblicas con sistemas parlamentarios y sus ideas liberales no es, pues,
el resultado de un pensamiento original latinoamericano, sino más bien la acomodación
o adaptación del liberalismo europeo, a las condiciones peculiares económicas y
sociales de tipo feudal predominantes en las nuevas repúblicas. Es por eso que la
democracia liberal no alcanza a florecer en nuestras tierras, porque el liberalismo es la
expresión ideológica y política del capitalismo industrial, en contraposición iii
mercantilismo de las potencias comerciales de los siglos xvi, xvii y aun xviii. Por eso
también los partidos políticos en nuestro país, tardan en estructurarse sobre la base de
una doctrina; y por eso mismo, en los primeros tiempos de vida republicana, el
caudillismo militar halla propicio el clima para su desarrollo, Es que este es el tipo de
gobierno correspondiente al dominio de los terratenientes feudales.

2 y 3 Jose Luis Romero: Las ldeos Politicas en la Argentina.

Pero, cuando por el desarrollo de las ideas liberales, éstas se encarnan en los partidos
políticos —en Bolivia alrededor de 1880— ya no pueden aplicarse en su verdadera
expresión en nuestra América, porque las nuevas condiciones nacionales surgidas como
consecuencia de las contradicciones económicas, sociales y políticas mas nítidas, a que

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da lugar la dominación imperialista impuesta por el capitalismo anglo-norteamericano,
exigen una política nueva, de contenido nacional y democrático.

PRIMEROS AÑOS DE LA VIDA REPUBLICANA

La producción de plata decae ya al comenzar el siglo xix. La crisis del azogue y la


sequía de 1804, agravan la pobreza del país. Esta situación arranca de la despiadada
explotación colonial; de ahí que el primer acto de la Revolución de Julio fuera la quema
de los comprobantes de deudas a la Caja Real. En estas condiciones se sostiene la
guerra de los 15 años. Los fondos provienen de las contribuciones forzosas, castigos
pecuniarios, requisiciones, saqueo, confiscación y otros medios expeditivos utilizados
por los realistas, patriotas y ejércitos auxiliares argentinos. Los realistas imponen ma-
yores contribuciones a los indios, a quienes persiguen como a insurrectos. Los dirigentes
altoperuanos prefieren, por su parte, la derrota antes que convertir a los indios en
ciudadanos armados.

Terminada la guerra, la situación es desesperante. Todas las fuentes de producción


languidecen: minas, agricultura, manufactura. La terrible sangría reduce la población.
Esa es la herencia de 300 años coloniales que recoge el nuevo Estado. La República
nace encajonada en el feudalismo, que “traduce superstición, miedo al progreso, una
clase parasitaria que se arbitra la dirección de los destinos nacionales, en realidad para
conservarlos en su quietud, no para dejarlos avanzar”.(76)

El comercio con el Perú y la Argentina a través de ferias como la de Huari, queda


suspendido y la República se mantiene en los primeros 50 años, bastante aislada del
comercio internacional.

A pesar de la decadencia de la minería, la explotación de la plata sigue siendo


importante para la economía del país. Sin embargo, la base de la vida económica,
cultural y política de Bolivia hasta 1870 es, sin lugar a dudas, la agricultura. En efecto,
según Dalence, de los 2.134.710 pesos del Presupuesto Nacional de 1865, un poco más
del 50 % corresponde a la contribución indígena y a los diezmos y primicias. Es evidente
que los primeros gobernantes, empezando por Sucre, adoptan medidas tendientes a
fomentar la producción de plata y la minería en general; mas, a causa de la explotación
argentífera en los EE. UU. y México y la consiguiente caída de su cotización, se produce
una crisis en el país, que felizmente puede paliar-se con la explotación de la quina y la
goma, debido a su demanda internacional. El estaño empieza a explotarse ya a
mediados del siglo pasado, no obstante, su importancia para la economía nacional, co-
mienza recién a principio del siglo presente.

Para comprender los rasgos dominantes de este período prefinanciero de la República,


es necesario un vistazo a la situación internacional.

Como expresión de las contradicciones entre terratenientes y dueños de minas y entre


éstos y obreros, artesanos y campesinos, las luchas caudillistas consumen a la Nación,
dando lugar a frecuentes golpes de estado y cuartelazos, postergando todo intento

46
patriótico de organización y propiamente de consolidación de la República; mientras en
el campo internacional se operan acontecimientos que influirían decisivamente en el
porvenir de Bolivia.

Ya en 1720, Inglaterra, que basta entonces hiciera bastante para romper el monopolio
español, suscribe un tratado con España, pudiendo comerciar libremente con las
colonias hispanoamericanas. En 1860 es el primer país capitalista del mundo. El
volumen de su producción fabril, de acero, carbón, etc., es superior al producido en
conjunto por Francia, EE.UU., Alemania, Rusia y Japón. Es indiscutiblemente el primer
país industrial, que empieza a controlar la vida económica de los pueblos
latinoamericanos, primero de los más fácilmente accesibles por su posición geográfica:
Argentina, Chile. Pero, cuando la explotación del salitre y del guano adquiere impor-
tancia comercial, inicia su penetración por el Litoral boliviano, causando la guerra del
Pacífico, que determina el primer cercenamiento de nuestro territorio y su
mediterraneidad absoluta. Precisamente por entonces, después de la crisis de 1873,
comienza en el capitalismo un vasto desarrollo de carteles, y en 1876, tres años antes
de la guerra del Pacífico, las colonias inglesas representan 22.500.000 kms.2 de
superficie con una población de 253 30,000 habitantes(77). Estos datos muestran con
elocuencia la magnitud del desarrollo monopolista de Inglaterra, que llega a dominar
mares y mercados.

Hacia el año 1860, Francia ocupa el 2º lugar en la producción industrial y EE. UU. inicia
su gigantesco desarrollo hasta alcanzar el 2º puesto en 1870 para subir al 1º en 1880-
1890. Otro tanto ocurre con el capitalismo alemán, que en 1900-1910 logra desplazar del
2º lugar a Inglaterra, es decir, que “la trasformación del capitalismo en imperialismo”(78)
, justamente en la infancia de los pueblos latinoamericanos, que ni siquiera consolidan
su propia organización estatal, como es el caso concreto de Bolivia, significa que uno a
uno caerían en las fauces del imperialismo, para debatirse hasta nuestros días en una
dependencia que impide el desarrollo económico y cultural de nuestros pueblos.

Cuando debido a la demanda internacional adquiere importancia comercial la


explotación de la goma y de la quina, Bolivia se ve envuelta en otra guerra. Esta vez con
el Brasil en 1902; y como consecuencia del Tratado de Petrópolis, le cede todo el
extenso y rico territorio del Acre, a cambio de £ 2.000.000, para la construcción de
ferrocarriles y “otras obras tendientes a mejorar las comunicaciones y fomentar el
comercio entre los dos países, ferrocarriles que no llegan a construirse.

Las manufacturas que adquieren cierto grado de desarrollo en la Colonia,


particularmente en Cochabamba, Mojos y Chiquitos, con la producción de tocuyo, tejidos
finos, sombreros, jabón, vidrios, pólvora, objetos de cuero, carne salada, etc., decaen
sistemáticamente hasta su total liquidación, como resultado de la implacable compe-
tencia de las manufacturas de Mánchester y Massachusetts, no obstante las medidas
protectoras adoptadas por el Mariscal Santa Cruz y por el gobierno de Belzu. Así, el
capitalismo extranjero se apodera del mercado interno de Bolivia, desbrozando el
camino para la posesión imperialista de la nueva República, rica en minerales y mano de
obra barata.

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La mita se sobrevive en un régimen de salario sin ninguna regulación. La jornada de
trabajo 110 tiene límite y el salario constituye una remuneración arbitraria e
insignificante. Los trabajadores se reclutan como los mitayos en la Colonia, mediante el
contrato de enganche, que hoy mismo regula el Código del Trabajo de 1942, de-
dicándole un capítulo con ese mismo nombre.

En las ciudades se desarrolla una anémica actividad mercantil y los artesanos se


arrastran en la miseria, el vicio y la ignorancia, junto a la soldadesca de los caudillos que
expresan los intereses de unos y otros grupos de terratenientes feudales, siempre
ávidos de más tierras y más campesinos siervos que explotar, porque, como se tiene
dicho, en ese período inicial de la República, la agricultura constituye la fuente más
importante de riqueza y de poder. Es cierto que la minería también se desarrolla y cobra
cada vez más aliento, como es evidente que la quina y la goma tienen un auge relativa-
mente corto, que da lugar al monopolio de extensos territorios del Beni y de Pando,
condicionando la implantación del sistema precapitalista de trabajo: el peonaje, sistema
por el cual, “los trabajadores y sus descendientes son arraigados por toda una vida para
trabajar bajo la férula de un mismo patrono”(79)

El régimen agrario no cambia con la República y el indio sigue en la misma situación:


explotado y oprimido como siervo ligado a la gleba y como acémila en las ciudades,
prestando servicios gratuitos y obligatorios al Estado (postillonaje, prestación vial, etc.), a
los funcionarios públicos, a los curas y a todos los que no son indios. El régimen feudal
imperante en la Colonia, subsiste en la República, en verdad, basta la insurrección
popular de abril de 1952; y aun después de haberse decretado la reforma agraria en
1953, se conservan fuertes resabios feudales en las relaciones de trabajo como en las
formas de propiedad.

La comunidad indígena sobrelleva a lo largo de toda la vida republicana, “una existencia


dramática, no sólo por la serie de usurpaciones, despojos y arbitrariedades de que son
objeto por parte de las autoridades, latifundistas y gamonales, sino también por la ines-
table condición a que se les reduce desde el punto de vista jurídico, ya disponiendo la
repartición de sus tierras, con el objeto de individualizar el derecho de propiedad en
favor de los indígenas, ya declarando de propiedad del Estado las tierras de comunidad
para venderlas en pública subasta, ya, en fin, desconociendo la existencia legal de las
comunidades mismas”.(80)

Sólo Bolívar comprende la necesidad de liberar al indio que constituye la mayoría de la


población. Sus famosos decretos de Trujillo, del Cuzco y de Chuquisaca, tienen ese
objetivo. Disponen la repartición de las tierras de comunidad entre los indios “que no
gocen de alguna otra suerte de tierras, quedando dueños de ellas.”; la extinción del
“título y autoridad de los caciques’~ la abolición de “todo servicio personal de los
peruanos indígenas”, sometiendo su “omisión” o “incumplimiento” a “la acción popular”;
la abolición del tributo indígena, estableciendo en cambio la “contribución directa y
general de todos los bolivianos”, etc. No se cumplen ni pueden cumplirse tales decretos,
estando cl poder económico y político en manos de los terratenientes feudales; además,
lo que ocasiona mayor resistencia es la “contribución personal”, en la que blancos y

48
mestizos ven disimulado el tributo> “considerado como baldón dc ignominia del indio
originario “.(81)

En estas condiciones, en que la República no significa trasformación fundamental de las


formas de vida impuestas por la Colonia, en que los gobiernos de latifundistas y
gamonales caricaturan las expresiones jurídicas y políticas de las revoluciones francesa
y norteamericana, en que los indios continúan explotados y oprimidos como siervos y los
artesanos reatados a las reglamentaciones gremiales, la educación pública se halla en
completo abandono. Con un pavoroso índice de analfabetismo, las capitales de provincia
y las aldeas carecen de escuelas, siendo poquísimas las que funcionan en las
principales ciudades. El Estado se halla prácticamente en la incapacidad de afrontar la
educación pública e ideológicamente contrario a la tuición de esta función pública. La ley
del 22 de noviembre de 1872 se desprende en efecto, de ésta, su función específica. En-
trega a las municipalidades la responsabilidad de la instrucción primaria y a la iniciativa
privada la instrucción media y facultativa.

Un hecho digno de mención como movimiento social importante en este período es, sin
duda alguna, el movimiento popular estimulado por el caudillo militar, Manuel Isidoro
Belzu, que gobierna el país de 1848 a 1855. Hasta entonces se da el caso de simples
sustituciones de equipos gobernantes de una misma clase, la de los latifundistas; y
aunque Belzu no sabe o no puede realizar reformas sustanciales en beneficio de la
Nación y del pueblo, no obstante el indeclinable apoyo que le prestan artesanos y
campesinos, es decir, la gran mayoría de la población, los indios y los cholos, es
evidente que su gobierno tiene un carácter “populista”, sin orientación definida y,
ciertamente, demagógico: “Cholos, mientras vosotros sois del ambre y de la miseria —
manifiesta en sus discursos— vuestros opresores, que se llaman caballeros y que
explotan vuestro trabajo, viven en la opulencia. Sabed que todo lo que tenéis a la vista
os pertenece, porque es fruto de vuestras fatigas. La riqueza de los que se dicen nobles,
es un robo que se os ha hecho”.(82)

49
VI. PERIODO FINANCIERO DE LA REPUBLICA

Si bien la agricultura, es decir, la explotación feudal de los indios es la base económica


del primer período republicano, en cambio, el principal producto de exportación sigue
siendo la plata, que da lugar a la formación de grandes empresas: la Sociedad del Real
Socavón, organizada por Avelino Aramayo y sustituida más tarde por la Royal Silves
Mines; la Cía. Guadalupe de Bolivia, de la que es accionista Gregorio Pacheco, magnate
de la minería y presidente de la República de 1884 a 1888; la Cía. Huanchaca,
organizada con acciones extranjeras por Aniceto Arce, bajo cuya presidencia de 1888 a
1892, se construye el ferrocarril de Calama a Uyuni y Oruro, como prolongación del ya
existente de Antofagasta a Calama. la Aramayo Frank Ltda., etc. Sólo cuando la
decadencia de la plata se agrava, su exportación es sustituida por la goma, cuyo auge
dura hasta 1910 y después definitivamente por el estaño, que a su vez promueve em-
presas y magnates nuevos, como Simón I. Patino, Hochschild y Aramayo.

Durante el primer período, Bolivia se desenvuelve bastante aislada del comercio y las
finanzas internacionales. No tiene deuda externa y su comercio exterior es limitado. En
realidad, la importancia comercial del salitre y del guano, canaliza el comercio exterior
del país, su incorporación a la red de las finanzas internacionales y su retorno a la
minería, como actividad básica de la economía nacional.

Es indudable que la misma guerra del Pacífico ya significa la presencia del imperialismo
inglés en el Litoral, trayendo como consecuencia la mutilación del territorio boliviano. Es
que para entonces; la explotación del salitre y del guano, ya está en manos de intereses
británicos en Chile.

Como consecuencia del resurgimiento de la minería, se opera-un cambio importante en


el poder. Los representantes políticos del latifundismo son desplazados por los
industriales mineros, cuya actitud con respecto a la economía, la cultura y la política, es
diferente. Por otra parte, no puede haber duda alguna de que el desarrollo de la minería,
se debe fundamentalmente a la necesidad de materias-primas del capitalismo
monopolista La construcción de los ferrocarriles de Oruro-Antofagasta y de La Paz-Anca
se debe, en última instancia, a esa misma necesidad.

50
Los anteriores gobiernos no conceden ninguna importancia a los medios de trasporte,
porque como ejecutivos de los terratenientes, se bastan con la llama del indio para llegar
con sus productos a los mercados internos. En cambio, los mineros interesados en im-
pulsar la industria extractiva, comprenden desde un principio que no pueden dar ese
impulso sin medios de trasporte, sin ferrocarriles; pero, al propio tiempo, aseguran y
garantizan sus ganancias aun a costa de los intereses nacionales. Por eso, cl quinto del
Rey que rige en la Colonia, es remplazado por un sistema rudimentario de impuestos
miserables que no favorecen en nada al país, y sí facilitan. la exportación incontrolada
de minerales, dando margen a la fuga de capitales nacionales creados con la riqueza
natural del territorio-y el trabajo de los obreros bolivianos.

Es cierto que el Estado ya contrae empréstitos antes de la guerra del Pacífico, el primero
denominado “empréstito interno’’, por 3.500.000 pesos en 1826, que en verdad, como
dice Julio Paz, es más-bien “venta de los bienes nacionales, tan abundantes en aquel
momento, por la extinción de multitud de conventos, bienes dc la Iglesia y
temporalidades’’~ Los primeros empréstitos internos son: el de la Chambre en 1868 por
£ 1.000.000, con descuento del 30 %; el de Meiggs en 1869 por £ 2.500.000, con
descuento dcl 15 %; el de Enlanger en 1872 por £ 1.700.000, con descuento del 32 %, y
el de Valdeavellano y Cía. en 1874 por Sl. 500.000, con descuento del 10 %.(83)

Pero no cabe duda alguna de que el contrato Montes-Speyer, suscrito el 22 de mayo de


1906, es,la primera maniobra financiera de magnitud del imperialismo, interesado
particularmente en la extraordinaria riqueza minera de Bolivia. Por eso, es necesario
referir los rasgos esenciales de este contrato leonino, cuyas consecuencias sufre la
Nación aún hoy.

Al discutirse en la Cámara de Diputados este contrato, en noviembre de 1906, el H.


Chacón entre los que lo impugnan, manifiesta con evidente indignación: “En ninguna
parte del mundo se ha visto que los ferrocarriles construidos con los capitales de un
Estado, se adjudiquen en propiedad a los contratistas... Combatimos que se hubiera
concedido la construcción de unas líneas férreas en las que se emplea el capital
boliviano.., para que otros sean los propietarios... Censuramos este acto de gobierno..,
porque cumpliéndose la ley... no habríamos puesto en manos del imperialismo yanqui,
ferrocarriles, telégrafos, teléfonos, 65 kms. de tierras fiscales a cada lado de la línea; el
dominio de las aguas, la explotación de las sustancias y materiales que se encuentran
en nuestros bosques, la liberación de derechos aduaneros por 30 años, mil leguas
cuadradas de terreno fiscal, el goce por 30 años del privilegio de zona de 40 kms. a cada
lado de la línea, la construcción de muelles en lagos y ríos de la República, la liberación
de impuestos nacionales, departamentales y municipales y tantas gollerías que sc les
otorga a los señores banqueros, concesionarios o constructores...”.(84)

La concesión se otorga a los banqueros The National City Bank y Speyer y Cía., ambos
de New York. Según el contrato los banqueros resultan concesionarios, fideicomisarios,
depositarios y tienen la facultad de ceder a terceros sus derechos y obligaciones, es
decir, poner por delante una sociedad fantasma y escabullirse de toda responsabilidad”.
En efecto, el 18 de febrero dc 1907, se forma en EE. UU. una sociedad anónima
denominada The Bolivia RailNvay con un capital autorizado de u$s. 10.000.000. La

51
sociedad paga sólo u$s. 3.500 y el saldo por pagar, u$s. 9.996.500, no es cancelado por
los suscriptores hasta el día de hoy. El 27 del mismo mes y año, los banqueros venden a
The Bolivia Railway C, la concesión obtenida de Bolivia; pero como ésta no tiene sino
u$s. 3.500, entrega a los mismos banqueros 99.965 acciones de u$s. 100 cada una, que
representan u$s. 9.996.500. Tales acciones “usadas en la transacción —dice Humberto
Fossati- eran tas suscritas pero no pagadas cuando se constituyó la sociedad, mientras
que las 35 acciones pagadas quedaron en poder de Tbe Bolivia Railway Co”. Los
banqueros concesionarios venden las 99.965 acciones no pagadas a The .Antofagasta
(Chili) and Bolivia Railway C. por £ 200.000, equivalentes, según estimación de Fossati a
cerca de u$s. 1.000.000, de acuerdo con la relación de cambios de entonces. “Es así
que la compañía inglesa anota Fossati— resultó como principal accionista de The Bolivia
Raílway C~ y que los banqueros sacaron la primera tajada en el negociado de la
concesión.”

The Bolivia Railway C~, sometida en su administración a un accionista mayoritario (de


acciones no pagadas), con sólo u$s. 3.500, maneja sumas fantásticas: £ 2.500.000
pagadas por Bolivia con los bonos de segunda hipoteca; £ 3.000.000 pagadas por los
concesionarios con los bonos de primera hipoteca al 80 % dcl valor nominal. Este es el
2~ negociado de los banqueros —expresa Fossati— porque entregan £ 3 millones y
reciben bonos por un valor nominal de £ 3.7150.000. Los bonos llevan la garantía del
gobierno de Bolivia, de que durante 20 años gozarían del interés mínimo del 5 %. Cum-
pliendo este compromiso, Bolivia adelanta £ 2.147.581; £ 1.200.000, que los banqueros
pagan por la segunda emisión de bonos de primera hipoteca al 60 % del valor nominal.
Esta es la 3~ tajada, porque entregan sólo £ 1.200.000 y reciben bonos del 5 % por valor
nominal de £ 2.000.000; £ 334.860 prestadas por la Antofagasta & B. R., constructores
de las líneas.

La inversión de las £ 7.034.860 en la construcción de los ferrocarriles, fue destinatoria,


dice Fossati. Según los estudios para otorgar la concesión, con £ 4.300.000 debían
construirse las líneas Oruro-Viacha; Oruro-Cochabamba; Oruro-Potosí; Potosí-Tupiza,
pasando por Caiza y Cotagaita, y finalmente la línea Uyuni-Potosí. Resulté empero -
escribe Fossati— que debido a la inflación de los costos de construcción se gastaron £
8.584.000 en una red menos extensa que sólo abarca 670 kms.

Finalmente, el mismo Fossati expresa que el gobierno liberal dice como defensa, que
según cl Contrato Speyer, The Bolivia Railway C~, tenía la obligación de cancelar los
bonos de primera hipo-teca por £ 5.750.000 a los 20 años del contrato, los de 2º
hipoteca por £ 2.500.000 a los 25 años, y que el adelanto a cuenta de intereses (
2.147.581) sería devuelto a los 30 años. Lo cierto es que no se cumple tal cosa.(85) De
este modo, la Bolivia Railway ce, adquiere con sólo u$s. 3.500, el dominio de los
ferrocarriles del país, construidos con fondos de la Nación y por obreros bolivianos. Es la
expresión típica del “business are business” de los banqueros y monopolios
imperialistas. Por otra parte, el plan original de la construcción de ferrocarriles, es
alterado de acuerdo con las necesidades de la minería exclusivamente. Así empieza a
actuar el imperialismo en Bolivia.

52
No sólo en Bolivia! Todos los países de América Latina caen ya a fines del siglo pasado
bajo el control de los capitalistas anglo-yanquis, que monopolizan el comercio exterior de
nuestras naciones, controlan su banca, sus ferrovías y carreteras, sus industrias, etc.
Son convertidos en “apéndices agrarios y de materias primas”, en mercados para la
producción inglesa y norteamericana, en zonas de inversión de capitales excedentes do
estas naciones.

El profesor soviético V. lvii. Miroslievski dice a propósito: “Argentina, que en la octava


década del siglo xix no podía aún cubrir sus necesidades de trigo con sus propios
recursos, mediada la última década del siglo ya ocupaba uno de los primeros puestos en
el mercado mundial como exportadora de este cereal; más adelante llegó a ocupar el
primer puesto en la exportación de carne. El año 1885, el Brasil figuraba con el 45 % de
la producción mundial de café y en 1907 con el 85 %. De Cuba se exportaba azúcar en
enormes cantidades; de Chile salitre; de Bolivia estaño; de Venezuela petróleo, etc.
“Esto quiere decir que cl imperialismo no sólo explota las materias primas,
condicionando el carácter de países monoproductores como Bolivia, Chile, Venezuela,
etc., o monocultores como Brasil, Cuba, Guatemala, etc., sino que, al propio tiempo,
frena el desarrollo industrial de estos países, convirtiéndolos en mercados de sus mer-
cancías. El atraso de esta situación implica facilita, desde luego, las inversiones y
empréstitos a intereses elevados, bajo condiciones ruinosas para la independencia y la
soberanía nacionales, reatándolos a los intereses financieros del imperialismo.

La economía estañífera iniciada en gran escala a principios de este siglo, condiciona


cambios importantes en algunos rasgos esenciales de la economía boliviana. En primer
término, da lugar a su mayor vinculación con la economía mundial; en segundo término,
modifica el volumen y la composición de sus exportaciones y, en tercer término,
aumenta el ingreso nacional. Según la CEPAL, el valor de las exportaciones e
importaciones aumenta desde 1896 hasta 1929 de la siguiente manera: de 1896 a 1900,
el promedio de exportaciones anuales representa el valor de £ 26,9 millones y el de
importaciones 12,7. De 1901 a 1905 es de 32,8 y 16,9 millones, respectivamente. De
1920 a 1929 es de 121,5 y 66,2 millones, respectivamente. Este crecimiento del
comercio internacional se debe al aumento de las exportaciones dc estaño, que en 1900
es de 9.100 toneladas fino, con un valor de 1,3 millones de libras esterlinas,
representando el 41 % del total de exportaciones. El volumen promedio de exportación
de 1920-29, excede de 30.000 toneladas fino, con un valor superior a 5 millones de
libras esterlinas, representando el 73,8 % del total de exportaciones.(86) Esto significa
que el Prometeo de los Andes cambia sus cadenas. Ahora son cadenas de estaño las
que lo atan a los monopolios imperialistas, impidiéndole su liberación.

“Es necesario aclarar que estos porcentajes no determinan en toda su magnitud la


distorsión de la economía, por cuanto un 20 % del total del comercio de exportación,
corresponde también a la minería, cuya composición está integrada por concentrados de
minerales secundarios, como la plata, el Wolfram, el antimonio, el plomo, el cobre, el
zinc, etc., algunos de los cuales alcanzan cotizaciones elevadas en períodos bélicos. . .
El resto de las exportaciones del país, cuyo promedio fluctúa de 2 a 5 % del total,
durante los últimos 25 años, está cubierto de productos agropecuarios, tales como la

53
coca, la castaña, la goma, los cueros, el ganado vacuno, cuyos valores en su mayor
parte, no son registrados por las aduanas.”(87)

Bolivia llega a ocupar el segundo lugar en la producción mundial dcl estaño; pero tal
situación no favorece al país, sino sólo a los compradores y banqueros del capitalismo
monopolista anglo-yanqui y a la formación de contadas fortunas privadas que fugan al
extranjero En realidad, una especialización productiva tan extremada, como a la que
llega Bolivia con la minería de estaño, que cubre más de medio siglo de su historia
económica, no es, no puede ser nunca favorable a los intereses nacionales. Al contrario,
la monoproducción facilita la mayor dependencia del país, puesto que por la compra del
estaño en mineral, el imperialismo controla las finanzas y sistemas de crédito
nacionales, eh mercado y la producción misma, los medios de trasporte y
comunicaciones, en suma, toda la economía boliviana; como consecuencia, controla
también el ejército, la cultura y la política nacionales. Es por eso que, como efecto
ineludible de esta situación que nace con la economía estañífera, las formas de
propiedad y las relaciones sociales en el campo se mantienen tal como se heredan dc la
Colonia, porque- precisamente la fuente de mano de obra barata para la minería se halla
en el campo, en los campesinos, en los indios. Por otra parte, la industria de trasfor-
mación apenas atisba en la segunda década de este siglo, con la implantación de una
que otra fábrica de bienes de consumo.

Con el desarrollo de la minería de estaño y su incorporación a la economía mundial,


Bolivia se convierte de lleno en una economía de exportación, dependiente del
imperialismo inglés primero y después norteamericano, con todas las consecuencias de
atraso material, cultural y político. Se convierte en Nación deudora, pues, hasta 1908 no
tiene deuda externa. Ese año se contrata con J. P. Morgan and Company, un empréstito
por £ 500.000, para la estabilización del cambio y la adopción del patrón oro. En 1910 un
empréstito francés por £ 1.500.000, para fundar el Banco de la Nación. En 1913, £
1.000.000 del Credit Mobilier, para construir el ferrocarril Atocha-La Quiaca. En 1917
u$s. 2,4 millones de Chandler & C~ y la Equitable Trust Company of New York, para
construir el ferrocarril a los Yungas. En 1920 u$s. 2.253.000 de los EE. UU., para que la
Ullen Contracting Corporation construya el alcantarillado en La Paz y Cochabamba(88),
después, otros empréstitos más y todos ellos con el interés del 5, 6 y 8 %, bajo
condiciones económicas y políticas contrarias al interés nacional. Bolivia es ciertamente
atrapada en las redes financieras del imperialismo, sujeta a compromisos de intereses
monopolistas y subordinada a los dictados de las metrópolis respectivas. Su suerte,
como la de todos los países latinoamericanos, se decide, y aun hoy mismo, en New
York, Londres o París.

La otra cara de la medalla muestra que a principios de este siglo, la clase obrera de las
minas empieza a luchar contra las inauditas condiciones de vida y de trabajo. Hasta
entonces, los trabajadores son considerados como simples bestias o instrumentos que
amasan fortunas a costa de su salud y de su vida y de la salud y de la vida de los
suyos”.(89) La única autoridad que impera en las minas es la de los dueños o gerentes.
La única ley, los “reglamentos internos” de las empresas, elaborados por los propios
dueños. El único móvil y la única finalidad de éstos es la obtención del máximo
rendimiento de los obreros y el mayor aprovechamiento de las minas. No se conoce

54
forma alguna de legislación social. El Estado se halla ausente de las minas aun para
exigir su participación en las fortunas creadas con el trabajo de los obreros y la riqueza
del territorio.

Huanchaca, que cuenta entre sus trabajadores a extranjeros, particularmente chilenos,


es la cuna de las luchas obreras. El trabajo no reúne ni las mínimas condiciones de
seguridad; de ahí que en 1905, la aparición de gases tóxicos en la mina, da lugar a una
catástrofe que enluta a numerosas familias obreras. En vía de compensación, la
empresa paga a éstas apenas los gastos llamados dc “velorio”. Por su parte, los obreros
exigen condiciones de seguridad para el trabajo, pero sin ningún resultado. Al año
siguiente, una nueva catástrofe en las minas de Pulacayo sacude a todos los traba-
jadores del país, cuyas peticiones tampoco son atendidas. Los trabajadores no están
organizados. Por eso, cuando años más tarde los obreros de la Cía. Huanchaca
demandan aumento de salarios, con amenaza de huelga, la empresa aplasta fácilmente
ese movimiento reivindicatorio, con la ayuda de la policía y mediante los sistemas de
Apaleamiento, tan frecuentemente utilizados entonces, despidos y otros vejámenes
humillantes.

Es claro que en estas condiciones ya no puede confrontarse la situación económica,


social y política del país, de acuerdo con la concepción individualista del liberalismo
entonces gobernante.

Si el liberalismo tiene como fundamento en el orden económico, la propiedad privada y


las “libertades” de empresa, de contratación y de cambio; y, en el orden político, la
libertad individual, el sufragio universal, el parlamentarismo, etc., no es menos evidente
que debido a la acción del imperialismo, tales libertades y derechos muestran
desnudamente su carácter de meras ficciones; de ahí que ante esta realidad, de la que
emergen necesidades nacionales y sociales nuevas, surge la necesidad de dar a esos
derechos y libertades un contenido nacional y democrático nuevo, despojándolos de su
anacrónico individualismo, a fin de impulsar el desarrollo de la economía nacional,
preservar la independencia del Estado y proteger a La población trabajadora. Sin
embargo, precisamente es esto lo que no hacen los representantes políticos de la
minería gobernante.

A pesar de todo, debemos destacar la importancia del liberalismo encarnado en partidos


políticos de diverso nombre, como el Partido Liberal que gobierna por espacio de 21
años, hasta 1920. Ejecuta, en efecto, algunas obras importantes, aunque dadas las
condiciones anotadas, con perjuicio de la independencia estatal. Es cierto que todas las
cosas tienen un doble aspecto: el positivo y el negativo; de ahí que si bien imprime una
nueva dirección a la economía nacional, hasta entonces alejada del comercio y las
finanzas internacionales, en cambio, entrega el país al capitalismo financiero y, pa-
radójicamente, renuncia al derecho de Bolivia a su comunicación marítima con el
Pacífico. Organiza la administración, funda escuelas primarias, secundarias y normales
e implanta la educación laica. Al propio tiempo, practica el favoritismo político, pernicioso
a la educación y la cultura de las juventudes, y mantiene al margen de los derechos
ciudadanos a la inmensa mayoría de la población, a los indios, a quienes reprime
cruelmente por cualquier manifestación de protesta, causada por la explotación feudal o

55
los frecuentes despojos de tierras comunarias, como en los casos de Zongo y Challana y
el caso de la comunidad de Taraco. El analfabetismo llega a más del 80 % de la
población. Por otra parte, tiende redes telegráficas y organiza el ejército, pero convierte
a los militares en una casta privilegiada, autipopular, instruida en la disciplina prusiana,
no al servicio de la Nación, sino al de los grandes mineros, propiamente al servicio del
imperialismo inglés. Así, el postulado programático del Partido Liberal, de “guardar
relaciones íntimas y de recíproco interés con todas las naciones del mundo, sin
subordinarse a ninguna”, queda simplemente inscrito, puesto que sucesivamente
subordina el. Estado a los intereses de los monopolios ingleses y norteamericanos,
practicando al mismo tiempo, una política fiscal complaciente con los grandes mineros,
que amasan fortunas fabulosas sacadas al extranjero, dejando como saldo miserables
ingresos para el Estado, andrajos, miseria y tuberculosis para los obreros, verdaderos
creadores de esas fortunas. Esta política da origen, lógicamente, a una oligarquía
burocrática que se sucede de gobierno en gobierno, ya en el Parlamento, ya en la
diplomacia o ya en las altas esferas de la administración pública. El contraste hiere todo
sentimiento humano.

PENETRACION DEL IMPERIALISMO YANQUI E INFLUENCIA DE LA


REVOLUCION SOCIALISTA DE OCTUBRE DE 1917

Dos acontecimientos abren la mayor penetración del imperialismo norteamericano en los


países de América Latina: la apertura del Canal de Panamá y la primera guerra mundial.
Antes de esta guerra, EE.UU. era ya el primer país capitalista del mundo, Alemania el
1~ de Europa y el 2~ del mundo, luego Inglaterra, después Francia y por último cl Japón.
El imperialismo alemán ingresa a la política colonial cuando ya los otros han establecido
sus colonias. Esto agudiza las contradicciones interimperialistas, determinando la guerra
mundial. Como resultado, el imperialismo alemán pierde posiciones territoriales y
económicas de importancia. A su vez, la producción industrial británica se estanca. El
Estado monárquico inglés se hace cada vez más “parasitario’’, “rentista”. Vive del tributo
de sus colonias, del interés de sus inversiones en el extranjero. Su industria, su
comercio y su capacidad de luchar en la competencia del mercado mundial, disminuyen;
mientras, EE.UU. penetra comercialmente incluso en el propio imperio británico. Tal
situación determina el desplazamiento de Inglaterra por los EE.UU. de muchas de sus
posiciones importantes, aunque por la exportación de capitales sigue predominando en
Africa, Asia, Australia, Brasil y Argentina.

En 1914, el monto de inversiones de capital inglés alcanza al 50 % y el capital


norteamericano apenas al 26 %, el francés al 14 % y cl alemán al 10 %. Pero, a partir de
la guerra, el imperialismo yanqui empieza a ganar posiciones en América Latina. Cale de
la guerra enriquecido y desarrolla su producción en forma tal, que en 1925, según
Sharapov, produce el mismo volumen que Alemania, Gran Bretaña y Francia juntas. Se
coloca en una posición dominante en relación con las demás potencias, y el papel que le
corresponde en la economía mundial es de importancia decisiva. La cosecha de
riquezas para los monopolios yanquis comienza por la primera guerra mundial, a la que
EE.UU. ingresa recién el 6 de abril de 1917, después de haberse mantenido “neutral” por

56
acción dc dichos monopolios. Tal “neutralidad” les permite a éstos suministrar ingentes
cantidades de material bélico a la Entente, reportándoles grandes beneficios. Mas, la
voracidad siempre insaciable de estos monopolios, hace que al terminar la guerra
presionen sobre su gobierno para intervenir en ella, a fin de aprovechar mayores
beneficios. A Sharapoy anota que en 1916-18, los beneficios medios anuales de las
compañías capitalistas superan en 4.800 n4llones de dólares los de l912-1914.~

En el período de la guerra, 1914-1918, cl promedio de las exportaciones de Bolivia


representa £ 120.572.240 y el dc las importaciones £ 32.380.142. El valor comercial
promedio del estaño equivale a 68.977.444, advirtiendo que en 1917 sube a. £ 85
millones ~n cifras redondas y en 1918 a 129 millones, lo que revela un aumento del
volumen exportado y del precio de cotización. Los derechos percibidos por la
exportación del estaño alcanzan en promedio apenas a £ 3.747.498.~ Los impuestos a
la minería se mantienen siempre a “niveles bajos’’, mientras “los gastos públicos
exceden siempre los ingresos, sin que ello signifique un aumento de las inversiones con
fines reproductivos. Antes de 1920, los impuestos que gravan la minería se limitan
prácticamente a los derechos de exportación. Existen por cierto otros gravámenes, pero
de escasa significación “Y’ Conviene asimismo anotar que el valor promedio de la libra
esterlina en el período indicado es de Bs. 13,50, habiendo bajado de 15,12 en 1915 a
11,57 en 1918.11 En este mismo período aumentan las exportaciones de wolfram,
antimonio, cobre, bismuto, plomo, etc. En realidad se trata de un período de auge de la
minería, auge ya iniciado a partir de la primera década del siglo y que con algunas fluc-
tuaciones dura hasta 1929, año de la mayor exportación de estaño que registra la
historia económica de Bolivia. Sin embargo, como ya se tiene dicho, tal auge no se
traduce nunca en beneficio de la Nación cuyas necesidades crecientes no pueden
atenderse.

El propio ministro de hacienda, Dr. Tejada Sorzano, respondiendo a una interpelación


del Senado en septiembre de 1919, revela esta dramática situación. Bolivia no puede
pagar en los años de la guerra “sus gastos administrativos”, y los déficits acumulados se
cubren aumentando la deuda nacional en Bs. 13 millones”. Advierte al Senado la
urgencia de modificar el sistema financiero a fin de obtener los recursos indispensables
para atender “las necesidades ordinarias de la Nación”. El sistema impositivo “basado
casi exclusivamente en impuestos sobre el consumo”, deja “casi libre de toda imposición
fiscal a los capitalistas y a los grandes industriales”.

Refiriéndose a la situación de los trabajadores dice: “Los obreros bolivianos que


consumen su existencia en las minas, ponen en ellas al servicio de los empresarios
todas sus condiciones de educación profesional, que apenas si conservan por herencia
o por tradición los conocimientos que la Colonia les impuso mediante el forzado servicio
de las mitas... he quedado verdaderamente impresionado al hallar en pleno siglo xx que
en las minas del distrito de Colquechaca, por ejemplo, existe aún en plena vigencia la
mita de veinticuatro horas, es decir, la obligación del jornalero de permanecer trabajando
dentro de las galerías un día completo, descansando otro... y bien se hacía notar que
todos los trabajadores de la región eran muy jóvenes, pues no puede prolongarse la.
vida por muchos años sujeta a tan duro e inhumano tratamiento.” Una familia obrera de
cinco personas —agrega— tiene como ingreso anual Bs. 1.500, que los gasta en

57
alimentos y vestidos “generalmente importados”; de manera que al emplear todo su
salario en bienes de consumo y uso primordiales, entrega “a las cajas fiscales no menos
de un 40 % sobre el valor total de sus jornales”, mientras que los capitalistas se hallan
‘‘casi enteramente eximidos de imposiciones”. ‘‘Yo no dudo —dice el ministro liberal— ni
me atrevería jamás, que quien por su industria o su talento obtiene elevada
remuneración por su trabajo, defienda ese producto... pero lo único que pedimos es que
en esa defensa se empleen medios legítimos, y que se parta como base de la necesidad
de que todos concurran al sostenimiento de las necesidades del país en proporción a la
situación de la cual disfrutan y que la Nación les garantiza.”

Ya el presidente Montes, en su Mensaje de 1917, manifiesta que “sobre 31 millones de


importación el fisco ha percibido 5 millones de impuesto aduanero, que corresponden a
la tasa media del 16 %. En cambio, sobre 101 millones de exportación sólo ha
recaudado 3 millones, lo que quiere decir que la tasa del derecho de exportación no ha
pasado del 3 %. Si esta anomalía financiera que grava el consumo del pueblo con 16 y
la riqueza del minero con 3, tuviera alguna compensación mediante un impuesto sobre
las rentas de los industriales, no habría nada que decir y el Estado no sería pobre de
solemnidad cuando los ciudadanos improvisan fortunas’ ‘.‘~ Así aprecian los
gobernantes liberales la situación nacional anterior a la crisis del 29. Pero, son ellos
mismos —exponentes políticos de la grande minería ligada a los intereses
imperialistas— los que en 21 años de poder, permiten el saqueo de las riquezas mineras
del país y la acumulación de fortunas privadas amasadas con la sangre de los
trabajadores. Sólo en los años de la guerra, las empresas acumulan “cerca de 150
millones de bolivianos de moneda valorizada, en tanto que el Tesoro Público no percibe
sino limosnas. Y es en esa época precisamente —dice V. Paz Estenssoro— que se
produce el crecimiento de la fortuna de Patiño.“(90)

Ahora bien, para saldar los déficits permanentes desde 1900, se recurre a los
empréstitos internos, pagados con bonos de aduana. Agotados éstos, se acude a los
empréstitos externos del imperialismo inglés, francés y norteamericano, comprometiendo
cada vez mas el porvenir de la Nación. Desde el contrato Speyer, la primera mani-
pulación financiera de magnitud, casi cada 3 años sc contratan empréstitos hasta 1920,
año en que un golpe de estado derroca al Partido Liberal. En 1922 se efectúa la
operación de empréstito más grande, entregando abiertamente el control de la economía
y las finanzas nacionales al imperialismo yanqui. El llamado empréstito Mikolaus, por
u$s. 33 millones al 8 % por 25 anos, hipoteca has acciones del gobierno en el Banco de
la Nación y casi la totalidad de los ingresos públicos, para cuyo control se funda la
Comisión Fiscal Permanente, con personeros de los prestamistas. En 1924 se inter-
nacionaliza la empresa Patiño en los lEE. UIT. con accionistas yanquis, concentrando
las cuatro más grandes empresas del país: Pa-tiño Mines & Ent. Cons. Inc.; Boiivian Tin
& Tuugsten Miniiig; Cía. Agrícola Oploea de Bolivia y Soc. Empresa Estano Araca. Casi
inmediatamente de haberse internacionalizado la empresa Patiño, el gobierno contrae
un nuevo empréstito de Glyn Milis and C~ por 600.000 libras. Los impuestos que debía
pagar la Patiño Mines se destinarían a amortizar esta deuda; pero la condición exigida
por los banqueros es no elevar los impuestos a la minería. En 1927 se contrata otro
préstamo con los banqueros DilIon Read & C~ de New York, por u$s. 14.000.000. En

58
1928 y en 1930, otros más por 23 millones y 2 millones respectivamente. “Además de
estos empréstitos directos —dice la CEPAL— el gobierno garantiza préstamos a
entidades privadas, que a la larga se trasforman en obligación del Estado”, o sea que se
repite el caso del famoso contrato Speyer.

Fuera de la Patiño Mines, operan en Bolivia Hochschild y Aramayo Mines; pero no


termina en esto la fase de penetración del imperialismo norteamericano en Bolivia.

Después de la guerra del 14, el petróleo empieza a desempeñar un papel destacado en


la política internacional, “hasta conmover imperios e inquietar repúblicas... señalando
nuevos derroteros en el futuro”. Las potencias imperialistas absorben territorios que po-
seen petróleo, “para ejercer una hegemonía económica. .. respaldadas siempre de su
poderío militar, bajo la etiqueta de Standard Oil y Royal Duch Shell”. La política
petrolera norteamericana se expresa entonces claramente en la declaración del director
del Burean of Mines, Van 11. Manning: “Los americanos buscan petróleo en el extranjero
y allí la orden es: sacar más y más petróleo de los países extranjeros.”

La ley de diciembre de 1916 declara de propiedad exclusiva del Estado los yacimientos
petrolíferos de Bolivia, pero el último gobierno del Partido Liberal levanta la reserva en
febrero de 1920 y entonces, nacionales y extranjeros hacen peticiones por más de 10
millones de hectáreas. La empresa norteamericana Richmond Livering se adjudica un
millón a los 4 días de levantada la reserva: Jacobo Bakus otro millón y cuatro
particulares más 355.000 hectáreas. Total 2.355.000. Las concesiones de Livering y
otras pasan en 1922 a manos de la Standard Oil, por medio de William Braden, en fla-
grante contradicción con el propio contrato suscrito por Livering con el gobierno de
Bolivia.

La Standard Oil, el trust petrolero más grande del mundo, que según Víctor Peno,
establece desde 1870 virtualmente el monopolio de la industria petrolera de los EE. UU.,
que “domina en el petróleo del mundo capitalista casi enteramente como en los EE.
UU..”, adquiere la obligación de pagar al Estado Boliviano la regalía del 11 % sobre la
producción en crudo, gasolina, etc, y un impuesto por hectárea desde 2 ½ centavos
hasta 50 ctvs., a partir del sé timo ano de comenzada la explotación.

Según la misma empresa, en 1925 produce menos dé 500 ms.3. Sin embargo, existen
indicios fehacientes de que la producción de ese año es mucho mayor. Es que se
exporta clandestinamente a la Argentina, conforme se denunciaría más tarde, tanto en
Bolivia como en la vecina República. De esta ‘manera, la Standard Oil no sólo burla el
pago de regalías e impuestos, sino que además saquea el petróleo boliviano mediante
su exportación clandestina. Los gobiernos son realmente condescendientes con todas
las maniobras de la Standard, al extremo dc que el presidente Hernando Siles autoriza el
pago dc patentes, recién a partir del 1 de enero de 1930. No digamos nada con respecto
a la inoperancía de éstos en cuanto a la denuncia de esa exportación clandestina,
denuncia que incluso se hace en el Parlamento argentino, a instancias indudables de los
capitalistas británicos, que en ese péríodo cierran el paso en esa Nación a los capitales
yanquis, como éstos cierran el ingreso de capitales ingleses en nuestro país.

59
La producción total en 1930 aumenta a un poco más de 9 mil Ms.3 En 1936 pasa de 16
mil, siendo 26 en 1935. Entre 1922 y 1930, la Standard perfora 12 pozos exploratorios.
Estos trabajos se suspenden con la guerra del Chaco y la perspectiva de la anulación de
las concesiones otorgadas a dicha empresa (CEPAL).

Las necesidades de Bolivia en cuanto a petróleo y sus derivados, están lejos de ser
satisfechas en esa etapa con la producción de la Standard Oil en nuestro país, pues se
calcula que de 1925 a 1930, Bolivia paga a la misma Standard Oil, por la importación de
petróleo peruano y sus derivados, más de Es. 30.000.000, de moneda buena, ligada al
patrón oro. (En 1926 la £ se cotiza en Bs. 13,71, y en 1930, en Bs. 13,51.)

No cabe duda de que la Standard Oil realiza un suculento negocio con Bolivia: 19, burla
cl pago de impuestos y regalías; 2~, exporta clandestinamente el petróleo boliviano;
vende a Bolivia el petróleo peruano; 49, cobra dc Bolivia, como indemnización por
entregar los antecedentes exploratorios y mapas geográficos, u$s. 1.750.000 (durante el
gob. de Peñaranda, 1940-43), y es en gran medida causante de la guerra del Chaco.

La situación de la clase obrera en este período hasta la crisis de 1929, no se modifica.


La mayor parte trabaja en las peligrosas y extenuantes labores de las minas, cl resto en
los ferrocarriles, en las construcciones urbanas y, apenas apunta su aparición el
proletariado fabril. La artesanía sigue predominando en las ciudades. Los campesinos
continúan aherrojados en la servidumbre, masacrados por cualquier protesta contra
latifundistas y gamonales, como en Jesús de Machaca. Los comunarios siguen
sometidos a constantes depredaciones, sin protección ni garantía alguna. Los indios
permanecen al margen de los derechos ciudadanos arrastrando su labor y su ignorancia,
en las condiciones más miserables y humillantes.

El mismo ministro de hacienda expresa en la actuación camaral de referencia, que los


obreros de las minas no son explotados únicamente en el trabajo, sino también en las
pulperías de las empresas. Los grandes industriales “llevan al obrero de las minas —
dice— por medio de un engranaje férreo para que sea explotado en las pulperías sin
defensa alguna; no sólo mantienen el bajo nivel de jornales, inmutable o poco menos,
por mucho que el producto exportado mejore de condiciones de venta y deje acumular
rápidamente cuantiosas fórmu1as, sino que también ponen todos los recursos y todo su
ingenio para procurar que el cambio desmejore en perjuicio del jornalero, sir-viendo de
un nuevo factor para el enriquecimiento de las empresas, y así, tendiendo a que el factor
cambio eleve el precio de las subsistencia.

La clase obrera aumenta de número en las minas y es evidente que las grandes
empresas, como la Patiño Mines, mejoran las condiciones técnicas de explotación; pero
es algo realmente sorprendente el hecho de que no exista ninguna forma de legislación
del trabajo hasta 1924.

Pues bien, si la primera guerra mundial repercute tan hondamente en Bolivia y en toda la
América Latina, con la penetración arrolladora del imperialismo yanqui; no es menos
cierto que otro acontecimiento histórico mundial, resuena en el ámbito de Latinoamérica
y en el mundo entero, con el alegre tañido de las campanas de la esperanza y la
libertad: es la Revolución Socialista de Octubre de 1917. Con ella se inicia el cambio de

60
rumbo en la historia. Con ella se desgaja del sistema imperialista, la sexta parte
habitable de la tierra. Con ella se instaura el socialismo en la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas (URSS), bajo la dirección del Partido Comunista, representante de
la clase obrera y del pueblo de la Unión Soviética.

Y mientras los monopolios capitalistas norteamericanos inducen a sus gobiernos a


anexarse el territorio mexicano de Texas, ya en 1845; mientras imponen intervenciones
armadas y tratados en beneficio de sus intereses expansionistas contra varios países
como Panamá, Cuba, Costa Rica, República Dominicana; mientras refuerzan sus
Posiciones de predominio en la explotación de minerales y petróleo en Bolivia,
Venezuela y Chile; mientras, en fin, llegan a controlar casi totalmente el comercio
exterior y los mercados internos de todos los países latinoamericanos, imponiendo para
el efecto dictaduras militares y gobiernos complacientes, se opera un cambio de
significación histórica en el movimiento obrero y popular, en el movimiento democrático
de nuestros pueblos, bajo la influencia de la Revolución Socialista de Octubre. Surgen,
en efecto, en muchos países, organizaciones sindicales obreras y las ya existentes de
tipo anarquista, debido a la influencia de los emigrantes españoles, como es el caso
especialmente de la Argentina, engrosan sus filas, modificando en gran medida la
fisonomía de las luchas sociales; y surgen también en varios países los partidos
comunistas, dando una nueva característica a las luchas políticas en nuestra América.

Los partidos socialistas ya existentes en varias repúblicas del Continente, se encienden


por efecto de la influencia que en ellos ejerce la Revolución Socialista de Octubre, dando
paso al Partido Comunista en algunas de esas repúblicas. En otras, esos partidos so-
cialistas, dada su evidente contextura obrera, como en Chile, simplemente se
trasforman. En la Argentina, al mismo tiempo que en la dirección del Partido Socialista
“se enseñorea el oportunismo”, en su seno se desarrolla una corriente de defensa del
marxismo, aglutinando fuerzas contra los propios revisionistas de Justo, Repetto, De
Tomaso, Dickman y otros dirigentes socialistas ‘~, y es indudable que la Revolución de
Octubre agudiza esas contradicciones ideológicas, dando paso al Partido Comunista
argentino.

Escritores, profesores y universitarios inician a su vez un vigoroso movimiento por la


reforma universitaria, con el propósito de dar bases nuevas a la Universidad
Latinoamericana, eliminando el control oficial, ampliando las formas y medios de cultura
y adoptando sistemas y métodos nuevos de enseñanza. Es la Universidad de Córdoba
la que inicia este movimiento autonomista en 1918. En Bolivia comienza la batalla diez
años más tarde, en 1928, para hacerse realidad en 1930, año en que también se crea el
Consejo Nacional de Educación.

Las luchas de reivindicación obrera crecen en intensidad y extensión. Los años


siguientes a la Revolución Socialista de Octubre son, ciertamente, de intenso
movimiento obrero en Bolivia. Los acontecimientos internacionales, a causa de la
Revolución Socialista de Octubre, su influencia en el movimiento obrero del mundo y la
propia situación nacional y social de Bolivia, inducen a los partidos políticos de factura
liberal, como el Partido Republicano Socialista. que asume el gobierno mediante el golpe
dc estado de 1920, a remozar sutilmente sus programas y a acomete el problema de las

61
relaciones obrero-patronales, dictando las primeras leyes sociales y del trabajo en 1924,
manteniendo sin embargo, en lo fundamental, la misma orientación favorable a los
consorcios mineros, al latifundismo, al comercio dc importación y a la burocracia
palaciega, ligados todos al capitalismo financiero de los EE. UU.

Cabe destacar cl hecho de que en Bolivia no llega a organizarse el Partido Comunista,


no obstante algunos intentos en 1925; y sí surgen más bien grupos llamados de
“izquierda”, formados por intelectuales, universitarios y obreros, en casi todos los centros
importantes de la República, en forma aislada.

INFLUENCIA DE LA CRISIS DE 1929-83 Y DE LA SEGUNDA

GUERRA MUNDIAL

En las condiciones señaladas, un acontecimiento de magnitud internacional viene a


sacudir la estructura de las naciones latinoamericanas, conmocionando seriamente el
ambiente social y político: es la crisis de 1929-33, que hace vacilar los cimientos del
capitalismo. El centro de esta crisis es el capitalismo norteamericano, cuyas inversiones
en América Latina aumentan de 1920 a 1930 en más de 3.000.000.000 de dólares,
mientras Inglaterra y Francia, a causa de la primera guerra mundial, mantienen
relativamente estable el nivel de sus Inversiones en el extranjero(91). El impacto de esta
crisis se traduce en Bolivia, en, la caída de precios y exportación de minerales,
principalmente estaño, desempleo en masa, inflación, quiebra, desastre fiscal,
inestabilidad institucional y política, ansiedad y angustia en las masas trabajadoras,
dispuestas a apoyar cualquier-cambio de gobierno.

La exportación del estaño, en comparación con los años anteriores, disminuye en


proporciones alarmantes. Si en 1929 pasa de 47.00L~ toneladas, de 1930 a 1939 el
promedio exportado es apenas de 26.042 toneladas, es decir, un poco más dc la mitad
en relación con 1929. En 1933 baja a 14.957, o sea, menos de la tercera parte de lo
exportado el indicado año 29. Igualmente, cl precio promedio por libra fina de estaño en
ese mismo lapso, es 41,330 ctvs..de dólar y en 1932 apenas 22,017 ctvs., es decir,
menos de la mitad del precio cotizado en 1929, que es igual a 45,155 ctvs. de dólar. “El
valor a precios constantes -anota la CEPAL— fue siempre inferior a los años 1927-29.”

Las inversiones en la minería también disminuyen. Las empresas se preocupan


simplemente de ‘‘conservar’’ el equipo. Es sumamente revelador lo que a propósito dice
la Comisión Fiscal Permanente: ‘‘El monto de inversiones por las empresas mineras de
actual trabajo alcanza en 1926 a la suma de 370.808.015 bolivianos. El total de
utilidades que muestran los balances por dicho año asciende a la suma de 29.986.081
bolivianos; las pérdidas sufridas por algunas empresas alcanzan a Es. 3.108.440; lo que
acusaría una utilidad neta en el desarrollo de la industria minera de 26.877.641
bolivianos que, en vez de incrementar la riqueza del país, en su mayor parte, ha debido
salir fuera para cubrir dividendos.” 18 En verdad, este es el rasgo típico de la economía
minera de Bolivia a través de toda su historia.

62
El promedio de impuestos sobre el valor de exportaciones en 6 años, de 1930 a 1935,
apellas alcanza al 5,7 % y en 1931 al 3,2 %, lo que revela que el Tesoro Público percibe
miserias, mientras se permite la fuga de cuantiosos capitales.

La caída del precio y del volumen de exportación de nuestro principal producto, lleva
aparejado el colapso económico; así como el alza del precio y del volumen de
exportaciones trae consigo una relativa bonanza. Esto se debe, indudablemente, a esa
dependencia tan marcada de la economía nacional con respecto al mercado inter-
nacional. Para Bolivia se cumple, en realidad, esa terrible disyuntiva señalada por los
economistas Olson y Hickman: “exportar o morir’ ‘.‘~ Por eso, en ese periodo de crisis,
se confronta una sensible disminución de la capacidad de importación. Concomitante
con este fenómeno, el abandono del patrón oro por la libra esterlina, a la que entonces
se halla ligada nuestra moneda, trae una serie de problemas dc cambio, que inducen a
una política financiera de verdaderos tanteos, política que no hiere la causa del grave y
constante desequilibrio económico y financiero en que se debate el país, hasta que,
como medida defensiva, por la escasez de divisas, se adopta el sistema de control dc
cambios en 1932; mas, este control no es suficiente, porque sus mecanismos se hallan
bajo la influencia de la grande minería y del comercio de importación.

Antes de la crisis, el precio y la exportación del estaño no se hallaban controlados; pero,


a causa de la caída de su demanda se organiza en 1930 el Comité Internacional del
Estaño (CJE), con la participación de productores y compradores, para “regular su
producción y consumo y defender su cotización”. A Bolivia le corresponde entonces el
cupo de exportación de 34.260 toneladas, o sea, el 23,63 % de la producción mundial.
En 1934, Bolivia aprueba el primer buffer stock, que debido al aumento de la demanda
se liquida en 1935. Nuevamente a causa del deceso de la industria capitalista en 1938,
se organiza el segundo buffer stock con la participación de Bolivia, Indochina francesa,
Malayas, Nigeria, Indias holandesas, Siam y Congo Belga; mas, la recuperación de la
industria capitalista por las necesidades bélicas de la segunda guerra mundial,
determina su liquidación para ser incluido en las reservas fiscales metálicas”.

Un rasgo característico de las economías mineras dependientes, es que la crisis, en


tanto determinan la caída del precio y volumen de exportaciones del estaño en el caso
concreto de Bolivia, en cambio, eleva el volumen de exportación de metales preciosos.
En efecto, de 6,94 % en 1929, sube a 10,87 % en 1933 y a 14,02 % en 1935. En los
años de la segunda guerra mundial, el nivel de exportación de minerales es alto, un
promedio de 94 %, mientras que el de metales preciosos es relativamente bajo: 4,5 % .

Debido a la pérdida de la capacidad de importación, empieza a operarse un cambio en la


estructura de la economía nacional, con el crecimiento de la producción industrial Ya en
la década del xx aparecen algunas industrias de cerveza, textiles y fabricación de ce-
mento; pero el verdadero crecimiento industrial se presenta en la década del xxx, al
amparo de tipos de cambio diferenciales y consiguiente política proteccionista. Esta
década señala el período de la formación del proletariado fabril, que modifica
notoriamente la composición de las poblaciones urbanas, hecho que tiene incuestionable
importancia social y política.

63
El efecto político de la crisis del 29, es el golpe de estado de 1930, inspirado por los
“barones del estaño”, con el pretexto de resguardar la Constitución, porque el entonces
presidente, Dr. Hernando Siles, pretendiera prorrogar su mandato. Sin embargo, el ver-
dadero motivo del golpe es la proyectada elevación de impuestos a la minería, dada la
aflictiva situación fiscal. La Junta Militar que se encarama en el poder, desvía la
inquietud del pueblo mediante un referéndum para declarar la autonomía universitaria y
crear el Consejo Nacional de Educación. Convoca a elecciones preparando
prácticamente la ascensión del Partido Republicano Genuino, ligado a intereses
latifundistas y de la minería

La conmoción social y política provocada por la crisis en todos los países del Continente,
da lugar a cambios semejantes: en Chile derrocan al General Ibáñez; en la Argentina al
Jefe de la Unión Cívica Radical, Irigoyen, asumiendo el gobierno en esa Nación, las
fuerzas más reaccionarias. Rafael Leónidas Trujillo se apodera del gobierno de la
República Dominicana, y con la complaciente ayuda del imperialismo yanqui, mantiene
hasta ahora una férrea tiranía contra el pueblo dominicano: en Guatemala, la United
Fruit Company impone el gobierno de Jorge Ubico. Otro tanto ocurre en Honduras. En
Nicaragua se asesina al general demócrata Augusto César Sandino, y por tercera vez
los EE. UU. intervienen con las armas este país.

En varias otras naciones americanas se suceden acontecimientos semejantes. En suma,


la crisis norteamericana hace impactos contundentes en la. situación económica, social y
política de nuestros países, revelando con toda nitidez el carácter dependiente y
atrasado de éstos.

Otro efecto de la crisis es que a raíz de la disputa sobre el petróleo del Chaco, Bolivia y
el Paraguay son arrastrados a una guerra fratricida. Las intrigas de los poderosos trusts
petroleros: Royal Duch Shell que actúa desde el Paraguay y la Argentina, y Standard Oil
que actúa desde Bolivia, cuajan en la consigna de “pisar fuerte en el Chaco”.

