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DEL ECUADOR
I CONCURSO UNIVERSITARIO DE
MICRORRELATOS
“Universidad: Una
mirada desde la Ética
Y la identidad”
Compilación
COMPILACIÓN
COMITÉ DE ÉTICA
2016
Para el Comité de Ética es muy importante que la
construcción de la ética institucional se la realice
desde espacios incluyentes, en donde toda la
comunidad universitaria pueda participar, hacer
escuchar su voz y desarrollar sus mejores
capacidades.
Es por ello que la publicación de los microrrelatos
ganadores de los concursos “Los fines éticos de la
Universidad” y “Universidad: una mirada desde la
ética y la Identidad”, el primero por iniciativa de la
cátedra de Ética de la Ingeniería a nivel de la
Facultad de Ingeniería en Geología, Minas,
Petróleos y Ambiental y el segundo a nivel de toda
la comunidad universitaria, constituye motivo de
satisfacción, la gran acogida que tuvieron los
concursos nos dio la pauta de que nuestra comunidad
universitaria no es ajena a la realidad circundante,
que piensa la ética, tiene inquietudes, vive su
universidad y es capaz de manifestarlo con belleza y
estilo, porque la ética no está reñida con el arte, por
el contrario se recrea y manifiesta con mayor fuerza
en los microrrelatos que ponemos a su
consideración.
Esperamos con esta publicación contribuir con
nuestra universidad en la consecución de los
objetivos institucionales y que cada lector, obtenga
enseñanzas que le ayuden a entender la ética
universitaria desde otras visiones.
COMITÉ DE ÉTICA
“Universidad: Una Mirada
desde la Ética y la Identidad”
I Concurso de Microrrelatos
Compilación
CATEGORÍA DOCENTES
PRIMER LUGAR
Tambukikoy
======= “Ejercicio de Ética para un Estudiante de
Ingeniería” =======
Seudónimo: Tambukikoy
Solución:
1. El ingeniero piensa y diseña
2. Si el ingeniero piensa y aplica la ética, hay
sabiduría
3. Hay seguridad en las obras públicas sí y solo
sí el ingeniero piensa y aplica la ética
4. Si el ingeniero piensa y no aplica ética,
entonces no hay seguridad en las obras
públicas
5. Si el diseño en la seguridad de obras públicas
no tiene ética, no hay sabiduría
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DIFERENTE ENFOQUE
Liko
DIFERENTE ENFOQUE
Gabriela Amaguaña, oriunda de Salinas de Guaranda, es
una estudiante de alto rendimiento. Aplicó las pruebas
SNNA y aprobó para estudiar en la Universidad Central
del Ecuador en la carrera de Educación Parvularia. Sus
padres, de clase trabajadora, hicieron un gran esfuerzo
para alquilar una habitación en Quito y con limitados
recursos inició su vida estudiantil.
En la clase de Psicología, Gabriela pidió la palabra a la
maestra Matilda Vera, dio su punto de vista sobre el
desarrollo evolutivo del niño y de la niña, desde un
enfoque neuropsicológico, que contradecía la teoría de la
docente. Matilda, intimidada por la exposición de la
estudiante, se alteró y sin poder contener su ira, le mando
a callar. Dirigiéndose al resto del salón la docente dijo:
“Yo soy la que conoce la materia”. Salió del lugar dando
por concluida la clase. Dejó demostrando ante todo el
salón, que no tenía argumentos para refutar el
conocimiento teórico de Gabriela.
Retirada en la soledad de su habitación, Gabriela se
disponía a realizar sus tareas estudiantiles. Tenía que
interpretar y analizar los datos de la lista de cotejo que
había aplicado para observar a los niños y niñas en su
práctica docente del CEMEI Santa Clara; estaba muy
preocupada por el impasse que tuvo en la mañana con la
profesora Matilda, tema que no le permitía concentrarse
en su trabajo.
Mientras encendía su ordenador, volvía a su mente la
imagen de la magíster Matilda desencajada y se culpaba
de haber abierto la boca; su opinión le hizo quedar mal a
la maestra ante todas y pensaba: “Ojalá no tome
represalias en mi contra”.
