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TEMA I

LA TIERRA, PLANETA EN MOVIMIENTO Y SU REPRESENTACIÓN

ESQUEMA/RESUMEN

Introducción

1. Situación de la Tierra en el Universo

— El Sistema Solar. Cuerpos que lo forman.


— Un Universo en expansión.
— El conocimiento de la forma de la Tierra y su situación en
el espacio.

2. Forma y dimensiones de la Tierra.

— Pruebas de la esfericidad de la Tierra.


— La Geodesia.
— Medición de la Tierra.
— Elipsoide y geoide.
— Principales propiedades de la esfera.

3. Los movimientos de la Tierra.

3.1. Rotación.

a) Orientación y situación sobre la superficie terrestre.


- Puntos cardinales.
- Red geográfica.
- Meridianos.
- Paralelos.
- Longitud.
- Latitud.
- Diferente extensión superficial de 1° de latitud y lon­
gitud.
- Velocidad de giro en cada zona terrestre.

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b) Consecuencias del movimiento de rotación. - Consecuencias del giro de la Luna alrededor de la Tierra.
- Fuerza centrífuga. • Eclipses.
- Efecto de Coriolis. • Mareas.
- Alternancia día/noche.
- Permite medir el tiempo. 4.2. Los meteoritos.
• La hora.
• Los husos horarios. 5. La representación de la Tierra: Cartografía.

3.2. Traslación. 5.1. Importancia de la Cartografía en Geografía.

a) Características del movimiento de traslación. 5.2. Base matemática para la confección de un mapa.
- Sentido del giro. a) La escala.
- Trayectoria.
- Distancia media al Sol. - Definición.
• Perihelio. - Escala numérica y gráfica.
• Aphelio.
b) Triangulación.
- Velocidad.
- Inclinación del eje terrestre. - Situación absoluta y relativa.
- Línea de base.
b) Consecuencias del movimiento de traslación. - Datum.
- Sucesión de estaciones.
c) Determinación de la altitud.
• Solsticios.
• Equinoccios. - Método barométrico.
- Método trigonométrico.
- Zonas climáticas.
- Nivelación.
• Intertropical.
• Templadas. d) Proyecciones.
• Polares.
- Características.
c) Conclusión: consecuencias geográficas de la esfericidad • Equidistantes.
de la Tierra y de los movimientos de rotación y tras­ • Conformes.
lación. • Equivalentes.
- Tipos de proyecciones.
4. Cuerpos celestes que afectan a la Tierra.
• Cenitales o acimutales;
4.1. La Luna, único satélite de la Tierra.
Polar.
- Características del satélite. Por su posición Ecuatorial.
- Giro alrededor de la Tierra. Oblicua.
• Perigeo.
• Apogeo. Ortográfica.
• Fases de la Luna. Estereográfica.
Principales tipos
• Sizigia (conjunción, oposición). Gnomònica.
• Cuadratura. Equivalente de Lambert.

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INTRODUCCION

Geografía significa descripción de la Tierra. Por eso no es extraño


que tradicionalmente se inicien los tratados de Geografía General
con un capítulo dedicado a analizarla como un planeta situado en
el Universo. El objeto de la Geografía no es, en cambio, la Tierra
planeta, ni por supuesto el Universo, sino justamente la superficie
terrestre, ese complejo espacio en el que se interreiacionan cuatro
medios físicos: la litosfera, la biosfera, la hidrosfera y la atmósfera.
Esto debe quedar muy claro desde ahora. No obstante las carac­
terísticas de la Tierra como elemento del Sistema Solar tienen unas
repercusiones esenciales sobre la dinámica de la superficie, objeto
de nuestro estudio, por lo que analizar su forma y dimensiones,
sobre todo sus movimientos dentro del sistema, son de importancia
primordial para el conocimiento geográfico.

1. SITUACIÓN DE LA TIERRA EN EL UNIVERSO

Durante un larguísimo período de tiempo los hombres desco­


nocieron el lugar que nuestro planeta ocupaba en el espacio, e
incluso que estaba dotado de movimiento así como su forma y
dimensiones. En la actualidad cuando hay seres humanos que han
podido llegar a la Luna y enviar naves a puntos aún más lejanos
y se han podido obtener fotografías de la Tierra desde el espacio,
nuestro conocimiento del Universo sigue siendo pequeño. Conoci­
miento en el que se multiplican las hipótesis científicas y en el que
queda mucho por saber, a pesar de los avances espectaculares. En
cambio hoy tenemos una serie de certezas que nos parecen obvias

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y elementales. Así, cualquier colegial sabe que la Tierra es un planeta,
que gira alrededor de! Sol con su satélite la Luna. Que forma parte
del Sistema Solar y que el Sol es una estrella, que junto con otras
miles de estrellas constituyen una galaxia, la Vía Láctea, que a su
vez no es más que uno de los billones de galaxias que componen
el Universo (figura 1.1).

Mercurio D ¿o
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Figura 1.1. El Sistema Solar en septiembre de 1975. Los trozos indican ia parte de
la órbita por debajo del plano de rotación de la Tierra. 8
§
El Sistema Solar, formado por si Sol, que rige su atracción
gravitatoria, nueve planetas con sus correspondientes satélites, un
número desconocido de meteoritos y cometas y cientos de asteroides, x>

es sólo una mínima parte de la Via Láctea, una galaxia que constituye o 0 cu
o
zcc
un sistema, que tiene la forma de una lente delgada, y gira sobre
su ej^ menor (cuadro 1.1). 1
20 21
Sus dimensiones son enormes. Se miden por la velocidad de que hemos transcrito a kilómetros). Nótese que el perímetro real es
propagación de la luz, que es de 300.000 km ^. y se calcula que de 40.075 km.
su eje mayor tiene la longitud equivalente a 100.000 millones de En cambio, después de tales atisbos de genialidad vinieron tierp-
años-luz. pos de oscuridad. La vuelta a los clásicos del Renacimiento hizo
Todo el sistema gira como una unidad, con un doble movimiento, resurgir el interés por estos temas. Colón, en su intento de probar
uno en torno a sí mismo y otro centrífugo, que nos va acercando la esfericidad terrestre, se embarcó en su colosal aventura y Ma­
a toda velocidad a la constelación de Cefeo. Todas las galaxias que gallanes sería el primero en demostrarla, al circunnavegarla en 1522.
constituyen el Universo están en movimiento, se alejan en todas Al desconocimiento de la forma se unía el de la situación. Pto-
direcciones, lo que hace creer que el Universo todo está en expan­ lomeo es considerado el prom otor de la idea de que la Tierra ocupaba
sión, desde el momento en que hace 10 ó 20.000 millones de años el centro del Universo, girando en torno a ella los cuerpos celestes,
la gran masa en la que se contenían todas las galaxias actuales en órbitas esféricas concéntricas, y permaneciendo en la última esfera
estalló y lanzó sus fragmentos girando en el espacio (este instante las estrellas fijas.
es el llamado big bang). Copérnico, partiendo de los clásicos, llegó a la afirmación de que
Esta moderna imagen del Universo procede de fecha muy reciente, la Tierra se mueve, y que, como los demás planetas, gira alrededor
de 1924, cuando el astrónomo norteamericano Edwin Hubble de­ del Sol. Pero hasta que esta idea estuviera admitida y afianzada
mostró que nuestra galaxia no era única, e incluso calculó las entre la humanidad transcurrió mucho tiempo y costó no pocos
distancias a nueve galaxias. Más tarde pudo com probar que, además sufrimientos a algunos de sus defensores [Giordano Bruno, Galileo,
de existir muchas galaxias, se movían y al m edir los espectros de etc.).
todas las que aparecían más lejanas, las longitudes de onda eran Los trabajos de Kepler y Newton fueron decisivos para llegar al
cada vez mayores, presentando una desviación hacia el rojo, que conocimiento actual de la Tierra como cuerpo espacial y del Sistema
Solar en el que se encuentra. Adentrarnos en este apasionante estudio
demuestra que el Universo no es estático, sino que está en expansión.
nos alejaría de nuestro objetivo, que es la Tierra.
Esta es una de las grandes revoluciones intelectuales del siglo xx,
pieza clave de la búsqueda de una teoría del Universo, en la que
cientos de científicos se afanan aún.
El proceso hasta llegar al estado actual de conocimientos ha sido
largo y penoso. Al hombre le costó mucho tom ar conciencia de 2. FORMA Y DIMENSIONES DE LA TIERRA
cómo era y dónde estaba la Tierra.
En el siglo vi a. de C. comenzó a dudarse de que la Tierra fuera
plana. Pitágoras pensó que si la Luna mostraba en todas sus fases La Tierra es una gran esfera. Esta forma, como hemos visto, fue
un perfil curvo, debería ser redonda y no sería extraño que la Tierra advertida ya por los grandes pensadores griegos, aunque tardó mucho
tuviera idéntica forma. Aristóteles, observando los eclipses, llegó a en aceptarse en nuestra cultura.
la conclusión de que la Tierra era esférica, puesto que la forma En la actualidad disponemos de fotografías tomadas desde satélites
proyectada sobre la Luna era siempre redonda. artificiales, que evidencian la forma esférica; hay otros múltiples
En el siglo iii a. de C., Eratóstenes fue capaz de calcular el argumentos que aportan pruebas a favor de la afirmación con que
perímetro de la Tierra, y lo hizo con una admirable aproximación. iniciábamos este apartado. A modo de ejemplo citaremos algunos:
Observó que en Siena (en el valle del Nilo), en el solsticio de verano
los rayos del Sol eran perpendiculares a las 12 horas, pudiendo ver — Siempre que se produce un eclipse de Luna, la Tierra proyecta
el Sol reflejado en el fondo de un pozo. En cambio, el mismo día, una sombra curva.
en Alejandría, a 800 kms. de distancia, los objetos proyectaban una — Cuando en el horizonte marino vemos alejarse un barco parece
sombra a las 12 horas que equivalía a una inclinación de los rayos que se hunde hasta desaparecer, efecto que sólo puede darse
solares de 7°. Pensó que si 7 grados equivalían a 800 kilómetros y si el cuerpo sobre el que están barco y observador es esférico.
la Tierra fuera una esfera, los 360° de perímetro de la misma medirían — Si miramos desde el Ecuador la Estrella Polar, la vemos sobre
sobre 45.000 kilómetros (lo calculó en estadios con la aproximación el horizonte, pero al ir avanzando hacia el Norte, llega un

22 23
momento (en el Polo Norte), en que la estrella queda situada que midieron un arco de meridiano de 57 minutos en Laponia,
verticalmente sobre el observador. resultando ser mayor que otro igual, medido en París. En cambio,
— El peso de un objeto está relacionado con la distancia que lo otro arco de tres grados medido en el Ecuador resultó ser menor
separa del centro de la Tierra, por la gravedad. Si un mismo l que en París.
objeto pesa igual en diversos puntos del globo, esto ocurrirá El propio Newton, al interpretar el experimento de Richer, que
porque es esférico. encontró una inesperada diferencia entre la oscilación del péndulo
— Si se observan con instrumentos de precisión dos postes de en París y Cayena, dedujo que esta diferencia se debía a que la
igual altura situados a 1 km. de distancia entre sí y se traza Tierra no es perfectamente esférica, sino que, por causa de la IFuerza
la recta supuesta entre ambos, luego se alinea un tercer poste centrífuga, sufre un ensanchamiento en el Ecuador.
y se hace la misma operación entre el primero y el tercero, La figura, cuyo perímetro es de 40.075 km., se define como un
se observará que la nueva recta va por debajo de la anterior, elipsoide de revolución, es decir, la figura de un sólido engendrada
lo que constituye otra prueba de la esfericidad (figura 1.2). por una elipse que gira alrededor de su eje menor. Es una figura
imaginaria, en la que se borran las diferencias que hay en la superficie
terrestre entre los fondos oceánicos y los relieves más elevados. En
un intento de precisión aún mayor se define como geoide, que es
también una figura imaginaria, que equivale a la esfera, cuya superficie
sería el nivel del mar de los océanos y su prolongación bajo los
continentes, sin solución de continuidad. Las líneas de elipsoide y
geoide no coinciden exactamente. El geoide se puede imaginar como
una superficie ondulada de forma irregular. Dicha forma ha variado
a lo largo de la historia de la Tierra y continúa haciéndolo, puesto
que es suficientemente deformable como para registrar cambios en
la velocidad de rotación (figura 1.3).

Esfera
Hay una disciplina científica cuyo objeto es la determinación de
la forma y dimensiones de la Tierra. Es la Geodesia. A la Geografía
le interesa de forma marginal.
En 1967, la Asociación Internacional de Geodesia adoptó los
siguientes valores de medición de la Tierra:

Radio ecuatorial: 6.378,16 km.


Radio polar: 6.356,77 km.
Radio medio: 6.367,75 km.

Estas cifras prueban que no se trata de una esfera perfecta, sino


que está ligeramente achatada, con un índice de aplanamiento cer­
cano a 1/300. (Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno también
presentan un cierto achatamiento).
El achatamiento se atribuye a la fuerza centrífuga, que provoca i
en la Tierra, que es un tanto plástica, una deformación, para lograr No obstante podemos considerar a la Tierra como una esfera y
el equilibrio entre las fuerzas de gravedad y de rotación. Fue puesto aplicarle sus propiedades, sin correr riesgo de grandes errores. Las
de relieve ya en el siglo xviii, gracias a dos expediciones francesas propiedades más destacables de la esfera son:

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— Si se corta en dos mitades, la intersección del plano con la 3.1. Rotación
esfera es un círculo.
— Si un plano corta a una esfera pasando por su centro, sea a) Orientación y situación sobre la superficie terrestre
cual sea la posición, se obtiene un círculo máximo, que es el
mayor que puede trazarse en una esfera. La Tierra gira en torno a su eje polar y emplea en el giro completo
— Por dos puntos de la superficie de una esfera sólo puede 23 horas, 56 minutos y 4,09 segundos. Cada punto de la Tierra
pasar un círculo máximo, salvo que correspondan a los dos recorre 360° en este giro, que se produce a una velocidad consi­
extremos de un mismo diámetro, en cuyo caso son infinitos. derable y en sentido Oeste a Este (por eso vemos salir el Sol por
— La distancia más corta entre dos puntos de la superficie de el Este y ponerse por el Oeste).
una esfera, es un arco de círculo máximo. De lo que acabamos de exponer se deduce claramente que el
— Un círculo máximo corta a otro dividiéndolo en dos semi­ movimiento de rotación nos sirve para situarnos en el espacio y en
círculos. el tiempo.
En primer lugar podemos orientarnos; con sólo observar el punto
El hecho de que la Tierra sea una esfera es de una trascendencia por donde el Sol sale y se pone, sabemos dónde están los llamados
enorme. Esta forma, unida a los movimientos que realiza y que van puntos cardinales (Norte, Sur, Este y Oeste). Los puntos de referencia
a ser el objeto de estudio de nuestro siguiente apartado, va a fijos y válidos para toda la superficie terrestre son los polos, es
condicionar la vida y las características climáticas del planeta. Por decir, los extremos del eje de rotación, que sirven de base para
otra parte, la necesidad de representar la superficie de la Tierra trazar la red geográfica.
sentida desde la antigüedad, encuentra en el hecho de la esfericidad La red geográfica es un entramado sobre la superficie terrestre
una de sus principales dificultades; acabaremos el tema analizando de líneas llamadas meridianos y paralelos, cuya finalidad es localizar
las formas que encuentra la Cartografía para vencer los problemas con exactitud matemática cualquier punto de la superficie (figura 1.4).
que este hecho plantea. Los meridianos son arcos de círculo máximo cuyos extremos
coinciden con los polos. Cada meridiano mide 180° y dos opuestos
constituyen un círculo máximo.

3. LOS MOVIMIENTOS DE LA TIERRA

Situados sobre la superficie terrestre no tenemos conciencia de


que nos movemos; a pesar de la evidencia de la evolución del Sol
y la Luna a lo largo del día y de la noche, resultó más sencillo
para el hombre pensar que eran ellos los que se movían, antes que
aceptar que lo hacía la Tierra.
Pero la Tierra se mueve en el espacio, y lo hace con dos
movimientos principales: gira sobre sí misma alrededor de un eje
imaginario y gira alrededor del Sol, describiendo una curva casi
circular (una elipse) llamada órbita terrestre, a lo largo de un plano,
que es el plano de revolución de la Tierra, o plano de la eclíptica.

Figura 1.4. Red de meridianos y paralelos.

26 27
Los paralelos son círculos completos, que se obtienen por la La latitud es, en cambio, el ángulo comprendido entre el plano
intersección de planos perpendiculares al eje de rotación. Uno sólo, del Ecuador y el que pasa por un punto de la superficie y el centro
el Ecuador, es un círculo máximo, que divide la Tierra en dos mitades de la Tierra. La latitud puede ser Norte y Sur, con valores com ­
iguales, o hemisferios. prendidos entre cero grados (en el Ecuador) y 90° en cada uno de
En ambos casos el número que se puede trazar es infinito. los polos. También puede definirse como el arco de meridiano
Meridianos y paralelos se cortan en ángulo recto. medido en grados entre un punto y el Ecuador. Todos los puntos
Sobre este entramado se puede localizar cualquier punto con toda de un mismo paralelo tienen la misma latitud (figura 1.5).
precisión, por el sistema que consiste en medir por un lado la La extensión lineal de un grado de longitud y latitud varía. En
distancia angular entre el paralelo en que esté el punto a localizar el Ecuador un grado de paralelo tiene 111,322 km. (el resultado de
y el Ecuador, y por otro entre el meridiano en cuestión y uno que dividir los 40.075 km. de perímetro ecuatorial por 360° de la cir­
se toma como referencia con el valor 0° y que se denomina de cunferencia). Pero según ascendemos en latitud el tamaño disminuye;
Greenwich (por el observatorio del mismo nombre, situado al Oeste así a los 60° de latitud la extensión de un grado de paralelo es de
de Londres). Los valores obtenidos se denominan coordenadas del 55,8 km. y a 90° es cero. Por el contrario, los grados de meridiano
punto y vienen definidas por dos valores: longitud y latitud, que son sensiblemente iguales, con la única salvedad de la deformación
corresponden a las mediciones citadas. que hemos comentado en la forma esférica, que está ligeramente
La longitud puede definirse como el ángulo que forma el plano achatada. A 0° de latitud un grado de meridiano mide 110,5 km. y
del meridiano de un lugar con el meridiano cero, o como el arco a 90° 111,7 km. (cuadro I.2.).
de paralelo medido en grados entre un punto y el meridiano cero. Naturalmente, con la latitud varía también la velocidad del giro,
Observando la figura 1.5 se deduce fácilmente que todos los puntos dada la forma esférica. Es máxima en el Ecuador y mínima en los
situados sobre un mismo meridiano tienen la misma longitud. Ésta polos. Cada punto de la Tierra recorre 360° en el día, pero como
puede ser Este u Oeste, y comprendida entre O y 180°. hemos visto, no son de igual extensión en kilómetros. Por tanto,
sobre el Ecuador un punto recorrerá 40.075 km. y a 60° N. y S. tan
sólo 20.088 km. (55,8x360).

CUADRO 1.2

EXTENSIÓN DE UN GRADO DE MERIDIANO Y DE PARALELO SEGÚN LA


LATITUD

EXTENSIÓN DE UN GRADO DE EXTENSIÓN DE UN GRADO DE


LATITUD'^
MERIDIANO. KM PARALELO. KM
0 110,56 111,32
10 110,60 109,64
20 110,70 104,65
30 110,85 96,49
40 111,03 85,39
50 111,23 71,70
60 111,41 55,80
70 111,56 38,18
80 111,66 19,39
Figura 1.5. Longitud y latitud. E! ángulo a corresponde a ia longitud del punto x / 90 111,70 0,00
el ángulo p a su latitud.

28 29
Así, la velocidad del movimiento en el Ecuador es de 1.700 km/
hora; en el paralelo 60° es de 85 km/hora y en los polos es cero.

b) Consecuencias de! movimiento de rotación

El movimiento de rotación hace que se generen una serie de fuerzas


que afectan a los objetos situados sobre la superficie. La fuerza
centrifuga tiende a separar los objetos, pero su efecto es contra­
rrestado por la fuerza de la gravedad (como es bien sabido ésta
consiste en que los cuerpos son atraídos entre sí de forma direc­
tamente proporcional a su masa, e inversamente proporcional al
cuadrado de la distancia que los separa). El resultado del efecto de
estas dos fuerzas es una variación en el peso, que es más reducido
en el Ecuador.
Un segundo efecto muy importante es el conocido como efecto
de Coriolis o fuerza de CorioHs. Consiste en que todo móvil sobre
la superficie terrestre sufre una desviación, que es hacia la derecha
en el sentido de su marcha en el Hemisferio Norte y a la izquierda
en el Hemisferio Sur. Esta desviación produce importantes efectos
sobre la circulación de los vientos y de las corrientes marinas, que
veremos en los capítulos siguientes (temas V y VI).
Como consecuencia del movimiento de rotación, todo punto de
la Tierra sufre una alternancia entre un período de iluminación (día),
y otro de oscuridad (noche), que coinciden con un período de
calentamiento y otro de enfriamiento, ya que la luz, como el calor,
tienen el mismo origen; el Sol.
Gracias a la rotación, todos los puntos de la Tierra reciben una
cantidad de luz y calor necesaria para la vida. Veremos que existen
diferencias muy notables de unos lugares a otros, pero nunca tan
grandes como las que habría entre la mitad iluminada y la mitad
en tinieblas permanentes, si no hubiera rotación. También veremos
cómo a lo largo del año hay importantes cambios en la duración
del día y de la noche para las distintas zonas terrestres.
La última consecuencia trascendental del movimiento de rotación
es que nos permite medir el tiempo. La unidad de medida es el
día, período que tarda la Tierra en girar sobre sí misma.
El día se ha dividido en 24 horas, de modo que una hora es el
período que tarda la Tierra en girar 15°.
El centro del día, o mediodía, es el momento en que el Sol está
en el punto más alto de su recorrido «aparente» en torno a la Tierra.
Como es natural este punto coincide para todos los lugares situados
a lo largo de un meridiano, pero varía de unos lugares a otros,
según la longitud a que se encuentren. Figura 1.6. Mapa de husos horarios de! mundo. Tomado de Stahier.

30 31
Dado que la Tierra gira de Oeste a Este, si desde el meridiano astronómico es el tiempo transcurrido entre dos pasos sucesivos de
cero, en el que suponemos son las doce horas, nos desplazaramos la Tierra por un mismo punto, medido respecto a las estrellas fijas
hacia el Este, tendríamos que adelantar una hora el reloj por cada y el año solar es el tiem po transcurrido entre dos equinoccios).
15° recorridos, mientras que si lo hiciéramos al Oeste, tendríamos El movimiento se efectúa de Oeste a Este, coincidiendo con el
que retrasarlo en igual medida. de rotación, hecho general en casi todos los planetas y satélites del
Las necesidades de la vida moderna hacen imposible mantener sistema Solar.
la hora real de cada lugar, por lo que se han adoptado los llamados La trayectoria que describe la Tierra es una elipse de muy pequeña
husos horarios. La Tierra está dividida en 24 husos horarios en los excentricidad, en uno de cuyos focos se sitúa el Sol. A lo largo del
que se toma la hora media para todo el huso y que son un tanto recorrido la Tierra está a una distancia media del Sol de 150 millones
irregulares sobre los continentes, para adaptarse en lo posible a las de kilómetros, estando a 147 millones de kilómetros en el momento
fronteras políticas, de modo que en un mismo país se evite tener de mayor proximidad o perihelio y a 152 millones en el momento
un elevado número de horas diferentes. Tan sólo los países muy de máximo alejamiento o aphelio. La velocidad media a la que la
extensos (Canadá, Rusia, USA, Australia) tienen varios husos horarios Tierra gira es de 107.000 km/hora.
y, por tanto, varias horas oficiales. La hora oficia! se basa en un No podemos detenernos en los principios y leyes que rigen este
meridiano de referencia. Se toma la hora real de este meridiano y movimiento, vamos a analizar, tan sólo, algún aspecto de trascen­
se aplica de forma arbitraria a un amplio territorio. Cada país procura dentales consecuencias geográficas.
tener para todo su territorio una sola hora oficial, salvo los muy Si nos fijamos a lo largo del año en la salida y en la puesta del
extensos. Normalmente se adopta como hora oficial la del huso Sol, veremos que paulatinamente va cambiando de lugar. Si fuéramos
horario en que se halle comprendida la capital del Estado, salvo fijando en cada momento la posición del Sol, obtendríamos que
que por intereses comerciales o culturales prefieran utilizar la del recorre un círculo oblicuo, y, por tanto, inclinado con respecto al
huso próximo. Por ejemplo, en España la hora oficial corresponde Ecuador. Esto ocurre por una sencilla razón: ia Tierra gira indinada
a la del huso de Europa Central (figura 1.6). sobre el piano de traslación o plano de ia eclíptica.
Los meridianos esenciales son ei de Greenwich y el llamado de
medianoche, que es el de 180°. En 1884, la Conferencia Internacional
sobre Meridianos acordó fijar en él, aunque con algunas desviaciones
para evitar problemas de horario en tierra firme, ia línea .de fecha
internacional.
De lo expuesto se desprende que si conocemos la hora real que
es en un lugar y podemos saber la hora que es en ese mismo
momento en Greenwich, podemos deducir la longitud exacta a la
que se encuentra el lugar. E, inversamente, si conocemos la hora
de Greenwich y la longitud del lugar, podemos determinar la hora
solar.

3.2. Traslación

a) Características del movimiento de traslación

Es el segundo movimiento. En él la Tierra realiza un giro completo


alrededor del Sol, en el que invierte 365 días, 5 horas y 48 minutos
con 45,6 segundos, período al que se llama año (se puede hacer
una matización entre el año astronómico y el año solar. El año

32 33
El eje terrestre presenta una inclinación con relación al plano de En torno al 22-23 de diciembre los rayos del Sol son perpen­
la eclíptica de 23° 27'. Es decir forma con este plano un ángulo de diculares al plano tangente a la supeficie terrestre en el Trópico de
66° 33'. Esta inclinación se mantiene de forma constante y el eje Capricornio (paralelo situado a 23° 27' de latitud Sur) (A). En este
siempre apunta en la misma dirección. Por tanto, a lo largo del giro momento la línea que delimita la parte iluminada de la Tierra de la
efectuado alrededor del Sol, habrá un momento en que se dirija que no lo está, es tangente a dos paralelos situados a 66° 33' (Circulo
hacia el Sol y otro en que lo haga en sentido contrario (figura 1.7). Polar Ártico y Antàrtico respectivamente). En el Ecuador hay una
igualdad entre día y noche, ya que la línea de iluminación lo divide
b) Consecuencias del movimiento de traslación por la mitad. Pero fuera de esta latitud, hay una notable desigualdad
entre el día y noche en toda la Tierra. En el hemisferio Norte es
De este hecho se derivan importantes consecuencias, las princi­ mayor la zona oscura que la iluminada, por tanto los días son mucho
pales son la sucesión de estaciones y la delimitación de zonas más cortos que las noches, y tanto más cuanto más nos acercamos
climáticas. al Polo Norte. A partir del Círculo Polar Ártico (66° 33') reina la
Si observamos la figura 1.8, vemos destacados cuatro momentos noche permanente, no se ve salir el Sol.
clave para la vida en la Tierra. La situación en el Hemisferio Sur es la opuesta: días más largos
que las noches y desde el Círculo Polar Antàrtico al Polo Sur un
día de 24 horas. Es el solsticio de invierno, momento en que se
inicia esta estación para el Hemisferio Norte.
En torno al 22 de junio se da una situación idéntica pero invertida
(C). Es el momento del solsticio de verano. Entonces, los rayos del
Sol son perpendiculares al plano tangente a la superficie terrestre
en el Trópico de Cáncer (23° 27' Norte). Por tanto, en el Círculo
Polar Ártico el día tiene 24 horas de luz, mientras que en el Antàrtico
es la noche la que tiene esta duración. Salvo en el Ecuador, es
máxima la desigualdad de duración entre día y noche, pero ahora
en el Hemisferio Norte, donde comienza el verano, los días son más
largos que las noches y en el Sur ocurre al revés. Entre el Hemisferio
Norte y el Hemisferio Sur las estaciones se presentan invertidas.
Los Trópicos de Cáncer y Capricornio son la latitud máxima en
la que los rayos del Sol son perpendiculares al mediodía en algún
momento del año, alcanzando éste una altura de 90° sobre el ho­
rizonte. Por encima de esta latitud nunca se alcanza la verticalidad.
En cada Trópico el movimiento aparente del Sol oscila entre estos
dos momentos, en que alcanza la máxima y mínima altura. Cuando
22 Junio X 22 Diciembre llega a la vertical parece que se para y vuelve hacia atrás, por eso
a este momento se le llama solsticio (de sol-l-stare).
Los otros dos momentos clave son los llamados equinoccios.

Alrededor del 22 de marzo se produce el equinoccio de primavera


(B) (comienzo de la primavera para el Hemisferio Norte). Los rayos
22 Septiembre
del Sol son perpendiculares al plano perpendicular a la superficie
terrestre en el Ecuador (círculo máximo perpendicular al eje terrestre).
Figura 1.8. Posición de la Tierra con respecto al Sol en el momento de los equinoccios
Y solsticios. Obsérvese cómo varia la posición de la mitad iluminada con relación a Por tanto, la línea que separa la mitad iluminada de la oscura en
los Polos. la Tierra, pasa por los polos. Todos los paralelos terrestres quedan

34 35
divididos en dos semicírculos iguales y, consiguientemente, en todas
las latitudes el día y la noche tienen la misma duración (12 horas)
(la palabra equinoccio significa igual noche, del latín aequus nox).
La altura del Sol sobre el horizonte es máxima: 90° en el Ecuador.
En el resto de la Tierra la altura coincide con la latitud (90° menos
la latitud del lugar considerado).
En torno al 22 de septiembre se produce el equinoccio de otoño
(D), en el que la situación es idéntica pero invertida.
A partir de los equinoccios comienza para los polos un día o
una noche de seis meses de duración, que va extendiéndose hasta
el momento del solsticio, en que llega a alcanzar a los Círculos
Polares.
A partir de estos cuatro momentos, observando la figura 1.8,
podemos deducir con facilidad cuál será la situación en las etapas
intermedias para todos los puntos del globo.

La sucesión de estaciones es de enorme importancia. Si la Tierra


no girara inclinada, exponiendo alternativamente sus hemisferios al
Sol, las cosas serían muy diferentes. En todos los lugares la duración
del día y de la noche sería igual todo el año, no habría estaciones.
Por el contrario, como consecuencia de la inclinación hay, como
hemos visto, estaciones, y además, a partir de los paralelos signi­
ficativos que hemos resaltado (Trópicos y Círculos Polares), se pueden
delimitar cinco zonas climáticas-.

— Una zona intertropical. Situada entre los Trópicos. Se carac­ Figura 1.9. Incidencia de los rayos solares sobre la superficie terrestre, consecuencia
teriza porque los rayos solares alcanzan la máxima verticalidad, que de su esfericidad. Compárese la superficie calentada en cada caso por ei mismo
volumen de rayos, así como la parte de atmósfera atravesada.
nunca logran fuera de ella. La duración entre el día y noche es
sensiblemente igual a lo largo del año, con una oscilación mínima.
El calentamiento diurno supera al enfriamiento nocturno, es la zona
cálida. de la noche, unida a la extrema oblicuidad de los rayos solares,
— Dos zonas templadas. Entre los Trópicos y los Círculos Polares. explica las bajas temperaturas de estas zonas frías (figura 1.10).
A ellas los rayos solares llegan mas oblicuos cuanto mayor es la
latitud y por tanto con una energía calorífica menor, ya que han de c) Conclusión: consecuencias geográficas de la esfericidad de la
atravesar mayor espesor de atmósfera y calentar mayor superficie. Tierra y de los movimientos de rotación y traslación
Además, hay una notable oscilación de la duración del día y la
noche a lo largo del año y según la latitud. Todo ello hace que Recapitulando sobre todo lo expuesto hasta aquí, podemos con­
estas zonas conozcan grandes variaciones de temperaturas, que, no cluir destacando los hechos más importantes, desde el punto de
vista geográfico:
obstante, se mantienen, en general, moderadas (figura 1.9) (tema IV).
— Dos zonas polares. Limitadas por los Círculos Polares a 66°
33' N. y S. Allí la desigualdad día/noche llega al máximo, alcanzando — El hecho de la esfericidad de la Tierra hace que los rayos
en los polos una duración de seis meses continuos. La larga duración solares incidan de forma perpendicular tan sólo en torno al
Ecuador y hasta la latitud de 23° 27' (por la inclinación del
36
37
eje terrestre), mientras que según aumenta la latitud hacia los — En definitiva, como consecuencia última, se definen sobre la
polos la oblicuidad va siendo mayor, con las repercusiones superficie terrestre unas zonas climáticas que condicionan la
consiguientes en cuanto a capacidad energética (figura 1.9). vida sobre el planeta, dándole una notable diversidad y riqueza
Al girar sobre sí misma, hecho que permite una fácil orientación (figura 1.10).
y localización, así como un sistema cómodo para medir el
tiempo, produce una serie de efectos de los que destacamos:

• Que los móviles sufren una desviación en su desplazamiento 4. CUERPOS CELESTES QUE AFECTAN A LA TIERRA
(fuerza de Coriolis).
• Que hay una sucesión alternativa de períodos de iluminación
y caldeamiento (día) y de oscuridad y enfriamiento (noche), 4.1. La Luna, único satélite de la Tierra
para todos los puntos de la Tierra.
La Luna es un pequeño satélite cuyo diámetro es de aproxim a­
- Al girar alrededor del Sol inclinada sobre su eje hace que se damente una cuarta parte de la Tierra (3.475 km) y cuya masa es
produzca una sucesión de estaciones climatológicas, que afec­ de alrededor de la octava parte de la misma, por lo que la fuerza
tan sobre todo a las latitudes por encima de los Trópicos, en de gravedad en su superficie es mucho menor que la de la Tierra.
las que las diferencias entre la duración del día y la noche Gira en torno a nuestro planeta a una distancia media de 381.500
son cada vez más acusadas, según nos aproximamos a los km. describiendo una órbita elíptica, en sentido Oeste a Este, con
polos, al tiem po que se acrecienta la oblicuidad de los rayos su eje de rotación aproximadamente paralelo al terrestre. La Tierra
solares. ocupa uno de los focos de esta elipse, que es mucho más excéntrica
que la órbita terrestre. Así en el perigeo (momento de máxima
proximidad) su distancia es de 356.000 km. y en el apogeo (momento
de máximo alejamiento) es de 407.000 km.
Polo N.
Zona Polar

Zona Templada

Zona
Intertropical

Oposición

(sizigia)
Zona Templada

Zona Polar

Figura 1.10. Zonas climáticas de la Tierra. Figura 1.11. Posiciones relativas de la Luna, la Tierra / el SoL Órbita lunar.

38 39
En su movimiento alrededor de la Tierra nos muestra siempre la 5. LA REPRESENTACIÓN DE LA TIERRA. CARTOGRAFÍA
misma cara, porque el tiempo que emplea en girar sobre su eje
(rotación) es igual al que utiliza en realizar el giro en torno a la
Tierra (traslación), con una duración para ambos de 27 días, 7 horas,
43 minutos y 11,5 segundos (referido a una estrella fija, si lo referimos 5.1. La importancia de la Cartografía en Geografía
al Sol tarda 29 días y medio). Según sea la posición que ocupa con
relación a la Tierra y al Sol se nos presenta con diferente iluminación, Desde sus orígenes la Geografía ha estado vinculada a los mapas,
que no es propia, sino reflejo de la luz solar. Estas diversas formas a la Cartografía, que constituye una ciencia independiente de enorme
son las denominadas fases de la Luna. importancia. En un curso inicia!, en que tratamos todos los grandes
Cuando el Sol, la Luna y la Tierra se encuentran alineados, apartados de la Geografía, no es posible ni siquiera una mínima
aproximadamente en línea recta se dice que están en sizigia; que profundización en este tema, pero dada la importancia que para el
será conjunción si Sol y Luna están al mismo lado de la Tierra y geógrafo tienen los mapas, vamos a analizar de forma muy breve
oposición si ésta está en medio. Por el contrario, si entre los tres cómo se resuelve el problema de representar en plano una superficie
forman un ángulo recto, se dice que están en cuadratura (figura curva, dado que la Tierra es una esfera. Veremos también lo que
1.11). significa la escala, las fases que se siguen para levantar un mapa
Durante los momentos de sizigia pueden producirse eclipses, que y los tipos de mapas más importantes.
serán de Sol en la conjunción y de Luna en la oposición. Es uno El hombre no puede captar de forma directa, no ya la realidad
de los efectos de Tierra y Luna. Mayor importancia tiene otro fe­ del globo terrestre, ni siquiera el conjunto de su propia ciudad, por
nómeno que afecta a la Tierra, que veremos en el tema de los lo que es imprescindible representar la superficie terrestre sobre la
Océanos: las mareas. Las mareas son el único efecto directo y que vivim os para poder «abarcarla» con la mirada. Inicialmente surgen
demostrado de la Luna sobre la Tierra. dos problemas esenciales, uno el del tamaño, que se resuelve con
la escala y otro el paso de la curva al plano, que se resuelve con
los sistemas de proyección.
4.2. Los meteoritos

De los restantes cuerpos celestes, tan sólo los meteoritos afectan


a la Tierra. Son cuerpos, metálicos unos (compuestos de hierro puro 5.2. Base matemática para la confección de un mapa
y algo de níquel) y pétreos otros (formados por silicatos), que se
suponen restos de un cuerpo planetario similar a la Tierra, que se a) La escala
desintegró (su estudio se utiliza para descifrar las características del
interior de nuestro planeta).
El mapa es una representación convencional de la configuración
Se trasladan en órbitas independientes alrededor del Sol y a
superficial de la superficie terrestre. Como toda representación debe
menudo son interceptados por la Tierra, precipitándose en la at­
guardar una relación de tamaño o proporción con el objeto real.
mósfera. La mayoría son muy pequeños y se volatilizan. Los más
Esta proporción viene dada por la escala, que es la relación de
grandes han llegado hasta la superficie, habiendo dejado incluso la
reducción entre las distancias reales y las del mapa.
huella de su impacto (ejemplo cráter meteor de Arizona). Los grandes
La escala numérica se expresa como una fracción, en la que el
cráteres lunares que se aprecian con un telescopio sencillo, son
numerador es la unidad y el denominador indica el número de veces
resultado de la caída de grandes meteoritos, que no son frenados,
que cualquier medida del mapa es mayor en la realidad. Así, si la
dado que la Luna no posee atmósfera, por lo que llegan a la superficie
escala es 1:100.000 y medimos en centímetros, quiere decir que un
y se hunden, explotando posteriormente.
centímetro sobre el mapa equivale a 100.000 cm. en la realidad, es
decir, 1 cm. = 1 km. Se denomina gran escala a la que tiene pequeño
denominador y pequeña escala a la que lo tiene grande. Los mapas
de escalas más grandes se denominan planos.

40 41
La escala puede ser numérica y gráfica. La gráfica consiste en las coordenadas geográficas de uno de ellos tendríamos la situación
representar en un segmento la equivalencia en metros, kilómetros, absoluta.
etc. que permite medir directamente distancias sobre el mapa, con Para levantar mapas reales se procede del mismo modo. Se deben
sólo trasladar la medida realizada sobre la escala gráfica (figura 1.12). establecer las posiciones relativas de varios puntos clave, a los que
luego se añaden puntos secundarios y con mucha menor precisión
1:50.000 un número indefinido de puntos menos importantes.
La primera operación consiste en medir una línea de base. Es
1000 m 2 5 km decir, medir con toda precisión una línea recta y larga, de hasta
-4^ - varios kilómetros. (Hoy se hace con instrumentos electrónicos y
anteriormente con una cinta métrica especial, que no sufre m odifi­
Figura 1.12. Escala gráfica en una hoja del Mapa Topográfico Nacional a escala caciones con la temperatura.)
1:50.000.
Sobre la base así medida se realiza una triangulación, que consiste
en cubrir la zona a cartografiar de una red de triángulos, cuyos
Gracias a la escala no sólo es posible medir distancias lineales, vértices serán los citados puntos de referencia. Una vez conocido
sino también superficies, ya que las figuras representadas son se­ el valor de la base, si, desde los extremos, medimos dos ángulos,
mejantes y por tanto sus áreas son iguales al cuadrado de la razón lanzando una visual con el teodolito sobre un tercer punto, tenemos
de semejanza. los elementos clave para desde allí trazar cuantos triángulos que­
ramos, ya que conociendo un lado y dos ángulos de un triángulo,
Sm/Sr = (1/x)^ conocemos los otros dos lados y el tercer ángulo.
Los extremos de la base tienen que enlazarse con un punto
Siendo: fundamental que se establece como origen de todas las coordenadas
de la red y que constituye el llamado datum. La triangulación no
X = denominador de la escala. es el único método para iniciar la cartografía de un territorio, pero
Sm = superficie medida en el mapa. es, sin duda, uno de los más utilizados.
Sr = superficie en la realidad.
c) Determinación de la altitud
Por tanto:
Después de conocer la posición absoluta de los puntos clave es
necesario saber su altura. Para ello hay tres métodos:
Sr = Sm • x^.
— Barométrico. Muy sencillo de realizar, pero con grandes riesgos
Para confeccionar un mapa previamente a la elección de la escala de error (se basa en la disminución de la presión con la altura
hay que llevar a cabo una serie de operaciones, que constituyen, que veremos en el tema V).
junto a la escala, la base matemática del mapa. — Trigonométrico. Poco preciso. Consiste en hallar el desnivel a
partir del ángulo de la pendiente y la distancia.
b) Triangulación — Nivelación. Utilizando el aparato llamado nivel, que consiste
en un telescopio montado horizontalmente, con un nivel de
De cualquier punto terrestre podemos conocer su posición relativa burbuja en el tubo. Se establece una superficie de nivel, que
y su posición absoluta. Supongamos unos exploradores que llegan suele ser el nivel medio del mar en calma y a partir de ella
a una tierra poco conocida. Allí encuentran tres puntos clave: dos se van realizando mediciones, enfocando horizontalmente hacia
montañas y una laguna. Si logran medir la distancia entre cada punto la pendiente desde un punto de mira elevado hasta 4 m. Es
pueden levantar un plano de situación, en el que marcar, mediante un método lento y costoso, pero de gran precisión. En la
un triángulo, las distancias entre los tres lugares y tener, por tanto, actualidad hay métodos mucho más rápidos a partir de la
su situación relativa. Si por métodos astronómicos se pueden obtener fotografía aérea, pero no tan precisos (figura 1.13.)

42 43
Escala
vertical

Proyección Proyección
globular. ortodròmica.

Figura 1.13. Medición de altura por nivelación. Conocida la altura del punto «x» para
averiguar la del punto «y» se sitúan en ambos puntos dos escalas graduadas. Con
el nivel se lanza una visual horizontal y se mide la altura que alcanza en ambos.
h (y )= h (x )+ a -b .

Una vez conocidas las coordenadas geográficas de los puntos Proyección Proyección
estereográfica. de Mercator.
clave hay que trasladarlas al plano. El paso de la retícula que
constituye la red geográfica a una superficie plana es el problema
esencial de la cartografía; se resuelve mediante las proyecciones.

d) Proyecciones

Por geometría elemental sabemos que hay una serie de figuras


geométricas desarrollables, es decir, que si se cortan por determi­
nadas líneas se pueden desenvolver y desarrollar, dando lugar a una
superficie plana. Son ejemplos el cono o el cilindro. Pero la Tierra
es una esfera y por tanto pertenece al grupo de figuras no desa­
rrollables, no se puede cortar y desenvolver a lo largo de una recta,
de modo que si hemos de «estirarla» sobre una superficie plana Figura 1.14. Deformaciones según el tipo de proyección (de Eckertj.
quedará deformada, siendo imposible la proyección perfecta.
Si se pretende representar una parte muy pequeña de la superficie, La proyección consiste en pasar al plano la red de meridianos y
la distorsión puede ser mínima, pero ésta aumentará según lo haga paralelos. Existen multitud de sistemas de proyección, sin que se
la superficie a representar, llegando al máximo si se pretende abarcar pueda decir que haya uno perfecto, sino más o menos adecuados
todo el globo (figura 1.14). a las necesidades. Las deformaciones pueden afectar de forma es-

44 45
pecial a las superficies, a los ángulos o a las distancias. Hay sistemas
— Cenitales o acimutales. Resultan de proyectar la superficie del
que conservan las distancias a lo largo de direcciones especiales,
globo sobre un plano, desde un cierto centro de perspectiva (un
son los equidistantes. Otros conservan los ángulos, o sea que las
ejemplo práctico consistiría en hacer una réplica de la red de me­
líneas en la esfera forman al cortarse el mismo ángulo que en la
ridianos y paralelos terrestres en alambre, introducir una bombilla y
representación plana. Son proyecciones conformes. Éstas conservan
proyectar la sombra de la red en la pared. El punto de mira, la
la forma de la figura representada, pero entrañan grandes cambios
bombilla en este caso, puede situarse en el interior, en la antípoda
de superficie. Las proyecciones de este tipo son muy útiles para
de lo que se desea representar, o, incluso, en el exterior).
representaciones de carácter general, pues reflejan bastante bien las
características físicas.
Por último, hay proyecciones que conservan la superficie de
cualquier figura, es decir, conservan las áreas. Son equivalentes. En
ellas cualquier extensión, grande o pequeña, tiene la misma superficie
en el plano que en la esfera a igualdad de escala. Naturalmente,
las deformaciones de los ángulos, sobre todo en los bordes, son
considerables.
Según lo que se pretenda del mapa, serán más útiles unas u
otras. Por ejemplo, en un mapa de navegación es esencial medir
ángulos, por tanto necesitamos una proyección conforme. Si interesa
medir distancias desde un punto, se preferirán equidistantes y si se
desea representar la distribución de un fenómeno (por ejemplo las
áreas de bosque) buscaremos una equivalente.

Tipos de proyecciones

Se pueden clasificar en cuatro grandes grupos (figura 1.15):

Figura 1.15. La mayor parte de las proyecciones se resuelven considerando a la Tierra


inscrita en un cicHndro, un cono o trasladada a un plano.

46
47
Estas proyecciones poseen simetría radial respecto a un punto
central. Toda recta trazada desde el centro hacia el exterior, coincide
con un círculo máximo.
Según la posición que tengan respecto al globo, pueden ser de
tres formas:

• Polar, si el plano de proyección es perpendicular al eje terrestre.


• Ecuatorial, si el plano es paralelo al eje, o sea, perpendicular
al Ecuador.
• Oblicua, si el plano es perpendicular a cualquier punto inter­
medio.

Entre las más importantes proyecciones cenitales se pueden citar


las ortográficas, estereográficas y gnomónicas, que difieren por la
localización del foco desde el que se realiza la proyección (figura
1.16).
Hay otros tipos de proyecciones cenitales entre las que destaca
la equivalente de Lambert, muy generalizada (figuras 1.17, 1.18 y 1.19).
90°
— Sistemas de proyección cónicos. En este caso se proyecta la
red geográfica sobre un cono que se desarrolla sobre un plano.
Se caracteriza porque los meridianos aparecen como rectas y los Figura 1.18. Ejennplo de proyección estereográfica.
paralelos como arcos de círculo concéntricos. Resulta especialmente
útil para zonas situadas en latitudes medias, siendo imposible re­
presentar por este sistema la totalidad del globo.

90°

í 1 1f
60° 30° ^

15'
I f
f 7
90° B

Figura 1.17. Ejemplo de proyección ortográfica. A. oblicua. B. Ecuatorial. Figura 1.19. E jem plo de p ro y e c a o n gnom onica.

48
49
Entre los muchos tipos de proyección cónica, la más sencilla es él la escala aumenta rápidamente. Es conforme. Muy utilizada en
la simple, que es tangente al globo en un paralelo, el único que navegación y en mapas mundi, a pesar de no ser recomendable
conserva la escala. Una modificación de la misma consiste en hacer por la deformación que produce en las altas latitudes (figura I. 21).
el cono tangente a dos paralelos (figura 1.20).
Muy utilizada y difundida, porque su error en la escala es muy
pequeño, es la llamada proyección cónica conforme de Lambert, en
la que una recta trazada sobre el mapa resulta muy aproximada a
un segmento de círculo máximo.
Si se utilizan varios paralelos de base, por medio de varios conos,
se obtiene una proyección poUcónica.
— Sistemas de proyección cilindricos. En este caso se proyecta
la red geográfica sobre un cilindro, para desarrollarla luego en un
plano.
En las proyecciones cilindricas los paralelos aparecen como rectas
con un espaciamiento más acusado según nos alejamos del Ecuador.
Los meridianos aparecen con idéntica separación, es decir, paralelos
entre sí. Es muy útil para latitudes bajas y para mapas de conjunto.
Las más generalizadas son: la proyección de Mercator, en la que
los meridianos son paralelos. Sólo mantienen su separación real en
el Ecuador, al que el cilindro es tangente. Según nos alejamos de

0° 30“ 60° 90° 60° 30°

Figura 1.21. Ejemplo de proyección cilindrica. Proyección de Mercator.

La transversal de Mercator, llamada U.T.M. (Universal Transversa


de Mercator) o conforme de Gauss, consiste en utilizar un cilindro
tangente a un meridiano, a lo largo del cual la escala se mantiene
Figura 1.20. E¡emplo de proyección cónica simple constante (figura I. 22).

50 51
801

Figura 1.22. Proyección U.T.iV!. I


— Otros sistemas de proyección. Hay otras importantes proyec­
ciones que no se ajustan a los tres tipos citados. Son especialmente
utilizadas para mapas mundi. Las más interesantes son:
I
• Homolográfica (o de Mollweide) que conserva las áreas. Los
paralelos aparecen como rectas (el Ecuador doble que el me­
ridiano central) y los meridianos, salvo el central que es recto,
como arcos de elipse.
• Sinusoidal. Muy similar, salvo que los meridianos aparecen como
curvas sinusoidales.
• Homolosena. Resultado de combinar las dos anteriores. Los
paralelos son rectas y en cuanto a los meridianos utiliza uno
como central para cada continente (figura I. 23).

Hay otras muchas cuya simple enumeración parece innecesaria.


El geógrafo necesita conocer las características de las más im por­
tantes, que serán las que más utilice. Sabemos que la mejor repre­
sentación de la Tierra es el globo, pero, puesto que es inevitable
el uso de mapas, hemos de tener muy claro que debemos elegir
el que mejor se adecúe a nuestros fines, para lo cual hay que
prestar atención a la proyección utilizada en su confección.

Figura 1.23. Proyecciones complejas. A. proyección homolográfica. B. proyección si­


nusoidal. C. proyección homolosena.

52
53
El sistema más perfecto y generalizado es el de las curvas de
5.3. Base geográfica para la confección de un mapa nivel o isohipsas, consistente en unir con una línea todos los puntos
del terreno que tienen la misma altitud, en relación a la base de
Todo lo hasta aquí visto constituye la base matemática de la referencia, que se establece previamente y que con frecuencia no
elaboración de un mapa. Hay además lo que podemos llamar base es otra que el nivel del mar. Es como si supusiéramos el relieve
geográfica, que consiste esencialmente en la representación del re­ cortado por planos horizontales paralelos entre sí (figura I. 24).
lieve y de la planimetría. En cada mapa se mantiene constante la separación entre las
La representación del relieve o altimetría, problema esencial en curvas de nivel, que recibe el nombre de equidistancia. Ésta es
cartografía, es uno de los campos en que más se ha perfeccionado. elegida, por lo general, en m últiplos de 10, teniendo en cuenta las
Ha habido múltiples métodos más o menos rústicos para representar características del terreno y la escala del mapa. En el Mapa Topo­
el relieve, como los perfiles abatidos, que ya usaron los babilonios, gráfico Nacional de escala 1:50.000 la equidistancia es de 20 m.
o el sombreado con pequeños trazos, o simplemente el hacer apa­ Las isohipsas se trazan a partir de la medición de cotas en el
recer las cotas de altitud en el mapa. terreno. Cuanto mayor sea el número de acotaciones, mayor será
la precisión del mapa. En la actualidad, los avances de la fotogrametria
permiten el trazado directo de curvas de nivel, a partir de la fotografía
aérea.
El mapa de curvas de nivel deja de ser expresivo a partir de
escalas de 1:500.000, aproximadamente. A partir de estas escalas lo
más frecuente es representar el relieve por medio de tintas hipso-
métricas, que consisten en dar el mismo color a los espacios com ­
prendidos entre los intervalos elegidos, por ejemplo de O a 200 m.,
de 200 a 500, etc. De esta forma suele aparecer representado el
relieve en la mayoría de los atlas.
En los mapas de isohipsas es frecuente hoy añadir un sombreado,
que consigue un buen efecto plástico y facilita la rápida observación
del relieve. El sombreado puede hacerse con luz cenital (imaginando
el foco sobre el mapa) o procedente del NW, que aunque es falso
(en nuestra latitud la iluminación real solar procedería del SE o SW),
consigue un buen efecto óptico (figura 1. 25).
Existen otros numerosos métodos, muchos de ellos hechos a
base de combinar varios sistemas, lográndose, en algunos, efectos
de gran belleza, e incluso pictóricos.
La representación de la altimetría por medio de curvas de nivel
nos permite medir, directamente sobre el mapa, alturas, pendientes
y levantar perfiles topográficos. Al geógrafo le resultan esenciales
para la interpretación del paisaje y el análisis de las formas y
características del relieve.
La representación planimétrica da una riquísima información. In­
cluye los diversos accidentes del terreno con su rotulación. De éstos,
unos son naturales (hidrografía, vegetación) y otros resultado de la
acción humana (cultivos, carreteras, pueblos, ciudades, etc.). Algunos
son inexistentes en la realidad (límites administrativos).
Según las características y, sobre todo, la escala del mapa, se
Figura 1.24. Representación de! relieve por curvas de nivel.
55
54
incluye mayor o menor número de accidentes, cuya representación,
que es en forma de símbolos, se explica en la llamada cartela o
leyenda del mapa.
Por último, todo mapa (excepto los llamados mudos) lleva ro­
tulación, es decir, se incorporan nombres que ayudan a la lectura
e interpretación, pero que cartográficamente representan un problema,
V dado que «tapan» el terreno. Se juega con colores y tamaños de
letras y, por supuesto, se seleccionan según las características y la
escala del mapa.
\
En Geografía, y también en otras materias, es muy importante la
4M- ¡ r r r ^ W '. Z - '4 interpretación de los mapas, para lo que es preciso adquirir el hábito
a través de la práctica. Pero, además, el geógrafo confecciona un
elevado número de mapas, que corresponden a los llamados te­
máticos.

i/;.i_*.-i.-tó;fi¿.— vy.u _J ' ^ ^ \ \ ■-. , ,f\ / \ -

> // A\ 5.4. Tipos de mapas


a f^ .p /
\ - '^ w --. ; .„'■' ® \ y-V«r,v,rtf/L Se pueden hacer múltiples clasificaciones: mapas marinos, mapas
/ t/e‘/u Y/Vi/r'a/W
I ( ‘\ ; \ f de navegación aérea, etc. pero nos interesan aquí tan sólo los
' * iW^iAih» A</iw */i.^#i/rA'
la J'Hffn>tnntt$^^
terrestres.
Entre los terrestres se pueden distinguir los topográficos, que
VY \
representan la superficie tal como aparece, es decir, con su aspecto
físico, más los resultados de la acción humana.
r/?o¿¿9 ‘ .1/orr«o T
A, (Q/T
• Uí/n^
' (M //o^o ;' La variedad de mapas topográficos es muy grande. Entre ellos
destacan los mapas nacionales, que realizan los propios países a
íf í '^ ' . ' \ (1 . '■ r
♦II" \ ; ^ ^ Ss. = C o liid tf^ U ljA M u j. U » u 'h ^ • ^ - menudo con fines militares, de gran escala y precisión. El español
” , W .-: ^ es el Mapa Topográfico Nacional a escala 1:50.000, del que existen
dos versiones, una realizada por el Instituto Geográfico Nacional y
otra por el Servicio Cartográfico del Ejército.
\ fui .>/w«tór^ 'V Existe un interesante Mapa Internacional del Mundo, a escala
^ > \'< í /•■/ ;! 1:1.000.000, cuya confección, propuesta por Penck en 1891, se acor­
dó, por medio de una Comisión Internacional, a comienzos de siglo,
comprometiéndose cada país a hacer su territorio. Hay otro a escala
1:2.500.000. Ambos están sin concluir.
..- % O v XV t f I
/o.í ^i>t^i/:f«
\ \
,
"
Los mapas temáticos son, en cambio, los que tienen por objeto
.*6‘ ^ la representación de un tema, fenómeno o aspecto concreto, que­
/tffM e üftru/o \ A'.*" f¿ 2 ■\ '' ■/ ' dando la parte topográfica en segundo plano, como simple marco
-% .^ ,J : .'- '1 Mu fia V / \ . --J , ' /
má ’ Miín^. l*iiiilln\ ■ \ ' "'
de referencia. La variedad es enorme. A grandes rasgos diremos
•% que los hay de tipo cualitativo (muestran tan sólo la localización o
Figura 1.25. Reproducción de un fragmento de una hoja de! níiapa Topográfico Nacional. distribución del fenómeno) y cuantitativo (si añaden una precisión
1:50.000. numérica, estadística, etc.). En todos los casos los tipos de repre-

56 57
sentación son variadísimos, desde el simple coloreado, al uso de

f tramas, puntos, símbolos, superposición de gráficos, superficies es­


tadísticas proporcionales, trazado por ordenador, etc. (figura I. 26).
Los países más avanzados disponen de importantes servicios
cartográficos. En España, los principales son el Instituto Geográfico
Nacional, que edita el Mapa Topográfico Nacional a 1:50.000, el
Parcelario a 1:10.000 y 1:2.000. Los conjuntos provinciales a
1:200.000. Los mapas de España a 1:500.000 y 1:1.000.000. El Atlas
Nacional de España y múltiples mapas temáticos.
El Servicio Geográfico del Ejército, entre cuyas publicaciones des­
tacan los mapas de España a 1:50.000, 1:100.000, 1:200.000,
1:400.000 y 1:800.000.
El Instituto Hidrográfico de i a Marina, el Instituto Español de
Oceanografía, el Servicio Cartográfico y Fotográfico del Ejército del
Aire, el Instituto Geológico y Minero, Ministerios, Ayuntamientos y
Centros de Investigación, así como centros privados publican m úl­
tiples mapas de variado interés.
Para concluir, tan sólo citaremos muy brevemente que, en la
actualidad, otro elemento que facilita la tarea del geógrafo es la
fotografía aérea, de múltiples aplicaciones y para cuyo uso correcto
es preciso un aprendizaje y un dom inio de determinados aparatos
de apoyo (estereóscopos, barra de paralaje, etc.).
Se trata de fotografías verticales (el eje de la cámara es perpen­
dicular al suelo) que se toman desde una determinada altura, en
pasadas sucesivas, de modo que cada foto se solapa, en parte, con
la anterior para permitir una visión estereoscópica (en relieve).
La riqueza y exactitud de los detalles hacen que sus posibilidades
de utilización sean muy grandes, tanto para estudios de relieve como
de geografía urbana, de geología, agricultura, edafología, vegetación,
arqueología, etc.

El análisis de la Tierra como Planeta del Universo es de gran


interés en el comienzo del estudio de la Geografía. A lo largo de
los siguientes temas veremos las múltiples implicaciones que los
factores cosmológicos y planetarios tienen sobre la dinámica y la
vida en la Tierra, en cada una de sus manifestaciones: en la dinámica
atmosférica, que condiciona unos determinados climas que se dis­
tribuyen con una cierta zonalidad, en la distribución de la vegetación,
en la circulación de las aguas marinas, en la génesis de las formas
de relieve, resultado de la acción de unos sistemas de erosión,
relacionados con unos determinados climas.

58 59
A lo largo del estudio de la Geografía veremos también la gran
importancia que tiene en ella la representación cartográfica, tanto
como objeto de análisis e interpretación, cuanto como medio de
plasmar los resultados de la propia investigación.
b ib l io g r a f ìa

Geografia Fisica. Barcelona. Ed. Omega.


— S t r a h l e r , A.N. (1987)
En este libro, que trata toda la Geografía Física, se dedica una
especial atención al estudio de la Tierra como planeta y a la
Cartografía. Para este tema son muy útiles los contenidos de las
páginas 5 a 10.

Sobre el Universo y la Tierra planeta

— CoMELLAS, J.L. (1980) £/ Universo. Colección Salvat, Temas Clave


número 3. Barcelona. Salvat.
Es un libro de divulgación, en el que de forma sencilla y amena
se analiza el Sistema Solar, el Sistema Galáctico, la estructura del
Universo y las teorías cosmológicas. Contiene además numerosas
t ilustraciones.
8 — D u m b a r , C.O. (1971) La Tierra. Barcelona. Ed. Destino. 393 páginas.
Los temas dedicados al Universo que nos rodea resultan útiles.
3 Contiene una amplia referencia a los enfoques geocentrista y he-
£
liocentrista del Universo y a las teorías de formación de la Tierra.

Sobre Cartografía

iQ JoLY, F. (1979) La Cartografía. Barcelona. Ariel. 280 páginas.


Libro muy completo en que se tratan, en cuatro grandes capítulos,
la historia de la Cartografía, la expresión cartográfica, la repre­
sentación de la superficie terrestre, la cartografía temática y la
realización y uso de mapas.
Ra is z , E. (1974) Cartografía. Barcelona. Omega.
Libro muy didáctico, con buenas ilustraciones y bibliografía. Ofrece
una buena visión de conjunto de las bases de la confección de
un mapa. Se divide en dos partes, una de cartografía general
(escalas, proyecciones, altimetría, planimetría) y otra de cartografía
especial, sobre tipos de mapas.
Ro b in s o n , a. et alii. (1987) Elementos de Cartografía. Omega.
Barcelona. 543 páginas. Manual muy útil de consulta imprescin­
dible. Bien ilustrado y moderno. Tras una introducción trata de
los principios teóricos de la cartografía y de la práctica de la
cartografía en dos partes; por un lado el proceso de datos y
generalización y de otro la producción y reproducción.

62 63
Sobre comentario de mapas y prácticas de cartografía

— A r c h a m b a u lt , IVl. L hen aff , R. y V a n n e y , J.R. (1964) Documents et


méthode pour le commentaire de caries. París. Masson. 2 vols.
Libro de gran calidad, muy útil para analizar mapas topográficos
y geológicos. Eminentemente práctico.
— PuYOL, R. y Es téb a n e z , J. (1976) Análisis e interpretación del Mapa
Topográfico Nacional. Madrid. Ed. Tebar Flores. 88 páginas.
Libro de carácter práctico que explica las características del M.T.N.
y enseña cómo obtener el máximo aprovechamiento de su análisis.
Contiene un estudio práctico de la hoja de Segovia.
TEMA II

LA DINÁMICA TERRESTRE

ESQUEMA/RESUMEN

Introducción

1. La dinámica de la litosfera
— La capa superficial, lugar en que interactúan los cuatro sub­
sistemas terrestres: litosfera, hidrosfera, atmósfera y biosfera.
— El problema de las escalas.
— La teoría de la tectónica de placas da respuesta global.

- Expansión del fondo oceánico: movimiento de las placas.


- Proceso de formación de las montañas: geosinclinal previo.

— Movimientos orogénicos más importantes de la historia geo­


lógica: herciniano, caledoniano y alpino.
— Los agentes externos responsables de la destrucción del re­
lieve.
— El concepto de ciclo orogénico: fases. El modelo de Davis.
— El relieve terrestre, consecuencia de diversos procesos que
confluyen actuando de forma cíclica.

2. La dinámica de la atmósfera e hidrosfera

— La máquina térmica terrestre.


— La Tierra, sistema abierto y equilibrado respecto a la energía
solar.
— La variación de la energía recibida por la Tierra puede mo­
dificar su temperatura media.
— El sistema térmico terrestre a dos niveles:

- La Tierra, elemento del sistema solar: ciclos diario y natural.


- A nivel interno, el desequilibrio térmico desencadena la
dinámica atmosférica y de las aguas terrestres.

67
— La circulación atmosférica: esquema general de funciona­
miento.
- Intercambio de calor entre altas y bajas latitudes.
- Mecanismo básico del tiempo atmosférico.

— La circulación y movimientos de las aguas terrestres.

- El sistema de vientos, causa fundamental del movimiento


superficial de las aguas oceánicas.
- Los movimientos de equilibrio.
- Las mareas, corrientes de marea y olas.
INTRODUCCIÓN
— La influencia de los océanos sobre el tiem po atmosférico.
— El tiem po atmosférico y el clima fruto de la acción interactiva
de la atmósfera y de los océanos. La Tierra, gracias a los avances científicos de los últimos años,
puede ser contemplada hoy día como un complejo sistema donde
3. La dinámica de ia biosfera reina una maravillosa y rica diversidad. La visión estática de nuestro
planeta ha sido sustituida por otra más dinámica, donde las diversas
— La biosfera, el último subsistema terrestre y más interactivo. partes que ia integran {litosfera, hidrosfera, atmósfera y biosfera)
— Un sistema mediatizado por las cadenas alimenticias. aparecen íntimamente relacionadas entre sí.
— El suelo, producto de la interacción de los cuatro subsistemas La historia de la conformación del Sistema Solar nos ayuda a
terrestres. comprender la actual constitución, material y energética, de la Tierra.
— La interrelación múltiple de algunos de los elementos del Hace 5.000 millones de años, el Sol y ios demás planetas que giran
sistema natural: roca madre, clima, vegetación y suelo. a su alrededor constituyeron una unidad que quedó englobada en
la Vía Láctea. Durante este dilatado período de tiempo, la masa
terrestre ha ido enfriándose progresivamente, contrayéndose en una
esfera compacta, de diferenciada estructura interior. Así, hoy en día,
gracias, entre otros, a los estudios sismográficos, podemos deducir
la existencia de diversas zonas de características contrastadas: un
núcleo sólido central, cuyo radio tiene un valor aproximado a 1.400
km, un núcleo líquido de níquel y hierro, fundidos hasta la distancia
de 3.000 km del centro terrestre, un manto semiplàstico de casi
3.000 km de espesor y una reducida corteza superficial, más soli­
dificada, denominada litosfera.
El aire que respiramos y el agua de los océanos y continentes
proceden también del interior. Parece ser, que la primitiva atmósfera
terrestre fue barrida por un viento solar de protones y neutrones,
que hizo desaparecer cualquier vestigio de materia volátil. Así, el
agua de la hidrosfera fue originariamente vapor volcánico, mientras
que la atmósfera procedía de la emisión, también volcánica, de
anhídrido carbónico (CO2 ), amoníaco (NH3) y metano (CHJ. Con el
paso del tiempo, fue transformándose hasta adquirir su composición
actual (cuatro partes de nitrógeno por cada parte de oxígeno y un
conjunto menor de otros gases residuales).
Finalmente, de los diversos sistemas dinámicos que integran nues­ de la Tierra. Es en esta capa externa donde interactúan de form i
tro planeta, la biosfera fue el último que se form ó y posiblemente permanente los cuatro subsistemas terrestres: litosfera, hidrosfera
sea el que está más relacionado con los demás. Aunque no puede atmósfera y biosfera. Sin embargo, un conocimiento de los procesos
determinarse con seguridad el momento de la aparición de la vida que actúan en el interior de la esfera terrestre ayuda a comprende
sobre la Tierra, sí puede afirmarse que fueron las formas unicelulares la génesis, formación y evolución de las formas externas de la corteza
las primeras que se desarrollaron, como lo ponen de manifiesto así como la distribución de las tierras y los mares.
testimonios de restos de microorganismos encontrados que se re­ La superior movilidad de los gases y líquidos ha facilitado, desdf
trotraen a 3.500 millones de años. Actualmente, las plantas y los siempre, la interpretación dinámica de las envolturas fluidas terrestres
animales forman una cadena ecológica, sustentada en las relaciones No ocurría lo mismo con la parte sólida de nuestro planeta, aunquf
que mantienen con los otros sistemas terrestres. existieran indicios de una intensa actividad interna, manifestada po
La Tierra se nos ofrece, por tanto, como un organismo en evo­ los terremotos y volcanes. Durante muchos años, una larga serie d(
lución, perfectamente diferenciado en diversas partes, que abarcan interrogantes han encontrado, únicamente, respuestas parciales, di
desde su núcleo interior hasta los límites de la corteza exterior, con fíciles de entroncar en una imagen común. ¿Cómo se forman las
dos envolturas externas, líquida y gaseosa de la hidrosfera y la montañas? ¿Ha habido siempre la misma distribución de tierras \
atmósfera y una última, la biosfera, que integra los seres vivos y mares? ¿Existe alguna relación entre los fenómenos sísmicos de
de la que el hombre forma parte importante. Estas diferentes partes interior y la topografía exterior? ¿Cómo se produce el desmantela
mantienen una estrecha relación entre sí. Las complejas interrelacio- miento de los relieves elevados y la conformación de las diversa:
nes existentes aconsejan la utilización del concepto de sistema para unidades estructurales terrestres? Demasiadas piezas de un rompe
facilitar la comprensión de los fenómenos que tienen lugar. Un cabezas que era necesario reconstruir.
sistema está constituido por un conjunto de elementos o miembros El problema se ha complicado aún más por la distinta jerarquíí
individuales, mutuamente dependientes, que actúan conjuntamente de escalas. Hace tiempo que se concibe el relieve terrestre comc
como un todo complejo. Las diversas partes o elementos necesitan el resultado de la actuación de fuerzas de carácter contrapuesto
de la unidad para funcionar, constituyendo el conjunto algo más que Mientras que las fuerzas internas, endógenas, constituirían el facto
la suma separada de las partes.
positivo capaz de elevar la masa terrestre para form ar las cordilleras
Los sistemas aparecen interrelacionados entre sí a diferente escala.
las fuerzas externas o exógenas serían las responsables de su des
La Tierra puede servir de ejemplo en este sentido. Como elemento
trucción. De la acción de ambas resultaría la morfología y modeladc
integrante del Sistema Solar, vimos, en el capítulo anterior, que
de la superficie terrestre. Sin embargo, no todos los procesos de
constituía un planeta más, organizado en torno al Sol. Pero, además,
sencadenados por dichas fuerzas se producen con igual velocidad
a escala inferior, está formado por subsistemas con distintos ele­
Así, mientras el flu ir de un río y su acción erosiva en unas deter
mentos relacionados entre sí. Antes de pasar a analizar más en
minadas condiciones climáticas puede ser observado casi de manerí
detalle, y de manera individualizada, cada una de las partes que
directa, la formación de las montañas es un proceso que se v<
integran la Tierra, hemos preferido adelantar en un tema introductorio
gestando y configurando durante millones de años.
una visión general de la dinámica terrestre de forma interrelacionada.
Pensamos que puede constituir un buen ejercicio para comprender Actualmente, la teoría de la tectónica de placas ha venido a da
los fenómenos y procesos físicos terrestres en su verdadera dimen­ respuesta a muchos de los interrogantes planteados y lo que e¡
sión. más importante, a contribuir a la construcción de una imagen globa
de los distintos fenómenos, externos e internos, de la corteza te
rrestre. Esta idea, hoy mundialmente aceptada, fue ya vislumbrad)
por Wegener a principios de siglo, al sugerir que todas las masa¡
1. LA DINÁMICA DE LA LITOSFERA continentales formaban un prim itivo continente, al que denomini
Pangea, que se fragmentó, separándose sus trozos hasta ocupar la
posiciones actuales. Durante mucho tiempo, esta idea de la denVi
La Geografía es una ciencia interesada fundamentalmente en el continental no fue aceptada. Era difícil imaginar que los continente
estudio de los fenómenos que tienen lugar en la capa superficial pudieran desplazarse sobre los océanos y cuáles serían las fuerza

70
capaces de producir este movimiento. Sin embargo, la teoría, que la previa formación de un geosinclinal, lugar donde se acumulan los
será analizada con mayor detalle en el tema XIV, se ha ido im po­ sedimentos procedentes de la destrucción de relieves anteriores, hasta
niendo a medida que nuevas investigaciones fructificaban en el pa­ alcanzar un grosor de miles de metros. La aproximación de las placas
norama científico. Hoy en día, se admite la existencia de placas, comprime el material, relativamente móvil y plástico, dando lugar a
que, a modo de mosaico, se van desplazando en la superficie pliegues e incluso a la alteración de la propias rocas sedimentarias
terrestre, configurando una distribución de tierras y mares no per­ que de esta forma se metamorfizan y transforman.
manente, sino en constante evolución. En la historia geológica de la Tierra ha habido diferentes movi­
En el fondo de los océanos, parece encontrarse la clave para mientos orogénicos importantes. Existió un importante período oro-
comprender el movimiento de las placas terrestres. La teoría de la génico en el Paleozoico, que culminó con la formación de las m on­
expansión del fondo oceánico sugiere que en las dorsales existentes tañas caledonianas del Noroeste de Europa y los montes Apalaches
en el centro de los océanos está formándose corteza oceánica nueva, entre las cordilleras más importantes. La siguiente fase orogénica
con material que procede del interior del manto, lo que origina que aconteció durante el mismo período geológico, antes de llegar al
la corteza se expanda y el océano se ensanche. Este crecimiento Mesozoico, y dio lugar a la formación de las montañas hercinianas
de la masa cortical se ve compensado por la disminución que surge y las montañas Rocosas. Por último, durante la Era Terciaria, se
cuando dos placas chocan entre sí, o cuando una placa se desliza originó el último gran levantamiento montañoso, el plegamiento al­
por debajo de otra. Existen claros ejemplos de estas tres situaciones pino, que form ó los Alpes europeos, el Himalaya, las montañas del
sobre la corteza terrestre. Un ejemplo del primer tipo se encontraría sudeste asiático y Japón y la cordillera de los Andes entre otros.
en el centro del Océano Atlántico, entre las placas americana y Los Alpes y el Himalaya se formaron a expensas de los depósitos
africana. La dorsal oceánica constituye un accidente que comenzó a sedimentarios acumulados en el mar de Tethys, al aproximarse, en
abrirse hace 150 millones de años al producirse la separación de su movimiento, las placas europea y asiática a las africana e índica.
los continentes americano y africano. El segundo caso estaría re­ La formación de las montañas es, en consecuencia, uno de los
presentado por la placa pacífica chocando con la euroasiàtica en el efectos fundamentales de la actuación de las fuerzas internas de la
Pacífico occidental. Por último, el tercer tipo podría encontrarse en Tierra. Frente a ellas, los agentes erosivos son los responsables de
la falla de San Andrés a lo largo de la costa del Pacífico, en el su destrucción. El ciclo orogénico tiene lugar, por tanto, mediante
Norte del continente americano. Es el movimiento de roce de la un largo proceso que abarca un conjunto de fases desde la sedi­
placa subsidente, la que produce frecuentes temblores de tierra en mentación hasta el levantamiento. La sedimentación, como primera
el área y la causante del famoso terremoto de San Francisco en el etapa de la orogenia, supone erosión, puesto que el material se­
año 1906. dimentado procede de la destrucción de otros relieves, elevados en
La teoría de la tectónica de placas tiene la virtud de dar respuesta una fase anterior. Fue W.M. Davis, quien sugirió que la erosión tenía
al movimiento de los continentes, así como al proceso del formación lugar mediante un modelo cíclico, con una etapa de juventud, otra
de los relieves montañosos. La fuerza impulsora de las placas debe de madurez y por último otra de vejez. Según el modelo davisiano,
proceder de la actividad convectiva, del interior de manto (figura durante la primera fase tendría lugar la elevación sin erosión y
XIV.1). Estas corrientes serían las causantes de la ascensión de posteriormente los agentes erosivos (viento, agua, etc.) irían rebajando
material en las dorsales oceánicas y de su hundimiento en las fosas gradualmente la superficie levantada hasta convertirla en una su­
oceánicas profundas. Las placas se comportarían, por lo tanto, como perficie plana o penillanura. El modelo de Davis es demasiado teórico
enormes trozos de corteza flotando sobre la masa plástica del manto y contiene graves errores, como la suposición de que durante el
y serían movidas por las corrientes existentes en el interior de la levantamiento no se produce erosión, lo que contrasta con el co­
corteza terrestre. nocimiento que se tiene de que la erosión es muy activa cuando
También el problema de la formación de las montañas ha obtenido las cordilleras emergen. Además, la erosión es un proceso que tiene
una solución aceptable. La aproximación de las placas y actuación lugar durante un largo período de tiempo (D.L. Linton ha calculado
sobre el material acumulado por sedimentación provoca su plega- que se tarda al menos 20 millones de años en reducir una cordillera
miento por comprensión y la elevación y formación del relieve. El a una zona de relieve suavizado, siempre que la Tierra se mantenga
primer estadio en la formación de las cordilleras montañosas requiere estable y no existan otros movimientos que la compensación isos-

72 73
tática normal), y la acción de los agentes modeladores del relieve
está condicionada por el dim a en el que este proceso tiene lugar,
así como por las características y estructura de las rocas sobre las
que van a actuar. El fenómeno se complica aún más, debido a que
no siempre las condiciones climáticas han sido homogéneas sobre
la superficie terrestre. Así, durante una parte importante del Cuater­
nario, la Tierra estuvo sometida a un período glaciar, en el que la
acción del hielo fue determinante en el modelado del relieve. Hoy
en día, el hielo ha desaparecido de determinadas latitudes, pero las
formas del modelado anterior no han tenido tiempo de cambiar,
constituyendo una herencia de los tiempos pasados.
De todo cuanto llevamos señalado, puede deducirse la complejidad
intrínseca al fenómeno de la formación del relieve terrestre. Los
resultados, que se manifiestan en la corteza, son la consecuencia,
tanto de la dinámica terrestre interior como de la actuación de los
otros tres subsistemas terrestres: la atmósfera, la hidrosfera y la
■§
biosfera. Siguiendo el esquema de la figura 11.1, puede observarse
■§
la existencia de diversos procesos que confluyen de manera per­ ■5
manente. Cada proceso es puesto en acción por determinadas fuerzas
subyacentes. Los gradientes de la energía solar, la energía geotérmica, s
o

la energía gravitatoria y la debida a la rotación terrestre proporcionan


las fuerzas primarias necesarias para el desarrollo del relieve y de
los procesos que confluyen en su formación. Veámos de qué manera.
La primera fuerza capaz de poner en movimiento los componentes
líquidos y gaseosos de la Tierra es la energía solar. La radiación
solar, distribuida desigualmente sobre la superficie terrestre, y la
rotación de nuestro planeta son las dos principales causas que
originan el movimiento del aire atmosférico y de las aguas terrestres.
La desigual distribución de las presiones en la troposfera origina los I
vientos y, como veremos en el próxim o apartado, más específica­ I
mente dedicado a la dinámica atmosférica, una diferente distribución
de las precipitaciones y temperaturas en la superficie terrestre, o lo
que es lo mismo, una diferenciación climática en nuestro planeta. D
La intervención del clima en el modelado del relieve se origina U)

en la zona de contacto de tres medios diferentes: litosfera, atmósfera


y biosfera. La acción de! dim a se manifiesta a través de sus elementos
(temperatura, precipitación, viento, etc.) en dos fases: la meteorización
y el transporte y sedimentación de los materiales porporcionados
por la erosión. La meteorización debe ser entendida como el conjunto
de modificaciones físicas y químicas que sufre la roca en contacto
con los agentes atmosféricos y que produce su descomposición. En
ella, las rocas se desintegran a causa de fluctuaciones térmicas y la
acción de las heladas o bien sus minerales se disuelven y desmenuzan

74
2. LA DINÁMICA DE LA ATMOSFERA E HIDROSFERA terrestre se cifra en torno a los 13 °C. No siempre su valor se ha
mantenido en idénticos niveles y posiblemente pueda cambiar en el
futuro. Si la cantidad de energía recibida varía, lo hará la temperatura
terrestre para adecuar e igualar las energías emitida y recibida. La
La atmosfera y las aguas, oceánicas y continentales, constituyen energía que alcanza la Tierra puede modificarse por dos motivos
las partes fluidas de la Tierra. Juntas funcionan como una gran fundamentales: por un descenso de la irradiación solar o por un
maquinaria térmica, cuya fuente de energía es el Sol y cuyos ele­ diferente comportamiento del filtro atmosférico. Según Budyke y
mentos transmisores de la energía calorífica son el aire y el agua. Seller, la Tierra se convertiría en un planeta brillante y cubierto de
Sintéticamente, el esquema general de su funcionam iento es bastante hielos si la emisión solar se redujera en un pequeño porcentaje. En
simple. Las circulaciones atmosférica y de los océanos redistribuyen el momento de la formación de la Tierra, la emitancia del Sol era
la energía solar, desigualmente recibida sobre la superficie del globo sensiblemente inferior a la actual y desde entonces ha ido incre­
terrestre y en este proceso se interreiacionan mutuamente. Las prin­ mentándose sin solución de continuidad. En cuanto a la protección
cipales fuerzas que ponen en movimiento los fluidos, aire y agua,
atmosférica y el papel de la atmósfera como filtro solar, la actual
de estos dos subsistemas terrestres son, además del desequilibrio
destrucción parcial de la capa de ozono por los aerosoles está
térmico ya señalado, la rotación terrestre y la atracción gravitatoria
disminuyendo el efecto pantalla frente a la radiación ultravioleta y
del Sol y la Luna sobre las aguas marinas.
permitiendo el aumento de la energía que alcanza la superficie
Al constituir la Tierra un sistema abierto que recibe la energía
terrestre en una gama del espectro electromagnético altamente per­
del exterior, debemos considerar las relaciones entre sus elementos
judicial para la salud humana. Además, el incremento de las com ­
a un doble nivel de escala. En el nivel superior, la Tierra forma parte
bustiones ha elevado el porcentaje de anhídrido carbónico atmosférico
del Sistema Solar. Del lugar que ocupa en el mismo se deriva la
(COj), acentuando el efecto de invernadero de la atmósfera sobre
particular manera de captar o recibir la energía del Sol. En un segundo
las radiaciones infrarrojas que la Tierra emite hacia el exterior. El
nivel, el astro solar es capaz de poner en movimiento los elementos
resultado de ambos fenómenos está siendo, según opiniones au­
materiales de todos los subsistemas terrestres, que de esta manera
torizadas, el aumento de la temperatura media terrestre. Este último
se relacionan entre sí.
La composición de la atmósfera y la distancia de la Tierra al Sol hecho es tan importante que si la atmósfera contuviera cien veces
determinan el balance energético terrestre y la temperatura media mayor proporción de CO2 de la actual, la reemisión de radiación
de su superficie. La radiación solar consiste en ondas electromag­ infrarroja hacia la Tierra (la atmósfera se comporta como el vidrio
néticas que son transmitidas sin que exista ningún soporte material de un invernadero, dejando pasar la luz de onda corta procedente
para facilitar su propagación. No toda la energía irradiada por el Sol, del Sol y evitando que se escape la energía de onda larga, infrarroja,
en el ángulo sólido que abarca la Tierra, llega a nuestro planeta. que emite la Tierra hacia el espacio), junto con la debida a la mayor
Una parte importante es absorbida o reflejada por la atmósfera (por proporción de vapor de agua de la atmósfera caliente, elevaría la
el ozono atmosférico que absorbe las radiaciones ultravioletas y por temperatura terrestre en 20 ó 30 °C.
las nubes que reflejan la energía hacia el exterior), que actúa así a La recepción de la energía solar, variable como vemos a largo
modo de pantalla protectora. Incluso del porcentaje de energía que plazo, está determinada, además, por la posición de nuestro planeta
alcanza la superficie terrestre, una parte es reflejada antes de ser en el sistema solar. Los efectos gravitatorios mutuos entre el Sol y
absorbida por el suelo. Es ésta última (la energía que recibe el los planetas causan en la Tierra dos movimientos: el de traslación
suelo), la fracción de la energía que sirve para calentar el aire y el alrededor del Sol, que tiene un período de duración de un año, y
agua terrestres y la que desencadena el movimiento de la circulación el de rotación, diario, alrededor de su eje. Estos dos hechos tienen
de ambos elementos fluidos. consecuencias geográficas muy importantes. El movimiento de ro­
Actualmente, el equilibrio térmico se mantiene porque la Tierra tación determina la existencia del ciclo diario, con la sucesión del
emite la misma cantidad de energía que recibe, constituyendo el día y la noche, mientras que el movimiento de traslación conlleva
sistema terrestre un sistema abierto y equilibrado, donde la tem ­ el ciclo natural del año, con sus contrastes estacionales. Éste es el
peratura media permanece aproximadamente constante. Esta tem ­ marco energético donde tienen lugar las interconexiones entre los
peratura media global de la atmósfera en contacto con la superficie elementos del sistema terrestre. La energía se recibe desde el Sol,

78
no de manera uniforme y permanente, sino variable cada dia, con A partir de este conocimiento de la circulación atmosférica, ¿cómo
la sucesión de los días y las noches, y a lo largo del año según podríamos explicar el intercambio de calor entre los 35° de latitud
la latitud del lugar considerado. y los Polos? La respuesta fue hallada por C.G. Rossby, durante la
Pasemos a considerar ahora el segundo nivel. Además de las década de los años cuarenta, como resultado de una intensa in­
variaciones temporales, a largo plazo, o las diarias y estacionales vestigación. Si bien es cierto que la corriente del Jet-Stream tiene
debidas a los movimientos terrestres, el reparto energético en la la dirección predominante de la rotación terrestre, en intervalos va­
superficie terrestre tiene lugar de forma no homogénea. La energía riables se curva sobre sí misma (figura V.23), enviando aire frío hacia
solar es superior en las bajas que en las altas latitudes. Esta cir­ las áreas de baja latitud y aire caliente hacia los Polos. Es de esta
cunstancia genera un desequilibrio térmico que desencadena el m o­ manera, como se realiza el intercambio de calor entre las regiones
vimiento de los dos elementos fluidos terrestres: la atmósfera y la subtropicales y polares.
hidrosfera. La circulación atmosférica transporta el aire, transfiriendo las con­
La primitiva idea sobre la circulación atmosférica fue suponer que diciones climáticas de unos lugares a otros. El tiempo atmosférico
el movimiento del aire se produciría según una célula cerrada sobre y el dim a (como manifestación de tendencias estables a lo largo
sí misma, en dirección meridiana, que trasvasara calor desde el de un extenso período de tiempo), medidos básicamente por el
Ecuador a los Polos (figura V.24). El agua caliente de los océanos régimen térmico y de precipitaciones que en cada punto del globo
tropicales se evaporaría, absorbiendo una cantidad importante de terrestre tienen lugar, son el resultado de factores condicionantes de
calor (el agua al evaporarse absorbe calor, que cede al condensar), carácter cósmico y geográfico que determinan la radiación solar
que constituiría una fuente energética fundamental en el movimiento recibida, sus ritmos de variación diaria y estacional, y la manera en
de los vientos a escala planetaria. Los posteriores conocimientos que queda afectado cada lugar por la circulación atmosférica y, como
meteorológicos han modificado esta imagen simplificada de la rea­ veremos más adelante, por la propia dinámica de las aguas marinas.
lidad. Pasemos ahora a considerar la circulación de otro de los elementos
El esquema general del movimiento del aire atmosférico, actual­ fluidos terrestres: la hidrosfera. La circulación de las aguas está
mente válido, sería el siguiente. Hasta los 35° de latitud, a uno y generada por las mismas fuerzas energéticas que ponen en m ovi­
otro lado del Ecuador, la dirección de los vientos dominantes es miento la masa gaseosa terrestre, aunque condicionados por la in­
meridiana, corroborando así la hipótesis del intercambio de calor terrelación océano-atmósfera. A la hora de analizar el movimiento
entre las regiones cálidas y frías del globo. El aire caliente y cargado del agua en superficie, el sistema planetario de los vientos es la
de vapor asciende en las bajas latitudes ecuatoriales, originando fuerza más importante que rige el movimiento de las aguas oceánicas.
grandes precipitaciones en las regiones tropicales y, una vez dese­ Al soplar de manera constante y permanente sobre la superficie de
cado, se dirige hacia latitudes más altas, descendiendo aproxim a­ los mares, el viento comunica la dirección de su movimiento a las
damente en las áreas subtropicales de cada hemisferio. Desde los aguas. No es extraño observar la similitud existente entre la distri­
35.“ de latitud hasta ios Polos, la circulación atmosférica dominante bución de las corrientes oceánicas y los sistemas de vientos do­
es zonal, en dirección de los paralelos, muy diferente de la sencilla minantes. Así, pues, si el movimiento del aire constituía el factor
imagen que suponía una circulación meridiana general. La dinámica fundamental redistribuidor del calor sobre la superficie terrestre, las
atmosférica está dominada en estas latitudes por la denominada aguas marinas colaboran con su movimiento ascendente en latitud
Corriente del Chorro, que circula a gran altura (9.000 a 15.000 metros en la consecución del mismo objetivo. En estos movimientos de las
de altitud) en forma de ondas de gran longitud de onda y cuya aguas marinas, influye, además de la acción de los vientos, la fuerza
dirección dominante es del Oeste. El movimiento en altura se re­ desviadora de la rotación terrestre (este fenómeno tiene lugar, tanto
produce en superficie, por lo que la dirección de los vientos en las en la atmósfera como en las corrientes oceánicas, se denomina
latitudes templadas es idéntica. Esta corriente, también conocida como fuerza de Coriolis y será analizada con más detalle en próximos
Jet-Stream, tiene un origen desconocido para los científicos aunque temas) y el hecho fundamental de que las aguas son desviadas en
parece tener que ver precisamente con el desequilibrio térmico y su trayectoria al incidir sobre los continentes (esta circunstancia no
rotación terrestres (estas ideas serán ampliadas en el capítulo V se presenta en el aire atmosférico, que puede circular libremente
dedicado a la circulación atmosférica). por toda la superficie del planeta).

80
Otro tipo de movimientos que tienen lugar en las masas de aguas
oceánicas se denominan de equilibrio y son de dirección vertical.
En ellos influye la densidad, que viene determinada por dos pro­
piedades diferentes: la temperatura y la salinidad. Cuanto más fría
y salada sea el agua del mar mayor será su densidad y la tendencia I
a ocupar posiciones próximas al fondo. La temperatura depende en S
gran manera de la radiación solar, condicionada a su vez por la co
§
latitud. Así, mientras la atmósfera se calienta desde abajo, desde el
suelo, el océano recibe calor desde arriba. Este fenómeno es de­
terminante en la existencia de un gradiente térmico desde la superficie
hasta el fondo. Por su parte, la salinidad está determinada por
múltiples factores. La precipitación y la evaporación influyen en ella
de manera decisiva. Allí donde predomina la precipitación sobre la
evaporación la salinidad disminuye, aconteciendo lo contrario cuando
la evaporación es superior. Las diferencias de densidad provocan g
co
movimientos en vertical que se complementan con los movimientos
existentes en superficie.
Por último, habría que destacar las mareas con su movimiento
de flujo y reflujo y las corrientes de marea, causadas ambas por la
atracción que la Luna y el Sol ejercen sobre el globo terrestre. La
O
acción de nuestro satélite, debido a la mayor proximidad a que se CJ
tr
encuentra de nosotros, es la que controla los períodos de ascenso 'iU
U- c:
y descenso del nivel oceánico. Otros movimientos como las olas, cb
0
de origen eòlico o sísmico, y los movimientos eustáticos no los i > l
l— 0)
< CJ
consideramos en este primer nivel de aproximación a la dinámica O
Q. 1
de la hidrosfera y serán analizados con mayor profundidad en el 2
LU co
capítulo VI. 1-

La influencia de los océanos sobre el tiempo atmosférico y el C


Ü
dim a es de gran importancia y se manifiesta de diversas maneras.
En primer lugar, los océanos son enormes depósitos de calor que
moderan las variaciones de la temperatura del aire. En general, su 'vcS

presencia dulcifica los contrastes térmicos diarios y estacionales en o
E
el continente. Además, las corrientes marinas, al trasladar enormes co
masas de agua con características térmicas propias a sus lugares 0
de origen, modifican las condiciones climáticas de las costas que 1
bañan. Finalmente, los océanos constituyen la mayor acumulación
Uj
de agua de la superficie terrestre. A consecuencia de su calenta­
miento, el agua pasa a la atmósfera, para posteriormente condensarse CN
y caer en un lugar diferente al de su evaporación. El movimiento
del aire, consecuente a la circulación atmosférica, traslada la hu­ =3
05
medad, que precipita en forma de lluvia, nieve o granizo, originando
uno de los elementos climáticos de mayor interés: la precipitación
(los mecanismos que producen la saturación de humedad en el aire,

82
la condensación y precipitación serán analizadas en detalle en el viva. Ocupan, por tanto, un lugar estelar, como activo protagonista
capítulo VIL)- , de nuestro medio natural.
Vemos, por tanto, que la atmósfera e hidrosfera tienen una fuente La adaptación de las plantas a una amplia gama de ambientes
energética común. El desequilibrio térmico terrestre, debido al de­ es la expresión de un estrecho vínculo entre diversos elementos,
sigual calentamiento solar y al movimiento de rotación de la Tierra entre los que vamos a destacar, la propia cobertera vegetal, el clima,
y acción gravitatoria del Sol y la Luna, es la principal causa del el suelo y el tipo de roca del cual procede. La roca madre es el
movimiento del aire y del agua de nuestro planeta. La dinámica soporte mineral donde se desarrolla el suelo. Su naturaleza (silícea
atmosférica y de los océanos se manifiesta de forma interactiva, o calcárea), así como su grado de dureza, exfoliación, porosidad y
siendo el tiempo atmosférico y el clima una de las consecuencias permeabilidad influyen en su meteorización y preparación para la
fundamentales de esta interrelación (figura 11.2.). posterior formación del suelo. El clima, por su parte, es otro de los
factores fundamentales. Sus variables básicas de acción son la tem ­
peratura y la humedad; ambas influyen decisivamente en el aporte
energético y en el agua necesaria para que las reacciones químicas
y el movimiento de partículas puedan tener lugar en los procesos
3. LA DINÁMICA DE LA BIOSFERA
edáficos. Por último, las plantas y los animales son los suministra­
dores de la materia orgánica. Esta acción se ve complementada por
la actuación de las bacterias, algas, gusanos, insectos, etc., al des­
De todos los sistemas dinámicos que constituyen nuestro planeta, componer las plantas muertas, hojarasca y animales muertos.
la biosfera es el último que tom ó forma y el más interactivo. El Otro de los elementos, la vegetación, necesita de un suelo ya
término biosfera sirve para designar el conjunto de los seres vivos. formado como base de sustentación y se halla a su vez condicionada
Los ecólogos han demostrado que este concepto no supone una básicamente por factores climáticos. Las variaciones climáticas influ­
mera yuxtaposición de especies animales y vegetales, en general yen decisivamente en la distribución de las distintas especies ve­
muy numerosas, sino un sistema (ecosistema) cuyos elementos están getales en nuestro planeta. Cada especie requiere unos mínimos o
relacionados entre sí por relaciones muy complejas, mediatizadas por máximos de humedad y temperatura, lo que explica que las mismas
las cadenas alimenticias) los animales carnívoros se comen a los se agrupen en comunidades o tipos de vegetación. La luz es también
herbívoros, los cuales se alimentan de vegetales, que resultan de la importante en la vida de las plantas al condicionar su actividad
transformación de los elementos minerales utilizando la energía re­ fotosintética.
cibida del Sol. Es éste el último escalón de la pirámide de los seres Por último, la presencia de la vegetación y el tipo de suelo alteran
vivos. la dinámica natural de los procesos hidrológicos y climáticos. Por
La superficie terrestre es el asiento de la vida y la adaptación el hecho de existir, la cobertera vegetal modifica el medio en el
de las plantas necesita de la transformación de la roca madre (li­ cual se implanta y vive. Así, la temperatura en el suelo se ve
tosfera) en su película más externa. Del resultado de la interrelación rnodificada al absorber parte de la radiación solar durante el día o
de la biosfera, con la hidrosfera, atmósfera y corteza externa de la servir de abrigo durante la noche. Además, afecta al balance hídrico
Tierra surgen los suelos. por interceptar parte de la precipitación que cae.
El suelo se deriva de la descomposición de las rocas firmes por En resumen, el tipo de suelo y de vegetación están determinados
la meteorización y su posterior transformación por los seres vivos por el clima, aunque la roca madre influye de forma decisiva sobre
y está integrada por materia mineral y orgánica. El componente el primero. Por lo demás, el suelo y la vegetación presentan inte-
mineral procede de la meteorización física y química de las rocas rrelaciones tan estrechas que casi se puede hablar de una unidad.
(concepto introducido en el apartado 11.1.), mientras que el orgánico Por su lado, tanto el suelo como la vegetación ejercen una cierta
deriva de la descomposición de los residuos orgánicos. La roca influencia sobre el clima, pero solamente sobre la capa de aire
madre se convierte, así, en el soporte de la vida vegetal mediante cercana al suelo; es decir, influyen sobre el microclima. (figura 11.3).
un proceso lento que puede durar cientos e incluso miles de años.
Las plantas son capaces, en estas condiciones, de sintetizar los
elementos químicos inorgánicos del suelo y convertirlos en materia

84 85
teórica, las diferentes ramas de la Geografía Física, a saber;
Geomorfologia, Edafología, Biogeografia, Hidrología, Meteorología,
CLIMA Climatología y Oceanografía. En el último capítulo, el más inte­
resante desde el punto de vista de la dinámica terrestre, se analiza
con detalle la tectónica de placas y las circulaciones oceánica y
atmosférica, para mostrar de qué modo han cambiado a lo largo
del tiempo y cómo se relacionan con los fenómenos a una escala
inferior.
SiEVER, R. et alter (1987); La Tierra. Estructura y Dinámica. Bar­
celona, Libros de Investigación y Ciencia. Prensa Científica, S.A.
228 págs.
Este libro presenta una selección de diversos artículos seleccio­
nados y publicados por Investigación y Ciencia, sobre la naturaleza
y procesos geofísicos que tienen lugar en el interior y exterior
de nuestro planeta. Los mismos se hallan organizados en tres
grandes apartados. El primero comprende dos artículos de carácter
general y otros dos que se refieren al flujo geotérmico y al origen
del campo magnético. El segundo (7 artículos) nos describe la
Tierra, desde el núcleo a la corteza, más sus envolventes de los
océanos, atmósfera y biosfera, afectando tanto a la estructura
como a la dinámica de sus diferentes partes. Finalmente, el último
(6 artículos), se dedica a analizar aspectos particulares de fenó­
Figura 11.3. Interrelación de algunos de los elementos básicos del sistema natural.
menos observados en la superficie y relacionados con la dinámica
de la litosfera, tales como las cordilleras, las fracturas oceánicas,
la fragmentación de los continentes y los puntos calientes, así
como algunas nuevas técnicas que actualmente están abriendo
nuevos horizontes en el conocimiento de nuestro planeta.

BIBLIOGRAFIA

La Tierra, el mar y ia atmósfera. Barcelona,


— F r a z e r , R. (1966);
Ed. Oikos-Tau. 153 págs.
El libro, escrito en un nivel bastante accesible, se propone dar
a conocer al lector no especializado, los resultados alcanzados
por la Geofísica, expuestos de forma dinámica y en permanente
expansión. En el mismo se incluyen diversos capítulos sobre la
estructura del globo, génesis de las cordilleras terrestres y de las
dorsales oceánicas, traslación de las masas continentales y física
de los océanos y de la atmósfera.
— K in g , C.A.M. (1984); Geografía Física. Barcelona, Ed. Oikos-Tau.
529 págs.
El libro se halla estructurado en tres escalas (local, regional y
continental y planetaria) donde se tratan, de manera práctica y
TEMA III

LA ATMÓSFERA

ESQUEMA/RESUMEN

Introducción

1. Composición de la atmósfera.

— Composición química y distribución en volumen.


— Propiedades de los principales gases. Importancia desde el
punto de vista climático.

- Nitrógeno.
- Oxígeno.
- Vapor de agua.
- Dióxido de carbono.
- Ozono.
- Otros.

— Las partículas sólidas.

2. La estructura atmosférica.

2.1. La troposfera.

— Composición.
— Dinámica atmosférica.
— Comportamiento térmico.

2.2. La estratosfera.

— Composición.
— Dinámica atmosférica.
— Comportamiento térmico.

2.3. Las altas capas de la a tm ó sfe ra .


— Composición.
— Dinámica atmosférica.
— Comportamiento térmico.

3. Las propiedades de! aire.

— La movilidad.
— La presión.
- Concepto.
- Unidades de medida de la presión.
- Causas de las diferencias de presión.

— La temperatura.
- Concepto de calor y temperatura. INTRODUCCIÓN
- Concepto de calor específico.
- Unidades de medida. Escalas de medida.
El comportamiento de la masa gaseosa que envuelve a la Tierra
— La densidad.
depende fundamentalmente de su composición, estructura y propie­
- Concepto. dades. Nos sirve, por tanto, este tema introductorio para pasar revista
- Unidades de medida de la densidad. a los principales componentes del aire, deteniéndonos de manera
- Variación de la densidad según la temperatura y el por­ especial en aquellos, como el vapor de agua y el anhidrico carbónico,
centaje de humedad. que tienen una repercusión climática superior.
La atmósfera no se halla, además, distribuida uniformemente, sino
— La humedad. que presenta una estructura en capas de diferente com posición y
- Concepto de humedad absoluta y relativa. dinámica: troposfera, estratosfera y aita atmósfera. Cada una de ellas
- Unidades de medida de la humedad. realiza distintas funciones. Así, mientras las capas más elevadas filtran
- Saturación y condensación. las radiaciones ultravioletas más peligrosas, que impedirían la vida
sobre nuestro planeta, en la troposfera, o capa más próxima a la
superficie, tienen lugar los principales fenómenos meteorológicos que
determinan a largo plazo el clima terrestre.
Estos fenómenos meteorológicos son posibles por las propiedades
características del aire. La movilidad del componente gaseoso terrestre
supone el movimiento del viento y la dinámica atmosférica debida
a las diferencias de presión; la humedad o capacidad de contener
vapor de agua, la evaporación, condensación y posterior precipitación
de la lluvia, nieve o granizo; y por último, la capacidad de contener
calor y transm itirlo desde los lugares más cálidos a los más fríos,
permite redistribuir la energía desigualmente repartida por el Sol,
determinando como resultado uno de los elementos fundamentales
del clima: la temperatura.
Este tema, por tanto, sienta las bases para el conocimiento de
una serie de conceptos que el alumno deberá manejar en el futuro.

l 97
1. COMPOSICIÓN DE LA ATMÓSFERA seres vivos, o de los denominados gases nobles (argón, neón, helio,
xenón y kriptón).
No ocurre lo mismo con otros gases, aunque participen en la
El componente fundamental de la atmósfera es el aire, que no masa atmosférica en proporciones mucho más reducidas. El de mayor
es un compuesto químico sino una mezcla de gases. Acompañando importancia, sin duda, es el vapor de agua, la forma gaseosa del
a la masa gaseosa se encuentran los aerosoles, pequeñas partículas agua que se mezcla perfectamente con los otros gases del aire. Su
líquidas y sólidas dispersas en su seno. La desigual participación e presencia en la atmósfera es muy variable, desde cantidades ina­
importancia de estos distintos elementos aconseja considerar los preciables en las regiones secas y desérticas hasta superar un 3 por
100 del volumen total atmosférico en las áreas caldeadas de los
gases de la atmósfera en primer término.
La composición quimica y el porcentaje en volumen de los prin­ océanos. El agua penetra en la atmósfera por la evaporación de los
cipales gases que integran la atmósfera terrestre vienen reflejados mares, lagos, ríos e incluso por la transpiración de las plantas. Su
condensación en minúsculas gotitas para form ar las nubes y la
en el cuadro III.1.
precipitación posterior sobre la superficie terrestre cierra el ciclo
hidrológico del agua, de gran transcendencia en la dinámica atmos­
férica. Por lo tanto, cuando empleamos el término humedad del aire
CUADRO III.1. COMPOSICIÓN MEDIA DE LA ATMÓSFERA (POR DEBAJO
DE LOS 25 Km) (cantidad de agua contenida en la masa atmosférica terrestre) nos
referimos, tanto al vapor de agua en estado gaseoso como a las
Volumen gotas líquidas de las nubes. Finalmente, interesa destacar la propiedad
(valor de absorber los rayos infrarrojos de mayor longitud de onda del
Componente Símbolo porcentual) espectro solar, emitidos por la Tierra, lo que evita el brusco enfria­
Nitrógeno N, 78,08 Gases miento que tendría lugar si la atmósfera estuviera desprovista de
Oxígeno 0. 20,94 que humedad.
Argón Ar 0,93 participan
Ne 0,0018 de forma El dióxido de carbono (anhídrido carbónico) procede de las ema­
Neón
Helio He 0,0005 constante naciones volcánicas, de las combustiones y de la respiración de los
Hidrógeno H, 0,00005 seres vivos. A partir de comienzos de siglo, se ha advertido un
Kripton Kr indicios
indicios incremento notable en el contenido de dióxido de carbono de la
Xenón Xe
Metano CH, indicios atmósfera, como consecuencia de la combustión de enormes can­
0 -4 Gases tidades de combustibles como la madera, el carbón, el petróleo o
Vapor de agua
Dióxido de carbono CO2 0,0325 (en que el gas natural. El aumento progresivo del mismo es compensado
aumento) participan por la acción clorofílica de las plantas, que absorben el anhídrido
Ozono O3 de forma
variable carbónico y desprenden oxígeno. El gas carbónico refuerza consi­
M onóxido de carbono CO
Anhídrido nitroso N2 O derablemente la acción del vapor de agua en la absorción de los
Anhídrido sulfuroso SO, rayos infrarrojos. Se calcula que su completa desaparición provocaría
un descenso medio de la temperatura de la Tierra en 21°C.
Otro de los gases de gran interés desde un punto de vista humano
es el ozono. Este gas se forma por la absorción de los rayos
Algunos de los gases que integran la atmósfera terrestre tienen ultravioletas procedentes del Sol, que descomponen el oxígeno m o­
menor interés que otros desde un punto de vista climático, a pesar lecular biatómico, provocando la constitución de moléculas triatómicas
de representar un elevado porcentaje de su volumen (o de su peso) del mismo:
total. Así, el nitrógeno, principal componente gaseoso de la atmósfera,
de gran importancia en la nutrición de los seres vivos, apenas influye O2 + energía solar ultravioleta ^ 2 0
en las variaciones climáticas de nuestro planeta. Algo parecido podría (longitud de onda 0,12 0,20ii) (1 |j= 0,001 mm)
decirse del oxígeno, enormemente activo desde el punto de vista
químico e imprescindible biológicamente en la respiración de los 2 O2 + 20 20,
El ozono existente en la atmósfera es capaz de impedir el paso en los fenómenos que determinan el tiempo atmosférico y por lo
de la radiación ultravioleta de longitud de onda comprendida entre tanto el clima, varía considerablemente si consideramos los primeros
0,20|j y 0,29|j, que haría imposible la vida en nuestro planeta. Úni­ kilómetros próximos a la superficie terrestre o si nos situamos a
camente la radiación solar ultravioleta de la gama comprendida entre una distancia suficientemente alejada de la misma.
0,29|J y 0,40|i traspasa la pantalla protectora del ozono, radiación Cabe, por tanto, referirnos a una estructura vertical de ia at­
que afortunadamente se ha demostrado que posee propiedades be­ mósfera. Un criterio que permite dividirla en capas homogéneas,
néficas. diferenciadas entre sí, es el de su diverso comportamiento térmico.
Por último, otros gases existentes en la atmósfera pueden ser La variación de la temperatura en altura presenta determinadas dis­
considerados como elementos contaminantes o impurificantes de la continuidades, delimitando así varios estratos gaseosos superpuestos
misma. Uno de los más conocidos, el anhídrido sulfuroso (SO2), se (figura III.1). Estas diferencias térmicas no son sino el resultado de
incorpora al aire como consecuencia de la combustión del carbón, la diferente composición gaseosa de cada capa, lo que condiciona
del petróleo y de la fundición de minerales que contengan azufre. a su vez su particular dinámica atmosférica. Para facilitar la exposición,
Su peligrosidad se deriva de la posibilidad de form ar ácido sulfúrico comenzaremos a describir la estructura de la atmósfera en orden
(SO4H2), sustancia altamente perjudicial al contacto con los pulmones. ascendente, desde la capa más próxima a la más alejada de la
Otros gases, como el anhídrido nitroso (NjO) y el monóxido de superficie terrestre.
carbono (CO), pueden llegar a mostrar su toxicidad por encima de
determinadas concentraciones. Este último, al combinarse con la
hemoglobina de la sangre e impedir el transporte del oxígeno, es
uno de los más peligrosos.
Las partículas sólidas contenidas en la atmósfera tienen una
procedencia y una naturaleza variables: partículas de polvo, sales
que cristalizan al evaporarse las gotas de agua de los océanos,
humos procedentes de la combustión, etc. Las partículas de polvo,
debido a su pequeño tamaño y ligero peso, permanecen fácilmente
en suspensión. Proceden de las llanuras secas y desérticas, playas
o explosiones volcánicas, y son transportadas a veces a grandes
distancias de sus lugares de origen. Los incendios forestales y en
general las combustiones son fuente del aumento constante del polvo
existente en la atmósfera terrestre. Su importancia se deriva de su
participación como núcleos de condensación en la formación de las
nubes.

2. LA ESTRUCTURA ATMOSFÉRICA

En el apartado anterior, hemos considerado la composición media


de la atmósfera, analizando los principales componentes que la in­
tegran. Sin embargo, ni la distribución de los diferentes elementos,
ni la densidad del aire permanecen constantes con la altura. La
atracción gravitatoria de la Tierra sobre la masa gaseosa que la
rodea, disminuye a medida que nos elevamos; en consecuencia, el
aire se va enrareciendo con la altitud. La influencia de la atmósfera Figura III. 1. Estructura atmosférica.

100 101
2.1. La troposfera fundamentalmente de la latitud y de la estación del año. Como puede
observarse en la figura III.2, la inversión térmica se produce en los
Es la capa inferior de la atmosfera, donde se encuentran las tres Polos a una altura inferior (aproximadamente a los 6 kilómetros) y
cuartas partes de la masa gaseosa que envuelve a la Tierra y a una temperatura superior (-45 °C) que en el Ecuador (17 Km y
prácticamente la totalidad de vapor de agua. Su mismo nombre, -8 5 °C, respectivamente).
derivado del griego tropein (girar, revolver), traduce la existencia de Es difícil encontrar las causas que explican este comportamiento
movimientos turbulentos en su seno, tanto de dirección horizontal, térmico de la atmósfera. Valga de forma simple la siguiente expli­
como vertical. Es, esta capa atmosférica, el dom inio de las nubes, cación. Antes de recibir la radiación solar, podemos imaginar que
precipitaciones y demás fenómenos metereológicos. Sin embargo, la Tierra estaría fría y la atmósfera verticalmente isoterma. El calen­
no toda la troposfera presenta un comportamiento semejante. Así, tamiento terrestre sería la causa de una elevación de la temperatura
existiría una primera subcapa, hasta una altitud media de unos 3.000 del aire hasta el momento en que la influencia desapareciera. Esta
metros (límite de la peplopausa), donde la presencia de impurezas influencia, debido a la diferente verticalidad de los rayos solares,
y la mayor turbulencia del aire serían la causa de una superior sería lógicamente mayor en el Ecuador que en los Polos y se dejaría
actividad de la dinámica atmosférica. Por estos motivos, se conoce sentir hasta una altura superior.
a esta primera subcapa, como capa geográfica o capa sucia. De
aquí, hasta el límite de la tropopausa (superficie de separación res­
pecto a la siguiente capa atmosférica: la estratosfera), la atmósfera
se presenta más limpia y homogénea y recibe el nombre de capa 2.2. La estratosfera
Ubre.
En general, por término medio, la temperatura desciende con la La segunda capa atmosférica en importancia es la estratosfera,
altura, de manera más o menos regular, a razón de 0,65'’C por cada que se extiende desde la tropopausa hasta una altura aproximada
100 metros. Esta tendencia, que manifiesta un gradiente térmico de 50 km, donde se encuentra la estratopausa, superficie de se­
negativo, se interrumpe bruscamente al alcanzar la tropopausa. Su paración con respecto a las capas altas de la atmósfera.
descubrimiento data de comienzos de siglo, pues hasta entonces se Destaca en este espacio atmosférico la ausencia casi completa
suponía que el descenso continuaba hasta el límite superior de la de vapor de agua, así como la progresiva rarificación de la presencia
atmósfera donde existiría la temperatura del cero absoluto (-273 °C). de gases con la altura. Se puede afirmar que aproximadamente el
La altura a que se encuentra la tropopausa es variable y depende 95 por 100 de la masa atmosférica está localizada en los primeros
20 km. La temperatura de la estratosfera en las latitutes medias y
altas permanece constante hasta una altura de unos 18 a 20 km,
aumentando después a razón de 3°C por cada kilómetro de ascen­
sión. El incremento de temperatura es todavía más marcado a partir
de los 30 a 35 km. La presencia del ozono atmosférico en esta capa
le ha proporcionado el nombre de ozonosfera, con el que a veces
Polo
se distingue a la estratosfera. La existencia del ozono y su capacidad
para absorber las radiaciones ultravioletas del Sol explica la elevación
de la temperatura, que puede alcanzar los 100 °C. La estratosfera
termina, precisamente, donde acaba la capa de ozono.
Hasta no hace mucho tiempo, se venía afirmando la calma que
caracterizaría a esta capa atmosférica. Incluso, el mismo nombre,
estratosfera (aire en estratos, tranquilo) suponía el contraste con una
troposfera en continuo cambio. Sin embargo, han sido descubiertas
perturbaciones violentas, de dirección horizontal, con vientos que a
veces superan los 250 km/h. Estos vientos tienen un predominio de
Figura III.2, Altura alcanzada por la troposfera. la dirección Este en verano y Oeste en invierno. Esta inversión
102 103
estacional del sentido del viento parece estar relacionada con la 3. LAS PROPIEDADES DEL AIRE
variación térmica provocada por el diferente calentamiento de la
ozonosfera. Lo que si puede asegurarse es la debilidad de ios
movimientos verticales, inferiores en velocidad a un decímetro por
segundo. Precisamente, la inversión térmica de la tropopausa limita Los dos primeros apartados de este capítulo nos han servido
el acceso de las grandes masas de nimboestratos que se desarrollan, para conocer cuáles son los principales componentes de la atmósfera
a veces, con gran potencia en la troposfera (esta idea se comprenderá y cómo están distribuidos de acuerdo a su estructura vertical. Vamos
mejor, cuando se analice el apartado 3.3. del tema VII, dedicado al a continuación a exponer las principales variables que definen su
estudio de la estabilidad e inestabilidad del aire atmosférico). estado y las correspondientes propiedades, responsables del com ­
portamiento atmosférico.
El aire es una mezcla de gases; por lo tanto, sus propiedades
2.3. La alta atmósfera
se derivan de este particular estado de agregación de la materia.
En general, los gases pueden definirse como cuerpos sin forma ni
Más allá de los 50 km, el gradiente de variación de la temperatura
volumen propios y con tendencia a dispersarse uniformemente por
con la altura se vuelve a invertir. Las temperaturas descienden otra
vez hasta la aparición de una nueva discontinuidad, denominada el espacio. En este aspecto, se diferencian fundamentalmente de los
líquidos y de los sólidos. Estos últimos ofrecen fuerte resistencia a
mesopausa, situada a unos 80 km de altura. La capa atmosférica
modificar su volumen aunque no su forma, circunstancia que no
comprendida en este intervalo altitudinal recibe el nombre de me-
puede afirmarse rotundamente para los líquidos, que cambian su
sosfera y algunos autores se refieren a ella como la alta estratosfera.
volumen (aunque ligeramente) mediante variaciones de presión y
Por encima de los 80 km, la rarefacción o rarificación atmosférica
temperatura. Quizás, el hecho que mejor marca la diferencia entre
es casi total. A unos 150 km, la presión del aire corresponde casi
los gases y los líquidos es el de que estos últimos forman superficies
al vacío neumático, aunque la existencia de estrellas fugaces-en este
espacio pone de manifiesto que la densidad gaseosa es suficiente de separación respecto a los primeros.
Es por tanto la movilidad una de las propiedades que mejor
para provocar calentamiento por rozamiento y dar así lugar a fe­
define a los gases y, en consecuencia, al aire, en su comportamiento
nómenos luminosos. La absorción de las radiaciones ultravioletas de
menor longitud de onda aumenta la temperatura del aire hasta 200- respecto a los cuerpos sólidos y líquidos. Esta propiedad cabe
300 °C. En capas más altas, aún puede dispararse hasta alcanzar los deducirla de la baja atracción existente entre sus moléculas, lo que
1.000 °C. Por este motivo, también se conoce a esta capa atmosférica permite a la materia, en este estado físico, moverse libremente por
con el nombre de termosfera. el espacio. Por contra, en los líquidos y mucho más en los sólidos,
Otra consecuencia de la radiación y su absorción por el aire es la menor distancia entre sus moléculas (o átomos) les obliga, por
la ionización. Los átomos gaseosos modifican su situación de neu­ las leyes de atracción gravitatoria de Newton, a mantener posiciones
tralidad eléctrica (igual número de protones o cargas positivas que relativamente fijas entre ellos. Desde un punto de vista geográfico,
electrones o cargas negativas) y se transforman en iones (átomos la movilidad del aire es fundamental para comprender la dinámica
cargados eléctricamente). Esta transformación convierte a la atmósfera atmosférica.
en conductora de la electricidad y debido a este fenómeno ha recibido La segunda propiedad a considerar es la presión. El aire pesa y,
el nombre de ionosfera. Esta propiedad es muy interesante en la en consecuencia, es capaz de ejercer una presión, o fuerza por
radiocomunicación, ya que los estratos ionizados permiten reflejar unidad de superficie, en cualquier punto de la atmósfera terrestre.
las ondas de radio y devolverlas a la Tierra. Sin esta reflexión no A medida que nos elevamos en altura, la capa de aire existente por
sería posible la comunicación por radio a larga distancia. encima se reduce y también su peso. Así, a unos 5 km, tan sólo
Por último, señalar, que la observación de las nubes ionizadas queda un 50 por 100 de la atmósfera y a unos 10 km, el 25 por
por procedimientos radioeléctricos, ha servido para poner de ma­ 100; la presión iría descendiendo lógicamente con la altitud en esa
nifiesto la existencia de vientos del Oeste de gran velocidad (de 10 misma proporción. El concepto de presión es sinónimo de fuerza.
km/seg o 250km/seg), aunque débil energía, debido a la densidad Un gas a alta presión es capaz de realizar una fuerza unitaria (por
tan reducida de la atmósfera en estas altitudes. cada unidad de superficie) superior:

104 105
F(fuerza) la columna de mercurio. En consecuencia, el valor de esta unidad
de presión estaría relacionada con la atmósfera de la siguiente ma­
-i F = P -S P(presión)
S(superficie) nera:

1 atmósfera = 760 milímetros de mercurio.


Las unidades de la presión en los principales sistemas de medida
son ios siguientes: en el sistema cegesimal (C.G.S.) la unidad se
Las diferencias de presión en el aire no existen únicamente en
denomina baria y equivale a la presión realizada por una fuerza de
altura, sino también entre diferentes puntos de la superficie terrestre
una dyna sobre una superficie de 1 cm^.
de la'm ism a altitud. Las causas de esta falta de uniformidad en el
campo de presión en superficie son de origen térmico y dinámico.
1 dyna Si el suelo se calienta, el aire se dilata y pesa menos por lo que
1 baria (1 dyna = 1 gr.cm/seg^)
1 cm^

El sistema Internacional (S.l.) utiliza como medida de presión el


Pasca!, presión realizada por la fuerza de un Newton sobre una
superficie de 1 m^.

1 Newton
1 Pascal = (1 Newton = 1 kgr.m/seg^
1 m^

Ambas unidades son muy reducidas, por lo que se utiliza el bar


(equivale a un millón de barias) y el Idlogramo por centimetro cua­
drado (fuerza de 1 kg sobre una superficie de 1 cm^).

1 bar = 1.000 milibares = 1,0204 kg/cm^ = 1.000.000 barias

Otras unidades muy utilizadas para medir la presión atmosférica


son la atmósfera y el milímetro de mercurio. La atmósfera equivale
a la presión atmosférica al nivel del mar, a cero grados centígrados,
y su valor es de 1,033 kilogramos por centímetro cuadrado.

1 atmósfera = 1,033 kg/cm^

Por último, y aunque parezca inapropiado, una medida de longitud


sirve como unidad de medida de presión. El milímetro de mercurio
tiene relación con la experiencia de Torricelli para medir la presión
atmosférica. Torricelli tom ó un tubo de vidrio de un metro de longitud
y lo llenó por completo de mercurio. Al invertirlo e introducirlo en
una cubeta del mismo metal, observó que el mercurio quedaba a
una altura de 760 mm, no descendiendo hasta el nivel de la misma
(figura III.3.). Este experimento sirvió para demostrar que la presión
Figura III.3. Experimento de Torricelli para medir la presión atmosférica.
del aire exterior (en el interior del tubo se hacía el vacío) mantenía
107
106
tiene tendencia a moverse verticalmente hacia arriba, dejando un caloría
espacio libre que provoca un descenso de la presión. Además de Q = m .C 3 ( t,- t¡ ) = 2 0 g r . 1 - „^ -(3 0 -1 5 )» C = 20 - 1 • 15 = 300 ca lo ría s
gr. u
este factor de origen térmico, el aire puede ascender o descender
por fenómenos derivados de corrientes de aire existentes en altura,
De esta manera, se comprende mejor el comportamiento térmico
provocando bajas o altas presiones de carácter dinámico (esta idea
diferencial de la tierra y el mar. El suelo seco posee un calor
se comprenderá mejor al estudiar el capítulo de la circulación at­
específico semejante al aire (cinco veces inferior al agua). A esta
mosférica). desigual capacidad de acumular calor unitaria (por cada gramo de
Otra propiedad del mayor interés es la temperatura. Existen dos
masa), hay que añadir que el agua permite que el calor penetre
conceptos que habitualmente se confunden y que son el de calor
hasta una mayor profundidad en su seno, calentando una cantidad
y temperatura. El calor es una forma de energía, mientras que la
de masa superior. El resultado es una capacidad aún mayor de
temperatura es una consecuencia del anterior. Si un cuerpo recibe
almacenar calor. Al producto de la masa por el calor específico
calor, sus átomos o moléculas comienzan a vibrar y a moverse con
(m.CJ se le conoce con el nombre de capacidad calorífica.
mayor intensidad, elevando su nivel térmico o temperatura. Pero no Esta diferente forma de responder a la absorción del calor puede
todos los cuerpos adquieren la misma temperatura cuando reciben comprenderse mejor utilizando un símil hidraúlico. Si suponemos un
la misma cantidad de calor. Este desigual comportamiento térmico
recipiente capaz de mantener un líquido en su interior y lo llenamos
se puede medir mediante el concepto de calor específico. Se de­
con el mismo, la altura alcanzada dependerá de su sección o su­
nomina calor específico de un cuerpo (no importa su estado físico)
perficie de la base (figura lll.4.a). En este símil comparativo, el
a la cantidad de calor necesaria para elevar a un gramo del mismo volumen del líquido sería la cantidad de calor, la sección la capacidad
un grado su temperatura. Así, el comportamiento térmico del agua calorífica y la altura alcanzada por el mismo, la temperatura. No es
y del aire son muy diferentes. El calor específico del agua es de 1 el recipiente que contiene más líquido el que alcanza mayor altura;
caloría/gr°C; se necesitaría una caloría para elevar a 1 gramo de
agua 1 grado su temperatura. En el caso del aire, este valor es
únicamente de 0,20 calorías/gr°C. Esto significa, que la misma can­
tidad de calor elevaría la temperatura del aire cinco veces más que
la del agua (suponiendo idéntica masa en ambos); o visto de otra
manera, que a la misma temperatura el agua almacenaría cinco veces
más cantidad de calor.
Aunque parezca obvio, conviene resaltar que la acumulación de
calor de un cuerpo depende también de la masa del mismo que se
caliente. La cantidad de calor necesaria para elevar a un cuerpo de
masa m y calor específico desde una temperatura í, a otra t/
sería la siguiente:

m (masa del cuerpo en gramos)


^ calorías,
Ce (Calor especifico en ------ — )
gr. C h „ fi 2, sinónimos de temperatura
O = m . C, . (t, - ti) t, (Temperatura final en °C) s„ Sj, sinónimos de capacidad calorífica
v „ Vj, sinónimos de cantidad de calor
t¡ (Temperatura inicial en °C)
Q (Cantidad de calor en calorías)

Así, para calentar una masa de 20 gramos de agua, desde una V, = S2 ■hj V, = s, ■ h,
temperatura de 15°C a otra final de 30 °C, se necesitaría la siguiente
cantidad de calor: Figura III.4. Símil hidraúlico, respecto del desnivel térmico.

108 109
o lo que es lo mismo, no es el cuerpo que contiene más calor el
que posee una temperatura más elevada. Siguiendo con el mismo
ejemplo, si pusiéramos en comunicación ambos recipientes (figura
lll.4.b), pasaría líquido del de mayor al de menor nivel, aunque este
último tuviera mayor cantidad de líquido. Algo semejante ocurre con
el calor. Entre dos cuerpos de diferente nivel térmico se establece 212 ° -
100° — 3 7 3 °-
i Ebullición
una transmisión de calor del de mayor al de menor temperatura,
hasta que ambos igualen sus temperaturas.
La unidad de medida de la temperatura depende de la escala de
medida. La escala centígrada fue inventada por el astrónomo sueco
Celsius en 1742 y en la misma, sobre un termómetro, utilizando la
propiedad de la dilatación se fijaron los valores de O y 100 corres­
pondiendo con las temperaturas en las que el agua en condiciones
normales de presión hiela o rompe a hervir. Dividiendo el espacio
de variación en cien partes, a cada una de ellas se le denominó
grado centígrado (°C). Farenheit, por su parte, establecía otros puntos
de referencia en la medición, dio un valor O a la temperatura de la
nieve y de la sal de amoniaco en fusión y a la temperatura normal 32° - o °- 273° - Congelación
del cuerpo humano 100. De aquí resultaba que la temperatura de
fusión del hielo era de 32 grados farenheit (°F) y la de ebullición
de 212. De esta manera, es fácil transformar un valor de referencia 0° -17,8° 255,2°
en una escala a la otra (figura III.5.):

F - 32
100 180
-460° - -273° -
Cero absoluto
o bien de forma más reducida

C F - 32
5

Una escala termomètrica muy utilizada también es la llamada Kelvin Figura III.5. Escalas termométricas: Farenheit, Celsius y Kelvin.
o absoluta. Esta escala es la prolongación de la escala centígrada
(los grados de ambas tienen el mismo valor) con el cero absoluto
en el -273 “C, temperatura en que la materia quedaría sin movimiento
interno. Sería, por tanto, la temperatura más baja que se puede Así, un cuerpo a 20 °C tendría una temperatura de 293° K, y si
alcanzar. su temperatura fuera - 1 3 “C, le correspondería 260 °K.
La relación entre ambas escalas, centígrada y absoluta, es fácil La densidad es otra propiedad de gran interés, ya que el aire
de establecer: más denso se estabiliza, mientras que el menos denso, de menor
peso, tiende a elevarse. Se denomina densidad a la masa de un
T = temperatura absoluta cuerpo por unidad de volumen. Su valor es equivalente al peso
T = t 273
t = temperatura centígrada específico o peso unitario (si un cuerpo tiene 20 gramos de masa.
pesa también 20 gramos). La unidad de medida más usual, para la presencia de 25 gramos de vapor de agua por cada metro cúbico
ambas propiedades, es el grlcm^ y el gr/Htro. de aire existente. Una de las características más importantes del aire
es que este valor no puede crecer indefinidamente. Al alcanzar un
límite, el aire se satura de humedad. Si a partir de este momento
m (gramos) m = masa
d = pretendemos aumentar la concentración de agua, el aire será incapaz
V lcm ") V = volumen
de mantenerlo en estado de vapor y el mismo se condensará al
d = densidad
P (gramos) estado líquido.
Pe = peso específico
Pe = El conocimiento de la máxima cantidad de agua que el aire puede
V (cm®) P = peso
admitir en su seno como vapor se presenta pues como algo fun­
damental. Esta capacidad higrométrica depende de la temperatura.
Analicemos, a continuación, cuáles son los principales factores Así, el aire caliente puede contener mayor cantidad de vapor de
que modifican ia densidad de! aire. Al ser el aire una mezcla de agua que el aire frío antes de alcanzar la saturación. El gráfico de
gases, de diferente densidad, interesa tener en cuenta aquellos que la figura III.6. indica el máximo valor de vapor de agua que un metro
presentan mayor variabilidad, como el caso del vapor de agua. Si cúbico de aire puede contener, según su temperatura.
comparamos la densidad de este último con la de los principales Por tanto, además de conocer la humedad absoluta del aire
gases que componen el aire (nitrógeno, oxígeno y anhidrico car­ interesa saber la situación en que nos encontramos respecto a la
bónico) veremos que la densidad del vapor de agua es inferior. El saturación. Este nuevo concepto recibe el nombre de humedad re­
peso molecular de cada uno de ellos expresado en gramos ocupa, lativa y la forma de medirlo es calcular la proporción, en tanto por
en condiciones normales de presión y temperatura, un volumen de ciento, de la humedad absoluta del aire respecto a la correspondiente
22,4 litros. Así, conociendo el valor de los pesos atómicos de los al estado de saturación a esa temperatura.
átomos integrantes (H = 1, C = 12, N = 24, 0 = 16), tendríamos:
HABS
Hr = X 100 Hr = humedad relativa
peso molecular peso especifico
gas volumen (litros) (condiciones
(en gramos) Habs = humedad absoluta
normales)
F = humedad en el punto
N, 2 x 1 4 = 28 gr. 22,4 litros 1,25 gr/l
0. 2 x 1 6 = 32 gr. 22.4 litro s 1,43 gr/l de saturación
CO 2 12 + 1 6 x 2 = 44 gr. 22,4 litro s 1,97 gr/l
H^O 2 x 1 + 1 6 = 1 8 gr. 22,4 litro s 0,80 gr/l
Un ejemplo sencillo puede servir para ilustrar esta importante
propiedad del aire. Supongamos una masa de aire a 20 °C, con un
Resulta sencillo deducir, que una masa de aire que contenga contenido de humedad de 12 gr/m®. La humedad relativa sería la
mayor cantidad de vapor de agua es un aire poco denso y con siguiente (observar que según el gráfico de la figura III.6., la máxima
cierta tendencia a elevarse y perder su estabilidad. cantidad de vapor de agua que el aire puede poseer a 20 °C es de
Otro factor importante, que determina la densidad es la tempe­ 17,3 gr/m®):
ratura. Los cuerpos al calentarse se dilatan y aumentan sus dimen­
siones y su volumen. Así, una masa de aire caliente ocupa mayor 12
Hr = X 100 = X 100 = 69,4%
volumen que si estuviera fría, siendo menor su densidad. El aire 17,3
caliente tiene, al igual que el húmedo, predisposición a elevarse,
Si la temperatura de esta masa de aire descendiera a 16 °C, su
mientras que el aire frío y seco se acuña en el anterior, ocupando
las posiciones más bajas. humedad absoluta continuaría siendo la misma, pero su humedad
relativa sería más alta y próxima al estado de saturación (14 gr/m®
Hemos dejado para el final, por su trascendencia, la propiedad
de la humedad. La humedad hace referencia a la cantidad de vapor el punto de saturación a 16 °C).
de agua contenida en la atmósfera. Su medida o humedad absoluta 12
se realiza en peso (gramos) con relación a una unidad de volumen Hr = X 100 = '= X 100 = 85,7%
14
de aire (m®). Así, una masa de aire, de humedad 25 gr/m ^ significaría
j
112 113
DIAGRAMA CONCEPTUAL

Figura 1.6. Masa máxima de vapor de agua (por unidad de volumen de aire) según
la temperatura en estado de saturación.

Si la temperatura continuara descendiendo, para un valor apro­


ximado de 14 °C se alcanzaría la saturación y la humedad relativa
sería del 100 por 100. Un enfriamiento por debajo de este valor,
hasta los 10 °C, por ejemplo (9,4 gr/m® en el punto de saturación),
I
obligaría al aire a ceder el exceso de humedad (1 2 -9 ,4 = 2,6 gr/m®),
continuando con una humedad relativa del 100 por 100. Esta cantidad
de humedad en exceso condensaría, pudiendo permanecer en forma
de minúsculas gotitas disueltas en el resto de la masa atmosférica.
Únicamente, cuando las pequeñas gotas se juntan para form ar otras
de mayor tamaño, el peso las impide continuar en suspensión,
precipitando.

114 115
TEMA IV

EL SISTEMA TÉRMICO TERRESTRE

ESQUEMA/RESUMEN

Introducción

1. El equilibrio térmico de la Tierra.

— El sistema térmico terrestre.

