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CRIMINOLOGIA

CONTENIDO
DEDICATORIA ................................................................ Error! Bookmark not defined.
PRESENTACION .......................................................................................................... 3
INTRODUCCION .......................................................................................................... 4
CAPITULO I .................................................................................................................. 5
1. EL DERECHO PENAL .......................................................................................... 5
1.1. ORGANIZACIÓN DEL DERECHO PENAL .............................................. 6
1.2. CARACTERISTICAS DEL DERECHO PENAL ........................................ 8
1.3. ELEMENTOS DEL DERECHO PENAL............................................................ 9
1.4. PERSPECTIVA BIPARTITA DEL DERECHO PENAL OBJETIVO Y
SUBJETIVO .................................................................................................................. 9
1.5. RAMAS DEL DERECHO PENAL.................................................................... 10
1.6. LOS FINES DEL DERECHO PENAL ........................................................ 10
CAPITULO II ............................................................................................................... 21
2. CRIMINOLOGIA ................................................................................................. 21
2.1. OBJETO DE LA CRIMINOLOGÍA ........................................................... 23
2.2. RELACIÓN DE LA CRIMINOLOGÍA CON OTRAS CIENCIAS......... 24
2.3. DIVERSAS CLASES DE CRIMINOLOGÍA ............................................. 26
2.4. MÉTODO DE LA CRIMINOLOGÍA ......................................................... 27
CAPITULO III ............................................................................................................. 31
3. POLITICA CRIMINAL ....................................................................................... 31
3.1. FINALIDADES DE LA POLÍTICA CRIMINAL:..................................... 32
3.3. CARACTERÍSTICAS DE LA POLÍTICA CRIMINAL ........................... 40
3.4. OBJETIVOS................................................................................................... 42
3.5. LA POLITICA CRIMINAL HOY EN DIA EN NUESTRO PAIS. .......... 44
3.6. DIFERENCIA ENTRE POLÍTICA CRIMINAL Y POLÍTICA
CRIMINAL TEÓRICA ............................................................................................ 48
3.7. LA LIBERTAD DE INFORMACIÓN Y POLÍTICA CRIMINAL .......... 50
CAPITULO IV.............................................................................................................. 52
4. FENOMENO CRIMINAL ................................................................................... 52
4.1. ¿EN QUÉ CONSISTE EL FENÓMENO CRIMINAL? ............................ 53
4.2. EL DELITO COMO REALIDAD JURÍDICA ........................................... 55
4.3. EL DELINCUENTE COMO REALIDAD INDIVIDUAL ........................ 62
4.4. LA DELINCUENCIA COMO REALIDAD SOCIAL ............................... 68
CONCLUSIONES ........................................................................................................ 70
BIBLIOGRAFIA .......................................................................................................... 72

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PRESENTACION

Previo un cordial saludo a su distinguida persona, docente del curso de CRIMINOLOGIA.

Dr. JAIME YAPURA BAYONA.

Me dirijo ante usted para presentarle el siguiente trabajo monográfico de investigación

científica acerca del derecho penal, la criminología, política criminal y el fenómeno

criminal.

Este trabajo se realizó con el motivo de dar a conocer lo importante y trascendental que

son en estos temas dentro de la asignatura, ya que son el fundamento o base de los

siguientes temas que trataremos como lo estable el silabus de nuestra casa de estudios.

Sin más agradezco de ante mano sus aportes en este pequeño trabajo y espero las

correcciones del caso

Espero que el siguiente trabajo monográfico sea de su completo agrado.

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INTRODUCCION

El actual concepto que hoy tenemos de la Criminología, ha evolucionado a través de la

historia. En cuanto a su etimología, la palabra Criminología deriva del latín “criminis” y

del griego “logos”, y su significado es el siguiente: “el tratado o estudio del crimen”.

La definición de esta ciencia, ha ido cambiando y sobre todo evolucionando de acuerdo

a los distintos autores y lugar geográfico en el que aparece, según los distintos puntos de

vista y enfoques teóricos con los que fue estudiada, como así también de acuerdo a la

época en la que ha sido concebida.

Para poder entender con mayor precisión este tema es necesario saber algunos pequeños

detalles que corresponden a otra hermosa asignatura de nuestra carrera como lo es el

derecho penal, entendiendo este tema podremos desarrollar a profundidad otros temas de

nuestra asignatura como lo son la política criminal y el fenómeno criminal. Nosotros

definimos a la primera de la siguiente manera, La Política Criminal es considerada como

el estudio del conjunto de medidas empleadas por los órganos de gobierno, para hacer

frente a la criminalidad que afecta a un Estado, con la intención de

encontrar soluciones pertinentes en la disminución de los niveles de delincuencia,

respetando el Estado de Derecho; Mientras que El fenómeno criminal es el conjunto de

tres realidades, a saber: a)realidad jurídica; b) realidad individual; y, c) realidad social.

La primera se integra por el delito; la segunda, por el delincuente; y la tercera, por la

delincuencia. Estos tres términos: delito, delincuente y delincuencia, integran todos ellos

el fenómenos criminal. Haremos un rápido estudio de estas tres realidades.

En las siguientes paginas desarrollaremos a profundidad estos temas esenciales para

nuestra formación como futuros abogados, fiscales, peritos criminalisticos, etc.

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CAPITULO I
1. EL DERECHO PENAL

Primero comencemos definiendo al derecho, pues nosotros tenemos el siguiente

concepto, proviene o tiene su origen en el vocablo latino directum, el derecho se refiere

a los postulados de justicia que conforman el orden normativo de una sociedad.

Basándose en las relaciones sociales, el derecho es el conjunto de normas que ayudan a

resolver los conflictos derivados de la conducta humana.

El derecho penal es la rama del derecho que establece y regula el castigo de los crímenes

o delitos, a través de la imposición de ciertas penas (como la reclusión en prisión, por

ejemplo).

Es posible distinguir entre derecho penal objetivo (ius poenale), que se refiere a las

normas jurídicas penales en sí, y derecho penal subjetivo (ius puniendi), que contempla

la aplicación de una sanción a aquellos que actualizan las hipótesis previstas por el

derecho penal objetivo.

Sabemos que el derecho se encarga de regular las actividades de los hombres que viven

en sociedad y que mantienen relaciones con el resto de los hombres. De esta forma, el

derecho busca proteger la paz social con normas que son impuestas por la autoridad,

quien, a su vez, tiene el monopolio del uso de la fuerza.

El principal objetivo del derecho penal es promover el respeto a los bienes jurídicos (todo

bien vital de la comunidad o del individuo). Para esto, prohíbe las conductas que están

dirigidas a lesionar o poner en peligro un bien jurídico. Lo que no puede hacer el derecho

penal es evitar que sucedan ciertos efectos.

El Estado dispone de dos herramientas para reaccionar frente al delito: las medidas de

seguridad (que buscan la prevención) y las penas (que suponen el castigo). La pena, por

lo tanto, implica una restricción a los derechos del responsable.

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Franz Von Liszt (1851- 1919) tratadista penal alemán, esgrimió que "el Derecho Penal es

el conjunto de las reglas jurídicas establecidas por el Estado, que asocian el crimen, como

hecho, a la pena, como legítima consecuencia". En la actualidad esta definición de

la materia es anacrónica, toda vez que el Derecho Penal, no sólo busca el establecimiento

de las penas a los delincuentes, si no también posee el instrumento de aplicar las medidas

de seguridad, además, nuestra disciplina "comprende ante todo las normas que se dirigen

a los ciudadanos para que no cometan los delitos previstos por la ley"

Santiago Mir Puig indica que el Derecho Penal no constituye sólo un conjunto de normas

dirigidas a los jueces ordenándoles imponer penas o medidas de seguridad, sino también,

y antes de ello, un conjunto de normas dirigidas a los ciudadanos que les prohíben bajo

la menaza de una pena la comisión de delitos. Según este autor, el Derecho Penal está

integrado también por valoraciones y principios.

Claus Roxín, alemán, considerado el más grande penalista de todos los tiempos, expresa

que el Derecho Penal se compone de la suma de todos los preceptos que regulan

los presupuestos o consecuencias de una conducta conminada con una pena o con una

medida de seguridad y corrección

Concordamos con Hans Welzel (1907-1974) para quien el Derecho penal es aquella parte

del ordenamiento jurídico que determina las características de la acción delictuosa y le

impone penas o medidas de seguridad. Ello encierra una valoración objetiva de nuestra

rama de estudio, toda vez que es la ley penal la única que puede describir conductas

humanas delictivas y sancionarlas debidamente de conformidad con esa propia

normativa.

1.1.ORGANIZACIÓN DEL DERECHO PENAL

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Como ha ocurrido en la mayoría de los aspectos de la organización social, para que el

derecho penal llegara a convertirse en lo que hoy en día conocemos fue necesario que

existiera un proceso bastante lento, a través del cual se pusieron a prueba

diferentes metodologías e ideas y se fue buscando la forma en la que quedaría finalmente

constituido. En este proceso pueden señalarse varias etapas, las cuales son:

*Etapa primitiva: En este período no existían leyes claras, sino una serie de

prohibiciones derivadas de unas firmes creencias religiosas que imponían duros castigos

a aquél que osara violarlas, dichos mandatos recibían el nombre de tabú.

Existía otro término que era el de venganza, que permitía que aquéllos que sufrían

cualquier daño por parte de otro grupo, tomarán la justicia por su mano castigando a sus

agresores con un mal mayor al recibido. No existían límites, eran las víctimas quienes

los ponían. El sucesivo ejecutar de las venganzas entre individuos de diversos bandos fue

lo que llevó en repetidas ocasiones a la guerra entre los mismos.

* Etapa de la Ley De Talión: En este período se creó un límite a las citadas venganzas

el cual estaba fijado por las Tablas de la Ley de Moisés; donde se expresa que la pena

ha de ser igual en magnitud al daño sufrido.

* Surgimiento de la justicia política: Con el nacimiento del Derecho Penal Romano,

la justicia comenzó a cobrar sentido. A partir de este modo surge la diferenciación

entre crímenes públicos y privados; los primeros eran aquellos que afectaban el orden

público y los segundos eran de tipo personal entre dos individuos o familias. En cada caso

se optaba por un tipo de castigo diferente, todavía basado en la ley del talión, es decir que

el castigo era impuesto en base al daño causado por el individuo.

Desde este momento, lentamente fue consolidándose la justicia como hoy la conocemos;

primero se instauraron los pasos a seguir ante un proceso penal (acusación, aporte de

pruebas del delito y sentencia) y más tarde se estableció la diferencia entre delito doloso

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y culposo, desarrollando diferentes teorías y doctrinas que permitían la

correcta ejecución de las condenas.

Hoy en día, de acuerdo a los aportes que han hecho las diversas culturas que se han

preocupado por establecer un código para condenar justamente a los imputados, contamos

con un sólido derecho penal que teóricamente protege a los que son inocentes y colabora

con el establecimiento de la justicia en todos sus órdenes; aunque, lamentablemente,

no en todos los casos se cumple dicho requisito.

1.2.CARACTERISTICAS DEL DERECHO PENAL

 La presunción de inocencia. Este principio dicta que todo ciudadano ha de ser

considerado inocente hasta que se tengan las pruebas y deducciones necesarias para

demostrar fehacientemente su culpabilidad. Todos somos inocentes hasta que se

demuestre lo contrario.

 La igualdad ante la ley. Este principio es clave para el Estado de derecho, y significa

que todo ciudadano debe responder en iguales términos ante la ley, lo cual equivale

a decir que todos los crímenes de todos los ciudadanos, sin importar su clase, religión,

sexo, etc., deben ser juzgados con el mismo baremo y castigado igual.

 La proporcionalidad del castigo. Este principio establece que el castigo impartido

por el Estado ha de ser proporcional al crimen cometido, de manera que crímenes

más graves reciban una sanción más grande que los crímenes menores.

 La legalidad del derecho. Este principio establece que las acciones del Estado en la

sanción de los delitos cometidos no pueden ser a su vez crímenes, es decir, que el

castigo impartido no puede constituir a su vez una violación de la ley, o el Estado

sería un Estado criminal, digno también de castigo.

 El respeto al debido proceso. Conjunto con el derecho procesal, el derecho penal

se encarga de que todo acusado reciba las mismas y mínimas oportunidades de

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defenderse, de dar su versión de los hechos y de ser juzgado individualmente por

cada delito que se le impute.

 Los derechos humanos. Por último, los derechos humanos son derechos mínimos

que se merece todo ser humano, sin importar sus condiciones, proveniencia o grado

de culpabilidad, incluso si él no respetó los derechos de otro y por ello deba ser

castigado.

1.3. ELEMENTOS DEL DERECHO PENAL

Todo acto de interés para el derecho penal consta de los siguientes elementos:

 Un delincuente. A quien se acusa de haber quebrantado la ley y quien ha sido

apresado por ello.

 Un delito. Una ruptura concreta de la ley atribuible a un delincuente y del cual

haya pruebas, evidencias y versiones.

 Una pena. Un castigo o sanción proporcional a la gravedad del delito cometido e

impartido por las fuerzas mismas del Estado.

 Un juez. Un ciudadano experto en leyes que supervisa el funcionamiento del

juicio y dictamina finalmente la decisión tomada tras oír a las partes.

1.4. PERSPECTIVA BIPARTITA DEL DERECHO PENAL OBJETIVO Y


SUBJETIVO

Existen dos perspectivas del derecho penal, dos formas de ver su misión: el derecho penal

objetivo y el subjetivo.

Cuando hablamos del primero nos referimos a él como normativa, como ordenamiento

jurídico por el cual una sociedad determinada decide regirse y evaluarse.

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Cuando hablamos del derecho penal subjetivo, en cambio, nos referimos al asunto de las

penas o castigos impuestos por el Estado, vale decir, a la propiedad castigadora y

ejemplarizante del mismo, esto es, a su capacidad de decisión sobre el castigo.

1.5. RAMAS DEL DERECHO PENAL

Se considera que el derecho penal tiene las siguientes ramas:

 Material o sustantivo. Se ocupa de todo lo referente al cuerpo de normas legales

en base a las cuales se identifica un delito.

 Procesal o adjetivo. Es la parte dinámica del delito penal, pues se encarga de la

comprobación del delito y las decisiones judiciales para determinar la pena.

 Ejecutivo o penitenciario. Aquel que se ocupa de ejecutar la pena o el castigo y

de velar porque se haga correctamente.

