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El papa esa tarde habló del “origen de la teología occidental” y lo vinculó con “las
raíces de la cultura europea” para lo cual recurrió, en un primer momento, a un tercer
elemento: “la cultura monástica”, entendida como “quaerere Deum”, tema que dicho
sea de paso desarrolla magníficamente en sus diversas facetas (escatología, gramática,
ciencias profanas, escuelas, bibliotecas, liturgia, canto, música, hermenéutica y trabajo
manual), y por último con “el discurso de Pablo en el Areópago”, en cuanto esquema
fundamental de todo anuncio cristiano.
El eje de esta “cuaterna” era la relación entre la fe, escucha atenta de la Palabra de
Dios, y la universalidad de la razón, por lo que concluía su mensaje diciendo:
“Quaerere Deum –buscar a Dios y dejarse encontrar por Él: esto hoy no es menos
necesario que en tiempos pasados. Una cultura meramente positivista que
circunscribiera al campo subjetivo como no científica la pregunta sobre Dios, sería la
capitulación de la razón, la renuncia a sus posibilidades más elevadas y
consiguientemente una ruina del humanismo, cuyas consecuencias no podrían ser más
graves. Lo que es la base de la cultura de Europa, la búsqueda de Dios y la
disponibilidad para escucharle, sigue siendo aún hoy el fundamento de toda verdadera
cultura”.
Este discurso pronunciado en Francia se inscribe dentro de una “trilogía”. Creemos
que hay que leerlo teniendo en cuenta dos anteriores: el dicho en Ratisbona (Alemania)
y el no dicho en La Sapienzia (Italia), con sus respectivas polémicas mediáticas. Es
llamativo, o no tanto pensándolo bien, que el tercero pasara casi desapercibido en los
medios de comunicación. En los tres encontramos planteado el tema central del
encuentro y el diálogo entre la fe y la razón que hace posible una verdadera cultura, no
sólo la europea, y un humanismo verdadero. Romper este diálogo es cortar con las
raíces10. Veamos un ejemplo, tal vez un poco curioso, de cómo ya está puesta el hacha.
Casi espontáneamente todo aquel que ha estudiado alguna vez filosofía asociará los
términos: Inglaterra, ateos y negación de la existencia de Dios, cristianos y pruebas de la
existencia de Dios con una de las más famosas obras del Doctor Benedictino: el
Proslogion32.
Cuando en el siglo XI los hombres del Medioevo descubrieron, por segunda vez en
la historia, la Lógica y “se emborracharon con el vino del razonamiento formal y la
abstracta belleza de sus leyes”33, los monjes de la abadía de Bec, le piden a su prior que
les enseñe a meditar racionalmente sobre su fe. Anselmo al acceder a su pedido les
propone una respuesta al problema de la relación entre la fe y la razón, que recrudecía
en la disputa entre dialécticos y antidialécticos, mal llamados teólogos.
Frente a los dialécticos, como Anselmo de Besate, Berengario de Tours y Roscelino
de Compiegne34, afirma la necesidad de asegurarse primeramente en la fe, con lo cual se
opone a que las Sagradas Escrituras queden sometidas al veredicto de la dialéctica, lo
que sería presunción35. Por otra parte, se enfrenta a los adversarios irreductibles de la
dialéctica, como Otloh de San Emerano, San Pedro Damian y al mismo Lanfranco, su
maestro, porque para aquel que en un primer momento se aseguró firmemente en su fe
no existe inconveniente alguno en que se esfuerce por comprender racionalmente lo que
cree; lo contrario sería negligencia36. ¿Quiénes serían hoy los “presuntuosos” dialécticos
y los “negligentes” antidialécticos?
