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Visiones del Más Allá y presencias insólitas

de la muerte en el Perú
(siglos XVI-XX)

Gloria Cristina FLÓREZ


Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Lima-Perú

“Los muertos no tienen otra existencia


que aquella que los vivos le dan”1.

Nuestro trabajo se interesa en presentar las visiones del Más Allá y las
presencias insólitas de la muerte que se han manifestado desde el período virreinal
hasta la actualidad en nuestro país. Consideramos que esos relatos responden
esencialmente al interés de los historiadores, es decir, el estudio de la memoria
de una colectividad que permitirá un mejor conocimiento de sus mentalidades y
comprender las relaciones existentes con las coyunturas existentes.

La utilización de fuentes muy variadas nos ha permitido conocer las


modificaciones de los relatos originales, su enriquecimiento con agregados,
detalles o explicaciones e incluso las simplificaciones o variaciones debidas a los
cambios tecnológicos, culturales, socioeconómicos o políticos. Consideramos
importante conocer cómo eran percibidas, sentidas y narradas esas presencias
insólitas de la muerte, tanto en los coetáneos como en la posteridad; de ninguna
manera, era nuestro objetivo comprobar la existencia de esas visiones, pese a
manifestarse como una constante a través del tiempo, gracias a testimonios
literarios, religiosos e iconográficos.

El mundo de los difuntos: culto, cofradías y tradiciones,


San Lorenzo del Escorial 2014, pp. 167-184. ISBN: 978-84-15659-24-2

1
LECOUTEUX, C., Les revenants, Les vivants et les morts dans la société médiévale,
Gallimard, Paris 1994, p. 254
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La muerte, como lo afirma uno de los especialistas en el tema2 es una enorme


invariante que, paradójicamente y al mismo tiempo, no deja de evolucionar.
Ella es, a la vez: un momento, ante el que no es posible el engaño, así como,
una secuencia, rodeada de misterio. Tradicionalmente concebida como una
entrada al Más Allá, ha suscitado toda una red de gestos de acompañamiento,
variables en el tiempo y en el espacio que constituyen el corpus básico de toda
reflexión sobre la muerte.

La aparición fantasmal tiene una definición muy amplia y, generalmente,


referida a los espíritus de gente común, quienes por su comportamiento, o,
por la forma de su muerte, no han alcanzado el descanso eterno. Si bien han
atravesado la frontera que separa el mundo de los vivos de aquel de los muertos
pueden presentarse, sea de forma implorante o amenazante, en la comunidad
de la que formaron parte en algún momento. Así, es posible considerar la muerte
como una situación única, relacionada con un estado definitivo y difícilmente
aceptada en las sociedades tradicionales, lo que favorecía la creencia de una
nueva vida terrestre de los difuntos, al menos durante cierto tiempo3.

La forma particular de existencia que se va a prestar a los difuntos dependía


del desenvolvimiento del “rito de pasaje” de la muerte: los muertos regresaban
preferentemente cuando el ceremonial del duelo o funeral no se ha podido
efectuar normalmente. Esos muertos eran generalmente considerados maléficos,
manifestándose una dimensión antropológica y universal del regreso de los
muertos; puesto que las creencias y el imaginario dependen ante todo de las
estructuras y el funcionamiento de la sociedad y de la cultura en una época
dada. Esta situación va a relacionarse estrechamente con las creencias religiosas
en las grandes civilizaciones de la Antigüedad, como en Grecia y Roma.

El cristianismo ha realizado importantes cambios en la concepción de la


muerte y de los “aparecidos”, en el período comprendido entre los siglos IV
al X. Los intelectuales cristianos, como San Agustín en su texto La piedad
con los difuntos, han ejercido importante influencia en la doctrina cristiana.
No obstante, debemos también tener en cuenta, que el interesante proceso de
catequización realizado en la Alta Edad Media y que buscaba combatir las
creencias de las poblaciones bárbaras y romanizadas, contribuyó en muchos
casos a difundirlas aunque integrándolas a una perspectiva de salvación eterna.