1.6.LOS FINES DEL DERECHO PENAL

1.6.1. La posición original protección de bienes jurídicos

La posición original y tradicional que acoge el Derecho Penal desde hace un buen tiempo

es que su finalidad esencial es la protección de bienes jurídicos, comprendiéndose dentro

de este concepto a aquellos valores consagrados por el legislador como importantes o

relevantes en la vida de la persona humana y de la sociedad, pero no entendidos como

valores éticos o morales como lo veremos luego. Entonces, puede decirse que, sobre la

base de esta posición, la verdadera finalidad del Derecho Penal determina la protección

de la persona humana. Aunque originalmente esta posición fue concebida como

protección de bienes jurídicos individuales, vale decir de aquellos dirigidos a proteger el

libre y normal desarrollo del individuo, posteriormente surgió la idea de proteger también

a la colectividad como entorno necesario para el desenvolvimiento del ser humano ya que

con ello se lograba el cometido inicial. Aparecieron así los llamados bienes colectivos,

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sociales o universales que, como lo refiere Muñoz Conde, afectan más a la sociedad como

tal, al sistema social que constituye la agrupación de varias personas individuales y

supone un cierto orden social o estatal. De igual forma como apareció esta necesaria

clasificación del concepto de bien jurídico en bienes individuales y colectivos, surgió una

modificación entorno a la coyuntura que rodeaba el ataque de los mismos, como

presupuesto básico para la imposición de una pena. Originalmente se entendía que la pena

requería de una lesión efectiva a un bien jurídico determinado, comprendiéndose

únicamente a los delitos de resultado como aquellos que merecían el ejercicio del ius

puniendi estatal. Sin embargo, conforme fue sucediendo el tiempo, se vio que era

necesario extender ese ámbito de protección original hasta comprender como sucede

ahora no sólo a la lesión del bien jurídico, sino también a su puesta en peligro,

determinado por la producción de un estado real y concreto de peligro previo a la lesión

efectiva como presupuesto para considerar la puesta en marcha del sistema de coerción

penal. Surgieron entonces los delitos de peligro frente a esta última posición han

aparecido como era de suponerse muchas críticas. Entre ellas, la más importante es la que

indica la indebida extensión del marco de actuación del Derecho Penal o dicho en otros

términos partiendo de la premisa que tal ciencia se debe regir por el Principio de Mínima

Intervención, se sostiene que no es conveniente (por utilizar un término cortés) que se

configure un adelantamiento a situaciones que aún no significan ningún resultado

concreto porque podría caerse en legislaciones abusivas y desnaturalizantes del Derecho

Penal como última ratio. Esta polémica se ve más recrudecida ya que, actualmente, no

sólo se considera la afectación aludida como la producción de una situación de peligro

concreto o real, sino que además en muchas legislaciones se concibe a los delitos de

peligro abstracto como figuras necesarias en la protección de determinados bienes

jurídicos.

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Entorno a esta cuestión, es cierto que siempre se puede caer en utilizar al Derecho Penal

como herramienta de victimación, persecusión o venganza como en el caso del Derecho

Penal nazi por ejemplo, pero debemos entender antes estas críticas que la solución radica

precisamente en encontrar un equilibrio que no puede determinarse conceptualmente,

sino que será palpable únicamente en la realidad, como único escenario que verifique la

real actuación de nuestra ciencia. Con este equilibrio que supone ciertamente la

observancia de los Principios de un Estado democrático de Derecho, evitamos caer en la

sobrecriminalización de conductas que tanto daño hace al Derecho Penal. Ahora bien, la

posición de protección de bienes jurídicos como finalidad del Derecho Penal que dicho

sea de paso es la que acoge el Código Penal peruano como puede apreciarse del artículo

IV de su Título Preliminar ha venido recibiendo también, como es lógico y previsible,

innumerables críticas que denotan un intento de desestabilizar su validez como posición

imperante. A ese propósito una primera crítica podría encontrarse en la repetida confusión

entre bien jurídico y el contenido de la ética y la moral, confusión que la tratadista

argentino Raúl Zaffaroni resuelve de forma magistral . En este orden de ideas, Zaffaroni

indica desde un inicio que la mentada contraposición se presenta entre bien jurídico y

ética, y no entre bien jurídico y moral, toda vez que este último concepto viene sustentado

por la conciencia individual de cada persona, en tanto que la ética se basa en el criterio

del grupo social, de manera que la moral se torna como un concepto un poco más

inaccesible que el de la ética. Luego de hacer esta significativa diferenciación, el maestro

Zaffaroni precisa que es totalmente distinto que el Derecho Penal tenga una aspiración

ética, lo que no debe tergiversarse con el Derecho Penal proteja valores éticos al punto

que constituyan su norte o finalidad. Así, el jurista argentino explica que si el derecho se

ve contrariado en su aspiración ética cuando una conducta afecta en forma intolerable un

bien jurídico tutelado, no puede decirse que ponga su acento desvalorante (es decir, que

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considere más “ mala ”) en la afectación del bien jurídico tutelado de preferencia a la

conducta, o que considere más mala la conducta que la afectación del bien jurídico

tutelado, o que directamente considere “ mala ” la afectación y no la conducta o viceversa.

Incluso, a propósito de lo señalado por Zaffaroni, pueden haber coincidencias entre el

Derecho Penal y ética de manera que parezca que nuestra ciencia protege valores éticos.

Lo que sucede es que, como ya lo explicó de mejor forma Zaffaroni, el Derecho Penal

tiene aspiraciones éticas, que es un concepto muy distinto. Otro de los cuestionamientos

que se erigen contra la posición de protección de bienes jurídicos como finalidad del

Derecho Penal es la que expone el jurista español José Ramón Serrano Piedecasas el

concepto de bien jurídico. A simple vista esta discusión no tendría mucho de tal al resultar

un tanto irrelevante cualquier polémica sobre cuestiones terminológicas. Sin embargo, si

vemos la controversia desde el fundamento del concepto, la situación de torna distinta.

Precisamente, uno de los ataques que se hacen sobre esta línea es que el concepto de bien

jurídico tiene más propiamente, una inspiración metajurídica. En este orden de ideas, el

profesor José Ramón Serrano Piedecasas expone las dos teorías que en su visión se

presentan como las más importantes al respecto la teoría sociológica y la teoría

constitucionalista. La teoría sociológica del bien jurídico pretende sostener que el

concepto de esta institución debe ser sustituido por el de dañosidad social de manera que

tan sólo el comportamiento que fuera disfuncional a la colectividad, todo aquel fenómeno

social que impida o dificulte que el sistema social de la comunidad solucione los

problemas relativos a su subsistencia de ser prohibido coactivamente mediante la

amenaza de la pena. Por su parte, la crítica que se hace a esta teoría sostiene que esta

forma de pensamiento remite finalmente la decisión al consenso social, distorsionando el

verdadero norte del Derecho Penal y consecuentemente, alejando las cosas del ámbito del

hombre como individuo. A su turno, la teoría constitucional intenta delimitar el concepto

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de bien jurídico tomando como referente válido a la Constitución Política; ello en

principio porque este instrumento determina de una forma u otra la expresión

consensuada de la voluntad de los miembros de la comunidad; además, como también lo

indica el propio profesor Serrano Piedecasas, el sistema social acogido en la Constitución

es un sistema social abierto, Con lo expuesto por este tratadista español en mi concepto,

la teoría constitucional se ve adecuadamente respaldada, lo que me hace coincidir con

esta última posición, al ser la Constitución un referente de trascendente importancia como

lo veremos luego con más detalle.

Llegamos así a otro de los cuestionamientos que se hacen entorno a la posición que se

está desarrollando, cuestionamiento que pretendo representar con la siguiente pregunta ¿

cómo se determinan entonces los bienes jurídicos Esta interrogante obedece a que parte

de la crítica sostiene que, atendiendo a la propia naturaleza del concepto de bien jurídico,

se podría caer en abusos en la delimitación de los mismos si, en un ordenamiento jurídico

determinado, se deja al legislador como titular absoluto en la elección correspondiente,

coyuntura podría degenerar el criterio sobre cuales bienes se protege y cuáles no. En

realidad, cualquier teoría o posición en el Derecho Penal y en el Derecho en general se

puede caer bajo este tipo de cuestionamientos, puesto que el Derecho puede resultar una

ciencia maleable en las manos equivocadas de un régimen político cualquiera. Incluso, la

teoría que sostiene la vigencia de la norma como finalidad de protección del Derecho

Penal puede ser trastocada bajo ese argumento toda vez que, finalmente, la norma también

es producto de la actividad legislativa, y por lo tanto, susceptible de contaminación o mal

empleo. Una solución que encuentro muy adecuada, a propósito de la argumentación

antes inidicada, es la que remite la elección de los bienes jurídicos relevantes a la

Constitución Política, al ser esta como ya se dijo anteriormente la base sobre la cual debe

descansar todo ordenamiento inmerso en un Estado social y democrático de Derecho.

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Entonces, la Carta Magna es, como ya lo dije anteriormente, el referente necesario a

buscar en este tipo de coyunturas. Obviamente podría seguir insistiéndose en que, de igual

forma, un régimen totalitario tendría la opción de hacer una Constitución a la medida y a

partir de esta delimitar arbitrariamente los bienes jurídicos sobre la base de sus

particulares apetitos. Efectivamente, este cuestionamiento como ya lo vengo

mencionando reiteradas veces, siempre existirá y ello no deslegitima a la Constitución

como tal.

1.6.2. La nueva posición protección de la vigencia de la norma

La posición que voy a desarrollar en estas líneas tiende a rebatir la anterior, es decir,

sostiene que la verdadera finalidad del Derecho Penal no es (o no debe ser) la protección

de bienes jurídicos sino la vigencia de la norma, siendo uno de sus principales defensores

el profesor alemán Günther Jakobs. En este orden de ideas, Jakobs empieza sosteniendo

que el concepto de bien jurídico determina, en realidad, la relación de una persona con

sus bienes pero de manera encarnada, es decir materialmente. Así por ejemplo Jakobs

indica la muerte por senectud es la pérdida de un bien, pero la puñalada del asesino es

una lesión de un bien jurídico; el automóvil carcomido por la corrosión es un bien que

desaparece, su destrucción intencionada es una lesión de un bien jurídico, finalmente, el

autor alemán concluye sobre esa base por lo tanto, el Derecho Penal no sirve para la

protección genérica de bienes que han sido proclamados como bienes jurídicos, sino a la

protección de bienes contra ciertos ataques, y sólo en lo que se refiere a esta protección

los bienes aparecen en la lente del Derecho, y son por consiguiente, bienes jurídicos [8].

Sobre este punto considero que el maestro alemán analiza parcialmente el concepto de

bien jurídico, situándolo únicamente en la esfera de lo material o tangible. Ciertamente

existen bienes jurídicos que suponen esa materialidad de la que habla Jakobs en el

ejemplo, tal es el caso de la propiedad o la vida representada por el propio individuo, sin

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embargo existen otros bienes jurídicos que no tienen una representación tan exacta en la

realidad, lo cual conlleva a debilitar la crítica del autor, como ocurre con la Libertad o el

Honor por citar algunos ejemplos. Luego, no es tan sustentable ese concepto que esboza

Jakobs al empezar su posición. De otro lado, Günther Jakobs, ya ingresando más al tema

que nos interesa, indica que es inadecuado sostener que el Derecho Penal proteja bienes

jurídicos y para ello pone un ejemplo que intenta sostener ese postulado: Un policía que

da una paliza a un ciudadano lesiona la salud de su víctima; esto se puede denominar,

ciertamente lesión de un bien jurídico. Pero la infracción de su rol específicamente como

policía no queda designada de este modo, en todo caso, no de manera adecuada;

materialmente se trata de una infracción del deber especial de participar en la realización

de una policía íntegra, de lo glosado en el párrafo anterior se entiende que para el maestro

alemán lo relevante no es el bien jurídico en si, que por lo demás en su dicho, resulta un

concepto insuficiente o parcial; lo importante es el rol que ejerce la persona dentro de la

sociedad y de ello que la norma tienda precisamente a preservar el adecuado

cumplimiento de ese rol. Para apreciar de mejor forma su posición Jakobs nos gráfica otra

situación a modo de ejemplo: el conductor de un taxi que lleva a un cliente, bajo

condiciones normales, de un sitio a otro, no responderá por los hechos que cometa éste

en el lugar de destino, incluso aunque por cualesquiera razón conociera los planes

delictivos de su cliente (que en caso de producirse una catástrofe puede responder por

omisión de socorro o por omisión de denunciar un hecho delictivo, es cuestión distinta).

Quien no hace nada que contradiga su rol (legal), tampoco defrauda una expectativa, sino

que se conduce de modo socialmente adecuado, cuando adquiere relevancia causal

respecto de la lesión de un bien es cierto, toda persona tiene un rol dentro de la sociedad

y es cierto también que la norma como reguladora de conductas debe dirigirse a lograr

que las personas cumplan con ese rol, pero ello no supone que el Derecho Penal se centre

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en garantizar como su finalidad a la vigencia de las normas. En mi concepto, la norma es

un medio para proteger el bien jurídico por lo que no se debe confundir ambas al punto

de pensar que solo porque uno (la norma) tiene un contenido más tangible y real sea el

verdadero fin del Derecho Penal. Me parece esa una apreciación un poco sesgada, dicho

con todo el respeto que corresponde. Siguiendo con su exposición, Günther Jakobs habla

de la recurrente beligerancia entre bien jurídico y moral sosteniendo que la contraposición

de lesión de un bien y mera infracción moral da lugar a espigar de vez en cuando el

Derecho Penal para comprobar si no hay algunos bienes que se han marchitado. Por lo

demás, esta contraposición, en su abstracción, no aporta nada, especialmente, carece de

un contenido genuinamente liberal. Aunque ya he dedicado líneas anteriores a este tema

citando al maestro argentino Raúl Zaffaroni, entiendo que propiamente hoy en día se

pueden apreciar que anteriores tipificaciones coincidían con valores morales o éticos y no

se llega a concebir actualmente la razón o fundamento de las mismas. Sin embargo ello

obedece a un contexto histórico social determinado que legitimaba esas tipificaciones,

contexto que no debe perderse de vista al hacer esta forma de análisis. Es cierto, lo que

antes fue delito puede que hoy no lo sea, pero esto no conlleva a que el Derecho Penal –

bajo la tesis de protección de bienes jurídicos confunda su fin con la moral o la ética,

aunque si coincido en que existen bienes jurídicos que pierden su vigencia y, como dice

Jakobs, se marchitan, lo cual, dicho sea de paso, también ocurre con las normas. Pasando

a otro punto, en lo concerniente a los llamados delitos de peligro Jakobs precisa que detrás

de penalizar esta forma delictiva en realidad se encuentra la tesis de la vigencia de las

normas que indican que cada persona tiene el rol de no lesionar a las otras, lo que importa

a su vez una protección sobre los bienes de la misma. Es decir, lo que se protege no son

bienes jurídicos sino la vida de la norma como elemento regulador de los roles sociales.