El conflicto coincide con el período más agudo de la crisis, cuando el precio y el volumen
de exportación del estaño llegan a su punto más bajo, cuando la disminución dcl ingreso
real y de la capacidad de importación es realmente desastrosa y cuando el gobierno
carece de autoridad sobre las empresas mineras. En efecto, bajo el sistema de control
de cambios, dispone la obligatoria entrega del 65 % de las divisas provenientes de la
exportación, al Banco Central; pero los empresarios se oponen y comienzan
sencillamiento los tanteos financieros. Se sustituyen irnos decretos por otros, de acuerdo
con las conveniencias dc la minería. Finalmente se establece un cambio fluctuante entre
Bs. 15 y 20 por libra esterlina, de acuerdo con la cotización del estaño. La entrega de
divisas sobre- el valor exportado se reduce al 50 %. En estas condiciones no pueden
cubrirse las necesidades bélicas y de importación de alimentos, vestido, etc., de modo
que para satisfacerlas. el gobierno toma las reservas internacionales, reducidas ya de
1932 a 1934 en un 50% y recurre a los préstamos en oro y moneda extranjera, a los
préstamos de bancos privados y empresas mineras: recurre al aumento de impuestos a
la renta por servicios personales, al aumento de impuestos sobre ventas y a la creación
dc impuestos especiales (CEPAL). Como estos recursos son insuficientes, acude a los
préstamos del Banco Central. De 1932 a 1935, tales préstamos suman Bs. 400 millones.

64
El circulante aumenta en más de 10 veces: de 23 millones a fines de 1931, a 387
millones a fines de 3935 (CEPAL). Por otra parte, la cotización de la libra esterlina en el
mercado libre, en los años de la guerra, es de Bs. 40 y 50. La diferencia con respecto a
Bs. 20 del tipo de cambio establecido, da margen a la más grande especulación.
Promueve la aparición de nuevos ricos, sobre un pueblo agobiado por el dolor y la
miseria.

Así, la guerra del Chaco no sólo exige sacrificio económico a la Nación, no sólo impulsa
la inflación que poco a poco aumenta hasta llegar en 1956 a una tendencia galopante,
sino que desangra al pueblo, ahonda la miseria y cl hambre, lleva la orfandad y el luto a
miles de hogares y provoca, asimismo, el abandono de los campos. El ejército absorbe
grandes contingentes de campesinos, y muchos de éstos, después dc la guerra,
prefieren quedarse en las ciudades antes que volver a las condiciones feudales de
explotación. Este hecho explica en parte, que el índice mayor del alza en el costo de
vida, corresponda a la vivienda, al vestido y la alimentación. Bolivia llega a importar papa
de Holanda, cosa que jamás había ocurrido antes. Finalmente, como consecuencia de la
guerra del Chaco, Bolivia sufre una nueva mutilación de su territorio. Al fundarse la
República tiene 2.342.981 kms2; pero, con las sucesivas desmembraciones en favor de
Chile, Brasil, Perú, Argentina y Paraguay, se reduce a 1.098.581 kms.2 de extensión.

Durante la guerra, mientras el fragor de la batalla continúa, en Villamontes es depuesto


ci presidente Salamanca por un golpe militar, que el pueblo llama irónicamente ‘el
corralito de Villamontes”, aludiendo al fracaso de los militares en la guerra y a la única
operación ‘‘victoriosa’’. Se hace cargo del gobierno el vicepresidente de la República, Dr.
José Luis Tejada Sorzano.

La guerra del Chaco tiene la virtud de mostrar a modo de rayos equis, las llagas
sangrantes y purulentas de la Nación enyugada al imperialismo yanqui con gruesas
cadenas de estaño, por obra de los partidos tradicionales hasta entonces gobernantes,
personeros de la grande minería y del latifundismo, ejecutivos de una política de
sumisión y dc entrega de las riquezas nacionales en favor de los monopolios capitalistas
norteamericanos. Esto explica las precauciones para la desmovilización del ejército,
dado el fundado temor de una rebelión contra la servidumbre política y el entreguismo
indignante.

Ciertos jóvenes militares, decepcionados por el desastre de la guerra, fundar’ logias de


inspiración nazifascista, que se atribuyen el “providencial mandato” de dar fin a los
partidos tradicionales, con el parlamentarismo, los Concejos Municipales y otras
manifestaciones de la vida republicana. “Degollar” las ideas comunistas que germinan en
los grupos de izquierda, es otro de sus objetivos.

Las contradicciones entre Nación e imperialismo, trabajadores y empresarios de minas,


campesinos y latifundistas, pueblo y gobierno, alcanzan expresiones concretas en la
agitada e inquieta vida social y política de posguerra. Pero la confusión y la
desesperación de las masas, especialmente de la pequeña burguesía, obstaculizan su
orientación, facilitando en cambio la demagogia de “nacionalistas” y “socialistas”,
denominados más tarde estos últimos, “independientes” y de ‘‘bolsillo”. Una serie de

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golpes de estado y cuartelazos se sucede como expresión objetiva de la pugna entre las
fuerzas de la grande minería y el latifundismo con la débil burguesía industrial
recientemente surgida-. Loa obreros empiezan a adquirir conciencia de clase, y la
pequeña burguesía urbana es arrastrada de un bando a otro, mientras los campesinos,
que constituyen la gran mayoría nacional, se hallan marginados de las luchas políticas.

Los grupos de izquierda, dispersos y sin conexiones, logran capitalizar relativamente en


el movimiento obrero, que entonces aspira, fundamentalmente, a garantizar su
ocupación y al aumento de salarios. Su lucha es eminentemente económica.

En esta situación, un golpe de estado lleva al sillón presidencial al Cnl. Toro, cuyo
gobierno se caracteriza por sus vacilaciones. Mientras que por la presión popular
nacionaliza el petróleo, expulsando a la Standard Oil en 1936, por la presión del
imperialismo adopta medidas antidemocráticas, contrarias al desenvolvimiento político
nacional. Las vacilaciones de este gobierno titulado “socialista”, empujan a la joven
oficialidad, militante de las logias Radepa y Santa Cruz, a un nuevo golpe que impone en
el Palacio Quemado al entonces Jefe del Estado Mayor, Cnl. Busch. Si bien éste inicia
una firme política contra el “super-Estado minero” con el decreto del 7 de junio de 1939,
que dispone la entrega obligatoria del 100 % de divisas provenientes de la venta de
minerales, y con el dictado de la Ley General del Trabajo; en cambio, cancela el
Parlamento, se proclama dictador y, después de promulgar la avanzada Constitución
democrática del 38, dieta leyes de represión del comunismo. La muerte de Busch sigue
siendo una incógnita, aunque oficialmente se dice que “se había suicidado”. A causa de
este suceso, se enea-rama en el poder otro militar que restablece plenamente el control
del gobierno por los Patino, los Hochschíld y los Aramayo. Durante este gobierno estalla
la segunda guerra mundial en septiembre de 1939.

La sucesión militar en el gobierno después de la guerra del Chaco, garantiza el envío de


misiones militares a la Alemania de Hitler y a la Italia de Mussolini y la contratación de
misiones militares y policiales de Italia. Estos hechos, así como la desembozada labor
proselitista del embajador alemán en Bolivia, influyen decisivamente en la formación de
grupos nazifascistas. Igualmente, el asalto falangista contra la República de España, que
entroniza en ese país una de las dictaduras más terroristas y retrógradas con la ayuda
de Alemania e Italia y de EE. UU. e Inglaterra, influye en los acontecimientos políticos
nacionales. La corriente antidemocrática, anticomunista que circula por todas las
cancillerías del mundo dirigida contra la Unión Soviética, favorece la acogida oficial de
ese asalto falangista y facilita la propaganda de sus voceros enviados en jira desde
España. Como consecuencia, jovenzuelos encandilados por el relumbrón de las paradas
militares, de los gestos teatrales de Hitler y Mussolini y la susurrante voz franquista de
los confesionarios, forman el grupo llamado Acción Social y después Falange Socialista
Boliviana.

Como una explicación de esa inestabilidad política después de la guerra del Chaco, es
indispensable señalar algunos hechos relativos a los modos de acción interventoras del
imperialismo sobre nuestra economía. En efecto, en 1938-39, la economía capitalista
ingresa en un proceso de depresión que determina la caída de los precios y la
desocupación. Entonces el precio del estaño se regula por la ley de la oferta y la

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demanda. La demanda menor que la oferta no da motivo a que los EE. UU. intervengan
en el precio, de hecho bajo y con tendencia a bajar aún más; pero, las necesidades
bélicas de la segunda guerra mundial, desencadenada por el agresivo imperialismo nazi,
impulsan la industria norteamericana, incrementando la demanda de materias primas y
el ascenso de precios. El aumento de la demanda de estaño se debe, por otra parte, a
que las Malayas caen en manos de los japoneses. Ahora bien, si en esas circunstancias
hubiesen continuado en vigencia las leyes del mercado de libre competencia, el precio
del estaño habría sido alto; pero, precisamente para impedir eso, los EE.UU. intervienen
obligándonos a venderles a un precio bajo, al precio congelado de 0,52 ctvs. de dólar la
libra fina, precio que no compensa los esfuerzos y sacrificios del pueblo boliviano. En
realidad, EE. UU. no hace otra cosa que exigir al gobierno el cumplimiento de sus
compromisos contraídos en Lima y La Habana, compromisos por los cuales debe incluso
limitar las libertades democráticas y sindicales, como forma de “cooperación y mutua
ayuda continental”. Tal política impuesta a Bolivia la expresa en toda su desnudez el
Subcomité de Servicios Armados del Senado Norteamericano, al decir que el sistema
de. cupos “evita un aumento incontrolado en el precio mientras subsista la escasez del
estaño”.

La guerra termina en 1945 con la derrota del fascismo y la toma de Berlín por el Ejército
Rojo de la Unión Soviética, no obstante el control persiste hasta 1949, ahondando la
inestabilidad económica, financiera y política del país.

Esta situación creada por la intervención norteamericana sobre la fuente principal de


divisas extranjeras de Bolivia es, en verdad, la causa de la pugna entre la grande
minería —exponente del imperialismo y su aliado el latifundio— de una parte, y de otra,
la naciente y débil burguesía industrial y las masas populares, dividida y confundidas,
pugna que como se tiene dicho, se decide en favor da la minería mediante el golpe de
estado que lleva a la Presidencia al General Quintanilla, militar de la “vieja guardia”. Se
restablece el dominio absoluto del “super Estado minero , facilitando el aglutinamiento de
los partidos tradicionales en la llamada “Concordancia. Las elecciones dirigidas desde
Palacio, como todas las que se efectúen con la máscara “democrática” dan el triunfo al
“conductor” de la guerra del Chaco, General Peñaranda.

Durante la guerra mundial, Bolivia es el principal proveedor de estaño de los EE. UU. Se
le exige un pesado tributo que no tiene compensación alguna. Se le impone, conforme a
los acuerdos de Lima y La Habana “cumplir las obligaciones de cooperación y mutua
ayuda continental: estimular la producción de minerales y asegurar el normal
funcionamiento de las minas”. El gobierno ejecuta sumiso esta imposición. Prohíbe por
decreto del 12 diciembre de 1941 “todo acto que, directa o indirectamente tienda a
disminuir, perturbar o suspender la producción de minerales”. Dispone la “vigilancia del
ejército sobre los establecimientos mineros, petrolíferos”,- etc. En virtud de esas
medidas se intensifica la explotación de los trabajadores, sin ninguna mejora en sus
remuneraciones ni en la atención médica, vivienda, pulpería y demás servicios sociales.
A título de “cooperación y mutua ayuda continental” se favorece ampliamente las
ganancias de los monopolios capitalistas norteamericanos, el saqueo inaudito de
nuestras riquezas mineras, mediante la explotación de los más ricos filones de estaño y

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se hunde en la mayor opresión a la clase obrera, cuya situación no puede ser más
grave.

Un informe al ministro de trabajo en diciembre de 1939, dice al respecto: “La situación


del obrero minero de Bolivia es, sencillamente, trágica. Viva con los 5 o más miembros
de su familia, en una única pieza de adobe, más primitiva de todo lo que pueda ima-
ginarse: sin ventanas, sin revoque de cal, sin camas y con piso de tierra. Su vivienda
carece.., de las más elementales condiciones de higiene... Su alimentación se hace a
ración de hambre. Gana un •jornal diario de 8 a 13 pesos bolivianos, que jamás puede
bastar para la alimentación mínima racional de una familia con cinco personas... La
probabilidad para el obrero de perder su vida, su salud y su capacidad de trabajo es la
más alta de todo el mundo civilizado El índice de mortalidad infantil en la población
minera es, también, el más alto que se registra en el mundo. Un 90 % de los mineros
que han trabajado dos o más años en el interior de las minas adolece de neumoconiosis
o tuberculosis, con origen en las malas condiciones de trabajo y en las pésimas
condiciones de alimentación y vivienda. Influye también en su depauperación orgánica,
el uso inmoderado de la coca, droga cuyo consumo no puede desgraciadamente ni
atenuarse mientras no se’ haga más soportable y humano su trabajo, y mientras no se
logre el mejoramiento de su régimen alimenticio... El obrero minero de Bolivia se siente
hijastro de su propia tierra... Tiene la triste experiencia de que si formula una queja o se
protege en la organización sindical, se enfrenta con el riesgo de un despido que le
condena a la miseria... “.(92)

Esta situación insoportable culmina con la huelga de “ollas vacías” iniciada en 1938 por
las mujeres de los obreros de las minas de Llallagua, a pesar de que las condiciones
impuestas a raíz dé la segunda guerra mundial agudizan la miseria de los trabajadores
de las minas.

En 1939 corresponde al autor de este trabajo cooperar directamente con los obreros de
la Patino Mines, en la fundación del Sindicato de Trabajadores Mineros de Llallagua, el
mismo que en 1942 confronta junto con el Sindicato de Oficio Varios de Catavi, el más
grande conflicto social hasta entonces conocido. La petición de aumento de salarios es
respondida con balas. El ejército desplegado en línea de combate ametralla niños,
mujeres y hombres indefensos. Más de cien muertos y cientos de heridos es el saldo de
la política del gobierno “de escarmentar” de una vez por todas a los obreros, cuyas
legítimas demandas son calificadas de “actos subversivos contra el orden constituido”.
La huelga de Catavi, denominada “huelga del estaño”, es considerada por el gobierno
como huelga que “obedece a móviles de carácter político extremista”, en su afán de
justificar lo injustificable, es decir, el crimen que comete con los obreros un gobierno
obsecuente e incondicional de la grande minería. Como una ironía, el presidente es
premiado después, por los EE. UU., con el título de Doctor Honoris Causa.

Fácil es comprender que, en esas condiciones, los trabajadores de las minas sientan un
creciente odio por los gringos que gerentan minas, ingenieros, capataces, etc, yanquis
que tienen cargos de mando en el trabajo, y, dada su desorientación, incluso simpaticen
con la Alemania nazi, por los sentimientos antinorteamericanos de ésta durante la
guerra.

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La década del 40 es, ciertamente, de intensa agitación social y política. La masacre de
Catavi no es la última. Tampoco los partidos tradicionales de factura liberal ni Falange
Socialista Boliviana, fascista, ni el Partido Obrero Revolucionario, trotskista, son los
únicos que actúan en el país. Surgen en la arena política partidos nuevos. El Partido de
la Izquierda Revolucionaria, de tendencia democrática reformista, nace del Congreso de
Izquierdas en julio de 1940, bautizado con la persecución y las balas de los jóvenes
falangistas protegidos por el Ministerio de Gobierno. El Partido de la Izquierda
Revolucionaria llega a controlar el movimiento obrero; pero, el caudillismo y las
veleidades pequeño burguesas de sus máximos dirigentes, frustran esta importante
fuerza política, hasta llegar a su propia liquidación. En 1941 aparece el Movimiento
Nacionalista Revolucionario influenciado por la Doctrina del Nacionalsocialismo alemán.
Ese mismo año fracasa el putch nazi en el que se hallan comprometidos el alto dirigente
de la logia Santa Cruz, capitán Elías Belmonte y el embajador alemán en Bolivia.

La difícil situación nacional, agravada par la segunda guerra mundial, crea un ambiente
propicio para la agitación demagógica de los problemas económicos y políticos más
importantes e inmediatos. De ahí que el golpe dc estado de las logias militares y el MNR,
instaure un nuevo régimen militar en 1943. Este golpe es saludado por los trabajadores
mineros, víctimas de masacres y persecuciones constantes por cl gobierno depuesto. Es
pues cierto lo que dice Codovilla: “La característica de los movimientos nazifascistas en
todos los países, es la de agitar los problemas de orden político y social mas candentes,
y por cuya solución luchan las masas, y presentarse ante éstas como luchando contra
los intereses que en realidad están defendiendo.” El gobierno del My. Gualberto
Villarroel, que cuenta con la colaboración de FSB, tiene la misma orientación que el
GOU (grupo de oficiales unidos) argentino de Farrel-Perón-Peluffo, y de Morínigo en el
Paraguay.

El nuevo gobierno hace, en efecto, algunas concesiones a los trabajadores, pero al


mismo tiempo persigue a los dirigentes sindicales militantes del PIR. Lleva a cabo actos
teatrales como el secuestro del magnate minero Mauricio Hochschild; sin embargo, la
grande minería conserva en sus manos el poder de la economía nacional. Practica
métodos de tortura nazi, crímenes como los de Chuspipata y otros. Apresa súbditos
alemanes y japoneses por mandato de los EE. UU. y de ese modo consigue su
reconocimiento internacional. Pero, la situación nacional continúa en la misma línea,
férrea dependencia de los dictados del Departamento de Estado. Irrefutable prueba de
esta afirmación es que la misión enviada por el gobierno a Washington, para renovar el
contrato del etano y procurar un precio compensatorio, plantea el problema —en
vísperas de la derrota del nazismo alemán— como si solicitara un favor del amo;
mientras que los personeros de la Reconstruction Finance Corporation (RFC), hacen
gala de prepotencia y con desplante advierten no tenor tiempo que perder en
discusiones sobre el precio, de modo que a los negociadores bolivianos no les toca otra
cosa que “tomar o dejar”. Como es natural para un gobierno sin independencia, “se
toma” el nuevo contrato en condiciones desventajosas para la Nación.

Es de advertir que los costos de producción se hallan ya entonces en ascenso, pese a


que el salario real de los obreros muestra una curva descendente. Tal crecimiento de los
costos se debe fundamentalmente a que los EE. UU. venden sus artículos

69
manufacturados a precios altos, lo que permite a los empresarios cumplir a medias el
decreto del 3 de abril de 1945, que dispone la venta obligatoria de la totalidad de divisas
provenientes de la exportación de minerales. La verdad es que EE. UU. compra a
precios bajos y vende a precios altos. El mismo gobierno del MNR dice: “...incluso la
cantidad de minerales que podemos exportar, se encuentra fuera de nuestro control,
puesto que está regulada por acuerdos internacionales. De ese modo, el ingreso bruto
del país, en dólares, disminuye por el doble concepto de los precios bajos y la
exportación obligatoriamente regulada. Esta situación se agudiza porque los precios de
los artículos manufacturados que debemos importar, no bajan en la misma proporción”
(93)mas, no sólo no bajan, sino que suben constantemente.

El gobierno de 1943-46, muestra preocupación por el problema campesino, pero de


modo completamente idealista. Decreta la abolición del pongüeaje sin tocar en lo más
mínimo la estructura semifeudal de las relaciones en el campo; de suerte que la
servidumbre de los campesinos se mantiene en vigencia. Tal abolición resulta un bien al
que aspiran los campesinos, mas, a medida que se aprestan a disfrutar de él, éste se
esfuma, incitando la ansiedad y la desesperanza, que se traducen en brotes de
violencia, en “sublevaciones” reprimidas por la fuerza, como en las Canchas de Potosí.

No obstante todo esto, el gobierno de Villarroel reconoce a la Unión Soviética y declara


la guerra a la Alemania nazi, pero no lleva a la práctica el establecimiento de relaciones
con la URSS. Entre tanto, la grave situación económica, social y política, da margen a
frecuentes huelgas reivindicativas de diversos sectores laborales, de maestros y
estudiantes. La pedrea a la Universidad de La Paz, las persecuciones, destierros y
confinamientos, crean una grave tensión política. La falta de libertades democráticas
afecta al movimiento sindical. En este estado de cosas, el PIR organiza con los partidos
tradicionales, el Frente Democrático Antifascista, de carácter esencialmente golpista. Si
bien el pueblo de La Paz se levanta en armas el 21 de julio de 1946, derrota al ejército
en una cruenta lucha que da fin a ese gobierno en cambio, el FDA, permite el retorno de
los partidos tradicionales al poder.

La Junta organizada a raíz de ese acontecimiento, no tiene otra finalidad que presidir las
elecciones de 1947; y cuando trata de negociar un mejor precio para el estaño, corre la
misma contingencia que el gobierno anterior y los posteriores. Entonces se pretende
justificar el bajo precio, argumentando que EE. UU. tiene fuertes reservas y que por
tanto puede no comprarnos. Sin embargo, la realidad es otra, El consumo es mayor que
la producción mundial. En 1946, el consumo es mayor que la producción en 19.624
toneladas métricas y en 1947, la producción es menor que el consumo en 22.758
toneladas. EE. UU. ejerce, pues, un rígido control sobre el precio de esta materia prima
estratégica, dada su escasez.

La intervención reguladora de cuotas y precios se mantiene hasta fines de 1949, hasta


que con la rehabilitación de las Malayas y el receso de la economía norteamericana, la
producción excede al consumo y el precio cae. Sólo entonces EE. UU. proclama “la. libre
competencia

70
A causa de estos fenómenos, Bolivia confronta una grave situación económica en los
años del 50. Pero, la agresión norteamericana contra el pueblo de Corea, en esas
circunstancias de “competencia libre”, impulsa la industria y por tanto la demanda de
materias primas. El estaño alcanza un precio récord: 1,83 dólares por libra fina. Ante
este hecho “insólito”, EE.UU. abandona la libre competencia e interviene nuevamente.
Regula a voluntad cuotas y precios. Bolivia inicia gestiones en defensa del precio, que
de u$s. 1,83 baja a 1,03 la libra fina. A propósito, la memoria anual de 1950 del Banco
Central de Bolivia dice: “La coyuntura, por consiguiente, es favorable. Pero no debe
descartarse la posibilidad de que si, debido al libre juego de la oferta y la demanda, el
precio continúa en ascenso, el gobierno de EE. UU. restablecerá el control sobre el
consumo del estaño, imponiendo finalmente un precio unilateral que convenga a sus
intereses, sacrificando los de los productores, como lo hizo durante la segunda guerra
mundial.” Estos son los ajetreos a los que se halla sometido el pueblo boliviano.

El receso de la economía norteamericana en 1949 provoca un mayor desequilibrio


económico y financiero, una aflictiva situación económica del pueblo trabajador. Las
frecuentes huelgas debidas al hondo malestar en todos los aspectos de la vida, se
reprimen con la violencia y la masacre de trabajadores mineros, campesinos y fabriles.
Estas condiciones crean la necesidad de la organización del partido de la clase obrera,
el Partido Comunista, que nace en enero de 1950.

En las elecciones de mayo de 1951, triunfa la candidatura del MNR; pero Urriolagoytia
que ya desplazara a Hertzog, entrega el poder a una Junta Militar que gobierna con
FSB. Este es el acto más torpe de la historia “democrática” de Bolivia, condenado por la
opinión internacional del Continente y repudiado por las mayorías nacionales, que hacen
abierta oposición a la Junta. Si además se tienen en cuenta las pésimas condiciones de
vida de la clase obrera, de los campesinos, empleados públicos, maestros, etc.; si se
tiene en cuenta la deficiente atención de los servicios sanitarios, educativos, culturales y
la ausencia de libertades democráticas, fácil es comprender que la explotación y la
opresión acumuladas a lo largo de medio siglo de dominación imperialista, configuran un
estado social y político, realmente explosivo.

71
VII. INSURRECCION POPULAR DE ABRIL DE 1952.
GOBIERNO DEL M.N.R.

La insurrección popular de abril de 1952, no es un hecho casual ni fruto de la indignación


contra el “mamertazo” (94) que desconociendo el veredicto de las elecciones de 1951,
instituye una Junta Militar. Es, por el contrario, el resultado de las difíciles condiciones de
vida, en que se desenvuelve el pueblo, es el resultado de la opresión que se agudiza,
particularmente, desde la crisis de 1929 y la guerra del Chaco. Precisamente después
de esta guerra sc agravan las contradicciones entre la Nación y el imperialismo, entre los
trabajadores y los empresarios, entre los campesinos y los latifundistas y,
especialmente, entre el pueblo y el gobierno. Por eso las luchas sociales y políticas
adquieren mayor intensidad y extensión en este periodo. Prueba de ello son las huelgas
de obreros mineros, fabriles, ferroviarios, etc., cada vez más combativas y cada vez más
brutalmente reprimidas; las rebeliones de campesinos, aplastadas a sangre y fuego; las
protestas crecientes de los empleados públicos, las huelgas de maestros y estudiantes,
etc. Pero, es evidente que el pueblo se crea una conciencia falsa, debido al
confusionismo que crea la política caudillista imperante. El pueblo considera que la
solución a los problemas nacionales y populares, que la salida natural del malestar
económico y político, agravado por la inflación monetaria, por la depauperación
incontenible de las masas, por la represión del movimiento sindical, por la violación
frecuente de las normas constitucionales y por la falta de libertades democráticas, está
en el simple cambio de equipos gobernantes. Sin embargo, la experiencia recogida de
ocho golpes de estado en menos de 20 anos, desde el corralito de Villamontes”, muestra
a todas luces que el simple cambio de gobernantes no es una solución. El pueblo no
tiene aún conciencia de la verdadera causa. del atraso económico, cultural y político del
país.

Este período de intensa agitación social y política, es el período de un proceso que


permite a la clase obrera y al pueblo todo, acumular fuerzas con la experiencia de la
lucha diaria, de las huelgas y’ masacres, apresamientos y persecuciones, hasta llegar a
un punto de ebullición que revienta con el fallido golpe de estado del propio ministro de
gobierno de la .Junta Militar del 51.

72
Poco antes de la insurrección, la oposición a la Junta adquiere proporciones enormes y
ya la misma gente sencilla advierte cómo se asoman negros nubarrones, que presagian
una gran tormenta política. Justamente, debido a estas condiciones explosivas en que
ya actúa el Partido Comunista, la grande minería y el latifundismo, pretenden anticiparse
al estallido insurreccional que irremediablemente se avecina. De ahí que lancen al
“hombre fuerte” de la Junta, general Seleme, a una nueva aventura golpista, el 9 de abril
de 1952, arrastrando en ella a los regimientos de carabineros de la guarnición de La
Paz, que luchan contra el ejército y el Colegio Militar, movilizados por el presidente de la
Junta, general Ballivián. Pero, ni unos ni otros cuentan con el pueblo que está cansado
de esa opresión, largamente soportada y sin perspectivas de solución. Es por esto que
la intervención de la mayoría del pueblo, particularmente de los trabajadores mineros,
fabriles, constructores y otros, convierten el fallido golpe de estado, en. una insurrección
popular de insospechadas proyecciones históricas.

Las jornadas de abril son jornadas de victoria del pueblo, que derroca a los consorcios
mineros y al latifundismo, hasta entonces gobernantes por más de 50 años. Son
jornadas que destruyen en épicas batallas a los militares, al ejército autor de todas las
masacres de campesinos y obreros y guardián de los “barones del esta. no” y de los
“aristócratas del campo”.

Las masas populares arriadas y victoriosas imponen al MNR en el poder. Pero esto
tampoco es casual. La verdad es que este partido de composición heterogénea, en el
que militan desde burgueses radicales hasta latifundistas, pequeños burgueses,
campesinos y obreros, no ceja en la oposición su campaña contra la “oligarquía minero-
feudal” desde su derrocamiento junto con las logias militares en julio de 1946. Adopta
posiciones antiimperialistas que le permiten aglutinar en sus filas importantes sectores
de todas las fuerzas progresistas de la Nación. Prueba de este antiimperialismo es el
pronunciamiento de Víctor Paz Estenssoro en noviembre de 1951, con motivo del
acuerdo firmado el lº de octubre por el gobierno con las Naciones Unidas, a base del
Plan Keenleyside; “Mientras en todo el mundo —dice-— los países coloniales y semico-
loniales rompen sus ataduras que limitan su soberanía política o económica, venciendo
una etapa más en la marcha hacia la libertad, Bolivia retrocede y entrega el poder
público de la nación a un grupo de extranjeros... El llamar “asistencia técnica” a lo que
en realidad es “asistencia política” y la dádiva de doscientos mil dólares que las
Naciones Unidas hacen a la Junta Militar de Gobierno para que aparezca contratando a
los “expertos” extranjeros que han de asesorarla, son simples formalidades para salvar
apariencias. No alcanzan, empero, a ocultar el significado real de la entrega del gobierno
de Bolivia a los “técnicos” extranjeros con jerarquía igual o superior a las del presidente
do la República, ministros de Estado, directores generales, contralor general, gerente del
Banco Central, etc.”... “Tan evidente es la pérdida de la soberanía de Bolivia-continúa-
que la United Press, al trasmitir tal información desde Nueva York, al resto del mundo, la
comentó así: «la entrega de cargos de responsabilidad a extranjeros es un experimento
sin precedentes, que se espera será observado con interés por otros países en
condiciones parecidas a las de Bolivia»...”

V. Paz Estenssoro critica duramente los objetivos del Plan Keenleyside, que los resume
en los siguientes puntos: “a) disminución de los impuestos sobre la exportación de

73
minerales, para ir luego a su supresión, sustituyéndolos dentro de un impuesto refundido
sobre la utilidad neta de las empresas. En la práctica, esto significa rebajar
considerablemente la contribución real de la minería, pues se hará efectivo el menor
pago de impuestos sobre las exportaciones sin que sea remplazado cuantitativamente
por la evasión, a que tan habituadas están las compañías; b) mayores impuestos sobre
la propiedad inmueble y sobre el consumo de artículos de producción nacional e
importados, así como una más estricta cobranza de tales gravámenes lo mismo que del
impuesto a la renta de los profesionales; c) adquisición de divisas, a tipos de cambio
establecidos «sobre bases reales», esto es, en oil nivel del mercado negro o en uno muy
próximo a él; d) pago de la amortización e intereses de la deuda ‘pública en dólares,
dentro de las condiciones estipuladas por el gobierno de Urriolagoytia. con el Comité de
Tenedores de Bonos”.(95)

La activa lucha de este partido contra la “oligarquía minero feudal” y contra la ingerencia
imperialista en todos los aspectos de nuestra vida, hace que el pueblo, lleno de fe y
optimismo en su triunfo, deposite su esperanza en el MNR. Este apoyo no es gratuito. El
MNR contrae en la lucha misma de la insurrección, el serio compromiso de trabajar por
la independencia nacional, por el bienestar material y cultural de la Nación y asume una
grave responsabilidad ante la historia y ante el pueblo.

La insurrección popular de abril, acontecimiento de incuestionable magnitud histórico-


nacional, triunfante con la consigna de la “nacionalización de las minas” y la “reforma
agraria”, impone inmediatamente algunas conquistas sociales y políticas, e inicia un
proceso de esclarecimiento en las masas populares, que empiezan hoy a tomar
conciencia de la fuerza de su unidad y de las alternativas de éxito o de fracaso a que se
hallan sujetos movimientos populares como el de abril, si no existe la suficiente madurez
y una dirección firme en los principios, a la vez que flexibilidad en las tácticas de lucha
de la clase obrera.

NACIONALIZACION DE LAS MINAS

La consigna de “nacionalización de las minas y ‘reforma agraria”, no surge por botones


eléctricos. Al contrario, es la prédica incansable de más de 30 años de los grupos de
izquierda, prédica avivada por el Partido Comunista que recientemente surge a la arena
política, prédica que’ cuaja en la conciencia de las masas populares. Sin embargo, debe
quedar constancia de que el partido, llevado al gobierno por voluntad de las masas
triunfantes, no tiene una orientación definida sobre estos problemas, ya que en su primer
período de 1943-46 ni siquiera atisba estas medidas de reivindicación nacional. En
corroboración de este aserto, uno de sus altos dirigentes, considerado el teórico del
MNR, doctor Walter Guevara Arze, manifiesta, ante el asombro del pueblo, con
oportunidad de la proclamación de sus candidatos en 1951, que su partido no está de
acuerdo con la nacionalización de las minas. Pero, en las condiciones nuevas creadas
por la insurrección de abril, la atingencia pujante de las masas impone la nacionalización
de las minas y la reforma agraria, como programa de gobierno.

74
¿ Por qué debió nacionalizarse la grande minería y por qué realizarse la reforma
agraria? Para responderse es necesario resumir en síntesis las características de la
economía boliviana.

La CEPAL anota en Desarrollo Económico de Bolivia, que este país, con un nivel dc
producto bruto de u$s. 248 millones en 1950, es decir, 82 dólares por habitante —el más
bajo comparativamente con 12 países del Continente-—, es uno de los más atrasados
en su desarrollo económico. ¿ A qué se debe esta situación? Se debe a su tremenda
dependencia del imperialismo yanqui. En efecto, el pulso de la vida nacional se anima
cuando el volumen y el precio de su exportación fundamental aumentan, y decae,
cuando éstos bajan; pero, volumen y precios dependen de las fluctuaciones cíclicas del
mercado capitalista y dc las manipulaciones de los monopolios capitalistas
internacionales. Por eso se dice que nuestra economía es demasiado vulnerable. En
realidad, todas las actividades de la Nación están condicionadas por esta dependencia.

La población activa calculada en 1950, según la Documentación Básica presentada por


Bolivia al Segundo Seminario Latinoamericano sobre Problemas de la Tierra, en
noviembre-diciembre de 1959 en Montevideo, es de 1.350.782 personas, de las cuales
72 % corresponde a la agricultura, ganadería, selvicultura, pesca y caza; el 3 % a la
minería y petróleo, el 8 % a la industria de trasformación y la artesanía, el 1,5 7v a
construcciones, el 4,2 % al comercio, crédito y seguidos, el 1,4% a trasportes y
comunicaciones, el 3 % a la administración pública y servicios de interés general, el 6,3
% a profesionales, servicios domésticos y personales y el 0,6 % a otras ramas no
clasificadas. Esta distribución en las diversas actividades revela que la mayoría de la
población boliviana vive de la agricultura, es decir, más del 70 % de toda la población del
país; sin embargo, no se producen todos los alimentos que la población necesita, por lo
que se importan alimentos y materias para las industrias alimenticias en la proporción
aproximada del 40 % en relación con el total de importaciones. De modo que para
alimentar al ‘pueblo en condiciones que traducen un bajo nivel de vida, Bolivia depende
de la industria extranjera en esa proporción. Ahora bien, ¿de dónde provienen las divisas
para estas importaciones? La fuente de ellas ha sido, es y seguirá siendo por un tiempo
más, la venta de minerales, especialmente de estaño, pues, el 80 % de las divisas
disponibles por la Nación viene de la venta de este mineral en concentrados de barrilla.
Por tanto, si la exportación y el precio del estaño bajan, ya sea a causa de las
fluctuaciones cíclicas inevitables en el desarrollo de la economía capitalista, o debido a
las manipulaciones de los monopolios capitalistas, el país se verá obligado a restringir
sus importaciones, ocasionando el alza del costo de vida, y facilitando las ganancias y la
especulación de los comerciantes importadores. La capacidad nacional de compra
depende, pues, del estaño, cuya exportación alcanza en promedio al 70 % del total de
exportaciones, 20 % otros minerales y sólo 10 % productos agrícolas: coca, goma,
cacao, cueros, etc.

Las rentas fiscales dependen también de la minería estañífera en casi el 80 % ,


particularmente desde la crisis dcl 29. De ahí que la caída del volumen y precio de
exportación del estaño, determina irremediablemente la miseria fiscal. Es cierto que esa
miseria es crónica, como consecuencia de que las grandes ex empresas Patiño,
Hochschild y Aramayo se valen durante todo el tiempo que explotan las minas de

75
Bolivia, de todos los medios para eludir sus obligaciones con el fisco y, en último
análisis, dictan la política impositiva que conviene a sus intereses, facilitando la
cuantiosa fuga de capitales al extranjero, dejando en cambio, migajas para el Tesoro
Público, hambre, miseria y enfermedades para los trabajadores, cerros perforados y
equipos e instalaciones mineras, totalmente desgastados.

La industria de trasformación poco desarrollada, depende igualmente del estaño, toda


vez que puede subsistir sólo a base de subvenciones del Estado, a través de cambios
diferenciales para la importación de maquinaria, repuestos, materia prima industrial, etc.
Su deficiente desarrollo se debe, por otra parte, a la estrechez del mercado nacional,
debido a que gran parte de los campesinos quechuas y aymarás, se autoabastecen en
régimen de economía propiamente natural. La falta de integración económica del
territorio es otro factor que incide negativamente en el desarrollo de la industria; en
suma, el tremendo atraso de las actividades agropecuarias, en las que el régimen de
tenencia de la propiedad y las relaciones sociales de producción muestran como rasgos
dominantes características feudales y una técnica productiva sumamente atrasada.

La verdad es que todas estas causas que traban el desarrollo industrial del país, son ya
efectos de una economía esencialmente estañífera.

Los ferrocarriles construidos en función de la explotación de minerales de estaño, no


llegan a la inmensa y rica zona de los bosques, de los grandes ríos y de los llanos
orientales, desvinculados de los centros poblados más importantes del país. Los bancos,
el comercio interno. el desarrollo de las ciudades, etc., se hallan ligados a la economía
estañífera, que ha deformado la economía nacional.

Esta deformación configura la economía boliviana, como una economía agraria,


atrasada y dependiente. Las formas de propiedad y las relaciones de producción
semifeudales en el agro, permiten a la minería disponer de abundante mano de obra
barata. La economía minera en manos de consorcios internacionales frena el desarrollo
de las fuerzas productivas en el campo, impide la reforma agraria que debe eliminar los
resabios feudales liberando al campesino de toda forma de servidumbre

Con una experiencia de más de cuatro siglos en la actividad minera, Bolivia ha


producido ingentes cantidades de oro y plata en tiempos de la Colonia, inundando los
mercados de Europa; produce el oro de Tipuani, el estaño de Llallagua, que en fuga
desenfrenada manos mercenarias se llevan al extranjero. Productor de minerales,
fundamentalmente de estaño, Bolivia depende para vivir, de su exportación minera, que
en promedio abarca el 90% de la exportación total, correspondiendo al estaño
únicamente, el 70% . Por eso es también un país menos productor, atado por cadenas
de estaño a los monopolios capitalistas del imperialismo, cadenas que, en realidad, no
han desaparecido Con una industria insuficiente, de escaso desarrollo, Bolivia es un país
de economía atrasada. Sus limitados medios de trasporte mantienen aisladas de los
grandes centros de consumo las zonas más extensas y potencialmente más importantes
de producción. Convertida en un ventajoso mercado para las mercancías extranjeras,
norteamericanas principalmente: chicle, whisky, vestido “made in USA”, etc., es,
propiamente, una factoría. Toda su vida depende de los intereses monopolistas del ca-

76
pitalismo estadounidense. No obstante haber producido fabulosas riquezas, este pueblo
se debate en la miseria, atrapado como deudor impenitente en las tenebrosas redes
financieras y diplomáticas del imperialismo yanqui. Con esfuerzos y sacrificios
verdaderamente dramáticos, pugna por romper sus cadenas. Sometido a los dictados de
los multimillonarios de Wall Street, que operan desde el Departamento de Estado
norteamericano, es apenas productor de materias primas, mercado para la venta de
artículos extranjeros y zona de influencia e inversión de capitales financieros; en suma,
apéndice y reserva de la industria monopolista de EE.UU.

Pero, la tremenda, la irritante contradicción que nace de esta deformación de la


economía boliviana, es que de tres y medio millones de habitantes, sólo tres familias
detentan el poder de la economía nacional: Patiño, Hochschild y Aramayo, llamados los
“barones del estaño”. Ligados al capitalismo internacional, con ingresos mayores que los
del propio Estado, manejan la llave maestra de la administración pública, del Poder
Legislativo y Judicial, de la diplomacia y el ejército, de la Iglesia, la cultura y la política.
Con un poder y una influencia tan grandes, financian frecuentes golpes de estado o
deciden elecciones presidenciales, parlamentarias, etc. Los “tres barones del estaño’’,
son los exponentes del imperialismo, subordinan los intereses de la Nación y del pueblo
a los intereses del capitalismo monopolista, que no reconoce fronteras y arroja por la
borda los intereses nacionales.

Por estas contradicciones, la nacionalización de la grande minería es un deber histórico


ineludible. No puede continuar pesando sobre toda una nación el poder absorbente de
los consorcios imperialistas que se adueñaron de las minas. No puede mantenerse el
atraso de la economía nacional para resguardar las ganancias dc los tres “barones del
estaño”. No puede permitirse que la riqueza amasada con los recursos naturales del
país y con la sangre generosa de los obreros, continúe fluyendo a raudales al extranjero,
sin dejar más huella de su paso, que un pueblo mutilado y enfermo. Cientos y miles de
obreros, después de haber creado la quinta fortuna del mundo en La Salvadora y en
otras minas, deambulan con las manos extendidas por los ámbitos de Bolivia.

Treinta años de prédica sobre esta realidad y el dolor hecho carne en la conciencia del
pueblo de la insurrección de abril, imponen la nacionalización de las minas de Patiño,
Hochschild y Aramayo.

El gobierno del MNR, surgido bajo la presión de las masas en ascenso, inicia una serie
de medidas previas a la nacionalización. Por Decreto Supremo del 13 de mayo de 1952,
crea la Comisión encargada de estudiar las bases, procedimientos y condiciones para la
nacionalización mediante expropiación de las minas controladas o pertenecientes a las
empresas que forman los grupos Patiño, Hochschild y Aramayo”. El plazo para que ésta
presente su informe es de 120 días. El Decreto Supremo del 2 de junio establece el
monopolio estatal sobre la exportación de minerales, y otro de la misma fecha
reglamenta el anterior. El Decreto del 2 de octubre de 1952v crea la entidad autónoma
denominada Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL), “que estará en relación con el
Poder Ejecutivo por intermedio del ministro de minas y petróleos” y que tendrá por
objeto: “explorar, explotar y beneficiar los minerales de los yacimientos mineros que el
gobierno de la Nación le asigne”; “la comercialización y la exportación de los productos

77
minerales... “, “la importación de maquinarias, herramientas, materiales, implementos de
trabajo minero y artículos de pulpería tanto para la atención de sus necesidades como
las del resto de la minería nacional”. A la COMIBOL se le faculta asimismo, constituir
empresas mixtas “para la mejor explotación de determinadas minas a su cargo”. El direc-
torio de la COMIBOL se constituye con siete miembros elegidos por el Ejecutivo, siendo
dos de ellos elegidos de “una terna propuesta por la Federación Sindical de
Trabajadores Mineros de Bolivia”. Por Decreto dcl 7 de octubre se intervienen “todas y
cada una de las empresas pertenecientes, controladas o administradas por los grupos
mineros Patino, Hochschild y Aramayo... con carácter de control o de gestión directa
según las circunstancias a juicio de la entidad interventora”. Esta medida se debe a que
“las delegaciones destacadas por la Comisión encargada del estudio de la nacio-
nalización de las minas, a los centros de trabajo de las mencionadas empresas, para el
acopio de informaciones necesarias a su cometido1 así como los agentes del Banco
Minero de Bolivia en los puertos del Pacífico, han evidenciado que dichas empresas han
impartido instrucciones y adoptado medidas que comprenden la cancelación de los
pedidos de maquinarias, repuestos, herramientas, implementos, pulpería, etc., etc. y la
detención de los mismos efectos• que ya fueron pedidos, en los puertos de tránsito, lo
que descubre la intención manifiesta de perjudicar la producción nacional procurando la
falta de tales elementos necesarios y de reposición indispensable para la continuidad de
la explotación minera”. Además, el Decreto congela las cuentas corrientes de las
empresas en los Bancos, ya que éstas no pueden hacer gastos sin autorización de la
Corporación Minera de Bolivia, que es la entidad interventora.

Por fin, después de cinco meses y medio de creada la Comisión, por Decreto Supremo
Nº 3232, del 31 de octubre de 1952, se nacionaliza la grande minería. El Decreto
comprende dos aspectos. El primero se refiere a “la reversión al dominio del Estado, en
toda su plenitud, de las concesiones mineras poseídas actualmente, a cualquier título,
por todas y cada ana de las empresas nombradas en el inciso siguiente, que son las que
integran los grupos Patiño, Hochschild y Aramayo”. El segundo aspecto se refiere a ~‘la
expropiación en favor del Estado, por causa de utilidad pública” de todos los bienes de
minería pertenecientes a las “empresas Patiño Mines & Enterprises Consolidated Inc.,
Bolivian Tin & Tungsten Mines Corporation, con su subsidiaria Sociedad de Estaño
Araca, compañía Minera y Agrícola Opioca de Bolivia; Compañía Huanchaca de Bolivia,
Compañía Minera Unificada dcl Cerro de Potosí, Compañía Minera de Oruro, con sus
subsidiarias Compañía Estañífera y Vinto y Sociedad Estañífera de Morococala;
Empresa Minera Matilde, Minas Pampa Grande, Empresa Minera Bolsa Negra; Grupo
Minero Venus y Companie Aramayo de Mines en Bolivia 5. A.; las instalaciones
industriales pertenecientes a Mauricio Hochschild S. A. M., destinadas a la explotación
minera, así como todo lo que, perteneciendo a las nombradas empresas se juzgue
necesario para el descubrimiento, exploración, explotación, beneficio, trasporte y dis-
tribución de la industria minera

En el Decreto se hacen apreciaciones provisionales de los montos indemnizables,


determinándose que de tales montos se descontarán las sumas que resultaren adeudar
las empresas al Estado. Se dispone que “desde el momento de la ocupación y mientras
se verifiquen los saldos líquidos indemnizables, el Estado abonará a empresas un

78
interés anual del 3 % sobre las sumas consignen esa apreciación provisional. El mismo
Decreto establece el “control obrero”, con “la participación de los trabajadores,
mediante delegados, en la administración local de cada una de las minas nacionali-
zadas”.

Tiene también importancia referirse al Acta, denominada pomposamente por el propio


gobierno: “Acta de la Independencia Económica de Bolivia”, fijada en el “Campo de
María Barzola a hs. 9 del día 31 de octubre de 1952”. La Declaración del Acta dice tex-
tualmente: “Los que aquí suscriben, hombres libres de Bolivia y de ‘América, en el
momento de decretarse.- la nacionalización de las minas, en el campo de «María
Barzola», ayer escenario de masacres y exterminio de trabajadores, declaran su
voluntad porque Bolivia no sea jamás sometida a la opresión y a la esclavitud
económicas, y como el 6 de agosto de 1825 se declaró el pueblo boliviano en República
políticamente independiente, proclaman que el 31 de octubre de 1952 se declara
económicamente libre. Y para firmeza de esta decisión, los que firman al pie se
comprometen y juran sostener y defender si es preciso con su vida misma esta
conquista que es la más cara y legítima para la Nación boliviana”. Firman: V. Paz
Estenssoro - Walter Guevara Arze - Cnl. César Aliaga - Federico Gutiérrez Granier -
Juan Lechín O. - Germán Butrón - Gral. Froilán Calleja - Federico Alvarez Plata - Hugo
Roberts - Mario Diez de Medina - Ñuflo Chávez Ortiz - J. M. Aramayo - Adrián Barrene-
chea - Guillermo Alborta, miembros del Poder Ejecutivo. De la Comisión de
Nacionalización firman los señores: Manuel Barrau - Jorge Zarco Kramer - Alberto Arce
Quiroga - Jorge Sánchez - Jaime Medina - Armando Pinel - Hans Block - Carlos Morales
Guillén - José Núñez Rosales - Abel Palli; y los oficiales mayores de los Ministerios de
Minas y de Gobierno, Mario Sanjinez U. y Federico Fortún, respectivamente. A esta
Declaración se agregan los discursos del presidente Dr. Y. Paz Estenssoro y del ministro
Sr. Juan Lechín O., discursos que muestran el vértigo que estos personajes viven en
una situación que, ciertamente, jamás previeron. Sin embargo, la nacionalización de las
minas es, de todos modos, un acontecimiento de magnitud histórico-nacional. Y la
verdad es que los gobernantes, que el partido del gobierno, el MNR, reiteran con este
motivo su compromiso con las masas populares, con todo el pueblo de Bolivia, ante la
conciencia de América toda, de defender la independencia económica de Bolivia, más
propiamente, de conquistar la independencia económica de Bolivia.

Existen, pues, fundadas razones para que las masas populares depositen su confianza
en el MNIR, confianza en que su triunfo en la insurrección popular no será defraudado.
De ahí que cuando el gobierno del MNR nacionaliza las minas, obedeciendo al clamor
nacional antiimperialista de las grandes masas populares, logra el apoyo decidido de
éstas. A. su vez, los trabajadores creen de buena fe que el MYR puede impulsar el
desarrollo de la industria minera, haciendo de ella una fuente próspera de trabajo y de
recursos que apuntalen el desarrollo independiente de la Nación. Confían en que puede
seguir el camino de la liberación nacional. Confían en que puede orientar una política
nacional en defensa de los precios de las materias primas exportables, por la única vía
democrática, es decir, ampliando las relaciones internacionales de Bolivia con todos los
Estados del mundo. Debido a esa euforia de los primeros momentos siguientes a la
victoriosa insurrección popular, los trabajadores no alcanzan a darse cuenta de que el

79
MNR al poner sus intereses partidarios, en realidad, los intereses de clase de una
burguesía vacilante y claudicadora, por encima de los intereses nacionales, inicia desde
ese momento el viraje de capitulación ante el imperialismo yanqui. Los hechos con su
muda elocuencia, pero irrefutables, prueban esta afirmación.

Si al propio tiempo no se ejercita la libertad de comercio ex tenor, la nacionalización por


sí sola no significa eliminar el régimen de dependencia que ahoga el país en el atraso y
la miseria. Una medida consecuente con la nacionalización debió ser y es la ampliación
de relaciones económicas internacionales, sin discriminación de ninguna naturaleza.
Esta es la única forma positiva de arrancar el control de la economía boliviana de manos
de los capitalistas norteamericanos.

Medio siglo de la historia de Bolivia prueba que los monopolios que dirigen consorcios
internacionales, manipulan en las cuotas y precios de los minerales, dirigen el mercado
mundial capitalista y operan a través de organismos oficiales como la Reconstruction
Finance Corporation (RFC) de los EE. UU. La ley económica fundamental del
capitalismo monopolista consiste en la obtención de las mayores ganancias a costa de
cualquier sacrificio de los países coloniales y dependientes como el nuestro y aun a
costa de la guerra.

Después de la nacionalización se llega a la paradoja de que siendo Bolivia dueña de sus


ruinas, no dispone de éstas conforme a los intereses nacionales. Son los monopolios
imperialistas los que en última instancia le fijan al gobierno la cantidad que debe exportar
y el precio al que debe vender.

A esta dependencia que impide ejercer el derecho de producir y vender a quien ofrezca,
mejores condiciones, se suma la mala administración de la COMIBOL, que según
decreto de su creación, tiene la facultad de constituir empresas mixtas “para la mejor
explotación de determinadas minas a su cargo”, lo que significa abrir la puerta trasera
para facilitar el retorno de capitales financieros, que en un momento dado volverían a
adueñarse de las minas nacionalizadas.

Con respecto a la mala administración de la, COMIBOL, debernos aclarar que la crítica
situación de la minería, no se debe exclusivamente, esa, mala administración. El
desorden y la deficiencia de dirección técnica, económica, comercial, etc., son la
consecuencia inevitable de la, política económica del gobierno, política delineada
conforme a la naturaleza de las relaciones internacionales de Bolivia, dado su carácter
dependiente. Si bien la falta de dirección y la, deficiencia, administrativa se han
trasformado en una de las causas da la creciente elevación de los costos do producción,
en cambio, no constituyen la única causa de las cuantiosas pérdidas de las minas
nacionalizadas.

La contradicción flagrante está en que Bolivia, República Soberana, Libre e


Independiente, según la, Constitución Política del Estado, carece de libertad de comercio
internacional, debido a su dependencia del imperialismo.

Tanto el carácter monoproductor como los permanentes desequilibrios económicos y


financieros, los resabios feudales en las actividades agropecuarias, como el incipiente

80
desarrollo industrial, la desarticulación económica del país, la fuga constante de
capitales, los procesos inflacionarios, los continuos ensayos de políticas económicas
inadecuadas, la reciente miseria del Estado y del pueblo, etc., tienen su origen en esa
dependencia. Esta es, pues, la verdadera causa, para que las minas nacionalizadas
hayan llegado al borde de la quiebra. Esta, es la causa que determina una situación
económica nacional cada vez más aflictiva.

Les cuadros demostrativos incluidos en el mensaje del presidente de la COMIBOL al


Ampliado de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, reunido en
Oruro el 30 de noviembre de 1959 revelan que la, exportación de minerales de estaño,
zinc, wolfram, plomo, cobre, antimonio y otros, señala una curva constantemente
descendente desde 1952. Esta decadencia no es solo con respecto a la COMIBOL, sino
también con respecto a la minería mediana y pequeña, que pertenecen al sector privado.

4 Guillermo Bedregal (presidente de la COMIBOL): La Nacionalización de las Minas y la


Responsabilidad....

En cuanto al estaño, la exportación de concentrados de barrilla, en kilos finos,


correspondiente a la COMIBOL, a la minería privada (minas medianas y pequeñas y
fundición de Oruro) y en total, las cifras son las siguientes:
Año COMIBOL Minería Privada Total
1952 25.245.369 7.226.409 32.471.778
1953 29.974.273 5.409.896 35.384.169
1954 25.141.095 4.145.787 29.282.882
1955 23.793.512 4.575.699 28.369.211
1956 212.843.206 4.429.490 27.272.692
1957 12.843.206 5.851.957 18.241.773
1958 14.074.511 3.938.086 18.012.597

Como se ve, la exportación en los años 1957 y 1958, es apenas algo más de la mitad de
lo exportado en 1952.

Con respecto al zinc, el total exportado en 1952 es 35.618.679 kls. fino y en 1958 baja a
menos de la mitad, o sea, 14.222.065. La exportación de wolfram en 1952 alcanza a
2.224.338 kls. fino y en 1958 sólo a 1.337.472. El plomo de 30.013.241 kls. fino en 1952
disminuye en 1958 a 22.814.665. El cobre de 4.703.123 kls. fino en 1952, baja en 1958
a cerca de la mitad, o sea, 2.873.871. El antimonio de ~.805.693 en 1952, disminuye a
5.277.577 en 1958, etc., etc.

El valor de estas exportaciones, en dólares, es el siguiente:

81
Año Total por export. de min. COMIBOL Sólo por estaño
$us. $us. $us.
1952 135.986.571 92.547.787 83.722.313
1953 109.486.596 83.511.306 72.435.623
1954 98.664.584 70.637.898 57.677.402
1955 97.761.404 72.414.793 57.273.360
1956 99.969.856 75.410.339 59.257.063
1957 88.423.783 63.154.691 57.377.144
1958 55.130.352 40.139.665 36.284.971
Los ingresos por exportación de minerales declinan sistemáticamente al extremo de que
en 1958 es menos de la mitad del ingreso que por el mismo concepto en 1952. ¿ A qué
se debe esta situación que lleva a la más grande empresa económica del país al borde
de la quiebra? La respuesta surge por sí misma. Esta situación se debe al control que el
imperialismo ejerce no sólo sobre este renglón básico de la economía boliviana, sino
sobre todos y cada uno de los aspectos de la vida nacional.

La verdad es que la nacionalización de las minas no ha causado el menor deterioro al


régimen de dependencia en que se desenvuelve Bolivia. Es que el partido gobernante,
de composición heterogénea, como lo reconoce el mismo doctor V. Paz Estenssoro,
víctima de sus propias contradicciones, representante político de la débil burguesía
nacional progresista, representante a la vez de la burguesía burocrática compradora,
que arrastra fuertes contingentes dc la pequeña burguesía con todas sus
manifestaciones de oportunismo y carga con las esperanzas e ilusiones de importantes
sectores de la clase obrera y de los campesinos secularmente explotados y oprimidos
por el latifundismo, hace un gobierno vacilante. Sometido a la presión de fuerzas
antagónicas: el imperialismo y sus agentes que actúan desde su propia dirección de un
lado y de otro las masas trabajadoras, adopta una política de compromisos y
sistemáticas concesiones en favor de los primeros, complicando demagógicamente en
su responsabilidad a los segundos, con el llamado “cogobierno”. Busca bien con unos y
con otros, a la vez con el imperialismo y con los trabajadores. Frente a la presión de
estas fuerzas contradictorias, su conducta deviene vacilante y calculadora. Es así como
cuando, debido al impulso inicial de la insurrección, la presión de las masas es más
vigorosa y atingente, nacionaliza las minas. Es así como, debido a la reacción del
imperialismo, hace concesiones aún en el mismo decreto de nacionalización. En efecto,
impone al pueblo de Bolivia la indemnización a los ex dueños de la grande minería,
contra la convicción general de que no cabe indemnizar a quienes sólo explotaron
amasando fortunas cuantiosas, para sacarlas al extranjero sin dejar ningún beneficio a la
Nación. Según el resumen de retenciones efectuadas a la COMJIBOL y al Banco Minero
de Bolivia, sólo hasta el 30 de septiembre de 1959, la Corporación Minera de Bolivia ha
pagado más de 17 millones de dólares en favor de los Patiño, Hochschild y Aramayo. En
estas condiciones, que siguen su curso, cuáles son las ventajas de la nacionalización dc
las minas para el Estado y cuáles las ventajas para los obreros que rifan su salud y su
vida en los oscuros socavones? No se puede estar bien con Dios y con el diablo.

La ausencia de una política exterior independiente, de una política en defensa de los


precios de las materias primas, especialmente del estaño, que seguirá siendo por un

82
tiempo más la base de la economía boliviana, tal como afirma el mismo gobierno en su
Plan de Política Económica publicado en 1955 es, pues, la causa fundamental de la
crítica situación de la COMIBOL.

El presidente de la República, doctor Hernán Siles Zuazo, en su mensaje al Congreso el


6 de agosto de 1959, expresa a propósito: “que no va disminuyendo la vulnerabilidad
externa de nuestra economía, ni mejorando la situación de nuestros mercados de
exportación. “Pese a nuestros ingentes esfuerzos por promover una diversificación de
nuestro comercio exportador —dice el presidente— haciéndolo descansar sobre cuatro o
cinco metales básicos y reforzándolo con el aporte del petróleo y de los productos tropi-
cales como el café, el cacao y los cítricos, nuestra economía continúa siendo
monoexportadora, basada en el estaño en sus seis décimas partes, con problemas de
grandes alteraciones de precios como en el caso del wolfram, o de muy estrecha e
inelástica capacidad del mercado como en el caso del bismuto o de grandes
restricciones proteccionistas en los mercados de colocación como en el caso del plo-
mo...” “Pero la diversificación —continúa— en lo que hace a las exportaciones o en lo
que tiene que ver con la estructura de la economía interna, no se conquista por decreto:
se conquista por la vía del sacrificio y de la aceptación de condiciones inexportables.”

Qué quiere decir el presidente de Bolivia en su mensaje? Quiere decir: 1º) que Bolivia
sigue siendo como antes de la nacionalización de las minas, un país dependiente de los
monopolios capitalistas extranjeros, particularmente norteamericanos. Esto explica su
“extremada vulnerabilidad” a las fluctuaciones cíclicas del mercado mundial capitalista y
a las manipulaciones del imperialismo; 2º) que pese a los “esfuerzos” del gobierno para
diversificar el comercio de exportación, el estaño sigue siendo el principal producto de
exportación en la proporción de ‘‘seis décimas”; 3º) que el mercado mundial capitalista
no ofrece ninguna seguridad ni garantía para la exportación boliviana, puesto que “las
grandes alteraciones de precios como en el caso del wolfram”, o la inelasticidad de la
demanda “como en el caso del bismuto”, o las grandes restricciones proteccionistas de
los EE. UU. “como en el caso del plomo” y del zinc, fijan condiciones externas
inexorables”, cuya “aceptación recomienda el presidente de la República, señalando la
“vía del sacrificio” y de la resignación jesucristiana para salir de esta situación. Pero el
pueblo no puede aceptar esas “condiciones inexorables” ni es patriótico que siga la “vía”
señalada por el gobierno, sin perspectivas de solución. Esto significaría renunciar a la
lucha para romper precisamente esas condiciones que reatan a Bolivia en una
dependencia que determina su atraso y su miseria. Significaría el renunciamiento al
ejercicio del derecho de soberanía y autodeterminación nacional.

La verdad es que tales condiciones impuestas por el imperialismo, prueban una vez más
la inestabilidad del mercado mundial capitalista, la crisis general por la que atraviesa el
capitalismo como sistema económico social. Y en lo que respecta al gobierno do nuestro
país, prueba la ausencia de una política de defensa de los intereses nacionales.

Es por eso que la COMIBOL, al ajustar su política minera a la línea trazada por el
gobierno en función de los intereses del imperialismo, está lejos de orientar la
diversificación de la economía minera. Por eso mismo, no obstante hallarse el
aprovisionamiento nacional de medios de pago estrechamente ligado a la cantidad y

83
precio de exportación del estaño, ante la caída de este mineral, la COMIBOL no puede
aprovechar las condiciones favorables que se presentan en el mercado internacional del
cobre, por ejemplo. En efecto, de octubre de 1954 a septiembre de 1955, EE. UU. y
Gran Bretaña —según CEPAL— debido a la escasez de este mineral, se ven obligados
a recurrir a sus reservas estratégicas, utilizando de ellas EE. UU. 65.000 toneladas. La
consecuencia del aumento de la demanda de cobre, es que su precio sube de 36
centavos de dólar la libra fina durante el primer trimestre de 1955 a 43 ctvs. en septiem-
bre del mismo año. Entre tanto,, la producción de este mineral en Bolivia disminuye
constantemente. De 4.076 toneladas finas en 1952 baja a 3252 en 1955 y a 2.249 en
1958.

