Sunteți pe pagina 1din 7

Las comunidades esenias nos enseñaron que el intelecto y la mente están al servicio del corazón.

Se educaba en base a las capacidades reales y no según las necesidades de la sociedad.

El aprendizaje de la lectura de Auras requiere de ejercicios prácticos.

LA MIRADA

Antes de cada ejercicio es necesario tomarnos un tiempo de relajación

1. El primer acto reflejo es acomodar nuestra mirada sobre el objeto o sujeto analizar.
Mirar sin ver, observar de lejos, incluso más allá de lo aparente. No se requiere un
chequeo visual previo.
2. Enfocar en una lámpara o cielo raso, un punto específico, durante dos segundos, luego
cerrar lo ojos y entrar en periodo de relajación antes de fijar la vista en el sujeto/objeto,
para facilitar la tarea.
3. No observar muy de cerca al sujeto/objeto, intentar que se en un fondo uniforme., cielo
azul, pared o tapicería. Un fondo blanco es ideal.
4. En los casos en los que no se vea nada, no desesperase, el progreso se ira notando poco a
poco
5. El ojo del corazón es el que trabaja durante la lectura de auras, los ojos físicos son más
que meros instrumentos y soporte.
6. Aquella persona que tenga abierto su corazón podrá con los ojos cerrados contemplar el
aura, contemplar y no mirar y luego analizarla objetivamente.
7. Contemplar sin juzgar, recibir sin levantar barreras mentales.
8. Es de vital importancia que en nuestro fuero interno no intentemos ver a toda costa sino
absorber la silueta de aquel o aquello que tenemos ante nosotros.
9. No esperar una visión total y rápida ya que puede decepcionar… se irá viendo en la
medida que se vaya progresando interiormente.
10. La dificultad estriba en la estabilización de la mirada. El principiante tiene la tendencia en
escanear una y otra parte del cuerpo, ir de una a otra. Hecho que impide una visión
estable.
11. Se fija la mirada en el tercer chakra o plexo solar, de esta manera de entrar en contacto
con el aura vital o etérica. Para estar en comunión con el aura astral hay que dirigir la
mirada al centro del pecho, al nivel del chakra cardiaco. Las emanaciones de este chakra
parecerán entonces más visibles.

LA NATURALEZA

Un lector de auras vive en contacto directo con la naturaleza, esta es un recurso inagotable de
comunicación con los planos etéricos. Cuando el cielo es de un tono azul o gris uniformes,
podemos observar un brote o capullo a punto de abrirse, nos permite percibir cómo será la hoja o
la flor que saldrá.
Sentarse ante un paisaje de montaña, y seguir los pasos de relajación, enfoque, cerrado de ojos y
contemplación, hasta percibir un halo gris azulado que bordea los contornos de las montañas.
Distinguiremos rayos de diferentes colores, asperezas, huecos y picos e hinchazones que nos
indican ciertas energías, que no vienen al caso en este momento. Hay que mirar simplemente y
dejarse impregnar por esta magia de los sentidos, por el amor, por la belleza, que la creación nos
ofrece a cada instante.

Ver un bosque o arboles desde lo lejos y en su conjunto., percibir en la cima los rayos que
emanan. Tomar en cuenta que en cada bosque o conjunto existe un árbol jefe, poseedor de un
haz de luz más fuerte y denso, más amplio. Igual podremos captar los arboles débiles o enfermos.

Un escenario ideal que ofrece la naturaleza es la playa, tumbados en la arena y ver pasar el desfile
de personas más diversas en sus paseos por la orilla del mar.

Allí la gente está poco vestida y la parte superior de su cuerpo suele tener como fondo un azul
muy limpio, así bajo el sol y un cielo azul, la atmosfera es propicia para una buena lectura de
auras.

NOSOTROS MISMOS

Experimentando con nosotros podemos tener un abanico de ejercicios.

Levantar o colocar una de las manos con los dedos abiertos sobre un cielo azul o un fondo blanco,
(un fondo uniforme). Se puede usar una hoja de papel.

Y dirigir la mirada hacia ella, sin acomodarla, como si quisiéramos ver más allá de ella, podremos
contemplar un entorno vago. Dejarse absorber unos instantes por esta imagen, descansar para
volver a empezar por más tiempo.

Al cabo de un rato podremos percibir un una especie de halo fino que puede parecer el humo de
un cigarrillo pero opalescente, que envuelve la mano como un guante. Este ejercicio es muy
importante y nos ayuda a acostumbrarnos a la presencia del cuerpo etérico.

