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GRADO EN DERECHO
CURSO 2014/2015
No ocurre lo mismo con las proposiciones prescriptiva y, por tanto, con las normas
jurídicas.
En relación con las normas jurídicas podemos predicar su validez (o invalidez), su eficacia
(o ineficacia) y su justicia (o injusticia). Estos son los tres parámetros que sirven para
analizar las normas jurídicas y el ordenamiento jurídico en su conjunto.
La validez de una norma se identifica con su pertenencia a un determinado sistema
normativo. Así, la validez de una norma significa la existencia de tal norma como norma
jurídica. No obstante la validez depende del sistema jurídico. Puede haber una norma
que sea válida para un sistema jurídico y no para otro. Para que una norma jurídica sea
validad debe satisfacer las siguientes exigencias:
1) Debe haber sido producida por el órgano competente (formal).
2) A través del procedimiento adecuado (formal).
3) No debe haber sido derogada por una norma posterior (de rango igual o
superior) (formal).
4) No puede estar en contradicción con las normas superiores a ella en el
ordenamiento jurídico (material)
Frente a la distinción kelseniana entre sistemas normativos estáticos y dinámicos
debemos reconocer que el Derecho en realidad puede ser considerado un sistema
normativo mixto.
La eficacia de una norma puede ser entendida de varias maneras. En primer lugar, una
norma, es eficaz cuando los sujetos a lo que va destinada la cumplen, se comporta de
acuerdo con la misma o si en caso de ser violada se aplica la correspondiente sanción.
En segundo lugar, una norma es eficaz cuando consigue alcanzar los fines para los que
fue creada. Hay normas que son cumplidas por todos los individuos de forma
espontánea, pero hay otras que solo son cumplidas cuando van acompañadas de
amenaza de sanción, otras que no se cumplen a pesar de la amenaza de la sanción y
otras que, finalmente, se incumplen sin que tan siquiera se aplique la correspondiente
sanción. Así, la existencia de normas sin sanción es un problema en el mundo del
Derecho.
El Derecho se desenvuelve en el mundo de la libertad y no en el de la causalidad o
necesidad, lo cual crea problemas relacionados a la eficacia de las normas, ya que los
individuos pueden ajustar o no sus comportamientos a lo establecido en el modelo
normativo jurídico. En ocasiones, las personas incumplen las normas debido al
desconocimiento de ellas o porque somos conscientes de que hay muy pocas
posibilidades de que se aplique la sanción. Del mismo modo, en muchas ocasiones
cumplimos las normas sin saberlo ya que la normatividad tiende a la normalidad.
La idea de la justicia constituye posiblemente el criterio de valoración último del sistema
jurídico. El Derecho no es neutro desde el punto de vista axiológico, es un sistema de
ordenación de las conductas humanas de acuerdo con determinados modelos de
conducta, que son asumidos como criterios de corrección a partir de los cuales valorar
esos comportamientos. El juicio sobre la justicia de una norma es en este sentido implica
un juicio de valor que surge de la constatación de la adecuación (o inadecuación) entre
el ser de la norma y el deber ser de la misma.
Surgen dos concepciones en la relación entre Derecho y Justicia. Los hay que afirman
que se trata de una relación necesaria y los hay que afirman que es una relación
contingente.
Desde de la perspectiva de la norma podemos afirmar la independencia conceptual
entre validez, eficacia y justicia; por el contrario, no podemos afirmar lo mismo si nos
situamos en la perspectiva de conjunto.
Debemos tener en cuenta que esta independencia conceptual no se mantiene en la
práctica. Así por ejemplo, una norma válida es más eficaz que otra no válida y del mismo
modo es más eficaz cuanto más justa es. Por otro lado, para que una norma pueda ser
válida no puede contradecir los reflejos de la idea de justicia que se encuentran en la
norma superior.
Así pues, existen planteamientos que vinculan necesariamente la validez, la eficacia y la
justicia para la correcta comprensión de los que el Derecho es. Es lo que se denomina
posiciones reduccionistas (Norberto Bobbio) ya que reducen alguno de los tres
conceptos a otro, condicionándolos respectivamente entre sí. De este modo
identificamos tres reduccionismos que se identifican con tres corrientes de pensamiento
que mantienen respectivos conceptos de Derecho:
a) El positivismo ideológico, que reduce la justicia a la validez: las normas jurídicas
son justas por el mero hecho de ser válidas. Existen al respecto posturas radicales
y otras más moderadas. Las más radicales señalan la obligatoriedad de cumplir
el Derecho porque este es en sí mismo moral. Por su parte, las posiciones
moderadas afirman que el Derecho no es expresión de moralidad, sino que es un
instrumento para alcanzar fines moralmente apreciables y por ello tenemos el
deber moral de obedecerlo. Norberto Bobbio nos habla de tres tipos de
positivismo: teórico, metodológico e ideológico.
El positivismo teórico es el primer positivismo que nace. Se caracteriza por una
concepción legalista del Derecho. Además una concepción estatalista del
Derecho. También encontramos una concepción imperativista. Bobbio lo vincula
con una teoría mecanicista de la interpretación y de la aplicación del Derecho,
según la cual el juez cuando toma decisiones lo hace de manera mecánica sin
innovar en el ordenamiento jurídico, sino actuando como si fuera una máquina.
El positivismo metodológico supone un método para aproximarse al Derecho. La
tesis principal es aquella según la cual una cosa es la identificación de lo jurídico
y otra muy distinta es la valoración de lo jurídico. Para esta teoría, una cosa es el
Derecho que es y otra cosa es el Derecho que debe ser.
b) El iusnaturalismo, que reduce la validez a la justicia: las normas son válidas por
el mero hecho de ser justas. Para que se dé una teoría iusnaturalistas deben
darse dos tesis (Carlos Nino). En primer lugar, la existencia de unos valores o
principios morales, ahistóricos que se pueden conocer y que son válidos en
cualquier momento y lugar (Derecho natural), tratándose de una posición
objetivista y cognoscitivista. En segundo lugar, el carácter jurídico de una norma
debe venir determinado por la relación que tenga con esos valores morales (tesis
definitiva).
Así, las corrientes iusnaturalistas pueden reducirse a dos grandes tipos, el
iusnaturalismo ontológico y el iusnaturalismo deontológico. El primero identifica
el Derecho natural con el ser del Derecho positivo, mientras que el segundo
entiende que el Derecho natural es el deber ser del Derecho positivo. Así el
iusnaturalismo ontológico afirma que todo Derecho positivo es justo, ya que un
conjunto de normas injustas, por ser contrarias al Derecho natural, no podría ser
considerado como jurídico y, por tanto, tampoco como Derecho, llegando así a
conclusiones similares a las del positivismo ideológico.
c) El realismo jurídico, que reduce la validez a la eficacia: las normas válidas, para
serlo, deben ser eficaces. El realismo es el resultado de un escepticismo ante las
normas. Afirma que el verdadero Derecho debe encontrarse en el
comportamiento de los individuos y no en las normas de los códigos. El auténtico
Derecho es el creado por el juez cuando interviene en un caso concreto. Así,
consigue vincular el Derecho a la realidad social y a la evolución transformadora
de esta. No obstante, es criticable en algunos aspectos. Por ejemplo, desde esta
percepción, el Derecho se centra en aquello que le importa al hombre malo, que
es el que va a tener que vérselas con el juez y todas aquellas normas que no dicta
el juez estarían fuera del ordenamiento jurídico, por ejemplo, aquellas normas
que hacen que alguien pueda ser juez.