El referido mensaje del presidente de la República, resume la situación de la COMIBOL


en los siguientes puntos: 1. — Por las condiciones del mercado mundial capitalista
disminuye el volumen de exportadores, caen los precios y aumentan los gastos externos
de operación minera. 2. — Baja la explotación por “agotamiento de los yacimientos”, por
insuficiencia de la capacidad de las plantas de extracción y concentración, por
inadecuado suministro de energía eléctrica, por deficiente aprovisionamiento de
materiales y equipos. 3. — Las minas operan a perdida: el costo de producción de una
libra fina de estaño es de $us. 0,97 y su precio de venta es de $us. 0,93. La pérdida en
1957 alcanza a Bs. 1.565 millones y en 1958 a Bs. 77.992 millones. Siete de los
dieciséis grupos de empresas administradas por la COMIBOL arrojan utilidad y nueve de
ellas pérdidas. En 1959 sólo dos minas, las de Colquiri u Colquechaca dan ganancias.
Todas las demás trabajan a pérdida. Pulacayo (que ya ha cerrado) arroja una pérdida de
Bs. 19.487 millones, Quechisla 10.249 millones, San José 7.392 millones, etc. 4. — El
rendimiento anual por trabajador se reduce de 2.603 Kgs. en 1952 a 1.260 en 1959. 5.
— Se acumulan las obligaciones de la COMIBOL. hasta la fecha del mensaje en 1959,
suman $us. 8.74 millones. En diciembre de ese mismo año debía pagar 1.1 millones de
dólares por obligaciones pendientes. A varias firmas adeuda hasta el 6 de agosto de
1959, $us. 907.505. Su deuda al Banco Central hasta la indicada fecha, asciende a Bs.
78.914 millones. 6. — Hay insuficiencia de capital, el balance de la COMIBOL al 31 de
diciembre de 1958 señala un capital de u$s. 24.17 millones, incluyendo cuentas no
recuperables inmediatamente como las existencias en almacenes y pulperías y
minerales sin beneficiar, de donde resulta “un capital puramente contable”, etc. “Son
estas las condiciones —dice el presidente de la República— difíciles, duras, dramáticas
que ha tenido que afrontar COMIBOL, para cumplir heroicamente sus obligaciones y
para aprovisionarse de materiales y equipos. La nacionalización no ha resultado un
seguro contra la productividad, contra el trabajo a desgano, contra la indisciplina y el
«prebendalismo sindical», contra la administración irresponsable y frondosa, sino todo lo
contrario: un incentivo para el uso irresponsable dc un patrimonio nacional...”

El excelentísimo señor presidente dc la República, después de hacer esta patética


demostración de la situación que confronta la minería nacionalizada, adopta una
posición lírica, como quien tiene las manos fuera de la masa, como quien actúa fuera de
lente. Expresa, además, que “la incapacidad en que se encuentra la minería
nacionalizada para absorber la mano de obra desocupada en las minas incosteables o
marginales, es efecto exclusivamente de la política de asfixia seguida por los

84
irresponsables”. A renglón seguido propone una “nueva política de la minería
nacionalizada” a fin de cumplir “estrictamente las nietas fijadas por la Revolución
Nacional “. Tal política la condensa. en los siguientes puntos: “1) Organización del
Servicio Geológico. 2) Reducción del personal técnica pagado en dólares e instalación
de éste en trabajos de campo. 3) Reducción burocrática y agilización de la maquinaria
administrativa. 4) Trasformación de las •pulperías en un sistema de cooperativas. 5)
Capitalización a corto plazo... 6) Plena coordinación con la minería cooperativa privada...
7) Estímulo enérgico a la instalación y mejoramiento de fundiciones...” y, concluye:
“Estas no son, simplemente, condiciones para un nuevo régimen técnico y financiero de
COMIBOL y la minería boliviana: son las condiciones para la independencia económica
de Bolivia. Es, ni más ni menos, el precio de la libertad.”

Sorprende que el gobierno de la Nación no vea la verdadera causa de la situación por la


que atraviesa la COMIBOL. Inculpar de toda la responsabilidad a los trabajadores y a
los elementos de engranaje de la organización y de la administración de la COMIBOL,
es simplemente seguir la línea trazada por el imperialismo. Es tomar el rábano por las
hojas, nadie desconoce la importancia dc la reorganización técnica y administrativa de la
COMIBOL. Pera, dada la conciencia política avanzada de los trabajadores, no es posible
entretener la atención de éstos con soluciones de orden secundario, que no atacan la
raíz del problema. En realidad, no es extraña la actitud asumida por el partido oficial,
puesto que en países de economía subdesarrollada como Bolivia, la burguesía débil y
vacilante no se halla capaz dc liderizar un movimiento de liberación nacional. Más aún si
dirige los destinos de una nación con sentido excluyente, imponiendo el “gobierno de
partido único”, como en el caso del MNR.

A fin de tener una idea más o menos completa del estado actual de la minería boliviana,
es necesario anotar que el Informe Ford Bacon & D ‘Avis, sostiene que cerraron más de
1.600 minas privadas. La CEPAL afirma, a su vez, que la COMIBOL mantiene 6.000
obreros supernumerarios. Por su parte la Corporación Minera de’ Bolivia expresa
textualmente, que hay “un aumento persistente en los costos de producción donde la
labor total ascendió desde el 35 % que significaba en las ex empresas mineras, antes de
la nacionalización, hasta el 45 % en la actualidad”; mientras que el valor bruto de la
producción anual de $us. 98 millones, en cifras redondas, en 1952v, baja a u$s. 42
millones en 1959. Dice, además, que hay baja en la ley de cabeza de minerales en casi
todas las empresas, presentándose el problema de las empresas marginales y
submarginales; y, según el cuadro de operación en la gestión dc 1958, la pérdida
~‘global de la COMIBOL asciende a Bs. 177.910.588.66.(96)

Frente a esta situación, el presidente y el gerente general de la COMIBOL, formulan un


Programa Integral de Defensa de la Nacionalización de las Minas. La Federación de
Mineros estudia este “‘Programa”, en un Ampliado de Controles Obreros y Dirigentes.
Sindicales, reunido en Catavi-Siglo XX, en junio de este año (1960),, reunión a la que
asistiera en calidad de invitado por la Federación y los sindicatos mineros de Catavi y
Siglo XX, el autor de este trabajo.

Este llamado Programa de Defensa.., plantea en conclusión, las siguientes medidas


“para reducir los costos de operación”: 1) “Retiro del personal excedente o

85
supernumerario.” En este punto propone la desocupación de 5.006 obreros, sobre los
8.500 ya echados a la calle por la COMIBOL. 2) “Descongelamiento de precios de
artículos de pulpería.” Se refiere a cuatro artículos cuyos precios se hallan congelados
por acción de los sindicatos en defensa del salario real, frente a la política de
“estabilización monetaria”, impuesta por el Fondo, Monetario Internacional en diciembre
de 1956. En realidad, los artículos de precios congelados, entre ellos la carne, se vende
a los obreros en forma dosificada. Una sola vez, a la semana come carne la familia
obrera de las minas nacionalizadas. 3) “Revisión de las cotizaciones para seguridad
social.” Se trata de reducir las cotizaciones de la COMIBOL a la Caja Nacional de
Seguridad Social, lo que significaría transferir el estado de falencia de la COMIBOL a la
C.N.S.S. y, 4) “disminución de los gastos generales”. Se refiere a gastos de “comisiones
sindicales”, “beneficios graciosos”, “uso arbitrario y desmedido de los medios de
movilidad, despilfarro de explosivos y materiales de trabajo en general, etc.” Para el
“Aumento dc la Producción”, plantea estos puntos:

1)“Capitalización.” Incluye un programa de inversiones en las diferentes minas. “Este


programa de inversiones posibilitará necesariamente —expresan el presidente y el
gerente de la COMIBOL— el progreso de la industria minera y tal vez puedan financiarse
en parte mediante la obtención de créditos europeos y otros exclusivamente en equipos
y materiales a mediano o largo plazo, de acuerdo con nuestra capacidad de pago inicial
y un interés apropiado, o por programas de inversiones para mecanizar algunas minas,
que podrían presentarse al Banco Interamericano de Desarrollo.” 2) “Racionalización de
la mano de obra.” 3) “Nueva conciencia laboral.” “El mayor trascurso del tiempo, la
postergación de las soluciones —dicen los autores del programa----- solamente
significaría para el país, y para su vanguardia revolucionaria que es la clase obrera, un
lamentable fracaso y un retroceso histórico de consecuencias funestas para las
libertades democráticas de la nación y una postergación brutal en la conquista de la
independencia económica del país.”

Es notorio que los máximos personeros de la COMIBOL no avancen un milímetro fuera


de la línea seguida por la política económica dcl gobierno. Todas las medidas indicadas
atacan los efectos y no las causas del estado critico de la minería. Es más. El objetivo
que se proponen de buena fe o maliciosamente, es todo lo contrario a la defensa de las
minas nacionalizadas. Promover el aumento de la desocupación es crear la confusión y
la desmoralización en las filas de los sindicatos mineros, debilitarlas y destruirlas,
llevando las minas a un estado de falencia total. Constituir, en última instancia,
“empresas mixtas” y el sistema de “‘arrendamiento” de las minas a empresas privadas,
de conformidad con el proyectado código de minas Gratakap, para iniciar el proceso de
desnacionalización. Descongelar el precio de los únicos cuatro artículos de pulpería, es
asestar un golpe más al salario real de los obreros, salario tan disminuido ya a causa de
la “estabilización monetaria”, que rige desde el 15 de diciembre de 1956.

En cuanto a la capitalización mediante empréstitos flotantes en las instituciones públicas


o privadas del imperialismo, es una utopía. Toda la experiencia recogida demuestra que
tales empréstitos imponen condiciones económicas y políticas, contrarias en absoluto a
los intereses del país. El empréstito de £ 2.000.000 a interés elevado, concedido por las
fundiciones William Harvey, con la garantía de la cuota boliviana al buffer stock, es la

86
última prueba contundente. Toda la producción de estaño de alta ley, hasta 1965, se
halla hipotecada a esas fundiciones; y, parte de ese empréstito ya se ha empleado con
fines distintos para los que fuera obtenido. Pretender salvar las minas nacionalizadas
siguiendo la corriente de la dependencia que amarra al país por un cordón umbilical de
estaño al imperialismo, es como querer salvar el barco que se hunde en alta mar,
abriendo más los agujeros por los que penetra el agua.

La situación de la COMIBOL es consecuencia de la política económica orientada por el


gobierno, que sigue las directivas del Fondo Monetario Internacional (FMI). Como es
sabido, los objetivos del FMI son: desvalorizar la moneda boliviana resguardando el
cambio internacional del dólar americano pese a su desvalorización constante,
garantizar el comercio de exportación nacional en favor de los monopolios capitalistas
internacionales, descapitalizar las empresas económicas públicas del país, como la
COMIBOL, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, Corporación Boliviana de
Fomento, Ferrocarriles del Estado, etc., y, asegurar las ganancias de la burguesía
burocrática compradora (burguesía comercial importadora).

En respaldo de esta actitud, la COMIBOL acompaña a su Programa do Defensa..., unos


Comentarios Adicionales, en los que registra datos de la Metal Stadistics, publicados por
Metallgeselschaft, sobre la producción y consumo mundiales de estaño, queriendo hallar
la razón por la cual no es necesaria la modificación de la política del gobierno. Sin
embargo, esos mismos datos muestran la necesidad imperiosa de un viraje radical de
dicha política.

Según esos datos, la producción mundial de estaño en miles de toneladas, es la


siguiente:
Productores 1949 1950 1951 1952 1953 1954 1955 1956
1957 1958
Malaya 55.8 58.5 58.1 57.8 57.2 61.7 62.2 63.3 60.2
39.1
Indonesia 29.5 32.6 31.5 35.6 34.4 36.4 33.9 30.5 28.2,
23.6
Congo Belga 14.0 13.7 13.9 14.0 13.5 15.3 15.3 14.8 14.5 11.3
Bolivia 34.7 31.7 33.7 32.5 35.4 29.3 28.4 27.3 28.2 18.0
Unión Soviética 1.5 2.0 1.5 2.0 1.5 1.5 1.5 5.7 13.7
18.8
China Popular 10.3 10.1 11.9 12.5 14.4 16.1 20.5 19.5 20.1 28.0
Otros 26.1 28.3 38.2 28.7 30.9 20.5 32.2 34.3 36.3 26.6

Total 171.9 176.9 178.8 183.1 189.8 180.8 194.0 195.5 201.2 165.4

El consumo también en miles dc toneladas es el siguiente:

Capitalismo 114.3 153.3 140.7123.8 126.1 135.3 149.2 154.3 150.7 145.0

Socialismo 14.8 17.0 17.7 19.1 19.8 20.0 25.0 25.0 28.5 28.5

Total 129.1 170.3 158.4 142.9 145.9 155.9 174.2 179.3 179.2 173.3

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Según estos datos, el consumo del estaño en el mercado mundial capitalista es siempre
menor que la producción. Este es un dato muy importante. Por otra parte, los cuadros
anteriores muestran las fluctuaciones acentuadas del aumento y la disminución del
consumo. Esas fluctuaciones corresponden a los períodos de recesión operados en la
economía capitalista. Esta es otra prueba de la inestabilidad del mercado mundial
capitalista. Por eso, tanto EE. UIT. como Inglaterra, forman sus stocks de reserva,
precisamente en los’períodos de precios bajos, causando mayor daño a los productores.
El mismo documento afirma que EE. UU. tiene un considerable stock de metales
llamados estratégicos, razón ésta para que haya reducido casi completamente su
demanda de estaño, colocando en situación de verdadera ruina a sus tradicionales
proveedores como Bolivia. Inglaterra tiene también un stock de más de 20.000 toneladas
de estaño, que entrarán al mercado en el período de junio de 1960 a junio de 1961, “en
que continuará el control de precios”. No debe perderse de vista que este país vende el
estaño boliviano fundido por William Harvey. De todos modos, los únicos perjudicados
son los países productores.

Contrariamente a lo que ocurre en el capitalismo, en la Unión Soviética y en la China


Popular, al mismo tiempo que aumenta la producción, aumenta el consumo, sin esas
fluctuaciones que en el capitalismo obedecen a sus contradicciones internas
irresolubles, que imprimen su desarrollo cíclico. Esta sola circunstancia señala de suyo
la dirección que debiera tomar el comercio exterior boliviano. Es sabido que el
capitalismo se halla en decadencia, convulsionado por crisis periódicas y horadado en
sus cimientos por una crisis general cada vez más profunda. En cambio, el socialismo
avanza. Desarrolla sus fuerzas productivas a un ritmo inalcanzable, sin convulsiones que
resquebrajen su estructura.

Bolivia puede imprimir una política de diversificación de la economía minera, sólo a


condición de ejercer una política exterior independiente, que le permita abrir nuevos
cauces a su comercio internacional. Sólo bajo esta condición puede remplazar el estaño
como producto fundamental de exportación, con el cobre, el plomo, el zinc y otros
minerales, para cuya producción existen grandes posibilidades en el país.

Los datos de 1949 a 1953, referentes a la producción y el consumo mundiales de plomo


y zinc, muestran en forma objetiva que la producción de estos minerales en el
capitalismo es siempre mayor que el consumo, en tanto que en la Unión Soviética y en
la China Popular, el aumento de la producción significa también el aumento cada vez
mayor del consumo.

En realidad, todos estos datos no hacen otra cosa que confirmar nuestras afirmaciones
en el sentido de que el mercado mundial capitalista no ofrece seguridad ni garantía para
la exportación de minerales de Bolivia, mientras que el marcado mundial socialista, dada
la irregularidad con que aumenta el consumo de minerales, abre la perspectiva de
seguridad para nuestra exportación.

Cuando en enero de 1958, el excelentísimo señor presidente Dr. Hernán Siles Zuazo,
deseara conocer mis impresiones recogidas en la Unión Soviética, me invitó a conversar
en Palacio, dándome de este modo la ocasión de informarle sobre las ventajas que

88
significaría para el pueblo boliviano el establecimiento de relaciones comerciales con la
Unión Soviética. El interés demostrado por el. Dr. Siles hizo que me pidiera una relación
escrita, la misma que en sus partes salientes dice: “El establecimiento de relaciones
comerciales con la Unión ‘Soviética tiene para Bolivia una extraordinaria importancia
tanto como medio de defensa de los precios de las materias primas, como para el
desarrollo independiente de la economía nacional.

‘No debemos olvidar que precisamente su carácter dependiente, es lo que determina el


permanente desequilibrio económico y financiero de Bolivia, con todas sus
consecuencias económicas y sociales como las que ahora confrontamos.

“Hasta hoy, nuestras exportaciones dirigidas a los EE. IJIJ. o en el mejor de los casos a
Inglaterra, son tierra o «casa» que contiene concentrados de bajísima ley. Los fletes de
ferrocarril y vapor, las tasas de seguro, derechos e impuestos sobre el tonelaje de tierra
exportada, comisiones de fundición, etc., pesan perjudicialmente sobre la economía del
país.

“Hay que agregar a todo esto que los EE. UU. según es de conocimiento público, han
resuelto gravar con fuertes impuestos sus importaciones de plomo, zinc y otros
minerales, lo que abre una perspectiva sombría a la actividad económica fundamental de
nuestro país.

“Por otra parte, con la exportación de concentrados de baja ley proporcionamos a costa
de la explotación de nuestros obreros, fabulosas ganancias a los monopolios que tienen
a su cargo la fundición de nuestros minerales en el extranjero, cuando en realidad con la
instalación de hornos de fundición en ‘el país, podrían crearle nuevas fuentes de trabajo
para el pueblo boliviano.

“La Unión Soviética, para el caso de que el gobierno decidiera gestionar oficialmente
estas relaciones, estaría dispuesta a facilitar ingenios y hornos de fundición para toda
clase de minerales y a prestar ayuda con personal técnico hasta la formación de
nuestros propios técnicos, por el tiempo que viera conveniente el gobierno de Bolivia.

“La instalación de ingenios para los diversos minerales que posee Bolivia, permitiría la
diversificación de la economía minera.. La instalación de hornos de fundición, abriría
nuevos mercados internacionales ya no para la venta de minerales, sino de metales, y
constituiría asimismo, un paso decisivo hacia la industrialización, es decir, hacia la
fabricación de hojalata, cañería, alambres, etc.

“La Unión Soviética se interesa por comprarnos cantidad d.c plomo y cobre...

“Según el dictamen de geólogos e ingenieros, Bolivia posee ricos y extensos


yacimientos de plomo y de cobre. Los concentrados de plomo alcanzan más del 80 % de
ley; y, sin embargo, no se dado el impulso necesario a la explotación de este mineral.

“Cuál es la razón por la que no se impulsa la explotación del plomo y del cobre, mientras
empresas norteamericanas han hecho peticiones de miles de hectáreas de yacimientos
cupríferos con fines de reserva? La razón está en que por nuestra dependencia econó-

89
mica y la consiguiente limitación de relaciones comerciales, Bolivia se ha configurado
como un país monoproductor esencialmente estañífero.

“Bolivia no ha explotado el cobre en grandes cantidades, por falta de mecanización y por


falta de mercados que absorban toda la producción.

“La Unión Soviética está dispuesta a instalar plantas concentradoras, ingenios y hornos
de fundición para este mineral, para el plomo y otros, con facilidades de pago a plazos
convenientes, y a prestar ayuda con personal técnico, en la forma ya indicada.”

Ahora bien, el Ampliado de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia


(FSTMB), al que ya nos hemos referido, ha resuelto en conclusión, rechazar el llamado
Programa Integral de Defensa de la Nacionalización de las Minas, de mayo de 1960? y
plantear al gobierno las siguientes medidas: 1) Modificación de la política económica del
gobierno. 2) Establecimiento de relaciones comerciales con la Unión Soviética. 3)
Diversificación de la economía minera y, 4) Instalación de hornos dc fundición para el
estaño y demás minerales.

POLITICA PETROLERA

Vivimos una época que se caracteriza por el paso del capitalismo al socialismo, una
época que se caracteriza por el desarrollo incesante de la ciencia, la técnica, la
economía y el bienestar material y cultural de los pueblos en el sistema mundial
socialista. Una época que se caracteriza a su vez por la decadencia del sistema mundial
capitalista, debido, precisamente, al desarrollo del socialismo y del movimiento de
liberación nacional que aceleran la descomposición del imperialismo y, por tanto, del
sistema colonial. Estos hechos agudizan las contradicciones capitalistas y agravan la
crisis general del capitalismo. Es acertada la opinión del diputado conservador inglés, Sir
Robert Boothby, que en el Daily Express del 10 de octubre de 1957 escribe: “Occidente
cede las posiciones al comunismo. El comunismo es el líder en cualquier esfera, sean
los satélites, los cohetes, las armas de hidrógeno, la diplomacia o el desarrollo
industrial.”

En realidad, la situación internacional y nacional de los pueblos está cambiando. Nuestra


época es de viraje radical. Este viraje señala la tendencia del paso del capitalismo al
socialismo en el desarrollo general de la humanidad. Para los países coloniales, semi-
coloniales y dependientes, señala la etapa de la conquista de la independencia nacional,
a través de la revolución agraria y antiimperialista, que es parte de la revolución mundial
socialista. Por eso, no es raro que existan movimientos de defensa nacional cada vez
más amplios en los países del Cercano y Medio Oriente y de la América Latina,
movimientos que se expresan particularmente con respecto al petróleo. Tampoco es raro
que los grandes trusts petroleros norteamericanos e ingleses, operen desde todos los
frentes: diplomático, militar, económico, político, etc, y con todos los medios y recursos;
en unos casos, para afianzar sus posiciones, en otros, para conquistar nuevas
posiciones a fin de mantener su imperio no sólo en los países de economía atrasada,
sino también en los de economía capitalista desarrollada y en sus propias metrópolis, en

90
las que el poder económico y político, hace tiempo está en sus manos. A este respecto,
F. Piskoppel, en la revista Tiempos Nuevos, Nº 6, de febrero de 1958, comentando el
libro El Imperio de los Magnates, Financieros , del economista norteamericano, Víctor
Peno, dice lo siguiente: “...nada tiene de particular que, en el actual gobierno de los
Estados Unidos, los Bockefeller sean los mejor representados... Los intereses del
imperio petrolero se hallan representados también por el secretario de Estado John
Foster Dulles... Hace tiempo sirve a los Rockefeller, unas veces de abogado de la Stan-
dard Oil of New Jersey, otras como miembro de los consejos de administración de las
numerosas corporaciones que controlan los reyes del petróleo

Después de esto es más fácil explicarse la política norteamericana con respecto a los
países de América Latina ‘y de otras partes del mundo, en los que los trusts petroleros
han clavado su garra. El problema del petróleo es un problema que se relaciona íntima-
mente con la independencia y la soberanía de Bolivia.

Ahora bien, ateniéndonos a la división que hace la CEPAL de la historia petrolera de


Bolivia, ella comprende cuatro etapas: la primera, desde la iniciación de las
exploraciones y explotación del petróleo hasta 1937; la segunda, de 1937 a 1952; la
tercera, de 1952 a 1956, y la cuarta, de 1956 en adelante. Debemos empezar, sin em-
bargo, despejando las dudas que aún hacen vacilar a muchos bolivianos sobre las
posibilidades petroleras del país, dudas que mantienen a esos compatriotas en una
actitud pasiva, cuando precisamente todas las fuerzas progresistas y democráticas
debieran unirse en torno del objetivo común de defender los intereses nacionales y
actuar decididamente en la lucha por la independencia nacional.

Un libro no muy conocido: Bolivia y el Petróleo, publicado en 1922, por el entonces


diputado nacional, doctor Pedro Nolasco López, basado en los estudios paleontológicos
y geológicos del territorio, realizados por algunos bolivianos como Rosendo Echazú, Ma-
nuel Vicente Ballivián, el My. Leonardo Olmos y otros, y los extranjeros geólogos
Wedceli Burmeinstier, barón Nordeskiold, John William Evans, el profesor italiano Luiggi
Balsam, el geólogo Carlos Haymann, el doctor Longobardi, Bonarelli, Steimen, Bonder-
hender, el doctor Stanly C. Harold, O ‘Connor y otros, llega a la conclusión de que no
hay duda “de la existencia de extensos yacimientos de petróleo en el territorio
boliviano”.’

Es interesante anotar cómo don José María Dalence, según el citado libro, “se refiere al
descubrimiento de asfalto o pez natural en el departamento de Tarija por Barba en el
siglo xvii’’ como, durante el gobierno de Melgarejo, Mokst y Harres obtienen por
resolución del 9 de enero de 1867, la adjudicación de la provincia Salinas de Tarija,
“para extraer y purificar petróleo; y como también, Enrique Arias, “explorador infatigable”
según el doctor López, es el primero en lanzarse a las serranías de Hincahuasi en 1896.’
El libro se refiere además a las pruebas de destilación por el método Engler y a todas las
comprobaciones experimentales efectuadas, para afirmar que el territorio boliviano
cuenta con grandes posibilidades petroleras, que abarcan extensas zonas.

El Plan de política económica del actual gobierno (1955), corrobora esas “muy serias
posibilidades dc grandes acumulaciones de petróleo.. . “, y la CEPAL expresa, por su

91
parte, que la existencia de petróleo en territorio boliviano, se halla garantizada por los
estudios preliminares de la estructura geológica del país. Queda, por consiguiente,
descartada toda duda con respecto a la existencia de grandes mantos petrolíferos que
abarcan, aproximadamente, las dos terceras partes del territorio.

En la primera etapa de la política petrolera, las adjudicaciones hasta 1917 se hacen


conforme al Código Minero y con carácter de perpetuidad. Se conceden más de -80
adjudicaciones en los Departamentos de Chuquisaca, La Paz, Santa Cruz y Tarija, con
un total de 3.746.172 hectáreas.

El 12 de diciembre de 1916, el gobierno liberal de Montes declara los yacimientos


petrolíferos de Bolivia propiedad exclusiva del Estado, prohíbe su adjudicación y
establece la regalía del 10 %. Pero, otro gobierno liberal, cl de Gutiérrez Guerra, autoriza
por ley del 24 de febrero de 1920, el arrendamiento de las reservas del Estado. Al
amparo de esta ley se otorgan concesiones a la empresa norteamericana Richmond
Livering Co., el 28 de febrero de 1920 y, a otras personas, abarcando en total las
concesiones, 2.355.000 hectáreas. En estas circunstancias, la Convención Nacional de
1921, dieta la Ley del 20 de junio, que declara los yacimientos de petróleo y demás
hidrocarburos de dominio directo de la Nación, inalienable e imprescriptible. Restringe
las concesiones hasta el máximo de 100.000 hectáreas por el término mayor de 55
años. Eleva las regalías al 11 %. Entonces se presentan por nacionales y extranjeros,
más de doscientas propuestas para la exploración y explotación del petróleo en los
Departamentos de La Paz, Beni, Santa Cruz, Cochabamba, Chuquisaca, Tarija, Potosí y
Oruro.

Como se sabe, las concesiones de Richmond Livening Co. y otras pasan a manos de la
Standard Oil Co. en 1922. Este hecho marca justamente la penetración del imperialismo
norteamericano en Bolivia, a través del reconocimiento de dichas trasferencias
petroleras, a través del empréstito Nikolaus, a través de la participación de accionistas
norteamericanos en las minas de Simón 1. Patiño, etc. La posguerra de 1914-18, marca
la etapa saliente del imperialismo yanqui en la América Latina, en la que,
sistemáticamente gana posiciones, desplazando muchas veces al imperialismo inglés,
así como a los imperialismos francés y alemán.

Ya en 1922, el doctor Pedro Nolasco López dice: “Las múltiples aplicaciones del
petróleo, ya como materia prima, combustible o lubricante y el éxito en la última guerra
europea, hacen que el precioso vellocino de oro líquido entre en el campo internacional y
desempeñe un papel importante...” “El pueblo debe intervenir en la solución de este
problema del petróleo, ya que como productor o consumidor es partícipe de los
beneficios que irradia o de la catástrofe próxima a encenderse.” Por ello considera este
problema entre “los primeros de la paz”. Alerta sobre la política de las grandes potencias
que se disputan la hegemonía económica del mundo, “respaldados siempre por su
poderío militar, bajo la etiqueta de Standard Oil Co. y Royal Duch Shell.”

En efecto, Inglaterra define su política petrolera en 1901 por intermedio del Lord del
Almirantazgo, Hume Long: “Si nosotros logramos asegurar las existencias de petróleo,
que ahora hay aprovechables en el mundo, podemos hacer después lo que queramos.”

92
“Nos hallamos en el dintel de las grandes oportunidades, y la Nación debe preocuparse
por ocupar la casa, antes que otros la ocupen y con ella la llave de todos los sucesos
futuros.”

Después de la primera guerra mundial, la lucha por el petróleo se acentúa notablemente


entre los imperialismos inglés y norteamericano. La Standard Oil y sus subsidiarias se
adjudican las más grandes concesiones en el Continente Americano. En Bolivia, gran
parte de sus yacimientos quedan en ‘sus manos.

Las previsiones del diputado Pedro Nolasco López, sobre la “catástrofe próxima a
encenderse” ‘se cumplen, cuando diez años más tarde los pueblos de Bolivia y del
Paraguay, que atraviesan una seria crisis económica1 como efecto de la crisis de 1929-
33, son arrastrados por la standard Oil Co. y la Royal Duch Shell a la guerra del Chaco
en 1932.

Los esfuerzos patrióticas del senador Abel Iturralde y del diputado Pedro Nolasco López,
en defensa del petróleo boliviano, son sin lugar a dudas, los valiosos antecedentes para
la nacionalización del petróleo después de la guerra del Chaco.

Por los años del veinte de este siglo, casi todos los países latinoamericanos, excepción
hecha de la Argentina que mantiene la nacionalización del petróleo, resuelven este
problema del modo más simple. Bolivia firma concesiones sin ninguna previsión del
futuro y acaso con desconocimiento de los acontecimientos internacionales.

La acción de la Standard Oil, cuyas adjudicaciones se ubican en los Departamentos de


Chuquisaca, Tarija y Santa Cruz, abarca quince años, de 1922 a 1937 y, como se tiene
dicho, se resume en los siguientes puntos: 1. Defrauda el pago de impuestos y regalías.
2. Vende a. Bolivia el petróleo peruano. 3. Exporta clandestinamente el petróleo
boliviano. 4. Para entregar antecedentes exploratorios y mapas geográficos, impone a
Bolivia la indemnización de $us. 1.750.000. 5. Es causante de la guerra del Chaco. Tales
son, a grandes rasgos, los antecedentes de la política petrolera durante esta primera
etapa, antecedentes que debieron constituir una lección para los futuros gobernantes de
Bolivia, a fin de no incurrir nuevamente en la política entreguista, política esencialmente
antinacional y antipopular, precisamente en una época en que para nuestro pueblo. y
para todos los pueblos dependientes y coloniales, está en la orden del día la lucha por la
independencia nacional.

La conciencia que hiciera el pueblo de Bolivia del carácter imperialista de la guerra del
Chaco, origina un movimiento nacional que impone la caducidad de las concesiones de
la Standard Oil, caducidad que se declara por decreto-ley del 7 de julio de 1936. Por
decreto-ley del 21 de diciembre del mismo año se organiza Yacimientos Petrolíferos
Fiscales Bolivianos (YPFB). La Ley Orgánica de Yacimientos se pone en vigencia por
decreto-ley del 6 de mayo de 1937 y por decreto-ley del 5 de noviembre del mismo año,
se declara reserva fiscal, asignándosele a YPFB todos los yacimientos petrolíferos de la
República. Así se inaugura la segunda etapa de la historia petrolera de Bolivia y con ella
una política de defensa nacional del petróleo.

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Inicialmente las actividades de YPFB, son difíciles por la falta de equipos y la falta de
personal técnico.

La producción total de petróleo crudo de YPFB, organizada con el capital inicial de Bs.
10.000.000, alcanza en 1937 a un poco más de 20.000 m8, para ascender lentamente
hasta 1949, en que produce 107.700 m3, declinando los años siguientes hasta 83.500 m3
en 1952 (CEPAL).

¿ Cuál es la razón para este lento y doloroso desarrollo de la industria petrolera


boliviana, y por tanto para la difícil subsistencia de YPFB? La falta de una orientación
nacional en la política de los gobiernos de 1937 a 1952. De ahí que en esta segunda
etapa, la Standard Oil puede seguir operando desde el exterior. Mantiene a Bolivia como
mercado para la venta del petróleo peruano y sus derivados. Debido a esa política, los
recursos del Estado sufren una tangible disminución; de modo que éste se ve en la
imposibilidad de impulsar el desarrollo de YPFB. Sometidos a las condiciones impuestas
por el imperialismo, los gobernantes dirigen toda su preocupación a la actividad minera.
Preservan los intereses de los “barones del estaño”, con evidente preterición de los
intereses nacionales y del pueblo. La persistente intervención norteamericana sobre el
precio y las cuotas de exportación del estaño hasta fines dc 1949, las maniobras de los
monopolios yanquis con respecto a este producto de exportación, y la falta de
sensibilidad nacional de los gobernantes del país, colocan al Estado en la incapacidad
de fomentar la industria estatal del petróleo. En último análisis, las condiciones de
dependencia en que se desenvuelve la economía boliviana, constituyen la razón por la
cual los gobiernos, de 1937 a 1952, abandonan a YPFB en una situación de raquítica
supervivencia.

Mientras Bolivia siga bajo la dependencia del imperialismo, no podrá imprimir un


desarrollo independiente a su economía, no podrá arrancar al pueblo de las condiciones
miserables en que vive. Los gobiernos, representantes unas veces de los latifundistas,
otras de los llamados “barones del estaño” o de la burguesía comercial burocrática, no
pueden, ciertamente, ejercer una política de verdadero contenido nacional y
democrático.

A iniciativa de los ingenieros jefes y superintendente de YPFB, se promueve una reunión


de éstos en 1951, para estudiar los problemas -de esta entidad. El 12 de enero del
mismo año elevan un oficio al gerente general, en el que expresan entre otras cosas lo
siguiente: “No escapa a su conocimiento que la situación actual de. YPFB es
gravemente delicada porque hay diversos factores, de orden económico, político y social
que coinciden para crear un estado tal de cosas para nuestra entidad, que si no se
conjura con medidas oportunas, enérgicas e inteligentes, pronto nos veremos ante
problemas de tal magnitud que posiblemente determinen la liquidación de YPFB como
entidad antártica y con ella moriría una bella idea de liberación y nacionalismo.” Esta es
la situación de YPFB a pesar de que en los años de 1940, Bolivia obtiene del Banco 4e
Exportaciones e Importaciones un crédito de 8½ millones de dólares, otorgado a la
Corporación Boliviana de Fomento (CBF), para actividades petroleras, que con los
préstamos del Banco Central, alcanza a cerca de 22.000.000 de dólares, que se

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invierten en la construcción de refinerías en Cochabamba y Sucre y el oleoducto Camiri-
Cochabamba, con un ramal a Sucre.

A la finalización de la segunda guerra mundial, “cuando los imperialistas se preparan


para un nuevo reparto del mundo —se dice en la Carta de la Comisión Política del
Partido Comunista, dirigida al Parlamento el 10 de septiembre de 1957, sobre el
problema del petróleo y la defensa de la soberanía nacional—, los trusts petroleros
norteamericanos renuevan su presión sobre Bolivia con objeto de conseguir nuevamente
el control de nuestros yacimientos petrolíferos. No obstante, y con objeto de esconder
sus verdaderas intenciones, permiten.., la iniciación de trabajos de oleoductos y refi-
nerías. . .“ es decir, que los trusts petroleros norteamericanos no abandonan jamás la
idea de retornar a Bolivia. Tal idea se muestra en toda su desnudez a través de las
palabras del primer geólogo de la Standard Oil, Mr. Prat, que en su informe ‘a la
Universidad (le Kansas en 1941 dice: “... circunstancias relacionadas con la situación
internacional han debilitado el antiguo interés de los EE. UU. por los recursos petroleros
de la América Latina; naturalmente en el futuro ese interés volverá a tenerse en cuenta;
entonces se garantizará a nuestros ciudadanos el derecho a la explotación de esos re-
cursos”. “En efecto —prosigue la mencionada carta— ese interés se incrementa durante
la Junta de Gobierno presidida por el señor Monje Gutiérrez, con tentativas a levantar la
reserva fiscal del petróleo, so pretexto dc explotarlo mediante empresas mixtas con los
trusts petroleros norteamericanos, tentativas que fracasan debido a la actitud vigilante
del pueblo.”

La verdad es que ninguno de los gobiernos de 1937 a 1952 se anima a desnacionalizar


el petróleo, no obstante depender todos ellos, en mayor o menor grado, de los dictados
del imperialismo norteamericano.

La tercera etapa de la historia del petróleo boliviano se inaugura con el cambio operado
a raíz de la insurrección popular de abril dc 1952, insurrección que origina uno de los
más grandes movimientos de masas registrados en la historia de Bolivia, por lo menos
es lo que va de los años trascurridos de este siglo. Esa insurrección, que permite
nacionalizar la grande minería y decretar la reforma agraria, da lugar a la justificada
esperanza del pueblo en el gobierno del MNR, sobre la posibilidad de medidas que
conduzcan al país hacia su liberación. Pero esas esperanzas quedan frustradas. El
gobierno inicia una política de vacilaciones y compromisos frente a la presión del
imperialismo y sus agentes. Vacila entre adoptar una política independiente o someterse
a las imposiciones norteamericanas. Abandona todo intento de defensa de los precios
del estaño y demás minerales, no obstante ser ése cl camino más seguro para
garantizar el desarrollo de la industria petrolera, de la agricultura, la ganadería, la
industria de trasformación, etc. Prefiere no oponer ninguna resistencia a la presión
imperialista y replegarse al intento de la “diversificación económica” con la “ayuda
americana”, dando margen a la carrera inflacionaria, de características galopantes, que
es precisamente la dirección señalada por el imperialismo, para penetrar a paso de
vencedor a la toma de posesión de nuestras riquezas naturales, fundamentalmente del
petróleo.

95
Esta política abre perspectivas sombrías para las minas nacionalizadas que, como se ha
visto, se hallan al borde de la quiebra, al igual que YPFB y todas las empresas
económicas del Estado.

En realidad, no basta nacionalizar, al propio tiempo no se abren cauces nuevos para


mejorar las condiciones internacionales del comercio de exportación e importación. Y
valga la oportunidad, para rectificar el error de concepto en que de buena fe incurre
mucha gente al pensar que la nacionalización es siempre una medida socialista.

La nacionalización simplemente, es también una medida burguesa. Ahí se tiene el


ejemplo de Gran Bretaña que ha nacionalizado su industria del acero, sus ferrocarriles,
etc. y está lejos de ser socialista con su monarquía y sus grandes monopolios privados,
particularmente petroleros, como la Royal Duch Shell, que ahora opera en Bolivia.

Para países de economía subdesarrollada y dependiente, como Bolivia, no son medidas


de tipo socialista las que se imponen, sino medidas de defensa nacional, dc tipo
democrático antiimperialista, cuyo objetivo es la conquista de la independencia
económica y política del país. Pero eso, justamente, es lo que no hace el gobierno del
MNR. A pesar de que el imperialismo maniobra para rebajar la cotización del estaño,
obligándole a vender a un precio por debajo ¿el costo de producción, con la pérdida de
50 millones de dólares por año durante el gobierno del doctor Paz Estenssoro, dicho go-
bierno, no obstante estar apoyado por la inmensa mayoría de la población, se somete a
los dictados del Departamento de Estado norteamericano. En 1955 se adhiere al Mutual
Security (Acta de Seguridad Mutua sobre inversiones de capitales norteamericanos en el
extranjero), como si Bolivia fuese inversionista en el extranjero. Según ese acta, las
inversiones norteamericanas están plenamente respaldadas por las leyes de EE. UU.,
“ocurra lo que ocurriere en contra de los intereses del país” donde se invierten. Es el
trato del colonizador el que acepta el gobierno al adherirse al Mutual Security Act. A
renglón seguido inicia las concesiones de yacimientos petrolíferos en favor de los trusts
petroleros. Para ello esgrime el argumento de que pronto la energía atómica hará inútil el
petróleo y que por tanto, antes de que sea tarde, en vez de que nuestro petróleo quede
bajo tierra, es necesario entregarlo a las grandes empresas, a fin de conseguir algún
beneficio. Voceros del partido oficial, incluso elaboran la “tesis” de que hay que aprove-
char de los imperialistas todo lo que se pueda, para luego golpearlos con eso mismo.

En esta tercera etapa, especialmente los años 53, 54 y 55, el gobierno fomenta la
industria petrolera con la ilusión de sustituir el estaño con el petróleo, como producto de
exportación. Esta política tiene por supuesto, efectos efímeros.

En septiembre de 1952, el gobierno firma con la empresa norteamericana, Glen Mc


Carty, la concesión de los distritos denominados Los Monos y Agua Salada. Así se abre
el camino de las concesiones, que en el “Plan de política económica” de 1955, se adopta
francamente.

“El gobierno actual tiene una política de puertas abiertas —dice el plan de referencia—.
Se han ofrecido, y se ofrecen ahora mismo, contratos especiales a los inversionistas
privados que se interesen en el desarrollo de la industria del petróleo boliviano. En
ejecución de esa política, se ha suscrito un contrato con una compañía americana que

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se encuentra trabajando actualmente al sudeste dc Bolivia, y otra importante firma
americana está efectuando estudios preliminares con el mismo fin.

“Se encuentra también en preparación —prosigue— una nueva Ley General de


Petróleos en la que se contemplarán adecuadas garantías para las inversiones privadas
en esta industria.”

Sin embargo, es necesario destacar el aspecto positivo de esta tercera etapa. El impulso
dado a la actividad petrolera permite a YPFB demostrar que las empresas económicas
públicas responden a las aspiraciones nacionales y populares, garantizando la explota-
ción de los recursos naturales en bien del país.

El valor original del activo fijo —según datos de la CEPAL—— pasa de 29 millones de
dólares en 1952 a 56.400.000 en 1955. El valor real de $us. 22.700.000 a 39.200.000.
Las inversiones que desde la creación de YPFB alcanzan a $us. 23.100.000 y Bs. 251
millones, suman 20.300.000 dólares en divisas y 1.306 millones en bolivianos en los
años 1953, 54 y 55. Con este incremento de capital, YPVB logra ampliar sus actividades.

El descubrimiento de la arenisca de Sararenda en el yacimiento de Camiri en 1953,


permite a YPFB elevar la producción en 1956 hasta 504.000 m8, es decir, 600 % más
que en 1952. Este aumento elimina las importaciones en 1954 y eleva la exportación de
petróleo crudo, de 7.300 m8 en 1942 a 75.700 m3 en 1955. Inicia asimismo la exportación
de derivados a los países vecinos, exportación que en conjunto alcanza en 1956 a 67.
m3. Con razón YPFB, en Política Petrolera 1952-1956 dice que “de no haber contado el
país con esta industria y con la producción de YPFB como resultado dc la labor
desarrollada en los cuatro últimos años, el gobierno se habría vista en la necesidad de
importar todas las cantidades de productos indispensables para satisfacer el consumo
nacional, con un desembolso en moneda americana estimado para 1955 en precios CIF
puerto. $us. 8.246.000.” “Los fletes ferroviarios que habría tenido que pagarse para la
importación de los volúmenes anteriores, habrían sido los siguientes, tanto en moneda
americana como en moneda boliviana :u$s. 1.450.000 más Bs. 3.200.000.000.” “El total
de ahorro, pues, que ha significado la industria estatal del petróleo en 1955, ascendió a
u$s. 9~696.000 más Bs. 3.200.000.000.”

Los trabajos de exploración y perforación se intensifican. Se descubren las estructuras


de Itapirenda y Buena Vista próximas a Camiri y la de Toro al Norte de Bermejo. Se
amplían los trabajos de sismología, geofísica y aerofotogrametría. De 1953 a mediados
de 1956, se perforan 60 pozos y 7 exploratorios. De 61.881 m3 de petróleo crudo
elaborado en las distintas refinerías en 1952, la cifra se eleva a 338.230 m8 en 1955. La
mayor producción de petróleo y sus derivados eleva el consumo interno de éstos en más
del 20 % de 1952 a 1955 (CEPAL). En esta misma etapa se construyen los oleoductos
de Cochabamba-Oruro-La Paz y Camiri-Yacuiba. Se instala la fábrica de envases. La
capacidad de almacenaje y distribución es ampliada y YPFB mejora su organización en
eficiencia y en personal técnico; mas, no es posible afirmar que YPFB no tenga errores.
Sus propios personeros: presidente y gerente, son responsables solidarios y
mancomunados del “Plan Inmediato de Política Económica” de 1955, que justamente
formula la política de concesiones en favor de los trusts petroleros, decretando de ese

97
modo la liquidación de YPFB. Puede, ciertamente, tener otros errores más técnicos y de
administración. Pero, en todo caso, tales errores no son atribuibles exclusivamente a la
empresa como tal, sino a la política económica del gobierno. Por eso, lo fundamental no
es la crítica a YPFB, sino la defensa del monopolio estatal del petróleo y la lucha por la
modificación de la política del gobierno.

La política entreguista que atenta contra la soberanía por tanto contra la vida de una
empresa nacional como YPFB, no es simplemente el fruto de errores que pueden
cometerse aun teniendo una correcta orientación en defensa de los intereses
nacionales. Esa política es el fruto de una concepción política y filosófica proimperialista,
dirigida a frenar y destruir el movimiento de liberación de nuestro pueblo.

La cuarta etapa de la historia política del petróleo, es la llamada por el propio gobierno,
política de “puertas abiertas”. Se expresa en el decreto-ley del 26 de octubre de 1955,
que conforma el Código del Petróleo y, en el decreto reglamentario de éste, de] 24 de
enero de 1956, que caracterizan la política de concesiones, iniciadas ya en 1952, con las
otorgadas a Gleen Mc Carty. Esta política se complementa a las mil maravillas, con los
decretos mal llamados de “estabilización monetaria”, del 15 de diciembre de 1956, dicta-
dos en servicio de los trusts petroleros concesionarios del petróleo boliviano.

Antes de referirnos a las concesiones y al Código del Petróleo, conviene señalar algunos
aspectos dc la política petrolera del gobierno Siles, bajo el “Plan de Estabilización”. En
1957 se autoriza a los ferrocarriles la importación de fuel oil, a pesar de que YPFB
produce lo suficiente como para satisfacer las exigencias de dichos ferrocarriles. La
razón está en que YPFB cobra precios mayores que los del fuel oil venezolano, como
medio de defender su estabilidad frente a la política dirigida a su destrucción. Pero, en
tales condiciones, los ferrocarriles tampoco se resignan a cargar con el peso de una
subvención indirecta en favor de YPFB, una vez que su situación también está al borde
de la quiebra, debido a la política de “estabilización” y a la competencia del trasporte
automotriz impulsado, especialmente, por el punto IV de la llamada ‘‘ayuda americana”.
Así, el imperialismo yanqui golpea al imperialismo inglés que tiene el monopolio de los
ferrocarriles de la red Speyer y a los ferrocarriles del Estado.

Por otra parte, para financiar la primera etapa de la construcción del oleoducto Sicasica-
Anca, la Gulf Oil presta cinco millones de dólares que el gobierno debe pagar
convertidos en ocho millones, es decir, con el interés del 60 %. Iguales condiciones se
estipulan para la construcción de la segunda etapa del oleoducto, y como si esto fuera
poco, para iniciar esta segunda etapa —según la CEPAL— YPFB deberá contar con una
reserva probada de 200 millones de barriles y una producción mínima de 20.000 barriles
diarios. En caso de que le sobrara capacidad de bombeo, deberá preferir a la Gulf Oil a
fin de que esta empresa trasporte al Pacífico el petróleo que produzca en Bolivia, o sea
que, YPFB construye el oleoducto en servicio de la Gulf Oil.

Ahora bien, pese a que YPFB “ha elevado -dice la CEPAL— considerablemente la
producción, se, ha llegado a un punto en que para mantener el nivel alcanzado durante
un lapso prudencial (10 años), serían necesarias apreciables tareas de perforación de
pozos productivos y para aumentarlo con miras a lograr un incremento considerable de

98
las exportaciones, es indispensable una intensa acción exploratoria que posibilite la
explotación de nuevos yacimientos. Todo ello requiere fuertes inversiones que son
difíciles de realizar”. Esto quiere decir que se han dado todas las condiciones para liqui-
dar YPFB y entregar el petróleo a los trusts imperialistas que ya operan en Bolivia al
amparo de la antinacional Ley de Petróleos, aprobada sin ningún análisis por el
Parlamento boliviano. Este Poder Legislativo no cumple sus funciones. Al contrario, se
desprende de sus facultades específicas, otorgando facultades extraordinarias al Poder
Ejecutivo, que de tal modo ejerce una dictadura económica y financiera al servicio del
imperialismo norteamericano.

Las concesiones otorgadas hasta fines do 1957, abarcan un área de más de once
millones de hectáreas. Los concesionarios son: la Gulf Oil Co., uno de los siete
poderosos trusts petroleros que dominan el mundo capitalista. Tiene 31/2 millones de
hectáreas, incluidas ‘las áreas de la zona de Yacimientos Petrolíferos Fiscales
Bolivianos. La Standard Oil of California, otro de los siete poderosos trusts, con un millón
novecientos noventa y nueve mil doscientas noventa y cinco hectáreas (1.999.295). La
Shell Prospeeting, filial de la Royal Duch Shell, con 1.905.694, también otro de esos
grandes. Finalmente, otras cinco o seis empresas menores, subsidiarias de las siete
grandes. El total de las concesiones, con los permisos de reconocimiento pasa de los
setenta millones de hectáreas.

No creemos que el gobierno ignore la existencia del Cartel Internacional del Petróleo,
constituido por la Standard Oil of New Jersey, Standard Oil of California, Texas Oil
Company, Socony Vacum, Gulf Oil, Royal Duch Shell y Anglo Iranian. Los cinco pri-
meros norteamericanos y los dos últimos británicos, que, según el senador
norteamericano, Rennings, “controlan el comercio mundial del petróleo, lo cual les ha
permitido - precios excesivos que les proporcionan así beneficios abusivos...”

Las concesiones en favor de estos trusts, significan que se ha entregado cl país a la


voracidad del Cartel Internacional dcl Petróleo, precisamente en una época en que no
sólo los pueblos del Cercano y Medio Oriente, sino también los demás de América
Latina, luchan por la defensa de su petróleo. No otra cosa significa la defensa de
PETROBRAS por el pueblo y el Ejército brasileños, contra los intentos de penetración de
los trusts imperialistas. No otra cosa significa el derrocamiento de Pérez Jiménez, que
fuera sostenido contra la voluntad del pueblo venezolano, por la Standard Oíl y la Gulf
Oil. Tiene el mismo significado el derrocamiento de Perón, cuando éste pretendía hacer
concesiones a la Standard Oil. El pueblo argentino sostiene en 1958 una lucha heroica
contra los contratos planeados por Frondizi. Y son los obreros petroleros argentinos los
que ese año se lanzan a la huelga contra la política petrolera de su gobierno.

En septiembre de 1958, el profesor argentino, Silenzi De Stagni, miembro del Instituto


Mosconi y del Movimiento Nacional de Defensa del Petróleo Argentino, dice al respecto:
“... el problema del petróleo es de una fundamental importancia porque en su solución
está ahora en juego nuestra soberanía nacional... Estimo que hay dos soluciones: la de
las concesiones que se quiere seguir. Y la vía nacional: la de reforzar YPF... La tenencia
del petróleo por consorcios extranjeros, igual que la de otras fuentes de energía, gravita
sobre nuestra independencia”. En relación a las causas que motivaran la ofensiva de las

99
empresas petroleras en la Argentina, expresa: “Una de las causas es la situación
internacional: los consorcios petroleros están a punto de perder del todo las inmensas
riquezas del Medio y Cercano Oriente.” Finalmente dice: “Es necesaria la movilización
de la opinión pública -para que YPF no ceda. En tal sentido cl Movimiento Nacional de
Defensa del Petróleo, en el que personas independientes y de las más variadas
posiciones ideológicas coincidimos en la necesidad de la defensa del monopolio estatal,
como una forma de defensa de nuestra soberanía, es una importante contribución.”

Tampoco creemos que el gobierno ignore los resultados que dejan a los pueblos árabes
las empresas petroleras, que operan en esos países. El periodista francés Michel
Bosquet, citado por Hernán Piriz, dice al respecto: “El petróleo árabe, efectivamente, no
ha servido hasta ahora para el mejoramiento de los países árabes. En Arabia Saudita,
aún más que en el Irak, cada año se despilfarran 1.400 millones de pesos en palacios,
harenes y Cadillacs. En Kuwait, el productor más grande de petróleo árabe, un Emir que
reina sobre 150.000 súbditos recibe anualmente (de los occidentales, claro está)

2.100 millones de pesos que, distribuidos asegurarían a cada ciudadano una renta anual
de 14 mii pesos. Esos miles de millones, sin embargo, no los ha visto nunca ningún
árabe. Se acumulan bajo la forma de bonos del Tesoro en los cofres del Banco de
Inglaterra. Kuwait posee más de 15.000 millones de pesos de créditos sobre el Tesoro
británico y esos millones durmientes, que permiten a los ingleses vivir mejor, aparecen
ante los nacionalistas árabes como el agua y el pan que se les niega a sus pueblos
hambrientos.”

En cuanto al Código del Petróleo, la citada carta de la Comisión Política del Partido
Comunista, expresa su opinión en los siguientes términos: “Este Código constituye una
afrenta a la soberanía del país... El art. 104 dice: «Corresponderá al Estado una
participación o regalía del 11 % », etc... Si comparamos esta regalía con la que pagan
en otros países esos mismos trusts petroleros, encontraremos clara la estafa que hacen
al país... Así, tenemos en el Irak la ENI (Entidad Petrolera de Italia), que ofrece una
participación del 75%..... En Venezuela pagan el 50 %, que con más los impuestos
alcanza el 70 % ... En el Kuwait, la Gulf paga el 50 % aparte de los impuestos... Esto,
indudablemente, no significa que esas empresas imperialistas no saqueen las riquezas
de esos pueblos, sino simplemente que, si en ellos obtienen suculentas utilidades, cómo
no las obtendrán en Bolivia, con una legislación redactada por ellos mismos, mucho más
si por disposición del art. 120, esas regalías pueden rebajarse hasta el 7,5 %.

“Las expresiones del senador «demócrata» norteamericano, John Sparkman, a este


respecto, son ilustrativas; dice: «. . . desde el punto de vista de las inversiones,
Venezuela, como Uds. saben, es atrayente... Los retornos a las inversiones son en
general superiores a las de Europa y los EE.UU.»

“El art. 102... indica que el monto de pago de patentes iniciales por explotación, por
hectárea, según las zonas se hará en esta forma: Zona 1, 40 ctvs. de dólar; Zona II, 30
ctvs.; Zona III, 20 ctvs., sumas que, francamente son irrisorias...

“No contempla la reinversión de ningún porcentaje de las utilidades obtenidas en el país.


Teóricamente establece un impuesto fijo del 30 % sobre las utilidades [art. 106], ya que

100
por disposición de los arts. comprendidos entre el 121 y el 128, ese 30 % resultará tan
exiguo y miserable, que no tendrá ninguna importancia, puesto que deberá obtenérselo
después de realizar una serie de deducciones como el 27 % por «factor de
agotamiento», «por valor bruto» de la producción dc petróleo, gas natural, asfalto natural
y demás sustancias extraídas y comercializadas, fuera de deducir los llamados «costos
de operación» que, en el fondo suponen «gastos de explotación», «costos intangibles»,
«amortización del activo intangible», aparte de la amortización del capital, etc., lo que en
los hechos constituye el fraude más descarado.

“También en este punto es importante señalar las ganancias que los trusts petroleros
imperialistas obtuvieron en 1955 en el Cercano Oriente, a fin de tener una idea acerca
de lo que obtendrán en nuestro país con un código como cl que redactaron para su uso
y abuso en Bolivia. En 1955 los monopolios norteamericanos e ingleses succionaron 150
millones de toneladas de petróleo con un costo total de 240 millones de dólares,
obteniendo en cambio, un beneficio líquido de 1.900 millones de dólares amortizando en
un solo año todo el capital invertido en esa zona. En Kuwait, los beneficios de un
trimestre fueron equivalentes a todo el capital invertido en dicho país. En EE.UU. habrían
sido necesarios de cinco a siete años, como mínimo, para amortizar ese capital. del
discurso de Mikoyán en el XX Congreso del P.C.U.S.].

“El político venezolano, Eduardo Machado, refiriéndose a Venezuela dice: «La Creole,
que en el último año tuvo ingresos de 780 millones y de 328 millones de dólares de
utilidades netas, es la joya más brillante de la corona de Jersey. La filial [La Creole],
contribuyó con el 40 % de las utilidades netas consolidadas de la Jersey en 1954.» Y
agrega: «... la Royal Duela Shell, la Gulf Oil, que poseen igual habilidad para los
negocios.., recibieron 420 millones. Hay que anotar que las empresas citadas y otras
tienen una inversión de 2.000 millones de dólares».

“Según el art. 132, las empresas petroleras imperialistas están liberadas del pago de
impuestos de importación y la exportación por cuatro años, de todo lo que traigan y 10
que vuelvan a sacar. Y no sólo esto, sino que por imperio del art. 135, quedan también
exentas del pago de todos los impuestos nacionales, departamentales, municipales y
universitarios creados o por crearse. Es decir, que tienen tales privilegios que ni en su
propio país de origen se les. habría reconocido, estando obligadas a entregar sólo las
regalías del 11 % y un 30 % de impuesto sobre las utilidades considerablemente
mermadas por la serie de deducciones a que nos hemos referido.

“De otra parte, el Código del Petróleo, además de asegurar ganancias suculentas a los
trusts, de conspirar contra los intereses económicos del país y de comprometer la
soberanía de la Nación, tiende-en forma clara e indubitable a la estrangulación de la
entidad fiscal YPFB, en la cual tuvo y aún tienen fundadas esperanzas el pueblo
boliviano. En efecto, si bien por el art. 159 se le reconoce a YPFIB,. el derecho exclusivo
de explorar y explotar dentro de la zona que’ se le tiene asignada..., en cambio, el 161
desnaturaliza completamente esa disposición cuando expresa: «Previa autorización del
Poder Ejecutivo [y no del Parlamento que representa al pueblo] mediante resolución
suprema [cual si se tratase de un asunto de poca monta] para cada caso YPFB tendrá la
facultad de constituir sociedades o celebrar contratos de arrendamiento u operación con.

101
personas naturales o jurídicas para la explotación o explotación de las superficies o
áreas comprendidas en su zona y para el aprovechamiento de las sustancias extraídas
de aquéllas. Al amparo do esta disposición ya se ha entregado 1.500.000 hectáreas a la
Gulf Oil, 200.000 a la Chaco Petroleum y también la rica estructura de Madrejones.

“..... el Código del Petróleo atenta contra las leyes y la soberanía del país, primero,
porque establece’ un tiempo de 40 años de duración de una concesión [art. 67] y no
contempla una sola disposición que autorice la reversión o nacionalización de esas
concesiones por causa de necesidad y utilidad pública, siendo en este aspecto, inferior a
la Ley del 20 de junio de 1921, que sirvió de base a la recuperación del petróleo de
manos de la Standard Oil y es sobre todo absolutamente contrario a las terminantes
disposiciones de los arts. 108, 109, 110 y 111 de la Constitución Política del Estado
vigente; y, segundo, porque al tratar de las caducidades, nulidades, etc., de las
concesiones petrolíferas, hace escarnio de la dignidad nacional, pues, esas nulidades y
caducidades han de recaer sobre aquello que no les interese o no les sirva a las
compañías petroleras yanquis [arts. 121 al 128].”

Este Código ha sido redactado por los abogados Davenport de los EE.UU. Y, en virtud
del Mutual Security Act “quien tendrá la última palabra en cualquier conflicto suscitado
entre el Estado boliviano y los trusts petroleros yanquis”, será el Senado norte-
americano, como si Bolivia fuese una colonia nortcamerieana.

El problema del petróleo es de una importancia fundamental. Su solución pone en juego


una de las batallas más significativas por la independencia nacional. Frente a los hechos
consumados, que se traducen en un grave atentado contra la soberanía nacional, por la
desnacionalización del petróleo y la consiguiente liquidación de YPFB, no queda otro
camino que defender esta empresa estatal.

¿ Cómo obrar en las actuales condiciones? ¿ Cuáles son las soluciones adecuadas en
defensa del petróleo, dada la situación creada? En primer término es necesario luchar
para que el gobierno modifique su política económica, política que debe estar al servicio
de los intereses nacionales. En segundo término, es necesario que el gobierno adopte
una política exterior independiente en ejercicio de la soberanía nacional y del derecho de
autodeterminación, estableciendo relaciones con todos los países del mundo capitalista
y socialista, especialmente con la Unión Soviética, a fin de negociar libremente el
financiamiento de YPFB.

El gobierno ha tratado de conseguir recursos en EF. UU. para’ YPFB. Este país ha
expresado reiteradas veces que “por razones de principio’’ no facilita capitales a
empresas nacionalizadas,, señalando en cambio que existen empresas privadas
norteamericanas dispuestas a invertir sus capitales en sustitución de esas entidades.
estatales para las que se buscan recursos. El gobierno de Bolivia ha preferido este
camino, es decir, abrir las puertas a las inversiones de los capitales financieros
monopolistas y la consiguiente desnacionalización parcial del petróleo. Contrariamente a
los EE.UU., la Unión-Soviética se halla dispuesta, por principio, ratificado en numerosas
declaraciones por sus gobernantes, a facilitar capitales y bienes de capital, precisamente

102
a empresas estatales y no a empresas privadas para ayudar al desarrollo independiente
de los países subdesarrollados.