Un hito importante se ha fijado en el siglo X son las fiestas de los muertos,


originadas en el monasterio de Cluny. Ellas insistían en la relación entre

2
VOVELLE, M., L’heure du grand passage. Chronique de la mort,Gallimard, Paris 2005, p. 13.
3
DELUMEAU, J., La peur en occident. (XIV-XVIIe siècles): Une cité assiégée, Fayard,
Paris 1978, p. 111.
VISIONES DEL MÁS ALLÁ Y PRESENCIAS INSÓLITAS DE LA MUERTE… 169

vivos y muertos puesto que los difuntos necesitaban la ayuda de los vivos y
éstos debían ayudar a los difuntos4. Se planteaba así una variación en todo lo
concerniente a la denominada memoria de los muertos y en los siglos
venideros, esos difuntos saldrían cada vez más de la sombra para convertirse
en almas en pena, necesitan del apoyo de los vivos para reencontrar no
solamente el descanso eterno sino la bienaventuranza.

Esa solidaridad entre vivos y muertos era especialmente necesaria para quienes
habían tenido una muerte imperfecta, y gracias a ritos como: misas, rezos y
limosnas se les podría asegurar la seguridad en su tránsito. Posteriormente,
esas creencias se vieron consolidadas con un complemento importante, se trata
del “nacimiento del tercer lugar”, el purgatorio, magistralmente estudiado por
Jacques Le Goff5, en una variada literatura que comprende cuentos, poesías,
exempla, hagiografía y una rica iconografía6 que permite ampliar nuestro
conocimiento de esos personajes de ultratumba.

En general, los relatos medievales de fantasmas se han caracterizado por


tener un propósito moralizador: buscaban ejemplarizar. De ninguna manera,
trataban de asustar o causar miedo, inclusive, a partir del siglo XII, los
sofisticados relatos cortesanos, procedentes del norte de Europa, se interesaron
fundamentalmente en divertir a su audiencia7. Los fantasmas o aparecidos,
que se multiplicaron del siglo XIII en adelante, podían en muchos casos tener
funciones de protección y consejo, o podían también tener actitudes amenazadoras
y atemorizantes, las que se relacionaban con las características que habían
tenido en vida el aparecido.

La evangelización del Nuevo Mundo8, y especialmente su consolidación


a fines del siglo XVI e inicios del siglo XVII, se había dado en condiciones
muy diferentes a otro proceso de cristianización, mucho más exitoso y eficaz,
realizado por la Iglesia durante la Alta Edad Media en los grupos romanizados y
bárbaros. En esos momentos la Iglesia había actuado con menos dureza y
había mostrado una mayor apertura frente a las creencias no cristianas. En
forma diferente se haría con los indígenas americanos, es decir, que hubo
mayor intolerancia o sea una total falta de apertura o permeabilidad frente a
las creencias de estos grupos. Existió un profundo abismo entre el comportamiento

4
LECOUTEUX, C., Fantasmas y aparecidos en la Edad Media, José de Olañeta Editor,
Palma de Mallorca 1999, p. 237.
5
LE GOFF, J., El nacimiento del purgatorio, Taurus, Madrid 1989.
6
Ejemplos interesantes en las Cantigas de Santa María.
7
JOYNES, A., Medieval Ghosts, Boydell Press, Woodbrige 2001, pp. XI y 45.
8
FLÓREZ, G. C., “El poder de la palabra. Evolución y características de la prédica católica”,
en Scientia et Praxis, n° 22-23 (1999).
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de la jerarquía eclesiástica católica con los grupos bárbaros asentados en los


antiguos dominios del Imperio Romano de Occidente (la población romanizada
de reciente cristianización) y los indios americanos.

En el período comprendido entre los siglos V al X se había dado entre los


miembros de la Iglesia una mayor capacidad para asimilar los elementos no
cristianos e integrarlos a las creencias oficiales. Sin embargo, se comprueba
un cambio de actitud en la Iglesia, especialmente desde inicios del siglo XIV,
que está en relación con los cambios en el ámbito religioso y judicial, y que
es fundamental para el establecimiento de sistemas represivos, ligados tanto
a lo religioso como a lo estatal. Asimismo, nuevos horizontes mentales que
se están elaborando en Occidente, tienen proyecciones en el siglo XVI: estos
darán lugar a la llamada modernidad, que será trascendental para el mundo
europeo occidental y para todos aquellos territorios incorporados a la cristiandad
occidental, bajo condiciones muy diferentes (anteriores al siglo XIII, como
ya dijimos).

