Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Cuando Pablo les habla de cómo sirvió entre ellos, lo primero que le
dice es: “vosotros bien sabéis.” En esta conversación que Pablo
sostuvo con los ancianos de la iglesia de Éfeso, apela a ellos mismos
como testigos de su caminar: “vosotros sois mis testigos de cómo he
sido entre ustedes.” Si nosotros no somos capaces de decir esto, hay
algo que no anda bien con nuestros ministerios. Nuestras ovejas
deben ser los primeros en testificar bien acerca de nuestros
ministerios. Los creyentes de Éfeso podían testificar que lo que Pablo
decía en palabras, lo habían visto en la práctica. Luego le dice, que
también sabían que su manera de ministrar fue así desde el primer
día que estuve en Asia, en Éfeso (Hechos 20:18). Como inició, así
terminó.
Todo el consejo de Dios implica predicar los pasajes que nos bendicen
y los que nos condenan; predicar los pasajes que nos animan a seguir
y los que nos llaman a detenernos; y predicar los pasajes que nos
consuelan y los que nos entristecen. Pablo ministró para complacer a
Dios y no para complacer al hombre. Pablo tampoco hizo acepción de
personas: él predicó a judíos como a gentiles (Hechos 20:20-21).