Al finalizar el capítulo primero del Proslogion el Prior de Bec da gracias a Dios por
haber impreso en su alma la imagen de su divinidad, para que pueda conocerle y amarle,
y le pide que renueve esa imagen oscurecida por el pecado, para que pueda comprender
las verdades divinas. En sus propias palabras: “No busco tampoco entender para creer,
sino que creo para entender. Pues creo también esto: «que si no creyera no
entendería»”37. Para comprender este punto clave en el orden metodológico es oportuno
recordar las palabras de nuestro profesor José Ramón Pérez, buen conocedor del espíritu
anselmiano: “La novedad de todo el esfuerzo de San Anselmo se centra en la
justificación de la utilización permanente y casi exclusiva de la razón –léase lógica-
dentro de la fe, pero, a su vez, el método también responde a un intento de justificación
de la fe en este preciso sentido: no sólo es posible el uso de la razón dentro de la fe, sino
que la razón es un elemento indispensable y su uso resulta de irrecusable necesidad para
que la fe sea fe, es decir, sea una fe viva, de modo tal que una supuesta fe que
pretendiese negar, y, por consiguiente, no cultivar lo racional inteligible que hay, sin
duda dentro de la misma fe, no sería sino el cadáver de la fe… Ese ritmo vivo del
corazón humano que va de la fe a la razón y nuevamente, de la razón a la fe, es lo que se
expresa en la formula, ya clásica, fides quærens intellectum”38; dicho sea de paso esta
expresión era el título “original” del Proslogion39. Y ahora comprendemos más
profundamente la urgencia e importancia de la preocupación papal.
En el capítulo II, que lleva por título Quod vere sit Deus, Anselmo desarrolla su
célebre argumento de la existencia de Dios, mal llamado “ontológico”40.
Creemos que Dios existe y que es “aliquid quo nihil maius cogitari possit”41. El
problema se encuentra en saber si existe o no existe una naturaleza semejante; pues, el
insensato ha dicho en su corazón: “no hay Dios”. Cuando decimos en presencia del
insensato: algo mayor que lo cual nada puede ser pensado, comprende lo que decimos, y
lo que él comprende, existe en su inteligencia, incluso aunque no se percate de su
existencia. Pues es evidente que una cosa pueda existir en una inteligencia, sin que ésta
sepa que dicha cosa existe; así cuando un pintor se representa la obra que va a hacer, la
tiene en su inteligencia; pero no conoce su existencia, ya que todavía no la tiene hecha;
por el contrario cuando la ha ejecutado en el lienzo, tiene su obra en la inteligencia y
conoce también su existencia, puesto que la ha realizado. Entonces, resulta fácil
convencer a cualquiera, incluso al insensato, de que al menos, en su espíritu, existe un
ser tal, que no se le puede concebir mayor; ya que si entiende esta formula, la
comprende, y todo lo que se comprende existe en la inteligencia. Es decir que lo que es
tal que no puede concebirse mayor, no puede menos de existir en la inteligencia. Ahora
bien; si existe en la inteligencia, no puede darse en ella únicamente, es preciso además
pensar que existe también en la realidad, lo cual constituye a no dudarlo, una existencia
superior. Pues, si decimos que lo que es tal, existe en la inteligencia únicamente,
estamos diciendo que, puede concebirse otro mayor que además exista en la realidad.
Pero la existencia de un ser tal es contradictoria. En consecuencia: existe en la
inteligencia y en la realidad un ser tal que no puede concebirse mayor. Luego Dios
existe.
Se ha escrito mucho sobre este argumento, hasta sería posible reconstruir una
historia de la Filosofía tomándolo como eje, porque según Guillermo Blanco: “Lo que
ha dado y da al Proslogion su perenne actualidad es el hecho de que en él se plantee y
resuelva en cierto sentido el problema metafísico por excelencia, el problema del ser” 42.
Anselmo plantea y resuelve el problema metafísico en clave cristiana.
Su argumentación parte de una idea de Dios que le es suministrada por la fe,
alcanzando, como meta, la intelección del dato de la fe. Dios es “aquello mayor que lo
cual nada puede ser pensado”, lo que nos recuerda un fragmento de La esfera y la cruz
de G. K. Chesterton: “¿Qué ha querido decir? –dijo el ateo, despertándosele la lógica-.
Es obvio que no podría uno fiarse de un Dios susceptible de mejora” 43. Inmediatamente
surge la pregunta: ¿tal noción de Dios puede tenerse sin la revelación?. Blanco
responde: “De hecho... el concepto de Dios como infinitud perfecta... lo poseemos por
la revelación cristiana. Esta nuestra idea de Dios y la afirmación de la identidad
metafísica de esencia y existencia en Dios enseña Gilson... son dos casos del influjo de
la Revelación en la filosofía, dos muestras del originalísimo aporte de la filosofía
cristiana al pensamiento universal”44. Por tanto la argumentación del Proslogion parte
de un hecho; pero de un hecho que se origina de un orden especial, el de la fe. Todo el
diálogo interior -en el más puro sentido agustiniano del término- que allí se desarrolla
va de la fe a la razón, y concluye que lo que es propuesto por la fe, es inmediatamente
inteligible. La prueba de la existencia de Dios no funda la fe, sino que la alimenta.