En consecuencia, el continente americano se incorporó a un Occidente


con características muy peculiares: nuevas concepciones en lo político y religioso,
nuevas técnicas en el plano bélico, nuevos ideales ligados al humanismo y al
Renacimiento, nuevos intereses propios del capitalismo mercantil en expansión y,
sobre todo, una cristiandad que manifiesta su repliegue por la reforma religiosa y
que busca defenderse con una nueva pastoral, creada por el Concilio de Trento.

La pastoral posterior al Concilio de Trento (1545-1563) ha marcado profunda-


mente el cristianismo hasta el Concilio Vaticano II (1962-1965) con pautas,
muy restrictivas y poco permeables. Estas nuevas reglas son las que señalan
el camino a los evangelizadores del Nuevo Mundo.

En el caso del Perú, debemos tener en cuenta la importancia de su legado


prehispánico y las concepciones, referidas al cosmos y al caos, que comprenden
las normas sociales y su relación con el comportamiento de las almas. Por lo
tanto, el comportamiento después de la muerte está relacionado con la actuación
que tuvo el difunto en vida, tal como había sido el caso en las sociedades
occidentales medievales.

El proceso de aculturación realizado por los conquistadores españoles en el


territorio americano presentó dificultades, especialmente en el aspecto religioso, si
tenemos en cuenta lo mencionado en párrafos anteriores. Los mecanismos de
catequesis tales como la prédica, el folclor y la práctica sacramental (y, por
último, hasta los medios coercitivos) no fueron realmente exitosos, tanto en los
grupos indígenas como en la numerosa población mestiza. Los decretos de los
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primeros Concilios Limenses (1556, 5561 y 1562 (Anexo I) así como los informes
de los extirpadores de idolatrías comprueban la persistencia de las creencias y
prácticas mortuorias nativas así como los intentos infructuosos por desarraigarlas.

A partir del siglo XVII, observamos que la pastoral post tridentina, muy
ligada al miedo se complementa con el sentido de la muerte del barroco y se
une a la tradición fantasmagórica europea. El gusto por ciertas manifestaciones y
representaciones ligadas a la muerte, como la escultura de la muerte de Baltazar
Gavilán (Anexo II), curiosamente muy próxima a otra escultura de Ankou,
mensajero celta de la muerte, se adecúa muy bien a los relatos que se difunden
en las sociedades peruanas, tales como la procesión de las ánimas o cortejos
fúnebres (Santa Compaña o Estantigua hispánicas, la mesnada Hellequin en
Francia o las cohortes fantásticas germanas), la aparición de las sombras o
espectros como el fraile sin cabeza, la misa de difuntos o el cochero del diablo9.
Pese a presencia del racionalismo que busca implantar el espíritu ilustrado del
siglo XVIII, esas visiones sobrevivirán, si bien quedaron relegadas al ámbito
de las supersticiones populares.

Desde inicios del siglo XIX, los cambios políticos y económicos, así como
los cambios culturales e ideológicos moldearon nuevos comportamientos y
visiones del mundo. No obstante, el Romanticismo ligado a elementos como
el folclor y una visión idealizada de lo medieval, ha desempeñado un papel
importante en las concepciones relativas a la muerte y a las visiones de ultratumba.

Un ejemplo interesante es la obra de Ricardo Palma10 que ha sido un importante


canal de difusión de esos cuentos de penas, como se les denomina. Entre ellos
podemos citar “La procesión de las ánimas”, tradicional cuento de penas que
se ubica en Lima hacia el año 1640, siendo alcalde del crimen Don Alfonso Arias
de Segura, personaje severo y cruel, quien aplicará la justicia sin indulgencia
a un lego agustino, acusado de asesinato. Este indio feo conocido por el nombre
de Cominito va a ser sentenciado a la pena capital, sin tener en cuenta ninguna
de las peticiones de clemencia que le hicieron llegar.

Lamentablemente, el buen hombre fue ejecutado y muy satisfecho el alcalde


con su actuación, regresó a su casa situada en la plazuela de San Agustín,
frente a la iglesia del mismo nombre (Anexo III). Allí, recién le dedicó atención
a una carta que se le había entregado en la mañana con carácter de urgente y
no había querido leerla. En la misiva, el verdadero asesino confesaba su falta y las

9
Una Interesante manifestación la encontramos en los dibujos relacionados con la muerte (¿un
fantasma quizás?) realizados por un notario en un protocolo limeño del siglo XVII (lám IV).
10
PALMA, R., Tradiciones peruanas, Aguilar, Madrid 1957.
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razones que le habían impulsado al crimen, lo que causó enorme remordimiento al


alcalde por haber enviado a la horca a un inocente.

