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El concepto Industria Cultural fue desarrollado por Theodor Adorno y Max Horkheimer, y
aunque en un principio fue utilizado en singular, actualmente nos referimos a él en plural:
“Industrias Culturales”. Con estos términos se hace referencia a un conjunto de sectores
encargados de la creación, producción, exhibición, distribución y/o difusión de servicios y
bienes culturales.
Un bien cultural es una actividad artística:
• DE CREACIÓN INDIVIDUAL
• DE PRODUCCIÓN EN SERIE EN UN SOPORTE TANGIBLE.
• DE DIFUSIÓN MASIVA Y CONSUMO POTENCIALMENTE TAMBIÉN MASIVO.
• ES, POR LO GENERAL, DURADERO.
• ES PROPIEDAD DE QUIEN LO ADQUIERE.
• Productos de TV.
• Productos artesanales.
2 - ¿Por qué se oponen a la "industria cultural" y dicen que este término presenta un
oxímoron ?
3 - ¿Cuándo, los productos de la cultura pasan, según ellos, a ser "bienes industriales"?
Lista las áreas en las que este tipo de industrias tiene una influencia directa.
https://www.youtube.com/watch?v=2d7167UI5Vg
Actualmente, la UNESCO define a las industrias culturales como aquellas empresas que
combinan la creación, producción y comercialización de contenidos culturales (intangibles
/ tangibles) protegidos por los derechos de autor.
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CULTRIP es un corto de ficción de cinco minutos en el que a través de cuatro personajes
GUÍA SOBRE INDUSTRIAS CULTURALES
productivo. Así pues, es claro que el modelo actual de consumo cultural no se puede
entender sólo en términos de recepción, sino en términos de producción y en el placer
que se extrae de implicarse en estas prácticas creativas.
Fue Alvin Toffler quien propuso el término de “Prosumer” en los años ochenta para
expresar lo que veía como una nueva tendencia: la unión entre productor profesional y
consumidor, entendiendo así una nueva relación entre la industria cultural y el
consumidor/productor cultural. El prosumer en principio no actúa con ánimo de lucro y no
ve su producción como “trabajo”, sino como un acto creativo y de donación gratuita en
contexto colaborativo.
Esta redefinición de los roles no implica el colapso de las industrias culturales, ni tampoco
la desaparición de los profesionales de la cultura. Tampoco implica la desaparición de las
diferencias y las desigualdades en el reparto del poder, pero si hay cambios significativos
en el circuito de la cultura. En el entorno de los “nuevos media” la gente se convierte en
productora cultural de pleno derecho.