Herencia esenia

Colocarse bajo una fuente luminosa, con el rostro elevado hacia ella y los ojos cerrados. Se percibe
una especie de neblina luminosa amarilla o blanca. Siempre con los ojos cerrados intentar mirar
más allá sin esfuerzo. Mentalmente colocar el principio de la nariz entre los ojos o un poco más
arriba. Lugo poco a poco bajar la cabeza hasta colocarla en su posición normal, es decir de frente.

Es posible percibir los colores del arcoíris, puntos azules, rayas de colores, en resumen, toda una
multitud de manifestaciones. De hecho este ejercicio estimulara el Tercer Ojo produciendo poco a
poco el nacimiento de un punto azul oscuro en el centro de nuestro campo de visión. Sin
embargo, no es recomendable practicarlo más de dos veces por semana con una duración de unos
pocos minutos. Exagerar nos puede bloquear, contrario a lo que deseamos.
Otro ejercicio de herencia esenia es el de enfrentar las puntas de los dedos de las dos manos y
colocar estas lo más lejos posible de nosotros, mirar fijando la vista más allá de los dedos. No
olvidemos elegir un fondo liso para no distraer la mirada y poder quedarnos concentrados.
Cuando los dedos nos aparezcan ligeramente desenfocados, separaremos las manos lentamente.
Entonces aparecerá ante nosotros una ligera neblina, un humo gris azulado que unirá los dedos de
las dos manos ahora separadas. Si colocamos una mano más alta que la otra, pero siempre en
paralelo, los hilillos se alargaran también y seguirán el movimiento de los dedos manteniéndolos
siempre en contacto.

VISION DE PARTICULAS ETEREAS EN EL CIELO

Este es un ejercicio especial para la lectura de auras. Además es una práctica muy relajante.
Acostarse en el suelo, en el exterior y mirando el cielo cuando este gris, azul o blanco. Dejarse
llevar y absorber por el infinito. Veremos unos puntos brillantes y pequeños, microscópicos que
bailan ante nuestros ojos. Quizá pueda verse el núcleo e tales formas, son partículas de vida
etérica que son el alimento de nuestro cuerpo etérica y de nuestros Nadis, de ellos depende en
gran parte nuestra energía, he aquí la importancia de la meditación en todos los métodos
existentes. Estas partículas nos limpian y dinamizan todo nuestro organismo tanto físico como
etérico.

LOS COLORES

Este es un simple ejercicio que nos permite desarrollar las capacidades. Introducir en sobres
diferentes papeles o cartulinas de colores. Luego de relajarnos y tras un tiempo prudencial de 2
minutos y medio, con cada respiración intentar visualizar un color distinto por vez. Colocar el
grupo de sobres frente a nosotros y percibir que colores están en cada uno. Recordar que las
percepciones etéreas requieren a menudo de una cierta regularidad y entrenamiento.

RITMO DE TRABAJO

Hacer lo ejercicios diaria y semanalmente es tarea útil y lleva a una progresión. Se puede
aprovechar cualquier momento y situación, siempre y cuando el fondo sea uniforma o bien en la
calle durante un día claro y con luz, sin nubes.

Ejercitarse varias veces al día mientras no esté contraindicado, solo lleva unos minutos y los
avances son significativos.

No existe hora fija, lo más recomendable es que cada uno trabaje a su ritmo y en forma constante.

BLOQUEOS

La sensación de estancamiento es muy frecuente, cuando se trabaja con regularidad sobre un


tema específico suele llegar a menudo un cierto bloqueo psíquico principalmente por dos
factores:

 La impaciencia
 La falta de confianza

El factor mental parece cubrirnos a menudo con un velo sutil de imposibilidades, incluso de
manera inconsciente. En lo que respecta a la impaciencia, nos muestra el deseo que ella conlleva y
que es motivo de censura.

Frente a esta situación, la regularidad y la voluntad son esenciales, cuanto más ejercitemos más
progresaremos, siempre y cuando la razón no ocupe el lugar del corazón.

UN EJERCICIO DE DAVID TOPI

Que todos tenemos la capacidad para ver el aura, el campo electromagnético que nos rodea, es
algo que ya sabemos, pero que la mayoría de nosotros la tenemos atrofiada, dormida y sin
ejercitar es algo que también tenemos presente. No hace falta ser clarividente para poder percibir
los diferentes cuerpos sutiles que poseemos, pero sí que requiere mucho trabajo, paciencia y
constancia desarrollar de nuevo el tipo de visión que nos es necesaria para percibir esta energía
mucho más sutil.