Ya sabemos, que existe un ser cuya necesidad intrínseca es tal que se refleja en la
idea misma que de él tenemos, es decir, que Dios existe en sí tan necesariamente que,
aún en nuestro pensamiento, no puede no existir45. Como decía el filósofo español Julián
Marías: “El argumento anselmiano estriba en demostrar que, en rigor, no se puede negar
que haya un Dios. La inexistencia de Dios es impensable, esto es lo que pretende probar
el capítulo II del Proslogion”46. Pero esto no prueba que Dios exista, sino que es de tal
modo que no se puede concebir su objeto sin que exista, lo que no es verdadero de la
noción de ningún objeto concebible, aún de los que estamos ciertos de que existen. Sólo
hay otra noción de la que se puede afirmar lo mismo: la noción de ser, si se la usa como
sustantivo que designe un objeto actualmente existente. Esta similitud entre ambas
nociones, nos lleva a la pregunta: ¿Dios es el Ser?. Para los filósofos cristianos la
respuesta es unánime: Dios es el Ser47. Cuando se reflexiona sobre el sentido de esta
afirmación, es claro que habría de engendrar un nuevo argumento de la existencia de
Dios, y a Anselmo le corresponde el honor de haber sido el primero en formularlo.
Eadmero su amigo y biógrafo nos cuenta los detalles de su elaboración48.
Julián Marías explicaba que insensato es el que no tiene sentido, el que no tiene
61. La prudencia es un modo de saber que se contrapone a la sensación. La
es un sentido interior o íntimo, es lo que propiamente constituye al hombre,
y por eso el que carece de ella esta fuera de sí, es decir esta enajenado. Por tanto, no es
casual el que Anselmo se refiera al hombre insensato y enajenado, ya que el punto de
partida, en el primer párrafo del capítulo I, es el inverso: la entrada en sí mismo, el
recogimiento, la plena posesión.
Me permito un breve, pero necesario, excursus sobre el capítulo primero del
Proslogion que se divide en seis grandes párrafos, cada uno de los cuales comienza con
una interjección. El párrafo más breve es el primero, que comienza con la expresión:
“Eia nunc, homuncio”62; trataremos de analizarla y traducirla. La interjección eia es
utilizada para exhortar, para animar y para consolar; nunc es el adverbio que indica el
tiempo presente, el ahora; y homuncio es un sustantivo que significa: hombrecito, o
mejor aún, pobre hombre. Se trata de una exhortación dirigida a un pobre hombre, y por
tanto dirigida a todo hijo de Adán, a elevar ahora, su alma a la contemplación de Dios y
así alcanzar aquello para lo cual fue creado. Para lograrlo, antes de pedir el necesario
auxilio divino, propone algunas condiciones previas, diez en total, señaladas por verbos
en modo imperativo: fuge, absconde, abiice, postpone, vaca, requiesce, intra, exclude,
quære, para finalizar repitiendo dos veces, dic, dic. Esquemáticamente:
1) «... huye un momento de tus ocupaciones,
2) apártate por un instante de tus tumultuosos pensamientos.
3) Deshazte de las preocupaciones que te agobian y
4) pospón tus laboriosos quehaceres.
5) Entrégate un poco a Dios y
6) descansa un instante en Él.
7) “Entra en el aposento” de tu espíritu,
8) ahuyenta a todo excepto a Dios y lo que te ayude a hallarle y,
9) “una vez cerrada la puerta”; ¡búscale!
10) Ahora di “corazón mío”, di todo entero ahora a Dios: “¡Busco tu
rostro, Señor; tu rostro es lo que busco!”»63.
En otras palabras, estas serían las preceptivas anselmianas de la meditación teológica, el
decálogo y las condiciones previas para la reflexión sobre la fe. “Es indudable -subraya
Pérez- que al margen de la riqueza experiencial de la vida que cada verbo encierra, es
indudable, decimos, que no queda otra real posibilidad que cumplir con lo imperado si
es que verdaderamente se quiere entender lo que luego dirá San Anselmo”64.
10 de febrero de 2009.
Fiesta de Santa Escolástica.
1
Monje del Monasterio de Nuestra Señora de la Paz, San Agustín, Córdoba, Argentina. Congregación Benedictina de la
Santa Cruz del Cono Sur. Profesor y Licenciado en Filosofía.
2
Cf. http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/speeches/2008/september/documents/hf_ben-
xvi_spe_20080912_parigi-cultura_sp.html.