Sonaron las campanas de medianoche y al mirar el alcalde la iglesia


fronteriza vio que el templo estaba abierto y de él salía una larga procesión de
frailes llevando cirios encendidos. Imposibilitado de moverse por una fuerza
misteriosa, vio que los frailes se adelantaban por la plazuela entonando el
Miserere. Al detenerse frente a su balcón observó que eran……descarnadas
calaveras llevando unos cirios que eran canillas de muertos.

Escuchó entonces a uno de esos personajes, decirle: -¡Ay de ti, mal


juez! Por tu soberbia has sido injusto, y por tu soberbia has sido feroz
con nuestro hermano que gime en el purgatorio porque tú lo hiciste
dudar de la justicia de Dios. ¡Ay de ti, mal juez!

La procesión continuó su camino alrededor de la plazuela, hasta perderse


en las naves del templo. A la mañana siguiente, encontraron a Don Alfonso
sin sentido y cuando lo recuperó narró lo sucedido. Pocos días más tarde, el
alcalde hizo dimisión de su cargo y tomó el hábito de novicio en la Compañía de
Jesús, donde es fama que murió devotamente.

Existe además otro relato tradicional del tema pero que se sitúa en la zona
de la iglesia de San Francisco, donde cada lunes salía también una procesión de
ánimas de la capilla de la Soledad. Una vecina curiosa vio pasar por su puerta a
frailes encapuchados, quienes apagando el cirio que traían, se lo entregaban
con el encargo de guardarlo hasta el día siguiente. Naturalmente, esta mujer
consideró que podía beneficiarse económicamente vendiendo los cirios. Sin
embargo, al levantarse por la mañana, encontró que cada uno de ellos se
había convertido en una canilla y que su vivienda se había convertido en un
osario. Arrepentida tuvo que consultar a un sacerdote y seguir sus consejos para
librarse del macabro encargo y evitar que las almas del purgatorio se la llevaran.

Ambos relatos se relacionan estrechamente con las mencionadas procesiones


de difuntos o cohortes nocturnas medievales. Asimismo, Palma dio a conocer
otras tradiciones relacionadas tanto con la aparición de difuntos, religiosos o
laicos, quienes podían hacerse presentes por diversos motivos, siendo muy
interesantes aquellos que se relacionan con los tesoros que daban a conocer o
los mensajes que deseaban transmitir.

El espíritu romántico se hizo también presente en las historias relacionadas


con amores infelices truncados por la muerte y que tiene diferentes variantes
como La viuda o La novia sin cabeza en Arequipa o el relato Un extraño
VISIONES DEL MÁS ALLÁ Y PRESENCIAS INSÓLITAS DE LA MUERTE… 173

idilio11, bastante parecido a otro que publicó en los años sesenta la revista
Romances, ubicándola en Cuba. Es interesante señalar que se están dando en
la actualidad relatos muy similares que confirman la perennidad de la
creencia en la joven que regresa de ultratumba para presentarse a su amado
como era en vida.

Un importante número de narraciones de presencias insólitas de difuntos


es la que se refieren a La llorona, una mujer que luego de perder a sus hijos
se suicidó y su alma vaga por los camino en su búsqueda y llora por ellos.
Esta aparición está estrechamente vinculada con la muerte o la desgracia. Esas
presencias insólitas pueden también ser portadoras en muchos casos del
bienestar o de la felicidad, como lo narran relatos desde la antigüedad que
dan a conocer al testigo la ubicación de un tesoro, lo que significará un cambio
total en su vida.

Es notable el interés que han tenido esos relatos de fantasmas o aparecidos y


su impacto en los oyentes o lectores, incluso esos “no muertos” han adquirido
un carácter extremadamente peligroso, como el que se muestra en las obras de
Bram Stoker, Le Fanu entre otros en el siglo XIX. El surgimiento del espiritismo
atrajo a muchas personas insatisfechas, por diversas razones, de los mensajes
transmitidos por las corrientes en boga (del positivismo e, incluso del avance, del
maquinismo de la industrialización). Esa búsqueda de lo desconocido o
inexplicable para la ciencia y la técnica de esa época ha impulsado -y sigue
impulsando- hasta hoy día, la amplia producción de obras literarias12, revistas,
filmes, series televisivas o video juegos que no cesan de utilizar los medios
más sofisticados para atraer un público ávido de sensaciones de terror y espanto.