Los principales teóricos del pacto social son Hobbes, Rousseau y Locke. Cuando estos
autores hablan de pacto o contrato están proponiendo una metáfora que debe ser
admitida para explicar un fenómeno real como es el fenómeno del poder.
Estado de naturaleza Pacto social Sociedad política
En el estado de la naturaleza surgen conflictos en los que no existe un tercero capacitado
para resolver el conflicto. Así, el estado de la naturaleza es un estado violento ya que
todo el mundo tiene potestad para decir qué es justo y qué es injusto. Hobbes soluciona
el problema entregando todo el poder a una sola persona. Este sujeto es el Leviatán, el
soberano, que monopolizará la producción de normas y determinará lo que es justo e
injusto. Hobbes llegará a la conclusión de que lo que dice el soberano es correcto y las
normas que el dicta serán justas por el mero hecho de haber sido dictadas por él.
Así pues, el derecho mantiene relaciones con la sociedad. Es uno de los elementos de la
sociedad y de la cultura. Ocupa una posición relevante en el marco de la sociedad y
establece relaciones con otros elementos sociales. Hay una estrecha relación entre
derecho y política, derecho y religión, derecho y economía, derecho e ideología, etc. El
derecho en muchas ocasiones se utiliza para condicionar la economía, por ejemplo. El
derecho forma parte del discurso social, es un producto social. En el marco de esa
sociedad, establece relaciones de recíproca influencia.
Para que exista cualquier tipo de control social es necesaria la presencia de dos
elementos:
2. Existen además, otro tipo de teorías que demuestran cómo los propios órganos
jurídico-formales de control social pueden también generar desviación social. Así,
las teorías de etiquetamiento social ponen de manifiesto una desviación social
secundaria que tiene su origen en un proceso de etiquetamiento o estigmatización
social llevado a cabo por los mecanismos jurídico-formales de control social,
mediante el cual se asigna el rol social de desviado a determinados individuos o
colectivos de personas como drogadictos, gitanos, etc. Este proceso de
etiquetamiento es selectivo, es decir, se etiqueta a quien no se integra en el modelo
normativo dominante, esto es, a quien quiere mantener su especificidad y
diferencia. Esto da lugar a una marginación y exclusión de los individuos que
representan una amenaza para el modelo normativo.
3. Finalmente, existe otro tipo de control social ejercido por el Derecho. Se trata de un
control social de tipo promocional, revulsivo y preventivo. En este control social
promocional, el proceso de socialización no se inicia con una amenaza represiva, sino
con la promesa de un premio, una sanción positiva que incentiva a los individuos la
realización de determinados comportamientos. Esto conlleva la utilización política
del sistema jurídico para promover valores e intereses sociales, culturales y
económicos. Así, cumple una función reformador y emancipadora de los individuos.
Las teorías que creen que el Derecho debe limitarse a reflejar los cambios acaecidos
en las diferentes estructuras sociales y ser, por tanto, neutral y abstencionista. En
este tipo de opiniones encontramos autores que consideran al Derecho como una
manifestación del “espíritu del pueblo” o como Marx que establecía que el Derecho
es considerado como una variable dependiente unilateralmente de la estructura
económica. Es decir, el Derecho puede adaptarse al cambio social sin necesidad de
modificar sus leyes e instituciones, es decir, sin cambiar su forma y estructura.
Las teorías de autores que consideran al Derecho como motor, guía e impulsor de
cambios sociales y de emancipaciones de los individuos. En este tipo de teorías
encontraríamos las teorías de la legislación, que creen que a través de ésta se
pueden introducir cambios en el sistema social, cuyo origen se encuentra en la
denominada Ciencia de la Legislación. Ej: derecho de los trabajadores, si existe un
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Los jueces y los tribunales son los encargados de que el conjunto de funciones que
estamos examinando se cumplan. Por un lado, son los garantes del cumplimiento de las
funciones directas primarias y por otro lado, realizan la función secundaria. Pero
además, suelen cumplir también importantes funciones indirectas. Estos órganos
desarrollaran un papel muy importante a la hora de promover el respeto al Derecho y a
los valores que se le suelen asociar.
FUNCIONES DEL DERECHO (DE LUCAS)
1. Función de orientación social y desviación
Desde siempre se ha considerado que el Derecho cumple una función de orientación de
comportamientos. Aunque tradicionalmente se denomina función educativa. A este
objetivo del Derecho se ha hecho referencia desde los orígenes del pensamiento
filosófico jurídico, desde Platón, a través del pensamiento cristiano, pasando por
Rousseau, Kant o Hegel hasta
En toda sociedad es posible distinguir entre el comportamiento que sigue unas
determinadas normas o reglas, al que se denomina comportamiento conforme, y el
comportamiento que se aparta de esas reglas. Acatar o seguir las normas, no depende
de patrones genéticos, sino del proceso de socialización y por tanto el ajuste no es
automático. El primer paso del proceso de socialización comienza con el aprendizaje e
interiorización de las normas y valores de la sociedad.
Desde el punto de vista sociológico se constata un fenómeno que se denomina
desviación y hace referencia al incumplimiento de normas sociales.
Si sostenemos que es conforme el comportamiento que se adhiere al modelo y desviado
aquel que no se adhiere a la norma, hablamos de desviación para referirnos al
comportamiento que se aparta de las normas que la sociedad considera más
importantes y que exige tener en cuenta siempre un sistema normativo de referencia.
Desde la perspectiva del Derecho, la desviación puede ser entendida como el
comportamiento humano, individual o colectivo que no es conforme al modelo
enunciado en una norma jurídica. Existen distintas teorías conforme a la desviación:
También debemos tener en cuenta el grado de vinculatoriedad del Derecho, que puede
tomarse desde un doble punto de vista. Por un lado, la perspectiva del Derecho como
conjunto normativo inserto en un sistema social determinado y por otro la relación
entre normas jurídicas y su impacto social.
Con relación al primer aspecto, la vinculatoriedad del Derecho dependerá de que nos
encontremos ante sociedades con un grado elevado de consenso social, ante sociedades
autocráticas o situaciones intermedias.
El segundo punto de vista pone en relación la función de orientación de
comportamientos con las dimensiones de eficacia y los efectos sociales de las normas.
La eficacia viene determinada por el cumplimiento de la norma, mientras que la
efectividad se refiere a los efectos sociales que produce la realización práctica de la
norma, efectos que pueden coincidir con los objetivos sociales que pretende la norma o
no.
Función represiva y promocional
Un factor clave en relación con la eficacia y con la efectividad es la capacidad del Derecho
para motivar el cumplimiento de las normas a través de sanciones positivas y negativas.
De acuerdo con Bobbio, es la función represiva y promocional del Derecho.
Diferenciamos entre conductas deseables y conductas indeseables. Para el Derecho esto
se traduce entre conductas lícitas y conductas ilícitas.
A priori A posteriori
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inevitables y no son una desviación. El Derecho y los medios sociales tratan de controlar
los conflictos interviniendo en ellos, es decir, regulando el modo en que se produce y
discurre un conflicto.
Según se dé un control jurídico o no de los conflictos, diferenciamos entres controversias
económicas y controversias jurídicas:
-Las controversias económicas son aquellos conflictos sociales que no son encauzados a
través del Derecho. Pueden finalizar de tres formas posibles: mantenimiento perpetuo
del conflicto, el abandono o la derrota de uno de los contendientes, o un pacto o
acuerdo entre las partes.