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Ciertamente el Derecho Penal no puede renunciar a castigar conductas hasta que estas

signifiquen una afectación real a un bien jurídico. El Derecho Penal no puede siempre

esperar a un daño efectivo y esto es precisamente lo que se busca al concebir los amados

delitos de peligro (ya sea en forma concreta o abstracta). Retomando la crítica de Jakobs

y atendiendo al contexto antes descrito considero, desde mi modesto parecer, que el autor

alemán confunde nuevamente la finalidad con el medio. Las normas sirven al Derecho

Penal como medio para proteger algo que está detrás de todo, que efectivamente importa

un concepto abstracto, pero que inequívocamente concede inspiración a la ciencia que es

objeto de nuestro estudio, me refiero a los bienes jurídicos claro está. Llegando al punto

final del sustento de su posición Jakobs desarrolla una secuencia con la finalidad de

acreditar una afirmación que demuestra la validez de la vigencia de la norma como ámbito

de protección del Derecho Penal. Dice el maestro alemán el hecho es una lesión de la

vigencia de la norma, la pena es su eliminación, y luego propio Jakobs afirma Por lo tanto,

la secuencia es la siguiente el autor que desempeña el rol de una persona libre, configura

el mundo sin tomar en consideración la norma, configura, por tanto, una sociedad de

estructura distinta. Mediante el pronunciamiento de culpabilidad el hecho se atribuye no

a la libertad personal, sino a la voluntad particular del autor, y esta atribución es

configurada privando al autor de los medios de desarrollo en cuanto instrumentos de mero

arbitrio – se le encierra, ha de pagar dinero etc. Obsérvese que el autor alemán esboza un

concepto propio de culpabilidad entendido como la falta de fidelidad al ordenamiento

jurídico o dicho en una imagen, en la red de la comunicación hay un nudo en un lugar

equivocado, de modo que conectarse a esa ubicación conducirá a ulteriores nudos mal

ubicados y sobre esa base precisa que solo la vigencia de la norma contribuirá a que el

Derecho logre su cometido de manera que ese su real ámbito de protección. Aunque

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encuentro este desarrollo particularmente atractivo e interesante por su sustento, haré un

esfuerzo por rebatirlo en el siguiente punto a fin de sustentar mi particular posición.

1.6.3. Toma De Posicion

Si no ha quedado suficientemente claro hasta el momento, tengo que manifestar mi

adhesión a la teoría de protección de bienes jurídicos como finalidad del Derecho Penal.

En efecto, como ya lo he señalado en repetidas oportunidades durante este trabajo, la

norma como tal es un elemento de vital importancia para el Derecho Penal y no sólo para

éste sino también para todo el Derecho en general, ya que finalmente todo el Derecho se

traduce por intermedio de normas que tienden a regir la conducta del individuo en

sociedad. Sin embargo, ello no significa que el Derecho Penal tenga como finalidad

esencial la protección de la vigencia de la norma; ciertamente depende de ella como

ocurre en todo el Derecho, pero no puede ser su finalidad al no ser legítimo que se auto-

funde o se auto–proteja. Entonces tenemos que la norma constituye un mecanismo

destinado a proteger algo más que le otorga inspiración y contenido los bienes jurídicos.

Piénsese en un Derecho Penal en el que la culpabilidad esté sustentada por el solo

apartamiento del individuo respecto del orden jurídico como lo expone Jakobs al final del

sustento de su posición, tendríamos una ciencia objetivizada en la que cualquier

contravención a la norma podría desencadenar el movimiento del ius puniendi estatal, con

el riesgo que ello determina (sobrecriminalización de conductas). El Derecho Penal no

puede ser ajeno a fenómenos internos de la conducta del individuo que también

contribuyen a la culpabilidad, pensar en esa línea sería sostener que el sólo conocimiento

de la norma y su posterior vulneración implicaría la comisión de un delito y el

subsecuentemente merecimiento de pena, convirtiendo al Derecho Penal en mi modesto

parecer en un arma de doble filo. Por cierto, al concebir esta nueva idea de culpabilidad

19
CRIMINOLOGIA

como la expone Jakobs surge una interrogante que me parece fundamental a todas luces

¿cómo queda entonces la antijuricidad formal si la culpabilidad supone a la contravención

de la conducta frente a un determinado ordenamiento jurídico , ¿ será que esta categoría

dogmática simplemente desaparece , y luego ¿ qué sucede con la llamada antijuricidad

material . Más allá de los cuestionamientos que puedan hacerse esta teoría sobre la

vigencia de la norma, me parece torna en muy adelantados los ámbitos de protección del

Derecho Penal sin requerir la producción de alguna situación que suponga la afectación

real o al menos una puesta en peligro inminente. No pretendo sostener que el Derecho

Penal deba reaccionar solamente ante resultados consumados y reparar daños

irreparables, eso es claro, pero tampoco debemos recurrir al extremo de la sola

verificación de un incumplimiento normativo en modo aislado. Es cierto que una persona

que no cumple su rol dentro de la sociedad debe ser sancionada, pero esta sanción debe

darse en referencia a que ese quebrantamiento del rol importe algo más, es decir,

determine también una consecuencia que amerite la actuación del Derecho Penal. Surge

entonces la necesidad de darle un referente al Derecho Penal, y ese referente creo se

encuentra muy propiamente en los bienes jurídicos.

Es claro que como toda posición o tesis, la protección de los bienes jurídicos como

finalidad del Derecho Penal puede merecer muchas críticas y seguro que así seguirá

sucediendo, pero desde mi punto de vista ésta es la posición que tiene más contenido y

solidez. La construcción del maestro Jakobs que he pretendido exponer es por decir lo

menos, brillante, pero puede acarrear algunos problemas si es que la sometemos al duro

trajín de la práctica que es lo que finalmente demuestra su validez como tal.

20
CRIMINOLOGIA

CAPITULO II
2. CRIMINOLOGIA

El actual concepto que hoy tenemos de la Criminología, ha evolucionado a través de la

historia. En cuanto a su etimología, la palabra Criminología deriva del latín “criminis” y

del griego “logos”, y su significado es el siguiente: “el tratado o estudio del crimen”.

La definición de esta ciencia, ha ido cambiando y sobre todo evolucionando de acuerdo

a los distintos autores y lugar geográfico en el que aparece, según los distintos puntos de

vista y enfoques teóricos con los que fue estudiada, como así también de acuerdo a la

época en la que ha sido concebida.

El mencionado término “Criminología” fue expresado por primera vez por el antropólogo

Francés PABLO TOPINNARD en el año 1.883.

Según Rafael GARÓFALO, a fines de 1.885, la Criminología es la ciencia del

delito. GARÓFALO la definió como la ciencia general de la criminalidad y de las penas,

y a su vez edita un primer libro llamado precisamente Criminología.

VONT LISZT como MEZGER la definen como la ciencia que tiene por objeto de

indagación, la etiología criminal.

Según CONSTANCIO BERNALDO DE QUIROS la Criminología es “La ciencia del

crimen o estudio científico de la criminalidad, sus causas y medios para combatirla”.

QUINTANILLA SALDAÑA en el año 1.929 la definió como la ciencia del crimen o

estudio científico de la criminalidad, sus causas y medios para combatirla.

21
CRIMINOLOGIA

En 1940 ABRAHAMSEN expresa que es “La investigación que, a través de la etiología

del delito, y la filosofía del delito, busca tratar o curar al delincuente y prevenir las

conductas delictivas”.

HURWITZ en 1945 señala que la Criminología “Designa aquella parte de la ciencia

criminal que pone de relieve los factores de la criminalidad mediante la investigación

empírica, es decir, los factores individuales y sociales que fundamentan la conducta

criminal”.

OLIVERA DIAZ define a la Criminología como la «Disciplina que, a la vez que explica

y estudia las causas de la conducta delictiva y peligrosa, estudia también la persona del

delincuente».

RENE RESTEN refiere que “Consiste en la aplicación de la Antropología diferencial al

estudio de los factores criminógenos de origen biológico, fisiológico, psicológico y

sociológico, y en la búsqueda de sus bases racionales en que apoyar la profilaxis del

crimen y la regeneración del criminal”.

Para GUNTHER KAISER la Criminología es la ciencia que estudia al delito.

HANS GÖPPINGER refiere que la Criminología es la «Ciencia empírica e

interdisciplinar que se ocupa de las circunstancias de la esfera humana y social,

relacionadas con el surgimiento, la comisión y la evitación del crimen, así como del

tratamiento de los violadores de la Ley».

GARCIA PABLOS DE MOLINA, define la Criminología como la ciencia empírica e

interdisciplinaria que se ocupa del crimen, del delincuente, la víctima y del control social

del comportamiento desviado.

22
CRIMINOLOGIA

LUIS MARCÓ DEL PONT señala que se trata de un poderoso instrumento para la

prevención de los delitos y de las conductas desviadas dentro de un adecuado marco

político criminal.

Según JOSÉ INGENIEROS la Criminología es la ciencia multidisciplinaria que estudia

la conducta humana peligrosa, constituya delito o no, tanto de los casos en forma

individual como de los fenómenos de masa.

MARQUISET considera que su objeto es el “Estudio del crimen, considerado como

fenómeno individual y social, de sus causas y de su prevención”.

RODRIGUEZ MANZANERA sostiene que la Criminología es la «Ciencia sintética,

causal, explicativa, natural y cultural de las conductas antisociales».

2.1. OBJETO DE LA CRIMINOLOGÍA

El objeto de estudio de la Criminología es el delito y el delito presenta dos aspectos

claramente identificables: Concepto Penal o Normativo y el Criminológico o Real. Al

primero, pertenecen los valores y el deber ser y, al segundo, todo lo físico y psíquico.

El objeto de la Criminología se circunscribe al aspecto real o criminológico.

Desde el nacimiento de la Criminología se ha polemizado sobre cuál es el concepto del

delito del que esta ciencia debe partir: si del mismo que ofrece el ordenamiento jurídico-

penal o si puede darse un concepto distinto, propio de la Criminología.

Garófalo se propone encontrar un "delito natural" hasta los ensayos de los criminólogos

norteamericanos que tratan de hallar un concepto sociológico.

El criminólogo estudia la descripción del hecho criminal (fenomenología criminal), los

factores que lo producen (Etiología Criminal), la personalidad de su autor (el

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CRIMINOLOGIA

delincuente) y la víctima del delito, tanto en su personalidad como en su posible

condición de factor o estímulo del hecho criminal.

2.2.RELACIÓN DE LA CRIMINOLOGÍA CON OTRAS CIENCIAS

La Criminología para su diáfana explicación, se auxilia de otras ciencias tales como

la biología, la psicología, la sociología, el derecho penal, el derecho procesal penal,

la antropología, la ecología, la demografía, la historia, la etnografía, las ciencias

económicas, la geografía, la estadística, la zoología, la endocrinología, etc.

 Derecho Penal y Criminología. El Derecho Penal es el origen de muchas

ciencias y entiende que la Criminología estudia el delito como parte de la

problemática interna de la sociedad y no tiende a lo normativo.

La criminología es una ciencia empírica, interdisciplinaria, que estudia el delito

no desde la norma, sino, como fenómeno colectivo, atendiendo además a la

personalidad del delincuente. Además, estudia la aplicación práctica y eficaz de

la pena.

El delito es el objeto central de ambos, pero, lo estudian desde prismas diferentes.

La Criminología lo hace desde el punto de vista del delincuente, y el Derecho

Penal para aplicar la norma. Ambas ciencias son complementarias. Las dos parten

del hecho de que en la sociedad existe la delincuencia o conductas desviadas.

El Derecho Penal nace para proteger a la sociedad con normas imperativas a las

que añade una consecuencia jurídica (la pena) con expectativas de prevención

general y especial.

 Derecho Procesal Penal y Criminología. El Derecho Procesal Penal, es también

una forma de luchar contra la criminalidad, y la mejor manera de hacerlo es

24
CRIMINOLOGIA

huyendo de la excesiva jurisdiccionalidad incidiendo, en cambio, en el carácter

preventivo.

A la Criminología le interesan los elementos fundamentales del Derecho Procesal

Penal. En éste se analiza el delito, es decir, el acto criminal, pero, para,

luego determinar la responsabilidad penal y, finalmente imponer una sanción.

 Derecho Penitenciario y Criminología. El Derecho Penitenciario es el conjunto

de normas jurídicas que regulan la ejecución de las penas y medidas de seguridad.

Es decir, actúa con posterioridad al delito y a su sanción.

 Criminalística y Criminología. La Criminalística está constituida por una serie

de conocimientos orientados a la indagación técnica del delito y a la identificación

del delincuente.

 Biología Criminal y Criminología. Se centra en la vertiente hereditaria de la

delincuencia pues los factores genéticos empujan al delincuente a cometer actos

antisociales. Además, existen peculiaridades biológicas (anatómicas,

bioquímicas) en la persona del delincuente. La Criminología, como ciencia

multidisciplinaria, incorpora la Biología Criminal, que le indica el influjo de la

herencia en el comportamiento desviado.

 Psicología Criminal y Criminología. La Psicología Criminal estudia

la inteligencia, el carácter y las aptitudes sociales y morales del delincuente, todo

ello desde el punto de vista objetivo de la Psicología Experimental (tests).

Con el Psicoanálisis se estudia la vida profunda del delincuente: relación entre

Motivos Inconscientes e inmediatas. Actualmente la Psicología Criminal se ha

extendido a la delincuencia de masas.

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CRIMINOLOGIA

 Sociología Criminal y Criminología. Ferri, en los comienzos de la

Criminología, hizo prevalecer su punto de vista sociológico, en el que señaló el

gran número de factores exógenos al delincuente que generan la conducta

antisocial y que son en ocasiones prevalentes a la propia psicología del

delincuente. La Sociología Criminal es la única ciencia de la que la Criminología

no puede prescindir.

 La Demografía y Etnografía, Estas dos ciencias permiten conocer los medios

que sirven para el estudio de los pueblos y también de las razas en sus conductas

delincuentes.

 La Estadística. Esta ciencia permite conocer, mediante tablas y cuadros

especiales, las cifras numéricas sobre la calidad y cantidad de las infracciones,

como son los crímenes, delitos y contravenciones que tienen lugar en cada pueblo

o comunidad, en diferentes fechas, según su sexo, edad, raza, clasesocial,

profesión, etc., del individuo.

2.3.DIVERSAS CLASES DE CRIMINOLOGÍA

1. Criminología Científica. Está constituida por el conjunto de conceptos, teorías,

resultados y métodos que se refieren a la criminalidad, considerada como un

fenómeno individual y social; así como al delincuente, a la víctima, a la sociedad

en parte, y en cierta medida al sistema penal.

La finalidad esencial de esta clase de criminología es proveer de un conocimiento

científico del fenómeno de la criminalidad; conocimiento sujeto a

diferenciaciones, contradicciones y criticas. La criminología científica se organiza

para la infestación, conforme una serie de exigencias científicas y metodológicas,

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CRIMINOLOGIA

persiguiendo, en fin, objetivos que puedan tener o no, relaciones con necesidades

prácticas.

2. Criminología Aplicada. Esta constituida, por las aportaciones de la Criminología

Científica y Empírica, esta clase de criminología no es siempre ortodoxamente

científica, sino que la misma es creada por jueces, funcionarios, profesionales, etc.

La Criminología Aplicada es la más importantes, pero también la que suscita más

dificultades para hacerla efectiva en forma satisfactoria, en razón de que la

Criminología Científica y Empírica no correspondan a las necesidades de la

realidad en que opera el sistema penal.

3. Criminología Académica. Está constituida por métodos didácticos de

sistematización, empleados a fin de facilitar la enseñanza de la Criminología

General, lo que la diferencia de la Criminología Científica la cual solo representan

las investigaciones de las causas que originan la criminalidad; y de la Aplicada, la

cual tiene por finalidad poner en práctica los elementos criminológicos, obtenidos

mediante las investigaciones científicas.