Finalmente, las informaciones que hemos obtenido nos han permitido


establecer, ciertas características que se dan en las visiones insólitas de la muerte
en nuestro país y que detallamos a continuación;

1) La terminología utilizada para su denominación: Alma o almas en pena,


Almita, Ánima o ánimas, Aparecidos, Bultos, Condenados, Descarnados,
Espectros, Espíritus, Fantasmas, Gentiles, Penas, Sombra, Susto. Así como
otros términos relacionados: Calavera, recoger los pasos e incluso entierro o
tapado como elemento complementario.

11
ZORA, F., Tacna: historia y folklore, Cooperativa San Pedro, Tacna 1982, pp. 197-200.
12
Prueba de ello la tenemos en el éxito de librería de las publicaciones de Anne Rice,
Entrevista al vampiro y las numerosas Antologías de Cuentos fantásticos o de terror en los
últimos años.
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2) La clase de aparecidos que pueden ser:


a) Los muertos insepultos.
b) Los desaparecidos prematuros o de manera trágica (suicidas, ahogados,
asesinados, accidentados, ejecutados).
c) Los individuos malvados especialmente.

3) Las razones de su aparición pueden ser muy variadas como:


a) castigo por malas acciones o comportamiento,
b) transmisión de mensajes,
c) recordatorio de promesas o demandas por su cumplimiento
d) reclamo de justicia
e) ofrecimiento de informes acerca del Más Allá
f) interés en premiar a una persona (tesoro o riqueza)
g) deseo de mantenerse en el espacio donde vivió en determinado
momento y, sobre todo,
h) solicitar sufragios (misas, rezos) para aliviar la pena que debe se
cumplir por suicidio o triste final amoroso.

4) Los lugares de aparición en el ámbito rural son los caminos, bosques,


pantanos, cerros o lugares de difícil acceso, mientras que en el contexto
urbano destacan cementerios, conventos, iglesias o capillas considerados
cronotopos sacralizados por excelencia, así como ciertas calles y plazas.

5) Las fechas: pueden ser muy variadas si bien hay algunas más reconocidas
como es la medianoche del 24 de junio, relacionada con la presencia de
Judas Iscariote colgado en una higuera, o en noviembre en la fiesta de los
difuntos. A diferencia de lo que existe en las sociedades occidentales no
hay la referencia a los llamados 12 días (período entre la Nochebuena y la
Epifanía).

6) Las horas preferidas para las apariciones se relacionan con la medianoche,


si bien existen también otros momentos como la noche o la madrugada
porque se considera que la luz del día no les es favorable.

7) En lo que respecta a los testigos o testimonios pueden ser hombres o mujeres,


cuyas edades varían y tienen variadas reacciones, como la sensación de terror
con imposibilidad de hablar hasta el pánico extremo con pérdida del
sentido o incluso la muerte.

8) Cualquier persona puede prevenirse de esas presencias insólitas, ya sea de


forma inmediata al deceso de una persona (rituales durante el entierro o
inmediatamente después).
VISIONES DEL MÁS ALLÁ Y PRESENCIAS INSÓLITAS DE LA MUERTE… 175

9) Sin embargo, en las manifestaciones fantasmales posteriores pueden utilizarse


objetos religiosos como escapularios, rezos, misas o aquellos tradicionales
como los amuletos y en situaciones muy especiales, se acude a la ayuda
de los curanderos.

Asimismo, debemos referirnos a los aspectos sensoriales que se mencionan


en esas tradiciones y que pueden esquematizarse de la siguiente manera:

1) Visuales:
a) Formas corporales o tridimensionales humanas individuales (masculina/
femenina, adultos y en ciertos casos niños) y grupales (procesión) y
ciertos animales (caballos, perros, lechuzas, búhos e incluso gatos).
b) Formas evanescentes o inmateriales (sombras, imágenes translúcidas,
bultos).

2) Auditivos: Voces, ruidos y/o golpes o música.

3) Olfativos: desagradables en muchos casos.

4) Táctiles: contacto con objetos (por lo general huesos o calaveras).