-Los conflictos jurídicos son aquellos a los que el Derecho propone o impone modelos
de comportamiento que obligan a las partes a adecuar sus relaciones en la evolución del
conflicto.
Así, el Derecho tiene tres vías fundamentales de composición o tratamiento de
conflictos: la renuncia, la mediación y la adjudicación (en estas dos últimas interviene
un tercer neutral).
Dentro de la mediación encontramos:
La propia mediación en la que las partes solicitan la intervención de un tercero pero
no se obligan a acatar su parecer u opinión.
El arbitraje, en el que el árbitro es elegido por las partes, que se obligan previamente
a aceptar su decisión.
La conciliación, que tiene lugar cuando el tercero es un conciliador asignado por el
sistema jurídico, cuya decisión no vincula a las partes.
La adjudicación por su parte tiene lugar cuando el tercer que interviene es un juez i un
tribunal.
3. Función de legitimación de poder
La legitimación es una cuestión íntimamente relacionada con los mecanismos de
mantenimiento del poder, es decir, con aquellos valores y normas que socialmente
poseen una legitimidad, son eficaces en el grupo social y convierten al poder en un poder
aceptable. Así, se plantean dos cuestiones: si quien detenta el poder utiliza el Derecho
para justificar sus decisiones, y la aceptación del Derecho por parte de los ciudadanos.
El Derecho es uno de los vehículos, quizás el más importante, para obtener consenso.
Normalmente, los sujetos que tienen capacidad para intervenir en la toma de decisiones
tienen poder y suelen utilizar el Derecho para lograr que haya consenso sobre las
decisiones que adoptan o querrían adoptar. Legitimar una acción mediante el Derecho
significa justificarla. Es decir, que es posible comprender en esta función cualquier forma
de utilizar el Derecho dirigida a aportar consenso sobre decisiones o conductas.
La función de legitimación o justificación tiene un doble alcance:
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-Por un lado, desde el punto de vista interno de un orden jurídico, se plantean problemas
de legitimación cuando hay desajuste entre las normas superiores del ordenamiento y
la legitimación por parte de los operadores jurídicos. Esto puede dar lugar a que los
juristas traten de ocultar este hecho para mantener la legitimación formal del Derecho,
o que tengan una visión crítica y deslegitimen esta situación.
-Por otro lado, desde un punto de vista externo, puede haber divergencias con respecto
a la articulación jurídica de los criterios de justificación del Derecho y el Estado.
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Las relaciones entre la moral y el derecho no son siempre pacíficas. En las relaciones
entre derecho y moral, podemos hablar de moral crítica y moral legalizada.
a) Moral crítica. Cuando el ordenamiento jurídico rechaza, repele, no asume
determinados planteamientos morales. El que en un determinado momento una
norma sea de moral crítica no quiere decir que siempre lo vaya a ser.
b) Moral legalizada. Son aquellos planteamientos morales que han sido
reconocidos por el ordenamiento jurídico. El imperativo moral pasa a ser además
imperativo jurídico.
Esta distinción entre moral crítica y legalizada no es estática, sino que puede cambiar.
Así, una norma de moral critica puede pasar a ser legalizada y viceversa.
a) La constitución moral de los seres humanos y el Derecho
Afirmamos, por un lado, que la persona es estructuralmente moral, en la medida en que
la vida humana es un quehacer moral, un conjunto de elecciones, preferencias y formas
de actuar que sirven para definirnos moralmente. Por otro lado, el Derecho, como
consecuencia de la tesis anterior y de que se trata de un producto humano, es
estructuralmente moral. Esto significa que todo ordenamiento jurídico representa un
punto de vista sobre la justicia y traduce, por medio de normas jurídicas, un legitimidad,
es decir, unos valores que le sirven de justificación e inspiración.
b) Moral y Derecho. Modelos de relación
El tratamiento de las relaciones entre moral y derecho se puede llevar a cabo por medio
de tres modelos generales: confusión, separación tajante y distinciones y conexiones.
1. Confusión. Se confunden los contenidos de la Moral y el Derecho. Al mismo tiempo
se da una subordinación total del Derecho a la Moral: ni lógica ni prácticamente cabe
la posibilidad de encontrar normas jurídicas inmorales.
Esta es la postura realizada por aquellos ordenamientos jurídicos inspirados en
planteamientos fundamentalistas e integristas, tanto religiosos como políticos o en
los Estados confesionales. También se encuentra en la historia de las teorías
iusnaturalistas.
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sido creados de la manda por nosotros, sino que nos vemos influenciados por
el entorno. Por su parte el derecho es menos heterónomo un derecho
democrático que uno no democrático. En este último, las normas jurídicas
son heterónomas pero en un sistema democrático, existen mecanismos de
participación y los individuos tienen la posibilidad de participar en los
procesos de creación de normas.
4. Distinción entre legalidad y moralidad. Se refiere a los motivos de la acción.
Para Kant lo que define el carácter moral de una acción es el motivo de la
misma, de forma que un individuo actúa moralmente cuando el único motivo
de su acción es la idea del deber.
5. Carácter sancionador. El Derecho es un orden sancionador institucionalizado
mientras que las sanciones de la moral no están institucionalizadas.
6. Criterio de vigencia. Las normas jurídicas son promulgadas en un
determinado tiempo y una determinada sociedad y entran en vigor y se
derogan en un determinado día, esa precisión temporal no tiene sentido en
las normas morales.
7. Criterio de eficacia. La idea de eficacia de las normas funciona de la misma
manera, pues una norma jurídica que es violada por casi todo el mundo es
ineficaz y puede ser dejada de lado. En cambio, las reglas morales siguen
teniendo vigencia aun cuando, en general, no son respetadas.
8. Campo de actuación. La moral tiene un campo de actuación más amplio que
el del Derecho. No solo contempla los comportamientos interindividuales y
las relaciones sociales, sino también el comportamiento estrictamente
individual. El Derecho regula solamente aquellas conductas, cuya ordenación
se considera como necesaria desde el punto de vista de la convivencia
pacífica.
-Conexiones entre la Moral y el Derecho
La Moral: la creación de derecho en primer lugar, dado que los valores y
normas morales vigentes y predominantes en una sociedad y en un momento
histórico concreto son los llamados a plasmarse y a ser recogidos por el
Derecho. En segundo lugar, también en el ámbito de la interpretación de las
normas jurídicas la argumentación moral puede servir de buen complemento
a las “necesidades” de la argumentación jurídica.
El Derecho como opción moral: de este punto sacamos en conclusión que la
mera existencia del Derecho es un hecho que tiene consecuencias y
repercusiones morales. Por un lado, habría q admitir que el ordenamiento
jurídico está inspirado en ciertos valores, como la seguridad, la libertad… y al
mismo tiempo se convierte en un vehículo social q tiene a esos valores como
fines y objetivos.
El Derecho moraliza ciertas relaciones sociales reguladas por él y
evidentemente posibilita un refuerzo continuo y recíproco entre estos dos
órdenes de comportamiento. No está de más tener en cuenta que en estas
referencias la moral ha de entenderse como moral social positiva o vigente o
como moral comúnmente aceptada.
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Kelsen
Sistemas normativos estáticos. Es un sistema donde las normas existen (son válidas)
porque son derivaciones lógicas de las normas superiores. Relación de Deducibilidad
entre las normas. B se puede deducir de A. Para Kelsen, los sistemas normativos
morales son estáticos.