1.1. Principales formas de transmisión del calor.


— Radiación.
— Convección.
— Conducción.

1.2. Balance térmico global entre el Sol y la Tierra.


— El Sol, principal fuente de energía.
— La atmósfera y su labor de filtrado (absorción, refle­
xión, dispersión).
— La insolación: energía que alcanza la superficie te­
rrestre (albedo y absorción por el suelo)
— Balance energético entre los principales elementos del
sistema térmico terrestre: superficie terrestre, atmós­
fera y espacio exterior.

1.3. Factores explicativos del desigual reparto de la insolación


y del comportamiento térmico terrestre.

a) Distancia entre el Sol y la Tierra.


b) Altura solar.
c) Duración solar.
d) Nubosidad.
e) Distribución de tierras y mares.
f) Elevación y topografía.
1.4. La distribución de la radiación solar en la superficie
terrestre.
— Principales factores de la diferenciación espacial.

2. La estructura térmica de ia troposfera.

— Causas de los desfases existentes entre los fenómenos ra­


diactivos y la temperatura del aire.

2.1. La temperatura en superficie.

a) La oscilación térmica diaria. lIMTRODUCCIÓN


— Concepto de temperatura mínima, media y má­
xima y amplitud diarias.
— Factores del desigual perfil del ciclo térmico dia­ La radiación solar constituye la fuente de energía básica de nuestro
rio. planeta. Resulta, pues, lógico, que el estudio de los mecanismos del
b) Las variaciones estacionales. tiempo atmosférico al que vamos a dedicar estos próximos cuatro
temas comience por la exposición del sistema térmico terrestre. Más
— Concepto de temperatura media mensual y am­ difícil es establecer el orden cronológico de los fenónrienos atmos­
plitud anual.
féricos que tienen lugar. El Sol calienta el aire, elevando su tem ­
— Factores condicionantes de la fluctuación térmica peratura, pero a la vez es el causante de la dinámica de la hidrosfera
anual.
y la atmósfera y, en última instancia, de las tormentas, las nubes,
c) La distribución de temperaturas sobre la superficie la lluvia, la nieve, etc. La pregunta clave es por dónde hay que
del globo. comenzar el estudio. La historia de la máquina térmica terrestre se
escribe sobre un cilindro y se repite de forma cíclica. Así, si nos
— El mapa de isotermas. fijamos en dos elementos climáticos tan importantes como la tem ­
— Principales factores que influyen en el desigual peratura y el viento, es difícil determinar dónde está la causa y el
reparto térmico. efecto. Las diferencias térmicas son básicas en lo que respecta a la
- Factores intrínsecos (altura solar, distribución de creación y mantenimiento de las presiones y al movimiento del aire
tierras y mares, nubosidad). consecuente a su distribución diferencial, pero, al mismo tiempo, el
- Factores extrínsecos (masas de aire, corrientes sistema de vientos redistribuye la energía calorífica terrestre, m odi­
marinas). ficando las condiciones térmicas iniciales. Al final, nos hemos decidido
por dedicar este primer tema al estudio del sistema térmico terrestre
2.2. La estructura térmica en altura. y de la estructura de temperaturas de la troposfera, dejando para
después el análisis de la circulación atmosférica y de las aguas
marinas y los mecanismos productores de las precipitaciones.
Este tema está organizado, por tanto, en dos partes perfectamente
diferenciadas. La primera se centra en la realización del balance
energético de la Tierra, como sistema unitario frente al exterior, y
en el estudio de los principales factores, cósmicos y geográficos,
que influyen en el desigual reparto de ía insolación terrestre. En la
segunda, se analizan la distribución horizontal de la temperatura del
aire, así como su disposición vertical. La estructura térmica terrestre

119
está determinada, tanto por factores derivados del calentamiento o térmico global de este sistema simplificado será, precisamente, uno
insolación de cada lugar como por otros extrínsecos, como la cir­ de los objetivos básicos de este apartado.
culación atmosférica y las corrientes marinas. En una segunda fase, consideraremos a la Tierra de manera no
homogénea. Los contrastes térmicos de carácter zonal y su variación
en el tiem po son el resultado del desigual reparto de la radiación
solar, motivado por factores de orden cósmico y geográfico. Este
desequilibrio térmico interior exige la existencia de unos mecanismos
1. EL EQUILIBRIO TÉRMICO DE LA TIERRA
compensatorios de trasferencia de calor desde las regiones cálidas
de baja latitud hasta las frías regiones polares. En nuestro planeta,
los movimientos de la atmósfera y de las aguas de los océanos
Frecuentemente, se ha comparado a la Tierra con un sistema
térmico, constituido por diversos elementos que interactúan entre sí,
intercambiando energía calorífica. Puede ser éste un buen esquema
I actúan como mecanismos de trasvase energético. A su vez, parte
de la radiación solar es absorbida para perm itir el cambio de estado
del agua de líquido a vapor, desencadenando el ciclo hidrológico
teórico que nos ayude a comprender mejor el balance energético del agua, con sus diversas fases de evaporación, condensación y
que tiene lugar entre la Tierra y el Sol y que representa el verdadero precipitación. Ambos fenómenos atmosféricos serán objeto de un
motor de la máquina térmica atmosférica. estudio más detallado en los dos próximos capítulos.
Ya indicamos en el capítulo anterior, que el calor es una de las
formas de manifestación de la energía y que es trasvasado entre
cuerpos de diferente nivel térmico, del de mayor temperatura al más
1.1. Principales formas de transmisión del calor
frío. En el caso de nuestro planeta, el Sol es el foco cálido que
nos proporciona la energía. El sistema térmico terrestre es abierto
y equilibrado. Como en todo sistema abierto, existe una relación con Hasta ahora, hemos indicado que todo desnivel térmico provoca
el exterior. La energía solar alcanza la superficie terrestre calentándola. un intercambio de calor entre el foco caliente y el foco frío. Queda
A su vez, la Tierra emite energía calorífica hacia el espacio externo. por analizar, cómo esta energía es transmitida. Existen tres maneras
Como sistema térmico equilibrado, el proceso de entrada y salida diferentes de transmitir el calor que se conocen como radiación,
de energía calorífica tiene lugar de manera que no exista ni ganancia convección y conducción. Comencemos por la primera de ellas. Todos
ni pérdida de calor. La cantidad de energía recibida equivale a la los objetos del universo, excepto si se encuentran en un nivel de
cantidad de energía emitida. Si esto no fuera así, el constante inactividad térmica absoluta (a 0°K, o sea a -273 °C) irradian energía
incremento o disminución energéticos conducirían a una variación en forma de ondas electromagnéticas. Según la ley de Stephan-
de la temperatura terrestre que dificultaría la existencia de la vida. Boltzmann, esta energía emitida es proporcional a la cuarta potencia
Como en un período relativamente largo de tiempo, la temperatura de la temperatura absoluta del cuerpo radiente:
ha permanecido constante, podemos deducir que el intercambio de
calor es equilibrado.
Descendiendo al análisis del propio sistema térm ico terrestre, E = a r
podemos, en una primera fase, considerarlo integrado por dos ele­
mentos fundamentales: la atmósfera y las superficies continental y E = energía emitida.
marítima, dejando al margen, por intrascendente, la energía proce­
o = constante, dependiente del cuerpo emisor.
dente del interior del planeta. La atmósfera actúa a modo de filtro, T = temperatura en °K.
absorbiendo y reflejando un porcentaje importante de la energía
solar. Unicamente la parte conocida como insolación alcanza la su­
perficie del suelo. Como consecuencia de las radiaciones recibidas,
ambos elementos: atmósfera y superficie terrestre, funcionan a su La energía irradiada posee, además, una longitud de onda (o un
vez como emisores, interactuando entre sí y con el exterior, de espectro de longitudes de onda) que determina el carácter de la
manera que resulte equilibrado el intercambio. Hacer un balance radiación. Así, las ondas más cortas son los rayos X, rayos gamma

120
y rayos ultravioleta (hasta una longitud de 0,4|j; 1|J = 0,001 mm), que
se diferencian de la radiación visible (0,4 a 0,7|i) y de las radiaciones
infrarrojas de mayor longitud de onda (0,7 a 3.000(j) (figura IV. 1).
Cada cuerpo, según sus características, tiene tendencia a concentrar
sus radiaciones en una franja determinada del espectro. En general,
cuanto mayor es la temperatura del cuerpo emisor, más alta es la
cantidad de energía radiada (ley de Stephan, antes aludida) y menor
es su longitud de onda. Según la ley de Wien, la longitud de onda
de emisión máxima (A. max) es inversamente proporcional a la tem ­
peratura absoluta del cuerpo emisor:

2.897
K max = —=— X 10“ m.

ULTRA LUZ INFRA-


RAYOS X VIOLETAS VISIBLE ROJOS ONDAS DE RADIO

X Z I 3 iC D < r

0,0lA lOA IO.OOOA(Im) 1m

Figura IV. 1. Esquema de las radiaciones electromagnéticas del espectro solar.

La figura IV.2 nos muestra una representación de las bandas de


energía emitidas por el Sol y la Tierra. La radiación solar cubre una
amplia gama del espectro electromagnético, desplazado hacia las
longitudes de onda más cortas. Este hecho no es sino la constatación
de las dos leyes antes citadas. El Sol, como cuerpo que radia a
una temperatura aproximada de 5.700 °C, emite una gran cantidad
de energía (proporcional a la cuarta potencia de 5.973 “K = 5.700-i-273)
en un espectro de onda corta (al menos su valor medio), que alcanza Figura IV.2. Representación logarítmica de la distribución espectral de las radiaciones
solar y terrestre.
desde rayos X, rayos gamma y rayos ultravioleta (9 por 100), a todo
el espectro visible (41 por 100) y parte de la gama de infrarrojos
(50 por 100 restante). Por su parte, la Tierra emite, debido a su Es ésta la forma más rápida de transm itir energía (las ondas viajan
inferior temperatura, una cantidad de energía sensiblemente menor, a una velocidad de 300.000 km/seg), pero no la única. Los otros
de mayor longitud de onda, desplazada completamente hacia la franja dos modos existentes requieren la presencia de un elemento material,
de los infrarrojos. que sirva de intermediario en la transmisión. En la conducción, el

122 123
trasvase de calor se realiza de molécula a molécula o de átomo a madera, carbón, fuel-oil, o una resistencia eléctrica) en energía ca­
átomo sin que la materia se desplace. Es la forma clásica de transm itir lorífica hasta alcanzar una determinada temperatura de equilibrio,
el calor en los cuerpos con poca movilidad, como los sólidos, aunque momento en que coinciden el calor de la combustión del combustible
también puede producirse en los otros dos estados físicos. El tra­ (o de la resistencia eléctrica) y el que desde la estufa es emitido al
dicional experimento de calentar un objeto metálico en un extremo exterior. Esta temperatura, más elevada que la del entorno externo,
y com probar la elevación de temperatura en el extremo opuesto es la causa de que se produzca por radiación directa una emisión
evidencia cómo el calor ha sido transm itido de átomo a átomo del de ondas electromagnéticas que se expanden por la habitación sin
metal. Más interesante, desde un punto de vista geográfico, es la necesidad de un soporte material que las transmita. Pero a su vez,
transmisión por convección. Este método utiliza un fluido (gas o el aire situado en la proximidad del calefactor eleva su temperatura]
líquido) en movimiento para producir el trasvase de energía. Es difícil, perdiendo densidad, y provocando una corriente ascensional que
sin embargo, que en la transmisión del calor exista un único pro­ reparte el calor por el resto del espacio. El espacio libre dejado por
cedimiento para la transferencia de la energía calorífica. el aire calentado es ocupado por una nueva masa de aire que repite
En general, suelen darse los tres aunque con predominio de uno la operación de calentamiento por convección. Por último, la trans­
de ellos. Un ejemplo sencillo puede ayudarnos a comprenderlo mejor. misión por conducción, molécula a molécula, también existe aunque
Así, si pretendemos calentar una habitación con una estufa calefactora con una eficacia térmica mucho más reducida.
(figura IV.3) e intentamos analizar cómo se produce la transmisión
del calor, deberíamos reconstruir el siguiente proceso; el elemento
calefactor transforma la energía del combustible (procedente de la
1.2. Balance térmico global entre el Sol y la Tierra

El Sol emite de forma constante una elevada cantidad de radiación.


Esta energía emitida, debido a su elevada temperatura, alcanza el
valor 5,2.10^'* kilocalorías por minuto. De esta radiación electromag­
nética, únicamente una pequeña parte (la mitad de una milmilloné-
sima) llega a la superficie de la Tierra. Sin descontar aún la parte
absorbida por la atmósfera, la energía procedente del Sol en dirección
perpendicular a los rayos solares es de 2 calorías por centímetro
cuadrado en cada minuto de tiempo. Esta unidad de energía por
unidad de superficie (caloría/cm^) recibe el nombre de langley, en
honor de S.P. Langley, físico y astrónomo del siglo xix, pionero en
el estudio de las radiaciones. En resumen, que la cantidad de energía
que penetra en la atmósfera es de 2 langley/minuto. Este valor recibe
el nombre de constante solar. Sin embargo, como la Tierra es una
esfera en rotación, la energía recibida se reparte sobre una superficie
•Tiayor, en la proporción de 4 a 1. Si la Tierra fuera plana, del
tamaño de un círculo máximo (figura IV.4), la radiación recibida por
toda la superficie (área del círculo, nR^) tendría el valor de 2 langley/
minuto, siempre que la dirección de los rayos solares incidiera de
forma perpendicular. Al repartirse por toda la superficie de la esfera
(cuya área es 4^R^ cuatro veces superior a la de un círculo máximo)
el valor medio recibido será cuatro veces menor: 0,5 langley/minuto.
aire en movimiento radiación Este valor medio, relativo a toda la superficie terrestre, se reduce
por el efecto de pantalla de la atmósfera, cuya labor de filtrado
Figura IV.3. Transmisión dei calor en una habitación. impide la llegada a la superficie del suelo de la radiación completa.
devuelta al espacio, perdiéndose para siempre (podemos valorarla
en un 10 por 100), mientras que el resto se dirige hacia la Tierra
y se denomina dispersión descendente. Las longitudes de onda
infrarroja están menos sometidas a la dispersión y traspasan con
mayor facilidad la atmósfera en dirección a la superficie terrestre.
Todavía existe una tercera forma de filtrar la energía, que pro­
cedente del Sol, intenta alcanzar nuestro planeta. La parte superior
de las nubes se comporta como una superficie reflectante, extre­
madamente activa, que puede devolver por reflexión directa el 25
por 100 de la energía recibida. Este valor medio se refiere al conjunto
del globo terrestre, aunque, en áreas parciales, totalmente cubiertas
de nubes, el porcentaje es sensiblemente superior, pudiendo llegar
al 60 por 100 del total de la energía recibida.
La superficie terrestre no se beneficia totalmente de la radiación
solar que alcanza la superficie después de la labor de filtrado at­
mosférico, pues, una parte, según el albedo del suelo receptor
(porcentaje de energía reflejada), se refleja hacia el exterior. Este
hecho tiene gran importancia, pues dependiendo del material que
recibe la insolación, así como de la inclinación de los rayos solares,
el porcentaje de energía reflejada es mayor o menor. Así, mientras
el albedo del agua para radiaciones verticales es bajo (2 por 100),
es extremadamente alto en el caso de la nieve o el hielo (45-88 por
La radiación emitida por el Sol, de amplio espectro ondulatorio,
100), oscilando el resto de la superficie terrestre, bosques, campos
es absorbida en parte por la atmósfera. La estructura vertical at­
y suelo en general, en posiciones intermedias. La reflexión de la
mosférica va realizando la operación de filtrado en fases sucesivas.
radiación de onda corta solar tiene lugar únicamente durante el día.
En primer lugar, la ionosfera absorbe casi completamente los rayos
Su valor medio es muy reducido, por lo que puede ser incluido
X y una buena parte de la radiación ultravioleta. Posteriormente, el
con la reflexión de las nubes al evaluar las pérdidas totales.
ozono de la estratosfera completa la absorción de los rayos ultra­
En resumen, del 100 por 100 de la energía recibida desde el Sol,
violetas más perjudiciales y por último, el vapor de agua y el anhídrido
únicamente el 45 por 100 alcanza el suelo (insolación), perdiéndose
carbónico realizan la labor de filtrado en las radiaciones infrarrojas.
el 55 por 100 en el filtrado atmosférico y el escape hacia el exterior.
La energía absorbida no es siempre constante y oscila de acuerdo
El balance calorífico de la radiación corta procedente del Sol, entre
a la situación atmosférica (ausencia o presencia de nubes, contenido
la superficie terrestre, la atmósfera y el espacio exterior, puede
de dióxido de carbono, etc). Su valor medio se puede cifrar apro­
observarse en la figura IV.5.
ximadamente en un 20 por 100 del total de la energía recibida del
Sol. La última fase del balance energético se refiere a la radiación
Aparte de la absorción, cuando la radiación solar penetra en las del suelo y posterior calentamiento atmosférico, así como a la propia
capas densas de la atmósfera, las moléculas de los gases y las emisión de la atmósfera. La Tierra (bien en su superficie o en la
partículas de polvo dispersan parte de la luz, desviándola en todas masa atmosférica) presenta así un doble comportamiento: receptor
las direcciones. El proceso total puede describirse como reflexión de la energía solar y emisor hacia el exterior. La energía irradiada
difusa. La dispersión de la luz consiste en la separación de los por la superficie terrestre es variable con su temperatura y se realiza
distintos colores que integran la luz solar (rojo, amarillo, verde, azul, por radiaciones de onda larga. Esta parte de la energía, o bien es
etc.). Solamente la gama de los azules de la luz dispersa desciende absorbida por la propia atmósfera, por el anhídrido carbónico y vapor
hacia la superficie terrestre, lo que explica el color azul del cielo. de agua de la troposfera (gama de radiaciones de 4 a 8|J y de 12
Como consecuencia de la dispersión, parte de la energía solar es a 20(i), o bien se proyecta directamente al exterior (gama intermedia

126 127
de 8 a 12|i). Este hecho es muy importante desde un punto de vista
climático, pues supone que la atmósfera, sobre todo en presencia
de nubes, se comporta como una pantalla térmica, que devuelve
calor a la superficie terrestre, im pidiendo que, durante la noche, la
temperatura descienda excesivamente por ausencia de radiación solar.
Este efecto atmosférico ha sido definido como efecto invernadero,
al permitir la entrada de la radiación de onda corta y dificultar que
la de mayor longitud de onda escape hacia el exterior. El balance
energético de la radiación de onda larga (figura IV.5.) puede sor­
prender por la elevada magnitud de las cantidades de calor inter­

Ico cambiadas. Así, la superficie terrestre, pese a sólo recibir 45 calorías


de cada 100 procedentes del Sol, emite por irradiación 120 calorías,
E casi tres veces más de la energía recibida por insolación. De ellas,
.co
105 son absorbidas por la atmósfera y 15 escapan hacia el exterior.
co Esta situación es posible, porque también la atmósfera, como cuerpo
caliente, irradia energía de onda larga (su temperatura no es muy
co elevada) compensando las pérdidas de superficie. De las 155 calorías
s
ccb irradiadas, 105 alcanzan la superficie y 50 van al espacio externo.
E Por último, la superficie terrestre utiliza dos nuevos mecanismos
' qÌ de transformación del calor. Ambos intentan compensar los dese­
quilibrios térmicos existentes en nuestro planeta y no se emiten por
co
.Q.
cj radiación. El primero de ellos sirve para facilitar, sobre todo en los
.c: océanos y los mares, la evaporación del agua y su paso a la
atmósfera. Este calor latente de vaporización es devuelto posterior­
mente en el mecanismo de la condensación. El segundo uso de la

s energía solar es comunicar calor a las capas bajas de la atmósfera,


que sufren un movimiento ascensional convectivo. Ambas cantidades
de energía calorífica pueden ser tasadas en 20 y 10 calorías res­
-Q) pectivamente (por cada 100 calorías solares que alcanzan la Tierra).
sa>>
El balance energético global entre la superficie terrestre, la at­
5 mósfera y el espacio exterior puede observarse en el cuadro IV.1.,
S donde detallamos para cada tipo de energía (onda corta, onda larga,
c
to no irradiada) los intercambios entre los tres elementos del mismo
00 sistema térmico terrestre. El equilibrio del sistema se manifiesta en
IO la igualdad, para cada elemento, de la energía recibida y la energía
>
emitida.
3
D)

19Q
CUADRO IV.1. BALANCE CALORÍFICO GLOBAL DEL SISTEMA TÉRMICO TERRESTRE
la superficie terrestre y a su variación temporal. El resultado es un
comportamiento térmico diferencial. Consideremos la influencia dP
cada factor de forma separada.
Espacio exterior Atmósfera Superficie terrestre

Absorción Radiación directa


Reflexión
25 a) Influencia de la distancia entre ia Tierra y el Sol
(nubes y suelo) 25 (exterior) 20 (exterior)

Radiación difusa Radiación difusa El primer factor a considerar se deriva del movimiento de traslación
10 (exterior) 20
(nubes) de la Tierra. El movimiento de la Tierra alrededor del Sol, según
S
2> Radiación directa Absorción Radiación directa una trayectoria elíptica, es la causa de que la distancia de ambos
% <0 (O (nubes) 50 (suelo) 105 (nubes) 105
astros no siempre sea la misma. La excentricidad de la órbita (figura
•O O)

g-S 0 5 Radiación directa


IV.6) explica que la energía recibida en el perihelio de Enero (mo­
(suelo) 15 mento de mayor proximidad de la Tierra y el Sol) sea superior en
Evaporación
un 7 por 100 a la correspondiente al aphelio de Julio (momento de
(suelo) 20 mayor lejanía). De esta circunstancia, cabría deducir que los inviernos
“I ^5
=5<0 en el Hemisferio Norte deberían ser más cálidos que los del He­
Convección y
o 2 turbulencia misferio Sur. Lo contrario ocurriría para los veranos. En la práctica,
c
UJ (suelo) 10 la circulación de calor en la atmósfera y la continentalidad enmascaran
155 150 esta tendencia global.
100
Energía solar 100
5 0
c0 |
Radiación Radiación al
al exterior 50 exterior 15
* ? 2> Radiación a la
Radiación a la
superficie 105 atmósfera 105

Evaporación 20
“" I =5
c Convección y
B ®2 C
turbulencia 10

100 155 150

Nota.—Entre paréntesis se indican los lugares de procedencia de la energía calorífica.


El balance está referido a cada 100 calorías que procedentes del Sol alcanzan la Tierra.

1.3. Factores explicativos del desigual reparto de la insolación y


comportamiento calorífico terrestre

En el apartado anterior, nos hemos referido a la Tierra como si


el calentamiento de su superficie por insolación se produjera de
manera uniforme en el espacio y en el tiempo. Sin embargo, nada
más lejos de la realidad. Un conjunto de factores, cósmicos y geo­
gráficos afectan a la proporción de la constante solar que alcanza Figura IV.6. Distancia máxima y mínima entre e! Sol y ¡a Tierra.
b) Influencia de ia altura del Sol

El segundo factor a tener en cuenta es de mucha mayor tras­


cendencia. Este factor afecta directamente a la cantidad de insolación
recibida, ya que la altura del astro solar está medida por la inclinación
de los rayos del Sol respecto a la horizontal terrestre. Dejando al
margen las oscilaciones a lo largo del día, desde el momento del
orto o salida al ocaso o puesta del Sol, la altura del mismo está
condicionada por dos factores: la estación del año y la latitud del
lugar. La inclinación del plano de la eclíptica respecto al Ecuador a
lo largo del año es la causa de que ios rayos solares sean per­
pendiculares al mismo, únicamente, en los equinoccios de primavera
y otoño. Durante medio año, el Sol incide con mayor perpendicu­
laridad en el Hemisferio Norte y lo mismo ocurre en el otro medio
año restante en el Hemisferio Sur. Más alia de los trópicos de Cáncer
y Capricornio, el Sol no alcanza nunca la verticalidad.

Figura IV.8. Influencia de la altura solar en la inclinación de los rayos del Sol (ángulo
de los planos de la eclíptica y Ecuador, de 20°).

Según esta explicación, parecería que la máxima radiación debería


alcanzarse en el Ecuador y la mínima en los Polos. Sin embargo,
aparte de la influencia decisiva de la atmósfera terrestre (más cubierta
de nubes en el Ecuador y más despejada en los trópicos), un efecto
complementario viene a sumarse al anterior y es la causa de que
la temperatura máxima terrestre no se registre en el Ecuador y sí
en los trópicos. El paso del Sol en la cercanía de estos últimos se
Figura IV.7. Influencia de la altura solar en ia inclinación de los rayos del Sol realiza a una velocidad más lenta que en el Ecuador, siendo la causa
(equinoccio). de que un mayor número de días continuados la inclinación de los
rayos solares sea casi vertical. Así, mientras entre los 6 ° de latitud
norte y sur, los rayos del Sol permanecen cercanos a la verticalidad
El otro factor complementario de la altura solar es la latitud. El
un período de 80 días, entre los 17,5° y 22,5° (bien de latitud norte
día del equinoccio, la altura de los rayos del Sol en el Ecuador es
o sur) lo hacen 86 días. Este período de tiempo más largo es
de 90°. En el resto de los puntos de la superficie terrestre, la altura
responsable de que, en determinadas épocas del año, la persistencia
solar disminuye con la latitud (figura IV.7). Así, a 40° de latitud
de la radiación solar eleve la temperatura.
(Norte o Sur) la altura del Sol será de 50° (9 0-40 = 50°) y en los
Polos la altura será nula. Estas posiciones relativas se mantienen,
aunque, varían según la época del año. Así, si la eclíptica forma un cj Influencia de la duración de la iuz solar
ángulo de 20° con el Ecuador (figura IV.8), la altura máxima del
Sol en un punto a 50 ° de latitud norte sería de 60 ° y únicamente Además de la perpendicularidad de los rayos solares, la latitud
de 20° si el punto tuviera la misma latitud en el Hemisferio Sur. condiciona la duración del día solar y, en consecuencia, la cantidad

133
de insolación. Resulta obvio, que cuanto mayor sea el período de
tiempo de iluminación solar, mayor será la cantidad de radiación
diaria recibida. Así, en la proximidad del solsticio de verano, la
desigualdad de los días y las noches es más acusada, con mayor
duración de los días en el Hemisferio Norte y de las noches en el
Hemisferio Sur. En esta época del año, una parte importante de la
Tierra (desde el Círculo Polar Ártico hasta el Polo Norte) recibe la
luz solar las 24 horas del día (a mayor latitud mayor es el número
de días seguidos), lo que compensa en parte la inclinación acentuada
de los rayos del Sol. La situación inversa se produciría durante el
solsticio de invierno.
Como consecuencia de la influencia indirecta de los dos factores:
estacionalidad y latitud, la radiación solar diaria que llega a la Tierra
es variable para cada punto de la superficie terrestre (figura IV.9.).

d) El efecto de la atmósfera

Hemos tenido ocasión de analizar la influencia de la latitud en


la inclinación de los rayos del Sol y en la duración del día solar,
pero, además, otras circunstancias complementarias se derivan de
su posición. Así, el desigual recorrido de los rayos solares a través
de la atmósfera sería una consecuencia de la latitud. Como puede

En. Feb. Mar. Abr. My. Jun. Jl. Ago. Set. Oct. Nov. Dic.
Meses

Figura IV.9. Influencia de ia latitud y de las estaciones del año en ia intensidad de


la radiación solar.

Figura IV. 10. Aumento del espesor atmosférico, atravesado por los rayos del Sol,
según ia latitud.

134 135
apreciarse en la figura IV.10, a la menor cantidad de radiación recibida
por unidad de superficie, en las altas latitudes, habría que añadir la
r de ambos, denominado capacidad calorífica). Así, el calor específico
del agua es cinco veces superior al de la tierra seca. Para elevar
superior pérdida derivada del mayor espesor atmosférico que deben un grado su temperatura, la misma cantidad de agua necesitaría
atravesar, los rayos solares. cinco veces más calor que la tierra. Estas diferencias de compor­
Pero, el principal factor atmosférico causante de la diferente llegada tamiento térmico entre los océanos y los continentes se manifiestan
de radiación solar al suelo es la presencia de la nubosidad. En en que la superficie continental se calienta y se enfría más rápi­
general, la insolación en algunas áreas como el Ecuador es bastante damente que la oceánica. Las consecuencias geográficas son de gran
inferior a la que corresponde por latitud, por el carácter nuboso de trascendencia. En primer lugar, las oscilaciones diarias de temperatura
su atmósfera. Sin embargo, el aire seco de los desiertos tropicales son inferiores en el mar. El agua se comporta como un gran acu­
(cuya causa analizaremos en el próximo capítulo) permite una pe­ mulador de calor durante el día, cediéndolo, en parte, durante la
netración más fácil de la energía del Sol. noche. Esta situación se repite también a lo largo del año, por lo
que los inviernos en las proximidades del mar son más bonancibles
y los veranos más frescos.
ej Ei efecto de la desigual distribución de las tierras y los mares
f) Efecto de ía elevación y ía topografía
El diferente comportamiento térmico de las superficies marina y
continental añade nuevas e importantes consecuencias al balance La altitud y la exposición de la vertiente a los rayos solares
energético diferencial de la superficie terrestre. En primer lugar, y modifican sensiblemente la cantidad de la radiación solar que alcanza
de forma general en los océanos, debido a la superior evaporación la superficie terrestre. Es evidente, que con cielo despejado, las altas
del agua, el efecto de filtrado atmosférico es superior (en el próximo cumbres reciben una cantidad de insolación mayor que el nivel del
capítulo veremos que debido a la dinámica atmosférica, masas de mar, por la menor masa atmosférica que participa en la labor de
aire creadas en un sitio pueden desplazarse a otros, manifestando filtrado. En las latitudes medias, la intensidad de la radiación solar
sus efectos en un lugar diferente al de su formación). Así, para una se incrementa entre un 5 por 100 y un 15 por 100 por cada 1.000
misma latitud, el porcentaje de insolación sería superior en los metros de elevación. Ahora bien, si es cierto que la cantidad de
continentes que en los océanos. energía recibida es superior, también lo es la facilidad con que se
Otra diferencia esencial proviene de la distinta manera en que pierde. La debilidad de la atmósfera se manifiesta negativamente
tierras y mares son capaces de aprovechar ia energía que les llega. desde un punto de vista térmico, al no existir el efecto pantalla
Mientras el agua tiene mayor capacidad de almacenamiento de la cuando la radiación llega a la Tierra, pero tampoco cuando se disipa
energía solar, la tierra, en contraste, rápidamente la devuelve a la en el espacio. Esta circunstancia explica las amplias oscilaciones
atmósfera. Varias son las causas de esta realidad. Por una parte, el térmicas existentes entre el día y la noche.
albedo del suelo es más elevado que el de la superficie marina, por
lo que también es superior la cantidad de energía reflejada y que
no llega a ser absorbida. Además, también es mayor la facilidad
con que las ondas electromagnéticas procedentes del Sol pueden
penetrar en el agua. Hasta un 20 por 100 de la radiación alcanza
una profundidad de 9 metros, pudiendo ser incluso arrastrada más
adentro por la acción de las olas y corrientes. Por último, la con­
ductividad del calor hacia el interior es también más alta. La con­
fluencia de todos estos factores determina que la masa de agua
calentada sea bastante superior a la correspondiente a la misma
superficie de suelo continental.
Para profundizar aún más en este desequilibrio térmico tierra-mar
hay que recordar que la capacidad de almacenar calor no depende
exclusivamente de su calor específico (en realidad es del producto Figura IV.11. Influencia de ia exposición en la incidencia de los rayos solares.

136 137
La influencia de la exposición a ios rayos solares es muy elevada,
sobre todo en las latitudes medias. En el Hemisferio Norte, la solana
o área de la montaña situada en el Sur recibe mayor cantidad de
insolación por unidad de superficie, como consecuencia de la mayor
perpendicularidad de los rayos del Sol (figura IV.11). La situación
inversa se presenta en la umbría o área norte. El fenómeno se
manifiesta de manera contraria en el Hemisferio Sur, donde la zona
norte, más próxima al Ecuador, recibe mayor impacto de los rayos
solares.

1.4. La distribución de la radiación solar en la superficie


terrestre

Después de haber pasado revista a la influencia de los principales


factores que intervienen en el desigual reparto de la insolación,
podemos comprender mejor los contrastes existentes entre las di­
ferentes áreas de la superficie del globo.
Los valores totales anuales, expresados en kilolangleys por año,
Figura IV.12. Distribución de la radiación global anual en la superficie de ia Tierra
vienen recogidos en el mapa de isolíneas de la figura IV.12, obtenido (kilolangleys).
por unión de los puntos de igual radiación solar. La propia elaboración
del mapa, expresando la radiación anual, elimina la influencia de las
variaciones diarias y estacionales.
El efecto de la altura solar se refleja en la disposición latitudinal
de las isolíneas, cuyo valor decrece hacia las latitudes más altas.
! 2. LA DIFERENCIACIÓN TÉRMICA DE LA TROPOSFERA
Sin embargo, el modelo se rompe por la influencia del contraste
tierra-mar y la importancia de la atmósfera en su labor de filtrado.
Los valores máximos se localizan, no en el Ecuador sino a lo largo
de los trópicos, principalmente a lo largo del Trópico de Cáncer, en Hemos ido analizando en el apartado anterior el balance térmico
los bloques continentales africano y asiático, desierto del Sahara y del sistema terrestre y los factores que explican la desigual distri­
Noroeste de la India y en menor medida en la costa oeste del bución de calor absorbido en los diferentes puntos de la superficie
continente americano. En el Hemisferio Sur destaca la presencia de de la Tierra. Sería, sin embargo, un grave error confundir el estudio
otra banda de altos valores de radiación sobre los continentes africano la temperatura con el de los fenómenos radiantes. Es obvio, que
y australiano. El aire seco de los desiertos subtropicales, cuyo origen parte de la insolación que el suelo recibe se utiliza en calentar el
dinámico analizaremos en el próximo tema, permite una penetración aire situado sobre su superficie. Cabría, por tanto, esperar una relación
máxima de la radiación solar, lo que no ocurre en la franja ecuatorial directa entre ambas variables. Esta relación es cierta, pero con
con atmósfera más nubosa. El efecto de la nubosidad, mayor en rnatizaciones. En primer lugar, el calor absorbido por el suelo no se
los océanos que en los continentes, se aprecia en el hecho de que cede de forma inmediata a la atmósfera. Existe un desfase temporal,
las isolíneas de radiación se inflexionan hacia los Polos, cuando consecuencia de que el suelo o la superficie del agua deben ca­
pasan por encima de los continentes y hacia el Ecuador cuando lo lentarse y almacenar calor, antes de elevar su temperatura y poder
hacen por encima de los océanos. emitir hacia el exterior. Podríamos referirnos a este fenómeno como

139
138
de inercia térmica. En segundo lugar, parte de la energía disponible radiación directa del Sol sobre el termómetro y a una altura constante
por el suelo es empleada para la evaporación, disminuyendo el calor del suelo (a 1,5 o 2 m). Sin embargo, nos surge duda de cuándo
que puede ser cedido para calentar el aire; de aquí, que la tem­ es el momento más adecuado para verificar la medición.
peratura de los océanos descienda en mayor proporción que la de
los continentes. Por último, a los factores intrínsecos que modifican
a) La oscilación térmica diaria
la insolación y el comportamiento térmico diferencial de la superficie
terrestre, analizados en el apartado anterior (altura del Sol, nubosidad,
distribución de tierras y mares y altura sobre el nivel del mar), habría Las variaciones de insolación, debidas al diferente comportamiento
que añadir otros de carácter extrínseco que condicionan las carac­ térmico del día y la noche, se ponen de manifiesto en el ascenso
terísticas climáticas de un lugar determinado de la Tierra. El dese­ y descenso rítmico de la temperatura del aire, denominado ciclo
quilibrio térmico terrestre pone en marcha la dinámica atmosférica diario. La variación de la verticalidad de los rayos solares por el día
y de las aguas marinas, transportando masas de aire y de agua a es la causa del desigual reparto de la insolación durante las horas
lugares cuyas condiciones térmicas e higrométricas son muy dife­ de luz al que hay que sumar la ausencia de radiación solar por la
rentes de las del lugar de origen. No es extraño, que las zonas noche (figura IV. 13). La curva representativa de la radiación solar
climáticas más sometidas a la turbulencia atmosférica, como las zonas absorbida por el suelo es una línea parabólica, cuyo valor máximo
templadas, tengan una temperatura del aire menos relacionada con se presenta al mediodía (momento en que la perpendicularidad de
los fenómenos radiantes que las zonas más en calma, como las los rayos solares es mayor). Durante las horas centrales del día,
regiones tropicales o las altas latitudes continentales. cuando mayor es el excedente de radiación recibida, la temperatura
El resultado final del calentamiento del aire es la obtención de del aire tiende a aumentar; por contra, por la noche, la atmósfera
una determinada temperatura. Como puede imaginarse, por la can­ cede calor a la superficie y la temperatura del aire tiende a disminuir.
tidad de factores internos y externos que condicionan este calen­ Examinando el perfil del ciclo diario de temperatura del aire obser­
tamiento, la distribución de temperaturas no es uniforme ni espa­ vamos un cierto desfase respecto al máximo de la insolación. Este
cialmente ni a lo largo del tiempo. Como el espacio físico tiene tres desfase es producto de la inercia térmica de la superficie terrestre,
dimensiones, podríamos diferenciar, para facilitar el estudio, una lo que explica que la temperatura máxima del aire se produzca unas
temperatura de superficie, medida a una distancia corta del suelo, horas más tarde, entre las 12 del mediodía y las 6 de la tarde. De
e introducir posteriormente las variaciones que se producen en altura. igual manera, la temperatura mínima del día no se produce inme­
Cabría hablar entonces de dos estructuras térmicas del aire diferen­ diatamente después de desaparecer la radiación solar. El aire va
ciadas; estructura térmica en superficie y estructura térmica vertical. perdiendo progresivamente el calor almacenado y alcanza su tem­
En lo relativo a la variación temporal distinguiremos la oscilación peratura más baja hacia las 6 de la mañana.
diaria de temperatura, de la fluctuación estacional a lo largo del año. Existen, por lo tanto, a lo largo de la oscilación térmica diaria
dos momentos claves, que definen las temperaturas máxima y mí­
nima del día. En el caso de la figura IV.13., estos valores serían de
25 °C y 12°C respectivamente. Otros valores de interés a tener en
2.1. Las temperaturas de la superficie consideración son la amplitud térmica diaria o distancia entre ambos
valores extremos (25° C - 12°C = 13"C) y la temperatura media diaria.
Si bien resulta bastante complicado realizar un balance completo Este último valor se suele calcular aproximadamente, como valor
de las distintas proporciones de la energía que llega a la Tierra, no 25 +12
medio de las dos temperaturas extremas (— ^— = 18,5 °C). Cuando
lo es tanto la medición de la temperatura del aire. Con un simple
termómetro puede realizarse. El término temperatura de superficie se dispone de termómetros de máxima y mínima, instrumentos
no hace referencia a la temperatura del suelo, como uno podría de medida que permiten obtener ambas temperaturas, mayor y me­
imaginarse, sino más bien a la temperatura del aire que está en ntor, se suele tomar como temperatura media la registrada a las
contacto con la superficie terrestre. A fin de hacer comparable la nueve de la mañana.
medición térmica en los diferentes puntos del globo terrestre, se ha Los factores geográficos y estacionales son decisivos en el perfil
convenido realizar la misma en idénticas condiciones: evitando la de la oscilación térmica diaria. Así, la latitud y la estación del año

140 141
la presencia de los océanos o la existencia de capas nubosas de
los países tropicales explican las débiles oscilaciones de temperatura
a lo largo del día y la noche.

b) Las variaciones estacionales

La representación gráfica de las temperaturas medias mensuales


a lo largo del año da lugar a una curva de temperaturas oscilatoria,
con valores máximo y mínimo, semejante a la del ciclo térmico
diario. Se define como la temperatura media mensual al valor pro­
medio de las temperaturas medias de cada uno de los días del mes.
Así, para calcular la temperatura media del mes de enero, tomaríamos
los valores de las temperaturas medias de cada uno de los días del
mes y su suma la dividiríamos por 31. Este valor puede hacer
referencia a un año determinado o bien pueden tomarse los valores
de muchos años para obtener, mediante su promedio, el valor re­
presentativo del mes de enero de la estación meteorológica de que
se trate (en nuestro país, se toman los valores correspondientes a
series de 30 años para definir las tendencias medias del clima). Los
regímenes térmicos estacionales están estrechamente relacionados
con las variaciones de la radiación solar recibida a lo largo del año.
Como ocurría en el ciclo diario de las temperaturas, existe también
un desfase entre el momento en que la insolación adquiere su valor
máximo (solsticio de verano) y el momento en que se produce la
temperatura máxima mensual (figura IV. 14). La absorción de los
rayos solares por el suelo y su calentamiento posterior, durante los
primeros días del verano, provoca un retraso aproximado de un
mes, respecto al instante de máxima emisión de calor del suelo al
aire. Este desfase suele ser aún superior en los océanos, debido a
que las masas marinas aún se calientan más lentamente que las
masas continentales. El desfase se vuelve a reproducir durante el
invierno y los meses de temperaturas más bajas corresponden a los
meses de enero o febrero y no al momento de mínima insolación
Figura IV. 13. Ciclos diarios de la temperatura de superficie y ia insolaciórt terrestre.
(solsticio de invierno).
La latitud es el factor predominante de la fluctuación térmica
anual. En las latitudes medias y altas, la curva de las temperaturas
desempeñan un papel fundamental. En las latitudes templadas, sobre medias mensuales presenta una variación más marcada y es donde
todo en verano con ausencia de nubosidad, las diferencias térmicas *a amplitud térmica anual (diferencia entre las temperaturas del mes
entre los días y las noches son muy marcadas. Algo semejante más cálido y del mes más frío) es superior. Quizás, la excepción a
ocurre en las altas montañas o en las regiones subtropicales de­ esta afirmación se presente en los regímenes oceánicos, donde la
sérticas, donde la debilidad de la protección atmosférica incrementa acción dulcificadora del mar amortigua la oscilación.
los valores de la amplitud. También la continentalidad juega a favor En la zona intertropical, los contrastes estacionales son suaves,
de hacer mayores las diferencias diarias de temperatura. Por contra. apenas remarcados por el paso del Sol por el cénit del lugar. Estas

143
Equinoccio Solsticio Solsticio los puntos de idéntica temperatura de los meses citados. Ahora bien,
de Equinoccio de para evitar el efecto de la variación de temperatura debido a la
de
Primavera Verano de Otoño Invierno r altitud (recordemos 0,65 °C cada 100 metros de media global) y poder
establecer resultados comparativos, se procede a reducir las tem­
peraturas de cada lugar según la altura. Así, una estación situada a
800 metros de altitud, si su temperatura es de 13°C se deberá
aumentar en 0,65x8 = 5,2 °C. La temperatura reducida al nivel del
mar será de 18,2 °C (13 °C + 5,2 °C).
Pasemos, pues, a continuación, a analizar los principales factores
que influyen en la desigual distribución de temperaturas de la
superficie terrestre, una vez que éstas han sido reducidas al nivel
del mar. Como ya indicamos en la introducción de este apartado,
los factores que determinan la diferencia de insolación, como la
altura solar, comportamiento diferencial de tierras y mares, nubosidad,
etc. (la altitud queda suprimida tras la reducción de las temperaturas)
continúan siendo claves en la explicación de la diferenciación espacial
térmica terrestre. Conviene, por lo tanto, detenernos en los factores
extrínsecos, que modifican las condiciones térmicas de cada punto
de nuestro planeta. Nos referimos a la influencia del movimiento de
masas de aire y a las corrientes oceánicas.
Las condiciones climáticas no se forman exclusivamente en el
lugar donde se manifiestan los efectos. Así, un lugar continental
puede estar afectado por masas de aire marítimas, si una vez for­
madas en el océano, penetran posteriormente en el continente. Nos
encontramos, en consecuencia, con masas de aire foráneas que
Figura IV. 14. Ciclos anuales de la temperatura de superficie y la insolación terrestre.
comunican sus propiedades a los lugares por donde se van des­
plazando. El movimiento más importante sobre nuestro planeta es
la corriente de aire de dirección Oeste-Este que tiene lugar en la
franja de las latitudes medias (30 ° a 60 ° latitud). La parte occidental
variaciones aún se presentan menos marcadas en ios regímenes
de los continentes es invadida por masas de aire marinas, originando
ecuatoriales.
inviernos más templados y veranos más frescos, mientras que en
las costas orientales, las masas de aire han perdido sus primitivas
c) La distribución de temperaturas sobre la superficie del globo
propiedades, continentalizándose. Sin embargo, no todas las masas
terrestre de aire penetran en los continentes con la misma facilidad. Las
cordilleras occidentales de América actúan a modo de barrera, de­
El estudio de la distribución térmica en la superficie terrestre se
secando las masas de aire procedentes del mar (por las precipita­
facilita mediante el mapa de isotermas. Las isotermas son líneas
ciones que tienen lugar, debido a la ascensión topográfica) y res­
que unen puntos con el mismo valor de temperatura. Estos valores
tringiendo su acción a una estrecha franja litoral. La situación es
representan observaciones hechas para toda una zona en un mismo
diferente en Europa, donde la disposición montañosa, en la misma
instante o valores medios para un período de muchos años, co­
dirección que la corriente de aire, permite que las masas de aire
rrespondientes a un cierto día o un cierto mes del año, según el
oceánico penetren en el continente con mayor facilidad.
fin al que se destine el mapa.
Por su parte, las corrientes oceánicas superficiales (cuyo análisis
Los mapas de isotermas de enero y juHo ilustran los rasgos más
será objeto del tema VI) originadas por la dirección de los vientos
importantes de la distribución mundial, mediante líneas que conectan
145
144
dominantes y la rotación terrestre, transfieren enormes masas de
agua cálidas hacia los Polos y frías hacia el Ecuador, en un intento
de eliminar el desequilibrio térmico terrestre. Su efecto, como puede
apreciarse en la figura VI.6, es la presencia, en las latitudes medias
y altas, de corrientes cálidas en las partes occidentales de los con­
tinentes y frías en las orientales. Las primeras suavizan la temperatura
de las costas que bañan, mientras que las segundas hacen descender
aún más sus temperaturas. En las latitudes tropicales, el fenómeno
se invierte; las corrientes frías refrescan las fachadas occidentales
de los continentes, mientras las corrientes cálidas recalientan las
orientales.
Estamos ya en condiciones de analizar la influencia de los distintos
factores en la distribución térmica terrestre. En las figuras IV. 15 y
IV.16, se representan los mapas isotérmicos de las temperaturas
reducidas al nivel del mar, correspondientes a los meses de enero ,
y julio. En primer término, puede apreciarse cómo las isotermas
presentan un cierto paralelismo zonal y una gradación progresiva en

Figura IV. 16. Las temperaturas medias de julio sobre ia superficie de! globo terrestre.

sentido descendente, desde el Ecuador hacia los Polos. Este hecho


i no es sino un fiel reflejo de las isolíneas de la radiación absorbida
por la superficie terrestre como consecuencia de la insolación. El
desplazamiento relativo hacia el Norte (mes de enero) o hacia el Sur
(mes de julio) de las isotermas manifiesta la influencia estacional.
El paralelismo de las isotermas en el sentido de los paralelos se
aprecia mejor en el Hemisferio Sur que en el Norte. La mayor
superficie de los continentes en el Hemisferio septentrional introduce
profundas modificaciones, por el contraste tierra-m ar y el papel
regulador térmico de los océanos. Así, las isotermas del mes de
enero aparecen desviadas hacia el Sur sobre el continente y hacia
6l Norte sobre el océano, o dicho de otra manera, sobre un mismo
Paralelo, las temperaturas son más elevadas en el mar y más bajas
pn los continentes. En el mes de julio, sucede lo contrario y la
isoterma se desplaza hacia el Norte en el continente.
El peso de la continentalidad se refleja en la existencia de áreas
delimitadas por isotermas que se cierran, manifestando o muy bajas
temperaturas en invierno (sobre la zona de Siberia) o muy altas

14fi 147
temperaturas en verano (Sahara y Asia Central). Además, la línea de
mayor temperatura o ecuador térmico no coincide con el ecuador
geográfico. La masividad continental del Hemisferio Norte desplaza
el ecuador térmico en latitud durante el mes de julio en mucha
mayor proporción que la que se produce en el mes de enero en
el Hemisferio Sur.
La penetración de aire marítimo hacia el interior de los continentes
en las latitudes medias, fundamentalmente en el Hemisferio Norte,
introduce un nuevo elemento diferencial en la distribución de las
isotermas. En América del Norte, la barrera montañosa impide esta
penetración, por lo que las diferencias térmicas en latitud en el
continente son más marcadas. Las isotermas se presentan más juntas.
Por el contrario, en Europa, las isotermas están más separadas, lo
que pone en evidencia la dulcificación y suavización térmica en latitud
por la acción del aire, más cálido, procedente del mar.
Por último, conviene remarcar las diferencias existentes para un
mismo océano, o continente, entre las fachadas orientales y las
occidentales. Este hecho se aprecia, fácilmente, comparando los
valores de las temperaturas correspondientes a dos estaciones me­
teorológicas situadas en la misma latitud. En las latitudes altas, las l
FI9U,. IV. 17.
costas occidentales de los continentes (u orientales de los océanos)
mantienen una temperatura más elevada que las costas orientales
continentales (u occidentales de los océanos). En las regiones tro­ I
picales, la disimetría térmica se invierte. Este fenómeno es la con­
secuencia de la acción térmica de las corrientes marinas sobre las Una de las circunstancias que rompen las condiciones normales
costas que bañan. del gradiente térmico es que en la superficie se produzca un ca­
lentamiento o bien un enfriamiento muy pronunciados. Por la noche,
debido a la ausencia de radiación terrestre, el aire en contacto con
el suelo se encuentra más frío que el de la parte superior, produ­
2.2. La estructura térmica en altura ciéndose lo que se denomina una inversión térmica (figura IV. 17a).
Un fenómeno similar puede producirse por causas diferentes. Una
formación nubosa de poca altura o la presencia de un mar de nubes
Ya tuvimos ocasión de expresar en el apartado 2.1. del tema III, en los valles montañosos explican el déficit de radiación de las capas
cómo la estructura térmica de la troposfera en altura muestra un bajas de la atmósfera (figura IV. 17b). La inversión térmica también
descenso casi constante de la temperatura a medida que nos ele­ puede producirse por la existencia de masas de aire, en contacto,
vamos sobre la superficie terrestre. Esta disminución o gradiente de diferente naturaleza (figura IV.17c).
térmico negativo se denomina gradiente vertical normal de ía tem­
peratura y suele moverse habitualmente en valores comprendidos
entre 0,5° y 0,7° cada 100 metros de elevación. Los valores extremos
alcanzados por el gradiente aún pueden ser superiores, dependiendo
de los lugares y de las estaciones, habiéndose observado valores
de 0,4°C/100m y 0,75°C/100m. Los más fuertes se presentan cuando
el suelo está más recalentado (primavera y otoño) y los más débiles
cuando el suelo está frío (invierno).
3 y iS 3 H d 3 1 0 D ll^ tí3 1 VI/\J3iSIS V D ll^ tí3 1 V U n i 3 D d l S 3

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LD
TEMA V

LA CIRCULACIÓN ATMOSFÉRICA

ESQUEMA/RESUMEN

Introducción

1. Las variaciones de presión en ei seno de ia atmósfera terrestre.

1.1. El campo de presión en superficie.


— Concepto de presión reducida a nivel del mar.
— El mapa de isóbaras; los individuos isobáricos.
— Los centros de acción atmosférica.

1.2. El campo de presión en altura.


— Los mapas de las superficies isobáricas (isohipsas).

1.3. Las causas de las diferencias de presión atmosférica.


— Causas dinámicas y térmicas.

2. Los vientos y ia circulación atmosférica.

2.1. Análisis dinámico del movimiento del aire.


— La ecuación fundamental de Newton. Interpretación.
a) Fuerza de gradiente del viento.
— Dirección e intensidad de la fuerza de gradiente.
b) Fuerza aparente de Coriolis y la desviación de los vien­
tos.
— Desviación aparente del viento. Ley de Buys-Ballot.
— Dirección e intensidad de la fuerza de Coriolis.
c) Viento geostrófico. Espiral de Ekman.
— El efecto del rozamiento.

151
— La velocidad en altura: viento geostrófico. 3.2. Los frentes.
— El equilibrio dinámico en superficie y altura.
— La variación del viento desde la superficie a la altura:
la espiral de Ekman.
\ — Concepto. Definición. Características.
— Principales frentes: polar, mediterráneo, ártico, etc.

d) Los movimientos verticales de convergencia y diver­ 3.3. Las perturbaciones.


gencia. a) Las perturbaciones de las latitudes medias y altas.
2.2. La circulación general atmosférica. — Las perturbaciones frontales.
- Génesis y evolución.
a) El mapa de la distribución de presiones en superficie.
- Familias de depresiones frontales.
— Bajas presiones ecuatoriales. - Relación con la corriente del Jet-Stream.
— Altas presiones subtropicales.
— Las depresiones de carácter no frontal.
— Bajas presiones subpolares.
— Altas presiones polares. - Gotas frías.
— El sistema de vientos en superficie. - Tornados.
— Áreas de calma ecuatoriales, doldrums. b) Las perturbaciones atmosféricas de los trópicos: los
— Cinturón de alisios en área intertropical. huracanes.
— Vientos del Oeste en latitudes medias.
— Vientos del Este en altas latitudes. — Circunstancias favorables a su formación.
— Fases de su desarrollo.
b) La circulación atmosférica en altura. — Efectos destructores.
— Circulación dominante del Oeste.
— La Corriente del Chorro o del JetStream: ciclo es­
tacional.
c) Explicación de la circulación general de la atmósfera.
— El primitivo modelo de Halley.
— La contribución de Rossby.
— Recientes aportaciones.
2.3. Los vientos locales.
— Las brisas tierra-mar.
— Vientos de montaña y de valle.
— Vientos catabáticos o de drenaje.
— Vientos foehn.

3. Masas de aire, frentes y perturbaciones.

3.1. Las masas de aire.


a) Principales tipos de masas de aire.
— Masas tropicales: marítimas y continentales.
— Masas polares: marítimas y continentales.
— Masas árticas: marítimas y continentales.
in t r o d u c c ió n

Las diferencias de presión son ei punto de partida del movimiento


del aire. La ausencia de homogeneidad en la distribución de la
presión atmosférica tiene un doble origen, térmico y dinámico: el
diferente caldeamiento y enfriamiento de áreas vecinas y ei aire en
movimiento. Nos encontramos, por tanto, ante una nueva concate­
nación cíclica de los fenómenos meteorológicos: las diferencias de
presión causan la dinámica atmosférica y esta última provoca, a su
vez, la distribución diferencial de la presión.
Hoy en día se conoce que las causas fundamentales de la cir­
culación atmosférica hay que buscarlas en el movimiento del aire
en altura, provocado por el desequilibrio térmico y la rotación te­
rrestres. Sin embargo, hemos preferido comenzar la exposición por
el campo de presión en superficie, circunstancia que nos permite
organizar la misma de forma más coherente. Así, de manera general,
comenzamos, definiendo los conceptos de individuos isobáricos, cen­
tros de acción (anticiclones y depresiones) a partir de los mapas de
¡sobaras (líneas de igual presión) y, a continuación, la dinámica del
3ire por las fuerzas que originan su movimiento: gradiente de presión
(de las altas a las bajas presiones), rotación de la Tierra y rozamiento
con el suelo. En una fase posterior, pasando de lo general a lo
particular, analizamos el esquema de la circulación atmosférica te­
rrestre, en superficie y altura, a través de los mapas de distribución
de presión y el sistema de vientos que producen, dejando para el
final la búsqueda de explicaciones sobre la dinámica atmosférica de
nuestro planeta.
La parte final del tema está dedicada al estudio de las masas de
3/re, frentes y perturbaciones. La idea de masa de aire implica que
la atmósfera permanece largo tiempo en contacto con el suelo, donde
adquiere propiedades de humedad y temperatura propias de la región
de origen donde se halla situada. El movimiento del aire, consecuente
a la circulación atmosférica, desplaza y pone en contacto masas de
aire de características muy diferentes, originando los frentes. Las
zonas frontales son áreas muy perturbadas, circunstancia que suele
producir cambios rápidos en el tiempo atmosférico. El análisis de
r Las presiones se obtendrían, así, a una hora fija del día, incre­
mentando 11 milibares de presión por cada 100 metros. Esta ope­
ración es imprescindible realizarla, ya que las variaciones de presión
por pequeñas diferencias de altura suelen ser superiores a las que
ge manifiestan en superficie. De esta manera, una presión de 980
las perturbaciones atmosféricas frontales y de otro tipo (gotas frías, milibares a 200 metros de altitud, se convertiría en una presión de
tornados, huracanes, etc.) es de gran interés meteorológico, porque 1 .0 0 2 milibares al nivel del mar (980-1-2x11 = 1.002).
permite comprender el mecanismo de las precipitaciones que veremos La representación del campo de presión atmosférica en superficie
más adelante en el tema VIL s e ve facilitada si unimos los puntos de igual presión (reducida a
nivel del mar) mediante líneas, denominadas isóbaras. El resultado
no es en absoluto aleatorio y muestra la existencia de áreas con
líneas cerradas de alta presión, denominadas anticiclones, así como
de otras similares pero de bajas presiones, denominadas ciclones,
1. LAS VARIACIONES DE PRESIÓN EN EL SENO DE LA
depresiones o borrascas. Para facilitar su identificación (aunque es
ATMÓSFERA TERRESTRE
fácil comprobar que a medida que las isóbaras se aproximan al
centro el valor aumenta en los anticiclones y disminuye en los
ciclones) se escribe una A en el centro, en el caso de un área de
En los dos temas anteriores, liemos considerado la atmósfera alta presión, y una B (o D) en el caso de que sea de baja presión.
como una capa estática de aire, rodeando a la esfera terrestre. La En países con predominio del idioma inglés, estas letras son sus­
fuerza gravitatoria mantendría a esta masa gaseosa en el campo de tituidas por H (high) y L (low). También se utilizan respectivamente
atracción de la Tierra y el peso de la columna de aire por encima los signos -h y - .
de cada punto originaría la denominada presión atmosférica. Si no Por su semejanza con los mapas topográficos, donde las isolíneas
existiera ningún fenómeno complementario, cabría esperar que la unen puntos de igual altitud (curvas de nivel), las formas geométricas
distribución espacial de la presión del aire sería uniforme en cada que aparecen en los mapas de presión reciben nombres similares.
punto de la superficie terrestre y que, además, iría disminuyendo Así, nos referimos a una vaguada, dorsal, taiweg, etc. En la vaguada,
proporcionalmente según nos eleváramos en altura. Así, dos puntos todo resulta como si se tratase de la mitad de una borrasca, con
de la misma altitud tendrían la misma presión atmosférica. Sin em­ la isobara interior de inferior valor de presión que la exterior. Por
bargo, dos hechos modifican esta simplificada imagen de la realidad: su parte, en la dorsal, también denominada cuña anticiclónica, su­
el desequilibrio térmico provocado por el desigual calentamiento cedería lo contrario; la línea interior sería la de la presión más
terrestre y el movimiento de rotación de nuestro planeta. elevada. También cabe hablar de pantano isobàrico, cuando el es­
pacio de presión es confuso y poco diferenciado. Todos estos ele-
■Tientos (anticiclones, depresiones, dorsales, vaguadas, etc), de ca­
1.1 El campo de presión en superficie racterísticas similares, reciben el nombre de individuos isobáricos y
® ellos es preciso referirse cuando se desea describir un mapa de
Antes de comparar las presiones existentes en los diversos puntos presiones.
de la superficie terrestre es imprescindible elim inar la influencia de Las regiones de alta y baja presión no son fijas y varían su
dos elementos perturbadores: Posición en el tiempo. Las primeras son, sin embargo, más estables
V se desplazan lentamente de un día a otro, mientras que las
1. la altitud, introduciendo una corrección que tenga en cuenta epresiones presentan mayor movilidad o cambio de posición. Estos
la variación de presión con la altura y refiriendo todos los ndividuos isobáricos son, como veremos, muy importantes, ya que
valores ai nivel del mar. uyen definitivamente en el tiempo atmosférico y por lo tanto en
2. las oscilaciones diarias de presión, debidas a las fluctuaciones ® clima. Los centros de bajas presiones van asociados a tiempo
de la temperatura a lo largo del día. ^fiable, nuboso y productor de precipitaciones, mientras que las

156 157
Figura V.2. Separación de ¡as áreas de alta y baja presión (mapa de superficie).

1.2 El campo de presión en altura

Generalmente, la estabilidad del campo de presión en superficie


depende de la situación de la presión del aire en altura. Para obtener
Figura V.1. Principales individuos isobáricos « información, la meteorología moderna dispone de aparatos para
nacer sondeos en la atmósfera, obteniendo mediciones, incluso en
grandes altitudes, de la temperatura, presión y humedad del aire.
Podría pensarse que la representación de la presión en altura se
•■®alizaría dibujando los mapas isobáricos a determinadas altitudes,
superficies paralelas a la esfera terrestre. Sin embargo, se ha
altas presiones van acompañadas de tiempo seco y soleado. Por Ptado por representar las isolíneas de altitud correspondientes a
este motivo, se les conoce con el nombre de centros de acción. Perficies isobáricas, es decir superficies que tienen la misma presión
Para diferenciar ambas superficies, de alta y baja presión, conviene mosférica. Estas líneas se denominan isohipsas. Se toman así
tomar como referencia la presión de 760 mm (1.015 milibares), presión niveles de referencia, en particular 700, 500 y 300 milibares.
normal al nivel del mar. Esta isobara separa, por tanto, las áreas niilib figura V.3, correspondiente a la superficie de 500
de alta presión (que pueden alcanzar e incluso superar el valor de de f ' s o h i p s a de 5.200 significaría los puntos de 5.200 metros
1.040 milibares) de las áreas de baja presión (que pueden tener nifi q'J® poseen la misma presión de 500 milibares. El sig-
valores de 980 milibares e incluso menos) (figura V.2). *^ado, aunque sean valores altitudinales, es el mismo que el de
158
159
p r e s e n c iade aire frío en los continentes durante el invierno, o las
bajas presiones debidas al calentamiento del verano, desaparecen
en altura. No ocurre lo mismo con los centros de acción de origen
d in á m ic o , pues, como veremos, presentan una mayor estabilidad.

1,3 Causas de las diferencias de presión atmosférica.

La desigual distribución de las presiones en la masa atmosférica


terrestre tiene un doble origen: térmico y dinámico. Si imagináramos
la esfera terrestre sin movimiento de rotación, calentada con mayor
intensidad en el Ecuador que en los Polos, cabría esperar la existencia
de corrientes convectivas que trataran de transportar calor del foco
caliente al frío, para reducir el desequilibrio térmico (figura V.4). El
aire caliente se elevaría como consecuencia de su menor densidad
provocando una baja presión en superficie y caminando en altura
hacia los Polos. Mientras, una corriente de aire frío, denso y de
mayor presión fluiría en sentido contrario hacia el Ecuador. Esta
explicación, que primitivamente fue utilizada para comprender los
mecanismos que dominan la dinámica atmosférica, es rechazada en
la actualidad por la mayor importancia que se concede al componente
dinámico en la circulación general de la atmósfera. Sin embargo, es
imprescindible tenerla en cuenta en la génesis de las áreas de alta
y baja presión térmica de superficie. Así, se origina un sistema de
un mapa de presiones. Comparemos dos puntos del mapa citado (i circulación térmica, en áreas más restringidas, siempre que exista
y II), con la misma presión (500 mb) y diferentes altitudes (5.000 y un calentamiento diferencial entre dos partes de la superficie terrestre;
5.900 m, respectivamente). El primero se halla situado en un área por ejemplo, entre tierra y mar, entre montaña y llanura, entre la
de baja altitud y ei segundo de alta. Si tomamos el plano de 5.500
m como referencia, para llegar al mismo deberemos ascender desde
I (su presión disminuiría ai elevarse, por debajo de 500 mb) y
descender desde I! (su posición crecerá al bajar, por encima de 500
mb). Por tanto, la zona A será un área de altas presiones y la zona
B de bajas, reflejando las isohipsas la distribución de presiones en
altura.
Comparando los campos de presión en el suelo y en altura se
constata que no siempre existe una correspondencia entre ambos.
Algunos individuos isobáricos permanecen en altura, reforzando la
situación de superficie, mientras que otros se debilitan e incluso
desaparecen a medida que nos elevamos unos miles de metros. Es
frecuente observar una inversión del tipo de centro de acción en
superficie y en altura. Así, un centro de baja presión en superficie
se transforma en altas presiones a medida que ascendemos y vi­ ^'9Ura V.4. Posibles corrientes convectivas causadas por el desequilibrio térmico
ceversa. Las altas presiones de origen térm ico, provocadas por la Ecuador-Polo

160 161
gran ciudad y sus alrededores, o entre el bosque y el prado. Como de los vientos recogidas durante un período largo de tiempo, se
consecuencia de las diferencias de tennperatura debidas a la insolación emplea la rosa de los vientos, indicándose sobre ocho direcciones,
diurna, se producen vientos locales que cambian de dirección cuando que parten de un mismo centro, longitudes porporcionales al por­
centaje de tiempo en el que el viento sopló en cada dirección (figura
llega la noche.
Con ser importantes los factores de origen térmico, más definitivos V.5).
son los de origen dinámico. A modo de ejemplo, los vientos que La velocidad del viento viene medida en kilómetros por hora o
soplan siempre en una misma dirección pueden dar como resultado millas por hora (nudos). Durante mucho tiempo se utilizó una escala
una acumulación de aire y un centro de altas presiones. En el caso de números para referirse a la velocidad del viento. La escala de
de la circulación del aire a nivel del globo terrestre, el motor causante Beaufort fue ideada por un almirante de la marina británica en 1806.
de los principales centros de acción que determinan la dinámica Comprendía 13 escalones, desde el nivel O, denominado de viento
atmosférica hay que buscarlo en altura y su origen será, tanto el en calma, hasta el nivel 12, huracán, pasando por posiciones inter­
desequilibrio térmico terrestre como el hecho fundamental de la Tierra medias, flojo (posición 3), fresco (posición 6), duro (posición 8),
girando sobre sí misma. Dejaremos para el apartado V.2.2.C. un temporal (posición 10) y borrasca (posición 11). Hoy en día se viene
estudio más detallado del mismo. utilizando más directamente la velocidad en Km/h o nudos. En los
mapas meteorológicos, se han establecido símbolos convencionales
para referirse, además de a la dirección, a la fuerza del viento.

2. LOS VIENTOS Y LA CIRCULACIÓN ATMOSFÉRICA


2.1 Análisis dinámico del movimiento del aire.

Podemos considerar al viento como todo movimiento del aire Según las leyes más elementales de la dinámica de Newton,
ocasionado por una diferencia de presión. Para describir el viento, diríamos que las partículas materiales del aire son puestas en mo­
al ser una magnitud de carácter vectorial, es preciso referirse a los vimiento por la existencia de una fuerza exterior (o resultante de un
dos elementos que la integran: su intensidad y su dirección. La conjunto de fuerzas) que actúa sobre ellas. La ecuación fundamental
dirección del viento es aquella de donde procede. Así, un viento de la dinámica señala que un cuerpo de masa m, sometido a una
del Oeste proviene de este punto cardinal y se dirige precisamente fuerza externa f, adquiere una aceleración a, que le permite incre­
en sentido contrario, hacia el Este. Para sintetizar las observaciones mentar constantemente su velocidad y cuyo valor es:

f
a = —
m
. Fuerza del viento
/ (Beaufort)
"3 Una vez que el cuerpo es puesto en movimiento, aparecen,
20% normalmente, fuerzas en sentido contrario a la trayectoria, que se
deben al rozamiento del cuerpo móvil sobre los elementos materiales
5 % por donde tiene que desplazarse (suelo, atmósfera, etc). Es extraño
Calma, ventolina que el movimiento resultante continúe siendo uniformemente ace­
o vientos variables lerado durante mucho tiempo. Lo normal es que las fuerzas debidas
rozamiento (crecientes con la velocidad) igualen a las fuerzas
O 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 motrices productoras del movimiento y al final la fuerza resultante
h--t- - J. i t.:.-trrrd
Escala de porcentajes de vientos
nula. En estas condiciones, el movimiento del móvil se convierte
nula. movimiento úniforme de velocidad constante y aceleración
un
Figura V.5. Fuerza y dirección de! viento (resumen sintético).

163
Analicemos cuanto llevamos dicho con un ejemplo sencillo. Su­ Las circunstancias vanan en una trayectoria curva. Frecuentemente
pongamos un cuerpo de 2 Kg de masa, sometido a una fuerza de olvidamos que la vel^ocidad es una magnitud vectorial. í o r e s te
6 Newtons, lo que le procura, inicialmente, un movimiento unifor­ motivo SI la velocidad cambia de dirección, aunque no lo haga en
memente acelerado de valor: Intensidad, se produce una variación de la misma. En la f i q S v 7
puede apreciarse como en una trayectoria circular, un r X i l nue
f 6 New „ , .
® ^ m/seg^ 'manteniéndola misr^a
m 2 Kg velocidad en intensidad, ha variado el valor de la misma en AV

Es decir, el movimiento es acelerado y su velocidad se incrementa


3 m/seg cada segundo. Según esto, a medida que pasa ei tiempo
su velocidad aumenta, aunque también lo hace la fuerza de roza­
miento que se opone al desplazamiento, disminuyendo (para una
fuerza motriz constante) el valor de la fuerza resultante. De esta
manera, la aceleración irá disminuyendo progresivamente, hasta llegar V,
a ser nula y el móvil tendrá un movimiento de velocidad constante.
Los valores que estas magnitudes podrían tomar en intervalos de
un segundo serían los siguientes:

Fuerza Fuerza
Fuerza motriz rozamiento resultante
tiempo velocidad aceleración
(Nev\/) (Nev^) (New)
(seg) (miseg) imlseg2} F Fr R
Figura V.7. Variación de la velocidad en una trayectoria curva.
1 3 6 0 6
3 = i

2 5 6 2 4
Las leyes elementales de la Física enseñan, que para procurar en
un móvil una trayectoria circular (sin variar el valor de la intensidad)
3 6 6 4 2 es necesario realizar una fuerza en dirección perpendicular, deno­
'= 1
minada centrípeta (porque lleva el sentido del centro de la trayectoria)
cuyo valor es:
4 6 6 6 0

Este ejemplo es válido siempre que la trayectoria del móvil sea Fc = m - m (masa del móvil)
rectilínea y en la misma dirección de la fuerza motriz (figura V.6). V (velocidad del móvil)
r (radio de la trayectoria)

En el caso que nos ocupa, si el móvil, al final, hubiera alcanzado


Una velocidad uniforme de 6 m/seg, la fuerza resultante sería nula.
a=3 m/seg^ a=0 Eri cambio, si la trayectoria fuera circular, además de una fuerza
F=6 New F=6 New Fr= 6 New motriz y la de rozamiento, existiría una tercera fuerza (figura V.8)
perpendicular a la trayectoria cuyo valor sería:

R=6 New R=0 v^ 6^


Fe = m - = 2.— = 9 New.
Figura V.6, Análisis dinámico en trayectoria recta. r 8

164
Después de esta breve introducción, que nos servirá para com­
prender mejor el comportamiento dinámico del aire, pasemos a
analizar las principales fuerzas que producen su movimiento.

B (-)

Figura V.8. Análisis dinámico en trayectoria curva.

a) Fuerza de gradiente del viento


Figura V.9. Dirección de la fuerza dei viento, según ei gradiente de presión.
En el caso del aire, la fuerza motriz, causante del movimiento
inicial, es la debida a las diferencias de presión existentes en el
campo de presión atmosférico terrestre. De primeras, podría pensarse,
que las variaciones de presión en altura ocasionarían el escape hacia
los niveles más altos de la atmósfera. Este hecho, en general, no de meridiano (la longitud correspondiente es de 111 Km). En
se produce, porque la presión en altura queda compensada por la general, podemos afirmar, que si las isóbaras estuvieran muy
fuerza de la gravedad dirigida hacia abajo. Es el denominado equilibrio próximas entre sí la velocidad sería más elevada que si es­
aerostático. Es algo semejante a lo que ocurriría en un recipiente tuvieran separadas.
de líquido, donde las presiones en la superficie son menores que 2. De la densidad del aire. A menor densidad (menor masa por
en el fondo y estas diferencias de presión no producen, sin embargo, unidad de volumen), la acción resultante de la aplicación de
el movimiento del líquido. una fuerza sería superior (a = f/m), mayor aceleración y
El movimiento liorizontal del aire se establecería, de acuerdo al velocidad; en definitiva, vientos más fuertes.
campo de presión en superficie, desde los centros de alta presión
o anticiclones hasta los de baja presión o ciclones. La dirección del El desplazamiento del aire, desde el lugar de mayor al de menor
viento sería perpendicular a las líneas isóbaras (figura V.9) y su presión, se produciría hasta el momento en que ambos igualaran la
presión, a menos que existiera un mecanismo motor, capaz de

1
intensidad o velocidad dependería de dos factores:
mantener el desequilibrio. Este fenómeno es fácilmente comprensible
1. Del gradiente de presión o diferencia de presión por unidad si utilizamos el mismo símil hidraúlico de capítulos anteriores. La
de longitud. Este gradiente se mide en milibares por grado diferencia de nivel o altura entre dos vasos comunicantes produce

166 167
t

Figura V .ll. La variación de velocidad en la superficie terrestre, según la latitud.

Figura V.10. La necesidad de un elemento motor en la continuidad del circuito


hidráulico.
superficie terrestre como referencia para medir el movimiento at­
mosférico. Parece lo más lógico adoptar esta segunda posición,
teniendo en cuenta que nuestro interés es el de analizar el movimiento
del |lire respecto a la Tierra.
el movimiento de líquido desde el de mayor al de menor nivel, El fenómeno puede ser comprendido más fácilmente con un
hasta que ambos queden igualados (figura V.10). Si quisiéramos ejemplo. Imaginemos un disco plano y sobre el mismo, sin contacto
reproducir constantemente el movimiento, necesitaríamos un meca­ con él, una partícula que se desplazara desde el punto P hasta el
nismo (una bomba hidráulica por ejemplo) que mantuviera el desnivel. punto A (figura V.12). Si el disco girara en el sentido contrario a
En el caso de la Tierra, el desequilibrio térmico producido por el
desigual calentamiento solar es uno de los motores de la circulación
atmosférica. El otro, el movimiento de rotación de nuestro planeta,
comenzaremos a considerarlo en el próximo apartado.

b) Fuerza aparente de CorioHs y ia desviación de los vientos

El movimiento de rotación de la Tierra, girando a una velocidad


de una vuelta cada 24 horas, modifica sensiblemente la trayectoria
aparente del viento. El movimiento constante de la Tierra nos hace
no ser conscientes de los elevados valores alcanzados por la ve­
locidad, variable, lógicamente, del Ecuador a los Polos, según su
radio de giro. La velocidad se movería entre valores extremos de
1.670 Km/h en el Ecuador y su valor nulo en los Polos (figura V.11).
El resultado de la acción del movimiento de rotación terrestre es
una desviación de la trayectoria prevista para el viento, que de esta
manera deja de ser perpendicular a la línea de máximo gradiente.
Para analizar esta realidad, habida cuenta de que la Tierra se mueve,
caben dos posturas a considerar; o bien imaginamos un sistema de
referencia absoluto, inmóvil en el espacio, o bien suponemos a la Figura V.12. Desviación de la trayectoria por el movimiento.

168 169
las agujas del reloj, para un observador situado fuera del mismo,
la trayectoria de la partícula sería rectilínea. Sin embargo, si el
observador estuviera situado sobre el disco (y girara con él), todo
habría transcurrido como si la partícula se desplazara hasta A',
sufriendo una desviación hacia la derecha.
Desde fuera, todo acontece como si ninguna acción modificara
la trayectoria; desde dentro, parece existir una fuerza desviadora del
í
movimiento, que aunque aparente, denominamos fuerza de Coriolis.
Si el disco girase en sentido contrario, el efecto aparente ob­
servado sería el desplazamiento hacia la izquierda.
El resultado final es que el movimiento del aire en sentido de
las altas hacia las bajas presiones, según la línea de máximo gra­
diente, se ve modificado por la componente debida a la fuerza de
Coriolis. Así, en el Hemisferio Norte, el movimiento resultante del
viento iría de las altas a las bajas presiones, pero según la trayectoria
inclinada respecto a las líneas isóbaras (figura V.13 y V.14).
Este hecho ya fue observado por el meteórologo holandés Buys-
Ballot, lo que dio origen a la ley que lleva su nombre y según la
cual, todo observador situado en el Hemisferio Norte, colocado en
el sentido del desplazamiento del viento, dejaría sobre su derecha
Figura V.14. Inclinación del viento respecto de las isóbaras (depresiones), f-lemisferio
las altas presiones y sobre su izquierda las bajas presiones. Lo Norte.

Figura V.13. Inclinación del viento respecto a las isóbaras (anticiclones). Hemisferio
Norte. Figura V.15. Desviación de los vientos en el Hemisferio Norte.

170 171
contrario ocurriría en ei Hemisferio Sur. En la figura V.15, puede
Baja presión
apreciarse fácilmente el contenido de la primera parte de la ley. Movimiento Baja presión
Gradiente
Nos hemos referido, hasta ahora, a la dirección del movimiento de la
de presión partícula i Gradiente
provocado por la rotación terrestre, pero no así a la intensidad de Isobara T de presión
la fuerza de Coriolis. La fuerza aparente de Coriolis, como ocurriera
en el caso de la fuerza centrípeta del ejemplo del apartado anterior,
tiene una dirección perpendicular al movimiento del aire. Su inten­
Á ^ ^Movimiento
Moví
U ^ d(de
sidad fue establecida por el mismo Coriolis y equivale a: partícula
Isobara
Alta presión^
= 2.W.V.senct) W = velocidad rotación de la tierra Coriolis Fuerza de
Coriolis
V = velocidad del viento SUPERFICIE Alta presión
(() = latitud del lugar altura

Quiere esto decir que, siendo constante la velocidad de rotación Figura V.16. Equilibrio dinámico en superficie y altura.
terrestre (2n/24 radianes/hora, 15 7hora) el efecto de la fuerza de
Coriolis depende de dos factores:

1. de la velocidad del viento. Un aire que se moviera a 20 m/


seg sufriría un desplazamiento doble que si la velocidad fuera la velocidad del viento formaría un ángulo respecto a las
únicamente de 10 m/seg. líneas isóbaras.
2 . de la latitud del lugar. Así, en el Ecuador (<j) = 0 “, sen cj)
= sen 0° = 0) la fuerza de Coriolis será nula y máxima en La inclinación del aire respecto a las ¡sobaras depende de la
los polos ((() = 90°, sen (}) = sen 90° = 1). fuerza de rozamiento y es menor en los océanos (10 a 15°), que
en los continentes rugosos donde puede alcanzar valores de hasta
30°.
c) Viento geostrófico. Espiral de Ekman
Las observaciones realizadas en la atmósfera libre (por encima
Una tercera fuerza a la que todavía no hemos hecho referencia de los 1.000 metros de altura) ponen de manifiesto que el viento
es la de rozamiento. El movimiento del aire se ve frenado por la sopla en dirección aproximadamente perpendicular al gradiente de
superficie terrestre, disminuyendo su velocidad. La dirección de la presión, habiéndose igualado, por tanto, las fuerzas debidas al mismo
fuerza de rozamiento se opone lógicamente a la dirección del viento. y la correspondiente a la rotación terrestre, siendo prácticamente
Si analizamos las fuerzas actuantes que hemos definido hasta este nulo el rozamiento del aire (figura V.16). Cabe hablar entonces de
momento: fuerza de gradiente del viento, fuerza de CorioHs y fuerza viento geostrófico, situación en la que el viento sigue aproximada-
de rozamiento, en un punto de la superficie terrestre, el resultado niente la dirección de las isóbaras. Todo ocurriría como si el aire
será más o menos el de la figura V.16. Podrían de la misma extraerse circulara por el espacio que queda entre las líneas isóbaras, ace­
las siguientes conclusiones: lerándose o retardando su velocidad, si la sección o espacio, por
donde debe pasar, es menor o mayor.
1. la fuerza de gradiente del viento sería perpendicular a las . Esta desigual dirección del viento en superficie y altura cabe
líneas de máximo gradiente. interpretarla como una progresiva adaptación de la dirección del
2. la fuerza de Coriolis sería perpendicular al movimiento del ''lento a medida que disminuye el rozamiento, donde no sólo varía
aire. ^ dirección, sino también la intensidad. Si fuéramos ascendiendo
3. la fuerza de rozamiento iría en sentido contrario al movimiento desde la superficie hasta una altitud de 500 a 1000 metros, la dirección
del aire. e intensidad del viento se mofificaría progresivamente hasta alcanzar
4. la resultante de las tres fuerzas sería nula. V viento geostrófico, según la espiral de Ekman (figura

172
i.
VIENTO GEOSTRÓFICO
(500-1000 m)
■*1 a) Vista en planta

b) Perfil según a - b
Figura V.17. Espira! de Eci<man descrita por ei viento según varía su dirección e
intensidad con ¡a altura.

d) Los movimientos de convergencia y divergencia

El aporte o pérdida de aire que tiene lugar en superficie, en los


centros de altas y bajas presiones, debe ser lógicamente compensado
con movimientos atmosféricos ascendentes o descendentes. Así, ha­
blamos de convergencia en superficie cuando existe una acumulación Figura V.18. Convergencia y divergencia de! aire.
de aire en un área limitada del espacio y divergencia, cuando existe
una pérdida del mismo.
Los ciclones o áreas de bajas presiones actúan a modo de centros
de convergencia atmosférica. El aire se eleva, por tanto, en una
depresión y desciende en un anticiclón, produciéndose de esta ma­
nera un flujo compensatorio a nivel del suelo (figura V.18).
Sería, sin embargo, un grave error deducir de todo esto que el
origen de la dinámica atmosférica está en los centros de acción 2.2 La circulación general atmosférica
existentes sobre la superficie de la Tierra, que provocarían el mo­
vimiento del aire en superficie y en la altura. Salvo en los casos Siguiendo con el esquema adelantado al final del apartado anterior,
aislados de los centros de acción térmicos, /a circulación atmosférica analizaremos, en primer lugar, la distribución del mapa de presiones
esté dominada por los movimientos que se producen en altura. Nos en superficie y altura, mostrando los principales centros de acción
ha parecido más fácilmente inteligible, centrar la explicación en una existentes, su situación y su variación estacional, así como el sistema
relación directa entre centros de acción-movimiento del aire. Dejamos, de vientos dominantes que de ellos resulta. Posteriormente, nos
sin embargo, para el próximo apartado, el análisis de las causas adentraremos en la difícil misión de explicar cómo se pone en marcha
que explican la distribución de las principales áreas de altas y bajas el mecanismo general de la circulación atmosférica a nivel del globo
presiones existentes en nuestro planeta y los regímenes de viento terrestre, apoyándonos en las diversas teorías que desde hace más
a que dan lugar. de dos siglos vienen dando respuesta a tan interesante interrogante.

174 175
a) El mapa de la distribución de presiones y el sistema de
vientos dominantes en superficie

Las figuras V.19 y V.20 nos muestran la distribución de presiones


medias en los meses de enero y julio, calculadas como promedio
de los valores alcanzados a lo largo de cada mes y reducidas al
nivel dei mar. De su observación pueden deducirse una serie de
rasgos generales:

1. Una tendencia a la zonalidad en la situación de las áreas de


altas y bajas presiones. Así, se aprecia una zona de bajas
presiones en el Ecuador, altas presiones en latitudes subtro­
picales, bajas presiones en las latitudes medias o subpolares
y altas presiones en ambos polos.
2. Las diversas franjas de presión varían su posición estacio­
nalmente. En enero se encuentran más desplazadas hacia el
norte que en el mes de julio.
3. Este modelo zonal queda alterado por la distribución de los
océanos y continentes. En verano, los continentes se calientan

Figura V.20. Mapa de presión en superficie (mes de julio).

más rápidamente que los océanos y son ocupados por bajas


presiones térmicas, mientras que, durante el invierno, la pre­
sencia de aire pesado y frío es la causa de la existencia de
altas presiones. En un continente masivo, como el asiático,
se observan con facilidad los grandes contrastes térmicos
verano-invierno. En el período estival, las altas temperaturas
y las bajas presiones dominan hasta prácticamente el Polo
Norte. En invierno sucede lo contrario y las altas presiones
ocupan los continentes masivos.
4. En el Hemisferio Sur, los contrastes de presión entre tierras
y mares son menos marcados, debido al inferior porcentaje
de tierras emergidas.

Esta distribución de presiones es la causa del movimiento del


aire. La relativa estabilidad de las posiciones de los centros de acción
permite hablar de la existencia de un sistema de vientos dominante
y de un modelo explicativo de los mismos.
Las variaciones de fricción del aire en la tierra y el mar, los
centros de acción térmica que introducen los cambios estacionales

176 177
en el contraste océanos-continentes y la influencia del relieve suponen los débiles gradientes de presión, apenas tendrían fuerza suficiente
factores geográficos muy importantes, que, sin embargo, pretendemos para poner el aire en movimiento. Estas áreas de calma reciben el
eliminar en este nivel de la explicación. No vamos a referirnos a nombre de doldrums.
ellos, con objeto de sim plificar el esquema generai de la circulación Al Norte y al Sur de las calmas ecuatoriales, en una franja que
atmosférica en superficie. Así, lo que se pierde en profundidad, lo alcanza aproximadamente los 30° de latitud (norte o sur), se encuentra
vamos a ganar en sencillez expositiva. Por tanto, lo que digamos a el cinturón de los vientos alisios. Estos vientos son la consecuencia
continuación tiene más que ver con los vientos dominantes sobre del gradiente de presión existente entre las altas presiones subtro­
los océanos, aunque de forma general, las conclusiones pueden ser picales y el cinturón de bajas presiones ecuatoriales. El aire es
válidas para el conjunto del globo terrestre (figura V.21). desviado hacia la derecha en el Hemisferio Norte, como consecuencia
El cinturón ecuatorial, delimitado entre los 5° de latitudes norte de la rotación terrestre, soplando del Nordeste hacia el Suroeste. En
y sur, se denominó, durante largo tiempo, cinturón ecuatorial de el Hemisferio Sur ocurre lo contrario y la dirección dominante del
vientos variables y calmas. Situado en un área de bajas presiones. viento es Sureste-Noroeste.
Estos vientos se caracterizan por la regularidad de su velocidad
(20 Km/h aproximadamente) y dirección (son vientos del Este). La
intensidad es superior en invierno, así como la inclinación de su
El aire se dirección con los paralelos (30-35° en invierno y únicamente 20° en
hunde en los polos verano), en razón al desplazamiento de las células anticiclónicas.
Estas circunstancias explican que en el pasado fueran denominados
El aíre asciende
trade winds (vientos del comercio), al asegurar la navegación a vela,
en contraste con las calmas ecuatoriales, difíciles de atravesar. Los
alisios están mejor definidos en los océanos Atlántico y Pacífico, ya
que en la región del océano Indico la cercanía del continente asiático
El aire los desordena. El lugar de la convergencia de ambos alisios, pro­
desciente
cedentes de los Hemisferios Norte y Sur, se denomina línea de
convergencia intertropical (C.I.T.) y coincide prácticamente con el área
de calmas ecuatoriales.
El aire En segundo lugar, debemos destacar los vientos generados entre
se eleva las altas presiones subtropicales y las bajas presiones subpolares.
en el Ecuador Estos vientos aparecen en superficie soplando con una dirección del
Oeste. Como en el caso anterior, los continentes, sobre todo en el
Hemisferio Norte, distorsionan profundamente la dirección de los
vientos. Su fuerza es bastante considerable y era utilizada por los
navegantes a vela {westerlies) que hacían el recorrido desae el
Océano Atlántico hasta el continente australiano, Nueva Zelanda o
aire desciende
las islas del Pacífico. La navegación en el cabo de Hornos, en sentido
contrario, suponía un evidente peligro.
Por último, en las regiones de superior latitud, comprendidas entre
las bajas presiones subpolares y las altas presiones polares, los
El aire asciende vientos vuelven a cambiar su dirección dominante, por la del Este.
Como en el caso anterior es, también, en el Hemisferio Sur, en la
Antártida, donde este esquema teórico de la circulación atmosférica
Figura V.21. Esquema genera! de ¡a circulación atmosférica. tiene una validez superior.
b) La circulación atmosférica en altura Esta circulación dominante del Oeste alcanza velocidades máximas
en niveles superiores de la atmósfera, que llegan a valores com­
El dispositivo general de la circulación atmosférica en altura es prendidos entre los 200 Km/h y los 400 Km/h (en invierno). El flujo
más simple que el de superficie. La atmósfera libre, a partir de una de mayor velocidad se halla concentrado en una estrecha franja,
altura de 1000 metros, se muestra fuera del ámbito de influencia de situada hacia los 30 ° de latitud (oscilante con las estaciones) y entre
los factores geográficos. La acción de los ciclones y de los antici­ 9,000 y 15.000 metros de altitud, recibiendo el nombre de Corriente
clones de origen térmico desaparece prácticamente a nivel de la del Chorro o Jet-Stream. El Jet-Stream fue descubierto en el He­
superficie de los 700 milibares y se puede decir que es nula en la misferio Norte, durante la segunda guerra mundial, y su conocimiento
de 500 milibares. Por contra, las altas presiones subtropicales, cuyo ha modificado sustancialmente las ideas que se tenían sobre la
origen es fundamentalmente dinámico, aparecen en los mapas de dinámica atmosférica. Posteriormente, se ha podido observar la exis­
altura. tencia de una corriente de similares características en el Hemisferio
La distribución de presiones en altura, correspondiente a los Sur e incluso un desdoblamiento del propio Jet-Stream en una rama
valores medios del mes de enero (figura V.22), es suficientemente subtropical secundaria, situada en los límites de los flujos de viento
elocuente al respecto. Un cinturón de anticiclones subtropicales en­ del Oeste y de las altas presiones subtropicales y en otro Jet polar.
marcan las corrientes de dirección Oeste, existentes hasta las bajas En la circulación zonal en altura se observan cambios que afectan
presiones polares. La trayectoria de los vientos (aquí son geostróficos a la Corriente del Chorro, no exclusivamente como consecuencia de
y por lo tanto paralelos a las isóbaras) manifiestan la existencia de cambios estacionales, sino, a veces, en períodos de tiempo más
un flujo zonal de dirección del Oeste. Los vientos del Este quedan breves. Estos cambios afectan, tanto a su posición en latitud, como
reducidos a una estrecha franja ecuatorial, que aparece como pro­ a su velocidad y trayectoria. En invierno, el flujo es particularmente
longación de los alisios. El cambio estacional decelera las corrientes rápido y bajo en latitud, mientras que en verano, la corriente se
del Oeste que son más lentas en verano y las desplaza hacia las debilita, ascendiendo en latitud y realizando una trayectoria sinuosa.
altas latitudes. A estas variaciones estacionales se añaden, a veces, cambios más
bruscos que modifican el carácter del Jet-Stream en un tiempo más
breve. En general, se produce un ciclo, en el que la corriente del
Jet pasa por varias fases sucesivas;

1. La corriente es rápida (150 Km/h), casi zonal y relativamente


alta en latitud (figura V.23).
2. Comienzan a aparecer ondulaciones, cada vez de mayor am­
plitud, en una corriente aún de velocidad elevada, que dan
nacimiento a curvaturas positivas (sentido de las agujas del
reloj) anticiclónicas y negativas (en sentido contrario), cicló­
nicas.
3. La circulación se hace más lenta (70 Km/h) y la corriente del
Jet describe una trayectoria cada vez más sinuosa que puede
dar lugar a las gotas frías que analizaremos más adelante.

El origen de la corriente del chorro es incierto y está aún por


determinar. En la explicación cabe considerar factores dinámicos
(rotación terrestre) y factores térmicos (desigual calentamiento te­
rrestre). En realidad, por medio de las ondas del Jet, el aire caliente
de los trópicos es arrastrado hacia el Norte y el aire frío polar hacia
Figura V.22. Distribución de presiones y circulación en altura. el Sur, nivelándose el desequilibrio térmico existente entre el Ecuador

180 181
Ecuador se elevaría, transportando el calor desde el foco caliente
ecuatorial al frío polar. En este esquema sencillo de la circulación
atmosférica, los alisios constituirían los vientos superficiales descen­
dientes en latitud, que al confluir en la línea de C.I.T. darían lugar
en altura a una corriente de contralisios. Esta corriente, dirigida desde
las bajas a las altas latitudes, cerraría la denominada célula de Halley
(figura V.24). El comportamiento en ambos hemisferios sería idéntico,
existiendo dos células simétricas, una en el Hemisferio Norte y otra
en el Sur. De esta manera, la corriente o flujo de aire en movimiento
tendría una dirección fundamentalmente meridiana.
El modelo de Halley, descrito hace más de dos siglos, no logra
integrar con éxito el comportamiento de los vientos de las latitudes
medias. Como mucho, el esquema servía para interpretar la realidad
de la zona esférica comprendida entre el Ecuador y los trópicos,
quedando sin explicación el cinturón de altas presiones subtropicales
y los vientos dominantes del Oeste de las latitudes medias. Resultaba,
por tanto, imprescindible, la consideración de nuevos elementos
capaces de iluminar una realidad, que cuanto mejor era conocida
más negaba los principios básicos del modelo interpretativo.
Desde finales del siglo pasado, el conocimiento de la alta tro­
posfera mostraba, cada vez con mayor nitidez, la importancia de los
(c) (d) flujos zonales. Sin olvidar la contribución explicativa del gradiente
Figura V.23. Evolución de ia Corriente del Chorro o Jet-Stream.

y los Polos. Sea como fuere, la trascendencia del Jet-Stream en la


circulación atmosférica general es tan grande, como veremos en
próximos apartados, que se le ha llegado a definir como el verdadero
sistema nervioso de la atmósfera inferior.

c) Explicación de ia circulación general de ia atmósfera

El descubrimiento de la corriente del Jet-Stream introdujo nuevos


y fundamentales elementos a considerar en la explicación de la
circulación general atmosférica. Hasta ese momento, se consideraba
que las diferencias de presión eran causadas exclusivamente por los
contrastes térmicos terrestres. No es de extrañar, que los sucesivos
modelos que se han construido sobre la dinámica atmosférica global,
hayan ido recogiendo las nuevas aportaciones descubiertas. Resulta,
por tanto, muy ilustrativo hacer un balance histórico de su desarrollo.
El primitivo modelo de Halley consideraba las diferencias térmicas
existentes entre el Ecuador y los Polos, como el verdadero motor,
desencadenante del movimiento de los vientos. El aire cálido del Figura V.24. Circulación atmosférica según Halley.

182 183
de presión térmico según los meridianos, comenzó a tenerse en tradicción con la existencia de la Corriente del Chorro en sentido
consideración la acción desviadora de la fuerza de Coriolis. Fue, así, contrario.
como Rossby, un científico sueco establecido en Estados Unidos, Las más recientes ideas sobre circulación atmosférica han con­
introdujo una construcción tricelular de la circulación atmosférica firmado a la corriente del Jet-Stream como el verdadero m otor de
(figura V.25). En este nuevo esquema organizativo, la anterior célula la dinámica atmosférica. Se abandona la célula polar y se admite
de Halley quedaba restringida hasta los 30° de latitud, explicando la existencia de una corriente turbulenta (figura V.26). Este fenómeno
el ascenso del aire en el Ecuador, como consecuencia de las bajas coincide con la presencia en las altas capas de la troposfera de
presiones existentes en esta área de la superficie terrestre. El ciclo movimientos del aire de dirección Oeste-Este, que aceleran su ve­
se completaba con el descenso del aire en los anticiclones subtro­ locidad precisamente en las áreas donde el contraste térmico es más
picales y el movimiento de los alisios en la superficie (hacia el elevado (superficies de contacto de masas de aire de diferentes
Ecuador) y de los contralisios en altura (hacia los trópicos). Muy características térmicas, que se denominan frentes, como veremos
semejante sería la circulación en la célula polar, situada entre las en el próximo apartado). Las ondulaciones de la corriente del Jet-
altas presiones polares y las bajas presiones subpolares, con vientos Stream permitirían conciliar dos hechos aparentemente contradicto­
del Este soplando en superficie, compensados por vientos en sentido rios: la zonalidad de los flujos de viento y el trasvase de calor en
contrario en las altas capas de la troposfera. Como novedad, Rossby sentido meridiano. Serían, precisamente, estas ondulaciones de la
situaba una tercera célula sobre las latitudes templadas, intercalada corriente del chorro, las causantes de las altas presiones subtropicales
entre las dos anteriores y de origen exclusivamente dinámico. Este y de las bajas presiones subpolares.
tercer circuito cerrado originaría vientos en superficie de componente
Oeste, completando así el conocimiento que se tenía sobre el sistema
de vientos a escala terrestre. La hipótesis de Rossby sería, sin
embargo, desmentida por los hechos. Por una parte, la presencia
generalizada de contralisios en altura no ha podido nunca ser de­
mostrada y además, la fuerza de Coriolis desviaría la corriente superior
de la célula intermedia en dirección Este, lo que entraba en con-

Célula directa
SO

184 185
2.3 Los vientos locales Un tercer tipo de vientos locales son los de drenaje o vientos
catabáticos, que se producen por desplazamiento de aire frío por
La influencia de irregularidades del terreno puede dar lugar a acción de la gravedad, desde regiones topográficamente más altas
condiciones meteorológicas favorables a la existencia de vientos hacia otras de menor altitud. Si las condiciones climáticas lo permiten,
localizados en áreas reducidas. Estos sistemas de vientos locales no el aire acumulado en un valle o un altiplano durante un cierto tiempo
tienen nada que ver con el sistema global de presiones a escala puede enfriarse, aumentando su densidad. Este aire puede encontrar
planetaria. La importancia de los sistemas de vientos a escala menor salida a través de desfiladeros, alcanzando las áreas más bajas en
se debe a su contribución a aspectos interesantes de los climas forma de viento fuerte y frío. Estos vientos de drenaje se originan
locales. en muchas regiones montañosas del mundo y reciben nombres
Uno de los tipos de vientos locales más familiares es el que se locales: mistral, bora, etc.
establece en las zonas costeras entre el mar y la tierra. Durante el Por último, existen otros vientos, originados por barreras mon­
día, el superior calentamiento de la superficie terrestre respecto al tañosas. El más conocido es el denominado foéhn o chinooi<. Las
océano (recuérdese su menor calor específico), provoca diferencias cadenas montañosas ejercen un efecto importante sobre el flujo de
de presión que originan una corriente de aire que sopla hacia la aire que las atraviesa. El ascenso forzado del aire al atravesar una
tierra en superficie y que se ve compensada en altura por el mo­ montaña puede provocar su desecación (efecto foéhn, que será
vimiento del aire en sentido contrario. Son las brisas marinas, que analizado más en detalle en el capítulo Vil). El aire a sotavento es,
refrescan el ambiente caluroso de las costas en verano, al ser por tanto, un aire cálido y seco.
portadoras de un aire fresco y húmedo. El viento invierte su sentido
durante la noche. El descenso de temperatura, consecuente al rápido
enfriamiento del suelo, es la causa de que el gradiente de presión
sea ahora de la tierra al mar. Son las brisas terrestres (figura V.27). 3. MASAS DE AIRE, FRENTES Y PERTURBACIONES
Estas corrientes de aire, producidas por un desigual calentamiento
tierra-agua, tienen lugar, igualmente, siempre que existan grandes
masas de agua interiores, como los lagos.
Las diferentes condiciones climáticas de la superficie terrestre
Un sistema de vientos de carácter similar, de ciclo diario, se
podrían hacer pensar en una progresiva y gradual variación de las
establece entre los valles y las montañas. Las laderas de las mon­
características del aire de unas regiones a otras. Sin embargo, de
tañas que reciben la radiación solar de forma más directa experi­
la misma manera que aparecían fuertes discontinuidades en la es­
mentan durante el día un descenso térmico de la presión del aire
tructura vertical de la atmósfera, se pueden observar marcadas di­
en contacto con su suelo. La diferencia de presión respecto al valle
ferencias, en sentido lateral, entre grandes volúmenes de aire de
origina una corriente ascendente de éste hacia la montaña. Por la
propiedades muy contrastadas, que actúan, cuando se ponen en
noche, estas mismas laderas se enfrían más rápidamente, invirtién-
contacto, como masas de aire difíciles de mezclar (al menos les
dose la corriente de aire hacia el valle.
cuesta un cierto tiempo) y que dan origen a perturbaciones meteo­
rológicas de gran interés. Su existencia fue puesta de manifiesto a
finales del siglo pasado por la escuela noruega de Climatología y
Brisa marina
Brisa terrestre
su importancia en la explicación del tiempo atmosférico es tan grande
que nos vemos obligados a dedicar un amplio apartado a su análisis.

3.1 Las masas de aire

Se podría definir a la masa de aire como un gran volumen de


aire, cuyas propiedades físicas, en especial la temperatura, contenido
Figura V.27. Brisa marina diurna y brisa terrestre nocturna. de humedad y gradiente térmico vertical son más o menos uniformes

186 187
en una extensión de centenares de !<ilómetros. Además de su ho­ Las masas de aire tropical son subsidiarias de las altas presiones
mogeneidad, la masa de aire es m óvil y transformable en su des­ subtropicales y se encuentran, en origen, bien situadas sobre los
plazamiento. océanos (masa tropical marítima, Tm) o bien sobre los continentes
Para caracterizar a una masa de aire es necesario diferenciar, por (masa tropical continental. Te). Como los centros de acción a los
tanto, las condiciones del lugar de origen o manantial donde se cuales se encuentran asociadas, modifican su situación de manera
originó de la posterior transformación que pueda experimentar. Para estacional, las masas de aire tropical ascienden en latitud durante
que grandes extensiones de aire adquieran propiedades uniformes ei verano y descienden durante ei invierno. Así, la masa de aire
es preciso que hayan estado en contacto con una superficie térmica tropical marítima, ligada al anticiclón de las Azores, puede ascender
e higrométricam ente estable y homogénea. Estas circunstancias se a 50° N en verano o descender a 30° N en invierno. La posición
presentan, por ejemplo, en las altas latitudes continentales durante de este anticiclón subtropical es fundamental para comprender el
los meses de invierno, donde el contacto del aire con la superficie tiempo atmosférico de la Europa mediterránea. Su presencia va
terrestre las hace adquirir las propiedades de aire seco y frío, o acompañada de buen tiempo y de una masa de aire cálido y húmedo.
bien en las latitudes subtropicales del océano donde el aire acaba La masa de aire tropical marítimo, Tm, se caracteriza, por tanto,
convirtiéndose en cálido y húmedo. Como vemos, son las zonas de
por su elevada temperatura y humedad. Esta última puede provocar
altas presiones (de las altas y bajas latitudes) las principales regiones
su inestabilidad, como veremos en el próximo apartado. Por contra,
origen de masas de aire, al ser superior su estabilidad y permitir
el aire tropical continental. Te, es seco y estable en invierno. En
un contacto más duradero del aire con las condiciones climáticas
verano, puede inestabilizarse si abandona los continentes, lo que
que las determinan y modelan. Por el contrario, las latitudes medias,
como veremos, van a ser un área de contacto de masas de aire ocurre con el aire sahariano cuando atraviesa el Mediterráneo y se
carga de humedad. El ascenso brusco de aire tropical, sobre todo
de diferente naturaleza.
El desplazamiento de las masas de aire, provocado por la cir­ si contiene alto grado de vapor de agua en su seno, durante el
culación de la atmósfera, puede llegar a modificar sensiblemente las fenómeno de las gotas frías, puede causar lluvias torrenciales de
enorme magnitud.
propiedades iniciales del aire. Así, el aire seco y frío, formado sobre
el continente americano durante la estación invernal, se humidifica Las masas de aire polar no se forman exactamente en los Polos,
y eleva su temperatura al penetrar en el Océano Atlántico, recalentado sino en latitudes próximas a los 60-70 °. El aire polar continental.
por la Corriente del Golfo. O en sentido inverso, una masa de aire Pe, se origina en los continentes durante el invierno, como conse­
cálida y húmeda, engendrada en medio del océano se continentaliza, cuencia de la baja temperatura existente sobre ellos. Su baja tem­
desecándose, al atravesar el continente europeo. Para distinguir unas peratura y elevada sequedad explica que, a veces, puedan producirse
de otras, las masas de aire originadas inicialmente reciben el nombre inversiones térmicas en altura. A pesar de su baja humedad, su
de masas prim arias, mientras que aquellas otras ya transformadas reducida temperatura le condiciona para que con facilidad pueda
se denominan secundarias. alcanzar el punto de saturación durante la noche, como se pone de
manifiesto en las nieblas nocturnas que se disipan por el día. Durante
el verano, las bajas presiones, originadas por el calentamiento te­
a) Principales tipos de masas de aire rrestre, producen el ascenso del aire, originando su inestabilidad.
Por su parte, las masas de aire polar marítimo, Pm, se originan en
La clasificación de las masas de aire atiende, tanto a sus regiones las altas latitudes oceánicas. Se caracterizan por su relativa aita
de origen como a sus propiedades de temperatura y humedad. Así, humedad, que puede ser modificada por los continentes, sobre todo
es posible referirnos a una masa de aire tropical marítima, como a en el Hemisferio Sur.
un gran volumen de aire, originado en las latitudes tropicales marinas Por último, las masas de aire ártico (Am y Ac) son producidas
y cuyas propiedades son el tener una temperatura cálida y una en contacto con el casquete polar. Se caracterizan por su débil
humedad elevada. De igual manera, una masa de aire polar conti­ humedad y muy baja temperatura. En determinados momentos del
nental, habría sido engendrada en las altas latitudes continentales y invierno, pueden alcanzar latitudes muy bajas, provocando olas de
sus características serían de baja temperatura y reducida humedad. frío muy intenso.

188 189
3.2 Los frentes

La existencia de masas de aire de características muy contrastadas


[nace aparecer superficies de separación entre ellas, denominadas
frentes. La presencia de un frente es tanto más potente cuanto más
grandes y vigorosos sean los contrastes entre las dos masas de
aire, y ello, no sólo en lo relativo a sus propiedades físicas de
humedad y temperatura sino a su dinámica y movimiento. La acción
del frente es mayor cuando las dos masas de aire se encuentran
enfrentadas (figura V.28).

Figura V.28. Frente con masas de aire enfrentadas.

La superficie de separación rara vez es vertical. La mayor densidad


del aire frío, explica que tienda a introducirse en el cálido a modo
de cuña, produciendo una superficie de contacto oblicua (figura V.29).
La existencia de estas discontinuidades es fundamental para com­
prender la génesis y evolución del tiempo atmosférico de determi­
nadas zonas geográficas, principalmente de las latitudes medias,
donde el contraste de las masas de aire es mayor y los frentes
quedan mejor definidos. Sin embargo, el contraste entre las diferentes
masas de aire es muy desigual a lo largo y ancho de la superficie 60“ 0° 60“ 120“
3 1. Situación de frentes ártico y antàrtico.
del globo terrestre. 2. Situación de frentes polares y mediterráneos.
3. Posición de la convergencia intertropical.
El mapa de las discontinuidades frontales del mes de enero
(posiciones medias, más probables) puede servir de referencia para
describir las principales superficies de separación de masas de aire Figura V.30. Localización media de los frentes y masas de aire en el mes de enero.

190 191
diferenciadas (figura V.30). Quizás, el frente de mayor personalidad teorológicos de carácter perturbador. Para facilitar su descripción los
y potencia es el que se produce en la separación del aire polar y dividiremos en perturbaciones de las latitudes altas y medias y
tropical, que recibe el nombre de frente polar. Al ser los anticiclones perturbaciones tropicales.
los principales centros de acción que originan masas de. aire tropical,
su posición más septentrional en verano y meridional en invierno a) Las perturbaciones de las latitudes extratropicales
hace oscilar la situación del frente polar. Estos desplazamientos
estacionales tienen lugar de forma paralela a los de la Corriente del Las perturbaciones atmosféricas en esta área de la superficie
Chorro, de manera que ha podido apreciarse que ambos, frente y terrestre incluyen, tanto los fenómenos de los frentes, relacionados
Jet-Stream, forman parte de una misma realidad. Para ponerla de con la interacción de masas de aire de diferente carácter, como
manifiesto de una manera más evidente, algunos autores se refieren aquellos otros que tienen lugar en masas de aire homogéneas. Debido
a una imagen bastante afortunada de la corriente del Jet-Stream a la importancia de las primeras en las latitudes medias, comen­
como si fuera una cinta que separara masas de aire de diferente zaremos con ellas.
naturaleza.
Los continentes modifican la separación nítida del frente que tiene
Las perturbaciones frontales
lugar en los océanos, entre las masas de aire tropical marítimo, Tm,
y polar marítimo, Pm. Así, en invierno, cabe hablar en Europa
Un avance considerable de la Meteorología y de la predicción
occidental de la presencia de un frente mediterráneo que separa
del tiempo atmosférico se produjo con el descubrimiento de las
masas de aire continental de carácter polar y tropical.
perturbaciones, ocasionadas por el contacto de masas de aire de
Por el contraste de las masas de aire polar y ártico, existe, en
naturaleza distinta. El límite del frente, como superficie separadora
latitudes aún más elevadas, un frente ártico. Debido a las diferencias
de las masas de aire, es bastante recto en un primer momento,
menos acentuadas entre masas de aire de estas características, la
pero tiende a curvarse con facilidad, permitiendo que el aire cálido
acción del frente ártico queda muy debilitada. En invierno, el aire
penetre en el interior del aire frío y viceversa. El aire cálido queda
ártico puede descender mucho en latitud y tomar contacto directo
pinzado entre el aire frío, apareciendo dos discontinuidades: la pri­
con la masa de aire tropical. En la proximidad del Ecuador, la
mera, entre el aire caliente y el aire frío anterior denominada frente
existencia de frentes se presenta más raramente, debido a la mayor
cálido y una segunda entre el aire cálido y el aire frío posterior, el
homogeneidad de las masas de aire de estas latitudes.
frente frío (figura V.31). En el frente cálido, al que se diferencia

3.3 Las perturbaciones

El tiempo variable y nuboso con precipitaciones en forma de


lluvia, nieve o granizo está estrechamente relacionado con las per­
turbaciones atmosféricas propias de cada lugar. Así como el tiempo
dominado por los anticiclones suele ir acompañado de tiempo seco
y soleado, la mayor parte de las perturbaciones está relacionada con
las bajas presiones o depresiones. Aunque el mecanismo de las
precipitaciones lo estudiaremos más adelante, en el tema VII, po­
demos adelantar que en las perturbaciones el aire tiende a elevarse,
enfriándose, inestabilizándose y provocando mal tiempo y precipi­
taciones. Lo contrario acontece en los centros de alta presión, donde
el aire se calienta al descender, diluyendo la presencia de vapor de
agua en la atmósfera y alejando a la masa de aire del punto de
saturación. Pero veamos, cuáles son los principales fenómenos me- Figura V.31. Sección horizontal y vertical de una perturbación frontal.

192 193
mediante símbolos semicirculares negros, el aire cálido es el pro­ Las perturbaciones frontales son fenómenos efímeros, que no
tagonista y se eleva sobre la superficie de separación del frente: duran más de 3 ó 4 días y que rara vez alcanzan la semana de
superficie inclinada por el mayor peso del aire frío que tiende a vida. Durante este corto período de tiempo tiene lugar un ciclo
ocupar las posiciones más bajas. Mientras, en el frente frío, dife­ completo de la génesis del frente que comprende, nacimiento, de­
renciado por triángulos negros, el aire frío se introduce como una sarrollo y desaparición de la perturbación. Como puede apreciarse
cuña en la masa de aire caliente, embistiéndola y elevándola. En la en la figura V.32, al comienzo de la conformación del frente, la línea
lengua de aire cálido, situada en el interior de la masa de aire frío, de separación de las masas de aire no es más que una simple
se aprecia una circulación ciclónica, donde las isóbaras se cierran ondulación (fase a), que va progresando y ampliando la interpene­
sobre el vértice de la perturbación. tración de ambas (fase b). A partir del momento en que la pertur­
bación esté perfectamente formada (fase c), habiéndose delimitado
con nitidez los dos frentes, cálido y frío, con pendientes de distinta
inclinación (observar que el frente cálido tiene menos pendiente que
el frente frío), el frente frío progresa más rápidamente que el cálido
(fase d) hasta que se produce la oclusión (fases e y f) y la borrasca
frontal desaparece. En este movimiento de avance, el aire cálido se
ve obligado a ascender por la superficie inclinada de separación del
frente cálido, mientras que el frente frío, impulsa el aire caliente aún
de forma más decidida. Esta elevación del aire dará lugar a preci­
pitaciones de carácter frontal que veremos con más detalle en el
próximo tema.
Estos frentes, raramente se presentan aislados y sí en familias
de 4 ó 5 individuos, en estado de evolución escalonada (figura V.33).
De esta manera, al ser los frentes transportados por las corrientes

y ? ¥ T
AIRE CÁLIDO AIRE FRÍO FRENTE FRENTE
FRÍO CÁLIDO

Figura V.32. Evolución de una perturbación frontal. Figura V.33. Familia de borrascas del frente polar.
de aire del Oeste, el mecanismo de las descargas de precipitación de carácter no frontal, que, sin embargo, son de gran interés, y cuya
que conllevan se puede repetir varias veces en días sucesivos. La valoración y análisis, en algún caso, se ha hecho en fechas más
velocidad de desplazamiento de las depresiones dependen del flujo recientes. Nos vamos a referir exclusivamente a dos de ellas: la gota
de la circulación en la que están inmersas. fría y los tornados.
Estos fenómenos de superficie son inseparables del comporta­ Las gotas de aire frío son depresiones de carácter no frontal que
miento del flujo en altura. Una sección vertical de la troposfera pone tienen lugar en las latitudes medias. El fenómeno aparece con una
en evidencia la relación existente entre la Corriente del Chorro y la corriente del Jet-Stream muy debilitada, de baja velocidad y una
perturbación frontal (figura V.34). Las ondulaciones del Jet-Stream trayectoria sinuosa muy pronunciada. En esta situación de la circu­
en altura y de las perturbaciones frontales en superficie se encuentran lación atmosférica en altura, una bolsa de aire polar puede quedar
en fase, coincidiendo las ondas anticiclónicas del Jet con los anti­ aislada del resto de la masa de aire de sus mismas características
ciclones subtropicales y las ciclónicas con las depresiones frontales. y penetrar en la masa de aire tropical (figura V.23, fase d). Su mayor
Todo sucede como si desde arriba, la Corriente del Chorro manejara densidad, la hace descender, provocando el ascenso brusco de aire
los hilos del movimiento de los centros de acción de superficie. tropical, cálido y húmedo, y dando lugar a fortísimos aguaceros.
Sobre la Península Ibérica, las gotas frías se registran, normalmente,
a finales de invierno y comienzos de la primavera y en otoño. Es
precisamente en esta época del año, principalmente en octubre,
cuando la humedad del aire atmosférico es mayor (dentro de los
períodos en que se produce el fenómeno), cuando tienen lugar las
lluvias de superior intensidad.
Altitud (km)
Por su parte, el tornado consiste en una columna de aire de gran
fuerza de rotación, con un vértice o centro activo de no gran diámetro
(algunos centenares de metros) que produce enormes remolinos ci­
clónicos ascendentes, con vientos de gran velocidad que pueden su­
perar los 800 Km/h. Aunque su origen no se conoce con exactitud,
se les relaciona con gradientes térmicos muy intensos, ocasionados
por un súbito calentamiento de la superficie. Los tornados aparecen,
tanto en los continentes como en los océanos, produciendo, si son
de gran intensidad, catástrofes importantes. Su poder de destrucción
se deriva de la velocidad elevada del viento y de la repentina baja
presión del aire en el vértice de la espiral. Las casas quedan destruidas,
muchas veces, más que por la fuerza del viento por la diferencia de
presión del aire respecto al exterior, que las hace explotar virtualmente.

b) Las perturbaciones atmosféricas de los trópicos: los


huracanes

Las características atmosféricas de las masas de aire de la zona


intertropical son muy semejantes, por lo que no cabe esperar la
Depresiones extratropicales de carácter no frontal aparición de frentes perturbadores de importancia.
Nos vamos a detener, sin embargo, en los huracanes tropicales,
El éxito de las investigaciones llevadas a cabo por la escuela uno de los fenómenos meteorológicos más impresionantes que se
noruega de Meteorología sobre las masas de aire y los frentes producen sobre la superficie terrestre. Los huracanes no deben con­
marginó, durante cierto tiempo, la consideración de otras depresiones fundirse con los tornados, pequeños torbellinos de escaso diámetro
de acción. Aunque su origen exacto tampoco es conocido, se co­ una cerrada muralla de nubes de desarrollo vertical, que puede
nocen una serie de circunstancias imprescindibles para que el fe­ alcanzar la tropopausa, hasta una altura de 17 Km. La máxima
nómeno pueda desencadenarse. Las altas temperaturas de la su­ velocidad del viento se encuentra, precisamente aquí, en esta zona,
perficie dei mar, superiores a 27 °C, son de gran importancia para pudiendo sobrepasarse los 200 Km/h. La parte exterior del huracán
la formación de una borrasca inicial. El calentamiento del aire en está formada por bandas de nubes en espiral, que se extiende en
contacto con el mar lo vuelve inestable, con tendencia a ascender un diámetro de hasta 300 Km y sobre ella una sombrilla de nubes
y a girar en espiral con velocidad creciente. La energía que se de hielo (cirrus) que pueden alcanzar los 600-800 Km de diámetro.
requiere para mantener estas altas velocidades, alrededor del centro La mayoría de los huracanes no llegan nunca a completar esta fase
de bajas presiones, es procurada por el calor latente de condensación y se disuelven. Sin embargo, otros alcanzan la etapa de madurez
(el agua se evapora y absorbe el calor del mar y luego lo devuelve en donde su efecto destructor es superior.
cuando se condensa). En este sentido, el huracán tropical se comporta Los huracanes tropicales suelen verse envueltos en corrientes de
como una gran máquina térmica, que transforma el calor en trabajo aire más generales, que los trasladan desde su lugar de origen.
(el calor latente de condensación en energía cinética del viento). Unos pocos se desplazan hacia el Oeste, desapareciendo en las
Las condiciones descritas sólo se cumplen en océanos muy ca­ costas tropicales de las latitudes próximas al Ecuador, pero la mayoría
lientes, próximos al Ecuador (8-15° de latitud), pero suficientemente se alejan del mismo y alcanzan los 25° de latitud hacia el Este,
alejados del mismo, para que la fuerza de Coriolis (recordar que es Norte o Sur (según el hemisferio). En esta etapa final, los huracanes
nula en el Ecuador) procure la deflacción del viento y mantenga la desaparecen al sobrepasar un continente, por la ausencia de humedad
estructura del huracán. Su formación y desarrollo pasa por varias que los alimente. Otras veces, al entrar en contacto con el aire más
etapas. Durante la primera fase, el centro de bajas presiones progresa, frío de las latitudes elevadas se transforman, convirtiéndose en ci­
para lo cual necesita que no exista una corriente de aire muy clones extratropicales de carácter frontal.
organizada que lo destruya. En la segunda fase, el huracán se El efecto destructor de estos ciclones tropicales es terrible, sobre
desarrolla e intensifica, adquiriendo una estructura característica. En todo en las poblaciones costeras e insulares. Las destrucciones,
el centro aparece el ojo dei huracán, núcleo de aire cálido (10-18° causadas por olas gigantescas que se producen en las áreas costeras,
de temperatura más alta que los alrededores) de 20 a 50 kilómetros provocan el resultado más demoledor. El nivel del agua, por causa
de diámetro, donde el aire desciende desecándose y disipando las de la fuerte presión del viento, se eleva, penetrando tierra adentro
nubes en su interior (figura V.35). Esta región es circundada por y provocando grandes inundaciones. Estos efectos negativos se ven
incrementados por la gran cantidad de lluvias y la fuerza del viento.
DIAGRAMA CONCEPTUAL
TEMA VI

LOS OCÉANOS

ESQUEMA/RESUMEN

Introducción

1. Composición y propiedades de las aguas

— Composición estable en el tiempo. Ciclo geoquímico.


— Diferencias en la composición de las aguas a pequeña escala.
- En relación con las desembocaduras de los ríos.
- En relación con la cantidad de precipitaciones.
- En relación con el grado de evaporación.

— Interés de la composición de las aguas marinas.


- De los gases: vida en las aguas.
- De las sales: variación de la densidad, relación
densidad/volumen.

2. Las masas de agua

— Concepto de masa de agua.


— Masas de agua superficiales, profundas, intermedias.
— Masas superficiales: ecuatoriales, centrales, subárticas, circum­
polares.

3. La atmósfera y ei océano

— La influencia de la atmósfera sobre el océano:


- Formación de olas y corrientes.
- Modificación del porcentaje de sales (densidad).
- Calentamiento del mar.
- Presión.

201
— Influencia del océano sobre la atmósfera: - Olas sísmicas.
- Modificación de las olas en la costa.
- Transferencia de humedad.
- Acción erosiva en las costas.
- Transferencia de calor.
- Transferencia de sales. b) Las corrientes superficiales: acción continua del viento,
— Interacción aire-mar-tierra: - Circulación media: corrientes constantes, lentas y an­
chas.
- Diferente comportamiento frente a la insolación. - Circulación sinóptica: corrientes volubles, rápidas, es­
- Influencia de las brisas mar-tierra. trechas y tortuosas.
- Desviación de las corrientes marinas. - Diferenciación en: corrientes frías y cálidas. Corrientes
de impulsión y de descarga.
4. El movimiento de las aguas marinas - Factores:
• Vientos.
— Importancia de su estudio: acción sobre el clima, economía,
• Rotación de la Tierra.
morfología de las costas, explicación de hechos históricos.
• Presencia de barreras continentales.
4.1. Movimientos de equilibrio: • Movimientos de compensación.

— Causas: diferencias de densidad en relación con: 4.5. La circulación abisal.


- La temperatura.
- La salinidad.
- La presión atmosférica.
- La turbidez.
- La acción indirecta del viento.
— Consecuencias:
- Movimientos compensatorios.
- Corrientes de profundidad.
— Diferencias entre mares y océanos.

4.2. Movimientos de origen gravitatorio: las mareas.


— Acción resultante de las fuerzas gravitatoria y centrífuga.
— Tipos de mareas.
— Ritmo de las mareas.
— Amplitud de las mareas.
— Corrientes de marea.
— Consecuencias de las mareas.

4.3. Movimientos eustáticos.


4.4. Movimientos debidos al viento:
a) Las olas: rozamiento del viento sobre la superficie ma­
rina.
- Diferencia entre olas y ondas.
INTRODUCCIÓN

El estudio de los océanos tiene un gran interés geográfico, tanto


por sí mismo, en cuanto que ocupan una superficie muy amplia en
el planeta confiriéndole un paisaje propio, como por las repercusiones
que tienen en la transferencia de calor del Ecuador a los polos.
Atmósfera y océano guardan una estrecha relación en su franja
de contacto, influenciándose ambos en sus características y en su
dinámica, hasta el punto de que podríamos hablar de una reali­
mentación entre los dos sistemas. Conjuntamente, ejercen una acción
directa sobre los climas y es este aspecto en el que nos vamos a
centrar al estudiar los océanos, centrándonos, sobre todo en la
explicación de sus repercusiones climáticas.
Así, nuestro principal objetivo es el movimiento de las aguas
marinas. No obstante, el proceso es complejo y, como en todos los
casos en que se quiera conocer el funcionamiento de algo, hay que
saber cuáles son las piezas fundamentales, las características de cada
una de ellas y el papel que juegan en el conjunto. Por ello, ini­
cialmente, analizaremos la composición, características y propiedades
de las aguas marinas, antes de pasar a sus interacciones.

1. COMPOSICIÓN Y PROPIEDADES DE LAS AGUAS MARINAS

En el agua del mar se encuentran disueltas un gran número de


sales, calculándose que, en su conjunto, representan un 3,5 % del
peso total del agua oceánica. Las principales sales a considerar son:
cloruro sódico (CINa, 23g. por mil), cloruro magnésico (CIjMg, 5g.
por mil), sulfato sódico (SÜ4 Na2 , 4g. por mil), cloruro càlcico (CI2 Ca,

205
1g. por mil), y cloruro potásico (CIK O, 7g. por mil). Según estudios
realizados, la composición media de las aguas marinas parece que
no ha variado visiblemente a lo largo del tiempo, lo cual lleva a
considerar la existencia de un sistema de equilibrio reflejado en el
ciclo geoquímico (figura VI.1). En este ciclo se muestra un intercambio
de material, a través de diversas interacciones y de complejos pro­
cesos de realimentación, llevado a cabo durante siglos entre la
atmósfera, el océano, los ríos, las rocas de la corteza, los sedimentos
oceánicos y el manto.

Figura VI. 1. El ciclo geoquímico.—Esquemáticamente, se representa el recorrido que


efectúan los distintos elementos químicos, comprendidos en los 3 medios (atmósfera,
hidrosfera y litosfera), los cuales aportan su salinidad a los océanos.

La composición de las aguas marinas presenta notables diferencias


entre los distintos puntos geográficos, en relación, por ejemplo, con
la proximidad a las desembocaduras de los ríos, o con zonas de
abundante precipitación (figura VI.2). En el primer caso, se debe a
que la composición de las aguas que los ríos aportan al mar depende
de la litología de la correspondiente cuenca vertiente y, en el segundo
caso, es evidente que las precipitaciones abundantes rebajan la Figura VI.2. Salinidad de las aguas.—El mapa muestra las diferencias medias de
proporción de sales, mientras que una fuerte evaporación contribuye salinidad en ei Océano Atlántico y ei mar Mediterráneo. Obsérvese, con ayuda del
a su concentración (figura VI.2). gráfico adjunto, cómo dicha salinidad está estrechamente relacionada con las con­
diciones de evaporación y de precipitación, y cómo varía en función de la latitud.

206
En las aguas marinas, además de las sales, se encuentran también
todos los gases atmosféricos, aunque disueltos en pequeñas canti­
dades, entre los que hay que destacar: el oxígeno, el nitrógeno, el
anhídrido carbónico, el argón y el hidrógeno.
La procedencia de los componentes de las aguas marinas es
diversa y su explicación ha pasado por diversas teorías. Boyie, ya
en 1670, demostró que las aguas continentales aportaban al mar
pequeñas cantidades de sal; hoy en día, las modernas teorías se
basan también en las corrientes de convección. Según esta nueva
explicación, es en la dorsal centro oceánica, debido a la expansión
del fondo oceánico, donde aparecen las aguas juveniles acompañando
a las rocas del manto (las aguas juveniles son aquellas que no han
estado nunca en fase líquida y que proceden directamente del manto).
Como se ha demostrado, en estas aguas se encuentran muchos
componentes de las aguas marinas. También se considera que con­ Figura VI.3. Relación entre la temperatura de densidad máxima y ei punto de con­
tribuyen a su composición los sólidos en suspensión generados en gelación del agua del mar. Obsérvese cómo varia el punto de congelación en relación
con la temperatura y la densidad del agua.
las dorsales medioceánicas y en las erupciones submarinas, a los
que habría que añadir diversos intercambios iónicos muy activos y
complejos que no son del todo conocidos.
El interés que tiene la composición de las aguas marinas podemos la máxima densidad se alcanza a unas temperaturas de -3,9°C ,
resumirlo en los siguientes puntos: - 3 , 5 “C y -2 ,9 °C respectivamente (figura VI.3). Esta diferencia
es grande en relación con el agua destilada, que alcanza su
máxima densidad a 4 “C. La importancia que tiene este hecho
se refleja en los movimientos de equilibrio de las aguas ma­
— Los gases disueltos son de gran importancia sobre todo para rinas, que veremos más adelante, y en que se rebaja el punto
la vida que se desarrolla en sus aguas, ya que gracias a ellos de congelación de las aguas.
es posible la presencia de animales y plantas. Por ejemplo,
la cantidad de oxígeno se ve modificada por las características Desde el punto de vista geográfico, además de su composición
de las masas de agua, ya que el aumento de la temperatura deben considerarse también algunas importantes propiedades de las
y de la salinidad hacen que decrezca la cantidad de oxígeno aguas marinas;
y, consiguientemente, el desarrollo biológico. De forma recí­
proca, las plantas influyen sobre la proporción de oxígeno, — La densidad de las aguas en relación con su volumen tiene
así, la cantidad de oxígeno es superior en las capas superfi­ importantes repercusiones. Acabamos de mencionar que, con
ciales que en las profundas, debido a que, en las primeras una presión normal, el agua tiene su menor volumen o su
capas, la intensa actividad de las plantas consume el dióxido densidad máxima a 4°C; a 0°C su densidad es de 0,99 g/
de carbono al tiempo que libera oxígeno en su función clo­ cm^ mientras que en el agua del mar es de 1.025 g/cm^.
rofílica, relación que se invierte en profundidad. Generalmente, los líquidos van aumentando su densidad según
— La salinidad (concentración de sólidos disueltos en una muestra baja su temperatura hasta llegar al punto de solidificación, de
dada de agua marina, medida en gramos de sales por mil manera que la fase sólida es más pesada que la líquida; por
partes de agua) hace que varíe la densidad de las aguas. Éstas el contrario, en el agua se sigue esta ley solamente hasta que
alcanzan su máxima densidad y su punto de congelación a alcanza los 4°C y a partir de ahí empieza a dilatarse progre­
unos ~2°C como término medio, pero se dan variaciones sivamente. Así, el hielo alcanza una densidad inferior a la del
según el porcentaje de salinidad; así se calcula que con unas agua, de modo que puede flotar sobre su superficie. Gracias
salinidades del 37 por mil, del 35 por mil, y del 32 por mil, a ello, el hielo que se origina en la superficie marina durante

208 209
la estación fría puede ser parcialmente fundido en verano y fig. VI.4). De este modo, la temperatura de las aguas marinas
establecerse el ciclo hielo-deshielo; en el caso contrario, si el es menos variable que la de la tierra, puesto que el agua se
hielo tuviese mayor densidad que el agua, al hundirse quedaría calienta más lentamente en verano y se enfría más lentamente
aislado de la acción del calor y se iría acumulando progre­ en invierno.
sivamente en el fondo de los océanos hasta formar un conjunto — El albedo menor en la superficie marina que en la superficie
helado. del suelo (tema IV), es otro aspecto a considerar.
La capacidad calorífica del agua también debe tenerse en
cuenta por los contrastes que introduce en el calentamiento
de la superficie terrestre, de importantes consecuencias, como
iremos viendo al estudiar los climas. Así, el agua tiene un 2. LAS MASAS DE AGUA
elevado calor específico, como vimos en el tema III, con res­
pecto a la tierra, lo cual lleva consigo que se caliente y se
enfríe mucho más lentamente que ésta. Si a ello añadimos el En el tema V vimos cómo se configuraban distintas masas de
hecho de su transparencia y movilidad, que hacen que la aire en la atmósfera, en función de sus características de temperatura
incidencia de los rayos del Sol afecten a una capa más espesa y humedad; de forma similar, en el mar se configuran masas de
(calculada entre los 100 y 200 m. frente a unos 20 m. en la agua diferentes en función de su temperatura y de su salinidad. El
tierra), y que la temperatura se transmite por mezcla a mayor concepto de masa de agua queda definido como una amplia porción
profundidad, obtendremos un conjunto que es considerado de agua singularizada por su temperatura, salinidad y densidad.
como un importantísimo depósito de calor de la Tierra (figura Las distintas masas que componen los océanos se van confi­
gurando como resultado de los intercambios mar-aire y por las
mezclas que se producen entre aguas de distinta procedencia; no
obstante, la configuración de cada una de estas masas no es per­
manente sino que se va modificando, poco a poco, por las sucesivas
mezclas e intercambios.
A un primer nivel, podríamos diferenciar tres conjuntos de masas
de agua en la vertical: las masas superficiales, las profundas y las
intermedias, las cuales se encuentran estratificadas en función de su
densidad (figura VI.5). Todas estas masas ejercen su influencia en
los movimientos de las aguas, si bien el interés geográfico se centra
más en el estudio de las masas superficiales, ya que en ellas es
donde se están produciendo constantemente los intercambios ener­
géticos entre atmósfera y océano.
Las masas superficiales cuentan con un espesor reducido, aunque
variable, como media no suele superar los 300 o 400 m., aunque
en algunos lugares se haya llegado a reconocer hasta los 600 o 700
m. Estas masas superficiales reflejan la temperatura ambiental media
de la latitud en que se encuentran, puesto que se ven afectadas
directamente por la radiación solar y las condiciones atmosféricas
de la zona.
Por su parte, las masas profundas alcanzan mucho más espesor,
sus aguas son más densas y frías (sólo unos grados por encima
Figura VI.4. Las distintas características físicas de las aguas y ia tierra en cuanto a del punto de congelación) y provienen de las aguas más densas de
capacidad de evaporación, transmisión del calor, posibilidad de mezcla y calor es­
pecífico, dan lugar a un distinto comportamiento térmico, calentándose con mayor la superficie que se han hundido. En general, se considera que su
intensidad y rapidez ía superficie de ía tierra que ia dei océano. origen se encuentra en las latitudes altas, de aguas más frías.