3
ESPOSITO, Costantino: “El discurso en el Colegio de los Bernardinos…”, Huellas 9 (2008), p. 62.
4
Cf. Mt 3, 10.
5
Cf. Gn 41, 55.
6
JUAN PABLO II: Fides et ratio, Buenos Aires, Paulinas, 1998, nº 14, p. 24
7
Cuyo nombre significa “protegido de Dios”, nació en el año 1033 en Aosta. Su madre, que era muy piadosa, lo inició en
las verdades de la fe, y él, desde muy pequeño, se sintió llamado a servir a Dios. Después de la muerte prematura de su
madre, abandonó la casa paterna y recorrió la Borgoña. Atraído por el renombre de su compatriota Lanfranco, se dirigió a la
Abadía de Bec, en Normandía, y allí ingresó, en el año 1060. Y antes de cumplir los tres años de permanencia en el
monasterio, fue nombrado prior, por el abad fundador Herluino, sucediendo en este cargo a Lanfranco, que había sido
nombrado abad de San Esteban, en Caen. Posteriormente es bendecido Abad en 1079. En el año 1093, cuando la querella
de las investiduras era disputada entre el rey inglés Guillermo II, apodado el Rojo, y el papa Gregorio VII, fue elegido
arzobispo de Canterbury, y por lo tanto primado de Inglaterra. Cargo -también ocupado anteriormente por Lanfranco- en el
que luchó denodadamente por la libertad de la Iglesia, lo cual le valió el destierro en dos oportunidades (1097 y 1103).
Murió el veintiuno de abril de 1109, un miércoles santo Las principales fuentes medievales para su biografía son la Vita
Sancti Anselmi del monje Eadmero, discípulo y secretario del propio Anselmo, y la Vita Sancti Anselmi, archiepiscopi
cantuariensis, del filósofo y teólogo inglés Juan de Salisbury.
8
“A mi me causó muchísima gracia lo que, sin querer, verifiqué textualmente cuando leí algo sobre San Anselmo, fundador
de la escolástica, aunque otros autores dicen que el fundador fue Pedro Abelardo, a mi entender equivocados, en el siglo XI.
Abbagnano, en efecto llama a Anselmo de Aosta del Piamonte; Anselmo de Bec en Normandía – “...prieur et abbé du Bec
en Normandie” (Cousin) – lo apelan los franceses; por su lado a los ingleses, además del argumento ontológico discutido
con la lógica simbólica (sic!), les encanta que sea Arzobispo de Canterbury; y por ser ario y no semita lo alaban en general
los alemanes y, por fin, y no sin gracia andaluza, los españoles descubren que es ibero pues lo eran sus padres (Pérez de
Urbel)”. (PÉREZ, José Ramón: Memoria. Amor y verdad II, Córdoba del Tucumán, Alfa-Beta,1992, p. 254 y s).
9
http://www.santanselmo.org/simposio900/index.htm
10
Cf. Rm 11, 16-24.
11
ZS090109.
12
La ASA ha aceptado la denuncia porque su reglamento establece que “la publicidad no puede desorientar a los
consumidores. Esto significa que los anunciantes deben tener pruebas que demuestren lo que anuncian sobre sus productos
o servicios antes de que aparezca el anuncio”. Y según la organización cristiana, los promotores de la campaña no pueden
excusarse diciendo que se trata de una “cuestión de opinión”, “pues ninguna persona o entidad firma la declaración. Se
presenta como una declaración de hecho y esto significa que debe ser capaz de ser probada, de lo contrario se rompen las
normas”.
13
http://www.filosofia.com.mx/index.php?/perse/archivos/dos_autobuses_no_creen_en_la_existencia_de_dios/
14
Este libro presenta una lista de principios morales laicos válidos universalmente, elaborada a partir de una lista encontrada
al azar en Internet, para demostrar que no necesitan legitimación religiosa: No hagas a otros lo que no quieras que te hagan.
No pases por alto la maldad ni te acobardes al administrar justicia, pero disponte siempre a perdonar el mal hecho si media
el arrepentimiento. Prueba todas las cosas: revisa tus ideas frente a los hechos y prepárate para descartar incluso las
creencias más arraigadas. Respeta el derecho de los demás a estar en desacuerdo contigo. Fórmate opiniones independientes
basadas en tu razón y en tu experiencia: no permitas ser manejado. Cuestiónalo todo. Disfruta de tu vida sexual (en tanto no
hagas daño a nadie) y deja a los demás que disfruten de la suya. No adoctrines a tus hijos. Enséñales cómo pensar por sí
mismos y cómo estar en desacuerdo contigo (http://www.eltorrenti.com/editoriales/200901-1/20090108-008.htm).