Sistemas normativos dinámicos. En estos sistemas, la validez funciona de una forma
diferente. En estos sistemas, la norma B pertenece al sistema (es válida) desde el
momento en que ha sido dictada por una autoridad P con la competencia
correspondiente para hacerlo, conferida por la norma A. La relación entre A y B en
este caso es una relación de legalidad. Para Kelsen, los sistemas jurídicos son
dinámicos.
Tenemos que tener en cuenta que los sistemas jurídicos no son puramente dinámicos,
sino que son sistemas mixtos.
Hart
Pertenece a una tradición jurídica diferente a la de Kelsen. Hay dos grandes culturas
jurídicas, la continental y la anglosajona. Kelsen es continental, mientras que Hart es el
gran revitalizador den derecho anglosajón. Su principal obra es "El concepto de
derecho". Es defensor del positivismo metodológico. Hart diferencia la moral del
derecho en función de:
La importancia. Las normas morales son sentidas de manera más grave, más
relevante que las normas jurídica.
La inmunidad al cambio deliberado. Las normas morales son inmunes al cambio
deliberado.
El carácter voluntario de las transgresiones morales. Uno puede incumplir una
norma jurídica involuntariamente, porque no la conoce. Las normas morales no se
pueden incumplir por desconocimiento.
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La distinción entre moral y Derecho exige la distinción conceptual entre la ética pública
y la ética privada, realizada desde un análisis histórico y analítico. La confusión entre
ambos términos es propia de las situaciones previas al mundo moderno, aunque se
prolonga hasta la actualidad en algunos casos.
Frente a esto, la historia del Derecho moderno puede leerse, en este sentido, como un
intento de conseguir la neutralidad moral. La tolerancia, la libertad religiosa y la libertad
de conciencia suponen, desde esta perspectiva, un compromiso del poder político de no
interferir en los temas de conciencia de los individuos y de separar la ética privada de la
ética pública
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El concepto de ética pública surge a través de lo que se denomina las teorías pactistas
(pacto social). Hobbes, Locke, Rousseau son los principales autores y estas teorías son
las que surgen del tránsito de la modernidad y sirven para justificar todo el cambio de
las estructuras medievales al Estado moderno (Estado de Derecho). Se está produciendo
un proceso de cambio social, económico… en el momento que surgen estos cambios es
necesario teorías que legitimen ese cambio.
Esta distinción entre ética pública y ética privada se realiza de forma adecuada en el
Estado de Derecho, pero aun así, ésta se ve sometida hoy a ciertas patologías.
Por un lado, nos encontramos con la patología propia de los totalitarismos, consistente
en la disolución de la ética privada en la ética pública, de forma que el individuo se
convierte meramente en un instrumento al servicio del Estado y de sus fines.
Por otro lado, todavía existe hoy la patología de los fundamentalismos religiosos, que
dominó la Europa premoderna de la mano de la Iglesia Católica y que hoy recobra fuerza
con los integrismos islámicos. Esta patología, supone la conversión de una ética privada
–de una iglesia- en la ética pública del Estado que, de esta forma, se impone a los
individuos a través de las normas jurídicas, no permitiéndoseles la elección de su ética
privada. Se representa con el Estado-Iglesia –donde el Jefe de la Iglesia es el Jefe del
Estado- y con los Estados confesionales, donde el Estado asume una determinada
religión.
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-Supremacía del poder sobre el Derecho. El gobierno de los hombre prevalece sobre
el gobierno de las leyes. Es la tesis filósofo-política de Platón en La República, son los
ideales jurídicos imperiales en Roma, es la teoría de la Monarquía absoluta de que
el Rey hace la Ley y no al revés, es la posición de Bodino y también la de Hobbes de
la imposibilidad de someter al soberano a la Ley.
-Supremacía del Derecho sobre el Poder. Es la posición tradicional de los
iusnaturalismos, especialmente del clásico cristianismo medieval. Se construye
sobre la tesis de que existe un Derecho natural cuyo autor último es Dios, que está
por encima del poder que crea el Derecho positivo. Si el Derecho positivo es
contrario al Orden establecido por Dios, no será Derecho, sino corrupción del
Derecho.
-Identificación entre Derecho y poder. Es la forma extrema de los dos modelos
anteriores, donde uno de los dos términos desaparece en beneficio del otro. La
perspectiva extrema de la supremacía del poder sobre el Derecho lleva a su
consideración como un apéndice instrumental del poder. En el lado opuesto, la
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EXTERNO
PODER DERECHO
INTERNO
El poder crea derecho, pero al mismo tiempo el derecho regula el ejercicio del poder.
Este poder se ejerce en el marco de las normas jurídicas.
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como tal pero que sin él no tendría sentido. Así, los sistemas jurídicos deben
descansar sobre hechos fundantes básicos que no forman parte del sistema pero
que los sustenta.
Por ejemplo, imaginemos un país en el que surge una revolución y se inicia un
movimiento guerrillero que entra en combate con el ejército. Los guerrilleros ganan
territorios y dictan normas que tienden a organizar la coexistencia en esos
territorios. Los habitantes de ese territorio comienzan a actuar de acuerdo a las
normas de los guerrilleros.
¿Cual es del derecho de estas provincias?
Los guerrilleros no saben nada de derecho. Sin embargo, el derecho dictado por
estos, es eficaz y por tanto ese es el Derecho del territorio ya que descansa sobre un
hecho fundante básico, llámese miedo, convencimiento, amenaza, etc.
Interno. Necesitamos normas que regulen el uso de la fuerza. Por tanto necesitamos
normas que organicen y distribuyan el uso de la fuerza. Es necesario que sepamos
quién puede usar la fuerza, en qué medios, cuando hay un abuso de fuerza.
Diferenciamos entre reglas primarias y reglas secundarias:
Las reglas primarias serían aquellas que van dirigidas directamente a
condicionar la voluntad de los individuos es decir; son fundamentalmente lo
que se denominan normas de comportamiento, prescriben
comportamientos. Van directamente a regular el comportamiento de los
individuos.
Las reglas secundarias son fundamentalmente reglas que organizan toda la
estructura del sistema, la institucionalización del sistema, organizan las
reglas primarias. son las que distribuyen el uso de la fuerza. Dentro de las
reglas secundarias hay distintos tipos:
Regla de reconocimiento: son aquellas reglas que nos dicen o
establecen los criterios de pertenencia del sistema. Es lo que se
denomina sistema de fuentes del derecho.
Reglas de adjudicación: son aquellas reglas que fundamentalmente
crean órganos y establecen competencias. Son las que dicen quien
nos puede permitir, obligar o prohibir. Establecen procedimientos,
son reglas procedimentales.
Reglas de cambio: son aquellas que permiten la dinamicidad del
sistema. Que el sistema sea dinámico, quiere decir que los elementos
que componen el sistema pueden estar cambiando constantemente
sin que el sistema se modifique. Eso se consigue a través de las reglas
de cambio. Incluso la Constitución regula su propio cambio. Es un
sistema dinámico porque es una parte del sistema social (sistema
amplio al que pertenecen otros sistemas, pero al no ser un sistema
aislado el sistema jurídico interactúa con otros sistemas como el
sistema económico).
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2. EL ESTADO DE DERECHO
El concepto de estado es algo moderno. Así, el estado español surge en términos
generales con los reyes católicos. Por tanto, el concepto de estado es un concepto
histórico ya que surge en un determinado momento histórico de acuerdo con la
concurrencia de determinados factores y que varían de acuerdo con la transformación
de esos factores.