Para empezar lo mejor es pedir a alguien que nos ayude o ponernos nosotros mismos delante de
un espejo con un fondo blanco, para que los posibles colores que tengamos a la espalda no nos
confundan o distraigan. Una luz tenue en la habitación donde estemos puede ayudarnos también.
La idea es inicialmente activar poco a poco los conos visuales que nos ayudan a percibir la energía,
y para ello nos ayudaremos de una vela.

Colocar la vela y ponla entre uno y la otra persona, mirar a la vela hasta que los ojos se sientan
cansados, y tengamos la necesidad de parpadear. Debido a la activación gradual de la visión
periférica, la que necesitamos, podrás ver como la llama de la vela parece extenderse, agrandarse
o cambiar de forma.

Mirar a la persona

Una vez hayamos trabajado un poco con la vela, podemos mirar directamente a la persona. El
mejor lugar es centrar la vista en su tercer ojo, en el entrecejo, y usar la visión periférica para
notar como vamos viendo un halo luminoso aparecer alrededor del cuerpo.

A más entrenamiento, más relajación y más concentración, más cuerpos sutiles podremos ir
viendo con el tiempo y la práctica.

Sentir nuestra aura

Para realizarlo ponemos nuestras palmas de las manos una al lado de la otra y con una distancia
de 30 cm. Así en esa posición prestamos especial atención a qué sentimos en nuestras manos y
cómo lo sentimos. Estaremos unos tres minutos.
Pasados los tres minutos acercaremos las palmas de las manos a unos 20 centímetros y
repetiremos el proceso de prestar atención a qué sentimos y cómo lo sentimos. Estaremos otros
tres minutos.

Pasado ese tiempo acercaremos nuestras manos unos 10 centímetros y repetiremos el mismo
proceso que las otras veces.

Finalmente acabaremos a una distancia de entre 3 y 5 centímetros en la que realizaremos el


mismo análisis que las fases anteriores.

Lo más normal es que sea en esta última fase en la que notemos una ligera presión, algo parecido
a cuando metemos la mano en el agua, pero mucho más suave, incluso casi imperceptible si no
prestamos atención. Algunas personas con una mayor sensibilidad pueden sentir su aura en las
primeras fases, pero no es lo común.

Analiza especialmente los cambios que vas notando a medida que acercas las palmas de la mano.
Lo más tradicional suele ser notar un cambio de temperatura, pero se pueden notar muchas más
cosas.

Realizar esta fase hasta que tener totalmente controlada y analizada la sensación. Tómar todos los
días que hagan falta, porque no será en vano.

Segundo paso: ver nuestra aura

Lo primero es hacerse con dos tipos de cartulinas, una de color negro y otra de color blanco. Estas
cartulinas nos ayudarán a hacer de pantalla para facilitarnos la visión del campo energético. Hay
personas que ven mejor con un fondo negro y otras que ven mejor con un fondo blanco, así que
con la práctica podrás determinar con cual de ella te sientes más cómodo. De todas formas de
momento vamos a trabajar con ambas.

La parte del cuerpo que vamos a utilizar para ver nuestra aura será la mano. Vale la izquierda o la
derecha, lo que te resulte más fácil. Utilizamos la mano porque en ella siempre se concentra
mucha energía y nos facilita las cosas.

Es muy importante que tengas en cuenta que vas a ver el aura no con tu visión central, sino con tu
visión periférica, lo que equivale a decir que mientras tu mirada estará depositada en una parte de
la mano tu atención se dirigirá a los bordes de la misma. Esto resulta un poco difícil al principio
porque estamos muy acostumbrados a concentrar nuestra atención donde ponemos nuestra
mirada.

En este caso aquellos individuos que suelen quedarse ensimismados o en su mundo de vez en
cuando, tendrán más posibilidades y facilidades para comenzar a ver su aura. También es posible
que te duelan los ojos por el esfuerzo, que te marees un poco o que te comiencen a lagrimar.
Incluso al principio puede que quedes momentáneamente cegado por una luz. Pero no has de
preocuparte porque esto es lo más normal del mundo debido a que tienes la visión periférica
atrofiada, y has de volver a recuperarla.

No fuerces demasiado las cosas, comienza con unos minutos al día y a medida que vayas
sintiéndote cómodo puedes ampliar el tiempo. Recuerda que tus ojos son un bien muy preciado y
que hay que cuidarlos así que una vez más te recomendamos que no te excedas mientras estás
aprendiendo.

Bien, el ejercicio se desarrolla de la siguiente manera. Pon una de las cartulinas debajo de la mano
que quieres ver. A una distancia de unos 10 a 30 cm. La mano ha de estar abierta y los dedos un
poquitín separados entre sí de manera que puedas ver también su energía por separado. Ahora
deposita tu mirada en el centro de la mano, pero utilízala más bien como un punto de fuga, es
decir, aunque tu mirada está dirigida hacia el nudillo del centro haz como si quisieras ver más allá,
es decir, como si quisieras ver qué hay detrás de la mano en la cartulina. A veces puede ser muy
útil desenfocar un poco la mirada.