210 211
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Figura VI.5. Diferenciación vertical de masas de agua. Obsérvese cómo se modifica < CO CO CO
la temperatura (T) y la salinidad (S) con la profundidad. El esquema está basado en
mediciones realizadas en el Mediterráneo, a 40° N¡6° E. <
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mezclas que dan lugar a las masas intermedias, conocidas también CO
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con el nombre de capa termoclina. Esta masa intermedia se calcula ■s g§


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que alcanza hasta unos 1.500 m. de profundidad y en ella, por lo u ëa^ w
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general, la temperatura va decreciendo paulatinamente, al tiempo que
f5 « !S îwIto
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también va aumentando su densidad. Aunque parte de la transferencia s i 2Ë §
de calor se efectúa a través de difusión molecular, se considera que o s s-
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en su mayor parte se debe a la actuación de pequeñas corrientes o ê| " o
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de turbulencia que transportan el agua verticalmente, mezclando así D
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temperatura y salinidad.
Como ya hemos dicho, al geógrafo le interesa sobre todo el
estudio de las aguas superficiales, de modo que en ellas diferen­ 5 CO
LU
C!) c/3
LU 00 00 00
ciaremos las masas de agua según su distribución zonal. Así se <
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distinguen: aguas ecuatoriales; aguas oceánicas centrales; aguas OC J— £
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subárticas y aguas circumpolares. Las características de cada una CO < LU O en
o O O oo ë
de ellas puede apreciarse en el cuadro VI.1. LU o
Más adelante veremos los desplazamientos que tienen lugar entre i
ellas y las importantes repercusiones que de ellos se derivan.
213
212
3. LA ATMÓSFERA Y EL OCÉANO

La atmósfera y el océano entran en contacto en un porcentaje


muy elevado de la superficie terrestre (360 millones de Km^ ocupan
las aguas saladas frente a los 510 millones de Km^ que tiene la g
superficie total de la Tierra), a lo largo de la cual ejercen sus co
recíprocas influencias. Así, por un lado, la atmósfera gobierna la :§
C
Oj
circulación general oceánica e influye en gran medida sobre las C
tJ
propiedades del agua del mar, mientras que, a su vez, la atmósfera
'S
toma del océano una parte de su energía y de su constitución
(temperatura, humedad, sales). Así, se dice que «...pocos fenómenos
de física oceánica no están de alguna manera determinados por la
atmósfera y existen pocos fenómenos atmosféricos en los que el
océano no sea un importante factor».
Si por razones de conveniencia didáctica observamos, por se­ c:i
parado, la influencia de la atmósfera sobre el océano y del océano Q
sobre la atmósfera, podemos apreciar los siguientes efectos;

— La influencia de ia atmósfera sobre ei océano se traduce prin­


2^
cipalmente en el movimiento de las aguas superficiales; olas y
corrientes. Así, la circulación general atmosférica es la causa
principal de las corrientes oceánicas de superficie a pequeña
i|
escala, como podemos confirmar si observamos la similitud exis­ -Sí
^ 03
tente entre la distribución de las corrientes oceánicas y los sis­
temas de vientos (figura VI.6). No obstante, no hay que despreciar
tampoco la influencia de otras fuerzas, que se ponen de manifiesto 'Sí
al analizar las diferencias de detalle existentes entre la circulación o
atmosférica y la oceánica, como puede ser, por ejemplo, el caso .0)
de la circulación sinóptica (diaria). .o

Además, la atmósfera, a través de los procesos de precipitación


y de evaporación, provoca una modificación en la densidad de &
las aguas ya que, en el primer caso, disminuye el porcentaje de
sales y, en el segundo, lo incrementa. Por otro lado, la evaporación
conlleva a su vez un enfriamiento superficial de las aguas, puesto I
que para llevar a cabo este proceso se necesita el calor latente
de evaporación, calor que es cedido por el agua como veremos
en el tema VII. Igualmente, las condiciones atmosféricas determinan co
cuántas nubes cubrirán ciertas partes del océano y, por lo tanto, 'Q
ü < cLUo Í2«
cuánto y dónde el océano será calentado. Finalmente, las altas ü o CJ
< DC Ocom %Q< ( |q < C/)

II
y bajas presiones atmosféricas implican, respectivamente, un au­ LU'LU 11« I =,) CD
mento o descenso de la presión en las aguas. Q U. LU < <D ÍUq_ ^ CO LU Q_
■OOCpr* LU 5
>
— El océano, a su vez, ejerce una notable influencia sobre la at­ m o
LU

< 0)^1-
mósfera en función de la humedad, el calor y las sales que aporta s í < ’>
LU <
O O 215
214
a las masas de aire, las cuales se pueden ver modificadas con temperatura es superior a la del aire, calculándose que a unos 50°
respecto a sus características originales. Ya hemos estudiado que de latitud es unos 2 °C superior. Un importante efecto de la inte­
el océano transfiere humedad a las masas de aire a través de la racción que se establece en el proceso de evaporación es el incre­
evaporación, hecho que es considerado de vital importancia en mento de la salinidad de las aguas y, por lo tanto, de su densidad.
la circulación atmosférica ya que representa el primer eslabón del Otro caso de su importante incidencia es la formación de los
ciclo hidrológico. Evidentemente, el océano es el lugar donde, ciclones tropicales (huracán o tifón), que se desarrollan sobre los
generalmente, el aire está más cargado de humedad y hay una océanos en las latitudes comprendidas entre los 8° y los 15° de
mayor nubosidad. Así, una masa de aire seca por su origen puede latitud norte y sur. Así, se considera que en la formación de estas
cargarse de humedad al pasar por encima del océano y producir borrascas es fundamental la alta temperatura que se alcanza en estas
precipitaciones en las zonas costeras. zonas sobre la superficie del mar, en torno a los 27 °C, las cuales
En relación con la humedad está la aportación de núcleos de confieren un fuerte calentamiento a las capas bajas del aire, dando
condensación debido a las sales que quedan en suspensión en lugar a una fuerte inestabilidad.
las masas de aire, lo cual confiere unas mayores posibilidades
de precipitación. Una vez observadas las mutuas influencias que ejercen entre sí
océano y atmósfera, es fundamental considerar otro elemento en el
sistema: las masas continentales. Efectivamente, la distribución de
En cuanto a la transferencia de calor, si bien la influencia es
las tierras cambia totalmente la configuración de las masas atmos­
recíproca, de modo que una masa de agua puede enfriarse por el
féricas y la movilidad de éstas y de las aguas oceánicas. Los aspectos
paso de una masa de aire frío, y, a su vez, el mar puede actuar
que deben considerarse en este sentido son, por un lado, el distinto
como regulador térmico de la atmósfera, lo cierto es que el océano
comportamiento que presentan tierras y océanos con respecto a la
repercute más en la temperatura atmosférica que la temperatura
insolación y, por otro, el efecto que tienen sobre la trayectoria inicial
atmosférica en los océanos. Esto se debe a que el aire tiene mucha de las corrientes superficiales.
menos capacidad térmica que el agua, por lo que cuando sopla Con respecto a la insolación, su distinto comportamiento repercute
sobre el agua tiende a alcanzar su temperatura más que ésta la del notablemente sobre la circulación atmosférica, como ya hemos visto
aire. Así pues, el agua de los océanos aporta a la masa de aire con anterioridad, puesto que tierra y océano controlan el calenta­
inmediata una gran cantidad de calor, tanto por transferencia directa miento de la atmósfera situada encima de ellos, dando lugar a
como a través del vapor de agua. De este modo, como ya vimos distintos centros de acción (recuérdese estos hechos observando los
al hablar de las distintas masas de aire, las denominadas como mapas de presiones de las figuras V.19 y V.20). Del mismo modo,
marítimas (aire tropical marítimo, aire polar marítimo) toman este la menor variabilidad de la temperatura de las aguas marinas conlleva
calificativo por adquirir las características propias de las aguas sobre un papel de regulador térmico, de forma que en verano las regiones
las que se localizan. costeras están relativamente más frescas y en invierno se atemperan.
El efecto de la transferencia de calor no es regular sino que éste A mayor escala, también hemos visto anteriormente cómo en las
es más acusado en unas zonas que en otras, en relación con las zonas donde se producen fuertes oscilaciones diarias de temperatura,
características de temperatura de las masas de agua y de su movilidad la circulación de vientos tierra-mar se ve motivada por este diferente
(con relación a ello podemos encontrar diversos ejemplos en las calentamiento existente entre ellos (figura V.27).
corrientes cálidas, las cuales al desplazarse hasta altas latitudes con­ Con respecto al efecto que las tierras tienen sobre la trayectoria
siguen suavizar las temperaturas propias de la zona). Si relacionamos inicial de las corrientes superficiales, hay que resaltar que este hecho
la temperatura del aire y la temperatura del océano en una distribución tiene unas importantes repercusiones. Los vientos, en su empuje,
zonal, se aprecia una interacción entre ambos para amortiguar los llevan las aguas contra el continente, las cuales, al apilarse contra
contrastes térmicos. Así, por término medio, el mar está más caliente él, tienden a diverger en sentido norte y sur, al tiempo que la presión
que el aire en el Ecuador (unos 0,4 °C); en los trópicos, hasta unos provocada por la acumulación de agua que se ocasiona en ese punto
10° de latitud, está menos caliente (en torno a 1,2 °C por debajo ejerce un importante efecto de empuje hacia abajo. De esta forma,
de la temperatura del aire), y, a partir de los 40 ° de latitud, su los continentes, al interrumpir la trayectoria inicial de las corrientes.

216 217
provocan una desviación de las aguas hacia distintas latitudes en marea, ya que el momento de bajamar impedía el acceso al
superficie y unos movimientos en la vertical. puerto.
Si no existieran barreras continentales, las corrientes se moverían — En ias costas, afectando a su morfología y ocasionando sucesos
dibujando un gran círculo alrededor de la Tierra, como lo hacen devastadores de carácter episódico, como es el caso de los
alrededor del continente Antàrtico (figura VI.6). maremotos.
— En la explicación de diversos hechos históricos: así, puede
conocerse la determinación de las rutas migratorias de los
hombres en el pasado. Igualmente, pueden dar a conocer la
4. EL MOVIMIENTO DE LAS AGUAS MARINAS futura dispersión de los vertidos que se arrojan al mar.

El movimiento de las aguas marinas puede realizarse tanto en


sentido horizontal como en sentido vertical, siendo estos movimientos
Para el geógrafo, en el estudio de las aguas marinas, es fun­
el resultado de distintos hechos, entre los que hay que destacar los
damental su movilidad, puesto que repercute notablemente sobre
vientos, la evaporación y el enfriamiento.
muchos aspectos de la vida terrestre. Estos pueden quedar resumidos
Los vientos, al impulsar las aguas superficiales, dan lugar, de
en los siguientes puntos:
forma directa, a las olas y a las corrientes de superficie, e, indirec­
tamente, provocan también movimientos verticales por convergencia
— En el dim a. A escala planetaria, el movimiento del agua del o por divergencia de las aguas. La evaporación y el enfriamiento de
mar contribuye a reducir los desequilibrios energéticos sobre las aguas causan variaciones en su densidad, con los consiguientes
el planeta, al ser, junto con la circulación general atmosférica, reajustes y movimientos de equilibrio que llevan consigo.
un potente mecanismo de redistribución del calor, de las zonas Otro factor de los movimientos de las aguas es la atracción Tierra-
de excedentes calóricos a las zonas deficitarias. A otra escala, Luna-Sol, que da origen a las mareas. Y, en casos extremos, el
es causante de las características y de la diversidad de los efecto de los movimientos sísmicos.
climas costeros; así, las corrientes cálidas suavizan la tem­
peratura de las costas que bañan y las corrientes frías, en las
latitudes templadas, contribuyen a acentuar la dureza del clima,
mientras que en las latitudes tropicales originan los desiertos 4.1 Movimientos de equilibrio
costeros.
— En la economia, destacando su influencia sobre: En las aguas marinas se producen una serie de movimientos de
La riqueza pesquera, puesto que de las corrientes depende sentido vertical, denominados movimientos de equilibrio; éstos, como
la distribución mundial de los bancos de pesca. Por ejemplo, su propio nombre indica, tienden a equilibrar los contrastes de
las corrientes ascendentes que llevan aguas frías de las pro­ composición y temperatura que presentan las aguas marinas, del
fundidades, son ricas en plancton, lo que atrae a la vida marina, mismo modo que los vientos tienden a reducir los contrastes térmicos
creando zonas de gran riqueza pesquera. También se les con­ en la atmósfera.
sidera redistribuidoras de los organismos marinos. De hecho, La causa de estos movimientos está en la diferente densidad de
las aguas con poca movilidad suelen ser consideradas bioló­ las masas de agua, diferencias que están en relación, sobre todo,
gicamente como desiertos marinos. con su temperatura y salinidad y, en menor medida, con la presión
En ios transportes. En el pasado, la dirección de las co­ atmosférica. Así, al encontrarse dos masas de agua de distinta den­
rrientes marcó las principales rutas del comercio y en la ac­ sidad, los gradientes de densidad tienden a equilibrarse a través de
tualidad también son aprovechadas por las ventajas que tiene unos flujos de convección. De estos flujos resulta el trasvase de
utilizar su fuerza, evitándose las contracorrientes. agua de una masa a otra, hasta que se consigue su homogeneización
En ia vida portuaria, puesto que durante siglos los movi­ o su estratificación en orden de densidad. Ahora bien, estos mo­
mientos rítmicos de las mareas controlaron el comercio de las vimientos de equilibrio sólo afectan a las masas de agua superficiales
ciudades portuarias situadas en sectores de gran amplitud de e intermedias, puesto que los contrastes de temperatura y salinidad

218 219
que se aprecian en superficie se atenúan e, incluso, desaparecen en y de mayor densidad, para el caso de las aguas marinas, debido a
profundidad. la salinidad (recuérdese que en el agua destilada la mayor densidad
En el conjunto de toda la masa de agua marina, observando su se alcanza a los 4°C). El segundo hecho es que, según observaciones
distribución en la vertical a partir de la superficie, se aprecia un realizadas en el Atlántico, parece ser que la densidad está más
progresivo aumento de la densidad hasta el fondo, a causa de la relacionada con la temperatura que con la salinidad.
presión y del hundimiento generalizado de las aguas más densas. — La salinidad presenta una variación inferior a la de la tem­
Si bien temperatura y salinidad, combinadas, dan lugar a distintos peratura en la superficie de los océanos. Para explicarnos su dife­
grados de densidad de las aguas y a las características que llevan renciación inicial hay que tener en cuenta las temperaturas reinantes
a la individualización de las distintas masas oceánicas; analizaremos en la zona considerada y el volumen de precipitaciones. Como ya
ambas por separado para darnos una mejor idea de las causas que hemos visto, la mayor o menor concentración de sales depende de
provocan su variabilidad. Para ello, inicialmente, vamos a considerar la evaporación que se produzca sobre las aguas, la cual, como
las masas de agua de una forma estática, para observar qué factores recordaremos, es activada también por la acción del viento; pero la
les afectan y cuál es su respuesta. salinidad no sólo se incrementa por la elevada temperatura, sino
que también las bajas temperaturas contribuyen a su concentración.
Así, en la formación del hielo por congelación de las aguas, se
— Los contrastes de temperatura entre diversas masas de agua
produce una separación de la salmuera, que se difunde en el agua
sólo se registran en las capas superficiales, ya que el motivo in­
que hay debajo de la banquise (placas de hielo cuyo espesor puede
mediato del calentamiento es la influencia del Sol sobre su superficie.
alcanzar 3 o 4 m. en invierno y que en los tiempos más fríos puede
Así, la distribución de la temperatura de las aguas en la vertical
llegar hasta los 65 °C de latitud). En estos casos, las aguas adquieren
presenta un progresivo descenso a partir de la superficie. Este des­
una elevada densidad, puesto que a la intensificación de la salinidad
censo resulta más rápido en los primeros metros, progresando más
local se une la existencia de aguas muy frías por las bajas tem­
lentamente hasta llegar a las grandes profundidades, donde las tem­
peraturas reinantes (estas diferencias pueden apreciarse en el cuadro
peraturas son bastante uniformes; así, a partir de los 3000 m. no
VI.1).
superan los 2°C a 3°C.
Para conocer qué aguas alcanzarán un mayor calentamiento inicial
no tenemos más que recordar lo estudiado en temas anteriores, en
cuanto a la verticalidad de los rayos solares sobre cada una de las
zonas terrestres. De este modo, se obtendrían masas de agua pro­ Altas
Cinturón ecuatorial
gresivamente más frías del Ecuador a los Polos. Así, se calcula una subtropicales
temperatura media que va de los 4°C en las zonas polares a unas
temperaturas superiores a los 18 °C en la zona intertropical. Exceso de lluvia Exceso
Evidentemente, la temperatura de estas aguas no es constante a de evaporación
lo largo del año, puesto que las oscilaciones estacionales repercuten
sobre ella; así, esta oscilación es superior en las latitudes medias
pues es donde son mayores los contrastes estacionales. De este
modo, los movimientos verticales se ven incrementados en la estación
invernal, al enfriarse las capas superficiales por irradiación y con­ Salinidad escasa
ducción hacia la atmósfera. Salinidad elevada
La relación entre temperatura y densidad es un aspecto funda­ Subsidencia
mental al considerar los movimientos de equilibrio, por lo que antes
de pasar a hablar de las aguas en movimiento debemos tener en
cuenta dos hechos: el primero es que las masas de agua son menos Figura VI.7. La densidad de ¡as aguas varia en relación con su tem peratura y salinidad.
Este esquema muestra la relación que existe entre la salinidad y las condiciones
densas cuanto mayor es su temperatura y más densas cuanto menor atmosféricas de precipitación y de evaporación, asi como los movimientos de equilibrio
es ésta, hasta alcanzar los - 2 “C, que es el punto de congelación que se producen ai aum entar la densidad del agua p or incremento de la salinidad.

220 221
Igualmente, debemos tener en cuenta el aporte de aguas dulces, — El viento, a través de su flujo horizontal, puede provocar
que hace descender la concentración de sales y, por lo tanto, la modificaciones en la temperatura o en la salinidad de las aguas y,
densidad de las aguas. Así, las densidades son más bajas en las por lo tanto, en su densidad. En otros casos, la convergencia o
zonas de elevadas precipitaciones y lo mismo ocurre debido al aporte divergencia de los vientos en una zona concreta provoca, respecti­
de aguas fluviales o al agua que proviene de la fusión del hielo, vamente, flujos descendentes de las aguas superficiales o flujos
como ocurre en los mares árticos (figura VI.7.). ascendentes de las aguas profundas. Así (figura VI.9), los vientos,
En general, es el balance hidrológico el que determina la salinidad. al soplar de forma continuada sobre las aguas, ejercen una fuerza
Así, si los aportes fluviales y pluviométricos superan la evaporación de rozamiento sobre su superficie, provocando unas corrientes de
se habla de mares o cuencas de dilución, por el contrario, si es agua en su misma dirección. Cuando estas corrientes convergen se
mayor la evaporación se habla de mares o cuencas de concentración. produce una acumulación de agua en un punto, por lo que a partir
Entre los mares y los océanos se establecen así notables diferencias, de esta presión ejercida tienden a hundirse; por el contrario, si las
que son más acusadas cuanto menor es la comunicación mar-océano, corrientes son divergentes en superficie, en ese punto de divergencia
ya que dicha comunicación es el factor clave para que haya una se produce un vacío que tiende a ser ocupado por las aguas más
mayor o menor renovación y mezcla de las aguas (figura VI.8). Así, profundas, dando lugar a movimientos ascendentes de las aguas
por ejemplo, en el océano abierto la salinidad suele oscilar entre el profundas. Este mismo hecho se produce al chocar las corrientes
33 %o y el 38 %o mientras que en los mares cerrados las diferencias
pueden ser mucho más acusadas, desde un 4 %o en el Mar Báltico
hasta un 42 %o en el Mar Rojo.

MOVIMIENTOS DE EQUILIBRIO

POR ACCION DE LOS CAMBIOS DE DENSIDAD

Radiación íRadiación

Figura VI.8. Diferencias en ia salinidad y temperatura de las aguas entre un mar


casi cerrado, el Mediterráneo, y un océano, el Atlántico. El esquema representa estas
características en la unión de sus aguas a través del estrecho de Gibraltar. ........ Aguas saladas
i i i r
♦ ------- ^ Aguas dilatadas por
1 ♦ recalentamiento

Figura VI.9. Distintas causas que dan lugar a los movimientos de equilibrio de las
Además de las diferencias de densidad, hay otro factor que, de ag'íyas ma rirías: a) acción de los vientos, que dan lugar a convergencias o a divergencias
forma indirecta, da lugar a movimientos de compensación en las de las corrientes superficiales; b) cambios de densidad, la fuerte evaporación provoca
aguas, nos referimos al viento. un aumento de la salinidad.

222 223
contra los continentes, como ya hemos mencionado con anterioridad, Por su parte, el ascenso de las aguas se producirá en:
o al alejarse éstas de las costas, en cuyo caso el movimiento — Zonas de divergencia de vientos (tema V).
compensatorio será el ascendente. Este último caso tiene unas im­ — Zonas costeras, predominantemente en las costas occidentales
portantes repercusiones climáticas, provocando nieblas en la costa, de los continentes, donde los vientos se desvían de la costa.
y biológicas, ya que las corrientes ascensionales frías suelen ser
ricas en elementos nutritivos, por lo que se originan zonas excep­ Un caso ya muy concreto de movimientos verticales de las aguas
cionalmente ricas en pesca. es el originado por las corrientes de turbidez. Este movimiento es
provocado por las aguas turbias o lodosas que, por su mayor
Una vez analizadas las circunstancias que dan lugar a las dife­ densidad, se hunden bajo aguas claras, turbidez que se atribuye a
rencias iniciales de la densidad, contamos ya con una base que nos hechos tales como desplomes y deslizamientos de materiales a lo
permitirá deducir fácilmente los puntos donde serán más propicios largo de las pendientes de las cuencas oceánicas por efecto de la
los movimientos de equilibrio. Así, el hundimiento de las aguas se gravedad, a sacudidas de terremotos, o a la agitación de los sedi­
producirá en: mentos del fondo. Estos movimientos contribuyen a explicar ciertos
depósitos de las profundidades del océano.
— Las altas latitudes, donde se registran zonas de subsidencia
constante debido, por un lado, al frío de sus aguas y a la
concentración de sales que se produce con la formación del 4.2 Movimientos de origen cósmico
hielo y, por otro lado, debido al enfriamiento de las corrientes
cálidas que aportan aguas relativamente salinas hacia los polos, Si bien los movimientos de equilibrio provocan importantes mo­
ya que éstas se hacen más densas que las locales en un vimientos de las aguas, hay otro factor que provoca una alteración
momento dado. vertical aún más acusada, nos referimos a la atracción gravitacional
Se considera que del hundimiento del agua en estas lati­ entre Tierra-Luna-Sol, que da lugar al movimiento de las mareas y
tudes se originan las corrientes de profundidad. Así, por ejem­ afecta a toda la masa oceánica. Ahora bien, si los movimientos que
plo, en el océano Atlántico se encuentran dos importantes las mareas establecen en la vertical son importantes, no debemos
fuentes de aguas profundas: una de ellas, la corriente circum ­ olvidar los movimientos horizontales que de ellas se derivan: las
polar antàrtica, se origina en los bordes de la Antártida, en corrientes de marea.
los mares de Weddell y de Ross, y la otra, la corriente La actual explicación de las mareas es válida en líneas generales,
intermedia antàrtica, se origina en la zona de la corriente del pero falta todavía mucho para llegar a un conocimiento en profun­
viento del Oeste que rodea al continente antàrtico. En el didad de este fenómeno, de hecho, sólo conocemos de forma directa
Atlántico Norte, el hundimiento se produce al mezclarse las el efecto de las mareas en el litoral, a pesar de que éstas afectan
aguas de la corriente del Golfo con las corrientes del Este de a todo el conjunto oceánico. Igualmente, resulta compleja la expli­
Groenlandia y del Labrador. Este hundimiento, en estas zonas, cación de la gran diversidad de particularidades locales o las ano­
provoca, además, que las aguas del Ártico fluyan hacia el malías de su periodicidad, por ejemplo.
Atlántico Norte. En líneas generales, las mareas son consecuencia, sobre todo,
— En el cinturón de altas presiones subtropicales, donde se de la atracción que la Luna ejerce sobre la Tierra, ya que, aunque
observan los valores más elevados de salinidad en relación la masa de la Luna es mucho menor que la del Sol, su proximidad
con el balance evaporación-precipitación. a la Tierra lo compensa ampliamente, puesto que la fuerza gravitatoria
— En todas las zonas donde se produzca una convergencia de depende de la masa de cada cuerpo y de la distancia que los separa.
vientos (tema V). No obstante, cálculos realizados sobre la acción lunar han demostrado
— En las zonas donde se encuentran masas oceánicas de distinta que deben considerarse otros efectos, puesto que, por sí sola, la
densidad (al igual que ocurría con los frentes de las masas Luna no podría provocar mareas tan amplias como las que se
de aire de distintas características) las aguas más densas ten­ registran sino tan sólo de algunos centímetros. Tras estas compro­
derán a hundirse por debajo de las menos densas. baciones se llegó a la teoría de la resonancia, según la cual los

224 225
pequeños abombamientos de las aguas producidos por la Luna, Tierra y la Luna pasando por el centro de ambas. Uno de ellos, al
experimentan una serie de rebotes sucesivos en los distintos litorales, estar más próximo a la Luna, experimenta con más fuerza su atracción
que los amplifica notablemente. Esta amplificación del abombamiento y el balance atracción/fuerza centrífuga resulta positivo a la fuerza
inicial está en relación con la configuración física de las cuencas, de atracción, por lo que se produce una elevación de la masa
que son las que determinan las distintas posibilidades de vibración oceánica en ese punto. En el punto opuesto, es decir, en el más
de las aguas. Así, a su origen astronómico se suman factores geo­ apartado de la Luna, la fuerza centrífuga alcanza su máximo valor
gráficos. y el balance fuerza centrífuga/ fuerza de atracción resulta positivo a
La deformación elipsoidal que se origina en la superficie terrestre la fuerza centrífuga, por lo que en ese punto también se producirá
es el resultado de la actuación de dos fuerzas; la fuerza centrífuga una elevación de la masa oceánica (figura VI. 10). Los valores máximos
y la fuerza gravitatoria o de atracción entre la Tierra y la Luna, que de las mareas se alcanzan cuando el Sol, la Luna y la Tierra se
compensa la anterior; esta fuerza no es igual en todos los puntos, encuentran en línea recta (mareas vivas), por el contrario, cuando
sino que resulta proporcional a la distancia a la Luna y, por lo tanto, los tres se encuentran en cuadratura, las fuerzas gravítatorias se
es máxima en el lado de la Tierra que queda más cercano a la contrarrestan, por lo que las mareas se reducen al mínimo (mareas
Luna y mínima en el lado más distante. De esta forma, según sea muertas) (tema I).
el balance entre ambas fuerzas, así se pondrá de manifiesto la marea. A lo largo del día, cualquier punto de la Tierra se alinea dos
Las fuerzas de atracción se dirigen a lo largo de la superficie veces con la Luna, así, por lo general, en cada punto de la superficie
terrestre hacia dos centros, según una línea imaginaria que uniría la terrestre se registran en un día dos mareas altas (máxima elevación
diaria de las aguas) y dos mareas bajas (mínimo nivel diario de las
aguas). Ahora bien, hay algunas variaciones que dan lugar a la
distinción de tres tipos de mareas según su período: diurnas, se-
m idiurnas y mixtas. La marea diurna es poco común, su característica
es que cuenta con un sólo ascenso (flujo) y descenso (reflujo) al
día; este tipo de marea puede encontrarse, por ejemplo, en el Golfo
de México y en algunos mares parcialmente cerrados. La marea
semidiurna, tiene dos ciclos completos al día, los cuales son casi
de la misma magnitud, este tipo de marea es frecuente en el Atlántico.
Finalmente, la marea m ixta es aquella en la que tienen lugar dos
flujos cada 24 horas, pero pueden ocurrir varias cosas: que uno de
ellos sea tan bajo que el reflujo siguiente apenas muestre su des­
censo, o que una de las mareas bajas sea bastante alta, de forma
que el flujo siguiente apenas refleje que el agua de la superficie ha
sobrepasado el nivel medio del mar. Estos hechos pueden resultar
de combinaciones de mareas diurnas y semidiurnas, de los movi­
mientos locales armónicos controlados por la forma del fondo y de
la configuración de las costas. Este tipo mixto es bastante común
en los océanos Pacífico e índico.
La amplitud de las mareas (diferencia del nivel entre marea alta
Fuerza de atracción de la Luna o pleamar y marea baja o bajamar) es variable de unas zonas a
::í> Fuerza centrífuga otras como acabamos de ver. Para su explicación no puede darse
^ Fuerza resultante una ley general, puesto que varían en relación con las condiciones
locales, como pueden ser la pendiente de la plataforma continental,
Figura VI. 10. Fuerzas que producen las mareas: vanan con la latitud, siendo la el trazado de la orilla, bahías, estrechos, etc.; en general, son sen­
resultante de ia fuerza centrífuga de la Tierra y de ia fuerza de atracción de la Luna. sibles a los contactos con su recipiente. Distintas comprobaciones

226 227
han puesto de relieve que suelen ser máximas en los bordes de fluctuaciones en el tiempo. Estas variaciones pueden ser debidas a
las cuencas; así, se conocen amplitudes excepcionales, superiores movimientos ascendentes o descendentes del océano, denominados
a los 10 m., que incluso pueden alcanzar de 15 m. a 19 m. en las movimientos eustáticos, que son de alcance mundial, y a movimientos
bahías, siendo, por el contrario, muy reducidas en las islas oceánicas ascendentes o descendentes de la Tierra, denominados movimientos
aisladas o en los mares cerrados. tectónicos, cuyo alcance es más reducido que en el caso anterior,
En el ritmo de las mareas hay que destacar que cada día el tanto en el espacio, por su alcance local, como en el tiempo, por
fenómeno se retrasa 50 minutos. Ya que la Luna pasa por el meridiano su carácter espasmódico. También puede darse la combinación de
de un lugar cada 24 horas 50 minutos. Podríamos pensar que las ambos movimientos eustáticos y tectónicos, como, por ejemplo, es
mareas solamente afectan a las aguas, pero si bien es aquí donde el caso del peso que ejerce un glaciar continental sobre la masa
se acusa principalmente el efecto, debemos señalar que la Tierra, a de tierra que tiene debajo de él; estas tierras se hunden por el peso
pesar de su rigidez, también responde a esta fuerza, aunque en de los hielos, pero cuando éstos se funden, la tierra recupera len­
menor medida, a través de las mareas terrestres. tamente su posición y acaba por recuperar su posición inicial.
Como ya mencionamos, la fuerza de atracción es también causa Los movimientos eustáticos se producen como consecuencia de
de una serie de movimientos horizontales, denominados corrientes distintos hechos. El factor temperatura puede actuar en dos sentidos;
de marea, en las que no vamos a profundizar. Estas corrientes no así, un recrudecimiento del frío hace que los glaciares retengan
mayor cantidad de agua, con lo que el nivel del mar baja, mientras
son las más frecuentes pero sí son las que pueden alcanzar mayor
que si, por el contrario, las temperaturas aumentan, entonces las
velocidad; así, en condiciones locales favorables, pueden alcanzar
aguas heladas se funden y el nivel del mar se eleva. Otro hecho
velocidades de varios Km/h, habiéndose observado velocidades de
puede estar en el cambio de tamaño y forma de las cuencas, como
hasta 18 Km/h. Las más veloces se forman donde el mar sólo tiene
consecuencia de los continuos depósitos que se acumulan en los
acceso al océano abierto a través de un paso angosto y confinado,
fondos oceánicos, o en la deformación por las fuerzas de la Tierra.
o allí donde existen dos puntos próximos en los que hay una gran Un último hecho está en la aportación de aguas juveniles.
diferencia entre las horas de la marea. La importancia de estas Estas modificaciones en los niveles de las aguas han quedado
corrientes se centra en las condiciones de navegación y en sus ampliamente comprobadas a través de estudios geológicos, así, por
posibles repercusiones sobre el relieve submarino. ejemplo, se han podido encontrar conchas marinas en montañas
Las mareas tienen una serie de consecuencias geográficas. Su muy altas, o terrazas costeras sumergidas en el océano.
interés biogeográfico proviene de la modificación, en la vertical, de
las condiciones ecológicas en cuanto a flora y fauna se refiere. Su
interés para la navegación se centra en acciones a favor y en contra;
4.4 Movimientos debidos a los vientos
a favor, la pleamar favorece la navegación por mares coralinos y
facilita la entrada a estuarios, que de otro modo no serían más que
estrechas desembocaduras, y, en contra, crea problemas portuarios La movilidad de las aguas superficiales se produce, por lo general,
en la bajamar, para paliar lo cual se han construido diques y dársenas. como consecuencia de la acción de los vientos, los cuales ejercen
una fuerza de rozamiento sobre la superficie de las aguas. Esa energía
Desde el punto de vista pesquero, la bajamar facilita, por ejemplo,
del aire circulante, se traduce en unos movimientos ondulatorios, las
la pesca de crustáceos. Igualmente, las mareas son utilizadas por su
olas y ondas marinas, y en unos movimientos horizontales, las
fuerza motriz.
corrientes.

a) Olas u ondas marinas


4.3 Movimientos eustáticos y tectónicos
Las olas de origen eòlico son las más comunes; son movimientos
ondulatorios que se forman en lugares donde soplan vientos fuertes
A mayor escala pueden considerarse otros cambios en el nivel propagándose a grandes distancias. Las olas no suponen un traslado
del mar, cambios que son continuos pero que dan lugar a lentas de masas de agua sino simplemente la agitación de la superficie

228 229
marina, puesto que, según parece, no son sensibles más allá de 200 Hay que tener en cuenta que la dirección y la intensidad del
m. de profundidad. Sólo cuando disminuye o cesa el viento, cesan viento es variable, al tiempo que las olas no son hechos aislados
las olas propiamente dichas en mar abierto, pero, durante largo sino que se combinan en distintos modelos en cuanto a dirección,
tiempo, se mantiene ia vibración de las aguas, produciéndose en­ longitud y amplitud de onda, cuyo complejo resultado recibe el
tonces una sucesión de ondulaciones regulares que se propagan a nombre de mar.
grandes distancias; dichas ondulaciones reciben el nombre de ondas Las ondas libres de movimiento oscilatorio son resultado del
(ondas oscilatorias progresivas en las que no se produce despla­ movimiento de las partículas de agua, que describen órbitas para
zamiento de la masa de agua sino sólo su oscilación). volver a la misma vertical o a la proximidad a ésta (figura VI.11).
Las olas, en su origen, varían en función de la efectividad del Las ondas, según se van alejando de su lugar de origen, van mo­
viento sobre la superficie, la cual está en relación con su velocidad dificándose, de modo que las crestas se hacen más bajas y redon­
media, con la duración del tiempo en que actúa y con la amplitud deadas, su forma es más simétrica y se mueven en trenes de período
del mar abierto sin accidentes terrestres. La formación de las olas y altura similar. Con este aspecto se llaman marejada o a veces
comienza con la creación de los primeros rizos y, si el viento se m ar gruesa y pueden transmitirse a miles de kilómetros.
mantiene, el agua se apila en crestas, de forma que la cara levantada Toda esta configuración varía notablemente al aproximarse a la
de cada rizo presenta una mayor superficie contra la que puede costa, donde ejercen una acción erosiva sobre sus orillas, como
presionar directamente el viento. veremos en el tema XIX. Así, las ondas experimentan modificaciones
en función del contorno de los fondos oceánicos, de las pendientes
de las playas, del trazado de las costas y de la profundidad de la
plataforma. El efecto que produce la menor profundidad del fondo
sobre las ondas se traduce en el rompim iento de las olas. Esto se
produce cuando la profundidad es menor de media longitud de onda,
o es 1,3 veces la altura de la onda. Entonces, el movimiento de las
partículas no puede realizar libremente su órbita circular, sino que
ésta es aplastada y transformada en una elipse (figuras VI.12 y XIX.2
a XIX.4), esto lleva consigo un desplazamiento del agua en dirección
subhorizontal en lugar de circular como ocurría anteriormente. Al
mismo tiempo, la longitud de onda decrece y se produce una
elevación del pico de la onda, aumenta la velocidad de las partículas
de la cresta y la ola va formando un pico según avanza hacia la
costa. En general, el avance de las crestas es más lento cuanto más
rápidamente se eleva el fondo.
Pero debemos tener en cuenta que hay determinados tipos de
olas que se derivan de otros factores. Así, encontramos olas sísmicas
originadas por las erupciones submarinas de los volcanes, de des­
O o o o o o lizamientos de tierra, o de terremotos, los cuales producen unas olas
de fondo que suelen tener unas devastadoras repercusiones en las
zonas costeras, donde reciben el nombre de maremotos. Una variante
de este tipo de olas es la introducida por el hombre como con­
secuencia de la explosión de bombas nucleares en el océano. En
igura Diferentes órbitas de las olas en relación con la profundidad del fondo estas olas, el movimiento afecta hasta el fondo de las aguas.
aei océano. En el esquema (A), la profundidad es superior a la mitad de la longitud Los maremotos no tienen nada que ver con las mareas, a pesar
ae onda, y por lo tanto, su órbita es circular. En el esquema (B), hay poca profundidad
ael fondo oceánico, inferior a la mitad de la longitud de onda, de modo que ia órbita de que en muchas ocasiones se les ha denominado como olas de
se transforma en una elipse, y las partículas de agua ya no caen en la vertical. marea, lo cual puede llevar a una importante confusión, puesto que

230 231
las olas que son realmente de marea son periódicas en función de
§S su origen y por lo tanto pueden predecirse; por el contrario, estas
olas destructivas, conocidas con el nombre de Tsunamis son ape­
riódicas e impredecibles y pueden alcanzar en las costas más de
If i 30 m. de altura. No obstante, hay unas zonas más propensas a ellos
Í3 que otras, en función de la proximidad a zonas de inestabilidad de
^ to la corteza terrestre; entre estas zonas se encuentran las costas del
E JJ Mediterráneo, del Caribe y las costas occidentales de Asia.
ctï Q.
^
ctj >c: -è
lis b) Las corrientes superficiales
i l^ lCQ
Q) 03 a
CO Q)
g <0 S La dirección dominante de la circulación general de los vientos,
-S |) §_ a través de su acción continuada sobre la superficie oceánica, provoca
§ ">l- la circulación de unas corrientes de agua en superficie. Por esto es
i!: por lo que, a escala planetaria, resultan muy parecidos los sistemas
circulatorios oceánicos y atmosféricos, aunque la circulación de las
I jl(tj aguas resulta lenta en comparación con la que tiene lugar en la
atmósfera (figura VI.6).
<0 Estas corrientes de superficie son como grandes ríos que se
(tj ^^ Çj
Qi
desplazan de forma constante en la superficie de los océanos, di­
Q )
^ -tí ^S ferenciándose de las aguas circundantes por su temperatura, mar­
^-9 g cadamente más cálida o más fría. De este modo, sus características
C: 'O Q)
u :3 ^ son el reflejo de su procedencia de zonas más cálidas o más frías.
o Así, por ejemplo, en las latitudes medias, las corrientes que pro­
lâ | cedentes del Oeste chocan con los continentes, en su desviación
i t i hacia el Sur provocan corrientes frías puesto que van hacia aguas
- !i“ de por sí más cálidas (corrientes de Humbolt o del Perú; corriente
•is de Benguela; corriente de California; corriente de Canarias). Por su
t: o >o5 parte, la masa de agua que se desvía hacia el Norte, al dirigirse
Ct3CL^
^ O^ hacia zonas de aguas más frías, origina una corriente cálida relativa
CO
^ C
m Sj (corriente del Atlántico Norte).
O Q)g Las corrientes superficiales experimentan modificaciones en fun­
ÎO9* Cp
O ÎJî
ción de la naturaleza del viento en cada momento, del lugar y de
la fuerza que ejerce sobre las aguas, de forma que las corrientes
:o oceánicas presentan una gran movilidad de un día a otro. Así,
Io 00.o podemos observar dos tipos de circulaciones: la derivada de las
corrientes medias, que presentan unas corrientes anchas, lentas y
^11 constantes y la circulación sinóptica, que presenta las variaciones de
CN Q ,
cb las corrientes a nivel diario y mensual, estas corrientes son estrechas,
tortuosas y rápidas, al tiempo que muy volubles. Hay que destacar

ZJ
que estas variaciones diarias no tienen una contrapartida en la cir­
03-^ culación general atmosférica como ocurre con las corrientes medias.

232 233
Otras corrientes pueden ser producidas por los movimientos com ­
pensatorios de temperatura y densidad, o por la diferencia del nivel
de las aguas que determina el desagüe de los puntos altos a los
bajos; a estas corrientes se las denomina de descarga, en oposición
a las provocadas por el viento, a las que se denomina corrientes
de im pulsión.

Para poder comprender la trayectoria de las corrientes marinas


hay que tener en cuenta la respuesta del océano a distintos factores
como son; los vientos, la rotación de la Tierra, la presencia de
barreras continentales y los movimientos de compensación.

— Los vientos como ya hemos dicho, ejercen una fuerza sobre


las aguas, las cuales inicialmente se mueven en la misma dirección.
Este hecho se evidencia si observamos que:
a) En el hemisferio Sur, los tres océanos presentan un modelo
de circulación muy parecido al estar vinculados por la corriente
provocada por los vientos del Oeste, que los enlaza y mezcla
sus aguas, puesto que no existe ninguna barrera que desvíe
su trayectoria inicial.
b) En el océano Indico se observan cambios en la dirección de
las corrientes en relación con los monzones (tema VII), de
forma que la dirección de las corrientes varía con las estaciones.
Así, cuando sopla el monzón invernal del Noroeste, la corriente
norecuatorial es muy potente, lo mismo que la contracorriente
ecuatorial. Por el contrario, cuando sopla el monzón de verano,
la corriente norecuatorial desaparece para instalarse la corriente
monzónica de dirección Este, que invade hasta el Pacífico
occidental.
c) En las latitudes bajas se observa la influencia de los vientos
alisios, los cuales han sido considerados como una de las
principales fuerzas motrices de las corrientes. Éstos transportan
agua hacia el Oeste y forman la corriente norecuatorial.
d) La influencia de los vientos del Oeste que impulsan a la
corriente del Golfo y a la corriente Antàrtica (ésta se ve, además,
reforzada por el gradiente de densidad).

— La rotación de la Tierra, a través de la fuerza de Coriolis, da


lugar a una desviación de las aguas en movimiento, modificando la
dirección inicial hacia la derecha en el Hemisferio Norte y hacia la
izquierda en el Hemisferio Sur, al igual que ocurría con los vientos
como vimos en capítulos anteriores. Un efecto importante, que se
deriva del movimiento de rotación de la Tierra, es el desplazamiento

234
235
de los giros circulatorios de las corrientes hacia el Oeste y la las temperaturas costeras dentro de una misma latitud en función
intensificación de las corrientes en el lado occidental de las cuencas de la proximidad de una corriente cálida o fría. Así:
oceánicas, donde se encuentran mucho más concentradas y son más
fuertes que las del lado oriental (figura VI.13).
a) En la zona intertropical, las costas occidentales de los conti­
— La presencia de barreras continentales en el camino natural nentes reciben corrientes frías a la altura de los trópicos, con
de las corrientes, lleva consigo la división lateral de la masa de agua lo cual su temperatura es más fresca que en las costas orien­
tras su choque y acumulación contra el continente, originando lo tales.
que se denominan corrientes de descarga pasivas. Un ejemplo de b) En la zona templada la situación es más variada. En las latitudes
ello, en el que además se transfiere agua del Hemisferio Sur al más bajas, las costas orientales de los continentes son más
Hemisferio Norte, lo encontramos en el desplazamiento de la corriente cálidas que las occidentales, mientras que en las latitudes
sudecuatorial; esta corriente, al llegar al Brasil se bifurca, de forma templadas más altas sucede lo contrario, en función de las
que la mayor parte del agua gira hacia el Sur, pero otra parte pasa corrientes que les afectan.
al Hemisferio Norte a lo largo de la costa Norte del Brasil, juntándose c) En las zonas polares, las costas occidentales de los continentes
con la corriente norecuatorial en el Golfo de México. tienen temperaturas más suaves que las orientales, las cuales
Este hecho tiene además unas notables repercusiones climáticas, se ven afectadas por corrientes frías, derivadas de las aguas
puesto que la desviación de corrientes cálidas hacia latitudes más frías que fluyen del océano Ártico.
frías hace que se suavicen las temperaturas costeras por la trans­
ferencia de calor de las aguas a la atmósfera. Lo contrario sucede Uno de los océanos mejor estudiados es el Atlántico sobre el
con las corrientes frías. Observese en el cuadro VI.2 cómo varían cual vamos a hacer, a grandes rasgos, el seguimiento de las prin­
cipales corrientes. Para ello es preciso seguir el mapa. Como ya
hemos mencionado, a los alisios se les considera como uno de los
C U A D R O V I.2 . principales motores de las corrientes, y, así, tomando éstos como
punto de partida, en el Atlántico Norte tendremos el siguiente es­
ESTACIÓN METEOROLÓGICA SITUADA ESTACION METEOROLÓGICA SITUADA quema:
LATITUD EN LA FACHADA ORIENTAL DE LOS EN LA FACHADA OCCIDENTAL DE
CONTINENTES LOS CONTINENTES

intertropical Salvador (Brasil)


a) Vientos alisios soplando en dirección Noreste-Suroeste y, por
Lima (Perú)
Latitud: 13° 00'S/38°30'W Latitud: 12° 0'5 S/ 77° 03'W lo tanto, impulsando las aguas en esa dirección. Si a esto le añadimos
Corriente: cálida Corriente: fría el efecto de la fuerza de Coriolis, la trayectoria resultante tiene una
Clasificación climática Af Clasificación climática BWh
T." media: 25°C T.“ media: 20°C
desviación hacia la derecha en el sentido de su marcha (puesto que
nos estamos refiriendo al Hemisferio Norte), dando a las aguas una
Templada Nueva Orleans (EEUU) Cabo Juby (Marruecos) dirección Este-Oeste; así se ha formado ya la corriente norecuatorial.
Latitud: 29° 57'N/ 90° 04'W Latitud: 27° 56'N / 12° 55'W
Corriente: cálida Corriente: fría En el transcurso de su marcha hacia el Oeste, estas aguas chocan
Clasificación climática: Cfa Clasificación climática: BWh contra el continente americano, produciéndose una bifurcación de
T." media: 21°C T.“ media: 19°C
Saint Johns, Terranova (Canadá)
sus aguas hacia el Norte y hacia el Sur, e influida por la fuerza de
Burdeos (Francia)
Latitud: 47° 34'N/ 52° 42'W Latitud: 44° 50'N/ 0° 43'W Coriolis, se va configurando un circuito en medio del cual quedará
Corriente: fría de Labrador Corriente: cálida una región en calma, el Mar de los Sargazos.
Clasificación climática: Dfb Clasificación climática: Cfb
T.“ media: 4,5°C T.“ media: 13°C
Debemos recordar que esta corriente norecuatorial configura las
aguas superficiales más cálidas de la Tierra en el Hemisferio Norte,
Polares Ivigtut (Groenlandia) Trondheim (Noruega) en función de las características de la zona de origen. Ahora bien,
Latitud: 61° 12'N/ 48° lO'W Latitud: 63° 25'N/ 10° 27'E
Corriente: fría de Groenlandia Corriente: deriva Nordatlàntica (cálida) estas aguas cálidas, en su desplazamiento hacia el Oeste, han dejado
Clasificación climática: EH Clasificación climática: Cfc un vacío en la costa oriental del océano, que, por compensación,
T.“ media: 1°C T.“ media: 5°C
es ocupado por aguas frías del fondo. De ahí, en parte, que aparezca

236 237
la presencia de aguas frías en la costa occidental del continente torial. En el Hemisferio Sur: Ecuatorial meridional, del viento del
africano. Oeste en el Pacífico, Brasil y Agulhas.
b) El circuito de aguas cálidas, comenzado en latitudes intertro­ — Corrientes frías: en el Hemisferio Norte: Pacífico Norte, Alaska,
picales, al alcanzar las latitudes templadas se encuentra con el pre­ California, Labrador, Canarias. En el Hemisferio Sur: Perú, Malvinas,
dom inio de los vientos del Oeste que imponen su trayectoria a las Benguela, y del viento del Oeste en el Atlántico e índico.
aguas, configurándose así la corriente del Golfo (Gulf Stream). Esta
corriente, al alcanzar las costas de Europa y chocar contra el con­
tinente europeo, experimenta una bifurcación Norte y Sur. Hacia el 4.5 La circulación abisal
Norte sigue formando una corriente cálida, por su mayor temperatura
con respecto a las aguas circundantes, y contribuye a atemperar (a Además de las corrientes superficiales que acabamos de estudiar,
través de los distintos brazos en que se divide, debido a la confi­ se da en el océano otra circulación en profundidad que es menos
guración y distribución de las tierras en esa zona) las regiones del conocida por las evidentes dificultades que implica su estudio. La
Canal de la Mancha, el Mar del Norte y las costas de Noruega, en circulación abisal, configurada por corrientes de aguas muy frías se
donde, gracias a esta corriente denominada deriva nor-atiántica, los inicia por el descenso del agua fría de las regiones polares, que, al
fiordos se libran de la congelación. Por el contrario, en su bifurcación ser más densas se deslizan por debajo de las aguas menos frías y
hacia el Sur constituye una corriente fría, pues sus aguas serán ahora se trasladan lentamente hacia el Ecuador, form ando una corriente
más frescas que las circundantes (más cálidas por su latitud). Al profunda general de aguas frías. Esta circulación, debido al efecto
mismo tiempo, al form ar la última parte del circuito, iniciado por la de la rotación de la Tierra, se realiza a lo largo de las costas
corriente norecuatorial, y encontrarse con las aguas frías de com ­ occidentales de las cuencas oceánicas. Así, por ejemplo, al juntarse
pensación de las costas africanas, que ya hemos mencionado, se las corrientes que descienden en latitud por el Oeste del Atlántico
intensifica su frialdad y configura la corriente de Canarias. Norte por el Oeste del Atlántico Sur, ambas se fusionan y se dirigen
c) Finalmente, del Ártico descienden por la costa este del con­ hacia el Este, llegando a las costas orientales de África (figura VI.14),
tinente americano aguas muy frías, que debido a la configuración donde se producen flujos ascensionales compensatorios. Estos flujos
de las tierras, se dividen en tres brazos, dando lugar a las corrientes se han observado también en el Atlántico, hacia los 60° de latitud
de Groenlandia, Kamchaka y Labrador, las cuales refrescan aún más Sur, donde asciende la corriente fría ártica y se introduce por debajo
las zonas costeras y llevan consigo hielos e icebergs. de ella la corriente fría antàrtica.
El circuito que se forma en estas latitudes está asociado a las
bajas presiones de Islandia, que contribuyen a reforzar la corriente
caliente oriental y la corriente fría occidental. Un hecho importante
en estas latitudes es el predominio del intercambio entre las aguas
cálidas y saladas que proceden de las bajas latitudes, con las aguas
frías y menos saladas de las regiones polares.

En general, en las latitudes bajas y medias predominan las co­


rrientes de impulsión, es decir, debidas al viento, mientras que en
las altas latitudes la situación es más compleja, adquiriendo gran
importancia las corrientes de descarga.
Haciendo extensible esta explicación a otros océanos, debe ha­
cerse el seguimiento de otras corrientes marinas. Entre las principales
corrientes cálidas y frías son de destacar las siguientes:
2 \
— Corrientes cálidas: en el Hemisferio Norte: Kurosivo, Ecuatorial
septentrional. Florida, Atlántico Norte, Guinea y contracorriente ecua­ A ‘■•IB

Figura VI. 14. Circulación abisal.


238 239
<
D

O
2
O
O
<
<
QC
CD
<
O
TEMA VII

LA HUMEDAD ATMOSFÉRICA. LAS PRECIPITACIONES

ESQUEMA/RESUMEN

Introducción

1. La atmósfera y los estados físicos dei agua.

— Cambio de estado y calor latente.


— Principales fases del ciclo del agua: evaporación, condensación
y precipitación.

2. La evaporación.

— Factores que favorecen y dificultan la evaporación.

3. Condensación y precipitación.

3.1. Los mecanismos de saturación.


— Mezcla de masas de aire no saturadas a distinta tem ­
peratura.
— Enfriamiento por contacto.
— Enfriamiento por ascendencia.

3.2. Los tipos de ascendencia.

— Convectiva.
— Orogràfica.
— Frontal o ciclónica.

3.3. Estabilidad e inestabilidad atmosféricas.


3.4. Condensación y formación de nubes. Los mecanismos de
la precipitación.
— El mecanismo de la condensación.
/

a) Tipos de nubes. '


b) La formación de lluvia, nieve y/granizo.
— Medida de la precipitación.

4. La distribución de fas precipitaciones en la superficie terrestre.

4.1. El reparto desigual sobre la superficie.


— El mapa de isoyetas.
— Factores que determinan la desigual distribución anual
de las precipitaciones.
— Áreas de mayor precipitación y sequedad del globo
INTRODUCCIÓN
terrestre.

4.2. Las variaciones estacionales.


— Concepto de régimen de precipitaciones. El último de los temas, dedicado al análisis de los mecanismos
— Principales regímenes de precipitación. que dan lugar al tiempo atmosférico, está relacionado con la humedad
y la precipitación. El agua es el elemento más versátil de todos los
que integran la atmósfera terrestre. Su facilidad para cambiar de
estado origina el ciclo hidrológico, con tres fases fundamentales
desde el punto de vista climático: evaporación-condensación-preci-
pitación. Si la fuente de energía de la máquina terrestre es el Sol,
el fluido de trabajo es el agua y la caldera de alimentación el mar.
El agua se evapora y pasa a formar parte de la atmósfera en estado
de vapor. Para que el agua vuelva a la superficie terrestre (en estado
líquido o sólido) debe condensarse, circunstancia que se consigue
al alcanzar la saturación. El mecanismo principal que conduce a la
saturación es el enfriamiento adiabático, que tiene lugar por el
ascenso de una masa de aire. Las causas que lo originan están
relacionadas con factores de tipo geográfico (aire en movimiento que
se encuentra con un obstáculo montañoso), o bien con fenómenos
analizados en capítulos anteriores: calentamiento terrestre (ascenso
convectivo) y ascenso ciclónico o frontal. Este movimiento ascensional
del aire se ve favorecido o dificultado según sea el gradiente térm ico
vertical de la troposfera, lo que determina que existan condiciones
de estabilidad o inestabilidad. La última fase, la del regreso del agua
atmosférica a la superficie terrestre, es la precipitación. Las minúsculas
gotas condensadas en form a de nieblas y nubes pueden agruparse
en gotas de mayor tamaño, cayendo por efecto de la gravedad en
forma de lluvia, nieve o granizo. Este fenómeno origina uno de los
elementos climáticos de mayor interés: la precipitación.
El tema está dividido en dos partes. En la primera, analizamos
de manera global los tres mecanismos básicos del ciclo del agua:
evaporación, condensación y precipitación, haciendo especial hincapié
en aquellos aspectos que presentan una mayor dificultad. Con este SUBLIMACIÓN

motivo, hemos introducido un conjunto de sencillos ejemplos prác­


ticos, resueltos numéricamente, que esperamos ayuden a comprender
mejor las diversas fases de transformación del agua. Hemos dejado
para el final, el estudio de la distribución de ias precipitaciones sobre
la superficie terrestre, así como los factores que determinan su
abundancia o escasez (medida por su valor anual). Las variaciones
estacionales de las mismas pueden atribuirse en gran manera a los
desplazamientos y vaivén de los centros de acción. Su conocimiento
SÓLIDO 1

--------------- - SOLIDIFICACION
LÍQUIDO 1

^ CONDENSACIÓN
GASEOSO
11

resulta fundamental para la definición de los tipos de clima, objeto


principal de los próxim os capítulos. SUBLIMACIÓN

Figura VII. 1. Cambios de estado.

1. LA ATMÓSFERA Y LOS ESTADOS FÍSICOS DEL AGUA


punto de fusión. En el caso del agua esta temperatura es de O °C.
El calor necesario para el cambio de sólido a líquido es el calor
Hasta ahora, hemos considerado a la atmósfera como una capa latente de fusión. El agua utiliza 80 calorías para transformar un
gaseosa que puede modificar su temperatura por efecto de la va­ gramo de hielo al estado líquido.
riación térmica de la superficie terrestre y cuya movilidad se pone Las moléculas en el estado líquido se mueven, conservando las
de manifiesto en los vientos, debido a las diferencias de presión. distancias. El aporte de calor exterior es utilizado para incrementar
Hemos dejado para el final ei hecho trascendental que supone el la velocidad molecular y, a partir de un momento, la energía cinética
que uno de los elementos gaseosos que la integran sea precisamente puede perm itir a alguna de las moléculas escapar a la atracción de
el vapor de agua. las restantes y pasar al estado de vapor. Si este fenómeno tiene
Las moléculas del agua cambian de estado físico con suma lugar en toda la masa del líquido se denomina ebullición y se produce
facilidad. En orden ascendente, el agua pasa del estado sólido al a una temperatura constante (en el caso de agua a 100 °C). Si sólo
estado líquido mediante la fusión y del estado líquido al gaseoso se verifica parcialmente, recibe el nombre de evaporación y tiene
por la evaporación. Estas dos transformaciones se producen mediante lugar a cualquier temperatura. El calor necesario para este cambio
la absorción dei calor. En sentido inverso, el paso de gas a líquido de estado se conoce como calor latente de evaporación y se mide,
recibe el nombre de condensación y el de líquido a sólido, solidi­ como en el caso de la fusión, en calorías por gramo.
ficación o congelación. En estos dos cambios de estado se libera Un ejemplo sencillo nos va a servir para comprender el fenómeno
la energía calorífica acumulada en el proceso de cambio directo. La de la transformación de estado. Supongamos un trozo de hielo de
transformación de sólido a gas, o de gas a sólido, sin pasar por la 200 gramos a - 4 ° C , al que vamos a ir comunicando calor suce­
fase líquida, recibe el nombre de sublimación y también se verifica sivamente hasta alcanzar el estado de vapor a 25 °C. Las diversas
mediante el aporte o la cesión de calor (figura VII.1). fases por las que debería pasar el agua serían las siguientes:
Los cambios de estado tienen una sencilla explicación a partir
de la teoría cinética de la materia. Si a una masa sólida se le 1. Calentamiento del hielo desde - 4 ° a O °C.
proporciona calor, aumenta la amplitud de movimiento de sus m o­ 2. Fusión del hielo a la temperatura de 0 °C.
léculas y llega un momento, si la aportación de calor es suficiente, 3. Calentamiento del agua desde O °C a 25 °C.
que la velocidad adquirida por alguna de ellas le permite vencer la 4. Evaporación a 25 °C.
atracción de las restantes, adquiriendo el estado líquido. Si continúa
la aportación de calor, toda la masa sólida pasaría al estado líquido. En la primera fase, como el calor específico del hielo es de 0,5
El cambio de estado se produce a una temperatura fija, denominada calorías/gr °C, se necesitarían 0,5 calorías por cada gramo de hielo

245
para elevar un grado su temperatura. Al tener que calentar 200
gramos, 4 grados de temperatura (de - 4 ° C a 0°C), el calor necesario
sería (recordar apartado 3, del tema III):
.8

Q, = m-Ci At, = 200-0,5-4=400 calorías


i
En la segunda fase de la fusión, el calor comunicado serviría, I
únicamente, para fundir el hielo en agua líquida, sin cambiar la
temperatura. Al ser el calor latente de fusión de 80 calorías/gramo,
el calor de fusión sería:

Q2 = m e, = 200-80=16.000 calorías
o
El calentamiento del agua, ya líquida, desde 0°C a 25 °C, se
produciría a razón de una caloría por cada gramo, para elevar un
grado su temperatura (calor especíÁco del agua 1 caloría/gr °C):

Q, = m-c,-At, = 200-1-25 = 5.000 calorías

Por último, como en el caso de la fusión, la evaporación tendría 03 O


lugar sin cambio de temperatura, a 25 °C, empleando 590 calorías
por cada gramo de agua a transformar en vapor (valor del calor
1co^
latente de evaporación): ,s S
Q4 = m-Cev = 200.590 = 118.000 calorías II
03 o
El calor total necesario para la transformación completa sería la
suma de los correspondientes a cada fase: i
Q = Qi + Qj + Q3 + Q4 = 400 + 16.000 + 5.000 + 118.000 = 139.400
calorías = 139,4 kilocalorías «o
§
El proceso inverso vapor-líquido-sólido acontece de manera pa­ §
recida, pero con desprendimiento de calor. En la transformación de
vapor a líquido, el calor cedido por unidad de masa recibe el nombre 03
E
de calor latente de condensación y el cambio de estado líquido a
sólido, calor latente de solidificación. -Q
El agua en la naturaleza se encuentra en un continuo estado de
transformación, pasando de la superficie terrestre a la atmósfera y i
viceversa, en un proceso cuyas fases más importantes son la eva­
poración, la condensación y la precipitación. Estas diversas fases CNJ

constituyen los eslabones de un ciclo cerrado, denominado ciclo >


hidrológico del agua (figura VII.2). A grandes rasgos, y, aunque
expongamos posteriormente con mayor detalle el mecanismo de 03

246
247
cada una de estas fases, podemos describir el ciclo completo a desde la superficie de un líquido. La velocidad de evaporación
partir de cada uno de los momentos clave de la transformación depende de un conjunto de factores; unos facilitan la energía cinética
Así, el agua de los océanos, mares, lagos, e incluso las plantas, se molecular y, por tanto, favorecen la evaporación, otros, por el con­
evapora y pasa a la atmósfera, incrementando su humedad. El con­ trario, la dificultan, entorpeciendo el movimiento del vapor hacia la
tenido de vapor de agua atmosférico depende de diversos factores atmósfera. Veamos separadamente la influencia de cada uno de ellos.
entre los que, sin duda, la temperatura es el más importante. Cual­ El cambio de estado líquido-vapor necesita calor. El calor latente
quier fenómeno que provoque el descenso de temperatura limita la de evaporización necesario para evaporar un gramo de agua varia
capacidad del aire de mantener la humedad en estado de vapor con la temperatura, desde un valor de 600 calorías a O °C, hasta
(recordar el contenido del apartado 3, del tema III) y determina su 540 calorías a 100 °C, cuando tiene lugar la ebullición. El proceso
condensación (formación de nubes) y posterior precipitación o caída inverso de condensación devuelve el calor comunicado durante la
a la superficie terrestre. La precipitación tiene lugar en forma de
evaporación. Como la evaporación tiene lugar fundamentalmente du­
lluvia, granizo y nieve y cae directamente sobre los continentes y
rante el día y la condensación (en la proximidad del suelo) durante
los océanos. El balance es desigual en ambos. Así, en los continentes,
la noche, la humedad del aire atenúa la oscilación térmica diaria, al
la precipitación supera a la evaporación. Parte del agua recogida
absorber calor durante las horas de presencia solar y devolverlo en
moja el suelo y la vegetación y se evapora de nuevo, mientras que
otra o bien se filtra a través del suelo y alimenta los manantiales las horas de ausencia.
o va a los ríos y corrientes y vuelve a los océanos. Otra parte del De lo dicho anteriormente, puede concluirse fácilmente que la
agua permanece retenida, bien superficialmente (en forma de nieve tem peratura es el principal factor que afecta a la evaporación. La
en las altas montañas o de agua líquida en los lagos) o bien en evaporación máxima tiene lugar en condiciones de fuerte insolación.
las capas freáticas del interior. Su oscilación a corto plazo obedece El calor procedente de la radiación solar eleva la temperatura del
fundamentalmente a las fluctuaciones estacionales. La evaporación, agua y la energía cinética de sus moléculas, permitiéndolas escapar
en estas aguas continentales, se está produciendo de manera con­ de la atracción del resto de la masa líquida. La evaporación eleva
tinua, aunque sin alcanzar el volumen de precipitaciones procedentes la cantidad de vapor existente en la atmósfera, formando una capa,
de la atmósfera. En los océanos, por el contrario, la evaporación cuyo contenido creciente en humedad limita las posibilidades del
supera a la precipitación. El nivel del mar se mantiene constante paso de líquido a vapor. Se alcanza así un estado de equilibrio, en
por las aportaciones de los continentes. el que el número de moléculas de agua que se evapora coincide
En la figura VII.2 puede observarse el balance del ciclo hidrológico con el de moléculas que se condensa, permaneciendo más o menos
del agua. La mayor parte del agua de la Tierra se encuentra formando constante la humedad del aire. La temperatura desempeña un papel
parte de los océanos. Sin embargo, es la atmósfera la que, a pesar doblemente positivo en la evaporación; por una parte, facilita la
de contener un reducido porcentaje de la misma, participa de forma amplitud del movimiento molecular en el seno del líquido y las
definitiva en los intercambios con la tierra y los océanos. La ver­ posibilidades de escape hacia la atmósfera, mientras que por otra
satilidad del agua para el cambio de estado facilita la labor de la permite que el aire pueda contener un mayor porcentaje de humedad,
atmósfera, a través del mecanismo de la evaporación-condensación- alejándose del punto de saturación. Ambos hechos determinan que
precipitación, en la redistribución del agua en la naturaleza. La im ­ un mayor volumen de agua pueda integrarse en la masa atmosférica.
portancia de este hecho es tan grande que merece la pena nos
Un nuevo factor positivo que favorece la evaporación es la pre­
detengamos en el análisis más detallado de cada una de las fases.
sencia de una corriente de aire que limpie la capa de humedad
existente en la proximidad del líquido y la reemplace por aire seco.
En estas condiciones, se debilita la condensación y el agua puede
2. EVAPORACIÓN evaporarse de manera más continuada. Este fenómeno lo hemos
comprobado en múltiples ocasiones, al observar la mayor rapidez
de secado de la ropa húmeda al soplar el viento. Si la temperatura
Hemos adelantado, en el apartado anterior, que la evaporación de este aire es elevada, su efecto de secado es también superior.
es el resultado del escape hacia la atmósfera de moléculas de agua El tercer factor que influye en la evaporación lo hace de manera

248 249
negativa. La presión atmosférica exterior, al obstaculizar el paso de para que se sature es que se enfríe. Las circunstancias favorables
las moléculas de vapor a la atmósfera libre disminuye las posibili­ que provocan que el aire alcance el punto de saturación son el
dades de la evaporación. Las moléculas de vapor de agua chocan enfriamiento por contacto, la mezcla de masas de aire a distintas
con el resto de las moléculas gaseosas de la atmósfera y se ven temperaturas y el enfriamiento dinámico de la atmósfera.
obligadas a retornar a la masa líquida en mayor proporción. No es Quizás, el mecanismo más inusual para llegar a la saturación sea
de extrañar, por tanto, que con la altitud y la consecuente disminución la mezcla de dos masas de aire no saturado a diferente temperatura.
de presión se favorezca la evaporación. Al no ser lineal la relación existente entre la temperatura y la
Por último, y aunque resulte obvio, la evaporación depende de humedad, la mezcla de ambas puede llegar al punto de saturación.
la presencia de una masa suficiente de agua que asegure la ali­ Imaginemos una masa de aire a 10 °C, conteniendo una humedad
mentación continua del vapor. En este sentido, las masas de agua absoluta de 8 gr/m® que se mezcla con otra, del mismo peso, a
oceánicas son los lugares preferentes de nuestro planeta donde tiene 30 °C, con humedad de 28 g r/m l La primera no ha alcanzado aún
lugar el paso del agua líquida a la atmósfera. La diferencia entre la el estado de saturación y su humedad relativa es de (recordar
precipitación y la evaporación es positiva en los continentes y negativa apartado 3, del tema III):
en los océanos. Constituyen, por lo tanto, estos últimos, la caldera
de vapor del m otor térmico terrestre.
Hp, = X 100 = X 100 = 85,1%
F, 9,4

al ser la humedad de saturación a 10 °C, de 9,4 gr/m® (figura III.6.).


3. CONDENSACIÓN Y PRECIPITACIÓN Por su parte, la segunda, se encontraría en una situación similar
(humedad de saturación a 30 °C, 30,4 gr/m®).

La condensación ha quedado definida como el proceso mediante


el cual el vapor de agua atmosférico se transforma en agua líquida. Hr2 = X 100 X 100 = 92,1%
r 2 oO,4
Cuando el vapor de agua, presente en la masa atmosférica, alcanza
el grado de saturación no se produce de forma automática la con­
densación. El vapor de agua necesita de un soporte m aterial donde La mezcla resultante, poseería, al ser iguales sus masas, una
temperatura y una humedad absoluta intermedias:
condensarse. Habitualmente, son las impurezas que el aire contiene
las que facilitan la operación. En otros casos, la condensación tiene
lugar directamente sobre la superficie de objetos cuya temperatura t i- f t j 10-1-30
ta = = 20 °C
esté por debajo del punto de rocío. Algunas partículas de agua 2
condensada son tan pequeñas que permanecen flotando en el aire 28 + 8
form ando las nubes, mientras que otras de mayor entidad precipitan = 18 gr/m^
en forma de lluvia, nieve o granizo. El paso de unas a otras merecerá
un estudio más detallado en apartados posteriores. C om a primer ■ puede fácilmente comprobarse, para una temperatura de
paso en el complejo mecanismo saturación-condensación-precipita­
j humedad de saturación es de 17,3 gr/m®, por lo que la
ción, comenzaremos por analizar las circunstancias que favorecen el h iiiv f ^ habría sobrepasado el grado de saturación. El exceso de
que una masa de aire alcance el 100 por 100 de humedad. medad 0,7 gr/m® (1 8 -1 7 ,3 = 0,7) condensaría.
ocasión de señalar en el apartado V.3.1, las masas
® diferentes características térmicas e higrométricas poseen
3.1. Los mecanismos de saturación es distintas, por lo que no suele ser frecuente su mezcla.
separación, form ando un frente (en el caso de
Puesto que el aire puede contener mayor cantidad de vapor de _ aire uniforme de gran extensión), provoca otro tipo
agua, cuanto mayor sea su temperatura, la circunstancia más favorab e ®nsación y precipitación que analizaremos más adelante.

250 251
El segundo nnecanismo de saturación es el enfriamiento por
contacto, que tiene lugar cuando una masa de aire caliente se
desplaza sobre una superficie fría. Durante el invierno, las masas de
aire oceánico, más cálidas y cargadas de humedad, sobre todo
durante la noche, en contacto con la superficie terrestre más fría,
se enfrían por debajo del punto de rocío, dando origen a nieblas
por condensación del vapor de agua. Esta misma situación puede
presentarse en circunstancias diferentes, como sucede durante el
verano sobre la superficie fría del mar, cuando una masa de aire
cálido, procedente de tierra, se pone en contacto con el agua. El
principio general es siempre el mismo y es conocido en Física como
de la pared fría. Existen multitud de ejemplos en que dicho fenómeno
se pone de manifiesto y es quizás el empañamiento de los cristales,
por condensación de vapor de aire cálido frente a una superficie
más fría, el más conocido.
El enfriamiento por ascendencia constituye, con mucho, el me­
canismo más eficaz. Al producirse en amplios volúmenes de aire, 10" 15" 20"
este mecanismo es el responsable de las más fuertes condensaciones TEMPERATURA DEL AIRE ASCENDENTE

y abundantes precipitaciones. La causa de la ascensión del aire es


múltiple y su análisis será objeto de un próxim o apartado. Basta, Figura VII.3. Enfriamiento adiabático del aire.
de momento, adelantar, que su origen puede ser: térm ico, cuando
el aire es calentado en la base y tiene tendencia a ascender, dinámico,
en las depresiones de este carácter, donde el aire se ve obligado Veamos, que sucedería con una nnasa de aire, situada al nivel
a subir por convergencia u orogràfico, cuando el aire se eleva por del suelo, con una humedad absoluta de 10 gramos de vapor de
irregularidades del relieve. agua por metro cúbico de aire (10 gr/m^) y una temperatura de
Los movimientos ascendentes y descendentes del aire en la tro­ 20 °C, que comenzara a elevarse como consecuencia de alguno de
posfera, en la medida que introducen modificaciones en la tem pe­ los mecanismos descritos anteriormente. Su humedad relativa sería,
ratura, densidad y humedad del mismo, son de gran importancia en ese momento, de 57,8 por 100:
para comprender la condensación y precipitación atmosféricas. Si la
ascendencia en altura tiene lugar rápidamente, sin intercambio de 10
calor con el exterior [adiabático), situación que se aproxima bastante Hp = X 100 = X 100 = 57,8%
17,3
a la realidad, el aire disminuye aproximadamente su temperatura en
7 °C por cada 100 metros de desnivel, tal como queda representado En su ascensión, el volumen de aire sufriría un descenso con­
en la figura VII.3.a. A partir del momento en que se alcanza el punto tinuado de temperatura por enfriamiento adiabático seco de 1 °C/100
de saturación, se produce la condensación y la liberación de energía m. Justamente, al alcanzar la temperatura de 11 °C (figura VII.S.c), la
calorífica correspondiente al cambio de estado de vapor a líquido humedad absoluta coincidiría con la humedad de saturación (gráfico
(calor latente de condensación). De esta manera, el enfriamiento de la figura III.6) y el aire obtendría una humedad relativa del 100
debido a la disminución de presión queda compensado, en parte, por 100. La altura de ascensión sería de 900 metros (9 x 100 = 900
reduciéndose a la mitad; sería ahora únicamente de 0,5 °C por cada ■T^)í al haber sufrido un descenso de temperatura de 9 °C
100 metros en los que el aire continúa subiendo (figura VII.3.b). A (20-11 =9 °c).
este descenso térmico se le conoce con el nombre de enfriamiento A partir de este momento, si el volumen de aire continuara
adiabático húmedo, para diferenciarlo del que tiene lugar antes de subiendo, su disminución térmica se vería reducida a la correspon­
la saturación, denominado enfriamiento adiabático seco. diente al enfriamiento adiabático húmedo: 0 ,5 “C/100 m. Así, al al-

252 253
canzar una altura sobre el suelo de 1.300 metros (400 metros más
desde la saturación) el nuevo descenso de temperatura sería de 2 °C
(4 xO,5 = 2°C) y habría condensado una cantidad de agua líquida
equivalente a la diferencia de humedades de saturación correspon­
dientes a las temperaturas de 11 °C y 9 °C respectivamente
(1 0 -8 ,5 = 1,5 gr/m"). o

< i
3.2. Los tipos de ascendencias —I LU
lU(J
QcoLU

El primer sistema, por el que una masa de aire puede elevarse, WQ


es por calentamiento del suelo. El aire caliente pierde densidad y
presión y se ve obligado a subir. Es la ascensión denominada crc
I
convectiva. El aire, en general, continúa elevándose en altitud hasta
que encuentra una masa atmosférica circundante de igual o mayor Uj
temperatura. En ese momento, se produce la estabilización. El fe­
nómeno es tan interesante, que lo analizaremos con más detalle en
el próxim o apartado. Este tipo de ascensiones son muy frecuentes
en las regiones tropicales y ecuatoriales, aunque también es fam iliar
en las latitudes medias, en las tormentas de verano. Su origen es
fundamentalmente térmico.
En segundo lugar, nos referiremos a las ascensiones orográficas.
i
El aire en movimiento, si se encuentra a su paso con algún obstáculo
O
montañoso se eleva por la vertiente de barlovento (la que recibe CL
directamente el impacto del viento) y desciende por la de sotavento.
Este tipo de ascensión incrementa su efecto, si la corriente de aire ,s
contiene un alto porcentaje de humedad. Esta circunstancia se pro­ s
duce en las barreras montañosas próximas al mar, cuando las masas
de aire son empujadas desde el océano hacia el continente. Si la I
disposición de las montañas es perpendicular a la dirección del
viento, las precipitaciones son aún más abundantes. >
co
Una vez superada la cumbre de la montaña, la consecuente D
O)
subsidencia del aire provoca un calentamiento, como fenómeno in­
verso del enfriamiento y por los mismos motivos origina el deno­
minado efecto foétin. El aire en la vertiente de sotavento se deseca
y disminuye su humedad relativa, a medida que se produce el
descenso, debido al incremento de presión. Comprenderemos mejor
este fenómeno analizando los resultados de un caso concreto. Por
ejemplo, una masa de aire de 22 °C y del 60 por 100 de humedad,
situada al nivel del mar, si debiera salvar un desnivel montañoso
de 1.200 metros de altura y descender a una altitud de 500 metros,
pasaría por las siguientes fases, que pueden observarse en el dibujo
de la figura VII.4: (^) a n iin v

254
a) Enfriamiento adiabático seco (un grado cada 100 metros) hasta Hemos dejado para el final, las ascensiones que tienen origen
la altura correspondiente al estado de saturación. en las perturbaciones frontales o ciclónicas. En una perturbación de
b) Ascenso hasta la cumbre, con enfriamiento adiabático del aire este tipo, el avance de los frentes cálido y frío provoca una elevación
saturado (0,5 °C cada 100 metros) y pérdida del vapor de dei aire que puede tener como consecuencia la saturación y posterior
agua en exceso contenido en el mismo. Es la fase de la condensación del vapor de agua atmosférico (figura V.31). La pen­
condensación y precipitación. diente del frente frío es bastante superior a la del frente cálido (con
c) Descenso del aire hasta 500 metros de altitud con recalen­ valores del 10-100 por 1.000 en el primer caso y del 1-10 por 1.000
tamiento, elevación de temperatura (1 °C cada 100 metros) y en el segundo), lo que se deja sentir en el tipo de nubes y de
disminución de la humedad relativa precipitación que se producen. La brusca elevación del aire caliente,
por acción bel frente frío, provoca, en general, lluvias abundantes]
La masa de aire a 22 °C, contendría una humedad absoluta de: que contrastan con las de menor intensidad consecuentes al paso
del frente cálido. Así, en el paso de una perturbación frontal sobre
un lugar determinado, se ocasiona una sucesión de diferentes tiempos
60 atmosféricos. La perturbación comienza con lluvias suaves y mo­
X 20 = 12gr/m "
100 deradas, correspondientes al frente cálido, mejora sensiblemente con
la llegada de aire cálido y termina con una gran inestabilidad at­
(comprobar en el gráfico de saturación, figura III.6, que a 22 °C la mosférica provocada por el frente frío, acompañado de fuertes lluvias,
humedad de saturación es de 20 gr/m®). granizo o nieve, según la estación del año.
El aire, al ascender, alcanzaría la saturación, aproximadamente, a Los obstáculos orográficos afectan al desarrollo normal de una
15°C (es la temperatura para la cual la humedad de saturación es perturbación frontal, incrementando los efectos desestabilizadores. El
de 12 gr/m®). Esta disminución de temperatura de 7 °C (2 2 -1 5 = 7 °C) frente cálido puede aumentar su pendiente al verse deformado por
se verificaría en el desnivel de la primera fase, correspondiente a la cumbre de la montaña (figura Vll.5.a), mientras que la llegada del
700 metros (100 metros cada grado centígrado). frente frío expulsa violentamente al aire caliente, aprisionado entre
Durante la segunda fase, el aire aún debería ascender los 500 éste y la pendiente montañosa (figura VII.5.b).
metros restantes (1.200-700 = 500m), lo que supondría un descenso
térmico de 2,5 °C (0,5 x 5 = 2,5 °C). A esta temperatura, la humedad
absoluta del aire sería la humedad de saturación correspondiente a 3.3. Estabilidad e inestabilidad atmosféricas
12,5 °C (15— 2,5 = 12,5 °C), ya que la humedad relativa continuaría
siendo del 100 por 100. En el trayecto de esta segunda fase, el
Hasta el momento, hemos adelantado una serie de ideas que de
vapor de agua condensado equivaldría a 1 gr/m® (12— 11 = 1 gr/m^). forma concatenada podríamos expresar así:
Por último, en la tercera fase, el aire debe descender una altura
de 700 metros (1.200—500 = 700m), lo que provocaría un aumento
I- El aire al elevarse se enfría (1 °C/100 m en el enfriamiento
térmico de 7 °C (1 °C/100m). En estas condiciones, la temperatura de
adiabático seco y 0,5°C/100 m en el húmedo).
la masa de aire sería de 19,5 °C (12,5-1-7 = 19,5 °C) y su humedad
2. El enfriamiento del aire provoca la saturación, condensación
relativa habría descendido al 64,7 por 100 (17 gr/m^ corresponde al
y ulterior precipitación del vapor de agua atmosférico.
estado de saturación a 19,5°C):
3. La ascensión del aire se ve facilitada por diversos mecanismos:
orográficos, termo-convectivos y frontales.
11
Hr = ^ "‘' x 100 = x 100 = 64,7%
17 Es decir, el aire comienza un movimiento ascensional, principal
rnecanismo de la saturación (enfriamiento adiabático), por causas
Si el aire siguiera descendiendo hasta la altura inicial, su humedad térmicas (convección), mecánicas (obstáculo montañoso) y dinámicas
relativa sería más baja, como consecuencia del vapor de agua perdido de la atmósfera. Pero, una vez iniciado el movimiento, ¿qué posi­
en la condensación. bilidades existen de que el mismo siga progresando en altura? La

256 257
tempertura inferior a la de las capas de aire estacionario (siempre
que no se vea obligado a ascender por motivos orográficos, etc.),
su densidad será superior y el movimiento se detendrá. Nos hallamos
en presencia de una situación de estabilidad.
La situación de estabilidad/inestabilidad depende, tanto de las
características del aire estático (medidas por su gradiente), cómo del
aire ascendente. Así, un gradiente estático reducido (disminuciones
pequeñas de temperatura a medida que nos elevamos) permitirá que
el aire en movimiento de elevación iguale pronto la temperatura de
la atmósfera, estabilizándose. Lo contrario ocurriría con un gradiente
estático muy pronunciado (grandes variaciones térmicas con la altura).
Por su parte, a igualdad del gradiente estático, la inestabilidad at­
mosférica será más manifiesta cuanto mayor sea la humedad relativa
del aire ascendente. Este hecho es fácil de comprender, si se tiene
en cuenta que, al alcanzar la saturación, el enfriamiento del aire es
únicamente de 0,5 7100 m, lo que dificulta que llegue a igualar la
temperatura del aire en reposo.
Las dudas que hayan podido surgir para comprender este fe­
nómeno esperamos que sean disipadas con algunos ejemplos. Su­
pongamos una masa de aire con el 57 por 100 de humedad, situada
a nivel del mar, en un área con la atmósfera a 16 °C, que sufre un
calentamiento local y eleva su temperatura a 19 °C. ¿Qué sucedería
si el gradiente estático es: a) 0 ,4 “C/100 m, b) 0,8°C/100 m?
Comencemos por el prim er caso de bajo gradiente térm ico, del
que cabe esperar mayor estabilidad. A 19 °C, la humedad absoluta
del aire, si la humedad relativa es del 57 por 100, será:
Figura VII.5. Influencia de los obstáculos montañosos sobre los frentes.

F = 0,57 X 16,5 = 9,4 gr/m"


100
respuesta tiene que ver con el gradiente estático del aire de la
troposfera.
Para comprender mejor este fenómeno, es preciso distinguir entre (16,5 gr/m ^ humedad en estado de saturación a 19 °C).
la variación de temperatura debida a ¡a ascensión del aire (volumen
de aire en movimiento) y la estructura térmica vertical de la atmósfera Esta masa de aire no alcanzaría su saturación hasta los 10 °C
en reposo. Como tuvim os ocasión de analizar en el apartado 2.1. (momento en que la humedad de saturación, coincidiría con su
del tema III, el aire estático de la troposfera desciende su temperatura humedad absoluta, 9,4 gr/m®).
a razón media de 0,65 °C cada 100 metros de elevación. Este valor La masa de aire a 19 °C, por su inferior densidad respecto al
queda comprendido, precisamente, entre los correspondientes al en­ aire que le rodea, comenzaría a ascender, disminuyendo su tem ­
friam iento adiabático seco y húmedo (1 “C/100 m y 0,5°C/100 m peratura 1 °C/100 m, al estar constituida por aire no saturado (en­
respectivamente). De manera general, podemos señalar, que siempre friamiento adiabático seco). Por su parte, el aire de la troposfera iría
que la temperatura del aire ascendente sea más elevada que la del disminuyendo, desde 16 °C, su temperatura a razón de 0,4°C/100 m.
aire que le rodea, su densidad será inferior y la tendencia será a Para facilitar la comprensión del fenómeno, vayamos observando la
continuar elevándose. Podemos referirnos a esta situación como de situación del aire estático de la troposfera y del aire ascendente,
inestabilidad. Por el contrario, si el aire ascendente alcanza una para intervalos de 100 metros de altitud:

258 259
Temperatura del aire estático Temperatura del aire
Altitud (m)
ascendente (°C)

0 16 19
100 15,6 18
200 15,2 17
300 14,8 16
400 14,4 15
500 14 14

A los 14 °C, el aire ascendente se estabilizaría, al igualar la tem ­


peratura del aire exterior. Esta temperatura podría obtenerse gráfi­
camente en el punto de intersección de la línea correspondiente al
enfriamiento adiabático y la de gradiente estático (figura VII.6.a).
En el segundo caso (figura Vll.6.b), el aire ascendente alcanzaría
su estado de saturación a 10 °C y, a partir de ese momento, con­
tinuaría elevándose, enfriándose a razón de 0,5°C/100m, de forma t:!
inestable, ya que el gradiente estático nunca podría igualar la tem ­
peratura del mismo. La evolución de las temperaturas en altitud sería, 'C3
ahora la siguiente:
IS
Temperatura de aire estático Temperatura del aire 'cc
Q.
Altitud (m)
rc) ascendente (“C) D
Ì3
0 16 19 oc :§
100 15,2 18
200 14,4 17
300 13,6 16 « ^
400 12,8 15
500 12 14 CD
600 11,2 13 c0) >
700 10,4 12
•o 0)
800 9,6 11 c
900 8,8 10
■(O

(momento de saturación) ■o
1.000 8 9,5
1.100 7,2 9
8
1.200 6,4 8,5 0)
T3 i
C c
(O
(O
Si no existiera variación del gradiente atmosférico, el aire inestable < ’B
^0 2
podría alcanzar la tropopausa. La posible existencia de una inversión o o
térmica (figura VII.6.c) sería la causa de la estabilización posterior.
Si el desplazamiento vertical del aire está causado por la presencia
de un obstáculo orogràfico, el movimiento ascensional se mantendrá
hasta alcanzar la cumbre de la montaña. Una vez allí, la elevación
continuará o no, dependiendo de la estabilidad o inestabilidad at­
mosféricas. Así, en el ejemplo de la figura VII.7, el aire comienza
la ascensión en el punto 1 y la continúa a pesar de que su tem-

260 261
3.4 Condensación y formación de nubes. Los mecanismos de
precipitación

El paso del agua del estado de vapor, en que se encuentra en


la atmósfera, al estado líquido o sólido y su posterior precipitación
a la superficie terrestre constituye uno de los fenómenos de mayor
interés, desde el punto de vista meteorológico y climático. El vapor
de agua, al alcanzar el estado de saturación, puede condensar, dando
lugar a la aparición de nieblas y nubes, mezcla o disolución de una
masa de pequeñas gotitas de agua líquida o hielo en una masa de
aire. La condensación constituye, por tanto, la primera fase del
mecanismo de la precipitación. En la segunda fase, las minúsculas
gotas incrementan su tamaño hasta un momento en que, por su
propio peso, precipitan y caen. Analicemos cada una de ellas de
forma separada.
Para que la condensación pueda tener lugar, es necesaria la
existencia de partículas muy pequeñas, que actúen a modo de núcleos
de condensación. Su tamaño no suele sobrepasar la décima de miera
(0,1ii = 0,0001 mm) y su procedencia es muy variada. Así, pueden
ser, desde polvo de origen diverso, cenizas volcánicas, pólenes
vegetales, hasta partículas higroscópicas de sal marina, muy abun­
dantes en los dos o tres primeros kilómetros de la troposfera. La
presencia de iones (átomos cargados eléctricamente) acelera el pro­
ceso de condensación, que puede comenzar incluso antes de que
el aire esté saturado. Las moléculas de agua, actuando como un
dipolo eléctrico (H"^-l-OH“ ), pueden ser atraídas eléctricamente por
Figura VII.7. Estabilidad o inestabilidad atmosférica según la altura de la montaña núcleos higroscópicos. En este sentido, la sal común es sólo me­
(a, b, c). dianamente higroscópica (Cl~-i-Na"^), pero el ioduro de plata (l'+ A g "^)
y algunos elementos procedentes de la contaminación industrial po­
seen un poder de atracción muy superior. Estas circunstancias ex­
plican que en determinadas zonas industriales y urbanas la abun­
peratura es más baja que la del aire circundante (el gradiente estático dancia de polvo y sustancias de desecho aceleren la condensación
es de 0,7°C/100 m y el adiabático seco de 1 °C/100 m). En este y la formación de nieblas. Por el contrario, la ausencia de núcleos
caso, la fuerza ascensional no es de origen térm ico sino mecánico. que faciliten la condensación puede provocar que el aire sobrepase
A partir del punto 2 (momento de la saturación), la disminución de el grado de saturación sin producirse el cambio de estado. Este
la temperatura con la altura se reduce a la mitad (0,5°C/100 m) en hecho podría tener lugar en una atmósfera limpia y poco contaminada,
el aire en movimiento. Si la altura de la montaña fuera la señalada aunque supondría una situación de equilibrio inestable, en el que la
en a o 6 , el aire, una vez en la cumbre, se estabilizaría y detendría condensación se alcanzaría de forma más brusca.
la ascensión, ya que su temperatura es inferior a la del aire que le El proceso de formación e incremento de tamaño de las gotas
rodea (o continuaría el movimiento hacia abajo, si existe una fuerza de agua condensada está aún por ser explicado en detalle. Se conoce
de componente horizontal). Por el contrario, en el caso c, el aire se que la velocidad de crecimiento de las gotas de agua es mayor en
inestabilizaría y proseguiría la elevación, al ser menos denso y más la primera fase de la condensación y que va disminuyendo a medida
caliente que el situado en la proximidad. que alcanzan su tamaño definitivo. El volumen del agua es muy

262 263
superior al del núcleo o impureza que le sirve de soporte. Así, en
una gota de agua de 50|j de diám etro, sustentada en un núcleo de
0,1[J, el volum en del agua supera en más de cien m illones de veces
el correspondiente al núcleo de condensación.

a) Los tipos de nubes

Tanto la forma como la transparencia de las nubes nos informan Figura VII.8. Cúmulo-Nimbo.
sobre su génesis o formación. Así, la forma nos indica acerca de
los movimientos del aire. Si el aire es inestable, la ascensión del
mismo va conformando la nube, dibujando sus contornos. Son las
nubes cumuiiformes. Por el contrario, la presencia de aire estable
produce nubes planas, de forma tabular, sin espesor, denominadas
estratos. Son los dos grandes grupos de nubes atendiendo a su
forma.
Dentro de la primera familia señalada, los cúmulos son las nubes
más características. Son nubes algodonosas de color blanco, aunque
pueden ser grises en su base o en las partes expuestas a la sombra.
En caso de buen tiempo, suelen ser de pequeño tamaño, cuando
el calentamiento local del Sol es capaz de crear alguna corriente
convectiva de inestabilidad. Cuando la inestabilidad atmosférica es
mayor aparecen los cúmulo-nimbos (figura VII.8), nubes tormentosas
de gran tamaño, acompañadas de grandes precipitaciones y aparato
eléctrico. Son fácilmente reconocibles por su forma característica de
yunque. Las corrientes descendentes del aire suelen ser muy vio­
Figura VII.9. Cirros.
lentas, lo que permite mantener, pese a su peso, los granos de
granizo en suspensión, posibilitando su formación y posterior cre­
cimiento. En las latitudes templadas, estas nubes pueden alcanzar
una altura de 5 a 6 kilómetros, pero en las regiones tropicales, la
inestabilidad posibilita su ascenso hasta la troposfera. La parte su­
perior de la nube presenta un color blanco intenso, debido a los
cristales de hielo que se forman.
Las nubes estratiformes, por contraste, son más largas que grue­
sas y se subdividen según la altura a la que se encuentran. Las de
mayor altura son los cirros (figura VII.9), nubes de hielo, delgadas
y transparentes, que se hallan a alturas comprendidas entre los 6.000
y 12.000 metros. Permiten el paso de la luz solar o lunar. Las formas
de mayor interés son los cirrostratos y los cirrocúmulos. Los primeros
son como velos ligeros que producen un halo característico en el
Sol y la Luna. Los cirrocúmulos constituyen masas globulares muy
apretadas a las que popularmente se conoce como cielo aborregado.
En las alturas intermedias, de 2.000 a 6.000 metros, se encuentran
los altoestratos y los altocúmulos (figura VII.10). Los primeros se

264

Figura VII. 10. Altocúmulos.


disponen a menudo en una capa que cubre ia totalidad del cielo. b) Las precipitaciones: la formación de lluvia, nieve y granizo
Los altocúmulos aparecen formados por pequeños cúmulos que
toman formas geométricas. Su presencia suele ser signo de condi­
ciones atmosféricas benignas. La precipitación aparece cuando en la nube se produce la con­
Por último, por debajo de los 2.000 metros, estarían las deno­ densación a gran escala. Si comparamos el tamaño de las minúsculas
minadas nubes bajas, más sombrías y cargadas de agua, que pre­ gotas que forman la nube (10-25^) con las de las gotas de lluvia
cipitan con mayor intensidad. Las formas características son los (0,50-3mm), podemos deducir que una gota al precipitar estaría
nimboestratos y los estracúmulos. integrada por un millón de gotitas de ia nube. Surge, por tanto, la
pregunta de cuál es el mecanismo que posibilita la precipitación.
El mecanismo productor de la lluvia aún sigue planteando grandes
interrogantes entre los físicos y meteorólogos estudiosos del tema.
En el crecimiento de las gotas, dos mecanismos parecen haber
ganado fuerza respecto a los demás. Según el primero, el proceso
de coalescencia sería el responsable de la colisión y fusión de las
gotas, que ¡rían aumentando su tamaño al comenzar su descenso
por acción de la gravedad. En las lluvias consecuentes a las nubes
convectivas, el limitado tamaño de las gotas de lluvia parece ser
causado por esta forma de producirse la precipitación.
N i m bostrato_^ Otro de los procesos que podrían originar la formación de las
W Aire cálido' gotas de lluvia es el denominado proceso de los cristales de hielo.
Esta teoría explicativa fue establecida ya en 1930 por el famoso
meteorólogo escandinavo Tor Bergeron y completada, después, por
Aproximadamente el alemán W. Findeisen. La existencia de cristales de hielo en una
2.000 km nube modificaría su estabilidad de manera muy sensible. La tendencia
de los cristales a crecer, a costa de las partículas de agua, ocasionaría
Figura Vll.11. Nubes asociadas a una borrasca frontal.
que en pocos minutos éstos alcanzaran el tamaño dejvarios cen­
tenares de mieras. Los cristales podrían además fusiortárse entre sí,
provocando su precipitación. Si la temperatura de las capas bajas
de la troposfera fuera muy reducida, los copos de nieve llegarían
En el caso de las perturbaciones frontales, los distintos tipos de sólidos a la superficie. En caso contrario, fundirían, originando la
nubes desfilan con el paso de los frentes cálido y frío, como si de lluvia. Ello explicaría cómo en las zonas montañosas es frecuente
un cortejo se tratara (figura Vll.11). Cuando el sistema de la pertur­ ver nieve en las cimas y lluvia en los valles.
bación se aproxima, aparecen los primeros síntomas anunciadores Los tipos de precipitación dependerían de las características de
del mal tiempo; los cirros filamentosos, los cirroestratos y los ci- la ascendencia del aire y de la temperatura existente debajo de las
rrocúmulos aparecen en el cielo. A medida que la discontinuidad nubes. La lluvia sería la forma más común de precipitación. Bien
frontal se aproxima al suelo, comienzan a dejarse ver nubes más fuera por el mecanismo de la coalescencia o por el de los cristales
bajas, como los altoestratos y posteriormente los nimboestratos, más de hielo, las gotas de agua podrían llegar a alcanzar el tamaño de
sombríos, con los que la lluvia comienza. La débil inclinación del 7 milímetros de diámetro. Por encima de este valor, la gota tendería
frente cálido es la causa de que las precipitaciones sean moderadas. a romper en otras más pequeñas. Por debajo de 0,5 mm de diámetro,
El escaso intervalo en que predomina el aire cálido suele ir la lluvia recibe el nombre de llovizna.
acompañado de altocúmulos, lo que supone una mejoría relativa del En alguna borrasca de invierno, se produce, a veces, una inversión
tiempo. La llegada del frente frío provoca gran inestabilidad y nubes térmica en los dos kilómetros inferiores de la atmósfera, lo que
de desarrollo vertical, como los cúmulo-nimbos, y las precipitaciones origina un tipo de lluvia de características especiales. Una vez que
son de mayor violencia. los copos de nieve han fundido al atravesar capas de aire de

266 IL 267
temperatura superior a los 0°C, si el agua debe atravesar una capa a veces a alcanzar tamaños increíbles (como el de una naranja). Su
más fría, se congela y produce la denominada agua-nieve. estructura alterna capas de hielo lechoso y casi transparente, lo que
La nieve se produce, cuando la temperatura de congelación está le asemeja a una cebolla.
tan próxima al suelo que los conglomerados de cristales de hielo La medida de la precipitación se realiza por la profundidad o
alcanzan la superficie terrestre antes de fundirse. Generalmente, en espesor alcanzado por el agua. Una precipitación de 20 mm signi­
este caso, el nivel de congelación se encuentra situado por debajo ficaría que el suelo estaría cubierto de agua hasta esa altura si no
de los 300 metros de altura. Analizando con una simple lupa, pueden existieran pérdidas por escorrentía, evaporación o filtración. La me­
apreciarse sus formas regulares de cristales planos hexagonales o dición se hace con referencia a un período de tiempo de recogida
prismas. de la precipitación (día, mes, año). Otra unidad de medida es el
Por su parte, el granizo es una de las formas de precipitación iitro/m^, que indica el número de litros de agua recogidos por cada
característica de los cúmulo-nimbos. Las potentes corrientes ascen­ metro cuadrado de superficie. Su valor es equivalente al m iiim etro
sionales de los mismos arrastran las gotas de lluvia hacia arriba, (1 l/m^ = 1 mm). Es fácil de com probar que un volumen de 1 litro
enfriándolas y solidificándolas. Esta fuerza vertical permite mantener (1.000.000 mm^) sobre una superficie de 1 m^ alcanzaría una altura
en suspensión las bolas de hielo, durante el tiempo necesario para de 1 mm (figura VII.12).
incrementar su tamaño. Al final, la bola de granizo por efecto gra- La nieve se mide de la misma manera, indicando la altura al­
vitatorio escapa de la corriente de aire y cae a la superficie. El canzada durante un período de tiempo determinado. También puede
granizo es extraordinariamente destructor para los cultivos, llegando convertirse en agua líquida y realizar la nueva medición. Habitual­
mente, la relación es de 1 a 10; 10 mm de nieve equivaldrían a 1
mm de agua líquida (densidad de la nieve 0,1 gr/cm®).

4. LA DISTRIBUCIÓN DE LAS PRECIPITACIONES EN LA


SUPERFICIE TERRESTRE

La cantidad de agua que anualmente cae sobre la superficie del


globo alcanzaría un valor medio, para el conjunto de la Tierra, de
900 mm de altura, lo que representa un volumen aproximado de
14 millones de toneladas de agua por segundo. Sin embargo, el
reparto se produce de manera desigual, con variaciones de un punto
a otro de la superficie terrestre y de una estación a otra del año.
Resulta de interés analizar los factores explicativos de esta diferente
distribución, espacial y temporal.

4.1. El reparto desigual sobre la superficie

En el mapa de la figura VII.13, se ha representado el promedio


anual de lluvia existente sobre los diversos lugares de la superficie
V = 1.000 X 1.000 X 1 = 1.000.000 mm^ = 1 litro
terrestre. Para ello se han trazado líneas, denominadas isoyetas, que
unen puntos que tienen el mismo promedio anual de precipitación.
Figura VII.12. Equivalencia dei i/m^ y mm. de precipitación. De igual manera que en el caso de las temperaturas, para eliminar

268 269
la situación en un área afectada por las perturbaciones o la orografía
de un territorio. Todos ellos participan en que la producción de lluvia
o nieve sea mayor. Por el contrario, otros factores influyen en que
los promedios de precipitación sean bajos. Algunos de ellos son
los mismos, pero actuando en sentido contrario. Así, cabe destacar:
la distancia de los centros suministradores de la humedad, las altas
presiones subtropicales, la presencia de gradientes térmicos estables
a lo largo del año, una situación alejada de la trayectoria de las
tormentas o las condiciones de sombra pluviom ètrica a sotavento
de las montañas. A ellos habría que añadir, las bajas temperaturas
del aire y la presencia de corrientes marinas frías. En el primer
caso, aunque la baja temperatura favorezca la saturación, la cantidad
de vapor de agua que puede contener el aire es tan limitada que
las precipitaciones no son muy abundantes. Por su parte, las co­
rrientes marinas frías crean desiertos costeros, ya que las masas de
aire marítimo se recalientan al llegar a la tierra, disminuyendo su
humedad relativa.
Las áreas de máxima precipitación se caracterizan por presentar
al menos dos de las cuatro condiciones citadas. Así, en la zona
próxima ai Ecuador aparece una estrecha franja, más o menos uni­
forme, de concentración de la pluviosidad, que se deforma y rompe
..........- - - ^ — . sobre los continentes. Los altos valores alcanzados se explican por
la conjunción de la cercanía a extensas masas de agua cálida, la
Figura VII.13. Distribución de ia precipitación media anua! sobre ia superficie de ia inestabilidad de las bajas presiones ecuatoriales y la situación en
Tierra (valores en centímetros). zona de tormentas. En la cuenca del /^Amazonas, costa norte del
Brasil y de las Guayanas y cuenca hidrográfica del Congo se man­
tienen estas condiciones de inestabilidad y atmósfera cargada de
humedad y es donde la precipitación anual es más elevada. En
ciertos casos, como en el Camerún, la pluviosidad se ve incrementada
las variaciones que se producen de un año a otro, los valores de
por los efectos positivos de la orografía.
las precipitaciones se refieren a un período suficiente de años.
Por su parte, las latitudes medias, como lugar de enfrentamiento
Hasta ahora, nos hemos venido ocupando de los principales
de masas de aire de características diferenciadas, muestran una
mecanismos productores de las precipitaciones. Es el momento de
predisposición a las precipitaciones de carácter frontal. El flujo pre­
analizar, a partir de su distribución superficial, los factores geográficos
dominante de vientos del Oeste incrementa las precipitaciones en
que determinan que en ciertas áreas la precipitación supere el valor
las fachadas occidentales de los continentes. Es, precisamente, allí,
de 2.000 mm, mientras que en otros, apenas alcance los 250 mm.
Estos factores inciden en las diversas etapas del proceso eva­ donde las montañas obstaculizan la llegada del aire marítimo cargado
poración-condensación-precipitación. Así, un conjunto de factores fa­ de humedad, donde las precipitaciones son más abundantes. Así, a
vorecen un volumen de precipitación elevado. La proxim idad a los lo largo de la costa oeste de América del Norte y en la zona sur
océanos cálidos supone una condición importante para que la eva­ de Chile, la disposición de las barreras orográficas, en dirección
poración pueda producirse a gran escala. Cuanto mayor sea ésta, perpendicular a la dirección dominante de los vientos, es la res­
mayor será la precipitación. En otros casos, interesa destacar aquellos ponsable de que las precipitaciones superen los 2.000 mm. Sin
factores que favorecen el enfriamiento adiabático del aire, como son: embargo, en Europa, la dirección zonal de las cadenas montañosas
la existencia de gradientes térmicos inestables a lo largo del año, reducen el efecto del Frente Polar y las masas de aire húmedo

270 271
progresan más profundamente en el continente. Las costas occiden­ INVIERNO
tales de Nueva Zelanda representan la cuarta área donde la preci­
pitación frontal tiene lugar.
Por último, una excepción importante de la distribución más o
menos zonal de las precipitaciones la constituyen las lluvias mon-
zónicas del Asia subtropical. Aunque no existe una explicación de­
finitiva en el mecanismo productor del monzón (cambio de 180° en
la dirección de los vientos de una estación del año a otra), parece
haberse desechado la idea, según la cual, serían, exclusivamente, el
calentamiento del continente asiático en verano y su enfriamiento en
invierno los responsables de los flujos alternativos de los vientos.
Las objecciones surgen de la escasa profundidad de las altas y bajas
presiones térmicas, cuando existe una barrera montañosa (Himalaya),
tan importante, que corta los vientos de superficie. La explicación
debe encontrarse en la modificación de la circulación atmosférica
general a lo largo del año como consecuencia de la cadena m on­
tañosa del Himalaya. La figura V il.14, muestra la posición para verano
e invierno de las masas de aire, zonas frontales y dirección dominante
del viento. Durante el invierno, la Corriente del Chorro ocupa una
posición al Sur del Himalaya, lo que determina que el Frente Polar
ocupe una situación similar. La línea de CIT está al Sur del Ecuador,
con lo que los vientos alisios dominantes de procedencia continental
VERANO
producen sequía en la mayor parte de la India y de Malasia, con
la excepción de las áreas costeras bajo la influencia de aire marítimo
y tropical. Durante el verano, existe un desplazamiento a gran escala
de la línea de CIT y en menor medida del Frente Polar, debido al
ascenso hacia el Norte de la Corriente del Chorro en mayor pro­
porción de la habitual. La barrera del Himalaya obliga a la corriente
del Jet-Stream a situarse, bien al Norte, bien al Sur de la montaña.
La consecuencia en el período estival es la afluencia de aire cargado
de humedad hacia la línea de CIT, que proporciona lluvias muy
abundantes en el Sudoeste de Asia.
Vamos a pasar revista, a continuación, a las áreas más secas,
de menor índice de precipitación. En gran parte, las áreas de mayor
sequedad del globo son una consecuencia de condiciones de es­
tabilidad atmosférica. La subsidencia del aire en las altas presiones
subtropicales recalienta la atmósfera del Sahara continental y de la
península de Arabia, a pesar de las bajas presiones térmicas del
verano. La estabilidad del aire en el cinturón subtropical de altas
presiones se acentúa por el efecto de las corrientes marinas frías.
Así, el desierto de California se extiende sobre el Océano Pacífico
subtropical en el Hemisferio Norte y el desierto de Atacama chileno
Qura VII.14. Posición de la hnee de CIT y Frente Polar y dirección de los vientos
en el Sur. La misma explicación tendría el desierto subtropical del dominantes en el Sudoeste asiático.

272
273
Norte de África relacionado con la corriente fría de Canarias, o del en diversos lugares, puede atribuirse al hecho de estar dominados,
Sur con la corriente de Benguela. todos ellos, por condiciones atmosféricas y climáticas similares. Vea­
Una segunda área importante con precipitaciones inferiores a los mos, cuáles son los regímenes de precipitaciones más característicos.
250 mm, se encuentra situada en el interior de los continentes de En la zona intertropical, el reparto anual de las lluvias está ligado
las latitudes medias. La sequedad del aire, consecuencia de la lejanía al paso del Sol por el cénit del lugar. En la proximidad del Ecuador,
del mar, se acentúa por la estabilidad atmosférica de las masas de aparecen marcados con nitidez dos períodos de sequía relativa,'
aire en invierno. Las formas de relieve condicionan, como factor separados por dos períodos de lluvia. Los primeros corresponden
adicional, la ausencia de precipitación. Así, en Norteamérica, a so­ a los solsticios de verano e invierno y los segundos a los equinoccios
tavento de las montañas Rocosas se produce un extenso desierto de primavera y otoño. Por el contrario, en la cercanía de los trópicos,
interior, o en el continente asiático, el Himalaya limita la extensión a una larga estación seca le sucede una única lluviosa, que coincide
de las lluvias monzónicas y permite que las condiciones secas pe­ por el paso del sol por el cénit en dos momentos muy próximos
netren hacia el Sur. entre sí. El ritmo que se observa en el Sudeste asiático, propiciado
Por último, en las altas latitudes polares, la baja humedad absoluta por los monzones, es muy semejante al anterior, con grandes pre­
del aire, la subsidencia debida a la circulación anticiclónica y la cipitaciones concentradas en el verano (figura VII.16).
estabilidad del aire actúan a lo largo de todo el año.

4.2. Las variaciones estacionales

Tan importante como conocer el valor anual de las precipitaciones


es el de su reparto a lo largo de las estaciones del año. La mejor
manera de representar esta distribución es mediante un histograma
de frecuencias, disponiendo para cada mes del año los valores medios
de las precipitaciones (el cálculo de la precipitación mensual se
realiza, hallando el valor medio durante un número suficiente de
años). La variación mensual de las precipitaciones define su régimen
específico (figura Vil. 15). Las semejanzas de la fluctuación estacional.

c d l
TROPICAL ECUATORIAL MONZÓNICO

Figura VII.16. Regímenes de precipitación (1)

Fuera de las latitudes intertropicales, los contrastes estacionales


de las precipitaciones son menos acentuados, a excepción, quizás,
de las regiones mediterráneas, donde la sequedad estival asemeja
E F M A M J J A S O N D su régimen pluviom ètrico al de las regiones subtropicales. En las
latitudes medias, las variaciones estacionales se manifiestan según
Figura VII.15. Régimen de precipitaciones (valores medios mensuales). la posición del lugar en la fachada oriental u occidental de las

274 275
regiones costeras o en el interior de los continentes. La inestabilidad
del Frente Polar determina que la fachada occidental de Eurasia tenga
precipitaciones durante todo el año, aunque predominantes en la
estación invernal. Es el denominado régimen oceánico. Sin embargo,
el régimen continental se caracteriza porque las precipitaciones má­
ximas tienen lugar durante el verano, debido a la superior inesta­
bilidad atmosférica en esta época del año (figura VII.17).

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MEDITERRÁNEO CONTINENTAL OCEÁNICO

Figura VII. 17. Regímenes de precipitación (2)

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TEMA VIII

LA CLASIFICACIÓN CLIMÁTICA. CLASIFICACIÓN DE KÓPPEN

ESQUEMA/RESUMEN

Introducción

1. Diversidad de las clasificaciones climáticas

— Según su finalidad: agrícolas, turísticas, industriales, etc.


— Según la escala de estudio: pequeña, mediana y gran escala.
— Según criterios de delimitación: racionales y empíricos.
— Según la disponibiliad de información.
— Según el procedimiento seguido: genéticas, morfológicas y
aplicadas.

2. Clasificación según la escala

— Clasificaciones zonales.
- Diferenciación de climas zonales.
- Factores: circulación general atmosférica.
insolación: características térmicas.

— Clasificaciones intrazonales.
- Diferenciación de climas regionales.
- Muy diversas y variables según los autores.
- Factores: contrastes tierra-mar.
continentalidad.
orografía.
circulación celular.

— Clasificaciones locales.
- Diferenciación de climas locales.
- Factores: condiciones geográficas muy concretas, circulación
local.

279
— Clasificaciones microclimáticas.
- Diferenciación de microclimas.
- Factores: circulación a ras del suelo, actividades humanas,
influencia de la vegetación, etc.

3. Criterios tomados como base para una clasificación climática

— Las temperaturas.
— Las precipitaciones.
— La relación temperatura/precipitación.
— El viento.
INTRODUCCIÓN
4. Clasificación climática de Kóppen

— Primer nivel de clasificación, a escala zonal; tipos A, B, C, D


y E. En los capítulos anteriores, hemos analizado la circulación general
— Segundo nivel de clasificación, en relación con la estaciona­ atmosférica y los distintos elementos del clima, de forma que el
lidad de las precipitaciones, alumno debe haber adquirido ya un conocimiento básico sobre los
representado por las letras: f, principios que originan el tiempo y sus variaciones estacionales. En
w, s y m. este tema comenzamos el estudio de los climas con las nociones
— Tercer nivel de clasificación, en relación con la temperatura esenciales para efectuar su clasificación según Kóppen, pasando, en
del verano: a, b, c y d. los dos temas siguientes, a analizar sus características, explicar sus
causas y describir los paisajes biogeográficos que se originan en
cada uno de ellos.
En la introducción al capítulo tercero expusimos la definición de
dos conceptos muy importantes, tiempo y clima, y podríamos pre­
guntarnos cuál de los dos es en la realidad el que tiene un mayor
interés, siendo la respuesta diversa en función del objetivo inmediato.
Así, por ejemplo, podemos preguntarnos qué importancia pueden
tener unos valores medios anuales, o de una serie de 30 años para
el hombre, si lo que percibimos directamente es el frío y el calor
extremos, o las inundaciones y sequías que debemos soportar en
momentos concretos. Pero si fijamos nuestro objetivo a otros niveles,
es evidente que en la configuración de un paisaje, entre otros factores,
entra en juego la regularidad que se establezca en la sucesión de
los tipos de tiempo dominantes, es decir, del clima. De este modo,
el clima es un factor muy importante en la determinación del tipo
de suelo y de vegetación que se desarrolle en un lugar determinado.
Inicialmente, puede parecemos que identificar la distribución de
los climas sobre la Tierra es algo sencillo, pero la realidad es que
ha presentado notables dificultades y de hecho no hay una clasifi­
cación única sino un gran número de ellas, como veremos en este
tema.
La clasificación de los climas reviste un gran interés para el

280 281
geógrafo, puesto que le permite delimitar, para su estudio, regiones CUADRO VIII.1.
con características comunes y, además, le facilita su representación.
Con respecto a ésta, hay que hacer notar que los límites que se
dibujan no indican unos cambios radicales, sino que hay que con­
y Fechas
CRONOLOGÍA DEL CLIMA EN LOS ÚLTIMOS 10.000 AÑOS

Región Clima
siderarlos como zonas de transición, puesto que no se pasa de un
9000-6000 a. C. Arizona meridional Cálido y árido
clima a otro de una forma brusca sino gradual. También debemos 7800-6800 a. C. Europa Fresco y húmedo, transformándose en
resaltar que en los mapas suelen venir representados solamente los frío y seco hacia finales de 7000 a.
climas sobre tierra firme, quedando sin delimitar los distintos climas C.
6800-5600 a. C. América del Norte Frío y seco, con posile extinción de los
sobre los océanos, en donde, aunque las diferencias que se esta­ Europa mamíferos, particularmente en Arizona
blecen son menos acusadas, también se producen variaciones dignas y Nuevo México
5600-2500 a. C. Ambos hemisferios Cálido y húmedo, transformándose en
de atención. cálido y seco hacia 3000 a. C. (óptimo
Otro hecho a considerar es que la clasificación y delimitación climático)
climática, que veremos en este tema y en los siguientes, no es 2500-500 a. C. Hemisferio Norte Generalmente cálido y seco, con perío­
dos de intensas lluvias y fuertes se­
inmutable. Así, aunque el esquema global de la circulación atmosférica quías
general ha debido permanecer a lo largo de la Era Cuaternaria tal 500 a. C.-O Europa Fresco y húmedo: máximo glacial en
como se ha descrito en el cuadro VIII. 1, durante este período se Escandinavia e Irlanda entre 500 y 200
a. C.
han registrado modificaciones climáticas. A este hecho se le ha dado 330 Estados Unidos Sequía en el Suroeste
diversas explicaciones. Unas teorías lo justifican por modificaciones 600 Alaska Avance glacial
590-645 Próximo Oriente, In­ Fuerte sequía en el Próximo Oriente,
en la circulación general atmosférica como, por ejemplo, pueden ser glaterra seguida de inviernos fríos; sequía en
las diferencias en la velocidad de la circulación zonal del Oeste. Inglaterra
Otras teorías apuntan, como causa, ia alteración en las manchas 673 Próximo Oriente Mar Negro helado
800 México Comienzo del período húmedo
solares, basándose en la relación entre el número de éstas y ciertos 800-801 Próximo Oriente Mar Negro helado
cambios en las características de la circulación general ya que el 829 África Hielo en el Nilo
900-1200 Islandia Recesión glacial (período Vikingo)
incremento de éstas implica un aumento de la actividad solar. Tam­ 1000-1011 África Hielo en el Nilo
bién se mencionan como posible causa diversos cambios en la órbita 1000-1100 Utah Línea de nieve 300 m más elevada que
terrestre. en la actualidad
1200 Alaska Avance glacial
En otros casos, se centra la atención en modificaciones intro­ 1180-1215 Estados Unidos Húmedo en el Oeste
ducidas por los gases vertidos a la atmósfera, que dificultan la 1220-1290 Estados Unidos Sequía en el Oeste
1276-1299 Estados Unidos «Gran Sequía» en el Suroeste
recepción y absorción de la radiación solar, como en el caso de 1300-1330 Estados Unidos Húmedo en el Oeste
las erupciones volcánicas, o de la concentración de anhídrido car­ 1500-1900 Europa, Generalmente fresco y seco; avances
bónico en la atmósfera que dificulta la irradiación terrestre. Estados Unidos del período glacial en Europa (1541
a 1680, 1741 a 1770 y 1801 a 1890)
Un ejemplo de estos cambios se presenta en el cuadro VIII. 1, y América del Norte (1700 a 1750);
donde se refleja la cronología del clima en los últimos 10.000 años. sequía en el Suroeste de los Estados
A pesar de que estos cambios resultan interesantes para geógrafos, Unidos desde 1573 a 1593
1880-1940 Ambos hemisferios Aumento de 1,5°C de las temperaturas
geólogos, botánicos, historiadores, etc., nuestro objetivo en este invernales; descenso de 5,2 m del
capítulo se centrará en el estudio del clima en la actualidad. nivel del Gran Lago Salado; reducción
de un 25% de la glaciación Alpina y
de un 40% del hielo del Ártico; rápida
recesión glacial en los Andes de la
Patagonia (1910-1920) y en las Mon­
tañas Rocosas canadienses (1931-
1. DIVERSIDAD DE LAS CLASIFICACIONES CLIMÁTICAS 1938)
1942-1960 Ambos hemisferios Descenso de la temperatura a escala
mundial y fin de la recesión glacial
La multitud de combinaciones que pueden llevarse a cabo entre
Nota: Actualmente se especula sobre de una elevación de las temperaturas. Según W.D. Sellers,
los elementos climáticos dan lugar a una gran variedad de climas. Physical Climatology, University of Chicago Press, 1965.

282 283
como pueden ser, por ejemplo, la ausencia de precipitación, tem ­
Para poder estudiar éstos se hace necesario establecer unos grupos
peraturas que delimitan el punto de congelación del agua o el punto
que resulten fácilmente diferenciables, el problema está en cuáles
son las bases que deben tomarse para llegar a una clasificación. La
respuesta ha sido la configuración de una gran variedad de clasi­
I! de su máxima densidad (4°C). El problema para estas clasificaciones
es que hay pocos valores de este tipo. Por el contrario las clasifi­
caciones empíricas no pueden llevar consigo demostraciones físicas,
ficaciones, según sea: la finalidad que ha llevado a su elaboración,
pero utilizan unos valores de delimitación que resultan satisfactorios
la escala de estudio, los criterios de delimitación, e, incluso, la
estadísticamente, y lo cierto es que, ante la escasez de valores
disponibilidad de datos.
racionales, la mayor parte de las clasificaciones utilizan valores em­
— Según la finalidad de la clasificación, no serán los mismos
píricos. Estos límites se establecen, en unos casos, siguiendo unas
aspectos los que se quieran destacar con fines agrícolas, que con
combinaciones aritméticas de los elementos climáticos, basados en
fines turísticos, industriales, o de ingeniería hidráulica. Por ejemplo,
indicios; en otros casos, se establecen considerando las aptitudes
con fines turísticos interesará resaltar los días de sol, las temperaturas
biológicas dentro de un clima, que puede basarse en el balance del
y las precipitaciones, mientras que en el caso de la construcción de
agua, en umbrales extremos de sequía o de temperatura, etc. En
presas será el volumen de las máximas precipitaciones. En cambio,
relación con este tipo de clasificación está, por ejemplo, el límite
para la agricultura tendrán menor importancia las precipitaciones en de los 10°C de temperatura para el mes más cálido, que se identificá
sí mismas que la relación existente entre evaporación y cantidad de más o menos con el límite del crecimiento de los árboles, aunque
precipitación, por lo que para una clasificación con fines agrícolas este hecho, según demostraciones físicas, parece ser que tiene una
deberá tomarse como base la evapotranspiración potencial. mínima e indirecta conexión.
El concepto de evapotranspiración hace referencia a la pérdida — Según la disponibilidad de datos queda condicionada la rea­
de humedad provocada, conjuntamente, por la evaporación directa lización de una u otra clasificación, sobre todo cuando se pretende
de la superficie del suelo y por la transpiración de las plantas. Este hacer una clasificación a escala mundial, puesto que existen grandes
es un concepto de gran interés puesto que la diferencia entre la diferencias de unos países a otros en cuanto a la obtención de
precipitación (que representa el suministro de agua) y la evapotrans­ información climatológica. Así, mientras que unas estaciones meteo­
piración (que representa la pérdida de agua) nos da una idea de rológicas además de contar con unas series muy largas recogen gran
las condiciones de humedad de un medio. número de información diferente, otras son de más reciente insta­
Es preciso diferenciar entre evapotranspiración reai y evapotrans­ lación o tan sólo registran información sobre temperaturas y preci­
piración potencia!. La primera hace referencia a la pérdida de agua pitaciones, o la forma en que se registran las mediciones son ina­
que se produce realmente y que disminuye a medida que se reduce decuadas.
la humedad del suelo, puesto que, en estos casos, las plantas cuentan
con distintos mecanismos para reducir la transpiración. En cambio,
En general, podemos decir que la gran diversidad de clasifica­
por evapotranspiración potencial se entiende la pérdida de agua que
ciones climáticas que pueden realizarse se resumen en tres grandes
podría producirse (suponiendo ilimitada la reserva de agua) en re­
grupos, según sea el procedimiento que se ha seguido: genéticas,
lación con el total de energía disponible, en unas condiciones cli­
morfológicas y efectivas o aplicadas.
máticas y de cobertera vegetal determinadas.
Las clasificaciones genéticas son aquellas que se basan en las
— Según la escala de estudio, una clasificación que considere
causas que originan los distintos climas, es decir, las que toman
la totalidad del planeta, tendrá que dejar a un lado matices y cues­
como referencia las masas de aire que organizan la circulación general
tiones de detalle, simplificando la complejidad climática y dejando
atmosférica; por ejemplo, una clasificación de este tipo podría cen­
en resalte los rasgos generales; por el contrario, otra que se centre,
trarse en las regiones originarias de las masas de aire dominantes
por ejemplo, en una provincia, deberá resaltar precisamente las
en un lugar determinado. A este sistema de clasificación, por dar
cuestiones de detalle.
una explicación del clima, se le denomina también explicativa. Un
— Según el criterio seguido para la delimitación de los climas,
ejemplo de clasificación genética es la de H. Fiohn, el cual sostenía
se diferencian las clasificaciones racionales y las empíricas. Las cla­
que una clasificación, para que sea satisfactoria, debe tener en cuenta
sificaciones racionales emplean unos valores numéricos que pueden
las causas del clima.
demostrar físicamente unas variaciones significativas en el clima,
285
284
Las clasificaciones morfológicas son aquellas que se realizan en los 18°C de media del mes más frío, que es cuando no se conocen
función de las características del clima en general, o de acuerdo las heladas.
con alguno de sus elementos; así, puede realizarse tom ando como A una escala más pormenorizada se analizan ya las diferencia­
referencia la cantidad y distribución de la precipitación durante el ciones climáticas de cada una de estas zonas que quedan confi­
año, o según la temperatura de los distintos meses, etc. guradas por los climas intra-zonales y que geográficamente delimitan
Las clasificaciones efectivas o aplicadas son aquellas que se basan unas regiones climáticas. En la configuración de los climas a esta
en los efectos que causan los distintos climas; los más frecuentes escala entran en juego un mayor número de factores geográficos
son los que toman como referencia los efectos sobre el balance como son los contrastes tierra-mar, la continentalidad, el relieve, la
hídrico y sobre la vegetación natural (clasificaciones biogeográficas, posición más o menos protegida, e igualmente se considera la
que diferencian sus grupos en relación con los límites de temperatura existencia de circulaciones celulares determinadas por las condiciones
de las plantas y las relaciones entre precipitación y evaporación). geográficas. Así pues, la clasificación de los climas se complica al

y
Un ejemplo de éstas es la que seguiremos en este tema, la clasi­ depender de una combinación muy diversa de factores, lo que da
ficación climática de Kóppen. lugar a un mayor número de clasificaciones.
A este nivel, muchos autores han intentado establecer una cla­
sificación a través de una estructura en cuadrícula, que tendría comò
eje principal unos husos meridianos, que permitiera establecer di­
ferenciaciones de climas costeros (más lluviosos), climas continentales
2. CLASIFICACIONES SEGUN LA ESCALA (más secos) y se considerase a la vez su posición en latitud. El
problema en este sistema surge con los climas áridos que presentan
disposiciones diagonales; otro problema en relación con esta dis­
posición latitudinal y longitudinal es la diversidad introducida por la
La escala es un primer punto a tener en cuenta para una dife­ disposición del relieve y por el trazado de las costas.
renciación climática, puesto que, como ya hemos dicho, una dife­ Reduciendo aún más el ámbito de estudio, llegamos a la dife­
renciación climática a escala planetaria deberá tener una mayor sim­ renciación de los climas locales, que afectan a extensiones de algunos
plificación que otras de escala local, que precisarán de un mayor km^ y que están afectados por unas condiciones geográficas aún
detalle. Al mismo tiempo, para el geógrafo es fundamental definir más precisas, como pueden ser, por ejemplo, la configuración y
y delimitar la región que va a ser estudiada. orientación de un valle. Estas condiciones geográficas concretas ma­
La escala que abarca el mayor ámbito de estudio es la zonal. tizan la circulación regional, dando lugar a una circulación local y a
Las clasificaciones zonales se basan en las características térmicas unas condiciones climáticas específicas. A partir de este nivel, las
y en la dinámica atmosférica. En relación con la circulación general clasificaciones climáticas presentan menores problemas, pudiendo
atmosférica, se diferencian tres grupos climáticos fundamentales: definirse con mayor facilidad a través de datos numéricos.
climas intertropicales, climas de latitudes medias y climas polares. Finalmente, a una escala todavía de mayor detalle, se consideran
Para comprender mejor esta distribución zonal recuérdese la loca­ los microclimas, que corresponden a la división climática más por­
lización de las células de altas y bajas presiones, vientos y zonas menorizada y que afecta a una pequeña extensión y a una capa
frontales estudiados en el tema V. atmosférica que se mide en términos de metros o decenas de metros.
A partir de las características térmicas se llega igualmente a una Estas características climáticas tan concretas son el resultado de unas
diferenciación en tres zonas climáticas: climas cálidos, climas tem­ condiciones muy particulares de la circulación a ras del suelo, o de
plados y climas fríos. Esta diferenciación se establece en función de la influencia de factores tales como una formación vegetal (microclima
la ausencia de verano (desaparición de árboles) en los climas fríos, forestal), o de la actividad urbana (microclima urbano), por ejemplo.
y de la ausencia de invierno (no se producen heladas) en los climas
cálidos. Los límites de temperaturas que indican la transición de uno
a otro clima se han establecido, según análisis estadísticos, en torno
a los 10°C de media del mes más cálido, que es cuando se considera
que ya no es posible el crecimiento de los árboles, y en torno a

286 287
3. CRITERIOS TOMADOS COMO BASE PARA UNA Los datos que deben tomarse en cada caso deben resaltar las
CLASIFICACIÓN CLIMÁTICA variaciones a lo largo del año, ya que sólo los valores medios y
totales anuales no son suficientemente válidos. El tom ar sólo éstos
podría inducir a notables errores; así, podemos encontrar en climas
Los criterios que pueden tomarse como base para una clasificación muy distintos una misma temperatura media anual o un mismo
climática son diversos, como ya hemos dicho anteriormente. Los volumen total de precipitaciones, pero en los que difiere su distri­
criterios genéticos ya han sido mencionados con anterioridad, de bución a lo largo del año o su relación temperatura-precipitación.
forma que aquí nos centraremos en los criterios morfológicos y Así, por ejemplo, Sevilla y Tananarive, que tienen distinta clasificación
aplicados. climática, debido a la distinta estacionalidad de sus precipitaciones,
Son muchas las clasificaciones que toman como base los ele­ cuentan las dos con una temperatura media anual de 18,5°C; igual­
mentos determinantes del tiempo, como son la temperatura, la pre­ mente, en cuanto a la cantidad precipitada, podemos ver cómo
sión, los vientos y la precipitación, en unos casos individualmente Aberdeen y Chicago cuentan ambas con 832 mm anuales, aunque
(estas clasificaciones resultan por lo general poco satisfactorias) y la clasificación climática establece al primero como clima mesotérmico
en otros casos combinándolos, lo que da lugar a unas clasificaciones y al segundo como clima microtérmico.
más completas y precisas. Las temperaturas, como ya hemos visto, en los climas zonales
determinan diferencias en latitud dando lugar a una división climática
CUADRO VIII.2. muy general. También se han establecido algunas clasificaciones
poniendo en relación la temperatura media del mes más frío con la
CLASIFICACIÓN DE LOS CLIMAS BASADA SOLAMENTE EN LA TEMPERATURA temperatura media del mes más cálido, que da lugar a una dife­
renciación de 14 tipos de climas en función de su oscilación térmica
media anual, sin precisar su evolución en los restantes meses (véase
cuadro VIII.2.).
Ecuatorial
Hay algunas clasificaciones que toman como base sólo la cantidad
precipitada, pero éstas presentan también grandes imprecisiones
9 21 puesto que, como ya sabemos, hay muchos casos en que las
repercusiones hídricas de un clima no importan tanto como la pro­
porción de agua precipitada que puede permanecer en el suelo, la
Tropical o Tropical
ecuatorial cual depende de la temperatura del aire, que provocará una mayor
de tierras altas o menor evaporación.
10
Una de estas clasificaciones es por ejemplo la de Blair que,
Marítimo de basándose sólo en el total precipitado, distingue los cinco tipos de
(O Marítimo latitud media Subtropical climas que se muestran en el cuadro VIII.3.
V isotérmico El problema está en que pueden quedar bajo la misma clasificación
E de latitud alta
-1 las zonas árticas y los desiertos cálidos, puesto que el resultado de
una precipitación escasa varía en relación con la temperatura, así,
Templado una temperatura muy elevada provocará aridez, mientras que una
Polar Tundra Latitud media-alta continental
oceánico temperatura muy baja podría estar permitiendo un medio húmedo.
-12 Así pues, un método de clasificación sencillo, pero que alcanza
ya gran precisión, es aquel que apoya su definición de tipos climáticos
Casquete polar Tundra fría Continental frío Continental en la relación entre precipitación y temperatura. Este método, además
de ser el más utilizado, es el que mejor se adapta al nivel regional
que vamos a tratar, puesto que los valores medios mensuales de
-1 10 21 temperatura y precipitación son los que más uniformemente se re­
Temperatura medía del mes más cálido (°C) cogen en todas las partes del mundo.

288 289
CUADRO VIII.3. — Para í\Aartonne, el índice de aridez queda expresado sólo a
nivel de balance anual, relacionando el volumen total precipitado en
CLASIFICACIÓN CLIMÁTICA DE BLAIR
el año con la temperatura media anual. Así:
Definición de la Cantidad anual
Clima
precipitación precipitada-

Árido Escasa O- 250 mm I=


t 10
Semiàrido Ligera 250- 500 mm

Subhúmedo Moderada 500-1.000 mm


Siendo:
Húmedo Fuerte 1.000-2.000 mm P = Precipitación anual
t = Temperatura media anual
Muy húmedo Muy fuerte Más de 2.000 mm

Los distintos matices se ajustan a la siguiente escala:


- Cuando el valor I es inferior a 5, el clima es de una aridez
absoluta (hiperárido).
Se han realizado gran cantidad de índices para relacionar tem- - Cuando el valor I está entre 5 y 10, el clima es todavía de
peratura y precipitación, que se han denominado por lo general desierto.
índices de aridez) entre estos índices son de destacar, como los - Entre 10 y 20 el clima es semiárido, debiendo considerarse el
más utilizados y sencillos, los de Gaussen, Martonne, Lang y Thornth- reparto estacional de las lluvias.
waite. Antes de expresar cada uno de ellos, queremos indicar que,
para todas las fórmulas, se han unificado las letras que expresan
- Según el índice de Lang la clasificación climática se define a
un mismo dato (P = precipitación anual, t = temperatura media anual).
través del cociente entre la precipitación media anual en milímetros
Por ello no debe extrañar encontrar estas fórmulas con diversas
(P) y la temperatura media anual en grados centígrados (t). Así:
letras, aunque siempre con el mismo significado en cuanto a los
valores que se relacionan.