4. Criminología Analítica. Tiene como finalidad determinar si las otras clases de

Criminología y la Política Criminal cumplen su cometido. Es decir, esta clase de

Criminología tiene la función de supervisión de lo hecho, de lo que se hace y deja

de hacerse e indica lo que debe hacerse, combinando la tarea analítica con la

constructiva.

2.4.MÉTODO DE LA CRIMINOLOGÍA

El estudio y elaboración de cualquier disciplina precisa de un método que lleve al

investigador al logro de la verdad.

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CRIMINOLOGIA

En lo que conocemos por ciencia moderna del Derecho Penal, encontrarnos

constantemente enfrentados dos clases de métodos:

a) método lógico abstracto o deductivo, se toma como punto de partida un principio

general y de él saca las consecuencias lógicas pertinentes.

Por su modo de formular una proposición determinada, el método deductivo debe

admitir necesariamente un "a priori", es decir, un presupuesto del que hace derivar

las proposiciones sucesivas.

b) método inductivo o experimental, se parte de la observación de los datos

particulares y de ellos se remonta a una proposición general que comprende los

supuestos observados y todos los demás que están en relación con aquellos.

El método inductivo parte de los datos objetivos que la experiencia ofrece,

extrayendo conclusiones, por inducción, de la generalización de los hechos

observados. Mediante este método solo es posible formular proposiciones a

posteriori.

La Criminología, como ciencia empírica, (experimental) su método es el inductivo,

pues se basa en la observación, en la experimentación y en la cuantificación,

contrariamente a las ciencias apriorísticas, que utilizan el método deductivo

(matemáticas).

2.5.ENTIDAD CIENTÍFICA

Diferentes autores apuntan que la utilización del método científico por parte de la

Criminología no es suficiente para avalar su condición de ciencia, por lo que será

necesario analizar en profundidad sus elementos distintivos. Para estudiar este punto, se

van a presentar algunas de las principales opiniones a favor de cada una de las visiones

(Criminología como ciencia y Criminología como carente de entidad científica),

28
CRIMINOLOGIA

clausurando la cuestión a través de una exposición detallada de los motivos por los que

el autor considera actualmente difícil considerar la Criminología como disciplina carente

de entidad científica. Antes de introducir los puntos elementales del debate, sin embargo,

se estima necesario mencionar que en la actualidad la controversia al respecto de la

entidad científica de la Criminología se considera caduca e innecesaria, dado que el

conjunto de conocimiento científico derivado de ésta ha mostrado no únicamente validez

explicativa y predictiva de los fenómenos de criminalidad, sino eficacia en la elaboración

de estrategias de prevención del mismo, aglutinando un cuerpo de conocimiento de

especial importancia al respecto de un fenómeno de clara relevancia para el conjunto de

la sociedad (Wolfgang, 1963, pp. 155-156). No obstante, se ha considerado oportuno

presentar la cuestión con el objetivo último de disipar dudas sobre la sustantividad

científica de la Criminología.

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CRIMINOLOGIA

30
CRIMINOLOGIA

CAPITULO III

3. POLITICA CRIMINAL

“Es el conjunto de respuestas que un Estado estima necesario adoptar para hacerle frente

a conductas consideradas reprochables o causantes de perjuicio social con el fin de

garantizar la protección de los intereses esenciales del Estado y de los derechos de los

residentes en el territorio bajo su jurisdicción. Dicho conjunto de respuestas puede ser de

la más variada índole. Puede ser social, como cuando se promueve que los vecinos de un

mismo barrio se hagan responsables de alertar a las autoridades acerca de la presencia de

sucesos extraños que puedan estar asociados a la comisión de un delito.

También puede ser jurídica, como cuando se reforman las normas penales. Además,

puede ser económica, como cuando se crean incentivos para estimular un determinado

comportamiento o desincentivos para incrementarles los costos a quienes realicen

conductas reprochables. Igualmente puede ser cultural, como cuando se adoptan

campañas publicitarias por los medios masivos de comunicación para generar conciencia

sobre las bondades o consecuencias nocivas de un determinado comportamiento que

causa un grave perjuicio social. Adicionalmente pueden ser administrativas, como cuando

se aumentan las medidas de seguridad carcelaria. Inclusive pueden ser tecnológicas, como

cuando se decide emplear de manera sistemática un nuevo descubrimiento científico para

obtener la prueba de un hecho constitutivo de una conducta típica”

A partir de esta aproximación, es posible anticipar que la definición de política criminal

estaría atravesada por tres categorías:

• El objeto de intervención al cual se dirige la norma, la política, la estrategia o la medida.

• Los medios que se escogen para la intervención.

• Los fines que se persiguen con el catálogo de medidas en el marco de la política criminal.

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CRIMINOLOGIA

En primer lugar, el objeto de intervención está determinado por aquello que se encuentra

definido como criminal o contravencional. Si bien se entiende que la prevención debe ser

un elemento esencial de la política criminal, desde una perspectiva institucional es

necesario establecer límites con otras políticas orientadas en concreto a la satisfacción de

derechos. No es deseable que, en el marco de un estado social de derecho, la garantía,

satisfacción y restablecimiento de derechos esté en el ámbito de la política criminal, más

allá de aquellas garantías y derechos que están intrínsecamente relacionados con su

funcionamiento. Así las cosas, la adopción de estrategias penales, penitenciarias, post-

penitenciarias y el establecimiento de sinergias con otro tipo de políticas que tengan

efectos de prevención secundaria o terciara, frente a fenómenos criminales, ocuparía la

atención de la política criminal.

En segundo lugar, los medios, tal como lo plantean la Corte Constitucional y la Comisión

Asesora para la Política Criminal, pueden involucrar respuestas de la más variada índole.

Dentro de estas respuestas está contemplada la sanción penal, pero también procesos de

justicia restaurativa, medidas alternativas y los programas de prevención, a modo de

ejemplo.

Finalmente, los fines que se persiguen se encuentran determinados, al igual que los

medios, por unos criterios políticos y axiológicos, que determinan cuál es el resultado que

se busca lograr con la intervención. Dentro de los fines se pueden encontrar también

muchas alternativas, las cuales no necesariamente se excluyen entre sí. Entre otros, son

fines la retribución, la inclusión social, la prevención, la resolución del conflicto, la

reconstrucción del tejido social, la reintegración social del condenado, la administración

del crimen y de la venganza, etcétera.

3.1.FINALIDADES DE LA POLÍTICA CRIMINAL:

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CRIMINOLOGIA

Como parte de la Política general del Estado, la Política criminal se encamina al logro de

ciertos objetivos o finalidades. Como señalo Zipf, la Política criminal es una ciencia

eminentemente valorativa axiológica , que en principio se vincula con aquellas

valoraciones imperantes en el seno de la sociedad. Ese corpus de conocimientos,

decisiones, directrices y principios sobre la criminalidad y su control en los que consiste

la Política criminal reconoce debe hacerlo- una serie de finalidades específicas. Tales

finalidades no son ajenas a las visiones que de la criminalidad se tenga en un momento

histórico determinado. En sus primera a principal herramienta utilizada por el Estado para

el logro de los objetivos enunciados (represión, prevención o control de la criminalidad)

ha sido tradicionalmente es la pena, principal consecuencia jurídica del delito. Luego, a

partir de la función o finalidad asignada a la pena es que puede identificarse el sentido u

orientación de una determinada Política criminal. Sin embargo, en la ya no es la sanción

penal la única respuesta que tiene el Estado para enfrentar el fenómeno criminal, pues han

surgido otros mecanismos de solución de conflictos que no requieren de la pena, y menos

de la pena privativa de libertad .En suma, podemos decir que la Política criminal no se

agota en la utilización casi exclusiva del Derecho penal; por el contrario, se abre la

posibilidad de valerse de otro tipo de medidas que puedan enfrentar la criminalidad de

manera menos intensa que las penales y, probablemente, más efectivas. Se ha dicho, con

razón ,que la mejor Política criminal es una excelente Política social (educativa, social,

laboral, económica, sanitaria, etc).Por otra parte, gracias a la Criminología sabemos ya

que el problema criminal puede ser tratado como un asunto jurídico o sociológico,

individual o social, hecho que impulsa a la Política criminal a diversificar sus medidas o

decisiones, de modo que unas puedan ser jurídicas y otras más bien de naturaleza social.

En el presente, pues, impera una concepción mucho más amplia de Política criminal

33
CRIMINOLOGIA

,donde la prevención trasciende al ámbito puramente penal y conecta con todas las

expresiones de control social formal e informal

3.1.1. Finalidades de índole jurídico-penales

En este rubro caben conceptualizaciones como las que hacen Hassemer y Muñoz Conde

respecto de la Política criminal, que en su opinión es el:

Conjunto de directrices y decisiones que, a la vista de los conocimientos y concepciones

existentes en la sociedad en un momento dado sobre la criminalidad y su control,

determinan la creación de instrumentos jurídicos para controlarla, prevenirla y reprimirla.

Consideran que es tarea de los políticos (representantes del poder ejecutivo y legislativo)

traducir en normas jurídicas los conocimientos criminológicos, aunque igualmente

participan, de modo indirecto, grupos de presión a través de los medios de comunicación,

partidos políticos, asociaciones religiosas o ideológicas, que se manifiestan a favor o en

contra de temáticas complejas (aborto, víctimas del delito, medio ambiente, pena de

muerte, etc.). Por desgracia, exponen los autores citados, no siempre los conocimientos

científicos criminológicos son tomados en cuenta, poniendo mayor o total atención a las

exigencias y demandas de los grupos de presión, dando lugar al surgimiento de lo que

estos autores denominan Política criminal electoralista, formulada con el único fin de

satisfacer las demandas del electorado (que muchas ocasiones ha sido manipulado por los

medios de comunicación, y se prometan soluciones al problema de la criminalidad y su

control que no son factibles o incluso pueden resultar hasta contraproducentes. Dentro de

los estudios más serios que conocemos en torno al papel de los grupos de presión expertos

en la construcción de la norma penal, destaca el realizado por

3.1.2. Finalidades diversas a las jurídico-penales.

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CRIMINOLOGIA

Alternativamente a las medidas de prevención penales, existen otras formas de prevenir

la delincuencia, por ejemplo: mejorar las condiciones sociales, culturales, económicas y

de salud de las personas; en realidad, podríamos resumir este punto señalando que, en la

medida que se hagan efectivos los derechos económicos, sociales y culturales las

condiciones de existencia de miles de personas serían propiciatorias de un desarrollo

integral que, en alguna medida, incidiría positivamente en la no comisión de delitos delito

es y seguirá siendo una expresión consustancial de la sociedad, como ya lo dejara dicho

Durkheim.

Una Política criminal sustentada en la investigación criminológica estaría en condiciones

de aplicar programas de prevención de la delincuencia y la reincidencia. Algo así se logra

mediante la implantación de programas de intervención temprana en niños y adolescentes,

lo que resulta menos costoso que hacerlo en la edad adulta. La violencia en la escuela, o

el ausentismo escolar, por ejemplo son problemáticas que, a la larga, y de no atenderse,

pueden desembocar en comportamientos antisociales o directamente delictivos. Del

mismo modo, podría pensarse en el trabajo por hacer en materia de reincidencia delictiva,

aspecto en el que el tratamiento penitenciario debería poner especial atención. Otro rubro

en el que cabe hacerse un diseño de política criminal, llamémosle preventiva, sería el de

fortalecer las leyes en materia de víctimas, pero no solo eso, también diseñar e

implementar programas de prevención victima como aquellas que tienden a estrechar los

lazos vecinales para evitar convertirse en víctimas de algún delito.

En el mismo tenor, se piensa en las vinculaciones necesarias entre policía y ciudadano,

como estrategia conveniente en materia preventiva. El fomento de la cultura de la

denuncia y la participación social parece una oportuna acción de política en materia de

criminalidad.

3.1.3. Finalidad de hacer efectivos los Derechos humanos.

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CRIMINOLOGIA

La Política criminal propia de un Estado democrático de Derecho tiene como eje rector

el reconocimiento de los Derechos humanos de todas y todos cuantos componen el cuerpo

social, y no solo eso, pugna también por su eficacia plena. Decidir las acciones, estrategias

o medidas en materia de criminalidad no debe ser, nunca y bajo ningún motivo, pretexto

para soliviantar violaciones a la dignidad de la persona humana. Bajo el paradigma del

Estado democrático de Derecho el ser humano se constituye en el destinatario de la acción

gubernamental, el Estado.

Una Política criminal que sea congruente con los principios propios del Estado

democrático de Derecho, por consecuencia, se adhiere a los principios y directrices

emanadas de los instrumentos internacionales en materia de Derechos humanos, entre

otros la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Convención Americana

sobre Derechos Humanos y los Pactos Internacionales de Derechos Civiles y Políticos y

de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Para el caso de nuestro país, el mandato

expreso contenido en el artículo 1º de la Constitución Política de los Estados Unidos

Mexicanos según el cual todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen

la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de

conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y

progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar

las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley, impone un

elemento insuperable a la hora de diseñar e implementar cualquier política social,

incluyendo por supuesto aquella que se ocupe del problema criminal. El ejercicio del

poder en el marco del Estado democrático de Derecho descansa, fundamentalmente, en

el respeto a los Derechos Humanos, los que al mismo tiempo legitiman la acción estatal.

3.2. Funciones de la Política criminal

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CRIMINOLOGIA

En materia de Política criminal, es tarea propia del Estado, a través de sus órganos y

agencias específicas, realizar al menos las siguientes funciones : Estudio de la realidad y

de los mecanismos de prevención del delito; crítica de la legislación penal; diseño de un

programa integral; la evaluación.

3.2.1. Estudio de la realidad y de los mecanismos de prevención del delito.

Básicamente, el estudio de la realidad del delito corresponde a la Criminología. Ahora

bien, quien deba diseñar o instrumentar un programa de Política criminal (una política

pública en esta materia), necesariamente deberá considerar las aportaciones científicas

surgidas de la investigación criminológica. Los conocimientos empíricos de la

criminalidad que los criminólogos han logrado son, en nuestra opinión, el más importante

de los insumos de una política pública que pretenda hacer algo con el fenómeno criminal,

bien que esto sea prevenirlo, reprimirlo o controlarlo. Las teorías criminológicas servirán

de modelo de análisis del fenómeno criminal en particular.

De ahí que se recomienda a los responsables de la Política criminal conocer las diversas

explicaciones teóricas existentes; mejor aún si se encargan estudios precisos a expertos

criminólogos, quienes sabrán ofrecer propuestas de intervención y estrategias de acción,

según sea el problema en cuestión. Por lo que respecta a los mecanismos de prevención

del delito, aunque sea reiterativo, digamos nuevamente que tal es una de las funciones

que con mayor consenso se reconocen a la Política criminal. Los gobiernos de tendencia

democrática, en general, prefieren prevenir el delito antes que castigarlo. Lo anterior

implica, indiscutiblemente, establecer con la mayor precisión posible el cómo es que se

quiere prevenir la delincuencia. Si se admite el hecho de que el delito es un fenómeno

motivado por una diversidad de motivos, las estrategias enfrentarlo. En este sentido, cabe

mencionar que existen la prevención social, penal, policiaca, individual, comunitaria, etc.