5) Corporales (escalofríos estremecimientos).

Conclusiones

1. La importancia del tema de la muerte y del más allá en las mentalidades


peruanas se comprueba en el conjunto de creencias referidas a la existencia
de presencias insólitas de la muerte que reciben nombres muy diversos.

2. Los relatos referidos a los fantasmas o aparecidos existentes en el Perú


muestran la importante influencia que han recibido del occidente medieval,
así como de las civilizaciones prehispánicas.

3. Los procesos políticos, socio-económicos y culturales que se han dado en


el Perú han desempeñado importante papel en la elaboración de creencias
respecto a los aparecidos o fantasmas.

4. La tradición oral ha desempeñado un papel fundamental, ya sea manteniendo


los tradiciones referidas a la muerte como a las presencias fantasmagóricas, ya
sea adecuándolas a situaciones actuales.
176 GLORIA CRISTINA FLÓREZ

Anexo: Decretos Concilios Limenses

I. Primer concilio provincial limense (1551-1552)

En cuanto a los naturales, en la “Constitución 25ª. De la manera que han


de ser enterrados los indios”.

Se manda a que los indios cristianos sean enterrados en la iglesia y los


que no le son, en lugar visible de su pueblo y no se permita ponerles más
ropa de la necesaria ni otros objetos o enterrar a otras personas con ellos. A
los cristianos que entierran algún cristiano fuera de la iglesia se le castiga con
pena de cárcel y cincuenta azotes a la primera vez, a la segunda es más grave
;igual pena al que obedeciendo el deseo de un cristiano lo entierre fuera de la
iglesia y se quema el cuerpo.

“Item. porque n otros ritos y abusos antiguos que en algunas provincias


los indios tiene contra la ley natural y en gran perjuicio suyo, uno es
que cuando algún cacique muere matan para enterrar con él las mujeres
e criadas e más queridos, y aun algunos de su voluntad van a la muerte
diciendo que les van a servir allá, y entierran cantidad de ropa con
ellos, para vestirse y allí les llevan comidas, y otros sacrificios que les
hacen; de lo cual, allende de los daños dichos los que son ya cristianos
van allí a hacer estos sacrificios a sus difuntos: Por tanto, S. S ap. mandamos
que de aquí en adelante todos los que fueren cristianos sean traídos a
enterrar a la iglesia y cementerio, y se lleven con cruz y agua bendita,
con los oficios que a los demás cristianos les suelen hacer. por lo cual, ni
por la sepultura, no se les lleve limosna alguna, por quitar todo escándalo,
lo cual se entiende en los pueblos de indios. Y para los que no son
cristianos, tenga a vista del pueblo o tambo un lugar público donde todos
los cuerpos de los difuntos sean y hagan a todos los indios cristianos
que traigan los cuerpos de sus difuntos, que tienen en sus casas y en
otros sepulcros grandes, a enterrar en el dicho lugar, por quitar los
inconvenientes que de tenellos en sus casas se siguen. Y el sacerdote
español que allí tuviere no permita que lloren al difunto antes que lo
entierren, a lo más, más que un día. Y al tiempo que lo enterraren
descubran el rostro para ver si es él u otro en su lugar. Y no permitan
que le echen más ropa que la necesaria para envolver el cuerpo; ni
después de enterrado permita echar sobre el cuerpo ni comida ni bebida ni
ninguna cosa alguna. Y tenga gran aviso, en acabado de morir el tal
cacique o principal, de hacer traer ante sí sus criados y mujeres, y asentar
los nombres dellos y entregarlos al que subcediere el señorío, amenazándole
que le ha de dar cuenta de todos ellos, porque no maten algunos. Y si
VISIONES DEL MÁS ALLÁ Y PRESENCIAS INSÓLITAS DE LA MUERTE… 177

algún indio cristiano enterrare o hiciere enterrar algún cuerpo fuera


de los dichos lugares, por la primera vez esté tres días en la cárcel y le
sean dados cincuenta azotes públicamente, y por la segunda vez le
agraven la pena. Y si algún cristiano se mandare fuera de la iglesia o
cementerio, al que los enterrare se le dé la dicha pena y el cuerpo del
dicho sea sacado y quemado públicamente. Y si alguno matare un indio
para enterrar con algún difunto, con la información sea permitido al
prelado, o a sus jueces en su ausencia”, pp. 20-21.