15
Al leer tales afirmaciones sigue teniendo sentido cantar cada semana en el Opus Dei: “Extirpe el Señor los labios
embusteros y la lengua fanfarrona de los que dicen: «la lengua es nuestra fuerza, nuestros labios nos defienden, ¿quién será
nuestro amo?»” (Sal 11 [12], 4-5). Son los que dicen: ¿Para qué necesitamos de la Palabra de Dios si tenemos nuestra
elocuencia?, ¿para qué queremos la revelación si tenemos nuestra ciencia?
16
http://www.lavozdegalicia.es/sociedad/2009/01/03/00031230980978979667426.htm
17
Si bien una agencia se encarga de gestionar las campañas de publicidad, la TMB se reserva siempre el derecho a veto para
impedir que se lleven a cabo campañas que vulneren los principios elementales recogidos en el Estado de Derecho.
18
ZS090123.
19
Para mostrar el conflicto entre ambos derechos los obispos recuerdan que “insinuar que Dios probablemente sea una
invención de los creyentes y afirmar además que no les deja vivir en paz ni disfrutar de la vida, es objetivamente una
blasfemia y una ofensa a los que creen”. Por lo que se “lesiona el derecho al ejercicio libre de la religión, que debe ser
posible sin que nadie se vea necesariamente menospreciado o atacado”. Con todo, afirman que los católicos “respetarán el
derecho de todos a expresarse y estarán dispuestos a actuar, tanto con serenidad y mansedumbre ante las injurias, como con
fortaleza y valentía en el amor y la defensa de la verdad”. La nota pide también que las autoridades “tutelen el ejercicio
pleno del derecho de libertad religiosa”, compaginándolo con la libertad de expresión, y proponen que se adopten
alternativas como las llevadas a cabo en Milán, Roma y Zaragoza. En estas ciudades no se ha permitido el uso de espacios
publicitarios de tipo público para la campaña.
20
ZS090207
21
http://www.lavozdeasturias.es/noticias/noticia.asp?pkid=468270
22
http://www.gaceta.es/08-01-2009+e
cristians_tambien_anunciara_existencia_dios_autobuses_urbanos_barcelona,noticia,16,16,43422
23
El Ayuntamiento de Madrid no tiene ningún problema en que los autobuses de la Empresa Municipal de Transporte lleven
tal publicidad si no existe en ello ningún incumplimiento de la legalidad. La compañía con la que la EMT tiene contratada la
gestión de la publicidad en sus vehículos ya ha elevado un consulta al respecto a Autocontrol de la Publicidad. Corresponde
a este organismo determinar si el mensaje vulnera el respeto a la veracidad, legalidad y lealtad de las comunicaciones
comerciales.
24
ZS090207
25
“Usted tiene dos cosas que perder: la verdad y el bien, y dos cosas que comprometer: su razón y su voluntad, su
conocimiento y su bienaventuranza; y su naturaleza posee dos cosas de las que debe huir: el error y la miseria. Su razón no
está más dañada, eligiendo la una o la otra, puesto que es necesario elegir. He aquí un punto vacío. ¿Pero su
bienaventuranza? Vamos a pesar la ganancia y la pérdida, eligiendo cruz (de cara o cruz) para el hecho de que Dios existe.
Estimemos estos dos casos: si usted gana, usted gana todo; si usted pierde, usted no pierde nada. Apueste usted que Él
existe, sin titubear” .
26
GARCÍA VIEYRA, Alberto: Los Padres del Desierto, Las fuentes de la vida, Córdoba, El Copista, 2007, p. 39.
27
Como dice el Obispo de Palencia: “…no deja de ser sorprendente que quienes se consideran ateos, gasten su dinero en
intentar convencer a los demás de que Dios no existe. ¿Qué beneficio pueden sacar de este “apostolado”? Difícilmente
nosotros invertiríamos nuestros bienes, por poner un ejemplo, para advertir a los demás de que no existen los extraterrestres,
si no creemos en ellos. Es decir, este tipo de campañas promovidas por asociaciones militantes del ateísmo, lejos de aportar
ningún dato objetivo contra la existencia de Dios, acaban por resultar un “espejo” de la conciencia incómoda de quien las
pone en marcha. No sería lógico suponer que quien viviese pacíficamente su increencia, fuese a embarcarse en estas
empresas publicitarias” (ZS090207).