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CRIMINOLOGIA

Por lo demás, cabe preguntarse que tanto, al hablar del delito, debe hablarse al mismo

tiempo de Política criminal o, más ampliamente, de Política social.

3.2.2. Crítica de la legislación penal.

En al menos dos de las definiciones anotadas al inicio del presente capítulo se menciona

que entre las tareas propias de la Política criminal destacan, por un lado, la de considerar

la eficacia del Derecho penal bajo el criterio de la conveniencia (von Hippel); y, por otra

parte, se afirma que su función consiste en la remodelación de las normas jurídico-penales

(Göppinger). En ambos casos, la referencia al trabajo crítico del hacedor de la Política

criminal salta a la vista. Se atribuye al penalista Carl Stoss haber señalado que la Política

criminal:

No debe comenzar con la reforma, sino que debe dedicarse primeramente al Derecho en

vigor, antes de crear otro nuevo. El criminalista político debe investigar en qué modo

satisface la legislación vigente las pretensiones del bien común. Si no puede dar cuenta

de los defectos de ella, no está en condiciones de construir una nueva ley que repare lo

malo y que aporte lo que falta. Por tanto concluye la Política criminal crítica es el escalón

precedente de la legisladora.

El análisis crítico de la ley penal proviene, tanto desde el mismo pensamiento dogmático

penal, como desde el trabajo empírico de la Criminología. En el primer caso, los juristas

proceden con base en la dogmática en tres niveles: interpretación, sistematización y crítica

de las normas jurídicas. Buscan de prevención deben ser, igualmente, diversas en cuanto

a las medidas para lo suyo, pues, es comprobar el efecto de garantía que es consustancial

a la norma jurídica.

Los criminólogos, por su parte, valiéndose del análisis empírico del delito, comprueban

la eficacia de la regulación jurídica y su impacto en la realidad. Eficacia y garantías son

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CRIMINOLOGIA

los dos extremos en los que se mueve el ejercicio crítico político-criminal. De este modo,

el responsable de la Política criminal identifica las carencias o inconsistencias legales, las

contrasta con el marco constitucional y verifica su capacidad resolutiva del problema en

particular, todo ello con base en el análisis de la realidad social y, con tal basamento,

propone los cambios que considera pertinentes.

3.2.3. Diseño de un programa integral.

La manera en la que se concreta una directriz o acción político-criminal es mediante la

instrumentación de programas gubernamentales, de preferencia integrales. Para esto, debe

haberse identificado lo mejor y más ampliamente posible el fenómeno criminal, y luego

definir objetivos y precisar las estrategias a seguir. Respecto de los objetivos, en términos

globales deberán ser, aparte de realistas, acordes con los valores propios de un Estado

democrático. Las estrategias, por otro lado, estarán determinadas por el problema

detectado, siendo perfectamente válida y aconsejable la utilización de mecanismos de

control social (formal e informal, jurídicos y sociales, públicos y privados).

Al ocuparse de las estrategias, Binder apunta claramente que un plan no es una idea, sino

la ordenación de acciones para lograr un objetivo. Un plan, enfatiza, que no contiene una

estrategia no merece siquiera ese nombre, será, en el mejor de los casos, un listado de

acciones más o menos necesarias. Citando a Mintzberg nos informa que una estrategia

“es el patrón o plan que integra las principales metas y políticas de una organización y, a

la vez, establece la secuencia coherente de las acciones a realizar. Una estrategia

adecuadamente formulada ayuda a poner orden y asignar, con base tanto en sus atributos

como en sus deficiencias internas, los recursos de una organización con el fin de lograr

una situación viable y original, así como anticipar los posibles cambios en el entorno y

las acciones imprevistas de los oponentes inteligentes”

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CRIMINOLOGIA

3.2.4. Evaluación.

En el terreno de las políticas públicas, la evaluación es una tarea mas que obvia. Si la

definición de objetivos y selección de estrategias son elementos insalvables en el diseño

de un programa o plan de política criminal, la evaluación de lo que se y siguientes. Alberto

Binder, Análisis político criminal quiere hacer más aún, de lo que efectivamente se ha

logrado o lo que ha fallado- también lo es el proceso de evaluación mismo. Con la

evaluación se busca la “constatación de que los medios utilizados son idóneos para

conseguir el fin de prevención de la criminalidad”, enseña que la evaluación es un

ejercicio de estimación que puede ser hecho en forma previa, coetánea o posterior a la

realización de la inversión o la implementación de una política. Se trata puntualiza- de un

juicio sistemático y analítico referido a aspectos importantes de una política y su valor,

orientada a que sus conclusiones puedan ser confiables y utilizadas por los usuarios . El

mismo autor arriba citado, nos presenta un listado de objetivos que refrendan la necesidad

de evaluar una política pública determinada:

 Lo que puede medirse, se hace.

 Si no se miden los resultados, éstos no pueden diferenciarse de los fracasos.

 Si los éxitos no son visibles, no pueden premiarse.

 Si los éxitos no pueden premiarse probablemente se esté premiando los fracasos.

 Si los éxitos no son visibles, no se puede aprender de ellos.

 Si no se reconocen los fracasos, no se pueden corregir.

 Si se puede mostrar resultados, es posible obtener apoyo público

3.3. CARACTERÍSTICAS DE LA POLÍTICA CRIMINAL

3.3.1. Una política criminal en cuanto tiene que partir del mundo real

40
CRIMINOLOGIA

Una política criminal en cuanto tiene que partir del mundo real y por tanto

utilizando metodología y técnicas propias al estudio de los fenómenos sociales,

necesariamente tendrán que llegar a la conclusión que el principio de igualdad en que se

funda el Estado no es una realidad, sino sólo un programa. Esto es, que

hay discriminación, que se da una desigualdad distribución de la criminalización,

del poder de definir lo criminal, por tanto no solo de bienes e ingresos. Luego, un primer

aspecto a considerar es la necesidad de redistribuir el poder de criminalización, de modo

entonces de ir descendiendo las cuotas de discriminación. A su vez ello significa que tal

redistribución ha de abarcar todo el sistema criminal, las leyes, la policía, el proceso, etc.

3.3.2. Política criminal que tiene como fundamento la libertad

No puede partir desconociéndola y convirtiendo a las personas en meros instrumentos o

sujetos a tutela. De ahí que el punto de partida no puede ser una separación entre buenos

y malos, entre determinados al crimen y otros que no, sino de una relación libre de las

personas con el sistema. Desde esta perspectiva lo fundamental es la relación entre

la persona y el Estado, en el sentido que el Estado está al servicio de la persona y para su

felicidad, es el reconocimiento de la persona como ente autónomo y por eso mismo de

sus derechos y garantías.

3.3.3. Política criminal de un estado social

Ello exige que haya una socialización del poder de definición. Esto es, una efectiva

participación de todos, no sólo en el sentido representativo, a través de la elección de

representantes, sino también mediante la descentralización real, lo cual por una parte

puede implicar formas plebiscitarias. pero también un aumento de la desproblematización

de la cuestión criminal, en el sentido de devolver a las partes la resolución de

los conflictos sociales. Si la cuestión criminal no es más que un conflicto social muy

41
CRIMINOLOGIA

intenso que se ha problematizado y definido desde el poder que lo asume y controla, se

trata entonces de devolver a las personas lo que les es propio y que ellas mismas lo

superen, de ahí la necesidad de intensificar las formas de mediación o reparación.

3.3.4. Política criminal de un estado de derecho

Luego que simplemente se trata de la organización jurídico social del sistema. no hay

pues una fundamentación absoluta o categoría, no se trata de una cuestión de fe ni de

carácter científico puro, sino de algo relativo en cuanto está destinado sólo a una mejor

organización del sistema para la felicidad de las personas. De ahí que el sistema de control

penal sólo es una cuestión de extrema y estricta necesidad, pero sin que ello entonces

tenga capacidad para legitimarlo, sino simplemente para hacerlo explicable desde una

política criminal cuyo sentido tiene que ser el que los conflictos sociales se resuelvan por

vías no violentas. De ahí que en la base misma del sistema reside su propia

deslegitimación. en la medida que siempre implica una determinada violencia sobre las

personas y, por tanto. una contradicción con la finalidad perseguida, que es la no

violencia. Es por eso que la violencia ejercida ha de ser la mínima necesaria en sí misma,

no en relación a otra, no reactiva. Luego, ello excluye violencias duras, como la pena

de muerte. cl presidio perpetuo, las penas largas privativas de libertad, pues así se

contradice en forma sustancial la finalidad perseguida. Por el contrario entonces hay que

privilegiar formas alternativas al control penal. .

3.4.OBJETIVOS

3.4.1. Objetivo general de la política criminal

Es la ciencia que se encarga del estudio del delito como conducta humana y social, de

investigar las causas de la delincuencia, de la prevención del delito y del tratamiento del

42
CRIMINOLOGIA

delincuente". E indican de manera sobresaliente, que: "Los campos de la acción de la

Criminología, están consideradas en tres ramas:

a. En la administración de la justicia

b. En el campo penitenciario

c. En la prevención del delito

Expresan también, que: "es de suma importancia el que estas tres áreas tengan

especialistas que deseen conocer los factores de la personalidad criminal, con el fin de

que se logre impartir la justicia de forma más adecuada, justa e individualizada, así como

también, se dé terapia idónea al infractor, y lo que vendría a ser el éxito de todo estudio

criminológico, el prevenir que se den o repitan determinadas conductas consideradas

como criminales.

 EL OBJETIVO PRINCIPAL DE LA POLÍTICA CRIMINAL ES LA

PREVENCIÓN DEL DELITO

La ciencia que estudia la política criminal y la prevención del delito es la criminología.

Esta ciencia abarca y supera el estudio del derecho penal, el derecho procesal- penal y el

penitenciario. Ello no implica, en modo alguno, que la criminología pueda prescindir, en

sus análisis, de los limites de impuesto a la acción del Estado por los principios

garantizadores de los derechos humanos, si no que los debe tener siempre en cuenta

(como cualquier disciplina social) con relación a todo lo que implique acciones de

intervención del Estado sobre los individuos.

Los estudios que resalían la criminología son denominados estudios político criminales o

preventivos y en general son llamados estudios criminológicos.

Consideramos a la criminología como una ciencia enmarcada dentro del contexto de lo

sociológico y no dependiente por lo tanto, de ninguna disciplina normativa aunque la

43
CRIMINOLOGIA

problemática criminológica ataña la mayoría de las veces a hechos o situaciones definidas

como delito por la ley penal.

3.5. LA POLITICA CRIMINAL HOY EN DIA EN NUESTRO PAIS.

La Política Criminal en los últimos años ha ido evolucionando en la legislación peruana

conocida desde una perspectiva crítica como expansión del derecho penal. El fenómeno

mas destacado en la evolución actual de las legislaciones penales del mundo occidental

esta en la aparición de múltiples nuevas figuras e incluso en algunos casos de nuevos

sectores de regulación acompañado de una actividad de reforma de tipos penales ya

existentes realizada a un ritmo muy superior al de épocas anteriores En el campo Jurídico

Penal, los cambios generados en los últimos tiempos, han traído consigo una mayor

participación de la ciudadana en las políticas criminales. La criminalidad es un problema

de todas las sociedades; ello explica la internacionalización de las ciencias penales. Sin

embargo pese a la larga experiencia con ese fenómeno, en ninguna parte se ha logrado ni

mucho menos reducir. La política criminal es muy cambiante, existe un primer plano en

el que se pretende la reintegración a la sociedad del autor, por otro lado se pretende hacer

frente con firmeza. De momento se extiende esta segunda tendencia como para poder dar

una buena impresión en los políticos, a través de la sociedad. Una demanda de una

sociedad sensibilizada por la tecnología y la proliferación constante de actividades

riesgosas. Y esto se debe a que ahora los delitos con mayor incidencia son aquellos que

usan medios tecnológicos avanzado como por ejemplo a través del Internet se puede

cometer delitos como la pornografía infantil, hurtos empleando una clave secreta

universal para poder sustraer dinero en las cuentas de ahorro o tarjeta de créditos, entre

otros delitos. Es por eso que hablamos de una sociedad de riesgo que a través de sus

propias creaciones como el avance de la tecnología, estas mismas pueden convertirse en

un riesgo para la comisión de delitos, siendo atentatoria o afectando a una gran masa

44
CRIMINOLOGIA

colectiva. Es por esta razón que debemos de tratar ya no de una Política Criminal inerte,

estática sino una Política criminal dinámica donde no solo participe para combatir la

delincuencia los grandes poderes como son el Poder ejecutivo, y el legislativo, en la que

el estado le corresponde elaborar, formular y ejecutar un PLAN NACIONAL

INTEGRAL DE POLÍTICA CRIMINAL, sino también la intervención de otros entes y

de los propios ciudadanos Hay que precisar que lamentablemente en nuestro país no existe

ni ha existido una política criminal adecuada que responda a un sistema integral de

defensa y protección de los bienes jurídicos de la sociedad, pues el tema de la política

criminal ha estado siempre ligado a necesidades coyunturales, debido a los grandes

reclamos o demandas por parte de los pobladores por la carencia de seguridad por parte

del Estado y siempre el Estado a encontrado soluciones en el momento como aumentando

las penas en los delitos de mayor incidencia en la sociedad lo que a dado lugar a que no

se logre la disminución de la delincuencia sino en muchos casos el aumento de las

mismas. El legislador goza de un margen razonablemente amplio para diseñar la política

criminal del Estado, según lo ha establecido el tribunal Constitucional y que al señalar su

aplicación razonable, significa que debe hacerlo aplicando ciertos limites, como por

ejemplo sin transgredir los derechos fundamentales del delincuente y respetando los

derechos fundamentales establecida en la Constitución También resulta necesario que en

nuestro país existan planes de prevención de la delincuencia de corto, mediano y largo

plazo en la Política Criminal. Hoy en día ya se esta aplicando estos planes de prevención

por ejemplo en el Ministerio Publico existe programas como son Jóvenes Lideres y

Fiscales Escolares, que son programas de largo plazo, ya que la primera consiste en el

joven que presentan desviaciones de adaptación en la sociedad , a través de charlas le

brindan roles que al cumplirlas los ayuda en su rehabilitación y estos a su vez enseñan a

otros jóvenes que recién se reincorporan a este programa a tener una buena conducta en