En la segunda parte, “de lo que toca a los españoles”, la iglesia confirma


la necesidad de las misas para el descanso de las almas, en la Constitución
48 se menciona:

“Muy grande falta de negligencia ay en estas partes en cumplir la


voluntad delos difuntos, por razón de faltar en ello parientes y
personas que con amor lo suelen hazer, e los testamentarios e albaceas
por aprovecharse de los bienes de los dichos difuntos e por otras causas
e intereses dilatan el cumplimiento de los dichos testamentos en detrimento
de las animas de los difuntos e, queriendo proveer de remedio, S.C.A.
estatuymos e mandamos que desde el día de la publicación desta
Constitución en 6 meses todos los albaceas y executores de testamentos
cumplan los dichos testamentos y embien los dineros a España e a
otras partes que el testador obiere mandado embiarlos e den razon
ante Nos (…)”, p. 65.

En cuanto a los entierros, algunos españoles también se resistían a ser


enterrados en las iglesias, esto lo podemos ver en la Constitución 69:

“Porque somos ynformados que algunas personas con demasiada


curiosidad, ilícita consideración, quieren velarse fuera de sus Yglesias
parrochiales en sus casas o monasterios o hermitas e ospitales (…)
mandamos a todos los clerigos de nuestro Arzobispado e provincia
que no velen persona alguna en su casa ni en otra parte alguna fuera
de so parrochia (…)”, p. 81.

“Porque somos ynformados que algunas personas con poco temor de


Dios, no teniendo respeto a lo que la Santa Madre Yglesia tiene hordenado,
entierran o mandan enterrar algunos indios y xristianos o esclavos
xristianos fuera de las Yglesias o en los cementerios sin llamar al
Cura y algunas criaturas baptizdas e por evitar los ynconvenientes
que dello se sigue, S.C.A. estatuymos y mandamos que ninguno sea
ordenado de enterrar esclavos o indios xristianos ni criaturas baptuzadas
178 GLORIA CRISTINA FLÓREZ

de la manera que dicho es, so pena de excomunión y de diez pesos


(…) mandamos a los dichos Curas que no lleven derechos algunos de
los entierros de españoles pobres(…)”, pp. 81-82.

II. Segundo concilio provincial limense (1567-1568)

En la parte primera parte “de lo que toca a los españoles” encontramos


una mención a los convites y su prohibición:

“36. que en la iglesia no se hagan contratos ningunos ni negocios y si


se hicieren carezcan de fuerza y firmeza, asimismo se ebiten comidas
o convites aunque sea en el cimenterio y si por estatuto de algunas
cofradías están así ordenadas desde agora se anullan y dan por
ningunas las tales ordenanzas”, p. 229.

Algunas mujeres hacían votos de dormir en el cementerio o en las iglesias.

“39. que ninguna mujer duerma en la iglesia o cimenterio o bele


aunque sea por voto o devoción, más el voto si le oviere se conmute
por el conffesor en otra obra pía; y si oviere también avido
juramento, desde agora se le rrelaja este sancto signodo”.
42. que no se hagan ffuerzas ni juegos profanos en la iglesia ni en el
cimenterio, ni en la semana santa no se hagan representaciones de la
pasión ni los sacerdotes o clérigos en cualquier comedia rrepresenten
ni en la fiesta del corpus xpi se canten letras ni hagan rrepresentaciones
sin ser primero aprovadas por el ordinario, ni en el día de los inocentes
se consientan hacer las fiestas acostumbradas de tontos, y finalmente
en la yglesia no se permita tañer ynstrumentos profanos”, pp. 229-230.

Se comenta respecto a la costumbre popular de la gente de poner carneros,


reses, trigo o pan en las sepulturas.

“52. que se amoneste al pueblo al traer sus ofrendas a la iglesia por


bivos y difuntos, mas no por eso se pruebe el poner en las sepulturas
carneros o rreses vivas y costales de trigo sino pan y bino y cera u
esotras que pueden causar embarazo e indecencia, se pueden poner
en el ciementerioo imbiarse a la casa del cura”, pp. 230-231.