— El índice de Gaussen, denominado xerotérmico, puesto que se


basa en el número de días biológicamente secos, considera que un t
mes será seco cuando la precipitación total en milímetros sea inferior
a dos veces la temperatura media expresada en grados centígrados
Siendo:
(Pmm < 2 t). Esta clasificación permite trazar un gráfico om brotérm ico
P = Precipitación media anual
de fácil interpretación. En él se representan simultáneamente las
f=Tem peratura media anual
curvas de temperaturas y precipitaciones, ésta a mitad de escala que
la anterior. Obsérvese cómo, en la mayoría de los climodiagramas
que aparecen en el texto, el eje de ordenadas presenta una escala y cuyo resultado se ajusta a la siguiente escala:
de precipitaciones doble que la de temperaturas; cuando se cruzan
las curvas de precipitación y temperatura, quedando esta última por L inferior a 40 = clima árido.
encima de las precipitaciones, el espacio que queda entre ambas L entre 40 y 160 = clima húmedo.
indica el período seco y el grado de aridez. Cuando el volumen de L superior a 160 = clima superhúmedo.
precipitaciones es muy elevado, como ocurre en los climas ecua­
toriales y monzónicos, suele emplearse otra escala por necesidades — El indice de Ttiornthwaite. Son varios los índices propuestos
de representación, con frecuencia se dispone el valor del eje de por Thornthwaite; entre otros, form uló índices de eficiencia de la
precipitaciones 4 veces superior al de temperaturas (según Birot). precipitación (en el que intervienen temperatura y evaporación), de

290 291
eficacia térmica, y de evapotranspiración potencial (en el que deli­ vegetación. Las distintas especies vegetales se asocian a las con­
beradamente no utiliza límites de vegetación, aunque ocasionalmente diciones climáticas que les son más favorables, de modo que un
coinciden con sus divisiones). La fórmula que expresamos a conti­ cambio de las especies vegetales evidencia, claramente, la respuesta
nuación es una de las propuestas por él para calcular la evapo­ biológica a un cambio en los límites climáticos para su desarrollo.
transpiración potencial. Su desarrollo es complejo, por lo que su La clasificación de Kóppen, que será la que estudiaremos con mayor
explicación más amplia se efectúa en el libro de prácticas, y no es profundidad, sigue estas bases.
objetivo de aprendizaje para el nivel de este curso, aunque hemos La introducción de la variable viento se utiliza, por lo general, en
creído necesario mostrarlo por su extendida y frecuente utilización. estudios muy pormenorizados. A esta escala, el estudio del clima
tiende, en muchos casos, a analizar su influencia sobre el hombre,
E = 1,6 (10 t/l)^ puesto que el organismo humano se ve directamente afectado por
el microclima en el que desarrolla habitualmente su vida. Así, se ha
donde: E = evapotranspiración potencial mensual en cm llegado a unas clasificaciones climáticas relacionando los distintos
t = temperatura media mensual elementos del clima, sobre todo temperatura, precipitación y viento,
a = constante para cada estación con fenómenos biológicos fundamentales y que generalmente reciben
I = índice mensual de calor el nombre de índices de confort. En el caso de la variable viento,
que tiene una gran capacidad de refrigeración, se han establecido
Si aplicamos cada uno de estos índices a los datos term oplu- algunos índices de confort, como el de Siple, en el que se relaciona
viométricos de una estación meteorológica (Madrid), obtendremos viento y temperatura, cuya combinación marca límites de carácter
los siguientes resultados: relajante, hipertónico e hipotónico para el hombre. En este texto,
pueden verse representados diversos climogramas en relación con
E s ta c ió n d e M a d rid los índices de confort de Taylor. Este índice relaciona temperaturas
E F M A My
y precipitaciones, estableciendo unos límites (ver gráficos), a partir
J Jl Ag S 0 N D AÑO
de los cuales se consideran situaciones de calor o frío excesivos y
T.“ X 5,0 6,4 9,1 11,8 15,7 20,8 23,7 23,5 19,0 13,8 8,5 5,4 13,6
de aridez o humedad excesiva.
P mm 36,8 39,3 42,5 40,8 42,5 32,6 9,7 8,5 34,7 49,5 56,4 45,8 439,9

— índice de Gaussen: serán meses secos: junio, julio, agosto y


septiembre puesto que en ellos la precipitación es inferior a dos 4. CLASIFICACIÓN CLIMÁTICA DE KÓPPEN
veces la temperatura media de cada una de esos meses.
439 9
— Indice de Martonne: = 18,6 se trata, pues, de un
13,6 + 10 Una vez mencionada la existencia de las distintas posibilidades
clima semiárido puesto que el resultado está entre 10 y 20. de clasificación climática, y después de haber visto algunos ejemplos,
— índice de Lang: ' = 32,3 se trata, según esta clasificación, nos centraremos en el estudio de la clasificación climática de Kóppen,
lo,b muy utilizada por su simplicidad, fácil aplicación y rigor. Hay que
de un clima árido puesto que el resultado es inferior a 40. destacar que la clasificación que se utilizará en este texto es una
versión simplificada de la realmente realizada por Kóppen.
Entre todos ellos, se aprecian ligeras diferencias en cuanto al Wíadinnír Kóppen fue un botánico y climatòlogo alemán. En 1898
grado de aridez que atribuyen al clima de Madrid, pero en todos describió, por primera vez, su sistema de clasificación, la cual, pos­
los casos se manifiesta esa aridez. teriormente, fue revisada y ampliada por el propio Kóppen y sus
Si definir un clima en función de la distribución de sus tem pe­ discípulos. En un principio, muy influido por su condición de botánico,
raturas y precipitaciones es relativamente fácil, el problema está en utilizó, como base de su clasificación, una división del mundo en
establecer los límites entre uno y otro. Por ello, uno de los métodos zonas de vegetación, realizada por el también botánico A. de Candolle.
más utilizados ha sido el de apoyarse en las modificaciones de la De hecho, la clasificación climática que vamos a estudiar está basada

292 293
(/) ' ¿L 52• CJ-
en los elementos climáticos de temperatura y precipitación, pero O0 r-
— ' Q.
para definir los límites entre los distintos climas se apoyó en la += W 0
distribución de la vegetación. Así pues, se trata de una clasificación (fí CD^ c/j — O
^ <D
¡I s ^ 0 -e
empírica y no tiene en cuenta las causas (presión, vientos, masas ^Q -—Eo00 c CO

'0 vE o0 Í -§ b■
'E .2a— (oO
de aire, frentes, borrascas, etc.). OZ 13 S0
La gran difusión alcanzada por esta clasificación se debe a ciertas Is S 2 - - g 0
0w
ventajas que representan varios heclios: "O _CD c o
ü) O 0 CO ^ 0 c
iS ? o 2 Q. 0
0 0
lo E
c(ü t0: 0
CO'F
m X J ' EB fc
— La facilidad de obtener los datos clim atológicos en todas las CO
CJ ü-
estaciones meteorológicas, puesto que utiliza para su clasifi­ CO CO en CO
^ (J
cación valores medios mensuales o anuales de temperatura y CJ
0 E
0 1
E _ CO c
precipitación. 0 52
0 *0 0 CO

— Diferenciación de los climas en un número reducido de ca­ cu


% i c 0
0E o o
O (/) E
tegorías pero suficiente para la escala mundial, que es la que CO
oo i'S
a nosotros nos interesa. Es de destacar que esta clasificación O. 0) 0 ' o '3 1
O l l CO "D

ha dado lugar a adaptaciones para clasificaciones de espacios


2 _o
2 íá .s-s
Ecj
'CO CO 1 =
E -ÍS.2
más reducidos. q.'d.
5« 00
— Quedan bastante bien reflejados otros criterios muy importantes
0
0 (O
E O
11 E j|b SE
E i

para la definición de un clima, a pesar de que no constan


directamente, como son la evaporación, la vegetación natural 1
y los suelos. (O
o í
QC o
O o o o
Podríamos decir que la clasificación tiene distintos niveles que se < c •D c
D 0 CO
CO
van pormenorizando paulatinamente. El primer nivel es prácticamente CJ ■c> 0 0
■o >
a escala zonal, denominándose los climas con letras mayúsculas, a c o
'9 0

las que sucesivamente se les va añadiendo una o dos letras m i­


0
■O ü
ro
E
-o
LiJ
> o
0
■q. c
núsculas, que van matizando el tipo de clima. De hecho, con una z O
0 ’o
L-
0

treintena de minúsculas se consigue una diferenciación de subtipos QC (D 0 ■c> CO


UJ U oí CJ
muy satisfactoria. S
QC D
El primer nivel de clasificación queda constituido por cinco grupos Q.
o
climáticos básicos, identificados por las letras mayúsculas A, B, C, o o
D y E. Éstas se corresponden, en general, con una distribución 0 E

latitudinal desde el Ecuador hasta los polos, puesto que todas ellas, :i|
excepto el grupo B, se definen a partir de las temperaturas medias. 0 o
En cambio, el grupo B queda determinado por la relación evaporación o
y precipitación. Así, cada una de las letras define los climas según -o ÍO^
O o
el cuadro V1II.4. Q. o Q-S
■q .
Como podemos ver, la base botánica es muy perceptible hasta o i'É E 2
0

en la propia nomenclatura, puesto que los términos mesotérmico y


m icrotérm ico hacen referencia a la clasificación dada a las plantas
en relación con sus necesidades de temperatura. Así, las plantas CJ

mesotermas son aquellas que florecen en temperaturas moderadas


y las microtermas las que florecen en temperaturas bajas.

294
Una vez establecida la primera fase de clasificación, se procede división por medio de una segunda letra mayúscula que puede ser
a una subdivisión de estos grupos climáticos por medio de una S o W (S es la inicial de steppe = estepa y W es la inicial de
segunda letra. Esta segunda letra precisa las diferencias climáticas wust = desierto), como se indica en el cuadro VIII.5.
basándose en la precipitación, con lo cual se obtiene ya la relación
entre temperatura y precipitación.
En este segundo código, se establece una diferenciación de los CUADRO VIII.5
grupos B y E con respecto a los demás, considerándose aparte,
puesto que, como hemos visto, ninguno de los dos presenta una CLASIFICACIÓN DE LOS CLIMAS ÁRIDOS, SEGÚN KÓPPEN
condición favorable al desarrollo de los árboles, bien por déficit de
su precipitación (B) o de su calor (E). En ambos casos, esta segunda Definición de Definición
Símbolo Clima Vegetación
letra es mayúscula, mientras que en los demás es siempre una temperatura de precipitación
minúscula. BS Estepa Semiárido. La evapo­ Límite climático Herbácea. Insuficiente
La subdivisión de los climas B se define a través de las letras transpiración poten­ cuantitativo Pmm para el creci-
cial supera a la pre­ e > Pmm miento de árboles
S y W; como ya dijimos, el grupo B constituye un grupo muy cipitación pero no la
especial, puesto que no ha quedado definido en función de las dobla
temperaturas como los demás, sino en función de la relación eva­ Desierto Árido. La evapotrans­ Límite climático Sólo plantas adapta-
BW
poración/precipitación. Por ello, no puede considerarse como un clima piración potencial cuantitativo das a la sequía
zonal sino que puede encontrarse en distintas zonas, como veremos dobla el total de e > 2Pmm
Pmm
al estudiar cada uno de los climas.
En la clasificación de Kóppen esta relación evaporación/precipi­
tación se establece en función de temperaturas y precipitaciones,
aunque, como debemos recordar, la evapotranspiración potencial
depende de un gran número de factores, entre los que se encuentran, Con un ejemplo podremos comprender mejor cómo identificar
además de la temperatura y precipitación, la insolación, la duración estos climas y cómo resolver la fórmula. Analicemos los siguientes
de la luz diurna, el viento y la vegetación. Una de las justificaciones datos term opluviom étricos de las estaciones de Bushire (Irán) y Las
que se dan para utilizar únicamente estos dos factores, es la dificultad Vegas (Nevada, EE.UU.)
para disponer, a escala mundial, de datos más complicados que los
de medias mensuales de temperatura y precipitación.
Bushire (Irán) 28°59'N / 50°49É 4 m. altitud. Clasificación BSIi
Para calcular la evapotranspiración, Patton utiliza una fórmula
simplificada de las realizadas por Kóppen, que constituye una apro­ E F M A My J Jl Ag S 0 N D AÑO
ximación a la evapotranspiración potencial y que es la que vamos T.“ °C 14 15 19 23,5 28 30 32 32,5 30 26,5 21,5 16,5 24
a utilizar en este texto: e = 20t -l- 490 - 7 PPW. 273
P mm 73 45 20 10 <1 0 0 <1 0 2 40 81

e = necesidad de agua en mm.


t = temperatura media anual en grados centígrados. Las V e g a s (N e va d a , EE.UU.) 36 °1 2 'N / 1 1 4 "1 0 'W 632 m a ltitu d . C la s ific a c ió n BW
PPW = porcentaje de precipitación en los 6 meses más fríos o
E F M A My J Jl Ag S 0 N D AÑO
de invierno con respecto al total anual, considerándose como meses
29,5 29 21,5 18,5 12 7,5 18
de invierno, de octubre a marzo para el Hemisferio Norte y de abril T.“ % 7 10,5 13 17 21,5 26,5

a septiembre para el Hemisferio Sur. P mm 17 12 7 7 5 5 12 12 7 7 5 10 106


Si el resultado obtenido para aplicar la fórmula indica que el valor
(Véanse gráficos de la figura VIII.1).
«e» es superior a la precipitación total registrada, nos encontramos
ante un clima seco o árido. Ahora bien, según sea esa superioridad
del valor «e» en relación con la precipitación, se establece la sub­

296 297
Lo primero que debemos hacer es obtener el porcentaje del total
precipitado en los 6 meses de invierno; como ambos climas son
del Hemisferio Norte, deberemos sumar primero la precipitación
registrada entre octubre y marzo en cada uno de ellos:

Bushire = 2 + 40 + 81 + 73 + 45 + 20 = 261 mm. en


invierno.
Las Vegas = 7 + 5 + 10 + 17 + 12 + 7 = 58 mm. en
invierno.

A continuación, debemos calcular qué porcentaje representan es­


tos mm. con respecto al total precipitado en todo el año, 273 mm.
en Bushire y 106 mm. en Las Vegas. Así, la precipitación en Bushire
en invierno supone el 95,7 por 100 mientras que en Las Vegas es
el 54,7 por 100. Una vez conocido este porcentaje no tenemos más
que aplicar la fórmula e = 20t + 490 - 7PPW.

Bushire e = (20 • 24) + 490 - (7 • 95,7) = 300,1


Las Vegas e = (20 • 18) + 490 - (7 • 54,7) = 467,5
T.‘ °C
Como vemos, el valor «e» para Bushire supera los 273 mm.
precipitados pero no llega a ser del doble; en cambio, en el caso
de Las Vegas, sí resulta ser de más del doble, de modo que ya
tenemos diferenciado un clima de estepa en el primer caso y un
clima de desierto en el segundo.
El otro grupo en el que no crecían árboles era el E, al que se
conoce como clima de hielo. En este caso la subdivisión se define
por las letras mayúsculas T y F según el cuadro VIII.6.

CUADRO VIII.6

CLASIFICACIÓN DE LOS CLIMAS DE HIELO, SEGÚN KÓPPEN

Definición Vegetación
Símbolo Clima Definición de Temperatura
de Precipitación

ET Tundra Carece de verano. Tennpera- Poca Carece


Figura VIII.1. Representación de dos climas áridos. Los climodiagramas representan turas mensuales inferiores a precipitación de árboles
dos climas áridos, Bushire (BS) y Las Vegas (BW¡. En ei cUmograma, situado en ia 10°C. Algún nnes supera los
parte inferior, podemos observar ia representación de ambos en relación con el área 0°C
delimitada por Taylor como confortable (son confortables para el hombre, según el
índice de confort de Taylor, solamente aquellos meses que quedan dentro de ella, EF Hielo Ningún mes supera los 0°C Poca No existe
es decir, enero, febrero y diciembre de la estación de Bushire.) perpetuo precipitación

298
299
El resto de los climas (descartados ya el B y el E) siguen una Rangún (Birmania) 16°46'N / 96°11'E 6 m. altitud
misma nomenclatura para precisar su clasificación. Esta subdivisión E F M A My J Jl S 0 N D AÑO
Ag
se hace mediante las letras minúsculas f, w y s. En el caso de los
T.“ °C 25 26,5 28,5 30 29 27 27 27 27 28 27 25 27
climas tropicales hay una subdivisión más, simbolizada por la letra
m que identifica al clima monzónico. Para identificar más fácilmente P mm 2 5 7 50 307 480 581 528 394 180 68 10 2612

la letra de la subdivisión con su significado, nos ayudará saber que


se han elegido estas letras por ser la inicial en alemán del hecho El mes más seco es enero con 2 mm. de precipitación, luego,
que se quiere resaltar, según la estación en que se producen las siguiendo la fórmula precipitación total > 2.500 - 25 veces los 2
precipitaciones. Así; f = fehien = falta la estación seca; w = winter mm. precipitados en enero, da como resultado 2.450. Este valor, al
= invierno (la estación seca se produce en invierno); s = sommer quedar por debajo de los 2.612 mm que se registran como total
= verano (la estación seca se produce en verano), y m = monzón. anual, indica que, efectivamente, se trata de un clima monzónico.
La definición de cada una de estas letras que establecen la Combinando los dos grupos de letras para la clasificación climática
subdivisión es la siguiente: se obtienen 12 climas distintos, como vemos en el cuadro VIH.7.

f: falta la estación seca, es decir, que se trata de un clima húmedo


CUADRO VIII.7
todo el año, con una precipitación más o menos regular, de
forma que los 6 meses más fríos reciben entre el 30 por 100 y
CLASIFICACIÓN CLIMÁTICA DE KOPPEN
el 70 por 100 de la precipitación total,
w: estación seca en invierno (debe considerarse si es el Hemisferio Símbolo Clima Definición temperatura Definición precipitación Vegetación

Norte o el Hemisferio Sur). En estos meses de invierno se registran Af Selva Tropical Sin invierno. Ningún mes tiene su Falta estación seca. Todos los Selva tropical. Árboles de hoja
T.' media inferior a 18“C meses tienen elevada precipi­ ancha y perenne
menos del 30 por 100 de las precipitaciones totales, tación, más de 60 mm por lo
general
s: estación seca en verano (debe considerarse si es el Hemisferio
Am Monzónico Igual definición de T.’ que el Af Estación seca, pero compensada Selva tropical. Áriboles hoja an­
Norte o el Hemisferio Sur). Los meses de invierno reciben mas por una Pmm total muy ele­
vada. Pmm total > 2.500 - 25
cha y perenne

del 70 por 100 de la precipitación total. Pmm mes más seco

AwlAs Sabana tropical Igual definición de T.“ que el Ai Estación seca. Pmm total mo­ Bosques de árboles semicadu-
y Am derada. Aw - invierno seco. eos, muy claros. Arbustos.
As= verano seco
La razón de esta división f, w y s se centra en el distinto efecto
BS Estepa Semiárido. La evapotranspiración Límite climático cuantitativo e>p Herbácea. Insuficiente Pmm.
que tienen las precipitaciones acumuladas en una estación con res­ potencial supera a la precipi­ para el crecimiento de árboles
tación pero no la dobla
pecto a la evapotranspiración potencial y, por lo tanto, con respecto
BW Desierto Árido. La evapotranspiración po­ Límite climático cuantitativo Sólo plantas adaptadas a la se­
a las características de la vegetación. Así, que las lluvias se concentren tencial dobla el total de Pmm e>2p quía

en invierno llevará consigo un mayor déficit de agua en el verano Cf Templado húmedo (me- Posee verano e invierno. El mes Húmedo todas las estaciones del Plantas mesotérmicas
más frío temperatura inferior a año
sotórmico)
(puesto que las temperaturas son más elevadas) que si se concentran 18“C y superior a - 3 “C

en verano, puesto que el déficit invernal suele verse paliado por las Cw Templado húmedo con Igual definición que T.‘ que el Cf Estación seca en invierno
invierno seco (meso-
Plantas mesotérmicas con adap­
tación a la estación seca fría
inferiores temperaturas. tórmico)

Cs Templado húmedo con Igual definición de T.“ que el Cf Estación seca en verano Plantas mesotérmicas adaptadas
verano seco (meso­ y Cw a la estación seca cálida
térmico)
m: clima monzónico, cuando en los climas tropicales con estación
Df Bosque frió húmedo El mes más frío T.’ media inferior Húmedo todas las estaciones. Plantas microtérmicas
seca la precipitación registrada en el mes más seco es superior (microtérmico) a - 3*C. La T. ' media del mes
más cálido superior a 10°C
Precipitaciones de nieve

P cm/año Bosque frío húmedo Igual definición de T.' que el Df Estación seca en invierno. Pre­ Plantas microtérmicas adaptadas
a: l u c m -------- —— o lo que es lo mismo, cuando la precipi­ Dw
con invierno seco (mi­ cipitaciones de nieve a la sequía en la estación fna
crotérmico)

tación total del año es superior a 2.500 mm. menos 25 veces Ds Bosque frío con verano Igual definición de T.-* que el Df Estación seca en verano. Preci­ Plantas microtérmicas adaptadas
a la sequía en la estación cá­
seco (microtérmico) y Dw pitaciones de nieve
la precipitación del mes más seco. (clima poco frecuente) lida

A continuación podemos ver un ejemplo para el cálculo de ET Tundra Carece de verano. Temperaturas Poca precipitación Carece de árboles

un clima monzónico, en el que se han tom ado los datos ter­ gún mes supera los 0“C

No existe
mopluviom étricos de Rangún (Birmania): EF Hielo perpetuo Ningún mes supera los 0“C Poca precipitación

300 301
I
130 120 110 l(jQ 9a

SISTEMA DE CLASIFICACION
CLIMATICA DE KOPEN-GEIGER
S e g ú n R. G e ig e r y W . P ohl (1 953)
i/e de las abreviaturas que designan las diversas regiones climáticas:

IMER NIVEL DE CLASIFICACIÓN


: D Calor y precipitación suficiente para que crezcan árboles.
Cimas tropicales. Temperaturas medias mensuales superiores a los 18 °C
Climas secos. Límites determinados por fórmulas basadas en la temperatura y
precipitación media anual.
Climas templados. Temperatura media del mes más frío comprendida
entre 18 °C y -3 X .
Climasfríos. Temperatura media del mes más caluroso superior a 10 °C.
Temperatura media del mes más frío inferior a -3 X .
Climaspolares. Temperatura media del mes más caluroso inferior a 10 °C.
3UND0 NIVEL DE CUSIFICACIÓN
Clima estepario.
Clima desértico.
Precipitación suficiente todos los meses.
Monzónico.
Estación seca durante el verano del respectivo hemisferio.
Estación seca durante el inviemo del respectivo hemisferio.

ROER NIVEL DE CLASIFICACIÓN


Temperatura media del mes más caluroso superior a 22 °C.
Temperatura media del mes más caluroso inferior a 22 °C.
Al menos 4 meses tienen medias superiores a los 10 °C.
Menos de 4 meses con medias superiores a los 10 °C.
Igual que c, pero la media del mes más frío queda por debajo de -38 X .
Seco y cálido. Temperatura media anual superior a 18 °C. .2. Distribución de los climas, según la clasificación climática de Käppi
Seco y frío. Temperatura media anual inferior a 18 °C. F ig u ra V ili
KILÓMETROS
3200 4800
Climas propios de grandes alturas.
Para obtener de nuevo una mayor precisión climática se introduce n: indica nieblas frecuentes.
una tercera letra, que hace referencia a las temperaturas que se
registran en el mes más cálido y en el más frío. Entre éstas, las Podemos apreciar las diferencias termopluviométricas que se dan
más destacadas son: en los distintos tipos de clima en el climograma de la figura VIII.3.

a; veranos calurosos; la temperatura media del mes más cálido es


superior a 22°C.
verano cálido y largo; la temperatura del mes más cálido queda
por debajo de los 22°C, pero cuenta por lo menos con 4 meses
que registran temperaturas superiores a los 10°C.
c: verano fresco y corto; la temperatura media del mes más cálido
se encuentra entre 10“C y 22°C, pero cuenta con menos de 4
meses con temperaturas superiores a los 10°C.
d: inviernos muy fríos. La temperatura media del mes más frío es
inferior a los -38°C.

Con estas subdivisiones, la denominación de los climas es como


sigue:

— Cfa / Cwa = clima templado húmedo.


— Cfb / Cfc = clima marítimo de latitud media.
— Csa / Csb = clima mediterráneo.
— Dfa / Dfb / Dwa / Dwb = clima húmedo continental.
— Dfc / Dfd / Dwc / Dwd = clima subártico.

Su distribución puede verse en el mapa de la figura VIII.2.


Hay otra serie de letras que hacen referencia a otros matices de
temperatura. Así los climas B se matizan con las letras h y k, las
cuales indican:

h: clima caluroso y seco con una temperatura media anual superior


a los 18°C.
k: clima frío y seco con una temperatura media anual inferior a los
18°C.

De este modo, el clima BWk sería un clima de desierto frío,


mientras que un BWh sería un clima de desierto cálido.

En otros casos se añaden las letras:

i: indica un régimen isotérmico, con una débil oscilación térmica


anual.
I: indica un régimen templado, con temperaturas medias mensuales
entre 10°C y 22°C.

304 305
F ig u ra V ili.3. Distintos grupos climáticos. Obsérvese cómo varía ía distribución mensual
de tem peraturas y precipitaciones. Véase tam bién su relación con el área determ inada
como de confort climático según ei índice de Taylor (área punteada).

306 307
TEMA IX

LOS CLIMAS DE TIPO A Y B

ESQUEMA/RESUMEN

Introducción.

1. Los climas de i a zona intertropical.

Características generales.
- Temperaturas liomogéneas a lo largo del año.
- Am plitud térmica anual inferior a 10°C.
- Temperaturas medias mensuales superiores a 18 “C.
- Ausencia de heladas.
- Abundantes precipitaciones anuales.
- Elevada humedad relativa.

Causas.

- Circulación General Atmosférica (bajas presiones ecuatoriales,


convergencia de alisios, altas presiones subtropicales, proce­
dencia de tierra o de mar de los vientos, ciclones).
- Perpendicularidad de los rayos solares.

1.1. El clima de selva tropical (Af):

a) Características.
- Temperaturas medias superiores a 18 °C.
- Am plitud media anual por debajo de los 5 °C.
- Precipitaciones regulares, no existe estación seca.
- Precipitación total superior a 1500 mm., por lo general.
- Elevada humedad relativa.
- Nubosidad elevada.

b) Causas.

309
- Desplazamiento estacional de la C.I.T. 1.3. El clima monzónico (Am):
- Convección térmica.
- Orografía. a) Características.
- Verticalidad de los rayos solares. - Clima desplazado en latitud, más al N. que el resto
- Similar duración día/noche durante todo el año. de los A.
- Elevada humedad del aire y elevada nubosidad. - Fuerte amplitud térmica.
- Temperaturas invernales más bajas que en otros tipos
c) Rasgos biogeográficos.
A.
- Vegetación: bosque denso, selva tropical. - Régimen pluviom ètrico muy contrastado.
Gran número de especies. - Elevado volumen de precipitaciones.
Estratificación en altura. - Diversos matices climáticos en relación con las pre­
- Suelos: escaso humus por la rápida descomposición. cipitaciones.
Fuerte descomposición química.
Fuerte lavado. b) Causas.
De tipo ferralítico y laterítico. - Ascendencias ciclónicas dinámicas en relación con el
- Ríos: caudalosos y regulares. Jet Stream.
- Efectos de la CIT.
1.2. El clima de sabana tropical (Aw): - Fuertes gradientes térmicos con la altura.
- Orografía.
a) Características.
- Ciclones tropicales.
- Temperaturas medias superiores a 18 °C. - Corrientes marinas cálidas.
- Am plitud media anual hasta 10 °C. - Bajas presiones térmicas continentales.
- Precipitaciones estacionales, alternan estación húmeda - La estación seca está relacionada con las masas de
con estación seca. aire secas continentales.
- Precipitación total menos elevada que en el clima de
selva tropical. c) Variedades climáticas.
- En relación con su localización geográfica y la pro­
b) Causas.
cedencia de las masas de aire cargadas de humedad.
- Masas de aire marítimas en la estación lluviosa. - Regímenes con fuerte contraste estación seca y es­
- Alisios cálidos y secos continentales. tación lluviosa.

c) Variedades. d) Rasgos biogeográficos.

- Diferencias en relación con la latitud. - En general, similares a los de los climas tropicales
- Climas que van desde un régimen de precipitaciones con estación seca en cuanto a suelos y régimen fluvial.
equilibradas (igualdad estación seca y húmeda), hasta - Vegetación similar a la selva ecuatorial.
una estación seca que abarca 2/3 del año.
2. Los climas esteparios y desérticos.
d) Rasgos biogeográficos:
a) Características generales.
- Vegetación: sabana tropical, adaptada a la sequedad
de la estación seca. - Fuertes oscilaciones térmicas diurnas.
- Suelos: Lateritas. Similares a la zona ecuatorial. - Precipitaciones escasas e irregulares.
- Ríos: de régimen irregular. - Humedad relativa inferior al 50 por 100.

310 311
- Fuerte evaporación.
- Diferencias según las zonas donde se localicen.

b) Causas.
- Zona tropical:
Altas presiones subtropicales estables.
Alisios continentales.
Sombra pluviomètrica.
Corrientes marinas frías.
- Zona templada:
Continentalidad.
Sombra pluviomètrica. INTRODUCCIÓN

c) Rasgos biogeográficos.
- Vegetación: plantas adaptadas a la sequedad y muy pobre, Los distintos climas que se registran sobre la superficie terrestre
matorral bajo. van a ser desarrollados en dos temas, el IX y el X. El desarrollo
- Suelos: desérticos arenosos y litosoles. de éstos constituye la aplicación a un espacio concreto de todos
- Ríos: Régimen intermitente. los conocimientos que han sido adquiridos, hasta este momento,
Arreismo y endorreismo. sobre la circulación y características atmosféricas.
- En las estepas suelos pardos y vegetación herbácea. Partiendo de la clasificación climática de Kóppen, analizaremos
las características de cada tipo climático, sus variedades, las causas
que dan lugar a ellas y las consecuencias biogeográficas que llevan
consigo.
En este tema se analizan los climas de tipo A y B, correspondientes
a la zona intertropical, aunque el tipo B tiene un carácter menos
zonal como veremos, dándose también en otras latitudes. En el
siguiente tema se analizarán los climas de las latitudes templadas
(tipos C y D), de las altas latitudes (tipo E), y de montaña; estos
últimos se pueden encontrar también en todas las latitudes.
Para una mejor comprensión es importante que observe un mapa­
mundi climático y otro de corrientes oceánicas, que, al mismo tiempo,
le facilitarán su estudio. (En este texto puede encontrar anibos, en
las figuras VI.6 y VIII.2).

1. LOS CLIMAS DE LA ZONA INTERTROPICAL

Esta zona climática, que se extiende entre los trópicos de Cáncer


y Capricornio, comprende aproximadamente el 20 por 100 de las
tierras emergidas. En ella se han diferenciado cuatro dom inios cli­
máticos principales, entre los que se incluyen las regiones más secas

313
y más húmedas del planeta; así, tenemos el dom inio de la selva 1.1. Clima de selva tropical (Af)
tropical densa o pluvisilva (Af), denominado también como clima
ecuatorial en otras clasificaciones; el dom inio de la sabana tropical Este clima se conoce también, según otras clasificaciones, como
(Aw) o clima tropical con estación seca; el dom inio de las estepas Ecuatorial. Se extiende de forma discontinua sobre los continentes,
(BS) y desiertos (BW) (que como ya hemos dicho no es exclusivo entre los 10° de latitud Norte y los 6 ° de latitud Sur.
de esta zona) y el dom inio de los monzones en las fachadas orientales
de los continentes (Am). Cada uno de estos climas de tipo A serán
analizados individualmente, pero, previamente, conviene indicar cuáles M A N A U S (B ra sil) 3° S 60 m . a ltitu d

son sus características generales: E F M A My J Jl Ag S 0 N D AÑO

T.- °C 25,9 25,8 25,8 25,9 26,4 26,6 26,9 27,5 27,9 27,7 27,4 26,7 26,7
— Gran homogeneidad de las temperaturas a lo largo del año,
es máxima en el Ecuador y desciende con la latitud hacia el P mm 278 278 300 287 193 99 61 41 62 112 165 220 2096

Norte y hacia el Sur, y al alejarnos de las costas.


— Am plitud térmica anual inferior a 10°C. S A L V A D O R , B ahía (B ra sil) 13° S 47 m . a ltitu d

— Temperaturas medias mensuales elevadas, superiores a 18 °C. E F M A My J Jl Ag S 0 N D AÑO


— Ausencia de heladas, con temperatura media por encima de
T." °C 26,5 26,5 26,5 26,5 25 24 23,5 23,5 24 25 26 26 25
18°C.
— Abundantes precipitaciones. En función de ellas se establecen P mm 66 134 155 284 274 239 183 122 84 101 114 142 1898

la diferencias estacionales.
— Elevada humedad relativa.

La regularidad térmica que se registra a lo largo del año hace T*»C


que no exista una alternancia estacional térmica, de modo que las
diferencias estacionales no se manifiestan en relación con las tem ­
peraturas sino con las precipitaciones. Así, no se considera para
esta zona la división estacional de verano e invierno, puesto que
éste último no existe, sino que se habla de estación seca o de
estación lluviosa.
Para comprender mejor las causas que dan lugar a estas carac­
terísticas debemos recordar lo estudiado en temas anteriores con
40-
respecto a la circulación general atmosférica, centrándonos en el
espacio concreto intertropical (bajas presiones ecuatoriales, circulación
y convergencia de alisios, altas presiones subtropicales, dirección 30--
tierra-mar y mar-tierra de los vientos, anomalías como, por ejemplo,
ios ciclones, etc.). También hay que considerar la perpendicularidad 20 -
de los rayos solares sobre esta zona a lo largo de todo el año, y
la elevada humedad del aire, que modera la irradiación terrestre. 10 - -

La diferenciación de tipos de clima, dentro de esta zona, se


efectúa en relación con las precipitaciones, que son las que dan I I I I I I I I ^
E F M A M y J J I A S O N D
^

lugar a los principales contrastes climáticos.


F ig u ra IX. 1. Climodiagramas que muestran dos tipos de climas ecuatoriales {Af).
Obsérvese que la escala vertical no sigue la regla del doble valor de Pm m que r
p o r necesidades de representación; en este caso el valor de las Pmm. es cuatro
veces el de las temperaturas.

314 315
a) Características de este clima (figura IX. 1)

— Temperaturas elevadas, con medias superiores a 18 °C.


— Am plitud media anual por debajo de los 5 °C.
\ inestabilidad que se ve acentuada por el calentamiento diurno, por
lo que son frecuentes las lluvias a media tarde. Asimismo, la plu­
viometría se ve acentuada por la orografía, por las brisas mar-tierra,
y por la continentalidad.
— Precipitaciones regulares a lo largo de todo el año. No existe En general, estas condiciones atmosféricas, de bajas presiones y
una estación seca. convergencia de los alisios, dan lugar a una gran nubosidad de
— Volumen total de precipitaciones elevado. Su total anual suele desarrollo vertical, que se va configurando a lo largo del día y que
alcanzar entre 1.500 y 2.000 mm. por la tarde, casi a la misma hora, descarga en fuertes aguaceros.
— Elevada humedad relativa, frecuentemente en torno al 80 por De esta actividad atmosférica podríamos deducir la existencia de
100 y hasta el 100 por 100 en ocasiones. una atmósfera agitada, pero nada más lejos de la realidad, ya que
en su conjunto se presenta poco agitada y con vientos débiles; los
Hay que tener en cuenta que se considera que es pequeña la propios alisios son vientos moderados, con una velocidad media en
variabilidad de precipitaciones cuando los totales anuales no superan torno a los 20 Km/h, e incluso la zona de bajas presiones ecuatoriales
nunca el doble de la media, ni son inferiores a un tercio de la misma. es también una zona de calmas. Así, si bien el mecanismo de la
En su régimen de precipitaciones se aprecian, por lo general, dos convergencia de los alisios provoca un ascenso de la masa de aire,
máximos equinociales, puesto que la distribución anual de las pre­ en contraposición, la circulación horizontal es escasa. A esto se une
cipitaciones depende del balanceo estacional de la zona de bajas el escaso valor de los gradientes de presión de la zona.
En general, podemos decir que ésta es una zona cuyas carac­
presiones, provocadas por el desplazamiento del Sol. Como en el
terísticas climáticas quedan independizadas de otras por la barrera
Ecuador el Sol alcanza su cénit en dos ocasiones, éstas serán las
que suponen las áreas de subsidencia subtropical (altas presiones),
épocas de lluvias. Tradicionalmente, se consideró esta teoría, basada
que dificultan la invasión de las masas polares. Estas masas polares
en la hipótesis de la coincidencia del desplazamiento de la C.I.T.
no llegan a afectar a la zona ecuatorial en ningún caso, si bien en
con la posición del Sol, pero en la actualidad, además de pensarse
alguna ocasión sí consiguen introducirse en las zonas intertropicales,
que no se produce esta simultaneidad, se consideran causas más
afectando a latitudes más altas que las puramente ecuatoriales.
complejas.
Todas estas características dan lugar a un bajo índice de confort
Hay que apuntar también que en algunos climas ecuatoriales sólo climático para el hombre, puesto que en esta atmósfera, denominada
se da un máximo y un mínimo de precipitaciones, debido a cambios de estufa húmeda, la transpiración es difícil y lenta. Si observamos
complejos que no creemos necesario entrar en su explicación. la figura IX.2, veremos cómo la estación de Colombo, de clima
ecuatorial, no se sitúa en ningún mes dentro de la zona delimitada
b) Causas que dan lugar a estas características por Taylor como de confort humano, sino que adolece de un exceso
de humedad y calor, según los meses que se consideren. Es de
Las características térmicas de este clima se deben a la duración destacar que, en estas zonas ecuatoriales, la confortabilidad se acre­
prácticamente igual del día y de la noche durante todo el año, a la cienta con la altura, al decrecer la temperatura; así, en las tierras
casi continua verticalidad de los rayos solares, a la elevada humedad altas, a 1.500 o 1.800 m., con temperaturas entre los 17°C y los
del aire y a la gran nubosidad de desarrollo vertical que se registra 19 °C, el ambiente es más agradable. Este hecho puede comprobarse
en estas zonas. igualmente en la figura IX.2, así, si comparamos la estación de
El origen de las abundantes precipitaciones se debe al despla­ Tshibinda, situada a 2.117 m., con la antes mencionada de Colombo,
zamiento de la C.I.T. (convergencia interpropical), la cual oscilaría vemos cómo en este caso hay varios meses que incluso son con­
entre el Hemisferio Norte y Hemisferio Sur, en relación con la fuerza fortables para el hombre, aunque otros se consideren como de
humedad excesiva, pero en ningún caso es demasiado su calor.
que tengan los alisios de cada Hemisferio, dando lugar a una amplia
franja de ascendencias dinámicas. A ello puede añadírsele el caso
c) Rasgos biogeográficos
en que los dos alisios, Norte y Sur, no tengan la misma temperatura,
lo cual da lugar al frente intertropical (FIT). Igualmente, hay que Los suelos y vegetación característicos de los climas ecuatoriales
considerar la existencia de un aire cálido y húmedo muy inestable, son la selva tropical y los suelos lateríticos, que se expondrán en
316 317
s E próximos capítulos. En general, nos encontramos ante un paisaje
o exuberante, con un bosque siempre verde, compuesto por grandes
—I
o o
árboles de hojas anchas y gran número de especies, que se estra­
o —co
^ tifican en varios pisos y que dificultan el paso de la luz a ras del
suelo. El humus es escaso por la fuerte acción bacteriana, que
o
- CM
CO
destruye la vegetación muerta casi tan rápidamente como ésta se
produce. Por su parte, los suelos sufren una fuerte descomposición
química, debido a las elevadas temperaturas y a las fuertes preci­
pitaciones, al tiempo que éstas efectúan un fuerte lavado (lixiviación)
de los componentes solubles del suelo, quedando concentrados en
< cj 5
Q nódulos y capas los residuos de los minerales de hierro, aluminio
2
m y manganeso, que dan el característico color rojizo.
X
(/) -| gi Los ríos en este clima son muy caudalosos y de corrientes
constantes. Las fuertes lluvias también aportan aguas de escorrentía
§ (proceso de desagüe del agua que no es capaz de infiltrarse en el
<D<0t; suelo y corre por su superficie en forma de lámina, cuando la lluvia
o .E^'S cae abundantemente).
CM
CM Ì3 <» §

§
CM
| l S
““ a-c 1.2. Clima de sabana tropical (Aw)
'§ ^ 1
i !■ § £
Este clima podemos encontrarlo en otras clasificaciones bajo la
2 nj
-s i c denominación de clima tropical con estación seca y, en alguna
VAIS3DX3 avaaiAiriH i S^l clasificación geográfica francesa, se subdivide con los términos: Su­
: V ' y ••
8 §í2 danés, Hawaiano, Annamita y Bengali.
, I Estos climas se encuentran en zonas situadas entre los límites
l^ - g
co . "> -3> c del clima ecuatorial y los trópicos (aproximadamente entre los 5 “ y
S^:§
s los 25® de latitud), aunque, a veces, estos limites son superados en
íá
o >2 ^ las fachadas occidentales de los continentes (entre los 10° y los
' ; , ■i
^ r •.• . •' 1 f .* ;• . .. •
§ 30° del Hemisferio Norte y los 5° y los 25° del Hemisferio Sur).
s
Según la clasificación de Kóppen, su nomenclatura es Aw, es
•, •- ■ •• o
i decir, que las lluvias no son continuas sino que se da una estación
: «; • ; . •• .•
><■5 seca.
-Q
2S
<
-) s = -9
,g>o a) Características climáticas (figura IX.3)
U.O
.•V.- V V
\ ' • §
— Temperaturas elevadas, con medias superiores a los 18 °C.
VAIS3DX3 ViriD3S — Am plitud media anual que puede llegar a alcanzar los 10°C.
s — Alternancia estacional de las precipitaciones, con una marcada
estación seca.
"I I I I I— r l i l i I nn" — Volumen de precipitaciones inferior a los climas de selva tro ­
f- pical.

318 319
LAGOS (Nigeria) 6° N.
Estos climas presentan una gradación a partir del Ecuador, que
E F M A My J Jl S 0 N D
Ag AÑO consiste en una progresiva amplitud de sus temperaturas medias
T.“ °C 27,2 27,9 28,5 28,1 27,7 26,3 25,6 25,4 25,8 26,4 27,4 27,5 26,9 mensuales y en modificaciones con respecto a la alternancia estación
P mm 27 53 95 146 266 474 271 71 234 197 66 20 1819
seca-estación húmeda. Esta alternancia es doble en las proximidades
del Ecuador, es decir, que se producen cuatro estaciones, alterna­
BAM AKO (M a li) 1 2 W N.
tivamente una lluviosa y otra seca, que pasa a ser solamente de
dos estaciones en las proximidades de los trópicos. Esta estación
E F M A My J Jl Ag S 0 N D AÑO seca puede tener una mayor o menor duración según los casos.
T.“ X 26,1 28,6 31,8 33,1 32,4 29,6 27 25,8 26,5 27,8 26,9 25,4 28,4
P mm 1 0 4 17 69 138 231 335 209 62 10 0
b) Causas que dan lugar a estas características climáticas
1076

Si observamos en estas latitudes las costas orientales y occiden­


tales de los continentes, veremos un claro ejemplo de los contrastes
pluviom étricos derivados de la posición geográfica con respecto a
Pmm la circulación general y a las masas de aire. Así, mientras las costas
T480 T -X Pmm
orientales se ven favorecidas por las masas de aire oceánicos, las
--440
costas occidentales presentan climas más áridos puesto que se ven
420
afectadas por los alisios cálidos y secos continentales.
- 400 La estación lluviosa se debe a la acción de las masas de aire
400
marítimas tropicales y ecuatoriales (como recordaremos cargadas de
360
humedad entre los equinoccios de primavera y otoño), y a la acción
360
de las altas presiones subtropicales en los meses invernales.
■320 320
c) Variedades climáticas
-■280 280
En estos climas, se establecen diferenciaciones en relación con
-2 4 0 la mayor o menor duración de la estación seca; el régimen de
240
precipitaciones puede oscilar desde un régimen tropical equilibrado,
-200 es decir, que la duración de ambas estaciones sea de seis meses,
200
hasta casos extremos con una corta estación de lluvias. Así, pueden
40- - 160 40 ■ distinguirse distintas variedades entre las fachadas occidentales de
--160
los continentes y su interior.
30- 120 30 - Si observamos los gráficos de la figura IX.3 podremos ver algún
-120
ejemplo de estas diferenciaciones. El primero de ellos, correspon­
20-- - 80 20 - diente a Lagos (Nigeria), representaría el clima localizado más próximo
--80
al límite del clima ecuatorial, con unas temperaturas que presentan
10 -4 0 10-- una pequeña oscilación térmica (inferior a 5®C como el ecuatorial),
--40'
pero en el que se aprecian anualmente dos estaciones secas y otras
I‘ I * I ‘ I ' I ' I' I dos lluviosas.
E F MA MyJJIAgSON D E F M AMyJJIAgSON D El segundo ejemplo, Bamako (Malí), representa tal vez los rasgos
más típicos de los climas de sabana tropical. Este clima, al situarse
Figura IX.3. Climodiagramas de dos variedades dei dim a tropica! con estación seca:
L^QOs y Bamai(0. Obsérvese que ¡a escala vertical no sigue ia regia de! doble valor al norte del anterior, presenta una mayor oscilación térmica anual y
ae Hmm que de V por necesidades de representación. En este caso, ia Pmm es una sola estación seca pero muy acentuada, cuya duración es de
cuatro veces ia temperatura.
seis meses.
320
321
La gradación progresiva que se produce, ha hecho que se les a) Características deí clima monzónico
considere como climas de transición, desde los márgenes secos de
los climas Af y Am hacia los climas BS. Un rasgo importante a El clima monzónico es también, según la clasificación de Kóppen,
destacar es que la denominación de sabana hace referencia a unas un clima tropical con estación seca, que registra unas elevadas
condiciones de terreno llano y de vegetación herbácea que es un temperaturas, con una apreciable amplitud térmica y con precipita­
distintivo de los climas Aw. ciones centradas en una sola estación. En él se desarrolla un ritmo
estacional con tres estaciones, similar al mencionado para la costa
occidental. Ahora bien, este clima presenta algunos rasgos que le
dj Rasgos biogeográficos
diferencian del tropical con estación seca.
Como principal rasgo diferenciador, podríamos considerar las ele­
La alternancia de una estación húmeda y otra seca favorece el vadas precipitaciones anuales que se registran, concentradas, por lo
desarrollo de la sabana tropical, de modo que nos encontramos ante general, en los meses de verano, resultando mucho más secos los
un paisaje de espacios abiertos con vegetación preferentemente her­ meses invernales. De ello resulta un fuerte contraste entre las dos
bácea sobre la que se salpican árboles y arbustos adaptados a la estaciones. La precipitación registrada en el mes más seco también
estación seca. Esta vegetación es menos densa cuanto menor sea es un valor diferenciador entre los climas de sabana tropical y
la precipitación. monzónico, ya que en el monzónico el mes más seco puede no
Los suelos son similares a los mencionados para el clima ecuatorial registrar ninguna precipitación. Como podemos ver en la figura IX.4,
resaltando la presencia de costras lateríticas. Kóppen establece una diferenciación entre los climas A, haciendo
Los rios muestran una marcada alternancia estacional; así, mientras referencia a la relación existente entre las precipitaciones totales
que son frecuentes las inundaciones de las tierras bajas en la época anuales y las precipitaciones registradas en el mes más seco.
de lluvias, por el contrario, en los casos extremos, pueden llegar a
desaparecer las aguas en la estación seca.
La confortabilidad de estos climas para el hombre es también
escasa, con exceso de calor en todos los meses y exceso de
humedad o de sequía en algunos.

1.3. El clima monzónico (Am)

Sobre las fachadas orientales de los continentes, desplazados a


mayor latitud que los climas anteriores, se registran unas fuertes
precipitaciones que contrastan con los climas de las fachadas oc­
cidentales situados en la misma latitud (BW), se trata de los climas
Am o monzónicos. Este desplazamiento hacia una latitud superior
que el resto de los climas A es un hecho a destacar, al igual que
el contraste que se establece latitudinalmente entre las fachadas
orientales de los continentes donde se localiza el clima monzónico
y las fachadas occidentales en las que reina el desierto.
Aunque el clima monzónico suele estudiarse preferentemente so­
bre las regiones asiáticas, por su mayor amplitud, debemos resaltar
que no es exclusivo de éstas, sino que podemos encontrarlo también F ig u ra IX .4. Este gráfico m uestra cómo se diferencian ios climas A w de los A m en
en otros continentes (figura VIII.2). e l sistema de Kóppen.

322 323
COCHIN, India 09°58' N, 76»14' E, 3 m.
Otro hecho a destacar es que las precipitaciones se producen de E F M A My J Jl
forma repentina, lo cual ha llevado a hablar de la explosión del Ag S 0 N D AÑO
T.- X 27 28 29 29,5 29
monzón. 26,5 26 26,5 26,5 26,5 27,5 27,5 27,5
P mm 23 20 50 124 297 722 592 353 195 340 170 40 2926
b) Causas que dan lugar a estas características climáticas

Al tratar de la distribución de las precipitaciones en el mundo Q U A N G -T R I, V ie tn a m 16°44' N, 107°1 V E, 7 m .


(tema VII) vimos el mecanismo general de los monzones, de modo
E F M A My J Jl
que aquí solamente recordaremos algunos aspectos del complejo Ag S 0 N D AÑO
mecanismo que da lugar a este clima. Si observamos la zona asiática, T.“ °C 20 20,5 23 26,5 28,5 29,5 29,5 29,5 27,5 25 23 21 25
veremos que en la época de lluvias, el verano, las masas de aire P mm 170 55 68 55 99 76 89 96 936 561 566 305 2536
tropicales se han desplazado hacia el Norte en función del balanceo
estacional, en mayor grado del normal, debido a la localización muy
alta en latitud que ha tomado el Jet Stream, forzado por la posición Y A K A R T A , In d o n e s ia 6°1 1' s, 106°50' E, 8 m.
del Himalaya. En esta situación de circulación general, las abundan­
E F M
tísimas precipitaciones que se registran deberán proceder de unas A My J Jl Ag S 0 N D AÑO
fuertes ascendencias de aire, cuyo motor, como podremos deducir, JO OQ 26 26 26,5 27 27 27 26,5 26,5 27 27 26,5 26,5 26,5
se encontrará en: P mm 299 299 210 147 114 96 63 43 66 111 142 203 1793

— Ascendencias ciclónicas de origen dinámico, influidas por la


posición del Jet Stream.
— Efectos de convergencia intertropical de origen dinámico.
— Fuertes gradientes provocados por masas de aire frío en altitud.
— Efectos orográficos de enfriamiento adiabático.
— Acción de ios ciclones tropicales.
— De forma indirecta, debemos considerar las bajas presiones COCHIN
continentales de origen térmico y la circulación de vientos a
que dan lugar, a los que hay que añadir el flujo general del
Suroeste, que aporta masas de aire húmedo procedentes del
océano, y la acción de las corrientes marinas cálidas de las
costas orientales, que mantienen la inestabilidad del aire.

Por su parte, en invierno, la estación seca queda determinada por


situaciones atmosféricas que aportan masas de aire seco o que impiden
la llegada de masas de aire húmedo. Así nos encontramos con:
Altas presiones continentales de origen térmico sobre el continente
asiático, que aportan vientos fríos y secos, los cuales, como además
en su trayectoria descienden de latitud, se van recalentando pro­
gresivamente. Un hecho a considerar como introductor de variaciones E F M A M y J J IA g S O N D
E F M A M y J J I Ag S O N D E FM AM yJJIAgSO ND
del típico régimen monzónico en esta estación, es el desplazamiento
hacia el Sur del Frente Polar y el Jet Stream y, consiguientemente, F ig u ra IX .5. El clima monzónico cuenta con distintas variedades climáticas, algunas
la acción de los alisios con vientos del Norte y NE en el Hemisferio de las cuales se representan en estos climodiagramas. Obsérvese que la escala vertical
no sigue la regla del doble valor de Pm m que de T' p o r necesidades de representa­
Norte, que aportan masas de aire tropicales, tanto continentales como ción.
marítimas, que pueden provocar lluvias invernales en algunas zonas.

324 325
c) Variedades climáticas desértico, se le considera como un clima ubicado en sus márgenes
(figura IX.6).
Las diferencias que se establecen en el régimen de precipitaciones Hay que destacar que las regiones áridas abarcan una gran ex­
del clima monzónico se deben a las condiciones geográficas de la tensión, calculada en un tercio de la superficie terrestre, que afecta
región considerada, es decir, a su configuración orogràfica y su tanto a zonas intertropicales como a templadas y polares.
posición con respecto a esa orografía, a su localización costera,
interior o insular, etc., en relación con unas u otras masas de aire, a} Características climáticas
que vayan más o menos cargadas de humedad (figura IX.5.)
La diversidad que introduce este hecho es notable. Así podemos — Lluvias escasas e irregulares.
encontrar: — Aire extremadamente seco, cuya humedad relativa queda por
debajo del 50 por 100, alcanzando incluso un 20 por 100.
— Régimen con un fuerte contraste entre la estación seca y la — Fuerte oscilación térmica diaria.
estación lluviosa, en regiones afectadas por las masas de aire — Diferencias entre los distintos tipos de desiertos, cuyas carac­
seco continental que se sitúa en invierno sobre Asia. terísticas podemos observar en el cuadro IX.1.
— Régimen con precipitaciones causadas por mecanismos fro n ­
tales, o por efectos orográficos, durante el invierno del He­ CUADRO IX.1.
misferio Norte.
— Régimen de lluvias semejante al Ecuador, como sucede en el CARACTERÍSTICAS DE LOS DISTINTOS CLIMAS DESÉRTICOS
archipiélago indonesio.
SUBTROPICALES
SUBTROPICALES DE A.P ZONAl TEMPLADA
d) Rasgos biogeográficos COSTEROS

— T.^ medias elevadas. — T.“ regulares y suaves. Amplitudes medias más


— T.“ extremas acusadas. — Amplitud diaria modes­ elevadas que en los
Este clima presenta, en cuanto a suelos y régimen fluvial, unas — Insolación del 90 por ta. otros.
características muy parecidas a los climas de estación seca que 100. — Variaciones estaciona­ Fuertes amplitudes dia­
hemos visto en el apartado anterior. En cambio, su vegetación es — Humedad relativa infe­ les de T." según la la­ rias hasta 90 °C.
rior al 50 por 100. titud. — Inviernos fríos y prolon­
diferente, similar a la de selva ecuatorial. — Fuerte evaporación. — Aire saturado de hu­ gados.
— Escasas precipitaciones medad y nieblas fre­ Veranos tórridos.
e irregulares. Muy bre­ cuentes. Fuerte insolación.
ves y débiles. — Vegetación bastante
— Vegetación escasa. densa.
2. LOS CLIMAS ESTEPARIOS Y DESÉRTICOS (B)

CABO JUBY (BWh) 2 7 W N/12°55' W


El desierto caracteriza a toda región donde la acusada aridez E F M A My J Jl Ag S 0 N D AÑO
reduce a la mínima expresión la vida vegetal y animal. Aridez es
T.“ X 16,5 16,5 17 18.Ei 19 20 20,5 21 21 20,5 ‘19,5 17 19
un concepto que tiene en cuenta las relaciones entre temperaturas
P mm 7 5 5 <1 <1 <1 <1 <1 7 <1 15 7 48
y precipitaciones, en función de las cuales se hace referencia a un
elevado grado de sequía. El límite que marca cuándo una región
puede considerarse como árida varía ligeramente según el índice de
MONTERREY (BSh) 25°40' N/100°18' W
aridez empleado.
La escasez de agua es el rasgo principal que define a estos E F M A My J Jl Ag S 0 N D AÑO

climas. Según sea mayor o menor dicha escasez, la clasificación T.“ °C 14,5 16,5 19 23 25 27 27 28 25,5 22 17 14 21,5
climática matizará la existencia de un clima BW de desierto o un 38 20 559
P mm 15 17 20 33 33 76 58 61 132 76
clima BS de estepa, que, al tener una mayor humedad que el

326 327
ODESA (BSk) 46°29' N /3 0 ‘>44' E
Al tratar de la clasificación climática, ya hablamos de la importancia
E F M A My J Jl Ag S 0 N D AÑO que tiene en estos climas la evapotranspiración potencial y no sólo
°C -4 -2 2 8 16 20 22 24,5 165 11 4 -1 9,5
el volumen de precipitaciones, ya que un mismo volumen de pre­
cipitaciones escasas, en el caso de un clima frío pueden ser sufi­
P mm 25 17 17 28 28 48 40 35 28 35 28 28 357
cientes puesto que la evaporación es muy reducida, mientras que,
por el contrario, en el caso de un clima cálido pueden acarrear
S U FU (BW k) 39 °2 4 ' N / 76 °07' E importantes problemas de agua. Por ello, no resulta correcto intentar
F M A My
delimitar los climas secos en relación con la isoyeta de 250 mm,
E J Jl Ag S 0 N D AÑO
que es la que se ha tom ado en algunas clasificaciones realizadas
T.“ °C -5 - 0 ,5 7,5 15 20,5 24,5 26,5 25,5 21 14 5 -2 ,5 13
exclusivamente en base a la precipitación, a pesar de que este
P mm 15 2 12 5 7 5 10 7 2 2 5 7 79 volumen de lluvia concuerde en gran parte con los límites externos
del desierto subtropical y de las estepas de las latitudes medias.
Pmm T.‘ "C Así pues, estos climas dependen del equilibrio térmico entre
temperatura y precipitación. Hay que considerar también que la acción
de los vientos desecantes juega un importante papel en la evapo­
ración. En algunos sitios, se ha calculado que la evapotranspiración
potencial alcanza los 3.000 mm./año, lo que equivale a la evaporación
de un espesor de 3 metros de agua de cualquier zona embalsada.
Esta capacidad de evapotranspiración tiene un efecto importante
sobre las aguas subterráneas, las cuales se elevan debido a la acción
-6 0 30-
de esa evaporación, situándose próximas a la superficie.
-4 0 20-

-2 0 10- bj Causas que dan lugar a estas características climáticas

E F M A M yJ Jl Ag S O N D E F M AM yJ Jl Ag S O N D
Como ya sabemos, las precipitaciones van ligadas a movimientos
T.“ °C Pmm T." »C Pmm
ascendentes de las masas de aire húmedo, por lo que para explicar
la aridez deberemos considerar aquellas situaciones que dificulten,
de forma más o menos permanente, este ascenso y enfriamiento
del aire.
Las causas que dan lugar a la existencia de regiones áridas pueden
encontrarse en distintas latitudes, aunque con distintas características,
como vimos en el tema VII.
— En la zona tropical, la aridez va asociada a la subsidencia
provocada por las altas presiones subtropicales estables, al efecto
de los alisios continentales, a la localización de una región en zona
de sombra pluviomètrica y a la influencia de las corrientes marinas
frías. En las altas presiones subtropicales, el aire se comprime y
E F M A M yJ Jl Ag S O N D calienta al descender, desecándose y estimulando la evaporación.
Hay que destacar que, en estas zonas, las altas presiones sólo están
Figura IX.6. Obsérvense las diferencias existentes entre los climas de estepa (BS, estables durante todo el año en las fachadas occidentales de los
estaciones de Monterrey y Odessa), y de desierto (BW, estación de Cabo Juby y
Sufu). Igualmente debe observarse las diferencias que se dan entre las dos estaciones
continentes, mientras que en las fachadas orientales se desplazan
de cada grupo, que está en relación con la latitud. en verano, dando lugar a los climas Am que acabamos de ver. En

328 329
los desiertos tropicales dominados por las altas presiones se dan húmedo y con abundantes nieblas, aunque su suelo sigue siendo
las características más representativas del desierto (cuadro IX. 1). seco. Esta mayor humedad lleva consigo que las temperaturas ex­
Los vientos alisios continentales, que soplan constantemente so­ tremas sean más moderadas, con lo que se reduce su oscilación
bre estas zonas, son vientos desecados a su paso por el continente, térmica. Así, sus temperaturas medias anuales se sitúan próximas a
por lo que no pueden aportar precipitaciones. los 18 °C, unos 5°C menos que en el caso anterior (véase en la
Por su parte, las barreras montañosas producen el efecto de figura IX.6 la evolución de las temperaturas en los distintos desiertos).
sombra pluviomètrica, puesto que los vientos húmedos, al elevarse Este clima, según la clasificación de Kóppen, se define con BWn
en la vertiente de barlovento, descargan su humedad a través de la (n= nebel= niebla frecuente), también se le identifica con BWk
precipitación, mientras que a sotavento, a esta sombra pluviomètrica (k = temperatura media anual inferior a 18 °C).
se une el efecto foenh que recalienta y reseca más el aire; los Hay que hacer notar que estos desiertos costeros se prolongan
desiertos de este tipo suelen conocerse con el nombre de desiertos hacia el interior dibujando una diagonal.
de barrera.
Finalmente, las corrientes marinas frías (en las fachadas occi­ — En las zonas templadas, los desiertos se originan por una
dentales), sobre las que consiguientemente se ha instalado una masa degradación continental o por su localización en zonas de sombra
de aire frío marítimo, al llegar a unas tierras que por su latitud tienen pluviomètrica. Su localización está en el interior de los continentes,
unas temperaturas más elevadas, disminuyen su humedad relativa comprendida entre los 35 ° y los 50 ° de latitud Norte, no existiendo
(el aire cálido puede contener mayor cantidad de vapor de agua en el Hemisferio Sur. La disposición orogràfica tiene una gran im ­
que el aire frío), con lo que se reducen sus posibilidades de pre­ portancia puesto que el efecto foehn, como ya sabemos, puede llegar
cipitación aunque, en contraposición, sí se crean abundantes brumas. a crear climas desérticos a sotavento de los grandes sistemas mon­
Otra explicación de los desiertos costeros se fundamenta en su lo­ tañosos. Así, debemos observar cómo la disposición Norte-Sur de
calización en el borde oriental de las altas presiones marítimas sub­ los principales sistemas montañosos en América, provoca una dis­
tropicales; así, se cree que en la circulación de estas altas presiones, posición también Norte-Sur de los desiertos; mientras que en Asia,
el aire de los bordes orientales del bucle anticiclónico va descendiendo la disposición Este-Oeste de los sistemas montañosos, da lugar a
según se desplaza hacia afuera, con lo que se produce un calentamiento una disposición también Este-Oeste de las regiones desérticas. Igual­
adiabático y, por tanto, una reducción de la humedad relativa. mente, es importante observar el mecanismo de la circulación general
Las esporádicas lluvias que se registran en estos climas, se deben atmosférica para comprender su origen; así, en invierno, el fuerte
a la penetración de aire marítimo ecuatorial o tropical, que da lugar desarrollo de la alta presión canadiense y siberiana impide el paso
a importantes borrascas de convección. Por su parte, la variación a las depresiones oceánicas y aportan un aire continental frío y seco,
diaria de la temperatura es muy notable, más interesante de estudiar mientras que en verano, con el balanceo estacional hacia el Norte,
que la variación media anual (ésta varía entre 17 °C y 22 °C). La estos lugares se ven afectados por masas de aire tropical continental
ausencia de humedad es fundamental (recordemos el efecto ter- muy cálido; ello produce una fuerte evaporación, de modo que
morregulador del agua y de reflexión de las nubes) pues ello favorece aunque caiga alguna precipitación ésta es poco aprovechada.
un mayor calentamiento del suelo y del aire durante el día (se De este modo, estas regiones nunca se ven favorecidas por la
alcanzan las temperaturas más altas del globo en la estación estival). llegada de aire húmedo, es más, las perturbaciones de la circulación
Durante la noche, al no retener el vapor de agua la irradiación, se del Oeste llegan ya muy debilitadas, provocando preferentemente
produce una rápida pérdida del calor del suelo y de las capas bajas ráfagas de viento y tempestades de arena más que precipitaciones.
de la atmósfera; debido a ello se alcanzan unas fuertes oscilaciones La diferencia climática de los desiertos de latitudes templadas con
térmicas, de las más altas de la Tierra junto con los climas de respecto a las tropicales está en la mayor rigurosidad del invierno
montaña. Su clasificación según Kóppen es BWh. y en que su variación anual de temperaturas es también mucho
En cambio, los desiertos tropicales costeros, localizados en la mayor (en torno a los 32 °C).
fachada occidental de los continentes, entre los 15° y los 30° de Según la clasificación de Kóppen, estos desiertos continentales
latitud, presentan unas características distintas (cuadro IX.1). Estos se identifican con BWk.
desiertos costeros muestran una mayor humedad que los anteriores; — En las zonas polares, los desiertos son de otra naturaleza, en
así, ya no encontramos un aire seco y cielos limpios, sino aire relación con los suelos permanentemente helados en superficie, si-

330 331
tuados más allá de la tundra, y de masas de aire seco. Sobre su
superficie helada, las masas de aire se estabilizan manteniendo su
baja temperatura, favorecida por la irradiación, y, allí donde se dan
i
desniveles topográficos, estas masas de aire se deslizan por gravedad U)CC
PE
hacia los valles, originando fuertes vientos. El norte seco de Groen­ “=2
landia es un ejemplo de desierto frío.

c) Rasgos biogeográficos
ii
Los rasgos biogeográficos de los desiertos, como ya hemos men­
cionado al principio, presentan una gran pobreza de vegetación; así,
encontramos una vegetación de m atorral bajo y desértico adaptada
4h
a la sequía, tan sólo existen algunas manchas con ausencia de
vegetación y parece que ello está relacionado más con el tipo de
suelo que con la ausencia de precipitaciones. En los desiertos cos­
teros, donde la humedad es mayor, se dan algunas plantas carac­ (0
^ (0
á
terísticas que pueden vivir de la humedad que aportan las nieblas. —

Los suelos, en todos ellos, son secos, desérticos arenosos y


litosoles.

i'i
oc ^
a.
>m<

Los cursos de los ríos tienen un régimen discontinuo y en los


P.<
desiertos más puros puede dar lugar a un arreísmo (ausencia de
desagüe) mientras que en las zonas menos marcadas por la aridez ü
z
ii
ÍS
suele darse un endorreismo (ausencia de desagüe hacia el mar). 8 <
En las zonas periféricas de estepa, la mayor humedad lleva consigo Sí2
la existencia de suelos pardos de estepa y de una vegetación her­
bácea trópica!. So
CD
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Q< “a

332
333
TEMA X
LOS CLIMAS DE TIPO C, D Y E

ESQUEMA/RESUMEN

Introducción

1. Climas de las latitudes templadas


— Factores: Circulación general atmosférica.
Latitud.
Distribución de tierras y mares.
Configuración de los continentes.
Corrientes marinas.

1.1. Climas mesotérmicos.


Características generales.
— Estaciones definidas por las temperaturas.
— Gran variabilidad del tiem po atmosférico.
— Modificaciones climáticas en latitud y según su posición
costera o interior.
— El mes más frío superior a -3°C .

1.1.a. Clima lluvioso templado, húmedo en todas las es­


taciones, de la fachada oriental de los continentes
(Cfa). Características:
- Verano largo, cálido y húmedo.
- Invierno corto, suave y lluvioso.
a) Causas.
- Circulación altas presiones subtropicales.
- Bajas presiones térmicas.
b) Variedades climáticas
- Diferencias entre el Hemisferio Norte y el He­
misferio Sur.
- Diferencias del clima Cfa entre Asia y América.

335
- Abundantes precipitaciones todo el año.
c) Rasgos biogeográficos - Elevada humedad.
- Vegetación: variada, especies tropicales y tem ­ - Fuertes vientos.
pladas.
a) Causas.
- Ríos: aguas bajas en invierno y altas en verano.
- Suelos: lateríticos, arcillas rojas, óxidos de - Acción termorreguladora del océano.
hierro. - Corrientes marinas cálidas.
- Masas de aire polar marítimo.
1.1.b. Clima lluvioso templado con verano seco (Csa, Csb).
Características: b) Variedades climáticas.
- Diferencias en latitud.
- Verano cálido y seco. T.® superior a 22 °C.
-
-
-
Invierno suave y lluvioso.
Nubosidad escasa.
Vientos característicos.
1 c)
- Degradación hacia el interior.
Rasgos biogeográficos.
- Vegetación heterógena: bosques mixtos, ro­
- Diversidad de matices en latitud y por continen- bles, fresnos, coniferas, aliagas, brezos.
talización. - Ríos: régimen regular.
a) Causas. - Suelos: podzoles, pardos.
- Balanceo estacional de la A.P. subtropicales.
- Invasión de masas de aire frío en invierno. I 1.2. Climas microtérmicos (Dw, Dwb).
Características generales:
- Características térmicas del mar Mediterráneo.
- Corrientes frías fuera de la cuenca mediterrá­ — Inviernos largos y fríos. T.® inferior a -3 ° C .
nea. — El mes más cálido supera los 10 °C.
- Ondulaciones del Jet Stream. — Fuerte amplitud térmica.
- Circulación del Oeste. — Volumen reducido de precipitaciones.
b) Variedades climáticas. — Precipitaciones de nieve.
- Csa en la cuenca mediterránea. a) Causas.
- Csb en costas afectadas por corrientes frías. - Frente polar.
- Degradación hacia el interior del continente.
- A.P. térmicas continentales.
c) Rasgos biogeográficos.
b) Variedades climáticas.
- Vegetación: xerófila.
- En latitud.
Cuatro formaciones típicas: estepa herbácea,
- En relación con su mayor o menor continentalidad.
estepa arbustiva, maquis, garriga.
- Ríos: régimen muy irregular, con fuerte estiaje c) Rasgos biogeográficos.
en verano.
- Suelos: muy diversos y muy erosionados. - Vegetación: gradación en latitud. De S. a N.: estepa/
Castaño-rojizos, pardo-rojizos, costras calcá­ pradera / mezcla de coniferas y frondosas, taiga.
reas. - Ríos: régimen irregular.
Congelación de las aguas en invierno. Aguas altas en
1.1.c. Clima marítimo de latitud media en la costa occi­ primavera.
dental de los continentes (Cfb, Cfc). Características: - Suelos: gradación latitudinal. De S. a N.: suelos grises/
chernozam / tierras pardas/ podzoles.
- Débil oscilación térmica.
337
336
T
2. Climas de las altas latitudes. Climas de hielo (Ej. — Im portancia de la nieve en altura.
— Vientos locales.
Intoducción
a) Causas.
Características generales:
- M odificaciones por la altitud.
— T.^ del mes más cálido inferior a 10 °C. - C onfiguración y disposición del relieve.
— Diferencias ET y EF.
b) Rasgos biogeográficos.
2.1. Clima de tundra (ET). - Vegetación: gradación en altura.
- Ríos torrenciales de régim en nival.
- Ningún mes supera los 10 °C.
- Elevada amplitud térmica anual.
- Precipitaciones escasas, inferiores a 250 mm.
- Fuertes vientos huracanados.
- Niebla, denominada humo ártico.

2.2. Clima de hielo perpetuo (EF).

- Ningún mes supera los 0°C.


- Precipitación escasa.
- Elevada amplitud térmica anual.
- Fuertes vientos de gravedad.

2.3. Rasgos biogeográficos.

- Vegetación: desaparición del arbolado. Vegetación pobre


y raquítica. Liqúenes, musgos, plantas achaparradas.
- Ríos: helados, sólo en verano en los climas ET pasan a
estado líquido.
- Suelos: permafrost.

3. Climas no zonales.

Introducción

3.1. Climas de montaña. Características:

- Disminución de la temperatura con la altitud.


- Fuertes oscilaciones térmicas diarias.
- Aumento de la radiación ultravioleta.
- Diferencias térmicas según la exposición a solana o
umbría.
- Precipitaciones más regulares que en las tierras próximas.
- Diferencias de humedad según la exposición a las masas
de aire.

338
INTRODUCCIÓN

Siguiendo con la clasificación de Kóppen, en este tema estudia­


remos la diversidad climática de la zona templada, los climas de las
altas latitudes y los climas de montaña. Estos últimos, a diferencia
de los otros dos grupos, no son climas zonales, sino que pueden
encontrarse en todas las latitudes aunque con distintas características.
En cada uno de los climas se analizan sus características, causas,
variedades y rasgos biogeográficos, que nos permitirán conocer,
com prender y explicar los distintos paisajes que se encuentran en
estas zonas.

1. CLIMAS DE LAS LATITU D ES TEM PLADAS

Se consideran c o m o pertenecientes a las latitudes templadas las


regiones comprendidas entre los trópicos y las isotermas de 1 0 “C
del mes más cálido, siendo una zona que contiene una gran diver­
sidad climática.
Los climas templados, en su conjunto, presentan una diferencia
fundamental con respecto a los climas intertropicales que acabamos
de estudiar: sus grandes contrastes térmicos estacionaies. Estos
contrastes hacen que se definan unas estaciones de verano e invierno
en relación con las temperaturas y no solamente en función de las
precipitaciones, c o m o ocurría en los climas de tipo A. Esta alternancia
térmica estacional también los diferencia de los climas fríos de tipo
E, en los que sus bajas temperaturas, inferiores a 1 0 “C, impiden
<iue pueda considerarse la existencia de un verano.
Entre los propios climas templados verem os c ó m o se establecen
diferencias en relación con la amplitud térmica anual y con el régimen

341
y estacionalidad de las precipitaciones. Para co m prender esta diver­ distribución. Este hecho se aprecia esencialmente en el Hemisferio
sidad climática deberemos tener en cuenta diversos factores, com o Norte, más continental que el Hemisferio Sur, en el cual las reducidas
son: la circulación general atmosférica, la situación en latitud, la franjas de superficie continental de las latitudes templadas hacen que
distribución de tierras y mares, la configuración de los continentes predomine el carácter zonal. Así, en el Hemisferio Norte, la división
y la influencia de las corrientes marinas en las zonas costeras. climática es menos zonal, prácticamente sólo interviene para deter­
a) En la circulación general atmosférica de la zona templada, minar la duración de cada estación térmica. Por ello es importante
c o m o recordaremos del tema V, hay que destacar los siguientes conocer la posición interior, costera o insular, y la orografía puesto
aspectos: que cada una de ellas introducirá modificaciones.
d) Finalmente, las corrientes marinas, según sean cálidas o frías,
tendrán distinta repercusión climática c o m o ya vim os en el tema VI.
— La circulación del Oeste, que es continua a lo largo del año.
La influencia de éstas junto con la circulación general atmosférica,
Esta circulación aporta masas de aire marítimo sobre las fa­
repercutirá en una diferenciación climática entre las fachadas orien­
chadas occidentales de los continentes y empuja, hacia el Este,
tales y occidentales de los continentes.
las bajas presiones que jalonan el Frente Polar.
Una vez recordados estos aspectos, tenemos una primera base
— El contacto de las masas de aire tropical y polar que quedan
de subdivisión climática, en función de la latitud, entre climas de
separadas por el Frente Polar. La oscilación estacional Norte-
tipo C (mesotérmicos) y climas de tipo D (microtérmicos), los cuales,
Sur del Frente Polar y sus ondulaciones implican importantes
a su vez, los dividiremos en relación con su posición interior o
variaciones del tiempo atmosférico en esta zona y la creación
costera. Con respecto a los climas de localización costera, habrá que
de fuertes inestabilidades, dando lugar a cambios en el sentido
diferenciar sus características en relación con su situación en la
de los meridianos.
fachada oriental u occidental de los continentes. Así, a continuación
— La incidencia de la circulación celular en el interior de la zona
estudiaremos más detenidamente los climas Cf, C w , Cs, Df y D w
templada, motivada por los contrastes geográficos. Así, se
(obsérvese su distribución en el mapa de la figura VIII.2).
forman centros de altas presiones en invierno en el interior
de los continentes m u y fríos, pudiendo bloquear la circulación
del Oeste inicialmente establecida. Los anticiclones térmicos
más representativos son los de Manitoba, Escandinavia, Fin­ 1.1. Climas mesotérmicos (C)
landia, Rusia, Siberia y Europa Central. Igualmente, se forman
bajas presiones térmicas sobre el océano, en relación con las Los climas mesotérmicos son los que se encuentran situados a
aguas templadas, c o m o por ejemplo en el Golfo de Génova. m enor latitud dentro de la zona templada y, por lo tanto, los que
Estas situaciones se invierten en verano c om o ya estudiamos. alcanzan unas temperaturas más elevadas. Alg u n o s de los climas
De este m o d o, se forma un conjunto de centros de acción, que Kóppen clasifica en este grupo, c o m o es el caso de los Cfa y
separados por frentes de diversas direcciones (Oeste-Este, Nor- Csa, es frecuente encontrarlos en otras clasificaciones bajo la de­
te-Sur, etc.) que acentúan la diversidad de la circulación celular nominación de climas subtropicales. Este término quiere resaltar la
en todas direcciones. suavidad térmica de los inviernos en estos climas, en oposición con
los climas de invierno frío, que aparecen denom inados c o m o te m ­
I
b) La importancia de la localización latitudinal debe resultarnos plados propiamente dichos, y entre los cuales se incluirían climas
un hecho evidente si recordamos la influencia que tiene la latitud
f de tipo C y D de la clasificación de Kóppen.
sobre las temperaturas, en relación con la mayor o m enor perpen­ Entre los climas mesotérmicos se establecen diferenciaciones en
dicularidad de los rayos solares. Así, en líneas generales, cuanto función de la estacionalidad de las precipitaciones (Cs, C w , Cf), hecho
más alta en latitud se sitúe una región climática más bajas serán que se relaciona con su posición en el interior, en la costa oriental
sus temperaturas. o en la costa occidental de los continentes. A su vez, su clasificación
c) La distribución de tierras y mares es un factor m u y importante, es matizada en relación con el calor estival «a », « b » o « c » dando
hasta el punto de que se ha llegado a afirmar que la división climática las combinaciones Cfa, Cfb, Cfc, Cwa, C w b , C w c, Csa, Csb y Csc.
en la zona templada se realiza, sobre todo, en función de la citada Las características deí clima C, co m ú n a todas las combinaciones

343
342
que acabamos de citar, son c o m o ya hemos mencionado en otros
o temas:

P
8-g
! — La acusada existencia de dos estaciones definidas por las
^ ^ (D 03 03 temperaturas.
D o S G o
-o
CN 03 O — Temperaturas medias que no descienden de - 3 ° C .
< — La gran variabilidad del tiempo atmosférico.
> s
— Modificaciones climáticas en latitud.

I
«2 o ICO I^
s 8 — Variedades climáticas, según su m ayor o m enor proxim idad al
;5 -2
mar y según la fachada continental en que se localicen.

«—

Hay que tener en cuenta que, al estudiar individualizadamente las
Sg
g 03 ? características de cada uno de ellos, va m os a definir sus rasgos más
'C3
C-Í5 puros, pero en todos se produce una progresiva degradación hacia
g •o5 CJ el interior en cuanto a precipitaciones, humedad y oscilación térmica,
co CJ
al tiempo que el ascenso en latitud se traduce en una disminución
iì,s
general de las temperaturas. En la figura X.1 pod em os verlos re­
^ 2i presentados y apreciar las diferencias que presentan en su conjunto,
así c o m o su carácter más o menos agradable para el hombre.
■gSo
o
(/) h I l i
O
tl^
p£ t 1.1.a. Clima lluvioso templado, húmedo en todas las estaciones
de la costa oriental de los continentes (Cfa).
§
5 l l ^o
o>§
Este clima, según otras clasificaciones, po d em o s encontrarlo ta m ­
□ I l i bién bajo el nombre de subtropical húmedo (S T R A H L E R ) o de clima
u
chino (E. M A R T O N N E ) . Su localización se sitúa sobre las fachadas
S I " "
orientales de los continentes, afectando a la China oriental, gran
o ^"5 1S parte del Sur del Ja p ón , Sureste de los E E U U , costas del Golfo de
1^
México, Uruguay, Brasil meridional. Pampa argentina húmeda, África
g I•^3I:3 del Sur y Sureste de Australia.
o Estos climas, c o m o su propia clasificación indica, tienen las si­
g O +2-Ji guientes características (figura X.2):

§
Ps
CJ CJ
— Verano largo, cálido y húmedo.
iS-g — Invierno corto, suave y lluvioso, con sequía atenuada.
o
co l§
Ì3 '»
/ §s C o m o vem os, este clima, considerado c o m o de transición del
8
- I tropical al templado, carece de estación seca, siendo su precipitación
- °o S abundante a lo largo de todo el año, puesto que, por lo general,
. CJ el mes más seco suele recibir más de 30 m m . de precipitación.
Las temperaturas anuales alcanzan una oscilación relativamente
<D^
= ■0 grande, similar a la de los desiertos tropicales, pero con una menor
03 CO
U _ i5

345
344
-2 0 0 W I L M I N G T O N 34‘'14' N
B U E N O S AIRES Pmm
W IL M IN G TO N Pm m -200
E F M A My J Jl Ag S 0 N D AÑO
-1 8 0
-1 8 0 16,5 21 25 26,5 26,5 23,5 18,5 13
T.“ °C 8,5 9 12,5 9 17,5
T . “ °C
T . “ °C -1 6 0 p mm 84 84 91 68 86 129 180 162 114 84 50 71
f-160 1193

-140
-1 4 0 buenos a ir e s 34 °35' S

-120
h120 T.- % 23,5 23 21 17 13 9,5 10 11 13 15 19 22 16,5

rlO O
-100 P mm 78 71 109 89 76 61 55 61 78 86 84 99 947

-8 0
h80 S H A N G H A I 31 °10' N

-6 0 T.“ X 4,2 4,7 8,6 14,4 20,0 23,5 27,8 27,8 23,3 18,6 12,2 6,9 15,1
-6 0 30^
30-
P mm 48 58 84 94 94 180 147 142 130 71 51 36 1135
\
N\
-4 0
- 40 20 -
20-
L/ N
-20 Figura X.2. Variedades de! clima lluvioso templado, húmedo en todas las estaciones,
10 -
-20 10- de ia costa oriental de los continentes (Cfa). Obsérvense las diferencias entre las
estaciones del Hemisferio Norte y el Hemisferio Sur.
E F M A M y J J I A g S O N D
E F M AM yJ JlA g B O N D

temperatura en verano, debido a la moderación que introduce la


elevada humedad. El verano, con sus elevadas temperaturas, pre­
cipitación y humedad, puede dar un ambiente similar al del clima
de la selva ecuatorial. En cambio, el invierno puede verse afectado
SHANGHAI
Pmm
por bajas temperaturas, inferiores a los 0°C, recordando a los in­
t-18 0 viernos del clima Mediterráneo.
T . " °C
h160
a) Causas que dan lugar a estas características climáticas
-1 4 0
Estos climas, carentes de estación seca, d ebem os relacionarlos
-1 2 0 con una continua influencia de masas de aire húm edo, prestando
especial atención a los centros de acción dinámicos y más próximos.
rlO O En verano, las altas presiones subtropicales alcanzan su máximo
desplazamiento en latitud, afectando a la costa oriental entre los 25 °
-8 0
y 35®, con ello, las masas de aire tropical marítimo (cálido y húmedo)
invaden estas latitudes, siendo el origen del elevado calor y de las
-6 0
30-
abundantes precipitaciones costeras; este hecho, unido a la acción
/ de las bajas presiones térmicas que provocan tormentas y a la acción
-4 0
20^ l/
/ \ de algún frente, dan lugar a un verano m u y lluvioso. En invierno,
10 - / \ -20 al descender las altas presiones subtropicales en latitud, se reducen
las precipitaciones, siendo provocadas por los frentes propios de la
circulación de las latitudes medias, que incluso pueden dar lugar a
E F M A M y J JlA g S O N O

347
346
!
alguna precipitación de nieve cuando estas regiones se ven afectadas (Argentina) en ei Hemisferio Sur, ve m os cóm o se manifiesta la acción
por masas de aire polares. Al final de la primavera, las precipitaciones moderadora del océano sobre las temperaturas de Buenos Aires, al
se ven incrementadas por la m ayor incidencia de las perturbaciones tiempo que sus precipitaciones están más regularmente repartidas.
del Frente Polar. En otoño, las precipitaciones pueden incrementarse
por los ciclones tropicales que, ocasionalmente, pueden afectar a
c) Rasgos biogeográficos
estas costas.

b) Variedades climáticas Estas características climáticas dan c o m o resultado una vegetación


muy variada. Así, en estas regiones se asocian especies tropicales
C o m o ya hem os dicho al comienzo del tema, estos rasgos típicos y especies templadas, pudiendo encontrarse tanto bosques de hojas
van derivando gradualmente hacia otros climas, dando lugar a dis­ perennes y anchas, c o m o de hojas caducas y anchas e incluso de
tintas variedades. En el clima Cfa, estas variedades se diferencian hojas con forma acicular.
sobre todo en relación con las características de sus inviernos. En la parte más meridional predominan los bosques mixtos, que
Una primera diferencia pod em o s establecerla entre los climas Cfa pueden estar compuestos por especies c o m o bambúes, palmeras,
de los dos hemisferios. Así, la m enor masa continental del Hemisferio árboles y arbustos del tipo del laurel, todos ellos de hoja perenne;
Sur implica la falta de un anticiclón térmico invernal y la m enor por robles, hayas y castaños de hoja caduca, e incluso por coniferas
importancia de las masas de aire continental. Esta ausencia del com o pinos, y abetos, contando, por lo general, con un tupido
anticiclón continental del invierno hace que el Frente Polar apenas sotobosque. En la parte más septentrional pueden encontrarse pra­
afecte a estas latitudes, al no ser empujado por aquél. Por su parte, deras de hierbas altas; se discute si su origen se relaciona con el
el verano resulta menos cálido, al ser más reducida la invasión de clima o con la acción antròpica.
aire tropical y verse afectado por la acción refrigerante del océano Los ríos reflejan el régimen de precipitaciones, es decir, que
austral. Sus precipitaciones proceden de las perturbaciones de origen presentan aguas bajas en invierno y aguas altas en verano, aunque
tropical, que en otoño se ven sustituidas por las perturbaciones de no puede hablarse de un fuerte estiaje.
origen polar. Los suelos presentan las repercusiones de un clima hú m e d o con
Centrándonos ya en el Hemisferio Norte, se aprecian ciertas di­ afinidades tropicales; así, son características las arcillas rojas y ama­
ferencias entre el clima Cfa de Asia y de América, debido a la rillas y son ricos en óxidos de hierro y aluminio. Las abundantes
distinta influencia que ejercen los anticiclones térmicos Siberiano y precipitaciones dan lugar a un empobrecimiento en superficie por el
Canadiense. En el primer caso, el anticiclón tiene más fuerza que lavado que ésta sufre. T a m b ié n hay que considerar la tendencia
en el segundo; así, mientras que las masas de aire frío continental laterítica de las arcillas. Agrícolamente son suelos que resultan pobres
invaden gran parte de Asia, dando unos inviernos más secos, en para el cultivo.
América predomina la acción de la circulación ciclónica, que provoca
lluvias invernales casi tan importantes c o m o las del verano (esta
circulación ciclónica sólo afecta al extremo sur de la región asiática).
En ambos casos, la sucesión de tipos de tiempo varía en relación 1.1.b. Clima lluvioso templado con verano seco (Csa y Csb).
con las ondulaciones del Jet Stream, que pueden dar lugar a in­
vasiones de olas de aire frío o de aire cálido. Este clima se conoce de forma generalizada, en la m ayor parte
Estos contrastes pod em os verlos en los gráficos de la figura X.2. de las clasificaciones, c o m o mediterráneo, aunque también p od em os
Si c om param o s las estaciones de Shanghai (China) y W ilmington encontrarlo bajo el nom bre de clima subtropical con verano seco
(Carolina del Norte, E E U U ), ve m o s c ó m o efectivamente las precipi­ (S T R A H LE R ). Se desarrolla en la fachada Oeste o Suroeste de los
taciones de los meses de invierno son menores en la estación asiática continentes, entre los 30 ° y 40 ° de latitud, alcanzando hasta los 45 °
que en la americana, mientras que sus totales anuales son m u y de latitud en la Europa mediterránea. Si observam os el mapa de la
similares. En cuanto a la diferenciación que se puede establecer figura VIH.2, lo ve m os desarrollado en Chile Central, África del Sur,
entre las dos estaciones de observación del continente americano, Marruecos, Suroeste de Australia, California, Europa mediterránea,
la una, W ilmington en el Hemisferio Norte, y la otra, Buenos Aires Asia occidental e islas subtropicales com o Azores y Nueva Zelanda.

348 349
La orografía tiene una gran importancia en el desarrollo de estos
climas, puesto que la disposición de las cadenas montañosas paralela
y próxima a las costas (hecho que suele ocurrir con bastante fre­
cuencia, obsérvese c o m o ejemplo el caso de América) limita su
C U M A M E D ITER R A N EO expansión a estrechas franjas costeras. Por otro lado, queda también
m u y limitada su localización en el Hemisferio Sur, debido a que los
Pmm continentes alcanzan poco desarrollo en las latitudes propias de este
j- 1 8 0 clima. De este m od o, el clima mediterráneo sólo alcanza una cierta
T.“X ARGEL {36°A6‘ N) oc - 1 extensión en torno al Mediterráneo y en Asia occidental.
■ SAN FRANCISCO ^ PORTLAND
(37°47' N) (45“32' N) El efecto que tiene el mar Mediterráneo es también m u y importante
-1 4 0
para su desarrollo. Sus aguas, más bien cálidas, dan lugar a una
-120 reducción del frío invernal, característico del interior de los continentes
-100 en estas latitudes, favoreciendo las precipitaciones y manteniendo la
circulación ciclónica del Oeste.
-8 0
Las características (figura X.3) que definen este clima son:
-6 0
3 0 -

20- -4 0
— Verano cálido y seco, con ausencia de nubosidad y tiempo
\
-20
bd
10- estable.
tlJ — Invierno suave y lluvioso, con unas temperaturas medias del
E F M A M y J J I A g S O N D E F M A M y J J I A g S O N D
mes más frío situadas, por lo general, entre los 5° y los 15°,
aunque pueden producirse algunas heladas y nieves.
— Poca nubosidad y, consiguientemente, una abundante insola­
ción, que resulta superior a las 2.000 horas / año.
— El régimen de vientos varía de una región a otra. A mayor
latitud, los inviernos tienen vientos m u y fríos y característicos,
D A T O S TE R M O P L U V IO M É TR IC O S
que adquieren distinto nombre según las regiones: mistral en
A R G E L (36°46' N)
Provenza, tramuntana en el Rosellón, el bora dàlmata, etc. En
E F M A My J Jl Ag S 0 N D AÑO cambio, en las latitudes más bajas de este clima pueden llegar
T- X 12 13 14 16,5
vientos m u y cálidos durante el verano, c o m o son por ejemplo
19 22 24,5 25,5 24 20 16 13 18,5
el chehili del M ogreb, o el sirocco italiano.
P mm 111 84 73 40 45 15 <1 5 40 78 129 150 771 t — Diversidad de matices en relación con la latitud y con el grado
S A N FR A N C IS C O (37°47' N) de continentalidad.
T“ X 10 11,5 12,5 13 14 15 15 15 16,5 16 14 11 13,5

P mm 119 96 78 38 17 2 <1 <1 7 25 63 111 508 Al observar el contraste térmico entre cálido verano y suave
invierno, podría parecemos que existe una reducida oscilación, pero
P O R T LA N D (4 5°32' N)
lo cierto es que se observan fuertes contrastes entre verano e
T“ X 4 5,5 8 11 13,5 17 19 19 16,5 12,5 8,5 5 11,5 invierno. Así, por lo general, hay que pensar en un invierno con un
P mm 155 132 117 71 53 40 12 15 45 84 157 178 1059 número de heladas reducidas y con unas temperaturas medias en­
torno a los 10 °C. No obstante, en las latitudes más altas es frecuente
la presencia de repentinas olas de aire frío, que provocan una rápida
variación de la temperatura y crean fuertes contrastes térmicos en
pocos días, ya que se deben a la rápida sustitución de masas de
Figura X.3. Variedades dei dima lluvioso templado, con verano seco (Csa, Csb), Argel
(Csa); San Francisco (Csb); Portland (Csb) con degradación latitudinal hacia el N. aire cálido tropical por masas de aire frío polar.

350 351
A estas características térmicas invernales le suceden unas tem ­ establece la libre circulación del Oeste, propia de las zonas templadas,
peraturas elevadas en verano, que pueden superar, en sus valores que penetra libremente en la cuenca mediterránea, dando lugar a
máximos, los 40 °C, y son sobre todo estas elevadas temperaturas un tiempo más fresco y húmedo.
las que provocan la amplitud de las medias estacionales, hecho que
se hace más acusado en su degradación hacia el interior.
bj Variedades climáticas
Ta m b ié n las amplitudes térmicas diarias resultan elevadas, sobre
todo en el verano, en que la humedad es más reducida y la fuerte
insolación determina mayores temperaturas diurnas. Las diferencias se establecen en cuanto a la duración de la sequía
En sus precipitaciones, a un verano seco le sucede un lluvioso y a la intensidad del reparto estacional de las precipitaciones, co n ­
invierno, lo cual es preciso matizar. En general, hay que hablar de siderándose también la fuerza del viento.
un mediocre volum en de precipitaciones anuales, casi siempre inferior La clasificación de Kóppen establece dos tipos, el Csa y el Csb.
a 1.000 m m , con una progresiva reducción en su degradación hacia Podríamos decir que el Csa es el que corresponde a la cuenca del
el interior y en su descenso en latitud. Una idea de su progresiva mar Mediterráneo y el Csb a las zonas costeras que se ven afectadas
evolución en latitud nos la puede dar el hecho de que al clima por la influencia de corrientes marinas frías. Así, el invierno es m u y
mediterráneo se le considera c o m o un clima de transición entre el similar en am b o s climas, con la única salvedad de que ei Csb no
seco de los desiertos litorales tropicales y los esteparios (tipo B), se ve afectado por influencias continentales, por lo que son raras
que vimos en el tema anterior, situados a m enor latitud, y los climas las nieves y los hielos; en cambio, es el verano el que pone de
templados húm edos de la costa occidental, situados a m ayor latitud. manifiesto sus diferencias. En verano, la inexistencia de corrientes
Esta reducida precipitación se une a un también reducido núm ero marinas frías en la cuenca mediterránea y sus características de mar
de días de lluvia (por lo general, por debajo de 100) ya que, cálido, llevan consigo una m enor influencia marina moderadora de
frecuentemente, el agua cae en forma de fuertes tormentas. las temperaturas, por lo que éstas pueden elevarse notablemente.
C o m o ya hemos dicho, la m ayor parte de las precipitaciones caen En cambio, en el clima Csb, el verano alcanza unas temperaturas
en invierno, mientras que, el verano, aunque registre alguna preci­ solamente algo más elevadas que las del invierno, debido a la
pitación, alcanza un volum en m u y reducido; esto conlleva un im­ atenuación que ejercen las corrientes marinas frías y las ascendencias
portante déficit de agua ya que se combinan fuertes temperaturas de aguas frías próximas a las costas que se producen en estas
con la reducida precipitación, a lo que se unen los vientos, que latitudes. Estos hechos también hacen que se intensifique la esta­
contribuyen a aumentar la evaporación. Su irregularidad interanual bilidad de las masas de aire en verano y que éste sea seco, aunque
es otro hecho digno de resaltar. con un aire constantemente húmedo.
La variedad climática se ve motivada también por una paulatina
modificación latitudinal y hacia el interior. En su degradación con ­
a) Causas que dan lugar a estas características climáticas
tinental, hay que resaltar que solamente una estrecha franja litoral
presenta las características de un puro clima mediterráneo; en unos
Para explicar estas características termopluviométricas debem os casos, las cadenas rnontañosas impiden su penetración hacia el
tener en cuenta el balanceo estacional, que da lugar a un sistema interior (cadenas de África del Norte, reborde alpino, cadenas di-
de circulación meridiana. Así, en verano estas regiones se ven afec­ náricas, etc.), en otros casos, la continentalidad progresiva modifica
tadas por las altas presiones subtropicales que se encuentran en su sus características hacia una reducción de las precipitaciones del
m áxim o desplazamiento latitudinal, las cuales provocan un tiempo invierno, predominante en primavera y otoño, y hacia unos inviernos
estable, cálido y seco. más fríos y con fuertes heladas.
Por el contrario, en invierno, las altas presiones se desplazan a Latitudinalmente, la progresión se pone de manifiesto entre las
latitudes más bajas, con lo que se posibilita la circulación del aire características que se dan entre los márgenes más septentrionales
frío. Estas masas de aire frío, al entrar en contacto con las aguas y los más meridionales, cuyos contrastes se aprecian en el cuadro
tibias del Mediterráneo, dan lugar a una activa ciclogénesis de carácter X.1.
local. A dem ás, hasta el paralelo 30°, aparecen perturbaciones aso­ Si observam os los gráficos de la figura X.3, en los que se
ciadas a las ondulaciones del Jet Stream. Al m ism o tiempo, se representan los climodiagramas de Argel (Argelia), San Francisco

352 353
03 .A ' (California, E E U U ) y Portiand (Oregón, E E U U ), ve m os las diferencias

II s
O •i
que se establecen entre la cuenca mediterránea y las regiones in­
fluenciadas por corrientes frías. Igualmente po d em os apreciar las
e 2 ■• degradaciones que se producen hacia el Norte y hacia el interior.
Así, en el clima de Argel (Csa), se plasman todas las características
,g £ ^ « básicas de la cuenca mediterránea, de inviernos suaves y lluviosos
O Q. E iS

o O y veranos cálidos y secos. Contrastando con él, los datos climato­


o lógicos de San Francisco (Csb) muestran esa influencia de las c o ­
s
^ CD rrientes frías que moderan sus temperaturas estivales, mientras que
o
2 ’c el régimen de sus precipitaciones es similar. Para ver la evolución
'0 -O
Q o que se produce con el incremento de la latitud, nos puede servir
UJ
> o'""
C c om o ejemplo la observación simultánea de los climodiagramas de
^ 'O _co >
Z 0 o O o San Francisco y de Portiand, estación que se localiza más al Norte,
8 •D S w <5
W D
CD CJ
en la que ve m o s c ó m o se han reducido sus temperaturas y có m o
CD O
8>
§ Q_ ha aumentado el volum en de sus precipitaciones. Finalmente, la
CO (/) □
degradación hacia el interior se pone de manifiesto tanto en las
o. Csl 03 =
N
temperaturas c o m o en las precipitaciones; esta degradación suele
LU . 0
OU traducirse en una m ayor oscilación térmica, un ligero incremento de
O •O-C
0
1
CD CO ro ¡g las precipitaciones de verano y, sobre todo, unos máximos en otoño
(/) i_
^ ü
CD
g y primavera.
> :S
1“ CO

D E
^ w 0 >S
W (O g
iií 0 O E
o 2^(0- c) Rasgos biogeográficos
cc ■i
CD ^ (D
o CJ
<
D
O Las regiones mediterráneas presentan una gran diversidad de
UJ 00 suelos y de vegetación con las características típicas de los climas
03
O
(/) I semiáridos. La principal característica de vegetación es su adaptación
UJ 0
a la sequedad (xerófila) manifestada a través de sus profundas raíces
<
Z
1
Uj y del pequeño tamaño de sus hojas. Son típicos la encina, el
0 alcornoque, el enebro y los pinos, árboles todos ellos de hoja
D
perenne, aunque también los hay de hoja caduca y algo más ancha.

I,g I O
CD
>
1 T a m b ié n son característicos los arbustos c o m o las jaras y brezos, o
<0 '‘cS 0 o las típicas plantas aromáticas com o tomillo, romero, lavanda, etc.
UJ W)
Z La m ayor o m enor aridez y la composición del suelo dan lugar
O o 0
O
CJ a cuatro formaciones típicas:
< “V) .2
o
CJ S
E IX I — Estepa herbácea, en las regiones más áridas que anuncian la
o
o proxim idad del desierto; en ella es típico el esparto.
— Estepa arbustiva, en las regiones algo menos áridas que las
w anteriores, en las que se desarrollan thuyas y palmeras enanas.
_0
(D
c — iVIaquis, que se c o m p o n e de un denso sotobosque, en el que
wo (fí CO
0c crecen jara, brezos y m adroños salpicados, de forma aislada,
0 'Z. c o
0 c por pinos y encinas. Esta formación se instala sobre suelos
'c5 ^ 'CD 0 )
silíceos.
2 E

355
354
— Garriga, instalada sobre suelos calizos, es una formación baja,
menos tupida que la anterior, en la que los árboles y arbustos
dejan parte del suelo al desnudo. Esta formación parece pro­
venir de la repoblación tras los incendios forestales, m u y fre­
cuentes en los bosques mediterráneos.
í
El régimen de sus rios es m u y irregular, c o m o sus precipitaciones,
llegando a considerarse c o m o de los más irregulares del mundo.
Así, frente a un acusado estiaje en los meses de verano, que puede
dejar incluso totalmente secos los cauces de los ríos, se presenta
un otoño con fuertes y súbitas crecidas, provocadas por las violentas O O?
OO
m

in CNJ o 1—
o
Oí co“ co
<
tormentas, que dan lugar a frecuentes inundaciones. Este abundante
caudal arrastra, en las montañas, gran cantidad de materiales sólidos, CVJ O) LTÍ P" Ln
Q o' co co'
CO co
que posteriormente deposita en la llanura.
Los suelos, c o m o ya dijimos al comienzo de este apartado, son LD
CVJ tn o
co
c«^
Z CN in
m uy diversos. Las fuertes lluvias, junto a la deforestación que han
sufrido estas regiones, hace que, en m uchos casos, sean fuertemente n CNJ IT) o CNI
O ir> Oí co'
tn o
erosionados. Los más representativos son los suelos castaño-rojizos
y pardo-rojizos. La terra rossa o arcilla de descalcificación, de color TO CJl
CJÍ in
CO
00 r* in in
rojo pardo, resulta un reducto fértil en los suelos calizos. En las
regiones más secas, anunciando los suelos desérticos, suelen apa­ D) Oí ir> co^
o
< co o' oo

co co
recer costras calcáreas que no resultan fáciles de cultivar.
=5
evi
co
Oí - oo C3Í
CM

m (£> CNJ
—3 to ' CJÍ co
co r-'
1.1.c. Clima lluvioso templado, húmedo en todas las estaciones,
de la costa occidental de los continentes (Cfb y Cfc) OCO in co o
co oo co

< cnT o
in OÍ
Este clima puede encontrarse también bajo la denominación de Oí o' co

oceánico. Considerado c o m o la continuación hacia el Polo de los


un CsJ
Z o
climas mediterráneos a lo largo de las costas occidentales, se localizan in
Oí z
co CsJ
co' co

entre los 40° y los 60° de latitud. C o m o ve m os, alcanzan un c o n ­ 00


CSI
CD o CM CNJ co co
siderable alargamiento latitudinal, aunque éste no está en proporción L l-
oí co (D co co
O
co

con la superficie que abarcan, la cual no es m u y grande. Esto se ìD


Z CC
o> D co CD
debe a la limitación que supone la alineación N orte-Sur de muchas LU

CM < co co
00 o' co
C/D
cadenas montañosas (com o ocurría con los climas mediterráneos <
E o QC
que acabamos de estudiar) y a las pocas tierras existentes en estas E cc I—
C/D
x
Q- Q_
latitudes en el Hemisferio Sur. De este m o d o , estos climas sólo se Q- h- h-^ UÜ

desarrollan algo más en Europa, puesto que su disposición montañosa


Este-Oeste y la penetración de los mares epicontinentales, permiten Figura X.4. Variedades de! clima lluvioso templado, húmedo en todas las estaciones,
un mayor acceso de las masas de aire marítimas. Por supuesto que de la costa occidental de los continentes. La Coruña (Cfb) y Thorshavn (Cfc) muestran
las diferencias según la localización latitudinal, Estrasburgo (Cfb) la degradación que
esta penetración hacia el interior se realiza con su consiguiente se produce hacia ei interior.
degradación continental (figura VIII.2.).
357
356
Sus características climáticas (figura X.4) son: irregular en invierno, mientras que en verano el 60 por 100 de sus
días son soleados (el promedio anual es de 1.800 a 2.200 horas de
— Débil oscilación térmica anual, con inviernos suaves y veranos sol). En invierno este hecho junto con la elevada humedad, favorecen
relativamente frescos. la disminución de la oscilación térmica diurna.
Las brisas de mar y de tierra también contribuyen a paliar las
— Abundantes precipitaciones repartidas regularmente durante
temperaturas extremas, sobre todo las máximas diurnas.
todo el año, pero con una reducción de su volum en en verano.
Por ello son raros los fríos intensos y, cuando se producen, duran
— Elevado núm ero de días de precipitación, que son casi diarias
durante los meses de invierno. poco tiempo, aunque ello no impide que pueda helar a menudo.
— Precipitaciones de nieve poco abundantes, ligadas a invasiones
b) Variedades climáticas
de aire ártico.
— Vientos fuertes durante la estación fría que dificultan las nieblas Las variedades climáticas que se aprecian en este clima, están
de irradiación.
relacionadas con las variaciones en el balance de la radiación solar
— Elevada humedad atmosférica, m ayor cuanto más al Norte. en latitud, sobre todo, en relación con las temperaturas de verano
A u n q u e la nieblas no son abundantes, se forman por el con ­ y en las diferencias del ritmo anual de precipitaciones, que resultan
traste entre las masas de aire oceánico tibio y hú m e d o, con más abundantes cuanto m ayor sea la latitud y se reducen progre­
las masas frías continentales.
sivamente hacia el interior.
— Balance de evapotranspiración potencial positivo todo el año. Los veranos son relativamente más cálidos cuanto m enor sea la
latitud, pasando de un verano relativamente cálido en la parte m e ­
a) Causas que dan iugar a estas características ciimáticas ridional a un verano ya más fresco en la parte intermedia, donde
las temperaturas son en torno a los 15°C para el mes más cálido
(este hecho es debido a la acción del aire marítimo septentrional
La influencia principal se centra en la constancia de la acción que favorece, además, el paso de frentes fríos); finalmente, en la
reguladora de! océano en relación, tanto con las corrientes marinas parte más septentrional, el mes más cálido alcanza con dificultad
cálidas c o m o con la introducción de masas de aire polares marítimas. los 1 0 °C.
Las corrientes marinas cálidas que afectan a estas costas juegan un En invierno, aunque los contrastes térmicos latitudinales son m e ­
doble papel, por un lado resulta importante su acción reguladora de nores, se manifiestan en la mayor o m enor abundancia de preci­
las temperaturas al reducir la oscilación térmica anual, comprendida, pitaciones sólidas. Así, mientras que en la parte más meridional la
por lo general, entre los 10°C y los I S ^ C ; así, en invierno, las nieve es escasa por la suavidad del invierno, va incrementándose
temperaturas de estas costas son más suaves que lo que les co­ hasta llegar a resultar un elemento esencial en la parte más sep­
rrespondería por su latitud. Ta m b ié n se aprecia esta influencia de tentrional donde, además, son num erosos los días de heladas, que
las corrientes cálidas en la débil disminución de las temperaturas sólo cesan durante dos o tres meses, produciéndose un continuo
con la latitud. Por otro lado, las corrientes cálidas en invierno, al proceso hielo-deshielo (la m ayor parte del año la temperatura oscila
tiempo que suavizan las temperaturas también favorecen el aumento entre 0°C y 5°C).
de ia precipitación, ya que el aire oceánico resulta bastante inestable En su degradación hacia el interior, la amplitud térmica se incre­
al estar recalentado en su base por éstas. menta, ya que se reduce al efecto moderador de la humedad. De
Las masas de aire polar marítimo juegan también un importante este m od o , el verano se hace más cálido y más largo, el invierno
papel en el volum en de precipitaciones, puesto que durante el verano se hace más frío y con mayor núm ero de días de heladas y se
no se ven obstaculizadas por la influencia de las altas presiones incrementa el núm ero de días de niebla de irradiación. En cuanto
subtropicales, ya que éstas no alcanzan estas latitudes, apreciándose a las precipitaciones, se equilibran las lluvias entre verano e invierno,
sólo una ligera reducción de las precipitaciones en las regiones más siendo progresivamente mayores en verano a medida que se va
meridionales. continentalizando, ya que progresivamente se van sustituyendo la
Derivados de los anteriores factores, hay que mencionar ciertos acción de masas de aire marítimo por la acción de masas de aire
hechos: la fuerte nubosidad reduce la insolación, que resulta m u y continental.

358 359
Si observam os los climodiagramas de la figura X.4. po d em o s _ 3 ° C , pero cuyo verano alcanzaba en algún mes los 10 °C; al m ismo
apreciar claramente estos hechos. La Coruña representa los rasgos tiempo, es característica la presencia de nieve.
típicos del tipo Cfb, con inviernos suaves y lluviosos y veranos Dentro de estos climas, la clasificación de Kóppen diferencia los
frescos y también lluviosos; por su parte, Tho rsh avn, situado a mayor climas Df (clima de bosque, frío y con nieve, hú m edo en todas las
latitud, presenta unas temperaturas más bajas y un notable incremento estaciones) y los climas D w (clima de bosque, frío y con nieve con
de las precipitaciones, aunque éstas siguen manteniendo el m ismo invierno seco). Estos climas se denom inan frecuentemente en otras
régimen que en el caso anterior. Finalmente, Estrasburgo representa clasificaciones c o m o climas continentales y algunos autores, co m o
la degradación hacia el interior del clima oceánico que estamos Patton o Strahler, llegan a denom inar a las variedades con verano
estudiando, apreciándose en él unos ciertos rasgos de continentalidad, más frío (que corresponderían a las variedades Dfc, Dfd, D w c y D w d
c o m o es su m ayor amplitud térmica y la modificación en el régimen de Kóppen) c o m o climas subárticos continentales, que cuentan con
de sus precipitaciones, que han pasado a ser superiores en verano; precipitaciones más reducidas.
efectivamente, este hecho altera el esquema general del clima hú m e d o En este apartado, estudiaremos en conjunto todos los climas de
de las fachadas occidentales, pero todavía no puede ser considerado tipo D, teniendo en cuenta que su diferenciación se debe, por un
c o m o clima continental al no haber bajado de - 3 ° C la temperatura lado, al balance de la radiación, que da lugar a un escalonamiento
media del mes más frío; estamos pues ante un clima denom inado en latitud, y, por otro lado, a la acción que pueda ejercer la mayor
de transición entre el oceánico y el continental. o m enor intensidad de la circulación de las perturbaciones y su
posición más o menos próxima a la influencia oceánica o a la
c) Rasgos biogeográficos estabilidad de las altas presiones continentales.
Los climas de tipo D se localizan en su casi totalidad sobre los
La vegetación que se desarrolla bajo clima oceánico es hetero­ continentes del Hemisferio Norte, siendo prácticamente inexistente
génea y abundante, co m o corresponde a un balance positivo del en el Hemisferio Sur, debido a la carencia de amplias masas co n ­
agua. Así, cuenta con bosques mixtos, bosques de hojas anchas y tinentales en las latitudes en que se sitúa este clima; tan sólo puede
caducas, en los que se desarrollan robles, fresnos y hayas junto a asimilarse a las características de este clima una parte de la Pampa
un abundante sotobosque, y bosques de hoja perenne entre los que Argentina. Su distribución latitudinal resulta difícil de precisar, entre
destacan las coniferas. T a m b ié n resultan m u y características las landas el paralelo 35-40° en E E U U y 45-50° en el Este de Siberia en su
de aliagas, brezos y helechos. posición más meridional y limitado por la isoterma de 10°C del mes
Los ríos, debido al régimen regular de precipitaciones, presentan más cálido en su posición más septentrional. En general, se sitúan
un régimen ponderado, aunque con las lluvias del otoño y del invierno en el interior y zona oriental de los continentes, en la parte más
pueden producirse desbordamientos. septentrional de las latitudes medias (figura VIII.2) en el Hemisferio
Entre los suelos son de destacar dos tipos: los podzoles que Norte.
tienen un color grisáceo, que son ácidos y m u y lavados por la acción Las características de este clima quedan resumidas en (figura
de las aguas de lluvia, y los suelos pardos, que son de buena X.5):
calidad para el cultivo, ya que sobre ellos se forman espesos de­
pósitos de humus, puesto que la acción bacteriana se ve reducida — Inviernos largos y fríos.
— Estaciones intermedias que presentan unas primaveras m u y
por las bajas temperaturas.
cortas, debido a las invasiones de aire frío, y otoños largos
y suaves.
— Fuertes contrastes térmicos, tanto estacionales c o m o diurnos
debido a su baja humedad.
1.2. Climas microtérmicos (D) — Volum en reducido de precipitaciones, que se centran en el
verano con carácter tormentoso. Los inviernos suelen ser secos.
— Importancia de las precipitaciones de nieve, que, aunque caen
C o m o recordaremos, la denominación de microtérmico implicaba en reducido volumen, permanecen varios meses debido al frío
climas fríos, con la temperatura del mes más frío por debajo de los reinante.

360 361
VLADIVOSTOK (43°7' N) Pmm OKHOTSK (59°2V N) Pmm

V L A D IV O S T O K (4 3°47' N)

T.“ X -1 4 -1 0 - 3 ,5 4,5 9,5 14 18,5 21 19 9 -1 -1 0 4,5

P mm 7 10 17 30 53 73 84 119 109 48 30 15 595

O K H O T S K (5 9 °2 V N)

T.« °c -2 4 -2 2 -1 2 -7 0 5,5 11,5 12 8 -3 -1 4 ,5 -1 5 -6

P mm 2 2 2 10 23 40 55 66 61 25 5 2 293

F ig u ra X .5. Variedades del clima de bosque frió y con nieve (microtérmico). Vladivostok
(D w b ); Okhotsk (Dwc).
M O S C Ú (5 5 -4 5 ' N)

E F M A My J Jl Ag S 0 N D AÑO

T.“ X - 9 ,9 -9 ,5 --4 ,2 4,7


— Vientos, por lo general, menos violentos que en las regiones
11,9 16,8 19,0 17,1 11,2 4,5 - 1 ,9 - 6 ,5 4,4
marítimas.
P mm 31 28 33 35 52 67 74 74 58 51 36 36 575

3) Causas que dan lugar a estas características climáticas


MUKDEN ( 4 r 4 8 ' N)

T.“ X -1 1 ,5 - 8 ,5 0 9,5 16,5 22,5 25,5 24,5 20 10 5 -9 ,5 8 Hay que destacar dos centros de acción fundamentales, la acción
P mm 7 7 17 28 68 84
del Frente Polar y la acción de las altas presiones térmicas conti­
183 170 63 35 28 15 705
nentales. La influencia del Frente Polar es fundamental para explicar
los fuertes contrastes de temperatura y las precipitaciones ciclónicas
F ig u ra X .5 . Variedades de! clima de bosque frió y con nieve (microtérmico). M oscú
(Dfb); M ukden (Dwa). que se registran a lo largo del año. Así, el continuo desplazamiento

362 363
Norte-Sur de las masas de aire polar y tropical, provoca alternativas coniferas en los que se localizan también liqúenes. A continuación,
olas de frío o de calor, ventiscas o nevadas de tipo convectivo. De según nos desplazamos hacia latitudes más bajas, encontramos m ez­
este m od o, en aquellas regiones situadas en la zona frontal y donde
las masas de aire marítimo, tanto polares c o m o tropicales, tengan
un fácil acceso durante todo el año, se registran precipitaciones
bastante regulares, aunque siempre con un m áxim o pluviomètrico
I cladas coniferas y frondosas, para continuar con bosques de hojas
grandes y caducas. La aridez da lugar a un paisaje vegetal de pradera,
que se seca en verano, es m u y característica una vegetación de
hierba corta o estepa.
en verano; por el contrario, en aquellas zonas donde alterna la acción En el régimen fluvial continental entra en juego la congelación
de las masas de aire tropicales en verano y de masas de aire de las aguas, provocada por las bajas temperaturas invernales. Así,
continentales polares en invierno, se apreciarán unos claros y acu­ el invierno es la estación de aguas bajas, tanto por ser la época de
sados máximos en verano y mínim os en invierno. menores precipitaciones c o m o por la congelación de las aguas,
La influencia de las altas presiones térmicas durante el invierno, mientras que en la primavera el proceso de descongelación da lugar
implica, por un lado, el bloqueo a la circulación ciclónica del Oeste a importantes crecidas. Un hecho a destacar es el curso de los ríos
que no puede alcanzar el interior, y, por otro lado, la estabilidad que desem bocan hacia el Norte; al correr las aguas hacia latitudes
de las masas de aire, que reduce las precipitaciones invernales. Esta más frías, se encuentran, en un m om e nto dado, con barreras de
estabilidad, al llevar consigo una falta de nubes, favorece la radiación hielo, las cuales provocan inundaciones al frenar el curso normal
nocturna y, por tanto, las bajas temperaturas, que consiguientemente del río.
refuerzan el anticiclón. Su desaparición en verano es lo que favorece Los suelos, al igual que la vegetación, presentan una gradación,
una m ayor inestabilidad del aire, posibilitando el mecanismo de las a partir de los podzoles que se localizan en las márgenes septen­
lluvias de convección y el paso de perturbaciones del Frente Polar. trionales, que son suelos m u y lavados. En estas latitudes, es frecuente
que los suelos se encuentren helados en invierno. A m enor latitud
b) Variedades climáticas siguen las tierras pardas, que, al estar menos afectadas por la
lixiviación, resultan más fértiles que las anteriores. En las praderas
C o m b in an d o las variaciones que se establecen latitudinal y lon­ se dan los chernozem o tierras negras, m u y ricas en humus y en
gitudinalmente, pueden establecerse cuatro variedades principales. calcio, que son considerados c o m o uno de los mejores suelos del
Estas variedades pueden observarse en los climodiagramas de la m undo. La m ayor aridez de las estepas da lugar a suelos grises con
figura X.5. eflorescencias salinas.
Moscú representa el clima Dfb, siendo, de entre los cuatro, el
que registra una precipitación más regular a lo largo del año y una
m enor oscilación térmica (aunque c o m o ve m os es considerable, co m o
corresponde a los climas continentales); esto indica que es el que
recibe una m ayor influencia oceánica. Los otros tres climodiagramas,
que representan a Mukden (Manchuria) (Dw a), a Vladivostok (UR SS) 2. CLIMAS DE LAS A LTA S LATITUD ES. CLIMAS DE HIELO (E)
(D w b), y a Okhotsk (UR SS) (Dw c), siguen un m ism o régimen de
precipitaciones, m u y contrastadas entre verano e invierno, y sus
diferencias se presentan en la disminución progresiva de las te m ­
Dentro de esta categoría se encuadran los climas de las regiones
peraturas, que están en relación con su localización en latitud.
polares y subpolares, que Kóppen clasifica c o m o de tundra (E T) y
de hielo perpetuo o casquetes de hielo (EF). La delimitación de las
c) Rasgos biogeográficos regiones polares y subpolares, denominadas también por algunos
autores c o m o dominios árticos o antárticos, queda fijada por las
En estas regiones, que abarcan una importante superficie, la temperaturas inferiores a la isoterma de 10°C para el mes más cálido,
vegetación experimenta una gradación en latitud. Así, p o d em os co n ­ que coincide con el límite de los árboles de la tundra forestal. A
siderar, en la parte más septentrional y por lo tanto más fría, el su vez, la diferenciación entre los tipos E T y EF se fija en la isoterma
predominio de la taiga, que queda configurada por bosques de de 0°C para el mes más cálido (figuras X.6 y VIII.2).

364 365
1
La localización de estos climas se sitúa, en el Hemisferio Norte,
por encima del paralelo 70° en las regiones continentales; en cambio,
en el Hemisferio Sur, puede llegar hasta los paralelos 55 ° e incluso
el 50°.
Dentro de esta diferenciación ET, EF, hay que decir que la mayor
180°
proporción corresponde al clima de tundra, afectando tan solo el EF
al interior de Groenlandia y a las regiones centrales del continente
antàrtico.

2.1. Clima de tundra (ET)

Las características de este clima son (figura X.7):

— Ningún mes supera la temperatura media de 10 °C.


— Elevada amplitud térmica anual.
— Débil oscilación térmica diurna, casi nula en la noche invernal
y casi imperceptible en el día permanente.
— Precipitaciones escasas, inferiores, por lo general, a 250 mm .,
y sólidas en su mayoría.
— Fuertes vientos huracanados.
1 — Nieblas provocadas por la evaporación sobre el mar, que
reciben el nombre de humo del ártico.

Sus bajas temperaturas invernales tienen un carácter continental,


puesto que el océano queda cubierto por el hielo y las nieves; por
el contrario, el verano tiene un carácter oceánico al producirse el
deshielo, lo que hace, a su vez, que suban las temperaturas.
Sus bajas precipitaciones y humedad atmosférica están en relación
con las temperaturas puesto que, al ser éstas tan bajas, las masas
de aire no tienen mucha capacidad de retener vapor de agua; por
otro lado, también hacen que se produzca m u y poca evaporación.
El Frente Polar no alcanza ya estas latitudes, por lo que no se
benefician de sus precipitaciones, viéndose afectadas en cambio por
el Frente Ártico, de m enor gradiente, que es el que aporta la pre­
. Isoter ma + 1 0 °C para el m e s m á s cálido.
cipitación. Por lo general, hay que considerar que las regiones más
----------------Lí mi te de los pr in cip ales glaciares.
secas son las que resultan más frías dentro de este clima.
Estas características son el resultado de varios factores. El ángulo
de incidencia de los rayos solares provoca que sus temperaturas
sean m u y bajas; a esto hay que unir el albedo de la nieve, que,
Figura X.6. Límites que se establecen para los climas de hielo (E). La isoterma de
además, es continuo a lo largo del año. Hay que considerar también
+ 10°C para ei mes más cálido indica ei límite de la tundra, y ia de 0°C ei límite
del dim a de hielo perpetuo. que estas regiones son el origen de las masas de aire ártico.

366 \ 367
2.2. C lim a de hielo perpetuo o casquete de hielo (EF)

Las características que presenta esta variedad del clima E son:

— Invierno perpetuo.
— Temperaturas medias anuales más bajas del m undo.
— Ninguna temperatura media mensual supera los 0°C.
— Vientos fuertes de origen catabàtico o de gravedad.
— Precipitaciones escasas, cuyo promedio mensual no supera los
8 m m . Estas precipitaciones son sólidas, procedentes de b o ­

I
rrascas ciclónicas.
— Fuertes contrastes térmicos anuales entre las noches y días
LTl polares (figura X.7).
o CO O) O
o' CO Oí O
7
CO co CO
< 1 1
in cg ID Dentro de estas características, hay que considerar que el invierno
tn in co' ID
Q
1
CSI CO CSÍ CO CSI perpetuo lleva consigo que no se produzca la fusión de la nieve y
1 1
(O ID el hielo, acumulándose éstos durante siglos. Esta acumulación pro­
CNJ CNJ o CNJ CSJ
2
1
CO CO CSJ
voca un deslizamiento hacia afuera, por la presión ejercida en el
1 1
co^ CO
centro del casquete, que, al romperse, dará lugar a los icebergs
CSI CM
O CNI C7Í
1
(tema XVIII). Los fuertes vientos que se registran proceden, en gran
1
P" CM
parte, de corrientes catabáticas o de gravedad, que dan salida al
CO co' CM
00 un CO
1 1
P^
aire frío, m u y denso, acumulado en el centro de los casquetes; una
LD idea de su fuerza nos la da su velocidad media anual calculada por
O) 05 CXJ oo co' O
< oS co' encima de los 5 m/s. Estos vientos son m u y fríos, tanto por su
1

CM
procedencia c om o por el insuficiente calentamiento que experimentan
ID CO
cn IT) 1
CM
en su recorrido.
LO Este clima también se encuentra en las altas montañas de latitudes
co o co'
” 3 co CvJ más bajas, correspondiéndose con las cum bres de nieves perpetuas,
cnT
7
ld " CO

CO
pero su extensión es m u y pequeña en relación con el conjunto
o' en co CM
1
CM mundial.
1 1
in QO Las causas de este clima parecen estar en la elevación que alcanza
CSI
CO co' co
<
1
CSI CM
1
ID Groenlandia en su interior (3.000 m) y la Antártida, aún más elevada.
1
CO^
A ello se suma el frío que aporta el suelo permanentemente helado
o

1 CNJ p^'
co CSI
1
y cubierto de nieve, y su albedo, que puede reflejar hasta el 80 por
Z
1 1
CO co^ 100 de la radiación solar. A dem ás, el poco calor de las masas de
o' p^" 1
LL.
cÑ co CSI ro
1 1
ID aire se emplea para fundir o sublimar el hielo, por lo cual no se
1
1 en
1
b
j LD^
aumenta la temperatura de su atmósfera.
00 ir> ID
LU CO co co
1 u
1 1

E LU O E E
E oc E
o
C/D E 2.3. Rasgos biogeográficos
D
1—^ Q_ 1-^
CO a
h-^ a. LJJ LU o_

Lo más característico de los rasgos biogeográficos de los climas


Figura X.7. Variedades de los climas de hielo (Ej. Kanin-nos y Eureka representan
climas de tundra. Eismitte es un clima de casquete de hielo, de hielo (E) es la total desaparición de! arbolado, aunque la tem-

368 369
peratura de los meses menos fríos permite el desarrollo de una Las características que presentan estos climas son las siguientes:
vegetación pobre y raquítica. Son características de estos climas las
plantas achaparradas, del tamaño de arbustos, co m o los sauces y — Disminución de la temperatura con la altura.
abedules degradados que se pueden encontrar; también son m u y — Temperaturas más bajas que las de las tierras próximas menos
frecuentes las asociaciones de liqúenes, musgos, juncos, y las c o ­ elevadas. Estos contrastes son mayores en las bajas y medias
niferas enanas; en los valles, a veces, pueden encontrarse bosques latitudes que en las altas.
galerías polares de árboles enanos. — Fuertes oscilaciones térmicas diarias. A veces, son menores
Las redes de agua sólo alcanzan el estado líquido en verano, y en las cum bres que en los valles cuando, en tiempo de calma,
entonces, debido al suelo helado en profundidad, no pueden infil­ se forman inversiones térmicas.
trarse, por lo que se expanden ocupando grandes extensiones. — A u m e n to de la radiación ultravioleta con la altura.
Sus sueios son más el resultado de procesos físicos que químicos. — Gradiente térmico irregular, más elevado en verano que en
La existencia de un permafrost o suelo helado en profundidad dis­ invierno.
minuye las reacciones químicas y crea una capa impermeable en — Diferencias térmicas según la posición en la solana o en la
profundidad, que varía según la temperatura del verano. Tienen un umbría.
drenaje insuficiente y suelen ser pantanosos en verano. Estos suelos — Inversiones térmicas m u y frecuentes.
helados en profundidad reciben distintos nombres según las regiones, — Precipitaciones abundantes, m u y contrastadas en relación con
c o m o merziota en Siberia o tjaia en Laponia. Predominan los limos las tierras bajas más próximas.
grisáceos y la arcilla gris-azulada con mucha turba.

! — El régimen estacional de precipitaciones es más regular o, por


lo menos, menos contrastado que el de las tierras llanas
próximas.
— Importancia de las precipitaciones de nieve.
— Vientos locales m u y característicos.

a) Causas que dan lugar a estas características ciimáticas


3. CLIMAS NO ZONALES: CLIMAS DE M O N TA Ñ A
Son dos los factores principales que d ebem os considerar, altura
y configuración del relieve. Con la altura se modifica la presión y
C o m o ya estudiamos en los primeros temas dedicados a la Cli­ la temperatura. La m enor presión lleva consigo que la atmósfera
matología, la altura lleva consigo un descenso de las temperaturas contenga menos vapor de agua y menos gases y partículas, de m od o
que, por término medio, se considera en torno a los 0,65 °C cada que absorbe menos energía solar, permitiendo una m ayor intensidad
100 m. Este hecho es lo que lleva a la existencia de climas fríos de insolación en el suelo. A su vez, su m enor protección da lugar
en las montañas elevadas. Ahora bien, según sea la latitud donde a una mayor radiación ultravioleta y una m enor protección a la
se localicen las tierras montañosas, se necesitará mayor o m enor irradiación nocturna, derivándose de todo ello fuertes contrastes
altura para alcanzar esa denominación de clima frío. El solo hecho térmicos diarios.
de la presencia de un relieve elevado no puede darnos la idea de La disminución de la temperatura que se produce con la altura
un clima de iguales características para cualquier zona del globo, provoca un incremento del núm ero de días de helada, la presencia
sino que se establecen también variaciones zonales entre las m o n ­ de mayores precipitaciones de nieve, que varían en relación con el
tañas de las latitudes bajas, medias y altas. régimen estacional de precipitaciones y con su intensidad, y el
A pesar de todo ello, los mecanismos generales que dan lugar acortamiento de la estación vegetativa.
a unas características climáticas propias de las áreas montañosas, La disposición del relieve resulta fundamental, tanto para la m o ­
contrastadas con las de los llanos más próxim os, hacen que los dificación de las características entre las laderas, valles y cumbres,
estudiemos de forma conjunta, en lugar de analizarlos junto a los c om o para la propia circulación atmosférica local. Así, la exposición
climas de cada una de las latitudes correspondientes. de las laderas a la insolación, sobre todo en las latitudes templadas,

370 371
modifica las temperaturas entre solana y umbría, resultando la umbría Las nubes también presentan disimetrías según esa distinta ex­
más fresca y más húmeda que la solana, debido a la m enor radiación posición; así, por ejemplo, las ascendencias forzadas de origen di­
solar y la m enor evaporación (debem os recordar que esta posición námico dan lugar a fuertes cúm ulos o a cum ulonim bos, mientras
varía según los hemisferios, así, la solana es la vertiente Sur en el que a sotavento aparecen nubes en banderola y nubes lenticulares
Hemisferio Norte y al contrario en el Hemisferio Sur). Lo m ism o (figura X.8).
pasa con la disposición de los valles, siendo m u cho más soleados Las diferencias que se establecen entre cum bres y valles también
los que tienen una orientación Este-Oeste que los que la tienen son importantes: diferentes amplitudes térmicas, diferente insolación,
Norte-Sur. En las latitudes tropicales, la gran perpendicularidad de diferente régimen de vientos y diferente volum en de precipitaciones.
los rayos solares casi anula este efecto, por el contrario, se ve m u y La amplitud térmica anual es más acusada en el llano que en la
incrementado en las altas latitudes, en las cuales la vertiente norte montaña, lo m ism o sucede con la amplitud térmica diaria, que es
está casi privada de los rayos del sol durante la m ayor parte del más débil en la montaña que en el llano.
año, mientras que en las vertientes sur se produce un continuo La insolación es m enor en los valles puesto que en ellos aparecen
proceso hielo-deshielo. sombras en relación con la disposición del relieve, al tiempo que
La exposición de las laderas a los vientos dominantes es también el Sol, cuando se pone, deja de incidir sobre ellos antes que sobre
fundamental para el desarrollo de las precipitaciones, pues, co m o las tierras más elevadas. La diferencia de insolación estacional se
recordaremos, en la vertiente de barlovento se produce el mecanism o produce por la nubosidad, así, las nieblas de inversión que se forman
del enfriamiento adiabático, mientras que a sotavento se produce el en invierno en los valles hacen que éstos reciban menos horas de
mecanismo contrario (efecto foehn) provocando así laderas más hú­ sol, por el contrario, en verano las nubes se amontonan en las
medas y laderas más secas, respectivamente. Un hecho que debem os cum bres mientras que el valle puede seguir recibiendo insolación.
tener en cuenta es que la procedencia de las masas de aire puede Estas fuertes inversiones térmicas que se crean en el fondo de los
variar en un m om e nto dado, dando lugar, en distintos períodos de valles, al quedar estacionado el aire frío, dan lugar a los típicos
tiempo, a la inversión de la vertiente más húmeda y la más seca. mares de nubes que se forman en el límite entre el aire cálido y
Otro hecho a resaltar es que este efecto varía en relación con la frío, de las que sólo emergen las tierras más altas.
masividad del conjunto montañoso, de m o d o que en éstos solamente Los vientos locales (brisas de valles y brisas de montaña) re­
se ve afectada la fachada directamente expuesta al viento; en cambio, sultantes del distinto calentamiento entre valles y cumbres, ya es­
el interior del conjunto montañoso, aunque tenga elevadas altitudes, tudiados en el tema V, juegan un importante papel, ya que, en los
termina comportándose c o m o un sector abrigado, con características lugares donde impiden el estacionamiento del aire, contribuyen a
áridas.
incrementar los mínim os nocturnos y acentúan las inversiones en
las depresiones y en los Manos próxim os.
El mayor vo lum en de precipitaciones con la altura es evidente,
puesto que por el progresivo enfriamiento se va favoreciendo la
condensación y la posterior precipitación.
Relacionando montaña-llano dentro de una misma zona climática,
hay que decir que, incluso en las regiones áridas, las montañas son
más húmedas que el llano que las rodea, tanto por el incremento
de las precipitaciones con la altura c o m o por el descenso de te m ­
peratura, que reduce la evaporación.
T a m b ié n las montañas conservan unos mayores rasgos zonales
al ser menos afectadas por la continentalidad; así, por ejemplo, en
las regiones ecuatoriales, la variación anual de la temperatura es
m u y pequeña, mientras que en las latitudes medias y altas esta
variación térmica anual es m u y grande en relación con la distinta
insolación verano-invierno (véase figura X.9).