45
CRIMINOLOGIA

la sociedad. Asimismo los Fiscales escolares también es un programa de largo plazo ya

que les enseñan a los alumnos de los colegios cuales son las funciones de los fiscales y

que es el delito y que el mismo no debe cometerlo en una sociedad. Como se puede

apreciar estos programas son preventivos y ayudan a la persona desde su niñez como debe

ser su comportamiento ante la sociedad cuando estos sean adultos Por otro lado; en

algunos Municipios también se han creado programas de prevenciones de la delincuencia

dándole a los jóvenes roles dentro de estas entidades ediles, como son labores de limpieza

que no les permitan a dedicarse a cometer delitos. Otras de las instituciones que también

participan en la erradicación y prevención de la delincuencia es la Policía Nacional La

utilización de órganos especializados de investigación criminal como la Policía nacional

en el esclarecimiento de todos los delitos, y también ejercen su función de control

seguridad ciudadana. La Policía nacional así entendida es, por una parte, debe ser la mejor

garante de los derechos fundamentales, toda vez que es el primer agente que va intervenir

en la comisión de un delito y debe estar integrada directamente por especialistas; Peritos

y por otra, siendo profesional, técnica y científica en la investigación de los delitos

asegura una política sostenida de capacitación y entrenamiento de su personal . Para que

exista una Política Criminal exitosa es necesario realizar auditorías de personal, fortalecer

y capacitar la Policía nacional a fin de reducir los elevados índices de impunidad, que se

presentan con mayor frecuencia en esteas instituciones. Puesto que no se conocen

estadísticas certeras que relacionen índices de criminalidad con efectos de la pena sobre

la sociedad, habitualmente los resultados de la política criminal son medidos en base a

parámetros basados en sensaciones que, por cierto, son generadas por los medios masivos

de comunicación, significando que los medios de comunicación son entes que también

participan en la política criminal, ya que a través de poder llegar la información

masivamente nos permite ejercitar acciones para evitar de ser victimas de la delincuencia,

46
CRIMINOLOGIA

y que nos muestra además una realidad de la existencia de una sociedad peligrosa. Hay

que también distinguir la información real y de aquellas sensacionalista que mas bien en

logra una colaboración de prevención a ser victimas de las delincuencia nos transmite

temor e algo inexistente. Finalmente actualmente se menciona mucho la expresión de

seguridad ciudadana , que tiene como objetivo la protección, prevención, garantía que se

tenga que dar a los ciudadanos para que puedan intervenir libremente, y con las garantías

correspondientes a fin de tener una tranquilidad, paz y seguridad tanto de los bienes, como

de las personas que representa la vida en la comunidad . Las autoridades en todos los

niveles deben asumir la responsabilidad en la lucha contra la violencia, criminalidad y

delincuencia común, analizando los problemas de su comunidad e ideando planes de

acción para brindar solución a dichos problemas mediante un trabajo participativo,

proactivo y articulado en forma multidisciplinaria, compromiso que es fundamental para

lograr el respeto a los derechos de la persona humana, que se encuentran amenazados ante

los crecientes niveles de inseguridad y de esta manera recuperar la confianza de la

ciudadanía . Hoy en día existen las Juntas vecinales, las rondas campesinas que participan

en la prevención y erradicación de la delincuencia El Control Vecinal; para capacitar a

los residentes de un barrio para informar de cualquier ciudadano desconocido y de aspecto

inusual que transite por sus calles y la expansión de la seguridad privada supone una

dejación generalizada de responsabilidades por parte de los poderes públicos en relación

con uno de sus cometidos fundamentales, la salvaguarda del orden publico constituye un

involucramiento en la sociedad en la lucha contra la delincuencia. Finalmente, podemos

concluir que los fines de una política criminal son de prevención y de erradicación, y que

todos participamos en ella y esto se da por la realidad que el País viene atravesando, el

incremento de la delincuencia; así como sus nuevas modalidades de delitos, donde resulta

necesario que cada uno prevenga y no esperar que el estado (poder ejecutivo )

47
CRIMINOLOGIA

exclusivamente asuma esta Función preventiva, en consecuencia todos participamos en

la Política Criminal del Estado

3.6. DIFERENCIA ENTRE POLÍTICA CRIMINAL Y POLÍTICA CRIMINAL

TEÓRICA

3.6.1. Primera diferencia

De entrada, es necesario, por tanto distinguir categóricamente entre la praxis de la política

criminal y una política criminal teórica. La primera se integra del conjunto de actividades

–empíricas- organizadas y ordenadas a la protección de individuos y sociedad en la

evitación del delito. La segunda aparece constituida por un conjunto de principios teóricos

que habrían de dotar de una base racional a la referida habrían de lucha contra el delito;

en donde la clave radica precisamente en determinar que significa "racional" y cuales

pueden ser lo criterios de racionalidad.

3.6.2. Segunda diferencia

En todo caso es lo cierto que tales principios de la política criminal se concretan en

la adopción de diversas formas de evitación del delito (estrictamente preventivas unas:

represivo-preventivas las otras). En buena medida, la política criminal se manifiesta en

una serie de instrumentos que deben asociarse nominal o tácticamente a

la producción presente o futura del delito en orden a evitar que éste se produzca o se

reitere. Así contemplado pueden realizarse dos afirmaciones. Por un lado. que desde luego

la política criminal no se agota en medidas jurídico-penales. Por otro lado, sin embargo,

que aunque la política criminal se configure en términos más amplios, todo el Derecho

penal se integra en la política criminal. Así, para el penalista existe una práctica

identificación entre la teoría de los principios de la política criminal y la de los fines (y

medios) del Derecho penal Ello no debe extrañar, El Derecho penal es expresión de una

48
CRIMINOLOGIA

política criminal. Así, la discusión sobre los fines del Derecho penal y sobre los medios

precisas: para alcanzar tales fines no puede ser más que una: discusión político-criminal

y la vocación de la discusión político-criminal es, en último término, la reforma del

Derecho penal.

3.6.3. Tercera diferencia

Entre los principios de la política criminal ocupan un lugar primordial los que eligen la

propia calificación de un hecho como delito -y no como hecho antisocial jurídicamente

no prohibido ilícito civil o ilícito administrativo-. En otras palabras, la propia definición

de cuales son los delitos constituye competencia de la política criminal cuántas son las

conductas que cabe racional- mente calificar como delictivas y ello, no sólo en cuanto a

lo relativo a qué bienes jurídicos merecen y precisan de protección penal sino también en

cuanto a qué clase de conductas describen riesgos penalmente relevantes: tentativas.

Hechos imprudentes hechos en comisión por omisión; etc. en este punto se muestra una

de las características fundamentales de la política criminal; ésta aparece como un sistema

que se autodefine. Ello determina la necesidad de abordar el problema de

los límites exteriores a autodefinición de la política criminal: no ya sólo a la del

legislador, sino también a la del propio constituyente. En otras palabras, la decisión acerca

de si cualquier conducta puede ser definida en un momento dado como delictiva.

3.6.4. Cuarta diferencia

Es asimismo competencia de la política criminal la determinación de cómo es el delito;

esto es, de cuáles son sus rasgos estructurales característicos. Así, si el delito es un "modo

de ser", o un síntoma, o un estado o por el contrario, un hecho y, a partir de esta última

constatación, cuáles deben ser los elementos integrantes de ese hecho. Obsérvese que

desde el punto de vista adoptado la teoría del delito no deja de ser un eslabón más de toda

49
CRIMINOLOGIA

la política criminal. Lo que pone de relieve hasta qué punto es cierta la afirmación de que

también la ciencia del Derecho penal, también la propia dogmática de la teoría jurídica

del delito realiza política criminal.

3.7. LA LIBERTAD DE INFORMACIÓN Y POLÍTICA CRIMINAL

En este contexto, se produce una colisión entre dos derechos constitucionales consagrados

y por ello de igual valía: la libertad de información y la presunción de inocencia, colisión

alrededor de la que se han construido dos teorías antagónicas respecto a la información

relacionada a la represión del delito, pero particularmente a la labor jurisdiccional penal;

en un extremo se hallan los partidarios de la denominada "teoría de la libertad de

información plena" que sostienen que el profesional de la información puede informar de

todo y sobre todo, aunque lesione cualquier otro bien jurídico, a condición de que la

información sea verdadera y este de por medio un evidente interés público. Sustentan

jurídicamente su postura en la doctrina constitucional moderna que distingue entre los

derechos constitucionales individuales y sociales a los que les da preeminencia, pues

considera que la sociedad en su conjunto es más importante que el individuo aislado,

la crítica a esta teoría se concentra en la vaguedad del concepto de interés público y sobre

quien es realmente el que debe proporcionar un concepto uniforme del mismo.

En otro extremo se hallan quienes propugnan la "teoría de los límites", quienes afirman

que la información encuentra límites en otros bienes jurídicos tutelados como es el caso

de la presunción de inocencia, y que al amparo del interés público no es posible lesionar

y vulnerar otras garantías y derechos. En lo fundamental esta teoría se resume en el

principio elemental de la doctrina jurídica que nos enseña que "ningún derecho o libertad

es absoluta y que su ejercicio por parte de un individuo encuentra un límite en el ejercicio

de los derechos y libertades de sus semejantes".

50
CRIMINOLOGIA

De acuerdo a lo establecido en el articulo 296 inciso 4 del Código de procedimiento penal,

éste se adscribe de manera moderada a esta teoría al permitir que sea el detenido quien

decida si se muestra o no a un medio de comunicación. Al respecto creo que es necesario

ir más allá reglamentando el ejercicio de la libertad de información en materia penal

respecto a la forma y límites de su ejercicio para evitar el avasallamiento del estado de

inocencia.

51
CRIMINOLOGIA

CAPITULO IV

4. FENOMENO CRIMINAL

Todo el conocimiento fenomenológico ha sido marcado por la historia de la

criminología, más aun entre un sinnúmero de enfoques divergentes sobre la concepción

del delito, del delincuente y de la delincuencia, expuestos por ilustrados pensadores y

juristas iniciadores de nuestra disciplina. El estudio de este saber procura vislumbrarse

dentro de la visión general de la cultura, como impronta de la criminología.

Puede definirse que el saber del fenómeno criminal –necesariamente– hace

referencia al tratamiento del delito o crimen, del delincuente o criminal y de la

delincuencia o criminalidad. Se trata de indagar cuál es la lectura de interés

criminológico que la doctrina nos suministra sobre cada uno de estos niveles de

interpretación delictual. El significado, al menos aparentemente, puede parecer distinto

para el ordenamiento jurídico-penal, toda vez que, –si elaboramos el concepto material

de delito– nos proporciona cuál es la particularidad del delito, esto es, nos indica en

razón de qué criterios determinadas conductas deben expiarse como delitos. No

obstante, la criminología y el derecho penal se manejan con conceptos diferentes sobre

el delito lo que parece obvio. (García – Pablos de Molina, 1996, p. 29 y ss.)

En la actualidad estos niveles de interpretación no son muy clarificadores, sin

embargo, es de mucho interés para la comunidad científica el estudio de cada uno de

ellos, de manera particular como realidad y en conjunto como fenómeno criminal.

También es imposible prescindir del redescubrimiento de la víctima y del control

52
CRIMINOLOGIA

social, ya que también son parte de esa misma manifestación sin dejar de lado los

criterios que provienen de las percepciones teóricas interdisciplinarias de nuestro

tiempo. Por ello, hoy en día el estudio de la víctima se ha introducido de forma relevante

dentro Del objeto de las ciencias criminológicas.

Más claro lo vemos al discutirse en la doctrina si es preciso que el fenómeno

criminal se exteriorice de forma expresa o, por el contrario, basta con que dicho

fenómeno exista. Esta cuestión nos conduce al argumento de sí es necesario que

surja dentro del contexto de la sociedad – políticamente organizada a través del

Estado– en relación con el crimen, el criminal y la criminalidad. No obstante, hay que

hacer frente a este fenómeno como reacción social, desde las aristas de un nuevo

paradigma científico.

Esto sólo es pensable si uno parte de esta afirmación teorizante, para dogmatizar

que este fenómeno se produce fundamentalmente por las desigualdades sociales y por

ende se manifiesta a la luz de las ideas a través de mecanismos –evidentemente–

explicativos. Quedando, no obstante, incluida la acción del hombre o de la mujer, como

sujetos activos o pasivos del delito, es decir, que la actividad de los delincuentes

desencadena en una realidad social o delincuencia.

Ahora bien, dicha afirmación tiene, sobre todo, una lectura integral del fenómeno

criminal ostensible al interés criminológico de la persona del delincuente y del delito a

la víctima, a la preservación y al control social (García – Pablos de Molina,, 1996, p.

26), lo que a mi juicio sería parte del desarrollo dinámico de la ciencia criminológica,

por cuanto, asume una nueva auto comprensión del mapa fenomenológico de dichas

manifestaciones delictuales que deben ser interpretadas a través del nuevo paradigma

científico

4.1. ¿EN QUÉ CONSISTE EL FENÓMENO CRIMINAL?

53
CRIMINOLOGIA

Jean Pinatel, (1974, p. 69) propone un conjunto de tres realidades al momento de

definir al fenómeno criminal desde el punto de vista criminológico, y para diferenciar

claramente esas realidades, recurre a distinguir que “en criminología existen tres niveles

de interpretación, frecuentemente confundidas: el de la delincuencia, el del delincuente

y el del delito. Es esencial distinguirlos, a saber, agrupar los hechos recogidos bajo la

rúbrica a la cual corresponden”. Puede verse entonces que en palabras más simples, “a

estos tres conceptos fundamentales conviene añadir la noción más vaga y moderna de

desviación”( Rico, 1991, 69), que al integrarse como un solo conjunto constituyen el

fenómeno criminal o antisocial.

El insigne profesor Jorge Zavala Baquerizo (1991, p. 69) sintetiza esta

manifestación delictual del fenómeno criminal como el conjunto de tres realidades, a

saber: a) realidad jurídica; b) realidad individual; y, c) realidad social. La primera se

integra por el delito; la segunda, por el delincuente; y la tercera, por la delincuencia. El

autor clarifica su definición a renglón seguido diciendo que “estos tres términos: delito,

delincuente y delincuencia, integrados todos ellos en el fenómeno criminal”. Lo medular

de esta clarificación encuentra relevancia, por cuanto cada una de las realidades

integradas todas ellas en el fenómeno criminal, sin duda, son manifestaciones

delictuales distintas.

A mi juicio el fenómeno criminal es la fusión entre sí de tres escenarios distintos

de explicación delictual: el del delito, el del delincuente-víctima y el de la delincuencia,

y tiene como contrapartida el escenario de la reacción social. No obstante, es

conveniente examinar progresivamente las distintas travesías por las que ha transitado

este fenómeno, que presumiblemente dentro del contexto de las ciencias criminológicas

adquiere expectativas sociales.

54
CRIMINOLOGIA

Es de aclararse que la esencia de este fenómeno ha sido observada por la doctrina

y resulta evidente desde diferentes puntos de vista que ha dado lugar a diversos

contenidos conceptuales. Por ello, podrá examinarse cuáles han sido o son las

principales ideas esgrimidas al respecto, sin perjuicio de la posibilidad de estudiar

ciertos aspectos relevantes de dichos escenarios como conjunto fenomenológico

cognitivo de un comportamiento derivado de la propia persona humana y de su situación

en el sistema social para evitar que las desigualdades existentes conduzcan o permitan

el incremento cuantitativo y cualitativo de la delincuencia.

4.2. EL DELITO COMO REALIDAD JURÍDICA

Conviene adelantar que si se defiende que el delito es una realidad jurídica en

tanto se la diferencie del delito-tipo, del tipo de delito y del delito. En palabras de

Zavala Baquerizo (1991, p.