Mientras procesaba los resultados de la lista de cotejo a
una matriz, recibió una llamada a su celular, de un
número desconocido; enseguida deslizó su dedo para
contestar:
–Aló –dijo.
–Hola Gabriela –era la voz de Matilda.
El cuerpo de Gabriela comenzó a temblar y con una voz
entrecortada, contestó
–Magíster, buenas tardes.
–Te llamo porque me quedé muy preocupada por la clase
de hoy; ¿será posible que conversemos mañana antes de
entrar a la sala de clases?
Gabriela creyó que la maestra le ha tendido una jugarreta,
lo que le puso muy nerviosa y no pudo continuar con su
trabajo.
A la mañana siguiente, Gabriela en el salón de clases se
dirigió a los cubículos de tutorías de los profesores, tocó
suavemente la puerta. Desde adentro Matilda le pidió que
pase.
–Permiso magíster, ¿puedo entrar? –dijo Gabriela.
–Sí, pasa -le contestó Matilda-, veo que has tomado muy
en serio la materia.
–No por favor, no; no fue mi intención, jamás cruzó por
mi mente contradecirle -respondió Gabriela, con una voz
entrecortada.
–No te preocupes Gabriela, no pasa nada, fue muy
solvente tu exposición.
–Magíster quiero contarle que la noche anterior del
impasse consulté información en la Web y encontré datos
interesantes sobre la psicología evolutiva de los niños y
niñas; esto me emocionó tanto que pasé de un documento
a otro y así avanzó la noche.
–Está bien, Gabriela, ahora las neurociencias van a paso
acelerado y este enfoque desde la neuropsicología me
parece muy interesante.
–Disculpe profe, creo que no debí hablar mucho.
–Gabriela, quien tiene que pedir disculpas aquí, soy yo;
me has dado una buena lección.
Gabriela salió del lugar sin decir nada.
Matilda delante de sus estudiantes reconoció que su
comportamiento del día anterior no fue el adecuado. Se
examinó como docente, al entender que el educador ante
todo es un mediador del conocimiento.
Todos los días se crece como ser humano y como
profesional, en esta grata tarea de ser docente.
UNIVERSIDAD KAFKIANA
Luz
TÍTULO: A VECES Seudónimo: Luz
Johnathan atraviesa la estrecha y empedrada carretera, en
un descalabrado autobús camino a la gran ciudad. Un
sudor frío recorre sus bronceadas manos, espera llegar a
la dirección que, con letra ininteligible, escribiera su
padre, luego de contratarle “una pieza” mientras cursa la
universidad. El paisaje de verdes montañas le da valor.
¡De pronto! las prominencias policromadas serían la
puerta de entrada a Quito, especuló. El corazón
adolescente latió con el ardor de lo ignoto. El repaso de
su infancia, la familia, la escuelita, el colegio que lo
“transformó en hombre”. Sus amigos de siempre no
estarán, no lograron completar el puntaje… Todo se
mezcla en la algarabía de lo nuevo y la añoranza de lo
dejado.
La terminal terrestre es diferente. En su pueblo no había,
el borde de la calle servía para subir y bajar de los
autobuses, concretar una cita, hacer negocios, mirar a los
conocidos y desconocidos, realizar mítines políticos en
apoyo al candidato a la presidencia de la Junta Parroquial
(olvidaba decir candidata) aplaudir a la reina, el pase del
Niño, cama de borrachos. Servía para todo.
Nuevo transporte… una voz extraña anunciaba las
paradas, el oído atento esperaba la de Santa Clara. Ahí
debía bajarse, cruzar una callejuela rumbo al hospedaje.
Un timbre que, alguna vez, fuera amarillo, sobresalía de
la pared. Con temor oprimió el botón, que humedeció su
dedo con la mugre impregnada. Su chirrido lo sobresaltó,
pero fue más la presencia de la dueña de casa que
apresurada decía entra. ¡Qué! ¿Solo eso traes? Fue la
sorpresa de doña Rebeca, si te portas mal de ¿dónde te
voy a cobrar? No, se-ño-ra, tartamudeó Johnathan, voy a
portarme bien, mi papá responde. Sí, le conocí, parece un
buen hombre por eso le arrendé, aunque no se le veía
solvente, “me cayó bien” respondió sin tapujos la doña.