En la carta dirigida por el Partido Comunista, por mi intermedio, al señor presidente de la


República, a petición suya el 6 de enero de 1958, se dan a conocer las condiciones
ventajosas del comercio con la Unión Soviética, que está dispuesta a proporcionar a
Bolivia, no sólo equipos e ingenios de explotación minera y hornos de fundición, sino
también capitales a interés bajo y a largo plazo y equipos petroleros para YPFB. Esta
propuesta ha sido ratificada más tarde, según declaración de un personero de esta
entidad; sin embargo, el gobierno prefiere mantenerse en la misma línea seguida hasta
hoy. De ahí que la política de concesiones afecta seriamente a la economía de la
Nación, reforzando las cadenas de su dependencia económica y política.

Es un hecho cierto que la URSS ofrece, en las condiciones más difíciles de YPFB, el
empréstito de $us. 65.000.000 para esta entidad, con el interés del 2 % anual y a largo
plazo, sin condiciones de ninguna naturaleza. Ante esta oferta de sincera ayuda fraterna,
las organizaciones sindicales de todas las ramas laborales se han pronunciado
solicitando al gobierno la aceptación de ese crédito; pero, el gobierno prefiere
mantenerse alejado de la Unión Soviética, sometido a los dictados del “State
Departatnent” norteamericano.

A este respecto, un senador boliviano, señor Humboldt, dice en una actuación camaral lo
siguiente: “Nos estamos haciendo llevar por aquella corriente antinacional, antiboliviana
y antirrevolucionaria que gradualmente trata de presentar las inversiones de los trusts
petroleros como la única salida y la única posibilidad de que nuestros hidrocarburos no
continúen en cl subsuelo.” “El problema se debe situar en un piano de dignidad nacional,
recordando que somos un país soberano que tiene no sólo el derecho sino la obligación
de realizar una política exterior independiente, nada más que en función de los intereses
de Bolivia y de los bolivianos.” La Cámara de Diputados ha aprobado asimismo, una
minuta de comunicación exigiendo relaciones con la Unión Soviética.

En tercer término, debe plantearse al Parlamento la modificación sustancial del Código


del Petróleo. Así lo han comprendido algunos legisladores. El senador Oscar Donoso,
presentó un proyecto de ley que en todo caso es un intento’ patriótico de reparar la
afrenta que significa el Código de Petróleo a la soberanía nacional. Por último, debe
plantearse la revisión de los contratos de concesión, con vistas a su anulación, como la
forma positiva de preservar YPFB. Es claro que la aplicación de estas medidas no será
posible sin la movilización de la opinión pública, sin la constitución de un gran
movimiento nacional de defensa del petróleo. Para ello debe tenerse en cuenta que la
América Latina ya no es la trastienda del imperialismo norteamericano. Lo prueban
hechos concretos: el repudio de los pueblos latinoamericanos a Mr. Nixon,
vicepresidente de los EE.UU., cuando su gira por la América del Sud. La decepcionante
recepción del pueblo brasileño a Mr. John Foster Dulles, el 6 de agosto de 1958. La
actitud patriótica del general Lott, ministro de defensa del Brasil, que mientras Dalles y
los ministros de relaciones exteriores y de hacienda brasileños se reunían en el Palacio
de Ytamaratí en Río, viajaba a San Pablo para declarar en un mitin: “Nadie tocará
Petrobras”, decretando así la salida de Mr. Dulles con cajas destempladas. La actitud

103
unitaria de los diplomáticos latinoamericanos en la ONIJ, con motivo de la intervención
armada de los EE. UU. e Inglaterra al Líbano y Jordania en defensa de sus trusts
petroleros, al exigir el abandono de esa ocupación militar. El fracaso de la última
conferencia de cancilleres americanos en Washington. La condenación del Perú y otros
pueblos a la política norteamericana con respecto al plomo y al zinc. La decisión y
firmeza con que el gobierno y el pueblo cubanos luchan por su independencia,
señalando a los demás gobiernos y pueblos de América Latina, el único camino para
romper las cadenas que nos enyugan al imperialismo yanqui.

Según Mao Tse-tung, ya en 1957 la correlación de fuerzas en el mundo es diferente: de


2.700 millones de habitantes en el mundo, 1.000 millones ya están en el campo del
socialismo, 700 millones se han liberado del yugo colonialista. Esta cifra aumenta con la
independencia de los pueblos árabes, unidos en la lucha contra el imperialismo, con la
independencia de varios pueblos africanos y con la independencia de Cuba. 600
millones, contando nuestro pueblo, luchan también por su independencia nacional. En el
mejor de los casos, quedan 400 millones en los países imperialistas, pero esos 400
millones están divididos. En ellos existe un movimiento obrero cada día más vigoroso y
un movimiento de lucha, por la paz mundial, que abarca sectores cada vez más
amplios. Estos movimientos de carácter internacional, reducen considerablemente las
fuerzas imperialistas.

Por consiguiente, en nuestra época, es posible y factible luchar en condiciones más


ventajosas por la independencia nacional de Bolivia.(97)

LA REFORMA AGRARIA

Un análisis de las formas de propiedad, del estado de la técnica y del carácter de las
relaciones sociales de producción, antes y después del dictado del Decreto-Ley de
Reforma Agraria, nos pone en condiciones de medir sus alcances y contenido. Nos
permite medir los beneficios inmediatos de la reforma en favor de las masas
campesinas, así como facilita conocer las deficiencias y deformaciones en la aplicación
de la Ley y sus repercusiones en la economía nacional.

La, población boliviana se halla, como tenemos dicho, concentrada desde tiempos
remotos en las regiones altiplánicas y de los valles, mientras zonas extensas se hallan
despobladas en la región oriental, que representa el 70 % del territorio nacional. De este
hecho resulta que -Bolivia es un país escasamente poblado, con una densidad media de
3,2 habitantes por Km2. Mas, si se considera únicamente la superficie agrícola cultivada,
la densidad demográfica de algunas zonas es, ciertamente, alta. Tenemos por ejemplo
las provincias Jordán, Quillacollo y Punata del Departamento de Cochabamba, en las
que la densidad de la población calculada para 1955 es de 66, 60 y 42 habitantes por
Km2, respectivamente.9 Esta contradicción explica la coexistencia del minifundio y del
latifundio sobre todo en el valle cochabambino.

Ahora bien, siguiendo los cálculos preliminares de la CEPAL obtenidos del censo de
1950, alrededor del 75 % de la población boliviana depende, para vivir, directamente de

104
la agricultura y la ganadería. De 23,6 millones de hectáreas de superficie agrícola que se
estima existen, sólo 654.200 se hallan en cultivo, lo que significa un promedio de área
cultivada por trabajador, sumamente reducido, es decir, apenas 0,35 de hectárea. -La
situación de Bolivia es, pues, completamente desfavorable en comparación con la de
otros países del Continente.

La propiedad, rural se halla demasiado concentrada, ya que el 70 % de ella está en


manos de sólo ci 4,5 7o de los propietarios rurales. Por lo demás, la economía agrícola
de Bolivia es típicamente semifeudal. “Participa efectivamente de esta condición. —dice
Arturo Uruquidi Morales.— 1) porque subsisten aún en nuestra economía agrícola los
métodos de trabajo y las relaciones de producción de la época feudal; 2) porque la
producción agrícola, tanto de la pequeña propiedad como la del latifundido, no está
destinada solamente al autoconsumo, sino, fundamentalmente, al mercado, al tráfico
mercantil.” (98)

Entre las formas de propiedad agraria privada, el latifundio, cuya extensión varía basta
llegar a 10.000 hectáreas y más, según las regiones geográficas, tipifica el rasgo
dominante de la propiedad en el campo.

Junto al latifundio existen en pequeñísima escala la propiedad privada de la gran


empresa agrícola de tipo capitalista, y las propiedades mediana y pequeña. Las
propiedades de entidades públicas como las municipalidades, instituciones autónomas y
autárquicas, incluyendo la propiedad fiscal baldía, llevan el sello característico del
latifundio. Finalmente, en las comunidades indígenas coexisten la propiedad comunal y
la propiedad privada familiar.

La técnica, sumamente atrasada e incluso arcaica, se expresa en el arado de palo tirado


por bueyes y en el huysu o chaquitajlla de las épocas precoloniales. Sometida la tierra
durante siglos a una explotación irracional e ineficaz, se abona pobremente con guano,
puesto que los- fertilizantes químicos son casi desconocidos. Los métodos de cultivo
son, en consecuencia, antiquísimos. Bajo el sistema de rotaciones preestablecidas para
que el suelo “no se canse “ o “no se agote”, se dejan sin cultivar grandes extensiones
por períodos que, según la CEPAL, a veces llegan a los 9 años. Los conocimientos
agronómicos y agrotécnicos se basan, en general, en la experiencia rutinaria de los
campesinos, que, por antonomasia, son los indios aymarás y-quechuas.

En estas condiciones, las relaciones sociales dc producción predominantes en el agro


boliviano son de carácter feudal; y, como consecuencia, las fuerzas productivas se
hallan en un estado de verdadero enervamiento, determinando una producción escasa,
insuficiente para satisfacer las necesidades internas del país, no obstante la posibilidad
real de producir todos los alimentos y materias primas industriales que requiere la
Nación. El Estado se ve obligado a importar alimentos y materias primas para las
industrias alimenticias en una proporción aproximada del 40 %, en relación con el total
de importaciones, lo que significa distraer cerca del 38,5 % de sus disponibilidades en
divisas.

Dos clases sociales antagónicas se distinguen fundamentalmente: los latifundistas por


una parte, por otra, los campesinos pobres, los pequeños y medianos campesinos, los

105
comunarios y también los campesinos ricos que desarrollan en proporción mínima la
empresa agrícola capitalista.

El latifundista se origina en la colonia, con los sistemas de “repartimiento”, “encomienda”


y “composición de tierras”, consolidando sus posesiones territoriales durante los
primeros años de la República. Si bien los industriales mineros lo desplazan del poder
político a fines del siglo pasado, en cambio, es evidente que tal desplazamiento es
relativo, una vez que los intereses de los industriales mineros y del imperialismo que a la
sombra de éstos penetra en el país, se ensamblan con los intereses de los
terratenientes semifeudales. De ahí que éstos participen en el gobierno de la Nación a
través de representaciones parlamentarias, diplomáticas, ministerios, etc., reteniendo en
sus manos todo el poder necesario a la conservación del régimen semifeudal de vida en
el campo, régimen que adquiere peculiaridades propias según las regiones geográficas y
las costumbres establecidas desde tiempos de la Colonia. Pero, en ningún caso ello
significa mejores condiciones de vida y de trabajo para los campesinos, de quienes se
dispone como de algo adherido a la tierra misma.

En verdad, como en la época del coloniaje, la tierra no tiene valor por sí sola, “si no está
regada con el sudor y la sangre” de los indios. En efecto, el precio de la tierra no está
sólo en relación directa con su calidad y extensión, sino, ante todo, en relación con el
número de colonos con que cuenta.

El derecho de propiedad permite al latifundista obtener una renta que la invierte en


acrecentar sus bienes en las ciudades, llevar una vida de comodidades y de lujo, educar
a sus hijos en el exterior realizar viajes de turismo, etc. Esta renta es producto del
trabajo de los colonos que, a cambio de, la parcela otorgada en calidad de usufructo,
ejecutan todas las labores esenciales de la agricultura: barbecho, siembra, aporque y
cosecha, y también los trabajos suplementarios: cuidado de animales y plantas, limpieza
de acequias de regadío, etc., aparte de obligaciones de índole ajena a las tareas agrí-
colas y ganaderas y, aparte de la prestación de servicios personales gratuitos o casi
gratuitos, que en forma inequívoca configuran el carácter de servidumbre del colono.

Demás resulta anotar que para todas las faenas agrícolas, los colonos emplean sus
propios animales de labranza y de trasporte, sus propios instrumentos y útiles de trabajo,
a cambio de una ridícula compensación.

El derecho de usufructo de un pedazo de tierra pesa muy fuerte sobre la vida del colono
y su familia. Y cuando más alejadas de los centros poblados están las haciendas o
fincas, tanto mayor es la penuria de los campesinos. De un lado el patrono con toda una
serie de obligaciones que acaban por convertir a éstos en semovientes, de otro, desde el
corregidor al cura, los policías y agentes civiles que los apabullan haciéndoles caer toda
suerte de calamidades, sin darles tiempo ni reposo en la vida miserable que arrastran a
lo largo de centurias, vida que poco o nada ha variado con la Declaración de la
Independencia de 1825. En estas condiciones, los campesinos no disponen de tiempo
para labrar su pegujal o sayaña, viéndose impelidos a recurrir al ayni o a la minca, para
atender sus necesidades propias.

106
Por otra parte, para nadie es desconocido que el indio subsiste casi exclusivamente
dentro de una economía natural. .Almacena sus productos en pequeñas casetas de
barro denominadas pirras, que les suministra una alimentación frugal durante el año.
Hila y teje la lana de -sus ovejas y llamas para confeccionar sus vestidos, es decir, se
autoabastece en lo fundamental, casi como en tiempos del coloniaje. Fabrica la chicha
de maíz en los valles y de quinua, en el Altiplano, para solemnizar las numerosas fiestas
religiosas que gravitan pesadamente en su pobre economía, postergándolo en la igno-
rancia y la superstición. Actualmente, los campesinos del Altiplano, gastan sus escasos
recursos en alcohol, para solemnizar dichas fiestas religiosas.

No es raro que en las haciendas se exija la prestación obligada de servicios a las


mujeres e hijas de los colono., en calidad de cocineras, mitanis, etc. ni es raro que los
patronos o mayordomos arrebaten a los hijos de - los colonos para convertirlos en
sirvientes suyos.

Los latifundistas perciben la renta creada por el trabajo de los campesinos, como canon
anual, cuando arriendan sus fincas e haciendas con todos los derechos y las costumbres
vigentes sobre e1 trabajo del colono, o también como precio de la venta de los productos
obtenidos a través de la administración del trabajo campesino -por medio de
mayordomos, y raras veces por la administración directa.

Pero, en ningún caso muestran interés en mejorar los medios técnicos de producción,
puesto que, además de la renta, tienen como fuente inagotable de ingresos, una serie de
exigencias que prácticamente aplastan a los campesinos. No sólo es el trabajo gratuito -
de cuatro días a la semana en la hacienda, conforme a la reglamentación determinada
por la Ley del 15 de mayo de 1945. Ni sólo la obligación de trasportar los productos de la
hacienda a los centros de - consumo por su cuenta y riesgo e inclusive, a veces,
venderlos para luego rendir cuenta al patrono. Los campesinos están obligados, -
además, a una variedad de servicios personales gratuitos, tales como el pongueaje o
semanero, cacha o propio, mukeo, mitani, mulero, etc. y al cuidado del ganado de la
hacienda bajo su responsabilidad. Por otra parte, no pueden vender sus productos:
aves, huevos, quesos y otros, sin llenar previamente el cupo señalado por el patrono a
precios por debajo del 50 % de los que rigen en los mercados más próximos.

Los campesinos arrenderos, que toman determinadas parcelas de la hacienda, aparte


de pagar el canon y el catastro, deben tributos especiales que varían según las regiones
y las costumbres establecidas. ER algunas haciendas del norte de Potosí, por ejemplo,
ceden rotativamente una cabeza de ganado vacuno al año y una de ganado lanar -de
cada diez que poseen, una cantidad dada de maíz, trigo, chala, cebada, etc., con la
obligación de llevar al lugar de residencia del patrono. No están libres de ejecutar
trabajos ajenos a la agricultura en la casa de hacienda, incluso contratando peones por
su cuenta para el efecto. El arrendero debe, asimismo, hacer el rodeo de ganado mayor
perteneciente a los colonos y personas ajenas a la hacienda, para - cobrar lo que se
llama el herbaje, que en algunos latifundios representa un ingreso anual de Bs. 100.000.
Es de notar que desde los años 30 hasta el 14 de mayo de 1954, el tipo de cambio es de
Bs. 40, 42, 60 y 90 por dólar americano.

107
Aparte de las formas indicadas del trabajo, existe la llamada compañía o aparcería,
consistente en que el campesino trabaja en determinada parcela de hacienda con sus
aperos de labranza. El patrono pone la semilla y el producto se divide a medias, aunque
Len los hechos no le faltan pretextos a éste para sacar una parte más de la porción
correspondiente al compañero o aparcero, que igualmente se halla sujeto a la obligación
de prestar servicios personales, gratuitos al patrono, lo que señala el carácter
inconfundible semifeudal de las relaciones de producción en el campo bajo el régimen
del latifundio.

En las propiedades de los Yungas, formadas especialmente por las concesiones del
Estado, se practica el sistema de los arrimantes, consistente en que el campesino
ejecuta las - tareas esenciales en el cultivo de la coca, por ejemplo, recibiendo en
cambio, un pedazo de tierra para su usufructo. Finalmente, en la explotación de la goma
y la castaña, en la región oriental, rige el sistema precapitalista de trabajo: el peonaje,
sistema por el cual los trabajadores y sus descendientes son arraigados por toda una
vida bajo la férula de un mismo patrono.

Colonos o pegujaleros, aparceros o compañeros, arrenderos, arrimantes, etc., mincas y


jornaleros agrícolas o peones, constituyen en conjunto los campesinos pobres,
interesados fundamentalmente en la reforma agraria. Al contrario, los latifundistas,
renuentes a todo mejoramiento técnico y enemigos de toda reforma que afecte sus
derechos de “aristócratas del campo”, constituyen la clase explotadora por excelencia, la
clase opresora de todas las demás en el campo. De ahí que políticamente sean los
aliados naturales del imperialismo y actúen de acuerdo con los personeros y
representantes de éste, es decir, con los magnates de la grande minería, con los
monopolistas del comercio importador y sus agentes.

Los campesinos ricos que desarrollan la industria agrícola de tipo capitalista, constituyen
una pequeña minoría. Tienen interés en mejorar- la producción agrícola y ganadera, y si
bien no alcanzan a organizar empresas propiamente capitalistas, en cambio, es evidente
que en alguna medida desarrollan las condiciones técnicas de la producción
agropecuaria, empleando medios mecánicos, abonos químicos, semillas seleccionadas
y trabajo temporal de jornaleros agrícolas, aunque los salarios de éstos son
extremadamente bajos en comparación con los que perciben los obreros de las minas,
fábricas, etc., que tampoco compensan el elevado costo de vida. Con frecuencia
combinan el trabajo de jornaleros con el sistema de compañía en determinadas parcelas
de la finca e intervienen, sino en todas, por’ lo menos en algunas labores esenciales. Se
interesan en el trasporte automotor personal de los productos a los centros de consumo
y en la conservación de los caminos, valiéndose de la carga pública denominada
prestación. vial, que con todo rigor pesa especialmente sobre las espaldas de los indios.
Los campesinos ricos emplean, además ocasionalmente, los servicios de agrónomos,
veterinarios y otros técnicos en las actividades agropecuarias. Constituyen, en suma,
campesinos ricos semilatifundistas. De ahí que por esas características positivas de
progreso, no es un error suponer que estos campesinos, que a veces arriendan tierras
de los latifundistas, tengan interés en eliminar la renta absoluta y en acrecentar la renta
diferencial mediante el mejoramiento de las técnicas de producción.

108
Los industriales de empresas agrícolas propiamente capitalistas que emplean capitales
en grande escala y trabajo asalariado permanente, son poquísimos en Bolivia.

Los campesinos medianos poseen la tierra y otros bienes en proporciones que les
permiten trabajar independientemente. Satisfacen con ventaja las necesidades de su
familia, dentro de las condiciones generales de atraso en que se desenvuelve la Nación.
Son propietarios de los medios de producción y a veces de los medios de trasporte
automotor. Aunque en algunos casos contratan peones o jornaleros mincados, corno
término general no explotan a nadie, pues ellos mismos y su familia trabajan y
económicamente se abastecen. Tienen parecidas características a las del artesano de
las ciudades y con frecuencia se enfrentan a gamonales y latifundistas con motivo de las
mitas de agua para el regadío de su propiedad. Velan por el progreso de sus aldeas,
luchando por el establecimiento de escuelas para sus hijos, de postas sanitarias y de
maternidad, de luz eléctrica, etc.; y no es raro que luchen contra las autoridades-
cantonales y provinciales, por los abusos que éstos cometen, como agentes de los
latifundistas, contra los pequeños propietarios, comunarios y campesinos pobres. Los
campesinos medios son, en resumen, un elemento progresista interesado en la abolición
del latifundio.

Los pequeños campesinos, cuya propiedad caracteriza el minifundio y la propiedad


familiar propiamente dicha, son conocidos con el nombre de piqueros. “El minifundio o
parvifundio —dice Arturo’ Urquidi Morales— por su reducida extensión, sirve apenas de
lugar de refugio al agricultor y su familia, a cuya consecuencia aquél se ve obligado a
buscar trabajo fuera de su parcela, que no alcanza á satisfacer las necesidades dcl
hogar campesino.” La “propiedad familiar propiamente dicha, es aquella que absorbe en
su cultivo toda la capacidad de trabajo del propietario y su familia y le garantiza un nivel
de vida aceptable, sin necesidad de buscar recursos suplementarios ni requerir trabajo
extraño para sus labores agrícolas”. Diferimos de esta opinión, porque en la realidad, la
pequeña propiedad no “garantiza un nivel de vida aceptable”, toda vez que sólo las
privaciones, los sacrificios inauditos y el trabajo agotador del agricultor y de toda su
familia, pueden salvar la subsistencia y la propiedad constantemente amenazada de
este campesino.

‘Los parvifundistas —continúa el autor citado— constituyen el tipo de los semiproletarios


rurales, porque siéndoles insuficiente para vivir la escasa producción de su parcela de
terreno, se ven obligados a alquilar temporalmente su fuerza de trabajo en haciendas
próximas o en industrias y actividades urbanas.” Estas condiciones precarias de vida de
los piqueros, determinan que sean presa fácil de los usureros y determinan también su
tendencia migratoria, que en algunas regiones del país, como en Cochabamba y Tarija,
por ejemplo, adquiere proporciones acentuadas. El deseo do ganar un salario y ahorrar
dinero para cubrir sus deudas y liberar su pedazo de tierra de las hipotecas es, pues, la
causa de las migraciones del pequeño campesino. “Antes dc ahora —dice Urquidi— esa
corriente migratoria era atraída por las salitreras de Chile; y en la actualidad por los
centros mineros del país y los cañaverales del norte argentino”, y por las minas de Chile
y del Perú. La grande emigraci5n de campesinos del valle de Cochabamba alarma al
gobierno de 1951; pero no sabe poner remedio a este fenómeno, cuya gravedad no ha
desaparecido.

109
El hecho de que estos campesinos alternen las actividades agrícolas con el trabajo
asalariado, hace que constituyan una fuerza política importante en el campo; y ya antes
de la insurrección dc abril de 1952, toman, en cierto modo, la dirección del movimiento
campesino, particularmente en Cochabamba. Tal es el caso del sindicato agrario de
Ucureña por ejemplo.

Por último, las comunidades indígenas, que según Urquidi. se hallan organizadas “a
base del ayllu o de un conjunto de ayllus, han desvirtuado casi completamente, la
estructura y relaciones de esa primigenia forma de asociación gentilicia’’. La comunidad
indígena de nuestros días se compone de originarios, agregados y utaguaguas o
simples acogidos, como categorías sociales superpuestas, con derechos e intereses
diferentes. En efecto, en la distribución de tierras dentro de la comunidad, los primeros
gozan de privilegios con respecto a los segundos y éstos con respecto a los acogidos,
que “suelen carecer de ellas’’. La comunidad indígena tiene en la actualidad un carácter
meramente territorial; y dadas las condiciones miserables en que se desenvuelve, con
una producción que apenas abastece sus necesidades vegetativas, sus miembros se
convierten en peones o mincas en el mismo campo o migran a las minas o a- las
ciudades, donde realizan los trabajos de changadores, barrenderos de calles, etc.

“...las comunidades indígenas, fuera de sobrellevar condiciones de vida que se traducen


en la pobreza y la incultura, satisfaciendo escasamente necesidades de autoconsumo,
confrontan, por otra parte, antagonismos y contradicciones internas, que van socavando
su existencia; con la circunstancia de que tales contradicciones se hallan agravadas, en
muchos casos, por el sentido de casta cerrada que impera en las relaciones de los
diferentes estratos sociales que las integran. Y si a pesar de ello subsiste hasta hoy esta
forma de organización, es, únicamente, porque el medio feudal que la rodea no ha
podido crear las condiciones necesarias capaces de acelerar su disolución, aparte de
que el indio ha visto en la comunidad una especie de refugio contra las violencias y las
depredaciones de que ha sido víctima.

“Las comunidades indígenas, a lo largo de nuestra historia colonial y republicana, han


servido de refugio y de protección a los indígenas aglutinados en ellas. No sería raro que
continúen desempeñando este papel por mucho tiempo más, mientras los problemas dcl
campo se resuelvan radicalmente dentro de una nueva estructura de la sociedad
boliviana. Este antecedente puede ser aprovechado en forma ventajosa para
encauzarlas hacia una organización cooperativista, de acuerdo con el principio de «libre
adhesión», sin forzarlas en manera alguna. La cooperativa, fuera de hacer más eficaz la
defensa que busca el indígena, facilitaría en muchos la concesión de créditos, la
tecnificación de los cultivos y la acción educativa del Estado sobre la población
campesina concentrada en dichas comunidades.” (99)

Estas son, a grandes rasgos, las condiciones generales de la vida en el campo antes del
dietado del Decreto-Ley de Reforma Agraria.

Marginado de los derechos ciudadanos, el campesino arrastra una vida miserable, sin
ninguna protección a su salud, a su persona y su familia, ni a sus exiguos bienes.
Mantenido en la ignorancia y en la servidumbre, explotado sin defensa alguna por

110
latifundistas y gamonales, funcionarios públicos, curas, etc., con frecuencia se rebela
contra sus opresores; pero, las llamadas ‘‘sublevaciones de indios”. son aplastadas
brutalmente por las autoridades, que no conciben en el indio ni siquiera el derecho de
protesta.

Varias leyes dictadas ordenando la abolición del pongueaje quedan sin efecto, porque
no tocándose en lo más mínimo las formas de propiedad que son la base de esas
relaciones de servidumbre, resultan simples declaraciones líricas, demagógicas. De
igual modo, la política idealista de “educar al indio para liberarlo”, resulta una burla
sangrienta que posterga a los campesinos en una situación humillante.

Según el informe del ex vicepresidente del Consejo Nacional de Educación, profesor


Donoso Torres, el índice de analfabetismo en 1943 alcanza al 65 % de la población y,
hasta 1951 existen apenas ‘‘1.934 escuelas rurales con 2.807 maestros 49.400
alumnos’’.’2 Pero, esto no es todo. La escuela boliviana se propone enseñar a leer y
escribir, imponiendo a la población indígena el renunciamiento a su lengua materna, a
sus tradiciones y a sus manifestaciones espirituales, que constituyen ricos veneros de
una cultura milenaria, para incorporarle una civilización importada que, dc hecho signi-
fica retener sojuzgada a la inmensa mayoría de la población.

En estas condiciones, las grandes masas populares armadas en la insurrección popular


de abril dc 1952, imponen al gobierno del MN’R, la nacionalización dc las minas y la
reforma agraria, como medidas de reivindicación nacional y democrática, inmediatas.

Si tales medidas habrían sido complementadas con una política independiente y la


consiguiente apertura de nuevos canales al comercio exterior, se habría efectivamente
iniciado el proceso de independencia nacional.

Estamos convencidos de que en las actuales condiciones históricas y sociales en que se


desenvuelven los países subdesarrollados y dependientes, la nacionalización de las
empresas económicas fundamentales de éstos, monopolizadas por capitales
internacionales como la grande minería en Bolivia, y la reforma agraria, adquieren un
contenido nacional y democrático, sólo a condición de que al mismo tiempo se oriente el
comercio exterior y en general las relaciones económicas internacionales, en atención
exclusivamente a los intereses de la, Nación. Sólo una política estatal independiente,
unida a la nacionalización y a la reforma agraria, puede garantizar un proceso de
liberación económica y política de los países agrarios, atrasados y dependientes como
Bolivia.

De todos modos, no se puede desconocer que tanto la nacionalización como la reforma


agraria, son conquistas que es necesario complementarlas, aun después de trascurridos
ocho años de experiencia negativa. Decimos experiencia negativa, porque la
dependencia de los monopolios y de la política imperialista de EE. UU., impide que la
reforma agraria liquide los resabios feudales que frenan el desarrollo de las fuerzas
productivas. Pero decimos también experiencia positiva, por cuanto la nacionalización de
la grande minería y la reforma agraria, con todos sus errores y las desviaciones que las
llevan al borde del fracaso, han permitido un ascenso democrático y revolucionario de la
clase obrera y de los campesinos, creando una conciencia cada vez más firme de la

111
necesidad de defender esas conquistas nacionales, contra todos los intentos de
destruirlas por parte del imperialismo yanqui.

El doctor Víctor Paz Estenssoro, al dar posesión a los miembros de la Comisión creada
por Decreto Supremo del 20 de enero de 1953, “para estudiar el problema agrario
campesino en sus aspectos económico, social, jurídico, técnico y educativo, y proponer
al Supremo Gobierno las medidas que convengan para una solución adecuada al interés
nacional’’, expresa en cl discurso pronunciado el 9 de abril del mismo año, lo siguiente:
“...Cuando afrontamos la nacionalización de las minas, se cumplió el primer paso de
nuestro programa: el de la lucha antiimperialista; después tenía que venir el segundo, la
secuencia lógica en el desarrollo de la Revolución Nacional; la lucha antifeudal. Yo creo
necesario entrar en detalles, sin embargo, resulta conveniente enunciar algunos de los
grandes lineamientos que debe seguir la reforma. ‘Uno de sus objetivos debe ser elevar
las condiciones humanas de los campesinos; otro, aumentar la productividad en el
campo, y finalmente un tercero, la conservación natural. Todo esta siguiendo el viejo
principio de todas las reformas agrarias: «la tierra es para quien la trabaja».
Naturalmente, no se pueden adoptar normas demasiado rígidas al respecto; al contrario,
hay que proceder con suficiente elasticidad porque Bolivia es un país tremendamente
diferencial, porque las relaciones son distintas en cuanto a densidades geográficas a
fecundidad de tierras, proximidad de las minas a los mercados de consumo, etc. Hay
que atender toda esta variedad de situaciones a fin de que la reforma agraria pueda ser
un beneficio positivo para la economía nacional...”

Sobre la base del proyecto de Decreto Fundamental de Reforma Agraria, elevado a


consideración del Poder’ Ejecutivo por la Comisión de Reforma, comisión presidida por
el entonces vicepresidente de la República, doctor Hernán Siles Zuazo, el gobierno dicta
el ‘Decreto-Ley Nº 03464 del 2 de agosto de 1953, disponiendo la reforma agraria en
Bolivia.

El art. 1º del decreto declara el suelo, el subsuelo y las aguas del territorio de la
República, pertenecientes por derecho originario a la Nación. El 2º “reconoce y
garantiza...” como “formas de propiedad agrícola privada”, únicamente “el solar
campesino”, la propiedad pequeña, la propiedad mediana, la propiedad de comunidad
indígena, la propiedad agraria cooperativa y la empresa agrícola capitalista. El art. 12
dice: “El Estado no reconoce el latifundio...” y, concomitante con esta disposición, el 144
declara “abolido el sistema de colonato, así como toda otra forma de prestación de
servicios personales gratuitos o compensatorios” e “incorpora al trabajador campesino al
régimen jurídico social de la Nación, con todos los derechos reconocidos por la Ley’’. El
art. 15 “establece el sistema del salario, en todos los contratos individuales o colectivos,
y como norrna de remuneración”. Condona, asimismo, “en favor de los trabajadores
todas las deudas provenientes de obligaciones personales”. El art. 168 dispone que “un
decreto especial reglamentará los casos de excepción en que se permitan los contratos
de arrendamiento, compañía y aparcería’’.

El Decreto-Ley dc Reforma determina la extensión de las propiedades agrícolas y


ganaderas, “teniendo en cuenta sólo las extensiones económicamente cultivables”. La
extensión máxima de la pequeña propiedad en la zona del Altiplano y Puna, dividida en

112
subzonas, es de 10 hectáreas hasta 35; en la zona de valles, también dividida en
subzonas, de 3 hectáreas en tierras vitícolas hasta 20 en cabeceras de valle; en la zona
subtropical, igualmente dividida en subzonas, de 10 hasta 30 hectáreas.

La máxima extensión determinada para la propiedad mediana en la zona del Altiplano es


de 80 hasta 350 hectáreas; en la zona de valles, de 24 hectáreas vitícola hasta 200 en
cabeceras de valle; en la zona subtropical: 150 en los Yungas, 500 en Santa Cruz y 600
en Chaco; en la zona tropical agrícola: Beni, Pando y Provincia Iturralde del
departamento de La Paz, 500 hectáreas.

La extensión máxima para la empresa agrícola debe ser dc 400 hectáreas en la zona
influenciada por el Lago, hasta 800 en la zona andina, Altiplano y Puna; en la de valles,
80 hectáreas en valles cerrados y 500 en valles abiertos “no adyacentes a la ciudad de
Cochabamba ni influenciadas por el sistema de riegos de la Angostura;” en las zonas
tropical y subtropical, 2.000 hectáreas.

Las propiedades ganaderas en la zona tropical y subtropical7 clasificadas en pequeña,


mediana y gran empresa ganadera, 5001 2.500 y 5.000 hectáreas, respectivamente.
Esta última “siempre que tenga 10.000 cabezas de ganado mayor”.

Esta clasificación basada en las definiciones preestablecidas por la Ley con respecto al
“solar campesino”, propiedad pequeña, propiedad mediana, cooperativa agraria,
propiedad de comunidad indígena, latifundio, etc., abre la válvula de escape para su
inafectabilidad, ya que toma como premisa fundamental la extensión superficial de las
tierras y no la forma de propiedad ni menos la forma de trabajo. En realidad, dada la
característica semifeudal predominante en las relaciones de producción, no sólo el
latifundio, sino también en muchos casos, las llamadas propiedades pequeña -y me-
diana, se explotan bajo las diversas formas dc trabajo de servidumbre que hemos
indicado. Una cosa es, pues, clasificar las propiedades rurales por su extensión y otra
muy diferente es determinar las clases y categorías sociales en el campo. Para esto
último debe tenerse en cuenta, necesariamente, el papel que corresponde a los hombres
en el proceso de la producción. Esta clasificación de propiedades por su tamaño, es una
de las razones por la cual la reforma en Bolivia, no cumple aquel principio invocado por
cl doctor Paz, de que “la tierra pertenece a quien la trabaja”, es, además, una de las
causas para que la dotación de tierras y la extensión de títulos ejecutoriales, que siguen
trámites judiciales interminables, postergue el proceso mismo de la reforma.

‘La propiedad pequeña es la que se trabaje personalmente por el campesino y su


familia... El trabajo personal no excluye el concurso de colaboradores eventuales para
determinadas faenas [art. 7]. La pequeña propiedad es inafectable en el límite
establecido por el art. 15 [art. 32].” Estas disposiciones justifican nuestra crítica, porque
si bien la mayoría de estas propiedades son trabajadas por sus mismos poseedores, en
cambio, existen otras cuya explotación se efectúa o con el “concurso de colaboradores
eventuales”, interviniendo personalmente el propietario en la vigilancia, o en trabajos
simplemente secundarios, o se explota en arriendo y también por el sistema de
compañía. De ahí que en la ejecución de la reforma cualquiera que sea la forma de
trabajo, la propiedad es inafectable en los límites señalados por la Ley.

113
“La propiedad mediana es inafectable. Sin embargo, por vía de excepción, será
afectable en las extensiones poseídas por los campesinos (Sayañas, pegujales,etc.) que
pasan a propiedad de los trabajadores [art. 33]. La Ley del 27 de agosto de 1953 la
declara inafectable sólo cuando es trabajada por el sistema de salario. Pero, si se
explota por el sistema de colonato y no alcanza al límite fijado por la Ley, «aunque fuese
por un escaso metro cuadrado —observan en razón Fausto Beltrán y José Fernández—
se reputa como pequeña y, consiguientemente, como inafectable. De esta manera,
según ~ nuestra legislación, el cambio cualitativo de una propiedad depende de un
simple e inocente cambio cuantitativo de metros».

“«Es necesario decir además —continúan— que la determinación de la extensión


superficial total cultivable de las propiedades, se halla librada exclusivamente a la
voluntad de los peritos topógrafos. Por obra y gracia de éstos, existen casos de
propiedades que siendo pequeñas se convierten en medianas y de medianas aparecen
como pequeñas. No es raro, por eso, que algunos propietarios medianos, a fin de evitar
la afectación de sus fondos, recurran al cómodo cuanto efectivo expediente de ponerse
de acuerdo con el topógrafo».”

El latifundio, definido por el art. 12 es, según el 34, afectado en toda su extensión.
Cedamos la palabra a los autores citados, que trabajaran en el Ministerio de Asuntos
Campesinos. “De conformidad con la ley —dice— una propiedad que teniendo las
características del art. 12 sobrepase la extensión máxima de la propiedad mediana,
puede ser en 100 hectáreas, en una o en un metro eua4rado, será calificada como
latifundio y afectada en su integridad; en cambio, si no sobrepasa dicho límite, tendrá
que ser considerada como mediana y afectada, parcialmente, es la extensión superficial
el factor que determina la diferenciación entre propiedad mediana y latifundio.., pero,
puesto que las mensuras correspondientes debe realizarlas el topógrafo, quiere decir
que éste en situaciones dadas, puede decidir la suerte de la propiedad. De ahí que para
“salvar” sus propiedades de la afectación total, algunos latifundistas se valen de los
servicios de los citados peritos. De esta guisa los topógrafos se han erigido en
verdaderos árbitros de la reforma agraria.”(100)

Hay una observación más de Beltrán y de Fernández, que por su importancia la


trascribimos: “...en los valles abiertos adyacentes a la, ciudad de Cochabamba, la
extensión máxima de la mediana propiedad era, de acuerdo con la Ley, de 50 Has. en
terrenos de riego y primera humedad, de 100 Has. en secano y 24 has, en propiedades
vitícolas; esa extensión ha sido reducida a 20, 40 y 6 hectáreas, respectivamente, por
ley del 17 de febrero de 1955. En verdad, resulta curioso y hasta divertido tener que
calificar y afectar ahora como latifundio. . - una propiedad que, anteriormente, debía ser
calificada y afectada como mediana. Así, los límites máximos podrán sufrir cuantas
modificaciones crea conveniente el legislador y, do este modo, propiedades
consideradas en la actualidad como, medianas se trasformarán automáticamente en
latifundios y viceversa.”
En realidad, la Ley de Reforma Agraria, tiene muchos burladeros más que permiten
guarecer las relaciones de producción semifeudal. Así, por ejemplo, de acuerdo con la
citada Ley del 17 de febrero dc 1955, la dotación de tierras se reduce al pegujar o

114
sayaña, que en muchos casos no alcanza a dos arrobadas, es decir, a una hectárea. Por
otra parte, subsiste y se generaliza en las propiedades parcialmente afectadas, el
sistema de contratos de arrendamiento y el de trabajo en compañía o aparcería,
conforme al art. 168 de la Ley de Reforma.

Pero, dejemos ya de glosar la Ley, cuyas contradicciones son notorias y se deben a ]as
vacilaciones y también al oportunismo que caracteriza a la burgues6a gobernante.
Sigamos, por tanto, simplemente anotando algunos preceptos más de la Ley de Reforma
Agraria.

Son afectables “las propiedades de las municipalidades donde no existen


establecimientos de servicio público” y las de instituciones religiosas. Estas últimas
conservarán una mediana propiedad que no ‘podrá ser arrendada.

Las propiedades de comunidad indígena “son inalienables, salvo los casos que serán
establecidos en reglamento especial”. “Los campesinos de comunidad indígena no
reconocen ninguna forma de obligación de servicios personales ni de contribuciones en
especie. Las autoridades políticas, militares, municipales y eclesiásticas, que exijan tales
contribuciones, cometen delito de abuso de autoridad.” “Los campesinos que carecen de
tierras y que sin ser comunarios viven en la comunidad indígena trabajando para los
propietarios de aquéllas, tienen derecho a la dotación de tierras, en las partes
incultivadas, en una extensión que no sea mayor al tamaño promedio de las que
actualmente posee una familia de la categoría de agregados.” “Los colonos de las fincas
poseídas por las comunidades y explotadas por sistemas feudales, tienen los mismos
derechos de dotación que los colonos de las propiedades particulares.”

“Todos los bolivianos mayores de 18 años, sin distinción de sexos... tienen derecho a ser
dotados de tierras y los campesinos pegujaleros, arrimantes, agregados, forasteros, etc.,
«mayores de 18 años, los casados mayores de 14 años y las viudas con hijos menores”,
son declarados.., propietarios de las parcelas que actualmente poseen y trabajan...”

El Decreto-Ley señala como “zonas de colonización de primera clase: una faja de 25


kms. de ancho que se extiende a cada lado a lo largo de las vías férreas, de las
carreteras construidas o por construirse a cargo del Estado, y de los ríos navegables,
donde haya tierras baldías o reversibles al dominio público”; “un radio de 5 kms. en torno
de las poblaciones de más de 1.000 habitantes, en los llanos tropicales y subtropicales y
“todas las regiones que sean señaladas en esta categoría por el gobierno”. La dotación
de estas zonas se hará con preferencia a los campesinos sin tierra, a “los trabajadores
desocupados y los bolivianos emigrados restituidos al país, los ex combatientes del
Chaco y los deudos de los caídos por la Revolución Nacional”.

Se reconoce la organización sindical de los campesinos como ‘un medio de defensa de


los derechos de sus miembros y de la, conservación de las conquistas sociales. Los
sindicatos campesinos —dice la Ley— intervendrán en la ejecución de la reforma
agraria. Pueden ser independientes o afiliarse a organismos centrales”.

El Decreto-Ley de Reforma Agraria trata asimismo de los recursos forestales y.


animales, de la explotación ganadera, del régimen de aguas y del- pago de la

115
expropiación, “en el valor catastral, vigente, en la proporción que corresponda a la parte
afectada, con bonos de reforma agraria, ,que devendrán un interés no capitalizable del
2% anual, en el término de 25 años”,. etc., etc. , -

Para la ejecución de la reforma se crea cl Servicio Nacional de Reforma Agraria,


compuesto por: el presidente de la República, el Consejo Nacional de Reforma Agraria
bajo la dependencia del Ministerio de Asuntos Campesinos, los jueces agrarios, las
Juntas Rurales de Reforma Agraria y los inspectores rurales.

Ahora bien, ¿ cuáles son los resultados de la reforma agraria en casi siete años
trascurridos desde su dictado. Cuáles las repercusiones de su aplicación con respecto a
la economía, la cultura y la política nacionales.

Desde luego, es importante destacar el hecho de que bajo la agitación social y política
general en que vive el pueblo con el triunfo de la insurrección popular de abril, los
campesinos no tardan en comprender que ha sonado la hora de sus reivindicaciones.
Pero, no saben’ cómo orientarse ni cómo organizar su lucha por la tierra y su libertad. De
ahí que son fácilmente conducidos por los agentes del partido oficial y por los trotskistas
que ingresan al MNR, en una política de verdadero aventurerismo, política que tarde o
temprano debía llevar a los campesinos a la división y a la lucha interna, que hoy
adquiere caracteres de una guerra de caudillos totalmente adversa a la masa
fundamental de campesinos, y, por tanto, favorable a los enemigos de la reforma
agraria, favorable al imperialismo, cuyas manos, en último análisis, no pueden dejar de
verse en esta peligrosa lucha en el campo.

Con un sentido completamente extraño a los intereses vitales de los campesinos,


aprovechando la ignorancia de éstos y los recelos que’ naturalmente sienten como
resultado de la secular explotación de que son víctimas, los agentes trotskistas del MNR
actúan, antes que nada, con el propósito de crear en el campesino sencillo y humilde,
una conciencia política falsa, una política de caudillos, que da lugar al matonaje y a la
explotación de las masas por parte de ciertos dirigentes agrarios, impuestos desde fuera
por el partido del gobierno.

Organizados en atención a los distritos rurales y no a las capas sociales que conforman
la masa fundamental de campesinos, los sindicatos agrupan tanto a colonos o
pegujaleros, Cómo a campesinos sin tierra, jornaleros agrícolas o peones, comunarios,
pequeños propietarios y aun propietarios medianos, no obstante ser los intereses de
unos y otros distintos y sus objetos de lucha distintos también.

Lo correcto habría sido organizar a los pegujaleros, arrimantes, aparceros y arrenderos,


en un sindicato, una federación provincial y una central departamental; paralelamente a
los campesinos pequeños o piqueros y lo mismo a los campesinos medianos,
estableciendo uniones o ligas que faciliten la lucha unitaria por el objetivo común de la
abolición del latifundio y por las reivindicaciones propias de cada uno de estos sectores
sociales. En esa forma se habrían dado todas las condiciones orgánicas, para el
esclarecimiento político de los fines democráticos de la reforma agraria, y se habrían
evitado errores de los que, en verdad, no son responsables los campesinos.

116
Pero, lo más grave de esa política aventurera, es que se introduce en las luchas
campesinas el virus de la lucha racial, empujando a los indios contra los cholos y los
blancos, sin discriminación de clases en el campo. Así, en vez de buscar la unidad de
los campesinos y los pobladores de aldeas, cantones y capitales de Provincia, donde no
sólo moran campesinos, sino también comerciantes, profesionales, maestros de
escuela, estudiantes, etc., lanzan a las masas del campo al saqueo de dichas
poblaciones, que a la postre evacúan hacia las ciudades reforzando, quiérase o no, las
filas de la reacción y el imperialismo.

Movilizados con frecuencia en forma obligada, con o sin motivo, los campesinos se
mantienen en una constante e inútil agitación, dejando de atender sus actividades
agropecuarias. Es cierto que expulsan del campo a los latifundistas y en un comienzo
ocupan gran parte de los latifundios, pero también es evidente que despojan a los
pequeños y medianos campesinos que no son indígenas, ahondando la división en sus
filas. Esta movilización frecuente que obliga el abandono de las tareas agrícolas
coincide, en los hechos, con los objetivos de la reacción y el imperialismo, que sabotean
la producción. Los campesinos viven más bien en marchas constantes hacia las ciu-
dades, en vez de ejecutar la reforma agraria y reivindicar definitivamente su derecho a la
tierra y con ella, su verdadera liberación.

El Ing. Eduardo Palomo y el Dr. Remberto Rojas, altos personeros del Servicio Nacional
de Reforma Agraria, dicen al respecto: “Cuando el hombre ha sido sometido a la
esclavitud, cuando ha sufrido toda suerte de vejámenes y se enfrenta súbitamente con
mm ambiente de plena libertad, se siente en principio ofuscado y no siempre hace buen
uso de esa libertad. En la primera etapa de la revolución y aplicación de la reforma
agraria, se presentaron algunas situaciones de, esa naturaleza. En los valles de
Cochabamba, riberas del Lago Titicaca y algunas otras zonas, donde por. la fertilidad de
la tierra se habían concentrado grandes masas de campesinos colonos, la falta de tierra
para dar cabida a todos, les hizo cometer algunos excesos.”

La verdad es que esta situación se debe a la política de vacilaciones y compromisos


impuesta por el Departamento de Estado norteamericano, se debe a la dictadura de
partido único, a la necesida4d de cansar y desgastar a los campesinos, a la necesidad
de ahondar las contradicciones entre la ciudad y el campo, de crear la división en las
filas campesinas y retardar la ejecución de la reforma agraria.

La consecuencia inevitable de esta política es la disminución de la producción agrícola


que, según los citados personeros del Servicio Nacional de Reforma, “en los dos
primeros años”, en “algunos rubros llega hasta un 50 %“. En efecto, la producción de
trigo por ejemplo, de 45.649 toneladas en 1950, baja a 20.000 el año en que se dieta la
Ley de Reforma (1953) y a 17.500 en 1954 y 1955. En 1956 baja a 16.000; y aunque en
1957 sube a 25.000, la producción cae nuevamente en 1958 a 12.000 hasta llegar
apenas a 11.000 en 1959, es decir, que la producción disminuye en 1959 en más del 75’
% con respecto a 1950. Es que esta situación se debe únicamente a los trastornos
creados por la reforma agraria? No. Dos son las causas que determinan esta baja de la
producción de trigo. Una, la situación creada en el agro como resultado de la política
aventurera impuesta a los campesinos, y, otra, el dumping norteamericano que bajo el

117
nombre de “ayuda americana” primero y luego al amparo de la política de “estabilización
monetaria” y “libre cambio”, dictada por el Fondo Monetario Internacional, permite a EE.
UU. colocar sus excedentes de trigo y de harina de trigo, decretando la ruina de la
producción triguera de Bolivia.

No ocurre lo mismo con la papa y el arroz, cuya producción, si bien disminuye en los
primeros años de la reforma, en cambio, los años .posteriores muestra una tendencia al
aumento. ¿ A qué se debe esto? A que la papa no entra en la llamada “ayuda
americana” y a que los grandes productores de -arroz, que desarrollan en Santa Cruz la
empresa agrícola capitalista, absorben la mayor parte de la ayuda técnica y económica
del gobierno.

Otro es el fenómeno con respecto a la producción de maíz, que en los años de 1954, 5.5
y 56 disminuye aproximadamente en un 50 % en relación con los años anteriores y
aumenta en 1957 en cerca del 40 % en relación con los años 54, 55 y 56, para luego
disminuir sistemáticamente, debido a que por la política de “libre cambio”, la importación
de maíz peruano, provoca la ruina de los pequeños productores, particularmente de
Cochabamba, cuya producción fundamental es el maíz.

En cuanto a la producción de caña de azúcar, ella muestra una tendencia al aumento


desde 1954, porque se establecen ingenios azucareros privados y estatales como el de
Guabirá en Santa Cruz.

Este estado de cosas, agravado por los ritmos cada vez más acelerados de la inflación
monetaria, determina el alza constante del costo de vida, creando una situación
realmente aflictiva, que hace mayores impactos en la pequeña burguesía urbana. Es por
eso que algunos sectores de esta clase social, en su desesperación, confluyen con la
reacción y el imperialismo, en una abierta posición contra los indios y contra los obreros,
a quienes atribuyen toda la causa de sus males.

El efecto de esta política aventurera en cuanto a la ejecución de la reforma agraria, es el


lento proceso de afectación de tierras, que hace decir al propio presidente de la
República en su mensaje al II. Congreso Nacional, el 6 de agosto de 1959, ‘lo siguiente:
“Por lo mismo que Bolivia es un país campesino, ha resultado más fuerte el contraste
entre las necesidades de una profunda trasformación en el régimen de tenencia y uso de
la tierra y la inoperancia, la inadecuación o el retraso de las estructuras públicas
encargadas de esa administración.” Por su parte, los señores Palomo y Rojas dicen que
“este hecho viene retardando la consolidación del nuevo régimen jurídico de propiedad
de la tierra y la posibilidad de intensificar la actividad productiva de los nuevos
propietarios, así como las de inversiones y trabajo”.

Los trámites de afectación, dotación, consolidación, etc., son excesivamente


burocráticos e interminables, implican un derroche de los fondos públicos, dando lugar a
exacciones por parte de peritos agrimensores, jueces e inspectores, vocales de Corte,
abogados, diligencieros, dirigentes sindicales, etc. y al negociado en grande escala, por
parte de los que se “dedican” a los trámites de la reforma agraria. En un comienzo, los
campesinos satisfacen estas exigencias, con la esperanza de poseer el título de
propiedad; pero, después a regañadientes, ante el chantaje de que son víctimas.

118
“En este orden es ilustrativo citar el cálculo que hiciéramos para 1956 —escriben Beltrán
y Fernández—. En dicho año, el Servició Nacional de Reforma Agraria contaba con la
asignación presupuestaria de Bs. 779.760.250 y otorgaba, como promedio anual, cerca
de 3.431 títulos ejecutoriales. Esto quiere decir que cada parcela cuesta a la
administración... Bs. 227.269; pero, fuera del Servició de Reforma Agraria, otros
organismos como los departamentos legales del Ministerio de Asuntos Campesinos y del
Palacio de Gobierno, forman parte del mecanismo de ejecución de la reforma..., En
realidad, si se hiciera un breve cálculo, el costo de todo el trámite... hasta la obtención
del título, sería, en muchos casos, superior al de compra. Por esta razón.., gran número
de ex colonos’ prefieren comprar sus parcelas”; de ahí que ,el Consejo Nacional de
Reforma Agraria autoriza la trasferencia directa, previa solicitud.

Pero, no solo se trata de la lentitud de este procedimiento, “que precisará todavía más
de un siglo —dicen Beltrán y Fernández— exactamente 108 años para afectar todas las
demás propiedades suceptibles de afectación”. Se trata también de la insuficiente ex-
tensión de las dotaciones, ya que al amparo del Decreto-Ley del 17 d~ febrero de 1955,
que reduce la mediana propiedad en los valles -dé Cochabamba, simplemente se
consolida el pegujal o sayaña, agravando el problema del minifundio, mientras que en
ese mismo valle existen latifundios intocados, muchos de ellos pertenecientes a
destacados militantes del partido gobernante.

Los señores Palomo y Rojas dicen a este respecto: “A pesar de que la Ley de Reforma
Agraria previó la preferencia en el derecho de dotación y en el caso de propiedades
medianas, progresistas, empresas y aun latifundios, determinó como condición para
tener de-rocho a dotación el ser colono con dos años de anterioridad al dietado de la
Ley, en la práctica la dotación indicada se hizo extensiva a todos los campesinos que
vivían en el fundo en calidad ya sea de arrimantes, aparceros, tolerados y aun, en
ciertos casos, arrendatarios, lo que originó un excesivo fraccionamiento de la tierra en
las zonas de fuerte presión demográfica.

“Consideramos —continúan— que uno de los problemas más serios es el de los


minifundios en las zonas de valles y el altiplano que soportan - una fuerte presión
demográfica., creemos que solamente el desplazamiento del exceso de población de
estas áreas, mediante planes adecuados de migración permitirá resolver en definitiva el
problema.”

Por otra parte, es un hecho que los campesinos no reciben ninguna forma de ayuda, ni
créditos ni atención técnica. Mas, a fin de que esta afirmación tenga todo el respaldo que
merece, preferimos trascribir lo que dice el Sr. presidente de la República en su mensaje
de referencia: “... Dé un lado, las instituciones jurídicas de la reforma agraria se han
limitado a ocuparse del proceso de titulación, si bien el ritmo de este proceso está muy
lejos de responder a las justas aspiraciones del gobierno revolucionario y dé las masas
campesinas. De otro, se han ido descuidando las tareas de investigación agropecuarias,
de extensión agrícola,’ de trasformación revolucionaria de las técnicas de trabajo en el
campo. Las máquinas agrícolas han llegado a manos de los intermediarios o de los
grandes propietarios de tierras del Oriente, pero no a manos de las comunidades
campesinas, de las cooperativas de producción de Oruro o de Cochabamba, de La Paz

119
o de Potosí. No importa que las comunidades campesinas hayan estado situadas en los
linderos mismos de las estaciones experimentales: nada han aprendido de ellas y ningún
beneficio han recibido de sus máquinas y de sus nuevas herramientas. Lo que equivale
a decir que esta estructura superior de -técnica agrícola, ha ido conformándose —y
“organizándose”— por encima de los intereses y los problemas de las clases
campesinas pobres como si en Bolivia no se hubiese efectuado una profunda y medular
reforma agraria. Hasta la propia y antigua organización de crédito agrícola, el Banco
Agrícola de Bolivia, ha sufrido una inevitable deformación, empujada y limitada por estas
corrientes... es... más fácil arrendar máquinas a los grandes productores de algodón,
arroz y azúcar de Santa Cruz o a los progresistas lecheros de Cochabamba, que
entregarse a la peligrosa y tremenda tarea de cooperar en la trasformación técnica de la
pobre agricultura del Altiplano o de los valles interandinos o en el difícil asentamiento de
colonos en Santa Cruz, en Caranavi, en Inquisive o en el Chapare. Es... más fácil,
prestar Bs. 1.000 millones a un productor de azúcar que prestar unos miles de bolivianos
a miles de -cultivadores pobres...”

La palabra del presidente es la denuncia autorizada de la inope-rancia de la reforma, si


bien el subjetivismo impide a los gobernantes comprender la realidad y actuar conforme
a ella. No se puede, pues,, afirmar que en Bolivia se haya operado “una profunda y me-
dular reforma agraria”, sin incurrir en flagrante contradicción con los hechos, destacados
por el mismo mandatario de la Nación. No es la política del avestruz la más aconsejada
para afrontar un problema de la magnitud de la reforma agraria. Es necesario
emprender de una vez por todas la verdadera causa de que la reforma arroje un balance
negativo después de siete años de promulgada la Ley. Esa causa que no quieren o no
se animan a ver en su desnudez algunos círculos del partido gobernante, és la misma
que determina la situación crítica de las minas nacionalizadas, de YPFB, de la industria
de trasformación, de los ferrocarriles, en suma de la Nación toda, es decir, la política
dependiente de los monopolios capitalistas de EE. FU. Mas, esto no significa que la Ley
de Reforma Agraria sea “tan rica en contenido doctrinario, en alcances económicos, en
formulación de las necesidades del campo boliviano”, cómo sostiene el presidente Siles.
Tiene, ciertamente, aspectos positivos, pero también contiene serias contradicciones,
como fruto de la vacilación que caracteriza la conducta del gobierno, a causa de sus
compromisos con el Departamento de Estado norteamericano.

Los objetivos esenciales que se propone la Ley de Reforma son dar tierra a los
campesinos que la trabajen, aboliendo para el efecto los latifundios que permiten a sus
detentadores una renta absoluta, que no proviene de su trabajo personal en el campo; y
desarrollar la actividad agropecuaria utilizando medios técnicos y métodos nuevos de
trabajo y estimulando a los agricultores medianos y pequeños y al cooperativismo. El
primer objetivo lleva implícita la finalidad de liberar a los campesinos, de su condición de
siervos.

¿Cómo se cumple el primer objetivo, consistente en la dotación de tierras’? A pesar de


que la respuesta está ya dada en el párrafo trascrito del mensaje presidencial, veamos
algunos informes oficiales al respecto.

120
El Censo Agrícola de 1950 toma corno “unidades” 86.377 propiedades rústicas, de las
cuales 59.988 tienen una extensión menor de 10 hectáreas, por lo que según el Informe
Analíico del Consejo Nacional de Reforma Agraria (1960), “los trámites de afectación y
dotación de tierras deben realizarse sobre 26.389 haciendas”. El mismo Informe indica
que el número de campesinos beneficiados “desde la iniciación de las labores” de dicho
Consejo, hasta el 31 de diciembre de 1959, alcanza a 32.608 jefes de familia, es decirr
163.400 personas, si se considera que una familia se compone de cinco personas. Si la
población rural total calculada para 1959 16 llega a 2.213.755, quiere decir que el
número de personas beneficiadas, incluyendo mujeres y niños, representa solamente el
7,2 % dc la población rural.

El Censo de 1950 registra como superficie total agrícola 32.7 millones de Hectáreas y
654.200 como área bajo cultivo. A base de estos datos, de los proporcionados por la
FAO y por el Servicio Forestal del Ministerio de Agricultura, la CEPAL estima que la
superficie agrícola total es de 23,6 millones de hectáreas y el área en cultivo solamente
del 2 al 3 % de esta superficie, o sea, 654.200 hectáreas. Admitiendo como evidentes
las cifras dadas en el Informe Analítico, se han distribuido hasta el 31 de diciembre de
1960, 806.956 hectáreas individuales y colectivas entre 32.608 jefes de familia. Esto
quiere decir, que esa distribución sobrepasa en 152.756 hectáreas el área en cultivo
registrada por el Censo del 50; sin embargo, la dotación de tierras beneficia apenas al
7,2 % de la población rural. ¿ Cómo se explica este fenómeno’? Por fuerza debemos dar
crédito a que la reforma está tomando de las 23,6 millones de hectáreas de tierras
cultivables que se estima existen; pero, en ese caso, las 806.956 hectáreas ya
distribuidas, presentan escasamente el 3,4 %, y si se tiene en cuenta, conforme al citado
Informe Analítico, que las dotaciones individuales solamente alcanzan a 613.753
hectáreas, siendo las dotaciones colectivas de 193.203 hectáreas, resulta que el
porcentaje de las dotaciones individuales en relación al total de tierras cultivables, es
apenas el 2,6 % y el porcentaje de las dotaciones colectivas sólo el 0,8 %.

Estos datos sumamente reveladores, muestran la medida en que la reforma cumple su


objetivo de dar “tierra a quien la trabaja”; sin embargo, el Informe Analítico del Consejo
Nacional de Reforma Agraria, llega a hacer cálculos demasiado optimistas, al extremo
de reflejar una imagen falsa de lo que ocurre en realidad. Así, por ejemplo, expresa que
de 806.956 hectáreas distribuidas entre 32.608 jefes de familia se tiene un “promedio de
24,75 Has. por familia campesina”. La operación aritmética es indudablemente correcta,
pero en manera alguna corresponde a la realidad; y es cierto que esas demostraciones
tienen simplemente la finalidad de propaganda de exportación, porque ya no es fácil
desvirtuarlas, aunque el mismo Informe anote que con relación a ese elevado promedio
de “24,75 Has. por familia campesina”, “aparentemente significaría no existir el problema
del minifundio, pero no se debe olvidar que este promedio se refiere a toda la República
y el problema existe en las zonas densamente pobladas de los valles, especialmente de
Cochabamba y en las zonas ribereñas del Lago Titicaca.