28
Estafa que consiste en dejar caer un rollo de papeles que tiene en su exterior semejanza con un fajo de billetes. Cuando un
transeúnte se acerca a recogerlo, el estafador finge hacer lo mismo y luego, en vez de repartirse el supuesto dinero, usa
algún pretexto para convencer a la víctima de que esta le entregue algo de valor y se quede con todo el fajo.
29
Engañar a alguien, hacerle creer que es verdad algo que es falso o tratar de convencerlo de la calidad de algún producto o
servicio que se quiere vender. La expresión proviene de la época en que los vendedores ambulantes utilizaban -a manera de
mascota- una serpiente que llevaban enrollada al cuello y acariciaban mientras recitaban su discurso. Como la fama de esos
vendedores, a causa de la baja calidad de los productos que vendían, los hizo merecedores del mote de embusteros, la frase
comenzó a aplicarse en los casos de intento de engaño.
30
“-En resumen, ¿qué es lo que nos prohíbe conocer? ¿Nos prohíbe el bien, nos prohíbe ser sabios?... Semejantes
prohibiciones no deben ligarnos... Pero si la muerte nos rodea con las últimas cadenas, ¿de qué nos servirá nuestra libertad
interior? El día en que lleguemos a comer de ese hermano fruto moriremos; tal es nuestra sentencia... ¿Ha muerto, por
ventura, la serpiente? Ha comido, y vive, y conoce, y habla, y raciocina, y discierne, cuando hasta aquí era irracional... Pero
el único animal que ha sido el primero en probarlo en lugar de mostrarse avaro de él, comunica con gozo el bien que le ha
cabido, cual consejero no sospechoso, amigo del hombre e incapaz de toda decepción y de todo artificio… La culpable
serpiente se oculta en una maleza, y bien pudo hacerlo; porque Eva, embebecida completamente en la fruta, no miraba otra
cosa. Le parecía que hasta entonces no había probado nada tan delicioso; ya porque su sabor fuera realmente así, o porque
se lo imaginara en su halagüeña esperanza de un conocimiento sublime; su divinidad no se apartaba de su pensamiento.
Ávidamente y sin reserva devoraba la fruta ignorando que tragaba la muerte. Satisfecha al fin, exaltada, cual si lo fuera por
el vino, alegre y juguetona, plenamente satisfecha de sí misma, habló de esta suerte: -¡Oh, rey de todos los árboles del
paraíso, árbol virtuoso, precioso, cuya bendita operación es la sabiduría!”.
31
DIEZ, Ricardo: “Barbarismo y vida”, en Presencia y presente del pensamiento medieval, II Jornadas Nacionales de
Filosofía Medieval, Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, 18-20 de abril de 2007. Publicado en CD.
32
La actividad filosófica más intensa de San Anselmo coincide con el tiempo en que enseñaba en la Abadía de Bec. Sin
embargo no se puede establecer, según afirma el P. Schmitt, la fecha exacta de la redacción del Proslogion, aunque del
Proemio se deduce que fue escrito después del Monologion, alrededor del año 1077-1078.
33
GILSON, Étienne: La unidad de la experiencia filosófica, Madrid, Rialp, 1973, p. 44.
34
Cf. SAN ANSELMO: Epistola, 136, 28-41, p. 281. Seguimos la edición de SCHMITT, Franciscus Salesius, S. Anselmi
Canturiensis Archiscopi opera omnia: Friedrich Frommann Verlag (Grümther holzboog). Stuttgart-bad Cammstatt, 1968.
35
Cf. GILSON, Étienne: La filosofía en la Edad Media. Desde los orígenes patrísticos hasta el fin del siglo XIV , Madrid,
Gredos, 1965, p. 227.
36
Cf. SAN ANSELMO: Cur Deus homo, I, 2.
37
Cf. SAN ANSELMO: Proslogion, Cap 1, 18, p. 100. “Neque enim quaero intelligere ut credam, sed credo ut intelligam.
Nam et hoc credo: »quia nisi credidero, nom intelligan«”. La traducción pertenece a Judit RIBAS y a Jordi COROMINAS,
Madrid, Tecnos, 1998, que sigue la edición de Schmitt.