Primera noche de pesadilla, el frío más intenso que en la
aldea, aunque la nieve rodeaba las pequeñas casas. El frío
de la ciudad es feroz. Es el frío de la soledad. Larga noche
de memorias. Al día siguiente, la inmensa casona de la
Central, colorida con anuncios, propaganda por doquier,
avivó su alma, y a la vez le confundió. Trámites
administrativos, uno que otro tropiezo. Llegó la jornada
de clases. Jóvenes de todo estilo: peinados extravagantes,
camisas sin abrochar, zapatos coloridos, pantalones
seductores, prendas apretadas. Ya había visto casi todo
en revistas y en la televisión. Pero el andar, la forma de
hablar sí que eran desconocidos: palabras nunca
escuchadas, atravesadas, sin duda es una realidad de
extrema irrealidad. Johnathan con su peinado simple,
camisa a cuadros, zapatos oscuros, a veces, creía no
conectar. Juzgó que podría estar en un mundo donde la
forma de vestir y verse está sobre la de pensar y ser. A
veces sintió miedo.
¡Sería como ellos!: un gel, en la noche experimentó el
cambio. Embadurnado, ni él se reconoció, sus cabellos
transformados en picachos atraerían la atención, pensó.
Era otro en su apariencia. Nadie notó el renuevo, la
víspera apenas alguien lo vio. Solo él sabía que no era él.
La costra del gel, los rasgos faciales más visibles, la
molestia del cambio lo envolvían ¿Acaso esto deseaba?
¿Ser otro, parecerse a otros? ¿Es moda, es fuerza
inclusiva, qué es? El espejo cada noche le reclamaba su
rostro. La sandez le consumía, pero la libertad de
pensamiento, los conocimientos, la sabiduría encontrada
en la Universidad Central, le despertaron del
aturdimiento. A veces en su mente ¿quería ser otro? La
vacilación se desvaneció, volvió a ser Jonathan, volvió a
ser quien es. En la Universidad Central reafirmó su
identidad.
FIN
DELANTAL DE ESTRELLAS
Flor de Cerezo 22
DELANTAL DE ESTRELLAS
Parece que fue ayer, cuando aquel muchacho de piel de
madrugada, ojos achocolatados y amplia sonrisa, salió a
conquistar el mundo. Quería ser “abogao” como lo decía
su abuela; aunque siempre dulcemente él le corregía. –Se
dice abogado viejita…
La mañana en cuestión, madre e hijo se levantaron muy
temprano, anticipándose a cantar antes que el gallo. Su
madre preparó bolones extra de corvina de despedida;
aparte de los que vendía a orillas de la playa. Tenían listo
hasta el último detalle que debía ir en la alforja del
muchacho. En el monte, la madre se correteaba un gallito,
para que acompañe al chico en su viaje, y si era posible,
algún día, le sirviera de alimento. Se limpió las manos,
en su delantal de antaño que dejaba escapar luz por dos
orificios, y le regaló la bendición a su orgullo de
muchacho, al único negrito que estuvo en el cuadro de
honor. Así fue pues, que el provinciano, con un costal al
hombro y un gallo a mano, se dirigió a la Capital.
Se la imaginaba como en las películas, con grandes
edificios y gente con terno de casimir. Cuando arribaba y
como llegó por el Sur, se llevó la decepción, acompañado
del soroche, a medida que avanzaba veía más y más casas
de ladrillo gris, gente en piyama y un rocío cristalino en
su ventana. A pie de la salida del autobús, se hizo la
promesa de no regresar con su madre, ni con las olas, ni
con su amor por Verito, sino conseguía llegar estrenando
corbata y oliendo a jazmines.