Documentación Básica, también oficial, contiene las siguientes observaciones: “En la


práctica, la dotación de tierras en propiedad colectiva, hecha en favor de campesinos
que también recibían dotaciones individuales, no ha tenido resultados favorables en
cuanto a la producción se refiere, por falta de un sistema efectivo de organización del

121
trabajo en dichas áreas.;.” La producción, llamada colectiva” beneficia a ciertos líderes
campesinos erigidos en nuevos caciques. “En cuanto a las propiedades cooperativas,
durante los seis años de ejecución de la reforma agraria, son muy raros los casos en
que se han hecho dotaciones en favor de dichas organizaciones...” “En las propiedades
de comunidades indígenas aún no se tienen datos sobre resultados, desde el momento
en que no se ha aplicado la Ley de Reforma Agraria...” “Finalmente, con referencia a las
dotaciones individuales, como era de prever, no ha sido posible dotar con unidades
equivalente a la pequeña propiedad en las diferentes zonas y subzonas, conforme era el
ideal de la Ley, sino cuando más en un reducido porcentaje... El resultado inmediato
constituye el minifundismo...”

Todos los informes guardan un silencio absoluto con respecto a los campesinos
pequeños o piqueros, que en su mayoría poseen parcelas con menos de una hectárea,
particularmente, en la región de los valles centrales. Estos campesinos no reciben
ningún beneficio. Al contrario, a causa de la política de “Estabilización Monetaria”, se ven
obligados a vender sus cosechas, especialmente maíz, a precios cada vez más bajos,
mientras deben comprar los artículos manufacturados a precios cada vez más altos. Por
esta razón los piqueros emigran en proporciones alarmantes a las zafras argentinas, en
busca de mejores condiciones de vida.

En la, región oriental del país, casi despoblada, donde no existe el problema de la tierra,
desaparecen los monopolios de la explotación de la goma y la castaña, detentadas por
las Casas Suárez y Zeller, explotación basada en el sistema del, peonaje. Ahora, los
peones explotan libremente la goma y la castaña, para los rescatistas o acopiadores
organizados por empresas extranjeras con socios bolivianos, ligados al partido del
gobierno. La consecuencia es el contrabando incontrolado de estos productos, con
defraudación de los intereses fiscales. Si antes la Casa Suárez explotaba el trabajo de
los siringueros sin ninguna inversión, ahora, los acopiadores hacen lo mismo, con la
única diferencia de que los siringueros trabajan cuando pueden y cuanto quieren. Pero,
la falta de previsión y de interés del gobierno ha determinado la fuga de estas riquezas,
con perjuicio del Tesoro Público. Por otra parte, en cuanto al ganado bovino, la matanza
y el contrabando al exterior, amenazan liquidar esa importante fuente de riqueza del
país. El gobierno no toma ninguna medida de protección a la ganadería, ni se interesa
en la solución de estos problemas de la región oriental del país.(101)

De lo expuesto resulta que cl primer objetivo de la reforma, no se cumple sino en la


medida en que la dotación se reduce a la consolidación del pegujal o sayaña en
propiedad de los campesinos colonos. Pero, aun en este caso, dada la lentitud del
proceso dé titulación, se necesitan varias decenas más de años hasta su terminación;
mientras algunos dirigentes del partido oficial aparecen como propietarios de extensas y
ricas haciendas en el Departamento de Santa Cruz, por ejemplo, o sus latifundios no son
afectados, como en algunos casos, en los Departamentos de La Paz, Cochabamba,
Potosí, Sucre, etc.

Como consecuencia lógica del incumplimiento de dar “tierra a quien la trabaja”, la


liberación del campesino colono es parcial y relativa. Por una parte la insuficiente
extensión de las dotaciones de tierras y por otra, la crítica situación económica nacional,

122
agravan el proceso de depauperación de los campesinos, dando lugar a que los
sistemas de arrendamiento y aparcería, autorizados por la propia Ley de Reforma
Agraria, se generalicen, lo que significa conservar, en cierto grado, las relaciones
feudales, como resabios que la reforma no alcanza a eliminar.

Es evidente que han desaparecido el pongueaje y las otras formas de servicios


personales gratuitos que aplastan a los campesinos. Este es ciertamente, el aspecto
positivo de la reforma, es la conquista lograda por aquel gran movimiento de masas en
ascenso democrático y revolucionario que siguiera a la insurrección popular de abril de
1952, hasta 1955.

Incorporados al régimen jurídico y político de la Nación, los campesinos constituyen


ahora, una fuerza política importante capitalizada en gran proporción por el partido del
gobierno. Mas, no puede pasarse por alto el hecho de que en el ejercicio del derecho de
ciudadanía, se impone a los, campesinos la práctica de todos los vicios de la democracia
liberal y caudillista, deformando su conciencia política en relación con los intereses
nacionales y democráticos del país. Si bien el Estatuto Electoral establece con toda
justicia el voto universal, en cambio, desvirtúa la esencia democrática de esa conquista,
toda vez que limita su ejercicio, convirtiéndose en instrumento legal para mantener la
dictadura de partido único, como típica expresión de la política de compromisos del
gobierno del MNR.

Es también evidente que la conquista de los derechos sociales y políticos permite a los
campesinos y obliga al Estado a promover un movimiento educacional en el campo.
Actualmente hay 3.685 escuelas con 5.347 maestros y 158.000 alumnos, lo que
representa• un incremento del 113 % en el número de escuelas, 117 % en el número de
maestros y 220 % en el de alumnos”, con relación a 1951. Gran parte de dichas
escuelas corresponde al esfuerzo de los campesinos “sin ninguna ayuda del Estado”.
Según el mensaje del presidente Siles al Congreso de 1958, más del 40 % de ellas son
obra exclusiva de los campesinos. Pero tampoco puede dejarse de anotar el propósito
ya señalado de la escuela rural boliviana, a cuyas aulas acuden los hijos de los
campesinos quechuas y aymarás, de eliminar la lengua materna. de éstos
imponiéndoles un idioma que no es el suyo. ¡ Para nada sine la experiencia histórica! Ni
siquiera la de los conquistadores y colonizadores españoles que enseñan el catolicismo
a los indios, en la lengua nativa de éstos.

En cuanto al objetivo de desarrollar la actividad agropecuaria, utilizando para ello medios


técnicos y métodos nuevos de trabajo y estimulando a los pequeños y medianos
productores, así como cl cooperativismo agrario, tampoco se cumple. Ya se ha visto
cómo el propio presidente de la República,, Dr. Siles, denuncia, que los cientos y miles
de campesinos no reciben ninguna ayuda técnica ni económica, y cómo las estaciones
experimentales a cargo del Servicio Agrícola Interamericano (SAI), están al margen de
los problemas e intereses de la agricultura boliviana.

Con respecto al cooperativismo agrario, hay que distinguir dos etapas: lii primera hasta
la implantación de la política de “Estabilización Monetaria”, el 15 de diciembre de 1956, y
la segunda desde entonces en adelante. La primera etapa se caracteriza por un proceso

123
inflacionario que en 1956 adquiere una tendencia galopante, con la consiguiente
elevación del costo de vida y la depresión del salario real. En estas condiciones, el
gobierno, a base del sistema preferencial de cambios, subvenciona los precios de ciertos
artículos, importados, cuya distribución por medio de cupos se otorga discri-
minatoriamente en favor de miembros del partido oficial. De ahí que según el entonces
presidente Dr. Paz Estenssoro, ‘hasta el 30 de junio de 1956, se fundan 320
cooperativas “bajo los auspicios del gobierno, con un número dc socios que alcanza a
17.844”, la mayoría de las cuales “han concedido más atención —dice— al aprovi-
sionamiento de sus socios que a la producción misma”, por lo que para preparar el
personal capacitado que corrija las fallas —continúa— que coadyuve a la formación y
funcionamiento dc nuevas cooperativas, se ha creado un curso especial de la OIT”.

En realidad, el incentivo de la distribución de cupos “mediante los líderes del grupo”, es


el único motivo de la organización de “cooperativas”. “Esta medida —se dice en
Documentación Básica— despertó el interés del dirigente campesino y lo convirtió en
promotor de la organización de cooperativas con miras a beneficiarse de dichas
facilidades.” Pero “el Plan de estabilización monetaria... eliminó el sistema de
distribución de cupos, por lo que prácticamente paralizó el afán de organizar nuevas
cooperativas de campesinos, demostrando que cl objeto principal de estas
organizaciones, antes de nada, era el de recibir ventajas de la construcción de cupos”.
Lo cierto es que no sólo paraliza el afán de organizar cooperativas, sino que las
existentes desaparecen. Y no puede ser de otro modo, puesto que dichas cooperativas
carecen de tierras suficientes, de medios económicos, de instrumentos de trabajo
modernos y del asesoramiento y ayuda técnicos indispensables, así como de dirección y
administración apropiadas, para hacer de ellas centros de producción de nuevo tipo.

La segunda etapa del cooperativismo agrario se inicia con la Ley General de Sociedades
Cooperativas, que entra en vigencia el 10 de enero de 1959. Se crea un nuevo aparato
burocrático, cuya Dirección Nacional trabaja “en estrecha cooperación con la sección’
cooperativas del SAI, FAO y Acción Andina de las Naciones Unidas” Y En verdad, poco
o nada puede esperarse de la “nueva” orientación cooperativista, que tiene mucho que
ver con cl problema de la colonización del Oriente boliviano; pero, este es un problema
que debemos examinarlo rápidamente en otro subcapítulo.

LA COLONIZACION

¡La colonización!. He aquí la nueva solución que el gobierno encuentra a los problemas
emergentes de la reforma agraria, tales como el parvifundisino, la no entrega de tierras a
los campesinos que carecen de ellas, la depauperación, la desocupación de los trabaja-
dores de todas las ramas de la producción, debido tanto al cierre de minas pequeñas y
medianas del sector privado, de fábricas, etc., etc., como al despido de obreros
“supernumerarios”. Sólo la COMIBOL aumenta el ejército de desocupados en más de
8.000 y pretende echar a la calle 5.000 obreros más.

19 Documentación Básica, etc.

124
La colonización encargada a la Misión Andina de las Naciones Unidas, que cuenta con
la “asistencia técnica” de la OIT, FAO, OMS, Unesco, etc.; encargada ‘al Servicio
Agrícola Interamericana (SAI) y al punto IV, he aquí la solución de los problemas.

Nadie duda de la importancia de colonizar el Oriente boliviano cuyo aislamiento y atraso


se debe al carácter monoproductor y dependiente de la economía nacional; pero, llama
la atención de que un gobierno que dice estar haciendo la “revolución nacional”,
pretenda salvar la miseria, el hambre, la desocupación y todos los problemas
emergentes de la situación crítica por la qué atraviesa el país, mediante la colonización y
de la mano del imperialismo, que precisamente no cede un palmo de terreno en favor de
la independencia económica y política de Bolivia y que, al contrario, refuerza. sus
posiciones, en la medida en que se agravan los problemas nacionales.

Bolivia es un país escasamente poblado y aunque la mayor parte de su población se


halla concentrada en las regiones de los valles y del Altiplano, es evidente que no puede
afirmarse que en estas regiones hay “excedente” de población. Basta un ejemplo: el
territorio de la República Socialista Checoslovaca es, más o menos, igual que el del
Departamento de Cochabamba; sin embargo, la población de Checoslovaquia es de 13
millones y medio de habitantes, mientras la. de Cochabamba es apenas de 524.520
habitantes, según los cálculo para 1959. ¿ Puede acaso resolverse el problema del
minifundio y el de la no entrega de tierras a los campesinos que carecen de ellas, la.
depauperación, la desocupación, etc. despoblando las regiones de los valles y del
Altiplano, para poblar reducidamente y a través de un largo proceso las extensas zonas
de la región oriental del país! Y no digamos nada de la ausencia de servicios sanitarios y
otros medio, que hacen difícil el trasplante de gente de las tierras altas al trópico, pues
son los mismos propugnadores de la “colonización” los que prefieren a las tremendas
dificultades de tal empresa que requiere caminos, saneamiento de zonas colonizables,
desmonte de bosques, construcción de viviendas, atención sanitaria, escuelas,
aprovisionamiento, instrumentos de trabajo, etc., etc.

Las razones aducidas por la CEPAL para colonizar el Oriente boliviano son, en primer
término, la necesidad de “provocar un desahogo a la presión demográfica en los valles y
en el Altiplano, si se desea mejorar, o por lo menos no agravar, la situación económica
de las poblaciones rurales de dichas regiones” y, en segundo término, la necesidad de
producir algunos artículos que actualmente se importan y que pueden obtenerse en las
tierras aún inexplotadas de la región oriental del país. “Debe tenerse en cuenta, además
—dice la CEPAL—, que se han invertido cuantiosos ‘capitales en el desarrollo de esa
zona, como por ejemplo en la carretera de Cochabamba a Santa Cruz y en el ingenio
azucarero de Guabirá, y que su debido aprovechamiento requiere la existencia de
población en número suficiente para extender los cultivos de caña, algodón, café, arroz y
oleaginosas, entre otros.”

Cuando se dice que uno de los objetivos de la colonización es absorber el “excedente”


de la población de los valles y del Altiplano, para evitar el agravamiento de la miseria’
económica de loe campesinos de estas regiones, es que tal situación de miseria se atri-
buye a la mayor población y no al sistema feudal de explotación que pesa a lo largo de
cientos de años sobre las espaldas de estos campesinos. Así resulta que la empresa

125
“colonizadora” tiene como fundamento teórico el neomalthusianismo, cuya finalidad es,
en último análisis, impedir la reforma agraria, dejando intacto el régimen de propiedad y
los sistemas de explotación semifeudales. Pero esto no es todo, puesto que la
colonización toca también a los desocupados de la industria de trasformación, de las
minas, la construcción, los ferrocarriles, etc., lo que significa que la situación crítica por
la que atraviesan las actividades económicas de producción en general, también se
atribuye al “exceso” dc trabajadores o “supernumerarios” y no a las condiciones de
dependencia en que se desenvuelve el país, a la explotación y opresión que soporta
toda la Nación boliviana de parte de los monopolios capitalistas de los EE. UU. De ahí
que el desplazamiento de contingentes desocupados no tenga la finalidad de solucionar
la situación de la miseria, la industria, etc., sino simplemente prorrogar su agonía,
manteniendo intactas las causas de esa situación, es decir, conservando las condiciones
que hacen de Bolivia una fuente de materias primas y un mercado para los productos del
imperialismo norteamericano.

Es sabido que si no se desarrolla la agricultura y, por tanto, no se ejecuta una verdadera


reforma agraria, la industria de trasformación seguirá siendo insuficiente y. de escasa
significación en el desarrollo económico del país. Y es sabido que la reforma agraria no
ha de cumplirse en forma efectiva, en tanto la política del gobierno continúe girando en
el círculo cerrado que le traza el Departamento de Estado norteamericano, en función de
los intereses del capitalismo financiero que representa.

Pero, el desplazamiento de contingentes campesinos sin tierra o con escasa tierra, de


contingentes obreros desocupados y contingentes militares de conscriptos, que
igualmente forman parte del -plan colonizador, tiene, asimismo, otra finalidad política al
servicio de los intereses monopolistas de los EE. UU. Se trata, en verdad, de facilitar
mano de obra barata a las empresas petroleras que ya tienen en su poder grandes
yacimientos petrolíferos, cuya explotación intensiva será un hecho, cuando estas
empresas que también operan en los países del Cercano y Medio Oriente, sean
expulsadas de allí, dado que estos países luchan consecuentemente por su inde-
pendencia nacional.

Este trasplante de “excedentes” de población de las- tierras altas, tiene, por otra parte, el
objeto de facilitar la penetración de nuevas empresas norteamericanas hacia la región
oriental del país, para la explotación de los grandes recursos forestales y de las fer-
tilísimas tierras, mediante su monopolización por esas empresas. Tal es ya el caso de la
Harnet, a la que se le entregan 20.000 hectáreas en el Alto Beni, en abierta
contradicción con la Ley de Reforma Agraria.

Este Plan colonizador, para cuyos objetivos se cuenta con la “cooperación” de ciertos
organismos de “asistencia técnica” de las Naciones Unidas y de las “misiones de ayuda”
de los EE. UU., como el punto IV y otras, tanto en lo construcción de caminos como en
la “educación técnica” de determinado personal boliviano, constituye un gasto
diversionista de los escasos recursos nacionales y de las fuerzas humanas de
producción, al servicio de la penetración imperialista hacia la región oriental del país.

126
Esta política soslaya la solución de fondo de los problemas, con medidas que de
momento sólo cumplen objetivos contrarios a esa solución, es el resultado ineludible de
la sumisión a los dictados de los monopolios capitalistas de EE. UU. Todos los “planes”
de estabilización y otros, seguidos al pie de la letra, crean condiciones favorables para la
aplicación de medidas dé “cooperativismo” y “colonización”, descuidando lo fundamental
del problema, es decir, la realización efectiva de la reforma agraria. Ocurre lo mismo con
las minas nacionalizadas, YPFB, la industria de trasformación, ferrocarriles, etc. De ahí
que es conveniente referirse a dichos planes de estabilización” dictados por “técnicos” y
organismos que representan los intereses del imperialismo yanqui.

POLITICA DE “ESTABILIZACION”

Veamos, en primer término, que desde fines de 1931 y como consecuencia de la crisis
mundial capitalista de 1929-33, el país entra en un proceso inflacionario del que no
puede salir sin mayores conmociones económicas y financieras.

En 1932 Bolivia confronta una fuerte escasez de divisas y adopta como medida
defensiva el sistema de Control de Cambios, con el propósito de lograr la recuperación
económica y la estabilidad financiera y monetaria. Pero, debido a que las bases de la
dependencia nacional, del atraso y de las relaciones de producción semifeudales son
intocadas, el sistema que establece tipos de cambio preferencial, da margen al
negociado y la especulación por parte de favoritos del gobierno, aunque nunca en forma
tan descarada como en los primeros cuatro años del gobierno del MNR. Sin embargo,
este episodio no desahucia el sistema mismo, porque aplicado con honestidad y en
defensa de los intereses nacionales, es justamente el sistema aconsejable en los países
de economía subdesarrollada y dependiente.

Es, pues, desde fines de 1931 que la inflación viene desvalorizando la moneda, sin que
las modificaciones del cambió ni las diversas medidas de política financiera pongan
remedio al proceso inflacionario, que sigue su curso cobrando cada vez un ritmo de
mayor velocidad.

La inflación que es la saturación monetaria del mercado, mediante la emisión de papel


moneda en cantidades excesivas ‘a las necesidades de la circulación, proviene del
desequilibrio económico y financiero. Esta es por otra parte, la característica del
desarrollo económico de Bolivia, a causa de la naturaleza de su estructura económica de
país agrario, atrasado y dependiente.

Tal dependencia favorece la fuga constante de capitales y hace que la balanza de pagos
sea por lo general deficitaria. El carácter monoproductor de la economía boliviana es,
por otta parte, un rasgo dominante que la hace excesivamente sensible a las
fluctuaciones del mercado mundial capitalista y a las manipulaciones de los monopolios
internacionales que, en realidad, son los que controlan la economía nacional. De ahí que
el Estado acuse una situación de permanente pobreza; y, precisamente por eso, los
gastos públicos superiores a los ingresos, son la causa de la inflación en un comienzo.
El Estado se ve frente a gastos desmesurados, como en el caso de la guerra del Chaco,

127
gastos que sobrepasan en mucho a sus ingresos, viéndose obligado a recurrir a los
préstamos, a sus reservas en divisas y oro y a diversas medidas impositivas que gravan
el consumo popular. La necesidades urbanas que marcan el progreso de las ciudades a
partir de 1936, exigen fondos que se obtienen en préstamo del Banco Central. La
necesidad de obras públicas, carreteras, represas para regadío y otras, requieren dinero
que el Estado obtiene por el mismo medio de los préstamos. Los presupuestos
permanentemente deficitarios requieren asimismo su nivelación, cosa que se logra por la
misma vía, es decir, por los préstamos del Banco Central; de modo que éste, para cubrir
tales exigencias, tiene que recurrir a la emisión de más papel moneda, desvalorizando
continuamente su poder adquisitivo.

Sin embargo, la inflación adquiere un ritmo más acelerado a partir de 1952, lo que en
manera alguna justifica la política de los anteriores gobiernos, que no mueven un dedo
en busca de la independencia económica del país. Entregados como se hallan al- impe-
rialismo norteamericano, como ahora contralor casi absoluto de ‘la economía nacional,
viven adormecidos, gozando de las fruiciones del poder político dispensado por las
grandes empresas mineras, sin preocuparse en lo más mínimo de los intereses
nacionales ni del pueblo.

Ya se ha visto cómo las disponibilidades monetarias del público aumentan durante la


guerra del Chaco, a causa de las nuevas emisiones del Banco Central, de “38 millones
de bolivianos a fines de 1931, a 378 millones en 1935”, o sea, “diez veces más que en el
año anterior a la guerra.”

El índice del costo de la vida en la ciudad de La Paz, tomando como basa 1931 igual
100, sube a fines de 1986 a 214, lo que representa una tasa acumulativa anual de
16,6 %.

En 1939, el circulante aumenta a 679,5 millones y el índice del costo de vida asciende a
733 puntos, en la ciudad de -La Paz. Las cifras de la circulación monetaria, de 679,5
millones a fines de 1939, año en que estalla la segunda guerra mundial, suben a 2.558,4
millones a fines de 1945, año en que termina la guerra. El índice del costo de vida en La
Paz, aumenta de 733 a fines de 1939 a 1911 puntos en 1945. De este año a 1951, el
circulante crece a 4.334 millones y el costo de vida a 5.041.

La cotización oficial del dólar americano en moneda nacional, en los años 1946, 47, 48 y
49 es igual a Bs. 42. En 1950 y 1951 se cotiza en Bs. 60; pero, las cotizaciones del
mercado libre (bolsa negra) son las siguientes: en enero de 1948 Bs. 71, en diciembre
del mismo- año, Bs. 91. En enero de 1949, Bs. 95, diciembre Bs. 116, enero de 1950,
Bs. 117 y diciembre Bs. 130.

Si bien con la insurrección popular de abril de 1952, se nacionaliza la grande minería y


se decreta la reforma agraria, en cambio, no se modifican “los elementos esenciales de
la economía boliviana y sus principales características siguen siendo la dependencia de
las exportaciones de estaño y otros pocos minerales, la baja productividad de la
agricultura, el incipiente desarrollo industrial y demás rasgos tradicionales. No obstante,
se operan algunos cambios “en cada una de esas actividades y en las esferas directivas

128
del país... “, de modo que “el comportamiento de la economía en su conjunto no es el
mismo”.

En efecto, a los factores de dependencia que determinan el “movimiento coyuntural” y el


desequilibrio económico y financiero, como causas de la inflación, se suman factores
nuevos de orden político y social e inversiones públicas “que demandan recursos supe-
riores a las posibilidades financieras del gobierno”, como causas del mayor desequilibrio
interno y de la “agudización del proceso inflacionario “

En 1953 ese proceso toma fuerte impulso y el costo de vida aumenta en 152 %. ara
combatir esa inestabilidad monetaria que amenaza el desquiciamiento de la economía,
el gobierno del Dr. Paz Estenssoro contrata los servicios del señor Arturo Karazs,
técnico de las Naciones Unidas, cuyas directivas se imponen en los Decretos
Económicos del 14 de mayo de 1953.

En el mensaje’dirigido a la Nación con motivo de dichos decretos, el presidente Paz dice:


“El régimen de cambios –diferenciales utilizado para la importación de artículos de
primera necesidad, prácticamente significaba sólo un sacrificio estéril de gran parte de
las divisas provenientes - de las exportaciones, pues los artículos importados con tales
divisas tenían un precio de venta sobre todo en las entregas a los mayoristas muy por
debajo de los precios reales del mercado internacional... Por otra parte, el mecanismo de
cambios diferenciales, levantó una verdadera valla en el desarrollo de la producción
nacional.

“Este sistema caótico, completamente irracional, que existía en nuestra economía


monetaria, fue en camino de constante agravación y, por último, como consecuencia de
la situación dependiente del mercado internacional en que se encuentra nuestra
economía... en los momentos actuales hemos llegado a una fase de mucha gravedad,
sin llegar a asumir los caracteres de una crisis cíclica. . . . Bolivia, como consecuencia
del manejo, durante más de 50 años, conforme a los intereses de las grandes
compañías mineras, no ha desarrollado la producción de artículos alimenticios o
materias primas para su incipiente industria fabril, o sea que las importaciones de Bolivia
tienen un carácter rígido, son imperiosas... Esta es la primera razón fundamental para la
modificación del tipo de cambio. Hay que asegurar el funcionamiento de las minas y
mucho más ahora que las minas están en poder del Estado... Hay que hacer
desaparecer la escasez de artículos de primera necesidad... Hay que eliminar la
tentación permanente al comercio especulativo y a la corrupción funcionaria, constituida
por los tipos de cambio preferencial. .. Hay que dar a nuestra moneda un valor real y tan
estable como sea posible porque sólo así podremos encontrar una base para el
incremento de la producción nacional y para que sea verdaderamente beneficiosa una
política de mejoramiento en los salarios y en las demás condiciones de vida de los
trabajadores.”

Para el logro de estos objetivos, el primero de esos decretos establece la paridad del
peso boliviano en 190 por dólar americano. Como consecuencia y dado el propósito de
“poner los precios reales para asegurar la abundancia de artículos alimenticios”, los-
precios suben. Demás resulta anotar que la formación de los precios no obedece

129
únicamente a la relación de cambio internacional de la moneda, ni el alza de éstos es
suficiente incentivo para estimu1ar la producción, ya que en países atrasados y
dependientes, las condiciones semifeudales dé la producción agrícola, hacen
innecesaria la inversión de capitales, y la producción d. algunos articulo manufacturado
reduce a pocas fábricas técnicamente atrasadas, que en gran medida se mantienen por
la subvención del Estado. Finalmente, las importaciones de artículos alimenticios,
vestido y otras manufacturas, que no se producen o se producen escasamente en el
país, se hallan monopolizadas por uno o dos consorcios internacionales, como la Casa
Grace Co., por ejemplo.

El segundo decreto reconoce dos mercados cambiarios: el oficial y el libre o bolsa negra;
determina que el “producto íntegro, en moneda extranjera, de todas las exportaciones y
reexportaciones deberá venderse al Banco Central de Bolivia...”; dispone la organización
de un presupuesto anual de divisas, etc. Como se sabe, la fuente principal de divisas en
Bolivia, es la venta de minerales, fundamentalmente estaño; de manera que no se toma
en cuenta para nada, el hecho de que el precio y la cantidad de exportación de este
mineral, dependen exclusivamente de EE. UU. y Gran Bretaña, cuyos monopolios
regulan según sus intereses económicos y políticos, nuestros ingresos en moneda
extranjera. Los decretos no prevén la escasez de la divisa dólar, escasez que trae
consigo el alza constante de su cotización en el mercado libre.

Para afrontar el aumento de sus gastos, ocasionado por estas medidas, el gobierno
establece “un impuesto adicional a las importaciones del 50 y 100 % sobre el valor CIF
de las minas.., y se suprimen numerosos impuestos sobre transacciones en monedas
extranjeras. Se crea, en cambio, el impuesto de Bs. 35 sobre cada dólar vendido por- la
COMIBOL, por concepto de exportaciones de minerales de cualquier naturaleza. Así
resulta que la empresa que constituye la fuente principal de ingresos en dólares, en vez
de recibir Bs. 190 por cada dólar, recibe solamente Bs. 155, pese a que entre las
razones para la devaluación del tipo de cambio, se aduce el “alto costo” de la producción
de minerales, especialmente estaño.

Los decretos suprimen las subvenciones al consumo y en cambio fijan los precios
máximos de determinados artículos, congelan los alquileres y autorizan al Ministerio de
Economía la atención directa del abastecimiento de ciertos productos indispensables,
mediante el. sistema de cupos. Para contrarrestar el alza del costo de ‘vida a causa de la
devaluación, se compensan los sueldos y salarios con Bs. 4.000 mensuales para los
trabajadores que no gozan de pulpería barata, y con Bs. 2.000 para los que se
benefician con ella. Se congelan los sueldos y salarios. Se restringen los créditos
bancarios en favor del público, aunque al propio tiempo, al margen de los decretos, se
instituye el llamado Préstamo de Honor en favor de los militantes del partido del
gobierno. Finalmente, para “crear las condiciones jurídicas y económicas adecuadas
para que el pueblo mejore su bienestar” y “ahorre”, se autoriza al Banco Central hacer
acuñar piezas de oro que, si bien el pueblo no ha visto, sabe que se sacaron al
extranjero sin ningún beneficio para el país. Por último, los Decretos Económicos crean
la Oficina de Estabilización de Precios y Salarios, que casi automáticamente
desaparecen a poco de su creación.

130
Este Plan estabilizador, dictado a base de los principios keynesianos, que en la
Conferencia de Breton Woods se imponen dando lugar a la creación del Fondo
Monetario Internacional (FMI) y del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento
(BIRF), en servicio del dólar americano y, por tanto, de los multimillonarios de Wall
street, fracasa estrepitosamente en cuanto se refiere a la estabilización monetaria del
peso boliviano; pero consigue todos sus objetivos al servicio de los monopolios
capitalistas, es decir, devaluar la moneda de los países de la llamada “periferia”, entre
ellos Bolivia, para mantener la dictadura del dólar en el cambio internacional;
descapitalizar las empresas estatales de estos países, para inducirlos a atraer capitales
privados de los monopolios internacionales -o, lo que es lo mismo, obligar a la
desnacionalización para imponer la empresa privada o “mixta” con capitales de origen
imperialista; orientar el comercio exterior de estos países de la “periferia” hacia el ‘Centro
Cíclico”, es decir, en favor de los monopolios capitalistas de EE.UU.; y, por último,
facilitar las ganancias de la, burguesía burocrática y compradora de dichos países de la
“periferia”, que de tal modo se constituyen en los más celosos defensores del impe-
rialismo y por tanto, en los peores enemigos de su propia nación y de su pueblo.

Es así como el proceso inflacionario sigue su curso a un ritmo cada vez más acelerado.
En efecto, los medios de pago en circulación, de Bs. 10.596.642 a fines de 1952,
ascienden a Bs. 20.557.342 al 31 de diciembre de 1953, o sea, un incremento del 93,99
%. Al 31 de diciembre de 1954, el circulante se eleva a Bs. 35.008,8 millones, es decir,
el 70,3 % con respecto al año anterior. Al 31 de diciembre de 1955 aumenta a Bs.
73.112,6 millones, lo que significa del 108,84 % de aumento; pero, la carrera
inflacionaria no cesa, pues en diciembre de 1956 el circulante sube a Bs. 247.591,7
millones, lo que representa el 238,64 % de incremento, tomando como base 1955. El
costo de vida, tomando como base 1936 igual 100, sube en diciembre de 1953 a 7.784;
en diciembre de 1954 a 15.463 en la ciudad de La Paz; en diciembre de 1955, tomando
como base diciembre de 1953 igual 100, el índice general del costo de vida en la misma
ciudad de La Paz, sube a 355 y a fines de diciembre de 1956 sube a 1.924 puntos, es
decir que al alza del costo de vida en la ciudad de La Paz en un año, del 31 de diciembre
de 1955 al 31 de diciembre de 1956, representa el 474 %.

Según la CEPAL, las cotizaciones del mercado libre en moneda nacional por dólar son
las siguientes: enero de 1952 Bs. 205, diciembre 275; enero de 1953 Bs. 400, diciembre
950; enero de 1954 Bs. 1.120, diciembre 1.820; enero de 1955 Bs. 2.054, diciembre
4.018; enero de 1956 Bs. 4.513, octubre Bs. 11.604 y a mediados de noviembre del
mismo año, sube hasta Bs. 12.500 según la Memoria de 1956, del Banco Central de
Bolivia.

Ahora bien, las causas de la inflación a partir de 1952, ya no se deben


fundamentalmente al aumento de los gastos públicos con fines sociales o meramente
políticos, sino, especialmente, a las pérdidas de la COMIBOL, a las cuantiosas pérdidas
en el precio del estaño. Tan evidente es esto, que el Banco Central de Bolivia en su
Memoria Anual de 1954, dice: “El comercio exterior de Bolivia, en su capítulo de
exportaciones, ha seguido en el trascurso del año una tendencia muy acentuada a la
baja, tanto en el volumen exportado, como en el valor del mismo.

131
“Las condiciones desfavorables subsistentes en los principales mercados de consumo
de minerales, han determinado el ostensible decaimiento de la producción, y en mayor
grado la caída de las exportaciones.

“Es obvio suponer que la. producción minera seguirá siendo por muchos años más, el
basamento de la economía del país, y por consiguiente el nervio sensible que trasmitirá
sus efectos a todo el organismo económico.

“Resulta altamente perjudicial para la economía nacional esta situación de evidente


desventaja, en la que Bolivia, con un comercio de exportación extremadamente
concentrado, tiene que hacer frente a una importación diversificada. Los resultados se
traducen en el control de la demanda y de los precios de nuestros productos, no
pudiendo hacerse otro tanto de parte nuestra con los productos de-importación.”

¿ Qué quiere decir esto? Que nuestra dependencia económica-del imperialismo


norteamericano es la causa de todo el malestar que vive la Nación, malestar que no
puede curarse con medidas de simple política monetaria, sino únicamente dando un
viraje radical en-la política económica, que permita una política exterior independiente.

Es cierto que la mala administración de la COMIBOL, como consecuencia ineludible de


la orientación política del gobierno, - influye en la elevación de los costos de producción
en las minas. Pero, debe quedar claro que es la falta de libertad en las relaciones econó-
micas internacionales la que cierra en marcos de hierro la dependencia de Bolivia. Y
esta es la causa básica de los desequilibrios económicos y financieros del país. Todas
las demás causas son secundarias.

Veamos los efectos de la inflación. “El aumento de la cantidad de papel moneda —


decimos en una conferencia dictada sobre este problema provoca, en primer término, un
alza general de precios alza que en los hechos se opera de hora en hora. En tales
condiciones, cada vendedor se previene contra la caída del valor de la moneda,
subiendo sus precios «provisionalmente»; y como quiera que el Estado requiere diversas
mercancías para distintos fines, para. comprar a los nuevos precios, recurre una vez
más a nuevas emisiones de papel moneda, desvalorizando aún más su poder
adquisitivo, lo que nuevamente impulsa el alza de precios; y así sucesivamente, cada
vez a mayor velocidad.

“En segundo lugar, debido a la caída del poder de compra del dinero, el crédito
desaparece y como consecuencia surgen los usureros. La falta do crédito priva a la
economía de sus ventajas y afecta a la industria nacional que es de insuficiente
desarrollo. Por otra parte, las ventas ya no se hacen a plazo, sino al contado, etc,

“A pesar de que el crédito se restringe para fines industriales o se suprime, el gobierno


del MNR instituye el novedoso sistema de los Préstamos de Honor para sus favoritos,
permitiéndoles pingües. ganancias, ya que deben pagar en moneda cada vez más
desvalorizada.

“En tercer término, todo el mundo pierde la confianza en la moneda: de ahí que los que
tienen dinero lo inviertan apresuradamente- en mercancías, y esto acrecienta

132
notablemente la demanda, impulsando el alza mayor de precios. Como consecuencia, la
circulación de la moneda cobra una velocidad inusitada.

‘En cuarto lugar, este estado de cosas crea un ambiente de incertidumbre y de angustia
y cada cual trata de hacer pagar con los demás los riesgos de la continua
desvalorización de la moneda. Todo el mundo busca el modo de negociar en cualquier
forma.

“Pero la inflación pesa brutalmente sobre las espaldas de los trabajadores, puesto que
los - sueldos y salarios se reajustan de cuando en cuando y en proporciones siempre
pequeñas; mientras que los precios suben continuamente y en proporciones siempre
mayores.

Además, los trabajadores gastan sus salarios «estirándolos» hasta el próximo pago,
confrontando constantemente precios cada más vez más altos. La inflación actúa como
un impuesto especial son los salarios y éstos caen continuamente en su poder de
compra. Son, pues, las clases laboriosas en general, las que más sufren en un periodo
inflacionario.

“Este cuadro más o menos general de las consecuencia de la inflación crea un campo
propicio para la especulación, el contrabando, la ocultación, el negociado, etc., que
nuestro pueblo contempla con estupor y en cierta medida, impotente, al ver a los
“nuevos ricos” luciendo los automóviles más lujosos y gozando de los privilegios
irritantes del oficialismo: los «cuperos». los «diviseros», los «bolsa-negreros», favoritos
todos del oficialismo, edificando fortunas de la noche a la mañana a costa del hambre
del pueblo, y lo que es más grave, haciendo fugar esas fortunas al extranjero, es decir,
descapitalizando a la Nación, fuga de capitales que a su vez impulsa la mayor inflación.

“Como todos los países latinoamericanos — decíamos en esa conferencia— unos más
que otros, Bolivia marca el compás de los tambores que se tocan en Wall Street.
Cuando por la mayor exportación y precios mejores del estaño tenemos alguna bonanza
económica, los monopolios norteamericanos que dirigen consorcios internacionales,
operan inmediatamente para bajar esas exportaciones y precios. Cuando a
consecuencia de este tipo de maniobras sufrirán hambre y miseria, como ocurre
después de la nacionalización de las minas, inmediatamente esos monopolios se nos
presentan como <amigos> y nos «ayudas» a través del Departamento de Estado
norteamericano que lanza a los cuatro vientos una propaganda de «su filantropía» con el
“hermano pueblo de Bolivia”.

A propósito, en la citada Memoria de 1954, del Banco Central de Bolivia, se dice que
“este trance difícil de la economía nacional ha sido mitigado con la ayuda de Estados
Unidos que ha concedido durante 1954 un obsequio o ayuda de u$s. 13.700.000
habiéndose utilizado la contrapartida en bolivianos, en un programa de inversiones. . .

“La ayuda americana, en el estado desastroso de nuestra economía, durante los años
siguientes a la insurrección de abril de 1952, ayuda consistente en leche en polvo, queso
y otros productos sobrantes de los EE. UU., alcanza apenas a la sexta parte de lo que
los monopolios yanquis sacan en los cuatro primeros años de gobierno del MNR, sólo

133
como diferencia del precio del estaño en relación con su costo de producción, es decir,
200 millones de dólares de diferencia según los datos oficiales. Además, esa ayuda» se
halla condicionada a ciertos requisitos que implican mayores concesiones económicas y
políticas. Entre esos requisitos señalarnos los siguientes: 1) la prohibición de vender los
minerales y especialmente el estaño a otros países que no sea EE.UU. o, en el mejor de
los casos, Inglaterra; 2) la entrega de otras riquezas nacionales y entre ellas, fuera de
los bosques y lavaderos de oro en el Oriente, el petróleo, entrega que se hace en las
condiciones más leoninas. A -este respecto es útil conocer que esa misma «ayuda» a
los países árabes, - tiene por objeto eliminar del Cercano y Medio Oriente a los socios
de EE.UU., Inglaterra y Francia, para expandir su dominación a esos países, porque el
petróleo del Cercano y Medio Oriente le cuesta a EE. UU. dos centavos de dólar el barril;
en tanto que el barril de petróleo en su propio territorio le cuesta dos dólares; por eso se
explica la conducta dual que asuma EE. UU. en el conflicto del Canal de Suez y, 3)
sumisión política de gobierno tanto en el orden internacional como en el orden interno.

“La ayuda del capitalismo monopolista yanqui que tiene el control de nuestra economía
es, en resumidas cuentas, el nombre de su política de expansión y de dominio; y esta es
la <ayuda> a la que recurre el gobierno del Dr. Paz Estenssoro, para «solucionar» la
aflictiva situación del país:” (102)

En este estado de cosas llega el nuevo gobierno del MNR y plantea a su vez cl problema
de Ja estabilización monetaria. No seríamos justos si no reconociéramos que el anterior,
siguiendo una conducta contradictoria, deja algunos hechos positivos que tarde o
temprano servirán para conquistar la independencia nacional. Nos referimos a la
nacionalización de las minas y al decretó de reforma agraria, medidas éstas, que
consecuentemente aplicadas en defensa de los intereses nacionales, constituyen junto
con una política estatal independiente, los pilares de la independencia del país;

En la Memoria anual de 1956, del Banco Central de Bolivia, se dice: “El Sr. presidente
de la República, a fin de poner término al proceso inflacionario que perjudicó el
desarrollo económico y financiero del país y considerando que la estabilidad de la
moneda es el factor básico para un desarrollo normal de la economía que permite
aumentar la producción y elevar el nivel de vida de la población, en uso de las facultades
extraordinarias que le confirió el Congreso mediante Ley del 22 de noviembre de 1956, y
previa consulta con el Fondo Monetario Internacional, dictó en fecha 15 de diciembre de
1956, los decretos sobre estabilización monetaria en Bolivia. Se puso así término al
período de inconvertibilidad del billete y del control de cambios...

“Para hacer frente a cualquier emergencia y llevar a cabo el plan, además de los
recursos ordinarios en moneda extranjera del país, se ha creado un «Fondo de
estabilización» de u$s 7.500.000, con cargo al préstamo otorgado- por el Fondo
Monetario Internacional; u$s. 7.500.000. con cargo al préstamo otorgado por la
Tesorería de-los Estados Unidos y u$s. 10.000.000, con cargo a la Ayuda Nor-
teamericana.”

Entre las medidas previas de la estabilización, debemos señalar la paralización de las


obras de Villamontes, de las proyectadas obras de Corani y Montepunco, etc., a cargo

134
de la Corporación Boliviana de Fomento (CBF), organización nacional creada en 1942.
La primera consecuencia es el aumento de la desocupación y la destrucción de la CBF,
llamada a constituir el núcleo central de una serie de obras importantes. Por ejemplo, las
obras de irrigación de Villamontes debían habilitar 15 mil hectáreas de terreno para el
cultivo de algodón; las de Corani y Montepunco tenían por objeto generar energía
eléctrica en cantidades suficientes como base de. la industria, etc. El golpe asestado a la
CBF es, por tanto, un golpe a las posibilidades de la industrialización del país.

A propósito de este primer paso de las medidas de estabilización y a fin de conocer a su


autor, Sr. Eder, “técnico” de los EE. UU., vamos a trascribir algunos párrafos de una
carta dirigida por el presidente de la Corporación Boliviana de Fomento (CBF), Ing. Gu-
mucio(103), al Exmo. Sr. presidente de la República, Dr. Hernán Siles Zuazo.

“Por la autoridad que le da su situación —dice la carta— el señor Eder empieza la


destrucción de la Corporación... Eder empieza y dice —continúa la carta— «entiendo
algo de azúcar, mi familia ha comprado el Ingenio Manuelita en Colombia, del doble o
triple capacidad que el de Guabirá por un millón quinientos mil dólares»... La
Corporación encuentra en su biblioteca el número correspondiente al mes de mayo dc
este año [1956] de la revista Industria editada en New York, en la cual hay un artículo
referente al - Ingenio Manuelita aludido por el señor Eder, con un costo de seis millones
cuatrocientos mil dólares... Ante la evidencia de los datos... el señor Eder se disculpa
manifestando que su tío le dijo y que ahora escribirá a su primo... Estuve en una
memorable sesión del Consejo de Estabilización Monetaria —dice el Ing. Gumucio—, el
señor Eder al analizar las obras de la Corporación manifestó que los planos eran malos.
Para no citar sino un ejemplo —agrega— me referiré solamente al caso de la carretera
Cochabamba-Santa Cruz. Manifestó que esa carretera jamás debía haber hecho el país.
Ante tan increíble afirmación —dice el Ing. Gumucio— le respondí que admitía que
representa una obligación muy pesada, pero que la obra era absolutamente
indispensable pasa nuestra supervivencia; que era una aspiración tan vieja como la vida
misma del país; que vincular el Oriente lo habían recomendado geógrafos, políticos,
economistas, como una necesidad vital; que allí estaban las únicas tierras planas donde
podíamos producir nuestros alimentos; que había d0s ferrocarriles de carácter
internacional y que era una cuestión de soberanía... El señor Eder respondió que no
entendía de política ni de soberanía... Durante estos últimos días —continúa Gumucio—
he estado reflexionando señor presidente sobre la misión del señor Eder en Bolivia. Me
pregunto yo: ¿ ha venido al país a ser fiscal y juez? ¿ Puede el Sr. Eder conocer
nuestras aspiraciones-¿Puede en un mes convertirse en experto en carreteras,
agricultura, industria, energía, etc. ¿ Finalmente ¿está autorizado para todo ello? Tenía
entendido señor :presidente —prosigue Gumucio— que este alto funcionario de los EE.
UU. había venido a ayudarnos a formular un plan para estabilizar la moneda..- pero
parece que hubiéramos perdido una guerra... El señor Eder —agrega Gumucio— me ha
manifestado que ~cl Estado no debe hacer nada... Le hablé de una obra de valor
nacional, económica y social. Me manifestó que era interesante pero que debía hacerla
la iniciativa privada. Le dije que habíamos tenido muchísimos años de moneda sana y
me contestó que posiblemente fuera así, pero que era una cuestión de principio y que
había que esperar cuarenta años si era necesario. A otro planteamiento de carácter

135
social que le hice, respondió simplemente que se mueran de hambre, refiriéndose a los
obreros...”

Este es el hombre que toma en sus manos el problema de la estabilidad monetaria,


como funcionario de los EE.UU. y en función de una verdadera dictadura en Bolivia.

Entre las medidas concretas de la estabilización tenemos el libre cambio, el nuevo tipo
de cambio, la libre disponibilidad de divisas por los empresarios, las nuevas tarifas
arancelarias, un nuevo sistema impositivo, la cancelación de los precios
subvencionados, la compensación a los sueldos y salarios por la devaluación. En lo
político, la prórroga del estado de sitio y la huelga de hambre del Exrno. Sr. presidente
de la República.

Los efectos sociales inmediatos traducen el descontento de la clase obrera, descontento


expresado en huelgas y amenaza de huelga de los obreros mineros del Siglo XX y
Catavi, de los ferroviarios de Uyuni y en general de toda la clase obrera. Sin embargo,
justo es reconocer que los obreros se repliegan casi inmediatamente manteniéndose en
un compás de espera, no tanto porque confiaran en que se ha de arreglar su situación,
sino más bien comprendiendo que deben apretar filas ante la amenaza de cualquier
intento reaccionario, es decir, intento golpista de los elementos desplazados en abril de
1952. También se advierte el descontento de sectores importantes de la clase media:
empleados, maestros y todos aquellos sujetos a sueldo fijo y que soportan una situación
sumamente difícil. De otro lado, se advierte la alegría de los latifundistas y ex lati-
fundistas, de los grandes comerciantes, aun de los propios industriales que no
comprenden lo negativo de tales medidas para la industria; y sobre todo se advierte la
felicidad de los monopolios extranjeros.

Históricamente el libre cambio se refiere a una determinada política de comercio


internacional, cuyas características esenciales son las siguientes: 1) ausencia de tarifas
diferenciales, y 2) ausencia de estímulos artificiales, como primas, subvenciones, etc.,
mediante los cuales se coloca al productor nacional en situación venta-, josa con
respecto al productor extranjero que se dedica a la misma producción.

Esta política que se funda en el orden económico individualista y reduce la intervención


del Estado a la función de simple guardián de este orden, se implanta por primera vez
hacia fines del siglo xvii: en Inglaterra, que para entonces es el primer país industrial del
mundo. Pero de entonces a esta parte, la estructura del mundo es otra. El capitalismo
alcanzó su fase superior de desarrollo hace bastante tiempo, ahora es capitalismo
monopolista y como consecuencia se modifica también la política de libre cambio por la
de intervención del Estado. Sin embargo, el mundo se halla en statu quo. Desde hace
más de tres lustros no existe únicamente el sistema capitalista, sino también el sistema
mundial socialista. De ahí que el capitalismo monopolista aplique otra política, la política
de su propia supervivencia frente al virajé en el desarrollo de la humanidad, viraje
iniciado con el paso de Rusia al socialismo con la Revolución Socialista de Octubre de
1917. A esa política de supervivencia del capitalismo monopolista, se debe que se haya
iniciado en la América Latina, el retorno a la economía liberal.

136
Si bien el libre cambio del capitalismo premonopolista introduce una política más
“benigna” con respecto a las colonias, en comparación con la violenta explotación
colonial, en los marcos de un monopolio cerrado, propugnado por el mercantilismo, en
cambio, ahora la política imperialista del capitalismo moderno, en singular paralelo
histórico con el mercantilismo, tiene la dominación económica del mundo al servicio de
los grandes monopolios que buscan la máxima ganancia a través de cualquier medio e
incluso a través de la guerra. Para ello buscan su expansión en idéntica actitud que el
nazismo alemán buscara a su tiempo “el espacio vital”,’ aplastando la independencia
nacional y saqueando las riquezas naturales de los países subdesarrollados y
dependientes como el nuestro.

Bolivia no puede considerarse fuera de este mundo. Se halla engranada en el sistema


mundial capitalista, como un país agrario, atrasado y dependiente, como una reserva
económica del capitalismo monopolista norteamericano. ¿Puede, en estas condiciones,
esperarse de la política de libre cambio frutos saludables para la economía nacional?
Por cierto que no, puesto que como simple productor de materias primas, Bolivia
depende de la política monopolista de los EE. UU.

El libre cambio tiene por objeto, ante todo, facilitar la explotación de nuestras riquezas
naturales por los monopolios imperialistas. En los momentos actuales, después de la
nacionalización de la grande minería, el libre cambio tiene por objeto garantizar las con-
cesiones de los yacimientos petrolíferos otorgadas a los trusts petroleros
norteamericanos e ingleses, otorgadas en las condiciones más desfavorables a los
intereses nacionales. Y no es raro que se llegue a arrendar las minas nacionalizadas a
los monopolios capitalistas o se constituye con éstos empresas mixtas para su
explotación.

No obstante habernos referido ya al problema del petróleo en el capítulo


correspondiente, tiene interés trascribir lo que dijéramos en la conferencia aludida, a
este respecto: “Algunos dirigentes del gobierno, entre los que se cuentan muchos que
antes defendieran la nacionalización y exigieran la rescisión del contrato con la Standard
Oil, sostienen que no hay otra solución que entregar el petróleo a los consorcios
internacionales, afirman que la humanidad está próxima a ingresar en la era atómica y
que resulta anacrónico guardar bajo tierra el petróleo hasta que podamos explotarlo por
nuestra propia cuenta. Esta opinión carece de seriedad y desconoce el estado actual de
la industria. Basta, en efecto, referirse al significado que ha tenido en la economía de los
países occidentales, la crisis del Canal de Suez, que al cerrar el aprovisionamiento
normal de petróleo del Cercano y Medio Oriente, hacia Inglaterra y Occidente europeo,
debido a la descabellada aventura anglo-franco-israelí, de querer apoderarse por la
fuerza del Canal, las reservas que tenía de petróleo disminuyeron al punto de
establecerse el más severo racionamiento del consumo civil y muchos grandes
establecimientos industriales estuvieron al borde de la bancarrota. Entonces, los países
de Europa occidental, particularmente Inglaterra, Francia y Bélgica, se empeñaron en
conseguir el petróleo de su aliado EE.UU. para mover sus industrias. Todos sabemos
que la cooperación norteamericana se hizo esperar mucho, en realidad hasta que la
situación se tornara insostenible, y sólo entonces empezó a venderles sus reservas. Al
fin de cuentas, la aventura anglo-franco-israelí le resultó a EE.UU. un gran negocio.

137
Pero, lo que interesa destacar, que el petróleo seguirá siendo por mucho tiempo más, la
fuente de energía más importante de la industria moderna. De ahí que afirmar que el
ciclo del petróleo se está cerrando, no es sino una cortina de humo para justificar lo
injustificable: la enajenación de tan importante riqueza natural, en condiciones
incompatibles con la soberanía y el porvenir nacionales.

“Sin embargo, hay gentes que sostienen que no hay otra solución y que los consorcios
petroleros internacionales ofrecen una explotación eficiente, etc. Estamos de acuerdo
con que esos consorcios realizan una explotación eficiente de todo aquello que les
significa aprovechamiento exclusivo. Así es como las compañías -norteamericanas e
inglesas explotan el petróleo del Medio y Cercano Oriente. Como ya dijimos, el barril de
petróleo explotado en el Cercano y Medio Oriente cuesta a los trusts petroleros apenas
dos centavos de dólar. Ese mismo barril les cuesta producirlo en los EE.UU. dos dólares.
La diferencia llega a la increíble proporción de 100 veces y huelga decir que se traduce
en bajos salarios, hambre y miseria para los pueblos árabes, y fabulosas ganancias para
los trústs petroleros. Esta es la realidad de la política inversionista de los monopolios
capitalistas y es una política repudiada por los pueblos que aspiran a su libertad e
independencia.

Estamos, pues, ante el peligro de que los trusts petroleros se apoderen de los destinos
de la Nación, ya que la política de libro cambio respalda la antipatriótica Ley del
Petróleo.

Cuando la inversión de capitales extranjeros, que es lo que se busca con las medidas de
estabilización, está enmarcada, como en el caso del petróleo, en condiciones de saqueo,
los sectores más esclarecidos del pueblo se oponen a ese tipo de inversiones; porque
ello significa postergar la Nación en el atraso, la miseria y la dependencia. Otra cosa
sería que los capitales privados extranjeros, cualquiera que fuera su nacionalidad,
promovieran el desarrollo de la economía boliviana, estableciendo industrias de
trasformación que es lo que necesitamos, o realizando obras de interés nacional. Pero
sabemos de sobra que a las colonias, semicolonias y países dependientes, sólo llegan
capitales financieros para la explotación de materias primas, frenando así el desarrollo
de las fuerzas productivas de estos países. Por esta razón, la política de libre cambio
impuesta a nuestro país por el Fondo Monetario Internacional, hace abstracción de la
realidad económica y política del mundo en que vivimos y de nuestra propia realidad, de
nuestras necesidades y de nuestras aspiraciones.

“El Decreto de estabilización del 15 de diciembre de 1956, que sustituye <todo impuesto
sobre exportaciones y utilidades mineras>, por <una regalía en divisas de libre
convertibilidad», fija la escala de porcentajes de regalías para los distintos minerales que
se explotan en el país. Al mismo tiempo, el otro decreto que señala los principios
generales de la estabilización, en su art. 6~ autoriza a los empresarios a «disponer
libremente» de sus divisas provenientes de la exportación de minerales. Esto quiere
decir, que si bien se puede fomentar la exportación —aunque ello depende de las
condiciones del mercado internacional capitalista, dada la orientación cerrada del
comercio exterior boliviano— en. cambio, debido a la escala baja do regalías, los
ingresos del Estado disminuirán notablemente. Por el contrario, las necesidades

138
crecientes de carácter público, no disminuirán los gastos y es previsible que más bien
aumenten, y, corno consecuencia, los déficits presupuestarios abrirán una vez más el
ciclo inflacionario.” ~ Estas previsiones anotadas en enero de 1957, se cumplen en gran
medida, con el agravante de que las minas nacionalizadas y demás empresas estatales,
se descapitalizan sistemáticamente al extremo de llegar al borde de la quiebra; y con la
circunstancia de que los déficits del presupuesto nacional, se cubren con el “auxilio” del
punto IV, como veremos después al tocar el problema concreto de las relaciones
internacionales de Bolivia.

“Por otra parte —decimos en la conferencia mencionada— la facultad otorgada a los


empresarios, de disponer libremente de las divisas.., ha de fomentar también la fuga de
capitales y, por tanto, todas las condiciones para un nuevo proceso inflacionario.

“En último análisis, este liberalismo implantado con los decretos de estabilización
monetaria, con el propósito de estimular inversiones en el país, ha abierto las puertas de
Bolivia a los capitales monopolistas norteamericanos, para el saqueo más libre de
nuestras riquezas naturales, aparte de que les facilita fabulosas ganancias para su
inversión en el extranjero, en contraposición a los bajos salarios que ha de pagar a los
obreros bolivianos.

“...Con las obras de Corani y Montepunco, cuyos proyectos desecha la estabilización,


podría contarse con energía eléctrica como base para la creación de la industria. Con el
cultivo de algodón en Villamontes, podría disponerse de materia prima para la industria
textil; pero la destrucción de la CBF aleja la posibilidad de crear condiciones para la
industrialización. Es cierto que esa entidad debe reorganizarse con criterio técnico y
económico, antes que con el criterio del favoritismo político. Sólo así, esta clase de
entidades nacionales pueden constituir empresas capaces de desarrollar obras de
importancia y capaces de desarrollar ciertas condiciones necesarias para la
industrialización.”

La industria de trasformación, incipiente y fragmentaria, sufre un rudo golpe con la


política de estabilización monetaria, cuyo objetivo trazado por el F.M.I. es anular las
posibilidades de desarrollo industrial, matar la pequeña industria, favorecer las
importaciones, estimular el comercio interno, en suma, conservar el país como mercado
de los productos manufacturados de la industria monopolista de los EE. UU.

Según el Censo de 1950, la industria nacional ocupa apenas el 8 % de la población


activa. La CEPAL anota que 20.320 personas se hallan ocupadas en la industria
registrada, 35.805 en la pequeña industria y 53.473 en la artesanía. Estos datos revelan,
en primer término, el predominio de la producción artesanal y de la producción en
pequeña escala, poniendo de relieve relaciones de trabajo correspondientes al estado
semifeudal de las existentes en las actividades agropecuarias. En segundo término,
revelan que el núcleo industrial propiamente dicho, alrededor de 1.300 establecimientos
industriales registrados, es sumamente reducido. La producción de artículos
manufacturados es, por tanto, demasiado pequeña en relación con las necesidades del
país. Esta es, por otra parte, la razón por la cual el abastecimiento nacional de bienes
manufacturados, depende en. alto grado de las importaciones, inclusive de bienes ma-

139
nufacturados de consumo no duradero, no obstante participar la industria nacional hace
ya mucho tiempo en la producción de éstos.3~ En tercer término, los datos de referencia
muestran el carácter fragmentario de la industria boliviana, puesto que depende
aproximadamente en un 40 % de materia prima importada, dado el atraso de la actividad
agropecuaria que no puede ofrecer materia prima a la industria, sino en muy reducida
proporción. De ahí que el problema del aumento de la producción industrial no dependa
tanto de la capacidad del mercado interno, o de la capacidad productiva de la industria,
sino más bien, de las disponibilidades de materias primas. Esto explica por qué cl
volumen dc la producción industrial que comprende 528 industrias alimenticias, 220 de
bebidas, 5 de tabaco, 2.019 de textiles e indumentaria, 118 dc cuero, 769 de madera y
muebles, 8 de papel, cartón y derivados, 80 imprentas, editoriales, etc., 16 de caucho,
82 químicas, 1 de derivados de petróleo y carbón, 129 de cemento, vidrio, cerámica,
671. mecánicas y metalúrgicas y 423 otras industriass, “después de crecer con gran
rapidez desde la crisis de comienzos de los años treinta hasta la preguerra, y luego
durante la guerra misma... “, se haya estacionado “desde hace unos 5 ó 6 años. Aún
más —continúa la CEPAL—, son numerosos los casos en que puede comprobarse que
la producción alcanza ya niveles superiores a los actuales hace 5, lO ó 15 años”.

Por otra parte, “la cantidad media de maquinaria y equipo industrial importada
anualmente en los años de 19 54-55 ha sido muy inferior a la registrada en el quinquenio
de 1925-29, y no más de la mitad de la efectuada en el período de 1936-40, o en los
años de 1947-50”. Finalmente, el dato revelador del enorme atraso industrial boliviano,
es que la “contribución de la industria al producto nacional bruto”, no alcanza al 9 % en
1955.

A pesar de estas condiciones en que se desenvuelve la industria, que de suyo exigen la


necesidad de realizar obras camineras, de riego, de energía eléctrica, de habilitación de
tierras para el cultivo de materia prima industrial, de formación de granjas de ganado la-
nar, etc., como indispensables para impulsar el desarrollo de la industria y otorgarle el
sello de industria nacional auténtica, la política de estabilización monetaria y de libre
cambio, paraliza esas obras denominadas de “diversificación económica”. La verdad es
que mientras no se promueva una política tendiente a este desarrollo y que sólo el
Estado puede alcanzar y no la iniciativa privada, como se pretende de acuerdo con los
“principios” que informan la política estabilizadora, la importación frenará con la
competencia de las mercancías extranjeras, el desarrollo posterior de la industria
incipiente. En cuatro años de vigencia de esta política estabilizadora, han cerrado
muchísimas pequeñas fábricas, muchas otras amenazan con. cerrar y las más se hallan
en difícil situación.

lEs cierto que con el libre cambio el comercio adquiere un. amplio desarrollo, así como el
contrabando, acentuando más nuestra condición de mercado de los productos
extranjeros. Y es cierto que algunas mercancías extranjeras bajan de precio al comienzo
de la aplicación de las medidas estabilizadoras, para luego subir a precios mayores.
Este fenómeno se opera tanto por la competencia, como porque en un primer momento
son adquiridas al tipo de cambio de Bs. 7.750 el dólar y no al tipo de cambio de 10 ó 12
mii el dólar. Por ejemplo, la camisa manhatan que en EE. UIJ. cuesta 3 dólares y antes
de la estabilización se vendía a Es. 80.000, en un comienzo baja de precio; pero, aun si

140
tal precio bajo se mantuviese, cosa que no ocurre porque la cotización actual del dólar
es de Bs. 12.500, no es la gran mayoría la que usa camisas manhatan. Como este ejem-
plo pueden darse otros, asegurando que el libre cambio favorece a los ricos, y no a las
clases populares.