El primero en introducir el concepto de estado es Maquiavelo, en su obra El Príncipe.
Para entender el concepto de estado, debemos comprender el concepto de soberanía:
-Soberanía. Soberano es aquel que no conoce superior y que monopoliza determinados
comportamientos. El estado, en su origen, monopoliza determinados comportamientos:
monopolio en la producción de moneda, gestión de relaciones internacionales,
monopolio en el uso de la violencia legítima, monopoliza la producción jurídica. Las
normas jurídicas son normas estatales. Cuando en un ordenamiento jurídico las normas
no tienen un origen inmediatamente estatal
Junto con el nacimiento del estado también nacerá un grupo político que tendrá
intereses comerciales y mercantiles, la burguesía, y le pedirá al poder político seguridad.
Este grupo político se irá consolidando y es el gran responsable de las revoluciones
liberales del siglo XVIII y XIX.
La idea de individuo es una idea moderna. El individuo es aquel que vale en tanto en
cuanto es sujeto.
La seguridad jurídica es saber cuál es la autoridad que dicta esas normas y ante qué
autoridad puedo reclamar yo la violación de las normas. Los jueces son estado, cuando
el juez habla, habla el estado. Los jueces son poder del estado.
Estado de Derecho
Estado de derecho no es estado con derecho, sino un particular modelo de estado. En
el derecho del estado de derecho no cabe cualquier cosa.
El poder político en el que hoy pensamos es el poder del estado. El estado es la forma
moderna de organización del poder político (Weber). Hoy no se puede entender el
derecho solo pensando en el estado, ya que también influye por ejemplo el derecho
comunitario.
Los sistemas jurídicos de las democracias constitucionales son estado de derecho.
Cuando se toman decisiones más allá o de espaldas al derecho se dan conflictos, por
ejemplo, casos de corrupción.
1. ¿El hecho de que el poder produzca derecho es algo distintivo del estado de
derecho?
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El poder crea derecho, son embargo esto no es único en el estado de derecho. A no ser
que uno se sitúe en un estado iusnaturalista, da igual que nos situamos en un sistema
democrático o no democrático, el derecho está por detrás del poder. Así este hecho
caracteriza al estado de derecho pero no lo distingue.
2. ¿El hecho de que el Derecho limite al poder, y este se ejerza en el cauce de
marcos jurídicos, es exclusivo de, Estado de Derecho?
Cualquier poder exige necesariamente un mínimo de sometimiento al derecho, una
mínima actuación en el marco del Derecho, ya que si no se da esto, el mundo de las
normas dejaría de existir. El imperio de lay funciona mínimamente en cualquier sistema
jurídico para poder ser reconocido como tal.
3. ¿Cuál es el rasgo distintivo del Estado de Derecho?
Lo que caracteriza y distingue al estado de derecho es el tipo de límite al que se somete
el poder. En el Estado de derecho el poder está limitado en última instancia por los
derechos y libertades. En el ordenamiento jurídico del estado de derecho no cabe
cualquier cosa. El estado de derecho debe incorporar en su ordenamiento un
compromiso con los derechos y libertades fundamentales.
Elementos del estado de derecho
Imperio de la Ley, basado en su contenido y en su origen.
División de poderes. Los poderes deben controlarse.
Fiscalización de la Administración o control de la legalidad de la administración.
Garantía de Derechos fundamentales.
Concepciones de estado de derecho
Estado social de derecho. Surge como alternativa dual y gradual ante las
insuficiencias del modelo liberal. Se trata de un Estado intervencionista que lleva a
la práctica medidas sociales para lograr una mayor igualdad (sufragio universal).
Aparece la sociedad de masas y la sociedad industrial. En lo económico se trata de
combinar el capitalismo con el socialismo introduciendo reformas, correcciones,
regulaciones y redistribuciones (sector público estatal). Se trata de consolidar la
legitimidad y legitimación del Estado Social, pero sin revoluciones ni perturbaciones
dramáticas. Se protegen los derechos prestacionales y sociales. Los derechos
prestacionales exigen de la intervención de los poderes públicos para ser disfrutados
por todos. El estado social es el estado de bienestar.
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Estado democrático de derecho. Aparece como propuesta más válida ante las
dificultades y problemas que derivan del Estado social. Pasa a ser un Estado
intervencionista pero de una forma más cualitativa y selectiva. Crea una sociedad
civil más vertebrada, más sólida y fuerte. Se pasa del corporativismo al
cooperativismo, de una ética de la competición a una ética de la colaboración. En el
campo de la economía, se establece una economía mixta en la que el Estado cumple
una triple función: de producción, de redistribución y de regulación y organización.
Se reclaman nuevos derechos como los de las minorías étnicas, sexuales, lingüísticos,
de inmigrantes, etc.
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leyes de la naturaleza podemos afirmar su verdad o falsedad, de las del Estado no, y
sirven para regir las conductas de los individuos.
Normas definitorias o determinativas. Son aquellas que definen o determinan
cierta actividad. Por ejemplo, las normas que regulan los juegos y deportes. Son
normas que desde el momento que se siguen definen una realidad.
Prescripciones. Se caracterizan por ser establecidas por un sujeto al que se le
considera autoridad normativa.
Normas consuetudinarias. Son consideradas hábitos socialesque expresan
regularidades de conducta que son llevadas a cabo por los sujetos de un grupo en
determinadas ocasiones.
Normas técnicas o directrices. Son aquellas que establecen medios para alcanzar
determinados fines. Son normas, por tanto, que establecen una relación entre
determinados fines y determinados medios.
Normas morales. Tomando una concepción deontológica, son normas sui generis,
conceptualmente autónomas.
Normas ideales. Son normas relacionadas con formas de ser más que con formas de
hacer. En este sentido están vinculadas a la idea de bondad o virtud, al conjunto de
rasgos o características que se predican del prototipo de un determinado concepto.
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Hart realiza una crítica a Kelsen ya que considera evidente que en un sistema jurídico
existen normas en las que no aparece el elemento de sanción. Así, nos habla de normas
que se caracterizan por habilitar ámbitos de comportamiento, en el marco de los cuales
se atributen potestades a los sujetos. Por su parte, afirma que la sanción no es la
finalidad última de la norma. Las sanciones están encaminadas a otros fines: la
reeducación, la reinserción, etc. Así llevará a cabo una crítica a la teoría kelseniana
afirmando que:
La sanción no es un fin en sí mismo.
Kelsen no reconoce la importancia de las normas de competencia y habilitación.
Estas normas no acarrean sanción y sin ellas no se entiende el ordenamiento
jurídico.
El sistema jurídico es un conjunto de normas primarias y secundarias. Estas normas
no se caracterizan desde el punto de vista estructural sino desde la función que
desempeñan. Las primarias son las normas de conducta dirigidas a los ciudadanos.
Las secundarias tienen como objeto las primarias y pueden ser reglas, de
reconocimiento, de cambio y de adjudicación.
o Reglas reconocimiento. Su función es la de intentar suprimir la
incertidumbre. Establecer los criterios de validez, de pertenencia
o Reglas de cambio. Son aquellas que señalan quien y a través de que
procedimientos se pueden crear normas, modificarlas y expulsar o derogar
normas del ordenamiento jurídico.
o Reglas de adjudicación. Son aquellas que establecen quien y a través de que
procedimiento se puede determinar cuando ha habido una violación de las
normas.