38
PÉREZ, José Ramón: Fides quaerens intellectum y la cuestión de la metafísica en San Anselmo de Cantorbery, Córdoba,
1981, en CORTI, Myriam y PÉREZ, José Ramón: El corazón racional, Amor y verdad III, Córdoba del Tucumán, Alfa-
Beta, 1995, p. 232 y s.
39
El título fue variando, originalmente era Fides quærens intellectum, pero por mayor conveniencia, lo cambia primero por
Alloquium y posteriormente por Proslogion (Prooemium, 13, p. 94), sin embargo se ignora el motivo de la preferencia por la
forma griega. Según Eadmero lo llama alocución: “porque en él se entretiene con Dios o consigo mismo” (Cf. Vida de San
Anselmo por su discípulo Eadmero, Libro I, Cap. III, 26, en San Anselmo de Canterbury: Obras completas de San Anselmo
I, Madrid, BAC, 1952, p. 19). “Y esta alocución fue tan bien escuchada, que desde entonces no ha dejado de inquietar a la
filosofía, y se ha vuelto sobre ella una vez y otra, con perpetua y fecunda desazón”(MARÍAS, Julián: San Anselmo y el
insensato, Obras, tomo IV, Madrid, Revista de Occidente, 1959, p. 5). Entre las cartas de San Anselmo que se han
conservado hay una, dirigida a su amigo el arzobispo Hugo, en la que el autor pide la rectificación de los títulos tanto del
Monologion como del Proslogion (Cf. Epístola, 100. Ad Hugonem archiepiscopum Lugdunensem, p. 131).
40
Es conocido con el nombre de “argumento ontológico” desde la época de Wolff y Kant, porque este en su Crítica de la
Razón Pura llama ontológica a aquella prueba que prescinde de toda experiencia e infiere, completamente a priori,
partiendo de simples conceptos, la existencia de Dios (Cf. KANT, I: Crítica de la Razón Pura, A. 951 y B. 619). Antes era
denominado prueba “a simultáneo” porque no parte ni de algo previo, ni de algo posterior a la esencia de Dios, sino
precisamente simultáneo con ella (Cf. GONZÁLEZ, A. L.: Teología natural, Pamplona, EUNSA, 1985. pp.73-74); o “via
aseitatis” (Cf. LABROUSSE, R.: en San Anselmo de Canterbury: La razón y la fe, Fides quærens intellectum, La Plata-
Buenos Aires-Tucumán, Yerba Buena, 1945, p. XXVIII). Otros lo llaman “lógico”, “ideológico” o “noológico” porque parte
del análisis de una idea o concepto de Dios (Cf. FRAILE, G.: Historia de la Filosofía II, Madrid, BAC, 1964, p. 378). Pero
todas estas denominaciones son posteriores a la obra y algunas opuestas al pensamiento del autor por esto preferimos
denominarlo “argumento del Proslogion”.
41
Proslogion, Cap. II, 5, p. 101. “algo mayor que lo cual nada puede ser pensado”
42
BLANCO, Guillermo: “Prólogo” al Proslogion de San Anselmo, Traducción castellana de Beatriz Maas. (Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación, Instituto de Filosofía, Sección textos, 1), La Plata, 1950, p.12.
43
CHESTERTON, G. K.: La esfera y la cruz, Bs. As., Espasa-Calpe, 1952, p.159.
44
BLANCO, Guillermo: op. cit., p. 13.
45
El instrumental utilizado por San Anselmo para tal comprensión es el mismo al que ya había recurrido San Agustín: la
metafísica de la esencia. Tanto la teología del Obispo de Hipona como la del Arzobispo de Canterbury son teologías
esencialistas, desde el momento en que la esencia constituye la naturaleza de Dios. Dios es el Ser y el Ser es Essentia. Esta
ontología es la que da razón de la relación necesaria existente entre la idea de Dios: “aquello mayor que lo cual nada puede
pensarse” y su existencia de hecho.
46
MARÍAS, Julián: op. cit., p. 13.
47
Cf. GILSON, Étienne: Dios y la filosofía, Bs. As, Emecé,1960, p. 59-91.