Nuestro muchacho no se detenía a mirar su color de piel
como el resto de la gente, sus ojos aperlados solo veían
el horizonte y junto a él, su destino. Después de dos
intentos de ingresar a la Universidad, fue finalmente
admitido y la alegría que le embargaba hizo que festejara
pidiendo una empanada con extra pollo y precio extra.
Cuando regresaba en la noche camino a su humilde
arriendo, la gente se cambiaba a la cera contraria,
incómoda y ruborizada. Él anhelaba demostrarle al
mundo que todavía hay gente honrada y buena; de todos
modos, es difícil cambiar la mentalidad de un mundo
lleno de prejuicios, pero es muy posible cambiar una
parte de él y quedarse viviendo allí y siendo feliz.
Son muchas sus penurias de hombre negro, pero aún son
más sus alegrías de joven anhelante de un cambio. Todos
los días, él hace la diferencia y trabaja ya sea de pintor o
conserje, dispuesto dar un “buenos días” a quienes
premeditadamente lo juzgan, y no acepta los actos
bandoleros de los “amigos de la esquina”. Por las noches
estudia y gasta felizmente en impresiones y e-mails.
Recuerda a diario la historia que escuchaba de pequeño,
que decía; que una madre cuando está lejos de sus hijos,
mientras duerme, se convierte en ave o mariposa y vuela
a vigilarlos. Siempre está cerca.
Han pasado siete años, y su espíritu es inmarcesible y
constante, lejos del hogar, asalariado y acumulado de
lecciones de códigos penales, su roble progenie lo
acompaña, el cantar de su pueblo se convertida en
Patrimonio de la Humanidad, marca el compás que su
corazón baila. Cada día se acerca a más a un “estaremos
por siempre juntos”. Llegará el día que huela a mar, a
bolones y a Vestido de novia. Llegará el día en que su
madre estrene delantal sin un solo agujero, con
estampado de estrellas, que titilarán en la más dulce de
las noches, anunciando que otro “corazón se ha
convertido en pájaro”, como lo afirmaba Edna Iturralde.
KY1
***
***
***
***
***
¿FIN?
...
Vomitarán, vomitaremos.
Caso contrario nosotros mismos cenaremos a esas
escurridizas, como lo hace mi camarada que vive
escondido cazándolas.
¡Etéreo alimento!
Y ser devorado.
TRABAJAR-CASA-SEXO-ELOTRO-
ESCARABAJOMARRÓN
TRABAJAR-CASA-SEXO-ELOTRO-
ESCARABAJOMARRÓN
Esta mañana decide ir a trabajo con falda, lo miran raro,
lo silban, no pudo sentarse, su jefe lo llama de inmediato,
entra a la oficina y la puerta se cierra con cien orejas. Al
pasar el tiempo abre la puerta ya sin seguros, las miradas
le impide caminar, el enano de contabilidad detiene
totalmente su peregrinación, la sonrisa babosa lo distrae
un instante sin escuchar nada, al responder de instinto
dice - Me puso de gerente- En el fondo solo suena el coro
de los niños de Viena.
CASA-SEXO-ELOTRO-ESCARABAJOMARRÓN
CASA-SEXO-ELOTRO-ESCARABAJOMARRÓN
Al llegar a casa, todo en el jardín estaba hecho añicos, no
podía dimensionar como estaban las emociones. No
puede entrar, la puerta estaba blindada, la retina no
desactivaba el sistema de seguridad, que de seguridad
estaba atrancada con una silla hecha con los retazos del
muro de Berlín. Mira por la ventana mientras cientos de
perdigones ingresan en sus oídos como moscas -Tú y tú
escarabajo se van a la mierda-.
SEXO-ELOTRO-ESCARABAJOMARRÓN
SEXO-ELOTRO-ESCARABAJOMARRÓN
Al entrar al cuarto del motel, le esperan dos bellas sirenas
desnudas, que cíclicamente incrustadas se vuelven una en
lo alto de la pared, se detiene y observa envuelto en sus
siluetas. Afuera el destello de las cortinas, crean
imágenes de un festín de pasión y euforia. No se
equivocan, el zapping si provoca euforia en sus dedos
hasta alcanzar el clímax al digitar el control remoto y
descender hasta apagar el televisor.