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En segundo lugar, los principios son normas generales en el sentido que el supuesto de
hecho está formulado en términos muy generales y abstractos, de la misma manera que
las consecuencias normativas tampoco están fijadas y determinadas con certeza.
En tercer lugar, los principios son normas de las que se predica vaguedad, dado su
amplio ámbito de indeterminación semántica, es difícil efectuar una identificación entre
un caso y el supuesto de hecho previsto en la norma.
Podemos afirmar que Ronald Dworkin es un relevante representante de la tesis fuerte
de la separación entre reglas y principios. Esta se enmarca en la crítica al positivismo
jurídico de Hart.
Así como hart afirma que el punto de vista kelseniano es insuficiente, Dworkin afirmará
que el punto de vista hartiano será igualmente insuficiente. A finales de los 60 Dworkin
comenzó a publicar numerosos artículos en los que criticaba la tesis de Hart.
La tesis principal era que la explicación que Hart daba del derecho no servía, ya que este
pensaba que el derecho era un conjunto de reglas. Para Dworkin, el derecho es un
conjunto de reglas y de principios. La presencia de principios en el ordenamiento jurídico
hace saltar por los aires la teoría positivista de Hart. Cuando hart se jubiló, sugirió a
Dworkin para sustituirle en la catedra de Oxford.
La tesis de Dworkin es la siguiente. La teoría del derecho de Hart no funciona, ya que la
presencia de principios en el ordenamiento jurídicos derrumba el positivismo defendido
por Hart. CuandoHart expone su teoría del derecho se basa en tres argumentos, que
serán criticados por Dworkin:
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creara la figura del juez Hércules, un juez con la suficiente claridad e inteligencia
que el permite bucear en el sistema y encontrar el principio, la norma aplicable
al caso.
Dworkin señala una serie de criterio para diferenciar reglas de principios. El primero, es
que las reglas son disyuntivamente aplicables, mientras que los principios no. El
segundo, se refiere a la presencia en los principios de una dimensión de la que carecen
las reglas: la del peso o importancia. Esto quiere decir, que cuando los principios se
interfieren quien debe resolver el conflicto debe tener en cuenta el peso relativo de cada
uno. Así, el sujeto encargado de esta función debe ponderar el peso o importancia de
cada uno de los principios concurrentes.
También Robert Alexy corrobora algunos de estos criterios. Alexy añade un criterio. Para
él, la idea según la cual los principios son mandatos de optimización es central en la
distinción con las reglas. Por ello, los principios admiten ser cumplidos en distintos
grados, cosa que no ocurre con las reglas. Alexy afirma la teoría de la ponderación del
peso de los principios cuando estos colisionan.
Luis Prieto señala que la distinción aparece en el momento de la
aplicación/interpretación del Derecho. De ello se derivan consecuencias en relación con
el fortalecimiento de la posición del juez, cuya actividad adquiere un mayor
protagonismo desde el momento en que ya no debe actuar como una mera máquina.
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Se trata de encontrar un criterio que permita saber cuándo una norma pertenece a un
cierto sistema jurídico y cuándo no y que permita fijar los límites del ordenamiento.
Tradicionalmente, se ha considerado que el criterio que nos permite lograr este fin es el
criterio de validez. Por validez entendemos la existencia de una norma como norma
jurídica. Así, el juicio de validez es un juicio descriptivo acerca de una prescripción, ya
que informa o describe la existencia de un deber ser.
El concepto de validez está cargado de ambigüedad, aunque la interpretación que aquí
nos interesa es la de validez como pertenencia de la norma a un determinado sistema
jurídico. Para ello, la norma deber haber sido aprobada por el órgano competente, en el
procedimiento establecido, no haber sido derogado por una ley posterior y no entrar en
conflicto con una norma superior jerárquicamente.
No obstante, esta noción de validez no es suficiente para explicar la unidad del
ordenamiento jurídico, ya que no sirve para explicar la existencia y pertenencia al
sistema de la norma suprema del mismo.
Para responder al problema de cuál es el factor o elemento que en última instancia dota
de unidad al sistema surgen numerosas propuestas teóricas.
Kelsen propone que el elemento que confiere unidad al ordenamiento jurídico se
encuentra constituido por la norma fundante básica. Diferencia entre sistemas estáticos
(unidad lógica) y sistemas dinámicos (unidad de producción). El ordenamiento jurídico
es un sistema dinámico en el que la unidad entre sus elementos se da a través del
principio de jerarquía normativa. El ordenamiento se presenta como una construcción
jerárquica en la que cada norma obtiene su validez de una norma superior y a su vez
otorga validez a las normas inferiores. Sin embargo, surge el interrogante de dónde
deriva la validez de la Constitución misma. Para resolver el conflicto, Kelsen recurre a
una norma fundante básica, cuya validez no deriva de otra norma y sobre quien
descansa la validez de la Constitución.
Esta tesis ha sido objeto de numerosas críticas por su carácter artificial y oscuro y por
no servir realmente para las funciones que supuestamente se le asignan.
Hart, por su parte, habla de regla de reconocimiento, que no es una mera hipótesis
como la norma fundante de Kelsen, sino que es una norma positiva, una regla social.
Esta tesis abre la posibilidad de un discurso jurídico interno. Sin embargo, también
suscita ciertos problemas, destacando la circularidad entre la regla de reconocimiento y
las reglas de adjudicación, el de la unidad o pluralidad de las reglas de reconocimiento,
y el de su capacidad o no para la identificación de los principios como elementos, junto
con las reglas, del sistema jurídico.
Alf Ross y Joseph Raz plantean un criterio distinto, el del reconocimiento por los órganos
que aplican el Derecho (los jueces en sentido amplio). De acuerdo con esta teoría, que
es una modificación de la teoría de Hart, forman parte de un mismo sistema jurídico
todas las normas aceptadas como válidas por sus tribunales. No obstante, esta postura
también plantea sus algunos problemas, fundamentalmente, que son las normas del
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sistema la que determinan quienes son los jueces y les confieren sus competencias y
facultades, con lo cual se corre el riesgo de caer en un círculo vicioso. Nino sostiene esta
postura pero incluye ciertas correcciones.
En la actualidad hay quienes partiendo de la teoría hartiana han reelaborado esta tesis
intentando resolver los problemas que genera. Destacan Bulygin, que entiende la regla
de reconocimiento como una definición y no una verdadera norma, Hacker, que
mantiene que puede haber reglas de reconocimiento derivadas, también se han
consolidado críticas, especialmente la de Dworkin y su tesis del pedigree.
La Plenitud del ordenamiento jurídico
Por plenitud se entiende la propiedad por la cual un ordenamiento jurídico tiene una
norma para regular cualquier caso. Puesto que la falta de una norma se suele llamar
laguna, plenitud significa ausencia de lagunas.
Por lo que respecta al problema de las lagunas, diferenciamos dos sentidos de lagunas.
En un primer sentido, se entiendo por lagunas los sectores sin regulación jurídica dentro
del ordenamiento, de modo que pueden presentarse casos para los que no haya una
solución jurídica dentro del mismo ordenamiento. Por otro lado, las lagunas axiológicas
suponen la inadecuación de las normas jurídicas hacia ciertas exigencias externas.
Además, también hay que distinguir entre lagunas de la ley y lagunas del ordenamiento.