“Es evidente que con la importación de trigo y de harina de trigo extranjeros —decimos
en la citada conferencia— puede haber abundante pan, fideos y otros, pero también es
evidente que dado el atraso técnico en nuestra agricultura... se asesta un golpe de
muerte a la producción triguera del país”, hecho confirmado por la experiencia de estos
cuatro últimos años. “Otro tanto puede decirse del arroz, del azúcar, la cebada y de otros
productos, como el maíz por ejemplo. En resumidas cuentas, la reforma agraria quedará
totalmente paralizada y los campesinos se verán en una situación económica aflictiva,
constituyendo contingentes migratorios permanentes en busca de medios de vida.” Lo
que se ve con respecto a la reforma agraria, es la prueba de esta afirmación.

El problema reviste caracteres más graves si se examina en relación con los sueldos y
los salarios. En efecto, de Bs. 190 el dólar sube a Bs. 7.750, de modo que anulando los
precios subvencionados, el costo de vida sube en un promedio de mil por ciento. Por
ejemplo, el litro de kerosene de Bs. 30 a Bs. 300, el pan de 110 gramos de Bs. 30 a Bs.
50 el de 100 gramos, el kilo de azúcar de Bs. 110 a Bs. 1.200. El litro de leche en la
ciudad de La Paz vale 2.500 hasta 3.000; en la ciudad de Cochabamba subió de Bs. 400
el litro, a 900 hasta 1.200. El kilo de carne de 1.700 que aun con las mortificaciones de
las colas se compra antes de la estabilización, sube a Bs. 5.000, 6.000, 7.000 hasta
8.000, etc., etc. Por otra parte, la compensación otorgada por la devaluación del tipo de
cambio, alcanza en promedio cuando más al 30 %. Supongamos un obrero fabril que el
14 de diciembre de 1956 gana en promedio Es. 120.000, con la compensación de Bs.
1.300 diarios, gana 159.000. Si constituye una familia de cinco personas (este es
además el tipo de familia que se toma en cuenta para estos cálculos), necesita por lo
menos un kilo de carne por día a Es. 5.000, es decir, que todo su salario se acaba sólo
en carne y no puede comprar nada más. Debido a esta situación, los trabajadores
fabriles luchan tenazmente hasta conseguir el salario mínimo de Bs. 250.000, que
equivale a u$s. 20 mensuales, al cambio de Bs. 12.500.

Los decretos de estabilización tienden pues a asegurar mejores beneficios a la industria


extranjera y al comercio, deprimiendo él salario real conforme a los principios de la
“Ocupación” de Keynes, que en su famosa obra La Teoría General de la Ocupación, el
Interés ~ la Moneda, dice al respecto: “...un aumento de la ocupación puede sólo ocurrir
con un acompañamiento de la declinación en el monto de los salarios reales”. Sin
embargo, la estabilización en Bolivia no sólo deprime el salario real, sino también crea la
desocupación, lo que quiere decir que no es posible aceptar lisa y llanamente directivas
foráneas, que tienen finalidades adversas a nuestras propias necesidades y a nuestros
intereses.

Por otra parte, con la escasez de divisas y el retiro de circulan-te, se da lugar a la


paralización de la pequeña industria, aumentando así la desocupación, que es uno de
los males más terribles que azota a la clase obrera en el mundo capitalista. Además, la
desocupación actúa deprimiendo más aún el salario, por la competencia de la mano de

141
obra y, por tanto, la situación de la clase obrera se torna cada vez más difícil y
dramática.

En estas condiciones, las conquistas sociales quedan de hecho anuladas, ya que por
ejemplo el beneficio de asignación de alquiler, los subsidios de matrimonio, de lactancia,
y familiar, representan sumas ridículas que no influyen en los ingresos de los obreros.

El libre cambio lleva asimismo aparejada la institución jurídica de la libre contratación, de


modo que los obreros viven pendientes del despido. Esta inseguridad de trabajo crea
como consecuencia ineludible, un hondo malestar social y la consiguiente intranquilidad
política.

La verdad es que las medidas de estabilización asestan el golpe más duro a la clase
obrera, a los maestros y a los honestos empleados públicos. La congelación de sueldos
y salarios que rige hasta la fecha, así como la resistencia pertinaz y la escasa
sensibilidad popular del gobierno a llevar el más mínimo alivio a la situación de miseria y
hambre de los hogares bolivianos, obedeciendo los dictados del F.M.I.; el
desconocimiento del derecho de petición, del derecho de huelga y del fuero sindical, a
través de un permanente “estado de sitio”, constituyen el contenido de la política de
estabilización, cuyo propósito es crear la confusión y el divisionismo en las filas de los
trabajadores.

Es interesante anotar que ya en octubre de 1946, el entonces superintendente de Banco


decía a propósito de la política del F. M. 1.: “...A Bolivia, país monoproductor y cuyas
materias primas en los mercados de consumo no obtienen los precios que podrían
contribuir al desarrollo de su sana economía interna, le será difícil competir si sigue una
política librecambista, que sólo se acomoda a los países ampliamente industrial izados y
que han resuelto el problema de los costos por el incremento de su producción y el
perfeccionamiento de sus instalaciones. Estados Unidos de Norteamérica, en los
primeros años de su vida independiente, defendió sus industrias con aranceles
protectores, y no creo que seamos nosotros los qué apartándonos de este principio
económico, podamos realizar el postulado patriótico de autoabastecernos, ya que para
dar sentido al cambio internacional, es indispensable relacionar el intercambio de
mercaderías y servicios”.(104)

Veamos ahora en números, los resultados de la estabilización bajo la política del F.M.I.
De 247.591.693 millones al 31 de diciembre de 1956, el circulante combinado aumenta a
junio de 1960 a 540.456.128 millones-38, o sea, un incremento de más del 118 %, lo que
significa un proceso inflacionario mayor que el operado de 1954 a 1955.

El ingreso de divisas en 1956 alcanza a u$s. 72.984.124, menos del 8,44 % con
respecto a 1955. En cambio, los egresos ascienden a u$s. 79•936•569m, es decir, u$s.
6.952.445 más que los ingresos.

Las ventas de divisas señalan un aumento apreciable a favor del comercio y una
disminución para la industria comparativamente a 1955. En efecto, en 1955 se vende al
comercio el 16,95 % y en 1956 el 19,17 %; en tanto que a la industria en 1955 se vende

142
el 14,53 % y en 1956 sólo el 10,90 %. Pero, a partir del 15 de diciembre de 1956, la
compra-venta de divisas es completamente libre.

Los ingresos en divisas en 1957 alcanzan a u$s. 66.959.279; en 1958 a u$s. 59.321.355
“incluyendo la ayuda americana y las .compras del FMI, bajo el acuerdo de Stand-by ; y
en 1959 a 4s. 50.880.286. Como se ve, los ingresos bajo la política de estabilización son
cada vez más disminuidos.

En cuanto a los egresos en divisas, tenemos el siguiente cuadro que muestra a las
claras la decadencia de la economía nacional. En 1957 dichos egresos llegan a la suma
de u$s. 67.285.960, de los cuales u$s. 43.329.175, o sea, más del 64 % del total de
egresos, van a EE. UIT. por concepto de pago de importaciones, es decir, pago de las
compras efectuadas en EE. UU. En 1958 los egresos suman u$s. 62.300.760,07, de
éstos van a EE. UU., por igual concepto de importaciones, u$s. 36.942.072. En 1959 los
egresos llegan a la cifra de u$s 49.590.236,47, de los cuales, por el mismo concepto de
importaciones, van a EE.UU. u$s. 28.74~.805. Es de advertir que los egresos también
disminuyen sistemáticamente desde la aplicación de la política estabilizadora, lo que
precisamente explica el estado de verdadero languidecimiento en que se hallan todas
las actividades económicas del país.

El índice general del costo de vida en la ciudad de La Paz, tomando como base enero de
1956 igual 100, sube a 550 puntos en junio de 1960, mientras que los sueldos y salarios
permanecen casi invariables desde los famosos decretos de estabilización monetaria. A.
este respecto, en la “carta de intenciones” dirigida por el gobierno al Fondo Monetario
Internacional, el 28 de abril de 1959, Le dice lo siguiente: “El gobierno seguirá con su
política de dar tratamiento favorable a los salarios anormalmente bajos, en el sector
público, pero no permitirá otros aumentos de salarios... “

Según los índices comparados del costo de vida, teniendo como base 1953 igual 100, en
New York sube 10 puntos hasta abril de 1960, en Londres hasta marzo sube 20 puntos,
en Buenos Aires hasta lebrero sube 302 puntos, en Sao Paulo 484 puntos basta abril de
1960, en Caracas 10 puntos hasta septiembre de 1959, en Santiago de Chile el costo de
vida sube 1.040 puntos en abril de 1960, en Lima sube 64 puntos en marzo, en
Montevideo en 201 puntos el mismo mes, y en La Paz sube en 3.220 puntos en mayo
de 1960.42 Como se ve, el aumento del costo de vida en Bolivia es mucho mayor que en
cualesquiera de los países comparados. ¿ Cuál es entonces el beneficio de la política de
estabilización dictada por el FMI y sostenida férreamente por el gobierno del MNR? Ya.
hemos visto cómo la COMIBOL, YPFP,, la industria, los ferrocarriles, etc., están en una
situación sumamente difícil, y cómo el pueblo soporta una miseria que se agrava de más
en más, en la medida en que se imponen los “asesores” norteamericanos en el Consejo
Nacional de Estabilización Monetaria. Esta situación trae por cierto, cambios importantes
en el movimiento obrero.

EL MOVIMIENTO OBRERO

Si bien no es imprescindible hacer la historia del movimiento obrero boliviano, para el fin
propuesto, en cambio, es necesario destacar los rasgos generales de su desarrollo, para
comprender mejor su estado actual.

143
Durante el primer medio siglo de vida republicana, los obreros de las minas, aun en
número reducido, conservan en gran medida las características de ]os mitayos de la
época del coloniaje y se hallan totalmente desorganizados. Los artesanos, sujetos a las
reglamentaciones gremiales, se arrastran en el vicio, la miseria y la ignorancia, junto a la
soldadesca de los caudillos militares que se suceden en el gobierno a través de
cuartelazos y golpes de estado, como representantes del latifundismo dominante.

En realidad, sólo con la penetración del imperialismo inglés a principios del siglo, con el
desplazamiento parcial de los latifundistas por los industriales mineros de las funciones
ejecutivas del gobierno, con el desarrollo de las actividades mineras —sobre todo de la
minería de estaño—, con la construcción de ferrocarriles, el tendido de redes
telegráficas, etc., el movimiento obrero adquiere alguna importancia.

El desarrollo de la actividad minera intensifica la explotación de los trabajadores,


ocasionando, debido al atraso de las técnicas de producción y a la total abstención del
gobierno en la regulación de las relaciones obrero-patronales, verdaderas catástrofes
que enlutan más de un centenar de hogares proletarios en 1905 y 1906, en las minas de
la Compañía Huanchaca. Estos sucesos sacuden el estado de letargo en que se hallan
los trabajadores, dando comienzo al proceso de organización y de lucha por el
establecimiento de medios de seguridad para el trabajo.

Los obreros gráficos, culturalmente los más avanzados, fundan en 1905, la Unión
Gráfica Nacional, con fines esencialmente mutualistas. Los artesanos que por su número
constituyen un sector social importante en las poblaciones urbanas, organizan centros
sociales de carácter cultural y político.

La participación de la cholada en la vida política de la Nación de una parte, la creciente


oposición al gobierno de otra, agudizan la contradicción interna existente en el Partido
Liberal, contradicción expresada en la lucha de las dos fracciones: la de los
“doctrinarios” y la de los “montistas”. Esta situación obliga al partido del gobierno a
buscar su aproximación a los artesanos, cuyo movimiento remata en 1908 con la
fundación de la Federación Obrera de La Paz (FOL). Con los auspicios del oficialismo,
esta entidad celebra por primera vez en Bolivia, el 1~ de Mayo. Y ya entonces los
opositores atacan por este hecho a los liberales, de “herejes” que encienden la “hoguera
comunista”. Sin embargo, cuando por intermedio de su único diputado la FOL plantea en
el Parlamento un proyecto de Ley sobre accidentes de trabajo, tanto liberales como
opositores rechazan airadamente las pretensiones de los trabajadores.

Pero la formación de nuevas organizaciones laborales y el recrudecimiento de la


campaña de oposición al gobierno, crean las condiciones para realizar el Primer
Congreso Nacional de Trabajadores. De ese congreso nace el 1º de mayo de 1912, la
Federación Obrera Internacional (FOI), que acusa a la FOL de servir a los liberales
“doctrinarios”, se adhiere a las conclusiones del Primer Congreso de la Asociación
Internacional del Trabajo (1878), y decide publicar el periódico Defensa Obrera. La
colaboración de ciertos intelectuales “federalistas’’ y ‘‘radicales’’ en la redacción del
periódico, disminuye la calidad combativa de la FOI y retarda la lucha por la jornada de
ocho horas.

144
En estas circunstancias, el triunfo del gobierno frente a la coalición “radical-federalista”,
permite a la entidad obrera desligarse de sus compromisos con esos intelectuales y dar
paso a las ideas anarco-sindicalistas que empiezan a irrumpir en Bolivia.

El estallido de la primera guerra mundial acicatea la actividad minera aumentando la


producción y exportación de minerales. Al propio tiempo, se intensifica aún más la
explotación de los obreros, cuyas condiciones de vida y de trabajo desmejoran
constantemente.

De ahí que en 1914, los trabajadores de la Compañía Huanchaca inicien la batalla por
mejores salarios, sin ningún resultado positivo, ya que la falta de organización, y la poca
o ninguna experiencia, favorecen a la represión. Ese mismo año los gráficos buscan de
modificar la estructura y orientación de socorros mutuos de la Unión Gráfica Nacional.
Sin embargo, el Centro Tipográfico, fundado en La Paz, logra apenas eliminar la
ingerencia patronal conservando la tendencia mutualista, no obstante la atingencia del
anarco-sindicalismo.

En realidad, este es el rasgo dominante del movimiento obrero hasta los años veinte. Lo
mismo ocurre en las demás ramas laborales. Los ferroviarios, por ejemplo, fundan en
1912 la Sociedad Mutualista Ferroviaria de Oruro y los trabajadores de las minas
organizan <‘filarmónicas”, sociedades de socorros mutuos y centros sociales, que en
manera alguna constituyen un movimiento sindical.

La Revolución Socialista de Octubre impulsa el movimiento obrero de Europa, abre


nuevas perspectivas al sindicalismo latinoamericano, particularmente en Chile y
Argentina, eleva la combatividad de los trabajadores del mundo entero e impulsa el
proceso de organización obrera. Este acontecimiento histórico-mundial, cuya influencia
se refleja en Bolivia a través de las experiencias chilena y argentina, es, sin lugar a
dudas, el factor más importante para el avance del movimiento obrero del país.

Corresponde a los gráficos iniciar la roturación del terreno propiamente sindical con la
organización de la Federación de Artes Gráficas. Por cierto que esta entidad no
consigue despojarse del todo de las vestiduras mutualistas, pero ya constituye un paso
firme en la aplicación de los principios orgánicos del sindicalismo. Ese año se organizan
también varios sindicatos y federaciones, cuyos representantes reunidos en La Paz
forman la Federación Obrera del Trabajo (FOT) llamada a remplazar a la FOI y
destinada a orientar las luchas de reivindicación dc los trabajadores.

El empeoramiento de las condiciones de vida y de trabajo por un lado, la influencia del


movimiento internacional por otro, empujan a los trabajadores de las minas a una serie
de huelgas reivindicativas en 1918, huelgas aplastadas por el ejército. Pero la creciente
inquietud de la clase obrera, estimulada por el Partido Republicano opositor al gobierno,
lleva una vez más a los mineros en 1919, a la lucha por el reajuste de salarios, lucha
que las “fuerzas del orden y la ley”, reprimen a bala. Sin embargo, es necesario destacar
el triunfo del Sindicato de Huanuni, que en noviembre dc 1919 plantea el establecimiento
de la jornada de ocho horas. Se advierte, pues, un verdadero avance del movimiento
obrero, cuyas derrotas y victorias constituyen la experiencia invalorable en el proceso de
organización y de lucha de los trabajadores.

145
El golpe de estado de 1920 lleva al gobierno a la fracción saavedrista del Partido
Republicano y abre las puertas del país a la penetración del imperialismo yanqui. Como
consecuencia, se remachan las cadenas de dependencia económica y política que
impiden el desenvolvimiento independiente del país; se asegura la libertad de acción de
los partidos tradicionales en franca disputa por el poder, dado su afán de servir mejor al
nuevo amo. No sólo son los liberales los que enfrentan la oposición al Partido
Republicano Socialista, sino también la otra fracción republicana, constituida por el
Partido Republicano Genuino. Y la Nación toda vive un clima de conspiraciones y de
inseguridad institucional. Por otra parte, la masacre dc campesinos en Jesús de
Machaca; la huelga de ferroviarios y tranviarios en defensa de su representante
parlamentario, ofendido por haber expresado algunas ideas socialistas en defensa de los
obreros en la Convención Nacional de 1921; la huelga de trabajadores de La Paz por la
supresión del servicio nocturno de taxímetros, etc., agudizan el clima de intranquilidad
social y política. Esta es la razón por la cual el gobierno se ve obligado a ganarse la
simpatía de los trabajadores con la dictación de las primeras leyes sociales sobre
accidentes de trabajo, indemnización a empleados de comercio e industria, etc.

Si bien estas leyes son objeto del más rudo ataque por parte de la oposición, en cambio
logran el apoyo de los trabajadores. Pero, la masacre de Uncía, provocada por el mismo
ejército que a instancias del gerente de la Compañía Chilena de Catavi, apresa a los
dirigentes de la Federación Central de Mineros de Uncía y de las subcentrales de Catavi
y Siglo XX, debido a la combativa celebración del 1~ de Mayo, aísla nuevamente del
gobierno a los trabajadores de las minas y de otras ramas laborales, aunque gran parte
de los artesanos forman filas en el partido del gobierno.

La influencia de la Revolución Socialista de Octubre se siente cada vez más


concretamente en la clase obrera y en la inquieta jnventud universitaria, cuya acción
ayuda en gran medida al movimiento sindical. El Congreso Nacional de Trabajadores de
1927, es ya la muestra del proceso de esclarecimiento político de la clase obrera.

En estas condiciones, la masacre de los campesinos de Chayanta en 1927 y la lucha por


la autonomía universitaria, caldean aún más el ambiente de oposición al gobierno. El
presidente, doctor Hernando Siles, sucesor de Saavedra, una vez en el sillón
presidencial, se des-liga del caudillo republicano y funda el Partido Nacionalista, bajo la
influencia del fascismo italiano. Mas, la lucha adquiere proporciones cada vez mayores y
la situación nacional se torna insostenible por la crisis de 1929-33, cuyas consecuencias
afectan hondamente a la minería, el comercio, la banca y sobre todo a los trabajadores,
con la desocupación, el hambre y la miseria, que irrumpen en todos los hogares
bolivianos.

Ante el creciente descontento de las masas populares y la activa participación de los


estudiantes que enarbolan la bandera socialista en las luchas sociales y políticas, que
combaten el entreguismo y la incapacidad del gobierno para solucionar el desastre de la
economía nacional, la grande minería se anticipa a lo que podría suceder con el avance
de la. clase obrera y los estudiantes, y financia el golpe de estado constituyendo una
Junta Militar que asegure el ascenso del llamado “hombre símbolo”,, doctor Daniel
Salamanca, ligado a los intereses latifundistas.

146
Este es, ciertamente, un período en que el movimiento obrero adquiere una nueva
fisonomía. Ferroviarios y mineros hacen su experiencia en una larga y cruenta lucha, a
través de huelgas y masacres, derrotas y victorias, superando las formas de
organización mutualista. Con la aparición del proletariado fabril, aun en pequeña escala,
empiezan a ganar la hegemonía del movimiento sindical de manos del gremialismo
artesano predominante en las ciudades. Repetidos congresos y conferencias señalan el
proceso de formación de una conciencia de clase, que no sólo modifica las formas
organizativas, sino también el carácter de las luchas sociales. No logran, sin embargo, la
unidad de las diversas ramas laborales, debido a la pugna ideológica de las distintas
fracciones “socialistas” y al anarco-sindicalismo. Otro rasgo del movimiento obrero en.
este período, es la preocupación de los trabajadores por la suerte de los campesinos,
cuyas rebeliones se aplastan a sangre y fuego.

Con el desarrollo de la industria de trasformación a causa de la caída de la capacidad


nacional de importaciones por la crisis del capitalismo monopolista de EE. UU. augura
un nuevo período para el movimiento obrera. La formación del proletariado fabril urbano
contribuye notablemente al desarrollo del sindicalismo; mientras tanto, los partidos
tradicionales y los nacionalistas de Siles, se unen para lanzar al pueblo a la guerra del
Chaco. La resistencia de los campesinos a abandonar sus pegujales y sayañas, para
defender la patria que los retiene en la servidumbre, y la resistencia de algunos sectores
obreros y universitarios, rápidamente vencida por la euforia belicista desatada por el
gobierno.

Ya hemos visto cómo la guerra del Chaco tiene la virtud de mostrar al desnudo las
cadenas que aherrojan al pueblo y cómo se desarrolló en las trincheras una verdadera
inquietud revolucionaria, capaz de arrojar por la borda el orden establecido por los
magnates de la minería ligados al imperialismo yanqui. Los obreros y campesinos
muestran una actitud nueva, que revela su disposición a no soportar por más tiempo la
dictatura de la oligarquía feudal-minera. De ahí que dada la crisis de posguerra,
comienzan las huelgas, las sublevaciones campesinas, los mitines y manifestaciones,
que culminan el 10 de mayo de 1936 en una huelga general, determinando el golpe de
estado que inaugura una sucesión de gobiernos militares.

El presidente de la Junta, coronel Toro, pretende establecer el sindicalismo dirigido


mediante un decreto de agosto de 1936. LI amparo de esta disposición legal se realiza el
Primer Congreso Nacional de Maestros, el Congreso Nacional de Trabajadores del que
nace la Confederación Sindical de Trabajadores de Bolivia (CSTB), que más tarde se
afilia a la C.T.A.L. Se funda la Confederación de Ferroviarios y se efectúa un congreso
de esta rama laboral, que rechaza el sindicalismo dirigido y adopta como posición el
“apoliticismo”

Ya hemos visto asimismo, cómo las vacilaciones de este gobierno y la falta de solución
de los problemas atingentes a la clase obrera, llevan a ésta a una huelga general en
1937. Frente a esta situación, las logias militares, de tendencia nazifascista, sustituyen a
Toro. con el coronel Busch, cuyo gobierno, también contradictorio, dieta el Código del
Trabajo y leyes de represión contra el comunismo. Valida de este instrumento legal, la
Patiño Mines impide la organización de sindicato en la importante mina de Siglo XX.

147
Después de Busch, el general Quintanilla prepara la elección del general Peñaranda,
restableciendo totalmente el dominio de la minería. Durante este gobierno continúa el
alza del costo de vida creando condiciones de vida difíciles para los trabajadores,
maestros y empleados públicos.

Este es el motivo de las huelgas de maestros y sindicatos, huelgas que se suceden en


forma aislada, hasta que en octubre de 1941 estalla la huelga general en demanda de
reajuste de sueldos y - salarios. La CSTB formula un pliego de peticiones sobre este
problema en mayo del mismo año. La respuesta a la huelga es el estado de sitio en todo
el territorio de la República; pero, la huelga abarca a ferroviarios que toman la dirección
de ella, a fabriles, mineros, gráficos,. choferes, etc., de modo que las amenazas del
gobierno no arredran a los trabajadores. Como conclusión, el gobierno, que apresara a.
varios dirigentes sindicales y militantes del PIR, se ve obligado a ponerlos en libertad y
reajustar los sueldos y salarios en un 20 %

La CSTB y las Federaciones Obreras Sindicales (FOS) departamentales, cargan aún la


influencia artesana y por eso no constituyen organismos capaces de centralizar el
movimiento obrero nacional. A esta falta de unidad se debe que el gobierno pueda
asestar duros golpes a los obreros y reprimir mediante la violencia la acción del PIR,
calificado impropiamente de comunista, mientras alienta a, FSB y al MNR.

La Ley dictada en 1941, de acuerdo con las imposiciones del-imperialismo yanqui, que
prohíbe toda acción tendiente a “perjudicar” la producción de las minas, petróleo,
ferrocarriles, etc., intervenidas por el ejército, se esgrime para justificar la masacre de
Catavi en 1942.

La intensa explotación de Bolivia por parte del imperialismo yanqui a causa de la


segunda guerra mundial, agrava la situación ya crítica del Tesoro Público y las
condiciones deprimentes en que se desenvuelve el pueblo. Las restricciones a las
libertades democráticas y sindicales, impuestas por los monopolios de los EE. UU., la
falta de atención sanitaria, el lamentable estado de la educación pública, etc., favorecen
un nuevo golpe militar que lleva al gobierno al My. Gualberto Villarroel, como exponente
de las logias militares, y al MNR. Los trabajadores del subsuelo, que fueron los más
oprimidos durante el gobierno anterior, apoyan decididamente la coalición militar-
movimientista, que cuenta asimismo con la colaboración de FSB.

En 1944 se realiza el Primer Congreso Nacional de Mineros, dando origen a la


Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), la más vigorosa y
combativa organización del proletariado boliviano. En 1945 se convoca oficialmente al
Primer Congreso Indígena. Y ya se ha visto cómo los trabajadores campesinos no
reciben ningún beneficio, pese a que el ministro de gobierno dice a éstos: ..... el
presidente os encomienda la misión de hacer saber en los campos que la hora de la
justicia para los trabajadores del campo ha llegado” A poco los campesinos de Las
Canchas en Potosí son masacrados.

Ese mismo año sé lleva a cabo el Segundo Congreso de Mineros, el Tercer Congreso
Ferroviario y se funda el Sindicato de Empleados de Banco y Ramas Anexas. En marzo
de 1946 se efectúa el Tercer Congreso de Trabajadores Mineros.

148
La característica de este movimiento es el dirigismo impuesto por el gobierno, que
halaga a las masas, particularmente mineras, a través de medidas en apariencia
favorables a ellas, pero que en el fondo tienen el objetivo de someterlas a un riguroso
control oficial. Tales medidas consisten, por ejemplo, en órdenes a empresarios o
gerentes para despedir a determinados empleados, cuyo servilismo les llevara a adoptar
una conducta antiobrera. Sin embargo, esas mismas masas permiten la persecución de
dirigentes y organizadores sindicales pertenecientes al PIR, perdiendo así todo sentido
de solidaridad de clase, lo que da margen al desarrollo del oportunismo, que más tarde
causaría grave daño al movimiento obrero.

El secuestro novelesco de Hochschild constituye una cortina de humo, destinada a


enceguecer a los trabajadores, que no ven ni comprenden el verdadero sentido de la
política del gobierno, sometido a los dictados del Departamento de Estado
norteamericano. Sin embargo, no se puede desconocer que el aspecto positivo de este
movimiento sindical, es la conquista dc algunas leyes que garantizan los derechos
sindicales.

Como ya se sabe, la terrible violencia desatada por los organismos de represión contra
los dirigentes de los partidos tradicionales y del PIR, las prácticas de torturas y
vejámenes inauditos, la persecución a universitarios, maestros, etc. y la situación,
económica cada vez más aflictiva, favorecen la acción del pueblo de La Paz, organizado
en el Frente Democrático Antifascista (FDA), compuesto por el PIR y los partidos
tradicionales, que culmina con la derrota del ejército y el colgamiento del presidente el
21 de julio de 1946.

Este suceso da lugar al retorno de los partidos tradicionales al gobierno, con la


participación del PIR en el llamado Gabinete de Unidad Nacional.

Ante la caída del precio del estaño por causas a las que ya nos hemos referido, las
empresas mineras lo primero que exigen del gobierno, es la autorización para el despido
masivo de grupos obreros. El gobierno accede a esta exigencia, dando paso a lo que ha
venido en llamarse “masacre blanca”. Pero, no sólo de este modo comienza la ofensiva
patronal contra el movimiento obrero que ya alcanzara un amplio desarrollo, sino que
toda huelga de aumento de salarios frente al alza incontenible del costo de vida, es
violentamente reprimida.

Bajo la influencia internacional de la “guerra fría”, provocada por la OTAN, que amenaza
con la tercera guerra mundial y, recogiendo la bandera anticomunista agitada por el
imperialismo yanqui, el gobierno de Bolivia atribuye al comunismo todo el profundo
malestar social y político, que se debe al hambre y la miseria, a la falta de garantías y
libertades democráticas.

A iniciativa de algunos dirigentes mineros se organiza en diciembre de 1946 la Central


Obrera Nacional (CON), con el propósito de sustituir de hecho a la CSTB. Esta forma
desatentada de actuar, obedeciendo al sectarismo de los trotskistas, que ingresan en los
sindicatos mineros de la mano del secretario ejecutivo de la FSTMB, señor Juan Lechín,
no hace otra cosa que ahondar la división del movimiento obrero.

149
En julio de 1947 los ferroviarios efectúan un Congreso Extraordinario que plantea la
indemnización por retiro voluntario, el subsidio familiar, la asignación de alquileres y
aumento de sueldos y salarios. Si bien el Ejecutivo y la prensa atacan este
planteamiento, en cambio, los parlamentarios piristas sacan la Ley del Retiro Voluntario
y el reajuste de sueldos y salarios. En junio de ese mismo año se lleva a cabo el IV
Congreso de Mineros para tratar el problema del despido de trabajadores de la mina de
Catavi. En junio de 1948 se efectúa el V Congreso de Mineros, al que se hacen pre-
sentes delegados campesinos para dar a conocer la terrible opresión que sufren de
parte de los latifundistas y del propio gobierno. Ese mismo año estalla la huelga general
de gráficos.

Este período es realmente de intensa agitación social y política: huelgas,


manifestaciones, protestas, mítines, apresamientos, destierros, allanamientos de
domicilio, asaltos de sedes sociales, confinamientos, masacres, persecución constante,
etc., son sus rasgos característicos. En estas condiciones nace recién el Partido
Comunista de Bolivia, el 17 de enero de 1950, año de intensa lucha y movimiento
sindical en el país.

Un rasgo que revela el grado de conciencia de la clase obrera boliviana, es que en 1950
constituye un Comité Coordinador, con elementos del MNR, PIR, PC e inclusive POR,” a
fin de orientar las luchas de reivindicación que se hallan a la orden del día. Se logra,
pues, un movimiento unitario sumamente importante que llega hasta la huelga del 18 de
mayo, en que una vez más el gobierno masacra a los trabajadores, que sostienen ese
día una valerosa jornada de lucha. La huelga tiene su grupo de honor en los
trabajadores fabriles que defienden el sitio del ejército contra Villa Victoria (La Paz). En
octubre de 1951 nace del Primer Congreso Nacional de Trabajadores Fabriles, la
Confederación Sindical de Trabajadores Fabriles de Bolivia (CSTFB), cuya Declaración
de Principios se pronuncia por la unidad antiimperialista y antifeudal en la lucha por la
independencia nacional, por la paz mundial y por sus reivindicaciones específicas Sin
embargo, no es esta misma la actitud de la Federación de Mineros, no obstante su larga
y rica experiencia en las luchas sociales. El hecho es que gran parte de sus dirigentes se
hallan fuertemente influenciados por el trotskismo apadrinado desde la Secretaría
Ejecutiva de la Federación.

La grave situación social y política agudizada por el “mamertazo”, llega a su punto crítico
con el fallido golpe de estado. Y ya sabemos cómo ese golpe se trasforma en
insurrección popular que abre las perspectivas nuevas a la solución de los problemas
nacionales y populares. La insurrección que es un triunfo de la clase obrera, de los
trabajadores en general, crea condiciones favorables al desarrollo de la sindicalización
en todos los sectores laborales, inclusive entre los profesionales. El primer problema que
surge es el de la necesidad de constituir una entidad que centralice el movimiento obrero
en ascenso, problema que se resuelve el 17 de abril de 1952, con la organización de la
Central Obrera Boliviana (COB), en la que participan la Federación de Mineros, la
Confederación de Fabriles, la Confederación Ferroviaria, los gráficos, bancarios, cons-
tructores, empleados de comercio, campesinos, etc. La CSTB se disuelve a fin de
facilitar la unidad de los trabajadores en torno de la COB. Esta entidad no adopta
ninguna definición con respecto a las diferentes organizaciones sindicales de carácter

150
internacional, manteniéndose en una sedicente posición “independiente”, diríamos
mejor, en una “tercera posición”. Sin embargo, envía delegados fraternales a. diversos
congresos obreros internacionales: ATLAS en México, ORIT en Río de Janeiro, CIOLS
en Copenhague, FSM (Federación Sindical Mundial) en Viena y CUTCH en Santiago de
Chile.

Dos períodos pueden distinguirse en el movimiento obrero después de la insurrección de


abril: uno basta el II Congreso de la COB y otro desde ese Congreso adelante. El primer
periodo se caracteriza por la llamada política de “cogobierno”, consistente en la.
“alianza” del MNR y de la COB en el poder.

La COB adquiere en un comienzo la fisonomía de frente único, toda vez que en ella
actúan elementos del MNR, del POR y del PCB, unidos por el objetivo común de la
nacionalización de las minas, la reforma agraria. Pero, la política de compromisos
adoptada por el gobierno debido a su debilidad frente a la presión de fuerzas
antagónicas, de una parte, al predominio de movimientistas y de poristaa que ingresan al
MNR, de otra, hacen que tal fisonomía desaparezca con la eliminación sistemática de
los dirigentes sindicales comunistas, imponiéndose el control oficial en la COB. El
cogobierno se convierte en el espejuelo que encandila a la clase obrera, cuya inde-
pendencia de clase se hipoteca en favor del partido del gobierno. Se ilusiona a los
trabajadores nombrando tres ministros “obreros”: dc trabajo, minas y obras públicas. Por
cierto que esos nombramientos recaen en dirigentes del propio partido oficial. De todos
modos se mantiene la ilusión de que a través de ellos la clase obrera interviene en el
gobierno de la Nación. Los trabajadores no se dan cuenta de que esos ministros
“obreros” son gente desclasada que se halla sometida a las directivas de la burguesía
gobernante en su calidad de militantes y dirigentes del MNR, y que, por tanto, se colocan
por encima de la clase obrera. En segundo término, no analizan el hecho de que aún en
el supuesto caso dc que interpretaran fielmente sus derechos e intereses de clase en el
Poder Ejecutivo, constituyen una insignificante minoría, incapaz ideológica y
políticamente frente ‘a. la burguesía vacilante y claudicadora que gobierna.

La consecuencia ineludible de esta política es que el directorio de la COIB ejercita una


especie de terrorismo sindical, como organismo partidario del gobierno. Concomitante
con esto fenómeno se lleva a la práctica la imposición de inscribirse en el MN’R para ser
acreedor a cualquier trabajo en la Administración Pública, en las. empresas estatales,
entidades autárticas, empresas mixtas y aun privadas. Nadie que no exhiba el “carnet dc
partido” puede conseguir trabajo alguno. Esta situación lleva a ciertos dirigentes a un
desvergonzado oportunismo y a gran parte de los trabajadores atingidos por las
necesidades, a ingresar al MNR.

Si bien se cumple en lo fundamental el principio de un solo sindicato por fábrica o mina,


una sola federación por industria y una central única; en cambio, la COB se mantiene al
margen del movimiento obrero internacional, “consecuente con su tercera posición”, que
en los hechos la lleva por el camino de la reacción.

Elementos burócratas del gobierno y agentes del imperialismo y de la reacción, llevan a


cabo una política de sindicalismo dirigido desde las esferas oficiales. El asalto de los

151
directorios sindicales por elementos allegados al gobierno, las candidaturas impuestas
desde arriba, la confusión de los intereses sindicales con los intereses del partido
gobernante y la intervención de ‘altos personeros de la Administración, conducen
inevitablemente hacia la dictadura en el movimiento sindical boliviano. La práctica de la
tendencia sindical peronista pretende encadenar a la clase obrera al servicio de la
política pronorteamericana del gobierno.

El presidente de la República, entonces doctor V. Paz E., en un discurso con motivo de


la inauguración del “cursillo sindical”, expresa: ~‘Estamos lejos de las concepciones
fascistas que involucran al sindicato dentro de la estructura del Estado; pero creemos
que en un gobierno como el nuestro cuya acción está fundamentalmente encaminada en
favor de las clases mayoritarias, es indispensable un pleno entendimiento entre los
hombres de los sindicatos y los hombres de gobierno.

¿Cómo es posible declararse enemigos del fascismo y al propio tiempo propiciar una
política sindical que conduce directamente al fascismo y al total aplastamiento del
movimiento obrero independiente?. Por eso, en conclusión, se impone el corporativismo
sindical.

Por otra parte, los agentes peronistas y del imperialismo yanqui, como Serafino
Romualdi, Galazar y otros, son recibidos con entusiasmo en las esferas oficiales,
otorgándoseles carta blanca para el cumplimiento de sus tareas al servicio de los
monopolios capitalistas, que representan ante el movimiento obrero latinoamericano.
Romualdi se permite incluso intervenir en la política boliviana, “aconsejar” a los
trabajadores, preconizando un apoyo incondicional en favor de la política proimperialista
del gobierno.

Esta situación engrampa maravillosamente con la tesis del “cogobierno”~ complicando a


los trabajadores en una política antinacional que conduce a las minas nacionalizadas al
borde de la quiebra, desnacionaliza el petróleo para su entrega. a los trusts petroleros
norteamericanos, desvirtúa el sentido de la reforma agraria, somete la economía y las
finanzas a la dictadura del FMI, entrega las obras nacionales al control de los
organismos de asistencia “técnica” norteamericanos, permite asimismo, en 1955, el
‘asalto a las universidades autónomas, con el declarado propósito de eliminar de .ellas a
los catedráticos comunistas, para entregar la enseñanza superior a la tutela del punto IV
y, restringe los derechos democráticos y sindicales.

La verdad es que la política sindical del MNR, corresponde exactamente a la de los


monopolios capitalistas frente al creciente descontento de las amplias masas de
trabajadores, debido al empeoramiento de sus condiciones de vida. En efecto, dichos
monopolios adoptan diversas medidas contra el movimiento obrero: se valen de
procedimientos nuevos contra la huelga, como el arreglo gubernativo de ella, la
corrupción de dirigentes sindicales, el aumento de capataces y policías “fabriles”, la
adopción de legislaciones del trabajo bajo el modelo de la Ley Taft-Hartley, etc., todo lo
cual está dirigido a provocar la división del movimiento obrero nacional e inter-
nacionalmente. Para este fin utilizan incluso el soborno, que es en resumen lo que
significa el hacer depender el monto de los salarios de la “lealtad” política del trabajador

152
al régimen imperante. La única novedad es que esta política se halla dirigida y
financiada después de la segunda guerra mundial, desde un único centro:

EE. UU., concretamente el Departamento de Estado, en cuyos planes figura también el


viaje de dirigentes sindicales de los países dependientes a EE. UU. en calidad de
becados para realizar “estudios” sobre los problemas sindicales, con el patrocinio de la
ORIT.

Esta política de los monopolios yanquis contra el movimiento obrero, halla su expresión
más típica en la tesis de “gobierno de partido único”. El MNR pretende representar los
intereses de la clase obrera, de los campesinos, de las diversas capas dc la pequeña
burguesía y de la burguesía, bajo el principio de la “conciliación de clases”, lo que le
permite convertir a los sindicatos en células partidarias, liquidando la democracia sindical
y la independencia de clase de los trabajadores; le permite igualmente arrastrar y
complicar a ciertos dirigentes obreros y campesinos en negociados con divisas dólar y
cupos, y ganarlos a las posiciones de la ideología burguesa proimperialista. De todo esto
resulta que la Central Obrera, controlada y dirigida por el partido del gobierno, convertida
en instrumento de la política oficial, deviene en el dique más poderoso de contención a
las luchas sindicales por la reivindicación de los intereses vitales de los trabajadores.

El terrorismo sindical, aplicado por los dirigentes de la COB para la consecución de los
objetivos del gobierno, llega al extremo de la imposición de dirigentes adictos a la
política oficial, al desplazamiento de dirigentes no afiliados al MNR mediante la amenaza
y la coerción policíaca, a la imposición del “carnet de partido” para obtener trabajo en la
Administración Pública, municipalidades, empresas públicas económicas, mixtas y
privadas, mediante la presión oficial a gerentes y administradores, etc. La política del
gobierno en relación con el movimiento obrero traduce, en suma, los rasgos típicos de
los métodos fascistas para dividir a los trabajadores y destruir sus organizaciones. Esta
es la característica del movimiento sindical en el primer período del gobierno del MNR.

Ahora bien, ¿ cómo responde la clase obrera a esta ofensiva? En primer término, en
defensa de sus intereses, pasa por encima de las instrucciones de los dirigentes de la
COB e inclusive obliga a algunos de ellos a cambiar de actitud frente a la política de
estabilización, que descarga todo su peso sobre las espaldas de la clase obrera y las
masas populares.

Ya hemos visto cómo con la inflación durante el gobierno de Paz Estenssoro, los
trabajadores sufren hambre y miseria por ci constante alza del costo de vida y la caída
vertical del salario real. “De haberse dejado continuar el ritmo de la inflación —dice el
Secretario Ejecutivo de la COB— sólo podía tener un fin: la bancarrota total del país, el
fin mismo de la revolución. Sobre el hambre y el descontento del pueblo las fuerzas
reaccionarias iban cobrando energía y audacia. El 22 de septiembre fue una
demostración de ello. En consecuencia, económica y políticamente los trabajadores
están vitalmente interesados en ponerle freno a la inflación; naturalmente, que el Plan
Eder también ha cavado la fosa para enterrar la revolución; dependerá, sin embargo, de
que el gobierno tome las medidas necesarias en un futuro próximo para evitar tal
entierro.(205)”La situación de los trabajadores se agrava con las medidas de estabili-

153
zación del gobierno de Siles Zuazo, medidas cuyas consecuencias ya las hemos
analizado. Los trabajadores son víctimas de la confusión.

Mientras que por una parte sienten que sus salarios disminuyen cada vez más en su
poder adquisitivo, por otra se paralogizan ante la propaganda oficial que les hace
consentir en una perspectiva ni-mediata de bonanza y felicidad. De esto resulta que el
gobierno puede oponer a las protestas de los mineros de San José y de Catavi, que
exigen una justa compensación, los ‘pronunciamientos de los mineros de Huanuni y de
Colquiri, que se oponen a ello. Los obreros de los demás distritos mineros se mantienen
a la expectativa. Otro tanto puede decirse de los trabajadores ferroviarios, fabriles,
Constructores, etc.

Por otra parte, el Comité Ejecutivo de la COB, designado en el Primer Congreso


Nacional de Trabajadores, durante el gobierno de Paz Estenssoro, constituye el agente
más efectivo de la división del movimiento obrero, a través de ataques aventureros
contra la pequeña burguesía, los intelectuales y también trabajadores. Fuera dcl asalto a
las universidades en 1955, instiga a los mineros de Pulacayo contra los ferroviarios de
Uyuni, por ejemplo; lleva adelante actos de provocación contra los maestros, contra los
empleados públicos, bancarios, etc., dilapida los fondos sindicales, constituye camarillas
que se adueñan de la dirección sindical, etc. Los trotskistas que ingresan al MNR,
miembros de esas camarillas, cumplen su función de dividir a las masas desde dentro,
cuando hay un movimiento ascendente de éstas para entregarlas en ese estado al
imperialismo y la reacción, que después actúa con la derecha en su propósito de acabar
con el movimiento sindical. Pero esta situación sedimenta lentamente en la clase obrera
una actitud de desconfianza hacia la propia Central Obrera y sus dirigentes.

En estas condiciones se realiza el II Congreso Nacional de la COB, en junio de 1957,


con la participación de 480 delegados, de los cuales un 50 % es elegido
democráticamente por sus bases y el restante 50 % impuesto por la dirección
burocrática del grupo trotskista. Tal es el caso de la delegación de fabriles de La Paz, de
la de harineros, de toda la delegación campesina representada por empleados del
Ministerio de Asuntos Campesinos, la incorporación de los llamados “diputados obreros”
que no se sabe a qué organizaciones sindicales representan y de los empleados de la
Cámara de Diputados. Sin embargo, ya en el desarrollo mismo del Congreso, se
consigue un clima más democrático que en el Primer Congreso.

El grupo trotskista-movimientista tiene como objetivos, disminuir la creciente simpatía de


los trabajadores por la Unión Soviética,

oponerse a la unidad internacional y latinoamericana de la clase obrera, provocar la


caída del gobierno de Siles para remplazar a éste con Ñuflo Chávez, dirigente de la COB
en “representación” de los campesinos, desencadenar la inflación bajo el supuesto de
que .ésta es la única forma de capitalización en los países subdesarrollados, continuar
con la política de sindicalismo dirigido, de provocación y división.

El sector democrático, constituido por comunistas, movimientistas progresistas e


independientes, petroleros, gráficos y otras delegaciones, con un total dc 200
representantes aproximadamente, tiene por objetivos la justa compensación, la lucha

154
contra la desocupación, la supresión del pago de indemnizaciones a los ex empresarios
Patiño, Hochschild y Aramayo, la defensa del petróleo y de la industria nacional, la
orientación independiente del comercio exterior boliviano, la democratización y la
adopción de una política sindical independiente de clase de los trabajadores.

El Congreso aprueba con escasa diferencia de 30 votos, la Declaración de Principios y


el Programa presentados por el primer grupo, previa aprobación por el Comité Político
Nacional (CPN) del MNR; aprueba asimismo la supresión de indemnizaciones a Patiño,
Hochschild y Aramayo. Cabe destacar que la mayoría del sector trotskista-movimientista
vota en contra de esta proposición. El Congreso fija una posición clara contra los
despidos y la desocupación, exige justa compensación con la declaratoria de huelga
general a partir del 30 de junio. Finalmente, a base de su mayoría amañada, cl grupo
trotskista-movimientista, por escaso margen de votos, ini-pone la designación de
elementos sin bases sindicales, como dirigentes de la COB, ratificando de ese modo a
los antiguos dirigentes. Este hecho agudiza el proceso de división del movimiento
obrero, agrava la confusión y el descontento de los trabajadores. Esta situación es
aprovechada por la reacción que se une en torno del presidente Siles y amenaza con
una Junta Militar en respuesta a la .declaratoria de huelga. De ahí que la Confederación
ferroviaria y la de Constructores se pronuncien contra la huelga sin renunciar a la justa
compensación. Sectores importantes de fabriles hacen lo.., mismo. Los sindicatos de
Colquiri, Milluni, Huanuni y el Consejo Central Sud, con sede en Quechisla y
Metalúrgicos de Potosí pronuncian contra la huelga. Los dirigentes de Huanuni
amenazan con movilizar sus milicias para romper la huelga en otros distritos. La
Confederación de Maestros Urbanos, de acuerdo con los pronunciamientos de sus
filiales también se declara contra la huelga. Al propio tiempo, el Estado Mayor del
Ejército se apodera de los polvorines dependientes del Ministerio de Gobierno en la
ciudad de La Paz y acampa el Regimiento Camacho en la localidad de Paria en posición
de combate contra los huelguistas. Como consecuencia, la huelga fracasa, el Dr. Ñuflo
Chávez renuncia a la segunda magistratura de la Nación y los sindicatos piden la
renuncia de los dirigentes de la COB, operándose la salida de los trotskistas. La COB
queda prácticamente deshecha. El gobierno aprovecha este estado de cosas para
ahondar la división entre los mineros, fabriles, ferroviarios, etc., ganando a los dirigentes
de la Confederación ferroviaria a sus posiciones.

En estas condiciones de confusión y división, los trabajadores se repliegan


conformándose con pequeños reajustes de algunos beneficios como el subsidio familiar,
el subsidio de matrimonio, el establecimiento del subsidio prematrimonial y la rebaja
mínima del precio de la gasolina y del kerosene, pero la política proimperialista del
gobierno se afirma. Se mantiene la dictadura económica y financiera del FMI, subsiste la
amenaza del despido y la desocupación, sc restringen los derechos sindicales y se
atenta contra el fuero sindical, se agrava la situación de hambre y de miseria en que se
desenvuelven los trabajadores, se lanzan unos sectores laborales contra. otros, se
movilizan campesinos de Ucureña contra los trabajadores de las minas y las ciudades.
La represión violenta contra los movimientos laborales de reivindicación económica
cobra todo su auge7 como en el caso de la huelga de maestros de La Paz. La reacción.
desplazada por la insurrección de abril, estimulada por esta conducta antiobrera del

155
gobierno, se aventura a nuevos intentos golpistas y se agudizan las contradicciones
internas del partido oficial.

En el tiempo trascurrido desde el II Congreso de la COB, la situación de los trabajadores


empeora constantemente a causa de las imposiciones del plan de estabilización. Por
ejemplo, en el ramo ferroviario, cuyos máximos dirigentes se entregan al gobierno si-
guiendo la tesis del cogobierno, ya desahuciada por todas las ramas laborales y
prestándose a cumplir el papel de provocadores dé la. mayor división del movimiento
obrero, los sueldos y salarios promedios muestran el siguiente cuadro de acuerdo con el
Estudio Técnico-Actuarial elaborado por el Licenciado Asthenio Averanga Mollinedo:

N9 de Promedio N’ de Promed.
Empresas trabaj. 1957 trabaj. 1958
F. C. Antofagasta Bolivia 4.564 321.388 4.388 325.083
F. C. Anca La Paz 584 180.913 612 222.583
F. C. Villazón-Atocha 647 292.912 602 320.823
F. O. Guaqui-La Paz 636 271.327 604 269.197
F. C. Potosí-Sucre 467 203.230 430 189.142
Bolivian Power Cº 469 269.742 418 273.371
L. y F. E. Cochbba 285 207.235 276 202.781

“El promedio general mensual de todas las empresas durante el año 1957 es de Bs.
262.230 y durante cl año 1958 de Bs. 287.732.

“Hace más de un decenio, es decir el año 1947, los trabajadores ferroviarios percibían el
salario promedio mensual de B. 2.087,09 que convertidos en dólares de cambio oficial
de Bs. 42 significaba 49,69 dólares; pero si para ajustarnos mejor a la realidad
computamos el cambio del dólar en el mercado libre, que era de Bs. 65, hallamos como
promedio, 32,10 dólares para 1947. Por el contrario, el sueldo promedio de 1958,
convertido al cambio único de Bs. 12.000 apenas alcanza a 23,97 dólares, lo que quiere
decir, que los sueldos y salarios rebajaron a menos de la mitad durante la última década
en detrimento de los ferroviarios, cuyos niveles de vida descendieron tanto, que resulta
incompatible con la dignidad humana.” Esto explica la división de los ferroviarios entre
aquellos que siguen a los dirigentes de la Confederación y los que luchan por mejores
condiciones de vida.

“Con arreglo al más reciente censo de 1950 —continúa Averanga— Bolivia tiene una
densidad demográfica de 3,19 por kilómetro cuadrado y un crecimiento medio anual de
1,11 %, que de suyo es inquietante para un país joven. De otro lado el índice de
natalidad boliviana asciende a 46,08 %, mientras que el coeficiente de mortalidad de los
nacidos es de 18,8 % lo que significa que, alrededor de la mitad de los nacidos se
extingue a causa de los agentes mortíferos prevalecientes en el país.

“Asimismo, la expectación de vida de los habitantes de la ciudad de La Paz alcanza


apenas a 44,76 años, que es sumamente bajo, debido a la excesiva mortalidad infantil. A
fin de evitar la influencia de tal exceso de mortalidad infantil, se empleó una medida más

156
exacta de la longevidad en la ciudad de La Paz, es decir, la mediana en la que la vida
probable o mediana para los habitantes de esta ciudad, no pasa de los 53 años. La
escasa vida promedio boliviana es, indudablemente, el signo más inequívoco del
malestar económico y social en que se debaten habitantes de nuestro país.’’(106) Estas
condiciones que empeoran constantemente, en la medida en que se imponen los
dictados de los monopolios de EE.UU., en la política económica y social del gobierno,
permiten un proceso de unidad de los trabajadores, bajo los principios de democracia e
independencia sindical de clase. Los mineros son los más avanzados en este proceso,
siguiéndoles los constructores, fabriles y demás ramas laborales. Sólo así se logra
reorganizar la COB, que para las últimas elecciones presidenciales (junio 1960), formula
una plataforma electoral que expresa el criterio político independiente de los
trabajadores. Sin embargo, no puede afirmarse que los trabajadores hayan logrado su
unidad; mas, el proceso avanza y es de esperar que en poco tiempo más los
trabajadores alcancen esta aspiración tan sentida en sus luchas de reivindicación
propias y en la lucha por la liberación de nuestro pueblo.

Es significativo el hecho de que durante cl gobierno de Siles Zuazo, según el mensaje de


éste al Congreso, en la trasmisión del mando a Paz Estenssoro, se hayan producido en
su gestión un promedio de 300 huelgas por año. La situación que viven los trabajadores,
con la amenaza de la desocupación de 5.006 obreros más sólo en las minas
nacionalizadas, según el planteamiento de la COMIBOL (agosto de 19~0), el alza de
precios en los artículos de primera necesidad, la ocultación de éstos por los
comerciantes, la sustitución de empleados públicos en la Administración y en las
municipalidades, los planteamientos reivindicativos de los maestros, etc., hacen prever
un período de agitación social y política, toda vez que las organizaciones sindicales de
todas las ramas de trabajo exigen al gobierno la modificación de su política, luchan por
la defensa de las minas nacionalizadas, por la defensa del petróleo, por la defensa de la
industria dc trasformación, por una efectiva reforma agraria, por mejores condiciones de
vida y de trabajo, por cl respeto a los derechos y garantías sindicales y por el
establecimiento de relaciones con la Unión Soviética y con todos los Estados del mundo.

REFORMA EDUCACIONAL

Un informe del vicepresidente del Consejo Nacional de Educación de 1947, anota que el
analfabetismo no es menos del 65 % de la población. Que no más de una sexta parte de
los niños en la edad escolar concurre a las escuelas; que sólo siete de las escuelas
primarias fueron construidas expresamente para fines educacionales; que el 64 % de los
alumnos carece de sillas o pupitres; que faltan casi completamente libros y útiles
escolares; que sólo dos de todas las instituciones de educación pública poseen
bibliotecas adecuadas; que de seis de las siete escuelas normales, el edificio y el
material de laboratorio son del todo inadecuados; que no más del 30 % del profesorado
de las escuelas rurales tiene una formación cualquiera en las disciplinas pedagógicas;
que el restante 70 % apenas ha cumplido un promedio inferior a los seis grados
primarios y que los sueldos. del personal docente en las escuelas primarias, no alcanza
en promedio a Bs. 1.350 mensuales.(107)

157
Otros datos de la actual Dirección General de Educación, muestran que en, 1951 había
501 establecimientos de educación fiscal primaria, secundaria y profesional, con 5.756
profesores y 142.214 alumnos; 132 establecimientos particulares o comerciales de
educación, con. 552 maestros y 20.76.5 alumnos; 35 establecimientos educacionales a
cargo de las entidades antárticas como YPFB, ferrocarriles, etc., con 433 profesores y
13.844 alumnos; 1.934 escuelas rurales dependientes del Estado, con 2.807 maestros y
49.393 alumnos y, 756 establecimientos de educación rural, particulares, con 880
maestros y 20.314 alumnos, es decir, en total, 3.148 establecimientos, 10.433 maestros
y 246.530 alumnos. Estos datos revelan la gravedad del problema do la educación
boliviana. Casi la totalidad de los establecimientos escolares, alquilados en casas de
vivienda, inadecuados para los fines educativos, no reúnen las más elementales
condiciones de salubridad e higiene. Con aulas oscuras, mal ventiladas y sucias, en las
que los niños permanecen hacinados, constituyen verdaderas incubadoras dc
enfermedades.

Por otra parte, la escuela se halla diferenciada. Los hijos de la. clase obrera y de ciertas
capas sociales de la pequeña burguesía económicamente restringidas, acuden a las
escuelas fiscales; en tanto que los hijos de la burguesía y de determinadas capas de la
pequeña burguesía, acuden a las escuelas particulares o pagas. Es cierto que tanto
unas como otras escuelas dependen en su orientación del Estado; pero, es evidente que
esa. orientación tiene un sentido clasista tendiente a profundizar un sentimiento de
inferioridad nacional que se arrastra desde los tiempos del coloniaje, y que ahora se
manifiesta particularmente con respecto a los EE. UU., nación en la que se ve el ejemplo
de “grandeza”, de “progreso” y de “democracia”. Sin duda tenemos mucho que aprender
del gran pueblo norteamericano, sometido también por los monopolios capitalistas de
ese país, que son los causantes del atraso económico, cultural y político de Bolivia y, por
tanto, tenemos que aprender, asimismo, de que libres de la opresión que esos
monopolios internacionales ejercen sobre nuestra Nación, podremos desarrollar una
economía independiente, una cultura nacional y democrática, y elevar el nivel político de
nuestro pueblo.

Los maestros, generalmente de extracción popular, mal remunerados, exprofeso


preparados para impartir una enseñanza de contenido antinacional y antidemocrático, se
ven constreñidos a sistemas y programas que persiguen la sumisión nacional de nuestro
pueblo y la mutilación, de la personalidad del individuo. En efecto, los programas
vigentes no corresponden a la realidad ni consultan el interés de la sociedad boliviana.
Dada la mentalidad intuitiva del niño, impresionable en la medida en que un objeto deja
percibir sus cualidades, los programas hacen abstracción de él y del medio en que
actúa. Hacen abstracción del niño por cuanto lo que se le enseña no tiene aplicación
inmediata en la práctica de la vida. Hacen abstracción del medio, por cuanto se alejan
tanto en el espacio como en el tiempo. Esta es la razón por la cual el niño sabe más de
la nomenclatura de ríos y montañas de los EE. UU., por ejemplo, que de las
proyecciones económicas y sociales que importan los ríos y montañas de nuestro país.
Sabe más de fechas y de guerras o de hechos anecdóticos de presidentes de la
República en el pasado, que de los grandes acontecimientos que configuran el presente
histórico, es decir, que la escuela tiene una acción retrospectiva e intrascendente. Deja

158
de lado todo movimiento que gravita con fuerza en la vida de las generaciones actuales
y futuras. Claro está que esto no quiere decir que lleguemos la importancia de conocer el
pasado, sino que ese pasado debemos saber eslabonarlo con el presente para avizorar
mejor el porvenir.

Si los primeros pasos que hemos dado son el punto de partida inicial de nuestras
marchas y carreras, no por eso hemos de enfocar toda nuestra atención en los objetos
que nos sirvieran para aprender a caminar, ni éstos han de constituir el material
exclusivo de nuestras investigaciones. El estudio del pasado debe hacerse en la medida
de la utilidad que presta a la comprensión del presente y de las perspectivas del
porvenir; mas, la escuela boliviana cierra los ojos a cuanto nos rodea, para nutrirse de
tiempos envejecidos y caducos y no puede enjuiciar los hechos, pese a la simplicidad de
sus contornos. Espera que el tiempo los atiborre, los llene de toda suerte de supers-
ticiones, y cuando el polvo de los años ha dejado una gruesa capa de tierra insalubre y
reseca, los recoge para enseñar a los niños siempre ausentes del mundo en que viven.
Es así que la enseñanza de Historia, de Geografía, de Castellano, etc., puede muy poco
en función de los intereses del educando y de la sociedad. En Historia, por ejemplo, el
estudio retrospectivo dc los acontecimientos demuestra que mientras el escolar se
detiene enfocando toda su atención en las presidencias, pongamos por caso la de
Melgarejo o la de Daza, cuyos actos confunde, desconoce las condiciones económicas y
sociales en que se desarrollan esas presidencias; y desconoce, asimismo, los acon-
tecimientos actuales, sus causas, sus efectos, etc.

Lo programas de un modo general son inasimilables, no sólo por la tendencia ideológica


que llevan, sino por las abstracciones que hacen del niño. Dc ahí que éste, frente a tal
estado de cosas, se defiende o estudia tergiversando los conceptos reales. No se
interesa por aquello que no entiende y sublima las insatisfacciones vividas en la escuela,
ya en la pasividad o en el juego, quedando a la postre sin saber nada. Convertido en
pasiva máquina receptora, es adiestrado en la repetición estéril de lecciones. Por su
parte, el maestro enseña para recoger frutos a breve plazo —los exámenes— a veces
sin pensar en otra cosa que en el aplauso de autoridades afectas a juzgar las cosas
superficialmente. Sin embargo, sólo la vida con mano descarnada es la mejor escuela. A
golpe de yunque y de martillo nos enseña a vivir de realidades. ¿ Cómo puede entonces
hacerse mundos aparte de la escuela y de la vida? Aquella escuela que intuya el
porvenir y desde cuyo escenario se atisben sus problemas, ha de llenar recién su
cometido. Hasta este momento la escuela no hace otra cosa que recibir con bombos y
platillos su pomposo bautismo, tomando una y otra denominación: “escuela
experimental, “escuela a la medida”, “escuela activa”, “escuela piloto”, etc. Por otra
parte, la escuela común del Estado confronta el problema del prematuro abandono que
el escolar hace de sus aulas. Los hijos de los obreros y de ciertos sectores de la clase
media, incapacitados de pagar elevadas pensiones en las escuelas particulares, son
tempranamente requeridos por el trabajo, a fin de incrementar la pobre economía de la
familia. Más grave es el caso del niño indígena, ya que éste participa desde su más
tierna edad en la producción.