Es día, es noche, es día, es día, no sabe si el techo es de
madera o hay baldosa. Varios días pasan inhumanos
como publicidades en el televisor, en esa habitación de
amantes.
ELOTRO-ESCARABAJOMARRÓN
ELOTRO-ESCARABAJOMARRÓN
Destellan en su mirada las llaves de su única escapatoria.
Como arte de predestinación está envuelto en su
armadura oxidada, otra vez a cien. Esta vez lo siente
poderoso, rugiendo como una bestia ante una batalla,
pidiéndole romper las correas.
Cada qué aumenta la velocidad ve las brillantes aureolas
que transportan a las Unas y los Otros. En el instante que
la fortaleza envuelve su ser, aumenta cada latido, sujeta
fuerte las riendas, para no desviarse y presiona a fondo,
consumiendo todo los fósiles del mundo. Supera esos
insignificantes ciento veinte revoluciones, rompiendo la
dermis natural que lo intenta detener, logra incrustarse en
el ovulo de lo sublime, fecundándose en la eternidad.
ESCARABAJOMARRÓN.
Franklin Estévez
Facultad de Comunicación Social
DESPERTAR
Loboestepario
DESPERTAR
Sentado frente a un ventanal observo el “Parque del
Arbolito”, en una hora será un nueva marcha de los
movimientos populares, una de las premisas es exigir al
Gobierno que retire la sospechosa prueba de ingreso a las
universidades, que ha dejado más de quinientos mil
estudiantes sin ingreso, entre ellas, mi hija, una
muchacha inteligente, activa, solidaria pero cuyos
resultados y supuestas postulaciones no le han favorecido
para estudiar, Veterinaria. Ella, como nadie más, ama a
los animales y que sin ser estudiante con sus
conocimientos adquiridos en libros, revistas e internet ya
sabe curar a perros y gatos.
Me hierve la sangre, como hierve el café que tomo para
pasar el trago amargo de la impotencia de no poder
ayudar a mi hija, he pensado en inscribirla en la
universidad privada que brinda está carrera, como es la
“San Francisco” pero es imposible costear seis mil
dólares un semestre, pero más duele que no pueda
estudiar donde quiera. Por eso salir a una de estas
marchas y hacerlo junto a ella es la forma de apoyarla en
su lucha, cuantas veces le conté de las jornadas de
protesta en las que participe, contra gobiernos de turno
por exigir mejoras para educación o para la sociedad,
siempre le relataba lo valientes que éramos mis
compañeros de periodismo y yo, es decir los de la
Central, ahora contrasta con el silencio de autoridades,
profesores y alumnos, que parecen ajenos a las realidad
del país, gente sin convicción para entender el rol que
cumple el Alma Mater. Veía, por el gran ventanal que
muchos ya se sumaron a la protesta, mi hija debe estar
por ahí, mezclada con el pueblo y la indignación de los
que todavía pelean por las mayorías aunque están sean
las menos agradecidas con los luchadores populares. Me
tomé otro sorbo, pago mi cuenta, empuño mi bandera de
Ecuador, salgo raudo dispuesto a cruzar la “12 de
Octubre” a toda prisa, mientras corría divise la silueta de
mi hija, aceleré el pasó, pero de pronto un sonido junto a
mí me paralizó, un golpe y recuerdo caer al suelo.
Abro los ojos, tengo dolor en la cabeza, veo un cuarto de
paredes blancas, veo gente a mi alrededor que sonríe,
¿estoy en un hospital? No, reconozco es mi dormitorio.