Hoy se sostiene el principio de plenitud relativa del ordenamiento, por lo que hablamos
de lagunas de la ley. Con respecto a estas lagunas surgen varias teorías.
En primer lugar, la teoría del espacio jurídico vacío de Karl Bergbohm, según la cual lo
no regulado expresamente por el ordenamiento jurídico es jurídicamente irrelevante y
no hay, por lo tanto, que hablar de lagunas, sino de límites del ordenamiento jurídico.
Otras teoría han sido las defendidas por Donati, Zitelmann y Kelsen para defender la
plenitud del ordenamiento jurídico. De acuerdo con estas teorías, los supuesto no
regulados expresamente por las normas jurídicas particulares quedarían dentro del
ámbito de aplicación de una "norma fundamental, general y negativa" (Zitelmann), de
una "norma general excluyente" (Donati), o de una "regla negativa" (Kelsen) que
declararía como jurídicamente lícito o permitido lo no prohibido.
Según Bobbio, el ordenamiento jurídico no es completo ya que todos los casos no están
recogidos expresamente a través de leyes. Para completar este ordenamiento puede
atenderse a dos métodos, de autointegración y de heterointegración.
La autointegración consiste en la integración a través del mismo ordenamiento jurídico
y de la fuente dominante (la ley), sin recurrir a otros mecanismos externos. Serían
procedimientos de autointegración la analogía y los principios generales del Derecho
Positivo. La analogía es un razonamiento que permite aplicar una norma jurídica a un
caso que la norma no regula, pero que se asemeja al caso regulado por ella. Esta
expresamente expresado en nuestro Código Civil en el art. 4.1. Podemos apuntar que la
analogía tiene unas consecuencias opuestas a las del recurso de la norma general
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excluyente. Sin embargo, hay casos en los que se excluye la posibilidad de la analogía
(art. 4.2 Código Civil). En estos ámbitos despliega su función la norma general
excluyente. Por su parte, en los principios generales del Derecho Positivo se da una
relación de subsunción entre el caso no regulado y el principio general invocado para
regularlo.
Por otra parte, el procedimiento de heterointegración consiste en la integración del
ordenamiento jurídico a través del recurso a fuentes distintas de la fuente dominante,
pero del mismo ordenamiento (costumbre, jurisprudencia, equidad, doctrina científica)
o bien mediante el recurso a otros ordenamientos distintos (Derecho Romano ej.)
La coherencia del ordenamiento jurídico
Por su parte, la coherencia del ordenamiento jurídico consiste en la ausencia de
antinomias, esto es, que dos o más normas de un mismo ordenamiento no sean
incompatibles entre sí.
En relación a la existencia de antinomias, es decir, de contradicciones de dos o más
normas del mismo ordenamiento jurídico, se plantean dos problemas distintos. El
primero es el de determinar cuándo se da una antinomia y el segundo es el de fijar los
criterios para resolver antinomias.
Decimos que se da una antinomia cuando dos o más normas imputan al mismo caso
soluciones incompatibles entre sí, de modo que la aplicación simultánea resulta
imposible. Para que se dé la antinomia es preciso que coincidan los ámbitos de validez
o campos de aplicación de las normas contradictorias. Estos ámbitos de validez son
temporal, espacial, personal y material (Bobbio).
Por otro lado, Alf Ross distinguió tres tipos de antinomias o más exactamente tres tipos
de inconsistencias:
Por su parte, K. Engisch distingue cinco tipos de contradicciones que pueden darse en el
Derecho:
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como norma jurídica; 2) la ampliación del ámbito de intervención del Estado a través de
la Administración; 3) la crisis del concepto de Estado soberano nacional; 4) la incidencia
de la sociedad dentro del Estado social y democrático; 5) la teoría del Derecho judicial.
2. EL DERECHO LEGAL Y DERECHO JUDICIAL
El Derecho legal
Es aquel que identifica la producción de normas consideradas como leyes. El concepto
de ley no viene establecido en ningún ordenamiento jurídico. Dentro del Derecho legal
nos referimos a dos grandes centros de producción normativa que se identifican con el
Parlamento y el Gobierno.
El primero sigue siendo considerado como el principal poder de producción de normas.
Le corresponde la elaboración de aquellas normas que abordan los problemas generales
más relevantes de los sistemas jurídicos, como por ejemplo el régimen jurídico de los
derechos o las instituciones básicas del estado. El Parlamento es un centro de
producción normativa plural, ya que es posible identificar diferentes órganos
Parlamentarios dentro de un mismo ordenamiento. Dentro de esta pluralidad es posible
destacar el papel que desempeña el Parlamento Estatal. Centrándonos en el caso
español, su producción normativa que deviene de la competencia otorgada por el art.
66.2 de la CE, puede dividirse según tenga como finalidad la organización normativa
estatal o la organización normativa de las relaciones entre Estado y CCAA.
Junto al Parlamento estatal cabe hablar en la actualidad de Parlamentos autonómicos,
representados por las Asambleas legislativas de las CCAA, que constituyen un
importante centro de producción normativa y sus normas se proyectan sobre una serie
de materias respecto a las cuales tienen competencias. Se relacionan con el resto de
disposiciones legales por el criterio de jerarquía material.
Tampoco podemos olvidarnos del Parlamento Europeo, que cuenta con el poder de
codecisión, que no es otra cosa que su intervención en la aprobación de determinados
reglamentos. Desde el momento en que el Parlamento Estatal le atribuye competencias,
este parlamento pasa a formar parte de nuestro ordenamiento jurídico.
Pero además, la producción de las normas "legales" no corresponde única y
exclusivamente a órganos parlamentarios, sino que en ocasiones, estos delegan en
otros, normalmente en el Gobierno, la posibilidad de elaborar normas con rango de ley,
así como casos en los que debido a situaciones especiales que exigen una respuesta
rápida o bien en materia de relaciones ente Estados, los ordenamientos confieren a los
Gobiernos la posibilidad de elaborar también este tipo de normas.
Tradicionalmente el ejecutivo tenía competencia normativa en lo que se refiere a
producción de reglamentos, pero como hemos visto, en la actualidad también puede
crear normas con fuerza de ley, ya sean Decretos legislativos o Decretos-Leyes.
Por otro lado, conviene tener presente cómo en el ordenamiento jurídico español es
posible hablar también de un ejecutivo autonómico con competencia para producir
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normas con fuerza de ley. Y lo mismo cabría decir el Poder ejecutivo comunitario, como
competencia para producir reglamentos y directivas que poseen rango de ley.
Dentro de esta competencia legislativa del Gobierno también encontramos la
producción de Tratados Internacionales, que son acuerdos internacionales que
producen efectos jurídicos.
El Derecho judicial
Tenemos que tener en cuenta tres consideraciones para comprender el Derecho judicial.
En primer lugar, cuando hablamos de Poder Judicial debemos hacerlo en sentido amplio,
teniendo en cuenta a todos los Tribunales internacionales, así como el Tribunal
Constitucional. En segundo lugar, contemplaremos el Poder Judicial como posible
productor directo o indirecto. En tercer lugar, hay que ser conscientes de que vamos a
tratar el problema de la posibilidad de considerar al Poder Judicial como autoridad
normativa. En este punto radica uno de los principales problemas de este tema, ya que,
así como es posible defender sin matices que los jueces crean normas, resulta mucho
más complicado defender que son autoridad normativa.