69), es común confundir los conceptos delito tipo, tipo de delito y delito, pese a que

son conceptos distintos. Ahora bien –y sin perjuicio de que defiendo esta posición

y que por ello, tal vez,

vinculadamente me obligaría a organizar la exposición en forma diferente–, a mi juicio,

es importante partir de esa diferenciación para lograr, de esa manera, una más sencilla

y completa exposición de la problemática que el tema del delito como realidad jurídica

integradora del fenómeno criminal encierra, así como para poder obtener un enfoque de

las teorías que los diversos autores han sostenido respecto al mismo y, de esta forma,

por consiguiente, indicar en cuál de las tres realidades existe mayor discrepancia

doctrinal.

Así pues, para clarificar más aun el panorama veamos: que desde los inicios de la

sociedad, las acciones a las que llamamos “delitos” atraen además, desde hace tiempo

el interés general. Como se puede observar en el Código de Hammurabi; en el Antiguo

55
CRIMINOLOGIA

Testamento, entre otros. Diversos son los pasos por los que ha transitado la evolución

de la sociedad y la cultura desde el punto de vista de su esencia, ha cambiado también

el contenido y número de las conductas consideradas punibles. De manera que la esencia

del concepto de delito sea distinta, según el tiempo, espacio, lugar y contenido del

sistema social.

En efecto, siempre ha servido a la sociedad como un medio relevante para el

control de la conducta. Correlativamente, cuando nos remitimos al concepto de delito,

éste debe reunir los actos o acciones consideradas particularmente nocivas para la

sociedad: qué lo caracteriza y qué lo esclarece. En esencia, a través de él, se ha podido

delimitar, describir y reprimir intencionalmente los comportamientos criminalizados.

Desde esta consideración –la definición conceptual del delito– se contribuye, desde

luego, a la integración social y a la preservación del entorno del comportamiento

humano.

He dejado reconocido que, dentro de la concepción del delito como una realidad

jurídica, debe establecerse la diferencia entre: delito-tipo; tipo de delito; y, delito, por

cuanto parecieran ser lo mismo, sin embargo, son conceptos distintos, que a

continuación se examinan.

Jorge Zavala Baquerizo (1991, p. 69) ha afirmado que para poder conocer en su

integridad el delito-tipo es necesario acordarse que en toda sociedad existen ciertos

valores o intereses que viven en la conciencia individual y colectiva, considerados

necesarios e indispensables para la supervivencia del hombre, de la mujer y de la

comunidad.

En definitiva, estos valores, son de vital importancia y trascienden de manera

relevante, porque satisfacen necesidades individuales y sociales. Por ello, se los conocen

56
CRIMINOLOGIA

con el nombre de “bienes”; y en tanto, por dicha importancia, son protegidos por el

orden jurídico y se los denomina “bienes jurídicos”.

Considera este autor que la vida, el honor, la libertad, la salud, son valores

principales para el hombre, la mujer y la comunidad. En otras palabras, son bienes

valiosos para la comunidad a estados o situaciones jurídicamente protegidas por el

Estado a través del derecho. Construyéndose de esta manera la teoría del bien jurídico

(Hans, 1970, 15) como legitimación material del derecho penal y como sistema

limitador del legislador para impedirle legislar de forma irracional (teoría liberal del

bien jurídico). Pues, como bien indica Jacobo López Barja de Quiroga (2004, p. 20)

dicha teoría “se encuentra hoy en día en una profunda crisis. Es difícil defender que

mediante aquella el legislador se encuentre limitado en su actividad y que, por ello, se

vea constreñido a utilizar el derecho penal como último instrumento, y solo para los

ataques más importantes con relación a los bienes más preciados e indispensables de la

sociedad”. Piensa además este autor que la teoría del bien jurídico lo único que nos dice

es que ciertos bienes han sido valorados por el legislador de forma valiosa, pero no nos

proporciona ningún dato acerca de la necesidad o conveniencia de que tal “bien” sea

considerado “bien jurídico”.

Dada la multiplicidad de direcciones, teorías y matices entre los diversos autores,

la cuestión del bien jurídico –como acertadamente indica Jorge Zavala Baquerizo –

“constituye el objeto de la voluntad estatal contenida en la norma jurídica, que es

aquella que prevé el comportamiento o la conducta del hombre impuesta por el Estado,

con el fin que los habitantes del país respeten dichos bienes jurídicos. Cuando el Estado

ordena que no se deba matar, o que el funcionario cumpla con su deber, está imponiendo

un mandato y, por ende, esa conducta inmersa en la norma, debe ser respetada por toda

persona sobre la cual impera. La norma "no matar" contiene el bien jurídico "vida",

57
CRIMINOLOGIA

pues prohibición que surge de la norma jurídica tiene como única finalidad proteger

el indicado bien”

(Zavala, 1991, p. 69).

Por mi parte, considero que es admisible que en la norma debe indicarse la

identificación que en ocasiones se hace del bien jurídico con el fin de la norma,

concepción que da lugar a un “concepto metodológico de bien jurídico”, que en realidad

como apunta Claus Roxin, (1997, pp. 55 y 56) supone una renuncia completa al

significado de “bien jurídico”. Pues, dicho concepto solo sigue teniendo una función

como medio de interpretación teleológica –según el bien jurídico– y para la

estructuración sistémica de la parte especial del código penal, pero en cuanto a lo

político-criminal carece de jerarquía.

Hay que resaltar que una de las construcciones más actuales con relación a la

cuestión sobre el bien jurídico es la elaborada recientemente por Claus Roxin en la que

considera que el concepto de bien jurídico solo puede obtenerse por derivación

constitucional y, por ello, dogmatiza que “los bienes jurídicos son circunstancias dadas

o finalidades que son útiles para el individuo y su libre desarrollo en el marco de un

sistema social global estructurado sobre la base de esa concepción de los fines o para el

funcionamiento del propio sistema”.

Como se ve, Claus Roxin (1997, p. 58) al definir el bien jurídico en función de

las finalidades constitucionales, considera que se trata de una idea no estática y que

“está abierta al cambio social y a los progresos del conocimiento científico”.

Así pues, cuando se afirma –mayoritariamente en la doctrina– que la concepción

del delito en razón del bien jurídico, no ha estado exenta de importantes críticas. En

efecto, una de las más conocidas es la de Hans welzel (1970, p. 13, 15) para quien “la

misión del derecho penal no es la protección actual de bienes jurídicos, esto es, la

58
CRIMINOLOGIA

protección de la persona individual, de su propiedad, etc. Pues, cuando entra

efectivamente en acción, por lo general ya es demasiado tarde”. Por otra parte, señala

que “la misión de asegurar la real vigencia (observancia) de los valores del acto de la

conciencia jurídica”. Finalmente este autor concluye dogmatizando que la misión del

derecho penal consiste en “la protección de los valores elementales de la conciencia, de

carácter ético-social, y solo por inclusión la protección de los bienes jurídicos

particulares”.

No obstante, lo cierto es que la norma jurídica debe necesariamente contener el

núcleo fundamental de la conducta que, como deber, impone el Estado y, por ende,

cuando se prohíbe matar, por ejemplo, se desprende de tal norma que, en antítesis, una

conducta antijurídica debe ser matar; cuando se prohíbe sustraer, se infiere que la

conducta indeseable es la de sustraer; y así igualmente con respecto a las demás normas

jurídicas. En Beling –citado por Zavala (1991, p. 70) es observable una posición

dogmática: pues, afirma que ese verbo rector contenido en la norma jurídica es lo que

constituye el delito-tipo. De ahí que para el referido profesor ecuatoriano, “se trate,

simplemente, de una conducta genérica, trazada a grandes rasgos, con perfiles

imprecisos, sin características especiales, pero de la cual se van a derivar una serie de

descripciones de comportamientos intolerables o contrarios a la norma jurídica, que se

conocen con el nombre de tipos de delito, o figuras de delito”.

Evidentemente, por una parte, señala Zavala Baquerizo (1991, p. 70) que el legislador

pretende proteger un determinado valor social, es decir, un concreto bien jurídico,

tomando, desde luego, las diversas hipótesis como el hombre y la mujer pueden actuar

para violentar la norma jurídica, que contiene el bien jurídico que desea proteger, y

entonces, describe dicha conducta antijurídica y la enlaza con una pena. Esta descripción

la hace a través de la ley, que por contener una sanción especial llamada “pena”, se la

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CRIMINOLOGIA

conoce con el nombre de ley penal. Por consiguiente, la pena expresa que la norma

rige y que debe ser observada; por lo tanto, como enseña Gunther Jakobs, (1995, p. 9)

la pena es siempre “una muestra de la vigencia de la norma a costa de un responsable”.

Sin duda, con ello la pena plasma su efecto de estabilización de la norma jurídica

lesionada por el delito como realidad jurídica.

Por otra parte, para el referido autor ecuatoriano, el tipo de delito, pues, surge en

función de la Ley como una descripción típicamente antijurídica. El tipo de delito, desde

el punto de vista conceptual, no es más que el delito-tipo objetivado y delineado con

características especiales, que lo hacen único. De un mismo delito tipo pueden surgir

diversos tipos de delito. Por ejemplo, del delito tipo “matar” se deriva el homicidio

simple, el asesinato, el homicidio preterintencional, el homicidio culposo Zavala

Baquerizo (1991, p. 70). Pues, así, sucesivamente, de otro delito-tipo se deriva otras

figuras de delito.

El sentido y el alcance del delito tipo señalado por Zavala Baquerizo (1991, p. 70)

residen precisamente en el contenido de la norma jurídica. No obstante, el tipo de delito,

entre tanto vive en la ley penal es sólo una hipótesis de conducta; una conducta

potencial, una mera previsión legal. En cambio, la pena, que se encuentra enlazada con

la descripción legal, no es capaz de tomar vigencia, mientras la descripción legal viva

como hipótesis, como posibilidad. Por ello, se requiere la presencia de algo objetivo, de

algo real, de algo especial, para darle vida a la representación legal como tipo de delito;

y ese “algo”, es definitivamente, el delito.

De ahí que, muy bien podemos decir –recogiendo el criterio de Zavala

Baquerizo (1991, p.

70)– que “el delito es un acto y, por lo tanto, una manifestación de voluntad. Es un acto

que debe ser típico y que, además, debe ser antijurídico para que pueda motivar la pena,

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CRIMINOLOGIA

es decir, para que ésta pueda adquirir la vigencia fáctica en relación con una persona

claramente identificada. El delito –en su expresión más lata, incluyendo a las

contravenciones– no es más que un acto típico y antijurídico. Ese acto típico y

antijurídico debe ser atribuible a un autor imputable y culpable, quien sufre una pena

como consecuencia del indicado acto”. Por ello, es conveniente acuñar la idea

definitoria del delito que proporciona Francesco Antoleisei (1988, 9. 119) al resaltar

que “el delito es aquel comportamiento humano que, a juicio del legislador, está en

contradicción con los fines del Estado y exige como sanción una pena (criminal)”. Así

pues, de esta definición se colige que en el fondo funciona una cuestión relacionada con

la teoría del delito, que incide para determinar los límites del ius puniendi.

Dentro de este contexto, se puede observar que, Zavala Baquerizo (1991, p. 70) se

aparta de la concepción tradicional que considera al delito como un acto típico,

antijurídico y culpable sancionado con una pena. En efecto, “los conceptos delito, autor,

pena, –como afirma el profesor ecuatoriano– son entes claramente diferenciados desde

el punto de vista conceptual”. A mi juicio es una concepción marcadamente liberal que

ha de prestar relevancia a dicho consentimiento. Y refiriéndome a nuestro ordenamiento

jurídico penal, se puede afirmar que desde el texto parchado del Código penal de 1930

hasta la puesta en vigor del Código orgánico integral penal, no se abunda precisamente

en dicha concepción. Por ello, considero que es una expresión, por el contrario, de un

Estado constitucional de derechos y justicia. Circunstancia que enlaza una racionalidad

en las facultades derivadas del ius puniendi y de la existencia de ciertos límites del

mismo dentro del contexto del Estado.

Es preciso, por consiguiente, establecer en forma nítida que las diferencias entre

delito-tipo, tipo de delito y delito, es real. Y, sin embargo –siguiendo a Zavala

Baquerizo (1991, p. 70 - 71)–, lo que interesa, por el momento, desde luego, es destacar,

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CRIMINOLOGIA

ante todo, la diferencia entre el tipo de delito y el delito. Desde esta perspectiva, el tipo

de delito es la descripción de un comportamiento humanoque el Estado considera

intolerable por antijurídico; luego es una prohibición legal; y, finalmente sólo toma

vigencia fenomenológica en el momento en que surge en el mundo físico el delito.

El delito se define, según Zavala Baquerizo (1991, p. 71), como el

comportamiento humano intolerable; acto seguido es una realidad jurídica. Por ello, el

delito existe sólo cuando ha surgido en la sociedad la conducta que se encontraba

prevista en el tipo de delito como una hipótesis, como una posibilidad. No obstante, el

delito es un acto y, como tal, contiene dentro de sí la voluntad.

A partir de estos conceptos Zavala Baquerizo (1991, p. 71 ) elabora la idea de que

la voluntad contiene dentro de sí los móviles, los motivos, las tendencias y las

representaciones. Así pues, el delito es una realidad jurídica que trasciende en la

sociedad a través de una persona, de aquella persona a quien se le imputa la comisión

de ese acto típicamente antijurídico, de aquella persona que, dentro de la criminología,

se la conoce con el nombre de “delincuente”.

Lo tangible y veraz, es que, sin la notabilidad de dicho sujeto activo, no existe el

delito; por cuanto, esta acción peligrosa jurídicamente desaprobada como realidad

individual del fenómeno criminal, sin duda, es imputable al comportamiento humano.

Ahora bien, debe tenerse presente que este comportamiento es absolutamente un ajuste

milimétrico al tipo de delito descrito como hipótesis en la norma jurídico-penal.

4.3. EL DELINCUENTE COMO REALIDAD INDIVIDUAL

Muy diversas han sido las situaciones por las que ha pasado el delincuente, hasta

el punto de que en la actualidad constituye la realidad individual del fenómeno criminal.

Pues, sin dicha realidad la presencia del delito resultaría imposible.

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CRIMINOLOGIA

En efecto, conviene afirmar que el delincuente es otra de las realidades del

fenómeno criminal. Por consiguiente, es la persona que, como cualquier otra, dentro de

la sociedad recibe influencias de todo orden, físico, social, biológico y psicológico. Pero

es necesario tomar en consideración que, jurídicamente, el individuo que delinque debe

ser alguien que tenga capacidad de entender y de querer, o sea, aquella persona a quien

los penalistas llamamos “imputable”, es decir, que cumple con las exigencias de la

imputabilidad. Por esas exigencias, se puede afirmar que efectivamente, no le interesa

a la ley penal –en función de la aplicación de la pena– que el individuo sea inimputable;

pues, le interesa la persona que es imputable y que, por ende, puede cumplir el mandato

contenido en la norma jurídica Zavala Baquerizo (1991, p. 71 ).

De acuerdo con el razonamiento doctrinario que antecede, considero que de

manera relevante, se recalca la gran importancia en el mundo jurídico de la realidad

individual del fenómeno criminal, desde la perspectiva del saber científico y humano

denominado criminología.