372 373
b) Rasgos biogeográficos

La vegetación en las montañas es m u y variada y experimenta un


escalonamiento en altura, cuya progresión puede equipararse a la
que se establece latitudinalmente y cuyo punto de partida varía según
las características de la zona climática que se encuentre en el llano.
Así, por ejemplo, en la zona ecuatorial se pasará progresivamente
desde una base con selva tropical a un bosque de montaña, más
bajo y menos denso, de tipo mixto en el que se mezclan especies
tropicales, bosques de frondosas y coniferas de tipo templado. Se
encuentran también helechos arborescentes, y bambúes. En altura
se incrementan los bosques con m usgo y ya en el límite del bosque
de montaña aparece el bosque enano. A más altura que el bosque
se da una vegetación de tipo tundra, matorral, prados y brezos.
Hacia los 4.000 m. se encuentra la zona alpina, caracterizada por
una tundra de m usgos y liqúenes, y ya por encima de los 4.500 m.
o 5.000 m. se encuentran las nieves perpetuas. En contraposición,
en una región alpina de la zona templada, la vegetación puede partir
de una base de bosques de hoja caduca, a coniferas y pastos, hasta
llegar a las nieves perpetuas por encima de los 2.500 m. aproxi­
madamente. T a m b ié n son de destacar las diferencias entre las ve r­
tientes de solana y umbría c o m o puede apreciarse en la figura X.10.

V A R IA C IO N ES Q U E SE E S TA B L E C E N E N TR E LA S V E R T IE N T E S M O N T A Ñ O S A S

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Figura X.9. Variedades de! clima de montaña. Obsérvense las diferencias que pre­ Figura X . I O . Diferencias en la vegetación según la exposición a solana o a umbría,
sentan en relación con la latitud. y en relación con la altitud.

374 375
Los regímenes fluviales experimentan, principalmente, el efecto
del deshielo en primavera y del almacenaje de nieve y agua en
invierno.
Las montañas, al ser con frecuencia puntos de nacimiento de
ríos, presentan, por lo general, unos cauces pequeños y de corrientes
rápidas. Su régimen suele ser nival o glacial.
Los suelos, según se asciende en altura, suelen ser progresiva­
mente más delgados, jóvenes y pobres, puesto que, por un lado,
el frío reduce los intercambios minerales y la actividad bacteriana,
y, por otro, la pendiente favorece un fuerte drenaje y la acción de
procesos de gravedad.

o
z
o
CJ

<
a

377
376
TEMA XI

LA VEG ETACIÓ N

esq uem a/resum en

Introducción

1. Factores condicionantes del desarrollo de ia vegetación

1.1. Factores climáticos.

— Factores energéticos: luz y calor.


— Factor hídrico.
— Factor eòlico.

1.2. Factores topográficos: pendientes, orientación de las ve r­


tientes, altitud.

1.3. Factores edafológicos: composición física del suelo, c o m ­


posición química, materia orgánica, perfil.

1.4. Factores bióticos.

2. Adaptación de ia vegetación a los factores ambientales

— Sistema foliar: En cuanto a: su tamaño, dureza, caducidad,


suculencia, orientación, disposición de su con ­
junto.
En función de: la transpiración, iluminación y
temperatura, sequedad, viento.
— Porte de la vegetación: en relación con la falta de humedad
y con la velocidad del viento.
— Sistema rodicular: en función de la sequía y de la facilidad
de penetración en el suelo.
— Diferencias entre vegetación zonal, extrazonal y azonal.

3. Influencia de ia vegetación sobre el clima y los suelos

379
I
— Sobre el clima: en las temperaturas.
en la humedad.
— Sobre los suelos: en relación con las raíces.
en relación con el aporte de materia or­
gánica.
en relación con el efecto de cobertura.

Clasificación de ia vegetación naturai

— Distintos criterios.
— Clasificación estructural:

4.1. bosque INTRODUCCION


4.2. sabana
4.3. pradera
Hasta el mom ento, hemos ido viendo las diversas interacciones
4.4. desierto
que se dan en la atmósfera terrestre y que nos han introducido en
el conocim iento de una parte del medio ambiente (entendiendo por
Distribución de ia vegetación medio ambiente el conjunto de condiciones de vida externas que
actúan sobre un ser vivo o un conjunto de organismos, en el lugar
5.1. Zona intertropical:
en que viven). Una vez conocida la configuración y dinámica de la
— Selva ecuatorial. capa aérea, con este tema introducimos un nuevo elemento en el
— Bosque tropical con estación seca: selva tropical, sabana. sistema: los seres vivos vegetales. Con ello habrá que considerar
un concepto que es fundamental y que se introducirá a partir de
5.2. Zona templada:
ahora, ei ecosistema, definido c o m o un sistema unitario de interre-
— bosques de hoja perenne de climas subtropicales. laciones entre los seres vivos y su entorno inorgánico, capaz de
— bosques de hoja caduca de climas continentales hú­ autorregularse hasta un cierto punto.
medos. El estudio de la vegetación tiene un gran interés geográfico ya
— bosques de coniferas de climas subártico y marino de que su existencia y sus características dependen de la interacción
latitud media. de los elementos reinantes en el medio físico donde se desarrolle.
Así, la vegetación natural es fiel reflejo de las condiciones que se
5.3. Zonas circumpolares: tundra. dan en un medio concreto y a partir de ella pod em o s deducir muchas
de las características físicas de la zona que observamos.
La vegetación tiene un importante papel en la biosfera. A través
de la fotosíntesis es capaz de captar y de fijar la energía de su
entorno. Es fuente de oxígeno para la vida de la Tierra. Aporta
recursos naturales renovables (alimentos, combustibles, etc.). Juega
un importante papel c o m o factor condicionante del medio físico en
el que se desarrolla influyendo sobre el clima. Su conexión con éste
es tan estrecha que, c o m o ya vim os en temas anteriores, algunos
criterios de clasificación climática se basan en la vegetación.
El conocim iento causal de la composición y distribución de la
vegetación en el m u n d o es uno de los objetivos del geógrafo y su
estudio se lleva a cabo por distintas áreas del conocim iento geo­
gráfico, según sea el conjunto vegetal que se considere. Dentro de

381
la Geografía Física, nos centraremos en el estudio de la vegetación Entre los factores energéticos tenemos que resaltar la diferencia
natural, cuya composición no ha sido modificada por la acción existente entre luz y calor, ambas derivadas de la radiación solar.
humana, dependiendo su distribución y configuración del conjunto La iuz es imprescindible para la vida de las plantas, puesto que
de elementos del medio ambiente físico: edafológicos, topográficos, condiciona la actividad fotosintética. Así, en la planta existen una
climáticos y bióticos. T a m b ié n verem os brevemente la influencia serie de procesos que son influidos por la luz, c om o son el inicio
humana com o factor modificador de la distribución de las plantas de la germinación, la floración, la caída de las hojas y, en algunos
naturales. En cambio, no haremos mención del conjunto integrado casos, los cambios estacionales de reposo y actividad. El condicio­
por las plantas cultivadas, cuyo estudio entra en el área de la namiento que ejerce la luz se aprecia también en la forma y color
Geografía Humana, ya que su composición y distribución son el de la planta, así co m o en la dirección que toma el crecimiento a
resultado de un proceso de tipo cultural más que físico. favor de su procedencia.
C o m o recordaremos de temas anteriores, la luminosidad que
recibe una zona de la Tierra varía con la latitud (que establece la
diferente duración día-noche y la diferente intensidad de la luz), con
1. FACTORES CO NDICIO NAN TES DEL DESARROLLO DE LA la altura (ya que en las tierras más elevadas se registra una mayor
VEGETACIÓN intensidad de iluminación), con la circulación atmosférica (que re­
percute en una mayor o m enor nubosidad) y con la naturaleza de
la superficie (que modifica el albedo). En este sentido, hay que
La vegetación, en cuanto que está configurada por seres vivos, considerar también que la cantidad de luz útil para la planta dependerá
necesita de unas condiciones mínim as para su desarrollo, en función en gran parte de su posición dentro de la com unidad vegetal; así,
de las cuales se distribuye en la superficie terrestre. Así, el margen tenemos que los pisos altos reciben más luz que los inferiores.
más o menos amplio de las condiciones favorables de un medio A dem ás, hay que tener en cuenta que no todas las plantas tienen
con relación a una especie vegetal concreta, se manifiesta a través las mismas necesidades.
de la densidad y la forma que adquiere el conjunto vegetal. Es decir, El calor influye sobre todo en la velocidad con que se llevan a
que si en una comunidad vegetal entra m ayor caudal de energía de cabo los procesos fisiológicos de las plantas. Ahora bien, la te m ­
la que sale, el superávit energético se refleja en el crecimiento de peratura óptima es diferente para cada planta, de m o d o que éstas
la planta y la comunidad se desarrolla. En el caso contrario la realizan sus diversas funciones (fotosíntesis, floración, formación del
comunidad se retrae. fruto, o germinación de la semilla) dentro de unos márgenes, en
Los factores que afectan al desarrollo de la vegetación son bá­ torno a su temperatura óptima correspondiente. Más allá de éstos,
sicamente: climáticos, edafológicos, topográficos y bióticos. La inci­ la planta no puede desarrollarse; así, su desarrollo en función de
dencia de cada uno de ellos se desprende del propio ciclo de las temperaturas queda limitado por los valores que alcanzan las
desarrollo de las plantas. temperaturas extremas, las variaciones diurnas y la evolución esta­
cional. Indirectamente, las temperaturas pueden tener también un
importante papel, nos referimos a su efecto sobre la transpiración
1.1 Factores climáticos o pérdida de agua que es proporcional a la temperatura.
Las temperaturas, c o m o recordaremos, experimentan un progre­
En general, la vegetación y el clima están m u y interrelacionados, sivo descenso del Ecuador a los polos, con algunas modificaciones
pero debem os tener en cuenta que más que los valores medios en función de la situación oceánica y continental, y en relación con
climáticos lo que cuenta son los efectos acumulados y los valores la altitud y a exposición de las vertientes.
extremos. La importancia del factor hídrico es obvia si consideramos que
Cada uno de los elementos del clima juega un papel determinado el agua es imprescindible para los seres vivos y si tenemos en
en el desarrollo de la vegetación, constituyendo el conjunto un factor cuenta que en los vegetales el agua representa, por término medio,
determinante para su desarrollo. Los principales factores a considerar un 50 por 100 del total de su peso, aunque hay que resaltar que
son: energéticos, hídricos y eólicos. este porcentaje varía notablemente según las especies.

382 383
El agua en las plantas es mediadora de sus reacciones químicas proceso de erosión. La orientación de las vertientes supone un
y sin ella no pueden realizar funciones fisiológicas tan importantes factor diferenciador entre las características climáticas de solana y
c om o son la transpiración, la asimilación clorofílica y la respiración, umbría, y entre las vertientes expuestas o protegidas de los vientos
además, constituye el vehículo de las sustancias nutritivas. En general, dominantes, c o m o vimos al tratar los climas de montaña. Finalmente,
puede decirse que las condiciones hídricas que puede encontrar la la altitud tiene un efecto directo sobre el descenso de temperatura
vegetación dependen, primero y fundamentalmente, del vo lum en de e incremento de la intensidad de la luz.
precipitaciones que reciban, aunque, c o m o las plantas no tom an el
agua directamente de las precipitaciones, la cantidad de agua apro­
vechable por ellas está en función de su permanencia y movilidad
1.3. Factores edafológicos
en el suelo, que depende de las características de éste (tema XVI),
y en función de la evapotranspiración, que varía con la temperatura,
el viento y la propia autorregulación de las plantas. El factor edafológico es de gran importancia puesto que constituye
Finalmente, la incidencia del factor viento está en relación con el medio de fijación de las plantas y es su fuente de alimentación,
su intensidad, su permanencia y contenido de partículas que arrastra influyendo notablemente sobre su crecimiento. A su vez, el suelo
en su recorrido. Estas repercusiones son en su m ayor parte de signo está controlado por el clima y por la propia vegetación, de ahí que
negativo, aunque no hay que olvidar el efecto beneficioso de las deba tenerse siempre m u y en cuenta la estrecha interacción que se
brisas suaves, las cuales provocan la renovación del aire sobre las produce entre clima, vegetación y suelos (véanse mapas de clima,
hojas, favorecen la asimilación clorofílica y disminuyen el riesgo de suelos y vegetación, poniéndolos en relación; para ello puede servirse
de un atlas).
helada.
Su efecto limitante, relacionado con su violencia y constancia, La incidencia que tiene el suelo sobre la vegetación está en
afecta principalmente a las especies árboreas, limitándolas en altura. relación con su composición física, en cuanto que constituye el
En los casos extremos, los vientos huracanados pueden llegan a soporte de un sistema radicular y el lugar de retención del agua y
provocar la destrucción de toda aquella vegetación que no disponga de los nutrientes; así, por ejemplo, en los suelos arenosos el agua
de unas buenas raíces o que presenten mucha superficie y altura se agota rápidamente por su poca capacidad de retención, de m od o
de tallo. Otras importantes repercusiones se derivan del transporte que sobre ellos se asientan especies xerófilas. T a m b ié n está en
de las semillas, hecho que provoca su disminución en el lugar de relación con su composición química ya que de él extrae los ele­
asentamiento de la planta y su expansión a regiones más alejadas. mentos indispensables para su desarrollo; de este m od o, las pro­
En relación con el contenido de sales, resulta sumamente perjudicial piedades químicas de los suelos determinan el carácter local de la
vegetación; así, por ejemplo, los suelos calizos tienen una vegetación
en las costas. Finalmente, d ebem os recordar también el aumento de
la transpiración que ocasiona. característica (plantas calcícolas) hasta el punto de que a través de
estas plantas puede seguirse la distribución de los suelos calcáreos;
también se produce el m ism o efecto en el caso de los suelos salinos
asentándose sobre ellos plantas halófilas.
1.2. Factores topográficos Asim ism o, la materia orgánica modifica las características físicas
del suelo y le proporciona elementos nutrientes. Finalmente, también
Si los factores climáticos tienden a imponer sus condiciones a está en relación con su perfil, que expresa el desarrollo adquirido
gran escala, la topografía introduce un factor modificador que re­ por el suelo.
percute en espacios más reducidos. C o m o factores topográficos d e ­ T o d o s estos aspectos se ampliarán en el tema XVI.
b em os considerar la pendiente del terreno, la orientación de las
vertientes y la altitud.
La pendiente del terreno afecta a la retención del agua por el 1.4. Factores bióticos
suelo, ya que a m ayor pendiente m ayor será la escorrentía superficial
y m enor su penetrabilidad; al m ism o tiempo, repercute también en Este factor es de gran complejidad por los procesos que lleva
la potencia del suelo, puesto que a mayor pendiente m ayor será el consigo y su actuación implica un equilibrio o desequilibrio de las

384 385
asociaciones vegetales. El factor biòtico queda constituido por la El sistema foliar es el más perceptible a primera vista y tal vez
acción de una multitud de seres vivos, que van desde bacterias el que sufre un m ayor núm ero de modificaciones en cuanto a tamaño,
hasta animales herbíboros, incluyéndose el propio hombre, que a lo dureza, caducidad, suculencia, orientación o disposición en su c o n ­
largo de la historia ha ido destruyendo la vegetación natural, oca­ junto.
sionando preocupantes procesos de desertificación. El tamaño de las hojas es m u y variable, modificándose en relación
con las condiciones de transpiración e iluminación; así, las plantas
con hojas anchas se localizan en regiones con elevada humedad
(para facilitar la evaporación) o de poca iluminación (para captar una
2. ADAPTACIÓN DE LA VEG ETACIÓ N A LOS FACTORES m ayor cantidad al aumentar su superficie). Por el contrario, el tamaño
AM BIENTALES de la hoja se reducirá o incluso se transformará en espinas en
lugares con mucha iluminación o donde se produzca una elevada
transpiración y haya déficit de agua, con el fin de reducir la eva­
poración.
C o m o hem os visto, las distintas condiciones ambientales deter­
La dureza y ei grosor de la hoja es variable en relación con la
minan que en una zona se instalen unas u otras especies, incluso,
temperatura; así, en las especies xerófilas, la cutícula puede ser
si analizamos éstas más detenidamente, po d em o s encontrarnos con
gruesa y, muchas veces, aparecen impregnadas de resinas, que
que una misma planta, en distintas regiones, puede presentar un
ejercen un papel impermeabilizante; en el caso de los cactus, se
aspecto diferente al que es considerado c o m o normal. Igualmente,
produce un gran grosor de tallos y hojas, con el fin de acumular
pod em o s encontrar ciertas plantas que, gracias a las condiciones
agua para la estación seca.
locales, han crecido fuera de la región climática que les es más
La caducidad de la hoja tiene c o m o fin reducir la actividad de
favorable.
la planta en la estación menos favorable, pudiendo desencadenarse
Las plantas, para asegurar su supervivencia, pueden también ir
c o m o adaptación a variaciones de temperatura, de iluminación o de
transformando su forma y su funcionamiento fisiológico. Hay que
agua. Hay que destacar que la adaptación de las plantas a las
destacar que estas adaptaciones sólo se realizan cuando las m o d i­
diferencias estacionales puede ir más allá de la simple pérdida de
ficaciones ambientales son progresivas y lentas, puesto que los la hoja, pudiendo traducirse en su desaparición total a ras del suelo
cambios bruscos provocan daños irreparables en la mayor parte de
o incluso en la muerte, quedando tan sólo las semillas, que ger­
los casos, con la consiguiente muerte de la planta. Así, por ejemplo, minarán cuando las condiciones ambientales sean favorables.
una helada en otoño puede dañar el tronco de los árboles, Asurán­
Las modificaciones en el porte de la vegetación son también m u y
dolos, dificultando la circulación de la sabia y facilitando el ataque
apreciables. Este tiende a reducirse con la falta de humedad, ha­
de los hongos, mientras que una helada en primavera puede afectar
ciéndose leñoso y achaparrado, y con la velocidad del viento ya
a la circulación de la savia y destruir los brotes tiernos.
que ésta es m enor a nivel del suelo.
Las adaptaciones fisiológicas modifican el funcionamiento de ia
El sistema radicular, aunque no es perceptible a primera vista,
planta variando la velocidad de transpiración, la presión osmótica también experimenta considerables modificaciones en relación con
de los líquidos celulares, permitiendo a las raíces tomar agua del
el clima y con las características del suelo. Así, la sequía lleva a
suelo cuando éste tiene poca; y ocasionan ei endurecimiento de la
una mayor profundización de las raíces en busca de agua, y la
planta ante las bajas temperaturas, dism inuyendo su contenido en dureza del suelo a la búsqueda de zonas de mejor penetración.
agua y aumentando la concentración de sales, de m o d o que al
aumentar la densidad del líquido se rebaja el punto de congelación.
Para el geógrafo, lo principal de estas adaptaciones fisiológicas Podem os decir que el tamaño, la estratificación y grado de c o ­
es que se traducen también en unas adaptaciones morfológicas, lo bertura de la vegetación, su periodicidad y la forma y textura de
que permite determinar con m ayor precisión la acomodación de la sus hojas, reflejan con todo detalle las condiciones ambientales de
vegetación al medio. Así, conocer algunas consideraciones sobre las clima, suelo y modelado existentes.
diferencias morfológicas nos ayudará a imaginarnos c ó m o será la De esta forma, la vegetación zonal, es decir, la vegetación que
vegetación que se instale en una u otra zona. se corresponde con su zona climática sigue las siguientes líneas:

386 387
— En los climas en que la m ayor parte del año hay unas c on ­ la vegetación interviene, de forma visible, modificando los equilibrios
diciones favorables para la vegetación, c om o pueden ser los hidrológico, geomorfológico y geoquímico.
climas ecuatoriales, suele darse un tipo de vegetación que Su acción sobre el clima se deja sentir en cuanto a temperatura
mantiene a lo largo de todo el año su forma habitual. En y pluviosidad. Está com p ro b a d o que los bosques provocan un des­
general, las regiones cálidas y húmedas pueden tener una censo de la temperatura media en los meses de verano, un menor
intensa vida vegetal ya que el agua y el calor favorecen las núm ero de heladas en los meses de invierno y un descenso de la
reacciones bioquímicas, desarrollándose en ellas todo tipo de oscilación diurna. Esta repercusión térmica se debe al efecto de
vegetación: árboles, arbustos, matorrales, etc., que pueden ser pantalla que ejerce con respecto a la insolación, al tiempo que
de hoja caduca y sempervirente, en relación con la m ayor o absorbe parte de ella, del freno que supone para la irradiación y
m enor variación de las condiciones climáticas. de la humedad que desprende a través de la transpiración (recuérdese
— La alternancia de estaciones introduce mayores modificaciones. que el agua es un efectivo m oderador de las temperaturas).
Así, las zonas templadas contienen una gran variedad de ve ­ La humedad es m ayor en las regiones cubiertas de arbolado,
getación. Es, en general, de m enor altura, más leñosa y pre­ observándose que tras la desaparición del bosque por la acción
senta reducciones de hojas y tallo más drásticas para las antròpica, la humedad se reduce, incluso pueden aparecer situaciones
estaciones desfavorables que en el caso anterior. de aridez y procesos de desertización.
— En las zonas m u y frías, donde la deficiencia de calor e ilu­
Su acción sobre los suelos tiene tan importantes repercusiones
minación son más acusadas, la vegetación queda reducida a
que, por ejemplo, Trícart llega a decir que los suelos no existen
la mínima expresión e incluso llega a desaparecer.
más que por la vegetación. Estos efectos se llevan a cabo a través
de las raíces, del aporte de materia orgánica y de su efecto de
Es importante considerar que a veces pod em os encontrar una
cobertura. Por medio de las raíces, las plantas juegan un papel
vegetación extrazonal, desarrollada en zonas que en principio no se
primordial en ia meteorización fisica (tema XVI) ya que su penetración
corresponden con sus necesidades climáticas; ello se debe a que
en la roca hace que ésta se rompa, al tiempo que modifica la
localmente se desarrolla un biotipo favorable para su desarrollo. Así,
disposición inicial de los materiales. Las raíces también modifican el
por ejemplo, p o d em o s encontrar extrazonalmente una vegetación de
balance hidrico y químico del suelo al extraer parte de su agua, de
bosque en regiones esteparias a lo largo de las corrientes de agua,
sus soluciones minerales y del conjunto de nutrientes que se en­
form ando bosques en galería.
cuentran en ellos.
A d e m á s de esta vegetación zonal y extrazonal, más relacionadas
La vegetación con su aporte de materia orgánica contribuye a
con el medio ambiente climático, se da también una vegetación
cerrar el ciclo de la materia, ya que ésta, tras su descomposición,
azonal, es decir, que para su instalación tienen m ayor influencia
aporta nuevamente nutrientes al suelo al quedar disueltos en el agua
determinadas características del suelo. Ejemplos de ello se encuentran
de infiltración.
en la vegetación característica de suelos salinos, calizos, laderas
A través de su papel cobertor influye en los procesos morfo-
rocosas, dunas, etc.
genéticos y en las características hídricas y térmicas del suelo. Los
órganos aéreos dispersan parcialmente la energía cinética de las
gotas de lluvia, reduciéndo la incidencia de un impacto directo de
éstas sobre el suelo. La arrollada es frenada por la protección que
3. INFLUENCIA DE LA VEGETACIÓ N SOBRE EL CLIMA ejerce sobre el suelo, incluso tiene un papel fijador de una parte
Y EL SUELO del material que no puede ser arrastrado y que se va amontonando
en lugares con vegetación.
Las características hídricas del suelo se ven afectadas por la
Si bien hay un gran núm ero de factores que repercuten en la modificación de la proporción de agua que se infiltra en él. Igual­
distribución de la vegetación, ésta, al m ism o tiempo, está efectuando mente, afecta a sus características térmicas en dos sentidos: por un
un importante papel modificador sobre aquellos. En general, puede lado, en los meses de calor disminuye la temperatura del propio
decirse que la vegetación depende del clima, pero con mayor detalle, suelo, con lo que se modifica su evaporación, y, por otro lado, en

388 389
los meses más fríos le protege de las heladas o por lo menos las
reduce, hecho que repercute en distintos procesos geomorfológicos.

4. CLASIFICACIÓN DE LA VEG ETACIÓ N N ATUR AL

Las clasificaciones que se realizan de la vegetación son diversas,


variando en función del criterio que se emplee para ello (floristico, Figura X I .l a . Clasificación de la vegetación natural: 1) Bosque; 2) Sabana.
morfológico, estructural), de la escala utilizada (plantas aisladas, aso­
ciaciones vegetales, etc.) e incluso del m étodo que se utilice (ta­
xonómico, fisionòmico, etc.). A q u í seguiremos inicialmente una cla­
sificación estructural, tom ando c o m o unidad básica la formación
vegetal.
Los tipos de vegetación que se derivan de esta clasificación
estructural se identifican perfectamente con los grandes regímenes
climáticos, sobre todo c o m o respuesta a las condiciones de humedad
(precipitación y evaporación) y, de forma más secundaria, en cuanto
a la luz, temperatura y vientos.
En esta clasificación verem os cuatro tipos de vegetación: el b os­
que, la sabana, la pradera y el desierto. Estos tipos se agrupan por
sus similitudes morfológicas externas en cuanto a estructura, forma,
organización espacial de los individuos, su abundancia y cobertura
y su estratificación vertical (figura X I.la y b).

4.1. El bosque

Es una formación vegeta! constituida por árboles que crecen unos


¡unto a otros y forman un estrato de hojas que cubre de sombra
ei suelo. Esta som bra provoca una protección del suelo con respecto
a los rayos solares, la precipitación y la evaporación, configurando
un microclima por debajo de sus copas.
Dentro de un m ism o bosque pueden encontrarse distintas especies
a distintos niveles, puesto que, por lo general, cuentan con más de
un piso en su estratificación.
Los bosques podem os encontrarlos en muchas regiones, bajo
m u y distintos regímenes climáticos, puesto que las condiciones m e ­
dioambientales que requieren están en relación, en primer lugar, con
el volum en de precipitaciones a lo largo del año, volum en que puede
ser m u y distinto. Por ejemplo, hay bosques que reciben más de
4.000 m m . anuales y en cambio hay otros que no llegan a los 500

390
m m .; evidentemente, estas diferencias se traducirán en la configu­
ración de distintos tipos de bosques, con distintas especies vegetales.
Así, gradualmente, se puede ir pasando del bosque denso de la
selva tropical lluviosa (que cuenta con gran variedad de especies),
hacia un bosque tropical más claro que el anterior y con mayor
predominio de árboles de hoja caduca, debido a la alternancia de
la estación seca. Continuaría en la gradación una gran diversidad de
bosques de las zonas templadas (bosques esclerófilo, mixto, cadu-
cifólio, etc.) en cuya configuración intervendrían las mayores dife­
rencias estacionales de temperatura, precipitación e iluminación, con
las consiguientes adaptaciones. Finalmente, encontraríamos bosques
boreales o taigas, compuestos por coniferas, los cuales tienen que
soportar unas condiciones climáticas extremas.
C o m o hemos dicho, los bosques requieren un cierto volum en de
precipitaciones (por debajo de 500 mm . comienza ya la sabana),
pero no es preciso que el total precipitado caiga de forma regular
sino que admiten variaciones estacionales. Ad e m á s del total preci­
pitado, es importante también la evapotranspiración que se produce.
En un bosque es importante considerar la abundancia relativa de
especies, su morfología y sus características propias co m o elemento
del paisaje.

4.2. La sabana

Es una combinación de árboles y arbustos en proporciones va­


riables. En ella, la proporción de árboles suele ser baja, quedando
m u y espaciados y predom inando las formaciones herbáceas. En fun­
ción de esta proporcionalidad se diferencian tres tipos de sabana:
el bosque sabana, el parque sabana y la sabana herbácea.
Las causas de su formación han sido m u y discutidas. A principio
de siglo se la consideraba c om o una formación zonal, característica Figura X I . I b . Clasificación de la vegetación natural: 3) Pradera; 4} Desierto. (Fotografía
del clima tropical con estación seca; posteriormente se introdujo la de «El C o rre o de la U n e s c o » . N.° die. 1988).

idea de atribuirla, fundamentalmente, a una degradación antròpica.


Finalmente, a mediados de siglo, se demostró la influencia de diversos
factores, evidenciándose las relaciones entre la vegetación de sabana
con el clima a escala regional, con el suelo y con la geomorfologia
a un nivel de m ayor detalle, con la acción antròpica al ocasionar
incendios de la maleza y desmontes, y con las influencias paleocli-
máticas a m o d o de reliquias de climas anteriores.
Las características climáticas de la zona de sabana son de baja
precipitación total anual y con una desigual distribución estacional.
Las sabanas se encuentran, por lo general, ocupando extensas lla­
nuras y mesetas.

392
4.3. La pradera

Es una extensión cubierta, en su mayor parte o totalmente, de


hierba en sus diversas variedades (pradera alta hasta 1,5 m de
altura; pradera mixta, en torno a 0,80 m de altura y pradera corta).
Sus condiciones climáticas son m u y amplias; por lo general, se
sitúan en climas de poca precipitación anual, pero, en cuanto a las
temperaturas, su localización muestra una gran amplitud, pudiéndose
encontrar tanto en climas de calor extremo c o m o en climas m u y
fríos.

4.4. El desierto

El desierto es un medio caracterizado por una vegetación m u y


escasa y dispersa que deja al desnudo un elevado porcentaje de
suelo, lo cual le hace m u y sensible a los procesos de meteorización
y de erosión (véase temas de Geomorfologia). Esta vegetación pre­
senta aspectos m u y diferentes en función de la naturaleza del material
rocoso sobre el que se asienta. El desierto cuenta, por lo general,
con plantas de pequeño tamaño adaptadas a la sequedad; unas lo
hacen reduciendo su superficie transpirante y desarrollando al m áxim o
sus raíces, otras configurándose en plantas suculentas o incluso otras
convirtiéndose en semillas que se activarán esporádicamente tras la
lluvia.
El desierto está desprovisto de árboles, aunque en algunos de­
siertos puede darse algún tipo de plantas leñosas (esto es más Figura XI.2. Vegetación dei desierto. Distintos paisajes de desierto. (Fotografía M. J. Aguilera.)
frecuente en los desiertos de la zona templada). Esta vegetación
queda asociada a climas extremadamente áridos, tanto de zonas
cálidas c o m o de zonas frías (figura XI.2).

5. DISTRIBUCIÓN DE LA VEGETACIÓ N

T o d o lo estudiado hasta el m om ento nos permite co m prender la


distribución de la vegetación y nos da la posibilidad de establecer
nuestras propias deducciones a partir de unas características cli­
máticas. En este apartado, a través de la relación clima-vegetación
que hemos seguido hasta el mom ento, estudiaremos la distribución
de la vegetación en relación con los grandes dominios climáticos.

394

I
1
%
Al estudiar la vegetación de cada uno de los dominios climáticos,
debem os recordar sus características climáticas, siendo conveniente
seguir su distribución en un mapa (figura XI.3).

5.1. Vegetación de la zona intertropical


21
lili Vim os que dentro de la zona intertropical, se establecía una
II I si it diferenciación climática en relación con la presencia o ausencia de

2
lì I l l il
OdiS
?Cc3b3 una estación seca; del m ism o m odo, la vegetación presenta dife­
rencias según los casos.
La zona de clima ecuatorial cuenta todo el año con unas c on ­
8
,§ diciones m u y favorables por su regularidad térmica y pluviomètrica,
O lo que da lugar a una rica y exuberante vegetación, en su mayoría
Ijlll ì ctj
H II M ^ de hoja ancha y perenne, denominada selva ecuatorial. Esta ho­
Il I I l l I mogeneidad climática a lo largo del año da lugar a que las plantas
aiii (tj
•o5'
puedan llevar a cabo sus funciones en cualquier época, de m od o
que la floración, la fructificación y la renovación de las hojas no
.c:
tiene porqué realizarse a la vez. Así, por ejemplo, la mayoría de los
árboles cambian sus hojas paulatinamente a lo largo del año, lo que
lleva a considerarlos c o m o de hoja perenne al no quedar nunca
'§ desprovistos de ellas. En los casos en que sí se renuevan todas a
la vez, lo hacen en un período m u y corto de tiempo.
'S
§ Podemos darnos una idea de la gran riqueza vegetal que contiene

I
s la selva ecuatorial si consideramos que, por ejemplo, en la selva
amazónica han llegado a inventariarse hasta 8.000 especies diferentes.
CJ
::3 Por ello, se produce una gran diversidad de bosques ecuatoriales
con un elemento c om ú n : todos ellos están constituidos por plantas
.co
£3 megatermas (especies que necesitan altas temperaturas para vivir).
co La característica básica de la vegetación es el predominio de las
X especies arbóreas, compuesta por individuos m u y desarrollados en
2 altura que pueden llegar a alcanzar hasta 60 m. Estos se encuentran
D
05 dispuestos en varios estratos, generalmente en núm ero de tres pisos
arbóreos y dos de plantas leñosas de gran desarrollo. Au n que , en
su conjunto, la masa arbórea parece espesa y continua, hay dife­
rencias según los pisos; el piso superior está espaciado, el segundo
tiene una mayor continuidad con respecto a las copas de sus árboles,
quedando compuesto el inferior por brotes jóvenes e individuos
adultos de copas más pequeñas y achatadas (figura XI.4).
Jun to a las especies arbóreas hay otros importantes componentes
vegetales, c o m o son las enredaderas, plantas epífitas (se desarrollan
sobre otros vegetales y no tienen raíces en el suelo) y plantas
herbáceas. Entre las enredaderas son de destacar las lianas, que son
396
397
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398
plantas leñosas, delgadas por lo general, aunque en algunos casos
pueden llegar a alcanzar hasta 20 cm de diámetro; en la búsqueda
de luz pueden llegar a alcanzar las capas más altas del bosque
(figura XI.5).
Las plantas epífitas adquieren una gran importancia, tanto por su
núm ero y diversidad c om o por constituir un elemento diferenciador
de la selva tropical; entre éstas destacan las orquídeas.
Finalmente, en los niveles inferiores se desarrolla una vegetación
herbácea, cuyo tamaño y densidad varía en relación con el mayor
o m enor déficit de luz, alcanzando su mayor desarrollo cuando hay
m ayor proporción de espacios libres (figura XI.6).
En las regiones litorales se dan adaptaciones a los suelos inun­
dados y a la salinidad propia de las costas, dando una vegetación
característica, los manglares. Estos se disponen según una distri­
bución lineal a lo largo de la costa Oeste, en las inmediaciones
tropicales de aguas cálidas (no se dan en la costa Este donde hay
corrientes frías) y pueden extenderse, además, tierra adentro, ocu ­
pando marismas y lagunas. Esos manglares están formados por
plantas de raíces aéreas y con un follaje adaptado a una elevada
transpiración.
El bosque tropical de clima con estación seca, presenta algunas
modificaciones con respecto a la selva, en función de sus caracte­
rísticas pluviométricas. Estas modificaciones varían según sea la ri­
gurosidad de la estación seca, pudiéndose hablar de una gradación
con la sequía.
La vegetación de la selva tropical es menos densa y cuenta con
una m enor estratificación que la selva ecuatorial; se incrementan las
especies de hoja caduca, aunque todavía se mantienen numerosas
especies de hoja perenne, y se produce una m ayor densidad y
desarrollo del sotobosque herbáceo al ser m ayor la cantidad de luz
que llega al suelo. Son características de estas regiones las asocia­
ciones de bam bú, que han alcanzado aquí su clímax.
La vegetación de sabana se deriva de un período seco superior
a tres meses o de una adaptación a las variaciones del contenido
acuoso del suelo. Dentro de estas regiones de sabana pueden en­
contrarse todavía algunas manifestaciones de la selva en los valles
más húmedos, donde reciben el nom bre de bosques-galería tropi­
cales.
Dentro de la propia sabana se establecen diferencias según la
importancia de la aridez, así se diferencian las sabanas húmeda, seca
y espinosa. Las características generales de la sabana se traducen
en un m enor núm ero de especies que en las selvas, una vegetación
arbórea compuesta por especies resistentes al fuego (son frecuentes

400
los incendios en el estrato inferior) y una reducción en altura de los
árboles, los cuales oscilan entre 10 y 18 m. La densidad del arbolado
decrece con el aumento de la estación seca hasta llegar a la situación
extrema en la que el paisaje queda salpicado por arbustos raquíticos
y separados o por arbustos leñosos caducifolios que llevan nor­
malmente espinas.
Al igual que las especies arbóreas, las especies herbáceas pre­
sentan modificaciones en su altura, así, en las regiones más húmedas
pueden alcanzar hasta 3,6 m de altura, mientras que en las regiones
más áridas quedan por debajo de los 60 cm.

0)
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5.2. Vegetación de la zona templada

C o m p ren d e una amplia gama vegetal adaptada a las variadas .5


%
características climáticas. En líneas generales y según se asciende UÌ
O
en latitud se distinguen:

— bosques de hojas perennes de los climas subtropicales,


— bosques de hoja caduca de los climas templados húmedos,
— bosques de coniferas de los climas subártico y marino de la CO

latitud media. O
c:
En los bosques subtropicales hay que diferenciar los correspon­ Q)
dientes a los clima Cfa y Csa. En los primeros se establece un
bosque mixto, de cobertura menos densa que los de las zonas
Ü
intertropicales húmedas, de m enor altura y núm ero de especies, y
Ü
en los que se pone de manifiesto la estacionalidad a través de la O
mezcla de árboles caducifolios y perennes. D onde ha intervenido
poco la acción humana, dominan los árboles frondosos (robles, arces,
tilos, magnolios); es de destacar la laurisilva, con bosques de hoja X
co
perenne, y la m enor presencia de coniferas. Es importante el de­ D
O)
sarrollo que adquieren los arbustos, que pueden llegar a formar un
estrato m u y denso, y el desarrollo de m usgos revistiendo ramas y
troncos en las regiones donde se producen abundantes nieblas y
nubes. Dentro del estrato arbustivo destacan las landas o brezales,
configurado por arbustos bajos y densos de aliagas, brezos y he-
lechos. Esta formación es el resultado de la degradación del bosque
templado caducifolio.
En los bosques mediterráneos, las plantas se encuentran condi­
cionadas por la sequía y por el calor estival, de m o d o que los
árboles se adaptan por medio de hojas pequeñas, fuertes y enceradas,

402
aunque de hoja perenne. Sus troncos son cortos y de corteza gruesa,
contando con un profundo sistema radicular.
Se disponen en formaciones de bosques claros que dan una
escasa cobertera al suelo y que suelen estratificarse en tres for­
maciones: cubierta arbórea, arbustiva y herbácea. En el estrato ar­
bustivo se entremezclan especies de hoja caduca y de hoja perenne,
con un porte que oscila entre 1 y 3 m. Dentro de estas formaciones
arbustivas destacan el maquis, la garriga y el chaparra!.
El maquis y la garriga (denominaciones mediterráneas) configuran
una vegetación de monte bajo, derivadas, según distintas teorías,
bien de una degradación del bosque por la acción humana o bien
c o m o resultado del clima en la periferia de los bosques esclerófilos.
El maquis, instalado sobre suelos silíceos, incluye numerosas es­
pecies, algunas de ellas m u y espinosas. La garriga, instalada sobre
suelos calcáreos, es más discontinua y alcanza un m enor porte.
Finalmente, en las regiones más meridionales, se da el chaparral
(denominación californiana), configurado por un bosque enano ar­
bustivo, cuya composición varía con la altura y el grado de e xpo ­
sición.
La estepa arbustiva o herbácea anuncia el desierto.
Las especies más características son: el alcornoque sobre suelos
silíceos y con mayores precipitaciones; la encina en suelos calizos;
las coniferas cálidas (c o m o los pinos) en zonas más secas; los olivos;
y también son de destacar las plantas aromáticas c o m o el tomillo,
la jara, lavanda, romero, etc. (figuras XI.7 y XI.8).
Figura XI.8. Especies características de ia vegetación mediterránea.~A) Enebro;
B) Pinos; C) Alcornoques; D) Encinas y jaras. (Fotografía IVI. P. Borderías.) Los climas continentales, más rigurosos que los anteriores, de­
sarrollan bosques de hoja caduca, bosques de coniferas y praderas
herbáceas por degradación del bosque. La variedad de especies
difiere según los continentes, pero por lo general predominan los
árboles altos, de hojas grandes, que dan una densa cobertura en
verano; en el piso inferior se establecen arbustos y árboles jóvenes,
y en el piso más bajo las hierbas aprovechan la primavera (cuando
el suelo recibe abundante luz) para desarrollarse antes de que los
árboles completen su follaje.
Las especies más representativas son: en las regiones más frías
y húmedas el roble, el haya, el fresno; en los suelos de drenaje
deficientes el olm o y el fresno; también pueden encontrarse abedules,
nogales, arces y castaños.
Los bosques de coniferas se instalan allí donde la continentalidad
es más acusada y hay una influencia polar. Este bosque queda
diferenciado en bosques templados de coniferas y bosques de c o ­
niferas de latitudes altas o taiga, que se sitúa entre la tundra (en e
límite septentrional) y entre el bosque de hoja caduca o las estepas

40E
(en el límite meridional). Las coniferas se establecen allí donde las
condiciones no son propicias para las caducifolias de hoja grande,
aunque se incluyen en una amplia variedad, que com p re nd e tanto
tendencias oceánicas frías c o m o fríos continentales (figura XI.9).
Las coniferas poseen hojas estrechas, en forma de aguja o a
veces en forma de escamas, que se renuevan de forma continua a
lo largo del año; en su mayoría, son de hoja perenne pero las hay
también de hoja caduca, c o m o el alerce o el ciprés pelado. Su
tronco presenta una gruesa corteza y sus raíces están bien desa­
rrolladas, aunque en las regiones de suelos helados alcanzan poca
profundidad. En las latitudes más meridionales, algunos bosques de
coniferas incluyen también árboles de hoja ancha y caduca c o m o el
abedúl, haya, arce, sauce o chopo. Son m u y representativos los
pinos y los abetos.
La degradación de este bosque da lugar a formaciones herbáceas
de pradera, las cuales, cuando se acentúa la sequedad, dan paso
a las estepas. Estas praderas, en las regiones más húmedas, forman
un denso césped que ejerce un papel protector frente a la erosión,
pero en las estepas se distribuye m u y espaciadamente, dejando
m u c h o suelo al desnudo.

5.3. Vegetación de las zonas circumpolares

Al Norte de la taiga y de los bosques boreales, se desarrolla la


tundra. Este término significa extensión de tierra peiada o terreno
inhóspito, tierra sin árboles. Es decir, que se localiza por encima del
límite en que las condiciones climáticas son propicias para el de­
sarrollo de los árboles, pero por encima del punto de congelación.
Localizada en climas m u y fríos, con humedad y suelos saturados,
presenta una vegetación m u y pobre, con plantas leñosas enanas,
arbustos bajos, plantas herbáceas, musgos y liqúenes que se de­
sarrollan con lentitud. Podemos diferenciar cuatro tipos de tundra:
la tundra de patas almohadilladas, la tundra herbácea, la tundra
arbustiva y la tundra arbórea (de transición hacia la taiga).
Las plantas leñosas, en las regiones más cálidas, son sauces
achaparrados y deformados, y abedules diseminados, sobreviviendo
en las hondonadas abrigadas los últimos restos del bosque.
Esta vegetación también se desarrolla en altitud, debido a los
vientos fríos y a la falta de abrigo que impide el crecimiento de los
árboles. En el medio montañoso se la denomina tundra alpina y
queda por debajo del suelo desnudo y de las nieves perpetuas.
Un hecho curioso es que el elevado contenido de azúcar de esta

407
vegetación hace que sea m u y nutritiva y puedan sobrevivir especies
animales m u y grandes.
En todas estas consideraciones sobre la distribución de la ve ­
getación, hay que resaltar un hecho que se ha ido mencionando
repetidamente y es la importancia que ha tenido la acción antròpica,
sobre todo en los últimos tiempos. Esta ha incidido más sobre la
limitación y modificación del bosque, cuanto más propicio ha sido
el medio ambiente para los asentamientos humanos o para sus
actividades económicas.

408 409
BIBLIOGRAFÍA procesos; y en los siguientes se estudian las características cli­
máticas zonales.
J a n s a G u a r d i o l a , J .M . (1969, reedición 1983). Curso de Clima­
C o m o complem ento a este capítulo, comentamos una reducida tología. Madrid. Ed. Instituto Nacional de Meteorología. 445 pá­
bibliografía en castellano, con el fin de que pueda servir de ayuda
ginas.
al alumno para profundizar o aclarar los diversos aspectos tratados. Es un texto que pretende sentar una base para estudios más
A esta bibliografía específica se añaden dos obras generales de profundos en esta materia. En él se presentan los conceptos
Geografía Física por el interés que tienen, tanto por el tratamiento fundamentales de Climatología General, en 10 capítulos, separando
que se da a estos temas de Climatología c o m o por su adaptación cuidadosamente elementos y factores del clima. Se trata también
al nivel de este curso. ampliamente la Climatología Descriptiva, a la que dedica 12 ca­
pítulos. Su primera parte, dedicada a Climatología Estadística (9
■ P a t t o n , C.P./ A l e x a n d e r , C.S./ K r a m e r , F.C. (1978) Curso de Geo­ capítulos), queda fuera de los aspectos tratados en nuestro pro­
grafía Físíca. Barcelona. Ed Vicens Vives. 446 páginas. Reeditado grama.
en 1983. A u n q u e se trata de un manual que abarca toda la
L a c o s t e , a./ S a l a n o n , R. (1973). Biogeografia. Barcelona, Ed. Oikos-
Geografía Física, los 8 capítulos dedicados a la Climatología (cap.
2 al 9), el dedicado a los océanos (cap. 19) y el correspondiente T a u. 271 páginas.
a la distribución de la vegetación (cap. 20) resultan m u y adecuados De fácil lectura, resulta adecuado para el alumno que se encuentre
para el nivel de nuestro programa. por primera vez con esta materia. En él se da una visión general
A través de su lectura, se pueden adquirir los conceptos y la de los distintos aspectos que estudia la Biogeografia, estableciendo
sus interrelaciones y dando una visión sintética y lógica de los
terminología fundamentales para posteriores estudios de Clim a­
tología. Los distintos capítulos siguen la misma línea que el seres vivos sobre nuestro planeta.
programa de estas Unidades Didácticas: analiza los elementos del (1965) El tiempo es noticia. Madrid, Ed. Cid. 294
■ M e d in a , M.
clima en sí m ism os y con un carácter dinámico, finalizando con páginas.
la clasificación y distribución de los climas. Es un libro de divulgación general, cuya lectura resulta m u y amena
y de fácil comprensión. El autor trata de que queden claros los
S t r a h l e r , a . (1975) Geografía Físíca. Barcelona, Ed. Om e ga . 769
conceptos fundamentales de los fenóm enos que intervienen de­
páginas. Manual general de Geografía Física en el que los temas
cisivamente en la evolución del tiem po atmosférico, y en su
dedicados a Climatología dan la base para el conocim iento de
finalidad última, de que el lector pueda interpretar y com prender
los climas. En ellos se explican las variedades climáticas básicas,
un mapa del tiempo. No se trata de un libro ni formal ni clásico,
prestando atención a las características esenciales del clima y la
sino que es tratado de forma que resulte grato de leer y fácil
dinámica de la circulación atmosférica, evitando insistir en defi­
niciones y en límites climáticos. En él se incluye el sistema de de entender.
clasificación de Kóppen, que es el que empleam os básicamente (1972, 1977 2." edición) Meteorología. Barcelona. Ed
- M il l e r , a .
en estas Unidades Didácticas. Labor (NCL). 167 páginas.
Su enfoque se orienta hacia una descripción explicativa. En este Libro que coordina perfectamente su carácter divulgativo con su
manual son 14 los temas (de 34 que tiene en total) que resultan carácter científico. En él se exponen las bases sobre las que se
de interés para este capítulo. asienta la Meteorología y las leyes que la rigen, centrándose sobre
todo en las propiedades generales de la atmósfera, y analizando
B a r r y , R.G./ C h o r l e y , R.J. (1972) Atmósfera, tiempo y clima. B ar­
los procesos atmosféricos a distintas escalas. El libro en su
ce lona , Ed. O m e g a . 395 p á g in a s.
totalidad es útil para aclarar contenidos de nuestro programa.
Enfocado desde una Climatología sinóptica y dinámica, va dirigido
a estudiantes de Meteorología y Climatología de cursos elemen­ - ViERS, G. (1975) Climatología. Barcelona, Ed. Oikos-Tau. 309 pá­
tales de Universidad. Los tres primeros capítulos tratan sobre la ginas.
naturaleza de la atmósfera: su balance de energía y humedad y Es un texto clásico en el estudio inicial de la Climatología, en el
su movim iento; el capítulo 4 sobre las masas de aire y diversos que adquiere un m ayor peso el enfoque descriptivo, simplificando

410 411
INTRODUCCIÓ N A LA GEOM ORFOLOGÌA

En este capítulo — Geomorfologia — va m os a estudiar las formas


de relieve que aparecen ante nuestros ojos. En primer lugar hemos
de tratar de conocer un poco más el planeta Tierra. Vim os en el
tema I, su forma y sus movim ientos. En éste vam os a descender a
otros niveles en su conocimiento.
Conform e nos acercamos a su superficie la pod em os ver dividida
en continentes y cuencas oceánicas. Dentro de cada una de esas
partes, encontramos distintas formas de m enor extensión superficial.
Así podem os ir dividiendo cada una de ellas hasta llegar a unidades
de dimensiones m u y reducidas, que distinguimos a simple vista por
su forma, por ejemplo una montaña o un valle fluvial.
Es m u y importante que te ngam os siempre presente la dimensión
espacial a la que hacen referencia las formas de relieve que se estén
analizando, ya que una unidad de relieve c o m o pueda ser un valle
fluvial, es parte de otra unidad de relieve de mayor dimensión, una
cuenca fluvial, u otra forma c o m o pueda ser una montaña, también
unidad de relieve, es parte de otra unidad de relieve de mayores
dimensiones, una cadena montañosa.
Esta consideración espacial de las formas de relieve la p o dem os
hacer extensiva a cualquier otro tipo de unidad considerada c o m o
forma, c o m o iremos viendo más adelante.
La palabra Geomorfologia, procede del griego geo (tierra), morphe
(forma) y logos (discurso). Es, según esto, ia ciencia que estudia el
relieve terrestre, tratando de describir y explicar sus formas. Al ser
su objeto de estudio ias formas del relieve terrestre, se ocupa de
la superficie de contacto de la litosfera (rocas), la hidrosfera (agua)
y la atmósfera (aire).
Por otro lado, hemos de considerar que la corteza terrestre está
sometida a una serie de fuerzas. Unas son de origen interno y se

415
deben a la energía y propiedades físicas del interior del planeta; La Geomorfología nace com o ciencia a finales del siglo XIX, si
otras son de origen externo y son el resultado de la energía y bien desde el siglo XVI hubo estudiosos que se interesaron por
propiedades físicas del exterior de la tierra (la atmósfera). A m b a s fenómenos geomorfológicos. Por ejemplo, Palissy, se interesó por
fuerzas actúan sobre unos materiales, las rocas, que constituyen la la acción erosiva del hielo (gelifracción), Leonardo da Vinci, por la
materia prima para la formación del relieve. erosión fluvial y Surell por la erosión de los torrentes alpinos. Sin
Estas fuerzas internas (englobadas en la tectógénesis) y externas embargo, fue con el norteamericano William M. Davis, a finales del
(denominadas erosión) van a dar lugar a distintas formas de relieve, siglo XIX con su teoria del ciclo de erosión, cuando la Geomorfología
según el tipo de roca sobre la que actúan. Asim ism o, las formas tuvo un gran avance co m o ciencia. Davis introdujo el factor tiempo
presentarán características diferentes si sólo se analizan los efectos en la construcción del relieve, fundando la Geomorfología Histórica.
que producen en ellas unas u otras fuerzas. Si analizamos sólo los Su teoría fue aceptada por la escuela anglo-sajona, sin embargo,
efectos de las fuerzas internas, veremos que aparecerán formas gran parte de los geomorfólogos europeos no aceptaron las ideas
horizontales o levemente inclinadas si aquellas no actúan o lo hacen de Davis y durante m ucho tiempo se dividieron en davisianos y
suavemente; formas plegadas, si las fuerzas son más fuertes y/o las antidavisianos. Las escuelas germana y eslava, Penck y Salomon a
rocas más blandas y plásticas; y formas de fractura, si aquellas son la cabeza, insisten en la importancia de la tectógénesis aunque sin
mayores aún o las rocas más duras y quebradizas. Si analizamos olvidar los sucesos que en ellos originan las fuerzas externas de la
sólo los efectos de las fuerzas externas, es decir, del viento, la nieve, naturaleza.
el hielo, los cambios de temperatura, etc. las rocas darán una u otra En la actualidad la Geomorfología Histórica ha adoptado las ¡deas
forma de relieve, según sus propias características. de Walter Penck (1924), quien propuso una modificación a la teoría
Es lógico pensar que las fuerzas internas y externas no actúan de Davis, según la cual erosión y levantamiento no serían sucesivos,
separadamente sobre las rocas, sino que lo hacen de forma simul­ sino simultáneos y de duración parecida, de esa forma ya no sería
tánea, puesto que las rocas se hallan plenamente en contacto tanto un ciclo sino una función lineal dei tiempo. Dentro de ella se halla
con el interior co m o con el exterior de la Tierra. El estudiar por también la Geomorfología Climática, impulsada sobre todo por Trícart
separado, tanto los agentes internos (endógenos) c om o los externos y Cailleux (1965) que, siguiendo a Hettner, señalan que las grandes
(exógenos) o las formas a las que dan lugar, es una necesidad superficies residuales están formadas exclusivamente en el dominio
impuesta por la facilidad de comprensión, puesto que el análisis de desértico y quizás también en el ecuatorial. Estos autores trabajan
también en Geomorfología Estructural, tendencia m u y adoptada por
procesos, materiales y agentes facilita posteriormente la síntesis al
los geomorfólogos soviéticos, que se preocupa de dar taxonomías
estudiar una forma de relieve concreta.
m u y detalladas de las formas terrestres (cuadro 1). Su valor es m u y
La Geomorfología está relacionada con otras ciencias en una
grande para integrar los factores espacio, tiempo, tectónica y litología,
relación de doble sentido. La Geología profundiza más hacia el interior
pero su valor práctico es más discutible. Esta tendencia es m u y
de la Tierra. Ella estudia los procesos, la tectógénesis, cuyas acciones
ilustrativa de las modernas investigaciones en Geomorfología, que
provocan la aparición de un relieve con una estructura determinada.
han tendido a introducir factores cuantitativos de acuerdo con las
La Climatología estudia los fenómenos atmosféricos y el clima. Estos,
ideas de Penck, tanto en las técnicas c o m o en los procesos.
a través de los fenómenos metereológicos, originan la meteorización
En general, los geomorfólogos dan gran importancia a la tecto-
de las rocas y la erosión de las formas que se originaron con la
génesis, que origina los diferentes relieves estructurales, pero no
tectógénesis, modelándolas y dando com o resultado otro relieve. La
olvidan la importancia de las oscilaciones e interacciones de las
Oceanografía y la Hidrología Fluvial, se relacionan con la G e o m o r ­
fuerzas externas, no sólo actuales sino pasadas, estudiando los pa-
fología, al estudiar las formas de relieve litoral o submarino, la
leoclimas, para explicar las formas erosivas.
primera, y las que se deben a la acción erosiva de los ríos, la
C o m o se puede deducir de los adjetivos que acompañan a G e o ­
segunda. Por último, la Biogeografía le brinda sus investigaciones morfología, Histórica, Climática o Estructural, son el tiempo, el clima,
acerca de los seres vivos, ya que éstos actúan de forma directa o la estructura los factores que de una forma más clara definen
(cobertera vegetal abundante que protege al suelo de los rayos las tendencias o ramas de esta ciencia, pero ninguna de ellas puede
solares), sobre la capa superficial de la corteza terrestre. excluir a la otra, sino simplemente el considerar a uno de aquellos

416 417
CUADRO 1. originada por la tectogénesis, modelada por las fuerzas erosivas en
un periodo de tiempo determinado. En esquema podríamos resumir
CLASIFICACIÓN TAXONÓMICA DE LOS RASGOS GEOMORFOLÓGICOS
TRICART Y CAILLEUX, 1965) asi:

Superíicie Climas Mecanismos genéticos Permanencia


Orden Unidades geomorfológicas
(KmV correspondientes del relieve (años) Fuerzas externas
Formas de Fuerzas internas
Unidades geotectóni­ Zonación gene­ RELIEVE E S TR U C TU R A S EROSIÓN
1 10^ Diferencias de densi­ 10®
cas (continentes, ral (controlada dad de la corteza con­
cuencas oceánicas) por factores as­ tinental y oceánica I---------- ^ " 1 r 1
tronómicos) Litologia Tectónica Litologia Clinna
Vegetación "D
II 10® Grandes conjuntos es­ Subzonas climá­ Procesos orogénicos 10« - i ____ Animales O
tructurales (p. ej., es­ ticas (control I 1
Hombre
cudos precámbricos) astronómico y Tectodinámica Tectoestática
geográfico)

III lœ Unidades estructurales Tipos climáticos Localización paleogeo- 10^


(p. ej., una cuenca de detallados (sin gráfica de las unida­
sedimentación) influencia mar­ des tectónicas. Pri­
cada sobre el meras influencias li-
relieve) tológicas

IV iœ Unidades tectónicas Con influencia Tectónica de detalle;


elementales (p. ej., geográfica (so­ también litología
una fosa tectónica) bre todo en re­
giones monta­
ñosas)

Nivel mínimo de la compensación isostática

V 10 Accidentes tectónicos Locales, influi­ Influencia litològica 10^-10®


(p. ej., un pliegue) dos por el relie­ predominante; estruc­
ve tural secundaria

VI 10^ Formas de relieve (p. Mesoclima (p. Factores morfodinámi- 10^


ej., un circo glaciar. ej., un nicho de cos y litológicos
nivación)

VII 10® Microformas (p. ej., Microclima (p. Factores morfodinámi- 10^
cárcavas) ej., en un lapiaz) cos y litológicos

VIII 10" Microscópicas (p. ej., Microclima (p. Textura de la roca —


formas de corrosión) ej., en un lapiaz)

factores c o m o primordial, o razones pedagógicas, puede llevar a


estudios separados de unas formas de relieve que de liecho integran
a todos ellos.
C o m o principio general de Geomorfologia se puede enunciar que
las formas de relieve terrestre son una consecuencia de la estructura

418 419
TEMA XII

C O N S TITU C IÓ N INTERNA DE LA TIERRA

ESQUEM A/RESUM EN

Introducción

1. Estudios de la energía y propiedades físicas de ía Tierra

1.1. Los conocimientos de la energía terrestre.


1.2. Los conocimientos del flujo térmico. Volcanismo.
1.3. Los conocimientos del ca m p o magnético terrestre y el pa­
leomagnetismo.
1.4. Los conocim ientos de la gravedad. La teoría de la isostasia.
1.5. Los conocimientos obtenidos a través de la sismología.

a) Las ondas sísmicas.


b) Aparatos de medida: sismógrafos.

1.6. Los conocim ientos geodésicos. Las mareas terrestres.

2. Constitución interna del globo terrestre

— Discontinuidades.
— Corteza, manto y núcleo.

2.1. Estructura y composición de la corteza.

— Corteza oceánica: H om ogénea capa 1.


capa 2.
capa 3.
— Corteza continental: capa granítica.
capa basáltica,
capa sedimentaria.

421
2.2. Estructura y composición del manto.

— Límite corteza-manto.
— Las tres zonas del manto: superior.
de transición,
inferior.

2.3. Estructura y composición del núcleo.

— Discontinuidad.
— Las tres zonas del núcleo: externo.
de transición,
interno. INTRODUCCIÓN

Las grandes unidades estructurales de ia corteza terrestre

3.1. Las áreas sumergidas: cuencas oceánicas.


En este tema vam os a tratar de conocer, aunque sea de forma
a) Los bordes continentales: de tipo atlántico. somera, cuál es la constitución interna de nuestro planeta.
de tipo pacífico. La Geomorfologia es la ciencia que estudia ¡as formas que pre­
b) Las llanuras abisales. senta ia superficie terrestre. Esas formas resultan de la acción c on ­
c) Las dorsales oceánicas. junta y simultánea de fuerzas de origen interno y externo. Por este
motivo, para c om prender y explicar las formas de relieve, es por lo
3.2. Las áreas emergidas: los continentes. que parece imprescindible un previo conocim iento de c ó m o es el
interior de la Tierra y cuáles son las fuerzas responsables de los
a) Los cratones o escudos.
movim ientos de la capa más externa.
b) Las plataformas.
No p o d em o s olvidar que el conocim iento interno del globo sólo
c) Los orógenos.
pod em o s realizarlo por métodos indirectos, pues la perforación de
minas o los sondeos, por medio de los que se extraen testigos del
interior terrestre, apenas llegan a los primeros 9 km de profundidad,
longitud m u y reducida en relación a los 6.370 km que mide el radio
de la Tierra.
Los geólogos, que se ocupan del estudio del interior del globo
y de los fenóm enos que tienen lugar en él, gracias a la utilización
de medios técnicos cada vez más avanzados y a cálculos mate­
máticos, físicos y quím icos cada vez más precisos, han podido
plantear soluciones hipotéticas, aunque nuevos descubrimientos téc­
nicos o científicos pueden hacer variar en todo o en parte esas
hipótesis.
Previamente a analizar la constitución interna del planeta, creemos
necesario hacer una pequeña referencia a los conocim ientos que se
tienen en la actualidad de la energía y propiedades físicas de la
Tierra, así c o m o de los estudios y teorías en los que se basan
aquéllos.

423
1. ESTUDIOS DE LA ENERGÍA Y PROPIEDADES FÍSICAS en el pasado, pues los elementos radiogénicos han ido desapare­
DE LA TIERRA ciendo con el tiempo.
La distribución del flujo térmico es un problema todavía sin
resolver. Si bien es verdad que existe un foco calorífico en el interior
1.1. Los conocimientos acerca de la energía terrestre terrestre, el transporte de ese calor hasta la superficie supone, para
algunos autores, la existencia de movim ientos convectivos en capas
El hecho de que los planetas almacenan energía es evidente, ya sólidas internas, pues si se mantuviese el gradiente térmico superficial
que ésta se manifiesta en m uchos rasgos geológicos de los mismos. en profundidad, la Tierra estaría totalmente fundida.
El problema se plantea al tratar de com prender cuál es su origen, El transporte de calor hacia la superficie de la Tierra se produce
c óm o se transmite y cuál es su expresión superficial. Existen tres por conducción en las capas más externas de la misma, es decir
teorías que intentan explicar el origen del calor generado por los la litosfera. Bajo estas capas se halla la astenosfera, masa en estado
planetas desde sus inicios. La más aceptada es la de que el origen fluido o viscosa, en la que el transporte se produce por fenómenos
del calor está en la transformación de la energía gravítacionaí en convectivos. El límite entre ambas capas se define por el paso de
térmica desde el m ism o m om e nto de la formación de los planetas. un material rígido (litosfera) a uno de igual composición (astenosfera)
La conservación de esa energía, tras los 4.500 millones de años que no se comporta c o m o material rígido.
en que se calcula la edad de la Tierra, se debe a que los materiales El espesor de la litosfera es de 70 km en los océanos y de 125
que la forman resultan m u y opacos ante la irradación de energía, km en los continentes, según lo cual el flujo térmico tendría que
ser m ayor en los primeros, lo que no es así, sino que los valores
que tarda miles de millones de años en llegar a la superficie. Ese
lento proceso es el que permite la persistencia de los fenóm enos medios son prácticamente iguales en ambos. Sin embargo, al des­
geológicos, pues éstos obtienen parte de la energía que necesitan cender al detalle se ha observado que el flujo térmico es diferente
de la condensación gravitatoria y otra parte de la descomposición según las áreas de océanos y continentes en las que se mide. Los
de isótopos radiactivos inestables de vida media larga. valores más elevados de flujo térmico se dan en las dorsales oceá­
Esta energía interna puede transmitirse hacia la superficie por nicas (unidades estructurales de los océanos) y en los márgenes
radiación, convección y conducción. De ellas, la convección es la continentales, seguidos por los de áreas de actividad tectónica más
reciente. En el caso de las dorsales, ese alto valor se explica por
más eficaz y la posibilidad de convección en el interior de la Tierra
el ascenso de material astenosférico hasta nivel superficial, en los
es materia de discusión para los m odernos geólogos, c o m o verem os
más adelante. De todas formas, la energía interna de la Tierra, ya otros casos a la magnitud y antigüedad de los procesos tectónicos.
sea primordial (gravitacional) o secundaria (radiogénica) transformada
El volcanismo es una manifestación importantísima de la energía
interna de la Tierra. Su distribución espacial tiene un significado
en otro tipo de energía (térmica, mecánica, gravitatoria, química) sirve
para impulsar a alguno de los procesos geológicos que van a afectar clave en la geodinámica global.
Cualquier erupción volcánica implica varios procesos dependientes
a la superficie terrestre.
de factores termodinámicos. En primer lugar la formación de un
m agma, para lo cual es necesaria la concentración de gran actividad
energética; en segundo lugar, la erupción, para ello es precisa la
1.2. Los conocimientos acerca del flujo térmico. Volcanismo existencia de grietas y fisuras originadas por esfuerzos verticales y
tangenciales según diferencias en la distribución del calor interno.
C o m o ya se dijo en el tema IV, la temperatura de la superficie Por último, los materiales, que se hallan a elevadísimas temperaturas
terrestre se debe principalmente a la radiación solar, pero hay una al salir al exterior, permiten determinar el estado térmico de esas
componente procedente del interior que se define com o flujo térmico zonas del interior donde estaban las rocas en fusión según su
y que se halla multiplicando la conductividad térmica de los materiales composición y presión.
por el gradiente geotérmico. A dem ás, el volcanismo pudo ser el medio utilizado por la energía
Actualmente, el flujo térmico medio en la Tierra se calcula en interna para dar origen a la vida en el planeta, pues sus gases
1,5 H FU (unidades de flujo térmico). 1 H F U = 1,5 x 10 ® cal/cm^ contribuyeron a la formación de la atmósfera, alguno de cuyos
seg. Existe la evidencia de que este valor era m u cho más elevado componentes es en gran proporción de origen endógeno.

424 425
1.3. Los conocimientos acerca del campo magnético terrestre y más reducido, y en compensación, se produce un achatamiento polar,
el paleomagnetismo donde la fuerza centrífuga va disminuyendo hasta hacerse m u y pe­
queña. Estos descubrimientos permitirían corregir, en parte, las di­
Las investigaciones acerca del campo magnético terrestre nos ferencias registradas al medir la aceleración de la gravedad en di­
indican que el eje magnético puede compararse a un dipolo incluido versos lugares de la Tierra, pues se pudo co m p rob ar que no era
en el núcleo. Debido al efecto giroscòpico de la rotación, este eje igual en toda ella a causa de la diferente distancia al centro de la
coincide actualmente, con algunos grados de diferencia, con el eje misma, de la cantidad de masa y de la densidad hasta dicho centro.
de los polos geográficos. El cam po magnético se define por la Al medir la aceleración de la gravedad en un lugar de la Tierra,
declinación, la inclinación y la intensidad. Generalmente, en el pa­ generalmente no coincide con el valor teórico de la misma. Al valor
leomagnetismo, la intensidad no se puede conocer y la inclinación que nos dé se han de hacer todas las correcciones posibles para
es la misma para todos los lugares situados a igual latitud. eliminar las distintas influencias. Una vez corregido el valor, el re­
En la historia geológica, el ca m p o magnético terrestre ha c a m ­ sultado difiere también del teórico y a esa diferencia se le llama
biado. Para estudiar el emplazamiento de los polos en cada período anomalía residual. Esta anomalía nos da información sobre la dis­
se utiliza la imantación termorremanente (I.T.R.) de los óxidos de tribución de masas y la densidad en la vertical, del área en la que
hierro y del titanio que contienen las lavas, que sirven de pequeñas se haya obtenido el valor. Una de las anomalías más generalizadas
brújulas. Los minerales adquieren la I.T.R. cuando, al enfriarse, pasan es que, en las montañas más elevadas, el valor de la gravedad es
un umbral característico para cada mineral. Esa imantación puede más reducido que al nivel del mar, hecho que se explica porque
conservarse indefinidamente y nos indica cuál era el cam po magnético esas montañas deben tener raíces que se hunden en un sustrato
del lugar en la época del enfriamiento. más denso. Para explicar estas anomalías se propuso la teoría de
Las series de coladas de lavas superpuestas o de areniscas rojas la isostasia.
muestran que el sentido del dipolo se invierte siguiendo una perio­
dicidad irregular.
La teoría de la isostasia
El paleomagnetismo ha permitido determinar las paleolatitudes y
basta para probar la movilidad de los continentes a lo largo de la
historia geológica. En la década de los sesenta, los científicos que El término isostasia proviene del griego y significa en equilibrio.
investigaban en este campo, llegaron a la conclusión de que las Se utiliza para designar la condición ideal del equilibrio gravitatorio
anomalías magnéticas eran debidas a la creación de corteza oceánica que regula las alturas de los continentes y de los fondos oceánicos,
en el eje de las dorsales combinada con el fenóm eno de las in­ de acuerdo con las densidades de sus rocas subyacentes. (Figura
versiones aperiódicas del cam po magnético terrestre. XII.1).
La teoría parte de dos principios fundamentales:

1.4. Los conocimientos acerca de la gravedad y la teoría — Las rocas superficiales que constituyen el sial (sílice y aluminio)
de la isostasia son más ligeras que las que forman el sima interior (sílice y
magnesio).
— Los bloques de sial flotan sobre el sima c o m o los iceberg
C uando New ton descubrió la ley de la gravitación universal se
(témpanos de hielo) sobre el mar. Cuanto m ayor es la altura
confirmó que la Tierra poseía una forma más o m enos esférica,
del bloque de sial, m ayor tendrá que ser la parte del m ism o
c o m o ya se vio en el tema I, puesto que todas las partículas son
que se hunda en el sima para establecer el equilibrio. (Figura
atraídas hacia el centro de gravedad y la forma esférica es la reacción
natural para poder alcanzar la máxima concentración posible. XII.2).
N ewton demostró también que, a causa de la rotación, la materia
terrestre se encuentra afectada, no sólo por la gravitación interior, La explicación reside, pues, en la diferente densidad de las rocas,
sino también por una fuerza centrífuga exterior que alcanza su m á ­ que debe ser relativamente baja a profundidades considerables debajo
ximo en el Ecuador, donde el valor aparente de la gravedad era de las cordilleras visibles.

426 427
pues éstos no se deben sólo a movim ientos verticales c o m o veremos
CORDILLERA en el tema siguiente.
ORLA
M ESETA
_ l^ N U R A LITORAL n iv e l d e l m a r Por otra parte, conocer el campo gravitatorio terrestre nos ha
permitido también calcular la masa de la Tierra y con ella su densidad
SIAL densidad 2,7 media. Ésta se aproximaría al valor de 5,52 g/cm^. Esta densidad
. SIM A densidad supera con m u cho a la de los materiales que encontramos en la
superficie terrestre, lo que nos hace suponer que existe hacia el
Raíz interior una estratificación por densidades de los materiales o bien
que éstos estén más com prim idos. En cualquier caso, es evidente
que existe una gran heterogeneidad en la vertical que se une a la
horizontal, más conocida y que verem os más adelante.
Los geólogos llegaron a la conclusión de que los materiales
terrestres se disponían en capas concéntricas en función de su
densidad (a m ayor profundidad mayor densidad). De la capa más
Figura XII. 1.Diferencia de densidad entre el siai continental y el sima oceánico. externa de la Tierra pudieron diferenciar dos subcapas de diferente
Reguladora de alturas de continentes y oceánicas. (Según Holmes)
densidad y composición. A la más externa y menos densa la llamaron
Densidad en grs/cm\
siai, por estar compuesta de sílice y aluminio, a la más profunda y
más densa la denom inaron sima por ser sílice y magnesio sus
c omponentes principales.

1.5. Los conocimientos obtenidos a través de la sismología

Una de las manifestaciones superficiales más importantes de la


energía interna de la Tierra son los terremotos. Las zonas sísmicas
m u y activas producen intensos procesos mecánicos en profundidad,
cuya distribución, al igual que en el volcanismo, tiene significado
especial en la dinámica global.
Las deformaciones que tienen lugar en la superficie y el interior
Figura XII.2. Modelo teórico que asemeja cómo flotan los bloques de siai sobre el de la Tierra son generalmente lentas y continuas, pero hay otras
sima. Teoría de ía Isostasia.
deformaciones discontinuas que tienen lugar bruscamente al frac­
turarse los materiales rígidos. Consecuencia de esto son las fallas
Pero este equilibrio alcanzado por los bloques puede verse al­ de todas las dimensiones por las que se dispersa la energía en
terado por distintas causas: - la erosión puede arrancar materiales todas las direcciones, partiendo de la zona de ruptura.
de un bloque y depositarlos en otra, - un cam bio climático puede La energía desprendida bruscamente en estos procesos mecánicos,
provocar la fusión de los hielos de gran espesor y hacer disminuir se transmite c o m o un paquete de ondas que llega a la superficie
el peso del bloque que los soportaba - por la formación de una terrestre con m ayor o m enor velocidad. Estas ondas se propagan
nueva cadena montañosa. En todos los casos se rompería el equi­ de forma diferente según el medio que atraviesan y siguiendo unas
librio, pero se produce una compensación por transferencia de m a ­ leyes físicas bien definidas. (Figura XIV.9)
teria del bloque sobrecargado al aligerado.
A pesar de todo, esta teoría no puede explicar totalmente otras
a) Las ondas sismicas
anomalías existentes en el planeta, ni todos los procesos tectónicos
Estas ondas sísmicas no tienen un frente de onda perfectamente
que impliquen elevaciones y hundimientos de la corteza terrestre,
esférico, porque la velocidad de propagación del movim iento vibra-
428
429
torio no es igual en todas direcciones y se ha com p ro b a d o que es de enorm e importancia puesto que indica que el interior de la
aumenta con la profundidad. En los focos sísmicos se producen dos Tierra no es hom ogéneo.
clases de ondas: longitudinales y transversales. T a m b ié n del estudio de los sismogramas se pueden deducir las
Las ondas longitudinales son las primeras que llegan a la su­ velocidades de propagación de las distintas profundidades por las
perficie terrestre, por ello se llaman ondas primae o simplemente que circulan las ondas y la velocidad media para cada tipo de onda.
ondas P. En ellas los desplazamientos de vaivén de las partículas Esto ha servido para realizar importantes deducciones sobre el interior
materiales se realizan en la dirección del rayo sísmico. de la Tierra ya que si la velocidad está condicionada por las pro­
Las ondas transversales tienen mayor velocidad y por ello se las piedades elásticas y la densidad de los materiales, conocida aquélla,
llama ondas secundae u ondas S. En ellas los desplazamientos de puede deducirse el tipo de éstos por los que han atravesado las
las partículas tienen lugar en un plano normal al del rayo sísmico. ondas.
A estos dos tipos hay que añadir las ondas superficiales que se
producen por la llegada de las interiores a la superficie. De éstas,
las que tienen gran amplitud de onda se les llama ondas lungae u
ondas L; generalmente son las causantes de las destrucciones en
1.6. Los conocimientos geodésicos. Las mareas terrestres
los movim ientos sísmicos de gran intensidad.
Las velocidades de propagación de cada una de estas ondas
sísmicas P, S y L, depende de las condiciones elásticas y de la
densidad del medio. Vimos, al hablar de la gravimetría, c ó m o N ew ton había previsto
la existencia de un abombam iento ecuatorial, además de com p ro b ar
La velocidad de propagación de las ondas P y S aumenta con
la forma más o menos elipsoidal de nuestro planeta. Sin em bargo
la distancia, es decir, aumenta a medida que profundizan, siendo
la forma exacta de la superficie de la Tierra no se ha podido
siempre m ayor la velocidad de las ondas P (longitudinales) que la
de las ondas S (transversales). c om probar hasta hace pocos años con los satélites y los avances
de las técnicas de medida.
La forma del geoide es una manifestación de la estructura interna,
por ello, las ligeras deformaciones en la misma, si el geoide está
equilibrado, pueden relacionarse con otras manifestaciones superfi­
b) Aparatos de medida: sismógrafos
ciales de la dinámica terrestre. La Geodesia y la Gravimetría aportan
importantes datos a las teorías geodinámicas.
Para el estudio de los seismos se utilizan los sismógrafos. Los Se sabe que la forma del geoide ha variado a lo largo de la
hay de m u y diversas formas, generalmente son aparatos dotados de historia geológica y lo sigue haciendo actualmente, de forma similar
un péndulo de gran masa, suspendido, que por inercia permanece a las variaciones que vim os sufría el agua del mar c o m o consecuencia
inmóvil, un cierto tiempo, aunque la tierra tiemble. Mediante un de las mareas. T a m b ié n en este caso la influencia de las fuerzas
estilete dibuja una línea continua en un papel registrador colocado gravitacionales del Sol y la Luna son las que producen esas defor­
sobre un cilindro giratorio en contacto con el suelo. Al temblar éste, maciones llamadas por su semejanza, mareas terrestres. Con su
el estilete dibuja una línea ondulada en lugar de recta que se estudio se ha podido com p rob ar que la Tierra responde a esa
denomina sismograma. atracción c o m o un cuerpo viscoso-elástico.
Del estudio y análisis de los sismogramas, en las estaciones de El estudio de estas mareas terrestres ha llevado a confirmar que
registro continuo, actualmente instaladas en todo el m u n d o, se deduce el núcleo de nuestro planeta es líquido.
la distancia desde el epicentro a la estación, la profundidad del foco, En este apartado hemos tratado de presentar el estado actual de
su intensidad y la pauta que ha seguido el rayo sísmico desde el algunos conocim ientos que permiten hacernos una idea de c ó m o es
foco a la estación. la estructura interna del planeta. A sim ism o , han servido para la
Con los sismogramas se ha podido com probar, c om o ya hemos elaboración de teorías sobre los movim ientos y procesos que tienen
señalado, que los rayos sísmicos no son rectilíneos, sino curvados lugar en ella, confirmando la existencia de distintos materiales y
y que sufren refracciones bruscas e incluso reflexiones. Este hecho distintas densidades.

430 431
2. C O N S TITU C IÓ N INTERNA DEL GLOBO TERRESTRE En 1963, Bullenm basándose en todos estos datos, subdividió el
interior de la tierra en 7 zonas concéntricas, tal y c o m o aparecen
en la figura XII.3.
Posteriores investigaciones han permitido poner de manifiesto, las
variaciones laterales y en profundidad de cada una de estas zonas.
A ca b a m os de ver có m o mediante el estudio de la propagación A continuación pasaremos a estudiar la estructura y composición
de las ondas sísmicas, a través del paleomagnetismo y de otros de cada una de las partes en que se divide el interior del globo
métodos indirectos, se ha logrado llegar a establecer, y está admitido
terrestre.
desde principios del siglo X X , que la Tierra puede dividirse inte­
riormente en tres partes: corteza, manto y núcleo.
Tras la investigación del comportamiento de las ondas elásticas
producidas en los terremotos (ondas P primarias y S, secundarias) Corteza
se descubrió que a pocas decenas de kilómetros de profundidad se
da un fuerte aumento de su velocidad de propagación. A sim ism o ,
se c o m p ro b ó que en torno a los 2.900 km desciende bruscamente
C on tin ente Océano
la velocidad de las ondas P y terminan bruscamente las ondas S;
30-40 k ms 6 kms
finalmente, a unos 5.000 km hay un ligero aumento (o caída seguida
de incremento) de la velocidad de propagación de las ondas P. Estas
zonas del interior terrestre, en las que la velocidad de propagación
de las ondas sísmicas varía, reciben el nombre de discontinuidades
y han servido para establecer las distancias o el espesor que, m edido
sobre el radio terrestre, tienen cada una de las capas concéntricas
de la corteza, el manto y el núcleo de la Tierra. Incluso posterior­
mente, con el descubrimiento de nuevas discontinuidades, se han
podido establecer partes, internas y externas de cada una de aquellas
capas concéntricas.
O bservando el Globo terrestre, desde la superficie hacia el interior,
se encuentra la primera discontinuidad, o más externa. Fue descu­
bierta por Mohorovicic en 1910, cuando estudiaba el terremoto de
Croacia de 1909. Él determinó que en esta región la discontinuidad
corteza-manto está situada a 54 km de profundidad; es decir, allí el
espesor de la corteza terrestre es de 54 km. Posteriormente, esta
discontinuidad se ha determinado en muchas otras regiones y ac­
tualmente se considera que existe bajo todos los continentes y
océanos, aunque su distancia a la superficie no es igual en todos
los puntos del globo. Esta discontinuidad se conoce con el nom bre
de su descubridor Mohorovicic, o simplemente M oho.
La segunda discontinuidad fue descubierta por OIdham en 1906,
hoy se le conoce c o m o discontinuidad de Gutenberg y se halla a
2.900 km de profundidad.
Por último Lehmann en 1936, descubrió otra discontinuidad a
algo más de 5.000 km de profundidad. Esta discontinuidad es en
realidad una zona de transición que separa el núcleo externo del Figura XII.3. Estructura interna de la Tierra, según Bullen (1963).
( T o m a d o de « G e o l o g í a » de J. A g u e d a Villar et alter).
núcleo interno.

433
432
2.1. Estructura y com posición de la corteza CUADRO XII.1.

VELOCIDAD DE PROPAGACIÓN Y ESPESOR MEDIO DE LAS D IS TIN TA S CAPAS


DE LA CO RTEZA O CEÁN ICA
Las ya citadas investigaciones realizadas sobre la propagación de
las ondas sísmicas, pusieron de manifiesto que, en la propia corteza
Velocidad ondas P Espesor medio
terrestre, la velocidad de propagación de las mismas difiere en zonas (km/seg) (l<m)
estables tectónicamente (no afectadas por movim ientos orogénicos
Agua 1,5 4.5
debidos a procesos internos, ver tema XIV) y en zonas afectadas
por estos movim ientos. Estas diferencias han permitido distinguir
Capa 1.. 1,6-2,5 0,4
entre una corteza continental, con estrutura compleja y una corteza
oceánica, más sencilla en la que a su vez se pueden diferenciar
regiones distintas; llanuras abisales, dorsales y fosas, c o m o verem os Ca pa 2. 4,0-6,0 1,5

más adelante.
Limitada en profundidad por la superficie de discontinuidad de Capa 3. 6,4-7,0 5,0

Mohorovicic o Moho, la corteza continental tiene un espesor que


varía entre 20 y 50 km e incluso llega a los 60 km en algunas áreas.
Por ejemplo, en las regiones tectónicamente activas, las ondas P,
alcanzan velocidades medias entre las propias de la corteza y las En cuanto a la composición de la corteza, ve m os que ha de ser
típicas del manto, de lo que se deduce que el paso de corteza a compleja, simplemente viendo la heterogeneidad que presentan las
manto se hace mediante una zona que varía en espesor. rocas en la superficie de la misma. Los escudos pre-cámbricos están
Estudios posteriores llevaron a distinguir dos capas distintas en formados por granitos y neis, los márgenes continentales por se­
la corteza continental: la capa granítica correspondiente a la corteza dimentos que provienen de la corteza continental próxima, y en las
superior y la capa basáltica a la corteza inferior y que en realidad áreas oceánicas predominan las rocas basálticas. A esta variación
son equivalentes al siai, la primera y al sima la segunda, según la lateral le acompaña también una variación en la vertical. H em os visto
denominación de los antiguos geólogos. En regiones continentales que existían dos partes bien definidas en la corteza, la capa granítica
orogénicas, la corteza tiene m ayor espesor que en las estables y su o corteza superior con velocidades sísmicas entre 5,8 y 6,4 km/seg
y una capa basáltica o corteza inferior, cuyas velocidades están entre
estructura es más compleja, no estando claramente definida la su­
perficie de Mohorovicic. 6,5 y 7,2 km/seg. A ellas hay que añadir una tercera capa, la
sedimentaria más superficial y presente tanto en áreas oceánicas
La corteza oceánica, fuera de las dorsales y las grandes fosas,
c o m o continentales, a excepción únicamente de los escudos pre-
presenta una estructura m u y hom ogénea, pudiéndose distinguir tres
cámbricos. La composición química de estas capas difiere bastante
capas cuyo espesor y velocidad de las ondas P se resumen en el
de la composición media de la corteza. Basándose en datos g e o ­
cuadro XII.1.
lógicos y geoquímicos, se calculó la composición química media de
En las dorsales, existe una deficiencia de masa en el eje axial,
cada una de estas capas:
dism inuyendo el déficit hacia los flancos. En cuanto a su estructura,
la capa 1 sólo aparece en las depresiones de las dorsales, la capa — La capa sedimentaria, con un espesor medio de 1,8 km, está
2 continúa sin interrupción a lo largo de las crestas oceánicas y la constituida por rocas arcillosas (42 por 100), areniscas (20 por
capa 3 puede llegar a confundirse con el manto en el centro de las 100), rocas volcánicas (19 por 100) y rocas carbónicas (18 por
crestas. Sólo en la dorsal Pacífica están las capas 2 y 3 claramente 100). En zonas de geosinclinal puede alcanzar un espesor de
definidas. 10 km, en áreas océanicas tiene un espesor medio de 0,4 km.
En las fosas, los estudios gravimétricos ponen de manifiesto que, — La capa granítica sólo existe en áreas continentales y tiene
existe una deficiencia de masa, que la corteza es de tipo oceánico un espesor medio de unos 20 km. Predominan en ella, los
y del mismo espesor que en las áreas adyacentes, y que la acu­ granitos y las rocas metamórficas ácidas. Su composición quí­
mulación de sedimentos varía, aunque sin alcanzar gran espesor. mica es de cuarzos, feldespatos, micas y anfíboles.

434 435
— La capa basáltica existe en áreas continentales y oceánicas, El núcleo se creyó compuesto por hierro (Fe) y niquel (Ni), de
aunque varía su composición de un área a otra. Está formada ahí el nombre de NIFE, con el que le denominan algunos autores,
fundamentalmente por rocas básicas. Los basaltos forman parte idea basada en los descubrimientos aportados por los dos tipos
de algunas de sus capas ya que difieren entre sí las capas fundamentales de meteoritos. Alg u n os geólogos pensaron que el
tanto de la corteza continental c om o de la oceánica. núcleo estaba formado por hidrógeno com p e n sad o y otros, lo creían
formado por material silicatado. Actualmente se acepta que está
constituido fundamentalmente por Fe y Ni (80 por 100) y el 20 por
2.2. Estructura y composición del manto 100 restante por silicio y azufre. Esta idea se basa en que la densidad
del núcleo (9,5 gr/cm^ en su exterior y 12,9 gr/cm^ en su interior)
El manto es la capa más importante, pues representa el 84 por es más baja que la determinada para el hierro a 2.000°C de te m ­
100 del volum en y el 69 por 100 de la masa total del planeta. peratura y a la presión existente en el núcleo. La presencia de níquel
El límite corteza-manto está definido por un aumento de la ve ­ y elementos menos densos c o m o el silicio o el azufre podrían salvar
locidad de propagación de las ondas P, pasando de 7 km/seg en esa anomalía.
la base de la corteza a 8 km/seg en la superficie del manto. Estas
ondas alcanzan una velocidad de 14 km/seg en la base del manto.
Bullen dividió el manto en tres capas en función de la distribución
de las ondas elásticas. A u n q u e se ha c o m p rob ad o su existencia, los 3. LAS GRANDES UNIDADES ESTR UCTURALES DE LA CORTEZA
límites de las mismas no están claramente definidos en profundidad. TERRESTRE
La primera capa estaría entre los 200 y 400 km, la segunda entre
los 400 y los 1.000 y la tercera entre los 1.000 y 2.900 km. Estudios
sísmicos recientes han mostrado la existencia de importantes varia­ La Geomorfología tiene c o m o cam po de estudio precisamente la
ciones laterales en la velocidad de las ondas P y S y por tanto en superficie terrestre. Si observam os el globo terrestre, la primera
la composición y/o en la estructura del manto de una región a otra. diferenciación que po d em o s hacer es que una gran parte de él está
La composición del manto es m u y variada y los métodos para cubierto por una gran capa de agua, los océanos, que constituyen
su estudio son m u y complejos. En él también se distinguen las tres parte de la hidrosfera, y la otra parte, los continentes, donde la
capas que muestra su estructura: manto superior, zona de transición litosfera aparece ante nuestra vista. (Figura XIV.3).
y manto inferior. En general pod em os decir que el manto está
formado por rocas ultrabásicas, gabros y peridotitas.

3.1. Las áreas sumergidas: cuencas oceánicas

2.3. Estructura y composición del núcleo Consideradas estructuralmente, lo que llamamos cuencas oceá­
nicas no se corresponden exactamente con los océanos, pues éstos
El núcleo ocupa desde los 2.900 km hasta el centro de la Tierra. están formados en un 20 por 100 por los bordes continentales
Su contacto con el manto está definido por la discontinuidad de sumergidos. En las cuencas oceánicas propiamente dichas se pueden
Gutenberg. Tiene un espesor de 3.479 km aproximadamente. Su po ne distinguir topográficamente otras dos áreas principales: llanuras abi­
el 16 por 100 del vo lum en y el 31 por 100 de la masa de la Tierra. sales y dorsales oceánicas. (Figura XI 1.4).
En él se origina el cam po magnético terrestre. Los estudios paleo-
magnéticos han contribuido a revelar la existencia de importantes a) Los bordes continentales son prolongación hacia el océano
traslaciones continentales y con ello a resolver el problema de las de las tierras continentales emergidas, es decir, la plataforma c o n ­
estructuras superficiales de la Tierra. Los estudios de propagación tinental. Se caracterizan por tener una profundidad inferior a los 200
de ondas sísmicas han puesto de manifiesto que al menos la parte m, en ocasiones pueden llegar a 500 m y una pendiente suave, en
más externa del núcleo es líquida y que el núcleo puede subdividirse torno al 1 por 1.000. Son zonas de gran importancia económica por
en tres subzonas: núcleo externo, zona de transición y núcleo interno. la presencia de hidrocarburos y de pesca.

436 437
c) Las dorsales oceánicas. Se incluyen en esta denominación
todos los accidentes topográficos submarinos lineales. Estructural­
mente se distinguen dorsales sísmicas y asísmicas. Las primeras
forman una cadena continua de unos 60.000 km de longitud, una
anchura de 1.000 a 4.000 km y una altura media de 3.000 m sobre
las llanuras abisales. Topográficamente son un gran núm ero de valles
F ig u r a X1I.4. Perfil ideal de ia topografía de una cuenca Oceánica,
a) plataforma continental; bj talud continental; c) llanura abisal; d) colinas subm arinas; y crestas paralelos a la alineación general, en algunas de ellas, c o m o
ej g uyo t; f) dorsal oceánica; gj fosa o trinchera oceánica; hj arco insular; i) cuenca en el Atlántico, hay un valle más profundo que coincide con el eje
marginal.
de simetría de la dorsal. T o d a s son acumulaciones de material vo l­
cánico, recubiertos de sedimentos con poco espesor, 50 m por
Estructuralmente puede distinguirse dos tipos: bordes de tipo término medio, y nulos en el valle central. En las dorsales asísmicas
atlántico y bordes de tipo pacífico. la capa de sedimentos es mayor.
Los bordes de tipo atlántico, denom inados también asísmicos,
sólo com prenden dos zonas, plataforma y talud continentales. La
plataforma continental tiene una profundidad inferior a 200 m, por
término medio. Sus pendientes son m u y suaves, en torno al 1 por 3.2. Las áreas emergidas: los continentes
1000. En ellas, el relieve continental ha sido atenuado por los se­
dimentos depositados. El talud continental tiene pendientes de 1 por Los continentes son las grandes extensiones de tierras emergidas
40. La superficie del talud es el borde real del continente y a su caracterizadas por estar formadas por corteza continental. Las uni­
pie se depositan los sedimentos con gran espesor. Este va dismi­ dades estructurales continentales están formadas además de por las
nuyendo hacia el océano, originando pendientes entre el 1 por 1000 tierras emergidas, por el precontinente, es decir, por la plataforma
y 1 por 700. En esta pendiente continental aparecen frecuentemente y talud continental.
estructuras salinas (domos, diapiros) a los que a veces se asocian De las rocas que p o d em o s observar en la superficie terrestre,
yacimientos de hidrocarburos. dos tercios se han form ado en la superficie (sedimentarias) y un
Los bordes de tipo pacífico, llamados también sísmicos, son zonas tercio tienen origen interno (endógenas). Las primeras son más re­
de intensa actividad geológica, y están constituidos por arcos in­ cientes y las segundas más antiguas, por lo que según ello, p odem os
sulares (cadenas de islas volcánicas) separados del continente por dividir la corteza continental en dos grandes unidades: cratones o
una cuenca marginal ocupada por un mar interior; tras los arcos escudos, son zonas m u y antiguas y erosionadas, y orógenos, que
existen pequeñas crestas que no llegan a la superficie y por último son regiones plegadas recientemente y cuya cobertera sedimentaria
una fosa o trinchera oceánica, que alcanza las mayores profundidades está relativamente poco erosionada. Entre estas dos grandes unidades
marinas. En estos bordes no existe plataforma continental semejante extremas se sitúa un tercer tipo estructural: las plataformas que son
a los de tipo atlántico. Topográficamente presentan dos accidentes zonas cratónicas recubiertas de una cobertera sedimentaria que se
m u y característicos: arrecifes de barrera y cañones submarinos. Los halla en posición horizontal o subhorizontal (figura XII.5).
primeros están formados por sedimentos biogénicos, generalmente
coralinos mientras que los segundos son profundos valles en V m u y
a) Los cratones o escudos.
pronunciada, que seccionan el talud e incluso la plataforma conti­
nental. En ellos pueden diferenciarse los cratones arcáicos, los más anti­
guos, en los que afloran sólo rocas ígneas y metamórficas y los
b) Las llanuras abisales son zonas planas o con pendientes m u y cratones post-arcáicos o premesozóicos que conservan una cobertera
pequeñas, entre 1 por 1.000 y 1 por 10.000, pues la cobertera plegada de rocas sedimentarias más o menos metamorfizadas.
sedimentaria recubre sus rasgos topográficos. Estas llanuras están Los cratones arcáicos se caracterizan morfológicamente por su
accidentadas por colinas submarinas, que a veces emergen form a nd o topografía plana. A estas llanuras se les llamó penillanuras (peni en
islas oceánicas o atolones. Las colinas submarinas típicas tienen griego significa casi) según terminología de Davis. Hettner las prefirió
diámetros de 5 a 10 km. llamar superficies residuales o superficies de erosión.

438 439
En los cratones post-arcáicos, el relieve está configurado en fun­ originados por fracturas orogénicas son los que se han producido
ción de las rocas metamórficas resistentes, generalmente cuarcitas, por fallas o fracturas provocadas por las fuerzas internas.
que alternan con series blandas, pizarrosas, dando las primeras Por último, en la superficie terrestre aparecen relieves de carac­
crestas elevadas y las segundas valles. El relieve apalachense es una terísticas singulares. Son los producidos por las erupciones volcánicas
formación de este tipo. y el volcanismo. (Tem a XV).

b) Las plataformas se definen morfológicamente por ser una


llanura estructural. Topográficamente se asemejan a una superficie
de erosión pero se diferencian de ella porque en este caso existen
capas horizontales de rocas. Las series horizontales, recubiertas por
un estrato superior resistente, originan, tras la acción de la erosión,
mesas o páramos y cerros testigos. En las series de cobertera
ligeramente inclinada, las capas duras forman relieves asimétricos
denom inados cuestas (tema XV).
Cuestas y superficies de erosión aparecen muchas veces asocia­
das.

c) Los orógenos son las zonas donde más marcada aparece la


acción constructiva de las fuerzas internas. En ellos pueden distin­
guirse: relieves definidos por un nivel resistente, relieves determi­
nados por los pliegues y relieves originados por las fallas. En el
primero, son los estratos de rocas sedimentarias, los que al adquirir
buzamientos mayores que los alcanzados por las cuestas en las
plataformas, producen elevaciones en el relieve, denom inados aquí
hog bacics. Los segundos se deben al plegamiento de las series
sedimentarias y tienen diferente estilo tectónico según su morfología
general, diferenciándose estilo jurásico y estilo alpino. Los últimos.

Llanura estructural C e r ro testigo S up erficie residual


1 a l G lint
---------------------- * / I
X X X X X X X X X X X X X xi x x x X x x - ? »
x x x x x x x x x x x x x X / x X X /t X X X X ^ T J . r J ^ -
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Rocas s e d im e nta rias o


G ra nito s
lig e r a m e n te m e t a m o r f iz a d a s

V I Rocas metannórficas Rocas s edim e nta rias

Figura XII.5. Unidades estructurales de un continente,


a) Plataforma; b) Escudo, sobre el que se ha desarrollado una superficie residual o
«penillanura»; cj Orógeno.
Gl/nt. Contacto entre plataforma y escudo con ruptura brusca de pendiente en la
base de un cerro testigo.

440 441
LU
U
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O
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cc
o
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o

442
TEMA XIII
FUN D AM EN TO S DE LA ESTR UCTUR A GEOLÓG ICA

ESQUEMA/RESUMEN

Introducción

1. Los materiales de ia corteza terrestre

1.1. Minerales y rocas.

1.2. Rocas ígneas.

a) Origen y formación: Interior de la Tierra.


Por enfriamiento del magma ígneo.
b) Características químicas y minerales.
— Dependen de los elementos que las comparen y de
las condiciones bajo las que se han enfriado.

c) Textura y estructura.
— Están en función de la velocidad de enfriamiento.

d) M od o s de yacimiento.
— Plutones: manto
dique
lacolito
batolito.
— Erupciones volcánicas.

e) Clasificación. Diferentes criterios.


f) Principales rocas ígneas: granito
gabro
basalto

1.3. Rocas sedimentarias

a) Origen y formación. Superficie de la Tierra.

443
— Meteorización. 1.4. Las rocas metamórficas.
— Erosión, transporte, sedimentación.
— Diagenización o litificación: cementación a) Origen y formación: Modificaciones de otras rocas
compactación o dese­ Metamorfismo de contacto
cación Metamorfismo regional.
cristalización.
b) C om posición química y mineralógica.
b) Com posición química y mineralógica: silíceas
— Participan de las que presentan las rocas ígneas y
silíceo-alumínicas
sedimentarias de las que proceden.
carbonatadas.
— Dependen del proceso de recristalización.
— Sus componentes indican su procedencia.
c) Textura y estructura.
c) Textura y estructura.
— Foliadas: apizarradas
— Textura clástica. fíliticas
— Textura no clástica ^ estructura cristalina. esquistosas
— No foliadas.
d) M o d o s de yacimiento de las rocas sedimentarias.
— Estratificación: horizontal d) Clasificación de las rocas metamórficas.
oblicua o incluida — Distintos criterios: textura
entrecruzada. gradiente de presión
gradiente de temperatura
e) Clasificación de las rocas sedimentarias.
tipo de metamorfismo.
— Según su composición químicas: carbonatadas
fosfatadas 1.5. El ciclo de las rocas.
silicosas.
— Según su origen: detríticas 2. Las deformaciones tectónicas de ia corteza terrestre
químicas: inorgánicas
orgánicas o bioquímicas.
2.1. Propiedades de las rocas.
— Según su textura: clásticas
no clásticas. a) Respuesta de las rocas ante los esfuerzos tectónicos.
b) Respuesta o resistencia de las rocas a la erosión.
f) Principales rocas sedimentarias.
— Rocas sedimentarias detríticas: ruditas 2.2. Los pliegues.
arenitas
pelitas. a) Partes de un pliegue: charnela
— Rocas sedimentarias de origen quím ico: flancos
carbonadas plano axial
silicosas eje.
salinas o evaporitas. b) T ip o s de pliegues:
— Rocas sedimentarias de origen orgánico: — En función de su inclinación: isoclinales
calcáreas oblicuos
silicosas en rodilla
carbonosas. inclinados.

444 445
— En función de su longitud: braquianticlinal
braquisinclinal.
— En función de la laminación de las capas:
estirados
laminados
pliegues-falla
cabalgantes.
— Si tienen capas intermedias deleznables:
disarmónicos
diapiros.

2.3. Las fallas. INTRODUCCIÓN

a) Partes de una falla: plano de falla


espejo de falla En este tema va m os a tratar de los aspectos fundamentales sobre
línea de falla los que se asientan las distintas formas del relieve terrestre. Las
labios de falla fuerzas internas de la Tierra actúan sobre unos materiales, las rocas,
salto de falla. y producen unas deformaciones (pliegues y fallas) que son las que
b) T ip o s de falla: van a originar las estructuras fundamentales del relieve terrestre. Es
— En función de la inclinación del plano de falla y de pues necesario que conozcam os esos materiales, sus clases, sus
la orientación: normal propiedades, có m o se presentan, las deformaciones que pueden
inversa sufrir, si queremos entender cuáles son y a qué se deben las formas
normal-conforme que encontramos actualmente en la naturaleza. No debem os olvidar,
normal-contraria que éstas se han ido transformando en el tiempo, no sólo debido
inversa-conforme a las fuerzas internas sino a las externas, y que la medida de ese
inversa-contraria. tiempo se hace según unas etapas geológicas, denominadas eras.
— asociadas: graben o fosa tectónica La litologia es pues un agente, a primera vista pasivo, sobre el
horts o pilar tectónico que actúan dos fuerzas, tectónica y erosión, que son elementos
cam pos de fallas. activos en la configuración del modelado de la corteza terrestre.

2.4. Estructuras aclinales y monoclinales.

3. La idea del tiempo geológico. Las eras 1. LOS M ATERIALES DE LA CORTEZA TERRESTRE

1.1. Minerales y rocas

Antes de comenzar con el estudio y clasificación de las rocas,


creemos conveniente hacer algunas aclaraciones sobre su significado
y sobre su origen.
Se llama roca a todos los componentes minerales de la corteza
terrestre, es decir, las rocas son materiales formados por la asociación
variable de minerales. T o d a s ellas están constituidas por al menos
dos elementos minerales en asociación.

446 447
En lenguaje vulgar, la palabra roca es, muchas veces, sinónimo El estado cristalino sólo existe en los sólidos. El estado amorfo
de material duro, compacto, y eso no es exacto ya que rocas son existe además en los gases, en los líquidos, y en los líquidos
todas, duras y frágiles, compactas y delecnables, etc., incluso hay envejecidos, en estado pastoso con apariencia sólida, llamados vi­
rocas en estado líquido, como el petróleo, pastoso, como las lavas drios. En estado cristalino los cristales de un mineral tienen forma
volcánicas, o gaseoso, como los hidrocarburos ligeros. y propiedades ópticas propias, mientras que no es así cuando su
Dos ciencias, la Petrología (del latín petra = roca) y la Litologia estado es amorfo.
(del griego lithos = piedra) tratan de las rocas y su génesis. Las rocas son agregados minerales con una homogeneidad re­
Las rocas están constituidas por m inerales, como ya hemos apun­ lativa. Pueden estar formadas tanto por varios minerales yuxtapuestos,
tado. Éstos son el resultado de la combinación de átomos e iones como por un sólo mineral y tanto esos minerales pueden estar bajo
de diferentes elementos según leyes químicas y cristalográficas de­ forma cristalina como amorfa y en su forma original o en fragmentos.
finidas. Aunque en la actualidad se conocen más de cien elementos, Lo que caracteriza a las rocas es la disposición de sus minerales,
sólo ocho de ellos: Oxígeno (O), Silicio (Si), Aluminio (Al), Hierro pues de ello dependen sus propiedades.
(Fe), Magnesio (Mg), Calcio (Ca), Sodio (Na) y Potasio (K), forman Al estudiar los materiales de la corteza terrestre que hemos
la casi totalidad de las rocas terrestres en sus distintas combinaciones llamado rocas es necesario establecer una clasificación general. Ac­
y aún de éstos, los que se encuentran en mayor proporción en peso tualmente, las rocas se agrupan en tres tipos fundamentales: rocas
y volumen son el Oxígeno y el Silicio ya que forman los silicatos, ígneas, rocas metamórficas y rocas sedimentarias.
minerales que dan lugar a la mayor parte de las rocas.
Los minerales pueden presentarse en dos estados diferentes:
cristalino y amorfo, en función de la disposición de sus átomos. 1.2. Las rocas ígneas
En estado cristalino, los átomos se disponen en filas regulares,
a intervalos constantes, formando una red. Las rocas ígneas son consecuencia del enfriamiento del magma,
En estado amorfo, los átomos se distribuyen irregularmente (figura es decir, están formadas por la solidificación de m ateria fundida.
XIII.1). Toda la primitiva corteza terrestre estaba formada por estas rocas,
el resto de las que hoy conocemos proceden de ellas.
Estas rocas han recibido distintos nombres y todavía hoy pueden
encontrarse en manuales de Geología, denominándoselas rocas en­
dógenas (del griego endon = dentro y genos = origen) por ser rocas
de origen profundo. Al ser rocas procedentes del magma, se les llamó
magmáticas. Se las denominó también rocas cristalinas y rocas
eruptivas, divididas en intrusivas y efusivas. Asimismo se habla de
rocas plutónicas, filonianas, etc. para referirse a ciertos tipos de ellas.
Hoy la Geología moderna las engloba a todas bajo la denominación
de rocas ígneas por proceder del enfriamiento de magna ígneo.

a) Origen y formación
O
Las rocas ígneas que aparecen actualmente en la superficie se
o Oo o formaron a partir del magma procedente de depósitos profundos,
que se ha solidificado. Cuando esa solidificación se produce en
o o superficie, tras una erupción, se trata de rocas volcánicas o efusivas,
mientras que cuando se realiza dentro de la corteza terrestre se
F ig u ra XIII. 1. A : Estados en que se pueden encontrar los minerales:
habla de rocas plutónicas o intrusivas.
A : Estado cristalino. El magma se solidifica a través del proceso de cristalización. Al
B: Estado amorfo. principio, el magma fundido, es una solución líquida de iones a alta

448 449
temperatura. Al disminuir ésta, el magma comienza a solidificarse. fino (velocidad de enfriamiento más rápida que no da tiempo a
Los granos minerales comienzan a crecer poco a poco y se liberan formar grandes cristales), textura vitrea (velocidad de enfriamiento
gases. En ese momento ya no es un líquido sólo, sino que está muy rápida que no permite la formación de cristales y el producto
mezclado con materiales sólidos y gases. Conforme va disminuyendo resultante es un vidrio, cuyos iones no están ordenados), y textura
la temperatura, la mezcla se va solidificando hasta formar la roca porfídica (se produce cuando la velocidad de enfriamiento ha variado,
ígnea. lenta al principio y rápida después, lo que provoca la aparición de
cristales gruesos, formados en la primera etapa, incrustados en una
bj Características químicas y m inerales pasta con grano más fino). Además de la velocidad de enfriamiento,
las características del magma del que provienen influye también en
Las rocas ígneas son agregados de silicatos minerales (o minerales la textura de estas rocas.
La estructura, que se refiere a la arquitectura de conjunto de las
silicatados) formados al enfriarse el magma. Su gran variedad se
rocas es muy variada, pudiéndose distinguir diversos tipos: estructura
debe tanto a las distintas composiciones de los magmas como a
en forma de ojo u orbicular, con minerales formando grandes nó-
las condiciones bajo las cuales han cristalizado. Algunos magmas
dulos; am igdalar o glandular, los minerales tienen forma de almendra;
son ricos en hierro y magnesio, otros en sílice y aluminio. Los
primeros originan rocas ígneas ferromagnesianas de color oscuro, porosa, globular o vacuolar (piedra pómez), cuando existen huecos
mientras que los segundos producen rocas con grandes cantidades debidos a burbujas; fluidal (lavas) revela los movimientos del magma
de feldespatos y cuarzo, que les confieren color claro. durante la cristalización y los cristales se orientan siguiendo el mo­
Las rocas ígneas pueden estar constituidas por granos de un solo vimiento; deleznable, si sus elementos permanecen sueltos; cata-
mineral entrelazados, o por una mezcla de varios de los nueve clástica (del griego klastos = roto) si los cuarzos aparecen defor­
silicatos minerales siguientes: olivino, augita, hornblenda, biotita, anor- mados.
tita, albita, ortoclasa, moscovita y cuarzo.
d) Modos de yacimiento de las rocas ígneas
Las rocas ígneas tienen una composición química compleja. La
sílice ocupa un lugar predominante, por lo que su proporción en la
Según la posición que ocupan los magmas respecto a la superficie
roca constituye un criterio diferenciador importante, sobre todo para
terrestre, en el momento de su consolidación, encontramos distintos
el geomorfólogo, por su papel en el comportamiento de la erosión
modos de yacimiento de rocas ígneas. Todas las que se formaron
diferencial (basada en las diferentes resistencias de las rocas a la
cuando el magma se solidificó dentro de la corteza terrestre se
misma). Según su contenido en sílice, se considera que una roca
llaman plutones. Éstos se pueden clasificar según su tamaño, forma
ígnea es àcida, si posee más del 65 por 100 de sílice, (granitos y
y relaciones con las rocas que los circundan en: mantos, diques,
riolitas, presencia de cuarzo), intermedia, si tienen entre un 65-52
lacolitos y batolitos (figura XIII.2).
por 100 de sílice (andesitas), básica, si tienen de un 52-45 por 100
(basaltos, gabros, contienen sólo silicatos) y ultrabàsica si su con­ — Manto. Es un plutón de poco espesor y límites paralelos a
tenido está por debajo del 45 por 100 (peridotitas, kimberlitas). los de la estratificación. Puede ser horizontal, inclinado o vertical
según sea su posición respecto a las rocas con las que esté
c} Textura y estructura en contacto. Su tamaño varía de 2 ó 3 cm a más de 100 m.
Al ser una forma intrusiva, introducida por fuerza en las rocas,
Al hablar de textura (palabra que proviene del latín y significa resulta siempre más joven que las que le rodean.
entretejer y trenzar aplicándose al aspecto genecal de las rocas), nos — Dique. Es un plutón de poco espesor de límites perpendiculares
referimos, en el caso de las rocas ígneas, específicamente al tamaño, o inclinados a los de la estratificación. Se originan cuando el
forma y entrelazado de sus granos minerales. La textura depende magma se abre paso a través de las rocas adyacentes. Su
directamente de las condiciones de cristalización del magma, por lo tamaño varía de unos centímetros a varios metros. Se les llama
que según sea su velocidad de enfriamiento nos pueden dar rocas también filones.
ígneas con textura de grano grueso (velocidad de enfriamiento muy — Lacolitos. Son plutones macizos de límites paralelos a los de
lenta que permite la formación de cristales grandes), textura de grano la estratificación. Proviene del griego lakkos, cisterna y lithos

450 451
piedra. Se forma cuando el magma empuja hacia arriba a las

1 rocas suprayacentes formando una especie de domo de di­


mensiones mayores a las de un manto.
— Batolitos. Es un plutón cuyo tamaño aumenta con la profun­
didad y cuya base o fondo no se puede determinar. Proviene
del griego bathos = profundo y Hthos = piedra. Su dimensión
supera los 100 km, si es menor se le llama tronco. Son
receptáculos de magma solidificado que cuando estuvieron en
estado de fusión pudieron alimentar a los volcanes activos.
co Los batolitos se localizan en algunas cadenas montañosas y
c: por lo general se extienden paralelos, aunque el plegamiento
pudo continuar después. El techo o parte superior de los
:§ batolitos tiene una forma dómica irregular. Están constituidos
generalmente por granitos o granodioritas (combinación de
granito y diorita). La composición resulta relativamente ho­
mogénea. Desde el techo de los batolitos y lacolitos se de­
§ sarrollan a veces apófisis adaptadas a los huecos de las for­
maciones encajantes. El relleno de fracturas rectilíneas da fi­
■ §
.co lones o dykes, si las fracturas son circulares, origina ring-dyke;
Ci
CJ

co
el de chimeneas da lugar a los necks fisurales y el de los
co
espigones a macizos. Pero todos estos yacimientos pueden
igualmente estar constituidos por rocas volcánicas y, por tanto,
proceder de la llegada de magmas viscosos hasta la superficie.
Las rocas volcánicas presentan formas de yacimiento originales
co
co debidas a su afloramiento por expulsión al aire libre de la materia
E magmàtica. Se diferencian por las modalidades de las erupciones
de los distintos tipos de volcanes.
co
Q)
c
o: e) Clasificación de las rocas Ígneas
Q.
Se han utilizado criterios distintos para la clasificación de estas
rocas. Todos son artificiales, e incluyen características difíciles de
determinar en el campo. El más utilizado actualmente es el de

O STRECKEISEN (1966), (figura XIII.3) basado en la existencia en las
rocas de cuarzo y feldespatos, grupos minerales incompatibles en
un proceso normal de cristalización magmàtica. Se ve también el
paralelismo entre rocas plutónicas y volcánicas.
En la figura XIII.4. se presenta una clasificación basada en la
textura y en la composición de la roca, muy útil por resumir com­
posición, color, estructura, etc., y permitir distinguirlas en el campo.
Sobre ella, la gráfica muestra la proporción de silicatos de cada tipo
de roca ígnea. En realidad hay muchas más rocas ígneas de las que
se señalan aquí.

452 453
ROCAS IGNEAS
Clasificación de campo o en ejemplares de mano
(Siálico). (Simático).
PREDOMINAM LOS MINERALES ZONA DE PREDOMINAN LOS MINERALES
DE COLOR CLARO TRANSICION DE COLOR OBSCURO
“T T "1 ------- r
o S I I I
SS I I I
DIORITA GABRO PERIDOTITA
GRANITO GRANODIORITA i
I I I
2 o
«í .£ RIOLITA i
I I ANDESITA BA SA LT O
I (FELSITA)
I I
I i

F ig u ra X III.4. La composición general está indicada por una línea que baja desde eí
nombre de ía roca a ía carta de composición: eí granito y ía ríolita están formados
de aproxim adam ente 50 por 100 de ortoclasa, 25 p or 100 de cuarzo y 25 por 100
dividido entre feldespatos plagíoclasa y minerales ferromagnesianos. La importancia
relativa está rem arcada por el tam año de las letras utilizadas en eí nom bre de las
rocas: eí granito es ía roca de grano grueso más importante; eí basalto es ía más
importante de las rocas de grano fino. Carta de composición modificada según Pirsson
F ig u ra X III.3. En este diagrama, basado en ia clasificación de rocas ígneas de Strec- y Knopf, Rocks and Rock M inerals (Nueva .York: John Wiley and Sons, Inc., 1926),
keísen (1966), se incluyen sólo los términos más frecuentes de rocas volcánicas (trazo pág. 144.
grueso) y plutónicas. Obsérvese que la disminución entre dio ritas y gabros se establece
en función deí porcentaje de anortita en sus píagiocíasas. Asimismo es ía proporción
de minerales máficos (M) ía que distingue a basaltos y andesitas, aunque en ía
práctica el término andesita se reserva para las rocas de esta composición en ía
serie m agm àtica calcoalcalina. S e g ú n Á g u e d a V illa r, J., e t alia. G e o lo g ía . Pág. 21.
abundante es el granito roca de grano grueso formada por cuarzo,
feldespato y mica.
f) Principales rocas ígneas A las rocas ígneas de color oscuro se les llama también rocas
sim áticas, de sima, silicio y magnesio. Son más pesadas que las
claras. Yacen bajo la costra de los continentes y se cree forman la
La primera propiedad que las diferencia es su color. A las de
color claro se les llama también rocas siálicas, por predominar en capa exterior por debajo de las cuencas oceánicas profundas. De
ellas la sílice y el aluminio. Tienen menor peso específico que las ellas citaremos el gabro que es una roca de grano grueso, formada
rocas oscuras. Son típicamente continentales. La más conocida y por feldespato y minerales ferromagnesianos oscuros y el basalto
roca de grano fino de igual composición que el gabro.
454
455
La composición y textura de las rocas ígneas se gradúan conti­ meteorización-erosión de rocas preexistentes, transporte, sedim en­
nuamente de una a otra, desde las de color claro al oscuro y de
las de grano grueso al fino. Ì tación de los materiales y finalmente litificación o diagenización, tras
ellos aparece la roca sedimentaria.
Al final del enfriamiento de un magma las soluciones que se Al contrario que ocurría en las rocas ígneas, las sedimentarias se
forman se llaman hidrotermales. Éstas cristalizan en rocas ígneas de forman a temperaturas y presiones menos elevadas y permanecen
grano excepcionalmente grueso llamadas pegm atitas formadas por próximas a la superficie de la Tierra.
cuarzo y feldespato potásico. Su nombre procede del griego pegma El material que constituye las rocas sedimentarias se puede ori­
mantener juntos, por la íntima asociación de cuarzo y feldespato. ginar de dos formas: 1)Por depósitos formados por acumulaciones
Contienen minerales de tamaño muy grande. Algunos de los cristales minerales y rocosos, derivados de la erosión de rocas existentes o
más grandes que se conocen se han encontrado en pegmatitas. de los productos meteorizados de estas rocas, llamados depósitos
detríticos, del latín, desgastado; 2) Por depósitos formados por pro­
cesos químicos llamados depósitos químicos. Los primeros originan
1.3. Las rocas sedimentarias rocas sedimentarias detríticas y los segundos rocas sedimentarias
químicas. Cuando el sedimento tiene un origen animal, esqueletos
de coral por ejemplo, se les denomina depósitos bioquímicos y a
La palabra sedimentaria viene del latín sedimentum y significa
las rocas, sedimentarias bioquímicas.
asentamiento. Las rocas sedimentarias proceden de los depósitos de
La mayor parte de las rocas sedimentarias son mezcla de los
arenas, gravas, limos, etc. procedentes de la destrucción de otras
dos tipos: detríticos y químicos. Se hace referencia también al medio
rocas, ígneas, metamórficas u otras sedimentarias preexistentes. Los
en el que se acumularon los sedimentos y se dice que las rocas
materiales de destrucción se depositan en áreas determinadas: mares,
son de origen marino, lacustre, fluvial y eòlico.
lagos o tierra, donde los sedimentos sufren unas transformaciones
Una vez depositados los sedimentos, hemos señalado que tiene
que provocan la consolidación de la roca.
lugar el proceso de litificación o diagenización, por el cual los
A estas rocas se las ha llamado también exógenas, del griego
sedimentos sin consolidar se transforman en roca consolidada co­
exo, fuera, en contraposición a las endógenas, formadas en el interior
herente. Litificación proviene de las palabras griega y latina que
de la corteza. Aproximadamente el 75 por 100 de las rocas expuestas
significan piedra y hacer respectivamente. A su vez, la litificación
en la superficie terrestre son sedimentarias o rocas metamórficas
procedentes de aquéllas. comprende varios procesos:

1. Cementación. Los espacios entre las partículas individuales de


a) Origen y formación los materiales sin consolidar se rellenan de algún elemento
que los liga. Se realiza mediante precipitación de minerales
El origen de estas rocas comienza en la meteorización (acción que se hallan disueltos en agua, que pueden compactar o
de los agentes externos sobre las rocas, tema XVI), ya que los cristalizar el material disuelto. Calcita, sílice y óxidos de hierro
productos procedentes de la meteorización física, química o biológica sirven de cemento para formar rocas sedimentarias.
constituyen la materia prima de las rocas sedimentarias. Los ríos, 2. Compactación y desecación. En la compactación el espacio
los glaciares, el viento y las corrientes marinas desplazan estos vacío entre los granos individuales se reduce poco a poco
materiales meteorizados hacia unos nuevos lugares y los depositan por la presión de los materiales suprayacentes o por presiones
como arenas, gravas o limos. La transformación de estos materiales procedentes de movimientos de la Tierra. En la desecación,
en roca es la etapa final de la formación de las rocas sedimentarias. el agua que ocupaba los espacios se ve forzada a salir, bien
Otras rocas sedimentarias son el resultado de los minerales que sea por presión o por aumento de temperatura.
quedan tras la evaporación de grandes masas de agua. Incluso existen 3. Cristalización. Es en sí misma una forma de litificación. Sirve
rocas sedimentarias compuestas, en gran parte por conchas y es­ también para endurecer los depósitos asentados por procesos
queletos de animales. mecánicos de sedimentación. A veces, los nuevos minerales
Las rocas sedimentarias se encuentran en capas o estratos, es son transformados, por reacciones químicas entre materiales
decir estratificadas. Su formación se caracteriza por los procesos de: coloidales amorfos, en lodos de grano fino.

456 457
b) Composición química y m ineralógica d) Modos de yacim iento de las rocas sedim entarias

La composición química de las rocas sedimentarias es utilizada La característica más importante de las rocas sedimentarias es su
frecuentemente como criterio de clasificación de las mismas. Se estratificación o disposición en estratos en que las encontramos en
distinguen: rocas sedimentarias síliceas, silíceo-alumínicas, carbona­ la superficie terrestre. A aquélla hay que añadir las grietas de de­
tadas, salinas (evaporitas), fosfatadas, ferríferas y carbonadas. Las secación que presentan, las rizaduras, los nódulos, las concreciones,
tres primeras son las más abundantes. Sus componentes litológicos las geodas, los fósiles y el color.
nos indican su procedencia. Un predominio de arenas y arcillas Al proceder de una acumulación, las rocas sedimentarias se dis­
señalan origen detrítico de rocas ígneas. Si predominan las calizas ponen en estratos, del latín stratum, cosa extendida. Un estrato es
su génesis puede atribuirse a los seres vivos. una unidad de sedimentación limitada por dos planos estratigráficos
Es rara la roca sedimentaria constituida por un solo mineral, subrayados por planos de discontinuidad.
aunque puede haber uno que predomine, generalmente prodemos La variación del espesor de las capas en una roca sedimentaria
decir que son mezcla de dos o más minerales. Los más abundantes nos indica las condiciones en que fue sedimentado cada depósito.
son la arcilla, el cuarzo y la calcita. La disposición de los estratos varía en función de las condiciones
de sedimentación. Un medio tranquilo, como un lago, da lugar a
una sedim entación horizontal. Una acumulación sobre una pendiente
c) Textura y estructura (vertiente o delta) da una estratificación oblicua o indinada. Es en­
trecruzada, cuando el agente responsable de la sedimentación sufre
variaciones de fuerza y cambios de dirección (formaciones fluviales
Las rocas sedimentarias presentan dos tipos principales de textura:
y dunares).
clástica y no clástica. La palabra clástico proviene del griego klastos,
La Estratigrafía estudia los estratos, los describe y establece un
roto o fragmentado. Por ello, las rocas sedimentarias formadas por
orden de sucesión cronológica a escala del globo.
depósitos de mineral y fragmentos rocosos se dice que tienen textura
clástica. La textura de estas rocas está en función del tamaño y la Una sedimentación que se desarrolla sin interrupción determina
una estratificación concordante, donde todos los estratos son pa­
forma de las partículas originales de los sedimentos. Así, la roca
ralelos. Su interrupción momentánea crea una laguna sedim entaria.
formada por grava y arena tiene textura gruesa, la roca formada por
Se expresa por una discordancia que traduce el hecho de que el
granos de arena redondeados y uniformes, tiene textura sacaroide,
grupo superior se apoya en el inferior a través de una superficie
etc. También el proceso de depósito de un sedimento influye di­
de erosión. Si durante la sedimentación tuvieran lugar deformaciones
rectamente en la textura. La roca formada por los depósitos de un
tectónicas se produciría una discordancia angular. (Figura XIII.5).
glaciar, cuyas partículas van desde las de tamaño coloidal hasta
La sucesión vertical de los estratos materializa la duración de la
grandes peñascos, tendrán una textura muy distinta de la de la roca
sedimentación y el lugar que cada uno de ellos ocupa, define su
que se origina a partir de un depósito de arena transportada por el
edad relativa.
viento, cuyas partículas tienen diámetros de entre 0,15 y 0,30 mm.
Las rocas sedimentarias de origen químico pueden presentar textura
clástica, por ejemplo, la roca formada por fragmentos de concha
con depósito bioquímico. Serie sedimentaria Discordancia erosiva Discordancia
concordante (laguna estratigráfica, ausencia de 2) angular
En general, las rocas sedimentarias formadas por procesos quí­
micos tienen una textura no-clástica en la que los granos están
entrelazados. La mayoría de estas rocas de textura no clástica tienen
una estructura cristalina, similar a la de las rocas ígneas cristalinas. r i - : i r
Los minerales que se precipitan en una solución acuosa, son por
lo común de tamaño muy pequeño y se asientan en el fondo como
un lodo. Tras el proceso de litificación, la roca resultante está formada
por cristales entrelazados. Figura XIIÍ.5. Seríes sedimentarias y tipos de discordancia.

458 459
e) Clasificación de las rocas sedimentarias

La clasificación de las rocas sedimentarias puede hacerse con


diversos criterios. Su clasificación, según su composición química
nos permite distinguir entre rocas sedimentarias carbonatadas, fos­
fatadas, silicosas, etc. Según su origen, pueden ser detríticas y
químicas, que se dividen a su vez en inorgánicas y orgánicas o
bioquímicas. Su textura nos permite diferenciarlas en clásticas y no
clásticas. El tamaño de las partículas y su composición química c
CT3o .
permite hacer nuevas diferencias dentro de cada una de ellas. En 22«
las tablas de las figuras XIII.6 y XIII.7 se presentan dos clasificaciones o
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de las rocas sedimentarias combinando varios criterios. ?« o. 3
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f) Principales rocas sedim entarias ÜU UH ÜU UO UH
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- Rocas sedimentarias de origen detríticas. Proceden de la ero­ Sí
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sión mecánica de rocas preexistentes. Su constitución es una amal­ u
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gama de otras rocas. Según el tamaño de los elementos que las O U s
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constituyen pueden dividirse en: ruditas si sus fragmentos son su­ Ü u
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periores a 2 mm, arenitas si sus fragmentos están entre 2 y 1/16 O V<i
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mm y pelitas si sus fragmentos son inferiores a 1/16 mm. u
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- Las ruditas. Son muy abundantes en la corteza terrestre. Son u
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formaciones continentales o de franja litoral. Suponen un trans­ 3
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porte corto y realizado por aguas corrientes canalizadas y de u o c; CD
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gran potencia. Pueden encontrarse sueltas o compactas; estas c <
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últimas son las más abundantes y se denominan conglomerados. < C/)
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Éstos, son rocas coherentes, compactas, compuestas de dos U
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elementos, granos groseros y una matriz fina que los cementa. SBJ!J
SBiipnH seiiuajy« -ni*
Son muy variados y según su forma se dividen en pudingas
y brechas. Las primeras están constituidas por cantos rodados c:
y las segundas por cantos angulosos (figura XIII.8).
Las ruditas no cementadas se denominan graveras, si son svDij.iHJ.aa ON svooy
cantos rodados y guijarros si son cantos angulosos. Pueden CDCU
svoij.iHj.aa svooy D
O)
estar en una matriz que los une pero no los cementa.
- Las arenitas. Los tipos fundamentales son arenas y areniscas.
Las arenas provienen de la disgregación de rocas granudas.
Sus elementos están sueltos.
Las areniscas. Son arenas ya sometidas a procesos de li-
tificación, por tanto coherentes. Sus granos son visibles a simple
vista o con lupa.
- Las pelitas. Son las de tamaño más grande. Según éste se
dividen en: lim onitas, entre 1/16 y 1/64 mm y lutitas, por debajo
461
460
A. Pudíngas B. Brechas

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■§ Figura XIII.8. Conglomerados. A. Pudingas; B. Brechas.
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1 de 1/64 mm. Entre las primeras, la roca principal es el limo,
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roca poco coherente formada por partículas de cuarzo y otras
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55
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1
03
de diferente origen que caracterizan los distintos limos: cal­
cáreos, yesíferos, etc. Un tipo especial de limo, por haber sido
transportado por el viento, es el loess. Entre las lutitas las más
£ importantes son las arcillas y las margas.
,i8 .Ct)
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-< ü < hJ a 1
03
0 - Rocas sedimentarias de origen químico. Se forman dentro de
H un medio acuoso que contiene soluciones de minerales concentrados

§> que posteriormente, por una serie de procesos químicos, reaccionan
00
o precipitan. Se dividen en carbonatadas, silicosas y salinas o eva­
poritas.
«0
u
o § - Carbonatadas. Las más importantes son la caliza y la dolomía.
c ,s
Ambas reaccionan con el clorhídrico, la primera en frío y la
X
U 00
u ?Î segunda en caliente.
La caliza. Es una roca de estructura compacta y que a veces
U cristaliza. Es carbonato càlcico (COjCa) precipitado por factores
físicos o bioquímicos.
■§ La dolomia. Es bicarbonato de calcio y magnesio
:S ((COalaCaMg). Puede originarse, bien por precipitación directa
O de Ca y Mg al aumentar la concentración de éstos en el agua,
.5
bien a partir de sedimentos inicialmente calcáreos en los que
g'
se sustituyen gradualmente moléculas de COjCa por COjIVIg.
- Silicosas. Son poco abundantes, por la dificultad que presenta
la separación de la sílice del agua. Las más importantes son
X el ópalo (sílice amorfa) y /a calcedonia (sílice fibrosa), aunque
ooiiuinf)
£
D la principal es el sílex.

- Salinas o evaporitas. Están formadas por sulfatos o cloruros
a expensas de soluciones iónicas saturadas que precipitan por

463
462
evaporación del agua marina o de depresiones endorréicas (sin ficas más antiguas. A primera vista algunas parecen asemejarse a
salida al mar). Las principales son: roca ígneas, pero luego descubrimos que sus granos minerales pre­
E l yeso. Es un sulfato càlcico hidratado (S04Ca 2H2O). De sentan una forma peculiar. Otras tienen la misma composición que
color blanco y bastante blando, de solución lenta. Una variedad la caliza, pero parecen haber desarrollado granos minerales más
de yeso es el alabastro, blanco, duro y marmóreo. grandes. Finalmente otras difieren bastante de ígneas y sedimentarias.
La anhidrita. Es un sulfato càlcico (SOíCa). Al hidratarse pasa Todas ellas tienen en común haber sufrido un proceso de meta­
a ser yeso y aumenta su volumen. A la inversa, el yeso pre­ morfismo o cambio de forma.
sionado se deshidrata dando anhidrita y disminuyendo su vo­
lumen. Esto produce una deformación de los estratos deno­
minada pseudo-tectónica.
La balita. Es el cloruro de Sodio Cl Na, o sal común. Es a) Origen y formación
muy soluble en agua. Se presenta interestratificada.
El origen de estas rocas está en las modificaciones en el estado
- Rocas sedimentarias de origen orgánico o bioquímico. Pro­
sólido de otras rocas, como consecuencia de intensos cambios en
ceden de la actividad vital de diferentes organismos. Su consolidación
la temperatura, presión y ambiente químico producidos por las mis­
está en función de la acumulación de seres vivos y de procesos
mas fuerzas internas que pliegan, fallan, inyectan magma, y elevan
químicos que tienen lugar en ella. Se dividen en: calcáreas, silicosas
o deprimen las masas de roca. Estas fuerzas producen modificaciones
y carbonosas.
dentro de las rocas mismas, a través del proceso llamado meta­
- Calcáreas. Formadas a expensas de organismos con buena morfismo, que tiene lugar en el interior de la corteza terrestre por
absorción de COjCa disuelto en las aguas donde vivían aquéllas. debajo de la zona de meteorización y cementación y fuera de la
- Silicosas. Formadas por animales microscópicos. Son menos zona de fusión. Los agentes del metamorfismo son pues, el calor,
abundantes por la difícil disolución de la sílice. las presiones de deformación y los fluidos químicamente activos.
- Carbonosas. Formadas por acumulación de restos vegetales Se pueden diferenciar dos tipos de metamorfismo: 1. Metam or­
aprisionados entre dos series sedimentarias y sometidos a fuer­ fismo de contacto y 2. Metamorfismo regional.
tes presiones y elevadas temperaturas. En estas condiciones se
produce el fenómeno de la carbonización, la roca se compacta, 1. Metamorfismo de contacto: Es la modificación de la roca
aumenta el carbono C y pierde oxígeno. Cuanto más antiguas original como consecuencia del calor emanado por una roca
son más compactas y más carbonatadas. Las principales según ígnea o magma, que se pone en contacto con una serie
su cronología y contenido en carbón son: sedimentaria, o de otro tipo de roca, a través de plutones o
Turba. Se formó en el Cuaternario. Contiene menos del 50 de volcanes. El magma irradia calor, se eleva la temperatura
por 100 de carbono. y la roca atravesada sufre un metamorfismo de tipo térmico,
Lignito. Se formó en el Secundario y Terciario. Contiene alterándose las rocas por transferencia iónica. En el momento
entre el 5 por 100 y 75 por 100 de carbono. de la extinción del volcán, aparecen una serie de zonas de
Hulla. Se formó en el Primario. Contiene hasta el 95 por metamorfización que reciben el nombre de amedas de con­
100 de carbono. tacto, produciéndose el metamorfismo en zonas restringidas
Antracita. Se formó en el Primario. Contiene del 97 por 100 llamadas aureolas o halos que tienen un espesor que va de
al 100 por 100 de carbono. unos mm a varios m. Estas aureolas se encuentran rodeando
a los lacolitos, troncos y batolitos. Las temperaturas que se
alcanzan están entre los 300° y 800° y las presiones entre
1.4. Las rocas metamórficas 100 y 3.000 atmósferas.
Este tipo de metamorfismo tiene lugar en las últimas etapas
Las rocas metamórficas proceden de la transformación de otras del proceso de formación de montañas y a profundidades
rocas, tanto ígneas y sedimentarias, como de otras rocas metamór- escasas.