La polémica derivada de la creación de derecho por los jueces es mucho menos acusada
en el derecho anglosajón que en el europeo-continental, donde tradicionalmente se
defiende la doctrina de la omnipotencia del legislador. En este aspecto, destaca la
consideración de Montesquieu hacia los jueces, como la boca muda que pronuncia las
palabras de la ley, o la forma en que Beccaria afirma un silogismo perfecto. El artículo
1.6 del código civil es expresión de la teoría clásica que afirma que los jueces no crean
derecho, sino que se limitan a interpretar y aplicar el derecho. El art. 1.1 del CC alude a
la ley, la costumbre y los principios generales del derecho como las fuentes del derecho,
mientras que el 1.6 afirma que la jurisprudencia actúa de forma complementaria.
No obstante, en la actualidad existen ciertas actuaciones de determinados órganos
judiciales y cuasi judiciales en relación con los cuales se suele admitir su consideración
como generadoras de normas. En este punto hay que hacer mención a los Tribunales
Constitucionales con respecto a su función de control de constitucionalidad y en las
llamadas sentencias interpretativas. De esta forma, llevan a cabo una labor legislativa
negativa, al rechazar las normas legales contrarias a la Constitución. Pero además de
esto encontramos las sentencias interpretativas y aditivas, siendo las primeras las que
el TC rechaza una demanda de inconstitucionalidad, declarando su constitucionalidad
siempre y cuando se interprete en el sentido en el que el TC considera adecuado a la CE;
las segundas, las aditivas se producen cuando el TC juzga la violación del principio de
igualdad por parte del legislador al omitir cierta legislación existiendo regulación
expresa de casos idénticos (es decir, la disposición omite sin fundamento incluir casos
idénticos), y en ellas el TC suele crear otra disposición con el supuesto no incluido.
Con respecto a la creación por parte de jueces y tribunales ordinarios, puede pensarse
que una cosa es que los jueces creen normas y que además estas puedan ser
consideradas como válidas y otra bien distinta es que deba admitirse y permitirse que
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lo que crean los jueces sea así denominado. Tenemos que tener en cuenta un punto de
vista técnico y otro político.
Toda decisión judicial concluye con un fallo que debe necesariamente ser susceptible de
justificarse (ratio dedicenci) desde una norma general. En este sentido, las sentencias
judiciales pueden ser descritas como entidades complejas que contienen tanto normas
individuales como generales. En relación con las primeras no cabe hablar propiamente
de creación sino aplicación, mientras que en las segundas sí existiría creación.
Una vez admitido que los jueces puedan crear normas individuales y generales queda
todavía demostrar si esas normas pueden ser consideradas como válidas. Para negar
esto se utilizan dos argumentos. Por un lado, el argumento de la aplicación, afirmando
que esas normas se caracterizan por ser aplicación de otras normas. Por otro lado,
encontramos el argumento de la no incrustación o no pertenencia, que aun
reconociendo la posibilidad de que los jueces creen normas, estas no son válidas, ya que
una de las notas que caracterizan la validez es la pertenencia, y esta supone e implicaría
la vinculatoriedad del precepto de que se trata en casos futuros.
Centrándonos en el ordenamiento jurídico español podemos diferenciar la solución
derivada de la práctica judicial y la solución jurídico-positiva. La primera de ellas no
implica la consideración positiva o negativa del Poder Judicial como centro de
producción normativa, mientras que la segunda, en el caso de existir, sí que lo hace.
La solución jurídico-positiva se asienta en el aspecto político de la cuestión. En este
punto cobran relieve dos problemas que tienen que ver, por un lado, con el principio de
la separación de poderes, y por otro, con la legitimidad de los centros de producción
normativa.
En este último punto, se suele negar la consideración de Poder Judicial como centro de
producción normativa basándose en una idea de legitimidad conectada con la idea de
democracia, ya que ni tiene su origen en la voluntad popular (Parlamento y Gobierno),
ni puede pensarse que actúe movido por interés alguno (sindicatos, asociaciones,etc.).
Una de sus notas características es la de la imparcialidad.
3. OTRAS FORMAS DE PRODUCCIÓN NORMATIVA
Existen otros órganos que pueden presentarse como centros de producción normativa
y que revisten unas notas que permiten individualizarlos.
El Gobierno y la Administración
Además de los reglamentos y de los tipos de normas legales que hemos visto, podríamos
distinguir dos grandes tipos de normas que se originan en la Administración: las
disposiciones administrativas (reglamentos) y las normas internas (órdenes de servicio).
Los reglamentos son disposiciones normativas infralegales dictadas por el Ejecutivo.
Pueden ser ejecutivos (se presentan como desarrollo de una ley), independientes (no
son desarrollos de leyes pero sometidos a ellas) y los de necesidad (coyuntura especial).
Hay reglamentos de la Administración del Estado, autonómicos y locales.
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a) Puede ser usado para interpretar en sentido estricto, o sea, para adscribir significado
a un texto normativo.
b) Puede ser usado para referirse a una interpretación (de otros), o sea, para transmitir
una información en torno al significado (dado por alguien) adscrito al texto en
cuestión.
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V. VARIEDAD DE INTÉRPRETES
En correspondencia con las diversas figuras de los intérpretes, suele distinguirse entre
interpretación auténtica, oficial, judicial y doctrinal.
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ANEXO
Normas dependientes e independientes
-Normas independientes (axiomas). Son aquellas cuya pertenencia no depende de otra
norma.
-Normas dependientes (teoremas). Son aquellas cuya pertenencia depende de otra
norma.
Normas explícitas e implícitas
-Normas explícitas. Son aquellas que son creadas por autoridades, en las que podemos
apreciar relación de legalidad. Se relacionan con los sistemas normativos dinámicos.
-Normas implícitas. Son aquellas en las que apreciamos relación de deducción lógica. Se
relacionan con sistemas normativos estáticos.
Monopolización jurídica del Estado legislativo
El juez no puede negarse a fallar (prohibición non liquet) y debe hacerlo con normas
preestablecidas. Se da la irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no
favorables o restrictivas de derechos individuales.
Mecanismos de autointegración
La diferencia técnica que existe entre la analogía legis y la analogía iuris es notoria. La
analogía iuris es una técnica de aplicación de principios generales del derecho, que
solamente se aplican en defecto de ley o costumbre. La analogía legis es una técnica de
aplicación estricta de la ley, que es la fuente primaria del Derecho (vid. artículo 1.1 del
CC). Por este motivo, la utilización de la analogía legis produce como resultado la
extensión de la aplicación de las leyes, antes de acudirse a las fuentes subsidiarias del
derecho.
LAGUNAS IMPROPIAS
-Lagunas ideológicas o de relevancia. Ausencia de una norma adecuada o justa.
-Lagunas técnicas o de eficacia. Ausencia de una norma (generalmente inferior)
necesaria para satisfacer o hacer efectivo lo establecido en otra norma 8generalmente
superior).
-Lagunas relativas al enjuiciamiento de casos concretos:
-Laguna de conocimiento. Defecto de conocimiento a cerca de los hechos relevantes
del caso. (subsunción del caso individual en el caso genérico).
-Laguna de reconocimiento. Indeterminación del lenguaje normativo.
IMPERATIVO CATEGORICO KANT
Tipos de interpretación (3.1 CC)
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-Literal o gramatical .Si afirmamos que las palabras tienen un significado propio,
necesario. Si utilizamos una teoría más convencional podemos decir que las palabras
tienen significado porque se lo da la comunidad lingüística, pudiendo tener otros
significados.
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