Además, relata el referido e insigne profesor ecuatoriano 0 que cuando

procesalmente se establece la existencia del acto adecuadamente típico y, por ende,

antijurídico, esto es, cuando el juez ha hecho el juicio de desvalor sobre el acto, es

necesario establecer el nexo causal con su autor; es necesario que se enlace el acto

indicado con una persona concretamente singularizada, individualizada. Este enlace que

se establece entre el acto y su autor nos permite conocer y concluir que ese acto es

“propiedad” de un autor concretamente (...) y autor es lo que hace surgir la

responsabilidad simple, que es la mera atribución de un acto típicamente antijurídico a

una persona plenamente identificada, es decir, que el autor es dueño de ese acto

típicamente antijurídico. Se le atribuye el acto al autor que lo ha generado. Pero no se

debe confundir la responsabilidad simple con la responsabilidad penal (compleja) que,

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CRIMINOLOGIA

como se hará presente posteriormente, es distinta de la primera. Por la responsabilidad

simple sólo se logra descubrir que un acto típicamente antijurídico ha sido obra de un

autor concretamente individualizado.

En resumen Zavala Baquerizo (1991, p. 72.) llega a una conclusión de gran

importancia en el estudio del sistema penal, al afirmar que los responsables simples

pueden serlo no sólo los imputables, sino también los inimputables Arroyo Baltan,

(2000). Aquí pone un clásico ejemplo: el menor de quince años que mata a su padre, de

manera intencional comete un delito. Pues, ese menor es “dueño” del acto que provocó

el resultado antijurídico; por lo tanto, es responsable simple, es decir, objetivamente

responsable del acto antijurídico. Es así entonces que al Estado, hasta ese momento,

sólo le interesa enlazar el acto con su autor. Y ese enlace es necesario hacerlo sin tomar

en consideración si el autor es imputable o no lo es. Por tanto, sencillamente debe

establecer la “mismidad” –como señala Luis Jiménez de Asua (1982) – del acto, es

decir, a quien “mismo” pertenece ese acto que ha provocado el resultado antijurídico.

Sobre la base de esto es necesario hacer una pausa en el relato para remarcar que,

se entiende la razón por la que nuestro Código Orgánico Integral Penal, prevé la

posibilidad de la comisión de infracciones por parte de personas inimputables y legisla

sobre ellos (Código Orgánico Integral Penal, artículos 35-36). En efecto, cuando ya se

ha establecido procesalmente la existencia del acto típico y antijurídico, y la

responsabilidad simple, es decir, cuando ya se ha logrado enlazar el acto con su autor,

entonces, es necesario entrar al análisis de la personalidad del agente. En ese momento

comienza el juicio de desvalor sobre el autor. Se inquiere si el autor a quien se le

atribuyó el acto típico “pudo” cumplir con la norma jurídica por cuanto estaba en

capacidad de hacerlo; es decir, si es que el autor era imputable. La imputabilidad, pues,

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CRIMINOLOGIA

es la capacidad que tienen las personas para comprender la naturaleza de sus actos y las

consecuencias de los mismos, y comportarse conforme a esa comprensión.

No seré necio a la hora de aceptar que se ha discutido dogmáticamente si la

imputabilidad es un “presupuesto” o un “elemento” de la culpabilidad. Autores como

Mezguer sostienen que la imputabilidad es un elemento de la culpabilidad, es decir, que

es parte integrante de la culpabilidad, afirmación que se destruye pensando sólo que la

imputabilidad es general, en tanto que la culpabilidad es concreta; y que las causas que

excluyen a la una y a la otra son diversas Zavala Baquerizo, , (1991, p. 72). Esto es una

verdad insoslayable que debemos aceptar, precisamente porque esta discusión nos ha

permitido construir el hodierno paradigma del derecho penal.

Reconozco también que Zavala Baquerizo (1991, p. 73), –como la mayoría de los

autores contemporáneos– opina que la imputabilidad es un presupuesto de la

culpabilidad. Si por imputabilidad entendemos, como la capacidad –o facultad, según

otros– para comprender la naturaleza de sus actos, previendo las consecuencias de los

mismos, es evidente que no puede ser “elemento” o “característica” de la culpabilidad,

entendida ésta como la entiende el autor y nosotros; primero, como la situación o

posición psicológica del hombre o de la mujer frente a un acto propio contrario a la

norma jurídica; y segundo, como un juicio de reproche judicialmente elaborado.

Por todo ello es que afirme que de lo dicho se comprende fácilmente que la

capacidad o facultad del hombre o de la mujer es general, sin relación específica a un

acto concreto, esto es, se es generalmente capaz; en tanto que cuando una persona

comete conscientemente un acto injusto, con motivo de tal acto y en relación concreta

con el mismo es que asume una situación psicológica especial, situación que no le

asumiría si no fuera imputable; situación que es la que se denomina culpabilidad. La

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CRIMINOLOGIA

culpabilidad, por ende, está en el autor; el reproche de culpabilidad está fuera del

autor, pues lo hace el Estado a través del juez Zavala Baquerizo (1991, p. 73).

Del mismo modo, algunos autores, como Beling y Mezger, consideran a la

imputabilidad como “capacidad de culpabilidad”, tesis rechazada por Luis Jiménez de

Asua ( citado por Zavala Baquerizo, p. 73). “no porque sea falsa, sino por su flagrante

vicio metódico y su evidente tautología”, pues si la imputabilidad “es un presupuesto

psicológico de la culpabilidad normativa, asume autonomía y tiene propias

características, siendo difícil salir del paso diciendo que aquella es la capacidad de ésta”.

De esta manera Luis Jiménez de Asua, sostiene académicamente que, la

imputabilidad como presupuesto psicológico de la culpabilidad, sin duda, “es la

capacidad de conocer y valorar el deber de respetar la norma y de autodeterminarse

espontáneamente”. Hay que destacar que para este autor en la imputabilidad deben estar

presentes “la madurez y salud mentales”, y al referirse a “la capacidad de conocer” y a

“la libre determinación”; o sea, la posibilidad de inhibir los impulsos delictivos. Pues,

con este antecedente, Jiménez de Asua concluye su discurso estableciendo su definición

sobre la culpabilidad la que, según él, “es la reprochabilidad personal de la acción u

omisión antijurídicas, fundada en el nexo espiritual que liga al sujeto con su acto”.

En la idea de Zavala Baquerizo (1991, p. 73) la imputabilidad es la capacidad de

entender la naturaleza de los actos, previstos o previsibles, y quererlos, pese a las

consecuencias de los mismos. Está ínsita en el concepto la libre determinación del

agente, pues si no es así, no sería capaz y, por ende, no procederá el juicio de reproche.

Obviamente esto lo aparta del concepto formulado por Luis Jiménez de Asua (citado

por Zavala Baquerizo, Jorge, p. 73) en relación con la imputabilidad en la parte que se

refiere a que ella implica “el valorar el deber de respetar la norma”.

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CRIMINOLOGIA

Pues, Jorge Zavala Baquerizo no cree que el juicio de valor lo haga la persona

que ejecuta el acto, sino que ese juicio lo hace el juez a posteriori del acto, en tanto

examina si es que el autor fue capaz de comprender y de prever y, si lo fue, debía haber

cumplido con la norma jurídica. Y ante la fuerza que cobra la idea del autor ecuatoriano

me afilio a ella, en el sentido que también considero que la persona tiene la obligación

de cumplir con el deber que le impone dicha norma, pero no valora ésta, simplemente la

cumple, o la desobedece. Por lo tanto, quedamos de cara a las siguientes posibilidades:

si lo primero, será un acto socialmente aceptado; si lo segundo, será un acto reprochable,

reproche que se hace al autor luego de haber establecido su capacidad personal.

En fin de cuentas la desaprobación no es suficiente para estimular la vigencia de

la pena. Es necesario que se desarrolle aún otro juicio –el de reproche– por el cual el

Estado, considerando que el autor “pudo” cumplir con la norma, porque era imputable,

la incumplió pese a que no existió causal alguna de inculpabilidad que le impidiera tal

cumplimiento. Es decir, que puede suceder en la realidad que la persona, comprendiendo

la naturaleza de su acto y previendo las consecuencias del mismo, y pese a tener

conciencia y voluntad libres de cualquier vicio que disminuya dicha capacidad, actúa en

forma diversa, ya por error invencible e insuperable, ya por coacción, que no le permiten

cumplir con el mandato de la norma jurídica. Esta libertad de actuación que tiene el

imputable que no está sujeto a error, o a coacción, es lo que permite el juicio de reproche

que se llama “culpabilidad”. La culpabilidad, pues, desde el punto de vista jurídico-

penal, es el juicio que hace el Estado sobre la conducta de una persona imputable que

debiendo cumplir con la norma jurídica, se rebela contra ella. En resumen, el imputable

“pudo” cumplir con la norma jurídica; el culpable “debió” hacerlo.

Sin embargo, por más de un siglo la criminología y la política criminal han

considerado al delincuente el objeto esencial de su conocimiento y acción.

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CRIMINOLOGIA

Innumerables teorías, programas, textos y demás se han producido sobre su tratamiento,

cuyo eje principal era y es aún la estimación de su personalidad que, según algunos,

debe ser considerada integralmente lo que como ya señalé no tiene sentido siquiera

psicológico. La rehabilitación, resocialización, readaptación y demás se estimaron los

fines del tratamiento, pero dicho enfoque ha contribuido con escasa medida a la

prevención de la criminalidad que es bastante más que un conjunto de delitos

individualmente considerados (López – Rey y Arrojo, 1985, p. 140).

Así pues, al estudiar al delincuente como realidad del fenómeno criminal, debe

estudiarse también a la víctima del delito, desde la perspectiva de la pareja criminal y

victimal.

4.4. LA DELINCUENCIA COMO REALIDAD SOCIAL

Junto a las realidades anteriores, existe otra, la delincuencia, misma que se integra

como sumatoria del conjunto de delitos que en un momento dado y dentro de una

sociedad determinada, se presentan; en otras palabras, es un colectivo de delitos que se

presentan en el mundo.

La adopción de esta tesis permite a Zavala Baquerizo (1991, p. 78). afirmar que

cuando a la delincuencia se la relaciona con un país, o con una región, o con una raza,

o con una religión, etc., adopta particularidades que permiten conocer las causas que

puede generar dicha delincuencia, no tan solo analizando al individuo, sino también al

país, a la región, a la raza, etc.

Por eso, este autor añade que a la delincuencia, pues, se la puede examinar desde

el punto de vista de su extensión, de su intensidad, de su orientación y de su frecuencia.

Postura que, comparto plenamente. Es evidente que esta posición debe, por

consiguiente, fundamentar cuál es la extensión, intensidad, orientación y frecuencia de

la delincuencia como una realidad tangible e integradora del fenómeno criminal.

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En general viene manteniéndose que los factores criminógenos de la delincuencia

pueden ser agrupados en cuatros grandes grupos, a saber: a) factor geográfico; b) factor

económico; c) factor cultural; y, d) factor político. Ahora bien la admisión de relevancia

de estos factores en relación con la técnica de la criminalización y de la penalización;

así como la técnica de la descriminalización y despenalización, sin duda, depende

mucho el control de la delincuencia Zavala Baquerizo (1991, pp.

79 y 82). Y, como consecuencia de dicho control se amplía la

victimización.

Sin embargo, he de dejar en claro que la victimización es mucho más profusa en la

criminalidad no convencional que en la común. En los delitos económicos,

principalmente los ínsitos en planes de desarrollo nacional, regional, industrial y demás,

la victimización es frecuentemente extensa a menudo anónima o semianónima y casi

siempre carente de compensación. En algunos países en desarrollo la industrialización,

con la complicidad del gobierno, ha dado lugar abusos criminales del poder. La

extensión de la victimización es a menudo enorme en los delitos de rebelión y sedición

y no solo por las victimas individuales que pueden originar sino por victimizar a la

comunidad entera. La victimización plantea la cuestión de la compensación a las

víctimas de la criminalidad y basta decir que, en la criminalidad no convencional, la

falta de relación entre delincuente y víctima se da mucho menos frecuente (López – Rey

y Arrojo, 1983, pp. 28-30).

Ahora bien, ha de indicarse que, se puede marcar cuatro grandes factores que en

el contexto de la sociedad resultan influyentes y, sirven para aproximarse a la

problemática: por una parte, lo relativo a la influencia de orden físico; por otra, la

referencia a los factores sociales; luego, lo relacionado con las circunstancias biológicas;

y, finalmente, lo que refiere a las cuestiones de orden psicológicas.

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CONCLUSIONES
Tenemos conocimiento que en todas las sociedades existirá siempre un nivel determinado

de delincuencia, así como las enfermedades y las malformaciones son inevitables, en

todos los tiempos siempre existirán hombres con deficiencia intelectual o estructuras de

carácter psicopático que hacen imposible su integración social y por eso terminan

cometiendo actos delictivos. Esto no se podrá evitar nunca.

En muchos casos los delincuentes son producto de relaciones familiares desavenidas, por

las relaciones violentas entre los padres y de los padres con los hijos, no les brindan

afecto, amor, por ello carecen de seguridad emocional, asimismo influye la falta de

una educación razonable.

La crisis que vivimos en nuestro país, donde la mayor parte de familias que conforman el

grupo de clase media, ahora es pobre y la clase pobre en la actualidad vive en condiciones

infrahumanas, que en muchos casos por la necesidad que se tiene caen en delitos desde el

más pequeño al más grande.

También la Política Social debe prepararse adecuadamente, para poder combatir en forma

adecuada a esta criminalidad que crece en forma constante, por tener una policía que en

vez de resguardar en muchos casos son cómplices de los delitos y autoridades del

gobierno que en vez de sancionar o castigar a los culpables, no lo hacen.

Podemos decir que la Política Criminal es cambiante, es como la moda que cambia

constantemente.

Que se deben aplicar normas más determinantes, porque de esa forma la criminalidad

disminuye.

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CRIMINOLOGIA

Llegando al final de esta presentación, lo más importante es que el estudio del fenómeno

criminal dentro de la visión general de la cultura, es la impronta objetiva de la criminología

como ciencia del ser y del saber científico.

Asimismo, se percibe que el mapa del fenómeno criminal aborda tres realidades: delito

o crimen, delincuente o criminal y delincuencia o criminalidad, en sentido cabal de lo

que significan como objeto de estudio de la criminología, frente al nuevo paradigma de

la reacción social, es decir, el control social: informal y formal, que permite construir la

política criminológica del Estado, desde las aristas de la prevención del delito, la

rehabilitación del criminal, la formulación de nueva legislación positiva, así como la

resocialización de la sociedad.

En definitiva, hay que tener presente Como afirma el insigne maestro Jorge Zavala

Baquerizo que la manifestación fenomenológica delictual Del conjunto de dichas tres

realidades, todas ellas integran el fenómeno criminal. No obstante, dicho fenómeno dentro

de las ciencias criminológicas adquiere expectativas sociales.

La criminología para su estudio necesita de otras ramas, que ayuden al mejor desarrollo

de este como, por ejemplo, el derecho penal, la psicología, etc.

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CRIMINOLOGIA

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