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HISTORIA DE LA PENÍNSULA DE PARAGUANÁ

“La Península, una vez fue una isla como las vecinas, Aruba, Curazao y
Bonaire, hoy en día está conectada a tierra firme por un istmo de
médanos, un banco de arena de 25 Kms. que se ha depositado a lo largo
de la falla que formó, en línea recta, la costa oriental de la Península.”
La Península de Paraguaná fue descubierta por el navegante Alonso de
Ojeda el 9 de agosto de 1.499, el día de San Román, y por esa
circunstancia fue bautizada con el nombre de “Provincia de San Román”,
el cual fue la denominación oficial que se usó en los documentos del
gobierno español durante algún tiempo, así como también en las cartas
de navegación de la época.
A la llegada de los españoles, en la Península habitaban los Caquetíos,
indios sumamente pacíficos que también poblaban en las islas de
Curazao, Aruba y Bonaire y gran parte de la zona costera de lo que es hoy
el Territorio del Estado Falcón. Estas tribus vivián de la caza y la pesca
en su mayoría, aunque también practicaban algunos cultivos como el
maíz y el millo, y tubérculos como la yuca y la batata. Utilizaban el
algodón y otros productos fibrosos para la vestimenta y los chinchorros.
Elaboraban casi todos los utensilios domésticos con barro cocido. De las
aldeas todavía se encuentran los nombres en los distintos pueblos como
son: Miraca, Jurijuribo, Cayeruba, Guacuira, Sicaname, Machuruca,
Matividiro, Maitiruma, Misaray.
En el segundo viaje de Alonso de Ojeda en 1.502, vuelve a llegar a la
Península en la punta de Los Taques, y levantó una fortaleza que es
considerada como el primer establecimiento fundado por los españoles
en tierra firme.
Después de Ojeda, empezaron a llegar a Paraguaná aventureros en busca
de oro y perlas, al no encontrarlo, se llevaban a los indios para venderlos
como esclavos a las islas de Cuba y Santo Domingo, donde los forzaban a
trabajar en los cultivos que tenían los españoles.
El fray Bartolomé de Las Casas, denunció este atropello a los Reyes
Católicos y con sus quejas, éstos tomaron medidas contra la situación
que se estaba presentando. Luego, Juan de Ampíes, logró apoyo de la
autoridad real de que los cautivos obtuvieran libertad y pudiesen
regresar al lugar de origen, y estableció la armonía para la
evangelización de los caquetíos.
Sucesivamente, en 1.528 llegan los Welsares a Coro, quienes tenían un
contrato otorgado por el rey Carlos Primero, en prohibir todo lo que había
hecho Ampíes y lo sacaron de la población. Seguidamente, la población
fue tratada a férrea esclavitud de los alemanes. Esta situación duró
hasta 1.545.
En Paraguaná, se utilizaba sólo la mano esclava caquetía, ya que, el
aporte africano no estuvo presente en la colonización; pero la
intervención del clero fue determinante.
En la época de la Independencia, Paraguaná integró tardíamente a la
causa patriota. El gobierno realista de la provincia, la mantuvo en
aislamiento y con estricta vigilancia, por ser un punto estratégico por su
ubicación y aprovechamiento de sus recursos.
Así pasaron más de diez años en la lucha por la Independencia, hasta que
llegó la tregua del Armisticio de 1.820. Una mujer de gran temple, Josefa
Camejo fue la cabeza de organizar la rebelión a favor de la
Independencia.
Se puede resaltar que la Península de Paraguaná es reflejo de la
dinámica nacional y de años de historia que aún se conservan en sus
documentos y monumentos históricos, lo que despierta el interés de los
turistas tanto nacionales como foráneos, la cual es de gran importancia
como atractivo turístico cultural de la región

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