En cuanto a las misas por las ánimas:

“70. que los prevendados conforme a la erection después de prima digan


tres misas en la primera semana de cada año y de cada mes a saber,
VISIONES DEL MÁS ALLÁ Y PRESENCIAS INSÓLITAS DE LA MUERTE… 179

el lunes una misa de requiem por las ánimas de purgatorio, el viernes


otra misa de requiem por las animas de los reyes de España, especialmente
los catholicos don fernando y doña ysabel y del emperador carlos
quinto, y en estas misas se ha de poner tumba con su paño y cirios en
la capilla mayor, de lo cual deven proveer los cabildos, el día del
sávado otra missa de nuestra señora por el serenisimo Rey don phelipe y
por los reyes de que fueren despaña (…)”, pp. 133-134.

Parte segunda “de lo que toca los indios”

En cuanto a entierros y muerte se hace mención a otorgarles el sacramento de


la extremaunción cuando este en agonía, prohíben los entierros con ofrendas
y el poner comida para los muertos pues alienta la creencia de los naturales
de que el alma come esos alimentos. Además sanciona el sepultarse en los
lugares de los antepasados o los desenterramientos de cuerpos ya sea que fuesen
cristianos o no.

“75. que a los indios que están en lo último de la vida se les dé el


sacramento de la extremaunción, del cual tienen el aquel trance extrema
necesidad para defenderse de las acechanzas del demonio y de los
engaños de los hechiceros ministros del diablo”, p. 249.
“102. que se quite la superstición que usan con los cuerpos que
entierran, sepultando juntamente bestidos e comidas e bevidas, y también
los que procuran sepultarse en las sepulturas de sus antepasados que
estan fuera de las iglesias y desto se haga especial pesquisa; y si
hallare el cura quel difunto dexó se haga especial así ordenado privarle
ha de la sepultura eclesiástica, entregándole al brazo secular; y si hallare
que tovieren otros la culpa, también sean castigados reciamente conforme
a lo dispuesto por los sacros cánones”, p. 253.
“106. que en las ofrendas por los difuntos, especialmente día de las
animas, después de todos los santos, no se permitan a los indios
ofrecer cosas cocidas o asadas ni se dé ocasión para su error, que piensa
que las animas comen de aquello, mas si ellos quisieren ofrecer
traigan sus ofrendas al modo que usan los católicos xpianos”, p. 254.
“113. con precepto, que ninguno se atreva a enterrar a los cuerpos de
los indios difuntos, aunque sean infieles, ni a desbaratar sus sepulturas
renovando los obispos en sus diócesis por precepto deste sígnodo el
decreto de Clemente tercio que pone pena de excomunión a los
perturbadores de sepulturas si alguno con atrevimiento indevido
desenterrase los dichos cuerpos y así desenterrados los dexare a que
perros y aves los coman incurran en excomunión latae sententiae y en
pena de cient peso”, p. 255.
180 GLORIA CRISTINA FLÓREZ

III. Tercer Concilio provincial limense (1582-1583)

En los decretos de la segunda action tenemos, encontramos una mención


a la función del cura en la salvación del alma y su ayuda en el paso a la muerte.

“Cap. 29.- que ayuden a bien morir los curas a sus feligreses.
A los que están por morir procúrenlos curas hallarse presentes, y ayudar
a las almas que están a su cargo en aquel tiempo tan peligroso, y si no
pudieren asistir por sí mismos a lo menos embien en su lugar a una
persona qual convenga para que anime y esfuerze al doliente, y
particularmente a los yndios(…)”, p. 334.

En los decretos de la tercera action, encontramos un pasaje sobre la prohibición


de entrar a las iglesias por la noche.

“Cap.43.- Del velar de noche en las yglesias


Nadie dexe de noche abiertas las puertas de la yglesia so pero de
excomunión, ni se consienta velar en ella de noche por cualquiera vía
hombres ni mugeres, y mucho menos poner camas para dormir*. También el
mendigar de noche mugeres, y andar de puerta en puerta, como algunas
hazen (…)”, p. 369.
*Concilio de Toledo Act. 2, c. 20.

- VARGAS UGARTE, R., S. J., Concilios limenses, T. I (1551-1772), Lima 1951.


VISIONES DEL MÁS ALLÁ Y PRESENCIAS INSÓLITAS DE LA MUERTE… 181

Fig. 1.
182 GLORIA CRISTINA FLÓREZ

Fig. 2.
VISIONES DEL MÁS ALLÁ Y PRESENCIAS INSÓLITAS DE LA MUERTE… 183

Fig. 3.

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