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1.: ANTECEDENTES:
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TUTELA 2ª instancia: DIANA MARCELA ROZO GONZÁLEZ contra el J. PROMISCUO DE FAMILIA DE SOPO.
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TUTELA 2ª instancia: DIANA MARCELA ROZO GONZÁLEZ contra el J. PROMISCUO DE FAMILIA DE SOPO.
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2.: CONSIDERACIONES:
2.1.: COMPETENCIA: Esta Sala del Tribunal Superior del Distrito Judicial
de Cundinamarca es competente para revisar la sentencia proferida por el señor
Juez 2° Promiscuo de Familia de Zipaquirá el 29 de noviembre de 2007, con
fundamento en lo dispuesto por el artículo 37 del Decreto 2591 de 1.991 y el
artículo 1º del Decreto 1382 de 2000. Además por ser el superior funcional de
quien profirió la sentencia denegatoria del amparo invocado.
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TUTELA 2ª instancia: DIANA MARCELA ROZO GONZÁLEZ contra el J. PROMISCUO DE FAMILIA DE SOPO.
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H. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T-022 de 1995.
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TUTELA 2ª instancia: DIANA MARCELA ROZO GONZÁLEZ contra el J. PROMISCUO DE FAMILIA DE SOPO.
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una vía de hecho cuando se presenta, al menos, uno de los siguientes vicios o
defectos protuberantes, a saber:
“(1) defecto sustantivo, que se produce cuando la decisión controvertida
se funda en una norma indiscutiblemente inaplicable; (2) defecto
fáctico, que ocurre cuando resulta indudable que el juez carece de
sustento probatorio suficiente para proceder a aplicar el supuesto legal
en que se sustenta la decisión; (3) defecto orgánico, se presenta cuando
el funcionario judicial que profirió la providencia impugnada, carece,
absolutamente, de competencia para ello; (4) defecto procedimental que
aparece en aquellos eventos en los que se actúo completamente al
margen del procedimiento establecido.”3 (Negrillas nuestras).
3
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T-231 de 1994, M.P.: Eduardo Cifuentes Muñoz.
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CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T-1031 de 2001. M.P.: Eduardo Montealegre Lynett.
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acción de tutela procede contra una providencia judicial que omite, sin
razón alguna, los precedentes aplicables al caso o cuando ‘su
discrecionalidad interpretativa se desborda en perjuicio de los derechos
fundamentales de los asociados.’
“Este avance jurisprudencial ha llevado a la Corte a reemplazar el uso
conceptual de la expresión vía de hecho por la de causales genéricas de
procedibilidad. Así la regla jurisprudencial se redefine en los siguientes
términos:
‘Por lo anterior todo pronunciamiento de fondo por parte del juez de
tutela respecto a la eventual afectación de los derechos
fundamentales con ocasión de la actividad jurisdiccional (afectación
de derechos fundamentales por providencias judicial) es
constitucionalmente admisible, solamente, cuando el juez haya
determinado de manera previa la configuración de una de las
causales de procedibilidad; es decir, una vez haya constatado la
existencia de alguno de los seis eventos suficientemente reconocidos
por la jurisprudencia: (i) defecto sustantivo, orgánico o
procedimental; (ii) defecto fáctico, (iii) error inducido, (iv) decisión
sin motivación, (v) desconocimiento del precedente y (vi) violación
directa a la Constitución.’(5)”6 (Resaltado nuestro).
Esta posición fue reiterada en las sentencias T-016 del 25 de enero de 2006 y
C-590 del 8 de junio de 2005. En el presente caso, la Sala observa que
con ocasión de un primer proceso de revisión de cuota alimentaria que se
adelantó ante el Juzgado Promiscuo Municipal de Sopo y que culminó con
sentencia calendada el 19 de mayo de 1997, se condenó a MANUEL
FRANCISCO ROZO CORTÉS a suministrar a sus hijas MÓNICA ANDREA,
YULY ESPERANZA y DIANA MARCELA ROZO GONZÁLEZ, ésta última
hoy accionante en tutela, la suma de $70.000,oo mensuales a título de
alimentos para las entonces menores de edad.
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IBÍDEM. Sentencia T-949 de 2003, M.P.: Eduardo Montealegre Lynett.
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IBÍDEM. Sentencia T-774 de 2004. M.P.: Manuel José Cepeda Espinosa.
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Pues bien, temprano advierte la Sala que le asiste razón jurídica al impugnante
habida consideración que la juez acusada incurrió en serios defectos sustantivo
y procedimentales al aplicar una norma indiscutiblemente inaplicable, ya que
si bien el numeral 1° del artículo 23 de nuestra ley de enjuiciamiento civil
establece que en los procesos contenciosos el competente para conocer del
negocio es el juez del domicilio del demandado, no puede perderse de vista
que esa regla general está desplazada por la norma especial que consagra el
artículo 335 ibídem, pues el título ejecutivo en que se basa el proceso
cuestionado corresponde a una sentencia judicial que impuso una obligación
dineraria por concepto de alimentos a cargo del señor MANUEL FRANCISCO
ROZO CORTÉS, y tal tuvo su origen dentro de un proceso de revisión de
cuota alimentaria que conoció el Juzgado Promiscuo Municipal de Sopó.
Entonces, clara resulta la última norma en comento al indicar que la solicitud
de ejecución de la sentencia judicial debe hacerse ante el juez de conocimiento,
para que se adelante el proceso ejecutivo a continuación y dentro del mismo
expediente en que fue dictada.
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La Sala no comparte el argumento central que expuso el señor juez a-quo toda
vez que, si bien es cierto la accionante cuenta con un mecanismo como es la
nulidad que formuló y que se encuentra aún pendiente de resolver, no puede
perderse de vista los graves yerros en que incurrió la operadora judicial
acusada y pero, no se puede esperar a que un juzgado civil municipal de
Bogotá asuma el conocimiento del caso para que eventualmente formule un
conflicto de competencia con el fin que sea dirimido por la H. Corte Suprema
de Justicia, cuando el juez constitucional tiene a su alcance las herramientas
necesarias para corregir los errores que han sido constantes y vulneratorios del
derecho fundamental de debido proceso de la señora DIANA MARCELA
ROZO GONZÁLEZ.
3. DECISIÓN:
RESUELVE:
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