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de la muerte en el Perú
(siglos XVI-XX)
Nuestro trabajo se interesa en presentar las visiones del Más Allá y las
presencias insólitas de la muerte que se han manifestado desde el período virreinal
hasta la actualidad en nuestro país. Consideramos que esos relatos responden
esencialmente al interés de los historiadores, es decir, el estudio de la memoria
de una colectividad que permitirá un mejor conocimiento de sus mentalidades y
comprender las relaciones existentes con las coyunturas existentes.
1
LECOUTEUX, C., Les revenants, Les vivants et les morts dans la société médiévale,
Gallimard, Paris 1994, p. 254
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2
VOVELLE, M., L’heure du grand passage. Chronique de la mort,Gallimard, Paris 2005, p. 13.
3
DELUMEAU, J., La peur en occident. (XIV-XVIIe siècles): Une cité assiégée, Fayard,
Paris 1978, p. 111.
VISIONES DEL MÁS ALLÁ Y PRESENCIAS INSÓLITAS DE LA MUERTE… 169
vivos y muertos puesto que los difuntos necesitaban la ayuda de los vivos y
éstos debían ayudar a los difuntos4. Se planteaba así una variación en todo lo
concerniente a la denominada memoria de los muertos y en los siglos
venideros, esos difuntos saldrían cada vez más de la sombra para convertirse
en almas en pena, necesitan del apoyo de los vivos para reencontrar no
solamente el descanso eterno sino la bienaventuranza.
Esa solidaridad entre vivos y muertos era especialmente necesaria para quienes
habían tenido una muerte imperfecta, y gracias a ritos como: misas, rezos y
limosnas se les podría asegurar la seguridad en su tránsito. Posteriormente,
esas creencias se vieron consolidadas con un complemento importante, se trata
del “nacimiento del tercer lugar”, el purgatorio, magistralmente estudiado por
Jacques Le Goff5, en una variada literatura que comprende cuentos, poesías,
exempla, hagiografía y una rica iconografía6 que permite ampliar nuestro
conocimiento de esos personajes de ultratumba.
4
LECOUTEUX, C., Fantasmas y aparecidos en la Edad Media, José de Olañeta Editor,
Palma de Mallorca 1999, p. 237.
5
LE GOFF, J., El nacimiento del purgatorio, Taurus, Madrid 1989.
6
Ejemplos interesantes en las Cantigas de Santa María.
7
JOYNES, A., Medieval Ghosts, Boydell Press, Woodbrige 2001, pp. XI y 45.
8
FLÓREZ, G. C., “El poder de la palabra. Evolución y características de la prédica católica”,
en Scientia et Praxis, n° 22-23 (1999).
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primeros Concilios Limenses (1556, 5561 y 1562 (Anexo I) así como los informes
de los extirpadores de idolatrías comprueban la persistencia de las creencias y
prácticas mortuorias nativas así como los intentos infructuosos por desarraigarlas.
A partir del siglo XVII, observamos que la pastoral post tridentina, muy
ligada al miedo se complementa con el sentido de la muerte del barroco y se
une a la tradición fantasmagórica europea. El gusto por ciertas manifestaciones y
representaciones ligadas a la muerte, como la escultura de la muerte de Baltazar
Gavilán (Anexo II), curiosamente muy próxima a otra escultura de Ankou,
mensajero celta de la muerte, se adecúa muy bien a los relatos que se difunden
en las sociedades peruanas, tales como la procesión de las ánimas o cortejos
fúnebres (Santa Compaña o Estantigua hispánicas, la mesnada Hellequin en
Francia o las cohortes fantásticas germanas), la aparición de las sombras o
espectros como el fraile sin cabeza, la misa de difuntos o el cochero del diablo9.
Pese a presencia del racionalismo que busca implantar el espíritu ilustrado del
siglo XVIII, esas visiones sobrevivirán, si bien quedaron relegadas al ámbito
de las supersticiones populares.
Desde inicios del siglo XIX, los cambios políticos y económicos, así como
los cambios culturales e ideológicos moldearon nuevos comportamientos y
visiones del mundo. No obstante, el Romanticismo ligado a elementos como
el folclor y una visión idealizada de lo medieval, ha desempeñado un papel
importante en las concepciones relativas a la muerte y a las visiones de ultratumba.
9
Una Interesante manifestación la encontramos en los dibujos relacionados con la muerte (¿un
fantasma quizás?) realizados por un notario en un protocolo limeño del siglo XVII (lám IV).
10
PALMA, R., Tradiciones peruanas, Aguilar, Madrid 1957.
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Existe además otro relato tradicional del tema pero que se sitúa en la zona
de la iglesia de San Francisco, donde cada lunes salía también una procesión de
ánimas de la capilla de la Soledad. Una vecina curiosa vio pasar por su puerta a
frailes encapuchados, quienes apagando el cirio que traían, se lo entregaban
con el encargo de guardarlo hasta el día siguiente. Naturalmente, esta mujer
consideró que podía beneficiarse económicamente vendiendo los cirios. Sin
embargo, al levantarse por la mañana, encontró que cada uno de ellos se
había convertido en una canilla y que su vivienda se había convertido en un
osario. Arrepentida tuvo que consultar a un sacerdote y seguir sus consejos para
librarse del macabro encargo y evitar que las almas del purgatorio se la llevaran.
idilio11, bastante parecido a otro que publicó en los años sesenta la revista
Romances, ubicándola en Cuba. Es interesante señalar que se están dando en
la actualidad relatos muy similares que confirman la perennidad de la
creencia en la joven que regresa de ultratumba para presentarse a su amado
como era en vida.
11
ZORA, F., Tacna: historia y folklore, Cooperativa San Pedro, Tacna 1982, pp. 197-200.
12
Prueba de ello la tenemos en el éxito de librería de las publicaciones de Anne Rice,
Entrevista al vampiro y las numerosas Antologías de Cuentos fantásticos o de terror en los
últimos años.
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5) Las fechas: pueden ser muy variadas si bien hay algunas más reconocidas
como es la medianoche del 24 de junio, relacionada con la presencia de
Judas Iscariote colgado en una higuera, o en noviembre en la fiesta de los
difuntos. A diferencia de lo que existe en las sociedades occidentales no
hay la referencia a los llamados 12 días (período entre la Nochebuena y la
Epifanía).
1) Visuales:
a) Formas corporales o tridimensionales humanas individuales (masculina/
femenina, adultos y en ciertos casos niños) y grupales (procesión) y
ciertos animales (caballos, perros, lechuzas, búhos e incluso gatos).
b) Formas evanescentes o inmateriales (sombras, imágenes translúcidas,
bultos).
Conclusiones
“Cap. 29.- que ayuden a bien morir los curas a sus feligreses.
A los que están por morir procúrenlos curas hallarse presentes, y ayudar
a las almas que están a su cargo en aquel tiempo tan peligroso, y si no
pudieren asistir por sí mismos a lo menos embien en su lugar a una
persona qual convenga para que anime y esfuerze al doliente, y
particularmente a los yndios(…)”, p. 334.
Fig. 1.
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Fig. 2.
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Fig. 3.