48
“...le vino a la mente la idea de investigar si no se podía demostrar por un argumento único y breve todo lo que la fe nos
enseña sobre Dios y sus atributos... Encontró en esta investigación como él mismo contaba, una gran dificultad. Ese
pensamiento le quitaba el apetito y el sueño y, lo que era peor aún, le impedía poner en los maitines y demás ejercicios de
piedad la atención conveniente. Dióse cuenta de ello y, no teniendo aún más que una idea confusa del fin que perseguía, se
imaginó que esta idea, objeto de sus preocupaciones, era una tentación de demonio, e hizo todos los esfuerzos por apartarla
de su espíritu. Pero cuando más intentaba rechazarla, más le perseguía. Una noche que no podía dormir, la gracia de Dios
brillo en su corazón; lo que buscaba se manifestó a su inteligencia y llenó su corazón de una alegría y de un júbilo
extraordinario. Pensó que este descubrimiento podría interesar a otros si se lo comunicaba y, como estaba libre de envidia,
lo escribió inmediatamente sobre tablillas, y las confió a uno de los hermanos del monasterio recomendándole que las
guardara con sumo cuidado. se las pidió algunos días después, pero no las encontró en el lugar donde las había dejado; se
pregunta si alguien las ha cogido, pero todo en vano, nadie tiene conocimiento de ellas. Anselmo comienza de nuevo a
escribir el argumento sobre nuevas tablillas, y se las confía al mismo hermano con orden de guardarlas más cuidadosamente.
Este las ocultó en lo más escondido de su lecho, pero al día siguiente cuando menos pensaba en ello, las encontró rotas, y
sus trozos, esparcidos en el suelo delante de la cama. La cera de que estaban cubiertas se hallaba dispersa por todas partes;
entonces recoge las tablillas, reúne la cera y se va con todo a Anselmo, quien reuniendo todos los fragmentos, pudo apenas
reconstruir lo que había escrito. Temiendo perderlo por su negligencia, ordena que se transcriba en un pergamino, en
nombre del Señor. A continuación escribió sobre esto un libro pequeño por el tamaño, pero grande por el peso de sus
pensamientos, y de una contemplación muy sutil, al que llamó Proslogio...” (Vida de San Anselmo por su discípulo
Eadmero, op. cit., p 18. ) Independientemente de su veracidad histórica, este relato aporta algunos elementos que nos
ayudan a vislumbrar: la espiritualidad, los intereses y hasta la gnoseología, de clara impronta agustiniana, de nuestro autor.
49
GILSON, Étienne: El espíritu de la filosofía medieval, Madrid, Rialp, 1981 p. 66.
50
GILSON, Étienne: El difícil ateísmo, Santiago, Ed. Universidad Católica de Chile,1991, p. 45.
51
Ibídem., p. 25.
52
PÉREZ, José Ramón: El discurso del método medieval, op.cit., p. 45.
53
Cf. PÉREZ, José Ramón: Amor y Verdad I, Córdoba, Del Copista, 2007, pp. 134-168.
54
SAN ANSELMO: Proslogion, Cap. XXVI, p.121 y s.
55
El Salmo 53 es una recensión elohista del 14
56
Cf. Sal 10, 11; 73, 11; 94, 7.
57
Cf. Sal. 36, 2, Jb 22, 13; So 1,12; Jr 5,12.
58
Pr 1, 7. Cf. Sal 111, 10 y Pr 9, 10.
59
Cf. SAN BENITO: Regla de los monjes VII, 10 ss.
60
Cf. Sal 85 (84), 11-12.
61
Cf. MARÍAS, Julián: op.cit., p. 11.
62
SAN ANSELMO: Proslogion, Cap. I, 4, p. 97.
63
Ibídem.
64
PÉREZ, José Ramón: Fides quærens intellectum..., op. cit., p. 247.
65
Cf. Ibídem., p. 14.
66
http://www.sapienstribune.net/2009/01/autobuses-ontol.html
67
Cf. SAN SNSELMO: Proslogion, IV, 103-104.
68
MACKIE, J. L. : El milagro del teísmo. Argumentos a favor y en contra de la existencia de Dios, Madrid, Tecnos, 1994,
p. 68.
69
GUZMÁN, Lorenzo de: “Argumento ontológico y ateismo positivo”, Studium 11 (1971), p. 514.
70
MARÍAS, Julian: op. cit., p. 9.
71
PASCAL, Blaise : Pensées de M. Pascal sur la religión et sur quelques autres sujets qui on esté trouvées aprés sa mort
parmy ses papiers, Pensamientos, Traducción de Juan Domínguez Berrueta, Bs.As., Orbis S.A., 1984, nº 828, p.279 y s.
72
GARCÍA VIEYRA, Alberto, op. cit., p. 41.
73
Cf. http://www.diariodelaire.com/2008/03/la-existencia-de-dios-vale-un-milln-de.html