464 465
2. Metamorfismo regional: Este tipo de metamorfismo se realiza no pueden distinguirse a simple vista los granos individuales y estas
en áreas más extensas, de miles de km^ y varios miles de rocas no muestran facilidad para romperse en planos paralelos. En
metros de profundidad. Aunque en él también ejerce fuerte las segundas, los granos son visibles, pero tampoco presentan esa
influencia la temperatura, son las fuertes presiones las que la facilidad para romperse. Sin embargo, las rocas con textura foliada
ejercen mayor, por lo que se le llama también dinamo-me- muestran invariablemente esa facilidad para romperse. Se distinguen
tamorfismo. tres tipos en función del grosor de las hojas en que pueda partirse
Este tipo de metamorfismo se puede observar en las raíces la roca:
de viejos plegamientos montañosos y en los escudos pre-
cámbricos continentales. El peso de la acumulación intensa — Apizarrada. Los planos separados son de dimensines micros­
de sedimentos provoca en el fondo una enorme presión, dando cópicas.
origen a zonas de subsidencia donde se unen los efectos de — FUitica. Las láminas son apenas visibles a simple vista.
la presión y los del calor de los plutones próximos. — Esquistosa. Las láminas son claramente visibles y presentan
El metamorfismo regional aparece en el momento de las una rugosidad que apenas se aprecia en las otras.
grandes orogenias. Se produce en áreas de subsidencia y en
áreas de orogenia y se ve favorecido por las fuertes fricciones El término neis, se da a una roca metamòrfica de origen ígnea
sufridas por las rocas que están muy falladas y presentan un o sedimentario caracterizada por bandas alternas de unos mm de
mineral apto para el metamorfismo. También aquí aparecen espesor, de diferente composición mineral y color claro u oscuro.
secuencias metamórficas similares a las de la ameda de con­ Estas bandas pueden presentar o no foliación.
tacto. La estructura de las rocas metamórficas es diferente de la es­
tructura original de la roca madre.
b) Composición quimica y m ineralógica
d) Clasificación de las rocas m etam órficas
Las rocas metamórficas presentan una composición química y
mineralógica de las que participan las rocas ígneas o las sedimen­
También en este caso las clasificaciones varían en función del
tarias. En ellas se reconocen, cuarzo, feldespato, micas, anfíboles,
criterio o criterios utilizados para su agrupación. En la figura XIII.9
peridotos, etc., que son esenciales en las rocas ígneas. La calcita,
se recoge la clasifiación de estas rocas teniendo en cuenta su textura
la dolomita, la sílice, los óxidos de hierro y carbono, provienen de
y los gradientes de presión y temperatura que intervienen en su
las sedimentarias. A veces, los cambios que se producen en ellas
formación. Las dos partes del cuadro no tienen por qué estar co­
son tan drásticos que las rocas resultantes no parecen estar rela­
rrelacionadas.
cionadas con las primitivas. En general se distinguen de sus rocas
A lo largo de la exposición hemos hecho referencia a otros
originarias por caracteres mineralógicos y estructurales, debidos a
criterios de clasificación, como el tipo de metamorfosis en el que
una recristalización con aporte magmàtico o sin él. En algunos casos,
se han originado, que también ha sido utilizado por otros autores.
las nuevas rocas no poseen ciertos minerales que poseía la primitiva
y aparecen otros que no tenía aquélla.
e) Principales rocas m etam órficas
c) Textura y estructura
Neis. Tiene la misma composición que el granito: cuarzo, fel­
El calor y la presión hacen que los minerales de las rocas tiendan despato y mica, pero aquí la disposición de los cristales es en
a ordenarse en franjas paralelas de granos planos o alargados. Esta microestratos alternantes de cuarzo y feldespato por una parte y
ordenación confiere a la roca la propiedad llamada foliación del latín mica por otra.
foHum en hojas. Por ésto, un criterio muy utilizado, para clasificar Mármol. Es la correspondiente roca metamòrfica de la caliza,
las rocas metamórficas, es el de ser foliadas o no foliadas. Las rocas formada por amalgama de cristales de calcita. Las impurezas de ésta
no foliadas pueden ser de textura densa o granular. En las primeras son las que confieren color al mármol.

466 467
/' f a c ie s de LOS FACIES DE LAS
/ e s q u is t o s ECLOGITAS
^GLAUCOFANICOS
FACIES DE LAS
FACIES DE LAS
GRANULITAS
ANFIBOLITAS
f a c ie s de LOS
ESQUISTOS verdes
/ f a c ie s de LAS FACIES DE LAS FACIES DE L A S \
z e o l it a s c o r n e a n a s p ir o x e n ic a s SANIDINITAS

Aumento de temperatura
ROCAS POBREMENTE GRANULITA CORNEANA
FO LIADAS
M ARM O L ANFIBO LITA
CUARCITA

ROCAS FOLIADAS N EIS ESQ UISTO P IZ A R R A

M ILONITA
CATACLASTICA
ROCAS GRANOBLASTICAS
Tamaño de grano
G rosero-

Figura XIII.9. Clasificación de las rocas metannórficas (en Press y Piever, 1974). En
la parte inferior del cuadro se utilizan criterios texturales no necesariamente corre-
lacionables con los gradientes de presión y temperatura que definen las facies
metamórficas en la parte superior del diagrama. Según Águeda Villar, J., et alia.
Geología. Pág. 24.

C ZuggcÁ go^
Cuarcita. Deriva de las areniscas silicosas, en las que la sílice
cementante recristaliza.
Esquisto. Es una arcilla que ha sufrido una metamorfización todavía Figura XIII. 10. El ciclo de las rocas.
no muy importante. Se caracteriza por su hojosidad y por no tener
el carácter plástico de las arcillas.
Pizarra. Es un esquisto con metamorfosis más intensa. Aquí la la formación y destrucción de las rocas transformándose unas en
hojosidad que caracteriza al esquisto es menos neta. otras. Las flechas interiores nos indican que puede no darse el ciclo
completo y que una roca metamòrfica, atacada por los agentes
externos (meteorización) puede dar, tras su transporte, sedimentación
y litificación, una roca sedimentaria. O bien, una roca ígnea, tras un
1.5. El ciclo de las rocas proceso de metamorfismo, se convierte en metamòrfica sin haberse
puesto en contacto siquiera* con los agentes de la meteorización.
Es indudable que entre los tres tipos de rocas ígneas, metamórficas Hay que tener presente también que sedimento y rocas sedi­
y sedimentarias, existen relaciones. Con el tiempo, y alterando las mentarias están expuestos a esos agentes externos de la meteori­
condiciones, cualquiera de estos tipos de roca puede cambiar en zación y pueden ser transformados en nuevos sedimentos. En síntesis
otra forma. En el gráfico de la figura XIII.10 se halla representado el ciclo de las rocas demuestra que los materiales de la Tierra no
el ciclo de las rocas. En él vemos que desde el magma hasta llegar se crean ni se destruyen, sólo se transforman, respondiendo a las
a él de nuevo, tienen lugar una serie de procesos que conducen a distintas formas de energía.

468 469
2. LAS DEFORMACIONES TECTÓNICAS DE LA CORTEZA a, > Q2 > 03
TERRESTRE

2.1. Propiedades de las rocas

Algunas propiedades de las rocas van a influir de forma decisiva


en las formas de relieve, puesto que condicionan el resultado de la
acción de las fuerzas internas y agentes externos.
Desde el punto de vista geográfico, interesa conocer las propie­
dades que harán que las rocas tengan una respuesta u otra ante
las fuerzas internas o tectónicas (elasticidad) y ante las fuerzas ex­
ternas o erosión (resistencia).
Las rocas están pues sometidas a presiones que mientras están
a) Respuesta de las rocas ante los esfuerzos tectónicos equilibradas no producen deformaciones en ellas, pero que cuando
se rompe ese equilibrio producen la deformación de la roca, pu­
A una cierta profundidad, en las zonas estables de la corteza, las diéndose distinguir dos etapas:
rocas se hallan sometidas a una presión igual en todas las direcciones,
denominada presión Htostática, ante la cual las rocas no se deforman. 1. En un primer momento, aunque aumente rápidamente la fuer­
En el punto P de la figura XIII.11 la presión litostática es igual za, la deformación es pequeña e incluso si cesase el empuje, se
en todas las direcciones y la roca no se deforma. volvería a la situación inicial. A ello se le llama dominio elástico de
la roca.
2. A partir de un cierto nivel de esfuerzo o empuje, la defor­
a, = a, = a. mación aumenta más rápidamente con muy poco empuje y aunque
cesase éste ya no se volvería a recuperar la posición inicial. A ello
se le denomina dominio plástico de la roca.
Cada tipo de roca presenta una relación peculiar entre esfuerzo
y deformación. Hay rocas que tienen un umbral de plasticidad muy
bajo, con poco esfuerzo se alcanza en ellas el dominio plástico. Sin
embargo, el punto de ruptura se alcanza difícilmente. De este tipo
son las rocas sedimentarias como las arcillas, las pizarras, etc., que
tienden a dar relieves plegados. Otras rocas tienen un umbral de
plasticidad alto, apenas se deforman, pues antes de llegar a defor­
marse se fracturan. Son fundamentalmente las rocas ígneas y me­
tamórficas las que tienden a dar relieves fallados.
Estas diferencias entre las rocas se plasman en las formas de
Figura Xlll.11. Presión litostática igual en todas las direcciones. relieve, pues en áreas dominadas por rocas ígneas o metamórficas
encontraremos estructuras fracturadas o falladas, mientras que en
áreas dominadas por rocas sedimentarias encontraremos estructuras
Sin embargo, en zonas inestables de la corteza, donde existen horizontales, si no han sufrido empujes y estructuras inclinadas o
fuerzas no equilibradas, la presión litostática no es igual en todas plegadas si los han sufrido. A veces, también las rocas sedimentarias
las direcciones y la roca se deforma en el sentido del mayor empuje, aparecen fracturadas, si se fallan las rocas subyacentes sobre las
como sucede en el punto P de la figura XIII.12. que se asientan.

470 471
b) Respuesta o resistencia de ias rocas a la erosión 2.2. Pliegues

Como ya hemos señalado anteriormente, la estructura de un relieve


Según sus propiedades, basadas fundamentalmente en su com­ resulta de la acción de las fuerzas internas de la Tierra, dependientes
posición, las rocas ofrecen mayor o menor resistencia a la erosión. de la geodinámica interna, sobre los materiales rocosos, a los que
Las propiedades físicas de la roca guardan mayor relación con deforman dando lugar a variadas estructuras tectónicas.
la fragmentación más o menos fácil de las mismas. Existen dos tipos de deformaciones: de pequeño radio de cur­
Así, la cohesión, que es la propiedad que poseen algunas par­ vatura y de gran radio de curvatura. Los pliegues, fallas y flexiones
tículas sólidas para tender a unirse entre sí para formar agregados, pertenecen al primer tipo. Las estructuras aclinales y monoclinales
hará que si es fuerte, la roca sea dura o resistente a la erosión, al segundo.
por ejemplo, una arenisca; si la cohesión es débil, la roca será
blanda o poco resistente a la erosión, por ejemplo, la arena de la a) Partes de un pliegue
playa.
La homogeneidad, si la roca está compuesta por un sólo mineral Pliegue. Es la forma más elemental de las estructuras plegadas.
o compuesto, hará que la roca sea más resistente a la erosión que Nunca se encuentra aislado. Es resultado de una tectógénesis de
una roca que no sea homogénea. Por ejemplo, una arenisca que es compresión. Se trata de una ondulación de los estratos que consta
una roca homogénea será más resistente que un granito, formado de parte convexa, hacia arriba (anticlinal) y parte cóncava, hacia el
por cristales de cuarzo, feldespato y mica, y por tanto no homogénea. cielo (sinclinal). El anticlinal se caracteriza porque su núcleo está
También el grado de masividad, que es la cantidad de roca por ocupado por las rocas más antiguas de la serie plegada, mientras
bloque uniforme, influye en la resistencia a la erosión. Una roca que en el caso del sinclinal lo constituyen las más modernas. (Figura
masiva es, por lo general, más resistente que una roca esquistosa, XI1I.13).
ya que ésta presenta una textura en hojas o laminillas que la hacen
más débil.
La permeabilidad, es decir, la posibilidad que tienen los fluidos,
principalmente el agua, de pasar a través de ellas, las hace igualmente
más o menos resistentes. El grado de permeabilidad varía desde las
permeables, como las arenas, hasta las impermeables como las
arcillas.
De entre las propiedades químicas, una de las más importantes
es la solubilidad, es decir, la facilidad que tiene la roca para di­
solverse, generalmente en agua. Hay rocas, por ejemplo la caliza,
que se disuelven fácilmente en agua acidulada, o sea en agua cargada
de COj.
En general, podemos decir que de entre todas las rocas, las
ígneas son las más resistentes a la erosión y las sedimentarias las
menos, ocupando las metamórficas un lugar intermedio en función
de su mayor o menor grado de metamorfismo.
Hay que tener también en cuenta que ei ciim a afecta a la resis­
tencia de los distintos materiales atacados por los procesos erosivos.
En climas húmedos de latitud media, el granito es más resistente
que la caliza.
En climas áridos, la caliza es más resistente que el granito. Figura XIII.13. Sinclinal. Alhama de Aragón. Zaragoza. (Foto: María José Aguilera.)

472 473
Figura XIII. 13a. Partes de un pliegue. Cha: charnela anticliinal. Chs: charnela sinclinal.
X Y: eje del pliegue. B H: longitud de onda. A H: altura, a ángulo de buzamiento. F:
flanco.
Según R. Coque. Geomorfologia. Pág. 32.

En un perfil transversal el pliegue consta de charnelas, flancos,


anticlinal y sinclinal. (Figura XIII.13a).
Las charnelas son las zonas del pliegue con máxima curvatura Figura XIII.14. A B: eje vertical del pliegue. A B C D : plano axial. A C: eje longitudinal
y es donde los estratos constitutivos del pliegue cambian de bu­ del pliegue.
zamiento. Se mide, éste último, por la inclinación de los estratos
respecto a la horizontal y se da en grados de ángulo. La distancia
vertical desde la charnela, es la altura relativa.
Las superficies que unen las charnelas entre sí, se denominan
flancos, cuya curvatura depende de las variaciones del buzamiento.
En sentido longitudinal, el plano axial es la bisectriz del ángulo
formado por los dos flancos (figura XIII.14). La intersección del plano
axial con la charnela del pliegue es el eje del mismo. Las variaciones
de la altura relativa dan lugar a sobreelevaciones y ensilladuras según
sean ascensos o descensos del nivel del eje.
La continua disminución de la altura lleva a la desaparición del
anticlinal por una prolongación perianticHna!; de igual forma, un
sinclinal termina por medio de un cierre perisinclinal. (Figura XIII. 15).

b) Tipos de pliegues

— En función del plano axial pueden ser: rectos o verticales, si


el plano axial es vertical respecto al pliegue (figura XIII.16). En función Figura X III.15. Terminaciones de un pliegue.

474 475
de su inclinación, se hacen oblicuos, en rodilla, e indinados, cuando
F el buzamiento de uno de los flancos supera la vertical. En este caso,
son pliegues isoclinales si ambos flancos son paralelos. El caso
extremo sería cuando ambos flancos se superponen, tratándose de
un pliegue tumbado o acostado.
— En función de la longitud pueden ser; braquianticlinal o bra-
O quisinclinal, si su longitud apenas supera la anchura (braqui en griego
ÇJ
çç signifia corto) y domos y cubetas, cuando la altura y la longitud son
û-
< iguales. Los domos se caracterizan por unos afloramientos circulares
Q
de diferentes litologías con las más modernas en el centro (figura
XIII.17).
— En función de la laminación de las capas pueden ser: estirados,
laminados, pliegues-falla, cabalgantes, etc., según sea por adelga­
O)
Q. zamiento o ruptura de uno de sus flancos.
D
(D

O
O-
CJ

(D
■O
8

o
o
‘t
o
E
o
03
.O
03
CJî-D
:3 Q)

a-D
(D

X
2 domo
D
O)

Figura XIII.17. Otros tipos de pliegues.

— Si las capas intermedias son deleznables, sufren transfor­


maciones y producen pliegues disarmónicos y diapiros. Estos últimos
poseen evaporitas en la serie plegada (yeso, sal gema). Con los
mantos de corrimiento se pasa de los pliegues autóctonos a los
accidentes alóctonos, desplazados decenas de km desde las raíces

477
476
Anticlinorio Superficie o plano de falla. Superficie de fracturación.
Espejo de falla. Cuando el plano de falla resulta pulido y estriado
por el movimiento de los bloques.
Línea de falla. Intersección del plano de falla con el plano ho­
rizontal.
^ Sincimorio
Labios de falla. Bloques rocosos a ambos lados de la línea de
Figura XIII.18. Sistemas de pliegues. falla. Pueden ser hundidos y levantados.
Algunos autores utilizan el término dovela en lugar de labio.
que quedan en la zona sedimentaria. Los pliegues aparecen solos El sentido del accidente viene dado por la parte de la superficie
muy rara vez. Generalmente, se agrupan en sistemas organizados de de falla situada encima de la línea de falla.
diferente manera; el anticlinorio, o conjunto de pliegues que forman Salto de falla. Es la amplitud del desplazamiento de los bloques.
un anticlinal de mayor radio de curvatura y el sinclinorio, o conjunto Este puede ser vertical y horizontal.
de pliegues que dibujan un sinclinal de mayor radio de curvatura
(figura XIII.18). b) Tipos de fallas

Se pueden distinguir varios tipos de falla en función de la incli­


2.3. Fallas nación del plano de falla y de la orientación del sentido de falla
respecto a la inclinación de los bloques fallados.
Falla. Es un accidente que implica ruptura, desarrollado en cual­
quier tipo de rocas. Las fallas son fracturas que van acompañadas — Falla normal. El plano de falla es vertical o inclinado hacia el
de un desplazamiento de los bloques que origina. Se distingue de labio hundido. Implica tectógénesis distensiva.
la diaclasa y de la fractura, ya que éstas son rupturas sin apenas — Falla inversa o cabalgante. El plano de falla se inclina hacia
desplazamientos de las masas rocosas. el labio levantado. Implica tectógénesis compresiva.
— Falla conforme. La inclinación de la falla se orienta en el
a) Partes de una falla mismo sentido que el buzamiento de los bloques basculados.

Los elementos que caracterizan la estructura fallada (figura XIII. 19)


son:

falla inversa

Figura XIII. 19. Elementos de una falla. P: plano de falla. L: labios. L, labio levantado. f. inversa conforme
L2 labio hundido. S v: salto vertical. S h I: salto horizontal lateral. S h t: salto horizontal
transversal. S: salto resultante. Según R. Coque. Geomorfología. Pág. 34. Figura XIII.20. Tipos de falla. Según R. Coque. Geomorfología. Pág. 35.

478 479
— Falla contraria. La inclinación de la falla se orienta en el sentido 3. LA IDEA DEL TIEMPO GEOLÓGICO. LAS ERAS.
contrario al de los bloques basculados.
La combinación de estos tipos puede dar lugar a las seis clases
de falla que aparecen en la figura XIII.20: norma!, inversa, norma! Los conceptos de espacio y tiempo son de gran importancia si
conforme, norma! contraria, inversa conforme e inversa contraria. hemos de intentar comprender cualquier suceso geológico terrestre.
Las fallas pueden también aparecer asociadas, como ocurría en Junto con ellos, la energía que se manifiesta en éstos, es el tercer
los pliegues. La asociación de varias fallas que van elevándose hasta aspecto a tener en cuenta en todo fenómeno o proceso que tiene
dejar un bloque más elevado entre ellas se denomina tiorst o pHar lugar en el globo terrestre (figura XIII.22).
tectónico. Por el contrario, si se unen varias fallas dejando entre Al estudiar la Tierra, hemos de tener presente, en primer lugar,
ellas un bloque hundido dan lugar a un graben o fosa tectónica. su magnitud. El esfuerzo que hemos de realizar es considerable,
(fig. XIII.21). pues no podemos olvidar que en ese espacio se encuentra incluido
Las fallas pueden también cortarse entre sí y llegar a formar redes, el interior de la Tierra. Ese interior no podemos verlo y en él radica
denominadas campos de faüas. Estos originan una estructura en toda la energía con la que se producen la mayor parte de los
damero con bloques levantados y hundidos. procesos cuyas manifestaciones tienen lugar en la superficie terrestre.
Su estudio ha de realizarse con métodos indirectos como son: la
observación del comportamiento de las ondas sísmicas, de las ondas
producidas por explosiones nucleares, etc.
Respecto al tiempo, el problema aún es mayor. Su escala tiene
como unidad el millón de años. Gracias al método uranio-torio-
plomo, o de radiactividad natural, y más modernamente al del potasio-

2.4. Estructuras aclinales y monoclinales

Los movimientos más débiles y lentos (denominados epirogénicos)


pueden dar lugar a estructuras tectónicas menos vigorosas. Su efecto
se traduce en simples basculamientos de grandes superficies con­
tinentales u oceánicas. En las regiones con tendencia a la elevación I
(tectónica positiva) se originan abombamientos (anteclise); en las de
tendencia al hundimiento (tectónica negativa) se produce una sub­
sidencia (sinecHse).
Cuando las series de rocas sedimentarias se ven afectadas por
Figura XIII.22. Componentes fundamentales del suceso geológico: Tiempo: intervalo
estas débiles ondulaciones de gran radio de curvatura y pequeña transcurrido entre el fenómeno y su observación. Espacio: dominio afectado por el
amplitud, presentan una estructura monocHna! caracterizada por el suceso. Fenómeno: proceso cuya causa es ia variación de energía en el tiempo.
moderado buzamiento de los estratos en una misma dirección. Si Ambiente: conjunto de sucesos simultáneos y próximos, y sus interrelaciones. Energía:
diferencia de potencia entre los estados inicial y final (nivel e intervalo utilizado en
las series no resultan alteradas, es decir, continúan siendo horizon­ el proceso). T^ F,. E^: coordenadas del suceso.
tales, se dice que presentan estructura acHna!. Según Águeda Villar, J., et alia. Geología. Pág. 15.

480 481
FORMAS CARACTERÍSTICAS DE VIDA ERAS PERÍODOS
EDAD EN MILLONES
de a ÑOS argón, basado en la radioactividad del potasio, y al del rubidio-
__________________________ Hombre Cuaternario^
------- estroncio, basado en la del rubidio, métodos estos últimos más
O Plioceno útiles, por estar estos minerales más generalizados en el espacio
y Mioceno
terrestre; así como con el método del C-14 (carbono 14), para tiempos
Oligoceno
más pequeños, se ha podido establecer una aproximación a la edad
Eoceno
70 de la Tierra (4.600 millones de años). En la figura XIII.23 se reproduce
la escala de tiempo más reciente, basada en el artículo del profesor
Final de los di Cretáceo
Holmes, de 1959. Se realizó compilando medidas procedentes de
135±5
todos los métodos y realizadas sobre materiales con relaciones es-
Los primeros mamíferos
pájaros primitivos
Jurásico tratigráficas bien definidas.
180±5
Tenemos, pues, que ser muy conscientes de la lentitud de los
Primeros dinosaurios Triásico procesos geológicos, porque si no, es muy difícil comprender la
225±5 formación de montañas y océanos y la poca importancia que tiene
Reptiles terrestres Pérmico la aparición de un ser vivo como el hombre. En comparación con
270±5 la Historia de la Tierra, la Historia de la Humanidad es insignificante
en el tiempo.
Primeros reptiles primitivos, Carbonífero Se denominan eras a grandes lapsos de tiempo caracterizados
bosques carboníferos
por el tipo de vida orgánica que existía en el planeta. El primer
350±10 tiempo, la época sin vida en el planeta, abarca aproximadamente
Devónico
mil millones de años y se denomina Azoico. La primera era que se
Primeros anfibi
establece es el Precámbrico, que se divide a su vez en Proterozoico
400±10
y Arqueozoico... La aparición, hace unos 600 millones de años, de
Aparecen las plantas terrestres Silúrico formas de vida cada vez más organizada, da origen al Fanerozoico
440±10
(con vida evidente). Se divide a su vez en Paleozoico (vida antigua).
Ordovici
Mesozoico (vida intermedia) y Cenozoico (vida reciente).
Primeros vertebrados (peces)
Las eras se dividen a su vez en períodos, que corresponden en
500120
general a importantes perturbaciones en la corteza terrestre. Estos
a su vez se subdividen en unidades menores.
Cámbrico
La primera gran clasificación, todavía presente en algunos textos,
Abundan los invertebrados mari
dividía el Fanerozoico en las eras Primaria, Secundaria, Terciaria y
Hace Cuaternaria. Estas dos últimas se engloban hoy en la era llamada
600±20
millones de años
Cenozoica y sus tiempos han pasado a considerarse como períodos.
El resto de estos períodos se denominan con el nombre de la región
Finales del
donde las rocas correspondientes a su edad fueron reconocidas y
PRECÁMBRICO Precàmbrico estudiadas por primera vez: Jurásico (montes del Jura franco-suizo).
Pérmico (región de Perm, URSS), Devónico (Devonshire, Gran Bre­
aprox. 2.600 taña), Cámbrico (nombre romano del país de Gales); Silúrico y Or-
Posibles restos de algas
Primeras rocas
dovícico (nombre de tribus celtas que habitaban el país de Gales).
ARQUEOZOICO aprox. 3.100
(Arcàico) conocidas En otros casos, el nombre se debe al de la roca más típica de ese
Formación de la Tierra hace período en una región determinada: así el Cretácico debe su nombre
aprox. 4.600 millones de años
AZOICO a la creta, cuya raíz es latina que significa caliza, el Carbonífero, se
lo debe a los yacimientos de carbón que se formaron en él, el
Triásico hace alusión a los tres tipos de rocas que caracterizan este
Figura X11I.23. Columna geológica con grosores en proporción a! tiempo y Eras,
Períodos y Grandes orogenias. período en Europa.

483
482
§

íd
<
a

484
TEMA XIV

PROCESOS INTERNOS QUE AFECTAN A LA CORTEZA


TERRESTRE

ESQUEMA/RESUMEN

Introducción

1. Movimientos de ia corteza terrestre: formación de las montañas

1.1. Naturaleza de las zonas orogénicas.

2. Movimientos de la corteza terrestre: m esetas y fosas

3. Teorías sobre las deformaciones que afectan a la corteza terrestre

3.1. Clasificación de estas teorías.

a) Teorías fijistas o verticalistas.

— Teoría del Geosinclinal.


— Teoría de la Contracción.

b) Teorías movilistas u horizontalistas.


— Teoría de Wegener.
— Teoría de las corrientes de convección.
— La exploración de los fondos oceánicos, el paleo-
magnetismo.
— Teoría de la tectónica de placas.
— Crítica de la teoría.

4. Los seísm os o terremotos

4.1. Escalas sísmicas.


4.2. Origen de los terremotos.

485
4.3. Efectos superficiales de los terremotos.
4.4. Distribución geográfica de los terremotos.

5. Metamorfismo. Volcanismo. Magnetismo

INTRODUCCIÓN

En el presente tema, vamos a tratar los procesos internos que


afectan a la corteza terrestre. Estos son los responsables de las de­
formaciones que se manifiestan en superficie, a través de movimientos
que producen pliegues, fallas y fracturas, como vimos en el tema
anterior y dan lugar a montañas, mesetas, cuencas, como veremos en
éste. Igualmente estos procesos internos son las causas que originan
la deriva continental y otras manifestaciones asociadas a ella. Seismos
y volcanes son igualmente generados por estos procesos.
Se denominan procesos internos a aquellos fenómenos que ti&nen
lugar en el interior de la Tierra, debajo de la corteza, ya sea en el
manto o en el núcleo terrestre.
Una parte de la energía existente en el interior de la Tierra se
libera bruscamente produciendo un trabajo mecánico mediante el
cual las rocas sufren deformaciones. (Recordar tema XIII).
Los procesos internos tienden a la modificación de la superficie
terrestre. Los más importantes son los que provocan los movimientos
(orogénicos o tectónicos, epirogénicos, y sísmicos) en primer lugar;
la actividad ígnea, cuya intrusión origina el magmatismo y su extrusión
el volcanismo, en segundo. Por último, el metamorfismo, en el que
la acción del calor, presión, tracción y actividad química transforma
rocas preexistentes en otras distintas.

1. MOVIMIENTOS DE LA CORTEZA TERRESTRE: FORMACIÓN


DE LAS MONTAÑAS

A lo largo de la Historia de la Tierra ha habido momentos de


gran actividad durante los cuales las rocas de grandes extensiones

486 487
de la corteza terrestre han sufrido fuertes presiones y han dado lugar el nivel del mar, por ejemplo, el mar del Norte cubre la zona orogénica
a grandes montañas. Derivado del griego oros = montaña, a estos caledoniana.
movimientos se les denomina orogénicos, a la formación de las Es muy importante distinguir entre el concepto geográfico de
montañas, orogénesis, a las montañas orógenos, y al tiempo durante cadena montañosa o sistema montañoso y el concepto geológico
el cual se han formado, orogenia, revolución orogénica, o también de zona orogénica: el primero se refiere a la altitud y relieve de la
revolución tectónica. Hasta la actualidad se han reconocido nueve Tierra, mientras el segundo lo hace a la estructura de las rocas, ya
revoluciones orogénicas, seis anteriores al Cámbrico y tres posterio­ sea la región alta, baja o se halle sumergida.
res. Entre cada dos de estas orogenias tienen lugar largos períodos Las zonas orogénicas montañosas tienen profundas raíces siálicas
de calma relativa en los que la erosión sigue actuando y se depositan que descienden hasta prácticamente el final de la corteza terrestre,
grandes masas de sedimentos procedentes de las montañas formadas por ello, la compresión que da lugar a la formación de una zona
anteriormente. Se ha descubierto que estas revoluciones orogénicas orogénica afecta a todas las rocas hasta dicha profundidad. En todas
no son simultáneas, sino que puede haber un período de calma en las revoluciones orogénicas, las estructuras de las rocas se hallan
un continente y una orogenia en otro. alteradas por plegamientos y fallas en los niveles superficiales y por
Las revoluciones orogénicas se registran en la escala del tiempo fluidificación y metamorfismo en los niveles inferiores, hasta llegar
geológico por un plegamiento de las rocas y por una discordancia a la fusión y la actividad ígnea en los más profundos. Aquí es donde
entre esas rocas y los sedimentos que se localizan inmediatamente tiene lugar el final del ciclo de las rocas a escala regional. Fluidos
sobre ellas. Así se han podido datar las tres o cuatro revoluciones emigrantes a elevada temperatura provocan cambios en la compo­
últimas. Las más antiguas, en cuyas rocas no existen fósiles, sólo sición química de las rocas. Los magmas son engendrados en la
pueden datarse por la proporción de plomo de los minerales ra­ corteza o bien ascienden de grandes profundidades en cuyo caso
diactivos. introducen valiosos depósitos de menas metálicas. La orogénesis
implica pues una gran compresión lateral, calentamiento de las rocas
e infiltración de fluidos químicamente activos a través de ellas. Los
cambios tectónicos, térmicos, químicos y magmáticos son producidos
1.1. Naturaleza de las zonas orogénicas
en las grandes revoluciones orogénicas y constituyen los más im­
portantes procesos internos. Esta gran actividad de las zonas tec­
Una zona orogénica es una porción estructural alargada de la tónicas contrasta con la relativa pasividad de las áreas intermedias,
corteza terrestre, donde las rocas fueron plegadas, arrugadas, retor­ de mucha mayor extensión, en las que dominan los movimientos
cidas o sufrieron grandes deformaciones. Las presiones laterales que epirogénicos, cuyos efectos se traducen en fluctuaciones que pro­
sufrió la corteza terrestre provocaron su engrosamiento y largas ducen fracturas y fallas, y en todo caso algún plegamiento de carácter
extensiones de cada zona orogénica se levantaron dando lugar a local.
alineaciones montañosas como los Alpes o el Himalaya. La mayoría
de las montañas actuales forman parte de zonas orogénicas, cuya
actividad tuvo lugar a partir del Jurásico y sobre todo en el Terciario.
Otras como los Apalaches, o las del N. de Europa, representan viejas
zonas orogénicas erosionadas y posteriormente rejuvenecidas por su 2. MOVIMIENTOS DE LA CORTEZA TERRESTRE: MESETAS
levantamiento en los tiempos terciarios. Y FOSAS
Todas las zonas orogénicas han sufrido un movimiento orogénico,
esto es un levantamiento a partir del cual se han originado alinea­
ciones montañosas, aunque no todas se hallen en la actualidad Hemos visto hasta aquí los movimientos orogénicos, es decir,
elevadas, pues la erosión ha actuado sobre ellas haciendo desa­ aquellos cuyo efecto en la corteza es la formación de las montañas.
parecer las elevaciones e, incluso, profundizando, ha podido hacer Existen otros movimientos, llamados epirogénicos, (del griego epeiros
aparecer en superficie las rocas formadas por metamorfismo y ac­ = continente), de sentido vertical, hacia arriba y hacia abajo, que
tividad ígnea cuando la zona orogénica sufría las grandes defor­ provocan la elevación y el hundimiento o subsidencia, de amplias
maciones. Algunas secciones de zonas orogénicas se hallan hoy bajo extensiones de la corteza terrestre, considerados localmente, y que

488 489
globalmente su efecto principal es la elevación de la mayor parte estudio de regiones plegadas impuso la certeza de que las defor­
de los continentes sobre el nivel del mar. Las grandes áreas elevadas maciones se deben a un gran número de fenómenos geológicos o
reciben el nombre de mesetas y las hundidas cuencas (estos términos procesos internos: magmatismo profundo y efusivo, metamorfismo,
se utilizan también, por similitud en cuanto a ser elevaciones o inestabilidad vertical, etc. A estos fenómenos se les denominó oro­
depresiones, para denominar otras formas de menos extensión). génesis u orogenia que significa nacimiento de las montañas. También
La corteza terrestre, compartimentada en fragmentos por el efecto se conoce como tectónica y a los movimientos se les denomina
de fracturas y fallas, e instalada sobre una capa de materiales ines­ tectónicos.
tables, continúa su movimiento hasta encontrar de nuevo el equilibrio El problema que plantea la formación de las montañas tiene dos
(recordar isostasia). A causa de esos movimientos diferenciales de aspectos diferentes: por una parte, ha de resolverse la existencia y
los bloques y las fajas de fallas marginales, aparecen bloques ele­ procedencia de unas fuerzas capaces de comprimir, doblar y engrosar
vados, horst, y hundidos, cuencas y fosas tectónicas, estas últimas la corteza, por otra, debe encontrarse una explicación a cómo se
si son alargadas. También pueden aparecer bloques inclinados. La suceden los acontecimientos en cada ciclo orogénico, cómo se han
elevación y el hundimiento de estos bloques se mide en relación a sucedido esos ciclos y cómo se distribuyen esas zonas orogénicas
los bloques que les rodean. en la superficie terrestre.
Algunos de los movimientos que tienen lugar tras la aparición Si como vimos en el tema XII, la gravedad terrestre tiende a
de las montañas pueden interpretarse como de reajuste isostático, mantener el equilibrio y estabilidad de la Tierra, podemos pensar
debido a la fuerza elevadora de la raíz. que el único agente conocido capaz de perturbar ese equilibrio en
Las fluctuaciones o cambios del nivel del mar, es decir, los una extensión importante es el calor. Un aumento de éste produce
llamados cambios eustáticos, se atribuyen también a estos movi­ dilatación y fusión; su descenso provoca la contracción y consoli­
mientos epirogénicos. Estas invasiones de la tierra por el mar pro­ dación de los materiales. Este hecho condujo a considerar los cam­
ducen depósitos de sedimentos marinos que se datan en el tiempo bios térmicos ocurridos en la Tierra como el origen de las defor­
geológico como períodos dentro de las eras geológicas. Cada invasión maciones de superficie y con ello se planteó la hipótesis de una de
marina puede dividirse en fase de avance, fase culminante y fase las primeras teorías a cerca del origen de las montañas.
en la que el mar se retira. La retirada del mar puede deberse, en
ocasiones, a movimientos orogénicos menos fuertes que los que
constituyen las revoluciones.
Los cambios eustáticos pueden deberse también a otras causas,
3.1. Clasificación de estas teorías
como las glaciaciones, pero incluso éstas llevan asociados movi­
mientos de reajuste isostático, al disminuir la capa de hielo sobre Existen muchas teorías que intentan explicar la formación de las
las tierras en las que se aposentaba y aumentar el peso del agua montañas. Suelen clasificarse en fijistas o verticalistas, cuando de­
en las cuencas oceánicas. fienden que el fenómeno que inicia la orogénesis es un movimiento
vertical, y en movilistas u horizontalistas, cuando defienden que la
elevación es el resultado final de los efectos termodinámicos. A
continuación veremos alguna de las teorías más importantes de cada
clase.
3. TEORÍAS SOBRE LAS DEFORMACIONES QUE AFECTAN
A LA CORTEZA TERRESTRE
a) Teorías fijistas

Las primeras teorías orogénicas fueron de este tipo, es decir,


Uno de los problemas más importantes que se plantea la Geología veían la causa de las elevaciones en movimientos verticales. De entre
es el de poder explicar cómo se han formado las montañas. Ya en ellas, las más importantes fueron la teoría del geosinclinal y la teoría
el siglo XVII, el danés Steno propuso que algunas series de rocas de la contracción.
sedimentarias inclinadas debían esa posición a movimientos que — Teoría del Geosinclinal. La idea fundamental de esta teoría es
habían tenido lugar después de su formación. Por otra parte, el que las montañas comienzan su génesis en una gran depresión de

490 491
la corteza donde se han ido acumulando depósitos de gran espesor relativamente rápido al principio y producirse después más lenta­
de orden de una decena de kilómetros de materiales sedimentarios, mente, sin embargo, los ciclos orogénicos parecen haber ido pro­
en la era o períodos que preceden a la orogenia. A esa gran depresión duciéndose con más rapidez desde el más antiguo al más moderno.
se le dio el nombre de geosinclinal, cuyo significado es gran con­ Por último, el enfriamiento que ha sufrido la Tierra en los últimos
cavidad. Ese geosinclinal había experimentado un importante des­ 200 millones de años no ha podido ser tan grande como para
censo o subsidencia según se pudo deducir de la observación de explicar la revolución alpina.
los sedimentos (al mantenerse la facies de los mismos es necesario Posteriormente se ha podido comprobar, gracias a los estudios
que se mantenga la profundidad de la cuenca). Posteriormente, se de la radiactividad, que la temperatura de la Tierra ha disminuido
definió más precisamente el concepto de cuenca de sedimentación. muy poco desde la era Primaria, e incluso se ha visto que las
Existiría una plataforma entre la cuenca geosinclinal y el continente pérdidas de calor que pueden producirse por las emisiones que
(lo que llamamos actualmente plataforma continental) que recibiría desde el interior salen a la corteza, pueden ser compensadas por
sedimentos arenosos y calcáreos no muy potentes. En el geosinclinal esas reacciones radiactivas que se producen en los materiales de la
se irían sedimentando materiales más finos, con intercalaciones vol­ corteza.
cánicas, esquema que confirmó la sedimentología. Pero aunque hasta Este desprendimiento de calor que se produce en las reacciones
aquí la teoría se confirmaba, la explicación de por qué estos sedi­ radiactivas sirvió de base para la teoría de las células de convección
mentos aparecían plegados y elevados en las montañas, no se había (Gris, Holmes).
hallado todavía. El geólogo Hall, autor de la misma, pensó que la
causa era la propia subsidencia de los materiales, pues éstos al bj Teorías m ovilistas
alcanzar fuertes profundidades, podrían fundirse en una parte de la
serie y plegarse en el resto.
Ya hemos visto que estas teorías ven las elevaciones de la corteza
Sin embargo, el también geólogo americano Dana advirtió que como el resultado final de los procesos termodinámicos internos.
parte de la subsidencia precede en muchos casos a la sedimentación, Son más numerosas que las fijistas. A continuación trataremos al­
luego no podía ser causada por ella. Por su parte, él pensó que el gunas de ellas hasta llegar a la de mayor importancia en la actualidad,
origen de las fuerzas tangenciales de plegamiento era la contracción la de la tectónica de placas.
de la Tierra al enfriarse. — Teoría de la deriva continental o teoría de Wegener. A co­
Esta teoría prevaleció durante mucho tiempo como explicativa en mienzos de siglo (1910), Taylor planteó dos hechos no explicados
la formación de las montañas. En la década de los 60 se desacreditó, por las teorías existentes hasta entonces. Se dio cuenta de que
perdiendo partidarios, pero posteriormente se ha vuelto a incorporar todas las cadenas montañosas tenían dos direcciones fundamentales
de nuevo a la Geología moderna aunque en un sentido más res­ y perpendiculares entre sí. Unas eran paralelas a los meridianos,
tringido. como las cordilleras que bordean el Pacífico y otras seguían la
— Teoría de la contracción. Existe la idea de que la Tierra estuvo dirección de los paralelos, como las del Sur de Europa y Asia, hasta
en su origen en estado fluido llegando a su estado actual por enlazar con las anteriores del Pacífico. Las teorías, hasta el momento,
enfriamiento. Ese enfriamiento se produciría desde el exterior hacia trataban de explicar la formación de las montañas por contracción
el interior de la Tierra lo que provocaría fuertes presiones en la o por ascenso y descenso de la corteza empujada por fuerzas
corteza hasta su contracción en plegamientos y corrimientos. Esa internas. Pero, ¿cómo explican éstas esa ordenación de las cadenas
readaptación de la corteza al núcleo más pequeño se puede comparar montañosas? Además comprobó que los materiales que forman las
a las arrugas que se producen en la piel de una manzana que se cordilleras eran más recientes que los que forman el resto de las
seca y la pérdida de humedad le hace encogerse. masas continentales. ¿Por qué es así? Taylor intuyó que podía haber
Esta teoría fue rechazada por varias razones. En primer lugar, no tenido lugar un desplazamiento de Eurasia hacia el Sur y fijaba como
explica la localización de las zonas orogénicas, pues su distribución causa de ello la atracción lunar.
no es uniforme, como en la piel de una manzana, sino que se En 1912, Wegener escribió E Í origen de los Continentes y de los
distribuyen de forma diferente. Además no encuentra explicación a Océanos. En él propuso que los continentes se habían ido resque­
los geosinclinales. En segundo lugar, el enfriamiento tuvo que ser brajando y desplazando a partir de un único continente (Pangea).

492 493
Para ello se basaba en argumentos geofísicos, como la distribución
de las elevaciones en la superficie terrestre y la compensación isos-
tática; geológicos, como la semejanza de las costas a ambos lados
del Atlántico; biológicos, como la semejanza o identidad entre la
flora y la fauna de los distintos continentes hasta un determinado
momento; y paleoclim áticos, como la distribución de los depósitos
glaciares del Carbonífero y Pérmico en América del Sur, Sudáfrica,
India y Australia. Posteriormente, estos argumentos fueron modifi­
cados y ampliados.
Se supusieron dos grandes masas continentales en lugar de un
supercontinente. América del Sur, África, Madagascar, India, Australia
y la Antártida formarían el continente de Gondwana al Sur, y América
del Norte, Groenlandia, Europa y Asia, excepto India, constituirían el
continente de Laurasia al Norte.
En su teoría, Wegener suponía que las cadenas orogénicas se
formaban a causa de un cierto efecto de proa, como él llamaba al
Esta teoría serviría para explicar distintos hechos: por una parte,
arrugamiento de fricción que producía el borde anterior del continente
la escasez o nulo espesor de la capa siálica en la corteza oceánica,
al avanzar sobre el sima. Por ejemplo, las montañas del Oeste
ya que estas corrientes se habrían encargado de depositarla, engro­
Americano, Andes-Rocosas, se formarían a causa del avance de
sando la corteza continental, puesto que al ser menos densa, flotaría
América hacia el Oeste y las cadenas alpinas se deberían al descenso sobre las corrientes superficiales y se aglomeraría en los laterales
de Eurasia hacia el Sur. formando mayores espesores en los continentes. En segundo lugar,
Aunque la teoría de Wegener fue criticada, e incluso rechazada explicaría el movimiento de los bloques continentales, pues el calor
por muchos, debido a que proponía como causa fundamental del ascendente produce unas fuerzas que provocando la ascensión de
movimiento de los continentes la fuerza centrífuga de la Tierra, a rocas en estado ígneo irían depositándose en superficie y separarían
partir de los años 50, con los estudios sobre paleomagnetismo y la dichos bloques poco a poco. Por último, permitiría establecer una
exploración de los fondos oceánicos, la idea de la deriva continen­ explicación a la formación de las montañas, puesto que el calor
talidad volverá a resurgir. empujaría hacia arriba a las rocas, tensaría las existentes en la corteza,
— Teoría de las corrientes de convección. Algunos geólogos las iría depositando allí donde esas corrientes volvieran, más frías,
sugirieron que las fuerzas que producen los movimientos de los hacia el interior.
continentes, y con ello la formación de las montañas, se deben a En los esquemas de la figura XIV.2 se representa el movimiento
unas corrientes de convección provocadas por el flujo de calor de estas corrientes de convección subcortical, según Holmes. Las
procedente del Manto. zonas orogénicas se formarían allí donde dos corrientes próximas
Si calentamos un fluido al fuego podemos observar que desde se vuelven hacia el interior, después del arrastre de rocas de la
la parte inferior del recipiente sube, aproximadamente por el centro, corteza en el tramo de trayectoria paralelo a ella, dando solución a
una corriente cálida que al dar la vuelta en la superficie, arrastra la la formación de la raíz y la localización de pliegues y corrimientos
parte más externa hacia los laterales por donde la corriente des­ de las capas sedimentarias superiores. Actualmente, se ha compro­
cenderá, tal como puede observarse en la figura XIV.1. Del mismo bado que dichas corrientes están aún en actividad. En el dibujo se
modo, cuando la Tierra se hallaba en estado fluido pudieron aparecer han representado tres fases, pues este mecanismo no es constante
en distintos lugares corrientes de convección que se propagarían sino periódico, aumentando y disminuyendo hasta pararse y aparecer
horizontalmente para después volver hacia abajo, mientras se iba de nuevo en otro lugar.
enfriando la Tierra. Existen indicios para creer que en el interior En la primera fase, en la que las corrientes se aceleran lentamente,
terrestre se dio este tipo de circulación subcortical aunque en la se produce la subsidencia del geosinclinal en el lugar donde las
actualidad se haya ido debilitando. corrientes descienden. La segunda fase, más corta y de corrientes

494 495
GEOSINCLINAL
r

CORRIENTES QUE
SE ACELERAN
FASE 1
^OCLEO terrestre LENTAMENTE

FORMACION DE RAICES Y CONSTRUCCION DE MONTAÑAS

^/fì/O
I I MUY FRIO

K
4/
S
c3
0
o
:

MUY FRIO

tibio
CORRIENTES
RÁPIDAS I’
FASE 2 NUCLEO
o
EMERGENCIA DE MONTAÑAS
co
>
CALIENTE X
2
D
O)

y ^ ^/a/c
,FRIO ^
f 1 /
FRIO -X. .,^^/Q
CORRIENTES
FASE 3 NUCLEO
PEREZOSAS

Figura XIV.2. Fases en las corrientes de convección hasta ia formación de las


montañas, según Holmes.

496
497
más rápidas, produce la formación de raíces en el geosinclinal y la se distribuían siguiendo una disposición lineal y'tenían lugar en todos
compresión orogénica, imposibilitándose el equilibrio isostático por los océanos.
la acción de las fuerzas descendentes. En la última fase, debido al Las investigaciones de estas anomalías magnéticas se basan en
enfriamiento de las corrientes, se llega al final del ciclo, los materiales los estudios del paleomagnetismo. El razonamiento de los investi­
calientes se hallan en la superficie y van elevándose hasta restablecer gadores era el siguiente: si por las dorsales asciende, más o menos
el equilibrio isostático. intermitentemente, magma basáltico y cada cierto tiempo se produce
Estas células de convección no serían únicas ni en el tiempo ni la inversión del campo magnético terrestre, las lavas se magnetizarán
en el espacio. Se habrían sucedido varias a lo largo del tiempo que siguiendo la dirección que en el momento de la erupción tenga el
producirían las diferentes orogenias. Espacialmente, se ha observado campo magnético terrestre, con lo que se irían alternando las bandas
que en continentes y océanos existen áreas de flujos de calor magnéticas, normal o invertida, según fuese aquél. Esta idea fue
diferentes. En los primeros, los escudos precámbricos son áreas de confirmada por evidencias presentadas por expertos, basadas en
flujo calorífico débil, mientras que las áreas tectónicamente activas datos sísmicos, paleomagnéticos y radiométricos. Gracias a ello, se
presentan, unas, flujo calorífico bajo y, otras, alto. En los océanos, ha podido calcular la velocidad de desplazamiento lateral del zócalo
las dorsales son áreas de elevado y variable flujo calorífico, las oceánico del Pacífico (4,5 cm por flanco y año) y del Atlántico 1,5
cuencas, de moderado y uniforme, y las fosas lo tienen bajo. cm por flanco y año. También se han detectado variaciones de las
La teoría de las corrientes de convección servirá de base para velocidades a lo largo del tiempo. Se ha observado también que
fundamentar la teoría de la expansión del fondo oceánico y la de las dorsales están atravesadas por fracturas o fallas, denominadas
la tectónica de placas. fallas de transformación.
La exploración de los fondos oceánicos y el paleomagnetismo. Pero hemos de tener en cuenta que la expansión de los fondos
Gracias a los estudios geológicos que trataban de descubrir nuevos oceánicos llevaría aparejado un aumento de la superficie terrestre,
yacimientos mineros, se ha progresado en el conocimiento de la si no fuese porque la creación de litosfera oceánica en las dorsales
geología submarina. En apoyo de la teoría citada, se ha descubierto produce paralelamente destrucción en las zonas de subducción. Estas
que en los fondos oceánicos existen importantes diferencias de zonas de compensación a la salida de materiales están vinculadas
profundidad que permiten distinguir tres zonas: dorsales, cuencas a las fosas. Las fosas marinas son profundas depresiones alargadas,
oceánicas y márgenes continentales. a veces con más de 10 km de profundidad, pero de escasa anchura,
En el centro de los océanos se extiende una curiosa forma de que aparecen asociadas a arcos o guirnaldas insulares o junto a las
relieve submarino, denominada dorsal oceánica (figura XIV.3). Las costas continentales, generalmente paralelas a las cadenas monta­
dorsales son relieves alargados, auténticas cordilleras submarinas, ñosas de edad reciente.
que forman una doble alineación, separada por un valle longitudinal Como resumen, podemos señalar que los estudios sobre el fondo
o rift, que puede alcanzar 20 ó 25 km y que se va ensanchando oceánico, que llevó a la teoría de su desplazamiento, y los del
poco a poco. La zona central de estas dorsales es el lugar por el paleomagnetismo, nos muestran que en la Tierra existe una creación
que se produce el ascenso de las rocas del manto (capa intermedia de litosfera oceánica en las dorsales y una desaparición de la misma
del interior del globo), provocado por procesos convectivos. Al as­ en las fosas, demuestran los movimientos de los continentes y
cender, el material se fusiona en parte y seguidamente se produce permiten localizar las zonas de máxima actividad sísmica y tectónica
la erupción y solidificación del magma generado, incorporándose así de la misma.
a la dorsal como corteza oceánica (capa más externa del globo). A — La teoría de la tectónia de placas. La teoría geofísica más
consecuencia de ello, el fondo oceánico se desplaza en ambas reciente tiene como postulado fundamental que la litosfera se halla
direcciones a partir del eje de la dorsal para que pueda acomodarse compuesta interiorm ente por una serie de placas rígidas. En principio
la nueva corteza. Este hecho provoca la progresiva separación de se identificaron seis placas principales. Actualmente se admite que
los continentes y la consiguiente formación de nueva cuenca oceánica. debe haber algo más de 20 placas más pequeñas que pueden
Esta hipótesis no fue aceptada hasta que se interpretaron las ano­ moverse con independencia (figura XIV.4).
malías magnéticas oceánicas descubiertas a finales de los años cin­ Las placas serían casquetes esféricos o fragmentos de litosfera
cuenta en el Pacífico. Después se vio que estas anomalías magnéticas rígidos que se situarían sobre los materiales plásticos de la aste-

498 499
nosfera. Las placas de litosfera rigida se desplazarían sobre la as-
tenosfera viscosa. Cada placa incluiría corteza oceánica y continental,
sin que existiera relación directa entre el tipo de placa y la distribución
de los continentes.
Cada placa tendría como límite una dorsal y una fosa. En la
dorsal, las placas se separarían creándose corteza. En las fosas, las
placas convergen destruyéndose corteza. Existen doce grandes pla­
cas: Euroasiàtica, Africana, Arábiga, Sudaustraliana, Pacífica, Ameri­
cana Norte y Sur, Antàrtica, de Nazca, de Cocos, Caribe y Filipinas.
^.2 | §
Cì. ' Las placas pueden estar formadas sólo por corteza oceánica, en
^ -5.§ cuyo caso se les llama placas oceánicas y son de este tipo, la
Pacífica, Nazca, Cocos y Filipinas; y pueden estar constituidas por
5.C^0 c corteza oceánica y continental, denominándoseles placas mixtas.

-c'tì ^P'£ Q CtJ
Q) ^ C»
_ :Q
ctj «Q < i w Al moverse las placas, en sus bordes, se producen deformaciones
O O

ì S.C
p» de la superficie terrestre, son las zonas dinám icas del globo.
I . La investigación acerca de la naturaleza y el movimiento de las

•5 - 9Í fo o
ÌÒ §£
ì K •§':5 03 placas es el campo de estudio conocido como tectónica de placas.
c: ? 03 Los estudios se dirigen especialmente a los márgenes de las placas,
l | U s | ^^ o por ser allí donde se registra la mayor parte de la actividad sísmica
'r.
'(t¿J ^I o
555á 2 5qj
ex, ^ ^ . y tectónica de la Tierra y además, en algunos casos, estos bordes
co n, ^ tienen límites difíciles de definir.
..|i -i si§p| Los movimientos que tienen lugar entre las placas pueden ser:
l'ci'^ | | - ; de separación o divergencia, de aproximación o convergencia y de
si: . CMCTJ o desplazamiento lateral. De acuerdo con esto se distinguen tres tipos
|.S "§ c ^ Ì
;s .§ c ^ > distintos: márgenes de construcción, de destrucción y de conser­
to co ^
CT3 vación. (Fig. XIV.5).
lib ili — Márgenes de construcción o distensivos. En ellos se generan
nuevos materiales, hecho que tiene lugar en las dorsales me-
^ li) " Ig
<tJ . 50 ^ C soceánicas. Estos márgenes se mueven relativamente unos
.a 2 o 03 ^ '3
O ? Q ^ 03 2^ respecto a otros, por movimientos de distensión, produciendo
•g-S-Sg-S,^
Q- 03 rN
una divergencia. Por el rift valley de la dorsal ascienden los
• c: materiales desde el interior. Suponen ruptura de continentes
^ ci ÍS 2ì
> •'^ S -52 y apertura de nueva cuenca oceánica.
x | , i §5 — M árgenes de destrucción o compresivos. Se localizan en las
£ |t- fosas oceánicas, junto a los bordes continentales activos o a
U- ^ 00 los arcos insulares. En éstos, el material de la placa se consume
por subducción (deslizamiento de una placa por debajo de
otra) en el manto subyacente, por lo general a lo largo de la
zona de Benioff. Sólo el margen de una placa se consume
activamente, desplazándose de acuerdo con el avance de la
segunda placa sobre ella. La destrucción tiene lugar en la placa
continental. El proceso puede terminar en una colisión o choque
de continentes (obducción) con proceso de compresión de la

501
500
litosfera que puede originar la formación de montañas por
levantamiento de los materiales depositados en el borde del
continente y su posterior compresión.
— Márgenes de conservación o pasivos. En ellos ni se crea ni
se destruye corteza. Las placas se deslizan lateralmente sin
experimentar nigún cambio en el área superficial. Este es el
caso de las fallas de transformación que jalonan las dorsales
oceánicas.
Desde el punto de vista geográfico, la teoría de la tectónica de
placas es interesante para la explicación de la formación de las
cordilleras.
Como teoría orogénica, la tectónica de placas surgió en 1970 con
CtJ
.o
un artículo de Dewey y Bird. En esta teoría, la primera fase de la
'P
formación de las montañas se asemeja a la de la teoría del geo-
sinclinaL En este caso, consta de m iogeosinclinal (serie sedimentaria
depositada sobre una plataforma continental formada por material
§
detrítico y un espesor de hasta 5 km) y eugeosinclinal (serie sedi­
mentaria depositada sobre el talud continental, con distintos mate­
c
0:) riales y un espesor de hasta 15 km). Sobre estos materiales sedi­
mentados los autores proponen dos tipos básicos de orogenias:
*c§: marginal o de borde (térmica) y de colisión (mecánica). En la figura
co
XIV.6, se hallan representados gráficamente los procesos básicos en
f(b
o tectónica de placas y la perspectiva de sus efectos.

La orogenia m arginal. Se produce por subducción de la litosfera


,8
oceánica hacia el manto subyacente. Tiene lugar en los bordes
I de placa destructivos y los materiales sufren una serie de pro­
00
cesos:
i0 • Térmicos: calor producido por fricción de la placa subducida
1 contra la continental.
LO • Deshidratación de las rocas de la corteza oceánica subducida.
> • Densificación de sus materiales silicatados.
X
• Intrusión en la corteza continental de magmas provenientes
2
D de la fusión parcial de la placa subducida.
D)
Esto hace que ya no sea necesario que los materiales se
hundan en el geosinclinal para poder obtener magmas. El ascenso
térmico regional puede provocar un intenso magmatismo y me­
tamorfismo que facilitan la deformación plástica de las rocas de
la corteza continental. (Figura XIV.7).
La orogenia de colisión. Se produce cuando el fragmento
continental de una placa llega a una zona de subducción que se
halla junto a otro continente o un arco insular. A causa de su
menor densidad, la corteza continental no puede hundirse sino

502 503
I Trinchera
oceánica
Complejo
subductivo
Arco magmàtico
» Cinturón de
Cuenca de
deformación borde

Corteza ^^ Corteza
oceánica 2_/^^^'_-l^Icont¡nental
- V / w ' 300° C

600° C

Astenosfera
Astenosfera

Figura XIV.7. Modelo de orógeno marginal en una fase avanzada de evolución según
ei esquema general de tectónica de placas. En una fase inicial el arco magmàtico
ha podido ser un arco insular, que ha generado corteza continental mediante vol­
canismo y plutonismo.
Según Águeda Villar, J., et alia. Geología. Pág. 298.

que se introduce en el otro continente, produciéndose en el conti­


nente receptor o pasivo una extensa zona de seismos someros. Esta
interpenetración de los continentes afecta a toda su litosfera (figura
' 1
.
XIV.8).

— Críticas a la Teoría. Sin embargo, no todos los geólogos están


de acuerdo con la teoría de la tectónica de placas. Los fijistas entre
ellos los rusos, niegan por completo la realidad de la deriva con­
tinental. Los m ovilistas ponen en duda la validez de algunos aspectos
de la teoría. Éstos critican fundamentalmente la larga lista de su­
posiciones en las que se han basado gran cantidad de recientes
interpretaciones. Si alguna de ellas fuese falsa se vendría abajo gran
parte de la teoría. Algunos geólogos señalan que la selección de
datos se ha hecho de acuerdo con esta teoría. Otros señalan las
FALLAS dificultades que presenta el encajar el rompecabezas que forman los
TRANSFORMANTES distintos continentes. Sin embargo, se empleó el ordenador para
determinar la mejor solución matemática sobre la unión de, por
Figura XIV.6. Procesos básicos en tectónica de placas: a-b fragmentación continental, ejemplo, los límites del Atlántico, y se comprobó que las desviaciones
c extensión del fondo oceánico, d-e-f subducción, g-obducción. Abajo, esquema, en
^ perspectiva de estos procesos. son muy pequeñas, lo que hace pensar que una similitud tan grande
Según Agueda Villar, J., et alia. Geología. Pág. 261. es muy difícil que se produjera por casualidad.

504 505
Las investigaciones de los geólogos continúan y cada vez tiene
más partidarios la teoría, gracias a nuevos descubrimientos, tanto
del campo del paleomagnetismo como de los fondos oceánicos,
aunque no debemos olvidar que nadie ha recogido muestras del
manto y todo lo estudiado sobre él se hace con métodos indirectos.
Algunos investigadores argumentan que por las propiedades dedu­
cidas, ha de excluirse cualquier tipo de células de convección. Otros,
co o co que la baja viscosidad de la astenosfera proporcionaría las condi­
c3 -ìS
ciones idóneas. El hecho es que gran parte de los problemas de la
0
C)J E
C3ì-JO
Q teoría global del mundo se resuelven con esta teoría y en sí misma
O ;o 'J queda abierta a modificaciones y perfeccionamiento que pueden
co 0)
brindar las nuevas tecnologías e investigaciones sobre un aspecto
o-a'g
<j nj s tan complejo como es la configuración del globo terrestre.

SiE§-

il III
ÌO lCOt^
4. LOS SEISMOS O TERREMOTOS

ììlll
:s !2'§ •
:g § t3 Q,:?
\ La palabra seismo o sismo proviene del griego seísmos y significa
agitación. La palabra terremoto deriva del latín terra = tierra y motus
•§ ° c a " movimiento. Ambas palabras pues tienen el mismo significado, sa­
s ^^
.co C\3 CO “ 5• cudida del terreno.
^ ^CD '^3^ È i=' Un movimiento sism ico o terremoto es una sacudida brusca que
CJ5 CO ^ > , J 2
O o CD —
origina un movimiento vibratorio en la superficie de la Tierra, de
t:3 co co >
O c: O
co '55' ^ fo escasa duración y notable intensidad, aunque variable. La propagación
§ £ .a .3; «
^bP.-S E 3
C de ese movimiento vibratorio tiene lugar mediante ondas concéntricas
CD
< que van desde el hipocentro punto interior de la litosfera, hasta la
C superficie terrestre. El punto que se corresponde en superficie con
'D
0
03
i s l CO el hipocentro interior se denomina epicentro. En él se detecta el
i l l primer movimiento en superficie (figura XIV.9). Las ondas concéntricas
»1: que se propagan hasta la superficie reciben el nombre de ondas
sísmicas (han sido estudiadas en el tema XII).
X -510
2 (0.s
D
LL CO ^
4.1. Escalas sísmicas

La intensidad de los terremotos se mide por medio de escalas


cualitativas, que establecen diferencias en función de los efectos que
producen sobre las obras humanas. La más utilizada es la de Mercalli

[il
que consta de doce grados, comenzando desde los imperceptibles,
pasa por varios grados de perceptibles a los de alarma y pánico
general, hasta llegar al de destrucción total.

506 507
Gran parte de estos focos sísmicos se concentran en los límites
de placas en los que se divide la litosfera (ver tectónica de placas
f en este tema). Estos focos sísmicos se localizan, tanto en bordes
de placas constructivas, por ejemplo a lo largo de las crestas me-
soceánicas, como en bordes de placas destructivas o en las de
fricción. Por ejemplo, el eje del Mediterráneo es una zona de alta
sismicidad en la zona de fricción entre la placa europea y la africana.
Los fenómenos sísmicos son una manifestación de la actividad
orogénica y tienen lugar donde existen fenómenos de reajuste entre
bloques, provocados por la inestabilidad de las fracturas o fallas
recientes. Los movimientos de la corteza son lentos, pero los ma­
teriales están sometidos a fuertes tensiones que, cuando rebasan su
límite de elasticidad, o si es suficiente para vencer la cohesión de
las rocas entre los dos bloques situados a ambos lados del plano
de falla, se liberan mediante un desplazamiento brusco, que da origen
a las ondas sísmicas.

4.3. Efectos superficiales de los terremotos

Todos los años se registran numerosos terremotos en los sis­


mógrafos del mundo, aunque sus oscilaciones y movimientos son
la mayoría de las veces apenas perceptibles por nosotros. Algunos
de ellos, cuando se libera gran cantidad de energía y el foco sísmico
está próximo a zonas habitadas, pueden ocasionar importantes des­
Figura XIV.9. Bloque-diagrama donde se han representado los focos y ondas sismicas trucciones.
producidas por un terremoto. El fenómeno sísmico es fundamentalmente de carácter mecánico.
Origina grandes sacudidas que se acompañan de ruidos profundos.
Las vibraciones que llegan a la superficie terrestre tienen componentes
verticales y horizontales, por lo que el fenómeno presenta gran
En la actualidad se utiliza la escala de Richter, que por ser
complejidad.
logarítmica, es ilimitada por ambos extremos. Los terremotos de
Además de provocar el desplome de edificios en las áreas ha­
máxima magnitud no alcanzan el valor 9.
bitadas, los seísmos producen efectos en la superficie terrestre im­
portantes desde el punto de vista geológico. Los movimientos pueden
provocar profundas grietas, debidas a fuerzas de distensión originadas
por los componentes horizontales y son frecuentes las fracturas y
4.2. Origen de los terremotos las fallas, con importantes desplazamientos horizontales o verticales.
Otras veces se ponen de manifiesto fallas ya existentes, como ocurrió
Algunos terremotos están relacionados con las erupciones vol­ en la falla de San Andrés tras el terremoto de San Francisco en
cánicas. La mayoría de los movimientos sísmicos de cierta importancia 1906.
son de origen tectónico y están relacionados con las fracturas de También, como consecuencia del terremoto, pueden producirse
la corteza terrestre, pues es allí donde se localizan siempre los focos desprendimientos de rocas en las laderas de las montañas. Estas
sísmicos. rocas si llegan a obstruir el cauce de un río puede originar o bien

508 TŸ 509
un lago de barrera, donde antes no existía o bien, obligan al rio a ticales. En las costas del Pacífico, existen profundas fosas por las
desviar su curso. A veces se originan cambios en los niveles acuíferos que se produce el hundimiento de capa basáltica del fondo oceánico,
dei subsuelo, alterando el nivel del agua en los pozos e incluso bajo la corteza continental. Esto sería la causa de los maremotos
secándolos. Las cavernas de regiones Kársticas pueden hundirse y frecuentes en Chile y Japón.
los manantiales y surgencias desaparecen o se originan otras nuevas, En la Península Ibérica, la fosa del Guadalquivir y el macizo Bético
por las fracturas originadas en el macizo calizo. son las zonas de mayor sismicidad, seguidas del área de Lisboa. La
Cuando el terremoto afecta a una región submarina, las ondas depresión del Ebro, con el flanco meridional de los Pirineos y la
sísmicas se transmiten al mar donde producen olas gigantescas cordillera catalana, es región de sismicidad media. Son también
llamadas tsunamis de efectos temibles en las costas. A veces, antes regiones afectadas por la orogenia alpina.
del oleaje se produce una brusca retirada del mar dejando descubierta
parte de la plataforma continental, normalmente cubierta por el agua.
Se supone que la causa de este fenómeno es el movimiento del
fondo submarino en una región próxima. Seguidamente se forma
una ola gigantesca que se propaga a gran velocidad y arrasa gran 5. METAMORFISMO. VOLCANISMO. MAGMATISMO
parte del litoral próximo.

Además de los terremotos o seísmos y los movimientos de la


4.4. Distribución geográfica de los terremotos corteza terrestre que dan lugar a las montañas, mesetas y fosas
terrestres (orogénesis o tectogénesis), existen otros procesos internos
que han sido estudiados ya, en el tema XIII, al estudiar las rocas,
Al estudiar la distribución espacial de los focos sísmicos se
como es el caso del metamorfismo, y otro que estudiarán en el
observa que se concentran en áreas determinadas de la superficie
tema XV al tratar de los relieves volcánicos: el volcanismo. Junto
terrestre pudiendo distinguirse:
a ellos, el magmatismo completa esta serie de procesos que tienen
lugar en el interior de la Tierra y que pasamos a continuación a
— Regiones sísm icas: En ellas se dan grandes movimientos sís­
explicar brevemente. Hemos de tener en cuenta que son procesos
micos.
unidos íntimamente a los movimientos orogénicos y que todos ellos
— Regiones penisism icas: En ellas sólo se dan débiles seísmos.
provocan deformaciones en la corteza terrestre, aunque a distintas
— Regiones asísm icas: En ellas nunca se dan seísmos.
escalas.
El metamorfismo, como vimos, es el conjunto de procesos que
Regiones de alta sismicidad son:
van transformando progresivamente los sedimentos y las lavas en
materiales cristalinos. Estos procesos pueden deberse a distintas
— La región mediterránea, prolongada a través de Asia Menor, causas. Según sean éstas se habla de metamorfismo regional o
hasta el Sur de Rusia y la Cordillera del Himalaya. metamorfismo de contacto.
— Las costas del Océano Pacífico, desde Alaska hasta los Andes, E Í metamorfismo regional tiene lugar casi exclusivamente en los
donde Chile registra los mayores y más frecuentes terremotos. geosinclinales y está producido por el aumento de la presión, la
— Los arcos de las islas que bordean las costas pacíficas de elevación de la temperatura y los intercambios químicos. El aumento
Asia y Norte de Australia, donde el país japonés ha registrado de presión se debe al espesor de los sedimentos, que en los
terremotos que originaron grandes catástrofes a la población. geosinclinales pueden superar los 20.000 m; la elevación de la
temperatura se debe al gradiente geotérmico (aumento normal de
Estas regiones son zonas débiles de la corteza terrestre donde 3° cada 100 m) que es mayor aún en los geosinclinales; por último,
las grandes fracturas se desplazan originando focos sísmicos. Coin­ los intercambios químicos pueden realizarse en seco en los sólidos,
ciden con regiones donde se formaron cadenas montañosas alpinas, pero el agua puede favorecerlos ya que a partir de 374°C (agua
las de más reciente formación, por lo que se interpreta como con­ supercrítica), se convierte en un disolvente muy activo arrastrando
secuencia de los desequilibrios que aún existen entre bloques cor­ muchos elementos por las fisuras de las rocas.

510 511
E! metamorfismo de contacto se debe a la elevación de la tem­ ^
peratura y a los intercambios químicos, siendo poco importante el
papel de la presión. Los granitos penetran en los sedimentos y su
elevada temperatura provoca intercambios químicos en éstos. o z
LU o
Ambos tipos de metamorfismo dan lugar a zonaciones de mi­ C3 O Í8 s r
nerales, que no son estables más que en condiciones de temperatura,
de medio químico y a veces de presión, muy concretas. Un cambio
en estos factores provoca una ruptura del equilibrio y con ello la
<
desaparición de unos minerales y la formación de otros.
El volcanismo es el conjunto de fenómenos internos que dan OD
lugar a los volcanes. Algunos pueden estar muy alejados de las OC o
OO
UJ^
propias cúpulas. Generalmente, aunque no siempre, están asociados > oO
a movimientos sísmicos muy fuertes. El volcanismo es una de las X
principales y más claras manifestaciones de la energía del interior
de la Tierra. Con ella tienen lugar la salida al exterior de sólidos,
fluidos y gases que permiten comprobar las elevadas temperaturas
que existen en el interior de nuestro planeta. El magma sale hasta
el exterior totalmente incandescente. (fi
mO<
El magmatismo es el fenómeno que se produce al fundirse las
rocas. Éstas pueden proceder del manto superior, o de la corteza
inferior, o de ambos juntamente. Un magma es un material fundido, o
z
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c
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de composición silicatada, en el que pueden existir cristales, frag­ o 3 o ^ LU <
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mentos de rocas, e incluso gases y vapores en proporción variable. § f-oo cc
1 o
Los magmas pueden contener fragmentos del material a partir del
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que se han formado y otros procedentes de los materiales por los oc
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que han atravesado. <
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512 513
TEMA XV

LAS FORMAS ELEMENTALES DEL RELIEVE.


FORMAS ESTRUCTURALES
Y FORMAS DE MODELADO

ESQUEMA/RESUMEN

Introducción

1. Las formas estructurales

1.1. Estructuras simples

a) Horizontales.

— Formas topográficas debidas a la erosión de los


relieves horizontales.
- Plataformas: mesas, muelas o páramos.
- Cerros testigos.
- Antecerros.
- Partes de estas formas: escarpe: cornisa.
talud.
— Relación entre la red hidrográfica y la estructura
horizontal: red insecuente.

b) Monoclinales o inclinadas.

— Formas topográficas debidas a la erosión de los


relieves estructurales monoclinales.
- Cuestas.
- Crestas monoclinales.
- Barras monoclinales u hog-back.

— Partes de una cuesta: frente de cuesta: cornisa.


talud.
Partes de una cuesta: reverso de cuesta.

515
- Relación de la red hidrográfica y la estructura mo- a) Los volcanes.
noclinal.
- Partes de un volcán: cráter.
• Río cataclinal o consecuente. chimenea volcánica,
• Río peneconsecuente. cono volcánico,
• Río anaclinal u obsecuente. calderas.
• Río subsecuente y ortoclinal.
• Río subsecuente u ortoclinal de reverso de cuesta. - Materiales: lava.
gases.
1.2. Estructuras complejas cenizas.
escorias.
a) Estructuras plegadas.
- Tipos de volcanes: hawaiano.
- Conformes: mont-anticlinal. stromboliano.
val-sinclinal. vulcaniano.
peleano.
- Derivadas: ruces.
chevrons. b) Las coladas.
cluses. • Los trapps.
crestas.
combes. c) Las formas de excavación: sills.
domos elípticos,
- Invertidos: sinclinal colgado. necks.
valle anticlinal. dykes y ring-dykes.
- El relieve apalachense.
2. Las formas de modelado
- Relación entre la red hidrográfica y la estructura ple­
gada. 2.1. El modelado granítico.
• concordante
a) La descomposición del granito.
• discordante: antecedencia.
sobreimposición. b) Formas de relieve graníticas.

- agujas.
b) Estructuras falladas.
- panes de azúcar.
- Escarpes de falla: primitivo u original. - las bolas.
de línea de falla o derivados, - los taffoni.
de íínea de falla compuestos. - nidos de abeja.
- depresiones graníticas.
- Relación de la red hidrográfica con las estructuras - inselberg.
falladas.
2.2. El modelado Kárstico.
• Concordante.
• Discordante.
a) El proceso del Karst.

1.3. Las estructuras volcánicas - Condiciones que favorecen el proceso.

516
b) Formas de relieve características.
- Formas superficiales.
- Lapiaces.
- Depresiones cerradas.
• dolina o torca.
• sima.
• uvala.
• poijé.
• bogaz.
- Las cavidades subterráneas.
INTRODUCCIÓN
• Galerías.
• Cuevas: estalactitas, estalagmitas.
- Otras formas. Se llaman formas elem entales a las unidades menores dentro de
• Cañones. las grandes unidades morfoestructurales de los grandes dominios
• Resurgencias. (Precámbrico, Herciniano y Alpino).
• Exurgencias. Estas unidades elementales son el resultado de la acción com­
binada de la estructura y de la erosión. Esa combinación puede ser
- Formas según climas. muy variada, pudiendo predominar una sobre otra.
Cuando las formas de relieve se caractericen por el predominio
c) Diferentes enfoques en el estudio del Karst. de las estructuras, hablaremos de formas estructurales. Si el pre­
- Según el ciclo de erosión. dominio es de la erosión hablaremos de formas erosivas.
- Según los principios de Geomorfologia Climática. En este tema, vamos a ocuparnos de ambas y sin olvidar que
sobre aquéllas, al actuar la erosión, también se generan unas formas
típicas erosivas.
Estructura es la organización o modo en que se disponen los
materiales litológicos, como consecuencia de los movimientos inter­
nos de la Tierra.
En arquitectura, la estructura de un edificio es tanto la disposición
de su armazón como la naturaleza de los materiales constituyentes
y tal como en aquélla, también en Geomorfología, la presencia de
un material corresponde muchas veces a determinada estructura.
El orden y disposición de cada tipo de rocas (ígneas, metamórficas
o sedimentarias) sería el mismo en cada una de ellas, si no actuasen
fuerzas internas que las alterasen. Estas alteraciones en el orden se
deben a la tectónica, por lo que podemos distinguir entre formas
estructurales afectadas y no afectadas por la tectónica.
La litología tiene también una estructura determinada puesto que
los materiales geológicos se disponen según un orden. Al actuar las
fuerzas internas de la Tierra sobre las masas rocosas, crean unas
desigualdades que pueden dar lugar, según sea la naturaleza de las
rocas, blandas o duras, y la potencia de aquéllas, a estructuras

519
plegadas, falladas, o a combinación de ambas. La ausencia de al­ 1.1. Estructuras simples
teración en el orden de las masas rocosas dará estructuras hori­
zontales y monoclinales, estás últimas también se producen cuando aj Horizontales
la tectónica ha actuado poco. Por último, en las estructuras de rocas
ígneas las fuerzas internas originan también el volcanismo, cuyo efecto Son aquéllas en que la tectónica no ha actuado o lo ha hecho
superficial son los relieves volcánicos. de forma muy ligera. Las rocas sedimentarias conservan su estructura
En definitiva, la tectónica es la que guiará la evolución morfológica original de depósitos horizontales recubriendo las cuencas sedimen­
de los relieves estructurales. En ellos, la erosión puede jugar un tarias, por ello se dice que estas formas de relieve son típicas de
papel importante, retoca la estructura pero siempre de manera su­ cuencas sedimentarias.
bordinada a las líneas creadas por la tectónica. Se denominan plataformas y su forma más elemental es la llanura
Aquellas formas que son debidas exclusivamente a la acción de estructural o llanura de estratos horizontales, que puede confundirse
la tectónica sobre la litología las llamaremos formas originales o con una superficie de erosión, por ser ambas una llanura, pero
prim itivas (se corresponderían con las estudiadas en el tema XIII, difieren porque la primera tiene necesariamente que tener sus estratos
en el apartado de fundamentos de las formas del relieve terrestre) horizontales.
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a aquellas otras en las que la erosión ha actuado ya sobre la Los estratos de las plataformas se mantienen horizontales por la
estructura las llamaremos formas alteradas o derivadas. Unas formas inactividad de la tectónica, pero sobre ellos enseguida actuará la
intermedias, en las que la erosión ha actuado poco, son las pene- :i'
erosión, dando unas formas características en función de la resistencia
prim itivas, del griego peni = casi. a la misma de las distintas capas sedimentarias.
En este tema vamos a tratar en primer lugar las formas estruc­ Cuando la última capa de una serie sedimentaria es la que aparece
turales y volcánicas para después estudiar, en dos tipos de rocas: en la parte superior del relieve, se habla de superficie estructural
cristalinas y sedimentarias, con los ejemplos del granito y la caliza, prim itiva. Ello implica que la erosión ha actuado poco todavía. Si
aquellas formas litológicas que se denominan también formas de la capa que aparece en superficie no es de la última capa sedi­
modelado. mentada, estamos en presencia de una superficie estructural derivada,
pues la erosión ha actuado desmantelando las últimas capas de­
positadas (figura XV. 1). También se dice que esta superficie es
subestructural, pues coincide con la estructura, pero ya ha quedado
erosionada.
1. LAS FORMAS ESTRUCTURALES Las superficies estructurales se conservan más cuanto más dura
es la capa superficial de la serie.

En ellas, la litología juega un papel esencial, aunque el fundamental


se debe a la tectónica. En este tipo de formas, la topografía es el
resultado de la tectónica que ha afectado a la zona, aunque la
erosión diferencial (erosión que actúa de forma distinta, desmantela
antes los materiales de rocas blandas que las duras) juega un papel
más o menos importante, haciendo resaltar las influencias tectónicas
en función de la litología.
Las formas estructurales básicas son cuatro: horizontales, mo­
noclinales o inclinadas, plegadas y falladas. Las tres primeras implican
que las series en que se desarrollan son series sedimentarias, ca­
racterizadas por la presencia de estratos, la última puede aparecer
en cualquier tipo de roca, pero es típica de las rocas ígneas y
metamórficas, más antiguas y duras que las sedimentarias. Figura XV. 1. Superficies estructurales.

520 521
Form as topográficas debidas a la erosión de los relieves
estructurales horizontales

Plataformas horizontales. Denominadas mesas, muelas o páramos, r "


son superficies estructurales primitivas o derivadas, cortadas por los
valles de ríos y barrancos que dan rebordes abruptos y un aspecto
festoneado, sinuoso, correspondiendo cada entrante al efecto de la
erosión remontante de los barrancos (tema XVII). De este tipo de
formas (figura XV.2), podemos ver abundantes ejemplos en las dos
Castillas y Valle del Ebro (figura XV.2a). Si la erosión sigue actuando,
la mesa va retrocediendo sobre sí misma hasta convertirse en cerros
testigos (figura XV.2a).

(b)

Figura XV.2a. Cerro testigo de Hita y plataforma horizontal que testifica su extensión.
(Fotografía: IViaría José Aguilera.)
,J j _ L 1 1 1> s

n caliza
arcilla

Figura XV.2. Plataformas horizontales, a) perspectiva aérea; b) perfil de la plataforma.

Los cerros testigo. Son los testimonios de la antigua extensión


de la plataforma horizontal que han quedado aislados, debido a la
erosión diferencial producida por los ríos y barrancos sobre las capas
sedimentarias duras y blandas alternantes. Tienen forma más o menos
cónica y están rematados por un retazo de estrato horizontal co­
rrespondiente a la roca dura (figura XV.3). Su evolución depende de
la mayor o menor erosión diferencial sobre la roca infrayacente que
origina su progresiva desaparición (figura XV.3a). La capa superior
sufre un caída por gravedad cuando la erosión lineal la deja aislada
y se producen derrubios de gravedad.
Si la erosión sigue actuando, el cerro testigo desaparece, dando
lugar al antecerro, también de forma más o menos cónica pero en
el que ha desaparecido el estrato de roca dura (figura XV.3). Figura XV.3a. Cerro testigo. (Fotografía M. C. Carrera Sánchez.)

522 523
r z erosión erosión

cerro testigo antecerros

------- 1 derrubios / -------


\ Figura XV.4. Perfil lateral de un escarpe de erosión.

La altitud relativa de las plataformas respecto a la red depende


de la mayor o menor alternancia de estratos duros y blandos, así
como de la mayor o menor potencia (espesor) de los mismos. No
I I I I I calizas (rocas duras) obstante, si la red hidrográfica que los atraviesa es importante, la
altitud será notable.
arcillas (rocas blancas)
Buenos ejemplos de relieves tabulares horizontales, en los que
se ha instalado una red hidrográfica importante, los tenemos en
España en las depresiones terciarias como las del Ebro y Tajo.
Figura XV.3. Formación de un cerro testigo / sucesivos antecerros.

b) M onoclinales o inclinadas

Tanto las plataformas como los cerros testigos están delimitados En los bordes de las cuencas sedimentarias o en áreas donde
por el escarpe de erosión (figura XV.4) que se caracteriza por una la téctónica ha inclinado en una sola dirección las series sedimentarias
parte abrupta formada por la roca dura denominada cornisa y una de rocas duras y blandas alternantes, se forman unos relieves muy
parte de pendiente más suave formada en la roca blanda y deno­ característicos denominados universalmente con la palabra castellana
minada talud (figura XV.4a). de cuestas.
Los escarpes de erosión tienen un perfil convexo-cóncavo, cuyas
formas y dimensiones varían en función de la resistencia de las Form as topográficas debidas a la erosión de los relieves
series duras y blandas y de la potencia de los estratos. estructurales monoclinales
Cuando la potencia (espesor) de los estratos duros es escasa o
no existen, y muy grande la de los blandos, las formas producidas Como en el caso de los relieves horizontales también en ellas
por la erosión fluvial son numerosas colinas de altitud semejante, es imprescindible la alternancia de rocas duras y blandas, pero aquí
cortadas por un gran número de barrancos. estas series están inclinadas, o tienen un buzamiento, todas en la
misma dirección. Sobre esta estructura comienza a actuar la erosión
Relación entre la red hidrográfica y la estructura horizontal dando varios tipos de formas en función del buzamiento de los
estratos (figura XV.5).
Las redes fluviales, en las estructuras horizontales, se caracterizan
porque su dirección no queda influida por la tectónica, más bien Cuestas: Son aquellas formas monoclinales cuyo buzamiento os­
esta red está dirigida por las líneas de diaclasación de las rocas cila entre los 2° y los 20°.
sedimentarias que las forman. Esta red recibe el nombre de inse- Crestas monoclinales: En ellas el buzamiento está por encima de
cuente. los 20°.

524 525
Figura XV.5. Posición de capas resistentes en estructuras inclinadas A-cuesta. B-
cresta. C-hog-back.

Barra monoclinal u hog-back: El buzamiento de las capas sedi­


mentarias se aproxima a la vertical. Próximo a los 90°.

Las cuestas se caracterizan por poseer un perfil totalmente di­


simétrico, una de sus vertientes es abrupta y la otra es suave (figura
XV.6). La pendiente abrupta es denominada frente de ia cuesta y
está formada por una cornisa, modelada en roca dura con una
pendiente fuerte en función de su dureza y del buzamiento de los
estratos y un talud, cuya mayor o menor pendiente depende igual­
mente del buzamiento de los estratos y de su resistencia a la erosión.

Reverso de la cuesta

Figura XV.4a. Perfil de un escarpe de erosión en plataforma horizontal. Guadalajara.


(Fotografía: M." José Aguilera.)

Figura XV.6. Perfil y partes de una cuesta.

526 527
f
La pendiente suave es el reverso de la cuesta. Es una superficie
estructural, primitiva o derivada, inclinada, cuya pendiente está en
función del buzamiento de los estratos.
También, en el caso de las cuestas, pueden aparecer cerros testigo
y antecerros por la acción de la erosión fluvial, como se puede
apreciar en la figura XV.8.

Relación de la red hidrográfica y la estructura m onoclinal


:o
o
La evolución de un relieve monoclinal está en función de la
actuación de la red hidrográfica y ésta está influida a su vez por el t
buzamiento de los estratos y por la litología (espesor de las capas
duras y blandas, dureza de éstas, etc.).
En ella, existen tres disposiciones de ríos fundamentales: cataclinal,
ortoclinal y anaclinal y otras dos dignas de tener en cuenta: la •2
peneconsecuente y la ortoclinal de reverso (figura XV.7). t
— Río cataclinal o consecuente. Es aquél cuya dirección de dre­
naje es la misma que la del buzamiento de los estratos. En general. o(

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Figura XV.7. Instalación de ia red hidrográfica sobre un relieve en cuestas y no­


menclatura de los ríos de ía misma.

528 529
sigue la pendiente tectónica (es decir la que viene dada por el El modelado de las estructuras plegadas está en función de la
buzamiento de los estratos) y es transversal a la dirección de la tectónica (mayor o menor elevación de los pliegues, buzamiento de
estructura. En su recorrido, se alternan tramos de valle amplio (sobre los estratos, simetría o disimetría de los flancos de los pliegues),
roca blanda) y encajado (sobre dura) como consecuencia de la de la litología (contraste de resistencia de las rocas, frecuencia mayor
diferenciación litològica de las series sedimentarias. o menor de su alternancia, de la diferente potencia de los estratos)
— Río peneconsecuente. Fluye siguiendo la dirección del buza­ y de la erosión diferencial; ésta última, a su vez, también se halla
miento de los estratos, pero sin atravesar el frente de cuesta, corre influida por el clima y el período de tiempo durante el cual ha podido
sólo por el reverso de la misma. Su longitud es reducida, por hallarse actuar.
próximo su nivel de base, que es la que se abre al frente de la Supongamos la existencia de unos materiales sedimentarios en
cuesta. Estos ríos corren paralelos al río cataclinal. La mayor parte los que alternen capas duras y blandas. Al actuar las fuerzas tec­
de su valle se abre en roca dura en el que tiene por tanto vertientes tónicas, estos materiales se pliegan, dando una sucesión de pliegues
escarpadas. La erosión que realiza estará en función de la pendiente simples. La erosión comienza a actuar simultáneamente al plegamiento
de la cuesta, a mayor pendiente mayor erosión. y según la acción de aquélla, podemos hablar de formas estructurales
— Río anaclinaí u obsecuente. Fluye en dirección opuesta al plegadas conformes, derivadas e invertidas.
buzamiento de los estratos. Su nacimiento se encuentra entre la capa — Los relieves conform.es. Son los caracterizados porque la to­
dura y la capa blanda, principalmente cuando la capa blanda es pografía concuerda con la estructura. En ellos, las elevaciones coin­
impermeable. Es el principal agente de retroceso del frente de cuesta. ciden con los anticlinales y las depresiones con los sinclinales. A
— Río subsecuente u ortoclinal. Fluye paralelo al frente de la las elevaciones se las denomina mont y a las depresiones val. Puede
cuesta y es perpendicular al cataclinal y anaclinaí. Se adapta a la que haya comenzado a actuar la erosión y que aparezcan formas
litología como el anaclinaí, pues drena el nivel de rocas blandas. elementales de un relieve derivado, pero son formas incipientes que
— Río subsecuente u ortoclinal de reverso de cuesta. Este río no le hacen perder su carácter de conforme. Estas formas erosivas
sigue una dirección perpendicular a la dirección del buzamiento de más incipientes son las ruz, consistentes en pequeñas entalladuras
los estratos. Tiene como nivel de base un río consecuente o pe­ (barrancos) originadas en los flancos de los anticlinales o vertientes
neconsecuente. Está inadaptado a la litología pues se halla instalado de los mont (figura XV.9).
sobre roca dura, aunque en su origen aprovechó un nivel de roca — Los relieves derivados. Son los caracterizados porque la ero­
blanda que ha quedado erosionado (figura XV.8). sión ha actuado más que en el caso anterior y la topografía refleja
formas estructurales y erosivas que poseen la misma altitud. La
erosión comienza a actuar sobre los anticlinales, ya que al poseer
la máxima elevación es donde antes pueden entrar en contacto los
1.2. Estructuras complejas agentes erosivos con la superficie terrestre, y además por ser la
zona más fisurada, puesto que corresponde a la de máxima flexión

a) Estructuras plegadas

Ya hemos visto que las rocas están sometidas a las fuerzas del
interior de la Tierra y que responden a las mismas de distinta forma
según sus propiedades, es decir, plegándose o fracturándose.
Las rocas sedimentarias son generalmente plásticas, y reponden
a la tectónica, plegándose. Hemos visto también, que existen diversos
tipos de pliegues y que la combinación de varios de ellos producirá
formas muy variadas y complejas. A esta variedad de estructuras
plegadas hay que añadir la acción de la erosión sobre ellas, por lo
que las formas de relieve plegadas son asimismo muy numerosas. Figura XV.9. Formación de una entalladura denominada «ruz».

530 531
del pliegue (figura XV.9a). La acción erosiva de los barrancos ins­
talados sobre los flancos del anticlinal, da lugar a las ruz, que van
desmantelando las capas superiores y dejan restos en forma de
chevrons. La instalación de un valle fluvial cortando transversalmente
al anticlinal origina angostos valles llamados cluses, hoces o foces
en nuestro idioma, que caracterizan a estos tipos de relieve (figura
XV.11.) (XV.IIa).
La erosión de la charnela anticlinal da origen a un valle anticlinal
denominado combe (figura XV.10). Éste, normalmente, se halla li­
mitado por dos crestas de roca dura, y su mayor o menor amplitud
está en función de la potencia de los estratos duros y blandos y
de la diaclasación de la roca dura (figura XV.11).

Anticlinal

Figura XV.9a. Anticlinal erosionado. IHueca. Zaragoza. (Fotografía: M.' José Aguilera.)

Combe
Cresta

Figura XV.10. Combe. Alhama de Aragón. Zaragoza. (Fotografía: M.“ José Aguilera.) Figura XV.11. Formas que aparecen en los relieves derivados de estilo Jurásico.

532 533
Figura XV.12. a) Formación de una cluse por coalescencia de ruces. b) La posterior
erosión de sus vertientes puede llegar a dar origen a una combe.
Figura XV.11a. Cluse en la que se puede ver el pliegue anticlinal. (Fotografía: IVl.^
C. Carrera Sánchez.)

El origen de las combes puede estar en la coalescencia de varias


ruces o en la erosión de las vertientes de una cluse. Cuando una
ruz, por erosión remontante, supera su cuenca de recepción y se
une a la de otra ruz o de varias ruces, formará un valle anticlinal
que dará origen a una combe (figura XV.12a).
Una vez constituida una cluse, las vertientes que delimitan su
valle pueden evolucionar, según los diferentes procesos de erosión
de vertientes (tema XVI), hasta alcanzar la erosión el eje del anticlinal
»u' y desmantelar su charnela. Así puede llegar a formarse una combe
que tiene su origen en una cluse (figura XV.12b).
En resumen, ruces, chevrons, cluses, crestas delim itantes de com­
bes y combes son las formas erosivas que aparecen en los relieves
derivados o de estructura plegada evolucionada.
Formas estructurales plegadas, conformes y derivadas son muy
abundantes en el Jura franco-suizo. Allí fue donde primero se es­
tudiaron e incluso se recogen bajo el término estilo Jurásico que
engloba un estilo tectónico de pliegues simétricos y las formas
erosivas que acabamos de ver.
— Los relieves invertidos. Se caracterizan porque en ellos las
Figura XV. 13a. Sinclinal colgado. Alhama de Aragón. Zaragoza. (Fotografía; M." José
zonas topográficamente más elevadas se corresponden con las zonas
Aguilera.) deprimidas tectónicamente y a la inversa, de ahí su nombre de

534 535
T Cubeta colgada
Sinclinal colgado

Valle anticlinal

Figura XV. 13. Sinclinales colgados. Relieve invertido. Figura XV.14. Evolución de un relieve plegado.

inversión de relieve. La forma más característica es el sinclinal col­


gado, elevado sobre los valles anticlinales constituidos por las combes
o valles erosivos (figura XV.13 y XV.13a). Los sinclinales colgados
aparecen cuando la erosión de los anticlinales es tan fuerte que va
desmantelando las capas rocosas hasta excavar el valle anticlinal a
menor altura que el sinclinal y quedar éste por tanto a mayor altura
que el primero. Este tipo de relieve se da con más frecuencia en
series sedimentarias en las que las capas de roca blanda tienen gran
espesor, pues facilitan mucho la actuación de la erosión. También
cuando la roca dura es poco resistente o tiene escasa potencia (Ver
en figura XV.14 la evolución que puede sufrir un relieve plegado).
Este tipo de relieve invertido es muy común en los Prealpes del
Norte. En España tenemos ejemplos como puede ser la Peña Oroel
en el campo de Jaca, o el San Donato en el corredor de Huarte-
Araquil.
Estos tipos de relieves conformes, derivados e invertidos que aca­
bamos de ver, presentan variaciones en función de los distintos tipos
de plegamiento. Hasta aquí, los hemos visto formados a partir de un
plegamiento de estilo Jurásico o de pliegues simétricos. Sin embargo,
se habla de estilo Alpino si el plegamiento presenta pliegues oblicuos,
volcados o acostados, cabalgantes o son mantos de corrimiento, en
él las formas erosivas se complican. En el caso de los tres primeros
Figura XV. 15. Manto de corrimiento del Esia, en Valdoré (León). Este es uno de los
tipos de pliegues, aparecen las combes de flanco, puesto que en mantos de corrimiento más espectaculares, entre los numerosos que existen en ia
ellos la parte topográficamente más elevada es el flanco y no la Cordillera Cantábrica.

536 537
charnela. En el caso de los mantos de corrimiento, el cuerpo del
manto queda en algunas zonas totalmente desmantelado, permitiendo
ver el sustrato sobre el que este plano se ha deslizado, esas formas
reciben el nombre de ventanas tectónicas. Entre las ventanas tec­
tónicas quedan restos del manto de corrimiento denominados Klippes.
Además de estas formas, en la parte anterior del manto de corri­
miento, la erosión origina un escarpe de frente de corrimiento, muy
marcado cuando se trata de series calizas (figura XV. 15).

— El relieve apalachense. Un caso especial, dentro de los relieves


r Cresta apalachense Cresta apalanchese

estructurales plegados, es el del relieve apalachense. Este tipo de


relieve debe sus formas estructurales íntegramente a la erosión di­
ferencial. Es decir, es un relieve estructural con formas erosivas muy
importantes, donde la alternancia de rocas deleznables y resistentes
juega un papel fundamental.
En principio, estos materiales fueron plegados. Sobre ellos actuó
la erosión durante un período lo suficientemente largo como para
allanar las formas debidas a la acción de la tectónica, incluso haciendo
desaparecer los estratos de rocas más resistentes. Según algunos
autores, posteriormente se produjo un levantamiento del área plegada
y aplanada. Este levantamiento tiene lugar en varias etapas formadas
por períodos cada vez más cortos conforme nos acercamos a la
actualidad. A lo largo del tiempo, la erosión va actuando selecti­
vamente sobre las rocas en función de su resistencia. Así, las rocas
más resistentes quedan en resalte, mientras las menos resistente
desaparecen. Las rocas resistentes aparecen formando alineaciones Figura XV.16. Formas apalachenses.
rectilíneas denominadas crestas y las rocas blandas forman los surcos
o valles paralelos entre sí y separados por las crestas. De esta forma
reaparece en la topografía el antiguo trazado de los pliegues (figura
plegamiento, puede ser concordante o discordante con la estructura.
XV.16). Estos surcos o valles paralelos son recorridos por ríos que
La primera se define como aquella red que corre paralela longitu­
a veces atraviesan las crestas transversalmente, y originan cluses,
dinalmente a los ejes de plegamiento. Si corre por los valles sin­
diferenciadas en vivas o muertas en función de si siguen corriendo
clinales es una red concordante sim ple, si corre por valles sinclinales
o no los ríos por ellas.
y anticlinales (erosionados) es com pleja: en el primer caso, aprovecha
Además de en los Apalaches, formación paleozoica de la que
valles tectónicos, en el segundo tectónicos y erosivos. La red dis­
reciben su nombre, estos relieves aparecen en los bordes de otros
cordante, es aquélla cuyo drenaje es transversal a la dirección de
macizos antiguos (zócalos y escudos).
los ejes de plegamiento. Existe una total independencia, entonces,
En España, gran parte del suroeste de la Península se podría
entre estructura de plegamiento y red hidrográfica. Son las ruces y
clasificar como de este tipo de relieve.
cluses. Las primeras aprovechan el buzamiento de las capas del
anticlinal y fluyen transversalmente a los ejes de plegamiento. La
Relación entre ia red hidrográfica y ¡a estructura plegada segunda, la eluse, corre transversalmente al eje del plegamiento, es
decir, atraviesa el eje del anticlinal. Esta discordancia puede deberse
La génesis de cada una de las formas vistas se realiza a partir a dos causas; o bien a que el plegamiento no existía en el momento
de la evolución de la red hidrográfica. Ésta, en una estructura de de su instalación, o bien, a que el plegamiento quedó oculto por

538 539
una cobertera que fosilizaba la estructura, la red hidrográfica se
instaló sobre ella y continuó erosionando en profundidad tras la Salto de falla = valor desnivelación
desaparición de la cobertera, atravesando la estructura plegada sub­ topográfica
yacente. En el primer caso se dice, que la red hidrográfica discordante
se instaló por antecedencia, en el segundo caso, por sobreimposición
(tema XVII).
En las estructuras plegadas, tras la instalación de la red hidro­
gráfica, aparecen unas formas de relieve semejantes a las cuestas,
pues la estructura plegada al ser erosionada por los ríos y desaparecer
la charnela o los flancos de los pliegues, se presenta a veces como
una estructura monoclinal.

b) Estructuras falladas

Ciertas zonas de la corteza terrestre, al ser afectadas por las


fuerzas internas de la Tierra, responde de forma no plástica a su
empuje, debido a que sus materiales están muy endurecidos, caso
de las rocas sedimentarias, o son muy duros por naturaleza, caso
de rocas cristalinas, originándose así los relieves de estructura fallada,
en los que como ya hemos visto en el tema XIV, se dan diferentes
tipos de fallas.
Plano de falla
Las estructuras falladas son, por su misma disposición, zonas
fácilmente atacables por los agentes erosivos, dado que las fracturas
constituyen zonas de debilidad. La forma de relieve fundamental que
Figura XV.17. Escarpe de falla primitivo u originai.
aparece como consecuencia de los movimientos tectónicos es el
escarpe de falla o desnivelación topográfica entre dos bloques fa­
llados, que tiene una parte estructural y otra topográfica. Según sea
el papel desempeñado por la tectónica o por la erosión diferencial coexisten posee gran nitidez (figura XV. 17). Si estas condiciones no
en la elaboración del escarpe, se distinguen: el escarpe de falla se cumplen, el escarpe retrocede situándose tras el plano de falla
prim itivo, los escarpes de línea de falla y los escarpes de falla con un trazado más o menos sinuoso. Además, el salto de falla se
compuestos. reduce, ya sea por erosión del labio levantado, por acumulación en
el labio hundido o por ambas causas.
— Escarpe de línea de falla o derivado. Es el resultado de la
— Escarpe de falla primitivo u original. Este tipo de escarpe acción de la erosión diferencial sobre bloques fallados adyacentes
procede directamente de la dislocación del movimiento tectónico, es que ofrecen resistencia desigual. El bloque que posee las rocas más
un escarpe tectónico. Tiene dos características esenciales; en primer resistentes queda en resalte, aunque tectónicamente no correspon­
lugar, el valor de la desnivelación topográfica es idéntico al salto diera con el labio levantado. Su altura puede ser superior o inferior
de falla, en segundo, la superficie topográfica del escarpe coincide al salto de falla.
con la parte del plano de falla situada encima de la línea de falla Para su formación se requiere que la falla se haya nivelado, es
(zona levantada). Las condiciones que se requieren para que se decir, que haya desaparecido el desnivel inicial entre los dos bloques,
conserve un escarpe de falla primitivo son las siguientes: el labio y esto tiene lugar por dos causas: o bien porque la erosión los ha
levantado ha de estar constituido por material duro, que la falla sea nivelado, o bien porque la falla haya sido fosilizada por una cobertera
reciente o que la erosión haya actuado poco, si las tres condiciones de sedimentos y posteriormente actúe la erosión (figura XV.18). En

540 541
Escarpe Acción
tectónico ■ Q PP Fosilización n 'n n erosión
n a diferencial

A. En cuesta.
B. Nivelación. Figura XV.20. Escarpe de línea de falla exhumado.
C. Escarpe de línea de falla en el mismo sentido que el salto. Obsérvese que aquí se vio la falla durante un tiempo.
D. Escarpe de línea de falla en sentido opuesto al salto.

una forma estructural mixta, pues combina una parte de escarpe


original y una parte de escarpe derivado.
Figura XV. 18. Evolución de un escarpe de falla. En ellos podemos distinguir dos tipos fundamentales. El formado
por rejuego de falla, que implica por tanto una segunda acción de
el primer caso, cuando los afloramientos rocosos menos resistentes la tectónica y el que se origina por exageración del escarpe originai
se hallan en el bloque hundido, la acción de la erosión produce un a causa de la erosión diferencial (figura XV.21). El primer tipo se
escarpe de línea de falla directo, su sentido es el mismo que el forma cuando un escarpe ya existente de tipo derivado adquiere
del accidente. En caso de tratarse de los más resistentes, la erosión mayor valor en función de una redislocación de la falla por una
produce un escarpe de línea de falla invertido, es decir, se produce nueva fase tectónica. Si la nueva dislocación tiene el mismo sentido
una inversión de relieve, puesto que el escarpe está orientado ahora que la primera se dice que el rejuego de falla es directo, levanta
hacia el bloque levantado. En el segundo caso, como los sedimentos más el labio levantado y hunde más el hundido. Si es al contrario,
que recubren la falla son menos resistentes a la erosión, son des­ se dice que el rejuego de falla es inverso, se levanta el labio antes
mantelados y se define un escarpe de línea de falla de distinto tipo, hundido y viceversa. En el segundo caso, el escarpe se forma cuando
según que la acumulación sea simultánea a los movimientos tec­ en una estructura cuya fractura deja el material menos resistente en
tónicos o se produzca posteriormente. el labio hundido, actúa la erosión diferencial provocando un rehun­
Si los materiales que fosilizan la falla se depositan simultáneamente dimiento del labio hundido y como consecuencia aparece un escarpe
a la tectónica, al escarpe de línea de falla debido a su posterior que tiene mayor valor que el que tenía originariamente.
erosión, se le denomina revelado o descubierto (figura XV. 19). Si En todos los casos expuestos, el escarpe final está compuesto
los depósitos son postectónicos, al escarpe de línea de falla debido por una parte del escarpe original y otra del escarpe derivado aunque
a su erosión, se le denomina exhumado y corresponde al resurgi­ de origen distinto en cada tipo.
miento del salto primitivo (figura XV.20).
— Escarpe de línea de falla compuesto. Es el resultado de la
acción simultánea de la tectónica y la erosión diferencial. Es pues.

'0 0 ~0 (7 0 ( .0 Fosilizaci '


Acción de
Tectónica erosión diferencial
DQQQ

542
Figura XV. 19. Escarpe de linea de falla revelado.
Obsérvese que aquí no se vio la falla.

I Figura XV.21. Escarpe derivado rejuvenecido por erosión diferencial.

543
Todos los escarpes de falla, de línea de falla o compuestos que
poseen fuerte pendiente, se hallan disecados en facetas de formas
triangulares o trapezoidales, como consecuencia de la acción de los
barrancos que corren perpendiculares a ellos y que se dirigen hacia
el labio hundido (figura XV.22).

Granito : : : : Areniscas, Calleas Caliza Margas


....... arenas margosa

Superficie miocena VLF. Valle de linea de falla


Figura XV.22. Facetas trapezoidales.

En las figuras XV.23, XV.23A y XV.23B, pueden observar distintos


tipos de escarpes de línea de falla que ilustran lo anteriormente
expuesto.

Relación de la red hidrográfica con las estructuras falladas

Tendremos una red hidrográfica adaptada o concordante con la


estructura, cuando aproveche para su instalación las deformaciones
tectónicas, e inadaptada o discordante cuando se instale indiferen­
temente a la fractura. Granito, gneis [n m iiiin in| Arcilla, arena, marga Granito Caliza lacustre
Red hidrográfica concordante. El mejor adaptado es el curso de sintectónicas post-tectónico
falla o de fosa tectónica, que corre paralelo a los dos escarpes que Basalto
mioceno
delimitan este valle y constituyen los horst. El curso del río corre
por el labio hundido de la fractura y se adapta mejor cuando éste
está basculado en dirección al labio levantado (figura XV.24a). Figura XV.23. Tipos de escarpe de línea de falla: a: Escarpes de falla dotóles de
También es concordante el curso de agua instalado en las líneas Côte d'Borgoña. ELFO: Escarpe de linea de falla directo. ELEI: Escarpe de linea de
falla invertido. VLF: Valle de línea de falla. , , ,■
de falla, aunque no exista escarpe. Si la línea de falla separa litologías b: Corte esquemático de línea de falla descubierto del borde occidental de la L/magne.
diferentes, el río actúa por erosión diferencial, pudiendo provocar la c: Corte esquemático del escarpe de línea de falla exhumada. Según R. Coque.
Geomorfología. Pág. 71.
aparición de escarpes de falla derivados (figura XV.24b).
545
544
OESTE ESTE

La Côte d'Or Llanura


La Montaña (Escarpe de del Saona
(Bloque fallado) Depresión fallada falla) (Llanura de
Auxois de S. Román hundimiento)

Figura XV.23A. Ejemplo de relieve fallado: la montaña Borgoñona.


Las capas sedimentarias han sido han sido rotas por una serie de fallas de dirección
Norte-Sur. Algunos bloques han sido levantados y forman plataformas escalonadas
hacia los 570 m (bloque 2} y 460 m (bloques 3 y 4), separadas por escarpes de
falU).
Al Este, la llanura del Saona corresponde a un bloque hundido. Ai Oeste, por el
contrario, el Auxois (bloque 1} corresponde a un bloque levantado entre fallas, pero
constituido por arcillas blandas, que ha sido excavado por la erosión y rebajado con
relación a las plataformas del bloque 2 (inversión del relieve).
Figura XV.23B. Falla de Tetón Wyoming. USA. En la fotografía se aprecia eí bloque
levantado, que hoy aparece modelado por ía erosión glaciar, eí bloque hundido de
topografía plana y lagos instalados próximos a ía linea de falla.

Los valles de fosa tectónica y de labio hundido son valles tec­


tónicos. Los de línea de falla son erosivos (figura XV.24).
Red hidrográfica discordante con ia estructura. Al igual que en
las estructuras plegadas, la discordancia puede ser debida a la
antecedencia de la red hidrográfica o a la sobreimposición de la
misma en la estructura fallada. En el primer caso, la fractura es
posterior a la instalación de la red y resiste transversalmente este
movimiento, ya sea porque el curso del río sea potente y pueda
seguir produciendo su erosión lineal, bien sea porque la tectónica
de fractura sea de forma gradual. Si la estructura fallada, previa a
la instalación del río, queda oculta por una cobertera fosilizante, al
instalarse la red erosiona la cobertera hasta alcanzar la estructura y
sobreimponerse a ella (figura XV.25).
547
546
Rfo de fosa
1.3. Las estructuras volcánicas
tectónica
Estructuras volcánicas son aquellas que han sido originadas por
el volcanismo. Son por tanto estructuras cristalinas. Pueden consi­
derarse los volcanes, las coladas y las formas de excavación.

a) Los volcanes

Un volcán puede definirse como un edificio formado por la acu­


mulación de productos sólidos alrededor de una boca eruptiva. Su
falla forma será diferente según sea el carácter de la erupción, el tipo
de materiales que se emitan y su disposición en la superficie.

— Partes y m ateriales de los volcanes

El cráter es un orificio relativamente pequeño que pone en con­


tacto la superficie de la Tierra con un depósito de magma que se
encuentra en profundidad. El conducto que une el magma con el
cráter se denomina chimenea volcánica. Por el cráter, en las erup­
ciones, se emiten rocas fundidas (lava), otros materiales como cenizas
y escorias, y gases calientes a gran presión, fumarolas (figura XV.26).
Según se trate de erupciones explosivas o tranquilas así será el
edificio del volcán. Las primeras dan lugar a conos de ceniza o a
conos compuestos. Las segundas a domos de lava o escudos vol­
cánicos.
Los conos de ceniza están formados por fragmentos de lava
solidificados, arrojados por un cráter central. Cuando estos fragmentos
de lava son de gran tamaño se denominan bombas volcánicas que
mientras se solidifican en el aire toman aspecto fusiforme. Los frag­
mentos pequeños se denominan lapilli y forman, en gran parte, el
cono volcánico. Si los fragmentos son todavía más finos se deno­
minan cenizas y polvo volcánico, ambos son transportados hasta
varios kilómetros alrededor del cráter en función de su tamaño. Los
conos de ceniza pueden surgir en cualquier lugar, en las montañas,
valles o llanos. Muchas veces forman grupos que se alinean paralelos
a las líneas de falla.
Los conos compuestos son los que forman la mayor parte de
los volcanes del mundo. Están constituidos por estratos de lapilli y
cenizas que alternan con coladas de lava. Algunos autores les llaman
por ello, estratovolcanes. Las laderas del volcán tienen mayor pen­
diente, cuanto mayor es el ángulo de reposo del lapilli y las cenizas.
Figura XV.25. Red hidrográfica discordante. El volumen y resistencia del edificio volcánico depende de los estratos
548 549
de lava que existan. Estas laderas del volcán están jalonadas por
barrancos radiales. Al estrecharse hacia la parte inferior, recortan los
estratovolcanes en mesetas triangulares llamadas planézes. La mayor
parte de los volcanes compuestos están alineados formando el cin­
turón circumpacifico. En Europa los encontramos en Italia y Sicilia.

Figura XV. 26a. Relieve


Volcánico. 1. Laderas de
lava, 2. cono y 3. parte de
la primera caldera en el
Teide. Isla de Tenerife. (Fo­
tografías: M." José Agui­
lera Arilla.)

.7

Figura XV.26. Fumarolas. Yellowstone. USA. (Fotografía: Pilar González Yanci.)

Las calderas. Son grandes depresiones centrales formadas tras


las explosiones que destruyen la parte central del edificio volcánico.
No se sabe si su formación se debe al hundimiento de la parte
superior de la cúpula volcánica, tras una fuerte emisión de lava, o
si aquella es lanzada en fragmentos con la última explosión, puesto
que, aunque se han formado calderas en épocas históricas, las
condiciones de las proximidades del volcán han impedido la ob­
servación del proceso. Estas grandes depresiones tienen forma elip­
soidal o circular y están rodeadas total o parcialmente por un fuerte
escarpe (figura XV.26a).

550
Si las erupciones son tranquilas se forman domos de lava o
escudos volcánicos. En ellos la lava sale a la superficie a través de
grietas o fisuras. La sucesiva acumulación de coladas de lava llega
a formar enormes planicies y mesetas. Se caracterizan por la suavidad
de sus vertientes y por presentar el techo del edificio volcánico casi 0
c
horizontal. Estos volcanes no producen explosiones, ni emiten frag­ 55
mentos sólidos, por lo que carecen de cráter de explosión; en su 1E O
c
lugar poseen una ancha depresión central o sink de paredes es­ 8 (D
carpadas y grandes dimensiones. Son semejantes a las calderas y <D
O.
se originan por hundimiento de la parte superior del edificio volcánico O O
Q. a
tras la expulsión de lava que existía en la cámara magmàtica. En
la actualidad puede verse el basalto fundido en los cráteres de hoyo,
depresiones de abruptas paredes y anchura entre 400 y 800 m,
situados en la depresión central del volcán o en otras partes del
domo.
co
Qi
— Tipos de volcanes Cj

También se han clasificado los volcanes en función de su ex-


plosividad, aunque la evidencia ha demostrado que cada volcán
constituye un fenómeno único y singular. Sin embargo interesa co­
o
nocer esos distintos tipos, porque cada uno de ellos no es sino
fases por las que pasa un proceso eruptivo (figura XV.27).
Q
El tipo hawaiano (Mauna Loa, islas Hawai) es el resultado de
efusiones abundantes y tranquilas de lavas basálticas fluidas, alre­
dedor de una boca situada en el fondo de una fosa y a partir de >
X
unas fisuras radiales. Es un tipo de domo volcánico o volcán escudo.
El tipo stromboliano (Stromboli, islas Lípari) resulta de la alter­ 3
U)
nancia sistemática de lavas y lechos de proyecciones de cenizas y 0
c
(D
escorias e incluso de fragmentos arrancados a las paredes de la ’(5
chimenea en el momento de las erupciones. Es un volcán de cono 1 o
c
compuesto, el estratovolcán. En él suelen aparecer las calderas. o
a c
El tipo vulcaniano (Vulcano, islas Lípari) se forma por erupciones (O

muy violentas con fuerte explosividad y su cono se compone de 3
>
cenizas y escoria fundamentalmente, separadas por pequeñas inte- O
a
restratificaciones de lavas. Es prácticamente un cono de cenizas.
El tipo peleano (monte Pelé) se forma por la extrusión de lavas
poco fluidas, viscosas, acompañadas de nubes ardientes. A veces,
conserva la forma cilindrica de la chimenea y forma una aguja que
se fragmenta en prismas al enfriarse; esta aguja aparece flanqueada
por amplias grietas de hundimiento, por donde salen gases en forma
de nubes ardientes. Cuando la lava se acumula en la boca eruptiva,
crea un domo o cúpula volcánica.

552 553
b) Las coladas

Las coladas de lavas emitidas a partir de bocas o de fisuras


eruptivas dan lugar a form as estructurales primitivas originales. La
naturaleza del m agm a, su tem peratura, la cantidad de gas a presión
que contiene y la topografía sobre la que se extienden, hacen que
presenten diferentes características.
Las lavas viscosas, por su acidez o por su temperatura relati­ La chimenea del volcán rellenada Colada efusiva
vam ente poco elevada, form an coladas cortas y espesas de perfil por un tapón de lava en una fisura
abom bado. Las lavas fluidas, por lo general basálticas, form an largas
coladas de varios kilómetros, que a veces corren por los valles Colada
Colada
próxim os. Si la topografía está poco diferenciada form an extensos
mantos. Los trapps constituyen amplias mesetas estructurales de
escasa pendiente limitadas por enorm es escarpes escalonados.
Las lavas poseen una estructura prismática característica, debido
a su fragm entación según fisuras de retracción, norm alm ente per­
pendiculares a la superficie de enfriamiento. En sentido vertical, se
presentan com o órganos o colum nas y en horizontal tienen form a
poligonal. Si la lava es m u y fluida se desliza rápidam ente y la primera
capa se solidifica, pero el interior se frunce; esas arrugas, estiradas
en el sentido del m ovim iento, dan lugar a una típica superficie
cordada. Si el deslizamiento es lento, puede formarse una capa más
ancha y rígida, cuya ruptura da una superficie pedregosa con grandes
bloques, pináculos y agujas.
Las coladas, originalm ente extendidas por un valle o zona de­
prim ida, aparecen a veces colgadas con aspecto de franjas de meseta
o cerros tabulares. Estas mesas son relieves invertidos que nos
muestran la m ayor resistencia a la erosión de las lavas respecto a
las rocas del substrato.

c) La formas de excavación
Cheire
Las formas de excavación son aquellas que aparecen al actuar
la erosión diferencial sobre las rocas sedimentarias que cubrían
form aciones intrusivas o extrusivas de volcanitas. Éstas quedan al Abrupto de falla exhumado
descubierto, dando lugar a form as estructurales exhum adas. Para
denom inarlas se utilizan los m ism os térm inos que utilizan los g e ó ­
Figura X V .2 7 a . Evolución de los relieves volcánicos. El croquis A representa en la
logos para diferenciar los accesos m agm áticos.
fase fina! de su formación, a un volcán surgido sobre una fractura del zócalo por
Entre las intrusiones, las sills son cornisas escalonadas a lo largo donde han subido las lavas. Éstas se han solidificado en la chimenea, en el interior
de las vertientes, producidas en las series sedimentarias afectadas. del cono de cenizas y escorias. Por las fisuras del cono se han escapado lavas que
se expanden en coladas. El croquis B muestra el estado del relieve cuando ios
Los lacolitos form an domos elípticos, de perfil convexo, rodeados materiales más blandos han sido desmantelados por la erosión. Agujas (necks) y
de cuestas o falsas cuestas m odelados en su cobertera sedimentaria. murallones de lava (diques) han quedado en resalte. En los lugares donde las coladas
En las extrusiones, los espigones son colum nas o escarpados recubrían rocas blandas, se han formado mesas aisladas por encima de las zonas
rebajadas por la erosión (inversión del relieve; en los sitios donde reposaban sobre
pilones de lava com pacta solidificada en conductos. Los necks son rocas duras del zócalo cristalino han permanecido en la posición primitiva (Chetres).

554 555
el resultado de la exhum ación de la lava solidificada en la antigua el clima en el que se encuentre. La resistencia de las rocas a la
chim enea, su forma recuerda a los d o m o s y agujas volcánicas. A erosión varía con el tipo de clima (po r ejem plo el granito, en clima
veces, la erosión deja al descubierto las lavas solidificadas en las tropical presenta form as diferentes que en clima frío o en el tem plado)
fisuras del antiguo volcán, constituyendo auténticas murallas llamadas ya que esa resistencia está influida por la propia estructura de la
dykes (diques), si son rectilíneas o ring-dykes sin son circulares roca (por ejem plo una roca de estructura hojosa, co m o el gneis, es
(figura XV.27a). m enos resistente a la erosión que otra de estructura granítica, com o
En resum en, podem os decir que los diferentes relieves volcánicos el granito, debido precisamente a que la estructura hojosa es más
dependen de tres hechos fundam entales: fácilmente delecnable que la estructura granítica).
A estas form as estructurales, condicionadas fundam entalm ente por
1. Del tipo de erupción que los ha originado. Según éstas, será la propia estructura de las rocas que las hace responder de una u
la importancia relativa de las coladas y el material de explosión. otra form a ante los agentes erosivos y que varía según los diferentes
Ta m b ié n de ellas depende la m ayor o m enor viscosidad de tipos climáticos, se les denom ina tam bién form as de m odelado.
la lava según sea su com posición quím ica, hecho fundam ental C o m o ya hem os dicho que las form as estructurales litológicas
cara a la resistencia de las rocas. Las lavas ácidas (riolitas) son m u y variadas, vam os a elegir para estudiarlas dos ejem plos, por
son m ucho más duras que los basaltos. su abundante presencia en la corteza terrestre, el granito entre las
2. De la edad más o m enos antigua de las erupciones, que cristalinas y la caliza entre las sedimentarias.
determina la m ayor o m enor duración de los ataques erosivos
al relieve prim itivo.
3. Del relieve y de la naturaleza del basam ento sobre el que se 2.1. El modelado granítico
ha instalado el material volcánico. Un basam ento plano fa­
vorece la form ación de mesetas volcánicas. Si es blando Al estudiar las rocas ígneas, vim os que aquéllas que se habían
favorece la desaparición por erosión de las form as primitivas. consolidado dentro de la corteza terrestre se les denom inaba plu­
tónicas o tam bién intrusivas. A sim ism o p odem os recordar que su
Por otra parte, la erosión actúa sobre la estructura volcánica, clasificación en función de su tam año, forma y relaciones con las
apareciendo los barrancos y las planézes, los trapps, las franjas de rocas que las rodean era: mantos, diques, lacolitos y batolitos. Estas
meseta y cerros tabulares, o actúa sobre la cobertera sedimentaria form as aparecen en superficie cuando la erosión va desm antelando
que recubría form aciones intrusivas y extrusivas, originando relieves las capas de otras rocas que las ocultaban. C uando estas rocas, ya
estructurales exhum ados co m o los sills, espigones, necks o dykes, en superficie, se ponen en contacto con los agentes de la erosión,
según cuál sea la estructura exhum ada. dan form as m u y variadas, ya que pueden com portarse com o rocas
blandas o rocas duras, en función de diversos factores que hacen
variar su resistencia a la erosión (figuras XV.28a y b).

2. FORMAS DE M ODELADO a) La descomposición dei granito

Ya hem os visto, al hablar de las propiedades de las rocas, cóm o


Son form as que se desarrollan en función de la naturaleza de la propia estructura de la roca, su hom ogeneidad o heterogeneidad,
los materiales. Son tanto más características cuanto más potente es su porosidad, su perm eabilidad, etc., condicionaban su resistencia a
la masa rocosa, es decir, cuanto m ayor espesor presentan las capas la erosión. C o m p ro b a m o s la influencia de estas circunstancias en el
sedimentarias, (por ejem plo la caliza) o m ayor vo lum en tenga el caso del granito. Pero veam os ahora en concreto en estas rocas,
afloramiento cristalino, si se trata de rocas ígneas (por ejem plo el cuáles son sus propiedades y có m o influyen en su resistencia a la
granito). erosión y en las form as tan distintas que presentan, que pueden ir
desde form as m u y redondeadas hasta paredes con pendientes de
Existen gran variedad de form as estructurales litológicas, porque
una misma litología puede originar diferentes form as de relieve según casi el 100 por 100.

557
556
— La estructura de la roca es heterogénea. El granito está form ado
por granos de cuarzo, feldespato y mica, lo que va a favorecer
ciertos procesos en función de la proporción en la que se presenten
sus com ponentes. Así, un granito rico en cuarzo, elem ento m uy duro
y resistente, prácticamente inalterable en clima frío y m u y poco en
clima tem plado, hará que la roca sea m u y resistente tam bién, sin
em bargo si el granito es pobre en cuarzo la roca será m enos
resistente a la erosión.
— A sim ism o , el tamaño del grano es otra característica m u y
importante. Un granito de grano fino es m ucho más resistente que
un granito de grano grueso, som etidos a las m ism as condiciones
externas, ya que la dilatación de cada grano es proporcional al
tam año, con lo que cuanto más grande es, más dilata y m ayor es
la presión, lo que contribuirá a la desintegración de la roca.
— Ta m b ié n la porosidad es importante, puesto que cuanto más
porosa sea la roca más facilitará ciertos procesos de meteorización
(tema XVI).
— El granito es una roca en la que aparecen frecuentemente
diaclasas y fisuras. Su abundancia favorece la acción mecánica y
quím ica de la erosión.
Figura X V .2 8 a . Distintas formas de redes de diaclasas en el granito. La Pedriza
(Madrid). (Fotografías: P. G o n zá le z Y a n ci.) — To d a s estas características hacen también que el granito se
com porte de forma distinta según el dima en el que se encuentre.
Así, en clima frío la alteración quím ica del granito es m u y pequeña,
pero sin em bargo es m u y importante la erosión mecánica puesto
que si el granito está m u y fisurado, el agua se introduce por las
diaclasas y las bajas tem peraturas provocan su congelación con lo
que al aum entar el volum en, aumenta la presión y produce la rotura
de la roca. Es el efecto conocido co m o gelifracción (tema XVI).
En climas cálidos, las temperaturas elevadas favorecen la alteración
de la roca, por ello en las regiones intertropicales el granito es m uy
vulnerable.
En los desiertos, los cam bios de temperatura entre el día y la
noche provocan su desescam ación siendo la arenización el proceso
fundam ental.
La acción de las sales puede tener tam bién un efecto importante,
ya que los cristales, al penetrar en la roca y posteriorm ente hincharse,
pueden provocar la desintegración de aquélla.

b) Formas de relieve graníticas

Cuando el batolito de roca cristalina se halla en superficie, la


erosión actúa sobre la roca, co m o hem os visto, según las propiedades
de la m ism a: estructura, textura, com posición, porosidad, etc.; la red
de diaclasas que presente y el clima bajo el que se encuentre.

559

Figura X V .2 8 b . Descamación del granito por diaclasas circulares. (Fotografía: P. G o n ­


zález Y a n c i.)
Un prim er tipo de paisaje característico del granito es el de las
agujas alpinas; son form as que se dan en clima frío y presentan
crestas de fuertes pendientes y agujas afiladas de paredes lisas
verticales, de decenas de metros. Al pie de ellas se hallan a m o n ­
tonados grandes depósitos de bloques inm ensos y de derrubios,
denom inados canchales. Estos bloques muestran las tramas de las
grietas por donde la gelifracción los ha roto. Los derrubios son,
r
m uchas veces, transportados por los glaciares, alim entando las m o ­
rrenas y contribuyen a la erosión de los valles glaciares. Si la erosión
glaciar no ha sido tan importante, las montañas presentan formas
más suaves, llamadas crestas en oruga, que bordean los circos
glaciares, por ejem plo, las crestas de Form igal en el Pirineo español.
En estos relieves, las form as resultantes son la com binación del
m odelado granítico y del glaciar, o de clima frío.
En regiones tropicales, aunque parece que pueden darse en cual­
quier tipo de clima, aparecen unas form as m u y características, de
laderas curvas, redondeadas en la cima y de fuertes pendientes en
sus vertientes, denom inadas panes de azúcar.
A u n q u e son formas m u y abundantes en regiones intertropicales,
aparecen tam bién en los desiertos, sin em bargo son raras en climas
tem plados, porque las paredes verticales son más vulnerables aquí
que en el clima cálido.
Fiqura X V 28c. Ejemplar de Pan de Azúcar. El Peñol, Región de Antioquia (Colombia).
Los panes de azúcar, com o el prototipo de Río de Janeiro, o el (Fotografías M/' Jo s é A g u ile ra .)
que aparece en las fotografías del texto. El Peñol, de la región de
Antioquía en Colom bia (figura X V.28c), son una especie de d om os
de forma parabólica, con pendiente de hasta unos 55° y que aum enta
conform e nos alejamos de la cota más alta (figura X V .28d). Presentan
forma disimétrica, generalm ente, y su tam año varía de 100 a 200 m
e incluso alcanza los 400 m de altura. La erosión ataca la superficie
y puede descam arlo en bloques de hasta 1 m de espesor siguiendo,
según se cree, una red de diaclasas o fisuras concéntricas que se
originaron en el granito en su consolidación interna.
A lg u n o s autores señalan que su origen está en la acción de la
erosión diferencial, es decir, que la roca que forma el pan de azúcar
es más resistente a la erosión que la roca que rodeaba al m ism o,
p roduciendo su desm antelam iento y quedando aquél en resalte.
Hay opiniones diferentes acerca de la form ación interna o externa
de estos relieves, pues hay autores que creen que los do m o s se
form aron internamente y que posteriorm ente la acción de la erosión
que ha desm antelado las rocas que los ocultaban, los ha dejado al
descubierto.
De todas form as, el problem a del origen no está resuelto, quizás
las diaclasas curvas sean la causa de aquél. Lo que parece evidente

560
es que un donno se fornna a partir de una roca poco fisurada por
o
lo que, al ser estas rocas im perm eables, no puede penetrar el agua o
y la acción de la erosión se ve fuertemente dificultada.
El granito, com o todas las rocas cristalinas, es una roca imper­
meable, aunque los suelos que se form an sobre él permiten el paso
del agua. Enseguida se form an riachuelos y abundan los manantiales.
Esto da lugar a unos valles próxim os, con interfluvios alomados de
m ayor o m enor altura según la profundidad de los cauces de los
ríos. Es frecuente, pues, también en el granito, encontrar formas (T3
llanas y amesetadas en grandes regiones, com o las mesetas de
Europa. Generalm ente, las form as de relieve sobre un macizo granítico
se caracterizan por ser d o m o s de vertientes convexas y suaves en
las que sólo aparece la roca sana en forma de bolas o peñascos
redondeados, norm alm ente am ontonados. En el m odelado granítico
existe siem pre una fuerte oposición entre las formas que presenta
'5
la roca sana y el granito descom puesto, sábulo o gore, que rellena o
las concavidades y vallonadas. Si las vallonadas se hacen más p ro ­ c:
qj
fundas, pueden aparecer paredes escarpadas, donde afloran bloques .«o
de granito sin alterar.

Figura X V . 2 8 d . Dom o granitico. La Pedriza (iVIadrid). ( F o t o g r a f í a : Pilar G o n z á l e z Yanci . ;

562
Las bolas y formas redondeadas que acabam os de señalar no Formación interna. Ta m b ié n puede suceder que las bolas se
son exclusivas del granito, se dan tam bién en otras rocas cristalinas hayan form ado en profundidad. En este caso, pueden verse bolas
y tam poco se producen en todos los granitos. Parece que el origen de granito em paquetadas en una masa de gore amarillo (granito
de estas bolas está en las redes de diaclasas de tipo ortogonal que d escom puesto).
afectan a masas graníticas de grano grueso. Los granitos de grano
fino y las redes de diaclasas en ángulo agudo form an bloques La alteración del macizo granítico es lenta. Este tipo de relieve
angulosos pequeños. de bolas se puede encontrar en cualquier tipo de clima relativamente
Por otra parte, la red de diaclasas es una consecuencia de las húm edo (figura X V .29.1).
presiones a las que estuvo som etido el granito en el m o m e nto de A estas esferas en relieve, que son las bolas de granito, se
las grandes orogenias, así co m o del enfriamiento del m agm a granítico contraponen unas cavidades esféricas de entorno a un metro de
que tuvo lugar tras su extrusión o salida hacia la superficie. diám etro denom inadas taffoni (figura X V.29b). Son, tam bién, formas
Las bolas de granito se pueden form ar tanto en superficie co m o m uy características dentro del m odelado granítico. Se trata de ca­
internamente: vernas con el techo semiesférico que se hallan sobre todo en las
pendientes fuertes cuando la roca está al desnudo. La cavidad se
Formación subaérea. Es la que tiene lugar en superficie. Los ha vaciado de forma progresiva, de abajo arriba, por erosión de la
bloques de granito cortados por las redes de diaclasas son ata­ bóveda y de dentro a fuera, al contrario de lo que sucede en las
cados por la erosión (m eteorización) que aprovecha esa red, zonas bolas. Este hecho está relacionado con la estructura concéntrica.
débiles dentro de la masa de roca granítica, originando su are­ A m b a s form as pueden coexistir. Las bolas pueden estar corroídas
nización (figura XV.29a). por los taffoni (figura X V.29.2). En cuanto a su form ación, no se
sabe si ha podido tener lugar internamente o sólo se pueden form ar
en rocas ya descubiertas en superficie.
En el caso de los taffoni, la erosión se explica por la m ayor
E ro sió n
alteración quím ica o la m ayor disolución de la roca en las zonas
que están en la som bra que en las zonas expuestas al sol, pues la
diferencia de hum edad, entre el interior y el exterior de la mism a,
facilita estos procesos.