Poco a poco tendrás que ir intuyendo como una neblina transparente rodea tu mano que es tu
doble etérico y con el paso de los segundos tendrás que ir descubriendo ya esa neblina con tus
propios ojos. Descansa tras unos minutos y prueba el mismo ejercicio con la otra cartulina.

No es normal que las primeras veces veas colores en esa neblina, lo más natural es que la veas
transparente y de poco grosor. Pero si sigues practicando verás cada vez con más claridad que esa
neblina se hace mucho más gruesa y que adopta algún que otro color. Recuerda que no tienes que
ver nada prefijado, ni de una forma concreta. De hecho a veces es posible que veas como uno de
tus dedos parece más largo que los otros, o que en determinada zona de la mano la neblina es
más gruesa que en el resto.

Tómate lo que veas de manera natural, no lo trasciendas demasiado porque recuerda que es una
capacidad que ya tenías de pequeño, pero que se te olvidó. Además te recordamos que todo el
mundo puede conseguirlo, así que no desesperes y si de veras tienes ganas de conseguirlo sigue
practicando.

A medida que vayas viendo colores consulta sus significados en Los colores del aura.

Para ver el aura de los demas .

Aquí tienes una serie de prácticas para ver el aura de los demás. Ten en cuenta que generalmente
para ver el aura de los que te rodean primero deberías haber conseguido ver con facilidad tu
propia aura, pero no pasa nada por practicar los siguientes ejercicios aunque no tengas dominado
el tema.

Los vamos a dividir en dos tipos diferentes: por un lado los que puedes practicar en tu casa con
uno o varios amigos y por otro los que puedes practicar cuando sales todos los días a la calle.
Ejercicios para practicar junto a tus amigos

Reúnete con unos amigos a los que le apetezca practicar la visión del aura en una habitación
preferentemente blanca, pero si no lo puede ser, al menos procura que el color sea uniforme. Las
figuras, manchas, diversos colores tan utilizados en decoración te dificultarán la visión. Podéis
reuniros cuantos queráis, obviamente al menos debéis ser dos.

Después os sentareis en un lugar que os resulte muy cómodo, un cojín, un sofá o una silla
teniendo en cuenta que debéis situaros unos frente a otros a una distancia de 2 a 4 metros. Si
quieres realizar realmente el ejercicio sobre una pantalla blanca para facilitaros la visión puedes
utilizar una sábana como fondo si tu pared no es del color requerido.

A continuación centrad vuestra mirada en el entrecejo de quien tenéis enfrente y sin dejar de fijar
la mirada en esa parte del cuerpo intentad prestar atención al resto de su cabeza, observad a ver
si sois capaces de ver alguna luz o resplandor que le rodea, algún color, alguna banda. Todo ello
formará parte del aura.

Tanto como si has conseguido ver algo como si no, prueba también a intentar verle otras partes
del cuerpo. Prueba a verle la mano, como has aprendido a ver la tuya. O también si quieres puedes
ver parte de su contorno fijando tu mirada en uno de sus hombros o en el centro del pecho, y la
atención en lo que le rodea.

Recuerda que la luz ambiental suele ayudar mucho al principiante a ver con más claridad y
facilidad el aura. Se entiende por luz ambiental los focos de luz alógena que puedes calibrar dando
mayor o menor intensidad a la luz de una habitación, pero también a la luz de las velas por
ejemplo.

Ejercicios para practicar cuando sales de casa en espacios abiertos:

Búscate un lugar donde puedas estar sentado y tranquilo y donde sabes que vas a encontrar
mucha gente como una estación, un parque, una feria. Comienza a observar a la gente como te
hemos comentado, obteniendo diversos objetivos: un anciano, un niño corriendo, una pareja
paseando, un turista, un vendedor, etc. Verás un resplandor brillante a su alrededor que variará
incluso en función de lo que estén haciendo.

En espacios cerrados:

Por ejemplo una cafetería, bar o restaurante; una conferencia; un concierto; etc. Estos lugares son
maravillosos para practicar la visión áurica de los demás porque suelen disponer de luces
ambiente que te facilitarán el trabajo. Además puedes estar tranquilo por ejemplo en una
conferencia o en un concierto y depositar con total tranquilidad tu mirada en algún músico, el
director o en el que está dando la conferencia. Seguramente podrás ver con mucha más claridad el
resplandor luminoso que en los espacios abiertos.

S-ar putea să vă placă și