Las escuelas populares tienen nutrido alumnado hasta el tercer curso. El cuarto, quinto y
sexto pasan por una disminución creciente, pues el fenómeno de los “desgranados

159
escolares” se repite con mayor o menor persistencia en la mayoría de las escuelas. En
realidad, para las masas populares, el ciclo de estudios es prácticamente sólo de tres
años.

En cuanto a las escuelas particulares urbanas, regidas en su generalidad por misiones


religiosas extranjeras, constituyen entidades comerciales que acogen a los hijos de la
burguesía y de sectores pudientes de la pequeña burguesía, que aspiran a una
educación de elite, al servicio del imperialismo norteamericano.

Con respecto a la alfabetización del indio, dos son las causas que dificultan la solución
de este problema: la diferencia del idioma y el estado de servidumbre en que vive el
campesino, indio por antonomasia. La primera, como es obvio comprender, es de
fundamental importancia. Comúnmente se cree que alfabetizar es castellanizar. Este es
el error por el cual la educación del indio, más propiamente la alfabetización del indio, se
presenta como un problema extremadamente difícil. Lo es en efecto, si se trata de
destruir su idioma para imponerle el nuestro, del mismo modo que sería tarea suma-
mente difícil si a los analfabetos, cuya lengua nativa es el castellana tuviera que
imponérseles el inglés, por ejemplo, para alfabetizarlos e iniciar su educación.

Un idioma no se destruye fácilmente. El idioma se desarrolla con la sociedad misma. Por


eso, el quechua, el aymará y el guaraní, son idiomas que subsisten a través de siglos,
como instrumentos de comunicación de ideas, de intercambio de sentimientos, de-
emociones, etc., vinculados “directamente a la actividad productiva de esos hombres. “Y
no sólo a la actividad productiva, sino a toda otra actividad del hombre, en todas las
esferas de su trabajo, desde la producción hasta la base, desde la base hasta la
superestructura.• Por eso, el idioma refleja inmediata y directamente los cambios en la
producción, sin esperar los cambios en la base. Por eso, la esfera. de acción del idioma,
que abarca todos los campos de actividad del hombre, es mucho más amplia y variada
que la esfera de acción de la superestructura. Más aún, es casi ilimitada.”. “El idioma es
producto de toda una serie de épocas, en el curso de las cuales se forma, se enriquece,
se desarrolla y se pule. Por eso, el idioma tiene una vida incomparablemente más larga
que cualquier base y cualquier superestructura. Esto explica, precisamente, que el
nacimiento y la liquidación, no sólo de una base y de su superestructura, sino de varias
bases y de sus correspondientes superestructuras, no conduzcan en la historia a la
liquidación de un idioma dado a la liquidación de su estructura y al nacimiento de un
nuevo idioma con un nuevo léxico fundamental y un nuevo sistema gramatical.” ~ El
quechua, el aymará y el guaraní son, pues, idiomas que mantienen a los indios de
Bolivia en una cohesión diferenciada, como nacionalidades distintas del resto minoritario
de la población, como nacionalidades oprimidas.

La alfabetización y educación del indio en otro idioma que no es el suyo, importa un


doble proceso que reduce al mínimo el rendimiento de las escuelas indígenas creadas al
efecto. Si por el contrario, se le enseñara en su idioma, los resultados serían proficuos y
los indios estarían en mejores condiciones para luchar por sus reivindicaciones
específicas y, por tanto, por el progreso y la independencia de Bolivia.

160
Sin embargo, el criterio de la “oligarquía feudal-minera” dominante hasta la insurrección
popular de abril de 1952, no sólo es contrario a la alfabetización del indio en su propio
idioma, sino, incluso a su alfabetización en castellano. Uno de los altos exponentes de
dicha oligarquía, maestro y diplomático, dice al respecto. lo siguiente: “...la misma
enseñanza de la lectura y la escritura no significa nada en la educación indígena. El
indio, cuando sepa leer y escribir, no será más civilizado que en la actualidad, tanto más
si se considera la tendencia manifestada durante largo tiempo, de enseñarle a leer en su
propia lengua, en aymará o quechua, según las regiones del país. A este respecto
podemos citar varios ensayos de métodos de lectura en aymará, debido a la labor de los
maestros ambulantes. De qué puede servirle a un indígena el saber leer cii aymará o
quechua? ¿ Es que existe en Bolivia una literatura quechua o aymará, o por lo menos
periódicos. o revistas escritos en esas lenguas!” a lo expuesto se agrega la situación de
servidumbre en que vive el indio, situación por la que se halla constreñido a ciertas
obligaciones irremisibles para con el patrono, que combate la educación indígena; de
donde resulta que este problema es más complejo de lo que a simple vista parece. Pero,
es indudable que educar al indio en su idioma, es facilitar la solución del problema en un
cincuenta por ciento, es crear las condiciones que faciliten su liberación y su mayor
aprovechamiento como factor productivo en beneficio de la colectividad, es defender el
folklore y las tradiciones nativas, cuyas manifestaciones subsisten e influyen
vigorosamente en la configuración de las peculiaridades nacionales de Bolivia. Por
consiguiente, la educación del indio debe hacerse en su idioma. Las escuelas rurales
deben cumplir esta tarea. Las escuelas normales respectivas deben preparar maestros
que enseñen al indio en su idioma materno. Esto dará a su vez la oportunidad de revelar
virtudes insospechadas en ~l. indio boliviano.

El aumento del número de establecimientos educacionales, de maestros y profesores y


de alumnos, es constante, según los datos oficiales. De 501 establecimientos de
educación fiscal existentes en 1951, eón 5.756 profesores y 142.214 alumnos, aumentan
en 1960, en la proporción del 92 %, 58 % y 56 %, respectivamente. El crecimiento de las
escuelas a cargo de entidades autárquicas como la COMIBOL, YPFB, etc., - señala un
aumento del 129 %, tomando como base 1951. El crecimiento de las escuelas
particulares de 1951 a 1960, sean la, asimismo, el 114 % de’ establecimientos, 194 % de
profesores y 179 % de alumnos. Como se ve, el crecimiento del número de alumnos en
las escuelas pagas o particulares, es mayor que en las escuelas fiscales, no obstante
sentirse en los períodos de inscripciones escolares, cada vez más fuertemente la
escasez de escuelas fiscales. En cuanto al número de profesores, - las cifras no son
exactas, puesto que muchos de los que enseñan en las escuelas del Estado, trabajan
también en las escuelas particulares.

El aumento del número de escuelas a cargo del Ministerio de Asuntos Campesinos, de


19.51 a 1960, señala los siguientes porcentajes: 91 % de establecimientos, 90 % de
maestros y 220 % de alumnos. El aumento de escuelas rurales particulares (religiosas)
en el mismo periodo, revela los porcentajes siguientes: 57 % de establecimientos, 93 %
de maestros y 69 % de alumnos. El crecimiento del número de alumnos en las escuelas
rurales es realmente grande, debido a la insurrección popular de abril y a la reforma
agraria, que en gran medida han abolido la servidumbre, y han despertado en el

161
campesino boliviano, una grande inquietud por educar a sus hijos y aprender él mismo a
leer y escribir.

La reforma educacional decretada el 20 de enero de 1955, destaca que la educación “es


suprema función del Estado... ~ “universal, gratuita y obligatoria...” “democrática y
única... “, define lá educación como una ‘‘empresa colectiva, ‘‘revolucionaria..,
antiimperialista y antifeudal... activa, vitalista y de trabajo... globalizadora... coeducativa...
progresista... científica;. . “, que tiene como finalidad, “formar integralmente al hombre
boliviano.. . defender y fortalecer los valores biológicos del pueblo y promover su vida
sana, por la buena nutrición, la atención higiénica y sanitaria, la educación física y la
elevación de su nivel de vida”, “formar al individuo en una escuela ético-práctica de edu-
cación del carácter... incorporar a la vida nacional a las grandes mayorías campesinas,
obreras, artesanas y de clase media... contribuir a la acción solidaria de obreros,
campesinos y gentes de la clase media en la lucha por consolidar la independencia
económica de Bolivia y la elevación de su nivel de vida.” “Dignificar al campesino...
educar a las masas trabajadoras por la enseñanza técnico profesional... vigorizar el
sentimiento de bolivianidad... inculcar al pueblo los principios de soberanía política y
económica, do integridad territorial y de justicia social, promoviendo también la con-
vivencia pacífica y la cooperación internacional.”

La reforma educacional reconoce “la libertad de enseñanza religiosa”; puro, al propio


tiempo dispone “una partida en el presupuesto nacional para subvencionar el servicio de
enseñanza religiosa”, se refiere a la religión católica exclusivamente. Y en este aspecto,
la reforma educacional del MNR, es inferior a la implantada por el gobierno liberal de
Montes. En efecto, la Orden Suprema del 7 de noviembre de 1913 dice: “La vigencia de
los nuevos programas de instrucción primaria que han suprimido los cursos obligatorios
de religión, dio lugar a que se formularan reclamaciones tanto de esta ciudad como en la
de Cochabamba.” “En respuesta manifestó el gobierno que, dentro de sus propias y bien
definidas funciones, no le era permitido imponer, en los colegios y escuelas- fiscales de
la República, determinada confesión religiosa, sintiendo por ello no poder diferir las
mencionadas reclamaciones.

Los magníficos postulados de la educación boliviana, según la reforma educacional del


20 de enero de 1955, no corresponden en absoluto a la realidad, que es muy otra y
dolorosa. La educación en Bolivia no es universal, gratuita ni obligatoria, ni es
democrática y única y mucho menos nacional, revolucionaria, antiimperialista y
antifeudal, progresista y científica. Tampoco reúne condiciones para “formar
integralmente al hombre boliviano”, para “defender y fortalecer los valores biológicos del
pueblo y promover su vida sana, por la buena nutrición, la atención higiénica y sanitaria,
la educación física y la elevación dc su nivel de vida”. Está lejos de “inculcar al pueblo
los principios de soberanía política y económica”, de promover la convivencia pacífica y
la cooperación internacional”.

Los padres hacen inauditos sacrificios para el pago de inscripciones, libretas de


calificación, útiles escolares y otros. Grande número de niños en edad escolar queda
marginado por falta de escuelas, por falta de locales y mobiliario y, sobre todo, porque
las necesidades de la vida requieren de su concurso para el sostenimiento de la familia.

162
Y ya hemos visto cómo los programas no corresponden a las necesidades históricas y
sociales en que vivimos. La escuela se halla enmohecida de prejuicios que se arrastran
desde la Colonia y se robustecen con la enseñanza de la religión católica. Carece de bi-
bliotecas, laboratorios y otros medios. Las condiciones de pobreza y de miseria en que
se desenvuelve la Nación toda, hacen inútiles las declaraciones de “promover una vida
sana por la buena nutrición”, etc., etc. Finalmente, los maestros, a quienes se inculpa la
responsabilidad del lamentable estado de la educación, no obstante ser éstos víctimas
también de las condiciones de atraso y de dependencia en que vive el país, se
desenvuelven en una situación económica que empeora de día en día. Si en 1947 un
docente de escuela primaria percibe un sueldo promedio de Bs. 1.350 por mes, que al
tipo de cambio oficial de Bs. 42 el dólar americano, representa más de 32 dólares; en
1960 percibe un sueldo promedio aproximado de Bs. 250.000, que al tipo único de
cambio de Bs. 12.000, representa apenas 20 dólares por mes. De ahí que se pretende
inculcar al maestro la idea de que es un “apóstol”, cuya misión es enseñar con sacrificio
y renunciamiento a sus necesidades vitales. Es cierto que buena parte de los maestros,
formados bajo la influencia de la religión y de una filosofía idealista, bajo la influencia de
una política de sometimiento a los monopolios internacionales de los EE. UU., asume
esa actitud de “apóstol “, que muestra como ejemplo su propia vida miserable y enseña
la resignación y el conformismo. Sin embargo, así y todo, el maestro, mordido por el
aguijón de las necesidades, viene luchando desde hace varios años por mejores
condiciones de vida y de trabajo, sufriendo represiones y amenazas de parte del
gobierno, amenazas con. las “milicias campesinas”, con la policía política y con los
“milicianos” del partido oficial, que actúan a las órdenes de los “comandos” de éste.

¿ A qué se debe este lamentable estado de la educación? A que la política educacional


boliviana no ha variado en esencia. Y no puede ser de otro modo, no sólo porque las
bases económicas de dependencia subsisten, sino, porque la política general del
gobierno somete al Estado boliviano a los dictados del Departamento de Estado norte-
americano, cuya intervención directa en la educación se manifiesta a través del Servicio
Interamericano de Educación, a través del punto IV y otros organismos de “asistencia
técnica” de los EE. UU., intervención que se refleja incluso en la ocupación armada de
las universidades en 1955. Siete son las universidades que existen en el país: en La
Paz, Cochabamba, Sucre, Oruro, Potosí, Santa Cruz y Tarija.

Durante la época del Coloniaje, se forman en nuestro país clérigos, militares y doctores.
En el curso del primer medio siglo de vida republicana se sigue igual orientación y ahora
mismo se forman más abogados y militares que médicos o ingenieros, no obstante la
mayor necesidad de técnicos para el desarrollo de la economía y la cultura nacionales. ¿
Cuál es la causa de este fenómeno! En primer término, esa causa - se halla en que el
propio gobierno subestima a nuestros técnicos y otros profesionales, con respecto a los
extranjeros, particularmente norteamericanos. Esto no es casual. Al contrario, es el
resultado de la política dependiente de los monopolios capitalistas de los EE.UU. A los
intereses de éstos que operan directa o indirectamente en nuestro país, no conviene
ocupar en cargos de responsabilidad a técnicos y otros profesionales bolivianos, salvo
excepciones, porque, por un natural sentimiento patriótico, pueden desbaratar sus
maquinaciones en relación a los intereses nacionales. Esto explica por qué, incluso para

163
la. redacción del Código del Petróleo, el gobierno recurre a la “asistencia técnica” de los
yanquis, entregando esa tarea a los abogados Davenport de los monopolios petroleros
concesionarios de nuestros yacimientos.

Por otra parte, los gobiernos que se suceden a lo largo de este siglo, representantes de
los consorcios mineros internacionales y del latifundismo o de la burguesía burocrática y
de la burguesía nacional vacilante, como actualmente ocurre, se someten a las
condiciones impuestas por los banqueros imperialistas en cuanto a la contratación de
empresas extranjeras que vienen con sus propios técnicos para realizar obras como la
carretera Cochabamba-Santa Cruz por ejemplo, obras en las que esas empresas
despilfarran los escasos fondos nacionales y los obtenidos por contratos de empréstito
externo. Ese es el caso, entre muchos, de la Compañía Mc Graw Warren en la citada
carretera. En los hechos, Bolivia no sólo entrega sus riquezas naturales a los
monopolios capitalistas, sino también, como consecuencia ineludible, la dirección de
todos los trabajos importantes de la economía nacional.

Con frecuencia ocurre que los técnicos extranjeros son inferior a los nuestros. Pero, se
ha creado un sentimiento antinacional tan extendido, que mucha gente considera
inferiores a nuestros técnicos y otros profesionales en relación con los extranjeros.
Ocurre lo mismo que con las mercancías. Si éstas son “americanas”, “son mejores que
las nacionales”, aunque la calidad de nuestras pocas mercancías sea tan buena como la
de las que se importan. Por cierto que ésta no es obra exclusiva de la escuela y la
universidad bolivianas, sino del sentimiento de inferioridad nacional orientado por el
propio gobierno a través de más de medio siglo de sometimiento económico, cultural y
político, que caracteriza la dependencia de Bolivia del imperialismo yanqui.

A este estado de cosas se debe el que prácticamente no haya trabajo en condiciones de


dignidad profesional para los pocos técnicos bolivianos, que se ven obligados a emigrar
a otros países.

En segundo término, debido siempre a esa dependencia y no obstante las luminosas


perspectivas abiertas con la insurrección popular de abril, las actividades económicas
del país se hallan en una situación cada vez más difícil. A causa del languidecimiento de
las actividades productivas mineras, petroleras, industriales, agrícolas, etc., no sólo falta
trabajo para los técnicos de enseñanza superior o media, sino incluso para los obreros
que no constituyen mano de obra calificada, puesto que la desocupación es un problema
que afecta a todas las ramas laborales un efecto, sólo para la. minas nacionalizadas, la
COMIBOL plantea por nota del 24 de agosto último,. a la Federación Sindical de
Trabajadotes Mineros de Bolivia (FSTMB), el despido de 5.006 obreros más.(108)

El problema de la educación en Bolivia no depende, pues, únicamente de leyes o


decretos, que son simples declaraciones liricas, sino, ante todo, de la liberación de las
‘fuerzas productivas, de la organización de la sociedad en condiciones que permitan el
desarrollo de la economía y de la cultura en sus múltiples manifestaciones. Para ello es
indispensable orientar una política educacional ‘acorde con una política general
independiente, una política nacional, boliviana, que canalice esa liberación y desarrollo
de las fuerzas productivas del país.

164
POLITICA INTERNACIONAL DEL GOBIERNO DEL M. N. R.

Es cierto que la política internacional de los países independientes, no es sino la


prolongación de su política interna. Pero, en el caso de los países dependientes, la
política internacional de éstos, define los rasgos generales de su política interna;
además, esa política internacional se halla condicionada a los intereses de fuerzas
económicas y políticas externas que controlan su economía. El control del poder político
guarda necesariamente correlación con el control del poder económico. Si en el orden
económico un país dependiente como Bolivia es extremadamente vulnerable a las
fluctuaciones cíclicas del mercado mundial capitalista, lo es también en el orden político,
conforme a las manipulaciones de los monopolios internacionales que tienen la
hegemonía económica del sistema mundial capitalista. Esto explica por qué cuando un
pueblo subdesarrollado y dependiente se encamina hacia su liberación, no sólo debe
nacionalizar las empresas económicas fundamentales controladas por esos monopolios,
sino que debe, asimismo, adoptar una política exterior independiente. Si no procede en
tal forma, la nacionalización fracasa y’ el Estado se convierte en mero gestor económico
de esos monopolios extranjeros. Al’ contrario, si al propio tiempo que nacionaliza, adopta
soberanamente una política independiente, como el mas reciente de Cuba en nuestra
América, el gobierno de esos monopolios salta como fiera herida y acusa y boycotea y
persigue a ese gobierno y a ese pueblo que tienen la “audacia” de romper sus cadenas y
“desobedecer.” los mandatos de esos monopolios, para marchar independientemente,
por su cuenta. El imperialismo jamás se resigna a perder el control de la economía y la
política de los países atrasados y dependientes, pero los pueblos de estos países
tampoco se resignan a vivir para siempre en el atraso y la miseria, sojuzgados y
oprimidos por el imperialismo.

La historia de Bolivia, en lo que va de este siglo, muestra una política estatal ceñida a los
dictados del imperialismo inglés primero, cuando éste constituye el “centro cíclico” dé la
economía capitalista, y, después, del imperialismo norteamericano, que es el nuevo
“centro cíclico” de dicha economía. De esto resulta que para conocer la naturaleza de la
política exterior boliviana, que de suyo revela el grado de su dependencia del
imperialismo, y conocer la medida en que rigen las libertades y derechos democráticos,
es necesario examinar los rasgos esenciales de la política norteamericana.

La historia de EE. UU. de Norteamérica, es la historia de las intervenciones y agresiones


a los pueblos del continente americano. Antes de la fase imperialista del capitalismo,
cuando EE. UU. es todavía débil comparativamente con Inglaterra, Francia, España y
Portugal, que aún conservan posiciones fuertes en el continente americano, EE. UU.
sigue la política de “aislamiento”, es decir, de relaciones restringidas con Europa, a la
vez la política de agresiones con sus vecinos y la política de conquista de países de
otros continentes. Pero, ya en 1823, cuando se siente lo bastante fuerte, cuando
España, Portugal, Francia e Inglaterra se debilitan con la emancipación de sus colonias
americanas, proclama la famosa Doctrina Monroe, con la finalidad de convertir a las
nacientes repúblicas, en zonas dé influencia y ejercer el monopolio continental en
servicio de su capitalismo vigoroso y pujante.

165
“Nuestra raza, que tiene una energía extraordinaria —dice en 1885 el Pastor 1. Strong—
que está adornada.., con la libertad, con el cristianismo puro y la más alta civilización..,
imprime su sello a la humanidad.., porque esta raza ha recibido la manifiesta misión de
Dios y del cielo de ser el tutor de sus hermanos.”

Ya antes de ocupar el segundo puesto entre las potencias capitalistas, EE. UU. ataca las
Malvinas y destruye el puerto Soledad en 1831. En 1835-36 interviene en la guerra de
independencia del territorio mexicano de Texas, contra el gobierno del general Santa
Ana. En 1845 se anexa el territorio mexicano de Texas y en 1846, en guerra contra
México, cercena el territorio de este país. Por el tratado de la Mesilla, en 1853, impone a
México la cesión de otra laja de su territorio. Invade Centro América y en 1857 impone
como presidente de Nicaragua al norteamericano William Walker, “después de quitar
Luisiana a los franceses, Califorma a México y Filipinas a España —anota Eugenio
Varga— EE. UU. abonó a los ex poseedores varios millones de dólares a fin de que ese
despojo tuviese ci aspecto de un arreglo comercial pacífico”.53 En 1870 EE. UU. alcanza
el segundo puesto en la producción industrial del inundo y entre 1880-1890 el primero.
Sin embargo, su posición es inferior a la de otras potencias en lo que respecta a
posesiones coloniales; de ahí que en 1898 inicie las guerras imperialistas por el nuevo
reparto del mundo. Interviene en la guerra de independencia de los pueblos de Cuba,
Puerto Rico y Filipinas contra España; para apoderarse de ellos.

El fundamento de esta política es la llamada Doctrina Monroe. La política internacional


de EE.UU., es la expresión típica de los propósitos que encierra la declaración de dicha
doctrina: “América para los americanos.” En realidad esta doctrina ha sido formulada por
el capitalismo yanqui, con, el objetivo de aseguraras el área latinoamericana como zona
de influencia para la explotación de materias primas, para la inversión de sus capitales
financieros y para la venta de sus productos manufacturados, impidiendo la competencia
de otros países capitalistas como Inglaterra, Francia, Alemania, etc. .A. base de esta
doctrina se celebra en 1889 la primera reunión panamericana y desde entonces hasta
ahora, apenas cambia sus métodos :Y sus procedimientos, sin modificar la esencia de
su política con sus vecinos, es decir, las repúblicas latinoamericanas.

Para comprender mejor la política internacional de EE. UU., pueden señalarse tres
grandes fases:

La primera corresponde a la política del Big Stick. Sus métodos y procedimientos son la
agresión militar y financiera, las anexiones territoriales, las intervenciones militares, la
penetración financiera a través de empréstitos e inversiones de grandes empresas. EE.
UU. interviene con las armas contra varios países, repetidas veces contra Cuba,
Nicaragua, República Dominicana, México, etc.; impone tra4ados que asientan su
soberanía como en Panamá; toma posesión de las riquezas mineras y petroleras; invade
y ocupa territorios como en el caso de Haití; realiza “expediciones punitivas”, como en et
caso de México; obliga tratados llamados de “paz y amistad” en-servicio de sus
monopolios; instaura dictaduras como las de Trujillo en la República Dominicana y de
Jorge Ubico en Guatemala; incita. cuartelazos y golpes de estado; reconoce y sostiene
tiranías al servicio de sus monopolios, etc. Ya se ha visto en el proceso de penetración

166
del imperialismo yanqui en Bolivia, hechos concretos, que son-el resultado de esta
política de Big Stick o “Política del Garrote’ ‘, en lo que respecta a nuestro país.

La segunda fase, de 1932 a 1945, corresponde a la política de “buena vecindad”. En


cierto modo se suaviza la prepotencia norteamericana con respecto a nuestro país,
debido particularmente al gran presidente Franklin Delano Roosevelt. En este periodo
Bolivia y México nacionalizan sus yacimientos de petróleo, en 1936 y 1938,,
respectivamente.

El resurgimiento del capitalismo alemán después de la primera guerra mundial, así como
el desarrollo del capitalismo japonés, permiten su penetración en los mercados
latinoamericanos en el período. de 1932-1940, penetración favorecida tanto por los
efectos de la crisis de 1929-1933, que hace vacilar los cimientos del capitalismo nor-
teamericano, como por la política de buena vecindad, que en cierto modo abre las
posibilidades de acuerdos multilaterales

La segunda guerra mundial, desencadenada por el eje fascista Berlín-Roma-Tokio, es el


acontecimiento que permite a EE. UU. eliminar a sus competidores alemanes y
japoneses del mercado latino-americano. La lucha contra el nazifascismo cuyas
características. asume el nacionalismo en ciertos países de América Latina con la ins-
tauración de gobiernos militares, sirve a los fines de hegemonía dolos EE. UU. en el
Continente.

En el periodo de 1932-45, la intervención norteamericana en Bolivia se hace a través de


los llamados “servicios de cooperación”, a cambio del estaño, la goma y otras materias
primas a bajos precios, con grave detrimento de los intereses nacionales. Esta situación
permite, al propio tiempo, grandes ganancias a las empresas monopolistas que operan
en el país, como la Casa Grace Co., por ejemplo.

La tercera fase se inicia al terminar la guerra en 1945, con la política “desde posiciones
de fuerza”. Sus métodos son: la formación. de bloques militares y económicos, los
pactos unilaterales y la “ayuda americana”

En la Conferencia Interamericana de Río de Janeiro en, 1947, sobre la “defensa


continental”, se reedita el “anticomunismo” y se dan las bases para la aplicación del Plan
Truman, cuyo objetivo. consiste en organizar un ejército continental con armas
norteamericanas standard, instrucción militar e ideológica imperialista. En otros términos,
el plan persigne reatar militar y políticamente a las Naciones de América Latina, a los
fines de los monopolios norteamericanos. Pero, para la mejor aplicación de su política
“desde posiciones de fuerza”, EE. UU. estructura en la Novena Conferencia
Panamericana de Bogotá, en abril de 1948, la Organización de los Estados Americanos
(OEA), como un bloque dentro de las Naciones Unidas. De este modo EE. UU. busca
asegurarse la adhesión de los Estados latinoamericanos, miembros de la Organización
de las Naciones Unidas, a los designios del Departamento de Estado; busca asimismo
garantizar las fabulosas ganancias de sus monopolios, a costa de las riquezas naturales
de los demás países de América, a costa del bajo nivel de vida de los pueblos de estos
países y, a costa de la deformación de sus economías nacionales, con el fin de preser-
var su hegemonía en el mundo capitalista.

167
Bajo la supuesta finalidad de “defensa continental”, los nuevos procedimientos de esta
política, comprenden el soborno para llevar a los gobiernos latinoamericanos a seguir la
política dictada por el State Departament. A tal fin se promueve conferencias como la de
Washington, en la que el Canciller boliviano, Pedro Silveti Arze, llega al extremo dé
ofrecer treinta mil jóvenes bolivianos para la guerra de intervención de EE. UU. contra
Corea, o, como la Conferencia de Caracas, en 1954, en la que el Canciller de la
“Revolución Nacional”, Walter Guevara Arze, ataca al gobierno democrático de
Guatemala y junto con los demás cancilleres de América Latina, se complica en la
intervención armada contra ese pueblo hermano, intervención que EE. UU. planea en
defensa de su monopolio United Fruit Co, como otras conferencias en las que el
imperialismo yanqui impone a los gobiernos de nuestra América, acuerdos de mayor
penetración y reforzamiento de sus posiciones, etc.

En general, los gobiernos de América Latina, siguiendo la línea trazada por el State
Departament, a través de la OEA, actúan en bloque en las Naciones Unidas, revelando
una sumisión que hiere el sentimiento de dignidad nacional. A este respecto, es
interesante anotar lo que dice Nikita Jruschov al corresponsal de United Pree en Moscú,
Henry Shapiro, en noviembre de 1957: “Al parecer —dice Jrusehov— en el Tribunal
norteamericano existe la disposición prohibiendo a las partes en litigio presentar en
calidad de testigos a personas deudoras de las minas. Si esta disposición se introdujera
en la ONU, la Organización de las Naciones Unidas cumpliría mejor su tarea. Sabemos
que algunas delegaciones en la ONU votan frecuentemente con los EE. UIJ. y después
de la votación, vienen a nuestra delegación y se excusan de no haber votado por las
propuestas soviéticas a pesar de que las consideran justas —qué le vamos a hacer,
dicen esas delegaciones— dependemos de los créditos norteamericanos. ¡ Acaso
pueden actuar independientemente muchos países, miembros de la ONU, que se
encuentran en deuda con los EE..UU.”.

La política panamericana es parte de la política general de EE.UU., que pretende


dominar el mundo e impedir el progreso de la sociedad. De ahí que hace todo por
aplastar cualquier movimiento de liberación nacional, imponer de nuevo el yugo colonial
a los pueblos ya liberados, sojuzgar “la zona comprendida entre los EE. UU. y el campo
del socialismo y restaurar el capitalismo en los países socialistas”. Esta política hace que
EE. UU. constituya el centro de la reacción mundial. Esta política tiene por finalidad la
guerra, guerra a la que se esfuerza en arrastrar a las naciones de América Latina. Y esta
es la razón de la carrera armamentista, de las bases militares en territorios ajenos e
inclusive en nuestra América: en la Isla de Fernando de Noronha en el Brasil, en
Guantánamo en Cuba, etc. Este es el motivo por el cual EE. UU. estimula el resur-
gimiento del militarismo de Alemania Occidental, trata de dividir a los pueblos árabes con
la llamada Doctrina Diifles-Eisenhower, en su afán de aplastar la independencia de Siria
y de Egipto que, por su parte, fortalecen su unidad, la unidad árabe, como respuesta a
los propósitos del imperialismo yanqui. EE. UIT. mantiene la “guerra fría” y barrena todo
proyecto de solución de los problemas que son la causa de esta situación. Los países
imperialistas dirigidos por EE. UIT. se niegan a llegar a un acuerdo sobre la reducción
del armamento, sobre la prohibición de producir y emplear armas atómicas de exterminio
en masa.

168
Bajo la máscara del anticomunismo, EE.UU. refuerza su penetración en los países de
América Latina y el control de las materias primas, de la economía, las finanzas, el
ejército, la cultura y la política de estas naciones. En efecto, con el nombre de
“cooperación técnica y económica”, prácticamente dirige la vida de Bolivia en todos sus
aspectos.

A través de las “Oficina del Coordinador de Asuntos Americanos”, EE. UU. organiza en
Bolivia4 en 1942, el “Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública” (SCISP).
Una publicación oficial dcl año pasado dice a propósito, lo siguiente: “Es necesario
destacar que no hay posibilidad de progreso económico y social sin una adecuada
protección de la salud humana, esto adquiere mayor relevancia en un país como el
nuestro que se cuenta entre los que tienen altos niveles de mortalidad general, infantil y
maternal.” “Enfermedades como las diarreas, enteritis, tos ferina, influenza: tuberculosis,
paludismo, silicosis, viruela y diversas deficiencias de nutrición ocasionan altos índices
de mortalidad y morbilidad.” ~ Por cierto que el gobierno cierra los ojos a las causas de
este estado de salud del pueblo boliviano. En 1944, EE. UU. organiza el” Servicio
Cooperativo Interamericano de Educación” (SCIDE); en 1947 establece la “Misión de
Aeronáutica Civil”; en 1948 el “Servicio Agrícola Interamericano” (SAI) y en 1955 el
“Servicio Boliviano Americano de Caminos” Punto IV), etc. Otras formas de la “coo-
peración americana” son las “misiones asesoras”, como la misión para la minería “Ford
Bacon & Davis Inc.” o como la del consorcio de abogados norteamericanos para la
redacción del Código del Petróleo y de la Minería. En relación con esto, la referida
publicación dice: “A pedido del gobierno de Bolivia, el Punto IV financió en 1956 la
preparación de un anteproyecto de Código de Petróleo, el que fue realizado por la firma
de abogados Travieso, Davenport, Evans y Angulo...” y el proyecto de Código de
Minería. “A mediados de 1956 el gobierno de Bolivia solicité la cooperación del gobierno
de los Estados Unidos para el estudio y solución de los problemas monetarios del
país’’55, etc., etc.

Ya hemos visto cómo ese Código del Petróleo sirve para la entrega de los yacimientos
petrolíferos a los trusts norteamericanos en condiciones lesivas a la economía y a la
soberanía de la Nación. El anteproyecto del Código de Minería tiende asimismo a la
desnacionalización de las minas. Finalmente hemos visto cómo el “asesoramiento
económico”, traducido en el plan de estabilización monetaria y regido dictatorialmente
por el Fondo Monetario Internacional, lleva a la decadencia a todas las actividades
productivas del país, determinando la desocupación, el hambre, la miseria en los
hogares bolivianos y la falencia del Tesoro Público. Por esta situación el gobierno de la
“Revolución. Nacional”, para salvar la “Revolución Nacional”, según el concepto irónico
de los dirigentes del MNR, se remachan aún más los eslabones de las cadenas de
dependencia que aherrojan las fuerzas productivas nacionales. En efecto, el gobierno
recurre al “auxilio” del punto IV para cubrir los déficit del presupuesto de la Nación.

Como una justificación de esta política entreguista, antinacional y antipopular, el


Ministerio dc Economía dice lo siguiente: “ El desequilibrio financiero del Estado resultó
claramente visible una vez adoptada la estabilización... Por tal razón, el gobierno de Bo-
livia se vio en la necesidad de solicitar el auxilio del punto IV para el financiamiento del
déficit del presupuesto nacional...”

169
“El Presupuesto nacional de 1957 de un total de Bs. 291.800 millones de ingresos
contaba con 112.500 millones provenientes de los fondos de contrapartida de la ayuda
americana, o sea el 39 %, mientras que en el de 1958 de un total de ingresos estimados
en 304.500 millones, 104.000 millones provienen de la ayuda americana, o sea el 34 %.
Sin embargo, la ayuda de los EE. UU. para el financiamiento del déficit del presupuesto
en 1957 no llegó a los 112.500 millones previstos debido a que los distribuidores,
molineros e industriales que recibieron los productos de la ayuda americana demoraron
sus pagos con diversos argumentos. De ese modo, la contribución al presupuesto fue
solamente de Bs. 83.861 millones.

“En 1958 sucedió algo semejante. El Tesoro Nacional ha recibido de la ayuda americana
la suma de Bs. 76.482 millones y no ha sido posible recibir más porque todavía se
adeuda una considerable suma por concepto de fondos de contrapartida, que ciertos
industriales y comerciantes retienen indebidamente en su poder... Hasta el presente se
han recibido Bs. 160.343 millones para el financiamiento del presupuesto nacional en los
años 1957 y 1958, que sumados a los Bs. 71.910 millones gastados en proyectos espe-
ciales, representan Bs. 232.253 millones ya invertidos en moneda boliviana. . -

“En 1957 y 1958 el punto IV financié en porcentajes variables el funcionamiento de los


Ministerios de Minas y Petróleos, Salud Pública, Educación, Obras Públicas,
Comunicaciones, Agricultura, Asuntos Campesinos, Economía Nacional y Hacienda, la
Comisión Nacional de Coordinación y Planeamiento, la Contraloría General de la
República, el Consejo Nacional de Reforma Agraria y la Corporación Boliviana de
Fomento...

Como se ve, el imperialismo yanqui controla inclusive la administración del Estado. Su


ingerencia en los asuntos nacionales a través del financiamiento del presupuesto
nacional, es un hecho que lleva a los gobernantes al extremo de no actuar sin la venia
de los asesores norteamericanos que controlan todo el movimiento de la administración
pública.

Hasta 1953, la llamada “asistencia” de los EE. UIT. se refiere a la “cooperación técnica”
únicamente; mas, a partir dé noviembre de 1953, en que los gobiernos de Bolivia y de
EE. UIT. conciertan un” convenio de asistencia económica extraordinaria”, y la “ayuda
americana se extiende a la importación de productos agrícolas excedentes en EE.UU.
De acuerdo con este convenio, EE.UU. se compromete a proporcionar “productos
agrícolas y otras formas de asistencia económica, con el propósito de ayudar a impedir
una seria dislocación económica ocasionada por la evolución desfavorable de la
economía boliviana...” A su vez, el gobierno de Bolivia se compromete a preparar ‘un
plan para la distribución de esos artículos y a ejecutar un programa para aumentar la
producción de alimentos y otros productos y para reducir sus necesidades de ayuda
económica extraordinaria”.

En 1954, los productos importados de la “ayuda americana” son: trigo, harina de trigo,
manteca, aceite comestible, algodón y en pequeñísima escala maquinaria,
representando en total, en cifras redondas, u$s. 12,1 millones. En 1955 se agrega a los
productos indicados, arroz y leche en polvo, haciendo un total de u$s. 23,8 millones. En

170
1956 el total de la ayuda americana representa u$s. 20,5 millones. En 1957, se retira de
la ayuda americana, es decir, de los productos de la “ayuda”, la leche en polvo y se
agrega en cambio, el azúcar y en efectivo, sumando un total de 4s. 22 millones. En
1958, los productos de la “asistencia económica” para Bolivia son:

trigo, harina de trigo, arroz, azúcar, maquinaria y equipo, gasolina de aviación y en


efectivo, alcanzando en total a u$s. 20,1 millones. El total durante los cinco años
indicados, suma u$s. 98,4 millones”.

Es de advertir que cuando empieza a aumentar la producción nacional de arroz y


azúcar, se importa arroz y azúcar de los excedentes de EE. UU., lo que naturalmente
afecta a la producción de esos artículos en el país. Asimismo, cuando empieza a
aplicarse el plan de estabilización monetaria, que implica la política libre cambista,
desaparecen de la “ayuda americana” la leche en polvo y otros productos, menos el
trigo, la harina de trigo, el arroz, el azúcar y la gasolina de aviación, porque debido a esa
política se estimula la importación, en condiciones enteramente comerciales, de esos
productos, cuyos excedentes disminuyen en los EE. UU.; de manera que toda la política
económica dcl gobierno del MNR, se halla dirigida a favorecer a los monopolios
capitalistas de EE. UU. Sin embargo, oficialmente se dice que la “asistencia económica”
de los EE.UU. tiene por finalidad “aliviar la difícil situación del pueblo. de Bolivia,
ocasionada por la falta de recursos para hacer frente a los requerimientos de moneda
extranjera, por la creciente inflación y por la disminución de la producción en ciertos
sectores de la economía nacional.

Pero, es posible que los gobernantes, que dicen estar haciendo. la “Revolución
Nacional “, no sepan que esa “falta de recursos” en. moneda extranjera, que esa
“creciente inflación”, que esa “disminución de la producción en ciertos sectores de la
economía nacional” que esa “difícil situación del pueblo de Bolivia”, se deben precisa-
mente a la acción del imperialismo norteamericano? ¿ Es posible que conociendo esa
acción del imperialismo que controla nuestra economía, nuestra cultura y nuestra
política, debido al entreguismo de la “oligarquía feudal-minera en más de medio siglo de
gobierno, los-círculos gobernantes del MNR, pretendan ‘‘salvar la revolución”? con la
“ayuda” del imperialismo norteamericano, causante y responsable del atraso, de la
miseria y del hambre del pueblo boliviano

Según cl informe de la CEPAL, la mayor parte de las importaciones de Bolivia, son


artículos alimenticios, artículos manufacturados dc uso y materia prima para la industria
de trasformación La tendencia de la importación de alimentos es constantemente cre-
ciente desde 1925. En el período de 1925-1929, la importación de alimentos representa
el 10 % del total de importaciones. En el período de 1953 a 1955, representa el 21,3 %.
En cuanto a las materias primas para la industria alimenticia, de 19,4 % en el período. de
1935 a 1939, la importación sube a 43,3 % en 1955. El aumento del volumen de estas
importaciones se debe a la “ayuda americana”. Y a esa “ayuda” se debe la catastrófica
caída de la producción triguera del país. A la política condicionada por esa “ayuda” se
debe el abandono de importantes proyectos de habilitación de tierras para el cultivo de
materia prima industrial. Esa política tiende justamente a limitar la producción de
artículos alimenticios, materia para las industrias alimenticias y materia prima fabril que

171
pueden obtenerse en condiciones ventajosas. A esa política se debe la caída sensible
de la producción manufacturera dcl país y el languidecimiento de todas las actividades
productivas nacionales.

Además, es importante anotar que los productos incorporados en el “Programa de


Asistencia Económica” de la “ayuda americana”, corresponden a excedentes debidos a
la superproducción agrícola norteamericana; de modo que el gobierno de los EE. IYU.,
siguiendo la política de defensa de sus precios internos, a fin de evitar la crisis en su
país, obliga a los países de economía dependiente, sometidos a sus directivas, a
importar esos artículos, lo que en los hechos se conoce con el nombre de dumping,
aunque se presente con el rótulo de “ayuda americana”. Este dumping es, por otra parte,
una forma de agresión económica a los países exportadores de esos productos, como la
Argentina, Uruguay, etc. De ahí que los gobiernos dc estos países denunciaran en su
oportunidad la política de los EE. IJ]J., como una agresión económica.

La “ayuda americana”, en la que los gobiernos del MNR cifran toda su esperanza para
salvar la situación nacional, está condicionada a requisitos que exigen concesiones
económicas y políticas, como lo prueban la concesión de yacimientos de petróleo, de los
bosques, de yacimientos de oro (a la South American Placers), yacimientos de cobre,
etc., y la intervención norteamericana en todos los asuntos de Bolivia.

El ex Embajador de los EE.UU. en Bolivia, señor Bonsal, define la “ayuda americana” en


febrero de 1958, como “un conjunto de relaciones entre dos gobiernos soberanos y
democráticos con plena conciencia ambos de sus responsabilidades nacionales e inter-
nacionales”. La verdad, sin embargo, es que si el gobierno de EE.UU. es soberano en
representación de los intereses del capitalismo monopolista de su país, extiende su
soberanía hasta el nuestro, haciendo que el gobierno boliviano no adopte una política de
efectiva defensa de los intereses nacionales, es decir, una política independiente, una
política nacional, una política propia, boliviana.

La “ayuda” del capitalismo de los EE.UU. que tiene el control de nuestra economía es,
en resumidas cuentas, el nombre de su política de expansión y de dominio.

Bolivia necesita de la ayuda extranjera, necesita de la cooperación internacional, pero no


de la llamada “ayuda americana”, cuya economía, subordinaría más y más a los fines de
los monopolios norteamericanos, deformarla y anquilosarla aún, más. Bolivia necesita de
la cooperación internacional para vencer su atraso y su dependencia, necesita de la
cooperación internacional que no signifique ingerencia e intervención en sus asuntos
internos e internacionales.

Antes de la insurrección popular de abril de 1952, el Jefe del MNR, Dr. Víctor Paz
Estenssoro, condena en noviembre de 1951, el acuerdo firmado por el gobierno de
Bolivia con las Naciones Unidas, el 1º de octubre de ese mismo año, en los siguientes
términos:

“Bajo el imperio de las bayonetas y teniendo el poder público en manos de los más
inconcientes de sus servidores, la Rosca ha consumado un nuevo atentado contra

172
Bolivia. Tal es el significado real de los convenios suscritos por la Junta Militar.., para
poner en ejecución las recomendaciones de la Misión Keenleside.

El MNR hace oír su voz de alarma, cumpliendo su misión de permanente defensor de los
intereses nacionales, de la dignidad y del porvenir de los bolivianos...

‘Mientras que en todo el mundo, los países coloniales y semicoloniales rompen las
ataduras que limitan su soberanía política o económica... Bolivia retrocede y entrega el
poder público de la Nación a un grupo de extranjeros. De este modo... Bolivia... se
convierte en mero territorio sometido a la administración fiduciaria.

“El llamar «asistencia técnica», a lo que en realidad es «asistencia política». .. son


simples formalidades para salvar apariencias. No alcanzan, empero, a ocultar el
significado real de la entrega del gobierno de Bolivia a los «técnicos» extranjeros con
jerarquía igual o superior a las de presidente de la República, ministros de Estado,
directores generales, contralor general, gerente del Banco Central, etc.”

¿ Qué ha sucedido para que los gobiernos del MNR hayan olvidado su posición de antes
de la insurrección popular de abril, y una vez en el poder ejecuten una política
condenada por ellos mismos desde el llano y la Oposición?

Lo que ha sucedido es que la presión imperialista desde el momento mismo del triunfo
de la insurrección popular, aprovecha las vacilaciones, la debilidad y el temor de la
burguesía gobernante, para imponer el cumplimiento del acuerdo que convierte a Bolivia
en un mero territorio sometido a la administración fiduciaria”. Esto ex finalidad es impedir
el desarrollo independiente de nuestra economía, implica la política de compromisos que
desarrolla el gobierno del MNR, la política de sometimiento a los dictados del
Departamento de Estado. Esto explica el anticomunismo de ciertos sectores dirigentes
del MNR, y explica el reatamiento de la Nación en las redes financieras y diplomáticas
del imperialismo yanqui. Esta es la razón por la cual se frustran las proyecciones
democráticas y revolucionarias de la insurrección popular de abril de 1952. Esta es la
razón por la cual la política interna del gobierno de Bolivia se ciñe a esas condiciones
generales de sumisión y dependencia del imperialismo norteamericano. Este estado de
cosas complica al propio “líder máximo de los trabajadores de Bolivia”, señor Juan
Lechín Oquendo, que manifiesta su acuerdo con esa política entreguista y capituladora,
cuya finalidad en cuanto al movimiento obrero es dividir, corromper a sus dirigentes y
golpear a las masas con la desocupación, el hambre y la miseria. En efecto, en enero de
1957 dice lo siguiente: “Es así que cuando vinieron a visitar nuestro país Mr. Eisenhower
y Holland declararon sin vacilación y hasta con entusiasmo su admiración por la acción
reformadora y creadora de nuestra revolución. Y ofrecieron la ayuda material de los
Estados Unidos sin fijarnos ninguna condición económica y política. Así entendimos y
así la recibimos.

“La ayuda norteamericana fue beneficiosa y oportuna. Gracias a ello pudimos hacer
frente a la etapa más difícil y peligrosa de nuestra constitución revolucionaria. El trigo, la
leche y los dólares norteamericanos nos permitieron sortear la etapa de más grave crisis
estructural derivada de las medidas revolucionarias.”(109)

173
Sin mayor comentario, destacamos solamente que estas palabras tratan, incluso, de
formar una conciencia falsa, al atribuir la difícil situación nacional y popular, a las
“medidas revolucionarias” y no a la acción del imperialismo, al sometimiento del gobierno
que capitula ante la presión del Departamento de Estado. Pero, este sometimiento se
traduce también en que ciertos círculos dirigentes del partido oficial, movilizan sus
“comandos”, a los funcionarios públicos, agentes y policías, para pintar las calles de la
ciudad de La Paz con la leyenda de: “Bienvenido compañero Holland”, “well come Mr.
Holland” con motivo del arribo de éste a Bolivia. De ahí que debido a esta abyección en
que caen los sectores reaccionarios del MNR, los imperialistas llegan al extremo de
inferir la más descarnada y brutal ofensa a la Nación boliviana. La Revista Time de
Nueva York, del 2 de marzo de 1959, bajo el título de “Caos en las Nubes”, traduce un
desprecio olímpico a Bolivia, que no puede “ordenar” su situación, no obstante la
“enorme ayuda americana”, y propone como solución definitiva, a base de declaraciones
atribuidas a un diplomático norteamericano, el reparto del territorio y la soberanía de
Bolivia entre sus vecinos. Anota además que personeros del partido de gobierno,
poseen fuertes depósitos de dólares en bancos norteamericanos y de otros países,
mientras la miseria pública y privada de Bolivia se ahonda de más en más.

En el mensaje al Congreso Nacional, el 6 de agosto de 1953, el presidente Siles


expresa: “Nuestro gobierno ha continuado utilizando los beneficios obtenidos por el
convenio suscrito con las Naciones Unidas en el capitulo de asistencia técnica. Hemos
seguido contando con los servicios de expertos internacionales altamente calificados y
que coadyuvan —en los planes de agricultura, de trabajo, la industria, la minería, las
finanzas públicas, los trasportes, la salud y la cultura— en forma muy efectiva al
programa de desarrollo económico y cultural del país.”

“La visita hecha a Bolivia por el vicepresidente de los Estados Unidos señor Richard
Nixon no sólo ha servido para estrechar los vínculos de amistad existentes entre Bolivia
y los Estados Unidos, sino que, ha sido muy útil para avaluar los progresos del plan de
asistencia y la realidad económica que confronta el país, como consecuencia de la
depresión mundial. Valga esta oportunidad para reconocer, una vez más, la generosa
cooperación del pueblo y gobierno norteamericanos y el interés que demuestran en la
solución de nuestros problemas de desarrollo económico. Esta cooperación es tanto
más apreciable cuanto que no significa, en manera alguna, interferencias en nuestra
política interna.”

Estas palabras del presidente Siles, prueban la tendencia definidamente


pronorteamericana de la política internacional de los gobiernos del MNR. Y por cierto
que los hechos se encargan de darles un rotundo mentís, una vez que expresan
afirmaciones totalmente alejadas de la realidad. Lo evidente es que al pretender mostrar
—contrariando los hechos— supuestas “bondades” en la política de saqueo, de opresión
y de dominio del imperialismo yanqui, los círculos gobernantes del MNR, no hacen otra
cosa que mostrar el grado de sumisión a que llegan con respecto al Departamento de
Estado.

Sin embargo, podemos distinguir tres fases o matices en la política del MNR. Ante la
presión de las fuerzas antagónicas: de la clase obrera y las masas populares de una

174
parte y de otra del imperialismo y sus agentes, se advierten relativos desplazamientos y
afirmación de posiciones en el gobierno, poniendo de relieve las vacilaciones y los
temores de la burguesía gobernante.

Cuando por el impulso inicial de la insurrección popular de abril se opera un movimiento


ascendente de masas, y cuando en estas circunstancias el imperialismo boycotea
debido a la nacionalización de las minas, el gobierno da algunos pasos tímidos en el
campo internacional, estableciendo relaciones con las República Socialista de
Checoslovaquia y con la República Popular de Hungría, sin atreverse a hacer efectivas
las relaciones con la Unión Soviética, reconocida ya en 1945. Esta timidez, estas
vacilaciones permiten al imperialismo norteamericano retener y afirmar sus posiciones, a
través de los sectores reaccionarios gobernantes del MNR e imprimir una política oficial
proimperialista, orientada a dividir el movimiento obrero y, por tanto. a eliminar las
perspectivas de una política estatal independiente. De ahí que cuando el movimiento de
masas se halla en descenso, la política del gobierno m manifiesta abiertamente
pronorteamericana, con el consiguiente predominio de la burguesía importadora,
burocrática, en el gobierno. Finalmente, cuando las masas trabajadoras, que hacen su
propia experiencia, inician un proceso de unidad independiente de clase, cuando los
acontecimientos internacionales muestran a todas luces el avance incontenible de la
Unión Soviética en la economía, en Ja ciencia y en la técnica, cuando la unidad de los
países del campo socialista se fortalece, cuando el sistema colonial se halla en franca
bancarrota en el Asia, cuando los trabajadores bolivianos se pronuncian. en sindicatos,
federaciones, confederaciones, ampliados, conferencias y congresos, por la necesidad
de establecer relaciones con la Unión Soviética y demás países del campo socialista,
cuando se agudiza la contradicción fundamental existente entre la Nación boliviana y el
imperialismo norteamericano y cuando se agudiza también la contradicción interna en el
seno del partido del gobierno, la política oficial abre la posibilidad dc ampliar las
relaciones internacionales de Bolivia.

En efecto, si bien en su mensaje al Congreso Nacional, el 6 de agosto de 1959, el


presidente Siles dice que la política exterior de Bolivia ha sido “de sincera amistad y
consideración por el pueblo y el gobierno de los Estados Unidos, a los que el gobierno
de la Revolución Nacional no ha dudado nunca en dar un tratamiento de buena vecindad
continental”; si bien. dice: “Repudiamos la actitud extremista de quienes confunden, por
obcecación doctrinaria o por intereses, al pueblo de los Estados Unidos, generoso,
demócrata, abierto a todas las corrientes del mundo y a su gobierno —expresión sincera
de la actitud democrática— con los grandes monopolios imperialistas o las minorías que,
como en el caso de la que ofendió grave e irresponsablemente el honor de Bolivia, no
representan la nación norteamericana. . . “, si bien intencionalmente confude al pueblo
con el gobierno norteamericano y se deshace en elogios por el gobierno de los
monopolios imperialistas de los EE. UU.; en cambio, también expresa “sincero deseo de
acercamiento a todos los pueblos del mundo, con la única condición de que estén
inspirados por los mismos ideales de respeto, por las normas de los Derechos del
Hombre proclamados por las Naciones Unidas y los mismos principios sinceros de
autodeterminación.” Lo cierto es que la insistencia de las masas por el establecimiento
de relaciones con la Unión Soviética y la insistencia del propio Parlamento, imponen al

175
gobierno el reconocimiento de un ítem en el presupuesto nacional de 1960, para
mantener una misión diplomática en Moscú. Pero, ocurre que el Presidente Siles, no
adelanta un paso más en este problema, que lo deja sin solución en manos del nuevo-
presidente, Dr. V. Paz Estenssoro, elegido en junio de 1960, año en que la presión de
las masas, particularmente mineras, para el establecimiento de relaciones con la URSS,
es aún mayor.

REIVINDICAR LAS BANDERAS DE ABRIL

La política tímida y vacilante en un comienzo, capituladora y entreguista después,


agrava la contradicción fundamental existente entre la Nación boliviana de una parte y el
imperialismo norteamericano y sus agentes nacionales de otra. Esta política lleva
sistemáticamente al borde de la quiebra a todas las empresas públicas económicas, con
la finalidad de convertirlas en empresas privadas mediante la inversión de capitales
monopolistas norteamericanos a través de concesiones, formación de empresas mixtas
o arrendamiento. Tales procedimientos ya practicados en relación a los yacimientos de
petróleo nacionalizados en 1936, se hallan previstos en la Ley de Nacionalización de
Minas y en los anteproyectos del Código de Minería. Esta política, cuya aplicación tiene
por objeto primero, llevar a las empresas estatales a la pérdida y crear la conciencia
deformada de la “incapacidad” del Estado como administrador de la economía, tiene,
asimismo, el objeto de apuntalar el principio capitalista de empresa privada, de
inversiones privadas, de atracción de capitales privados, etc., para forzar al pueblo la
aceptación “irremediable” de la desnacionalización. Esta política capituladora y entre-
guista, que lleva a las minas nacionalizadas —base de la economía boliviana— a YPFB,
a los bancos minero y agrícola, a los ferrocarriles, etc., a la quiebra, determina a su vez
la decadencia del sector privado de la economía, tanto en la minería mediana y
pequeña, como en la incipiente industria de trasformación, en la construcción de
vivienda, los trasportes y en gran parle de las actividades agropecuarias. Esta política
que entrega la dirección de la economía y de las finanzas públicas a “expertos”
norteamericanos, a técnicos del Fondo Monetario Internacional, cuya finalidad es
mantener y reforzar la dictadura del imperialismo norteamericano, determina el
agravamiento de la pobreza del Tesoro Público y de las condiciones de vida cada vez
más difíciles para el pueblo de Bolivia. El alza constante del costo de vida, los sueldos y
salarios congelados, la desocupación en aumento ininterrumpido, la inseguridad de
trabajo, el hambre y la miseria en suma, son los resultados ineludibles de esta política de
vacilaciones en un comienzo, de capitulación, entrega y compromisos después, que
echa por la borda las conquistas democráticas y las banderas de la insurrección popular
de abril.

Esta es la razón por la cual sectores populares nuevos entran en la lucha para preservar
esas conquistas. Y esta es la razón por la cual se confunde y divide el movimiento
obrero y campesino, se restringen las libertades y derecho democráticos y sindicales, a
través de frecuentes estados de sitio. Esta es la causa que alienta las aventuras
golpistas de los sectores desplazados por la insurrección popular de abril, es la causa
que convierte gran parte de las milicias obreras y campesinas en organizaciones

176
mercenarias. Esta política alienta el anticomunismo desde los sectores reaccionarios del
gobierno y del partido oficial. El gobierno otorga carta blanca a las misiones religiosas
extranjeras, franquistas e imperialistas, que utilizan el púlpito como tribuna política y
como tribuna de perversión del sentimiento religioso de nuestro pueblo, como tribuna de
la campaña anticomunista, en concomitancia con los llamados servicios de “cooperación
técnica y económica” de los EE. UU.

Tales condiciones creadas con esa política de vacilaciones y compromisos, agudizan a


su vez las contradicciones de clase y las contradicciones internas existentes en el
partido del gobierno, de composición heterogénea, “policlasista”, al decir de su Jefe, el
doctor Víctor Paz Estenssoro.

El MNR se divide. El Sector liderizado por Walter Guevara A.rze, asume franca y
abiertamente la línea proimperialista de la burguesía comercial importadora burguesía
burocrática), que desempeña papel dominante en el gobierno del Dr. Hernán Siles
Zuazo, sale de las filas del partido oficial y forma el Movimiento Nacionalista
Revolucionario Auténtico (MNRA). En realidad, la campaña electoral para constituir el
Poder Ejecutivo de la Nación por el período de 1960-64 y parcialmente el Poder
Legislativo, encona la lucha de estas fracciones que se disputan el poder público. Esta
lucha enconada llega al extremo de crear el peligro de un nuevo golpe de estado y
radicalizar algunos sectores de masas, cuyas posiciones de violencia, condicionan un
ambiente de intimidación y desconfianza.

Esta situación nacional, agravada de más en más por las imposiciones dictatoriales de
los “asesores” norteamericanos en el Consejo Nacional de Estabilización, que
sistemáticamente rechaza toda demanda de mejoras económicas de los trabajadores en
general, da lugar a huelgas reivindicativas de varios sectores laborales. La represión de
estas huelgas conforme a las directivas del Fondo Monetario Internacional (FMI),
organismo al que consulta el presidente de la Republica sobre los problemas de
exclusivo interés nacional y del pueblo boliviano, amplía los conflictos sociales con paros
de solidaridad de los trabajadores afiliados a la Central Obrera Boliviana (COB).

En los valles de Cochabamba y en el Norte de Potosí, las luchas de los campesinos


divididos en fracciones correspondientes a la escisión operada en el partido del
gobierno, adquieren las características de una guerra civil, que amenaza la seguridad de
la ciudad de Cochabamba, la segunda en importancia en el país. Tales luchas
fomentadas por el propio gobierno, no tienen otra finalidad que liquidar el movimiento
campesino, desarmar a éstos y someterlos a los intereses de los monopolios
imperialistas yanquis, cuyos productos agrícolas excedentes necesitan el mercado
interno de Bolivia, a su vez los monopolios petroleros y otros que penetran en el Oriente
boliviano, para la explotación de tierras, bosques, oro, etc., necesitan la mano de obra
barata del indio, defraudado por una “reforma agraria” que no se cumple ni aun en les
términos de su propio contenido. Para cumplir esta finalidad, el gobierno declara esas
regiones, zonas militarizadas y, en el período preelectoral y electoral, establece
innumerables trabas y dificultades al tránsito de pasajeros hacia Cochabamba. Con el
pretexto de tratarse de zonas militarizadas, el Comité Político Nacional (CPN) del MNR,
dispone a las milicias campesinas pagadas por el Ministerio de Gobierno, mercenarias,

177
la requisa y consiguientes vejámenes contra las personas que realizan viajes a
Cochabamba. Por otra parte, con el pretexto de las luchas campesinas y el no menos
irónico de “garantizar elecciones libres”, el gobierno designa en calidad de autoridades
políticas en varios departamentos, a jefes militares. El propósito no confesado de estas
medidas, pero sobrentendido por el pueblo, es el de garantizar y asegurar el triunfo
electoral del oficialismo, que inicia su campaña electoral aún antes de levantarse el
estado de sitio y cuando los demás partidos políticos se hallan limitados en su acción.
En efecto, en las “zonas militarizadas’’ se impide del modo más absoluto toda forma de
propaganda y acción política de los demás partidos, pero especialmente del Partido
Comunista. Sólo el MNR autodenominado de “izquierda” y el MNR “auténtico”, tienen
carta de ciudadanía para la campaña preelectoral desde mucho antes dc haberse
convocado las elecciones.

A pesar de la división del partido oficial con la separación del “autentismo” dada la
composición heterogénea del MNR y las condiciones políticas creadas, se manifiestan
nuevas contradicciones en el seno de dicho partido, entre los sectores liderizados por
Paz Estenssoro de una parte y por Juan Lechín de otra. Esta situación crea
determinadas condiciones para el trabajo de entendimientos por la aceptación de un
programa de unidad democrática y antiimperialista, propugnado por el Partido
Comunista de Bolivia.

En este ambiente preelectoral tenso, preñado de amenazas, de inseguridad y de


desconfianza, no sólo en cuanto al carácter democrático de las elecciones, sino también
en cuanto a su realización, el Partido del Movimiento Nacionalista Revolucionario
Auténtico (PM NRA), se esfuerza en aglutinar a los sectores más reaccionarios del
partido del gobierno, enarbolando la bandera “anticomunista”. Se empeña en mostrarse
a los ojos del State Departament, como el mejor instrumento del imperialismo
norteamericano. Responsabiliza a los dirigentes de la COB y concretamente a su
Secretario Ejecutivo Sr. Juan Lechín, a los dirigentes de los sindicatos mineros del Siglo
XX, Catavi y otros distritos y a los controles obreros, de la situación crítica de las minas
nacionalizadas. Por estas razones, los partidos tradicionales, desplazados el 9 de abril
de 1952, creen encontrar en el PMNRA, al portaestandarte de sus posiciones.