Figura X V .2 9 b . Formación de taffoni en el granito. La erosión actúa de dentro a


Figura X V .29a. Formación de bolas de granito. La erosión actúa de fuera a dentro. fuera.

564 565
Los taffoni se form an en granitos de grano grueso y de grano form as típicas de un tipo de clima, en climas hoy diferentes. Algunas
m edio. En am bos casos, las diaclasas han de ser ortogonales co m o de ellas se verán en el tema X X , al estudiar la Geom orgología
en el caso de los relieves de bolas. Climática.
Bolas y taffoni son form as de detalle. No hay que confundir estos
últimos con los nidos de abeja que son alvéolos yuxtapuestos pro ­
ducidos por disolución o por desintegración a la som bra. Los huecos 2.2. El modelado Kárstico
son más pequeños que los taffoni, tienen forma más rom boidal y
aparecen en todos los tipos de climas. a) E! proceso del Karst
Por últim o, señalar que el granito no sólo da form as elevadas y
resistentes, sino que tam bién hay algunos ejem plos de depresiones A lg u n o s tipos de rocas sedimentarias, al ser atacadas por la
graníticas. Por ejem plo, en los Pirineos de Ariége, cerca de Foix, erosión, fundam entalm ente por el agua, que las disuelve en condi­
existe un batolito cóncavo, la Varquillére. Algunas veces, el granito ciones especiales, dan origen a unas form as de relieve conocidas
puede resultar una roca m enos resistente a la erosión que otras co m o m odelado kárstico.
rocas metamórficas que le rodeen, quedando por erosión diferencial, Estos fenóm enos de disolución (tema XVI) se estudiaron por
éstas en resalte, al excavarse aquél (figuras X V.30 y XVIII.3b). prim era vez en las calizas de la región de Karst, en Istria, Noroeste
En las regiones tropicales, aparecen inm ensas llanuras de arenas de Yugoslavia, hecho al que deben su nom bre.
en las que em ergen inselberg, o montes islas, de abruptas paredes. A u n q u e co m o hem os dicho, hay varios tipos de rocas en los
Para term inar, hem os de decir que en el m odelado granítico actual que tienen lugar estos fenóm enos de disolución quím ica (yesos,
hay form as originadas en climas del pasado y que pueden aparecer sales, etc.) las más abundantes son las calizas, p o r lo que nos vamos
a referir a ellas para explicar el fenóm eno del karst.
La caliza es una roca im perm eable e insoluble en agua pura; sin
e m bargo, es una roca m u y fisurada, hecho que permite el paso del
agua a través de ella, que si está cargada de anhídrido carbónico
(C O 2), la disuelve fácilmente (por disolución quím ica) H jO -l- C O 2 ^
C O 3H 2 (ácido carbónico). El ácido carbónico ataca la caliza y produce
bicarbonato càlcico; C O 3H 2 -t- C O jC a (C 0 3 H ) 2Ca. La reacción puede
producirse en am bas direcciones según haya aportación o despren­
dim iento de C O 2.
El bicarbonato càlcico es m u y soluble en agua y es arrastrado
hacia el interior originando oquedades, tuberías, etc., provocando la
erosión de la roca. C uando el bicarbonato càlcico se encuentra con
un m edio favorable, se vuelve a desprender el C O 2 y el carbonato
càlcico precipita. De esa form a, se originan las estalactitas y esta­
lagmitas.

— Condiciones que favorecen ei proceso

Existen una serie de condiciones que favorecen el desarrollo de


los procesos de disolución de la caliza. En prim er lugar la abundancia
de precipitaciones, ya que éstas propician la existencia de vegetación,
Figura X V .3 0 . La descomposición dei granito en bolas en medio templado.
1. En las colinas, el granito descompuesto en bolas da bloques exentos. 2. En ias de donde puede obtenerse C O j, circunstancia que facilita por tanto
vaHonadas, se acumula la arena y sólo emergen algunos grandes bloques. 3. En un las condiciones de disolución. En segundo lugar, la presencia de
barranco se han reunido una serie de bloques. 4. En ei valle en garganta aparecen
las diaclasas que dividen la masa granítica. (Ejemplo inspirado en el Sidobre). roca caliza de carácter masivo, es decir, áreas en las que la potencia

567
566
de los estratos de caliza sea de fuerte espesor. La abundancia de
fisuras, será una tercera condición, ya que si la roca está m uy
fisurada, la infiltración se ve favorecida. Por último, pendientes to­
pográficas débiles originan una circulación más lenta del agua, lo
que favorece asim ism o la infiltración.

b) Formas de relieve características dei Karst

Las form as de relieve más características del Karst son los lapiaces,
las depresiones cerradas y las cavidades subterráneas (figura X V .31).

— Formas superficiales

Los lapiaces (figura XV.32.1). Son grandes surcos que estrían la


roca superficialmente. Se deben a la erosión producida por las aguas
de lluvia. Pueden ser lineales, si a las acanaladuras se oponen aristas
más o m enos continuas, com o en el mar de piedra de la Ciudad
Encantada de Cuenca; alveolares, cuando las cavidades tienen formas
más o m enos circulares; algunos asemejan al nido de abeja form ados
por pequeñas cubetas.
Las depresiones cerradas. Son las form as superficiales más típicas
del Karst. En ellas se distinguen:

Las dolinas o torcas. Son pequeñas depresiones cerradas de


forma redondeada o elíptica que tienen diám etros entre una y
varias centenas de metros. Sus paredes, producidas, m uchas ve ­
ces, por derrum bam iento, tienen generalmente fuertes pendientes.
En algunas ocasiones, pueden estar inundadas. En otras, su fondo
es rocoso y tam bién hay dolinas cuyo fondo está cubierto por
una tierra de color rojizo, m u y apta para el cultivo, denom inada
térra rosa (arcilla de descalcificación); en ese caso, las paredes
suelen ser más suaves.
Las simas. Son fisuras abiertas en la superficie de la planicie
que se ensanchan hacia abajo por disolución dando una forma
semejante a un em b u do . No es extraño que conduzcan a una
cueva. A veces, se hallan en el fondo de las dolinas o de otras
Dolìnas embudo alineadas sobre una fractura y
form as superficiales.
dolina de hundimiento.
Las uvalas. Son depresiones cerradas de m ayores dim ensiones
que las dolinas y de form as más variadas. Hasta hace poco
Figura XV.31. Relieve calcáreo. Bloque diagrama teórico mostrando los diversos ele­
mentos del relieve. Gruesos estratos calcáreos descansan sobre un subsuelo arcilloso. tiem po, se creía que se form aban por unión o coalescencia de
El corte muestra ia circulación de las aguas en profundidad. La superficie del terreno varias dolinas, pero hoy se cree que su génesis es variada.
está profusamente perforada por las dolinas. Las aguas de un poljé van a perderse
en un sumidero y reaparecen más tarde en el fondo de un cañón. La erosión,
Los poijés. Son grandes depresiones de forma alargada, fondo
trabajando en las rocas blandas, ha iniciado el retroceso de las vertientes. plano y varios km de longitud, por cuyo fondo puede discurrir

568 569
\
Fi g u r a X V . 32. Erosión de la caliza dando acanaladuras tipo lapiaz. Picos de Europa.

i ( F ot o g r a f í a ; Pilar G o n z á l e z Yanci.)

un río o en ocasiones aparecer inundado por aguas que em ergen


a la superficie por elevación del nivel freático (figura X V .33 y figura
X V .34). Suelen estar limitados por vertientes escarpadas. Su fondo
está cubierto de térra rosa, aluviones y depósitos lacustres. En
C3'C
0 cü 2
c: algunos poijés, pueden quedar cerros residuales de calizas en forma
Cb
l de pirám ide o de torre, denom inados huma. M uchas veces, los poijés
v : CD Q tO c3
■§o evacúan las aguas de escorrentía o de lluvias por unos orificios,
cSs
l< - profundos pozos, llamados ponors, cuya colmatación favorece la
I form ación de lagos. En otros casos, conducen el agua a la red de
I:
galerías subterráneas.
•§ La instalación de los poijés suele estar relacionada con accidentes
|2
CO CD ^ O) tectónicos co m o cubetas falladas, fosas tectónicas o en sinclinales,
CQ
s_
-^^3 C2D
sS
.CO^
Is originados en potentes series de calizas.
■|§
CO O •i o Los bogaz. Son estrechos pasos excavados en las rocas, por los

e fe.
o íá-S
•S2 ^§. c: CO que nunca ha corrido el agua, y que tras haberse form ado subte­
Uj 2 rráneamente, aparecen después en su superficie (figuras X V .35 y 36)
'J2 -S ^
Q)^ •o5 c
tu
t:
^ ^fO ttJ
^
0) — Las cavidades subterráneas
l^ lCtJ^^ cp O lü
03 CO
ílj ^ ^ 'cO■£ Los planos de estratificación, las fisuras, las diaclasas y las frac­
0) OiS turas de las calizas condicionan la red de galerías subterráneas del
S í^-§ ^2 Karst.
^ O)
x lg .§ B
o
2 s | -^ 1 y l 571
.
Í j - »- ^' C3üCN¡ 0) COcvj 2
-
A T D IN IO N
U M B R A L DE
K O F IN A S
— LOUKAS

Caliza Caliza
d o lo m itic a tableteada

C aliza
R e c u b rim ie n to im p e rm e a b le
co m p a c ta

Fig. X V .3 3 . La llanura de Mantinea, Poije de TrípoUs, Peloponeso (según J J . Dufaure,


1975). Tomado de «Geom orfología». R. Coque, Pág. 62.

Río Reka C erknica


P o n q rs d e P o s to jn ja

Poijé de Legatee /
Río Pirka
-F u e n t e s de Figura X V .35. Bogaz. Ciudad Encantada de Cuenca (Cuenca). (F o to g ra fía : P ilar G onzález
U b rn ik a (290 m .) Y anci).

Esta red de galerías se conect a c on el exterior a través de simas


y p on or s . Las galerías se hallan en diferentes niveles de pr of und i da d ,
e s ca l o n a d a me n t e , s i gu i en do cur s os horizontales o l i geramente incli­
nados. A l g u n a s no tienen salida y otras d e s e m b o c a n en amplias
salas, m u c h a s ve c es de c ons i der abl es di me n s i on e s . El agua, que
cae gota a gota de s d e el t ec ho de la b ó ve d a de la sala, origina la
precipitación de la caliza disuelta y da lugar a las estalactitas c o n ­
creci ones q u e cuel gan de s d e el techo. C u a n d o las c oncr ec i on e s
calizas se originan en el suelo f o r ma n las estalagmitas. La uni ón de
a m b a s p u e d e llegar a dar c o l u m n a s e incluso tabi ques de calcita.
C u e n c a de
Lju b lja n a
— Otra formas

Mientras la circulación subt erránea tiene gran impor t anci a, la s u ­


Figura X V .34.
Poijés de Eslovenia. Entre dos pliegues, el valle del Reka está desor­ perficial se red u ce a escasos ríos q u e cor ren e n caj ados en estrechas
ganizado en una zona de caliza m u y soluble. El rio desaparece a 578 m de altitud,
y reaparece pr/mero en el poIjé de Cerknica y luego en un pequeño cañón ciego. gargantas. Los m e n o s i mport antes son los p r oc e d e n t es de fuentes
Bajo tierra, recibe las aguas del Pivka, desaparecidas en los ponors de Postojnja. qu e s ur g en al pie de fondos de saco. Los de m a y o r caudal, son
Juntas atraviesan el poijé de Pianina, pasan bajo el de Logatec y reaparecen en las
ríos a l óc t onos ( pr oc ed e n t es de r egi ones periféricas a las del Karst),
grandes fuentes vauclusianas de Vhrnika, a 290 m de altura.
qu e se encaj an en las potentes series de calizas, f o r m a n d o los
572
573
cañones, estrechas gargantas a m o d o de tajos, que las horadan con
fuertes vertientes de murallas verticales. Unos y otros ríos pueden
llegar a desaparecer com pletam ente, al penetrar hacia el interior por
agujeros abiertos en la roca. Generalm ente, estos valles ciegos se
caracterizan por tener una contrapendiente, aguas abajo del punto
de absorción. Las aguas kársticas acaban |..or salir de nuevo al exterior
por resurgencias (si se trata de los ríos alóctonos), o por exurgencias
(si son ríos form ados en el interior de las galerías del Karst). Esas
em ergencias constituyen fuentes vauclusianas de fuerte caudal, m uy
irregulares y a veces intermitentes, cuando la salida se produce por
la rama remontante de un sifón (figura X V .32.3).

c) Enfoques en el estudio dei Karst

Según ei ciclo de erosión de Davis


< * ^ - ' . '■ ---A -■ j-.^ '- •■ \
La teoría del ciclo de la erosión normal partía de la idea de que
una penillanura, superficie de erosión levantada posteriorm ente por
la tectónica, sería atacada por la erosión fluvial, que modelaría unas
formas de relieve que, secuencialmente, podrían com pararse a las
fases de la vida del hom bre: juventud, m adurez y vejez.
El geó logo eslavo Cvijic aplicó esta idea del ciclo de erosión de
Davis al estudio del Karst, llegando a la conclusión de que las formas
de relieve Kárstico evolucionan según un ciclo propio y específico,
que difiere del ciclo normal de Davis. Cvijic parte del levantamiento
de una plataforma, constituida por calizas masivas, que fosilizan un
estrato de rocas im perm eables. Posteriorm ente, se genera un ciclo
siguiendo las tres fases de juventud, m adurez y vejez. La realidad
ha dem ostrado, en posteriores investigaciones, que esta idea es falsa.

Según los principios de ia Geomorfologia Climática

Tras la Segunda Guerra M undial, algunos investigadores intro­


dujeron la idea del clima co m o factor esencial del m odelado terrestre.
En 1936, se estudió el Karst de la isla de Java donde se des­
cubrieron formas m uy distintas a las del Karst europeo. La escuela
de Penck señaló que esas formas no se acom odaban al ciclo único
señalado por Cvijic y que era preciso hacer estudios específicos para
los climas tropicales lluviosos. Más tarde, el francés Corbel estudió
el Karst en los climas fríos, e hizo adem ás un estudio com parativo
Figura X V .3 6 . Bogaz. Ciudad encantada de Cuenca. Cuenca. (Fotografía: Pilar G o n zá le z en los distintos climas. En 1954 la U.G.I. (Unión Geográfica Inter­
Y a n ci.)
nacional) creó una com isión para el estudio del Karst.
574
575
DIAGRAMA CONCEPTUAL
Desde el punto de vista climático, el estudio del Karst se centra
en el análisis de los procesos físicos y quím icos que intervienen en
el m odelado y en la variación de los m ism os con la altura y con
la latitud (se verá en temas sucesivos). !
La capacidad de disolución del agua aumenta o dism inuye, en
función de distintos factores, com o puedan ser la tem peratura, las
características del suelo, etc., que lógicam ente son distintos en los
diferentes climas. Por ejem plo, el agua fría disuelve el anhídrido
carbónico más fácilmente que la caliente y el agua tibia en presencia
de ácidos orgánicos disuelve más fácilmente el calcio. A sim ism o , si
el suelo es ácido, favorece la acidificación del agua y por tanto
aumenta su poder de disolución.
Tricart ha estudiado el m odelado de las rocas calcáreas según
los principios de la G eom orfología Climática y ha establecido formas
distintas según el clima en el que se desarrollan.
Así, el Karst de los climas fríos se caracterizaría por la gran
m agnitud de las formas superficiales (por la gran agresividad del
agua fría) y el gran desarrollo de la circulación de las aguas su b ­
terráneas. Es un Karst m u y espectacular con grandes dolinas y uvalas.
En los climas templados, existe una gran variedad, dada su
diversidad. En las zonas húm edas las form as superficiales son m o ­
deradas com paradas con las de los climas fríos y tropicales. Sin
em bargo, la circulación subterránea es m u y importante. En las zonas
mediterráneas, las formas superficiales son m uy m oderadas, salvo
si están influidas por fenóm enos tectónicos, co m o en el Karst de
Yugoslavia, o el Torcal de Antequera. El desarrollo del drenaje sub­
terráneo es m u y importante.
En los climas tropicales lluviosos, las form as son más especta­
culares y no coinciden con las anteriores. Se dan grandes poijés
plagados de altos hums. Las dolinas tienen forma estrellada, por la
gran actividad de la erosión en las vertientes y son m u y raros los
cañones. En profundidad, existen tam bién form as m uy desarrolladas
aunque de dim ensiones m enores que las superficiales.
En los climas desérticos, la escasez o ausencia de precipitaciones
no favorece la form ación de Karst, sin em bargo existen ejem plos de
form as kársticas relictas heredadas de climas del pasado.

577
576
TEMA XVI
M ETEORIZACIÓN, SUELOS Y M ODELADO DE LAS VERTIENTES

ESQ UEM A /R ESU M EN

Introducción.

1. Meteorización.

1.1. Definición.

1.2. Procesos de la m eteorización física.

— A cció n del agua, hielo y cristales de sal.


— A cció n de las variaciones térmicas.
— A cció n de los cam bios de presión.
— A cció n de los organism os vivos.
— Form as de ruptura de la roca.

1.3. Meteorización quím ica.

— Disolución.
— Hidrólisis.
— Hidratación.
— Oxidación.
— A cció n de ácidos orgánicos.

1.4. Factores que condicionan la meteorización.

1.5. El regolito.

2. Los suelos.

2.1. Form ación del suelo.

— Fracción mineral.
— Fracción orgánica.

579
— A g u a y sales. 3. Evolución de las vertientes. Movimiento de derrubios.
— H um us, mull y m or.
3.1. M ovim iento por elem entos.
2.2. Características físicas y quím icas del suelo.
— Caída libre de fragm entos de roca.
a) Físicas - color. — M ovim iento de partículas.
- textura. — Reptación.
- estructura.
3.2. M ovim iento en masa.
b) Q uím icas - com plejo absorbente.
- pH. — Deslizamiento.
— Solifluxión.
— Colada de tierra.
2.3. Evolución del suelo.

— Proceso. 3.3. Form as y evolución de las vertientes.


— M ovim ientos de agua en el suelo.

- ascendentes = costras.
- descendentes = lixiviación.

— Perfil del suelo. Horizontes.

2.4. Factores que intervienen en la form ación de los suelos.

— Roca madre.
— Topografía.
— Clim a.
— Factores de orden biológico (vegetación).
— El hom bre y el tiem po.

2.5. T ip o s de suelos.

a) Regím enes pedogénicos.

— Podsolización.
— Lateritización.
— Calcificación.
— Gleicificación.
— Salinización.

b) Clasificación. Principales tipos de suelos zonales.

— Suelos de zonas cálidas, ecuatoriales y tropicales.


— Suelos de climas fríos y tem plados fríos.
— Suelos de zonas desérticas.
— Suelos de estepa.

580
INTRODUCCIÓN

Una vez conocidas las características de la corteza terrestre, los


materiales que la co m p o n e n y las estructuras que resultan de la
acción com binada de la tectónica y la litología, vam os a dedicar la
segunda parte de la Geom orfología a estudiar los procesos externos
que actúan para configurar los relieves que aparecen ante nuestros
ojos. La Geomorfología Dinámica o Geodinámica Externa se ocupa
del estudio de tales procesos.
El relieve va siendo desm antelado por acción de la erosión, lo
que ocurre en varios tiem pos:

— Una descom posición de los materiales en su propio em pla­


zam iento, que se realiza cuando aquellos entran en contacto
con los fenóm enos atmosféricos. Es la meteorización.
— A continuación, estos materiales son rem ovidos y trasladados
a otros lugares por la acción de determ inados agentes. Es la
erosión, que implica transporte.
— Cuando los agentes de erosión pierden capacidad para trans­
portarlos se depositan. Es la sedimentación.

Los resultados de tales procesos no son iguales en todas partes,


sino que dependen de las características de las rocas y de la
disposición o estructura litotectónica con que se presentan. Por otra
parte, dependerán del clima reinante (actual o pasado), que influye
poderosam ente en el com portam iento de los agentes de la erosión
y en el p redom inio de unos u otros.
El resultado final son unos paisajes, que constituyen nuestro objeto
de estudio y que trataremos de explicar co m o grandes conjuntos
m orfoclim áticos. Con una finalidad didáctica vam os a analizar prim ero,
por separado, cuáles son y có m o actúan los diversos agentes ero­
sivos, co m enzando por los principios elementales de la erosión.

583
I. M ETEORIZACIÓN

1.1. Definición

La erosión es, a grandes rasgos, la acción de desgaste (la palabra


procede del térm ino erodere = roer), que va lim ando los relieves.
Para que la erosión propiam ente dicha pueda llevarse a efecto, es
preciso que la roca superficial esté alterada, es decir, preparada para
poder ser rem ovida. A la alteración de la roca por la acción de los
agentes atmosféricos, con la participación de agentes biológicos, es
a lo que llam am os meteorización.
En la definición de meteorización hay que destacar dos hechos:

— La roca expuesta a la intem perie sufre la acción de los agentes


atmosféricos, que tienden a descom ponerla y desintegrarla.
— Por este proceso los materiales rocosos quedan dispuestos
para ser m ovilizados por los agentes de la erosión.

La acción geológica de la meteorización se lleva a cabo de dos


form as:

— Mecánica o física, que produce en la roca una ruptura o


desintegración, sin afectar a su com posición.
— Química, que da lugar a transform aciones en las propiedades
quím icas de los minerales que com ponían la roca originaria,
produciendo su descom posición.

A m b o s procesos se dan conjuntam ente y actúan en activa co ­


operación. Los analizarem os por separado para su m ejor com prensión.

1.2. Procesos de la meteorización física

Las acciones mecánicas o físicas tan sólo producen rupturas en


la roca, sin que se vea afectada de forma apreciable la naturaleza
i
m ineralógica de aquella.
Los principales procesos físicos pueden resum irse en: acción del
agua y el hielo, cam bios térm icos, cam bios de presión y acción de
organism os vivos.

— Acción de agua / hielo. El agua es un im portante agente de


meteorización. Penetra por los poros y fisuras de la roca, som e-

584
tiéndela a una tensión. Si con posterioridad el agua se hiela, se
produce un efecto de cuña considerable, pues el aum ento de volum en Por otro lado, cuando el agua que em bebe las rocas se evapora
del agua al pasar de líquido a sólido es de un 10 p o r 100 y la por una sequía prolongada, se pueden depositar cristales de sales
presión que ejerce, es de aproxim adam ente 15 kgr. / cm^. que el agua contenía disueltas, produciéndose un efecto m u y similar
La repetición del fenóm eno llega a fragm entar la roca, incluso si al del hielo.
se trata de rocas masivas. El proceso recibe el no m bre de gelifracción
o criociastia. Se da en regiones tem pladas, con estación fría acusada — Cambios térmicos. Los sólidos cristalinos tienden a expansio­
y es especialm ente destacable en las zonas de montaña, así co m o narse por el calor y a contraerse por el frío. El intenso calentamiento
en los climas fríos. En las m ontañas es frecuente encontrar grandes diurno y el enfriamiento nocturno hacen que las rocas se encuentren
extensiones de bloques angulosos resultantes de la m eteorización, som etidas a cam bios acusados de tem peratura. Estos cam bios no
que constituyen los taludes o m antos de derrubios (figuras XVI. 1 y le afectan por igual en todas partes. La superficie sufre m ayor
XVI.2). dilatación y contracción que el interior. Por otro lado, los diversos
A ú n sin llegar a helarse, las variaciones de contenido de agua com ponentes de las rocas tienen distinto color, textura y naturaleza,
en ciertas rocas hidrófilas p rovocan unos cam bios de vo lu m e n , que lo que hace que su capacidad de absorber calor sea distinta, y, por
pueden llevar a su fragm entación. lo tanto, lo sea tam bién su com portam iento.
C o m o resultado de los cam bios térm icos se puede producir en
las rocas:

— Exfoliación, si se separan capas enteras y


— Desmenuzamiento, si se disgregan los diversos com ponentes.

— Cambios de presión. Son tam bién causantes de alteraciones.


C uando las rocas que cubrían a otra desaparecen, se produce en
ésta una dism inución de la presión que soporta; la roca se expansiona
ligeramente, lo que provoca la aparición de fisuras curvas, que hace
que se descam e en form a de hojas de cebolla. Este fenóm eno,
producido sobre una gran masa rocosa, puede dar lugar a la for­
mación de los llamados domos de exfoliación (figura X V I.3).

— Acción de organismos vivos. Por último, los organism os vivos


llevan tam bién a cabo una forma de meteorización mecánica im ­
portante. Las raíces de las plantas, al penetrar por fisuras preexis­
tentes, realizan una labor de cuña al ir creciendo y ensanchando.
Los múltiples animalillos que excavan galerías internas contribuyen
igualmente a la desintegración de la roca (figura XVI.4).
El resultado de los procesos m ecánicos es la rotura o fragm en­
tación de la roca, que puede adoptar diversas form as (figura X V I.5):

— Fractura irregular, en form a de bloques angulosos, propia de


rocas coherentes, que dan lugar a am ontonam iento de derru­
bios.
— Desintegración granular o desmenuzamiento, propio de las
Figura X V I.2 . Formación de un talud de derrubios a! pie de un acantilado. rocas form adas por granos gruesos, que produce una especie
de arena (figura XVI.6).
586
587
1

Figura XV I.4 . Penetración de raíces en la roca. La Pedriza (Madrid). (Fotografía: P.


G o n zá le z Y a n ci.)

Figura X V I.3. Formación de domos de exfoliación según Raisz. (Tomado de A. N.


Strahier G eografía Física^.

— Descamación o formación de escamas, que se van separando


de la roca.
— Rotura en bloques, siguiendo las diaclasas de un bloque c o m - Figura X V I.5. Formas que adopta la ruptura de las rocas (adaptado de Strahier, G.
pacto (figura X\/\.7). Física)

588 589
1.3. M e teo rización quím ica

La meteorización quím ica da lugar a transform aciones en las


propiedades quím icas de la roca. En realidad es una acción más
importante que la anterior, aunque con frecuencia se dan am bas
conjuntam ente, sirviendo la física de preparación para la quím ica.
La sim ultaneidad de am bos fenóm enos es importante. A m enudo,
de la intensidad con que se da un proceso depende el otro; así,
cuanto m ayor sea la fragm entación mecánica, m ayor será la superficie
expuesta al ataque y m ayor la eficacia de la acción quím ica, y
viceversa, cuanto m ayor es el ataque quím ico a los minerales c o m ­
ponentes de una roca, más vulnerable resulta ésta a la acción
mecánica.
El agua, que es el gran disolvente de la Naturaleza, juega un
papel esencial en la meteorización quím ica. Por sí m ism a, form ando
parte activa en las reacciones, o por m edio de los productos que
Figura X V I.6. Granito descompuesto. La Pedriza (H^adrid). (Fotografía P. G o n zá le z lleva en disolución. Los procesos principales son:
Y a n c i.)

— Disolución. El agua por sí sola es capaz de disolver ciertas


rocas, co m o las evaporitas. Para algunos autores la salinidad de los
océanos constituye una prueba del valor del agua co m o disolvente,
que arrastra al m ar gran cantidad de sales de los continentes.
Si el agua contiene C O 2 (anhídrido carbónico) su papel co m o
disolvente aumenta. Produce una carbonatación. Un ejem plo, que
vim os al estudiar las form as de m odelado, es el de la caliza. Esta
roca, m u y abundante en la Naturaleza, está com puesta de C O jC a
(carbonato càlcico). A l entrar en contacto con agua cargada de C O 2
reacciona produciendo bicarbonato càlcico [(C 0 3 H ) 2Caj, una sal m uy
soluble en agua. C O jC a -1- C O 2 -l- H jO (C 0 3 H ) 2Ca.
La acción disolvente del agua se efectúa en superficie y en
profundidad a través dé las aguas subterráneas. Ju e g a un papel
prim ordial en la form ación de los suelos.
Se puede dar disolución en distintos tipos de rocas, pero insis­
tim os en que es especialm ente notable en el caso de las rocas
calcáreas, en las que tiene un alto valor geo m orfológico (figura X V I.8).
En algunas rocas la disolución actúa atacando, tan sólo, a sus
com ponentes solubles. Por ejem plo, en el caso del granito, c o m ­
puesto de cuarzo, feldespato y mica, mientras el feldespato es soluble,
el cuarzo no lo es. Así, cuando hay disolución del feldespato, el
cuarzo queda libre y da lugar a la form ación de suelos arenosos,
(figura XVI.6).
Figura X V I.7. Fragmentación de roca en bioques. Sierra de Guadarrama. (Fotografía
P. G o n zá le z Y a n c i.) — Hidrólisis. Es la reacción más importante. Consiste en la adición

590 591
m unicación, etc., puede haber problem as, dado que, al em beberse
de agua, experim entan cam bios de volum en.

— O xidación. Consiste en la unión del oxígeno con otros ele­


mentos o minerales para form ar óxidos. Resulta un fenóm eno m u y
generalizado, ya que el oxígeno atmosférico se disuelve en el agua
y, en esta form a, entra fácilmente en contacto con los minerales.
U no de los casos más com unes es la com binación de oxígeno con
el hierro, que entra en la com posición de un gran núm ero de rocas.
Por este proceso los carbonatos y sulfuros se convierten en óxidos,
dando lugar en la roca afectada a transform aciones en su dureza,
solubilidad, etc.

Por último, hay que considerar que, adem ás de los procesos


descritos, siem pre que existe un suelo con materia vegetal en proceso
de descom posición, se desarrollan en él ácidos orgánicos, que ta m ­
bién son capaces de reaccionar con los minerales y contribuyen a
Figura X V I.8. Efecto de la disolución del agua sobre la caliza. «Lapiaz». Pirineos. la meteorización quím ica.
(Fotografía P. G o n zá le z Y a n c i.)

de los iones y O H ' que el agua contiene, a la roca. En este 1.4. Factores que condicionan la meteorización
proceso la estructura del mineral queda rota. Si tom am os el ejem plo
del granito, los iones H " y O H “ se com binan con el feldespato Los procesos de la m eteorización, tanto física co m o quím ica,
potásico (uno de los principales com ponentes del granito) y form an actúan de m uy diversas formas. Varían en intensidad y en velocidad,
caolín, un mineral arcilloso. De esta form a se produce la alteración condicionados por múltiples factores. Sin entrar a analizar todos los
del granito, del basalto y de otras rocas similares, m u y abundantes posibles, vam o s a llamar la atención sobre el papel jugado por las
en la Naturaleza. características de la roca, que tiene una gran influencia. Entre las
En climas cálidos y húm edos, la hidrólisis actúa en el subsuelo físicas, e/ color condiciona la capacidad de absorber calor, la po­
y es capaz de producir la disgregación de las rocas hasta una rosidad es decisiva para la penetración del agua, al igual que la
profundidad extrema de 90 cm. fisuración, el tamaño de los componentes influye en la cantidad de
poros que puede contener, etc. Por otro lado, la composición mi­
— H idratacipn. Consiste en la fijación de agua sobre un cuerpo, neralógica hace que cada uno de sus minerales sea susceptible de
que se convierte en hidrato. Para m uchos es el proceso precursor determ inadas reacciones. Obviam ente el com portam iento de las rocas
de alteraciones quím icas más profundas. M uchos de los minerales frente a la meteorización varía según sus características y propiedades.
com ponentes de las rocas pueden incorporar agua a su estructura Por otra parte actúa co m o factor decisivo el clima, que da lugar
m olecular, transform ándose. En este proceso pueden aum entar n o ­ a que se den unos procesos u otros y, por supuesto, hay que tener
tablem ente su volum en. Precisamente, la propiedad de m uchos m i­ en cuenta la intensidad y período de duración de los procesos que
nerales de hincharse al entrar en contacto con el agua, es uno de intervienen. Te n ie n d o en cuenta sólo los tres factores que hem os
los aspectos más importantes de la hidratación, desde el punto de citado, a los que podríam os añadir otros, p odem os entrever la m u l­
vista de la meteorización. Ésta es, al parecer, una de las principales titud de situaciones que pueden presentarse.
causas de desintegración de las rocas ígneas de grano grueso. Los procesos de meteorización actúan de manera constante en
Desde un punto de vista práctico es m u y importante. Si sobre todas partes, pero no dan lugar a form as espectaculares que llamen
rocas de estas características se construyen edificios, vías de co - la atención. Su importancia, en cam bio, es decisiva, ya que preparan

592 593
la form ación del suelo y dejan a las rocas en disposición de ser aspectos del suelo relacionados con su fertilidad, perm eabilidad,
rem ovidas por la erosión. Sin la meteorización nada sería co m o hoy hum edad, etc. Otra es más geológica y geom orfológica y se ocupa
lo vem os. No existiría la vegetación actual, ni los continentes se más de su form ación, evolución, según el tipo de roca sobre el que
habrían p odido erosionar. Por eso le dam os gran importancia a este se da, clima, etc. A q u í nos vam os a ocupar preferentemente de la
capítulo que introduce la erosión. segunda, aunque harem os referencia a algún aspecto agronóm ico.

1.5. El regolito 2.1. Formación del suelo

El resultado de los procesos descritos es la form ación de una El suelo se puede definir co m o la form ación m óvil resultante de
capa de meteorización que recubre la roca. Esta cobertera meteorizada la transform ación de la roca, bajo los efectos del clima y la vegetación.
se llama regolito. En el pasado se pensó que era algo residual, m uerto, pero hoy
El regolito no es uniform e, varía en sus características y propie­ sabem os que es una capa dinámica, en la que se dan procesos
dades de unos lugares a otros. Su potencia puede oscilar de cero físicos, quím icos y biológicos.
a decenas de metros. En la m ayor parte de la superficie tiene de Una vez producida la alteración de la roca, por los procesos de
uno a dos metros de espesor, aunque se han m edido regolitos de m eteorización que hem os estudiado, sobre la materia puram ente
100 metros en zonas tropicales. Ta m b ié n son m u y variados en su mineral de depósitos residuales se instala una primera población de
capacidad de infiltración, su grado de resistencia, propiedades m e­ hongos, liqúenes y m usgos. Com ienzan a acum ularse restos de
cánicas, estructura, etc. organism os m uertos y, poco a poco, va naciendo una vegetación,
Sobre esta capa meteorizada se desarrollan los suelos. ayudada por la acción del viento y las aves, que van depositando
granos y semillas.
El suelo se co m p o n e de:

— Una fracción mineral, procedente de la meteorización de la


2. LOS SUELOS
roca, en la que hay: fragmentos de ia roca madre más o
m enos alterados y de diversos tam años, elementos coloidales,
entre los que son de destacar las arcillas, e iones minerales,
La importancia del conocim iento de los suelos es m u y grande que son esenciales, ya que constituyen la base de la alim en­
para la Geografía. Para alcanzar un conocim iento adecuado de lo tación mineral de las plantas.
que constituye por sí solo el objeto de estudio de una rama científica, — Una fracción orgánica, com puesta por organism os vivo s o en
la Edafología (del griego edafos = suelo), necesitaríamos dedicarle descom posición. Una microflora y una microfauna se ocupan
varios capítulos. No es posible tratarlo con la profundidad necesaria de la descom posición de los restos de animales y plantas, y
en un texto que abarca tan amplia materia co m o la Geografía Física, dan co m o resultado la form ación de un humus.
y que se destina a un curso inicial. Por ello, lo vam os a tratar de — Hay, adem ás, agua y gases. El agua, que tiene enorm e im ­
form a som era, inserto en la Geom orfología. portancia está adherida a las partículas, en las paredes de los
La profunda relación entre suelos y m eteorización, así co m o con poros y rellenándolos en las partes más profundas, donde es
el clima y la vegetación (que se han estudiado en los tem as IX, X arrastrada por la gravedad.
y XI), nos m ueve a introducir las ideas esenciales que conviene
conocer sobre este punto, antes de analizar el segundo proceso El humus constituye la materia orgánica inerte del suelo. Tiene
elemental de la erosión, que es el m ovim iento de materiales por las enorm e importancia. Puede ser de varios tipos, siendo dos los más
vertientes. extrem os:
Hay que precisar que en el estudio del suelo hay dos tendencias: • MuH, caracterizado por una gran actividad biológica, donde la
una de ellas es más propiam ente agronóm ica y se ocupa de los descom posición es m u y rápida, propio de zonas de temperatura

594 595
elevada y hum edad media, con vegetación rica en nitrógeno y — El color está relacionado con la presencia de determ inados
sobre roca madre caliza. minerales, sales, etc. En líneas generales puede decirse que
Mor, caracterizado por una débil actividad biológica, que hace cuanto m ayor es la proporción de hum us más oscuro es el
tan lenta la descom posición, que la capa vegetal suele estar suelo.
en superficie. Es propio de zonas frías o m u y lluviosas, con — La textura se refiere al tam año de las partículas que com p o n e n
vegetación acidificante, pobre en nitrógeno y sobre roca madre el suelo. En todo suelo hay una fracción gruesa, form ada por
silícea. gravas y guijarros, de diám etro superior a 2 m m . y una fracción
fina de partículas de diám etro inferior a 2 m m . com puesta a
su vez de arenas, limos y arcillas, de m ayor a m enor tamaño.
2.2 Características físicas y químicas del suelo Según sea el porcentaje de peso de cada una de estas
partes se define la textura del suelo, que será limoso, arcilloso
a) Físicas o arenoso, según la que predom ine. Un suelo equilibrado,
óptim o para el desarrollo de las plantas es aquel en que no
De los rasgos físicos del suelo interesa sobre to d o : predom ina ninguna de las tres (figura XVI.9.).
— La estructura se refiere al m o d o co m o se agrupan las partí­
culas. Pueden aparecer separadas unas de otras, es decir
dispersas (estructura particular) o aglutinadas en grupos de
diverso aspecto (estructura en agregados), que puede ser gra­
nular, prismática, en bloques, etc. (figura X V I.10).
En teoría, la estructura es independiente de la textura, aunque
en realidad hay un cierto condicionam iento. M uchas de las propie­
dades del suelo dependen, justamente, de su textura y su estructura,
por ejem plo:

I A rc illa :

o\o
^Oj
\

^ q u ilib ra d o ^ q u ilib ra d o
c o n arcilla
> ^ Ío u m b ra d o ^ g a r c i l l ^ o :
lim o sa
c on :
p z ^ a rei Ila a r e n o s a ^ ^ ì ] - _ —
Eq u i i i bra d o
E q u ilib ra d o
i+ lim o s o - a. E stru ctu ra en a g re g a d o s
^ equilibradolt^Sc.r - ÍM k^
L im o I \
oj. A re n a

b. E stru ctu ra p a rticu la r

Figura X V I.9 . Diagrama triangular de los porcentajes de arena, arcilla y limo, que Figura X V I.10. Esquema de estructura en agregados y estructura particular.
definen la estructura de un suelo. 1,— partículas limosas o arenosas. 2.— partículas coloidales fluoculadas. 3. poros.

596 597
directamente de la atmósfera. Pero hay ciertos m icroorganism os
— La porosidad, de la que depende la capacidad de aireación y
capaces de fijarlo directamente y de introducirlo en el suelo, a donde
de circulación del agua en el suelo, está condicionada en
llega tam bién nitrógeno procedente de la descom posición de las
buena m edida por la estructura. Si ésta es particular, es decir
plantas. A sí pasa al hum us y se mineraliza. En este estado, las
de partículas dispersas, tiene pocos poros; en cam bio, una
plantas lo tom an del suelo y, a través de las plantas, les llega a
estructura en agregados puede tener un gran n úm ero de ellos
los animales. Las plantas, que lo tom an en estado mineral, en la
(figura XVI. 10.).
síntesis de sus tejidos lo transform an en materia orgánica, capaz de
— La capacidad de retención, que es la proporción de agua que
ser asimilada por el animal. El ciclo se cierra con la muerte de
un suelo puede contener en relación a su peso, depende,
animales y plantas, que se d e scom ponen y lo vuelven a liberar (figura
sobre todo, de la textura. Un suelo arcilloso retiene m ejor el
agua que un suelo arenoso, ahora bien, en caso de sequía XVI.11).
es m ejor un suelo arenoso, pues en él el agua se infiltra,
m anteniéndose a cierta profundidad, co m o reserva.

Los suelos de granulom etría fina son capaces de contener m ucha


más agua que los de textura gruesa y son, por tanto, más favorables
para las plantas; pero si hay sequía prolongada pierden el agua por
evaporación, y si hay exceso de lluvia, pueden quedar inundados.

b) Químicas

De los caracteres quím icos destacarem os el com plejo absorbente


y el pH :

— El complejo absorbente lo c o m p o n e n los iones cargados eléc­


tricam ente (cationes de Ca, Na, M g y K y aniones de P, S y
N) y ciertos metales y metaloides (de Zn, Cl, Fe, M n, M b , B
y Cu) que en cantidades ínfimas son im prescindibles para las
plantas.
— Los suelos poseen un grado de acidez. Éste se relaciona con
la concentración de iones en solución (el agua del suelo
está disociada en y O H " ). Se expresa por el pH , que es
el logaritm o del inverso de dicha concentración. EÍ valor del
p H del suelo indica su grado de acidez:

ph = 7 neutro
ph > 7 básico
pH < 7 ácido

El pH resulta un factor com plejo. Depende de la naturaleza de


la roca m adre, unida a la acción del clima y de la vegetación.
La importancia del pH y el com plejo absorbente es m u y grande.
Las plantas tom an, a través del suelo, los elem entos que necesitan,
cerrando ciclos que son trascendentales en la Naturaleza. Un ejem plo
Figura X V I.11. £/ ciclo del Nitrógeno.
es el ciclo del nitrógeno. Las plantas no son capaces de tom arlo
599
598
2.3. Evolución del suelo
Ja Jl/
Ya hem os visto cóm o es esa evolución. Com ienza el proceso con Aqo H ojas y restos o rg á n ic o s
C3 di o es Q Ca
la alteración físico-quím ica de la roca (m eteorización). Una vez for­ m ás o m e n o s d e s c o m p u e s to s
A, A b u n d a n c ia de m ateria o rg á n ica
mada la fracción mineral, más o m enos gruesa, acuden a colonizarla
Z o n a de
paulatinamente m usgos, liqúenes y pequeñas plantas. C uando a los lixiviación
A,
restos minerales se incorporan restos orgánicos ya tenem os form ado Z o n a lix iviad a, m in e ra l (e lu via l)

un suelo (figura X V I.12).


Este suelo ¡oven continúa evolucionando bajo la acción del clima, A3 Tra n s ic ió n de A a B
alejándose cada vez más de las condiciones impuestas por la roca B, T ra n s ic ió n de A a B
madre.
En la evolución los com ponentes se disponen en capas horizon­
tales, a las que se da el nom bre de horizontes, cuyo conjunto forma Z o n a de a c u m u la c ió n Z o n a de
el perfil del suelo. de co lo id e s a c u m u la c ió n
A lo largo de la evolución el suelo tiende a alcanzar el equilibrio (ilu via l)

con el clima, o sea a lograr su cHnnax (pedoclim ax climático), al que


ha de corresponder un climax en la vegetación (fitoclimax climático). B3 T ra n s ic ió n de B a C
Si se producen cam bios, naturales o provocados, en el clima o en
la vegetación, puede haber una regresión.
i i p a i i Roca m a d re
m eteo rizada

r > y'
r $ ^
s
Roca
h o rizo n te
M a d re
A
'/
f
R eg olito
h o rizo n te
B

Figura X V I. 13. Esquema de los fiorizontes de un suelo.

h o rizo n te
C Durante la evolución se producen una serie de movimientos del
agua que circula por el suelo, que hacen que se desplacen las
partículas coloidales y los elem entos solubles. Los principales son
los m ovim ientos ascendentes y descendentes.
R oca Roca
m a d re El agua de lluvia, sobre todo si es abundante, penetra en el suelo
M a d re
y en su m ovim iento descendente arrastra las partículas m enores. Así,
la parte superior queda lavada o lixiviada y la capa u horizonte
recibe el nom bre de eluvial (o de lavado). Los materiales arrastrados
Figura XV I. 12. Etapas en la formación de un suelo. lo son de forma mecánica y quím ica por precipitación y se depositan

600 601
en la capa u horizonte inferior, llamado lluvial (o de acum ulación). acusado y la pendiente es im portante, naturalmente el desarrollo del
El proceso de lixiviación es esencial en determ inados regím enes de suelo se ve difilcultado. La erosión actúa con fuerza. El agua penetra
suelos. Poco a poco van p roduciendo en el suelo una descarbo- poco, pues corre con rapidez por la superficie y los propios materiales
natación y a m e n u do una acidificación. del suelo tienden a descender, pendiente abajo. Las zonas llanas
Por el contrario, donde hay una evaporación m u y intensa, el agua son, en cam bio, favorables a la acum ulación de materiales y a la
asciende hacia la superficie desde el nivel freático y las sustancias normal evolución de un suelo profundo y bien estratificado.
que arrastra disueltas pueden precipitar en superficie, d ando lugar - £/ clima es, sin duda, el factor principal. Sus elem entos (tem ­
a la form ación de costras y corazas. Puede haber en este caso una peratura, precipitación, viento) son esenciales en el proceso inicial
inversión de los horizontes. de alteración de la roca y a lo largo de toda la evolución.
El suelo, form ado por la com binación de todos los procesos que
hem os estudiado, se caracteriza por su perfil. Las capas u horizontes - La precipitación suministra el agua para que se realice la ac­
que lo co m p o n e n tienen propiedades y com posición diferentes. Se tividad quím ica y biológica del suelo. Produce la lixiviación y
distinguen tres horizontes clave (figura XVI. 13): su ausencia da lugar, por evaporación, a fuertes ascensiones
con los efectos de form ación de costras que vim o s anterior­
— Horizonte A. Es el superior. Pobre en elem entos finos y s o ­ mente.
lubles. Es eluviado. Se puede subdividir en A„, A , y A j. Los - La temperatura es m u y importante en los procesos quím icos
dos prim eros ricos en materia orgánica y el A 2, mineral, m u y y actividad bacteriana, que tienen lugar en el suelo. A s í en
e m p ob recid o y eluviado. suelos ecuatoriales prácticam ente no hay hum us, co nsum ido
— Horizonte B. El inferior, enriquecido con los elem entos que le incesantem ente por la rápida actividad bacteriana, en cam bio
llegaron de la superficie. Se llama por ello lluvial, o de acu­ en los climas fríos, al ser ésta m u y pequeña, el hum us se
m ulación. Puede subdividirse en B, y B 2 rico en hum us el acum ula en grandes espesores.
prim ero y en concentración de hierro el segundo. - El viento actúa sobre la vegetación, hace aum entar la e vapo ­
— Horizonte C . Marca la transición entre el suelo y la roca madre. ración y, por tanto, incide, sobre todo indirectam ente, sobre el
suelo.
El estudio del suelo se inicia siem pre con el análisis de sus
horizontes. A veces su diferenciación es po co clara y pueden aparecer - Los factores de orden biológico son m u y im portantes:
incom pletos, faltándoles algún horizonte por diversas causas. Lógi­
cam ente, cuanto m enos perturbada haya sido la evolución, m ejor se - Los animales pueden ejercer una acción m ecánica sobre el
definen los horizontes. En los suelos m aduros suelen presentar un suelo. So b re todo es de destacar la que llevan a cabo los
tipo A B C , mientras que en los suelos jóvenes el perfil es a m enudo , pequeños seres que viven en el propio suelo, co m o las lo m ­
de tipo A C (figura X V I.14). brices, que son capaces de un importante re m o vido , mezcla,
aireación y acarreo de materiales.
- El papel decisivo entre los biológicos corresponde, no obstante,
a la vegetación. La m acroflora, es decir, los árboles, arbustos,
2.4. Factores que intervienen en ia formación de los suelos hierbas, etc. que constituyen la cubierta vegetal, tom an del
suelo los nutrientes que necesitan y al m orir pasan a form ar
C o m o proceso com plejo que es, intervienen en su form ación parte del m ism o, dando lugar a la form ación de ácidos orgánicos
múltiples factores. Inicialmente son sum am ente influyentes las ca­ y de hum us. Hay, pues, un ciclo cerrado. La influencia es
racterísticas de la roca m adre, que luego van atenuando su incidencia. mutua. Las plantas precisan para desarrollarse de unas deter­
Los principales son: m inadas condiciones en el suelo y, a su vez, le influyen por
— La topografía. La altitud produce una serie de alteraciones en sus características.
la presión, tem peratura, condiciones climáticas y vegetación, que Existen plantas mejorantes, que form an hum us de tipo mull
afectan al desarrollo del suelo. De form a directa, si hay un relieve y plantas acidificantes, que dan lugar a hum us de tipor m or.

602 603
Los suelos form ados en este régim en (podsoles) se asocian
Por otro lado, la cubierta vegetal protege de la erosión y
a la taiga (plantas coniferas y brezos) (tema XI) y son pobres
también influye en la lixiviación, por m edio de las raíces. La
agrícolamente.
microflora, constituida por hongos y bacterias, juega un im ­
portante papel. No obstante hem os de tener m u y presente que — Lateritización. Este régim en se da en climas cálidos, con pre­
la influencia de la vegetación depende estrecham ente del clima. cipitaciones abundantes y bien distribuidas, en donde una gran
actividad bacteriana hace que el hum us se consum a con ra­
— El paso del tiempo y el hombre son los dos últimos factores pidez.
de la form ación y evolución del suelo. El hom bre, a través sobre Los minerales arcillosos se disuelven, mientras que el hierro
todo de la agricultura, actúa profundam ente sobre los suelos, los y el alum inio se acum ulan en form a de óxidos y dan lugar a
modifica cam biando la vegetación espontánea por cultivos, lo altera la form ación de una costra dura, llamada laterita (del latín later
m ezclando horizontes y lo deja expuesto a la erosión de mil formas = ladrillo).
(por ejem plo por una tala excesiva, construcción de vías de co­ El horizonte A es delgado, en cam bio el B es m u y potente.
m unicación, etc.). Resultan de este régim en suelos m u y poco fértiles, pero
El tiem po es, sin duda, relativo. H em os visto que los suelos que constituyen interesantes reservas de minerales. (Las bau-
jóvenes suelen tener un perfil poco desarrollado. Para que llegue a xitas son las lateritas ricas en alum inio, y constituyen las únicas
form arse un suelo m aduro, con un perfil com pleto y bien diferenciado, menas útiles para la obtención de este metal).
hace falta tiem po; ahora bien, dependiendo de todos los dem ás
factores citados, el tiem po necesario para la form ación de un suelo — Calcificación. Se da en climas áridos donde la evaporación
puede ser m u y breve, o inm ensam ente largo. excede a la precipitación, que es escasa. El proceso esencial
Para explicar por com pleto el com plejo proceso de la edafogénesis consiste en que el agua asciende desde el fondo, por la fuerte
entran en juego, aún, otro núm ero considerable de factores, más o evaporación, y precipita en el horizonte B nódulos, escamas,
m enos relacionados con los anteriores, tales com o el valor de la e incluso una costra de sales, yeso o caliche (en estos últimos
infiltración del agua en el suelo, las condiciones de avenam iento, predom ina el carbonato càlcico).
evapotranspiración, etc.
— Gleicificación. Se da en climas fríos y húm edos donde el
drenaje es escaso. La presencia de un estrato de arcilla c o m ­
pacta hace que sea im perm eable y que el suelo perm anezca
2.5. Tipos de suelos
encharcado una buena parte del año. En tales condiciones no
pueden producirse los m ovim ientos de agua que conocem os.
No p o d em os profundizar en las clasificaciones de los suelos. Nos
Hay, adem ás, m u y poca actividad bacteriana, por lo que en
centram os, tan sólo, en el conocim iento som ero de los tipos más
superficie se acum ula gran cantidad de materia orgánica, de
importantes.
m o d o que se pueden llegar a form ar turberas, en superficie.

a) Regímenes pedogénicos — Salinización. Se da asociada a climas desérticos con m uy


elevada evaporación y escaso drenaje. Consiste en la acu­
Los principales regím enes pedogénicos, o de form ación de un m ulación de sales solubles, principalm ente de calcio (Ca) y
suelo, son cinco: sodio (Na).

— Podsolización, (podsol = ceniza, en ruso). Se da en clima frío,


con poca actividad bacteriana. A l ser las precipitaciones su­ b) Clasificación. Principales tipos de suelos zonales
periores a la evaporación, se produce un intenso lavado (li­
xiviación). El horizonte A , de color ceniza, es rico en sílice y
Una clasificación de suelos propiam ente dicha no es tarea fácil.
m u y pobre en elem entos necesarios para los cultivos. En
Puede hacerse desde diversos puntos de vista. Con un enfoque
cam bio, el horizonte B es el que contiene hum us, materia
geográfico resulta útil la clasificación en tres grandes grupos:
orgánica.
605
604
— Suelos zonales. Son los form ado s en buenas condiciones de
drenaje, evolucionados y prácticam ente independientes de las
condiciones de la roca m adre, en equilibrio con el clima y la
vegetación.
— Suelos azonales. Son los poco evolucionados y con caracte­
rísticas cercanas a las de la roca m adre, con un perfil poco
desarrollado.
— Suelos intrazonales. Form ados en malas condiciones de dre­
naje, evolucionados, pero lejos del equilibrio climático.

Por el interés para nuestros objetivos nos vam os a centrar en


los suelos zonales (figura X V I.15).

Suelos de zonas cálidas, ecuatoriales y tropicales

M uy relacionados con los climas ecuatorial y tropical con larga


estación húm eda, están los suelos lateríticos o latosoles, en los que
predom ina el régim en de lateritización.
Desde un punto de vista agrícola, estos suelos pierden rápida­
mente su fertilidad tras las prim eras cosechas, porque la excesiva
lixiviación hace desaparecer los elem entos nutrientes de las plantas.
En cam bio sobre ellos se desarrolla bien la vegetación de pluviisilva.

Suelos de climas fríos y templado-fríos

Asociados con los climas fríos, tanto los subárticos co m o los de


las áreas más septentrionales del clima continental y las más frías
de los tem plados marítim os, aparecen los suelos podsólicos.
Cuando el podsol se form a en clima de tundra, la causa de su
form ación está en el frío, que hace que se acum ule m ucha materia
orgánica, que se transforma m u y despacio. Cuando se form a en
clima oceánico y continental, la causa esencial está en la presencia
de plantas acidificantes, sobre una roca pobre en calcio y filtrante.
Sobre los podsoles predom ina la vegetación de coniferas. Resultan
m u y poco fértiles, poco aptos para la agricultura, aunque son sus­ D
O)
ceptibles de mejora, añadiéndoles cal y fertilizantes.
En climas te m p la d o-h úm ed o s se desarrollan los suelos podsólicos
pardo-grises, que permiten el desarrollo de frondosas (arce, haya,
roble) y en zonas algo más cálidas los suelos podsólicos amarillo-
rojizos, que, bien fertilizados, pueden resultar productivos.
La popular terra rossa mediterránea está relacionada con este tipo
de suelos.

606
607
Sue/os de zonas desérticas 3. EVOLUCIÓN DE LAS VERTIENTES. M OVIM IENTO
DE DERRUBIOS
Claram ente zonales hay dos tipos de suelos vinculados a las zonas
desérticas:
Suelos grises desérticos (sierozem). Son pobres en hum us y tienen
Los materiales resultantes de la meteorización de las rocas están
concreciones de caliche. Aparecen asociados a los desiertos en las
som etidos, y son especialm ente sensibles, a la acción de la gravedad,
latitudes medias.
de m o d o que hay una tendencia a que se desplacen hacia lugares
Suelos rojos desérticos. Son propios de los desiertos más áridos y
más bajos. Este fenóm eno, junto a la m eteorización, constituye lo
cálidos de la zona tropical. Son esqueléticos, con depósitos de C O jC a
que algunos denom inan procesos elementales de la erosión.
(carbonato càlcico). No son fértiles, salvo que sean de textura fina
En las partes más bajas de los valles, los ríos realizan una
y necesitan irrigación.
importante acción erosiva, es la erosión lineal, esto es la ejercida
por el curso de agua, que tiende a profundizar su cauce por incisión
Suelos de estepa
vertical. Pero en los interfluvios tam bién se produce erosión. Se
moviliza una gran cantidad de materiales, que serán luego evacuados
Sobre las estepas de clima continental y subárido y co m o c o n ­
por el río. La erosión de los interfluvios se denom ina erosión areolar,
secuencia de la rica cubierta vegetal, se dan suelos ricos en materia
esto es la que se ejerce en superficie a través de la actividad pluvial,
orgánica, m u y interesantes agrícolamente.
la arroyada difusa, y otros procesos superficiales.
Los más característicos son los tipo chernozem o tierras negras.
En las vertientes se producen de form a casi constante pequeños
Son suelos m u y profundos, porosos y ricos en elem entos minerales,
m ovim ientos descendentes, a m enudo im perceptibles. Ta m b ié n hay
que resultan extraordinariam ente fértiles. Su vegetación habitual es
otros m ovim ientos de gran m agnitud. En ellos juegan un importante
de gram íneas, pastizales y praderas.
papel las características de las vertientes. Las hay cubiertas de ve ­
A estas regiones de chernozem se les suele llamar los graneros
getación espesa, que fija los materiales y las hay sin apenas ve ­
del m undo, en alusión a su adecuación para el cultivo de cereales.
getación, form adas por roca denudada, con grandes mantos de
Los suelos castaños y pardos aparecen contiguos a los anteriores.
derrubios y también de roca deleznable, que suelen ser de tipo
Son parecidos y resultan fértiles si las condiciones de precipitación
abarrancado, en las que la erosión es importante.
son adecuadas, pero una sequía inoportuna puede destrozar la co­
Los m ovim ientos de derrubios por las vertientes son variados.
secha, por lo que, en última instancia, sólo resultan rentables en
regadío.
A latitudes más bajas, coincidiendo con climas tropicales de corta
estación lluviosa y con estepas tropicales, y en el clima mediterráneo, 3.1. Movimiento por elementos
aparecen los suelos castaño-rojizos y pardo-rojizo.
Por últim o, hay un tipo de suelo similar al chernozem , que se — La caída libre de fragm entos de roca es el m ovim iento más
da en zonas subtropicales de precipitación algo más elevada. Es el rápido. Resulta de la rotura de la pared rocosa en fragm entos, que
llamado suelo de pradera o brunizem. Posee vegetación de gram íneas pueden ser de variadísim os tam años. Los fragm entos, tras una caída
y resulta agrícolam ente m u y productivo y especialm ente adecuado libre desciendan por la pendiente hasta llegar a un punto en el que
para el maíz. quedan estabilizados. La trayectoria depende de la inclinación y
rugosidad de la vertiente y de la form a y vo lu m e n de los fragm entos.
Por acum ulación se form an conos o taludes de derrubios, que
se mantienen estables hasta una pendiente m áxim a que suele estar
próxim a a los 35°. En ellos suele haber una selección de tam años,
estando los más gruesos en la base (figuras X V I.16 y X V I.17).
Los taludes y conos de derrubios se caracterizan por ser inestables,
de m o d o que por cualquier perturbación se producen en ellos nuevos
deslizamientos de rocas.

608 609
Figura X V I.16. Formación de un taiud de derrubios ai pie de un acantilado.

— Otro im portante m ovim iento elemental consiste en el despla­ Figura X V I. 14. fíoca, regolito y suelo. Pirineos. (Fotografía P.
G o n zá le z Y anci.)
zamiento de partículas. El im pacto de las gotas de lluvia sobre
vertientes con poca vegetación provoca saltos de partículas, que si
se dan a favor de la pendiente pueden ser de hasta un metro.
Ta m b ié n el agua que se desliza por la pendiente, antes de co n cen ­
trarse en los cauces es capaz de transportar partículas individuales
pendiente abajo (tema XVII).
— Reptación. Está m u y generalizado el uso del térm ino inglés
creeping (to creep = reptar). Consiste en un desplazam iento y re­
distribución de partículas por acción de la gravedad.
El m ovim iento se realiza de form a individual, partícula a partícula,
pero la suma de todos esos m ovim ientos casi im perceptibles, se
traduce en un lento descenso de todo el conjunto. Este m ovim iento
resulta apreciable a sim ple vista por la inclinación que muestran los
troncos de los árboles, los postes y las estacas que form an las
lindes de los prados, e incluso por la presencia de estratos que
aparecen curvados hacia la vertiente (figura X V I.18).
La razón última de la reptación está en la fuerza de la gravedad,
pero los agentes desencadenantes del proceso son m u y variados:
las pisadas de animales y personas, el trabajo de las raíces, el
calentamiento y enfriamiento de la superficie, etc. Un fenóm eno que
volverem os a encontrar, que participa en la reptación, es el realizado
por el agua que se hiela en la capa superficial del terreno que
em papa. Al helarse, forma unas delgadas colum nillas, co m o fila- Figura X V U 7 ^ ^ Talud de derrubios al pje de un acantilado. Obsérvese el mayor tamaño
de ios blocues situados en la p 'T o S ^ ^ ^

610
l 611
Para que se produzca es preciso que exista una superficie de
deslizamiento, que facilite la acción de la gravedad. Ésta procede,
a m e n u do , de la propia estructura del terreno, pudiendo ser el plano
inclinado de una falla, un plano de estratificación, etc. A este tipo
pertenece el deslizamiento en capas, en el que toda una masa rocosa,
de espesor más o m enos uniform e, se desliza, sin sufrir grandes
deform aciones.
Suelen ser m ovim ientos esporádicos, que no tienen excesivo
interés geo m orfológico, aunque su trascendencia puede ser grande,
no faltando ejem plos de pueblos situados en el fondo de un valle
de vertientes inclinadas, sepultados por un deslizamiento. En el valle
del Baztán, de Navarra, en 1913 el pueblo de Errazu fue parcialmente
destruido por un fenó m eno de estas características.
So b re una masa de rocas de tipo arcilloso o arenoso, se produce,
a veces, un deslizamiento, que adopta un perfil curvo o cóncavo,
m u y peculiar. Se habla en este caso de hundimiento. La masa
deslizada suele fragmentarse en bloques, que pueden quedar buzando
Fig ura X V I. 18. Fenómeno de reptación sobre una vertiente apreciabíe por la inclinación en sentido contrario a la pendiente (figura XVI. 19).
de postes, árboles, etc.
Los desencadenantes de este proceso pueden ser: la lluvia ab un ­
dante, que llega a saturar el terreno, un m ovim iento sísm ico o,
incluso, una perforación artificial. La presencia de laderas fuertemente
inclinadas lo favorece notablem ente.

mentos, que levantan un grano de arena. C uando se deshiela, el


grano cae y en este m ovim iento se produce un descenso respecto
a la posición inicial. Se conoce con el térm ino noruego pipkrake
(figura X X .8 ).
La reptación es un proceso m u y generalizado, aunque su eficacia
I
varía según el m edio. Los más favorables son aquellos donde existe
un m anto de derrubios de pequeño calibre, o donde son importantes
los fenóm enos de gelifracción en la roca, por ello suele ser destacable
en las laderas de m ontañas m u y expuestas a la acción hielo / deshielo,
sobre todo si no poseen una densa cubierta vegetal.

3.2. Movimientos en masa

Se considera co m o tales a los que m ovilizan en conjunto un


vo lu m e n m ás o m enos grande de materiales, afectando a to d o el
recubrim iento superficial resultado de la meteorización.

— Deslizamiento. Es un desplazam iento relativamente rápido y

Ì
Figura X V I.19. Deslizamiento con hundimiento. El bloque roto queda buzando en
m asivo de materiales por una vertiente, que puede incluso presentarse sentido contrario a la pendiente.
de form a catastrófica.
613
612
— Solifluxión. En este proceso el agua juega un papel esencial.
Cuando una form ación es capaz de em beberse de agua, puede llegar
a com portarse com o plástica, form ando una especie de fango, que
se desplaza de un basam ento estable. El m ovim iento resulta relati­
vam ente rápido, variando la velocidad según el grado de viscosidad
del barro.
Afecta, por sus características, a materiales ricos en coloides,
co m o m argas, arcillas y loess, especialm ente cuando poseen sales
solubles.
La solifluxión puede presentar varias form as:

— Laminar. Descenso lento de una capa fina de barro.


— Abombamiento de ia cobertera vegeta!, que dificulta el des­
censo del barro, con o sin salida exterior del fango.
— En terraciHas, que son a m o d o de peldaños escalonados en
laderas em pinadas, en las que colaboran las pisadas del ga­
nado, por lo que se las conoce com o terracillas de vaca (figura
XVI.20a).
— De form a puntual en las laderas. Las más características son B
los nichos de solifluxión. Consisten en una pequeña masa
desprendida, que deja un profundo talud en form a sem icircular,
del que parte una lengua de material viscoso (figura XVI.20b
y c).

La solifluxión, al precisar de abundantes precipitaciones, es es­


pecialmente destacable en las áreas de m ontaña húm eda, siendo
tam bién importante en las altas latitudes, d onde la vegetación es
escasa y el proceso hielo/ deshielo juega un importante papel. En
las regiones periglaciares (tema X X ), se da este fenóm eno con p ro ­
fusión, mientras que resulta poco frecuente en regiones áridas.

— C olada de tierra. Es otra form a de m ovim iento de tierras m uy


vinculada a la solifluxión. Consiste en una corriente de materiales
saturados de agua, que se desliza por laderas, cañones y valles de
montaña. Las más m óviles se llaman coladas de barro. Están c o n ­
dicionadas por la naturaleza de los materiales y la cantidad de agua.
Son bastante frecuentes en terrenos arcillosos.
En zonas desérticas, de vegetación m u y escasa, a veces, tras una
fuerte torm enta, la cantidad de agua caída no puede ser absorbida
por el suelo a la velocidad necesaria, y al descender por una ladera,
form a con los materiales sueltos un barro fluido, que se desliza
hasta el fondo del valle y sigue el curso de la corriente. En su
descenso se va espesando y llega a m ovilizar grandes bloques, hasta Figura X V I.20.Fenónemos de solifluxión en ladera, a. Terracillas de vaca,
b. Deslizamiento, c. Solifluxión. (Fotografías: P. G o n zá le z Y a n ci.)
quedar detenida.
615
614
A m enudo las coladas de barro son desastrosas. Un ejem plo lo Se considera que una pendiente es regulada si presenta una
constituye la destrucción, en 1955 de la ciudad de Nicolet, situada vertiente lisa, sin abarrancam iento, con una sección rectilínea de la
en el valle del río San Lorenzo. pendiente en torno a los 25° (se conocen co m o vertiente Richter).
Coladas de barro son tam bién las que se form an en los volcanes, El tipo de vertiente se ha estudiado a partir del balance m orfo-
cuando, tras una erupción, en la que se desprende gran cantidad génico, analizando en cada sección de la m ism a la cantidad de
de ceniza y polvo, se produce una lluvia torrencial. Se form a un derrubios procedentes de la zona superior, la cantidad producto de
barro viscoso, que desciende a gran velocidad por la ladera. su alteración y la cantidad que es arrastrada aguas abajo. Resultan
El m ovim iento de masas es un fenóm eno universal, que se da tres tipos:
en todas las regiones climáticas y en todas las vertientes, a partir
de un valor m ínim o, aunque la proporción del m ovim iento varía — Pendiente de transporte. Si la roca no se altera y lo que recibe
notablem ente de unos lugares a otros. En las altas latitudes, al es igual a lo que pierde.
alcanzarse tem peraturas bajo cero la solifluxión se detiene y el — Pendiente de ablación. Si la roca se altera y lo que sale es
m ovim iento de masas sólo es importante en la época estival. En las igual a lo que llega, más lo que se altera.
regiones de clima mediterráneo, de verano seco, es, en cam bio, en — Pendiente de acumulación. Si la roca se altera, y lo que sale
invierno cuando es más destacable el m ovim iento de masas, mientras es m enos que lo que recibe más lo que se altera, de m o d o
que en los trópicos lluviosos el fenóm eno se da con igual intensidad que el manto de derrubios crece.
todos los meses del año.
Pero no es sólo el clima el factor que juega un papel esencial
Por otra parte po d em o s clasificar las vertientes en:
en el m ovim iento de masas. La com posición y estructura de la roca,
la inclinación de la pendiente y la vegetación, son otros tantos
factores, de cuya com binación resulta el m ovim iento. — Vertientes cubiertas. A m enudo son estables, fijadas por la
T o d o s estos m ovim ientos, al actuar de form a más o m enos vegetación, con una evolución cuando m enos m u y lenta, o
constante, constituyen una pieza clave en el desgaste de los inter­ casi nula, aunque pueden presentar pequeños desprendim ien­
fluvios. El material meteorizado es, de esta form a, m ovilizado al tos y deslizamientos, la m ayoría de las veces resultado de la
fondo de los valles, donde es recogido y transportado por los ríos. acción hum ana, que, si es importante, puede ser la causa de
una reactivación de la erosión.
Éstos pueden erosionar tan sólo en el interior de su cauce, erosión
lineal, y a los lados, en form a de erosión lateral, sobre rocas poco — Vertientes rocosas denudadas. Presentan dos situaciones. Una
consolidadas. La característica sección en V del valle fluvial debe en la que adoptan la form a de un escarpe rocoso, a cuyo pie
m ucho a la acción del m ovim iento de masas por las vertientes. descansa un talud de derrubios y que está en reposo m o r-
En definitiva, el m ovim iento de materiales por las vertientes es fogénico, fijada por la vegetación y estable. Son form as he­
un elem ento importante en el estudio de las form as del relieve, y redadas del pasado. Otra form a, frecuente en alta montaña y
resulta un com plem ento a la labor erosiva de los ríos, al facilitar el regiones secas, es la de un escarpe rocoso, que alimenta de
transporte de los materiales resultantes de la meteorización. forma constante de derrubios a un talud de materiales sueltos,
en evolución.
— Vertientes deleznables. En ellas se produce una erosión m u y
activa. Propias de rocas no com pactadas co m o arcillas, margas,
equistos mal consolidados, arenas arcillosas, etc. Suelen pre­
3.3. Forma y evolución de las vertientes
sentar formas abarrancadas co m o resultado de la arroyada
(tema XVII) y abundantes ejem plos de deslizamiento, solifluxión,
Las vertientes tienen form as variadas. Las hay irregulares, con creeping y, en definitiva, todas las formas de m ovim iento de
cárcavas, escarpes rocosos, terracillas, etc. Otras son, en cam bio, masas que hem os estudiado en este capítulo (figura X V I.21).
m u y regulares, cubiertas por un manto de derrubios, lisas, con un
perfil convexo en la parte superior, cóncavo en la inferior y rectilíneo Sobre la evolución de las vertientes se han desarrollado diversas
en la zona intermedia. teorías. Las más clásicas decían que la vertiente tiende a buscar su

616 617
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Figura X V i.2 1 . Vertiente en materia! deleznable con erosión activa. Yellowstone. Foto ig S
M. P. González Yanci

nivel de equilibrio, que tiene forma convexa en la parte superior,


rectilínea en el tram o interm edio y cóncava en el inferior.
En la línea de la teoría del ciclo de erosión (tema XVII) se insiste
en que las vertientes se van suavizando a lo largo de su evolución,
siguiendo un ciclo de juventud, m adurez y vejez. En la actualidad
no se pueden admitir estas visiones un tanto simplistas y se piensa
que no hay una única evolución de las vertientes, sino que en la
evolución se dan fases diferentes, según los climas que les hayan
afectado, que han ido dejando herencias sucesivas. Por tanto, en el
m odelado de las vertientes se puede adivinar una vida com puesta
de etapas variadas, con períodos de crisis y erosión activa y otros
de descanso y calma, que dan com o resultado final form as más o
m enos com plejas.

618
619
TEMA XVII

LOS GRANDES A G EN TES DE LA EROSION I

ESQ UEM A/RESUM EN

Introducción.

1. Las aguas corrientes.

1.1. La arroyada:

— Concentrada.
— Difusa.
— Laminar.

1.2. Los torrentes.

1.3. Los uadis.

1.4. Los ríos.

a) Factores que condicionan la actividad y características


del río. '

— Físicos:
- Clim a.
- Relieve, m orfología, litología.
- Biogeográficos.

— H um anos.

b) Nociones esenciales de dinámica fluvial.

— Potencia.
— Caudal.
— Velocidad.

621
c) Redes y regímenes fluviales.
1.5. La teoría del ciclo de erosión de Davis.
— T ip o s de redes.
1.6. La erosión areolar.
— Regím enes sim ples:
- Glaciar. — Glacis.
de montaña, — Pediments.
- Nival
de llanura. — Penillanura.

oceanico.
- Pluvial
tropical.

— Regím enes com plejos.

d) La acción del río com o agente erosivo.

— Erosión fluvial:
- Acció n hidráulica.
- Abrasión.
- Corrosión.
- Desgaste.
— Tran sp orte :
- En disolución.
- En suspensión.
- Deslizamiento, rodam iento, saltación.
— Sedim entación.

e) Perfil de equilibrio y nivel de base.

f) Form as resultantes de la acción fluvial.

— De erosión.
- Valle.
• M eandros.
- Lecho
• Saltos de agua.
— De acum ulación

- C onos aluviales.
- Llanuras aluviales.
— Terrazas fluviales.

g) Capturas fluviales y encajam iento.

h) Relación de los ríos con la tectónica.

622
623
INTRODUCCIÓN

Con el tiem po, los materiales que resultan de la alteración de las


rocas y que van siendo m ovilizados en las vertientes, son trans­
portados hacia zonas de sedim entación marina o continental. El
transporte es realizado por variados agentes, que actúan de forma
diversa y que son esencialmente: las aguas corrientes, los glaciares
y el viento.
Insistimos, una vez más, en algo que ya ha sido expresado en
temas anteriores. El estudio geo m orfológico se ha orientado con
diversos enfoques. U n o consiste en considerar prioritariamente la
acción de los agentes erosivos, teniendo en cuenta, adem ás, la
influencia de la litología y la estructura. Otros, en cam bio, se centran
en un enfoque climático, considerando sobre todo, que cada clima
(actual o pasado) hace que predom ine un determ inado sistema ero­
sivo, del que resulta un m odelado característico. En lugar de tratar
los agentes (ríos, glaciares, viento), estudian sistemas m orfoclim áticos:
glaciar, periglaciar, desértico, etc. Según el enfoque se hace una
Geomorfología Fenomenològica (de los agentes), o Climática.
En este curso, por ser de iniciación, creem os que puede resultar
más didáctico analizar prim ero, de forma detallada, los agentes ero­
sivos, considerados aisladamente, para estudiar después, de forma
globalizada, los sistemas m orfoclim áticos. En este tema, que es
continuación del anterior, trataremos los agentes de la erosión, los
procesos erosivos y las form as de m odelado más importantes, re­
sultado de la acción de aquellos.

625
1. LAS A G U A S CORRIENTES concentrada; una poco intensa dará lugar a arroyam iento di­
fuso.
— La cubierta vegetal. Cuanto más escasa es la vegetación, m ayor
puede ser el efecto erosivo de la arroyada.
Las aguas de escorrentía, o aguas corrientes, com pletan el ciclo
hidrológico de la superficie terrestre, que vim os al estudiar los temas
— La verticalidad y longitud de ia pendiente.
de Clim atología y juegan un papel fundam ental en el m odelado de — Las características del roquedo, su naturaleza y estado de
descom posición.
las form as de relieve.
La rama científica que se ocupa del estudio de la dinámica de
— La capacidad de infiltración dei suelo.
las corrientes de agua es la Hidrología Fluvial. Aporta datos de gran — La acción humana, que al m odificar las condiciones naturales,
puede acelerar el proceso de erosión.
valor para el análisis de geólogos y geom orfólogos, que las estudian
co m o agentes erosivos y m odeladores del relieve. La enorm e im ­
portancia del agua para los hom bres, en todos los sentidos, hace La arroyada se da en todas las regiones del m u n d o , aunque varía
que estos estudios estén sum am ente desarrollados a nivel teórico, en intensidad y en m odalidad. Se desarrolla am pliam ente y en todas
práctico, e incluso experimental en laboratorio. sus form as en las regiones áridas y secas, aunque si la escasez de
La labor erosiva de las aguas corrientes se lleva a cabo por los agua es m u y notable, sólo aparece en determ inadas zonas.
ríos propiam ente dichos, el agua de arroyada, los torrentes y los En las regiones frías, la existencia de un subsuelo helado im pide
la infiltración, posibilitando el desarrollo de la arroyada difusa. A lg o
uadis.
similar es lo que ocurre en los m edios tropicales húm edos, cuyo
suelo está saturado de forma perm anente.
En las regiones tem pladas, salvo en áreas m ontañosas y en lugares
1.1. La arroyada concretos, suele ser m enos intensa la acción de la arroyada, por la
m oderación de las lluvias y las condiciones de suelo y cubierta
El agua de lluvia o de fusión de nieve y hielo, si no es absorbida vegetal.
por el suelo, circula libremente por la superficie de las vertientes.
Recibe el nom b re de agua de arroyada en oposición al agua en­
cauzada, o curso de agua.
Puede adoptar diversas form as:

— Concentrada. Cuando el agua resbala en regueros, que llegan


a marcarse profundam ente. Su acción lleva a la form ación de
cárcavas (también llamadas bad lands).
— Difusa. Al resbalar en form a de hilillos sinuosos y cambiantes,
a los que cualquier obstáculo puede desviar. Arrastra los co ­
loides del suelo.
— Laminar. C uando el agua resbala form ando un manto continuo,
a m o d o de una delgada película, con gran capacidad de arrastre
(se conoce com o sheet flood).

La arroyada está condicionada por múltiples factores, co m o más


importantes pod em os destacar:

— La naturaleza, volumen y ritmo de ias precipitaciones. Una Figura XVII. 1. Formación de cárcavas o bad lands. Gran Cañón de Yellowstone. Foto
precipitación intensa y prolongada tiende a producir arroyada P. G o n zá le z Y anci.

626 627
Los efectos del arroyam iento en las vertientes varían según el
tipo de acción realizada. La difusa produce una red de surcos poco
profundos, mientras que la concentrada realiza una fuerte erosión
lineal, que esculpe cárcavas y barrancos, dando unas vertientes de
r
agudos perfiles, conocidas com o bad lands (figuras X V II.1 y X V II.2).
El transporte realizado por la arroyada es pequeño. Consiste sólo
en dim inutas partículas en suspensión y arenas y gravas arrastradas.
T o d o ello termina por depositarse al pie de las vertientes, en form a
de pequeños conos y glacis (más adelante estudiarem os estos c o n ­
ceptos).
En definitiva, resulta una erosión m u y activa, contra la que, a
m e n u do, se defiende el hom bre recurriendo a la repoblación forestal
o a la construcción de bancales, para dism inuir la inclinación de la
pendiente.
La arroyada no se produce exclusivam ente en las vertientes. Es
tam bién im portante su acción en los piedem ontes de regiones m o n ­
tañosas, que reciben una gran cantidad de agua de lluvia, en períodos
de tiem po breves.

Figura X V II.2. Efecto de erosión en surcos en una pendiente.

1.2. Los torrentes

Un torrente es un curso de agua corto y que circula por cauce


fijo, de acusada pendiente, de form a tem poral. S u po ne el paso
siguiente, tras la arroyada, para constituir una red fluvial fija. Su
principal característica es ser episódico, pudiendo quedar seco durante
parte del año (figura X VII.3.a).
El torrente es sencillo en su configuración y m u y interesante co m o
m odelo, a escala reducida, de lo que representa la erosión fluvial.
Consta de tres partes bien diferenciadas:

— La cuenca de recepción. Es la parte alta, con forma de em b u do .


Se forma en las laderas, donde se concentra el agua desde
los barrancos. Cada nuevo aporte de lluvia la hace ensanchar
y profundizar. En ella la excavación es la forma de erosión
predom inante.
— El canal de desagüe. En el fondo de la garganta es el lecho
principal. Hay en él excavación, e incluso erosión lateral, pero
la labor dom inante es la de transporte (figura X VII.3 .b).
— El cono de deyección. C uando se suaviza la pendiente, al llegar L
al valle principal, el torrente pierde velocidad, lo que le im pide
seguir transportando la carga que acarreaba y com ienza a Figura XVII.3a. Torrente en ei Pirineo. (Fotografía P. G o nzález Y anci.)

628 629
Cuenca de recepción

Figura X V ll.4.a.
Cono de deyección.

Figura X V II.3 .b. Esquema de un torrente.

depositarla. A l hacerlo, eleva el lecho y reactiva su capacidad


de arrastre, por tener m ayor pendiente. Si se produce una
crecida, busca un nuevo desagüe junto al prim ero, a nivel
inferior. A sí se va form ando el cono, por el que el torrente
va cam biando de lecho (figuras XVII.4.a y XVII.4.b). El cono
de deyección es un terreno de gran fertilidad, pero un tanto Figura X V II.4 .b . Cono de deyección. Cervinia Alpes Italianos. Foto M .P . González
Y anci.
inestable.
631
630
El torrente realiza un im portante trabajo erosivo, tanto vertical La evaporación tiene especial importancia. Depende de la tem­
(profundizando en el cauce), com o lateral (ensanchándolo), p re d o ­
m inando el prim ero. Esta acción erosiva es especialm ente intensa
en la cabecera del torrente, que, poco a poco, va desplazándose en
sentido opuesto a la corriente: erosión remontante.
ÍT peratura, por lo que su intensidad varía m ucho de invierno a verano
en las zonas tem pladas. En las regiones intertropicales, por su débil
oscilación térmica anual es más hom ogénea a lo largo del año.
Los factores orográficos, morfológicos y litológicos juegan tam bién
un papel m u y importante:

1.3. Los uadis — La altitud condiciona los factores climáticos y, por tanto, el
vo lu m e n y form a de las precipitaciones, que serán sólidas a
Son cursos de agua de carácter intermitente, propios de regiones partir de determ inada cota, al m enos parte del año.
áridas. Poseen un único lecho, en cuyo fondo hay una serie de — La pendiente influye en la velocidad y capacidad de carga del
canales anastomosados (del griego anastom osis = bifurcación), ro­ río, a m ayor pendiente m ayores velocidad y capacidad de
deados de bancos de piedras o arena, en los que puede desarrollarse carga.
una vegetación de tipo estepario. A gu as abajo, las orillas se difum inan — La exposición a los vientos afecta al volum en de precipitaciones.
y el uadi term ina, convertido en una serie de canales dispersos. — La naturaleza del roquedo influye doblem ente. De un lado,
Se organizan en redes, que se desdibujan y terminan por ser un según sea la dureza del terreno será distinta la cantidad de
conjunto de tram os aislados, conform ando una red desorganizada. materiales que el río arrastre y, de otro lado, porque la na­
A lg u n o s llegan al m ar y tienen un caudal perm anente, aunque débil, turaleza más o m enos perm eable del terreno, hace que éste
pero la m ayoría terminan en depresiones cerradas y sebjas (tema actúe co m o un regulador de la corriente.
X X ), desapareciendo por infiltración.
Entre los factores biogeográficos destaca la incidencia de la ve­
getación. Si es m u y abundante reduce la escorrentía, al interceptar
1.4. Los ríos parte de la precipitación. El bosque puede atenuar notablem ente las
crecidas, aunque no sea capaz de evitar las catastróficas.
Son corrientes de agua de carácter perm anente, que circulan por La acción del hombre, por último, es un factor destacable. De
un lecho y se organizan en redes, realizando una importante labor form a voluntaria o involuntaria, directa o indirectamente, el hom bre
de erosión, transporte y acum ulación. interviene en el régim en y características de m uchos ríos. La rotu­
ración y puesta en cultivo de tierras, la tala de bosques, construcción
de em balses, canalizaciones, desviación de cursos, contam inación
a) Factores que condicionan la actividad y características del rio
industrial, etc., serían algunos ejem plos de la acción del hom bre
sobre los cursos de agua.
El río está condicionado en sus características, y, consecuente­
mente en su actividad, por factores de orden físico y biogeográfico.
Los factores físicos son, en gran parte, determ inantes del caudal b) Nociones esenciales de dinámica fluvial
y régim en fluvial. Los más importantes son los climáticos. El río se
alimenta de las precipitaciones; por tanto, a m ayor precipitación, Desde el punto de vista geográfico interesa la labor del río co m o
m a yo r caudalosidad. agente erosivo y m odelador del relieve. Esta actuación viene deter­
El río recibe las precipitaciones de su cuenca, pero hay que minada por las características de la dinámica fluvial, que vam os a
recordar que, de aquellas, una parte se evapora y otra se infiltra en analizar brevem ente.
el terreno, aunque esta última puede volve r al río a través de las La capacidad erosiva de un río depende de su potencia, que es
fuentes. El caudal del río es, por tanto, igual a las precipitaciones, a su vez fruto del caudal y de la velocidad. El caudal viene co n ­
más la alim entación de las fuentes, m enos la infiltración y la eva­ dicionado por las precipitaciones y por las características de la cuenca
poración: que drena. La velocidad lo está por el relieve, la carga transportada
C = P + F - ( I + E) y la form a del lecho fluvial.

632 633
La potencia bruta es la capacidad total del rio para erosionar. mientos turbulentos son m u y activos en las crecidas y su importancia
Sobre ella actúan ciertas fuerzas inhibitorias, que son: el rozamiento es m u y grande, ya que son la causa de la casi totalidad del trabajo
del agua y la carga, contra las paredes y fondo del lecho, el choque erosivo que el río realiza.
entre las partículas y la propia energía necesaria para transportar la
carga. El resultado es la potencia neta, es decir, la que el río puede c) Redes y regímenes fluviales
em plear efectivamente para erosionar, es la potencia bruta m enos
la suma de los efectos de las fuerzas inhibitorias. Cuando las fuerzas Los cursos fluviales se organizan en redes jerarquizadas y es­
inhibitorias son m enores que la potencia bruta, el río excava, cuando tructuradas, que aseguran el drenaje de una cuenca. Cuenca hidro­
son m ayores el río tan sólo puede depositar, y cuando hay un gráfica es la superficie de terreno cuyas aguas afluyen a un m ism o
equilibrio entre ambas el río tan sólo transporta. Los ríos tienden a río. Su límite son las divisorias de aguas, que son las líneas que
buscar este equilibrio, lo que constituye una de las leyes funda­ limitan las aguas que van a un río, de las del adyacente (figura
mentales de la dinámica fluvial. XVII.5).
El caudal es la cantidad de agua que lleva el río en un punto El río resulta de la concentración de las aguas de escorrentía de
y m om ento concreto de su recorrido. Se expresa en m.®/ segundo, toda su cuenca, tanto de las que le llegan de forma directa, a través
que es el cauda! absoluto, y en m.®/ seg. / km.^ de cuenca, que es de la superficie, co m o de forma indirecta, por escorrentía subsu-
el caudal relativo. perficial o subterránea.
El caudal no perm anece fijo y estable, sino que puede tener gran La cuenca teórica com p re nd e todos los drenajes, aunque estén
irregularidad, no sólo de unos años a otros, sino a lo largo del secos, y la cuenca circulante se refiere a la que está recorrida por
ríos activos.
m ism o año. El río a lo largo del año puede llevar aguas altas o
bajas, que son valores m edios, y puede experim entar crecidas y
estiajes, que son m áxim os y m ínim os puntuales. Las variaciones del
caudal repercuten de form a directa en la actividad erosiva del río.
De las características del caudal de un río depende su ponderación
y su regularidad. La ponderación hace referencia a la oscilación entre
las altas y las bajas aguas, tom an d o los caudales m edios de cada
mes. Ta m b ié n se puede referir a la diferencia entre crecidas y estiajes.
La regularidad se calcula dividiendo el caudal m edio más alto
de un período de tiem po (varios años) por el más bajo del m ism o
período. Si el resultado es 2 quiere decir que el año de caudal más
alto llevaba el doble que el más bajo, si es de 3 el triple, y así
sucesivam ente.
La velocidad, junto al caudal, condiciona la potencia erosiva del
río. Se m ide en m ./ segundo. No es igual en todos los puntos del
cauce, sino que es m ayor en el centro de la corriente y m enor en
el fondo y laterales. Naturalmente la velocidad varía en función del
caudal y de la pendiente.
Hay que considerar, adem ás, otro hecho im portante: que el flujo
del agua puede ser laminar y turbulento. Lam inar es cuando el agua
discurre en form a de láminas ordenadas, paralelas al fondo. Es propio
de ríos tranquilos, que discurren por un lecho estable y uniform e.
Tu rb u le n to es cuando el agua form a torbellinos, que pueden ser
horizontales o verticales y de m u y diversos diám etros. Los m o vi­ Figura XVII.5. Principales cuencas hidrográficas de la Península ibérica.

634 635
Las redes de drenaje están form adas por un colector principal y
una serie de afluentes. Existen num erosas disposiciones de redes
características, a m enudo condicionadas en su configuración por la
estructura geológica. Las hay poco jerarquizadas, anárquicas, de tipo
paralelo, trenzadas, reticuladas, rectangulares, radiales, radiales anu­
lares, etc. Quizás el trazado más característico sea el dendrítico, en
el que los afluentes form an un dibujo de tipo arborescente, de
carácter irregular (figura X VII.6).
Los ríos se caracterizan por tener un determ inado régimen, que
viene caracterizado por las oscilaciones del caudal a lo largo del
año. Se distinguen dos grandes grupos:

— Regímenes simples. Son los que tienen tan sólo dos estaciones
hidrológicas, una de abundancia y otra de escasez. Esto significa
que tienen una form a de alimentación dom inante.

Pardé distingue tres tipos:

— Glaciar.
— Nival (de montaña o de llanura).
— Pluvial (oceánico y tropical).

El glaciar, propio de zonas de alta montaña, recibe la m ayor parte


de las precipitaciones en forma de nieve, por lo que en invierno
lleva aguas bajas, mientras que las aguas altas se dan tras la fusión
de las nieves, teniendo caudales m uy altos durante unas semanas.
El nival de montaña es casi idéntico, aunque el m áxim o se da
un poco antes (junio), porque la nieve que está por debajo de las
nieves perpetuas, funde antes.
En el caso del nival de llanura, propio de las zonas de clima
continental, tiene en el invierno precipitaciones sólidas. Las lluvias
de verano no son suficientes para aum entar el caudal en gran medida,
su principal form a de alim entación procede de la fusión de las nieves,
unido a las lluvias de prim avera, que pueden provocar crecidas
catastróficas.
El pluvial tiene en las precipitaciones líquidas su fuente de ali­
m entación. El tipo oceánico posee altas aguas en invierno, mientras
que en verano, aunque tam bién llueve, lleva aguas más bajas, porque
se ve afectado por la m ayor evaporación. Son ríos bastante regulares.
En el caso de los tropicales, en cam bio, el gran contraste entre
estación húm eda y seca hace que pueda haber una gran oscilación
del caudal. Los m ínim os se dan en la estación seca. En el Ecuador,
de lluvias constantes, la regularidad y ponderación son grandes,
aunque suelen observarse m áxim os equinocciales.

636 637
— El régim en com plejo es aquel en el que se suceden varios
tipos de alimentación. Es frecuente, dado que m uchos ríos a lo largo
de su recorrido atraviesan zonas climáticamente distintas y varí re­
cibiendo afluentes, que modifican sus características.
En definitiva, el régim en fluvial es fundam entalm ente una co n ­
secuencia del clima, siendo el régim en de precipitaciones el factor
principal y decisivo en su configuración. Para su representación se
utilizan gráficos, que se confeccionan con los coeficientes mensuales
de caudal. Dichos coeficientes se obtienen dividiendo el caudal m edio
mensual por el caudal m edio anual (figura X V II.7).
§O
C
d) La acción del río como agente erosivo

I
Desde el punto de vista geom orfológico, el río juega un papel 8
trascendental com o agente m odelador del paisaje. Su trabajo consiste «
en una triple acción de erosión, transporte y sedim entación. a
I
Erosión fluvial I
<3

El río erosiona de diversas formas. Se puede distinguir:

— Acción hidráulica. Consiste en el arrastre de los materiales


sueltos, o que han perdido cohesión, co m o arenas o arcillas,
por la propia fuerza del agua al chocar contra el fondo y las
paredes del lecho.
— Abrasión. Los materiales transportados chocan contra el fondo
y las paredes, y ejercen una acción mecánica de gran im ­
portancia, en especial sobre los materiales duros, que apenas
son afectados por la acción hidráulica. La abrasión da lugar
a form as de cierta m agnitud, com o las marmitas de gigante,
§
que son oquedades excavadas en el lecho rocoso.
— Desgaste. El río produce un desgaste de los materiales que i

transporta, que van redondeándose, e incluso llegan a pul­
verizarse. Éstas tres prim eras form as de erosión son físicas.
Corrosión. El agua realiza adem ás una acción quím ica, disol­
1s
vente, sobre los materiales con los que entra en contacto. ■S
Estos efectos pueden ser m u y importantes sobre rocas calizas,
si el agua es rica en anhídrido carbónico.

La turbulencia del río es m u y importante en el proceso erosivo.


Aum enta de form a significativa en las crecidas violentas, de donde Figura X V II.7. Ejemplos de regímenes pluvial oceánico (Miño) y nival de montaña
resulta que las crecidas juegan un gran papel en la erosión. (Valiraj. S e g ú n M a sa chs A la ve d ra .

638 639
Transporte — Los materiales más gruesos, que no pueden ser llevados en
suspensión, perm anecen en el fondo, pero tam bién son m o ­
Si la potencia neta es positiva, el río es capaz de transportar una vilizados por deslizamiento y rodamiento a im pulsos más fuer­
serie de materiales que constituyen la carga, llamada tam bién cauda! tes de la corriente, y por saltación (figura X VII.8).
sólido.
La cantidad o masa de carga que el río puede transportar por La carga transportada por cada río varía notablem ente en cantidad
unidad de tiem po, define la capacidad de! rio, y la masa de elem entos y en tam año, e incluso se producen variaciones dentro de un m ism o
más gruesos define su competencia. río de unos períodos a otros y en distintos puntos de su recorrido.
Cada río tiene una carga límite que es capaz de transportar, que Es durante las crecidas cuando el río muestra una m ayor actividad.
depende de la velocidad, del caudal y del tam año de las partículas. Cuanto m ayor es el caudal y la velocidad de la corriente, m ayor es
La turbulencia juega un gran papel, pues cuanto m ayor sea ésta, el tam bién su capacidad de transporte.
río será capaz de m antener en suspensión m ayor vo lu m e n de masa A lo largo del curso fluvial se produce una diferenciación. Así,
y de m ayor tam año. en el curso alto, de más fuerte pendiente, se movilizan grandes
El río transporta su carga de diversas form as: bloques, mientras que, según vam os descendiendo río abajo, va
decreciendo el tam año de los materiales, por decantación y por
— En disolución es transportada una parte considerable proce­ desgaste.
dente de la descom posición de las rocas, en form a de sales
minerales. Sedimentación
— En suspensión se mantienen las partículas de pequeño tam año,
co m o arenas finas o arcilla, gracias a la turbulencia y rem olinos En el m om ento en que el río no es capaz de transportar su
de la corriente. La cantidad de materiales transportados en carga, com ienza a depositarla. La dism inución de la velocidad de la
suspensión pueden ser m uy variable. Es especialm ente elevada corriente es de suma importancia en este proceso. Al dism inuir la
en ríos que atraviesan por regiones áridas, por la escasa velocidad se reduce la turbulencia y, consiguientem ente, la capacidad
cubierta vegetal y, a m enudo, es lo que da a un río turbiedad de soportar la carga. El proceso de sedim entación es, naturalmente,
y cierta coloración. selectivo. Los materiales se van depositando, com enzando por los
de m ayor tam año, hasta las partículas más finas.
La sucesión de períodos de estiaje y crecida, y el distinto volum en
que pueden tener, hace que varíe la potencia del río y su capacidad
de carga. C o m o resultado, se observa que en los depósitos hay, a
m e n u do , mezcla de tam años según el período del que procedan.

e) Perfil de equilibrio y nivel de base

A partir de la erosión y la acum ulación, el río va m odelando,


desde su nacimiento a su desem bocadura un perfil longitudinal, cuya
pendiente va d ism inuyendo aguas abajo. Dicho perfil dibuja una curva
cóncava hacia el cielo, accidentada por diversas rupturas de pen­
diente.
Desde su nacimiento, el río va dism inuyendo su pendiente, según
va aum entando su caudal, por las sucesivas aportaciones de otros
ríos afluentes. Al tiem po, aumenta la profundidad y anchura del
lecho, y dism inuye la carga que transporta.
Figura X V II.8. Distribución por tamaños de ia carga transportada por ei rio. A .—
materiales transportados en disolución y suspensión. B.— materiales que constituyen El río tiende a un objetivo inalcanzable, que es conseguir su perfil
la carga de fondo y son transportados por arrastre y saltación. de equilibrio (figura XVII.9). Éste se podría definir co m o una curva

640 641
otro lado va creando suaves llanuras cubiertas de materiales de
r depósito.
La acción conjunta de la erosión fluvial y el m ovim iento de
derrubios, que vim os en el tema anterior, van produciendo una
evolución de las vertientes, que tiene gran importancia g eo m o rfo ­
lógica.

Formas de erosión

— Valle fluvial. El río al excavar va produciendo una hendidura,


que es el com ienzo de la form ación del valle fluvial, limitada por
dos laderas o vertientes.
El valle puede ser sólo una hendidura profunda, un corte de
sierra entre laderas verticales, tal co m o lo ve m o s en las gargantas.
Pero, por lo general, las laderas se van haciendo más suaves a
m edida que el valle se ensancha.
H ay una estrecha colaboración entre el trabajo del río y el m o ­
perfectam ente regularizada, de m o d o que en cada punto hubiera un
vim iento de masas en las vertientes. El material rem o vido en ellas
equilibrio perfecto entre la capacidad de transportar la carga y la de
se desplaza hacia la zona inferior, y el río se encarga de su evacuación
acum ulación y, por tanto, el río fuera capaz de transportar toda la
co m o carga. De esta form a, las vertientes van evolucionando hacia
carga procedente del curso alto, sin excavar ni depositar. En último
una oblicuidad cada vez m ayor. Los afluentes, que se van desarro­
extrem o, invertiría toda su energía en vencer el rozam iento, sin
llando desde una inicial concentración de la arroyada en las vertientes,
erosionar, transportar ni depositar.
contribuyen al ensancham iento del valle principal, conform ando sus
El nivel de base es el punto más bajo de cada sector de un río.
propios valles afluentes.
Si se considera en su totalidad, es la desem bocadura.
La consideración del nivel de base ha d ado lugar a la form ulación
de teorías en el sentido de que si éste desciende, el río reactiva — Lecho fluvial. Dentro del valle, las aguas circulan concentradas
su erosión de form a rem ontante, y si asciende, el río realiza un en un lecho y, norm alm ente, co m o vim os, se organizan en redes.
aum ento de su sedim entación, tam bién remontante. En realidad, está El lecho es el espacio ocupado por las aguas. En él se distinguen:
dem ostrado que ésto sólo ocurre en distancias pequeñas y sobre
materiales blandos.
— Lecho mayor. Es el lecho m áxim o, ocupado en caso de crecida.
A lo largo de su evolución, el perfil va tendiendo a la búsqueda T a m b ié n se le llama lecho de inundación, llanura de inundación
del equilibrio, de suerte que se produce una regularización, tendente o llanura baja aluvial. Suele estar cubierto por limos.
a suavizar las pendientes dem asiado fuertes por ablación y a aum entar — Lecho ordinario. Es el que está norm alm ente ocupado por las
las pendientes débiles por acum ulación. Ta l regulación se realiza por aguas, delim itado por las márgenes. Ta m b ié n se le llama lecho
sectores y, desde luego, es más sencilla en la parte baja del río, menor. Con frecuencia aparece accidentado por aluviones, de­
repercutiendo luego aguas arriba. El nivel de base marca siem pre pósitos de cantos rodados, e incluso, puede haber alguna
el límite del trabajo erosivo del río. vegetación.
— Canal de estiaje. Es el sector siem pre su m ergido, ocupado por
las aguas bajas (figura X V II.10).
f) Formas resultantes de la acción fluvial

La acción del río, en lo referente a las form as de relieve, es Las dim ensiones del lecho dependen del caudal. Su fondo está
constructiva y destructiva. El río produce la form ación de valles constituido por la roca in situ, que, norm alm ente, aparece cubierta
fluviales, que van ensanchando y suavizando sus vertientes, y, por de materiales que el río ha transportado, de m o d o que aquella sólo

643
642
Figura XVII. 10. Corte esquemático de un ¡echo fluvial. Figura XV II.11, Meandros de un río. Obsérvese eí contraste entre ía orílle rnn
/ ía convexa deí meandro. (Fotografía R a y-D e lve rt.) <=oncava

se muestra al descubierto en las m árgenes y en algunos aflora­


mientos, que pueden estar tallados por los torbellinos, co m o en el
caso de las marmitas de gigante.
Los materiales son cantos rodados, que van desde los gruesos
bloques de las partes altas del río, a los finos materiales cercanos
a la desem bocadura, lo que se explica por el progresivo desgaste
y, sobre todo, porque, según decrece la pendiente, los materiales
se van decantando por su peso.
El canal de estiaje siem pre presenta dentro del lecho un trazado
sinuoso, siendo de destacar que en cada curva hay un sector más
profundo, que recibe el nom bre de surco.
El lecho presenta a m enudo unas sinuosidades que revisten es­
pecial interés. Son los m eandros, definidos por algún autor co m o
sinuosidades de trazado, que se aparta de su dirección de escorrentía
sin m otivo aparente, para volver a ella después de describir una
pronunciada curva. Su nom bre procede del río M endere, en Asia
M enor, en el que son m u y abundantes.
Los m eandros suelen darse en tram os cortos, y aparecen tanto
en ríos tranquilos, co m o en cursos rápidos (figuras X V II.11 y X V II.12).
En el m eandro se produce una constante transform ación, ya que su
margen cóncava va siendo erosionada, por la corriente principal, que
pasa próxim a a ella, mientras que en la margen convexa se van
acum ulando materiales. El perfil de las dos orillas es distinto: el de
la cóncava abrupto, y el de la convexa, suave. Poco a poco, el río
se va desplazando hacia la m argen cóncava. Cada curva se va
ensanchando de form a lateral y aguas abajo, de m o d o que va Figura X VII. 12. Meandros en un vaííe de montaña. Pirineos. (Fotografía P G o nzález
Y a n ci.)

644
645
produciéndose un desplazam iento del cauce hacia la parte inferior Hay dos tipos principales de m eandros: los de valle, o encajados,
(figura X V II.13). en los que las curvas descritas por el valle coinciden con las del
A veces ocurre que dos m eandros próxim os se llegan a estran­ m eandro y m eandros divagantes, o de llanura, cuyas sinuosidades
gular, de m o d o que el antiguo m eandro queda co m o un brazo muerto, son independientes de las del valle.
constituyendo lo que se llama un meandro abandonado (figura La form ación de los m eandros es un tema en el que se han
X V II.14). intentado m uchas explicaciones. H ubo un tiem po en el que se creyó
que sólo se gestaban en zonas llanas, donde el río no excava, sino
que deposita material. No es así. El m eandro constituye una forma
de excavación y se da en zonas diversas. Para que se form e son
precisas ciertas prem isas, com o que las condiciones del roquedo
sean hom ogéneas. El caudal, la carga y las crecidas juegan, sin
duda, un im portante papel en su form ación.

Figura XVII. 13. Esquema de meandro. A .— orilla convexa, de suave pendiente en ia


que ei río deposita. B.— orilla cóncava, de abrupta pendiente, en ia que el río excava.

Figura XVII. 15. Cascada del Gran Cañón del río Yellowstone. Foto M . P. G onzález
Figura XVII. 14. Formación de un meandro abandonado. Y anci.

646 647
En el lecho del río, en su curso alto y m edio es frecuente un — Las llanuras aluviales. En el curso m edio, y, sobre todo bajo,
accidente de gran vistosidad: los saltos de agua. Se producen cuando los ríos corren, a m enudo, por zonas de poca pendiente, d o nde es
el río tiene que salvar un desnivel brusco en su cauce. Si sus frecuente que, al depositar la carga que llevan, form en llanuras
dim ensiones son grandes y se desarrollan en una serie de peldaños aluviales o de inundación, que son valles am plios, de fondo plano
se denom inan cascadas (figura XVII. 15) y si el desnivel es m uy cubierto de aluviones. En esta llanura (a la que en castellano suele
grande y hay un gran volum en de agua, cataratas. Con el paso del llamarse vega) el río corre por un canal y, sólo esporádicam ente,
tiem po tienden a retroceder aguas arriba y a suavizarse por efecto inunda toda la llanura, depositando de nuevo, al retirarse, una fina
de la erosión vertical del río, pudiendo sufrir desplom es por hora- película de aluviones.
dam iento de la base del escalón. C uando la erosión es fuerte tienden Con el tiem po, al ir acum ulando sedim entos, el río corre en un
a desaparecer, y el río adopta la form a de rápido, deslizándose con nivel más alto que las zonas contiguas, con lo que al producirse
carácter torrencial. una crecida, las aguas se dispersan a a m bos lados, pudiendo provocar
Las cascadas se form an co m o consecuencia de la tectónica (for­ catastróficas inundaciones.
m ación de fallas), por cam bios de nivel de base del río, o por El trazado del río sobre la llanura de inundación adopta dos
diferencia de dureza entre los materiales (alternancia de estratos form as posibles. Bien form a cauces anastom osados, esto es, con
duros y blandos). bifurcaciones frecuentes, entre cuyos brazos se acum ulan depósitos
de gravas, llamadas barras longitudinales, o bien discurre form ando
Formas de acumulación caprichosos m eandros. El prim er caso es frecuente en las partes
más altas de los cursos m edios.
Los materiales que el río deposita reciben el nom bre de aluviones. Las llanuras de inundación son, a m e n u do , erosionadas por el
Los principales depósitos fluviales dan lugar a tres form as to p o g rá ­ propio río, que se encaja en ellas, dando lugar a la form ación de
ficas: las llamadas terrazas fluviales.
Si observam os el perfil transversal de un río p odem os advertir
— Conos aluviales. Cuando la velocidad de la corriente fluvial
la presencia de pequeños escalones, a m o d o de peldaños, a am bos
dism inuye, porque la pendiente pierde inclinación, el río deposita su
lados del cauce. Constituyen las terrazas.
carga. Así, se form an los conos aluviales cuando el río, procedente
En esencia, una terraza es un antiguo lecho abandonado, porque
de una zona elevada, llega a unas tierras bajas (figura XVII.4).
el río ha excavado y circula más abajo, de m o d o que tiene un nuevo
El cono aluvial tiene form a triangular, con el vértice superior en lecho inferior. La m ayor parte de las terrazas están excavadas sobre
la boca del valle y el lado opuesto apoyado en las tierras bajas. los depósitos aluviales y están form adas por cantos rodados, arcillas
Existen conos aluviales de ínfimas dim ensiones y otros que al­ y arenas: son terrazas aluviales. Otras veces falta la capa aluvial y
canzan varios kilómetros cuadrados. Se form an sobre todo por c o ­ la terraza es rocosa, excavada directamente en el substrato rocoso.
rrientes fluviales intermitentes (torrentes) y son especialm ente notables No es una terraza propiam ente dicha, para algunos constituyen lo
en regiones áridas y semiáridas. que llaman rellanos de roca in situ. Ta m b ié n se conocen co m o
terrazas encajadas y terrazas escalonadas. Las prim eras son aquellas
— Deltas. La detención del agua del río, al llegar al mar, provoca que se form an en la masa de aluviones, mientras que las escalonadas
la acum ulación de aluviones, que se depositan en el fondo y van se esculpen en la roca. Éstas presentan un talud rocoso y sobre él
form ando una plataforma marina, por la que el río mantiene su una capa de aluviones (figura X V II.16).
cauce. Es el delta (tema XIX ). La génesis de las terrazas ha sido m uy debatida, existiendo
No se form an en todas las desem bocaduras; la m ayoría de los diversas teorías sobre su form ación. Una hipótesis propone un origen
grandes deltas están en litorales d onde las corrientes marinas son tectónico. El aum ento de la actividad erosiva del río estaría m otivado
débiles o inexistentes. por un levantamiento, que haría aum entar el valor de la pendiente.
Los deltas presentan variadas form as: triangulares, digitados, etc. En otra teoría la causa sería el ascenso y descenso del nivel
y, a m enudo, tienen varios canales de desagüe. Ta m b ié n son distintos m arino, que conlleva cam bios en el nivel de base del río.
en la velocidad de crecim iento, que puede ser m u y lenta o alcanzar La más generalizada acepta hoy que la m ayoría de las terrazas
hasta los 60 m etros/ año. actuales, las m ejor conocidas, están ligadas a las glaciaciones, pro-

648 649
m ejor las de los tram os rectos del río, pues en las zonas en que
éste forma m eandros el valle va ensanchándose y se destruyen las
terrazas. Su importancia geográfica es grande, ya que constituyen
zonas llanas, aptas para el cultivo, e idóneas para la ubicación de
ciudades, trazados ferroviarios, carreteras, aeropuertos, etc.
Por encim a del nivel de la terraza más alta suele aparecer una
superficie horizontal, cubierta por canturrales, que corresponde a una
época de depósitos de arroyada de finales del Plioceno, anterior a
la form ación de terrazas, en las que se encajó la red fluvial cuaternaria.
Es la raña.

Valle
muerto

Figura XVII. 16. Terrazas fluviales. A . — escalonadas. B.— encajadas. De Viers «Geo­
morfologia».

ducidas por las variaciones climáticas del Cuaternario (trataremos las


glaciaciones en el tema de G eom orfologia Climática y en la erosión
glaciar). En los períodos intergiaciares, los ríos acarreaban y d e p o ­
sitaban gran cantidad de aluviones. En los períodos glaciares, la
retención de agua en los continentes hacía que el nivel del mar
descendiera, variando el nivel de base del río, que activaba su
capacidad erosiva, encajándose en su lecho.
Lo que aparece ante nuestros ojos son unas fajas de terreno
relativamente plano a los lados de los ríos, limitadas por un escarpe.
En las m ejor conservadas aparecen cuatro niveles de terrazas, pero
con frecuencia están destruidas, al m enos en parte, conservándose
m ejor las que están form adas en la propia roca in situ.
Hay que tener en cuenta que las más antiguas son las más Figura XV II. 17. Capturas por retroceso de la cabecera (1) y por derrame (2) según
elevadas y las más m odernas las más cercanas al río. Se conservan Derruau.

650 651
g) Capturas y encajamiento

Hasta aquí hem os visto las principales form as de relieve p ro ­


ducidas por la actividad fluvial. C o m o conclusión, citarem os breve­
mente dos fenóm enos que presentan cierto interés: las capturas
fluviales y el encajamiento.
La captura consiste, en esencia, en que una corriente se apodera
de otra, que hace suya. Puede producirse por:

— Retroceso de la cabecera. Si hay dos corrientes que circulan


con trazado perpendicuar entre sí, estando una a nivel más
alto que la otra, una activa erosión remontante de la situada
más abajo puede alcanzar a la del nivel superior, que cambia
su dirección pasando al valle prim ero y dejando seco el resto
de su valle original. Tra s la captura, en el trazado del río se
observa un brusco codo de captura, que se hace m u y patente
en un mapa (figura X V II.17).
— Por derrame. En la m ism a situación, si el río que corre por
la parte más alta tiene un gran volu m e n de aluviones, que
producen una elevación de su lecho, puede cam biar su di­
rección com o un torrente, dirigiéndose hacia la zona más baja,
en el valle del río vecino.

En am bos casos, quedan abandonados los antiguos valles del río


capturado.
Otro fenóm eno curioso es el del encajam iento, que nos conduce
al concepto de redes heredadas y al desacuerdo entre el relieve y
la estructura. Figura XVII.18. Antecedencia y sobreimposición. De P. Plans et alter.
A m enudo puede verse que un río atraviesa una masa de rocas
duras «cortándolas» por una estrecha garganta. Para explicar estas
anomalías hay dos hipótesis (figura X V II.18):
U n ejem plo de sobreim posición m u y conocido es el fam oso torno
del Ta jo , en To le d o . U n gran m eandro del río rodea una zona de
— O ue el río circulara por una zona en la que hubiera una notable
rocas duras metamórficas, donde se asienta la ciudad.
diferencia entre la estructura del interior y la superficie. El río
dibujó su trazado en los blandos materiales superficiales y al
ser erosionado el terreno, y aparecer debajo otros de distinta h) Relación de los ríos con la tectónica
dureza y estructura, m antuvo su trazado original, aunque re­
sultara inadaptado. Se conoce co m o epigénesis o sobreim- Una observación de los grandes ríos actuales muestra evidentes
posición. relaciones entre su trazado y la tectónica. Con cierta frecuencia, los
— Que se haya producido un levantam iento del terreno m u y lento ríos se instalan en fosas tectónicas, localizadas unas al pie de los
o ró gen o s y otras relacionadas con bordes continentales constructivos
y simultáneo a la acción del río, que iba excavando al tiem po
que el terreno se elevaba. Es lo que se denom ina antecedencia. (tema X IV ). Es el caso de ríos co m o el Po, el Ganges y el A m azonas.

653
652
Otros, co m o el Mississipi, el Nilo o el Danubio, m uestran, en sus Resulta un m odelo tan claro y sencillo que hizo escuela. Se
largos recorridos por el continente, cierta independencia de la e vo ­ difundió por todo el m u n d o y constituyó, por m u cho tiem po, un
lución tectónica, aunque, al m enos en algunas partes, sí qüe se auténtico principio indiscutible. Incluso la teoría se am plió a regiones
observa relación (por ejem plo los ríos tienden a encajarse en las donde la erosión principal no dependía de las aguas corrientes, y
zonas recorridas por fallas). Nuestros principales ríos peninsulares hablaron de ciclo litoral, ciclo kárstico, etc. apuntando la idea de la
ocupan sendas fosas tectónicas (Ebro, Duero, Ta jo y Guadalquivir). diferenciación climática, pero siem pre con el m ism o esquem a.
Si se trata de fosas tectónicas subsidentes, los ríos tienden a Las críticas a la teoría del ciclo de erosión han sido m uchas y
depositar sedim entos, que van rellenando la fosa a m edida que se en la actualidad ya no puede sostenerse. Desde m ediados de este
hunde. En este caso no pueden form arse terrazas. Las terrazas se siglo se revisaron los principios de Davis y se evolucionó hacia el
vinculan, por el contrario, a ríos que corren por zonas estables o estudio de sistemas morfocUmáticos, dando al clima toda la enorm e
que se levantan. importancia que tiene en la elaboración de las formas del relieve y
En conclusión hoy resulta evidente para m uchos científicos la no concediendo a la erosión fluvial el papel determ inante que se le
vinculación entre algunos grandes ríos y lagos con la tectónica de daba con Davis y sus seguidores. No obstante, aún existen partidarios
placas. De m o d o que su aparición, duración y desaparición, d e pen­ de esta teoría y es frecuente encontrar libros de texto en los que
derían, en buena m edida, de la ruptura, deriva y colisión de los se mantiene presente.
continentes y del levantam iento de cadenas orogénicas. Por otro lado, es innegable el valor del geógrafo Davis, al que,
sin duda, se puede considerar el padre de la Geom orfologia, pues
fue el prim ero en organizar en un sistema coherente los conceptos
que pueden aplicarse al estudio del relieve. Del debate entre sus
1.5. La teoría del ciclo de erosión de Davis
partidarios y sus oponentes han surgido los puntos de apoyo de
una renovación m u y fecunda de la Geom orfologia.
Los ríos, las aguas corrientes en general, son, sin duda, unos de
los más activos agentes erosivos. Precisamente por ello, a partir de
los aspectos erosivos de los valles fluviales, el geo m orfólogo nor­
team ericano W.M. Davis (1850-1934) ideó una teoría, que pretendía 1.6. Erosión areolar
explicar la génesis y evolución de la m ayor parte de las unidades
geom orfológicas del globo. La erosión producida por las aguas corrientes es, sin duda, la
Dicha teoría consiste, a grandes rasgos, en que, dada una región que nos resulta más familiar. Se le da el nom bre de erosión lineal,
de relieve pronunciado, a partir de los ríos y de la erosión de las porque el triple trabajo erosivo se da en el lecho del río (esculpido,
vertientes, se va produciendo un desgaste, que termina por dejar transporte, sedim entación). Antes de pasar a los restantes agentes
convertida la zona, a través de períodos de tiem po m u y largos, en erosivos vam os a fijar un m om ento la atención en otras form as de
un relieve insignificante. Un cam bio brusco puede hacer que la región erosión en la que no es el río el agente m odelador. Se trata de la
vuelva a levantarse y a com enzar un nuevo ciclo erosivo, similar al erosión areolar, que da lugar al desarrollo de dos form as principales:
inicial.
Davis com para la evolución del relieve a la vida anim al, con una — El glacis. Consiste en una especie de rampa, suavem ente
sucesión de juventud, madurez y vejez, en un orden irreversible. inclinada, que descansa, por lo general, sobre un relieve m ontañoso.
Entiende, por tanto, que en la Naturaleza se suceden breves m o ­ Puede tener grandes dim ensiones o ser de alrededor de dos o tres
m entos de construcción del relieve y largos m om entos de destrucción kilómetros de largo, co m o en el caso de los de A ra gó n , pero siem pre
del m ism o, que lo convierten en un relieve aplanado (peniplanización). tiene una pendiente suave, que no sobrepasa los 8° de desnivel.
La fase última daría lugar a la aparición de la penillanura. Lo llamó En su perfil longitudinal tiene una form a ligeramente cóncava, que
ciclo de erosión normal, puesto que la erosión estaría regulada por suele resultar im perceptible y en el transversal son rectilíneos.
la acción fluvial en am biente húm edo, es decir, el tipo de erosión El contacto entre el glacis y la zona elevada es variado. Puede
predom inante en los países te m p la d o -h úm ed o s, que era para Davis ser una clara línea de rotura, que en el mapa aparece co m o una
lo norm al. recta o penetrar en los valles form ando una especie de «g o lfo s» en

654 655
los relieves grandes. Si el relieve es m ediano la vertiente se funde Los glacis más destacables se dan en países áridos o sem iáridos,
con el glacis. Por el lado contrario, la parte baja, a m e n u do , se une pero no faltan en la región mediterránea glacis actuales, e incluso
a un valle, a una llanura de inundación o term inan en una especie los hay en regiones tropicales con estación seca. Los más antiguos
de «p layas», con lagunas interiores tem porales, que al secarse dejan situados en regiones tem pladas, se suponen form ados bajo climas
depósitos salinos. secos, con precipitaciones escasas, pero violentas (figura X V II.19,
En la m ayoría de los glacis no se conserva la form a original, XV11.20 y XVII.21).
sino que están posteriorm ente disecados por la erosión lineal. Suelen
estar cubiertos por un m anto aluvial, de espesor desigual, que puede
tener unos decím etros o algunos metros. Si cubre todo el substrato
rocoso se llaman glacis cubiertos y si su espesor es de más de 10
metros se habla de glacis de acumulación. Estos materiales son
heterogéneos, limos finos y grandes bloques poco rodados y poco
pulidos, porque han sido m ovilizados de form a brusca en grandes
crecidas, m ezclados con barros.
Su form ación es un problem a com plejo y no hay aún nada
definitivo para explicarlos. La mayoría de los que hoy cono cem o s
son herencia del pasado. Parece claro, no obstante, que el agente
m odelador ha sido el agua, pero siendo inoperante la erosión lineal.
Para m uchos, la causa ha sido la acción de la arroyada en manto,
resultado de precipitaciones cortas y abundantes (sheet flood). Para
otros, la génesis del glacis se debe a la arroyada difusa (rill w ash),
la acción de múltiples canales poco profundos, que form an riachuelos
anastom osados y divagantes, que no excavan, pero realizan una
labor de zapa lateral. Figura X V II.20. Glacis (1) Pediment (2) Monte-isla o inselberg (a) y knick (b).
Probablem ente el glacis se form a por un conjunto de procesos,
en los que no puede descartarse la disolución previa.

Figura XVII.19. Glacis de erosión. Según Viers «Geomorfologia». Figura XVII.21. Glacis. (Fotografía P. González Yanci
657
656
\2
— Los pedim ents. Se pueden definir co m o glacis m odelados z
g íñz
sobre roca uniform em ente dura (figura X V II.20). Su form a es similar <
CO DC CJ
a la del glacis, pero con diferencias com o que el contacto con la t OUJ
Ol u_ —•
pendiente es brusco, recibe el nom bre de knick y constituye una CJ LU
UJ CC
OC
muesca de erosión en el macizo m ontañoso. Q- 3“
Los pedim ents no suelen tener cobertura aluvial destacable. En
su génesis hay que adm itir una etapa de intensa alteración, con L J
disgregación mecánica y quím ica de las rocas, sobre la que actuaría Q
-J <
la arroyada en manto y en surcos. < Q
Q O
D O
Se dan en regiones desérticas y subtropicales con estación seca, < _i
CJ
sin que sea necesario para explicarlos que haya violentas crecidas,
ya que las alteritas (rocas alteradas por disgregación mecánica y <_l
quím ica) pueden ser evacuadas con facilidad.
En los glacis y pedim ents aparecen frecuentem ente inselberg
z
IF
(m ontes-isla), que son m acizos aislados, de vertientes rocosas y < o
O CO
pronunciadas, que pueden alcanzar algunos centenares de metros z — o
oc
de altura. Son relieves residuales tallados en roca más resistente o QC
< ü. o
CJ
por su com posición mineralógica, o m enos diaclasada que el resto, z>
CO
pero nunca m u y diferente de lo que la rodea. UJ <
O
Para concluir este tema va m o s a dedicar unas líneas a otra forma z
de gran im portancia: 8 QC
< LU
z
te
CO UJ <
a 3 oz CO
oc _l
— La penillanura. H em os com entado al hablar del ciclo de erosión < LU
Q
o
de Davis que éste terminaría en un allanamiento del relieve que
constituiría la penillanura ideal. Es decir, sería la fase final del lar­ =>
CO Í|
LU
guísim o proceso del ciclo de erosión. oc Od
En la realidad existen penillanuras que no se ajustan a este m odelo (/) 'S. CO
UJ
ic|eal. Son suaves superficies levemente onduladas que suelen cortar CO g i á
< CO
CO o <
>- Q g < CJ
rócas y estructuras variadas, por lo que se las llama superficies de o oc < DC oc
oc oc D m
elisión. 5 o < CJ

Suelen estar cubiertas por materiales que unas veces son alteritas, o
X
o sea materiales procedentes de las rocas alteradas mecánica y o
quím icam ente in situ, y otras son mantos aluviales de materiales
CO
diversos, que han tenido que ser transportados y depositados por o
QC
corrientes difusas y divagantes. H o y se cree que estas grandes UJ Q5 Q
CJ < Z
superficies de aplanam iento se han fo rm a do por sucesivas crisis Z < COH CJC <
LU
O^ < Z <9
erosivas, que acom pañan a los cam bios climáticos. En su mayoría X
O 2 O OC
se han desarrollado durante el Terciario. Hay autores que opinan <£<§
CJ
que el proceso real consiste en que las vertientes van retrocediendo
$
paralelas a sí m ism as, dejando una superficie residual casi plana,
que genera lo que se denom ina una pediUanura.
659
658
T E M A X V III

LOS GRANDES A G EN TES DE LA EROSIÓN II

ESQ UEM A /R ESU M EN

Introducción

1. Los glaciares.

1.1. Form ación del glaciar.

1.2. T ip o s de glaciares.

a) Islandsis o glaciares regionales.


b) Glaciares locales.

1.3. Flujo glaciar.

— Evidencias del m ovim iento.


— Condiciones para que se inicie el m ovim iento.
— M edición del desplazam iento.
— Glaciares activos, pasivos y residuales.

1.4. Labor erosiva del glaciar.

— Erosión, transporte y sedim entación.


— A brasió n, pulido.
— Factores de la labor erosiva.

- Espesor del hielo y velocidad.


- Resistencia de la roca subyacente.
- Abundancia de materiales transportados.
- Alteración preglaciar.
- Valor de la pendiente.

— M orrenas.
— Ablación y fusión.

661
1.5. Formas de relieve resultantes de la acción glaciar (ultragla- 2.4. Formas de erosión producidas por la acción del viento.
ciaristas, antiglaciaristas y transaccionistas).
— Depresiones de deflacción.
a) De erosión. — Reg.

— Acción de los glaciares de montaña. 2.5. Formas de acumulación eòlica.


- Circos. — Dunas.
- Valles en artesa. — Loess.
- Valles colgados.
- M icrom odelado de fondo.
3. Erosión antròpica.
— Acción de los casquetes glaciares.
4. Los sistemas morfogenéticos.
- Semejanza con los de montaña.
- Fiordos y strandflat.

b) De acumulación.

— Barros glaciares.
— Morrenas.
— Drumiim s.
— Depósitos fluvioglaciares.
— Kame.
— O s y esker.
— Lagos.

1.6. Las glaciaciones.

— Günz.
— Mindel.
— Riss.
— W ü rm .

2. El viento.

2.1. El movim iento del aire.

2.2. A cción erosiva del viento.

a) Deflacción.
b) Abrasión o corrasión.

2.3. Factores condicionantes de la erosión eòlica.

662 663
INTRODUCCION

Los materiales movilizados en las vertientes van siendo trans­


portados, hacia zonas de sedimentación marinas o continentales, por
varios agentes, que evitan que el relieve quede sepultado por los
propios productos de su erosión. Éstos son, además de las corrientes
de agua, que hem os analizado en el tema anterior, los glaciares, el
viento y los seres vivos, que va m os a estudiar en este tema.

1. LOS GLACIARES

Los glaciares, que resultan de acumulaciones de hielos, a m e n u do


de gran espesor, son agentes erosivos de notable eficacia y origi­
nalidad.
Existe una disciplina científica, la Glaciología, que se ocupa de
su estudio, aportando a la Geomorfologia datos valiosísimos sobre
sus características y actividad. Datos imprescindibles para analizar su
comportamiento c o m o agentes geomorfológicos, que es c o m o real­
mente nos interesan aqui.
Su marco de acción es m u cho más reducido que el de las aguas
corrientes. Afecta tan sólo a un 10 por ciento de la superficie
continental. H o y en dia están limitados a las altas latitudes y a las
zonas más elevadas de las cordilleras, con un limite altitudinal más
alto cuanto más cercanas están al Ecuador. En el pasado, su extensión
fue m u y superior a la actual, más de la cuarta parte de las tierras
emergidas, de m o d o que los efectos de su actividad erosiva se
extienden a zonas m ucho más amplias que las hoy cubiertas de
hielo, lo que nos permite contemplarlas en su evolución.

665
1.1. Form a ción del glaciar en grandiosos acantilados de hielo, desde los que se desprenden
enormes iceberg (bloques de hielo glaciar flotando en el mar).
Los glaciares son masas de hielo, que por influencia de la gra­ El inlandsis antàrtico tiene su centro en el Polo Sur, mientras que
vedad, se deslizan desde su lugar de formación hasta zonas más el de Groenlandia está notablemente desplazado del Polo Norte, lo
bajas, dado que el hielo, acum ulado en grandes espesores, se c o m ­ que parece demostrar que para que se formen es preciso que exista
porta c o m o un material plástico. una gran área de tierra elevada (recordemos que el Polo Norte está
La formación comienza por una acumulación de nieve. La nieve ocupado por un mar).
es un conglom erado de cristales microscópicos de agua sólida, de Los casquetes glaciares mantienen temperaturas m u y bajas, entre
carácter m u y poroso, pues contiene m u cho aire entre los cristales. los - 2 5 y - 4 0 ° C , de m o d o que hay m u y pocos fenóm enos de
Su densidad es m u y baja, en torno a 0,1 gr/cm®. Al acumularse, el fusión y recongelación. La nieve se transforma lentamente en hielo,
propio peso la va apelmazando, al tiempo que se produce un fe­ por lo que están cubiertos de una espesa neviza, pese a que hay
nóm e n o de fusión parcial y sublimación, de m o d o que unos cristales m u y poca realimentación de nieve y a que soplan vientos violentos.
crecen a expensas de otros. Se forma así el nevé o neviza, que La escasa alimentación actual no puede explicar tan vastas ex­
tiene una densidad de 0,6 gr/cm^ y, en fases sucesivas, al expulsarse tensiones de hielo, lo que mueve a m uchos a creer que son herencias
to do el agua de los intersticios, el hielo, de densidad desde 0,8 gr/ del pasado. Existen pruebas convincentes de que durante el Pleis­
cm® hasta un m á xim o de 0,92 gr/cm^, que corresponde al azulado tocene buena parte de Europa, Norte de Asia y Am érica, estuvieron
hielo glaciar. cubiertas por inlandsis similares a los citados.
Este hecho necesita de algunas condiciones para que se produzca.
Es necesario que la cantidad de precipitación sea suficiente, y que b) Glaciares locales.
la cantidad total caída en invierno, supere a la fundida y evaporada
en el verano. Las zonas más adecuadas son las de pendiente suave
y las depresiones protegidas del viento y del sol. Un segundo grupo son los llamados, glaciares locales, con varias
Las condiciones necesarias se dan actualmente tan sólo en las formas.
regiones árticas y polares y en las montañas por encima del llamado Los llamados glaciares locales de casquete son de pequeño ta­
nivel de las nieves perpetuas, nivel que varía con la latitud. maño, pero similares a los anteriores, con cierta independencia del
relieve sobre el que se encuentran. Tie ne forma de montaña y pueden
emitir lenguas divergentes.
1.2. Tipos de glaciares Por el contrario, m u y relacionados con el relieve subyacente están
los glaciares que se forman en las zonas de alta montaña de las
Hay toda una tipología de glaciares. Atendiendo a su forma latitudes medias. En determinadas áreas, equivalentes a la cuenca
p o d e m o s distinguir; de recepción de un torrente, se acumula la nieve, que llega a
transformarse en hielo. Es ei circo glaciar, una zona deprimida,
a) Inlandsis o glaciares regionales rodeada de paredes rocosas.
Si las condiciones son adecuadas y el volu m e n de hielo es grande,
Son grandes extensiones de hielo en forma de casquete, con desde el circo sale una lengua de hielo móvil, que se desplaza,
perfil ligeramente convexo. Actualmente hay dos grandes inlandsis; inscrita en un valle, al que rellena. A g u as abajo se produce la
sobre la Antártida (13 millones de Km^ y 4270 m. de altitud) y sobre convergencia de varias lenguas, que constituyen un gran aparato
Groenlandia (1,8 millones de Km^ y 3420 m. de altitud). glaciar. En las zonas montañosas cuyas alturas sobrepasan poco el
Estas enorm es capas de hielo no siguen las formas del relieve, límite de las nieves perpetuas, hay tan sólo glaciares de circo, pero
ni una dirección determinada de la pendiente. Se m ueven desde la en las grandes cordilleras y en las altas latitudes se dan impresio­
zona en que el hielo es más espeso y recubren ei relieve de manera nantes glaciares de valle (figura XVIII.la y b). En la actualidad hay
uniforme, dejando a veces ver las cumbres más elevadas (lo que lenguas que miden en conjunto hasta 120 Km. en Alaska, mientras
los esquimales llaman nunataks). Llegan hasta el mar, en el que que en los Alpes el m ayor glaciar, el de Aletsch, alcanza tan sólo
penetran varios kilómetros creando plataformas flotantes, que acaban 33 Km.

666 667
Cuando lenguas bien alimentadas llegan hasta una zona baja,
saliendo del valle estrecho, se expansionan en lo que se llaman
lóbulos de piedemonte. El mejor ejemplo de este tipo, hoy escaso,
es el glaciar de Malaspina, en Alaska. En estos glaciares adquieren
gran importancia los fenóm enos de fusión.
Los glaciares locales tienen temperaturas cercanas a cero grados,
por lo que se dan en ellos fenóm enos activos de fusión y recon­
gelación. Las lenguas suelen estar recubiertas de una fina neviza y
surcadas por multitud de grietas (seracs) y oquedades. Dada la
importancia de la fusión, se produce en los glaciares una circulación
de agua superficial, e incluso interna, que colabora en la erosión,
arrastrando materiales, pero que tiene una importancia pequeña, dado
lo limitado del período en que se produce.