Vuelvo a mirar entorno, la sonrisa de mi hija, destaca,
veo a mi esposa, a un par de amigos, no reconozco a otros
dos, todos parecen alegres. Con lágrimas, con voz entre
cortada pregunto ¿y qué fue de la marcha? Todos ríen
estrepitosamente, me molesta en principio, lo tomo a
burla, pero veo una expresión sincera, acompañada de las
palabras de mi hija –eso fue hace dos años- no puedo
creer lo que me dice, pido de urgencia un periódico, la
fecha es Agosto del 2017, con desesperación, pido me
cuenten que me pasó, pero sobre todo que ha pasado en
Ecuador. Luego una hora de relato, en el que casi no
interrumpí, me explicaron que fui atropellado por un bus,
que estuve en coma hasta hoy. Que hubo elecciones, que
el partido de los “verdes” perdió, que un líder de
centroizquierda está de Presidente, que quitaron la
ridícula prueba y ahora es ingreso libre con
preuniversitario de seis meses evaluado y que mi hija ya
ingresó a la Facultad. Que el petróleo otra vez está por las
nubes, que las guerras en oriente terminaron, es decir
muchísimos cambios en mi inconciencia, lo único que
sigue igual es que el “Auquitas” sigue sin ganar un
campeonato.
PROVIDENCIA Y REFLEJO
Elías Caiza
“Las tinieblas del mundo exterior han desaparecido,
pero las tinieblas de nuestra alma continúan
inalteradas. Una gran parte de lo que
llamamos yo o consciencia permanece oculta en el
Reino de las tinieblas”.
-Haruki Murakami, Kafka en la Orilla- 3
TOMA I
(Era enfrentarse a la alegoría de tenerlo presente, de que
cualquier instante podía despertar. No acercársele
mucho o tal vez permanecer muy distante. Aquello
suponía también mantener firme las esperanzas: de que
su tacto floreciera en los demás y en ese instante; tan sólo
ahí entre todos los congregados, pudiera darse: el
milagro)
TOMA II
Estaba soñando, o soñaba que soñaba, mejor aún, que
soñaba un sueño: la eterna clausula borgiana; enmendada
está vez como la búsqueda del paraíso perdido. Y así,
sumido entre páginas de páginas de libros sin leer, podía
haberse dicho que estaba guiado por el embate material,
que necesitamos para decir: “Esto es real” “Esto no es
real” “Esto existe porque lo percibo” “Esto es la
verdad”. Pero aquellos con el júbilo a cuestas de una
reacción, podrán discrepar y enseñarme lo contrario. Más
yo sigo el recorrido de la luz en el libro, leo esta vez:
“unos ojos que se abren y reconocen la luz por detrás de
los párpados, podrán o no socavar (…)” Tomo una pausa
y cierro los ojos para enfrentarme a la posibilidad de la
página en blanco. ¿Qué he de presenciar para llamarlo
hallazgo? Cierto titileo rojo, al fondo de una habitación
me toma del brazo y me jala con fuerza. Estoy solo.
TOMA III
Me levanto muy temprano por la mañana. No estoy en mi
cama, me encuentro en la biblioteca. Me siento
observado. Me apuro a tapar la evidencia.
TOMA IV
Yo también soñé que el paraíso era algún tipo de
biblioteca (Borges); tantas letras juntas, tantas palabras
juntas: sin comienzo, sin fin; una vida llena de libros,
libros llenos de vidas. La eternidad dispersada en
perfecto orden para mí. ¿El conocimiento pesa? Si me
preguntan diré que sí. ¡Sólo traten de levantarme!
TOMA V
La línea que marca los signos vitales empieza a acelerar.
Puede ser. Todos se congregan alrededor mío. Abro los
ojos como si fuese por primera vez. Traigo la flor de los
sueños en mi mano; la única certeza de que sigo vivo, a
pesar de todo (un milagro florece y otro se sueña).
LA CIUDAD DE LA MEMORIA
Cazadora de espacios
Inspirada en el Libro “Las Ciudades Invisibles” de
Ítalo Calvino
En un pedazo del altiplano de los Andes, surge en sus
faldas la ciudad universitaria, implantada en un nudo del
Quito Luz de América, cada elemento que la conforma
habla por sí mismo, como manifestado su papel de
emisor, tal si fuera un árbol patrimonial en medio de la
vía, rígido pero consiente, esta ciudad del conocimiento
cuenta con una retícula de canales y de calles que se
superponen y se entrecruzan, para ir de un lugar a otro,
siempre se puede elegir entre la transparencia o la
justicia, estas no son rectas sino un zigzag que se
ramifican en cada facultad, las calles se abren a cada
transeúnte y se acercan más al paisaje natural.