Dada la presencia del PMNRA en las luchas políticas, cuya característica saliente es la
virulencia en la campaña de acusaciones recíprocas entre las dos fracciones del partido
gobernante, Falange Socialista Boliviana (FSB), que durante los ocho años trascurridos
desde la insurrección popular de abril de 1952, encabezara las fuerzas de la reacción
desplazada por dicha insurrección y ejecutara una política de oposición cerrada, con el
propósito de restablecer el gobierno de la “oligarquía feudal-minera” a través de
sangrientos y aventureros golpes de estado reprimidos por las masas obreras y
campesinas, se ve obligado a adoptar una táctica diferente. Frente al fracaso de su
táctica golpista, táctica repudiada por las masas obreras y campesinas, táctica que
favorece ampliamente la labor diversionista y demagógica del gobierno, FSB se esfuerza
por constituir un movimiento de “unidad nacional”. Este cambio táctico, tiende a mostrar
al imperialismo yanqui —que aparentemente le retira su apoyo para dársela al
PMNRA— un nuevo sentido de su oposición al MNR. De ahí que su campaña se orienta
a ganar las bases sociales patrióticas y antiimperialistas cada vez más amplias ~ se

178
orienta asimismo a neutralizar la creciente influencia del PMNRA en las masas de la
pequeña burguesía. Consecuentemente, su lenguaje se modifica. Ahora manifiesta una
inclinación a “defender las riquezas nacionales, la soberanía y la dignidad bolivianas de
la voracidad imperialista”. Acusa a los monopolios norteamericanos como a los
causantes de la situación en que vive el país y acusa al MNR como al “enajenador” de la
Nación.

Si bien la clase obrera y los campesinos no creen en el “anti-•imperialismo” de FSB, es


evidente que el viraje dado por su nueva dirección, acusa contradicciones internas que
pugnan en el seno de este partido.

El Partido Social Cristiano (PSC), que constituye una ‘fuerza intermedia, sino fluctuante,
entre las posiciones del fascismo y las del social-cristianismo, centra toda su actividad
en la impugnación del Estatuto Electoral. Su actitud frente a las elecciones se halla
condicionada por los resultados de dicha impugnación. Por eso, ante el fracaso de su
campaña por la modificación del Estatuto Electoral, debido a su propio aislamiento, el
PSC apoya implícitamente las posiciones de FSB y del PMNRA.

El Partido de la Izquierda Revolucionaria (PIR), de orientación social-demócrata, con


influencia en ciertos sectores universitarios, pero sin bases obreras ni campesinas, se
caracteriza por su inactividad política en escala nacional, aunque en determinados distri-
tos respalda las posiciones del “guevarismo” (PMNRA).

El Partido Popular Revolucionario (PPR), reducido a su propia dirección en la ciudad de


La Paz, furibundamente antimovimientista, da un vuelco de campana y desaparece del
escenario político, con el ingreso de la mayoría de sus miembros a las filas del MNR.

La lucha preelectoral que asume contornos de violencia entre el MNR y el PMNRA,


contribuye a ahondar la confusión, el temor, la duda sobre la realización de las
elecciones, dada la amenaza permanente de un golpe dc estado y la indiferencia del
pueblo, que no cree en el carácter democrático de las elecciones, por la experiencia de
las dos anteriores presididas por el gobierno del MNR. La aventura golpista del 19 de
marzo (1960), tipifica el carácter del PM-NRA, que con el propósito de impedir las
elecciones, complica a. ciertos jefes del cuerpo de carabineros, lanzándolos a la lucha
armada. Esta aventura agrava la tensión política preelectoral y condiciona un ambiente
de intimidación y terrorismo, en el que se des--arrollan las luchas preeleccionarias.

En esta situación, el Partido Comunista plantea como objetivos. electorales, la lucha por
garantizar la realización de las elecciones, a través de la movilización do masas, a fin de
impedir la posibilidad de golpes de estado; la lucha por la modificación del Estatuto Elec-
toral, que si bien reconoce el voto universal, en cambio, constituye un instrumento legal
exprofesamente elaborado para garantizar el triunfo electoral del oficialismo. El PC se
propone, a través de la’. lucha, hacer que las masas populares acepten un programa
que exprese cl criterio independiente de la clase obrera; crear las bases de frente único,
como instrumento que por mecho de la presión de masas, obligue al nuevo gobierno a
aplicar una política nacional y democrática y finalmente plantea la necesidad de
democratizar el Par-.-lamento. Al propio tiempo, propugna la necesidad de un gobierno
patriótico de amplia coalición democrática, que practique una política estatal

179
independiente, de defensa de las minas nacionalizadas y de YPFB, de mejoramiento de
las condiciones de vida y de trabajo de los diferentes sectores laborales; un gobierno de
amplia coalición democrática que solucione el grave problema de la desocupación; que
realice en forma rápida y efectiva la reforma agraria; un gobierno que proteja y fomente
la industria dc trasformación, que atienda los problemas regionales, a través de la
construcción de obras públicas: aguas potables, luz eléctrica, escuelas, atención de la
salud pública, etc.; un gobierno de amplia coalición democrática que, finalmente, respete
las libertades y derechos democráticos y sindicales y amplíe las relaciones
internacionales de Bolivia, estableciendo relaciones diplomáticas y comerciales con la
Unión Soviética y con los demás países del campo del socialismo.

La denuncia y el desenmascaramiento oportunos que hace el Partido Comunista, de


todos los trajines golpistas, y su movilización cuando éstos se manifiestan en los hechos,
como en el caso del 19 de marzo último (1960), son, en verdad, factores importantes
que contribuyen por lo menos a la postergación dc la alternativa golpista de la reacción,
abriendo la posibilidad de las soluciones democráticas a la situación nacional. Sin
embargo, la tardía convocatoria a las elecciones, traba la actividad que permita una
amplia movilización de masas, a fin de garantizar elecciones realmente democráticas.

Como tenemos dicho, el Estatuto Electoral constituye un instrumento que limita y


desvirtúa la esencia democrática del voto universal. El sistema de lista completa por
ejemplo, impide la formación de coaliciones o frentes que agrupen a distintas fuerzas
políticas o a sectores de éstas; limita al elector la formación de su lista de candidatos
tomando nombres de las diferentes candidaturas partidarias. El sistema de colegios
electorales por departamento y no por provincias para la elección de diputados, permite
aplastar el voto de los obreros y de otros ciudadanos que viven en las capitales de
departamento, dada la inmensa mayoría de campesinos; pero, sobre todo, dada la
ausencia absoluta de garantías por el riguroso control ejercido por las autoridades y los
“comandos” del partido del gobierno en el campo. El campesino es obligado a votar bajo
la amenaza contundente de las milicias campesinas mercenarias y es obligado a
practicar todos los vicios de la democracia liberal: doble y triple votación, inscripción de
menores y muertos en los registros cívicos, etc., etc.

Estas y otras características restrictivas y negativas del voto universal, hacen del Estado
Electoral un instrumento para la imposición de la dictadura de partido único. Por eso,
todos los demás partidos, es decir, menos el MNR y el PMNRA, se interesan en la
modificación de la Ley Electoral. El Partido Comunista busca la acción conjunta para el
efecto. De ahí que se logra reactualizar los planteamientos de 1956 y 1958,
planteamientos que sintetizan las observaciones más urgentes y sentidas, en un
documento dirigido al presidente de la República, firmado por el USC, PURS, PIR, Par-
tido Liberal, Comunidad Democrática Cristiana y Partido Comunista. En el documento se
formula el reconocimiento unánime del voto universal. En respuesta el presidente
expresa el compromiso público de sugerir al Poder Legislativo la enmienda de algunos
puntos impugnados en el documento.

Por su parte los universitarios, a través de la Confederación Universitaria Boliviana


(CUB) y de las Federaciones Universitarias Locales (FUL), convocan a un foro político

180
sobre El Estatuto Electoral y los Partidos Políticos, al que concurren los distintos parti-
dos, inclusive el PMNRA.

En estas condiciones, es de destacar la actitud del Partido Comunista que pone ante la
consideración de los partidos políticos y ante las organizaciones sindicales y de masas,
su programa de realizaciones inmediatas, en busca de un acuerdo aunque fuera en uno
solo de sus puntos. Pero, únicamente la lucha del movimiento obrero y la actitud de
algunas fuerzas democráticas, abren las posibilidades de entendimientos y crean el
ambiente favorable en el seno de la COB, que en una reunión ampliada aprueba su
propio programa electoral. En esa reunión, el secretario ejecutivo de la COB, señor Juan
Lechín, en su calidad de candidato del MNR a la vicepresidencia de la República, se
compromete a cumplir tal programa desde el gobierno. El Partido Comunista que hiciera
suyo el Programa de la COB, similar a su plataforma de realizaciones inmediatas, y en
virtud del compromiso adquirido por el mencionado Secretario Ejecutivo, inscribe en sus
listas de candidatos presidenciales, al binomio que éste integra, es decir, a Víctor Paz
Estenssoro y Juan Lechín. El PMN1RA lleva como candidato presidencial a su jefe Dr~
Walter Guevara Arze e igualmente FSB a su jefe Dr. Mario Gutiérrez.

No obstante el elevado porcentaje de ausentismo y la derrota del MNR en las ciudades,


éste es el único partido que en el cómputo final aumenta su votación, mientras los
demás partidos acusan disminución de votos en relación con los resultados electorales
de 1956:

FSB disminuye en cerca dcl 40 %, el POR más o menos el 50 %, y el PCB


aproximadamente el 9 %. Las causas para estos resultados son, entre otras, las
siguientes: la no modificación del estatuto electoral, que constituye un freno a las
libertades democráticas e impide la participación de las minorías en el Parlamento; el
riguroso control oficial ejercido en los sectores campesinos, cuyo elevado número
determina los resultados electorales. Tampoco puede desestimarse como cansa de los
resultados indicados, por lo menos en lo que respecta al PCB, la propaganda descarada
del clero extranjero, particularmente franquista y norteamericano, que además de haber
desplazado al clero nacional de las funciones religiosas; realiza una acción política
desembozada, como avanzada ideológica del imperialismo yanqui y de la reacción
criolla. Este hecho configura una abierta ingerencia de esos religiosos extranjeros en los
asuntos internos del país, con la complaciente benevolencia y apoyo moral y material del
gobierno.

Por otra parte, las elecciones se llevan a cabo en un ambiente de confusión y


diversionismo. Las masas son arrastradas a la pugna entre las dos fracciones del MNR,
es decir, entre el MNR y el PMNRA, para la solución de los graves problemas nacionales
y populares. De ahí que la violencia, el matonaje, el temor al golpe de estado y la
pérdida de confianza en las elecciones, así como las ilusiones que aún abrigan los
grandes sectores de masas en Víctor Paz y Juan Lechín; el fraude con la multiplicidad
de inscripciones en los registros cívicos, la creación de nuevos distritos electorales fan-
tasmas, la inflación del voto campesino, las restricciones, el decomiso de material
electoral, el control del sufragio, etc., que impiden la actividad de los demás partidos;

181
finalmente, la acentuada abstención en las ciudades y otros centros de importancia,
caracterizan la forma antidemocrática de las elecciones.

Ahora bien, al asumir el mando el nuevo mandatario de la Nación, expresa su plan de


gobierno en los siguientes términos: “El Movimiento Nacionalista Revolucionario, en el
ejercicio del gobierno, cumplió fielmente con el programa prometido. Ahora, las riquezas
de Bolivia pertenecen a los bolivianos y los caminos del progreso están abiertos. El
obrero posee seguridades y derechos como en pocos países. El campesino es libre y
dueño de la tierra que trabaja y el hombre de clase media empieza a tener nuevas
oportunidades... El objetivo último de la Revolución Nacional es la independencia eco-
nómica... Entre «las realizaciones del régimen revolucionario», «la más profunda y
trascendente es la reforma agraria.., la reforma agraria hizo al campesino dueño de. la
tierra que trabaja... Lo hizo libre y digno... » La nacionalización de las minas fue llevada
a cabo teniendo en vista dos objetivos... El primero, detener la fuga irremplazable de
nuestra riqueza minera y, el segundo, eliminar la hegemonía de. los grandes
empresarios sobre la vida económica, política y cultural del país. El primero de esos
objetivos ha sido logrado a medias; el segundo, plenamente. Falta de capital en giro, de-
clinación en la ley de mineral, deficiencia en la administración y en la dirección técnica e
indisciplina laboral, han sido los factores determinantes del descenso de la producción y
la, elevación en los costos, poniendo a la industria básica al borde del colapso. Con
todo, ahora, Bolivia maneja su economía de acuerdo con el superior interés de la
Nación, y ya no, como antes, en subordinación a los dietados de los grandes barones
del estaño... En el haber de la revolución hay que anotar una considerable partida: la
obra realizada por YPFB, un alentador ejemplo de que el Estado es capaz de administrar
su patrimonio... Con criterio realista, ante la presunta magnitud potencial petrolera,
contrastada con la carencia de los cuantiosos capitales que se requieren para su
exploración y su explotación, el régimen revolucionario dictó el Código del Petróleo,
regulando la inversión privada en ese campo... La obra de la Revolución Nacional, en
suma, ha sido una trasformación estructural irreversible: el salto hacia el presente de un
país olvidado en el tiempo... “... el propósito esencial de mi gobierno es aumentar la
riqueza nacional a fin de que la proporción para cada individuo sea mayor.

‘El volumen anual de la riqueza ahora disponible es pequeño, pero el país posee
enormes recursos potenciales. De la confrontación entre esos dos hechos se deduce la
necesidad de desarrollar nuestra economía. Minas, petróleo, agricultura, ganadería e
industria fabril son los campos donde debe volcarse nuestro esfuerzo. El desarrollo
sobre la base de la minería, debe, pues, ser complementado con la diversificación.

“Para ejecutar la política de desarrollo y diversificación puede anotarse una forma de


valor general. El déficit constante de nuestra balanza de pagos es uno de los factores.
sino el primero, del malestar económico que sufre el país. A fin de atenuarlo, en
consecuencia, se debe aumentar nuestras disponibilidades en moneda extranjera,
incrementando las exportaciones o produciendo en el país, algunos rubros, de los que
importamos ahora...

“Lo que puede destinarse del presupuesto ordinario para poner en práctica esa plan es
muy poco, y, por otra parte, se requiere fondos en moneda extranjera para la adquisición

182
de maquinaria y materiales. Estas dos razones obligan a procurar, fuera del país, los
capitales necesarios.

“El Código del Petróleo ya en ejecución, el Proyecto de Ley de Inversiones que está
pendiente de vuestra consideración, HH. Congresales y una otra ley que debe ser
proyectada y aprobada para fomentar la inversión en el sector de la minería privada, son
medidas básicas indispensables para la obtención de esos capitales urgentemente
requeridos.
“...Hay proyectos que... constituyen prerrequisitos para la inversión privada, sólo pueden
ser emprendidos por el Estado. Habrá que buscar también la financiación de esas obras
específicas.

Un criterio semejante cabe para la explotación minera y petrolera actualmente en manos


del Estado, y que está descapitalizada.”

En cuanto a la “ayuda internacional”, el presidente dice que ésta “tendría un resultado


más inmediato y provechoso, contribuyendo decisivamente a hacernos menos
dependientes de ella, si fuera mayor...

Con respecto a los planes de “colonización” expresa: “Llevad remos los excedentes de
población de la meseta y de los valles centrales a tierras bajas del Norte y del Oriente,
donde se encuentra el porvenir.., la reforma agraria entrará en su segunda fase. Deber
primero, acelerarse la formalización jurídica del nuevo derecho de propiedad
concluyendo los procesos de afectación de tierras ahora, en trámite y, segundo,
introducirse nuevas técnicas agropecuarias...

Con referencia a la educación, el presidente dice: “Hay que aumentar el número de


escuelas...” En cuanto al ejército dice que éste será “altamente tecnificado”. El
presidente dice también qua “en el primer lugar de nuestra orden del día” está el
“acomodar el aparato legal, por el que se rige la vida de relación entre los bolivianos, al
nuevo derecho revolucionario... El Estado revolucionario hará cumplir la ley por todos los
medios a su alcance, pues ese es el primero de los deberes de todo Estado. Mi gobierno
—dice el presidente— en su acción política se sujetará al marco de la juridicidad
revolucionaria y tiene por eso, derecho a exigir que la oposición haga lo mismo. Sin
embargo, no puede haber sistema de derecho estable, si no se mantiene el orden
público y ése es el primero de los deberes de todo Estado organizado. En consecuencia,
cualquier intento de modificar por la fuerza el régimen constitucional, será sancionado
con el máximo rigor”.

En política internacional, el presidente anota que realizará una política “de amistad con
todos los pueblos del mundo”, dando preferente atención a las relaciones con los países
vecinos, y agrega: Son importantes la cordialidad y el buen entendimiento en las
relaciones con los Estados Unidos de América, y mucho puede hacerse aún en el campo
de la cooperación entre los dos países.”

Es notorio que el discurso del doctor Y. Paz Estenssoro, por segunda vez presidente de
Bolivia, contiene dos aspectos: el primero corresp6nde diríamos a una evaluación de los
ocho años de gobierno del MNR, desde 1952, los cuatro primeros años bajo la dirección

183
del mismo doctor Paz y los cuatro siguientes bajo la dirección del doctor Siles Zuazo,
jefe y subjefe del MNR, respectivamente. El segundo aspecto, corresponde al programa
que se propone desarrollar el gobierno encabezado por el doctor Paz. ¿ Qué de nuevo
hay en todo esto? ¿ Ofrece el MNR cumplir su juramento dc conducir el país por el
camino de la independencia nacional, tan solemnemente proclamada en el Acta de la
Independencia Económica de Bolivia, firmada en el campo de María Barzola, el 31 de
octubre de 1952.

En primer lugar, las afirmaciones del presidente Paz, con referencia al primer aspecto
que toca su discurso, no corresponden a la realidad, no corresponden a los hechos, no
corresponden a la situación objetiva en que se desenvuelve el país. Esta realidad es, por
sí misma, el rotundo mentís a las afirmaciones del primer mandatario de la Nación. ¿
Cómo se puede sostener sin empacho, tan llana y simplemente que “ahora, las riquezas
de Bolivia pertenecen a los bolivianos”, cuando la Nación toda está hipotecada al
imperialismo norteamericano? Bien sabemos que si Bolivia ha nacionalizado la grande
minería y el gobierno administra la actividad básica de la economía nacional, la fuente
principal de recursos nacionales en moneda extranjera 1 la actividad cuyas fluctuaciones
regalan el pulso de la vida íntegra de la Nación, en cambio, no dispone de ella. ¿ Quién
fija los precios de nuestros minerales? ¿ Quién regula, por tanto, la producción en
nuestra industria básica? ¿ Es acaso el Estado boliviano independiente y acaso actúa
por propia determinación, como verdadero dueño de sus riquezas? No podemos cerrar
loe ojos a la realidad, a los hechos que porfiadamente se abren paso en la mente más
cerrada por las conveniencias, por el egoísmo, por los prejuicios, por los intereses de
clase en suma.

El subjetivismo conduce lamentablemente a estas aberraciones y por eso se atribuye la.


conducción de las minas nacionalizadas al “borde del colapso”, a la “falta de capital en
giro”, a la “declinación en la ley del mineral”, a la “deficiencia en la administración y en la
dirección técnica” y a la “indisciplina laboral” que son los efectos y no la causa “del
descenso en la producción y la elevación de los costos”. Por eso, por esa conciencia de
clase se ven sólo los intereses de ésta, se ven sólo los intereses ligados al imperialismo
norteamericano, ligados a los monopolios capitalistas que garantizan las ganancias de la
burguesía comercial importadora, burocrática, que comparte el gobierno con la
burguesía industrial vacilante y timorata. Por eso se ven las riquezas nacionales en
función de esas ganancias y no en función del progreso, del desarrollo económico y
cultural de la Nación, y no en función del bienestar del pueblo que trabaja, del pueblo
que sufre, que lucha y que aspira a hacer de su patria, una patria suya, una patria dueña
de sus destinos, una patria soberana e independiente.

Pero, ¿acaso no es suficiente todo el análisis que ofrecemos sobre las minas
nacionalizadas, el petróleo, la reforma agracia, etc. Para demostrar que las afirmaciones
del presidente de la República no corresponden a la realidad. ¿Acaso no se ha
desnacionalizado el petróleo para entregarlo a los trusst petroleros norteamericanos e
ingeles, no obstante la dura lección de la guerra del Chaco y no obstante el “alentador
ejemplo” de YPFB, “de que el Estado es capaz de administrar su patrimonio”, ¿Acaso el
presidente mismo de la Nación no está “subvencionado” por el imperialismo
norteamericano a través del “auxilio” del punto IV al presupuesto nacional.

184
Afirmar que “el obrero posee seguridades y derechos como en pocos países”, cuando la
miseria hinca sus dientes en la entraña misma de la familia obrera, cuando el azote de la
desocupación flagela los hogares de los trabajadores, cuando la inseguridad de trabajo
es el fantasma que ensombrece el hogar humilde de los trabajadores y destruye la
familia de éstos, es simplemente, ironizar con el dolor, el hambre y la miseria de un
pueblo dignos de mejor vida.

Decir que la “reforma agraria” es “la más profunda y trascendente realización


revolucionaria”, resulta sostener una falsedad continuar con la demagogia que, en otro
momento permitiera llevar a las masas por el camino de la aventura; resulta creer que
los campesinos de Bolivia, analfabetos en su gran mayoría, no han avanzado un
milímetro en su desarrollo político. ¿Cómo puede afirmarse que la “reforma agraria” en
Bolivia “es profunda y trascendente”, cuando en ocho años, según los datos oficiales,
apenas el 7,2% de la población rural ha sido beneficiada con la distribución de tierras.
En realidad, no se trata de distribución de tierras, sino simplemente de la consolidación
en calidad de propiedad, de la parcela (pegujal o sayaña) que el colono tenía antes en
usufructo. De ahí que cerca del 70% de los latifundios en La Paz por ejemplo, según los
propios campesinos de este distrito, ha sido declarados haciendas industriales o
propiedades medianas, con el propósito de conservar esas tierras en manos de los
latifundistas. De ahí que en relación a los valles de Cochabamba y de las zonas
influenciadas por el Lago Titicaca, etc. Se dice que el problema del minifundio es uno de
los más graves que afronta la reforma. De ahí que se hable de excedentes de población
e la meseta y en los valles centrales y se propone continuar con la política de
“colonización” trazada por el imperialismo yanqui, con esos “excedentes” de población. Y
esto es lo paradójico. Bolivia es un país escasamente poblado, con una densidad media
de 3,2 habitantes por kilómetro cuadrado, y sin embargo se habla de “excedentes”, se
habla de llevar esos “excedentes a las tierras bajas del Norte y del Oriente, donde se
encuentra el porvenir...”La verdad es que se trata de no profundizar la reforma agraria,
de no solucionar los problemas vitales de la masa fundamental de campesinos.

Si bien se ha abolido en cierta medida, el trabajo de servidumbre, convirtiendo el


usufructo de la parcela en propiedad, en cambio, no es correcto decir que ahora cl
“campesino es libre y digno”. Los campesinos, sin aperos de labranza, sin máquinas, sin
sistemas de riego, sin recursos para semillas y abonos, sin ayuda técnica, sin créditos, o
en el mejor de los casos con el llamado “crédito supervisado del punto IV que los
estrangula, agobiados por la, competencia de productos agrícolas del extranjero, como
cl trigo, el maíz, las frutas, etc., e inclusive los tomates; agobiados por el alza, constante
de log artículos manufacturados, se hallan ahora en un proceso acentuado de
depauperación. Como nunca, se vuelcan contingentes campesinos hacia las ciudades
en busca de trabajo que no encuentran, para terminar en la mendicidad. La, emigración
de los valles de Cochabamba y de Tarija a las zafras argentinas adquiere proporciones
alarmantes. ¡La pobreza, y la miseria no hacen dignos a los hombres ni menos libres!
Por eso el descontento empieza a germinar en los campos y por eso el gobierno
desarrolla una política de provocación, de división y confusión, enfrentando unos
campesinos con otros en luchas armadas, para aplastar el movimiento campesino, para

185
desarmar a los campesinos e impedir su reivindicación de la tierra y su verdadera
liberación.

Por lo demás, ya hemos visto que la insuficiente industria de trasformación, que no se


desarrollará mientras no haya una verdadera reforma agraria, ha decaído sensiblemente
en vez de avanzar. Los ferrocarriles están en quiebra. Todas las actividades productivas
se hallan en situación crítica a causa de la política entreguista del gobierno. La
educación, discriminada, clasista, se desarrolla en los mismos moldes antiguos,
confronta la ausencia de condiciones materiales, la ausencia de una orientación
nacional, democrática y científica. Más del 80 % de los escolares no llega a la
universidad y la. escuela no prepara para la vida, etc., etc.

En Bolivia no se ha operado, pues, “una trasformación estructural irreversible: el salto


hacia el presente de un país olvidado en el tiempo...” Bolivia sigue siendo un país
dependiente, un país agrario, atrasado y dependiente. Algunas simples reformas no
autorizan hablar de “Revolución Nacional”. Lo que ha ocurrido es que las perspectivas
abiertas con la insurrección popular dé abril, han sido entregadas al control del
imperialismo norteamericano, que aplaude y respalda y “ayuda” la “Revolución
boliviana”. ¡ Desde cuándo se hace la revolución nacional en un país subdesarrollado y
dependiente como el nuestro, para liberarlo del imperialismo y de las trabas feudales
que impiden su desarrollo, apoyado y “ ayudado” por ese mismo imperialismo!

La sustitución de los consorcios mineros y el latifundismo en el poder, por la burguesía


burocrática también ligada al imperialismo; la sustitución de los partidos tradicionales
representantes de esos consorcios mineros y del latifundio, por el MNR representante de
la burguesía comercial importadora y burocrática y de la débil y vacilante burguesía
progresista (industriales, propietarios de minas medianas y pequeñas, ganaderos), no
muestra ..sino simples cambios superestructurales, que no significan revolución.

La clase obrera, los campesinos y los sectores avanzados de la pequeña burguesía,


utilizados en la pugna de los sectores de la burguesía representada por el MNR, hacen
una valiosa experiencia a través de los ocho años de gobierno de este partido. De ahí
que las contradicciones internas de este partido, tienden a agudizarse y por tanto, á abrir
perspectivas nuevas para le revolución.

El actual gobierno. no es sino una lógica continuación del anterior. No. importa la
declaración de su propósito de “desarrollar” la minería, el petróleo, la industria fabril, la
agricultura, la ganadería, etc., si tal “desarrollo” dependerá de la misma “ayuda ame-
ricana” y de las inversiones de capitales monopolistas de EE.UU. garantizados por la
Ley de inversiones, Ley que corno el Código del Petróleo, dictado por “el régimen
revolucionario” “regulará la inversión privada en las minas”, en la agricultura, en la indus-
tria fabril, etc. Tal desarrollo agravará las contradicciones de clase, porque se agudizará
la contradicción dominante entre Nación boliviana e imperialismo. Tal “desarrollo” de las
minas nacionalizadas, bajo la dirección del Fondo Monetario Internacional, ya implica,
desde luego, la imposición del despido de 5.006 obreros más, sobre los 8.500 ya
echados a la calle por la COMIBOL. Tal “desarrollo” significará la constitución de

186
empresas mixtas con capitales mono-polistas de EE.UU., o el arrendamiento de algunas
minas nacionalizadas a esos capitales. ¿No es esto parecido a desnacionalización?.

En cuanto al petróleo, se profundizarán aún más esos sistemas ya aplicados en virtud


del Código del Petróleo.

Con respecto a la industria fabril, ya ha empezado a intensificarse la explotación del


trabajo. La reducción de obreros permite a los empresarios aplicar en gran escala el
sistema de contratación a destajo: la subcontratación y otras formas que ahondan la
explotación de la clase obrera, sin ninguna mejora de la remuneración ni de las
condiciones de seguridad e higiene industriales. Pero, el aumento de la producción
industrial no será factible, mientras continúe en vigencia el plan de estabilización, de
libre cambio, porque las bajas condiciones técnicas de la industria fabril, su dependencia
de la materia prima extranjera, etc., la colocan en una situación desventajosa frente a la,
competencia ruinosa de las mercancías extranjeras, etc., etc.

Y esto no es mero decir. El gobierno del MNR cree haber hecho y concluido la
revolución. Ahora se plantea la tarea de “desconsolidarla”, es decir, consolidar una
revolución inexistente. Ahora se plantea como tarea inmediata la “juridicidad
revolucionaria”. Entre otras medidas para ello, está modificando la composición y orga-
nización del ejército. Cuadros viejos del ejército derrotado por la insurrección de abril de
1952, retornan a retomar posiciones. Se sustituyen empleados en le. administración
pública. Se mantienen las luchas armadas de los campesinos del valle entre las
fracciones en que se hallan divididos. Se aceita, diríamos, el viejo aparato estatal.

Por su parte, la clase obrera sostiene una lucha firme contra los despidos y la
desocupación en masa, que, a título de “supernumerarios” en las minas nacionalizadas,
en las fábricas, en los ferrocarriles, etc., amenaza a todos los sectores laborales. Los
trabajadores esperan su III Congreso Nacional para el 2 de mayo próximo. Los
congresos locales de los campesinos en el distrito de La Paz, muestran la iniciación de
un proceso de esclarecimiento con respecto a sus problemas: la reforma agraria, lo que
indudablemente, abrirá el camino hacia la unidad, organización y orientación correctas
de las grandes masas campesinas con respecto a los problemas nacionales más
atingentes. La lucha armada entre los campesinos de Cochabamba, agrava las
contradicciones internas del partido del gobierno. Los empleados amenazados con el
despido para ser sustituidos por elementos adictos a la fracción de gobierno comandada
por el presidente, luchan decididamente en defensa de sus cargos. Los trabajadores y
amplias capas dc la pequeña burguesía no ocultan su descontento por el alza del costo
de vida, por el pavoroso problema de la vivienda, por la falta de solución a la pobreza y
la miseria que rondan todos los hogares de la gente sencilla, de los trabajadores,
empleados, maestros, etc., etc.

Los trabajadores se sorprenden ante el nuevo engaño a los campesinos y la Nación toda
con respecto a la reforma agraria, desvirtuada en esencia democrática y antifeudal, que
ahora se quiere “consolidar” con arados de hierro en una época de máquinas y tractores,
en una época en que la ciencia y la técnica permiten al hombre la conquista de los
espacios siderales.

187
Los trabajadores no alcanzan a salir de su asombro ante la política del gobierno, que
después de “sacarle las castañas del fuego a la Bolivian Railway por medio de la
Comisión Fiscal formada para la administración de los ferrocarriles de la red Speyer,
cuando éstos operan a pérdida y dejan de ser rentables para la B. Railway, se presta a
las maniobras de este monopolio cuyo único objetivo es ahora exigir una fuerte
indemnización por los viejos, gastados y atrasados ferrocarriles, para que el pueblo,
agobiado ya por la pobreza y la, miseria, cargue con este nuevo y pesado tributo en
beneficio de un monopolio enriquecido en medio siglo de explotación del país..

Los trabajadores no ocultan su indignación ante la política de compromisos del gobierno,


que a través de la Cancillería se presta a las manipulaciones del imperialismo yanqui en
la Conferencia de San José de Costa Rica, promovida y preparada para aplastar la
revolución cubana, la verdadera revolución antiimperialista y antifeudal de América
Latina, que conduce al gran pueblo de Martí por el camino de su independencia, por el
camino de su libertad.

Ante las medidas legitimas adoptadas por el gobierno y el pueblo cubanos, en ejercicio
del derecho soberano de autodeterminación de los pueblos, el gobierno de los
monopolios capitalistas internacionales de los EE.UU. pretende repetir la hazaña de
Guatemala, de 1954, hazaña en la que se complica el gobierno de la “Revolución
Nacional Boliviana”, por medio del entonces canciller de la República, doctor Walter
Guevara Arze. Ante la política estatal independiente del gobierno de Cuba y de las
medidas de efectiva defensa de la economía nacional y popular, a. través de la
nacionalización de las empresas económicas fundamentales en manos de monopolios
norteamericanos, a través de una verdadera reforma agraria, de la industrialización que
canaliza el desarrollo independiente de la economía de Cuba, de la construcción de
viviendas, de escuelas, etc., a través, en fin, de una verdadera revolución antiimperialista
y antifeudal, el gobierno de EE.UU., bajo la presión de los monopolios, pretende aislar a
la Nación cubana, impedir que se libere de la tutoría tomada de hecho por el gobierno
norteamericano. El Departamento de Estado que representa la política imperialista de
los monopolios yanquis que dirigen consorcios internacionales, manipula con los
gobiernos sometidos a sus directivas, para impedir la liberación de Cuba, de la opresión
que nacionalmente sufren todos los pueblos de América Latina por parte del
imperialismo yanqui.

La dignidad con que el pueblo y el gobierno cubanos ejercitan su soberanía nacional, el


avance incontenible de ese pueblo unido en la lucha por su libertad e independencia, de
ese pueblo que ha roto sus cadenas opresoras y tiene fe y confianza en la fuerza pu-
jante que emerge de su unidad antiimperialista y antifeudal, de ese pueblo que destruye
todas las teorías geopolíticas elaboradas por el imperialismo para mantener su dominio
sobre las naciones latinoamericanas, hacen que el State Departament agite los acuerdos
interamericanos de “seguridad y mutua defensa continental” impuestos a los gobiernos
de América Latina, bajo la caduca Doctrina Monroe. De ahí que el State Departament
motorice la Organización de los Estados Americanos (OEA), estructurada a base de esa
misma doctrina, para “sancionar” al pueblo cubano, por haber tenido la “audacia” dc
escoger el camino de la libertad y la independencia, en vez de seguir bajo la dominación
de los monopolios norteamericanos.

188
Esta es la razón por la cual el gobierno de BE. UU. no sólo incurre en agresiones
económicas y provocaciones de toda índole contra el hermano pueblo de Cuba, sino
que, con la complicidad de gobiernos latinoamericanos obsecuentes a sus dictados,
pretende llevar a cabo la intervención armada contra la República de Cuba.

El imperialismo llega al extremo ridículo de alegar “agresiones” de parte de Cuba. El


establecimiento de relaciones de Cuba con la URSS y otros países del campo socialista,
en ejercicio de su soberanía, y la decisión del gobierno de la Unión Soviética de
defender la independencia de Cuba frente a la amenaza de intervención armada de los
EE.UU., inducen a los círculos gobernantes norteamericanos, a denunciar supuesta
intervención extracontinental, que “amenaza” destruir la “unidad” de los Estados
americanos. Sin embargo, todos los pueblos, todos los hombres y mujeres
democráticos, progresistas, patriotas de América Latina, saben que los únicos que
intervienen en todos los aspectos de la vida de nuestros pueblos, son los BE. UU., son
los monopolios imperialistas yanquis, es el ejército norteamericano, es el Departamento
de Estado norteamericano, y son éstos los que tienen menos derecho que nadie a
hablar de intervenciones extracontinentales o intracontinentales, una vez que la historia
de los EE.UU.., es la historia de las intervenciones arma-das, económicas, políticas, etc.,
en las naciones del continente americano.

A la. pregunta de la Revista Verde Olivo, Nº 15 de La Habana, del 26 de junio dc 1960,


de si “el gobierno boliviano estaría en disposición de ayudar al pueblo de Cuba y al
gobierno revolucionario” en caso de tina agresión armada, el presidente de Bolivia,
doctor V. Paz Estenssoro responde: “Nosotros consideraríamos que cualquier tipo de
intervención., es algo que afecta a todas las naciones de la América Latina. Un
presidente constitucional no es hombre que tiene en su poder las decisiones de esa
naturaleza. Nos sujetamos nosotros a lo que es nuestra disposición constitucional.”

Como se ve, la respuesta a la pregunta frente al peligro de agresión armada a Cuba,


muestra con nitidez la política de compromisos que sigue el gobierno del MNR. La
prueba está en que el canciller dc Bolivia, doctor Eduardo Arze Quiroga, firma la Decla-
ración de San José de Costa Rica, que condena la libertad y la independencia de Cuba.
Pero, la Conferencia de Costa Rica, tiene la virtud de mostrar la tremenda contradicción
existente entre los gobiernos representantes de la burguesía y las masas trabajadoras.
Por eso, mientras los gobiernos latinoamericanos se someten, unos más que otros, a los
dictados del State Departameat, los trabajadores manifiestan su solidaridad con la
revolución cubana, porque ven en ella el faro que ilumina el camino de la independencia
nacional de sus países.

Mientras los gobiernos latinoamericanos aceptan la “ayuda americana”, que tiene todos
los signos de soborno o propina por su “buena conducta” en la Conferencia de Costa
Rica, los trabajadores, campesinos, estudiantes, etc. de nuestra América, se vuelcan a
las calles a demostrar su solidaridad con el pueblo y el gobierno cubanos. En Bolivia, los
trabajadores efectúan manifestaciones en todas las ciudades, centros mineros,
ferroviarios, etc. y el propio Parlamento se pronuncia en apoyo de la Revolución de Cuba
y pide al Poder Ejecutivo instruye. a la delegación ante la Conferencia de San José de
Costa Rica, asuma idéntica posición. Sin embargo, el Poder Ejecutivo del gobierno, va

189
por su cuenta y por su cuenta se compromete y acepta ingresar en el reparto de los
dólares ofrecidos por EE.UU. De esos dólares ofrecidos para “obras sociales”, conforme
a las determinaciones de EE.UU., según el Acta de Bogotá, corresponderían a Bolivia 30
millones. ¡ 30 millones es el precio asignado por el imperialismo yanqui a la dignidad de
Bolivia!

Esta entrega de la soberanía nacional asombra a los trabajadores e indigna a. los


hombres y mujeres demócratas y progresistas de Bolivia.

Pero, vivimos una época de cambios sustanciales, de profundas ‘trasformaciones, de


transición del capitalismo al socialismo, de irremediable decadencia del capitalismo
como sistema social y de acelerado derrumbe del sistema colonial imperialista. Vivimos
una época de liberación de los pueblos coloniales, semicoloniales y dependientes, tina
época de independencia nacional, iniciada victoriosamente en nuestra América por la
Revolución de Cuba. La correlación de fuerzas desfavorece de más en más al
imperialismo y el sistema mundial socialista constituye el factor decisivo en el desarrollo
de la sociedad humana. El triunfo del socialismo es inevitable; sin embargo, el
imperialismo se esfuerza por agudizar la guerra fría, por arrastrar a los pueblos a una
nueva conflagración bélica, por mantener, sus posiciones, que se derrumban
inevitablemente bajo la creciente fuerza del movimiento nacional liberador. En América
Latina se opera un ascenso democrático incontenible, no obstante las represiones de los
gobiernos sometidos al imperialismo yanqui, cuya característica es la de haberse
“convertido en el mayor explotador internacional.

En Bolivia la clase obrera y los trabajadores en general se hallan en un proceso de


verdadera toma de conciencia antiimperialista. Los pronunciamientos de las
organizaciones sindicales, estudiantiles y otras, así como las manifestaciones públicas
de masas,~ como las del 31 de octubre último en varios centros de la República y otras,
la combatividad con que los trabajadores exigen la aceptación del ofrecimiento de
plantas concentradoras de minerales y hornos de fundición, formulado por Nikita
Jruschov a los delegados bolivianos con ocasión de la quince sesión de la Asamblea de
las Naciones Unidas, ratificado por los parlamentarios soviéticos que visitaran nuestro
país y ampliada con la oferta de crédito de $us. 15O~ millones, en las condiciones más
ventajosas para la economía y la. soberanía nacionales; la decisión de los trabajadores
en defensa de la Revolución de Cuba, traducen el repudio que el pueblo siente por la
opresora “ayuda americana” y traducen también, la condenación a las imposiciones del
Departamento de Estado, que pres1ona~ sobre el gobierno para que éste rompa
relaciones con Cuba. La contradicción existente entre Nación boliviana e imperialismo
yanqui se agudiza de más en más; pero, por eso mismo, el imperialismo y sus-agentes,
reavivan la campaña “anticomunista”, valiéndose ahora del clero, especialmente
extranjero, franquista y norteamericano. Este-anticomunismo encubre bajo el manto de
la religión, la actividad antidemocrática y antiobrera de F. S. B. y del PMINRA y de los
círculos reaccionarios del propio gobierno.

La reacción tiende a unirse frente al ascenso democrático de’ las masas, con el fin de
hacerlas retroceder, con el fin de promover nuevas aventuras golpistas para cambiar el
equipo gobernante e-instaurar una dictadura fascista.

190
Por otra parte, el estado de falencia del Tesoro Público, la decadencia de la minería
nacionalizada, de YPFB, de los ferrocarriles y, en realidad de todas las actividades
económicas; la desocupación creciente, los bajos salarios, el hambre y la miseria que
hincan sus dientes en los hogares bolivianas, a causa del dominio que ejerce el
imperialismo yanqui por medio de sus agentes de dentro y de fuera del gobierno y de
sus propios organismos como el FMI, el punto IV y los llamados de “Asistencia técnica y
económica”, grávan las contradicciones internas de clase. En efecto, la burguesía
comercial importadora y burocrática, ligada a los monopolios imperialistas, que ejerce
dominio en el gobierno frente a la burguesía industrial débil y vacilante, que comparte
con aquella en el gobierno, hace que éste desarrolle una política antinacional y
antipopular. De ahí que la clase obrera, los campesinos y amplias capas sociales de la
pequeña burguesía y la misma burguesía industrial, manifiestan cada vez mayor
descontento por esa política del gobierno, por la ausencia de una política independiente
y patriótica que confronte las necesidades de la Nación y del pueblo. Por eso, los
obreros, campesinos, pequeños burgueses radicalizados y burgueses progresistas que
militan en el partido oficial, están contra la política del gobierno y exigen de éste una
política nacional e independiente. En realidad, ahora se revela más claramente el
carácter dual de la burguesía y las contradicciones internas que afligen al partido oficial.

Mientras se “procura” salvar la COMIBOL, que ya no puede ni pagar los salarios a los
trabajadores mineros, con créditos del imperialismo, como la ya famosa “operación
triangular”, créditos condicionados y otorgados por EE.UU., por la empresa Salzgiter de
Alemania Occidental, que trata de adueñarse del hierro del Mutún y por el Banco
Interamericano de Desarrollo, que no es sino otro instrumento más del imperialismo
como el FMI y el BIRF, se dilata la iniciación de las gestiones para la aceptación de la
oferta soviética, exigida por las grandes masas populares del país...

Las luchas de sectores de campesinos entre sí, fomentadas y provocadas por el mismo
gobierno, luchas que culminan con la masacre de Cliza, en noviembre último, el fracaso
dcl gobierno en su propósito de mantener ese estado de guerra entre los campesinos,
para dividirlos aún más y desorganizarlos totalmente; las concentraciones masivas de
campesinos en distintos lugares de la República los pronunciamientos de éstos con
respecto a sus problemas específicos:

la reforma agraria, la necesidad de maquinaria agrícola, la necesidad de ayuda técnica y


económica del Estado, la necesidad de atención sanitaria y educativa, etc.; los esfuerzos
de los campesinos por ligarse a las organizaciones obreras y los esfuerzos que a su vez
despliegan los obreros para ligarse a las organizaciones campesinas a través de pactos
intersindicalcs, muestran un proceso de democratización en los campesinos. De ahí que
se suscita entre éstos el. Más vivo interés por la reforma agraria de Cuba, por la Unión
Soviética y la aceptación de la oferta de la URSS. Hay, pues, un indudable proceso de
esclarecimiento político entre los campesinos y con respecto a la política del gobierno y
a los trajines de latifundistas y ex latifundistas, que alientan la esperanza de retomar el
dominio en el campo.

Hay un verdadero ascenso democrático en el país y la presión de masas permite a los


trabajadores ganar batallas frente a la presión que a su vez ejercen el imperialismo, la

191
burguesía comercial importadora y los latifundistas y ex latifundistas. El gobierno re-
trocede en su propósito de elevar el precio de los carburantes y retro-cede de su
amenaza de romper relaciones con Cuba.

Vivimos ciertamente, una época de viraje radical, de afirmación y de triunfo definitivo del
sistema mundial socialista, cuya influencia determina el carácter y contenido de esta
época nueva. La misma histórica sesión quinceava de las Naciones Unidas, a la que por
iniciativa del gobierno de la Unión Soviética, asisten muchos jefes de Estado y de
gobiernos, prueba la fuerza moral y política del socialismo. La simpatía con que los
reciben los pueblos de América Latina las proposiciones formuladas por Nikita Jruschov,
sobre el desarme completo y la abolición del colonialismo, etc., son la prueba de que
estamos en los umbrales mismos de una vida nueva, de un mundo nuevo.

Así como nuestros antepasados, los patriotas altoperuanos, luchan en guerra de quince
años, para romper los dientes del León dc Iberia, hincados en la entraña misma de
nuestro pueblo a lo largo de trescientos años coloniales; así también, ahora, el pueblo de
Bolivia, los trabajadores, se aprestan a romper sus cadenas impuestas por el
imperialismo yanqui y sus agentes nacionales. Este pueblo, el Prometeo encadenado en
sus propias montañas, defraudado en sus sacrificios y en sus esfuerzos, en sus
aspiraciones y en su gran victoria insurreccional de abril de 1952, por las vacilaciones,
por las debilidad y el temor y por los compromisos de la burguesía gobernante, se
apresta a reivindicar las banderas de abril.

La experiencia de ocho años desde la insurrección popular de abril, enseña a este


Prometeo de los Andes, que la burguesía débil y claudicante no es capaz, sola, de hacer
la revolución. Sus intereses de clase le impiden. Sus compromisos con el imperialismo
yanqui le frenan. La experiencia de estos ocho años le enseñan a este Prometeo de los
Andes, que sólo la unidad antiimperialista y antifeudal, la unidad de la clase obrera, de
los campesinos, de la pequeña burguesía radicalizada y aún de la burguesía nacional
progresista, la unidad del pueblo, puede conducir la lucha consecuente por la in-
dependencia nacional, por el progreso material y cultural, por el bienestar colectivo. Sólo
la unidad puede establecer un gobierno patriótico de amplia coalición democrática,
capaz de avanzar efectivamente en el camino de la independencia nacional.

El ejemplo inmediato, en nuestra América, es la revolución de Cuba, revolución popular


y avanzada, que abre la lucha por la segunda y definitiva independencia de los pueblos
de América.

La histórica Declaración de La Habana, formulada por el gran pueblo de Martí en


respuesta a la Declaración de San José de Costa Rica, es, en verdad, la Carta de la
Independencia Americana. Y no-está lejano el día en que así como nuestros abuelos
expulsaron de nuestro suelo a los colonizadores españoles, ahora, nosotros, expul-
semos de nuestra patria a los imperialistas norteamericanos, y construyamos una patria
económicamente libre y políticamente soberana una patria que asegure el progreso, el
bienestar y la unidad política de nuestro pueblo.

192
NOTAS

1
Nombre dado por Alejandro Humboldt.

2
Fernando Diez de Medina: Bolivia, Clave y Centro de un Continente. (Publicado en la
Rey. Bohemia N9 15 de La Habana. Abril 12 de 1959. Respuesta al artículo “Caos en las
Nubes”, publicado en el N9 2 de la Rey. Time de New York. Marzo de 1959.)

3
Julio Murillo S. J.: Bolivia en las manos.

4
R. Capriles Rico y G. Arduz Eguia: El Problema Social en Bolivia.

5
Fernando Diez de Medina: Ob. Cit.

6
Joel Camacho V. : Orígenes de Bolivia. Rev. Jurídica Nros. 61-62 de la Universidad
Mayor de San Simón de Cochabamba.

7
Raúl Canedo Reyes: Problemas Económicos de Bolivia.

8
Raúl Canedo Reyes: Ob. Cit.

9
Walter Guevara Arze: Plan de Política Económica de la Revolución Nacional, 1955 (W.
Guevara A. Era entonces Ministro de Relaciones Exteriores).

10
A los más remotos habitantes de Bolivia se les atribuye una antigüedad de mAs o
menos 30.000 años. Con instrumentos de piedra toscamente labrada en puntas de
lanza, cuchillos, etc., su actividad económica habría sido la simple recolección de frutos
silvestres y raíces, y la caza de animales pequeños. Restos de esos instrumentos han
sido encontrados en Viscachani, Provincia Sicasica del Departamento de La Paz, y en
otras regiones del Continente.

193
Posteriormente, “hace unos 20.000 años acaso, aparecieron los verdaderos cazadores
que exterminaron los mastodontes y animales similares”. Conocían el arco y la flecha, y
la lanza utilizada como arma arrojadiza. Sus descendientes son, al parecer, los
Patagones, Zamucos, Matacos, Tobs y otros cazadores que habitan el Chaco.

1.000 años antes de la Era —dice Edgar Ibarra Grasso— llegan los primeros agricultores
a la región andina, trayendo a la vez cerámica, la piedra pulida, el tejido, el conocimiento
de la fundición de cobre y de oro, etc.... Más tarde, hacia unos 500 años de la Era, llegan
otros pueblos ya con cerámica pintada, que parecen corresponder a una influencia
amazónica, venida de Mojos.

11
El Profesor Comas dice: “La Carta Universal de Derechos del Hombre proclamada por
las Naciones Unidas. - - en contra de la discriminación racial. hace totalmente
inadmisible la calificación de inferior o superior aplicada a cualquier grupo racial.
Rechazamos - esta incalificable egolatría de ciertos blancos llamados civilizados; no la
consideramos mejor que la adoptada por Hitler, Rosemberg, Gunther y tantos Otros
«arianistas» del decenio pasado.” (Revista Universitaria números 35, 36, 37, de la
Universidad Mayor y Autónoma Tomás Frías de Potosí.)

12
Gustavo Adolfo Otero: Prólogo a Tiahuanacu. Biblioteca Boliviana.

13
Fernando Diez de Medina: Ob. Cit.

14
Sayaña en aymará y pergujal en quechua, son los nombres de las parcelas que en
usufructo se dan a los campesinos sometidos a servidumbre en los latifundios.

15
Chonta, palo de madera dura. Lampa, pala.

16
Miguel Bonifaz: Derecho Indiano.

17
Federico Engels: El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado.

18
Las huacas se identifican unas veces con un animal o una piedra, con una planta o
una cueva y otras con un antepasado o símbolo del dios del ayllu. “Con el nombre de
huacas según Garcilazo, se señalan no sólo todos estos objetos cuando toman el
carácter de dioses sino también todas las cosas sagradas , las cuales constituyen sus
deidades de segundo orden con los nombres de Mamasara, Huancas, Cochamas,
Saramamas, Axomas, Huantaysaras, Ispacus, Hualcchúas, etc. Las Chapacas y las
Knopas tienen carácter de divinidades tutelares o penates...” (El Kollasuyu de Rigoberto
Paredes).

194
19
Según Rigoberto Paredes, los collas comprendían La nación bajo el nombre de suyu,
cuyo jefe era el Kari o el Zapana El jefe de la Marca era el Mallcu y el del ayllu el
Jilakata, etc Ob. Cit.

20
Bautista Saavedra: El Ayllu

21
José Carlos Mariátegui: Siete Ensayos de la Realidad Peruana afirma la población del
Imperio Incaico, antes de la conquista, era de diez millo-les de habitantes

22
César Antonio Ugarte: Bosquejo de la Historia Económica del Perú.

23
Miguel Bonifaz: Ob. cit. “Según Ondegardo, el tupo no excedía en mucho a lo que era
necesario para subsistir.”

24
Es proverbial el precepto vigente en el Imperio: ama súa, ama llulla y ama kkella, que
significa: “no ser ladrón, no ser mentiroso y no ser flojo”.

25
Luis E: Varcárcel: Del Ayllu al Imperio, citado por José Carlos Mariátegui. Siete
Ensayos.

26
José Antonio Arze: Ensayo Sociodia1éctico de la Historia de Bolivia. Rey. Jurídica
N9 1. Universidad Mayor de San Javier. Sucre.

27
Jorge Basadre: Historia del Derecho Peruano.

28
Luis Alberto Sánchez: Historia de América

29
Georges Rouma: El imperio Incaico: Breve Esquema de su Organización Económica,
Política y Social (Traducción de J. A. Arze).

30
P. Bernabé Cobo: Historia del Nuevo Mundo.

31
El subrayado es nuestro

32
Louis Baudin: El Imperio Socialista de los Incas.

33
Gustavo Adolfo Otero: Vida Social en el Coloniaje.

34
Instituto de Historia de la Academia de Ciencias de la URSS. Historia de los Países
Coloniales y- Dependientes. América Latina.

195
35
Volodia Tejtelboim: El Amanecer del Capitalismo y la Conquista de América.

36
Federico Engels: La Filosofía y la Vida.

37
Luis Alberto Sánchez: Ob. cit.

38
Volodia Teitelboim: Ob. ctt.

39
Jaime Mendoza: La Tragedia del Chaco.

40
José María Camacho: Historia de Bolivia

41
Jaime Mendoza: La Tragedia del Chaco.

42
Luis Peñalosa: Historia Económica de Bolivia.

43
José Martí: La Edad de Oro, citado por L. A. Sánchez: ob. cit.

44
Roger Garaudy: La Libertad.

45
Jaime Mendoza: Ob. Cit.

46
Lincoln Machado Ribas: Movimientos Revolucionarios.

47
José María Mamacho: Historia de Bolivia.

48
Volodia Teitelboim: Ob. Cit.

49
Carlos Marx: El Capital.

50
Federico Engels: La Filosofía de la Vida.

51
Arturo Urquidi Morales: Bases Sociológicas de la Reforma Agraria. Revista Juridica
Nros. 63-66. Universidad Mayor de San Simón. Cochabamba.

52
Julio Paz: Historia Económica de Bolivia

53
José María Dalence: Estadística Boliviana

54
Luis Peñalosa: Ob. Cit.

55
Luis Peñalosa. Ob. Cit.

196
56
Alvaro Alonso Barba: Arte de los Metales.

57
Jorge Juan Sebastián de Ulloa, citado por Luis Peñalosa: Ob.cit.

58
Academia de Ciencias de la URSS. Konstantinov: Materialismo Historico.

59
José Antonio Arze: Proceso de la Educación Boliviana.

60
Lincoln Machado Ribas: Ob. Cit.

61
Lincoln Machado Ribas: Ob. Cit.

62
Luis Alberto Sanchez: Ob. cit.

63
Armando Alba: Enumeración del Suceso Potosino: El Pueblo, 8 de Noviembre de
1959. Cochabamba.

64
Armando Alba: Ob. Cit.

65
Carlos Montenegro: Nacionalismo y Coloniaje.

66
Humberto Vásquez Machicado y otros: Manual de Historia de Bolivia.

67
Humberto Vásquez Machicado y otros: Manual de Historia de Bolivia.

68
Raúl Ruiz González: El Imperialismo. Proceso de Formación del Capitat Financiero
(Tesis presentada a la Universidad Mayor de San Simón). Cochabamba 1950.

69
9 y 11 Marcos Beltrán Avila: Historia del Alto Perú en el año de 1810..

70
Luis Alberto Sánchez: Ob. Cit.

71
Pelliza: Historia Argentina, citado por Beltrán Avila.

72
Marcos Beltrán Avila: Ob. cit.

73
Rigoberto Paredes: Prólogo al citado libro de Marcos Beltrán Avila.

197
74
N. Boljovitinov: Acerca del Problema de la Amenaza de Intervención en la América
Latina por parte de la Santa Alianza. (De la prehistoria de la Doctrina Monroe.)

75
José Luis Romero: Las Ideas Políticas en la Argentina.

76
Tristán Maroff: La Verdad Socialista en Bolivia.

77
Nicolás Bujarin: La -Economía Mundial y el imperialismo.

78
V.I. Lenin: El imperialismo Fase Superior del Capitalismo.

79
Raúl Ruiz Gonzáles : El Salario

80
Arturo Urquidi Morales: Ob. Cit.-

81
Juli : Ob. Cit.

82
Alcides Arguedas : La Plebe en Acción.

83
Eduardo Arze Quiroga La Nacionalización de los ferrocarriles de la red Speyer
(Ponencia presentada al Primer Congreso Nacional de Facultades de Derecho).
Universidad Mayor de San Simón 1940.

84
Legislatura Ordinaria 1906. Redactor de la H. Cámara de Diputados. 1. II.

85
Humbertol Fossati: Lo que la opinión pública no debe olvidar con motivo de Tlw Bolivia
RaiLway Company. (Lo relativo al Contrato Speyer es extracto de este trabajo de
Fossati, pub1icado en 1959 por la Universidad de Oruro, como Anexo del Informe
Económico sobre este asunto.)

86
CEPAL: El Desarrollo Económico de Bolivia.

87
René Ruiz González. La Economía Boliviana y el Comercio Exterior. (Publicado por la
Universidad de Oruro en 1956.)

88
CEPAL: Ob. cit.

198
89
Remberto Capriles Rico: Informe. Boletín del Ministerio del Trabajo y P.S. N9 1. 1937.

90
Víctor Paz Estenssoro: La Masacre de Catavi (Interpelación de la Cámara de
Diputados al Gabinete por los sucesos de Catavi. Sesión ordinaria del 23 de agosto de
1943.

91
Walter M. Beveraggi Allende: Impacto de las Inversiones en América Latina. Trimestre
Económico enero-marzo de 1953. Nº 1. México.

92
24 Dr. Rodolfo Pomeranz: informe de la Comisión destacada para inspeccionar les
minas. Boletín N’ 5. Previsión Social. Publicación oficial del Ministerio del Trabajo y
Previsión Social..

93
Walter Guevara Arze: Plan de Política Económica de la Revolución Nacional (plan
preparado por W. G. A. en su calidad de canciller, ~ 1955, exclusivamente para el
Departamento de Estado norteamericano, como se declara expresamente en las
páginas introductivas del libro respectivo).

94
Denominación dada por el pueblo al golpe de estado del propio presidente Mamerto
Urriolagoytia, con objeto de burlar el resultado de las elecciones del 51.

95
Victor Paz Estenssoro: La Misión Keenleyside vio con ojos de funcionario colonial la
realidad boliviana. (Rev. Económica. Agosto 1953 - Marzo 1954.) Publicación del Centro
de Estudios Económicos y Financieros de la Universidad Técnica de Oruro.

96
Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL): Ing. Goosen Broesma, Gerente General y
Dr. Guillermo Bedregal, presidente: Programa Integral de Defensa de las
Nacionalización de las Minas. Mayo 1960.

97
Raúl Ruiz González: Una batalla en la lucha por la independencia Nacional, la
Defensa del Petn3leo. (Conferencia dictada en la Universidad de Cochabamba, bajo los
auspicios del Sindicato Petrolero. 1957.)

98
Arturo Urquidi Morales: Ob. cit.

99
11 Arturo Urquidi Morales: Ob. cit.

100
Fausto Beltrán y José, Fernández Bustos: ¿A Dónde va la Reforma Agraria en
Bolivia?

199
101
No obstante existir prohibición por D. S. para derribar vacas que procrean, militantes
del MNR logran permisos especiales que burlan la ley, inflexible para loe danés
ganadero..

102
Raúl Ruiz González: Sobre la Estabilización Monetaria (Conferencia dictada en la
Universidad de Cochabamba).

103
El Ing. Gumucio que combatiera el Plan de Estabilización Monetaria, a través de su
carta trascrita, es ahora ministro de economía y, naturalmente, defensor y ejecutor del
mismo Plan que sigue el actual presidente, Dr. Paz.

104
Manuel Prudencio, Superintendente de Bancos: Divulgación de los Fundamentos
Económico-Financieros que respaldan al Fondo Monetario InternacionaL r al Banca
Internacional de Reconstrucción y Fomento, seg6n los convenio. de Breton Woods,
News Hampshire, EF. UU. (La Paz, octubre 1946.)

105
Juan Lechín Oquendo: La COB y la Estabilización Monetaria 1957.

106
Asthenio Avenranga Mollinedo: Estudio Técnico -A ctuarial de la Caja de Seguro
Social Ferroviario y R. A. La Paz 1960. (Averanga es Gerente Técnico de dicha Caja.)

107
José Antonio Arze: Ob. cit. (Proceso de la Educación Boliviana. Versión taquigráfica
de su intervención efectuada en la sesión del 25 de marzo de 1947 en la H. Cámara de
Diputados.)

108
Citado por Eugenio Varga en Problemas Fundamentales de la Economía de la
Política del Imperialismo.

109
Juan Lechín Oquendo: La C.O.B. y La Estabilización Monetaria. La Paz, Bolivia.
Publicaciones COB. Secretaría de Prensa y Propaganda.

200
INDICE

I. PAISAJE .

II. SINTESIS RETROSPECTIVA. EL KOLLASUYU


El Imperio del Collao
El Imperio Incaico

III. CONQUISTA Y COLONIAJE. HQJEADA HISTORICA (NuevaToledo - Alto Perú)


Conquista
El Coloniaje

IV. INDEPENDENCIA DEL ALTO PERU. FUNDACION DE LA REPUBLICA

Independencia y fundación de la República

V. LA NUEVA REPUBLICA Y LA “SANTA ALIANZA”

Teoría de la emancipación
Primeros años de la vida republicana

VI. PERIODO FINANCIERO DE LA REPUBLICA

Penetración del imperialismo yanqui e influencia de la revolución socialista de


Octubre de 1917
Influencia de la crisis de 1929-33 y de la segunda guerra mundial

201
VII. INSURRECCION POPULAR DE ABRIL DE 1952. GOBIERNO DEL MNR.

Nacionalización de las minas


Política petrolera
La reforma agraria
La colonización
Política de “estabilización”
El movimiento obrero
Reforma educacional
Politice Internacional del gobierno del M. N.R.
Reivindicar las banderas de Abril

202

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