1.3. Flujo glaciar

Los glaciares tienen movim iento, que es esencial para que ejerzan
su labor erosiva. El movim iento se evidencia por señales externas
co m o formación de grietas por la tensión del movim iento superficial
por los avances y retrocesos del frente, constatados en épocas his
tóricas, por el desplazamiento de objetos situados en su superficie, etc
El movim iento comienza cuando el hielo tiene un espesor sufi
ciente, unos 15 metros, y la pendiente es de, al menos, 10°. La
velocidad no es, en absoluto, uniforme. El espesor y la pendiente
son factores decisivos para controlar el flujo del hielo. H oy se mide
la velocidad a través de testigos radiactivos y por fotogrametría. La
velocidad de desplazamiento es m u y variable, los glaciares de valle
no alcanzan, por término medio, más de unas decenas de metros
al año, aunque a veces se registran valores excepcionales. La ve ­
locidad del flujo es mayor en el centro y disminuye en los bordes,
por el roce con las paredes, y en el extremo de la lengua, por la
ablación progresiva [ablación = fusión y evaporación de la nieve y
el hielo). Ta m b ié n opinan m uchos geólogos que disminuye en pro­
fundidad. No obstante, no existe acuerdo sobre m uchos de estos
aspectos, incluyendo el mecanismo que produce el movim iento del
hielo.
Considerando el aspecto dinámico de los glaciares, existe también
diversidad; hay un tipo activo, bien alimentado, potente y que resulta
rápido evacuador, frente a un tipo pasivo, delgado y lento, de poco
Figura XVIII. 1. Glaciares de valle, a. Glaciar del Monte Rosa. (Italia), b. Glaciar de caudal. Un tipo intermedio lo constituyen los glaciares residuales,
Aletsch. (Suiza). Fotos P. G o n zá le z Yanci. que permanecen prácticamente estancados y sólo se mueven dé-

668 669
bilmente por acción de la gravedad, c o m o es el caso de los diminutos La pendiente. Indudablemente, el poder erosivo es m u c ho
glaciares pirenaicos. m ayor cuando se concentra en un valle de notable pendiente,
Por lo general, en los glaciares simples, hay un estado de equilibrio que en una amplia y suave superficie, don d e actúa en forma
entre la velocidad de acumulación, en la parte superior, y la de de manto.
ablación en la inferior. Hay una tendencia a que se mantengan
constantes tanto la longitud c o m o el área transversal del glaciar.

1.4. Labor erosiva del glaciar.

No es fácil estudiar la labor erosiva del glaciar, puesto que el


propio hielo lo dificulta. Gracias a las formas erosivas que han
resultado de la acción de glaciares ya desaparecidos, p odem os, no
obstante, reconstruirla.
Los glaciares resultan agentes erosivos de una eficacia que de­
pende de su dinamismo. Su trabajo es realizado, c o m o en el caso
de las aguas corrientes, a través del triple mecanism o de erosión,
transporte y acumulación.
Por sí mism o, el hielo tiene poco poder para erosionar rocas
compactas, pero su movim iento comienza enseguida a engullir y
arrastrar fragmentos sueltos de rocas. El paso del hielo sobre una
roca emergente y diaclasada, hace que los fragmentos sean separados Figura XVIII.2. Sección transversal de un glaciar en ei que se aprecia la morrena
de fondo (a), lateral (b) y central (c). Sobre la superficie se ven profundas grietas
y luego arrastrados. Esta carga, que se va acum ulando en el hielo, longitudinales.
lo convierte en una gigantesca lima, cuyos dientes son los fragmentos
de roca englobados. El efecto producido recibe el nom bre de abra­
sión. Los mayores fragmentos estrían el fondo y las paredes, siendo
ellos mismos, a su vez, aplanados y estriados. M enos frecuentes
que las estrías son las acanaladuras, de mayores dimensiones. Sobre
las rocas cristalinas y calizas compactas, la acción abrasiva da lugar
a un efecto de pulido, que deja la superficie de la roca lisa y brillante.
Naturalmente en las fisuras, diaclasas y fracturas de las rocas se
pueden producir fenóm enos de recristalización del hielo, que c on ­
tribuyen activamente a desgajar bloques, que luego son arrastrados.
Dicha labor abrasiva alcanza su m ayor intensidad en los desniveles
del lecho.
Los factores que entran en juego en la labor erosiva son diversos.
Influyen:
M orrena frontal
c

— El espesor del hielo y la velocidad de desplazamiento.


— La resistencia de la roca subyacente.
— El volum en y abundancia de los fragmentos transportados.
— La alteración preglaciar, y la trituración tectónica a que estuvo Figura XVIII.3. Sección longitudinal de un glaciar donde se aprecia ia morrena de
sometido el material, previa a la presencia del glaciar. fondo (a) y frontal (c).

671
670
El transporte de nnateriales se realiza incluyendo partículas pe­
queñas y grandes bloques con idéntica facilidad. Los materiales que
f
1
el glaciar arrastra se denominan morrenas (del latín morena = dique
de piedras), término que se utiliza, tanto para designar a los materiales
cuando son transportados por el hielo, co m o a los depósitos. Las
hay de varios tipos según su posición en el glaciar. De superficie,
alimentadas por desprendimientos y avalanchas de las vertientes
próximas. Son mayores en la proxim idad a los bordes y se denominan
laterales. Cuando hay una confluencia de dos o más glaciares de
valle, pasan a ocupar una posición central (figura XVIII.1.b). En la
parte terminal se forma una morrena frontal o terminal. El glaciar
transporta además una morrena interna y una morrena de fondo,
en contacto con el lecho.
Del volum en y del tipo de fragmentos de las morrenas depende
la intensidad de la abrasión del glaciar (figuras XVIII.2 y XVIII.3).
La acumulación de materiales se realiza de varias formas. Por
ablación se van depositando materiales en los márgenes. Si la abla­
ción supera al movim iento del glaciar, se produce un retroceso,
dejando abandonados los materiales que acarreaba. De forma indi­
recta colaboran en el transporte y depósito de materiales las c o ­
rrientes de agua, que se producen por fusión en el glaciar.
Figura XVI I I . 4b. Materiales morrénicos. Cervinia. Italia. Foto M. P G onzález Yanci.

O O O O o O O O

I W
o OOOoOOoñ
OOOOOooOo

(1) (2)

F i g u r a XVI I I . 4a. Esquema de textura de materiales depositados en medio acuático


(1) donde se aprecia una clara selección de tamaños, y en un glaciar, tiiUta (2) en
que los materiales aparecen angulosos y en total desorden. Figura X V III.4c. Bloque errático. Valle de Arán. Foto M . P. G onzález Yanci.

672 673
Las acumulaciones son importantes. Suelen tener espesores in­
feriores a los 100 metros y se caracterizan porque los materiales
están poco desgastados, muestran estrías producidas por el roce
entre sí y con el fondo y aparecen desordenados, con una notable
variedad de calibres, de m o d o que el depósito tiene el aspecto de
una mezcla anárquica de bloques y cantos, envueltos en una matriz
limo-arcillosa. Dichos depósitos reciben el nom bre de till o tillitas
(figura XVIII.4a y b).
Ad e m á s de estos depósitos el glaciar abandona, al producirse su
fusión, grandes bloques, que aparecen descansando sobre un subs­
trato rocoso diferente. Reciben el nom bre de bloques erráticos (figura
XVIII.4C).

1.5. Formas de relieve resultantes de la acción de los glaciares

Respecto al trabajo de los glaciares existen diversas posturas por


parte de los glaciaristas. Tre s son las más destacadas:

— Los ultraglaciaristas opinan que el hielo es el más poderoso


de los agentes erosivos y que, por tanto, puede excavar
profundamente la topografía preexistente, sin importar el m a­
terial que la constituía.
— Los antiglaciaristas creen que el glaciar es casi exclusivamente
un agente de transporte, y que los glaciares más bien protegen
el relieve que recubren.
i\.
— Los transaccionistas admiten que el glaciar es capaz de excavar,
pero opinan que no puede crear topografía nueva. Tienen m u y 2 ér ^ ^ ^ j/ y /
en cuenta c o m o era la superficie preglaciar y opinan que el C u e n c a rocosa V alle s u s p e n d id o

glaciar tan sólo produce retoques sobre la topografía desarro­


llada por las aguas corrientes. Figura X V III.5a.Esquema de montañas a/pinas cubiertas por glaciares y resultado
tras la desaparición de los hielos. (De Patton, C u rs o d e G eografía Física^/.

Éstas son las teorías más clásicas, aunque hay otras muchas. De
hecho quedan puntos por aclarar en el trabajo del hielo glaciar, ya a) De erosión
que el estudio directo es m u y limitado y se precisan muchas pruebas
de laboratorio, para conocer el comportamiento del hielo a gran Acción de los glaciares de montaña
presión. Entretanto, el estudio de las formas de m odelado dejadas
por antiguos glaciares, ha sido la forma más generalizada de estu­ La mayoría de los sistemas montañosos elevados han sido m o ­
diarlos. dificados por la acción erosiva de los glaciares, denom inados ge­
Al estudiar las formas debidas a los glaciares hem os de hacer neralmente alpinos, acción canalizada por el m odelado fluvial pre­
una distinción entre los dos grandes tipos, de montaña e inlandsis existente. El hielo llenó los valles y fue produciendo una notable
y entre las formas de erosión y de acumulación. transformación en su aspecto y características.

674 675
EI circo es la primera forma de erosión. Consiste en una depresión,
de forma generalmente semicircular, rodeada de paredes abruptas,
que presentan gran variedad dependiendo de la intensidad de la
glaciación y de la naturaleza y disposición de la roca (figura XVIII.5a
n.° 1).
Por lo general, aparecen agrupados y es frecuente que dos circos
próxim os lleguen a estar separados tan sólo por un farallón de gran
verticalidad y afilado que se llama arista (figura XVIII.5a n.° 2 y
XVIII.5.b). La desaparición de las aristas entre varios circos que
confluían en un punto, da lugar a una forma de gran belleza de­
nominada horn (figura XVIII.6).
Para algunos autores el circo se forma por transformación de una
cuenca de recepción, aunque es un punto no esclarecido totalmente.
El valle glaciar es la forma reina. El valle fluvial original, ocupado
por la lengua glaciar, va siendo desgastado, ensanchándose y pro­
fundizándose y transformando su perfil en V por un nuevo perfil en
U o artesa (figura XVIII.7)

Figura X V III.5b. Aristas. Cernivia (Italia). Foto P. G o n zá le z Y anci.

Figura X V III.7. Valle glaciar en artesa. Pirineos.


(Fotografía P. G o n zá le z Y anci.)

El valle glaciar es siempre ancho en relación a su profundidad,


pero para definirlo no es suficiente el perfil en U, se caracteriza,
además por varias cosas:
Figura XVIII.6. Matterhorn o monte Cervino de Horn. Foto P. G o n zá le z Y anci.
677
676
— Tiene un perfil longitudinal m uy irregular, una sucesión de Si al paso del inlandsis había valles fluviales en la misma dirección
cubetas y hoyas o cuencas separadas por zonas de resalte o del movim iento, estos han sido remodelados de forma parecida a
umbrales. Las cuencas son depresiones a m e nudo sobreex- los del valle, pero no si se presentaban transversales a su paso.
cavadas por el hielo, que pueden albergar lagos. Los umbrales La monotonía es la nota dominante, tan sólo queda rota por la
son salientes rocosos limados por la erosión. frecuente presencia de cubetas ocupadas por lagos.
— El perfil transversal también es irregular. Suele aproximarse a En los márgenes de los casquetes hay dos formas erosivas m u y
la forma de una U y, a m enudo, presenta hombreras o rellanos, características: los fiordos y el strandflat. Los fiordos, son artesas
que están a considerable altura del fonfo y en ocasiones son glaciares ocupadas por el mar. Al ser valles m u y sobreexcavados,
zona de asentamiento de pueblos. llegaban al mar a un nivel inferior. El mar penetra por ellos en
— Con frecuencia, los valles afluentes al valle principal quedan brazos de paredes m u y verticales. Los hay tan majestuosos c o m o
suspendidos o colgados a notable altura, c om o resultado de el S ogne Fiord de 200 Km. de largo, pudiendo llegar su profundidad
la diferente capacidad erosiva de unas lenguas a otras. Los a 1200 m.
ríos que ocupan actualmente estos valles se precipitan en El strandflat es una plataforma litoral entre la montaña y el mar,
cascadas (figura XVIII.5a n.° 3). con una parte sumergida, que hace que se presente c o m o un
— El fondo del valle presenta un micromodelado característico. archipiélago (volveremos a tratar estas formas en el tema de G e o ­
Estrías y acanaladuras arañan las rocas (las superficies estriadas morfología Litoral).
se llaman lamiares) y se pueden observar rocas pulidas y rocas
aborregadas, que son el resultado del paso del hielo sobre b) Formas de acumulación
una roca resistente.
Resultan igualmente interesantes. En este caso, las formas re­
sultantes son parecidas en los dos tipos, salvo que la extensión de
los depósitos de inlandsis fue m u cho m ayor que la de los glaciares
Acción de los casquetes glaciares
alpinos.
Los depósitos de los casquetes glaciares tienen una gran difusión
Tienen coincidencias y diferencias con los de valle. La erosión
actual, lo que indica la magnitud de los inlandsis pleistocenos.
no es tan localizada y afecta a extensiones considerables, ya que
— Un depósito característico son los barros glaciares, constituidos
el hielo en los inlandsis fluye radialmente desde las zonas de máxima
por materiales heterogéneos, irregulares, de tamaños variados y e m ­
acumulación.
pastados en arena, arcilla o roca pulverizada, en los que aparecen
El movim iento es lento y produce un arrasamiento que ha dejado
grandes cantos o bloques erráticos.
a su paso vastas llanuras y plaformas de suave topografía, con
— Las morrenas aparecen en todos los tipos de glaciar. Son los
ondulaciones. En ellas están omnipresentes los arañazos (estrías y
depósitos de materiales transportados por el glaciar, cuando el hielo
acanaladuras) y las rocas aborregadas, similares a las ya citadas,
desaparece o retrocede. La morrena, situada en el frente del glaciar,
con suave curvatura por el lado del que vino el hielo y de perfil
que marca el alcance m áxim o que tuvo aquel, recibe el nombre de
más abrupto en el opuesto (figura XVIII.8).
morrena terminal. Detrás de ella pueden aparecer otras sucesivas,
llamadas morrenas de retroceso, que indican que la retirada del
glaciar se produjo en etapas y que, entre cada etapa, hubo un
período de actividad, en el cual se produjo una nueva acumulación
frontal de materiales transportados (figuras XVlll.Qa, b y c).
Normalm ente, la morrena terminal tiende a formar grandes arcos,
que indican la forma de avance del glaciar. Las morrenas de retroceso
se disponen casi paralelas a la terminal, aunque suelen ser más
a o delgadas y discontinuas que aquella. En los glaciares de montaña
se atraviesan en el valle con forma de media luna y se suelen
Figura X V III.8. Roca aborregada. Las flechas indicar) el sentido del paso del hielo. continuar a lo largo de las laderas en forma de morrenas laterales.

678 679
Figura XVIII.9a. Anfiteatro morrénico de Peñaiara. Sierra de Guadarrama. (Fotografía
P. G o n zá le z Y anci.)

Figura X V III.9c. M ateriales morrénicos. Cervinia (Italia). Foto P. G o n zá le z Y anci.

— Los drumiims. En las llanuras glaciares suelen aparecer estas


formaciones detrás de las morrenas. Son c o m o pequeñas colinas
lisas, con aspecto de lomo de ballena. Por lo general se dan agru­
padas en una curiosa topografía. En Irlanda del Norte hay un ejemplo
importante de ca m p o de drumiims, con decenas de miles de m o n ­
tículos.
Sus dimensiones son variables, aunque, por término medio, no
suelen sobrepasar la longitud de un kilómetro, con una anchura en
torno a 300 m. y entre 15 y 30 m. de altura. No se conoce bien
su génesis, pero parecen formadas bajo el hielo del glaciar, estando
constituidas por materiales diversos, mal estratificados, aportados por
el glaciar.
— Otra serie de depósitos son los del tipo fluvioglaciar. El agua
de fusión del hielo es un importante agente erosivo, capaz de
transportar abundantes materiales. Por delante de la morrena terminal
se extiende, a m enudo, una amplia llanura de suave pendiente,
resultado de la acción fluvioglaciar, que presenta una tosca estrati­
Figura XV III.9b. Anfiteatro morrénico de Peñaiara. Sierra de Guadarrama. (Fotografía ficación de materiales, de calibre más fino cuanto más alejado del
P. G o n zá le z Y a n ci.)
glaciar.
680
681
En las llanuras fluvioglaciares suele haber cavidades u hoyos,
ocupados o no por lagos, resultado del estancamiento de bloques
aislados de hielo. Ta m b ié n aparecen en ellas otras formas de acu­
mulación m u y características, los llamados:
— Kame y terrazas de kame. Son almacenamientos de derrubios
estratificados de arena y grava, realizados por una corriente de agua.
Las terrazas de kame se forman cuando una corriente de agua corre
entre una zona montañosa y una masa de hielo, y los kame cons­
tituyen los depósitos de un torrente, que procedente del hielo « d e ­
sem bocaba» en un borde de aquel, sobre un lago marginal, acu­
mulando materiales. Al desaparecer el hielo quedan co m o formas
aisladas.
— Os y esker. Son formaciones que algunos autores consideran
una misma cosa. Son formas de colmatación, que semejan a un
terraplén de ferrocarril, aunque no plano en su cumbre, sino más
irregular. Tienen una anchura entre 30 y 500 metros, una altura entre
10 y 50 y su longitud puede ser de decenas de kilómetros. Sus
materiales, arenas y gravas, están estratificados y m u y poco alterados.
Hay varias teorías sobre su formación, pero la más generalizada
es que son depósitos de un río que corría por un túnel subglaciar. F ig u ra X VIII. 10b. Lago glaciar. Estany de mar. Pirineos. F o to P. G o n zá le z Y a n ci.
(figura XVIII.10a).

— M u y relacionados con los glaciares están los lagos. Los de


origen glaciar son más abundantes que todos los restantes tipos de
Corriente
de ag u a C o rrie n te Lago
lagos juntos; en estos lagos se depositan materiales procedentes de
los glaciares, que constituyen ¡as varvas, depósitos alternantes en
forma de bandas claras y oscuras de arena y arcilla. Cada par de
varvas constituye el depósito de un año, por lo que se han utilizado
para datar las épocas de retroceso de los glaciares (figura XVIII. 10b).

1.6. Las glaciaciones


Kames
de terraza c , Kame
Esker Kame deltaico La superficie total invadida por los hielos en el Pleistoceno fue
--------
de más de 20 millones de Km^. Las series sucesivas de depósitos
i> Depresi ones r ........... ^ 5 fr - han permitido saber que el fenóm eno de avance glaciar se produjo
cuatro veces, en lo que se conoce c o m o las cuatro grandes glacia­
ciones (llamadas en Europa de Günz, Mindel, Riss y Würm). Lo que
todavía no po d em o s explicar es la causa que provocó las glacia­
ciones. Se han planteado varias hipótesis en las que se considera,
F ig u ra X VIII. 10a. Formación de l<ame, terrazas y deltas de kame y esker. En el dibujo
se aprecia ia etapa en que ei hielo ocupaba el valle y la situación tras ia desaparición
c o m o causa del enfriamiento: los cambios en los movim ientos de
(según Flint) (tomado de A.N. Strahler. G e o g ra fía F ís ic a / la Tierra, los cambios de posición de los polos respecto a los

682 683
continentes e, incluso, los cambios en la topografía, por formación no siempre puede ser considerado c o m o agente erosivo, ni en todas
de montañas, en la composición de la atmósfera, o en la radiación partes es capaz de dejar su huella en el paisaje.
solar.
La presencia actual de glaciares en la Tierra indica que la edad
glaciar no ha concluido todavía y que quizá estemos en un período
2.1. El m ovim iento del aire.
intergiaciar, que podría evolucionar hacia una fusión de los casquetes
hoy existentes, o por el contrario, hacia una nueva glaciación.
Las formas de relieve glaciar son hoy los aspectos más jóvenes Al igual que el agua, el aire se mueve de forma laminar y
de la superficie terrestre, exceptuando los resultados de la actividad turbulenta. Laminar en forma de hilos paralelos a la superficie, cuando
volcánica y algunas fallas. La gran extensión de sus efectos no se se m ueve m u y lentamente, y en forma turbulenta en el m o m ento
limita a las altas latitudes, sino que aparecen en latitudes m u y bajas. en que tiene una velocidad mínima (Im./seg.). La turbulencia en el
Ésta fue una de las razones que movieron a Wegener a pensar que movim iento del aire se da, por aumentar la velocidad, por variaciones
los continentes debieron tener en el pasado posiciones distintas de de temperatura y por la presencia de obstáculos.
las actuales, constituyendo una prueba más de la deriva de los El fenóm eno de la circulación del aire cerca de la superficie es
continentes (tema XIV). m u y complejo y está afectado por multitud de factores, de tal forma
Por último, hemos de considerar otro efecto producido por los que para conocer el viento c o m o agente geomorfológico no son
hielos en la superficie terrestre. Los continentes, bajo el peso de suficientes los datos aportados por los meteórologos y se precisa
los casquetes de hielo, sufrieron un hundim iento, pero al producirse de múltiples análisis de laboratorio, en túneles aerodinámicos.
la fusión hubo, por un lado, la elevación del nivel del mar (movimiento La turbulencia del viento es más compleja que la del agua; no
eustàtico) y por otro, un movimiento isostático de ascenso de los obstante, el movim iento del aire sobre la superficie de la Tierra es
continentes libres del peso del hielo. Escandinavia ha sufrido un comparable al del agua en su lecho.
acusado levantamiento y aún hoy sigue elevándose (en el golfo de
Botnia, a razón de 1m. por siglo).
En el complicado proceso de movim ientos eustáticos e isostáticos, 2.2. Acción erosiva del viento.
se han esculpido formas que dejan su huella en el paisaje, sobre
todo en los modelados de costas, donde aparecen playas levantadas, H em os de considerar dos mecanismos en que se manifiesta su
deltas levantados y cortados en terrazas, etc. Volverem os a ocuparnos acción geomofológica:
de estos aspectos en los temas de Geomorfologia Litoral y G e o ­
morfologia Climática. a) Deflacción.

El viento realiza una labor de barrido por donde pasa, convir­


tiéndose en un medio de transporte de materiales sueltos de pequeño
tamaño.
2. EL V IE N T O Para que la deflacción sea eficaz es preciso que la superficie esté
seca y que exista material suelto sobre ella, material que, normal­
mente, está siendo suministrado, de forma constante, por la meteo­
rización. La ausencia de vegetación es, sin duda, decisiva para que
El tercer gran agente erosivo es el viento. Es de todos el menos
la eficacia sea considerable.
eficaz, incapaz de crear formas erosivas de gran importancia. Su El proceso es selectivo. El transporte se realiza de forma similar
labor resulta más limitada, puesto que necesita unas determinadas al del agua corriente. Las partículas más pequeñas, de hasta 0,2
condiciones (presencia de materiales sueltos, no protegidos por la m m . son transportadas en suspensión. Las de m ayor diámetro lo
vegetación) que se dan, preferentemente, en las regiones de clima son por saltación y rodamiento.
desértico y semidesèrtico. Actúa sobre toda la superficie terrestre, Por saltación se mueve el m ayor volum en de partículas, sobre
pero su eficacia varía m u cho de unos lugares a otros, y, de hecho, todo arenas. Los granos van siendo movilizados a pequeños saltos,

684 685
que nunca suelen sobrepasar el metro y medio de altura y los dos
metros de longitud. Las dimensiones de los granos movilizados por
saltación varía según la velocidad del viento, pero no suelen sobre­
pasar los 0,5 mm . de diámetro. Los granos más gruesos son rodados,
y en este movim iento entra en juego el efecto de choque de unos
granos contra otros. En cualquier caso, la movilización de partículas
sólo se realiza a partir de una velocidad crítica.
Para valorar la importancia del transporte eòlico se calcula el
cauda! sóüdo del viento, que corresponde al v olum en de arena que
atraviesa una sección vertical de un metro de anchura y altura
ilimitada, durante un año.

b) Abrasión o corrasión. F ig u ra X V III.12. Ejemplo de roca-seta modelada p or el viento.

El viento armado con los materiales que transporta, ejerce una


labor erosiva directa, de forma parecida a c o m o actúa el glaciar
cargado de fragmentos rocosos. Es una acción mecánica, que actúa C o m o resultado del desgaste a que se ven sometidos por la
sobre las rocas contra las que choca el viento. deflacción y corrasión, los propios materiales transportados van sien­
La corrasión se da especialmente en las partes bajas, cerca del do redondeados y consum idos.
suelo, ya que las partículas de más diámetro y más eficaces no A u n q u e interesantes, los efectos geomorfológicos de la acción
pueden alcanzar gran altura. Es una acción selectiva, que va cin­ eòlica son de poca importancia.
celando los materiales según su dureza. En rocas compactas de
grano fino realiza tan sólo trabajos de detalle y puede dar lugar a
un limado y pulido notables. Una forma bastante espectacular son 2.3. Factores condicionantes de la erosión eòlica.
los cantos facetados, que semejan pirámides (figura XVIII.11.). Si hay
diferencias de dureza, tiende a crear resaltes y provoca aiveoios.
La acción erosiva del viento puede darse en cualquier lugar del
T a m b ié n produce estrias y a m e nudo, al actuar sobre todo en la
globo, pero c o m o decíamos, su eficacia está condicionada por varios
base, modela curiosas rocas-seta, de aspecto fungiforme (figura
factores;
XVII1.12).

— La topografía. U n terreno abrupto reduce la velocidad y, por


tanto, la capacidad erosiva del viento.
— La presencia de materiales sueltos abundantes, fruto de la
meteorización.
— La presencia de una cobertera vegeta! espesa y bien enraizada
dificulta la acción del viento.
— La humedad da a las partículas una cohesión que dificulta la
deflacción.

Por lo tanto, las condiciones idóneas para una eficaz erosión


eòlica son las de las regiones llanas, desprovistas de vegetación,
con poca humedad y con una cobertera de materiales meteorizados
sueltos y de pequeño tamaño. Ta m b ié n la temperatura alta en el
Figura X V III.1 1 . Ejemplo de canto facetado por la erosión eòlica. suelo es favorable, al producir mayor turbulencia en el aire.

687
686
2.4. Form as de erosión producidas p o r la acción dei viento.

Aparte de las pequeñas formas de m odelado ya comentadas hay


otras de m ayor envergadura.
C o m o efecto de la deflacción se forman unas depresiones llamadas
depresiones de deflación, de poca profundidad, pero cuyo diámetro
puede ser desde unas decenas de metros hasta varios kilómetros. F ig u ra X V III.13. Corte transversal de una duna. La flecha indica ia dirección dei viento.
Se forman en regiones llanas de clima árido. T a m b ié n en clima
semiárido cualquier depresión puede evolucionar en este sentido, e
incluso aparecer temporalmente rellena por una laguna. viento
Algunas depresiones, por tener agua subterránea, son el germen
de fecundos oasis.
En zonas donde la deflacción ha actuado enérgicamente y el
material previo era de distinto tamaño, todos los que superaban
unas dimensiones y no fueron arrastrados, quedan form ando una
especie de pavimento, que constituye lo que se denomina reg, donde,
a veces, los cantos están incluso cementados, por precipitación de
sales, yesos y carbonato càlcico, disueltos en las aguas de saturación.

F ig u ra X V III.14. Duna. Barcana.


2.5. Formas de acumulación eòlica.

Cuando el viento cesa, o pierde velocidad, que le impide trans­


portar partículas, éstas comienzan a depositarse. El polvo en sus­
pensión se va decantando al cesar el movim iento y, a veces, es
forzado a descender, por producirse una precipitación en forma de
lluvia de barro. fijadas por la vegetación. Varían de forma y tamaño y pueden aparecer
Las dunas son las formaciones más características. A grandes aisladas o agrupadas. Los tipos más destacables son:
rasgos, se trata de acumulaciones de arenas, debidas a la acción
eòlica. De la superficie terrestre ocupada por desiertos, aproxima­ Barcarias. Son las más pintorescas, con forma de media luna
damente una quinta parte está formada por arena. En tales exten­ y aisladas. Se forman cuando hay unos vientos constantes en
siones sin apenas vegetación, la acción del viento circulando produce la misma dirección. Se m ueven a razón de 6 a 15 metros/
unas formas de acumulación, que llamamos genéricamente dunas. año, según el tamaño (figura XVIII.14).
Ante la presencia de un obstáculo comienza una acumulación de Dunas transversales. Se alinean c o m o olas empinadas, for­
los materiales transportados por el viento en forma de montículo, m ando ángulo recto con la dirección del viento dominante.
que es el germ en de una duna. Dunas longitudinales. Se alinean paralelas al viento dominante,
En una duna modélica aparece una pendiente suave del lado del form ando colinas de cientos de metros de altura y kilómetros
viento, con una inclinación de alrededor de 10°, por donde ascienden de longitud. Los corredores entre varias dunas suelen estar
los granos empujados por el viento, y una pendiente brusca a desprovistos de arena. En Australia constituyen los desiertos
sotavento de alrededor de 30°, por la que los granos caen por su de barras de arena, de gran tamaño.
Los llamados erg son vastos cam pos de dunas, que pueden
peso (figura XVIII.13).
estar constituidos por cualquier tipo de los citados (figura
Se puede hacer una amplia tipología. Hay dunas vivas, activas,
que van evolucionando y cambian de forma y posición y dunas XVIII.15).

689
688
eòlico no se suele poner en duda, aunque la procedencia sea variable,
en parte de las arenas del desierto, en parte de la harina de roca
que quedó al desaparecer los glaciares. Es un material no estrati­
ficado, con gran tendencia a agrietarse. Su topografía no guarda
relación alguna con el relieve al que recubre.
Los grandes depósitos de loess se dan en China, con espesores
de 30 m. m u y erosionado en algunos lugares, dando un terreno
abarrancado. T a m b ié n son importantes en América del Norte y en
La Pampa sudamericana, y en m u cho m enor medida en Europa.
H em os de destacar que, al haberse desarrollado sobre ellos fértiles
suelos negros, los loess tienen una gran importancia desde el punto
de vista económ ico.

3. ER O SIÓ N A N TR Ò P IC A

El papel del hom bre com o agente erosivo, que se inicia funda­
mentalmente con el comienzo de la agricultura, en el Neolítico, es
m u y reciente a escala geológica, pero su acción es hoy tan importante
y extendida, que no se puede dejar de considerar en el estudio de
la erosión.
F ig u ra X V III. 15. Erg. Desierto de Rajhastán. India. F o to M . J. A g u ile ra .
La acción del hom bre introduce cambios que no sólo hacen que
todos los procesos erosivos se intensifiquen, sino que, además, se
favorecen los más agresivos de aquellos, dando c o m o resultado la
aceleración del proceso erosivo.
La agricultura, que es, sin duda, la más importante causa de
— Dunas costeras. Fuera de los medios desérticos áridos se erosión antròpica, lleva a cabo una transformación de la composición
forman también, con cierta frecuencia, dunas en zonas bajas y estructura del suelo, con lo cual se favorece el inicio de los
de costa arenosa y albuferas. El viento, que sopla con fuerza procesos mecánicos de la meteorización. Desde aquí el proceso
y constancia de mar a tierra, es el agente. Son también móviles, avanza a una destrucción del suelo, seguida del abarrancamiento de
pero por el peligro que suponen para la agricultura, a m enudo las rocas deleznables subyacentes.
están fijadas, de forma artificial, por el hombre. Por tanto, las manifestaciones más acusadas de la erosión antrò­
pica consisten en:
A u n q u e su interés es m u cho menor, hay otros tipos de acu­
mulaciones, c o m o las arenas movedizas y los goze, o acumulaciones — Desencadenar movim ientos masivos en las vertientes.
informes. — T run c a r los suelos, removiendo sus horizontes.
Por último, hay un depósito que cubre grandes extensiones en — A c u m u la r materiales no fértiles, que llegan a saturar los cauces
latitudes medias, compuesto por un polvo m u y fino transportado por de evacuación.
el viento durante miles de años y que recubre el relieve preexistente.
Se trata del loess. De color amarillo ceniciento m u y característico, La modificación del medio natural por el hom bre se viene rea­
su composición varía, aunque el más típico es el calcáreo. Su origen lizando desde los inicios de la agricultura, pero la aceleración pro­

690 691
ducida en los últimos decenios, hace que la situación se haya hecho diciones naturales, que dan lugar a importantes acciones erosivas,
preocupante en la actualidad. que, no obstante, resultan más localizadas que la actividad agrícola.
El problema comienza cuando se modifica la vegetación e spon­ La erosión antròpica, pese a todo, tiene poca importancia en lo
tánea. El sustituirla por pastos, o por plantas cultivadas, deja los referente a modificación del relieve, se limita a dejar en él huellas
suelos en una situación de debilidad frente a la erosión. Ésta aumenta de detalle, pero que, en cambio, son m u y importantes para el propio
si no se lleva a cabo una restitución de la materia orgánica y mineral, futuro de la humanidad (contaminación, desertización, destrucción de
que el suelo va perdiendo. suelos, etc.).
La agricultura siempre incide sobre el medio natural, pero su
efecto es m u y distinto según sean los sistemas agrarios. Así, en las
agriculturas de subsistencia, de autoconsumo, hay un cierto equilibrio
natural, pues el hom bre procura mantener la tierra útil para el futuro. 4. LOS SISTEM AS M ORFOGENÉTICOS
En general, en la antigüedad, el papel erosivo del hom bre era
pequeño, pues había desarrollado sistemas de cultivo que no ago­
taban el suelo, con técnicas tales c o m o respetar los grandes árboles,
Hasta aquí hemos estudiado, de forma aislada, los procesos ele­
que protegen el suelo con sus raíces, practicar largos barbechos,
mentales de la erosión y los grandes agentes erosivos. Ahora bien,
que restituyan al suelo el humus, diversificar los cultivos, etc. La
los agentes no actúan siempre del m ism o m od o , sino que pueden
agricultura mediterránea tradicional es un buen ejemplo de equilibrio,
intervenir en procesos erosivos diversos, procesos que están ligados
mantenido por m u cho tiempo. El equilibrio puede romperse fácilmente
a un clima determinado en ocasiones, o que pueden darse bajo
por un aumento de la presión demográfica, que lleva a la búsqueda
climas distintos.
de una intensificación en la agricultura. La Revolución Agraria, vin ­
En la realidad se combinan las actividades de los diversos agentes
culada a la Revolución Industrial, al potenciar la agricultura espe­
y los procesos elementales y el resultado es, necesariamente, c o m ­
culativa, fue la causa del comienzo de una forma de cultivar, que
plejo. En una región determinada encontraríamos, al estudiarla en
produce daños irreversibles en los suelos. La búsqueda del m áximo profundidad, que allí actúan unos agentes y no otros y que se dan
beneficio lleva a abandonar la idea de conservar los recursos na­ unos procesos y no otros. Veríamos que hay unas determinadas
turales, que movía a las agriculturas de subsistencia. Un sinnúmero combinaciones de procesos, que no son casuales, sino que están
de las prácticas agrícolas, habituales hoy en la economía de mercado, relacionados con el clima. A la combinación de procesos, respon­
resultan nefastas para la tierra, que se ve conducida a una erosión sables del modelado del relieve de un espacio, se le llama sistema
acelerada. de erosión o sistema morfogenético o morfogénico.
La destrucción de la vegetación natural produce, además de una El desgaste de los continentes se hace bajo la acción combinada
aceleración de la erosión, importantes cambios en el balance hídrico de varios agentes, no por la acción aislada de uno sólo.
y en el régimen de escorrentía; hace que aumente la infiltración y Hay que tener en cuenta, además, que un sistema morfogenético
que la escorrentía sea más irregular, y se avanza hacia una deser­ no es sólo la suma de varios procesos elementales, sino que cons­
tización. tituye una estructura dinámica, en la que se producen relaciones
Hay, además de la agricultura, otras múltiples acciones del hom bre entre los procesos, siendo unos dominantes y otros subordinados,
que producen erosión. La construcción de embalses modifica la en función de toda una serie de factores, que los influyen, que son,
dinámica fluvial, se varía el nivel de base del río en uno de sus la litología, la vegetación, el clima y, por supuesto el último gran
tramos, de m o d o que, aguas arriba, se reactiva la erosión, aumenta agente erosivo, el hom bre y los demás seres vivos.
el material transportado, lo que acabará produciendo la colmatación El resultado de la acción de un sistema morfogenético, de la
del embase; aguas abajo impide las inundaciones naturales, que erosión en suma, es la constitución de formas de modelado. Los
aportaban material y hace que a la desem bocadura llegue m enos relieves son explicados por la estructura que es a su vez tectónica
agua. La explotación de minas y canteras, la construcción de vías y litólogica. Sobre los relieves actúa la erosión, que no es indiferente
de comunicación, túneles, asentamientos urbanos, puertos, etc., son a la estructura y da lugar a un modelado, que es explicado por la
otros tantos ejemplos de modificación por el hom bre de las c o n ­ erosión. Estos dos conceptos deben quedar m u y claros.

692 693
DIAGRAMA CONCEPTUAL

FORMAS DE FORMAS DE
AGENTES PROCESOS
EROSION ACUMULACION

BARROS
CIRCOS
GLACIARES

ARISTAS MORRENAS

ABRASION HORN DRUMLIM

VALLE GLACIAR KAME

GLACIARES
ROCAS TERRAZAS
ABORREGADAS DE KAME

CJ
PULIDO LAMIARES OS. ESKER z

FIORDOS

STRANDFLAT

DEFLACCION DEPRESIONES DUNAS


DE DEFLACCION
VIENTO

ABRASION LOESS

MOVIMIENTO ACUMULAR
DE VERTIENTES MATERIALES
AGRICULTURA
TRUNCAR
HOMBRE
SUELOS
ACCIONES
DIVERSAS
TRANSFORMAR
RELIEVE

695
694
TEMA XIX
g e o m o r f o l o g ì a de LOS LITORALES

ESQUEMA/RESUMEN

Introducción

1. El medio litoral

— Medio de confluencia de litosfera, atmósfera e hidrosfera.


— Carácter horizontal de la erosión.
— Cierta azonalidad.
— Gran extensión.
— Interés económ ico y estratégico.
— Gran movilidad geomorfológica.
— Zonas.

- Supralitoral.
- Mesolitoral o estero.
- Infralitoral.
- Circalitoral.

2. Acción erosiva del mar,

2.1. Agentes erosivos y formas de erosión,

a) A cción de olas y mareas.

— A cción mecánica.
— A cción química y biológica.

2.2. Factores que condicionan la erosión en el medio litoral.

a) Sucesión de períodos de sumersión y emersión.

b) Influencias del medio físico.

— Circulación atmosférica.

697
— Características del agua. — T ip o pacífico (costas dálmatas).
— Sistemas morfogenéticos según el clima. — T ip o atlántico.
— Condiciones climáticas.
b) Influenciadas por el modelado subaéreo.
— Naturaleza del roquedo y estructura.
— Costas de rías.
3. Formas litorales. — Costas de fiordos.
— Costas de zona de casquete glaciar.
3.1. Formas de erosión. — Costas de calas.

— Acantilado.
4.4. Costas en las que la acción erosiva del mar condiciona el
— Plataforma de abrasión.
modelado.

3.2. Formas de acumulación. a) De ablación; acantiladas.

a) Playas b) De acumulación.
— Adosadas a la costa. — De dunas.
— T ó m b o lo s . — De marismas.
— Barras costeras — De lidos.
- Flechas. — Coralinas.
- Cordones litorales.
4.5. Clasificación de las costas por su posición en los procesos
— Dunas litorales.
de dinámica global.
b) Otras formas.
— Costas de colisión.
— Marismas y zonas pantanosas. — Costas de cuencas marginales.
— Deltas. — Costas asísmicas.
— Estuarios.
— Arrecifes coralinos - Arrecifes barrera.
- Arrecifes costeros.
- Atolones.

4. Tipos de costas.

4.1. Criterios de clasificación.

4.2. Variaciones del nivel del mar.

— Movimientos eustáticos.
— Regresión.
— Transgresión.

4.3. Costas en las que son determinantes los factores conti­


nentales.

a) Influenciadas por la estructura.


INTRODUCCIÓN

La zona costera constituye un medio con características propias


donde confluyen troposfera, atmósfera e hidrosfera, dando lugar a
importantes interacciones.
No incluimos el tema de la erosión costera junto con los grandes
agentes que hem os estudiado ya, por su originalidad. A pesar de
que en este caso también es el agua el agente erosivo, ahora
predomina el carácter horizontal de su acción, frente al lineal que
hemos visto antes. Por otro lado, tam poco lo po d em o s incluir con/
la Geomorfologia Climática, ya que el medio litoral, c o m o verem os,
se caracteriza por una cierta azonalidad.

1. EL MEDIO LITORAL

El litoral resulta un medio bastante extenso, dado que los c o n ­


tinentes poseen un perfil recortado. A dem ás, no se ciñe a la línea
de costa que p o d em o s ver en un mapa, sino que abarca una franja
por encima y por debajo del nivel medio de las aguas, sometido a
la influencia del mar. Normalm ente la palabra litoral hace referencia
a esta franja, mientras que la palabra costa se utiliza más para
designar a la zona que, desde el nivel de la bajamar, se extiende
tierra adentro, con una anchura indeterminada.
Es un medio m u y bien estudiado por tener un alto valor para el
hom bre: económ ico (puertos, pesca, actividades turísticas, yacim ien­
tos petrolíferos) y estratégico (desembarcos militares, defensa, etc.)
No po d em o s olvidar que, aunque con excepciones notables, las
costas suelen ser las zonas más pobladas. T o d o esto acrecienta el

701
2. ACCIÓN EROSIVA DEL MAR

En el litoral se com binan procesos morfogenéticos mixtos, marinos


y continentales. C o m o decíamos, presenta cierta azonalidad, sin que
esto quiera decir que no se produzcan también importantes relaciones
con el medio bioclimàtico.
C o m o en todo sistema de erosión, se producen, íntimamente
asociadas, acciones químicas, mecánicas y biológicas.

2.1. Agentes erosivos y formas de erosión

a) Acción de olas y mareas

Acción mecánica

Las más evidentes son las acciones mecánicas, producidas por


interés de este medio, que merece por ello capítulo independiente los movim ientos de las aguas marinas (tema VI).
y que ocupa una superficie en el globo de, aproximadamente, 150.000 C o m o sabemos, las olas son movim ientos ondulatorios, que se
K m ^ considerando sólo la zona intermareal, a los que habría que forman en lugares donde soplan vientos fuertes, propagándose a
añadir la franja mal determinada inferior y superior, afectada también grandes distancias, pasando de olas forzadas a olas Ubres.
por los procesos litorales. C uando las olas llegan a una costa, sufren una serie de cambios.
Desde el punto de vista geomorfológico, este medio se caracteriza Mientras la ola se m ueve en agua profunda no hay verdadero
por ser casi siempre de gran movilidad. En un espacio de tiempo desplazamiento del agua, lo que se desplaza es la forma de la ola.
m u y breve pueden presentarse cambios importantes, que son incluso Cada partícula de agua se mueve describiendo un círculo al paso
apreciables, no ya a escala histórica, sino en la breve vida de un de una ola, sin apenas avanzar, salvo a que sean olas m u y grandes
hombre. (figura XIX.2).
Esquemáticamente se pueden considerar varias zonas:

— Supralitoral. Por encima del nivel más alto de la marea hasta


el límite de la vegetación terrestre.
— Mesolitoral o estero. Es la zona com prendida entre los niveles
máximos de pleamar y bajamar. Por tanto, está unas veces
sumergida y otras emergida, desarrollándose en ella poblacio­
nes animales y vegetales adaptadas a este ritmo.
— Infralitoral. Zona sumergida, caracterizada por poseer una rica
vegetación. El límite inferior está donde acaban las fanerógamas
marinas y se relaciona con la profundidad hasta la que puede
penetrar luz suficiente para ellas.
— Circalitoral. Se extiende hasta el límite de la plataforma c o n ­
tinental. La pequeña luminosidad aún permite la presencia de
ciertas algas (figura XIX. 1). Figura X IX .2 . Giro experimentado por una partícula de agua a! paso de una ola.

702 703
Las corrientes y mareas son también agentes erosivos. Cerca de
la costa se generan unas corrientes litorales, ligadas a las mareas
y a los vientos. Las corrientes de marea actúan en costas recortadas
y las de viento en las costas donde hay vientos constantes. Su
principal acción consiste en arrastrar partículas en suspensión. Más
importante es el efecto de la marea, que somete a la costa a un
constante movim iento de ascenso y descenso del agua, que puede
ser m u y acusado en costas recortadas y en particular, en bahías.
A esta acción mecánica que ejercen las olas, corrientes y mareas
se suman otras acciones.
Cuando la profundidad de agua disminuye haciéndose inferior a
la mitad de la longitud de onda (distancia entre dos crestas de la
Acción química y biológica.
ola) (figura XIX.3), el movim iento giratorio de las partículas pasa a
ser elipsoidal y la ola « r o m p e » . De ser una ola de oscilación pasa
El agua del mar (tema VI) contiene sales en disolución, que la
a ser una ola de traslación (figura XIX.4).
dotan de una particular actividad química. Ejerce una labor de di­
Al romper, se produce un violento movim iento de avance del
solución, especialmente apreciabíe en las rocas calcáreas, en las que
agua, seguido de un retroceso. Este movim iento supone una brusca
genera fenóm enos kársticos (tema XIII). En rocas no calcáreas, com o
liberación de energía, que hace que la ola actúe contra la costa
granitos o areniscas, aparecen a m e nudo oquedades producidas por
c o m o agente geomorfológico.
el agua del mar, por un fenóm eno de hidrólisis (tema XVI), que
En este movim iento se desencadenan varios procesos: erosión
afecta, especialmente, a los componentes silicatados de las rocas.
vertical, donde el agua cae con fuerza al romper, arroyada, en el
La presencia de seres vivos tiene también un papel erosivo, en
retorno, transporte de materiales en suspensión y por arrastre y, por
este medio. Su acción es especialmente destacable en las zonas
último, deposición de éstos.
cálidas, donde dan lugar a importantes formaciones, que verem os
Si las olas rompen contra un acantilado, el efecto se amplía. El
más adelante. A dem ás, sobre las rocas viven animalillos y plantas
choque del agua ejerce una fuerza de varias toneladas; se introduce
que ejercen una erosión mecánica y química.
violentamente en los huecos llenos de aire, provocando pequeñas
Por tanto, el mar c o m o agente erosivo actúa por medio de cuatro
explosiones y en el retroceso ejerce una succión. A dem ás, las pe­
procesos fundamentales:
queñas rocas y partículas sueltas realizan un ametrallamiento y abra­
sión. — La propia acción liidráulica del agua, que golpeando contra la
costa es capaz de arrancar materiales de las rocas resque­
brajadas y transportarlos desmenuzados.
— Corrasión, pues las olas armadas con fragmentos de roca los
lanzan contra la costa, siendo luego esparcidos estos materiales.
— Abrasión, los materiales arrancados se golpean, rozan, etc.
— Corrosión, es decir, por acción química, que está m u y con ­
dicionada por el tipo de roca y por las características del agua.

2.2. Factores que condicionan la erosión en el medio litoral

a) Sucesión de períodos de sumersión y emersión

Figura X IX .4 . Modificaciones en ei giro de las partículas de agua en una ola al llegar Hasta aquí hemos tratado de los agentes erosivos que actúan en
a ia costa. el litoral. En su actuación, mecánica o química, hay que resaltar un

704 705
hecho importante: en el medio litoral se suceden de forma per­ unos materiales m u y afectados por la gelifracción, con fisuras, frag­
manente períodos de sumersión y períodos de emersión, que afectan mentados, etc.
de forma especial a la zona que hemos llamado estero o mesolitoral. Por tanto, las condiciones climáticas de la zona no son ajenas a
Este hecho intensifica determinadas acciones; por ejemplo, hace que la erosión costera, influyendo el grado de humedad, que condiciona
en rocas capaces de absorber agua (heladizas) haya continuos cam­ las precipitaciones, la temperatura, los ritmos estacionales de ambas
bios de volumen. Produce sobre las rocas cambios de temperatura y, en suma, todas las manifestacions climáticas. Sin olvidar que,
acusados (recordemos las diferencias de calentamiento y enfriamiento vinculada al clima, ia vegetación ejerce una notable influencia.
de las rocas y el agua). La evaporación, al retirarse el agua, hace Dependiendo de las condiciones climáticas, también varían los
que las sales que lleva disueltas y que quedan en los intersticios, aportes de materiales, que, procedentes de la erosión continental,
cristalicen, ejerciendo una acción de cuña, c o m o el hielo. Ta m b ié n llegan a la costa. Así, por ejemplo, los grandes y caudalosos ríos
somete a las rocas a cambios de presión entre el período sumergido tropicales aportan al mar grandes cantidades de sedimentos.
y emergido, y por último, en su retirada, el agua ejerce un papel Por último, otro factor determinante en las características y e vo ­
de arroyada y transporte de los materiales erosionados. lución del litoral es la naturaleza deí roquedo y la estructura que
Desde un punto de vista químico, el hecho de la sumersión y presenta.
emersión tiene co m o principal consecuencia la renovación del agua
en contacto con ia roca, retirándose el agua saturada, de m o d o que
se asegura la constante eficacia del proceso químico.

3. FORMAS LITORALES

b) Influencias dei medio físico


Dado que son muchos los factores que intervienen en el modelado
Naturalmente, el medio bioclimàtico en que se encuentra cada costero hay una gran variedad de formas, que pueden clasificarse,
litoral condiciona sus características y evolución. en función de su génesis, en dos grandes grupos: formas de erosión
Las características atmosféricas y climáticas juegan un papel im­ y formas de acumulación.
portante, ia circulación atmosférica influye directamente en la génesis
de olas y corrientes. Así, resulta claro que las latitudes medias tengan
los mares más agitados y, por tanto, sus costas sean las que reúnen
mejores condiciones para una acción abrasiva importante. En cambio, 3.1. Formas de erosión.
en los litorales de las zonas cálidas de baja latitud, vam os a encontrar
condiciones óptimas para el desarrollo de formaciones de origen Son las resultantes de la acción destructora del mar sobre el
animal (corales) y un predominio de la erosión química y biológica. relieve costero, propias de costas rocosas y abruptas. Los acantilados
Por otro lado, el agua del mar no es uniforme (tema VI) posee y las plataformas de abrasión son las formas principales.
diferente temperatura y salinidad según la latitud, clima, etc. Éste
es otro factor condicionante. En los mares fríos de las altas latitudes, — El acantilado se puede definir c om o un escarpe litoral, m o ­
se introduce el efecto de la gelifracción, mientras que en los mares delado por la erosión marina. Se dan especialmente en costas de
cálidos, se favorece la actividad química y biológica. zonas montañosas, volcánicas, en macizos antiguos y en afloramientos
Según sean las características climáticas de cada zona, habrán de rocas duras, en cuencas sedimentarias.
actuado diferentes sistemas morfogenéticos, que presentarán unos Hay una notable variedad, que depende del tipo de roca, de su
materiales en distinto estado para reaccionar frente a la erosión estructura geológica y de la forma de modelado. Siempre tienen una
costera. Por ejemplo, en las regiones tropicales húmedas hay una pendiente considerable y una altura que varía entre unos pocos
intensa actividad química, que produce una gran alteración en las metros y varios centenares de ellos. En su base muestran una clara
rocas y, por tanto, facilita grandes cantidades de materiales para los línea de ruptura, que da paso a una plataforma rocosa. Los más
movim ientos en masa. En cambio, en las regiones m u y frías habrá verticales son los formados en rocas sedimentarias, o esquistosas

706 707
coherentes y también en rocas eruptivas. En las rocas sedimentarias la química, ayudada por las características de la roca (fisuras, es-
deleznables, son m ucho más suaves (figura X IX . 17). quistosidad, etc.). El horadamiento de las olas en la base del acan­
Hay que distinguir acantilados vivos y muertos. Los primeros son tilado provoca a m e n u do grandes derrumbamientos.
los que están batidos por el agua y continúan retrocediendo. Los El proceso, que es complejo, se desarrolla a veces a gran v e ­
muertos son los que quedan algo separados del agua, c o m o c on ­ locidad, si las condiciones (dinámica marina, clima y características
secuencia de la acumulación, delante de ellos, de sus propios m a ­ de la roca) lo favorecen.
teriales, no evacuados por el mar.
Ta m b ié n hay falsos acantilados, que corresponden a formas pro­
ducidas por otros sistemas (ejemplo, un bloque fallado elevado) y
sólo están modelados por el mar en su base.
En los acantilados suelen aparecer accidentes c o m o arcos, cuevas,
3.2. Formas de acumulación
islotes, etc.

Se originan por sedimentación marina, en unos casos, y por la


— Las plataformas de abrasión se desarrollan al pie de los
acción de los organismos vivos, animales o vegetales, que fijan los
acantilados en la zona de actuación de las olas, o sea, en el área
minerales que utilizan para su crecimiento, en otros.
comprendida entre la pleamar y la bajamar. Tienen forma de rampa,
Suelen aparecer en costas bajas, pero no son exclusivas de ellas.
de anchura variable, con una pendiente que depende del calibre de
La sedimentación marina es el resultado del balance entre los m a ­
los materiales. Pueden tener un cierto escalonamiento y en general
teriales que llegan a la costa y la capacidad de las corrientes marinas
no son lisas, sino cinceladas por acanaladuras, resaltes, etc.
de transportarlos mar adentro.
Con frecuencia terminan en una terraza de acumulación y, a veces,
sobre ellas se desarrolla una playa (figura X IX .5).
— La playa es la forma más generalizada. Se forma por acu­
Las dos formas van, por tanto, unidas. En su génesis actúa el
mulación de materiales detríticos.
mar directamente, c om binando su acción puramente mecánica, con
Las playas más importantes se dan en los mares con mareas,
pero también las hay en algunos en los que las mareas son m u y
débiles y hasta en los lagos, aunque son más simples.
Una parte de la playa está siempre cubierta por el agua afectada
por el oleaje, mientras que otra parte está cubierta tan sólo durante
la marea alta. Por el lado de tierra suele culminar en una elevación,
llamada cresta de playa, donde se acumulan materiales más gruesos,
aportados por las olas de temporal. Detrás puede haber un acantilado
o una zona de dunas (figuras XIX.6a y XIX.6b).

Cresta de playa
P le a m a r
Lagun a

B aja m ar::

Playa baja

Figura X IX .5. Acantilado y plataforma de abrasión. Figura X IX .6 a . Esquema de playa.

708 709
cometa. Si el obstáculo está próxim o a la costa, llega a alcanzarla,
constituyendo un tó m b o lo , es decir, una acumulación de arena que
une un islote a tierra firme. Los tóm bolos, a m enudo, son dobles
y encierran una laguna (figuras XIX.7a y XIX.7b).

Figura X IX .6 b . Playa con acumulación de dunas. Galicia. Foto P. G o nzález Y anci.

Figura X IX .7 a. Tómbolo doble de unión entre un islote y el litoral. Entre sus dos
brazos se encierra una laguna.
La superficie está, a m enudo, accidentada por pequeños surcos
(ripplemarks) de extraordinaria movilidad, producidos por las olas y
corrientes.
El perfil transversal de la playa es de forma ligeramente cóncava
y de pendiente bastante suave, dependiendo del calibre de sus
materiales (a m ayor tamaño m ayor pendiente). T o d a s las playas están
formadas por arenas, gravas y cantos sueltos, que proceden, en su En las costas bajas de zonas llanas se forman acumulaciones
m ayor parte, de aportes continentales de los ríos, que luego el mar separadas de la línea de la costa. La deriva o corriente litoral, arrastra
se encarga de triturar y acumular. El oleaje y las corrientes litorales materiales procedentes de las playas adosadas, cuando alcanzan un
son los encargados de transportar el material y depositarlo. punto de no retorno, comienzan a acumularse y constituyen fondos
Hay toda una tipología de playas. Las hay adosadas a la costa, altos, donde rompen las olas. En principio están sumergidas, pero
algunas en forma de arco perfecto, a m e n u do entre promontorios con el tiempo, por los nuevos aportes, llegan a aparecer en superficie.
rocosos en ensenadas abiertas, que resultan m u y duraderas. En Son las barras costeras. Cuando están unidas a tierra en un extremo,
cambio, las de tipo rectilíneo, al pie de un acantilado, se desplazan constituyen las flechas, que pueden estar oblicuas a la costa, o en
impulsadas por las corrientes. Se forman playas al abrigo de cualquier la entrada de una bahía, que llegan a veces a cerrar, convirtiéndola
obstáculo, c o m o un islote o un escollo, situándose en la cara opuesta en laguna (casi siempre queda comunicada con el mar abierto a
a la dirección de la corriente. Forman lo que se llama una coia de través de pasos o graos). El nombre de cordones litorales suele

711
710
Figura X IX .8. Cordón litoral en la costa de Huelva. (Fotografía P. G o n zá le z Y a n ci.)

Figura XIX.7b. Tómbolo. F o t o P González Yanci.

reservarse a las formas emergidas, situadas delante de la costa, en


forma de cadenas de hasta cientos de kilómetros (figura X IX .8 y
XIX.9).
Las playas se dan en todos los mares y en todas las latitudes.
Con frecuencia, unidas a las playas de arena, aparecen las dunas
litorales. Son más frecuentes en las costas llanas, donde se forman
detrás de las playas. Naturalmente, son construidas por el viento y
favorecidas por la escasa vegetación, pueden constituir vastos campos
de carácter móvil, pero, a menudo, están fijadas por la vegetación
(figura XIX.6b) (tema XVIII).

— Zonas pantanosas y marismas. En la costa se produce también


otra sedimentación de materiales m u y finos, limos, que es controlada
por las mareas y da lugar a zonas pantanosas y marismas.
Al sedimentarse los materiales más finos se forman limos variados
de carácter viscoso, de composición principalmente arcillosa, con

712

Figura X IX .9. Flecha litoral y estuario. (Fotografía del Instituto G eo gráfico Nacional
hierro y materia orgánica. Estos materiales proceden, en parte, de
la erosión marina sobre la costa y, en parte, de los aportes de los
ríos. En los medios limosos hay una importante población de animales
y plantas, que juegan un gran papel en la fijación de los sedimentos
y en su evolución.
El resultado de tal sedimentación es la formación de una llanura
baja, en los fondos de bahías y en zonas costeras más o menos
resguardadas. Presenta una gradación, siendo la parte exterior pan­
tanosa y susceptible de ser cubierta durante la marea. Tienen dos
partes, que se denominan tradicionalmente con el nom bre holandés:
el sHkke, que es la parte sin vegetación, m u y blanda, empapada,
que se cubre con la marea alta y el schorre, con una vegetación
fija y que sólo se cubre en las mareas de tipo excepcional. En las
costas tropicales aparece en esta zona una curiosa formación vegetal:
el manglar, formado por árboles que soportan estar en el agua
gracias a sus imponentes raíces (tema XI).
El paso siguiente es la formación de la marisma, que es una
llanura de acumulación litoral, que se puede explotar agrícolamente.
Su característica es que es más elevada en la zona próxima al mar
que en la interior, lo que dificulta la evacuación de las aguas con ­
tinentales, que se estancan en el interior form ando turberas.
Es m u y conocida la acción humana sobre las marismas. Se cu ­ Figura X IX .1 0. Marisma. Andalucía. Foto P G o nzález Y anci.

larmente se han realizado obras encaminadas a desecar y poner en


cultivo estas zonas, que acaban por ser m u y fértiles. El caso más
notable es el de los famosos polders holandeses, fruto de una
verdadera conquista de tierra al mar (figura X IX .10).

Una zona del litoral especialmente interesante es la desembocadura


de los ríos, donde se encuentran las aguas dulces continentales, que
llegan con mayor o m enor turbulencia y aporte de materiales, y las
aguas saladas del mar afectadas por las mareas, oleaje y corrientes.
De los materiales del río una parte se sedimenta y otra constituye
un aporte importante para luego formar flechas, barras, etc.
La parte final del valle es invadida en algunas costas por el mar,
dando formas co m o las rías y los fiordos.

— Los deltas constituyen importantes formaciones, originadas por


acumulación de materiales, en la misma desembocadura de un río,
donde la labor esencial corresponde al propio río, m odelando el
mar, tan sólo, el borde exterior.
Se forman en la desembocadura de ríos caudalosos y aparecen
en todo tipo de costas. Se caracterizan por tener una considerable
potencia. Los elementos más gruesos son abandonados por el río Figura X IX . 11a. Delta del Nilo (según Jauzein).

714 715
en cuanto llega al mar y pierde su velocidad, constituyendo las capas Se suelen clasificar los deltas por la forma que presentan: digi­
del fondo y las frontales. Sobre ellas se van depositando las capas tados, lobulados, en forma de media luna, redondeados, etc.
superiores de forma subaérea. Los mayores deltas del m u n d o se dan, naturalmente, en ríos m u y
La evolución resulta bastante compleja. En la zona emergida se caudalosos. Existen en latitudes frías, donde las crecidas del deshielo
forma una llanura, por la que circula en varios canales el río, en permiten grandes aportes de gruesos materiales, fruto de la frag­
ella hay lagunas y zonas pantanosas, en la parte más interior y mentación mecánica. En la zona intertropical hay grandes deltas
albuferas y cordones litorales, en la periférica. (Niger, Yang-tse-Kiang) de materiales finos, fruto del tipo de meteo­
rización química predominante.
El hom bre va interviniendo, cada vez más, en la evolución de
los deltas en los países más avanzados, llegando, en algunos casos,
a su control casi completo (figuras XIX.11a y XIX.11b).

— El estuario es, en cambio, una forma de desem bocadura en


la que el río forma un gran canal, rodeado de acumulaciones se­
dimentarias. Se forman exclusivamente en mares con mareas y pue­
den tener gran extensión (com o en el caso del A m azonas que alcanza
los 1000 Kms. de largo y 100 de ancho en la desembocadura).

D e p ó s ito s B razos actuales B razos a b a n d o n a d o s

Figura X IX . 11b. Evolución del delta dei Ródano desde el año 3000 a. de C. Figura X IX .1 2 . Estuario del río Garona (según V erg er).

717
716
La morfología es variada. A veces, el canal está limitado por
zonas rocosas y elevadas y otras (incluso a lo largo de un mismo
estuario) por zonas bajas de materiales acumulados, que van relle­
nando los entrantes. Unos son amplios y abiertos, permitiendo que
el agua marina penetre profundamente y otros están dotados de
barras y cordones litorales, que cierran la entrada y favorecen que
se vayan colmatando de sedimentos.
En los estuarios la sedimentación de materiales se realiza siempre
en las márgenes del canal y no es homogénea. En ella toma parte
activa la marea: en la pleamar se dirigen hacia las orillas las aguas
cargadas de fango, que se depositan allí, al producirse la bajamar,
dando lugar a llanuras y marismas (figura X IX .12).

— Los arrecifes coralinos. La última forma de acumulación la


constituyen los arrecifes coralinos, cuyo origen es bien distinto de ' 'í - y ■•
todo lo anterior, ya que proceden de restos de seres vivos. y*- V '
Un arrecife coralino está formado por una acumulación de es­
queletos de animales que viven en colonias. El armazón está formado
por poliperos y en sus partes vivas coexisten, con relaciones de
interdependencia, numerosas asociaciones de animales y vegetales,
que contribuyen a la evolución y formación del arrecife. Esta compleja
biocenosis (comunidad de animales y vegetales que, en un lugar
dado, comparten unas mismas condiciones generales de vida) tiene
unas exigencias m u y claras: necesita aguas que no estén a menos
de 18 ""C y que apenas varíen a lo largo del año, siendo óptimas
las comprendidas entre los 20 y 30 °C. Por tanto, sólo son posibles
en los mares tropicales, salvo que estén recorridos por corrientes
frías. A dem ás, requieren aguas claras, es decir, que les llegue luz
(no pueden estar a mucha profundidad), bien oxigenadas y con un
nivel de salinidad que no baje dei 27 por mii.

S o ta v e n to B a rlo v e n to

D o rs o M a n g la r Plata form a arrecifal Frente

BM

;;-5
;^-10
tl5
'-2 0
•-25 m
Figura X IX . 14. Ejemplos de arrecifes: arrecife costero y atolón. (Fotografía A . de E.
Figura X IX . 13. Corte esquemático de un arrecife coralino. A u b e rt de la Rüe y B. del Instituto G eo gráfico Nacional Francés.)

718 719
Los arrecifes coralinos presentan un frente hacia el mar abierto, 4. TIPOS DE C O STA S
con un escarpe fuerte, de algunos centenares de metros, que va
avanzando por la presencia de organismos vivos y por la acumulación
de bloques de coral que, tras ser arrancados por la erosión, son 4.1. Criterios de clasificación
de nuevo cementados contra el frente, una plataforma arrecifal, que
queda cubierta en buena parte por la marea alta, en la que destacan La clasificación de las costas se puede hacer con arreglo a diversos
acumulaciones de esqueletos, que constituyen islas con dunas y criterios: puede ser meramente descriptiva, atendiendo al contorno,
vegetación de palmeras y manglares, y un dorso, de pendiente más acantilado o no acantilado, de trazado regular o irregular.
suave, formado por arena coralina (figura X IX . 13). Una clasificación m u y antigua, y con no pocos problemas, es la
Hay tres tipos fundamentales de arrecifes coralinos: que elaboró Davis, distinguiendo costas de hundimiento o de in­
mersión y de emersión y un tipo llamado neutro, sin cambios relativos
— Arrecifes barrera. Forman una auténtica barrera a una distancia entre el nivel del mar y del continente. Algún autor añade a éstas
de la costa de hasta algunas decenas de kilómetros. A veces un grupo mixto de costas compuestas y otras producidas por falla.
se extienden a lo largo de más de 1500 Km. y, con frecuencia, A u n q u e ha sido m u y generalizada, no resulta excesivamente afor­
rodean a una isla. El arrecife propiamente dicho tiene por lo tunada, entre otras razones porque parece claro que la mayoría de
general poca anchura, abriéndose además en él algunos pasos las costas actuales tienen contornos sumergidos.
de comunicación. El espacio com p re nd id o entre la costa y el
arrecife de barrera recibe el nom bre de lagoon, caracterizándose
por tener un fondo plano y poco profundo. 4.2. Variaciones del nivel del mar.
— Arrecifes costeros o marginales. Están, en cambio, adosados
a la costa, aunque un leve canal marca el punto de unión.
El nivel del mar ha sufrido constantes variaciones en el tiempo,
Por el lado exterior se desarrollan playas. de m o d o que la línea del litoral no es fija, a escala del tiempo
— Atolones. S on arrecifes coralinos de forma más o menos geológico. La situación actual puede, incluso, calificarse de reciente.
circular, en cuyo interior hay un lagoon que mantiene algún
Hay varios tipos de movim ientos que afectan al nivel de las aguas
canal abierto con el exterior. Son de pequeño tamaño, que (temas VI y XIV). Destacan los movim ientos epirogénicos, que co n ­
no suele superar los 50 Kms. de diámetro. Su fondo es plano, sisten en una elevación de conjunto de todo un bloque de continente
con irregularidades y las vertientes son m u y abruptas y llegan
y los movimientos eustáticos, que se refieren a la variación del nivel
a profundidades m u y grandes, lo que ha hecho aceptar a del mar y no se deben confundir con los anteriores.
m u cho s que se han form ado a partir de arrecifes costeros que El nivel de los mares ha variado, c o m o decíamos, motivado por
hubo en unas islas que se hundieron (subsidencia), mientras múltiples causas. Por ejemplo:
los corales se iban manteniendo emergidos por su rápido
crecimiento. Esta explicación procede de Darwin, que se plan­
— A causa de las glaciaciones. Se entiende fácilmente que durante
teó la contradicción que supone que, en el caso de los atolones,
la etapa glacial hay una retención de agua en el continente,
el substrato rocoso, sobre el que naturalmente tienen que
que hace que el nivel del mar descienda (esto constituye una
apoyarse, esté a una profundidad incompatible con las ne­
regresión o retirada de las aguas). Por el contrario, la fusión
cesidades de los corales, que expusimos al comienzo de este
de los hielos provocará un aumento del nivel de las aguas
apartado (figura XIX.14). (esto es una transgresión).
— Por movimientos de compensación isostáticos (tema XIV). Los
continentes tienden a recuperar el equilibrio isostático siempre
que lo pierden, por diversas causas (una es la antes citada
de pérdida de masa de hielos, que hace que el bloque se
eleve, otra es la pérdida de materiales por erosión, formación
de montañas, etc.).

721
720
— Por movimientos tectónicos suboceánicos, c o m o hundimiento Dado que estamos bajo los efectos de la última transgresión
del fondo o ascenso del mism o, cambio de forma y volum en (flandriense), p o d em os decir que en el presente casi todos, o al
de la cuenca, etc. menos la mayoría de los litorales, tienen un modelado de sumersión,
pese a que hoy la elevación del nivel del mar, que ya hemos
T o d o s ellos se traducen en ascensos o descensos del nivel de comentado, sea m u y pequeña, aunque constante.
las aguas que, lógicamente, afectan a la costa. Otros autores han optado por hacer una clasificación atendiendo
En la actualidad, se ha constatado que el nivel del mar en los a la relación entre el continente y el mar, distinguiendo dos grandes
últimos 50 años asciende a razón de 1,2 mm./año. En cambio, en grupos:
el pasado, a pesar de las dificultades para estudiarlo, se ha podido
observar que ha habido descensos del nivel del mar m u y por debajo — Costas en las que la acción marina es relativamente poco
de la situación actual (por ejemplo en algunas zonas del mar del importante, siendo, en cambio, determinantes los factores con ­
Norte, se han hallado valles submarinos, que son prolongación de tinentales.
los costeros y que están sumergidos, encontrándose en la plataforma — Costas en las que, por el contrario, la labor erosiva del mar
continental). ha introducido grandes modificaciones. Ésta es la clasificación
Por otro lado, c o m o evidencia de que también hay movim iento que vam os a utilizar.
del continente, se pueden observar playas colgadas a notable altura,
que en ningún caso pueden deberse a anteriores elevaciones del
nivel del mar (la rasa costera cantábrica constituye una plataforma
de abrasión levantada, que atestigua un proceso de emersión) (figura 4.3. Costas determinadas por factores continentales
XIX.15).
Entre las primeras se pueden destacar dos tipos:

a) Costas influenciadas por ia estructura

Son aquellas en cuyo trazado influyen, bien las características


estructurales de la tectónica (plegamiento o fractura), bien las ca­
racterísticas de la estructura litològica de la roca y su resistencia
frente a la erosión.

— Las llamadas de tipo pacífico son las que presentan estructuras


plegadas, paralelas a la costa, o estructuras falladas en la misma
dirección. T a m b ié n se las llama longitudinales.
Si son fracturadas, el trazado es rectilíneo. Cuando el bloque
hundido está invadido por el mar y el elevado queda c om o línea
de costa, éste forma un falso acantilado, que no tiene a su pie
plataforma litoral.
Si se trata de cadenas de plegamiento, situadas paralelas a la
costa, los sinclinales son invadidos por el mar y los anticlinales
quedan por encima, dando lugar a unas costas con islas alargadas
y paralelas. Se les suele dar el nom bre de costas dálmatas, por ser
características de la costa de Dalmacia en la antigua Yugoslavia
(también se dan en otros lugares, c o m o al Sur de Chile o en la
Figura X IX . 15. fíasa asturiana. Foto P. G onzález Yanci Columbia Británica) (figura X IX .16).

722 723
— Las costas de rías corresponden a zonas de relieve accidentado,
en el que los valles fluviales preflandrienses son invadidos por el
mar en su tramo final, dando un perfil m u y recortado. En Galicia
poseemos magníficos ejemplos de rías. Por lo general, se dan sobre
rocas duras y pueden presentar múltiples ramificaciones.

— Las costas de fiordos. Presentan profundas entalladuras ra­


mificadas, por lo general sobre materiales resistentes, que no son
sino la penetración del mar en la profunda artesa de un glaciar.
Tanto en las rías c o m o en los fiordos, la influencia estructural se
pone de relieve en las fracturas que han guiado la red fluvial.
Las costas de fiordos no son la única característica de las áreas
que han estado ocupadas por glaciares. Estas zonas, al producirse
la fusión glaciar, se han visto sometidas a un levantamiento isostático,
que en algunos casos es notable (costa Oeste de Noruega, por
Figura X IX . 16. Costa de tipo dàlmata. ejemplo). Por tanto, en este caso, no son costas de sumersión, sino
de emersión, no obstante, el profundo sobreexcavado de los glaciares
hace que su fondo esté a gran profundidad y quede invadido por
T a m b ié n corresponden a este tipo las costas sobre estructuras el mar.
apalachenses, en las que la acción de la erosión diferencial hace
que las rocas duras, en resalte, aparezcan c o m o islas y las más — Por último, en las costas de caliza, modeladas por procesos
erosionadas sean ocupadas por el agua, form ando canales alineados kársticos (tema X V), se dan perfiles de entalladuras profundas y
c o m o los de las costas dálmatas. fuertes vertientes, guiadas por fracturas y diaclasas. Las principales
entalladuras se deben a la invasión de cañones y de grutas cuyo
— Las llamadas costas de tipo atlántico se caracterizan porque techo se ha hundido. Se da el nom bre costas de calas a las más
las estructuras geológicas continentales se interrumpen de forma recortadas y este nom bre se hace extensivo a costas no sólo de
brusca en el contacto con el mar. Es decir que el litoral corta, en caliza, sino de granito y otras rocas duras, que pueden presentar
forma más o menos ortogonal, los accidentes estructurales. Se llaman un aspecto similar, en las que las grietas y fracturas condicionan el
también transversales. trazado.
Pueden darse en estructuras plegadas cuyos ejes de plegamiento
fueran perpendiculares u oblicuos a la costa, o sobre estructuras
falladas o apalachenses. El resultado es una costa recortada, con
cabos, golfos y bahías abundantes, que corresponden a las zonas
elevadas los primeros, y a las deprimidas los segundos. 4.4. Costas determinadas por la acción erosiva del mar

— Un caso especial son las costas de tipo volcánico, que, a


Aquellas costas en las que la acción erosiva del mar es la causante
veces, presentan formas circulares, por hundim iento parcial del cráter
esencial del modelado. Pueden ser de ablación y de acumulación.
volcánico invadido por el agua, y tienen numerosas islas-cráter.

b) Costas influidas por el modelado subaéreo. a) Las costas de ablación

Existen numerosas costas cuyos rasgos característicos proceden Son acantiladas y poseen una plataforma de abrasión en su
de la sumersión de un relieve anterior form ado de manera subaérea. frente.

724 725
Se dan en mares de mareas pequeñas, donde los ríos arrastran
grandes cantidades de materiales y donde existen amplias y
poco profundas plataformas continentales.
Si hay grandes aportes fluviales y se dan las condiciones de
plataformas poco sumergidas y pocas mareas, puede haber
grandes deltas.
— Las llamadas costas de lidos son las que tienen un largo
cordón litoral de arena más o menos paralelo a la costa, que
aisla grandes lagunas y que suele presentar pasos abiertos.
El cordón unas veces está separado de la costa por un ancho
canal y otras está apoyado en salientes rocosos.
Se dan en mares de pocas mareas con corrientes y derivas
que movilizan grandes volúm enes de sedimentos.
— Por último, en los mares tropicales hay costas coralinas, re­
Figura X I X .17. Acantilado y plataforma de abrasión. sultado de la acumulación de seres vivos.
(Fotografía de A . Perceval.) Naturalmente, existen tipos de costas intermedios entre los
citados, en las que se mezclan los rasgos del relieve inicial,
m u y modificados por la acción erosiva y de acumulación m a ­
rina.
Se dan en regiones montañosas, macizos antiguos, zonas de
potentes sedimentos de rocas compactas. Requieren mares agitados
por oleaje, capaz de llevar a cabo este modelado, y presencia de
rocas coherentes para poder mantener la verticalidad del escarpe, 4.5. Clasificación de las costas por su posición en los procesos
pero que sean sensibles a la acción erosiva de las olas (figura
de dinámica global.
XIX.17).
Las costas acantiladas pueden presentar un aspecto m u y regular,
con tan solo algunas bahías y calas abiertas y m u y pocos salientes
Recientemente se han llevado a cabo intentos de clasificar las
(por ejemplo la costa Oeste de América del Norte). Otras, en cambio,
costas por su posición en los procesos de dinámica global. Una de
son irregulares, con grandes bahías.
estas clasificaciones propone tres tipos fundamentales, que observan
una correspondencia entre las características morfológicas de la costa,
b) Las costas de acumulación la plataforma continental y los procesos de dinámica global (tectónica
de placas):
Son propias de regiones llanas y en proceso de emersión. En
ellas la sedimentación marina y fluviomarina es importante. Hay una Costas de colisión. Costa de placa continental que choca contra
variada tipología: la placa oceánica (por ejernplo, la costa occidental del conti­
nente americano, Norte de África, Mediterráneo europeo, arcos
— Las costas de dunas son las que tienen un predominio de de islas del Pacífico). Suelen ser rectilíneas, montañosas, con
acumulación de arenas. De trazado más o menos rectilíneo, acantilados y plataformas continentales estrechas. Estas costas
presentan un cordón de dunas, que hacia el interior van qu e ­ de estructuras geológicas paralelas a la costa serían de tipo
dando fijadas por la vegetación. Se dan cuando hay grandes pacifico.
esteros arenosos y un predominio de fuertes vientos del mar. Costas de cuencas marginales. Por ejemplo, el litoral asiático
— Las costas de marismas son bajas y llanas, con abundante del Pacífico, el golfo de Méjico y parte del Norte de Australia.
vegetación, que a m e n u do es de manglares (zona intertropical). Costas asísmicas. C on varios subtipos:

726 727
de neoformación, que corresponden a zonas de separación
continental reciente.
americanas, de continentes que por el lado opuesto están
colisionando, que reciben grandes aportes por la erosión de
las montañas en formación en el lado opuesto y
africanas, de continentes en las que el lado opuesto no está
en colisión y, por tanto, tienen poco aporte de sedimentos
(figura XIX.18).

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729
730
TEMA XX
g e o m o r f o lo g ìa c lim á tic a

ESQUEMA/RESUMEN

Introducción.

1. Influencia del clima sobre el relieve.

1.1. Principales aspectos en que se manifiesta la influencia.

— Sobre el comportamiento de la roca. Erosión diferencial.


— En las formas estructurales.
— En la especificidad de las formas de relieve.

1.2. Factores condicionantes de la acción climática.

— Exposición de la roca a los agentes de meteorización y


erosión directa o indirecta.
— Caracteres estructurales de la roca, relacionados con el
sistema morfogenético.

2. Los paleoclimas. Herencias morfoclimáticas.

2.1. La huella del pasado.

— Formas vivas y formas relictas.


— Geomorfologia Histórica.
— Consideraciones acerca de los paleoclimas. Biostasia y
resistasia.

2.2. Influencia del sistema morfoclimático actual en la conser­


vación de las formas heredadas.

— Medios que aceleran la destrucción de las formas relictas.


— Medios que conservan las herencias.

731
— H om ogeneidad de formas de relieve, si coinciden los
climas actual y pasado.
— Heterogeneidad de formas, si ha habido cambio climá­
tico.

2.3. Los climas del Cuaternario.

3. La grandes áreas morfoclimáticas.

3.1. Tentativas de división morfoclimática del globo. La división


morfoclimática de Tricart.

3.2. Las zonas frías.

a) El dominio glaciar.
b) El dominio periglaciar. INTRODUCCIÓN
— Los procesos.
— Las formas resultantes.
Hasta aquí hem os visto que sobre la superficie terrestre se di­
— T ip o s de dominios periglaciares.
ferencian una serie de materiales, de distinta composición y carac­
3.3. Las zonas forestales de latitudes medias. terísticas, sobre los que actúan unos procesos de carácter interno,
que dan lugar a unas estructuras, y otros procesos de caracter
a) D om inio marítimo. externo, que configuran formas de modelado.
b) Dom inio continental. Los paisajes resultantes dependen, por tanto, de multitud de
c) D om inio templado mediterráneo. factores, todos ellos de enorm e importancia. En este capítulo vam os
a añadir otro factor decisivo: el clima.
3.4. Las zonas áridas. Ya hemos ido apuntando la importancia del clima. Una misma
roca, el granito, por ejemplo, da lugar a formas de modelado di­
a) Procesos.
ferentes bajo un clima frío, o bajo uno cálido y húmedo. Por otro
b) Principales formas de modelado.
lado, el comportamiento de los agentes erosivos varía también según
c) T ip o s de tlominios áridos.
el clima, de m o d o que en cada clima predominará un agente, sin
— Semiárido. que los restantes queden completamente excluidos.
— Árido. El resultado es el fruto de la acción de unos agentes erosivos
— Hiperárido. sobre un terreno, con unas características derivadas de su litología
y su estructura, a lo largo de un tiempo y bajo un determinado
3.5. Las zonas tropicales húmedas. clima.
El clima influye poderosamente sobre el relieve y lo hace afectando
a) La sabana. al comportamiento concreto de la roca y a las formas de modelado.
b) El bosque denso, o selva. Por eso, y sobre todo a partir de la Segunda Guerra Mundial, ha
surgido una especialización dentro de la Geormofología, la Geo-
3.6. Las áreas de montaña.
morfologia Climática, que estudia los sistemas de erosión biocli-
a) Piso forestal. máticos, esto es, los procesos erosivos que se dan en cada gran
b) Piso periglaciar. zona climática, bajo unas determinadas condiciones de temperatura,
c) Piso glaciar. humedad, vegetación, etc.

733
732
1. INFLUENCIA DEL CLIMA SOBRE EL RELIEVE Si la acción de los ríos es bastante universal y actúa de forma
parecida bajo diversos climas, no p o d em os olvidar las diferencias.
Así, tenemos regiones en la Tierra en las que prácticamente no hay
1.1. Principales aspectos en que se manifiesta la influencia valles (desiertos áridos). Si los grandes ríos, por erosión lineal, han
form ado terrazas de acumulación en sus valles, en las zonas te m ­
En primer lugar, co m o decíamos, el comportamiento de la roca pladas, en los desiertos áridos se han formado, en cambio, im p o r­
frente a la erosión varía según el clima. tantes glacis al pie de las montañas, debidos a la erosión areolar,
Volviendo al ejemplo del granito y considerando un tipo de las por acumulación de materiales depositados por las aguas, tras las
mismas características (dado que es m u y grande la variedad de tipos grandes lluvias.
de granito), encontramos que puede comportarse c o m o roca dura El clima es, pues, un factor determinante en el modelado de una
y resistente o c o m o una roca sumamente deleznable. Bajo clima región y actuará condicionando la respuesta de cada estructura g e o ­
fresco y húm edo es resistente, bajo clima seco y árido es deleznable. lógica.
C uando alternan rocas duras y blandas (o en un m ism o tipo de
roca, si alternan zonas de distinta composición y dureza) actúa la
erosión diferencial, de m o d o que la roca blanda se erosiona rápi­
damente y la dura resiste, dando, a m enudo, resaltes considerables 1.2. Factores condicionantes de la acción climática
(recordar el relieve en cuesta o el paisaje de páramos). Una alternancia
de arena y creta, por ejemplo, nos invita a pensar que, por erosión
diferencial, la creta, más coherente y dura que la arena, estará en A su vez, la acción climática varia según las circunstancias en
la posición superior, protegiendo a la arena. Así ocurre en los climas que se da.
templados, por lo general, pero, por el contrario, hay ejemplos de Si el contacto de la roca con los agentes meteóricos es directo,
la situación inversa, es decir, la creta ha sido eliminada por la erosión, es decir, no hay cobertera vegetal y edàfica importante, la acción
quedando la arena c o m o protección de las capas inferiores. Esto climática es directa, y, por tanto, intensa. Resulta m u y sensible a
ocurre en climas fríos, ya que la creta es m u y sensible a la acción las variaciones térmicas, a la acción del agua, del viento, etc. Na­
del hielo. turalmente, este contacto directo se da sobre todo en las regiones
Resulta, por tanto, que el comportamiento de las rocas frente a de clima árido y de clima frío, que dificultan la presencia de la
la erosión tiene un carácter relativo, que depende, esencialmente del vegetación.
clima. En cambio, si hay una cubierta de suelo y vegetación importante,
Si nos centramos en las formas estructurales, encontramos tam ­ varían las condiciones de la meteorización y, por tanto de la m o r­
bién la incidencia del clima en su evolución. Una misma forma fogénesis. La vegetación juega un papel esencial en cuanto a la
estructural, por ejemplo un relieve en cuestas, presenta características temperatura y humedad que afectan al roquedo. Ab sorb e parte del
diferentes según el clima bajo el que se forme. Así, en una zona calor que llega del Sol y evita la rápida pérdida calorífica durante
árida puede presentar un frente abrupto, que contrasta con la sua­ los períodos de enfriamiento. Intercepta parte del agua caída y evita
vidad del frente de algunas cuestas labradas en regiones templado- ciertos efectos directos de la acción del agua sobre la roca, al tiempo
húmedas. Igualmente, puede haber notables diferencias en la pre­ que ayuda a mantener un cierto grado de humedad. Por otra parte,
sencia o no de cerros testigos, en los recortes provocados por la realiza una labor erosiva (recordemos el efecto de las raíces en la
erosión fluvial en el frente, etc. Por tanto, las formas estructurales meteorización mecánica).
también se desarrollan condicionadas por el clima. En definitiva, la existencia de una cubierta de suelo y vegetación
En tercer lugar, pod em os decir que hay formas de relieve es­ hacen que la influencia climática se ejerza tamizada por su presencia,
pecíficas de un determinado clima. El ejemplo quizá más evidente evitando determinados procesos (co m o la deflacción eòlica) y p o ­
es el valle glaciar, o cualquiera de las formas resultantes de la acción tenciando otros (co m o la fragmentación mecánica).
del glaciar. Otro ejemplo similar serían los grandes campos de dunas, Las características climáticas condicionan el predominio de un
que, aunque aparecen en reducidas proporciones en las costas, sólo sistema morfogenético. Así, los climas fríos y los áridos se carac­
son verdaderamente notables en los desiertos áridos. terizan por el predominio de las acciones mecánicas y los climas

734 735
húmedos, templados y cálidos, por el de las acciones físico-químicas Dinámica necesita acudir a la Geomorfologia Histórica, para poder
y bioquímicas. llegar a explicar los paisajes actuales.
Las características petrográficas de la roca son, sin duda, otro En el larguísimo pasado geológico, se han sucedido climas di­
factor condicionante de la influencia climática, pero su importancia versos, incluso algunos que nos pueden resultar desconocidos. En
varía según el sistema morfogenético que domine. su influencia sobre el m odelado hay que tener en cuenta, también,
En el caso del predominio de las acciones mecánicas, son re­ las condiciones biológicas que acompañaban a cada clima. Vam os
lativamente importantes las características de la roca, en cuanto a a aclarar esto con un ejemplo: cada clima va a com pañado de una
permeabilidad (porosidad, fisuración, etc.), en cambio, importa poco determinada vegetación, que juega un papel en la erosión; ahora
su composición mineralógica. Por el contrario, la composición mi­ bien, no pod em os afirmar que el tipo de vegetación que hoy a c o m ­
neralógica es fundamental cuando el predominio erosivo corresponde paña a un determinado clima, sea igual a la del pasado. En el
a las acciones físico-químicas, ya que el grado de alterabilidad de Precámbrico pudo haber climas favorables a desarrollar una ve g e ­
sus componentes va a guiar su comportamiento frente a la erosión tación exuberante, pero difícilmente podía esto ocurrir, cuando aún
diferencial. no existían los vegetales superiores.
Por otro lado, la vegetación, ante los cambios climáticos, sufre
una destrucción o una adaptación, de m o d o que la vegetación puede
estar, o no, en equilibrio con el clima. Se dice que hay situación
de biostasia cuando hay una estabilidad entre clima y vegetación y
2. LOS PALEOCLIMAS. HERENCIA M ORFOCLIM ATICA
resistasia, cuando la estabilidad está alterada. En el primer caso la
erosión es más débil que en el segundo.
Con todo esto querem os decir que es difícil conocer c ó m o ha
2.1. Las huellas del pasado actuado la erosión en el pasado, por lo que el estudio de las herencias
morfoclimáticas constituye un ca m p o de trabajo de enorm e im p o r­
Estudiar los sistemas de erosión climáticos ayuda a com p re nd e r tancia para la investigación geomorfológica.
la morfología peculiar de cada zona, pero hay que añadir a la Al analizar el relieve vam os, por tanto, a encontrar unas formas
explicación otro hecho de gran importancia: en el pasado ha habido vivas y otras heredadas. Y no siempre será fácil distinguir unas de
sobre la Tierra una sucesión de distintos climas. Tales paleoclimas otras. A veces, el simple análisis de la forma revela que es una
han dejado su huella, a veces m u y importante, en la situación herencia. Un ejemplo puede ser un circo glaciar, o una morrena,
presente. que inmediatamente c o m p re n d e m o s se ha form ado bajo unas c o n ­
En cada dom inio morfoclimático se puede observar que hay unas diciones climáticas glaciares, aunque estén en una montaña actual,
formas que se están m odelando actualmente, a las que algunos en la que incluso hay poca nieve (por ejemplo, los circos de Peñaiara
denominan formas vivas y junto a ellas, otras, formadas con ante­ y Gredos en el Sistema Central).
rioridad, que van siendo atacadas también por la erosión y que Otras veces resulta m u cho más complicado reconstruir el proceso
constituyen la herencia de una situación anterior, a m e n u do diferente. y se ha de acudir al análisis minucioso de los materiales, para
Se les llama formas heredadas, o relictas. distinguir si una forma es viva o relicta.
Si observam os un ejemplo próxim o a nosotros, Europa Occidental, En general, se puede decir que siempre que una formación no
p o d em o s afirmar que el clima actual cuenta tan sólo con una edad está en armonía con las condiciones bioclimáticas que reinan en la
de, aproximadamente, 10.000 años, lo que a escala geológica es zona, constituye una herencia del pasado.
m u y poco tiempo. En este período se han producido cambios im ­
portantes en los sistemas morfogenéticos. Por ejemplo, la acción
erosiva del hom bre, ejercida sobre todo por medio de la agricultura, 2.2. Influencia del sistema morfoclimático actual en la
ha sido fundamental. En cualquier caso, el sistema morfogenético conservación de las formas heredadas
imperante lleva actuando poco tiempo, de m o d o que la auténtica
explicación de las formas de relieve, que aparecen ante nuestros En la conservación de las formas heredadas juega, sin duda, un
ojos, hay que buscarla en el pasado. Por ello, la Geomorfologia papel importante el sistema bioclimàtico actual.

736 737
De los dominios morfoclimáticos actuales hay unos m u y dinámicos por los glaciares en los lagos (tema XVIII), de los suelos fósiles, de
y que, por tanto, tienden a erosionar las formas heredadas, y otros, los depósitos de cenizas volcánicas, de los pólenes de las turberas,
por el contrario, poco activos y, por tanto, bastante estabilizados. de restos prehistóricos y de la desintegración del isótopo 14 del
Destacan por su intensa actividad los medios periglaciares, los carbono. Fruto de estos análisis ha sido la constatación de una
de alta montaña y los tropicales húmedos. En estos casos, aunque sucesión de períodos de glaciación, que han dejado importantes
con procesos bien diferentes, hay una actividad erosiva importante, huellas geomorfológicas (tema XVIII).
que hace que se reduzcan las herencias morfoclimáticas. Por el A partir de estudios realizados en los Alpes, se aceptan en Europa
contrario, en los dominios desérticos, (donde la erosión es menos cuatro grandes glaciaciones, nombradas según unos ríos bávaros y
activa, fundamentalmente por la escasez de agua, y, a m e n u do, los desde la más antigua a la más moderna:
relieves heredados poseen medios de protección m u y consolidados,
c o m o las costras), la estabilidad es m u y grande y se conservan — Günz.
importantes huellas de la acción morfoclimática pasada. — Mindel.
En los medios templados también son importantes las herencias — Riss.
morfoclimáticas del pasado, m u y especialmente las procedentes de — W ü rm .
las últimas glaciaciones.
Hay, además, zonas en las que hay una situación intermedia; en En el Norte de Alemania se consideraban sólo tres y en América
ias sabanas y estepas semiáridas, coexisten huellas geomorfológicas, del Norte también hay datadas cuatro glaciaciones.
herencia de paleoclimas, con una actividad erosiva actual destacable. Estos períodos fríos, en los que buena parte del continente quedó
Por último, hay que añadir, que siempre que coexisten formas cubierto por los hielos, están separados por períodos intergiaciares,
vivas y formas heredadas pueden darse dos situaciones: de clima probablemente más cálido que el actual. En las áreas más
meridionales, se considera la existencia simultánea de períodos plu­
— Q ue todas las formas de modelado, actuales y pasadas, se viales e interpluviales, caracterizados por la importancia de las pre­
hayan form ado bajo condiciones bioclimáticas similares, y, por cipitaciones.
tanto, resulten homogéneas, de forma que, al estudiarlas, se La última glaciación terminó en un período de frío intenso, hace
puede predecir cuál va a ser la evolución del relieve, dado aproximadamente 12.000 años, sucediéndose desde entonces varios
que se conoce lo que ha ocurrido desde la etapa anterior, períodos, más o menos cálidos o fríos.
— O bien, que entre las formas actuales y las heredadas haya Los efectos geomorfológicos de las glaciaciones han sido m u y
una radical diferencia, por haberse form ado bajo situaciones importantes y su huella es hoy perfectamente visible en el paisaje
distintas. Del estudio de las formas heredadas, se pueden de las áreas afectadas.
entonces deducir cuáles fueron las características y la extensión
de los anteriores bioclimas reinantes.

3. LAS GRANDES ÁREAS M ORFOCLIM ÁTICAS

2.3. Los climas del Cuaternario

En los temas XVII y XVIII hem os estudiado la acción de los


Los paleoclimas que se han sucedido a lo largo de las eras grandes agentes erosivos y, con una finalidad pedagógica, hemos
geológicas (tema XIII) han sido varios. Su estudio corresponderá a tratado las principales formas de m odelado que se asocian a cada
cursos superiores. Por su proxim idad e importancia va m o s tan sólo uno de ellos, sin detenernos en la incidencia del clima. Ahora, en
a hacer un comentario de los climas del período Cuaternario. cambio, va m os a ver que en la Tierra hay, mejor o peor definidos,
unos dominios morfoclimáticos, en los que actúan simultáneamente
Los climas del Cuaternario han sido estudiados con cierta facilidad varios agentes erosivos, aunque predom ine uno de ellos, y donde
a partir de análisis diversos de limos marinos, de varvas dejadas aparecen formas en las que se combinan aquellas acciones.

738 739
3.1. Tentativas de división morfociimática del Globo. La división
morfoclimática de Tricart

Para hacer una división de la Tierra en áreas o dominios m o r­


foclimáticos hay bastantes dificultades. Tricart da tres razones esen­ t .
I
ciales:

— La insuficiencia del núm ero de trabajos sisternáticos sobre el


illli ti
Ctj
.o

tema. Hay aún grandes zonas en Asia central, África y América hS


Í É i l
del Sur, en las que no se conoce bien la extensión de los
sistemas morfoclimáticos. CJ)
— La división morfoclimática no se corresponde con la climática,
c o m o podría pensarse en un principio, ni con la distribución I I
de la vegetación, aunque con ambas tenga m u c h o en com ú n .
Necesariamente, ha de ser una división original, que sea re­
iI
presentación de una categoría independiente de fenóm enos
«o
CO
naturales. .CJ
— A d e m á s, con frecuencia, los límites morfoclimáticos son poco
precisos, a bundando las zonas de transición, de grandes di­ I
"o
mensiones. GEil I
Por todo ello trazar un mapa de la división morfoclimática de la
Tierra, en el presente, tiene un carácter de tentativa y resulta pro­
visional. Hay, no obstante, varios intentos, entre los que destacamos ■5
i
N

el del propio Tricart, basado en criterios climáticos y biogeográficos, CO


combinándolos con diferencias paleoclimáticas. Propone una serie 1
de zonas (figura X X .1 ):
I Is
i i l !L X
X
— Zona fría. Caracterizada por la importancia predominante del
hielo. Dividida en dos dominios: SG D

- glaciar, donde la circulación del agua es en forma sólida.


- periglaciar, donde hay escorrentía líquida estacional, pero
donde el hielo juega un papel clave en el m odelado de los
interfluvios.

— Zona forestal de latitudes medias. Más o m enos transformadas


por el hom bre, con abundantes formas heredadas. A su vez
dividida en dominios:

- marítimo, de invierno suave.


- continental, de invierno frío.
- mediterráneo, de verano seco.

740 741
— Zona árida y subàrida, de latitudes medias y bajas. Caracte­
rizada por vegetación esteparia y escorrentía intermitente.

— Zona intertropical. Con temperatura alta, gran humedad y es-


correntía fluvial. Con dos dominios:

- Sabana, con cubierta vegetal poco densa, importante arro­


yamiento difuso y alteración química considerable.
CD
- Bosque, con espesa cubierta vegetal m u y húmeda, y una >
Q)
poderosísima actividad bioquímica. O

Resulta un esquema sencillo, que traduce, a grandes rasgos una


<D
disposición zona! (las alteraciones de la disposición zonal o altitudinal -O
se dan sobre todo en las vastas áreas continentales del Hemisferio
Norte). Sobre este cuadro habría que añadir la importante modifi­ 03
O
cación que puede introducir la altura, de m o d o que, además de las
zonas y dominios se suceden los pisos morfocUmáticos.
CJ
I03
"S
3.2. Las zonas frías
I
Situadas esencialmente en las altas latitudes, son las áreas donde o
.N
el frío juega un papel morfogenético de prim er orden. Pueden di­ O
vidirse en dos dominios: glaciar y periglaciar.
2
.0)
a) Ei dominio glaciar

w
CD

En el capítulo de los principales agentes de la erosión estudiamos


ya los glaciares: su formación, tipos, labor erosiva y formas de ■§
relieve resultantes de ella. •5
o
El dominio glaciar es aquel en el que la característica fundamental CtJ
O)
es la presencia de hielo permanente. Por tanto, su límite coincide Uj
con el de las nieves perpetuas. Alrededor de un 1 0 % de las tierras ^ m f T '
emergidas están afectadas actualmente por los hielos. El hielo ejerce ■M: y
X
una poderosa labor de ablación y transporte a la que se suma la X

de las aguas de fusión, que tiene lugar en los márgenes de los 3


casquetes glaciares, y en los glaciares, por debajo de cierta altitud. 05
Su papel erosivo, aunque limitado, es de cierta consideración. En
este dominio actúan, además del hielo y el agua otros agentes
erosivos, c o m o el viento, que lo hace principalmente en las zonas
costeras.
En el sistema morfogenético glaciar hay un neto predom inio de
las acciones mecánicas. Las formas de erosión resultantes ya las

743
742
Figura X X .2 b . Glaciar alpino de Suiza. Obsérvese la abundancia de morrenas su­ Figura X X .3 b . Valle glaciar. V. de Arári. Pirineos. Foto P. G o n zá le z Y anci.
perficiales. Foto M . P. G o nzález Yanci.

hem os estudiado (tema XVIII). Son de acumulación, localizadas en


las áreas marginales, y de ablación. Dichas formas se pueden observar
en las regiones que anteriormente estuvieron cubiertas de hielos y
en la actualidad están fuera de este dominio. No hay que olvidar
que el dominio glaciar actual no se circunscribe sólo a la presencia
de los grandes casquetes y glaciares de las altas latitudes, sino a
la pervivencia de fenóm enos glaciares azonales, que en proporción
m u y pequeña se dan en las grandes cordilleras (figuras X X . 2 y
XX.3).

b) E! dominio periglaciar

El término periglaciar no es m u y afortunado; evoca, inevitable­


mente, situación cercana al glaciar. De hecho, en un principio, se
utilizó para definir las formas de relieve de las regiones próximas
Figura X X .3 a . Aristas glaciares. Macizo de Besiberri. Pirineos. Foto M . P. G o nzález a las artesas cubiertas de hielos del Pleistocene, y luego se fue
Y anci. haciendo extensivo a regiones de características climáticas similares.

744 745
Los procesos morfogenéticos

En realidad, el periglaciarismo es la consecuencia de la acción


del agua en su modificación al pasar de estado líquido a sólido. Lo
esencial del proceso erosivo es la acción de la alternancia hielo/
deshielo. Bajo este término se agrupan una serie de procesos m o r ­
fogenéticos relacionados con el hielo y el deshielo, ligados a una
serie de rasgos climáticos.
Naturalmente predominan en las regiones frías y en la zona en
la que el subsuelo permanece siempre helado o se deshiela sólo
durante el breve verano. En función de este hecho se hace la primera p e rm a fro s t.
distinción dentro del dominio periglaciar. En el mapa de la figura
XX.1 puede apreciarse la división entre regiones con pergelisol o Figura X X .4 . Movimiento convectivo interno de materiales por acción dei hieio/des-
permafrost y sin él (tema X). hieio. Crioturbación.
T a m b ié n puede darse en regiones templadas, e, incluso, en de­
siertos subtropicales, aunque allí aparecerá c o m o fenóm enos p u n ­
tuales.
En la actualidad, tan sólo alrededor de la sexta parte de las tierras vim os en el estudio del m ovim iento de materiales por las vertientes,
emergidas está sometida al dom inio de los procesos periglaciares, donde juegan un papel considerable.
pero los vestigios de periglaciarismo pasado se dan en un espacio En la formación de un m odelado periglaciar actúan otros procesos,
que llega a alcanzar al 40 % de las tierras del Globo. junto a la acción hielo/deshielo, entre los que destacan la acción de
El proceso esencial, desde el punto de vista morfogenético, es la arroyada de las aguas fundidas y la acción del viento y, natu­
la acción del agua al cambiar de sólido a líquido. C o m o ya vimos ralmente, intervienen diversos factores condicionantes, c o m o son: las
en el estudio de la meteorización (tema XVI), el agua, al helarse características de la roca, eí volumen de agua disponible, ia duración
aumenta su volu m e n , por lo que provoca unas tensiones capaces o intensidad de la helada, la frecuencia del proceso, etc.
de llegar a la fragmentación de la roca, si previamente ha penetrado
por sus poros e intersticios. El fenóm eno, llamado gelifracción, ge- Formas resultantes
Hvación o crioclastia, es el dominante sobre cualquier otro proceso
de ataque de la roca. Varía según el tipo de ésta. Si es porosa, el C o m o resultado de los procesos más característicos se desarrollan
agua, al penetrar por los poros y helarse, lleva a una trituración, formas peculiares.
que da lugar a la formación de arenas y gravas. Es la microgeli- M u y destacable es el modelado de las vertientes, en las que, con
fracción. Si la roca es fisurada el agua, al penetrar por las grietas, frecuencia, se forma un cono de derrubios al pie de un talud, más
da lugar, al helarse, a la fragmentación en bloques y cantos angulosos. o menos vertical; dichos taludes se forman por acumulación de
Es la macrogelifracción. materiales procedentes de la gelifracción de la roca. A d e m á s de esta
No obstante, también se dan otras acciones c o m o disolución, forma característica hay también vertientes de goíetz, que tienen
cambios de volumen, en materiales c o m o limos o arcillas, que se aspecto de escalones horizontales, separados por abruptos taludes.
traducen en abombamientos. Es destacable el fenóm eno llamado T a m b ié n hay vertientes de gelifluxión, si los materiales se prestan
crioturbación, que consiste en un movim iento interno, de tipo c o n ­ al desplazamiento en masa y, por último, nichos de nivación, a cuyo
vectivo, de los materiales del suelo, producido por el hielo/deshielo pie se forma un cono de acumulación, por acción de la crioclastia.
del agua contenida en su interior (figura XX.4). En las llanuras periglaciares, formadas por el desbordamiento de
Cuando se produce el deshielo por fusión, el hielo pierde cohesión, los ríos, aparecen curiosas formas de detalle m u y características,
lo que hace que se disgreguen las partículas coloidales y puede c o m o los pingos e hidrolacoiitos, que son abombamientos pequeños,
provocar fenóm enos de solifluxión. Varios de estos procesos los en el caso de los segundos y de hasta un centenar de metros, en

746 747
P in g o
algún caso de Alaska, en los primeros. Consisten en una acumulación
la go
de hielo por debajo del suelo, que a veces se funde, y deja en
superficie una balsa de agua, o unos pequeños cráteres de tundra,
zo n a de sh e la d a
en los que se queda un material semilíquido (figura X X . 5).
M u y característicos son los suelos poligonales (figura X X . 6), pro­
* ^ X ^ pios de países árticos, pero presentes, a veces, en latitudes te m ­
pladas. Son formas más o menos geométricas, del círculo al he­
Figura X X .5. Pingo y formación de un lago a! deshelarse el hielo subyacente.
xá gono, que se dibujan a base de piedras acumuladas, con tamaños
variados (figura X X . 7).
El cesped almohadillado es otra forma, consistente en multitud
de pequeños montículos, similares a las madrigueras de los topos,
cubiertos con una escasa vegetación.
En el enlace entre llanura y montaña destacan importantes glacis
de acumulación, en los que la arroyada juega un papel esencial.

Figura X X .7 . Dos teorías de la formación de suelos poligonales. A. por corrientes


de convección, hoy en desuso. B. Abombamiento por el hielo y posterior formación
Figura X X .6. Suelo poligonal. (Fotografía de E. A u b e rt de la Rüe.) de grietas de contracción. (Según Derruau).

748 749
Figura X X .8. Pipkrake. Cambio de posición de un grano de arena ai fundirse ia
columnilla de hielo que lo elevó.

Un fenóm eno m u y extendido, que se da incluso en latitudes


templadas es el pipkrake (tema XVI) (figura X X . 8). En España se
puede observar con facilidad, en épocas de invierno, en cualquier
área montañosa. Parece que este fenóm eno juega importante papel
en la formación de los suelos poligonales y otras formas, c o m o el
enlosado nival (figuras X X . 9 y X X. 10).
La acción del viento juega también un papel importante en el
dominio periglaciar, donde da lugar a campos de piedras, a m e n u do
pulidas, a formación de dunas, y, sobre todo, es responsable de la
acumulación de loess, que han tenido una gran importancia en el
dominio periglaciar cuaternario de la zona templada (tema XVIII).

Tipos de dominios periglaciares

El dominio periglaciar tiene unas características com unes, pero


presenta variedades. Las principales son, según Tricart:

— El desierto de gelivación. De las altas latitudes, sin vegetación,


Figura X X .9. y X X . 10. Pipkrake en una ladera de La Pedriza (Madrid). (Fotografías
donde domina la crioturbación y la crioclastia. P. G o n zá le z Y a n ci.)
— La tundra, que es un medio donde reinan climas más suaves
y húmedos.
— La zona de transición, donde hay bosque, pero con permafrost. Las actuales regiones periglaciares estuvieron cubiertas de hielos,
durante las últimas glaciaciones y, por lo tanto, en aquel m om ento
Por otro lado, no hay que olvidar que en las regiones de montaña, el dominio periglaciar se extendía a zonas que hoy están alejadas.
con clima frío, hay un importante juego hielo/deshielo, que da lugar Quiere esto decir, que en las latitudes templadas pod em os encontrar
a fenóm enos y formas similares a las del dominio periglaciar. múltiples formas periglaciares relictas.

750 751
3.3. Las zonas forestales de latitudes m edias hechos importantes. De un lado, c o m o ya apuntábamos, hay una
pervivencia de formas heredadas, m u y diferentes de las que pueden
desarrollarse con los procesos actuales (buena parte de estas tierras
En las latitudes medias, entre la tundra y los desiertos subtro­
estuvo cubierta por los hielos durante las grandes glaciaciones del
picales, predominan zonas caracterizadas por tener una vegetación
Cuaternario, habiendo quedado su huella bien patente). Por otro lado,
natural de bosque, representadas, sobre todo, en el Hemisferio Norte.
en estas tierras, !a acción humana ha dado lugar al desencadena­
En la zona templada forestal, la característica fundamental, desde
miento de procesos erosivos, de forma especialmente intensa.
el punto de vista morfoclimático, es la presencia de una importante
La combinación de las herencias paleoclimáticas, la acción mor-
cubierta vegeta!, que frena las acciones mecánicas, unida a unas
fogenética del hom bre y los procesos morfoclimáticos actuales, dan
temperaturas moderadas, que hacen que las acciones químicas ta m ­
c o m o resultado una gran diversidad de formas de modelado, que
poco puedan ser excesivamente importantes. Por tanto, en esta zona
caracteriza a estos dominios templados.
las acciones morfogenéticas se caracterizan, en líneas generales, por
Por tanto, lo que define morfoclimáticamente a estas zonas es
su debilidad y moderación.
que no hay combinaciones de modelados propios y específicos de
Las condiciones favorecen, por otro lado, que se conserven,
los medios templados, y esto por dos razones: lo poco eficaces que
bastante bien, las paleoformas cuaternarias, por lo que, en buena
aquí resultan los sistemas morfogenéticos y que llevan actuando
medida, el relieve que presentan es heredado.
poco tiempo.
No se trata, no obstante, ni m u c h o menos, de una zona ho­
C o m o características propias podem os, no obstante decir que son
mogénea. Se pueden distinguir tres dominios fundamentales (figura
los modelados fluviales los mejor representados, con valles bien
X X .1 ):
dibujados, con importantes llanuras aluviales y llanuras de nivel de
base. En cambio, las huellas de la erosión actual en las vertientes
— Un dominio marítimo, h ú m e d o de forma constante a lo largo son sólo de detalle. No obstante, en las áreas periféricas sí se
del año y con pequeña amplitud térmica. En él, la acción del observan procesos morfogenéticos más activos, dado que las c on ­
hielo es escasa y los ríos se mantienen m u y regulares a lo diciones climáticas y de vegetación varían. Allí abundan los procesos
largo del año. de abarrancamiento en las vertientes; los ríos, m u y irregulares, tienen
En consecuencia, la acción mecánica es pequeña y pre­ m ayor poder erosivo, desarrollan grandes lechos, hay importantes
domina la quimica, que no es demasiado activa, dado lo poco fenóm enos de movim iento de masas, etc.
elevado de las temperaturas.
— Un dominio continental. De clima contrastado, con invierno
frío. Por tanto, los procesos mecánicos son más importantes. 3.4. Zonas áridas
La acción del hielo puede ser destacable y los ríos son más
activos por estar sometidos a fuertes crecidas y estiajes, en La característica esencial de estas zonas es, desde un punto de
función de la retención y fusión nival. En cambio, las acciones vista climático, el balance hídrico deficitario, por la escasez de las
químicas son m enos intensas que en el dominio marítimo. precipitaciones y lo elevado de la evapotranspiración, y desde un
— Un dominio tibio, del que el mejor representante es el clima punto de vista biológico, la escasez de vegetación y su adaptación
mediterráneo. En él, la alternancia de estación seca y húmeda a la sequía.
es la que juega el papel primordial, al dar lugar a un régimen Las tierras áridas suponen alrededor de un 30 % de las áreas
torrencial en los ríos, y al provocar cambios de volu m e n en emergidas, que se distribuyen entre los desiertos subtropicales, los
las arcillas. La arroyada tiene un papel importante y también de degradación continental y los costeros y de barrera (tema IX).
las acciones químicas se ven favorecidas por unas temperaturas Por tanto, se desarrollan en latitudes tropicales y templadas.
más elevadas. En este dominio, además, la cubierta vegetal,
adaptada a una estación seca, es m enor que en el marítimo, a) Los procesos morfogenéticos
favoreciendo así los procesos erosivos, que son más im p o r­
tantes. En estas tierras, al igual que en las zonas frías, el sistema m o r­
En toda la zona templada forestal hay que tener en cuenta dos fogenético tiene com o característica el predominio de las acciones

752 753
mecánicas. Los constantes cambios de temperatura provocan frag­
mentación en las rocas. A dem ás, la súbita presencia de agua y su
posterior evaporación rápida, hace que haya violentos cambios de
volum en en algunas rocas, contribuyendo al proceso de fragm en­
tación. En los desiertos áridos de invierno frió no hay que olvidar
el papel jugado por el hielo en la fragmentación de la roca.
T a m b ié n se dan acciones quimicas, que, aunque lentas, en general
son destacables. Hay disolución. Si recordamos el tema de los suelos
veíamos que el agua que penetra y está en el suelo sufre ascensiones,
al ser fuerte la evaporación y puede producirse precipitación de
sustancias disueltas, en superficie. De esta manera se originan los
barnices o pátinas, que recubren la roca co m o una fina película de
diversos compuestos (por ejemplo óxidos de hierro). Cuando las
migraciones son de mayor envergadura pueden formarse costras.
Curiosamente son las aguas corrientes las que juegan un papel
esencial en los procesos morfogenéticos. A u n q u e las precipitaciones
son escasas, a m e n u do son de carácter torrencial, y cuando ocurren,
encuentran un terreno sin apenas vegetación y poco apto para la
infiltración. En estas condiciones, el arroyamiento tiene un papel
decisivo, ya que no hay ríos permanentes alimentados por fuentes.
A la acción de las aguas corrientes se asocia la del viento, que
tiene buenos aliados en la sequía del ambiente y la escasez de la
vegetación.

b) Principales formas de modelado en zonas áridas

De estas acciones combinadas resulta una variada gama de formas


de modelado. Hay que destacar que las formas estructurales se
conservan con gran pureza, así, las vertientes de rocas duras aparecen
con una gran verticalidad.
Las rocas coherentes son m u y poco atacadas, mientras que las
deleznables sufren m ucho ante el ataque espasmódico, pero m u y
intenso, del agua esporádica, de m o d o que la erosión diferencial es
m u y notable.
Entre las formas más características tenemos que destacar los
glacis. En el tema de los agentes de la erosión hemos estudiado
ya esta forma geomorgológica. Los glacis se extienden c o m o suaves
rampas al pie de los relieve estructurales, modelados unas veces
por ablación (o erosión) y otras por acumulación, pero siempre c om o
resultado de la erosión areolar o lateral del agua corriente (figuras
XVII.19, XVII.20 y XVII.21).

754 755
Otra forma son las llamadas hamadas, que son grandes llanuras — Árido. Son las zonas caracterizadas por una pronunciada sequía,
planas m u y poco accidentadas, d onde la disección fluvial es inexis­ que cuentan con vegetación esteparia discontinua. Las escasas pre­
tente (figura XX.11). cipitaciones son espasmódicas y locales. No hay red hidrográfica
Ta nto las llanuras c o m o los glacis suelen converger en depresiones organizada, de m o d o que el agua circula en forma de arroyada difusa
cerradas al igual que los grandes uadis (tema XVII). Dichas depre­ o concentrada. Es el medio en que mejor se desarrollan /os glacis.
siones cerradas, a m e n u do por debajo del nivel del mar, son de Los efectos de la meteorización mecánica, el viento, y, sobre todo
dimensiones m u y variables. Entre unas y otras regiones áridas varía el arroyamiento, son los principales modeladores de estos paisajes.
el nom bre con que se las designa, c o m o también algunas de sus
características. C o m o ejemplo va m o s a citar las llamadas sebjas, que — Hiperárido. Representa el caso extremo. Se caracteriza por la
son depresiones cerradas m u y saladas, planas y que presentan eflo­ continua falta de precipitaciones, que puede alargarse por varios
rescencias salinas en superficie, lo que, c o m o es natural impide que años. Por tanto, prácticamente quedan descartados los procesos de
se desarrolle una vegetación, que sólo existe en las márgenes menos meteorización, que son, en todo caso, de carácter térmico, acción
saladas, llamadas chott (con frecuencia se denom ina erróneamente de seres vivos y cambios de presión. En cambio, adquiere su m áximo
chott a toda la depresión, y así suele aparecer en m uchos mapas). significado la acción del viento. En los medios hiperáridos la evolución
En las sebjas hay agua subyacente. En la estación fría, al descender del relieve resulta m u y lenta.
la evaporación y aumentar los aportes subterráneos, el manto acuoso Dentro de este grupo hay que hacer mención del tipo de desiertos
asciende y la sebja aparece inundada. Al aumentar la evaporación costeros, provocados por la presencia de corrientes frías, en los que
se seca, formándose eflorescencias salinas. la existencia de frecuentes nieblas hace que se desarrollen sobre
Otro grupo de formas m u y características son las modeladas por las rocas destacables procesos de meteorización (hidratación).
la acción del viento, que, c o m o vimos, es un considerable agente
erosivo. Da lugar a formas de ablación o erosión, c o m o los yardang,
las rocas facetadas o las de forma de seta, y formas de acumulación,
com o las dunas (figuras XVIII.12 y XVIII.15). 3.5. Las zonas tropicales húmedas

c) Tipos de dominios áridos Los medios tropicales húm edos se caracterizan, c o m o sabemos
(tema IX), por tener una temperatura elevada y constante a lo largo
del año (ningún mes tiene una temperatura media inferior a 18° C),
La deficiencia de agua no presenta valores uniformes. Según el
con una débil oscilación térmica anual y un volum en de precipita­
grado de escasez puede establecerse una tipología de dominios ciones abundantes. Se localizan en una amplia franja en torno al
áridos: Ecuador hasta los Trópico s, interrumpida en algunos puntos por los
medios áridos.
— Semiárido o de estepa. Se extiende en los bordes de los La principal distinción dentro de los climas tropicales húm edos
grandes desiertos y en las zonas áridas templadas. En cierto m o d o se hace en función de que tengan o no una estación seca. La
representa la transición a otros regímenes templados o tropicales. vegetación traduce claramente tal diferencia. Del bosque denso se
Los aportes de agua son mayores que en los restantes tipos, y pasa a la sabana arbórea.
también es m ayor la cubierta vegetal, que, no obstante, sigue siendo Desde el punto de vista morfoclimático la característica esencial
escasa com o protectora de la erosión. Por tanto, las condiciones es la presencia de calor. La meteorización mecánica es poco im­
para una erosión eficaz son grandes, ya que a una cubierta vegetal portante (no hay hielo, ni grandes cambios térmicos). En cambio,
poco densa, se une un cierto volum en de precipitación. Es el único los procesos químicos se ven m u y favorecidos por la abundancia
tipo que tiene una red hidrográfica organizada. de agua y por la alta temperatura. Las rocas son fuertemente alte­
La acción humana tiene, a m enudo, resultados catastróficos en radas, al menos en algunos de sus componentes, en tales condi­
estas zonas, al provocar, por roturación o sobrepasto, la destrucción ciones. Por ejemplo, la caliza se disuelve con facilidad, los feldespatos
de la vegetación natural, dando lugar a un intenso abarrancamiento y las micas se convierten en arcillas, mientras que el cuarzo es
y erosión. resistente.

756 757
C o m o resultado de estos procesos, los ríos, que son caudalosos
acarrean sólo materiales m u y finos en suspensión, y por tanto su
poder de abrasión es pequeño, por lo que son frecuentes los rápidos
y saltos de agua, ya que el perfil longitudinal de estos ríos se
mantiene en forma de escalones y no es regularizado fácilmente.
Es obligado distinguir, dentro de esta vasta zona, dos dominios
cuyos sistemas morfogenéticos muestran diferencias:

a) La sabaria

La sabana (tema XI) se caracteriza por la presencia de una acusada


estación seca. En la sabana son m u y importantes las acciones qui­
micas, pero también adquieren cierta relevancia las mecánicas.
Tras la estación seca, la llegada de las lluvias abundantes en­
cuentra un terreno endurecido y reseco, en el que la acción de la
arroyada juega un gran papel, unido a los provocados por la infil­
tración del agua, que da lugar a fenóm enos de solifluxión, desliza­
miento, etc. La arroyada ve su efecto frenado en las restantes épocas
del año por la presencia de la espesa cubierta de gramíneas, que
defiende el suelo de la erosión.
En la sabana hay una infiltración escasa, y también lo es la
lixiviación, en cambio, es frecuente la ascensión del agua contenida
en el suelo, por la intensa evaporación en la estación seca, lo que
produce la formación de concreciones, principalmente ferruginosas,
que llegan a constituir corazas de gran dureza. Estas corazas afloran
a la superficie cuando el horizonte A del suelo es destruido, dando
lugar a la aparición de plataformas acorazadas, m u y características.
Los ríos, que acusan la estación seca, acarrean una proporción Se da de forma generalizada un proceso de lateritización (tema
de materiales más gruesos, formados por arenas y gravas, que XVI) que da lugar a la formación de suelos de gran potencia. Las
favorecen su papel erosivo. paredes rocosas son alteradas lentamente y de forma superficial,
En las áreas periféricas, de estación seca más prolongada, el produciendo descamación, exfoliación y desagregación granular.
viento, incluso, adquiere protagonismo c o m o agente erosivo. A pesar de la densa cubierta vegetal, no está ausente la acción
No hay que olvidar que en la sabana, sobre todo en África, la de la arroyada elemental, ni de fenóm enos c o m o la reptación. Si
acción antròpica ha sido, y es, m u y intensa. La roturación del bosque aquella cubierta desaparece (por ejemplo por roturación) se desen­
ha provocado un crecimiento notable de la sabana a expensas de cadenan potentes movimientos en masa.
la selva. En estas condiciones se llevan a cabo una serie de modelados
peculiares. Son m u y típicas las medias naranjas, pequeñas colinas
b) La selva de forma semiesférica, labradas por erosión areolar sobre un granito
m u y alterado (figura X X . 12).
En la selva o bosque denso sempervirente (tema XI) hay un Los modelados rocosos aparecen dispersos, a m e n u do sobre­
marcado predominio de la alteración química de las rocas «in situ». saliendo en una superficie plana. Son espectaculares los llamados
Disolución, hidratación e hidrólisis actúan incesantemente, al no verse panes de azúcar, modelados en rocas cristalinas y caracterizados
interrumpida apenas la estación de lluvias a lo largo del año. por sus curvas vertientes de gran verticalidad. Otras veces tiene

758 759
forma de pitones, do m o s, etc. Se forman por erosión diferencial. Un
ejemplo de formación, que no es único, es el representado en la
figura X X . 13. Un gran bloque de granito aparece c o m o una intrusión,
con el tiempo queda liberado de la roca encajante, después, se van
redondeando sus paredes por medio del desmenuzamiento, la des­
camación, etc., ayudados por la arroyada difusa.
Un interés especial ofrecen la formas de modelado kárstico. La
caliza, en las condiciones del clima tropical hú m e d o , se disuelve con
facilidad y da lugar a la construcción de formas kársticas m u y distintas
a las de la zona templada. Los mogotes y pitones son un ejemplo,
consisten en formas que, a m o d o de torres, emergen de una zona
llana. A veces aparecen aisladas y otras combinadas con dolinas y
valles secos de fondo plano (figura X X . 14).
Finalmente, hem os de recordar que tanto en la sabana c o m o en
el bosque denso, los paleoclimas tienen un papel importante. A b u n ­
dan las evidencias de la presencia de sistemas morfoclimáticos cua­ Figura X X . 14. Karst de «mogotes» desarrollado en
ternarios, distintos del actual. dima tropical húmedo. (Fotografía de V. W is s m a n n .)

En las montañas, se produce un escalonamiento altitudinal de


3.6. Las areas de montaña
pisos morfoclimáticos y de vegetación, cuyos límites varían notable­
mente de unas montañas a otras, en relación a múltiples factores,
Las zonas montañosas perturban el mapa climático y también el
entre los cuales, la latitud y la exposición, son algunos de los más
morfoclimático, ya que presentan un claro contraste con la zona que
las rodea. destacables.

761
760
La altitud introduce modificaciones que repercuten sobre la m e ­ _03
teorización y la erosión. Recordemos, de lo estudiado en temas 'S
C
anteriores, que la temperatura del aire disminuye con la altura, que O
CD
las precipitaciones son más abundantes en la vertiente montañosa
expuesta a los vientos húm edos, que en las montañas la oscilación
térmica es acusada y que allí se desarrollan vientos de carácter local.
T o d a s estas características influyen en la erosión. La meteorización
mecánica se ve potenciada por las bajas temperaturas y por la
abundancia de hum edad; las aguas de escorrentía actúan con energía,
alimentadas por las abundantes precipitaciones y los hielos consti­
tuyen, donde las condiciones lo permiten, aparatos glaciares de gran
poder morfogenético.
En las montañas hay que tener también en cuenta la importancia
de ias pendientes; los fenómenos de ladera llegan a ser especta­
culares.
Existe un escalonamiento en altura de pisos morfoclimáticos, pero
con límites m u y variados. Dentro de una misma zona montañosa las
condiciones climáticas, y por tanto de vegetación, varían según la
exposición. Así, la solana recibe más luz y calor que la umbría,
permitiendo que los árboles alcancen m ayor límite altitudinal; la
vertiente de barlovento recibe m ayor volum en de precipitaciones,
mientras que en la de sotavento puede producirse el efecto de
sombra pluviomètrica y aumento de temperatura (tema X).
De una manera m u y general, pod em os considerar la existencia
de tres pisos morfoclimáticos:

a) Piso forestal

En la parte inferior de la montaña. Aparece a m u y diversas alturas


según las zonas, e igualmente tiene un límite superior, que va desde
los 600 m. de las más altas latitudes de la zona templada, a los
3.000 m. en las tropicales (el límite del bosque en nuestra península
viene a estar a una media de 1.800 m.)
En este piso la vegetación es un importante filtro de las acciones
meteóricas, facilita la infiltración, intercepta parte de la precipitación
y atenúa las variaciones térmicas. No obstante, se dan importantes
movimientos en masa y alteraciones de las rocas.
El piso del bosque de montaña no está estabilizado, sino que
presenta una variedad de modelados vivos, m uy dinámicos.

b) Piso periglaciar

Se desarrolla por encima del forestal y se caracteriza por el


predominio de la acción dei hielo y eí deshielo. Los límites, tanto

762 763
inferior c o m o superior, de este piso intermedio, varían m u c h o según sucesión de etapas de juventud, madurez y vejez que Davis proponía
la exposición y según la latitud. y que acababa en la peniplanación.
El sistema morfogenético es parecido al que hem os caracterizado 4. No se vuelve a una situación igual a la de partida. No hay
c o m o periglaciar en páginas anteriores. No obstante, hay que matizar ciclo, c o m o sostenía Davis. La evolución es constante, de m o d o que
que en el piso periglaciar de montaña no suele existir un subsuelo las condiciones de la propia evolución van cambiando. En cada
helado permanentemente y, en cambio, sí puede ser importante una región, a lo largo de su evolución, se suceden cambios climáticos
espesa cubierta de nieve durante parte del año, que evita la acción y éstos, independientemente de otras causas (com o las de tipo
del hielo y que, a su vez, es causa de otros fenóm enos c o m o las tectónico, que son m u y importantes), modifican las condiciones bajo
avalanchas y la acción del agua de fusión. las que se desarrollan los procesos morfogenéticos. C o n o c e m o s que
Destacan en este medio los procesos de gelifluxión y solifluxión en el pasado un largo proceso evolutivo terminó con la formación
en las laderas, así c o m o la gelifracción. La acción erosiva pred o­ de una penillanura postherciniana, pero esto no quiere decir que el
minante es, sin duda la mecánica (figura X X. 15 y X X . 16) sistema morfogenético actual vaya a terminar igual. Sin duda el
relieve resultante será distinto, c o m o lo serán los materiales que
entonces afloren. La evolución es constante y el relieve registra esa
evolución.

c) Piso glaciar

A continuación del periglaciar. Se sitúa a partir del nivel de las


nieves perpetuas, límite que oscila desde los 600 m. del N W de
Islandia a cerca de 5.000 en las grandes montañas intertropicales.
Son, por tanto, zonas cubiertas de hielo, en unos casos c o m o
casquetes y en otros con grandes glaciares de valle, de m uchos
kilómentros de longitud. Las características morfogenéticas coinciden
con las de los medios glaciares. El hielo actúa c o m o agente erosivo
de primera magnitud, siendo capaz de arracar, transportar y depositar
materiales, m odelando grandes formas y formas de detalle, tal c o m o
vim os en el tema de los agentes de la erosión (tema XVIII) (figuras
X X.2 y XX.3)
En definitiva, c o m o conclusión de este tema, con el que dam os
por terminados los procesos externos, p odrem os decir con Tricart
que la Geomorfología se puede fundar sobre 4 principios esenciales:

1. El relieve está condicionado por el clima. Influencia que se


ejerce de forma indirecta, a través de la vegetación y los suelos.
2. En el modelado se da una marcada diferenciación climática.
A lo largo de los tiempos geológicos se han sucedido diversos
climas (paleoclimas) que han condicionado el modelado. La mayor
parte de los relieves que hoy p o d e m o s contemplar se han formado,
de forma poiigénica, bajo diversos climas. Es preciso distinguir lo
que se debe al período actual y lo que es una herencia del pasado
en cada m odelado que estudiemos.
3. La evolución del relieve es m u cho más compleja que la simple

764 765
CUADRO XX.1.

P R IN C IP A L E S C A R A C T E R Í S T I C A S D E L O S S I S T E M A S M O R F O C L I M Á T I C O S D E L G L O B O
<
PROCESOS
MORFOLÓGICOS M ÁS
FORMAS M ÁS CARACTERÍSTICAS TIPOS
DE SUELOS
VEGETACIÓN
IO
IMPORTANTES DE EROSIÓN
DE PREDOMI­ 5
ACUMULACIÓN NANTES

Acciones Valles en artesa


meteóricas Lagos de so-
Morrenas
mecánicas breexcavado
Drumlins
Rocas aborre­ EF
Esker
Hielo gadas y es­
Kames
Fusión fluvio/glaciar triadas
FRÍO Viento Crestas

Suelos estria­ Lóbulos


dos Glacis de acu­
Hielo/deshielo Suelos poligo­ mulación Permafrost
Tundra ET
Solifluxión nales Taludes de de­ Podsol
Cráteres de rrubios
tundra Loess O
Acciones Ramblas
meteóricas Glacis Conos aluvia­
SEMIÁRIDO O mecánicas Montes-isla les
Tchernoziem Estepa BS
ESTEPARIO D e p re s io n e s Ergs
Ríos
cerradas Dunas
Arroyada
<
ÁRIDO Arroyada D
Grises y rojos
ÁRIDO Cursos torrenciales BW
desérticos
Viento

Viento
HIPERÁRIDO
BW O
(DESIERTO) Arroyada difusa 0
Acciones Montes-isla
<
meteóricas Panes de azú­
Sabana
químicas car Aw
Ríos Medias naran­ Lateritas As
BOSQUE
SEMPERVIRENTE
Arroyada
Solifluxión
Deslizamiento
jas
Karst de mo­
gotes
Bosque
denso
Af
) 1
o
co

Ríos
U <1
MARÍTIMO Acción meteòrica
química Bosque il ss Œ O
Valles en V UJ o
Terrazas Podsol húmedo Cf Cw
Ríos A b a rra n c a ­
Nivación miento
L la n u ra s Pardos i Df Dw
aluviales Rojos Bosque Cs
Acciones mecánicas Karst
xerófilo
Ríos, torrentes
MEDITERRÁNEO
Arroyada

766
El nivel de este libro excede los conocim ientos necesarios en los
primeros cursos, pero lo incluimos por ser un clásico en esta
material.

Obras específicas de Geomorfología, de carácter general:

C o q u e , R. (1984) Geomorfología. Madrid. Alianza Ed. 475 pp.


Es un gran manual de Geomorfología, m u y completo, interesante
y didáctico. Trata casi todos los temas de esta parte del programa
con gran profundidad, por lo que es un gran texto de consulta.
D e r r u a u , M. (1978) Geomorfología. Barcelona. Ed. Ariel. 528 pp.
BIBLIOGRAFÍA Libro m u y útil para una primera aproximación a los temas de
Geomorfología, por su carácter pedagógico y fácil lectura.
T r i c a r t , J. y C a ille u x , A . (1965) Traité de Géomorphologie. París
Obras de carácter general, que tratan de forma clara y pedagógica Sedes 5 vois.
los temas esenciales de Geomorfología. Obra fundamental del enfoque climático en Geomorfología. Consta
de un primer to m o de introducción a la Geomorfología Climática
— P a t t o n C. P. y cois (1983) Curso de Geografía Físíca. Barcelona y una serie de volúmenes específicos de los diversos modelados
Ed. Vicens Vives. 446 pp. climáticos, publicados en fechas sucesivas.
A pesar de su carácter general, dedica a la Geomorfología y los ViERS, G. (1973) Geomorfología. Barcelona. Oikos-Tau. 320 pp.
suelos un gran núm ero de capítulos (del 10 al 18 y 21-22), con Resulta un libro m u y sencillo y breve, que da una visión actual
una profundidad adecuada a los cursos iniciales. Contiene abun­ y rápida de la Geomorfología.
dantes ilustraciones de gran utilidad.
— S t r a h l e r , a . N. (1986) Geografía Físíca. Barcelona Ed. Om ega.
767 pp.
Manual considerado clásico que, con un enfoque davisiano, aborda
el estudio de la Geomorfología de forma clara y amena. Son
especialmente notables sus ilustraciones y cuenta con ejercicios
prácticos.

Dadas las relaciones entre Geomorfología y Geología es útil la


consulta de un manual actualizado de esta última ciencia:

— Geología. Madrid Ed. Rueda. 528


A g u e d a V i l l a r , J. y cois. (1983)
pp.
Especialmente indicado para los temas de la constitución interna
del globo y procesos internos.

Para el estudio de los suelos, incluidos con la Geomorfología en


el programa:

— D u c h a u f o u r , Ph. (1975) Mariuaí de Edafología. Barcelona. T o r a y


— Masson. S. A. 476 pp.

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