Marcada por la horizontalidad, el teatro y el edificio de
administración central nos dan la bienvenida, describir
cuantos peldaños y cuestas la conforman, cuantas áreas
de césped amarillento las contrastan, sería como no decir
nada de ella, la ciudad universitaria está hecha de
relaciones, entre las medidas de sus espacios y los
acontecimientos de su pasado, de las mentes de
estudiantes que crecen, de las miles de manifestaciones
en la plaza y de los encuentros fortuitos en los jardines.
En esta ola de recuerdos que refluyen, la ciudad se
embebe como una esponja y se dilata, pero la UCE no
dice su pasado, lo contiene, como las líneas de una mano,
escrito en los ángulos de los espacios públicos, en las
rejas de las ventanas, en los pasamanos de las escaleras y
en los hitos emblemáticos, surcando a su vez cada
segmento por heridas, roturas, incisiones y cañonazos.
Para atrapar poesía, los instantes de su recorrido tienen
manías y maneras de hacerlos inolvidables, permanecen
en la memoria como el abuelo fanfarrón y como el
saltimbanqui en cada esquina, no es como una máquina
para vivir como dijo Le Corbusier, sino que nos permite
pensar y actuar.
Imaginemos que el abuelo fanfarrón es Jones Odriozola
y que el saltimbanqui es Gato Sobral, aquellos que
iniciaron la primicia de esta ciudad, ello son los que
observan todo desde cada chacra de la u, en un día de sol
en Quito sentir la presencia de estos seres en cada
yaloman, sauce o acacia plantada, es parte de sentirse
humano. El campus es un bebé urbano que hay que
cuidarlo mientras crece, educarlo mientras se transforma
y quererlo como microhogar cuna del conocimiento y la
verdad.
Diciembre 2015
DE REGRESO
Adsum
Son casi las seis. Agarro mi chaqueta marrón y salgo de
casa siguiendo tu rumbo, de norte a sur por todo San
Carlos hasta llegar al parque Inglés. Hace frío. A este
camino lo conozco antes que a ti; pero, a cada paso, a
cada cuadra que agoto me pregunto si Rodríguez
presintió nuestra historia, y por eso nos contó en una de
sus canciones; y me voy imaginándote de pequeña, con
cachos en el pelo, mocos, muchos mocos por supuesto y
una falda ridícula que haría juego perfecto con tus pies
torcidos, entrando en la papelería de doña Carmita, tu tía.
Pasteur
A pesar del vertiginoso incremento de la población
estudiantil, como resultado de la dinámica demográfica,
así como la situación financiera que soporta el Alma
Mater, desde hace muchos años y que ha llegado a
agudizarse últimamente como consecuencia del deterioro
de la economía nacional, la Universidad Central,
juntamente con sus estamentos: docentes, trabajadores y
estudiantes, lucha denodadamente por superarse y salir
avante.
FIGEMPA 2015
PRIMER LUGAR
ÁRBOL CENTRAL
Mónik
Se divisa un destello de luz clara en el natural horizonte.
Las montañas se muestran con una hermosa coloración
verdosa. Entre el espeso paisaje boscoso se encuentra un
árbol que resalta entre todos los demás, el cual con su
imponente grandeza es conocido como el glorioso “Árbol
Central”.
Raúl Oquendo
Ingeniería en Geología
COMITÉ DE ÉTICA
UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR
EQUIPO TÉCNICO
Dr. Marco González E.
Dra. Jeannette Villavicencio
Lcdo. Christian Ortiz V.
Lcda. Nancy Chávez H.
DOCENTE COLABORADOR
Ing. Juan Manuel Guzmán
REALIZACIÓN
Lcdo. Christian Ortiz V.
Ing. Gustavo Pinto Arteaga
COMPILACIÓN
Lcdo. Christian Ortiz V.